Vida socialista. 10-7-1910, n.º 28.pdf

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V I D A S O C I A L I S T AM H D R I D , 10 DE J U L I O

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15C É N T I M O S

FIGUR AS DE LA INTERN ACION AL SiOCIALISTA

A U G U S T O B E B E L 15



• •• •1 : :::: V IDA POLÍTICA :::: : • •• •

hgorosa, potentísima se mostró en toda la

ió,n el domingo último la fuerza que quiereineF á raya á los elementos clericales, ó lo quemismo, que ansia hacer efectiva la supre-

del Poder civil. Sólo quienes cierran losla luz de la verdad y son capaces de ne-

'a evidencia, pueden desconocer el inmensoque ha tenido el acto realizado el 3 de iu-r todos los elementos progresivos de Esgobernante sinceramente radical, enemigo

verdadero de la gente nea y reaccionaria, hubié-tase aprovechado de la influencia de tan magna

Imanifestación para afirmar enérgicamente sus[ideas, para acentuarlas y para dar vivas señales

[de querer llevarlas á la práctica. ¿Ha hecho estoleí S r. Canalejas? No. Después de solicitar que las(izquierdas se levantaran contra las derechas, á

de darle bríos, al levantarse aquéllas, no en,de tal requerimiento, sino por imperiosoel jefe del G obierno muéstrase más ap o-

f y en vez de dar paso s adelante, los da ha-irás.

Infestando en el Congreso al Sr. Azcárate,Itrase contrario á la reforma de la Constitu-' lo que equivale á negar la implantación deiertad de cultos.

\i\ el Senado, respondiendo al obispo de Ma-; dice lo siguiente con relación á las Ordenestjsas:II tengo que decir y declarar que en el par-ioeral y entre los gobernantes, creo yo queíista ningún hombre sensato que haya pen-

[jamás en la expulsión de los frailes y de lass; esas son exageraciones de una popula-

la que el Gobierno no puede acoger por millideraciones, y, entre otras, porque ese tesorojiedad que se alberga en los conventos, obrasInisericordia, ministerio de enseñanza, ¿con[se supliría? No hay para ello ni tesoro moral?soro material en la nación española. Y como

se puede sustituir, como eso no se puedeazar, aunque fuese yo el jacobino que al-

ft dicen, aunque fuese yo el hombre exa ltado,hombre pasional que algunos mienten, por

lonsideración á la piedad, por respeto á la des-iracia, niños arrancados de brazos amorosos,Sustraídos enfermos á tutela insustituible, eso n o;

sería de un hombre malvado.»''ué tal el enemigo del clericalismo? ¿Es esto

:}u esperaban de él los que ponían espe ran-en sus ideas radicales?...

Pues si eso ha dicho en el Senado con relación á frailes y monjas, acerca de la enseñanzapronunciado las siguientes palabras en la

lisma Cámara:

«Ahora dos palabras sobre enseñanza. ¿Quién

lo duda? Escuela atea. Escuela impía. Escuela quereniegue y blasfeme de Dios, ¡si al decirlo me mancha los labios!, eso no; Escuela que desligue losprimeros alientos de la infancia, perturbándola,envileciéndola del amor del padre, del respeto álasociedad,del ambiente moral y religioso en quealienta esa alma que nace, eso jamás. Sí el partido liberal profesase esas ideas, no estaría yo enél; Gobierno que eso quisiera hacer sería indignode mi concurso, y yo no pediría el v uestro. No;queremos educación integral, y cuando queremos educación integral, queremos desarrollo dela energía física, conocimiento de este vaso hu

mano en el que se encierran la esencias de nuestro espíritu; pero queremos, porque es integral,enseñanza religiosa, enseñanza moral; todo esoes patrimonio del hombre; todo eso, dentro delas concepciones más acentuadas de la fisiopsí-cología, aun prescindiendo del espiritualismo,son abstracciones, exaltaciones, si queréis, de lamateria nerviosa, de la substancia de la vida ;pero todo eso hay que enseñarlo, porque son unarealidad de la vida; pero dogmatimos, no; ads-criciones de los medios del Estado, no; intransigencias de la religión, no.»¿Quién de nosotros impediría la entrada del

sacerdote en la Escuela? No; las puertas de laEscuela deben estar abiertas á todo lo que represente bo ndad, á todo lo que sea principio moral, á todo lo que signifique una jerarquía social¡Ah! Pero si ese dulce imán de las creencias religiosas penetra en la Escuela para atraer á las almas, debe guardar en la Escuela el mayor respeto á la conciencia religiosa.»

Así se explica el más radical de los radicalesmonárquicos; asi habla el sembrador de ideas.

¿Quién duda de que al expresarse así sólo miraá quién le dio el Poder, á la institución monárquica tan aficionada á frailes y monjas, no á

las ideas que mantuvo antes ni á las promesasque hizo? ¿Quién no ve el mantenimiento de lasbuenas relaciones con el Sr. Maura, que continúa siendo el arbitro de nuestra política? ¿Necesitan más hechos, más lecciones los que confiaban en ese radical de mentirijillas?

Ser Presidente del Consejo de Ministros eralo que le importaba; llegó á ese cargo de manera poco digna, y ahora trata de mantenerse en élhasta que vea una salida algo airosa; p ero entanto esté en el Poder, de él no habrá que esperar que adopte ninguna medida verdaderamenteradical.

La Monarquía, cada vez más obcecada, noquiere esa clase de medidas.

Pablo Iglesias .



C O S H S D E UR V I U l i f l

L a C o o p e r a í i v a E l é c i r i c a .

Siguiendo nuestro propósito de registrar en estas crónicas hechos que den á conocer la labor co

lectiva de la urbe madrileña, ya por iniciativa desu Concejo, ya por impulso de los vecinos, vamosá ocuparnos ahora en un proyecto desarrolladopor éstos con ayuda de la Municipalidad, que lesha ofrecido grandes facilidades, quizá hasta conexceso; nos referimos á la creación y al funcionamiento de la Cooperativa Eléctrica.

Iniciada ésta por un espíritu tan sutil como eldel ex alcalde Sr. Sánchez de Toca, gran conocedor de las prácticas administrat ivas, es precisoque primero nos fi jemos en la idea generadoradel movimiento representado por esa nueva entidad corporativa, encaminado principalmente áabatir el predominio de las Empresas suministra

doras de ñúido eléctrico, elemento principalísim oen la vida mo dern a, como luz y como fuerza.El contenido doctrinal de esa iniciativa es emi

nentem ente burgués, aunque se preten da rev estirlo de cierta ap arien cia dem ocrática y se ofrezcaaquélla á la opinión como beneficiosa para losdeshe redado s. En el fondo, sin ser esto últ imo ri guros ame nte cierto, no perjudica tal tend encia ála clase trabajadora, y si analizamos el provechoreal de la cosa, casi podríam os decir que repr esenta un acierto progresivo en la economía local,aun con la pérdida que supone para el Erario dela Villa.

La creación de esa Cooperativa burguesa tiene

por base un principio olvidado hasta ahora pornuestras clases adineradas, poco compenetradasde los prob lema s económicos, especialmente porlo que á Madrid se refiere: el principio de la nacionalización del capital .

Esa tendencia á emanciparse del vasallaje alcapital extranjero, que no debe confundirse conla pretensió n netamente egoísta de su straerse alcambio de los productos del trabajo extraño conlos propios, ha contribuido mucho á labrar lapros perida d de las naciones más adelantadas. Entre noso tros mis mo s podem os o bserva r el fenómeno: las regiones donde los cap ital istas hanprocurado desalojar del mercado al dinei-o extranjero y han abarcado ellos los negocios son

las más prósperas, aunque para lograrlo hayanacudido al proced imiento de revestir con diversosropajes la verdadera idea económica de regiona-liaar el capital; ejemplos: Cataluña y Vascongad a s , y en algo Valencia, Asturias y Baleares.Cuando oímos decir, pongamos por caso, Cataluña para los catalanes, debem os entender Cataluñapara los capitalistas catalanes, sin temer así quenuestro juicio se extravíe suponiendo en tal aspiración propósitos de otra índole.

Pues esto mismo nos dice ahora el Sr. Sánchezde Toca, iniciador de la Cooperativa, aunque entérminos más generales. Véase en qué forma tanexpresiva pinta la si tuación:

«Cada vez va haciéndose más actual, y va invitándonos también á más meditaciones, la consideración de las preeminencias con que la extranjería financiera se im po ne en las ciud adan ías delas naciones débiles.

"Los métodos de dominación y explotaciónfinanciera del capital extranjero y su política depenetración en nuestra patria durante el siglo último han tenido mucha semejaaza con lo que ac

tualm ente so denom ina la polí t ica de penetraciónpacífica en el Imperio marroquí.

«Durante los dos primeros tercios del siglo, losprocedimientos de la dominación internacionaldel capital ismo, informados en el l ibre cambio,se habían l imitado al modesto aparato de presentarse á los países faltos de crédito ó en atraso deindus tria como mero prove edor de capital y deproductos indus triales y de construcción de ob ras

púb licas. Parecían una corriente hum anitaria que,saturada de espíri tu misericordioso, sólo pedíamás libres accesos por las fronteras, á fin de derram ar sobre los pueblos beneficios de fecundación económica y redención de las clases menesterosas abaratándoles la vida.

«Mas luego los grandes Estados advirtieron quetras de esa doctrina nueva é insinuante se ocultaba para las sobera nías nacionales peligro sísimoengaño.

«España es la nación europea que menos haacertado á recobrar su independencia en la vidaeconómica.

» E 1 primordial empeño en todos los órdenes de

nuestra economía patria debe cifrarse en que España sea de los españoles...»Ciertísim o; esa es la teoría g ene ral del c apita

l ismo: extraer s upervalía de donde pueda sacarla,y por eso acude á los países donde los hom bres dedinero son tan tor))es que se dejan arrebatar susfunciones propias de capital istas.

Y por esto mism o nos parece buena la tenden cia que ha inspirado la fundación de la Cooperat iva Eléctrica; pues aunque como trabajadoresnos sea indiferen te que nu estro esfuerzo vaya áacrecentar en forma de dividendos el capital nacional ó el capital extranjero, com o ciudada nosno podemo s conformarnos con que el aumento deriqueza conseguido por el empleo de nuestrafuerza de trabajo traspase las fronteras y vaya áremunerar el capital extraño, privándonos conello de los beneficios de la acumulación y estancando el desarrollo industrial .

De esa culpa de abandono y negligencia hemosacusado muchas veces á nuestra clase directora.

Abandon ando ya el terreno de las generalizaciones y señalando el origen verdad ero de la creación de la Co operativa Eléctrica, vamos á concre tar los términos del desarrollo práctico de supropósito industrial y mercanti l .

La Cooperativa no pr odu cirá fluido; se prop onetender una red de distribución, convirt iéndose asíen intermediaria entre los socios consumidores ylas Emp resas que puedan proporcion ar le la energía eléctrica al más bajo precio, como son los diversos saltos de agua que existen en los alrededo res de Madrid. De este modo se compromete áproporcionar el fluido para Jas diferentes aplicacione s con un 40 po r 100 de rebaja pue sto en eldomicil io del abonado, imposibil i tando la competencia de las actuales fábricas, que por emplear la hulla producen carísimo.

El capital inicial es de 10 millones, formadopo r acciones de 50 pes etas, y sólo los accion istaspodrán surt irse de la red de distribución proyectada. Si el Ayuntamiento quisiera un día establecer el alumbrado eléctrico, entraría en ese régimen de asociación con algunas ventajas y mediante contrato especial .

De todos mo dos, y po r e tapas, según se haya nido estableciendo los sectores, la red revert irá alMunicipio á los sesenta años, convirt iéndose enpropietario de todo el material instalado.

En cambio, el Ayuntam iento pone á la C oopera-



tiva en una situació n pr ivilegia da, pue s en vez depagar ésta los arbitrios proporcionalmente á loque satisfacen las actuales Compañías de luz elóc-ti'ica (365.600 pesetas anuales), sólo abonará uncanon al año de 85.000 pesetas (cuando esté completa la red), que es lo que está pagando la Compañía de Alumbrado y Calefación por gas.

Puede decirse, á la simple vista de estos datos

que el Erario municipal ha renunciado en beneficio de la C ooperativa á sumas muy imp ortantesen el tran scu rso de los sesenta años que se fijapara la reversión, y que cuando ésta llegue quizáno sea tan cuantioso el valor material como se hasupuesto .

Mas el beneficio es indiscu tiblem ente positivopara la población. Sin esas facilidades, la Cooperativa no hubiera podido organizarse y funcionar,con lo cual no tend ría el Municipio los ingresosque se han calculado y las cosas continuarían delmismo modo, en provecho del trust de las Compañía s extranjera s. Al concederla esas ventajas,ha entrado en liza un nuevo productor, que viene

á enta bla r com petenc ia, y ya se notan los efectosde ésta, pues alg una s Com pañías de luz ofrecencon tratos espe ciales con rebaja del 50 por 100.

Ade má s, la Coope rativa, por el echo de hab ersido organizada por los vecinos, aun cuando sólosean los que consu men luz eléctrica, re prese ntaen cierto modo la municipalización indirecta deservicio tan importante.

y sobre todo, teniend o en cuenta la tende nciaeconómica estudiada al principio, ya era hora deque el capital empezara á municipalisarse.

A. García Quejido.

b a \<ju<zr)\.ud ¡Q te l e c t ua l .

El cronista fué invitado hace días, por mediación de la Prens a, para concu rrir á una reuniónde la juventud intelectual española.

Nos sorp rend ió la invitación, porqu e el cronistano ha sido nunca intelectual. Desde mu yniñ o tuvoque ir al taller, y en él ha pasado la existencia.

Lo poco que sabe ha sido robando al descansoy al reereo algunas horas. Asistir á una reunióndonde se congreg aba lo m ás bril lan te de la juventud intelectual, juventud educada en Academias, Universidades y Ateneos, era casi una profanación y una inmo destia. Fuimo s venciendoestos escríipulos, por apreciar de cerca la importancia del acto; todo movimiento nuevo, todo germen de vida debe ser pulsado para deducir suvitalidad, pues para ello no hace falta un granintelecto, basta con un poco de sentido práctico.

Se trataba de formar una especie de Liga de losderecho s del hom bre, un conjunto de inteligencias bril lantes para difundir por doquier los progresos de las teorías revolucionarias. ¿Procedimiento? Conferencias, hojas volanderas, folletos.

La idea, que aun no se ha de sarrollad o, nos pareció en principio sana y útil, íitil si es sincera, ymientras la misión de esta juventud tenga la vista fija en la labor revolucionaria de la Conjunciónrepublicano-socialista, y mientras no trate de invadir el campo de acción peculiar á ambos part idos.

Que hay mucha labor por realizar y campo an

cho para ello, ateniéndose á estas condiciones, esindudable.

Sumar al movimiento cultural de España, á esapléyade de jóvenes estudiosos, inteligentes y progresivos, significa un gran paso para el desarrollodo las ideas redentoras en nuestro país.

Nosotros lo habíamos pensado muchas veces yhasta hemos escrito algo sobre el particular. Dolíanos ver reducidas al marco de los Ateneos unconjunto de energías vigorosas é inteligentes,que si bien realizaban aisladamente una labor decultura , perd ían se los esfuerzos an te la falta deunidad de la acción individua], inconcreta. Era lalabor de esfuerzo personal que por mucho valorque tenga, no puede tener la eficacia de un objetivo comiín. Se exponían doctrinas, se marcabanorientaciones, y aquestos jóvenes inteligentes, nosumaban en una fórmula social el conjunto de suciencia, dando sus fuerzas y su persona al servicio de un partido, donde se cristalizan todas laselucubraciones filosóficas y sociales.

¿Form arán ese organism o y no se sum arán áninglin partido progresivo? ¿Se dec lararán, porlo me nos , antimonárq uicos? Creemos sinceramente que sí .

La Monarquía española está reñida con el progreso. Es incompatible la l ibertad del pensamiento con el principio moná rquico. Los reyesviven rodeados de instituciones que, si no de derecho, de hecho com parten y á veces absorbenpor medio de cam arillas el veto del P oder real,truncando la voluntad del pueblo verdadero yúnico soberano.

La juventud intelectual p rogresiva, q ue miracon la frente levantada el porvenir, que piensa enuna nueva sociedad, justa, igualitaria, humana;que lleva en su sang re la savia de ideas redento ras , t iene que ser fozosamente antimo nárquica yasí debe declararlo.

Una vez dec larad o esto y dada la vida de re lación á que nos obliga la civilización, cada individuo debe sumar su persornalidad á la pautade un partido progresivo para que sus esfuerzosno se pierd an en el vacío, sin perjuicio de la labor que en consonancia con las a spiraciones deéstos se puede realizar de por parte, que es amplia, que es nec esaria, que será segura me nte elcomp lemento de las aspiracion es reden toras delos partidos que llevan por norte siempre el másallá de la perfección y bienestar de la Hu ma nidad. Otra cosa, sería buscar una plataforma personal, ajena al bien común.

La juventud debe tener aspiraciones, deseos demejorar, es más, el mejorar es un deber de todociudadano, lo que hay que p roc ura r es que esamejora persona l redun de en beneficio de la colectividad, y mejo rar en estas condiciones pueden los jóven es que pongan su intelige ncia y algunos sacrificios en favor de una causa.

Si así se hace, si lo que se pretende no es crearun partido má s, sino ayudar, aunque reñejam en-te , al triunfo de la República, con la vista fija enun p orven ir donde imp ere la justicia y la ig ualdad económ ica; dond e todos los hom bre s vivanpara disfrutar de la vida y no para deslizarse enel mundo sin alegrías ni amores, sin felicidadni bien estar; en tonces, al lado de estos jóvene sintelectuales, para esa labor cultural, cultural yprogre siva si así se hace, vendrán muchos jóvenes, más elementos que si no pueden apo rtar, comole pasa al cronista, una cultura como la vuestra,apo rtarán una gran voluntad y la práctica de lavida, que nosotros hemos sentido en nuestrascarnes el trallazo de un régimen egoísta, desigualé inhumano.— T . A l var e z Á n gu l o .



.A.oai3DE:]srTE ipi^OArixDEisroij^L

—¡Ah, hermanos míos! Bien sé yo adonde iremos á parar con estos Gobiernos y estasmanifestaciones contra la religión. ¡Temblemos si Dios se deja llevar por la ira y derrum-ba sobre nosotros el firmamento!



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PÁGINAS FE/niNISTASr a o

In i e i ando .El futurismo, esa palabra que dio tanto que ha-

blar á ios «escandalizados» de que la mujer habíade ser el factor regenerante de la Humanidad delmañana, me inspira é impulsa á escribir estas lí-neas , dedicadas á la mujer en general y al hom-bre en par t icu lar .

A nos otras , en efecto, nos está enco me ndad omuy directamente el desarrollo extensivo de laeducación social de la generación que llega, má-

xime si nosotras hemos de ejercer influencia enel nuevo derro tero mora l de esta ge neración;pues está tan íntimamente ligado con el porvenirnuestra gestión, que sólo en un caso destructivo,acabaticio—si se me permite— del planeta, deja-r íamos dé cumplir con este deber fatal que la leyevolutiva de los tiempos nos confió, como sosténimprescindib le y vencedor .

Pa ra ello, hem os de contar con nues tros prop iosesfuerzos—el problema de la población deja verun superávit en nuestre sexo sobre el sexo ami-g o — , y ya que los hom bres pa rece que aceptan

nuestra cooperación en la lucha, y hasta laos con-fían la más delicada misión, bueno es que tenga-mos el valor decisivo y nos aprestemos á la bata-lla si quere mo s que el futurismo sea un hecho real,pues sobramos número para ello, si la mujer seprop one; es más, si arrostra el pelig ro de la lucha.

No hay que amilanarse ni ser esquiva ante lafatal revolución femenina que esta labor traeráen sí, pues si mir am os la Historia , vemos sur-gir la mujer valiente y decidida ante los Iiechoshecatómbicos, cuyas heroínas podrían contarse

por centenares á pesar de que jamás contó con laanuencia del hombre, sino que por sentimientoinnato en ellas, lanzáronse á la lucha con todo elvalor del sexo ultrajado.

En auge el feminismo, no hemos de confiar enque se nos crea una ftierza útil, es necesario quetodas cuantas pensamos, hablamos ó escr ib imosalgo en beneficio de la Hu ma nidad vejada, nosdecidamos á patentizar esta creencia, para lo cualexpondré lo que creo de urgente planteamiento.

Nuestra labor no está en los Parlamentos ni en

ios Municipios, pues esto nos ocuparía un tiempoque necesitamos para obtener mayores ventajasentre el pueblo falto de orientación Y miedoso p o rla influencia del hombre. Busquemos este des-arrollo del feminismo en Asociaciones, con exclu-sión d<3l hombre como director, llevando en nues-tras almas gérmenes de la canción popular:

«Si somos chiquititosniañana creceremos.»

Estas Asociaciones tendrán la misión de la en-señanza científica y racional de nuestro sexo, encondiciones análogas á las establecidas hoy parael sexo contrario, venciendo de este modo elanalfabetismo en la mujer , causa primordial desu apa tía y alejam iento de la cuestión social yque las hace sectar ias de rel ig iones absurdas ,remora de todo bien común.

No para ahí nuestra labor, sino que dispuestas

estas organizaciones para los fines de la totalemancipación femenina, complementarían esa la-bor periódicos regionales en los que colaboraríancuantas compañeras tuviesen necesidad, para en-cauzar por nuevos derroteros la salvación del fu-turismo feminista.

Ahora bien; todo esto, unido á excursione s depropaganda femenina por capitales, pueblos yaldeas, se obtendrían óptimos beneficios que ensu día dieran los frutos que debemos esperar ,pues si confiamos la regeneración humana á los

hom bres , jamá s saldremos de las mismas inqui-nas y aberraciones que tanto y tanto perjuicionos están causando con el aprovechamiento del ca-tequism o religioso , en la casi totalidad de n uestrosexo.

Caridad Alcón.

Sevil la.

R E L I G I Ó N , D E S P O B L A C I Ó N Y L A I C I S M O

Entre las muchas tonterías que para combatirla escuela laica profieren á diario los reacciona-r ios , es el concede rla una participa ción en la des-población de Francia.

La otra parte se la asignan al radicalismo y alSocialismo. Vamos á hacer un an álisis de la cues-tión para ver cuan diminuto es su cacumen y queramplones sus razonamientos .

Desde los tiempos más remotos, en filosofíaexistieron dos tendencias, dos criterios antitéti-cos sobre la Naturaleza. Unos la consideraroncomo un principio satánico, como la fuente detodo mal, como la cárcel negra del espír itu; paralos otros era el alma mater, la fuente de todo bien,el principio r isueño,y adorable que engendraba la

dicha; según los unos, había que domarla, habíaque someterla, había que hacerla una continuaguerra; según los otros, había que seguir sus de-signios, había que aprovech ar sus fuerzas ocultas,había que prosternarse ante ella; los unos la can-taron, la r indiero n homenaje y vivieron felices;los otros la combatieron, la profanaron y _ fueron_desgrac iados; unos, como Bacon y Comenio, se so

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metieron á sus leyes; otros, como el abad de An-tinoe, aquel asceta que describe Anatole Pranceen La cortesana de Alejandría, la hicieron la guerra, y después de consagrar una existencia á macerar su ser, á vivir en un mundo de ficciones, ensus i i l t imos momentos, cuando no hay remedio,quiere enmendar su error, adoptar la nueva rel igión, la religión del amor; quiere apagar el fuegoque le abrasa en brazos de la divina Tais; pe rollega tarde, cuando acaba de expirar la co rtesana.

En armonía con estos dos principios so ha movido la Humanidad. El primer principio lo adoptaron las rel igiones, fué patrocinado por Dios.Había que batir á la Naturaleza, macerar la materia, priva rla de sus goces. Surgió el ayun o, el cil icio, la castidad. Todo lo que co ntribuyera á perfeccionar la raza, á moldearla en el yunque de lafortaleza y el vigor, era proscrito. Se hizo guerraá la higiene, á la terapéutica, á todo lo que amino rar a los dolores, á todo lo que prop orcio naraalgún goce á la materia. En las escuelas se enseñaba á los niños la historia de Job, y en admirable consorcio se entonaban himnos á su piedad y& su abandono. Al mismo tiempo que se infiltra

ban en el espíritu infantil estos gérmenes de degeneración de la raza, los miem bros del Poder público, en el Parlam ento , realizaban torneos oratorios para dar al pueblo leyes sanitarias. Si algúnhombre de Estado se disponía en alguna ocasióná marchar por el camino del progreso, á adoptaralguna reforma ya vieja enlos pueblos prósperos,al instante surgía la protesta de los duendes, lechuzas y mu rciélagos. Un día, los mah om etanosdescubren la inoculación, y Lady María WortleyMontagú lleva este invento á Ing late rra ; el clerocombate encarnizadamente este progreso c ient í fico, y es necesario que lo adopte la familia realbri tán ica para que cese el combate; otro día, Jen -iner descubre la vacuna, y arrecia el combate;surge el descubrimiento americano de los anestésicos, y, al aplicarse á los casos de obstetricia,es atacado, lo consideran como invención del demonio, que viene á destruir aquella maldiciónlanzada contra la mujer de parir á sus hijos condolor .

Par a todas las rel igiones posit ivas, el cuerpo esun enemigo que hay que batir , que hay que debil i tar por el ayuno, la abstinencia y las macera-cionos; toda su labor se ha encaminado á mortificar la carne, á avasallar la m ateria. El catolicismoconsidera la esteri l idad como una gran virtud; lacastidad, como el estado más perfecto. Las Con

gregaciones rel igiosas y Ordenes monásticas sonfuerzas muertas para la procreación; su vida esuna visión contin ua de la m ue rte, no viven sinopara rememorar el más al lá, la muerte, la vida deul t ra tumba. Los miembros de las Ordenes monásticas están incapacitados para juzgar á Francia, para inquirir las causas de su despoblación,porque ellos no procrean, no pueden predicar con•el ejemplo.

¿Cómo se fortifica la raza? ¿Cómo se m ultip lican los natalicios? Dando al pueblo medios devida, al igerando sus cargas, proporcionando alorganismo todos los elementos preconizados porla Ciencia: alimentación suficiente en cantidad y

calidad, ejercicio, higiene, etc. Precisa me nte todolo que han combatido los tradicionalistas, losenemigos de la Naturaleza.

El mist ic ismo ha propagado siem pre e l desprecio á la materia, ha hecho g uer ra á la higiene.«Más de una santa—dice Michelet—es alabada porJio haberse lavado en su vida ni siquiera las ma-imos.» En la época de la dominación árabe, los españoles se mofaban de sus conquistadores p orque

su rel igión prescribía las abluciones. San Jerónimo, por su parte, decía: «Prohibo com pletamen teel baño á una joven.»

Todo lo dicho demue stra que los que combatená la Naturaleza, los mismos que combaten á la escuela laica, no laboran por la multiplicación de laespecie. Los que han trabajado por la repoblaciónde Francia han sido los radicales y los socialistas.Y si no, veng amo s á cu ent as: ¿Quién h a cantadomejor que Zola á la fecundidad y á la escuelalaica? Los reaccionarios no pue den pres entarn osuna obra como Fecundidad, aquella hermosa novela que es un himno á la maternidad y al trabajo;aquella novela donde describe el vicio para odiarlo , el vicio arrancado á la realidad, de una aristocracia estéril que blasona de católica. Ellos nopueden presentarnos una obra como Verdad, laotra hermosa novela, verdadero tratado de pedagogía moderna, donde se describe el calvario delDreyfus de la cultura, de aquel maestro laico, deaquel apóstol , de aquella víct ima de las maldad esclericales. Ellos no pueden pres entarn os un e scri tor, un eenio universal que haya cantado tanmagistralmente ala fecundidad y al laicismo.

Que el progreso, la democracia, el Socialismo yel laicismo son factores que favorecen la repoblación, lo mismo que el misticismo es un factor encontra, lo demuestra el estudio que acaba dehacer el doctor Lowenthal. Este ilustre médico haestudiado los diversos grados de la natalidad enlos dis tri tos de París, y hace constar coincidencias ex trañas . Atendiendo á los nacim ientos, divide los distri tos de París en tres grupos. El primero de estos grupos, cuya natalidad es inferiorá la media, está representado por 12 diputadospertenecientes al bloque católico. El segundogrupo, en el cual la natalidad ocupa un términomedio, está representado en ol Parlamento por 3

diputados católicos y 5 republicanos. En fin, elterce r gru po, donde la cifra de la natalidad es m ucho más elevada, t iene una diputación comp letamente republicana; de los 16 diputados que lacompo nen, se cuentan: 2 radicales, 6 radicales social istas y 8 socialistas unificados.

Además, el doctorLowenthal hace observar quedos distritos, los cuales, á pesar de las ñuctuacio-nes de la opinión pública, han sido desde el establecimien to de la tercera R epública los dos po losde la po lítica social y religiosa , el XX y el V n i,han seguido siendo, el uno, el más prolíflco, y elotro, el men os prolífico de Pa rís. Y en efecto, eldistrito XX, socialista, acusa por cada 1.900 fami

lias, 170 sin h ijos; el Vffl, cató lico, 270; el dis trito XX acusa, por cada 1.000 familias, 69 teniendo 6 y más hijos; el VIH , 27 solam ente . El XXcuenta, por cada 1.000 hombres, 130 célibes dem ás de veinticin co años ; el V HI, 230. En el XX,los enterra mie ntos civiles son num eroso s y losdiputad os son soc ialistas unificados; en el VIH ,los diputados son clericales y realistas y los enterram iento s civiles m uy raro s. De todo esto sededu cequ e ni el repub licanism o, ni el Socialismo,ni el laicismo, son la causa de la despo blación.Hay más razones para que lo sea el misticismo.

El abate Ferri .

T o d a l a c o r r e s p o n d e n c i a p a r a V I D AS O C I A L I S T A ó s u a d m i n i s t r a d o r , T o m á sA l v a r e z Á n g u l o , d e b e r á e n a d e l a n t e d i -r i g i rs e a l A P A R T A D O n ú m e r o 4 72 .



E l c u e n t o d e l d om i n go .

DOS SER_AONESEl predica dor, hom bre reg ordete, de ojos pe

queños, nariz roja llena de costras, cráneo acha

tado y mandíbula de rumiante, aparece en el pulpito: cruza las manos sobre el pecho, dobla unmom ento las rodillas , hace su invocación...

ajespués m ira á los ñeles: no son muc hos, pero...él cobra como si la iglesia estuviera llena. Y alvolver la cabeza de un lado pa ra otro, sus grand esorejas agitan el aire.

Abre la boca y deja salir una voz de caña rota.La multitud, recogida, atiende con curiosidad:aquella es la voz de Dios.

—Hermanos.. .Y se detie ne. No es que ande falto de soltura

para hablar , eso no: él t iene un gran desenfado.Precisamente esta cualidad de hablar con desahogo de todo lo hum ano y divino, su ha bilidad paraensalzar al que algo posee y recomendar paciencia al que padece ham bre, es lo que le atrae siempre un selecto auditorio de usureros y de viejasque pecaron mucho en sus mocedades pero queahora, á fuerza de cir ios, com uniones y limosnas,pretenden purif icar su podredumbre.

Se detiene un momento, porque com prende lop e l i g r o s o q u e e s

trata r el tema escogido. Ha de criticaralGobierno,y él haoído decir que elG o b i e r n o p u e d esuspenderle la pitanza. Esto es muygrave.

Al fln empieza:su prédica es unatr iste sarta de vulgaridad es que á los«amados oyentes»parecen sentencias.P o c o á p o c o elhombre cobra ánimo, aparece el des iempre, y rematael sermón con untoquecito patético,defendiendo á losniños .

—El Gobierno dice que las listas de protestas

elevadas á él van firmadas por niños faltos de conocimiento que no saben lo que piden. ¡Ah! Peorpara el G obierno. No sabe que los niños son quienes mejor interpre tan la voluntad divina. Por esoelHijo deDios decía: «Dejad que los niños se acerquen á mí».. . Además, todo el mundo repite con

frecuencia un dicho que encierra una gran filosofía: «Los chicos y los locos son los que dicen lasverdades».. . ¿Por qué despreciar á las criaturas?La opinión de los niños es digna de todo respeto;;ellos son los portadore s del Espíritu Santo porqu eson los seres más puros. Sus declaraciones seránlas más acreditadas en el alto Tribunal de laGloria...

Aquel mismo domingo, por la tarde, se produceenorme conmoción en el pueblo: centenares devecinos se agolpan ante la casa parroquial vociferando blasfemias. Allí está escondido el culpablp..

Ent re la much edum bre agítase una idea loca:,pegar fuego al convento que alberga á frailes tancorrompidos.

Y como im pulsado s por secreto resorte, dejan,la casa del cura para encaminarse al convento.

E l a l c a l d e l e sviene al paso; después el juez; nadaconsiguen. El alguacil sale por lacarretera á uña decaballo en busca delos civiles, que sonel supremo argumento de la autor idad .

Avanza el gentío

hacia las afueras ,camino del conv e n t o . S i é n t e n s ef r a s e s r e p u g n a n tes:

— ¡ E l m u y c o chino!

—Sí; en el retrete lo encontraron con el pobre niño...

—Esa es la doctrina que enseñan...—¿Por qué no se arr eg lar án ellos ent re sí, en»

vez de estropea r á las criaturas. . .—¡Fuera los frailes!—¡Fuera el cura alcahuete!Algo odioso ha debido suceder.El convento está atrancado; tras de las venta

nas, los hermanos dudan si será mejor hacer usode las carabinas ó escapar á zancadas.

El gentío llega ante la puerta y grita venganza.Ábrese la puerta y sale el predicador de la mañana con la nariz pálida y ojos de terror. Pretendo-contener el ímpetu popular con un golpe de hab i l idad :

—¡Hermanos, deteneos! Escuchadme un momento ó matadme á mí el pr imero . . .

Y abre los brazos, con falsa actitud de e sp era rla muerte. La masa es ingenua y le atiende.

—¡Hermanos! No os dejéis llevar por los erro res del demonio... Yo os lo explicaré todo..., y ve-

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róis cómo todo lo que os han dicho es una calumnia . Esperad un momento. . .

Hace una pequeña p^ausa, y con disimulo mira

por encima de la much edu m bre, á lo largo de lcamino.

Pros igue :

—Yo os pido calma para juzgar fríamente. Elmédico ha reconocido al niño y no ha enco ntradohuellas de nada. .. El juez ha p regu ntad o al niño y

tampoco puede concretar ningún cargo. . . Solamente dos pequeñuelos han declarado que vieronal herm ano M elitón en com pañía de Pepito. . . Pero¿qué valen las declaraciones de dos niños? ¿Quiénhace caso de lo que d igan dos cria turas ? ¿Va ásentenciarse una cuestión de tanta gravedad simplemente ponqué á dos seres inconscientes se lesantoje contar una mentiri l la de tantas como en suniñez inventan? ¡Ah, hermanos queridos! Eso de

cimiento... Con razón la justicia no estima enmucho las declaraciones infantiles. Con los niñosno se puede i r á n inguna parte ni hacerse nadaserio. Un dicho corriente es aquello de «¡Cosas dechicos!»; es dec ir, cosas sin reflex ión, sin valo r...

Una voz ataja al orador:—No decía usted eso hoy por la mañana.El frailuco queda cortado; no sabe qué respon

der y pre tend e p rosegu ir. Se llena de congoja. Yano disimu la la ansiedad con que m ira á lo lejosdel camino, como esperando algo.

De pronto se i luminan sus pupilas. Poco le impor ta ya que el público ruja impaciente. Su carase l lena de tranquila satisfacción y concluye:

—Bien, hijos míos: yo no puedo deciros otracosa. Mis palabras no alcanzan á más. Ahora...haced lo que queráis, si os dejan esos.

Y seña la á cuatr o civiles y un cabo que á todocorrer l legan por la carretera.

Y mientras e l hermano cierra la puerta y hacesonar los cerrojos y l laves, la m ulti tud siente suscarcajadas, unas carcajadas soeces de fraile.. .

Juan A. Mella .

¿KN GUASA?

ningúa modo.. . Los niños son criaturas inocentes,puras; pe ro faltas de todo sentido, de todo cono-

Las señoras «del chiquillo»han montado un cafetín

para bai lar garrot ín,el tango y el molinillo.Las damas locas estánpor dar gusto á sus aliados.Para lavar los pecados¡las cosas que mo ntarán!

Ayer compré dos postalespava adorno de mi sala;

la una, un coro de vestales;

la otra, un teniente de gala.

. ^ - i j ^

~v ^r ~vPollo del labio caído,

de la nariz «cuasi griega»,de la fachenda... de pega,del cáncer en el oído:anda y que te curen presto,pues para vivir en pazno hacen falta ni tu faz,ni tu alcurnia, ni tu gesto.

.A, ^t^ jí^

-\^ -V ^r

En breve, ¡gran atracción!¡Saldo verdad, ciudadanos!¡Se vende una colecciónde lori tos cortesanos!

E g o .



H l p r o b l e m a r e l i g i o s o .

La figura de Cabrera.Más que la arrog ante f igura del presid ente de

la A rgen tina, D. Roqu e Sáenz Peñ a (al que se hafestejado en Palacio con un banquete de segunda,que tam bién en esto de los banqu etes palat inoshay sus categorías) , es de actual idad impe rat ivala f igura pequeñita y barbada del monje de la cal le de la Beneficencia. El pa stor protestan te señorCab rera, torna á req uer ir lanza y adarga en laspos trim ería s de su vida, cual al lá, en los años mozos, las requiriera en la muy noble Sevilla, volviendo de Gibraltar con Olózaga y Cristino Mar-tos, el año 68. El ú ltimo discur so de la Corona,incub ado por Canalejas, le da el espaldaraz o decaballero y le calza las espuelas de oro.

Decidido á conocer de labios del luterano suspropósitos, encaminó mis pecadores pasos haciael templo evangélico donde reside el ant iguo escolapio, cuyo pastoreo rel igioso de cuarenta y dos

años va á ser coronado gloriosamente por obra ygracia de don Pepe el de los cuatro ojos, como eldía de la ape rtura de Cortes indicaba una majadel Avapiés á otra de Maravil las, señalan do en laCarrera de San Jerónimo al demócrata presidente del Consejo.

No muy cumplido de estatura es el t í r . Cabrera.Tiene la barba blanca, usa gafas con armazón deoro, y se toca la noble cabeza con un birretillo deseda negra. Es de palabra l lana y colorista, queá veces matiza leve men te la i ronía . No más se es-I cucha su apostól ica voz, delátase el ho mb re quepor mil desve nturas fué golpeado, y cuyo rostromojad o fué po r la saliva d e la cleric ana lla, que

diría Bonafoux. En toda su persona exterior—jquiéu podrá decir de la que l leva dentro!—hayun solo detal le característ ico: las manos. Las manos del pastor pa recen vej igas mal sop ladas. Atrechos, descúbrense en el las raras tumefaccionesy ab olladura s extraña s. De no estar d ecorad a laestancia con al tas estanterías l lenas de l ibros,creyérasele un r ico tendero de géneros u l t ra ma ri nos en su despa cho. Y en verdad os digo que, porla t raza, más parece el Sr. Cabrera com ercianteenriquecido, que ministro del Salvador. Y digoesto ateniéndome al aristocrat icismo de los obispos catól icos, cuyas manos, en las que resplandece la pre lacial ama tista, no ciertamente se di jerande algún discípulo del ingen uo pe scador del Tibe-r i ades .

Ante la polí t ica de avance de Canalejas, muéstrase el padre Cabrera no sat isfecho del todo, sibien la c ree un paso más hacia el logro de losevangélicos intereses.Eso de poder colocar lacruzen la fachada de su temp lo y escr ibir asimism ocuan tas inscripcione s quiera, t iénelo él , á lo queparece, por cosa baladí , esperand o mayores t r iunfos y más posi t ivas glorias para la causa de Dios.

—Ya ve usted— me decía—. Cuando se levantóesta capil la, ordené grabar en la piedra un letreroen lat ín, con raro s carac teres ingleses, t ra bado sunos con otros, 'tan desa costum brado s á ver en Es

paña, que alguien juzgó griega la inscripción;mas luego de terminado el edificio, hicióronmecons t rui r un andamio para bo rrar la . Dígame, quévoy ganando con grabarlo otra vez. Nosotros losevangé licos españoles no som os ricos y no estamos para gastarnos el dinero así , en cosas sin lasque pode mos pas ar perfectamente. Eso creen loscuras , que aqu í .apa l eamos e l oro inglés. Y algunos vienen, sí , señor; algunos curas vienen por

aquí á ver si queremos comprarlos, que el los sevenderían por poco precio; pero no nos liacen.Gustamos de corazones sencil los como el de Pedro, no de avaras conciencias como la de Judas elt raidor .

El Sr. Cabrera me nar ra los pintorescos sucesos de los comienzos de su apostolado. Fué en losdías de revoluc ión del 68. En Se villa, adon de pa rtióse desde Cádiz, levantábanse, á la vuelta de cada esquina, t r ibunas revolucionarias, pregonando

todas las l ibertade s. E ra el mo mento propicio, ylo aprovech ó par a pred ica r la de cu ltos. Un día sodescubrió á su auditorio:

—Sentiría hacerme pesado en estos discursos,pues que sólo sé hablar de rel igión y no de otrasma terias igualmente interesan tes pa ra vosotros, óacaso mucho más. Si dispusiéramos de un lugar,os hablaría á los elegidos de la nueva doctrina.

Uno del auditorio, gri tó:—Podemos reunimos en el pat io de mi casa.Y desde aquel día venturoso, apostólo el pa dre

Cabrera en una casuca de la cal le de Santa Clara:con tan buena fortuna, que el 1.° de enero del siguiente año, el 69, abríase al público, en Sevilla,

una capil la protestante.No ha entibiado su celo el Sr. Cab rera en eltranscurso de cuarenta y tantos años de mil i tanteapostolado. Joven todavía de espíri tu, combate alreaccionar ismo catól ico del papado romano. Yesto ya nos lo hace simpático, porque viene áconst i tuir una fuerza antagónica del clerical ismoque en España, como en ninguna otra nación europea, ha minado las más al tas esferas, adueñándose de las conciencias y apoderándose del dinero, sin reparar en las t razas que darse debía parael más inmediato logro de sus f ines,

Asáltame ahora, con el vigor de una fuerza nueva, la idea ma nida del prob lem a rel igioso, cuya

finalidad no debiera ser otra que su extinción.Sim pática se nos h ace , en efecto, la n oble figuradel anciano monje d e la calle de la Beneficencia;pero, ¿qué diferencias existen entre los ministrosde unas ú o tras rel igiones? La afición insconcien-te que sentimos hacia el Sr. Cabrera, no es distinta de aquella que surgía de noso tros cuando, niños aún, leíamos ó nos hablaba n de los p r imero sdiscípulos del Rabí gal i leo, encerrados en las romanas catacumbas. Es la incl inación al lado delos oprimido s, de los aherro jados injustame nte,de los que han hambre y sed de l ibertad. Mañanaque la rel igión del Estado fuera la protestante,odiaríam os á sus pastores igualm ente que hoy ánuest ros sacerdotes ensotanados.

Ante el hom brecil lo barbado y apostól ico, vínome á la memoria, y de la memoria bajó á desl izarse si lenciosa de mis labios, cierta donosaoración compuesta por el Br. Francisco de Osuna,y dice de esta manera:

«Señor, Dios mío, at iende mi oración:pan no te pido, pues me diste pan,ó me dejas ganarlo con mi afán;gracias, sin fin, te da mi corazón.

No te pide salud mi devoción:de fila disfruto y disfrutando estánmis deudos todos, que también te dan

por el lo gracias mil , como es razón.¡Oh, poderoso Dios! Pídete, en fin,lepra, sarna, otro mal nada común.Con tal que nos otorgues un gran bien.

Mata á tanto procaz poli t iquín,á tanto sinvergüenza, á tanto atún,y t rocarás á España en un Edén».

Pedro Luis de Gálvez .

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l íos tnédicos t ía t<ales.Entre el proletariado médico y el proletariado

manual hay algunas diferencias, escasas y de forma, pero hay muchas y grandes analogías; también los médicos rurales somos obreros, obrerosexplotados por un patronaje numeroso sin conciencia, sin cultura y sin entrañas; también nosotros sentimos ansias de redención.

Como ha dicho Destróe, tenemos que pedir ánuestro trabajo inmediato nuestra subsistenciainmediata, sin t iempo p ara espera r ni escoger, sinestar seguros del mañana: somos proletarios.

También hay entre nosotros reservas excedentes, también hay concurrencia, también hay es-quiroleo, también hay salarios, también hay usura, también hay injusticias, también hay esclavitud, hambre, miseria. . . Lo que no tenemos los

médicos rurales es cultura societaria, concienciaobrera, ni arrestos de masculinidad.La ruralización nos embrutece y nos castra; la

•dispersión nos afemina y nos desal ienta.

¡Unión! ¡Solidaridad!... Sólo la un iónactiva, sólo la solidaridad agresiva

pueden hacernos l ibres .Decía el insigne Clarín: «No digo

que la confesión sea un arma terrible en m ano s del clero, lo que digo

es q ue si no lo es, pare ce mentira.» Yyo paro dio: N o digo q ue la asociación y la solidaridad sean un armapoderosa esgrimidas para su defensapo r el obrerism o médico, etc.

En nues t ra lucha emanc ipadorason muy grandes los obstáculos quetenemos que vencer: los obreros manuales t ienen de su parte la just iciay el núm ero; el p roletariado médicotiene de su parte la justicia, pero elnúm ero no. Adem ás, vivimos desparram ado s por la extensa superficiede 9.200 Municipios, entre una hordade caciques poderosos y en un ambiente de absoluta hosti l idad cl ienti l.

La incultura general , la ignoranciacrasa de las gentes favorece la existencia del curand ero, y el médico quese rebela se hunde.

Al médico ru<'al le mandan el Gobier no , los juec es, e l M unicipio, loscaciques y los clientes, y le pagan el

Municipio y los clientes: aquéllos nole pagan nada y éstos le pagan mal.Tenemos dos contratos de trabajo,

digo mal, padecemos dos formas deservidumbre: la titular y la iguala. Lati tular nos convierte en esclavos delPoder público, en todas sus formas,

por intermedio del cacique; la iguala nos convierte en esclavos de todo el mundo, por intermediodel cacique.

Realmente, patrono que explote intencional-mente nuestra condición de obreros asalariados,no tenemos mas que uno: el cacique, la burguesíarura l .

Ya veremos cómo. D. Martín Hurtado.Cantalejo.

Las muchedumbres se penetran fácilmente de ideal,y en esto consiste su belleza. Aproximadlas, comoellas desean, al gran arte (la poesía), y las veréisconmo vidas: ni un detalle pasa desapercibido á susojos. La multitud es una extensión liquida y viva enconstante ondulación: una m asa es una sensitiva. Elcontacto con lo be llo eiiza la superficie, si^no evi-dente de emoc ión. La multitud, como la hoja, tiembla

con el misterioso y sagrado aliento de los abismos.VÍCTOR HUQO.

—¡Caracoles con la Conjunción! ¡Cu alquiera sigue lamáxima de Cristo presentando el otro carri l lo!]

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G e n i a l i d a d e s e p i s c o p a l e s .

Siempre puse en cuarentena la sabiduría de losm itrados . Par a mí, fueron unos pob res hom bresdeformados por la sutileza de la Teología y losdistingos de una dialéctica huera y formalista.Cada día me confirmo más en esta opinión, quesin ningún prejuicio he sostenido. Cuando más,

los he considerado hábiles en la polémica; pero lalectura del célebre mensaje me demuestra queno siempre la habilidad estuvo de parte de losobispos.

Sostienen con soberana ligereza, impropia dela madurez de sus años, que al pueblo no le preocupa el problem a de las Ordenes religiosas, planteado por la ambición de unos sectarios, y cuyasolución no es exigida por las clases menesteros a s , las cuales consideran como cuestión principalísima el abaratamiento de las subsistencias. Notengo ála vis tae l preciosís imo mensaje ,por eso nocopio letra por letra sus conceptos.

Antes de entra r en el fondo, hay necesidad de

sentar el significado de la pal&bra pueblo, puestoque ha de ser el punto de partida para aceptar loque los obispos nos aseguran ó, por el contrario,rechazarlo; porque es claro que los conceptos universales, y de carácter universal la idea pueblo,más que á resolver cualquier problema, lo complican si no se definen con fijeza.

Es lógico, que si l lamamos pueblo á la masadesorientada é indiferente, l levan razón los reverendísimos pastores. Ese pueblo no se sientepreocupado por ninguna cuestión nacional ni human a. Eso no es pueblo; en tal caso, será una ban dada de moscas de l a plaza, como diría el vulgaroteNietzche. Hablo, con iron ía.

No es pueblo ese rebaño de infelices que adjudican su conciencia al que le ofrece un pedazo depan ó la miseria de un empleo. Esos hombres sesum arán á la derecha ó á la izquierda, según seala manera de pensar del que los compra. Hablad-Íes de cualquie r cuestión de carácter ge neral y seencogerán de h om bros . Es m ás, la m isma cuestión económica les importa un bledo. Hablad ácualquiera de estos desgraciados de descanso dominical, de aumento de salarios ó disminuciónde jornada de trabajo. Dirán que eso es muy buen o ; pero no volverán á pensar sobre el asunto nise molestarán por conseguir tales ventajas. Prefieren pescar truchas sin mojarse.

Esto no e s pueblo en el sentido de opinión pública, ó mejor dicho de conjunto de ciudadanos, porque el hecho de ser individuo de la nación, no autoriza á gozar del título de ciudadanía, sino en tanto ejercite los derechos y cumpla sin coacción losdeberes que le corresponden con arreglo álaNatu-raleza y á las leye s. Los verdad eros ciudadano sson los que se interesan por su nación ó por laHumanidad y se preocupan de los intereses colectivos. Estos son los que verdaderamente pueden tener voto en la materia de que se trata, seanradicales ó conservadores, l lámense reaccionarios,defiendan una doctr ina ó sostengan la contraria,porque nosotros, los que militamos en las izquierd a s , más educados políticamente que los que se

l laman hombres de orden, creemos que todos ,aunque sean nuestros contrarios, t ienen derecho ápensar como les plazca. Y... ¿quién tiene la mayoría? ¿Quiénes tienen más votos espontáneos,libres y conscientes? La modestia nos impide contestar esa pregunta; pero aunque fuésemos losmenos, siem pre tendría mo s el derecho á que se nosescuche, y á que al pueblo que nos siga se le i-eco-

nozca el carácte r de ciud adan ía. Y bien, ¿á esepwe-b l o , le es indiferente la cuestión religiosa? ¡Qué'desatin o el de estos prelad os, ó qué ma la fe si vertieron e s e disparate con plena conciencia de lo quehacían! jQué poco conocimiento revelan,si de buena fe estamparon esas frases en materias human a s , los que se precian de ser el secreto de las divinas! ¡Indiferente el ciudadano á las prerrogativas de su nacionalidad, frente á las intromisionesde una fuerza extraña! Eso sería un delito de lesa

patr ia, señores obispos, y vosotros sois g rand espatr io tas .Porque no hay que dudarlo: la cuestión cleri

cal no es, en concepto de la mayoría de los radical e s , la principal que en la vida española se presenta; pero sí que es uno de los más importantísimos proble ma s, cuya urgente resoluc ión es^necesar ia . '

A nadie, que de ciudadano se precie, puede dejar de importarle que las Ordenes religiosas estén exentas de los deberes que todos los ciudadanos están obligados á cumplir , porque locontrario sería un privilegio. Ninguno que se considere un ho mb re libre, ha d j v er impa sible, y sin

que su dignidad se resienta, que á unos se les exija, para ejercitar los derechos de reunión y manifestación, que lo pongan previamente en conocimiento ó pidan permiso á la autoridad gubernativa, mientras que otros pueden manifestarse yreunirse sin necesidad de trámite alguno, por elm ero hecho de disfrazar esos actos con el ropajede una religión impuesta contra la opinión, engran parte, de ios ciudadanos. Ninguno que estéen la plena posesión de sus derechos, puede vercon frialdad que las Sociedades de todo génerosean fiscalizadas por el Estado, y en cambio quelas Oiden es mon ásticas, cuya licitud es disc utible,porque atentan á la l iber tad del hom bre, puedanestablecerse sin inspección por parte de los Po

deres públicos y hasta con una completa ignorancia del Estado.¡Y esto es ajeno á las clases populares! Esos

mi trados no han oído de viva voz las prot estas deesas clases cuando p or alguna a utoridad se suspende arb i t rar iamente el e jercicio de cualquierade esos derechos. Si los hubiesen escuchado, seguramente rectif icarían su absurdo criterio, y se-convencerían de que para los ciudadanos que tienen conciencia del valor de las libertades conquistadas, éstas son algo más y de mayor valorque su propia vida, puesto que su conquista fuéal precio de la sang re de los deshe redad os. Poro.. .¡Oh, sarcasmo! ¡Oh, ironía, cruel y soberana con

tradicción! Esos mitrados, representantes del esplr itualismo más r iguroso, esos obispos que conel más leve pretexto truenan contra el ma terialismo en nuestros días; que siguiendo la doctr inade l ilíae.«írOj dic en , cua nd o les con vie ne, qiie nosólo de pan vive el hombre; ahora, escuchando la voz.de sus convencionalismos, exclaman que al pueblo sólo le preoc upa la cuestión de las subsiste ncias. ¿De modo q ue los derechos p olíticos no le interesan al pueblo? ¿De ma nera que al pueblo le esindiferente el ejercicio de su s libert ade s y la dignidad de sus ideas? Eso es verdaderamente despreciable .

Pero vamos al orden económico. Los industr ia

les están obligados á pagar su ma trícula. Los frail e s , que á la m ística contem plación unen la nomística especulación, están exentos de subsidio.Los ga stos de fábrica está n dism inu ido s y P"®'*®^vender ventajosamente y competir con los dornasindustr ia les . Están , pues , á lam ism a al tura que iosmatuteros, si bien son matuteros privilegiados, ilos que sufren la traidora concurrencia, ¿son pue-

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blo? A men os que un a bula los excluya, son ciudadano s con todos sus derecho s y deberes. ¿Y creenlos reverendo s obispos que á estos ciudadanos lesimporta poco la existencia de tales privilegios?Pues bien. A disminución de ventas, disminuc iónde producción y, como resultado, disminución detrabajo, y al decir esto, se supone que algunosob rero s sufrirán un pa ro forzoso com o lógica yterrib le consecuencia. Yo tendría mucho gusto en

oir á un padre de almas convenciendo á las víctimas del paro, de que no les importa la cuestiónde las Ordenes religiosas.

Más aún. Saben los buenos obispos que existenciertos conventos de hermanitas donde se confecciona ropa blanca; donde á la ventaja de la exención del pago de matrícula se une lo barato de laman o de obra que se realiza por asiladas, y no hayque decir los efectos que produce esa laberiosidad-claustral en la vida de las clases menesterosas.¿Es cierto esto? Nega rlo sería ridícu lo. Pues másridículo y necio es asegurar que los que sufrenel daño han de permanecer indiferentes.

Leí en una ocasión en cierto l ibrejo, perpetra do

por un padre capuchino, el s iguiente argumento,que no deja de tener gracia: «Si los frailes no tía-bajan, se les llama gandules, y si se dedican á•cualquier industria, se les acusa de hacer unacom petencia ruinosa á los dem ás industriales.» Ydigo que tiene gracia, porque el fraile, como... lootro, está pe or con azúcar.

Parásitos son en la holganza y parásitos cuandotrabajan.

B. Luna.

Ita Quitnlea etx tai s ig lo .

Acido dimetanitroparacresilacético. — Substanciaque se obtiene disolviendo á 0° el ácido paracre-silacético en una mezcla de una parte de ácidonítrico fumante y dos de ácido sulfúrico.

Lactona-^-oxiisobutirüparacresilamidoisobutirica.—Producto obtenido por la desti lación seca delácido p-paracres ilamidoisobut í r ico.

iüü !!!!!En fin...; quizá lleguemos al Bienestar soñadopor a lguna dimetaniiroparacresilacéticolactonabeta-•oxiisobuUrilparacresilamidoisobutvrica.

Celebvo ha be» eonoeido ¿ oated.

Presento á dos cabal leros .Se incl inan ceremoniosamente .Inicio su relación.Hablan, con alegría, del pueblo natal; manifies

tan sus aficiones desbordando e'ntusiasmo; explanan sus proy ectos de vida. Están conformes ent odo .

¡Qué sencillez, qué concesiones tan magnánim a s , qué mutuas t rans igencias!Llega e l momento de separarnos .A, muy afectado, tendiendo la mano á B:—He tenido un placer inmenso en conocerle.JB , estrechando conmovido la diestra de A:—El gusto ha sido mío.P r i m e r choque en toda la extensión de la pa-

abra .

absupdos de l a e t i que t a .

. Es una ligereza decir qu e «celebram os conocer»á la persona que acaba de sernos presentad a. Sóloal ñno psicólogo le es dado calificar en una mirada escrutad ora. Y el psicólogo dice: te conozco.

¿Se me advierte que con la acogida benévolaotorgamos un voto de confianza al conocido quehace la presentación?

El psicólogo se jacta de no conocer á sus conocidos.i S a i u d í

Me gusta este saludo. Cuando tras esa palabraveo fundirse en un abrazo á dos transeúntes quese cruzan sin dejar de mirar, en opuesto sentido,á lo largo de su itinerario, creo que han caídopara siempre los dioses, y que comienza á ser falso el pensamiento de Hobbes: homo homini lupus.

Cupido y Cfisto.Comprendo el acto de la procreación—el más

grande acto humano, según los antiguos pensa

dores—al azar; sobre un diván, rodando entre cojines..., ó al pie del fogón, como resultado de unentreacto de género chico, de un baile de gala ódel encontronazo con una doméstica sanguínea yar remangada .

Lo que jam ás m e explicaré son tos jug ueteesen el lecho , á la cabe cera d el cual, el Crucificadomuestra su rictus doloroso.

¡Se necesita entereza pa ra pe nsa r en goces teniendo á la vista el espectáculo del Calvario, lasllagas.. . , la sed...

—Muy crist iano y muy cursi . Para curarse detales menudencias, el pequeño dios del paganismo lleva una venda ante los ojos.

A . Hernández-Cid.

LA MANIFESTACIÓN ANTICLERICAL DE MADRID:LOS SEÑORES MORET, QALDÓS, AZCÁRATE, AGUILERA 7 E S Q U E ; ; J O E N LA F ' E L ' D E N C : . " . . . ' R L A C T O

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Demos el pésame á los neos por las manifestac iones del domingo pasado en toda Epa ña. El lashan demostrado lo que venimos dic iendo hacet iempo: que a l pueblo le cargan los vagos .

Pero no se a larmen todavía , porqu e D. José noles hará pupa. El hom bre es todo vasel ina y nohace un feo á nad ie .

Y aunque vean á España entera en la calle protestando contra la cler icanalla, nada deben temermientras s igan teniendo el pesebre l leno.

Que ese es su secreto.

* * *

Ya no es solamente el Papa quien goza de infalibilidad en este mu ndo. Según ha querido demostrar el ministro de la Guerra, también es infalible el Ejército.

Si un Tribunal militar dicta una sentencia porla cual se fusila á un hom bre— por ejemplo, Fe-rrer—, nadie debe dudar que semejante sentencia

fué el colmo de la justicia.Y si á cualquiera de ustedes se le ocurre poner

en duda que existieran prue bas y culpa suficientes para quitar la vida á aquel hombre, el ministro de la Gu erra se levantará del banco azul ygr i tará que es cobardía censurar los procedimientos procesales de un Tr ibunal mil i tar .

¡Claro! El valor consiste en tener las espaldasguardadas por la ley de Jur isdicciones y repar t i rman dobles entre los que pretend an decir lo quesienten.

«No, Curro, eso no es valor:el valor es otra cosa.»* * *

Pero ¿se les había olvidado ya á ustedes?Hab íamos quedado en que Canalejas no har ía

nada de cuanto anunciaba, y sólo porque pub l icóun pa r de decretos como granos hom eopát icoshubo quien s int ió l lenársele e l pecho de i lus iones .

Verdaderamente, conocen al pueblo estos señores pol í t icos .

Pe ro ahora el propio D. Jos é se aterra ante

las exigencias de la nación. El hom bre que ríanad a má s dar ese pa r de decretitos y á casa; y a hora resulta que el público le pide que cumpla lasp r om e s a s .

No sean us tedes as í; ya saben que a l h om bre nole dejan hacer más .

Por ahora ha hecho bas tante . Recuerden que a lentrar en el Poder, pidió cincuenta ó sesenta añosde t iempo para real izar su programa. Y es tamosempezando nada más .

Dejémosle d escansar una temporada, y si ante sno nos mor imos de hambre, ó emigramos, ó nosmeten on un convento, ya veremos canela dentrode medio siglo.

Pe dir l e má s á D. Jos é fuera goller ía, y quizá»quizá se viera obligado á dejar el Poder.

Aunque quizá, quizá lo esté deseando.

Y quizá, quizá nos convin iera.

Descubramos los cráneos ante la joven Amé

r ica:

«¡Oh, que gran nación!¡Oh, que magníficacivilización!»

A estas horas andan á tiros y puñefazos losblancos y los negros en los Estados Unidos, s implem ente (¡oh, sí , muy simplem ente!) porq ue elnegrazo Joh nso n le dio una paliza al blanco Jef-fr ies en una partida de boxeo.

Poco más ó menos , como los bo mbis tas y ma -chaquistas y gallis tas de la plaza de toros madrileña.

Y los bizcaitarras y carlistas de B ilbao.Y los blasquis tas y sor ianis tas d e los bueno s

t iempos de Valencia .

* * *

Sigamos descubier tos ante la misma Amér ica ,pero ahora ante la del Sur.

Camino de ella va Sáenz Peña, el nuevo Presidente, y en su equipaje lleva varias com unicaciones de ent idades obreras españolas pidiéndoleque no continúe la infame obra de Figueroa Al-cor ta , t ra idor máximo de aquel la nación y sumolacayo de la burgues ía argent ina .

De poco servirán las recom endac iones á estosseño res jefes de Estado si no van tras ellas un pa r

de puños cer rados .Los camaradas argent inos deben cer rar los pu-

ñps y mostrar los en alto.

Aunque esta actitud le resulte un poco antiestét ica a l maes tro Benavente .

Mal igno .

Í.4



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= ^P A S A N D O E h R H T O

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¿^

Mientras la mamá desnuda y mete en su cama ála pequeñ a Anita, se desencaden a una torm enta.La niña no quiere quedar sola.

—No tengas miedo, hijita; Dios está contigo; yo

voy abajo, con papá.La nena se tranquiliza un poco; pero un violen-tís imo trueno la l lena de terror.

—¡Mamá!—grita tembloroba.—¿Qué quieres, hija?—Ven aquí, para estar conmigo, y que papá se

quede con Dios .

* * *ü n b uen soldado, según decía Víctor Hugo:

—¿Ves aquella pared?

—Sí, mi general .

—¿De qu é colo r es?—Blanca, mi general .—Yo te digo que es negra. ¿De qué color es

aquella pared?—Negra, mi general ,—Tú eres un buen soldado.

—¿En qué se diferencian los revoluc ionarios dehace un año de los católicos de hace un siglo?

—En que los pr imeros quemaban conventos ylos segundos quemaban personas .

* * *El cardenal Gibbons reclama la enseñanza re-

ligiosa en todas las escuelas de los Estados Uni-dos con el pretex to de qu e solam ente así se po-drá garantizar la honradez de las gentes.

Y un emp leado escribe en el World, de NuevaYork.

«Yo me hallo al frente de una oficina de créditoy todos los días tengo que resolver si se concedeó se niega el crédito á un centenar de nuevosclientes. Pues bien; ¡adonde iríamos á parar si se

tomasen en consideración sus ideas religiosaslAnte todo necesito saber si son económicos, hon-rados , laborio sos. Cualquiera que sea su creencia,en nada influye ésta sobre su concepto moral.Precisamen te , a lgunas de las cuentas incobrab lesmás importantes, son de personas muy pías.»

Esto ya lo suponíamos; pero bueno es apuntarlos hechos que tan de memoria niegan los buenoscatólicos.

R o e p á n .

Nuestro compañero Pablo Iglesias se halla verda-deramente enfermo. Es á fuerza de una gran voluntadcomo toma p arte en los debates del Parlamento y es-cribe en estas columnas. Cuantos le escriben (que sonmuchos) deben tener en cuenta esta circunstanciapara excusarle si no les contesta en seguida, pues ca-rece de secretario particular.

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L A M A N I F E S T A C I Ó N A N T I C L E R I C A L | D E M A D R I D : V I S T A P A R

C IA L D E S D E L A P R E S I D E N C I A H A S TA LA P RI ME R A B A N D E R A ,

T R A S D E L A C U A L S E G U Í A N O T R A S 4 7

E L P R D I i l l l l l l l l D E L F i m O S O C l ñ l l S I l lC O M E N T A D O P O R

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sales de VIDA SOCIALISTA 6en sus oficinas de Madrid yBarcelona.

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H I S T O R I A U N I V E R S A L

Desde los tiempos prehistóricos á1908.

Escrita por individuos delInstituto de Francia: G. Mas-pero, J. Michelet, ErnestoRenán, Víctor Duruy, H.Ta i n é , etc.

TRADUCCIÓN

OE

VICENTE BLASCO I B Á S E Z

DI VENTA EN

L a E i i i t o r i a l E s p a ü o l a - A m e r i c a n a .M e s o n e r o R o m a n o s , 42.

Q R A N T t L L C R D E E N C U A D E R H I C J Ü ND E

T . l l L V A R E Z Á N G U L O

Se hacen toda clase de trabajos de encuademación,desde lo más corriente á lomás lujoso.

Economía en los precios .Se s irven encargos a provincias .

T R A V E S Í A D E L C O N D E - D Ü I j U E , 11

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Vida socialista. 10-7-1910, n.º 28.pdf