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INFORME SOBRE LA SITUACIÓN ECONÓMIO SOCIAL
EN LA PROVINCIA DEL CHACO Y SUS REGIONES
SECRETARÍA DE PLANIFICACIÓN
Y EVALUACIÓN DE RESULTADOS
Agosto de 2010
Gobernador
Cr. JORGE MILTON CAPITANICH
Vicegobernador
Dr. JUAN CARLOS BACILEFF IVANOFF
Secretario de Planificación y Evaluación de Resultados
Ing. RAÚL OSCAR CODUTTI
2010
ÍNDICE.
1. Patrón de crecimiento y mercado de trabajo en el país. ............................................... 1
1.1 El mercado de trabajo durante la vigencia del régimen de convertibilidad. ............... 1
1.2. Nuevo patrón de crecimiento. .................................................................................... 4
Efectos inmediatos de la devaluación de la moneda. ....................................................... 4
Expansión y creación de empleo sin precedentes. ............................................................ 5
Pérdida de competitividad y efectos sobre el empleo..................................................... 10
Impacto de la crisis internacional. .................................................................................. 13
1.3. Conclusiones. ........................................................................................................... 16
2. Análisis de la evolución económica y del mercado de trabajo en Chaco. .................. 18
2.1. Crecimiento económico en la provincia del Chaco en 2003-2009. Comparación con
la evolución de la economía a nivel nacional. ................................................................ 18
2.2. El mercado de trabajo en la provincia del Chaco. Comparación con la situación
nacional. .......................................................................................................................... 20
3. El mercado de trabajo en las distintas regiones de la provincia del Chaco. ............... 29
4. Ingreso, distribución del ingreso y pobreza en las distintas regiones de la provincia
del Chaco. ....................................................................................................................... 42
Referencias. .................................................................................................................... 48
1
INFORME SOBRE LA SITUACIÓN ECONÓMICO SOCIAL
EN LA PROVINCIA DEL CHACO Y SUS REGIONES.
El presente informe tiene como objetivo principal brindar una caracterización del
mercado de trabajo y la distribución del ingreso en la provincia del Chaco,
diferenciando la situación de sus diferentes regiones.
Para enmarcar esta caracterización, comienza reseñando la evolución de la economía y
el mercado laboral en el país a partir del cambio en el patrón de crecimiento que se dio
tras el abandono del régimen de convertibilidad. A ello se destina la primera sección del
informe.
La segunda sección se dedica a analizar la evolución de la economía y el mercado de
trabajo en Chaco en el mismo período, comparándolo con la dinámica a nivel nacional,
mientras que en las secciones tercera y cuarta se analizan las diferencias existentes entre
las regiones que componen la provincia de acuerdo con los últimos datos disponibles.
A lo largo del informe se utilizan diversas fuentes de información, que son reseñadas en
cada caso. El insumo fundamental para el análisis del empleo y los ingresos en Chaco es
la Encuesta Provincial Trimestral a Hogares (EPTHO), realizada por la Dirección de
Estadística y Censos (DEyC) de la provincia.
1. PATRÓN DE CRECIMIENTO Y MERCADO DE TRABAJO EN EL PAÍS.
Esta primera sección se dedica al análisis de la evolución del mercado de trabajo en el
período posterior a 2003, centrándose en la trayectoria del empleo y el salario real. El
examen hace particular hincapié en la relación entre el patrón de crecimiento vigente y
la dinámica laboral, lo que resulta fundamental para comprender cabalmente el
funcionamiento del mercado de trabajo.
1.1 El mercado de trabajo durante la vigencia del régimen de convertibilidad.
En la década del „90 se asistió a una importante profundización del patrón de
crecimiento vigente desde la irrupción de la última dictadura militar, que tuvo hondas
consecuencias sobre el mercado de trabajo. El origen de los cambios en esta década
estuvo signado por un proceso de reformas estructurales liberales, sumado a la política
de mantenimiento de una moneda apreciada.
La configuración macroeconómica resultó sumamente perjudicial para la creación de
empleo y, a largo plazo, para la economía en su conjunto. La apertura comercial sumada
a la sobrevaluación de la moneda implicó un fuerte abaratamiento relativo de los
productos importados frente a los de fabricación local, lo que supuso la imposibilidad
de competir para una parte importante de la industria nacional. Si bien el tejido
industrial ya había sido parcialmente destruido como consecuencia de las políticas
implementadas por la dictadura militar desde mediados de los años setenta, el proceso
2
de apertura en los noventa constituyó el tiro de gracia para varios sectores que
producían para el mercado interno, en especial las pequeñas y medianas industrias. Así,
el sector manufacturero creció entre 1991 y 2001 a una tasa anual acumulada
equivalente sólo a un tercio de la tasa del resto de los sectores. Esta tasa de crecimiento,
a su vez, esconde la expansión de algunos subsectores y, al mismo tiempo, el
estancamiento o destrucción de otros. Los que se mantuvieron experimentaron un gran
incremento en el peso de los componentes importados sobre la producción, de modo tal
que disminuyó la proporción del valor agregado sobre el total producido.1
Más allá de lo sucedido en la industria, en general el esquema económico vigente tendió
a favorecer a los sectores no transables, es decir, a los productores de servicios por
sobre los productores de bienes. De este modo, entre 1991 y 2001 los primeros se
expandieron a una tasa anual acumulada 20,3% superior a la de la economía en su
conjunto, mientras que la producción de bienes creció a una tasa 18,2% inferior.
Gráfico N° 1.1. Tasas de variación anual acumulada por sector de actividad, respecto de
la tasa de variación anual acumulada del valor agregado del conjunto de los sectores.
En porcentajes.
-61,7
16,2
-18,2
11,3
20,3
-8,3
-70
-60
-50
-40
-30
-20
-10
0
10
20
30
1991-2001 2002-2008
Industria manufacturera
Sectores productores de bienes
Sectores productores de servicios
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales-INDEC.
En el conjunto de los sectores productivos, el esquema de precios relativos favoreció
además la sustitución de mano de obra por bienes de capital. La incorporación de
tecnología –que se encontraba retrasada porque no se había podido realizar en los años
de crisis previos– implicó que la producción se volviera relativamente menos intensiva
en la utilización de trabajo.
Por estos motivos, el patrón de crecimiento resultó contrario a la creación de empleo.
Entre 1991 y 2001 la economía creció a una tasa anual acumulativa de 2,7%, pero los
puestos de trabajo se expandieron sólo al 0,3% anual. En otras palabras, la elasticidad
empleo-producto (el porcentaje en que se incrementa el empleo ante un aumento de un
1 En Porta y Fernández Bugna (2008) se incluye una caracterización exhaustiva de los cambios en la
industria manufacturera en este período.
3
1% en el producto) resultó inusitadamente baja, incluso si se consideran sólo los años de
crecimiento económico.2 El aumento en la ocupación se debió exclusivamente al
comportamiento de los sectores de servicios, ya que los sectores productores de bienes
resultaron expulsores de empleo en términos netos. En particular, en la Industria
manufacturera se destruyeron puestos de trabajo a una tasa de 3,5% anual acumulativa.3
Como resultado, la tasa de desocupación se elevó hasta llegar a niveles inéditos en la
historia argentina, al menos desde que se tienen registros. En octubre de 1991 el
porcentaje de desocupados sobre la Población Económicamente Activa (PEA) era del
6,8%; ya en octubre de 1993 se ubicó por encima de los dos dígitos y se mantuvo desde
entonces por arriba de este nivel. En octubre de 2001 alcanzó el 23,8%.4 Al mismo
tiempo, se elevó continuamente la tasa de subocupación5, que pasó de 7,4% en octubre
de 1991 a 15,4% diez años después.
El patrón de crecimiento era, además, intrínsecamente vulnerable e inestable, lo que
incidió en la relativamente baja tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) si
se considera el conjunto del período. En efecto, la expansión del producto estuvo muy
asociada a la entrada de capitales internacionales, que llegaron a resultar esenciales para
compensar el constante déficit de cuenta corriente y mantener el nivel del tipo de
cambio. El gobierno mantuvo un importante déficit fiscal que cubrió también mediante
el endeudamiento con el exterior. De este modo, la economía necesitaba de un ingreso
constante de capitales externos para no sucumbir ante una crisis. Este flujo, en un
principio, estuvo garantizado en gran parte por la privatización de las empresas
públicas, pero también por el endeudamiento externo privado y la entrada de capitales
para inversiones reales y especulativas. Hacia el final de la convertibilidad, fue el
crédito de los organismos internacionales el que extendió los meses de vida de este
régimen que ya resultaba insostenible.
Este contexto resultó sumamente desfavorable para la clase trabajadora. El fuerte
incremento de la desocupación funcionó como un potente mecanismo disciplinador que
afectó la capacidad de negociación de los trabajadores, lo cual se tradujo en una virtual
inexistencia de negociaciones colectivas de índole salarial durante este período. En ese
escenario, los salarios reales –que en los primeros años de la convertibilidad habían
tenido un aumento en relación con los deprimidos niveles de los años de hiperinflación–
quedaron estancados después de 1993 y mostraron luego un leve descenso en términos
reales. En efecto, entre octubre de 1995 y octubre de 2001, el poder adquisitivo de los
salarios sufrió una disminución del 5%.
2 Este hecho fue ampliamente documentado. Ver, por ejemplo, Altimir y Beccaria (1999).
3 Según datos elaborados en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)-INDEC.
4 Las tasas básicas del mercado laboral se obtienen a partir de la EPH-INDEC. Esta encuesta tuvo un
cambio metodológico en 2003 que afecta la comparabilidad de las series antes y después de ese año. Por
ello, con el fin de facilitar la comparación, las series fueron empalmadas, utilizando como coeficiente de
empalme el cociente entre los datos correspondientes al primer trimestre de 2003 según la EPH Continua
(nueva metodología) y a mayo de 2003 según la EPH Puntual. Por tal motivo, las tasas anteriores a 2003
no son exactamente idénticas a las que surgían de la EPH Puntual, aunque sí respetan sus variaciones
relativas. 5 La tasa de subocupación es el porcentaje entre la población subocupada y la PEA. La población
subocupada se refiere a los ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias
y están dispuestos a trabajar más horas.
4
Al analizar la evolución de los salarios reales es importante no perder de vista que en
este mismo período la productividad experimentó un notable ascenso. Ello estuvo
asociado al proceso de modernización tecnológica que implicó la incorporación de
nuevos bienes de capital. Pero también se relacionó con la adopción de formas de
gestión que tendieron a intensificar el trabajo, y con el hecho de que fueron sólo los
sectores más productivos los que pudieron sobrevivir al proceso de apertura externa. En
suma, salarios estancados, tasas de empleo en retroceso y, al mismo tiempo, crecimiento
de la productividad, dan como resultado inequívoco una caída en la participación de los
asalariados en la riqueza producida por el país.6
Asimismo, también se incrementaron los niveles de desigualdad de los ingresos de los
trabajadores y de los hogares.7 En una situación de alto desempleo, los trabajadores que
contaban con mayores niveles de calificación se encontraron en una posición
relativamente más favorable para procurar preservar sus salarios, en relación con
aquellos que tenían menores niveles de calificación. De este modo, la mayor
desigualdad fue intrínseca a este funcionamiento del mercado laboral.
El deterioro se extendió también a las condiciones de trabajo y la estabilidad de los
empleos. Las condiciones económicas crearon un terreno fértil para la imposición de la
flexibilización laboral y la intensificación de los procesos de trabajo. Paralelamente, se
dio un aumento de la precariedad, en gran medida por el fortísimo incremento del peso
del empleo no registrado sobre el empleo total.
Este patrón de crecimiento, más allá de sus consecuencias en la ocupación, no resultaba
en sí mismo sostenible en el tiempo, como quedó de manifiesto en su largo trance final
y su estallido definitivo a fines de 2001. Entre 1998 y 2001 terminó de cerrarse el
proceso de destrucción del empleo y de las condiciones de vida de la población. Durante
ese período el PIB acumuló una caída de 8,4%, y la desocupación trepó de 12,4% a
18,3%. La pobreza alcanzó niveles récord: el 38,3% de la población y el 28,0% de los
hogares tenían ingresos inferiores a la línea de pobreza en octubre de 2001.
1.2. Nuevo patrón de crecimiento.
Efectos inmediatos de la devaluación de la moneda.
Tras una década de vigencia del régimen de convertibilidad, en medio de una crisis de
proporciones históricas, en enero de 2002 el peso argentino sufrió una fuerte
devaluación. Su efecto inmediato fue una brutal transferencia de ingresos en detrimento
de los trabajadores, quienes vieron reducido su salario real aproximadamente en un
tercio por el efecto del aumento de los precios internos. La débil situación de los
trabajadores a la salida de la convertibilidad fue sin dudas uno de los factores que
permitió que durante meses no existieran aumentos nominales de salarios, a pesar de
que el nivel de precios estaba sufriendo incrementos muy importantes.
6 El peso de la masa salarial sobre el valor agregado en el país pasó de 44,7% en 1993 a 37,1% en 1997.
Desde entonces se incrementó hasta llegar a 42,1% en 2001, no debido a una mejora en la situación de los
trabajadores sino a la caída del producto. 7 En Altimir y Beccaria (2002) se presentan distintos indicadores que dan cuenta de la evolución del nivel
de desigualdad hasta el año 2000. La situación se agravó aún más al año siguiente, con el recrudecimiento
de la situación recesiva.
5
La consecuencia inmediata fue que se acentuó la depresión que venía experimentando el
consumo tras varios años de recesión. En 2001 el consumo privado agregado había
tenido una caída de 5,7%; en 2002 tuvo una disminución adicional de 14,4%. El PIB en
su conjunto, que se había contraído 4,4% en 2001, cayó 10,9% en 2002.
En cuanto al mercado de trabajo, el empleo tuvo una importante caída que implicó que
la tasa de desocupación trepara al 24,5% en mayo de 2002. Este hecho, sumado a la
fuerte disminución del salario real, implicó un dramático empeoramiento de la
distribución del ingreso, reforzando la tendencia preexistente. Así, la participación de la
masa salarial sobre el valor agregado en la economía pasó de 42,1% en 2001 a 34,6% en
2002.
La pobreza creció aún más respecto de su nivel de fines de 2001. La situación más
grave se registró en octubre de 2002, cuando el 57,5% de la población y el 47,5% de los
hogares argentinos vivía con ingresos bajo la línea de pobreza. Con el fin de paliar
mínimamente la emergencia social, se implementó desde mayo de 2002 el Programa
Jefas y Jefes de Hogar Desocupados, por el cual se otorgaba un monto de $150 a los
jefes de hogar desocupados con hijos menores de edad, quienes debían realizar
contraprestación laboral o educativa. En los tres primeros meses desde su
implementación accedieron a este programa 1.370.000 beneficiarios, que llegaron a ser
casi dos millones a mediados de 2003.
Sin embargo, la devaluación sentó también las bases para un nuevo período de
acumulación y crecimiento, basado en un patrón diferente. La nueva estructura de
precios relativos resultó en una recomposición de la tasa de ganancia, dada la fuerte
disminución relativa del costo laboral. Asimismo, el nuevo tipo de cambio real implicó
para los sectores productores dedicados al mercado interno un importante aumento en su
competitividad externa, debido al incremento en los precios relativos de los bienes
importados. De esta manera, los sectores exportadores simultáneamente vieron
incrementarse su competitividad por la reducción del costo laboral y triplicarse en pocos
meses el precio de su producción en moneda nacional. Este fue el impulso que permitió
la recuperación del nivel de actividad, en particular en la producción de bienes.
Los primeros indicios de recuperación económica comenzaron a apreciarse a partir de
fines de 2002 y en algunos sectores de actividad incluso antes. El empleo también
volvió a crecer, aún cuando los salarios reales permanecieron deprimidos por un lapso
muy prolongado.
Expansión y creación de empleo sin precedentes.
La vigencia del nuevo esquema macroeconómico implicó una expansión de la economía
muy fuerte y sostenida. Entre 2003 y 2008, la tasa anual acumulada de crecimiento fue
de 8,5%, un nivel inédito en la historia de nuestro país desde principios del siglo XX.
La demanda interna fue el principal motor detrás de esta expansión. El consumo privado
creció a una tasa anual acumulativa de 8,3% entre 2002 y 2008, rompiendo con la
tendencia decreciente de los cuatro años previos. La inversión lo hizo al 22,2% anual
acumulativo, partiendo de los deprimidos valores de la crisis. Si bien en los primeros
6
momentos posteriores a la devaluación el crecimiento de la producción estuvo sostenido
en parte por la utilización de capacidad instalada que había permanecido ociosa durante
los años anteriores, desde 2003 la Inversión Bruta Interna Fija (IBIF) comenzó a
recuperar su participación en el producto, llegando a alcanzar en 2008 un nivel
equivalente al 23,3% del PIB (a precios corrientes). Las exportaciones también
mostraron una notable expansión, del 7,5% anual acumulativo. Más del 80% del
crecimiento de la demanda global se explica, sin embargo, por la suma del consumo
privado y la inversión, comportamiento que contrasta con lo ocurrido durante la década
de 1990. El gráfico N° 2 permite comparar la dinámica del crecimiento de los
componentes de la demanda agregada en este período, en relación con los años
noventa.8 Se destaca una tasa de crecimiento relativa de la inversión en 2002-2008
mucho mayor, así como una menor tasa de crecimiento relativa de las exportaciones.
Existieron condiciones internacionales que resultaron favorables para este crecimiento,
aunque no fueron su causa única. El sector de exportación se benefició con una
coyuntura de precios internacionales relativamente elevados, así como también por el
incremento de las cantidades transadas, originados ambos en el boom importador
asiático de estos productos, que se había iniciado con anterioridad a la devaluación del
peso argentino. Desde 2007, en el marco de la especulación que antecedió al estallido de
la crisis internacional, súbitamente estos precios se incrementaron aún más.
Otro elemento exógeno que colaboró en la fase creciente del producto de Argentina
durante el período en cuestión fue la vigencia de tasas de interés internacionales
sustancialmente más bajas que las de la década de 1990 y su reflejo en menores tasas a
nivel local –en ocasiones negativas en términos reales–, que estimularon las inversiones
productivas.
El análisis de los sectores de actividad que lideraron la expansión económica permite
resaltar una característica que, nuevamente, diferencia este patrón de crecimiento del
vigente durante el régimen de convertibilidad. Mientras que durante la década de 1990
los sectores productores de bienes crecieron por debajo del conjunto de la economía,
desde 2003 ocurrió lo contrario: fueron estos sectores los que estuvieron al frente del
crecimiento productivo. Así, entre 2002 y 2008 el valor agregado por los sectores
productores de bienes creció por encima del valor agregado por los sectores de servicios
(Gráfico N° 1.1).9 Esta característica fue particularmente definida en los años 2002-
2006, en que los sectores de bienes se expandieron a una tasa anual acumulada que fue
28,1% superior a la del conjunto de la economía. En el caso de la Industria
manufacturera, el crecimiento fue aún más notable: 30,9% superior al del conjunto.
La notable recuperación del nivel de actividad, en oposición a lo ocurrido en la década
de 1990, tuvo su correlato en un fuerte incremento de los puestos de trabajo. A partir del
cuarto trimestre de 2003, la elasticidad empleo-producto mantuvo valores elevados, si
8 En la década de 1990, se consideran las variaciones desde 1993 debido a que no se cuenta con
información diferenciada sobre consumo privado y consumo público para los años 1991 y 1992. Por otra
parte, se toman los valores hasta 1998 para analizar la dinámica en los años de crecimiento, dejando de
lado el largo período recesivo del final de la convertibilidad. 9 En Azpiazu y Schorr (2008) se muestra, a partir de un análisis de las grandes empresas que cotizan en la
Bolsa de Valores, el contraste entre la rentabilidad de las empresas industriales y las de servicios en el
régimen de convertibilidad y con posterioridad a la devaluación de 2002. Este cambio en las
rentabilidades relativas producto de la devaluación es el que está por detrás de las distintas tasas de
crecimiento de los sectores.
7
se la compara con los que exhibió durante el régimen de convertibilidad. En efecto,
durante los años de crecimiento de la década de 1990, esta elasticidad fue en promedio
0,30, mientras que en el período 2003-2008 alcanzó un valor de 0,45.10
De este modo, con un crecimiento económico a tasas muy elevadas y, a su vez,
intensivo en creación de empleo, se produjo un aumento extraordinario de la ocupación
(Gráfico N° 1.2). Entre 2002 y 2008 se crearon 4,2 millones de puestos de trabajo en
términos netos. Ello se reflejó en un fuerte incremento de la tasa de empleo que no sólo
recuperó el nivel de inicios de los años noventa sino que, aún más, superó el pico
histórico que había tenido a mediados de los años setenta.
Gráfico N°1.2. Variación interanual del Producto Interno Bruto, del empleo total y del
empleo asalariado registrado, 2003-2008. En porcentajes.
8,89,0 9,2
8,58,7
6,8
3,2
11,310,9
9,28,9
7,0
8,6
4,2
3,2
4,4
1,2
2,2
0
2
4
6
8
10
12
2003 2004 2005 2006 2007 2008
Producto Interno Bruto Asalariados registrados Ocupados totales
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales-
INDEC, Secretaría de Política Económica con información del Sistema Integrado de
Jubilaciones y Pensiones (SIJyP) y Encuesta Permanente de Hogares (EPH)-INDEC.
El alto crecimiento del empleo en relación con el producto obedeció esencialmente a
tres procesos. El primero de ellos, de carácter transitorio, fue la elevada capacidad
ociosa existente hacia el fin de la convertibilidad, que posibilitó que durante los
primeros años posteriores a la devaluación se incrementaran el empleo y el producto sin
la necesidad de una expansión similar de la inversión. Las otras razones fueron la
abrupta caída del costo laboral medido en dólares tras la devaluación, y la recuperación
de los sectores trabajo intensivos gracias a la nueva estructura de precios relativos.
La fuerte recuperación del empleo fue acompañada por un crecimiento aún más intenso
en la cantidad de puestos registrados, así como en la cantidad de puestos a tiempo
completo; es decir, hubo cierta mejoría también en la calidad del empleo. Entre 2002 y
10
El valor de la elasticidad insumo-producto fue particularmente elevado en los años 1997 y 1998. Si se
excluyeran estos años del cálculo, el contraste sería más marcado, ya que en el resto de los años de
crecimiento de la década de 1990, la elasticidad fue inferior a 0,1.
8
2008 se crearon 3,1 millones de puestos asalariados registrados, lo cual permitió que
descendiera el peso de los puestos no registrados sobre el total de asalariados, que pasó
de 43,0% a 36,5%, aunque este porcentaje continúa en niveles muy elevados. La tasa de
subocupación, por otra parte, disminuyó a la mitad entre fines de 2002 y fines de 2008.
El incremento en el empleo implicó una fuerte caída en la tasa de desocupación: del
20,3% en octubre de 2002 se redujo progresivamente hasta llegar al 8,7% en el cuarto
trimestre de 2006. De este modo, después de más de diez años, volvió a ubicarse en un
nivel inferior a los dos dígitos, por debajo del cual se mantuvo desde ese momento.
Sin embargo, a pesar del rápido cambio en la dinámica de la economía y del mercado
laboral, los trabajadores recuperaron su poder de negociación muy lentamente. A
principios de 2003 su situación era de extrema debilidad, considerando que la tasa de
desocupación era muy elevada y que la situación de alto desempleo venía sosteniéndose
desde hacía años. Por ello, a pesar de la vigencia de tasas de ganancia
extraordinariamente altas y de niveles importantes de inflación, los salarios no se
recuperaron en forma inmediata.
En un primer momento, entre 2002 e inicios de 2005, las remuneraciones comenzaron a
incrementarse debido a los aumentos dispuestos por el gobierno nacional. El gobierno
resolvió por decreto que se otorgaran aumentos salariales de suma fija, que alcanzaron a
la totalidad de los trabajadores asalariados registrados. Estas medidas buscaban paliar,
sobre todo, la situación de los trabajadores de menores ingresos y con menor capacidad
de negociación, cuyos salarios se veían incrementados en una proporción mayor.
Paralelamente, se incrementó fuertemente el salario mínimo, vital y móvil, en un
principio a través de decretos de necesidad y urgencia y, ya en el año 2005, como
consecuencia de la recuperación del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el
Salario Mínimo, Vital y Móvil. Esta política, a su vez, impulsó la negociación colectiva
entre los sindicatos y las cámaras empresariales, que incorporaron dichos aumentos a
los salarios básicos convencionales y readecuaron las escalas salariales.
El recurso de otorgar aumentos de suma fija dejó de utilizarse en el año 2005. A partir
de 2006, la determinación de los niveles salariales pasó a estar directamente relacionada
con la negociación colectiva entre los representantes de los trabajadores y de los
empleadores, aunque con una importante participación del gobierno nacional.
En síntesis, en el contexto de crecimiento económico acompañado por un fuerte
aumento de la tasa de empleo que se evidenció a partir de 2003, los trabajadores
pudieron reinstalar luego de una década las discusiones salariales en la negociación
colectiva. La política salarial desarrollada en el período 2003-2006 tuvo como objetivo
recuperar, al menos parcialmente, la caída salarial experimentada durante los últimos
años de la convertibilidad y luego de la devaluación a lo largo del año 2002. La
consecución de este objetivo se vio favorecida por la confluencia de las luchas
desarrolladas por los trabajadores con la necesidad de fortalecer el mercado interno. Tal
es así que el incremento del salario real durante este período fue tolerado en cuanto
aumento del costo de producción, porque la tasa de ganancia había crecido
enormemente gracias al abaratamiento del costo salarial que se derivó de la devaluación
de 2002. Recién a fines de 2006 se logró revertir la abrupta caída del poder adquisitivo
de los asalariados derivada de la devaluación (Gráfico N° 1.3). Aún así el salario real
9
promedio quedó 7% por debajo de los niveles de 1995. En el caso de los salarios
declarados en el sistema previsional, en cambio, la recuperación fue más veloz, de
manera que los niveles previos a la devaluación se habían alcanzado ya un año antes.
Gráfico Nº 1.3. Evolución de la remuneración real promedio de los asalariados
registrados y del ingreso laboral promedio del total de ocupados, 2001-2009.
Índice IV trimestre 2001=100.
113112
82
118
90
104
100102
70
78
75
60
70
80
90
100
110
120
130
IV-2
00
1
II-2
00
2
IV-2
00
2
II-2
00
3
IV-2
00
3
II-2
00
4
IV-2
00
4
II-2
00
5
IV-2
00
5
II-2
00
6
IV-2
00
6
II-2
00
7
IV-2
00
7
II-2
00
8
IV-2
00
8
II-2
00
9
IV-2
00
9*
Asalariados registrados
Total ocupados
* Información parcial correspondiente a los meses de octubre y noviembre.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Ministerio de Trabajo, Empleo y
Seguridad Social, EPH-INDEC e IPC-7 provincias.
En términos de distribución del ingreso, se verificó una cierta mejoría, siempre a partir
de los muy elevados niveles de desigualdad vigentes durante la crisis de 2001-2002. El
peso de los salarios sobre el PIB pasó del 34,6% en 2002 al 42,9% en 2007.
Además, el fuerte crecimiento del empleo, la relativa recuperación del salario y la
mejora en la distribución del ingreso permitieron una significativa reducción de la
pobreza. Desde los altísimos niveles de 2002 disminuyó hasta llegar a una incidencia
del 26,9% de las personas y del 19,2% de los hogares en el segundo semestre de 2006.
En esta reducción influyeron también otros factores, en particular, el aumento real en
los haberes jubilatorios mínimos.
En suma, no caben dudas de que este período de crecimiento tuvo características
claramente distintivas respecto del régimen de convertibilidad. Ciertamente, resultó
muy diferente la dinámica del mercado laboral. Mientras que durante la década de 1990
el crecimiento no favoreció la creación de empleo y se destruyeron miles de puestos en
la Industria manufacturera, en el patrón de crecimiento vigente desde 2003 la expansión
de la economía implicó además una creación de empleo sin precedentes. El aumento de
la ocupación permitió, a su vez, que los trabajadores recuperasen capacidad de
negociación y lograsen ciertas mejoras relativas en la calidad de los empleos y en los
salarios reales. Este proceso fue acompañado por una modificación en la legislación
laboral que volvió a privilegiar la negociación colectiva por actividad, y que, aunque en
10
aspectos puntuales, tendió al reconocimiento progresivo de mayores derechos laborales.
Sin embargo, como se verá, la posibilidad de lograr aumentos significativos en los
salarios y en las condiciones de vida se enfrentaba con el límite impuesto por el mismo
patrón de crecimiento, que reposaba en parte en los disminuidos costos salariales.
Pérdida de competitividad y efectos sobre el empleo.
El fuerte dinamismo de la producción y el empleo, basados en parte en la protección que
brindaba un tipo de cambio elevado, parecería haber alcanzado sus límites hacia 2007,
al menos un año antes del estallido de la crisis internacional. El aumento explosivo de
los precios internacionales de las commodities y el crecimiento de la demanda interna –
en especial del consumo– en el marco de una economía con mercados fuertemente
concentrados, sumado a ciertos desacoples entre la capacidad de expansión de la oferta
y la demanda creciente, ejercieron presión sobre los precios internos e implicaron una
aceleración de la inflación. Ésta había sido de 9,9% entre diciembre de 2005 y el mismo
mes de 2006, y alcanzó el 25,8% entre ese mes y diciembre de 2007.11
Este fenómeno,
asociado a un tipo de cambio nominal prácticamente estable, redundó en una gradual
apreciación real del peso, que se acentuó desde mediados de 2007, de manera que la
política de tipo de cambio alto comenzó a perder fuerza. La decisión por parte del
gobierno de dejar que se produjera una apreciación relativa de la moneda implicaba
utilizar el ancla cambiaria como forma de control de la inflación, relegando de este
modo el objetivo de mantener el crecimiento acelerado en los sectores productores de
bienes y en el empleo.
Como resultado, se produjo un freno en la producción del sector industrial, gran parte
del cual no es competitivo a nivel internacional y requiere de la protección cambiaria
para crecer –y, en algunos casos, subsistir–. Estos sectores, que coinciden en general
con las ramas sustitutivas orientadas al mercado doméstico, habían visto además
extinguirse paulatinamente las ganancias obtenidas en los años anteriores sobre la base
de los bajísimos costos salariales. En efecto, según datos sectoriales no oficiales, la
producción industrial alcanzó un nivel máximo hacia fines de 2007 y disminuyó desde
ese momento (Gráfico Nº 1.4). Por otra parte, los sectores productores de bienes en su
conjunto dejaron de ser los sectores de mayor dinamismo, como lo habían sido hasta
2006. Por el contrario, fueron los sectores productores de servicios los que crecieron en
estos años por encima de la tasa de crecimiento de la economía.
11
Los datos corresponden a las IPC-7 provincias, elaborado por el Centro de Estudios para el Desarrollo
Argentino (CENDA).
11
Gráfico N° 1.4. Evolución de la producción industrial según diferentes indicadores.
Series desestacionalizadas, 2003-2009. Índice 2004=100.
136
130
127
118
107
118
113
133
121
123
106
100
105
110
115
120
125
130
135
140
en
e-0
5
mar-
05
may-0
5
jul-05
se
p-0
5
no
v-0
5
en
e-0
6
mar-
06
may-0
6
jul-06
se
p-0
6
no
v-0
6
en
e-0
7
mar-
07
may-0
7
jul-07
se
p-0
7
no
v-0
7
en
e-0
8
mar-
08
may-0
8
jul-08
se
p-0
8
no
v-0
8
en
e-0
9
mar-
09
may-0
9
jul-09
Estimador Mensual Industrial-INDEC
Índice de Producción Industrial-FIEL
Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC y Fundación de Investigaciones Económicas
Latinoamericanas (FIEL).
Estos cambios impactaron fundamentalmente en el mercado de trabajo. Si bien las
estadísticas oficiales muestran una persistente caída de la tasa de desocupación en el
período, ésta se encuentra asociada a una tasa de empleo estable, que deja de crecer tal
como venía haciéndolo desde 2003. Ello es resultado de un menor dinamismo en la
creación de puestos de trabajo, que apenas compensa el crecimiento de la población. La
ocupación urbana creció sólo el 0,5% entre el segundo trimestre de 2007 y el mismo
período de 2008.
Detrás del estancamiento de la tasa oficial de empleo parece haber ocurrido un cambio
en la composición de las ocupaciones, caracterizado por un fuerte declive en términos
absolutos de la cantidad de trabajadores ocupados en puestos asalariados no registrados
(Gráfico Nº 1.5). Esta caída que tuvo lugar durante los años 2007 y 2008 obedece, en
parte, a la reducción de la cantidad de beneficiarios del Programa Jefes de Hogar, el
cual implicaba la realización de una contraprestación laboral que tomaba esa forma de
relación12
. Aún así, debe considerarse que la disminución en el número de beneficiarios
de este programa fue mayor en los años anteriores a 2007 sin que ello haya implicado
una merma en el número total de puestos de trabajo no registrados.
12
El Programa Jefes de Hogar exige a sus beneficiarios una contraprestación laboral, motivo por el cual
quienes brindan esta contraprestación se consideran ocupados, aunque en puestos no registrados en la
seguridad social. Un número importante de los beneficiarios de ese plan fueron traspasados, en función de
sus características y las de sus hogares, al Seguro de Capacitación y Empleo y, sobre todo, al Programa
Familias por la Inclusión Social, que no exige contraprestación laboral. De modo que las personas fueron
transferidas a este programa pudieron haberse retirado del mercado de trabajo y haber pasado a ser parte
de la población económicamente inactiva.
12
Gráfico N° 1.5. Evolución de la ocupación según categoría ocupacional, 2004-2009.
Índice II trimestre 2004=100.
109108110
111110
112
84
95
84
104
100
101
104
80
85
90
95
100
105
110
115
120
II-
20
04
III-
20
04
IV-
20
04
I- 2
00
5
II-
20
05
III-
20
05
IV-
20
05
I- 2
00
6
II-
20
06
III-
20
06
IV-
20
06
I-2
00
7
II-2
00
7
III-
20
07
IV-2
00
7
I-2
00
8
II-2
00
8
III-
20
08
IV-2
00
8
I-2
00
9
II-2
00
9
Total ocupadosAsalariadosAsalariados no registradosNo asalariados
Fuente: Elaboración propia sobre la base de comunicados de prensa de la EPH-INDEC.
Los puestos de trabajo registrados siguieron creciendo en el período 2007-2008, aunque
lo hicieron a tasas cada vez menores.13
La tasa de crecimiento interanual pasó del 12,0%
en el cuarto trimestre de 2004 en el momento en que alcanzó su máximo del período, al
7,7% en el segundo trimestre de 2008 (Cuadro Nº 1.1).
Esta desaceleración de la tasa de creación de empleos asalariados registrados no fue
homogénea. Los sectores productores de bienes, que tuvieron un mayor dinamismo
durante el período de recuperación, son los que en esta etapa de estancamiento del
empleo global muestran más claramente el cambio de tendencia. La cantidad de puestos
registrados en el sistema de seguridad social en estos sectores pasó de un crecimiento
interanual del 14,8% en el cuarto trimestre de 2004 a una tasa de 5,4% en el segundo
trimestre de 2008. Dentro de estos sectores las ramas más afectadas fueron la Industria
manufacturera y, en particular, la Construcción14
.
En definitiva, la tasa de empleo dejó de crecer, mientras que el empleo registrado se
expandió pero a tasas menores.15
Aún así, debe tenerse en cuenta que, hasta mediados
de 2008, en la mayoría de los sectores las tasas de crecimiento del empleo registrado
13
Cabe resaltar que la información utilizada para conocer la evolución del empleo asalariado registrado
son los datos provenientes del sistema previsional. Esta fuente cubre a los trabajadores asalariados
registrados del sector privado y de algunas dependencias del sector público. Por lo tanto, quedan
excluidos del análisis los empleadores, los trabajadores por cuenta propia, los asalariados que no están
registrados en el sistema de seguridad social y los empleados públicos de ocho provincias, entre las que se
cuentan las más grandes en términos de empleo, como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Está excluido
también el personal de las Fuerzas Armadas y de seguridad. 14
Debe aclararse que una parte del crecimiento evidenciado durante la recuperación puede haberse debido
a la registración de trabajadores que antes estaban contratados en forma precaria –sin estar registrados en
la seguridad social– y no necesariamente a la creación de nuevos puestos de trabajo. 15
La información presentada sobre el empleo global es tomada de la EPH-INDEC. En cambio, con
respecto al empleo registrado la fuente considerada son los registros del sistema previsional.
13
siguieron siendo elevadas y que en todos los sectores el nivel del empleo registrado
siguió estando muy por encima de los niveles de principios de 2003.
Durante este subperíodo, identificado de acuerdo con la relativa apreciación del tipo de
cambio real con respecto a los años previos y la desaceleración de la producción de
bienes, se ponen en evidencia las limitaciones del proceso de crecimiento posterior a la
devaluación de la moneda nacional. Sobre todo, salen a la luz las contradicciones e
insuficiencias de una política basada en el manejo del tipo de cambio como principal y
casi exclusivo instrumento, para lograr una expansión sostenida de la producción, el
empleo y los salarios reales.
Como consecuencia de la desaceleración en el crecimiento del empleo los trabajadores
vieron reducidas sus posibilidades de mantener o mejorar el poder adquisitivo de sus
salarios, más aún en un contexto de inflación creciente. Los ingresos reales de los
trabajadores tuvieron una leve caída entre inicios de 2007 y mediados de 2008.
En este contexto de deterioro relativo del mercado de trabajo, se observó además un
freno en las mejoras que anteriormente se venían produciendo en términos de calidad
del empleo, distribución del ingreso y reducción de la pobreza. De todos modos, la falta
de confiabilidad de las estadísticas oficiales desde 2007 vuelve muy dificultosa la
cuantificación de estos efectos.
Impacto de la crisis internacional.
En septiembre de 2008 Estados Unidos se convirtió en el epicentro de una formidable
crisis económica que no tardó en propagarse hacia el resto del mundo. Todos los países
–incluido el nuestro– sufrieron en mayor o menor medida sus consecuencias. En 2009,
el producto mundial se habría reducido en 1% –la peor caída desde la Segunda Guerra–,
el de las siete principales potencias globales en 3,6% y el de América Latina en 2,5%.16
Basándose en argumentos difícilmente justificables, en los primeros momentos de la
crisis muchos insistían en creer que nuestra economía permanecería “desacoplada” de la
debacle que afectaba a los países centrales. Sin embargo, poco tiempo después no
quedaron dudas del efecto que la crisis internacional tuvo sobre el país. El principal
impacto se produjo por la vía del comercio exterior, tanto por la caída relativa de los
precios de los bienes que Argentina exporta como por la reducción de la demanda de las
exportaciones del país (en especial de las manufacturas). Paradójicamente, el fuerte
crecimiento de las exportaciones en los años previos implicó una situación de mayor
vulnerabilidad, ante un repentino cambio en las tendencias comerciales a nivel mundial.
La creciente dificultad en el acceso al crédito y la prevalencia de expectativas negativas,
sumadas a la influencia no menor de los ajustes realizados a nivel global por las
empresas transnacionales empeoraron el panorama argentino.
La desaceleración de la economía argentina se reflejó en la evolución del PIB, cuyo
ritmo de expansión se frenó y mostró leves caídas desde el segundo trimestre de 2009.
Entre el tercer trimestre de 2008 y el mismo trimestre de 2009 las exportaciones se
16
Proyecciones del Fondo Monetario Internacional (2009).
14
redujeron en 34,9%. Las importaciones –que en Argentina tienen un claro
comportamiento procíclico– cayeron 36,5% en ese mismo período.
Las consecuencias de la crisis mundial se desplegaron sobre un esquema
macroeconómico que, como se dijo, ya estaba evidenciando dificultades. Los sectores
más afectados fueron los productores de bienes que, por otra parte, ya desde 2007
habían dejado de ser las ramas más dinámicas para ser desplazadas por las de servicios.
Estos sectores sufrieron una caída de 7,6% entre el segundo trimestre de 2008 y el
mismo trimestre de 2009, de acuerdo con cifras del INDEC. En lo que hace a la
Industria manufacturera, fuentes de información alternativas muestran una caída mayor,
tal como se muestra en el gráfico Nº 1.4.17
Como era de esperar, estas turbulencias macroeconómicas no dejaron de tener su
correlato en el desempeño del mercado de trabajo. La lenta desaceleración del
crecimiento de los puestos registrados que venía observándose se agravó
repentinamente hasta transformarse en una caída en términos absolutos. En el segundo
trimestre de 2009 la disminución interanual fue de 1,7%, lo que implicó una pérdida
neta de 121.000 puestos de trabajo (Cuadro Nº 1.1). Si la comparación se realiza con
respecto al cuarto trimestre de 2008, la caída resulta mayor y asciende a 195.000
puestos.
Cuadro N° 1.1. Tasa de variación interanual de los puestos de trabajo registrados por
sector de actividad, 2003-2009. En porcentajes.
Total Sector
primario
Industria
manufacturera Construcción
Sectores
productores
de bienes
Sectores
productores
de servicios
II-2003 2,3 7,7 4,7 24,1 7,1 -0,1
IV-2003 7,0 8,6 10,4 43,3 13,1 4,3
II-2004 10,3 10,5 12,6 37,9 14,7 8,6
IV-2004 12,0 12,6 12,2 33,4 14,8 10,6
II-2005 11,5 11,2 9,6 36,5 13,5 10,8
IV-2005 10,8 8,2 9,0 36,1 12,8 10,5
II-2006 9,6 5,8 8,3 26,2 10,6 9,5
IV-2006 8,3 6,0 7,3 16,8 8,7 8,3
II-2007 8,7 5,3 6,7 17,8 8,4 9,0
IV-2007 7,7 5,7 5,9 12,0 7,0 8,1
II-2008 7,7 6,1 6,1 2,9 5,4 8,9
IV-2008 5,0 4,8 3,3 -2,5 2,3 6,3
II-2009 -1,7 -3,6 -4,1 -9,1 -4,9 -0,2
IV-2009 -0,8 -2,8 -3,4 -7,4 -4,0 0,6
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Secretaría de Política Económica con información del SIJyP.
Es importante tener en cuenta que esta contracción en el empleo ocurrió a pesar de la
aplicación del Programa de Recuperación Productiva (REPRO) del Ministerio de
Trabajo, que subsidia parcialmente las remuneraciones de los trabajadores de empresas
17
La producción agropecuaria tuvo una caída muy pronunciada que fue resultado, no sólo de la crisis
internacional, sino sobre todo de la importante sequía que se verificó en esos meses.
15
en crisis con el fin de evitar su despido. En el primer semestre de 2009 este programa
alcanzó a cubrir a 85.000 trabajadores. Además, en diciembre de 2008 se sancionó la
Ley de Blanqueo Laboral18
(Nº 26.476), por la cual se otorgaron incentivos para que se
registraran relaciones laborales que estaban en situación irregular. De este modo, puede
inferirse que una parte de los puestos de trabajo registrados en 2009 no serían nuevos
puestos sino el reflejo del “blanqueo” de puestos ya existentes, aunque no se cuenta con
estadísticas oficiales sobre los resultados de esta ley. Por ende, seguramente se hubiera
observado una mayor caída en los puestos registrados de no haber estado en vigencia
estas dos medidas.
A partir de la información sobre estructura ocupacional que surge de la EPH-INDEC,
puede estimarse que entre los trabajadores asalariados no registrados se habrían perdido
121.000 puestos de trabajo adicionales entre el segundo trimestre de 2008 y el mismo
trimestre de 2009, mientras que entre las ocupaciones no asalariadas, la pérdida habría
sido de 57.000 puestos. En definitiva, la reducción total de puestos de trabajo habría
sido, en un año, de 300.000, de modo tal que se habría destruido un número equivalente
al total de ocupaciones creadas desde el segundo trimestre de 2007.
Para el caso de los asalariados registrados, puede analizarse además el comportamiento
diferencial por rama de actividad. La caída resultó considerablemente más fuerte en el
caso de los sectores productores de bienes que en los de servicios. Ello obedeció
principalmente a dos razones. En primer lugar, los sectores productores de bienes fueron
los más afectados en términos productivos, y venían mostrando una desaceleración en
su tasa de creación de empleo, en correlación con su menor nivel de crecimiento, con
anterioridad al impacto de la crisis internacional. En segundo lugar, entre las ramas de
servicios no todas tuvieron un comportamiento expulsor de empleo. La ocupación se
mantuvo en los sectores de Comercio y Transporte, Almacenamiento y
Comunicaciones, y aumentó levemente en Hoteles y Restaurantes y Administración
Pública y Defensa. Dada la gran participación del empleo público sobre el total, éste
jugó un rol contra cíclico importante.
Frente a este contexto, y a diferencia del año anterior, el último trimestre del año 2008 y
los primeros meses del 2009 no se caracterizaron por el crecimiento de las
negociaciones salariales y los conflictos de índole económica. Primó, en cambio, una
estrategia defensiva, que tendió a proteger los puestos de trabajo, aún si ello implicaba
resignar reivindicaciones salariales.
Ante este escenario, la evolución del salario real del conjunto de los asalariados
registrados parece, en principio, paradójica. A diferencia de lo ocurrido en 2007, cuando
la desaceleración en el crecimiento del empleo tuvo consecuencias sobre el salario real,
ante la pérdida de puestos de trabajo de 2008-2009 el ingreso real de los trabajadores,
no sólo no se redujo, sino que tuvo incluso un leve incremento. Hacia el segundo
trimestre de 2009 la remuneración real promedio de los asalariados registrados se
ubicaba 5,4% por encima del nivel del mismo trimestre de 2007 (Gráfico Nº 1.3).
18
La ley Nº 26.476 estableció, entre otros beneficios, que todo empleador que regularice a sus
trabajadores no registrados quedaría exento de pagar deudas previsionales con la Administración Federal
de Ingresos Públicos (AFIP), intereses o multas con el fisco y con la cartera laboral, así como con los
distintos entes con capacidad para sancionar la no registración del empleo.
16
No puede dejar de reconocerse que el fortalecimiento de las organizaciones sindicales
durante los años previos de fuerte crecimiento económico y de la ocupación, así como el
resurgimiento de las negociaciones colectivas en tanto mecanismo de fijación de
salarios, posicionaron a los trabajadores en una situación de mayor fortaleza para
enfrentar las consecuencias de la crisis económica y limitar en cierta medida sus efectos
sobre los salarios.
También el salario mínimo, vital y móvil tuvo un incremento en términos reales, de
modo que en el segundo trimestre de 2009 se ubicó 6% por encima del nivel del mismo
trimestre del año anterior, lo que permitió recuperar la caída previa verificada entre
2007 y 2008.
En el caso de los trabajadores no registrados, que siguen constituyendo una porción
muy significativa del total de ocupados, es muy probable que su situación haya
resultado más golpeada por la crisis, tanto por su mayor vulnerabilidad como por su
menor capacidad de organización.
1.3. Perspectivas desde 2009.
Se presentó hasta aquí un análisis del mercado laboral en el período 2003-2009 que
destaca las rupturas respecto de su desempeño durante la década de la convertibilidad.
En el período que se inició con la devaluación de la moneda, el crecimiento económico
tuvo como correlato una expansión de la ocupación que no tiene precedentes en la
historia reciente.
El aumento del empleo permitió, a su vez, que los trabajadores recuperasen capacidad
de negociación y lograsen ciertas mejoras relativas en la calidad de los empleos y en los
salarios reales. Sin embargo, la posibilidad de lograr aumentos significativos en los
salarios y en las condiciones de vida se enfrentaba con el límite impuesto por el mismo
patrón de crecimiento, que reposaba en parte en los disminuidos costos salariales.
Este régimen de crecimiento se enfrentó con serias limitaciones, aún antes del
cimbronazo de la crisis internacional. La crisis golpeó a una economía que ya estaba
mostrando síntomas de desaceleración en ciertos sectores, en particular en la Industria
manufacturera y, sobre todo, claras dificultades para seguir generando empleo y mejoras
en el salario real.
La razón del freno en la creación de puestos de trabajo puede hallarse en las
características del propio esquema de crecimiento vigente y no en factores de otra
índole, como el conflicto con el sector agropecuario desatado a inicios de 2008.
Tampoco así en la crisis económica mundial, ya que, como se mencionó, la
desaceleración de la economía argentina se observa con anterioridad a su estallido.
El tipo de cambio nominal fijo, asociado a una inflación creciente –al menos hasta
mediados de 2008– implicó una apreciación real de nuestra moneda, que redundó en un
encarecimiento en términos internacionales de la fuerza de trabajo. Ello, acompañado
por la menor protección efectiva que representó la caída del tipo de cambio real, fue el
palo que funcionó como freno en la rueda económica.
17
La mayor parte de las ramas de la producción industrial de nuestro país está lejos de ser
competitiva a nivel internacional, más aún tras el largo proceso de desarticulación y
destrucción sufrido desde la última dictadura militar. Por eso, la protección que supuso
el tipo de cambio real elevado fue fundamental para que estos sectores pudieran volver a
desarrollarse y a crear empleo, contribuyendo a motorizar la ocupación total. Pero para
algunas ramas productivas, no sólo la ganancia de competitividad cambiaria sino
también el reducido costo laboral fue clave para que en estos años pudieran expandirse a
tasas aceleradas. Esta ventaja, con la elevación de los salarios reales, fue achicándose.
El patrón de crecimiento económico se basaba en la vigencia de dos pilares: un tipo de
cambio real elevado y costos salariales reducidos. Hacia el año 2007, la inflación puso
de manifiesto la dificultad de mantener el sendero de expansión en base a este patrón,
una vez que los salarios se recuperaron. Llegado este punto, en lugar de avanzar hacia
una política de desarrollo industrial, superando al tipo de cambio como instrumento
único, la opción de política del gobierno consistió en la apreciación relativa de la
moneda como modo de frenar el alza de precios.
Con posterioridad al estallido de la crisis económica mundial, el tipo de cambio debió
ser ajustado hacia arriba, ante una muy elevada salida de capitales. Esta modificación,
sumada a una rápida recuperación de la economía internacional y un importante nivel de
gasto público, comenzó a tener consecuencias positivas sobre el crecimiento y sobre el
empleo desde el segundo semestre de 2009.
A partir de entonces la negociación salarial parecería recuperar su papel predominante –
dejando de lado la negociación de ajustes relacionados con la crisis–, con el
establecimiento de incrementos en las remuneraciones que, en el peor de los casos,
equiparan la inflación, y en muchos casos contienen incrementos reales.
La aceleración de la inflación desde finales de 2009, una vez reanudado el crecimiento
de la economía, preanuncia la reaparición de aquellas tensiones internas del patrón de
crecimiento vigente que habían ocupado el centro de la escena durante el año 2007, y
que parecían haber sido subsumidas en el marco de la crisis internacional desatada a
mediados de 2008.
La discusión en torno al nivel del tipo de cambio pone en pugna dos objetivos que
deberían ser complementarios. El mantenimiento de un tipo de cambio real competitivo
favorece el crecimiento del empleo pero, si no se controla la inflación por otros medios,
puede suponer un deterioro del salario real. Por el contrario, la tendencia a la
apreciación cambiaria, aunque permite mantener los salarios, resulta perjudicial para el
crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo en el mediano plazo.
Se requiere, en cambio, la aplicación de una política integral de desarrollo que permita
asegurar, por un lado, la competitividad de los sectores productivos y que garantice, por
otro, una mejora sustantiva y sustentable en las condiciones de vida de los trabajadores.
Para ello, el estímulo productivo no puede provenir exclusivamente del nivel cambiario,
sino que debe combinarse la instrumentación de tipos de cambio diferenciales con
políticas arancelarias e incentivos sectoriales específicos.
18
2. ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y DEL MERCADO DE TRABAJO EN CHACO.
2.1. Crecimiento económico en la provincia del Chaco en 2003-2009. Comparación
con la evolución de la economía a nivel nacional.
Desde los años 1990, se observa que el Producto Bruto Geográfico (PBG) del Chaco
tiende a crecer por debajo de la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB)
durante las fases de expansión de la economía nacional, y a contraerse en menor medida
durante las fases recesivas. De este modo, tiene un comportamiento más estable que el
del producto en el conjunto del país.
Este comportamiento parecería haberse replicado también en los últimos años. Entre
2002 y 2008, mientras el PIB nacional creció a una tasa anual acumulativa del 8,5%, el
PBG chaqueño lo hizo al 6,4% anual. Este menor desempeño de la economía chaqueña
con respecto al agregado nacional condujo a una pérdida de participación de dicha
economía en el agregado nacional del 6,8% entre 2001 y 2008.19
Gráfico N° 2.1. Evolución del PBG chaqueño y del PBI nacional, 1993-2008.
En número índice promedio de la serie = 100.
130,5
136,0
80
90
100
110
120
130
140
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Base p
rom
edio
de la s
erie
= 1
00
Chaco Nacional
Fuente: Informe “Análisis acerca de la evolución del Producto Bruto Geográfico de la
provincia de Chaco durante la post-convertibilidad”
La estructura productiva de la provincia del Chaco presenta significativas diferencias
con respecto a la estructura por sectores de actividad a nivel nacional. Se destaca en la
provincia el menor peso de los sectores productores de bienes, explicado
fundamentalmente por la menor incidencia relativa de la Industria manufacturera.
El menor crecimiento registrado en Chaco durante el período 2002-2008 obedece
principalmente al hecho de que los sectores con mayor peso en la economía chaqueña
fueron aquellos que presentaron un menor crecimiento relativo a nivel nacional.
19
De todas formas, se debe remarcar que se trata de una aproximación al peso real que posee la economía
chaqueña en el conjunto de la economía nacional, ya que la suma de los PBG provinciales no es igual al
PBI nacional. Al respecto consultar CEPAL (2008).
19
Adicionalmente, también el menor crecimiento en la provincia se debe a que sus
sectores tuvieron una tasa de expansión menos marcada que esos mismos sectores a
nivel nacional. De estos dos factores, el primero es el que explica en mayor medida las
diferencias en materia de crecimiento económico entre el Chaco y el país.
En el año 2009 –en rigor, ya desde finales de 2008– se reflejó en la economía argentina
el impacto de la crisis económica internacional. Así, el PIB tuvo una disminución
interanual de 0,8% en el segundo trimestre de 2009, y 0,3% en el tercero. A pesar de
haberse recuperado el sendero del crecimiento desde fines de 2009, el producto total de
ese año mostró un aumento sólo de 0,9% respecto del año anterior, luego de haber
presentado tasas significativamente elevadas desde el año 2003.
La situación de la provincia del Chaco resultó diferente en este momento de crisis. Su
PBG se incrementó 7,9% en 2009. La peor situación, al igual que a nivel nacional, se
vivió en el segundo trimestre, cuando la variación interanual del PBG fue de sólo 0,1%.
Aún así, no llegó a producirse una disminución en el nivel de actividad, y desde
entonces las tasas de crecimiento fueron muy elevadas (14,0% interanual en el tercer
trimestre y 12,4% en el cuarto).
Este resultado global esconde fuertes divergencias en las trayectorias de los distintos
sectores. Tanto el sector agropecuario como el industrial sufrieron severas contracciones
anuales en 2009 (18,3% y 16,1%, respectivamente) y su decrecimiento continuaba hasta
finales de ese año. También el sector de Transporte, almacenamiento y comunicaciones
tuvo una fuerte caída anual de 16,6%. Sin embargo, el resultado anual para el conjunto
resultó positivo, debido a que fue compensado por la trayectoria de otros sectores. En
particular, resultó sumamente elevado el crecimiento en la Construcción (196%), en el
Servicio doméstico (7,8%) y en Administración pública, defensa y seguridad social
(5,8%).
Este comportamiento obedeció en gran medida a las políticas públicas provinciales
aplicadas durante este período, cuyos resultados se advierten a partir del
comportamiento positivo que registraron las actividades vinculadas con la Construcción
pública y la Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria, que
contrarrestaron la variación negativa registrada en el resto de las actividades, en
particular las que conforman el sector productor de bienes.
El crecimiento en la Construcción fue tan elevado que, si se aísla el efecto de esta rama
de actividad, se observa que el conjunto restante de sectores tuvo un decrecimiento de
4,4%, que se transforma en un aumento del 7,9% del PBG al incorporarla.
En síntesis, puede decirse que, al igual que en el país pero probablemente con mayor
potencia, el gasto público y, en particular, la inversión pública, fueron fundamentales
como medidas contra cíclicas ante el escenario de crisis a nivel internacional y recesión
nacional. En lo que sigue, se verá cómo se comportó en este contexto económico el
mercado de trabajo de la provincia del Chaco entre 2003 y 2010, comparándolo con lo
sucedido en el país.
20
2.2. El mercado de trabajo en la provincia del Chaco. Comparación con la
situación nacional.
Se ha presentado ya en la primera sección un análisis del comportamiento del mercado
de trabajo a nivel nacional en los últimos años. En este apartado se abordará el tema del
mercado laboral en la Región Noreste (NEA)20
, así como en la provincia del Chaco.
Para ello, se cuenta con distintas fuentes de información. En primer lugar, la Encuesta
Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, que releva datos de los hogares de los
principales aglomerados urbanos del país. La EPH se realiza en cuatro aglomerados de
la región NEA: Corrientes, Formosa, Gran Resistencia (Chaco) y Posadas (Misiones).
Debe tenerse en cuenta que la información que surge de esta encuesta se refiere siempre
al universo de los grandes aglomerados urbanos.
En segundo lugar, se cuenta con información elaborada a partir de los registros del
sistema previsional (antes Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones –SIJyP– , hoy
Sistema Integrado Previsional Argentino –SIPA–).21
Esta información se refiere a todos
los asalariados registrados del país, con excepción de los asalariados del sector público
de un conjunto de provincias que no traspasaron sus cajas previsionales a la Nación,
entre ellas, la provincia del Chaco. La información es más amplia que la que brinda la
EPH en el sentido de que no se refiere sólo a los grandes aglomerados urbanos, sino a
los trabajadores de todas las zonas urbanas tanto como rurales; pero resulta más
restrictiva en tanto sólo cubre a los asalariados registrados pero no a los asalariados no
registrados ni a los trabajadores por cuenta propia. Aún así, constituye una buena fuente
para el análisis del empleo registrado del sector privado.
A partir de 2003, como se mencionó, el crecimiento de la ocupación en el país fue muy
vigoroso. En el conjunto de la región NEA se produjo un importante incremento en los
niveles de, aunque este incremento fue más moderado que en el conjunto de las áreas
urbanas de nuestro país. En efecto, mientras que en el país la tasa de empleo pasó de
36,3% a 42,2% entre los primeros trimestres de los años 2003 a 2010, en el NEA se
incrementó de 30,8% a 34,2% en idéntico período.
Por el contrario, en el Gran Resistencia no se produjo en la post-convertibilidad un
aumento significativo en los niveles de ocupación. Como se puede observar en el
Gráfico Nº 2.2, la tasa de empleo permaneció prácticamente constante a lo largo de este
período, y tuvo incluso una disminución leve. En su trayectoria, resulta llamativa la
contracción experimentada por estas tasas en el primer semestre de 2007.
20
Se denomina región NEA a la conformada por las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa y
Misiones. 21
Entre las instituciones que publican este tipo de información se encuentran el Observatorio de Empleo
y Dinámica Empresarial (OEDE) del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y la Dirección Nacional de
Programación Macroeconómica, Secretaría de Política Económica, del Ministerio de Economía de la
Nación, que fueron las fuentes utilizadas para este informe.
21
Gráfico N° 2.2. Tasa de empleo en los principales aglomerados urbanos, en la región
NEA y en el Gran Resistencia, 2003-2010.
42,3
36,3
42,2
34,4
30,8
34,233,833,4
32,2
30
32
34
36
38
40
42
44
I-2
00
3
III-
20
03
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00
4
III-
20
04
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00
5
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20
05
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00
6
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20
06
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7
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20
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8
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9
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20
09
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01
0
Ta
sa
de
em
ple
o (
%)
Total de aglomerados NEA Gran Resistencia
Nota: Hasta el tercer trimestre del 2006 sólo se dispone de información semestral para el Gran
Resistencia.
Fuente: Elaboración propia en base a EPH-INDEC.
La tasa de actividad tuvo también un comportamiento diferente según el área geográfica
considerada. En el NEA tendió a mantenerse estable entre 2003 y mediados de 2008 y
disminuyó levemente desde entonces, mientras que a nivel nacional su nivel fue
prácticamente estable en todo el período seleccionado. En Gran Resistencia el
comportamiento fue destacadamente distinto. La tasa de actividad tendió a descender,
de modo que pasó del 38,1% de la población en el primer trimestre de 2003 al 33,4% en
el mismo trimestre de 2010. En esta trayectoria, se destaca el fuerte salto descendente de
inicios de 2007, que coincide con la caída en la tasa de empleo.
Más allá de su evolución, las tasas de actividad y empleo en el NEA como en Gran
Resistencia resultan significativamente más bajas que en el conjunto de aglomerados
urbanos. En principio, puede pensarse que estos bajos niveles de actividad y de empleo
podrían estar relacionados, al menos parcialmente, con la presencia de distintas
estructuras demográficas. Sin embargo, la proporción de población entre 18 y 64 años
respecto de la población total no difiere significativamente en Gran Resistencia y en el
NEA en relación con el total del país, al menos cuando se considera la población de los
grandes aglomerados urbanos. En efecto, este subgrupo etario representa el 59,1% en
Gran Resistencia, el 58,4% en el NEA y el 60,1% en el total de aglomerados urbanos.
22
Gráfico N° 2.3. Tasa de actividad en los principales aglomerados urbanos, en la región
NEA y en el Gran Resistencia, 2003-2010.
46,1
45,6
46,0
36,236,1
35,3
38,1
34,8
33,4
30
32
34
36
38
40
42
44
46
48
I-2
00
3
III-
20
03
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00
4
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20
04
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00
5
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20
05
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00
6
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20
06
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00
7
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07
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00
8
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20
08
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00
9
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20
09
I-2
01
0
Ta
sa
de
activid
ad
(%
)
Total de aglomerados NEA Gran Resistencia
Nota: Hasta el tercer trimestre del 2006 sólo se dispone de información semestral para el Gran
Resistencia.
Fuente: Elaboración propia en base a EPH-INDEC.
Para comprobar si existen diferencias en las tasas de actividad y de empleo de las
personas en edad económicamente activa, se calcularon las tasas correspondientes sólo a
la población de 18 a 64 años. Asimismo, se diferenciaron las tasas por género, con el fin
de testear si los distintos niveles de tasas de actividad y empleo se explican por el
comportamiento diferencial de alguno de los géneros (Cuadro Nº 2.1). Los resultados
muestran que las menores tasas de actividad y de empleo de los aglomerados del NEA
respecto del total del país se mantienen aún cuando se considera sólo a la población de
estas edades. Más aún, las diferencias son importantes tanto para varones como para
mujeres. Sólo en el caso de los varones, la distancia se achica pero muy levemente
cuando se considera a las personas entre 18 y 64 años. En suma, las menores tasas de
actividad y empleo en el NEA no pueden atribuirse mayoritariamente a razones
demográficas.
Las tasas de desocupación, por su parte, son menores en el NEA y en Gran Resistencia
que en el total del país. A pesar del relativamente reducido nivel de empleo de los
aglomerados del Noreste del país, ello se explica porque también las tasas de actividad
son más bajas. Más allá de estas diferencias de nivel, entre 2003 y 2010 se observa una
tendencia decreciente en materia de desempleo, en las tres áreas geográficas
consideradas. En el total de aglomerados urbanos la tasa de desocupación pasó de
20,4% en el primer trimestre de 2003 a 8,3% en el mismo trimestre de 2010. En los
aglomerados del NEA esta tasa pasó de 14,7% a 3,3% en el mismo período y,
finalmente, en Gran Resistencia se redujo de 11,3% a 3,5%.
23
Cuadro N° 2.1. Tasas de actividad y empleo en los principales aglomerados urbanos del
país, en la región NEA y en el Gran Resistencia, IV trimestre de 2009.
Tasa actividad Tasa empleo
(% sobre población) (% sobre población)
Total población
Total
Total país 46,3 42,4
NEA 35,8 34,7
Gran Resistencia 32,4 31,9
Varones
Total país 55,1 51,1
NEA 43,9 42,4
Gran Resistencia 40,6 39,4
Mujeres
Total país 38,2 34,5
NEA 28,3 27,5
Gran Resistencia 24,8 24,7
Población de 18 a 64 años
Total
Total país 73,4 67,2
NEA 59,1 57,1
Gran Resistencia 53,5 52,5
Varones
Total país 87,1 80,8
NEA 73,6 71,1
Gran Resistencia 68,6 66,6
Mujeres
Total país 60,9 54,8
NEA 46,1 44,7
Gran Resistencia 40,0 39,8
Fuente: Elaboración propia en base a EPH-INDEC.
Gráfico N° 2.4. Tasa de desocupación en los principales aglomerados urbanos, en la
región NEA y en el Gran Resistencia, 2003-2010.
8,4
20,4
8,3
4,9
14,7
3,3
11,3
4,0
3,5
-
5
10
15
20
25
I-2
00
3
III-
20
03
I-2
00
4
III-
20
04
I-2
00
5
III-
20
05
I-2
00
6
III-
20
06
I-2
00
7
III-
20
07
I-2
00
8
III-
20
08
I-2
00
9
III-
20
09
I-2
01
0
Ta
sa
de
de
so
cu
pa
ció
n (
%)
Total de aglomerados NEA Gran Resistencia
Nota: Hasta el tercer trimestre del 2006 sólo se dispone de información semestral para Gran Resistencia.
Fuente: Elaboración propia en base a EPH-INDEC.
24
En el total del país este comportamiento estuvo asociado con un fuerte aumento de la
tasa de empleo y en el NEA con un incremento de la ocupación, aunque de menor
magnitud. En Gran Resistencia, en cambio, la desocupación se redujo por el menor
nivel de actividad, con un nivel de ocupación que disminuyó. Es decir, el desempleo cae
en los tres casos, pero por motivos distintos.
Se ha mostrado ya como la tasa de empleo en Gran Resistencia no evolucionó
positivamente entre 2003 y 2010, como sí lo hizo dicha tasa en el total de aglomerados
urbanos relevados por EPH. El Gráfico N° 2.5 permite apreciar cómo este
comportamiento diferencial de la tasa de empleo se asocia con el menor crecimiento
relativo de la cantidad de ocupados en Gran Resistencia, tanto respecto de los
aglomerados del NEA como de los del conjunto del país.
Tanto en el NEA como en los aglomerados del total del país la cantidad de ocupados
tuvo un incremento muy significativo en este período. La cantidad de ocupados se
incrementó en 26% en el total y en 24% en el NEA entre los primeros trimestres de
2003 y 2010. En Gran Resistencia, el aumento resultó bastante menor: 7% en esos siete
años. Dado que la población de este aglomerado tuvo un incremento superior, que
puede estimarse en 12%, ello se tradujo en la caída de la tasa de empleo ya mostrada.
Dentro de esta trayectoria de la ocupación en Gran Resistencia, pueden distinguirse
distintos subperíodos. Hasta el año 2006, si bien con oscilaciones, la cantidad de
ocupados mostró un leve incremento; tuvo luego una importante caída a inicios de 2007
y volvió a incrementarse desde mediados de ese año. En los años que siguen el nivel se
mantuvo prácticamente estancado, con oscilaciones menores.
Gráfico N° 2.5. Evolución de la cantidad de ocupados en los principales aglomerados
urbanos, en la región NEA y en el Gran Resistencia, 2003-2010.
125 126
123
100
124
109107
70
80
90
100
110
120
130
140
I-20
03
III-
20
03
I-20
04
III-
20
04
I-20
05
III-
20
05
I-20
06
III-
20
06
I-20
07
III-
20
07
I-20
08
III-
20
08
I-20
09
III-
20
09
I-20
10
Índ
ice I
-20
03
=1
00
Total de aglomerados NEA Gran Resistencia
Nota: Hasta el tercer trimestre del 2006 sólo se dispone de información semestral para Gran Resistencia.
Fuente: Elaboración propia en base a EPH-INDEC.
25
Dentro de los ocupados, puede distinguirse entre quienes son ocupados plenos y quienes
son subocupados. Se denomina subocupados a aquellos que trabajan menos de 35 horas
semanales y manifiestan que desearían trabajar más horas. La tasa de subocupación, es
decir, la proporción que representan los subocupados sobre la PEA es una de las
medidas que da cuenta de la calidad del empleo. Entre los años 2003 y 2010 se observa
un sostenido descenso de la tasa de subocupación. Esta caída resulta incluso más
marcada en el aglomerado de Gran Resistencia que en la región del NEA y en el
conjunto de aglomerados urbanos del país. En esta localidad pasó de 15,6% a 2,4%,
mientras que en el total del país se redujo de 17,7% a 6,6% (Gráfico Nº 2.6). Debe
destacarse también que mientras que en el conjunto nacional la subocupación mostró un
incremento relativo en el período que coincide con el impacto de la crisis internacional
(de fines de 2008 a 2009), no sucedió lo mismo en el NEA ni en Gran Resistencia,
donde sus niveles continuaron disminuyendo incluso en ese lapso.
Gráfico N° 2.6. Tasa de subocupación en los principales aglomerados urbanos, en la
región NEA y en el Gran Resistencia, 2003-2010.
9,1
17,7
6,6
4,7
13,5
2,5
15,6
5,6
2,4
-
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
I-20
03
III-
20
03
I-20
04
III-
20
04
I-20
05
III-
20
05
I-20
06
III-
20
06
I-20
07
III-
20
07
I-20
08
III-
20
08
I-20
09
III-
20
09
I-20
10
Tasa
de
su
bo
cu
pa
ció
n (
%)
Total de aglomerados NEA Gran Resistencia
Nota: Hasta el tercer trimestre del 2006 sólo se dispone de información semestral para Gran Resistencia.
Fuente: Elaboración propia en base a EPH-INDEC.
El panorama mostrado en términos de empleo se modifica sustantivamente cuando se
consideran los datos referidos a los asalariados registrados del conjunto de la provincia
del Chaco, ya no sólo de Gran Resistencia.22
Esta información da cuenta de un proceso
de recuperación del nivel de empleo registrado privado en Chaco que estuvo en línea
22
Esta evidencia permite poner en cuestión la relevancia de la información que brinda la EPH de Gran
Resistencia para dar cuenta de la situación laboral de la provincia del Chaco, ya sea porque la situación de
Gran Resistencia difiere de la del resto de la provincia, ya sea porque existen problemas de
representatividad de la EPH para ese aglomerado. Más adelante, se presentará información relevada por la
propia Dirección Estadística de la Provincia, que muestra de las diferencias existentes en materia de
mercado de trabajo e ingresos en las distintas regiones al interior del Chaco. Aún así, debe recordarse que
también la información referida a empleo asalariado registrado refiere sólo a una parte del mercado de
trabajo. En Chaco, alrededor de 6 de cada 10 asalariados no están registrados.
26
con lo sucedido a nivel nacional. En efecto, tal como se muestra en el Gráfico N° 2.7 el
empleo asalariado privado aumentó un 66,8% en Chaco entre 2002 y 2009, mientras
que se incrementó 68,4% en las provincias correspondientes a la región del NEA y
64,7% en el total del país. Si bien el aumento de la ocupación en Chaco fue más lento
que a nivel nacional en los primeros años de la recuperación, el desempeño relativo de
esta provincia mejoró desde 2007, de modo que entre ese año y 2009 el empleo en la
provincia aumentó más que en el país. Incluso se observa un incremento en 2009
cuando a nivel nacional se produjo un descenso, producto del impacto de la crisis
económica internacional en nuestro país.
El Gráfico N° 2.7 permite además apreciar como el empleo en la provincia del Chaco
resultó aún más golpeado durante la convertibilidad que a nivel del país. Aún así, el
crecimiento desde 2003 fue tan significativo que permitió superar con creces los niveles
de empleo del año 1997, previos a la caída asociada a la recesión y la crisis final de la
convertibilidad.
Gráfico N° 2.7. Evolución de la cantidad de asalariados registrados en el sector privado
en el total del país, las provincias del NEA y la provincia del Chaco, 1996-2009.
122
102
109
126
133
146
158
167
122126
119
130
100
131
108
168
100
80
90
100
110
120
130
140
150
160
170
180
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009*
Índic
e 2
00
2=
10
0
Chaco NEA Total país
* Con información hasta el tercer trimestre.
Fuente: Elaboración propia en base a OEDE-Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
Como es sabido, la estructura del empleo en la provincia del Chaco tiene diferencias
significativas con la estructura a nivel nacional, dando cuenta de las particularidades
productivas de esta provincia. Ello se refleja también en la composición del empleo
asalariado registrado privado. Se destaca el mayor peso de las ramas Agricultura,
ganadería y pesca, como así también Construcción y Comercio. En cambio, son
relativamente menores la Industria manufacturera y el resto de los servicios (Gráfico Nº
2.8).
27
Gráfico N° 2.8. Composición de los asalariados registrados del sector privado según
rama de actividad económica en el total del país y en la provincia del Chaco, promedio
2009.
Total del país
Industria
20,5%
Electricidad,
gas y agua
1,0%
Comercio
17,9%
Servicios
46,3%
Minería y
petróleo
1,0%
Agricultura,
ganadería y
pesca
6,1%
Construcció
n
7,1%
Nota: Con información hasta el tercer trimestre de 2009.
Fuente: Elaboración propia en base a OEDE-Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
Si se diferencian los distintos sectores de actividad se advierte a grandes rasgos que
aquellos sectores que más crecieron en materia de empleo registrado a nivel nacional,
son también los que más se expandieron en la provincia del Chaco. En el Gráfico Nº 2.9
puede verse la distinción entre dos grandes agrupamientos: sectores productores de
bienes (Agricultura, ganadería y pesca, Industria manufacturera, Construcción,
Electricidad, gas y agua) y sectores productores de servicios. Tanto en Chaco como en
el país el empleo crece proporcionalmente más en los sectores productores de bienes
que en los de servicios.
Estos mismos sectores son los que habían resultado más castigados durante la década de
la convertibilidad. En efecto, entre 1996 y 2002 los puestos asalariados registrados en
los sectores productores de bienes se redujeron 21% en el país, y más aún, 54%, en la
provincia del Chaco.
Volviendo a la época más reciente, cabe resaltar que si bien estos sectores fueron los
que más disminuyeron su nivel de ocupación en 2009 respecto de 2008 en el país, ante
el impacto recesivo de la crisis económica internacional, no sucedió lo mismo en el
Chaco, provincia en la cual la ocupación registrada en la producción de bienes continuó
incrementándose aún en dicha coyuntura.
Provincia del Chaco Agricultura,
ganadería y
pesca
17,1%
Minería y
petróleo
0,4%
Industria
12,0%
Electricidad,
gas y agua
0,4%
Comercio
24,9%
Servicios
33,2%
Construcción
12,0%
28
Gráfico N° 2.9. Evolución de la cantidad de asalariados registrados en el sector privado
en sectores productores de bienes y de servicios, en el total del país y la provincia del
Chaco, 1996-2009.
154
171
100
100
121
162
89
80
100
120
140
160
180
200
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009*
Índic
e 2
00
2=
10
0
Chaco - Bienes Chaco - Servicios
Total país - Bienes Total país - Servicios
* Con información hasta el tercer trimestre.
Fuente: Elaboración propia en base a OEDE-Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Para completar este panorama del mercado de trabajo es fundamental analizar también
lo ocurrido con los salarios. Ya se ha expuesto que a nivel nacional los salarios reales
sufrieron una muy fuerte reducción, tras la devaluación de la moneda en 2002. Luego
recuperaron muy paulatinamente su poder adquisitivo, de modo que hacia inicios de
2007 se encontraban en niveles similares a los de 2001. Desde entonces la recuperación,
si bien continuó, lo hizo a un ritmo mucho menor.
El Gráfico N° 2.10 permite visualizar la evolución de la remuneración promedio de los
asalariados registrados en Chaco, en comparación con el total del país. En 2003 y 2004
el aumento de los salarios nominales en la provincia del Chaco resultó superior al
incremento en el total del país. Desde entonces, evolucionaron de manera bastante
similar. De este modo, la remuneración promedio en Chaco se vio incrementada
respecto de la del total del país: en el año 2000 era el 61,2% del promedio nacional y en
2009 alcanzó el 67,9%. A partir de este comportamiento, puede inferirse que también en
el Chaco los salarios se han recuperado tras la caída real sufrida en 2002 y que han
aumentado más allá del nivel de fines de la década de la convertibilidad.23
23
Para poder comparar correctamente la evolución del poder adquisitivo del salario en la provincia del
Chaco en relación con el total del país se precisaría contar con índices de precios comparables para ambos
ámbitos geográficos. Dado que ello no es posible, se optó por mostrar sólo la evolución de las
remuneraciones nominales.
29
Gráfico N° 2.10. Remuneración total promedio de los asalariados registrados del sector
privado, en el total del país y la provincia del Chaco, 2000-2009.
561
1.452
1.876
2.218
909 9651.069
1.223
1.421
1.735
2.099
2.710
3.266
559
1.201
606714
852994
917
80
580
1.080
1.580
2.080
2.580
3.080
3.580
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
En
pe
so
s
Chaco Total país
Fuente: Elaboración propia en base a Dirección Nacional de Programación Macroeconómica,
Secretaría de Política Económica.
La información presentada hasta el momento, proveniente de fuentes nacionales, ha
permitido tener un primer panorama respecto del desempeño del mercado de trabajo en
la provincia del Chaco en el período reciente. Sin embargo, como se ha visto, estas
fuentes tienen importantes limitaciones. Mientras que la EPH refiere sólo a la población
del aglomerado Gran Resistencia, los datos del sistema previsional comprenden sólo a
los trabajadores asalariados registrados. Dado que entre ambas fuentes aparecen,
además, algunas tendencias contradictorias, es difícil poder afirmar si ello se debe a los
diferentes universos captados o a una cuestión de calidad de las fuentes de información,
en particular de la EPH del INDEC.
3. EL MERCADO DE TRABAJO EN LAS DISTINTAS REGIONES DE LA PROVINCIA DEL
CHACO.
A partir del año 2009 se cuenta con una valiosa fuente adicional de información: la
Encuesta Provincial Trimestral a Hogares (EPTHO), realizada por la Dirección de
Estadística y Censos (DEyC) de la provincia. Se trata de una encuesta a hogares, de
frecuencia trimestral, con objetivos y metodología similares a los de la EPH del INDEC,
que cubre la totalidad de las zonas exclusivamente urbanas de la provincia del Chaco,
con excepción del aglomerado Gran Resistencia, ya relevado por la EPH.
Además de tratarse de una fuente de información óptima para evaluar la evolución del
mercado de trabajo en la provincia, su alcance permite diferenciar la situación de las
distintas regiones que la componen. De acuerdo con la clasificación adoptada en la
EPTHO, las regiones (también llamadas microregiones) son las siguientes:
30
Mapa N° 3.1. Regiones de la provincia del Chaco y sus departamentos.
Región % sobre población urbana
1. UMDESOCH (Unión de Municipios del Sudoeste
Chaqueño) 7,8
2. Centro Chaqueña 7,9
3. Oriental Chaqueña 6,1
4. Sudoeste II 8,5
5. Impenetrable 6,1
6. Norte 5,0
7. Centro Oeste 14,0
Total regiones interior provincial (1 a 7) 55,4
8. Metropolitana (Gran Resistencia) 44,6
Total regiones 100,0
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco.
Dado que esta encuesta se realiza desde 2009 será útil para realizar un análisis más
minucioso respecto del último año. El primer dato disponible es el referente al primer
trimestre de 2009, momento en que la crisis económica internacional estaba teniendo su
mayor impacto en nuestro país. Como es sabido, estos efectos negativos se habrían
extendido hasta mediados de año, momento en el cual algunos sectores productivos
habrían comenzado a recuperarse, mientras que otros permanecieron con valores
negativos. El último dato disponible al presente de la EPTHO, el primer trimestre de
2010, capta entonces una época en que se está iniciando la recuperación económica
posterior a los efectos de la crisis pero en la que perviven sus efectos.24
24
Es importante tener en cuenta que, dado que existe estacionalidad en el comportamiento de la actividad
económica y del mercado laboral, la información correspondiente a los distintos trimestres del año no
resulta directamente comparable. Menos aún cuando, dado que la encuesta es de realización muy
reciente, todavía no se cuenta con información histórica que permita conocer el comportamiento de las
variaciones estacionales. Por ello, lo correcto es comparar los mismos trimestres de diferentes años. En el
31
En la provincia del Chaco, la tasa de actividad presentó una fuerte disminución entre los
primeros trimestres de 2009 y de 2010 (Cuadro N° 3.1). La caída se observa en todas
las regiones, con dispar intensidad, a excepción de la región UMDESOCH. Las mayores
disminuciones se dan en las regiones Norte e Impenetrable.25
Cuadro N° 3.1. Tasa de actividad trimestral en las regiones de la provincia del Chaco,
2009-2010. En porcentaje sobre población.
I 2009 II 2009 III 2009 IV 2009 I 2010
Total provincial 35,5 35,2 35,7 35,6 34,6
Total regiones interior (1 a 7) 39,6 36,8 37,9 36,9 34,9
1 UMDESOCH 37,9 40,3 39,3 39,2 38,0
2 Centro 41,0 34,1 38,5 40,2 38,0
3 Oriental 33,0 32,5 33,7 30,9 28,1
4 Sudoeste II 45,5 44,0 43,7 42,6 38,0
5 Impenetrable 38,0 35,7 38,4 38,0 29,4
6 Norte 33,0 28,5 28,5 29,7 25,0
7 Centro Oeste 42,2 37,4 38,2 35,1 38,3
8 Metropolitana (G. Resistencia) 34,8 33,2 33,0 32,4 34,2
Fuente: EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Este descenso en la tasa de actividad se dio conjuntamente con una fuerte caída de la
tasa de empleo, tal como se observa en el Cuadro N° 3.2. Al igual que para la tasa de
actividad, en el caso del empleo los mayores descensos relativos ocurrieron en las
regiones Norte e Impenetrable. Esta caída de la ocupación puede relacionarse con la
trayectoria negativa que mostró la economía chaqueña en el año 2009, con excepción de
aquellas actividades relacionadas con el sector público.
A pesar del descenso en la tasa de empleo, la tasa de desocupación no se vio
incrementada sino que, por el contrario, tuvo un leve descenso entre los primeros
trimestres de 2009 y 2010. La razón es que la reducción en la tasa de actividad fue
superior a la caída de la tasa de empleo. Dicho de otro modo, a pesar de haber un menor
nivel de empleo, se incrementó el porcentaje de población inactiva, es decir, quienes no
trabajan ni buscan activamente trabajo.26
caso de la información disponible, pueden obtenerse conclusiones sobre la evolución del mercado de
trabajo a partir de la comparación de los primeros trimestres de 2009 y 2010. 25
Resulta llamativa la gran variabilidad que se observa en las tasas trimestre a trimestre, en particular en
ciertas regiones. Dado que la EPTHO es una encuesta de reciente implementación, puede inferirse que en
parte esta variabilidad podría obedecer a ajustes, aprendizajes y mejoras en el relevamiento, tal como
suele suceder con todo nuevo operativo estadístico. 26
En la sección anterior, se señaló la existencia de este mismo comportamiento para el caso del
aglomerado Gran Resistencia entre 2003 y 2009.
32
Aún así, al diferenciar entre las regiones, sí se observa que la tasa de desocupación se
incrementó en algunas de ellas. En particular, en las regiones UMDESOCH y Centro
Chaqueña.
Cuadro N° 3.2. Tasa de empleo trimestral en las regiones de la provincia del Chaco,
2009-2010. En porcentaje sobre población.
I 2009 II 2009 III 2009 IV 2009 I 2010
Total provincial 34,3 32,9 33,4 33,1 32,0
Total regiones interior (1 a 7) 35,0 33,4 34,5 33,6 31,2
1 UMDESOCH 34,2 35,4 35,7 34,6 34,0
2 Centro 36,5 30,1 32,1 34,3 33,2
3 Oriental 29,6 29,7 30,9 28,9 25,4
4 Sudoeste II 38,2 38,2 40,4 38,0 32,3
5 Impenetrable 33,8 33,9 34,7 34,7 27,3
6 Norte 31,9 26,8 28,1 29,3 24,8
7 Centro Oeste 36,7 34,8 35,3 33,1 34,2
8 Metropolitana (G. Resistencia) 33,4 32,4 32,1 31,9 33,0
Fuente: EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Cuadro N° 3.3. Tasa de desocupación trimestral en las regiones de la provincia del
Chaco, 2009-2010. En porcentaje sobre PEA.
I 2009 II 2009 III 2009 IV 2009 I 2010
Total provincial 8,5 6,4 6,4 6,3 7,5
Total regiones interior (1 a 7) 11,7 9,4 8,9 9,0 10,6
1 UMDESOCH 9,9 12,1 9,0 11,8 10,4
2 Centro 11,0 11,6 16,6 14,8 12,5
3 Oriental 10,4 8,7 8,3 6,4 9,7
4 Sudoeste II 16,1 13,2 7,5 10,8 15,1
5 Impenetrable 11,1 5,1 9,8 8,7 7,0
6 Norte 3,5 5,8 1,2 1,2 0,7
7 Centro Oeste 13,1 6,9 7,4 5,7 10,6
8 Metropolitana (G. Resistencia) 4,0 2,2 2,9 1,8 3,6
Fuente: EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Más allá de la evolución reciente, resulta llamativa la marcada heterogeneidad que
existe entre los niveles de las tasas analizadas según región (Gráfico Nº 3.1). Las tasas
de empleo y de actividad resultan marcadamente más reducidas en las regiones Oriental,
Impenetrable y Norte, además de la región Metropolitana. Como puede apreciarse en el
Mapa N° 3.2, se trata de toda la zona norte y este de la provincia. Adicionalmente,
33
Tasa de empleo
REFERENCIAS
Mayor a 38%
Entre 34% y 38%
Menor a 34%
resulta llamativo el caso de la región Centro que, a pesar de tener una tasa de actividad
superior al promedio, presenta una baja tasa de empleo.
Mapa N° 3.2. Tasas de actividad y empleo urbanas en las regiones de la provincia del
Chaco. Promedio 2009.
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Resulta interesante procurar aproximarse a las razones que explican estas diferencias.
En principio, podría pensarse que pueden deberse a razones demográficas (las regiones
con mayor peso de la población infantil tendrían menores tasas de actividad y empleo)
y/o a las diferencias en las estructuras productivas de las distintas regiones, en tanto
estas favorezcan una mayor o menor creación de empleo.
Se analizará en primer lugar la incidencia de las cuestiones demográficas, que pueden
influir fundamentalmente sobre los niveles de las tasas de actividad Si se consideran las
tasas refinadas de actividad (aquellas referentes a la población de 14 años y más), las
diferencias en las tasas entre regiones se ven disminuidos (Gráfico Nº 3.2). En
particular, el Impenetrable y la región Metropolitana tienen tasas refinadas de actividad
cercanas al promedio. Sin embargo, persisten niveles significativamente inferiores en
las tasas de las regiones Oriental y Norte.
Tasa de actividad
REFERENCIAS
Mayor a 39%
Entre 34% y 39%
Menor a 34%
34
Gráfico N° 3.1. Tasas de actividad y de empleo en las regiones de la provincia del
Chaco, Promedio 2009. En porcentaje sobre población.
29,0
29,8
32,5
34,3
34,1
35,0
33,2
35,0
38,7
29,9
32,5
33,4
37,5
37,8
38,2
38,5
39,2
43,9
20 25 30 35 40 45
Norte
Oriental Chaqueña
Metropolitana
Impenetrable
Total regiones 1 a 7
Centro Oeste
Centro Chaqueña
UMDESOCH
Sudoeste II
Tasa de actividad
Tasa de empleo
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
La diferenciación por género permite observar que las tasas de actividad de los varones
presentan heterogeneidades mucho menores que entre las mujeres. En el Norte –la
región con menor tasa de actividad– la tasa refinada de actividad de los varones es 11%
inferior esa misma tasa para el conjunto de las regiones, mientras que en la región
Centro –que ostenta el mayor valor– éste resulta 4% superior a la tasa del total de las
regiones. Entre las mujeres las diferencias son más marcadas. En las regiones Norte y
Oriental las tasas refinadas de actividad para las mujeres son 26% y 30% inferiores a
esas tasas para el conjunto de las regiones. Se destaca por otra parte la región Sudoeste
II, donde la tasa de actividad refinada de las mujeres resulta 28% superior al nivel de
esta tasa para el total de las regiones.
En síntesis, aún considerando tasas refinadas de actividad, con el fin de aislar el efecto
de cuestiones demográficas sobre los valores de las tasas, se observa que las regiones
Norte y Oriental tienen tasas significativamente inferiores a las del conjunto. En estas
regiones, tanto las tasas correspondientes a varones como a mujeres son inferiores a los
niveles del total de regiones, aunque la diferencia resulta más marcada en el caso de las
mujeres.
35
Gráfico N° 3.2. Tasas refinadas de actividad en las regiones de la provincia del Chaco, I
trimestre 2009. En porcentaje sobre población.
29,2
29,2
27,8
38,1
39,7
42,0
39,9
43,2
50,7
64,5
64,5
66,9
75,3
72,8
72,0
75,4
75,1
74,5
46,2
46,2
46,3
55,4
55,4
56,3
57,2
58,3
62,0
20 30 40 50 60 70 80
Región metropolitana
Norte
Oriental
UMDESOCH
Total regiones 1 a 7
Impenetrable
Centro
Centro Oeste
Sudoeste II
Mujeres Varones Total población
Nota: Sólo se dispone de información procesada relativa a las tasas refinadas para el primer trimestre de
2009.
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
En el informe anterior presentado27
se había advertido que las tasas de actividad más
altas se correspondían en general con tasas de desocupación también más altas, y
viceversa. De modo que la tasa de desocupación no parecía tener tan estrecha relación
con el nivel de empleo sino más bien con la tasa de actividad. Esta relación se muestra
en el Gráfico N° 3.3.
Gráfico N° 3.3. Tasas de actividad y desocupación en las regiones de la provincia del
Chaco, promedio 2009.
0
2
4
6
8
10
12
14
16
25 30 35 40 45
Tasa de actividad (en %)
Ta
sa
de
de
so
cu
pa
ció
n (
en
%)
Norte Metropolitana
Oriental
Centro
Sudoeste II
UMDESOC
H
Centro Oeste
Impenetrable
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
27
“Informe sobre situación económico social en el conjunto de la provincia de Chaco y en sus
microrregiones. 2do. trimestre 2009”.
36
El cálculo de las tasas refinadas de actividad muestra que tal asociación entre tasa de
actividad y tasa de desocupación resulta menos marcada. La relación parece explicarse
por la existencia de dos grupos de regiones con distintos comportamientos. Por un lado,
las regiones Norte, Metropolitana y Oriental, con tasas de actividad sustancialmente
menores que las del resto de las regiones; por otro, el resto de las zonas geográficas
(Gráfico N° 3.4). Se destaca también el comportamiento de la región Sudoeste II, que
sobresale por su alto nivel de actividad tanto como de desocupación.
Gráfico N° 3.4. Tasas refinadas de actividad y desocupación en las regiones de la
provincia del Chaco, I trimestre 2009.
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
40 45 50 55 60 65
Tasa de actividad (en %)
Ta
sa
de
de
so
cu
pa
ció
n (
en
%)
Norte
Oriental
Sudoeste II
Centro Oeste
Centro
ImpenetrableUMDESOCH
Metropolitana
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Del mismo modo, las regiones Norte, Metropolitana y Oriental vuelven a aparecer como
casos atípicos en las relaciones entre las tasas de empleo y desocupación (Gráfico N°
3.5) y entre las tasas de empleo y subocupación (Gráfico N° 3.6). Estas regiones se
caracterizan por presentar tasas de actividad y de empleo significativamente inferiores a
las de las otras regiones, pero también por tener tasas de desocupación y subocupación
de nivel menor que en los otros territorios.
37
Gráfico N° 3.5. Tasas refinadas de empleo y desocupación en las regiones de la
provincia del Chaco, I trimestre 2009.
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
40 42 44 46 48 50 52 54
Tasa de empleo (en %)
Ta
sa
de
de
so
cu
pa
ció
n (
en
%)
Norte
Oriental
Sudoeste II
Centro Oeste
Centro
Impenetrable
UMDESOCH
Metropolitana
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Gráfico N° 3.6. Tasas refinadas de empleo y subocupación en las regiones de la
provincia del Chaco, I trimestre 2009.
0
5
10
15
20
25
40 42 44 46 48 50 52 54
Tasa de empleo (en %)
Ta
sa
de
su
bo
cu
pa
ció
n (
en
%)
Oriental
Sudoeste II
Centro Oeste
Centro
Impenetrable
UMDESOCH
Metropolitana
Nota: No se cuenta con información sobre tasa refinada de subocupación para la región Norte.
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
La relación inversa entre tasa de empleo y tasa de subocupación estaría mostrando que
en las regiones que presentan mayores niveles de ocupación ello se ve acompañado, en
buena medida, por la existencia de una mayor proporción de trabajadores a tiempo
parcial. De este modo, las diferencias entre regiones en términos de la tasa de empleo
pleno (es decir la proporción de ocupados no subocupados con respecto a la población
total) resultan menores que las distancias en términos de la tasa de empleo tradicional,
tal como puede apreciarse en el Gráfico Nº 3.7.
38
Gráfico N° 3.7. Tasas refinadas de empleo y empleo pleno en las regiones de la
provincia del Chaco, I trimestre 2009.
41,5
44,2
49,6
50,2
50,5
50,8
52,0
38,8
41,6
37,9
41,4
45,8
43,9
42,4
20 25 30 35 40 45 50 55
Oriental
Metropolitana
UMDESOCH
Impenetrable
Centro Oeste
Centro
Sudoeste II
Tasa de empleo Tasa de empleo pleno
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
En lo que sigue, se analizará la estructura del empleo por rama de actividad,
diferenciando las distintas regiones. Ello permitirá también coadyuvar a la comprensión
de las diferencias que se observan entre los mercados de trabajo de las distintas zonas
geográficas.
Pueden analizarse, primeramente, las tres regiones que han surgido como casos que se
diferencian por sus niveles en las tasas básicas del mercado de trabajo: las regiones
Oriental, Norte y Metropolitana. Las estructuras del empleo en estas regiones resultan
muy diferentes (Cuadro Nº 3.4).
Por un lado, la región Norte se diferencia del conjunto por ser aquella en la cual tienen
mayor peso las actividades de Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (13,6% en
promedio en 2009 versus 8,8% en las regiones del interior provincial en el mismo
período).28
También resultan superiores al promedio el peso del empleo en la
Construcción y la Administración pública, aunque en estos casos las diferencias son
menos marcadas. Es preciso remarcar también que esta región se destaca por el bajo
peso que tiene en el empleo la Industria manufacturera (7,3% versus 10,8% en las
regiones del interior provincial). Sólo la región metropolitana, que dada su función de
capital provincial está más volcada a los servicios y la administración pública, tiene un
peso del empleo industrial menor que la región Norte.
Por otra parte, la región Oriental presenta un perfil del empleo en cuanto a su
distribución entre las distintas ramas de actividad, sensiblemente diferente. El peso del
Sector agropecuario resulta muy inferior (7,3%) y, en cambio, es alta la incidencia del
empleo en la Industria manufacturera (14,7%). Junto con la región del Centro, se trata
de aquella que tiene el mayor peso de la ocupación en la industria. Debe destacarse,
asimismo, la alta incidencia que la Administración pública y los Servicios de enseñanza
tienen en el empleo de esta región. En el caso de la Administración pública, sólo la
28
Se considera para el análisis el promedio de un año, dado que el carácter estacional de las actividades
podría distorsionar el estudio si sólo se considerase alguno de los trimestres disponibles.
39
región Metropolitana, capital provincial, presenta valores superiores; en el caso de los
Servicios de enseñanza, concentran un porcentaje del empleo que supera al de
cualquiera de las otras regiones del Chaco.
Cuadro N° 3.4. Composición del empleo según sector de actividad en las regiones de la
provincia del Chaco, promedio 2009.
Rama de
actividad
Total
provin-
cial
Regio-
nes
interior
UMDE
SOCH Centro Oriental
Sudoest
e II
Impe-
netrable Norte
Centro
Oeste
Metro-
politana
Productores de
bienes 29,8 28,8 28,5 35,8 29,8 26,2 26,6 30,9 26,7 18,3
Agricultura,
ganadería, caza y
silvicultura
8,1 8,8 11,8 9,2 7,3 9,1 7,9 13,7 6,0 0,7
Industria
manufacturera 10,7 10,8 8,0 19,0 14,7 9,4 7,4 7,3 9,8 5,4
Electricidad, gas y
agua 1,4 1,3 1,2 0,6 1,1 0,4 2,5 1,5 1,8 1,2
Construcción 9,5 7,9 7,4 7,0 6,6 7,3 8,8 8,4 9,1 11,0
Productores de
servicios 70,2 71,2 71,5 64,2 70,2 73,8 73,4 69,1 73,3 81,7
Comercio 21,6 19,4 20,2 16,5 12,5 20,6 20,7 19,1 21,8 20,5
Serv. de hotelería y
restaurantes 1,8 1,5 2,0 1,6 0,3 1,3 3,0 0,3 1,5 2,3
Serv. de transporte,
almacenamiento y
comunicaciones
4,0 3,0 2,4 2,3 1,8 4,3 2,2 2,5 4,0 6,0
Serv. financieros e
inmobiliarios 2,5 1,5 3,3 0,6 0,7 2,1 0,5 1,0 1,5 5,1
Administración
pública 9,6 6,7 4,0 5,3 12,2 3,1 9,5 9,0 7,0 15,8
Enseñanza 10,9 9,3 6,7 9,6 14,7 9,5 11,9 8,1 8,0 11,9
Servicios sociales y
de salud 4,7 3,7 3,7 1,8 4,6 5,3 2,0 5,2 3,4 6,2
Serv. comunitarios,
sociales y
personales
5,1 4,3 4,5 4,8 4,6 5,3 4,6 2,2 3,8 5,5
Servicio doméstico 10,1 9,3 12,1 9,3 6,2 9,7 6,4 9,1 9,8 8,4
Total ocupados 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Finalmente, la región Metropolitana tiene una estructura del empleo que se corresponde
con el hecho de estar compuesta por un gran aglomerado urbano que contiene a la
capital administrativa política provincial. Así, como se dijo, el porcentaje de empleo en
la Administración pública supera al de cualquier otra de las regiones. También resulta
muy superior la incidencia del empleo en los Servicios financieros e inmobiliarios y en
los Servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones. En términos generales,
el peso del empleo en los servicios, 81,7%, es superior al de cualquier otra zona
40
geográfica. En cuanto al empleo en los sectores productores de bienes, se destaca el
peso de la Construcción, que también es mayor que en las otras regiones. En cambio,
son muy inferiores tanto la Industria manufacturera como el Sector agropecuario, siendo
en particular éste último, muy marginal.
En suma, estas regiones, que se destacan por presentar bajos niveles de actividad y
empleo y, al mismo tiempo, de desocupación y subocupación, presentan como elemento
común el hecho de que las tres presentan niveles de empleo en la Administración
pública que son proporcionalmente superiores al promedio. En lo que respecta al resto
de los sectores, los perfiles productivos no resultan similares, sino que, por el contrario,
la composición del empleo por ramas de actividad en estas regiones se caracteriza por
sus marcadas diferencias.
Si bien no es directa la asociación entre mayor peso del empleo en este sector y menores
tasas de actividad y empleo, se trata de una regularidad alrededor de la cual puede
continuarse indagando. Al momento se dispone aún de información relativa a un corto
período de tiempo, debido a que la EPTHO comenzó a realizarse recién desde 2009.
Ello permite resaltar la importancia de mantener a futuro esta fuente de información.
Se realiza a continuación un análisis de la composición de las ocupaciones de acuerdo
con la categoría ocupacional. Las distintas categorías que puede tener una ocupación
son las siguientes: patrón o empleador, trabajador por cuenta propia, asalariado y
trabajador familiar sin remuneración fija. A su vez, al interior de los asalariados se
distinguirá entre aquellos que se desempeñan en puestos registrados y los que lo hacen
en puestos no registrados.
La composición de los ocupados según categorías ocupacionales presenta una alta
heterogeneidad en las distintas regiones de la provincia del Chaco. La mayor proporción
de trabajadores asalariados se observa en la región Metropolitana (75,3%). En el resto
de las regiones el peso de estos trabajadores es sustancialmente menor, y resulta
particularmente bajo en las regiones Sudoeste II e Impenetrable (Mapa Nº 3.3). En estas
dos regiones es, en cambio, elevado el porcentaje de trabajadores por cuenta propia, que
alcanza al 39% en la primera y 29,5% en la segunda. Se destaca, asimismo, el caso de la
región del Centro, en la cual, si bien la proporción de los trabajadores por cuenta propia
se encuentra por debajo del promedio regional, resulta muy elevado el peso de los
trabajadores familiares sin pago fijo, que alcanzan al 11%.
En general, la presencia de elevados niveles de empleo por cuenta propia y de
trabajadores familiares sin remuneración fija se encuentra asociada a mercados de
trabajo con mayor presencia de actividades informales. En muchos casos, este tipo de
ocupaciones surge de la búsqueda de formas de autoempleo como estrategia de
supervivencia. Un mayor peso de asalariados, en cambio, indica que se trata de un
mercado laboral en general con un mayor nivel de formalidad.29
29
Cabe aclarar, sin embargo, que no todos los asalariados se encuentran en puestos registrados, tal como
se analizará más adelante.
41
Mapa N° 3.3. Porcentaje de asalariados entre los ocupados de zonas urbanas en las
regiones de la provincia del Chaco, I trimestre de 2009.
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Cabe destacar, asimismo, que en algunas de las regiones resulta elevado el peso de los
asalariados del sector público sobre el total de asalariados. El porcentaje es en particular
elevado en la región Metropolitana, donde el 41,9% de los asalariados se desempeña en
el sector público, y en la región Oriental, donde lo hace el 42,3%. En estas dos regiones
las elevadas proporciones de empleo asalariado se encuentran seguramente vinculadas
con el importante peso del empleo público. En otras regiones, como UMDESOCH y
Centro Oeste, en cambio, se observa un alto peso del empleo asalariado y, al mismo
tiempo, una proporción de asalariados en el sector público inferior al promedio.
Entre los asalariados, es importante diferenciar quienes se desempeñan en puestos
registrados y en puestos no registrados. Ello permite tener una aproximación a la
condición de precariedad o no de los puestos de trabajo, en tanto quienes trabajan en
puestos no registrados se encuentran sujetos a una situación de vulnerabilidad e
inestabilidad en sus ocupaciones y en sus ingresos.30
El nivel de no registración resulta en Chaco más elevado que en el conjunto del país:
alcanza el 51,5% para la región Metropolitana y el 56,4% para el resto de las regiones
en promedio.31
A su vez, entre las regiones hay diferencias importantes: la región que
presenta la mayor proporción de asalariados no registrados es UMDESOCH (65,8%),
seguidas por Centro (59,9%), Norte (58,1%) y Centro Oeste (57,1%). Estas diferencias
se grafican en el Mapa Nº 3.4.
30
Sobre la definición de precariedad, puede consultarse Lindenboim, González y Serino (2000). 31
Siguiendo la práctica habitual en esta materia, se identifica a los asalariados registrados como aquellos
que manifiestan que se les realiza descuento jubilatorio (Altimir y Beccaria, 1999; Beccaria y Serino,
2001). Del mismo modo, se considera asalariados no registrados a aquellos que afirman que no se les
realiza descuento jubilatorio. Debe destacarse que la información referida a este tópico presenta una
elevada variabilidad entre trimestres, lo que podría estar indicando dificultades del relevamiento realizado
por la EPTHO para captar esta variable con adecuado nivel de representatividad estadística en cada una
de las regiones.
REFERENCIAS
Mayor a 72%
Entre 65% y 72%
Menor a 65%
42
Mapa N° 3.4. Porcentaje de asalariados no registrados entre los asalariados de zonas
urbanas en las regiones de la provincia del Chaco, promedio 2009.
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Las regiones con menores proporciones de asalariados no registrados coinciden con
aquellas en las cuales es más alto el peso de los asalariados del sector público. En
efecto, las regiones Metropolitana, Oriental e Impenetrable, aquellas que se distinguen
por tener las mayores proporciones de asalariados del sector público entre los
asalariados, son también las que tienen menor incidencia del no registro.
4. INGRESO, DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y POBREZA EN LAS DISTINTAS REGIONES DE
LA PROVINCIA DEL CHACO.
Se ha presentado hasta aquí un panorama que resume las características sobresalientes
de la ocupación en las regiones de la provincia del Chaco. Resta analizar un aspecto
fundamental: los ingresos percibidos por los trabajadores y, en general, por la población
de la provincia.
En una primera aproximación, se observan significativas diferencias en los ingresos
medios de las distintas regiones en que se divide la provincia del Chaco. En efecto,
mientras que la región Metropolitana posee un ingreso promedio por habitante 15,0%
superior al registrado en el conjunto provincial, las regiones del interior poseen un
ingreso 4,2% inferior. A su vez, en este último conjunto de regiones se observan
también significativas diferencias, tal como se puede observar en el Gráfico N° 4.1.
Mientras que algunas regiones presentan ingresos medios superiores a la media
provincial, otras registran niveles muy inferiores. Por ejemplo, en la región Centro
Chaqueña –aquella que tiene un menor nivel de ingreso promedio– se verifica un nivel
12,1% más reducido que el existente en el promedio provincial y un 20,6% más bajo
que el registrado en la región Metropolitana.
REFERENCIAS
Mayor a 60%
Entre 55% y 60%
Menor a 55%
43
Gráfico N° 4.1. Diferencia del ingreso medio individual en las regiones de la provincia
del Chaco con respecto a la media provincial, promedio 2009. En porcentajes.
-25,9
-12,1
-8,7
-4,2
1,1
1,7
6,5
8,7
15,0
-30 -20 -10 0 10 20
Norte
Centro
Centro Oeste
Total interior provincial
UMDESOCH
Oriental
Sudoeste II
Impenetrable
Metropolitana
Con respecto a la media provincial (%)
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
En el último año, los ingresos individuales promedio han tenido un aumento en
términos nominales de 16,6%. La evolución ha sido distinta según las regiones. Los
mayores incrementos entre los primeros trimestres de 2009 y de 2010 se han registrado
en las regiones Sudoeste II, Metropolitana, Oriental y Centro, mientras que en la región
Norte, el caso extremo, han tenido un descenso de 14,8% (Gráfico Nº 4.2). Dado que se
incrementaron relativamente más los ingresos de las regiones que presentan los mayores
niveles promedio, ello estaría provocando un aumento de la desigualdad interregional.
La excepción la constituye la región Centro que, teniendo uno de los niveles de ingreso
más bajos, tuvo un aumento superior a la media de las regiones del interior en el período
considerado.
Gráfico N° 4.2. Variación del ingreso medio individual en las regiones de la provincia
del Chaco, I trimestre 2009 a I trimestre 2010. En porcentajes.
-14,8
3,9
11,3
13,5
13,9
16,6
21,8
24,3
24,8
30,7
-20 -10 0 10 20 30 40
Norte
UMDESOCH
Impenetrable
Centro Oeste
Total interior provincial
TOTAL PROVINCIAL
Centro
Oriental
Metropolitana
Sudoeste II
Variación (%)
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
Dado que los ingresos individuales incluyen aquellos de fuente laboral como de fuentes
no laborales (jubilaciones, planes sociales, rentas, etc.), esta evolución no puede ligarse
únicamente a la trayectoria del mercado de trabajo, aunque sí debe considerarse que los
ingresos laborales constituyen el componente principal de los ingresos.
44
Las diferencias en los ingresos promedio en las distintas regiones son acompañadas por
diferentes grados de inequidad en la distribución del ingreso, tal como se analizará a
continuación, a partir de diversos indicadores.
En primer lugar, el grado de inequidad en la distribución del ingreso se puede evaluar a
partir de la estimación de la curva de Lorenz. Dicha curva es frecuentemente utilizada
para plasmar la distribución relativa del ingreso en una determinada sociedad. La misma
se conforma a partir de la relación entre los porcentajes acumulados de población (eje x)
y de ingresos (eje Y). En una sociedad “perfectamente igualitaria” la curva de Lorenz
coincidiría con la recta de cuarenta y cinco grados que parte del origen, es decir cada
porcentaje acumulado de la población apropiaría un idéntico porcentaje sobre el ingreso
total. Por lo tanto, el grado de desigualdad se evalúa a partir del área que se conforma
entre dicha recta de cuarenta y cinco grados y la curva de Lorenz. A medida que dicha
área se ensancha el grado de desigualdad en la sociedad es mayor.
En el caso de la provincia del Chaco, tal como se puede observar en el Gráfico N° 4.3,
el grado de desigualdad en la distribución del ingreso es mayor en las regiones del
interior provincial que en la región Metropolitana.
Gráfico N° 4.3. Curva de Lorenz de la distribución del ingreso para el total provincial,
el total de las regiones del interior y la región Metropolitana de la provincia de Chaco,
I trimestre 2009.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
0 20 40 60 80 100
% acumulado de la población
% a
cu
mu
lad
o d
el in
gre
so
Total provincial Metropolitana Interior provincial
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
La distancia entre la curva de Lorenz y la recta de cuarenta y cinco grado (área de
desigualdad) se estima frecuentemente a partir de la utilización del índice de Gini.
Dicho indicador toma valor cero en caso de una distribución perfectamente equitativa de
la riqueza, en tanto que alcanza el valor uno en caso de una distribución perfectamente
inequitativa del mismo.
45
En el caso de la provincia del Chaco en el primer trimestre de 2009, el índice de Gini
arroja un valor de 0,462 en el caso de la región Metropolitana, 0,521 en el conjunto de
la provincia y un nivel de desigualdad del 0,533 en el caso de las regiones que
componen el interior provincial.32
Estas diferencias ponen de manifiesto que las
regiones que conforman el interior provincial no sólo poseen un nivel de ingreso
promedio inferior a la región metropolitana, sino que además presentan una distribución
de los mismos más inequitativa.
También puede distinguirse el grado de desigualdad en la distribución del ingreso
individual en cada una de las regiones de la provincia del Chaco. Para mostrarlo
gráficamente, se divide a la población que percibe ingresos en cada una de las regiones
en tres estratos. El estrato I es el que reúne al 40% de la población que tiene los más
bajos ingresos, mientras que el estrato III es el que refiere al 20% de la población que
tiene los más altos ingresos. Entre estos estratos queda el 40% restante de la población,
que tiene ingresos medios (estrato II).
El Gráfico Nº 4.4 permite confirmar que la región Metropolitana es aquella que presenta
un mayor grado de igualdad en la distribución de los ingresos individuales. En dicha
región, el 20% de la población con más altos ingresos percibe en conjunto el 45% del
ingreso total obtenido por los individuos de la región. Por su parte, el 40% de la
población con ingresos más bajos recibe sólo el 15%. Puede verse además que el
ingreso medio individual del estrato III es 6,2 veces el ingreso del estrato I.
Gráfico N° 4.4. Porcentaje del ingreso total percibido por cada estrato de ingreso, y
relación entre el ingreso medio individual de los estratos III y I, en las regiones de la
provincia del Chaco, promedio 2009.
12 11 12 13 12 12 13 15 14 15
32 34 33 33 34 34 35 36 38 41
55 55 55 55 54 54 52 49 48 45
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
Ce
ntr
o
Ce
ntr
o O
este
Imp
en
etr
ab
le
UM
DE
SO
CH
Su
do
este
II
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Orie
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Me
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po
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na
(% s
obre
ing
reso
to
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ob
lació
n)
-
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Ingre
so m
edio
estr
ato
III
/ e
str
ato
I
Estrato I (40%) Estrato II (40%)
Estrato III (20%) Ingreso estrato III / estrato I
Nota: Estrato I: 40% de la población con más bajos ingresos.
Estrato II: 40% de la población con ingresos medios.
Estrato III: 20% de la población con más altos ingresos.
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco y EPH-INDEC.
32
Se debe resaltar, que esta estimación no es exacta, ya que no se dispone de la base completa con los
ingresos de la población. Por lo tanto, se procedió a estimar el índice de Gini en base a la información
sobre participación de cada decil en la distribución del ingreso. Sin embargo, este método de estimación
posee la desventaja de suponer, implícitamente, como equitativa la distribución hacia dentro de cada uno
de los deciles, y puede por tanto subestimar el nivel de concentración real en la distribución del ingreso.
46
En el otro extremo, las regiones Centro Oeste y Centro aparecen como las más
inequitativas en materia de distribución de los ingresos individuales, aunque los niveles
de desigualdad son también elevados y muy similares en las regiones Impenetrable,
UMDESOCH y Sudoeste II. Sólo las regiones Norte y Oriental, junto con la ya
mencionada Metropolitana, tienen niveles de desigualdad inferiores al promedio
provincial.
En el caso de la región Centro Oeste, el 20% de la población con más altos ingresos
percibe en conjunto el 55% del ingreso total recibido por los individuos de la región.
Por su parte, el 20% de la población con ingresos más bajos percibe el 11%. En esta
región, el ingreso medio individual del estrato III es 9,7 veces el ingreso del estrato I, lo
que representa el más alto nivel de este indicador entre las regiones.
Se ha señalado ya la existencia de menores ingresos medios y de estructuras
distributivas más inequitativas en el conjunto de las regiones que conforman el interior
de la provincia del Chaco respecto de la región Metropolitana. Ello conduce a la
presencia de una proporción mayor de población que habita en hogares con necesidades
básicas insatisfechas (NBI) en estas regiones.33
Mientras que en la región metropolitana,
durante en el año 2009 en promedio, el 19,2% de la población habitaba en hogares con
necesidades básicas insatisfechas, en el conjunto de las regiones que conforman el
interior provincial dicha incidencia se elevaba hasta un 23,4% (Gráfico Nº 4.5).
Gráfico N° 4.5. Porcentaje de población con necesidades básicas insatisfechas (NBI) en
la provincia del Chaco según región, 2001 y 2009.
32,6
29,5
21,5
43,1
28,5
31,9
34,0
31,9
37,7
36,0
14,6
18,9
19,2
21,1
22,5
23,2
23,4
26,1
27,9
31,7
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45
Sudoeste II
Oriental
Metropolitana
Impenetrable
TOTAL PROVINCIAL
Centro Oeste
Total interior provincial
UMDESOCH
Norte
Centro
2001 2009
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco, EPH-INDEC y Censo Nacional de
Población y Vivienda 2001-INDEC.
Del mismo modo, existen importantes diferencias en el nivel de pobreza por NBI en las
distintas regiones. Mientras que las regiones Oriental y Sudoeste II presentan
proporciones de población con NBI incluso inferiores al nivel de la región
Metropolitana, las regiones Centro y Norte, en el otro extremo, tienen los valores más
33
Debe mencionarse, sin embargo, que la relación no es inequívoca, ya que el concepto de pobreza por
NBI busca captar el componente estructural de la pobreza, vinculado con la situación de la vivienda
(calidad, hacinamiento, condiciones sanitarias) y la asistencia de los menores a establecimientos
educativos. Ello se relaciona con la situación de los miembros del hogar en el mercado de trabajo y con
sus ingresos corrientes, pero no son sus únicos determinantes.
47
elevados. En el Mapa Nº 4.1 puede verse que las regiones con mayor peso de población
con NBI son aquellas que se corresponden con la franja central de la provincia.34
Para finalizar, cabe resaltar que la situación de pobreza en Chaco presenta importantes
mejoras si se la compara con el escenario del año 2001, fecha del último Censo
Nacional de Población. El contraste puede advertirse en el Mapa Nº 4.1. El porcentaje
de población con NBI pasó de ser 28,5% en 2001 a 22,5% en 2009 para el total de la
provincia. La reducción fue más marcada en las regiones del interior provincial, cuyo
nivel de pobreza se redujo de 34,0% a 23,4% en idéntico período. Esta disminución
relativa de la pobreza se relaciona sin dudas con el mejoramiento de la situación laboral
y de ingresos de la provincia, así como con la implementación de políticas sociales y de
ingresos, tanto desde el gobierno nacional como provincial. Aún así, el peso de la
pobreza continúa siendo elevado.
Mapa N° 4.1. Porcentaje de población con necesidades básicas insatisfechas (NBI) en la
provincia del Chaco según región. 2001 y 2009.
Fuente: Elaboración propia en base a EPTHO-DGEyC Chaco, EPH-INDEC y Censo Nacional de
Población y Vivienda 2001-INDEC.
Si bien el peso de la pobreza por NBI disminuyó en todas las regiones de la provincia,
la reducción resultó mucho más significativa en algunas de ellas. En particular, la caída
fue fuerte en las regiones Sudoeste II e Impenetrable. De este modo, estas regiones
pasaron de estar entre aquellas que tenían mayores niveles de pobreza en 2001, a
encontrarse en 2009 en un nivel inferior al promedio de las regiones.
34
Cabe resaltar que si se considera al porcentaje de hogares con NBI, en lugar de la población, las
regiones Centro, Norte y UMDESOCH se mantienen como aquellas que presentan los mayores niveles de
pobreza en la provincia.
REFERENCIAS
Mayor a 40% Entre 30% y 35% Entre 20% y 25%
Entre 35% y 40% Entre 25% y 30% Menor a 20%
2001 2009
48
REFERENCIAS.
Altimir, Oscar y L. Beccaria (1999) “El mercado de trabajo bajo el nuevo régimen
económico en Argentina”, Serie Reformas Económicas Nº 28, CEPAL.
Altimir, Oscar y L. Beccaria (2002) “La distribución del ingreso en Argentina, 1974-
2000”, Revista de la CEPAL Nº 78, diciembre.
Azpiazu, D. y M. Schorr (2008) “Del „modelo de los noventa‟ a la posconvertibilidad.
Reflexiones preliminares”, en Realidad Económica N°240, 16 de noviembre/ 31
de diciembre de 2008.
Beccaria, L. y L. Serino (2001) “La baja de la calidad del empleo en los noventa",
Revista Enoikos Nº 18, Facultad de Ciencias Económicas (UBA), Buenos Aires.
CEPAL (2008) “Resultados preliminares y metodología de las estimaciones del
Producto Bruto Geográfico 1993/2007”.
Dirección de Estadística y Censos de la provincia del Chaco (2010) “Producto Bruto
Geográfico. Estimación de la evolución trimestral 2009”.
Lindenboim, J., González, M. y L. Serino (2000) “La precariedad como forma de
exclusión”, IV Simposio Internacional “El Cono Sur. Su inserción en el tercer
milenio”, Facultad de Ciencias Económicas (UBA), Buenos Aires, octubre.
Porta, F. y Fernández Bugna (2008) “El crecimiento reciente de la industria argentina.
Nuevo régimen sin cambio estructural” en Kosacoff, B. (ed.) “Crisis, recuperación
y nuevos dilemas. La economía argentina, 2002-2007” CEPAL, Buenos Aires.
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