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IGLESIA METODISTA DE MÉXICO A. R. ÁREA NACIONAL DE DESARROLLO CRISTIANO

COMISIÓN NACIONAL DE CONTINUIDAD Y CAPACITACIÓN EN MINISTERIOS

Curso de Capacitación para Funcionarios de la IMMAR

Aplica a Funcionarios de los Niveles: Local, Distrital, Conferencial y Nacional Revisión: 19-mayo-2016

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IGLESIA METODISTA DE MÉXICO A. R. ÁREA NACIONAL DE DESARROLLO CRISTIANO

COMISIÓN NACIONAL DE CONTINUIDAD Y CAPACITACIÓN EN MINISTERIOS

I N T R O D U C C I Ó N

En este manual se proporcionan:

1) Los Programas de dos Talleres de Actualización del conocimiento doctrinal, histórico y de los

niveles de gobierno, tal como se considera en los Art. 103 y 104 de la Disciplina en su edición

2014-2018. El Manual incluye un instructivo para de esos talleres. Y hablamos en plural, puesto

que un taller de un día no sería suficiente para desahogar el contenido del Manual. Cada grupo

que lo estudiará podría decidir si prefiere convocarse a dos talleres, uno en enero y otro en

marzo, o si prefiere reunirse por dos días o más en una sola ocasión.

2) Las lecciones doctrinales.

3) Los cuestionarios de las lecciones doctrinales.

Los dos talleres están diseñados para dos propósitos: El primero (o el primer día de un taller de

dos días) sirve para que se estudie una parte de la Disciplina estando todos reunidos. Se trata de

estudiar la historia y los cuerpos gubernamentales de la IMMAR. Se incluyen en este primer

taller dos cuestionarios para hacer un repaso de los dos temas a tratarse en él, y cada funcionario

podrá usar libremente la Disciplina para buscar las respuestas. Será indispensable, por tanto,

tener una copia de la Disciplina para cada participante.

El segundo taller (o segundo día) es para estudiar las doctrinas más sobresalientes de la IMMAR,

para lo cual un día no sería suficiente, y por eso las lecciones doctrinales deberán ser estudiadas

por cada funcionario en su casa antes de llegar al segundo taller. Los participantes del segundo

taller no recibirán los cuestionarios antes del mismo, sino únicamente las lecciones, por lo que

los cuestionarios serán recibidos durante el taller, y contestados allí mismo. Para este segundo

taller será importante tener una Biblia por cada participante. La estrategia de no dar los

cuestionarios antes, es que el taller sirva para hacer un repaso efectivo de lo leído en casa y así

coadyuvar a una mejor comprensión y retención del contenido.

Algunas lecciones doctrinales son extensas porque abordan temas que circunstancialmente se han

tornado controversiales dentro de la IMMAR. Lamentamos este hecho, pero estos talleres se

proponen rescatar elementos de nuestra identidad denominacional, y por eso no podemos

abordarlos a la carrera. Se perdería el propósito del curso si se resumen o eliminan algunos temas

con el fin de sólo cumplir con una formalidad. Esta es la razón por la que los temas doctrinales

deberán ser estudiados por cada funcionario en casa y acudir al segundo taller a hacer un repaso

mediante sus respuestas a los cuestionarios.

Para impartir el curso, se necesitará de un moderador o monitor, y deberá ser un pastor o un laico

con buena experiencia dentro de la IMMAR. Él tendrá el Manual y los cuestionarios antes de los

talleres, para que pueda contestar con calma cada uno de ellos y llevarlos contestados al taller. El

monitor recogerá los cuestionarios de cada funcionario en el segundo taller, para calificarlos y

proporcionar el resultado de su evaluación a la autoridad correspondiente.

No está de más enunciar lo obvio: Si se requiere modificar la dinámica de estos talleres, adelante.

Pbro. Bernabé Rendón Morales

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COMISIÓN NACIONAL DE CONTINUIDAD Y CAPACITACIÓN EN MINISTERIOS

CURSO DE ACTUALIZACIÓN PARA FUNCIONARIOS DE LA IMMAR

PRIMERA PARTE – MES DE ENERO

Art. 103. IDENTIDAD METODISTA. Todo funcionario a nivel local, distrital, Conferencial y

nacional, una vez electo, recibirá una capacitación y actualización en Doctrina, Historia y

Gobierno Metodista. El curso será elaborado por la Comisión Nacional de Continuidad y

Capacitación en Ministerios, y la aplicación será responsabilidad del Gabinete y la labor

Pastoral correspondientes.

(Ver también el Art. 104).

09:00 hrs. DEVOCIONAL DE APERTURA

09:30 hrs. I. CONOCIENDO NUESTRA HISTORIA

Lectura grupal de la Síntesis Histórica en la Disciplina de la IMMAR, 2014-2018,

pág. 19-48.

12:30 hrs. RECESO

12:45 hrs. SESIÓN DE ACLARACIONES Y REFUERZO

Preguntas, respuestas, comentarios relacionados con la Síntesis Histórica.

13:45 hrs. COMIDA

15:00 hrs. TRABAJO INDIVIDUAL

Los participantes contestarán por separado el Cuestionario del Manual del Curso.

17:00 hrs. EVALUACIÓN DINÁMICA

El monitor preguntará las respuestas del Cuestionario, una por una, alternando entre

los miembros del grupo.

18:00 hrs. RECESO

18:15 hrs. II. NUESTROS CUERPOS GUBERNAMENTALES

Lectura grupal de la Disciplina de la IMMAR, 2014-2018: Los Art. 13-34, y las pág.

397-402, 343 (Anexo 5).

19:15 hrs. CENA

20:00 hrs. CUESTIONARIO SOBRE LOS CUERPOS GUBERNAMENTALES

Trabajo individual.

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I. CONOCIENDO NUESTRA HISTORIA

1. En la primera actividad, el grupo leerá en voz alta, alternándose cada uno de los

participantes, la Sección de la Disciplina de la IMMAR, edición 2014-2018, denominada

Síntesis Histórica, que se encuentra en las páginas 19-48.

2. En la Sesión de Aclaraciones y Refuerzo, el tiempo se destinará a plantear preguntas y

compartir reflexiones, estando todo el grupo presente. El monitor del taller deberá ser un

pastor o laico de suficiente experiencia para contestar las preguntas y hacer aclaraciones.

3. Más tarde, en el Trabajo Individual, el grupo trabajará de manera separada e individual,

contestando por escrito las preguntas que se hacen en el Cuestionario que se incluye. Para

hallar las respuestas, el participante puede consultar la Sección Histórica de su Disciplina.

Las respuestas servirán para la sesión siguiente donde el grupo, reunido de nuevo,

compartirá las respuestas. Se procurará que todos participen concediéndoseles el turno

para que, de manera alternada, lean las respuestas correspondientes.

4. Al terminar la actividad Evaluación Dinámica, todos entregarán sus hojas contestadas al

monitor para que posteriormente él vea el modo de calificarlas. Si la autoridad del nivel

correspondiente decide que no es necesaria una calificación, entonces puede suprimirse la

entrega del cuestionario.

II. NUESTROS CUERPOS GUBERNAMENTALES

1. En la actividad Nuestros Cuerpos Gubernamentales, el grupo leerá en voz alta,

alternándose cada uno de los participantes, los Artículos y las páginas que en el

Programa se especifican. En el caso de la pág. 343 (Anexo 5) no se trata de leer, sino de

visualizar el diagrama y ubicar los cuatro niveles de gobierno que allí se presentan.

2. Para responder el Cuestionario de la actividad final del taller, los funcionarios

participantes podrán consultar la Disciplina. Al ir terminando, cada uno entregará su

cuestionario al monitor. Pero si la autoridad del nivel correspondiente decide que no es

necesaria una calificación, entonces puede suprimirse la entrega del cuestionario.

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CUESTIONARIO

CONOCIENDO NUESTRA HISTORIA

1. Explica con tus propias palabras lo siguiente: “…el metodismo no brotó de la Reforma

del siglo XVI, sino que surgió en el seno de la Iglesia Anglicana” ___________________

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2. Menciona los hechos más importantes en la biografía de Juan Wesley _______________

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3. ¿Qué vino después de la experiencia del corazón ardiente de Juan Wesley la noche del 24

de mayo de 1738? ________________________________________________________

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4. ¿Qué papel jugó en la historia del metodismo primitivo Carlos Wesley? ______________

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5. ¿Qué papel jugó en la historia del metodismo primitivo Jorge Whitefield?_____________

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6. ¿En qué consistían las Sociedades Unidas creadas por Wesley? _____________________

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7. ¿Qué circunstancias obligaron a Wesley a ordenar él mismo a Ricardo Whatcoat y a

Tomás Vassey? __________________________________________________________

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8. ¿Qué piensa usted que significó el hecho de que Wesley haya ordenado pastores, a pesar

de que esa facultad pertenecía solamente a los obispos de la Iglesia Anglicana?

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9. ¿Qué repercusiones tuvo sobre la Iglesia Metodista de los Estados Unidos la Guerra de

Secesión? _______________________________________________________________

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10. ¿Dónde y cuándo se volvió a unir la Iglesia Metodista de los Estados Unidos? _________

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11. Explique por qué en México hubo al principio dos iglesias o misiones: la Iglesia

Metodista Episcopal y la Iglesia Metodista Episcopal del Sur ______________________

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12. ¿Quién fue el primer misionero que vino a México por parte de la Iglesia Metodista

Episcopal, y cuál fue su primera parroquia aquí? ________________________________

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13. ¿Quién fue el primer misionero que vino a México por parte de la Iglesia Metodista

Episcopal del Sur, y cuál fue su primera parroquia aquí? __________________________

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14. Enlista los campos que abrieron cada una de esas dos iglesias misioneras:

a) Iglesia Metodista Episcopal _____________________________________________

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b) Iglesia Metodista Episcopal del Sur ________________________________________

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15. Menciona los datos (lugar, fecha, personajes, hechos destacados) sobre la unificación del

metodismo en México, que dio lugar al nacimiento de la Iglesia Metodista de México

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16. Has una lista de los obispos que ha tenido la Iglesia Metodista de México a partir de

1930, incluyendo las fechas de sus periodos episcopales __________________________

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17. ¿Qué cambios importantes fueron introducidos a la estructura de la Iglesia Metodista de

México por la Conferencia General Extraordinaria de 1972? _______________________

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18. Comente acerca del significado de la elección de una obispa en 1994 ________________

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19. ¿Cuál fue el lema para la IMMAR acordado en la XVIII Conferencia General? ________

________________________________________________________________________

20. ¿Por cuál razón la XX Conferencia General decidió ampliar un programa que culminara

en el año 2023? __________________________________________________________

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¿Cuál fue el lema elegido para expresar la visión de este período? ___________________

________________________________________________________________________

21. ¿En qué fecha se nos concedió el registro como Asociación Religiosa? _______________

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NOMBRE DEL FUNCIONARIO __________________________________________________

CARGO QUE OCUPA __________________________________________________________

NIVEL DE SU CARGO (local, distrital, conferencial, nacional) __________________________

CONFERENCIA Y DISTRITO A LOS QUE PERTENECE _____________________________

______________________________________________________________________________

IGLESIA Y CIUDAD DE DONDE PROCEDE _______________________________________

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CUESTIONARIO

NUESTROS CUERPOS GUBERNAMENTALES

1. ¿Cuáles son los dos primeros cuerpos gubernamentales de la IMMAR, mencionados en la

Disciplina? (Art. 13, 15) ___________________________________________________

2. Diga una de las facultades de la Conferencia de Cargo Pastoral _____________________

________________________________________________________________________

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3. En su opinión personal, ¿cuál de las facultades de la Conferencia de Distrito es la más

importante, y por qué piensa usted así? ________________________________________

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4. Mencione las elecciones que debe hacer la Conferencia Anual, según el Art. 22 ________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

5. Apoyándose en los Art. 240 y 244, describa qué son las Conferencias Electorales Pastoral

y Laica _________________________________________________________________

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6. ¿Considera usted que al Art. 27, inciso c, le falta incluir el cuerpo gubernamental

“Conferencia General? ¿Por qué sí o por qué no? ________________________________

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7. Haga un resumen de las Restricciones del Art. 28. La Conferencia General no podrá: ___

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8. ¿Pensaría usted que la Junta de Administradores hace las funciones de un Gabinete Local,

a la semejanza de los otros Gabinetes de la IMMAR, o cree es un cuerpo diferente? ¿Por

qué opina así? ____________________________________________________________

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Las siguientes preguntas se refieren al documento que está en la Disciplina en las páginas

497-402.

9. ¿Qué entiende usted por “gobierno teodemocrático? _____________________________

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10. Defina los términos “presbítero” y “obispo” ____________________________________

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11. Dentro de nuestro gobierno piramidal, ¿dónde radica la soberanía de la IMMAR? ______

________________________________________________________________________

12. Para evitar una lucha por el poder dentro de la pirámide, se necesitan cuatro

características de las relaciones interpersonales sanas, ¿cuáles son? _________________

________________________________________________________________________

13. Aun cuando tenemos un gobierno eclesial excelente e imitado por otras iglesias, no es

perfecto. ¿Cómo demostramos que creemos en esa imperfección? ___________________

________________________________________________________________________

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14. Observe el diagrama del Anexo 5 en la pág. 343, y la pirámide de la pág. 399, y conteste:

¿Qué parecido hay entre ambos dibujos? Aunque son dos presentaciones diferentes, están

mostrando lo mismo, ¿qué es lo que muestran? _________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

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NOMBRE DEL FUNCIONARIO __________________________________________________

CARGO QUE OCUPA __________________________________________________________

NIVEL DE SU CARGO (Local, Distrital, Conferencial, Nacional) ________________________

CONFERENCIA Y DISTRITO A LOS QUE PERTENECE _____________________________

______________________________________________________________________________

IGLESIA Y CIUDAD DE DONDE PROCEDE _______________________________________

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CURSO DE ACTUALIZACIÓN PARA FUNCIONARIOS DE LA IMMAR

SEGUNDA PARTE – MES DE MARZO

Art. 103. IDENTIDAD METODISTA. Todo funcionario a nivel local, distrital, conferencial y

nacional, una vez electo, recibirá una capacitación y actualización en Doctrina, Historia y

Gobierno Metodista. El curso será elaborado por la Comisión Nacional de Continuidad y

Capacitación en Ministerios, y la aplicación será responsabilidad del Gabinete y la labor

Pastoral correspondientes.(Ver también el Art. 104).

9:00 hrs. DEVOCIONAL DE APERTURA

Nuestro Quehacer Teológico.

9:30 hrs Lección 1. Fuentes Teológicas de la IMMAR

1. La Biblia

2. La Experiencia Personal

3. La Razón

4. La Tradición

11:30 hrs. RECESO

11:45 hrs. Lección 2. Doctrinas Prominentes del Metodismo en la IMMAR.

1. La Universalidad de la Gracia

2. El Arrepentimiento

3. La Justificación por la Fe.

4. La Regeneración o Nuevo Nacimiento.

14:00 hrs COMIDA

15:00hrs. Lección 3. Doctrinas Prominentes del Metodismo en la IMMAR.

5. El Testimonio del Espíritu

6. La Santificación o Perfección Cristiana.

7. La Apostasía.

17:00 hrs. RECESO

17:15 hrs Lección 4.Finalmente, abordaremos el Artículo de Religión XVII, referente al

Bautismo de Infantes dada la importancia dentro de la IMMAR.

20:00 hrs CENA

o En cada lección el cuestionario será contestado por cada participante por

separado, y luego se agruparán todos para compartir las respuestas y reacciones.

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E X P L I C A C I O N E S

Para este segundo taller, o segundo día de un taller de dos días, se necesitará contar con las

lecciones doctrinales previamente distribuidas entre los funcionarios participantes, mismas que

deberán haber sido leídas con anticipación. También se requerirá una Biblia por cada uno. Los

cuestionarios serán el material de trabajo de este taller y serán repartidos al inicio de él.

El propósito del taller es hacer un repaso de las lecciones, para obtener la afirmación de su

contenido en la mente de todos. El repaso se hará a través del ejercicio de contestar por escrito

cuestionarios de manera individual, y compartir las respuestas con el resto de los miembros del

grupo. En los momentos en que se escucharán las repuestas de los participantes, se podrán

plantear reflexiones o preguntas para despejar dudas.

El tiempo designado para cada cuestionario es de una hora y media, excepto la primera lección

cuyo tiempo disponible será de dos horas. Se destinará la mitad de ese tiempo para el trabajo

personal escribiendo las respuestas, y la otra mitad para interactuar con los otros participantes. Es

decir, los participantes contarán con 45 minutos para contestar los cuestionarios, y con otros 45

minutos para compartir respuestas con el grupo.

Los dos temas fundamentales para trabajar, están dentro de Nuestro Quehacer Teológicoy son:

Las Fuentes Teológicas y las Doctrinas Prominentes de la IMMAR, finalmente se trabajará un

tercer tema identificado como el Artículo de religión No. XVII, asociado con el Bautismo de

Infantes dada su importancia dentro de la IMMAR.

Las Fuentes Teológicas del Metodismo: La Biblia, La Experiencia Personal, La Razón y La

Tradición; así como las Doctrinas Prominentes de la IMMAR: La Universalidad de la Gracia,

El Arrepentimiento, La Justificación por la Fe, La Regeneración o Nuevo Nacimiento, El

Testimonio del Espíritu, La Santificación o Perfección Cristiana y La Apostasía, son temas

que se analizarán de manera básica y de esta forma, rescatar esos énfasis metodistas, emblemas

de la fe de nuestros antepasados, y que se distinguen por su fuerte base bíblica.

Las doctrinas que concentran la salvación, como es El Arrepentimiento, La Justificación por la

Fe, La Regeneración o Nuevo Nacimiento y El Testimonio del Espíritu, es información tomada

del Plan Rector Nacional de la IMMAR, en su Tomo II Nivel 2.

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Lección 1

LAS FUENTES TEOLÓGICAS DEL METODISMO

OBJETIVO: Los alumnos entenderán que la teología metodista no proviene solamente de la

Biblia, sino de otros tres campos de conocimiento que, en realidad, han sido tomados en cuenta

por la iglesia cristiana de todos los tiempos, pero que, en lo que respecta a los metodistas, se le ha

dado un especial énfasis al campo de la experiencia personal.

I. EXPLICACIONES INTRODUCTORIAS.

Hay algunas iglesias, y cristianos en lo particular, que han cerrado sus ojos a la realidad bendita

de que Dios siempre ha estado vivo y activo en su creación, pero más particularmente dentro de

su iglesia. Él siempre habla, se comunica e instruye y adoctrina a los suyos. Cuando la Biblia

dejó de escribirse, Dios no se quedó callado. Aquellos cristianos sencillos que aseguran que toda

su doctrina se basa exclusivamente en lo que diga la Biblia, están suponiendo que desde que se

escribió el Libro de Apocalipsis durante el siglo primero, hasta nuestro siglo, no pasó nada. Dan

un salto desde el siglo primero hasta la actualidad, como si ese largo tramo estuviera vacío. Esto,

por supuesto, da pie a una crasa ignorancia muy lamentable. Incluso, ni siquiera se dan cuenta de

que cosas que ellos mismos creen no están en la Biblia, pero las creen. Es el caso de la doctrina

de la doble naturaleza de Jesucristo. En ninguna parte dice la Biblia que Jesús sea una sola

persona con dos naturalezas, eso fue un acuerdo del Concilio de Calcedonia en el año 451.

Los que dicen no necesitar ni la historia ni la tradición de la iglesia, leen la Biblia y encuentran

que Cristo era Dios y hombre a la vez. Pero ahora, ¿cómo explicarían ellos esta verdad

cristológica? ¿Dios y hombre significa que Cristo tenía dos sustancias? ¿O dos esencias? ¿O dos

voluntades? ¿O dos personalidades? ¿O era un hombre revestido de divinidad? ¿O, quizá era

Dios revestido de humanidad? ¿Era una sola persona con dos esencias, o una naturaleza con dos

personas? En fin, nunca terminarían de contestar, según sus ocurrencias, todas estas preguntas y

otras más. Por lo tanto, ¿de dónde sacan la idea de que Jesucristo era una sola persona con dos

naturalezas? De la Biblia no. Entonces, ¿de dónde? Ellos no lo saben, por su ignorancia, pero

están sacando esa idea del Concilio de Calcedonia.

O, pongamos un ejemplo más simple: Preguntémosle a alguno, ¿cuántos libros deben integrar el

Nuevo Testamento? Responderá rápidamente que deben ser 27 libros. Así que deberemos

preguntar, ¿y en qué te basas para decir que deben ser 27 y no 10 o 50? ¿En qué parte de la Biblia

dice que deben ser 27? No se han puesto a pensar que fue la iglesia cristiana, como parte de su

desarrollo, la que decidió ese número, y tenían razones para establecer ese canon de 27 libros.

Y así, como los casos anteriores, citados como ejemplos entre mil, son muchas doctrinas las que

los cristianos confesamos y que no están redactadas en la Biblia del modo como las enunciamos

hoy. Todo ese trabajo de estudiar los textos en sus idiomas originales, reunirse para deliberar y

discutir, y finalmente obtener votaciones entre varios eruditos de las Sagradas Escrituras para

llegar a un consenso, se ha hecho a través de los tiempos y nosotros simplemente hemos

heredado esa sabiduría y la hemos incluido en nuestras doctrinas. Simplemente, Dios tiene

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muchas formas de comunicarse con nosotros, y no solamente mediante la Biblia. La palabra de

Dios es más grande que la Biblia, y ha existido desde antes que la Biblia, por lo que Dios tiene

muchos modos para hacernos conocer sus deseos y propósitos.

Por lo anterior, los metodistas creemos que sólo la Biblia contiene la Palabra escrita de Dios y

que es nuestra máxima guía. Pero también admitimos que hay otras tres fuentes de conocimiento,

y estas son: la tradición o historia de la iglesia, la razón con la que fuimos creados, y nuestras

experiencias cristianas. Pero también aclaramos que no toda la tradición, ni toda la razón, ni

todas las experiencias nos guiarán a la verdad de Dios. Lo que estas tres fuentes aporten debe

compararse con lo que la Biblia enseña. Lo que no se amolde a la doctrina bíblica no es tomado

en cuenta para confeccionar nuestras doctrinas, tomamos únicamente aquello que armonice con

la Palabra escrita de Dios.

A estas cuatro fuentes de nuestra teología se les ha dado en llamar el cuadrilátero wesleyano.

Están consideradas en los sermones y escritos de Juan Wesley, pero él no formuló este

cuadrilátero. Él nunca hizo mención de contar con cuatro fuentes para su teología. Han sido los

teólogos metodistas los que, después de la muerte de Wesley, han encontrado que él se fundaba

en esas fuentes, pues la cita de manera regular. Y es esa la razón por la que los teólogos siguen

discutiendo si en realidad Wesley se basaba en cinco y no en cuatro fuentes. ¿Por qué decimos

esto? Porque frecuentemente Wesley citaba a la creación como una fuente de información acerca

de quién es Dios y cómo se relaciona con la humanidad. Esto es interesante porque,

efectivamente, Dios se revela a nosotros a través de las cosas que él formó, como dice el Sal.

19:1, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”. Las

iglesias metodistas de algunos países ya han aceptado esa quinta fuente, pero la Iglesia Metodista

de México aún conserva la opinión de que fueron solamente cuatro las fuentes que usó Wesley

para elaborar su teología. Nuestra Disciplina actual (2014-2018) cuenta con una Sección llamada

Nuestro Quehacer Teológico, y allí se mencionan las cuatro fuentes. ¿Usted qué piensa sobre

esto?

Hace algunas décadas nuestra Disciplina no contaba con la Sección mencionada, así que la

Iglesia Metodista de México aún no se definía sobre si fueron cuatro o cinco las fuentes de Juan

Wesley. Cuando esa Sección se incorporó, los metodistas mexicanos nos decidimos por contar

solamente cuatro fuentes. En fechas recientes algunos pastores están pugnando porque se acepte

la quinta fuente. En una obra que escribió un obispo metodista norteamericano, quien sirvió

como misionero en Argentina por muchos años, de nombre B. Foster Stockwell (ya fallecido),

intitulada La Teología de Juan Wesley y la Nuestra, propone las cinco fuentes. De esa obra

hemos tomado el material para el resto de esta lección, pero hemos hecho una adaptación,

primero resumiéndolo considerablemente, y segundo eliminando la quinta fuente. Entremos en

materia.

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II. LAS CUATRO FUENTES

1. La Biblia como fuente teológica.

En una carta que Wesley escribió, dijo: “Recibo la Palabra escrita como la única y suficiente

regla de fe”. Con estas palabras él nos deja claro que las Escrituras eran la fuente principal de su

enseñanza. Si leemos sus sermones, veremos que están llenos de citas de las Escrituras, no en

forma artificial como meros textos de prueba, sino como la expresión natural de una mente

cristiana permeada de ideas bíblicas, mientras usaba una fraseología bíblica.

En sus “Notas Sobre el Nuevo Testamento”, escribió lo siguiente como parte del prefacio de esa

obra: “En cuanto a las Escrituras en general, puede decirse que la Palaba del Dios vivo, que

dirigiera también a los primeros patriarcas, fuera asentada por escrito hasta en los tiempos de

Moisés. A esto fueron agregándose en las generaciones siguientes los escritos inspirados de los

otros profetas. Después, lo que el mismo Hijo de Dios predicó, y lo que el Espíritu Santo habló

por los apóstoles y que éstos y los evangelistas pusieron por escrito. Esto es lo que ahora

llamamos las Sagradas Escrituras; esto es esa “Palabra del Dios que permanece para siempre”,

de la cual “hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota y ni una tilde pasará”. Las Escrituras

del Antiguo y del Nuevo Testamento son, pues, un sistema sólido y preciso de verdad divina.

Cada una de sus partes es digna de Dios, y todas juntas forman un cuerpo entero, en el cual no

hay ni defecto ni exceso. Es la fuente de la sabiduría celestial, que los que pueden gustarla, la

prefieren a todos los demás escritos de los hombres por más sabios o eruditos que éstos sean”.

Los metodistas de hoy podemos reconocer y compartir el altísimo aprecio que Wesley sentía por

la Biblia como memoria de las acciones de Dios en sus relaciones con Israel, y de su revelación

definitiva en Jesucristo. La enseñanza de Wesley ayudó grandemente a consolidar en la mente y

los corazones de los anglosajones la autoridad suprema de la Biblia. Tenía un buen sentido

común en la interpretación de las Escrituras, y una excelente concentración en los pasajes

bíblicos que tienen que ver con la salvación de la humanidad y con la vida cristiana. En uno de

sus sermones, dijo: “La norma del cristiano respecto a lo bueno y lo malo es la Palabra de Dios,

todo “lo que los varones santos de la antigüedad” escribieron, “movidos del Espíritu Santo”. Es

una lámpara para los pies y una lumbrera para el camino del cristiano; esta es la única norma

que ha recibido para discernir entre el bien y el mal, entre lo que verdaderamente bueno y lo que

es malo. No tiene nada por bueno sino sólo lo que aquí se ordena, bien directamente o como una

consecuencia clara; y nada considera como malo sino lo que aquí se prohíbe, ya

terminantemente, ya como una deducción”.

2. La Razón como fuente teológica.

Decía Wesley, “Deseamos una religión fundada en la razón y de acuerdo a la razón; esto es, en

armonía con la naturaleza de Dios, la del hombre y sus relaciones mutuas. Exhortamos

encarecidamente a todos los que buscan una religión verdadera, a que hagan uso de toda la

razón que Dios es haya dado, investigando bien las cosas de Dios. Es razonable amar a Dios,

que nos lo dio todo. Es razonable amar al prójimo y hacer bien a todos los hombres. La religión

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que nosotros predicamos y vivimos está de acuerdo con la más alta razón”. Y también escribió:

“Es un principio fundamental para nosotros que renunciar a la razón es renunciar a la religión.,

pues la razón y la religión van de la mano, pues toda religión irracional es necesariamente una

religión falsa”.

Wesley no sentía ninguna simpatía por los místicos que despreciaban a la razón. Insistiendo en

que el Señor Jesús y los apóstoles alegaban con sus enemigos manejando la razón. Es con el uso

de la razón que alcanzamos a entender los propósitos de Dios, y lo mismo es con la enseñanza

bíblica sobre Dios, sobre el Reino venidero, sobre la vida eterna. Es verdad, decía él, que la razón

no puede engendrar la fe, ni la esperanza, ni el amor a Dios o al prójimo; pero nadie debe

despreciarla, porque rinde grandes beneficios al echar los fundamentos de la verdadera religión, y

en dirigirnos a la práctica de la vida cristiana. Para él la razón era un don de Dios para logar la

investigación y el descubrimiento de la verdad. El error de los racionalistas de su tiempo

consistía en suponer que la razón sola era suficiente fuente de verdad y que por lo tanto se podría

prescindir de una revelación escrita. Wesley sostenía lo contrario, es decir, que sólo en la

revelación divina tenemos un conocimiento seguro y adecuado de Dios. A razón podría

ayudarnos en la comprensión y defensa de ese conocimiento, pero o se puede comparar con la

verdad absoluta que nos revela la Escritura de Dios.

Los tiempos en que vivimos hoy, en las primeras décadas del siglo XXI, la mentalidad humana

se va tras el posmodernismo, consistente en negar el valor de la razón y enfatizando el valor de

los sentimientos. Incluso los teólogos llegan a despreciar el uso de la razón. Pero, decía Wesley,

viviendo en el siglo XVIII, ‘¿No es la razón, ayuda por el Espíritu Santo, la que nos capacita

para entender lo que en las Escrituras nos dicen sobre la naturaleza y los atributos de Dios; su

eternidad, su inmensidad, su poder, su sabiduría y su santidad? Es por la razón que Dios nos

hace entender las diferencias entre el antiguo y el nuevo pacto, entre la ley y el evangelio; y qué

es el nuevo nacimiento, qué es la mente que estaba en Cristo, y qué significa andar como Cristo

anduvo”.

3. La Experiencia como fuente teológica.

En verdad puede decirse que en el método empírico de Wesley está su más importante

contribución a la teología cristiana. La iglesia de la Edad Media encontraba el centro de su

teología en la autoridad papal, del clero y de los concilios; mientras que las iglesias evangélicas

de la Reforma hallaron ese centro en la autoridad de las Sagradas Escrituras. Wesley, sin

menospreciar la suma importancia de la Biblia, encuentra en la experiencia personal la prueba y

la confirmación del evangelio y el centro de la seguridad cristiana de la salvación y la santidad de

vida. ¿Qué es el cristianismo, según la Biblia? Él respondería que es el cristianismo de la

experiencia personal. Así pues, en su pensamiento la experiencia cristiana ocupaba el segundo

lugar de importancia como fuente teológica.

Wesley expuso sobre este tema la última vez que le permitieron predicar en la Universidad de

Oxford, tomando como base Hch. 4:31, “Y todos fueron llenos del Espíritu Santo” .Dijo:

“Supongamos que una de aquellas personas que oyeron a San Pedro predicar sobre el

arrepentimiento y la remisión de pecados, se siente conmovida en su corazón, persuadida de su

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pecado y se arrepiente, y cree en el Señor Jesús. Por medio de esta fe en el poder de Dios, fe que

es “la sustancia de las cosas que se esperan, la convicción de las cosas que no se pueden ver”

(He. 11:1), esa persona recibe instantáneamente el espíritu de adopción “por medio del cual

clama abba Padre” (Ro. 8:15). Entonces por primera vez, “por medio del Espíritu Santo puede

llamar a Jesús Señor” (1ª Co. 12:3), porque “el mismo Espíritu da testimonio a su propio

espíritu que es hijo de Dios” (Ro. 8:16). Ahora puede decir con verdad “ya no vivo yo, sino vive

Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y

se entregó a sí mismo por mí” (Ga. 2:20). Todas las consecuencias d esta conversión pentecostal

sería de orden personal. El hombre que tiene el llamado del Padre tiene fe en Dios, es decir, una

divina persuasión del amor de Dios y del amor del Hijo. Su alma, por consiguiente, glorifica a

su Señor y su espíritu se regocija en Dios su Salvador… se regocija en la renovación completa

de su alma en la santidad y verdadera justicia, “el amor de Dios está derramado en su corazón

por el Espíritu Santo que le es dado” (Ro. 5:5). Ahora es Dios el deseo de sus ojos, el deleite de

su alma, su herencia en este tiempo y en la eternidad… Quien llega a tener este amor en su

corazón no puede hacer mal a su prójimo, alimenta al pobre, viste al desnudo, protege a los

huérfanos y a los extranjeros, visita y ayuda a los enfermos y a los presos, y está siempre listo

para negarse a sí mismo en beneficio de otros”.

Hemos citado esta parte pequeña de aquel sermón para que podamos notar que todo su

razonamiento estaba haciendo hincapié en la experiencia personal que viviría una persona al

conocer por la fe a Jesucristo. Para él, quien tuviera estas experiencias que, por cierto están todas

mencionadas en las Escrituras, no tendría por qué dudar del evangelio de Dios, de la realidad del

perdón de Dios y de la renovación sobrenatural de su vida. Es decir, su propia experiencia le

brindaría la seguridad de la salvación. No sólo la Biblia le proveería esa seguridad, sino también

la experiencia vivida en aquel momento en que creyó en Cristo.

Por eso fue que predicó y enseñó tanto acerca del testimonio del Espíritu, tema que ya abordamos

antes, esa era la parte experimental del hecho de la salvación. Para él no bastaba tener fe en un

texto de la Biblia, sino que había que vivirlo en carne propia. Insistía en que la presencia del

Espíritu Santo no sólo tiene efectos emotivos y prácticos, sino también efectos espirituales.

Imparte nuevos sentimientos y nuevo poder para hacer el bien, pero imparte también una nueva

capacidad para conocer y comprender la verdad religiosa. Todo esto era experiencia. Era

importante dar a conocer a los ingleses del siglo XVIII que su fe no debería depender tanto de los

argumentos racionales, sino de una visión directa. Clareo que la mente cultivada de Wesley le

hacía recurrir seguido a la argumentación racional, pero su pensamiento central estaba más allá

de las palabras y razonamientos, estaba en la experiencia personal y religiosa. Y es con esta

apelación que Wesley aportó una nueva dimensión de la apologética cristiana y echó las bases de

la teología evangélica moderna.

Casi treinta años después de su experiencia personal del 24 de mayo de 1738, predicó sobre El

Testimonio del Espíritu, y allí hizo una afirmación fuerte, “La experiencia es suficiente para

confirmar una doctrina que se basa en las Escrituras”. Él jamás pensó en poner en pugna la

Biblia y la experiencia; para él tenían ambas que estar de acuerdo, si la experiencia era genuina y

estaba en armonía con la clara enseñanza de las Escrituras. Pero la base de su seguridad no era la

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mera palabra bíblica, ni la autoridad colectiva de la iglesia, sino los hechos mismos de la

experiencia que se viviera con Dios.

4. La Tradición como fuente teológica.

Repetimos que para Wesley la prueba suprema de una doctrina era lo que un individuo

experimentara sobre ella. Explicaba que la tradición de la iglesia podría servir como base pero

solamente las mentes especialmente cultivadas podrían sentir la fuerza de esa prueba tan

compleja. En cambio, le parecía mejor la experiencia, entre otras cosas porque estaba al alcance

de las mentes más sencillas. Un hombre en su sencillez podría decir, “Una cosa sé, que antes era

ciego, pero ahora veo” (Jn. 9:25).

Pero a pesar de lo anterior, él reverenciaba a los grandes cristianos de la historia, reconocía las

grandes aportaciones de los padres de la iglesia de los primeros tres siglos del cristianismo,

comenzando con Clemente de Roma hasta Cipriano. Decía él: “Los reverencio porque presentan

el cristianismo verdadero y genuino… Nunca se cansan de decir lo que las Escrituras prometen,

y me gozo en ello. Venid y reconoced lo que Dios ha hecho aquí, y reconoced que es de Dios”.

Cuando los pastores y clérigos anglicanos atacaban a Wesley, acusándolo de infidelidad a la

Iglesia Anglicana, a la que pertenecía, él respondía citando el Libro de Oración Común, los 39

Artículos de Religión de esa iglesia y las Homilías de la misma. Y podía hacerlo porque estas

obras que eran básicas para el anglicanismo, habían sido escritas en el siglo XVI durante la

Reforma. Wesley encontraba en ellas el fundamento para la doctrina de la justificación por la fe,

y al contrario, él les reprochaba a los ministros anglicanos de su tiempo el haber abandonado esa

doctrina. Es decir, les demostraba que él respetaba la tradición, y les reprochaba que eran ellos

quienes la habían abandonado. Las citas que encontramos en sus sermones donde menciona a los

padres de la iglesia y documentos históricos, nos deja ver que para él era realmente importante

toda esa aportación que se había hecho en el pasado para ayudar al conocimiento de los cristianos

de todos los tiempos.

Pero hagamos una oportuna aclaración. Nuestro respeto y apropiación de los beneficios de la

tradición de la iglesia no tiene nada qué ver con la postura de la Iglesia Católica Romana, puesto

que ésta le dio a la tradición la misma autoridad que la Biblia. Para ellos tanto las Escrituras

como la tradición representan en un mismo nivel la palabra de Dios. Por supuesto que ni Wesley

ni nosotros estaremos jamás de acuerdo con semejante doctrina. La tradición histórica es para

nosotros una riqueza casi inagotable de conocimiento y reflexión teológica, pero la subordinamos

a la autoridad suprema de la revelación inspirada de la palabra de Dios, contenida en los 66 libros

de las Sagradas Escrituras.

APOYO BIBLIOGRÁFICO:

† Disciplina de la IMMAR, edición 2014-2108,CUPSA, México, D. F., 2015, pág. 49-57.

† Stockwell, B. Foster, La Teología de Juan Wesley y la Nuestra”, Ed. La Aurora, Buenos

Aires, y CUPSA, México, D. F., 1962, pág. 9-29.

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LAS DOCTRINAS PROMINENTES DE LA IMMAR

Lección 2

I. LA UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA

OBJETIVO: Por medio de la presente lección se explicará principalmente el por qué los seres

humanos no perdimos la imagen de Dios y por tanto no estamos totalmente depravados, y se

enfocará dentro de esta explicación la idea de la gracia preveniente, elemento que nos ayudará a

confirmar la universalidad de la gracia de Dios.

INTRODUCCIÓN: El estudio y aprendizaje sobre doctrina en la mayoría de los grupos religiosos no ha sido algo

sencillo de abordar. Hablar de las doctrinas prominentes en la tradición metodista, es entrar al

corazón mismo de nuestra fe. Comprender las raíces, la cultura, el pensamiento y la fe es

sumamente trascendental, ya que en la manera de como entendamos lo que creemos, definirá

nuestro compromiso ético, desde la base de la identidad Wesleyana.

Las primeras comunidades de fe en Jesús en el S.I d.C., intentaron explicar, cómo Dios en Jesús

había realizado lo que desde siempre había querido no solo para los judíos, sino para todo ser

humano: la vida plena. Por supuesto, cada comunidad de fe no se desarrolló en una burbuja, tuvo

un diálogo con las culturas de su entorno. Esto desde los primeros siglos de nuestra era, llevó a

ciertos pensadores cristianos a sostener el diálogo desde dos elementos importantes; las

diferentes formas filosóficas de pensar y la defensa de la fe. Este encuentro dio como resultado

ideas llamadas doctrinas, por supuesto por el contexto en el que surgen, se estructuraron de una

manera bastante complicada de entender, porque el lenguaje y los fundamentos no fueron del uso

popular. Intentaremos acercarnos al estudio de las doctrinas prominentes de una manera sencilla,

práctica y desde la herencia misma de John Wesley.

Los metodistas admitimos el relato bíblico de la tragedia humano en el Edén, pero aclarando que

los seres humanos no están totalmente depravados puesto que después del pecado original se

conservó la imagen de Dios. El enfoque doctrinal de la corriente calvinista afirma solamente la

depravación humana, pero el enfoque metodista aprecia que aquel drama no nos muestra

únicamente un fracaso humano, sino también la presencia de un Dios benevolente previniendo el

desastre total. Dios manifestó desde Adán y a todo el género humano su gracia preservadora.

Ahora estamos listos para desarrollar el tema La gracia de Dios. Este quizá no sea el tema

principal del metodismo, pero es el más hermoso. Y, de hecho, es la máxima explicación del por

qué no estamos totalmente depravados. Pero para poder comprender mejor el asunto, es necesario

que veamos antes cuál es la postura calvinista respecto a la gracia de Dios.

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1.- El concepto de la gracia en Juan Calvino.

Dándole seguimiento al resto de su doctrina, Calvino tiene que definir la gracia como algo

irresistible. Si Dios elige el número de los salvos y éstos no pueden llegar a la salvación por

aspiración alguna hacia Cristo, ya que están totalmente corrompidos, entonces la gracia deberá

llegar a quienes Dios quiere, y cumplir irresistiblemente con su decreto. A esta acción de un Dios

soberano, quien comunica su gracia de modo irresistible a quienes él desea, se le llama también

el llamado eficaz.

La gracia irresistible de Dios no es para todos, sino solamente para aquellos a quienes él

predestinó para recibirla. Y los elegidos que la recibirán, no pueden decirle a Dios “no”, sino que

les es transmitida sin contar con su voluntad, de una manera irrefrenable. Al resto de la

humanidad, dicha gracia nunca llegará, pero sí podrán conocer lo que Calvino llamó la gracia

común. ¿Qué es ésta? Es la fuerza benevolente de Dios que refrena algo de la maldad y propicia

el florecimiento de algunas virtudes humanas; y es por eso que hay actos loables entre las

personas no convertidas, y también florecen la ciencia y el arte.

2.- Concepto de la gracia en San Agustín.

Agustín tuvo que extremar sus conclusiones sobre la necesidad de la gracia de Dios para la

salvación, como única explicación de la realidad de ella (la salvación), al calor del debate que

sostuvo con Pelagio (monje romano del Siglo V), quien no creía en el pecado original. Según

este monje, Cristo no salva mediante su muerte, sino mediante su ejemplo, logrando cada persona

su salvación por sí misma imitándole, ya que todos somos potencialmente tanto buenos como

malos. Para negar toda participación humana en la salvación, Agustín debió concluir que la

gracia salvadora es un don de Dios dado soberanamente a quienes él deseó salvar. Calvino

retomó esta idea en su teología.

3.- Concepto arminiano-wesleyano.

a) Wesley expuso mucho sobre el concepto de la gracia preveniente. El término es latino y

significa: Pre –antes, y Venire –venir; la gracia que llega antes; y se refiere a la gracia de

Dios que nos llega antes de nuestra salvación. Señalemos dos cosas: Primero, que es una

idea semejante a lo que Calvino llamó gracia común, pero con muchas mayores

implicaciones (lo veremos más adelante).

Segundo, que Wesley no está hablando, como Calvino lo hace, de dos gracias (la común y la

que salva, una para todos y la otra para los elegidos), sino de una sola, misma que cambia de

nombre en virtud de los beneficios otorgados. Es decir, antes de ser salvos Dios nos

comparte su gracia, llamada preveniente; pero si un inconverso cede ante esa gracia y se

convierte a Cristo, esa misma gracia se llamará gracia salvadora; y cuando ese creyente

permanece en su fe en Cristo, la gracia de Dios lo santificará progresivamente, y entonces

esa misma gracia se llamará gracia santificadora; y finalmente, si el creyente santificado

permanece en su fe hasta el final, esa gracia le dará una transformación final para

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introducirlo al mismo reino celestial, y entonces la misma gracia se llamará gracia

glorificadora.

b) Fue la gracia preveniente la que estuvo en el Edén evitando las más graves consecuencias

del pecado original. Por ella Adán y Eva no murieron inmediatamente, esperando su muerte

hasta muchos años después, asegurando de esta manera que ellos dejaran descendencia. Si

hubieran muerto de inmediato, sencillamente nosotros no existiríamos. Es a la gracia

preveniente de un Dios que ama a todo el género humano que le debemos nuestra existencia.

Por ella la imagen de Dios en el hombre no se perdió al cien por ciento, sino que sólo se

afectó seriamente, dejando algunas cualidades divinas que aseguraran que el hombre caído

aspire por una reconciliación con Dios.

c) Dios concede su gracia preveniente a todo ser humano, no sólo para favorecer lo bueno y

refrenar lo malo (como lo pensaba Calvino), sino principalmente para guiarlo al

arrepentimiento y a la fe en el Señor Jesús cuando el evangelio le sea ofrecido. El deber de

cada hombre es no resistir voluntariamente, sino colaborar con esa gracia de Dios. La fe y el

arrepentimiento no son cosas que surjan del espíritu humano en sí, sino que son resultado de

la operación de la gracia de Dios que actúa en todo ser humano.

d) Cristo murió para que todo ser humano recibiera esa gracia, la gracia preveniente, ya que

su sacrificio es universal: Ap. 13:8; 1ª P. 1:19,20; He. 9:26, incluyendo a Adán. En ese

sentido, él alumbra a todo hombre, sin exagerar el alcance de la palabra “todo” (Jn. 1:9).

Por eso la gracia es coextensiva con el pecado. Es decir, ambos se extienden a la misma

cantidad de gente. Este es un concepto de suma importancia, y debemos verlo bien. Leamos

Ro. 5:15, 18, 19. Según este pasaje, ¿a cuántos afectó el pecado de Adán? Por supuesto que a

todos. Pero veamos el pasaje de nuevo y preguntémonos, ¿a cuántos alcanzó la gracia de

Cristo? No hay duda de que Pablo nos está diciendo que si el pecado de Adán se transmitió a

todos, CON MAYOR RAZÓN la gracia de Jesucristo les ha sido dada a todos, puesto que

donde abundó el pecado SOBREABUNDÓ la gracia. Desde luego que ese don de la gracia

de Cristo no significa que todos los seres humanos serán salvos automáticamente, y es por

eso que la llamamos gracia preveniente (antes de la salvación), para distinguirla de la gracia

salvadora. Es decir, la gracia preveniente se convierte en gracia salvadora en todos aquellos

que aceptan a Cristo. Por esta razón nuestra doctrina no es pelagianismo, es decir, creemos

que la salvación no es resultado del libre albedrío solo, sino que es un maravilloso resultado

de la gracia de Dios que está en todos antes y durante el libre albedrío.

4. CONCLUSIÓN.

La gracia de Dios no puede ser irresistible, puesto que la Biblia nos dice en varias ocasiones

que fue resistida. Un ejemplo es Mt. 23:37, donde leemos, “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas

a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,

como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” Y así como éste, hay

otros ejemplos, como los siguientes: Lc. 7:30; Hch.7:51; 2 Co. 6:1; He. 12:15. A pesar de esto

que estamos comentando, Wesley creía que la gracia podría ser irresistible en algunos casos

especiales, para propósitos especiales; y nunca permanentemente en la misma persona, sino

por algunos momentos. Quizá un ejemplo sea Ciro el persa, llevado por Dios a salvar al

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pueblo de Judá. Podríamos decir que Ciro no tenía conciencia de que la gracia de Dios actuaba

por medio de él para el bien de su pueblo, por lo tanto, no la recibió voluntariamente, pero fue

una fuerza irresistible que lo llevó a cumplir el plan específico de Dios.

Pero la gracia salvadora no puede ser irresistible por dos razones: Primero, cuando se enseña

la doctrina de la salvación en la Biblia, no se nos describe allí como algo irresistible, sino

como algo que puede ser rechazado. Y segundo, las Escrituras señalan que hubo ocasiones en

que Dios mostró su voluntad, su propósito, y aun la influencia de su Espíritu, pero algunos no

aceptaron ese deseo divino ofrecido, resistiéndolo (y de esto ya ofrecimos citas bíblicas en el

párrafo anterior).

Vemos, pues, cómo nuestro concepto de la gracia de Dios está en un justo medio. Ni nos

vamos al extremo de Calvino de decir que la gracia de Dios es sólo para unos cuantos, y que

actúa en ellos de modo irresistible; pero tampoco nos vamos al extremo opuesto como

Pelagio, para quien la gracia no es necesaria para la salvación de nadie, pues para salvarse

basta con que cada quien emplee su libre albedrío.

Nosotros afirmamos que la gracia preveniente estaba con Adán y Eva antes de su caída en

pecado, que siguió en ellos y en toda la humanidad después de su caída, que gracias a esa

gracia tenemos libre albedrío, que la gracia nos hace refrenar la maldad en alguna medida y

nos hace florecer en todas las ciencias, que nos anima a aceptar a Cristo cuando se nos

predique, que despierta en nosotros el arrepentimiento y la fe, que no actúa irresistiblemente

en nosotros sino que respeta nuestro albedrío, y que si colaboramos con ella se puede

convertir en gracia salvadora, santificadora y glorificadora. Y finalmente, no hay dos ni más

gracias de Dios; no puede haber gracia común y gracia salvadora. La gracia de Dios es una

sola, y cambia de nombre debido al beneficio que produce en nosotros, del modo como el

Océano Atlántico se llama Golfo de México en una parte, pero también Mar Caribe, y también

Golfo de San Matías (Argentina), dependiendo de la playa que bañe.

Las doctrinas prominentes, son aquellas enseñanzas sobresalientes de una comunidad la cual

desea sean directrices en la vida cotidiana de cada creyente en Jesús. Antes de desarrollar cada

una de ellas, será importante ubicarlas en una enseñanza general de lo que significa la Salvación

– Salud del ser humano.

El tema nos sugiere definir lo que entendemos por teología (forma de entender a Dios en relación

con el ser humano) de John Wesley. Parte de dos elementos sumamente importantes: el primero

está ligado a la vida cristiana como vida plena y el segundo a la proclamación de la fe. De hecho

su teología está íntimamente ligada a su experiencia de vida y misión, por lo tanto sus

fundamentos necesariamente tendrán que ubicarse en un contexto determinado. En John Wesley

se conjugan las grandes tradiciones y doctrinas teológicas como Dios, Jesús, el Espíritu Santo, la

Trinidad, Creación, justificación por la fe, la gracia, etc., y por otro lado el contexto de aquellos a

los que les predicó. Su preocupación al ver el desorden moral que se vivía en Inglaterra lo llevó a

organizar grupos con la finalidad de expresar la santidad de vida y corazón.

De ahí que un eje fundamental en su teología sea el tema de la Salvación del ser humano. La

Salvación entendida como un proceso de renovación del ser humano como imagen de Dios,

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estableciendo una nueva forma de relacionarnos con Dios, el prójimo, y con toda la creación. La

Salvación o sanidad incluye el arrepentimiento, establecida por la justificación, afirmada por la

fe, fundada en la santidad y alcanzada en meta final es decir en la vida eterna. Claro, este proceso

está basado en la realidad de la gracia preveniente, justificante y santificante. Aquí opera la

gracia libre y la voluntad libre, por lo tanto, la gracia hace disponible la salvación para todos y

todas. Dios con nosotros se da en Cristo quien llamó al arrepentimiento y respuesta en fe, es una

libre decisión de entrar en la gracia y santidad, siendo la gracia de Dios y la voluntad humana. La

gracia preveniente hace personas morales responsables por su pecado, el cual se entiende como

rechazo de Dios y acciones en contra del hermano y la hermana, somos responsables de regresar

al amor de Dios, esto es sin duda una invitación a establecer un compromiso ético basado en

evangelio de Jesús.

UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA

Lea Génesis 6-9.

Los rabinos (maestros judíos) establecieron una forma particular de enseñar sus doctrinas,

tomaron un texto bíblico y lo contaron de una manera sencilla como es el caso de Talmud entre

otras tradiciones más. La relación Dios – ser humano – ser humano – Dios, parte de la iniciativa

del amor de Dios, el cual es universal a través del compromiso de vida de Jesús para todos y

todas, sin distinción de raza, color de piel, ideologías, etc. Intentaremos explicar la Universalidad

de la Gracia basándonos en el relato del diluvio.

¿Por qué este relato? El uso del lenguaje en la redacción de los textos no es por casualidad, hay

una conexión muy estrecha entre lenguaje y significados del texto. El nombre de Noé en hebreo

se escribe: נח(Noé)y su raíz se relaciona con la palabra que usada para referirse a Gracia: חן

(Gracia). Podemos notar que el orden de las letras está invertido, pero manteniendo la relación de

ambas palabras, y así resaltando el significado común de ambos conceptos en la visión de gracia

en el Antiguo Testamento (Biblia Hebrea).

Dice el texto en los vrs. 11 y 13, la tierra “estaba llena de violencia,” podríamos pensar en todo

acto de exclusión y daño a la Creación y al prójimo. Dios no solamente ve la corrupción humana,

alcanza a percibir un olor desagradable por todas estas acciones desmesuradas.

6:6 “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.” Esta

frase nos lleva a pensar que la gracia surge desde el corazón de Dios. ¿Vale la pena mantener a

los seres vivientes bajo esta condición de violencia? Dios decide enviar un diluvio, pero el dolor

de Dios encuentra reposo en Noé. Este hombre representa la posibilidad de una nueva creación.

Dios abre su corazón, de ahí parte la doctrina de la gracia. Abrir el corazón, es responder: vale la

pena creer una vez más en el ser humano.

8:20-21. “Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y

ofreció holocausto en el altar. 21 Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No

volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre

es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.”

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Al final, Noé después del diluvio ofrece un holocausto, no porque Dios se lo haya impuesto o por

lo menos solicitado, es una respuesta voluntaria y sucede el mayor acto de gracia, Dios recibe un

olor agradable y vuelve a otorgarle a Noé la posibilidad de seguir viviendo.

Resumiendo, la gracia universal parte de la apertura del corazón mismo de Dios, sigue creyendo

en el ser humano sin distinción, asumiendo que la iniciativa proviene de Dios. Pero también el

ser humano está en la capacidad de responder a Dios desde el corazón voluntariamente. ¿Cómo

se produce en el ser humano ese primer acto del corazón hacia la gracia preveniente de Dios?

Leer: San Juan 3:16, Hebreos 2:9, 1ª. Juan 2:2, Tito 2:11, Juan 1:9, 1ª. Timoteo 2:3-4,

Apocalipsis 22:17, Mateo 11:28, Juan 6:37.

Lección 3.

II. EL ARREPENTIMIENTO (Gracia convincente)

Texto: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”

Mateo 3:2

En la Biblia aparecen unidos el arrepentimiento personal hacia Dios y la Fe hacia nuestro Señor

Jesucristo. El arrepentimiento implica cierta clase de fe preexistente y la fe implica un

arrepentimiento previo. Ambos son producidos por la gracia preventiva del Espíritu Santo; pero

son perfeccionados mediante la cooperación del hombre. El arrepentimiento es un medio y la fe

una condición para la Salvación.

Un corazón quebrantado y contrito, una tristeza verdadera del alma, una sensación clara del

pecado prepara el alma para aceptar a Cristo como el único Salvador. Tal estado de ánimo

conduce a una confesión de pecado amplia y sincera que conduce también a un cambio. Este

cambio implica dos cosas: 1) abandonar el pecado, y 2) un esfuerzo serio para obedecer. La

Biblia contiene este mandamiento: “Dejad de hacer lo malo; aprended a bien obrar” Isaías 1:16-

17. El arrepentimiento es sobre todo una obligación personal. Es un deber impuesto a todos los

hombres, como se puede observar en los siguientes versículos bíblicos:

“Dios... manda a todos los hombres de todo lugar, que se arrepientan”

Hechos 17:30.

“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”

Mateo 3:2.

“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para

perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”

Hechos 2:38.

“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a

Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en

perdonar” Isaías 55:7.

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“Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad

causa de ruina” Ezequiel 18:30.

“Antes; si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”

Lucas 13:3.

El verdadero arrepentimiento debe ser completo, e implica que se abandone todo pecado. Por

ejemplo, si un buque tuviere tres agujeros en su casco, y se taparan dos de ellos, no sería

suficiente, pues dejando destapado el tercero todavía vendría el hundimiento: deben taparse todos

los agujeros. O si un hombre hubiere recibido dos heridas peligrosas, no sería suficiente con

curarle una solamente; las dos deben ser curadas.

De igual manera, un pecado oculto que no haya sido abandonado impedirá al alma flotar en la

corriente de la gracia llevada hacia el reino de la vida.

El arrepentimiento conduce al hombre a una confesión pública y completa del pecado, porque:

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos” 1ª Juan 1:9. Los beneficios

de la confesión son decisivos en el arrepentimiento y consisten en reconocer que soy un pecador

y que ante esta realidad tengo la posibilidad de cambiar mi condición caída por los méritos de

Jesucristo. Así, al reconocer que estoy caído, al mismo tiempo reconozco que el Señor pagó el

precio por mí al morir en la cruz del calvario, y al rendir mi vida a Él es posible modificar y, en

consecuencia, recobrar mi estado de salvación.

Lección 3

III. LA JUSTIFICACIÓN POR LA SOLA FE

Texto: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”

Romanos 5:1

Es la doctrina que declara que el perdón de Dios se obtiene por la fe en la obra expiatoria de Cristo en la

cruz. Pero incluso esta fe en Cristo es un don de Dios. Nosotros no merecemos nada sino la condenación

eterna. No existen méritos en el hombre o la mujer que propicien ni nos ganen el amor o el perdón de

Dios.

La justificación es el acto judicial por medio del cual se aplica al pecador que cree en Cristo el

beneficio de la expiación, librándolo de la condenación de sus pecados, poniéndolo en un estado

favorable y tratándolo como justo. “Ser justificado es ser perdonado y recibido en el favor de

Dios, entrando a un estado tal que, si continuamos en él, seremos finalmente salvos”. En este

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sentido, la justificación, el perdón y la liberación del pecado mantienen el mismo significado en

la teología metodista.

El perdón se extiende a todos los pecados cometidos, grandes o pequeños. Se perdona “toda clase

de pecados”, así que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Ro 8:1

La causa originaria de la justificación es el amor de Dios; la causa meritoria es la expiación de

Cristo, y la causa instrumental es la fe personal del creyente.

Los siguientes versículos nos permiten respaldar lo antes dicho:

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”

(Romanos 5:1)

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel

que en él cree, no se pierda más tenga vida eterna” (Juan 3:16)

“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”

(Romanos 10:4)

“Y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificado, en él es

justificado todo aquel que cree”

(Hechos 13:39)

“Más el que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”

(Romanos 4:5).

“Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”

(Romanos 3:28).

La fe es lo único sin lo cual nadie puede ser justificado, lo único que es inmediato, indispensable

y absolutamente un requisito para el perdón.

La justificación es lo que Dios hace por nosotros y esta justificación es la única base real para el

comienzo de la vida cristiana. Hech 13:38-39, 16:30-31; Rom 3:28-30, 5:1-2.

La obra del Espíritu Santo comienza en un intento de convencer a la persona de pecado y

continúa su obra en la regeneración - nuevo nacimiento – que experimenta la persona en la

justificación por la sola fe.

¨El perdón se obtiene mediante la práctica continua de la fe que se afianza en Cristo como la casa

edificada sobre la roca; y se acoge a su justicia para seguridad, tal como Noé entró en el arca

para protegerse contra el diluvio. Debemos reconocer la imposibilidad absoluta de ser salvos

obedeciendo la ley. La fe que justifica es, pues, la confianza que uno tiene en Cristo como la

única esperanza de salvación. Viene a consistir en algo así como olvidar el buque de la

justificación propia que se hunde y refugiarse en el arca de la expiación de Cristo¨.

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Lo genuino de esta fe salvadora se comprueba por las obras evangélicas de la justificación, sin

las cuales no se pude retener el estado de la justificación. Las obras de la fe manifiestan la vida y

la realidad de la fe salvadora. El árbol de la fe que justifica es conocido por los frutos de las

buenas obras. La sustancia de la fe proyectará la sombra de las buenas obras. Por tanto, existe

una justificación por fe comprobada por las obras, pero en ambos casos la justificación se basa en

la gracia de la expiación.

Lección 3

IV. LA REGENERACIÓN (NUEVO NACIMIENTO)

Texto: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”

Juan 3:3.

Esta doctrina declara que la regeneración es el nuevo nacimiento, la obra del Espíritu Santo por

medio de la cual experimentamos un cambio de corazón. Se expresa en la Escritura como ser

traídos a la “vida nueva” y participar de la naturaleza divina. “La causa eficiente de la

regeneración es el Espíritu Divino”.

– R. Watson.

Algunos textos que sustentan esta doctrina a continuación:

“¡El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios! (Juan 3:3). “Vestíos

del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de verdad”

(Efesios 4:24).

“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es”

(2ª Corintios 5:17).

La diferencia que existe entre la justificación y la regeneración es que la justificación es la

separación de la culpa, es un acto que se verifica en la corte del cielo mientras que la

regeneración es la separación de la impureza del pecado, es la obra efectuada por el Espíritu

Santo dentro del alma y en el alma misma del creyente. Por tanto, la justificación es objetiva,

mientras que la regeneración siempre es subjetiva.

La regeneración es como el nacimiento de un bebé. El niño que nace en el mundo es un hombre

en miniatura; todas las partes del cuerpo y las facultades del alma están en él en estado

embrionario. De un modo semejante la persona regenerada es un santo en embrión. En él están

los nuevos afectos, el santo mismo, pero en su estado de infancia. El arbolito de dos pies de

altura es una encina, aunque existe una enorme diferencia entre su tamaño diminuto y la encina

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completamente desarrollada que cubre con sus enormes ramas un gran terreno. El reino de Dios

“es como el grano de la mostaza, que, cuando se siembra en la tierra, es el más pequeño de todas

las simientes que hay en la tierra; mas después de sembrado sube y se hace la mayor de todas las

legumbres y echa grandes ramas”.

Así, la regeneración es más que una reforma externa. “Lávame de toda iniquidad y purifícame de

todo pecado” Salmo 51:2. Nótese lo completo de este deseo. No solamente deberá ser borrado

el pecado, sino que el pecador mismo deberá ser lavado y depurado. No sólo debe haber un

simple cambio de estado, sino un cambio de naturaleza. No sólo debe ser perdonada la deuda,

sino que debe desarraigarse toda disposición a contraer nueva deuda. El cambio externo equivale

a cortarle las alas al ave, pero dejándola con la propensión de volar. Es como arrancarle al león

los dientes sin cambiarle su naturaleza. La gracia regeneradora, como el terrón de azúcar en la

taza de té, endulza el corazón del hombre. Hace el árbol bueno para que produzca buenos frutos.

Purifica la fuente del corazón, y entonces la corriente práctica de la vida estará pura.

El nuevo nacimiento –la regeneración– es una necesidad para estar dispuesto a gozar del cielo.

Nadie podrá ir al cielo a menos que haya sido santificado. “El que no naciere de agua y del

Espíritu no pude entrar en el reino de Dios”. La pureza es una cualidad necesaria para gozar del

cielo. Si un pecador fuere elevado hasta el cielo, sería ciego a su belleza, sordo a sus cantos y

muerto para sus goces. Mientras permanezca la malicia en la naturaleza del diablo, si fuere

admitido en el cielo, este sería para él un lugar de tormento. De un modo semejante, un malvado

se hallaría en el infierno en medio del cielo mismo, siempre que llevase consigo su pecado,

porque éste enciende la llama del infierno en el alma. El reino de Dios es “justicia, paz y gozo

en el Espíritu Santo”.

APOYO BIBLIOGRÁFICO:

† Bangs Mynkoop, Mildred, Bases Teológicas de Arminio y Wesley, Casa Nazarena de

Publicaciones, Kansas, City, 1973, pág.99-111.

† Tillet, Wilbur F., La Doctrina de la Salvación, CLIE, Barcelona, 1987, pág. 77-82.

† Banks, Juan S., Manual de Doctrina Cristiana, CLIE, Barcelona, 1988, pág. 193-207.

† Magallanes, Hugo, Introducción a la Vida y Teología de Juan Wesley, Abingdon Press,

Nashville, 2005, pág. 125-155.

† Cox, Leo George, El Concepto de Wesley sobre la Perfección Cristiana, Casa Nazarena

de Publicaciones, Kansas City, 1986, pág.37-54.

† Plan Rector Nacional de Estudios Tomo II Nivel 2

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Lección 4

V. EL TESTIMONIO DEL ESPÍRITU

Texto: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, que somos hijos de

Dios” Romanos 8:16.

Juan Wesley expresó lo siguiente respecto al Testimonio del Espíritu: “Por testimonio del

Espíritu quiero decir una impresión interna en el alma por medio de la cual el Espíritu de Dios da

testimonio inmediata y directamente a mi espíritu de que yo soy hijo de Dios; de que Jesucristo

me ama y se ha entregado a sí mismo por mí; de que todos mis pecados han sido borrados y de

que yo, yo mismo, soy reconciliado con Dios”

La obra del Espíritu Santo comienza en su intento de convencer a la persona de pecado y continúa su

obra en la regeneración –nuevo nacimiento– que experimenta la persona en la justificación por la sola

fe. Pero su oficio principal es la obra que realiza en los ya creyentes. Así pues, de la obra del Espíritu

Santo se desprende la doctrina del Testimonio del Espíritu. Esta doctrina nos dice que nadie puede creer

en Cristo si no es por la intervención del Espíritu Santo y que nadie puede estar seguro de ser hijo o hija

de Dios si no es porque el Espíritu le da testimonio de que esto es así. Disciplina de la IMMAR

El Espíritu Santo nos da la certidumbre de que nuestros pecados han sido perdonados, hemos nacido de

nuevo y bajo su dirección vamos en camino a la santidad tanto interna como externa (Romanos 5:5;

8:16; Gálatas 4:5-7; 1ª Juan 5:9-10).

Ante la posibilidad de que alguien se engañe a sí mismo suponiendo que el Espíritu Santo le convence de

algo que no tiene, el Reverendo Juan Wesley explicó la interdependencia de los dos aspectos del mismo

testimonio del Espíritu: el testimonio directo a nuestro espíritu, y el testimonio indirecto, o sea, la paz

que da a nuestra conciencia el Espíritu cuando nos muestra su propio fruto producido en nosotros.

“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, que somos hijos de Dios”

(Romanos 8:16).

“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo “

(1ª Juan 5:10).

“Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el

cual clama: ¡Abba, Padre¡” (Gálatas 4:6).

“Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu

Santo que nos fue dado”

(Romanos 5:5).

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, fe,

mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22-23).

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La doctrina metodista enseña que la persona puede saber por sí misma que es cristiana. Wesley

dice: “El alma evidente e íntimamente percibe cuando ama, cuando se deleita y regocija en Dios

como cuando ama y se deleita en cualquier otra cosa. Yo amo y me deleito en Dios; por tanto

soy hijo de Dios”.

La Biblia da dos señales importantes que se observan en el cristiano: 1) Aparece el amor de Dios

“derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” Romanos 5:5. El creyente siente, sabe

y tiene conciencia de que ama a Dios; por tanto dice: “Soy hijo de Dios” 1ª Juan 4:7.

Dice Wesley que cuando sintió su corazón “arder de manera extraña”, por tanto, tenemos

conciencia de la influencia reanimadora del amor como la que tenemos del fuego que se enciende

en una habitación o de los brillantes rayos del sol que llegan hasta nosotros en un día frío,

pasando a través de las nubes. El amor es semejante al fuego, y el fuego es algo que se puede

sentir. El amor fraternal es una señal del cristiano. El creyente siente que ama a todos los que

aman al Señor Jesucristo con sinceridad; por tanto, llega a esta conclusión: “soy hijo de Dios”.

“Sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos” 1ª Juan 3:14. El

amor fraternal se aduce como prueba de haber pasado de muerte a vida. En otra parte volvemos a

leer: “El que ama a su hermano permanece en la luz”.1ª Juan 2:10 DILIC

Lección 4

VI. LA DOCTRINA DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA

(Primera Parte)

OBJETIVO: En la presente lección y en la siguiente se expondrá la doctrina de la perfección

cristiana o entera santificación, desde su trasfondo bíblico y considerando sus aspectos

teológicos, de tal manera que nuestra mente comprenda este énfasis metodista y a la vez nuestra

voluntad reciba un desafío para dirigir la vida hacia los objetivos de Dios.

1. ¿Qué se entiende por “perfección cristiana”?

Toda la cristiandad está unida en la afirmación de que la santidad de vida comienza en la

experiencia de la salvación (justificación y nuevo nacimiento), y prosigue de una manera

creciente hasta llegar al día en que el creyente es glorificado en los cielos. Afirmamos unidos

que hay una santidad inicial y una santidad progresiva. Sin embargo, la cristiandad se ha

mantenido separada cuando se contesta a la pregunta, ¿La santidad progresiva puede llegar a

un momento en el que sea completa mientras se vive en este mundo? Obviamente habrá dos

líneas de pensamiento, una afirmando que la santidad completa es imposible mientras vivamos

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sobre la tierra, y otra asegurando que sí es posible conocer una santidad entera antes de morir.

El movimiento metodista se ha alineado desde su origen en el lado del segundo caso.

Se trata del triunfo final del Espíritu sobre las tendencias carnales, por causa de la fe en Cristo.

Puede llamarse entera santificación, si se la ve como una de las etapas de la santificación:

Santidad inicial, santidad progresiva y entera santificación. Pero Juan Wesley empleó

preferentemente la frase perfección cristiana, y esto debido a que él la encontraba más bíblica

que la primera. Así que en adelante usaremos preferentemente estos términos, perfección

cristiana.

Por supuesto que, si nosotros nos atrevemos a declarar que sí es posible la perfección en la

tierra, es porque la Biblia así lo enseña. En el antiguo Testamento encontramos la palabra

hebrea tam que se aplica a veces a Dios y a veces a ciertas personas, pero el significado es

exactamente el mismo: Perfección. Por su parte, el Nuevo Testamento emplea la palabra

griega teleios, a veces aplicándola a Dios y a veces a los hombres, pero en ambos casos

significa lo mismo: Perfección. Y es esta la razón sencilla por la que Wesley llamó a su

generación a procurar la perfección cristiana. Por supuesto que en la mentalidad del hombre

sin Dios no cabe la idea de una perfección humana sobre el mundo actual. Y, desde luego,

muchos cristianos e iglesias enteras niegan también la posibilidad de perfección de este lado

de las estrellas. Nos preguntamos si los cristianos que niegan la posibilidad de perfección lo

hacen bajo la influencia del pensamiento secular o si lo hacen bajo la enseñanza bíblica.

2. La perfección mencionada claramente en la Biblia.

Hay textos bíblicos que no necesitan explicación, dado que por sí mismos exigen o prometen

la perfección. No es el caso de pasajes aislados, sino el de una insistencia reiterada. Creemos

que un solo versículo de la Biblia sería suficiente para aceptar que ellas nos muestran un ideal

de Dios sobre nuestra vida, pero el asunto es que encontramos muchos versículos con este

mismo tema mencionado de modo natural. Los escritores bíblicos no pensaron que este tópico

llegara a ser motivo de discusión alguna, de modo que se refieren a la perfección de vida de

manera fácil, como algo simplemente natural. Por ejemplo:

Gn. 17:1. “Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le

dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto”.

Dt. 18:13. “Perfecto serás delante de Jehová tu Dios”.

Mt. 5:48. “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es

perfecto”.

Mt. 19:21. “Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los

pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”.

Lc. 6:40. “Mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro”.

Jn. 17:23. “Que sean perfectos en unidad, para que el mundo crea que tú me enviaste”.

Ef.4:11-13. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,

evangelistas; a otros, pastores y maestros,

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4:12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación

del cuerpo de Cristo,

4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,

a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.

Fil. 3:15. “Así que los que somos perfectos, esto mismo sintamos”.

Col. 4:12. “Para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere”.

2ª Tm. 3:16, 17. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para

redargüir, para corregir, para instruir en justicia,

3:17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda

buena obra”.

He. 11:38-40. “De los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los

montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

11:39 Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo

prometido;

11:40 proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos

perfeccionados aparte de nosotros”.

Ap. 3:2. “Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están por morir; porque no he

hallado tus obras perfectas delante del Señor”.

Aquí dejamos de citar porciones bíblicas, pero no porque no haya más, pues hay muchas más,

sino para dejar las anteriores como ejemplos de lo que al inicio aseveramos. Pocos temas son

tan mencionados en las Sagradas Escrituras como el tema de la perfección cristiana, ¿cómo

podríamos ignorarlo, eliminarlo o menospreciarlo? Bien haríamos en perderle temor, y dejar

que estas luces de la palabra bendita de un Dios que se nos revela de este modo, alumbren

nuestro entendimiento y levanten nuestra vista hacia un horizonte más grande que el que a

veces vemos.

3. La meta de Dios para nosotros es que vivamos sin pecar voluntariamente.

Hay lugares en la Biblia donde no se emplea la palabra perfección, pero nos muestran que el

plan de Dios para sus hijos no es que vivan bajo el gobierno del pecado, ni bajo el señorío de

la carne. Somos instruidos por las Escrituras a anhelar una vida que represente el dominio

poderoso del Espíritu de Dios en nuestra vida. Algunos creyentes disertarían elocuentemente

acerca del poder de Dios actuando en nuestra vida, pero, sorprendentemente, ellos mismos

negarán que ese poder llegue hasta producir en nosotros un completo dominio propio.

Disertarían sobre la templanza, pero negarán que ésta sea posible sobre esta tierra. Nos son

incomprensibles las razones que mucha gente cristiana esgrime para defender las debilidades

humanas en lugar de confiar en el poder del Espíritu de Dios. Pues bien, la Biblia insiste en

que la meta de Dios para nosotros es santificarnos al grado de doblegar la potestad de la carne

y del diablo. Veamos:

Ro. 6:2, 6, 12, 14. “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en

él?

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6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que

el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.

6:12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en

sus concupiscencias;

6:14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros”.

Ro. 8:9. “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el

Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de

él”.

Ga. 5:24, 25. “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y

deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. 1ª Ts. 2:10. “Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e

irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes”.

1ª Jn. 2:1. “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere

pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.

1ª Jn.3:9.“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente

de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.

1ª Jn. 5:18. “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues

Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”.

Cuando estamos hablando de una vida sin pecado consentido voluntariamente en nuestra vida,

el énfasis no recae en la palabra perfección, sino en la frase entera santificación. De todas

maneras, son dos formas de ver lo mismo, y por eso aclaramos al principio que son dos modos

de llamar a la misma realidad prometida por nuestro Dios tres veces santo.

4. Referencias bíblicas entendidas mejor desde su significado en el griego original.

Podemos ahondar todavía un poco más, y vamos a hacerlo de una manera que no es posible

mediante una lectura de nuestra Biblia en español. Tendremos que examinarla ayudados por el

idioma griego, que es en el que fue escrito todo el Nuevo Testamento.

a) Textos interpretados de acuerdo a algunas palabras griegas.

Serán citas que demostrarán que es la voluntad de Dios quitar de nosotros todo poder del

pecado en nuestra experiencia actual, o sea, antes de la muerte.

Hch. 15:9. “Purificando (katharidzo) por la fe…”

Esta palabra significa remover totalmente, limpiar completamente, por dentro y

por fuera, quitar y liberar del pecado.

2ª Co. 7:1. “Limpiémonos (katharidzo) de toda contaminación de…”

De nuevo, se refiere a una limpieza completa.

Ti. 2:4. “Y purificar (katharidzo) para sí un pueblo propio…”

Otra vez, de trata de una purificación completa, es decir, de una entera

santificación.

1ª Jn. 1:7. “La sangre de Jesucristo su hijo nos limpia (katharidzo)…”

De nuevo, se habla de una limpieza total.

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Ro. 6:6. “Para que el cuerpo del pecado sea destruido (katargeo)…”

Esta palabra significa ponerle in a una cosa, abolirla, cesarla.

Ro. 8:13. “Si por el Espíritu hacéis morir (thanatoo) las obras de la carne…”

La palabra significa destruir o extinguir.

Ga. 5:24. “Los que son de Cristo han crucificado (stauroo) la carne”.

Se refiere a destruir el poder de la carne.

1ª Jn. 3:8. “Apareció el Hijo de Dios para deshacer (akrizoo) las obras del

diablo”.

Este otro término significa arrancar de raíz.

b) Textos entendidos según el uso del tiempo gramatical del griego que se llama aoristo.

Para los griegos el tiempo presente es siempre presente. Un ejemplo sería si yo digo

“respiro”. Respirar está en presente, pero de manera continua, que siempre es presente.

Por eso es que utilizan el tiempo aoristo que se refiere a un presente ya terminado. Si yo

digo “arrojo una piedra”, será algo presente en ese momento, pero al siguiente momento

ya dejará de ser, será una acción terminada y se convertirá en pasado. Varios verbos del

Nuevo Testamento están conjugados en tiempo aoristo, declarando que algo ya está

terminado. Veamos algunos ejemplos:

Jn. 17:17. “Santifícalos (aoristo) en tu verdad…”

Hch. 15:9. “Y ninguna diferencia hizo… purificando (aoristo)…”

Ro. 12:1. “…que presentéis (aoristo) vuestros cuerpos en sacrificio vivo…”

Ga. 5:24. “Los que son de Cristo han crucificado (aoristo) la carne con sus

deseos…”

1ª Ts. 5:23. “Y el Dios de paz os santifique (aoristo) por completo…”

He. 13:12. “…Jesús para santificar (aoristo) el pueblo mediante su sangre,

padeció (aoristo) fuera de la puerta…”

1ª Jn. 1:9. “Él es fiel y justo para perdonar (aoristo) nuestros pecados y

limpiarnos (aoristo) de toda maldad”.

¿Qué nos han dicho estas citas bíblicas? Ni más ni menos que la labor de quitar el pecado

y santificar la vida de los cristianos completos es algo que ya quedó terminada. En otras

palabras, que ya han quedado totalmente santificados, perfectos en Cristo. Y si eso dice la

Biblia, lo entendamos o no, ¿cómo pueden algunos contradecirla asegurando que esto es

imposible?

La conclusión estupenda a la que podemos llegar es que Dios nos coloca una meta muy

alta delante de nosotros. Sólo las personas con mentalidad mediocre tienen metas cortas.

Dios nos llama a grandes cosas, no nos guía hacia una vida de santidad a medias. Si no

logramos llegar a esa purificación permanente y completa, no se debe a que Dios no tenga

la manera para proveernos esa bendición, sino porque nosotros nos hemos acostumbrado

a justificar nuestras debilidades, y hemos desterrado de nuestras doctrinas la de la

perfección cristiana. Dios obtiene poco de su pueblo por la misma razón que en la

antigüedad: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento” (Os. 4:6). Que el

Espíritu nos anime a romper nuestros moldes de pensamiento aprendidos fuera de las

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Escrituras, y nos lleve a “llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2ª

Co. 10:5).

(El apoyo bibliográfico aparece al final de la Segunda Parte).

Lección 4

VI. LA DOCTRINA DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA

(Segunda Parte)

OBJETIVO: Se conserva el mismo de la Primera Parte.

INTRODUCCIÓN: En la Primera Parte de esta Lección hicimos una presentación de varios

pasajes bíblicos que nos dejan muy claro que la idea de una santidad de vida que se denomina

perfección cristiana está en la mente de Dios y de los escritores de la Biblia. No hay razón para

no ver esta repetida verdad. Este es uno de esos grandes temas que evidencian la honestidad de

nuestras creencias. Si decimos con voz fuerte que la Biblia es un libro inspirado por Dios, pero

luego negamos aquellas enseñanzas que en ellas hay porque no se amoldan a nuestro criterio

personal, deja mal parado nuestro pretendido celo doctrinal. Ahora, en la presente lección, nos

toca examinar lo que no es y lo que sí es la perfección de los creyentes. Es muy seguro que luego

de la lección pasada se levantaron preguntas en nuestra mente, mismas que pretendemos

responder en los siguientes párrafos, con la ayuda de Dios.

1.- La importancia de esta doctrina.

Esta es la reina entre las doctrinas metodistas, y para tomar conciencia de sus alcances, citemos

un párrafo escrito del Rev. Juan Wesley, redactado en 1789 (dos años antes de morir): “Esta

doctrina es el gran depósito que Dios has encargado a los llamados metodistas; y parece que

para la propagación de esta doctrina nos ha dejado existir”. Esto es extraordinario y revelador.

Nuestro precursor no veía razón alguna para que existiese sobre la faz de la tierra el movimiento

metodista, a menos que fuera para cumplir con un propósito especial y único de parte de Dios, y

según él, ese propósito era entender y dar a conocer la doctrina de la perfección cristiana.

Para Wesley era muy claro lo que anotamos en el párrafo anterior. Él no era un hombre

interesado en las masas de gente, los números no le eran importantes en ningún grado. Él no tenía

apuro alguno en aumentar la cantidad de personas perteneciendo a sus antiguas sociedades

metodistas (no eran iglesias, pues él nunca quiso formar una iglesia nueva). Y por eso lo vemos

seguido tratando con dureza a los militantes del movimiento metodista. Les exigía una clara y

comprometida pureza de vida. Su estrategia de organizarlos a todos en pequeños grupos de unas

doce personas, bajo la vigilancia de un líder laico, era para asegurar que todos anduvieran en

novedad de vida. Y, por supuesto, cuando alguno no daba evidencias de tener como prioridad en

su vida el deseo de “huir de la ira que vendrá”, de “no amar nada más que a Dios, y no odiar

nada más que al pecado”, le dejaba fuera de aquellas sociedades sin miramientos. No le

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importaba excluir a tantos como fueran sorprendidos en una vida indigna. La meta del

movimiento metodista original era alcanzar los ideales de Dios acerca de una santidad que

pudiera llamarse perfección cristiana.

Los metodistas, a través de los tiempos, nos hemos vuelto permisivos. Esa es la razón principal

del por qué muchos comulgan de modo subrepticio de los planteamientos calvinistas, pues es

para nuestra comodidad que preferimos el tipo de vida que el calvinismo nos ofrece: Que el

cristiano no puede ser perfecto, que la vida cristiana es una lucha que no siempre se gana, que a

veces se cae y a veces se está en pie, que lo que queremos hacer no lo hacemos y lo que no

queremos hacer es lo que sí hacemos, pero que no hay mayor problema puesto que la salvación

es imposible que se pierda, y tenemos la bendición de que la sangre de Cristo nos cubre sin

límite; de tal grado que la vida cristiana normal es caer, suplicar perdón, recibir el perdón y gozar

del amor de Dios, para caer de nuevo y volver a pedir perdón, y así sucesivamente en un círculo

vicioso. Los metodistas de hoy ya no tenemos la perfección cristiana como nuestra prioridad y no

reconocemos en esta doctrina nuestro uniforme que nos pueda distinguir de todas las demás

iglesias. Nuestras prioridades son otras y nuestros distintivos son otros.

El redescubrimiento del plan de Dios de hacernos perfectos no sucedió en el vacío, ni fue la

deducción del estudio bíblico hecho por una mente ociosa. Fue una doctrina hermosa que era

indispensable en el contexto de un avivamiento demasiado poderoso, sin la cual dicho

avivamiento no hubiera podido sostenerse. Esta doctrina y el avivamiento iban juntos, y no podía

existir una cosa sin la otra. En la actualidad intentamos demostrar nuestros avivamientos con

experiencias momentáneas de euforia, con música, con ruido, con cultos improvisados y

espontáneos, y con cosas semejantes; y por eso la idea de buscar con intensa sed la pureza de

vida ya no nos parece un asunto tan prioritario.

2. Lo que es y lo que no es.

La propuesta bíblica de la perfección, vista sin explicaciones, puede parecer irreal, algo

imposible de suceder en la tierra. Esto se debe a que se supone que una persona perfecta es

aquella en quien no hay pecado de ninguna clase, alguien que es como Dios, perfecto de manera

absoluta. Por supuesto que las Escrituras no pueden enseñar semejante cosa. Esta es la razón por

la que no empleamos la palabra perfección sola, sino que la describimos como perfección

cristiana. Esta aclaración es muy importante para poder entender este tema escriturario.

No creemos que la perfección absoluta sea posible para ningún ser humano ni en esta vida ni en

la otra, sencillamente porque ese grado de perfección le pertenece únicamente a Dios. Nos

referimos a la perfección que es posible para un cristiano en las condiciones prevalecientes en el

mundo actual, y que cumple con las exigencias y promesas que deben reinar en la experiencia

cristiana de acuerdo a los más altos principios bíblicos. Wesley recurrió a un precioso versículo

para decirnos cómo entendía la perfección, y es Gá. 5:6: “En Cristo Jesús ni la circuncisión vale

algo, ni la incircuncisión, sino la le fe que obra por el amor”. La perfección cristiana es el fruto

de la fe en Cristo, y se muestra a través de las obras que emanan del amor. La perfección

cristiana es, pues, amor puro, es el amor más allá de las palabras, es amor a Dios y al prójimo; es

amor que obedece a su Señor y amor que busca el bien para los semejantes.

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En 1766 Wesley publicó un pequeño libro intitulado Una Clara Explicación de la Perfección

Cristiana, mismo que revisó en la cuarta edición en 1777. Casi al final, él hace un resumen en 11

puntos de lo que es y lo que no es la perfección cristiana. Estos son esos 11 puntos:

I) Existe la perfección cristiana porque la Biblia la menciona muchas veces.

II) No se recibe en la justificación ya que los justificados deben buscar ser

perfeccionados.“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección” (He. 6:1).

III) Se puede recibir antes de la muerte.“Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos” (Fil. 3:15).

IV) No es absoluta ya que ésta le pertenece solamente a Dios.

V) No significa infalibilidad (ausencia de errores) pues en este mundo nadie es infalible.

VI) Es salvación del pecado, no salvación en el pecado.

VII) Es amor perfecto, “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el

temor” (1ª Jn. 4:18), pues el amor es su esencia.

VIII) No es que se llegue a un estado en que ya no haya más desarrollo, pues la perfección

cristiana sigue desarrollándose, y se puede crecer en la gracia más rápidamente que

antes.

IX) Esta perfección se puede perder, y de esto conocemos últimamente algunos casos.

X) Siempre hay una obra gradual antes de ella, y viene una obra gradual después de

ella.

XI) ¿Se obtiene de un modo instantáneo o no? Respondemos que sí, pues hay un último

momento en que el pecado gobierna, y otro momento en que somos libres de él.

Esta lista debe ser un poco más especificada con las siguientes aclaraciones: La perfección

cristiana es relativa porque depende de Dios, quien la da bajo sus promesas, y porque la

perfección absoluta pertenece sólo a Dios, quien no la recibe de nadie y en quien existe en un

grado infinito. No es una perfección angelical, y es así porque los ángeles de Dios nunca han

caído en pecado ni lo han cometido, mientras que el cristiano perfecto si sufrió en un tiempo el

señorío del pecado en su vida. Tampoco es una perfección adámica, ya que Adán era totalmente

inocente en su moral antes de su caída, y por eso el cristiano perfecto jamás conocerá ese estado

de vida debido a que lo antecede una vida de pecado. No es perfección en conocimiento, ya que

el cristiano perfecto puede cometer errores en sus opiniones, declarar juicios erróneos, tener

algunas opiniones defectuosas sobre varios asuntos. No es perfección sin tentaciones, puesto que

aún los perfeccionados puedes ser susceptibles a ser tentados para que puedan seguir siendo

probados por su Señor.

Y ponemos en párrafo aparte la importante aclaración que Wesley reiteró cuantas veces le fue

posible: No es perfección sin pecado. ¿Por qué dijo esto? Porque nunca llegará un cristiano en

esta vida a un grado tal en que ya no necesite a Cristo como Salvador y mediador ante el Padre.

Y porque hay una clase de pecados que no se pueden evitar mientras se viva en las condiciones

actuales. Definitivamente el cristiano perfecto habrá dejado de pecar voluntariamente,“Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados” (He. 10:26). De modo que los pecados en el cristiano

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perfecto tienen que ser involuntarios. ¿A qué llamamos pecados involuntarios? Primero, a

algunos pecados de omisión, ya que siempre existirá la dolorosa realidad de que no oramos lo

suficiente, no evangelizamos lo suficiente, no hacemos el bien lo suficiente. Segundo, a algunos

pecados por ignorancia, ya que a veces por ignorar los detalles exactos de la voluntad de Dios, o

por ignorar los modos como las personas perciben las ofensas, podríamos pecar contra Dios o

contra el prójimo. Tercero, a algunos pecados de sorpresa, ya que en ocasiones faltaremos a

nuestro testimonio debido a que reaccionamos sin que intervenga nuestra voluntad, como por

ejemplo cuando nos llena la ira, o la envidia, o alguna otra cosa indebida en algún momento no

previsto, pero sin caer en actos voluntarios que ofendan a Dios o a nuestros semejantes. Y cuarto,

a la susceptibilidad, o la inclinación placentera, hacia el pecado, con la cual siempre viviremos

en el mundo, realidad dolorosa presente en nuestra naturaleza que algunos llaman pecado

original, o de algún otro modo, pero que está allí recordándonos que debemos vivir con sumo

cuidado, dependiendo siempre de la gracia y el poder de Dios mediante el uso frecuente de los

medios de gracia. Todos estos pecados involuntarios humillan al creyente para que no se

ensoberbezca y se mantenga de rodillas clamando por la misericordia de Dios a través de la

intercesión celestial que Cristo hace por nosotros.

3.- La perfección cristiana representa el justo medio.

a) Se encuentra en el centro de dos posiciones cristianas doctrinales extremistas.

Por un lado, tenemos el calvinismo que supone que la comisión de pecados voluntarios persiste

en la vida cristiana hasta el final. Explican la vida del cristiano como una lucha perenne, donde el

Espíritu y la carne pelean entre sí, sin triunfar de modo definitivo ni uno ni el otro. Hayan base

para esta idea en Romanos 7:7-24 (leer todo el pasaje), sin ver dos cosas: Primero, que Pablo

habla de un tiempo en que él vivió sin ley (v. 9); y luego habla de un segundo tiempo en el que

vivió con el conocimiento de la ley (v. 10-24), la cual no lograba librarle del poder del pecado,

viviendo sin poder hacer el bien que quería sino haciendo el mal que no quería, tragedia que

ocurría con cualquier judío honesto. Este pasaje de Romanos 7 nos habla de esa etapa de Pablo

como judío, y por eso no se menciona ni una vez a Cristo ni al Espíritu Santo ni la salvación.

Segundo, no ven que Romanos 8 describe un tercer tiempo, ya como cristiano, donde incluye

también al resto de los cristianos, los cuales han triunfado sobre el pecado por el poder del

Espíritu de Cristo. Lo que definía a Pablo como cristiano no era el Cap. 7 sino el Cap. 8, como

por ejemplo el v. 2, “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley

del pecado y de la muerte”; y el v. 9, “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el

Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros”. Elegir Romanos 7 como descripción de

la vida cristiana, es como elegir un evangelio del cristiano pecador miserable.

En el otro extremo está la doctrina católica de la salvación. Asegura que, si la salvación se logra

por la fe y las obras, habrá cierto tipo de cristianos que reunirán más obras de las ordenadas por

Dios para la salvación, serían obras de supererogación u obras logradas por la superabundante

gracia de Dios. Estas personas rebasarían el nivel de perfección cristiana. Una de las muchas

fallas en esta elaboración reside en conceder mérito para la salvación a las obras y a la santidad,

la cual no es meritoria sino un don de Dios.

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En medio de estos extremos está la doctrina metodista: Creemos en la perfección cristiana,

claramente expuesta en las Sagradas Escrituras, y por eso negamos que la vida cristiana que Dios

nos promete sea tan pobre que debamos vivir haciendo lo que no queremos e imposibilitados

para hacer lo que queremos, sino que declaramos que en Cristo y por el poder del Espíritu es

posible vivir de victoria en victoria y de triunfo en triunfo; pero negamos que esta perfección

signifique por el otro lado alcanzar un estado en el que agrademos a Dios más allá de la cuenta.

b) Se encuentra en el centro de dos explicaciones no bíblicas sobre la perfección.

En un extremo está la idea antigua de tipo oriental, hoy revivida por el movimiento occidental de

la Nueva Era, acerca de la transmigración del alma o la reencarnación. Según esta doctrina, ya

sea en su versión hinduista o en su versión budista, el espacio de tiempo de una vida humana no

es suficiente para alcanzar la perfección, por lo que debe reencarnar en otras vidas. Hay una ley

universal llamada el karma que se encarga de vigilar que cada reencarnación sea justa. Quien

vivió mal, reencarnará en una forma de vida inferior; pero quien vivió bien reencarnará en una

condición superior. Y así, a través de miles y millones de reencarnaciones se va logrando la

perfección, pues en cada vida reencarnada se eliminará lo indeseable hasta llegar a la absorción

en un estado cósmico y eterno llamado el Nirvana. Esta misma idea, pero postulada de modo

secular, científico y alcanzable en este mundo, estaba más o menos en la teoría evolucionista de

Charles Darwin. En su obra El Origen de las Especies, la Preservación de las Especies en su

Lucha por la Vida, habla de la evolución de la vida, progresando a través de los años y los siglos,

buscando formas más elevadas, más perfeccionadas de existencia.

Y tenemos por el otro extremo la idea enteramente secular de que es imposible la perfección.

Esta idea popular es aceptable entre la gente que desconoce a Dios, que vive sin Cristo y sin

esperanza, en el más lamentable desconocimiento de las verdades reveladas en la Santa Biblia,

quienes nunca han experimentado el poder del Espíritu Santo actuando en la vida humana. Si a

alguno de ellos se le sorprende incurriendo en fallas de responsabilidad o mostrando las

debilidades de su carácter, simplemente lo justificará con la conocida frase, “Es que nadie es

perfecto en este mundo”. Y entendido así, se finalizará toda discusión.

En el justo medio de estas dos tendencias paganas está la santa esperanza de una perfección, no

obtenida a través de miles de reencarnaciones, ni a través de siglos de evolución, sino a través de

la gracia de Dios en Cristo, ministrada a nosotros por medio del poderoso Espíritu de Dios ahora

mismo debido a nuestra fe, alcanzable en el mundo actual y proyectándose hacia una perfección

elevada a un grado multiplicado cuando finalmente seamos presentados ante Jesucristo con

nuestra vestimenta sin mancha ni arruga. En condiciones total y únicamente seculares, por

supuesto que le damos la razón a la gente sin Cristo, no es posible la perfección.

4. Antes y después.

Expliquemos un asunto más con brevedad, y está enunciado en la lista presentada en el punto 2.

Nos referimos al No. X. La perfección cristiana viene precedida y es seguida de una obra

gradual. Esto reconoce tres tiempos en el progreso de la santidad del corazón y la vida del

cristiano. Luego de la justificación y nuevo nacimiento, se inicia la experiencia de desarrollo de

santificación, en una progresión que Dios produce en nosotros. Esta progresión jamás terminará

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en la vida presente. Incluso algunos opinan, sin hacer de esto una discusión en este momento, que

dicha progresión continuará en los cielos sin terminar jamás. Pero en un momento muy

bendecido de esta progresión, mientras aún se viva sobre la tierra, se podría dar la entera

santificación o perfección cristiana.

Es como si se tuviera una sed ardiente de santidad, y en un acto de fe se pusiera toda la confianza

en que Dios calme esa sed por la gracia de Cristo. En ese momento la perfección cristiana se

haría una realidad. Sería idéntico a la justificación. Somos justificados en un solo momento

cuando ponemos nuestra confianza en que Cristo murió para que seamos totalmente perdonados.

Así, es posible poner la confianza entera en que Cristo murió por nuestra santificación, y en ese

momento recibiríamos el don de la santidad completa. Lutero nos enseñó la verdad bíblica de que

podemos ser total y momentáneamente justificados por medio de la fe en Cristo. Wesley trata de

enseñarnos que, del mismo modo, podemos ser total y momentáneamente santificados por medio

de la fe en Cristo. Todo depende de cuánta sed y cuánta fe tengamos.

Pero si hemos dicho que la progresión es para toda la vida, entonces quien obtuvo la perfección

cristiana no puede decir que ya no tenga nada que mejorar. El cristiano perfecto sigue creciendo

durante el resto de su vida. Y no tiene qué decirlo, todos verán cuando algo así está sucediendo.

Por lo tanto, los tres tiempos que mencionamos serán: Primero, santidad inicial; segundo,

santidad progresiva que podría convertirse en entera santificación (perfección cristiana); y

tercero, santidad progresiva después de recibida la entera santificación (perfección cristiana) y

que seguirá hasta el encuentro con Cristo en los cielos. Que Dios nos ayude a entender y a

experimentar esta gloriosa verdad.

APOYO BIBLIOGRÁFICO:

† Wesley, Juan, La Perfección Cristiana, Casa Nazarena de Publicaciones, Kansas City,

1990, pág. 114-120.

† Wiley, H. Orton y Culbertson, Paul T., Introducción a la Teología Cristiana, Beacon Hill

Press, Kansas City, 1982, pág. 333-373.

† Basset, Paul M. y Greathouse, William M., Explorando la Santidad Cristiana, Casa

Nazarena de Publicaciones, Kansas City, 1994, pág. 209-241.

† Purkiser, W. T., Explorando Nuestra Fe Cristiana, Casa Nazarena de Publicaciones,

Kansas City, 1994, pág. 383-415.

† Cox, LeoGeorge, El Concepto de Wesley sobre la Perfección Cristiana, Casa Nazarena

de Publicaciones, Kansas City, 1986, pág. 103-123.

† Plan Rector Nacional de Estudios Tomo II Nivel 2

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Lección 5

VII. LA DOCTRINA DE LA APOSTASÍA

(Primera Parte)

OBJETIVO: Analizar las Sagradas Escrituras para entender la idea de los escritores inspirados

de ella, acerca de si existe o no la posibilidad de caer de la gracia, o, como más comúnmente se

dice, si se podría perder la salvación después de haberla recibido. La conclusión a la que

llegaremos con esta lección y las dos siguientes es que, efectivamente, dicha posibilidad está

contemplada en la Biblia.

INTRODUCCIÓN: Si seguimos el desarrollo doctrinal de Juan Calvino, comenzaríamos

diciendo que 1) Dios predestinó de manera incondicional a las personas que él escogió antes de

la fundación del mundo, sin tomar en cuenta ninguna cosa buena o mala en ellas, sino

únicamente porque él las eligió según su soberana voluntad; eligiendo al resto de las personas

para que se condenen sin tomar en cuenta nada en ellas, sino sólo la voluntad divina. La idea

anterior nos llevará lógicamente a la segunda: 2) Cuando Cristo murió en la cruz llevó

únicamente los pecados de los que estaban predestinados a salvarse, pero no murió por quienes

se habrían de perder. 3) Dios escogió a los que se habrían de salvarse puesto que todo ser

humano está tan corrompido espiritualmente que nadie podría escoger la salvación. Y, como

vimos en la lección anterior, 4) Los que fueron escogidos para la salvación no pueden decirle a

Dios que no lo desean, pues si así fuere, entonces se frustraría la predestinación de ellos; razón

por la que serán salvos sin contar con su voluntad, mediante una gracia que no puede ser resistida

por ellos. Y la conclusión de esta cadena tendrá que ser que 5) Los que fueron predestinados para

salvarse no podrían perder la salvación debido a que si así fuere, se frustraría su predestinación.

Si fueron predestinados por Dios para ser salvos, no pueden evitar ser salvos ni antes, ni ahora ni

después.

Por el contrario, nuestro desarrollo doctrinal, siguiendo la idea de Jacobo Arminio y de Juan

Wesley, será así:

1) Dios predestinó a los que serán salvos, pero no incondicionalmente, sino tomando en cuenta si

doblegaron su corazón ante Cristo y lo reconocieron como Salvador, dejando a los demás en su

propia incredulidad y su justa condenación. Para que esto sea posible,

2) Es necesario que Cristo haya muerto por todo el mundo, para que todos tengan la oportunidad

de salvarse, siempre y cuando reconozcan que ese sacrificio fue ofrecido por sus pecados.

3) Todos deberán tomar una decisión personal, ya que la gracia preveniente de Dios les concede

el libre albedrío para que puedan ejercitar su voluntad aceptándolo o rechazándolo. Como vimos

en la lección anterior,

4) Dios no actúa mediante una gracia irresistible, sino con una gracia preveniente que les ha dado

a todos los seres humanos para que crean al evangelio cuando se les predique, pero esa gracia

será frustrada si el individuo prefiere permanecer en su dureza personal. Por lo anterior,

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5) Quien fue ya salvo deberá cuidar su salvación, y permanecer en la fe de una manera

responsable, pues de lo contrario podría tomar la decisión voluntaria de alejarse del camino

donde había sido puesto.

A. Definición de La doctrina.

1. ¿Qué queremos decir con Perseverancia?

Es la capacidad que todos los creyentes (santos) han recibido de Dios para seguir en la

fe hasta a1 día de la muerte. Esta perseverancia es un plan de Dios y obedece a su deseo

y a sus promesas. Doctrinalmente, todos los cristianos del mundo así lo creemos.

2. ¿Qué queremos decir con Condicional?

La diferencia entre los cristianos reside en definir si esa capacidad, recibida conforme al

deseo da Dios, se puede interrumpir o no. Nadie duda de que Dios desea que no

perdamos la salvación, pero la pregunta en discusión es si el ser humano, con voluntad

libre, podría llegar o no a menospreciar lo que Dios le había dado. Esa diferencia se

expresa con dos palabras: Incondicional y Condicional.

Repitamos que Juan Calvino, basándose en la idea muy antigua de San Agustín,

concluyó que dicha perseverancia no se puede interrumpir, ya que depende de Dios y

no del creyente. El cristiano no tiene que llenar ninguna condición, ni siquiera impuesta

por Dios, para seguir siendo santo. Por eso se le llama a esta idea “Perseverancia

Incondicional”. Otra parte de la iglesia, entre la cual estamos los metodistas, cree que

Dios sí ha manifestado en la Biblia condiciones que él espera cumplan los creyentes

para seguirse manteniendo en la fe. Ellos llenarán esas condiciones asistidos por e1

Espíritu Santo, no por esfuerzo propio. Pero, puesto que contamos con un libre albedrío

real, algunos podrían resistir y contristar al Espíritu Santo al grado de caer de la gracia.

En este caso estaremos hablando de “Perseverancia Condicional”. Tengamos cuidado

con el uso de los términos: Nosotros no creemos que “se pierde la salvación”, sino que

“se podría perder la salvación” si el creyente no la cultiva.

B. Planteamientos generales.

a. El medio calvinismo.

Es un calvinismo incompleto que sostienen algunos cristianos y algunas iglesias, que

les hace creer que el hombre si tiene voluntad propia para escoger o no a Cristo como

Salvador, pero pierde esa voluntad una vez que es salvo. Antes si podía decidir si elegía

o no su salvación, pero ahora ya no puede elegir si deja o no su salvación. Les

preguntaríamos, ¿y por qué se pierde el libre albedrío? Ni ellos ni nadie podrían

contestar esa pregunta en forma clara y congruente, porque es un planteamiento

caprichoso e ilógico. Con los calvinistas completos no estamos de acuerdo, pero al

menos aceptamos que tienen sentido, lógica y congruencia sus cinco puntos doctrinales.

Comienzan con la idea de la predestinación incondicional, y lógicamente tienen que

terminar con la perseverancia incondicional de los santos. Pero no tiene sentido ni

congruencia el iniciar con la idea de la predestinación condicional, aceptando el libre

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albedrío humano, para terminar con la idea de la perseverancia incondicional. Y por ser

una inconsistencia, es una postura doctrinal muy débil, y no pueden contestar en base a

qué cosa la salvación le da fin al libre albedrío. Sería como si Dios creara seres libres

cuando no eran salvos, y al salvarlos les privara de esa libertad.

Nuestra iglesia es congruente y lógica en su doctrina respecto a este asunto, al aseverar

que el hombre es tan libre como Dios, pues fue hecho a su imagen y semejanza. Por lo

tanto, todos elegimos la salvación o la condenación y también elegimos si seguimos

siendo salvos o no. Pero a la vez damos todo el reconocimiento a Dios. Si somos salvos,

se debe a que lo elegimos, pero sólo él obra la salvación. Y si seguimos siendo salvos

será porque lo deseamos así, pero sólo él nos da la gracia y el poder necesarios para

permanecer en la fe.

b. Un aspecto práctico.

La doctrina de la Perseverancia Incondicional, al asegurar a todos los creyentes que

nunca dejarán de ser salvos, pase lo que pase, podría propiciar el descuido de los

medios de gracia por parte de ellos. Podrían dejar de crecer como cristianos por suponer

que Dios no les demanda esfuerzo para conservarse en Cristo. En cambio, la doctrina de

la Perseverancia Condicional desafía (no asusta ni amenaza) constantemente a los

cristianos a permanecer en el Señor, cultivando su amor y comunión con él, como

condición para seguir siendo salvos. Esto ocasiona que los creyentes no duerman

espiritualmente, sino que estén siempre activos, lo que propicia su crecimiento y

madurez. Por lo mismo, es una doctrina benéfica desde el punto de vista práctico.

c. Los riesgos.

Si quienes creemos en la Perseverancia Condicional estuviésemos equivocados, al final

¿qué perderíamos? Nada. Al contrario, con tanto insistir en amar y buscar al Señor, en

que se confíe en él mediante la fe sin llegar a confiar en nuestras obras, ¿qué habremos

logrado al final? Habremos logrado con seguridad que nuestra fe sea coronada con

mayores metas; nuestro cristianismo habrá sido mas fructífero. Pero, usando nuestra

imaginación y manejando las posibilidades, pensemos: Si la Perseverancia

Incondicional se equivocara, e hiciera creer a algunos que nunca perderían su salvación,

pero la perdieran por descuidarla, estando a la vez engañados creyendo tener algo que

ya no tendrían, ¡entonces la pérdida sería muy grande! Incluso, sería una pérdida

irreparable, porque después de esta vida ya no habrá una segunda oportunidad para

enmendarse, ni en la doctrina ni en la práctica, ni para cambiar su condenación por

salvación. Tengamos en cuenta que, de manera natural, tendemos a adecuar nuestra

conducta a lo que suponemos como cierto. Si le aseguráramos a un empleado que no se

preocupe, que jamás será despedido, pase lo que pase en su desempeño; y si nos

atreviéramos a asegurarle eso sin contar con ningún comunicado expreso del dueño de

la empresa, ¿podemos imaginar lo que podría suceder? La salvación es el bien más

grande que un ser humano pueda recibir, y es cosa muy seria, ¿nos arriesgaríamos a

asegurarles a los demás algo que Dios no nos ha dicho expresamente, y que podría

costarles una condenación eterna por culpa nuestra? ¿Estaríamos en paz tomando ese

riesgo?

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d. La autoridad de la Biblia.

Lo que finalmente nos importará es lo que la Biblia enseñe al respecto. El calvinismo

muestra algunos pasajes donde hay promesas de Dios de conservarnos en su salvación,

pero olvidan todos los demás pasajes donde se advierte que si alguno descuida su

salvación, la perderá. Muestran sólo la mitad de la verdad. Por ello, quienes prefieran la

doctrina de 1a Perseverancia Incondicional tendrán solo un lado de la moneda. En este

sentido, su error será interpretar el todo por la parte. En cambio, lo exacto de la doctrina

de la Perseverancia Condicional consiste en que no trata de ocultar u olvidar ningún

aspecto bíblico, sino que une toda la enseñanza bíblica; y así podrá observar y aceptar

los dos lados de la moneda. La interpretación correcta de la Biblia siempre debe tomar

la parte por el todo, y no el todo por la parte. Es decir, debe interpretar una parte a la luz

del todo, pero no interpretar el todo a la luz de una parte. Las consideraciones bíblicas

sobre esto vendrán más adelante.

e. Un mejor entendimiento de lo que es la salvación.

Otra falla muy grande de la Perseverancia Incondicional es que tiene un entendimiento

equivocado de lo que es la salvación. Su concepto de la salvación es erróneo

teológicamente hablando. Piensan que la salvación es algo que Dios da y pertenece al

cristiano como una cosa de su propiedad. En cambio, nosotros creemos que la salvación

es una relación, algo más que una cosa recibida. Somos salvos porque estamos

relacionados con Cristo. No podríamos ser salvos lejos de Cristo, no hay salvación sin

Cristo. Es más, la salvación no es algo separado de Cristo, sino que es Cristo mismo,

por lo que no es estrictamente algo que Cristo da. Él es la salvación.

Ahora bien, nuestra relación con Cristo es como todas las demás relaciones. Podemos

interrumpirla, descuidarla, perderla... o cultivarla. El Señor no quiere que perdamos esa

relación, pero si nosotros no estamos interesados en ella, él no podría obligarnos a

tenerla. Si la salvación es una relación con él, es imposible que perdamos a Cristo y

conservemos la salvación. En pocas palabras, sólo quienes conservan una relación viva

y verdadera por medio de 1a fe con Cristo, son salvos.

6. Dos deducciones sencillas.

Por último, pensemos rápidamente en dos deducciones bíblicas, por medio de dos

preguntas: Primera, ¿era salvo Adán antes de cometer el primer pecado? Entendemos

que sí, indudablemente. Entonces, ¿dejó de ser salvo luego de cometer el pecado

original? Está claro que sí, puesto que Dios advirtió que si comía del fruto prohibido,

moriría (espiritualmente), y fue la causa por la que lo arrojó del Edén. Este sencillo

pasaje bíblico del libro de Génesis nos dice de entrada que el estado de salvación se

puede perder si se desobedece a Dios. Segunda, ¿son salvos los niños durante la edad de

su inocencia? Sabemos que sí, puesto que “de ellos es el reino de los cielos”. Cuando

algunos de esos niños crezcan y se dediquen al pecado, ¿ya no serán salvos?

Efectivamente, este sencillo razonamiento nos hace ver que hay personas que estuvieron

relacionados con Dios Padre como hijos, y que luego dejaron de ser hijos de él.

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C. Bases bíblicas de la Perseverancia Condicional de los santos.

a. La perseverancia es condicional pues depende no solamente de Dios, sino también de la

conducta de cada creyente.

Que sigamos siendo salvos no depende sólo de Dios, sino de nuestra participación

también; es nuestra responsabilidad, pero la obra es de él. Todos los pasajes bíblicos

que siguen deshacen la idea de que la salvación no se puede perder debido a que

depende de Dios nada más.

i. (Fil. 2:12,13), “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es

el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.

Dios es quien nos da tanto el querer como el hacer; o sea, él se encarga de nuestra

salvación, pero sin olvidar que nos toca a nosotros ocuparnos con temor y temblor

de esa misma salvación. La salación no puede estar seguro si quitamos uno de los

dos lados mencionados aquí.

ii. (Col. 1: 22, 23), “Para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de

él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la

esperanza del evangelio que habéis oído”. Cristo se ocupará de presentarnos

irreprensibles hasta el día en que estemos delante de él, pero si nosotros

permanecemos firmes. Notemos el "si" condicional que sólo significa una cosa: Si

no llenamos nosotros la condición de estar firmes, él no cumplirá su promesa de

preservarnos. Esto significa sin lugar a dudas que la permanencia en la salvación no

es cosa solamente de Dios, por lo tanto, no hay perseverancia incondicional.

iii. (Col. 2:6,7), “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo,

andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como

habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias”. Pablo insiste en que

nosotros sigamos en la fe, porque esa fue la manera como recibimos a Cristo, por fe.

En casi todo el Nuevo Testamento el verbo "creer" está en el tiempo griego que

indica un presente continuo. No basta creer o tener fe una vez, sino seguir creyendo

siempre. No basta un "salto de fe" o un “momento de fe”, sino que la Biblia pide

una vida de fe. Desde luego, se refiere a la fe que produce obras vistas por todos y

que nos identifican como cristianos. La salvación no depende de una experiencia

pasada, sino de una experiencia actual y continua. Así que no es verdad aquella

frase de que “una vez salvos, siempre salvos”.

iv. (2 Tm. 2:1), “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús”.

Hasta parece una contradicción, pero no lo es. La gracia es gratuita, pero nos toca

esforzarnos para permanecer en ella. Nada está asegurado si no nos esforzamos. La

gracia no sustituye nuestro esfuerzo. Así que la perseverancia en nuestra salvación

depende al mismo tiempo de la gracia de Dios y del esfuerzo nuestro.

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v. (Judas 21,24), “Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de

nuestro Señor Jesucristo para vida eterna…Y a aquel que es poderoso para

guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran

alegría…” En el versículo 24 Dios nos hace la promesa de presentarnos sin manca

delante de su trono, pero notemos así mismo que se nos pide a nosotros

conservarnos en su amor. No dice que él nos conservará en su amor, sino que

nosotros lo hagamos. Así pues, depende de nosotros también, y no sólo de Dios,

seguir siendo salvos. No se nos presenta a Dios como activo y a nosotros como

pasivos, sino a ambos como activos. De él y de nosotros depende que sigamos

siendo salvos.

vi. (He. 3:6,14), “Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si

retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza…Porque

somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin

nuestra confianza del principio”. Nuevamente se nos presenta la obra de Dios a

favor nuestro, pero si es que cumplimos nosotros las condiciones mencionadas con

claridad en este pasaje. Claro, es así pues la perseverancia es condicional, es decir,

seguiremos en la salvación si nosotros llenamos las condiciones que Dios nos pide,

de lo contrario caeremos de la gracia.

b. ¿Qué sucede con los que no cuidan su salvación? Tenemos que escuchar lo que nos dice

la Biblia. Ella asegura con toda claridad que la perderán, pues, recordémoslo, la

perseverancia es condicional. Si el hombre no persevera, Dios tampoco lo hará.

i. (Jn. 15:2,6), “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que

lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto… El que en mí no permanece,

será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el

fuego, y arden”. Calvino nunca pudo explicar bien esta enseñanza de Jesús. Él

explicó que los pámpanos cortados y arrojados al fuego representan a quienes

parecían ser cristianos, pero nunca lo habían sido de verdad; o sea que parecía que

estaban en la vid, pero no lo estaban. Esa fue una explicación muy deficiente porque

no tomó en cuenta que Jesús dice que esos pámpanos estaban en él (v. 2) y por eso

dice “lo quitará”, y que Jesús deja entrever en el v. 6 que estos pámpanos no

procuraron permanecer en él. Por lo tanto, los cristianos que deciden no dar frutos

dignos por no perseverar en la gracia de Cristo, perderán su salvación y serán

condenados. O Cristo tiene la razón, o la tenemos nosotros, y si la tiene él más vale

que lo escuchemos y creamos a sus palabras.

ii. (Lc. 8:11-15), “Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios.

8:12 Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su

corazón la palabra, para que no crean y se salven.

8:13 Los de sobre la piedra son los que, habiendo oído, reciben la palabra con

gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la

prueba se apartan.

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8:14 La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados

por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.

8:15 Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto

retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.”

Claramente da a entender el Señor que los que reciben la palabra son los que la

creen y son salvos (v. 12). Luego dice que algunos recibieron la palabra (o la

creyeron), es decir, fueron salvos, pero dejaron que los asuntos de la vida la

mataran, y pierden la salvación. Finalmente, en el v. 15 responsabiliza al cristiano

por retener la palabra oída, y por dar fruto, y por su perseverancia. No es sólo

asunto de Dios, sino del creyente también. Pablo hace la misma exhortación a

perseverar, en 1ª Co. 15:1,2 “Hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual

también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual, asimismo, si

retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano”.

Notemos el "si" condicional, por eso llamamos a esta doctrina Perseverancia

Condicional. El cristiano debe procurar las condiciones mencionadas en el texto

para que Dios cumpla con su promesa “sois salvos”. Y notemos que el apóstol

aplica el verbo “perseveráis” a los corintios, no a Dios.

iii. (Lc. 12:42-46), “Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su

señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración?

12:43 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle

haciendo así.

12:44 En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes.

12:45 Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y

comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y

embriagarse,

12:46 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no

sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles”.

Bien, el sujeto de esta parábola es un siervo, palabra usada por Jesús para referirse a

los súbditos que pertenecen a su reino. El Señor de la parábola por supuesto que se

refiere a Jesús cuando venga por segunda vez. Si el v. 46 dice que el siervo será

puesto con los "infieles", quiere decir que era considerado un siervo fiel al

principio, o sujeto de la salvación de Cristo, pero luego la perdió por su

imprudencia. La idea de Jesús es que alguien que era un verdadero siervo de él

puede terminar condenado junto con los infieles.

iv. (Mt. 18:21-35), “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces

perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?

18:22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

18:23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer

cuentas con sus siervos.

18:24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil

talentos.

18:25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y

todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.

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18:26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia

conmigo, y yo te lo pagaré todo.

18:27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la

deuda.

18:28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien

denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.

18:29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten

paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.

18:30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.

18:31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y

refirieron a su señor todo lo que había pasado.

18:32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda

te perdoné, porque me rogaste.

18:33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve

misericordia de ti?

18:34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo

lo que le debía.

18:35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo

corazón cada uno a su hermano sus ofensas.”

El siervo que no tuvo misericordia fue entregado a los verdugos para que pague lo

que le debía a su Señor, es decir, ya nada se le perdonó. El único lugar donde los

hombres pagan lo que deben es el infierno. El lugar para los perdonados es el cielo.

El perdón que Dios nos da es gratuito, pero si no da fruto en nosotros perdonando a

nuestros ofensores, no seremos perdonados más. Esto está claro, obedecemos a Dios

y perdonamos a otros o él dejará de seguirnos perdonando nuestros pecados. Esto es

caer de la gracia en la que se estaba. Mt. 6:14,15 confirma esta verdad.

v. (Ro. 8:12,13), “Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que

vivamos conforme a la carne, porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si

por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.”

Es notable que en este capítulo 8 de Romanos, que ofrece tanta seguridad de la

salvación, se encuentre la advertencia de muerte para los cristianos que optan por la

carnalidad. Entonces, si la advertencia va en serio, si estas palabras son verdaderas y

no una mera exageración, un cristiano podría perder la salvación

vi. (Ro. 11:17-23), “Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo

silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la

raíz y de la rica savia del olivo,

11:18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz,

sino la raíz a ti.

11:19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.

11:20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie.

No te ensoberbezcas, sino teme.

11:21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te

perdonará.

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11:22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para

con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad;

pues de otra manera tú también serás cortado.

11:23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues

poderoso es Dios para volverlos a injertar”.

Este es uno de los pasajes de la Biblia donde más claramente se expone la

posibilidad de caer de la gracia, si no se llenan las condiciones pedidas por Dios. Y

se agrega otro pensamiento: que una vez caídos de la gracia, es posible ser

recuperados otra vez. No se requiere mucha explicación. Algunas ramas del olivo

fueron cortadas por Dios, luego fueron injertadas nuevas ramas que si no

permanecen en la fe y la bondad de Dios serán cortadas también, e inclusive, las

que habían sido originalmente cortadas podrían ser de nuevo injertadas si cambian

su actitud. Más claro no es posible decir las cosas.

vii. (Ro. 14: 15, 20), “Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no

andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por

quien Cristo murió...No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas

las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a

otros con lo que come”. (1ª Co. 8: 11), “Y por el conocimiento tuyo, se perderá el

hermano débil por quien Cristo murió”. Aquí, en ambos pasajes bíblicos, Pablo

advierte hasta dónde puede llegar el hecho de poner tropiezos a los creyentes

débiles. Podrían perderse a pesar de que Cristo murió por ellos, y sería la

destrucción de la obra (de salvación) de Dios. Perderían su salvación. Tratar de

entender que el apóstol usa la expresión “se perderá” para referirse a que perderá su

gozo o perderá su estabilidad, etc., es jugar con la Palabra de Dios. El sentido

gramatical de esa expresión no es que el creyente perderá algo que estaba en él, sino

que se perderá enteramente él mismo. La expresión “para que no se pierda” de Jn.

3:16 se refiere a no ser condenado. Perderse, en el Nuevo Testamento, es ser

alejados de Dios para siempre.

viii. (1ª Co. 9:27), “Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que

habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. Mucho ojo, el

mismo Pablo pensaba que, aunque había anunciado el evangelio a muchas personas,

él podría llegar a ser finalmente eliminado, como lo fueron los israelitas de 1ª Co.

10:1-12. El verbo que usa para “eliminado” es adokinós, que también se usa en 2ª

Co. 13:5, “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros

mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a

menos que estéis reprobados?” Aquí “reprobados” significa estar sin Cristo, como

se infiere del texto mismo. “Eliminado" y "reprobado" son dos traducciones del

mismo verbo griego, y por eso significan lo mismo. Pablo podría llegar a estar tan

reprobado o eliminado que quedaría sin Cristo. Para Pablo era verdadera la

posibilidad de perder la salvación, y es por eso que golpeaba su cuerpo (lo

disciplinaba) para evitar la eliminación. Pablo creía fuertemente en la posibilidad de

perder la salvación.

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ix. (Ga. 5:4), “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia

habéis caído”. La caída de la gracia no es aquí, como dicen algunos hermanos

calvinistas, perder algo de la gracia o del gozo de la salvación, pero sin perder la

salvación. El mismo versículo indica que es una caída a tal grado de quedar

desligados de Cristo. Una de las causas de la pérdida de la salvación es quererse

justificar por la ley y no por la cruz de Cristo. Y hay otras causas más que veremos

más adelante. No es correcto quitarles el sentido a las palabras de la Biblia, sólo

para que ella diga lo que nosotros queramos. Si aquí dice que caer de la gracia

significa quedar desligados de Cristo, así debe ser tomada la advertencia. Por lo

tanto, es claro que es posible perder la salvación después de haberla tenido.

(Los incisos j, l, m, n, o, p, q van a seguir en la Segunda Parte de esta lección. Podemos

suspender aquí por lo pronto. No hay necesidad de hacer preguntas de evaluación todavía, estas

vendrán más adelante Con la Segunda Parte nos quedará aún más claro que la Biblia avisa

contundentemente que sí existe la posibilidad de perder la salvación. Con lo ya dicho podría ser

suficiente, pero debemos perseguir la enseñanza firme que se halla en las Escrituras acerca del

tema que nos ocupa).

(El apoyo bibliográfico viene al terminar la Tercera Parte).

Lección 5

VII. LA DOCTRINA DE LA APOSTASÍA

(Segunda Parte)

INTRODUCCIÓN: Proseguimos con la lección para continuar la explicación sobre las bases

bíblicas que hablan acerca de la verdad revelada de que la salvación podría perderse si un

creyente no cumple con las condiciones divinas para conservarla. Seguimos conservando el

Objetivo enunciado en la Primera Parte. Puesto que en aquella parte comenzamos a mencionar

algunos pasajes bíblicos que señalan la realidad de que la salvación podría perderse si no se

cuida, ahora seguiremos citando algunos pasajes nuevos sobre el tema. Suspendimos en el inciso

i del punto C, 2, así que continuaremos a partir del inciso j.

j) (He. 2:1-3) “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos

oído, no sea que nos deslicemos.

2:2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda

transgresión y desobediencia recibió justa retribución,

2:3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La

cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor… ”

La palabra griega pararuómen (deslicemos, en el v. 1), según “El Comentario al

Texto Griego del Nuevo Testamento”, de A. T. Robertson, se refiere al agua de un

río que pasa junto a una persona y se va; o se refiere a una barca que estaba

amarrada a un muelle, y al desatarse se va mar adentro; o, según otro autor, se

refiere a un anillo que estaba en el dedo pero se desliza y se va. Obviamente esta

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imagen corresponde a una persona que era salva y se desliza o se va lejos de “una

salvación tan grande”. Y es interesante que el autor se incluya a sí mismo al

conjugar el verbo en la primera persona del plural, aceptando que aun él está en la

posibilidad de perderse.

Y luego viene la contundente advertencia del v. 3, de que si los que desobedecieron

la ley anunciada mediante ángeles, fueron castigados, ¿cómo podría alguien suponer

que escapará si descuida una salvación anunciada mediante Jesucristo? Por lógica,

si algo fue verdad en lo poco, con mayor razón será verdad en lo mucho.

k) (He. 6:4-6) “Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron

del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,

6:5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo

venidero,

6:6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de

nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio”.

No nos ocupemos por esta vez de explicar lo que significa el hecho de que estas

personas ya no puedan ser recobradas después de caer, para no perder la

concentración en nuestro tema. Pero por lo pronto advirtamos que se dice con

claridad que esas personas habían recibido antes los bienes espirituales que trae el

evangelio de Jesucristo, inclusive que habían recibido al Espíritu Santo, pero

finalmente “recayeron”, es decir, se perdieron.

l) (He. 10:26, 27, 39) “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber

recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,

10:27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de

devorar a los adversarios…

10:39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los

que tienen fe para preservación del alma”.

Este es otro de los pasajes más contundentes de toda la Biblia que advierten sobre la

posibilidad real de perder la salvación por la causa de pecar voluntariamente, de

manera premeditada, después de haber conocido la verdad. Los que estén en este

caso, no les quedará sino una expectación horrenda de “hervor de fuego”. En el v.

39 se explica que algunos “retroceden para perdición”. Otra vez notemos los verbos

en primera persona del plural, “no somos”, incluyéndose el mismo autor de la

epístola, para que no deduzcamos erróneamente que se trataba de personas que no

eran salvas.

m) (Stg. 5:19, 20) “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la

verdad, y alguno le hace volver,

5:20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de

muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados”.

Está claro aquí que quien haga volver a un hermano de su error en el que había

caído como cristiano, salvará un alma de muerte, es decir, su caída de la gracia

había sido efectiva, pero puede ser rescatado de nuevo. No son ideas nuestras, son

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las ideas reveladas en las Escrituras, sólo hay que creer que lo que está en la Biblia

es verdad,

n) (2ª P. 1:8-10) “Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán

estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

1:9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo

olvidado la purificación de sus antiguos pecados.

1:10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y

elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás”.

Al final del v. 10 dice que si se está ocupado en los asuntos de Dios “no caeréis

jamás”. Esa advertencia es muy seria, se puede caer. Si el apóstol creyera que no se

puede caer de la gracia, no haría esta advertencia. Inclusive, nos ofrece el remedio

para no caer, y es el ocuparse de la obra del Señor. Por eso es que insistimos en que

la perseverancia es condicional, debemos llenar estas condiciones mencionadas para

evitar la caída. Quien no haga caso de estas condiciones, por supuesto que caerá.

o) (2ª P. 2:1) “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre

vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y

aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción

repentina”.

Estos falsos maestros algún día habían sido creyentes rescatados en el único sentido

que el Nuevo Testamento le da a la palabra: Comprados, redimidos por la sangre de

Cristo. Un ejemplo es 1ª P. 1:18,19, “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra

vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas

corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo”.

Pero Pedro ahora afirma que estos cristianos rescatados se habrán vuelo falsos

maestros, y, aunque antes rescatados, ahora niegan al Señor con sus doctrinas falsas,

por lo que serán destruidos. Esto significa que otro modo de perder la salvación es

caer en doctrinas extrañas al evangelio.

p) (2ª P. 2:19,20) “Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción.

Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.

2:20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo,

por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas

son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero”.

Los cristianos que empiezan a cometer los mismos pecados que cometían antes de

ser salvos, vienen a ser más esclavos del pecado de lo que eran antes. Su estado

postrero será peor que el anterior. No es difícil entender que su condenación será

mayor, por lo que su alejamiento había sido real. Según Pedro, la pérdida de la

salvación puede deberse a la inmoralidad de la que un creyente había sido limpiado

por el Señor.

q) (1ª Tm. 4:1) “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos

apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de

demonios”.

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Aquí se habla de apostatar. De acuerdo a 1a lengua española, y también de acuerdo

al griego, apostasía es una palabra que significa renegar y abandonar la fe que se

tenía. Por eso se dice en el libro de Los Hechos que a1gunos apostataban

(abandonaban) la ley mosaica al hacerse cristianos (Hch. 21:21). Así que es

imposible llamar apóstatas a quienes no fueron primero verdaderamente cristianos y

luego verdaderamente dejaron la fe de Cristo. Ejemplos de posibilidad de apostasía:

- (1ª Tm. 1:19, 20; 5:11, 12, 15; 6:9, 10)“Manteniendo la fe y buena conciencia,

desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos; de los cuales son

Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no

blasfemar”.

“Pero viudas más jóvenes no admitas; porque cuando, impulsadas por sus

deseos, se rebelan contra Cristo, quieren casarse, incurriendo así en

condenación, por haber quebrantado su primera fe”.

“Porque ya algunas se han apartado en pos de Satanás”.

- (2ª Tm. 2:12,13) “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo,

y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en

destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el

cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de

muchos dolores”.

- (2ª Tm. 2:12, 13)“Si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él

también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel”.

Pablo usa la primera persona del plural, lo que significa que está hablando de

cristianos convertidos. Si algún cristiano negare a Cristo, él también le negará, o sea

perderá su salvación. En la última frase dice que “él permanece fiel”, frase que nos

explica que la caída del que negó a Cristo no se deberá al Señor, sino al mismo

apóstata. La Biblia culpa al creyente descuidado de su caída, nunca será Dios

culpable de eso, por eso se aclara que, si alguno cae por ser infiel, Dios

permanecería siendo fiel. Cotejar esto con:

- (Stg. 1:12-15)“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque

cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha

prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado

de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a

nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es

atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da

a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”.

- (Ap. 3:5; 22:19) “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no

borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi

Padre, y delante de sus ángeles”.

“Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su

parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas

en este libro”.

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D. Algunas de las causas de la pérdida de la salvación, de acuerdo a los pasajes

anteriores, son:

1. No dar frutos de ser salvos: (Jn. 15:2,16) “Todo pámpano que en mí no lleva fruto,

lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto… El

que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los

recogen, y los echan en el fuego, y arden”.

Mt. 6:14,15.

2. Carecer de fe, la fe que engendra obras cristianas: Ga. 5:4; Ro. 11:17-23.

3. Cometer pecados voluntariamente: He. l0:26,27: 2ª P. 2:19,20.

4. Descuidar e1 cultivo de un nuestra sa1vación: 2ª P. 1:8-11; He. 2:3.

5. Enredarse en las vanidades de la vida después de haber recibido el conocimiento de

la Palabra: Lc. 8:11-15.

E. Advertencia Wesleyana.

Juan Wesley amonestaba a los metodistas primitivos a no incurrir en pecados

voluntarios ya que esto significaría la pérdida de la salvación (He. 10:26,27), pero

haciendo una explicación bíblica más contundente, y era esta: ¿Qué sucede primero, el

pecado o la pérdida de la gracia salvadora? Él advirtió que primero se perdería la

salvación, y luego se cometería e1 pecado o los pecados. Es decir, la pérdida de la

salvación ni siquiera esperaría a que se cometiera un pecado, sino que sucedería antes.

El pasaje que claramente sugiere lo anterior es 1ª Jn. 3:5-9. Allí dice que alguien que ha

nacido de nuevo no puede pecar. Para incurrir en pecado la persona tendría que ser del

diablo, por lo que se sobreentiende que un creyente tendría que dejar de ser hijo de

Dios, y convertirse en hijo del diablo, antes de practicar el pecado. Pablo da a entender

lo mismo en 1ª Co. 6:15-18. Allí explica que somos miembros del cuerpo de Cristo, y

por eso un cristiano no puede unirse a una ramera, pues uniría a Cristo con ella, por lo

que al haber adulterio o fornicación en un cristiano, antes tendría que dejar de serlo para

luego caer en ese pecado.

El síndrome de caída de la gracia podría ser siguiendo los pasos que Juan Wesley

menciona en su sermón “E1 Gran privilegio de los Que Son Nacidos de Dios”. 1) El

cristiano está en la gracia de Dios y no peca. 2) Le llega la tentación. 3) E1 Espíritu

Santo le advierte. 4) A pesar de eso, la tentación se torna placentera. 5) El Espíritu es

contristado y sobreviene el resfrío. 6) El Espíritu reprende más severamente. 7) Al

seguir desoyendo la voz divina, se atiende a la voz del diablo. 8) Se inicia el deseo

pecaminoso y se planea pecar vo1untariamente. 9) Se comete el pecado. No se puede

precisar exactamente en cual punta entre el deseo y la comisión del pecado voluntario

se pierde la salvación.

Debe recordarse que los pecados que no son voluntarios no ponen en pe1igro la

salvación. Éstos consisten en faltas cometidas por sorpresa, faltas por ignorancia,

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algunos pecados de omisión yla presencia en el corazón de tendencias hacia el pecado

(sensibi1idad al pecado).

(El apoyo bibliográfico aparece después de la Tercera Parte).

Lección 5

VII. LA DOCTRINA DE LA APOSTASÍA

(Tercera Parte)

INTRODUCCIÓN: A través de las dos partes anteriores, más la presente, hemos conservado el

mismo objetivo enunciado, y que hoy lograremos. Proseguiremos, pues, con el punto VI, ya que

en la parte anterior finalizamos el punto V. La Segunda Parte nos ocupó principalmente con la

cita de párrafos bíblicos donde indudablemente se plantea la posibilidad de caer de la gracia (la

pérdida de la salvación). No fue una lista exhaustiva, ya que hay mucho más material bíblico qué

leer y examinar, pero lo que estudiamos nos da la idea de que, efectivamente, este es un peligro

bastante planteado y reiterado en las páginas del gran libro de Dios.

En esta tercera parte veremos aquellos pasajes bíblicos que los calvinistas citan para demostrar

que la salvación no puede perderse de ningún modo. Obviamente la Biblia no puede enseñar por

una parte que la salvación es susceptible de perderse, y por otro lado enseñar que está tan segura

que no hay manera de perderse. En un tema tan importante como este no puede haber

contradicción en la Biblia. Esto significa que si nos ha quedado claro que la salvación podría

perderse si no es bien cuidada, entonces los párrafos de las Escrituras que parecen decir que la

salvación no podría perderse están mal interpretados.

De nuevo hay que aclarar que nuestra lista no será exhaustiva, pero sí nos referiremos a las citas

bíblicas más comúnmente manejadas por nuestros hermanos con teología calvinista, sea ésta

moderada (incompleta) o sea completa. Pero antes de iniciar, tenemos que hacer aquí una atenta

y muy respetuosa explicación:

F. Crédito.

Una de las iglesias evangélicas con doctrina calvinista incompleta es la Iglesia Bautista. Ellos

desechan los cuatro primeros puntos del alto calvinismo, y conservan solamente el último, la

Perseverancia Incondicional de los Santos. Esta aclaración no lleva de ninguna manera la

irrespetuosa intención de desacreditar la naturaleza y misión de nuestros hermanos bautistas.

Ellos constituyen una de las iglesias más fuertes en su testimonio cristiano a nivel mundial, y han

sido todo un ejemplo en su defensa de los principios bíblicos cuando éstos han sido cuestionados.

Entonces, ¿por qué hemos mencionado su trasfondo medio calvinista? Por una razón práctica que

le dará mucha fuerza al material que vamos a manejar en el resto de esta lección. En realidad se

trata de un caso extraordinario.

El material que vamos a manejar enseguida no es del autor de esta lección, ha sido entresacado

de un libro cuyo escritor es bautista. Es necesario hacer aquí un acto de justicia y de honestidad,

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dándole el crédito a quien lo merece. El escritor se llama Robert Shank, y su libro, que consta de

371 páginas en la versión española, se intitula La Vida en el Hijo. Si aún vive, es pastor de la

Iglesia Bautista de Louisburg, Missouri, EUA. Como cristiano bautista, fue educado en un

seminario donde profundizó la doctrina de la perseverancia incondicional. Pero, ya como pastor

activo, y debido a su propia lectura de la Biblia, encontró que si se la lee de manera

desapasionada y con la mente abierta a la verdad, se va a encontrar que hay una grande carga de

pasajes bíblicos que no apoyan esa doctrina. Así que dedicó años a una relectura de la Biblia,

buscando la verdad, y tratando de entender si la perseverancia de los cristianos es incondicional o

si es condicional. Y encontró que es condicional. Así que escribió el libro citado, pero sin

abandonar su denominación.

Hasta el momento de la publicación de su obra, permanecía dentro de la Iglesia Bautista, y sin

ningún plan para salir de ella, fiel a su propia iglesia, pero enseñando la doctrina que descubrió

por sí mismo: Que sólo los creyentes que llenan las condiciones de Dios permanecen en su

salvación, mientras que aquellos que una vez fueron salvos, pero que luego no llenaron las

expectativas divinas, cayeron de la gracia y se perdieron. Cada razonamiento de su libro está

apoyado por un examen del texto griego del Nuevo Testamento, analizando las palabras y los

conceptos de acuerdo al idioma en que se escribió el N. T. En la lección presente entresacamos

solamente unas pocas de sus explicaciones, resumiéndolas sin el uso de traducciones griego-

inglés-español, para hacer nuestra presentación sencilla para todos.

Vamos ahora si al tema que teníamos pendiente: Los pasajes bíblicos más conocidos que parecen

enseñar la Perseverancia Incondicional de los Santos (una vez salvo, siempre salvo).

G. Citas bíblicas que aparentemente enseñan la idea de “una vez salvo, siempre

salvo”.

1. (Jn. 10:27, 28) “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi

mano”.

Esta es una hermosa promesa de Jesús que ha cumplido al pie de la letra durante toda la

historia de la iglesia. Él prometió defendernos de todos nuestros enemigos: el diablo, el

mundo con sus atractivos, y las circunstancias adversas. Él es una fortaleza, un castillo

impenetrable que nos protege de toda acometida del enemigo. Pero hace falta notar algo

que muchos no ven ahí: Él no está prometiendo protegernos de nosotros mismos, y de

hecho, nunca prometió semejante cosa. Ni en este pasaje ni en ninguno otro en toda la

Biblia Dios ha prometido librarnos de nuestro libre albedrío. Si nos quitara la libertad

para decidir, cancelando nuestra propia voluntad, si al menos la reprimiera

continuamente, nos destruiría como seres humanos, lo cual iría contra su magnífico plan

de salvación. Dios es nuestro castillo, nos protege para que nada entre a arrebatarnos de

su mano; pero nosotros somos libres para salir de esa protección, y de hecho muchos lo

hacen. La puerta está cerrada para nuestros enemigos externos, pero nosotros la podemos

abrir desde dentro y salir de su protección. Si Dios quisiera que entendamos que nos

protege de nosotros mismos, lo habría dicho aunque fuese una vez, pero, ¿dónde lo dice?

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También dice allí, “y no parecerán jamás”. Claro, mientras llenemos la condición de

permanecer en él, quien es nuestra vida; y así lo aclara en el v. 27, mencionando la

responsabilidad humana de oír su voz y de seguirle. La idea completa, sin quitarle

elementos a la promesa de Jesús, es: Mis ovejas oyen mi voz y me siguen, y por eso yo

las conozco y nadie las arrebatará de mi mano.

Insistamos en algo que ya explicamos en la Lección 10. Nosotros no tenemos ninguna

vida eterna independiente de la de él. Nuestra vida eterna depende y emana de él, no brota

de nosotros mismos. Quien no permanezca en Cristo, ¿cómo podría seguir conservando

incondicionalmente la vida eterna de Cristo? La rama que es quitada del árbol, ¿puede

seguir obteniendo vida del árbol? Es una teoría teológicamente muy pobre la de aquellos

que suponen que la vida eterna es como una caja que Dios les da a sus hijos, y éstos van y

la guardan bien en alguna parte para que no se les pierda. Necesitamos comprender que la

vida eterna sólo está en el Hijo de Dios, y que él se las da únicamente a aquellos que

están injertados en él. Y así sí, no perecerán jamás aquellos que permanecen en el Hijo.

2. (Jn. 1:12,13) “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio

potestad de ser hechos hijos de Dios;

1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de

varón, sino de Dios”.

Aseguran nuestros hermanos calvinistas que si aquí dice que somos hijos de Dios,

sucederá lo mismo que con los hijos naturales. Un hijo natural puede ser un mal hijo hasta

el último grado, hasta lo peor y lo más reprobable, pero seguirá siendo hijo de sus padres,

ya que no podría dejar de serlo ni aunque así lo quisiera. Así, los hijos de Dios no pueden

dejar de serlo. Este razonamiento humano no está en la Biblia, es una falacia de

pensamiento porque no toma en cuenta que el nacimiento del Espíritu, o nuevo

nacimiento, es diferente del nacimiento natural. Por un lado, el nacimiento natural ocurre

sin nuestro consentimiento; no somos consultados sobre si deseamos ser engendrados o

no; pero para nacer de nuevo si interviene nuestra voluntad. Y por otro lado, un hijo

natural goza de una vida independiente de sus padres, la recibe de ellos en la concepción

y luego la disfruta como algo suyo; pero el hijo de Dios no tiene vida independiente, es la

misma vida de Dios y debe permanecer en él para seguir recibiéndola. Jesús hizo la

diferencia cuando dijo, “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del

Espíritu, espíritu es” (Jn. 3:6).

La verdad de que un hijo de Dios puede dejar de serlo es claramente sugerida en 1ª Jn.

3:6, 9: “Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni

le ha conocido.

3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios

permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.

Notemos que en el v.6 se dice que el que permanece en él no puede pecar por ese hecho.

Pero en el v. 9 dice que el que nace de Dios no peca por ese hecho. Es decir, nacer de

Dios y permanecer en él es lo mismo. Por lo tanto, a quien dejara de permanecer en él,

tendría decírsele que ha perdido su calidad de ser una persona nacida de Dios. La fórmula

es simple: El que permanece en él es un nacido de Dios, el que ya no permanece en él ya

no es un nacido de Dios. Entonces sí es posible dejar de ser un hijo de Dios.

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3. (Jn.6: 47) “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna”.

De nueva cuenta, este versículo va en armonía con el que mencionamos en el punto 1, y

sería lo mismo con todos los pasajes del N. T. donde se diga que se nos ha dado vida

eterna. Si hemos recibido vida eterna, ésta debe ser sin fin. Si esa vida se acabara, o la

perdiéramos, ya no sería eterna. Claro que esta es una falacia de razonamiento, pero no

una enseñanza bíblica. Volvemos a hacer énfasis en que cualquier vida separada de él no

es eterna. Alguien puede tener vida eterna sólo si permanece siempre en el Cristo eterno.

Si alguien se separara de Cristo, su vida que tenía en él dejaría de ser eterna, pero la vida

de Cristo seguirá siendo eterna en él mismo. Es decir, la vida eterna sólo lo es en Cristo y

en aquellos que permanezcan en Cristo. Nadie "tiene" la vida eterna (en el sentido de

posesión propia, como algo recibido, independientemente de estar o no en Cristo).

Quizá un buen ejemplo sea Adán en el paraíso. Esto lo consideramos en la Lección 10.

Antes de pecar tenía vida inmortal, pues Dios lo creó para la eternidad. No conocía

ningún tipo de muerte antes de su pecado. No obstante, su calidad de ser inmortal, de

tener vida eterna, cambió al estado de muerte. Por lo tanto, se puede pasar de la muerte a

la vida eterna, y de la vida eterna a la muerte. El secreto está en contar con una clara

comunión con Dios. Adán perdió su comunión con Dios, y eso le significó muerte o

pérdida de la vida.

Por otro lado, puede también plantearse a la inversa la idea de lo eterno: Un pecador sin

Cristo permanece en muerte, ¿qué clase de muerte? Sería una muerte eterna, pues la

muerte espiritual es muerte eterna. Pero si ese pecador se convierte a Cristo pasaría de

muerte a vida, y, si dejó la muerte eterna en el pasado, ¿cómo era eterna? Si siguiéramos

la idea calvinista de que la vida eterna no se puede perder porque es eterna, entonces

tendríamos que decirles que tampoco nadie podría dejar la muerte eterna porque es

eterna… y si así nos fuéramos, entonces nadie podría ser salvo. ¿Podemos ver la trampa?

No es más que un juego de palabras, no una enseñanza de las Escrituras.

4. (Jn. 4: 14) "... el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás".

De nuevo estamos aquí con el mismo caso que en los anteriores, pero con diferentes

palabras. Si Jesús dice que el cristiano no tendrá sed jamás significaría que jamás perderá

la salvación, ya que, si volviera a tener la sed santigua, ¿dónde quedaría su promesa? Eso

es jugar con las palabras de nuevo. Jesús no dice aquí que la salvación no se perderá. Sólo

dijo que el que beba agua viva de él no tendrá sed. ¡Claro! ¡Mientras que tengamos el

agua viva de él! Esa agua que es su vida misma no está separada de él, no nos la da y nos

la llevamos. Es la vida de él y en él, y para tenerla se requiere permanecer

voluntariamente en él. No es que nos dé un trago de su agua salvadora y ya nos la

llevamos dentro sin que nadie nos la quite. ¡No! Se trata de que satisfagamos nuestra sed

bebiendo de él de manera continua, permaneciendo en él. Así como un ciervo que bebe de

un río, si se fuera y jamás regresara a esa agua, por supuesto que perecería de sed. Cristo

es el manantial de agua vivificante, y la gozaremos si vivimos en él. ¿Alguien se alejó de

Cristo por negligencia, por incredulidad o por los afanes diarios? Volverá a tener sed y

morirá de sed, a menos que vuelva al único manadero de agua eterna.

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Nosotros podemos ser como ríos de agua: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Jn.

7:37, 38). Pueden correr ríos de agua viva desde nuestro interior, pero él es el manantial

de donde brota dicha agua. Si nosotros dejáramos de beber de su agua (su vida), nos

convertiríamos de inmediato en ríos secos. El apóstol Pedro habla de algunos que en otro

tiempo habían sido libres de las contaminaciones del mundo por haber conocido a Cristo

como Salvador, ahora se habían apartado de él y habían llegado a ser como fuentes secas,

sin agua. La Biblia no se equivoca, quien se aleje del Cristo que los salvó, sí volverán a

tener sed, y se distinguirán por ser un sequedal, y ya no por ser un huerto de riego.

(2ª P. 2:17-20) “Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los

cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.

2:18 Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne

y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.

2:19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es

vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.

2:20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por

el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son

vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero”.

5. (Jn. 17: 15) “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”.

Quienes sostienen la doctrina de la Perseverancia Incondicional de los Santos, también

afirman que si Jesús oró por los suyos, ninguno se perderá pues el Padre oye la oración de

su Hijo. Este otro razonamiento es también una deducción que no está basada en la

Biblia. El hecho de que el Hijo pida algo no significa que el Padre lo aplique a todos

automáticamente, sin tomar en cuenta la libertad personal. Por ejemplo, en la misma

oración dice Jesús que uno se perdió (v. 12). Y en otra oración Jesús dijo: "Padre,

perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lc. 23:34), pero, ¿debemos creer que todos

los que planearon y ejecutaron su crucifixión fueron perdonados? También oró cuando

resucitó a Lázaro: "Para que crean que tú me has enviado" (Jn. 11:42), pero, ¿estaríamos

dispuestos a decir honradamente que toda la mult1tud creyó en él aquel día porque Jesús

oró así? Aun los ruegos de Jesús deben ser respaldados por nuestra voluntad y

compromiso personal; y para ser perdonados se reclama nuestro arrepentimiento y fe en

él.

6. (Ro. 11:29) “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”.

Por último, tomemos nota de este texto que frecuentemente es tomado sin su contexto y

por eso ha servido como pretexto. Este capítulo describe la pertenencia al pueblo de Dios

como un olivo del cual algunas ramas fueron desgajadas, y otras ramas fueron injertadas,

pero éstas están advertidas de que si no llenan las condiciones de Dios también podrían

ser desgajadas, y que los que originalmente fueron desgajadas podrían ser de nuevo

injertadas (v. 16-24). Luego, Pablo no podría estarse contradiciendo. Si por un lado dice

que la salvación se podría perder, a la semejanza de ramas desgajadas de donde estaban

injertadas, no podría, entonces, estar diciendo que la salvación no se puede perder.

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¿Qué nos dice el contexto? El apóstol ha dicho que gracias a la incredulidad de Israel los

gentiles entraron a ser parte del pueblo de Dios (v. 25). Esto podría engendrar orgullo en

los gentiles, y por eso San Pablo aclara que la ceguera de Israel es temporal, ya que viene

el día cuando volverán a ver y entonces todo Israel será salvo (v. 25, 26). Antes había

aclarado que, aunque eran un pueblo ciego, de todos modos, existía dentro de él un

pequeño grupo que sí creyó en Cristo, el cual es llamado el remanente. Bien, ahora sí

podemos contestar: “Irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”, no se refiere a

que la salvación no se pueda perder, eso sería meter una idea que no está en Romanos 11.

Pablo está diciendo que el llamamiento que Dios le hizo a Israel de ser su pueblo, como

un don que les dio, no se perderá por causa de que hayan sido los gentiles quienes

creyeron en Jesucristo. ¿Y cómo sabemos que no han perdido ni perderán su don y su

llamamiento? Por dos cosas que él dijo: Primero, no se han perdido porque hay un

remanente israelita que creyó; y segundo, porque al final toda la nación se salvará.

¿Lo podemos ver? Usar un versículo sin su contexto sirve para crear doctrinas ajenas,

ausentes en el texto bíblico. Pero al contrario, explicar un versículo por medio de su

contexto es el método sano para encontrar su verdadero significado.

H. ¿Dónde está la base para la seguridad de la salvación?

1. ¿En qué reside la seguridad de la salvación?

(Aquí dejamos ya el material del Pastor Robert Shank, y seguimos con este último

capítulo de la Lección 4).

La seguridad de la salvación no radica só1o en las promesas de Dios, sino también en

nuestra respuesta a esas promesas, permaneciendo en Cristo sin vivir voluntariamente

en pecado, sino con fe en Él y con frutos de justicia en nuestra vida diaria. Decir que la

seguridad reside sólo en las promesas (los deseos de Dios) es recibir la mitad de la

verdad (calvinismo). Decir que la seguridad la obtenemos sólo de nuestra pura

obediencia a él, es admitir sólo la otra mitad (pelagianismo). Debe aceptarse el 100% de

la verdad, el todo de la doctrina bíblica, para que nuestra instrucción sea de Dios y no

humana.

Además, debe tenerse en cuenta uno de los más hermosos énfasis en los sermones de

Juan Wesley, y que fueel testimonio del Espíritu. Él hablaba sobre cómo el Espíritu

Santo da una clara impresión en el corazón del cristiano persuadiéndole de que es un

hijo de Dios. Pero, decía él, ese testimonio no sólo es directo (del Espíritu de Dios al

espíritu del creyente), sino que también y al mismo tiempo es indirecto (el testimonio

que nos da el Espíritu a través del fruto que él mismo produce en el creyente, lo que le

da una conciencia tranquila). Esta diferencia entre el testimonio directo e indirecto fue

explicada para evitar que algunas personas, con arrobamientos místicos, pero sin frutos

en su vida, se engañaran pensando que el Espíritu les persuadía de que eran hijos de

Dios, sin serlo. Uno de los peligros latentes en el calvinismo es que orilla

inconscientemente a algunos cristianos a suponer que seguirán siendo salvos nada más

confiando en la gracia de Dios, aunque no observen obediencia a los mandamientos de

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Dios. Esto se llamaría antinomianismo, doctrina herética condenada tanto por

calvinistas como por arminianos. Antinomianismo es la integración de las palabras anti

(contra, sin), y nomos (ley).

2. Un razonamiento final.

Los discursos calvinistas siempre dan vuelta con la misma idea: “Tú puedes tener la

completa seguridad de tu salvación porque no depende de ti sino solamente de Dios, y

él guarda tu salvación bien segura en los cielos”. Con su idea de la Perseverancia

Incondicional de los Santos, se ufanan en que sólo así ofrecen a los creyentes la

seguridad de su salvación. Paradójicamente, un calvinista, siendo honesto con sus

propias declaraciones, no puede ofrecer verdadera seguridad de la salvación.

¿Por qué lo decimos? Preguntémosle qué significa el hecho de que algún creyente

sincero, con evidencias de su fe, con todos los frutos del cristiano, habiendo

abandonado sus vicios y pecados en los que vivía, adorando a Dios con gozo en su

corazón, que trabajaba comprometidamente por su Señor, que evangelizaba; y de pronto

lo vemos alejarse para siempre de la iglesia, abandonando (quizá con tristeza, quizá con

desprecio) todo lo que antes amó, para no volver jamás, inclusive, regresando a sus

antiguos pecados (y de estos casos hemos conocido varios). Él responderá que se debe a

que esa persona creía ser salva, pero no lo era, tenía una fe falsa y estaba engañada, y

con el tiempo esa fe se disipó. Entonces podemos preguntarle, ¿y, ¿cómo puede usted

saber si su propia fe es verdadera? ¿No estará engañado como aquel otro, sin saberlo?

En cambio, nosotros creemos que, si una fe da frutos visibles, ¡es verdadera! Si alguien

sabe que tiene una relación viva con Cristo, ¡es salvo! No tiene que cavilar sobre si su

fe es verdadera o no, ¡porque lo es! Mismo Jesús afirmó que el árbol se conoce por sus

frutos. No tiene por qué haber dudas de esa declaración de nuestro Señor. Si esa

persona sigue cultivando esa vida, esa fe, esa adoración, esa relación, esa santidad,

seguirá siendo salva. Esta sí es verdadera seguridad. Este es el camino bíblico. Crea

usted en Jesucristo como su Señor y Salvador, confíe en la gracia inmerecida de Dios,

viva la vida cristiana dando frutos dignos de arrepentimiento, acepte que Dios desea que

usted jamás se pierda en condenación, ocúpese en su salvación con temor y temblor

para que su deseo armonice con el deseo de Dios, progrese cada día marchando hacia la

perfección de vida… y le podemos decir con la Biblia en la mano que usted es salvo,

que su fe no es falsa, que usted debe estar hoy seguro de su salvación; pero le

advertimos que si usted elige otro modo de vida y toma la gracia de Dios como ocasión

para la carne, perderá con toda seguridad su salvación. Y un fracaso final no se deberá a

que Dios no cumpla sus promesas, sino a que la persona descuidó una salvación tan

grande. Esto es lo que llamamos la Perseverancia Condicional de los Santos.

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APOYO BIBLIOGRÁFICO:

† Shank, Robert, La Vida en el Hijo, Beacon Hill Press, Kansas City, 1959, pág. 3-358.

† Pinsos, J. Mathew, La Seguridad de la Salvación, CLIE, Barcelona, 2006, pág. 219-268.

† BangsMynkoop, Mildred, Bases Teológicas de Arminio y Wesley, Casa Nazarena de

Publicaciones, Kansas, City, 1973, pág.124-133.

† Banks, Juan S., Manual de Doctrina Cristiana, CLIE, Barcelona, 1988, pág. 369-371.

† La Iglesia Metodista de México y su Herencia Wesleyana, Publicación por el CCL

Aniversario del Natalicio de Juan Wesley, México, D. F., 1953, pág. 115-118.

† Tillet, Wilbur F., La Doctrina de la Salvación, CLIE, Barcelona, 1987, pág. 207-215.

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Lección 6

SACRAMENTO DEL BAUTISMO.

INTRODUCCIÓN

El Bautismo no es solamente una señal de profesión y una marca de diferencia por medio de la cual se distinguen los cristianos de otros que no han sido Bautizados, sino que es también una señal de la regeneración o nuevo

nacimiento. El Bautismo de los niños debe ser retenido en la iglesia. (Artículo de Religión No XVII). Disciplina de la IMMAR 2014-2018.

Éste fue instituido por Jesucristo, el único que tiene la autoridad para establecer sus Sacramentos. A la vez es sello, arras y símbolo así como un

medio de gracia. Nos introduce al pueblo de Dios por medio de un pacto. Por lo tanto, viene a substituir al rito de la circuncisión que era el rito que iniciaba

a los judíos en el pacto con Dios, y quedaban así sellados como parte del pueblo del pacto con el único Dios verdadero. Así pues, el Bautismo es el signo exterior y visible que sella el pacto por medio del cual ingresamos a la

comunidad del pueblo llamado cristiano, a la Iglesia Universal de Jesucristo.

En el Antiguo Testamento, se consideraba solamente al varón como el elemento importante del género humano, de modo que es en el varón donde se sellaba el pacto de Dios con su pueblo. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, aún la

relación desigual entre el varón y la mujer se redime, y es así que el Apóstol Pablo nos afirma en Gálatas 3:26-28:

26 Así que, todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús,

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27 Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo os habéis revestido de

Cristo. 28 Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer;

Porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

De manera que ahora la mujer no queda sujeta al pacto que el varón

establezca, sino que cada quien se relaciona directa y personalmente con Dios. El sello del pacto con Dios por medio del Bautismo abarca tanto al

hombre como a la mujer.

En el Antiguo Testamento, todos los diferentes ritos de lavamiento, eran hechos siempre con un significado de purificación. Aún Juan el Bautista bautizó según el concepto del Antiguo Testamento: “Yo a la verdad os bautizo con agua para

arrepentimiento” (Mateo 3:11). “Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados”. (Marcos 1:4)

El Bautizo de Jesucristo mismo, se convierte en un rito de iniciación, pues Él

no necesitaba ningún rito de purificación de pecados; y después da la orden a sus discípulos: “Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. (Mateo 28:19). Así pues,

Jesucristo le dio un nuevo significado, al mismo tiempo que lo instituyó como uno de los Sacramentos. Signo y sello del pacto con Dios, quedando así

consagrados a la Santísima Trinidad, quedando como parte y miembros del reino de los cielos.

El Sacramento del Bautismo pues, nos introduce por medio de un pacto a la Iglesia Universal de Jesucristo. Si ya hemos sido bautizados con agua en el

nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, se ha sellado el pacto con Dios, es decir entre nosotros y Dios, ya pertenecemos al reino de los

cielos.

¿Entiendes esto hermano/a? No puede tomarse a la ligera el Sacramento del Bautismo. El Bautismo tiene un gran significado trascendental, y ha de tomarse siempre en serio, no se puede jugar con él. Dios lo toma en serio. En el

Bautismo nos hemos acercado a Jesucristo, hemos entrado hacia una estrecha relación con Él. Él mismo nos ganó ese derecho con su amor y

con su muerte propiciatoria.

Es por eso, que diferentes movimientos han conservado el bautismo de los infantes, entre ellos la Iglesia Metodista. Y podríamos preguntarnos: pero ¿Puede un infante, un bebé entrar en un pacto, establecer un pacto, y un pacto

tan serio, tan formal, tan importante, como el Sacramento del Bautismo, con el que se establece un pacto con Dios mismo?, a lo que contestamos: SÍ QUE LO

PUEDE.

En el libro de Deuteronomio 29:10-12, encontramos las siguientes palabras que Dios dirige a su pueblo:

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10 “Todos vosotros estáis hoy delante de Jehová vuestro Dios: los jefes de

vuestras tribus, vuestros ancianos, vuestros oficiales, todos los hombres de Israel, 11 vuestros NIÑOS, vuestras mujeres y los forasteros que están en

medio de vuestro campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tus aguas. 12 Estás por entrar en el pacto de Jehová tu Dios, y en el compromiso solemne que Jehová tu Dios hace hoy contigo.

A lo largo del Antiguo Testamento, Dios siempre había incluido a los niños de

su pueblo en las sucesivas renovaciones de su pacto. (Génesis 1:26-28; Génesis 9:1, 7-9; Deuteronomio 6:7, 29:29; Salmos 78:5-8; 2º Samuel 7:12-16; Salmos 89:3-6).

El Antiguo Testamento afirma repetidamente que los niños juntamente con sus

padres pueden experimentar las bendiciones del pacto: Tener a Jehová como su Dios personal (Génesis 17:7-8), un hecho que implica la reconciliación

con Dios. Así, David, haciendo alusión al lema del pacto, puede declarar:

Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que Estaba a los pechos de mi madre (Fe personal incipiente).

Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, Tú eres mi Dios.

(Salmos 22:9-10, 71:5-6)

Todos los niños que nacieron entre el pueblo de Israel, fueron considerados

como dentro del pacto, y por eso es que se les circuncidaba a los ocho días de nacidos; La Circuncisión era el sello del pacto de Dios con su pueblo. Dios,

El Señor de la creación, el único Dios verdadero, el Dios sabio, jamás hubiera establecido su pacto con los niños del pueblo de Israel si estos no estuvieran a los ojos de Dios, en condiciones de entrar en un pacto con Dios.

Es probable que para nuestra lógica limitada, nuestra lógica finita de seres humanos, nos parezca que está fuera de razón que un bebé esté en condiciones

de entrar en un pacto con Dios. Sin embargo, a los ojos de Dios, del Señor del universo, él mismo ha establecido que sí puede ser. Y es él mismo quien así lo

establece, no es pretensión humana. Es invitación e indicación de Dios mismo. Y hemos afirmado que el Bautismo es el substituto de la circuncisión.

La Biblia dice: 11 En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha con

manos, al despojaros del cuerpo pecaminoso carnal mediante

la circuncisión que viene de Cristo. 12 Fuisteis sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual también fuisteis resucitados juntamente con él,

por medio de la fe en el poder de Dios que lo levantó de entre los muertos.

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(Colosenses 2:11-12)

En el nuevo pacto, sellados con el sacramento del Bautismo, los niños están en condiciones según Dios, para entrar en el pacto entre Dios y su pueblo.

Por otra parte, se ha afirmado que el bautismo es para aquellos que ya han creído, se han arrepentido de sus pecados, y han aceptado a Jesucristo como

su Señor y Salvador. Es decir, el bautismo es para los que ya están en el reino de los cielos por la fe en el perdón que Dios nos ha otorgado en Jesús. Y eso es cierto, tratándose de un adulto que ha vivido fuera del reino de los cielos, que

no ha conocido realmente a Dios por medio de Jesucristo, pero en cuanto a los niños Jesús dice:

“Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios”.

(Lucas 18:16)

Pues los niños, por la obra redentora de Jesucristo en la cruz, son ya

beneficiarios, y nacen dentro del reino de los cielos. Por lo tanto, no hay nada que impida que reciban el sacramento que es el sello, el signo del pacto que les ingresa en el pueblo de Dios que es la Iglesia Universal de Jesucristo.

Cuando los padres de un infante deciden ingresarlo con el Sacramento del Bautismo, están adquiriendo un serio compromiso de hacerle saber y sentir

que ya son miembros del reino de los cielos; y han adquirido la tremenda responsabilidad de educarlos como tales, bajo el cuidado y dirección de la

Iglesia, así como educarlos ellos mismos en el seno del hogar. Responsabilidad que adquieren tanto los padres como los padrinos. Han de tomarlos de la mano para hacerlos caminar lado a lado con Jesús, el amigo de los niños; y así

conducirlos hasta que por voluntad propia lleguen a hacerse miembros en Plena Comunión de la Iglesia.

LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO EN LOS PRIMEROS SIGLOS

Finalmente, otro elemento importante, es la tradición. Para los metodistas, si

bien aceptamos como norma suprema la Biblia en cuestiones de doctrina y de práctica, al mismo tiempo valoramos la tradición. Para Wesley, los escritos de los Padres de la Iglesia, nos ayudan en asuntos en donde el sentido de la

Escritura es poco claro y discutible. En este sentido, en referencia al bautismo, no debemos desvalorizar las interpretaciones y la práctica de los Padres de la Iglesia:

“Un resumen de la historia de la Iglesia hasta el año 312 d.C., nos muestra que (con la excepción parcial de Tertuliano) en todas partes el bautismo de niños de los creyentes era aceptado sin cuestionar y atribuido a la práctica apostólica. Es muy difícil, por no decir imposible, entender como la práctica del bautismode niños llego a tener una aceptación universal en la Iglesiade los

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tres primeros siglos sin dejar huella de controversia,si tal no hubiera sido la doctrina y la práctica de los apóstoles.

Es importante advertir, que también los Reformadores Protestantes del siglo XVI continuaron practicando el bautismo de niños.

CONCLUSIÓN

Muchas veces el problema mayor ha estado en el énfasis que cada quien le da al bautismo. Los que defienden el bautismo de niños (párvulos), enfatizan más la Obra Divina manifestada en la celebración del sacramento. Mientras los que

defienden el bautismo de adultos enfatizan más la responsabilidad humana que se compromete en la celebración del sacramento del bautismo. Otro de los malentendidos, es que muchas veces se ha creído que el bautizar a

los niños no se da importancia a la fe personal, el bautismo de niños no reemplaza a la fe sino que invita a la experiencia de la fe, la cual es afirmada en

los votos de confirmación que hace el niño que fue bautizado al alcanzar mayoría de edad. Finalmente, no podemos usar como argumento, contrario al bautismo de niños,

el hecho de que ellos no estén en condiciones de asumir responsablemente el bautismo. Si esto fuera un argumento válido tendríamos que reconocer que

existe bautismo de adultos hechos irresponsablemente también. Hemos visto, diversos argumentos desde los bíblicos, de la tradición, así como de la experiencia, tres aspectos importantes en la teología wesleyana.

Esperamos que éstos contribuyan a tener mayores argumentos que permitan al pastor o al líder instruir y educar a la congregación, respetando el derecho a los padres o a los miembros a escoger, evitando absolutizar “mi manera” como la

única y verdadera, siempre y cuando el sacramento del Bautismo se haga invocando la Santa Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

LA DOCTRINA DEL BAUTISMO DE INFANTES

(Primera Parte)

OBJETIVO: Al término de la lección, en sus tres partes, se habrá comprendido que la práctica

cristiana de bautizar a los infantes está suficientemente sustentada tanto en la Biblia como en la

teología que la iglesia desarrolló a través de los siglos, y que es la forma más saludable de

reconocer el estatus que los niños han recibido de Dios al hacerlos miembros del pueblo del

pacto.

INTRODUCCIÓN: ¿Por qué estamos abordando este tema? Es sorprendente que tengamos que

hacerlo, como si se tratara de una práctica dudosa recientemente implementada por la

denominación metodista. Y es precisamente porque este es el supuesto muy lamentable,

registrado dentro del mismo pueblo metodista durante las últimas décadas, que nos vemos en la

necesidad de incluir en este Manual semejante asunto. Algunos ignoran que la práctica de

bautizar infantes ha estado presente en todos los tiempos de existencia de la iglesia cristiana, que

se ha heredado de generación a generación, y que, por esto mismo, no fue una herencia que la

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Iglesia Católica nos dejó a los evangélicos. Y aún más, la práctica de reconocer a los infantes

como miembros del pueblo de Dios, siendo candidatos para recibir el sacramento que los califica

como tales, proviene no desde la iglesia primitiva, sino de muchos siglos antes, desde el Antiguo

Testamento. Siendo esta práctica algo natural y que nunca en la antigüedad suscitó discusión

alguna, sorprende que ahora lo debamos hacer. Esperamos despejar las dudas de quienes las

tengan, y seguir celebrando este sacramento en unión con todas las iglesias de la Reforma, en

unión con el cristianismo de todos los siglos, y en unión con el pueblo de Israel desde que nació

en los tiempos de Abraham.

Tengamos cuidado en no exceder las dimensiones. Ni para Wesley en su tiempo, ni para nosotros

hoy, la doctrina del bautismo de infantes es una de las doctrinas prominentes del metodismo.

Wesley lo practicaba y lo recomendaba de manera natural, ya que la Iglesia Anglicana, de la cual

él fue miembro hasta el momento de su muerte, lo practicaba. Y del mismo modo, las iglesias

reformadas o evangélicas, la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica lo practicaban sin ser para

nada motivo de discusión. Hoy nuestra Disciplina dice que debe retenerse, que debe promoverse,

pero no queremos decir que esta práctica nos distinga o caracterice. No. Si le damos este espacio

en el Manual presente es sólo con el fin de aclarar sus bases en respuesta a los metodistas que

hoy se han alejado de tan saludable sacramento infantil.

A. DOCTRINA OBTENIDA POR DEDUCCIÓN BÍBLICA

1. No es asunto de términos.

Si alguno insistiera en que deseare encontrar en el Nuevo Testamento la frase “bautismo

infantil”, tendremos que decirle que, por supuesto, no se encuentra allí. Y podemos

silenciar esa insistencia al aseverar que en el N. T. tampoco está la frase “bautismo de

adultos”. Tanto la práctica del bautismo infantil como la práctica del bautismo de

adultos las admitimos porque ambas se obtienen por deducción al leer algunas citas de

la Biblia.

a) Esto mismo ocurre con la doctrina de la Santísima Trinidad. No hay un texto que

diga que Dios es un solo Dios dentro del cual hay tres personas de una misma

naturaleza y dignidad. A pesar de que la Santísima Trinidad no está mencionada en

la Biblia, nosotros sabemos que Dios es trino y uno a la vez porque lo deducimos de

nuestra lectura de ciertas citas bíblicas. Y es el mismo caso de la doctrina sobre de

las dos naturalezas de Cristo, esta frase no se haya en ningún lado en toda la Biblia,

pero la deducimos de algunos pasajes bíblicos. ¿Queremos otro ejemplo? Entonces

recapacitemos en que no existe en la Biblia la frase la omnisciencia de Dios. ¿Y

entonces por qué creemos que Dios es omnisciente?Porque encadenamos algunas

citas bíblicas, y de allí deducimos dicha doctrina. O pensemos también, ¿dónde dice

la Biblia que se cambió el día del Señor del sábado al domingo? En ningún lado,

pero lo deducimos de varias citas bíblicas. Otra más: Las Escrituras no dicen que las

mujeres puedan tomar la Santa Cena. Y entonces, ¿por qué las aceptamos en la mesa

del Señor? No porque nosotros hayamos creado esa práctica, sino porquela

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deducimos de algunas referencias bíblicas. Y así podríamos seguir y seguir dando

ejemplos.

b) Sólo la necedad haría que alguien cerrara todo diálogo pidiendo de una manera

arbitraria que se le muestre la frase bautismo infantil en la Biblia, como condición

para admitirlo. La pregunta no debe ser ¿dónde está esa frase en el Nuevo

Testamento? La pregunta correcta es, ¿de cuáles citas bíblicas se deduce el bautismo

infantil en las Escrituras? El bautismo infantil está enseñado en la Biblia, y podemos

leer sobre ese tema, pero no buscando frases declaratorias, sino admitiendo que Dios

nos lo dice a través de la enseñanza sencilla de toda la Biblia. Así que, es una

doctrina obtenida por deducción, no por la enunciación o la declaración.

2. El bautismo infantil no está negado o prohibido en la Biblia.

Esto es importante. En cierta ocasión una persona puso una Biblia en las manos del

escritor de esta lección, con las palabras: “Dime con esta Biblia dónde está el versículo

que ordena el bautismo de niños”, por lo que este servidor le regresó la Biblia a sus

manos con otras palabras: “Dime tú con esa Biblia dónde está el versículo que prohíbe

que se bautice a los niños”. Así pues, tómese en cuenta que la Biblia no prohíbe el

bautismo infantil. Si así fuere, desde luego que nuestra iglesia no los bautizaría pues

incurriría en una desobediencia a la Palabra de un Dios vivo. En cambio, las Escrituras

contienen el suficiente material para deducirlo, sin contravenir ninguna enseñanza

bíblica. Prohibir el bautismo de infantes significaría dejar un gran vacío, ignorando una

vasta y trascendental enseñanza bíblica a la que se le restaría importancia.

B. IMPORTANCIA DE LA FAMILIA ANTE DIOS

3. Dios no creó al hombre para la soledad, sino para formar parejas que procreen hijos;

como una entidad no individual sino familiar. Por eso el pecado de Adán y Eva afectó a

toda su descendencia, a toda su familia, y esto porque así lo dispuso Dios. Desde su

origen, la raza humana fue diseñada no para vivir como individuos solos, sino como

grupos familiares.

a) Si los padres han estado transmitiendo el pecado a sus hijos, lo quieran o no, por la

vía de la herencia, debe ser también la voluntad de Dios (y con mayor razón) que

sean facilitadores o cauces de la gracia de Dios hacia sus hijos. Si en la familia

abundó el pecado por causa de los padres, debemos razonar que en ella debe

sobreabundar la gracia, también por causa de los padres, y así se haga realidad el

principio bíblico de Ro. 5:20, “…cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”.

b) Para repoblar la tierra después del juicio del diluvio, bastaba una sola pareja, pero

Dios prefirió valerse de toda una familia, la de Noé: “Entra tú y toda tu casa en el

arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación” (Gn. 7:1). Esto

evidencia el interés de Dios por las familias, valiéndose de una de ellas cuando salvó

a la humanidad.

c) En la Biblia está claro el hecho de que Dios bendijo a Isaac, no por causa de él

mismo, sino por amor a su padre Abraham, es decir, por los vínculos familiares que

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tenían entre sí. Pero aún más, para honrar la fe y obediencia de Abraham, Dios no

sólo bendeciría al hijo Isaac, sino también a los descendientes de la sangre y la carne

de Isaac: (Gn. 26:1-5) “…y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. Y

se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo

te diré,habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque

a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, yconfirmaré el juramento que hice

a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y

daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán

benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto,

mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes”.

d) Dios ordenó a Israel quecelebrara la pascua, no como nación reunida en alguna

parte, sino en los núcleos familiares, como una celebración familiar de la realidad de

la salvación de Dios: (Éxodo 12:3, 26, 27) “Hablad a toda la congregación de

Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las

familias de los padres, un cordero por familia… Y cuando os dijeren vuestros hijos:

¿Qué es este rito vuestro?,vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de

Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto,

cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y

adoró”. A Dios no le interesó resaltar lo personal o lo individual, como hoy lo

hacemos, él estaba pensando en su pueblo como conjunto de familias.

e) En el pensamiento de los apóstoles del Nuevo Testamento, la salvación debía ser

algo familiar: (Hch. 16:31) “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa”.

El carcelero sólo preguntaba por su salvación individual; pero Pablo, en armonía con

la dimensión familiar de la celebración de la pascua, entendía que la salvación

cristiana debía incluir a la familia del carcelero. Insistimos, en la Biblia el énfasis

divino no está en la salvación personal, sino en la salvación familiar.

f) Era requisito para el liderazgo cristiano no la salvación individual (que tanto se

enfatiza hoy), sino la experiencia de la salvación familiar. Si un padre no había

logrado la salvación de sus hijos, denotaba que algo no estaba completo, y por ello

no debía ser líder de la iglesia: (Tito 1:5, 6) “y establecieses ancianos en cada

ciudad, así como yo te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer,

y tenga hijos creyentes”.

4. Por eso, la circuncisión de los niños llevaba la intención de unirlos a sus padres cuando

éstos hacían un pacto con Dios. En realidad, este es otro principio divino que muchos no

logran ver: Que siempre Dios ha ordenado que, cuando hace un pacto con los adultos,

los niños deben ser incluidos. Ejemplos bíblicos de esta inclusión de los niños son el

pacto con Noé (Gn. 9:8, 9), “Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí

que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de

vosotros”. El pacto con Abraham: (Gn. 12:3; 17:10-13) “Bendeciré a los que te

bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias

de la tierra… Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia

después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la

carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de

ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el

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nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu

linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y

estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo”. El pacto con todo Israel, por la

mediación de Moisés: (Dt. 29:10-13) “Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová

vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales,

todos los varones de Israel; vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que

habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu

agua; para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu

Dios concierta hoy contigo”. Así fue con el pacto con David: (Salmos 89:3, 4, 34-37)

“Hice pacto con mi escogido; juré a David mi siervo, diciendo: Para siempre

confirmaré tu descendencia, y edificaré tu trono por todas las generaciones… No

olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios. Una vez he jurado por mi

santidad, y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre, y su trono como el

sol delante de mí. Como la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el

cielo. Selah”.

Por todo lo anterior, el pacto neo-testamentario, el de la gracia, no podía ser diferente, y

así lo entendió Pedro cuando, en Pentecostés, otra vez los individuos arrepentidos

piensan sólo en su salvación personal, pero el apóstol incluyó a los niños (Hechos 2: 37-

39), “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:

Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de

vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del

Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos

los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. Notemos que la

palabra del v. 39, “hijos”, es la traducción de la palabra griega téknon, que aparece

también en Hch. 21:21, “…diciéndoles que no circunciden a sus hijos (téknon)”, lo que

significa que se refiere a niños recién nacidos (la circuncisión se aplicaba a los ocho días

de nacido un bebé), y no solamente a hijos grandes. Esa misma palabra está también en

Ap. 12:4, “Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba por dar a luz, a fin de

devorar a su hijo (téknon) cuando naciese”, de donde entendemos que téknon se aplica a

un niño a punto de nacer. La única manera como entenderíamos que los niños ya no

deberían estar incluidos en el pacto de Dios, sería que él mismo lo dijera. Pero como

nunca lo dijo, por respeto a la Palabra de Dios debemos entender que el mismo principio

del Antiguo Testamento permanece en el Nuevo Testamento. Por lo tanto, por elemental

sentido común, la pregunta correcta no debe ser, ¿dónde dice la Biblia que deben

bautizarse los niños?, sino ¿dónde dice la Biblia que no deben bautizarse los niños? En

ningún lado de la Biblia Dios prohíbe el bautismo infantil. Por eso, lo que él no ha

cancelado, debe estar vigente; es su idea, y debe ser respetada.

Este día del Pentecostés, cuando Pedro predicó el primer sermón cristiano, estaba

naciendo la iglesia cristiana. Este era el día propicio para explicar si los niños deberían

ser sacados de los pactos con Dios, o si deberían permanecer incluidos. Dios los dejó

incluidos por boca de su apóstol. Bien, si Dios dio permiso a los niños para permanecer

dentro de su pacto de gracia con su pueblo, ¿quiénes somos nosotros para negarles la

señal de este pacto, que es el bautismo? ¿Dios les concede, lo que, es más, y nosotros les

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negaríamos lo que es menos? ¿Estaríamos en armonía o en aposición a la mente de Dios

acerca del lugar de los niños dentro del pueblo del pacto?

5. Así como la circuncisión fue la primera señal del pacto, el bautismo es la señal actual

del pacto de gracia. Tanto aquella señal como ésta tiene el propósito de reconocer que

los niños deben unirse a sus padres en los pactos con Dios. Algunos han sacado la

inexplicable deducción de que los niños no deberían ser aceptados junto con sus padres

para ser miembros del reino de Dios. Otros han sacado la deducción de que, si bien está

permitido que tanto padres como niños puedan ser miembros por igual del reino de Dios,

sin embargo, sólo los niños están descalificados para llevar la señal de esa membresía.

¡Qué inconsistencia! Conceden a los niños la capacidad para ser miembros del reino de

Cristo, pero les niegan la señal de esa capacidad.

6. En última instancia, los niños al crecer aceptarán o rechazarán la herencia espiritual

dada por Dios a través de sus padres; pero mientras, deben recibirla de ellos. El

bautismo infantil es una ceremonia que va de acuerdo con el criterio bíblico de Dios

sobre la familia, y con el criterio bíblico de Dios acerca de quiénes son recibidos por él

para concertar sus pactos. Él no rechaza, sino que llama y acoge a los niños cuando

establece un pacto con sus padres.

CONCLUSIÓN: Aquí terminamos el primer tramo de la jornada, y aún no hemos dicho lo más

importante. Sin embargo, lo que hemos deducido de las citas bíblicas leídas nos lleva a la

conclusión de que nunca fue dada una instrucción de parte de Dios en el sentido de que se

excluyera a los niños de los pactos divinos. Dios no está en contra de los niños en ningún sentido.

Al contrario, Dios siempre instruyó a los suyos para que los niños fuesen incluidos junto con sus

padres.

En la segunda parte abordaremos el argumento contundente que demuestra la necesidad de

conservar a los niños dentro del pacto de gracia, y de concederles el signo exterior de ese pacto,

que es el bautismo. Descubriremos la enseñanza paulina de la unidad del pacto de gracia en sus

dos momentos históricos: El tiempo cuando Dios lo reveló a Abraham, y el tiempo cuando lo

reveló a través de su Hijo. Tengamos paciencia y esperemos la siguiente lección.

(El apoyo bibliográfico viene al final de la Tercera Parte).

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Lección 6

LA DOCTRINA DEL BAUTISMO DE INFANTES

(Segunda Parte)

OBJETIVO: Continuamos con el mismo de la primera parte, y, además, seguimos la progresión

numérica de los capítulos.

C. POR LA RAZÓN EXPLICADA, EL GRAN PACTO DE GRACIA QUE DIOS

ESTABLECIÓ CON ABRAHAM INCLUÍA A LOS NIÑOS DESCENDIENTES,

COMO UNA UNIDAD FAMILIAR 7 “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones,

por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti”.

9 “Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia

después de ti por sus generaciones”.

12 “Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras

generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no

fuere de tu linaje”.

23 “Entonces tomó Abraham a Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a

todos los comprados por su dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de

Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le

había dicho”. 26 “En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo”.

21:4 “Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado”. (Génesis 17:7, 9, 12, 23, 26; 21:4)

7. Circuncisión para adultos y para infantes, a la vez.

Notemos de la cita anterior que la circuncisión, señal del pacto de gracia, se

administraba a dos tipos de personas: A los adultos, por su fe cuando ingresaban al

pueblo de Israel; y a los niños por la fe y obediencia de sus padres (v. 12).

a) Abraham fue circuncidado como adulto, por su fe; pero tanto Ismael como Isaac

fueron circuncidados en su infancia, por causa de la fe de su padre (17:26; 21:4).

b) En los niños lo que contaba no era su entendimiento del sacramento, sino su derecho

a recibirlo por ser hijos de alguien con quien Dios había hecho un pacto. ¡No es

enseñanza bíblica la de que sólo pueden recibir bendiciones espirituales los que

las entienden! La verdadera importancia estaba en que Dios encontraba significado

en esa señal, pues era una señal para él. La circuncisión era una señal para Dios y el

bautismo es también una señal para Dios, no para los candidatos que se bautizan.

Sólo en una segunda instancia los candidatos reciben alguna experiencia benéfica al

bautizarse, pero esa no es la prioridad.

c) No puede alegarse que la circuncisión se daba a los niños porque era algo sólo

externo, relacionada con el cuerpo, pero que el bautismo no se les puede dar porque

es algo espiritual. No, la circuncisión no era una mera operación física o corporal,

sino la señal del pacto de la salvación de Dios. La circuncisión tenía un significado

espiritual: “Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe

que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no

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circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia”

(Romanos 4:11).

8. Era importante circuncidar a los bebés.

Para Dios era tan importante que la señal de su pacto se aplicara a los niños, que castigó

a los padres irresponsables. Nuestra mente a veces deduce que privar de un sacramento a

un niño no representa relevancia puesto que ellos no tienen discernimiento. Pero

repetimos que el sacramento no era para el receptor o candidato, sino una señal para

Dios. Por eso Dios castigó a Moisés cuando le negó la circuncisión a su pequeño hijo.

“Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso

matarlo. Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo

echó a sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. Así le dejó luego

ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión” (Éxodo 4:24-26). Esta

señal del pacto de gracia continuó por siglos para todo aquel, adulto o infante, que fuera

contado como parte del pueblo de Dios, del pueblo del pacto.

9. Sólo hay un pacto de gracia.

Lo que vamos a explicar en este punto es la base bíblica fundamental del bautismo de

infantes. Quien no pueda comprender lo que Pablo aquí nos explica, jamás podrá

entender el trasfondo bíblico del bautismo de infantes. Todo lo que se ha explicado

antes, y lo que se explique después de los párrafos que siguen tiene su importancia, pero

la espina dorsal de esta enseñanza descansa sobre la siguiente deducción:

a) El pacto que Dios hizo primero con Abraham, es el mismo que está vigente para la

iglesia cristiana en Cristo Jesús hoy. (Gálatas 3:6-9, 15-18, 29)

6 “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.

8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de

antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.

9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.

15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez

ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.

16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las

simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es

Cristo.

17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley

que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a

Abraham mediante la promesa.

29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según

la promesa”.

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El pacto de gracia no nació cuando Cristo vino a nosotros, sino que fue originado entre

Dios y Abraham. Aquel fue un pacto de gracia porque se ofreció mediante la fe, no por

las obras. Para que un pacto sea de gracia, tiene que ser mediante la fe, “Por tanto, es

por fe, para que sea por gracia” (Ro. 4:16). Lo que Pablo nos explica en la cita de

Gálatas es que el pacto de gracia que Dios hizo con Abraham no fue invalidado por la

ley, es decir, siguió vigente hasta que se cumplió en Cristo. Para Abraham ese pacto fue

como una promesa, pero para nosotros es una cosa cumplida y confirmada con el

derramamiento de la sangre de Cristo. Cuando al pacto mediante Cristo se le llama en el

Nuevo Testamento “el nuevo pacto”, no es para contrastarlo con el pacto con Abraham,

porque es el mismo, sino para contrastarlo con el pacto del Sinaí mediante Moisés.

b) ¿Qué otras Escrituras confirman que el pacto con Abraham se confirmó en Cristo?

Lucas 1:68-73.

“Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos levantó

un poderoso Salvador en la casa de David su siervo, como habló por boca de sus

santos profetas que fueron desde el principio; salvación de nuestros enemigos, y de la

mano de todos los que nos aborrecieron; para hacer misericordia con nuestros padres,

y acordarse de su santo pacto; del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que

nos había de conceder”

Lucas 1:54, 55. “Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia de la cual habló a

nuestros

padres, para con Abraham y su descendencia para siempre”.

Este es el canto de María, atribuyendo la concepción y nacimiento de su hijo al pacto o

promesa que Dios hizo a Abraham.

Hechos 3:25, 26.

“Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres,

diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A

vosotros, primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os

bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad”.

Hechos 13:26, 32, 33

26 “Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a

Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación”.

32 “Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a

nuestros padres”,

33 “la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús;

como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado

hoy”.

c) Otro hecho fundamental que confirma esta verdad bíblica, un tanto descuidada hoy en

día, es que la iglesia es la continuación del pueblo judío, y es heredera de él.

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Romanos 11:17-24.

“Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido

injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del

olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz,

sino la raíz a ti.

Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su

incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino

teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que

cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra

manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad,

serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste

cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en

el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su

propio olivo?

En este pasaje Pablo hace ver la iglesia no como un nuevo olivo, uno distinto, sino el

mismo olivo que constituyó Israel.

Efesios 2:12, 13, 19, 20.

12, 13 “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y

ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en

Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos

por la sangre de Cristo”.

19, 20 “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los

santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los

apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”.

Por lo tanto, la iglesia heredó de Israel ese pacto de gracia que se le entregó a Abraham.

En la figura del olivo de Romanos 11, no sólo se observa que los gentiles son añadidos

al olivo del pueblo judío, sino también que los judíos que vengan a la fe de Cristo serán

injertados en “su propio olivo” (v. 24). Basta con recordar que la iglesia original estaba

integrada por judíos, y que los gentiles se agregaron después, para reconocer esta verdad

histórica. Es más, desde un principio estaba pensado por el Señor que a los

descendientes de Abraham se agregarían algún día los gentiles, según Gn. 17:4 y Ga.

3:8). “He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes”. “Y la

Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de

antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las

naciones”.

10. Muy bien, con todo lo que acabamos de señalar, estamos listos para hacer una deducción

perfectamente fundamentada en la Biblia y no en meros razonamientos humanos:

Si los niños estaban incluidos en el pacto de gracia antes que viniera Jesucristo, debemos

entender que ahora, cuando ese mismo pacto se cumple y perfecciona en Cristo, los

niños no tienen por qué ser sacados del mismo, antes todo lo contrario. ¿O era más

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amplio el pacto de gracia en la antigüedad, y Dios lo ha hecho ahora más estrecho?

Recordemos, es el mismo pacto, y si antes incluía a los niños, ¿por cuál razón ahora

deben ser echados fuera? Según nosotros, ¿Cristo vino a incluir o a excluir? Antes era

para judíos adultos y niños; pero ahora es para judíos adultos y niños, y también para los

gentiles.

a) Así lo explicó Pedro el día en que nació la iglesia cristiana, “Porque para vosotros

es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos

el Señor nuestro Dios llamare” (Hch. 2:39). Además, así estaba profetizado desde

seis siglos antes, “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo

pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus

padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos

invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es

el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré

mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos

me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su

hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más

pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de

ellos, y no me acordaré más de su pecado”(Jer. 31:31-34).

b) Así lo entendió Pablo, según 1ª Co. 7:14,“Porque el marido incrédulo es santificado

en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos

serían inmundos, mientras que ahora son santos”. Los cristianos en tiempos de

Pablo deseaban saber qué pasaba con los niños que eran hijos de un matrimonio

mixto (entre un creyente y un incrédulo). ¿Esos niños eran contados con el padre

incrédulo o con el padre creyente? Pablo afirma que Dios los cuenta con el creyente,

pues si así no fuera, serían niños inmundos, pero que, gracias al creyente, eran

considerados por el Señor con calidad de santos. La calidad del cristiano que ha

hecho un pacto de gracia con el Señor, santifica a su hijo, inclusive a pesar de que su

cónyuge no sea cristiano. El cónyuge incrédulo es “santificado” en el creyente con el

sólo objeto de que sus hijos no sean inmundos, sino santos. Así pues, los niños están

incluidos en el pacto de gracia que Dios hace con los adultos mediante Jesucristo.

c) Por eso se bautizaban familias enteras, incluyendo adultos y niños y, a veces, a los

esclavos de la casa: “Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de

la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el

corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue

bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al

Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos” (Hch. 16:14,15);

“Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron

la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en

aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con

todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su

casa de haber creído a Dios” (Hch. 16: 31-34); “También bauticé a la familia de

Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro” (1ª Co. 1:16). Estos

relatos no se describen como si se tratara de una cosa excepcional o extraordinaria

en los tiempos bíblicos, sino como algo natural, sin necesidad de dar explicaciones,

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como algo ordinario. Era común que se bautizaran familias enteras donde, por la

simple ley de las probabilidades, es de suponerse que había infantes.

Sólo se mencionan 12 casos de bautismos cristianos en todo el Nuevo Testamento:

En tres familias, y lo más probable es que no tenían. De Crispo sí se menciona su

familia, y podría pensarse que ésta se bautizó junto con la multitud mencionada

inmediatamente después de mencionarse su nombre (Hch. 18:8). En los cuatro

grandes grupos bautizados (Pentecostés, Hch. 2:41; los samaritanos con Felipe, Hch.

8:12; los corintios evangelizados por Pablo, Hch. 18:8; y los 12 discípulos efesios,

Hch. 19:5), no se mencionan sus familias, dado que se trataba de grupos, y éstas

podrían de igual modo estar o no estar en esas ocasiones. En cambio, en los únicos

cuatro casos donde las familias son claramente mencionadas, todas fueron

bautizadas (Cornelio, (Hch. 10:24, 47; 11:14; el carcelero y Lidia en Filipos, Hch.

16, y Estéfanas, 1ª Co. 1:16). Repitámoslo, en todos los casos donde las familias de

los bautizados no se dice que fueron bautizadas también, es por el simple hecho de

que no se mencionan; pero en todos los casos donde las familias se mencionan como

presentes a la hora de los bautismos, fueron todas ellas también bautizadas. ¿Qué nos

dice todo esto?

11. Prioridad del amor divino.

Recordemos también que la gracia de Dios tiene prioridad en nuestra experiencia. Es

decir, nos llega antes de que podamos entenderla o agradecerla. El amor de Dios va

primero: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1ª Juan 4:19). Aún

éramos pecadores enemigos de él, quienes nada entendíamos de su salvación tan

maravillosa, y ya éramos amados por él (Ro.5:8). Nuestro amor, obras y respuestas a la

gracia de Dios siempre vienen hasta después. Esta verdad es anunciada públicamente

cada vez que la iglesia bautiza a un infante, es la conmemoración de la prioridad de la

gracia, de la anticipación de la gracia y del amor de Dios que se derrama en un niño

antes que lo entienda, aunque lo entenderá después. Así, el bautismo infantil celebra

junto con la iglesia la gracia anticipante de un Dios que llega primero, y lo hace de una

manera más elocuente y visible que con los bautismos de adultos.

D. LA SEÑAL DE LA CIRCUNCISIÓN ES CAMBIADA POR EL BAUTISMO EN EL

NUEVO TESTAMENTO COMO EL SELLO O SEÑAL DEL PACTO

1. El bautismo sustituyó a la circuncisión como señal.

“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de

vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en

el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de

Dios que le levantó de los muertos” (Col. 2:11,12).

Si lo notamos bien, Pablo dice que la circuncisión de Cristo consiste en haber desechado

el cuerpo pecaminoso carnal en el bautismo, y se trata de una circuncisión no hecha a

mano para diferenciarla de la circuncisión antigua cuando se cortaba el prepucio. Así

pues, el bautismo es la circuncisión de Cristo. Todos estamos conscientes de que en el

Nuevo Testamento se canceló el uso de la circuncisión dentro de la iglesia cristiana, pero

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el bautismo ocupó su lugar, del mismo modo que se destituyó la celebración de la

Pascua, pero la Santa Cena ocupó su lugar.

a) La iglesia abandonó la circuncisión debido seguramente a que era sangrienta, al

igual que la pascua y los sacrificios de animales. La sangre de Cristo fue derramada

y anuló todo rito sangriento que antes se practicara. Dichos ritos eran tipos del

sacrificio de Jesucristo. Como el bautismo no es sangriento, seguro que por eso se

instituyó en lugar de la circuncisión.

b) Otra razón debió ser la dignificación que trajo Jesús a la mujer, elevándola sobre los

prejuicios de la ley y de las costumbres judías. Antes, sólo el varón era circuncidado

y la mujer nunca llevaba la señal del pacto, pero ahora la mujer es bautizada al igual

que el varón.

c) Y una razón más debió ser el hecho de que la circuncisión era una pared divisoria

entre judíos y gentiles, por la identificación de ese rito con la ley, y fue seguido

motivo de pugnas, Así que se necesitó sustituir dicho rito por el bautismo que

unificaba a todos.

d) Debe entenderse que, como otras cosas que vemos en el Nuevo Testamento, el

cambio de la circuncisión al bautismo debió ser gradual y no repentino.

2. La Biblia declara explícitamente que la circuncisión ya está invalidada (Gá. 5:1-

6),“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez

sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada

os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está

obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os

justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la

esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la

incircuncisión, sino la fe que obra por el amor”.

Por lo tanto, la nueva señal del pacto debe ser el bautismo. El pacto es el mismo, pero la

señal es distinta porque ahora es más inclusiva.

a) En ninguna parte la Biblia señala que los niños hayan quedado fuerade la

comunidad del pacto y que por eso debamos prohibirles la señal del pacto. El N. T.

sólo cambió la señal, pero no el pacto de gracia, ni las edades de los candidatos del

pacto.

b) En cualquier parte del mundo, una ley está vigente mientras no sea derogada. Es

lógico entender que la iglesia bautizaba niños del mismo modo como eran

circuncidados antes como judíos. Y es ilógico pensar que una ley divina tan

importante como la de colocar una señal del pacto en los niños ya no estuviera en

vigor sin que Dios la haya derogado.

c) Subrayemos que Pedro incluyó a los niños el día en que nació la iglesia.

d) Cristo proclamó su deseo de que los niños participaran de su reino, del pueblo del

pacto (ya que en el N. T. frecuentemente “el reino de Dios” se refiere al pueblo de la

gracia). Cuando los recibió (eran infantes), les impuso las manos y los bendijo (Mr.

10:13-16). Nótese que Jesús bendijo a niños que no comprendían esa bendición. Y

nótese también que Jesús declaró que la edad ideal para ser miembros de su pueblo

es la infancia, ya que a veces nosotros pensamos lo contrario, que sólo los adultos

son aptos para ello. Jesús pide a los adultos que se hagan como niños, y nosotros

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decimos que los niños esperen a que se hagan adultos. ¿Vamos en contra o a favor

de la mentalidad de Jesús? Claro que debemos tener cuidado con no interpretar las

palabras del Señor como si hablara del bautismo, porque no era así. Sólo señalamos

que su pensamiento se refería a lo ideal de la infancia para ingresar a su reino. No

podríamos bautizar a un niño sólo por ser niño, pues se requeriría la condición de

que sus padres hayan sido recibidos en el pacto de gracia. Recordemos, el bautismo

es la señal del pacto, no de la inocencia.

e) Quienes no aceptan el bautismo infantil cometen el grave error de no ver la relación

y la continuidad entre el A. Testamento y el N. Testamento. Ellos cancelan el A. T.

como fundamento del pacto de gracia. Nosotros admitimos la revelación total de la

Biblia.

(El apoyo bibliográfico viene al final de la tercera parte).

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Lección 6

LA DOCTRINA DEL BAUTISMO DE INFANTES

(Tercera Parte)

OBJETIVO: Continuamos con el mismo, y, además, seguimos la progresión numérica de los

capítulos.

INTRODUCCIÓN: Hemos explicado en las dos primeras partes de esta lección la base

escrituraria para la práctica del bautismo de niños pequeños. Estamos tan acostumbrados a decir

que la salvación es personal que hemos olvidado un énfasis bíblico que nos hace entender que

Dios siempre ha querido que la salvación sea familiar. Esto no significa que la salvación no sea

un hecho personal, pero sí debemos rescatar la idea antigua de que el Señor anhela que sea un

evento celebrado y vivido por todos los componentes de una familia. Por eso la Pascua y la

circuncisión de los niños eran celebradas de manera familiar, y por eso Dios instruyó a su pueblo

a que incorporaran a los niños cuando él hacía pactos con los suyos. Israel era el pueblo del

pacto, contados los niños junto con los adultos; y la iglesia es ahora el nuevo pueblo del pacto.

La circuncisión fue la señal de aquel pacto antiguo hecho con Abraham y su descendencia; pero

Dios contaba con que la llegada de Cristo fuera el cumplimiento y perfección de ese mismo

pacto, pues era y es un pacto de gracia mediante la fe. El Nuevo Testamento nos informa que el

bautismo ha sustituido a la circuncisión, pero no nos informa que los niños deban ser excluidos.

En esta parte final, terminaremos este desarrollo bíblico y teológico, anotando conclusiones que

hasta hoy están pendientes.

E. ADULTOS E INFANTES

1. El bautismo es ordenado a los que creen en el evangelio.

Así como en el A. Testamento se circuncidaban adultos que deseaban ser parte del

pueblo de Dios, también hay adultos hoy que se convierten a Cristo y pasan a ser

parte de la iglesia o pueblo del pacto, y reciben así la señal del pacto que es el

bautismo. A los adultos se les pide que se arrepientan y crean como requisitos para su

salvación, y así ser miembros del pueblo de Dios, y posteriormente se bauticen como

señal: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El

que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”

(Marcos 16: 15, 16). Nótese que este pasaje no explica nada sobre el bautismo, pues

no es su tema. Se refiere a la evangelización. Se habla de creer porque se refiere a la

aceptación del evangelio, no del bautismo.

2. Lo anterior no excluye a los infantes.

a) Igual que la circuncisión, el bautismo debe estar disponible para los niños.

De ningún modo está en la cita de Marcos la intención de que el requisito

de creer se aplique a los niños, porque uno es el bautismo de adultos y otro

el de niños, aunque sean para el mismo fin: llevar la señal de ser miembros

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del pueblo cristiano. Es lo mismo con el pacto hecho con Abraham,

¡porque es el mismo pacto! Este hecho Dios no lo ha cambiado. Abraham

fue circuncidado como adulto por su fe que en ese momento estaba

presente, mientras que Isaac fue circuncidado como infante antes de tener

fe, en la esperanza de que llegara a tener su fe propia en el futuro. Mientras

tanto, bastaba con que la fe estuviera presente, no en el niño sino en su

padre. Contéstese a esto: ¿Los niños tienen fe? Sabemos que no. Luego,

por ello ¿no son salvos? Cristo y Pablo dicen que sí son salvos (Mr. 10:14;

1ª Co. 7:14). Es claro que el modo de salvación de un adulto y el de un

niño son diferentes. Si así lo entendemos, ¿cómo no entender que los

modos del bautismo que conmemora la salvación también han de ser

diferentes? No pueden ser los mismos requisitos para ambos casos.

b) Entendiendo la Biblia con sentido común.

Si se les exigiera a los niños, ilógicamente, requerimientos que sólo son

demandados a los adultos, entonces tendríamos que prohibir a los niños

comer porque no pueden trabajar. La Biblia prohíbe claramente que coma

al que no trabaje, “Porque también cuando estábamos con vosotros, os

ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2ª Ts.

3:10). ¿A quién se le ocurriría aplicar esta condición a los niños, solo

"porque la Biblia lo dice"? Ellos no eran sujetos de la amonestación de

Pablo, puesto que los sujetos en cuestión eran sólo aquellos adultos que el

apóstol sabía que podían trabajar pero no lo hacían. Pablo no estaba

hablando de los niños, no eran considerados en su exhortación, y querer

considerarlos allí sería una arbitrariedad. Exactamente del mismo modo,

cuando Jesús exigió la fe en aquellos que habrían de ser salvos, no estaba

hablando de los niños, no podemos incluirlos en una frase donde no son

los sujetos de ella, pues, de hacerlo, incurriríamos en la arbitrariedad de

forzar el pasaje a fin de que diga lo que queremos y no lo que Jesús está

claramente diciendo. No hay que confundirse, la inclusión de los niños

como candidatos a la señal del pacto es asunto de Dios y no requieren ni fe

ni arrepentimiento. Pero siempre se ha requerido, en ambos Testamentos,

que la fe esté en al menos uno de los padres del niño.

3. El papel de los padres al ser incluidos sus hijos en el pacto.

a) Dios confiaba en que Abraham, después de circuncidar a Isaac, lo

enseñaría a amar al Señor y a obedecerle, “Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a

Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande

y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?

Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que

guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga

venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él” (Gn. 18:17-

19).

b) No eran los sacerdotes sino los padres de familia los responsables de

lograr que los hijos vivieran en los caminos de Dios: “Y cuando os dijeren

vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la

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víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de

los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras

casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró” (Ex. 12:26,27); “Y estas

palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a

tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino,

y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu

mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los

postes de tu casa, y en tus puertas” (Dt. 6:6-9); “Y si mal os parece servir

a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron

vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de

los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a

Jehová” (Jos. 24:15).

c) Cuando un niño es bautizado, los padres deben consagrarse públicamente a

guiar a ese niño en las ordenanzas del pacto de gracia, esperando que al

crecer no se aparte de ellas, como nos lo asegura Pr. 22:6, “Instruye al

niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Más

tarde, el niño aceptará por fe propia la obra redentora consumada por

Cristo, el hecho de ser miembro del pueblo de Dios gracias a la expiación

de su Salvador, y sabrá que la señal del pacto ya está en él y es vista por

Dios, y la aceptará como un privilegio que sus padres por amor a él le

concedieron, por lo que no necesitará recibirla otra vez.

d) Por la razón anterior, los únicos niños que no deben ser bautizados son los

hijos de padres que no sean verdaderamente cristianos, pues no pertenecen

al pacto de gracia. En este caso, si se permitiera el bautismo de un infante

cuyos padres no son creyentes, toda la argumentación en favor del

bautismo infantil se vendría abajo, y no habría elementos que sirvan de

sustento para un bautismo cristiano válido. Del mismo modo que estaría

mal celebrar el bautismo de un adulto que no tiene fe en Jesucristo, estaría

también mal el bautismo de un niño cuyos padres carecieran de una fe viva

en el Hijo de Dios.

4. El bautismo es irrepetible.

a) Por todo lo visto hasta aquí, el bautismo infantil es válido y bíblico, por lo

que todo niño bautizado no debe bautizarse de nuevo al ser adulto. Nadie

puede bautizarse dos veces, ya que para Dios el bautismo es único, uno

solo basta, según Ef. 4:4-6., “Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis

también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor,

una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y

por todos, y en todos”. Hay un solo bautismo pues hay un solo Dios, un

solo Señor, etc. El error de rechazar un bautismo válido (como el infantil)

y administrar un segundo ritual, podría cometerse, aunque fuera

inconsciente o involuntariamente. La verdad es que, si el bautismo infantil

fue celebrado debidamente, entonces ya no existirá un segundo bautismo,

no importa cuántas veces ni de cuántas maneras se intente un segundo

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bautismo. Se pueden repetir solamente las ceremonias o ritos bautismales,

pero no se puede repetir el bautismo, debido a su unicidad.

b) Así como antiguamente la Pascua se repetía, también hoy la Santa Cena se

celebra repetidamente. Pero, así como la circuncisión se celebraba una sola

vez, también el bautismo es irrepetible. Recordemos que en la teología

protestante sólo aceptamos como sacramentos aquellas conmemoraciones

de la muerte y resurrección de Cristo que tengan un antecedente ritual en

la era del A. Testamento. Por eso no podemos reconocer más de dos

sacramentos, pues sólo la Cena del Señor es la continuación de la Pascua,

y sólo el bautismo es la continuación de la circuncisión.

F. EL SILENCIO DEL NUEVO TESTAMENTO SOBRE EL BAUTISMO INFANTIL

DEBE INTERPRETARSE NO COMO ALGO NEGATIVO (EXCLUYENDO), SINO

COMO ALGO POSITIVO (INCLUYENDO)

12. Toda la Biblia es la Palabra de Dios.

Creemos en la totalidad de la Biblia como la unión de dos Testamentos

igualmente inspirados por el Espíritu Santo. Lo que se explicó en el Antiguo

Testamento, no es necesario que se repita en el Nuevo Testamento. Si Dios

incluyó a los niños en la dispensación antigua, nosotros no debemos excluirlos

ahora pues careceríamos de autorización del Señor. Si la explicación de que Dios

deseó que se incluyera a los niños en el pueblo del pacto, recibiendo la

circuncisión como señal de ese pacto, ya está en el A. Testamento, entonces no

tiene él por qué explicarlo también en el N. Testamento.

13. Los hijos de creyentes en la época del N. Testamento.

En el N. Testamento no se registra ningún bautismo de algún joven o adulto que

haya nacido y se haya criado en un hogar cristiano. Esto es así a pesar de que el

tiempo que cubre el N. T. es suficientemente largo como para que existieran

muchos casos de adultos formados en hogares cristianos desde niños. Lo

interesante es que en el N. T. sólo se relatan bautismos de adultos convertidos del

paganismo o del judaísmo, que no eran antes parte de la iglesia cristiana. ¿Qué

podría significar esto? Si no se mencionan adultos cristianos bautizándose, ¿no es

un hecho que nos obliga a pensar que habían sido bautizados desde niños? ¿De

qué otro modo podríamos interpretar ese silencio?

14. No hubo jamás una anulación de la inclusión de los niños ordenada por Dios.

Si en la época del N. Testamento se hubiera anulado la inclusión de los niños que

estaba vigente desde el A. Testamento, ¿por qué no hay ni una discusión de algún

judío o algún judío-cristiano, a lo largo del N. Testamento, siendo que esa

inclusión les era tan importante? Se discutió la cuestión de las comidas, de la

circuncisión, del sábado, porque estas cosas estaban siendo cambiadas. Pero, ¿por

qué nunca se discutió la exclusión de los niños? Sencillamente, porque nadie los

estaba excluyendo. Recordemos que donde había familias que recibían el

evangelio se bautizaban todos los miembros de ellas.

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15. Si el pacto de gracia antes de la llegada del Salvador incluía a los niños, ¿qué

debemos pensar que pasó con ese pacto después de la llegada de Jesucristo? ¿Ese

pacto se hizo más generoso o más limitado? ¿Más amplio o más restringido? ¿Más

abierto o más cerrado? ¿Se volvió inclusivo o exclusivo? ¿Cuál es la naturaleza

del evangelio? ¿Era Dios más generoso en la administración de su pacto en los

tiempos de Abraham, y menos generoso en los tiempos de Cristo? ¿Cuál es

nuestra deducción sobre esto?

16. Si aceptamos que Dios ha dado su gracia a nuestros hijos, ya que de otra manera

ellos serían inmundos, y les negamos la señal de esa gracia, ¿les está dando Dios

lo que es más, pero nosotros les negamos lo que es menos? ¿Qué teología sería

esa? ¿Vamos en armonía con Dios, o contra él?

17. Si Dios concede el bautismo con el Espíritu Santo a algunos niños, incluso antes

de nacer como fue el caso de Juan el Bautista, “No beberá vino ni sidra, y será

lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre” (Lc. 1:15), ¿nosotros

les negamos el bautismo en agua que es inferior al del Espíritu, e incluso es

símbolo de éste? ¿Está, entonces, Dios más equivocado que nosotros? Repetimos,

¿nuestro corazón es como el de Dios, o va en contra de las intenciones de Dios?

18. Si alguno considerase pecado otorgar el agua bautismal a un niño, entonces, ¿no

sería peor pecado, y hasta criminal, mutilarlo con una circuncisión? Todo lo que

se argumente contra el bautismo de niños tendría que argumentarse, pero con más

fuerza, contra la circuncisión infantil explícitamente ordenada por Dios. ¿Nuestra

teología prejuiciada nos ha hecho más sabios que Dios?

G. TESTIMONIO DE LA HISTORIA

19. Nunca en toda la historia de la iglesia se cuestionó el bautismo infantil, ni siquiera

en las épocas de controversia y cambios. La primera vez que fue cuestionado, fue

en el siglo XVI, por los anabaptistas (sector de la reforma radical). Un nuevo

rechazo surgió hasta el siglo XX con el movimiento pentecostal. Además del

prestigio que le da la fundamentación bíblica, el bautismo infantil cuenta también

con el respaldo del respeto que la iglesia de Jesucristo le ha dado a través de su

historia.

20. Los reformadores del siglo XVI reclamaron el regreso a las Escrituras como

fuente para la doctrina y la práctica de la iglesia. Todos ellos: Lutero, Calvino,

Zwinglio, Melanchton, Cranmer, Knox, y todos los demás, revisaron de una

manera profunda las prácticas de la iglesia de la edad media, comparándolas con

la Biblia. Hicieron grandes cambios que sacudieron a la Europa de ese tiempo. Sin

temor a la persecución, enfrentando a los grandes poderes de su tiempo, echaron

abajo todo lo que entendieron que no se conformaba con la Palabra de Dios. Y

todos ellos, sin excepción, encontraron que el bautismo infantil estaba

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suficientemente armonizado con la Biblia, por lo que lo conservaron para las

nuevas iglesias protestantes. Y luego, Juan Wesley en el siglo XVIII, en medio de

uno de los más grandes avivamientos de la historia, revisó también la doctrina y

práctica de su iglesia a la luz de las Escrituras, y promovió la transformación de su

iglesia madre, pero conservó y recomendó el bautismo infantil porque lo

encontraba fuertemente sostenido por la teología bíblica.

21. De los doce grandes cristianos (llamados en la Historia Eclesiástica los Padres de

la Iglesia) allá en los primeros años de la vida de la iglesia, nueve mencionan el

bautismo infantil en sus escritos aprobándolo, mientras que los otros tres no lo

mencionan ni favoreciéndolo ni cuestionándolo. Por ejemplo:

Ireneo (115-200), el primer teólogo bíblico después de los apóstoles, lo

aprobó.

Tertuliano (160-220), aunque prefería el bautismo de adultos, aceptó el

infantil como válido. Nunca dijo que no fuera apostólico o que fuera una

novedad reciente. Su poca valoración de él fue de tipo personal y por razones

prácticas, mas no doctrinales.

Orígenes (185-254), afirmó que el bautismo de niños databa desde los

apóstoles.

Hipó1ito (¿160?-236), mencionó lo mismo que Orígenes.

Cipriano (200-258), puntualizó la conveniencia de bautizar a los infantes lo

más pronto posible.

Ambrosio (397), creía que el bautismo abría el cielo a los niños. Aunque no

estamos de acuerdo con él en esa creencia, sin embargo, debemos notar su

aprobación del bautismo infantil, en armonía con la iglesia de su época.

El Concilio de Cartago, en el año 253, discutió el tema del bautismo infantil,

pero sólo para decidir si lo correcto era bautizar a un niño antes de los ocho

días de nacido (recuérdese que la circuncisión se practicaba a los ocho días del

nacimiento), o después. Pero la validez del bautismo infantil no fue discutida

en absoluto.

Agustín (354-430), el más grande cristiano de la iglesia antigua, después de

los apóstoles, declaró que la mayor prueba de que el bautismo de infantes

databa desde los apóstoles era que no había registro alguno de que algún

concilio lo hubiera acordado, sino que era practicado de una manera natural y

uniforme en las iglesias de todo el mundo, de generación en generación, desde

el inicio mismo de la iglesia cristiana.

Ireneo, obispo de Lyon (200-230), dice en uno de sus escritos: “Vino (Cristo)

en persona a salvar a todos, es decir, a todos los que por Él nacen de lo alto

para Dios: recién nacidos, niños, muchachos, jóvenes y adultos”. El hecho de

que San Ireneo mencione tan espontáneamente a los niños y recién nacidos

entre los bautizados, muestra que esta tradición era una práctica auténtica e

instintiva en la consciencia de la iglesia. Él no estaba discutiendo ni

defendiendo el tema, sino solamente enunciándolo como algo universalmente

aceptado y fuera de toda discusión.

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Aquí cabe hacernos una pregunta retórica: El bautismo infantil, ¿va en contra o a

favor del testimonio de la historia?

H. CONSIDERACIONES FINALES

Es cierto que el Nuevo Testamento, escrito en la era de la iglesia del siglo I, no menciona

literalmente el bautismo infantil, pero observemos esto: El Antiguo Testamento incluyó a los

niños y la iglesia primitiva posterior al N. T. (la de los siglos II, III y IV), también los incluyó.

Luego entonces, ¿qué debemos pensar que hacía con los niños la iglesia del N. T., ubicada en

medio del A. T. y de la iglesia de los siglos II, III y IV? Y aún más, tomando en cuenta que el N.

T. declara la gracia de Dios sobre los niños, ¿qué es más lógico pensar? ¿Que la iglesia del N. T.

practicó, o que no practicó el bautismo infantil? ¿No es absolutamente razonable entender que la

práctica de aceptar a los niños se originó en el A. T. y pasó a la iglesia de los siglos II, III y IV a

través de la iglesia del siglo I (la del N. T.)? ¿O debemos pensar que la aceptación de los niños

"saltó" desde el Antiguo Testamento hasta la iglesia del siglo II? ¿De dónde sacó la idea de

bautizar niños la iglesia del siglo II?

Los metodistas recibimos la práctica de bautizar niños no de la iglesia católica, sino de la iglesia

de la Reforma. Los reformadores la recibieron a su vez, no de la iglesia católica, sino de la iglesia

histórica. Ésta la recibió de la iglesia del N. T. y 1a iglesia del N. T. lo aprendió de las

costumbres y enseñanzas bíblicas del A. T. El bautismo infantil se origina en el A. T.

¿Podemos los padres cristianos negar a nuestros hijos el derecho que Dios les ha dado de ser

parte de su iglesia? ¿Podríamos creer que glorificamos a Dios al negar su gracia redentora en

ellos? ¿Preferiríamos pensar que nuestros hijos no son "santos" (1ª Co. 7:14)? Por supuesto que si

creemos que son "santos", es porque reconocemos que en ellos descansa la gracia de Jesucristo

como un resultado de que nosotros, sus padres, hemos hecho un pacto con Dios a través del

Señor Jesús. Y de ser así, ¿por qué negarles la señal que simboliza y celebra esa realidad?

Recordemos, es Dios quien incluye a los niños en los pactos que él hace con sus padres. Negarles

esta señal, ¿no manifiesta menosprecio hacia los niños, sólo por causa de su edad? Hasta allá

pueden llegar los prejuicios doctrinales.

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APOYO BIBLIOGRÁFICO:

† Small, DwigutHervey, Las Bases Bíblicas para el Bautismo de Infantes, Fleming H.

Revell Company, Westwood, N. J., 1959, pág. 17-202.

† Marcel, Pierre Ch., El Bautismo, Sacramento del Pacto de Gracia, Nueva Creación,

Buenos Aires, 1991, pág. 65-253.

† Van Engen, Carlos, Hijos del Pacto, T. E. L. L., Grand Rapids, Mi., 1985, pág. 36-143.

† Disciplina de la Iglesia Metodista de México A.R. Edición 2014-2018

† El Bautismo, Publicación de la Comisión de Fe y Orden de la IMMAR, DILIC, Puebla,

pág. 1-32.

† Plan Rector Nacional de Estudios Tomo II Nivel 2

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CUESTIONARIOS DE LAS LECCIONES

LECCIÓN 1, LAS FUENTES TEOLÓGICAS DEL METODISMO.

1. Mencione las cuatro fuentes de donde se obtiene la teología o doctrina metodista:

A) ___________________________________________________________________________

B) ___________________________________________________________________________

C) ___________________________________________________________________________

D) ___________________________________________________________________________

2. ¿Tiene usted alguna opinión sobre si sería factible agregar una quinta fuente (la creación)? _____

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

3. ¿Cuál de las cuatro era para Wesley la más importante? _________________________________

4. ¿Cuál fuente era la que tenía el segundo lugar en importancia? ____________________________

5. Comparta cuán importante es para usted en lo personal su propia experiencia con Cristo. _______

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

6. ¿Qué pensamientos le vinieron al saber que los metodistas no tomamos la Biblia sola como fuente

para elaborar nuestra doctrina? ___________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

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LECCIÓN 2, LA DOCTRINA DE LAUNIVERSALIDAD DE LA GRACIA DE DIOS

1. ¿Cómo se llama la gracia de Dios que nos ha sido dada a toda criatura y que actúa en

todos antes de obtener la salvación?__________________________________________

2. Cuando colaboramos con esa gracia y nos rendimos a los pies de Cristo, ¿cómo se

llamará dicha gracia?

____________________________________________________________

3. ¿Qué significa la palabra “preveniente” _______________________________________

4. Explique la frase “El pecado y la gracia son coextensivos” ________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

5. ¡Cuál cita bíblica nos habla de que el pecado y la gracia son coextensivos? ___________

________________________________________________________________________

6. ¿Cómo sabemos que la gracia salvadora no puede ser irresistible? ___________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

7. ¿Nosotros creemos que el arrepentimiento y la fe son el resultado de nuestro libre

albedrío? ________________________________________________________________

LECCION 3, DOCTRINA DEL ARREPENTIMIENTO

1. Consulte un diccionario Bíblico y defina la palabra: Arrepentimiento.

2. ¿Quién produce el arrepentimiento y la fe preexistente?

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3. ¿Qué estado de ánimo conduce a una confesión de pecado amplia y sincera y que implica?

4. ¿A qué conduce el arrepentimiento del evangelio?

5. Cuándo hay arrepentimiento esto implica un cambio y ese cambio implica dos cosas ¿Cuáles son?

LECCION 3, LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACION POR LA SOLA FE

1. Consulte un diccionario Bíblico y defina las palabras: Justificación, Expiación y Fe.

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2. ¿Qué establece la doctrina de la justificación por la sola fe?

3. ¿Qué es lo que hace Dios por nosotros, que constituye la única base real para el comienzo de la vida cristiana?

4. ¿Qué es lo único sin lo cual una persona no puede ser justificada?

5. ¿Dónde comienza y continúa la obra del Espíritu Santo?

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6. ¿Qué causa originaria, meritoria e instrumental hacen que el perdón se extienda a todos los pecados cometidos?

LECCION3, LA DOCTRINA DE LA REGENERACION O NUEVO NACIMIENTO

1. Consulte un diccionario Bíblico y defina la palabra: Regeneración.

2. ¿Qué establece la doctrina de la Regeneración?

3. ¿Cuál es la diferencia que existe entre la justificación y la regeneración?

4. ¿Qué es lo que hace que la regeneración sea más que una reforma externa?

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5. ¿Exprese con sus propias palabras lo que significa para Usted el ser regenerado o haber nacido de nuevo?

LECCION 4, LA DOCTRINA DEL TESTIMONIO DEL ÉSPIRITU

1. Consulte un diccionario Bíblico y defina: Testimonio

2. ¿Según Wesley en que consiste el testimonio del Espíritu?

3. ¿Cuáles son dos versículos fundamentales de esta doctrina?

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4. ¿Cuáles son las dos señales de esta doctrina que se observan en el cristiano?

LECCIÓN 4, LA DOCTRINA DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA (Primera Parte)

1. ¿Qué significa el vocablo griego teleios? __________________________________________

2. ¿Qué entiende usted por perfección cristiana? ______________________________________

___________________________________________________________________________

3. ¿Qué experimenta en su corazón al ver tantas citas bíblicas hablándonos de una vida que no

está dominada por el pecado? ___________________________________________________

___________________________________________________________________________

4. Explique qué es el tiempo gramatical del griego llamado aoristo _______________________

___________________________________________________________________________

5. ¿Cuál cita bíblica le hizo ver con mayor claridad la doctrina de la perfección cristiana? _____

___________________________________________________________________________

95

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LECCIÓN 4, LA DOCTRINA DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA (Segunda Parte)

1. ¿Por qué decimos que para el Sr. Wesley fue importante la doctrina de la perfección cristiana? __

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

2. Mencione tres aspectos que recuerde acerca de lo que es y lo que no es la perfección cristiana:

a) ___________________________________________________________________________

b) ___________________________________________________________________________

c) ___________________________________________________________________________

3. Dijimos que la doctrina de la perfección cristiana está en medio de creencias en los extremos, y

nos referimos a dos casos con los incisos a y b del punto 3, ¿cuál de los dos recuerda? _________

______________________________________________________________________________

4. Explicamos que la santidad es siempre progresiva, pero que puede haber tres tiempos en esa

progresión si es que sucede la perfección cristiana. ¿Cuáles son esos tres tiempos? ____________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

LECCIÓN 5, LA DOCTRINA DE APOSTASÍA (Primera Parte)

No tiene cuestionario.

LECCIÓN 5, LA DOCTRINA DE APOSTASÍA (Segunda Parte)

No tiene cuestionario.

LECCIÓN 4, LA DOCTRINA DE APOSTASÍA (Tercera Parte)

1. ¿Qué se entiende como Perseverancia Incondicional de los Santos? ___________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

2. ¿Qué se entiende por Perseverancia Condicional de los Santos? ______________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

3. ¿Qué entendemos por medio calvinismo o calvinismo incompleto? ___________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

4. Explique cómo la parábola de la vid verdadera (Jn. 15:1-6) expone que existe la posibilidad de

perder la salvación. Puede ver su Biblia. _____________________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

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5. ¿Qué opina usted acerca de la explicación de Wesley acerca de que primero se pierde la salvación

y luego se comete el pecado voluntario, y no al revés? __________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

6. Si dijéramos que la salvación no se puede perder porque Jesús dijo “Nadie arrebatará de mi mano

a mis ovejas”, ¿qué respondería usted? _______________________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

7. Si dijéramos que un hijo no puede dejar de ser hijo de sus padres, y por eso tampoco un hijo de

Dios puede dejar de ser hijo de Dios, ¿qué contestaría usted? _____________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

8. Si usted cree tener la seguridad de su salvación, ¿en qué se basa para tener dicha seguridad?

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

______________________________________________________________________________

EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO

LECCIÓN 6, LA DOCTRINA DE EL BAUTISMO DE INFANTES (Primera Parte)

1. ¿Qué queremos decir al aseverar que la doctrina del bautismo infantil se obtiene sólo por

deducción bíblica? ________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

2. Dé un ejemplo de otra doctrina que se elaboró por deducción bíblica ________________

________________________________________________________________________

3. ¿Cómo sabemos que la familia es importante para Dios? ¿Qué referencia bíblica

podríamos mencionar?

______________________________________________________________

________________________________________________________________________

4. ¿Qué nos dice el Nuevo Testamento acerca de la palabra griega téknon? ______________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

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________________________________________________________________________

5. ¿Con cuál ceremonia anterior al bautismo, se distinguía a los niños cuyos padres habían

hecho un pacto con Dios en los tiempos del Antiguo Testamento?

________________________________________________________________________

LECCIÓN 6, EL BAUTISMO DE INFANTES (Segunda Parte)

- ¿Es diferente el pacto con Abraham al pacto mediante Cristo? ______________________

- ¿Cómo explica usted Gálatas 3:6-9, 15-18, 29? _________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

- El bautismo infantil celebra la prioridad del amor de Dios, ¿qué significa esto? ________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

- Diga una de las razones por la que el bautismo sustituyó a la circuncisión ____________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

LECCIÓN 6, LA DOCTRINA DE EL BAUTISMO DE INFANTES (Tercera Parte)

1. ¿Qué enseñanza acerca de los niños nos deja 1ª Co. 7:14? _________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

2. Jesús se refería a los adultos cuando pidió que crean al evangelio antes de ser bautizados.

Pero algunos aplican esa instrucción a los niños. ¿Cuál cita de 2ª Tesalonicenses nos

ayuda a ver la equivocación de estas personas? __________________________________

________________________________________________________________________

3. ¿Cuántas veces se podría bautizar una persona? _________________________________

4. El pacto de gracia establecido con Abraham incluía a los niños, pero cuando ese pacto se

perfeccionó con Cristo, ¿debemos pensar que los niños fueron excluidos o que

permanecen en él? ________________________________________________________

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5. ¿Qué le enseña a usted el hecho de que todos los reformadores del siglo XVI, y Juan

Wesley en el siglo XVIII, aceptaron como bíblico el bautismo de infantes? ___________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

6. Vuelva a leer el párrafo sobre la opinión de Agustín acerca del bautismo infantil, y

comparta a qué conclusión le lleva a usted _____________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

7. Comparta una reflexión suya después de haber estudiado esta última lección

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

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GABINETE GENERAL OBISPO, PBRO. ANDRÉS HERNÁNDEZ MIRANDA COORDINACIÓN NACIONAL DE PROGRAMA ING. RAÚL NEGRETE VARGAS ÁREA NACIONAL DE DESARROLLO CRISTIANO LIC. TAVITA GÓMEZ PALOMO

COMISIÓN NACIONAL DE CONTINUIDAD Y CAPACITACIÓN EN MINISTERIOS PBRO. VÍCTOR COSSÍO CORONA E l a b o r ó : P b r o . B e r n a b é R e n d ó n M o r a l e s . R e v i s ó y c o m p l e m e n t ó : I n g . R a ú l N e g r e t e V a r g a s A p o y a r o n : P b r o . B e n j a m í n H e r n á n d e z C h á v e z y

P b r o . J o s é M a n u e l H e r n á n d e z - C A M .


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