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Casa Templaria, 05 de mayo de 2016. “El carpintero” Mis amadas estrellas, Érase una vez dos hermanos o dos amigos o dos compañeros y estaban siempre juntos, para lo bueno como para lo malo, siempre estaban juntos, pero un día, sabéis ustedes aquellos días no sé cómo deciros, aquellos días en que dicen ¿Quién ha roto la pata de la silla? O ¿Quién ha roto ese cristal? Y que os miráis todos y decís “No sé” ¿Y tú lo sabes? “No, no sé” y le pregunta al otro “No sé” finalmente nadie sabe nada, son días que pasa, no sé ustedes mis semillas, mis estrellas amadas si les ha pasado, en la Casa Templaria pasa muy a menudo y en mi familia también, nadie sabe quién lo ha roto, quién lo ha tirado o cuando ha desaparecido, por ejemplo el trozo de pastel que quedaba, es que es obra de encantamiento, desaparecen las cosas y nunca sabe nadie nada. Entonces esos dos amigos o hermanos o compañeros, llegó el día que Servidora os está señalando y hubo una palabrita más que la otra ¿Y qué pasó? Se enfadaron y después empezó “Pues ahora te voy a decir lo que pienso de ti”, “Ahhh si, pues yo te diré lo que pienso de ti” Así que empezó el tono a montar a montar, finalmente se dijeron el pedigrí, había un pedigrí que no era de raza pura o de pura raza, así que se enfadaron y dijo uno: “Ahora me voy a vivir a la casa vecina” y se separaron. Vino el mayor y como había un río que pasaba cerca del hermano menor, cogió con la pala mecánica ¡pum, pum, pum, pum, pum! Y desvió el río que pasara sólo por su casa, entonces el hermano pequeño o el amigo más joven o el compañero de más

El Carpintero - Casa Templaria 05 mayo 2016

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Casa Templaria, 05 de mayo de 2016.

“El carpintero”

Mis amadas estrellas,

Érase una vez dos hermanos o dos amigos o dos compañeros y estaban siempre juntos, para lo bueno como para lo malo, siempre estaban juntos, pero un día, sabéis ustedes aquellos días no sé cómo deciros, aquellos días en que dicen ¿Quién ha roto la pata de la silla? O ¿Quién ha roto ese cristal? Y que os miráis todos y decís “No sé” ¿Y tú lo sabes? “No, no sé” y le pregunta al otro “No sé” finalmente nadie sabe nada, son días que pasa, no sé ustedes mis semillas, mis estrellas amadas si les ha pasado, en la Casa Templaria pasa muy a menudo y en mi familia también, nadie sabe quién lo ha roto, quién lo ha tirado o cuando ha desaparecido, por ejemplo el trozo de pastel que quedaba, es que es obra de encantamiento, desaparecen las cosas y nunca sabe nadie nada.

Entonces esos dos amigos o hermanos o compañeros, llegó el día que Servidora os está señalando y hubo una palabrita más que la otra ¿Y

qué pasó? Se enfadaron y después empezó “Pues ahora te voy a decir lo que pienso de ti”, “Ahhh si, pues yo te diré lo que pienso de ti” Así que empezó el tono a montar a montar, finalmente se dijeron el pedigrí, había un pedigrí que no era de

raza pura o de pura raza, así que se enfadaron y dijo uno: “Ahora me voy a vivir a la casa vecina” y se separaron.

Vino el mayor y como había un río que pasaba cerca del hermano menor, cogió con la pala mecánica ¡pum, pum, pum, pum, pum! Y desvió el río que pasara sólo por su casa, entonces el hermano pequeño o el amigo más joven o el compañero de más corta edad, dijo: “No es posible, ay así no van a quedar las cosas, voy a ver un carpintero”.

El carpintero justamente no tenía trabajo, y le dijo: “Mira, sabes qué José, vas a venir a casa tengo muchísimas maderas ¿Ves aquella montaña llena de maderas? “Sí” Vas a hacer una pared como un muro, alto de dos metros, que mi hermano no me pueda ver y que yo nunca más pueda verlo; y dijo el carpintero: “Me viene como anillo al dedo, no tenía trabajo, me pongo a trabajar”. “Mira José hazlo rápido, voy al pueblo a

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vender las hortalizas y cuando venga que esté listo, una muralla de dos metros de alto”. “Sí señor, a las órdenes” y así quedó.

El carpintero José, una bellísima persona, honesto, honrado, se puso a trabajar con el martillo, el serrucho, trabajó, trabajó, se dio prisa, prisa, prisa y ya cuando llegó, le dijo: “Ya está, ya he terminado”. Al mirarlo dijo el joven hermano o amigo o compañero: “¡¿Pero qué has hecho?!”, “Un puente ¿No es lo que me habías pedido? ¿Un puente para ir al vecino?”. “¡Insensato! Te pedí de hacer un muro de dos metros para no verlo”, “Yo comprendí que era un puente, me he esmerado y lo he hecho sólido”.

Entonces, con sorpresa mira y ya venía su hermano atravesando el puente, llegando con las lágrimas en los ojos y le dijo: “Amigo mío, hermano, compañero ¡¿Cómo es posible que hemos llegado a ese punto?! Si no podemos vivir sin el Amor verdadero, que puede ser el de La Enseñanza o el amor de una amistad o el amor de la naturaleza”.

Se abrazaron los dos y dijeron: “Nunca más, nunca más pasará”, le pagaron el doble al carpintero y de dieron las gracias porque el carpintero unió lo que los hombres no querían ver ni reconocer; así que volvieron de nuevo a trabajar juntos, prosperaron y siempre tenían la sonrisa y ese puente se quedó ahí para que pudiera comprender la humanidad; y a vosotras mis semillas, a ustedes mis estrellas, que lo más maravilloso es un puente de un humano a otro humano, dar la mano con todo el corazón, de un ser maravilloso creado por Dios a otro ser maravilloso que viene de Dios.

¿Qué os parece mis semillas? ¿Qué os parece? No es más bonito ese abrazo, esas lágrimas de alegría y de reconocer que lo más bello es estirar los brazos, unir las manos y sentirse felices, de nada sirven las barreras. Cuando se creó el planeta, se puede

encontrar de todo excepto barreras, solo los humanos pueden crearlas, pero vivirán en ese odio y en esa maldad.

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Mis semillas ustedes y vosotras no hacéis parte de los otros, sino de la bondad, del amor, de compartir de dar la mano y de ¡Construir muuuchos puentes! Un puente es la unión de un lado del río hacia el otro, un puente es la Unión de los hombres hacia Dios, para ir al Universo se necesita un puente y ese puente es el Arcoíris, es el puente que construyó ese carpintero y es el puente que con cinco minutos ustedes conectan con el Universo a un simple ser humano, lo llevan a la Luz.

Mis semillas es tan grande el amor de servidora hacia ustedes, que no encuentro las palabras, leer lo que no está escrito, abrir vuestros corazones para recibir lo que os llegará.

Os amo y os deseo lo mejor y comparto con vosotros con ustedes un poquito de agua, de este río de oro del canto de los jilgueros y de está paz y esta armonía en buena compañía.

Con todo mi amor, siempre vuestra Jardinera

y con toda la humildad de mundo.