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TEMA 3: PLATÓN (327- 447 a. C.)
Imagen de Platón. Escuela de Atenas de Rafael.
1. LA VIDA y LA OBRA DE PLATÓN. El verdadero nombre de Platón era Aristocles aunque era conocido por el
apodo de Platón haciendo referencia a sus anchas espaldas. Como
descendiente de una familia aristocrática, tuvo una educación esmerada en
todos los ámbitos del conocimiento de aquel momento histórico. Su educación
filosófica estuvo durante un cierto tiempo a cargo del filósofo heracliteano
Crátilo, aunque su verdadero maestro fue Sócrates.
Tanto por su pertenencia a una familia muy relacionada con la política de
Atenas, como por vocación, Platón parecía estar destinado a dedicarse a la
acción política. Dos de sus parientes más próximos (Cármides y Critias)
participaron activamente en la Dictadura de los Treinta Tiranos que se impuso
en Atenas después de la Guerra del Peloponeso ; le propusieron participar en
ella pero él rechazó tal propuesta debido a las injusticias que cometieron. La
posterior restauración de la democracia tampoco satisfizo a Platón, ya que bajo
ella, y mediante una acusación falsa, se ejecutó a Sócrates, el maestro y amigo
de Platón, al cual consideraba el hombre más justo de Atenas.
Por ello, viendo los nefastos resultados de una dirección política que llevaba a
la sociedad a la ruina moral y engendraba la injusticia (la dictadura injusta, en
un caso, y la demagogia que condujo a la muerte de Sócrates, en otro caso),
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Platón orientó su pensamiento en el sentido de encontrar un fundamento sólido
para conseguir instaurar un orden justo. Como su maestro Sócrates,
consideraba que sólo el conocimiento de la justicia puede hacernos más justos,
y el fundamento de la justicia y la posibilidad de su conocimiento deben
encontrarse a partir de la filosofía. De todas maneras, aunque Platón renunció
a la política activa en su ciudad, no abandonó nunca el proyecto general de
instaurar un Estado ideal, tal como aparece diseñada en su obra República.
Esta orientación, no sólo está presente en todo su pensamiento, sino que le
impulsó también a intentar, por tres veces, llevar a la práctica su proyecto en
Siracusa. En el fondo, detrás de todo ello latía un problema: la crisis de la polis
como forma de organización política.
Platón es el primero pensador de la Filosofía Griega junto con Aristóteles del
que tenemos un conocimiento bastante completo de su Filosofía, ya que se han
conservado todas las obras que escribió. Todas, excepto la Apología de
Sócrates, en la que expone la defensa que Sócrates hizo ante el tribunal que lo
condenaría a muerte, están escritas en forma de diálogo. Este método de
exposición, además de su valor pedagógico, permitía a Platón seguir
desarrollando el método socrático y, al mismo tiempo, era una manera de
enfrentar las tesis que quería sustentar con posibles objeciones a ellas. Los
diálogos de Platón presentan casi siempre una conversación entre diversos
personajes de su época y, en general, Sócrates es el interlocutor principal.
Atendiendo al orden en que fueron escritos, los diálogos platónicos se dividen
en cuatro períodos o etapas:
1. Etapa socrática o época de juventud (393 - 389 a.C.), en la que Platón reproduce las ideas de Sócrates. Los diálogos de este período son: Apología de Sócrates, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides y Eutifrón. Estas obras tratan temas socráticos y se centran en definiciones de conceptos como la piedad, la mentira, la amistad, la virtud y si ésta puede o no enseñarse. En la Apología Platón defiende la figura de Sócrates. Todavía no aparece la teoría de las ideas. 2.Etapa de transición (388-385). Los diálogos de este momento son:
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Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias Mayor y Menéxeno. Diálogos escritos después de su primer viaje a Sicilia (388-387) y la fundación de la Academia en el 387 tras su vuelta a Atenas. Aparecen, junto con temas todavía socráticos, temas propiamente platónicos. También aparecen temas órficos de influencia pitagórica: la inmortalidad del alma, primeras alusiones a las ideas y a la reminiscencia, y estudios sobre el lenguaje. 3. Época de madurez (385-370). Las obras que representan a esta época son: Banquete, Fedón, República y Fedro. La teoría de las Ideas aparece plenamente desarrollada. Entre los temas tratados destacan: los argumentos de la inmortalidad del alma, la teoría de la reminiscencia, la dialéctica ascendente y descendente, el amor y la filosofía política. Entre los textos conocidos destacan: el mito de la caverna, la metáfora de la línea y el mito del carro alado. 4. Época de vejez (369-347). Consta de los siguientes diálogos: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes, Epínomis y Las Cartas (la Carta VII es considerada la más importante por su carácter autobiográfico en lo que respecta a su experiencia política). Época de sus otros dos viajes a Sicilia. Revisión de la teoría de las ideas, que pierde dimensión ontológica en favor de una interpretación lógica. Sócrates deja de ser el personaje principal. Desarrollo de la cosmología platónica: el demiurgo. Revisión de la teoría política que culmina en una postura más realista abandonando el proyecto de la República.
Sus obras, además, de estar escritas en esta forma dialogada, de gran,
contienen los llamados «mitos» platónicos. A través de estos «mitos» Platón
expresa algunas de sus ideas fundamentales. De entre ellos son especialmente
importantes el «mito del carro alado», que se halla en el Fedro, y que sirve a
Platón para exponer su teoría sobre el alma; el «mito de Eros» en el Banquete,
en el que expone su teoría sobre el amor, y el importante «mito de la caverna»,
que se encuentran en la obra principal de Platón: la República.
Es importante destacar que estos «mitos» o «alegorías», deben ser siempre
interpretados, y su significado no debe nunca tomarse en sentido literal; en este
sentido, Platón consideraba que el mito es una forma sustitutiva de explicar sus
ideas a través de un relato simbólico dada la dificultad de explicarlo a través de
la razón.
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2. CONTEXTO FILOSÓFICO DEL PENSAMIENTO DE PLATÓN
La filosofía de Platón se fundamenta en su Teoría de las Ideas. Ahora bien,
para comprender el significado de esta teoría es necesario conocer el contexto
filosófico que posibilita su formación. Para ello debemos tener en cuenta el
planteamiento de los siguientes filósofos: Sócrates y los Sofistas, Pitágoras,
Heráclito y Parménides, y la influencia y la crítica que realizó sobre los mismos
a) La motivación inicial de su filosofía fue fundamentalmente política y moral,
motivación que se vio reforzada por la influencia de su maestro Sócrates. La
necesidad de pensar el fundamento de la justicia y el orden social condujo a
Platón a considerar que éstos no pueden basarse en un mero relativismo,
como decían los Sofistas. Sócrates había señalado la necesidad de encontrar
una definición o concepto universal de la justicia, de la bondad y demás
conceptos morales, ése era el objetivo de su método: encontrar definiciones
universales (conceptualismo) en el ámbito de la ética y la política.
Para Platón debe existir un fundamento de la justicia, debe existir la justicia
misma para que sean posibles las acciones justas, que son sólo
presentaciones concretas y parciales de la justicia. Hacia la búsqueda de esta
fundamentación se dirige el pensamiento de Platón. Más allá de los ejemplos
concretos de cosas bellas o relaciones amistosas, debe existir la belleza y la
amistad que hacen posibles aquellas; más allá de actos y relaciones justas
debe existir la Idea de Justicia misma que las hace posibles.
El estudio de este fundamento, generalizado desde la ética hasta toda la
realidad, conducirá a Platón a la formulación de la Teoría de las Ideas o de las
Formas, que es el centro de toda la filosofía platónica. Así, Platón va mucho
más allá de su maestro Sócrates, y considera la necesidad de afirmar la
existencia de estas ideas como medio para comprender la totalidad de lo real, y
no situarlas solamente en el ámbito de la ética.
b) Pero a la inicial orientación de tipo político y moral dirigida hacia la búsqueda
de un fundamento absoluto de la justicia, se añade en Platón una orientación
dirigida hacia la búsqueda de un fundamento del conocimiento. Con ello, la
oposición a los sofistas es total: no acepta el relativismo y escepticismo
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epistemológico y moral de éstos. Si los sofistas estaban equivocados, según
Platón, al considerar que no hay propiamente ningún fundamento de la justicia
(con lo cual situaban a ésta en el simple terreno de lo opinable, y en el mundo
en devenir), también erraban al pensar que no es posible un conocimiento
verdadero. En ambos casos el error, según Platón, se debía a que se situaban
en el terreno de lo meramente sensible y en la opinión como tipo de
conocimiento verdadero.
Pero, de la misma manera que los actos (particulares y concretos) solamente
los podemos calificar de justos o injustos por referencia a la justicia (universal y
abstracta), el conocimiento del mundo físico (cambiante, temporal, efímero),
solamente es posible por referencia a otra realidad (inmutable, eterna,
permanente). Así, a la inicial motivación político-moral, se añade una
motivación epistemológica que conducirá el pensamiento de Platón hacia la
formulación de la teoría de las ideas.
c) Partiendo de una motivación epistemológica, el pensamiento de Platón se
encaminará a buscar el auténtico objeto del conocimiento y, bajo la influencia
pitagórica, considerará las matemáticas como modelo de conocimiento. Así, de
la misma manera que el matemático habla de triángulos, círculos, esferas o
números, de los que sus dibujos son sólo meras y toscas representaciones, y
no confunde el dibujo de un triángulo con el triángulo como figura geométrica
ideal, el filósofo no ha de confundir la realidad física ni los acontecimientos
particulares con las ideas de las cuales estos actos o cosas son meras
representaciones. De la misma manera que el dibujo de un triángulo no es un
triángulo -es sólo una representación de esta figura ideal sin la cual no sería
posible hablar de triángulos-, un acto justo no es «la justicia en sí misma en
tanto que Idea».
Por tanto, el auténtico conocimiento no es nunca conocimiento de lo particular
o concreto, sino de lo universal abstracto: las Ideas. Un botánico no se interesa
en realidad por este ciprés, aquel pino o este otro abeto, sino que toma estos
casos particulares para llegar a la noción de conífera y, más allá, a la noción de
árbol en general y, más allá todavía, a las nociones de vegetal y ser vivo. En el
límite, y esto compete ya solamente a la filosofía, deberíamos poder llegar a la
noción general del ser.
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Por otro lado, Pitágoras concebía al hombre como una dualidad compuesta de
alma y cuerpo. Platón retoma esta teoría sobre el hombre y lo aplicará a su
pensamiento y a su Teoría de las Ideas: nos dirá que sólo el alma (su parte
racional) puede alcanzar las Ideas.
d) La influencia de Heráclito y de Parménides son también filósofos importantes
de cara al pensamiento de Platón. Heráclito había destacado que todas las
cosas están en continuo cambio. Todo fluye, decía Heráclito (a quien Platón
conocía bien, gracias a su maestro Crátilo), nada permanece, sino que todo
cuanto existe está sometido a un proceso ininterrumpido de alteración y, por
tanto, nada «es» propiamente.
Parménides, por el contrario, había destacado que lo que es no puede dejar de
ser, ya que dejar de ser es convertirse en no-ser, lo que es imposible
lógicamente. Platón crea el concepto de Mundo Sensible desde la filosofía de
Heráclito, afirma que el mundo sensible está continuamente sometido al
cambio y al devenir, de forma que nunca es propiamente, ya que siempre está
cambiando tal como nos muestran los Sentidos.
Pero Parménides tiene razón -piensa Platón- si en lugar de pensar en el mundo
que captan nuestros sentidos pensamos en aquellas entidades que, como los
números o las figuras geométricas, no se alteran. Estas tres mesas concretas
que están ahí, por ejemplo, hace cien años no existían y dentro de cien años
probablemente habrán dejado de existir, pero las nociones de «tres» y de
«mesa» no se alteran por ello. De la misma manera debe entenderse lo real
sensible: todo cuanto existe en el mundo físico es una representación de otra
realidad diferente, la del mundo de las ideas que sólo podemos captar por la
razón: el Mundo Inteligible, el mundo del ser del que nos hablaba Parménides.
3. LA TEORÍA DE LAS IDEAS
La Teoría de las Ideas constituye el núcleo desde el que se articula toda la
filosofía de Platón, es decir, es el fundamento de su ontología (concepción de
la realidad o del ser) de su epistemología (teoría del conocimiento), de su
antropología (concepción del hombre) y de su ética y política (proyecto
político).
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La teoría no apareció en la mente de Platón de la noche a la mañana sino que
se fue consolidando a lo largo de su trayectoria filosófica plasmándose en los
denominados diálogos de madurez que son Banquete, Fedón, Fedro y la
República.
Parece ser que la primera vez que apareció el vocablo “Idea” (Eidos) en su
filosofía fue en el diálogo El Eutifrón y más tarde también aparece en el Menón
cuando Sócrates le dice a Menón que no es por las diversas virtudes por lo que
le pregunta sino por la Forma (Idea-Eidos) de la virtud, de manera que todas
los diferentes tipos de virtudes participen de la virtud general. Esto lo
ejemplifica Sócrates en el texto de la siguiente manera:
- Sócrates: … “¿Te parece que una es la salud del hombre y otra la de la
mujer? ¿O es en todos los casos la misma forma, siempre que sea
salud, ya esté en el hombre, ya en cualquier ser?
- Menón: “La misma salud me parece que son la del hombre y la de la
mujer.”
Todo esto constituye el esbozo de lo que, será en los diálogos de la madurez,
la Teoría de las Ideas o Teoría de las Formas. Asimismo, por Idea (Eidos) en Platón no hay que entender las representaciones subjetivas que nos
hacemos de las cosas, sino que las Ideas son “realidades objetivas” que se
caracterizan por ser universales, inmutables, permanentes, idénticas a sí
mismas, absolutas, eternas e independientes del mundo físico.
Esta serie de realidades objetivas se encuentran en el Mundo Inteligible al
cual se accede a través de la parte racional del alma entendiendo a ésta como
principio de conocimiento racional. Frente al mundo inteligible se halla lo que
Platón denomina el Mundo Sensible, que es el mundo o la realidad que
captamos a través de los sentidos, que se caracteriza por ser finito, limitado,
mudable, cambiante, relativo, individual, etc.
Ahora bien ¿qué relación existe entre el mundo inteligible y el mundo sensible? Para explicar tal relación Platón emplea dos conceptos: el de
participación (cada árbol sensible existe porque participa de la idea de árbol)
e imitación (cada árbol sensible existe porque imita a la idea de árbol). Esto
quiere decir que algunas veces, Platón, nos dice que el mundo sensible existe
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porque participa del mundo de las ideas y, en otras ocasiones se nos dice que
el mundo sensible imita al mundo inteligible.
En cualquier caso, el mundo sensible tiene realidad o existe dado que su causa es el mundo inteligible. Por ejemplo, en la realidad que captamos
mediante los sentidos hallamos una diversidad múltiple de árboles, los cuales
existen en la medida en que participan o imitan de la Idea de Árbol, la cual
pertenece al mundo inteligible; en el mundo de las ideas, la Idea de árbol es la
unidad que justifica la existencia de la pluralidad en el mundo sensible.
Para Platón la verdadera realidad no es el mundo sensible – el mundo
perceptible –, la cual es una mera copia del mundo inteligible o mundo de las
ideas, aquel es una mera copia imperfecta de éste.
Asimismo, es necesario señalar que el Mundo de las Ideas se halla
jerarquizado, constituye una especie de pirámide en cuya cúspide se encuentra
la IDEA de BIEN –en su obra la República, libro VII, en el célebre mito de la
caverna, Platón utiliza la metáfora del sol para referirse a esta Idea-. Se puede
representar de la siguiente manera la pirámide a la que nos referimos:
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Por otro lado, debemos relacionar su teoría de las Ideas con su concepción del
cosmos; en este sentido, Platón afirmaba que el orden no puede ser el
resultado azaroso del desorden tal como había planteado Demócrito con su
teoría atomista. A su juicio, el orden sólo puede provenir del orden, y para
explicar esto Platón nos dirá que el orden que existe en la naturaleza o realidad
proviene de una INTELIGENCIA ORDENADORA – lo que era en Anaxágoras
(filósofo presocrático pluralista) el “Nous” – que él denomina DEMIURGO.
Junto a este principio Platón propone otros dos: la materia y las Ideas.
La explicación que nos ofrece del origen del cosmos es la siguiente: en un
principio lo único existente es la materia caótica, eterna, dotada de
movimientos irregulares. Sobre esta materia actuará el Demiurgo como
inteligencia ordenadora, pero de acuerdo con un plan dado que todo ser que
fabrica o construye algo lo hace de acuerdo a un MODELO que será el Mundo
de las IDEAS. La función del Demiurgo es plasmar las esencias o Ideas en la
materia lo más perfectamente posible. Si el universo no es totalmente perfecto
es porque la materia siempre introduce un factor de desorden o
indeterminación.
De esta manera, pues, las IDEAS van a ser los verdaderos principios
ontológicos, es decir, la verdadera realidad de las cosas. El mundo sensible
sólo aparecerá como una mera copia que es o existe en tanto que participa del
mundo inteligible o de las ideas. En este sentido, el concepto de
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PARTICIPACIÓN es un concepto ontológico que da realidad estructural al
mundo sensible que captamos por los sentidos dotándole de cierta
inteligibilidad, y además nos hace recordar imperfectamente al mundo de las
ideas. La realidad sensible es, por todo esto que decimos, simple imitación de
las Ideas.
Este origen del cosmos es narrado por Platón en el Timeo en forma de mito. El
carácter mítico de este relato hace difícil precisar el significado de muchos
aspectos de la narración, entre los cuales está el problema de la misma
naturaleza del demiurgo; es difícil saber si se trata de un dios o sólo es una
forma mítica de expresar la acción de las ideas sobre la materia, como
elemento configurador que impone a ésta una estructura, y de este modo,
proporciona a los seres del mundo físico la inteligibilidad y consistencia de que
la materia carece.
4. LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA
La concepción del Hombre en Platón sigue las huellas del planteamiento de
Pitágoras, es decir, retoma su postura dualista: el hombre se compone de dos
elementos o partes, cuerpo y alma. El cuerpo (soma) es esencialmente materia
y como tal pertenece al mundo sensible siendo, por tanto, mortal, finito y
perecedero. En cambio, el alma (psiqué) es la parte inmortal y más noble del
hombre, que por su propia naturaleza pertenece al mundo de las Ideas.
En el diálogo, Fedro, a través del Mito del carro alado nos narra de forma
simbólica dos aspectos esenciales de su doctrina del alma: su naturaleza
tripartita y los estados por los que pasa el alma. En dicho mito el alma pasa por
tres estados:
1º) Es la etapa de la preexistencia del alma, es decir, cuando se encuentra en
el mundo de las Ideas. En este momento el alma es simbolizada como una
especie de carro alado compuesta por dos corceles y un auriga. Los dos
caballos (uno blanco, bello y bueno y otro negro, malo y feo) representan la
parte irascible y concupiscible del alma, esto es, la voluntad o valor y los
apetitos o deseos respectivamente, mientras que el auriga, montado en el carro
que tiene las riendas del mismo se identifica con la razón o parte racional del
alma. Platón afirma que el auriga llega un momento en que no puede controlar
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al carro debido a que el corcel negro con su fuerza lo arrastra y éste cae, lo
que da lugar al segundo estado.
2º. La existencia junto al cuerpo, es decir, el alma se introduce en un cuerpo
dando lugar al Hombre, que es la unión accidental, transitoria y antinatural de
estos dos elementos. En este momento, la función del alma, es decir, de su
parte racional es controlar las necesidades, deseos y apetitos que le impone el
cuerpo, dado que este tipo de necesidades alejan al alma de su verdadero
objetivo que es la contemplación de las Ideas, de las que ya tenía conocimiento
pero que olvida al introducirse en el cuerpo, y a las que accederá con dificultad
puesto que el conocimiento de lo inteligible, de las Ideas, se verá dificultado por
inevitable mediación de los sentidos.
3º. El tercer estado es denominado como Postexistencia del alma, esto es,
cuando se produce la muerte del cuerpo y el alma separa del mismo siendo su
verdadero destino volver al mundo de las Ideas, aunque Platón plantea otro
posibilidad que es su reencarnación en otro ser vivo lo cual supone una
especie de condena para el alma, quizá debido al haber sido dominada por la
parte concupiscible que es controlada esencialmente por el cuerpo.
En suma, Platón nos describe, en primer lugar, la triple naturaleza del alma:
concupiscible (deseo) irascible (la voluntad) y la razón (conocimiento) que será
la base de su proyecto político y de su concepción de la sociedad. Además,
sitúa en el cuerpo estas tres partes: en el vientre la parte concupiscible
asociada a los deseos, las pasiones y la sensualidad, siendo su objetivo
someter el alma al bien del cuerpo; la irascible en el pecho y el corazón: es la
voluntad y el valor que quiere con entusiasmo y generosidad y anhela aquello
que es bueno y bello, y en último lugar la parte más importante, la razón,
alojada en la cabeza, parte divina del hombre, que puede mediante la dialéctica
alcanzar el conocimiento de lo inteligible y la contemplación de las ideas. El mal
no reside en ninguna de las partes sino en el desorden entre ellas, por lo que el
orden en el hombre individual tiene un único y mismo mensaje: en todo debe
dominar la racionalidad. En segundo lugar, nos habla de los estados por los
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que atraviesa su naturaleza (preexistencia, existencia y postexistencia). En
este último punto subyace una concepción religiosa del alma de influencia
pitagórica.
4. LA EPISTEMOLOGÍA O TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
La postura de Platón acerca del conocimiento aparece por primera vez en el
diálogo Menón en el que afirma que el “El conocimiento es recuerdo o
reminiscencia”: conocer es recordar. Esta tesis sólo es comprensible si
tenemos en cuenta que para Platón el alma es inmortal y además, tal afirmó en
el Mito del carro alado pasa por tres estados siendo el segundo, esto es, su
unión con el cuerpo lo que genera el olvido. De ahí que el hombre debe
aprender de nuevo el verdadero conocimiento que es alcanzar el mundo de las
Ideas en lo que la razón tiene un papel predominante. Asimismo, en dicho
diálogo Platón establece por primera vez una división del conocimiento en dos
tipos, que nos recuerda la diferencia que establecía Parménides entre la “vía
de la opinión” y “la vía de la verdad”. Se trata de la diferencia entre:
-Opinión (Doxa): es aquel tipo de conocimiento que procede del mundo
sensible que captamos por los sentidos, esto es, se trata de un conocimiento
que no es permanente ni universal puesto que está sometido al continuo
cambio de la realidad sensible.
- Episteme: es aquel tipo de conocimiento que procede de la razón y que ser
permanente y universal cuyo objeto el mundo inteligible o las Ideas.
Más tarde, en el período de madurez, en el diálogo La República (Libro VI),
Platón establece a través del “símil de la línea”, su teoría del conocimiento de
una forma más elaborada:
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Las divisiones de la línea marcan los diferentes niveles de conocimiento en
relación con los niveles de realidad. La línea representa, además, el tránsito del
conocimiento más imperfecto o de menor valor, es decir, desde las imágenes,
objeto de la imaginación hasta las ideas en sí, objeto de la inteligencia. De esta
manera, el conocimiento procede de lo más ilusorio a lo más real, de lo más
oscuro a lo más luminoso: las Ideas.
Ahora bien, el medio que nos permite pasar del conocimiento sensible al
inteligible es la Educación (Paideia) entendida como la formación del alma.
Pero ¿Qué estudios son necesarios para alcanzar el mundo inteligible? En el
libro VII Platón se pregunta:
- ¿Quieres que examinemos de qué modo se formarán tales hombres, y
cómo se los ascenderá hacia la luz, tal como dicen que algunos ha
ascendido desde el Hades hasta los dioses?
- ¿Cómo no habría de quererlo?
- Pero esto, me parece, no es como un voleo de concha, sino un volverse
del alma desde un día nocturno hasta uno verdadero; o sea, un camino
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de ascenso hacia lo que es, camino al que correctamente llamamos
“filosofía”.
Platón se dispone a continuación a mencionar los tipos de estudios que
posibilitan el conocimiento de las Ideas. Entre éstos menciona: el cálculo, la
aritmética, la geometría, la astronomía, la música y la culminación de todos
éstos, la dialéctica (arte del diálogo), que utiliza los estudios mencionados para
alcanzar la verdadera esencia de lo real que son las Ideas y la suprema Idea: la
Idea del Bien, que es la causa y la razón de las cosas bellas, rectas y buenas.
5. EL PROYECTO ÉTICO-POLÍTICO: LA REPÚBLICA.
En la carta VII (de carácter autobiográfico) Platón nos narra la experiencia
política que le tocó vivir tras la Guerra del Peloponeso en la que venció Esparta
sobre Atenas. En primer lugar, Esparta impuso la llamada Tiranía de los Treinta, es decir, treinta tiranos subieron al poder y cometieron toda una serie
de injusticias que Platón criticará. Más tarde, se produce la reinstauración de la
democracia, que fue la que condenó a su maestro Sócrates, por lo cual será
criticada por Platón cuando nos dice “Cómo es posible que un sistema tan justo como la democracia condene a muerte a un hombre tan justo como Sócrates”. Estos hechos determinaron el que Platón idease un nuevo sistema político que se fundamentase en su teoría filosófica acerca del hombre y en su Teoría de las Ideas. Esto supone que en el mundo inteligible se hallan
el conjunto de ideales morales y políticos (bondad en sí, la justicia en sí) a los
que ha de acomodarse la conducta individual y colectiva, para que se dé la
convivencia social dentro de la polis, puesto que las distintas formas de
organización política (tiranía, democracia, etc.) que se habían dado dentro de la
misma no habían conducido a crear una sociedad justa. Platón llegará a decir
que sólo desde la Filosofía podemos llegar a obtener una visión correcta
acerca de lo qué es la Justicia. Aquí se encuentra la motivación política de su
pensamiento, la finalidad política de su filosofía.
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De esta manera, el proyecto político ideal que Platón establece se localiza en
una obra que tiene como título original Politeia, cuyo subtítulo es Sobre la Justicia, y que se ha traducido como La República.
En esta obra plantea una forma de organización política basada en su teoría
sobre la naturaleza humana, es decir, el análisis tripartito que hace del alma es
la base de su concepción de la justicia y de la sociedad.
Platón divide el alma en tres partes (racional, irascible y concupiscible) de las
que se deriva tres tipos de virtudes, las cuales se correlacionan
estructuralmente con las tres clases sociales que deben componer su teoría de
la sociedad. El esquema de esta concepción de la sociedad es la siguiente:
La Justicia se hará efectiva cuando cada clase social, en correspondencia con
la virtud que domine en su alma, desempeñe la función que le corresponda
para que así se dé la armonía dentro de la polis. Ahora bien, su teoría política
descansa sobre dos principios:
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1. Principio de correlación estructural del alma y el Estado .
Este principio implica que el Estado como forma de organización política no es
algo exterior al individuo ni éste algo ajeno al Estado por más que sea un
hombre individual. En Platón existe una estrecha unión entre la Ética y la
Política, el deber moral y el bien de los ciudadanos no tienen un fin
individualista y egoísta sino que su objetivo el bien de toda la comunidad, que
es la polis. De igual manera, la Política tiene como finalidad el bien de todos los
ciudadanos. El hombre sólo adquiere su condición como ser social dentro de la
polis que es donde satisface sus necesidades materiales y se desarrolla moral
e intelectualmente. El bien de la polis y del ciudadano es lo mismo, de ahí la
correlación entre partes del alma y de la sociedad o Estado. Por ello, de la
misma manera que en el hombre individual debe ser la razón la que gobierna a
las otras partes, también en el Estado, en los gobernantes, debe dominar la
razón cuyas virtudes son la prudencia, la reflexión y la sabiduría.
2. Principio de especialización funcional.
Este principio sostiene que cada hombre y cada clase social han de
desempeñar sólo una función, aquella para la que estén naturalmente
capacitados. Este principio viene justificado desde su:
a) carácter pragmático (práctico): la especialización y la división del trabajo
aumentan la eficacia y el rendimiento.
b) teleológico (finalista): la función que cada hombre debe desempeñar viene
determinado por sus dotes naturales que se manifiestan a través de la
Educación (Paideia) o formación del alma, que tiene como objetivo no la
Igualdad social, sino determinar la facultades naturales que prevalecen en cada
hombre o mujer para asignarles una determinada clase social. Platón, al final
del libro VII de la República, afirma que las mujeres pueden llegar a gobernar si
tienen las virtudes necesarias para ello. Por ello, la Educación debe ser una
tarea única y exclusiva del Estado no de ningún ámbito privado, de ahí su
crítica a los Sofistas.
Por otro lado, Platón establece dos condiciones esenciales para que se dé la
Justicia:
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1. Abolición de la propiedad. Esto no tiene como significado abolir la propiedad
privada en general sino sólo excluir de ella a dos clases sociales: los guerreros
o guardianes y a los gobernantes, manteniéndose como medio económico de
la clase productora. La exclusión de la propiedad de las clases que protegen al
Estado y lo gobiernan tiene una razón de ser: alejarlos de que en su alma
domine la parte concupiscible y su único fin sea utilizar el poder para
enriquecerse y satisfacer a la misma. Sólo de esta manera, la unidad
incorruptible del alma supondrá la unidad incorruptible de la polis.
2. La abolición de la familia. Este tipo de abolición tiene un sentido restringido,
esto es, ni los guerreros ni los gobernantes tienen derecho a la familia porque
ésta es, para Platón una forma de propiedad que propicia las tendencias
egoístas que tendrían como único fin el enriquecimiento de la familia desde el
poder, con lo cual se rompería la unidad del Estado. Sólo la clase productora
tiene derecho a la familia y a la propiedad aunque haciendo uso de ésta de una
forma moderada.
Platón intentó llevar a la práctica este sistema político en tres ocasiones,
concretamente en Siracusa (Sicilia), dado que conocía a los gobernantes de
dicha ciudad. Pero, el resultado fue un fracaso puesto que los gobernantes no
estaban dispuestos a realizar el esfuerzo del estudio y de llevar una vida
moderada, tal como requiere su proyecto político, sino que llevaban más bien
una vida de excesos cometiendo delitos que le alejan de las virtudes que son
necesarias para lograr tal fin.
6. LOS DIÁLOGOS DE VEJEZ: LA AUTOCRÍTICA.
En los denominados diálogos de vejez, Platón lleva a cabo una autocrítica de
sus anteriores planteamientos filosóficos, fundamentales sobre dos aspectos:
a) Sobre la teorías de las Ideas y la Idea de Bien. En el diálogo titulado
Parménides, las Ideas no son consideradas como una realidad independiente
del mundo sino como conceptos que crea el propio pensamiento para hacer
comprensible la realidad, es decir, las ideas son la formas de la multiplicidad.
Además, en el Filebo, la Idea de Bien no ocupa la cúspide del Mundo de las
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Ideas, sino que alcanzar el Bien es lograr la forma de vida propia del hombre
que busca la justa proporción entre placer (sentidos) y la inteligencia (razón).
b) Con respecto al ámbito de la Política, Platón abandona el proyecto utópico
de La República y adopta una postura más realista que se refleja en diálogos
como El Político y Las Leyes , en los que se nos dice que las leyes constituyen
el referente que debe ordenar a gobernantes y ciudadanos, esto es, el principio
de legalidad sustituye al saber propio de los filósofos. Además, la sociedad no
debe estructurarse en la existencia de tres clases sociales con funciones
limitadas, sino que todos los ciudadanos serán propietarios, defensores de la
ciudad y candidatos a desempeñar las distintas magistraturas y cargos
políticos.