96561731 Para Entender La Bolsa Arturo Rueda

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PARA ENTENDER LA BOLSA ARTURO RUEDA - THOMSON LEARNING, 2002

¿

Un índice eficiente más que revelaremos que el mercado subió, bajó, o permaneció dentro de una

banda debe ser un calibrador de la economía. Además, debe servir como parámetro que refleje la salud

de un mercado y que ayude a los inversionistas a medir la rentabilidad de sus portafolios. Para ello, el

mercado, la bolsa, debe, ser grande, desarrollado, con un alto grado de liquidez y muchas emisoras,

pero, sobre todo, contar con las empresas más importantes de la economía. Es normal que un índice no

alcance a mostrar todo lo que pasa en el mercado ni en todos los aspectos, renglones o sectores. Por

eso en las bolsas más importantes se cuenta con diferentes indicadores que, en conjunto, reflejan una

variedad de acontecimientos económicos y satisfacen los diversos propósitos del público. ¿QUIERE VIVIR

BIEN? COMPRE ACCIONES El primer objetivo de quienes constituyen una empresa es recuperar su

inversión; después, disfrutar de las ganancias. Uno y otro objetivo se consiguen en el tiempo. Pero los

que invierten saben que esos propósitos no son su destino seguro. Una empresa siempre enfrenta

dificultades y adversidades. Los dueños asumen los riesgos de que el negocio vaya mal y hasta de que

fracase. Quienes compran acciones en el mercado de valores, al fin y al cabo socios o dueños, tienen la

misma perspectiva. La historia del mercado es abundante en casos de personas que se han hecho ricas

negociando acciones. Poro la historia siempre tienen dos facetas; por eso, también es inacabable la lista

y personalidades que han perdido fortuna y hasta la vida por movimientos adversos del mercado. De

uno y otros, de los ganadores y de los perdedores se pueden extraer lecciones ejemplares. Lo

importante primero es definirse y ubicarse en alguno de los dos territorios del inversionista. Como

especulador o socio paciente. Se descarta, desde luego, la postura que asume una mesa de trading, de

un intermediario o la de un inversionista institucional (un fondo de inversión). Ellos saben

perfectamente cuál es su juego. JUGAR Y ESPECULAR EN LA BOLSA Jugar es recreación, satisfacción, El

juego competitivo es motivador, pasional, alegórico. Jugar a la bolsa es, para muchos, la irresistible

aventura de medir la audacia, la apuesta tentadora donde, más que el azar, son los escenarios los que se

anticipan, se forman, se prevén o se intuyen. La bolsa ha sido desde hace siglos uno de los juegos

predilectos, de los mas rentables. Se juega moldeando las fichas, armando las piezas según los

movimientos del adversario. El rival, por su puesto, no es alguien específico: es el todo inanimado. Los

que participan en el juego de la bolsa tienen varias características insustituibles: dinero, tiempo,

conocimiento profundo del mercado y disposición de perder. La razón de ser de los especuladores es el

deseo de ganar mucho y rápido, aprovechando las oportunidades que ofrecen los mercados. Esa

motivación no es gratuita: la búsqueda de oportunidades sugiere la toma de riesgo que muchas veces se

materializan y se convierten en pérdidas incalculables. En su mayoría, los apostadores están

convencidos de que rarísima vez se presentan oportunidades de ganancia fáciles sin grandes riesgos

potenciales. Pero el especulador, el participante asiduo de los mercados, tiene a menudo una razón

poderosa para actuar: la excitación que le proporciona el juego (recuerde la película la Riqueza ajena,

Others people money); el saberse involucrado en los vaivenes y salir airoso (piense en Gordon, el

nombre con que fue rebautizado un famosísimo especulador de la vida real en la película Wall street).

Para otros, la especulación financiera es el medio idóneo de estar envuelto en los enredos políticos,

económicos, empresariales o sociales de un país o del mundo y aprovechar los aciertos y los errores que

se presenten. EL MITO DE LOS ESPECULADORES Con frecuencia el público asocia y compara la

especulación accionaría con los juegos de casino. Apostar es procurar una ganancia que depende casi

siempre de la buena fortuna o del azar. Especular en la bolsa es conocer el mercado, filtrarse hasta las

entrañas de la empresa, esculcar a más no poder la información económica, anticipar los movimientos

de los gobiernos, interpretar las señales de los precios, reflexionar y establecer conjeturas. La diferencia

básica entre apostar y especular estriba en la naturaleza del riesgo y el beneficio económico y social que

una y otra actividad representan. Veamos. LA RECOMPESA POR ESPERAR ¿Tiene usted los atributos para

ser especulador: mucho dinero, tiempo, información y conocimiento profundos? ¿No? Entonces debe

reenfocar su visión de mercado. Piense como inversionista de largo plazo, como dueño de la empresa,

como el que no va a buscar hacerse rico en un par de pasadas. La bolsa no es una caja mágica de

ganancias rápidas y fabulosas. No. Para la mayoría del público, el enfoque accionario debe ser igual al

que tiene un empresario: dar tiempo al tiempo. Tiempo a que madure el negocio y tiempo para que

produzca utilidades. Ser paciente es una virtud que el tiempo recompensa. Si se sabe esperar en el

mercado, las recompensas pueden ser mayúsculas. ¿como hacer para procurar que lo sean? Siguiendo

algunas recomendaciones simples que, justamente en eso, en su sencillez, radica su principal cualidad:

¿Está consciente de lo que significa el mercado accionario? Adelante ¿No está seguro de saber o

querer? Oriéntese al mercado de dinero. Consulte el capitulo 4. Los que saben dicen: hay que destinar

al mercado accionario sólo los excedentes y no arriesgar el patrimonio ni comprar acciones con dinero

que se tenga destinado a propósitos vitales. ¿Son pocos los recursos o es la primera vez? Los

conocedores lo conducirán a los fondos, las sociedades de inversión. Al participar en fondos, puede

estar en el mercado accionario. Para aprender enormidades, no hay nada como los fondos. Reconozca

las alternativas que hay en el mercado. No hay que comprar acciones por el simple hecho de estar

adentro. Hay empresas buenas y malas. La selección es vital. Defina los cuatro parámetros básicos.

Monto, plazo, riesgos, ¿Con cuanto va a entrar al mercado? ¿Cuánto tiempo piensa estar dentro? ¿Que

rendimiento cree lograr? ¿Que grado de riesgo está asumiendo? Los cánones recomiendan

diversificar. La frase que dice “no hay que poner todos los huevos en una sola canasta” tiene una

poderosa razón de ser. Ante todo, los expertos establecen que hay que tener propósito de largo

plazo. Esta probado que el mercado es benévolo en esta trayectoria. Si ya ha obtenido los beneficios

proyectados, es tiempo de salirse no hay que ser voraz. No se desespere. El mercado tiene ciclos

negativos, rachas malas y terribles. Ante todo, se deben atender los fundamentos que lo motivaron a

entrar. Hay que pensar que si va uno perdido, en el próximo tal vez podrá recuperarse. Los mercados

retoman siempre su perspectiva de alza en el mediano o en el largo plazo. Por otro lado. Es preciso

detectar las acciones en que es mejor tomar pérdidas antes de esperar resultados funestos (como

cuando una empresa va a quebrar, por ejemplo). No hay que hacerle al especulador. Es mejor ser

cauteloso. La información es crucial. Como socio o dueño, debe saber lo que pasa con su empresa y lo

que ocurre en su entorno. Pida información al asesor financiero o al menos al menos asómese a la

prensa especializada. Manténgase informado. Conozca más. Ya con una o más acciones, se irá

familiarizando con el lenguaje y el significado de las diversas caras del mercado (Cap.7). Nunca suponga

que lo sabe todo. A veces, ganar depende más de factores externos que la capacidad o habilidad del

cliente. Cuando uno gana, hay que tomarlo con calma, hay que ser modesto. Es por nuestro bien. “VIVA

BIEN COMPRE ACCIONES” La frase de que si uno quiere vivir bien debe comprar acciones es universal y

es relativa. Supone que el público puede aspirar a ganancias elevadas. Supone que, pese al riesgo, el

participante puede salir airoso. La trayectoria histórica de los precios de la bolsa ha demostrado por

décadas que quienes entran al mercado accionario han ganado mucho más que los que han preferido

bonos y títulos del mercado de dinero y ya no digamos a los que se han aferrado a las vetustas cuentas

de ahorro bancarias. Es cierto; como accionista de una empresa se puede ver que los recursos crecen.

Pero, cuidado: los empresarios no viven de comprar y vender empresas, sino de lo que éstas producen

en el tiempo; por tanto, hay que conservar las acciones un plazo considerable. Por lo demás, cuando

alguien está dentro del mercado ya no puede dormir tranquilo. Eso es seguro.

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