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Un cuento para adultos sobre cómo “le escriben” el mundo los niños La informalidad de un discurso sobre la formalidad teórica

Salvador Giménez López

¿Cuántos de vosotros os habéis preguntado por el método ideal para enseñar a los niños a leer y escribir correctamente y en el menor tiempo posible?

En este artículo desvelaré el secreto que tantos han tratado de encontrar y que pocos creen en su existencia

¡Hola queridísimo lector! Me podéis llamar Salva. Soy maestro y ahora estudiante de Psicopedagogía en la universidad de Alcalá de Henares. Gracias por invitarme a participar en vuestra revista electrónica La brújula. El motivo que me ha llevado a escribir este breve artículo es quizás una idea y un sueño perdido en la memoria, si bien, no he podido resistir la tentación de encaramar mi espíritu de escritor frustrado y esculpir con palabras un viaje y un destino al que me gustaría lanzaros. Trato de romper la barrera del sonido para compartir con ustedes unas reflexiones llenas de color aportadas por las vivencias más íntimas de un niño en la búsqueda de su identidad con el mundo. Porque… ¿qué es la escritura y la lectura sino la herramienta para penetrar en la Cultura y construir la propia subjetividad desde otras subjetividades? (Gimeno; La educación obligatoria su sentido educativo y social Págs.- 109-111). Sugiero preguntas y doy respuestas; os voy a contar un cuento. Si es cierto que los cuentos acercan la cultura a los niños, mi propuesta va ir encaminada a acercar algunas ideas a los adultos a través de un cuento para adultos; en él se recogen todas las reflexiones sobre cómo el niño aprende, cómo evoluciona, cómo orientar la escritura…, de la teoría vuelco la práctica, mezclo lo imaginario y lo real (con un contenido implícito que espero valoréis) y con esto y algo más os ofrezco un sabroso cóctel. Espero que disfruten de él y saboreen sus significados tanto como yo he disfrutado en elaborarlo, ¡muchas gracias!

- ¡¡¡Iker!!! -grito la maestra- sigue por donde lo ha dejado tu compañera.

Iker, era sin lugar a dudas el niño más despegado del planeta escuela, no porque fuera astronauta y andara en la luna sino porque llevaba literalmente pegado sobre su frente la palabra luna, tal cual, en times new roman y cursiva. Todos reían mientras levantaba la cabeza del libro de texto que con la frecuencia de semanal de lunes, miércoles y viernes a las 11:00 a.m. les hacía leer su profesora a ritmo de dos por fila.

- ¡Pero será posible! No te faltará vergüenza; ¿Cómo pensabas después contestar las preguntas del texto?

Como cabía esperar la relajante imprudencia se transformo en un duro castigo porque no había cosa peor que faltar el respeto al mismísimo Antonio Machado en sus poemas.

- ¡Ala! Vas a empezar a recitarlo enterito a tus compañeros. Para que aprendas. - ¡Puf!, ¡es muy largo profe! -dijo Iker- - ¿Te parece largo? -respondió la señorita Clara- Pues más largo te va a parecer copiarlo este fin de semana a puño y letra. ¡Vamos a ver si así empezamos a espabilar un poquillo! Y mejoras de una vez la letra que da penita verla.

Solo él sabía donde encontrar el verdadero sentido a los libros, no en su lectura, sino, ahora que llegaba el invierno, en su aprovechamiento como combustible fósil. Mientras lo imaginaba sus ojos se llenaban de gozo y su corazón de coraje por contribuir a tan noble causa. No entendía como podían hacerles leer tantas cosas inútiles cuando sabían sobradamente los maestros que ya habían aprendido a leer en párvulos. Además le parecía mucho más ilustrativo una buena peli o

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unos dibujos animados porque, a su juicio, explicaba mejor las historias de Cono. Si quería saber de un libro, pensaba, solo tenía que esperar que saliera la peli en el cine. ¿Para qué perder las tardes leyendo a Harry Potter si podía hacer lo mismo con sus amigos un día, comiendo palomitas en el cine o a través de los mandos de una videoconsola? El mundo iba al revés y al parecer él era el único que lo percibía.

Era sábado y su mamá, conocedora del castigo, le levantó temprano y le animó que se pusiera pronto para quedar luego por la tarde con sus primos. Y allí estaba… enfrente de una hoja en blanco, con el libro de lengua abierto de canto. Su angustia acusaba el ritmo cardiaco y una gota de sudor recorría el surco exterior de su redonda cara. Acorralado, intimidado, desdibujaba las formas de aquel libro y cada letra se transformaba en las escamas de un horroroso reptil cuyo bífido sonido recorría las páginas susurrando palabras gélidas. Una mirada cruel, clavada en sus ojos, acechaba dispuesta a devorar de un salto a su presa y engullirla hacia sus entrañas.

Cogió el lápiz y le sacó punta. El grafito comenzó a bosquejar las primeras palabras del poema: He andado muchos caminos he abierto muchas veredas; he navegado en cien mares y atracado en cien riberas. - ¡Eso tendría que hacer yo ahora! ¡Con lo que me gustaría viajar por los caminos con mi bici, o navegar con mi barquita hinchable en el río de mi pueblo! -pensó-.

Siguió copiando: En todas partes he visto caravanas de tristeza, soberbios y melancólicos borrachos de sombra negra. - ¿Pero qué narices quería decir este hombre? -pensó Iker-. Volvió dubitativo sobre lo escrito y en ese momento enmudeció porque, tratando de imaginar que significaba aquello, recordó unas imágenes que había visto en el telediario algún día: una barcaza con unos pasajeros muy asustados que querían llegar a la costa y que muy amablemente habían sido asistidos por unos caballeros de uniforme verde en una lancha patrulla.

- ¿Querrá decir eso? -se preguntó- ¿pero si eso pasó ayer y el libro me lo compraron en septiembre?

Y pedan-¿queeeeé?- dijo en castellano que miran, callan y piensan que no comen y no beben por escapar de su pobreza.

¡Pluf! Su imaginación se había disparado y su mente borró las palabras de Machado para solapar en el poema las suyas propias como una baraja desordenada pero llena de coincidencias. Y aquellas palabras enraizaron y de ellas comenzó a brotar un universo soñado pero real, de historias sobre polizones en un barco cuyo único objeto era el de escapar de un destino fatal. Recordaba alguna de estas historias porque las había oído a los adultos y también conocía sus preocupaciones sobre el tema. Iker tenía muchas dudas acerca de quienes eran aquellos tipos y vestido de verde les preguntó en verso: ¿Quien es esta gente que navega para alcanzar con fe esta tierra…?

El poema iba fundiéndose en la niebla y desvanecía para asomar en las altas cumbres del conocimiento y antes de que lanzase otra pregunta, un negrito contestó amablemente: En todas partes están gentes que danzan o juegan, cuando pueden laboran cuando no, se estropean

Y prosiguió con perfecta caligrafía la voz del negrito: Llegamos a un sitio y nos preguntamos qué queda. Cuando caminamos sin rumbo cuanto aprieta ya la espera Y no conocemos la prisa ni aun en días de fiesta.

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Donde hay vino, bebemos vino, donde no hay vino, agua fresca.

- ¡Iker!, ¡Iker hijo, te has quedado dormido! -dijo la madre con preocupación agitándole del brazo-. Y al ver que despertaba se echó a reír: ¡Tú siempre con lo mismo! ¿Has acabado el castigo?

El muchacho haciendo un gesto miró la hoja y sonrió: - ¡Sí mamá he acabado! Sobre la hoja se deducía poco de la obra poética de Machado pero… ¡qué más daba! reflejaba su rostro adormilado, su sueño y su vivencia y eso ya le contentaba, porque había sentido el poema y había aprendido con él a escribir, a leer y a interpretar el mundo, un mundo que merecía la pena ser vivido y compartido por todos.

- Muy bien, -dijo la madre al ojear el folio y al ver que tenía algo escrito- ¡a ver si a partir de ahora tienes más cuidado y no te cae otra igual!

El lunes, Clara, la maestra, al recoger el castigo de Iker…

…¡Bueno! El final es para vosotros que sois los verdaderos protagonistas del cuento. Creo que podéis echar una mano a Clara y también aprender con ella porque os puede aportar muchíiisimo.

Lo cierto es que la docencia es una profesión llena de contradicciones: lo cambiante nos desconcierta y a la vez nos atrae, nos movemos en el terreno de lo intuitivo y lo racional, vemos de cada actitud no solo el problema sino también la posibilidad.

El curriculum es un objeto continuo de investigación y de respuesta del maestro y en consecuencia es la herramienta fundamental de la que hace uso. Creer que un libro de texto tiene todas las respuestas al proceso de enseñanza-aprendizaje es delegar la responsabilidad de elegir que aprendizaje es relevante y cual no a las editoriales. Desdibujamos y desvalorizamos nuestra profesión, reducimos el campo de acción-reacción del curriculum y a su vez excluimos a muchos niños que el material no contempla dada la amplísima diversidad de la que disfrutan nuestras aulas. Si los maestros somos los consumidores primarios de libro de texto deberíamos comenzar por reflexionar qué usos o abusos hacemos de él, si realmente somos los que controlamos el libro de texto o si es el libro de texto el que nos controla a nosotros.

Soy una persona con una serie de intereses e inquietudes. Eso es algo muy humano en el proceso de aprender, me ha pasado ahora con mis 26 años y desde que hago uso de conciencia. Bajo mi punto de vista, no desmerece esta actitud ninguno de los niños y niñas que pueblan la superficie del planeta. Esto resulta realmente significativo si consideramos qué sentido tiene educar y aprender en cada una de las culturas del mundo.

Corren tiempos peligrosos de globalización. Indudablemente, la lectura y la escritura son las herramientas más potentes que posee la escuela. Son las legítimas herederas de un pasado y de una voluntad que pueden cambiar el mundo. El secreto del método es que no hay método. Y esto es lo más fascinante si consideramos las posibilidades que nos queda ahora de elegir. Los ojos de un niño desvelan el potencial natural que el mismo posee cuando trata de descifrar el código. ¡Hagámoslo así!: ¡Comencemos a aproximar los instrumentos al contexto y llenémoslos de contenidos! ¡Tratemos de provocar la palabra, motivar la escritura, dotar de habilidades y destrezas para crear y recrear el lenguaje como fuente de conocimiento y de desarrollo personal y social! ¿No creen que es más rico así?