Reflexion del parroco 13 nov

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REFLEXION DEL PARROCO

LA PARABOLA DE LOS TALENTOSMateo  25, 14 - 30

Cuántas veces hemos sido confrontados con la parábola de los talentos? En las ultimas traducciones más populares se muestran los talentos y el dinero como lo mismo, esto ha confundido a mucha gente.

La imagen de Dios se muestra como un capitalista que quiere ganar el doble de lo que invierte sin hacer nada, y que no tiene en cuenta los derechos de sus trabajadores. Esta  mala interpretación de la Sagradas Escrituras rompe la verdadera intencionalidad del texto.

La distorsión es tal que algunos ministros se empeñan en  aplicar  inclemente el diezmo a los pobres, muchos imprimen miedos y así  le sacan el pan  de la boca al hermano mas necesitado.

Esta es la  religión mercantilista, que se olvido de la Justicia social, se olvido del Dios que hizo una opción por la periferia y que desde ella ilumina todas las realidades existentes. En el contexto actual, es cuando se siente el peso de las políticas económicas y su egoísmo.

Cuando se advierte la necesidad de un orden nuevo y en las calles del mundo muchos hombres  de todas las condiciones gritan arengas contra este sistema injusto basado en los números, la  arrogancia  y el consumismo, es tarea de nosotros como seguidores de Jesús dejar que la fuerza del Espíritu rompa toda tendencia mercantilista de la Iglesia, y, acompañar a lo indignados en la elaboración de sistemas basados en el hombre,  en el bien común.

No olvidemos que somos  Iglesia , somos la mas fina y hermosa  expresión del amor de Dios, y al final, somos las células donde se  fundamenta  la construcción de el cuerpo  VIVO DE CRISTO JESUS,  RESUCITADO. No seamos el cáncer de ese mismo cuerpo de CRISTO .

 Este mundo necesita hombres fieles en lo pequeño, así se rompen los sistemas que oprimen al hombre y que hicieron de este  un lugar de rapiña, violencia y de muerte.

LA TAREA ES SIMPLE , SENCILLA  Y HUMILDE ….COMO EL PAN Y EL VINO…

 SER CUERPO Y SANGRE DE CRISTO ES LA UNICA OPCION.

    Dios nos bendiga: P. Edgar