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Obra de teatro en clave de humor sobre la Inquisición y las creencias populares en otras épocas
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Mi primera (y última, por el momento) obra de teatro. Concebida como teatro
radiofónico en primer lugar y como teatro musical después, acabó siendo una amalgama
de géneros difícil de clasificar. Supongo que, si alguno de los alumnos del Master de
RNE del curso 2000-01 está por aquí, sabrá reconocerse a sí mismo en estas líneas; y, si
alguien de Tarancueña lee este experimento, no sólo reconocerá la historia, sino también
la fuente (y aquí no puedo sino mencionar a Paulino García de Andrés, primo de mi
madre, que escribió la obra “Llovió, aunque poco” que inspiró ésta otra; son tan
distintas que apenas se puede decir que cuenten la misma historia, pero la inspiración
estuvo allí, y justo es reconocerlo).
Tanto “Torqueimada Superstar” como “Llovió, aunque poco” están basadas en hechos
reales, como cierto género de películas: allá por el siglo XVII, creo, la Inquisición
desarrolló un Auto de Fe en Tarancueña y declaró hereje la costumbre de llevar las
reliquias de los Santos Félix y Adauto a la Fuensanta (una fuente que hay en las
cercanías del pueblo) en épocas de sequía. La costumbre era bañar las reliquias en la
fuente para pedir la lluvia; la Inquisición consideró que aquello no se atenía a las
creencias de la Iglesia Católica. Y de ahí, Paulino sacó su historia, y yo la mía. La suya
era una revisión de la historia real; la mía, un absurdo basado en aquella historia. Espero
que la disfrutéis ;)
REPARTO:
- Torqueimada
- Cura
- Comisario
- Jacinto
- Bernabé
- Teodosia
- Fortunata
- Eurosia
- Desgracia 1 (CORO)
- Desgracia 2 (CORO)
- Desgracia 3 (CORO)
AMBIENTACIÓN:
Tarancueña, allá por el siglo XVII más o menos (centuria arriba o abajo). Tras largos
meses de sequía, los hombres están desesperados porque se les agostan las cosechas, y
las mujeres del pueblo, que en esta obra sí que son de armas tomar, “recuerdan
convenientemente” la tradición de bañar las reliquias de los santos en el río (la
Fuensanta no existe en Torqueimada Superstar, lamentablemente; así hay que pintar
menos decorados).
PERSONAJES:
TORQUEIMADA: Es el inquisidor supremo, fanático, intransigente y fundamentalista.
Tiene mucha fe (en sí mismo) y está deseando mandar a la peña a la hoguera a la
mínima.
COMISARIO: Otro inquisidor chapado a la antigua, pelín fanata también, que
evidentemente de mayor quiere ser como “el de arriba” (no Dios, sino Torqueimada,
“cuidao”).
CURA: Hombre ilustrado y muy creyente, de personalidad tranquila y humilde, aunque
cuando hay que tener carácter, pues lo tiene y punto. Cree que la Inquisición es un “paso
atrás”, pero es un poco miedoso a la hora de enfrentarse con ella.
JACINTO: El alcalde, casado con Fortunata, la de Segovia. Es un poco borrico e
inculto, no ha salido nunca de su pueblo (por eso para él Segovia es como Atenas o
Alejandría). Necesita a su mujer, en la que se apoya siempre, por eso se siente un poco
perdido cuando la encarcelan. No le gusta que haya cambios en su rutina, y cuando es
necesario, enseña los dientes para impedirlo. Lo que no tiene muy claro son los títulos y
la etiqueta...
BERNABÉ: Otro que es muy tranquilo y pausado. También se ha apoyado siempre en
Teodosia, su mujer. Este es más culto que Jacinto, pero nunca toma la iniciativa, sino
que apoya lo que dicen los demás, y siempre en verso (como si no supiera hablar sin
rimar).
FORTUNATA: La de Segovia. Mujer de carácter fuerte, algo despectiva con su marido
(Jacinto), al que tiene bastante dominado.
TEODOSIA: Otra que tiene a su marido agarrado por. Sin embargo, vaya usted a saber
por qué, tanto ésta como Fortunata se hacen querer por ellos, misterios insondables de la
naturaleza humana. Son capaces de dejarse quemar por defender sus principios.
EUROSIA: Mujer totalmente obtusa y simple. Siempre sigue a Fortunata y Teodosia, y
no se entera de nada. Es también un poco metepatas.
CORO: Como su propio nombre indica, es un coro al uso de las antiguas tragedias
griegas. Las tres Desgracias hacen el cambio de escenas y los comentarios pertinentes
con un poco de mala uva en ocasiones.
TORQUEIMADA SUPERSTAR
SIN LUCES
Se ilumina sólo a las tres Desgracias., y hacen una reverencia.
DESGRACIA 1: Buenas noches, respetable.
DESGRACIA 2: Buenas noches nos dé Dios.
DESGRACIA 3: Buenas noches al que, amable,
ha venido a esta función.
DESGRACIA 1: ¡Clara parece la noche
como el pelo de una rubia!
-Espero que no se esmoche
y empiece a caer la lluvia...-
DESGRACIA 2: ¡¿Lluvia has dicho?! ¡Eso me espanta!
¡¿Lluvia has dicho?! ¡Eso me aterra!
¡No llevarás camiseta!
DESGRACIA 3: ¡¡Para, para, para, paraaa...!!
DESGRACIA 2: Paro.
DESGRACIA 3: ¡No es esa la historia
que hoy nos viene a la memoria
para esta gente tan rara!
Lo que hablamos no ocurrió
ni a veinte leguas de Pinto
ni a treinta de Marmolejo.
-Aunque, eso sí, tuvo lugar
a unas quince de Montejo...-
DESGRACIA 1: Pues de lluvia sí que habla
de granizo, y de tormentas,
de las que te mojan desde
las cejas hasta las pencas...
DESGRACIA 3: También va de anticiclones.
DESGRACIA 2: ¿Qué es eso de lo que hablas?
DESGRACIA 3: Altas y bajas presiones.
DESGRACIA 1: Sobre todo, las borrascas.
DESGRACIA 3: ¿Te has aclarado ya?...
Pues ahora vas, y lo cascas.
DESGRACIA 2: Noble público: venimos
en esta noche estrellada
pues ha tiempo que supimos
-y fue en esta misma plaza-
de un suceso que ocurrió
en un pueblo de la sierra...
DESGRACIA 1: Fue en el llano.
DESGRACIA 3: No, en el monte.
DESGRACIA 1: ¡En el río!
DESGRACIA 3: ¡No, en la era!
DESGRACIA 2: El caso es que algo pasó
y un hombre nos lo contó
como pudo, a su manera.
DESGRACIA 1: La de hoy es nuestra versión
distinta de la que había,
que cuenta cómo sufrió
un pueblo por la sequía.
DESGRACIA 3: Los ancianos ya sabían
la causa de esto.
DESGRACIA 1: ¡Pues cómo!
DESGRACIA 3: Uno de ellos conocía
el agujero de Ozono.
DESGRACIA 2: Otro de ellos pensó:
“Ver la razón de esto quiero”.
DESGRACIA 1: Y estudiando el cielo halló
el Efecto Invernadero.
DESGRACIA 3: Los pastores, al final
culparon de la sequía
¡ay, Instituto Nacional!
¡sí, de Meteorología...!
DESGRACIA 2: Pero fueron las mujeres
que hablaron de tradición...
y fue por ese motivo
que llegó la Inquisición.
DESGRACIA 3: Los del pueblo les pidieron
por la lluvia a sus Patrones...
DESGRACIA 1: ...y los de la Inqui vinieron
a tocarles ... las creencias!!
DESGRACIA 3: -Ya sabes: si no cae lluvia
debes ir a Dios rogando
pero si quieres su ayuda
con el mazo has de estar dando...-
DESGRACIA 2: Pensaron, para arreglarlo,
bajar al río los huesos
de los Santos, y bañarlos
en el agua.
DESGRACIA 1: ¡Los Posesos!
DESGRACIA 3: ¡Los herejes!
DESGRACIA 1: ¡Los infames!
DESGRACIA 3: ¡Los agnósticos!
DESGRACIA 1: ¡Los....
DESGRACIA 2: ¡Valeee!
(SE CALLAN)
DESGRACIA 2: Muchos así lo pensaron
y un pleito hubo entre dos manos:
la Inquisición por un lado
y, por otro, los villanos.
DESGRACIA 1: Hoy contamos esta historia,
la Versión Alternativa;
de cómo es que llovió en Soria
DESGRACIA 2: -donde lluvia es maravilla...-
DESGRACIA 3: La historia de Torqueimada,
la Inquisición y esta Villa:
DESGRACIA 1: Torqueimada Superstar
o el Burlador.... de Castilla.
ESCENA I
Los personajes (excepto el comisario y Torqueimada) y los extras salen del
Ayuntamieto y dan una vuelta alrededor de la plaza, hasta llegar al escenario y subir,
mientras rezan y cantan. AL MISMO TIEMPO, Jacinto y Fortunata mantienen una
conversación a media voz.
PUEBLO: (CANTANDO HASTA LA SEÑAL DEL CURA)
Perdona a tu pueblo, Señor,
perdona a tu pueblo
perdónale, Señor.
JACINTO: (A LA VEZ QUE LA PROCESIÓN) Mira, Fortunata. Yo de verdad
no sé si esto va a servir de algo...
FORTUNATA: ¿De qué hablas, animal?
JACINTO: No me llames animal, que estamos en público.
FORTUNATA: ¿Y qué?
JACINTO: Mujer, que soy el alcalde y tengo una imagen que mantener, vamos,
digo yo...
FORTUNATA: Siempre te he llamado animal, desde que tuve la desgracia de
conocerte, Jacinto.
JACINTO: Sí, mujer, pero es que antes me lo decías con cariño...
FORTUNATA: Ahora simplemente te lo digo.
JACINTO: No, si ya...
FORTUNATA: (SUSPIRA) A ver, qué me estabas contando, Jacinto, hijo.
JACINTO: Pues eso, chica. Que no sé pa qué nos va a servir ir de procesión
hasta el río, aparte de pa cogernos una insolación de agárrate y no te menees.
FORTUNATA: Pero mira que eres borrico. ¿No eras tú el que se quejaba de que
no llovía? (IMITÁNDOLE) ¡Ay, que se me va a estropear la cosecha! ¡Ay, que no
llueve desde hace meses! ¡Ay, que nos vamos a morir de hambre!
JACINTO: Sí, pero no sé qué tiene eso que ver...
FORTUNATA: Na, que se ve que contigo no hago carrera. (CON PACIENCIA,
COMO A UN NIÑO PEQUEÑO). Vamos a ver: ¿No vinieron los Santos a nuestro
pueblo porque nos eligieron a nosotros de entre toda la cristiandad?
JACINTO: (SE LO PIENSA UN RATO) Hombre, no sé si yo lo expresaría así...
FORTUNATA: (LE IGNORA). Pues eso, que estamos bajo la protección de los
santos y seguro que nos hacen el favor y nos traen la lluvia, que no creo que les cueste
mucho.
JACINTO: ¿Y tenemos que venirnos hasta el río?
FORTUNATA: No seas hereje, Jacinto.
JACINTO: No entiendo cómo bañar los huesos de los santos en el río va a hacer
que llueva. ¿A quién se le ocurrió esa idea?
FORTUNATA: A mí no, desde luego. Es una tradición de hace siglos, ¡Oh,
marido mío!, y siempre ha funcionado.
JACINTO: Pero...pero... ¿Pa eso tenemos que venirnos hasta el río, con este
calor que pega que da gusto? Pues hija, qué ganas...
FORTUNATA: Si es por hacerles un favor. Un baño nunca le viene mal a
nadie, y menos a los santos, que no ven el agua desde los tiempos del Imperio Romano.
JACINTO: Sigo sin entender por qué tenemos que bañarlos en el río. ¿No queda
la fuente más cerca? Qué ganas de pasear...
FORTUNATA: Deja de decir pamplinas y canta, que hay que tener contentos a
los santos para que acaben con esta sequía.
JACINTO: (MEDIO ENFADADO) Pues sigo pensando que esto no va a
solucionar nada.
TEODOSIA: (INTERRUMPIÉNDOLES) ¿Qué está diciendo este animal?
JACINTO: (PARA SÍ) Hala, otra... Será que no tengo nombre...
BERNABÉ: Lo tienes desde que eres hombre.
TEODOSIA: Tú, a callar. ¿Qué pasa, Fortunata?
FORTUNATA: El animal del Jacinto, que dice que no cree que los Santos vayan
a traernos la lluvia.
TODOS: ( DAN UN RESPINGO, CONSTERNADOS)
JACINTO: ¡Eh, un momento! Que yo no he dicho nada de eso... Yo sólo digo
que hoy el sol quema una barbaridad, y que ya hemos dado cuatro vueltas a las Eras...
BERNABÉ: Como sigamos así, vamos a ir andando hasta Liceras.
Se acaba la procesión.
CURA: ¡Stooooop! (PAUSA). (ORANDO) ¡Santos Mártires, que un día dísteis
vuestra vida por la verdad de Cristo!¡Traednos la lluvia, para que podamos honraros con
nuestro trigo y comulgar con el pan y el vino, como está mandao!
TODOS: ¡Amén!
CURA: Procedamos ahora a la inmersión.
HOMBRES: (LEVANTAN EL COFRE CON LAS RELIQUIAS Y LO
SUMERGEN EN EL RÍO, MIENTRAS GRUÑEN POR EL ESFUERZO)
JACINTO: La leche, cómo pesa esto... ¡Me voy a eslomar!
BERNABÉ: Tu espalda suena como si se fuera a quebrar...
TEODOSIA: Calla, Bernabé. Y vosotros, haced un esfuercico, machos...
BERNABÉ: ...es que se me rompe la espalda a cachos...
JACINTO: Bernabé: o te callas, o te parto la boca también.
HOMBRES: (SIGUEN GIMIENDO Y BAÑANDO LAS RELIQUIAS)
FORTUNATA: En lugar de quejaros, podríais disfrutar del día tan estupendo
que hace. El sol, el aire libre... ¡Un día perfecto para hacer una procesión!
JACINTO: (IRÓNICO). Sí, hija, sí. Un día perfecto.
TEODOSIA: ¡Ay, sí! ¡La procesión! ¿Sabes, Fortunata? A mí las procesiones
me recuerdan a mi infancia, a mis mocedades...
BERNABÉ: Sí, en el año 1300 antes de Cristo, allá por Noviales...
TEODOSIA: ¡Tú, a callar! ¡Y a ver si nos damos un poco de vidilla, que no
tenemos toda la mañana!
COMISARIO: (APARECIENDO ENTRE EL PÚBLICO. CON VOZ
TRONANTE) ¿¡Qué está pasando aquí!?
TODOS: (SE CALLAN)
CURA: (TRAS UNA PAUSA, TITUBEANTE) ¡Se... Señor Comisario! ¡Qué
honor tenerle aquí...! Este... (EN BAJITO) ...ayyyyy....
COMISARIO: (VA HACIA EL ESCENARIO Y SUBE) He venido a aquesta
villa a celebrar la santa fiesta de la Asunción. ¡No esperaba encontrar en su lugar una
fiesta pagana!
TODOS: (CUCHICHEANDO) ¡Pagana! ¿Has oído? Sí, ha dicho pagana...
(SIGUEN CUCHICHEANDO)
CURA: ¿Pagana? ¡Pero... Mi Señor Comisario! ¡No es una fiesta pagana!
Bendecimos a Dios, y pedimos ayuda a los Santos Mártires patrones...
COMISARIO: (INTERRUMPIENDO) ¡Cometiendo Herejía, Simonía Miopía y
Astigmatismo!
TODOS: (SILENCIO ABSOLUTO)
COMISARIO: ¿Quién es el responsable de esta farsa?
HOMBRES: (TRAS UNA PAUSA) ¡Las mujeres! ¡Han sido las mujeres! ¡Sí,
han sido ellas!
EUROSIA: Hale. Las mujeres. Pase lo que pase, la culpa es siempre de las
mujeres.
COMISARIO: ¡Silencio, desdichada!
TODOS: (SILENCIO ABSOLUTO)
COMISARIO: Esta cuita es grave. Merece una investigación.
BERNABÉ: Señor, si aquí no hay trampa ni cartón...
COMISARIO: (HACIENDO MUCHOS ASPAVIENTOS) ¡He dicho
silencioooo! (HACE UNA PAUSA). Señor párroco.
CURA: ¿Sí, señor...?
COMISARIO: En este... poblacho... no hay sucursal del Tribunal del Santo
Oficio, supongo...
CURA: No, Señor. Ni siquiera una franquicia.
COMISARIO: Se veía venir, entonces. El Maligno se ha instalado como amo y
señor de este lugar.
JACINTO: Perdone, buen hombre. Pero aquí el amo y señor soy yo, que pa eso
soy el alcalde. Vamos, digo yo...
COMISARIO: ¡Puesto en ese puesto por Satanás, entonces!
JACINTO: No. Por mi tío abuelo Sebastián, que me hizo la campaña electoral.
COMISARIO: (SIN HACERLE CASO) ¡Señor cura!
CURA: ¿Sí, señor...?
COMISARIO: ¡Al menos habrá calabozo en este.... (CON DESPRECIO)
..lugar!!
CURA: Sí, Excelencia, pero...
COMISARIO: (INTERRUMPIENDO) . ¿Pero?
CURA: Es que... lo usamos para guardar los cerdos, señor...
COMISARIO: ¡De cochiquera! ¿Y a qué ese desatino?
JACINTO: Verá, Excedencia. Mi mujer, acá presente...
FORTUNATA: (EXASPERADA) ¡Pero querrás callar, animal...!
JACINTO: ...mi mujer, decía, Su Ilustradísima, no quería guardar los cochinos
en casa, y como aquí a los malos los tiramos al río en lugar de encerrarlos...
EUROSIA: (EMOCIONADA) Sí... ¡Como a los Santos! ¡Al río, al río!
FORTUNTATA: (LE TAPA LA BOCA A EUROSIA CON LA MANO)
COMISARIO: ¡Las mujeres! ¡Siempre las mujeres! (CATEGÓRICO) En este
pueblo las mujeres son el origen de la maldad. ¡Siervas de satán! ¡Impúdicas!
¡Lujuriosas!
JACINTO: Eh, que la mía es segoviana, Gran Baranda...
BERNABÉ: Y la mía de Berlanga.
COMISARIO: (GRITANDO) ¡Llevadlas a prisión!
CURA: (ASUSTADO) ¿Con los gorrinos, Excelencia...?
COMISARIO: ¡Con vos, si no cesáis de decir impertinencias!
CURA: (APARTE) ¡Hala, otro que rima...!
JACINTO: ¡Que no es pa ponerse así, Gran Lama!..
COMISARIO: (GRITANDO EXALTADO) ¡A la cáááááár-ceeel!
HOMBRES: (GRITANDO) ¡Eso, eso! ¡A la cárcel con ellas! En qué lío nos han
metido... ¡Las mujeres! Si es que siempre dan problemas... (LAS ARRASTRAN
HASTA EL EXTREMO DEL ESCENARIO, DONDE HAY UNA PUERTA CON
BARROTES)
MUJERES: (A LA VEZ QUE LOS HOMBRES) ¡No! ¡A la cárcel no! Jolín, que
no hemos hecho nada... ¡Que nooooorl...! ¡Aaaggg! ¡Y es que siempre nosotras! ¡La
culpa siempre para nosotras! ¡A la cárcel no, que huele muy mal!...(LAS ENCIERRAN
TRAS LA PUERTA DE LOS BARROTES). ¡Piedad, señor comisario!¡No nos encierre
aquí! ¡Si nosotras no hemos hecho nada! ¡No hemos hecho nada malo...!
COMISARIO: ¡Callad de una vez!
MUJERES: (SE CALLAN)
COMISARIO: Vuestro pecado es grande. No puede ser tratado a la ligera.
Merece toda la atención del Tribunal del Santo Oficio.
FORTUNATA: (AGARRANDO LOS BARROTES) ¿A qué se refiere,
Monseñor?
COMISARIO: Yo sólo no he de juzgaros. Llamaré al superior de la Orden. (SE
RIE POR LO BAJO)
MUJERES: (A LA VEZ) ¿A quién?
COMISARIO: ¡A Fray Víc Torqueimada! ¡Él os tratará como merecéis!
MUJERES: (SUSURRANDO ENTRE ELLAS) ¡Torqueimada! ¡No puede ser...!
¡Es un sádico! ¡No es posible!...
COMISARIO: ¡Él sabrá qué hacer ante la indudable presencia del Maligno en
esta villa!
TEODOSIA: Señoras, de ésta no salimos.
COMISARIO: Os aconsejo que encomendéis vuestra alma a Cristo.
(ALEJÁNDOSE) ¡Rezad, pecadoras, rezad! (RIE DE FORMA SINIESTRA Y SALE)
FORTUNATA: ¡Torqueimada! ¿Qué vamos a hacer?
TEODOSIA:¡Dios mío, ayúdanos!¡Nos van a quemar! ¡Nos van a quemar!
FORTUNATA: De esta, acabamos en la barbacoa del domingo, Teodosia.
MUJERES: (BAJITO, LLORANDO): ¡Nos van a quemar! ¡Nos van a quemar!
APAGÓN
Se ilumina a las tres Desgracias
DESGRACIA 3: ¡Pero hombre! ¡Válgame Dios!
¿No era esto una comedia?
DESGRACIA 1: Chica, es que si no hay tensión
nos dejarían a medias...
DESGRACIA 2: Es comedia, claro está
pero es que tiene una trama:
Para reír nada más
llamamos a Cruz y Raya...
DESGRACIA 1: Mientras no sean Los Morancos...
DESGRACIA 3: Pues no sé tú lo que ves,
pero el público está blanco
con lo del Auto de Fe...
DESGRACIA 1: Yo no les oigo aplaudir...
DESGRACIA 3: ¿Querrían a Paz Padilla?
DESGRACIA 2: (AL PÚBLICO) ¿Quieren Sissí Emperatriz,
Peter Pan y Campanilla?
¿Esa es la historia que quieren?
¿Sin malos, brujas ni ánimas?
En su casa ustedes pueden
poner Sonrisas y Lágrimas.
DESGRACIA 1: ¡No me seas bruta, te pido!
¡Que hay menores delante!
DESGRACIA 2: ¡Pues no debería! Digo,
porque es un poco insultante:
Ya ha salido Casimiro
y la luna está menguante.
Aún así, no es para tanto.
DESGRACIA 1: Tiene razón la muchacha.
¡No te mueras del espanto:
los hombres ya están en marcha!
DESGRACIA 3: Hija, lo estás arreglando.
Para eso mejor nos vamos.
No me pienso estar mirando
si el problema está en sus manos.
Yo me voy de aquí corriendo
DESGRACIA 2: ¡Vaya favor que me haces!
DESGRACIA 3: Dime a ver, si no es bebiendo,
¿de qué son éstos capaces?
DESGRACIA 2: Ten fé y confía un poco.
Aunque fuerte es el rival,
verás como estos tres locos
lo arreglan todo al final...
LUCES
ESCENA II
En la taberna del pueblo. Jacinto y Bernabé están sentados en una mesa con una botella
de tintorro y unos vasos, mientras otros hombres juegan a las cartas
despreocupadamente. En ese momento entra el cura.
JACINTO: ¡Señor cura! ¡Señor cura! ¡Aquí, padre Bartolomé!
CURA: Buenas noches. (SE SIENTA Y SE QUITA LA BOINA).
JACINTO: (SE LE QUEDA MIRANDO). (CON SORNA) Hacía sol
hoy en la procesión, ¿eh, Padre?...
CURA: (DESCONCERTADO). ¿Por qué dices eso? ¿Qué pasa?
JACINTO: Padre, se ha quemado usted toda la calva. (LE DA UNOS
GOLPECITOS EN LA CABEZA). Parece usted un
cangrejo...
BERNABÉ: (SONRIENDO). Como si hubiera venido andando desde
Montejo.
CURA: Jacinto, hijo, ¿para eso me has mandado llamar?
JACINTO: No, Padre, ¡Queremos que nos explique qué ha pasado!
¿Quién era ese hombre que ha encerrado a nuestras
mujeres? ¿Por qué no hemos terminado la procesión?
CURA: (OTRO SUSPIRO). Mucho me temo que nos hemos metido
en un problema con la Inquisición, hijos...
BERNABÉ Y JACINTO: (A LA VEZ) ¡¿La In... quééééé!?
JACINTO: ¿Y eso qué es? ¿Una enfermedad?
CURA: Más o menos.
BERNABÉ: ¿Y es grave eso que tenemos?
CURA: Para las mujeres puede ser mortal. (HACE UNA PAUSA Y
MIRA AL PÚBLICO) ¡Dios Mío! ¡Parecemos sacados de
una comedia de Don Pedro Muñoz Seca...!
JACINTO: ¡Pero... tiene que haber alguna cura!...Aparte de usted,
claro...
CURA: Escuchadme, hijos míos. Dejad que os lo explique. La
Inquisición es un tribunal... Sabéis lo que es un tribunal,
¿verdad?...
BERNABÉ Y JACINTO: (A LA VEZ) Sí, Padre, sí...
JACINTO: (RECAPACITA). Bueno, saber, saber, lo que se dice
saber...
CURA: Pues es un tribunal que vela por la pureza de la doctrina
católica, apostólica y romana.
JACINTO: ¡Pero si mi mujer es de Segovia, leñe!
CURA: No tiene nada que ver. El caso es que el comisario va a
llamar al inquisidor Torqueimada...
BERNABÉ: ¡Ahí es nada!
JACINTO: ¿Y ese quién es?
CURA: (CON ÉNFASIS) ¡Es el hombre más intransigente y
fanático que imaginarse pueda!
BERNABÉ: O sea, es un cura cualquiera.
JACINTO: Bernabé, chico, aparte de blasfemar ¿quieres dejar de
hablar en pareado?
BERNABÉ: No lo había ni pensado...
CURA: ¡Escuchadme! (SUSURRANDO, CON VOZ TENEBROSA)
Si viene Torqueimada, ¡no habrá salvación para las
mujeres! ¡Las pondrán en la parrilla! ¡Acabarán tostadas!
BERNABÉ Y JACINTO: (DESPUÉS DE UNA PAUSA,
IMPRESIONADOS): ¡Joder!
JACINTO: Nunca me han gustado las negras.
BERNABÉ: Entonces, mejor que después a tu mujer no vieras...
JACINTO: (EXASPERADO) ¡¿Quieres dejar de rimar!?
BERNABÉ: (HUMILDE) No sabía que te fuera a molestar...
CURA: ¡Ya está bien! ¿Queréis ver a las mujeres arder en la
hoguera, como si fueran cochinillos?
JACINTO: Hombre, con los gorrinos ya están encerradas... Vamos,
digo yo...
CURA: ¡Esto es serio, Jacinto!
JACINTO: Ah. Entonces... No.
CURA: Bien. Pues habrá que hacer algo si no queremos que las
quemen.
JACINTO: (SE QUEDA PENSATIVO UN RATO, MIRANDO
FIJAMENTE AL CURA). Quemar.... quemar....
CURA: Jacinto... ¡Jacinto! ¿Te has dormido?
JACINTO: (SE RÍE). Hablando de quemar, anda que no se le ha
quemado a usted hoy la calva, eh Padre?... (VUELVE A
DARLE UNOS GOLPECITOS EN LA CABEZA). ¡Se le ha
puesto rojo todo el colodrillo!
BERNABÉ: Está tan feo que parece de Retortillo.
CURA: ¡Dejadlo ya!¡Esto es serio, chicos!
JACINTO: Vale. (LO PIENSA UN POCO). Fanático, ha dicho,
Padre...
CURA: (SUSPIRA) Por desgracia, mucho. Es un sádico.
JACINTO: Podríamos tenderle una emboscada... ( AL CURA, EN
VOZ BAJA) ¿Y si llevamos al Bernabé al juicio, y le sacan
a declarar? A lo mejor podría sacar al Toscanelli ese de
quicio...
CURA: (EN VOZ BAJA TODA LA ESCENA) Torqueimada,
Jacinto. Torqueimada. (SONRÍE). Bernabé es capaz de sacar
de quicio a cualquiera. Pobre hombre (LE MIRA DE REFILÓN).
La verdad es que es un poco obtuso...
BERNABÉ: Si sigue hablando mal de mí, me mudo a Torresuso.
(JACINTO HACE MUECAS DE DESESPERACIÓN)
CURA: Tienes toda la razón, Jacinto. Si sacamos a declarar a
Bernabé, puede pasar cualquier cosa.
JACINTO: Pues más a mi favor. Le dice cualquier impertinencia, el
Torquebrada ese...
CURA: (INTERRUMPIENDO) Torqueimada.
JACINTO: Lo que sea... va a por él, y entonces le cogemos y...
CURA: ...¿Y...?
JACINTO: Ya veremos... Pero así por lo menos le estropeamos la
fiesta.
CURA: Esto nos puede costar la hoguera a todos, Jacinto...
JACINTO: Sí, Padre. Pero de buenas a primeras, no nos dejan sin
chicas, que íbamos a parecer una ciudad del viejo Oeste. Y
yo, personalmente (SE LEVANTA Y SE CONTONEA) ...creo
que no tengo el tipo de John Wayne...
CURA: Jacinto, hijo. No se te dá nada bien el cinismo.
BERNABÉ: Yo creo que más bien te pareces a Clint Eastwood.
JACINTO: ¡Vamos, padre! No podemos permitirlo. Sin las mujeres,
¿quién cantaría en la procesión? ¿Y quién barrería la
Iglesia? ¿Quién nos haría la cena?
BERNABÉ: Sí, sería una verdadera pena.
JACINTO: (GRUÑE, EXASPERADO)
CURA: Tienes razón. (SUSPIRA) Sólo espero que después no tome
represalias...
JACINTO: Padre, si hay que neutralizarlo, (DA UN GOLPE EN LA
MESA), se le neutraliza.
BERNABÉ: Y así no volverá a dar la paliza.
JACINTO: Bernabé, te juro que voy a matarte.
BERNABÉ: Perdón. No quise molestarte.
JACINTO: (ACOGOTÁNDOLO) ¡Aaaaargggggg!
CURA: Vamos, hombres, vamos... ¡Dejadlo ya! (A SÍ MISMO)
Sacaremos a las mujeres de esto como mi madre me llamó
Bartolo.
BERNABÉ: (SUSPIRA) A ver cómo salimos de este embrollo.
JACINTO: (AL PÚBLICO) Y ahora se dedica también a la asonante...
Yo creo que este hombre es primo hermano de Nebrija.
BERNABÉ: No, es que me casé con su hija.
JACINTO: (AGARRÁNDOLO) ¡Lo mato! ¡Lo matooo!
APAGÓN
Se ilumina a las tres Desgracias
DESGRACIA 1: No sabían los desdichados
si ese plan que tenían
iba a dar buen resultado:
no tenían garantías.
DESGRACIA 2: Un hombre los salvaría
sin saberlo ni siquiera.
DESGRACIA 3: Pero el tío sacaría
de quicio casi a cualquiera...
Habla en verso.
DESGRACIA 1: ¡Y tú, tesoro!
¡Todo lo que dices, pega!
DESGRACIA 3: Pero yo canto en el Coro.
DESGRACIA 2: Y baila ... donde la dejan.
DESGRACIA 3: El caso es que ese buen hombre
pues... no debería hacerlo
porque en ese pueblo hablan
con algo menos de esmero...
DESGRACIA 2: ¡Ya está! ¡Al pueblo llegaba!
¡Lo anunciaron los tambores!
DESGRACIA 1: Y todo aquel que miraba
se lo hacía en los pantalones.
DESGRACIA 3: Era más alto y más guapo
que aquel dios, que Poseidón.
DESGRACIA 1: Se esconden hasta los sapos
si pueden, en un rincón.
DESGRACIA 2: ¡Fuerte como el mismo Marte,
que los griegos llaman Ares!
DESGRACIA 1: ¡Ay, los hombres de esta parte,
cómo sudaban a mares...!
DESGRACIA 3: Bueno como Dioniso
Guapo como el mismo Apolo.
DESGRACIA 1: Hizo siempre lo que quiso
¡Y era calvo como un bolo!...
DESGRACIA 2: ¡Sensible, fiel, soñador
cual las diosas Hera y Hestia!
DESGRACIA 1: Pues “era” un inquisidor
como tal, un poco bestia.
DESGRACIA 3: ¡Era bello como el hijo
de Afrodita en bañador!
DESGRACIA 1: Era, sí, un poco pijo,
pero no un Dios del Amor...
DESGRACIA 2: ¡Miradlo, cómo llegó!:
¡Ágil como el mismo Hermes!
DESGRACIA 1: Pues vino haciendo auto-stop
el muy jeta, desde Tiermes.
DESGRACIA 3: ¡Tía! ¡Es que no te gusta
nada de lo que decimos!
DESGRACIA 1: Vuestra descripción no es justa
ni hacen falta tantos mimos.
DESGRACIA 2: ¿Cómo lo hacemos, entonces?
DESGRACIA 1: De esta forma: vino el tío
con su séquito: diez u once
y allí empezó todo el lío.
Era bajo, achaparrado,
con la cabeza cuadrada.
DESGRACIA 3: Pues es verdad, bien mirado
más bien no valía nada.
DESGRACIA 1: Se sentía, pobrecillo,
a cien pasos su halitosis.
Y aunque esté muy mal decirlo
le aquejaba la fimosis.
Era peludo cual oso,
por la boca echaba baba.
Feo como aquel famoso
-el hermano Calatrava-...
Sólo pa su madre hermoso
vino al pueblo... Torqueimada.
LUCES
ESCENA III
En la plaza del pueblo, los hombres están sentados o de pie sin hacer nada, como se
acostumbraba en los buenos tiempos en esos pueblos perdidos de la mano de Dios.
Jacinto sale corriendo desde el Ayuntamiento.
JACINTO: (GRITANDO) ¡Llega Torqueimada!
TEODOSIA: (DESDE DETRÁS DE LA PUERTA CON
BARROTES) ¡Ya está aquí!
FORTUNATA: (DESDE DENTRO) ¡Ya llegó!
TODOS: ¡Torqueimada! ¡Es Torqueimada!
Entra Torqueimada con su séquito, en plan papal (puede haber una marcha triunfal de
fondo... ) desde el Ayuntamiento. Sube al escenario y se sienta detrás de la mesa.
TORQUE: ¡Traed a las brujas!
HOMBRES: (GRITANDO) ¡Las mujeres! ¡Traed a las mujeres!
¡Brujas! ¡Por vuestra culpa no llueve...! (SIGUEN MIENTRAS
LAS SACAN DE LA CELDA)
MUJERES: (GRITANDO) ¡No! ¡No hemos hecho nada! ¡Dejadnos! ¡No
somos culpables!...
TORQUE: (GRITANDO) ¡Silencio! (DA TRES GOLPES CON EL
MARTILLO). Señores, hoy vamos a celebrar un juicio.
Las mujeres se sientan en un banco al lado del Comisario, mientras los hombres lo
hacen en sillas sueltas que van colocando a tal propósito o se quedan de pie al fondo.
CURA: (SUSURRANDO). ¿Véis lo que os dije? (CON
ADMIRACIÓN) ¡Este hombre tiene realmente una
personalidad magnética!
JACINTO: (ASOMBRADO) ¿Como un imán...?
BERNABÉ: (SE DA UNA PALMADA EN LA FRENTE) ¡Claro!
¡Debe ser de Valderromán...!
CURA: (SUSURRANDO) ¡Callad! ¡Que nos van a procesar a
todos...!
JACINTO: (SUSURRANDO) Le queda bastante mal la peluca blanca,
pero está estupendo con la toga...
BERNABÉ: (SUSURRANDO) Sí, pero parece que la corbata lo ahoga.
JACINTO: (UN POCO MÁS ALTO) ¡Como sigas rimando te voy a
tirar al río! ¡Eres una tortura!
CURA: Pobre hombre, menuda mojadura.
JACINTO: (MEDIO GRITANDO) ¡Otro! ¡Otro! ¡Esto no es un
pueblo, es la Real Academia de la Lengua!
TORQUE: (GRITANDO Y GOLPEANDO CON EL MARTILLO)
¡He dicho silencio!
TODOS: (SILENCIO ABSOLUTO)
TORQUE: (TOTALMENTE EXASPERADO) Como esto siga así,
quemo el pueblo con todos dentro y me quito de problemas.
¡Masones! ¡Idólatras! ¡¡¡Diooos sabe que en este pueblo hay
apóstatas, y por eso se molesta!!!
JACINTO: (LEVANTANDO LA MANO) Padre, si le molesta la
póstata, ¿por qué no se opera?...
TORQUE: ¡¡Silééééénciooo!! (DA TRES GOLPES). ¡Os voy a mandar
a todos al potro! (HACE UNA PAUSA). Bien. Podemos
comenzar.
COMISARIO: Llamamos a declarar al Padre Bartolomé de la Casa.
CURA: (VA HACIA LA SILLA DEL TESTIGO TEMBLOROSO)
A...Aquí estoy, Eminencia...
TORQUE: ¡Padre Bartolomé! ¿sabe usted o presume la causa por la
que ha sido llamado a declarar ante el Tribunal de la santa
Inquisición?
CURA: No... No la sé, Eminencia.
TORQUE: ¿Tiene conocimiento de una herejía cometida en esta villa?
CURA: No, Eminencia... Es decir, herejía no...
TORQUE: ¿Y qué hacían cuando llegó el Comisario, Fray Nicolás de
las Altas Cumbres y el Perpetuo Socorro?
EUROSIA: Auxilio.
TORQUE: ¿Cómo?
FORTUNATA: No, que dice que socorro, auxilio.
TEODOSIA: (SOLLOZANDO)¡Que nos van a quemaaaaaaaaar!
MUJERES: (LLORANDO): ¡Nos van a quemar! ¡Buááááá!...
TORQUE: ¡Silééééééééééén...ciooo!
TODOS: (SILENCIO ABSOLUTO)
TORQUE: Eso está mejor. Dígame, Padre. ¿¡Qué hacían!?
CURA: Na..nada malo, Eminencia... Sacábamos de procesión las
reliquias de los santos...
TORQUE: ¡Para bañarlas después! (HACE UNA PAUSA) ¿Se ratifica
usted en esta declaración?
CURA: Sí... Sí, señor. Es lo que hacíamos...
COMISARIO: Pues firme. (MIENTRAS LO HACE). Llamamos a
declarar al señor alcalde, Don Jacinto de la Almena.
JACINTO: Aquí estoy, Susan.
TORQUE: ¡¿Cómo!?...
JACINTO: Digo que aquí estoy, ... (HACE UNA REVERENCIA)... Su
Santidad.
TORQUE: (GRUÑE). Está bien. Don Jacinto...
JACINTO: (INTERRUMPIENDO) Mande.
TORQUE: Calle. Don Jacinto, ¿Sabe o presume la causa por la que ha
sido llamado a declarar ante este Tribunal?
JACINTO: (CON LAS MANOS EN LOS BOLSILLOS, EN PLAN
CHULO MADRILEÑO) Yo no sé nada, Gran Visir, pero
presumo un montón.
COMISARIO: ¡Que se calle!
JACINTO: Pues a ver si se aclaran, leñe.
TORQUE: ¿Tiene o ha tenido conocimiento de una herejía cometida en
esta villa el día de la Asunción?
JACINTO: Ya le he dicho que yo no conozco, que eso es malo para la
salud. Además, en la Asunción yo no hago más que darle al
porrón, y no conozco a nadie, Gran Lama. Ya sabe usted eso
que dicen (CANTANDO): El vino que bebo en la Asunción no es
blanco ni tinto ni tiene coloooooooor....
CURA: (EN VOZ BAJA) Calla, Jacinto, que nos buscas la ruina.
TORQUE: Entonces, ¿qué hacían cuando llegó Fray Nicolás de las
Altas Cumbres y el Perpetuo Socorro?
EUROSIA: Auxilio.
COMISARIO: ( A EUROSIA, AMENAZANTE) ¡Que se calle!
JACINTO: ¿Yo? ... Su Importación, yo iba hablando con la Fortunata,
mi mujer...
TORQUE: Ah, claaaaaro... ¡Y seguro que su mujer fue la que le llevó
por el camino de la corrupción y el pecado!
JACINTO: Este... Pues... Verá, Mi Superintendente. No creo que fuera
ella la que me llevara por... por eso que me ha dicho usted.
Que, por cierto, no tengo ni idea de lo que es...
TORQUE: ¡¡Que fue ella la que hizo que se condenara al fuego
eterno!!
JACINTO: (INDIGNADO). ¡Oiga usted! ¡Que mi mujer no es
peligrosa!
BERNABÉ: Chico, te la está tratando como si fuera de Carrascosa...
COMISARIO Y TORQUE: (A LA VEZ). ¡Cállese!
TORQUE. Bien, señor alcalde. Usted y esta pecadora (SEÑALA A
FORTUNATA) estaban, según ha asegurado a este tribunal,
hablando. ¿No es así?
JACINTO: Sí, yo estaba paseando con mi mujer, (CON ÉNFASIS), que
es de Segovia...
TORQUE: ¿Y el resto?
JACINTO: Ah, pues no sé, cada uno será de donde sus madres tuvieran
a bien parirlos, supongo...
TORQUE: No, que qué estaban haciendo el resto el día de Actos... El
de la Asunción, vamos.
JACINTO: ¿Y yo qué sé, Majestad? Pues pasearse... Hacía buen día, y
tal... Vamos, digo yo...
TORQUE: ¿Y qué hacían con las reliquias de San Turce y San
Seacabó?
JACINTO: Este... Pues... Llevarlas a pasear también, supongo, Su
Iconoclastia..
TORQUE: (EXASPERADO) Grrrr... ¿No tiene más que decir?
JACINTO: No, Reverencia.
TORQUE: Entonces, ¿se ratifica usted en esta declaración?
JACINTO: ¿¡Rati...quééééé!?
TORQUE: (PACIENTE) Que si eso es todo.
JACINTO: Ah, ...... sí, claro, Su Imprudencia.
COMISARIO: ¡Firme!
JACINTO: (HACE EL SALUDO MARCIAL): ¡Señor, sí, señor!
COMISARIO: No, que ponga aquí su nombre.
JACINTO: Ah... Es que no sé escribir, Gran Imán.
COMISARIO: (ENFADADO) ¡Pues ponga una cruz!
JACINTO: (ASOMBRADO) ¿Con Cristo incluído, Gran Rajá?
TORQUE: (CABREADÍSIMO) ¡Retírese!
JACINTO: Gran Faraón, es que me salen muy bien los Cristos: con sus
ojitos, sus manitas, sus clavitos...
TORQUE: (MÁS CABREADO TODAVÍA): ¡¡Que se retireeeee!!
JACINTO: (HUMILDE) Sí, Su Real Majestad.
CURA: (A BERNABÉ) Éste ya está a punto.
TORQUE: Llamo ahora a declarar a Don Bernabé del Río y el
Meandro.
BERNABÉ: (SE LEVANTA) ¡Por fín! ¡Llevo todo el día esperando!
TORQUE: Don Bernabé: ¿Sabe o presume por qué ha sido llamado a
declarar ante este Tribunal?
BERNBÉ: Ni idea, Señor. Soy un tipo bastante normal...
TORQUE: ¿No estaba usted en el pueblo el día de la Asunción, cuando
llegó a este lugar el comisario, Fray Nicolás de las Altas
Cumbres y el Perpetuo Socorro?
BERNABÉ: Lo cierto, señor, es que aquel día dormí como un ceporro.
TORQUE: (UN POCO PICADILLO) ¿Y entonces? ¿No fue a celebrar
día tan sagrado?
BERNABÉ: Sí, aunque llegué algo tarde, porque también estaba algo
acatarrado..
TORQUE: (GRUÑE). De acuerdo. Dígame: ¿Cómo celebraron en este
pueblo la Asunción?
BERNABÉ: Ah, esa es fácil. Hicimos una procesión.
CURA: (SE TAPA LA CARA CON LA MANO) ¡¡No, Bernabé, no!!
JACINTO: Ya ha vuelto a cagarla. Debimos tirarle al río a él también.
TORQUE: ¡¡Silencio!! (A BERNABÉ) Así que... ¿una procesión?
BERNABÉ: Sí, señor. De la plaza hasta el pilón.
TORQUE: (CON VOZ SUAVE) Y... ¿Qué hicieron, además de entonar
salmos y cantos?
BERNABÉ: Sacamos a bañar los huesos de los santos.
(SE OYEN MURMULLOS DE DESAPROBACIÓN. LAS MUJERES SE TAPAN LA
CARA CON LAS MANOS)
JACINTO: (GRITANDO) ¡Bernabé! Joder, hombre, esta vez sí que la
has fastidiado! ¡Eres un negado! ¡Tonto el haba!
BERNABÉ: (A JACINTO) Lo siento, chico, es que era lo que pegaba...
TORQUE: ¡A callar! (DA TRES GOLPES CON EL MARTILLO).
Ahora estamos llegando al fondo de la cuestión. Dígame, don
Bernabé. ¿Quién les obligó a cometer semejante herejía, a usted y a
esta... (CON DESPRECIO).. panda?
BERNABÉ: Señor, hacemos lo que la Iglesia nos manda...
TORQUE: (ENFADADÍSIMO) ¡¿Cómo?! ¿Acaso crees que la Santa
Madre Iglesia cometería la insensatez de ordenar un
desatino de ese calibre? ¿Crees de verdad que la Iglesia está
en la Tierra para obligar a los creyentes a cometer actos
impuros? ¿O es que crees que puedes interpretar las
palabras de Cristo a tu antojo? Pero... pero... (SE AHOGA
DE INDIGNACIÓN) ¡¿¡Quién te crees que eres?!?
BERNABÉ: (UN POCO ASUSTADO) Se...señor... no fui yo... fueron
las mujeres...
TODOS: (SILENCIO ABSOLUTO)
TORQUE: (SE TRANQUILIZA) Ah. Claro. Las... mujeres.
JACINTO: (AL CURA) Si no lo matan ellas, lo mato yo.
TORQUE: Está bien, don Bernabé. Puede irse en paz.
BERNABÉ: (TEMBLANDO) ¿Po...podré ir a visitar a la Ernestina por
Navidad...?
TORQUE: (GRITANDO) ¡Que...se...sien...teeeeeee!
BERNABÉ: (SE CALLA)
CURA: Es la primera vez que veo a Bernabé sin palabras.
JACINTO: Je! (DESESPERADO) Podría haberle pasado hace media
hora, al muy... cretino! ¡Idiota! (SE LE ECHA ENCIMA) ¡Yo es
que te mato! ¡Te matooooo! (EL CURA INTENTA
SEPARARLOS MIENTRAS JACINTO INTENTA
MATAR A BERNABÉ DE VERDAD)
TORQUE: ¡Silencio! (DA TRES GOLPES). Llamo a declarar a las
mujeres de la Villa. (SE LEVANTAN, TEMBLANDO)
Señoras, las acusaciones contra vosotras son muy graves.
TEODOSIA: ¿Y cuáles son?
COMISARIO: Hable sólo cuando le pregunten. ¡Descarada!
JACINTO: (A BERNABÉ) ¿Has oído lo que ha llamado a tu mujer?
BERNABÉ: Bah, si yo mismo se lo llamé ayer...
JACINTO: Ah, en ese caso, da igual... Vamos, digo yo...
COMISARIO: ¡Que se callen!
TORQUE: Fray Nicolás, venga un momento. (EN VOZ BAJA).
Vaya preparando tres estacas en el río. ¡Hoy tenemos
hoguera! (RÍE, SÁDICO) ¡Je-je-je!
COMISARIO: Sí, señor. (SALE)
TORQUE: Bien, señoras. ¿Saben o presumen la causa por la que son
llamadas a declarar?
MUJERES: No, señor.
EUROSIA: Pero nos la suponemos...
FORTUNATA: (A MEDIA VOZ) ¡Calla, so borrica!
EUROSIA: Jo! Pero, ¿por qué? ¿No es verdad...?
FORTUNATA: ¡Silencio! O te callas o nos fríen, boba!
TORQUE: ¿Y bien...?
FORTUNATA: Padre, somos nosotras las que queremos una
explicación.
TEODOSIA: ¡Nos han tenido encerradas una noche entera con los
cerdos!
FORTUNATA: ¡A nosotras, que somos de buena familia...!
JACINTO: (LEVANTÁNDOSE) Sí, mi mujer es de Segovia,
Reverendísima Imposición...
TORQUE: ¡A callar! (DA TRES GOLPES) ¡Señor alcalde, o desiste o
le proceso a usted también!. ¿Pero qué es esto? ¿Un
tribunal o un gallinero?
JACINTO: Es que en esta zona las entradas eran más baratas, Gran
Jeque...
TORQUE: (FURIBUNDO) Os voy a empapelar a todos y me voy a
quedar más a gusto...
JACINTO: ..que un arbusto!! (A BERNABÉ) ¿Oyes, Bernabé?
(ILUSIONADO) ¡Yo también sé rimar!
CURA: Pero tienes muy poquita calidad, Jacinto, pa qué
engañarnos.
TORQUE: ¡Silencio! (A LAS MUJERES). Prosiga.
EUROSIA: (EXTRAÑADA) ¡¿Quééé!?
TORQUE: (SUSPIRA, PACIENTE) Que siga, mujer, que siga.
FORTUNATA: Señor, nosotras no hemos hecho nada malo.
TORQUE: ¿Ah, no? (ENFURECIDO). ¿Nada malo? ¿Llamáis bueno a
arrastrar a todo un pueblo a vuestras prácticas heréticas?
¿llamáis bueno a adorar a Satán y ofrecerle vuestra alma?
TEODOSIA: ¿Y cuándo se supone que hemos hecho eso?
TORQUE: ¡Bañásteis a los santos en el río!
TEODOSIA: ¡Nosotras no hemos hecho eso! Nosotras sólo recordamos
las antiguas tradiciones. (ACUSADORA) ¡Tradiciones
inventadas hace siglos por los hombres!
HOMBRES: (MURMULLOS DE DESAPROBACIÓN)
TORQUE: (LÍVIDO DE FURIA) ¿Te atreves a acusar a los hombres
por tu propia perfidia?
TEODOSIA: ¡Me atrevo! ¡Claro que me atrevo! (ACUSADORA) Los
hombres nos han gobernado siempre. ¡Nunca nos han dejado
hacer nada que no fuera la cena! ¡Y cuando hay que echarle la culpa a
alguien por sus errores, ¿para qué admitirlos? ¡Para eso estamos
nosotras, las mujeres!
TODOS: (SILENCIO ABSOLUTO)
BERNABÉ: (ORGULLOSO) ¡Ésta es mi chica!
JACINTO: (DUDANDO, ASOMBRADO) ¡Bernabé! ¡Lo has dicho sin
rimar, muchacho!
TEODOSIA: (A JACINTO) Déjalo. Debe de estar borracho.
JACINTO: Joder, y ésta también rima. Desde luego, sí que es su
chica...
CURA: Siempre he dicho que estaban hechos el uno para el otro.
JACINTO: ¡Anda el otro! ¿Y mi Santa y yo, qué?
CURA: Vosotros hasta seréis famosos. (MIRA AL PÚBLICO)
Imagina: Fortunata... y Jacinto. (PARA SÍ). Épico. Apocalíptico.
¡Homérico!
JACINTO: Debería escribir una novela sobre nuestra historia, Padre...
TORQUE: (DA TRES GOLPES) ¡Señores! ¡Que esto no es una
agencia matrimonial!
CURA: Amén.
JACINTO: Perdone usted, Gran Tótem.
TORQUE: (A TEODOSIA) ¿Se ratifica en su declaración?
TEODOSIA: ¡Claro que me ratifico! ¡Y la vuelvo a repetir, si hace
falta!
TORQUE: ¿Y vosotras? ¿Estáis de acuerdo con lo que ha dicho?
MUJERES: Sí, señor.
EUROSIA: Pero... Yo no me he enterado de lo de...
FORTUNATA: (INTERRUMPIÉNDOLA) Calla, melona.
TORQUE: Bien, esto lo aclara todo. (SENTENCIANDO) ¡Estas
mujeres han sido poseídas por Lucifer! La única forma de salvar
sus almas es entregarlas al fuego purificador.
JACINTO: Pues bien que podría desinfectarlas con alcohol, Gran
Turco...
CURA: Siempre estás pensando en lo mismo, Jacinto.
TORQUE: ¡Padre Bartolomé!
CURA: ¿Sí... Señor?
TORQUE: ¡Llame al brazo secular! Hay que acabar con esto cuanto
antes.
CURA: Es que... Tampoco tenemos verdugo, Señor...
TORQUE: ¡No es posible!
JACINTO: Como aquí a los malos los tiramos al río, Gran Duque...
EUROSIA: ¡Como a los santos!..
TORQUE: Como a los santos... ¡Esto no puede seguir así! (BUSCA
ENTRE LOS HOMBRES, A JACINTO Y A BERNABÉ).
A ver, vosotros.
JACINTO: ¿Qué?
TORQUE: Coged un montón de leña y llevadla a las estacas.
CURA: ¡Pero si no tenemos verdugo!
TORQUE: ¡Haced lo que os digo! Yo mismo encenderé la pira, aunque
sea con dos piedras. ¡A la hoguera! (AL PÚBLICO).
Señores, ¡hoy tenemos parrillada!
HOMBRES: (LEVANTÁNDOSE, CONTENTOS)¡Hoguera! ¡Hoguera!
¡Yíípiii!
Los hombres se llevan a las mujeres hacia fuera mientras se oye la canción de La
Barbacoa, que va bajando de volúmen. Bernabé, Jacinto y el cura se quedan sentados.
JACINTO, BERNABÉ Y CURA: (CUANDO LA CANCIÓN ESTÉ EN
PLANO MUY LEJANO). Joder....
JACINTO: ¡Se las llevan! ¡Padre, hay que hacer algo! ¡El Gran Khan
las quiere quemar!
CURA: ¡Tenemos que impedirlo! ¡Seguidme!
Salen los tres corriendo.
APAGÓN
Se ilumina a las tres Desgracias
DESGRACIA 1: ¡Qué momento, qué tensión!
¡No lo paréis, por piedad!
DESGRACIA 2: Sabes que, en televisión
en el momento mejor
¡Zasca! La publicidad.
DESGRACIA 3: “Mi jabón lava más blanco”.
DESGRACIA 2: “El mío da más suavidad”.
DESGRACIA 3: “Compre tabaco en mi estanco”
DESGRACIA 2: “Y visite nuestro bar”
DESGRACIA 3: “Con mi colonia, tú ligas”
DESGRACIA 2: “Mi coche te hará el trabajo”
DESGRACIA 1: “Tú tendrás a toas las pibas
con guantes y un estropajo”
DESGRACIA 3: ¡Es un anuncio machista!
DESGRACIA 1: En realidad no lo es:
“Mis guantes lo sienten todo
y si no sientes, lo ves”
DESGRACIA 2: ¿Y el estropajo? Pregunto.
DESGRACIA 1: Un puercoespín, ¡ay, qué rico!,
prueba uno, y al segundo
lo monta el animalico!
DESGRACIA 3: Ya sabéis de qué va esto:
si anuncios quieres hacer
aunque anuncies salsa pesto
tienen que hablar de... (LE TAPAN LA BOCA)
DESGRACIA 2: Aún así, yo me pregunto
por qué lo hablamos aquí,
¡si durante los anuncios
todo el mundo va a hacer pis!....
DESGRACIA 1: Por fastidiar, ya lo sabes.
Porque si vas al retrete
haces lo que siempre haces
y todo se va al garete:
Para cuando has terminado
y te has lavado las manos
también la peli ha acabado
y ahora ponen Gran Hermano!
DESGRACIA 3: Quieres a la chica ver
besando a un chico, felíz
¡Y ponen, al parecer
en la tele a Pedro Ruíz!
DESGRACIA 2: Al irte, tenían un mapa
con el que hallar un tesoro;
habían alquilao una jaca
y les perseguía un toro.
DESGRACIA 1: Si del anuncio te escapas
la película no espera,
¡Y en vez de a una chica guapa
tienes a Betty, la fea!
DESGRACIA 3: Vas al baño con las ganas
de no tragar más anuncios.
¡Y te tragas una gala
de los de Operación Triunfo!
DESGRACIA 2: Así que ustedes ya saben:
no se vayan todavía.
Llorarán, si se lo pierden,
por el resto de su vida.
ESCENA IV
En el río pero con tres estacas colocadas, donde los hombres intentan atar a las tres
mujeres mientras éstas se resisten, claro. Bernabé, Jacinto y el cura aparecen corriendo.
TODOS: (ORGANIZAN UN GRAN TUMULTO MIENTRAS
INTENTAN ATAR A LAS TRES MUJERES A LAS
ESTACAS. UN GRAN GRITERÍO. EL COMISARIO Y
TORQUEIMADA, ENTRETANTO, ESTÁN APARTE,
REZANDO)
JACINTO: ¡Señor cura! ¡Haga algo! ¡Que nos las tuestan!
CURA: (GRITANDO) ¡Escuchadme todos!¡Escuchadme he dicho!
TODOS: (SILENCIO ABSOLUTO, SE QUEDAN PARADOS)
CURA: ¡No podemos permitir que quemen a las mujeres! ¡Ellas no
han hecho nada! Escuchadme. (ACUSADOR). No van a
quemar a las mujeres por algo que todos, y digo todos,
queríamos hacer! Pero, ¿no os da vergüenza?
TODOS: (MURMULLOS DE APROBACIÓN)
CURA: (EXALTADO) ¡Ellos dicen que muerte a las mujeres!
(GRITANDO) ¡Pues bien, yo digo Muerte a la Inquisición!
TODOS: (COGEN AL COMISARIO Y A TORQUEIMADA Y
HACEN EL AMAGO DE TIRARLOS AL RÍO) ¡Eso! ¡Eso!
¡Muerte a la Inquisición! ¡A por ellos! ¡Al río! ¡Al río con ellos! ¡Muerte
a la Inquisición! ¡Al río! Pero qué se han creído! ¡Al río con
ellos!...
COMISARIO: (DEBATIÉNDOSE) ¡Nooo! ¡Yo no he hecho nadaaa!
¡Que no sé nadar, jolín!¡No me tiréis, que se me va a poner
fatal la reúma! ¡No!
TORQUE: (DEBATIÉNDOSE) ¡No! ¡No podéis hacer esto! ¡Yo soy
Torqueimada! ¡No podéis tirarme a mí! ¡Os costará caro!
¡Llamaré al Vaticano! ¡Llamaré a Dios!
Les tiran al río. Todos se quedan en silencio, asombrados, mirando al cielo. A lo lejos
suena un trueno.
CURA: (ASOMBRADO) ¡Llueve!
JACINTO: ¡Está lloviendo!
TEODOSIA:¡Mirad! ¡Llueve de verdad!
BERNABÉ: ¡Los santos han tenido caridad!
FORTUNATA: ¡Se acabó la sequía!
EUROSIA : ¡Ay, jo, que me estoy mojando...!
JACINTO: ¡Llueve en toda la Comarca! ¡En todas nuestras tierras!
BERNABÉ: Seguro que está lloviendo hasta en Las Cuevas.
JACINTO: (LE ACOGOTA). ¡Te mataré! ¡Te mataré mucho! ¡Te
mataré dos veces! ¡O las que hagan falta para que te
calleeees!
BERNABÉ: (ESTRANGULADO)... de Ayllón. Las Cuevas de Ayllón...
Aaaaggg...
APAGÓN
Se ilumina a las Tres Desgracias
DESGRACIA 1: Y así acabamos la historia
por no contarles ya más;
lo bueno si breve es doble
lo que sobra está de más.
DESGRACIA 2: Sólo decir que este baño
siguió haciéndose en el pueblo
al ver el buen resultado
que obtuvo con los del clero:
Si llovió todo ese año
con los de la Inquisición,
Imagina, con los Santos
¡Cómo será el chaparrón!
DESGRACIA 3: Aún así, dejarlo claro,
aunque alguno ya se queja
de que le parece raro:
¡No tenemos moraleja!
DESGRACIA 1: ¿Enseñarle nada a nadie?
esa no es nuestra intención,
en las Universidades
ya se aprende mogollón.
DESGRACIA 2: La historia que hemos contado
sólo era un divertimento.
Si hasta aquí les ha gustado
otro día habrá otro cuento.
DESGRACIA 1: Puesto que a la vista está
del que la haya conocido
que en común no tienen ná
ésta obra y la de Paulino,
les diremos en conciencia:
LAS TRES: “Todo y cualquier parecido
de ésta y la realidad
es, tan sólo, coincidencia”.