View
752
Download
2
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Citation preview
JEAN BAPTISTE SAY JEAN-
BAPTISTE SAY
JEAN BAPTISTE
SAY Capítulo X
Pedro Francisco Medina Marín
1
INDICE:
1. Introducción………………………………………………Pág. 2
2. Biografía…………………………………………………...Pág. 2
3. La economía de Say……………………………………….Pág. 3
4. Capítulo X…………………………………………………Pág. 6
5. Keynes/Say…………………………………………………Pág. 8
6. Reflexiones sobre Say……………………………………..Pág. 8
7. Bibliografía, enlaces y otros…………………….……..…Pág. 11
2
1. Introducción
Jean-Baptiste Say, economista francés, de origen protestante, nació en Lyon en 1767
fue el primer profesor de economía política de la Europa continental, el gran divulgador
fuera de Gran Bretaña de las ideas liberales de la escuela clásica como también un gran
divulgador de las ideas liberales de la escuela clásica. Fue negociante, publicista y
hombre de letras.
Este economista propuso distintas teorías muy importantes en el trascurso de aquel
tiempo, como fue el descubrimiento de la figura del empresario como factor
fundamental de la producción en un medio capitalista, el descubrimiento de la figura del
empresario como factor fundamental de la producción en un medio capitalista y por
último y con gran importancia la teoría de la ley de los mercados o ley de Say.
Contrario a otros economistas posteriores como el caso de Keynes, Say asegura que en
un mercado libre la oferta crea su propia demanda y en la cual se aseguraba que en este
mercado es imposible una crisis general de superproducción. Además pensaba que el
sistema económico tendía a producir una ocupación plena de los recursos disponibles
estando los costes de producción en constantes línea decreciente.
En el capítulo X del Tratado de Economía Política o Exposición sencilla del modo con
que se forman, se distribuyen y se consumen las riquezas Say nos enmarca como los
costes de producción y el consumo en sí, son meros factores que influyen en la
actividad económica y al final del proceso estos costes y estos factores consumidos
pueden ser regenerados a través del dinero que se desprende de la venta de la
producción final así como la parte de los beneficios finales.
Un gran texto recordado de su obra es:
Un producto terminado ofrece, desde ese preciso instante, un mercado a otros
productos por todo el monto de su valor. En efecto, cuando un productor termina un
producto, su mayor deseo es venderlo, para que el valor de dicho producto no
permanezca improductivo en sus manos. Pero no está menos apresurado por
deshacerse del dinero que le provee su venta, para que el valor del dinero tampoco
quede improductivo. Ahora bien, no podemos deshacernos del dinero más que
motivados por el deseo de comprar un producto cualquiera. Vemos entonces que el
simple hecho de la formación de un producto abre, desde ese preciso instante, un
mercado a otros productos.
2. Biografía
El profesor Jean-Baptiste Say nació en Lyon (Francia) el 5 de enero del 1767. Say fue
proveniente de una familia de comerciantes textiles protestantes que se trasladó varias
veces durante un periodo volátil entre las religiones en la Francia católica.
Gran empresario de origen protestante es reconocido como el primer profesor de
economía política de la Europa continental. Fue un gran divulgador en Gran Bretaña de
las ideas liberales de la escuela clásica y, muy particularmente, de su obra fundacional:
3
La riqueza de las naciones, de Adam Smith.
En 1785: Se va a Reino Unido con su hermano. Inicialmente se instauraron en Croydon
para posteriormente viajar a Londres, donde vivió con empresarios ingleses que le
enseñaron el arte de los negocios.
En 1787: Say regresa a Francia y comienza a trabajar en una empresa de seguros.
Cuando Say lee “Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las
Naciones” de Adam Smith, se inicia en el liberalismo y forma parte importante de un
grupo de economistas liberales.
De 1794 a 1800: Fue editor del periódico La Decade Philosophique, la publicación
prestigiosa francesa de corriente liberal.
En 1799: Le nombran miembro de la sección financiera del Tribunate, la cámara que
surgió tras la expulsión de la monarquía de Napoleón Bonaparte.
En 1803: Publica el Tratado de Economía política que cumplió la misión de dar a
conocer la nueva ciencia, empleándose como libro de texto en toda Europa y en
Norteamérica hasta finales del siglo XIX.
En 1804: Se produjo un desacuerdo con Bonaparte, las autoridades desautorizaron la
publicación de una segunda edición del libro de Say y tuvo que abandonar París para
trasladarse en Auchy-les-Hesdins y establecer una fábrica de algodón.
En 1812: Vendió sus acciones y volvió a París como profesor de economía industrial de
la Conservatoire National des Arts et Metiers y, en 1831, en el Colegio de Francia.
En 1814: Se publicó la segunda edición de la obra, que fue seguida, por otras tres
ediciones, así como también por traducciones al inglés, italiano y español. A medida
que se extendía la enseñanza académica de la economía política, el trabajo de Say se
utilizaba como libro de texto tanto en Europa como en los Estados Unidos. Una
traducción inglesa que se publicó en 1821 con el título de Treatise on Political
Economy, se estudió en muchas instituciones de enseñanza superior en Harvard, y en
Dartmouth desde 1870.
En 1826, fue elegido miembro extranjero de la Kungliga Vetenskapsakademien (KVA –
la Real Academia de Ciencias).
El profesor Say fallece en París, el 15 de noviembre del 1832.
3. La economía de Say
El modelo de Say, se convirtió en una tradición duradera, la división de la economía
política en producción, distribución y consumo, a los que posteriormente se añadió la
circulación o cambio.
Su obra estaba influida por su íntimo conocimiento del mundo de los negocios,
incluyendo la parte de la producción que siendo consciente de los importantes avances
4
científicos y tecnológicos dio un paso más allá que los anteriores economistas.
Pensaba que el estímulo directo ejercido por la ciencia sobre la industria era
indispensable para el progreso industrial; por otra parte, la ciencia promovía una
perspectiva racional del mundo que impulsaba también a la industria.
Los avances científicos y el progreso tecnológico habían hecho aumentar la
productividad, es decir, tenían la posibilidad de obtener la misma producción con un
menor gasto que cien años atrás. Este, era el mayor problema para él que creía que la
solución al problema estaría en bajar los precios.
Con su afirmación de que «un país es más rico y opulento cuanto más bajos son sus
precios», estaba de acuerdo con el pensamiento de Smith, pero en contraste con el lema
fisiocrático de los altos precios.
Say piensa que los costes de producción están en constante pendiente descendiente,
donde llegará un punto en el que los costes de producción desciendan hasta cero. En
este momento, todos los bienes serían gratis ya que su coste de producirlos es gratis
igualmente.
“La economía política dejará de ser una ciencia; no tendremos necesidad de aprender la
forma de adquirir riqueza, pues la tendremos siempre dispuesta y al alcance de nuestras
manos”.
No estaba de acuerdo con Smith en la atribución sólo al trabajo la capacidad de producir
valor. Para Say lo que producía valor es la laboriosidad humana, la naturaleza y el
capital.
En este momento es cuando introduce la triple división de factores de producción:
Trabajo
Tierra
Capital
Para Say la utilidad era el destacado factor sobre el valor. Afirma que la producción es
la creación de utilidad atribuyendo a esta el mayor valor por consiguiente. De esta
forma se representa la creencia de que el verdadero valor se encuentra en lo que
realmente es útil o necesario para la persona en sí. El precio simplemente es un medidor
de utilidad que representa el valor de la misma. En este contexto de utilidad queda
incluido tanto los bienes como los servicios, y queda establecido el pensamiento
subjetivo de Say.
El trabajo de Say se ve completado con la aparición del capitalismo industrial que le
hace descubrir la figura del empresario, presentado como el maestro-fabricante en la
industria, el campesino en la agricultura, el comerciante en el comercio y en las tres
ramas en general, como la persona que toma sobre sí la responsabilidad inmediata, el
riesgo y la dirección de una empresa de trabajo, bien sea con capital propio o prestado.
La retribución del empresario debe ser separada de la retribución capitalista en sí
misma. El factor fundamental para el tipo de salario de cada empleado es el talento
5
empresarial y el riesgo corrido por el empresario.
El empresario debe ser un artista que aproxime la cuantía del producto, la probable
demanda y los medios de producción. Cuanto mayor sea esta precisión, mayores
beneficios generará, y mayor talento se supone que tendrá el empresario. Este debe
tener una gran destreza que le permita comparar los gastos de producción con el
probable valor del producto terminado y en el mercado. En medio de este ejercicio se
presentan una serie de adversidades y contratiempos que habrá que superar para llegar
al final del proceso. Los empresarios que no posean estas cualidades al final fracasarán
en sus empeños. La capacidad y el talento requeridos limitan, de esta manera, el número
de competidores.
La ley de los mercados, reconocida por Say,
establece bajo la versión “la misma
producción es la que abre la demanda para
los productos” o bien de que “un producto
terminado ofrece, desde ese mismo instante,
un mercado a otros productos por todo su
valor”. Según esta proposición se interpreta
que Say negaba la posibilidad de
superproducción general. Según Say, si hay
superproducción de una determinada
mercancía, ello se deberá, bien a una
producción mal dirigida o bien a una
disminución en la producción de otras
mercancías con las que comprar aquella
mercancía de la que hay superproducción.
La ley de este no solo se encuentra en conflicto con la ley de Keynes “los ingresos de
una persona son los gastos de otra” sino que ambas leyes son realmente una misma
cosa. Los economistas de principios del siglo XIX, consideraban una falta de
adecuación de la demanda global, y se opusieron a la idea de Say acerca de la
imposibilidad de superproducción general. Estos escritores (Malthus, Lauderdale y
Sismondí) transformaron en forma sustancial el pensamiento de Adam Smith en la
búsqueda de teorías para la paralización y la crisis. A medida que fue pasando el
tiempo, no fue tampoco su criterio el que prevaleció durante el siglo XIX, sino el
opuesto de Ricardo y sus seguidores. En esta controversia, la ley de Say permaneció en
el centro de la discusión. Malthus negó su validez mientras Ricardo la sostuvo.
La ley de los mercados de Say, tal como fue establecida por su autor, era vaga e invitaba
a una serie de interpretaciones. Pero, sin embargo, la misma vaguedad de Say estimuló
el pensamiento posterior y contribuyó a hacer de su ley la parte más viva de la economía
clásica, debido precisamente a que fue la más discutida. Si hubiera establecido su
pensamiento en forma inequívoca y exacta, habría habido poco que comentar sobre el
mismo.
Say tuvo una gran influencia para la época posterior, dividió la economía política en tres
partes:
6
1) Producción
2) Distribución
3) Consumo
La economía política burguesa posterior sigue esta teoría aunque ve la producción como
un proceso técnico subordinado a leyes naturales, es decir, la producción dependerá de
lo que la naturaleza quiera proporcionar. La distribución y el consumo se ven como
independientes de la producción y como procesos que el hombre puede modificar a su
antojo.
Era partidario de la libertad de comercio. Marx le llamaba el “trivial Say’’, este
presentaba los complejos problemas económicos bajo una forma trivial, simplista, en
consonancia con el carácter superficial del pensamiento burgués, lo que le proporcionó
una gran popularidad entre la burguesía. Su influencia son perceptibles en las siguientes
escuelas da la economía política burguesa vulgar; en particular su “teoría de los tres
factores” es ampliamente utilizada por los economistas burgueses de nuestro tiempo.
4. Capitulo X
En este contexto Say refleja como la materia en sí misma es consumida constantemente,
esa materia se convierte en productos mediante el proceso de consumo y de
transformación y, a la hora de venderse, genera el precio del gasto en el que ha incurrido
para conseguirla además de un beneficio.
La materia consumida se regenerará o se adquirirá otra nueva con el dinero al que
hemos vendido el producto final. Además el beneficio que nos ha generado la venta del
producto será el principal influyente para la consecución de ahorro o para la posterior
inversión en otro negocio o materia.
En todo ello, no importa que el empresario realice una actividad a corto plazo (menos de
tres meses) que si la realiza a largo plazo (más de un año) ya que el capital que obtendrá
al final será el equivalente al periodo de tiempo empleado. Así una materia elaborada y
vendida en un periodo de tres meses tendrá un beneficio perteneciente a la cuarta parte
de la materia elaborada y vendida en un periodo mayor de un año.
Entonces bien, estos productos tendrán el beneficio y conservación del capital
mencionado si tienen demanda, es decir, si a la población le interesa o le resulta de
utilidad tener esos productos a el precio dado por el empresario, que corresponderá al
precio que ha costado su obtención o el precio de su regeneración más una parte de
beneficio.
Por el contrario, un producto que no tenga aceptación en el mercado, y que no tenga,
por consiguiente, demanda no se podrá vender y el empresario tendrá que correr todos
los gastos que le hayan supuesto. El empresario en este momento deberá dejar de
invertir recursos en ese producto, ya que la inversión para la consecución no tendrá la
contrapartida de ingresos posterior como tampoco de beneficios generados de su
actividad.
En este ámbito, el progreso tecnológico, la ciencia, las innovaciones, etc. tienen un
7
componente esencial ya que cuanto más progreso, la consecución del producto final
tiene un coste menor, por lo que el precio de venta, también será menor y provocará que
el producto tenga una mayor demanda.
Adelantos como los conocimientos humanos, las leyes y la administración son factores
influyentes directamente en la consecución del producto a menor precio además de la
famosa práctica de división del trabajo, el mejor uso de los instrumentos que intervienen
en el proceso y la consideración de los agentes naturales, cuyo empleo es gratuito.
La conocida división del trabajo es un gran factor influyente en las empresas de la
actualidad. A través de esta, se crea un complejo donde cada trabajador con el paso del
tiempo se especializa y cada vez más
el tiempo empleado en la elaboración
del producto disminuye a causa de un
mayor conocimiento para su
elaboración. En consecuencia, el
coste de adquisición del producto
final será cada vez menor ya que, el
tiempo empleado para la obtención
del producto es cada vez menor
igualmente. Es decir, en un espacio
de tiempo determinado, tendrá mayor
productividad un empleado que
elabore un mayor número de
productos.
Los beneficios de la división del trabajo, se entienden como que una persona trabajará
mejor en un mismo puesto siempre ya que aprenderá y se enriquecerá para con el
tiempo hacerlo mejor en menor tiempo, que si quisiera saber hacer todos los productos,
ya que esto le llevaría mucho tiempo coger la práctica y que sea productivo en todas las
fases de elaboración.
Existen además otros factores alternativos que no debemos dejar sin comentar y es el
ahorro de materia que se genera al utilizar factores gratuitos de la naturaleza, como el
agua o el viento. Un ejemplo claro lo tenemos cuando se muele el grano por el impulso
del agua y del viento, en vez de realizar ese trabajo por la fuerza de los hombres. Estos
beneficios también los obtenemos de las maquinas, que aunque tengan un coste al inicio
y supongan una gran inversión, se ahorrará en materia de mano de obra, ya que las horas
de trabajo para la consecución de un producto serán inferiores y por tanto su coste final.
Las maquinas suponen un beneficio tanto a productores como consumidores. En la
industria se hace necesaria la utilización de la maquinaria por el gran tiempo que
disminuye en la elaboración del producto y con ello el gasto de producción y el precio
final.
Por tanto, como podemos observar, el servicio de las máquinas ayuda al
perfeccionamiento de la sociedad, ya que los medios que facilitan la producción hacen
este efecto de un modo muy enriquecedor.
8
5. Keynes/Say
Keynes gran economista del siglo XX, comenzó tratando a grandes rasgos las
fluctuaciones económicas a c/p y la gran depresión en particular. Keynes pensaba que
estas fluctuaciones económicas y las depresiones se debían a que la demanda agregada
de bienes y servicios era insuficiente. Además prestó gran importancia al desempleo en
los países industrializados, los ciclos económicos y sus aportaciones con críticas a la
sociedad así como una gran influencia en la política pública.
Este gran economista estaba en contra de la idea promulgada por James Mill, Say y
Ricardo, fundadores de la Escuela Clásica del pensamiento económico, en la cual se
creía que el sistema económico tendía a producir una ocupación plena de los recursos
disponibles ignorando el gran problema de la crisis. Say en concreto, con la ley de
mercados, aseguraba que en un mercado libre es imposible una crisis general de
superproducción, ya que la oferta crea su propia demanda.
Esta teoría de Say está completamente en contra con las teorías seguidas por Keynes, ya
que pensaba que el equilibrio entre ahorro e inversión no era tan sencillo como
pensaban los clásicos. Este equilibrio era tan complicado que venía determinado por una
multitud de factores que no aseguraban en absoluto el pleno empleo.
En su trayectoria, Keynes se ocupa de factores como el ingreso, consumo, ahorro,
inversión más que de la determinación de los precios individuales que forman parte de
la teoría económica.
Además, se centró en un aspecto de gran repercusión como es el empleo. Este invirtió la
proposición clásica, contrarío absolutamente de las teorías promulgadas y afirmó que el
empleo no aumenta reduciendo los salarios reales, sino que los salarios reales
disminuyen a causa del aumento del empleo resultante de un incremento de la demanda
agregada.
Este tema tiene una gran repercusión en la actualidad, ya que las tasas de paro están por
encima de todos los niveles anteriores. Keynes tuvo mayor razón idea contraria a Say
asegurando que el empleo absoluto es muy complicado conseguirlo, así como la oferta
no crea su propia demanda, sino que es la demanda la que crea la oferta.
La demanda es la verdadera incitadora a la oferta, ya que sin demanda la oferta no se
podrá vender en el mercado por lo que como hemos comentado en epígrafes anteriores,
estos productos no desempeñarán su papel fundamental para la retribución de los gastos
que ha generado así como el beneficio.
6. Reflexiones sobre Say
Say con la idea de que la venta del producto tiene que cubrir los costes de producción
así como también un porcentaje de beneficio tiene mucha razón. En este aspecto para
eso es para lo que los empresarios realizan sus esfuerzos e inversiones, primero para
cubrir los costes y segundo para tener cada vez un margen de beneficios mayor.
Los ingresos para cubrir los costes de producción por su lado, como bien dice,
9
regenerarán el producto inicial, es decir, esos ingresos equivalen para adquirir de nuevo
la misma materia prima empleada en el proceso o para reformar la tierra para que
vuelva a su estado inicial y poder seguir trabajando en ella.
La empresa deberá tener claro antes de iniciar el proceso de producción los gastos que
llevará asociado ese proceso de producción, y tener claro si el producto tendrá
aceptación en el mercado tal para que cubra esos costes y genere beneficios.
Para ello existirá una división entre los gastos variables, gastos fijos gastos marginales
así como gastos directos e indirectos.
Los gastos variables por su lado los que cambian con la actividad de la empresa, es
decir, si los negocios suben los gastos variables suben y, si los negocios bajan, los
gastos variables bajan.
Los gastos fijos serán aquellos a los que se deba hacer frente independientemente del
volumen que estimemos producir y estarán incluso si no se hicieran negocios.
Por último los gastos marginales son aquellos cuyos gastos suben con la producción de
una unidad más del producto de la empresa. Es decir, incluiría los gastos de la materia
prima utilizada para esa unidad adicional, la electricidad y otros suministros utilizados.
No incluiría esos gastos que se gastarían igual con o sin la producción de esta unidad de
producto.
Los gastos directos serán aquellos en los que se incurre directamente con la elaboración
del producto o servicio como materia prima, fuerza laboral, etc.
Los gastos indirectos son necesarios para la producción del producto o servicio pero no
se incurren directamente en la producción como el gasto indirecto del coste de
comercialización de los productos y servicios que se están vendiendo o algunos gastos
de administración atribuibles a la producción y venta.
El gráfico donde se representa la curva de beneficios, ingresos y costes es el siguiente:
10
Respecto a la ley de Say o la ley de los mercados, Say piensa que la oferta crea la
demanda, y esto como podemos observar actualmente es erróneo. Una gran oferta como
la que existe en la actualidad, si no hay demanda no se podrá vender y por consiguiente
permanecerá el stocks en la empresa sin poder recuperar el coste de producción que le
ha supuesto esa producción y por consiguiente, sin recibir beneficios.
En la crisis de la actualidad, este hecho tiene mucha relevancia, ya que sobre todo en el
ámbito inmobiliario, la oferta es enorme para la escasa demanda que existe a nivel
nacional e internacional. Al igual que las inmobiliarias, las empresas que proporcionan
los productos para estas se encuentran en la misma situación ya que si no hay demanda
tampoco debe haber oferta innecesaria. Existe un exceso de oferta.
El pleno empleo de Say es otro de los factores a considerar. Al igual que pensaba que no
podría existir nunca sobreproducción también pensaba que el empleo siempre sería
pleno. En la época que estamos viviendo este hecho daría muchísimas opiniones en
contra y daría mucho que hablar.
El pleno empleo, como sabemos es un hecho prácticamente imposible, ya que con los
tecnológicos, la ciencia, etc. que contamos, existen verdaderas maquinas capaces de
elaborar muchísima mayor oferta que demanda, y si esto es así, es decir, si se oferta más
que se demanda, el empleo deberá ser disminuido ya que existirán productos que no se
aprovecharán, y por lo tanto, mejor será no fabricarlos y ahorrar esos costes.
En nuestros días, como ya hemos comentado la demanda es muy inferior a la oferta por
lo que el empleo también es muy bajo, ya que, para que van las empresas en personal y
materiales si después no se van a vender. Pero de manera inversa, los productos
ofrecidos no los podrá adquirir la gente ya que sin trabajo e ingresos no podrán comprar
esos productos. Esta es una espiral que los gobiernos tratan continuamente de solucionar
pero ver mermadas sus capacidades por la dificultad que tiene salir de este proceso de
recesión económica.
11
7. Bibliografía, enlaces y otros
Tratado de Economía Política o Exposición sencilla del modo con que se
forman, se distribuyen y se consumen las riquezas. Tomo primero. Jean-
Baptiste Say.
http://www.edu365.cat/aulanet/comsoc/Lab_economia/economistes/Jean_Ba
ptiste.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/say.htm
http://www.elblogsalmon.com/economistas-notables/economistas-notables-
jean-baptiste-say
http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/s/Say.htm
http://www.eumed.net/CDEMVI%20PARA%20GRABAR2/cursecon/econo
mistas/textos/say-manual_econom.htm#X
http://www.gestiopolis.com/recursos/documentos/fulldocs/eco/johnmaynark
eynes.htm
http://www.eumed.net/cursecon/economistas/say.htm
http://www.elblogsalmon.com/conceptos-de-economia/cuales-son-los-
gastos-de-una-empresa