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(1) Historias Para Meditar

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HISTORIA PARA MEDITARN°1

Esta es la historia de un muchacho que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos que retirar de la puerta.

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta, le dijo:"Has trabajado duro hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta, nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves". Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre.

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HISTORIA PARA MEDITAR N°2 EL ÁRBOL DE LOS PAÑUELOS BLANCOS

Una madre aconsejaba a su hijo, que evitara juntarse y compartir con amigos que vivían valores negativos; tales como el robo, el asalto, la marihuana, el asesinato entre otros; pero el adolescente no reflexionó acerca de los sabios consejos de su madre y juntándose con algunos amigos, cometió un asalto con resultado de muerte para la víctima. La justicia lo condenó a 15 años de prisión.

Un día antes de cumplir su condena escribió una carta a su madre con la siguiente pregunta: “¿Madre, quiero saber si me has perdonado?, mañana salgo en libertad y deseo volver a verte. "Si me has perdonado quiero que cuelgues un pañuelo blanco en el árbol del patio donde solía jugar con mis hermanos, primos y vecinos, ese pañuelo blanco será el símbolo, la señal, que tú querida mamá, me has perdonado". El joven hijo antes de llegar a su casa se asomó por una de las ventanas del tren en que viajaba y miró el árbol de su casa, para ver si estaba el pañuelo blanco, símbolo del perdón de su madre.

Pero grande fue su sorpresa cuando vio el árbol lleno, con cientos de pañuelos blancos flameando en señal de perdón y bienvenida. El hijo ahí recién comprendió que el amor de una madre es muy grande e infinito, y estará siempre dispuesta a perdonar cualquiera sea la falta, por ello el adagio dice: "Que para una madre no habrá jamás un hijo malo".

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HISTORIA PARA MEDITAR N°3En un diario apareció la siguiente cartaen la que un niño le escribe a Dios.

Señor:No quiero pedirte nada en especial ni inalcanzable, como ocurre con otros niños que se dirigen a Ti cada noche.

Tú eres bueno y proteges a todos los niños de la tierra. Hoy quiero pedirte un gran favor, sin que se enteren mis padres.

Transfórmame en un televisor, para que mis padres me cuiden como lo cuidan a él, para que me miren con el mismo interés con que mi madre mira su telenovela favorita, o mi padre su programa deportivo.

Quiero hablar como ciertos animadores que cuando lo hacen, toda mi familia se calla para escucharlos con atención y sin interrumpirlos.

Quiero ver a mi madre suspirar frente a mí como lo hace cuando ve desfiles de moda, o poder hacer reír a mi padre como lo logran ciertos programas humorísticos, o simplemente me crea cuando le cuento mis fantasías sin necesidad de decir ¡ Es cierto, yo lo escuché en la tele!

Quiero representar al televisor para ser el Rey de la casa, el centro de atención que ocupa el mejor lugar para que todas las miradas se concentren en mí. Quiero sentir sobre mí la preocupación que experimentan mis padres cuando el televisor comienza a fallar, y rápidamente llaman al técnico.

Quiero ser televisor, para ser el mejor amigo de mis padres, el héroe favorito, el que más influye en sus vidas, el que recuerde que soy su hijo y el que ojalá les mostrara más paz que violencia.¡Señor, por favor, déjame ser televisor, aunque solo sea por un día!