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N° 5 - Diciembre 2005

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LÉGETE. Estudios de Comunicación y Sociedad. N° 5Universidad Católica de la Santísima Concepción

Escuela de Periodismo

Los recursos expresivos delmensaje radiofónico

Rigoberto Albornoz Suá[email protected]

Master en Comunicación de la Universidad Internacional de Andalucía; Periodista yLicenciado en Comunicación Social de la Unviersidad Católica de la SantísimaConcepción; docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica de laSantísima Concepción

Palabras claves: Lenguaje radiofónico, Recursos expresivos del lenguaje radial, CodificaciónLenguaje radiofónico, Recursos expresivos del lenguaje radial, CodificaciónLenguaje radiofónico, Recursos expresivos del lenguaje radial, CodificaciónLenguaje radiofónico, Recursos expresivos del lenguaje radial, CodificaciónLenguaje radiofónico, Recursos expresivos del lenguaje radial, Codificaciónidónea.idónea.idónea.idónea.idónea.

Key words: Radio Language, Expressive Resources of Radio Language, Codification.Radio Language, Expressive Resources of Radio Language, Codification.Radio Language, Expressive Resources of Radio Language, Codification.Radio Language, Expressive Resources of Radio Language, Codification.Radio Language, Expressive Resources of Radio Language, Codification.

En los procesos productivos de la radio no siempre se consideran las amplias posibilidadesexpresivas del lenguaje radiofónico. De ahí la necesidad de estimular el conocimiento y la utilización delos recursos que detenta el lenguaje radial para la construcción de los mensajes. Por ello, aquí sedetallan algunas de las bondades que están disponibles para la elaboración del discurso en radio.

Not always are the varied expressive possibilities of radio language analysed within the radiocreative processes. The use and knowledge of radio language in the construction of the message needsto be stimulated. For that reason, some of the positive characteristics available for the construction of thediscourse are detailed here.

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La radio es sonido. Un sonido que puede emocionar, estremecer,alterar, confundir, conmover… en fin. Hay algo de magia en este mediocautivante que sólo a través de un sentido puede abstraer y provocar todauna gama de emociones en el auditor.

Miguel Angel Ortiz argumenta que “la radio es un medio de comunicacióncon un único soporte comunicativo: el sonido. Es un medio ciego y, por tanto,la necesidad de comunicar mensajes que sólo pueden percibirse por víaauditiva se convierte en la principal referencia que debe tener en cuentapara entender las peculiaridades del lenguaje y la comunicación radiofónica”1.Ello nos habla de una de las limitaciones de la radio, su unisensorialidad.

El sonido de la radio es fugaz, o sea desaparece una vez que seescucha. Perece en el éter o evoluciona en la mente del auditor. Es instantáneoal emitirse y recepcionarse. También es huidizo, no se le puede retener paravolver a escucharlo luego (a menos que se grabe). La audiencia tiene pocopoder de retención. Por ello se recomienda la redundancia o repetición. Lacomparación más común es con los medios escritos, ya que en éstos podemosvolver a una palabra o párrafo que no entendimos. En radio no.

No es menos importante la rapidez del mensaje radial. La emisión yrecepción es simultánea, aunque sea a cientos de kilómetros. La facilidadtécnica y operativa que tiene este medio para comunicar desde cualquierlatitud, hasta ahora es insuperable. A modo de ejemplo, basta sólo un celularpara transmitir en directo a cientos de kilómetros.

Sólo a través del sonido es posible que el radioescucha vea en sumente esa descripción emotiva que relata el periodista desde un lugar remoto:

El vehículo quedó totalmente deformado. En el pavimento se ve conclaridad la huella del recorrido que hizo el camión mientras era frenadopor su conductor. Lamentablemente no pudo esquivar al animal quese cruzó en su camino…el caballo yace jadeante… el cuerpo delconductor… está unos metros más allá.

Sin duda, en este relato la expresión del reportero es vital para acercarel mensaje al oyente.

1 Ortiz, Miguel Angel y Volpini, Federico. “Diseño de programas en radio: guiones, géneros y fórmulas”. Paidós,Barcerlona, 1995, p. 23.

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Lo anterior da pie para citar a Emma Rodero Antón, quien reconoceque “el principal potencial del medio radiofónico es, sin duda, su capacidadpara estimular la imaginación. Precisamente es la más importante limitaciónde la radio la que genera su mayor atractivo. Es la ausencia del sentido dela vista, solventada con una adecuada guía sonora, la que posibilita la creaciónde imágenes visuales que estimulan la imaginación”2. Y ello no es sólo através del uso de la palabra, sino por medio de un conjunto de elementosque mezclados en distintas dosis, generan un producto sonoro. Esta aleaciónde elementos que llegan al auditor a través de diferentes formatos recibe elnombre de lenguaje radiofónico.

De ahí que sea oportuno adentrarse en el conocimiento de estos factoresconstitutivos del mensaje radial para aproximarse de mejor forma a suspotencialidades y utilización.

El lenguaje radiofónicoEl lenguaje radiofónicoEl lenguaje radiofónicoEl lenguaje radiofónicoEl lenguaje radiofónico

Las definiciones en torno al lenguaje radiofónico pueden ser variadas,pero sí coinciden en reconocer algunos elementos propios del mensajeradial.

Armand Balsebre, uno de los teóricos contemporáneos, en lo esencialseñala que “el lenguaje radiofónico no es únicamente la palabra; se constituyede los sistemas expresivos de la palabra, la música y los efectos sonoros.Esta falsa definición del lenguaje radiofónico como el lenguaje verbal en laradio se afianza en la limitada concepción del medio como canal transmisorde mensajes hablados, soporte para la comunicación a distancia entrepersonas, excluyéndose el carácter de la radio como medio de expresión”3.

Balsebre también reconoce en la clasificación de Moles, la naturalezaestructural del mensaje sonoro de la radio, con tres sistemas expresivos muyconcretos: la palabra, la música y el ruido o efecto sonoro.

Por otra parte, José Javier Muñoz y Cesar Gil, se refieren al lenguajeradiofónico “no como un calificativo más del lenguaje humano, sino por lossignos que utiliza el medio radio para poner en comunicación al emisor conel receptor a través de unos mensajes creados por el primero. En principioestas imágenes son sonoras, auditivas, pero casi siempre estas imágenes seconvierten en visuales en la mente del receptor. Prácticamente las imágenes

2 Rodero Anton, Emma. “Producción Radiofónica”. Cátedra, Madrid, 2005, p.37.3 Balsebre, Armand. “El Lenguaje Radiofónico”. Cátedra, España,1996, p. 24.

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sonoras son estímulos que se transforman en representaciones visuales enel pensamiento del oyente”4. Estos mismos autores agregan que para lograresas repreentaciones en el auditor, el lenguaje radiofónico está compuestopor la palabra, la música, el ruido, los efectos y el silencio.

María Gutiérrez García y Juan José Perona postulan que “el lenguajeradiofónico se conforma a partir de cuatro sistemas sonoros y no sonoros.Estos son:

- La palabra: en el sentido más amplio del término: expresión dellenguaje verbal radiofónico: redacción y locución.

- La música: el lenguaje de las sensaciones.

- Los efectos sonoros: el lenguaje de las cosas.

- El silencio: más complicado de definir, pero importante en lacomunicación radiofónica. El silencio es también un sistema de signosen el que hay significado, un significante y un intérprete”5.

Así, los antecedentes que entregan estos autores dan pie para plantearcon plena certeza que la radio tiene un lenguaje propio y que no se limita sóloal uso de la palabra, sino a la utilización de otros ingredientes, quelamentablemente no siempre son explotados. O, peor aún, se usan de maneraerrada. Por ejemplo el uso de la palabra sin los matices o entonación querequiere el mensaje.

A lo anterior hay que agregar un quinto elemento que a ratos parecemenor, pero que, generalmente, surge en medio de la programación comoun germen comunicacional provocando efectos adversos y entorpeciendo lacodificación del mensaje, es decir, el ruido. Ese sonido inesperado, sucio oincluso ese silencio inoportuno es un ruido que corroe el mensaje radiofónicoy desconcierta a los interlocutores.

El ruido no es un elemento que se use para conformar el mensaje, sinoun accidente en la transmisión del mismo. Es ese silencio, sonido, o mezclaque ensucia el mensaje sin una intencionalidad objetiva. Diferente es cuando

4 Muñoz, José Javier y Gil, César. “La Radio Teoría y Práctica”. IORTV, Madrid,1994, p. 35.5 Gutiérrez García, M. y Perona Paez, J.J. “Teoría y Técnica del Lenguaje Radiofónico”. Bosch, Barcelona, 2002,

p. 21.

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el ruido se usa con un fin determinado. En ese caso asume la categoría deefecto sonoro. El ruido es lo que nunca debería aparecer en el mensajeradiofónico.

Por lo anterior, es oportuno profundizar en alguna medida en torno acada uno de estos elementos del mensaje radiofónico, ya que esto da lucesrespecto a su utilidad y posibilidades expresivas.

La palabraLa palabraLa palabraLa palabraLa palabra

Javier Muñoz y Cesar Gil, indican que “la palabra es el conjunto desonidos articulados producidos por el ser humano para expresar una idea(...) la palabra es el lenguaje humano por excelencia; por ello es el elementoprincipal en el lenguaje radiofónico”6.

Hay que reconocer que la presencia de la palabra en la programaciónradial es cuantitativamente menor en comparación con la música. Sinembargo, es oportuno indicar que ella es un elemento insustituible paralograr la comunicación radial. Naturalmente, si es bien utilizada.

La palabra es el nexo que logra crear identidad e interacción entre elcomunicador radial y el radioescucha. Sin este recurso lingüístico no existiríauna de las mayores virtudes de este medio, la cercanía. La palabra es, endefinitiva, el ingrediente más significativo del lenguaje radiofónico. Es infaltableen cualquier medio de comunicación radial que se precie de tal. Sin lapalabra la radio es un mero reproductor de discos.

Por otra parte, Muñoz y Gil aclaran que “en determinados mensajesradiofónicos la palabra sobra, ya que molesta. Sucede esto en la transmisiónde un concierto sinfónico; si el locutor habla mientras la orquesta interpretauna obra musical, los oyentes pueden llegar a indignarse”7. Por lo tanto, esclaro que la palabra debe ceñirse a ciertas normas elementales y usarse deacuerdo a una intencionalidad.

Quienes ejercen locución o conduzcan un programa radial, no debendescuidar la técnica en la emisión de su mensaje. Aunque en determinadosprogramas prima la comunicación coloquial, ello no significa que esto debaservir de modelo para quienes se califiquen como profesionales. No basta

6 Muñoz, José Javier y Gil, César. “La Radio Teoría y Práctica”. Op. cit, p. 36.7 Ibid., ibídem.

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que el contenido sea de gran interés, sino que es absolutamente necesariouna amalgama armónica entre el mensaje y la forma en que éste se entrega.Es decir, la expresión del mensaje es tan importante como su contenido y elprofesional debe trabajar con igual propensión ambas facetas de sudesarrollo.

En concordancia con lo anterior, Iñaki Gabilondo enfatiza: “Alguien haintroducido por ahí una especie de tontería que consiste en decir que la clavees la informalidad porque la clave es la naturalidad. No digo yo nada contrala naturalidad ni contra la informalidad, pero el sujeto sigue teniendo que

concordar con elverbo. Y si el sujeto noconcuerda con elverbo la informalidad yla naturalidad son,sencillamente, hacercalderilla de lac o m u n i c a c i ó n ,abaratar lac o m u n i c a c i ó n .Conceded importancia

al hablar bien, haced el ejercicio de no reíros los unos de los otros cuandoalguien intenta hablar bien”8.

María del Carmen Ruiz de la Cierva postula que “en la configuraciónde la voz hay que contar también con las condiciones naturales de cada unounidas a la técnica que se puede aprender, teniendo en cuenta tres aspectos:el volumen, la firmeza y la suavidad o flexibilidad”9. Con ello se reafirma lanecesidad de educar la voz cuando se pretende desarrollar un rol comocomunicador radial y quizás sea evidente también la necesidad de contarcon un instrumento bucal acorde con los requerimientos de la comunicaciónoral.

A lo anterior hay que agregar que el impacto del mensaje en el auditorpuede estar influenciado por una correcta o errónea expresión. No bastacon que exista una estructura y una documentación pertinente, sino que laforma o manera de emitir el mensaje son vitales para su descodificación.

8 Blanco, Alfonso Ignacio y Fernández Martínez, Pilar (coordinadores). “El Lenguaje Radiofónico: la comunicaciónoral”. Fragua, Madrid, 2004, p. 38.

9 Ibid., p. 160.

La radio es sonido. Un sonido que puedeemocionar, estremecer, alterar, confundir,conmover… en fin. Hay algo de magia en

este medio cautivante que sólo a través deun sentido puede abstraer y provocar toda

una gama de emociones en el auditor.

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Sería largo enumerar toda la serie de normas y técnicas que debenconsiderarse a la hora de proyectar oralmente un mensaje, pero es acertadoreferirse a las condiciones que debe tener un mensaje en su pronunciación.Emma Rodero Antón, propone que ésta debe ser correcta y ello implica “quela pronunciación sea clara para conseguir el mayor grado de inteligibilidaden el mensaje. Pero, junto a la corrección y a la claridad, a la ortologíatambién la caracterizamos por ser fluida, es decir, articulada sin esfuerzo, demanera sencilla, para lograr que suene natural. Por último, debe ser segura,sin titubeos que afecten a la credibilidad del mensaje y, con ello, del propiolocutor”10. Estos consejos tan básicos son elementales a la hora de transmitircorrectamente un mensaje oral y probablemente considerarlos establece ladiferencia entre la integridad profesional y la mediocridad.

Hay contenidos que tienen una clara connotación emocional. Esentonces cuando el profesional del micrófono debe cuidar el valor expresivode la entonación. José María Legorburu sentencia que “una entonaciónincorrecta puede perjudicar seriamente el mensaje, al ser interpretadoerróneamente o no ser asimilado. En ocasiones se cuenta una noticia negativacon una entonación equivocada, por ejempo alegre. En ese caso, los oyentesquedan perplejos, afectando enormemente a la coherencia, elementodestacado en el proceso de fidelización”11.

Por otra parte, hay que considerar la débil atención que puede tenerun auditor a la hora de recibir el mensaje. Basta sólo un ruido extraño paraque el oyente se distraiga o, simplemente, que la línea melódica de la elocuciónse mantenga inalterable para que el auditor desista de su interés por seguiratento a su interlocutor. De ahí que el comunicador radial debe explotar lavariedad de recursos expresivos de la palabra para mantener la atenciónde los auditores.

Algunos consejos oportunos y básicos para cumplir esta función demantener conectados a los auditores son: la entonación adecuada, lavariabilidad del ritmo y los cambios de intensidad. Estos factores puedeninfluir positivamente para mantener la concentración del radioescucha.

José Ignacio López Vigil, entrega algunos consejos valiosos para otorgarmayor valor expresivo al mensaje: “Dominando la modulación. Modular es

10 Rodero Antón, Emma. “Locución Radiofónica”. IORTV, Kadmos, Salamanca, 2003, p. 377.11 Blanco, Alfonso Ignacio y Fernández Martínez, Pilar (coordinadores). “El Lenguaje Radiofónico: la comunicación

oral”. Fragua, Madrid, 2004, p. 66.

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jugar con la voz: subir el tono, bajarlo, cambiar el ritmo, apresurar esta frase,ralentizar la otra, enfatizar las palabras más importantes y hacer la pausaoportuna. La buena modulación, transforma una charla o una lectura plana,mo-nó-to-na, en palabra viva, cautivante”12. En cuanto a la importancia de lapalabra dentro del mensaje radial y específicamente en el ámbito periodístico,José Luis Martínez Albertos argumenta: “Resulta evidente que la lenguahablada del periodismo radiofónico vincula más estrechamente al receptorcon la realidad de la que trata la noticia que se le comunica. La voz del testigohace presente la noticia ante el oyente sin necesidad de artificio. La voz deltestigo tiene una calidad viva y humana que jamás puede lograr la fríatipografía despersonalizada. El periodismo radiofónico es el prototipo delperiodismo hablado, aquel que transmite la noticia con el verismo y la emociónde lo presente por medio de la voz. Nadie duda hoy de la superioridad de lavoz sobre la letra en orden a la comunicación, sobre todo si entendemos porcomunicación no una pura transmisión de contenidos, sino un intento delograr un contacto entre seres humanos”13.

Reforzando lo anterior, María Gutiérrez y Juan Perona, admiten que“de los cuatro sistemas, es la palabra radiofónica la que, sin duda, domina enel proceso creativo. Es tal su importancia que, en ocasiones, la concurrenciade los otros sistemas se presenta como una complementariedad al verbo yno como una explotación de sus recursos expresivos. Así, la música, losefectos sonoros y el silencio se acaban convirtiendo en elementos de refuerzodel lenguaje verbal. Sin embargo, no todos los formatos que se encuentranen la programación radiofónica muestran un mismo nivel de intervención dela palabra”14. Con ello se establece el valor preponderante de la palabradentro del mensaje radial, aunque cuantitativamente no siempre predomina.

Es válido terminar este punto haciendo eco de las palabras de EmmaRodero Antón cuando postula que “la forma en que se transmite el mensajecondiciona su eficacia hasta tal punto de que, si falla, puede dificultar lacomprensión del contenido. La redacción puede ser muy atractiva, loscontenidos interesantes, pero si no se comunican con la suficiente fuerzaexpresiva, el oyente perderá la atención y, entonces, habrá fracasado elproceso comunicativo”15.

12 López Vigil, José Ignacio. “Manual Urgente Para Radialistas Apasionados”. Artes Gráficas, Ecuador, 1997,p.107.

13 Martínez Albertos, José Luis. “Curso General de Redacción Periodística”, Paraninfo, Madrid, 1998, p. 441.14 Gutiérrez García, M. y Perona Paez, J.J. “Teoría y Técnica del Lenguaje Radiofónico”. Bosch, Barcelona, 2002,

p. 21.15 Rodero Antón, Emma. “Locución Radiofónica”. Op. cit, p. 18.

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Estos consejos en torno a la correcta expresión del emisor, no sólo sonatendibles en el ámbito periodístico, sino en cualquier función comunicativaque implique el uso profesional del micrófono. Esto es asumir con propiedady responsablemente esa función tan delicada y trascendente de entregar unmensaje a través del uso de este transductor que conecta mágicamente aemisores y receptores.

Trabajar la palabra con las variantes que el mensaje demanda es unaoportunidad inestimable dentro del proceso de comunicación. La utilizaciónparcial o errada de las técnicas orales puede hacer la diferencia entre ser unbuen o un mal comunicador.

La músicaLa músicaLa músicaLa músicaLa música

Muñoz y Gil indican que “la música es la combinación artística de lossonidos de los instrumentos o de la voz humana, o de unos y otros a la vez,para expresar ideas, sentimientos o emociones, produciendo generalmentesensaciones agradables al oído”.

Estos mismos autores señalan que ella adquiere ventajas sobre lapalabra en aspectos como su universalidad, ya que puede crear similaressensaciones entre el público de un país norteamericano y otro europeo,independientemente que esto involucre una melodía cantada en otro idioma.En cambio, la palabra si no es entendida por el auditor, no contribuye a lacomunicación, sino que la bloquea16.

Muñoz y Gil reconocen que cuantitativamente la música ocupa unmayor espacio en la radio, sin embargo, “la música sin palabras es reducir laradio a un mero reproductor sonoro, con la ventaja para el oyente de nogastar dinero y no molestarse en situar las grabaciones o los discos, perocon la desventaja de no escuchar lo que desea y, además, con un sonidogeneralmente peor”17.

Por otra parte, J. J. Perona y M. Gutiérrez establecen una tipologíapara la función de la música en radio:

“En función sintáctico-gramatical: cuando la música es utilizada paraorganizar los contenidos del programa, sección, etc.

16 Muñoz, José Javier y Gil, César. “La Radio Teoría y Práctica”. Op. cit, p.36.17 Ibid., p. 37.

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En función programática: que resulta de la consideración de la músicacomo contenido.

En función descriptiva: la música forma parte de la narración radiofónica,y su participación puede articularse en torno al eje diegético o extradiegético”18.

En Chile, la mayor parte de las radios tiene una programación musicalbien definida, debido a la denominada “segmentación del mercado”. Así, se

tienen radios de cortejuvenil, en que lamúsica apunta a estetipo de público. Porejemplo una radiojuvenil que logra granaudiencia en lajuventud es “RadioActiva”. Por otra parte,también existenemosoras que apuntana un público que gustede la música clásica, esel caso de “RadioUniversidad deConcepción”. De estemodo, la línea musicalestá determinada por

el público objetivo de cada estación.

Por otra parte, están las radios donde predomina la palabra y la músicaadquiere un valor cuantitativamente menor, pero de gran valor para la riquezasonora, estética y función sintáctica gramatical, especialmente en los programasinformativos. Entre las que la usan en sus programas informativos seencuentran las radios Chilena, Cooperativa y Bío Bío.

De este modo, la música es un recurso de gran desempeño dentro dedeterminados formatos. No obstante, existen carencias muy relevantes quemerecen ser atendidas. Tal es el caso de su uso parcial en formatos máselaborados. A modo de ejemplo podemos mencionar el reportaje radial. Lageneralidad de los programas periodísticos prescinde de la utilización de la

18 Gutiérrez García, M. y Perona Paez, J.J. “Teoría y Técnica del Lenguaje Radiofónico”. Bosch, Barcelona, 2002,p. 39.

La palabra es el nexo que logra crearidentidad e interacción entre el

comunicador radial y el radioescucha. Sineste recurso lingüístico no existiría una de

las mayores virtudes de este medio, lacercanía. La palabra es, en definitiva, el

ingrediente más significativo del lenguajeradiofónico. Es infaltable en cualquiermedio de comunicación radial que se

precie de tal. Sin la palabra la radio es unmero reproductor de discos.

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música cantada para su construcción. Sólo en el último tiempo radio Bío Bío,ha marcado la diferencia a través de reportajes, donde la música contribuyenotablemente a lasignificación y forma delmensaje que seentrega. Este tipo deinnovaciones es unacontribución a lariqueza expresiva delos programas y losniveles de atenciónque se logren en lasaudiencias.

El uso de lamúsica en los formatosperiodísticos no esargumento contra laseriedad ytrascendencia delmensaje, por el contrario, es una oportunidad para enriquecer su estructuray contenido. Evidenciando en ello el conocimiento del lenguaje radial y susposibilidades expresivas.

La música puede ser un aliado inestimable cuando se está tratando untema sensible. Puede ser usada en un segundo o tercer plano, respecto a laexpresión verbal o, hacia el final para acentuar la frase que le antecede. O,simplemente, en forma consecutiva para complementar o expresar por símisma una parte del mensaje. De modo que, el valor estético y semántico deun trozo musical merece ser atendido en nuestras propuestascomunicacionales.

El ruidoEl ruidoEl ruidoEl ruidoEl ruido

César Gil y Muñoz indican que el ruido es “el sonido inarticulado yconfuso. Por lo general se le une con el calificativo desagradable. Pero nosiempre es así y, además, entramos otra vez en el terreno resbaladizo de lassensaciones particulares”19.

Estos autores agregan que “cualquier elemento que interviene en el

Hay que considerar la débil atención quepuede tener un auditor a la hora de

recibir el mensaje. Basta sólo un ruidoextraño para que el oyente se distraiga o,

simplemente, que la línea melódica dela elocución se mantenga inalterable para

que el auditor desista de su interéspor seguir atento a su interlocutor. De ahíque el comunicador radial debe explotar

la variedad de recursos expresivosde la palabra para mantener la atención

de los auditores.

19 Muñoz, José Javier y Gil, César. “La Radio Teoría y Práctica”. Egraf S.A. España,1994, p. 36.

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sonido, incluso la música más bella, se transforma en ruido –o puede serconsiderado como tal- tanto en razón de su intensidad o el volumen de unsonido cualquiera lo hace molesto o nocivo, una persona considera que talsonido es ruido; por supuesto, la frontera que separa lo soportable y loinadmisible es tan elástica como puede ser la capacidad de comprensión oaguante de una persona y, evidentemente, de la sensibilidad auditiva, o dela situación psicológica de un enfermo o de sus familiares. La música que salede un altavoz es recibido de modo muy diferente por quienes la escuchanadrede (por ejemplo, por quienes bailan en una discoteca) que por quienesdesean el silencio”20.

Entonces, queda claro que ruido es todo aquello que genera rechazoauditivo en la persona, aunque lo que escuche sea sonoramente armonioso.También es oportuno señalar que, a veces, se pueden ocupar ruidos conuna intencionalidad, en ese caso no generan ruido comunicacional. Muñozy Gil, apuntan que “un ruido emitido en directo o grabado sin manipulación,será siempre ruido. No obstante, cuando ese ruido pasa a ser un sonido decatálogo y se manipula como algo grabado en el momento de la realización–sea ésta grabada o en directo- pasa a ser efecto”21.

Por otra parte, es necesario agregar que en ciertas ocasiones lossilencios se constituyen en ruidos si éstos entorpecen una emisión continua.Es el caso de las fallas de transmisión que se pueden generar en algunasemisoras con problemas técnicos. Lo mismo debe decirse de aquellos silenciosdemasiado prolongados en una intervención oral. Distinto es cuando dichaspausas son colocadas oportunamente para enriquecer la expresión.

El silencioEl silencioEl silencioEl silencioEl silencio

El silencio es un recurso que, bien utilizado, puede generar efectos casitan relevantes como una palabra. La acepción más simple de silencio esausencia de sonido. No obstante existen aprensiones en torno a esta definiciónun tanto excluyente.

Gutiérrez García y J.J. Perona, arguyen respecto al silencio que “aeste sistema, tradicionalmente, se le define como la ausencia de los otrossistemas sonoros que configuran el lenguaje radiofónico. Pero este enfoque,por ser demasiado taxativo, delimita sus capacidades expresivas y lo reduce

20 Ibid., p. 38.21 Ibid., p.40.

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a la no presencia de sonido como la única forma posible de representarsilencio radiofónico”22.

Para reforzar lo anterior estos mismos autores postulan que el silenciono siempre implica la ausencia de elementos sonoros. Ellos proponen que elsilencio puede estar presente de distintas maneras, por ejemplo:

“Representando una acción, que se ha anunciado, pero que no se hareconstruido sonoramente.

Representado a una persona. Esto ocurre cuando en un diálogo unode los interlocutores no interviene y justamente con su silencio ratifica supresencia.

Acentuando la tensión en una situación dramática, dada la fuerte cargaemocional que el silencio en sí mismo comporta. Por ejemplo, alguien preguntay la respuesta es el silencio.

Estimulando la reflexión. Por ejemplo, en el desarrollo de la presentaciónde un tema se deja espacios insonoros para que el receptor valore loescuchado”23. Por otra parte, es posible que el silencio adquiera distintafuncionalidad, de acuerdo a determinados objetivos. En este sentido, esoportuno atenerse a una clasificación que puede ayudar a delinear de mejorforma nuestros objetivos:

“Silencio expresivo. Aparece cuando el objetivo es representar estadosemocionales. Por ejemplo, la ausencia de palabra del protagonista al observarla casa donde nació y a la cual vuelve después de 20 años.

Silencio interactivo. Esta función permite la construcción de un personajeen silencio, del mismo modo que puede estimular la reflexión o la crítica.Suele presentarse en forma de respuesta, es decir, que ante una pregunta ouna aseveración el interlocutor calla.

Silencio narrativo. Se utiliza para representar una elipsis temporal, unsalto en el tiempo obviando las tradicionales técnicas de montaje radiofónico”24.

Así, estos antecedentes pueden servir para orientar en alguna medida

22 Gutiérrez García, M. y Perona Paez, J.J. “Teoría y Técnica del Lenguaje Radiofónico”. Bosch, Barcelona, 2002,p 65.

23 Ibid., p.67.24 Ibid, p. 68.

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el buen uso de este recurso. No olvidando que el silencio bien usado es uncomplemento relevante en la construcción del mensaje.

Para terminar este punto, es útil reivindicar la significación de esteelemento, señalando que un silencio oportuno puede provocar una mayorcuota de fuerza a un determinado pasaje del relato radial. Una pausa que seestablece hacia el final de la frase o palabra, contribuye a darle mayorénfasis a esa parte del mensaje. Asimismo, con unos segundos sin sonido seda tiempo al auditor para reflexionar respecto a lo dicho por su interlocutor.

Por lo tanto, no hay que desatender estas posibilidades expresivas yen ningún caso estimar que el silencio siempre va a representar un ruidocomunicacional. Al contrario, en algunos casos, es una necesidad intrínsecaa una buena estructuración del mensaje.

Los efectosLos efectosLos efectosLos efectosLos efectos

Es muy común encontrar efectos sonoros en medio de espacios quetienen la finalidad de entretener. Es el caso de programas misceláneos. Losefectos en estos espacios, sirven para amenizar y enriquecer sonoramente.Asimismo revalidan la característica particular de la radio, generar imágenesauditivas. Aún así, Muñoz y Gil hacen notar que “deben ser dosificados concuidado; muchos sonidos simultáneos y mal mezclados no hacen otra cosaque ensuciar la acción”25. Esta situación es posible apreciarla en algunasemisoras que saturan sus espacios con efectos.

Javier Muñoz y Cesar Gil señalan que “los efectos son creaciones delos técnicos surgidas de la manipulación de múltiples instrumentos que utilizan:naturales, mecánicos, electrónicos, etcétera”26. También hay que agregarque los efectos se pueden fabricar sin mayores dificultades, más bien coningenio y recursos básicos. A modo de ejemplo, el crepitar del fuego sepuede simular simplemente arrugando un papel celofán.

M. Gutiérrez y J. J. Perona asumen que el efecto sonoro “es un sonidoradiofónico que por sí mismo o con ayuda de la palabra y la música refuerzala ambientación o descripción de una acción, de un lugar, de un sentimiento…Por sus características, facilita la imaginación de fenómenos físicos, como lalluvia, la noche, pero también la descripción de sensaciones y sentimientos

25 Muñoz, José Javier y Gil, César. “La Radio Teoría y Práctica”. Op. cit. p. 40.26 Ibid, p. 38.

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como la angustia o el miedo, por citar algunos ejemplos”27. Con ello, seevidencia el valor de los efectos cuando se quieren reforzar los signossonoros para creard e t e r m i n a d o smensajes. Porejemplo, un ambientefrío o invernal se puedeacentuar a través delefecto del viento y lalluvia en el exterior. Elmiedo de una personaque camina en mediode la oscuridad se puede intensificar a través de un efecto de latido delcorazón o el sonido de unos pasos que aumentan en intensidad.

El efecto puede aparecer en forma simultánea con otros recursossonoros o solo, dependiendo de su funcionalidad dentro del mensaje.

Gutiérrez García y Perona Páez, establecen algunas de las funcionesque puede tener el efecto sonoro:

Función ambiental: el efecto forma parte del ambiente en el que sedesarrolla la acción y tiene un carácter naturalista. Por ejemplo: alguienespera una llamada y suena el teléfono.

Función expresiva: el efecto refuerza los sentimientos, los estados deánimo de los personajes. Por ejemplo: para acentuar la espera y la angustiase puede usar el tic tac de un reloj.

Función Narrativa: aquí el efecto es vital para la comprensión de lahistoria. Se manifiesta de las siguientes formas:

- Marca la transición espacio temporal entre una secuencia y otra(canto del gallo para la llegada del nuevo día)

- Reconstruye una acción que no precisa ni de palabra ni de música(sonido del plato para indicar que la persona come)

- Representa un personaje o una característica de éste (los pasos, lasilla de rueda)

27 Gutiérrez García, M. y Perona Paez, J.J. “Teoría y Técnica del Lenguaje Radiofónico”. Op. cit, p.67.

Es claro que el uso idóneo de los

elementos del lenguaje radiofónico confiere

un mayor valor expresivo a los mensajes y

su utilidad para hacerlos más atractivos es

incuestionable.

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- Función ornamental: actúa como valor accesorio que puede reforzarel ambiente en el que transcurre la acción. No es imprescindible en lahistoria28.

Así, estas orientaciones pueden ser una guía para establecer la mejorforma de insertar este recurso en la construcción de nuestro mensaje.

Mensaje intencionado versus mensaje descodificadoMensaje intencionado versus mensaje descodificadoMensaje intencionado versus mensaje descodificadoMensaje intencionado versus mensaje descodificadoMensaje intencionado versus mensaje descodificado

Para terminar es necesario bosquejar algunas reflexiones en torno a laconstrucción del mensaje radiofónico. Para esto hay que partir de una premisaineludible: cada ser humano es una individualidad compleja e impredecible.Eso implica que es muy difícil que exista plena concordancia entre el mensajeque se quiere entregar y el significado que se logra desarrollar en la mentedel auditor. Es que el emisor y el receptor son seres distintos, con su propiapersonalidad y experiencias. Además, hay que agregar que el mensajeradiofónico sólo llega a través del sonido y su interpretación está sujeta, enúltima instancia, a lo que el auditor descifre a partir de su propia realidad.

J.J. Muñoz y César Gil respaldan lo anterior cuando reconocen que elmedio radio ofrece multitud de posibilidades para el oyente. Al carecer decontacto visual con el relato, la audiencia puede imaginar, crear sus propiasimágenes, con los datos que el emisor le ofrece. Rara vez las intenciones delemisor coincidirán al ciento por ciento con lo que el oyente perciba29.

Lo anterior da base para acoger la visión de Angel Faus en el diseñode nuestros mensajes radiales. Este autor expone el concepto de“universalidad de contenido”, que son todas las noticias, de todo el mundo,para difundirlas continuamente en todas partes, ya que hoy todo interesa atodos. A esto se contrapone el “mundo presente” de cada persona, es decir,las actitudes, relaciones, mundo espiritual, el mundo del ser y de los sueñosde cada uno. Por ello el comunicador no puede desconocer esta característicay debe realizar un tratamiento adecuado de sus contenidos de acuerdo aese mundo presente30.

Así, el conjunto de elementos sonoros que se transmiten a través de lasondas radiales (palabra, música, efectos, silencios) permiten construir unmensaje que llega al auditor con una determinada cuota de intencionalidadpero, es éste último quien da a ese mensaje un significado o una interpretación

28 Ibid., p. 60.29 Muñoz, José Javier y Gil, César. “La Radio Teoría y Práctica”. Op. cit. p. 42.30 Faus Belau, Angel. “La Radio Introducción a un Medio Desconocido”. Editorial Latina S.A., Madrid, 1981, p. 181.

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particular. Esto, a partir de factores tan variados como la calidad del receptorque tenga, su estado de ánimo, su nivel cultural, su imaginación, el ambientedonde recibe el mensaje y otros. De ahí que el profesional de la radio debeasumir su rol con la mayor dedicación y procurar que la estrategia comunicativaque desarrolle se amolde a las condiciones y características del auditor. Sólode este modo es posible aspirar a una mayor concordancia entre lo que sequiere dar a entender y lo que el auditor interprete.

Por otra parte, es necesario que el profesional radial no limite lacomposición de su mensaje sólo al uso de la palabra, sino al conjunto derecursos que caracterizan el lenguaje radiofónico. Aquí cobra valor elconocimiento de las posibilidades expresivas de cada uno de estos elementosy el interés por innovar en la producción radial.

Es oportuno resaltar que esta construcción sonora que llega al auditorcontribuye a la generación de imágenes mentales en éste, las que se conocencomo imágenes psicoacústicas. En este sentido Emma Rodero Antón estableceuna premisa para el uso de los recursos sonoros: “La capacidad de la radiopara la creación de imágenes visuales y la suscitación de emociones osensaciones se consigue gracias a la adecuada selección y combinación delos elementos del lenguaje radiofónico”31. Es decir, no basta con usarlos, sinohacerlo adecuadamente. Es ahí donde debe interceder el profesional, aquelque conoce y utiliza hábilmente los ingredientes para obtener un buen productoacústico.

Según el profesor Adrián Nelso Lomello “el lenguaje radiofónico, pornaturaleza propia del medio, hace su entrada en la audiencia por la emocióny el placer. Porque el mensaje radiofónico, que es electrónico, se escuchapor vibración de ondas, las ondas no sólo se escuchan, también se sienten”32.Es decir, hay un contacto que va más allá de una percepción auditiva. Es unasensación física más amplia y, lo que es más importante, hay una relaciónemocional. De ahí que, es necesario que el comunicador considere estasposibilidades y no olvide en ningún momento que la radio es emoción,sentimiento y debe propiciar la empatía en la elaboración de sus mensajes.Es decir, una participación afectiva con las emociones de los auditores.Colocarse en el lugar de éstos y tratar de interpretar su estado anímico apartir de los mensajes que está recibiendo. No se puede desconocer esa

31 Blanco Alfonso Ignacio y Fernández Martínez Pilar (coordinadores). “El Lenguaje Radiofónico: la comunicaciónoral”. Fragua, Madrid, España, 2004 p.180.

32 Lomello, Nelso. “Cátedra de Teoría y Práctica Audiovisual o Estética del sonido”. En:http://pub.ufasta.edu.ar/alomello/Elementos%20del%20lenguaje%20radiofoni.htm

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calidad propia de la radio, que, sin duda, es una característica inherente quepermite establecer un mayor grado de intimidad entre el emisor y los auditores.

Es claro que el uso idóneo de los elementos del lenguaje radiofónicoconfiere un mayor valor expresivo a los mensajes y su utilidad para hacerlosmás atractivos es incuestionable. No obstante, son escasas las emisoras queutilizan en plenitud todos los recursos sonoros que les ofrece el lenguajeradial.

María del Pilar Martínez Costa explica claramente la realidad que vivenalgunas emisoras cuando señala: “Aunque nos encontramos en un momentoen que la tecnología facilita y simplifica los procesos de producción, lasempresas, y las estructuras de trabajo que aún se mantienen, no apuestanpor desarrollar una radio creativa: una radio que busque nuevos formatos,que al menos utilice todos los elementos del lenguaje radiofónico y queaproveche aún más los recursos humanos y el talento disponibles”33.

Si bien, hay una evidente necesidad de revitalizar las producciones através del uso provechoso de los componentes del lenguaje radial, no esmenos cierto que esta utilización debe ir de la mano con una clara definiciónde objetivos. Emma Rodero lo expone con nitidez cuando arguye: “Por muyartístico que sea nuestro producto, los elementos del lenguaje radiofónico norepresentan un mero adorno formal. Todo el conjunto sonoro se debemanifestar al servicio de una comunicación que pretende un objetivo. Portanto, la composición final debe realizarse siempre en función e ese objetivoy no de remiendos formales para captar la atención de la audiencia”34.

Así, estos antecedentes nos sirven para entender la riqueza expresivadel lenguaje radiofónico y la necesidad de considerar algunos factores depercepción y discernimiento para la codificación idónea de nuestro discursoen radio. Es elemental elaborar nuestro mensaje radial estableciendo unacorrelación con la experiencia y cultura del público receptor integrando enesa construcción una clara finalidad comunicativa. En la medida que sereconozca esa experiencia y se codifique el mensaje con las dosis eingredientes sonoros más oportunos, hay más probabilidad de que éste seadescodificado de acuerdo a la intencionalidad que tenemos. De lo contrarioes posible que se produzca una disonancia en dicha interpretación y elesfuerzo invertido en este cometido carecerá de efectividad.

33 Blanco, Alfonso Ignacio y Fernández Martínez, Pilar (coordinadores). “El Lenguaje Radiofónico: la comunicaciónoral”. Fragua, Madrid, 2004, p.19.

34 Rodero Antón, Emma. “Locución Radiofónica”. Op. cit, p. 181.

Rigoberto Albornoz Suárez