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    CUENTOS COMPLETOS 4 - LOS DAS DE PERKY PATPhilip K. Dick

    Ttulo original: The collected stories of Philip K. Dick, vol 4: The Days of Perky Pat 1987 by The Estate of Philip K. Dick 2003 Adicktos

    Traduccin: Ver agradecimientos y crditosEdicin digital de los relatos: Ver agradecimientos y crditosEdicin digital y compaginacin: SadracRevisin: Ren & Stimpy

    NDICE

    Nota del editor digital

    Introduccin, por James Tiptree Jr.

    Automacin, Autofac 1965Servicio de reparaciones, Service Call 1965El cliente perfecto, Captive Market 1974El modelo de Yancy, The Mold of Yancy 1955El informe de la minora, The Minority Report 1956Mecanismo de recuperacin, Recall Mechanism 1964La M no reconstruida, The Unreconstructed M 1987Nosotros los exploradores, Explorers We 1959Juego de guerra, War Game 1959Si no existiera Benny Cemoli..., If There Were no Benny Cemoli 1963

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    Acto de novedades, Novelty Act 1964La araa acutica, Waterspider 1964Lo que dicen los muertos, What the Dead Men Say 1964Orfeo con pies de arcilla, Orpheus with Clay Feet 1964Los das de preciosa Pat, The Days of Perky Pat 1953Cargo de suplente mximo, Top Stand-By Job 1963Que haremos con Ragland Park, What'll We Do with Ragland Park? 1964

    Oh, ser un Blobel!, Oh, To Be a Blobel! 1964

    Notas

    Agradecimientos y crditos

    NOTA DEL EDITOR DIGITAL

    Los cinco tomos que constituyen los Cuentos completos de Philip K. Dick fueronpublicados por primera vez en Estados Unidos en 1987, cinco aos despus de la muerte

    de su autor. Aunque agruparon la totalidad de relatos cortos, se omitieron algunoscuentos largos o novelas cortas que posteriormente fueron empleados comosoporte para la produccin de sendas novelas, tcnica a la que el escritor recurri envarias ocasiones. El lanzamiento de los Cuentos completos fue un rotundo xito,habindose conocido hasta la fecha al menos tres reediciones en idioma ingls.

    Al ao siguiente, la editorial Martnez Roca compr los derechos para editar estosescritos en lengua espaola, y as ven la luz los primeros tres volmenes: Aqu yace elwub (1989), La segunda variedad (1991) y El padre-cosa (1992). Pero losanhelados volmenes cuarto y quinto, previstos para 1993 y 1994 respectivamente, jamsfueron publicados. Pero fue entonces cuando la casa editora atraves dificultadeseconmicas que derivaron en su desaparicin. As, los numerosos lectores de Dick sevieron impedidos de deleitarse con el resto de sus relatos. Inexplicablemente, ningunaotra editorial tom la posta dejada por Martnez Roca. Y puntualizo inexplicablementeporque, a juicio personal, considero que sera un verdadero xito de ventas, al igual que latraduccin y publicacin de las trece novelas que siguen inditas en nuestro idioma, msan en un momento en que la obra de Dick cada vez es ms leda y valorizada, al tiempoque es motivo de estudios, tesis y monografas.

    Esta situacin no se modific; as transcurrieron diez aos, hasta que un impacientegrupo de amantes de la obra de Dick decidi intentar llevar a cabo la edicin (en formatodigital) de los dos volmenes faltantes.

    La palabra que sintetiza esta obra es cooperacin. Apenas la idea fue propuesta enInternet, innumerables seguidores de Dick se ofrecieron para colaborar en el proyecto. Elprimer paso fue digitalizar los cuentos publicados en espaol en diferentes antologas;luego se dispuso de los tomos faltantes digitalizados en ingls: varios traductorescomenzaron a volcarlos a nuestro idioma esta edicin digital tiene el privilegio deofrecer ocho relatos del maestro, inditos en habla hispana; despus fue el turno de loscorrectores de estilo, y hasta de los diseadores que crearon las portadas, quienes sevalieron de imgenes de publicaciones americanas, con las que lograron un montajesimilar a las ediciones nonatas de Martnez Roca.

    Este trabajo slo fue posible por estos esfuerzos desinteresados. Aunque ms biendebera decir interesados: interesados en dar a conocer la obra de Dick, en que stapueda ser disfrutada por todos, esperando a cambio a lo sumo un gracias. Eseagradecimiento debemos drselo a los traductores, digitalizadores y revisores que

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    intervinieron en el proyecto, cuyos nombres figuran al pie de esta obra. A ellos, nuestraeterna gratitud.

    Sadrac, Buenos Aires, Abril de 2003.

    INTRODUCCIN: CMO SABER QUE SE EST LEYENDO A PHILIP K. DICK?

    Pienso, primero y principalmente, que por su singularidad. Singular, Dick lo fue y losigue siendo. Creo que fue esa circunstancia la que me mantuvo rastrillando los catlogosde CF para conseguir ms obras suyas, esperando por cada nuevo libro que saliera. Unoescucha que se dice, acerca de Dick, que simplemente no piensa como el resto de lagente. Y es cierto. En las historias, no puedes decir qu va a suceder despus.

    Y, sin embargo, sus personajes son aparentemente diseados para ser gente comn,excepto por su ocasional mujer psictica vociferante, que es una de las especialidades deDick, y que es siempre tratada con amor. Ellos son gente comn atrapada en situacionessalvajemente bizarras: estar a cargo de la fuerza de la polica con la ayuda de losmurmullos de idiotas precognitivos; enfrentando a una fabrica autoduplicadora quedomina al mundo, etc. Ciertamente, uno de los factores de su singularidad es el cuidado

    que toma Dick para situar a sus personajes en el mundo de la realidad, un aspectoignorado por otros escritores.En cuntas otras historias de ciencia ficcin conoces el medio de vida del hroe

    cuando no est atrapado en el argumento en particular? Oh, l puede ser un miembro deuna tripulacin espacial, o, vagamente, un cientfico. O un joven Werther. Con Dick, teintroduces en los negociosdel hroe desde la pgina uno. Esto no es literalmente ciertoen los cuentos cortos que contiene este volumen (he ido hacia atrs y lo he chequeado),pero la impresin de la omnipresencia de la suciedad de los negocios se encuentra entodas partes, especialmente en sus novelas. El hroe en su antiguo negocio, por as decir;cuando una nueva maravilla asoma, l reflexiona si es acaso redituable. Cuando losmuertos hablan, ofrecen consejos sobre los negocios. Dick nunca pierde la nocin de quesabemos cmo sus personajes ganan su pan y manteca. Es parte del peculiar estilo

    descarnado de Dick.Otra parte de ese estilo descarnado es la indeterminacin en el dialogo. Nunca puedodecidir si el dialogo de Dick es puramente irreal, o mas real que la mayora. Suspersonajes interactan tanto que ofrecen monlogos para llevar adelante el argumento, oincrementar la conciencia del lector sobre la situacin.

    Y las situaciones son puramente Dick. Sus argumentos son como ningn otro en CF. SiDick escribe una historia sobre viajes por el tiempo, por as decir, tendr un giro que loconvertir en un sui generis. Bastante acostumbradamente, la maravilla central noestar centrada, pero ir hacia ti oblicuamente, en el curso, por ejemplo, de una eleccinpoltica.

    Y cualquier relacin entre Dick y cualquier escritor de ciencia ficcin es una totalcoincidencia. En mis ms sanguneos momentos, reconozco que l probablemente sabe

    qu suceder cuando enchufes una lmpara y la enciendas, pero ms all de eso hay unapequea evidencia de tecnologa o ciencia. Su ciencia, tal como es, est toda enlazadacon la tecnologa del alma, con los conocimientos de psicologa anormal.

    Hasta aqu tal vez he enfatizado sus rarezas a costa de sus mritos. Qu te mantieneleyendo a Dick? Bueno, en principio, su rareza, como he dicho, pero dentro de ellasiempre hay una atmsfera de esfuerzo por alcanzar algo, de hombres desesperados porlograr alguna necesaria tarea; o esfuerzo, al menos, por entender qu es lo que losgolpea. Un alto porcentaje de los hroes de Dick son hombres torturados; Dick es unexperto en la maquinaria de desesperanza.

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    Y otra belleza es la desolacin. Cuando Dick te da una desolacin, por as decir,despus de una bomba, es una desolacin nica en su clase. Hay una de esas en el libro.Pero a un lado de la desolacin, puedes encontrar otro de los toques caractersticos deDick, los animales pequeos.

    Los animales pequeos son, con frecuencia, mutantes o robots pequeos que hanconseguido la vida. No estn definidos, simplemente son notados por otro personaje a lapasada. Y qu estn haciendo? Ellos se esfuerzan por alcanzar algo tambin. Un gorrin

    congelndose abraza una pieza de trapo alrededor de s, una rata mutante planea unaconstruccin, Juzgar y planear. Esta sensacin de sobrellevar una vida libre deocupacin, aunque condenada; de un paisaje en el que cada elemento tiene su propiavida; que esta tratando de vivir, es tpica y profundamente Dick. Lleva el mrito de lacompasin ms los afilados bordes y las agallas; la compasin que uno sospecha enDick, pero que nunca aparece frontalmente. Es esta cualidad de amor, siemprerpidamente suprimida, que brilla a travs de las planicies borrascosas de Dick, la que lashacen nicas y memorables.

    James Tiptree, Jr.Diciembre de 1986.

    AUTOMACIN

    I

    La tensin aumentaba en los tres hombres que esperaban. Fumaban, se paseaban deun lado a otro, dando puntapis a voleo sobre los matorrales y las piedras del camino. Unsol trrido de medioda se abata sobre los campos de color castao, las filas de casas deplstico y la distante lnea de montaas hacia el oeste.

    Ya es tiempo dijo Earl Perine anundndose sus huesudas manos. Vara deacuerdo con la carga, en medio segundo por cada libra adicional.Morrison repuso sombramente:Vamos, djanos al menos imaginar qu ocurre para ser tarde.El tercer hombre no dijo nada. O'Neill iba a visitar otro establecimiento, no conoca bien

    a Perine ni a Morrison para discutir con ellos. En su lugar se acurruc y se entretuvo enarreglar bien los papeles que llevaba en su cartera. A la brillante luz del sol, los brazos deO'Neill aparecan tostados y recubiertos de vello, relucientes de sudor. Con sus cabellosenmaraados de color ya gris y sus gafas, tena un aspecto de mayor edad que los otrosdos. Vesta pantaln corto, una camisa sport y zapatos de suela crep. Entre sus dedos,su estilogrfica se mova, metlica y eficiente.

    Qu est usted escribiendo? gru Perine.Estoy anotando el procedimiento que vamos a emplear repuso O'Neill con suavesformas. Es mejor sistematizarlo ahora, en lugar de intentarlo al azar. Queremos conocerlo que intentamos hacer y qu es lo que no funciona. De lo contrario, nos moveremos aciegas en un crculo cerrado. El problema que tenemos es slo el de la comunicacin, ases como yo lo veo.

    Comunicacin... repiti Morrison con su voz profunda. S, no podemos conseguirtomar contacto con esta condenada cosa. Llega, carga y contina. No hay ni el msmnimo contacto entre nosotros y ella.

    Es una mquina dijo Perine excitadamente. Es algo muerto..., ciego y sordo.

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    Pero s que est en contacto con el mundo exterior recalc O'Neill. Tiene quehaber alguna forma de conseguirlo. Las seales especficamente semnticas tienensignificado para ella, todos nosotros tenemos que hacer esas seales. Hemos deredescubrirlo, aunque slo tengamos una decena entre mil millones de posibilidades.

    Un lento y sordo rumor interrumpi a los tres hombres. Los tres miraron hacia elcamino, alertados. El momento haba llegado.

    Aqu viene dijo Perine. De acuerdo, sabio amigo, veamos si es capaz de

    producir el menor cambio en su rutina.El camin que llegaba era impresionante, macizo, rodando bajo su cargamentocuidadosamente bien sujeto. En muchos aspectos, daba la impresin de un vehculo detransporte operado por seres humanos; pero con una excepcin. No tena cabina dedireccin. La superficie horizontal era una estiba de carga y en aquel lugar deberanormalmente haber llevado los faros. El radiador era una masa fibrosa y esponjosa dereceptores en que se hallaban los aparatos sensoriales de su utilidad mvil.

    Apercibido de la presencia de los tres hombres, el camin acort la marcha y sedetuvo, sac la marcha y puso en accin los frenos de urgencia. Transcurri un momentomientras los rels funcionaban, y despus una porcin de la superficie de carga dej caeruna cascada de paquetes sobre el piso de la carretera. Con las mercancas, haba cadouna hoja con detallado inventario de la descarga.

    Ya sabe lo que tiene que hacer dijo O'Neill. Vamos, de prisa, antes de que sevaya de aqu.

    Con mano experta, los tres hombres fueron tomando los paquetes y rompiendo losenvoltorios. Varios objetos brillaron a la luz del da: un microscopio binocular, una radioporttil, docenas de platos de plstico, diverso equipo sanitario, hojas de afeitar, ropas yalimentos. La mayor parte de la mercanca, como de costumbre, era alimento. Los treshombres comenzaron sistemticamente a aplastar las mercancas. En pocos minutos,slo qued a su alrededor un verdadero caos de desperdicios.

    Eso es todo dijo finalmente O'Neill echndose hacia atrs. Y busc su hoja decomprobacin. Veremos ahora lo que hace.

    El camin haba comenzado a rodar de nuevo, pero repentinamente se detuvo y diomarcha hacia atrs a donde se encontraban los tres hombres. Sus receptores habantomado nota de que aquellos hombres haban destrozado la porcin dejada caer de lacarga. Dio media vuelta en un crculo y volvi de forma que el tablero de recepcin cayesefrente a ellos. La antena surgi hacia arriba; haba empezado a comunicarse con lafbrica. Las instrucciones estaban ya en camino.

    Y entonces, un segundo e idntico movimiento de descarga se produjo como la primeravez.

    Hemos fracasado dijo Perine al ver que una segunda hoja con el inventario de laparte descargada caa con las mercancas. Hemos destruido todo eso para nada.

    Y qu hacemos ahora? pregunt Morrison a O'Neill. Cul es la prximaestratagema que se le ocurre?

    Echadme una mano dijo O'Neill.Recogi uno de aquellos paquetes y lo deposit en la parte de atrs del camin.

    Dejndolo en la plataforma, volvi por otro. Los otros dos hicieron lo mismo, hasta volvera depositar la carga en el camin. Cuando el camin comenz a marchar hacia delante, laltima de aquellas cajas se hallaba de nuevo en su lugar.

    El camin vacil. Sus receptores registraron el retorno de la carga. Desde suinstalacin interior surgi una baja y sostenida nota zumbante.

    Esto puede trastornar su sistema de conduccin coment O'Neill sudando.Espero que altere sus operaciones y se vuelva loco.

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    El camin hizo un movimiento de avance como para continuar. Despus dio la vuelta yvolvi a dejar la carga sobre la carretera.

    Cogedlos, pronto! grit O'Neill. Los tres hombres comenzaron frenticamente arecargar el camin una vez ms; pero a medida que las cajas y los paquetes ibancayendo sobre la plataforma, un dispositivo automtico iba dejndolos nuevamente caeral suelo.

    Es intil dijo Morrison, jadeando. Es como echar agua en un tamiz.

    Estamos chasqueados opin Perine de acuerdo con su compaero. Comosiempre. Nosotros, los humanos, salimos perdiendo siempre. No hay nada que hacer.El camin pareci mirarles con calma, con sus receptores en blanco e impasibles.

    Cumpla con su trabajo. La red a escala planetaria de factoras automticas llevaba acabo su tarea impuesta haca cinco aos antes, desde los primeros tiempos del ConflictoTotal del Globo.

    Bien, ya se va observ Morrison, desmoralizado. La antena del camin habadescendido, se oy cmo se colocaba la primera para arrancar y soltaba el freno.

    Vamos a intentarlo por ltima vez sugiri O'Neill. Tom uno de los paquetes ydesgarr el envoltorio. De l, sac un envase de diez galones de leche y le destap lacubierta.

    Esto es absurdo protest Perine. De mala gana, encontr una copa entre los

    desperdicios y la llen de leche. Esto es un juego de chicos!Los tres bebieron rpidamente de aquella leche. Como estaba planeado, O'Neill fue el

    primero en retorcer el gesto, tir la copa y escupi con repugnancia en el suelo.Qu porquera! exclam, indignado.Los otros dos hicieron lo mismo, acabando por dar con el pie despectivamente al

    envase de la leche y escupiendo indignados en el suelo. Y miraron acusadoramente alimpasible camin.

    Esto es un asco! rugi Morrison.

    Curioso, el camin se hizo un poco atrs. Los circuitos electrnicos respondieron a lanueva situacin y la antena volvi a surgir hacia arriba como un estandarte.

    Vamos a probar otro dijo O'Neill, temblando. Conforme el camin aguardaba, tomun segundo envase de leche y repiti la misma accin, destaparlo y probarla. Es lomismo! grit al camin. Es tan mala como la otra!

    Del camin surgi un cilindro de metal. El cilindro cay a los pies de Morrison, querpidamente lo recogi y lo abri. En l se lea en letras grandes:

    ESTABLECER LA NATURALEZA DEL DEFECTO.

    El catlogo inscrito en el rollo comprenda una lista abundante de posibles defectos dela mercanca, con casilleros especiales para cada uno, y donde se rogaba que se trazaseuna marca mediante el bolgrafo adjunto, en la particular deficiencia del producto.

    Qu es lo que marco? pregunt Morrison. Contaminada? Bacterial? Agria?Rancia? Incorrectamente etiquetada? Cuajada?

    Pensando con rapidez, O'Neill intervino. No compruebes ninguno de esos defectos. La factora, sin duda, est dispuesta

    automticamente para rehacerlo inmediatamente y corregirlo. Realizar sus propiosanlisis y nos ignorar por completo Y su rostro resplandeci ante una sbitainspiracin. Escribe en ese espacio en blanco que hay al fondo apropiado para otrosdatos.

    Qu escribo?Escribe: El producto est totalmente superfluizado.Qu palabra es sa? pregunt Perine, asombrado y confuso.

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    Escrbelo! Es ms bien un acertijo semntico..., la factora no estar en condicionesde entenderlo. Quizs de esa forma le echemos a perder todo su trabajo.

    Con la pluma de O'Neill, Morrison escribi cuidadosamente que la leche estabasuperfluizada. Moviendo la cabeza, enroll nuevamente el cilindro y lo entreg.

    Creo que lo hemos conseguido. Al fin hemos tomado contacto con esos fantasmas.S, claro que lo hemos conseguido dijo O'Neill. Nunca o hablar de un producto

    que estuviera superfluizado.

    Cortada sobre la roca en la base de las montaas, yaca la vasta extensin recubiertade metal en forma de cubo, de la factora de Kansas City. Su superficie estaba corrodapor las radiaciones, picoteada y desgarrada de los cinco aos de guerra que se habanabatido sobre ella. La mayor parte de la factora estaba enterrada en el subsuelo bajo lasrocas y slo eran visibles los accesos de la entrada: El camin pareca una mota brillanterodando a gran velocidad hacia la entrada. Al aproximarse a pocas yardas, un mecanismosecreto actu el acceso y el camin desapareci entre las sombras, cerrndoseinmediatamente tras l.

    Y la cuestin importante queda en pie dijo O'Neill. Ahora tenemos quepersuadirles de que dejen de funcionar de una vez y por todas y que parendefinitivamente en su automacin.

    Judith O'Neill serva caf negro a la gente que se aglomeraba en el cuarto de estar. Sumarido hablaba, mientras que escuchaban los dems. O'Neill era casi una autoridad en elsistema de automacin hasta donde poda serlo en aquellos das de la posguerra.

    En su propia zona, en la regin de Chicago, haba conseguido hacer saltar la valla deacero protectora de la factora automtica; pero mucho antes de que pudiese llegar hastael cerebro electrnico que rega la factora, la planta reconstruy por s misma otra vallamucho ms inaccesible. Con aquello, al menos, haba demostrado que las factoras noeran infalibles.

    El Instituto de Ciberntica Aplicada explicaba O'Neill, haba completado elcontrol sobre toda la red de automacin. Pero la guerra tuvo la culpa. Se perdi elconocimiento que nos hubiera sido preciso y, en todo caso, el Instituto fracas altransmitirnos ese conocimiento, y ahora nos encontramos con que tampoco sabemos quhacer exactamente, ni transmitir nuestras ideas. No vemos la forma de indicar a estasfactoras automticas que la guerra ya termin y que los hombres estamos dispuestos ahacernos cargo de los recursos de produccin normalmente, y reasumir el control de lasoperaciones industriales.

    Y entre tanto intervino Morrison esa maldita red se expande y consume todos losrecursos disponibles.

    Yo tengo la idea opin Judith de que si se le pegara fuerte y profundo se llegarahasta los tneles. Deben existir minas potentes por todas partes.

    Es que esto no va a tener lmite? pregunt nervioso Perine. Estn acasodispuestas y equipadas para expandirse indefinidamente?

    Cada factora est limitada a su propia rea de operaciones dijo O'Neill; pero lared en s misma, no conoce fronteras. Puede continuar por siempre buscando recursosnaturales. El Instituto decidi concederles la mxima prioridad; a nosotros, los humanos,nos dej en segundo lugar.

    Y dejarn algo para nosotros? quiso conocer Morrison. No, a menos que detengamos las operaciones de la red de automacin. Ya han

    agotado media docena de materias primas minerales. Sus equipos de exploracin sehallan en el exterior constantemente, desde cada una de las factoras, buscando hasta lams pequea cantidad til para llevar a casa.

    Qu ocurrira si los tneles de dos factoras se cruzaran unos con otros?O'Neill se encogi de hombros.

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    Normalmente eso no ocurre nunca. Cada factora tiene su seccin especial ennuestro planeta, su propio trozo de la tarta, como si dijramos, para su uso exclusivo.

    Pero eso podra ocurrir.Bien, son trpicas hacia las materias primas, en tanto exista algo de lo que busca,

    irn a cazarlo inexorablemente O'Neill sopes la idea con gran cuidado. Es algo quedebemos considerar. Supongo que las cosas cada vez escasean ms y...

    O'Neill dej de hablar. Una alta figura entraba en la habitacin, y se qued silenciosa a

    la entrada, como vigilndolos a todos.

    En la penumbra la figura pareca casi humana. Por un instante, O'Neill pens que setratara de algn recin llegado al establecimiento. Despus, conforme avanzabacomprob que slo era un robot tan perfecto que pareca casi humano, un bpedofuncional con un chasis asombrosamente bien acabado, con todo el conjunto dereceptores de datos en la parte correspondiente a la cabeza, y efectores ypropiorreceptores montados en un perfecto diseo. Su resemblanza a un ser humanoprobaba la eficiencia de su naturaleza; de aquella mquina prodigiosa nada podaesperarse como imitacin a ninguna clase de sentimiento emocional.

    El representante de la factora haba llegado.Comenz sin prembulos:

    Yo soy la mquina colectora de datos comenz a decir, capaz de toda clase decomunicacin oral. Contengo toda clase de aparatos de emisin y recepcin de radio ypuedo integrar hechos relevantes en cualquier lnea de investigacin.

    La voz resultaba agradable y confiada. Sin duda alguna, se trataba de una cintamagnetofnica, impresa por algn Instituto Tcnico antes de la guerra. Viniendo deaquella figura casi humana, sonaba un tanto grotesca y O'Neill se imagin vvidamente aun hombre joven muerto ya, cuya voz resonaba en aquellos momentos en la bocamecnica de aquella construccin de acero y conexiones electrnicas.

    Una palabra de advertencia continu el robot. Es totalmente intil queconsideren a este receptor como algo humano y se enzarcen en discusiones para lo queno est equipado. Aunque capaz de cumplir diferentes propsitos, no est capacitadopara el pensamiento conceptual, slo puede reunir material ya dispuesto para ello.

    Aquella voz optimista call y surgi una segunda voz. Se pareca algo a la primera;pero sin entonacin especial, algo ms bien neutral. La mquina estaba utilizando lapauta discursiva del hombre muerto que prest su voz para ella.

    El anlisis de los productos rehusados estableci el robot, no muestra elementosextraos y tampoco deterioro apreciable. El producto ha sufrido el continuo controlempleado a travs de la totalidad de la red de automacin.

    Est bien repuso O'Neill. Hemos encontrado la leche por debajo de su calidadnormal continu pesando sus palabras. No queremos nada con semejante producto.Insistimos en una preparacin ms cuidadosa.

    La mquina respondi inmediatamente:El contenido semntico de la palabra superfluizada es extraa por completo a la red

    de automacin. No existe en el vocabulario que tenemos registrado. Pueden ustedespresentar un anlisis real de la leche en trminos especficos presentes o ausentes?

    No repuso O'Neill, dndose cuenta de que el juego que llevaba adelante se hacamuy complicado y peligroso. Superfluizada es una palabra especial que no puedereducirse a constituyentes qumicos.

    Qu es lo que significa superfluizada? pregunt la mquina. Puede usteddefinirla en trminos de smbolos semnticos alternados?

    O'Neill vacil. El representante tena que dirigirse desde su investigacin inicial aregiones ms generales y de ser posible hasta el ltimo problema de cerrar la red. Si

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    pudiera infiltrarse por algn punto dbil de aquella defensa y conseguir que comenzaseuna discusin terica...

    Superfluizada dijo significa la condicin de un producto que es manufacturadocuando no existe ninguna necesidad de l. E indica que el tirar dichos objetos al suelo,tiene como consecuencia el que no se deseen en absoluto.

    La mquina repuso inmediatamente:El anlisis de la red muestra la necesidad de leche sucednea pasteurizada en alto

    grado en toda esta zona. No hay otro recurso que la sustituya; la red de automacincontrola toda la leche de tipo apropiado para los mamferos que hay en existencia. Yaadi. Las instrucciones originales registradas describen a la leche como un elementoesencial para la dieta humana.

    O'Neill estaba siendo desbordado, la mquina llevaba la discusin hacia lo especfico.Hemos decidido dijo por ltimo, desesperadamente que no queremos ms leche.

    Preferimos pasarnos sin ella, al menos hasta que hayamos localizado a las vacas.Eso es contrario a los registros de la red objet la mquina. No hay vacas. Toda

    la leche se produce sintticamente. Entonces la produciremos nosotros sintticamente interrumpi Morrison

    impaciente. Por qu no podemos tomar posesin de las mquinas? Dios mo, nosomos nios! Estamos en condiciones de poder gobernar nuestras propias vidas!

    El representante de la factora se dirigi hacia la puerta.Hasta que llegue el momento en que su comunidad encuentre otros recursos en el

    aprovisionamiento de leche, la red continuar suministrndola. Los aparatos analticos yde evaluacin permanecern en esta zona; continuando su trabajo normal y corriente.

    Perine exclam irritado:Cmo podremos encontrar otros medios de suministro? Ustedes disponen de todo

    el equipo! Son ustedes los amos de todo! Y siguiendo tras l, le grit a quemarropa:Dicen ustedes que no estamos en condiciones de solucionar las cosas por nuestrospropios medios. Y afirman que no somos capaces. Cmo lo sabe usted? No nos danuna sola oportunidad! Nunca la tendremos!

    O'Neill estaba petrificado. La mquina sala de la habitacin, su mente dirigida en unsolo sendero haba triunfado.

    Mire le dijo bloquendole el paso, queremos que terminen de fabricar,comprende? Queremos hacernos cargo de las mquinas y resolver nosotros lascuestiones. La guerra ya se termin. Maldita sea, ustedes ya no nos son tiles para nadams!

    El representante de la factora se detuvo brevemente en la puerta.El ciclo imperativo dijo el robot no se pondr en marcha hasta que la produccin

    de la red duplique simplemente la del exterior. Y puesto que eso no ocurre en absoluto, deacuerdo con nuestro continuo anlisis, la produccin de la red de automacin continuar.

    Sin previo aviso, Morrison ech mano a un trozo de tubera de acero y la aplast conun golpe brutal contra el hombro del robot, destrozndole el pecho y su complicada red desensibles aparatos electrnicos. El bloque de los receptores salt hecho pedazos,esparciendo trozos de cristal y diminutas partes y piezas mecnicas de ensamblaje de lamquina.

    Valiente paradoja! grit Morrison. Un juego de palabras... hace que tengamosque sentirnos derrotados. La Ciberntica hecha por hombres triunfando sobre loshombres... Y con la misma tubera volvi a golpear salvajemente a la mquina, quereciba los golpes sin la menor protesta. Nos tienen encerrados en una trampa odiosa.Estamos totalmente desamparados.

    La habitacin se hallaba en un puro clamor. Es la nica forma dijo Perine pasando junto a O'Neill. Tendremos que

    destruirles. Se trata de la red o de nosotros, no hay eleccin posible. Y echando mano a

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    una lmpara, la estrell contra el rostro del robot. La lmpara y el rostro del robotsaltaron en pedazos, y Perine continu golpendolo y destruyndolo por todos los medios.En un momento, todo el personal que haba en la habitacin se haba reunido junto a lamquina, hacindole vctima de su contenido resentimiento. La mquina se desplom alsuelo.

    Temblando, O'Neill se apart de all. Su esposa le tom por un brazo y lo llev a unextremo de la habitacin.

    Esos idiotas... No pueden destruirlo, as slo conseguirn ensearles la forma de queconstruyan ms defensas. Estn poniendo el problema mucho ms difcil y peor deresolver.

    Momentos despus, entr en la estancia un equipo de reparacin procedente de la redde automacin. Expertamente, las unidades mecnicas se apartaron de la unidad-madre yse escurrieron entre los humanos all vociferantes y excitados. Se deslizaron entre ellos ypoco despus la inerte carcasa era llevada al interior de la unidad-madre. Recogierontodos los elementos dispersos cados por el suelo y se los llevaron con el mximocuidado, incluyendo los trozos de vidrio, plstico, piezas y cables rotos. Un momento mstarde, la unidad parti.

    A travs de la puerta abierta de la factora, emergi un representante de la factora,exacto duplicado del primero. En el vestbulo, haba dos ms. El establecimiento humano

    iba a ser literalmente invadido por todo un cuerpo de representantes robots. Como unahorda de hormigas las mquinas mviles colectoras de datos, se haban filtrado a travsde la ciudad, hasta que una de ellas, por casualidad, se haba presentado a O'Neill.

    La destruccin de las unidades mviles colectoras de datos, slo va en detrimento delos intereses humanos inform el representante ltimo a la poblacin reunida. Laproduccin de materias primas est siendo alarmantemente afectada por un sensibledescenso y lo que todava existe debera ser utilizado en la manufactura de comodidadespara el consumidor.

    O'Neill y la mquina estaban encarados uno con otro. Ah, s? Es muy interesante... Quisiera saber qu es lo que tienen dentro de esa

    cabeza mecnica y por qu estn luchando.

    II

    Los rotores de un helicptero zumbaron suavemente por sobre la cabeza de O'Neill;ignorndolos se dedic a otear con cuidado a travs de la cabina el suelo que discurra apoca altura bajo el aparato.

    Escorias y ruinas por todas partes. La maleza se expanda salvajemente en todasdirecciones, formando escondrijos enmaraados donde los insectos hormigueaban. Aquy all, colonias enteras de ratas se hacan visibles: toscas formaciones con figura dechozas construidas con huesos y guijarros. La radiacin haba mutado a las ratas, al igualque a muchos insectos y otros animales. Un poco ms all, O'Neill identific a una ardillade tierra perseguida por todo un escuadrn de pjaros. La ardilla esquiv a las aves y enun rpido regate se escondi en un agujero bien disimulado del suelo. Los pjaros sedispersaron, decepcionados.

    Y crees que podremos reconstruir esto alguna vez? le pregunt Morrison. Slode verlo me pone enfermo.

    Todo se har con el tiempo afirm O'Neill. Asumiendo, por supuesto quedispongamos de utillaje industrial. Tendr que ser lento, de todos modos. Tendremos quesalir alguna vez de los establecimientos en que estamos asentados por ahora.

    Hacia la derecha haba una colonia humana; personas que como fantasmas se movanentre los escombros y las ruinas de lo que una vez haba sido una poblacin de algunaimportancia. Se haba hecho un claro en unos cuantos acres de terreno plano, donde ya

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    crecan algunos vegetales, y en unos cercados fcilmente observables, se vean gallinas yaves de corral. Tambin comprob la existencia de algunos caballos errando por elterreno sembrado.

    Habitantes de las ruinas coment O'Neill sombramente. Demasiado lejos de lared de automacin..., sin conexin con ninguna de las factoras.

    Ellos tienen la culpa repuso Morrison. Debieron haberse venido a cualquiera delos establecimientos.

    Esa fue su ciudad. Estn tratando de hacer lo que consideran que deben hacer...,reconstruirlo todo de nuevo por s mismos. Ahora slo estn en los comienzos, sinherramientas ni mquinas, simplemente con las manos desnudas y utilizando comoclavos trozos de pedernal. Desgraciadamente ser un esfuerzo intil. Necesitamosmquinas. No podemos reparar las ruinas; hemos de conseguir recomenzar con laproduccin industrial.

    Ms all se extenda una serie de tortuosas colinas, como ruinas de lo que una vez fueuna cadena montaosa. Ms all se extenda el titnico y espantoso crter producido poruna bomba H, medio relleno de limo y agua en descomposicin, como una isla, foco deinfecciones y enfermedades.

    Y ms lejos an..., un hormigueo de constante movimiento. All seal O'Neill, haciendo descender rpidamente el helicptero. Podras

    decir de qu factora proceden?A m todos me parecen iguales murmur Morrison inclinndose para ver mejor.

    Tendremos que esperar a que regresen cuando hayan conseguido su carga.Si es que la consiguen corrigi O'Neill.

    La tripulacin de la autofactora en exploracin ignor al helicptero que zumbaba porsobre sus mquinas, concentrndose nicamente en hacer debidamente su trabajo. Pordelante del camin principal, ronroneaban dos tractores oruga, saltando sobre lasescorias, montones de ruinas y pedruscos hasta desaparecer en una extensin recubiertade cenizas que se esparcan sobre las escorias. Los dos exploradores mecnicos hicieroncatas minerales a cierta profundidad, sindoles visible solamente la antena. Finalmentesurgieron a la superficie.

    Qu ser lo que buscan? pregunt Morrison.Dios sabe repuso O'Neill mientras hojeaba rpidamente una serie de papeles.

    Tendremos que analizar todo esto.Bajo ellos, la tripulacin exploradora de la autofbrica desapareci detrs. El

    helicptero pas sobre una franja desierta de arena en donde no se adverta el menormovimiento. Un boscaje de arbustos y malezas altas se les apareci y lejos, hacia laderecha, una serie de puntos en movimiento.

    Una procesin de camiones automticos de mineral discurra sobre aquella zona ycorrectamente alineados uno tras otro. O'Neill volvi el helicptero hacia ellos y pocosminutos ms tarde el aparato se cerna sobre la propia mina.

    Masas de pesado equipo de minera haban llegado hasta all. Se observaban lasgaleras y los pozos de extraccin, y prximos a ellos los camiones vacos esperaban enpacientes hileras. Una pesada columna de camiones cargados se daban prisa endireccin al horizonte, dejando una estela de mineral a su paso. La actividad y el ruido delas mquinas se cerna sobre toda la zona; all exista todo un centro industrial en mediode un desierto de cenizas y escorias.

    Aqu es adonde vendr aquella patrulla exploradora coment Morrison, mirandohacia atrs por el camino que haban trado. Crees que tal vez se confundirn? Yfrunci el ceo. No, creo que es esperar demasiado de esas condenadas mquinas.

    Creo que probablemente estn buscando diferentes sustancias dijo O'Neill. Y loms seguro es que estn normalmente condicionadas para ignorarse unas a otras.

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    La primera de las mquinas exploradoras lleg a la lnea de los camiones del mineral.Se desvi ligeramente y continu en su bsqueda, y los camiones continuaron viajandoen su lnea inexorable como si nada hubiese ocurrido.

    Decepcionado, Morrison se apart de la ventanilla del helicptero y solt un juramento.Es intil. Es como si cualquiera de ellos no existiera para el otro.Gradualmente, el equipo de exploracin se apart alejndose de la lnea de camiones

    de mineral, ms all de la zona de operaciones de la mina y sobre una altura del terreno.

    No se observaba ninguna prisa especial, haban pasado sin reaccionar hacia la presentemaquinaria de minera all instalada a su paso.A lo mejor son todas de la misma factora aventur Morrison.O'Neill apunt hacia las visibles antenas del equipo mayor de minera.Sus veletas estn orientadas a vectores diferentes, por tanto creo con seguridad que

    representan a dos factoras distintas. Esto va a ser todo un problema duro de pelar,tenemos que conseguirlo, o no habr reaccin alguna Oper en el equipo de radiohasta conectar con el equipo del establecimiento humano de donde procedan. Hayalgn resultado?

    El operador le puso con las oficinas del establecimiento. Estn empezando a entrar respondi Perine. Tan pronto como consigamos

    suficientes muestras, trataremos de determinar qu materias primas faltan en cada

    factora. Ser algo arriesgado al tratar de extrapolar la cuestin sobre productoscomplejos. Tiene que existir un comn bsico de elementos para los varios sistemas defabricacin.

    Qu ocurrir cuando hallemos a dos factoras coincidiendo en un material del queambas se hallan escasas? pregunt Morrison a O'Neill.

    Entonces repuso O'Neill comenzaremos a recoger el material por nuestracuenta, aunque tengamos que fundir todo lo que tengamos en el establecimiento.

    III

    En la oscuridad de la noche, soplaba un viento fro y suave. La densa malezasusurraba casi con un sonido metlico. Aqu y all, un roedor nocturno patrullaba con sussentidos extremadamente alertados, husmeando, rebuscando algn alimento parasobrevivir.

    Aquella zona era totalmente salvaje. En muchas millas no exista ningnestablecimiento humano, la totalidad de la regin haba quedado reducida a una tablarasa como consecuencia de la espantosa explosin de las bombas de hidrgeno. Enalguna parte y entre la sombra oscuridad, un delgado curso de agua se escurra entre lasescorias y las malezas sonando entre lo que una vez haba sido un intrincado laberinto decolectores y caeras maestras de conduccin de agua. Las tuberas aparecan pordoquier rotas y corrodas, mezcladas confusamente con la salvaje vegetacin. El vientoarrastraba nubes de ceniza negra que se enroscaban danzando entre los matorrales. Enuna ocasin, un enorme abadejo mutante se despert de su sueo, emiti unoschasquidos con el pico y se alej graznando de aquel lugar.

    Durante algn tiempo, no se advirti movimiento alguno. Miradas de estrellasaparecan en los claros del cielo con su brillo lejano y fro, remotamente. Earl Perine seestremeci con escalofros y se aproxim ms al elemento pulstil de calor hincado en elsuelo entre los tres hombres.

    Y bien? dijo Morrison, castaeteando los dientes.O'Neill no repuso. Acab su cigarrillo, lo aplast contra un terrn endurecido y sacando

    el encendedor encendi otro. La masa de tungsteno el cebo estaba puesta a unascien yardas delante de ellos.

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    En el transcurso de los ltimos das anteriores, tanto la factora de Detroit como la dePittsburgh haban escaseado en el tungsteno. Y al menos en un sector, sus aparatosestaban sin reservas. Aquel pesado montn puesto como cebo representaba la necesidadpara muchsimos aparatos de precisin, equipo de ciruga de alta calidad, secciones demagnetos permanentes, dispositivos de medida..., aquel tungsteno haba sido reunidofebrilmente de todos los establecimientos prximos.

    Una neblina se extenda sobre el montn de tungsteno. Ocasionalmente, una polilla

    nocturna revoloteaba sobre l atrada por el reflejo de las estrellas al incidir sobre elmaterial. La polilla permaneca unos instantes batiendo sus grandes alas sobre el mineraly desapareca de nuevo en las sombras de la noche.

    No es ste un lugar muy bonito que digamos dijo Perine.Vamos, no digas tonteras repuso O'Neill. ste es el sitio ms bonito de la Tierra.

    Este lugar ser la tumba de la red de autofabricacin. La gente vendr un da aqu paraverlo. Creo que tendrn que erigir una placa conmemorativa de una milla de altura.

    Creo que ests tratando de mantener alta tu moral rezong Morrison. Ni tmismo irs a creer que vayan a destrozarse entre s por un montn de instrumentosquirrgicos y filamentos de bulbos electrnicos. Probablemente tendrn alguna mquinaque desde el fondo y bajo la superficie extraiga el tungsteno de las rocas.

    Es posible repuso O'Neill mientras mataba un mosquito que le estaba fastidiando.

    Y en aquel momento all tenan lo que haban venido a ver.

    O'Neill se dio cuenta de que haba estado mirndolo durante varios minutos sinreconocerlo. El aparato explorador permaneca absolutamente callado, en la cresta deuna pequea elevacin, con la proa ligeramente levantada y los receptores totalmenteextendidos al mximo. Podra habrsele confundido con un casco abandonado, en l nose adverta la menor seal de actividad, ni signo de conciencia mecnica. El aparatoencajaba perfectamente con el resto del panorama.

    La mquina robot examinaba la pila de tungsteno. El cebo tena ya su primera presa.Creo que es el momento de pescarlo sugiri Perine. Qu diablos ests diciendo? gru Morrison. Pero en aquel momento se dio

    cuenta a su vez de la presencia de la mquina robot. Jess murmur, levantndose yadelantando su pesado corpachn para ver mejor. Bien, ya tenemos a uno de ellos.Ahora todo lo que necesitamos es que llegue otra unidad procedente de otra factora. Decul suponis que debe ser sta?

    O'Neill localiz la inclinacin de su veleta y traz el ngulo.De Pittsburgh...Entonces, recemos como locos porque venga otra de Detroit.Satisfecha la mquina robot, al parecer, se apart del lugar y rod hacia delante. Se

    acerc con precaucin al montn de tungsteno y comenz a realizar una complicada seriede maniobras, rodando en una direccin y despus en otra. Los tres hombres observabanfascinados, hasta comprobar que se aproximaban otras mquinas robots.

    Se estn comunicando dijo O'Neill en voz baja. Como las abejas.En el acto, cinco mquinas ms exploradoras de Pittsburgh se aproximaban al cebo.

    Los receptores ondulaban excitadamente, incrementando su paso y rodeando el montnde tungsteno. Una de ellas excav rpidamente un agujero y desapareci por l. Elmontn se estremeci, la mquina se hallaba bajo tierra explorando la extensin delhallazgo mineral.

    Diez minutos ms tarde, el primer camin de mineral de Pittsburgh aparecicomenzando rpidamente su carga.

    Maldita sea! exclam O'Neill. Van a llevrselo todo antes de que aparezcaDetroit!

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    No podremos hacer algo para ir detenindolos? pregunt Perine, desamparado.Se puso en pie, levant un peasco y lo lanz sobre el camin ms prximo. El peascorebot sobre la carcasa de la carretilla de mineral y sta continu su marchaimperturbable.

    O'Neill se puso en pie y patrull alrededor con el cuerpo rgido de clera. Dnde sehallaban? Las autofbricas eran iguales en todos los aspectos y el lugar se hallaba odebera hallarse a la misma distancia lineal de cada centro. Tericamente deberan haber

    llegado simultneamente. Con todo, all no apareca el menor signo de Detroit..., y lasltimas piezas de tungsteno fueron cargadas ante sus propios ojos sin que pudiera hacernada por evitarlo.

    Pero entonces algo pas cerca de l.

    No pudo reconocerlo porque el objeto se mova demasiado rpidamente. Se desplazcomo una bala entre la maleza, se encaram a la cresta del altozano, se detuvo uninstante como para apuntarse a s mismo y se arroj como un proyectil por el otro lado,yendo a aplastarse directamente en la carretilla de cabeza. El proyectil y la vctimaexplotaron en un repentino estallido.

    Morrison dio un salto.Qu diablos es eso?

    Ah est! grit Perine, hablando y levantando los brazos como un loco. EsDetroit!

    En seguida apareci una segunda mquina de Detroit, vacil para ponerse en situaciny seguidamente se lanz furiosamente a las carretillas de Pittsburgh en retirada.Fragmentos de tungsteno se esparcieron por todas partes, cables, planchas rotas,resortes y engranajes de los dos antagonistas volaban en todas direcciones. El resto delas carretillas parecieron confundirse momentneamente, y una de ellas tom su carga detungsteno y sali a toda velocidad. Le sigui una segunda. Una de las mquinas robots deDetroit se apercibi de lo que suceda y le sali al paso tumbndola ruedas arriba,enzarzndose en una feroz pelea dando como resultado que la mquina y la carretillacayeran rodando hasta un enorme charca de agua estancada y maloliente. Sin dejar deluchar, continuaron debatindose medio sumergidas.

    Bien dijo O'Neill, creo que lo hemos conseguido. Podemos pensar en volver acasa. Sinti que sus piernas le traqueaban. Dnde est nuestro vehculo?

    Conforme pona en marcha el motor, algo relampague desde una larga distancia, algolargo y metlico que se mova sobre el desierto y el panorama cubierto de cenizas. Erauna densa caravana de carretillas de mineral que se dirigan corriendo hacia la escena dela lucha. De qu factora vendran?

    Bien, aquello no importaba mucho, porque de la maleza y los viedos silvestres yenredaderas, otro grupo de mquinas se diriga igualmente hacia el lugar de la lucha.Ambas factoras estaban reuniendo sin duda todos sus elementos mviles alrededor de lapila de tungsteno que an quedaba puesta como cebo por los tres hombres. Ciega,mecnicamente, con la inflexible rigidez de sus directrices mecnicas, los dos oponentestrabajaban para reunir el mayor nmero posible de fuerzas.

    Vamos dijo Morrison dando prisa. Salgamos de aqu. Va a desatarse unverdadero infierno.

    O'Neill se dio prisa para volver el camin en direccin del establecimiento humano dedonde procedan, comenzando a rodar en la oscuridad de vuelta a casa. De tanto entanto, una forma metlica pasaba junto a ellos en direccin opuesta.

    Visteis la carga de la ltima carretilla de mineral? dijo Perine, preocupado. Noestaba vaca.

    Aquellas mquinas constituan una caravana dirigida por alguna unidad de muy altocontrol remoto.

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    Son armas dijo Morrison, con los ojos abiertos por una evidente aprensin.Estn echando mano de las armas. Pero, quin va a usarlas?

    Mira all repuso O'Neill, indicando un movimiento hacia su derecha. Esto es algoque no habamos sospechado.

    Y vieron al primer representante de la factora en accin.

    Al entrar el vehculo en el establecimiento de Kansas City, Judith se precipit jadeante

    hacia ellos. En las manos sostena una tira de papel enrollado.Qu es eso? dijo O'Neill, tomndolo.Acaba de llegar repuso Judith respirando fatigosamente. Una unidad mvil lleg

    de prisa, lo lanz y se march. Hay una gran excitacin. Jess, toda la factora... es unafogata de luces. Se pueden ver desde millas a la redonda.

    O'Neill ech un vistazo al papel metlico. Era un certificado de la factora para el ltimogrupo de rdenes de los refugiados en la colonia, una tabulacin total de las necesidadessolicitadas y analizadas por la factora. Estampadas a travs de la lista y en grandescaracteres negros se lean seis palabras:

    SUSPENDIDO TODO DESPACHO HASTA NUEVAS DISPOSICIONES

    O'Neill alarg el papel a Perine, nervioso e inquieto por la emocin.Se acabaron los artculos de consumo dijo con el rostro retorcido por una mueca

    . La red de automacin est en guerra.Entonces, lo conseguimos? pregunt Morrison. As es. Ahora que el conflicto ha comenzado, me siento un poco horrorizado.

    Pittsburgh y Detroit van a liquidarse mutuamente. Creo que es demasiado tarde paranosotros hacer que cambien de opinin..., estn reuniendo aliados para su destruccin.

    IV

    La fra luz del sol de la maana se extenda sobre las ruinas de aquella llanura denegras cenizas metlicas.

    Ten cuidado donde pones los pies dijo O'Neill a su esposa tomndola del brazomientras suban por entre las escorias y ruinas hacia la parte ms alta de unos grandesbloques de cemento, destrozados restos de una instalacin de cajas de pldoras. Lessegua Earl Perine, vacilante y cuidadoso.

    Tras ellos, se extenda el amplio establecimiento humano como un desordenadotablero de ajedrez de casas, edificios y calles. Desde que la autofbrica haba suspendidolos suministros y provisiones en toda su red, los establecimientos humanos haban cadoen un estado de semibarbarismo. Las comodidades que an quedaban apenas si eranusables. Haca ya un ao desde que apareci el ltimo camin de la factora cargado conalimentos, herramientas, ropas y piezas de repuesto diversas. De la amplia y plana rampadel pie de la montaa nada haba emergido en tal direccin hacia el exterior.

    Sus deseos se haban cumplido..., ya estaban aislados de la red de automacin, sindepender de ella para nada.

    A merced de sus propios medios y voluntad.Alrededor del establecimiento crecan ya campos bastante cultivados de trigo y

    vegetales. Se haban distribuido herramientas hechas a mano, artefactos primitivos,conseguidos a cambio de un duro trabajo por los varios campamentos, que ahora estabanligados entre s por carros tirados por caballos y por un telgrafo primitivo tambin. Noobstante, se las haban arreglado para mantener una regular organizacin. Los artculos yservicios eran intercambiados sobre antiguas bases de libre comercio. Se producan lascomodidades bsicas y se distribuan entre ellos. Las ropas que O'Neill y su esposa

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    vestan, as como las de Perine, eran toscas y mal cortadas, pero fuertes. Y se las habanarreglado para reconvertir algunos camiones de la red de autofbricas en vehculosimpulsados por gasgenos al faltar otro combustible.

    Ya estamos dijo O'Neill. Desde aqu podremos ver.Vale la pena? pregunt Judith fatigada, casi exhausta, inclinndose para sacarse

    de un zapato un trozo de guijarro que le destrozaba la planta del pie. Creo que hemosrecorrido demasiada distancia para ver algo que vemos todos los das desde hace trece

    meses.Es verdad admiti O'Neill, descansando la mano sobre el hombro de su mujer.Pero ste debe ser el final. Y esto es lo que deseo ver.

    En el cielo gris que se extenda sobre sus cabezas, se mova un punto negra circular.Alto, remoto, aquel punto cambiaba de curso siguiendo una intrincada trayectoria.Gradualmente, sus diversas variaciones se encaminaron hacia las montaas, en cuyabase apareca la negruzca estructura deshecha por las bombas de la entrada de laautofbrica.

    Es de San Francisco explic O'Neill. Debe ser uno de esos enormes proyectilesteledirigidos de largo alcance de la costa occidental.

    Y crees que ser el ltimo? pregunt curiosamente Perine.

    Es el nico que hemos visto en este mes repuso O'Neill sentndose y comenzandoa liar un cigarrillo con un resto de tabaco. Antes estbamos acostumbrados a verlos porcientos.

    Tal vez tengan algo mejor sugiri Judith, encontrando una piedra lisa dondesentarse. Podra ser?

    Su marido se sonri irnicamente.No, no tienen nada mejor.Los tres permanecieron silenciosos y tensos. Por encima de ellos, el punto circular

    apareca ya mucho ms prximo. No exista el menor signo de actividad procedente de lalisa superficie de cemento y acero; la factora de Kansas permaneca inerte, sin respuestaalguna al posible ataque. Unas cuantas nubes ligeras de cenizas danzaban sobre ella. Lafactora ya haba soportado diversos ataques e impactos directos de los proyectilesteledirigidos y parte de ella estaba sumergida en un informe montn de cascotes y ruinas.A lo ancho de la planicie, las atarjeas de sus tneles subterrneos aparecan expuestas alaire libre, cegadas con cascotes y la enmaraada y espesa vegetacin oscura de lasenredaderas silvestres.

    Esas malditas enredaderas gru Perine restregndose sus mejillas sin afeitar.Se van a hacer dueas del mundo entero.

    Aqu y all, en el terreno circundante de la autofactora, las ruinas y demolicionescausadas por las explosiones aparecan blanqueadas por el helado roco de la maana.Carretillas de mineral, camiones, tanques orugas de prospeccin, representantes de lasfactoras, convectores de armamento, armas, trenes de suministro, proyectilessubterrneos y multitud de piezas indiscriminadas de otra maquinaria se mezclabanconfusamente en montones impresionantes de chatarra fuera de servicio, retorcida ydeshecha. Algunos vehculos haban sido destrozados al volver a la factora, otros habansido alcanzados al emerger de la planta subterrnea, completamente cargados conequipo. La totalidad de la autofactora lo que de ella quedaba, pareca estar an mssumergida en el interior de la tierra. La superficie superior apenas si resultaba visible, casiperdida en la cambiante ceniza que la brisa mova de un lado a otro.

    No se conoca actividad en los ltimos cuatro das, ni movimiento visible de ningunaespecie.

    Eso est muerto dijo Perine. Ya podis verlo, est liquidado.

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    O'Neill no respondi. Acurrucado en el suelo, se puso lo ms confortable que pudo yesper. En su interior, estaba seguro de que an debera quedar algo en movimiento allen el secreto corazn de la autofbrica. El tiempo lo dira. Mir a su reloj de pulsera; eranlas ocho y treinta. En los antiguos das, la factora ya habra comenzado su rutina diaria,con sus caravanas de vehculos diversos cargados con suministros surgiendo a lasuperficie, para empezar sus constantes expediciones hacia los establecimientoshumanos.

    A la derecha, se movi algo. Volvi rpidamente la atencin hacia aquello.

    Un vehculo colector de mineral se diriga vacilante hacia la factora. Una ltima unidadautomatizada que an pretenda cumplir su cometido. La carretilla estaba prcticamentevaca, apenas en su interior podan divisarse unos cuantos trozos de materias primas,seguramente partes metlicas sueltas que debi encontrar en su camino. Como uninsecto metlico ciego y vacilante, la carretilla se aproximaba a la autofactora. Sutrayectoria resultaba grotesca, detenindose, vacilando, yendo de un lado a otro, sin unrumbo fijo y apartndose con frecuencia del camino recto.

    El control va mal dijo Judith, con un leve tono de horror en su voz. Se ve que lafactora apenas si puede ayudarle a volver.

    S, aquello era un hecho cierto. En los alrededores de Nueva York, la factora haba

    perdido su transmisor de alta frecuencia completamente. Sus unidades mviles se habandesperdigado en disparatadas direcciones, corriendo al azar, trazando crculos, chocandocontra rboles o rocas, y acabando por despearse al fondo de los barrancos yterminando por quedarse inmviles a su pesar.

    La carretilla del mineral automatizada alcanz el borde de la arruinada planicie y sedetuvo brevemente. Por encima de ella, el punto negro que se cerna como un pjaro demal agero segua dando vueltas en el cielo de la maana. Durante algn tiempo, lacarretilla permaneci como petrificada.

    La factora est tratando de decidir coment Perine. Necesita el material; perotiene miedo de que el proyectil pueda colarse en el interior.

    Durante unos momentos la situacin continu igual. Despus, la unidad mvilrecomenz su vacilante arrastrarse hacia la entrada. Dej la maraa de enredaderas de laentrada y se dirigi hacia ella. Con un infinito cuidado se encamin rectamente hacia labase de la montaa.

    El proyectil teledirigido ces en sus vueltas.Echarse a tierra! grit O'Neill. Van a bombardearla nuevamente!Su esposa y Perine se echaron por el suelo a su lado, escrutando ansiosos la llanura

    frente a ellos y a aquel insecto metlico que trataba de introducirse en los subterrneos dela autofbrica. Desde el cielo, el punto negro circular se dirigi en picado directamentesobre la unidad mvil. Sin ruido y sin aviso, traz una lnea en picado, recto como unaflecha.

    Con las manos puestas en el rostro Judith se estremeci:Es algo que no puedo ver! Es horrible!Como animales salvajes!Al darse cuenta de su proximidad, la unidad mvil intent desesperadamente entrar en

    el interior de la factora, como si buscase seguridad en su refugio: Olvidando la amenazaque le vena de la altura, la factora se apresur frenticamente a abrir sus compuertas deacceso y gui cuidadosamente la unidad mvil hacia su interior directamente. Es todo loque deseaba el proyectil teledirigido.

    Antes de que la barrera pudiera cerrarse, el proyectil se desliz al interior siguiendo unalnea de vuelo paralela a la superficie. Conforme la carretilla desapareca en lasprofundidades de la factora, el proyectil sigui tras ella. Dndose cuenta repentinamente

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    del peligro la factora solt rpidamente la barrera que prohiba el acceso. La carretillaluch grotescamente contra ella, se hallaba cogida a medio camino de la entrada medioabierta.

    Pero todo era ya demasiado tarde. El terreno se movi con un trueno espantoso, comosacudido por un terremoto. Una onda expansiva subterrnea pas junto a las trespersonas que acechaban desde lejos la tragedia. De la factora se elev unaimpresionante columna de humo negro. La superficie de hormign se abri como una

    vaina vegetal seca, rota y deshecha, vomitando un verdadero volcn de escorias yfragmentos de maquinaria, objetos y toda clase de materiales. El humo se cerni duranteun buen rato, siendo arrastrado despus por el viento de la maana.

    La factora era en aquel momento, una catstrofe total. Haba sido alcanzada en suinterior y destruida.

    O'Neill se puso en pie.Bien, eso es todo. Todo est terminado. Hemos conseguido lo que tanta queramos...

    hemos destruido la red de autofbricas. Y mir a Perine. No era eso lo que bamosbuscando?

    Miraron hacia el establecimiento humano que se extenda tras ellos. Poco quedaba yade las ordenadas hileras de casas y calles de un ao antes. Sin la red de automacin, elestablecimiento haba decado rpidamente. La limpieza original se haba disipado,

    aquello tena un aspecto muy sucio y descuidado.Por supuesto repuso Perine. Una vez que tomemos posesin de las factoras y

    comenzaremos a establecer nuestros propios planes...Pero..., habr quedado algo?Tiene que haber quedado. Dios mo!, tiene que haber millas enteras de subniveles

    bajo tierra que an no conozcamos... Algunas de las bombas que han tirado ltimamente eran terriblemente grandes

    observ Judith. Peores que las arrojadas durante la guerra.Recuerdas aquel campo que vimos? Me refiero a aquellos habitantes de ruinas...Yo no estuve respondi Perine.Parecan animales salvajes, comiendo races y larvas, afilando pedernales, curtiendo

    pieles. Un completo estado de salvajismo y de bestialidad.Pero eso es lo que desea una gente as repuso Perine a la defensiva. De veras lo desean? Queremos nosotros realmente esto? indic O'Neill

    sealando hacia el establecimiento. Es eso lo que hemos estado procurando, desde elda en que reunimos el tungsteno? O desde el da en que tiramos la leche? S, aquellaleche que estaba... Y se detuvo por no recordar la palabra.

    Superfluizada record Judith.Vamos indic O'Neill. Vmonos cuanto antes. Veamos qu es la que queda an

    de la factora... lo que hayan dejado para nosotros.

    Se aproximaron a la deshecha factora ya tarde.Cuatro grandes camiones merodeaban cerca del acceso con sus motores humeantes.

    Tensos y alertas un grupo de trabajadores rebuscaban entre los escombros y las cenizas.Tal vez sea demasiado pronto objet uno de ellos.O'Neill no tena la intencin de esperar ms.Vamos orden, y tomando una linterna elctrica se adentr en el crter.El gran refugio blindado de la factora de Kansas City apareca haca delante. En la

    entrada todava permanecan algunas carretillas colectoras de mineral, atrapadas comoinsectos; pero sin luchar. Ms all, apareca un impresionante hueco de tinieblas. O'Neillse sirvi lo mejor que pudo de la linterna para abrirse paso hacia el interior.

    Creo que deberemos descender bastante opin Morrison que cuidadosamente ibajunto a l. Si queda algo, tiene que ser en el fondo.

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    Continuaron avanzando entre aquellas imponentes ruinas, hasta que comprendieronque haban llegado al interior de la factora... una extensin de restos confusos de unaverdadera catstrofe, sin pauta y sin significado.

    Entropa murmur Morrison, oprimido. Esto fue construido para vivir y luchar, yahora est deshecho, sin ningn propsito.

    Ms abajo, bajo tierra insisti O'Neill tozudamente, tenemos que encontrar otrosenclaves de inters. Yo s que estas autofbricas estaban concebidas para funcionar en

    secciones independientes y autnomas y preservar a ultranza lo esencial intacto y pararecomponer la propia vida de la autofbrica.Tras ellos los trabajadores avanzaban lentamente. Una seccin se desprendi como

    una cascada en una verdadera lluvia de fragmentos y trozos de la catstrofe sufrida por laestructura.

    Eh, muchachos dijo dirigindose a los hombres. Volved a los camiones. No tienesentido que pongamos las cosas ms en peligro de lo que ya lo estn. Si Morrison y yo novolvemos... olvidadnos. No corris el riesgo de enviar ninguna patrulla de salvamento. Ymientras los hombres obedecan, puso una mano sobre el hombro de Morrison. Vamosamigo.

    Una rampa descenda hacia las entraas de la tierra, parcialmente intacta.

    Silenciosamente, los dos hombres fueron descendiendo de un nivel a otro, sin el menormovimiento por ningn lado. Todo pareca muerto definitivamente. Millas de oscurasminas, sin el menor sonido ni el ms leve indicio de actividad. Apenas si eran visibles lasoscuras formas de la imponente maquinaria, los inmviles trenes de conduccin y equipode traslado del interior de la factora automtica. De tanto en tanto, incluso las bateras deproyectiles montadas sobre sus soportes aparecan desvencijadas y rotas por la ltimaexplosin.

    Podramos salvar mucho de todo esto indic O'Neill, aunque en el fondo no estabamuy convencido. La maquinaria pareca fundida, sin formas, totalmente descuajada. Todopareca descoyuntado e intil para ningn otro servicio posible. Una vez que lo llevemosa la superficie...

    No podremos le contradijo Morrison con amargura en la voz. No tenemos grasni medios de elevacin.

    S, pareci antes una buena idea dijo O'Neill pero ahora que lo veo no estoydemasiado seguro.

    Haban penetrado ya en un gran trecho dentro de la autofactora. El nivel final seextenda ante sus ojos. O'Neill fue iluminndolo todo con la linterna, tratando de localizarsecciones que no estuviesen destrozadas o porciones de ensamblajes mecnicos anaprovechables.

    Fue Morrison quien se dio cuenta primero. Se dej caer repentinamente sobre manos yrodillas y puso el odo al suelo escuchando atentamente, con los ojos bien abiertos por laemocin.

    Por el amor de Dios...Qu ocurre?Y entonces, O'Neill hizo lo propio. Bajo ellos, una leve e insistente vibracin, en forma

    de un zumbido persistente, se distingua claramente a travs del suelo, un claro indicio deactividad mecnica. Se haban equivocado; el proyectil teledirigido no haba tenido uncompleto xito. Ms abajo, en un nivel ms profundo, la factora estaba viva todava.Aunque pequeas, an se realizaban determinadas operaciones en ella.

    Trabaja para s misma murmur Morrison, tratando de localizar el elevador. Unaactividad autnoma, preparada y dispuesta para funcionar cuando todo lo dems hubieseacabado. Cmo podramos llegar hasta abajo?

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    El elevador estaba roto, atascado por una gran seccin de metal. El ltimo reducto dela autofactora estaba como precintado; no haba entrada alguna para tener acceso a l.

    Corriendo hacia atrs y deshaciendo el camino O'Neill alcanz la superficie y seaproxim al camin que primero encontr a mano.

    Dnde diablos est el soplete? Vamos, traedlo aqu!El precioso instrumento le fue entregado y se dio prisa en volver de nuevo junto a

    Morrison, all abajo en las profundidades de la planta. All, estaba Morrison esperando.Los dos comenzaron frenticamente a cortar la seccin metlica que obstrua el paso delelevador.

    Ya va cediendo advirti Morrison.Por fin, la plancha cedi y cay al nivel inferior por el hueco del elevador. Un resplandor

    de luz blanqusima surgi a su alrededor y los dos hombres dieron un paso atrs.En la cmara sellada, una furiosa actividad se llevaba a cabo, percibiendo el eco

    acompasado de las mquinas de su interior. A un extremo un continuo chorro de materiasprimas entraba en la cinta transportadora, al otro extremo lejano, salan los productos yamanufacturados, inspeccionados y enviados al tubo convector.

    Todo aquello les result visible en una fraccin de segundo; despus la intrusin fuedescubierta. Los robots hicieron una seal y los rels y conexiones se detuvieron en el

    acto. El resplandor vivsimo de luz disminuy hasta casi quedar en la oscuridad. La lneade montaje fren hasta detenerse; todo pareci quedar detenido en su anterior furiosaactividad.

    Las mquinas emitieron un ltimo chasquido y todo qued en silencio.A un extremo, una unidad mvil se deslig del conjunto y se dirigi con urgencia hacia

    el agujero por donde Morrison y O'Neill haban descendido a la planta inferior. Rompi unprecinto de emergencia situado convenientemente y la escena anterior cambinuevamente. Un instante despus, toda la planta herva nuevamente en frenticaactividad.

    Morrison, plido y estremecido de pnico se volvi hacia O'Neill.Qu estn haciendo? Qu irn a hacer ahora?No son armas repuso O'Neill. Lo que sea est siendo enviado a la superficie dijo Morrison gesticulando

    convulsivamente.O'Neill, excitado se dispuso a salir.Podramos localizar el sitio?Pues... yo creo que s.Ser mejor que vayamos a verlo O'Neill empuo nuevamente la linterna y seguido

    de Morrison comenz la ascensin hacia los niveles superiores. Vamos a ver qu clasede objetos son esos que disparan hacia el exterior.

    La vlvula de salida del tubo convector estaba oculto entre una maraa de enredaderassilvestres y ruinas a un cuarto de milla ms all de la factora. En una grieta entre lasrocas de la base de la montaa, la vlvula arrojaba los objetos como una cerbatana. Eravisible desde diez yardas de distancia; los dos hombres casi se encontraron sobre ellacuando la advirtieron.

    Cada cinco o seis segundos, era arrojada hacia el cielo una bola. El tubo se retraapara cambiar de ngulo de tiro y nuevamente volva a disparar otra nueva bola en otradireccin distinta, con variada trayectoria.

    Y hasta qu distancia llegarn? quiso imaginar Morrison.Debe variar probablemente. Las est distribuyendo al azar.O'Neill avanz con cuidado; pero el mecanismo no pareci advertir su presencia.

    Pegada junto al muro de la montaa y casi en su cima haba una de aquellas bolas, que

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    sin duda la vlvula dispar directamente por el costado de la montaa. O'Neill subi haciala cima, la recogi y la trajo de nuevo junto a su amigo Morrison.

    Aquel recipiente era una aplastada caja de maquinaria; pero de maquinaria tandiminuta que seguramente sera preciso un microscopio para observarla adecuadamente.

    No es un arma ofensiva murmur O'Neill asombrado.Aquella bola metlica se haba desgarrado. Al principio no pudo decir si haba sido por

    el impacto o por un deliberado mecanismo del interior. Comenzaron a caer en el suelo,

    deslizndose pequeas miniaturas que tenan como vida propia. Agachndose, O'Neill lasexamin detenidamente.Aquellas pequeas partculas entraron en movimiento. Era una maquinaria

    microscpica, ms pequea que hormigas, trabajando enrgicamente con un propsito...construyendo algo que pareca un diminuto rectngulo de acero.

    Estn construyendo algo dijo O'Neill totalmente perplejo.Se puso en pie y anduvo alrededor. A mayor distancia, una de aquellas bolas cadas

    anteriormente, se hallaba ya en una fase ms adelantada de construccin.Aparentemente, haba sido expelida haca ms tiempo.

    Aqulla haba hecho ya grandes progresos que podan ser identificados. Diminutacomo era, la estructura resultaba familiar. La maquinaria estaba construyendo una factoraen miniatura, rplica exacta de la que haba sido destruida por las bombas.

    Bien... dijo O'Neill suspirando profundamente. As volvemos ahora al principio denuevo. Para lo mejor o para lo peor... Lo cierto es que lo ignoro.

    Imagino que estas maravillas deben estar expandidas ahora por toda la Tierra coment Morrison. S, lanzadas al azar y trabajando con el mismo propsito.

    Un sbito pensamiento vino a la mente de Morrison. Tal vez alguno de estos proyectiles hayan sido diseados para sobrepasar la

    velocidad de escape de la gravedad de la Tierra. Esto significara... que las autofbricasse expandirn por todo el Universo.

    Tras ellos, la boca de la vlvula expulsora, continuaba lanzando rtmicamente sutorrente de metlicas semillas.

    SERVICIO DE REPARACIONES

    Sera aconsejable explicar qu estaba haciendo Courtland justo antes de que sonase eltimbre.

    En su ostentoso apartamento de la calle Leavenworth, donde el monte Russian Hilldesciende hasta la llana extensin de la Playa Norte y finalmente a la propia Baha deSan Francisco, David Courtland estaba sentado con su cuerpo doblado sobre un montnde informes rutinarios, una carpeta semanal con informacin tcnica sobre los resultadosde las pruebas de Mount Diablo. Como director de investigacin de Pinturas Pesco,

    Courtland estaba preocupado por la durabilidad comparativa de varias superficieselaboradas por su compaa. Las tablillas tratadas se haban estado cociendo y habansudado lo suyo en el calor de California durante quinientos sesenta y cuatro das. Haballegado la hora de ver la resistencia a la oxidacin del recubrimiento poroso y ajustar laplanificacin de la produccin en consecuencia.

    Inmerso en los intrincados datos tcnicos, Courtland no escuch al principio el timbre.En una esquina de la sala de estar su amplificador de alta fidelidad Bogen, con discogiratorio, estaba reproduciendo una sinfona de Schumann. Su mujer, Fay, estabalimpiando los cacharros de la cena en la cocina. Los dos nios, Bobby y Ralf, estaban ya

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    en sus literas, durmiendo. Al ir a coger su pipa, Courtland se reclin de la mesa unmomento, se pas una gruesa mano por su escaso pelo gris... y escuch el timbre.

    Demonios dijo.Se pregunt vagamente cuantas veces habra sonado la discreta campanilla; recordaba

    subliminal y nebulosamente repetidos intentos por atraer su atencin. Ante sus cansadosojos la montaa de informes fluctuaba y se bata en retirada. Quin demonios sera?Pero su reloj marcaba las nueve y media, realmente no poda quejarse, an.

    Quieres que lo atienda yo? dijo con claridad a Fay desde la cocina.Yo lo atender.Fatigosamente, Courtland se levant, se calz las zapatillas y avanz pesadamente por

    la sala, pasando junto al sof, la lmpara de pie, el revistero, el fongrafo y la librerahasta llegar a la puerta. Era un grueso ingeniero de mediana edad y no le gustaba que lagente le interrumpiese su trabajo.

    En el vestbulo haba un visitante desconocido.Buenas noches, seor dijo el visitante, examinando fijamente un portapapeles.

    Siento molestarle.Courtland le dedic una mirada agria al joven. Un vendedor, probablemente. Delgado,

    rubio, camisa blanca, corbata, traje azul de solapa simple, el joven segua all de piesujetando su portapapeles con una mano y un abultado maletn negro en la otra. Sus

    huesudos rasgos mostraban una expresin de adusta concentracin. Tena un aire deconfusin tpica de los estudiosos; cejas fruncidas, labios tensos y juntos, los msculos desus mejillas empezaban a contraerse de forma preocupante. Levantando la mirada,pregunto:

    Es este el 1846 de Leavenworth? Apartamento 3A?En efecto dijo Courtland, con la infinita paciencia de un animal lento.El ceo fruncido de la cara del hombre se relaj mnimamente.Muy bien, seor dijo en tono apremiante. Mirando ms all de Courtland, al interior

    del apartamento, aadi. Siento molestarle a estas horas, mientras est trabajando,pero como usted probablemente sepa hemos estado muy atareados el ltimo par de das.Esa es la razn por la cual no hemos podido atender antes su llamada.

    Mi llamada? repiti Courtland. Bajo su cuello desabotonado estaba empezando asentir como le suba un ardor. Sin duda alguna, Fay tena algo que ver con aquello; algoque ella pensaba que l debera haber arreglado, algo vital para una agradable vidahogarea. De qu demonios est hablando? pregunt. Vaya al grano.

    El joven se ruboriz, trag saliva ruidosamente, trat de sonrer y se apresur a decircon voz ronca:

    Seor, soy el tcnico de reparaciones que solicit, estoy aqu para arreglar suswibble.

    La rplica jocosa que acudi a la mente de Courtland fue del tipo que slo habra usadoen sus sueos ms profundos. Quizs, dese decir, yo no quiera arreglar mi swibble.Quizs quiera mi swibble tal como est. Pero no lo dijo. En su lugar, parpade, dej quela puerta se abriese ligeramente y dijo:

    Mi qu!?S, seor insisti el joven. El registro de la instalacin de su swibble nos lleg

    como esperamos. Normalmente realizamos una comprobacin automtica de ajuste, perosu llamada lleg antes de que lo hicisemos. As que aqu estoy con un equipo dereparaciones completo. Ahora, en lo referente a la naturaleza de su queja en concreto...El joven busc enrgicamente entre el montn de papeles de su portafolios. Bien, notiene ningn sentido que lo busque; usted puede decrmelo de palabra. Comoprobablemente sabr, seor, nosotros oficialmente no somos parte de la empresavendedora... tenemos lo que se denomina una cobertura de seguro que cobra existenciaautomticamente cuando se realiza la compra. Por supuesto, puede rescindir el acuerdo

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    con nosotros. Intent hacer un chiste. He odo que hay un par de competidores en elnegocio de las reparaciones.

    Una seria expresin de profesionalidad reemplaz al humor. Estirando su enjutocuerpo, termin diciendo:

    Pero djeme decirle que nosotros hemos estado en el negocio de reparacin deswibbles desde que el viejo R.J. Wright present el primer modelo experimental A-propulsado.

    Por un instante, Courtland no dijo nada. Una fantasmagrica sucesin de imgenesfluy por su mente: pensamientos aleatorios cuasi-tecnolgicos, evaluaciones reflejas yreflexiones sin importancia. As que los swibbles se estropean, verdad? Negocios demantenimiento a largo plazo... envan un tcnico de reparaciones tan pronto como laventa est cerrada. Tcticas monopolsticas... para expulsar a la competencia antes deque tengan una oportunidad. Comisiones para la sociedad matriz, probablemente concuentas cruzadas.

    Pero ninguno de sus pensamientos se ocupaba del asunto bsico. Con un enrgicoesfuerzo se oblig a prestar atencin de nuevo al impetuoso joven que esperaba nerviosoen el vestbulo con su maletn negro de reparaciones y su portapapeles.

    No dijo Courtland enfticamente, no, su direccin no es la correcta.S, seor? el joven titube educadamente, con un tono de afligido abatimiento en

    sus rasgos. La direccin equivocada? Buen Dios, ese nuevo mecanismo me ha vueltoa enviar a otra direccin errnea...

    Ser mejor que vuelva a consultar sus papeles de nuevo dijo Courtland,empujando con aspereza de la puerta. Sea lo que demonios sea un swibble, yo notengo ninguno; y yo no le he llamado.

    Mientras cerraba la puerta advirti el horror final en la cara del joven, una parlisisestupefacta. Entonces la brillante superficie de madera pintada de la puerta se interpusoen la visin y Courtland regres cansinamente a su escritorio.

    Un swibble. Qu demonios era un swibble? Se sent malhumorado e intent seguir enel punto que lo haba dejado... pero sus pensamientos estaban totalmente desbaratados.

    No exista nada que se llamase swibble. Y l estaba al da, industrialmente hablando.Lea el U.S. Newy el Wall Street Journal. Si existiese tal swibblehabra odo hablar del... salvo que un swibblefuese algn aparatejo para el hogar. Quizs fuese eso.

    Oye le grit a su mujer cuando Fay apareci momentneamente por la puerta de lacocina con un pao de cocina y un plato azul sauce en sus manos. De qu va esto?Sabes algo sobre swibbles?

    Fay sacudi su cabeza.No tengo ni idea.No encargaste un swibbleac-dc de plstico y cromo de Macys?Con toda seguridad, no.Quizs fuese algo para los nios. Quizs fuese la ltima moda en el colegio, el

    cuchillo, tarjeta inteligente o chuchera de moda del momento? Pero los nios de nueveaos no compraban cosas que necesitasen un tcnico de reparaciones cargado con unenorme maletn negro de herramientas, no con una paga de cincuenta centavos a lasemana.

    La curiosidad se sobrepuso al disgusto. Tena que saber, aunque solo fuese para queconstase, qu era un swibble. Se levant, corri a la puerta del vestbulo y la abrirpidamente.

    El vestbulo estaba vaco, por supuesto. El joven se haba marchado. Quedaba un dbilolor a colonia para hombre y transpiracin nerviosa, pero nada ms.

    Nada ms excepto un papel boca abajo que se haba cado del portapapeles delhombre. Courtland se agach y lo recogi del felpudo. Era una copia de carbn de una

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    orden de reparacin, junto a un cdigo de identificacin, el nombre de la empresa dereparaciones y la direccin de la persona que haba llamado.

    1846 Leavenworth Street SF. Video-llamada recibida por Ed Fuller 09.20 PM28-5. Swibble 30s15H (deluxe). Se recomienda comprobar la retroalimentacinlateral y reemplazar el banco neural. AAw3-6.

    Los nmeros, la informacin, no le decan nada a Courtland. Cerr la puerta y regreslentamente a su escritorio. Alis la arrugada hoja de papel y reley las desvadas palabrasde nuevo, tratando de extraer algn significado de ellas. El membrete impreso era:

    ELECTRONIC SERVICE INDUSTRIES455 Montgomery Street, San Francisco 14. Ri8-4456nFundada en 1963

    Eso era. La exigua afirmacin impresa: Fundada en 1963. Con manos temblorosas,Courtland busc mecnicamente su pipa. Ciertamente, eso explicaba porqu nunca habaodo hablar de los swibbles. Explicaba porqu no tena uno... y porqu, no importaba acuntas puertas del edificio de apartamentos llamase, el joven tcnico de reparaciones no

    encontrara a nadie que tuviese uno.Los swibblesan no haban sido inventados.Tras un intervalo en el que pens intensa y furiosamente, Courtland descolg el

    telfono y marc el nmero de su subordinado en los laboratorios Pesco.No me importa dijo cautelosamente qu ests haciendo esta tarde. Te voy a dar

    una serie de instrucciones y quiero que las lleves a cabo inmediatamente.Al otro lado de la lnea poda orse a Jack Hurley resoplar enfadado.Esta noche? Escucha, Dave, la empresa no es mi madre... Tengo vida propia. Si se

    supone que tengo que acudir a la carrera...Esto no tiene nada que ver con Pesco. Quiero una grabadora y una cmara con lente

    infrarroja. Quiero que consigas un taqugrafo judicial. Quiero uno de los electricistas de laempresa... escgelo bien, quiero al mejor. Y quiero a Anderson, de la seccin deingeniera. Si no puedes conseguirle, trete a alguno de nuestros diseadores. Y quiero aalguien de la lnea de montaje; consigue a algn viejo mecnico que conozca su oficio.Que conozca de verdad las mquinas.

    Dubitativamente, Hurley dijo:Bueno, t eres el jefe; al menos, eres el jefe de investigacin. Pero creo que tendrs

    que aclarar esto con la empresa. Te importara si hablo con tu jefe y obtengo permiso dePesbroke?

    Adelante. Courtland tom la decisin sobre la marcha. Mejor an, le llamar yomismo, probablemente quiera saber que vamos a hacer.

    Qu vamos a hacer? pregunt Hurley con curiosidad. Nunca te haba odohablar de esa forma antes... ha inventado alguien una pintura autopulverizadora?

    Courtland colg el telfono, esper un interminable momento y marc el nmero de susuperior, el dueo de Pinturas Pesco.

    Tiene un minuto? pregunt con seguridad cuando la esposa de Pesbroke hubodespertado al hombre de pelo cano de su siesta y le hubo dado el telfono. Estoymetido en algo grande; me gustara hablarle de ello.

    Tiene algo que ver con la pintura? mascull Pesbroke, medio en serio medio enbroma. Si no es as...

    Courtland le interrumpi. Hablando muy despacio, le describi detalladamente sucontacto con el tcnico de reparaciones del swibble.

    Cuando Courtland hubo acabado, su jefe sigui en silencio.

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    Bien, dijo finalmente Pesbroke, supongo que puedo saltarme algunosprocedimientos. Puesto que ha conseguido interesarme. De acuerdo, me hago cargo.Pero aadi en voz baja si es una elaborada prdida de tiempo, le pasar factura porel uso de los hombres y el equipo.

    Con prdida de tiempo... quiere decir si no obtenemos nada rentable de esto?No dijo Pesbroke. Quiero decir si sabe de antemano que es una estafa; si me

    est gastando una broma a sabiendas. Tengo migraa y no consentir bromas. Si habla

    en serio, si realmente cree que esto puede ser algo, cargar los gastos en las cuentas dela empresa.Hablo en serio dijo Courtland. Usted y yo somos ambos condenadamente viejos

    para andar con jueguecitos. Bien reflexion Pesbroke, cuanto ms viejo eres, ms proclive te vuelves a

    explorar las profundidades, y esto suena muy profundo. Poda or como trabajaba sumente. Telefonear a Hurley y le dar la autorizacin. Podr disponer de todo lo quequiera... Supongo que intentar localizar a ese tcnico de reparaciones y descubrir qu esrealmente.

    Eso es lo que pretendo hacer.Suponga que dice la verdad... entonces, qu?Bien dijo Courtland cautelosamente entonces averiguar lo que es un swibble.

    Para empezar. Quizs despus...Cree que regresar? Podra ser. No va a encontrar la direccin correcta, eso lo s. Nadie en este

    vecindario llam a un tcnico de reparaciones de swibbles. Y qu importa qu es un swibble? Por qu no averigua como lleg desde su

    tiempo futuro hasta aqu? Creo que sabe lo que es un swibble... y no creo que sepa cmo lleg aqu. Ni

    siquiera sabe que est aqu.Pesbroke se mostr de acuerdo. Es razonable. Si voy hasta ah, me permitir estar presente? Me encantara

    presenciarlo. Claro dijo Courtland, sudando, con la vista puesta en la puerta cerrada del

    vestbulo. Pero tendr que verlo desde otro cuarto. No quiero que nada estropee esto...nunca tendremos otra oportunidad

    Refunfuando, el equipo reclutado de la empresa lleg al apartamento y esperinstrucciones de Courtland. Jack Hurley, con camisa hawaiana, bermudas y camperas,miraba oscuramente a Courtland y mova su puro en la boca.

    Aqu estamos; no s qu le contaste a Pesbroke, pero ciertamente le pusiste enmarcha. Recorriendo con la mirada el apartamento, pregunt: Puedo dar porsupuesto que vamos a tener la reunin ahora? No hay mucho que pueda hacer esta gentesin que comprendan antes a lo que se van a enfrentar.

    En la puerta del dormitorio estaban los dos hijos de Courtland, medio dormidos desueo. Fay se los llev dentro nerviosamente y los meti de vuelta en sus camas. En lasala de estar los diversos hombres y mujeres ocupaban posiciones indeterminadas, ensus rostros se observaba una inquieta y airada curiosidad y una aburrida indiferencia.Anderson, el ingeniero, actuaba de forma distante e indiferente. MacDowell, el operariobarrign y cado de hombros de la cadena de montaje, observ con resentimientoproletario el caro mobiliario del apartamento y se hundi en una apata abochornadacuando se percat de sus botas de trabajo y sus pantalones llenos de grasa. Elespecialista en grabaciones estaba tirando cables desde sus micrfonos a la grabadoracolocada en la cocina. Una esbelta joven, la taqugrafa judicial, trataba de ponerse

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    cmoda en una silla de la esquina. En el sof, Parkinson, el electricista de emergenciasde la fbrica, hojeaba con desgana un ejemplar de Fortune.

    Dnde est el equipo de cmara? pregunt Courtland. Viene de camino respondi Hurley. Pretendes atrapar a alguien que vaya a

    llevar a cabo el viejo timo del Tesoro Espaol?Para eso no necesitara un ingeniero ni un electricista dijo Courtland secamente.

    Tenso, comenz a dar vueltas por la sala de estar. Probablemente no volvamos a verle;

    probablemente est de vuelta en su tiempo a estas alturas, o vagando por Dios sabednde. Quin? chill Hurley, echando bocanadas de gris humo de puro debido a la

    agitacin creciente. Qu va a suceder? Un hombre llam a mi puerta relat Courtland brevemente. Habl de cierta

    maquinaria, un equipo del que nunca o hablar, de algo llamado swibble.Todos en el cuarto se quedaron taciturnos y en silencio.Averigemos lo que es un swibblecontinu Courtland speramente. Anderson,

    empiece. Qu podra ser un swibble?Anderson sonri burlonamente.Un anzuelo para pescar.Parkinson se ofreci voluntario para continuar con las suposiciones.

    Un coche ingls con una sola rueda.A regaadientes, Hurley fue el siguiente.Alguna estupidez. Una mquina para deshacerse de las mascotas domesticas.Un nuevo sostn plstico sugiri la taqugrafa judicial.Ni idea murmur MacDowell con resentimiento. Nunca o hablar de nada similar.Vale asinti Courtland, examinando de nuevo su reloj. Estaba a punto de sufrir un

    ataque de histeria; haba pasado una hora y no haba seales del tcnico dereparaciones. No lo sabemos, ni siquiera podemos suponerlo. Pero algn da, dentro denueve aos, un hombre llamado Wright va a inventar el swibbley se va a convertir en ungran negocio. Se fabricarn, la gente los comprar y pagar bien por ellos; los tcnicos dereparaciones se sumarn al negocio y les atendern.

    La puerta se abri y Pesbroke entr en el apartamento, con un gabn sobre sushombros y un destrozado sombrero Stetsonsobre su cabeza.

    Ha vuelto a aparecer? Sus ojos ancianos y alerta recorrieron la habitacin.Ustedes parecen estar listos para comenzar.

    Seguimos sin seales de vida de l dijo Courtland ansiosamente. Maldicin... Yole despach, no intent retenerlo hasta que ya se haba marchado.

    Le ense a Pesbroke la estrujada copia de carbn. Ya veo dijo Pesbroke devolvindosela. Y si regresa grabarn lo que diga y

    fotografiarn todo lo que tenga en el maletn de herramientas. Seal a Anderson yMacDowell. Qu hay del resto de ellos? Para qu son necesarios?

    Quiero tener aqu gente que pueda hacer las preguntas correctas explicCourtland. No podemos conseguir respuestas de otra forma. El hombre, si aparecefinalmente, slo se quedar un tiempo limitado. Durante ese tiempo, tenemos quedescubrir... se interrumpi cuando su esposa se le acerc. Qu sucede?

    Los nios quieren mirar explic Fay. Pueden? Prometen que no harn ruido aadi ansiosamente. A m me encantara mirar tambin.

    Mirad, entonces respondi Courtland con pesimismo. Quizs no haya nada quever.

    Mientras Fay serva caf, Courtland continu con su explicacin. Lo primero de todo, queremos averiguar si ese hombre dice la verdad. Nuestras

    primeras preguntas tendrn como objetivo descubrirle; quiero que estos especialistastrabajen en l. Si es una estafa, probablemente lo descubran.

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    Y si no lo es? pregunt Anderson con una expresin de inters en su rostro. Sino lo es, ests diciendo que...

    Si no lo es, entonces viene de la prxima dcada, y quiero sacarle todo lo que sepade valor. Pero... Courtland se detuvo. Dudo si sabr mucho de teora. Tengo laimpresin de que est en lo ms bajo de la pirmide. Probablemente lo mejor quepodremos conseguir es una demostracin de su trabajo especfico. Partiendo de ah,deberemos completar el cuadro, realizar nuestras extrapolaciones.

    Cree que puede contarnos cmo se gana la vida dijo Pesbroke astutamente, quees lo que queremos. Tendremos suerte si aparece de una vez dijo Courtland. Se sent en el sof y

    empez a golpear rtmicamente su pipa contra el cenicero. Todo lo que podemos haceres esperar. Cada uno de vosotros que vaya pensando en lo que va a preguntar. Tratad deimaginar las preguntas que os gustara hacerle a un hombre del futuro que no sabe queviene del futuro, que est intentado reparar equipos que an no existen.

    Estoy asustada dijo la taqugrafa judicial, plida y con los ojos desorbitados,haciendo temblar su taza de caf.

    Estoy cansado de esto murmur Hurley con los ojos sbitamente fijos en elsuelo. Todo esto no es ms que castillos en el aire.

    Justo en ese momento el tcnico de reparaciones del swibble regres y llam

    tmidamente a la puerta del vestbulo una vez ms.El joven tcnico de reparaciones estaba aturdido. Y se estaba empezando


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