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ESTUDIOS DE LATÍN MEDIEVAL HISPÁNICO Actas del V Congreso Internacional de Latín Medieval Hispánico Barcelona, 7-10 de septiembre de 2009 Edición de JOSÉ MARTÍNEZ GÁZQUEZ Y ÓSCAR DE LA CRUZ PALMA Y CÁNDIDA FERRERO HERNÁNDEZ FIRENZE SISMEL . EDIZIONI DEL GALLUZZO 2011

2012 Los enemigos de Pelayo

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ESTUDIOS DE LATÍN MEDIEVAL

HISPÁNICO

Actas del V Congreso Internacional de Latín Medieval Hispánico

Barcelona, 7-10 de septiembre de 2009

Edición de JOSÉ MARTÍNEZ GÁZQUEZ

Y

ÓSCAR DE LA CRUZ PALMA

Y

CÁNDIDA FERRERO HERNÁNDEZ

FIRENZESISMEL . EDIZIONI DEL GALLUZZO

2011

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Esta publicación ha recibido financiación de las instituciones siguientes:

Ministerio de Ciencia e Innovación. Dirección General de Investigación. Generalitat de Catalunya. A. C. FFI2009-05984-E/FILO. AGAUR 2009 ARCS100115.

Comité CientíficoWalter Berschin, Universität Heidelberg

Augusto A. Nascimento, Universidade de LisboaMaurilio Pérez González, Universidad de León

Ana Moure Casas, Universidad Complutense de MadridJosé Manuel Díaz de Bustamante, Universidade de Santiago José Luis Vidal Pérez, Universitat Autònoma de BarcelonaJoan Gómez Pallarés, Universitat Autònoma de BarcelonaJosep M. Escolà Tuset, Universitat Autònoma de Barcelona

ISBN 978-88-8450-429-6© 2011 - SISMEL . Edizioni del Galluzzo

SISMEL · Edizioni del Galluzzop.o. box. 90 I-50029 Tavarnuzze - Impruneta (Firenze)

tel. +39.055.237.45.37 fax [email protected] · [email protected] · www.mirabileweb.it

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SUMARIO

XI Presentación, José Martínez Gázquez

ESTUDIOS DE LATÍN MEDIEVAL HISPÁNICO

ESTUDIOS VISIGÓTICOS

5 Carmen Codoñer Merino, Transmisión y recepción de las «Etimologías»27 Paula Barata Dias, A «Regula Consensoria Monachorum» e o seu acolhimento pelo mona-

quismo de inspiração agostiniana39 Jacques Elfassi, El corpus atribuido a Sisberto de Toledo: algunas notas sobre su difusión me-

dieval y sus fuentes47 Salvador Iranzo Abellán, Las cartas de Liciniano de Cartagena (CPL 1097)57 Anna Maranini, Filologia versus enciclopedismo: contemplazione ed uranoscopia in Isidoro

di Siviglia69 Caterina Mordeglia, Fonti tardoantiche (e classiche?) dei Carmi di Valerio del Bierzo81 María Teresa Muñoz García de Iturrospe, Mujeres religiosas en la Hispania cristiana y

visigoda: de la «virgo» a la «univira»95 David Paniagua Aguilar, Material isidoriano en el «Glossarium Bruxellense» (Bruxelles,

Bibl. Roy. 10615-10729, ff. 95v-96r)

AUTORES MEDIEVALES HISPANOS

107 Francesco Santi, Dai mondi arabi al mondo latino. Il viaggio di Pietro Alfonso e la rece-zione del suo «Dialogus contra Iudaeos». Tra i domenicani del sec. XIII

121 Manuel Mañas Núñez, Gramática, retórica y lógica en Pedro Hispano 133 Francisca Navarro Sánchez, Aproximación a las fuentes en las «Questiones super libro

De animalibus Aristotelis» de Pedro Hispano145 Dulce Oliveira Amarante dos Santos, Los prólogos en la escrita médica de Pedro Hispano 153 Felisa del Barrio Vega, Datos para una nueva edición del «De Preconiis Hispanie» de Gil

De Zamora: los Libros XI y XII165 Ana-Isabel Magallón García, «Artes liberales y grammatica» desde Isidoro a Juan Gil de

Zamora179 José Carlos Martín Iglesias, Una «Vita s. Ildefonsi» inédita, fuente de Juan Gil de Za-

mora. Presentación y edición del texto

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estudios de latín medieval hispánicoVI

191 Eduardo Otero Pereira, Un testimonio más del viaje de Trezenzonio en un manuscrito deJuan Gil de Zamora

205 César Chaparro Gómez, Enciclopedismo y mnemotecnia en Raimundo Lulio211 Núria Gómez Llauger, Les oracions subordinades substantives al «Liber de potentia, obiec-

to et actu» de Ramon Llull217 José Higuera Rubio, Aspectos lógico-gramaticales del léxico luliano: los correlativos y la po-

lisemia de la construcción sustancial229 Jaume Medina, Les tres versions llatines de la «Doctrina pueril» de Ramon Llull. Una

comparació del seu lèxic247 Giuliana Musotto, Raimondo Lullo e la Condanna parigina del 1277: redazione e tras-

missione della proposizione numero 181261 Marta Romano, Aspetti del lullismo spagnolo: Pere Daguí267 Pere Villalba Varneda, Alguns aspectes del llatí de Ramon Llull: «33. Liber de quaestio-

nibus per quem modus Artis demonstratiuae patefit»283 Sebastià Giralt Soler, «Dissipabitur Secta Mahometi». Croada i profecia en Arnau de Vi-

lanova295 Jaume Mensa Valls, Arnau de Vilanova i els «Theologi Philosophantes»303 Lluís Brines García, Francesc Eiximenis (OFM, † 1409), su vida, su obra en catalán. 313 Curt Wittlin, Franciscus Eximenis (OFM, † 1409): obras en latín319 Antonia Rísquez Madrid, El enciclopedismo medieval hispánico: «Clauis Sapientiae» de

Lope de Barrientos

HAGIOGRAFÍA

331 Walter Berschin, Biografía latina: su influencia en la Península ibérica y su dimensión eu-ropea (siglos VII-XII)

337 Vitalino Valcárcel Martínez, Literatura hagiográfica hispano-latina de los reinos de Leóny Castilla en el s. XIII

353 Patrick Henriet, Origines du christianisme ibérique et Communauté de parfaits. Valère duBierzo (VIIe siècle)

363 Elio Montanari, Pietro Ferrandi storico di san Domenico377 Carlos Pérez González, «De miraculis que fiunt a beata Virgine Maria in ecclesia Montis

Serrati» (S. XII): estudio histórico y literario de la primera colección de «Miracula» dela Virgen de Montserrat

LITERATURA DE CONTROVERSIA

391 Alfonso Alcalde Diosdado Gomez, Mahoma cristianizado en un pasaje del «Liber scalaeMahometi»

403 José María Bellido Morillas - José Palomares Expósito, Conversaciones, tratos y paseosde Virgilio, Mahoma y Avicena por Andalucía, y otras historias latino-medievales deapropiaciones indebidas

411 Cándida Ferrero Hernández, Literatura latina de controversia religiosa en la Castilla delsiglo XV: una aproximación a su tipología

429 Raúl Platas Romero, Ramón Martí y la renovación de la literatura latina de controversia

ATTENZIONE nel titolo contributo constitucción

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sumario VII

441 Katarzyna Krystyna Starczewska, Muh·ammad’s portrait in Jiménez de Rada’s «Historiaarabum» and in Marcos de Toledo’s «Prologus Alcorani». Two different examples of theislamic-christian controversy literature

TEXTOS CIENTÍFICOS

453 Enrique Montero Cartelle, «Coitus multis modis removetur». Medicina medieval y absti-nencia sexual

469 Ricard Andreu Expósito, Nuevas aportaciones al conocimiento de la «Ars gromatica Gise-mundi» en el manuscrito de Ripoll nº 106 (Barcelona, ACA)

479 José Pablo Barragán Nieto, El «De secretis mulierum» atribuido a Alberto Magno. Edi-ción crítica, estudio y traducción

487 Antoni Biosca i Bas, «Tractatus contra malos médicos». Un tratado de medicina medieval495 Cristina de la Rosa Cubo, Un ejemplo de enciclopedia médica medieval de la Real Biblio-

teca de El Escorial (ms. M II.17)507 María del Carmen Fernández Tijero, Aproximación al léxico científico en los textos médi-

cos de autores medievales hispánicos: el caso de «menstruum sive purgatio»519 Alejandro García González - Ana Isabel Martín Ferreira, El «Breviarium» de Iohan-

nes de Sancto Paulo y la materia médica en el manuscrito E.IV.22 de la Real Bibliote-ca de El Escorial

543 Miguel Ángel González Manjarrés, Un caso de patología médica medieval: disfunción delas «virtutes naturales ministrantes» en las enfermedades del aparato reproductor

555 Carlos Medina Hernández, Navegación en la obra de Alfonso de Palencia565 Francisca del Mar Plaza Picón - José Antonio González Marrero, La «Epistola ad

Wicthedum». Un apéndice del «De Temporum ratione» de Beda 575 Victoria Recio Muñoz, La «Practica» de Plateario: edición crítica, estudio y traducción

TRADUCCIONES

587 Thomas Burman, Riccoldo da Monte di Croce y las traducciones latinas del árabe realiza-das en España

595 Óscar de la Cruz Palma, Notas a la lectura del «Liber de generatione Mahumet» (trad. deHermán de Carintia, 1142-1143)

613 Montserrat Ferrer Santanach, Les traduccions francesa i catalana de Titus Livi i el co-mentari llatí de Nicolau Trevet

621 Alexander Fidora Riera, Domingo Gundisalvo (1110-1190): el «Tractatus de anima» ysu versión hebrea medieval

629 Santiago García-Jalón de la Lama, El salterio de Alfonso de Algeciras637 Celia López Alcalde, Los manuscritos del «corpus islamolatinum» 643 Marc Oliveras Busquets, Raimondo de Moncada y su traducción latina del árabe sobre las

imágenes celestes649 Josep Pujol Gómez, Les traduccions hispàniques de les «Heroides» d’Ovidi i els «Bursarii

Ovidianorum» de Guillem d’Orléans: una aproximació 663 Pier Mattia Tommasino, Testimonianze sulla traduzione del Corano del Beato Antonio

Neyrot da Rivoli O.P. (c. 1423-1460)

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estudios de latín medieval hispánicoVIII

ESTUDIOS LITERARIOS

679 Jan Ziolkowsky, ¿Qué es la literatura latina medieval hispánica? Una mirada desde fuera 687 Eustaquio Sánchez Salor, Mezcla de tradiciones en la literatura latina medieval 697 Paulo J. Farmhouse Alberto, Aspectos de la circulación de poesía escolar hispánica en la

alta Edad media711 Roberta Caldini Montanari, Il manoscritto Laurenziano S. Marco 287 e le sue vicende723 Stefano Maria Cingolani, El Abad Oliba y la construcción de un modelo político-cultural

en Ripoll (estudio del ms. París, BNF Lat. 2858)733 Florencia Cuadra García, Situación de la ortografía latina en España durante los siglos

XII-XIII 743 Javier del Hoyo Calleja, «Matris peccatum nobis ab origine natum…». La fortuna de un

dístico en pilas bautismales751 Elena González-Blanco García, Los orígenes de la cuaderna vía: entre los himnos mozára-

bes y la poesía goliárdica761 Gerard González Germain, El estudio de los falsos epigráficos hispánicos de tradición ma-

nuscrita: una aproximación filológico-literaria771 María Dolores Hernández Mayor, Algunas «lectiones» arevalianas a la obra de Sedulio 781 Guadalupe Lopetegui Semperena, El uso de las fuentes y otros recursos poéticos en algunas

composiciones del «Cancionero de Ripoll»793 Pablo Kurt Rettschlag Guerrero, Nueva lectura de un «carmen» medieval en la Colegia-

ta de San Martin de Elines (Cantabria)799 Helena Rovira Cerdà, Glosses medievals al Valeri Màxim809 José María Salvador González, La alimentación del cristiano como teofanía: el «Hymnus

ante cibum» del poeta hispano-latino Aurelio Prudencio (348-415 c.)

DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL

819 Aires A. Nascimento, «Minus grammatice agere nec minus utiliter»: o latim documentalem regime performativo

839 María E. Díaz Salvado, Sobre falsificaciones en documentación medieval latina del reino deLeón

849 Alfonso García Leal, La carta de Fakilo: observaciones sobre el diploma original más anti-guo del reino de Asturias

861 Miquel Torras Cortina, La biblioteca de Bernat Oller, prior general de la orden carmelita(Manresa, ¿? - Mallorca, 1383)

CRÓNICAS MEDIEVALES

877 Luis Charlo Brea, Novedades en la «Chronica Latina regum Castellae»887 José Eduardo López Pereira, Textos y contextos de las primeras impresiones sobre los árabes

en la Península ibérica897 José María Bellido Morillas - José Palomares Expósito, Para las fuentes latinas de la

batalla de El Salado905 Arsenio Dacosta Martínez, Los enemigos de Pelayo: alteridad e ideología en las crónicas as-

turianas del siglo IX913 Rodrigo Furtado, Two historical texts in Santo Tirso

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sumario IX

LENGUA Y LEXICOGRAFÍA

931 Estrella Pérez Rodríguez, El léxico de los textos asturleoneses (s. VIII-1230): Valoración 955 María del Mar Agudo Romeo, Estudio sobre los nombres de animales en el Fuero latino

medieval de Teruel967 Carolina Altolaguirre Tolosa, De ‘homo’ a ‘hom’, proceso de evolución hacia el indefinido

románico975 Juan Antonio Barrio Barrio, Origen, evolución y significado del término ‘frontaria’ en la

Península ibérica985 Josep Maria Escolà Tuset, La llengua de les actes de consagracions d’esglésies de l’antic Bis-

bat d’Urgell (s. IX-XII)991 Marc Mayer Olivé, Algunas notas a propósito de la compilación de los «Usatges» de Bar-

celona999 Juan Francisco Mesa Sanz, Marcas de cohesión textual del romance al latín en la «Chro-

nica» de Pere Marsili

EDICIÓN DE TEXTOS Y BASES DE DATOS

1013 Maurilio Pérez González, Sobre la edición de textos en latín medieval diplomático1037 José Manuel Díaz de Bustamante, Novedades y posibilidades metodológicas a partir de

“CODOLGA”1045 Carmen Cardelle de Hartmann, Pedro Alfonso y su «Dialogus»: estado de la cuestión1055 Pere Casanellas Bassols, L’edició de la Vulgata en la Bíblia del segle XIV del «Corpus

Biblicum Catalanicum» i les vulgates catalanollenguadocianes dels segles XIII-XIV1067 Rosa Comes Maymó, Proyecto “Medieval cosmos”: base de datos de terminología científica

medieval latina1071 Ana Gómez Rabal, En torno a la nueva edición del «Glossarium mediae latinitatis Cata-

loniae»1079 Luca Spinelli, Presentazione del database “Mirabile. archivio digitale della cultura latina

medievale”

IN MEMORIAM

1087 In memoriam, José Martínez Gázquez1089 Josep Lluis Vidal Pérez, Joan Bastardas i Parera (Barcelona, 4.II.1919-31.I.2009) 1093 Lambert Ferreres Pérez, Virgilio Bejarano, profesor y maestro1097 Marc Mayer Olivé, Don Virgilio Bejarano Sánchez1101 José Eduardo López Pereira, Don Manuel C. Díaz y Díaz en el recuerdo

0 ÍNDICES

0 De manuscritos0 De autores y obras0 De obras anónimas o de dudosa atribución0 De documentos

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Arsenio Dacosta Martínez

LOS ENEMIGOS DE PELAYO: ALTERIDAD E IDEOLOGÍA EN LAS CRÓNICAS ASTURIANAS DEL SIGLO IX

El objeto de este trabajo es ahondar en el análisis de las denominadas crónicas asturianasdel siglo IX, en realidad, un compendio heterogéneo de textos en los que se ha visto, inten-sa, la mano de los clérigos mozárabes inmigrados desde los territorios controlados por losemires cordobeses1.

Mi tesis, en este caso, tiene de original lo que puede tenerse por tal después de que se ha-yan dedicado a este asunto tantas y preclaras mentes de nuestra intelectualidad. De hecho,poco hay nuevo que no hayan dicho o sugerido los profesores Díaz y Díaz o Gil Fernández.Mi empeño, sin ser filólogo, es llamar la atención sobre los esfuerzos de estos y otros investi-gadores de la lengua y la literatura para romper en la medida de lo posible el enquistado de-bate sobre los orígenes de la mal llamada “Reconquista”2. Este debate o, mejor, su inexisten-cia, es un mal que aqueja a la historiografía española y, en parte también, a la francesa y ale-mana que, recientemente se han visto contagiada con ocasión de la publicación de un nuevoestudio sobre la materia firmado por Alexander P. Bronisch3. En suma, lo que vengo plante-ando es la necesidad de posponer el debate historiográfico sobre la historicidad de los hechosnarrados en dichas crónicas en relación a la caída del reino visigodo de Toledo y al nacimien-

905SOBRE FALSIFICACIONES EN DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL LATINA

1. Las dos mejores ediciones de estas crónicas son las realizadas bajo responsabilidad de Juan Gil Fernán-dez e Yves Bonnaz; ambas incluyen amplias notas sobre estas cuestiones y, de hecho, son complementarias[GIL FERNÁNDEZ, J. et al. (1985). Crónicas Asturianas. Oviedo: Universidad de Oviedo; y BONNAZ, Y. (1987).Chroniques asturiennes (fin IXème siècle). París: CNRS]. Por comodidad, me referiré a ellas en la abreviaturaadoptada por Juan Gil, a saber: Rot, para la Crónica de Alfonso III, versión Rotense; Seb, para la versión A Se-bastián de la anterior; y Alb, para la Crónica Albeldense.

2. Para este controvertido asunto, remito a varios ensayos recientes que lo abordan desde perspectivas di-ferentes pero con soluciones convergentes: SILVER, P. (1995). “La invención de la Reconquista”. BiTARTE 7,p. 39-44; VANOLI, A. (2003). Alle origini della “Reconquista”. Turín: Aragno; RÍOS SALOMA, M.F. (2005) “Dela Restauración a la Reconquista: la construcción de un mito nacional (Una revisión historiográfica. SiglosXVI-XIX)”. En la España Medieval 28, p. 379-414; y LÓPEZ QUIROGA, J. (2005) “El “mito-motor” de la “Re-conquista” como proceso de etnogénesis socio-política”. En DESWARTE, T.; SÉNAC, P. (eds.) (2005). Guerre,pouvoir et idéologies dans l’Espagne chrétienne aux alenteurs de l an mil. Actes du coloque international. Turnhout: Bre-pols, p. 113-122.

3. BRONISCH, A.P. (1998) Reconquista und heiliger Krieg: die Deutung des Krieges im christlichen Spanien von denWestgoten bis ins frühe 12. Jahrhundert. Münster: Aschendorff. Existe traducción española de Máximo Diago pu-blicada en 2006 por un consorcio universitario en Granada. Patrick HENRIET (2002) publicó una larga críti-ca a las tesis del primero en: “L’idéologie de guerre sainte dans le haut moyen âge hispanique”. Francia 29/1,p. 171-220. La réplica de Bronisch se publicó en la misma revista, disponiendo de una traducción al español:(2006) “Reconquista y guerra santa. Una breve réplica a una crítica de Patrick Henriet”. Anuario de EstudiosMedievales 36/2, p. 907-915. También critica los postulados del primero DESWARTE, T. (2005). “La “guerresainte” en Occident: expression et signification. En AURELL, M.; DESWARTE, T. (2005) Famille, violence et ch-ristianisation au Moyen Âge. Mélanges offerts à Michel Rouche. París: Université Paris-Sorbonne, p. 331-349.

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Arsenio
Cuadro de texto
Dacosta Martínez, Arsenio. “Los enemigos de Pelayo: alteridad e ideología en las crónicas asturianas del siglo IX”, en Estudios de Latín Medieval Hispánico. Actas del V Congreso Internacional de Latín Medieval Hispánico (Barcelona, 7-10 de septiembre de 2009), José Martínez Gázquez, Óscar de la Cruz, Cándida Ferrero (eds). Florencia: SISMEL. Edizioni del Galluzzo, 2011, pp. 905-912.

to del reino Asturleonés, para centrarnos en los textos, en su verdadera significación4. Ensuma, reclamo algo tan obvio como depurar estos textos para convertirlos en fuente de cono-cimiento histórico.

No argumentaré aquí sobre la naturaleza esencialmente literaria – principalmente hagio-gráfica – del relato fundacional del reino asturleonés, esto es, sobre la batalla de Covadongay sus circunstancias. No se trata de negar la historicidad de esos sucesos, sino la falta de con-sistencia de los textos que me ocupan ahora para demostrar tal historicidad. Independiente-mente de las cuestiones formales, de recepción y transmisión, y de estructura narrativa del re-lato de Covadonga, no creo que pueda negarse que tal y como lo transmiten las crónicas as-turianas es esencialmente un mito de fundación político y dinástico escrito a mayor gloria deAlfonso III el Magno, esto es, más de siglo y medio después de aquel suceso.

Dentro de esta construcción de mito fundacional el elemento más destacado es, por razo-nes obvias, la figura de Pelayo. En él, además de un nexo legitimador – más o menos claro –con el precedente visigodo, encontramos el origen de una dinastía y la justificación factual deun nuevo reino en la victoria de Covadonga. Aún así, la descripción del héroe se mueve entrela indefinición y la exhuberancia de algunos temas literarios con que se adorna. Para lo pri-mero tenemos, por ejemplo, la cuestión del brumoso paisaje donde se mueve, una “geografíaimperfecta” en concepto de Umberto Eco. De su origen, del que tenemos varias versiones, esigualmente impreciso. En cuento a sus motivaciones veremos que son contradictorias ya quealguna versión del relato no oculta su connivencia inicial con los musulmanes, algo que sis-temáticamente obviamos los historiadores. Finalmente, y no es una cuestión menor, Pelayoasiste a su gran batalla como mero espectador: quien ejecuta al invasor no son sus exiguas tro-pas – esos “30 asnos salvajes” de los que hablará siglos después Al-Maqqarı5 – sino Dios to-dopoderoso. El resto de información que aportan las crónicas sobre él apenas traspasa la na-turaleza de nomina o laterculus: cuánto vivió y quién le sucedió, esto es, el osado Favila6.

Con tan parcos materiales, la cronística medieval y también la tradición, han ido soste-niendo un héroe que estaría totalmente desdibujado si no fuera por sus enemigos. He aquí elobjetivo de mi trabajo, ver cómo la definición de los enemigos de Pelayo y, en suma, de losenemigos percibidos por los asturleoneses del siglo IX, es lo que más nos ayuda a determinarla naturaleza política del arquetipo. Dicho de otra forma, cómo a través del concepto de alte-ridad podemos extraer información sobre el discurso que se estructura en la corte de AlfonsoIII en aras de una justificación dinástica y política.

Sin duda, el principal enemigo de Pelayo es el musulmán, el “sarraceno” – entre otras de-signaciones – de las fuentes7. Me permitirán que evite entrar en esta cuestión de la que haynumerosos estudios monográficos, siendo los más recientes los de Tolan y Vanoli8. Sí quisie-

906 ARSENIO DACOSTA MARTÍNEZ

4. Perspectiva ya adoptada en dos trabajos precedentes al presente: (1997) “¡Pelayo vive! Un arquetipopolítico en el horizonte ideológico del reino asturleonés”. Espacio. Tiempo. Forma. Historia Medieval 10, p. 89-135; y en (2004) “Relato y discurso en los orígenes del reino Asturleonés”. Studia Historica. Historia Medie-val 22, p. 153-168.

5. Sobre las inexactitudes de este historiador véase SÁNCHEZ-ALBORNOZ, C. (1973). La España Musulma-na. Según los autores islamitas y cristianos medievales. Madrid: Espasa-Calpe, I, p. 76-77.

6. “Obiit quidem predictus Pelagius in locum Canicas era DCCLXXVa. / Faffila filius eius rg. An. II”(Alb, XV, 1 y 2).

7. Alexander P. BRONISCH ha destacado las variantes y sus frecuencias en las distintas crónicas. Así, la Cró-nica de Alfonso III preferirá, en este orden, “caldeos”, “sarracenos” y “árabes”, “ismaelitas” y, finalmente, “pa-ganos”, mientras que la Albeldense usa principalmente “sarracenos” y secundariamente o puntualmente “is-maelitas”, “getulos”, “caldeos y “arabes” (Reconquista y guerra santa, p. 188 y 198).

8. TOLAN, J.V. (2007). Sarracenos. El Islam en la imaginación medieval europea. Valencia: Universidad; y VA-NOLI, A. (2006). La Spagna delle tre culture: ebrei, cristiani e musulmani tra storia e mito. Roma: Viella, respecti-vamente.

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907LOS ENEMIGOS DE PELAYO EN LAS CRÓNICAS ASTURIANAS DEL SIGLO IX

9. La comparación entre el relato de Covadonga y la Chanson de Roland no es nueva. Julio Somoza ya afir-maba que Covadonga era un eco de Roncesvalles y Barrau-Dihigo también se hacía eco de este paralelismo(véase BARRAU-DIHIGO, L. (1921). “Recherches sur l’histoire politique du royaume asturien (718-910)”. Re-vue Hispanique 52, p. 118 ss). Respecto de la construcción arquetípica y antitética de los personajes de laChanson, cabe recordar con Aebischer y Cortés que el efecto de “paralelismo” antitético tiene una prueba pal-maria en el número de personajes cristianos -56- coincidente de forma precisa con el de personajes musul-manes (véase: CORTÉS VÁZQUEZ, L. (1975). El Cantar de Roldán. Edición del ms. de Oxford, versión española, no-tas y apéndices. Salamanca: Cervantes, p. 411).

10. Véase al respecto la documentada exposicón de VANOLI, A. (2004-2005). “La riconquista e l’inven-zione dei mori”. Griselda on line [revista electrónica ISSN 1721-4777] 4. Artículo disponible enhttp://www.griseldaonline.it/percorsi/4vanoli.htm.

11. BRONISCH destaca el origen veterotestamentario del motivo y su traslación, junto al término “caldeo”,a la Crónica de Alfonso III (Reconquista y guerra santa, p. 194).

12. El concepto está tomado de GARCÍA PELAYO, M. (1964). “El Reino Feliz de los Tiempos Finales”. EnMitos y símbolos políticos. Madrid: Taurus, p. 12-13, y desarrollado para este caso en: DACOSTA, “¡Pelayo vive¡”,p. 41 ss).

13. Opto por esta designación tradicional por ajustarse mejor a las fuentes sobre las que versa este traba-jo. No obstante es de señalar que el Diccionario Biográfico Español ofrece la normalización del nombre como“Witiza”.

ra mencionar que este enemigo se define a través de varios mecanismos discursivos. El pri-mero es el de la personificación, caso de Tariq o Munuza, esto es, el enemigo sarraceno tienecara y nombre, como lo tendrá en la Chanson de Roland, por ejemplo9.

El segundo, es de carácter general, colectivo, recurriéndose como en el caso anterior a cier-tos estereotipos, algunos muy antiguos. El de lujuriosos, nefandos, traidores y crueles estápresente en fuentes orientales, pero también en Beda y en autores inmediatamente posterio-res de la latinidad occidental10. Finalmente, hay una tercera forma de caracterizar al otro mu-sulmán y es dotándolo de un carácter abstracto en forma de enemigo apocalíptico. Esta op-ción, presente en la denominada Crónica Profética, también se encuentra en otros escritos dela época, de origen mozárabe, y responde a la consideración de los musulmanes como “casti-go divino”11. El tema es de naturaleza folklórica y teológica, y está ya presente en el AntiguoTestamento. Lo que harán los cronistas de fines del siglo IX es adaptar viejos temas pasadospor el filtro de la Patrística, así como de la historiografía y la liturgia hispanogodas para pre-tender – a mi modo de ver con más convicción que brillantez – que la llegada del “reino fe-liz” estaba llegando de la mano de Alfonso III12.

Si la imagen del otro islámico permite construir ad contrario a nuestro héroe, o al menosjustificar su misión, hay otro enemigo que es más sutil pero no menos importante en el con-texto del relato, particularmente del expuesto en las dos versiones de la Crónica de Alfonso III.Se trata del otro gran enemigo: el del colaboracionista.

La construcción de este arquetipo, tiene, como el anterior, distintos caminos. Ello podríaobedecer a las heterogéneas fuentes empleadas en esta construcción. De hecho esta es una delas características del relato pelagiano, su falta de cohesión interna desde un punto de vistaescritural, lo que le dota, a mi juicio, de una escasa calidad literaria. Aún así esta es una delas partes más originales. Pues bien, una de estas imágenes se construye a partir de un temaviejo, tan viejo como la conquista islámica y que centra sus invectivas en quien, según las ver-siones, es culpable de la Pérdida de España. Esto, de facto, forma parte de otro conjunto legen-dario enlazado con el relato de Covadonga pero independiente de él. De hecho, se plantea queno existe una única tradición al respecto sino que, tal y como expuso Menéndez Pidal, en elsiglo VIII circularían por la Península Ibérica dos versiones de la misma leyenda – la del “reyforzador” – con protagonistas distintos: Vitiza13 y Rodrigo. La primera, la leyenda antiviti-zana fue, posiblemente, la más difundida en el norte Peninsular en la alta Edad Media por su

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intensa carga política14, mientras que la segunda tuvo mayor desarrollo desde el siglo XII porsu mayor calidad literaria: recuérdese que esta última incluye temas como el de la Cava y eldespecho de don Julián. Que habían llegado ambas versiones de la leyenda del “rey forzador”a Asturias es algo probado; lo interesante en nuestro caso es cómo una de ella vincula direc-tamente a nuestro héroe, Pelayo, como víctima directa de las debilidades de un Vitiza aso-ciado al trono de Égica. Según una de las transmisiones textuales de la Crónica Albendense, Vi-tiza mató de un garrotazo al padre de nuestro héroe, el “dux” Fáfila, “quadam occassione uxo-ris”15. Este pasaje, que posiblemente sea posterior a los testimonios que acabamos de ver16,pone en evidencia la evolución y acrecentamiento de un tópico caracterizador del rey Vitiza17,pero también lo creo relacionado con el relato de la hermana de Pelayo y Munnuza18. Untiempo después, la Crónica Pseudoisidoriana corregirá y aumentará el tipo en la versión antivi-tizana del motivo del “rey forzador” con un Vitiza (Gethicus) como protagonista estelar abu-sando de la hija de don Julián19. Lo más interesante de todo ello es que en nada justifica larebelión posterior de Pelayo, pero sí le permite establecer una cómoda distancia con los que,en última instancia, son considerados responsables de la Pérdida de España. Así, tenemos unhéroe godo que, en el relato que transmite la Crónica de Alfonso III, tiene razones para sentir-se desafecto a los últimos reyes de Toledo. Aquí, encontramos principalmente el argumentodel rey forzador, principalmente destinado a Vitiza, el lujurioso, y, en última instancia, el res-ponsable último del castigo divino que implica la invasión.

Quizá por ello no sea casual que en los momentos previos de la batalla de Covadonga, Pe-layo sea tentado a rendirse por Oppa, un hijo de ese mismo rey Vitiza al que la Crónica de Al-fonso III hace directo responsable de la Pérdida precisamente en este pasaje20. No es un perso-naje cualquiera, además de la responsabilidad derivada que acabo de señalar, Oppa es un ar-zobispo, según las versiones de Toledo o de Sevilla21. Las referencias que tenemos sobre elOppa histórico están envueltas en relatos de carácter pseudo legendario que, en todo caso,

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14. Las negativas no son las únicas valoraciones sobre Vitiza, véanse, por ejemplo, las palabras que le de-dica la Crónica Mozárabe de 754: “florulentissime supra fatos per annos regnum retemtat, atque omnis Spa-nia gaudio nimio freta alacriter letat” (47, 5-7). Más tarde la Crónica del moro Rasis lo hará un “buen caballe-ro e muy esforçado e de buen seso” (citado por GIL FERNÁNDEZ, J. (1985). “Introducción”. En GIL FERNÁN-DEZ, J. et al (ed). Crónicas asturianas. Oviedo: Universidad, p. 98). Sobre Al-Razı, véase: MATESANZ GASCÓN,R. (2004). Omeyas, bizantinos y mozárabes. En torno a la “prehistoria fabulosa de España” de Ahmad al-Rız . Va-lladolid: Universidad.

15. Alb, XIV, 33, 3-7.16. Bronisch también relaciona este tema, el del “abuso cometido contra un miembro femenino de la fa-

milia”, con el de la Cava, aunque según su criterio, esta leyenda es “posterior” a lo contenido en las crónicasasturianas (BRONISCH, Reconquista y guerra santa, p. 179).

17. El profesor GIL FERNÁNDEZ ha destacado la negativa consideración que la redacción EPS de la Alben-densia y su copista Godofredo de Viterbo tienen de Vitiza (“Introducción”, p. 98).

18. En ambos casos, las crónicas utilizan una fórmula prácticamente idéntica: “quadam occasione uxoris”(Alb, XIV, 33, en la redacción de Godofredo de Viterbo, aludiendo a la mujer del dux Fafila, padre de Pela-yo); y “ob occassionem sororis eius” (Rot, 8, 11-12; frase que alude a la hermana de Pelayo).

19. Sobre este relato en la Pseudo-Isidoriana, véase: GONZÁLEZ MUÑOZ, F. (2000). La Chronica gothorumpseudo-isidoriana (ms. Paris BNF 6113). Edición crítica, traducción y estudio. Noia: Toxosoutos, p. 79 ss. Comoya señaló Ramón MENÉNDEZ PIDAL (1992), los caracteres negativos de Vitiza y Rodrigo son calcos de en-contradas posiciones mozárabes sobre la Pérdida (La épica medieval española; desde sus orígenes hasta su disoluciónen el romancero. Madrid: Espasa-Calpe, p. 302-303. Véase también DACOSTA, “¡Pelayo vive¡”, p. 101-102).

20. “episcopum filium Vittizani regis, ob cuius fraudem Goti perierunt” (Seb, 8, 9-10; en términos si-milares Rot, 8, 33-34).

21. Rot, 8, 33; y Seb, 8, 9, respectivamente. Esta última incide en el carácter metropolitano de la sedehispalense: “Oppanem Spalensis sedis metropolitanum episcopum” (Seb, 8, 8-9).

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apuntan a una entusiasta colaboración con el invasor22. Además, ejemplifica la actitud delgrupo de descendientes de Vitiza que, tras la invasión, se acomodan al nuevo gobierno, enla-zan con los invasores y se convierten a su fe23.

No obstante, lo más importante de la figura de Oppa en el relato de Pelayo no es su vin-culación genealógica con Vitiza, ni la responsabilidad derivada a la que aludía; todo ello noes sino una suerte de precondición. Lo verdaderamente importante a mi juicio es su condi-ción de obispo y, pese a ello, el papel que juega al lado del invasor tratando de convencer, se-ducir y forzar (por ese orden) a Pelayo a aceptar la rendición24. Es lo más interesante del re-lato de Covadonga, posiblemente tomado de la literatura hagiográfica y de otras fuentes comola misma Biblia, una suerte de “batalla dialéctica” como he definido25, en la que vence Pela-yo contra todo pronóstico – como sucede después con la batalla física –. No podemos olvidarque, según el propio relato, Pelayo es un soldado, mientras que Oppa es un instruido obispo,heredero por su cargo bien de Isidoro bien de Julián. Aún así, los mejores argumentos y lavictoria dialéctica son del primero, como no podía ser de otra forma.

El rechazo al colaboracionista se va construyendo sobre la certeza de los males de las debi-lidades pasadas de los cristianos visigodos y sobre la perfidia y pusilanimidad de los cristia-nos que en el presente – desde la perspectiva del héroe o lo que es lo mismo de los cronistas– colaboran activamente con los musulmanes. Pero va más allá. Encontramos un argumentomás poderoso pero apenas desarrollado por interrumpido en el propio relato de Pelayo. La li-teralidad de la versión Rotense de la Crónica de Alfonso III coloca al héroe bajo las órdenes deMunnuza, el gobernador musulmán de la civitate Iegione, que se identifica corrientemente conGijón. Munnuza se llama, y bajo sus órdenes Pelayo se dirige a Córdoba en una misión parael primero. Todo es una burda excusa, como bien se sabe, para casarse con la hermana de Pe-layo26. Advierto que, a diferencia de otros relatos – piénsese, por ejemplo en la leyenda del

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22. Un resumen en FERNÁNDEZ CONDE, F. J. (2008). La Religiosidad Medieval en España. I. Alta Edad Me-dia (s. VII-X). Gijón: Trea, p. 72.

23. Un linaje que tendrá memoria de su pasado regio, como bien demostrará siglos después Ibn al-Qu-tiyya quien elaborará una versión particular de la Pérdida entendida como mérito y justificación de su lina-je, entendiendo que gracias a sus ancestros la fe islámica se había extendido por la Península. Sobre la me-moria genealógica de este personaje, véase: VANOLI, La Spagna delle tre culture, p. 76. Y no son los únicos; porejemplo, a Egilona, viuda de Rodrigo y esposa por Abd-al Aziz ibn Musa, primer valí de Al Andalus. La rei-na sobrevivió incluso al asesinato de éste en 715, falleciendo hacia 718. Teodomiro es el principal supervi-viente político visigodo protagonista de un conocido pacto -ahd- precisamente con Abd-al Aziz en virtud delcual la región de Murcia mantuvo una autonomía política hasta el último tercio del siglo VIII. Difícil es sa-ber las razones por las cuales estos y otros personajes “colaboracionistas” son obviados por las crónicas astu-rianas y, en general, por toda la historiografía posterior. Bien es cierto que al menos Alb sí introduce una lar-ga explicación sobre “los godos que se quedaron en las ciudades de España” (Alb, XVII, 3b) que resume demanera incompleta y sin aludir a personaje alguno el sistema de pactos impuesto por los invasores y la figu-ra del comes-qumis como interlocutor con el nuevo poder. Sobre la acomodación de la familia de Vitiza, véaseel reciente ensayo de: CHRISTYS, A. (2002). “How the Royal House of Wittiza Survived the Islamic Conquestof Spain”. En W. POHL; M. DIEMBERGER (eds.). Integration und Herrschaft: ethnische Identitäten und soziale Or-ganisation im Frühmittelalter. Viena: Akademie der Wissenschaften, p. 233-247.

24. José Eduardo LÓPEZ PEREIRA (1989-1990) ha señalado con tino que los roles que representan Oppay Pelayo son los de un juez o inquisidor que interroga a un mártir (“Continuidad y novedad léxica en las Cró-nicas Asturianas”. Mittllateinisches Jahrbuch 25, p. 303; citado por BRONISCH, Reconquista y guerra santa, p.187). Ron BARKAI (1984) por su parte señala que ambas figuras ejemplifican “dos concepciones que preva-lecían en el seno de la cristiandad española [..] Pelayo, en cambio, representa la concepción hispano-cristia-na, optimista e intransigente” (El enemigo en el espejo. Cristianos y musulmanes en la España Medieval. Madrid:Rialp, p. 43).

25. In extenso, DACOSTA, “¡Pelayo vive¡”, p. 119 ss.26. El pasaje completo es el que sigue: “Per idem ferre tempus in hac regione Asturiensium prefectus erat

in ciuitate Ieione nomine Munnuza conpar Tarec. Ipso quoque prefecturam agente, Pelagius quidam, spata-

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tributo de las Cien Doncellas27 –, no se trata de una mujer seducida o violada; la Rotense ha-bla estrictamente de matrimonio – coniungio –, y ni el término ni el contexto permiten unainterpretación no forzada. La cuestión es que este matrimonio es rechazado por Pelayo y cons-tituye su principal motivación para la sublevación posterior, “motivación un tanto sórdida”en acertada expresión del profesor Gil28.

El pasaje no está exento de problemas, primero porque tiene aspecto inacabado y es bo-rrado completamente en otras versiones y textos cronísticos. Cuestión distinta, poco menosque imposible, es la de dilucidar si tras este relato existe un poso de historicidad: ¿había co-laborado nuestro héroe inicialmente con los musulmanes? ¿Tenía Pelayo una hermana? Laprimera cuestión se obvia abiertamente en la historiografía, incluso en la reciente, porque im-plica explicar que nuestro primer héroe de la “Reconquista” había colaborado con los invaso-res29. Todo ello tiene dos problemas de fondo mucho mayores que son, de un lado, el de lapersistencia del concepto historiográfico de “Reconquista” que se resiste a abandonarnos. Deotro, el de la propia naturaleza de la conquista islámica, menos lineal y catastrofista de lo quequeremos asumir. Se pasa sobre puntillas sobre la existencia de Septimania/Gothia, e inclusode varios monarcas visigodos en ella, hasta que fue absorbida por los francos. Mostramos comoexcepcional el caso de Teodomiro/Tudmir, el de los muladíes emeritenses, el de Umar ibnHafsun o el de los Banu Qasi, que sumados quizá no lo sean tanto. Nos parece anecdótico queZaragoza claudicara en 714 (¿qué pasó durante esos tres años?) y, por descontado, no presta-mos excesiva atención al hecho de que Covadonga sucediera años después – entre 7 y 26 añossegún el autor – de la batalla de Guadalete.

Más interesante por ofrecer mejores frutos es, a mi juicio, el asunto de la “sórdida motiva-ción” de la sublevación de Pelayo, esto es, del casamiento de su hermana con el musulmánMunnuza. Ya defendí en otro lugar que no puede ser casual que con este mismo nombre ycargo análogo, encontremos otro personaje protagonista de un relato contemporáneo, situadoéste en el Pirineo oriental30. La historiografía más cualificada desde Menéndez Pelayo señalala existencia del “otro Munuza”, esto es, el del relato de la hija del duque Eudón de Aquita-nia, conocida por la tradición como Lampagia o Lampegia31. Según la Crónica Mozárabe del754, Munuza era un jefe bereber rebelde que, aliado al dux Eudón, mantuvo en jaque a lastropas cordobesas en Cerdaña a finales de la tercera década del siglo VIII. Para sellar su alian-za, el franco Eudón da su hija en matrimonio al rebelde musulmán32, pero poco previsora, la

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rius Uitizani et Ruderici regum, dicione Ismaelitarum oppressus cum propria sorore Asturias est ingressus.Qui supra nominates Munnuza prefatum Pelagium ob occassionem sororis eius legationis causa Cordoua mi-sit; sed antequam rediret, per quodam ingenium sororem illius sibi in coniungio sociauit. Quo ille dumreuertit, nulatenus consentit, set quod iam cogitauerat de salbationem eclesie cum omni animositate agerefestinauit. Tune nefandus Tarec ad prefatum Munnuza milites direxit, qui Pelagium conprehenderent et Cor-doua usque ferrum uinctum perducerent” (Rot, 8, 7-17).

27. En un trabajo reciente Samuel G. ARMISTEAD (2000) recoge críticamente la abundante bibliografíaespecializada sobre este motivo legendario muy vinculado al ciclo de Fernán González (La tradición épica deLas mocedades de Rodrigo. Salamanca: Universidad, p. 144 ss).

28. GIL FERNÁNDEZ, “Introducción”, p. 67.29. Dos ejemplos sobre la excesiva consideración de nuestro héroe extraídos de títulos dedicados a él: MI-

CHELI Y MÁRQUEZ, I. (1648). El fénix católico Don Pelayo el Restavrador renacido de las cenizas del rey Vvitiza yDon Rodrigo destruidores de España. Madrid: Iuan Sánchez, [existe una edición facsímil publicada en Oviedo en1980]; y GRACIA NORIEGA, J.I. (2006). Don Pelayo, el rey de las montañas. Madrid: La esfera de los libros.

30. DACOSTA, “¡Pelayo vive¡”, p. 103 ss.31. MENÉNDEZ PELAYO, M. (1966). “Observaciones preliminares”. En Obras de Lope de Vega. XVI. Cróni-

cas y leyendas dramáticas de España. Madrid: B.A.E., vol. 195, p. 40.32. “Et quia filiam suam dux Francorum nomine Eudo causa federis ei in coniugio copulandam” (Cróni-

ca Mozárabe, 79, 19-20. El relato completo en op.cit., 79, 4-29. LÓPEZ PEREIRA (1980), su editor, sin men-

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pareja cae en manos de sus perseguidores y, entre otras cosas, pierden la cabeza33. El relato,por lo menos en lo que a la joven ser refiere, es tan breve y con tan poco desarrollo como elpelagiano. Igualmente destacan los elementos fabulosos y el providencialismo de fondo, todolo cual, junto con la rara presencia femenina, parece remitirnos a un universo netamente le-gendario34. Otra coincidencia notable es la posición de las mujeres entre los varones, dichode otra forma, la explícita alianza que implica el matrimonio de sendas “Lampagias”, en elcaso de Pelayo implícito en su colaboración inicial. En este sentido, tampoco creo baladí re-cordar que ambas aparecen casadas cuando el estupro podría haber servido mejor a los inte-reses de los cronistas35. El Munuza pirenaico encuentra la muerte como consecuencia de ha-berse “embriagado de sangre inocente” – cristiana, que es la que cuenta – y puede que tam-bién por casarse con una cristiana. Del Munuza asturiano nada nuevo hay que decir: cuandoPelayo y los suyos ataquen a los musulmanes en su retirada, éste caerá víctima de las cir-cunstancias al igual que su tocayo, esto es, ser musulmán, haber tenido algún tipo de acuer-do con Pelayo y haberse casado con su hermana36. En suma, el relato de esta Lampagia astu-riana quizá derive de este otro pirenaico e ilustre, como aquel, los peligros del colaboracio-nismo más íntimo con el enemigo musulmán37.

Todo lo anterior es lo que me lleva a plantear si el verdadero enemigo de nuestro héroe nosea otro distinto del musulmán, un enemigo mucho más temible, por ser nuestro idéntico,nuestro hermano, y esto en el sentido más literal de la palabra. Hermano es Pelayo de esa mu-jer a la que desposa Munnuza. Frater es como llama Oppa al héroe antes de la batalla de Co-vadonga38. No puede ser casual que las crónicas dediquen sus mejores esfuerzos narrativos adesvincular a Pelayo de uno y otro parentesco, el familiar y el espiritual.

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cionar el caso de Pelayo, si señala que este tema “dio abundantes temas a la literatura en prosa y en verso”(Crónica Mozárabe de 754. Edición crítica y traducción. Zaragoza: Anubar, p. 97, nota 26).

33. Otras tradiciones hacen a este Munuza un suicida (véase BRAMON, D. (2002). De quan érem o no mu-sulmans. Textos del 713 al 1010. Barcelona: Eumo, p. 161).

34. El profesor DÍAZ Y DÍAZ (1976) llegó a decir que la Crónica Mozárabe de 754 está plagada de “conse-jas y leyendas” (“La historiografía hispana desde la invasión árabe hasta el año 1000”. En De Isidoro al sigloXI. Ocho estudios sobre la vida literaria peninsular. Barcelona: El Albir, p. 209). No obstante, el asunto se tratade histórico. Sobre ello, véase: ABADAL, R. d (1952). Catalunya carolíngia. Barcelona: Institut d Estudis Ca-talans, vol. I, p. 15-18; CHALMETA, P. (1994). Invasión e islamización. La sumisión de Hispania y la formación deal-Andalus. Madrid: Fundación Mapfre, p. 282-283; y BRAMON, De quan érem o no musulmans, p. 161.

35. En ambos casos se utiliza el término “coniungio”, aunque no es determinante: la Mozárabe de 754 esconocida por su difícil latín y por sus numerosas interpolaciones (véase LÓPEZ PEREIRA, Crónica Mozárabe de754, p. 5-6).

36. Pese a todo, autores como Dozy, Tailhan o Lafuente y Alcántara no dudaron en identificarlos de for-ma más o menos explícita, pero tuvo que ser el valiente Saavedra quien defendiera aquello de que “bien pu-dieran llamarse igual dos beréberes”. Frente a ello, Barrau-Dihigo, en consonancia con Francisco Codera, tra-tó estas hipótesis de “fantasmagoría” (BARRAU-DIHIGO, “Recherches sur l’histoire politique”, p. 129, nota2). Francisco CODERA Y ZAIDÍN (1917), por su parte, estudió la versión pirenaica del asunto en sus Estudioscríticos de historia árabe-española. Madrid: E. Maestre, p. 140-169.

37. Para BARRAU-DIHIGO, a pesar de creer en la esencia del relato, esto es, en que Pelayo era un godo re-fugiado en Asturias, considera todo lo referente a su hermana y a Munuza como “fabuloso” (“Recherches surl’histoire politique”, p. 113-115).

38. Seb, 9, 5; mientras que en la otra versión Oppa lo llama “confrater et filii” (Rot, 9, 5). José Luis Mo-ralejo, el traductor de las crónicas en la edición de 1985 da por bueno primo para confrater, interpretándolocomo “la no confesada creencia de que Pelayo pertenece como el obispo, a la familia de Vitiza” (Crónicas as-turianas, p. 204, nota 28). El término confrater también presente en la Crónica de Alfonso III en relación al pa-rentesco entre Aurelio y Fruela I, y es traducido igualmente como primo (véase DACOSTA, A. (1992). “Notassobre las crónicas ovetenses del siglo IX: Pelayo y el sistema sucesorio en el caudillaje asturiano”. Studia His-torica-Historia Medieval 10, p. 36). La hipótesis de un Pelayo “vitizano” es históricamente tan factible comocualquier otra, aunque tengo mis dudas sobre el verdadero sentido de ese confrater que dirige Oppa a Pelayo.

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La perspectiva de este horizonte de enemigos múltiples encaja perfectamente con lo quesuponemos de la autoría de estas crónicas: clérigos mozárabes refugiados en la Corte de Ovie-do y en los monasterios del joven reino. Clérigos que, desde mediados del siglo IX son partede una vanguardia teológica y cultural que rechaza radicalmente al Islam, un grupo con unafuerte autoconciencia, con oscuros presagios milenaristas y un radical rechazo a todo lo queimplique colaborar con los musulmanes. Son los mismos cronistas, más concretamente losque escriban la Albeldense, los que arrojan dudas sobre el origen familiar de un rey como Silo,quizá tan solo por haber mantenido la paz con los emires cordobeses39. Un perfil, en suma,que encaja también con el de los clérigos asturleoneses de finales del siglo VIII, con Beato ala cabeza, azote de toledanos y ardiente providencialista, aunque también próximo al vitupe-rado Silo y su esposa Adosinda.

La alteridad opera óptimamente en estos contextos de radicalidad étnica y religiosa. Porello Pelayo es un héroe construido no sobre datos históricos sino sobre el reflejo de sus ene-migos. Porque en última instancia, tal y como insistió Marc Augé, la relación entre alteridade identidad es íntima, esto es, “no se conciben la una sin la otra”40, lo mismo que le ocurre aPelayo con sus enemigos.

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En ello sigo a Abilio BARBERO y Marcelo VIGIL (1986) para quienes “confrater [es un] término de parentescodifícil de precisar” (La formación del feudalismo en la Península Ibérica. Barcelona: Crítica, p. 328).

39. “Cum Ismaelites pacem habuit” (Rot, 18, 2-3). “Iste cum Ismahelites pacem habuit” (Seb, 18, 2-3).Es Alb la que introduce una oscura sospecha: “Cum Spania ob causam matris pacem habuit” (Alb, XV, 6).Este Spania tiene un valor eminentemente geográfico ajeno al concepto isidoriano homónimo.

40. AUGÉ, M. (1996). El sentido de los otros. Actualidad de la antropología. Barcelona: Paidós, p. 102.

ABSTRACT

This work attempts at analysing the figure of Pelayo in the earliest texts it appears, that is, the as-turians chronicles of the 9th century in relation to the images of his enemies. Besides the “sarraceno”,another powerful image is analyzed: the christian collaborationist, personified by the bishop Oppa andthe story of the sister of Pelayo and the muslim Munnuza.

KEYWORDS: Pelayo – hero – enema – discourse – archetype – alterity

Arsenio Dacosta MartínezUNED. Centro Asociado de Zamora

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