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SIMBOLOGÍA OUROBOROS Año. l. Annus entre los romanos, que ciertos autores han allegado a anus (anillo) [el annus magnus es el período que tarda en su rotación el ciclo zodiacal para volver a su posición primera]. A la diosa Anna Perenna (¿anillo de los años?), se dedicaban plegarias al comienzo del año nuevo. Simbolizado por el círculo, y por el ciclo, la significación del año coincide con la del Zodíaco. De acuerdo con la imagen griega de ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, que tiene una mitad blanca y otra negra, los astrólogos dividen el año en hemisferio masculino, espiritual, que va del equinoccio de otoño al de primavera, y su punto medio (es decir el solsticio de invierno) es la puerta de los dioses, y en hemisferio femenino, material, que va del equinoccio de primavera al del otoño y cuyo centro (el solsticio de verano) es la puerta de los hombres (véase Les portes de l'année, SERP). 2. De una manera general el año simboliza la medida de un proceso cíclico completo. Comporta en efecto sus fases ascendente y descendente, evolutiva e involutiva, sus estaciones, y anuncia un retorno periódico del mismo ciclo. Es un modelo reducido del ciclo cósmico. Por ello puede significar no solamente los 365 días del año solar, sino todo conjunto cíclico. Añadirle una unidad, dejando aparte el complemento cuatrienal, simboliza la salida del ciclo, de todo ciclo, es decir, la muerte y la inmovilidad, o la permanencia y la eternidad. En los relatos mitológicos irlandeses [así como en la narrativa popular tradicional] que torpemente intentan traducir las concepciones metafísicas más elevadas en términos accesibles al entendimiento, un año y un día son un símbolo de la eternidad. Estrictamente equivalente es el símbolo de una noche y un día: cuando el dios Dagda cede a su hijo Mac Oc su residencia del Bruig na Boind para un día y una noche, la cede para la eternidad. La unidad añadida es la abertura que permite salir del círculo, escapar al ciclo. Descanso: El descanso de Dios después de la creación no se refiere a un estado estático. Descanso no significa no hacer 1

Simbología Ouroboros

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SIMBOLOGA OUROBOROS

Ao. l. Annus entre los romanos, que ciertos autores han allegado a anus (anillo) [el annus magnus es el perodo que tarda en su rotacin el ciclo zodiacal para volver a su posicin primera]. A la diosa Anna Perenna (anillo de los aos?), se dedicaban plegarias al comienzo del ao nuevo. Simbolizado por el crculo, y por el ciclo, la significacin del ao coincide con la del Zodaco. De acuerdo con la imagen griega de ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, que tiene una mitad blanca y otra negra, los astrlogos dividen el ao en hemisferio masculino, espiritual, que va del equinoccio de otoo al de primavera, y su punto medio (es decir el solsticio de invierno) es la puerta de los dioses, y en hemisferio femenino, material, que va del equinoccio de primavera al del otoo y cuyo centro (el solsticio de verano) es la puerta de los hombres (vase Les portes de l'anne, SERP). 2. De una manera general el ao simboliza la medida de un proceso cclico completo. Comporta en efecto sus fases ascendente y descendente, evolutiva e involutiva, sus estaciones, y anuncia un retorno peridico del mismo ciclo. Es un modelo reducido del ciclo csmico. Por ello puede significar no solamente los 365 das del ao solar, sino todo conjunto cclico. Aadirle una unidad, dejando aparte el complemento cuatrienal, simboliza la salida del ciclo, de todo ciclo, es decir, la muerte y la inmovilidad, o la permanencia y la eternidad. En los relatos mitolgicos irlandeses [as como en la narrativa popular tradicional] que torpemente intentan traducir las concepciones metafsicas ms elevadas en trminos accesibles al entendimiento, un ao y un da son un smbolo de la eternidad. Estrictamente equivalente es el smbolo de una noche y un da: cuando el dios Dagda cede a su hijo Mac Oc su residencia del Bruig na Boind para un da y una noche, la cede para la eternidad. La unidad aadida es la abertura que permite salir del crculo, escapar al ciclo.

Descanso: El descanso de Dios despus de la creacin no se refiere a un estado esttico. Descanso no significa no hacer nada, ni parar un proceso de desarrollo. El descanso de Dios es una pausa creadora, que inaugura un nuevo aspecto (*** Pero la cag esto tiene que ver con mi vida, el sueo y todo, todo vino en este proceso***). Este descanso est consagrado a la bendicin y a la santificacin, es decir a una nueva transferencia de energa a la creacin: la elevacin a un nuevo nivel, que podra ser el de la conciencia. El descanso de Dios tras la creacin simboliza la totalidad de los das. El sptimo dia est en relacin con el primero, la perfeccin se ha consumado, el ciclo comienza. La imagen de la serpiente que se muerde la cola, el ouroboros, que se encuentra en numerosas tradiciones, posee la misma significacin. Comienzo y fin se renen y la energa csmica circula en la totalidad. Encontramos aqu el tema del concepto circular que ilustra un texto de Juan en el Apocalipsis, que dice: Yo soy el alfa y la omega (20,6) (WOLB). El descanso recompensa una consumacin o ms bien es su trmino. El que marcha por el buen camino encuentra el descanso de su alma (Jer 6,16); la beatitud del ser. Este sentido dado por el Antiguo Testamento se vuelve a encontrar igualmente en el Nuevo (Mt 2,29). Aqu descanso se toma en el sentido de seguridad. El descanso aparece entonces como un estado de equilibrio y de unidad. M.-M.D.

Dragn. l. El dragn se nos presenta esencialmente como un guardin severo o corno un smbolo del mal y de las tendencias demoniacas. Es en efecto el guardin de los tesoros escondidos, y como tal el adversario que debe vencerse para poder acceder a ellos. En el Occidente es el guardin del Vellocino de Oro y del Jardn de las Hesprides; en la China, segn un cuento de los rang, es el guardin de la Perla; la leyenda de Sigfrido confirma que el tesoro guardado por el dragn no es sino la inmortalidad. El dragn como smbolo demonaco se identifica en realidad con la serpiente: Orgenes confirma esta identidad a propsito del salmo 74 (Leviatn). Las cabezas de dragones rotas, las serpientes destruidas, prueban la victoria de Cristo sobre el mal. Adems de la conocida imaginera de san Miguel, o de san Jorge, el propio Cristo se representa a veces pisando los dragones. El patriarca zen Huei-neng ve tambin en los dragones y las serpientes los smbolos del odio y del mal. El terrible Fudo (Acala) nipn, que domina al dragn, vence con ello la ignorancia y la obscuridad. 2. Pero estos aspectos negativos no son los nicos ni los ms importantes. El simbolismo del dragn es ambivalente, cosa que expresa por otra parte la imaginera extremo- oriental de los dos dragones enfrentados, que aparece tambin en el arte medieval, y ms particularmente en el hermetismo europeo y musulmn, donde tal enfrentamiento adopta una forma anloga a la del caduceo. Es la neutralizacin de las tendencias adversas, las del azufre y el mercurio alqumicos (mientras que la naturaleza latente, no desarrollada, se representa por el ouroboros, el dragn que se muerde la cola). Tambin en el Extremo Oriente, el dragn comporta aspectos diversos por lo que tiene de animal acutico, terreno -quizs subterrneo- y celeste a la vez; en lo cual se lo ha podido comparar a Quetzalcoatl, la serpiente emplumada de los aztecas. Se ha intentado, aunque sin ningn xito, distinguir entre el dragn long (acutico) y el dragn k'uei (terreno); existe en el Japn una distincin popular entre las cuatro especies celeste, pluvial, terrestre-acutica y subterrnea. 3. En realidad, no se trata ms que de aspectos distintos de un smbolo nico, que es el del principio activo y demirgico: poder divino, soplo espiritual, dice Grousset; smbolo celeste en todo caso, potencia de vida y de manifestacin, l escupe las aguas primordiales o el Huevo del mundo, lo que le hace ser una imagen del Verbo creador. Es el nubarrn que se despliega por encima de nuestras cabezas y vierte los aguaceros fertilizantes. Es el principio k 'ien, origen del cielo y productor de la lluvia, cuyos seis trazos son seis dragones enganchados; su sangre, dice tambin el Yi-king, es negra y amarilla, colores primordiales del cielo y de la tierra. Los seis trazos del hexagrama k'ien representan tradicionalmente las seis etapas de la manifestacin, desde el dragn escondido, potencial, no manifestado, no actuante, hasta el dragn terco, que retorna al principio, pasando por el dragn visto en el campo, el dragn brincador y el dragn volador. 4. El dragn se identifica segn la doctrina hind con el Principio, con Agni o con Prajapliti. El matador de dragn es el sacrificador que aplaca el poder divino y se identifica con l; el dragn produce el soma, que es elixir de inmortalidad; es el soma de la oblacin sacrificial. El poder del dragn, ensea Chuang-tse, es algo misterioso: es la resolucin de los contrarios; por esta razn, segn l, Confucio vio en Lao-tse la personificacin misma del dragn. Por otra parte, si el dragn-soma procura la inmortalidad, el dragn chino conduce tambin a ella: los dragones volantes son monturas de Inmortales; ellos los elevan hacia el Cielo; Huang-ti, que haba utilizado el dragn para vencer las malas tendencias, subi al cielo a lomos de Dragn un dragn. Pero l a su vez era dragn, lo mismo que Fo-hi, el soberano primordial que recibi el Ho-t'u de un caballo-dragn; gracias al dragn Yu el Grande pudo organizar el mundo drenando las aguas sobreabundantes: el dragn, enviado del cielo, le abri la va (k'ai tao). 5. Potencia celeste, creadora, ordenadora, el dragn es naturalmente el smbolo del emperador. Es de sealar que este simbolismo se aplica no slo en la China, sino tambin entre los celtas, y que un texto hebreo habla del Dragn celeste como de un rey sobre su trono. Est asociado en efecto al rayo (escupe fuego) y a la fertilidad (trae la lluvia). Simboliza asi las funciones reales y los ritmos de la vida, que garantizan el orden y la prosperidad. Por esta razn se ha convertido en el emblema del emperador. Lo mismo que se exponen retratos de ste, cuando hace estragos la sequa, se hace una imagen del dragn Yin y comienza entonces a llover (ORAD, 1,361). El dragn es una manifestacin de la omnipotencia imperial china: la cara del dragn significa la cara del emperador; el paso del dragn es la andadura majestuosa del jefe; la perla del dragn, que ste posee en la garganta, es el brillo indiscutible de la palabra del jefe, la perfeccin de su pensamiento y de sus rdenes. No se discute la perla del dragn, declar recientemente Mao Tse Tung. 6. Aunque el simbolismo acutico sigue siendo evidentemente capital, aunque los dragones viven en el agua y hacen surgir manantiales y aunque el rey dragn es rey de los naga (pero se identifica, tambin aqui, con la serpiente) el dragn est sobre todo vinculado a la produccin de la lluvia y del trueno, manifestacin de la actividad celeste. Por unir la tierra y el agua, es el smbolo de la lluvia celeste que fecunda la tierra. Las danzas del dragn y la exposicin de dragones de color apropiado permiten obtener la lluvia, bendicin del cielo. En consecuencia el dragn es signo de buen augurio y su aparicin es la consagracin de los reinos dichosos. Ocurre a veces que de sus fauces abiertas salen follajes, que son smbolo de germinacin. El trueno es inseparable de la lluvia; su vnculo con el dragn se refiere a la nocin de principio activo, demirgico; Huang-ti, que era dragn, era tambin genio del trueno; en Camboya el dragn acutico posee una gema cuyo brillo -y relmpago provoca la lluvia. 7. La llegada del trueno, que es la del yang, la de la vida, la de la vegetacin y de la renovacin cclica, est representada por la aparicin del dragn, que corresponde a la primavera, al este, al color verde: el dragn se eleva por el cielo en el equinoccio de primavera, y se hunde adentro del abismo en el quinoccio de otoo; cosa que traducen las posiciones de las estrellas kio y la-kio, Espiga de la Virgen y Arcturus, los cuernos del dragn. La utilizacin del dragn para el adorno de las puertas en Oriente demuestra tambin un simbolismo cclico, pero ms bien de naturaleza solsticial. Astronmicamente, la cabeza y la cola del Dragn son los ndulos de la luna, los puntos donde tienen lugar los eclipses: de ah el simbolismo chino del dragn devorando a la luna y aquel arbigo de la cola del Dragn como regin tenebrosa. Incorporamos aqu un aspecto obscuro del simbolismo del dragn, pero la ambivalencia es constante: el dragn es yang como signo del trueno y de la primavera, de la actividad celeste; es yin como soberano de las regiones acuticas; yang en cuanto se identifica con el caballo, con el len -animales solares-, con las espadas; yin en cuanto es metamorfosis de un pez o se identifica con la serpiente; yang como principio geomntico; yin como principio alqumico (mercurio) (BEL T. BURA. BHAB. CHAT. CHOO. COOH, COMD. CORT. DURV. ELIY. ELIF. EPEM. GRAD, GRAP. GRAR, GROC, GUEV. GUET. GUES. HOUD. KALL. LECC. LIOT. MATM. OGRJ. ORIC. PORA. SECA. SOUL. SOUN. SOYS). P.G. 8. El dragn rojo es el emblema del Pas de Gales. El Mabinogi de Lldd y Llewelys cuenta la lucha del dragn rojo y el dragn blanco; este ltimo simboliza a los sajones invasores. Finalmente los dos dragones, ebrios de hidromiel, son enterrados en el centro de la isla de Bretaa, en Oxford, dentro de un cofre de piedra. La isla no deba sufrir ninguna invasin mientras ellos no hubieran sido descubiertos (CELT, 6,451- 430 452; CHAB, 391A01). El dragn encerrado es el smbolo de las fuerzas escondidas y contenidas: las dos caras de un ser velado. El dragn blanco tiene los colores lvidos de la muerte, el dragn rojo los de la clera y la violencia. Los dos dragones enterrados juntos significan la fusin de su destino. La clera se ha apaciguado, pero los dragones podran resurgir juntos. Permanecen como una amenaza. como una potencia virtual pronta a lanzarse contra todo nuevo invasor. 9. Se puede relacionar la imagen de la ballena arrojando a Jons con la simblica del dragn. monstruo que engulle y vuelve a escupir a su presa despus de haberla transfigurado. Esta imagen de origen mtico solar representa al hroe engullido por el dragn. Vencido el monstruo, el hroe adquiere una eterna juventud. Consumado el viaje a los infiernos, vuelve de nuevo del pas de los muertos y de la prisin nocturna de la mar (DA VS, 225). El anlisis de c.G. Jung ha sacado partido de este mito que la experiencia clnica ha hallado tambin en los sueos, y de su interpretacin tradicional: el mito familiar de Jons y de la ballena, en el que el hroe es engullido por un monstruo marino que lo traslada durante la noche sobre el mar, de oeste a este, simboliza el camino del sol desde el crepsculo al alba. El hroe, explica J.L. Henderson, se hunde en las tinieblas, que representan una especie de muerte ... la lucha entre el hroe y el dragn ... manifiesta el tema arquetpico del triunfo del yo sobre las tendencias regresivas. Para la mayor parte de la gente el lado tenebroso, negativo, de la personalidad permanece inconsciente. El hroe por lo contrario debe darse cuenta de que la sombra existe y de que puede extraer fuerza de ella. Necesita llegar a un acuerdo con sus poderes destructivos si quiere llegar a ser lo bastante terrible como para vencer al dragn. En otras palabras, el yo no puede triunfar sino despus de haber dominado y asimilado la sombra (JUNS, 120). El mismo autor cita en idntico sentido la aceptacin por Fausto del desafo de Mefistfeles, desafo de la vida, desafo de lo inconsciente: a travs de l, a travs de lo que ha credo ser la bsqueda del mal, desemboca en los horizontes de la salvacin. Todos los dragones de nuestra vida son quizs princesas que esperan de nosotros vernos bellos y animosos. Todas las cosas aterradoras no son quiz ms que cosas sin socorro que esperan que nosotros las socorramos (R.M. Rilke. Canas a un joven poeta). El dragn est ante todo en nosotros.

Eternidad. l. La eternidad simboliza lo que est privado de lmite. Segn Boecio, la eternidad es una posesin simultnea y perfecta de una existencia sin trmino (De consolatione, S). Recoge las definiciones dadas antes de l por los filsofos. As, para Plotino, la eternidad es una vida que persiste en su identidad, siempre presente en s misma en su totalidad (Las Enadas, 3,7). Hablando de la eternidad, san Buenaventura dir que la simplicidad y la invisibilidad que son los mundos del centro pertenecen a la eternidad (Quaestiones disputatae, De mysterio Trinitatis, q. S, arto 1,7-8). Dante har alusin al punto en el cual todos los tiempos estn presentes (Paraso, 17,18). Es un acto vital de una intensidad infinita. M.-M.D. 2. La eternidad representa la infinitud del tiempo independiente de toda contingencia limitativa, es la afirmacin de la existencia en la negacin del tiempo. Irlanda, que como cualquier otro pueblo, no posea ningn medio de hacer comprender esta nocin inaccesible a la inteligencia humana, resolvi yuxtaponer simblicamente el tiempo humano, fijo, inmutable, de regularidad cclica, contra el cual el hombre no puede nada, y el tiempo divino, de lmites elsticos, en el cual varios siglos son como un ao o inversamente. Rompieron el ciclo por la adicin de una unidad. Un ao y un da, un da y una noche [mil y una noches] se han convertido as en smbolos de la eternidad (OGAC, 18,148-150). L.G. 3. Muchas figuras evocan la eternidad; una diosa que tiene en sus manos la luna y el sol o un cetro y el cuerno de la abundancia, o sentada sobre un globo circundado de estrellas, o ceida por un cngulo de estrellas. A la eternidad se aade generalmente una idea de beatitud. En razn de su longevidad legendaria, el elefante, el ciervo, el fnix y el dragn simbolizan tambin la eternidad; del mismo modo, pero en razn de su forma circular, la serpiente adujada o mordindose la cola (ouroboros). La eternidad es la ausencia o la solucin de los conflictos, la superacin de las contradicciones, en el plano csmico y en el espiritual. Es la perfecta integracin del ser en su principio; es la intensidad absoluta y permanente de la vida, que escapa a todas las vicisitudes de los cambios y, en particular, a las del tiempo. Para el hombre, el deseo de eternidad refleja su lucha incesante contra el tiempo y, ms an quizs, su lucha por una vida tan intensa que triunfe para siempre sobre la muerte. La eternidad no est tanto en el inmovilismo como en el torbellino; est en la intensidad del acto.Comment by M. Iturriaga: ojo

Laceras, almocrabes. l. En las obras de arte o en los motivos decorativos, las laceras son un smbolo acutico que representa la ondulacin y el cabalgar de las olas (kyrna), o tambin la vibracin del aire. En muchas cosmogonas, la vibracin sera la propia naturaleza de la accin creadora, de la energa y de toda existencia. 2. Las laceras son un motivo que aparece constantemente en el arte cltico y sobre todo en la iluminacin de cdices irlandesa. Ladrillo Simbolizan la misma nocin que el ouroboros: el movimiento sin fin de la evolucin y la involucin a travs de la maraa de los innumerables hechos csmicos y humanos (HEN1. passim). 3. Es conocida la predileccin de Leonardo da Vinci, y luego de Alberto Durero, por las laceras: el pintor de Nuremberg haba descubierto en las laceras, escribe Marcel Brion, un elemento de curiosidad intelectual, de belleza plstica y de misterio que corresponda a sus propias aspiraciones (BRIL, 193). Para ambos artistas, el dibujo de laceras se inscribe en el esfuerzo de reconstruccin de la unidad perdida ... Las laceras constituven una especie de forma simblica de toda' la bsqueda de Leonardo en pos de la unidad perdida, una imagen del pensamiento de este hombre, un retrato del propio hombre, un resumen de su filosofia, una proyeccin de las circunvoluciones de esta apasionante inteligencia (BR1L, 194,197). Las laceras de Leonardo se comparan a un baptisterio de planta octogonal, con sus desarrollos en mltiplos de ~ ocho, y representan entonces el lugar de la iluminacin y de la transfiguracin, el punto central donde la visin del hombre abraza en su totalidad y en su unidad el sistema del universo y descubre sus secretos, y donde el orden sublime de la naturaleza se le revela mostrando su construccin armoniosa (BR1L, 210). En el artculo ~ cruz pueden verse las laceras sobre el palo del suplicio, que ensanchan esta interpretacin hasta comprender en una misma unidad el mundo de la naturaleza y el de la gracia. Se concibe entonces que las laceras sean menos una invitacin a salir de esta unidad que a entrar en ella, para participar de su misteriosa energa y para identificar de alguna manera el alma del iniciado, no slo con el alma del mundo, sino con la propia naturaleza de la divinidad.

Nueve. l. En los escritos homricos este nmero tiene un valor ritual. Demter recorre el mundo durante nueve das a la busca de su hija Persfone; Leto sufre durante nueve das y nueve noches los dolores del.parto; las nueve Musas han nacido de Zeus en nueve noches de amor. Nueve parece ser la medida de las gestaciones y las bsquedas fructuosas, y simboliza el coronamiento de los esfuerzos, el trmino de una creacin. 2. Los ngeles, segn el pseudo Dionisio Areopagita, estn jerarquizados en nueve coros, o tres tradas: la perfeccin de la perfeccin, el orden en el orden, la unidad en la unidad. 3. Cada mundo est simbolizado por un tringulo, una cifra ternaria: el cielo, la tierra, los infiernos. Nue~e es la totalidad de los tres mundos. 4. Nueve es uno de los nmeros de las esferas celestes. Simtricamente, tambin es el de los circulos infernales. sta es la razn de los nu~ve nudos del bamb taosta, de las nueve (o las siete) muescas del abedul axial siberiano. Es tambin la razn de los nueve grados del trono imperial chino y las nueve puertas que lo separan del mundo exterior, pues el microcosmos es a la imagen del cielo. A los nueve cielos se oponen las nueve fuentes, que son la morada de los muertos. Los cielos budistas son igualmente nueve, pero, segn Huai-nan tse, el cielo chino tiene 9 alturas y 9999 esquinas. El nmero 9 es bsico en la mayor parte de las ceremonias taostas del tiempo de los Han. Nueve es el nmero de la plenitud: 9 es el nmero del yang. Por ello los calderos de Yu son nueve 761 y el cinabrio alqumico slo es potable a la novena transmutacin. 5. Nueve es tambin la medida del espacio chino: nmero de los cuadrados del lo-chu, nmero de las regiones de donde los nueve pastores trajeron el metal para la fundicin de los nueve calderos. Posteriormente la China contaba 18 provincias, o sea, dos veces 9; pero, segn Sseuma ts'ien, ocupaba la 1181 parte del mundo. En el mito de Huangti, Tch'e-yeu no es uno, sino 81 ( 72), que expresa la totalidad de una cofrada. Y no es por azar que el Tao-te King cuenta con 81 captulos (9 por 9). P.G. 6. Si para Dante, como para muchos otros, nueve es el nmero del cielo, tambin es el de Beatriz, que en s misma es smbolo del amor (GRAP, GUEO). 7. Segn el esoterismo islmico, descender nueve escalones sin caerse significa haber dominado los nueve sentidos. Es tambin el nmero que, correspondiendo a las nueve aberturas del hombre, simboliza para ste las vas de comunicacin con el mundo. 8. Entre los aztecas, el rey tecoco Nezahualcoyotl, construy un templo de nueve plantas, como los nueve cielos o las nueve etapas que deba recorrer el alma para alcanzar el reposo eterno. Estaba dedicado al Dios desconocido y creador de todas las cosas, el de la inmediata vecindad, aquel por quien vivimos (MYTF, 187). En la mitologa mesoamericana, la cifra nueve simboliza pues los nueve cielos sobre los que gravita el sol. Adems, nueve es la cifra sagrada de la diosa luna: en la glptica maya, 8o10n Tiku (diosa nueve) es la diosa de la luna llena (GIRP, 309). Para los aztecas, nueve es especificamente la cifra simblica de las cosas terrenas y nocturnas; el infierno est hecho de nueve plantas y el panten azteca cuenta con nueve divinidades nocturnas gobernadas por el dios de los infiernos, que se sita, en su lista, en el quinto lugar, en medio pues de los ocho restantes. En la mayor parte de las cosmologas indias existen igualmente nueve mundos subterrneos. Entre los maya, el nmero nueve, considerado por lo contrario como fasto, es particularmente importante en magia y medicina (THOH). La divinidad Nueve del noveno da es la serpiente, que dirige tambin el treceavo da. Pero en la creencia popular azteca el nmero nueve, al estar ligado a las divinidades de la noche, el infierno y la muerte, es nmero temible. 9. El nmero nueve desempea un papel eminerite, tanto en la mitologa como en los ritos chamnicos de los pueblos turco-mongoles. A la divisin del cielo en .nueve capas se asocia frecuentemente la creencia en los nueve hijos o servidores de Dios que, segn Gonzarov, corresponden a nueve estrellas adoradas por los mongoles. Los chuvache del Volga, que clasifican a sus dioses en grupos de nueve, observan ritos de sacrificio que comprenden a menudo a nueve sacrificadores, nueve vctimas, nueve copas, etc. Los cheremisse 'paganos ofrecen al dios del cielo nueve panes y nueve copas de hidromiel. Los yakuto colocan tambin nueve copas sobre sus altares de sacrificio; a ttulo de comparacin mencionemos que, segn Masmudi, los sabeos sirios organizaban su clero segn los nueve circulos celestes (HARA, II 7-11 8). A.G. 10. Segn Ren AlIendy (ALLN, 256s), el nmero nueve aparece como el nmero completo del anlisis total. Es el smbolo de la multiplicidad que retorna a la unidad y, por extensin, el de la solidaridad csmica y la redencin. Todo nmero, sea cual fuere, dice Avicena, no es sino el nmero nueve o su mltiplo ms un excedente, pues los signos de los nmeros no tienen ms que nueve caracteres y valores con el cero. Los egipcios llamaban al nmero nueve la montaa del sol: la gran novena est hecha de la evolucin en los tres mundos, divino, natural e intelectual, del arquetipo trinitario Osiris- Isis-Horus que representa la esencia, la substancia y la vida. Para los platnicos de Alejandria, la Trinidad divina primordial se subdivide tambin en tres, formando los nueve principios. Voluntariamente, aade AlIendy, la arquitectura cristiana procura expresar el nmero nueve: as el, santuario de Paray-Ie-Monial est iluminado por nueve ventanas. 11. En las enseanzas de la ms antigua secta filosfica de la India, la Vaiseshika, se encuentran nueve principios universales. La principios, el primero comprende la Noche, el Cielo y el Tiempo; el segundo, el ter, la Luz y los Astros; el tercero, el Sol, la Luna y la Naturaleza; estos principios constituyen los nueve aspectos simblicos del universo. El nmero nueve, dice Parmnides, concierne a las cosas absolutas. Las nueve musas representan, por las ciencias y las artes, la suma de los conocimientos humanos. Litrgicamente la novena representa la terminacin, el tiempo completo. sta exista en el culto mazdeo y se la encuentra en el Zend A dvesta , donde numerosos ritos purificatorios se forman con una triple repeticin ternaria: as las vestimentas de un muerto deben lavarse nueve veces, tres veces con orina, tres veces con tierra y tres veces con agua. Esta triple repeticin ternaria se encuentra en numerosos ritos de magia y brujera. 12. Siendo tres el nmero novador, su cuadrado representa la universalidad. Es significativo que tantos cuentos, de todo origen, expresen lo infinito, el supernmero, por la repeticin del nueve, como los 999 999 fravashis de los antiguos iranios: guardaban la simiente de Zoroastro, de la que deban nacer todos los profetas. El Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, imagen del retomo de lo mltiple a lo uno, es decir, de la unicidad primordial y final, se relaciona grficamente con la reproduccin del nmero nueve en mltiples alfabetos: tibetano, persa, hiertico, armenio, egipcio, etc. Msticamente esta acepcin del nueve lo emparenta el Hak de los sufes, suprema etapa de la Va, beatitud que conduce al lena: la aniquilacin del individuo en la totalidad de nuevo encontrada; o como dice Allendy, (da prdida de la personalidad en el amor universal. La tradicin india precisa esta acepcin redentora del smbolo nueve, con las nueve encarnaciones sucesivas de Vishn que, cada vez, se sacrifica para la salvacin de los hombres. Del mismo modo, segn los Evangelios, Jess es crucificado en la tercera hora, comienza su agona en la sexta (crepsculo) y ex pira a la novena. Claude de Saint-Martin vea en el nueve la destruccin de todo cuerpo y de la virtud de 762 todo cuerpo. Los francmasones, concluye Allendy, lo consideran el nmero eterno de la inmortalidad humana y adems son nueve los maestros que encuentran el cuerpo perdido y la tumba de Hiram. Siguiendo la simblica masnica, el nmero 9 representa tambin, en su grafismo, una germinacin hacia abajo, y por tanto materal; mientras que la cifra 6 representa por lo contrario una germinacin hacia arriba, y en consecuencia espiritual. Estos dos nmeros son el comienzo de una espiral. En el orden humano el nmero 9 es (en efecto) el de los meses necesarios para la terminacin del fetQ, que sin embargo est completamente formado desde el sptimo mes (se puede observar tambin que el nmero 6 es el de la terminacin de la creacin, que culmina en el sexto da con la aparicin del hombre). El nmero .9 es el 3 a la segunda potencia. Los nmeros 7 y 9 son los factores de 63, edad c1imatrica del hombre y duracin media de la vida (BUM,277). 13 .. El nmero nueve interviene frecuentemente en la imagen del mundo descrita por la Teogona de Hesodo. Nueve das y nueve noches son la medida del tiempo que separa el cielo de la tierra y sta del infierno: ((U n yunque de bronce cae del cielo durante nueve das y nueve noches, antes de alcanzar, al dcimo da, la tierra; y asimismo un yunque de bronce cae de la tierra durante nueve das y nueve noches antes de alcanzar, al dcimo da, el Trtaro (HEST, v. 720-725). Tambin el castigo de los dioses perjuros consiste e.n permanecer nueve aos completos lejos del Olimpo, donde se asienta el consejo y se celebra el banquete de las divinidades (ibid., 60-61). 14. Por ser el nueve el ltimo de la serie de las cifras, anuncia a la vez un fin y un nuevo comienzo, es decir, una transposicin a un nuevo plano. Se encontrara aqu la idea de nuevo nacimiento y germinacin, al mismo tiempo que la de muerte; ideas cuya existencia hemos sealado en varias culturas a propsito de los valores simblicos de este nmero. ltimo nmero del universo manifestado, abre la fase de las transmutaciones. Expresa el fin de un ciclo, el trmino de una carrera, el cierre del anillo. Ilustracin 1 Ouroboros. Disco de bronce. Arte del Benn.

Ouroboros. Serpiente que se muerde la cola y que encerrada sobre s misma simboliza un ciclo de evolucin. Este smbolo encierra al mismo tiempo las ideas de movimiento, continuidad, autofecundacin y, en consecuencia, de perpetuo retomo. La forma circular de la imagen ha dado lugar a otra interpretacin: la unin del mundo ctnico, figurado por la serpiente, y el mundo celeste, figurado por el crculo. Esta interpretacin la confirma el hecho de que el ouroboros, en ciertas representaciones, es mitad negro, mitad blanco. Significa por tanto la unin de dos principios opuestos, como cielo y tierra, bien y mal, da y noche, yang y yin, y de todos los valores de que tales opuestos son portadores (-+ serpiente, -+ dragn).

Retorno, regreso, 1. Todo el simbolismo csmico, todas las andaduras espirituales y los smbolos que les son comunes, como el ~ laberinto, el ->- manda/a, la ~ escala o la ~ alquimia, marcan un retomo al origen, al Edn, una reintegracin de la manifestacin a su principio. Habiendo el -+ punto contenido el crculo. segn Angelus Silesius, el -> crculo regresa al punto. El hombre primordial o el hombre verdadero (chen-jen), reintegrado al estado ednico, ha regresado de la circunferencia al centro. Ahora bien, el centro del mundo, el centro del Edn, es el punto de comunicacin entre tierra y cielo, a partir del cual se obtienen los estados suprahumanos. Antes de examinar algunas aplicaciones particulares de este simbolismo, sealemos en l otro aspecto: el de los ciclos temporales. Es el retomo del da y el desvanecimiento de las tinieblas, ligados a los mitos de Isis y Osiris, de Artemisa y Apolo, al de los Ashvin hindes, y al de Amaterasu; el regreso del verano y la desaparicin del invierno, ligados al simbolismo de Jano y al de las puertas solsticiales, al de los trigramas k 'ien y k 'uen, y al de la alternancia de yin y yang. ' Es el regreso de la ->- codorniz liberada de las fauces del lobo y, de otra manera, el regreso del infierno. Es, dira tambin Shabestar, el regreso del alba de la resurreccin tras el obscurecimiento doctrinal progresivo, y es tambin la luz del nuevo advenimiento en la apoteosis de la Jerusaln celestial. La reintegracin al centro se expresa por la espiral involutiva. El carcter chino hoei, que traduce esta nocin, tiene originalmente la forma de una espiral. El retomo (fan) es el flujo del Tao (cf. Tao-te King, C. 40). El alejamiento, la expansin, implica el regreso (ibid., C. 25); y tambin regresar a la raz es quietud (ibid., C. 16). Se utiliza adems, aunque en una acepcin ms tcnica, la expresin huan-yuan (hacer volver al origen). El yoga, escribe Arthur Avalon, es un movimiento de retomo ,al manantiai, el proceso inverso de la manifestacin, la reintegracin al centro del ser. Esto se traduce por la marcha contra corriente (uflina sOdhana) por el movimiento regresivo (u/ta): ingestin del soplo, ascensin del semen, unin interna del sol y la luna. Este regreso a la indiferenciacin, al embrin, a la ma- 880 triz, al origen de los tiempos, se expresa tambin en el budismo por el conocimiento de las vas anteriores. La anamnesis analtica es tambin un retomo a las fuentes. Las tcnicas taostas -as como las del Tratado de la Flor de oro- asocian el yoga al simbolismo alqumico. El movimiento retrgrado o regresivo del aliento y del semen, del eh 'i y del ching, se practica en ellas. La fuerza verdadera regresa gota a gota a la fuente. Se unen como el fuego y el agua, el yang y el yin, y producen el embrin de inmortalidad, que corresponde al estado anterior a la separacin del ming y del sing, del cielo y de la tierra. Este embrin sale por s mismo de los lmites corporales para regresar al principio. El regreso a la madre, a la matriz, es decir a la indistincin primordial, a la humedad, es lo que la alquimia occidental designa como la disolucin: es la obra al negro, la noche, la muerte previa a la restauracin de la luz y al nuevo nacimiento. Un simbolismo de la misma naturaleza se vuelve a encontrar en el esoterismo islmico, que lo identifica a veces expresamente con el de la alquimia. La palabra ta 'wi 1, que designa la interpretacin de los smbolos, tiene en s misma el sentido de volver, regresar a la fuente, es decir pasar de las apariencias a la realidad, de la forma a la esencia; la va espiritual es una va regresiva, conduce de la multiplicidad a la unidad, de la periferia al centro: El fin es el retomo, escribe Shabestari. Porque, segn el propio Corn, la creacin, producida por Dios, regresa a l (AVAS, CHRC. CORT, ELIY, ELIF, ELIM. GRIF, GUED. GUET. LIOT). P.G. 2. Todo el dinamsmo de la filosofia neoplatnica est concebido segn el esquema de la emanacin del U no y del regreso al U no. ste es igualmente el modelo metafisico en el que se inscriben las grandes teologas, las Sumas de la edad media, y especialmente la de santo Toms de Aquino; esta ltima parte del estudio de Dios y de la creacin y pasa luego al de la moral, que es un regreso a Dios por la va de Cristo. El smbolo del retomo es el de la fase final de un ciclo. Todo el pensamiento hermtico, hecha 881 abstraccin de las diferencias de contenido, reposa igualmente en un esquema intelectual semejante de la unidad csmica. sta se expresa en la iconografia tradicional por el -> ouroboros, imagen del Uno ~l Todo-, su forma circular, smbolo del mundo, es tambin una alusin al principio de cierre o al secreto hermtico. Expresa adems la duracin indefinida, concebida bajo el aspecto de un perpetuo retomo. Lo que no tiene ni fin ni comienzo)~ (VANA, 18). Slo una concepcin lineal de un tiempo limitado para cada ser, despus de lo cual el ser se aniquila totalmente, representa la muerte como el viaje sin retomo, aquel del que no se vuelve jams y que no desemboca en nada. Viene de situar el centro de la vida, del cosmos y de la creacin, slo en esta tierra y nicamente en el ser particular que desaparece. No ocurre lo mismo en las concepciones que admiten una transcendencia y para las cuales la muerte no es ms que una de las ~ puertas por donde pasa el ciclo de la vida. [En una recensin sobre el Mythe de I'ternel retour, de M. liade, en otra parte citado, Ren Gunon comienza con estas palabras, que aclaran la confusin corriente respecto de este smbolo: El ttulo de este pequeo volumen, que por otra parte no corresponde exactamente a su contenido, no nos parece muy afortunado, porque hace inevitablemente pensar en las concepciones modernas a las cuales se aplica habitualmente este nombre de "eterno retomo", y que, adems de la confusin de la eternidad con la duracin indefinida, implican la existencia de una repeticin' imposible, y netamente contraria a la verdadera nocin tradicional de los ciclos, segn la cual hay solamente correspondencia y no identidad; hay en suma, dentro del orden macrocsmico, una diferencia comparable a la que existe, dentro del orden microcsmico, entre la idea de la reencarnacin y la del pasaje del ser a travs de los estados mltiples de la manifestacn. De hecho, no es de esto que trata el libro de M. liade y lo que l entiende por "repeticin" no es sino la reproduccin o ms bien la imitacin ritual de "lo que fue hecho en el comienzo"~~ (GUEE, p. 25).) Rey Revolcarse. Revolcarse por el suelo, sobre la arena o sobre las rocas evoca el mito de Anteo, que es invulnerable mientras est en contacto con su madre tierra. Para vencer al gigante, Heracles (Hrcules) debe levantarlo sobre sus hombros, donde puede ahogarlo apretndole con todas sus fuerzas. El contacto con la tierra simboliza la necesidad de penetrarse de las fuerzas telricas, de beber del seno materno, no ya por la boca, sino por todos los poros, en pocas palabras, de recargarse de energa. La teraputica recomienda, al parecer, los baos de lodo, especialmente para mejorar los -> vasos sanguneos y favorecer la circulacin. El estar acostado mismamente en el suelo, como para volver a entrar en la tierra, corresponde simblicamente a un paso por el reposo de la muerte, de donde se renacer regenerado, con nuevo vigor, para afirmarse luego al estar de pie. Revolcarse da una ima- ' gen de los mitos de la muerte y de la resurreccin.

Serpiente. Tanto como el hombre, pero contrariamente a l, la serpiente se distingue de todas las especies animales. Si el hombre se situara al trmino de un largo esfuerzo gentico , deberamos tambin, necesariamente, situar a semejante criatura fra, sin patas, ni pelos, ni plumas, en el comienzo del mismo esfuerzo. En este sentido, hombre y serpiente son opuestos, complementarios o rivales. En este sentido tambin, hay algo de serpiente en el hombre y, singularmente, en la parte de l que su entendimiento controla menos. U n psicoanalista (JUNH, 237) dice que la serpiente es un vertebrado que encarna la psique inferior, el psiquismo oscuro, lo raro, incomprensible, o misterioso. No hay sin embargo nada ms comn que una serpiente, nada ms simple. Pero no hay sin duda nada ms escandaloso para el espritu, en virtud de esta misma simplicidad. l. En las fuentes de la vida: serpiente, alma y libido. Viajando por el Camern del sur hemos observado que los pigmeos, en su lenguaje de caza, representan la serpiente con un trazo sobre el suelo. Algunas inscripciones de la poca paleoltica no tienen sin duda otra significacin. Se puede decir que as se reduce la serpiente a su expresin primera. No es ms que una lnea, pero una lnea vIV1l:nte; una abstraccin, pero, segn la expresin de Andr Virel, una abstraccin encarnada. La lnea no tiene ni comienzo ni fin; si se anima se hace susceptible de todas las representaciones, de todas las metamorfosis. De la lnea no se ve ms que la parte prxima, presente, manifiesta. Pero se sabe que ella prosigue, ms ac y ms all, en lo invisible indefinido. Ocurre lo mismo con la serpiente. La serpiente visible sobre la tierra en el instante de su manifestacin es una hierofana. Ms ac y ms all, sentimos que prosigue, en lo material indefinido, o si se quiere en lo primordial indiferenciado. depsito de todas las latencias. subyacente a la tierra manifestada. La serpiente visible es una hierofana de lo sagrado natural, no espiritual sino material. En el mundo diurno surge como un fantasma palpable. pero. que se desliza entre los dedos como se deslIza a travs del tiempo contable, del espacio medible y de las reglas de lo razonable, para refugiarse en el mundo de abajo. del que proviene, y donde se la imagina, intemporal, permanente e inmvil en su plenitud. . Rpida como el relmpago. la serpiente visible surge siempre de una boca de sombra. falla o grieta, para escupir la muerte o la vida, antes de retomar a lo invisible. O bien deja esta apariencia macho para hacerse hembra: se aduja, abraza, aprieta, ahoga, deglute, digiere y duerme. Esta serpiente hembra es la invisible serpiente-prncipe, que habita las capas profundas de. la conciencia y las capas profundas de la tierra. Es enigmtica, secreta; uno no puede prever sus decisiones, repentinas como sus metamorfosis. Se sirve de los sexos como de todos los contrarios; es hembra, y tambin macho, ~emela en s misma, como tantos grandes dIOses creadores que son siempre, en su representacin primera, serpientes csmicas. La serpiente no presenta pues un arquetipo si~o un complejo arquetpico, ligado a la fna, viscosa y subterrnea noche de los origenes: Todas las serpientes posibles forman en conjunto una nica multiplicidad. prim?rdial. una indesmembrable cosa pnmordlal, que no cesa de desenredarse, de desaparecer y de renacef (KEYM, 20). Pero cul es entonces esta cosa primordial sino la vida en su latencia, o, como dice Keyserling, la capa de vida ms profunda? Es el depsito, el potencial, del que provienen todas las manifestaciones. La vida del bajo fondo debe precisamente reflejarse en la cu!'ciencia diurna en forma de serpiente, aade este autor, y precisa: Los caldeos tenan una. sola palabra para vida y serpiente. ~a ~Isma observacin se encuentra en Rene Guenon. El simbolismo de la serpiente est efectivamente ligado a la idea misma de la vida; en arbigo la serpiente es el-hayyah y la vida el-hayal (GUES . 159) Y aade, lo cual. es ca- 926 pital. que El-Hay, uno de los principales nombres divinos, debe traducirse no por el viviente, como se hace a menudo, sino por el vivifican te, el que da la vida o el que es el principio mismo de la vida. , La serpiente visible no aparece pues mas que como la breve encamacin de una Gran Serpiente invisible, causal y atemporal, duea del principio vital y de todas las fuerzas de la naturaleza. Es un viejo dios primero que encontramos al comienzo de todas las cosmognesis, antes d~ que las relIgIOnes del espritu lo destronen. El es lo que anima y lo que mantiene. En el plano humano, es el doble smbolo del alma y de la libido. La serpiente, escribe Bachelard (BACR. 212), es uno de los arquetipos ms importantes del alma humana. En el tan trismo es la Kundalini, enroscada en la base de la columna vertebral, sobre el chakra del estado del sueo' cierra con su boca el meato del pene (D~RS, 343). Cuando se despierta,.la serpiente silba y se empina, y la ascenslOn .suceslva de los chakras tiene lugar: es la subida de la libido, la manifestacin renovada de la vida. Serpiente con discos de jade. Arte maya 2. La serpiente csmica. Desde el punto de vista macrocsmico, la Kundalini tiene por homloga la serpiente Ananta, que encierra en sus anillos la base del eje del mundo. Asociada a Vishn y a Shiva. Ananta simboliza el desarrollo y la reabsorcin cclica, pero, como guardiana del nadir, es la portadora del mundo, al que aseg~ra ~u estabilidad. Para construir la casa mdla, que 927 como toda casa debe encontrarse en el -> centro del mundo, se hunde una estaca en la cabeza del naga subterrneo cuyo emplazamiento ha sido determinado por un geomante. Los portadores del mundo son a veces __ elefantes, -> toros, -> tortugas, -> cocodrilos, etc. Pero stos no lo son ms que como sustitutos o complementos teriomorfos de la serpiente, en su funcin primera. As, la palabra snscrita naga quiere decir a la vez elefante y serpiente (KRAM, 193); lo cual ha de compararse a la homologa entre la serpiente y el tapir en la representacin del mundo de los maya-quich (GIRP, 267s). De estos animales de podef muchas veces no se representan ms que las fauces, al extremo de un cuerpo de serpiente, o bien estn soportados por una serpiente. En todos los casos expresan el aspecto terreno, es decir, la agresividad y la fuerza de la manifestacin del gran dios de las tinieblas, que es universalmente la serpiente. Hay dos maneras de mantener: puede hacerse sosteniendo, o puede hacerse abrazando la creacin en un crculo continuo, que impida su desintegracin. Esto es lo que hace tambin la serpiente cuando se muerde la cola en la forma del ...... ouroboros. La circunferencia viene aqu a completar el centro para sugerir, segn la expresin de Nicols de Cusa. la idea misma de Dios. El ouroboros es tambin smbolo de manifestacin y de reabsorcin cclicas; es unin sexual en s mismo, autofecundador permanente, como lo muestra su cola hundida en su boca; es perpetua transmutacin de muerte en vida, ya que sus colmillos inyectan veneno en su propio cuerpo o, segn los trminos de Bachelard, es la dialctica material de la vida y de la muerte, la muerte que sale de la vida y la vida que sale de la muerte. Aunque evoca la imagen del -> crculo, corresponde sobre todo a la dinmica de ste, es decir a la primera ...... rueda, de apariencia inmvil porque slo gira sobre s misma, pero cuyo movimiento es una rotacin indefinida. Animador universal, el ouroboros no es solamente el promotor de la vida, lo es tambin de la duracin: crea el tiempo, como la vida, en si mismo. Se lo representa a menudo en forma de cable de cadena para Serpiente simbolizar la cadena de las horas. En cuanto ocasiona el movimiento de los astros, es sin duda la primera figuracin, la madre del zodaco. El ouroboros, viejo smbolo de un viejo dios natural destronado por el espritu, sigue siendo una gran divinidad cosmogrfica y geogrfica: est grabado, en la periferia de todas las primeras imgenes del mundo, como por ejemplo en el conocido disco de Benn ya reproducido (FROC, p. 147-148) -sin duda la ms antigua mago mundi de los negros africanos- donde cie con su lnea sinuosa. asociando los contrarios, los ocanos primordiales, en medio de los cuales flota el -> cuadrado de la tierra. Temible en sus cleras, se convierte en el Leviatn hebreo, en el Midgardorm escandinavo, ms antiguo que los propios dioses, segn la Edda; provoca las mareas cuando bebe, y las tempestades cuando resopla. En las cosmognesis es el propio ocano y sus nueve espirales rodean el crculo del mundo, mientras que la dcima, deslizndose por debajo de la creacin, forma el Styx, segn la Teogona de Hesodo. Se dira una mano que recoge al final de la carrera lo que la otra ha lanzado; y tal es justamente el sentido, en definitiva, de esta emanacin de la indiferenciacin primordial, de donde todo proviene y a donde todo retorna para regenerarse. Los infiernos y los ocanos, el agua primordial y la tierra profunda, no forman ms que una materia prima, una substancia primordial, que es la serpiente. Espritu del agua primera, es el espritu de toda las aguas, sean las de abajo, las que corren por la superficie de la tierra, o las de arriba. Innumerables rvs de Grecia y del Asia menor, subraya Krappe (KRAM, 205), llevan el nombre de Ophis o de Draco; es tambin el padre Rin, el Sena Deus Sequana, la madre Ganges, cuya importancia religiosa es notoria, y la madre Volga, el ro-dios. Ciertos atributos teriomorfos precisan a menudo la funcin terrena o celeste de esta divinidad de las aguas: as se explica el Tber cornudo de Virgilio, imagen en la cual la serpiente se anexiona el poder del ...... toro, representado por los cuernos; del mismo modo Aqueloo, el ro ms grande de la Grecia antigua, toma alternativamente las apariencias de serpiente y de toro para afrontar a Heracles. Divinidad de las nubes y de las lluvias fertilizantes, la serpiente adquiere a veces los poderes del -+ morueco (es la serpiente criocfala, frecuente en la iconografia cltica y sobre todo en la glica) o del pjaro (son los dragones alados del Extremo Oriente y sus homlogos del panten mesoamericano, las serpientes emplumadas). Conocida es la importancia fundamental que revisten tales imgenes simblicas en esas dos grandes civilizaciones agrarias que conceden particular atencin a los fenmenos meteorolgicos. El dragn celeste es, en el Extremo Oriente, el padre mtico de numerosas dinastas, y los emperadores de la China lo llevaban bordado en sus estandartes para significar el origen divino de su monarqua. En las mitologas amerindias, subraya Alexander (ALEC, 125ss), desde Mxico hasta el Per, el mito del pjaro-serpiente coincide con las religiones ms antiguas de la cultura del maz; est asociado a la humedad y a las aguas de la tierra ... sin embargo en sus formas ms elevadas permanece siempre ligado al cielo. No es solamente la serpiente de plumas verdes y la serpiente nube con barba de lluvia, sino tambin el hijo de la serpiente, la casa de los rocos y ... el seor del alba ... La serpiente emplumada es en primer lugar la nube de lluvia y, de manera privilegiada, el cmulo con reflejos plateados de mitad del verano -de ah su otro nombre de Dios blanco-, cuyo vientre negro deja escapar el sudor de lluvia ... En Nuevo Mxico se la representa como un cuerpo de serpiente que lleva sobre su espalda el cmulo y cuya lengua es el relmpago dentado. Se recordar que el dragn chino nada en medio de olas de cmulos exactamente semejantes. 3. El viejo dios. el ancestro mtico. Convertida en antepasado mtico y hroe cvilizador -cuya forma ms comn es el Quetzalcoatl de los toltecas, adoptado luego por los aztecas-, se encama Y se sacrifica por el gnero humano. La iconografia india nos ilustra sobre el sentido de semejante sacrificio. As, el Cdice de Dresde presenta al pjaro de presa hundiendo sus garras en el cuerpo de la serpiente para extraer de ella la 928 sangre destinada a formar al hombre civilizado: el dios (serpiente) vuelve aqu contra si mismo su atributo de poder celeste, el pjaro solar, para fecundar la tierra de los hombres, pues ese dios es la nube, y su sangre es la lluvia nutricia que har posible el maz y al hombre de maz (GIRP, 269). Habra mucho que decir sobre este sacrificio, que no es solamente el de la nube; es tambin la muerte del deseo, en el cumplimiento de su misin de amor. En un plano ms concretamente cosmognico -que, en el sufismo, se convierte en la base de una mstica- es el desgarramiento de la unicidad primera, doble en una, que se separa en esos dos componentes para hacer posible el orden humano. Para Jacques Soustelle el sacrificio de Quetzalcoatl es una reasuncin del esquema clsico de la iniciacin, hecho de una muerte seguida de renacimiento: se convierte en el sol y muere en el oeste para renacer en el este; dos en uno y dialctico en s mismo, es el protector de los gemelos. El mismo complejo simblico vuelve a encontrarse en el frica negra entre los dogon, para quienes Nommo, dios de agua, Serpiente devorando a un hombre. Arte mejicano (Codex Borbonicus, Pars) 929 representado en forma de -+ angupedo, es el ancestro mtico y el hroe civilizador que lleva a los hombres sus ms preciosos bienes culturales: la herrera y los cereales; tambin l es doble y uno, y se sacrifica por la nueva humanidad. An se podran citar muchos otros ejemplos sacados de tradiciones africanas, especialmente el de Dan o Da, gran divinidad del Benn y de la Costa de los Esclavos, que es la serpiente y ((el fetiche arco iris (MAUG). En el vud haitiano l mismo se convierte en Damballah-Weddo, que preside las fuentes y los ros, pues su naturaleza es a la vez movimiento yagua; la piedra de rayo le est consagrada; no acepta que sus servidores -es decir sus posedos- invoquen a las divinidades que practican a la vez el mal y el bien, a excepcin de los gemelos, que le estn allegados. Es tambin el relmpago y, por excelencia, el dios de la fuerza y de la fecundidad (METV). Ahora bien, Dan es an hoy en Dahomey, el viejo dios natural, el ouroboros de ese disco de Benn que describimos antes, andrgino y gemelo (MERF). As se explica el culto de las pitones sagradas conservadas en los templos de Abomey; se les consagran muchachas, que se desposan ritualmente con los dioses en la poca de la siembra. Para los yoruba, Dan es Oshumare, el arco iris, que enlaza lo alto y lo bajo del mundo y no aparece sino despus de la lluvia. Los pueblos de la costa de Guinea, segn el testimonio de Bozman referido por Frazer (FRAG, 5,66-67), invocan a la serpiente en los perodos de sequa o de lluvias excesivas. Todos estos ejemplos tomados de civilizaciones que se han elaborado independientemente de la nuestra, explican los orgenes de esta funcin meteorolgica de la serpiente, cuyo rastro se encuentra tambin en nuestro folklore: Est universalmente extendida, dice Krappe (KRAM, 18 1), la idea de que el arco iris es una serpiente que apaga la sed en el mar, idea puesta de manifiesto en Francia (Sebillot), pero tambin entre los pieles rojas de Nevada, entre los boro ro de Amrica del sur, en frica del sur y en la India. Todas estas acepciones no son ms que otras tantas aplicaciones, en un determinado mbito, del mito de la gran serpiente original, expresin de lo primordial indife- Serpiente renciado. Est en el alfa, pero tambin en la omega, de toda manifestacin; lo que explica su importante significacin escatolgica, cuestin sta que nos obliga a volver al tema de la complejsima evolucin del smbolo de la serpiente en nuestra propia civilizacin. Recordemos en primer lugar que, para los bata k de Malasia, una serpiente csmica vive en las regiones subterrneas y destruir el mundo (ELlC, 259). Para los huichol tiene dos cabezas, que no son sino dos monstruosas mandbulas abiertas al oeste y al este, por las cuales escupe el sol naciente y engulle el sol poniente. Llegamos as al dios creador ms antiguo del mundo mediterrneo, la serpiente Atum, padre de la Enada de Helipolis. Esta serpiente escupe, al principio de los tiempos, la creacin entera, tras haber emergido por s misma de lasaguas primordiales; como que estaba sola, los textos dudan sobre el origen de semejante escupitajo; algunos dicen que proviene no de su boca sino de su sexo, y que Atum se habra masturbado a tal efecto; surge as la primera pareja de dioses, ((Chtu y Phtenis, que ponen al mundo Geb y Nut, respectivamente, el aire y la humedad, la tierra y el cielo (OAUE). Despus de lo cual, habiendo estos dioses procreado los detalles de la tierra y de los hombres, todo fue. Entonces segn refiere el Libro de los Muertos, Atum se yergue ante su creacin y declara: Yo soy lo que permanece ... el mundo volver al caos, a lo indiferenciado, yo me transformar entonces en serpiente que ningn hombre conoce, que ningn dios ha visto! (MORR, 222-223). Ninguna mitologa ha sido tan severa al describir la Gran Serpiente original. Atum no arriesga nada engulliendo el sol. Poco puede importarle a ella lo que aqul gobierna, ese infierno cotidiano en el que nuestra vida se deshace y se regenera. Slo es serpiente antes y despus de la continuidad espacio-temporal entera, all donde ni dioses ni hombres pueden acceder; es verdaderamente el prmer dios antiguo, el deus otiosus natural en su transcendencia implacable. Los infiernos terrenos que cotidianamente atraviesa el astro del da para asegurar su regeneracin estn enteramente puestos sin embargo -en Egipto como en otras partesbajo el signo de la serpiente. Si Atum no tiene ningn papel en este drama, es no obstante quien lo ilumina desde fuera; despojada de su forma ofidia, se convierte cada tarde en el dios del sol poniente, que indica al oeste la va de acceso a las profundidades. Luego se hunde bajo la tierra, sobre una barca, donde coloca a su alrededor toda su corte celeste. La idea de que todo el vientre de la tierra. donde se opera la alquimia de la regeneracin, sea ofidio por excelencia, aparece en cada detalle de la minuciosa descripcin que se da en el Libro de los Muertos: el camino a recorrer est dividido en doce cmaras, que corresponden a las doce horas de la noche. La barca solar atraviesa en primer lugar extensiones arenosas, habitadas por serpientes; pronto se transforma ella misma en serpiente. A la sptima hora aparece una nueva figura ofidia, Apofis, monstruosa encarnacin del seor de los infiernos que prefigura el Satn bblico y llena con sus espirales una eminencia de cuatrocientos cincuenta codos de larga... Su voz dirige a los dioses hacia l, Y ellos lo hieren. Este episodio marca la cspide del drama. A la undcima hora, la cuerda que tira de la barca se convierte en una serpiente. Y por fin en el curso de la duodcima hora, en la cmara del crepsculo, la barca solar es arrastrada a travs de una serpiente de mil trescientos codos de larga, y cuando sale por las fauces de la serpiente, el sol naciente aparece sobre el seno de la tierra madre en forma de escarabajo: el astro del da ha nacido de nuevo para emprender su ascensin (ERMR, 271-272). En resumen, el sol debe pues hacerse l mismo serpiente para luchar contra otras serpientes -una sobre todo- antes de ser digerido y expulsado por el intestino serpentiforme de la tierra. Habra mucho q~e decir sobre este desarrollo de un complejO de engullidor-engullido, al lado del cual la aventura de Jons parece simple. Globalmente la serpiente aparece aqu como la gran regeneradora e iniciadora, ~uea. del vientre del mundo, y como este mismo vientre, al mismo tiempo que como enemiga -en el sentido dialctico del trmino- del sol, 930 por tanto de la luz, y por lo mismo de la parte espiritual del hombre. . El libro sagrado de los egipcios para mejor desarrollar estos aspectos contradictorios de la entidad simblica inicial, los separa en otras tantas serpientes; pero el papel preeminente que se le consagra a Apofis mu~stra que, entre todas las valencias de la serpiente originalmente confundidas, la de una potencia hostil est manifestndose. Ello conlleva la valoracin positiva del espritu y la valoracin negativa de las fuerzas naturales, inexplicables, peligrosas, por las cuales ~e elaborar poco a poco el concepto no ya fislco, sino moral, del mal, de un mal intrnseco No estamos todava ah en el caso de A~ofis, pero se inicia el sendero que ms tarde se convertir en un camino real. Pues la significacin de Apofis resulta a"?~igu~: por una parte, en la sptima hora, dlOge el mismo hacia su cuerpo a los dioses que van a herirlo; desempea pues un papel positivo y, en suma, contrario a su inters ~~osta, en el cumplimiento de la regeneraclOn solar; por otra parte los sacerdotes de Helipolis lo consideran el Enemigo, cuando en el curso de ceremonias conjuratorias pisotean Y aplastan su efigie contra el suelo de sus templos para ayudar a Ra, prncipe de la luz, .a triunfar sobre este primer prncipe de las tinieblas: eso se cumple por la maana, a medioda y por la tarde, as como en ciertos perodos del ao, o bien cuando una, tempestad se desencadenaba, cuando llovla abundantemente o cuando tena lugar un eclipse de sol (JAMM, 180): este eclipse, precisa Maspro, significa que Ra est sucumbiendo en la liza contra Apofis. 4. El vivificador-inspirador: la serpiente mdico y adivino. Ms que una voluntad de hegemona del espritu en detrime~to de l~s . fuerzas naturales, hay que ver aquI un afan por equilibrar estas dos fuerzas fundamentales del ser, impidiendo que una de ellas -la que no es controlable- intente prevalecer sobre la otra. El mismo afn se vuelve a encontrar en la mitologia griega, con el episodio de la lucha de Zeus contra --+ Tifn, equivalente de Apofis. Tifn, hijo de ~aya (la tierra) o de Hera, no es ya una serpiente, sino un monstruoso dragn de cien cabezas, 931 rodeado de vboras de cintura para abajo, y ms grande que las montaas (GRID). Encarna pues justamente la desmesura de las fuerzas naturales, sublevadas contra el espritu. Es significativo que, para vencer a este sublevado, Zeus no disponga ms que de la ayuda de su hija Atenea, la Razn, mientras que todos los dems olmpicos atemorizados van a refugiarse en --+ Egipto -ese Egipto mtico que se convertir en el smbolo de la naturaleza bestial- donde se transforman en animales. La naturaleza infernal de Tifn viene confirmada por su descendencia: l engendra la hidra de Lema, la Quimera y dos perros, Orthos y Cerbero. Pero Cerbero (~ perro) no es en s malfico. Desempea un papel dialctica mente positivo en esos infiernos griegos donde se consuma el ciclo perpetuo de la regeneracin. El pensamiento griego, como el pensamiento egipcio, no ataca pues a la serpiente ms que en la medida en que ella quiere llevar el cosmos de nuevo al caos. Por lo contrario en la medida en que contina siendo la otra cara indispensable del espritu, la vivificadora, la inspiradora, por la cual sube la savia de las races a la cpula del rbol, es admitida e incluso glorificada. As todas las grandes diosas de la naturaleza, esas diosas madres que aparecern en el cristianismo con la forma de Mara, ~ madre de Dios encarnado, tienen la serpiente por atributo. Pero la madre de Cristo, segunda Eva, le aplastar la cabeza en lugar de escucharla. Es en primer lugar sis, que lleva sobre la frente la cobra real. el ~ uraeus de oro puro, smbolo de soberana, de conocimiento, de vida y de juventud divinas; son luego Cibeles y Demter, y esa diosa cretense de las serpientes que tambin es ctnica. Es significativo que en la poca de Amenofis 11, el uraeus se represente igualmente como el soporte del disco solar (DAUE, PIED, ERMR. GRID). La misma Atenea, por celeste que sea su origen, tiene a la serpiente por atributo y qu ms claro smbolo de la alianza entre razn y fuerzas naturales que el mito de Laoconte, donde las serpientes surgidas del mar para castigar al sacerdote sacrlego, van luego a adujarse al pie de la estatua de Atenea? El papel de inspirador de la serpiente aparece a plena luz en los mitos y los ritos rela- Serpiente ti vos a la historia y al culto de las dos grandes divinidades de la poesa. de la msica, de la medicina y sobre todo de la adivinacin, que son Apolo y Dionisos. Apolo, el ms solar, el ms olmpico de los olmpicos, inaugura, podra decirse, su carrera liberando el orculo de Delfos de esta otra hipertrofia de las fuerzas naturales que es la serpiente' Pitn. Esto no significa negar que haya alma e inteligencia en la naturaleza, como lo subrayar Aristteles (GUTG, 219), sino por lo contrario liberar a esta alma y a esta inteligenca profunda e inspiradora, que han de fecundar al espritu y asegurar as' el orden que l se propone establecer. Apolo est en este sentido lejos de oponerse a Dionisos, y todos los autores modernos estn hoy de acuerdo sobre este punto (GUTG. MAGE. TEAD). Lo que ocurre es que l proviene del polo opuesto del ser, y sabe que la complementariedad de ambos polos es indispensable para la realizacin de la armona, que es un fin supremo. As el trance y el xtasis, por dionisacos que sean, no estn excluidos del mundo apolneo: la Pitia, que no profetiza ms que en trances, es el ejemplo de ello. Significativa es a este respecto la historia de Casandra, de la que Apolo haba de enamorarse; Casandra nace con un hermano gemelo, Helenos; sus padres los olvidan en un templo de Apolo despus de las fiestas celebradas en honor de su nacimiento. Al da siguiente, por la maana, cuando van a buscarlos, se los encuentran dormidos, y ven cmo dos serpientes estan aplicando la lengua sobre sus rganos sensoriales para purificarlos. A los gritos de los padres asustados, los animales se retiran a los laureles sagrados. Los nios, seguidamente, revelan el don de profeca que la purificacin de las serpientes les ha comunicado (GRID, 80). Esta purificacin parece muy prxima a la catarsis pitagrica, en la que se reconoce unnimemente la influencia apolnea. Generalmente, aade Grimal, se cuenta que Casandra era una profetisa inspirada. El dios tomaba posesin de ella y ella emitia sus orculos en un delirio. Helenos, por lo contrario, interpretaba el porvenir segn los pjaros y los signos exteriores. Esto quiere decir palmariamente que ambas caras de la igualmente originarias de la serpiente. Significativo tambin es el mito de lamos, hijo de Apolo y de una mortal: criado por dos serpientes que lo alimentan de miel, se convierte en sacerdote y padre del largo linaje sacerdotal de los imidas (GRIO). Melampo, a la vez adivino Y mdico, tiene las orejas purificadas por serpientes, de modo que entiende el lenguaje de los pjaros; se le llama el hombre de los pies negros>., y la tradicin pretende que al nacer su madre lo instal a la sombra, pero que dej sus pies expuestos al sol por inadvertencia (GRIO, 282). Aqu la ciencia de la serpiente extiende igualmente su poder sobre el reino de la sombra y sobre el de la luz, concilia el alma y el espritu, las dos zonas de la conciencia, la sagrada zquierda Y la sagrada derecha. Pero en el mundo griego es la figura de Dionisos la que encarna ms totalmente la sagrada izquierda, fundamentalmente asociada a la imagen de la serpiente. Guthrie (GUTG, 169ss) precisa simultneamente que el apogeo del culto dionisaco coincide en Grecia con el de la perfeccin literaria y que el mayor de los dones de Dionisos era un sentimiento de libertad total. As el Gran Libertador aparece histricamente en el momento en el que, con la perfeccin de lo escrito, se instaura en la ciudad el triunfo del Logos helnico. Los xtasis colectivos. los trances, las posesiones -insurrecciones de la serpiente del ser- aparecen desde entonces como una revancha de la naturaleza sobre la ley, hija de la sola razn, que tiende a oP~mirla. Es en suma un retorno a la armonta por el exceso, al equilibrio por una locura transitoria; es una teraputica de la serpiente. 932 el dominio de la sociedad sobre el hombre se impone cada vez ms. Esta tenaz voluntad de emancipacin de la naturaleza humana contra la dictadura de la razn dar nacimiento a las sectas gnsticas, a las cofradas de derviches y, en el mundo cristiano, a toda una categoria de herejas que combatir I.a Iglesia romana. Cada uno de estos movImientos lucha a su manera contra la condena de la serpiente: ningn ser, proclaman los peratas, gnsticos del siglo 111, ni en el cielo, ni sobre la tierra, ni en los infiernos. se ha formado sin 'Ia serpiente). (DORl, 51). Y los ofitas -cuyo nombre es por s solo una profesin de fe- aaden: Nosotros veneramos a la serpiente porque Dios la ha hecho causa de la gnosis para la humanidad ... Nuestros intestinos, gracias a los cuales nos alimentamos y vivimos, no reproducen acaso la figura de la serpiente'? (DORl, 44). Esta analoga, que no deja de recordar la de la serpiente y el ~ laberinto, anticipa sorprendentemente los descubrimiento~ m~dernos concernientes a las bases del pSlqulsmo. Al mismo tiempo aclara el origen de las prcticas adivinatorias fundadas s~bre el examen de las vsceras. Algunas SOCIedades animistas que an no ha destruido el mundo moderno persisten en mantener vivaz y activa esta corriente de pensamiento paralela, que en los dems lugares ha desap~~~ido casi del todo. Nos referimos al zar ablslntO y sobre. todo al vud del Dahomey y de Hait (~ caballo). No cabe duda de que los xtasis, los trances y las posesiones existan mucho antes de la venida de Dionisos; haban nacido con las religiones naturales y el culto de las grandes diosas ctnicas, que como hemos dicho tenan todas a la serpiente por atributo. Pero en este momento histrico, cuando se dibujan en Atenas el pensamiento y la sociedad modernos, crece de nuevo el fervor a tales diosas con tanta fuerza que subsistirn para siempre huellas de l en este mundo donde Pero todo eso est contenido en germen y perfectamente explicado en imgenes en la historia del propio Dionisos. Con el nombre de Zagreo o Sabacio nace, segn la tradicin cretense, frigia y finalmente ~ca, de l~ unin de Zeus y Persfone, es deCIr, del esplritu y el alma, del cielo y de la tierra. Para realizar esta unin, la tradicin dice que Zeus se transforma en serpiente. Es decir que el Espritu, por muy divinizado que est reconoce la anterioridad de lo increado pri~ordial, de lo que l mismo ha ~lido, y en donde hay que volver a sumergtrse para regenerarse Y fructificar. Pero Dionisos es tambin, esencialmente, el Iniciado, que deber sacrificarse para renacer y actuar. Tambin l es desgarrado por los Titanes, para 933 renacer por la voluntad reafirmada de Zeus, el Espritu. Solamente entonces las Bacantes y los cortejos de posesos podrn como Atenea aguantar la serpiente en la mano. El aplogo queda claro: muestra que la serpiente no es en s misma buena o mala, sino que posee ambas valencias, pues el ser de la serpiente, afirma Jacob Boehme (BOEM, 209), ha sido ... una gran fuerza ... Esto es lo que comprenden bien los sabios conocedores de la naturaleza, a saber, que reside en la serpiente un arte excelente, y que hay incluso virtud en su sel'. La serpiente no es mdico, es medicina; as debe ser comprendido el ~ caduceo, cuyo bastn est hecho para ser cogido con la mano. El espritu es el terapeuta que debe experimentarlo en primer lugar sobre s mismo, para aprender a hacer uso de l en beneficio del cuerpo social. De lo contrario mata en lugar de curar, trae el desequilibrio y una locura del carcter en lugar de armonizar las relaciones entre el ser y la razn. De ah la importancia de los guas espirituales que encabezan las cofradas iniciticas. Son en cierto modo terapeutas del alma -en el sentido griego de la palabra-, psicoanalistas avant la lettre o ms bien psicagogos. Si no han hecho morir y renacer en ellos la serpiente, no practican ms que un psicoanlisis salvaje y nocivo. Es lo que ocurrir con la decadencia de las sociedades dionisacas, consecutiva a la clandestinidad en que las encierra el mundo moderno. Aun cuando este mundo se reclama de los antiguos, parece que olvida la leccin de templanza que se desprende del conjunto de su mitologa cada vez que sta trata de la serpiente; condicin de todo equilibrio, esta templanza parece en algunos sentidos prxima a la sabiduria de la serpiente, de la que habla Cristo. Nuestro libros esotricos ms grandes se han inspirado en ella; as el Tarot. SU XIV arcano, la Templanza, situada entre la Muerte y el Diablo, tiene sin embargo una significacin manifiesta: un ngel, vestido mitad de rojo y mitad de azul -mitad de tierra y mitad de cielo- vierte alternativamente entre dos vasos, uno rojo y otro azul, un lquido incoloro y serpentino; estos dos vasos simbolizan los dos polos del ser; el enlace, el Serpiente vehculo de su intercambio, indefinidamente repetido, es el dios de agua, la serpiente. Esta lmina es el smbolo de la alquimia, escribe Van Rijnberk, el historiador del Tarot, el cual aade que expresa de una manera evidente el dogma de la transmigracin de las almas y de la reencarnacin (RUT, 249). Basta con recordar, aade por ltimo, que en griego clsico metaggismos, el acto de trasvasar, se toma como sinnimo de metempsicosis. Eso confirma nuestra hiptesis segn la cual el fluido de la Templanza representa la serpiente. Pues las tradiciones grecolatinas hablan constantemente de reencarnaciones en forma de serpiente: tal era la creencia ateniense cencerniente a la serpiente sagrada de la Acrpolis, que segn creencia general defenda la ciudad. Representaba el alma de Erecteo, hombre serpiente, considerado como un antiguo rey de Atenas y a menudo identificado con Poseidn. Una leyenda absurda haca de l un hroe civilizador que habria trado el trigo de Egipto (GRIO y FRAG, 4,84-86). De la misma manera se crea en Tebas que los reyes y las reinas de la ciudad, despus de su muerte, se transforniaban en serpientes (FRAG, ibid.). En toda Grecia la costumbre popular exiga que se derramasen libaciones de leche sobre las tumbas por las almas de los. difuntos, reencarnados en serpiente. A la muerte de Plotino se deca que una serpiente se haba escapado de la boca del filsofo con su ltimo aliento. En Roma, en fin, el smbolo del genius o espritu guardin, era una serpiente. Se podrian multiplicar los ejemplos y citar los actuales, tomados de las culturas animistas de Nueva Guinea, de Borneo, de Madagascar, del frica bant, etc. Estas aproximaciones muestran de manera evidente que estas culturas slo se distinguen de la nuestra en que eUas han continuado manifestando a plena luz las creencias simblicas que, entre nosotros, han sido ocultadas por una presin histrica, sin desaparecer no obstante. Es pues en la corriente de la filosofia o del pensamiento Uamado paralelo donde hay que buscar para desentraar la funcin arquetpica de la serpiente. All, a pesar de siglos de enseanza oficial encarnizadamente aplicados a mutilar su poli valencia, se ver que ella ha seguido siendo la duea de la dialctica vital, el antepasado mtico. el hroe civilizador. el . Don Juan seor de las mujeres Y por consiguiente el padre de todos los hroes o profetas que surgen en un momento dado de la historia, como Dionisos, para regenerar a la humanidad. As se deca de la madre de Augusto que haba sido visitada en sueos por una serpiente en un templo de Apolo; la misma leyenda explicaba el nacimiento milagroso de Escipin el Viejo, y el de Alejandro Magno. No tiene nada de sorprendente el que esta leyenda haya penetrado en las vidas apcrifas del propio Cristo: segn Eliano (De natura anima/ium), se hablaba en tiempos de Herodes de la visita de una virgen juda por una serpiente. y. segn Frazer. todo llevaba a creer (FRAG, 5,8 1) que se trataba de la virgen Maria. Conocida es por lo dems la afinidad que une a serpiente y paloma en la simblica sexual. Qu decir entonces de esta costumbre de los nanci del frica oriental, igualmente referida por Frazer, segn la cual si una serpiente se pone sobre el lecho de una mujer, no se la mata, pues se la considera como la reencarnacin del espritu de un antepasado o de un pariente difunto, venido a informar a la mujer de que su prximo hijo nacer en buenas condiciones? (FRAG, 85). 934 del Brasil se volva fecundas a las mujeres estriles golpeando sus caderas con una serpiente (METT). Por otra parte, las serpientes guardan los espritus de los nios, que distribuyen entre la humanidad en la medida de sus necesidades. En Australia central, dos serpientes antepasados recorren sin cesar la tierra, y en cada una de sus paradas abandonan unos mai-aurli (espritus de los nios). En Togo una serpiente gigante que habita un estanque toma a los nios de la mano del dios supremo y los lleva a la ciudad. Hemos hablado de la ambivalencia sexual de la serpiente. sta se traduce en este aspecto de su simbolismo por el hecho de que es a la vez matriz y falo. Semejante hecho viene atestiguado por un gran nmero de documentos iconogrficos, tanto del neoltico asitico como de las culturas amerindias, en las cuales el cuerpo del animal (flico en su totalidad) est decorado con rombos (smbolos de la vulva). liade (Elle, 306) refiere un mito negrito que pone netamente de manitiesto el simbolismo matricial: en el camino del palacio de Tapern vive una gran serpiente, bajo las alfombras que confecciona para Tapern. En su vientre se encuentran treinta y tres bellas mujeres, tocados, peines, etc. Un chino llamado el Arma-chamm) vive sobre su dorso, como guardin de este tesoro. El chino que quiere penetrar en el vientre de la serpiente debe sufrir dos pruebas del tipo de la puerta mgica, y por tanto de carcter inicitico. Si tiene xito podr escoger una esposa. Duea de las mujeres y de la fecundidad, la serpiente tambin se considera a menudo como la responsable de las menstruaciones, que resultan de su mordedura. Krappe precisa la antigedad de esta creencia, que se encuentra atestiguada en leyendas relativas a Ahrimn y de origen premazdeo. Se la vuelve a encontrar en los medios rabnicos que atribuyen el origen de las menstruaciones a las relaciones de Eva con la serpiente, como lo precisa Salomn Reinach; est viva tambin entre los papes de Nueva Guinea. Todos estos ejemplos muestran la afinidad La universalidad de las tradiciones que consideran la serpiente como duea de las mujeres, porque lo es de la fecundidad, ha sido abundantemente demostrada por liade (ELIT, 150ss), por Krappe (KRAM) y por etnlogos especializados en el estudio de talo cual continente, tales como Bauman (BAUA), que subraya que en frica eso es un rasgo caracterstico de las sociedades matriarcales. Asi. entre los tchokwe (Angola) se dispone una serpiente de madera bajo la cama nupcial para asegurar la fecundacin de la mujer. En el crculo voltaico, cuando las mujeres senufo han concebido, se las cond~ce a casas adornadas con representaciones de serpientes y, entre los nuruma de Gugoro, se dice que una mujer quedar embarazada si entran serpientes en su boho (BAUA, 423). En la India las mujeres que desean un hijo adoptan una cobra. Entre los tu pi-guaran simblica de la serpiente con la sombra, considerada tambin como un alma fecundante y tinalmente un Don Juan, tal como 935 lo demuestra el psicoanalista Otto Rank en su ensayo sobre Don Juan, donde la sombra aparece justamente como un doble simbli- . co de la serpiente: En la India central el miedo a ser fecundada por la sombra ~st muy extendido. Las mujeres embarazadas eVltan pasar sobre la sombra de un hombre por el temor de que el hijo se parezca a est~ hombre ... As, la sombra es el smbolo de la fuerza procreadora del hombre, que no solall! ente repr~senta la procreacin en general, SInO tamblen la resurreccin en sus descendlentes ) (RANJ, 98). Tales creencias no han dejado de conservar ~Igu~os vestigios en el folklore europeo. Segun FInamore (Tradizione popolari abbruzer/, citado en ELlT), an en nuestros das se cuenta en los Abruzzos que la serpiente copula con las mujeres. En Francia, en Alemama, en Portugal, etc., las mujeres de algunas reglOnes temen que una serpiente se Introduzca en su boca durante el sueo -s?bre todo en el perodo de la regla- y las deje embarazadas. ,5 .. La condena de la serpiente. Aunque la cn,suandad no ha retenido, por lo general, mas, que el aspecto negativo y maldito de la serplente, los textos sagrados del cristianismo testimonian los dos aspectos del smbolo. As en los Nmeros, si las serpientes terrenas enviadas por Dios hacen perecer a muchos israelitas, el pueblo elegido halla de nuevo la vida por la propia serpiente, segn las InstruccIOnes que el Eterno da a Moiss' ~ios envi entonces contra el pueblo ser~ plentes abrasadoras, cuya mordedura hizo perecer a mucha gente en Israel. Vino el pueblo a Moiss y le dijo: Hemos pecado ~?r haber hablad~ contra Yahvh y contra t1. Ruega a Yahveh para que aleje de nosotros las serpientes. Moiss intercedi por el pue~lo y Yahvh le respondi: Hazte una se:plente abrasadora y ponla sob re un asta; a~l" t?do el, que haya sido mordido y la mire, V1Vlra. MOlSs model pues una serpiente de b~once y la puso sobre el asta; y si una serplen. te morda a uno y ste miraba a la serpiente de bronce, viva) (Nm 21,6-9). En la poca cristiana el Cristo que regenera la humanidad se representa algunas veces como serpiente de bronce sobre la cruz, tal Serpiente como aparece an en el siglo XII o XIII. en un poema mstico traducido por Rmy de Gourmont (GOUL, 130). Sin embargo, la serplente a la que se refiere por lo general el pensall!lento de la edad media no es sa; es la se.rplente de Eva, condenada a reptar, y la serpiente, o dragn csmico, cuya anterioridad reconoce san Juan en el Apocalipsis pero cuya derrota l proclama: Fue arrojado el enorme dragn, la antigua serpiente, el que se llama Dmblo o Satans, el que sucede al un,lverso entero; fue arrojado a la tierra y sus angeles fueron arrojados con b) (Ap 12.9). El seductor se convierte, desde entonces, en el repugnante. Sus poderes y su cienCla. como que no pueden ser negados en su eXls,tencla, lo son en su origen. Se los considero co~o fruto de un robo, se convirtieron en degalmos con respecto al espritu. la ClenCla de la serpiente se convirti en maldita y I~ serpiente que nos habita no engendr ya mas que, nuestros vicios, que nos traen, no la vlda, SInO la muerte. Rmy de Gourmont ha traducido a este respecto. un sorprendente texto del siglo v, la Hamartlgensa -o gnesis del pecado- de Aurehus Prudentius Clemens, de Zaragoza. Nuestros V1CIOS, escribe Prudencio. son nuestros hijos, pero cuando les damos la vlda ellos nos dan la muerte como a la vbora el alumbramiento de sus retoos: ella no los pone al ~undo por las vas naturales y no los conclbe por el coito ordinario que dlstlende el tero; sino que en buen punto Slente excitacin sexual, la hembra obscena provoca al macho, porque quiere beber de su boca abierta de par en par; el macho introduce en la garganta de su compaera su cabeza de triple lengua, y todo ardor, le adardea sus besos, eyaculando por este coito bu~1 el venen@ de la generacin. Herida por la vlOlencla de la voluptuosidad, la hembra fecundada rompe el pacto de amor cort con los dientes la garganta del ma~ho ~ mientras l muere, traga los espermas ve~idos en su saliva. Las semillas as aprisionadas costarn la vida a la madre: cuando sean a~ultas, cuando comiencen estos finos corpuscu. los a reptar por su tibia caverna, a sacudlr con sus vibraciones el tero ... como no hay ninguna Salida para el parto, el vientre de la madre se desgarra por el esfuerzo de los fetos hacia la luz, y los intestinos desgarrados les abren la puerta... las cras de reptil reptan en torno al cadver natal, lo lamen; generacin que al nacer queda hurtana... as tambin nuestros partos mentales ... (GOUL, 49-50). Mucho antes de que se hubiese inventado la palabra, nos hallamos obviamente en pleno barroco, y el barroco florecer durante siglos en esta inversin de lo maravilloso, que escoge la demonologa como terreno predilecto. La serpiente repta en medio de llores emponzoadas por todo este paisaje maldito, gracial al cual se mantiene, no obstante, la regeneracin de lo imaginaro. Es, en la ensoacin ntima, el spid, adujado sobre el seno de Cleopatra o. en un -+ rosal, esas llagas msticas de la naturaleza. Son tambin, en nuestras mitologas, todos los dragones csmicos que reaparecen, erizados y vomitando fuego y llamas, en el secreto de las tinieblas donde guardan celosos los tesoros -entre los cuales el ms precioso de todos es el de la inmortalidad- no para permitir. el acceso a los hombres sino para impedrselo. Pues la serpiente, por satnica que sea, sigue siendo inmortal. Pero cmo ha adquirdo esta inmortalidad? Krappe (KRAM, 288ss) establece al respecto algunas comparaciones que aclaran las fuentes de esta vieja rivalidad hombre-serpiente, sobre la cual se edific una mitologa del mundo cristiano: En la epopeya babilnica de Gilgamesh, ella (la serpiente) roba al hroe la hierba de inmortalidad, presente de los dioses. En la Nueva Pomerania, un demonio bueno quiso que las serpientes muriesen y que los hombres cambiasen de piel a fin de vivir para siempre. Por desgracia un demonio malvado encontr la manera de invertir este arreglo; he ah por qu la serpiente se rejuvenece cambiando de piel mientras que el hombre est condenado a morir ... En el arquetipo del relato bblico, se muestra cmo la serpiente hizo creer a Adn (o ms bien a Eva) que el rbol de muerte era en realidad el rbol de vida; ella, por su parte, comi frutos del rbol de la vida. La serpiente, cargada con todos los pecados, es el orgulloso, el egosta, el avaro. El buen ser de 936 la serpiente, para emplear el lenguaje de 1acob Boehme, ya no es; no subsiste ms que su falso ser que gusta de materializarse en el orgullo (BOEM, 240): aquel que bajo su responsabilidad deja escasez, sufrir a los pobres y amontona en su corazn bienes temporales en propiedad, se no es un cristiano, sino un hijo de la serpiente (ibid., 243). Seora de la fuerza vital, simboliza no ya la fecundidad, sino la lujuria: habiendo sido el ms maligno entre todos los animales y habiendo arrebatado a Eva el pudor virginal, ella le haba inspirado el deseo del coito bestial, de todo impudor y de toda prostitucin bestial entre los hombres (ibid., 250). El buen ser de la serpiente no aparece ya ms que en su funcin ctnica como ejecutora de la justicia divina, lo que no deja de evocar el mito de Laoconte. As se presenta en el infierno de Dante. Al principio del canto xxv, tras haber visto a un ladrn, adems sacrlego, ahogado por una serpiente, el poeta exclama: Da indi in qua mi uor le serpi amiche (desde entonces hasta ahora me fueron las serpientes amigas>, pues una de ellas se le enroll en el cuello, como para decir: No quiero que digas nada ms, y otra envolvi a sus brazos y lo trab, sujetndolos de tal modo por delante que l no poda ya hacer ningn movimiento. Ms adelante Dante describe la extraordinaria fusin que se opera entre una serpiente y un condenado en unos esponsales cuya furiosa grandeza muestra toda la ambivalencia del smbolo serpiente, en su significacin sexual: y una serpiente con seis pies se lanza hacia adelante sobre uno (de los ladrones) y toda a l se pega. Con los pies de enmedio le ci la panza y con los anteriores los brazos cogi; luego le hinc los dientes en una y otra mejilla. Los de detrs a los muslos extendi, y psoles la cola entrambos y detrs por encima de los riones la empin. l.~egO [el ladrn y la serpiente] se fundieron como si de cera caliente hubiesen sido, y mezclaron su color. Ni el uno ni la otra pareca ya lo que era. iodo aspecto primero aqu haba cado: dos y ninguno la imagen perversa pareca; y as se fue con lento paso. 937 Juntos se respondieron con tales nonnas que la serpiente hizo su cola ahorquillada y el herido junt los pies. Las piernas con los muslos tan bien se penetraron. que en poco tiempo la juntura no daba ningn signo que lo pareciera. La cola hendida tomaba la figura que se perda all. y su piel se haca blanda y la de all dura. Vi entrar los brazos por las axilas y los dos pies de la fiera, que eran cortos, alargarse tanto como se acortaban aqullos. Luego los pies de detrs. retorcidos juntos. se convirtieron en el miembro que el hombre cela. y el miserable tena el suyo partido en dos patas. (Infierno. xxv.) Positiva tambin en suma, segn la expresin de G. Durand (DURS, 345), aparece la significacin de la serpiente-dragn en la nocin de hroe que se elabora en la edad media y que sobrevivir hasta nuestros das. El dragn es el obstculo que hay que superar para alcanzar el planode lo sagrado; es la bestia que el buen cristiano debe esforzarse en matar en l, a imitacin de san Jorge y de san Miguel. El mito pagano de Sigfrido se interpreta en el mismo sentido. Este nuevo hroe se convertir por un proceso de decadencia, en el superhombre y el supermn, por los cuales una civilizacin que se dice cristiana cae de nuevo precisamente en los excesos que el cristianismo quiere reprimir. Se sabe cules son las consecuencias, entre las cuales no es la menos grave el diseo de una moral del bien y del mal excesivamente simplificadora y traumatizante, porque rompe la unidad de la persona humana, rechazando hacia lo inconsciente las aspiraciones profundas del ser. En ltimo trmino, es el propio principio vital el que se ve atacado en el hombre, y de ah ese malestar de nuestra civilizacin, cuya causa Keyserling explica pertinentemente: la vida original, escribe, debe.aparecer como un mal puro y simple a la conciencia diurna que ha llegado a estar segura de ella misma (KEYM). Hoy sabemos que esta seguridad exagerada no conduce, bajo pretexto de luz, ms que a un nuevo oscurantismo. 6. Hacia la rehabilitacin del smbolo de la serpiente. Renegar de la vida original y la serpiente que la encama es tambin renegar de todos los valores nocturnos de los que Serpiente ella participa, y que constituyen el barro del espritu. Ha sido preciso esperar el siglo XIX para que el romanticismo empezara a dar la alarma. U na vez ms, poetas y artistas fueron los promotores, y por esta razn los ms eminentes de ellos fueron tildados de malditos por una sociedad que ellos se proponan liberar: Deja salir a la luz lo que has visto en tu noche, escribe el pintor alemn C.D. Friedrich, mientras que Courbet, el realista, en Francia responde: Veo con demasiada claridad, tendria que reventarme un ojo. Est abierta la brecha por la cual se .. operar en el siglo xx una verdadera revolucin del pensamiento, en la que el movimiento surrealista desempea un papel determinante: Yo creo, escribe Andr Breton en 1924 en el primer Manifiesto del surrealismo, en la resolucin futura de estos dos estados, en apariencia tan contradictorios, que son el sueo y la realidad, en una especie de realidad absoluta, de sobrerrealidad (surrealit) si pudiera decirse. Entre tanto Freud con el psicoanlisis inventa el primer mtodo clnico destinado a reintegrar al hombre en s mismo, atacando las censuras internas que se han vuelto patolgicas. No hay pues que sorprenderse de la condena de que ha sido vctima el padre del psicoanlisis: no es sino un nuevo aspecto de la condena de la serpiente. se es el momento en que el pensamiento occidental acepta tambin volverse con un inters que va ms all del exotismo hacia las culturas llamadas primitivas, an superviv~ ente sobre el planeta, principalmente en el Africa, en Amrica, en Oceana, y en todos los sitios donde se habla de animismo. Si para un occidental de hoy la serpiente no es ms que un objeto de repulsin, en estas regiones preservadas ha quedado un arquetipo completo, que mantiene vivas yreconocidas sus valencias positivas. Un nio indio, un nio africano, no tiene obligatoriamente miedo de la serpiente incluso a pesar de que las estructuras modernas recientemente implantadas intentan enmascararle su semblante tradicional. En el Dahomey por ejemplo el viejo dios Dan, cuya historia hemos esbozado antes, no se sorprende de nada y sabe reconocer en toda novedad lo que essuyo. Dueo de la energa y del movimiento, se ha convertido en el patrn de los -> trenes, de los barcos de vapor, de los -> automviles y de los -> aviones, mientras que pennanece su vicario Ho-Da, el cordn umbilical que enlaza a la mujer que va a parir con la vieja diosa Tierra, cuando sta recibe de aqulla el peso de su hijo al nacer (MAUG). liade haba' sealado ya que en el frica la serpiente simboliza a veces la masa humana, el pueblo que combate con el jefe victorioso. En la China, donde la baba del dragn tiene el poder de fecundar a las mujeres, el presidente Mao-Tse-Tung respondi hace pocos aos a unos periodistas occidentales que no se discute sobre la -> perla del dragn, es decir sobre la perfeccin evidente. Arquetipo fundamental ligado a las fuentes de la vida y de la imaginacin, la serpiente, como puede verse, ha conservado a travs del mundo sus valencias simblicas ms contradictorias en apariencia. Y las ms positivas de entre ellas, si bien estuvieron en el ndice en un momento de nuestra historia, comienzan a resurgir de sus mazmorras, para dar de nuevo annona y libertad al hombre. La poesa, las artes, la medicina se han aplicado a ello, ellas que han tenido siempre a la serpiente por atributo. La ciencia fundamental concurre tambin con sus descubrimientos ms revolucionarios: es lo que se puede inducir como conclusin de la clebre ecuacin de Einstein sobre la identi. dad de materia y energia. As, a pesar de todas las perturbaciones de nuestro tiempo, Atenea, diosa de toda ciencia verdadera, contina teniendo en la mano y sobre el pecho la serpiente, de la cual nacieron Dionisos, Satn y los emperadores de la China. A. G21