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1 Motivación en el aula: Realidad o ficción
QUE PASARÍA SI…
NOS NEUROSICOEDUCAMOS
Monografía
Formación en
Neurosicoeducación
Mª Isabel Saavedra Pose
2 Motivación en el aula: Realidad o ficción
“Las neurociencias nos han permitido comprender con mayor claridad muchas de las
funciones cognitivas que son parte esencial del aprendizaje, no solo en aspectos referidos
a la memoria, la atención o la inteligencia, sino también a la influencia que las emociones
tienen sobre éstas” (Dr. Roberto Rosler).
Pensad que cada noche, al irse a sus camas, no pudiesen más que fantasear con
las cosas maravillosas que pueden aprender al día siguiente. ¿Os figurais sus sonrisas, sus
nervios, su alegría,…?
Es más, vosotros docentes, considerad que cada día de trabajo es un nuevo reto
que vivís con anhelo, ánimo y esperanza, que os sentís las personas más afortunadas del
planeta porque en vuestras manos está el futuro de nuestra juventud. Y ahora…
Y volvamos a la realidad
¡YO QUIERO IR A LA ESCUELA!
Pensad por un momento que nuestros hijos y
alumnos se levantasen cada mañana deseando
asistir al colegio. ¿Os imaginais que viviesen con
ilusión cada día como si de una aventura especial se
tratase?
3 Motivación en el aula: Realidad o ficción
Cada día nos encontramos con más y más casos de fracaso escolar, las bajas
laborales por depresión están a la orden del día, los problemas de conducta en los centros,
tanto entre el propio alumnado como dirigida hacia el profesorado, crecen
desmesuradamente y, peor aún, a pesar de los continuos cambios legislativos en materia
educativa los datos demuestran que la problemática no tiene trazas de remediarse.
Entonces podríamos preguntarnos…
Y entonces la pregunta que deberíamos formularnos
sería… ¿Cuál es la realidad de nuestras escuelas?
La realidad de nuestras escuelas no es nada prometedora
4 Motivación en el aula: Realidad o ficción
Y es por ello que hoy en día la escuela ha de asumir una gran responsabilidad en la
educación de los jóvenes. Pero una responsabilidad que va mucho más allá que la mera
trasmisión de contenidos y conocimientos académicos obsoletos y sin significado alguno
para los estudiantes. La escuela tiene que comprometerse, de una vez por todas, a educar
en valores, a enseñar a ser mejores personas, a convivir, a respetar, a darse cuenta que la
enseñanza no tiene porque ser un martirio para el alumnado, a motivar y a hacer sentirse
bien a sus educandos,…
Y ello, podríamos conseguirlo
introduciendo sistemáticamente la
formación en neurosicoeducación en
todos los niveles educativos. Pero sin
olvidar que ésta no es una moda
pasajera, sino que tiene unas bases
científicas que explican sobradamente
su necesidad en todos los ámbitos en
que se desenvuelve la persona: familiar,
escolar, laboral,…
Si tenemos en cuenta que la sociedad
avanza vertiginosamente pero los
métodos de enseñanza siguen
anclados en el pasado, si
consideramos que entrar en ciertas
aulas casi es trasladarse al siglo
pasado: el docente apoltronado en su
silla frente a su auditorio, cada joven
sentado en su pupitre, de uno en uno,
como mucho por parejas, con sus
libros de texto y sus cuadernos,
haciendo el ejercicio 1, 3, 4, y 5 de la
página 67. Entonces podríamos
comenzar a vislumbrar donde se
encuentra el problema.
5 Motivación en el aula: Realidad o ficción
Además, para trasmitir adecuadamente unos conocimientos y poner en práctica los
mismos, es imprescindible estar capacitado para ello. De ahí la necesidad de contar, de
una vez por todas, dentro de la carrera docente, con una adecuada formación básica
obligatoria, tanto teórica como práctica, en neurosicoeducación, lo cual nos permitirá
adaptarnos a los nuevos tiempos y a las nuevas corrientes educativas, permitiéndonos un
mayor conocimiento de nuestra UCCM, y todo lo que ello implica, para lograr ayudar a
nuestro alumnado a conocerse mejor, a mejorar sus habilidades de pensamiento, a
controlar sus emociones y comportamientos, a hacerse más responsables de lo que
sucede, a basar sus actuaciones en el respeto, la tolerancia y la empatía, a
autocontrolarse, a mejorar su autoestima y, al fin y al cabo, a ser mejores y más felices
personas.
Logrando dicha formación en neurosicoeducación, podríamos centrarnos, como
padres y profesores que somos, en ir mucho más allá de la mera “supervivencia” en la que
se fundamenta la escuela actual, basada en la competitividad y la individualidad. Si nos
formásemos como neurosicoeducadores podríamos acompañar a “nuestros pupilos”
hacia el difícil camino de la trascendencia, permitiéndonos alcanzar la dimensión de seres
humanos, trascendiendo desde el mundo individual hacia el entorno que nos rodea,
preocupándonos por el resto de seres humanos, las otras especies y el medio ambiente.
Se trataría de pasar de una filosofía de vida hacer-tener-ser, donde el individuo se centra
en su propio bienestar, a otra ser-hacer-tener, donde se ponen en marcha actos
conductuales que implican la relación con otras personas y traspasan el interés individual.
Así, con esta filosofía de vida, basada en el altruismo, podremos llegar a ser personas más
felices y, además, nos educaremos emocionalmente, ya que para lograr llegar a la
trascendencia es preciso poner en marcha ciertas interacciones emocionales
complejas.
Saber escuchar
Saber entender lo escuchado
Saber predecir
conductas ajenas
Tener empatía
Poder comunicarse con el otro según sus
necesidades
6 Motivación en el aula: Realidad o ficción
Si nosotros, como docentes, llegásemos a convertirnos en neurosicoeducadores,
entenderíamos la importancia de la educación emocional en el aula. Conoceríamos cómo
la estructura límbica del cerebro está sumamente relacionada con la memoria, las
emociones, la atención y el aprendizaje, siendo la sede de nuestras emociones y memoria
emocional.
Si nos neurosicoeducásemos
sabríamos que existe una pequeña región
del cerebro emocional que se denomina
amígdala, la cual se ubica en la
profundidad del lóbulo temporal, a ambos
lados del tálamo y en el extremo inferior
del hipocampo.
Esta estructura está directamente relacionada con la memoria emocional y las
respuestas de ataque y huida y es la encargada de la evaluación primaria de las
percepciones sensoriales, que ingresan a través del tálamo (menos las olfativas) y de
interpretar estos estímulos (en pro o contra la supervivencia) para dar una respuesta
emocional.
Al neurosicoeducarnos nos daremos cuenta cuándo son los impulsos primitivos
los que guían nuestros comportamientos, ya que sabremos como el sistema límbico e
instintivo ejercen una poderosa influencia en nosotros, siendo los primeros en recibir los
estímulos, procesarlos y determinar si debemos actuar o no (camino corto). Siendo, sin
embargo, el sistema cognitivo-ejecutivo, el cual nos diferencia como “seres humanos
pensantes e inteligentes”, el último en reaccionar cuando los otros sistemas no pueden
resolver la situación de forma automática (camino largo o largo-largo).
7 Motivación en el aula: Realidad o ficción
Y este autoconocimiento será posible ya que,
al neurosicoeducarnos, tenemos información sobre
como todos los estímulos provenientes del mundo
exterior ingresan a nuestro cerebro a través de los
sentidos y cómo esta información se dirige a una
estructura del cerebro emocional denominada
tálamo, de donde pasan a la amígdala la cual los
interpreta, si son en pro o en contra de la
supervivencia, dando una respuesta emocional. Sin
embargo, si la amígdala considera que el estímulo
es a favor de la supervivencia dejará actuar al
circuito de recompensa: vía tálamo-núcleo
accumbes (respuesta de acercamiento).
Si la amígdala considera que el estímulo es en contra de la supervivencia, teniendo en
cuenta los datos recibidos del tálamo y sus propios bancos de memoria, toma el mando de
la situación y activa sus respuestas. Además pondrá en alerta al hipotálamo para que este
produzca en el cuerpo los cambios necesarios para enfrentarse al peligro.
RESPUESTAS AMIGDALINAS
8 Motivación en el aula: Realidad o ficción
Además, al neurosicoeducarnos, sabremos que mientras se activa el camino corto,
también se va produciendo el denominado camino largo, que va desde el tálamo hacia las
distintas áreas de procesamiento de la corteza cerebral, donde se realiza una evaluación
más profunda usando toda la información recibida y, donde, después de producirse esta
evaluación más compleja (dependiente de la calidad de la información y nuestros bancos
de memoria), la información llegará a los lóbulos prefrontales, en donde somos
conscientes de la situación para que éstos determinen si la evaluación realizada por la
amígdala es la correcta o no y si es necesario poner freno a la respuesta o seguir adelante
con ella.
Es decir, los LPF, pueden ajustar la respuesta
emocional, vetarla o permitirle seguir su cauce si la
consideran adecuada. Así, la corteza prefrontal es la que
puede frenar, modelar o, al menos, mitigar todos los
arranques emocionales (salvo los más intensos).
Y todo ello podremos comprenderlo porque, si nos neurosicoeducamos,
entenderemos que esto sucede porque los lóbulos prefrontales (LPF) constituyen las
áreas más evolucionadas de nuestro cerebro y las últimas en desarrollarse
(aproximadamente a los 25 años). Sabremos que éstos tienen el poder de conducir y
encajar, como si de un puzzle se tratase, todas las actividades cognitivas y ejecutivas del
ser humano.
LPF
Razonar
Pensar Prever
consecuencias
de las acciones
Interpretación
de las
emociones
Adaptarse a
los cambios
Evaluar
Perseverar Planificar Retardar la
gratificación
Tomar
decisiones
Manejar
estados
emocionales
Capacidad
creativa
Empatizar
Atender
Memorizar
9 Motivación en el aula: Realidad o ficción
Además, también nos percataremos de que los LPF son los responsables de nuestra
inteligencia emocional, tanto a nivel personal (intrapersonal) como social (interpersonal).
Descubriremos que aquí es donde se manifiesta la conciencia de uno mismo y en donde
las emociones se transforman en sentimientos subjetivos y que también son los
encargados de nuestro autocontrol y automotivación, necesaria para un correcto y
satisfactorio aprendizaje.
Así, al formarnos en neurosicoeducación, la “Educación Emocional” cobrará
protagonismo en nuestras aulas, ya que asimilaremos que gracias a ella podremos
conocer nuestras propias emociones y manejarlas, así como comprender y reconocer las
emociones de los demás. Sabremos que esta capacidad de conocimiento y manejo
emocional nos será de gran ayuda en nuestras vidas ya que, aún inconscientemente, las
emociones influyen en nuestros procesos de decisiones y razonamiento. Y, así, podremos
entrenarnos a nosotros mismos y a los demás en la capacidad de crear estados
emocionales constructivos a través de la respiración, relajación, dirigir la atención y el
pensamiento hacia historias, pensamientos,… que nos agraden, etc; consiguiendo, a
través del neuroentrenamiento, transformar una respuesta emocional en un estado
emocional apropiado e incluso salir de un estado emocional poco beneficioso.
Al comprender las relaciones existentes entre las emociones y el aprendizaje,
podremos replantearnos nuestros métodos docentes, ofreciéndole un espacio privilegiado
a la motivación en el aula. Ya que, al neurosicoeducarnos, sabremos que la motivación
es la emoción que nos impulsa a la acción y que sin ella no podríamos realizar ninguna
actividad.
Entenderemos que la motivación es la base de la atención,
ya que si no estamos motivados no mantendremos la atención
conscientemente e, igualmente, advertiremos que ésta forma
parte de la base de la memoria, percatándonos además de
que “sin memoria no hay aprendizaje” y sin motivación no
existe interés por aprender, abocándonos sin remedio al olvido.
Asimismo, al comprender la importancia de las emociones para lograr el aprendizaje,
no subestimaremos la repercusión que las malas experiencias sufridas en el aula pueden
tener en nuestro alumnado. Percibiremos también el peso que la tensión y el estrés que
provoque la forma de relacionarnos con los jóvenes, tendrá en su capacidad de
aprendizaje, pudiendo llegar a provocarles altos niveles de ansiedad y, dificultando por
tanto, dicha capacidad.
10 Motivación en el aula: Realidad o ficción
Al neurosicoeducarnos tendremos un amplio conocimiento de nuestra UCCM, lo que
contribuirá a entender cómo no todos aprendemos de igual manera ya que, cada uno,
poseemos ciertas cualidades más o menos desarrolladas y sabremos que ello está
íntimamente relacionado con la funcionalidad de los hemisferios cerebrales.
Así, sabremos como nuestros hemisferios cerebrales se especializan, cada uno, en
diversas tareas, aunque ello no quiera decir que se dediquen exclusivamente a las
mismas, ya que existe una comunicación continua entre ellos.
Por todo ello, si nos
neurosicoeducásemos y conociésemos el
funcionamiento de nuestra UCCM
comprenderíamos nuestra conducta y la
de los otros y lograríamos, entonces,…
un mundo y una escuela mejor.
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