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¿A qué llamamos Dios?

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¿A QUÉ LE LLAMAMOS DIOS?

2013

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INTRODUCCIÓN

esde siempre, el hombre ha recurrido a

una fuerza superior, sobrenatural, para

dar sentido a su propia existencia. Pilar

central de todas las civilizaciones, la

espiritualidad ha sido y es un fenómeno global.

Quizá por ello los científicos del siglo XXI siguen

buscando un principio básico, un denominador

común a todas las creencias. Y del viejo duelo

entre razón y fe surgen teorías renovadas.

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"A nuestra profesora, compañeros y

padres, por su apoyo

porque sin ellos no hubiera sido

realidad"

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INDICE Introducción ............................................................................................................................... 1

....................................................................................................................................................... 2

Tipos y características de la religión .................................................................................... 4

¿Por qué cree el hombre? ....................................................................................................... 5

Nacimiento, vida, sufrimiento, muerte. ¿Y después?........................................................ 6

Historia de la religión ............................................................................................................... 8

Preguntas entre la razón y la fe ........................................................................................... 10

La imagen de Dios se ha modernizado .............................................................................. 11

¿Qué ayuda al ser humano a superar sus problemas? ................................................... 12

Origen de la religión ............................................................................................................... 15

¿Un mundo sin fe? ................................................................................................................... 17

Conclusión ................................................................................................................................ 19

Bibliografía ................................................................................................................................. 20

Anexo I ...................................................................................................................................... 21

Gen de Dios ............................................................................................................................. 21

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TIPOS Y CARACTERÍSTICAS DE LA

RELIGIÓN

os tipos de religión y de espiritualidad brotan como nunca.

La modernidad es un supermercado con un amplio surtido

de ofertas de fe y salvación. Hoy, cada uno puede aspirar a

su reino de los cielos privado. El hombre no busca la

seguridad sólo en un Dios, tiene muchas posibilidades: la

reencarnación budista, el animismo de los chamanes, el carisma

evangélical, el pensamiento positivo, los ángeles de la guarda,

hechiceros... Las “sociedades de opciones múltiples” crean una fe

con opciones múltiples: “La adscripción religiosa del individuo no es

un hecho irrefutable”, escribe el sociólogo estadounidense Peter

Berger, “no es una condición inmutable, como la genética; es

producto de su proceso de construcción y constitución de su

mundo y su yo”.

Para seguirle la pista a la religiosidad, el catedrático norteamericano

de psicología William James propuso en 1902 buscar las

“experiencias primigenias” de las que parten todas las religiones. Así

uno puede preguntar en qué se basan el cristianismo, el islam, el

judaísmo, el budismo, el hinduismo, el confucianismo, el taoísmo, el

sijismo, el shintoísmo y las religiones animistas. Es decir, buscar el

mínimo común

denominador de la

religiosidad.

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¿POR QUÉ CREE EL HOMBRE?

unque hayan cambiado las circunstancias sociales y los

valores, la fe no desaparece. Está inmersa en una

sociedad mediatizada, en una época en la que suceden

acontecimientos incontrolables, irracionales y peligrosos:

tsunamis, sequías, inundaciones, terremotos, gripe aviar, sida,

terrorismo, miedo... Es un ataque a la confianza que las sociedades

anteriores depositaron en la sabiduría divina y que el mundo de hoy

tiene en la ciencia y la tecnología. O mejor dicho: solía tener.

Cuando el mundo moderno está fuera de control (la bolsa se

desploma, crece el paro, surgen epidemias...), también desaparece

nuestra fe en que el mundo se pueda controlar racionalmente. La

“desmitificación del mundo“, vaticinada a principios del siglo pasado

por uno de los padres de la sociología, Max Weber, no se ha

producido. El hombre del siglo XXI se rebela contra la “petrificación

mecanizada” de un mundo aprehendido de forma racional. Hoy, en

pleno auge de la sociedad del saber, la religiosidad y la fe ocupan un

lugar importante en la agenda de la cultura y la ciencia. Cuanto más

creemos saber, menos creemos en el saber. Así surge la antigua

búsqueda de respuestas a las preguntas existenciales: ¿quién soy?,

¿cuál es el sentido de la vida? Para el hombre es insoportable la idea

de que es producto del azar, intercambiable y prescindible. El ser

humano sabe que existe, pero que no existe necesariamente.

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Bloque : PT - 15 | Nacimiento, vida, sufrimiento,

muerte. ¿Y después?

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NACIMIENTO, VIDA, SUFRIMIENTO, MUERTE. ¿Y DESPUÉS?

uien pregunta necesita una explicación para aguantar el

hecho de no ser necesario. ¿Será que sólo la fe hace que

uno soporte que es producto de la casualidad? No se

puede vivir sin un horizonte subjetivo que dé sentido. El

ser humano busca una última razón de la que no dudar. Quiere

entender lo que le ocurre; comprender para explicar; explicar para

predecir; predecir para controlar lo predicho.

Nunca tantas personas se han preguntado por el sentido de la vida

de forma tan radical como hoy. ¿Por qué existe el mal? ¿Por qué la

existencia tiene un lado oscuro: catástrofes naturales, guerras,

terrorismo, miedo? A las Iglesias establecidas y sus congregaciones

les resulta difícil dar respuestas satisfactorias. La fragmentación del

mundo le ha arrebatado al sujeto informado casi cualquier ilusión de

que pueda existir algo que mantenga unido al mundo en lo más

profundo. Hoy en día no vale nada porque todo vale. El relativismo

es el precio del pluralismo. Por eso, el individuo anhela lo

incontable, el factor que no se pueda medir. Anhela la fe como

experiencia subjetiva. Y un sentido de la vida que vaya más allá del

“más rápido, más lejos, más...”

La experiencia espiritual no se expresa con palabras ni se encierra

en dogmas. Los derviches del sufismo islámico bailan hasta que su yo

los abandona; los budistas meditan sobre el vacío en que ya no

existe ningún pensamiento necesidad; los chamanes se transforman

para comunicarse con los eternos espíritus del agua, la piedra y los

árboles. Siempre se trata de una sola cosa: la transformación de la

conciencia. Superar el yo terrestre gracias a la máxima

concentración. El espíritu y el alma en total armonía. Captar lo Uno

de forma intuitiva. Experimentar a Dios.

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Bloque : PT - 15 | Nacimiento, vida, sufrimiento,

muerte. ¿Y después?

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Los fieles del futuro serán místicos, según vaticinan muchos

teólogos. El misticismo es la experiencia de unidad con un ente

superior, alcanzada mediante el trance, la meditación o la oración. El

hombre de hoy, educado según los principios de la causalidad y la

racionalidad, anhela experiencias directas. En un mundo mediatizado

hay una imagen preconcebida para cada mirada, y un sentimiento ya

descrito para cada experiencia. Por el contrario, en la experiencia

mística de la unión, el hombre es el medio. Se elimina el dualismo de

cuerpo y espíritu; durante un momento, el individuo deja de

sentirse superfluo y producto del azar. Quizá haya entrado en aquel

sancta sanctorum de la experiencia por el que se definen todas las

religiones.

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Bloque : PT - 15 | Historia de la religión 8

HISTORIA DE LA RELIGIÓN

n los puntos de quiebra de la historia, cuando cambian los

paradigmas, cuando el hombre ha de redefinir sus valores,

nacen los movimientos místicos. A finales del siglo XIX, en

pleno auge de la industrialización, los espiritistas se

comunicaban con el mundo sobrenatural. Tras la Primera Guerra

Mundial, la ideología antroposófica ganaba adeptos. Después de la

Segunda Guerra Mundial, mucha gente aturdida por el fascismo

buscaba respuestas en las filosofías asiáticas, por ejemplo, el

budismo. ¿Y hoy?

Los conceptos de la Ilustración (progreso, Estado, justicia) se

tambalean. Se disuelven valores fiables como el matrimonio y la

familia. La tasa de divorcios es más alta que nunca, al igual que el

número de solteros. Por no hablar del desempleo. Se desmoronan

las certezas de una biografía laboral predecible y la protección social

estatal. Guerras y pobreza, ejes del mal: el proyecto de la

modernidad está en un callejón sin salida. La razón se debilita, los

mitos modernos se agotan: libertad, paz mundial, seguridad,

solidaridad.

Los coetáneos de la “sociedad del riesgo” son proclives al

misticismo porque les ha tocado vivir cambios enormes en muy

poco tiempo: el colapso del mundo bipolar dividido en comunismo y

capitalismo; la revolución de las telecomunicaciones, la cultura

digital y la genética; la libertad de elección y, al mismo tiempo, el

imperativo de la propia responsabilidad; el terrorismo globalizado...

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Bloque : PT - 15 | Historia de la religión 9

Casi todos los ritos unificadores relacionados con lo divino se han

desvalorizado con la racionalización del progreso tecnológico. Pero

la pura razón no da la felicidad. Reina el sentimiento de que el

mundo se ha quedado sin alma, despojado de las sabidurías eternas.

Por eso, el individuo las busca dentro de sí mismo, busca el

contacto con lo sobrenatural, desea la traducción del pequeño yo

en un gran todo.

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Bloque : PT - 15 | Preguntas entre la razón y la fe 10

PREGUNTAS ENTRE LA RAZÓN Y LA FE

a experiencia mística es trascenderse a sí mismo. El medio

para alcanzar esta superación del yo es la pasividad activa.

¡Dejar que algo se apodere de uno! Entregarse. Después

de una experiencia así sólo se sabe que uno ha

experimentado algo. Confrontarse con algo más allá de uno mismo

es una necesidad básica del ser humano. Este deseo suele surgir

hacia los 40 años y uno se plantea preguntas existenciales: “¿Qué es

mi vida? ¿Qué sentido tiene? ¿Qué es lo que importa?”.

Los psicólogos de la religión dicen que esta edad es la de la

“conversión”, cuando se considera que la fe constituye un valor

espiritual. El ser humano tiene la capacidad de creer porque puede

concebir lo contrario de la existencia: la nada. Pero esta experiencia

lo vuelve solitario, inseguro y amenazado. Precisamente porque la

mente humana es capaz de trascender, necesita seguridad y límites.

El hombre cree porque necesita un hogar trascendental. Un cielo.

Sus cuatro paredes metafísicas. Llamadas Dios. O razón de ser. O

sustancia eterna. El espíritu único. La conciencia pura. Cada ser

humano pensante quiere obtener respuestas.

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Bloque : PT - 15 | La imagen de Dios se ha

modernizado

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LA IMAGEN DE DIOS SE HA MODERNIZADO

egún la psicología evolutiva, la religión es la única forma de

comunidad capaz de reducir el egoísmo. La psicología de la

religión, una disciplina joven, describe una de las ventajas

que la fe ofrece al nivel de la biología evolutiva: como habitantes de

una patria trascendental, los fieles afrontan mejor las adversidades

de la vida diaria: quien cree es capaz de relativizarse a sí mismo. La

ventaja: uno se siente mejor, siente consuelo porque puede confiar.

El ser humano tiene la necesidad insaciable de relacionarse con algo

superior. Creer en un ser protector le quita un peso de encima. El

que cree se siente guiado y protegido.

Esto contradice lo que decía Sigmund Freud, que consideraba la

religión una “neurosis forzada universal”, puesto que los fieles

intentaban controlar los impulsos sexuales mediante los rituales

religiosos y las oraciones. Las neurosis “eclesiógenas“, los

desequilibrios y las depresiones eran consecuencia del miedo que

inspiraba un Dios autoritario. ¿Qué fue de esta instancia suprema?

La imagen de Dios se ha modernizado; al menos entre las personas

menores de 40 años, Dios se ha vuelto menos autoritario. La

devoción puede ser un diálogo en busca de consejos, no sólo la

penosa confesión de los pecados. Los fieles ven la relación con Dios

bastante más relajada que antaño, casi como si fueran compañeros.

También los investigadores actuales piensan de forma más

“práctica”.

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Bloque : PT - 15 | ¿Qué ayuda al ser humano a

superar sus problemas?

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¿QUÉ AYUDA AL SER HUMANO A SUPERAR

SUS PROBLEMAS?

ué le facilita la vida? Resulta sorprendente ver hasta

qué punto el ser humano de cualquier cultura sigue

aceptando la opción de confiar en un ser celeste, sea

amenazador o benigno. Pero quizá no pueda ser de

otra manera. Por razones meramente fisiológicas.

El espíritu es místico; la experiencia mística es biológicamente real,

es decir, se puede medir de forma científica; la experiencia religiosa

tiene bases neurofisiológicas. Por tanto, Dios es un producto del

cerebro. Su morada es el lóbulo parietal. Ésta es la afirmación de

una joven disciplina llamada “neuroteología”, que trata de entender

la religiosidad desde una base biológica. El neurólogo

estadounidense James Austin relaciona los estados de “iluminación”

con una reducción de la actividad en varias zonas cerebrales

subcorticales, causada por la meditación. El canadiense Michael

Persinger sospecha que en los pacientes con epilepsias del lóbulo

parietal existe una conexión (empíricamente no demostrada) entre

ciertas visiones, percepciones olfativas y fantasías místicas. Por eso

las experiencias religiosas se deben a minúsculos ataques de

epilepsia. Los neuropsiquiatras californianos Jeffrey Saver y John

Rabin opinan que los ataques epilépticos pueden originar

sentimientos de éxtasis, temor religioso y conversión, vivencias

“fuera del cuerpo” y la percepción de la presencia de Dios. ¿O sea,

la espiritualidad no es más que una anomalía del lóbulo parietal?

El radiólogo Andrew Newberg afirma que existe una raíz biológica

de todas las experiencias religiosas y un origen biológico de todos

los anhelos espirituales. Lo mismo decía el ya fallecido catedrático

de psiquiatría Eugene d’Aquili. Ambos escriben en tono divulgativo:

“Dios encuentra un camino hacia nuestra cabeza: a través del

sistema nervioso del cerebro”.

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Bloque : PT - 15 | ¿Qué ayuda al ser humano a

superar sus problemas?

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Los pensamientos de Newberg y d’Aquili son tan simples como

geniales. Así es su afirmación: “Todas las religiones se basan en

mitos; en cierto sentido, el lóbulo parietal es una importante pieza

del centro cerebral donde nacen los mitos”. Los rituales pueden

provocar estados de unión trascendental que tienen un efecto sobre

el hipotálamo. Durante la meditación, se reduce el flujo de

estímulos a través del hipocampo, que filtra las reacciones del

cerebro, sean de relajación o excitación. Los procesos neurológicos

llevan a experiencias sentidas que pueden ser medidas. Es decir, el

cerebro crea su propio Dios.

La religiosidad, según afirman Newberg y d’Aquili, es un fenómeno

tan unificado que se puede determinar la existencia de una región

cerebral idéntica en personas provenientes de los distintos tipos de

religiones y culturas. Sin embargo, es una perogrullada recalcar que

las emociones religiosas, como todas, tienen una base neuronal. Es

muy atrevido basarse en la actividad de una determinada zona

cerebral para sacar conclusiones sobre la religiosidad, y deducir por

esta actividad cerebral que Dios es inmanente al ser humano. Como

mucho, los resultados de la investigación cerebral llevan a suponer

que las experiencias religiosas son vivencias emocionales intensas,

situadas debajo de la corteza cerebral, en el sistema límbico, la

región cerebral más antigua desde el punto de vista evolutivo.

¿A QUÉ LE LLAMAMOS DIOS?

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Bloque : PT - 15 | ¿Qué ayuda al ser humano a

superar sus problemas?

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Aunque uno puede asumir que los estados religiosos se manifiestan

en el sistema límbico, es un error equiparar la vivencia religiosa del

individuo con experiencias místicas unificadas. Además, es

metodológicamente ilícito mezclar suposiciones metafísicas (la

existencia de Dios) con operaciones físicas (mediciones cerebrales

con tomografías de emisión de fotones). Con estas condiciones, ¿es

posible que haya un valor normativo para la experiencia mística y,

por lo tanto, para la fe? Sí, si uno cree que la base de citosina del

gen VMAT2 alberga a Dios. (ANEXO I)

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Bloque : PT - 15 | Origen de la religión 15

ORIGEN DE LA RELIGIÓN

l biólogo molecular Dean Hamer fue el primero en

atreverse a proclamar en 2004 que hay un gen de Dios.

Según él, la religión se basa en tradiciones culturales que se

aprenden o imitan. La fe, sin embargo, es instintiva, por lo

que la espiritualidad formaría parte del genoma humano. El ser

humano cree porque sus genes no le dejan otra opción. Pero

Hamer sabe que incluso si se conociera la función bioquímica de

todos los genes, no se sabría cómo interactúan para construir una

herencia tan compleja como la espiritualidad. No obstante afirma

que “entre el 40 y el 50% de la auto trascendencia es hereditario”.

Investigadores serios dicen que estas teorías son puro marketing.

No obstante, Hamer asegura que “una de las tareas más

importantes de los genes de Dios en la selección natural es

abastecer al ser humano de optimismo”. O sea, ¿de salud mental?

El psicólogo estadounidense David Larson, por ejemplo, ha buscado

una relación entre fe y salud psíquica. En un 84% de los casos, la

religiosidad favorece la salud, en el 13% no influye y sólo en un 3%

tiene consecuencias negativas. Pero también habría que analizar las

condiciones de vida de las personas que viven con valores estables

religiosos. Los creyentes fuman y beben menos y consumen menos

drogas. Reciben apoyo en sus parroquias y, cuando están enfermos,

cuentan con su familia. Al parecer, la fe les capacita para afrontar

mejor las cargas emocionales, reducir el estrés y dar menos trabajo

al sistema inmune. La salud sería la consecuencia de la religiosidad,

no la causa.

Si actuar según estrictas reglas religiosas tiene un efecto positivo en

el corazón y la circulación, como constató un estudio de Israel, la fe

podría proteger de problemas físicos. Si esto fuera verdad, uno

podría concluir que la fe no sólo es capaz de generar un bienestar

subjetivo, sino que también es una ventaja evolutiva.

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Bloque : PT - 15 | Origen de la religión 16

Si la fe es buena para el bienestar del individuo, también lo es para

la comunidad, afirman los economistas estadounidenses Robert

Barro y Rachel McCleary, que han comparado el crecimiento

económico de varios países con datos sobre las convicciones

religiosas de la población. Una sociedad cuyos conceptos religiosos

fomentan la sinceridad y la honradez, dicen, tiene que gastar menos

recursos en luchar contra estafadores, criminales y corruptos.

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Bloque : PT - 15 | ¿Un mundo sin fe? 17

¿UN MUNDO SIN FE?

egún Barro y McCleary, la religiosidad influye en la ética del

trabajo de los ciudadanos. La ecuación es: trabajar duro

puede considerarse pío, lo que da origen a un PIB más alto,

que aumenta la prosperidad. Esto plantea una pregunta

política: ¿puede una sociedad o el mundo funcionar sin fe? Ningún

sistema funciona sin la confianza de la gente. El sistema es una

especie de verdad objetiva, y su capacidad de funcionar es vital. La

analogía entre los sistemas económico y religioso, entre dinero y fe,

es sorprendente. El homo naturaliter religiosus, cuyo espíritu busca

explicaciones sin cesar, cree porque no puede ser de otra manera.

En este sentido, el hombre es religioso por naturaleza, porque

confía por naturaleza. “La confianza en la realidad pertenece al

equipo básico del ser humano”, dice Ernst Pöppel, especialista en el

cerebro. El ser humano necesita fiarse de la estabilidad de su

entorno. Sólo así tiene la seguridad necesaria para vivir. Y la fe es la

confianza primigenia: es así en todas las religiones del mundo. Si el

hombre cree para eliminar el azar, alcanzar un estado de conciencia

superior, trascenderse a sí mismo y fundirse con el todo, la fe es la

expresión de una voluntad existencial, imprescindible para estar

seguro de sí mismo. El hombre cree para saber que existe. La

pregunta sobre quién cree también significa: ¿en quién confía? ¿Qué

ama? ¿En quién deposita sus esperanzas?

Un mundo sin lo que las culturas llaman Dios no puede existir

mientras el hombre tenga la capacidad de diseñar a este Dios.

Mientras haya seres humanos, habrá imágenes, símbolos, rituales y la

experiencia de la trascendencia. Creyendo en lo sagrado como un

todo, el individuo participa de lo sagrado.

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Bloque : PT - 15 | ¿Un mundo sin fe? 18

La fe en el carácter sagrado de la persona implica la aceptación de

su dignidad, y por tanto, de los derechos humanos. Así, la fe

también podría ser moralmente valiosa: el hombre cree porque

posee la capacidad intelectual de crear mitos. Y la fantasía para

crear estados ideales cambia las situaciones existentes. El anhelo

por las experiencias religiosas sería el anhelo por una ética de la

dignidad.

Quizá la ética de los derechos humanos sea la religión de la

modernidad tardía. La fe es el don de esperar que los paraísos se

hagan realidad, es la esperanza de un orden ideal del mundo que

llegará algún día. De la paz. Interior y exterior.

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CONCLUSIÓN

¿Dios existe?

Seguramente sí, pero sólo lo encontraremos dentro de nosotros

mismos cuando seamos capaces de dar con la difícil y volátil fórmula

que nos conduzca a eso que todos buscamos y que no es otra cosa

que ser, sencilla y llanamente, felices.

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BIBLIOGRAFÍA

HTTP://WWW.INTERBOOK.NET/PERSONAL/ANGELBERTO/1DIOS.HTM

HTTP://ES.WIKIPEDIA.ORG/WIKI/DIOS

HTTP://WWW.CADAESTUDIANTE.COM/ARTICULOS/HAYUNDIOS.HTML

HTTP://WWW.ONIROGENIA.COM/LECTURAS/EL-GEN-DE-DIOS-DEAN-HAMER/

HTTP://ES.WIKIPEDIA.ORG/WIKI/EXISTENCIA_DE_DIOS

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Bloque : PT - 15 | Anexo I 21

ANEXO I

GEN DE DIOS

EL GEN E T IS TA DE AN HA ME R , DEL INS TI TUTO NA C IO N AL DE L CÁN CER DE

ES TA DOS UN I DOS , P UB L I CÓ EN 2004 UN L IB RO T I TULA DO EL GE N DE D IOS ,

Q UE S E HA TRA DUC IDO A L E SPA ÑO L RE C IEN TE M E N TE (LA ESF E RA DE LOS

L IB ROS , MADR I D , 2006). EN ÉL HAB LA DE Q UE L A F E E STÁ DE TE RM INA DA PO R

LA B I OL OG ÍA , UN TE MA YA TRA TADO E N O TRAS P UB L I CAC IO NES (P .EJ . , THE

B IO LO GY O F BEL IE F , LA B IO LOG ÍA DE LA CRE E N CIA , DE JOSE PH G I OVA NNO L I ) .

Hamer parte de la base de que la espiritualidad es una de las fuerzas más

omnipresentes y poderosas del ser humano y se puede considerar como un

instinto. Constata que cada vez asiste menos gente a los actos religiosos, mientras

que existe un alto porcentaje de personas que creen en dios, lo que interpreta

como que la espiritualidad no tiene nada que ver con los preceptos religiosos.

En otro lugar he dicho que no existe religión sin espiritualidad, pero sí

espiritualidad sin religión. Y no me refiero a las diversas sectas modernas que

buscan espiritualidad sin pertenecer a ninguna religión, sino sobre todo al

budismo o al taoísmo que no deben considerarse religiones stricto sensu, ya que

la palabra religión proviene del latín religare, que significa unirse a un ser divino.

Sabido es que el budismo o el taoísmo no tienen dioses, aunque en China

encontremos templos budistas o taoístas en los que se realizan ofrendas y

plegarias como si de una religión en el sentido tradicional se tratase.

Tanto el budismo como el taoísmo pueden considerarse doctrinas filosóficas y

espirituales. Nietzsche llamaba al budismo ‘fisiología del alma’.

Hamer nos dice que tenemos una predisposición genética para la creencia

espiritual. Parece claro desde que somos capaces de provocar experiencias

espirituales estimulando determinadas regiones del cerebro emocional, que éste

puede generar espiritualidad. Nos falta saber cuál es la ventaja evolutiva que esta

capacidad ha tenido a lo largo de la evolución para que el cerebro sea capaz de

alcanzar lo que he llamado una “segunda realidad”, distinta de la primera o

realidad cotidiana.

Estudios con gemelos, nos cuenta Hamer, indican que la espiritualidad es

heredada en parte. Ya sabíamos intuitivamente que algo de eso tenía que haber.

En la historia ha habido personas con una gran espiritualidad, que han destacado

como visionarios, profetas, santos o fundadores de religiones, mientras que

también se pueden observar otras que parecen carentes de ella o al menos con

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Bloque : PT - 15 | Gen de Dios 22

un desarrollo muy pobre. Es lo que suele ocurrir con todas las facultades

mentales.

Para Hamer, mientras la espiritualidad parece transmitirse fundamentalmente por

los genes, la religión tendría un componente genético mucho más débil; mientras

la primera se transmite por genes, la segunda lo haría por memes. Los memes

son, según Richard Dawkins, unidades teóricas de información cultural que se

transmiten de un individuo a otro, o de una mente a otra.

Discrepo ligeramente de la opinión de Hamer. Estoy de acuerdo, y así lo he

manifestado en otras ocasiones, con la predisposición genética para la

espiritualidad, facultad que muy probablemente es fundamental para la creación de

religiones. Pero la religión es una construcción social que depende de muchos

factores, muchos de ellos desconocidos hoy por hoy. Por tanto, no considero que

el ser humano tenga una predisposición genética, aunque sea débil, para la

religión, pero sí que la espiritualidad puede crear esas religiones. O no, como

antes he afirmado cuando hablaba del budismo o del taoísmo. ¿Dónde estarían los

genes religiosos en estas doctrinas?

En lo que sí estaría de acuerdo con Hamer es que tanto las creencias como los

sentimientos espirituales son producto de nuestro cerebro. En mi libro La

conexión divina (Crítica, Barcelona, 2003) este punto quedaba bien claro. En este

libro hablaba de esa segunda realidad buscada por el ser humano desde que entra

en conocimiento con ella, probablemente en la prehistoria, quizá ingiriendo

sustancias alucinógenas o enteógenas. Y también insistía en la importancia que

esas experiencias místicas, espirituales o de trascendencia habrían tenido para las

religiones.

Hamer dice también que ‘no hay que ser religioso para ser místico’. Yo diría que

está claro y que ha habido incluso un claro antagonismo entre ambas posturas en

las religiones tradicionales. El místico, inmerso en una determinada religión, se

ponía supuestamente en contacto con su dios sin necesidad de ningún

intermediario, algo que molestaba profundamente a la jerarquía de su iglesia, por

lo que fueron perseguidos e incluso aniquilados en algunos célebres casos de los

que hablo en La conexión divina.

Sin embargo, que las experiencias místicas han sido importantes para las religiones

lo confirma el hecho de que ‘muchas de las religiones del mundo fueron fundadas

por individuos místicos’, como dice Hamer, citando a Siddharta Gautama (Buda,

que no creó ninguna religión), Jesús, Mahoma, Yazid Taifur al-Bistami (místico sufí

persa), Mary Baker Eddy (cienciología) o Joseph Smith (mormones).

Pero el título del libro de Hamer se debe a un gen, llamado VMAT2, que según el

autor ‘predispone a las personas a la espiritualidad’. En realidad es un gen que está

implicado en la manera en que el cerebro utiliza las mono aminas. Las mono

aminas forman un grupo importante de neurotransmisores en el sistema nervioso

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Bloque : PT - 15 | Gen de Dios 23

central, o sea, las sustancias químicas que utilizan las células nerviosas para

comunicarse entre sí. Se dividen en dos grupos: las catecolaminas (dopamina,

noradrenalina y adrenalina) y las indo laminas (serotonina y melatonina). Todas

estas moléculas están implicadas en múltiples funciones en el sistema nervioso,

por lo cual que un gen esté implicado en cómo el cerebro las utiliza estará

involucrado asimismo en múltiples funciones, y no sólo en la espiritualidad.

Aparte de suponer que la espiritualidad no dependerá seguramente de un solo

gen, por lo anteriormente expuesto es demasiado especulativo y arriesgado

hablar de un ‘gen de dios’. Aquí quisiera repetir que la espiritualidad no lleva

necesariamente a una religión teísta, como antes dije. Además, decir que la

espiritualidad está ligada a determinadas mono aminas cerebrales no es decir

mucho.

Quizá Hamer se haya guiado por las palabras del entomólogo y socio biólogo

estadounidense Edward Osborne Wilson, quien en su libro On Human Nature

(Sobre la naturaleza humana) decía que la predisposición a creer tiene una base

genética. Pero la disposición a creer es un concepto más amplio que el de

religión. Podemos creer en muchas otras cosas aparte de en dioses. De nuevo

aquí habría que diferenciar entre espiritualidad y religión.

Menos mal que al final de su libro Hamer reconoce que mientras que la

espiritualidad es universal, cada cultura tiene su propia religión. Por tanto, añade:

‘la espiritualidad es genética, mientras que la religión tiene que ver con la cultura,

las tradiciones, las creencias y las ideas’.

Resulta llamativo el hecho de que Hamer no hable de manifestaciones de

espiritualidad que no tienen nada que ver con la religión en sentido estricto. En

cualquier caso, hablar de un ‘gen de dios’ me parece no sólo exagerado y

probablemente incorrecto, sino que se tiene la impresión que esa expresión fue

motivada más por sensacionalismo que por argumentos científicos.