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56 Paul Remy XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX Ud. padece de exceso de dióxido de carbono en el organismo. Eso explica las alteraciones intensas y frecuentes en sus diversos sistemas; circulatorio, respiratorio, inmunológico. Su capacidad de traba- jar y producir es constantemente interrumpida. No sabe si la próxima semana se sentirá bien o tendrá recaídas o incluso dolencias que nunca tuvo antes. No sólo deberá estar muy atento a estos delicados bajones en su salud sino modificar sustancialmente sus consumos de modo que bajen sus niveles de dióxido. ¡Así que se me cuida y pone a dieta severa ya!” Quien habla no es un médico a un paciente. Son más de 5000 expertos en cambio climático explicando su diagnóstico al mundo. Demasiado dióxido de carbono, metanos y otros gases derivados de una sobreingesta de combustibles fósiles para dar energía a vehículos, máquinas y generadoras de electricidad, rellenos sani- tarios mal administrados y demasiadas vacas de lenta digestión en contínua flatulencia, le están pasando su factura al planeta en forma de lluvias de intensidades inéditas, inundaciones, pérdida de biodiversidad, degla- ciación y otras calamidades. Las inundaciones de Pa- kistán del 2010 fueron 5 veces más intensas que la peor que nunca registró y puso a un quinto del territorio bajo agua. En los primeros días de enero del año pasado Rio de Janeiro en Brasil sufrió sus peores lluvias de toda su historia. Australia tuvo ese año una extensión equivalen- te a Francia y Alemania juntos bajo el agua. Muchos problemas y mucha gente sensible y preocu- pada. No es para menos. Un político norteamericano se anota un Oscar y un Nobel por la contundencia con la que denuncia la indiferencia de la humanidad ante esta amenaza. Quien no haga un esfuerzo para alinearse a esta necesidad global no será percibido como un buen ciudadano. Y en el caso de las empresas, su desem- peño será de una manera u otra evaluado en función de qué tan limpia es su producción, cuánto dióxido de carbono genera. Si su “dioxigrama” (una especie de hemograma de sus emisiones de dióxido de carbono) le sale alto, sólo será cuestión de tiempo que su comunidad lo etiquete de descuidado ambiental o enemigo de la ecología. O, sin llegar a ese extremo, su comprador en Europa le ordene que para mantener su relación comercial sus emisiones deben estar dentro del rango. Y no es porque los geren- tes de su comprador fueron iluminados por la fé ecológi- ca, visten túnicas, renunciaron a usar autos y se volvie- ron vegetarianos, sino que sus miles de consumidores no quieren comprar productos que no sean ambiental- mente amigables. Eso lo saben los vinicultores de Chile. Así que más le conviene adelantarse y ponerse a dieta de emisiones antes que otros lo pongan a dieta. Todos sabemos que las dietas graduales que se asu- men como cambios estructurales de hábitos funcionan. Las que no dan resultados son las dietas crash, de una sola semana, que sólo dan crean la ilusión temporal de bajar de peso, pues nos dejan igual o peor que como estábamos. De modo que hay una alerta para los sec- tores de consumo masivo intensivos en uso de energía: cuando la opinión pública aquí o su comprador en el ex- tranjero le pregunte cuál es su huella ecológica, es decir cuál es su impacto ambiental por su producción, lo peor que podrá decirle es que no la tiene, más aún si le pide que le repita la pregunta pues no la entendió bien… Todo esto suena como una amenaza al negocio, al cual hay que adaptarse y reconfigurarse. Eso no es nuevo: en el mundo de los negocios, siempre se está en proce- so de emprender, enfrentar, resolver, avanzar y crecer. CAMBIO CLIMÁTICO: LA DIETA DE LAS EMISIONES PARA VERSE MEJOR… Y GANAR DINERO OPINIÓN

Paul remy

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“Ud. padece de exceso de dióxido de carbono en el organismo. Eso explica las alteraciones intensas y frecuentes en sus diversos sistemas; circulatorio, respiratorio, inmunológico. Su capacidad de traba-

jar y producir es constantemente interrumpida. No sabe si la próxima semana se sentirá bien o tendrá recaídas o incluso dolencias que nunca tuvo antes. No sólo deberá estar muy atento a estos delicados bajones en su salud sino modificar sustancialmente sus consumos de modo que bajen sus niveles de dióxido. ¡Así que se me cuida y pone a dieta severa ya!”

Quien habla no es un médico a un paciente. Son más de 5000 expertos en cambio climático explicando su diagnóstico al mundo. Demasiado dióxido de carbono, metanos y otros gases derivados de una sobreingesta de combustibles fósiles para dar energía a vehículos, máquinas y generadoras de electricidad, rellenos sani-tarios mal administrados y demasiadas vacas de lenta digestión en contínua flatulencia, le están pasando su factura al planeta en forma de lluvias de intensidades inéditas, inundaciones, pérdida de biodiversidad, degla-ciación y otras calamidades. Las inundaciones de Pa-kistán del 2010 fueron 5 veces más intensas que la peor que nunca registró y puso a un quinto del territorio bajo agua. En los primeros días de enero del año pasado Rio de Janeiro en Brasil sufrió sus peores lluvias de toda su historia. Australia tuvo ese año una extensión equivalen-te a Francia y Alemania juntos bajo el agua.

Muchos problemas y mucha gente sensible y preocu-pada. No es para menos. Un político norteamericano se anota un Oscar y un Nobel por la contundencia con la que denuncia la indiferencia de la humanidad ante esta amenaza. Quien no haga un esfuerzo para alinearse a esta necesidad global no será percibido como un buen ciudadano. Y en el caso de las empresas, su desem-peño será de una manera u otra evaluado en función de qué tan limpia es su producción, cuánto dióxido de carbono genera.

Si su “dioxigrama” (una especie de hemograma de sus emisiones de dióxido de carbono) le sale alto, sólo será cuestión de tiempo que su comunidad lo etiquete de descuidado ambiental o enemigo de la ecología. O, sin llegar a ese extremo, su comprador en Europa le ordene

que para mantener su relación comercial sus emisiones deben estar dentro del rango. Y no es porque los geren-tes de su comprador fueron iluminados por la fé ecológi-ca, visten túnicas, renunciaron a usar autos y se volvie-ron vegetarianos, sino que sus miles de consumidores no quieren comprar productos que no sean ambiental-mente amigables. Eso lo saben los vinicultores de Chile. Así que más le conviene adelantarse y ponerse a dieta de emisiones antes que otros lo pongan a dieta.

Todos sabemos que las dietas graduales que se asu-men como cambios estructurales de hábitos funcionan. Las que no dan resultados son las dietas crash, de una sola semana, que sólo dan crean la ilusión temporal de bajar de peso, pues nos dejan igual o peor que como estábamos. De modo que hay una alerta para los sec-tores de consumo masivo intensivos en uso de energía: cuando la opinión pública aquí o su comprador en el ex-tranjero le pregunte cuál es su huella ecológica, es decir cuál es su impacto ambiental por su producción, lo peor que podrá decirle es que no la tiene, más aún si le pide que le repita la pregunta pues no la entendió bien…

Todo esto suena como una amenaza al negocio, al cual hay que adaptarse y reconfigurarse. Eso no es nuevo: en el mundo de los negocios, siempre se está en proce-so de emprender, enfrentar, resolver, avanzar y crecer.

CAMBiO CLiMáTiCO: la dieta de las emisiones PaRa veRse mejoR… y ganaR dineRo

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OPiNiÓN

Pero también hay otra razón tan o más importante que la anterior: el exceso de emisiones de dióxido es una señal que exceso de consumo de energía y como Ud. debe pagar por la energía que consume… está perdien-do dinero. Un estudio hecho para el Perú mostró que mejoras de eficiencia de calderos redujo costos signifi-cativos en motores eléctricos, lo mismo en reemplazos de luces por focos ahorradores y en el sólo hecho de apagar los paneles publicitarios una hora antes de lo usual.

De modo que si logra bajar emisiones puede alcanzar quizá dos objetivos a la vez: mantener la aceptación y preferencia de sus consumidores o sus clientes dentro o fuera del país y a la vez bajar costos. Y hasta un tercero: ayudar a la sostenibilidad del planeta.

No importa por qué lo haga. La mitad de los 300,000 taxistas de Lima migraron al gas por su menor costo en comparación a la gasolina o al diesel, no por su con-

ciencia ecológica. Sin darse entraron en dieta de emi-siones.

Así que mientras el mundo se atasca en las Confe-rencias de Cambio Climático y la opinión pública se impacienta ante unos gobernantes que poco avanzan porque están atrapados en el paradigma de que “para enfriar la atmósfera hay que enfriar la economía”, los ciudadanos y los consumidores del mundo están direc-cionando poderosamente el desempeño ambiental de las empresas. Quien está atento a estos desafíos con-tribuirá a darle sostenibilidad de su negocio y le permiti-rá otear otros horizontes más complejos pero aún más rentables, como los bonos de carbono y otros innovado-res esquemas.

¿Donde está toda esa información? Descúbralo en Oportunidades de Negocios Bajos en Emisiones de Carbono que Libélula ha trabajado por encargo de Con-fiep con el apoyo de la Embajada Británica en Lima.

En representación de Un Techo para mi País (UTPMP), Maximiliano Pérez y Cristián del Campo, Director Social para Latinoamérica y el Caribe y Capellán de UTPMP, respectiva-

mente, recibieron hoy el Premio Derechos Humanos del Rey de España.

En la ceremonia participaron S.M el Rey Juan Car-los y la Reina Sofía, la Defensora del Pueblo, María Luisa Cava de Llano y el Rector de la Universidad de Alcalá, Fernando Galván y que se realizó a las 12:30 hrs. de España.

Este premio reconoce el trabajo de aquellas organiza-ciones que se distinguen por su trabajo en la defensa y promoción de los Derechos Humanos y valores demo-cráticos en iberoamérica. En el caso de Un Techo para mi País, el jurado además destacó la “encomiable labor

en Haití” debido a la construcción de viviendas de emer-gencia e implementación de habilitación social, que ha realizado la organización, luego del terremoto ocurrido el 12 de enero de 2010.

“La experiencia de nuestro trabajo en terreno nos ha hecho testigos de las violaciones a los DDHH y la falta de oportunidades que se dan todos los días, a vista y paciencia de todos nosotros, en el continen-te latinoamericano. Esto nos hace responsables de madurar nuestro compromiso y denuncia junto a las familias y comunidades. Nos exige un posicionamien-to acorde a nuestras acciones transformadoras que buscan una sociedad más inclusiva y equitativa. No solo a nivel interno, sino también exigirlo a los demás actores sociales.” declaró Maximiliano Pérez, Director Social para Latinoamérica y el Caribe de Un Techo para mi País.

El jurado, que entregó de forma unánime a Un Techo para mi País, estuvo integrado por Defensor del Pue-blo, Rector de la Universidad de Alcalá, Secretaría de Estado de Cooperación internacional, Secretaría de Estado para iberoamérica, Presidente de la Federa-ción iberoamericana de Ombudsman, Secretario Ge-neral de la Secretaría General iberoamericana, Pre-sidente de la Corporación Radio Televisión Española, Presidente de la Agencia EFE, Presidenta de la Corte interamericana de Derechos Humanos, Presidente del instituto de Estudios Latinoamericanos y Secreta-ria General del Defensor del Pueblo.

UN TECHO PARA Mi PAíS recibió el premio Derechos humanos rey De españaLa ceremonia se realizó hoy en el Palacio de la Zarzuela de manos de los Reyes Juan Carlos y Sofía.