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Un tesoro de cuento de hadas restauración (versión liviana)

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un libro de recopilación de cuentos para niños, con buenas ilustraciones, este libro lo restaure digitalmente, puesto que NO existe en formato PDF de forma oficial, espero sepan valorar mi esfuerzo, para mas información pueden ir a diystart.blogspot.com/

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  • UN TESORO DE

    CUENTO DE HADAS

  • CONTENIDO

    La Caperucita Roja Hermanos Grimm

    9

    Blanca Nieves y Rosa Roja Hermanos Grimm

    17

    Hansel y Gretel Hermanos Grimm

    37

    La Nia de los Cerillos

    Hans Christian Andersen 61

    El Gato con Botas

    Charles Perrault 71

    Lo que Empieza Bien Termina Bien

    Hans Christian Andersen 85

    El Chcharo y la Princesa

    Hans Christian Andersen 105

    La Bella y la Bestia

    Mme. Leprince de Beaumont 109

    La Ropa Nueva Del Emperador

    Hans Christian Andersen 135

    Rumpelstiltskin

    Hermanos Grimm 149

  • Florinda y Yoringal Hermanos Grimm

    161

    Cenicienta Charles Perrault

    171

    Reynard y los Pescadores una aventura de Los Cuentos de Reynard

    189

    Rapunzel Hermanos Grimm

    195

    Ali Baba y los Cuarenta Ladrones un cuento de Las Mil y Una Noches

    209

    El Pequeo Sastre Hermanos Grimm

    231

    Pulgarcito Hermanos Grimm

    255

    Aladino y la Lmpara Maravillosa un cuento de Las Mil y Una Noches

    273

    El Pjaro de Fuego un Cuento Tradicional Ruso

    311

    Ricardito el Copetudo Charles Perrault

    333

    Vassilissa la Hermosa un Cuento Tradicional Ruso

    353

    Las Botas de Siete Leguas

    Charles Perrault 377

    (Todos los cuentos se presentan en versiones nuevas)

  • Caperucita Roja

    Haba una vez una nia que viva en una aldea, ella era tan hermosa como no habra otra. Su madre la quera mucho, tambin su abuela. Ella le haba hecho una capa con gorrito de color rojo. Le quedaba tan bien que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Un da su madre le dijo . Tu abuela est enferma. Anda y ve como est. Le llevas estas galletas y esta mermelada. En seguida Caperucita se dirigi a visitar a su

  • abuela quien viva en otra villa. Cuando caminaba por el bosque se encontr con un lobo. Al lobo le hubiera gustado comerse a Caperucita Roja en el mismo sitio, pero no se atrevi porque cerca en el bosque haban unos leadores. Fingi ser amable con ella y le pregunt hacia dnde se diriga. La pobre nia no saba que era peligroso hablar con el lobo y le dijo. Voy a ver a mi abuelita, le llevo unas galletas y mermelada que mi mam prepar para ella. Vive ella muy lejos? pregunt el lobo. S, contest Caperucita, su casa est al otro lado del molino, es la primera casa en la villa. Bueno, dijo el lobo . Me gustara verla tambin. Yo voy a tomar este camino y t tomas el otro, para ver quien llega primero. El lobo tom el camino ms corto, corriendo tan rpido como poda, mientras la nia tom el camino ms largo, divirtindose, recogiendo nueces, persiguiendo mariposas y cortando flores. No le tom mucho tiempo al lobo llegar a la casa de la abuela. Al llegar a la casa toc a la puerta. Toc, toc.

  • Quin es? se escuch una voz desde adentro. Es tu nieta, Caperucita Roja, dijo el lobo, ocultando un poco su voz. Te traigo galletas y mermelada que mi madre prepar para ti. La abuela que estaba en cama, dijo, Levanta la aldaba y entra. El lobo levant la aldaba y la puerta se abri . En seguida salt a la cama y en menos de un segundo se comi a la abuela! Despus cerr la puerta y se

  • acost en la cama de la abuela, esperando a Caperucita Roja. Momentos ms tarde Caperucita golpe a la puerta Toc, toc Quin es?" se escuch la brusca voz del lobo. Cuando Caperucita escuch la voz del lobo, se asust, pero al recordar que su abuela estaba enferma, contest. Es tu nieta, Caperucita Roja. Te traigo galletas y mermelada que mi madre prepar para ti El lobo habl con voz suave y dijo, Levanta la aldaba y entra. Caperucita Roja la levant y la puerta se abri. El lobo se cubri con las cobijas y dijo, Pon las galletas y la mermelada sobre la mesa y ven a sentarte a mi lado. Caperucita se sent en la cama y mir fijamente a su abuela. Abuela, qu brazos tan grandes tienes!, exclam Caperucita. Son para abrazarte mejor, contest el lobo. Y, abuelita, qu grandes son tus orejas! Son para orte mejor. Abuelita, qu grandes son tus ojos! Son para verte mejor, hijita.

  • Pero abuelita, qu grandes son tus dientes! exclam llorando Caperucita Roja. Son para comerte mejor! replic el lobo, y tirando atrs la ropa salt fuera de la cama. Cuando ya estaba por atrapar a Caperucita, un leador que estaba en el bosque entr de golpe a la casa. Con un fuerte golpe de hacha cort la cabeza del lobo y nadie nunca ms volvi a ser molestado por esa malvada criatura.

  • Blanca Nieves

    y Rosa Roja

    Haba una vez una pobre viuda que viva en una cabaa en un lugar solitario. Frente a la cabaa haba un jardn donde crecan dos rosales, uno de rosas blancas, otro de rosas rojas. La viuda tena dos hijas, lo mismo que los rosales, y se llamaban Blanca Nieves una y Rosa Roja la otra. Las nias eran gentiles y obedientes, y todos aquellos que les conocan pensaban que eran las mejores nias del mundo. A Rosa Roja le encantaba correr por el campo y los prados, recoger flores y

  • perseguir mariposas, pero Blanca Nieves prefera quedarse en casa con su madre, ayudndole en los quehaceres del hogar, y cuando se terminaba el trabajo, lea para ella. Las hermanas se queran tanto que siempre que salan de la casa iban de la mano, y prometieron nunca separarse mientras vivieran. A menudo caminaban por el bosque recogiendo frutas. Los animales nunca les hacan dao - confiaban mucho en las nias, y cuando las vean caminaban hacia ellas. La liebre coma trbol de la palma de sus manos,- el ciervo pastaba al lado de ellas,- el alce bailaba a su alrededor y los pjaros encaramados en las ramas sobre ellas, les cantaban hermosas canciones. Si se les haca muy tarde en el bosque y estaba muy oscuro para encontrar el camino de vuelta a casa, se dorman una al lado de la otra sobre el musgo hasta la maana siguiente. Su madre saba que all no corran peligro, y nunca se preocupaba mucho. Una vez que haban dormido en el bosque y se despertaron de madrugada, vieron a una hermosa nia que vesta un brillante vestido blanco parada frente a ellas. La nia las miraba gentilmente, pero sin decir nada de pronto desapareci en el bosque.

  • Cuando las nias miraron a su alrededor se dieron cuenta que haban dormido al borde de un precipicio. Por cierto, se habran cado en el precipicio si en la oscuridad hubieran dado dos pasos ms. La madre estaba segura que la nia era el ngel de la guarda de los nios buenos. Blanca Nieves y Rosa Roja mantenan la cabaa tan limpia que siempre era un placer verla. En el verano, por las maanas y antes que la madre se despertara, Rosa Roja haca los quehaceres de la casa. En seguida pona un ramo de flores al

  • lado de su cama, en el que haba una rosa de cada rosal. En el invierno, Blanca Nieves encenda el fuego y colgaba la cafetera en el colgador. Esta cafetera grande era de cobre, y Blanca Nieves la pula tan bien que en el fuego resplandeca como el oro. Por las tardes, cuando caa la nieve, su madre deca, Blanca Nieves, por favor ponle cerrojo a la

    puerta." Despus se sentaban al lado del fuego. La madre se pona los lentes y de un libro grande les lea a las nias. Mientras escuchaban, las nias hilaban lana. La oveja mascota dorma a sus pies, y detrs de ellas, en su percha, con su cabeza plegada bajo un ala, dorma una trtola blanca. Una noche en que todas estaban sentadas tranquilamente, alguien toc a la puerta. "Rosa Roja, rpido abre la puerta," dijo su madre. "Puede ser un viajero que busca refugio." Rosa Roja corri el cerrojo, esperando ver a un pobre hombre, pero para su sorpresa, un oso asom su inmensa cabeza a travs de la puerta. Rosa Roja dio un grito y salt hacia atrs. La oveja comenz a dar balidos, la trtola empez a revoletear y Blanca Nieves se escondi detrs de la silla de su madre.

  • Entonces el oso comenz a hablar: "No se asusten, no les har dao alguno. Estoy medio congelado y slo quiero calentarme un poquito." "Pobre oso," dijo la madre. "chate cerca del fuego, pero ten cuidado de no quemarte la piel." Despus dijo, "Blanca Nieves, Rosa Roja, vengan ac hijitas. El oso no les har dao." Entonces las dos se acercaron. Poco a poco la oveja y la trtola tambin se acercaron hasta que le perdieron el miedo. Luego el oso dijo, "Queridas nias, me podran quitar la nieve de la piel?" Las nias fueron a buscar la escoba y con sta le limpiaron la piel al oso. Despus ste se dej caer cerca del fuego, haciendo suaves ruidos de alivio y placer. Tan pronto como las nias se sintieron ms seguras, comenzaron a hacerle bromas a su invitado. Con las manos le jalaban la piel, con los pies se le trepaban sobre el espinazo, lo golpeaban con una ramita y rompan en risa cuando ste les grua. El oso las dejaba jugar, pero si se converta en un juego muy rudo l les deca, "Nias, djenme en paz." "Blanca Nieves, Rosa Roja!

  • No acaben con su enamorado!" Cuando lleg la hora de dormir y las nias ya estaban tranquilas, la madre le dijo al oso, "Tu duerme all, cerca del fuego, Dios cuidar tu sueo." A la maana siguiente, y cuando el oso se los pidi, las nias le dejaron regresar al bosque, iba tambalendose sobre la nieve. Desde entonces, cada tarde regresaba a la misma hora a tirarse cerca del fuego, y dejaba que las nias jugaran con l. Las nias se haban acostumbrado tanto a l que ya no le ponan cerrojo a la puerta hasta que su amigo estuviera dentro de la casa. Cuando lleg la primavera y afuera todo estaba verde, una maana, el oso le dijo a Blanca Nieves, "Ahora las tengo que dejar. No me vern en el verano." "Querido oso, adnde vas?" pregunt Blanca Nieves. "Tengo que ir al bosque a proteger todos mis tesoros de los duendes malos," contest. "En el invierno, cuando la tierra est completamente congelada, el tesoro est a salvo porque ellos tienen que estar bajo la tierra. Ahora el sol ha calentado la tierra por donde ellos pueden hacer hoyos y salir. Todas las cosas que ellos ven las toman y las llevan con ellos a sus cuevas y es para no verlas jams.

  • Blanca Nieves le abri la puerta, pero estaba muy triste porque el oso tena que irse. Sin embargo, cuando el oso se iba, un pequeo pedazo de su piel se qued en la cerradura. A Blanca Nieves le pareci haber visto oro resplandeciente en la piel, pero no estaba completamente segura. El oso sali rpidamente y pronto desapareci detrs de los rboles.

    Tiempo despus, la madre envi a sus hijas al bosque a recoger lea. En el camino encontraron un inmenso rbol cado, y junto al tronco vieron que entre las hojas algo saltaba, pero no pudieron saber qu era. Cuando se acercaron ms, vieron que era un duende. Este era viejo, de cara arrugada y con barba. La punta de su barba estaba agarrada en una grieta del rbol y el pequeo hombre daba saltos de un lado a otro como un perro encadenado, sin saber cmo salir del enredo. Con sus flameantes ojos mir a las dos nias y les grit, "Qu hacen all paradas? Qu no pueden ayudarme?"

  • "Hombrecito, qu haces all?" pregunt Rosa Roja "Necias, estpidas," contest el duende. "Yo quera cortar este rbol para llevar unos trozos pequeos para cocinar. Los troncos grandes queman nuestros platitos donde comemos, ya que no somos tan golosos como ustedes. Met la cua del hacha, pero la cua estaba muy resbalosa. Vol de frente y la ranura se cerr tan rpido que no tuve tiempo para sacar mi hermosa barba blanca. Ahora estoy atrapado. No se ran de m, nias malas! Oh, ustedes son muy crueles!" Las nias trataron con todas sus fuerzas de jalar la barba fuera del rbol, pero fue imposible. Estaba completamente atorada. "Voy en busca de alguien para que nos ayude," dijo Rosa Roja. "Tonta estpida!" rezong el duende. "De qu me sirve eso? Hay ya dos de ustedes aqu, y eso es ya mucho! No pueden pensar en algo mejor?" "Ten paciencia," exclam Rosa Roja. "Encontraremos una solucin." Rosa Roja sac un par de tijeras del bolsillo y cort la barba donde estaba atorada. Tan pronto el duende se sinti libre agarr una bolsa llena de oro

  • que estaba escondida entre las races del rbol. Abraz la bolsa con fuerza y se quej, Oh, que horribles las tijeras que se atrevieron a cortar un pedazo de mi fina barba! Espero que el demonio las agarre nias perversas!

    Despus se ech la bolsa sobre la espalda y se fue, sin siquiera dar las gracias a las nias. Otro da, al final del verano, Blanca Nieves y Rosa Roja decidieron irse de pesca. Cuando llegaron al banco del arroyo, vieron lo que inicialmente pensaron era un saltamontes, que saltaba a un lado del agua. Corrieron hacia el agua y reconocieron al duende. Qu ests haciendo?" pregunt Rosa Roja. Quieres saltar al agua?"

    No soy estpido," contest el duende. Es que no puedes ver que ese pez est tratando de arrastrarme hacia el agua? Oh es un pescado encantado y no puedo deshacerme de l!" El hombrecito les cont a las nias que l se haba sentado con su caa y cuerda, pero una brisa haba soplado y le enred la cuerda en su barba, justo cuando un pez grande estaba picando. Dado que el pez era mucho ms fuerte que l, no pudo sacarlo. El duende trat de agarrarse del pasto

  • y los tallos del junco, pero todo fue en vano, y ahora corra el peligro de ser arrastrado dentro del agua. Las dos nias llegaron justo a tiempo. Jalaron de la cuerda y trataron de desenredar la barba, pero no tuvieron mejor suerte que el duende - la barba y la cuerda estaban muy enredadas una con la otra. Al final lo nico que se les ocurri hacer fue sacar las tijeras y cortar la barba, la cual ahora qued mucho ms corta! Cuando el duende vio esto comenz a gritar, "Tienen que ser ustedes tan estpidas? No fue suficiente cortarme la punta de mi barba? Ahora me han cortado la mejor parte de mi barba y me siento avergonzado de regresar con mis amigos. Espero que reciban el castigo que se merecen!" Entonces, el mal agradecido duende tom una bolsa llena con perlas que estaba escondida en la maleza y sin decir palabra alguna, desapareci detrs de una piedra. Pocos das despus la madre les encarg a las nias que fueran al pueblo y que compraran hilo, agujas, cintas y listn. El camino les llev por un campo lleno de rocas grandes. Por all vieron un guila revoloteando en lo alto. De pronto, y mientras miraban, se tir en picada

  • detrs de un roca. Justo mientras se preguntaban qu habra visto all el ave, escucharon un grito fuerte y agudo. Las nias corrieron hacia el lugar del ruido y vieron que el guila tena atrapado a su viejo amigo, el duende, y que estaba tratando de volar con l. Rpidamente las nias pudieron agarrar al duende por la chaqueta y trataron de mantenerlo firme. El guila aleteaba, el duende daba alaridos y las nias luchaban y jalaban. Finalmente el esfuerzo fue

  • mucho para el guila, quien tuvo que ceder y soltar a su presa. Cuando el duende se pudo recuperar del susto grit con todas sus fuerzas, ''No pudieron sujetarme con ms cuidado? Jalaron tan fuerte de mi chaqueta que qued hecha pedazos, Horribles, nias estpidas!" En seguida tom una bolsa llena con piedras preciosas y se meti debajo de una roca a su cueva. Las jovencitas ya estaban acostumbradas a su ingratitud. Sin pensar ms en el desagradable hombrecillo, se dirigieron hacia el pueblo a hacer las compras. Sin embargo, caminando de regreso por el campo se encontraron de nuevo con el duende. Este se estaba deleitando con orgullo de su coleccin de piedras preciosas y, a esas horas de la tarde, no esperaba que nadie pasara por all. La luz del crepsculo haca brillar las piedras y la vista era tan hermosa que las nias se detuvieron a mirar. "Qu miran con sus caras de monos?" chist el duende cuando las vio. Su rostro plido se puso tan rojo como el fuego y comenz a insultarlas, como para que decidieran retirarse de una vez.

  • De pronto se escuch un terrible gruido y un oso negro se apareci corriendo por el bosque. El asustado duende trat de esconderse, pero el oso fue ms rpido que l y lo agarr con sus inmensas garras. Entonces el duende comenz a chillar y a dar alaridos "Estimado Seor Oso, por favor perdname. Te dar todos mis tesoros - mira las hermosas piedras que tengo aqu. No me mates. Qu haras con un pobre hombrecillo como yo? Ni me sentiras entre tus dientes. Por qu no tomas esas dos miserables nias en mi lugar? Ellas seran un delicioso bocadillo para ti - estn tan rellenitas como un par de gansos. Por el amor de Dios cmelas a ellas en vez de a m!" El oso no prest atencin a lo que el duende deca y le dio un golpe, el cual lo mat instantneamente. Luego el oso llam a las asustadas nias, quienes corran tan rpido como podan. "Blanca Nieves, Rosa Roja, no se asusten. Esprenme, voy con ustedes." De repente las nias reconocieron la voz y dejaron de correr encantadas. Pero cuando la criatura se les acercaba, repentinamente la piel de

  • oso se le cay, y frente a ellas en su lugar haba un joven vestido todo en oro. "Soy un prncipe," les dijo. "Estuve hechizado por el malvado duende, quien se rob todos mis tesoros. El me hizo correr por el bosque en el cuerpo de un oso salvaje y dijo que no me librara del embrujo hasta su muerte. Ahora ha recibido el castigo que se mereca. Ahora, ustedes pueden pensar que este fue el final de la historia, pero no es as. Unos aos despus

  • Blanca Nieves se cas con el prncipe, y Rosa Roja se cas con su hermano. Su anciana madre vivi con sus hijas en paz y felicidad por siempre. Trajo los rosales al palacio y los plant bajo la ventana, y cada ao florecan con las rosas rojas y blancas ms hermosas del mundo.

  • Hansel y Gretel

    A la orilla de un inmenso bosque viva un pobre leador con su esposa y sus dos hijos. El nio se llamaba Hansel y la nia Gretel, y la familia era tan pobre que apenas tenan para comer. Peor an, una gran hambruna amenazaba el pas y al leador se le haca ms difcil ganarse la vida. Una noche, estando los nios ya en la cama, el hombre dio un suspiro y le dijo a su esposa, "Qu va a ser de nosotros? Cmo vamos a alimentar a nuestros nios cuando ni siquiera tenemos para nosotros?"

  • "Bueno, tengo una idea," contest su esposa. "Maana, temprano, por la maana, llevaremos a los nios a lo ms espeso y obscuro del bosque. Haremos fuego y les daremos un pedazo de pan a cada uno, despus nos iremos a trabajar y los dejaremos all solos. As, no podrn encontrar el camino de vuelta a casa y nos deshacemos de ellos." "No," dijo el hombre. "No quiero hacer eso. Cmo puedo dejar a mis nios abandonados en el bosque? Las bestias se los comeran." "Oh, tonto!" advirti su esposa. "Si no lo hacemos, los cuatro nos vamos a morir de hambre. Es eso lo que quieres?" Ella no lo dej en paz hasta que el hombre estuvo de acuerdo. Hansel y Gretel estaban tan hambrientos que no podan dormir, as es que escucharon todo lo que la mujer dijo. Gretel rompi en llanto y dijo, "Oh, Hansel, Qu vamos a hacer?" "Silencio, Gretel," dijo Hansel. "No te preocupes. Ya ver cmo nos libramos de este problema." Cuando sus padres estaban durmiendo, Hansel se levant, se visti y se desliz fuera.

  • La luna estaba llena y reluciente, y las piedrecitas que se encontraban al frente de su casa brillaban igual que pedazos de plata. Hansel se agach y llen sus bolsillos con cuantas piedras poda llevar. Luego regres a la casa y le murmur a Gretel, Durmete en paz, hermanita. Tengo un plan que nos

    salvar." Acto seguido se volvi a dormir. Temprano por la maana, una hora antes de la

  • salida del sol, la mujer despert a los nios, sacudindolos con brusquedad. "Despirtense, nios flojos. Tenemos que ir al bosque a buscar lea," dijo la mujer. Despus les dio a cada uno un pedacito de pan y les dijo, "Este es el desayuno, pero no lo coman muy rpido porque es todo lo que tendrn de comer por hoy." Gretel puso los dos pedazos de pan en su delantal porque los bolsillos de Hansel estaban repletos de piedras, luego todos se marcharon al bosque. Antes de que llegaran al bosque, Hansel se detuvo a mirar la casa. Se detuvo tantas veces que despert la curiosidad de su padre. "Por qu te detienes a mirar la casa?" pregunt. "Pon atencin donde pones los pies o te vas a enredar en ellos!" "Estoy mirando mi gato blanco," contest Hansel. "Est sentado en lo alto del techo y me quiere decir adis." "Tonto!" dijo la mujer. "Ese no es tu gato blanco, es slo la luz de la salida del sol que brilla en la chimenea." Pero por supuesto, Hansel se haba quedado atrs para ir dejando una huella con las piedrecitas que

  • tena en los bolsillos. Una por una dejaba caer las piedras en el camino. Cuando llegaron al centro del bosque, el padre dijo. "Ahora ustedes dos recojan un poco de lea y yo voy a encender fuego para que no tengan fro." Hansel y Gretel hicieron lo que se les dijo y pronto tenan tanta lea acumulada que pareca un pequeo cerro. El padre encendi el fuego y cuando las llamas estaban ardiendo en lo alto su esposa dijo, "Nios, sintense cerca al fuego a descansar. Nosotros iremos ms adentro en el bosque a cortar rboles. Cuando terminemos volveremos por ustedes." Hansel y Gretel se sentaron cerca del fuego y al medioda se comieron su pedacito de pan. Todo el tiempo podan escuchar el sonido de un hacha, as es que pensaban que su padre no estaba muy lejos. Pero el ruido no vena de un hacha - era una rama que su padre haba amarrado a un rbol, y el viento la mova hacia adelante y atrs. Finalmente el cansancio venci a los nios y se durmieron profundamente. Cuando se despertaron ya estaba obscuro. Gretel comenz a llorar y dijo, "Cmo encontraremos la salida del bosque?"

  • Espera que salga la luna/' contest Hansel, abrazndola, entonces encontraremos nuestro

    camino de regreso.

    Tan pronto como sali la luna, Hansel tom a su hermanita de la mano, y siguieron la huella de las piedrecitas que brillaban como pedazos de plata y que marcaban el camino de vuelta a casa. Era casi de da cuando llegaron a casa. Golpearon a la puerta y, cuando la mujer abri y

  • vio a Hansel y Gretel en la puerta, dijo, "Nios malvados, dnde han estado toda la noche? Pensamos que se haban perdido." El padre estaba contentsimo de verles y los recibi en la casa. Pero no pas mucho tiempo, antes de que otra vez, los nios escucharan las quejas de la mujer con su padre.

    "Tenemos slo la mitad de un pan y una vez que lo terminemos ya no habr ms para comer. Tenemos que deshacernos de los nios. Esta vez los llevaremos ms adentro en el bosque para que as no regresen ms. No hay otra solucin." Al padre se le parti el corazn y pens que sera mejor compartir el ltimo pedazo de pan con los nios en lugar de enviarlos lejos, pero la mujer ya no quera escuchar sus palabras y comenz a regaarlo hasta que lo convenci otra vez. Cuando sus padres estaban dormidos, Hansel se levant y fue a juntar piedrecitas otra vez, pero esta

  • vez la puerta estaba cerrada con llave y Hansel no pudo salir. No obstante, consol a su hermanita y le dijo, "No te preocupes, ya encontrar alguna forma para salir de este problema." Temprano a la maana siguiente, la mujer hizo levantar a los nios y les dio a cada uno un pedacito de pan, ms pequeo que la ltima vez. Mientras caminaban hacia el bosque, Hansel de vez en cuando se detena para dejar caer migajas en el camino, migajas del pan que tena en su bolsillo.

  • "Hansel, por qu te quedas atrs?" dijo su padre. "Aprate!" "Estoy mirando a mi paloma que est parada en lo alto del techo y quiere decirme adis," contest Hansel. "Tonto!" exclam la mujer. "Esa no es tu paloma. Es slo la luz de la salida del sol que brilla en la chimenea." En secreto, Hansel continuaba tirando migajas de pan por el camino. Fueron llevados ms adentro y ms adentro del bosque, donde nunca antes haban estado. Al igual que antes, el padre hizo fuego y la mujer dijo, "Qudense aqu cerca del fuego. Nosotros vamos ms adentro a cortar rboles y por la noche, cuando hayamos terminado, regresaremos por ustedes para irnos a casa." Al medioda, Gretel comparti su pedacito de pan con Hansel, quien haba desparramado su pedazo para marcar el camino, y despus se durmieron. No se despertaron hasta entrada la noche y nadie vino por ellos. Hansel consol a su hermanita dicindole: "Gretel, espera, que salga la luna, para poder ver las migas de pan que dej caer. Ellas nos ensearn el camino de vuelta a casa."

  • Cuando sali la luna, se levantaron, pero no pudieron encontrar miga alguna porque los pjaros que vivan en el bosque se las haban comido todas. "No importa, nosotros encontraremos el camino," dijo Hansel. Pero no pudieron encontrarlo. Caminaron toda la noche, y tambin al otro da, desde la salida hasta la puesta del sol, sin poder hallar la salida del bosque. Estaban hambrientos, no haban comido nada,

  • excepto por algunas fresas silvestres que encontraron por el camino. Por ltimo, estaban tan cansados que las piernas ya no les respondan, entonces se tiraron debajo de un rbol, donde se quedaron dormidos. Al da siguiente, otra vez trataron de encontrar el camino a casa, pero esta vez avanzaron ms y ms adentro en el bosque. Cerca del medioda, vieron un hermoso pjaro, tan blanco como la nieve, encaramado en una rama de un rbol, y cantando tan dulcemente, que los nios casi se olvidaron que tenan hambre y se pararon a escucharlo. Despus el pjaro despleg sus alas y se fue. Los nios siguieron al pjaro hasta una casita. Cuando se acercaron y para sorpresa de ellos, vieron que la casita estaba hecha de pan de jengibre y pastel y las ventanas eran de azcar morena. "Esto es justo lo que necesitamos," dijo Hansel. "Haremos de ella una buena comida. Voy a empezar por el techo. Gretel, por qu no pruebas una de las ventanas?" Hansel se subi al techo y quebr un pedazo, mientras Gretel le pasaba la lengua a las ventanas. De repente, una suave voz vino de adentro:

  • "Pica, pica, ratn! Quin muerde mi casern?"

    Y los nios contestaron:

    "Es el viento, el viento, Slo el viento."

    Como estaban tan hambrientos y sin tener otra cosa en que pensar, los nios siguieron comiendo. Hansel, a quien le gustaba el sabor del techo, rompi un gran pedazo, y Gretel sac un cristal completo de la ventana y lo empez a mordisquear. De pronto se abri la puerta y una mujer, vieja y encorvada sali, como arrastrndose. Hansel y Gretel se asustaron tanto que inmediatamente soltaron los dulces. La vieja movi la cabeza y dijo, "Mis queridos nios, cmo es que llegaron aqu? Entren a mi casa y qudense conmigo - ustedes lo disfrutarn." La vieja tom a los nios de la mano y los llev adentro. All les dio una deliciosa cena - leche y panqus con azcar, manzanas y nueces. Despus les prepar dos camas en las cuales Hansel y Gretel,

  • pensando que estaban en el cielo, se durmieron. La verdad es que esta mujer se vea muy amistosa, pero en realidad era una bruja mala que recoga nios para despus comrselos. Ella haba construido la pequea casa de jengibre para tenderles una trampa, despus les daba de comer hasta que estuvieran gorditos y se los coma. Esta bruja no vea muy bien, pero s tena un excelente olfato. Cuando olfate que Hansel y Gretel se acercaban a la casa, lanz una risita con un

  • cacareo maligno y grit, "No se me escaparn!" Al da siguiente la bruja despert a Hansel, lo agarr con su arrugada mano y lo llev a un pequeo establo donde lo encerr detrs de una puerta, las ventanas tenan barras. Despus regres a la cama de Gretel y la sacudi hasta despertarla. "Levntate, nia perezosa," le grit. "Anda y treme agua para cocinarle algo delicioso a tu hermano. El est en el establo y tiene que engordar. Tan pronto como est gordito me lo comer."

    Gretel empez a llorar, pero fue en vano. Ella fue obligada a hacer lo que la bruja le haba ordenado. La bruja le prepar a Hansel una de sus mejores comidas, pero a Gretel solo le dio conchas de cangrejo. Todas las maanas la vieja se arrastraba en el establo y gritaba, "Hansel, saca tu dedo, para sentir si has engordado."

    Pero Hansel sacaba un pequeo hueso que haba encontrado en el piso; como la bruja era corta de vista, pensaba que s era su dedo y se sorprendi de que an no engordaba. As pasaron cuatro semanas. Hansel segua igual de delgado, finalmente la bruja perdi la paciencia.

  • Un da decidi que no poda esperar ms. "De prisa, Gretel, treme ms agua, le orden a la nia. "Como sea que Hansel est, gordo o delgado, maana lo voy a matar y a cocinar.

    Gretel lloraba y lloraba. Si las bestias en el bosque nos hubieran comido, por lo menos hubiramos muerto juntos! solloz.

    "Tus quejas me tienen sin cuidado, dijo la bruja. De nada te servirn. A la maana siguiente Gretel tena que llenar una olla grande con agua y encender el fuego. "Primero hornearemos el pan, dijo la bruja. Ya

  • tengo el horno caliente y la harina amasada.' 1 La bruja empuj a la pobre Gretel hasta las brasas y llamas que salan del horno. "Trpate adentro para ver si est lo suficientemente caliente, y as poder poner el pan." Gretel pens que una vez que estuviera adentro la bruja le iba a cerrar la puerta y la iba a asar para comrsela tambin, entonces se rasc la cabeza e hizo de cuenta que estaba confundida. "No s cmo treparme adentro," dijo Gretel "Oh tonta estpida! dijo la bruja. La puerta es grande. Ves? Hasta yo podra caber en ella!" La bruja puso su cabeza dentro de la puerta del horno. Inmediatamente Gretel empuj a la bruja dentro del horno caliente. Luego cerr la puerta de hierro y le puso el cerrojo. Eso fue suficiente para acabar con la malvada bruja! Gretel corri hacia Hansel, abri la puerta del establo y le grit, "Hansel, somos libres! La vieja bruja est muerta!" Bailaron de alegra y se abrazaron. Despus, como ya no tenan nada que temer, recorrieron toda la casa donde encontraron toda clase de perlas y piedras preciosas. Rindose alegremente, los nios juntaron todo el

  • tesoro que podan llevar. Hansel se llen los bolsillos y Gretel su delantal. Bueno, vmonos ahora mismo. Estoy seguro que ahora s podremos encontrar la salida de este bosque embrujado/' dijo Hansel. Despus de haber caminado por el bosque por una o dos horas, los nios llegaron a un ro grande. No creo que podamos llegar al otro lado," dijo Hansel. No veo un puente o balsa."

    Ni siquiera hay un bote," contest Gretel. Pero, mira, ah hay un pato blanco. Si le pregunto con cario, a lo mejor nos ayuda a cruzar el ro." Y entonces le dijo al pato:

  • "Patito, patito, no puedes ver que Hansel y Gretel esperan por ti? Ni tabla, ni puente a la vista hay En tu blanca espalda haznos cruzar."

    Al momento el pato nad hacia ellos y Hansel se le sent en el lomo. Quera que su hermana se sentara a su lado. "No," dijo Gretel. "Los dos juntos somos mucho peso para el pato. Nos llevar al otro lado uno por uno." Una vez al otro lado del ro, sanos y salvos, los nios empezaron a caminar otra vez. En el camino , el bosque se les haca familiar y empezaron a reconocer cosas y lugares que haban visto antes. Por ltimo gritaron de alegra cuando vieron el lugar donde estaba su casa. Entonces los nios empezaron a correr,- entraron a la casa y echaron sus brazos alrededor del cuello de su padre. El hombre estaba loco de contento de ver a sus nios sanos y salvos. No haba tenido ni una hora feliz desde que los haba dejado abandonados en el bosque, y su esposa ahora estaba muerta.

  • Gretel vaci el bolsillo de su delantal y las perlas y piedras preciosas rodaron por el cuarto. Hansel sacaba un puado tras otro de joyas de sus bolsillos. Por fin sus penas se haban terminado. Desde ese da la familia nunca ms padeci de hambre y todos vivieron juntos y felices para siempre.

  • La Nia de los Cerillos

    Era la ltima noche del ao, Vspera de Ao Nuevo y hacia mucho fri! Nevaba y pronto iba a ser de noche. En el fri y la obscuridad, una pobre niita vagaba por la calle, descalza y sin bufanda en la cabeza. La verdad es que, antes de salir de la casa llevaba zapatillas, pero no le haban servido de mucho. Estas eran demasiado grandes y su madre ya las haba ^ usado. Eran tan grandes que la niita, en su prisa, las haba perdido al cruzar la calle entre dos carretas.

  • Una de las zapatillas nunca la encontr y la otra la encontr un nio que quiso usarla de cuna para cuando tuviera sus propios hijos. La nia vagaba por la calle con sus pies descalzos, los cuales estaban azules por el fri. En su viejo delantal llevaba varios cerillos y tena un manojo en su mano. Haba sido un mal da para ella,- nadie le haba comprado ni un cerillo y no haba ganado ni un centavo. Tena mucha hambre y fri, y se vea muy dbil. Pobre niita! Desde todas las ventanas se vean las luces que brillaban y la calle entera despeda el maravilloso aroma de la carne asada. Lo nico en que la niita

  • poda pensar era en que esa noche era la Vspera de Ao Nuevo. Ella se sent en una esquina y trat de c calentarse entre dos casas. Sinti ms y ms fri, pero no se atreva a volver a la casa porque no haba vendido ni un cerillo, y por ello no haba ganado ni un centavo. Su padre la podra golpear y, por otro lado, haca fri en la casa tambin. Ellos vivan en una pequea casita y el viento se colaba por todos lados, a pesar que las grietas grandes las haban tapado con paja y trapos. Sus manitas estaban casi muertas por el fri. Un cerillo encendido por lo menos la ayudara! Si tan

  • solo pudiera sacar uno del manojo, encenderlo contra la pared, y calentarse los dedos! Entonces sac uno. Whoosh! Cmo chispeaba! Cmo encenda! Era una llamita suave, igual que una velita protegida con las manos alrededor. Pero qu luz ms extraa! A la nia le pareci que estaba sentada frente a una cocina de hierro grande con cacerolas y ollas con perillas de metal pulido y brillante. El fuego era magnfico y daba tanto calor! La nia haba apenas estirado sus pies para calentarlos, cuando la llama se apag y la cocina desapareci. Ella qued all sentada con solo un pedacito del cerillo quemado en su mano. La nia encendi otro cerillo que brill, y donde la luz se reflejaba en la pared se vea transparente como una gasa. La nia poda ver un cuarto donde haba una mesa cubierta con un mantel blanco y un juego de porcelana fina. Haba un ganso asado, relleno con ciruelas y manzanas, que llenaba el cuarto con un delicioso aroma. Qu sorpresa! de repente el ganso salt del plato y rod por el piso, justo hacia donde estaba la pobre nia. Tena el tenedor y el cuchillo todava en su lomo. Entonces el cerillo se apag y no qued nada, excepto la gruesa y helada pared.

  • Ella encendi un tercer cerillo. Inmediatamente se vio sentada bajo un magnifico rbol de Navidad. Era mucho ms grande y mejor decorado que el que haba visto a travs de los ventanales de cristal de la casa del comerciante rico la Navidad pasada. Miles de velas estaban encendidas sobre las ramas verdes, y pareca que todas las figuras de colores le sonrean. La nia levant ambas manos y el cerillo se apag. Las velas de navidad se elevaban ms y ms alto, y entonces ella se dio cuenta que eran las estrellas. Una de ellas cay, dejando una larga lnea de fuego en el cielo. "Alguien se est muriendo," susurr la nia, pensando en su abuela, quien haba sido la nica persona buena con ella, pero que ya haba muerto, y que sola decirle: "Si ves caer una estrella quiere decir que un alma va para el cielo." Rasp otro cerillo en la pared, el cual le dio magnfica luz. Esta vez, en medio del resplandor, ella vio a su abuela. Se vea tan dulce y tan radiante! "Oh Abuelita, llvame contigo," grit la nia. "Cuando el cerillo se apague, yo s que tu ya no estars aqu. Tu habrs desaparecido al igual que la cocina de hierro, el ganso asado y el hermoso rbol de Navidad."

  • De pronto, ella encendi el resto del manojo de cerillos porque quera seguir viendo a su abuela, y los cerillos brillaron gloriosamente, ms que la luz del da. Nunca antes haba visto a su abuela tan alta y tan hermosa. Ella tom a la nia en sus brazos y las dos volaron llenas de radiante felicidad, ms alto y ms alto hasta donde no haca ms fri, no se senta ms hambre y no haba ms sufrimientos. Ellas estaban en el paraso. En el fri, temprano por la maana, la nia segua sentada en la esquina entre las dos casas. Sus mejillas

  • estaban rosadas y tena una sonrisa en sus labios. Estaba muerta, congelada por el fri en la Vspera de Ao Nuevo. La maana del Nuevo Ao brill sobre su pequeo cuerpecito sentado all con los cerillos, una madeja quemada casi por completo. "Ella slo quera calentarse!" dijo alguien. Pero nunca nadie supo las hermosas cosas que ella haba visto, ni en que resplandor haba entrado en el Ao Nuevo con su vieja abuela.

  • El Gato Con Botas

    Haba una vez un molinero quien, al morir, no tena otra cosa que dejarle a sus hijos ms que su molino, su burro y su gato. La propiedad fue pronto dividida, sin la ayuda de un abogado o juez, porque los honorarios eran tan altos que hubiesen tomado la poca herencia que el hombre dejaba. Al hijo mayor le toc el molino, al segundo el burro y el menor tuvo que conformarse con el gato. El tercer hijo no estaba muy feliz con tan poca herencia.

  • "Mis hermanos pueden ganarse la vida fcilmente trabajando juntos," dijo l. "Pero para m, una vez que me haya comido el gato y haya hecho una bufanda de su piel, qu voy a hacer?" El gato escuch sus quejas y se levant de una manera digna. "No te preocupes, mi amo. Tu slo necesitas darme una bolsa y mandar a hacerme un par de botas para poder pasar por los espesos matorrales, y vers que no ests tan mal como piensas." A pesar que el amo del gato no tena mucha confianza en esta promesa, decidi que tratara cualquier cosa con tal de escapar de la pobreza. Y, despus de todo, haba visto a su gato ejecutar ingeniosos trucos para atrapar ratas y ratones. Cuando le dio al gato lo que haba pedido, este se puso las botas. Despus, puso un poco de granos y una lechuga en la bolsa, se puso la bolsa sobre el hombro y se dirigi hacia una madriguera donde saba que haba muchos conejos. All se estir en el suelo como si estuviera muerto y esper a que algn inocente conejo se metiera a la bolsa a comer el cebo. Apenas se haba estirado, cuando su plan funcion. Un pequeo conejo cedi a la tentacin y se meti

  • en la bolsa, donde el inteligente gato lo atrap inmediatamente cerrando la bolsa. Orgulloso de su presa, se dirigi al palacio y pidi audiencia con el rey. Fue llevado al aposento de Su Majestad donde hizo una larga reverencia y dijo, "Majestad, aqu tienes un conejo silvestre que me fue encargado presentarte en nombre del Marqus de Carabs." (Este fue el nombre que haba inventado para su amo.) "Decidle a tu amo que me siento muy complacido y agradecido." contest el rey. Pocos das despus el gato se escondi en un campo de trigo y puso su trampa otra vez. Cuando dos perdices entraron, tir de las cuerdas de la bolsa, atrapando a ambas. Despus se dirigi donde el rey, al igual que haba hecho con el conejo. El rey acept las dos perdices con gran placer y le dio al gato algo de beber. El gato continu haciendo esto por dos o tres meses, visitando al rey de vez en cuando para llevarle una presa supuestamente cazada por su amo. Un da escuch que el rey iba de paseo por la ribera del ro con su hija, la ms hermosa princesa en el mundo, el gato le dijo a su amo, "Si sigues mi

  • consejo, tu fortuna est hecha. Slo tienes que baarte en el rio en el lugar que te mostrar y el resto me lo dejas a m." El joven hizo lo que su gato le aconsej, a pesar que se preguntaba qu de bueno le traera el consejo. Mientras se baaba, el rey pas y el gato comenz a gritar a toda voz, "Socorro! Auxilio! Mi amo, el Marqus de Carabs, se est ahogando!" Cuando el rey escuch este grito sac la cabeza por la ventana de la carroza y reconoci al gato que le haba trado piezas de caza muchas veces. El orden a sus guardias que rescataran al Marqus. Mientras el pobre hombre era sacado del ro, el gato se acerc donde el rey y le dijo que unos malvados se haban robado la ropa de su amo. (El gato, la verdad, las haba escondido debajo de una piedra!). El rey de inmediato orden a su Maestro de Vestuarios escoger el traje ms hermoso para el Marqus de Carabs. El rey le puso mucha atencin al joven, y el hermoso traje que le fue dado enfatizaba la guapura de su rostro y su figura. La hija del rey lo admir grandemente,- de hecho no pas mucho tiempo para que se enamorara completamente de l. El rey invit

  • al marqus a que subiera a la carroza y les acompaara por el resto del viaje. El gato estaba contentsimo al ver que su plan empezaba a funcionar, pero todava quedaba mucho por hacer. Corri adelante y pronto se encontr con unos campesinos que cortaban heno en un prado. "Escuchen campesinos," dijo, "si ustedes no le dicen al rey que la tierra que estn trabajando pertenece al Marqus de Carabas, todos sern picados tan finos como carne molida para hacer hamburguesas." Efectivamente, cuando el rey lleg, pregunt a los campesinos de quin era la tierra que estaban trabajando. "Pertenece al Marqus de Carabs," contestaron todos. "Tienes una herencia considerable," le dijo el rey al Marqus de Carabs. "Como puede ver, Majestad, es un prado que provee una abundante cosecha cada ao," contest el joven, a pesar de que estaba sorprendido de sus propias palabras. El ingenioso gato, segua caminando adelante, y entonces se encontr con unos hombres que levantaban la cosecha, y les dijo, "Escuchen ustedes,

  • si no dicen que todo este trigo pertenece al Marqus de Carabs sern hechos picadillo de carne para hacer hamburguesas." El rey, que momentos ms tarde pasaba por all, pregunt a quin perteneca el trigo. "Pertenece al Marqus de Carabs," contestaron los que cosechaban, y el rey se puso an ms contento con el joven. El gato, que caminaba muy adelante de la carroza, deca lo mismo a todo aquel que se le cruzaba por delante, y el rey estaba asombrado de ver la inmensa riqueza del Marqus de Carabs. Finalmente el astuto gato lleg a un hermoso castillo que perteneca a un ogro: por cierto, toda la tierra por donde el rey haba paseado era parte de la hacienda del castillo. El gato saba esto y pidi hablar con el ogro. El ogro le recibi tan cortsmente cmo puede un ogro, y le pidi que se sentara. "Me han informado," dijo el gato, "que t tienes la gracia de poder transformarte en toda clase de animales; podras transformarte, por ejemplo, en un len o elefante?" "Es verdad," contest bruscamente el ogro, "y slo para que veas, me convertir en un len."

  • El gato estaba tan asustado de ver a un len frente a l que salt hacia la viga ms cercana del techo para ponerse a salvo, pero las botas que llevaba puestas hicieron esto difcil y peligroso. Una vez que el ogro volvi a su estado normal, baj y se lami su rizada piel. "Tambin he sido informado," continu el gato, "que tambin tienes el poder de tomar la forma de animales pequeos. Por ejemplo, que te puedes convertir en una rata o un ratn. Encuentro esto imposible de creer." "Imposible? Espera y vers!" exclam el ogro. De inmediato se convirti en ratn y comenz a correr por el piso. El gato apenas vio al ratn, se abalanz sobre l, lo agarr y se lo comi! Mientras tanto, el rey haba llegado al castillo del ogro y pidi hablar con el dueo. El gato, al escuchar el sonido de la carroza retumbando por el puente levadizo, corri hasta ste y le dijo al rey, "Su Majestad, bienvenido al castillo del Marqus de Carabs." "Qu! Seor Marqus!" grit el rey. "El castillo tambin le pertenece a vos?! Nunca haba visto nada ms hermoso que este jardn y todos los

  • edificios que le rodean. Vemoslo por dentro, por favor." El joven le ofreci a la princesa su mano y siguieron al rey a un cuarto grande donde una magnfica cena les esperaba. El ogro haba ordenado que prepararan esta cena para sus amigos que le vendran a visitar ese da, pero sabiendo que el rey estaba all no se atrevieron a acercarse. El rey y su hija estaban cautivados por las excelentes cualidades del Marqus de Carabs.

  • Habiendo visto tambin la riqueza que el marqus posea, por fin el rey le dijo, "No veo razn por qu, si es que estis de acuerdo, no se convierta en mi yerno, Seor Marqus." El Marqus, haciendo una reverencia, acept el honor que el rey le ofreca,- y ese mismo da se cas con la princesa. El astuto gato recibi el ttulo de 'Gran Seor y nunca ms correte ratones, excepto para divertirse!

  • Lo Que Empieza

    Bien Termina Bien

    Les voy a contar una historia que escuch cuando yo era muy nio. Cada vez que recuerdo el final, la historia se pone mejor; en realidad, hay historias que se parecen a la gente - parece que al envejecer se ponen ms hermosas. Haba una vez dos granjas muy viejas, cada una tena el techo con pasto y musgo, y cada una tena un nido de cigeas en el techo. Las paredes estaban inclinadas hacia la derecha y la izquierda; haban solamente dos o tres ventanas bajas y todas

  • ellas estaban cerradas, menos una. El horno sobresala de la pared como una barriga gorda. Por los bordes creca una madreselva, y debajo de sus ramas haba un estanque de patos. Un perro guardin ladraba a todo aquel que pasaba cerca. En una de estas casitas viva una pareja de edad - un granjero y su esposa. Ellos no posean casi nada en este mundo, excepto por un caballo que coma pasto de las zanjas a lo largo del camino. El granjero siempre montaba el caballo cuando iba a la ciudad. A menudo sus vecinos le pedan prestado el caballo, y en recompensa, ellos le ayudaban al buen hombre en toda clase de labores. Sin embargo, el granjero pensaba que sera mejor deshacerse del caballo. Decidi venderlo o darlo como parte de pago por algo que les fuera ms til a ellos, cualquier cosa. Algo que tu aprecies ms que cualquier otra persona, dijo su esposa. Hoy hay una feria en el pueblo. Ve all con el caballo. Puedes conseguir una buena ganancia vendindolo, o lo puedes cambiar por alguna otra cosa. Cualquier cosa que hagas est bien para m: preprate para ir! Ella le puso una hermosa bufanda en el cuello y se la at con un doble nudo de mucho estilo. Le arregl el sombrero con la palma de su mano y le

  • dio un gran beso. El tom el camino rumbo al pueblo sobre el caballo, decidido a venderlo o cambiarlo. S, el viejo sabe lo que hace. Sabe como negociar mejor que cualquier otro, dijo su esposa,

    mientras mova la mano dicindole adis. El sol quemaba y no haba ni una nube en el cielo. El viento soplaba el polvo del camino, por el cual toda la gente se apresuraba a llegar a la ciudad, en

  • carreta, a caballo o caminando. Todos sufran del abrasante calor, pero no se vea nada donde calmar la sed. Entre estas personas caminaba un hombre que llevaba una vaca al mercado. Era tan hermosa como una vaca puede ser. . . "Debe dar una leche deliciosa!" pens el granjero. Aquel sera un cambio excelente - esa magnfica vaca a cambio de mi caballo! Le llamo, "Hey, usted, el hombre con la vaca! le tengo una oferta. Un caballo, usted sabe, cuesta mucho ms que una vaca, pero eso me es indiferente - una vaca me dar ms ganancia que un caballo. Le gustara cambiar su vaca por mi caballo? Me encantara! contest el hombre, y cambiaron los animales. Bueno, todo haba salido bien, y el viejo granjero poda regresar a casa porque haba hecho el negocio que se haba propuesto. Pero como quera ver la feria decidi ir al pueblo de todas maneras. Continu su viaje con la vaca caminando alegremente, no pas mucho rato cuando se uni a otro hombre que llevaba una oveja de raza rara, de lana gruesa y suave. "Ah, ese es un hermoso animal que me gustara

  • tener! se dijo el granjero. Una oveja tendra todo el pasto que necesita en. nuestro seto. En el invierno la podemos tener en la casa - eso sera una buena distraccin para mi querida esposa. Una oveja nos vendra mejor que una vaca." Llam al dueo de la oveja, Hola amigo, le gustara hacer un trueque? No haba necesidad de preguntarle al hombre dos veces. Se apresur a tomar la vaca y dej la oveja atrs. El granjero continu su viaje con la oveja. Ms all vio a un hombre que llevaba bajo el brazo un ganso vivo. Era un ganso fino y gordo - un ganso que no se podra encontrar en cualquier lado. El granjero lo admir. Ah, esa si que es una bonita criatura, dijo, caminando hacia el hombre. El animal es extraordinario - tan gordo! Y qu bonitas plumas! El granjero no poda dejar de pensar en el ganso! Si viviera en nuestra casa, apuesto a que mi querida esposa encontrara la manera de engordarlo an ms. Le podramos dar todas las sobras de la comida cmo se pondra! Mi esposa siempre dice, Ah! si

    tuviramos un ganso, sera tan lindo verlo, junto con

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  • nuestros patos! Esta es quizs la oportunidad de tener uno, uno que vale por dos! Escuche, mi amigo, dijo. Le gustara hacer negocio conmigo? Tome mi oveja y deme su ganso a cambio. No quiero nada ms. Este hombre no tuvo que pensarlo dos veces tampoco, y el granjero se hizo dueo del ganso. Ahora ya estaba cerca del pueblo. La multitud era grande; hombres y animales se apuraban en el camino. Incluso haba gente caminando por las orillas del camino. En la puerta de la feria todo el mundo empujaba para entrar. El recaudador de impuestos del pueblo levant una gallina. Viendo tanta gente, le amarr una cuerda para que no se asustara y as no escapara. Se encaram en la puerta y agit sus emplumadas alas; gui con un ojo como un animal travieso, y dijo: "cloc, cloc". En qu estara pensando? No sabra decirlo, pero tan pronto como la vio el granjero empez a rer. Ella es ms hermosa que la gallina de cra del pastor," se rio ahogadamente. Y se ve tan divertida! Nadie la podra mirar sin romper a rer! Por Dios! Me gustara tenerla. Una gallina es el animal ms fcil de tener. No hay que cuidarla. Se alimentara ella misma con cereales y migajas del

  • suelo. Pienso que si pudiera cambiar mi ganso por la gallina, hara un excelente negocio. Se acerco al recaudador de impuestos. "Le gustara cambiar? le dijo, ensendole su ganso. Cambiarlos! contesto el hombre. Seria perfecto! El recaudador acept el ganso y el viejo granjero tom la gallina. El granjero haba hecho varios negocios durante el viaje y ahora tena calor y estaba cansado. Necesitaba algo de beber y comer, y entonces se dirigi a una posada. Un nio venia saliendo llevando una bolsa llena hasta el borde. Qu llevas ah? pregunt el granjero. Una bolsa de manzanas verdes que son para alimentar a los cerdos, contest el nio. Qu dijiste? Manzanas verdes para los cerdos? Pero qu extravagancia de desperdicio! Mi querida esposa hace muchas cosas de manzanas verdes. Qu feliz se pondra con todas estas manzanas! El ao pasado, nuestro viejo rbol de manzanas no dio ni una fruta. Las mantendremos en el armario hasta que maduren. Es signo de que uno se siente confortable, mi esposa dice siempre. Qu dira ella si tuviera una bolsa llena de manzanas? Me gustara hacerle ese favor.

  • Bueno, qu me dara a cambio por la bolsa? pregunt el nio. Qu te dara! La gallina por supuesto! No es suficiente? dijo el granjero. Intercambiaron sus productos sin problemas y el granjero entr en la posada con la bolsa, la cual puso con mucho cuidado al lado de la estufa. Luego bebi algo. La estufa estaba caliente, pero el granjero no se dio cuenta. Haba mucha gente en la posada - comerciantes de caballos, rancheros y tambin dos pasajeros franceses. Los franceses eran tan ricos que sus bolsillos estaban atestados con piezas de oro. Y cmo les gustaba apostar, ya vern! Shssss-ssss! De repente la estufa empez a hacer un ruido extrao. Eran las manzanas que empezaban a cocinarse. Qu es eso? pregunt uno de los franceses. Oh, mis manzanas! dijo el granjero, y les narr a los franceses la historia del caballo que haba cambiado por una vaca, y todo lo dems, hasta que se haba quedado con las manzanas. Oh bueno, su seora va a estar furiosa cuando usted llegue a casa! dijeron los franceses. En absoluto! dijo el granjero. Ella me va a

  • abrazar no importa lo que pase, y va a decir: Lo que el

    viejo hace siempre est bien. Lo que empieza bien termina bien'. Quieres apostar? dijeron los franceses. Te apostamos todo el oro que quieras - as sean cien libras, o cien kilos." Una bolsa es suficiente, contest el granjero. "Lo nico que puedo poner para apostar a cambio es mi bolsa de manzanas. Yo dira que es un buen cambio. Qu piensan caballeros Est bien, es suficiente; aceptamos! Y se hizo la apuesta. Los tres hombres pidieron .

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  • prestada la carreta del posadero, se subieron a ella y pronto ya estaban en la humilde y rstica granja. Buenas tardes, querida, dijo el granjero, entrando a la casita. "Buenas tardes, mi amor, contest su esposa "Cambie el caballo." Ah! Tu si que sabes cmo hacer negocios, dijo la mujer, y lo abraz sin poner mucha atencin en la bolsa de manzanas o en los extraos. "Cambie el caballo por una vaca," dijo el granjero. Gracias al Cielo! Tendremos buena leche, mantequilla y queso! Es un maravilloso cambio, dijo su esposa. "S, pero despus cambie la vaca por una oveja," continu el granjero. "Bueno, mejor an," sonri la esposa. "Tenemos suficiente pasto para alimentar a la oveja y nos dar leche tambin. Me encanta el queso de oveja. Y sobre todo, tendr lana que puedo usar para tejer calcetines y chaquetas calientitas. Oh, no podramos tener todo eso de una vaca. T piensas en todo! Esto no es el final todava, querida. Cambi la oveja por un ganso."

  • Bueno entonces, tendremos un exquisito ganso asado para esta Navidad! Mi querido esposo, tu siempre piensas en lo que me complace ms. Muy bien hecho! De ahora hasta la Navidad tendremos tiempo suficiente para engordarlo. Ya no tengo el ganso; lo cambi por una gallina, continu el granjero. Una gallina tiene su valor, asent su esposa. "Una gallina pone huevos, se echa sobre ellos, y empolla pollitos que crecen y pronto tendremos aves de corral. Un verdadero corral - ese ha sido siempre mi sueo.

  • Ya no la tenemos, mi querida esposa. La cambi por una bolsa de manzanas verdes, termin diciendo el granjero. Es cierto? De verdad grit entrecortada su esposa. Pero ahora te voy a besar, mi querido esposo! Quieres escuchar lo que paso esta maana? Tu habas salido cuando empec a pensar en qu te iba a hacer de cenar esta noche. Huevos con mantequilla y cebolla era lo mejor que tenia. Bueno, tena los huevos y la mantequilla, pero no tena cebollas. Entonces fui donde el director de la escuela que las cultiva y habl con su esposa. Sabes lo mal intencionada que es, a pesar que parece muy dulce? Le rogu me prestara unas cuantas cebollas. Prestar! exclam. Pero si no tenemos nada en nuestro jardn - ni cebollas, ni siquiera manzanas verdes. Lo siento mucho vecina. Entonces me vine a casa otra vez. Maana le voy a ofrecer las manzanas verdes porque ella no tiene. Le voy a ofrecer toda la bolsa! Se va a avergonzar tanto! Me muero por ver la cara que pondr! Puso los brazos alrededor del cuello de su esposo y le dio varios besos sonoros, casi como si estuviera besando a un nio.

  • Bueno, bueno! dijeron los dos franceses. La cada en el valor de los productos no ha cambiado su nimo ni por un segundo. Pensamos que has ganado la apuesta, amigo! Le dieron al granjero una bolsa de oro. Su esposa estaba ms feliz todava con esa transaccin, el hombre de repente se volvi ms rico que si hubiera vendido su caballo diez veces, a treinta veces su valor.

  • Esta es la historia que me fue contada cuando yo era un nio, y me parece muy razonable. Ahora ustedes tambin la saben, y nunca olviden: Lo que el viejo hace est siempre bien y todo lo que empieza bien termina bien!

  • El Chcharo y la Princesa

    Haba una vez un prncipe que quera casarse con una princesa, pero ella tena que ser una verdadera princesa. Entonces viaj por el mundo para encontrar una. Hablan muchas princesas, pero l no estaba nunca seguro si realmente eran princesas de verdad. Siempre habla algo raro con ellas. Por ltimo regres a casa muy infeliz porque no pudo encontrar lo que buscaba. Una tarde hubo una terrible tormenta con truenos y relmpagos, y una lluvia que caa torrencialmente.

  • Era espantoso! De repente, se sinti un fuerte golpe en la puerta del castillo y el rey se apresur a abrir. Ah en la entrada habla una princesa. Pero que facha! Estaba empapada. El agua caa desde su cabello y sus ropas; corra hasta lo alto de sus zapatos y sala por los dedos de sus pies. No obstante, ella insista en que era una verdadera princesa. Pronto nos enteraremos! pens la reina, mirando a la desordenada nia. Sin embargo, no dijo nada y fue a preparar un dormitorio para la inesperada visita. Sac toda la ropa de cama y puso un chcharo en la base de la cama. Despus tom veinte colchones y los puso sobre el chcharo, luego tendi veinte colchas de plumas sobre ellos. Despus, la reina le ense a la princesa donde iba a pasar la noche y la nia se subi muy agradecida. A la maana siguiente el rey y la reina le preguntaron cmo haba dormido. Oh, terriblemente mal! dijo ella, No cerr mis ojos en casi toda la noche! Sabr Dios que haba en la cama. Haba algo muy duro, y ahora estoy toda moreteada. Con esta respuesta la reina supo que era una verdadera princesa. Solo una princesa podra ser tan

  • sensible para sentir un chcharo a travs de los veinte colchones y las veinte colchas. Finalmente el prncipe haba encontrado una verdadera princesa, con quien se cas, y el chcharo fue depositado en el museo donde hoy todava se puede ver si no ha sido robado.

  • La Bella y la Bestia

    Haba una vez un comerciante rico. Tena seis hijos tres hijos y tres hijas. Sus hijas eran muy hermosas, pero la menor era la ms admirada. Se llamaba Bella porque el nombre le sentaba bien, lo cual ponla a sus hermanas verdes de envidia. Y por si esto fuera poco, era ms inteligente que sus hermanas tambin. Un da el comerciante perdi toda su fortuna, excepto por una casita de campo lejos de la ciudad. Con lgrimas en los ojos les dijo a sus hijos que tenan que mudarse a la casita y que, de ahora en

  • adelante, tendran que ganarse la vida labrando la tierra. As entonces, se mudaron a la casita, y el comerciante y sus tres hijos se hicieron agricultores y aprendieron a trabajar la tierra. Cada maana, Bella se levantaba a las cuatro en punto y se daba prisa en limpiar la casa y preparar el desayuno para la familia. Una vez que terminaba los quehaceres de la casa se pasaba el tiempo leyendo, tocando el clavicordio o cantando. En contraste, sus dos hermanas estaban siempre aburridas. No se despertaban sino que hasta las diez de la maana; despus daban largos paseos y se pasaban el tiempo conversando acerca de sus amigos y los hermosos vestidos que una vez tuvieron. Miraban con desprecio y celos los placeres simples de Bella. Mira a nuestra hermana menor, se decan la una a la otra. Es tan estpida que es feliz en su miseria. Cuando haban estado en la casita por casi un ao el comerciante recibi una carta que le deca de un barco que podra ser su fortuna. De prisa, se prepar para el largo viaje al puerto.

  • La buena noticia puso a las dos hermanas mayores contentas. Cuando el padre estaba listo para salir ellas bailaron a su alrededor y le rogaron que les trajera vestidos nuevos y toda clase de regalos. Bella, sin embargo, no dijo nada. No quieres que te compre nada? pregunt su padre No hay nada que necesite realmente, dijo ella pero ya que eres tan amable en preguntar, me podras traer una rosa por favor, si es que encuentras una en tus viajes? No se encuentran arbustos por

  • estos lados y es la nica cosa que realmente echo de menos desde que estamos aqu." As el padre se march, pero cuando lleg al puerto descubri que la carga del barco no vala nada y tuvo que regresar a la casa tan pobre como cuando haba salido. Con tristeza emprendi el largo viaje de regreso, desilusionado porque no podra ofrecer ni un regalo a sus hijos. Estaba a unas treinta millas de su casa cuando la mala suerte se present de nuevo. Mientras cabalgaba por un inmenso bosque, de alguna forma se sali de su camino y se perdi. Comenz a nevar copiosamente y el viento era tan fuerte que fue derribado dos veces de su caballo. Cuando obscureci estaba seguro de que morira de hambre o de frio, o que sera comido por lobos hambrientos. De pronto, y al final de un camino de rboles en lnea, vio una luz. Se vea bastante lejos pero el solo pensar que tendra donde refugiarse le dio fuerzas al comerciante. Sigui caminando y vio que la luz vena de un luminoso palacio. Asombrado, pas por la entrada; el jardn estaba completamente vaco. /

  • Su caballo, que le segua, vio un establo vaco y entr en l. El animal, hambriento y con fro, encontr un poco de heno y avena y comi con voracidad, mientras el comerciante caminaba hacia la casa. Todava no encontraba a nadie, pero cuando entr a un saln, encontr un reconfortante fuego resplandeciendo en la chimenea y una mesa llena con comida, lista para slo una persona. El comerciante estaba mojado hasta los huesos y se dirigi hacia la chimenea para secarse primero. El dueo de la casa me perdonar por acomodarme como en casa," pens. "Probablemente llegar pronto y le podr explicar. Esper por un largo rato, pero cuando dieron las once de la noche y nadie haba llegado an, no pudo resistir ms el hambre y se sirvi l mismo un pollo, al cual devor en dos bocados. Luego se sirvi un par de copas de vino, las que lo pusieron sooliento. Sali del saln y pas por unos inmensos corredores, todos magnficamente decorados. Al final de uno de ellos encontr un dormitorio donde haba una cmoda cama. La vista en s era mucho para el cansado hombre; sin pensarlo ms, se dej caer en

  • ella y pronto se qued dormido. El comerciante durmi bien y no despert hasta las diez de la maana. Cuando se levant a buscar sus ropas se sorprendi mucho al descubrir que haban sido cambiadas por unas nuevas. Despus de un magnfico desayuno sali a buscar a su caballo. En el camino pas por debajo de un arco cubierto de rosas y, recordando el pedido de Bella, tom un ramo donde crecan varias rosas. Por lo menos uno de mis hijos tendr un regalo, se sonri. De pronto escuch un terrible ruido y vio una bestia que vena hacia l, un monstruo tan horrible que casi se desmay de terror. T, ingrato mal agradecido, rugi la Bestia. Te salv la vida al dejarte entrar a mi palacio, y me compensas robando las rosas que amo ms que a ninguna otra cosa en el mundo. Ahora morirs! El comerciante se arrodill y le rog a la Bestia que no le hiciera dao. Perdneme Seor, no pens que te ofendera si tomaba una rosa para una de mis hijas que es lo nico que desea."

  • "No me llames seor. Se me conoce como la Bestia, contest la criatura. Prefiero que la gente diga lo que piensa, as es que no pienses que tu adulacin cambiara nada." No obstante, te perdono, con la condicin de que una de tus hijas venga aqu por su propia voluntad a morir en tu lugar. Si tus hijas rehsan morir por ti, tu debes regresar a ml en tres meses a recibir tu castigo. El hombre no tena intencin alguna de sacrificar a una de sus hijas al malvado monstruo, pero se dijo a si mismo, Por lo menos tendr la oportunidad de abrazarlas una vez mas antes de morir. Entonces prometi que regresarla y, yndose a buscar a su caballo, sali del palacio. Unas horas despus el hombre lleg a su casa, cansado y triste. Sus hijos corrieron hacia l con los brazos abiertos, pero el comerciante les mir con lagrimas en los ojos. En su mano sostenla el ramillete de rosas que le traa a Bella. Se lo dio a ella y dijo, Toma estas rosas; tu infeliz padre, por cierto, ha pagado un precio muy caro por ellas." Despus, le cont a su familia todo el engao del

  • barco, la magia del palacio y la desgracia en que habla cado. Despus de escuchar su historia, sus dos hijas mayores comenzaron a llorar. Pero Bella dijo, No hay necesidad de que nuestro padre muera. Yo me ofrezco voluntariamente a morir en su lugar. No, hermanita, dijeron sus tres hermanos. Nosotros encontraremos al monstruo y lo mataremos primero. De seguro nosotros tres lo podemos matar. Hijos mos, dijo el comerciante, esta Bestia es muy poderosa, incluso para ustedes. Adems, la Bestia me salvo la vida, a pesar que ahora intenta quitrmela. Di mi palabra. Estoy viejo y no me voy a arrepentir de perder los ltimos aos de mi vida, gracias a ustedes, mis queridos hijos. Te aseguro, padre mo, que no te dejar ir al palacio sin m, dijo Bella. No podrs evitar que te siga. Prefiero que el monstruo me coma que morir con el corazn destrozado al saber que te he perdido." Su padre y hermanos le rogaron y le suplicaron, pero no hubo nada que pudieran hacer para que ella

  • cambiara de parecer. Las dos hermanas mayores se restregaron los ojos con cebolla y simularon llorar cuando Bella sali con su padre. Sus hermanos y su padre tambin lloraron, pero Bella no derram ni una lagrima porque no quera entristecer ms a su familia. Cabalgaron hasta el palacio y, al oscurecer, lo encontraron tan iluminado como antes. El caballo encontr refugio en el establo y el hombre entr en el saln con su hija, donde encontraron una mesa perfectamente arreglada para dos personas.

  • Bella pens para si misma, La Bestia me quiere engordar antes de comerme. Despus de la cena, escucharon un rugido. Bella casi no pudo contenerse cuando vio al horrible monstruo, pero trat de controlar su temor y, cuando la Bestia le pregunt si haba venido por su propia voluntad, ella le dijo con voz temblorosa que s. "Tu eres muy bondadosa," dijo la Bestia, "y estoy muy agradecido de que hayas decidido venir. Despus se volvi hacia el hombre y le dijo, Dile adis a tu hija. Te irs maana por la maana para nunca regresar. Hasta entonces, buenas noches, Bella! Buenas noches, Bestia, contest ella, y el monstruo desapareci. Esa noche, mientras ella. dorma, Bella so con un hada que le deca, Admiro tu bondadoso corazn, Bella. La buena accin que has hecho ser recompensada. Cuando Bella despert, le cont el sueo a su padre. A pesar de que esto lo confort un poco, no pudo contener su llanto desconsolado cuando tuvo que despedirse de su hija. Cuando l se habla ido, Bella se sent en el saln y empez a llorar, pensando que de seguro La Bestia

  • se la comera esa noche. Luego, sobreponindose, decidi explorar. Se sorprendi cuando llego a una puerta con un letrero que deca, "Habitacin de Bella". La abri y quedo impresionada por lo que vio: una gran biblioteca, un clavicordio y varios libros de msica. Sobre un estante habla un libro inscrito en letras de oro, Desea, ordena: aqu eres la reina y la seora de la casa. Ay! suspir ella con pena. Solo me gustara ver a mi pobre padre y saber qu est haciendo en este mismo momento. Para sorpresa suya, en el espejo vio una imagen de su padre llegando a casa, se vea muy triste. De repente todo desapareci, pero Bella ya no estaba asustada pues ella crea que, despus de todo, la Bestia no se la comera. Al medioda vio que la mesa estaba ya preparada con comida para ella. Durante la comida escuch una hermosa msica, a pesar de que nunca vio a nadie tocar. Por la tarde Bella paseo por los jardines del palacio. Se senta bastante segura, pero por La noche, cuando se sent a la mesa, escuch el ruido de la Bestia que llegaba y no pudo evitar temblar.

  • Bella, te importa si te observo comer? pregunt. Tu eres el amo, contest Bella temblando. S, pero t eres la nica ama y seora aqu, le aseguro la Bestia. Dime si te aburro y me ir de inmediato. Dime, no piensas que soy feo? Admito que es verdad porque no puedo mentir, dijo Bella. "Pero pienso que eres muy bondadoso." Pero eso no cambia mi terrible fealdad, dijo el monstruo. S muy bien que no soy ms que una bestia. Uno es una bestia si uno piensa que lo es, Bella le asegur bondadosamente. Solo los tontos no se dan cuenta de ello. Disfruta tu cena, Bella, dijo el monstruo. Todo lo que hay en esta casa es tuyo y me sentira muy triste si no te sintieras feliz. Eres muy bueno, dijo Bella, y estoy agradecida de tu generosidad. Oh si, Bella! contesto la Bestia. Tengo buen corazn, pero sigo siendo un monstruo." Bella disfruto de su cena. El monstruo ya no le asustaba, pero se sorprendi cuando ste le dijo, Bella, te casaras conmigo? Bella esper un momento antes de contestar. Ella pens que si rehusaba el monstruo se enojara.

  • Por fin le dijo con una voz dbil, No, Bestia. El pobre monstruo quiso suspirar, pero en lugar de ello hizo un espantoso silbido que hizo eco por todo el palacio. Despus dijo tristemente, Buenas noches Bella. Sali del cuarto, y antes de cerrar la puerta mir con tristeza por encima del hombro. Bella sinti lstima por la pobre Bestia. Ay! dijo ella, es tan amable, pero nunca podra amar a una Bestia. Bella pas tres meses felices en el palacio. Todas

  • las noches mientras cenaba, la Bestia la visitaba y conversaba con ella. Cada da, Bella descubra nuevas virtudes en el monstruo y le empez a tomar cario. Solo le molestaba una cosa por la noche, antes de que el monstruo se fuera a dormir, le preguntaba si quera ser su esposa, y cada vez que ella rehusaba pareca sobrecogido de dolor. Un da ella le dijo, Tu me pones triste Bestia. Yo siempre ser tu amiga, pero nunca me podra casar contigo. "Si es as como debe ser, dijo la Bestia, "Me merezco este golpe. S muy bien que soy horrible. Sin embargo, promteme que nunca te irs de mi lado. Estas palabras avergonzaron a Bella. Echaba mucho de menos a su padre y, a pesar de que poda tener una visin de l en el espejo a cualquier hora, deseaba inmensamente poder hablar con l otra vez para asegurarle que estaba viva y bien. Tambin poda ver cunto l la echaba de menos. Podra prometer nunca dejarte, pero me gustara mucho ver a mi padre una vez ms. Se me partira el alma de dolor si no me concedes este deseo, dijo Bella.

  • Prefiero morir antes que hacerte infeliz, contest el monstruo. Pero si te envo donde tu padre te quedaras all, y tu pobre Bestia morir de pena." No, contest Bella. Te prometo que regresar dentro de una semana. Tu espejo me ha mostrado que mis hermanas se casaron y que mis hermanos ahora son soldados. Mi padre est solo permteme visitarlo por una semana. Estars all maana por la maana, dijo la Bestia, dndole un anillo enjoyado. "Recuerda tu promesa. Cuando quieras regresar slo tienes que poner este anillo mgico sobre la mesa y dormirte. Adis, Bella. Despus de despedirse, la Bestia suspir como siempre y Bella se durmi con tristeza, sintindose culpable por haber herido sus sentimientos. Al da siguiente, cuando despert, estaba en la casa de su padre. Este estaba fuera de s de alegra cuando vio a su dulce hija otra vez, y se abrazaron por un largo tiempo. Cuando las hermanas de Bella se enteraron, corrieron a la casa con sus esposos. Estaban furiosas de verla vestida como una princesa y ms hermosa que nunca.

  • Ella se comport muy amable con ellas, pero nada poda detener los celos que sentan. Las dos hermanas salieron al jardn a quejarse. "Escucha hermana ma," dijo la mayor. "Tengo una idea. Tratemos que se quede aqu ms de una semana. Su estpida Bestia se enojar porque ella no cumpli su promesa y a lo mejor la hace pedazos." "Tienes razn, hermana, contest la otra. Seamos amables con ella. Despus de que paso una semana, las dos

  • hermanas le rogaron tanto a Bella que se quedara, que ella prometi quedarse una semana ms. Bella se culp a s misma por el dolor que le podra estar causando a la Bestia, y ahora se daba cuenta que echaba de menos su compaa. La dcima noche que paso en la casa de su padre, so que estaba en el jardn del palacio. Vio a la Bestia tirado en el pasto se estaba muriendo de pena porque ella no haba regresado a l. Bella se despert conmocionada y comenz a llorar. "Cmo pude romper el corazn de una Bestia que es tan dulce conmigo? exclamo. "Acaso es su culpa que sea tan feo, y no tenga ninguna esperanza? El es bueno y eso es lo que ms importa. Nunca me podra perdonar yo misma si l muriera por mi ingratitud. Entonces Bella se levant, puso su anillo mgico sobre la mesa, y se volvi a dormir. A la maana siguiente, cuando se despert, estaba muy contenta de estar de regreso en el castillo de la Bestia. Se visti rpidamente, y paso todo el da esperando a que llegara la Bestia. Esper y esper, hasta que el reloj dio las nueve, pera la Bestia no apareca.

  • Entonces Bella temi lo peor. Corri por el palacio, buscando desesperadamente a la Bestia. Despus de haber buscado por todos lados, record de repente su sueo y corri hacia el jardn donde lo haba visto tirado. All encontr a la Bestia inconsciente sobre el pasto, y pens que estaba muerto. Se arroj sobre l sin siquiera pensar en su fealdad y sinti que an palpitaba su corazn. Sac agua del estanque y se la tir en la cara. Finalmente, la Bestia abri los ojos y dijo, No cumpliste tu promesa, Bella! Pero ahora me muero feliz porque tengo la oportunidad de verte una vez mas." Otra vez cerr los ojos y Bella le frot la frente. "No, mi querida Bestia, no morirs", dijo ella. Tu vivirs para ser mi esposo; desde este momento te doy mi mano en matrimonio, y te prometo que nunca te voy a dejar otra vez. El dolor que sent cuando no pude encontrarte me hizo comprender que te amo de verdad y que no podra vivir sin ti. Bella miraba a su querida Bestia. Pero, Oh, sorpresa! La Bestia habla desaparecido y a sus pies se

  • encontr con el prncipe ms apuesto que hubiere visto jams. El se levant y se estir, luego le agradeci por haber roto el hechizo. A pesar de que no poda quitar sus ojos del prncipe, Bella no pudo evitar preguntarle dnde se haba ido la Bestia. Aqu lo ves, parado frente a ti, el prncipe le dijo. Una hada malvada me convirti en Bestia hasta el da en que una hermosa muchacha estuviera de acuerdo en casarse conmigo por su propia voluntad.

  • Mientras estaba bajo el hechizo tenla prohibido decir la verdad a ninguna muchacha. Era desesperante, porque quien se querra casar con una espantosa bestia? T fuiste la nica en el mundo que tuvo el corazn de darme la oportunidad de mostrar mi carcter bueno y gentil y, ofrecindote mi corona, ahora yo te muestro mi gratitud y sinceridad. Tu ya sabes que te amo. Bella, que estaba asombrada, tom al apuesto prncipe de la mano. Entraron al palacio juntos y Bella estaba ms feliz que nunca cuando vio a su padre y al resto de su familia en el saln. El hada que haba aparecido en su sueo les habla trado a! palacio y ella, tambin, estaba ah sonriendo. Bella, finalmente has recibido tu recompensa por tomar la decisin correcta," dijo la buena hada. "Tu has puesto la virtud por sobre la belleza, y tu mereces este prncipe que tiene tantas cualidades. Sers una buena reina y no dudo que vas a gobernar con prudencia y bondad. Despus, el hada se volvi hacia las dos hermanas de Bella. Conozco los corazones perversos de ustedes, les

  • dijo. Ustedes se convertirn en dos estatuas de piedra y estarn apostadas en la puerta del palacio de vuestra hermana. Todo lo que harn cada da ser presenciar su felicidad, y as se quedarn hasta el momento en que admitan sus errores. Sin embargo, me temo que se quedaran como estatuas por un largo tiempo. Ese mismo da el prncipe, que haba sido la Bestia, se cas con Bella. Ella vivi con l en el palacio en completa felicidad para siempre porque, despus de todo, el amor de ellos fue un cuento de virtud y honestidad.

  • La Ropa Nueva Del

    Emperador

    Hace muchos aos viva un gran emperador que tena tanta aficin por la ropa nueva que se gastaba todo su dinero en ella. Cada hora del da se cambiaba de ropa. Ya sea que fuera a inspeccionar a sus soldados, ir al teatro o ir de paseo, la verdadera razn porque lo haca era para lucir su ropa nueva. La capital del pas era muy alegre gracias a los muchos turistas que la visitaban. Un da llegaron dos ladrones quienes, sabiendo la aficin que el emperador tenia por la ropa, difundieron la historia

  • de que ellos eran tejedores y que saban cmo tejer la mejor ropa en todo el mundo. No solo los colores y diseos eran sobresalientes y hermosos, sino que la tela que usaban para hacer esta ropa era mgica. La tela era invisible para toda persona que no haca su trabajo como corresponda o para aquellos que eran estpidos. Semejantes ropas no tienen precio, pens el emperador. Si tuviera un traje hecho de esta tela sabra qu hombres en mi gobierno no son aptos para su trabajo, y podra separar a los ms inteligentes de los tontos. S, definitivamente tengo que comprar esta ropa. Les dio a los ladrones una gran suma de dinero y les pidi que comenzaran su trabajo de inmediato. Los ladrones pusieron dos telares e hicieron de cuenta que estaban tejiendo, a pesar de que no haba nada que se pudiera ver. Constantemente se pedan el uno al otro el hilo fino de seda y la hebra de oro; pero en realidad tenan todo escondido en sus bolsas y solo fingan trabajar, hasta bien entrada la noche, en los telares vacios. Unos das ms tarde, el emperador se dijo a si mismo, Me gustara saber si ya han terminado mi ropa. Pero tema ir por si solo porque record que

  • solo los estpidos e incapaces en su trabajo no veran la tela. Aunque estaba seguro de que no tena nada qu temer, decidi que era mejor enviar a alguien para que inspeccionara la tela antes que l. Enviar a mi fiel viejo ministro donde los tejedores," decidi el emperador. "El es la mejor persona para examinar la ropa; es un hombre inteligente y conoce su trabajo muy bien. As, el ministro se dirigi hacia el cuarto donde los dos bribones estaban trabajando en los telares vacios. "Oh, vlgame Dios!" pens mientras abra los ojos con sorpresa. "No puedo ver nada." Pero el ministro no dijo nada. Los dos tejedores le hicieron seas de que se acercara y le preguntaron qu pensaba de los colores y diseo, apuntando a sus telares. El hombre los examino ms de cerca, pero no pudo ver nada por la simple razn de que no haba nada que ver! "Oh, Dios mo!" pens. "Soy realmente un estpido? Soy realmente incapaz en mi trabajo? Esto nunca se debe saber. No me atrevo a admitir que no puedo ver la tela. Es hermosa, es encantadora! dijo el ministro en voz alta, mientras se acomodaba las gafas. Ese

  • diseo y esos colores... si, le dir al emperador que estoy muy complacido. Estamos encantados de escucharlo, dijeron los tejedores, sonriendo entre dientes. Los estafadores pidieron ms dinero, hilos de seda y oro; necesitaban bastante para esta tela, dijeron. Pero de nuevo pusieron todo en sus bolsillos; los telares permanecan vacios y fingan trabajar. Poco despus, el emperador envi a otro cortesano honesto a examinar la ropa. A l le paso lo mismo

  • que al ministro; por un largo rato mir y mir, pero no vio nada. "No le parece la tela preciosa?" le preguntaron los dos ladrones mientras frotaban y exclamaban sobre el esplndido diseo y hermosos colores que no existan. "Estoy seguro de que no soy estpido!" pens el hombre. "Entonces esto quiere decir que soy incapaz de hacer mi propio trabajo? Esto es muy delicado. Tengo que tener mucho cuidado si no quiero que me descubran." Entonces l elogio la tela y les asegur que estaba

  • encantado con los colores y modelo que ellos haban elegido. No hay otra tela tan hermosa como esta que se haya hecho antes, le dijo al emperador, y la historia de la magnfica tela estuvo en labios de todo el mundo. Finalmente, el emperador decidi ir a ver la tela por l mismo mientras todava estaba en el telar. Acompaado de una numerosa corte de hombres escogidos, entre los cuales se encontraban los dos hombres que ya habla enviado antes, el emperador fue a visitar a los astutos ladrones que todava se encontraban en sus telares, fingiendo estar ocupadsimos pero sin nada que tejer. "No os parece magnfico?" dijeron los dos hombres que ya haban visto el trabajo. El diseo y los colores os vienen perfectamente, Su Majestad. Y apuntaron hacia el telar vacio. Qu es esto? pens el emperador. No veo nada! Esto es terrible! Acaso soy un tonto? No soy capaz de gobernar? Esta es la peor cosa que pudo haberme pasado." Entonces, de repente, dijo en voz alta, Es magnifica! Estoy extremadamente complacido con ella. Por favor hganme un traje.

  • El asinti la cabeza con satisfaccin mientras miraba el telar. No se atreva a decir la verdad. Todos los que estaban con l vieron fijamente el telar tambin, uno tras otro. Y a pesar de que no vieron nada, repitieron al igual que el emperador, Es magnifica! Es encantadora! Es deliciosa! Todo el mundo pareca feliz con el resultado y el emperador orden que tena que haber una procesin el da siguiente, en la cual l lucirla el nuevo traje. Luego, a los dos bribones se les concedi el Titulo de Caballeros y fueron llamados los Caballeros Tejedores. Esa noche se sentaron a trabajar a la luz de diecisis velas. Fingan sacar la tela del telar; con un inmenso par de tijeras cortaban en el aire y cosan con una aguja que no tenia hilo. Finalmente declararon con gran alarde que el traje estaba terminado. Junto con sus cortesanos, el emperador fue a ver la ropa terminada. Los dos ladrones estaban parados con las manos en el aire como si estuvieran sujetando algo, y dijeron, Aqu estn los pantalones, Su Majestad. Aqu est la chaqueta, aqu est la capa. Todas son tan livianas como una pluma, tan livianas que os va a

  • parecer que no llevis nada encima, pero esa es una de las cualidades importantes de este tipo de tela. S, por supuesto, contestaron los cortesanos Pero ellos no vieron nada; despus de todo, no haba nada que ver! Por favor Su Alteza, podra quitarse la ropa? preguntaron los ladrones. As se puede probar la nueva enfrente del espejo grande. El emperador se quito su ropa y los ladrones fingieron vestirlo. Despus se dio vueltas y vueltas frente al espejo.

  • Vlganos Dios! Que bien os viene Su Majestad! Qu perfecto entalle! exclamaron todos los cortesanos. Qu estilo! Qu colores! Qu traje ms maravilloso! Luego el maestro de ceremonias entr. "El dosel que se usara en la procesin para Su Majestad est esperando afuera, dijo l. Excelente! estoy listo, contest el emperador. Pienso que me veo muy bien con esta ropa. Y se dio vueltas una vez ms frente al espejo para verse el esplndido traje. Los acompaantes, quienes tenan que llevar la larga cola del Capote, fingieron tomarla desde el piso; despus mantuvieron las manos en posicin como si estuvieran agarrando la cola porque no queran que nadie pensara que ellos no la podan ver. El emperador caminaba muy orgulloso en la procesin bajo su hermoso dosel, y toda la gente en la calle y desde las ventanas gritaban, Qu esplndido traje! Qu corte el de la cola! Qu ajuste mas perfecto! Nadie poda dejar que otro pensara que l no poda ver nada. Nunca antes haban sido las ropas del emperador tan admiradas. Entonces un nio se empuj hacia el frente de la

  • multitud. Pero l no lleva nada puesto! grito. "Cielos, escuchad la voz de la inocencia!" dijo el padre del nio. Pero poco despus, toda la gente empez a murmurar y a repetir las palabras del nio. "Hay un nio que dice que el emperador no lleva nada de ropa! murmur la multitud. Es cierto, no hay ropa en absoluto! todo el mundo exclam finalmente. El emperador se sinti extremadamente tonto porque se dio cuenta de que ellos tenan razn. Sin embargo, mantuvo la cabeza en alto y continu hasta el final de la procesin. Los acompaantes respetuosamente continuaron llevando la cola que no exista, hasta que por fin estuvieron a salvo dentro del palacio. Y saben ustedes una cosa? Despus de eso, el emperador nunca ms fue tan vanidoso con su ropa.

  • Rumpelstiltskin

    Haba una vez un molinero que era muy pobre, pero que tena una hija muy hermosa. Ocurri que un da tuvo la oportunidad de hablar con el rey, y para sentirse importante le dijo, Tengo una hija que de la paja puede hilar oro." Ese es un talento que me interesa, contest el rey. Si tu hija es tan hbil como dices, trela maana a mi castillo para ponerla a prueba. Cuando la joven lleg, fue llevada a un cuarto lleno de paja, el rey le dio un carrete y una rueca y le

  • dijo, "Ahora comenzaras a trabajar, y si entre hoy y maana no has hilado esta paja en oro, morirs. Entonces cerr con llave la puerta y la dej sola. All quedo sentada la pobre hija del molinero, sin saber qu hacer. Ella no tenia ha ms mnima idea de cmo hilar paja en oro y se asust tanto que comenz a llorar. De pronto, ha puerta se abri y un hombrecillo entr y he dijo, Buenas tardes, hermosa hija del molinero. Por qu ests llorando? Ay! contest la joven.Tengo que hilar toda esta paja en oro y no s cmo". Que me daras si yo ha hilo por ti? pregunt el hombrecillo. Mi collar, contest la joven. El hombrecillo tom el collar, se sent detrs de la rueca y comenz a hilar, hilar e hilar. Solo hilo tres veces y el carrete se lleno. Lo sustituyo por otro carrete y comenz a hilar, hilar e hilar; solo hilo tres veces y el segundo tambin se llen! Hizo esto toda la noche hasta que lleg el amanecer. Entonces toda la paja estuvo hilada y los carretes estuvieron llenos de oro. Tan pronto como sali el sol llego el rey. Cuando

  • vio todo el oro se puso extremadamente contento. Pero l era un hombre codicioso y quera ms. Llev a la hija del molinero hacia otro cuarto lleno de paja, que era ms grande que el anterior, y le orden hilar toda la paja en oro en una noche, si es que quera permanecer viva. Cuando la joven quedo sola empez a llorar. Entonces la puerta se abri una vez ms. Se apareci el hombrecillo y le dijo, Qu me daras si hilo toda esta paja en oro?

  • El anillo que llevo en mi dedo, contest la joven. El hombrecillo tom el anillo y se sent detrs de la rueca, a la maana siguiente habla hilado toda la paja en oro brillante. El rey estaba contentsimo de ver todo el oro, pero aun no estaba satisfecho. Llev a la hija del molinero a otro cuarto lleno de paja, aun ms grande que los primeros dos y le ordeno, "Esta noche me vas a hilar toda esta paja, y si tienes xito te convertirs en mi esposa." "A pesar de que ella es solo la hija de molinero," pens el rey, No podra encontrar una esposa ms rica!" Cuando la nia estuvo sola, el hombrecillo llego otra vez y dijo, Qu me daras esta vez si hilo la paja en oro? Ya no tengo nada para darte, contest la joven. Bueno, si llegas a ser reina promteme tu primer hijo, dijo el hombrecillo. Es probable que eso nunca ocurra! pens la hija del molinero. Con todo, ella le prometi a! hombrecillo cumplir su deseo y una vez ms ste hil toda la paja en oro. A la maana siguiente, cuando el rey lleg y vio

  • todo el oro, de inmediato hizo preparar la boda, y la hija del molinero se convirti en reina. Un ao despus, cuando ella se haba olvidado por completo del hombrecillo, dio a luz un hermoso nio. Entonces, un da y de pronto, el hombrecillo entr en su cuarto y le dijo, Bueno, dame lo que me prometiste. La reina estaba aterrorizada y le ofreci al hombrecillo t