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LA EXPERIENCIA POPULISTA EN ARGENTINA Y CHILE
Análisis comparativo de los regímenes de Perón e Ibáñez
POR: JOSÉ IGNACIO OLAVE GAJARDO
Ensayo presentado a la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad del
Desarrollo, Curso “Los desafíos de Latinoamérica, un continente de revoluciones” para
optar al grado académico de Diplomado.
PROFESORA GUÍA:
Sr. MARCELO JARA
Julio, 21 de 2013
CONCEPCIÓN
2
INDICE
Resumen………………………………………………………………….………………..……3
Introducción……………………………………………………...……………………..….……4
Argentina y el peronismo……..……..……………………………………………………...…6
Chile y el ibañismo………..……………………………………………………………..……..9
Análisis de discursos………………………..………………………………………………...11
Conclusiones…………………………………………………………………………………..14
Bibliografía………………………………………………………………………….………….15
3
RESUMEN
El presente ensayo pretende comprender el populismo en su realidad histórica, como
elemento determinante de la realidad política latinoamericana de mediados del siglo
pasado, y su manifestación en el discurso público de sus principales representantes.
¿Es posible establecer semejanzas y diferencias entre las experiencias chilena y
argentina en base a los diferentes discursos populistas? La respuesta a esto, es
afirmativa ya que hay claros puntos de convergencia y divergencia entre ambos
procesos; mediante el análisis comparado de los casos de Chile y Argentina
establecen puntos en común y de contraste entre el discurso público sostenido por los
presidentes de la época: Ibáñez y Perón, respectivamente. La importancia de este
ejercicio radica en conocer y comparar el desarrollo político de dos países
latinoamericanos como Chile y Argentina, que vivieron un desarrollo político con
características semejantes, y que por su cercanía geográfica y sus rasgos
idiosincráticos favorecen el trabajo de establecer paralelismos entre ambas
experiencias. Para ello es necesario conocer, en primer lugar, las características
generales de cada gobierno y luego centrarse en dos discursos políticos relevantes
que permitan dar paso a un breve ejercicio comparativo.
4
INTRODUCCIÓN
El populismo constituye uno de los fenómenos políticos más relevantes del siglo XX en
el contexto latinoamericano y destaca, fundamentalmente, por la particularidad y
frecuencia con la que se presentó en los más diversos contextos sociales y culturales
del continente; es así como en países con historias políticas e institucionales bastantes
diversas, nos encontramos con casos de populismo. A pesar que se pueden trazar
algunos lineamientos centrales en torno a las características esenciales que debe tener
un régimen “populista”, es también posible encontrar una serie de diferencias de
acuerdo con la conformación social y cultural de cada país latinoamericano.
Este trabajo busca avanzar en esa línea, y para ello se plantea el problema: ¿cuáles
son las coincidencias y las divergencias entre el populismo chileno y el argentino de
mediados del siglo veinte? A partir del estudio y análisis de algunos documentos
representativos –fundamentalmente discursos públicos de Ibáñez y Perón, resulta– se
buscará caracterizar y contrastar ambas expresiones del populismo.
Ahora bien, ¿cómo podríamos definir el populismo latinoamericano? A primera vista,
dar una definición satisfactoria es complejo ya que se trata de un concepto polisémico,
que tiene múltiples interpretaciones. En primer término, puede catalogarse como una
categoría histórica, como un “concepto para describir ciertos momentos históricos de la
evolución de algunos países”1 y que para el caso de América Latina, se desarrolló
mayoritariamente a mediados del siglo XX en países como Brasil, Argentina, México,
Perú, Ecuador y Chile. Se pueden definir, de manera muy amplia, como un régimen
político basado en “alianzas policlasistas con predominio de los sectores urbanos (…) y
con un claro liderazgo caudillista”2. A diferencia de otros episodios, como el ruso y el
norteamericano, los populismos latinoamericanos tienen una serie de rasgos que le
otorgan su particularidad: un cierto paternalismo, en algunos casos, son abiertamente
1 GARCÍA, Roberto, sobre el concepto de populismo en Revista “Estudios” nº103, vol. X, 2012, p.10
consultado en http://biblioteca.itam.mx/estudios/100-110/103/RobertoGarciaJuradoSobreelconceptodepopulismo.pdf (19-07-2013) señala que han existido una serie de episodios populistas a lo largo de la Historia y el caso de América Latina es el tercero a considerar. 2 Art. cit., p. 16.
5
autoritarios y todos ellos buscaban una identificación y una movilización popular “desde
arriba”, es decir, dirigida por el Estado.
Habría que agregar a esta breve conceptualización, el elemento central de todo
populismo que, como lo señala su nombre- dice relación con poner al “pueblo” como
centro de la acción y el discurso político; fue a través de la movilización popular y del
protagonismo otorgado a las masas, como se construyeron y consolidaron estos
regímenes populistas en América Latina. Esta alusión al pueblo tiene una singularidad
que la distingue de otras apelaciones –como las que pueden provenir de otras
ideologías o regímenes políticos– y, en general, se trata de una idea vaga, poco
definida, informe, que puede aludir a una “entidad nebulosa e ilimitada (…) tiene como
característica definitoria su indefinición; alude a una totalidad, pero sin especificar su
contenido”3. Desde la perspectiva latinoamericana, podría tratarse de los sectores más
desposeídos de la sociedad, las masas obreras, los campesinos, las personas sin
educación y/o que viven en la marginalidad, pero también puede referirse a la totalidad
de una nación o del Estado.
Desde un punto de vista ideológico, cabría señalar que el populismo latinoamericano
se ha caracterizado por una combinación de diferentes elementos, difusos y
generalmente vagos; las posibles ideas que pueda contener aparecen encarnadas en
las personalidades de los caudillos o líderes que las representan, de este modo,
surgen el peronismo, el ibañismo, cardenismo, el velazquismo, etc., complejas
combinaciones ideológicas que se sustentan, fundamentalmente, en la figura del líder
carismático. Contrario a lo que podría pensarse, el populismo no se formula como “anti
político”, si no que se trata de un fenómeno político –aunque también tenga ribetes
culturales o económicos– y se manifiesta democráticamente4. ¿Qué condiciones
permitieron que surgiera en América Latina? Básicamente la crisis del sistema
oligárquico (entre 1930 y 1960) heredado del siglo XIX y que en esta época comienza a
debilitarse permanentemente debido al ascenso de los sectores medios, el desarrollo
del movimiento obrero y, finalmente, con el advenimiento del populismo.
3 Art. cit., p. 19.
4 Ver Art. cit., p. 22 y siguientes.
6
ARGENTINA Y EL PERONISMO
El siguiente apartado tiene por objetivo exponer de manera sintética el origen y
desarrollo del populismo peronista en Argentina y, principalmente, revisar sus
principales características como modelo político5.
Hacia la década de 1930 Argentina vivía una encrucijada: por un lado se producía una
gran expansión económica y una explosión demográfica, pero al mismo tiempo el
orden liberal comenzaba a tambalearse. Se asiste al debilitamiento de la ideología
liberal y al ascenso del nacionalismo, ideología que daría forma a buena parte del
carácter político en décadas posteriores. Bajo la presidencia de Roberto María Ortiz se
desarrolla el proceso de democratización y bajo un régimen de signo oligárquico los
argentinos lograron sobrellevar con relativo éxito las consecuencias de la crisis de
1929. Sin embargo, en torno a junio de 1943 se produce el derrumbe del sistema
liberal-conservador en medio de una delicada situación económica en medio del
contexto de la Segunda Guerra Mundial: de la mano de un golpe de estado que
terminó con el gobierno de Ramón Castillo e inaugura la “revolución nacionalista” que
tendría como eje el “antiimperialismo”, el desarrollo industrial dirigido y la oposición
ideológica tanto al liberalismo como al comunismo: Argentina ahora se encaminaba
hacia una época de profundas transformaciones políticas y sociales. Pese a que el
proyecto nacionalista no logró a cabalidad sus objetivos –debido a discordancias
internas entre “liberales” y “nacionalistas”– permitió, en los años subsiguientes, el
ascenso de uno de los generales que participó en el golpe del 43, Juan Domingo
Perón6.
Desde un comienzo, cuando formaba parte del gobierno militar, Perón tuvo como uno
de sus objetivos centrales vincularse con los movimientos obreros en ascenso y los
sindicatos, para atraerlos hacia el nacionalismo, característico de la junta militar, y
alejarlos de otras ideologías como socialismo o el comunismo. En este sentido, se
5 Para comprender a cabalidad los orígenes y desarrollo del peronismo argentino ver: PLOTKIN, Mariano,
El día que se inventó el peronismo, Ed. Sudamericana, Barcelona, 2007. 6 Ver resumen de este período de la historia argentina en BETHELL, Leslie et. al. Historia de América
Latina, vol. 15, Ed. Crítica, Barcelona, 2002, p. 3 en adelante.
7
puede realizar una breve caracterización de las ideas originarias de los militares, y que,
con el paso del tiempo y la consolidación definitiva del peronismo, se mantendrían
como elemento ideológico central del mismo. Dichas ideas centrales eran:
a) Soberanía económica: poner el acento en la independencia de la economía
argentina respecto al comercio internacional, fortalecer la industrialización y el
mercado interno y nacionalizar empresas extranjeras que reemplazara el antiguo
modelo liberal de desarrollo.
b) Soberanía política: bajo el contexto de la Segunda Guerra Mundial y el mundo de
posguerra, las ideas nacionalistas buscaban la independencia de la influencia de
Estados Unidos en Argentina, que en esta época era un elemento gravitante de la
política interna. Se sostenía el principio de la “neutralidad activa”, el antiimperialismo
y anticolonialismo como ejes centrales. En este apartado también cabría agregar la
oposición tanto al liberalismo (a la “oligarquía”) como a la penetración del
comunismo y el socialismo en los sectores obreros, es decir, una ficticia
“independencia ideológica”.
c) Justicia social7: constituye el elemento clave que va a caracterizar con mayor fuerza
al peronismo, y dice relación con la incorporación de las masas a la política y a una
serie de beneficios económicos (aumentos de salarios, acceso a bienes y servicios)
y sociales que antes les estaban restringidos. En este punto cobra especial
relevancia la movilización popular, lo que trajo consecuencias de largo alcance: la
rápida irrupción de las masas en la política argentina; el peronismo se va a
sustentar, fundamentalmente, en el apoyo que los sectores obreros urbanos y su
fuerza electoral le otorgaron en un estado de movilización permanente, factor que
será clave en la consolidación del peronismo. Así, organizaciones como la CGT
(Central General del Trabajo) y otros sindicatos, tendrán un rol preponderante en la
política pero siempre cooptados desde arriba por el peronismo. En esto cabe
7 Se sugiere profundizar las relaciones entre Perón y el movimiento obrero en PLOTKIN, Mariano, El día
que se inventó el peronismo, Ed. Sudamericana, Barcelona, 2007, pp. 4-14.
8
señalar que los nacionalistas pensaban que la clase obrera debía estar tutelada por
ellos o bajo el control del Estado, lo que ocurriría plenamente bajo el régimen
peronista posterior.
Las ideas que sostenían los nacionalistas y luego Perón, han sido consideradas, en un
primer momento, como de inspiración fascista pero también encuentran su origen en el
régimen de Getulio Vargas en Brasil; este elemento también se refleja en la
importancia dada al Ejército durante toda la era peronista en Argentina y su rol como
representante y articulador de la nación8. Entre otras cosas, esto explica, en el contexto
internacional, la tensa relación que Argentina mantuvo con un Estados Unidos
enfrascado en la lucha contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial.
Teniendo en cuenta estos elementos se explica el vertiginoso ascenso de Perón9, que
culmina con su elección como Presidente en 1946, tras una serie de intentos por parte
de la oposición de neutralizarlo. Apoyado por una coalición de partidos que luego se
disolvió por problemas internos y una vez instalado en el poder, en enero de 1947, se
funda el “Partido Peronista” que va a tener como principal característica el
personalismo, dado el desorden inicial de las fuerzas políticas que apoyaron al general
triunfante: era el propio el Perón el encargado de ordenar, dirigir la política y disciplinar
a sus partidarios10. Los pilares o fundamentos del régimen populista peronista, al
menos en su primera etapa (1946-1955) lo constituyeron: el Partido Peronista,
dominando las instituciones públicas y la burocracia estatal, así como obteniendo la
mayoría parlamentaria en el Senado; los sindicatos, lo que significó el apoyo irrestricto
de la CGT –que desde entonces se mostraría totalmente controlada por el peronismo–;
y las Fuerzas Armadas, que inicialmente se mantuvieron neutrales, pero teniendo un
rol importante participando en el gobierno. El respaldo (no irrestricto) que Perón recibe
también de parte de la Iglesia le otorga una mayor legitimidad a sus ideas y lo acercan,
en cierto sentido, a la doctrina social de la Iglesia como “tercera vía”.
8 BETHELL, Leslie et. al. Historia de América Latina, vol. 15, Ed. Crítica, Barcelona, 2002, p. 48. Señala
que “para Perón y los nacionalistas lo consideraban (al ejército) el epicentro mismo de la comunidad nacional, el encargado de dirigir y movilizar la sociedad”. 9 De acuerdo con PLOTKIN, Mariano, op. cit., p.4-14 la fecha fundacional del peronismo corresponde al 17
de Octubre de 1945, con la marcha de miles de obreros y simpatizantes que exigían su liberación y retorno al país tras meses de encarcelamiento. 10
BETHELL, Leslie et. al. Op.cit., p.61.
9
Los principios generales del peronismo que se institucionaliza y consolida en esta
década son esencialmente los ya explicados anteriormente: nacionalismo,
industrialización y justicia social.11 Sin embargo, para llegar a tener este dominio sobre
el Estado y la política, Perón tuvo que tomar y poner en práctica una serie de medidas
tendientes a reprimir y censurar a la oposición (constituida esencialmente por el Partido
Demócrata, la Unión Cívica Radical, los socialistas, comunistas y liberales y
conservadores nostálgicos del antiguo régimen) como por ejemplo, manejando
virtualmente la prensa y estableciendo un monopolio sobre los medios de
comunicación12. Todo esto puso en evidencia las tendencias autoritarias del populismo
peronista, lo que a la larga, sería el inicio de su debilitamiento.
En cuanto a lo económico, el peronismo buscó llevar a cabo una serie de
transformación que apuntaban al modelo de industrialización por sustitución de
importaciones (ISI) y una política económica que buscaba expandir e incrementar el
gasto público, un control estatal de los precios e incentivar la industria nacional. Fueron
“las bases sociales del régimen las condicionaron sus opciones económicas”13, lo que
significa que el peronismo no tenía una postura rígida o ideológica en cuanto al manejo
económico, sino que más bien buscó representar los intereses de las bases sociales
que los sustentaban, y para ello adscribió, casi de manera espontánea, al modelo ISI
(con la recesión económica posterior y la crisis del régimen se liberalizaría
paulatinamente la economía argentina).
A modo de síntesis, se puede señalar que el régimen de Perón, con las características
ya señaladas, cabría dentro de la definición de populismo, puesto que pone como eje y
protagonista al pueblo y la búsqueda de la justicia social tan anhelada. Por otra parte,
los elementos caudillescos y personalistas, el control del aparato estatal por un partido,
el manejo económico, los difusos elementos ideológicos que sostenían el peronismo y
las medidas tomadas por el gobierno pueden catalogarse como propiamente
“populista”.
11
BETHELL, Leslie et. al. Op.cit., p.62. 12
Ver BETHELL, Leslie et. al. Op.cit., p.63. 13
BETHELL, Leslie et. al. Op.cit., p.64.
10
CHILE Y EL IBAÑISMO
Hablar de populismo en Chile resulta complejo dado el “mito” histórico sobre la
estabilidad institucional y democrática de nuestro país, que habría mantenido cualquier
forma de caudillismo o populismo fuera del esquema político. No obstante, en la
historia republicana chilena hay dos casos que podrían calificarse como “populistas”: la
primera presidencia de Arturo Alessandri y la segunda presidencia de Carlos Ibáñez
del Campo (1952-1958), siendo este segundo caso el que tiene una mayor cercanía
con un modelo o forma de gobierno populista14.
De acuerdo con Fernández, “un liderazgo populista pudo emerger en Chile debido a la
existencia de dos factores. Por una parte, por la fuerza que el discurso nacionalista
adquirió en las primeras décadas del siglo veinte. Por otro lado, el electorado chileno
se caracterizaba por su independencia de los partidos”15; la combinación de ambos
factores permitió el surgimiento de un liderazgo como el de Ibáñez marcado por su
sello nacionalista y con un discurso contrario a la política partidista sostenida hasta
entonces. El mismo autor plantea que Ibáñez “…interpeló a la gente común, aislada de
la actividad política. Invocando un lenguaje y una ritualidad política patrióticos, apeló a
una cultura nacionalista común presente en el electorado chileno. De este modo intentó
superar las divisiones partidistas, clasistas y religiosas de los ciudadanos”16, lo que fue
el sello de la primera parte de su segundo gobierno tras el triunfo presidencial de 1952.
De hecho, el lema del “general de la esperanza” era “barrer con la politiquería”,
aludiendo directamente a la pléyade de partidos políticos surgidos en la década del 40
y con sus privilegios. La campaña de Ibañez apuntaba a devolver a Chile el orden
perdido y restituir el progreso económico que se veía en entredicho, mientras combatía
14
Para un análisis en profundidad del populismo de Ibáñez consultar: MOULIÁN, Tomás, El gobierno de Ibáñez (1952-1958), Ediciones FLACSO nº2, Santiago, 1986, 83 p. y FERNANDEZ, Joaquín, El ibañismo (1937-1952) un caso de populismo en la política chilena. Ediciones Pontificia Universidad Católica de
Chile, Santiago, 2008, 214 p. 15
Citado por BARRÍA, Diego, reseña sobre el libro de FERNANDEZ, Joaquín, El ibañismo… en Revista Política, vol. 49, nº1, 2011, p. 245 consultado en http://www.revistapolitica.uchile.cl/index.php/RP/article/viewFile/16773/17471 (20-07-2013) 16
FERNANDEZ, Joaquín, El ibañismo (1937-1952) un caso de populismo en la política chilena. Ediciones Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2008, p.27.
11
la corrupción y el desorden social17. Así también, si se profundiza en los factores que
facilitaron el ascenso de Ibáñez y, como en otros casos en América Latina,
corresponde a cierto descontento ciudadano, producido hacia fines del gobierno de
González Videla, relacionado con la inflación y el déficit fiscal y medio de un contexto
de crisis de los partidos políticos que se hacía cada vez más evidente18. Ya en las
elecciones parlamentarias de 1949 se hizo sentir la fuerza del ibañismo al obtener un
importante triunfo de la mano del Partido Agrario Laborista, al que luego se sumaría un
diverso grupo de partidos, entre otros, el Partido Socialista Popular y el Partido
Femenino de Chile (el voto femenino será clave en el triunfo del general) para la
presidencial de 1952.
Una vez en el gobierno, se intentó materializar la propuesta del “populismo autoritario”
que terminara con el estilo de gobierno centrado en los acuerdos entre partidos
políticos e inaugurar una nueva fase que aspirara a un nuevo orden, forjando una
relación directa entre el gobernante y las masas. No obstante estos anhelos populares,
el gobierno de Ibañez solo tuvo una primera fase “populista” (entre 1953 y 1955)
caracterizado por la inestabilidad en los ministerios, por los conflictos entre los
diferentes grupos de poder por la participación en el gobierno. Como bien señala
Moulián, lo que se destaca como constante del populismo ibañista fue “la pretensión de
favorecer a los trabajadores, de controlar a los ‘clanes económicos’, de aumentar la
inversión del Estado, de favorecer la autoridad presidencial y de criticar los excesos del
Parlamento”19 .
En lo sucesivo, con el fracaso de las políticas que trató de impulsar el ibañismo en
medio de un clima de creciente conflicto social e inflación, la segunda etapa del
gobierno de Ibáñez se alejó paulatinamente de ideas populistas iniciales y en un primer
momento se acercó a la derecha empresarial para intentar salir de la crisis financiera, y
finalmente termina gobernando apoyado por los partidos de izquierda (1957-1958).
Esto confirma lo difuso, ideológicamente hablando, que resultó ser el ibañismo.
17
CORREA, Sofía et. al. Historia del siglo XX chileno, Ed. Sudamericana, Santiago, 2001, pp.190. 18
CORREA, Sofía et. al. Op.cit, pp.197. 19
MOULIÁN, Tomás, op.cit., p. 21.
12
ANALISIS DE DISCURSOS
En este apartado se pretende establecer algunas coincidencias y diferencias entre los
regímenes populistas de Perón e Ibáñez y para ello, se toman como fuentes dos
documentos clarificadores de algunas ideas populistas de ambos líderes.
Una primera aproximación al pensamiento de Perón la podemos encontrar en el
discurso de la Plaza de Mayo del 15 de abril de 195320 en el que se dirige a las clases
obrera y plantea ideas que corresponde destacar. Puntualiza lo que viene a ser el
primer principio del “catecismo peronista” que es que “la verdadera democracia
consiste en que el gobierno haga solamente lo que el pueblo quiere y defienda un solo
interés: el del pueblo”. Dicha afirmación pone de manifiesto la absoluta subordinación
del gobierno a los intereses del pueblo, como un ideal democrático a alcanzar, este
constituye el objetivo principal de lo que buscaba el peronismo. En su discurso, Perón
involucra permanentemente al pueblo al gobierno21, como un todo coherente
responsable por las decisiones que se puedan tomar: el pueblo aquí aparece como el
eje del proyecto nacional22. La necesidad de tener un pueblo alerta de sus enemigos
discurre como un elemento articulador del discurso y, en este punto, la justicia social a
la que aspira el peronismo pasa por el conflicto político con la oligarquía, con el
enemigo, que también tiene ramificaciones en el exterior (aludiendo veladamente a
Estados Unidos). Estrechamente relacionado con esto, sobresale la visión maniquea
de la política que sostiene el peronismo, caracterizada por un lenguaje agresivo contra
sus enemigos (no se habla de “opositores”). ¿Cuál debía ser el carácter del gobierno
peronista? “el Gobierno ha de proceder con justicia, con serena justicia, pero con
indestructible decisión y rigor contra los que infrinjan la ley”, es decir, como centro del
gobierno está el hacer justicia con firmeza, como es evidente, para los argentinos más
desfavorecidos y marginados, pero siempre dentro del margen que permiten las leyes.
20
Consultado en http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/ascenso_y_auge_del_peronismo/discurso_15_de_abril_53_peron.php (20-07-2013). 21
“Por esta razón, desde que estoy en el gobierno vengo reclamando la ayuda de cada argentino, porque cuando me eligieron y me hicieron responsable de los designios de la nación, cada uno de los que me votó compartió conmigo la responsabilidad de haberme designado”. 22
“A la patria la salva una sola entidad: el pueblo. Las patrias se salvan o se hunden por la acción de sus pueblos”.
13
En un punto, el discurso se manifiesta bajo cierta superioridad moral por sobre los
enemigos del gobierno. Considerando el contexto de crisis en que ocurre esta
proclama –enfrentamiento violento con la oposición tras el “caso de Juan Duarte” –
denota cierta necesidad de reforzar su autoridad frente al masas y aparece claramente
el rasgo caudillista23 tendiente a reafirmar la unión casi mística con el pueblo argentino.
Por parte del ibañismo, se analiza un texto que, aunque no corresponde a la época de
estudiada puesto que data de 1929 (en la plenitud de su primer gobierno), ya en él se
vislumbran las ideas fuerza que van a estar presentes en la campaña del 52. Dicho
documento son sus declaraciones al diario “La Nación” de Buenos Aires24 y de sus
palabras ya se puede inferir lo que va a ser una constante en su pensamiento político y
que se va a manifestar con fuerza a comienzos de su segundo mandato: la constante
desconfianza de los partidos políticos: “con semejantes agrupaciones, movidas ya por
su apasionamiento, ya por sus prejuicios de tendencias, no era posible realizar nada
conveniente para la República”. Para Ibáñez, las leyes o proyectos que se habían
desarrollado hasta la fecha y que buscaban el progreso económico y social de Chile no
habían logrado su cometido básicamente porque respondían a los intereses cupulares
de los partidos políticos y a sus visiones ideológicas o para sacar algún provecho
electoral; el Parlamento no estaba respondiendo como mecanismo para resolver los
problemas que aquejaban a los chilenos más desposeídos. He aquí que aparece
también, de manera semejante al peronismo, la búsqueda de la justicia social como
aspiración central. Posteriormente, profundiza en los aspectos políticos y como buscó
contrarrestar el avance del comunismo, para terminar nuevamente haciendo una crítica
a los “políticos profesionales” y de los partidos que representan25. Por último, Ibáñez da
luces sobre cuál es la forma de gobierno que a él le parece más conveniente: un
gobierno fuerte, destacando abiertamente lo que será su sello en sus dos gobiernos: el
autoritarismo y vinculado con eso, el personalismo.
23
“(…) Si mediante eso pudiera algún día llegar a perder la fe inquebrantable que tengo en mi pueblo, habría dejado de ser Juan Perón”. 24
Consultado en https://es.wikisource.org/wiki/Declaraciones_del_presidente_de_Chile_Carlos_Ib%C3%A1%C3%B1ez_del_Campo_a_%E2%80%9CLa_Naci%C3%B3n%E2%80%9D_de_Buenos_Aires (20-07-2013). 25
“Son escolásticos, nublados por un doctrinarismo cerrado y no ven que el país marcha por una senda distinta”.
14
CONCLUSIONES
Finalizando este sucinto recorrido por ambos ejemplos de populismo latinoamericano,
se pueden señalar coincidencias y divergencias entre el peronismo y el ibañismo:
Coincidencias: Tanto el peronismo como el ibañismo son regímenes que tienen una
serie de elementos comunes26 entre los que podemos destacar: el caudillismo y la
movilización de masas como centro de la actividad política; el desencanto con la
política tradicional y con los partidos tradicionales, la poca claridad ideológica que
permite a ambos populismos desenvolverse apoyados por las fuerzas más dispares; en
lo económico, el rol preponderante otorgado al Estado y a la industrialización y el
control estatal de los aspectos macroeconómicos; el marcado nacionalismo (que en el
caso argentino llegó más lejos que en el caso chileno) y la cercanía con el militarismo y
las Fuerzas Armadas como catalizadores de la actividad política o de las demandas
populares; y, por último, del estudio de ambos casos de populismo, se desprende el
deseo de alcanzar la justicia social y con ello otorgar un papel central a los sectores
más desposeídos en la democracia (esta irrupción de las masas se dio con mucha
mayor rapidez y vehemencia en Argentina, dado que en Chile el proceso se había
iniciado antes).
Diferencias: Algunos elementos diferenciadores a destacar entre ambos regímenes se
relacionan con la capacidad que tuvieron para llevar a cabo sus ideas: de las dos
experiencias populistas, la que tuvo un éxito más contundente fue la argentina, dado
que el peronismo logró copar el espacio político e instalarse como una fuerza que
perdura hasta la actualidad; en cambio, la experiencia chilena fue de corto aliento,
dado que el ibañismo fracasó a poco andar, y no se consolidó políticamente a través
de sus logros. También el discurso peronista resultó mucho más “incendiario” o
agresivo que el que sostuvo el ibañismo, lo que se explicaría debido a las experiencias
políticas dispares de Chile y Argentina durante la primera mitad del siglo veinte.
26
Habría que señalar aquí que Ibáñez en su segunda presidencia se inspiró en el modelo peronista y que entre ambos existió una estrecha relación de cooperación y amistad que tuvo su punto culminante con la visita de Perón a Chile en 1953.
15
REFERENCIAS
I. FUENTES
Discurso de Juan Domingo Perón en Plaza de Mayo, 15 de abril de 1953 en
http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/ascenso_y_auge_del_peronismo/discur
so_15_de_abril_53_peron.php (20-07-2013).
Declaraciones del presidente de Chile Carlos Ibáñez del Campo a “La Nación” de
Buenos Aires (1929) en
https://es.wikisource.org/wiki/Declaraciones_del_presidente_de_Chile_Carlos_Ib%C
3%A1%C3%B1ez_del_Campo_a_%E2%80%9CLa_Naci%C3%B3n%E2%80%9D_d
e_Buenos_Aires (20-07-2013).
II. BIBLIOGRAFÍA
BETHELL, Leslie et. al. Historia de América Latina, vol. 15, Ed. Crítica, Barcelona,
2002.
CORREA, Sofía et. al. Historia del siglo XX chileno, Ed. Sudamericana, Santiago, 2001.
FERNANDEZ, Joaquín, El ibañismo (1937-1952) un caso de populismo en la política
chilena. Ediciones Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2008.
GARCÍA, Roberto, sobre el concepto de populismo en Revista “Estudios” nº103, vol.
X, 2012 consultado en http://biblioteca.itam.mx/estudios/100-
110/103/RobertoGarciaJuradoSobreelconceptodepopulismo.pdf (19-07-2013)
PLOTKIN, Mariano, El día que se inventó el peronismo, Ed. Sudamericana, Buenos
Aires, 2007.