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UNIVERSIDAD SAN BUENA VENTURA FACULTAD DE EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN: DESARROLLO HUMANO
LA FORMACIÓN HUMANA EN LA UNIVERSIDAD MARIANA
Presentada por:
Hna. AMANDA LUCERO VALLEJO
SANTIAGO DE CALI 2010
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UNIVERSIDAD SAN BUENA VENTURA FACULTAD DE EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN: DESARROLLO HUMANO
LA FORMACIÓN HUMANA EN LA UNIVERSIDAD MARIANA
Presentada por:
Hna. AMANDA LUCERO VALLEJO
SANTIAGO DE CALI 2010
ii
3
CONSTANCIA DE ACEPTACIÓN DEL TUTOR
iii
4
NOTA DE ACEPTACIÓN
_________________________________
_________________________________
_________________________________
_________________________________
_________________________________
_________________________________
________________________________
Firma del presidente del jurado
________________________________
Firma del jurado
________________________________
Firma del jurado
SANTIAGO DE CALI, MARZO 2010
5
iv
6
DEDICATORIA
A Dios que es Amor y a mi Congregación de Hermanas Franciscanas de María
Inmaculada para que al estilo de Francisco de Asís y la Madre Caridad continuemos
apasionadas por Cristo y por la humanidad, generando vida en abundancia en la
Universidad Mariana y en todos los lugares donde vivimos la misión evangelizadora.
v
7
TABLA DE CONTENIDO pág.
INTRODUCCIÓN 12
RESUMEN ANALÍTICO DE LA INVESTIGACIÓN (RAI) 16
CAPITULO I
1.1 Descripción del problema 23
1.2 Formulación del problema 29
1.3 Justificación 29
1.4 Objetivos 33
CAPITULO II
2.1 Fundamentos teóricos 35
2.1.1 Marco de antecedentes 35
2.2 Estado del Arte Universidad Mariana 42
CAPITULO III
3.1 Marco contextual 53
3.2 Referente teórico - conceptual 58
3.2.1 La formación integral 60
3.2.2 Importancia de la formación humana en la universidad 62
3.2.3 Propósitos de la formación humana en la universidad 74
3.2.4 Percepciones sobre la formación humana en la universidad 80
8
CAPITULO IV
4.1 Metodología de la investigación 864
CAPÍTULO V
5.1 Resultados de la investigación 95
5.1.1 Importancia de la formación humana y humanística en la
Universidad Mariana 95
5.1.2 Propósito de la formación humana y humanística en la
Universidad 122
5.1.3 Percepciones de la comunidad universitaria sobre la formación
Humana y humanística 132
5.1.4 Estrategias para un plan de mejoramiento de la formación
Humana y humanística en la Universidad Mariana 142
CAPITULO VI
6.1 Consideraciones finales 166
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 169
ANEXOS 146
9
vii
10
LISTA DE GRÁFICOS
Pág
Gráfico No. 1 80
Gráfico No. 2 81
viii
11
LISTA DE CUADROS
Pág
Cuadro No. 1 Estructura curricular 83
Cuadro No. 2 Espacios Académicos
Cuadro No. 3 Articulación de los problemas antropológicos y axiológicos 85
12
ix
LISTA DE FIGURAS
Pág. FIGURA No. 1 NUEVA COMPRENSIÓN DE RELACIONES 119
FIGURA No. 2 MICROLABORATORIO DE CONVIVENCIA 123
FIGURA No. 3 RED INSTITUCIONAL 133
FIGURA No. 4 PROYECCIÓN DE LA RED INSTITUCIONAL 135
FIGURA No. 5 MODELO DE LABORATORIO DE CONVIVENCIA 139
13
INTRODUCCIÓN
Las humanidades están llamadas a reflexionar sobre lo social y las condiciones de lo
humano en contextos históricos y culturales específicos, sugiriendo ideas respecto de
cómo ser más humanos en el proceso de tránsito de la hominización hacia la
humanización; así, cumplen una acción social de contrapeso respecto de pretensiones
de hegemonía de racionalidades tecnoinstrumentales del conocimiento y de la vida.
Por lo tanto se deben asumir las humanidades con contenidos y perspectivas
contemporáneas, dentro de las cuales van ganando espacios las opciones que
propician el entendimiento de estas como discursos no meramente lógico-científicos. De
allí que la enseñanza de las humanidades debe realizarse mediante narrativas, sobre la
base de compartir entre los actores educativos las narrativas que históricamente se han
constituido. Igualmente asumir el conocimiento contemporáneo implica una nueva
racionalidad, otras formas de asumir el conocimiento respecto de como se hizo en la
modernidad, y, con ello, nuevas maneras de investigar, de comprender el método.
Es posible que estemos presenciando el fin de un tipo de racionalidad que ya no es
apropiada para nuestro tiempo. Pedimos que se ponga el acento en lo complejo, lo
temporal y lo inestable, que corresponde hoy a un movimiento transdisciplinario que
adquiere cada vez mayor vigor (Wallerstein, 1997: 8).
Los nuevos tiempos, los tiempos presentes, muestran un mundo que no cabe dentro de
las explicaciones de la modernidad. Por ello aparecen algunos post que intentan
demarcar características del tiempo presente, algunos rasgos de este tiempo son:
reconocimiento de una sociedad globalizada e interconectada; prevalencia de la
economía de mercado propia del sistema capitalista de producción en su modo actual;
globalización económica capitalista y tendencia a la globalización
Teniendo en cuenta lo anunciado es importante plantearse diferentes cuestionamientos,
¿Qué hacer en humanidades? referida a la perspectiva de la complejidad desarrollada
por varios autores propuestos dentro de la investigación, donde cada uno de ellos hace
posible ubicarse en diversos matices de la complejidad que nos ofrecen opciones para
14
pensar qué es el conocimiento, qué es el conocimiento científico, cuáles son sus
condiciones de desarrollo y tipificación en el momento, para comprender los horizonte
para el desarrollo de las disciplinas, los saberes y el conocimiento. Por lo tanto se
continua con la reflexión mediante otros interrogantes: ¿cómo se
construye/produce/forma/hace conocimiento en humanidades? En la
contemporaneidad, ¿es pertinente seguir hablando de las humanidades como ciencias?
¿Qué implicaciones tiene para la producción de conocimiento una perspectiva de las
humanidades en cuanto narrativa? ¿Deben las humanidades producir conocimiento
científico? De ser así, ¿basta con pasar de los métodos cuantitativos a los cualitativos?
¿O se requieren opciones que prescindan de los métodos y los reemplacen por
acciones de pensamiento y nuevas racionalidades? En tal caso, ¿es conocimiento?
Entonces para lograr un dialogo y seguir indagando en las humanidades se requiere es
realizar nuestra propia reflexión en y desde el pensamiento; es decir, es necesario
plantear otras alternativas y abrir otros caminos. “hay que cambiar radicalmente la
manera de razonar heredada del pasado, su memorismo normativo, su reproducción
simple. El mundo de hoy necesita una racionalidad diferente, trenzada por las
iniciativas, la cooperación, el sentido de la responsabilidad, la capacidad de relacionar
unas cosas y fenómenos con otros y así describir en todo momento los brotes
emergentes de lo nuevo” (Vilar, 1997: 13).
Esta invitación a pensar de una forma diferente no es propia de un autor, sino que va
emergiendo como corriente de pensamiento por parte de todos aquellos que quieren
crear y no sólo reproducir, hacer ciencia y no únicamente realizar investigación, pensar
con criterio propio y no quedarse obedeciendo normas.
El desarrollo humano desde las humanidades es un tópico a tener en cuenta en el
proceso de formación académica de los estudiantes de educación superior de nuestro
país y sobre todo de nuestras universidades regionales. Las Humanidades buscan
formar de manera integral al estudiante y fomentar en ellos el conocimiento del
desarrollo y comportamiento humano en la historia. Desde las cátedras institucionales
hasta las éticas profesionales se busca la reflexión constante y la formación crítica en
aspectos relevantes al género humano. Hablar de desarrollo humano es tener en
15
cuenta los procesos culturales que atraviesa el mundo desde referentes un tanto
bivalentes: un mundo globalizado, interconectado por las mediaciones tecnológicas e
informáticas y a la vez un mundo violento, intolerante con la diversidad étnica y cultural.
Como pueden ser muchos los referentes que se pueden tener en cuenta al formular una
propuesta de reflexión desde este tema, por esto se planteó dentro de la investigación,
analizar las propuestas de formación humana en la Universidad Mariana, para
proponer estrategias hacia un plan de mejoramiento, teniendo en cuenta que dicha
formación es el eje de la misión institucional, esto con el fin de identificar el “hacer” en la
formación humana y humanística, e igualmente interpretar los propósitos de esta
formación, para lograr comprender las concepciones de la comunidad académica
universitaria sobre este aspecto vital dentro de los procesos académicos El fin último de
la investigación se centro en proponer estrategias para un plan de mejoramiento de la
formación humana.
El documento se construye en capítulos planteados de la siguiente manera: el capítulo
uno, presenta una síntesis del proyecto de investigación desarrollado donde se plantea
aspectos importantes como el titulo, la descripción del problema focalizado
específicamente en reconocer las debilidades y fortalezas que se encuentran en las
propuestas de formación humana ejecutadas en la Universidad Mariana de Pasto, esto
con el fin de fijar unas metas que contribuyendo a la estructuración de la justificación,
donde la importancia, la viabilidad, factibilidad y pertinencia investigativa se ratifica y
permite el desarrollo de los objetivos antes mencionados.
En un segundo capítulo se desarrollan los fundamentos teóricos, el marco de
antecedentes y el estado del arte, basados específicamente a dar respuestas
epistemológicas acordes a las realidades de la investigación.
Un tercer capítulo focalizado a la contextualización de la investigación y la
fundamentación de los referentes teóricos acordes, donde la importancia, los propósitos
y las percepciones hacia la formación humana de la universidad cobra mayor
relevancia, no sólo desde el aspecto teórico sino en el ejercicio práctico del desarrollo
mismo en la institución universitaria.
16
En el capítulo IV se plantea la fundamentación metodológica basada en una reflexión
inicialmente personal de la investigadora donde se plantea que: el camino metodológico
se fue construyendo en la rigurosidad y la aventura de una experiencia humana y
académica de intereses, preguntas, encuentros y desencuentros, temores y
esperanzas, éxitos y decepciones, estudio y reflexión; entramado cualitativo que hizo
posible la comprensión desde las percepciones y vivencias de los diferentes actores;
caminantes en la comunidad educativa, desde la observación y la escucha atenta de
sus expresiones, inquietudes y conocimientos; conocimientos y observaciones que
acontecen en los diferentes parajes del camino, espacios y momentos de la vida
académica. Se focaliza desde el paradigma de desarrollo humano desde el evangelio
de Jesucristo y apoyado en el método histórico hermenéutico. Para lograr la
recolección de información se recurre a la aplicación de instrumentos de investigación
como la entrevista estructurada, el grupo focal y la revisión documental.
Finalmente se desarrolla el capítulo V y VI donde se evidencias los resultados de la
investigación, plateados bajo aspectos de vital importancia de la formación humana y
humanística en la Universidad Mariana, donde se reflexiona sobre la importancia
apropiar las directrices y propósitos enfocados a trabajar la persona desde lo holístico
llevándolo a la practica en las relaciones que se establecen en el aula, en el
fortalecimiento conceptual y vital del proyecto personal y profesional, se destaca el
papel de los educadores profetas de esperanza, el aula inclusora, la red de relaciones y
el laboratorio de convivencia como estrategias para llevar a la práctica el compromiso
misional de una formación inclusora desde la interculturalidad y la diversidad presentes
en la comunidad universitaria, para concluir con las consideraciones finales de la
investigación.
17
LA FORMACIÓN HUMANA EN LA UNIVERSIDAD MARIANA (RAI)
CODIGO _____________ Autor: Hna. Amanda Lucero Vallejo Facultad: Educación Programa: Maestría en Educación: Desarrollo Humano Asesor: Dra. Patricia Pérez Fecha de terminación del estudio: Marzo 26 del 2010 Modalidad de investigación: Trabajo de Grado PALABRAS CLAVES:
• FORMACIÓN HUMANA • FORMACIÓN HUMANÍSTICA • FORMACIÓN INTEGRAL • UNIVERSIDAD MARIANA
Resumen La investigación analiza las propuestas de formación humana que se han desarrollado
en la Universidad Mariana de Pasto, Nariño, Colombia; teniendo en cuenta que dicha
formación es el eje de la misión institucional. El trabajo confronta el querer formativo
integral planteado en la institución con la realidad que se presenta mediante la
investigación cualitativa, desde el método histórico hermenéutico haciendo camino de
interpretación para comprender y discernir lo que es la formación humana y lo que
puede llegar a ser en esta Institución pastusa. Para ello se trabajo con una muestra
intencionada de once personas: cuatro docentes, cinco directivos, dos estudiantes, uno
de pregrado y otro de postgrado. Otros apoyos para el estudio fueron la observación
participante y la revisión de documentos institucionales. Los hallazgos de la
investigación evidencian que los cambios y las innovaciones en el currículo de la
institución se han realizado sin el sustento de la complejidad de los jóvenes
universitarios, priorizando otros aspectos tanto que la Universidad en muchas ocasiones
carece de respuestas vitales a necesidades vitales, la misma evaluación se centra,
especialmente, en procesos cognitivos y relega las otras dimensiones humanas,
escasos créditos de formación humana en la malla curricular; estos y otros aspectos
germinan la pregunta cómo gestionar lo humano en la Universidad Católica, lo cual
18
conduce a definir estrategias para un plan de mejoramiento de la formación humana y
humanística en la Universidad Mariana.
Abstract
The investigation analyzes the proposals of human formation that have been
developed in the Mariana University in Pasto Nariño, Colombia; bearing in mind
that this formation is the axis of the institutional mission. The task confronts the
integral formative want designed in the institution with the reality presented by
means of a qualitative investigation, from the historical hermeneutic method
making way for interpretation to understand and discern what the human
formation is and what it can get to be in this institution from Pasto. For this task
we worked with a deliberate sample of eleven people: four teachers, five
directives, two students, one undergraduate and another postgraduate. Other
supports for the study were the participant observation and the institutional
document revision. The findings of the investigation demonstrate that the
changes and the innovations of the curriculum of the institution have been carried
out without the complexity sustenance of the university’s youth, prioritizing other
aspects so much that the University in many occasions lacks vital answers to vital
needs, evaluation concentrates, especially, on cognitive processes and relegates
the other human dimensions, little credits of human formation in the curriculum;
these and other aspects germinate the question, How to deal with the human part
in the Catholic University?, which leads us to define strategies for an
improvement plan for the human and humanistic formation in the Mariana
University.
METODOLOGÍA
El camino metodológico se fue construyendo en la rigurosidad y la aventura de una
experiencia humana y académica de intereses, preguntas, encuentros y desencuentros,
temores y esperanzas, éxitos y decepciones, estudio y reflexión; entramado cualitativo
19
que hizo posible la comprensión desde las percepciones y vivencias de los diferentes
actores; caminantes en la comunidad educativa, desde la observación y la escucha
atenta de sus expresiones, inquietudes y conocimientos; conocimientos y
observaciones que acontecen en los diferentes parajes del camino, espacios y
momentos de la vida académica.
La opción vital de la investigadora por realizar su misión educativa con el paradigma del
desarrollo humano desde el Evangelio de Jesucristo, llevó a tomar el rumbo de lo
interpretativo, ya que desde una categoría existencial en clave franciscana donde el
diálogo y convergencia de espíritus son posibles, se busca describir y, entender la
importancia que se da a la formación humana, mediante la interacción con las personas
y el estudio, acogida y apropiación de los documentos institucionales.
Apoyada en el método histórico hermenéutico, abre espacios de confrontación y
discernimiento, retomando la capacidad natural del ser humano en el arte de
comprender, de entrar en sintonía afectiva, intelectual, espiritual para analizar y
encontrar el sentido de la acción humana frente al estado actual de la formación
humana y humanística en la universidades Mariana.
la visión humanista franciscana que parte de los gestos, se expresa en los signos y se
particulariza en la forma de acoger y escuchar, pasando por una nueva comprensión
de la mirada, del encuentro y de la afable serenidad en el amor y la amistad, atenta a la
vida, al contexto y muy presente en las realidades cotidianas, asume el desafío del
análisis e interpretación de los hallazgos, procurando ir más allá de los constreñimientos
de la metodología para hacer posible que el acontecimiento escritural refleje lo que las
palabras no alcanzaron a expresar y los ojos y oídos físicos no lograron captar,
teniendo en cuenta que lo esencial no se ve, ni se toca, ni se oye, se ama.
Construcción conjunta y paulatina con los otros, mediatizada en unos momentos
existenciales que garantizaron el avance con sentido y la consolidación de resultados.
Desde el respeto, la acogida y la escucha atenta al otro, como lugar sagrado donde
acontece el milagro divino de la vida, se utilizó la observación participante donde como
investigadora compartí el mismo contexto con los investigados o caminantes,
20
experiencia y vida cotidiana, lo cual me permitió conocer directamente toda la
información que los caminantes poseían sobre su propia realidad, es decir, conocer la
realidad cotidiana de la comunidad educativa universitaria desde el interior de la misma.
Además se utilizó la entrevista, en lenguaje franciscano, un encuentro existencial con el
otro, una conversación significativa entre la investigadora y el investigado, caminantes
que comparten el lenguaje y la cultura, lo que les facilitó conocer, leer y valorar la
formación humana y humanística en la Universidad Mariana, desde la conciencia que
cada uno tiene sobre el fenómeno. Este discurso significativo entre preguntas y
respuestas permitió construir conjuntamente el conocimiento contextualizando, esta
exigió por parte del investigador una habilidad para escuchar y sentir empáticamente a
la persona entrevistada, esclarecer sentimientos frente al tema sin juzgar, prestar
mucha atención al leer y al transcribir las entrevistas, este es un proceso de continuo
aprendizaje. Para resolver la ambigüedad o para ampliar la información se utilizó el
diálogo, reconociendo muchas veces la ignorancia de la entrevistadora. Experiencia
humana que desde una visión franciscana tiene como fundamento lo cotidiano, lo
existencial, lo concreto y lo vital. Incluyendo: Una manera de vivir, una manera de
relacionarse con el otro y una manera de enfrentarse a la vida y no simplemente una
manera de pensar, de soñar o recolectar información. Y la revisión de documentos
institucionales para extractar lo relacionado con políticas institucionales concernientes al
con el tema y confrontar lo encontrado en los documentos y los datos de sentido y
significado de la observación participante y las entrevistas.
CONCLUSIONES
Los espacios académicos de formación humana y humanística deben partir de la
lectura reflexiva de la realidad de cada estudiante y del entorno local, regional, nacional
y mundial para que desde el reconocimiento de estas situaciones personales,
familiares y sociales se sensibilicen con la situación del otro y con ello construyan un
aprendizaje significativo.
21
Los planes de mejoramiento deben ser producto de la lectura reflexiva y crítica del
acontecer diario de la vivencia universitaria para llevar a la práctica una formación
inclusora que permita la comprensión y acogida de la interculturalidad y diversidad
presentes en la comunidad universitaria ubicada en un contexto de frontera y
receptora de víctimas del desplazamiento, de la violencia, de la pobreza, provenientes
de distintos lugares del país.
La formación implica contar con una directriz clara donde se trabaje la persona desde lo
holístico llevándolo a la práctica en las relaciones que se establecen en el aula, en el
fortalecimiento conceptual y vital del proyecto personal y profesional.
Para diseñar planes de mejoramiento y liderar proyectos en algo tan definitivo como lo
es la formación humana es requisito indispensable, generar procesos de investigación
que den luz a la selección de estrategias innovadoras, pertinentes, incluyentes y
metodologías y didácticas pedagógicas experienciales que alimenten el sentido de vida
y el compromiso con la realidad histórica.
RECOMENDACIONES
Para que la formación humana y humanística adquiera la verdadera importancia es
necesario conocer valorar el proceso histórico, aprovechando los aciertos de cada
propuesta e implementando estrategias acordes al desarrollo que vive la universidad y
a los desafíos y necesidades de la comunidad educativa universitaria y el contexto
local, regional y nacional.
En la Universidad Mariana para que los propósitos de formación humana se hagan
realidad es necesario comprender las percepciones de los directivos, docentes y
estudiantes, las cuales permiten aterrizar la teoría a las prácticas cotidianas.
Un elemento fundamental para que se dé la formación humana-cristiana es el
crecimiento personal y formación pedagógica que facilite a los educadores ser
22
acompañantes de los procesos de formación y gestores de una cultura de paz a partir
de su propia realidad.
Es indispensable la unión de voluntades para trabajar en red con objetivos comunes,
en una vía de diálogo con un proceso de creación mutuo de significados, que
promuevan vivencias transdiciplinares para la formación de garantes, gestores y
convivencia fraterna, comprometidos con las problemáticas institucionales, locales,
regionales y nacionales.
La apropiación de la pedagogía franciscana en la universitaria es el eje para que la
formación humana y humanística sean posibles. Donde para los docentes es prioritario
reconocer y aprender a ser tutores y asesores, además de la docencia para que se
haga una práctica de acompañamiento como ministerio de ayuda.
La educación franciscana es una formación holística, es una pedagogía del amor
universal, un proceso para formar seres humanos integrales, un conducto para nutrir lo
mejor del espíritu humano; la solidaridad, paz, concordia, tolerancia, paciencia, diálogo,
democracia, compasión, amor, fraternidad, etc. Es una forma de vida, una presencia
espiritual plena y creativa en el mundo, un sendero de sabiduría y un accionar de
esperanza.
23
CAPÍTULO I
1.1 Descripción del problema
La universidad del siglo XXI está llamada a recuperar la identidad que por naturaleza le
es propia; como ente de educación superior comprometida con la formación de seres
humanos, tiene en cuenta que el desarrollismo cientificista y tecnicista, ha logrado que
se concentre la atención en la oferta de programas técnicos y profesionales que
responden a las exigencias del mercado. Sin embargo, la adopción de una política
neoliberal subyuga al sistema educativo, pues sólo se satisfacen los intereses de
producción y consumo. Ya no se puede seguir reduciendo la educación, ella no consiste
en un entrenamiento de la racionalidad instrumental para que actúe mecánicamente
dentro de los procesos de la rutina laboral, tal como la sociedad científico-industrial lo
necesitó en su tiempo.
El modelo de la educación mecanicista se realiza en un contexto puramente cientificista y siguiendo una lógica reduccionista, otros campos del conocimiento como el arte, la espiritualidad, las tradiciones y las humanidades aparecen marginadas, como conocimientos irrelevantes por su subjetividad, el estudio de la interioridad del Kosmos no se reconoce como parte significativa de la educación. En el paradigma mecanicista la educación se reduce a un entrenamiento para el trabajo industrial, los sistemas educativos son vistos solo como medios, como meros insumos para las metas económicas de la nación, la educación se reduce a un proceso mecánico estandarizado que puede ser controlado como cualquier otro producto industrial, la administración de la educación adquiere más importancia que la educación misma, se pretende mejorar la educación a través de programas de acreditación, evaluación, financiamiento, etc., todo lo cual sigue en la lógica sistémica objetiva muy lejos de la mejora educativa genuina, la verdadera formación integral para la vida está completamente ausente. (Extraído el 12 de febrero del 2010 de www.ramongallegos.com/EDUCACION%20PARA%20EL%20SIGLO%20XXI)
. El sentido de la formación en las universidades, en la mayoría de los casos, se
encuentra plasmado claramente en los documentos institucionales; en casi todas la
misiones se habla de dicha formación, sin embargo, ya en el hacer, la energía está
concentrada en: la profesionalización; el estudio de las disciplinas; las cátedras
24
específicas, las cuales muchas veces no tienen la significancia suficiente para gestar en
el estudiante sentido de vida; y, la proyección transformadora hacia las realidades
sociales que el momento histórico amerita.
Hablando de calidad, en el sentido que lo requiere el CNA (Centro Nacional de
Acreditación) en registro calificado o alta calidad, no se contempla un ítem específico
referido a los procesos de formación humana. La valoración de las apuestas reales de
la universidad pretende cualificar y crear seres comprometidos con un momento
histórico concreto, con competencias y un nivel profesional que los hagan capaces de
constituirse en sujetos influyentes para la restauración del tejido social, el desarrollo de
los pueblos y el cuidado del medio ambiente. Sin decir con lo anterior que se esté
pensando en modelación o en criterios estandarizados sobre el desarrollo y la
formación humana, sino en la ausencia de dicho aspecto en la evaluación oficiada por
el Estado. Es claro que las diferencias institucionales desde contextos multiculturales y
la complejidad humana que se vive en las comunidades universitarias, hacen singular y
novedoso cada proyecto educativo.
A la universidad colombiana le corresponde preguntarse sobre cuál ha sido y está
siendo su aporte. Desafortunadamente, en esta patria la corrupción campea, la
impunidad está de moda y la violencia acaba con la esperanza de las comunidades.
Por otro lado, mientras la banca crece, el pueblo se empobrece. ¿Acaso los dirigentes
políticos y miembros de estamentos gubernamentales no son egresados de la
universidad? ¿Dónde está entonces el grito profético de la academia para detener
decisiones que van en contra del ser humano? Quizá es imperativo para la universidad
volver hacia el hombre, humanizar todos sus procesos, ser el agente de un cambio
positivo a través de todas las áreas del conocimiento.
Teniendo en cuenta lo anterior, la formación en la universidad Mariana también
vive está problemática de concentrar energías en lo disciplinar enfocado a lo laboral,
dejando como complemento la formación humana o también como se afirma a veces, el
“valor agregado”. Se percibe por lo tanto, una ruptura entre la misión, las intenciones
25
formativas y el ejercicio formativo que se desarrolla; dicho quiebre se evidencia en el
quehacer de algunos docentes y en las percepciones de algunos estudiantes. Por
ejemplo en la misión se habla de formación integral, sin embargo algunos docentes se
dedican exclusivamente a desarrollar los contenidos de la materia, olvidando la parte
humana de la formación.
Las clases de humanidades para algunos estudiantes se tornan pesadas y
aburridoras, asisten porque es un requisito académico, “toca verla porque sino, no
puedo graduarme”, expresión que se puede leer desde dos miradas: desde el manejo
pedagógico y didáctico de los docentes de humanidades y desde el imaginario que
persiste entre los estudiantes. Si las clases de las que venimos hablando son cargadas
de teoría, puede ser que estén produciendo desmotivación en los educandos. Tal
parece que la didáctica en las humanidades no desencadena procesos de
pensamiento, de meta cognición, no forma el carácter ni desarrolla la creatividad, la
capacidad de resistencia y resiliencia. Es decir, la teoría sin contexto, sin discusión, sin
reflexión, no es significativa y por eso la formación humana en la universidad no es
transformadora, no forma para la vida; la teoría no es suficiente para enseñar a pensar,
a convivir, a desarrollar el sentido crítico y el espíritu ético, hace falta fortalecer estos
espacios con pedagogías experienciales.
Las áreas de formación humana en la universidad han sido complemento de la
formación profesional. Los espacios alternativos que buscan el desarrollo físico, el
cuidado de salud, el crecimiento personal, etc., son catalogados como electivos para el
descanso o para el manejo del tiempo libre, pero, no se consideran como constitutivos
de la formación integral del profesional. El resultado que persiste en el sistema
educativo es una mirada fragmentada del conocimiento.
En el medio se percibe una cierta dislocación de lo humano, su dimensión
biológica, incluyendo el cerebro, está encerrada en los departamentos biológicos; sus
dimensiones síquica, social, religiosa, económica, están relegadas y separadas las
unas de las otras, en los departamentos de Ciencias Humanas; los caracteres
26
subjetivos existenciales y poéticos se encuentran acantonados en los departamentos de
literatura y poesía. Al parecer, los problemas humanos les son indiferentes a las
ciencias; la filosofía que es por naturaleza una reflexión sobre todos los problemas del
hombre, se volvió a su vez un campo encerrado en sí mismo. Estas realidades se
observan en la universidad y no propician la integración de los saberes para una
formación que responda a la urgencia de humanización. Al respecto afirma Morín
(1999) en uno de sus textos:
El debilitamiento de la percepción de lo global conduce al debilitamiento de la responsabilidad individual (cada uno tiende a responsabilizarse solamente de su tarea especializada.... como nuestra educación nos ha enseñado a separar, compartimentar, aislar y no a ligar los conocimientos, el conjunto de éstos constituye un rompecabezas ininteligible. (p. 26 y 27)
El peso de la fragmentación del conocimiento y la súper especialización ha hecho
que en las universidades existan los llamados colectivos o departamentos, uno de ellos,
el departamento de humanidades, que por su denominación y tarea ha hecho que en el
imaginario de dicha comunidad sea visto como el único responsable de la formación
humana de los estudiantes. Los demás docentes asumen su tarea de docencia en su
saber específico: construir conocimiento e investigar, pero, se olvidan de los rostros, las
historias, las realidades de los constructores de conocimientos y los investigadores.
Para muchos lo importante es que responda académicamente, “lo demás a mi no me
interesa” expresan fácilmente. En algunos casos, las actitudes, palabras o gestos
deshumanizantes en las aulas frustran los procesos de desarrollo de habilidades
sociales, crecimiento interior, aprendizajes significativos, liderazgos, emprendimientos
que en un momento dado no son según el docente pertinentes al tema que se está
tratando. Tal parece que lo humano en ciertos momentos y para algunos docentes no
es adecuado en el aula de clase.
Por otra parte, el contexto en el que se mueve la universidad Mariana, está marcado
por múltiples factores que complejizan su quehacer en cuanto a la formación humana
se refiere. El departamento de Nariño en el conjunto nacional está en los últimos
27
lugares de asistencia pública y social, con presencia marcada de grupos al margen de
la ley, narcotráfico, desplazamiento, pobreza, pirámides, desastres naturales, etc.; lo
cual ha traído como consecuencia que esta región, otrora remanso de paz, este siendo
golpeada por la violencia y viva en circunstancias muy difíciles por la descomposición
social, el aislamiento y la marginalidad.
Los jóvenes que acceden a la universidad Mariana, en su mayoría adolescentes,
son vulnerables a problemas depresivos, consumo de alcohol y sustancias psicoactivas;
provienen de la Costa Pacífica, del Putumayo, del Cauca, de los distintos municipios de
Nariño y un número reducido de la ciudad de Pasto; un porcentaje significativo son de
estrato uno y dos, estudian con crédito del ICETEX son de escasos recursos
económicos y tienen que pagar arrendo, alimentación y transporte; en muchos casos no
tienen solventadas sus necesidades básicas. Estas condiciones influyen en su
desempeño en la universidad y en su desarrollo integral como tal. Para la institución
constituye un reto posibilitar por todos los medios, la realización de los sueños de
quienes acceden a estudiar en cualquiera de los programas que se ofrecen en la
institución.
El ser humano actual requiere respuestas de esperanza que no pueden ser ciegas e
improvisadas, se necesita la configuración de un proyecto de humanidad alternativo; un
plan centrado en la ética y la solidaridad, que implique una actitud continua de asombro
y apertura, que construya desde los criterios de la singularidad y el contexto. Por su
puesto, la Educación Superior tiene su responsabilidad en este empeño, para lo cual
deberá conjugar su inserción en la rica tradición de varios siglos en los que se ha
construido su identidad, pero deberá también, estar abierta a la novedad y en especial,
ponerse de cara a los retos y tensiones que trae el tejido socioeconómico, político y
cultural que se viven en el continente y en el país.
También es misión de la "transformación humana" crear conciencia social, política y
ecológica, de tal forma que los destinatarios de un proceso educativo puedan asumir
28
actitudes y compromisos de civilidad, de responsabilidad y pertinencia por su institución,
su comunidad y su profesión.
Es preciso decir que la educación universitaria, centrada en las funciones de
docencia, investigación y proyección, debe hacer posible la formación integral, la cual
ha de responder a los problemas locales y regionales; se trata de formar en y para la
vida y hacer posible los sueños y aspiraciones de los educandos.
En el Reglamento General la universidad Mariana (2006), sobre el horizonte de
sentido, el Artículo 5, “De la formación integral en valores”, manifiesta que se entiende
la formación integral como una forma de educar, mediante la cual se fomenta el proceso
de socialización del educando, se afina su sensibilidad, se desarrollan sus capacidades,
habilidades y dominio de interacciones, abriendo así, su espíritu al pensamiento crítico y
a su crecimiento moral. Apuesta institucional que conlleva al compromiso de conocer
los intereses, problemáticas, lenguajes, creencias, contextos de proveniencia de los
estudiantes, para responder con nuevas propuestas a sus necesidades educativas.
Es urgente gestar un proceso de mejoramiento con dinámicas que posibiliten
sinergias institucionales, coherentes con el crecimiento, con lo planteado en los
documentos institucionales y con las prácticas pedagógicas y didácticas que se
desarrollan. Así, se logra fortalecer la formación humana y se constituye la comunidad
universitaria en una “comunidad formadora”, tal como lo señalan en el libro, Formación
humana en la universidad, Muñoz y Rincón (2002). Se necesita por consiguiente,
arriesgarse en creatividad para provocar cambios de mirada y nuevos enfoques
humanísticos. Es necesario entonces, acoger la llamada de alerta para revisar y
cuestionar las estructuras institucionales y las formas de hacer, para en conjunto crear o
fortalecer estrategias que respondan a los retos actuales.
29
1.2 Formulación del problema
¿Cómo fortalecer los procesos de formación humana en la Universidad Mariana, a
partir de los propósitos formativos y las concepciones y significaciones propias de la
comunidad educativa?
1.3 Justificación
En un mundo globalizado, regido por el sistema neoliberal, las relaciones económicas
son asimétricas con fuertes desventajas para los sectores empobrecidos de la
sociedad. Como consecuencia: se refuerza el marginamiento y la exclusión,
características fundamentales de dicho modelo; el ser humano vale porque participa en
la producción o el consumo, de lo contrario no existe; la competencia hace difícil la
cooperación, la lucha por el bien común y el cuidado del medio ambiente, etc. Por lo
tanto, es necesario reaccionar frente a la homogeneización de la educación, la cual no
se limita exclusivamente a los aspectos generales o teleológicos, sino que afecta
también a las prácticas cotidianas, de tal suerte que nunca se convertirá en
propagadora de bienestar y democracia.
Las relaciones sociales que se configuran con la globalización están determinadas por la imposición de una visión materialista y mercantilista del mundo que desplaza otras miradas y posibilidades de desarrollo más ligadas a lo cultural, lo social y lo ambiental. Éste es un modelo que niega en lo fundamental las posibilidades a un desarrollo endógeno de nuestros pueblos y culturas, más vinculados con la preservación y la cooperación entre los seres humanos y entre estos y el entorno vital. (Extraído el 10 de febrero del 2010 de www.recreación.org/documentos/congreso9/VMolina2.html/)
Nada escapa al poder transnacional. Las grandes potencias afectan la vida de
cada país, inciden en las crisis petroleras, en las decisiones ecológicas, en los modelos
y tendencias educativas, en las guerras, en fin, en todo su accionar como pueblo. Ante
30
este poder amenazante y devastador de la humanidad, la enseñanza en general, pero
especialmente la educación superior, está llamada en todo momento a fomentar y
consolidar una mentalidad nueva, democrática y profundamente transformadora con
respecto a su entorno. Una formación orientada hacia un nuevo modelo de desarrollo
científico, técnico, humanista y de sostenibilidad ambiental.
La universidad que desde la Edad Media fuera santuario privilegiado para preservar
todo lo que tuviera que ver con el hombre, también hoy está llamada a ser lugar de
humanización. La formación humana en la educación superior acepta el desafío de
formar un profesional, no sólo para el funcionalismo, el adiestramiento frío y calculador,
el saber pragmático que capacita exclusivamente en el hacer, sino que por el contrario,
quiere formar cualitativamente, desde lo axiológico y actitudinal, dándole un sentido
responsable a la capacitación recibida; todo desde una concepción integradora del ser
humano que sabe ser y hacer, pensar, valorar, conocer, crear y gestar, razonar,
producir, y también convivir. Hoy más que nunca se visualiza un arrollador avance de la
ciencia y el consiguiente desarrollo tecnológico que asombra y parece dejar atrás,
relegados en el olvido, los estudios humanísticos.
Para Vasconcelos es necesario un nuevo tipo de hombre, con una nueva forma de vivir. La razón y la ciencia no forman los auténticos valores humanos, es la emoción la que nos hace vivir lo propiamente humano. El filósofo recomienda que los iberoamericanos debemos practicar esa forma de vida y dejemos de imitar al sajón racionalista que revive al universo en lo que tiene de material y biológico y nosotros los latinos e iberos, debemos expresarnos en términos de espíritu. (Vasconcelos, citado en Guerrero Sáenz. Extraído el 16 de julio de 2009 desde http://letrasUruguay.espaciolatino.com/aaa/guerrero_saenz_bertha_alicia/la_educacion__como.htm)
De ahí que acudiendo también a la reflexión de Eudoro Rodríguez en la Revista
Colombina de Humanidades (1988), la universidad ha de procurar que la formación
humanística desarrolle conocimientos vivos, referidos siempre a la actualidad,
contextualizados, capaces de dar elementos para el análisis, la crítica, la interpretación
del mundo de la vida y, sobre todo, para proporcionar componentes de juicio necesarios
31
que contribuyan a tomar posiciones y asumir responsabilidades educativas con las
actuales generaciones .
Ante esta realidad, las experiencias de los diversos grupos que siembran esperanza
en el continente, como es el caso de Tierra de Niños, el movimiento de justicia, paz y
reverencia a la creación, entre otros, señalan que en las actuales circunstancias lo
único realista es pensar en el cambio; y en este empeño es imprescindible restituirle a
la educación su responsabilidad formativa para construir las condiciones prácticas de
realización de utopías razonables.
La pertinencia de la formación humana en la universidad debe verse reflejada en el
fortalecimiento de los procesos de enseñanza – aprendizaje, tendientes a cualificar al
futuro profesional. Se hace necesario abordar al joven desde sus diversas dimensiones
como ser humano: su cultura y contexto, su ser y hacer en el mundo, su trascendencia,
su alteridad, sus potencialidades y sus carencias, su capacidad cognitiva y crítica, su
identidad, su expresión comunicativa, reflexiva y conceptual, política y ética; dichas
condiciones llevan necesariamente a una visión integral de la persona universitaria.
Estas extensiones antropológicas ofrecen la introspección de competencias reflexivas,
analíticas, de afrontamiento y transformación profesional, y a su vez, señalarán a
mediano y largo plazo, una diferencia y ventaja comparativa del egresado. Todo lo
anterior se dinamiza, fundamenta y potencializa a partir del criterio institucional; desde
la visión y la misión se concibe el imperativo ineludible, propio de aquellas entidades de
educación superior que profesan el humanismo cristiano: con coherencia, honestidad y
respeto asumen su compromiso educador y transformador social, haciendo posible la
creación y el desarrollo de espacios, procesos y condiciones que permiten al joven
universitario desarrollarse armónicamente y constituirse en gestor de humanidad a
través del conocimiento experimental o científico.
Si para la universidad en general es urgente fortalecer la educación del hombre en
sus procesos formativos, lo es aún más para las universidades de carácter católico,
como lo afirma Gerardo Remolina S.J. (1988) en uno de los principios de la ratio
32
studiorum, de la Pontificia Universidad Javeriana: “formar, antes que capacitar expertos
o eruditos, educar personas antes que instruir”. (p. 71). Del mismo modo, en la
Universidad Mariana, como organismo de carácter privado, católico y franciscano,
existe una constante preocupación institucional en torno a la necesidad de revisar el
quehacer de la formación humana y reformular sus propuestas y ofertas académicas.
No siempre lo que se dice en los documentos oficiales se refleja en la cotidianidad que
se vive en el alma mater.
Es importante entonces, con relación a los procesos educativos e investigativos,
conocer los elementos internos pertinentes a la institución como calidad, cobertura,
servicios y oferta curricular, los cuales deben incluir la formación humana en todas sus
dimensiones. Igualmente, es necesario analizar e interpretar las percepciones y la
incidencia de la misma en los educandos, en los docentes y en el ambiente
universitario.
Por las anteriores razones, se hace necesaria y conveniente esta investigación en la
universidad Mariana. Además, los avances en el saber humanístico son de escaso
impacto para los educandos, quienes suelen considerar, desde un lenguaje muy
coloquial, que los cursos de formación humana y humanística son: “costuras”, “muñecas
de trapo”, “rellenos de un pensum académico”... De la misma forma, en algunos casos
a nivel directivo y docente, se manejan expresiones reduccionistas en torno a dichos
cursos. Una docente de trabajo social (2008) comenta al respecto: “En muchos
aspectos la formación no se relaciona con el contexto social del estudiante, no se tiene
en cuenta la situación del joven, ni sus características socioculturales y familiares. Se
hace entonces una formación de fuera de la vida actual del joven”.
Sin desconocer el sin número de factores que afectan la vida de los estudiantes, es
necesario crear estrategias para hacer pertinente la formación humanística en la
universidad, no podemos seguir enseñando sólo a triunfar, a ser el mejor, a tener éxito;
sino también el cómo salir del fracaso. En la región sur del departamento es doloroso
escuchar los altos índices de suicidio en los jóvenes, adolescentes y hasta en los niños.
33
Para la universidad esto se constituye en un reto para trabajar por la cultura de la
excelencia, en la que no sólo importa cuánto se sabe sino cómo se utiliza ese saber
para el bien comunitario, mediante un servicio desinteresado.
No se puede desconocer que la universidad en mención tiene una acreditación
social por su historia educativa, calidad académica y por el impacto en el desarrollo de
la región. Sin embargo, surge el interrogante frente al qué y al cómo sus docentes,
teniendo en cuenta las aspiraciones de los educandos, están asumiendo la formación
humana y humanística y sus respectivos procesos didácticos pedagógicos.
Teniendo en cuenta la orientación formativa de la Educación Superior actual, es
urgente trabajar en pro de una nueva visión profesional, que no defina al egresado
exclusivamente por lo racional, lo técnico y lo utilitario, sino que también lo haga por su
competencia creativa, comunicativa, lúdica, cultural; por su capacidad de liderazgo
comunitario, su sensibilidad y compromiso con lo humano. De ahí que, conscientes de
que en la Universidad coexisten simultáneamente dos campos: el formativo y el
científico; el experimental–analítico–cuantitativo y el hermenéutico–humano–cualitativo;
los cuales, no necesariamente implican su mutua exclusión, repulsión, desconocimiento
o separación tajante. Hoy más que nunca la universidad debe dejar de lado la
disyunción, y abrirse a la conjunción compleja con respecto a estos dos campos. Sólo
disminuyendo la escisión antropológica y cognitiva, podremos rescatar lo holístico, lo
sistémico del ser humano, del universitario y del ser profesional.
1.4 Objetivos
Objetivo General
Analizar las propuestas de formación humana en la Universidad Mariana, para plantear
estrategias hacia un plan de mejoramiento, teniendo en cuenta que dicha formación es
el eje de la misión institucional.
34
Objetivos Específicos
Identificar la importancia que la institución le asignan a la formación humana.
Interpretar cuáles son los propósitos de la formación humanística en la
Universidad Mariana.
Interpretar las percepciones de la comunidad académica universitaria sobre la
formación humana.
Plantear estrategias para un plan de mejoramiento de la formación humana.
35
CAPÍTULO II
2.1 Fundamentos teóricos
Se inicia haciendo un recorrido corto sobre la presencia de la formación humana, quien
como proceso inherente a la educación superior en varias universidades, explicita en
sus marcos teleológicos el compromiso de la orientación integral.
A nivel de Colombia y Latinoamérica se verifica la intención de diversas
facultades, por fortalecer este campo y así, responder al desafío de humanización que
la globalización y las problemáticas socioambientales requieren.
2.1.1 Marco de antecedentes
Una mirada de las humanidades en la universidad
El mundo de hoy, con el acelerado desarrollo de la ciencia y de la tecnología, determina
hechos negativos como un ser humano envanecido, embriagado con la ilusión de una
mayor independencia, con un yo saturado e insatisfecho. Se está olvidando la libertad
sustantiva en la capacidad de opciones vitales y auténticamente humanas, las cuales
lleven a tomar derroteros dignos y dignificantes.
Otros medios, además de los académicos, manifiestan su inquietud;
organizaciones, instituciones y hasta los partidos políticos, están buscando caminos
para llegar al corazón del problema y a su razón de ser. Si no se toman medidas, los
jóvenes se pueden convertir en cascarones vacíos, en címbalos que retiñen sin ningún
pensamiento propio.
36
La universidad fue establecida desde la Edad Media para humanizar; su tradición de
más de siete siglos ha sido fiel, en términos generales, a esta intuición primigenia. La
enseñanza de las humanidades constituyó y constituye una bandera para muchas de
las instituciones de educación superior.
La Compañía de Jesús, nacida de un grupo de estudiantes de la universidad de
París, en pleno furor del renacimiento humanista, plasmó en su agenda educativa,
llamada la Ratio Studiorum (1559), un compromiso con el educando: por encima de
otra consideración, buscar la persona en su ser, y, por medio del conocer llevarlo al
alma de la vida humana, a buscar su destino fundamental.
En las universidades del país, en las áreas confesionales y no confesionales, está
determinado en su estructura curricular, desde su misión, visión y principios, un sello de
formación humanística. Las instituciones de carácter confesional expresan en forma
directa la línea de un humanismo cristiano y eclesial; la iglesia se considera como
maestra de humanidad y quien la fundó, Jesús, aseveró que: Él era el camino, la verdad
y la vida. Proyecto modelo para hacer más humanos al hombre y a la mujer.
Desde 1997, la Universidad Javeriana de Cali, por ejemplo, se ha embarcado en la
renovación de los estudios humanísticos, creando el departamento de servicios para
todas sus carreras. Se concreta así un propósito esbozado como parte de su misión,
en el cual plantea la urgencia de centrar su labor educativa en el hombre y a través de
una formación, trascender lo puramente informativo y técnico, y buscar definitivamente
la excelencia humana.
Hoy ante el arrollador avance de la ciencia y el consiguiente desarrollo tecnológico,
el cual no deja de asombrar, parece que quedan atrás, relegados en el olvido, los
estudios humanísticos.
Ante esta situación, las universidades han ido reaccionando recientemente. Los estudios de las humanidades están de regreso a los claustros universitarios de los
37
grandes centros de educación superior del mundo. Quieren volver a colocar el estudio de todo lo relacionado con la historia del hombre como presupuesto de la formación científica y profesional. Han ido fortaleciendo en su currícula la presencia territorial de los que, históricamente, hemos dado en llamar estudios humanísticos. (González, 2001, p. 1)
En los distintos escenarios formativos que la Pontificia Universidad Javeriana
trabaja, se perciben algunas características que resumen el proyecto humanizador: un
intenso sentido de la dignidad humana, con todas las implicaciones estéticas y éticas
que ello conlleva; una sensibilidad profunda hacia los problemas más radicales de la
existencia humana; una percepción sapiencial de la existencia que, ni excluye la visión
realista de la cotidianidad, ni subordina la autenticidad del hombre a simples
conveniencias técnicas o tecnológicas; una incesante estimulación para que el individuo
humano se constituya en objeto privilegiado de autorreflexión y autocrítica.
Otra universidad con identidad católica como es la Pontificia Universidad
Bolivariana, tiene como misión (2004): “la formación integral de las personas que la
constituyen, mediante la evangelización de la cultura, la búsqueda constante de la
verdad, en los procesos de docencia, investigación, proyección social y la reafirmación
de los valores desde el humanismo cristiano, para el bien de la sociedad.” (Extraído el 8
de marzo de 2009 desde http://www.upb.edu.co/portal). Este centro, ofrece el programa
institucional de formación humanística a los estudiantes de pregrado; con base en el
humanismo cristiano, busca contribuir al desarrollo integral, caracterizado por procesos
de: exigencia, renovación y cualificación permanente y preocupada por la plena
realización de las potencialidades humanas. Su acción se fundamenta en el despliegue
de los valores religiosos, éticos, sociales, políticos, ecológicos y culturales; así, favorece
la construcción de espacios más amplios de convivencia ciudadana y fortalece el
sentido crítico frente a los desafíos del tiempo actual. Es decir, crea un contexto de
reflexión, creatividad, interdisciplinariedad, investigación y excelencia académica.
38
En esta misma línea, la Universidad Santo Tomás, en su “Estatuto orgánico” de
marzo del 2002, centra el sentido humanístico a partir de su misión institucional
inspirada en la concepción personalista de Tomás de Aquino. Él, concibe que el
hombre es un ser concreto, situado en un aquí y un ahora; gracias a su naturaleza
racional no es sólo “señor de sus actos” y “lo más digno y valioso que existe en la
creación”, sino que, como imagen de Dios, está llamado a realizarse en plenitud,
construyendo libre, responsable y solidariamente su propia personalidad.
De igual forma, la Universidad Marista de Guadalajara desde sus políticas
institucionales (2005) otorga prioridad a la formación integral del estudiante
universitario. Está convencida que a través de sus egresados es como podrá contribuir
eficazmente a la transformación de la sociedad; su empeño se traduce en propiciar una
sólida formación académica, profesional, humana y espiritual de sus educandos, la cual
les permita crecer y superarse intelectualmente a fin de lograr su realización plena
como personas, sin descuidar todas y cada una de sus dimensiones: su relación
consigo mismo, con los demás, con el cosmos y con lo trascendente. (Idea extraída el 6
de febrero del 2010 desde www.educaedu.com.mx/centros/universidad-marista-de-
guadalajara-uni1546 )
En el contexto regional, la Universidad de Nariño, institución pública con 105 años
de historia, presenta en el Plan Marco de Desarrollo Institucional y en su Proyecto
Educativo (2000) , la importancia de la integración humanística, siendo uno de los
propósitos propender por: “la formación de actitudes y valores humanos”, necesarios
para la comprensión y la convivencia pacífica. Resalta su carácter universal y se
apropia de los principios referidos a la democracia y la libertad, contemplados en la
Constitución Política de Colombia (1991), los cuales tienen como base, el
reconocimiento, la aceptación y el respeto por la diferencia, la tolerancia, la crítica y el
diálogo intercultural.
39
La formación humanística entonces, hace posible en la universidad: la
construcción de un espacio abierto para la creatividad, la producción del saber y el
pensamiento crítico, científico y tecnológico. Simultáneamente, también favorece un
escenario de expresión, interpretación y comprensión de la complejidad de la condición
humana.
Todo el proceso formativo de la vida universitaria cobra su impulso mediante un
humanismo fundamentado en un lenguaje dialógico, propicio para la construcción de
procesos comunicativos. Así lo manifiesta un docente de sociología de la institución en
mención:
La idea de esta universidad es formar a nuestros estudiantes en los valores universales y en los valores que más tienen que ver con la problemática de Colombia y de la región, los valores como la justicia y la igualdad, coherencia, respeto, muchos de ellos planteados en nuestra Constitución Política, temática que es abordada en cursos específicos ofrecidos por la instancia de formación humanística, antes se tenía como obligatorio en el programa temáticas como democracia, valores, etc.; pero como se repetía mucho se dejó solamente los cursos en las cuatro modalidades: formación en humanismo, formación en cultura artística y cultura física, formación ciudadana, formación en problemáticas de contexto. (Docente de sociología, Entrevista, mayo 2008)
En la Universidad del Cauca, igualmente entidad pública, en los resultados de la
investigación: Formación integral de los estudiantes: percepción de los profesores de la
Facultad de Salud de la Universidad del Valle, (Angulo, González, Santamaría y
Sarmiento, 1997), se recoge lo que piensan los docentes con respecto a la formación
humana:
Los profesores piensan que la formación integral se relaciona básicamente con tres grandes aspectos: formación humana, integración y proceso. Como formación humana, la formación integral debe procurar hacer énfasis tanto en los conocimientos propios de las profesiones como en los diferentes a la profesión, a saber, culturales, deportivos, artísticos, lúdicos, espirituales, gerenciales y comerciales, que les permitan desarrollar todas sus potencialidades y los capacite para desempeñarse con calidad y compromiso en cualquier situación en la que se encuentren en la vida. Además, dicen los profesores, que se debe procurar también la formación de los estudiantes como personas capaces de
40
responder a las necesidades de su entorno, ciudadanos colombianos que trasciendan su disciplina y se incorporen en el esfuerzo de conseguir una sociedad más equitativa. (Extraído el 11 de febrero del 2010 de http://colombiamedica.univalle.edu.co/Vol38No4)
Entendida así la formación humana, requiere establecer principios éticos, valores
morales, y también el desarrollo de actitudes y aptitudes, los cuales permitan ejercer
liderazgo y relaciones con los demás, respetando sus diferencias y comprendiendo los
efectos que el entorno puede ejercer sobre el comportamiento, el rendimiento y la salud,
entre otros asuntos. Se integran así, conceptos, conocimientos y elementos propios del
ser. La educación integral es un proceso que se inicia en el hogar y se continúa a
través de la vida; a la Universidad le corresponde un papel básico, tiene la
responsabilidad de admitir a los estudiantes en una etapa clave de su desarrollo.
En las anteriores apreciaciones queda de manifiesto que para hacer posible una
orientación armónica, se requiere de un proceso de sensibilización, tanto de los
docentes como de los estudiantes. Es preciso propiciar el fortalecimiento pedagógico
que permita especialmente a los educadores, analizar y dimensionar el alcance de su
tarea en la formación del capital humano, encomendada por la sociedad.
A la educación superior se le suelen asignar dos metas que no se deben confundir:
la intelectual y la general, pero, ¿en qué consisten? Además, esto no quiere decir que
sean las únicas, existen muchas otras, entre las cuales no deja de ser fundamental la
formación profesional o instrucción especializada.
Formación intelectual: con esta expresión hacemos referencia a una inteligencia
cultivada. Lo que la define no son sus muchos saberes -aunque tener experiencia de
sus formas es conveniente y necesario -, sino la capacidad de discernir el valor de cada
campo del conocimiento: “Inteligencia formada, cultivada o disciplinada es aquella de
quien sabe lo que es saber o sabe saber.” (Etienne, 1974, p. 50). Sus manifestaciones
se concretan en: quién sabe saber, quien sabe aprender, enseñar y aplicar.
41
Así mismo, la formación intelectual puede cumplirse tanto a través de la educación
profesional como de la general. De ahí que ésta no sea un elemento exclusivo de la
enseñanza, aunque sí un elemento básico.
Educación general: de entrada se puede considerar, - no importa cómo se defina su
contenido-, como una noción que se opone a la de educación especializada. A nivel
descriptivo, es posible decir que al calificarla así, ya se está indicando que su propósito
específico no es la capacitación en un campo determinado, sino la adquisición de unas
capacidades, conocimientos y cultura de alcance universal. En sentido estricto:
“Educación general es aquella que tiende a proporcionar a los educandos, en la unidad
de un solo proceso, formación intelectual y cultural en general.” (Caldera, 1978, p. 26).
Obsérvese que esta última, puede realizarse y se realiza de hecho, en toda forma de
instrucción.
Desde luego, la educación superior responde a una más honda finalidad: la
formación integral de la persona. Sin embargo, la orientación del hombre universitario
es fundamentalmente cognitiva. Puede verse entonces, cómo tanto la enseñanza
general como la profesional, concurren también en un doble fin: el intelectual y el
personal, de los sujetos que en ella participan. Por este motivo debe existir unidad
entre en lo común y lo especializado; la cultura es posible cuando se la conserva y se la
fomenta en cada sujeto.
De otra parte, si se observa a los propios estudiantes, se encuentra que están
obligados a cultivarse; el saber que adquieren en la educación superior debe traducirse
en auténtica perfección personal. Esto implica maduración y desarrollo de la persona;
su primera condición es la conservación y el acrecentamiento de su mundo interior. Si
la unidad pertenece al ser, - el ser es uno-, no se es más si no se es uno. Si el saber
es perfección del sujeto, sólo se crece verdaderamente cuando se fomenta la integridad
del individuo en su comprensión de la realidad; sólo entonces existe realmente cultura.
42
2.2 Estado del arte en la Universidad Mariana
En la primera fase de la investigación se logra recoger algunos resultados que
posibilitaron la comprensión básica y el avance del proceso investigativo. Se parte de la
necesidad de plantear la reflexión institucional sobre la denominación, la comprensión y
el enfoque de las dos concepciones: formación humana y formación humanística. Para
esto, se retoma la amplia respuesta que da el profesor Luís Alfredo Guerrero (2008) en
un momento crucial del proceso de discernimiento sobre los dos conceptos, realiza una
diferenciación necesaria. Él, en ese momento, decano de la Facultad de Humanidades
y en el día de hoy, Vicerrector Académico, [expresa:]
Uno de los propósitos fundamentales de las instituciones universitarias consiste en ofrecer, además de la capacitación profesional y disciplinar, la formación del carácter y de la personalidad del educando. Es en esta segunda dimensión donde las humanidades cumplen su misión orientadora.
[Respecto a la diferenciación de los dos conceptos, dice:]
Formación humana: está asociada a la humanización, es decir, al proceso formativo que busca educar a las personas en los valores humanos que se integran en la concepción y en la actitud vital del humanismo (del humanismo cristiano y del humanismo franciscano en el caso de la Universidad Mariana). Por lo tanto, la formación humana busca forjar el carácter, la personalidad y el talante moral del educando legitimando formas aceptables de conducta, que estructuran personas de recio carácter, líderes sociales y responsables frente a los otros.
En esta dirección, y en el proceso formativo, las humanidades se toman como instrumento, medio o pretexto para humanizar, es decir, para orientar el proceso formativo de los educandos y contribuir a hacer de ellos seres más autónomos, críticos, solidarios, fraternos, espirituales y trascendentes; con un gran sentido axiológico y estético, y física, mental y emocionalmente sanos.
Formación humanística: está orientada a formar en competencias cognitivas que permitan alcanzar un mayor o menor dominio teórico conceptual de alguna o de algunas de las disciplinas que conforman el campo de las humanidades o de las ciencias humanas. Un ejemplo de esta dirección, es estudiar las humanidades para el exclusivo propósito de salir airosos en las pruebas ECAES, que evalúan las competencias humanísticas, pero sólo en su componente del saber conocer y, si acaso en el saber hacer, y no en el saber ser.
43
El estudio de las ciencias humanas, en este caso, tiene un propósito puramente intelectual, cognitivo y academicista, y se orienta por una racionalidad instrumental y técnica que contribuye más a la formación disciplinar en humanidades que a la formación humana de los estudiantes. Una cosa es el aprendizaje intelectual, y otra el despliegue creativo de una voluntad libre. El desarrollo cognitivo no necesariamente lleva consigo el crecimiento moral.
La educación que brinda la Universidad Mariana será integral en la medida en que logre enfocar al estudiante como una totalidad y que no lo considere únicamente en su potencial cognoscitivo o en su capacidad para el quehacer técnico o profesional. El desarrollo de competencias especializadas conforma tan sólo el componente cognitivo de la formación universitaria e implica una organización didáctica del conocimiento teórico-práctico de las diferentes disciplinas o profesiones. Pero, además es necesaria una educación en la legitimación de formas aceptables de conducta y carácter que conforman el componente simbólico de la formación.
En consecuencia, la formación integral está compuesta por dos grandes dimensiones: la formación profesional y formación regulativa. La primera supone la organización del conocimiento para la formación en competencias específicas propias de la profesión, y la segunda, la dirección hacia los criterios que determinan lo que podría denominarse “la organización de la persona”. La responsabilidad educativa de las humanidades radica en su capacidad para orientar la formación en la segunda dirección. Tradicionalmente, las universidades han sido más funcionales a los estilos de desarrollo. Más que formación, han hecho capacitación de la fuerza de trabajo requerida, en el marco de un mercado de trabajo eficiente y diversificado. Quizá se han visto así mismas más como instituciones que imparten instrucción que como espacios de formación integral. Posición que puede llegar a ser correcta cuando se trata de centros de capacitación profesional, pero que se torna crítica al tratarse de instituciones que brindan educación superior y para lo superior. Quizá no se haya tenido en cuenta que una cosa es el aprendizaje intelectual y otra el despliegue creativo de una voluntad libre, y que el desarrollo cognitivo no lleva consigo el crecimiento moral.
Paulatinamente, la institución universitaria ha ido haciendo reconocimiento de su responsabilidad de complementar la formación profesional con acciones tendientes a formar personas estructuradas, de recio carácter, líderes sociales y responsables frente a los otros. Sin embargo, se mantienen situaciones muy críticas en el entorno y contrarias a los propósitos formativos. La situación de injusticia generalizada, la marginalidad, la violencia y la corrupción interrogan de alguna manera el tipo de formación que debe brindar la Universidad Mariana en la medida en que es ella, en parte, la forjadora del talante moral y de la personalidad de sus egresados.
44
No se puede negar que el estudio de las Humanidades en la Universidad, en muchos casos, ha sido orientado por una racionalidad instrumental y técnica que contribuye más a la formación disciplinar que a la formación humana de los estudiantes.
Comprensiones que iluminan y orientan la restructuración que se viene realizando
en la institución sobre la formación humana y humanística, los aportes del directivo
poseen elementos claros y pertinentes que favorecen la valoración de aquello que la
universidad viene haciendo en dicha formación y los desafíos misionales que en el
momento sugieren nuevas formas para ser coherentes con la identidad que la
caracteriza.
Con relación a lo anterior, en la Universidad Mariana se encuentran dos
investigaciones: la primera referida a la reforma de la sub área social humanística,
desarrollada por dos docentes que cursaron el postgrado en Docencia Universitaria
(Revelo y Mendoza, 1989) Este trabajo tiene como objetivo incorporar una propuesta
de modificación y articulación de siete asignaturas al campo de la formación social
humanístico- área mariana. Propuesta que la universidad acogió y articuló a su oferta
curricular y que funcionó hasta el año 1998, cuando fue modificada por una nueva
reforma curricular realizada para los diferentes programas.
La segunda investigación es presentada por el Magíster Luís Eduardo Pinchao, en
el año 2002, sobre: “Redes de conversaciones en torno a las asignaturas de
humanidades, pasaporte a la convivencia”. Del informe de investigación se puede
recoger los siguientes aspectos:
- Las asignaturas de humanidades son consideradas fundamentales en el proceso de formación de los estudiantes. Esperan que estas asignaturas posibiliten modos de vida y de comportamientos distintos en el modo de vivir cotidiano como son: violencia, temor, opresión, corrupción, manipulación, negación del otro, entre otros.
45
- Algunos estudiantes consideran que no vale la pena mirar asignaturas de humanidades, argumentando que esta formación tiene sentido y razón de ser sólo en las primeras etapas de la vida humana.
- Es de vital importancia atender a las metodologías anheladas por los estudiantes, tendientes a aprender la condición humana mas desde la misma experiencia cotidiana que desde los textos o epistemes construidas sobre las mismas.
- Se evidencia la influencia que tiene la personalidad del docente en el tipo de relación que establezca con los estudiantes, tanto en el aula de clase como fuera de ella”. (PINCHAO, 2002, Revista Criterios. Universidad Mariana. No. 14. ISSN 0121-8670. 2002. P. 109)
Además de estas dos investigaciones, existen varios informes escritos a manera de
ensayo que aportan y se aproximan al estudio en cuestión. En el Departamento de
Humanidades de la Universidad Mariana, existen tres documentos elaborados por el
docente Magíster Héctor Trejo, referenciados entre 1997 y 2004. El primer documento
se refiere a la Propuesta curricular de la formación humanística (1998) el segundo a un
prospecto de las humanidades (2002) y el tercero, se identifica como Plan de
mejoramiento de la oferta curricular de las humanidades (2004)). Estos trabajos se
caracterizan por tener en cuenta las nuevas cosmovisiones de las humanidades y los
postulados de la formación integral.1
1 Para mayor información se puede consultar los siguientes textos: Morín, E,(1999). Siete Saberes para la educación del futuro, Barcelona: Paidos y Savater, F. (1997) El Valor de Educar, Barcelona.
Actualmente el docente en mención está escribiendo sobre la Historia de las
humanidades en la universidad, aquí refleja la forma cómo la universidad Mariana ha
realizado reformas durante sus 40 años de existencia. Así mismo, en el contexto de la
“Convivencia para docentes de la Facultad de Educación” y dentro del proceso de
“Innovación curricular de humanidades”, escribió con un colega un documento de tipo
hermenéutico, titulado: Las humanidades en la universidad, donde hace una lectura
sobre la trasversalidad de las humanidades en la universidad y en su modelo educativo
católico. Entre los datos más significativos encuentra que en:
46
1965: la universidad inicia sus labores con un plan de formación humanística
denominado “área cultural”, con ocho asignaturas: Cultura Religiosa, Introducción
a la Filosofía, Antropología Cultural, Cosmovisión Filosófica, Doctrinas Sociales,
Socio Antropología, Sociología y Ética Profesional.
1989: primera reforma de la formación humanística. Se crea el “campo de
formación social humanística”, denominado : “área mariana” con siete asignaturas:
(Universitología, Fundamentos Filosóficos, Cosmovisión, Humanismo, Ética
General y Ética Profesional, dejando por fuera de esta área, Doctrina Social de la
Iglesia, Constitución Política y Antropología que fueron abordadas por la facultad
de Trabajo y Bienestar Social y otros programas.
1998: se inicia la tercera reforma a la formación humanística bajo el “proyecto de
formación humanística integral” con unos acontecimientos coyunturales: Curso de
formación humanista para los docentes de la universidad. 1998 trabajado por la
Pontificia Universidad de Bucaramanga. El área de pastoral busca ganar mayor
identidad y claridad sobre su papel educativo dentro de la universidad y la Facultad
de Educación hace su propuesta de Innovación curricular para sus programas
presencial y a distancia.2
2 Ver el primer documento sobre las humanidades elaborado por Magíster Héctor Trejo Chamorro (1998, sin publicar) Aquí presenta más datos históricos de la formación Humanística en la Universidad Mariana.
2002: las humanidades presentes como Modelo Educativo Institucional
- El modelo educativo institucional de la universidad Mariana es humanista
-Centra su interés y su acción en el crecimiento, realización y formación integral.
-Impulsa el crecimiento intelectual, axiológico, psicomotriz, comunicativo, cultural y
social.
- Comprende a los miembros de la comunidad educativa como personas.
47
- Entiende la educación como proceso que estimula, fomenta y propicia
competencias, valores,
dinamismos, facultades y conocimientos.
-Donde el estudiante, protagonista de sus procesos, comprende el sentido de su
propia formación
-Donde el conocimiento no es un fin sino un medio importante para el crecimiento
integral humano.
-Donde el conocimiento es un proceso de construcción personal y colectivo
-Donde el conocimiento está orientado a la solución de los problemas personales
y del contexto social.
-Donde se forma para ser, hacer, entender y convivir.
En el Estatuto General del 2002 de la universidad Mariana (Art. 6, 7, 10, 12) se
asume la ley que es impartida por la educación superior desde el Ministerio de
Educación, para promover la formación integral de acuerdo con los valores humanos
y a la vez, hace suyos los principios del evangelio y de los pilares de la universidad.
En el Reglamento General del 2004, se estipulan componentes propios de la
formación humanista, por el espíritu mismo, de la UNIVERSIDAD MARIANA,
teniendo en cuenta el ser y quehacer de la universidad (Cap. 1 Art. 1 al 4 y 5 al 9)
Las humanidades presente en las Actitudes y Políticas Institucionales
-La universidad comprometida en el proyecto pedagógico cultural por la paz.
-Institución cimentada en los principios cristianos, franciscanos y marianos.
-Le da prioridad a la formación humanística integral, por encima del profesionalismo
y el tecnicismo.
-Una institución que respeta y valora, tanto las iniciativas personales y colectivas,
como la multiplicidad étnica, ideológica y de credos.
-Una institución que toma decisiones bajo la luz del discernimiento espiritual,
buscando hacerlo “todo por amor a dios y como él lo quiere”.
48
-Una institución que proclama el evangelio haciéndolo vida en cada rincón, decisión,
proyecto...
Las humanidades presente en las Nuevas Propuestas Curriculares.
-En las Metodologías
-Deben promover la participación activa de los estudiantes.
-Deben promover el diálogo interdisciplinario, transdisciplinario y metadisciplinario.
-Deben respetar los procesos personales de crecimiento.
-Pedagogías interactivas.
-Que respeten la estructura epistemológica de los saberes y ciencias humanas
-Multidimensionales que intenten articular: La formación conceptual, Análisis
contextual, La experiencia espiritual, El compromiso social
-Pedagogías que crean nuevos escenarios de formación distintos a los tradicionales
escenarios de aula.
-Pedagogías que impregnen de humanismo, de manera transversal, toda la
propuesta educativa institucional.
-Pedagogías que involucren a toda la comunidad educativa. (Mendoza y Trejo, 2001,
p. 28)
En la Universidad Mariana, como se puede constatar por la descripción anterior, se
han venido dando transformaciones en las ofertas de formación humana y humanística;
cambios de tipo formal, de denominación de espacios académicos, reformas en lo
administrativo. Se ha organizado un departamento de humanidades; se han llevado a
cabo, reflexiones coyunturales que han servido de iluminación, algunas se recibieron de
académicos de otras instituciones, como de la Universidad de Bucaramanga y de la
Javeriana de Bogotá; sobre el tema, se han producido algunos documentos para
concretar las políticas institucionales, etc. A pesar de todo, se percibe que en muchos
casos, dichas metamorfosis no han sido suficientes, aún falta generar en la comunidad
universitaria una visión diferente que ubique en la cotidianidad la formación humana y
49
humanística, con el sentido de transversalidad formativa como lo expresan los
documentos institucionales.
Las llamadas innovaciones curriculares se limitan a la concepción de currículo como
plan de estudios, por esto el cambio se realiza en este aspecto, quedando por fuera
toda la concepción integral como devenir formativo, desde el cual confluye toda la
realidad universitaria: misión, visión, funciones sustantivas, sistemas, el mundo de
relaciones que estas requieren y el lugar donde acontece la formación.
Según los registros encontrados, siempre los esfuerzos por avanzar en este
proceso se han concentrado en grupos específicos, como es el caso de la rectora y los
docentes de humanidades, pero, en ningún momento se halla la participación
corresponsable de dirección de programas o de otras instancias universitarias. Lo
anterior refleja que las determinaciones se han dado por colectivos muy pequeños que,
no han logrado impactar significativamente en la comunidad universitaria,
especialmente en los estudiantes.
Los alumnos en su mayoría han vivido, casi sin percibirlas, las transformaciones que
han sido de tipo formal: siguen hablando de las humanidades como añadidos, hay que
verlos porque hacen parte del plan de estudios, es normal escucharles decir “esas son
materias de relleno”. Lo anterior refleja que en este caso, el avance desde las
comprensiones y los nuevos significados que debe producir un proceso de cambio, no
se están dado. En los educandos de hoy parece que la percepción es la misma, sin
embargo, es paradójico escuchar en algunos egresados expresiones de gratitud y
admiración hacia la universidad, principalmente por: la formación humana que
recibieron, las competencias relacionales, las materias éticas y profesionales que les
ayudaron a abrir las puertas en el campo laboral.
Finalmente, es importante resaltar la forma como en la actualidad la Universidad
Mariana ha venido pensando y repensando la formación humanística y su respuesta en
torno a la formación integral de los educandos. Para ello, se constata que para el año
50
el Departamento de humanidades dio paso a estructurar una nueva propuesta en lo
referente a este tipo de orientación, teniendo en cuenta el Estatuto General, el
Reglamento General y las directrices del Plan de Desarrollo Institucional 2007-2010. En
este documento se hacen precisiones sobre dos aspectos fundamentales: la formación
humana y la formación humanística. Además, la propuesta está centrada en un
proyecto denominado: “Excelencia humana para toda la vida”, el cual se integra con los
proyectos de “Cátedra Institucional” y “Laboratorio de convivencia”, lo que se busca es
dinamizar la directriz institucional de estas áreas desde el Evangelio. Lo anterior
porque la misión institucional, reconoce que el objetivo de la universidad es formar
profesionales humana y académicamente competentes. En una de las jornadas de
capacitación para docentes, programadas por la institución al iniciar el primer período
académico (2009) , refiriéndose al tema, la Rectora actual, la Hna. Martha Estella Santa
Castrillón [expresa:]
En consonancia con la misión, se pretende ser coherentes en el desarrollo curricular y en la vida de la institución. El saber adquiere un sabor diferente desde el sentido que le inspira la intencionalidad. En nuestro caso la espiritualidad que subyace a todo el quehacer, espiritualidad que se inspira en el Evangelio de Jesucristo, nuestro guía y maestro, en la espiritualidad mariana, en la cual nuestra juventud puede encontrar su modelo y guía, y en el carisma franciscano al estilo de la Beata Caridad Brader, fundadora de la comunidad franciscana, cuyas ideas pedagógicas son de gran vigencia en este momento histórico.
Son diversos los estudios que ubican su atención en el análisis de la formación de
los diversos programas de Educación Superior; unos están centrados en el tipo de
formación humana desde el perfil profesional, otros desde lo ético y otros desde los
valores.
Teniendo en cuenta las investigaciones sobre este tema realizadas en el contexto
sur colombiano, vale la pena resaltar la experiencia de la Universidad de San
Buenaventura de Cali (2002) cuyo resultado está contenido en el texto Formación
humana en la universidad, en el cual se comparte la experiencia vivida durante doce
51
años; busca generar cambios profundos en los procesos pedagógicos; su interés es
lograr que los estudiantes se formen en los distintos programas, y que además de
alcanzar la excelencia académica, puedan conquistar la excelencia humana. Aseguran
que esto no se logra con el cumplimiento de un requisito académico, o cursando unas
materias dentro de un determinado plan de estudio; son conscientes de la necesidad de
generar espacios, relaciones y ambientes que favorezcan el logro de la excelencia
humana.
En la primera parte del texto citado, se trabaja el contexto de la experiencia de la
formación humana. Comprende una caracterización, desde una perspectiva
latinoamericana, del entorno social, económico, político y cultural.
En la segunda parte, se recoge la experiencia vivida por la Universidad de San
Buenaventura, se destaca el proceso de construcción de la praxis de formación humana
y sus aportes en la transformación de la cultura institucional.
En la tercera parte, se presentan los conceptos que subyacen a la formación
humana. Se recoge la práctica en forma de claves, que permiten socializar la
experiencia en otros niveles y espacios. El trabajo en el aula, las relaciones estudiante-
profesor, los contenidos, las metodologías, las estrategias didácticas. Se parte de la
concepción según la cual la USB no es sólo una casa de estudios sino un centro de
vida; la formación no es sólo un asunto de contenidos, sino de metodologías y
relaciones que generen ambientes para aprender valores, porque los valores no se
enseñan, pero se aprenden.
En la cuarta parte, se recogen los aportes reflexivos que muestran la necesidad de
transformar y renovar la universidad para que pueda ser el ámbito donde se vivencien
procesos de formación, que aspiren a la excelencia académica y humana, presentando
la propuesta de una Universidad Formadora.
52
La experiencia de la Universidad San Buenaventura se constituye en un camino de
reflexión para la Universidad Mariana; las nuevas construcciones necesitan procesos
que en el tiempo van haciendo posible transformaciones conceptuales que llevan a
diferentes sentidos. La formación humana en las universidades es el punto crítico que
a lo largo de la historia y en el presente, es urgente trabajarlo para mantener o retomar
el camino del origen donde dicha formación hace parte de la naturaleza misma de la
universidad. De allí que se necesita en la Universidad Mariana una comunidad
académica que cultive y desarrolle altos niveles de reflexión crítica, que se apropie de
las apuestas misionales para fortalecer la identidad y que gracias a un diálogo
interdisciplinario, pueda acercarse a lograr aquello que en su visión se propone:
Es reconocida nacional e internacionalmente por su proyecto pedagógico que, inspirado en el Evangelio de Jesucristo y en los valores franciscanos, forma integralmente persona, ciudadanos y profesionales. Mediante una oferta educativa de calidad y excelencia en el ejercicio de la docencia, la investigación y la proyección social, demuestra permanentemente su compromiso con el fortalecimiento de la identidad cultura, la restauración el tejido social, y el desarrollo sostenible a niveles regional y nacional. (2007 p. 12).
53
CAPÍTULO III
3.1 Marco contextual
En el momento histórico que a nivel mundial se está viviendo, urge que la educación
realice los cambios que se consideran fundamentales para gestar cultura y responder
así, a los retos de humanización que el mundo necesita para seguir con vida. Según el
Informe sobre Desarrollo Humano 2007/2008: “Aún existen aproximadamente 1.000
millones de personas que viven en los márgenes de la sobrevivencia con menos de
US$1 diarios y 2.600 millones (40% de la población mundial) que viven con menos de
US$2 diarios.” (PNUD Colombia. 2008) La enseñanza de calidad desempeña una
función esencial en la tarea de hacer posible que, los objetivos del milenio se
constituyan en líneas de acción que, en realidad generen movimientos con conciencia
cósmica y humana.
La educación superior tiene como reto asumir los objetivos del milenio (CUMBRE
DEL MILENIO 2000) que contemplan los siguientes aspectos: erradicar la pobreza
extrema y el hambre; lograr la educación primaria universal; promover la equidad de
género y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad en menores de cinco años;
mejorar la salud sexual y reproductiva; combatir el VIH/SIDA, la malaria y el dengue;
garantizar la sostenibilidad ambiental; fomentar una sociedad mundial para el
desarrollo. Todos estos aspectos, deben ser incluidos como metas en los procesos
curriculares-formativos. La identidad de lo universal convoca para que desde la
academia se busquen los medios para reducir la pobreza, mejorar los medios de
subsistencia y dotar de autonomía a las personas. Estos fines, son además una piedra
angular para construir sociedades más justas y sostenibles.
Sobre la anterior base, la Universidad Mariana viene desarrollando un proceso de
reflexión que cuestiona, y a la vez da luces y nuevas perspectivas para la formación;
tiene en cuenta que la misión explicita las opciones de carácter global que se plantean
en la educación superior. Promover un desarrollo sostenible implica: generar cambios
54
sustanciales para la universidad; lograr un aprendizaje en y para la vida; poner en
práctica la vivencia de valores, la construcción de conocimientos y el desarrollo de
competencias que conduzcan a encontrar nuevas soluciones para los problemas
sociales, económicos y medioambientales que afectan a la sociedad.
La relación e interdependencia entre esa diversidad han perfilado la identidad cultural nariñense en la que amalgaman, como se dijo antes en palabras de Fals Borda, el sentido solidario, bioecológico y cosmogónico de los indígenas y el impulso libertario y resistencia para sobrevivir de los afro descendientes con los valores de la cultura occidental hispánica que subyacen en el mestizaje. Sin
Más de diez años después de que se publicara el Informe en la UNESCO (1998) la
realidad casi sigue igual. En la Universidad Mariana el aprendizaje sigue teniendo
tendencia a centrarse principalmente en el desarrollo de las aptitudes cognitivas y la
asimilación del conocimiento. Estos elementos son esenciales, pero si hablamos de
formación integral como una forma de educar, como lo plantea en el horizonte de
sentido, los programas, proyectos y espacios académicos, deberían promover mejor la
comprensión del hombre por sí mismo, por los demás y por el entorno.
En este sentido, el reto para la Universidad Mariana consiste en convertirse en un
espacio de encuentros, un escenario multicultural, donde se reconozcan, se valoren y
se potencien las diferencias en la lengua, la religión, la cultura, el género, la situación de
discapacidad y el nivel socioeconómico, entre muchas otros. Aportar desde la
formación humana y humanística en la reducción de las desigualdades e injusticias
sociales. La condición de universalidad exige un camino cotidiano de inclusión
educativa, que haga posible la expresión libre de la multiculturalidad y el reconocimiento
de la diversidad en todas sus expresiones.
Uno de los mayores activos de Nariño, lo constituye su diversidad cultural dada por
las cosmovisiones, valores, costumbres y manifestaciones creativas propias de los
pueblos indígenas, las comunidades afro descendientes y del mestizaje campesino,
urbano y suburbano que conforman la población del departamento.
55
embargo, frente al tema de la identidad cultural nariñense no se puede dejar de anotar dos hechos sobresalientes: la existencia de marcadas diferencias entre costa y sierra, y la influencia cotidiana de los medios masivos de comunicación, portadores de una tendencia de homogenización cultural fundamentada en los valores o antivalores propios del consumismo globalizante. (Gobernación de Nariño 2008, p. 23) Al conceptualizar la cultura a partir de la diversidad, se aporta de manera
significativa a la actual realidad de Nariño, al desarrollo social, económico y político, a la
identidad y los sentidos de pertenencia. Así mismo, se generan comportamientos
integradores en el imaginario colectivo, teniendo en cuenta las particularidades
regionales.
La universidad debe hacer un esfuerzo por entender las señales de la sociedad, y si
ésta cambia continuamente, tiene que seguirla.
En los últimos años, uno de los criterios centrales que han orientado la elaboración de
políticas en la educación superior, ha sido el de la pertinencia social, aspecto que
incluye en su lectura y análisis, la formación humana. Es decir, su grado de
convivencia, su identidad propia, su entorno como texto y contexto en la universidad.
Esta reflexión la plantea Eduardo Martínez en La evaluación de la educación superior:
La universidad no debe sacrificar la formación integral, humanista, de ingenieros y científicos, con conciencia social y respeto al medio ambiente y la comunidad. No obstante, evitando comercializar la formación profesional, se debe responder tanto a criterios sociales y ambientales como a las demandas del mercado, y más específicamente del mercado ocupacional (Extraído el 15 de noviembre del 2009 de http://www.emp-virtual.com/datampu/Planest/martinezedsup.pdf)
La universidad en el departamento de Nariño, está llamada a trabajar para abrir
diferentes posibilidades, a proponer y construir nuevos paradigmas que movilicen el
pensamiento hacia acciones transformadoras, teniendo en cuenta la pertinencia social
de la formación humana. La naturaleza de las funciones de este tipo de institución,
deben estar comprometidas en la solución de problemas sociales. Si se supera la
indiferencia y el individualismo, se logrará mentalidades abiertas al cambio,
56
emprendedoras de proyectos comunitarios; el otro recuperará su importancia, él será
aliado y cómplice del mutuo bienestar. Es terrible en verdad, pero que cierta es la
pregunta que se hace Humberto Maturana: ¿cómo puede importarle a uno el otro si
este otro no pertenece al ámbito social de uno? Tal parece que fuera de lo social, el
otro no tiene presencia, podemos competir con él o ella y destruirlo porque para
nosotros no existe. “Por eso, el reconocer que toda ontogenia es una co-ontogenia y
que el mundo que vivimos es sólo el mundo que creamos con el otro en lo social, es
también absolutamente esencial en el ámbito de la educación.” (2002, p. 107.).
En el plan de desarrollo del departamento, “Adelante Nariño”, se encuentran líneas
de acción que van a permitir a la universidad gestionar un conocimiento pertinente y
transformador, mediante una interacción oportuna y propositiva. Es esperanzador
encontrar en el documento las siguientes opciones de gobierno:
“Primero los pobres, desarrollo sostenible, inversión social con integralidad” expone
temas relacionados con alfabetización, acceso y uso de las TIC, calidad de la
educación, género, corresponsabilidad y convivencia ciudadana, comprometiéndose
con una educación para una participación democrática, crítica, constructiva y solidaria
acorde con los derechos humanos, civiles, sociales, económicos, culturales,
ambientales, el derecho internacional humanitario y la práctica de los valores, manejo y
resolución de conflictos, no-violencia y ejercicio de la ciudadanía, con ejes temáticos
concretos: Inclusión, diversidad, diferencia, identidad y equidad. (Navarro, 2008 p. 25)
[citado y adaptado para este trabajo por la Hna. Lucero, 2010.]
En el anterior contexto cultural departamental se encuentra la Universidad Mariana,
fundada en el año 1967 por la Congregación de Religiosas Franciscanas de María
Inmaculada. Su nombre inicial fue el de Instituto Mariano, a partir de 1983 es
reconocida como Universidad; el criterio fundamental, desde sus políticas, principios,
objetivos y proyecto educativo institucional, es el ideal en la formación humana,
cristiana y franciscana. Actualmente la misión que orienta la universidad se centra en:
57
Formar profesionales humana y académicamente competentes, con responsabilidad social, espíritu crítico y sentido ético, propiciando el diálogo permanente entre fe, ciencia y cultura desde el Evangelio de Jesucristo y el Magisterio de la Iglesia, la Espiritualidad de San Francisco de Asís, al estilo de vida de la Beata Caridad Brader. (2007, p. 10).
Tratando de comprender y describir lo anterior, se considera que realiza su acción
educativa desde la espiritualidad del Evangelio de Jesucristo en los campos de las
humanidades, las ciencias, las disciplinas y las tecnologías; desde un contexto de
pluralismo, participación y respeto por la diversidad y el ejercicio responsable de la
autonomía.
De igual forma, la institución reconoce el talante espiritual y pedagógico de la Beata
Caridad Brader, fundadora de la comunidad de Hermanas Franciscanas, quien asume
la pedagogía del amor como camino para la formación integral de personas, ciudadanos
y profesionales en las dimensiones: espiritual, trascendente, humanística, científico-
disciplinar y tecnológica. Su fin es lograr que los seres humanos actúen con
responsabilidad social y política, con sentido ético y crítico, capaces de ser artífices de
su propio destino. De allí que la Universidad Mariana:
Propende por la excelencia académica propiciando el diálogo permanente entre fe, ciencia y cultura desde la docencia, la investigación y la proyección social, para producir, transformar, transmitir, transferir y aplicar saberes y conocimientos. Se compromete con el mejoramiento de la calidad de vida y el desarrollo de las comunidades regionales para la construcción de una sociedad democrática, justa, pacífica y solidaria, proponiendo horizontes y alternativas de solución a los problemas del contexto. La visión planteada para el 2012 tiene como meta el ser reconocida nacional e internacionalmente por su proyecto pedagógico que, inspirado en el Evangelio de Jesucristo y en los valores franciscanos, forma integralmente persona, ciudadanos y profesionales. Mediante una oferta educativa de calidad y la excelencia en el ejercicio de la docencia, la investigación y la proyección social, demuestra permanentemente su compromiso con el fortalecimiento de la identidad cultural, la restauración del tejido social, y el desarrollo sostenible a nivel regional y nacional. (2007, p. 12.).
58
Ideales que trazan directrices claras para el caminar de la institución, sin embargo
aquello que se plantea en los documentos oficiales no siempre se encuentra en la
cotidianidad que se vive en las aulas.
La Universidad Mariana tiene el reto de asumir desde su identidad, el entorno local y
global, el nuevo ethos cultural expuesto por Guillermo Hoyos Vásquez (1995) en el
ensayo “Ética comunicativa y educación para la democracia”(Ideas extraídas el 25 de
febrero del 2010 de www.oei.es/valores2/eticahoyos.htmlSu pensamiento gira en torno
a la ética comunicativa y universal, un proyecto nuevo para el mundo, sin exclusión,
pobreza e injusticia; que encamina todo su quehacer hacia un ideal de paz, donde se
reconozca la multiculturalidad y la interculturalidad, aspectos que bien reflejan en este
caso, un sentido evangélico de respeto y acogida al otro.
Lo primero es el principio de “humanidad”, según el cual todo ser humano –hombre o mujer, blanco o de color, rico o pobre, joven o viejo- debe ser tratado humanamente. Esto se expresa más claramente en la “regla de oro” de la reciprocidad: “lo que no quieras que te haga alguien, no lo hagas tampoco tú a ningún otro. (Kuhg, H. (2001) citado por Hoyos, G. (2005) en “Ethos mundial: diálogo intercultural en un mundo globalizado”, Extraído el 20 de febrero del 2010 desde http://www.universia.net.co/dmdocuments/ETHOS_MUNDIAL%5B1%5D.pdf).
3.2 Referente teórico-conceptual
La conceptualización teórica de cada una de las categorías de la formación humana y
humanística, permite la delimitación, caracterización y determinación en un marco de
sentido y significado. Dimensiones que reflejan la realidad y permiten la comprensión e
interpretación de la misma, partiendo de los significados como expresiones simbólicas
del lenguaje y los sentidos como horizontes emotivos que movilizan las acciones.
Entre las tres categorías centrales se encuentran: la importancia, los propósitos y
las percepciones sobre la formación humana; cualidades que responden a objetivos
específicos y a constructos necesarios que sirven como punto de referencia para el
59
acercamiento a la realidad y la comprensión de la misma. De allí, que sea pertinente
precisar el alcance semántico de éstos términos, los cuales están incluidos en el
contexto mismo del proyecto investigativo, por consiguiente se delimitan únicamente a
él, es decir, pueden presentar variaciones de sentido según el entorno que los
acompañe.
Humanismo. Se concibe como aquella actitud de vida basada en una concepción
integradora de todos los valores humanos, que se cultivan y se desarrollan en el
marco de un proceso formativo. Este término también se emplea para referirse al
conocimiento o cultivo de las humanidades (también llamadas “ciencias humanas”, o
“letras humanas”, o “saber humanístico”). Este último sentido no se utiliza en el
presente trabajo, ni tampoco para referirse a las corrientes filosóficas o movimientos
culturales como el renacentista que propugnó por el retorno a la cultura grecolatina.
Humanización. Es el proceso formativo, generalmente de carácter institucional, que
busca “humanizar al ser humano”, esto es, educarlo en los valores humanos que se
integran en la concepción y en la actitud vital del humanismo. Si bien, toda persona
nace siendo humana, esta expresión es solamente aplicable al hecho biológico, referida
a su pertenencia a una especie del género “homo” (“homo sapiens”). La calificación de
humano se aplica propiamente a las características de orden espiritual que forman
unidad con la parte somática de la persona. Pero a esa espiritualidad se le da forma, se
la moldea a través de acciones educativas que se desarrollan durante toda la vida. Por
eso a ese recorrido formativo se le llama “ascenso a la humanidad”.
Humanidades, saber humanístico o ciencias humanas. Estos términos hacen
relación al conjunto de materias, estudios, ciencias o disciplinas que, de manera
rigurosa, metódica, exhaustiva y crítica, han estudiado y sistematizado los hechos o
fenómenos relativos al hombre en sus dimensiones social, económica, política y
cultural. Tal es el caso de la antropología, la sociología, la economía, la sicología, la
politología, la jurisprudencia, la ética, la estética y la pedagogía, entre otras. También
las humanidades comprenden otro tipo de disciplinas como la gramática, la retórica, la
60
poética, la lógica, semiótica y la lingüística. Su estudio convierte a la persona en
experta, docta o versada en el campo de las “letras humanas”, aunque no
necesariamente en una “persona humana”, en el sentido de haberse ella apropiado de
los valores auténticamente humanos, y vivenciarlos en su interacción con los demás.
3.2.1 La formación integral
La formación integral es tarea de todos; todos deben recibirla y todos deben participar
activamente de ella. No es sólo para los estudiantes, aunque ellos sean los primeros
beneficiarios. También los docentes, los empelados, los administrativos y directivos son
sujetos en formación que están llamados a aprender a conocer, a hacer, a convivir y a
ser, como personas, como profesionales y como funcionarios. Es la formación que
busca el desarrollo holístico y armónico de los miembros de las comunidades, con un
sentido ético, cívico y humano, que esté por encima de la mera capacitación profesional
y disciplinar.
Con frecuencia se lamenta la poca incidencia que parecen tener nuestros
programas educativos, sobre todo de educación superior, en la formación de
ciudadanos de bien, honrados, capaces de convivir en armonía. Es probable que en
buena parte se deba a que se ha descuidado la formación integral, la cual incluye la
capacidad de pensar y producir un pensamiento crítico.
Si queremos incidir en la estructuración del carácter y la personalidad del estudiante debemos desarrollar una pedagogía dirigida a formar las “estructuras del pensamiento” antes que al ·adiestramiento” en el manejo de una tecnología o de un discurso teórico y que al aprendizaje de saberes particulares, estratégicos. En vistas a una formación integral interesa el desarrollo de la mente a través del conocimiento reflexivo”, no la mayor o menor información de un programa, el tipo de disciplinas que deberán ser asimiladas, o la aceptación de los esquemas propuestos por el profesor. Interesa una formación general que desarrolle la capacidad de comprensión de análisis, de valoración de aplicación y que esté conducida por una ética de la verdad”. (Gómez, 1998, p. 335).
61
En este sentido, es necesario tener en cuenta el concepto sobre la inteligencia
emocional planteado por Daniel Goleman en 1996. Él la describe a través de cinco
competencias o habilidades: la autoconciencia, que es la capacidad de reconocer los
propios sentimientos y emociones; el autocontrol o capacidad de controlar las propias
emociones y manejarlas de forma inteligente; la automotivación, que es la capacidad
de sobreponerse a los momentos difíciles y motivarse para alcanzar determinados
objetivos; la empatía o capacidad de comprender las emociones y sentimientos ajenos;
las habilidades sociales o la capacidad de hacer que nuestras relaciones con los demás
sean las adecuadas en cada momento; y, el saber gestionar los conflictos.
Si la universidad se propone lograr una formación integral no puede desconocer
las implicaciones que ésta tiene. Ahora bien, ligada a la inteligencia está la voluntad y
ella también requiere educación. La inteligencia y la razón no pueden estar desligadas
de los afectos, que son los que más motivan el deseo. “Queremos y pensamos
afectivamente, emocionalmente. Nuestra inteligencia es sentiente” (Zubiri, 1982, p.51)
De ahí la necesidad de educar los sentidos, los sentimientos, las emociones, la
afectividad. El corazón tiene una lógica distinta a la lógica de la razón; y son los
argumentos del corazón, los impulsos afectivos, las corazonadas, los que con
frecuencia mueven a la acción. “Hay personas, decía Unamuno, que piensan con el
cerebro; otras, con el cuerpo y el alma, con el tuétano de los huesos, con el corazón,
con los pulmones, con la vida, con todo el cuerpo” (Unamuno, 1912, citado en Cortina,
2000, p. 85. Extraído el 15 de agosto del 2008 desde
http://www.oei.es/noticias/spip.php?article821). Por eso, una formación integral no
puede limitarse a la educación del pensamiento lógico, sino que también debe educar al
corazón: los sentimientos y la afectividad.
El currículo universitario no puede desconocer que nuestro contacto con la
realidad es afectivo. Nuestros estados de ánimo, la alegría o la tristeza, el optimismo o
el pesimismo, el sentirnos amados o despreciados, hacen tomar una determinada
posición frente a las cosas, a veces acertada, otras veces errada. La educación de los
sentimientos o emociones es imprescindible para crear un clima emocional adecuado,
62
que permita mantener con buen rumbo el timón de la vida y relaciones correctas con los
demás. Quienes han aprendido a regular su vida emocional, saben controlar sus
impulsos, dominar sus emociones, perseverar en sus propósitos, mantener el ánimo en
los momentos de angustia. Por el contrario, quienes carecen de inteligencia emocional
reaccionan de forma impulsiva, caen en conductas agresivas y antisociales, se
desaniman y abandonan sus metas. “Saber organizar la propia vida con vistas a la
felicidad es cosa no de la razón demostrativa, sino de la inteligencia sentiente, que es
inteligencia prudencial.” (Cortina, 2000, p. 89).
El reto está en superar la tendencia general de cultivar sólo lo cognitivo y con
mirada holística, provocar el desarrollo integral de los miembros de la comunidad
universitaria, especialmente de los estudiantes. Teorías como las inteligencias
múltiples de Howard Gardner (1983) y la inteligencia emocional de Daniel Goleman
(1995) aportan nuevas formas de concebir la formación, ideas que la educación
superior está llamada a crear y a desarrollar para confirmar su compromiso con los
seres humanos superiores y para lo superior.
Lo integral no es sumatoria. Lo integral tiene que ver con opciones, con decisiones, con intencionalidades, con posturas y prioridades. Que integral no es conjunto de, sino relación con. Que la integralidad es síntesis. Que una verdadera educación integral no desarticula la vida, la calle, los afectos, los medios. Que una verdadera educación integral va más allá del aula, más allá de un plan de estudios. Que la integralidad incluye la genética y la estética, las ideas pero también las intuiciones.” (Vásquez, 2007, p. 33).
3.2.2 Importancia de la formación humana en la universidad
En esta investigación, se asume la importancia de la formación humana desde el peso
que esta tiene en los inicios de la misma en la Edad Media, como uno de los pilares
fundamentales; es cuestión de identidad misional, es inherente a la educación misma.
Entonces es necesario y posible indagar la importancia a partir de los espacios que se
han dado para pensar, analizar y reajustar de alguna forma las propuestas de formación
63
humana que se han venido realizando en la Universidad Mariana, sin desconocer los
vacios y las incoherencias entre la intención formativa y la práctica cotidiana en el aula y
en el ambiente universitario.
En el contexto de las universidades de la ciudad, retomando de la fase previa de
este trabajo, el comentario de un funcionario de la Universidad de Nariño, se
manifiestan algunos aspectos que hablan de cómo se evidencia la no importancia que
se le da a la formación humana, desde los docentes:
Yo creo que los profesores, no le dan mucha importancia a la formación humanística de los muchachos, le interesa dictar su curso de literatura española, le interesa dictar su curso de física y dicen bueno eso de la formación humanística eso de que los muchachos se pregunten sobre su puesto en el mundo, eso no nos pertenece a nosotros, les pertenece a esas materias de los humanistas, de los filósofos. Aquí los profesores en la universidad le llaman carreta, entonces en la carga académica dicen, bueno, bueno voy a coger unas materias duras, pero déme otricas de carreta. (Docente de filosofía, Entrevista, mayo 2008)
Uno de los objetivos finales de la institución universitaria consiste en brindar, además de la capacitación profesional, la formación del carácter y de la personalidad del estudiante y el desarrollo de su pensamiento crítico. Dicho de otra manera: hacer posible su desarrollo moral y reflexivo como dimensiones del proceso de formación del ser humano. Comprensión propia de universidades que hacen de la formación humana un foco de interés importante en el proyecto de re-invención de la universidad latinoamericana, como lo plantea Luis Enrique Orozco en el texto La formación integral, Mito y realidad (1999, p.2).
La formación humana es fundamental en las instituciones educativas, ya que esta
permite trascender a un mejor nivel de vida y convivencia humana, es por esto que
Morín (1999), recomienda entre los siete saberes necesarios para la educación del
futuro la necesidad de enseñar a los estudiantes la condición humana, comprender la
ética y sus relaciones con el universo.
Según las apreciaciones de Marcela Mollis (2008), frente al impacto producido por la
agenda de transformación que se desprende de la Declaración Mundial, en los
64
procesos de reforma de las universidades latinoamericanas, dice en “Identidades
alteradas: de las universidades reformistas a las universidades de la reforma”:
La lógica dinamizada por el “mercado” entró en las universidades y transformó las históricas misiones institucionales de las universidades, el concepto de ciudadanía estudiantil, democracia institucional y formación para el desempeño de funciones públicas en proceso, encaminados a la satisfacción de un conjunto de intereses que responden a esa lógica de mercado. (Extraído el 12 de febrero del 2010 desde www.iesalc.unesco.org.ve/dmdocuments/biblioteca/publicaciones2008/A_diez_a%C3%B1os_dela_conferencia_mundial_Version_completa.pdf)
Tal parece que las universidades tienen alterada su identidad como instituciones de
los saberes, y van hacia la construcción de una nueva que las asemeja al
“supermercado”, donde el estudiante es tratado como consumidor o cliente, los
conocimientos como una mercancía y el profesor como un asalariado enseñante.
Es urgente recuperar la naturaleza misma de los espacios institucionales que
forman seres humanos; esto exige un estar alerta desde la reflexión y la acción para
que centros como la Universidad Mariana, que tienen desde su razón fundante la
opción humanizadora, sean coherentes y respondan con pertinencia al reto que el
momento histórico presenta a una universidad de carácter católico.
Es importante retomar aquello que plantea “Ex corde eclesie” cuando reflexiona
sobre la comunidad universitaria:
La Universidad Católica persigue sus propios objetivos también mediante el esfuerzo por formar una comunidad auténticamente humana, animada por el espíritu de Cristo. La fuente de su unidad deriva de su común consagración a la verdad, de la idéntica visión de la dignidad humana y, en último análisis, de la persona y del mensaje de Cristo que da a la Institución su carácter distintivo. Como resultado de este planteamiento, la Comunidad universitaria está animada por un espíritu de libertad y de caridad, y está caracterizada por el respeto recíproco, por el diálogo sincero y por la tutela de los derechos de cada uno. Ayuda a todos sus miembros a alcanzar su plenitud como personas humanas. Cada miembro de la Comunidad, a su vez, coadyuva para promover la unidad y contribuye, según su propia responsabilidad y capacidad, en las decisiones que tocan a la Comunidad
65
misma, así como a mantener y reforzar el carácter católico de la institución. (Juan Pablo II, 1990).
Además la Universidad Mariana cuenta con otra fuente de inspiración que alimenta,
ilumina y da estilo propio a su ser y quehacer universitario, esta es la espiritualidad
franciscana. A lo largo de su historia evidencia la apropiación de esta manera de ser y
estar en el mundo, un estilo de vida que impregna sus documentos institucionales y hoy
es un potencial para fortalecer la formación humana. El padre Javier Uribe (2003) lo
plantea con claridad en el proyecto educativo universitario franciscano:
El franciscanismo encierra en sí un potencial sorprendente de vitalidad y unos principios humanistas capaces de crear cultura de la fraternidad, del respeto, de la armonía, del servicio y de la simpatía, una cultura del verdadero humanismo y del sincero humorismo. Las palabras que expresan los anhelos actuales: libertad, justicia, igualdad, fraternidad, respeto, democracia, esperanza y utopía, son comprendidas en el proyecto franciscano como método y estilo de vida. El Franciscanismo eligió la vía del corazón y no únicamente la de la razón y se propone hacer de la educación una nueva cultura humana y humanizante, al aproximarse a todas las culturas, reconociéndolas como interlocutores y como compañeros de camino. Se ha dicho que el futuro depende de la cultura, pero de una cultura con ingredientes humanos de acercamiento, participación, de comunión y diálogo. (URIBE, 2003 Extraído el 20 de octubre del 2008 desde http://www4.iesalc.unesco.org.).
El franciscanismo ofrece su dimensión humana como visión del mundo; en su
propuesta busca argumentos valiosos, los cuales tienen en cuenta: la interpretación de
la vida, la camaradería y su forma de experimentar y tratar con Dios. Sus
construcciones son socialmente pertinentes dentro del marco de la Educación Superior,
en general, y en algunas estrategias para la Universidad Mariana, en particular;
máxime, cuando al hombre actual en plena crisis de la racionalidad moderna, “en no
pocos casos le falta el sentido de la vida y padece el amargor de un no saber a qué
atenerse.”(Ortega y Gasset, citado en Merino, 1982, p. 41).
El pensamiento de la escuela franciscana entrega elementos fundamentales para
edificar desde la educación una nueva sociedad; con base en novedosas relaciones,
66
reconoce al otro como legítimo otro, haciéndolo capaz de respeto, acogida y diálogo.
Para Merino (2007), de pronto lo más terrible que actualmente les suceda a los
hombres, no es que se odien, sino que se habitúen a vivir en la mutua indiferencia, el
olvido, el abandono, la apatía, el desconocimiento como presencias que merecen
atención. Lo peor que puede sucederle al ser humano es que sea reducido a algo sin
importancia, a un rostro anónimo, tal vez sólo con valor comercial. Por ello, el
franciscanismo ofrece pautas para convivir consigo mismo y con su contexto. El Padre
Merino afirma:
El comportamiento vivido del franciscanismo y su tematización puede aportar en la creación de una nueva fraternidad basada en relaciones interpersonales profundamente humanas, así como una cultura y una pedagogía del amor universal, compartido en todas las dimensiones de la vida concreta que se sucede en la cotidianidad, todos y cada uno de los días. (1982, p. 43).
Por otra parte, en Latinoamérica este aspecto lo ha trabajado la UNESCO. De allí
que en el informe planteado por Delors (1998) a la Comisión Internacional sobre la
Educación para el Siglo XXI, se recomienda la necesidad de aplicar el concepto de
«Educar durante toda la vida», esto permitirá a los educandos o futuros profesionales
adquirir flexibilidad, diversidad y accesibilidad en el tiempo y el espacio. Aspectos estos
muy importantes hoy, para fortalecer procesos de inclusión y comprensión de la
interculturalidad.
La universidad requiere generar espacios de formación humana que ayuden al
joven a asumir su propia realidad y a partir de allí, a cimentar una buena convivencia
estudiantil y más tarde, con una práctica profesional ética, contribuir a un desarrollo
sostenible.
El anterior reto implica el desarrollo de la vida interior, de la mente, del espíritu y sus
relaciones con el propio “ser”. Esto precisa ejercitación de la capacidad de
comprensión; ser consciente, por ejemplo, de que el espíritu es el fundamento de las
fuerzas creativas que permiten desarrollarse, evolucionar, trascender con un sentido
67
humano armónico y proactivo frente a la diferentes circunstancias de la vida. En esta
medida, el fortalecer el deporte, la danza, el teatro, la pintura y la música, contribuyen a
formar conciencia desde las cuestiones relativas a la existencia: cuerpo, mente, alma,
espíritu y la relación intrapersonal e interpersonal; dichos aspectos se reflejan en todas
las culturas, en la forma de amor, sabiduría y servicio. Igualmente, también ayudan a
fortalecer el proyecto de vida, a ser productivo y solidario con los demás.
En las ciencias humanas y sociales hay ramas que estudian directamente al ser
humano, como la antropología, la psicología, la antropología filosófica, etc. Pero, otras
ramas de las humanidades estudian no al hombre directamente sino a sus
producciones o creaciones. Entonces se puede decir que forman una subdivisión del
saber, que tiene como fin conocer al ser hombre del mismo modo que cuando lo
estudiamos directamente.
Las humanidades constituyen el estudio de la expresión de la experiencia humana.
El ser humano vive, experimenta de cierta manera la relación con la naturaleza, con el
mundo de los demás seres y consigo mismo. Sin embargo, no se limita a tener
experiencias sino a expresarlas de distintas maneras y con distintos medios; y en esa
expresión comprende mejor lo hecho por el hombre en el campo científico y
tecnológico, determinando el valor de sus prácticas y su aporte al desarrollo de la
sociedad.
Ante la urgencia de humanidad, en una realidad que se desmorona por el sin
sentido de la existencia, avasallada por el dinero, el poder y el hedonismo, la
universidad siendo coherente con sus fines, está llamada a reasumir como un
compromiso histórico, la importancia de la enseñanza de las humanidades en la
formación de los profesionales que el momento actual requiere. Este campo constituye
hoy una alternativa para el profesional íntegro, su fin es que se pueda ubicar
históricamente en el mundo contemporáneo, para que con sentido crítico y analítico,
cumpla cabalmente con su compromiso social. El problema radica en el concepto y las
percepciones que de ellas se tenga, la forma como se enseñan, y el lugar que ocupa en
68
los programas de estudio, todo lo concerniente a la importancia de la formación
humana.
Las diferentes problemáticas históricas que han dejado huella en la humanidad,
esperan que la educación en estos momentos, sea el lugar donde se reconozca y se
haga posible la formación humana. El mundo es cambiante, quizás extraño para
muchos; la globalización abrió otros rumbos, posibilidades y maneras alternativas, las
cuales, saliéndose de lo ortodoxia de la costumbre, muestran otras comprensiones,
formas de ser y estar en el mundo; la relación consigo mismo, con el otro, con el
entorno, hacen que la educación mire hacia el futuro.
Actualmente, no resulta un secreto para nadie que, la preservación de la especie
humana se encuentra en constante amenaza por la propia acción deshumanizadora del
hombre contra sus semejantes, y por los daños que este le causa a la naturaleza,
debido al uso irracional que hace de sus recursos; todo lo anterior, trae consigo la
aparición de nuevos y mayores riesgos, que ponen aún más en peligro su existencia
cada día.
Tampoco es un secreto que el legado de paz y justicia social que se deberá
construir para las futuras generaciones, será siempre incierto, en tanto no se asuman la
cultura y la educación como factores esenciales en la preparación de los individuos.
Sólo así, es posible enfrentar el reto de vivir en un mundo mejor, donde la pobreza, la
dependencia económica, el analfabetismo, la exclusión y muchos otros males sociales,
no obstaculicen el desarrollo integral de las personas.
Con relación a lo anterior, el Dr. Armando Hart Dávalos, director de la Oficina del
Programa Martiano en Cuba, ha dicho: “No ha sido suficientemente tomado en cuenta
que la vida espiritual y moral tiene enormes posibilidades de desarrollarse y
enriquecerse promoviendo a un plano más alto el papel de la educación y la cultura.”
(2001), sin embargo, la falta de modelos educativos y políticas sociales más equitativas
en varias naciones del universo, han impedido hacer realidad tal precepto.
69
Desdichadamente, la educación hoy sigue siendo en muchos países un gran
negocio lucrativo, impera el poder financiero de las clases elitistas, y la violencia, a la
vista de todos, constituye el pan nuestro de cada día. Las injustas guerras y los
conflictos interétnicos son aún insolubles, mientras las enfermedades, el hambre y la
pobreza privan del derecho de vivir a millones de seres humanos en todo el planeta.
Para muchos no existe otra cultura que no sea la signada por el dinero; el capital
especulativo deviene en instrumento para la obtención de enormes ganancias. La
música, el cine, la televisión, más que educar e instruir, se convierten en medios
enajenadores que inundan y saturan diariamente a las personas con mensajes que
nada tienen que ver con el verdadero sentido de la vida y la dignidad humanas. Para
este tipo de cultura, por ejemplo, las poblaciones indígenas ya no existen.
Las políticas medioambientales llevadas a la práctica, hasta el momento no han
podido resolver el drama que hoy vive la destrucción de la naturaleza. El hombre ha
hecho caso omiso a ellas y sigue su camino, sabiendo incluso que el agujero de la capa
de ozono es mayor, que los deshielos polares son más frecuentes y que la degradación
de los suelos es indetenible. Parece que no reconoce que también es humano pensar
en el planeta.
Ante esta situación, la formación humanística, -entendida como la aprehensión que
el hombre hace de todo un caudal de conocimientos, a través de experiencias
vivenciales, medios tecnológicos y recursos literarios, que le permiten formar su propia
concepción acerca del mundo y cultivar actitudes en favor de sus semejantes-, adquiere
mayor importancia dentro del contexto globalizador y desesperante en el que viven una
gran parte de los pueblos del mundo contemporáneo. En ella intervienen elementos
que se desprenden del humanismo como categoría jerárquica en la formación de
valores, y se sustenta en el estudio de las humanidades, las cuales propician un alto
nivel de educación intelectual que conlleva a los individuos a formarse determinadas
convicciones, y principios para actuar sobre la base de patrones netamente humanistas.
70
El desarrollo de la humanidad a lo largo de los siglos ha hecho que el hombre
siempre busque, principalmente en las diferentes manifestaciones artísticas, las más
diversas formas de cultivar su intelecto. La historia, la literatura, la pintura, la danza, la
escultura, entre otras, han formado parte inseparable del patrimonio universal de cultura
que ha contribuido a su formación como ser social; se consideran fuentes inagotables
de valores éticos y estéticos que lo preparan para construir mejores formas de vida y
para revolucionar su pensamiento.
Por ello, la interpretación y la comprensión, tanto de los valores artísticos como de
los fenómenos sociales del hombre contemporáneo, están estrechamente ligadas al
grado de desarrollo alcanzado en su formación humanística. Esto dependerá, sin lugar
a dudas, de lo que la sociedad en su conjunto, sea capaz de aportarle durante la
educación integral de su personalidad.
Esta formación, que engloba además lo mejor de los valores espirituales del
hombre, en los que la cultura dignifica sus saberes y se convierte en el reflejo de su
propio desarrollo intelectual, no desprecia ni deja de lado los valores materiales que él
mismo crea con su arduo y cotidiano trabajo. También los toma, los hace suyos y los
pone en función de obtener una mayor satisfacción personal, todo esto, le ayuda a
encontrar su plenitud y dignidad como ser humano.
Al desarrollar la cultura, dentro de los parámetros y el entorno humanístico, el
hombre fomenta y enriquece sus sentimientos y los transmite a sus semejantes de
disímiles maneras. Esto lo lleva a convertirse en un agente de la cultura y a lograr una
comprensión más abarcadora, profunda y exacta de la realidad que vive, con lo cual
puede criticarla, cambiarla y reconstruirla para bien propio y de la sociedad.
De hecho, la comprensión dialéctica que tenga sobre su actividad como agente
transformador de la sociedad, constituye un elemento esencial para su formación
humanística, pues esta le permite debatir, dialogar y reflexionar sobre los problemas
71
que lo rodean y a la vez, buscar soluciones prácticas, creativas, y sobre todo
educativas, que lo hagan engrandecer sus valores humanos.
La formación humanística se revela entonces, como el medio de mayor importancia
para el desarrollo de valores éticos. Proporciona al hombre, sobre la base del respeto
hacia los demás, el conocimiento de los más significativos deberes y derechos de este
para con la sociedad, y lo guía en su diario bregar, en la búsqueda de nuevas y mejores
concepciones sobre el mundo, las cuales, le permiten vivir más plenamente.
Durante todo el transcurso de la vida, el carácter subjetivo que posee el proceso de
formación humanística en los individuos, se considera de gran importancia. Gracias a
él conforman sus interioridades para luego, autovalorarse y autoevaluarse en
dependencia con el entorno donde desarrollan su actividad. También los ayuda a
reflexionar constantemente acerca de la condición humana y de los valores específicos
que le son propios, así como del papel que juegan esos valores en la conformación de
su personalidad.
Por ello, la construcción de un futuro mejor, digno de vivirlo en paz, hace parte del
papel esencial que juega la formación humanística en la preparación de un hombre
nuevo, capaz de enriquecer sus conocimientos y buscar alternativas para su propio
desarrollo como ser social. Esto le permite como ha expresado el Dr. Gerardo Ramos
Serpa: “formarse una concepción propia, científica e ideológicamente fundamentada,
acerca del devenir de la sociedad, su estado actual y la vinculación personal con sus
perspectivas.” (Ramos, citado por Dávalos en Guadarrama, 2001)
La formación humanística, no solamente debe circunscribirse al hecho de conocer o
adquirir cierta cultura o valores a través de la lectura y el estudio de obras clásicas o no
clásicas, sino que también, precisa tener un conocimiento amplio sobre la ciencia y la
tecnología, y sobre el rol que ambas desempeñan en el desarrollo de la sociedad y con
ella los individuos. El saber científico es ineludible en estos tiempos; debe recalcarse
que también constituye un aspecto esencial en la formación de hombres con
72
verdaderas convicciones humanas; no hay que olvidar que muchos eminentes
científicos han sido grandes humanistas.
Teniendo en cuenta lo anterior, la formación humanística está obligada a convivir
con el vertiginoso y acelerado desarrollo científico–tecnológico que día a día va
alcanzando la humanidad. Es imposible rechazar estos tiempos, solamente estando en
él, se podrá determinar su papel y lugar en las relaciones que establecen los sujetos,
una vez adquirida este tipo de cultura..
Así mismo, el desarrollo de correctos hábitos comunicativos constituye un objetivo
de la formación humanística. Esto facilita a los individuos una mejor inserción en el
mundo globalizado actual y les propicia un acercamiento más certero a la realidad
objetiva que viven; así, se contribuye a modelar rasgos de su personalidad, conciencia y
conducta cotidiana, y por ende, a hacerlos partícipes de cambios en aras del
mejoramiento humano.
Un factor que no debe dejarse de mencionar al estudiar el fenómeno de la
formación humanística es el de la educación, la cual constituye el proceso de mayor
importancia dentro de la preparación integral del hombre. Esta juega un papel esencial
en este proceso, debido al carácter abarcador e integrador de los objetivos que la
misma persigue, al ir siempre a la búsqueda de los mejores valores humanos que ha
conocido el hombre a lo largo de toda su historia y porque desarrolla en él capacidades
que lo preparan para encontrar en todo lo que hace el valor humano de las cosas.
En ese sentido, resulta imprescindible destacar las ideas enarboladas por José
Martí, quien concibió a la educación como un fenómeno social integrador y a la
formación del hombre desde una concepción holística, en la que primaran ante todo los
valores humanos. Solía decir: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra
humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente
hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo, (...) es preparar al hombre
para la vida.” 1975 p. 281).
73
Concepción que dialoga con la visión fraterna, ecológica y cosmocéntrica que de
alguna manera la escuela franciscana continúa buscando caminos para responder
desde la educación y otros aerópagos a la necesidad de humanización de la sociedad
actual. Al respecto Pinchao [afirma:]
En contraste con una cultura hegemónica que valora la guerra, la competencia, la lucha, las jerarquías, la autoridad, el poder, la apropiación de los recursos, la justificación racional del control y de la denominación de los otros a través de la apropiación de la verdad –haciendo que parezca imposible nuestro sueño de paz, solidaridad, autonomía, respeto y de democracia- y de una racionalidad analítica, que termina fragmentado el mundo subjetivo y mundo de la vida, encontramos la propuesta de un modo de vida fundamentado en la inclusión, en el servicio incondicional, el diálogo y la fraternidad universal de Francisco de Asís. Esto significa que una formación humana desde el Evangelio debe volver sobre este controvertido personaje que en un estilo particular de vida ha resignificado el sentido de lo humano. (Pinchao, 2007, p. 77)
La educación superior tendrá que preguntar a cada profesional al servicio de qué
bienes y de qué valores está trabajando su profesión. Cuál es el tipo de valor que
busca como finalidad última el derecho, la medicina, la ingeniería , la arquitectura , la
administración , la pedagogía , la psicología y/o cualquier otra ciencia. Lo cierto es que
toda actividad humana y profesional está traspasada por el inevitable carácter moral del
actuar del hombre; se puede afirmar sin temor que, lo axiológico y lo ético son una
realidad intrínseca, que los estamentos educativos no pueden evadir o esquivar.
Como afirma Mackena J. en su obra Educación y Ética, citado por Luis Fernando
Sánchez en el ensayo sobre la pertinencia de la formación humana en la educación
superior:
lo único que se determina, entonces, permanentemente en todo proceso educativo es la eticidad o moralidad. La educación debe corresponder a una educatividad profesional, desde el punto de vista del conocimiento exigido por los tiempos y también de las exigencias o responsabilidades éticas per se. Esta actitud de moralidad profesional permite dar un sentido único, el cual, debe resolverse en
74
bienes humanos, que no pierdan jamás el fin para el cual nos educamos. (Extraído el 22 de febrero de 2010 dese http://www.monografias.com)
La formación humanística es un instrumento que posee el hombre para defender y
defenderse de todo lo inhumano que lo rodea; le permite construir lo humanamente
nuevo y rescatar y reconstruir lo que se ha perdido en ese sentido. Por tanto, debe
contribuir hoy más que nunca, a la remodelación de la conciencia social de muchas
personas en el mundo, para hacer de este planeta un lugar donde la dignidad humana
sea el eje principal que guíe el sentir de la vida de los hombres. De esta manera, se
resalta su importancia en la universidad, y en un mundo donde el cientificismo y la
tecnología, en muchos casos absorben a la educación y ahogan los pocos esfuerzos
que se hacen en este sentido. Por el recorrido histórico es evidente la prioridad que la
Universidad Mariana le ha dado a dicha formación; importancia que requiere traducirse
en acciones y opciones de conjunto, teniendo en cuenta que en los documentos
institucionales esto es claro y compromete a realizar cambios, que desde la creatividad
y el dinamismo pedagógico fortalezcan los procesos formativos de los estudiantes.
3.2.3 Propósitos de la formación humana en la universidad
La enseñanza superior está llamada a optar por un nuevo modelo de sociedad. En el
afán de homogenizar el mundo desde un pensamiento único y desde la imposición de
un solo modelo de economía y sociedad, no se puede seguir agenciando desde la
educación en general y en concreto desde la educación superior, un tipo de sociedad
que sea caldo de cultivo para la guerra y la violencia, la depredación de la naturaleza, la
fragmentación del ser humano y la destrucción de culturas, pueblos y etnias.
El modelo civilizatorio que ha guiado a la humanidad en el último siglo, ha producido
consecuencias, para el planeta y para los mismos seres humanos, nefastas y quizá
irreparables. Secuelas que obedecen a la idea de sociedad y de civilización que
75
subyacen en los sistemas económicos, políticos, sociales y culturales que rigen hoy la
vida de los seres humanos.
Al respecto, William Ospina, citado por Manuel Ramiro Muñoz (2008) en el ensayo
sobre la pertinencia y los nuevos roles de la educación superior en la región afirma:
Los millones de hectáreas de bosque talados, la profusión de materias no biodegradables surtidas por la industria, la contaminación del aire planetario, la lluvia ácida, la depravación de los mares, el deterioro de la capa de ozono, los monstruosos arsenales nucleares capaces de destruir muchas veces el mundo, el auge de la industria de la guerra, la transformación de todas las cosas en mercancías, la automatización de la vida, el frenesí de la moda, la polución publicitaria, la proliferación de residuos nucleares; y al lado de los carnavales del derroche de la emprendedora civilización europea-norteamericana, la creciente pobreza de los pueblos saqueados, a los que los ideólogos de la civilización habían dado el nombre del Tercer Mundo. Por primera vez en la historia una especie viviente estaba en condiciones de arrasar con el planeta y con todo vestigio de vida en él.” (Tünnermann Bernheim, 2008, P. 234)
En el marco de la importancia y los propósitos de la formación humana en la
universidad, lo expuesto anteriormente por William Ospina, es una prueba contextual de
deshumanización. Estas condiciones se pueden superar si la educación superior aporta
significativamente en la creación de un modelo de sociedad, anclada en los más altos
valores del espíritu humano que se encarnan en cada una de las culturas.
Al respecto, el Padre Alfonso Borrero Cabal (Sacerdote Jesuita colombiano,
maestro de varias generaciones de directivos universitarios en varios países de la
región), afirma:
Cuánto debe dolernos el servil abuso de la palabra universidad como denominativo de tantas instituciones que, diciéndose educativas, distan mucho del rigor histórico y filosófico de la corporación de maestros y estudiantes constituida para la formación de la persona. Persona que, si animada de inteligencia, es gestora del saber y, si de veras persona, se aproxima a sus semejantes con eficientes anhelos de servicio. (2008, tomo V.p. 411)
76
Si se forman seres humanos capaces de ponerse al servicio del mundo, es posible
crear una nueva sociedad no violenta y de la que esté excluida la explotación, un lugar
formada por personas muy cultas, motivadas e integradas, movidas por el amor hacia la
humanidad y guiadas por la sabiduría.
Con este ideal, la educación superior forma no sólo en la profesión y en la
ciencia, sino en la sabiduría. Desde la visión de sabiduría de los pueblos indígenas,
por ejemplo, se forma en los saberes para la profundidad, no para la superficie; se
fortalecen las raíces, no sólo para producir ramas. Porque como señala el proverbio
indígena del Norte del Cauca: los seres humanos, como los árboles, son fértiles
cuando crecen hacia abajo, hacia la profundidad, porque el futuro depende de la
fortaleza o no fortaleza de las raíces. (Tünnermann Bernheim, 2008, P.174)
La formación integral compromete el quehacer de la institución, incluye desde una
comprensión vital: lo humano; la experiencia que acontece en el devenir universitario; la
formación humanística, entendida desde un sentido más disciplinar. En su conjunto se
está señalando que todos los niveles de la institución están involucrados en ella y
permeados por sus fines: el profesor, el estudiante y el directivo de la universidad.
En la interacción diaria se define el clima formativo, el “ethos universitario”, las
prácticas: administrativas, docentes, investigativas, de relación humana; en el interior
todas dan testimonio de su visión del “mundo de la vida”, de la sociedad en que se vive,
de las producciones del espíritu humano en general.
La formación es un todavía, un aún: lo inacabado, el “continuará” que jalona a ser
otra cosa y que se pone en el umbral del aprendizaje.
Un saber cualquiera, –comprendido el de las humanidades-, que se trasmite con
carácter instrumental, exclusivamente, despoja al mismo de todo interés vital; es decir,
de todo sentido humanístico.
77
Las anteriores inquietudes también las ha plasmado Edgar Morín, quien señala
como preocupación primera de la educación para el futuro, y como una contribución de
ésta al desarrollo sostenible, las siguientes palabras: “hacer conocer lo que es el
conocer; enseñar los principios de un conocimiento pertinente; enseñar la condición
humana, enseñar la identidad terrenal, afrontar la incertidumbre, enseñar la
comprensión, enseñar la ética del género humano.” (2003, p. 67).
Ante la visión compleja de la realidad, los educadores se encuentran con una misión
indelegable: la de transmitir "no saber puro, sino una cultura que permita comprender
nuestra condición y ayudarnos a vivir. Al mismo tiempo favorecer una manera de
pensar abierta y libre." (Extraído el 8 de noviembre de 2009 desde
http://epistemologiaepistemologia.blogspot.com/)
Se debe transmitir un conocimiento que se dé cuenta que las partes dependen del
todo y viceversa; que no aísle los fenómenos (como pretendía Descartes), sino que los
integre en la totalidad y que además, detecte lo uno en lo diverso; y admita, la
diversidad y la unidad a la vez. Esto debe estar acompañado de la incansable
búsqueda (por parte del docente), para que los estudiantes logren un estado interior y
profundo de reflexión y así, poder orientarse por sí mismos en la vida.
La incapacidad que los actores de la comunidad educativa poseen para interpretar
sistemas complejos no es innata. La modernidad es la culpable de haber eclipsado lo
que los griegos, los hebreos y los medievales pudieron vislumbrar. La aceptación de un
plus de misterio complejo, que escapa al entendimiento humano y que enfrenta a éste
con sus límites, dejándolo en el campo del asombro, ya había sido hecha por nuestros
antecesores milenarios.
Pero en la fragmentación cartesiana se sobrevaloró lo claro y distinto. La escuela
argentina aceptó esta propuesta gnoseológica y la combinó con elementos del
Positivismo, el Conductismo y la Ilustración. Por lo tanto, desde sus comienzos se
78
enseñó "al soberano" a dividir la realidad para entenderla; y si es posible entenderla con
detalles eruditos y de memoria. Definitivamente un cambio de paradigma es imperioso.
Es decir, las prácticas educativas no deben centrarse en un enciclopedismo que
transmita lo puramente cognitivo, eso lo puede hacer una computadora, un libro o un
programa de TV. La verdadera educación es un encuentro entre seres humanos,
donde la vida misma es la protagonista. Se deben cuestionar las instancias
pedagógicas tradicionales y buscar la perspectiva compleja. Los contenidos tratados en
clase deben apuntar a la transformación del sujeto, "no son neutros, se presentan en
concreto, con un determinado grado de valor. (...) en consecuencia, cada contenido
educativo no debe ser propuesto sólo como conocimiento objetivo, también debe ser
reconocida la libertad del sujeto para apreciarlo como valioso para sí." (Extraído el 22
de febrero del 2010 desde
http://www.llibreriapedagogica.com/butlletins/revistes60/la_educacion50.htm)
En su libro Educar es un riesgo Luigi Giussani (2006) advierte que la verdadera
educación es aquella que introduce al estudiante a la realidad total. "Realidad es para
la palabra educación como la meta para el camino" (p.125) y, según lo que se viene
exponiendo, dicha circunstancia es compleja. Es por eso que, es imprescindible que el
docente de hoy presente los contenidos integrados al conocimiento cotidiano e
intereses del estudiante, es decir a su realidad total.
La escuela debe tener en cuenta constantemente la realidad de los alumnos. El
contexto en el que ellos se desenvuelven los modifica sin cesar; por eso en educación
la relación con el medio, con el contexto, con la realidad total es imprescindible en los
docentes. Se debe estar al tanto de la vida de los jóvenes: sus códigos, sus
costumbres, su forma de pensar, los peligros a los que se exponen, los personajes de
televisión con los cuales se identifican, etc.
En La Cabeza Bien Puesta, Morín (1998) afirma que la escuela debe enseñar la
condición humana. La investigación considera que esta afirmación está en estrecha
79
relación con la postura de Giussani, anteriormente citada. Enseñar la condición
humana no es algo que le corresponde sólo a las ciencias humanas o a la literatura; es
también responsabilidad de las ciencias naturales, integrando en este término la
cosmología, la ecología entre otras. De esta manera, el hombre se mostraría situado
dentro del cosmos y la vida. La condición humana se le presenta a todos los hombres,
así vivan la existencia más rutinaria. No es patrimonio exclusivo de quien filosofa o del
poeta tomar conciencia de la tragedia de la muerte, de lo misteriosa que es la vida, de
la pregunta por la existencia de Dios. Esas preguntas están en el corazón del hombre,
por lo tanto, nadie está exento de esos planteamientos trascendentales.
La era planetaria en la que vivimos es veloz y en repetidas veces las anteriores
ideas se quedan postergadas. Los adelantos tecnológicos, la atención al cliente, las
rutas, el crecimiento de las fuentes de comunicación y los conocimientos, todo se hace
con rapidez. En el mundo, las comunicaciones crecen de un modo incontrolable,
quedando al desnudo otro problema que en la actualidad se debe entender y a la vez
combatir: el de la expansión descontrolada de saber.
Con una metáfora muy adecuada, Morín (2008) habla de una "gigantesca torre de
Babel" (p.18) de la cual emana más confusión que conocimiento; él hace referencia a la
ola interminable de saberes disociados y descontextualizados que emergen desde las
ciencias, medios de comunicación, etc. Se activó el conocimiento, pero se adormeció la
capacidad crítica y reflexiva; el ser humano, desesperado observa cómo los saberes se
escapan, inasibles, de sus manos.
Para la universidad como educación superior y para lo superior, surge otra idea muy
importante: es inútil saber si no se sabe para la vida. Y en la medida que los docentes
no tengan en cuenta esto, corre peligro la noción de hombre a la que se quiere arribar.
Igualmente, el alumno que desconozca esta verdad, no aspira a la sabiduría, que es en
última instancia, lo que hace del conocimiento algo imprescindible. Si el profesor es
enciclopedista o simplista, logrará un hombre con una cabeza repleta; en cambio, si
80
piensa en complejo e incentiva al estudiante a transitar el mismo camino, logrará formar
un hombre con la cabeza bien puesta.
Aprender a vivir es, no sólo conocer, sino transformar ese conocimiento en
sapiencia práctica. Si no se logra este cometido, los educandos quedarán rezagados
en la “torre de Babel” antes mencionada. La sabiduría está fundada en la
contextualización del saber. Las clases del docente de la era planetaria deben enseñar
desde la realidad actual; la aptitud para contextualizar debe ser un imperativo
categórico de la educación.
La complejidad del mundo contemporáneo, exige que el educador, entre tantas
otras cuestiones, considere al estudiante en su individualidad, pues es preciso
entenderlo como un ser único e irrepetible.
Cada grupo, cada alumno, cada suceso educativo representa una problemática a resolver, por lo que no se pueden aplicar teorías o técnicas estandarizadas; sólo una permanente actitud reflexiva acerca de los acontecimientos vividos va constituyendo un almacén experiencial, al que el docente puede acudir en circunstancias de incertidumbre." (Frigerio, 2004, pp. 4-7).
La humildad que esta cita reclama a la profesión docente es notable. Cuando más
sumergidos estamos en el pensamiento complejo, más modestia necesitamos. Así
mismo, la teoría de Morín (¿año?) nos muestra, en gran parte, la lucha constante contra
el entendimiento de la realidad desde una sola visión y nos invita a ver las situaciones
desde el suelo de la incertidumbre.
3.2.4 Percepciones sobre el saber de las humanidades en la universidad
La percepción se entiende como el primer proceso cognoscitivo, a través del cual los
sujetos captan la información del entorno. La razón de ésta última, es que usa lo que
está implícito en las energías que llegan a los sistemas sensoriales, lo cual permite al
individuo formar una representación de su realidad.
81
Las humanidades en el marco de un proyecto educativo, aluden al conjunto de
saberes orientados al perfeccionamiento del espíritu humano. Dado que en el hombre
no coincide su ser con su deber ser, es susceptible de formación; ésta se entiende no
sólo por el producto de la formación, sino por el proceso para lograrla. (MEN, ICFES,
2001, p. 51)
Las humanidades han sido y son consideradas en la historia de las instituciones de
educación superior, como un medio que influye en el carácter y en la personalidad del
estudiante. Aunque hayan variado las estrategias utilizadas en su instrumentación
pedagógica, han sido parte de la denominada formación general, o básica o liberal, y en
tal sentido se centran en el aprendizaje de los principios de las ciencias naturales, de
las exactas, y en el conocimiento de las bases problémicas de las áreas sociales. Así
mismo, tienen en cuenta, las grandes corrientes de pensamiento, las tradiciones
culturales, los hechos históricos, las culturas nacionales a través de la enseñanza de los
idiomas clásicos y modernos.
Los estudios humanísticos, desde la perspectiva del origen de la institución
universitaria, forman parte de la facultad de artes y significaron una innovación en el
trivium y quadrivium de la época, hasta establecerse firmemente en todos los centros
con gran fuerza y reconocimiento social, y extenderse aún por fuera de éstos. Se
trataría de lograr, mediante el diálogo liberador con los clásicos, que la persona
desarrollara un pensamiento lógico, una capacidad de discernimiento moral y estético, y
habilidades para interactuar en el mando social y profesional. En tal sentido, los
saberes a los que se acude no son utilizados como fin en sí mismos; en tal
aproximación no se busca capacitar un profesional, sino incidir en la conformación de
su carácter y personalidad. “No se trata de un ornato para el individuo, sino de la
posibilidad de que se forme en y a través de un repertorio de ideas y convicciones que
le sirvan para dirigir efectivamente su existencia”. (Ortega y Gasset, 1982)
82
El anterior saber se determina como fundamental en el ordenamiento del sistema de
la educación superior; se confirman así, los subsistemas de formación, expresados en
los tipos de conocimiento: saber hacer técnico, tecnológico y científico, de las
humanidades, del arte y la reflexión filosófica.
A nivel más fundamental, el entendimiento científico se expresa en un lenguaje,
específico que posee un carácter dinámico y cambiante según las épocas históricas.
Comprende tanto las ciencias naturales y exactas como las sociales y humanas, sin que
en el punto de partida se postule un monismo metodológico. La actividad científica no
se agota en la acción propia de las ciencias naturales y exactas. Es preciso mantener
viva la distinción entre estas ciencias y las sociales y humanas. Este hecho significa
que en las instituciones de educación superior, las ciencias sociales y humanas, deben
ser asumidas en su especificidad, sin reduccionismo metodológico alguno.
En las instituciones de educación superior, los procesos académicos contribuyen a
socializar a los estudiantes en la cultura de las disciplinas y por ello mismo, sus
miembros se movilizan con base en criterios como: el rechazo del argumento de
autoridad; el privilegio de la escritura; la voluntad de establecer consensos sobre la
base del mejor argumento; por la aceptación de una ética de la inteligencia y por el
interés marcado por el arte, las humanidades y las ideas en general.
La apropiación de una concepción integral de la naturaleza del hombre y de la
sociedad hace que la formación humanística posea un sistema de componentes
económicos, políticos, intelectuales, éticos, estéticos, patriótico-nacionales, valorativos,
emotivos y cosmovisivos que se nutren y establecen a partir de las más diversas
disciplinas científicas acerca del hombre y de la sociedad, tales como la filosofía, la
economía, la sociología, la politología, la jurisprudencia, la lógica, la epistemología, la
ética, la estética, la psicología, la pedagogía y la historia, entre otras.
Obviamente existen especificidades tanto para las carreras de humanidades como
para las otras, se encuentra independencia de los perfiles, objetivos y problemas
83
profesionales a enfrentar en cada caso. Lo que interesa es insistir aquí, en el lugar y el
papel de la formación humanística, precisamente, en las carreras no humanísticas, y
particularmente en las de perfil técnico; lo que se busca esencialmente es alcanzar y
potenciar un desarrollo humano más plena de la formación del profesional.
La realización efectiva de la formación humanística como parte de la formación
integral del profesional universitario, rebasa el ámbito exclusivamente académico y
posee irrenunciables resonancias sociales. Hoy, ella está llamada a potenciar esos
esfuerzos, a contribuir y a fundamentar científicamente ese control, y a concientizar y
orientar esa acción autónoma. Por lo mismo, no se puede dejar de reconocer que: “Si
uno de los objetivos fundamentales de la Universidad es resguardar, promover y ejercer
el humanismo, como formación integral, entonces su función trasciende la formación
profesional y adquiere una dimensión de servicio social.” (Esquivel, 2002, p.7).
En la Universidad Mariana la formación humana y humanística son las dos formas,
tal como está planteado, trabajan la formación integral conjuntamente con todos
saberes específicos de cada programa académico, y con todos los espacios,
experiencias, escenarios y posibilidades que el ambiente universitario propicia. Se
entiende dicha formación desde los espacios académicos o humanísticos, relacionados
específicamente con las áreas de humanidades, como es el caso de sociología en el
programa de trabajo social y la formación humana; ésta última se dan en todos los
programas, hace parte del área institucional, se dedica especialmente a dar el sentido
de identidad. El ser humano se asume entonces, de acuerdo a los lineamientos de la
universidad católica y la espiritualidad franciscana; lo que se busca es fortalecer la
vivencia de los valores del Evangelio, de allí que los son espacios académicos que le
corresponden sean: Identidad institucional, pensamiento filosófico, humanismo cristiano,
ética general y profesional. Toda esta concepción es asumida sobre todo por los
docentes del departamento de humanidades y muy poco por los profesores de los
demás programas.
84
Además de los espacios planeados de forma explícita en el currículo, es necesario
desarrollar otros lenguajes y otras formas de aprender y de desaprender porque la
complejidad de lo humano así lo requiere. Haciendo eco a las reflexiones de Manfred
Max Neef (1991) se considera la importancia de la voz del silencio en la educación, se
afirma que tal y como se la imparte en el presente no es holística, sino fragmentada
porque se hace a través del lenguaje hablado y escrito. Tal parece que el silencio es la
otra forma del lenguaje que permite penetrar en los misterios de las cosas y
comprender al ser humano más allá de lo que se puede hablar o escribir. De igual
manera, en este sentido del comprender se necesita aprender a navegar a la deriva,
expresión que supone riesgo y aventura, ver cómo vienen los vientos y las olas, estar y
acompañar como seres humanos en experiencias integradoras que incluyan el gozo y el
descubrimiento.
La formación humana como acto creativo, entonces ha de llevar a también a andar
sin rumbo dentro de nosotros mismos, para descubrir nuestro interior. Porque no
somos seres completos si únicamente descubrimos a los demás. Tal vez el más
grande desafío está en la capacidad de describirnos a nosotros mismos.
Para seguir buscando caminos de humanización desde la universidad, es necesario
tomar consciencia histórica de que seguimos atrapados consciente o inconscientemente
en concepciones y prácticas reduccionistas es fundamental para trasegar por otras
concepciones, desplegando el imaginario que nos permita producir parámetros amplios
de la formación humana, trabajando con esperanza, creer que un mundo mejor es
posible. Así lo plantea Fernando Vásquez (2007):
En el centro del espíritu, como si fuera otro corazón, los seres humanos están dotados de esta facultad para el consuelo o la seguridad existencial. Por medio de la esperanza cada persona puede reconciliarse con lo inevitable, mantener en vilo un sueño o conservar una reserva de optimismo frente a la desgracia o la mala fortuna.
Esperanza es, antes que nada, una actitud de confianza. Una forma de asumir la vida en la cual cuenta más el optimismo que la derrota, más lo posible que lo
85
inalcanzable. Quien se esperanza es porque cree sinceramente en la favorabilidad del mundo de las personas. Esperanzarse es creer en fuerzas o energías gratuitas, confirmar presencias invisibles que intervienen o colaboran en muchos de nuestros proyectos, tener fe en ciertos azares o ciertas coincidencias en las cuales participa todo el cosmos. En este caso, la esperanza es la consecuencia de mirarnos como integrantes del universo y no sólo como individuos alejados del amplísimo sistema de la vida. (p. 109)
86
CAPÍTULO IV
4. 1 Metodología de investigación
Caminante no hay Camino…
(Antonio Machado 1924)
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de
espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso…
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso…
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso.
87
El camino se volvió construcción cotidiana, a partir de la indagación que
compromete los sueños y los ideales, en la búsqueda de nuevos horizontes
para construir comunidad educativa universitaria con características de
humanidad, con signos de fraternidad. El camino metodológico se fue
construyendo en la rigurosidad y la aventura de una experiencia humana y
académica de intereses, preguntas, encuentros y desencuentros, temores y
esperanzas, éxitos y decepciones, estudio y reflexión; entramado cualitativo
que hizo posible la comprensión desde las percepciones y vivencias de los
diferentes actores; caminantes en la comunidad educativa, desde la
observación y la escucha atenta de sus expresiones, inquietudes y
conocimientos; todos ellos acontecen en los diferentes parajes del camino, en
los distintos espacios y momentos de la vida académica.
Los caminantes que aunque “su destino es pasar, pero pasar haciendo
caminos”, fueron las fuentes, los sujetos que en conversaciones cotidianas se dejaron tocar por las interacciones con los otros, para compartir las riquezas y las comprensiones significativas sobre la formación humana y humanística, desde las señales en el camino, los planteamientos de la
universidad y la práctica en la realidad cotidiana. Es un devenir cultural que
apenas descansa para comunicar: “que al andar se hace camino y al volver la
vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. Por lo tanto, este
conocimiento es una construcción compartida con los entrevistados y dicha
información determina una realidad percibida y reconocible en el medio
universitario.
La opción vital de la investigadora, es realizar su misión educativa desde el
paradigma del desarrollo humano con base en el Evangelio de Jesucristo.
Razón por la cual, toma el rumbo de lo interpretativo; desde una categoría
existencial en clave franciscana, donde el diálogo y la convergencia de
espíritus son posibles, se busca describir, y entender la importancia que se da a la formación humana, mediante la interacción con las personas y el estudio, la acogida y la apropiación de los documentos institucionales.
88
Apoyarse en el método histórico hermenéutico, es abrir espacios de
confrontación y discernimiento, es retomar la capacidad natural del ser humano
en el arte de comprender, de entrar en sintonía afectiva, intelectual, espiritual.
Todo esto para analizar y encontrar el sentido de la acción humana y
humanística frente su estado actual en la universidad Mariana.
La investigadora desde la labor que se realiza en bienestar universitario,
participa directamente de esta construcción, compartiendo la vida cotidiana
con los docentes, estudiantes y directivos. Observa además, los procesos de
los estudios en cuestión, su importancia y sus dificultades. Explica las
propuestas de formación y su impacto en los estudiantes y comprende de qué
manera la universidad establece políticas de formación en torno a las
humanidades, a través de un análisis continuo, durante y después de la
recolección de la información.
En este proceso se intenta comprender el sentido de la formación desde la
realidad que vivencian los principales actores de la comunidad universitaria,
para reflexionar sobre los datos encontrados, tratando de describir, pero
también de interpretar y comprender los fenómenos como son y no como
gustaría que fueran.
Desde la dimensión creadora de la subjetividad, consciente de la
coparticipación responsable de un proyecto, de un devenir magíster en la
Educación, la arquitectura investigativa se inscribe en la línea de desarrollo
humano, de la Universidad de San Buenaventura de Cali.
Este camino investigativo se va tornado apasionante por lo complejo y
cuestionador frente a lo establecido. No se puede ser sólo espectador de la
escena maravillosa de la vida misma de la Universidad Mariana, la cual se
caracteriza por la filosofía de la espiral que es continua, creciente y permite
muchas circulaciones con puntos varios de encuentro. Aunque la presentación
del trabajo es elaborada en forma lineal, su espíritu denota un proceso
continuo.
89
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…
(Machado, 1924)
En lo relacionado con la formación humana y humanística de la Universidad
Mariana, como sujeto en oportunidad con ocasión de fundar el aprendizaje del
sí mismo, se vivió una experiencia conceptual o reflexiva, que permitió conocer
que “los bosques que se visten de espinos”. Mediante un ejercicio de asombro
y valoración, se revisó del Reglamento General en el capítulo 1: Horizonte de
sentido de la Universidad (2006): el plan de formación humana que estaba
trabajando el Departamento del Humanidades; el modelo pedagógico
actualizado; los resultados de encuestas aplicadas a los estudiantes para
identificar la importancia y prioridades de formación humana (Anexo A); la
inclusión de los espacios académicos en el plan de estudios de cada programa;
el modelo y reglamento de de Bienestar Universitario; y, el proyecto de la
Pastoral Universitaria, para determinar que hay en la teoría y que se está
haciendo en la práctica.
Los documentos institucionales permitieron determinar la concepción que la
Universidad Mariana posee sobre la formación humana y humanística, en el
sentido misional como formación integral. Para profundizar en la
conceptualización del tema se consultaron referentes teóricos actuales, “se oyó
la voz de un poeta gritar”, nuevas posturas y visiones frente al tema, mediante
una lectura intencional y organizada de algunos textos de Manfred Max-Neef,
Edgar Morín y Humberto Maturana especialmente, aportes que fueron
pertinentes para iluminar y orientar la investigación.
El camino va permitiendo crear espacios de encuentros sinceros que
suponen acogida, sensibilidad y escucha para transformar el universo de
90
recelo, sospecha e incomunicabilidad en cercanía, amabilidad y camaradería
gozosa; esta comprensión franciscana facilitó desarrollar a través de preguntas
orientadoras el diálogo con los entrevistados. Se privilegiaron los datos en
categorías de sentido, para facilitar y dar coherencia al proceso de construcción
de acuerdo a las intenciones de indagación, a la carga de significados de los
lenguajes escuchados, sentidos y percibidos en el otro.
Cuando la seguridad o la certeza hacen ágil el camino, hay que dar los
pasos con prudencia, estar dispuesto a detenerse, a desandar; a mirar el
horizonte con esperanza, a contemplar el entorno donde se habita, a tomar
conciencia de ser parte de esa realidad. En la cotidianidad normalizada por el
ritmo de trabajo, en la Universidad Mariana se visitaron diferentes
dependencias: grupos de estudiantes y docentes, se compartieron espacios de
diálogo académico en el consejo directivo, en el departamento de
humanidades, en bienestar y en pastoral universitaria. Así mínimo, se participó
en celebraciones institucionales, en actividades diversas de los programas para
vivir la experiencia consciente de la estrategia de la observación participante.
Contacto cercano y real que facilitó valiosos elementos empíricos para luego
confrontar con lo conceptual y provocar el análisis de la investigadora.
Existen momentos de soledad e incertidumbre, en el arduo camino el sol
arrecia, se escasea el agua, aparece la parte más empinada, hay confusión,
temor y desmotivación, pasa el tiempo y mientras se dan cinco pasos hacia
adelante, la dureza del camino hace que se resbale y se desanden tres.
Después de dos cambios en el enfoque del proyecto, que implicaron tiempo,
dinero, energía, se sugiere un tercero, dejar de lado la Universidad de Nariño y centrar el proceso investigativo en la Universidad Mariana. El camino
era largo aún, no quedaba más que incorporarse, y como dice el poema,
seguir: “Golpe a golpe, verso a verso…”, fue preciso retomar el camino y
arriesgarse a continuarlo desde una nueva posición mental y afectiva.
Como mujer, consagrada y apasionada por el camino desde la visión
humanista franciscana, -la cual parte de los gestos, se expresa en los signos y
se particulariza en la forma de acoger y escuchar, pasando por una nueva
91
comprensión de la mirada, del encuentro y de la afable serenidad en el amor y
la amistad-, atenta a la vida, al contexto y a las realidades cotidianas, se asume el desafío del análisis e interpretación de los hallazgos, procurando ir más allá de los constreñimientos de la metodología para hacer posible que el acontecimiento escritural refleje lo que las palabras no alcanzaron a expresar y los ojos y oídos físicos no lograron captar, teniendo en cuenta que lo esencial no se ve, ni se toca, ni se oye, se ama.
Cuando quienes caminan al lado son parte constitutiva de la vida misma de
un proyecto, espontáneamente se comparten pensamientos, sentimientos,
deseos, opciones; en este caso, en varias oportunidades se socializó la
experiencia, las reflexiones, dudas y apuestas sobre la construcción que se
tenía entre manos. Compartires significativos que fueron gestando discusiones
institucionales, movilizando estructuras mentales; de alguna forma, expresiones
manifiestas en actitudes de alerta, prevención, contradicción, complicidad y en
algunos casos de adhesión y apoyo de los caminantes para avanzar otro trecho
del camino.
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…
(Machado, 1924)
En experiencias vitales como estás y para quienes creemos en un
hombre tan humano, pero tanto que por eso es Dios, llamado Jesús de
Nazaret, la confianza arrastra al abandono creativo y a la esperanza alegre del
multicolor del arcoíris que necesita sol y lluvia para poder existir. El dejar pasar
esperanzado encontró en el camino a una caminante que fue la luz para
continuar avanzando sin perder la fe, una mujer acompañante que creyó y se
comprometió para que el camino se hiciera más llevadero, con aprendizajes
inolvidables desde la cercanía amable, la generosidad y la paciencia
92
abundantes y la sencillez sabia de quien sabe ser signo e instrumento para que
otros crezcamos, superando los desánimos y oscuridades del camino.
Construcción conjunta y paulatina con los otros, mediatizada en unos momentos existenciales que garantizaron el avance con sentido y la consolidación de resultados. Desde el respeto, la acogida y la escucha
atenta al otro, como lugar sagrado donde acontece el milagro divino de la vida,
se utilizó la observación participante donde la investigadora pudo compartir el mismo contexto con los investigados o caminantes, experiencia y vida cotidiana. Esto permitió conocer directamente toda la
información que los viajeros poseían sobre su propia realidad, es decir, conocer
las circunstancias cotidianas de la comunidad educativa universitaria desde el
interior de la misma. (Anexo A).
Además se utilizó la entrevista, que en lenguaje franciscano es un encuentro existencial con el otro, “Francisco supo imprimir en su familia el
gran respeto hacia el otro y una cierta amabilidad peculiar… fue un hombre de
extraordinaria sensibilidad humana y estuvo dotado de una fina y exquisita
calidad espiritual” (Merino, 1982, p. 159) una conversación significativa entre la investigadora y el investigado; los caminantes comparten el lenguaje y la cultura, esto les facilitó conocer, leer y valorar la formación humana y humanística en la Universidad Mariana, desde la conciencia que cada uno tiene sobre el fenómeno. Este discurso significativo entre
preguntas y respuestas, permitió construir conjuntamente el conocimiento,
contextualizando; las anteriores condiciones, exigieron por parte de la
investigadora, una habilidad para escuchar y sentir empáticamente a la
persona entrevistada, había que esclarecer sentimientos frente al tema sin
juzgar, prestar mucha atención al leer y al transcribir las entrevistas, esta
práctica se convirtió en un proceso de continuo aprendizaje. Para resolver la
ambigüedad o para ampliar la información, se utilizó el diálogo, reconociendo
muchas veces la ignorancia de la entrevistadora. Experiencia humana que
desde la visión franciscana tiene como fundamento lo cotidiano, lo existencial,
lo concreto y lo vital, y que además incluye: una manera de vivir, de
93
relacionarse con el otro y de enfrentarse a la vida, y no simplemente, una
manera de pensar, de soñar o recolectar información.
Prácticamente se orientaron dichos encuentros “entrevistas” con preguntas
abiertas (Anexo B), las cuales se registraron de dos formas: a medida que se
estableció el diálogo se tomaron los respectivos apuntes sobre los comentarios
del entrevistado; y, también a través de describir y complementar la información
inmediatamente después de realizada la entrevista, aprovechando la memoria
de la investigadora.
También se tuvo en cuenta, la revisión de documentos institucionales, para extractar lo relacionado con las políticas concernientes con el tema,
Gracias a la disponibilidad de muchos miembros de la comunidad educativa universitaria, quienes participaron implícita o explícitamente en la construcción colectiva de la investigación
y para posteriormente, confrontar lo encontrado con los datos de sentido y
significado de la observación participante y las entrevistas. (Anexo lista de
documentos revisados (Anexo D).
“Cuando el poeta es un peregrino”, no abandona el camino. En medio
del trabajo normal en la universidad, de los afanes y las preocupaciones que
una construcción responsable implica, pero, con la alegría de aportar con un
grano de arena a la formación humana y humanística de la Universidad
Mariana, se fue consolidando el informe final o mejor, la obra de conocimiento
que deja huellas en la piel del alma y que no es el final, sino el comienzo de un
largo camino. Los hallazgos y aplicaciones prácticas de los resultados se
plasmarán en el planteamiento de posibles sugerencias para una propuesta de
mejoramiento de dichas áreas en la Institución.
, se logró seleccionar a algunos
elegidos de manera especial. Se tuvo en cuenta el tiempo de permanencia en
la universidad como docente o directivo y en el caso de los estudiantes, se
incluyó a los de semestres avanzados, los cuales habían vivenciado la
formación humana y humanística y tenían una visión crítica sobre la misma.
Fueron once caminantes claves para conocer y avanzar en el camino, quienes
94
permitieron colocar las vallas y otras señales en el camino. Cuatro docentes,
cinco directivos, dos estudiantes, uno de pregrado y otro de postgrado de la
Universidad Mariana.
Igualmente, constituyeron otros apoyos para el presente estudio, la
observación participante y la revisión de diversos documentos institucionales.
95
CAPÍTULO V
5.1 Resultados de la investigación
La interpretación de resultados se desarrolló sistematizando los instrumentos
de recolección de información por categorías, teniendo como puntos
estratégicos los objetivos específicos para determinar la importancia que le
asigna la Universidad Mariana a la formación humana y humanística desde el
ambiente universitario.
Esta presentación de entramados conceptuales, interpretativos y vitales que
se dieron cita a lo largo del proceso se desarrolla en el siguiente orden:
1. Importancia de la formación humana y humanística en la Universidad
Mariana.
2. Propósitos de la formación humana y humanística en la Universidad
Mariana.
3. Percepciones de la comunidad educativa universitaria sobre la formación
humana y humanística en la Universidad Mariana.
5.1.1 Importancia de la formación humana y humanística en la
Universidad Mariana
Las universidades siempre se proponen
unas misiones inalcanzables y yo
pienso que eso es lo debido, el gran
ideal. La relación que hay entre la
formación humanística de los
estudiantes y nosotros los profesores,
está lejos de alcanzar lo que se
propone la universidad como misión, el
ideal grande. Creo que tenemos que
hacer unas reformas inmensas en el
currículo y un poco en la estructura
general de la universidad porque yo
96
creo que ese ideal de un ciudadano
cabal, un ser humano que se pregunte
sobre su puesto en el mundo, alguien
que haya podido crecer como humano
y llegar al nivel de la bondad, me
parece que es un ideal bello.
Silvio Sánchez, docente
Universidad Mariana; hoy rector
de la Universidad de Nariño.
Desde la herencia en devenir histórico
Desde sus inicios, los hechos históricos de formación humanística en la
Universidad Mariana, la consideran como la filosofía de vida del Instituto
Mariano y el elemento esencial para formar hombres y mujeres integrales,
líderes de la sociedad y cristianos con conciencia y justicia social. Se puede
decir, sin temor a equivocarse, que este fue el criterio más significativo para su
creación y funcionamiento. En ese momento, estos son objetivos de la
formación; en el estatuto orgánico según el acuerdo 002 de 1978, manifiesta
que los objetivos de formación del Instituto respecto a su compromiso con la
formación católica, humanística e integral fueron: “Formar profesionales
integrales con base en una sólida filosofía cimentada en valores espirituales del
hombre, de acuerdo con su origen divino y su destino eterno.” (p.10) e
igualmente afirman necesario: “desarrollar la personalidad integral de los
estudiantes por medio de la orientación de su inteligencia y voluntad.” (p.10)
Estos objetivos siendo la base teórica y el sustento teleológico del Instituto
Mariano, pasaron a ser también el fundamento y la razón de ser de la
universidad cuando esta cambio su denominación y fue elevada a dicha
categoría. Hay que decir, que desde 1965, los diferentes programas
académicos ofrecidos a la sociedad, iniciaron con un proyecto teleológico
institucional y plan de formación pedagógico-curricular centrado en los
objetivos antes mencionados.
97
Se tienen en cuenta los ejes: persona, ciudadano, cristiano y profesional
que se describen en la misión institucional. Se toma como referente el dato de
la misión que expresa: “En la interacción pedagógica que involucra al
estudiante y al docente en un proceso de construcción humana, el estudiante
es formado como persona, ciudadano, cristiano y profesional.” (Universidad
Mariana, 1982)
Los ejes de formación que desde sus inicios como instituto, y luego como
universidad, son claros en plantear la formación que la universidad busca
ofrecer de acuerdo a su identidad. Sin embargo, no se encuentra un desarrollo
reflexivo de las razones por las cuales se definen estas cuatro miradas para
enfocar la formación que de intención busca abarcar integralmente al
estudiante.
Además, no aparece ninguna referencia al contexto interno del momento
que vive la universidad en sus inicios, ni se tiene en cuenta las características
de los estudiantes que, comenzaron haciendo parte de los primeros programas
académicos que ofreció la institución como fueron: enfermería, ciencias
económicas y familiares, y filosofía y teología.
Cabe notar que en los documentos institucionales y en dichos programas
sólo aparece plasmada la intención formativa, pero no aparece la forma cómo
se va a desarrollar la formación de la persona, el ciudadano, el cristiano y el
profesional.
Desde la mirada holística y compleja de hoy, se considera evidente la
fragmentación del ser humano, pareciera que la persona es aparte del ser
ciudadano; es decir, de participar de una religión y de desempeñarse como
profesional. Aspecto que se va a mantener a lo largo de las distintas formas de
hacer formación humana que ha tenido la universidad Mariana.
En esta época el doctor Gustavo Quintero (2000) de la Pontifica
Universidad Bolivariana de Bucaramanga, es invitado a una conferencia a la
Universidad Mariana, en la cual manifiesta que: “Las humanidades en la
98
universidad tienen su propio lenguaje y su ethos. Configuran la esencia misma
de la “universitas”, su razón de ser en el curso de la historias y de la misión de
ser de los procesos educativos.”
En este contexto propuso: “hacer una reforma” no sólo al plan de las
asignaturas humanísticas sino a todo el currículo de la universidad. En sus
disertaciones aseguró que:
Las evidentes deficiencias de la organización por áreas y materias ha llevado al problema de la fragmentación y el aislamiento de las problemáticas… [Aseveró además que:] “Las Humanidades que debemos enseñar entonces, deben desempeñar un papel fundamental en la batalla por el logro de una cultura general integral para nuestros estudiantes… La Universidad y el universitario que requerimos hoy, necesitan de articular de manera dialéctica el conocimiento teórico y la práctica, base para la formación de una cultura académica comprometida con la investigación y con la transformación de la realidad; en nuestras universidades se debe enseñar a pensar cooperativamente y por si mismo a través del diálogo constructivo sustentad [o en el compromiso ético; en este sentido hay en las Humanidades un gran potencial formativo y creativo. (Quintero, 2000)
Para la puesta en marcha de un proyecto de “formación humanística”: se
debe organizar un equipo de profesores encargados de abordar los temas
humanísticos, pensar en un departamento o en una oficina que atienda este
saber. Como lineamientos para modificar el actual “conjunto de asignaturas”
propuso: cultura y urbanidad, historia, filosofía, literatura y arte. Sin embargo,
testifico que:
no se trata de estar cambiando asignaturas por asignaturas, en ubicar en el plan las más novedosas del momento, sino establecer un diálogo interdisciplinar para concretizar un currículo pertinente acorde a las necesidades del momento. No se trata de fragmentar el plan de estudios en áreas sino en problemas para que los estudiantes los resuelvan con los equipos profesorales… (Quintero, 2000)
En su momento y hasta hoy, se considera que lo planteado anteriormente
son criterios muy claros y pertinentes para orientar la formación humanística en
la universidad. Vale la pena rescatar el enfoque interdisciplinar, para no
quedarse en áreas y materias que sólo propician la fragmentación, lo que se
busca es ofrecer a los estudiantes una formación humanística que favorezca la
99
cultura general. También es valioso recuperar de este aporte, el enfoque
problémico para trabajar colaborativamente entre docentes y alumnos,
respondiendo a las necesidades del momento. Además se reconoce la
urgencia del diálogo constructivo y el compromiso ético para enseñar a pensar.
En general las propuestas de formación humanística se han construido a la
luz de la misión, la visión institucional, los principios y los objetivos planteados
en el Estatuto general y en el proyecto pedagógico cultural para la paz. Entre
estas están:
• La concepción del ser humano como hijo de Dios, único e irrepetible, con
conciencia histórica, con capacidad de encuentro consigo mismo, con la
naturaleza, con los demás, con Dios y en permanente búsqueda de la
verdad, abierto al diálogo y en esfuerzo constante por construir la libertad a
partir de su proyecto de vida.
• La valoración de la ética cristiana-católica, civil y ciudadana.
• La formación de valores con base en el Evangelio, los cuales contribuyen a
la construcción de una sociedad justa, solidaria, pacífica y democrática.
•
Desde sus inicios, se consideró que la formación humanística era la filosofía
de vida del Instituto Mariano, como lo expresa el boletín número 1:
adquiere conciencia de su empeño por promover al hombre integral porque en Jesucristo, el hombre perfecto, todos los valores humanos encuentran su plena realización, y de ahí, su unidad; considera el saber humano como una verdad que hay que descubrir. En la medida en que las diversas materias se cultivan y se presentan como expresión del espíritu humano que, con plena libertad y responsabilidad busca el bien. El maestro preparado en la propia disciplina, y dotado además de sabiduría cristiana, transmite al alumno el sentido profundo de lo mismo que enseña y lo conduce trascendiendo las palabras al corazón de la verdad total. (Instituto Mariano, 1982, p. 6)
Así, la mencionada área, se empezó a constituir como un elemento esencial
para formar hombres y mujeres integrales, líderes de la sociedad y cristianos
con conciencia y justicia social. Se puede decir, sin temor a equivocarse, que
éste fue el criterio más significativo para su creación y funcionamiento.
100
El proyecto teleológico institucional y el plan de formación pedagógico
curricular son dos maneras que permiten leer este referente histórico. Desde la
visión teleológica la Universidad Mariana siempre ha sido una institución
humanista; tanto la misión con la cual fue elevada a la categoría de universidad
como sus objetivos, principios y políticas, han estado enmarcadas en esta
perspectiva; es decir, en abrir mundos de vida y lenguajes, en ensanchar los
corredores de la comunicación humana desde la perspectiva evangélica y
franciscana, en ocuparse de los problemas humanos de los menos favorecidos
y en entender que un ser humano se forma desde sus diferentes dimensiones.
Al respecto, uno de los principios formulados en 1998 dice:
Se concibe al ser humano único e irrepetible, con conciencia histórica, con capacidad de encuentro consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y la trascendencia; abierto al diálogo y en esfuerzo constante por construir la libertad a partir de su proyecto de vida que se robustece mediante las diversas acciones y compromisos que se adquieren en la vida universitaria. (Universidad Mariana, 1998, p. 36).
Por otra parte, desde la visión curricular la universidad siempre ha
comprendido que no se debe formar estudiantes sólo en el instrumentalismo
técnico, en la profesionalización de unos saberes y disciplinas, sino en la
formación integral. Así lo expresó la misión de 1998: “Asume la formación
integral tanto desde el currículo como desde el ambiente universitario…” (p.
33).
Desde esta visión curricular se explora la forma como se ha estructurado el
componente humanístico.
El primer plan de estudios subraya que este se constituyó de un sistema
organizado en áreas de formación que agrupó asignaturas. Las tres áreas
correspondientes fueron: área cultural, área científico metodológica y área
específica. Cada programa adoptó y agrupó sus asignaturas en este tipo de
plan. Para el caso de la formación humanística, el área cultural contempló las
siguientes asignaturas para el enriquecimiento del estudiante mariano: Cultura
Religiosa, Introducción a la Filosofía, Antropología Cultural, Cosmovisión
101
Filosófica, Doctrinas Sociales, Socio Antropología, Sociología y Ética
profesional.
El plan de estudios que agrupó las asignaturas en áreas, se considera que
hizo una restructuración del currículo en cada uno de los programas. El
número de las materias correspondientes a la formación humanística es
significativo, sin embargo, no hay constancia de que las experiencias
pedagógicas propiciadas por los docentes, muestren el impacto de dicho plan
de estudios, sobre todo de las vivencias formativas de las humanidades.
En los archivos del plan quinquenal 1984-1988 aparece incluida la materia
de Cátedra Institucional. No se encuentran acuerdos donde se manifieste el
por qué de la adopción al plan de estudios de esta asignatura. Sin embargo,
según el comentario del vicerrector Octavio Calvache (1989), esta fue una
“asignatura para enseñar la filosofía de la universidad y el reglamento
estudiantil.” (P.19) Según Mercedes Mesa (1989), docente de humanidades
del programa de Filosofía: “ese espacio fue reservado para los decanos porque
a ellos corresponde hacer conocer la universidad, su misión y normas
institucionales.” (P.19) Hay que decir, que esta es la única asignatura que se
ha mantenido en el plan de estudios pero ha cambiado de denominación en
tres oportunidades. Sobre esta primera experiencia de formación y de
incorporación de asignaturas humanísticas a planes de estudio, no se tiene
muchos marcos teóricos o reglamentaciones de modificación. Los pocos datos
se encontraron en el plan trienal y quinquenal de 1985. En este aspecto hay
que aproximarse a un estado del arte de otros referentes institucionales como
son los de secretaría general y la Vicerrectoría Académica.
Dentro de las reformas se tiene en cuenta que en el periodo comprendido
entre 1965 y 1988, no existe documento alguno que certifique cambios
respecto al plan de estudios de la formación humanística.
Para el año 1989, se explicita reforma al plan de estudios respecto a las
asignaturas de humanidades. Se crea el campo de formación social
humanística denominado “Área Mariana”, con siete asignaturas:
102
Universitología, Fundamentos Filosóficos, Cosmovisión, Humanismo y fe, Ética
General y Ética Profesional; dejando por fuera de dicha área la doctrina social
de la Iglesia, la Constitución Política y la Antropología. En esta reforma se
cambió la denominación de Cátedra Institucional, por Universitología, porque
su tratado es más amplio, mientras que la cátedra hace referencia al
reglamento de la universidad. Participaron de este proceso, la Hermana
Marianita Marroquín, Hernando Revelo Salazar, Yuri Arturo, Mercedes Mesa,
María Isabel Montenegro de Timarán, Giorgio Manzini, entre otros.
En el anterior plan de estudios el área cultural incluía ocho asignaturas;
ahora la llamada área mariana abarca siete asignaturas, los cambios no han
sido sustentados, en este caso se deja por fuera tres materias que se
consideran fundamentales para comprender al ser humano, como ser
antropológico, político y religioso. Puede ser que los otros espacios contengan
algunos elementos que justifique obviarlos de dicho plan.
En 1995, la Facultad de Trabajo y Bienestar Social en su plan de estudios
incluye la materia Doctrina Social de la Iglesia, ubicada en el área mariana; en
el campo de formación científica y metodológica en su área socio-
antropológica, aparecen las materias de Antropología Social y Cultural, y
Teoría Sociológica, y en el campo de formación profesional, en su área
Administrativa se implementa el Seminario de Derechos Humanos. Todas
estas asignaturas según la decana Belén de la Rosa (1995) tuvieron como
objetivo la profundización de la carrera Trabajo Social y fueron “dictadas” por
docentes hora cátedra. Lo mismo sucedió en la Facultad de Ciencias de la
Salud con la asignatura de Socio- Antropología y en Ciencias Contables y
Administrativas con la asignatura de Sociología, que en la actualidad se
denomina Psicología Organizacional.
En 1998, por solicitud de la Hna. Martha Estela Santa, rectora, se inicia la
tercera reforma al Área Mariana en sus correspondientes asignaturas. La idea
consiste en modificar estos espacios académicos en correspondencia con la
misión institucional y los nuevos problemas del contexto. En este tiempo, los
docentes de humanidades prestaban servicios en cada uno de los programas y
103
eran responsables de las siete (7) asignaturas. En la reunión del 17 de agosto
del mismo año, la hermana rectora propone al Magíster Héctor Trejo, docente
del Colectivo de Humanidades, organizar el plan de asignaturas del área
mariana teniendo en cuenta, además de los procesos, el de formar
cristianamente al estudiante como Persona, Ciudadano y Profesional.
Por esta misma fecha la Hna. Martha Estela Santa (1998), invitó a los
docentes de humanidades y de la Facultad de Educación, al curso de
Formación Humanista, que fue dirigido por del doctor Gustavo Quintero de la
Pontifica Universidad Bolivariana de Bucaramanga. A raíz de esta experiencia
quedó organizado el primer colectivo de profesores conformado por: Mag.
Francisco Clavijo, Lic. Luís Eduardo Pinchao, Mag. Sergio Padilla; Mag. Belén
de la Rosa; Esp. Yuri Arturo, entre otros. Sin embargo, no se llegó a trabajar
como colectivo, porque cada docente fue ubicado en los diferentes programas
de las facultades con respectivas responsabilidades.
Por iniciativa de la rectora se hace necesaria una nueva reforma, por lo
menos se tiene un argumento válido que busca que las asignaturas estén en
correspondencia con la misión institucional y respondan a los problemas del
contexto. Sólo que dicho cambio, aunque se debió construir colectivamente, es
delegado a un solo docente, y estuvo motivado por algo tan definitivo como era
evidenciar a través de una formación coherente la misión institucional., Por lo
que luego se describe, lo importante era organizar el plan de asignaturas del
área mariana, aumentando la formación cristiana y creando el colectivo
docente. Estas acciones administrativas, propiciaron una nueva organización
de los docentes, pero para gestionar la formación humana a nivel institucional,
no gestaron un proceso que haya llevado a un trabajo en equipo, porque en los
distintos programas, después de la denominación de colectivo, el accionar fue
individual.
En 1999 se reestructura nuevamente el colectivo de profesores por iniciativa
de la Hna. Marta Estela Santa, rectora, denominándose Colectivo de
Humanidades, con el fin de dar significación a la integración del mismo en su
servicio de docencia y apostolado. En el Congreso Nacional de Educación
104
Superior (1999), la Hna. Rectora, en su conferencia denominada: “La
construcción de una nación educadora desde la universidad”, dio a conocer a
los participantes que el proyecto de reforma de las humanidades en la
universidad Mariana, estaba estructurado en tres núcleos: La formación de la
persona, la formación en convivencia y la formación en ética y la
responsabilidad social.3
3 La conferencia se encuentra publicada en la Revista Unimar, No 25
(Octubre, 1999, Pasto)
Con base en esta conferencia y algunas experiencias de universidades
Colombianas, se hizo revisión del área de humanidades y por consiguiente la
propuesta estructurada se presentó al Consejo Académico bajo la
denominación de “proyecto de formación humanístico-cristiano” (1999)
A lo largo de estos años es evidente la importancia de la formación humana,
desde el interés demostrado en la actitud de búsqueda constante;
posiblemente no se hicieron las reformas a partir de procesos serios de análisis
y evaluación, ni como fruto de procesos investigativos, pero a medida que se
caminó se encontró el eje orientador desde la misión y el contexto. Es
significativo el compromiso de la rectora quien reflexiona en la construcción de
una nación educadora desde la universidad, tema que tuvo como meollo la
formación humanística en la universidad. Fruto de la reflexión y el compartir
académico se consolida la propuesta con identidad propia: “Proyecto de
formación humanístico-cristiano” (1999) Según lo planteado por Luis Enrique
Orozco (1999), de alguna manera, se refleja el esfuerzo por hacer de la
formación humana el foco de interés para la reinvención de la universidad,
yendo más allá de la capacitación profesional, haciendo posible el desarrollo
moral y reflexivo de los estudiantes.
105
Núcleos y Asignaturas
Gráfico 1
La Facultad de Educación hizo la propuesta de Innovación Curricular
para sus programas a distancia. Esta estructura fue la base para construir los
núcleos temáticos y problemáticos de humanidades y también para lo que hoy
se conoce como estructura curricular nuclearizada y problémica. Con base en
este aporte de la facultad y conservando esta identidad, se planteó la
necesidad de estructurar los espacios de humanidades en los tres núcleos
antes anotados, pero agregando los Macroproblemas como se mira en el
siguiente gráfico.
Macro problemas
Gráfico 2
F. FILOSÓFICA ANTROPOLOGÍA
FILOSOFÍA INSTITUCIONAL
PERSONA CIUDADANO
ETICA GENERAL E.PROFESIONAL
PROFESIONAL
ED. DEMOCRÁTICA DERECHOS H
D. H SOSTENIBLE
FORMACIÓN HUMANÍSTICA
CRISTIANA
MACROPROBLEMACIENCIAS Y DISCIPLINAS
ANTROPOLOGIAFILOSOFICA
ANTROPOLOGIACRISTIANA
(CRISTOLOGIA)
PERSONA ANTROPOLOGIAMULTICULTURAL
LATINOAMERICANA
ANTROPOLOGIAPSICO
FISIOLOGICA
MACROPROBLEMACIENCIAS Y DISCIPLINAS
COYUNTURANACIONAL
D.H.D.I.H.
COMPROMISOSOCIO-POLITICO
CRISTIANODOC.SOC.IGLESIA
CULTURA YSOCIEDAD
BIOANTROPOLITICADESARROLLO
HUMANOSOSTENIBLE
COLOMBIANIDADHISTORIA
ESTRUCTURASPOLITICAS
MACROPROBLEMACIENCIAS Y DISCIPLINAS
BIOANTROPO
ETICA
ETICA CRISTIANAM. FUNDAMENTAL
M.SOCIALM.SEXUAL
ETICA ETICAPROFESIONAL
APLICADA(DEONTOLOGIA)
FUNDAMENTACIONFILOSOFICADE LA ETICA
106
La Hna. Myriam Stella Álzate López, Superiora Provincial, sugiere modificar
la propuesta de humanidades por cuanto no considera suficiente el que se
haya clasificado en tres núcleos, ya que no es cuestión de buena voluntad de
quienes son responsables del área. Dice:
hace falta a la universidad en su programa formativo fuerza doctrinal y capacidad para integrar al plan curricular el eje fundamental que es Jesucristo, valor supremo y respuesta plena de la existencia humana. [Propone] que se la denomine área humanística cristiana o área de humanidades desde la perspectiva de los valores del Evangelio, teniendo en cuenta las asignaturas de Filosofía, Antropología Cristiana, Filosofía Institucional, Cristología, Eclesiología, Derechos Humanos, Compromiso Cristiano, Educación para la paz, Ética General y Civil y Ética Profesional. (1999, 21, febrero). 4
En el año 2000, el Proyecto de formación humanística empezó a
cristalizarse cuando se crearon los programas de Terapia ocupacional y
Regencia en farmacia. Estos programas aprobados por el Consejo Superior y
presentados al ICFES, adoptaron los tres núcleos de formación con las nuevas
asignaturas. De acuerdo con el plan de estudio el primer programa en mención
cuenta con las siguientes bases: para el núcleo 1: Formación Filosófica,
Antropología Cristiana y Educación en valores; para el núcleo 2: Educación
democrática, Educación para los derechos y paz, y el Seminario de desarrollo
De parte de las directivas de la institución, de alguna manera se percibe su
influencia para determinar qué asignaturas deben implementarse en la
formación humanística en la universidad. Se habla de que falta fuerza doctrinal
y por eso se implementan asignaturas como Cristología, Doctrina social de la
Iglesia; en otro momento se incluye la asignatura de Identidad institucional.
Parece ser que interesa que los estudiantes conozcan el marco teleológico
institucional; decisiones tomadas en forma personal, que responden a
lineamientos directivos, pero realizados sin la debida reflexión y análisis de la
realidad de los estudiantes. Se percibe la ausencia de un proceso de
discernimiento académico y contextual en la institución, que valore y justifique
los cambios en cuanto a asignaturas humanísticas se refiere.
4 Carta del 21 de febrero de 1999, enviada a Hna. Marta Estela Santa, Rectora Universidad Mariana.
107
humano sostenible; para el núcleo 3: Ética general, Ética aplicada a la
profesión y Seminario de ética ciudadana y cristiana. Los dos programas
adoptaron esta nueva propuesta y los restantes continuaron ofreciendo las seis
asignaturas.
En el año de 2002, bajo las orientaciones de la Hna. Marta Estela Santa, del
Vicerrector Académico Oscar Valverde y del docente Ricardo Mendoza
Hurtado, se reorganizó el “Proyecto de Formación Humanística Integral”5
Momento importante en el devenir institucional de la formación humana y
humanística, porque se tiene en cuenta la violenta realidad que se vive en el
país y el atropello a los derechos humanos, razón por la cual se incluye la
citada cátedra. Además, se vislumbra un avanzar en el camino, está propuesta
cuenta con su respectivo sustento teórico y marco metodológico y en su título
se retoma la integralidad, denominada: “Proyecto de Formación Humanística
Integral”. Asignatura que en una institución como la Universidad Mariana, será
siempre una respuesta concreta y una posibilidad para crecer en humanidad
aún en medio de la guerra. En este sentido el franciscanismo ofrece pautas
para enfrentar la indiferencia del hombre frente a sí mismo y a su contexto,
según el Padre Merino (1982) este pensamiento puede aportar a la creación
de una nueva fraternidad, basada en relaciones interpersonales profundamente
humanas, así como una cultura y una pedagogía del amor universal,
, con
sus respectivos componentes teóricos y marcos metodológicos. Este proyecto
se socializó al Consejo Superior y al Consejo Académico, quedando avalada la
propuesta y su correspondiente puesta en marcha.
Para responder a las necesidades del contexto se propuso además, trabajar
la cátedra de Derechos humanos. El Mag. Francisco Clavijo (2000) presentó
ante el Consejo Académico esta propuesta, la cual por su pertinencia e
importancia fue aceptada e incluida al conjunto de las siete asignaturas con la
denominación de Derechos humanos y derecho internacional humanitario.
5 Proyecto de Formación humanística Integral. Propuesta presentada por el Colectivo de Humanidades. 2002
108
compartido en todas las dimensiones de la vida concreta que se sucede en la
cotidianidad.
Durante este contexto histórico se implementa en la universidad el sistema
de créditos. A las asignaturas de humanidades se les determinó 2 créditos
para cada una, de tal manera que la sub área de humanidades en su propuesta
formativa constaba de 14 créditos6.
Para efectos de homologación se estableció la siguiente estructura curricular:
Estructura curricular
ASIGANTURAS
DESDE 1999 HASTA 2002
ESPACIOS ACADÉMICOS DE LA
REFORMA CON SISTEMA DE
CRÉDITOS (2002-2004)
Colectivo
Humanida
des
ESPACIO
ACADÉMICO
UBI
CN7
I.H.
S
ESPACIO
ACADÉMICO
CRÉD.
Fundamentos
filosóficos
1 3 Condición
humana
2
Universito logia 1 2 Identidad
institucional
2
Cosmovisión 4 3 Identidad
institucional
2
Humanismo y fe 2 3 Antropología
2
6 3 Derechos
humanos y
D.I.H..
2
Ética general 8 3 Ética general 2
Ética profesional 10 3 Ética 2
6 Ver todo lo concerniente a los créditos en los “Lineamientos institucionales”, p. 49 7 La ubicación de las asignaturas varía para cada plan de estudios de cada programa. Sin embargo, esta se presenta en la estructura anterior al año 2003.
109
profesional
Cuadro 1
La reforma curricular propuesta por el Mag. Oscar Valverde Riascos
(2001) también incluía el cambio de denominación de los campos por áreas, y
lo que antes se denominaba como áreas pasaron a ser llamadas sub-áreas. El
campo de formación social humanístico pasa a ser Área de Formación
Institucional y al área Mariana se denominó sub-área Humanidades. Al área
Institucional se le agregan otras sub-áreas como son: Dominio de la segunda
lengua, Investigación, Informática y Espíritu empresarial.
En el transcurso del año 2003, se elaboró el “Prospecto de las
Humanidades” su objetivo estuvo centrado en la identificación de la naturaleza
y finalidad de cada espacio académico, sus contenidos temáticos y
problemáticos, y sus correspondientes referencias bibliográficas. En el
documento se abordó la pregunta: “¿Por qué nos interesa impartir formación a
través de las humanidades en este nuevo siglo y en especial incluirlas en el
currículo de la Universidad Mariana?” (p. 34) Sería pretencioso afirmar hoy que
la tarea de las humanidades consiste en formar a quienes ingresan a la
universidad; más apropiado es reconocer que a través de ellas también se
forma, es decir, que unos y otros llevan a cabo la empresa de diseñar formas
creativas para orientar lo humano, reconociendo la alegría que proporciona la
reflexión.
Durante el año 2004, por efectos del Registro Calificado de los Programas y
por los informes de los pares académicos dados a la universidad, se define que
el Área de Formación Institucional debe reducir el porcentaje del total de
créditos y su número, con el fin de fortalecer los campos disciplinar y
profesional. Para la sub-área de humanidades se establecen cuatro créditos
obligatorios para todo educando que aspire a un título universitario, según
queda notificado en el documento N° 2, “modificatorio y complementario del
estándar de créditos académicos de los lineamientos curriculares, aprobado
110
por el consejo Académico” (P.21) el cual deroga los aspectos contemplados en
los lineamientos institucionales formulados hasta ese momento.
Para el periodo febrero-junio de 2004 se diseñó el “Plan de Mejoramiento de
las Humanidades”. La idea de esta propuesta partió de la necesidad sentida en
la población estudiantil de aquel momento, y de las nuevas obligaciones que
fueron planteadas para la formación superior, mediante el sistema de créditos
académicos. Así mismo, dicho plan se realiza para poder ampliar y consolidar
un proyecto formativo de conocimientos culturales, artísticos, lingüísticos,
literarios e históricos, tan necesarios en esta sociedad que cada vez ha sido
más diversa y plural, y para responder a los retos y desafíos de una
universidad que forma para la vida de manera integral.
Los créditos ofrecidos por el Departamento de Humanidades deben ser
elegidos por el estudiante a lo largo de la carrera profesional, o programarse de
acuerdo con la autonomía de cada unidad académica. La nueva propuesta de
espacios académicos que presentó estuvo planteada de la siguiente manera:
Para el periodo febrero-junio de 2004 se diseñó el “Plan de Mejoramiento de
las Humanidades”. La idea de esta propuesta partió de la necesidad sentida en
la población estudiantil de aquel momento, y de las nuevas obligaciones que
fueron planteadas para la formación superior, mediante el sistema de créditos
académicos. Así mismo, dicho plan se realiza para poder ampliar y consolidar
un proyecto formativo de conocimientos culturales, artísticos, lingüísticos,
literarios e históricos, tan necesarios en esta sociedad que cada vez ha sido
más diversa y plural, y para responder a los retos y desafíos de una
universidad que forma para la vida de manera integral.
Los créditos ofrecidos por el Departamento de Humanidades deben ser
elegidos por el estudiante a lo largo de la carrera profesional, o programarse de
acuerdo con la autonomía de cada unidad académica. La nueva propuesta de
espacios académicos que presentó estuvo planteada de la siguiente manera:
111
Espacios Académicos
ESPACIOS ACADÉMICOS DE LA REFORMA CON SISTEMA DE CRÉDITOS
SUB-ÁREA DE HUMANIDADES
ESPACIO ACADÉMICO UBICACIÓN
SEMESTRE
CRED.
ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA Autonomía de cada
programa
1
ANTROPOLOGÍA CRISTIANA 1
IDENTIDAD INSTITUCIONAL 1
IDENTIDAD NACIONAL Y
REGIONAL
1
DERECHOS HUMANOS Y DIH 1
AXILOLOGIA Y ÉTICA 1
ÉTICA PROFESIONAL 1
Cuadro 2
Según se hace constar en el documento N° 2, “el Área de Formación
Institucional y Profesional debe proponer créditos electivos, tanto en los
espacios académicos y actividades de tipo institucional como en la formación
profesional, pero serán diferentes aquellas del componente de electivas
generales.” (Consejo Académico, 2001, p. 5).
Además del competente de espacios académicos, el plan contempló los
diferentes proyectos orientadores del quehacer humanístico, clasificados de la
siguiente manera: proyecto de mejoramiento curricular de las humanidades;
mejoramiento de las estrategias docentes del Colectivo; Investigación en
humanidades; educación continuada de humanidades; y, dos cátedras
permanentes, “Cátedra por la Paz, la Vida y la Libertad” en convenio con
INDEPAZ Bogotá, y la Cátedra “Madre Caridad Brader” para establecer
conversaciones en torno a tres temáticas: Pedagogía Franciscana,
Espiritualidad y Apostolado.
112
El plan de mejoramiento contempló los siguientes propósitos:
• Promover en todas las unidades académicas de la universidad, los principios
y valores orientados a fundamentar la cosmovisión cristiana–franciscana,
que le permita al estudiante alcanzar el perfil profesional requerido, para
fortalecer la dignidad de la persona humana en todos los ambientes y desde
su campo específico de trabajo.
• Contribuir a la formación integral del estudiante Mariano, aportando al
desarrollo de aspectos: físicos, estéticos, corporales, cognitivos, psicológicos,
sociales, ecológicos y cristianos, a través del fundamento epistemológico y
axiológico.
• Promover procesos formativos, investigativos y de proyección en la diversidad
de los saberes humanos, sociales y cristianos para contribuir con la formación
integral del estudiante Mariano.
• Diseñar estrategias pedagógicas y didácticas, que contribuyan a la formación
humana de habilidades y competencias, para el desarrollo del pensamiento
crítico y el aprendizaje autónomo.
• Propender por la interiorización y vivencia de los valores humanos y
cristianos, que posibiliten una mejor calidad de vida y la consolidación de un
ambiente universitario, que priorice la formación integral de la persona en un
contexto de autonomía y participación democrática.
• Contribuir con la educación para la paz y la formación de ciudadanos
comprometidos con el proyecto de nación, y la construcción de una región
más humana, solidaria y en paz.
• Trabajar por la promoción, divulgación, investigación y educación para la paz,
los derechos humanos y la democracia, desde el currículo y el ambiente
universitario.
113
Se planteó también, la necesidad de esbozar el mejoramiento en términos
de la pregunta: “¿Cómo asumir desde las humanidades el compromiso con la
Formación Integral?” Para ello, se consideró importante precisar que la
formación integral no es sólo responsabilidad de los docentes de humanidades
y las humanidades, sino de toda la comunidad universitaria con la propuesta de
formación disciplinar e interdisciplinar, curricular y extracurricular. La
indagación permitió asumir desde el currículo y desde el ambiente universitario
dos problemas:
Problema Antropológico. A través de este problema, el Colectivo de
Humanidades buscó definir qué proyecto de persona humana se quiere
ofrecer a cada estudiante para que sea él mismo, un ser autónomo y
responsable.
Problema Axiológico. En este eje problémico, se buscó que la formación
humanística estuviera centrada en los valores humanos, sociales e
institucionales; se considera que la educación del individuo debe ser profunda y
sensible en cuanto al compromiso con la sociedad, la conservación y el respeto
de la diversidad cultural y del ambiente. Así mismo, la superación personal se
da mediante el aprendizaje, el fortalecimiento de la autoestima y el desarrollo
de la apreciación por el arte y la estética en todas sus manifestaciones.
En el siguiente esquema se representa la forma como se articularon los dos
problemas. EL PROBLEMA DEFINIR EL PROYECTO DE
ANTROPOLÓGICO PERSONA HUMANA Y SUS
DIMENSIONES
EL PROBLEMA IDENTIFICAR LOS VALORES
AXILÓGICO Cuadro 3 INSTITUCIONALES
114
En el cuadro 3 se evidencia la articulación de los problemas antropológicos
y axiológicos con las dimensiones y valores a promover en los espacios
académicos. Esta experiencia se trabajó en un año (2002) durante el cual se
impulsaron actividades significativas en la universidad.
El eje axiológico se constituyó, en el conjunto de actitudes y valores que
debe promover la Institución desde el Proyecto Institucional Universitario. Es
decir, se trató de impulsar una cultura distinta para consolidar la formación
integral del estudiante Mariano, a través de las experiencias educativas al
interior de cada disciplina, y a través de proyectos institucionales en los que se
involucre a la comunidad tanto de estudiantes, como profesores, autoridades y
trabajadores.
Del plan de mejoramiento de las humanidades 2004, es de valorar la forma
como se evidencia la importancia que la institución le da a dicha formación,
desde el compromiso reflexivo de los docentes, hasta llegar a concretar los
propósitos que orientan la formación humana y humanística en la Universidad
Mariana. La propuesta da prioridad a: la integralidad del ser humano, la
formación ciudadana para la paz, la cosmovisión cristiana-franciscana, los
desarrollos pedagógicos y el diseñar estrategias pedagógicas y didácticas que
propicien el pensamiento crítico y el aprendizaje autónomo. Todos estos
aspectos son constitutivos de un plan que desde la identidad busca la
integralidad, la pertinencia y la inclusión.
Vale la pena hacer eco de la concepción de educación que tiene Martí
(1975) quien la describe como un fenómeno social integrador, que propicia la
formación del ser humano desde un sentido holístico, donde priman los valores
humanos, buscando preparar al hombre para la vida.
Durante los años 2003-2006, el padre Marco Tulio González, entonces
rector, convocó al Departamento de humanidades para hacer conocer la oferta
académica. Se expusieron los objetivos de cada una de las asignaturas y se
definieron algunos lineamientos para seguir organizando un proyecto que:
115
“forme y sustente las bases teóricas de las humanidades y se desarrollen como
procesos y antesala de la evangelización; que preparen el corazón de los
estudiantes haciéndolos capaces de misericordia.” (7 de Noviembre, 2005, p.2.
Acta 04 Departamento de Humanidades)8
Con la salida de la decana y la vinculación del Magíster Luís Alfredo
Guerrero (2005) en este cargo, se volvió a pensar en este propósito e ideal de
las humanidades en la universidad. Es significativa la reunión del mes de
También, es pertinente anotar la creación de la Facultad de Humanidades y
Ciencias Sociales. La nueva facultad permitió entender la macro dimensión de
las ciencias humanas y sociales en la universidad, desde donde se trascendió
el puro concepto de asignatura, y se posibilitó abrir nuevas perspectivas de
diálogo interdisciplinario y disciplinario en la universidad.
Durante los años 2003-2004, la doctora Piedad Gil, decana de la
mencionada facultad manifestó que: “una facultad de humanidades es una
necesidad vital para la universidad y la región; a través de ella la universidad
puede leerse y entenderse como institución creadora de seres humanos…”
(2003) Dijo además:
Una facultad de esta índole permite ampliar los compromisos y vínculos sociales y académicos de la universidad con el medio, reafirmando con su iniciativa, o ante requerimiento externo, la importancia que para el desarrollo del país y solución de sus problemas sociales tiene el saber acumulado en el ámbito de las humanidades. (2003, Reunión de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales)
Durante este periodo se llevaron a cabo una serie de reflexiones en torno a
las humanidades y sus destinatarios. Se creó un espacio de conversación con
la decana y se sacaron conclusiones significativas referidas a la creación de un
grupo de investigación de humanidades, a la vinculación de la facultad en el
contexto de la universidad y a la reflexión de los espacios humanísticos en
cada programa.
8 Ver las Actas de reuniones del Departamento de Humanidades.
116
noviembre de 2005, realizada bajo la metodología de un conversatorio, el
objetivo fue el de reflexionar y escuchar la opinión de los directivos de la
Universidad Mariana con respecto al tipo de formación humana que se está
brindando a los educandos. El informe de esta reunión se presenta en el
capítulo siguiente.
En los actuales momentos el Departamento y sus docentes trabajan con
planes de estudio en transición y las asignaturas del 2002. Este plan
contempla el sistema de créditos académicos con los espacios académicos del
2004, donde los estudiantes matriculan de los 7 espacios, sólo cuatro, de
acuerdo a sus preferencias o como se organice en cada programa. Los
espacios hacen parte, además, de un Módulo integrador con denominación
variada en cada programa, en algunos aparece como módulo de humanidades
sin ninguna conectividad e “integralidad” y en otros, las humanidades dialogan
interdisciplinariamente.
A partir del segundo semestre del año 2006, frente a las demandas del
contexto y las expectativas del momento, se visualiza la necesidad de una
nueva reforma. Al respecto, los docentes del Departamento de Humanidades
se preguntan: “¿Qué sentido tiene realizar reformas y propuestas sobre la
formación humanística, cuando no existen evidencias de investigaciones que
las justifiquen?”.
La necesidad de una nueva reforma se enfatiza con la construcción del Plan
de Desarrollo Institucional 2006-2011, en el cual una de sus directrices es
referida a la formación humana desde el Evangelio. Este hecho de
trascendental importancia en la universidad, acelera la respuesta al
interrogante planteado por los docentes de humanidades, para lo cual se
consolida el grupo, el cual realiza sus reflexiones y estudios de documentos
que les permitan fundamentar la realización de un plan de mejoramiento que
empiece con un diagnóstico realizado con la participación de los directivos,
docentes del área y estudiantes que se encuentran vinculados en los espacios
académicos de humanidades. Con esta visión se procede a realizar el análisis
interno, confrontado la mirada de directivos, docentes y estudiantes, para así
117
empezar a reorganizar la propuesta formativa desde la enseñanza de las
humanidades.
La importancia de la formación humana en la Universidad Mariana a lo largo
de su historia de cuarenta años, es evidente en los cambios y propuestas que
se han venido gestando en cada una de las administraciones. Sin embargo,
las buenas intenciones de los directivos y docentes no siempre responden a los
intereses de los estudiantes, quienes son los “actores protagonistas” ausentes
en esta obra.
Reforma tras reforma, nuevos campos, áreas, nombres para los espacios
académicos, pero: ¿Dónde están los espacios de discusión académica y las
investigaciones que hayan dado sustento a los cambios, haciendo que sean
pertinentes y significativos? Pregunta que desafía a continuar abriendo vías
para la discusión académica, sin desconocer los pasos dados; es necesario
apostarle a la investigación, hacer de la realidad el lugar para la lectura crítica y
la construcción de posibles caminos de humanización y transformación social.
En esta reflexión viene siendo reiterativa la siguiente apreciación: la
formación humanística es el eje del currículo, según los documentos
institucionales; pero los estudiantes la ven como relleno, costura, requisito para
graduarse. Tal parece que la Formación humanística no es pertinente a la
realidad de los estudiantes.
Entonces puede estar haciendo falta lo planteado por Manfred Max-Neef
(1991) el acto creativo de la comprensión desde el acercamiento, la escucha, la
transformación, desde el hacer parte de. Es urgente conocer, comprender y
amar las realidades de los jóvenes de hoy, con ellos es necesario construir
nuevos mundos posibles, desde la experiencia de derivar en alerta, con el
testimonio de la humildad, del silencio, de la acogida y el fascinante desafío de
la incertidumbre.
118
De esta manera se confirma, que las propuestas se han venido haciendo
desde el escritorio, más no desde la realidad de la comunidad universitaria y
sobre todo, de los estudiantes.
Las problemáticas históricas y el cambio acelerado de las realidades que se
han dejado a lo largo de la humanidad, han hecho que algunas instituciones de
educación superior refunden su misión, trabajando para que la formación
humana sea un eje trasversal. Los acontecimientos heredados de aquellos
años muestran hoy un mundo cambiante, quizás extraño para muchos, en el
que la globalización abrió otros rumbos.
Desde la mirada compleja del sujeto
Preocupa que seres humanos modernos no faciliten, acompañen y respeten las
nuevas gestiones de humanidad que los estudiantes, jóvenes postmodernos,
están avizorando, y que por sus nuevas visiones cargadas de sentido y
significado, muchas veces entren en conflicto con la linealidad de la
universidad.
El momento histórico es un reto para la universidad, como lugar donde hoy
se forman los seres humanos del siglo XXI. La caracterización de la llamada
postmodernidad ofrece no pocas dificultades; interesa que la educación
superior aborde algunos de los aspectos originales que este momento
comporta respecto al proceso de construcción del sujeto.
Haciendo eco a las reflexiones sobre el sujeto en la era post cartesiana,
planteadas por Gonzalo Hernández San Jorge (2005) se encuentra que el
sujeto de hoy se construye en un espacio que no es el cartesiano, aquel dotado
de un orden que respeta la lógica tradicional y por lo tanto, los criterios clásicos
de identidad y contradicción.
El nuevo espacio supone un sistema de estados alterados, en comparación con su antecesor. Ha cambiado el paisaje. El sistema de representación se ha modificado de manera radical. Transformación que abarca la representación del sujeto como sí mismo, tanto como la representación del
119
sí mismo por el otro. No se trata sólo de una complejidad en el sistema de coordenadas, de la instauración de una multidimensionalidad en términos cartográficos. Lo que ha cambiado no es solamente un sistema de lectura sino que lo que ha cambiado es el territorio de construcción del sujeto. Lo que ha cambiado es el sujeto mismo. Transformación geográfica del contexto, pero también del texto. Transformación del sujeto, de la construcción del sí mismo, de la narración del yo. (Extraído el 24 de septiembre de 2009 desde http://aparterei.com)
Este enfoque debe ser retomado en la universidad para superar visiones
anteriores que de alguna manera se han pasado desconociendo los rostros
concretos y las historias de vida que convergen en los escenarios formativos
que se crean en la universidad, buscando la formación humana.
Al hablar de la construcción de sujeto, se ve la necesidad de entrar en
sintonía comprensiva con los jóvenes y sus necesidades; el comentario de un
director de programa así lo revela:
La enseñanza de las humanidades está desenfocada respecto a los tiempos actuales. Los discursos, los conceptos, los lenguajes y las actitudes docentes no se ajustan al sentir y pensar de los jóvenes de ahora. La formación debe adecuarse a un perfil juvenil que cambia cada cinco años. Una de las finalidades o aspectos claves que deben incidir en una formación humanística es el coadyuvar a la construcción de un proyecto de vida. Hoy en el mundo de la pos modernidad o de estas tendencias que hay, sociológicas, filosóficas que nos hablan de que ya no hay una forma de vivir socialmente mejor, porque ha caído lo que se llaman las utopías, los relatos de la modernidad, fascismo, la misma doctrina social católica de la Iglesia, hay como una especie de desencanto, de decir, que ya no es posible conseguir un mundo mejor, por ejemplo, se habla del fin de la historia, entonces eso que se vive a nivel social, esa desesperanza que se genera a nivel social también ha recogido lo individual, entonces hay que vivir el presente, y ganarse la vida y vivir el momento y no hay proyecto, no hay un proyecto realmente de vida hacia el futuro. (Entrevista, mayo 14 2008)
Retomando la reflexión de Manfred Max-Neef (1991) sobre el acto creativo,
se encuentra la hipótesis de que hemos creado este mundo porque somos
seres inteligentes, pero a la vez, seres humanos fragmentados, que hemos
perdido la capacidad de ver totalidades; sabemos mucho, pero comprendemos
poco, vivimos un mundo que necesita más ser comprendido que ser conocido.
La universidad no puede seguir con dicotomías, se trata de comprender y
120
transformar realidades, no sólo de solucionar aquello que nos perturba. En el
mundo del comprender no hay problemas, hay transformaciones y la
capacitación no es igual para construir futuro.
A pesar de las innovaciones y requerimientos legales, parece que estamos
débiles en creatividad; se cree que se hace algo en educación, pero sólo
capacita o adoctrina. La enseñanza está dirigida a un fragmento de la persona
para su desempeño, eso y no más.
Volviendo a Marcela Mollis (2008), la lógica de mercado que entró en las
universidades desenfocó la acción educativa limitándose a responder a sus
intereses; entonces, el volver sobre el auténtico sentido misional permitirá la re-
forma de la universidad, recuperando la identidad universitaria de universalidad
y humanización, como también lo afirma el siguiente docente de humanidades:
En el tiempo nos hemos hecho la reflexión de que no se trataba de dictar cursos de ética, cátedra sobre democracia; sino que los grandes valores que el ser humano ha conquistado en la historia pudieran un poco permear la universidad toda, que no fuesen solamente materias. Así podamos estudiar con detalle algunos pensadores, sino que la universidad tuviera concepción ética, una concepción humanística en la formación de ingenieros, contadores, de filósofos, de sociólogos, de artistas, de abogados; como pensaba Guillermo Hoyos, las universidades colombianas tienen que dar un giro hacia no preparar tanto para el mercado laboral, sino preparar para la vida, preparar para la sociedad, como lo fue su nacimiento, aquellos bellos días de Pedro Abelardo. (Entrevista, 24 de noviembre de 2007).
La universidad Mariana, ante la urgencia de humanidad, -en una sociedad
que se desmorona por el sin sentido de la existencia, dominada por el ansia de
poder, dinero y placer, siendo coherente con sus fines, está llamada a reasumir
como un compromiso histórico la importancia de la enseñanza de las
humanidades en la formación de los profesionales que la sociedad requiere.
Dicho campo constituye hoy, una alternativa para el profesional íntegro a fin de
que éste pueda ubicarse históricamente en el mundo contemporáneo, para que
con sentido crítico y analítico, cumpla cabalmente con su compromiso en la
sociedad.
121
El paradigma franciscano, en esta medida, presenta rutas de humanización
que si son reflexionadas, apropiadas y operativizadas, pueden facilitar las
rupturas que se necesitan, para superar los inmediatismos reformistas y dar
horizonte de sentido y pertinencia, a los reajustes que se han venido haciendo
en la institución respecto a la formación humana y humanística.
El hombre es ser y es poder ser, es una realidad y una posibilidad, es naturaleza y es historia, es estructura y es ruptura. La vida humana se realiza en una dialéctica indefinida de aproximación hacia el ideal que le reclama, pero que no lo logra sin el esfuerzo y la ruptura de múltiples dependencias que le acosan. La libertad es el gran don del hombre y el privilegiado derecho de la persona. Mas llegar a ser realmente libre sólo se consigue por la superación de tantas resistencias deshumanizantes y por el coraje del vivir sin transacciones. Si biológica y psíquicamente el hombre se despliega en el medio entorno con el horizonte de sus posibilidades inmediatas, espiritualmente también se proyecta hacia otros horizontes de incontables posibilidades. Ayudar al hombre a que sea más libre es contribuir en la creación de una sociedad más redimida, más humanizada y menos temida. (Merino, 1982, p. 231).
El problema radica en el concepto y las percepciones que de ellas se
tengan, la forma como se enseña, y el lugar que ocupa en los programas de
estudio. La importancia de la Formación Humana en un contexto de
complejidad moriniana, como un nuevo modo de pensar el paradigma que
regirá no sólo el pensamiento y los usos lógicos, -es decir el conocimiento-,
sino también nuestras acciones, incluida la praxis social y política. La
complejidad es relación y es inclusión, multidimensional y englobadora, es
incertidumbre; priman las estrategias a los programas; es relación, apertura y
renuncia a un punto de vista único y absoluto. Para el pensamiento complejo
es esencial considerar el sujeto y todos los mecanismos que lo condicionan; es
necesario por tanto, introducirlo, lo que equivale a fundarlo sobre nuevas
bases, es decir, a refundarlo.
122
5.1.2 Propósitos de la formación humana y humanística en la universidad
El propósito de difundir la espiritualidad, por
ejemplo, a mi me parece que lo que estamos
trabajando en cátedra es una forma organizativa
de reflexionar y difundir los valores espirituales,
tener ese carácter abarcante para que vaya y
llegue a todos los actos en la universidad, a toda
la acción universitaria, ojalá que no nos
quedemos en lo teórico, la concepción es buena,
la idea es que una vez que se lance el proyecto,
toda la universidad, todos los estudiantes,
docentes, administrativos sientan, practiquen la
reflexión sobre lo humano, si estoy convencido
que esa va a ser la oportunidad para que
podamos llegar al convencimiento y la necesidad
de fomentar la necesidad de construir un mundo
mejor.
Luís Alfredo Guerrero. Vicerrector
Académico.
La universidad como institución formadora en este siglo XXI, en muchos
casos enfrenta la desesperanza y sinsentido del joven universitario, que está
dentro de una cultura donde la muerte de Dios, del hombre y de la vida campea
sobre un agnosticismo científico, un utilitarismo e inmediatismo práctico que
desdibuja horizontes humanos. Dentro de este panorama y ausencia de una
visión para muchos jóvenes en proceso de capacitación y conocimiento, la
formación humana se ofrece como obstinado, quijotesco y terco desafío que
reafirma la fe en el hombre y su dignidad. Busca el bien y la capacidad infinita
de construirlo, para lo cual parte del saber y la transformación social, desde la
convicción esperanzadora en una sociedad tecno-científica, humanizada y
comprometida con el desarrollo a escala humana.
Humberto Maturana (1999) en su libro Transformación en la convivencia
expresa de con claridad el propósito que tiene la formación:
123
La educación tiene que ver con el alma, la mente, el espíritu, es decir con el espacio relacional o psíquico que vivimos y que deseamos que los estudiantes vivan. En otras palabras, la educación tiene que ver con llegar a ser seres humanos, y el tipo de ser humano que llegamos a ser mientras aprendemos y enseñamos tiene que ver con la adquisición de las habilidades operacionales que se necesitan para vivir en el dominio particular de existencia en el que uno es un ser humano. (p. 62)
La Universidad Mariana no es ajena ni impermeable, ni mucho menos
espacio puro donde todo está bien. Las situaciones humanas se vuelven
complejas, y los estudiantes muchas veces, se encuentran sobreviviendo en
medio del caos de la necesidad y el sinsentido. La mayoría de ellos
provenientes de otros lugares del departamento, llegan a Pasto con la ilusión
de ser profesionales, dispuestos a enfrentar nuevas realidades, las cuales
requieren desarrollar aptitudes de adaptación e intercambio intelectual, cultural,
afectivo; algunos hasta deben abrirse caminos para el sostenimiento
económico. Situaciones que los conflictúan y que a veces los llevan a
realidades graves como por ejemplo, la depresión, viéndose afectado su
bienestar y desempeño académico en la universidad. Entonces a diario, desde
la escucha atenta y la observación comprometida, viene la contradicción: por
qué la universidad no tiene respuestas vitales a necesidades vitales; parece
que las energías sólo están concentradas en lo académico y lo investigativo.
Aunque existen políticas, espacios y estrategias que buscan favorecer la
formación humana y humanística, en el ambiente se percibe cierta lejanía entre
la institución y el mundo de la vida de cada estudiante; falta conciencia de ser
una universidad formadora, capaz de crear ese espacio relacional o psíquico
donde la vida en abundancia sea la moda. En palabras de un docente, la
nostalgia de una utopía que es motivo de esperanza, y el deseo de estar mejor,
se traduce así:
La universidad tienen que hacer un esfuerzo para ser un hogar, un ambiente familiar, de tal forma que les dé pena irse de aquí, si tú me preguntas y ¿cuándo la universidad estará bien?, te digo: cuando los estudiantes tengan que irse y les de pena irse, entonces estamos bien, cuando digan qué tristeza, me tengo que ir de la universidad. Entonces estamos muy bien, ahí si hay que pedir la acreditación. (Entrevista, septiembre 25, 2008)
124
Los propósitos de la formación humana y humanística, tienen que
desglosarse y volverse acción en la cotidianidad de la vida en la universidad.
Los nuevos areópagos exigen a la academia pagar la deuda social que tiene;
pero, para decir que se está formando integralmente, no son suficientes la
organización administrativa y la oferta curricular, la internacionalización, la
investigación y el emprendimiento. Aún lo humano, parece ser el campo
desconocido para la universidad en sus procesos de formación científica y
tecnológica, tanto más, cuando las estrategias de control del Estado, buscan
calidad, llámese acreditación, certificación o pruebas Ecaes; en verdad, no le
dan ninguna importancia ni se ha pensado en estrategias para valorar los
desarrollos o las “competencias” del hombre. ¿Cómo hacer visible y
comprobable la coherencia entre los propósitos misionales de la institución y el
hecho formativo que acontece en la institución, si la evaluación en todos los
niveles sólo tiene en cuenta lo cognitivo? Allí desaparece la
multidimensionalidad del ser humano, y siendo honestos, la formación humana
se queda en teoría.
El pensador francés Edgar Morín citado por Luis Fernando Sánchez en el
ensayo sobre la pertinencia de la formación humana en la educación superior
(2008), señala la necesidad de enseñar la integralidad y el carácter holístico del
ser humano, haciéndola evidente y explicitándola en sus dimensiones: física,
biológica, psíquica, cultural, social, histórica. Las anteriores, unidas a la
interioridad, la comunicación, el afrontamiento, la alteridad, la trascendencia y
la creatividad, se convierten en los componentes y capacidades de la unidad
compleja que es la naturaleza humana. Existe por lo tanto, un componente
psico-somático–social y espiritual, que hoy requiere urgentemente su
reivindicación, pues tanto el conocimiento como la persona han sido
fragmentados y divididos. La condición humana ya no puede seguir polarizada
y atomizada.
La desarticulación de los procesos institucionales, que jalonan la formación
de profesionales humana y académicamente competentes, tal como lo expresa
la misión de la Universidad Mariana, cuestiona los logros en procesos de
calidad. Esta última se entiende como un atributo, pues hace que cada entidad
125
saque todas sus potencialidades de acuerdo con su identidad, naturaleza y
finalidad. Pero, no se puede limitar a entender la calidad según los criterios de
ISO o CNA, se necesita un sistema propio que la gestione, donde lo humano
sea el fin. ¿Cómo hacer para gestionar lo humano, en una universidad que
tiene claro conceptualmente su razón de ser como espacio católico,
comprometido con el desarrollo sostenible de una región y de un país?
En el Art. 5 del Reglamento General de la Universidad Mariana, se sintetiza
la finalidad misional y el enfoque pedagógico de la formación:
La Universidad Mariana entiende la formación integral como una forma de educar, mediante la cual se fomenta el proceso de socialización del educando, se afina su sensibilidad, se desarrollan sus capacidades, habilidades y dominio de interacciones, abriendo su espíritu al pensamiento crítico y a su crecimiento moral. (p. 14)
El anterior aspecto se debe tener muy presente, a la hora de visualizar cambios
pertinentes y significativos en la formación humana y humanística, para que
conlleven un proceso de transformación institucional, un camino lleno de
sentidos, mediante el cual el estudiante incorpore el diálogo entre fe, ciencia y
cultura. De esta manera vivirá una experiencia intercultural de carácter global,
con el objeto de percibirse a sí mismo como ciudadano del mundo, como sujeto
histórico que se da cuenta y da cuenta de su ser y estar en el mundo. Así, con
la capacidad de expresarse y actuar desde una perspectiva global y local,
valorará y acogerá otras ideas y culturas, en un marco de respeto, diálogo y
tolerancia a la diversidad étnica, lo que le permitirá migrar de un tipo de cultura
a otro, en un contexto de comunicación e interacción constructiva.
Evocando el discurso de la Dra. Estella Quintar (2007) en una de las
conferencias de la maestría, es esperanzadora la comprensión acerca del
“sujeto latiendo, sujeto creador”. Aporte importante para el proceso de
construcción que se está viviendo en la Universidad Mariana, sobre la
formación humana y humanística.
Siguiendo este orden, la propuesta anterior también expresa que la
epistemología de la conciencia histórica o del presente potencial, se entrelaza y
126
fundamenta en un pensamiento pedagógico y didáctico que tiene como
finalidad promover una educación liberadora, posibilitando la formación del ser:
Autónomos a hombres y mujeres dentro del marco de una sociedad heterónoma y, yendo aún más lejos... ayudar a los seres humanos a acceder a la autonomía a la vez que - o a pesar de que - ellos absorben e interiorizan las instituciones existentes. (Castoriadis, 1990).
Devenir autónomo implica aquí, el desarrollo de una subjetividad reflexiva y
deliberante que, en sucesivos actos de conciencia de sí y del mundo, pueda
trascender una cotidianeidad tecnologizada, superando el ser una máquina
pseudo-racional socialmente adaptada.
El acceso a la autonomía y el desarrollo de una subjetividad reflexiva y
deliberante, se convierten en ideal lejano cuando se observa a los estudiantes
en las clases de humanidades. Algunos grupos se manifiestan dispuestos con
actitud positiva, mientras que a otros, se les nota en el rostro y en la expresión
corporal cierta incomodidad, o el gesto de que toca quedarse porque no hay de
otra. Expresiones como: “por qué no nos dan más horas de clase de cálculo o
de programación o de contabilidad, esto quita tiempo y no sirve para nada”,
denotan que algunos estudiantes desconocen el sentido y propósito de la
formación humana y humanística en la universidad, no la ven necesaria y rayan
en el rechazo a los espacios académicos o materias relacionadas con este
campo.
Actitud preocupante para quienes están interesados en crear una nueva
realidad, que sea significativa y tenga impacto vital en los estudiantes, que sea
un proceso enriquecedor para su proyecto de vida.
En este sentido, los programas académicos están llamados a integrar
intencionalmente, aprovechando la flexibilidad e interdisciplinariedad que
propicia el sistema de créditos, proyectos que fortalezcan la formación humana
desde cada uno de los espacios académicos o asignaturas. De tal manera, es
posible que se geste una sinergia de propósitos traducidos en acciones y
actitudes testimoniales, desde el encuentro en cualquier escenario y lugar,
donde acontece el misterioso y milagroso ser humano. Gracias al imaginario
127
que se construye desde la educación básica y media, es válido continuar con la
estrategia del proyecto de vida pero cualificándolo, no sólo como instrumento
sino como horizonte de sentido y en construcción diaria, partiendo de
realidades concretas a nivel personal, familiar, de pareja, universidad,
sociedad, etc. Al respecto, un estudiante de psicología refiere:
El proyecto de vida, es un elemento tan personal que la persona llega hasta sus límites más recónditos para saber quién es y qué lugar ocupa en el mundo, por lo cual en la formación humanística sería una de las herramientas a seguir, en ese proceso de construcción del proyecto vital más no el dogma por el que un sistema trata de encajar a un círculo dentro de un cuadrado. (Entrevista, mayo 10, 2008)
Posición crítica que refleja la importancia que tiene el conocimiento
personal en el proceso de formación, aspecto que es necesario ser tenido en
cuenta para el trabajo con proyecto de vida. Además el estudiante habla de la
construcción de proyecto vital en contraposición con la expresión “más no el
dogma por el que un sistema trata de encajar a un circulo dentro de un
cuadrado”, expresión que puede reflejar el sentir del estudiante frente a la
formación humana y humanística de la universidad donde quizá está pesando
lo que él llama sistema, como el manejo teórico y doctrinal que no siempre
respeta y acoge la vida real del estudiante, desde lo que él es y quiere llegar a
ser, más no sólo lo que las directiva o docentes desde su visión piensen que es
lo que los estudiantes deben saber, teniendo en cuenta que los criterios del
Evangelio, releídos en la espiritualidad franciscana lo que buscan es que el ser
humano viva a plenitud, más allá de una religión o un sistema que muchas
veces son alienantes.
Las universidades católicas a la luz del documento de Aparecida (2008)
teniendo en cuenta la realidad social, económica y política, y su compromiso
para que los pueblos tengan vida, están llamadas a enriquecer y orientar el que
hacer educativo desde la apropiación y vivencia de los valores del Evangelio.
Siendo así, la formación humana y humanística en la Universidad Mariana está
llamada a tener en cuenta como criterio de discernimiento lo expresado en
dicho documento:
128
la educación humaniza y personaliza al ser humano cuando logra que este desarrolle plenamente su pensamiento y su libertad, haciéndolo fructificar en hábitos de comprensión y en iniciativas de comunión con la totalidad del orden real. De esta manera, el ser humano humaniza su mundo, produce cultura, transforma la sociedad y construye la historia. (V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, 2007, p. 154)
En este contexto evangélico y liberador, el humanismo cristiano, será el
camino para orientar los procesos formativos de la Universidad Mariana,
priorizando de hecho el desarrollo del pensamiento y la libertad, la comprensión
y las iniciativas de comunión. Proyecto humanizador y amoroso que busca
construir un mundo fraternal digno de los hijos de Dios, definido en tres notas:
Humanismo del Amor, Humanismo de la Esperanza y Humanismo de la
Justicia. El humanismo cristiano contempla al hombre, se acerca al hombre
desde Jesús de Nazaret. Desde ahí se solidariza con él, le da firmeza a su
responsabilidad y fundamenta su diálogo en una relación esencialmente
personal.
Actualmente, en la universidad el proyecto educativo se estructura a la luz
de:
la concepción del ser humano como hijo de Dios, único e irrepetible, con conciencia histórica, con capacidad de encuentro consigo mismo., con la naturaleza con los demás, con Dios y en permanente búsqueda de la verdad, abierto al diálogo y al esfuerzo constante por construir la libertad a partir de su proyecto de vida, que se robustece mediante las diversas acciones y compromisos que se adquieren en la vida universitaria. (Universidad Mariana, 2010, p.9)9
- En la valoración de la ética cristiana-católica, civil y ciudadana.
Dicho proyecto es el eje articulador y orientador del ser y quehacer de la
Universidad Mariana; en sus principios concreta los propósitos formativos
actuales, que en síntesis son los siguientes:
9 Texto tomado del Documento institucional, Programa de Formación Humana desde el Evangelio 2007, sin publicar.
129
- En la formación de valores del Evangelio que contribuyen a la construcción
de una sociedad justa, solidaria, pacífica y democrática.
- En el fortalecimiento de una cultura e identidad que responda a la
problemática nacional y las realidades históricas.
- En la conciencia social mediante la inserción crítica en la realidad y
proyectos de la región del país y del mundo.
- En la consolidación de la capacidad investigativa institucional, conforme a
los principios de la moral cristiana, la ética y los que informan a la ciencia,
con miras a responder con calidad y eficiencia a las necesidades y desafíos
de la región y del mundo.
- En el respeto a la libertad de conciencia entre sus miembros y la aceptación
de la pluralidad de credos y etnias.
- En la concepción de la docencia como una interacción dialógica sustentada
en la comunicación, y en apertura franca a la acción. Desde aquí, la
investigación permite aprender a conocer e intervenir con una pedagogía
que reinventa nuevos contextos de desempeño, a partir del aprendizaje
autónomo, se asume con responsabilidad y capacidad de servicio, la
complejidad de los problemas sociales de la región, del país y del mundo.10
Los actuales proyectos que contribuyen a la formación humana y
humanística, se enmarcan además dentro de los siguientes fundamentos: en
la encíclica, el Evangelio de la Vida, la Iglesia es definida como “pueblo de la
vida y para la vida” (nn. 6,79), y en el capítulo IV, el Papa habla sobre la
actuación de la Iglesia a favor de la vida humana a través de la triple dimensión
eclesial:
• Anunciar el Evangelio de la vida (nn.80-82): misión profética.
10 Principios extraídos del Estatuto General de la Universidad Mariana. De la naturaleza y principios. Articulo 1, 2003, p. 6
130
• Celebrar el Evangelio de la vida (nn. 83-86 ): misión sacerdotal.
• Servir al Evangelio de la vida (nn. 87-9l ): misión real.
El Evangelio de la vida, tendría entonces que penetrar todas las formas de
comunicación universitaria, transformándola en una educación para la vida.
Pero, para hacerlo, se debe, con constancia y valentía, proponer estos
contenidos en la educación, y en las diversas formas de misión, en el diálogo
personal y en cada actividad educativa.
Posición y opción de la identidad de la investigadora, la cual en ningún
momento disiente con las propuestas de Morín, sino que se fortalece en la
búsqueda de caminos, para no quedarse en el entendimiento de la realidad
desde una sola visión y aprender a ver las situaciones desde el suelo de la
incertidumbre.
A los directivos, educadores profesionales y docentes humanistas,
corresponde la tarea de poner de relieve las razones antropológicas que
fundamentan y sostienen el respeto de cada vida humana. De este modo
haciendo resplandecer la novedad original del Evangelio de la Vida, se puede
ayudar a todos a descubrir, también a la luz de la razón y de la experiencia,
cómo el mensaje cristiano ilumina plenamente al hombre y el significado de su
ser y de su existencia; se hallarán preciosos puntos de encuentro y de diálogo,
incluso con los no creyentes, comprometidos todos juntos en hacer surgir una
nueva cultura vital.
El anuncio del Evangelio en mención, debe culminar en una verdadera
celebración, mediante formas expresivas que manifiesten apropiadamente la
admiración y la gratitud por la vida recibida como don, como testimonio en el
camino cotidiano de la existencia del creyente.
Demostración que reflejará el amor que acoge, la donación de sí, la solicitud
y la responsabilidad frente a toda y cada vida humana. “En este contexto, rico
en humanidad y amor es donde surgen también los gestos heroicos, que son la
131
celebración más solemne del evangelio de la vida porque lo proclaman con la
entrega total de sí mismo.” (Juan Pablo II, 1995) Y un aspecto particularmente
elocuente del testimonio, que hace creíble el anuncio, es el servicio de la
caridad que se manifiesta en las diversas formas del voluntariado, que se
expresa en una activa participación y compromiso social. Esta exigencia es
particularmente indispensable en la hora presente.
El agradecimiento y la alegría por la dignidad inconmensurable del hombre,
mueve a hacer a todos partícipes de este mensaje: “lo que hemos visto y
oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con
nosotros” (1 Jn. 1,3). Es necesario hacer llegar el Evangelio de la vida al
corazón de cada hombre y mujer e introducirlo en lo más recóndito de toda la
sociedad.”
Urge ante todo cultivar en la comunidad universitaria, una mirada
contemplativa. Esta nace en la fe en el Dios de la vida que ha creado a cada
hombre. Es la mirada de quien ve la existencia en su profundidad, percibiendo
sus dimensiones de gratuidad, belleza, invitación a la libertad y a la
responsabilidad. Es la visión de quien no pretende apoderarse de la realidad
sino que la acoge como un don, descubriendo en cada cosa el reflejo del
creador, y en cada persona su imagen viviente.
De esta manera se puede afirmar que los ejes iluminadores planteados en
la misión y visión institucional son: el evangelio, la espiritualidad
franciscaridadiana, la constitución política de Colombia, los lineamientos de la
escuela católica y franciscana.
La Universidad Mariana, es una institución católica, que orienta su ser y
quehacer con base en los valores del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y
de la Iglesia católica, de la Espiritualidad Mariana, de San Francisco de Asís y
de la Beata Caridad Brader. Con el fin de hacer efectiva la vivencia de la
verdad del Evangelio y la espiritualidad de los nombrados santos, propone en
el Plan de Desarrollo, como una de sus estrategias, el programa: Formación
Humana desde el Evangelio.
132
Todo lo anterior es comprendido como propósito y apuesta, desde la visión
de la complejidad, en sentido holístico, integral y transformador, respetando la
identidad institucional y abriendo nuevas posibilidades de humanización en la
universalidad de la universidad, fuera de cualquier interés o sesgo religioso.
5.1.3 Percepciones de la comunidad académica universitaria sobre la
formación humana y humanística
La formación humana es fundamental en las instituciones educativas, permite
trascender a un mejor nivel de vida y convivencia humana, es por esto que
Morín (2001) recomienda la necesidad de enseñar a los estudiantes la
condición humana, comprender la ética y sus relaciones con el universo. La
ética como un gran valor que promueve la vida universitaria, dentro de ese
proceso de enseñanza y aprendizaje, y que si se intenta vivir, es el desarrollo
máximo de nuestras potencialidades. Hay que partir del dato objetivo de estas
potencialidades; se es consciente de la capacidad del hombre, de allí que se
encamina la acción y la reflexión para que él alcance su más alto nivel.
Por los documentos institucionales y los encuentros existenciales, se percibe
que la Universidad Mariana desde sus inicios y a través de sus cuarenta años
de existencia, ha tenido como criterios fundamentales en sus políticas,
principios y en su proyecto educativo institucional, el ideal de la formación
humana, cristiana y franciscana. Aunque esta intencionalidad formativa se ha
consolidado a lo largo de su historia, en el diagnóstico interno y externo
elaborado por el Departamento de Humanidades, realizado para evaluar la
pertinencia de la formación humana y humanística, se alcanza a vislumbrar que
las disciplinas del saber profesional y las humanidades parecen dos
realidades extrañas que se miran a distancia en forma crítica y a veces en
forma hostil. Pero, en realidad son dos componentes que se requieren el uno
al otro como pilares esenciales de una formación integral. Esta situación exige
a la comunidad universitaria iniciar un proceso de reflexión en torno al qué y al
cómo de la formación humana, que abarque la oferta, la intencionalidad y,
especialmente, las mediaciones curriculares y administrativas mínimas que se
133
deben garantizar para hacer posible la formación humana desde la perspectiva
del evangelio.
Los retos y desafíos se plantean desde un contexto en constante cambio; a
la universidad Mariana, que tiene como propósito formar para la vida de
manera integral, la motivan a continuar con la reflexión sobre la formación
humana y humanística. Se parte del reconocimiento de las potencialidades
existentes para mantenerlas y fortalecerlas, así como de la identificación de los
problemas encontrados en el proceso educativo, para ser superadas desde
planes y acciones concretas.
Algunas dificultades encontradas en los diálogos, observaciones y entrevistas
son:
• Las constantes manifestaciones de inconformidad de los directores de
programa y decanos de facultades, porque la formación humana no se
ajusta a la naturaleza y características de los campos disciplinares y
profesionales de los programas.
• La necesidad de superar la predisposición negativa de estudiantes y
docentes de la universidad hacia las Humanidades, mediante su integración
en la búsqueda de problemas existentes, así como de sus soluciones, los
cuales posibiliten la construcción de conocimiento significativo, y la
transformación de actitudes en los educandos destinatarios y protagonistas
del proceso de formación.
• La tendencia que existe de considerar los espacios académicos de
formación humana como “rellenos” o como “costuras”, esto hace que se
declinen los fundamentos filosóficos de la oferta formativa de la Universidad.
• La falta de claridad al definir los objetivos de la formación humanística en la
universidad, para lo cual debe tenerse en cuenta, los principios de la
formación integral como el perfil de cada programa.
• El desconocimiento de los ejes temáticos evaluados en las pruebas ECAES,
originan en parte que los puntajes obtenidos en las disciplinas humanísticas
sean bajos.
134
• El imaginario despectivo sobre las humanidades, reflejado en el desinterés al
participar en actividades pedagógicas orientadas a formar y fortalecer el
sentido humano de la profesión.
• La consideración de que la enseñanza de las humanidades está
desenfocada respecto a los tiempos actuales; los discursos, los conceptos,
los lenguajes y las actitudes docentes no se ajustan al sentir y pensar de los
jóvenes de ahora; la demanda es que la formación debe adecuarse a un
perfil juvenil que cambia cada cinco años.
• En varias ocasiones se ha dicho en las evaluaciones profesorales realizadas
por directores de programa, que las propuestas de formación en el campo
humanístico no responden de forma concreta a la problemática particular de
los jóvenes.
• Aunque para la Universidad Mariana la formación humana siempre ha sido
una de sus prioridades, los docentes del Departamento, manifiestan que no
han contado con el requerido respaldo administrativo de algunos decanos y
directores de programa. No han contado, por ejemplo, con los créditos
suficientes que sustenten y permitan dicha formación humana, y cuando se
privilegia en los horarios a los espacios académicos pertenecientes al
componente específico, se coloca el área institucional en momentos difíciles,
pues su visión peyorativa, coincide con la apreciación que tienen los mismos
estudiantes.
Dichos conflictos manifiestos, se contradicen con las percepciones de
directivos, en este caso se presenta la del vicerrector académico, [quien
afirma]:
Mi percepción sobre la formación humana y humanística que se imparte en
esta institución es positiva, está centrada en tres aspectos básicos:
1. En los espacios académicos que se definen en el área institucional.
2. En los proyectos de formación que se adelantan desde diferentes
instancias en la Institución: Pastoral Universitaria, Bienestar Universitario
y
3. El Programa Institucional de Rectoría y el apoyo psicológico a la
comunidad universitaria en particular a los estudiantes y los diferentes
135
eventos que hacen desde las facultades, de proyección social y de
responsabilidad social en cada uno de los programas. (Entrevista, mayo 20,
2008)
La linealidad administrativa es el paradigma desde donde se toman las
decisiones y se definen los aspectos relacionados con el currículo y el plan de
estudios. En un primer acercamiento, conceptual y directivo, la percepción es
demasiado optimista, tal parece que todo está hecho y la formación humana y
humanística están garantizadas en la institución. Sin embargo, la realidad en el
mundo de las relaciones, los compromisos, las convicciones, las motivaciones,
los sentidos y significados que se viven en la comunidad educativa universitaria
reflejan otros sentires, frente a esto que es el corazón, la razón de ser, la
identidad de la Universidad Mariana.
Max Neef (2009) respondiendo una pregunta de un docente de la
Universidad Mariana que participaba de la conferencia “El mundo en ruta de
colisión”, el pasado 23 de octubre, al referirse a la formación humana, dice:
“sólo cuando haya la posibilidad de tener una educación que trascienda las
fronteras de la formación profesional, se tendrá capacidad de contribuir al
desarrollo de los grandes problemas de la humanidad.” (Max Neef, Encuentro
de egresados Universidad Mariana, 23 de octubre, 2009)
Sin desconocer las continuas búsquedas, aproximaciones y trabajo
pedagógico desarrollado en cuanto a formación humana y humanística en la
mencionada universidad, se considera que aún hace falta alcanzar lo que
propone Max Neef. Es necesario trascender las fronteras de la formación
profesional, arriesgar a complejizar el currículo donde la flexibilidad y la
interdisciplinaridad provoquen ampliar el horizonte, y el ser humano estudiante
y docente se sientan y comprometan vitalmente con la transformación de su
contexto personal, grupal, familiar y social. La realidad de los estudiantes debe
ser conocida para ser amada y redimida, al igual que la de la ciudad de Pasto,
la de la región y el país; todo este conjunto en especial, debe ser el texto
obligado en todos los espacios académicos o asignaturas, así el conocimiento
será pertinente y significativo.
136
La educación es intencional, sus fines últimos penden de la afirmación de
un conjunto de valores y principios que constituyen el ideario de base que
ilumina y orienta el quehacer educativo y pedagógico. Solo así se logra
comprender la importancia de la formación humana, no como complemento de
lo disciplinar y profesional, o como un adorno del perfil profesional de los
egresados, sino como una exigencia de la educación integral, en un modelo de
universidad y de filosofía educativa que busca formar personas, ciudadanos y
profesionales en la ciencia, en la conciencia y en el compromiso con la
transformación de estructuras de un sistema injusto y deshumanizante.
En cualquier institución educativa y sobre todo en una universidad como la
Mariana, con unas características propias, el papel del docente es definitivo
para la formación de los estudiantes. Alguien comentaba alguna vez: “la
universidad es lo que son sus docentes.”
Siendo la formación integral una forma de educar, es una responsabilidad
compartida del estudiante y de la universidad; el profesor desempeña una
función de primer orden no sólo por los métodos que utilice sino también por el
testimonio que brinde.
En sentido implícito se percibe que el docente de la Universidad Mariana se
desempeña como profesional de su área específica, como modelo y como tutor
acompañante. Los estudiantes se cautivan ante el profesionalismo,
experiencia y talante humano de algunos educadores, quienes se
desempeñan bien de acuerdo con su profesión y especialidad. También hay
algunos que son modelo de coherencia entre lo que dicen y lo que hacen en su
práctica, sobre todo en aspectos humanos relacionados con la convivencia
como el respeto, la escucha y la puntualidad. Un estudiante entrevistado
expresa al respecto:
Es importante reconocer el proceso que llevan algunos docentes que tienen vocación de maestros con los cuales la escucha activa, la comprensión y la humildad son los principales títulos que presentan, más allá de su currículo profesional, sin embargo es de conocimiento general que existen docentes
137
que más que amor a la docencia tienen una frustración profunda por no haber podido lograr algo en otro campo por ejemplo, por lo cual los valores antes mencionados pasan a un segundo plano, y estos personajes por así decirlo se convierten en sanguinarios desmembradores de la motivación de los estudiantes. (Estudiante de psicología, Entrevista, 2008)
Apreciación que mientras corrobora lo positivo de la visión de modelo que se
tiene del docente, también extraña y preocupa la percepción del estudiante
respecto a algunos profesores a quienes los califica de sanguinarios y
desmembradores de la motivación de los estudiantes. Calificativos demasiado
fuertes y cargados de significados que con toda seguridad están minando en
algunos casos, -porque quizá no sea la generalidad-, los esfuerzos de la
institución por la formación humana de los estudiantes y su bienestar en la
comunidad universitaria, procurándoles calidad de vida.
Lo anterior es un alerta a la institución para revisar los procesos de
contratación a docentes, porque si están en la universidad sólo por un
compromiso laboral de cumplimiento y no se apropian ni trabajan de acuerdo
con la filosofía institucional, pueden aportar en lo disciplinar, pero también
pueden hacer mucho daño a los estudiantes en su ser. Además la
capacitación docente que hace la universidad semestralmente, debe priorizar la
reflexión sobre la formación humana y humanística en la Universidad Mariana y
los compromisos que se requieren de parte de los profesores, como agentes
directos de dicha formación, enfatizando en su crecimiento humano y
pedagógico.
Percibir compromete porque genera un proceso que moviliza las entrañas;
adentrarse en las realidades implica ser sujetos desde la piel, para que las
nuevas sensaciones y visiones comuniquen vida.
No es la hora de quedarse en percepciones, hay que dar el paso de la
acogida misericordiosa y la mirada contemplativa; el ser educador debe
implicarse de veras con los estudiantes. No se puede seguir manteniendo una
educación fugitiva de la humanidad.
138
El cultivo de la formación integral como enfoque pedagógico, será la tabla de
salvación para que la formación humana y humanística sea posible. Para los
educadores es prioritario reconocer que se necesita aprender, además de la
docencia, las funciones de tutoría y asesoría, lo que en la universidad Mariana
se comprende por acompañamiento y por ministerio de ayuda.
La enseñanza es parte de la razón de ser de los educadores, sin embargo,
en la integración a una comunidad educativa universitaria, se asumen los
ideales, principios y horizontes de sentido, que dan vida y se consolidan en
respuestas hechas acción para el desarrollo humano sostenible en la región y
el país. Compromiso que requiere del educador diversificar su tarea con otras
formas, llámese asesoría, consultoría, acompañamiento y otros. Ya es hora de
cambiar la lógica de que ya se tiene un público cautivo para los saberes
específicos, es preciso disponerse a compartir desde la experiencia, la
construcción de humanidad en esos nichos que para muchos son
desconocidos y se evita abordarlos.
En este sentido, también la universidad Mariana tiene que replantear la
valoración del desempeño educativo de los docentes, complementar el sistema
de evaluación con elementos cualitativos que favorezcan el crecimiento y no
estén sólo en función de resultados, o sesgados por la mirada subjetiva del
estudiante que le fue muy bien en el espacio académico o en la asignatura, o
según sus expresiones “raja” al docente porque perdió su materia. Aspectos
que influyen en la motivación del profesor y afectan luego las relaciones por los
condicionamientos afectivamente que generan. Lo anterior es importante de
tener en cuenta porque que es un factor determinante en el compromiso
efectivo del educador con la formación humana que busca garantizar la
universidad Mariana.
El arte del cuidado en estas apuestas formativas, exige distinguir la
formación de la información, y el conocimiento de la sabiduría. El reto está en
dejar de creer que la única tarea consiste en impartir clases. La función
primordial, la que constituye y se asemeja tanto al oficio del médico, es la del
cuidar el desarrollo del otro. Afirmación corroborada por Fernando Vásquez:
139
¿Qué es enseñar?, en qué consiste enseñar y nos respondimos que enseñar consiste en dar testimonio, y segundo nos preguntamos, sobre nuestro papel en la formación de los estudiantes, cuál es nuestro papel como profesores y entonces nos respondimos que profesor proviene del latín que es proferir, haber hecho una declaración pública, profesar, tener fe, tener fe en que el ser humano ascenderá a la humanidad, es posible, nos
La formación supera el enciclopedismo al que estamos acostumbrados. Hasta diría que el conocimiento es un pretexto para jalonar otras fuerzas, para esculpir un carácter, para lograr que lo que apenas es posibilidad florezca como acto o suprema creación. El reto, y este es uno de los más difíciles hoy debido a la masificación de las aulas y el descarado mercantilismo de algunas instituciones educativas, es descubrir los rostros que hay entre la masa informe de estudiantes; es dotar de nombre propio eso que llamamos el grupo o semestre. Siendo así de qué nos puede servir una organizada y actualizada propuesta educativa, una nómina eminente de profesores, unas instalaciones sofisticadas y modernas, si dejamos de lado esos otros aspectos de la formación, esos otros asuntos que son los definitivos a la hora de conformar sociedad o de avanzar en la construcción de un proyecto de vida. (2007, p. 29).
Los docentes designados semestralmente para desempeñar el rol de tutores
acompañantes, tienen la tarea de cuidar del desarrollo de sus estudiantes; son
un apoyo significativo para la formación humana y humanística en la
universidad. A través del acompañamiento cercano, dan soporte emocional a
sus estudiantes, cuando se requiere, brindan orientación tanto en lo académico
como en los aspectos personales que preocupan al alumno y que llegan a
afectarlo en su desempeño académico. De esta manera, los profesores
cumplen con una función de formación en valores y realizan una labor de
acompañamiento del estudiante cuando lo necesita.
Cada vez se hace más evidente que depende mucho o casi todo de la
calidad de docentes que tenga la universidad, para que la formación, tal como
se propone en la misión, sea una realidad en la cotidianidad de las aulas y
genere el ambiente relacional y constructivo propicio para el desarrollo integral
de los estudiantes. La reflexión de un profesor al sintetizar lo tratado en una
reunión del departamento, ratifica lo importante del testimonio de los docentes,
en la relación con los estudiantes, comenta:
140
respondimos eso, y cuestionamos nuestro testimonio como seres humanos comprometidos con la educación que llamamos superior, superior en qué? (Docente de filosofía, Entrevista, 2008)
Las reflexiones, comentarios, sugerencias, cuestionamientos, gestos, actitudes
son lenguajes a lo que hay que estar muy atentos para ver por dónde está
circulando en el pensamiento y en lo afectivo y en la acción, el real compromiso
con la formación humana. Tal parece que la actitud de cambio es fundamental,
para vivir la tarea educativa desde la visión de la complejidad y superar
concepciones anquilosadas que interfieren en las nuevas comprensiones y
orientaciones que se necesitan, para ser educadores distintos para una
generación actual. “Entonces necesitamos un cambio profundo en la
universidad, una conversión total de los docentes, el cambio es desde el
corazón.” (Docente de filosofía, Entrevista, 2008)
Por tal razón, es fundamental trabajar desde las percepciones de la
comunidad educativa y a partir de ellas, generar mayor responsabilidad y
solidaridad fraterna, frente al crecimiento personal y profesional, tanto de
estudiantes como de docentes. Desde la formación humana y humanística se
pretende que los estudiantes no parcelen la cultura científica y técnica
disciplinaria, alejándose de la contextualización como afirma Morín (1999) es
necesario que contextualicen cualquier información o idea. La sociedad como
un todo está presente en cada individuo, se manifiesta a través del lenguaje,
del saber, en el desempeño de las obligaciones y en la práctica de las normas,
atendiendo al desarrollo de todas las dimensiones del ser. Es importante el
cultivo de las expresiones artísticas, culturales y deportivas, pues son espacios
alternativos e integradores de la formación en y para la convivencia, así lo
valoran los mismos estudiantes, uno de ellos manifiesta:
Los seres humanos somos complejos en todo momento, lugar y situación, pero los espacios artísticos y deportivos son a mi parecer los dos elementos que hacen aflorar al ser humano en toda su complejidad, ya que son libres de pensar, sentir y actuar de manera legitima, con lo cual la represión es disuelta entre la poesía, el teatro, la música y los diferentes deportes existentes dentro de la universidad. (Estudiante de trabajo social, Entrevista, 2008)
141
El contexto multicultural y diverso que se vive en la universidad, exige
generar todo un proceso de formación sobre el respeto a la diferencia,
acogiendo las riquezas idiosincráticas de cada persona y capacitándose para
entrar en diálogo constructivo, necesidad sentida por los estudiantes. En
diálogo informal un alumno lo refiere en estos términos:
Por consiguiente, sería un error garrafal obligar al estudiante a adoptar una
manera de ver el mundo con la que no está familiarizado ni comparte sus
objetivos o metas debido precisamente a que la realidad que vive cada ser
humano es tan distinta como las hojas de un árbol. (Estudiante de
Contaduría Pública, Entrevista, 2008)
Ante esto Morín (2001) afirma, que el debilitamiento de la percepción de lo
global conduce al debilitamiento de la responsabilidad, cada uno tiende a
responsabilizarse solamente de su tarea especializada, así se resquebraja la
solidaridad, porque nadie siente vínculos con los ciudadanos. Es por esto que
el organizar espacios recreativos, culturales y concursos, ayudan a la
formación integral desde los diferentes escenarios del aprendizaje. Esto
favorece el desarrollo de la empatía, la atención a los pensamientos y
sentimientos propios y de los otros. Ayuda también a ver las cosas desde
diferentes perspectivas, y a reconocer los vínculos entre las percepciones, las
creencias y los comportamientos. Esto lleva a ejercitar la capacidad de ver las
cosas por lo que son, sin distorsiones; permite tener una actitud de testigo,
evitando juzgar en el manejo de conflictos desde el laboratorio de paz, ideal
plantado en el reglamento general:
La Universidad Mariana visualiza todo su campus universitario en un imaginario simbólico, como un laboratorio o micro-sociedad que sirve de modelo para macro-escenarios sociales de convivencia ciudadana, donde impere el respeto por las diferencias, la tendencia a incluir en vez de excluir y la armonía alegre de la fraternidad evangélica al estilo de Jesús, de María Nuestra Señora, de San francisco de Asís y de la Beata Caridad Brader. (Universidad Mariana, 2006, p. 15)
142
Donde el campus universitario como tal, es el ambiente para aprender a
convivir, asumiendo el conflicto como inherente a la vida humana y como
oportunidad de crecimiento en criticidad, sentido social y ciudadano como
habitante del mundo.
5.1.4 Estrategias para un plan de mejoramiento de la formación humana y
humanística en la Universidad Mariana
Desde una valoración positiva y esperanzadora de las riquezas, fortalezas y
oportunidades que en el presente tiene la Universidad Mariana, se trata de
construir caminos posibles, para fortalecer o dar un nuevo sentido al proceso
de formación humana y humanística que se desarrolla en la institución.
Teniendo en cuenta que la crisis colombiana reclama de la universidad la
urgente necesidad de formar nuevas mentalidades, y de crear una conciencia
nutrida de profundos valores éticos y sociales, es tarea prioritaria la formación
humana y humanística. Es preciso vincular al mismo tiempo, las tareas del
progreso material con una afirmación del valor absoluto de la persona y de la
vida, esto genera un espacio democrático y una conciencia de una justa
jerarquía de valores.
Las múltiples transformaciones sociales ante las cuales se ve enfrentada la
universidad, han generado crisis en todas las esferas; dificultades que
demandan una nueva manera de pensar, valorar y expresar las verdades, los
conceptos y los constructos culturales y actitudinales que constituyen la
identidad propia de una Institución Católica de educación universitaria.
Es precisamente este panorama el que traza y fundamenta la necesidad de
generar nuevos procesos académicos, para que éstos incidan en el
mejoramiento del bienestar de los estudiantes, siendo los indicadores de una
óptima relación educativa: identificación institucional que haga posible para los
educandos el aprendizaje activo y significativo.
143
De igual manera, se requiere la innovación de variados ambientes de
aprendizaje, los cuales permitan sacar al conocimiento a la luz, trascender de
las aulas a la sociedad misma. Para esto es necesario repensar los planes de
estudio que incidan en el currículo implícito, que permitan desarrollar prácticas
sociales y empresariales a manera de escenarios válidos y validadores del
conocimiento construido.
Es por esto que se hace pertinente la formulación de las siguientes
estrategias:
- Red de relaciones fraternas para super vivir en la Universidad Mariana.
- El aula inclusora, micro laboratorio de convivencia.
- Educadores profetas de paz.
- Red institucional que genera vida desde la formación humana y
humanística.
- Laboratorio de convivencia Universidad Mariana.
Dichas estrategias, si luego son consolidadas en un plan de mejoramiento,
facilitarán un trabajo de construcción colectiva para la formación humana y
humanística en la institución. Se constituirán en pretextos creativos para
proyectos pedagógicos y didácticos que fortalezcan en la práctica los procesos
formativos. Dicho plan se ha de construir utilizando la metáfora de una red de
relaciones, las cuales harán posible “super vivir” en la Universidad Mariana
desde: una comprensión sistémica del currículo; la influencia determinante del
ambiente universitario como laboratorio cotidiano de convivencia; y, la
transversalidad de la filosofía institucional con sentido de identidad institucional
y compromiso social.
La universidad como realidad histórica, es consciente de su responsabilidad
en la construcción de una nueva sociedad, por eso es urgente despertar para
que no se sigan invirtiendo todas las energías en sobrevivir. Las palabras de
Jesús: “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia”, instan a
superar los constreñimientos y a posibilitar desde lo alternativo lo definitivo, es
decir, formar la persona para construir conocimiento pertinente. Un saber que
144
sea terapéutico, que haga posible la creación de opciones vitales para estar en
la realidad. Teniendo en cuenta que cambio es subversivo, porque el orden, lo
lineal lo que hace es subestimar la relación sujeto – sujeto, alienar el presente,
minimizar el futuro, hacen falta espacios relacionales en las prácticas de
formación. Es necesario, arriesgarse a poner los pies desnudos sobre la tierra
para asumir la formación del sujeto después de la era cartesiana.
La siguiente gráfica muestra la dinámica en espiral que se requiere en la
Universidad Mariana, para ir más allá del orden rectilíneo, para que el
intercambio y el circular de saberes y experiencias, permitan la construcción de
escenarios actualizados y gratificantes, que respondan a las necesidades de
los estudiantes y a las del contexto local y regional. Escuchando, valorando,
acogiendo y a la vez discerniendo entre todos, la formación humana y
humanística será una espiral generadora de sentido humano y social en la
universidad y fuera de ella.
Nueva comprensión de relaciones
Figura 1
El modelo de la educación mecanicista que todavía se vive en las
instituciones educativas, sobre todo en la universidad, se realiza en un contexto
puramente cientificista y sigue una lógica reduccionista. Otros campos del
conocimiento como el arte, la espiritualidad, las tradiciones y las humanidades
145
aparecen marginados, se consideran irrelevantes por su subjetividad el estudio
de la interioridad y del cosmos, pues no se reconocen como parte significativa
de la educación. En este paradigma la enseñanza se reduce a un
entrenamiento para el trabajo industrial, los sistemas educativos son vistos sólo
como medios, como meros insumos para las metas económicas de la nación,
su acción se reduce a un proceso mecánico estandarizado que puede ser
controlado como cualquier otro producto industrial. La administración del
saber adquiere más importancia que él en sí; sin embargo,, se pretende
mejorarlo a través de programas de acreditación, evaluación, financiamiento,
etc. Todo sigue en la lógica sistémica objetiva, muy lejos de la mejora
educativa genuina; la verdadera formación integral del ser humano para la vida
está completamente ausente.
Con la entrada del siglo XXI, el cambio de época y la emergencia de una
nueva cultura integral sustentable, se está encontrando un nuevo contexto,
propicio para la formación humana y humanística en la Universidad Mariana.
En primer lugar se está viviendo una revolución en el conocimiento humano; el
hombre se da cuenta que el entendimiento objetivo, científico y académico es
absolutamente insuficiente. Para comprenderse requiere reconocer que la
pasión, los sentimientos, los ideales, los valores, la subjetividad y la
espiritualidad, son centrales en la vida, en todas las culturas y muy
especialmente en la universidad. Dichas características se escapan de la
orientación objetiva y científica, por eso, se hace necesario superar la
pedagogía sin sujeto. Estas realidades colocan al hombre en camino de
búsqueda hacia nuevas maneras de abordar la enseñanza, desde una visión
más integral, reconociendo que existen epistemologías de naturaleza
transdiciplinaria, valorando la capacidad de profundizar en lo subjetivo y lo
trascendente, es decir, en el espíritu. Los nuevos estadios de desarrollo
humano y social, requieren un conocimiento multidimensional, ligado a una
dimensión ético-espiritual, con alta sensibilidad y orientado a una finalidad de
amor universal.
En la construcción de saberes, emerge como reflexión de este caminar, la
urgencia de la gestión de humanidad en las instituciones de educación superior
146
y específicamente en la Universidad Mariana, una labor que lleve a la
reivindicación del ser humano. Tener conciencia de la formación para ser
capaces de coherencias en el pensar y el hacer, para practicar una ética que
conduzca a validar el bien, en un sentido de corresponsabilidad hacia la
deconstrucción o resignificación del currículo. Esto implica, estar dispuestos
desde los principios evangélicos, a correr el riesgo del amor, en una gramática
de los sentimientos, como sujetos éticos y políticos. Es necesario correr el
riesgo de ser humanos con identidad, agentes transformadores para superar
los límites en la relación cósmica, biológica y social.
La crisis colombiana reclama de la universidad la urgente necesidad de
formar nuevas mentalidades, conciencias nutridas de profundos valores éticos
y sociales. Es tarea prioritaria de la formación humana y humanística, vincular
al mismo tiempo los asuntos del progreso material con una afirmación del valor
absoluto de la persona y de la vida, es así como se genera un espacio
democrático, y como la conciencia se convierte en justicia.
Las múltiples transformaciones sociales, ante las cuales se ve enfrentada la
universidad, han generado crisis en todas las esferas; demandan una nueva
manera de pensar, valorar y expresar las verdades, los conceptos y
constructos culturales y actitudinales, todo lo cual constituye la identidad propia
de una institución católica de educación universitaria.
Es por esto que se hace pertinente y urgente, la formulación de estrategias
para consolidar un plan de mejoramiento que se constituya en eje dinamizador
de los procesos formativos. La propuesta se ha de construir desde: una
comprensión sistémica del currículo; la influencia determinante del ambiente
universitario como laboratorio cotidiano de convivencia; y, la transversalidad de
la filosofía institucional con sentido de identidad y compromiso social.
El aula inclusora, micro laboratorio de convivencia
El ser humano es un entramado, un nudo de relaciones. Antoine de Saint-Exupéry.
147
La espiritualidad franciscana, es una de las fuentes de donde bebe la
Universidad Mariana, para su ser y su quehacer cotidiano, como propuesta
actual y alternativa frente a la carga cientificista y academicista del sistema
aún no superado. En la actualidad, se ha olvidado el ser humano como sujeto
histórico, multidimensional y diverso, es por eso que se necesita alimentar el
imaginario de ser comunidad educativa universitaria, donde la utopía de la
fraternidad es posible si cada uno de sus miembros lo intenta.
En el mundo de las relaciones humanas que se dan en el aula, se requiere
lograr la convergencia de los espíritus, esto se torna difícil si uno se queda sólo
en las categorías intelectuales, las cuales aunque sirven para dialogar, no han
hecho posible lo otro. Se considera que es hora de remplazar los conceptos
racionales dominantes por cualidades existenciales y en el caso de la
Universidad Mariana, aprovechar la propuesta del padre José Antonio Merino
(2008) cuando habla de algunos presupuestos para una cultura cordial.
Las relaciones que se dan en el laboratorio cotidiano que acontece en el
aula, -entendiéndose esta como cualquier escenario de encuentro para
construir sentidos de vida, haciendo lo que hasta hoy seguimos llamando “la
clase”-, influyen en la formación humana y humanística de la universidad. La
relación docente-estudiante, estudiante-docente, estudiante-estudiante y
docente-docente, cada una con características propias, pero también con
condiciones comunes para que sean constructivas, formativas y significativas
en la construcción colectiva del conocimiento.
Frente a una cultura de la masificación, del anonimato generalizado y de la
despersonalización burocrática, la espiritualidad franciscana ofrece categorías
existenciales que sugieren actitudes, gestos, ambientes, palabras que van a
cualificar las relaciones, posibilitando el descubrimiento del rostro humano de
cada ciudadano y de los demás seres que lo rodean.
Para lograr el desarrollo de las anteriores dimensiones en la formación del
sujeto histórico, se debe en primer lugar definir y luego construir desde el aula,
148
una cultura inclusiva. Gracias a la cimentación de valores comunes respecto a
lo que significa “convivencia fraterna en la comunidad educativa universitaria”,
se pueden emprender tareas que implican la transformación de la universidad,
desde la formación humana y humanística pertinente. De esta forma es posible
acoger y valorar a todos y todas en y desde la diversidad, teniendo en cuenta
las diferencias de género, sociales, culturales, étnicas e individuales a la hora
de programar y llevar a cabo el proceso de enseñanza y aprendizaje. En
segundo lugar, está el hecho de diseñar políticas inclusivas que faciliten el
ingreso, la permanencia y la promoción de todos y todas, garantizando que los
procesos formativos respondan a la característica individual, social y cultural de
toda la población. La inclusión en la universidad también exige propiciar la
educación humana y humanística a los estudiantes de la jornada nocturna, a
los programas de distancia y de postgrados, a quienes por sus condiciones de
distancia geográfica, compromisos de trabajo y familia, y horarios de clases, en
muchos casos se los excluye de los procesos que se desarrollan con los
demás estudiantes.
En la gráfica siguiente se presenta la importancia del docente en los
procesos de formación humana y humanística. Se tiene en cuenta que el aula
inclusora sólo la construyen educadores inclusores, capaces de escucha,
diálogo, esperanza, mirada y presencia para ser gestores conscientes de
procesos de personalización, convivencialidad y fraternidad desde cualquier
espacio académico o asignatura. Aquí lo que interesa es el testimonio y el
compromiso de construir humanidad en la universidad.
149
Micro laboratorio de convivencia
Figura 2
El micro laboratorio de convivencia en el aula, se nutrirá con las dinámicas
vivenciales de relación, presencia, encuentro, acogida, diálogo, mirada,
escucha, y esperanza, desde la visión franciscana del hombre y de la
sociedad, optando siempre por la inclusión, para crear un horizonte espiritual y
un diálogo fecundo. Respetando las legítimas diferencias e intereses, se
pueden lograr las grandes finalidades del ser humano en el camino de la
formación humana y humanística en la Universidad Mariana, como amigo,
colega, hermano o compañero de viaje.
Los procesos interactivos que se producen en el aula presencial como en el
aula virtual, tanto entre el profesor y los estudiantes, como entre los mismos
150
estudiantes, marcan una vía de socialización y humanización. De allí que en
este trabajo se resalta la importancia de la formación humana, pues de ella
depende la calidad en la interacción y la convivencia; puede fomentar la
responsabilidad en el estudiante para que logre la autonomía, y en el docente,
una capacidad para orientar y acompañar el proceso de crecimiento humano y
profesional.
Las relaciones humanas necesitan fortalecerse desde el mundo real de cada
quien, desde las formas de pensar y de actuar de acuerdo a la cultura. Es por
esto que el padre José Antonio Merino en su escrito sobre presupuestos para
una cultura cordial (2008) dice: “La cultura hace de puente colgante entre la
vida personal y la vida social. De ahí, su gran importancia, para bien o para
mal, del ciudadano.” (p. 1)
En este caso, la formación humana de los futuros profesionales se convierte
en un gran aporte a la sociedad. Su participación desde las formas de ser,
hacer, estar y tener, van a contribuir al progreso y bienestar social, porque han
logrado vivenciar y crecer en procesos de humanización.
La realidad actual es un gran reto en la formación humana por los diferentes
conflictos y cambios que están incidiendo en los procesos culturales. Pero,
esto no debe desanimar si se siguen los lineamientos franciscanos, ya que “el
franciscanismo primitivo, atento a la realidad total, supo descubrir las nuevas
formas culturales que emergían en el pensar, en el sentir y en el actuar del
pueblo.” (Merino, (2008) A partir de esto, se generaron nuevas políticas
sociales de humanización.
La familia franciscana en este año ha celebrado la “gracia de los orígenes”,
ochocientos años del carisma dado a un hombre de la Edad Media, el cual hoy
sigue vigente y ante esta sociedad deshumanizada, brinda ese nuevo proyecto
de sociedad y cultura de fraternidad que necesitamos. Por el estilo de vida que
llevó, Francisco fue un creador de cultura, no un distribuidor ni un consumidor
de la misma. Su virtud pertenece a la existencialidad abierta y creadora, y no a
una tradición de la simple interpretación e imitación. Estaba muy lejos de la
151
avidez libresca, pero era un hombre de profunda y prolongada reflexión, un
estudioso personalizado, un hombre que buscaba la sabiduría.
Uno de los valores más atrayentes y sugestivos de Francisco consistió en traducir las virtudes teologales no en términos teológicos simplemente, como un discurso sobre Dios y su acción, sino en términos existenciales y humanos, es decir, vivirlos sincrónicamente en múltiple relación: frente a Dios, frente a los hombres, frente a la naturaleza y frente a la historia. Las virtudes teologales, encarnadas de ese modo, se convierten en fuerza transformadora e iluminadora de las faenas humanas, sociales, políticas y culturales.” (Merino, 2008).
Si desde esta perspectiva se vivencia la formación humana en la universidad,
se puede lograr fortalecer un proceso de cambio social, iniciando por el
crecimiento personal y viviendo así, una formación cristina coherente con lo
que se predica.
El espacio del aula, es un espacio propicio para conocer y poder ayudar a
los estudiantes en su realización personal, para desarrollar habilidades, para
enfrentar los retos que la vida le presenta y tomar decisiones acertadas, o
enfrentar las consecuencias de las mismas con valor y responsabilidad; el aula
y por qué no la universidad, debe ser un espacio para generar esperanza.
La esperanza es la otra cara del amor, porque el que ama sinceramente a un ser espera de él lo imprevisible. Sólo el que espera verdaderamente puede celebrar porque entonces la vida se ha convertido en historia llena de sentido. Quien logra vivir el talante festivo y esperanzador del autor del Cántico de las criaturas, puede aportar la cultura de la esperanza que salve al hombre pesimista y un tanto desesperado en estos tiempos de penuria.
… La esperanza en la espiritualidad franciscana connota una especial actitud ante la vida que se traduce en audacia, espíritu de creatividad, voluntad de riesgo, talante optimista y en fidelidad a lo concreto. La esperanza también engendra osadía. Pero la osadía, animada y sostenida por la esperanza de futuro, supone la presencia de gracia en el mundo y en la cultura. (Merino, 2008, p. 316)
Esta es una razón más para fortalecer la formación humana en las
universidades, en la cual participen todos los estamentos para generar una
nueva actitud ante la vida y crear una cultura de paz. Donde cada integrante
de la comunidad educativa haga uso de la capacidad creadora para la
152
construcción del hombre en pos de un futuro más humano, fraterno, cordial y
lúdico. El espíritu de Francisco de Asís debe hacerse más presente en la
Universidad Mariana, porque en sentido figurado, es ortopedia de los espíritus
fracturados por el pesimismo, la desilusión y la tristeza. Su sabiduría aporta al
mundo y a la sociedad, le da a la universidad un nuevo humanismo de
cordialidad, amabilidad y simpatía, para construir la gran fraternidad que aún se
necesita.
5.1.4.3 Educadores, profetas de esperanza
El educador profeta denuncia y anuncia. Denuncia las estructuras de injusticia
y de violencia, de hipocresía y mentira, y anuncia un futuro lleno de esperanza.
Denuncia para convertir y en esta medida como lo plantea Morín (2001) es
capaz de “salvar al hombre realizándolo”. Es decir, las personas se
comprometen con la vida, realizan su vocación de creadoras, no
necesariamente desde los principios religiosos, pero si desde lo pedagógico y
lo social.
Es tarde, pero es nuestra hora.
Es tarde, pero es todo el tiempo
que tenemos a mano, para hacer el futuro.
Es tarde, pero es madrugada
si insistimos un poco.
Ser educador auténtico en este momento histórico es un reto y un riesgo,
comprometerse con el ser humano hoy es peligroso, los sistemas políticos y el
sistema económico se ven amenazados cuando alguien, sea persona o
institución revela los atropellos a los seres humanos, “defienda la vida y estará
en peligro su vida”, expresa una docente del área rural del Charco en la costa
(Casaldáliga, 1985)
153
Pacífica Nariñense. La universidad comprometida con lo humano desde el
Evangelio, no puede quedarse en silencio, o evadir la realidad para evitar un
compromiso mayor. La formación humana y humanística en la debe llevar a
opciones que dejen en claro la posición de la comunidad universitaria frente a
la vida, la justicia y la paz.
Francisco de Asís, profeta de la Edad Media, es un gran modelo de maestro,
por su actitud humana, comprometido con la realidad de su época,
revolucionario desde la vida. Es por esto que todo docente franciscano,
necesita estar enamorado de su vocación para poder servir con amor, dando lo
mejor de sí en los procesos de formación humana, generando esperanza, para
que cada estudiante pueda trascender a partir de su propia realidad, y así
convertirse en una persona propositiva. Para esto se necesitan docentes que
confíen y valoren a sus estudiantes, aceptándolos y brindándoles
oportunidades para ser cada día mejores. Es decir, educadores con esperanza
frente al progreso y la superación personal.
Francisco se ganó la autoridad desde el ejemplo, el trato humano a los
demás y la práctica de la alegría y la caridad. Por lo tanto, la
Quizá el punto más vulnerable para el desempeño de una política de formación integral en la educación superior tiene que ver con la inexistencia de docentes que, porque habiendo hecho de la moral y del pensamiento crítico una vivencia personal, pueden conducir a otros hacia tal meta. En
autoridad de un
profesor se gana con el testimonio, con la calidad humana, académica y
profesional. Si su autoridad deriva sólo de un mandato reglamentario no será
suficiente: puede amenazar con sanciones para imponer silencio, con un
examen sorpresa para que hagan la tarea encomendada o con el castigo
paterno para que no falte a clase ninguno de sus educandos, pero difícilmente
conseguirá que sus alumnos se interesen por lo que quiere enseñarles.
También es útil que el profesor tenga cierto grado de empatía con sus
alumnos, para que estos le atribuyan el papel de líder del grupo. Un grado de
conocimiento y aceptación mutua entre el docente y sus estudiantes, está en
las antípodas de una relación de compadreo entre “amigotes”; cada uno
desempeña su papel y asume su responsabilidad.
154
otras palabras, el testimonio puede ser más incisivo que los cursos magistrales sobre ética. Lo importante no es lo que se enseña sino que se despierte la curiosidad y gusto por aprender. Lo importante no es lo que se aprende sino la forma de aprenderlo. De nada sirve probar que en abstracto, tal o cual ciencia es formadora si además no se prueba que la forma de enseñarla asegura bien ese desarrollo intelectual. No es cuestión de qué, sino de cómo. (Orozco, 1999, p. 75).
El cultivo de la pedagogía universitaria será la tabla de salvación para que la
formación humana y humanística sea posible. Para los docentes es prioritario
reconocer que necesitamos aprender, además de la docencia las funciones de
tutoría y asesoría, lo que en la Universidad Mariana comprendemos por
acompañamiento, un ministerio de ayuda.
La formación humana, yo entiendo que es la ética y los valores en el ser humano considero que están siendo relegados a un segundo plano. Creo que esto se debe a que hoy en día lo importante es conseguir el dinero necesario para continuar adelante, viviendo de la mejor manera. Es un tanto maquiavélico, pues la finalidad de los Contadores Públicos no es el de dar informes financieros, el de contabilizar los registros contables y el de asesorar a los empresarios. Pienso más bien que el fin de los Contadores es el de la evasión de impuestos mediante los vacíos y el uso fraudulento de la ley, los vacíos que están en ella, para poder interpretar las normas al
La docencia es parte de la razón de ser de los educadores, sin embargo, al
estar integrados a una comunidad educativa universitaria, se asumen los
ideales, principios y horizontes de sentido, que dan vida y se consolidan en
respuestas hechas acción para el desarrollo humano sostenible en la región y
el país. Compromiso que requiere del educador diversificar su tarea con otras
formas llámese asesoría, consultoría, acompañamiento y otros. Ya es hora de
cambiar la lógica de que ya se tiene un público cautivo para los saberes
específicos, y disponerse a compartir desde la experiencia y la construcción de
humanidad en esos nichos que para muchos son desconocidos y por eso se
evita abordarlos.
La reflexión de un docente de Contaduría Pública, programa acreditado de
alta calidad, afirma lo anterior desde su experiencia y comprensión como
docente de la Universidad Mariana y profesional de la contaduría que ha
trabajado con diferentes empresas:
155
acomodo empresarial. Hoy en día el mejor contador no es el que mejor maneja la parte contable, lo laboral o lo comercial. El mejor contador es el que mejor evade impuestos. El que mejor evade es el que se contrata en las empresas. Eso es lo que se evidencia, de ahí que al estudiante poco le interesa tener valores y ética pues eso no vende en el mundo empresarial, salvo en las empresas cuya política es “Dar al César lo que es del César”, como lo mencionó Nuestro Señor Jesucristo… La ironía de la vida empresarial, es que cuando las entidades del Estado han multado a las empresas evasoras, es cuando aprenden y buscan a un profesional ético que no los ponga en aprietos nuevamente. Desafortunadamente primero esperamos que el puente se derrumbe para luego pensar que debimos haber reforzado las vigas. Al contador de hoy en día debería preocuparle que el buen nombre y la ética hacia futuro vende. Pero somos inmediatistas y pretendemos eliminar el camino que aún no hemos construido, disfrutar de todo y tenerlo todo por el camino más fácil.
Ahora bien, si analizamos lo que ocurre en la institución, respecto a cómo se educa al estudiante, empecemos que muchos docentes han faltado a la ética y los valores, sólo nos interesa el Rol de Docente, pero no damos más, debemos recordar que el ser humano es un Diamante en Bruto que necesita ser pulido y terminado día a día. Pareciera ser que toda misión y visión institucional se queda sólo en el papel. Mientras las directivas preguntan, todo muy bien, pero esto se lleva verdaderamente al espacio académico? Somos muy buenos en el desempeño disciplinar y profesional, pero ¿Cómo somos como personas? ¿Transmitimos a nuestros estudiantes el verdadero valor? , ese valor agregado que te dice que tú debes cumplir sin importar lo que nuestros dirigentes hagan…(Docente de Contaduría Pública, Entrevista, 2008) El compromiso del docente con la formación humana desde cualquier área
del conocimiento es definitivo, la coherencia entre el discurso, las actitudes y
las acciones, marcan la pauta para que el estudiante encuentre modelos o
paradigmas de seres humanos honestos, responsables, hombres con signos
claros de ascenso en humanidad.
El educador comprometido con una educación humanizadora, promocionará
canales de comunicación, mediante consenso no coactivo, permitiendo el
intercambio de ideas y la consolidación de la autonomía en el estudiante;
articulará los propósitos gubernamentales, científicos y sociales de la
educación para formar individuos responsables con su realidad; desarrollará los
procesos del aula desde una perspectiva pedagógica dialéctica que incentive
los espacios de participación de los estudiantes que le comprometa con
deberes sociales; permitir el acercamiento entre docentes y estudiantes
156
aprovechando los conocimientos de las partes que facilitarán así la reducción
de la brecha generacional. No es tarea fácil humanizar, pues, hay que generar
una cultura educativa humanizadora, ligada a una dinámica global actual.
Red institucional que genera vida desde la formación humana y
humanística
El espíritu humano avanza de continuo, pero avanza en línea espiral.
Johann Wolfgang Goethe.
La universidad Mariana como organismo vivo está constituida por un
engranaje, que hace posible la circulación de sentidos formativos, los cuales a
través de formas diversas, aportan al movimiento de un todo. En el desarrollo
de fines comunes, la reciprocidad y la interrelación, dinamizadas por el
Evangelio y la espiritualidad franciscana, irán abriendo caminos para superar
dicotomías, linealidades y fragmentaciones, pues esto es lo que constituye la
razón de ser y el aporte transformador y humanizador de la sociedad.
La filosofía de la globalización ha llevado a aprovechar el sistema complejo
de red para: logra mayor cobertura; complementarse; aprender del otro; ahorrar
recursos; compartir saberes y estrategias; superar egoísmos; y, aprender a dar
y a recibir para que todos se beneficien. Si en el mundo las redes son efectivas
y lo conectan en un segundo, cómo no hacer que en la comunidad educativa se
trabaje en red. El espíritu de los documentos institucionales lo sugieren de
forma implícita, ya depende de las instancias académicas y administrativas
trabajar desde esta visión. En el artículo 6 del reglamento general encontramos
elementos propiciadores de dichas dinámicas:
La Universidad Mariana es una comunidad educadora, integral formada por un grupo de personas que se asocian para la realización de una misión única: la formación humano franciscana-científico-profesional de aquellos que libremente escogen el proyecto educativo universitario. Los miembros más estables y permanentes, por su formación académico-profesional, por
157
su experiencia, y por sus niveles de relación y funciones, se llaman educadores profesionales y educadores administrativos. Las personas que vienen para ser formadas se llaman educandos, y al igual que los educadores, aportarán la novedad la curiosidad de aprender y las experiencias del mundo de la vida. (Universidad Mariana, 2006, p. 14).
De tal manera que a todos los actores se los reconoce como
corresponsables de la misión institucional, convocados desde roles específicos;
todos los educadores se asocian, desde sus relaciones y funciones, para
participar en la comunidad educadora, integral.
La gráfica siguiente, explica la sinergia que debe crearse en la Universidad
Mariana para que la formación humana y humanística tenga mayor impacto.
Todas las instancias académicas, administrativas y sus correspondientes
sistemas, conjuntamente con la red de padres de familia y los equipos de
formación humana y bienestar de cada programa académico, fortalecerán las
dinámicas que hasta hoy se tienen y así, la responsabilidad no se delegará sólo
a unos grupos específicos.
Red institucional
158
Figura 3
Si se observan las instancias que en la Universidad Mariana, a lo largo de su
historia, han sido las dolientes de la formación humana y humanística, como
son: el departamento de humanidades, pastoral universitaria y bienestar
universitario; cada uno con tareas específicas que los identifican, sin embargo,
no pueden seguir trabajando aisladamente. Es urgente la comunión de
espíritus para trabajar en red de sentidos y aprovechar las fortalezas. El
departamento de humanidades lidera los espacios académicos o materias que
tienen que ver con dicha formación, los cuales en la actualidad, por acuerdo del
consejo directivo son: pensamiento filosófico, humanismo cristiano, ética
general y profesional; cada uno con dos créditos; todos están llamados a
desarrollar procesos de reflexión académica a través de metodologías
experienciales que favorezcan la vivencia o aplicación de los planteamientos
conceptuales. Sería interesante diseñar dichas áreas como proyectos en
construcción y no como planes definidos, de tal forma que sean el sustento
conceptual, reflexivo y de desarrollo del sentido crítico frente a la realidad
socio-política, económica y cultural de la ciudad y la región.
De otro lado, el sistema de Bienestar universitario, considera como un eje
del proyecto educativo, crecer en apertura y conciencia de red, para desde los
distintos programas crear lugares y escenarios alternativos de desarrollo físico,
psicológico, artístico, espiritual, convivencial; así se hablaría el mismo lenguaje
en toda la comunidad académica. Y pastoral universitaria, desde su proyecto
evangelizador de la cultura, participaría activamente, responsabilizándose de la
formación cristiana de la universidad; llegaría a todos con el mensaje de
salvación y protagonizaría, desde el diálogo de la fe con la ciencia y la cultura,
opciones de proyección social que movilicen en los estudiantes el compromiso
con la realidad, especialmente con las comunidades y grupos más vulnerables.
En la siguiente gráfica, se presenta en círculos concéntricos la afectación y
trascendencia de la formación humana y humanística, para que sea posible la
red de relaciones institucionales enfocados todos a este fin. La persona como
159
sujeto histórico, acogido y acogedor en el aula inclusora, dentro de la red de
intercambios desde cada una de las instancias implicadas: construye, participa
activamente, convive y hace del campus un laboratorio de aprendizaje
cotidiano, luego proyecta lo experienciado a los macro escenarios de
convivencia social.
Proyección de la red institucional
Figura 4
La universidad católica está llamada a ser testigo de comunión, trabajando
en red para globalizar el amor, la verdad, la justicia y la paz. Si todos sus
miembros se concientizaran y asumieran su responsabilidad, uniendo cabezas,
corazones y manos, la formación humana y humanística, sería lo que debe ser
de acuerdo a nuestra misión: “Formar profesionales integrales, humana y
académicamente competentes, con responsabilidad social, espíritu crítico y
sentido ético” , sin olvidar el serio compromiso que tienen los decanos y
directores de programas académicos, a la hora de dar prioridad en sus
160
planeaciones, a la formación humana y humanística de sus estudiantes. Todo
esto está descrito en forma explícita en el reglamento, para los primeros:
“Liderar planes, programas y proyectos de formación para su facultad.”
(Universidad Mariana, 2006, p.31) Para los segundos: “Velar por la formación
integral del educando, acompañando personalmente sus procesos en el trabajo
académico, en su desarrollo personal, en la construcción de relaciones sociales
y en el dominio de sus competencias profesionales” (Universidad Mariana,
2006, p.32)
En la interacción diaria se define el clima formativo, el ethos universitario. Tal interacción define prácticas administrativas, docentes, investigativas, de relación humana en el interior de las cuales todos dan testimonio de su visión del “mundo de la vida” de la sociedad en que se vive, de las producciones del espíritu humano en general. En ellas, el estudiante y el profesor resultan esencialmente modificados; es decir, con cambios-positivos o negativos- en su “forma”. En la medida en que de tales interacciones salgan fortalecidos, “crecidos”, una “forma superior” se dice que se trata de una “experiencia formativa” o que se recibe una “educación superior” y para lo superior. (ICFES, 2001, p. 88).
Laboratorio de convivencia Universidad Mariana
El proyecto institucional “Laboratorio de convivencia” que hace parte de la
directriz denominada “Formación humana desde el Evangelio”, contemplada en
el plan de desarrollo 2007-2012 de la Universidad Mariana, un modelo
integrador de varias estrategias. Su estructura busca propiciar en la comunidad
universitaria un camino de construcción activa y participativa, que acoja y
dinamice con los lineamientos del proyecto educativo de la institución,
denominado “Proyecto cultural para la paz”, el compromiso de la universidad
con la Educación para la Paz, los derechos humanos, la democracia y la
tolerancia.
En la formación para la paz, se busca un modelo con características
prospectivas, que responda a lo establecido en el artículo 67 de la Constitución
colombiana de 1991:
161
Corresponde al estado regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación moral, intelectual y física de los educandos... La educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente.
De igual manera, es pertinente señalar lo establecido en la Ley 30 de 1992,
por la cual se consagra entre sus principios la formación integral al establecer
en su Artículo 1º que “la educación superior es un proceso permanente que
posibilita el desarrollo de las potencialidades del ser humano de una manera
integral...” y el Artículo 6 de la misma ley, cuando menciona que entre los
objetivos de la educación superior, está el de profundizar en la formación
integral de los colombianos, dentro de las modalidades y calidades de la
educación superior, capacitándolos para cumplir las funciones profesionales,
investigativas y de servicio social que requiere el país.
La formación de una ciudadanía es uno de los elementos básicos de la
Cultura de Paz, que consiste en un conjunto de ideas, (derechos humanos y
libertades fundamentales, democracia, ciudadanía y sociedad civil,
globalización y desarrollo), y de valores fundamentales, (justicia social,
igualdad, pluralismo, cohesión social, integración, protección de la minorías,
solidaridad, paz y seguridad), que son comunes al conjunto de las democracias
modernas.
En el contexto de estos objetivos de la educación en Colombia, la formación
humana y humanística en la Universidad Mariana, debe formar promotores de
una cultura de paz a partir del pensamiento franciscano. Retomando las
reflexiones de Fidel Aizpurúa Donazar (2009) en el seminario de Espiritualidad
Franciscana en clave de paz, realizado en la Universidad Mariana, algunas
formas concretas que van a facilitar el camino hacia una cultura de paz, son:
1. La visión de Francisco de todas las personas y las cosas como
hermanos y hermanas, permite superar la visión del otro: como
concurrente o enemigo. Y estar junto a las cosas, cuidándolas y no
sobre ellas, dominándolas y explotándolas.
162
2. La espiritualidad del perdón, de la misericordia y de la gratitud ayuda a
superar, con la paz de Jesucristo, las pequeñas guerras de la vida diaria,
y las grandes guerras del mundo.
3. La espiritualidad de la simplicidad y de lo “suficiente” permite superar,
con la estima y la benevolencia por cada forma de vida, un sistema de
vida consumista y de apropiación y las tantas formas de abuso contra la
vida y la creación.
4. El diálogo fraterno y respetuoso en la vida cotidiana y en los lugares de
conflicto, de tensión, de desesperación, de discordia, de intolerancia y
de marginación es el camino franciscano para curar las heridas y
recomponer las fracturas.
La universidad está llamada a formar el sentido de la responsabilidad de los
ciudadanos del mundo. Ésta se precisa en todos los procesos de interrelación
social; no consiste solo en cumplir las obligaciones y deberes, sino que
además, supone captar los rasgos morales y actuar conforme a ellos.
Requiere situarse en el mundo, conocer sus problemas y tomar conciencia de
la necesidad de cambio; es decir, adoptar un comportamiento ético ante las
cosas que pasan en el entorno, como individuos y seres sociales, y, también,
en esa aldea global del mundo actual. Ubicarse en la naturaleza significa dar
respuesta a sus interrogantes, una contestación que debe comenzar a ser
individual, pero que también ha de ser compartida colectivamente. El
compromiso es un rasgo esencial de la experiencia moral de los individuos y
de la comunidad, del desarrollo de un aprendizaje que permite la consolidación
autónoma de una actitud ética frente al mundo y de una conciencia planetaria.
En la siguiente gráfica se presenta el diseño inicial del laboratorio de
convivencia, enmarcado en la directriz institucional del plan de desarrollo
“Formación humana desde el Evangelio”. Esta propuesta es llevada a la
comunidad universitaria a través de una estrategia didáctica, denominada
acuerdo de convivencia fraterna; este último se construirá a lo largo del camino
que se presenta a continuación:
163
Modelo de laboratorio de convivencia
Figura 5
La estructura del modelo de Laboratorio de Convivencia se fundamenta en
la metodología prospectiva de planeación pastoral, donde se propone un
camino recorrido con esperanza para acercar lo contextual al ideal. El punto de
partida es la realidad, la cual se conoce a través de un modelo de diagnóstico
que se va a aplicar en todos los estamentos de la universidad; este proceso
servirá para identificar el problema núcleo de la convivencia en la Universidad
Mariana, teniendo en cuenta que el eje del asunto a desarrollar es la formación
humana y humanística de dicha comunidad educativa. Esta etapa previa
finalizará con una “Asamblea universitaria”, allí se darán a conocer los
resultados del modelo, y se acordarán las estrategias necesarias para dar paso
a la segunda etapa llamada de convocación. En esta última, el centro de
atención es la persona, abordada desde la visión humanista cristiana y
164
franciscana; tendrá en cuenta acciones que favorezcan el crecimiento personal,
la autoestima, el crecimiento espiritual y el sentido de la vida. De igual manera,
se propone continuar con la participación activa y comprometida de los
miembros de la comunidad educativa universitaria, avanzando en el tiempo de
acuerdo con los logros de cada etapa.
La tercera etapa denominada de crecimiento, estará centrada en trabajar la
convivencia como antesala a la vida fraterna. Gracias a esta experiencia se
vivirán las siguientes fases: formación, conversión, opción, y una última
llamada “maduración”, centrada en la vivencia de la fraternidad y su
proyección. El traspaso de cada momento, cuenta con una celebración
significativa que recogerá lo vivido en la etapa e impulsa las dinámicas para la
siguiente.
El modelo incluye un proceso de capacitación pertinente en tres niveles de
formación, garantes de convivencia y grupos comprometidos con la paz,
quienes tendrán espacios relacionados con: el sentir, el pensar y el actuar, para
así, generar actitudes de apertura, acogida y solidaridad. En este proceso
inicial se implementa el observatorio de paz, en el se busca, hacer vivencia
práctica de el “nosotros” como sujetos de convivencia. La etapa se culmina
con una semana de convivencia, donde a través de encuentros se identificarán
problemáticas y oportunidades personales, grupales y sociales para generar
estrategias de convivencia fraterna.
En un segundo nivel, se pretende formar gestores y grupos de convivencia
fraterna, desarrollando actitudes proactivas frente a las dificultades y problemas
de la vida cotidiana; también desde una lectura reflexiva de la realidad, se
desea alcanzar los propósitos de formación, conversión y opción por una vida
en fraternidad. Posteriormente, mediante una asamblea de unidad, se realiza
la evaluación de todo el proceso, a través de la expresión de emociones,
sentimientos, pensamientos y sueños de proyección, y mediante talleres de
arte y juego, para que sea una experiencia gratificante desde la creatividad y
vivencia.
165
Para la formación y desarrollo del sentido crítico, se plantea un tercer
nivel centrado en la fraternidad como estilo de vida, aquí se acepta al otro
incondicionalmente como un hermano digno de valoración y apoyo; la idea es
hacer una proyección de esta convivencia al entorno y al contexto de acción del
estudiante y profesional universitario mariano. Esta etapa finaliza con un
congreso desde donde se socializarán propuestas de coexistencia fraterna; los
promotores y multiplicadores de la experiencia de laboratorio de convivencia,
garantizarán el diálogo, generando macro escenarios sociales para la misma,
así se dará cumplimiento con el ideal planteado desde el Reglamento de la
Universidad.
166
CAPÍTULO VI
6.1 Consideraciones finales
Para que la formación humana y humanística adquiera verdadera importancia
es necesario: conocer y valorar el proceso histórico; aprovechar los aciertos de
cada propuesta; implementar estrategias, acordes al desarrollo que vive la
universidad, a los desafíos y necesidades de la comunidad educativa
universitaria, y al contexto local, regional y nacional.
En la Universidad Mariana para que los propósitos de formación humana se
hagan realidad, fue importante comprender las percepciones de directivos,
docentes y estudiantes, las cuales permitieron aterrizar la teoría a las prácticas
cotidianas.
Un elemento fundamental para que se dé la formación humana-cristiana es
el crecimiento personal y la formación pedagógica, los dos facilitan a los
educadores ser acompañantes de los procesos de formación y ser también,
gestores de una cultura de paz a partir de su propia realidad.
Los espacios académicos de formación humana y humanística deben partir
de la lectura reflexiva de la realidad de cada estudiante y del entorno local,
regional, nacional y mundial. Así, desde el reconocimiento de situaciones
personales, familiares y sociales, se construye una sensibilidad y un
aprendizaje significativo hacia las circunstancias del otro.
Los planes de mejoramiento, deben ser producto de la lectura reflexiva y
crítica del acontecer diario de la vivencia universitaria. De esta manera es
posible llevar a la práctica una formación inclusora, la cual permita la
comprensión y acogida de la interculturalidad y diversidad presentes en la
comunidad universitaria. Por lo tanto, se reconocerá su ubicación en un
contexto de frontera, caracterizado por la recepción de víctimas del
desplazamiento, de la violencia, de la pobreza, todas provenientes de distintos
lugares del país.
167
La formación implica contar con una directriz clara donde se trabaje la
persona desde lo holístico, poniendo en práctica las relaciones que se
establecen en el aula, fortalecimiento así lo conceptual y vital del proyecto
personal y profesional.
Educación y espiritualidad son un binomio inseparable; la última conduce a
una ética cosmocéntrica. Ya no sólo interesa el bienestar de la comunidad
local sino el del conjunto de la humanidad, porque se reconoce la
interdependencia esencial con todos los seres que conforman la gran familia
humana, así como también con todos los seres vivos del planeta. Esta nueva
visión del mundo no puede nacer en el materialismo de la sociedad industrial
moderna, ni en el relativismo del pensamiento postmoderno; lo que importa es
un aprendizaje centrado en el Ser, basado en la espiritualidad transpersonal.
El momento histórico actual busca la emergencia de una cultura de paz, una
ética global fundamentada en el bienestar de todos los seres humanos, una
espiritualidad libre sustentada en las verdades trascendentales de la filosofía
perenne. El próximo paso evolutivo de la humanidad ya no priorizará el
desarrollo tecnológico, la explotación material desmedida del medio ambiente o
el avance de la racionalidad instrumental; ningún de los anteriores puede
impulsar directamente el florecimiento de la responsabilidad, la compasión
humana, la solidaridad o la paz, la anterior razón, no puede revitalizar el mundo
de vida. Lo que realmente se necesita en el actual cambio de época, es la
evolución de la conciencia a su nivel espiritual.
Es indispensable la unión de voluntades para trabajar en red con objetivos
comunes. Desde una vía de diálogo y un proceso de creación mutuo de
significados, se promueven vivencias transdiciplinares para la formación de
garantes y gestores, y para convivencia fraterna; todos comprometidos con las
problemáticas institucionales, locales, regionales y nacionales.
La apropiación de la enseñanza franciscana en la universitaria es el eje para
que la formación humana y humanística sea posible. Para los docentes
168
además de la docencia, es prioritario reconocer y aprender a ser tutores y
asesores, para que se haga una práctica de acompañamiento como ministerio
de ayuda.
La educación franciscana es una formación holística, una pedagogía del
amor universal, un proceso para formar seres humanos integrales, un conducto
para nutrir lo mejor del espíritu humano; se caracteriza por expresar
solidaridad, paz, concordia, tolerancia, paciencia, diálogo, democracia,
compasión, amor, fraternidad, etc. Como forma de vida es una presencia
espiritual plena y creativa en el mundo, un sendero de sabiduría y un accionar
de esperanza.
Para diseñar planes de mejoramiento y liderar proyectos en algo tan
definitivo como lo es la formación humana, es requisito indispensable generar
procesos de investigación. Gracias a ella, se dará a luz a una serie de
estrategias innovadoras, pertinentes e incluyentes, al igual que se construirán
metodologías y didácticas pedagógicas experienciales, las cuales alimentarán
el sentido de la vida y el compromiso con la realidad histórica.
169
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174
ANEXOS
175
ANEXO - A
LA FORMACIÓN HUMANA EN LA UNIVERSIDAD MARIANA
GUÍA DE ENTREVISTA OBJETIVO: Vivir una experiencia de encuentro con los entrevistados para
conocer sus saberes y percepciones sobre la formación humana en la
Universidad Mariana, teniendo en cuenta la importancia y los propósitos que
dicha formación tiene en el proyecto educativo y en el ambiente universitario.
PREGUNTAS ORIENTADORAS
1. ¿De qué manera la formación humana que se imparte en la Universidad
Mariana es coherente con la misión y con el plan de desarrollo
institucional?
2. ¿Qué relación se establece entre la formación humana y las
características del contexto social de los estudiantes?
3. ¿Qué importancia se da a la formación humana en las funciones de
docencia, investigación y proyección?
4. ¿Qué importancia se da a la formación humanística en la formación
disciplinar y profesional?
5. ¿Qué relación se establece entre formación humana y construcción del
proyecto personal y profesional?
176
6. ¿De qué manera el ambiente universitario favorece o dificulta la
formación humana de los estudiantes?
7. ¿De qué manera se involucra la realidad local, nacional y mundial en los
procesos de formación humana?
8. ¿Qué escenarios o espacios ofrece la universidad para la expresión,
interpretación y comprensión de las realidades juveniles actuales?
177
ANEXO - B
ENTREVISTA REALIZADA AL PROFESOR LUIS ALFREDO GUERRERO
TORRES (Vicerrector Académico de la Universidad Mariana)
Profesor Luis Alfredo: una de las finalidades o aspectos claves que deben
incidir en una formación humanística es el coadyuvar a la construcción de un
proyecto de vida. Hoy en el mundo de la pos modernidad o de estas
tendencias que hay, sociológicas, filosóficas, se habla de que ya no existe una
forma de vivir socialmente mejor, porque han caído lo que se llaman las
utopías, los relatos de la modernidad, el fascismo, la misma doctrina social
católica de la Iglesia. Hay como una especie de desencanto, de decir, que ya
no es posible conseguir un mundo mejor, por ejemplo, se habla del fin de la
historia, entonces eso que se vive a nivel social, esa desesperanza que se
genera a nivel social, también ha recogido lo individual, entonces hay que vivir
el presente, y ganarse la vida y vivir el momento y no hay proyecto, no hay un
proyecto realmente de vida hacia el futuro. Incluso la descomposición social ha
llevado a muchos jóvenes a pensar que en cualquier momento pueden morir,
entonces, ellos, hacen lo que hacen; a veces hay problemas de plata y por
ganarse unos pesos, se ganan esos pesos y lo gastan inmediatamente porque
saben que no hay futuro, entonces los lleva a vivir el presente nada más, ha
ganarse la vida a disfrutar de lo poco o mucho que ganen, pero no piensan en
la posibilidad de construir un mundo mejor y no construyen un proyecto de vida
y eso que se vive pendientes, y en casos de marginalidad parece que se va a ir
la vida. Si no hay futuro, no hay construcción de proyectos de vida sólo una
gran capa de la población, pero eso se puede generalizar con el tiempo y por
eso las humanidades deben evitar el progreso de esa tendencia.
Hna. Amanda: en nuestro ambiente, aquí entre los jóvenes si hay todavía, hay
sueños, por lo menos está el de terminar la carrera, tienen un proyecto, tienen
ilusiones, tienen esperanzas, las que también las humanidades deberían como
fortalecer, para que de ellos también irradien a la familia y a través de sus
prácticas irradien a la sociedad, y los que tienen la oportunidad de trabajar en
178
esos lugares más marginados de nuestra ciudad, podrían cambiar el rumbo
muchísimo, pero como usted decía, estando convencidos de eso que no lo
hagan sólo como una actividad académica.
Profesor Luís Alfredo: al menos los jóvenes que han tenido la oportunidad de
ingresar a la universidad, por lo menos tienen ese proyecto de convertirse en
profesionales y luego salir a servir a la sociedad en su campo pero, pues,
también hay el neoliberalismo, la globalización a veces se encargan de matar
esos sueños, esas ilusiones, para qué estudio y antes incluso de ingresar a la
universidad, por ejemplo las pruebas de Estado para el ingreso a la
universidad, ciernen y ahí matan las ilusiones, que no pueden entrar a la
universidad y ahí se acaban las ilusiones, los proyectos y luego ya una vez
obtenido el título profesional, la ilusión es trabajar, pero no hay oportunidades
de trabajo, si las hay les toca competir con otros y se mueren, se mueren
muchas ilusiones. Entonces la formación humanística debería trabajar las dos
direcciones: en formar en ciudadanía, formar en crisis para que se hagan
posible los sueños y las utopías sociales en el sentido que la sociedad puede
transformarse, puede cambiar y a la vez puede trabajar su propio proyecto de
vida, así podríamos como contrarrestar esa influencia de la desesperanza o del
desencanto.
Hna. Amanda: por lo menos hacer un poquito más de resistencia, entonces
hablando del ambiente universitario, este ambiente favorece la formación
humanística de nuestros estudiantes, la relación docente estudiante, la relación
con los mismos directivos, los espacios que nuestra universidad ofrece. Usted,
¿qué opinión tiene sobre esto?
Profesor Luís Alfredo: el ambiente de la universidad es propicio, comenzando
con la vivencia de la espiritualidad, la espiritualidad mariana, la franciscana, es
el mundo subyacente que a veces no se lo hace explícito, es como más
formativo, entonces allí hay muchas personas, los jóvenes, los docentes o los
administrativos algo nos queda de ese espíritu franciscano, digámoslo así, en
ese sentido es bueno, ya no en plano de las relaciones en términos generales,
con algunas excepciones, también es bueno, hay una buena relación entre los
179
jóvenes, de ellos con la gran mayoría de los docentes, de los docentes con los
estudiantes. Yo creo que el clima es bueno, las condiciones que tiene la
universidad para formar desde el ambiente es bueno, lo otro, pues ya es la
parte académica de las humanidades, eso ya es otro problema pero que si la
universidad tiene condiciones ambientales para propiciar en la formación
humana, si las hay, si las tiene, por ejemplo, las prácticas que hace Bienestar o
Pastoral, son ambientes para el deporte, para la oración, para la reflexión, para
el diálogo, para la danza, son espacios para fortalecer, si en general el
ambiente, en ese sentido, es bueno en la universidad a diferencia de otras
instituciones que yo conozco donde no hay. El currículo oculto, para mí, si se
lo vive en la universidad, hay interiorización de valores a través de esa vía más
incluso de la académica.
Hna. Amanda: ¿cómo se involucra la realidad local, nacional y hasta lo mundial
en los procesos de formación humanística?
Profesor Luís Alfredo: bueno allí, generalmente no sabría darle una respuesta
concreta, pero si lo poco que he podido observar, parece que existiera una
separación entre las realidades, tendencias que se viven a nivel del contexto.
Con respecto a la formación en general por parte de la universidad, en general
todas las áreas del saber, tiene que proyectarse un poco más la universidad a
través de la investigación, detectando qué es lo que requiere, qué es lo que le
falta no sólo en el sector productivo sino para todos los sectores sociales,
contexto regional y nacional, para responder, para dar respuesta a sus
necesidades y trabajar muy de cerca con ellos. En lo que respecta a lo
humano que nos llega de más las tendencias negativas, no nos vemos como
influenciados por esa [interrupción]-- de corrupción, de desigualdad, de falta
de oportunidades, etc., la cultura del narcotráfico, de la violencia, eso impacta
negativamente, pero así como tendencias positivas, por la misma difusión de
los medios de comunicación que no las valora, entonces casi que no llegan no,
no me atrevería a dar una respuesta concreta en eso, por eso la pregunta me
gustaría como despejar un poquito más sobre eso.
180
Hna. Amanda: usted considera que en los espacios académicos de formación
humana es urgente necesidad de llevar la universidad a la realidad y de traer la
realidad a la universidad, que este sea tema de conversación y de clase. ¿Qué
está pasando en nuestra ciudad, qué está pasando en Colombia?, en todos los
sentidos, en lo económico, en lo social, en lo político, en lo religioso, para que
el estudiante tenga esa visión de contexto de realidad y no sea como un
conocimiento frío o quizá sin sentido, que sea algo de un conocimiento que
vaya referido a una realidad y que sea eficaz.
Profesor Luís Alfredo: eso sería una forma didáctica de una metodología muy
adecuada para la formación, de traer las cosas de la sociedad al aula, casos,
acontecimientos que sobran todos los días para reflexionar sobre ellos y decir
que se puede hacer, que no se debe hacer, etc. Los mismos estudiantes
darían la respuesta y esa respuesta se la reforzaría el psicólogo con el
conocimiento disciplinar para ayudarles más en la conclusión que ellos tomarán
a partir de la observación y análisis de la realidad. Esa es una forma
metodológica ideal para enseñar imaginarios.
Hna. Amanda: y creo que aquí en esta universidad si nos hace falta, por eso es
que a veces los contenidos, digamos, pierden sentido, quedan fríos, no hay
aplicabilidad, se pierden.
Profesor Luís Alfredo: en una ocasión en un proceso disciplinario que se hizo a
un estudiante de Comunicación Social por la sustracción de un video, la
primera reacción fue expulsión, pero sin analizar el contexto, entonces yo me
acuerdo que hice, como la discusión en el sentido de qué mundo de valores se
movía detrás de ese hecho, entonces se removió el caso en la Facultad, en el
Consejo de Facultad ya miramos y decíamos analicemos este caso, a ustedes
qué les parece, qué harían ustedes en el caso de los docentes, allí hay muchas
cosas, son situaciones reales y porque en toda situación real está presente el
humano, entonces reflexionar sobre el humano de esos hechos, eso para
nombrar casos institucionales con mayor razón siendo el caso de la misma
sociedad.
181
Hna. Amanda: de diversos hechos o sobre los acontecimientos se aprende más
que de una teoría sobre qué es un valor.
Profesor Luís Alfredo: claro, se aprende más; no se hizo ya el ejercicio con los
estudiantes, yo les había recomendado retomar el tema en las humanidades
para que ellos digan lo condenan o lo justifican, entonces al tratar de responder
esa pregunta, allí hay valores, es más formativo porque si es a futuro, si se
volviera a presentar esa situación se abstendría de hacerlo.
Hna. Amanda: profe, ¿cómo la formación humanística cultiva al espíritu crítico,
la creación de sentido para la vida profesional, espiritual, social?
Profesor Luis Alfredo: en la Universidad Mariana como un principio teórico,
pues eso lo recomendamos, que se haga eso y en la misión aparece, sino que
en la práctica volvemos a lo mismo los docentes, nos interesamos más por
responder eficientemente a lo específico y no rodeamos ese hecho específico
con lo que se está enseñando, sea natural o social no lo relacionamos con los
contextos. El conocimiento, porque existe ese conocimiento a quien le sirve,
para qué sirve, eso educa en complicidad, generalmente se dice que el
conocimiento es para satisfacer necesidades humanas, se lo respira o se lo
reproduce, pero detrás de los conocimientos, existen intereses, pueden ser
económicos, políticos o sociales y el conocimiento, está allí respetablemente
ligado a los poderes, en cuanto en esos poderes, uno no sabe qué va a pasar
después, sería educar en tecnicidad, sería por ejemplo, mostrar en clase de
Ciencias Naturales, por ejemplo en física, lo de la bomba atómica, no
solamente explicar lo técnico, decir cómo se hizo la bomba, explicar los
componentes químicos, la relación que hay entre ellos, sino mirar por ejemplo,
para qué sirvió socialmente y así con cualquier tipo de conocimiento. Todo
tiene su historia, ahora por ejemplo esto de la clonación, el mapa genético, esto
tiene muchas repercusiones, en general hablando de las ciencias naturales y a
nivel de las ciencias sociales con mayor razón. No, no en general no se
detienen los profesores en eso, el conocimiento técnico, puntual, pero no se
analiza, no se responde a las preguntas el por qué, el para qué, a quien le sirve
en última instancia, la misma formación están recibiendo los estudiantes para
182
qué en última instancia, porque inicialmente puede responder, bueno me va a
servir para algo, pero en última instancia, todo lo que estamos aprendiendo,
esas son las preguntas que hacen falta para un espíritu crítico,
Hna. Amanda: para que el estudiante asuma una posición frente a la realidad,
para que en un determinado momento, en la toma de decisiones, porque puede
haber cierto conformismo o indiferencia, ¿da lo mismo no?, algo así como del
momentico, lo del TLC, lo que nos digan eso es, pero no hay una voz propia
frente a esa realidad.
Profesor Luís Alfredo: si es una cultura generalmente acrítica, usted dice más
para fomentar el conformismo, ese movimiento, para perpetuar esa cultura de
dependencia, desde la edad de enseñanza del conocimiento en general de las
humanidades específicamente ideológicamente, económica y socialmente
pero no se trabaja.
Hna. Amanda: profe, ¿será que tiene algo que ver el carácter de educación
privada? ¿Será que le da una fisonomía especial a la universidad en ese
sentido, comparando con una universidad pública?
Profesor Luís Alfredo: bueno en una universidad pública se estimula más el
sentido crítico, pero no debería ser un factor determinante porque, por ejemplo,
hay universidades privadas como la Javeriana, la de Los Andes que salen con
un alto sentido crítico, de la discusión salen las ideas, si he observado que hay
ciertos prejuicios con respecto, por ejemplo, a la universidad pública, esto
todavía se le mira como con recelo de estudiantes de otras partes, o he
escuchado incluso ciertas expresiones contra la Universidad de Nariño, pero
poco a poco como que se va acabando la idea, se va menoscabando ese
prejuicio pero no en todos ahí con esas ideas prejuiciosas, pero no, no, por
ejemplo lo que sucedía con los estudiantes de Comunicación Social, lo que
ellos pedían no era nada irrazonable, todas las peticiones son muy razonables,
pero sí hubo voces, yo escuche voces eso no sirve, ya se iban como
condenando, la actitud y no cuando uno ve que hay cosas que no se
satisfacen, cosas injustas, uno tiene derecho a expresarse, y antes favorece.
183
Hna. Amanda: yo decía gracias a Dios que hay estudiantes que se arriesgan
a eso, porque a veces el ambiente como que no es propicio, de todas maneras
hay una formación que los ha llevado a asumir esa actitud.
Profesor Luís Alfredo: fueron muy respetuosos, muy decentes, no hubo
agresión de tipo personal ya cuando se les dio la oportunidad de hablar,
admirado que haya tanto potencial entre los estudiantes en esa forma como se
expresan, como exponen sus ideas que en el espacio no más de la clase no se
ve, en estas situaciones si hay espíritu crítico y no es con el objeto de dañar, de
sabotear, de tomar desórdenes, sino de progresar. Esa experiencia por
ejemplo, es muy significativa, hubo por ahí unas voces que eso no se debía
permitir y demás, pero no hay que darles oportunidad, es mucho más sano,
después del suceso hay de parte de los docentes, algunos intentos de
represalia, por ejemplo, pero no es correcto, uno entiende que cuando se
siente aludido, hieren amor propio, el orgullo personal, pero uno tiene que
acostumbrarse no sólo a criticar sino a ser objeto de crítica y que mejor que
nuestros alumnos son los primeros y permanentes jueces del comportamiento
de uno, si ellos nos dicen cuáles son nuestros errores, hay que tomarlos como
una oportunidad de mejoramiento, si hay, si hay algunos elementos como
visibles, bien visibles que no permiten el desarrollo de la criticidad, con cierto
miedo al desorden, no es que se vayan a desbordar, pero no es la formación
que ellos tienen, que la misma universidad le da, hace que se desborde y
siempre y cuando que se los escuche y se les procure la solución. Es que la
mejor manera de entenderse es el diálogo, si eso no se hubiese dado en
cualquier momento podría estallar, de otra manera, entonces es mejor así,
darles la oportunidad y aprovechar para formar, todas esas cosas son
oportunidades para la formación, por ejemplo, allí hubo unas afirmaciones
temerarias de parte de los estudiantes, pero sirvió para decirle, usted no
aventure a decir algo que no le conste, no porque se puede tener un efecto
judicial, entonces, mejor con pruebas, díganos sino mejor díganos en supuesto,
ahí no más, pero no asegure. Si son espacios de formación y ojalá la
universidad en ese sentido, se ha ido disminuyendo como era en unos años
atrás, ahorita hay más libertad, criticidad, ya que ir ganando la universidad es
184
para eso por naturaleza, de lo contrario caemos en el dogmatismo; pensar
solamente que uno sólo tiene la razón no es correcto, ha ganado, por eso le
digo, hay ejemplos de universidades privadas incluso que han salido
presidentes de la república porque desde su vida universitaria mostraron
liderazgo y la universidad permitió, los fue cultivando, entonces eso es bueno.
Hna. Martha Estela: [ha escuchado esos comentarios], el sentido crítico, eso
puede ayudar muchísimo.
Hna. Amanda: esta última pregunta, esto ya como síntesis. ¿Qué escenarios o
espacios ofrece la universidad para la expresión, la interpretación y la
comprensión como de la complejidad de la condición humana, como el
engranaje, digamos en toda la universidad?, ¿qué favorece esa condición
humana?
Prof. Luís Alfredo: hay un soporte al soporte espiritual, en el trasfondo que
integra todos los procesos formativos en la universidad es bueno, la
organización, de pronto, puede dificultar un poquito la comprensión de lo
humano, pero eso es más fácil de arreglar, es decir, lo importante es que haya
valores, principios, convicciones que apunten a mejorar la condición humana,
que analice la condición humana y el propósito de difundir esas
espiritualidades, por ejemplo, a mi me parece que lo que estamos trabajando
en cátedra es una forma organizativa de difundir, de reflexionar y difundir los
valores espirituales, como decíamos tener ese carácter abarcante para que
vaya y llegue a todos los actos en la universidad, toda la acción universitaria,
ojalá que no nos quedemos en lo teórico, la concepción es buena, la idea es
que una vez que se lance el proyecto, toda la universidad, todos los
estudiantes, docentes, administrativos sientan, practiquen la reflexión sobre lo
humano. Sí, estoy convencido que esa va a ser la oportunidad para que
podamos llegar al convencimiento y la necesidad de fomentar la necesidad de
construir un mundo mejor.
Hna. Amanda: la cátedra institucional está o se va a aislar como todo el
quehacer universitario en el sentido de la formación humanística, entonces allí
185
espacios como pastoral universitaria, bienestar universitario, la misma Facultad
de Humanidades, con cada uno de sus programas y todos los demás
programas, tendrán como un referente y unos lineamientos, y la misma acción
administrativa, porque también las prácticas administrativas, financieras y de
toda índole tienen que estar presentes, porque eso es un todo que forma.
Gracias profesor Luís Alfredo, seguiremos compartiendo al respecto, para idear
juntos algunas alternativas para fortalecer la formación humana en nuestra
Universidad Mariana.
186
ANEXO - C
LISTADO DE DOCUMENTOS INSTITUCIONALES UTILIZADOS PARA LA
REVISIÓN DOCUMENTAL
UNIVERSIDAD MARIANA.
- REGLAMENTO GENERAL 2006
- REGLAMENTO DE EDUCADORES PROFESIONALES 2007
- MISION, VISIÓN, PRINCIPIOS Y DIRECTRICES INSTITUCIONALES
2007
- MODEL O Y REGLAMENTO DE BIENESTAR UNIVERSITARIO 2009
- REGLAMENTO DE EDUCANDOS 2008
- MODELO PEDAGOGICO 2009
- PLAN DE MEJORAMIENTO Y PROSPECTO DE FORMACIÓN
HUMANA. 2004
- PROYECTO DE PASTORAL UNIVERSITARIA 2008
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