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Conocer para transformar… transformar para conocer (Reflexiones por Viejo Topo) En un contexto donde el campo de las ciencias sociales se encuentra atravesado por un culturalismo que ha dejado de lado la mirada sobre la totalidad para posicionarse en el fragmento, mitigando con ello las desigualdades; donde el postmodernismo despolitizador predomina en la academia y la universidad abre cada vez más sus puertas a los intereses del mercado; resulta difícil encontrar instancias de articulación entre la universidad y el llamado campo popular. De aquellos ańos 60 y 70 de estudiantes comprometidos con la búsqueda de una transformación radical de la sociedad, y de sus prácticas concretas llevadas a cabo en pos de ese objetivo, sólo quedan algunos pocos atisbos. Tal es así que el extensionismo universitario de aquel entonces prácticamente ha desaparecido. Si bien hoy existen diversas instancias y prácticas que la academia denomina “ extensión” (congresos, pasantías, o el famoso Rojas), lo que está claro es que la concepción de la extensión cambió radicalmente. Si bien es preciso no olvidar los aportes realizados por Paulo Freire en su artículo ż Extensión o Comunicación?” , en el cual critica la concepción educativa como acto de transmisión o de extensión sistemática de un saber, y reivindica, por el contrario, la educación como una práctica liberadora, sólo posible desde una comunicación crítica, coparticipativa y dialógica; ello no implica anular toda instancia de relación de la universidad con el campo popular, como ha ocurrido en los tiempos posteriores a la última dictadura militar. -- La necesidad de generar espacios que vinculen los saberes que adquirimos en la academia con la realidad social que nos atraviesa se acrecienta en un marco signado por la disociación entre teoría y práctica que tanto caracteriza a nuestra universidad. Salir de la indiferencia que reina en las aulas para construir dialécticamente una relación con aquello concreto que nos rodea, es pues, no sólo necesidad sino también urgencia. Urgencia si no queremos seguir fomentando aquella distancia entre todo lo que estudiamos y el tan importante para qué lo hacemos; urgencia si no queremos acrecentar la disociación entre una práctica transformadora y un saber que cada vez se asienta con más énfasis en las gradas de una intelectualidad idealista e inerte; y urgencia, sobre todo, que deviene de la búsqueda imperiosa por transformar el orden socio-económico existente. -- La extensión se nos presenta en un primer momento como problema conceptual żcómo es que la facultad se extiende sobre el resto de la sociedad? żse extiende porque no es parte de ella? La

Conocer para transformar... transformar para conocer (Reflexiones por Viejo Topo)

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Reflexiones del Viejo Topo CAUCE sobre la coproducción de conocimiento

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  • Conocer para transformar transformar para conocer(Reflexiones por Viejo Topo)

    En un contexto donde el campo de las ciencias sociales se encuentra atravesado por un culturalismo que ha dejado de lado la mirada sobre la totalidad para posicionarse en el fragmento, mitigando con ello las desigualdades; donde el postmodernismo despolitizador predomina en la academia y la universidad abre cada vez ms sus puertas a los intereses del mercado; resulta difcil encontrar instancias de articulacin entre la universidad y el llamado campo popular.De aquellos aos 60 y 70 de estudiantes comprometidos con la bsqueda de una transformacin radical de la sociedad, y de sus prcticas concretas llevadas a cabo en pos de ese objetivo, slo quedan algunos pocos atisbos. Tal es as que el extensionismo universitario de aquel entonces prcticamente ha desaparecido.Si bien hoy existen diversas instancias y prcticas que la academia denomina extensin (congresos, pasantas, o el famoso Rojas), lo que est claro es que la concepcin de la extensin cambi radicalmente. Si bien es preciso no olvidar los aportes realizados por Paulo Freire en su artculo Extensin o Comunicacin? , en el cual critica la concepcin educativa como acto de transmisin o de extensin sistemtica de un saber, y reivindica, por el contrario, la educacin como una prctica liberadora, slo posible desde una comunicacin crtica, coparticipativa y dialgica; ello no implica anular toda instancia de relacin de la universidad con el campo popular, como ha ocurrido en los tiempos posteriores a la ltima dictadura militar.

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    La necesidad de generar espacios que vinculen los saberes que adquirimos en la academia con la realidad social que nos atraviesa se acrecienta en un marco signado por la disociacin entre teora y prctica que tanto caracteriza a nuestra universidad. Salir de la indiferencia que reina en las aulas para construir dialcticamente una relacin con aquello concreto que nos rodea, es pues, no slo necesidad sino tambin urgencia. Urgencia si no queremos seguir fomentando aquella distancia entre todo lo que estudiamos y el tan importante para qu lo hacemos; urgencia si no queremos acrecentar la disociacin entre una prctica transformadora y un saber que cada vez se asienta con ms nfasis en las gradas de una intelectualidad idealista e inerte; y urgencia, sobre todo, que deviene de la bsqueda imperiosa por transformar el orden socio-econmico existente.

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    La extensin se nos presenta en un primer momento como problema conceptual cmo es que la facultad se extiende sobre el resto de la sociedad? se extiende porque no es parte de ella? La

  • confusin se alimenta ms todava, cuando el rea de extensin de la facultad se dedica a crear cursos pagos (idiomas, por ejemplo) o gestionar pasantas flexibilizadoras y que nada tienen que ver con lo que estudiamos.

    Las intervenciones que proponemos se plantean como parte de un proceso de transformacin profunda de la sociedad, es decir, como herramientas de un proyecto de cambio generado junto a los trabajadores y el pueblo. Al tiempo que planteamos una ruptura con la extensin que propone la academia, integramos nuestras prcticas tericas y polticas a la lucha de los sectores populares.

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    Hay que ser claros al caracterizar la situacin del actual campo universitario. El postmodernismo que predomina hoy en las ciencias y en nuestra universidad es una clara opcin poltica: opcin por el mercado y los intereses de las grandes empresas; opcin por perpetuar un sistema econmico, poltico y social que se afianza y consolida en base a la explotacin de una clase sobre otra; opcin en la cual, no cabe duda, no hay lugar para las prcticas que se vinculen con los intereses del campo popular.

    El campo acadmico es un campo plagado de luchas en su interior, es un campo en donde el poder se ve en todas partes, por ms que parezca invisible, por ms que permanezca oculto. Los estudiantes, parafraseando a Bourdieu, no estamos fuera del juego. Es cuestin entonces de comenzar a preguntarnos qu juego queremos jugar.

    Cuestionar la extensin es cuestionar la universidad. Implica preguntarnos qu universidad queremos (y qu sociedad queremos). En ese sentido resulta necesario problematizar los planes de estudio de nuestras carreras, para ver todo lo que all corre por lo bajo.

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    Pareciera ser como si el campo intelectual estuviera escindido de los combates en torno al poder, como si todo ocurriera all bajo otro orden incorruptible que le otorgara a la intelectualidad una cierta legitimidad en torno a la objetividad que de ello se desprende. Pero, sin embargo, el campo intelectual no carece de pugnas en su interior; luchas que se disputan por otro tipo de poder, el poder simblico, que no est para nada ajeno a los otros poderes. El campo intelectual, por grande que pueda ser su autonoma, est determinado en su estructura y su funcin por la posicin que ocupa en el interior del campo del poder. Las diferentes clases y fracciones de clase estn comprometidas en una lucha propiamente

  • simblica para imponer la definicin del mundo social ms conforme a sus intereses. Por lo tanto el campo de las tomas de posicin ideolgicas reproduce, bajo una forma transfigurada, y por lo general oculta, el campo de las posiciones sociales. Existe entonces una homologa estructural entre el campo de produccin ideolgica y el campo de la lucha de clases, que hace que las luchas por lo que est en juego produzcan en el campo intelectual formas eufemizadas de las luchas econmicas y polticas entre las clases.Al comprender el poder simblico que est en juego en nuestra formacin acadmica, y concebir todo aquello que estudiamos como disciplinas, teoras, conceptos que se desarrollan en un determinado contexto histrico, en un campo especfico, con sujetos concretos que cumplen determinadas posiciones en l, estaremos dando cuenta de todos los intereses en pugna que se esconden dentro de nuestra universidad; y estaremos a la vez potenciando la capacidad transformadora y crtica de nuestra carrera en el seno de esta sociedad que nos compete. Por lo tanto, el hecho de que nuestros planes de estudios no contemplen instancias de vinculacin, comunicacin, coproduccin, con los sectores populares en lucha, instancias que potenciaran la capacidad transformacora de la universidad, no es para nada un dato menor.De all que resulta necesario discutir los planes de estudios, y generar a su vez prcticas concretas que permitan ir rompiendo con esta ausencia.

    Conocer para transformar transformar para conocer