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victor-manuel-casado-marin
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Un pobre enfermo se estaba muriendo.
Viéndole así, su familia avisó al médico.
Este tardó horas en llegar,
presentándose al final de la tarde.
Reconoció al enfermo, lo auscultó y le dijo:
Usted está bastante mal,
según veo, y se morirá,
pero, gracias a mi ciencia
y a mi experiencia,
puedo decirle que,
si usted hubiese tomado
tal medicamento,
no estaría ahora
en este estado.
El pobre enfermo,
afligido y desesperanzado,
se volvió de espaldas
al médico y le contestó:
Me parece muy bien su apreciación,
pero su consejo me ha llegado demasiado tarde.
¿De qué me sirve ya su buen medicamento?
Y, al día siguiente, falleció.