La bruja Mon

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Traballo realizado polos alumnos de 2ºACurso 2010/11

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Este capítulo es sobre una bruja, que se llamaba Mon. Fue a una tienda de vídeos y se quedó mirando un número musical.

Pasó por allí una niña, que sin querer le pisó el pie. ¿Qué creéis que hizo la bruja?

Pronunció sus palabras mágicas

“Trufa, cotufa, trucalatrufa.

Chiris, chirabo, chiribinabo.

Mala, malico, maladapico”

y la transformó en rana.

Pero la rana no le

soltaba el pie.

De repente apareció

un guardia y le

puso una multa,

porque no se podían

traer animales a la

tienda .

La bruja Mon sacó

sus ahorros de

muchos años y salió

corriendo de la

tienda de vídeos.

Salió a la calle,

apareció otro guardia

y le puso otra multa

porque la rana no

llevaba collar.

La bruja Mon sacó sus

ahorros de 300 años,

pagó la multa y salió

corriendo del autobús

pero tampoco se

podían llevar ranas.

Así que la bruja Mon

transformó a la rana

en niña otra vez.

Ahora el guardia le

mandaba pagar el

billete de la niña.

La bruja Mon

respondió:

--¡Y un jamón!

-Y se fue corriendo.

- FIN

La bruja Mon un día se encontró con su amiga Pirula. Hicieron una apuesta: Pirula le dijo que no era capaz de hacer 50 juegos de magia.

La bruja Mon aceptó y empezó pero con cada juego de magia todo lo dejaba igual que estaba. Primero convirtió a una niña en pájaro y luego un pájaro en niña, después un perro en gato y a un gato en perro…

Cuando Pirula fue a ver los trucos de magia que la bruja Mon había hecho todo estaba como ella lo había visto anteriormente.

Por lo tanto la bruja Mon no ganó la apuesta. FIN

El reloj

La bruja Mon

necesitaba un reloj: lo

quería sumergible,

con cronómetro y

alarma que diera la

hora, los días, el mes

y el año.

Sacó su varita mágica

y dijo las palabras

secretas y le apareció

un antiguo reloj de

sol.

Ella quería uno más

moderno y le

preguntó al cuervo

Grajano donde lo

podría conseguir. La

respuesta fue simple:

“quítaselo a un niño”

Pasó un niño por allí y

la bruja Mon le pidió

su reloj pero él no

quiso dárselo y como

excusa dijo que su

hermano mediano

tenía otro mejor.

Pasó el hermano

mediano y tampoco

se lo quiso dar

porque su hermano

pequeño tenía otro

mejor.

Pasó, por fin, el

hermano pequeño, y

con sonrisa burlona ,

le contestó que el

mejor reloj era el de

la catedral.

Allá se fue la bruja

Mon hacia el reloj de

la catedral. Estaba a

punto de dar las

tres.

Fue tanto el ruido

que hizo que no

quiso saber nada

más acerca de

relojes.

FIN

El eco

La bruja Mon llevaba toda la tarde portándose bien y estaba rabiosa.

Como no pasaba ningún niño decidió irse a pasear a la montaña.

Allí vio una cueva. Le llamó la atención y decidió entrar.

Su verdadera intención era buscar murciélagos para convertirlos en elefantes.

Pero no había ni rastro de los murciélagos.

Murciélagos no habría pero si alguien que repetía todo lo que la bruja Mon decía.

Por mucho que miraba no veía a nadie que pudiera decir de nuevo sus palabras.

¿Quién estaría burlándose de ella? Cuando lo averiguara se iba a arrepentir de estar continuamente molestándola.

La voz no conseguía repetir todo al pie de la letra solo las últimas palabras de una frase o las últimas sílabas de una palabra.

La bruja Mon se estaba hartando de esa broma.

Como ella hiciera sus trucos de magia se iba a acordar de ella para siempre.

Harta ya de esa voz que no hacía más que repetir lo que ella decía decidió pronunciar sus palabras mágicas para convertirla en pez.

Estaba decidido ya. Nadie se iba a burlar de ella.

Y éstas fueron sus palabras:

“Trufa, cotufa,

trucalatrufa.

Chiris, chirabo,

chiribinabo.

Mala, malico,

maladapico.

Por una vez que

salga un pez”.

¿Sabéis lo que pasó?

El eco repitió las palabras mágicas que la bruja Mon acababa de decir y como no había nadie más en la cueva, fue ella misma la que se convirtió en pez.

La última vez que se la vio fue en una pecera muerta de rabia.

FIN