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Satriani Lombardi Folklore y Cultura Popular

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SUlDario

24U.R.S.S. ¿capitalismo o socialismo? ,por Horacio Ciafardini

19 Anfetaminas y derivados: uso y producción,por Hugo M. Vezzetti

16 La dependencia tecnológica en América Latina,por Juan Carlos Ferré

Para unacrítica politicade la cultura

Folklore y cultura popular,por Luigi M. Lombardi Satriani

Cine argentino. De Juan Moreira a La tregua,por Beatriz Sarlo

311

27 Las clases sociales en América Latina,por Cecilia Molas

31 Liboo. distribuido. en Bu8IlOI Ai..

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Carlos AltamiranoRicardo PigliaBeatriz Sarlo

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rOLKLORE~CULTURA POPULAR

ltqgi M.Lombarcli Satriani

lOS ll8ROS, Enero-Febrero 1976 3

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La ciencia folklórica necesita unafundamentación metodológico-críti­ca precisa para que sea sustra ídadefinitivamente de la utilización, mis­tificadora y reaccionaria, de la claseen el poder y se suelde la fracturaque todav{a persiste entre culturarevolucionaria, por un lado, y tra­diciones populares, por el otro, queson vistas únicamente como efectode un retardo cultural hallable sobretodo entre los campesinos.

En otro lugar intentamos dichafundamentación metodológico-críti­ca remitiéndonos al pensamiento so­ciológico del Marx maduro, a partirde La Ideolog/a Alemana.

En efecto, es necesario recordarante todo lo que Marx y Engels di­cen a propósito de la relación entreclase dominante e ideología domi­nante: liLas ideas de la clase domi­nante son las ideas dominantes decada época; o, dicho en otros tér­minos, la clase que ejerce el podermaterial dominante en la sociedades, al mismo tiempo, su poder es­piritual dominante. La clase quetiene a su disposición los mediospara la producción material disponecon ello, al mismo tiempo, de losmedios para la producción espiritual,lo que hace que se· le sometan, alpropio tiempo, por término medio,las ideas de quienes carecen de losmedios necesarios para producir es­piritualmente. Las ideas dominantesno son otra cosa que la expresiónideal de las relaciones materiales do­minantes, las mismas relaciones ma­teriales dominantes concebidas co­mo ideas; por tanto, las relacionesque hacen de una determinada clasela clase dominante son también lasque confieren el papel dominante asus ideas. Los individuos que formanla clase dominante tienen también,entre otras cosas, la conciencia deello; por eso, en cuanto dominancomo clase y en cuanto determinantodo el ámbito de una época histó­rica, se comprende de suyo que lohagan en toda su extensión y, portanto, entre otras cosas, también co­mo' pensadores, como productores deideas, que regulen la producción ydistribución de las ideas de su tiem­po; y que sus ideas sean, por ellomismo, las ideas dominantes de laépoca. [... l Cada nueva clase que pa­sa a ocupar el puesto de la quedominó antes de ella se ve obligada,para poder sacar adelante los ti nesQue persigue, a presentar su propiointerés como el interés común de

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todos los miembros de la sociedad,es decir, expresando esto mismo entérminos ideales, a imprimir a susideas la forma de lo general, a pre­sentar estas ideas como las únicasracionales y dotadas de vigencia ab­soluta" .

Significado y valencias del folklore

La concepción materialista de lahistoria juzga que toda cultura escultura de clase, originada "en últimainstancia" en motivos económicos.La cultura "universal" es efectiva­mente una cultura de clase que expre­sa los valores de la clase dominanteo aquellos que sean útiles para ella.Ahora bien, lo que queremos destacares que a tal cultura, que al ser la dela clase dominante tiene una funciónhegemónica, se opone la cultura delas clases subalternas, portadora deotros valores. La función que desa­rrolla el folklore frente a la cultura11 oficial" es de protesta, a vecesconciente y expl ícita, otras incon­ciente, implícita, aun cuando coexis­ten en su interior elementos inmo­vilizantes.

De hecho, con su sola existencialos valores folklóricos señalan loslímites de la universal ¡dad de los va­lores "oficiales", y en este sentidoel estudio del folklore puede ser unode los medios más eficaces paradescubrir el mecanismo de la ideolo­gía, esto es para entender la mistifi­cación que opera la cultura oficial,borrando la real idad concreta en laesfera de un deber ser ético al quehace pasar como ya existente.

Algunos ejemplos podrán quizásaclarar mejor lo que decimos. A laafirmación ideológica "Ia leyes igualpara todos", el folklore del sur deItal ia contrapone sus proverbios:La Iiggi euguali pe' tuttiCu avi dinari si nni futti (Sicilia)(La leyes igual para todos, pero aquien tiene plata poco le importa)Cu' ddinari ed amiciziaSi teni'nculu'a giustizia (Calabria)(Con dinero y amistad, al traste conla justicia)

También el tema de la igualdad esdiscutido, por ejemplo, por prover­bios calabreses:L 'aviri ti fa sapiri(Tener es saber)Justizzia e sanitaAmaru cu' 'ndi va circandu(Tonto es el que busca justicia y sa­lud)Cu' travagghia 8vi 'na sardina

E cu' nun lavura avi 'na gaina(El que trabaja consigue una sardinay quien no, una gallina)Patí 'u giustu pe' 'u píccaturi(El justo paga por el pecador)Cu' ccui putenti ajuttaO crepa o va di sutta(Quien con el poderoso lucha, revien­ta o es derrotado)O a través de estos otros, sicilianos:A la casa di lu povir'omu,Ognunu aví ragiuni(En casa del pobre todos tienenrazón)A un pov;r 'omu ogni cane ci abbaia(A los pobres todos los perros lesladran)Unní e'e forza e dinar;La ragiuni nun valí(Donde hay dinero y poder, de nadavale la razón)La putenza caca 'mmucca a la ragiuni(El poder caga en la boca de la razón).

Pero los límites de la universalidadde la cultura "oficial" no se expresansólo en los proverbios, cantos u otrosdocumentos de orden literario trasmi­tidos oralmente. Todos los compor­tamientos expresados aún hoy en elmundo popular son sustancialmentediferentes de sus equivalentes de laclase en el poder, puesto que la eco..nomía y la cultura que marcan lavida de las dos clases son tambiénsustancialmente diferentes.

Si se toma en consideración, en elámbito de la cultura subalterna, auno de los sectores más explotadosdesde el punto de vista económicoy cultural -como puede ser el campe·sinado de la Basilicata meridional ode algún valle alpino-, tales diferen­cias serán muy profundas y los com­portamientos respectivos tan distintoSque parecerán contrapuestos e in­compatibles. Los devotos de unacurandera o curandero del Mediodía,que muchas· veces real izan un viajemuy largo para resolver un problemade orden estrictamente médico, coneste mismo comportamiento nieganla universal ¡dad efectiva de los servi­cios de la ciencia médica que _pesea las afirmaciones ideológicas, laSmodalidades empíricas de poi ítiC8sanitaria, las convenciones mutuales,etc.- no ha alcanzado desde un pun·to de vista cultural, y por tantOtampoco en concreto, a un sectorde la población que permanece "fuerade la medicina" o que a lo sumoserá afectado por ella muy exterior"mente. Lo mismo puede afirmarseacerca de los comportamientos qUfcaracterizan el catolicismo popular.

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Los que, empujados por una extremanecesidad de protección y de asis'­tencia, gritan, lloran y aúllan frentea una imagen de la Virgen o de unsanto, los que les llevan en ofrenda"ex votos" de origen arcaico comopiernas o animales de cera, los quese sacuden para liberarse de la simbó­lica mordedura de un santo, los quearrastran su lengua por el piso oavanzan hacia el altar de rodillas,niegan con tales comportamientos launiversalidad de la liturgia católicaoficial, desde el momento en querealizan acciones incomprensibles pa­ra quien no abandone la idea deunicidad del "catolicismo", introdu­ciendo una diferenciación de caráctersocial entre "catolicismo hegemóni­co" y "catolicismo popular".

También los trajes populares -ro­Pas si n forma ni color, tan diferentesde las que se muestran en las vitri nasde los museos, concebidas según lamoda decimonónica hoy y del sigloXVIII ayer, siempre retrasadas en eltiempo, siempre imitaciones tardíasde las modas de las clases "altas"­Ponen en cuestión la afi rmación ge­neral de una modal idad común en elVestido, manifestando de qué modo,también a través de éste, la clasedominante impuso discriminaciones,tal COmo lo documenta la historiatoda.

Hoy mismo, la persistencia deltraje popular en algunas regionesdemuestra la abstracción del discursosegún el que actualmente se habríaprOducido un nivelamiento masifica­do de la moda en el vestir. La formaen que el pueblo se viste efectiva­mente demistifica la idea según laCUal los trajes producidos en serie yvendidos en las grandes tiendas "po­PUlares" o en los mercados en losdías de fiesta, alcanzan de hecho atOdos los ciudadanos italianos.

Estos son sólo algunos -entretOdos los posibles- testimonios con­trapuestos que el mundo popular~Pone a cuanto afirma la ideologíaOficial" esto es la ideología de las

el 'aSes domi nantes.Por lo tanto, la hipótesis funda­

~~ntal de nuestro discurso es que eluQ

klore debe ser interpretado como~CUltura específica elaborada, conde 'os grados de fragmentariedad yter':llciencia, por las clases subal·ifllp s, dotado de una función degeltl~g~ción frente a la cultura he­mio ntea producida por la clase do-

ante L' ., d'as "d '. a Impugnaclon parte eorrunados" frente a los "domi-

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nadares", de los "débiles" frente alos "fuertes". Pero las categor ías"dominados" y "dominadores" nopueden determinarse en abstracto yde una vez para siempre, y no com­prenden sólo a los dominados econó­mica y poi íticamente, aunque éstosconstituyen el escándalo más clamo­rosamente evidente de nuestra orga­nización. También en las relacionesinterpersonales se pueden distinguirdominados y dominadores: el ejemplomás evidente es el de la relación entrelos sexos, en la cual las mujeresasumen la función impuesta de"cria­turas inferiores "por natu raleza" res­pecto de los hombres, creadores ydepositarios de los valores. Todo elloes vál ido también para la clase subal­terna en la cual opera la dinámicadel dominio no sólo en la funciónde "víctima" que esta clase asumeen su enfrentamiento con la clasedominante, sino también en las re­laciones interindividuales que se ins­tauran en el ámbito de la propiaclase subalterna. También en estasformas de dominación está presenteun rasgo social en el sentido de quemuchos de los mecanismos que ope­ran en las relaciones interpersonalesprovienen de una determinada formade organización social. Si el folkloreconstituye en todos los casos la vozde todas las categorías posibles de

dominados, deberá encontrarse tam­bién en él la voz de las mujeres, suprotesta contra los hombres, sus do­minadores. Pero esto sucede pocasveces en el folklore tradicional; enél se expresan los valores masculinos.Reconocemos entonces que el fol­klore tradicional es la voz de algunascategorías de dominados y no la detodos; que esta cultura popular señalalos límites de la extensión de lacultura hegemónica cuyas trampasideológicas revela, impugnando, a me­nudo con su sola presencia, la uní·versal idad sólo aparente de la concep­ción del mundo y la vida de lacultura oficial.

Como se ve, usamos el términoimpugnación en el sentido de "pre­sencia de testi monios contrapuestos".

En esta acepción es impugnadoracualquier forma de documento, tex­tos, testimonios, cuya intención an­tagónica sea expl ícita o impl ícita (aparte de la imprescindible diferencia­ción de los diversos niveles de impug­nación). Esta es, por lo tanto, unaimpugnación que denominaremos"por posición", propia de cualquier

producto cultural que se contrapongaa otro con su sola presencia.

La~ resistencia cultural de las clasessubal ternas a ser absorbidas por lacultura hegemónica tiene el valor,desde nuestro punto de vista, de"presentar otros testimonios" con..trapuestos respecto de la autoprocla­mada universalidad de algunas de lasformas culturales de las clases en elpoder. En el mundo popular subal­terno se puede por tanto distinguiren el interior de un comportamientoglobalmente padecido, un elementodiferencial que en un nivel muygeneral es impugnador, ya que im­pugnador es, como se acord6, aquelcomportamiento otro respecto delcomportamiento producido portaideología dominante: es decir, uncomportamiento que potencialmentese autogobierna.

Debe subrayarse, sin embargo, queel folklore no puede ser comprendidoteniendo en cuenta exclusivamentela clave impugnadora que acabamosde proponer, en la medida en qletambién lleva a cabo una función deadaptación respecto de la sociedaden la cual viven los miembros de lasclases subalternas. Desde este puntode vista, que debe integrarse con elde la impugnación, el folklore sepresenta globalmente como un con­junto de respuestas producidas yaceptadas por la clase subalternefrente 8 una realidad social caracte­rizada por el dominio de ctase. Te'"respuestas pt..eden ser, y lo son ....menudo, de abierta oposición, deoposición vetada, de aceptación; peroen todos los casos proporcionan.los miembros de las clases subalt......la estructura ideológica que posibiliusu integración, aunque sea relati.,en la sociedad, que los socializa, ..canaliza sus protestas, que justificala pobreza en la que están obligadosa vivir, que oculta, borrando ..responsabilidades históricas concretapor medio de conceptos gener".como el de condición humertl, unmalestar que es producto de unaorganiz8Ción social deda.

Que el folklore es cultura domi-nada se prueba también por tu Ud.·tino" parldójico: debe impugrw, entanto cuttura diferente, a ,. culturehegem6niCl y a la clase dominanteque inmediata o mediatamente pro­duce esta cultura, pero termina poractuar los intereses de ta clase a lacual debería oponerse.

M¡entras que su sentido residiríaen ser sólo cultura de impugnación,

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no lo es de manera exclusiva porque,especialmente a través de uno de susrasgos, termina por desarrollar unacultura narcotizante. Tal ambivalen­cia del folklore es, en nuestra opinión,un reflejo de la ambivalencia de lacondición de los pobres.

Sin embargo, comprobar la fun­ción adaptativa a la sociedad que

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cumple parte de la cultura folklóricano sería de hecho nada nuevo -pre­cisamente subrayando tal función demanera genérica, se pronuncian amenudo condenas globales del folklo­re- si no se avanzara luego en direc­ción de un análisis por más sumarioque sea de los mecanismos a través delos que actúa este narcótico cultural

y cuáles son los temas narcotizanteS.En realidad no es casual que buenaparte de la cultura marxista italiana,aun en los casos en que ha producidoun análisis de las condiciones de vid'de la clase subalterna, se haya desin"teresado del folklore, considerándOlOsin más como una manifestaciófl

reaccionaria. En este caso, sin emb"'''

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go, los apresurados liquidacionistasdel folklore, impresionados por unode sus aspectos, terminaron por nover los otros, v{ctimas de este mododel viejo equt'voco sobre las tradicio~

nes populares. Gramsci, en cambio,nunca cayó en tal confusión y subra­yó la multiplicidad de la concep~

ción del mundo y de la vida presenteen el folklore, aunque no lo abordócomo objeto específico de un discur~

so sistemático, limitándose a sus co~

noci das "observaci ones" y adverten~

cias dispersas en sus escritos. Señalabacómo la concepción del mundo yde la vida presente en el folkloreaparece como "múltiple; no sólo enel sentido de diverso y yuxtapuesto,sino también en el de estratificado,desde el más vasto al menos vasto,si no se debe hablar de un conglo­merado indigesto de fragmentos detodas las concepciones del mundo yde la vida que se han sucedido en lahistoria, de la mayor parte de lasCuales, además, sólo en el folklorese encuentran los documentos quehan sobrevivido, mutilados y refun­didos" (Gramsci, Cultura y literatura,Barcelona, Pen{nsu'a, 1972, p. 330).

Tal multiplicidad se presta a ge­nerar una serie de actitudes unilatera­les y de equ{vocos. Sólo en unavisión de conjunto de todos losaspectos del folklore y de sus fun~

ciones a menudo ':ontrad ictorias, seestá en condiciones, aunque sea par­cialmente, de soslayar el peligro deseñalar un aspecto ocultando otro, ode proceder a apresuradas generali­zaciones o liquidaciones o a exalta­ciones igualmente fácile~ en tantogenéricas.

Un ejemplo de generalización,aunque no referida por su autor alfolklore, es el uso del concepto"CUltura de la pobreza" por parte deSu creador, el antropólogo norteame­ricano Osear Lewis. Este concepto,como se sabe, fue uti Iizado porLewis a fin de comprender los me­canismos culturales que regulan losmodos de vida y las actitudes de losPobres que viven en las comunidadesurbano-periféricas y campesinas deMéxico y también las de las poblacio­nes portorriqueñas consideradas ya'" Su lugar de origen, ya en el proce­SQ de aculturación que tiene lugar

~n Una gran ciudad como NuevaI Ork. Al respecto pueden consultarse;.: obras de Lewis: Los hijos de

nChez, Pedro Martlnez y La vida.

Estos análisis son parcialmente vá-

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lidos en cuanto denuncian situacio­nes de miseria y revelan cómo enellas se configura una cultura rela­tivamente homogénea según un mo­delo que se autoexcluye del hege­mónico, propio de los dominadoresque, en Lewis, son la clase en elpoder en la ciudad de México, losterratenientes ricos, la clase domi~

nante norteamericana, los america­nos opresores de Puerto Rico. Todoello permanece en un nivel impl íci­to y cuando Lewis, ya fuera del ám­bito de las historias autobiográficaspor él pacientemente recogidas, abor­da, en las introducciones, en unnivel teórico el problema de la po­breza, no señala sus responsables ysu discurso es ambiguo, cuando nose coloca expresamente del lado delos que generan y mantienen eseestado de miseria.

Otro Hmite de este tipo de in­vestigaciones reside en la ausenciade una problematización del nexoentre condiciones económicas y pro­ductos culturales, dentro del cualse configuran diversas culturas de lapobreza aunque evidentemente conmodalidades comunes. La variedadposible de las "culturas de la po­breza" aunque de orden culturológi­co está siempre en relación con lasdiferentes manifestaciones del do­minio de clase, ya que las produc­ciones culturales están condicionadasen el nivel estructural, es decir porla econom{a. En el discurso de Le­wis, en cambiQ, el concepto de "cul­tura de la pobreza" termina por serun modelo genérico dentro del cualpuede meterse cualquier situaciónhistórica concreta. Esto hace que talinstrumento deba usarse con sumacautela, siempre dentro de un con­texto específico e inserto en unanálisis más amplio, tal como puedeser realizado desde una clave in­terpretativa marxista.

Potencialidad revolucionariadel folklore

En este momento se plantea elproblema de hasta qué punto elmaterial folklórico, tal como hoy sepresenta y según las limitacionestradicionales, constituye una culturarevolucionaria.

El "saber tradicional" aparece,aún hoy, demasiado como culturadominada y, por ello, técnicamentepoco elaborada, para que pueda asu­mir inmediatamente la función decultura revolucionaria.

El carácter de impugnación quetiene el folklore si no está politizadohasta el punto de convertir al ma­terial demológico -tal como tra­dicionalmente fue delimitado- enrevolucionario por sí mismo, permiteque a partir de jos contenidos fol­klóricos más expl ícitamente impug­nadores se impulse el proceso deconci encia de las clases subalternasacerca de la explotación de la queson objeto y de la necesidad de ter~

minar con esa situación.

Se enfrenta en este punto la cues­tión de las modalidades de trasmi­sión del mensaje poi ítico potencial,en cuanto puede ser recibido sólo enla medida en la que se inserte sobrela cu Itura propia de los estratos po­pulares, es deci r sobre su culturafolklórica.

El conocimiento de esta culturaes, por tanto, indispensable paraquien quiera contribuir al despertar,entre los dominados, de su concien­cia de clase.

Si se recorre otro camino, porejemplo el de cortar todos los lazosque unen a los explotados con lacultura a la que pertenecen, y eneste espacio -ilusorio- imponer for­mulaciones consideradas taumatúrgi­camente revolucionarias, se condenaa la acción a un fracaso más o menosclamoroso. Las clases subalternas noadquieren conciencia de sí mediantela imposición de expresiones mar­xistas, como si fuesen fórmulas dota­das de un mágico poder de libera­ción; este objetivo se puede alcanzarsi se contribuye a desarrollar en lasclases subalternas la capacidad críti­ca que conduce inevitablemente a ladimensión política.

En una perspectiva revolucionariala atención no puede detenerse ex­clusivamente sobre el plano económi­co -aunque sea fundamental y con·dicionante de la superestructura-,sino que es necesario operar tam­bién en el plano cultural. No esdeseable que una situación se pre­sente como revolucionaria en el pia­no económico y conservadora o es­cindida entre los polos opuestos dearcaísmo e innovación en el planocultural. Esta es justamente -o porlo menos asf lo parece- la situaciónde la clase campesina calabresa yde todo el Sur de Italia en general.En las culturas de tales sectores, en­contramos en efecto, junto con ac­titudes fuertemente politizadas delas que emerge una decidida voluntad

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de renovación, una serie de elemen~

tos cultura les 11arcaicos" que de he­cho desarrollan una función retar..dataria respecto de cualquier proce­so de cambio.

Recordamos un caso que no esraro, constatado en el curso ~de al­gunas conversaciones con un grupode campesinos de Paola, en Calabria.Estos habían ocupado por la fuerzaun grupo de viviendas que habíasido construido para ellos, pero quenunca les había sido entregado; apartir. de entonces habfan manifes~

tado una dosis notable de combativi­dad política. La actitud más eviden­te surgida durante las conversacio­nes -realizadas en junio de 1969,mediante la intervención de una per­sona del lugar que nos conocía yque podía certificar que no éramospolicías- fue la desconfianza. Elloes bastante lógico si se piensa en loque habían llevado a cabo al ocuparlas viviendas. Pero menos explicableson las motivaciones dadas a la ne­gativa por parte de algunas mujeresa hablar con nosotros; la ausenciadel marido, por ejemplo, expresiónque refuerza la aceptación por lasmujeres de la función subalternaa la que son relegadas. Otra~ muje­res afi rmaron que si en la regiónhubiera posibilidad de trabajo parasus hijas ellas las enviarían, peroque este parecer no era compartidopor los padres y por ello debíaseguirse la voluntad del jefe de fa­milia; las hijas declararon que de­searían trabajar pero que siempreseguirían la voluntad de los padres.Otra mujer, muy decidida y com­bativa, nos decía que en los últimostiempos habfa participado poco de'85. reuniones poi íticas porque unade sus hijas se había comprometidoy dado que se recibía al futuroyerno en la casa no podía dejar a losnovios solos. Un campesino nos dijoque en ningún caso enviaría a sumujer a trabajar ni al campo ni aningún otro lado y, a propósito delfin de la propiedad privada, se ex­presó dispuesto a empuñar el fusilsi alguien tocaba sus animales.

Todo ello indica que en estegrupo que protagonizó una justa lu­cha operan aún una serie de temas yvalores, como los de la inferioridadde la mujer; de la necesidad de la..toridad marital o paterna; del ho­nor de las muchachas garantido por.. supervisión materna; de la mujercomo objeto del que se puede dis-

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poner libremente, prescindiendo desus exigencias; de la rabiosa adhe­sión a los bienes propios junto conel desinterés por situaciones másgenerales; de la desconfianza frenteal extraño, etc.

En la cultura de tales grupos coe­xisten, por tanto, rasgos muy dife­rentes; por un lado una nueva actitudpoi ítica activa; por el otro, la per­manencia de la cultura tradicional y,especialmente, de sus aspectos másconformistas.

En otra zona del Mediodía seencontró, en mayo de 1968, entrelos devotos de una curandera a variosactivistas comunistas que, de hecho,no percibían la contradicción entresu adhesión poi {tica y su pertenen­cia al horizonte cultural mágico quetodavía hoy caracteriza a la culturade las clases subalternas meridiona­les. Es cierto también que tal culturase presenta hoy algo distinta de loque era en el pasado. Si debiéramossintetizar tales cambios señalaríamoscomo puntos fundamentales el pa­saje -a veces no concluido, otras, lasmás, en plena operación- de unestado de resignación y pasividad auna actitud de rebelión y activismo,de la propuesta individual al des­pertar de la conciencia de clase, dela denuncia de una injusticia queal mismo tiempo es aceptada porquese la considera eterna, a un discursosobre la injusticia en el que se laconsidera modificabJe y que debeser modificada.

El discurso poi ítico "lIevado", talcomo hoy lo hacen los dirigentespoi áticos, a las clases subalternas esmuchas veces recibido all í con dis­torsiones. Los términos del lenguajepoi ático no son comprendidos en suexacto significado; la convicción deser objetos de una poi ítica que porlo general es producida por otrosy no por los explotados que, cual­quiera sea el régimen, quedarán almargen de las decisiones que deberánsoportar, es atestiguada por muchosdocumentos literarios folklóricos ypersiste aún hoy; sería exactamentemensurable mediante investigacionesempíricas en tal dirección.

Se hace entonces evidente la ne­cesidad de crear nuevas modalida­des para el discurso poi ítico, queserá hablado por las propias clasessubalternas en la medida en que secoordinen críticamente con las exi­gencias de tales clases, que varían deregión en región y de situación ensituación.

Carácter ambiguo de la actualciencia del folklore

Es indispensable el conocimientoprofundo de la cultura folklóricapara quien intente colocarse en unaperspectiva revolucionaria; ello sinembargo no puede ser aducido para"defender" a la ciencia del folklore.

La ciencia del folklore nace, CO"

mo se sabe, .en una época determi ..nada y bajo precisas condicionesideológicas. Ellp no podría ser de.otro modo si se piensa en lo iluso·rio del carácter "neutral" de lasciencias. Surgen, como se lo ha se·ñalado muchas veces, en un determi·nado momento histórico; se inscri­ben dentro del espacio de la ideolo­gía dominante y contribuyen a con­solidarla; cumplen, conciente o in­concientemente, una función deter..minada.

Para entender la función que cum..pie la ciencia del folklore en nues..tro sistema social no se puede pres..cindir de su momento genético, dela ideología romántico-nacionalistadécimononica y, al mismo tiempo,de la exigencia del sistema social depresentar según una clave mistifica..dora las tradiciones populares y man..tener sin alteraciones, en lo posible,el orden social existente. Esta dobleexigencia se realiza bien a travésdel concepto de tradición que im­pi ícitamente comunica una superio·ridad indiscutible del pasado res·pecto del presente y proporcionaasí un arma eficaz para bloquearcualquier deseo de cambio, al colo"car al pasado como modelo perfecto:"10 que hacían", "10 que decíannuestros antepasados".

En el nivel de la cultura popular,la actitud que más responde a lanorma es la de conformarse a pe­ríodos precedentes, en· otras pala"bras al dominio de clase padecidopor generaciones anteriores carentesde una precisa conciencia poi ítica(el valor de denuncia del materialfolklórico es, como se vio, en sUmayor parte implícito).

En el nivel de la cultura hegem6­nica, el concepto de tradición pro"porciona un aval para presentar larealidad popular de manera casi es·tática; autoriza todos los discursossobre la persistencia de motivos cul·turales antiquísimos en los estratOSmás l/simples" (y casi por ello ~"felices") .

El eventual cambio en la cultOr'

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es referido más a las supervivencias, de análisis especializados, sino úni- clasificaciones preparadas para el ar-a los vestigios culturales, para que camente de análisis globales que jus- te hegemónico. Tampoco se reflexio-no se constituya en invitación a tamente en cuanto tales no pueden na sobre el hecho de que justamenteobservar la realidad actual, ya que sino ser bastos; pero de ello no se la cultura subalterna puede propor-el límite acrítico impuesto a una percata la cultura en el poder o, más cionar consideraciones de orden so-así constituida "ciencia del folklore" bien, no quiere percatarse (salvo pa- cial, por médio de las cuales es po-reside justamente en las tradiciones ra discriminar sutilmente al folklo- sible analizar también los productosy por tanto son ellas las que deben rista como historiador "menor" de de la cultura culta.ser investigadas, esto es el pasado o la cultura). Las manifestaciones cul- Pero, más allá de la carencia desus rastros en el presente (lo que turales más diferentes y los sectores estudios especializados, en el ámbitofUe trasmitido oralmente o por tra- culturales más heterogéneos son ar- de la ciencia del folklore debe seña-dición). Con esta estructura ideoló- bitraria y externamente unificados y larse también la parcialidad de lagica se pueden producir óptimas in- entregados en bloque al folklorista. realidad subalterna que por lo gene-vestigaciones filológicas o preciosas Este, por otra parte, se sirve en sus ral es examinada. Si, de hecho, amemorias eruditas sobre documentos investigaciones -que no pueden si- fines del siglo XIX, en el sur deliterarios u otro tipo de documentos no ser superficiales en tanto com- Italia, podía de algún modo justifi-folklóricos; así el plano sobre el cual prenden, potencialmente, todo el carse el análisis exclusivo de la cul-~e mueve la investigación se apro- arco de la producción humana po- tura de los campesinos y los mari-xima, cuando no se identifica, al de pular- de instrumentos conceptuales nos en tanto el mundo subalternolas disciplinas histórico-literarias y se elaborados para el análisis de áreas estaba constituido principal, si noaleja del de las ciencias del hombre. de la cultura hegemónica, que son exclusivamente, por tales sectores,

La ciencia del folklore es definida aplicados a la cultura popular por una restricción de este tipo no pue-como la disciplina que estudia las analogía. No se responde a la exi- de justificarse hoy, cuando junto amanifestaciones culturales de las. cla- la agricultura preindustrial existe lagencia de elaborar desde el interiorses populares. La óptica clasista que mecanización del campo, cuando lade la cultura popular misma losdio origen a esta discipli na está pre- instrumentos para su análisis, y ello clase obrera tiene un peso y unasente, entre otros rasgos, en su mo- sucede ya por el equívoco generado fisonomía precisa y existe un pro-nolitismo. En efecto, la ciencia del por el concepto de ciencia -conside- letariado que no se agota en lasfolklore agrupa todas las manifesta- rada sin más como válida y universal clases "folklóricas" tradicionales.ciones culturales de las clases subal- cuando, como se ha dicho, cumple Pese a que el desarrollo de la socie-ternas; por ello el folklorista es un una función de c1ase-, ya por la dad planteó de modo cada vez másgenérico historiador de la cultura, convicción, nunca explicitada, de que urgente una serie de problemas acUyo objeto es toda la "cultura el nivel de la cultura popular a cau- cuantos se declaraban investigadoresPopular" y no un sector cultural es- sa de su pobreza conceptual congé- de la cultura de las clases populares,pecífico. Y, de hecho, los folkloris- nita no admite la creación de con- estos, en su mayor parte, siguierontas -salvo muy pocas excepciones- interesándose exclusivamente por la

ceptos propios. En otras palabras y Ise han ocupado de teatro, de poesía, cu tura de aquellas clases reputadas

simplificando, mientras se acepta co- I .de arte figurativo, de religión, de como exc uSlvas depositarias del sa-

mo obvia la pluralidad de 'estéticascreencias como la astrología, de me- ber tradicional. Al hacer intervenirdicina, de técnicas de producción, de la cultura hegemónica, nunca se así el concepto de tradición, se con-

ha encarado la construcción de una . I . .etc. Lo que demuestra que en la ma- segula un ava clentlfico que legiti-la conciencia de la cultura en el estética folklórica; mientras los con- mara el desinterés por la culturaPoder existe la imposibilidad o la ceptos elaborados por los filósofos obrera o proletaria en general, a lanegación de ver a la cultura subal- fueron objeto de análisis y polémicas vez que se limitaba así la realidadterna a la par de la hegemónica, seculares, nuncá se pensó en inves- actual de la clase campesina y noPara la que se realizan análisis his. tigar si los instrumentos lógicos de urbana dentro de módulos predeter-tóricos de su música su arte su li- la cultura popular son los de la ra- minados: no era la vida y la culturat "cionalidad hegemónica o si no se t I di- Ieratura, su arquitectura, su astro- ac ua es e os campesinos o quenomía o sus ciencias naturales. E puede hablar, evidentemente dentro se constituía en objeto de estudio,inCluso, en el ámbito de tales cien- del marco de una común racionali- sino tan solo el saber que elloscias, especialistas que se ocupan ex- dad humana, de una razón "diferen- habían recibido por tradición oral.elusiva mente de períodos bien deli· te"; el arte hegemónico ha contado Tal ciencia se convertía de este mo-lTlitados o de un solo autor. con innumerables estudiosos que in- do en ciencia de los vestigios cultu-

la cultura subalterna es conside- vestigan sus etapas y autores, mien- rales que las clases retrasadas man-r~da COmo algo tan limitado y fá- tras que el arte popular fue in· tenían aún vivos, aunque en pro-c11lTlente investigable que no es digno vestigado globalmente y reducido a ceso de extinción.

El texto que publicamos pertenece a: Luigi Maria Lombardi Satriani, Folklore e Profitto. Tecniche di dis­truzione di una cultura, pp. 29·51. De próxima aparición en el Centro Editor de América Últina.

Grupo de estudio sobreLAS CARNES EN LA ECONOMIA ARGENTINA

Todas los martes 20 horasViamonte 1582, aula 105

lOS lIeROS, Enero-Febrero 1975 9

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LOS LIBROS - Para una critica polftica de la cultura

liNúmeros 1-38 - Años 1969/74

SOLO a COLECCIONESCOMPLETAS DE

NUMERO 1 DAS: La zorra de el bonapartismo ALBERTO SATO: Vivir en estética y lucha de

NICOLAS ROSA: Nueva arriba... JORGE RIVERA: Los Bolivia. Problemas clases

novela latinoamericana AMELIA HANNOIS: Ha- orígenes de la litera· de la planificación ar- NUMERO 26¿Nueva crítica? cia dónde va la literatura tura gauchesca quitectónica

OSCAR DEL BARCO: El infantil REPORTAJE: Augusto RICARDO POCHTAR: MAURICIO T. ARCAN·

enigma Sade P. WAJMAN-e. S. SASTRE: Roa Bastos Estructuralismo: la GELO y H. CARLOS

ERNESTO LACLAU lhl: Las revistas infantiles RICARDO GRIMMSON: segunda generación aUAGLlO: El impe-

Las nacionalistas HECTOR GRENNI: El Apuntes sobre laNUMERO 20

rialismo. 1. Definicio·

MARIO LEVIN: Regreso imperialismo locura nes económicas y poi í·

a Freud JOSE SAZBON: Qué es el ISMAEL VlI'iIAS: La historia Sobre el caso Padilla: ticas. 11. El caso ar-

JOSE ARICO: Marxismo y esctructuralísmo sin clases Puntos de partida gentino

capital monopolista NUMERO 7OSCAR BRAUN: Crítica a para una discusión MICHAEL KLARE: Armese

JUAN CARLOS TORRE:una estrategia de La carta de los 61 intelec- ahora. pague después.

Estudiantes, nueva opo- NICOLAS ROSA: El rela- desarrollo tuales La venta de armas nor-

sición to de la droga DOCUMENTOS: La tortura Carta de Haidée Santa· teamaricanas al TercerIRIS LUDMER: Heroína en Brasil marfa a Vargas Llosa Mundo

NUMERO 2 o la palabra psicoana· NUMERO 13 FIDEL CASTRO: NICOLAS ROSA: 60rges y la

NICOLAS ROSA: La crí- lítica Cultura/revolución críticaPICHON RIVIERE: Psi-

tica como metáfora NUMERO 8 coanálisis de Lau- NUMERO 21 NUMERO 27JAIME REST: Las inven- tréamont

ciones de Bioy JOSE NUN: Gino Germa· FRANCISCO DELICH: BEATRIZ SARLO: Los

Casares ni. la sociología de la La crisis de la educación Córdoba, la movilización nales del gran acuerdo.

HECTOR SCHMUCLER: modernización HECTOR SCHMUCLER: permanente Diez días de televisión

Notas para una lectu- ERNESTO LACLAU lh):Solzhenitsin, los RAMON CUEVAS y CARLOS ALTAMIRANO:

r8 de Cortázar El nacionalismo popu.premios de la bur- OSVALDO REICZ: El Gran Acuerdo Na-

JOSE SAZBON: Estructura· lar guesía El movimiento es- cional

lismo e historia ISMAEL VlIiiAS: Socialismo NUMERO 14 tudiantil de la Reforma Polémica sobre psicoanálisis

HECTOR LAHITTE: El sin Marx al Cordobazo' en la Argentina

pensamiento mítico NOAM CHOMSKY: Repor- BEATRIZ SARLO: Bea- DOCUMENTOS: El pen-triz Guido, el simu· NUMERO 28

taje samiento del SITRAC.NUMERO 3 EDUARDO MENENDEZ:

lacro de lo peligroso El programa de ANIBAL FORO, lUIS GRE-

MARIO MARGULlS: La Los intelectuales y TUllO FORNARI: ¿La SITRAC-SITRAM GORICH, JOSEFINA

cultura de la pobreza el poder arquitectura al servicio de NUMERO 22 LUDMER, ANGEL NU·

EllSEO VERON: Ideologíala revolución? IiiEZ, RICARDO PIGlIA:

de Marcuse NUMERO 9 JUAN CARLOS TORRE: JAMES PETRAS Y RO· Hacia la crítica

JOSE SAZBON: Marx y JUAN CARLOS TORRE:La economfa del pero BERT lAPORT: JORGE B. RIVERA: Literatur

Sartre Autocritica del sindi-ronismo y la poi ítica Perón. como nuevo me y peronismo

JORGE RIVERA: Las re· calismo peronistade los sindicatos dalo para América Polémica sobre Borges y la

vistas literarias argen- JORGE E. NIOSI: Las clasesRICARDO POCHTAR: El Latina crítica

tinas sociales y el Estadohorizonte de la feno- JOSEFINA DELGADO: NUMERO 29

NUMERO 4 CEDOMIL GOIC: La anti-manología La revolución perua-

poesía de N. Parra NUMERO 15-16 na a partir de sus in- BEATRIZ SARlO: Eleceio·

JULIO REENS: La mirada OSCAR DEL BARCO: El telectuales nes. cuando la televisión

ociosa silencio sobre 6ataille AUGUSTO BOAl: El tea- Documento: La reforma es escenario

JUAN MOLlNA: La forma ELlSEO VERON: La moda tro da izquiarda en el agraria CARLOS AlTAMIRANO:

condicionada del estructuralismo Brasil NUMERO 23Acuerdo y alecciones, el

HECTOR SCHMUCLER: CARLOS SASTRE: Nego- ARMAN O MATTELART:discurso del GAN

Los silencios sígnifica- cio editorial e ideolo- Los mediol de comu- La Agrupación 29 de Mayo HORACIO CIAFARDINI:

tivos gía nicación de masas a los compai'leros de Argentina, dassrrollo capi-

JORGE ONETTI: Repor- GERMAN L. GARCIA: REPORTAJE: El campa· Filosoffa y Letras talista dependienta y dis-

taje El autor como lector mento de pobladores CARLOS ALTAMIRANO: curso ideológico

TOMAS ElOY MARTI· NUMERO 10 "Che Guevara" Universidad, cultura y RICARDO PIGlIA: Roberto

NEZ: Reportaje SOLON BARRACLUOGH: dependencia Arlt, una critica de la

JOSE ARICO: El marxismo OSCAR TRAVERSA: Cul· Problemas de la refor- FACUlTAO DE AR· econom ía 1iteraria

antihumanista tura de masas ina agraria en Chile aUITECTURA DE CARLOS SASTRE: Sarvidum-

OSCAR TERAN: límites de EDGARD MORIN: La galaxia JAMES PETRAS: La c1aS8 CORDOBA: La expa- bre de la psicologfa

un pensamiento McLuhan obrera en las eleccionas riencia del Taller Total NUMERO 30RAUl SCIARRETA: Leer CARLOS DROGUETT: ch. lenas NUMERO 24

El capital ReportajeNUMEii017

OCTAVE MANNONI: La ilu·JAY HAlEY: Reportaje ALAIN lABROUSSE: sión cómica o el taatro

NUMERO 5 OSCAR MASOTTA: OSCAR STEIMBERG: El Tupamaros. de la guerri· desde el punto de vista

OSCAR TERAN: El ro· Aclaraciones en torno lugar de Mafalda lIa al partido de masas de fa imaginario

binsonismo de lo na- a Lacan DOCUMENTOS: Los MLN Tupamaros: Partido MANUel CASTElLS y EMI-

cional EMiliO TERZAGA: Ac· programas de asistencia o foco, un falso dilema LIO DE IPOlA: Ideologfas

EDUARDO MENENDEZ: tual idad da Hegal militar y policial da RICARDOPOCHTAR: y ciencias sociales

Fanon, situación dal NUMERO 11 EE.UU. a Latino· Gramatología. ciencia EUGENIO GASTIAZORO:

intelectual américa da la eocritura Acumulación y centrali-

lEANORO GUTIERREZ: LEON GERCHUNOFF: M. CHORNE, ,. KAU· lació" en la industria er·

El radicalismo Capal, la utopía de MANN, B. GREGO: NUMERO 26 gentina

JUAN CARLOS PORTAN· los funcionarios Acerca de la locura JAIME ZAPATA: Maldonado,

TI ERO: El peronismo GERMAN l. GARCIA: NUMERO 18 MIRIAM CHORNE y JUAN el disei'lo todopoderoso

oseAR MASOTTA: Qué S. Bullrich. las opio CARLOS TORRE: Eles el psicoanálisis nionas de una clase VIETMAN: La guerra quí- porvenir de una ilu· S

SARA PAIN: El pensamien· RICARDO PIGlIA: Nueva mica. EI efecto de la sión PEDIDOS DEto de J. Piagat narrativa norteame- defoliación sobre la Declaración del grupoANA M. NETHOL: Lin- ricana vida humana Plataforma CDlECCION A:

güística sincrónica NICOlAS ROSA: La narra· GERMAN GARCIA: Mú· Declaración del grupo

NUMERO 6 ción de la historia sica beat; los jóvenes DocumentoEDUARDO MENENDEZ: en el espejo GERMAN GARCIA: Cue.- Tucumán 1427

RICARDO PIGlIA: Una Rebelión en EE.UU. NUMERO 19 tionamos, Las aventuras 20 - Ot. 207lectura de Cosa. con· ÑÜMERO 12 del bien socialerat. JAMES PETRAS: Boli· RICARDO PIGLIA: Mao Buenos Aires

JOSE MARIA ARGUE· DAVID VIIiiAS: Sábato y via entre revoluciones rse-tunA: práctica Argentina~

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Cine argentinoDe JUAN MOREIRA a LA TREGUA

Beatriz Sarlo

De Juan Moreira a La treguatranscurre un período de auge delcine argentino, el que va desde co·mienzos de 1973 a mediados de 1974.Este período se relaciona con elproceso poi ítico que durante esosmeses se desarrolla; aunque indirec­tamente, parece reflejar, con las arti-

culaciones propias del mediú, uninterés creciente del público (y un in­terés creciente de la producción ci ne­matográfica) por temas que se vincu-

len, así sea de manera simbólica, conla real idad naciona 1. Y no se tratade los intentos entre museográficosy escolares de El Santo de la Espadao Martln Fierro de Leopoldo TorreNilsson. Más bien los aplausos conque se recibía la última escena deJuan Moreira -pantalla celeste yblanca- indicaron que la derrotaelectoral de la dictadura militar y elretorno al gobierno del peronismoten ían sus proyecciones en el planode los mensajes culturales. Se habíarediseñado el espacio ideológico po­Iítico en el cual se colocaban lasPel i'cu las, y ese rediseñamiento impli­caba al mismo tiempo que surgierannuevas espectativas en un públicode masas. y precisamente éste esuno de los rasgos disti ntivos del

-¡~nómeno: es la producción que,....8 entendernos, llamaremos comer­cial la que se hace cargo, y a la vezPotencia, este año y medio de cineI'l8ciona l. Con ello me parece necesa-

LOS LIBROS, Enero-Febrero 1975

rio destacar el éxito popular y demasas de algunas de las pel ículas quese estrenaron y que a la vez apunta­ron a impulsar un "renacimiento" delcine argentino.

No sucedió lo mismo con obrascomo La hora de los hornos, estrena­da después del 25 de mayo de 1973en el circuito comercial. Esta pel ícuJase había constituido en un éxito dela clandestinidad y no sería impropiopensar que la clandesti n idad fue unode los motivos de su éxito. Podríaalegarse que no fue concebida parael ci rcuito de los cines comerciales,sino más bien para ser utilizada comoinstrumento de propaganda y agita­ción poi ítica a través de cana lesalternativos. Admitida la relevanciade este rasgo, creo sin embargo queno si empre es éste el desti no depara­do a las obras producidas en funciónde la agitación y la propaganda poi íti­ca: piénsese, por ejemplo, en el cineruso de la década del veinte. Ahorabien, más allá de comparaciones pres­tigiosas, y habida cuenta de los cortesque por razones de longitud y tam-

bién de adecuación al momento po­I ítico se practicaron sobre La horade los hornos, la película de Solanas,como instrumento pedagógico, es re­lativamente pobre; el discurso ver­bal, por otra parte, transitaba casi enforma independiente de la imagen,confundiéndose mutuamente. Loscortes, cuyo objetivo fue sumar la

pel ícula al discurso peronista ter­cermundista relativamente cercano aldel propio Perón, dejaban entreverlas fisuras que se producían entrela versión difundida en tiempos de ladictadura militar y la que se pro­yectó en las salas del centro deBuenos Aires. A la falta de rigor deldiscurso histórico-poi ítico de la pe­I ícula se agregaba el didactismo rei­terativo de la imagen; por otra partepiénsese la versión que de la Argen­tina daba La hora de los hornos (exa­geración del peso de la contradiccióncapital/interior, la marginalidad co­mo eje poll'tico, debilidad relati­va de la presencia obrera en el ma­terial filmado y recopilado) subraya­da por la ausencia de tensiones enel relato tanto en la palabra comoen la imagen, y la versión no articu­lada sino yuxtaposicional de la his­toria y la real idad argentinas. Dehecho, La hora de los hornos seveía dificultosamente en los cinesdel circuito comercial porque, ade­más, no llenaba all t una de las fun­ciones básicas de la propaganda po­lítica: captar el interés de ampliossectores a los que se dirige.

Función que cumplió, fuera detoda duda, la pel.'cula de LeonardoFavio, Juen Moreira. En ella con­fluyeron un tema nacional popularextraído del folletín de Gutiérrez'con una interpretación traspuesta ;simbólica -válida, evidentemente-

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de los contenidos de la pel ícula.Juan Moreira, exaltación de un mar­ginal, del bandido injustamente per-seguido por la justicia, el que hasido despojado arbitraria mente desus derechos, con su tratamientocentrado sobre un héroe de cortetradicional dentro de la literatura defolletín, parecía constituirse míti­camente en la exaltación y la de­fensa de los pospuestos, los pobres,los sumergidos. Desde el punto devista político, la película condenabala justicia oligárquica de un períodoy al mismo tiempo convertía alperseguido por esa justic ia en cola­borador y guardaespaldas de un po­lítico rural terrateniente. La con­tradicción atra vesaba la obra de Fa­vio por zonas por donde tambiénatraviesa a la ideología populista:exaltación del marginado y soluciónpaterna lista de sus confl ictos.

Pero, además, Juan Moreira seacercó a uno de los objetivos queGramsci define como propio de laliteratura popular (identidad de con­cepción del mundo entre escritoresy pueblo), tal como esto debe serentendido en el marco del auge delperonismo en la Argentina. Esta iden­tificación pasa tanto por la exalta­!=ión del tipo de héroe perseguido yobligado a delinquir, como por laintegración de este héroe en tantopieza subalterna de un aparato po-

Iático propio de un sector de lasclases dominantes (en el caso deMoreira, el de una fracción de laoligarquía); la identidad incide tam­bién en el tipo de desenlace dramá­tico, por muerte violenta, que almismo tiempo reitera los rasgos seña­lados: el marginalismo (la trampa alperseguido Moreira es tendida en unprostlbulo), la resistencia individualy heroica. La pantalla con la figurade Moreira, facón en mano, quevira al celeste y blanco en la tomafinal de la película, acentúa la iden­tificación del personaje con un des­tino nacional compartido.

El relato es en la película deFavio un elemento de primera im­portancia y una parte de la atrac­ción que ejerció sobre al rededor de800.000 espectadores residió tam­bién en la posibilidad de lectura quetenía la trama de Juan Moreira. En·este sentido, la pelt'cula también de­mostró que pod ían reelaborarse sen­timientos y mitos populares en el in­terior de un relato donde los ele­mentos costumbristas jugaran no co-

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mo accesorios decorativos o arqueo­lógicos (tal el caso de las pel ículasde Torre Nilsson) sino como partesde un drama donde la Argentinarural del siglo XIX no se convertíaen Un conjunto heterogéneo de exo­tismos.

Entre Juan Moreira y La Patago­nia rebelde, vista por 350.000 es-

·~pectadores, pueden trazarse algunaslíneas de demarcación. Si la películade Favio se colocaba en la 1íneade la literatura de folletín más vin­culada con una versión mítico-he­roica de lo nacional popular, la obrade Olivera se situó en el centro deUn género que el cine argentino ha­bía realizado mal: la crónica his·tórica.

La Patagonia rebelde articula unanarración lineal con dos sujetos en­frentados: dirigentes y masas, porUn lado, terratenientes, imperialismoy ejército como su brazo armado,Por el otro. En este sentido, laCOntradicción tal como aparece enla película está correctamente plan­teada en sus rasgos generales, paraUn país dependiente como la Ar­gentina donde las alianzas se produ·cen entre la clase terrateniente y elimperialismo enfrentados a los secotores populares (en este caso, obre­ros rurales y urbanos y sectoresde la pequeña burguesía). Este plan­teo esencialmente correcto, abruma­doramente documentado en la obrade Osvaldo Bayer, tiene un desenla­ce: la derrota de los obreros ru­rales y su masacre a manos del ejér­cito. En este episodio pueden dis·tinguirse varios elementos: el fraca­So de una dirección sindicalista ais­lada, en los momentos finales, noSólo de apoyos en las ciudades dela COsta sino también de ampliosCOntingentes de los propios obrerosrUrales en huelga; y la derrota de lasmasas que sienten que sus interesesy ~as tácticas para conseguir sus ob­Jetivos no pasan por la dirección que~sta ese momento había conducidoas lUchas; a ello debe agregarse la~iobra realizada por los terrate­n~el'ltes en su instrumentación deleJército.

~Unto con Quebracho, de Ricardonifl'icher, La Patagonia rebelde sig­ras Cl6la irrupción de las luchas obre­rila y Populares en un cine caracte­Pr¡ ~ (sin que ello implique olvidar() ~Oller08 de la tierra, de Soffici,

ea aguas bajan turbias, de del

lOS LI8Ros, Enero-Febrero 1975

Carril) por un marcado irrealismoy escisión respecto de temas queabordaran los confl ictos que reco­rren y caracterizan la sociedad arogentina. Más bien el cine producidoen las últimas dos décadas oscilóentre tendencias formalizantes o psi­cologistas y las más groseras apela­ciones a los centros de interés yactores impuestos por la televisión.

No debe olvidarse, por otra par­te, las dificultades que precedieronal estreno de La Patagonia rebelde,donde la censura institucional y laspresiones del ejército pesaron hastael punto casi de hacer peligrar eldestino de la película. Desde estepunto de vista, La Patagonia rebeldedemostró nuevamente la importan­cia que el circuito comercial (pen­sado como buen negocio, dado queesa es la más importante de sus de­terminaciones concretas) puede lle­gar a adquirir en la medida en queopera sobre las contradicciones po­líticas que sin lugar a dudas existenentre las diversas instituciones, oroganismos, etc. que conforman el apa­rato del Estado y las fuerzas arma­das. Cuando este cine se hace cargode un tema como el de las huelgasde la Patagonia queda al descubier·to la importancia de trabajar eneste espacio que, corno todoel campo de la cultura, al estar atra­vesado por antagonismos Y contra­dicciones, no puede ser abandonadoen bloque a los sectores más reac-cionarios. ,

Sin duda Torre Nilsson no per­tenece a esos últimos sectores. Elcine argentino tiene más bien en éla un artesano de la superproducción,al director argentino que mayoresposibilidades econ6mioas y de dis­tribución ha gozado, de manera cons­tante. En el período que considera­mos, Torre Nilsson estrenó dos pe.lI'culas; ambas tuvieron como puntode partida dos novelas: Los sietelocos, de Roberto Arlt, y Boquitaspintadas, de Manuel Puig. Ambasfueron de éxito (Boquitas. .. fue vis­ta por 220.000 personas) y ambastienen en común un rasgo que lasdefine: su exterioridad; ambas apos­taron a la reconstrucción más cuida­dosa de época, al más minuciosotrabajo de utilería, a la pomposidady el gasto. Ninguna de las dos en·tendió la novela sobre la que se ela·boró el guión cinematográfico.

El caso de Boquitas. . . fue qui·zás el más patético. La novela de

LIBROS PESE A TODO

TODA VIOLETA PARRA - La prI~mera antología de canciones V po&­

mes de la chilena que revitalizó elfolklore latinoamericano, precedidede una cálida biografía eecrita porAlfonso Alcalde.

RECONTRAPODER - ~ ~No6. Una "novela ilustrada" deI_tico autor de Une socieded ......._nzed8 que siguiendo los hilos dela locura y ei sueño compone unenarración vertiginosa y envolvente.

LIBRO - AriII Den•. Tal vez Ud.,lector. sea el protagonista de estairónica novela de un joven autorfrancés. ¿Se reconoce en un intelec·tual de izquierda al que le cuestadiscernir entre el mundo real y labiblioteca?

SOBRE EL TROTSKISMO - KC11t81Mavrekil. Nuevos elementos para lapolémica: superando mitos erigidospor trotsk.istas y antitrotsk.istas, unainterpretación marxista no dogmáti·ca de la doctrina y sus implicancias.

EL CAPITALISMO SALVAJE ENLOS EE.UU. - Mari..,.. Debouzy.¿Cómo empezó todo? En la in­vestigación sobre cómo se formaronles grandes fortunas en los EstadosUnidos, una historia de gangsterismosemi legal y piratas de frac, la autora

•encuentra las raíces de mucho delo que pasa en la sociedad nortee­mericana de hoy.

EL OMNIBUS 12 - Rey...... "-­El racismo que aflora todos los díasen una novela francesa contempor"nea de curiosa estructura.

EL MEXICANO (DIARIO DE UNGUERRILLERO ESPAfiOU - F.Nrez L6pu. Un Papill6n pera lac.tores con otro nivel de exigenc:l8: 18autobiografía de un combatiente dela Guerra Civil espal'lola y su 8Z8r0llvida terminada la guerra a trav6s delas páginas de su diario de combate.

aEdicioneldi la FiarUruguay 252 - 7° B

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Puig es una versión paródica, basadaespecialmente sobre el lenguaje de cl i­sé de la pequeña burguesía de un pue­blo de la provincia de Buenos Aires;su trabajo sobre el lenguaje suponeuna distancia, en la que se instala laparodia del folletín sentimental. To­rre Nilsson no lo vio, hizo desapa­recer el elemento paródico y filmóun folletín cinematográfico. Sin em­bargo su éxito señala algunos temasde reflexión, como también los sus­cita el éxito de La Mary de Tinayre(220.000 espectadores).

El folletín sentimental o de aven­turas es una de las especies carac­terísticas de cierta zona de la lite­ratura pensada para interesar a gran­des masas. Algunas de sus expre­siones reúnen elementos que aprove­chan el vacío creado por la ausenciade verdaderos productos culturalesnacional populares, pensados desdeel punto de vista de la identidad po­lítico-ideológica-cultural de los sec­tores populares y sus intereses. Seelaboran entonces productos comer­ciales y no populares -en el sentidoen que venimos utilizando este úl­timo término-, tal como Gramscidiferencia a unos de otros. Estosproductos establecen una relaciónde circularidad con el gusto delpúblico al cual dicen responder pe­ro que, en. realidad, contribuyen -agenerar y consolidar.

Además tales obras -pensamos enLa Mary y crónicas biográficas deltipo de La madre Marla, vista por150.000 espectadores en Buenos Ai­n..~5- se apoyan en la utilización deotro elemento que despierta el in­terés de ampl ios sectores: el costum­brismo. Este interés legítimo porsentirse representados en los pro­ductos culturales Que consumen, pormensajes culturales que tengan comoeje la vida y aventuras de héroes pro­venientes de los sectores populares,sentidos por ende como de fácilidentificación por el público masivo,es uno de los pi lares sobre los quese apoyan las producciones que, co­mo La madre María, tematizan aun "superhombre" femenino, o LaMary donde se unen la supervidentey la superestrella. Gramsci ya señalólos rasgos populares y románticos delsuperhombre en la novela de folle­tín. En este sentido, el hecho deque un héroe deportivo como Mon­zón sea el protagonista masculinode La Mary, desdibuja aún más lasborrosas fronteras en las que el pú-

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blico popular vive su relación conlos ídolos publicitados a través delos grandes medios de comunicación:fronteras difíciles de discernir entrelo real y lo imaginario.

La otra vertiente del costumbris­mo, la de la vida cotidiana y susvicisitudes, articu la dos produccio­nes muy diferentes, a las que sinembargo no es escandaloso agruparpese a la extrema desigualdad decal idad entre una y otra: RolandoRivas, taxista, horrorosa narraciónsentimental de la relación entre eltaxista y su novia-esposa de clasealta, con final feliz, y La tregua, elmayor éxito del cine nacional de1974 (400.000 espectadores). Ana­lizar el éxito de La tregua puedeservir para explicar otras produccio­nes que, sin alcanzar su nivel derealización formal y de interpreta­ción, se proponen en el mismo es­pectro temático.

Es probable que La tregua hayacontado una gran mayor ía de susespectadores entre sectores burguesesy pequeño burgueses. Hacia estosúltimos, además, es hacia dondeapuntan los recursos que, desde lapantalla, apelan a los mecanismos deidentificación del público. Quiero

decir: los sectores medios, la pe­queño burguesía urbana, se sentíarepresentada en La tregua; los pro­blemas sentimentales de Santomé, sufamilia, su oficina, se ."parecian"a los propios. Uso las comillas deli­beradamente, dado que este "pare­cido" estaba basado, como por otraparte suele suceder con los "pareci­dos" en este tipo de mensajes, sobreuna ilusión: en realidad los proble­mas del viudo de cincuenta años ysu compañera de oficina de veinti­tantos no eran los propios, sino Queaspiraban a ocupar el lugar de losproblemas y conflictos reales, des­plazándolos. Sobre este malentendi­do básico, Sergió Renán filmó unanarración atractiva y fácil. El sub­jetivismo fue su rasgo más impor­tante, dado que en La tregua todotranscurría como si las condicionesobjetivas planteadas por la realidadexterior no existieran; ni siquiera elfracaso, por muerte, de la parejapodía ser atribuido a la incidenciade tales condiciones sociales objeti­vas: era mfticamente proyectado auna enfermedad que operó comosolfa operar en las novelas sentimen­tales, de manera absurda, inespe­rada y sin "justicia" alguna.

En la pel ícula se pasaba, además,un mensaje ideológico de encubiertocarácter conformista. La tregua nofue en modo alguno una visión crí­tica de la realidad, ni siquiera fuefiel a las condiciones reales de vidade la pequeño burguesía urbana. ysin embargo, La tregua pareció unapel {cula progresista y ello merece seranalizado. Si bien no se lo afirmóexpl ícitamente, La tregua era vistacomo una crítica -y recuperaciónpor la vía poética- de la vida co­tidiana; esto es, poner en juego eltema de la alienación: oficinistasalienados, jóvenes al ienados, hastajóvenes que hacen poi ítica alienado~

-como el novio de la hija de San­tomé-o Sobre el tema de la alienaciónlo que se construye es la ilusiónde relaciones humanas "reales", "de­salienadas", tocadas por la "verdad"de un mundo que basta mirar paraque muestre lo bueno que es.

En síntesis, de la "cr ítica de laalienación" se transita a la afirma"ción de la autenticidad: ello suponeque las relaciones entre los hombrespueden ser auténticas o inauténticassegún como ellos las vivan, es decirsegún como, operando individual ysubjetivamente -al margen de losconflictos reales, algunos de cuyOSefectos pueden ser los problemas te"matizados en la pelt'cula de Renán­los hombres se ingenien para dotarde "autenticidad" a relaciones fal"seadas por la.- rutina o el hastt'o.

As t' de una propu~sta subjetiV'y conformista respecto de lo sociala un relato con un héroe popularcomo eje, el cine argentino prodU"jo, en 1973-74, un arco donde s.presentaron proyectos diferentes·Queda en pie, en lo fundamental,el camino abierto por I.a obra de Fa"vio y la repercusión masiva de cróni·cas de lucha obreras y populares, cO'

mo las de las pel ículas de Olivera YWullicher (1 ínea sin duda muy al11"nazada en concreto por la censura yla autocensura). De Moreira a la fi~mación actual de Nazareno CruZ SIarticulan también las etapas de IJ~

proyecto popular. En un futuro,"cuestión a resolver será de qué mod'este ci ne, haciéndose cargo de contr~i

dicciones que van desde lo econ6f111'co a lo político -de la producci6~

material a la ideolog{a-, pueda ,"gar a expresar. ante "grandes m"':que son su público, contenidos rt!mente democráticos y antimperi.tif'taso

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Carlos Echagüe, El otro imperialismo

la Unión Soviética después del XX Congresodel PCUS, la Unión Soviética, el otroimperialismo: este ensayo da cuentaminuciosamente de la restauración del capitalismoen la URSS, de su actual carácter de superpotenciaimperialista; a la luz de las tesis leninistas sobre elimperialismo y de los desarrollos aportados por laexperiencia china, desnuda la naturaleza delsocial imperialismo.

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PROYECCION 74Malatesta, pensamiento y acción.revolucionarios, Vernon Richardstn el mundo del pensamiento anarquista, la figura deErrico Malatesta brilla con luz propia. Este libro demues·tra por qué.

Dictadura de la tecnocracia,Guadalupe García, Carlos SabinoSus autores, jóvenes sociólogos latinoamericanos, apuntilnsus armo. hacia la nueva y poderosa clase: los tecrlÓcra·tos. A través de la crítica proponen su redención ponien.do a la técnica moderna al servicio del hombre y no denuevos y arrogantes dominadores.

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El gato y las tibiezas, Odín FleitasDeliciosas historias de gatos para leer en terríficas nochesde perros.

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PROYECCION - Yapeyú 321- 811-5086

Sumario

Publicación del Comité Central delPartido Comunista Revolucionario de

la Argentina

teoría y políticaDiciembre 1974-Febrero 1975Número 13

ALBANIA ANTE EL MUNDO

Discurso pronunciado por EnverHoxha el 3 de octubre de 1974en Tirana en la reunión de elec­tores de I~ circunscripción 209.

EL ARMA DECISIVA (Editorial)

El 17 de OCTUBRE de 1945 (El origen del Mo­vimiento Peronista)

El GRAN ALIADO (Experiencia del Movimien­to Campesino Misionero)

El PLAN DE GOBIERNO: ¿ARGENTINALIBERADA? (Análisis de la po/ftica económicadel gobierno)

LA INSURRECCION DE OCTUBRE (Análisisde la insurrección victoriosa que instauró elprimer estado proletario en el mundo)

Pídala en quioscos

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El tema de la dependencia tec­nológica ha sido motivo, en los últi·

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mos aftas, de numerosos debates ytrabajos. En ellos se expresan una

lA DEPENDENCIATECNOLOGICAEN AMERlCALATINAJuan Carlos Ferré

gran diversidad de enfoques, quea su vez reflejan los intereses par­ticulares de los sectores participan­tes.

A partir de un reconocimiento delcarácter de bien económico conque se reviste el producto de la ac­tividad científica y tecnológica, enlas condiciones actuales de nuestrasociedad, se intenta conocer las mo­dalidades específicas de este bien, afin de regular su comercialización.Se enfatizan así los efectos financie­ros que, a través del drenaje de di­visas, tiene la dependencia tecnoló­gica.

Limitar la dependencia tecnoló­gica a esta man itestación constituyeel fundamento teórico para la for­mulación de una política que buscacontrolar el comercio de tecnologíacon el doble propósito de disminuirlas importantes sumas que el paísdestina a la compra de insumos tec"nológicos(que contribuyen al es­trangulamiento del sector externo)y de sustituir la importación de tec­nología por tecnología nacional.

Estas propuestas, i'mpulsadas poruno u otro sector de la burguesíanacional, hacen hincapié en la de­pendencia que se genera por inter­medio de la compra de patentes, li­cencias y "know hows" y en últimainstancia reducen la depen dencia teC"

nológica a las formas que ésta asU'"me en la esfera del comercio. Suspropuestas polt'ticas tienden a elimi­nar sus efectos, pero se muestranimpotentes para señalar sus causas Yerradicarlas.

Otras concepciones definen la de"pendencia tecnológica como la formapri ncipal que asume la dependenciaeconómica. Por ejemplo M. PeraltaRamos señala: " ...Nuestra hipótesiSmás genera I es que estamos en pre-

Page 17: Satriani Lombardi Folklore y Cultura Popular

sencia de una nueva etapa imperialis­ta caracteri zada por un cambio en lacomposición y orientación de la ex­portación de capital, que es conse­Cuencia del alto nivel alcanzado enla tasa de acumulación de los paísesmás desarrollados (yen particularla de los EE.UU., pa{s que ejerce elrol hegemónico dentro del bloquecapital ista) y que traduce la vigenciade las leyes que rigen la di námica in­terna del modo de producción ca­pitalista. Estos cambios en la com­posición y orientación de la expor­tación de capital residen en una pree­minencia de la exportación de tec­nología (definida en este contexto nosólo como exportación de bienes decapital sino además y esencialmen­te como exportación de servicios téc­nicos, patentes, know-hows, etc.)quese or ienta hacia la explotación delsector manufacturero, sobre la ex­portación de capital dinero orientadahacia la extracción de materias pri­mas. Esto supone que la forma prin­cipal que hoy asume la dependenciaeconómica, es la dependencia tec­nológica. La lógica contrapartida deuna expansión imperia lista basada enla exportación de tecnología, seráentonces un desarrollo creciente dela industrialización en los países do­minados, pero de una industrializa­ción basada en la importación cre­ciente de bienes de capital y de tec­nología extranjera." (La bastardillaes nuestra. Mónica Peralta Ramos,Etapas de acumulación y alianzas declases en la Argentina (1930-1970),Buenos Aires, Siglo XXI, 1972).Coincidimos con Mónica Peralta Ra­mos en que una de las expresionesmás significativas del tipo de indus­trialización que se ha desarrolladoen los países dependientes es la im­portación creciente de instrumentosde trabajo extranjeros. Sin embargodiscrepamos con la identificación quese realiza entte tecnología y bien decapital, que es elevada a la categoríade tesis cuando se señala que" ...EstosUPone que la forma principal quehoy asume la dependencia económi­ca, es la dependencia tecnológica."~Sta afirmación es conceptualmente'Ilcorrecta ya que este ú Iti mo fenó­~no es sólo una de las manifesta-C'I'b.. d ., .d ....'·es e la dependencia econom.ca,c:a' lTIismo modo que la necesidadt Un país de proveerse de instrumen-:: ~e trabajo en el extranjero es ex­dees1ón de una articulación específica

su dependencia poi ít ica, econó-

lOS II·BROS, Enero-Febrero 1975

mica y financiera a la vez que expre­sa como uno de sus aspectos la de­pendencia tecnológi ca .

Se hace pues necesario ubicar ensus justos términos el fenómeno dela dependencia tecnológica, disipan­do algunas confusiones que en al­gunos casos se sustentan en clarosintereses de clase y en otros en erro­res conceptua les y teóricos, que con­ciente o inconcientemente, contribu­yen a la defensa de estos intereses.

La Argentina, como consecuenciade las peculiaridades que ha asumi­do su desarrollo, tiene una estructu­ral económica deformada y depen­diente. Por deformada se quiere in­dicar que no existe un equilibrio en­tre los sectores productivos, sino queel sector que corresponde a la pro­ducción de bienes de consumo pe­recedero y durable de carácter finalse encuentra mucho más desarrolla­do que el sector que corresponde ala producción de medios de produc­ción e insumos intermedios. Estaforma peculiar que asume el aparatoeconómico y dada la relación fun­cional entre ambos sectores, haceque esta estructura deformada seanecesariamente dependiente. La de­pendencia, por otro lado, refuerzala deformación. La incapacidad es-tructural para producir instrumentosde trabajo necesarios para posibilitarla reproducción del sistema dentrodel marco que el mismo fija, ha­ce necesario su compra en el exte­rior. Desde este punto de vista ladependencia es económica. Ahorabien, como los bienes y equiposque son comprados en el exteriorcorporizan los conocimientos cien­tfficos y tecnológicos, teóricos yprácticos necesarios para su produc-

.ción, la dependencia económica ex­presada en este acto de comercio su­pone una dependencia tecnológica.Que esto pueda ser así es el resul­tado de la división técnica y socialdel trabajo en el capital ismo.

En los países capitalistas desarro­llados la industria de instrumentos detrabajo se instituye como sector espe­cial izado en forma relativamente tar­día, ya que en los estadios inicialesdel capitalismo la maquinaria nece­saria para la producción de las mer­cancías destinadas al consumo im­productivo (bienes de consumo final)se diseñaban y constru ían en lasmismas plantas donde se producíanestas mercancías. Recién a fines delsiglo pasado, cuando ya el capitalis-

mo se ha consolidado a nivelmun­dial, se desarrollan en los países másadelantados las industrias de instru­mentos de trabajo, situación que lespermite dominar el mercado interna­cional de ellos. EE.UU., AlemaniaOccidental y Gran Bretaña exporta­ban, a principios de la década del 60,el 70% del total mundial. La imposi­bi�idad de desarrollar los mismos pro­cesos en aquellos países que si bieningresaron al área capitalista lo hicie­ron tardíamente posibilitó que la di­visión técnica se convirtiera en divi­sión social del trabajo y que se esta­blecieran y consolidaran relaciones deasimetría a nivel internacional, con-figurándose de tal modo una de lasexpresiones más significativas de ladivisión del mundo entre países im­perial istas y dependientes.

Sin embargo no es la compra deinstrumentos de trabajo la única ma-nifestación de la dependencia tecno­lógica. Otras de las formas que asu­mió la división técnica del trabajo, en­tre trabajo manual e intelectual, per­mitió diferenciar el proceso producti­vo de un bien material del conjuntode conocimientos técnicos que se in­corporan a dicho proceso y cuyaobtención adquiere los rasgos deun proceso productivo autónomo.La ciencia y la técnica se dife­rencian orgánica e institucionalmen­te a partir de un cierto estadio deldesarrollo de las fuerzas productivas,con la aparición de los primeroscentros de investigación cient ífica ytecnológica, hacia principios de estesiglo, ya sea organizados en forma deempresas autónomas o como partediferenciable de una empresa ma­yor.

Observamos entonces dos sectoresen la estructura industrial capitalis­ta: el sector de instrumentos de tra­bajo separado de la industria que leda origen y las fábricas de tecnologíaque se organizan como empresas.. Eldesarrollo de esta nueva rama de laproducción capitalista produce estamercancl'a denominada tecnología.Se conforman relaciones de depen­dencia asociadas con la forma de mer­canaa de la tecnologla, que en la esfe-ra de la circulación mundial se mani­fiestan en la compra de licencias, pa­tentes, "know how" y todo tipo deservicios técnicos por parte de los pa í­ses dependientes a las metrópolis(más allá de que estas mismas formascubren parcialmente las ganancias im-

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perialistas que emigran al extranjero).

Es desde esta perspectiva, quese hace posible ensayar una defini­ción de dependencia tecnológica.Ha­remos referencia con este conceptoa la relación de subordi nación téc­nica que surge como resultado dela incapacidad estructural para pro­ducir los instrumentos de trabajo ne­cesarios para la reproducción del sis­tema económico, dentro de los mar­cos fijados por las relaciones capita­listas de producción; esta situaciónconfiere atributos especfficos a la re­lación jerarquizada de dominio entreesta economfa y aquellas de las cualesdepende. Ello no significa subestima­ción alguna de otras manifestacionesde la dependencia tecnológica. comopor ejemplo las que se generan a tra­vés del comercio de tecnología, sinomás bien otorgarles un rol secunda­rio en relación a la función que se­ñalamos.

El interés de la definición queantecede puede verse en una dobl econexión; por un lado, en la pers­pectiva de la destrucción de las re­laciones de dependencia en general(en sus perspectivas económicas, poi í­ticas e ideológicas), la reconstrucciónde la economía y la restitución dela unidad del trabajo productivo; porotro, en relación con el ti po de pro­blemas productivos y tecnológicosque es y será necesario abordar paramodificar la estructura económicadependiente y superar sus. deforma­ciones dentro del marco de la abo­lición de las relaciones de produccióncapitalistas.

En relación con ello es importan­te señalar cuál ha sido la direcciónprincipal del progreso técnico a nivelmundial en el sector de los instrumen­tos de trabajo, que como ya se men­cionó constituye el sector más des-es­tructurado y más dependiente denuestra economfa. El progreso técni­co ha permitido ir reduciendo el vo­lumen y aumentando la velocidad yprecisión de las máquinas, a la vezque incrementando su grado de es­pecialización, adaptándose crecien­temente a los requerimientos de laproducción. No obstante a la reduc­ción del volumen y del peso porunidad de potencia de los equipos,no sucedió una reducción importan­te de las di mensiones fi na les ya quese ha ido aumentando su potenciatotal. Este factor tiene una gran re­levancia para los países dependientesque han ido incorporando equipos

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de gran potencia: centrales eléctricas,por ejemplo, cuya construcción, man­tenimiento y reparación escapa a suscapacidades técnicas.

China, con muchos más recursosque nuestro país desde diversos pun­tos de vista, ha desarrollado sus pro­pias centrales térmicas en potenciastípicas que van desde los 10 hastalos 50 MW, aun cuando funcionansimultáneamente algunas centralesgrandes en unidades de 200 MW. Ennuestro pa ís hace años que se en­cuentran instaladas unidades de 100MW o más grandes aún y la ten­dencia es hacia el crecimiento de lapotencia por unidad, alejando cadavez más de nuestras posibi Iidades elmanejo de esa tecnología.

Este es ind udablemente un aspec­to, si bien fundamental, sólo parcialdel carácter que ha asumido el desa­rrol lo de las fuerzas productivas. Otroaspecto tiene que ver con los elemen­tos más avanzados y sofisticados dela tecnología moderna cuyo desarro­llo ha cubierto las últi mas décadas,y que se conoce como "RevoluciónCient ífica y Tecnol ógica". Es biensabido que esta supuesta revol uc;ónha tenido su sustento fundamental­mente en la industria armamentistay en la creación de todo tipo denecesidades superfluas que la econo­mía monopólica ha impulsado a losefectos de diversificar los mercadosy paliar transitoriamente las tenden­cias que tienen estas economías a~

subconsumo. Sólo los adelantos téc­nicos realizados en áreas especialesque en algunos casos dieron origena nuevos sectores industriales (la pe­troquímica es quizás el ejemplo másrepresentativo), representan verdade­ros avances en el control y transfor­mación de la naturaleza por el hom­bre, orientados a la satisfacción de lasnecesidades de la inmensa mayoríade la humanidad, y esto más allá delo que potencialmente signifiquen losconocimientos científicos logrados.

Estas tendencias de las economíascentral es repercuten de una maneraaún más grave en los pa íses depen­dientes. Es sabido que la Argentinadestina una porción importante desus recursos en divisas al pago de re­gal ías por licencias, patentes y "knowhow". Esta importación de tecnolo­gía así como la utilización de variadosinsumas tecnológicos están destinadosen gran medida a la producción deartículos superfluos o de aquellosque abastecen el consumo de los

secta res de mayores recursos de lapoblación. Estos sectores por otrolado no sólo son altamente depen­dientes, sino que ocupan a su vez unaimportante proporción de la capaci­dad producti va del pa ís (automóvilespor ejemplo), sumando de este modonuevos factores de distorsión.

De esta discusión surge ya que eltipo de problemas productivos ytecnológicos que es necesario abordaren la perspecti va de una ruptura delos lazos de dependencia guarda pocarelación con la así llamada RevoluciónCientífico Técnica. Los problemasmás importantes que deberán serresueltos, son los vinculados con latecnología clásica, la ingeniería me­cánica, civil, eléctrica y química, yaque son éstas las técnicas invo~ucradas

en la producción de instrumentos detrabajo necesarios para el procesode reproducción, básicamente auto­suficiente, de nuestra economía, quepermita a su vez satisfacer las necesi­dades más urgentes de nuestro pueblo.Ello adquiere particular relevancia sise considera que dicha problemáticaestá cerca de las experi encias de losproductores directos, de la clase obre­ra, de los técnicos y de los ingenierosy cuyo aporte para su solución serápor tanto indispensable.

Precisamente en las condicionesde un gobierno popular revoluciona­rio, expropiadas las empresas imperia­Iistas y ante un eventua I bloqueoeconómico, se abre sólo un caminopara el desarrollo económico, en con­sonancia con sus implicaciones tec­nológicas: el camino que permita, apartir de la experiencia productivade la clase obrera, de los técnicos e in­genieros, la búsqueda de solucionesoriginales basadas en las propias fuer­zas y que coloquen la técnica alservicio de la independencia econó­mica y política.

Desde la perspectiva de este traba­jo la dependencia tecnológica es sóloun aspecto parcial de un fenómenocuya ra fz sólo puede ser encontradaen la expansión imperialista. Cornoparte de la expresión histórica queasumen 'as relaciones sociales en elmundo contemporáneo, la dependen­cia tecnológica desaparece como ca­tegoría en la misma medida en quedesaparecen las relaciones que le dansu fundamento y se proyecta conotro contenido, como un desafíopara la capacidad creadora de uf1

pueblo entero que transita el caminOde su Iiberación.

Page 19: Satriani Lombardi Folklore y Cultura Popular

Anfetalftinas y derivados:Uso y producción8ugo M. Vezzetti 1

Este trabajo se basa en la inves­tigación de un grupo de Trabajado­res de Salud que, a partir de unaJ)f6ctica específica enmarcada en la

1

jo ~ste art ículo es un extracto del traba­sus Pr~UCción y uso de anfetaminas ygresodertv~os", presentado al 60 Con·Plata NaCional de Psiquiatría, Mar del

, OCtubre-noviembre de 1974. Dicho

lOS llBROS, Enero-Febrero 1975

contradicción Liberación o, Depen­dencia, apuntan a un proyecto másamplio, que desenmascare el ámbitocomplejo y multideterminado de losmedicamentos. En este campo, regi­do por la poi {tica de los monopol ios,

trabajo fue realizado a partir de una pro­puesta de la Tendencia PRACTICA RE­VOLUCIONARIA de Trabajadores de laSalud, ~n la que participaron, además del

es necesario apuntar a un conjuntode aspectos económicos, políticos,ideológicos y médico-asistenciales, pa ..ra extraer lasconcl usiones y propues.tas pertinentes a una práctica espe.cífica liberadora.

autor, los médicos: Alberto Brandy, Su­sana Dubcovsky, Marta Hendler, RolandoKarothy, Guillermo Palermo y GuillermoPecheny.

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Desde este punto de vista, si bienel trabajo centra su atención en lasanfetaminas y sus derivados y elpresente resumen no abordará másque algunos de los aspectos centra­les del mismo, constituye en sí mis­mo la propuesta de un modelo deanálisis necesario para otros rubrosmedicamentosos.

Uso y efectos de las anfetaminasy sus derivados

En principio, estos específicos nosuponen ninguna indicación terapéu­tica y sí una "indicación de consu­mo" cada vez más extendida, con uncreciente incremento del uso, abusoy adicción de estas drogas. No sonpsicofármacos, en el sentido de queatenúen distintos trastornos psíquicos,sino que por el contrario los pro­vocan.

Su efecto es psicoestimulante; pro­vocan una sensación subjetiva dedisminución del cansancio, pero sinque ello implique ningún verdaderoestímulo de la capacidad mental, ya

.. el rendimiento disminuye, dis­minuye la exactitud en las tareas yaumenta el número de errores. Pa­recen en cambio corregir parcial-

mente el déficit debido al cansan­cio, por inhibición del sueño.

Utilizadas en un principio parael cansancio ocasional, se empleanactualmente como estimulantes oanorexígenos, ya sea en sus formasclásicas, ya enmascaradas como pro­ductos derivados. Como anorexíge­nos, su efecto, en dosis no tóxicas,no ha podido ser probado y la dis­minución de peso se debería másbien a la hiperquinesia resultanteque a la disminución del apetito.

Esta inconsistente acción "tera­péutica" se ve contrabalanceada porla elevada toxicidad de estas drogas.Aún en dosis mínimas, producenaumento de la presión arterial, ta­quicardia, alteraciones electroence­falográficas y aumento de la diure­sis. En dosis más elevadas, provocansed, sequedad de mucosas, picazón,falta de apetito, vómitos, cefaleas,intranquilidad, exitación psicomotriz,temblores generalizados, agresividad,alucinaciones ópticas y acústicas,convulsiones, disminución de la po­tencia sexual, etc.

NOVEDADES DE TIEMPO CONTEMPORANEO

Imperialismo, lucha de clases y conocimientopor Eliseo Verón

Un análisis ideológico y político de la producciónsociológica en Argentina en los últimos 25 años.

El imp.ialismo y la acumulación del capitalpor Nikolai Hujarin

El conocimiento de las fuerzas que impulsan al capi­talismo moderno, de los métodos de expansión quele son propios, del incremento de sus contradiccio­nes internas constituyen, para Bujarin, el fundamen­to y la premisa de la crítica teórica del capitalismoen su etapa imperialista.

Imperialismo y tercer mundopor Vves BenotEn forma precisa y clara el autor analiza cada uno delos factores que histórica y estructuralmente establecenla actual situación de dependencia de los pa íses subde­sarrollados respecto del capitalismo.

Un gato del pantanopor David GoodisHistoria cínica y brutal sin otra ley que la corrupcióny la violencia, "Un gato del pantano" confirma lamaestría de David Goodis para construir atmósferasperversas y sombr ías.

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Page 21: Satriani Lombardi Folklore y Cultura Popular

Producen, además, adicción y suuso prolongado, aun en dosis nomuy importantes, provoca deterioropatológico -sólo inicialmente rever·sible- bajo la forma de psicosisanfetamínicas, que plantean proble­mas de diagnóstico diferencial res·Pecto de la esquizofrenia simple.

Organización económica delmercado de anfetaminas y susderivados

Existen aproximadamente 50 nom·bres comerciales (como, por ejemplo,Actemin, Stenamina, Diminex, Pon·deral, Reactivan, Pondinol, etc.), ensu mayor parte producto de labora·torios de capital internacional y es·trUctura monopólica (Roemmers, Le·Petit, Boehringher y Sonh, Merck,ROChe, entre otros), que compitenentre sí con la finalidad de lograr laadhesión del cuerpo médico, a travésde algún avance o innovación "te·rapéutica" que signifique conquistarUn lugar en el mercado, en reemplazode los productos competidores.

Esta estructura, fundamentalmen·te COmpetitiva en términos de mer­"do y no de terapéut ica-, se ha:"'o, además. favorecida por la au­f'neia de control oficial sobre los~"etos de propaganda médica. ba-

bt~s en los meJ'ores criterios pu·IC·

di 'tarios y generalmente campen·doos. de falsedades y patrañas pseu·

Científicas.

lOS LI8 -ROS, Enero-Febrero 1975

Esto es expresión de una indus·tria con alto grado de concentracióneconómica, con importante partici·pación de empresas internacionalesy con un marco legal acerca de pa·tentes y licencias que fortalece laposición en el mercado de las em·presas multinacionales. Muestra deello es la existencia en el mercadoargentino de unas 14.000 especiali·dades medicinales (o nombres ca·merciales), a partir de unas 400drogas básicas. Este desnivel entrelas drogas básicas útiles y los pro­ductos en venta se debe a combi·naciones, mezclas, pequeñas variacio·nes en las estructuras químicas, etc.,sin real modificación de las accionesterapéuticas. Sólo responden ara·zones comerciales, especulativas, ya la necesidad de crear nuevas pa.tentes por parte de los grupos mo­nopálicos.

Respecto de las patentes, es im­portante recalcar que constituyenuna de las formas más efectivas dedominación del mercajo mundial;ello se aprecia con máxima crudezaen pa íses dependientes como el nues·tro, donde la industria farmacéuticanacional se ha visto reiteradamentefrenada en su desarrollo por la acciónde las empresas monopólicas multi­nacionales, propietarias de patentesque incluyen la casi totalidad de lasdrogas en uso en el mercado mundial.

La adhesión de nuestro país a laConvención de París sobre Propie·dad Industrial posibi lita esta situa­ción. Dicha adhesión, realizada en

1966 por la dictadura de Onganía através de la Ley 17011 , dejó sin efec­to la Ley 111, por la cual no estabansujetos a patentes los medicamen­tos.2

Este panorama, común al con-junto de los medicamentos, es de­terminante en el problema de lasanfetaminas y sus derivados, sobretodo si tenemos en cuenta que,por deficiencias de legislación y con·trol, muchas de estas drogas (enespecia I aquellas usadas en el "tra·tamiento" de la obesidad como ano­rexl'genos) son de fácil obtención enel mercado, ya sea con receta mé­dica o por venta directa sin ordenmédica, pese a inoperantes disposi·ciones legales en contrario.

Grupos consumidores de estasdrogas

Tipificando los diversos gruposconsumidores que abren las puertasal uso de anfetami nas y sus deriva­dos y enmascaran la drogadicciónsubsiguiente, podremos elaborar al·gunas hipótesis acerca de la funciónsocial que cumplen estas drogas, ni·vel de determinación importante pa­ra comprender la producción y usode específicos cuya función terapéu­tica es de dudosa indicación y susefectos iatrogénicos son graves ydemostrables.

Un primer grupo es el del trata·miento de la obesidad, donde lasanfetaminas y derivados son utiliza­dos más por motivos estéticos queterapéuticos en la mayor ía de loscasos y donde nos encontramos conun exceso de tratamientos sintomá·ticos que no toman en cuenta losco-mponentes psicodinámicos de laobesidad ni el peligro de la poste­rior automedicación por parte delpaciente.

Otro grupo está constituido porlos estudiantes y profesionales conalto nivel de exigencias en sus estu­dios o trabajo, que buscan en ladisminución de horas de sueño elmodo de adecuación a dicha exigen­cia.

Los adolescentes forman otro gru­po, por el efecto falsamente sociali.zante de la s drogas (aumento de laagresividad), con predominio de ne-

2Sobre el tema medicamentos, puede

consultarse Katz, Jorge, D/igopolio, fir.mas nacionales y empresas multinllCiona.les. La industria farmacéutica argenti".,Buenos Aires, Siglo XXI, 1974.

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Page 22: Satriani Lombardi Folklore y Cultura Popular

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cesidades de identificación con suspares. Se trata de subgrupos margina­lizados, con diferentes niveles decuestionamiento social.

En obreros, las anfetaminas y susderivados -muchas veces impulsadospor la "medicina del trabajo" prac­ticada en las fábricas-, son utiliza­das para enmascarar la fatiga y es­timular una mayor producción, conel consiguiente incremento del de­terioro psicológico y orgánico provo­cados por el sistema productivo re­presivo.3

Dei mismo modo, son usadas porchoferes de camiones y transportespúblicos de corta y larga distanciaque, urgidos por la necesidad demayor salario, aumentan la frecuen­cia de sus viajes y horarios de tra­bajo.

Por último, otro grupo es el delos deportistas, a causa de un sis­tema deportivo competitivo y co­mercial, donde la práctica del do­pping no es infrecuente.

Función social de la droga

Abordaremos brevemente el aná­lisis de la génesis y del modo deconsideración "científica" y "tera­péutica" de estas drogas, para des­ocultar el papel jugado por los in­tereses de las clases dominantes ensu utilización, como factor que con­curre a la concreción de una poi íti­ca de perpetuación de un poder yuna concepción de la socieClad y delhombre. Es importante resaltar estaóptica del problema, no sólo paraabordar un nivel de análisis intere­sadamente encubierto por el "saber"oficial, sino para marcar una distan­cia crítica respecto de la funciónadaptativa y opresiva que inconscien­temente ejercemos en nuestra prác­tica como "agentes de salud".

Lo pri mero que debe destacarsees que en el marco de nuestra rea·lidad social y cultural existe unapráctica habitual de búsqueda desoluciones psíquicas u orgánicas através de agentes químicos. Y estoabarca desde sustancias de uso ines­pecífico tan difundidas como el caféo el mate hasta el uso creciente eirracional de fármacos específicosque van de la aspirina o el antiácidoa la~ anfetaminas .. "Los ajustes y

3 Ver Vezzetti, Hugo Mario y Pecheny,Guillermo, "Standard Electric: trabajo yrepresión", Los Libros, NO 37.

funciones que sol ían dejarse a cargodel organismo humano sin ningunaayuda (dormir, despertarse, relajar­se, .potencia sexual, digestión, movi­miento de intestinos, etc.) se des­cargan en un repertorio cada vez másamplio de brebajes químicos".4

Dentro de esta tendencia a con­vertir las drogas en técnicas comu­nes contra la ansiedad, las anfetami­nas ocupan un lugar destacado, yasea por la simple sensación provo­cada de aceleración y omnipotenciao asociadas a necesidades neuróticasde realización ligadas con valoresideológicos de competencia y pro­ductividad, que sirven a los intere­ses de las clases dominantes. Puedeobservarse claramente esta ligazónsi releemos a la luz de lo afirmado,la tipología de grupos. consumidoresy sus razones de consumo.

Pero esta función de fetiche quecumple la droga en la búsqueda deuna resolución mágica e imaginariade la ansiedad no es muy distinta dela mayor parte de las intervencionesavaladas por el "saber" oficial en elcampo de la psiquiatría tradicional.Existe, en el ámbito de la psiquia­tría organicista ligada al control delas instituciones de Salud Mental,una objetiva complicidad con losintereses y concepciones profusamen­te propagandizados por los monopo­lios farmacéuticos.

Pero esta práctica cómplice enSalud Mental (podrían verse otroScampos, como el de la homeopatía,por ejemplo) se convierte, además,en uno de los ejes de control socialdestinados a estabilizar la conductaen función de las necesidades delsistema capitalista dependiente. yello no sólo por la acción directa'mente represiva y custodial reitera­damente denunciada, sino por ladifusión e inducción de una formailusoria y encubridora de pensar lagénesis y resolución de los proble­mas interhumanos.5

En ese marco, el uso del fármacotermina apoyando y consolidandolos aspectos más regresivos del pa­ciente, estimulando posiciones y eX­pectativas pasivas e ilusorias de re­solución, concomitantes a la preser-

4 Roszack, Theodore, "El infinito falsi­ficado" en Drogas: ¿Revolución o Cofl­trarevolución? Rodolfo Alonso Editor,1972.

s Ver Vezzetti, Hugo Mario, ,,~Mental: ideología y poder", Los L~NO 32.

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vación de las formas de relación yacción del orden establecido.

Desde este punto de vista, másallá de las diferencias entre los gru­pos consumidores antes aludidos, hayuna lógica ideológica común entrela indicación de la droga para resol­ver "problemas de relación laboral"en las fábricas y el abuso de anfeta­minas por adolescentes u obesas quebuscan compensar mágicamente sen­timientos básicos de debilidad y de­pendencia en el medio familiar ysocial.

Esta misma ideología interesadapodemos encontrarla en muchos delos enfoques y propuestas acerca delproblema de las adicciones. Por unlado, parece existir un uso "lícito"de estimulantes, frecuentemente in­dicados en las fábricas o en ciertos"tratamientos", sin plantearse el pro­blema de las contraindicaciones, que,pese a sus efectos nocivos, las an­fetaminas no tienen cuando son pre­sentadas en los prospectos de loslaboratorios.

Por otra parte, se dedica extensaatención -no sólo psiquiátrica sinotambién policial- a las "il ícitas"adicciones en sectores del movimien­to juvenil. Como lo plantea un co­nocido especialista, denunciando lastoxicomanías, " se genera un mo­vimiento de rebeldía contra la so­ciedad, contra la familia, contra ellosmismos. Pretenden convencerse deque su vagancia es meditación y losadefesios artísticos que producen espap-art, su ateismo liberación". 6 Elvalor de este discurso no es cientí­fico, Rorque sólo cuando la toxico­man ía actúa "destruyendo" los pi­lares de la sociedad resulta de deci­sivo interés para el "saber" oficial.

Contrasta este interés con la faltade atención sobre los efectos dete­riorantes de su uso "1 ícito" o conel desinterés generalizado por inves­tigar y denunciar efectos tóxicoscomunes y graves para la salud de lostrabajadores en fábricas, minas, im­prentas, etc.'

la droga tomada "1 ícitamente" enprivado recibe generalmente una aten­ción y un pronóstico más benévoloqUe su consumo asociado a movi-

6 Astolfi, E., Toxicomanlss, Edición dellboratorios Rache.'7

Excepción hecha de iniciativas tanimportantes como el Insti tu to de Me­diCina del Trabajo, de la Facultad deMediCina de la UNBA, hoy aniquiladoPor la "Misión Ivanissevich".

lOS LIBROS Enero-Febrero 1975,

mientas que trascienden la esferaprivada y tienen un mayor grado demasividad; en estos casos además demargi narse de la producción en lugarde utilizar la anfetamina para incluir­se, está presente un cierto grado decuestionamiento. Afirmar esto noimpl~a desconocer el carácter ilu­sorio de una propuesta de este ti poque, por ignorar la real naturalezadel sistema que cuestiona, terminacayendo en formas de solución mági­cas que no rozan siquiera la estruc­tura del poder.

El grado de fascistización delpoder y el aparato del Estado deter­minan la proporción de represióny de asimilación readaptativa en larespuesta oficial. Así, estos movi-mientos pueden ser reprimidos (comosucedió en nuestro pa ís en la pri­mera etapa de la dictadura de On­ganía) y utilizada su imagen comomodelo de repudio oficial frente a

- aquellos que realmente se proponencuestionar el poder (más allá de lacorrección o incorrección de sus pro­puestas), como en la remanida acu­sación de "hippies, homosexuales ydrogadictos" .

O, por el contrario, pueden ter­minar siendo asimilados por el sis­tema, como en el caso del movimien­to hippie en Gran Bretaña; surgeentonces toda una industria paradicho movimiento: música, ropa,espectáculos, etc.

Esta recuperación económica vá­Iida para los intereses del sistemacorre paralela a una función readap­tativa que, desde la difusión "Ii­beralizante" de concepciones, valo­res, organ izaciones y pautas de con­ducta aparentemente contestatarias,apunta a refirmar la pretendida vi­gencia de un régimen de libertad ydemocracia y busca constituirse encallejón sin salida para los gérmenesde cuestionamiento real que puedanencarnarse en el movimiento juvenil.

Es decir que la droga, consumidaen pr ivado y , a veces, hasta enpúblico, puede incluso no atacar laestabilidad de las instituciones delsistema. Desde la lógica de las cia­ses dominantes, la disyuntiva no setiende a establecer entre adiccionesy salud, sino entre adicciones domes­ticadoras y estabilizadoras y adiccio­nes desestabilizadoras del orden dado.Para entender esto, basta con pensaren esa tremenda adicción colectiva-no química- que es nuestra T.V.

Con esto no se pretende descali­ficar la pertinencia de anál isis psico-

sociales y psicopatológicos de lasadicciones juveniles, sino plantearque sin la toma de conciencia de lascausas ideológico-polfticas por lascuales determinados fenómenos con­flictivos son consensualmente des­tacados mientras otros se ocultan, elagente de salud se convierte irremi­siblemente en un instrumento acríti­co de preservación de un orden socialinjusto.

Conclusiones y propuestas

Somos conscientes de que el abor­daje de este problema implica reali­zar un análisis exhaustivo de otrosaspectos, como, por ejemplo, el pa­pel de la propaganda médica o el delos agentes de sal ud como distribui­dores objetivos, más allá de su vo­luntad, de las concepciones y hastade los instrumentos materiales (dro­gas, por ejemplo) del sistema de sa­lud vigente. Otro aspecto pendien­te es el del papel más específico,de orden simbólico e imaginario, queel estimulante cumple en cada unode los grupos consumidores.8

El objetivo de este análisis inicialy esquemático es plantear que la lu­cha específica contra las adiccionesen el campo de la Salud Mentaldebe tener en cuenta las distintasdeterminaciones y sectores responsa­bles. No sólo debe enfrentarse a loslaboratorios farmacéuticos, sino tam­bién a determinados sectores e ideo­logías psiquiátricas oficia les y a cier­ta ideología impuesta y funcionalrespecto del mantenimiento del st8tuquo, responsable de una mágica va­loración a nivel masivo de las po­sibilidades de solución de conflictosa través de panaceas químicas.

Esto supone, en este tema espe­cífico, una activa y permanente cam­paña, tanto en el marco científicoasistencial y el formativo, como enla opinión pública, acerca de lasverdaderas determinaciones de lostrastornos psíquicos y mentales enun marco social dado y de las po­sibilidad~s válidas de tratamiento ysus Iimites. Respecto de las anfeta­minas y sus derivados en particular,sostenemos que debe ser prohibidasu producción, por tratarse de dro­gas sin indicación terapéutica alguna.

8 Por tratarse de una síntesis, se hansoslayado en esta publicaci6n otros 8$«

pectos del trabajo original, como, porejemplo, los aspectos qu ímicos y far­macológicos.

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U.R.S.S.¿capitalisDlo o socialisDlo?

Horaclo Cialardlni

Carlos Echagüe, El otro imperialismo.Del socialismo al socialimperialismo.Buenos Aires, Ediciones de Mayo,1974, 222 pág.

El tftulo de este libro indica yaclaramente que se dirige de lleno aun tema que está en debate porqueinteresa vitalmente a todo el Ter­cer Mundo y a nuestro pueblo quees parte de él. La fotograffa de tapa,pensada en esta dirección, representagráficamente el fenómeno del social­imperialismo -"socialismo de pala­bra, imperialismo de hecho"- a tra­vés de los rostros de Jrushchov yBrezhnev, personajes que encarnan sueclosión y momento actual, respec­tivamente.

La importancia de la cuestióncoexist(a con una grave carencia de

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análisis amplios sobre ella, por lo queun primer mérito de esta obra es elpapel que viene a desempeñar, alllenar un vacfo incompatible conuna comprensión cabal de la situa­ción mundial -prerrequisito, a suvez, de una ubicación justa en la si­tuación nacional, base para la acciónpoi ftica conciente y eficaz.

Un análisis descarnado de la rea­lidad soviética de hoy, y del pro­ceso que desemboca en ella, puedeprovenir en general de distintos án­gulos. Puede ser la base para vehicu­lizar una propaganda anticomunistaque parte de la identificación, toda­vt'a frecuente, de la U.R.S.S. con elsocialismo. As", las lacras del régi­men de Brezhnev se convierten, porarte de magia, en rasgos del socia­lismo.

Esa identificación sirve tambiéncomo plataforma de lanzamiento de

la teorfa llamada de la "convergen­cia de ambos sistemas", corriente enla que se destacó J.K. Galbraith.Aquf el auténtico capitalismo quese percibe bajo el mentido socialis­mo, sirve para presentar al socialis­mo como tral'1sitorio, como una "vfade desarrollo" a la que habrían re­currido ciertas naciones atrasadas pa­ra retornar luego, en una etapa avan­zada de desarrollo, a lo' que estosautores consideran como el únicotipo de sociedad "moderna": el ca­pitalismo y el imperialismo.

Pero siendo la U.R.S.S., por unlado, la cuna histórica del socialismo-antítesis del imperiali5mo- y, porotro lado, una de las dos superpo­tencias de hoy tras la restauracióncapitalista, su análisis objetivo seconvierte en una urgente necesidadpara una perspectiva revolucionaria.El estado soviético no es, hoy, s610

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un ¡lobo imperialista, sino un lobodisfrazado de cordero. Arrancar estedisfraz es una tarea esencial en unbalance de la experiencia acopiadapor el proletariado mundial en sulucha por la liberación de los pue­blos y naciones oprimidos, y porel socialismo.

El de Echagüe es un análisis mar­xista de la U.R .S.S. Ahora bien,para los pueblos extranjeros, el nUe­vo carácter de la Un ión Soviéticase puso de manifiesto primeramente-y vuelve a ponerse de manifiestodía tras dfa- como imperialismo,es decir a través de la expoliacióny opresión de pueblos y naciones,y de la difusión de los negociosrusos directamente en países extran­jeros, a través de una polltica impe­rialista. La propia caracterización rea­lizada por los comunistas chinos-pioneros en esto como en otrostampos- tuvo, probablemente, unode sus puntos de partida princi­Pales en las imposiciones que los di­rigentes soviéticos pretendieron ha­Cer sufrir al pueblo chino, el consi­gUiente retiro de los técnicos, etc.la polltica imperialista constituye,en el libro de Echagüe, materia delcapítulo sexto y penúltimo, y no delos capítulos iniciales. El socialimpe­rialismo es imperialismo y éste, elcapitalismo en la etapa de los mono­Polios. Por consiguiente, el carácterverdaderamente imperial ista de laU.R.S.S., bajo el nombre de socialis­mo, sólo puede comprenderse com­Prendiendo la restauración de lasrelaciones de producción capital is­tas y este es el tema de los capí­tUlos iniciales. Sin esto, seguiría tra­tándose de deformaciones chovinis­tas, burocráticas, etc. y no de uncambio de calidad.

Tampoco la restauración del ca·P~talismo se presenta como algo sú­~lto y por completo imprevisible,Sino que e~ libro comienza, preci­samente, por retratar la situaciónPrevia, puesta de manifiesto entre~tras ocasiones, en el XIX Congreso

el P.e.u.s., donde Malenkov de­nUnció una serie de situaciones quese desarrollaban amenazando las ba-~ m' .r lsmas del socialismo y advlr-~do, también, su gravedad. El mis-t~alin había planteado esas cues-soc' en Problemas económicos delSi",lalismo en la U.R.S.S. sin hallar,CQ,,~?,~rgo, la salida justa. En estas

tClones, el proceso en curso cul-

lOS IIBROS, Enero-Febrero 1975

minó en la usurpación de la direccióndel Partido y del Estado por unafacción restauradora. Esta fue unadolorosa y costosa experiencia cuyoanálisis permitió, en China, replantearla cuestión de la continuación de lalucha de clases en las condicionesde la dictadura del proletariado enel marco de la Revolución CulturalProletaria.

Al sostener que "una porcióndel poder" se encontraba ya "enmanos de la burguesía", Echagüeno se deja confundir por una divi­sión simple de la economía en unsector estatal y otro privado: si lapequeña producción ind ividual enel campo y elementos similares re­vistieron gran importancia como ba­se práctica para el nuevo afianza­miento de concepciones burguesas,el propio sector estatal albergabafenómenos de prevaricación y utili­zación de los bienes colectivos enbeneficio privado de dirigentes, que

de hecho eran un comienzo de apro­piación privada. El XIX Congresopercibe los hechos, pero lino abQr­da la cuestión de fondo, pues noconsidera los fenómenos citados co­mo inherentes a la aguda lucha dedases que se estaba librando. Ellomelló la It'nea trazada para combatircontra la burocr~cia y la corrup­ción, pues en realidad lo que ocu­rría era que estaba entablada unalucha a muerte de clases por el po­der. Por ende, sus formulacionescrfticas y advertencias asumieron uncarácter exhortativo y formal. Tales asf que inclusi'le las medidas apro­badas a instancias de Stal in pudieronser radicalmente modificadas pocodespués, a partir de su desapariciónen marzo de 1953." (Echagüe, p.22-3).

Una vez trazados los aconteci­mientos que preceden al XX Congre­so y al cambio de calidad que éltrajo consigo, Echagüe reseña lastesis revisionistas e imperialistas quese desarrollan cada vez más n ítida­mente a partir de entonces. Esto re­~iste gran importancia, porque elsocial imperialjsrfio no sólo se prac­tica, sino que posee una teorla en laque las tesis capitalistas e imperia­listas se disimulan apenas bajo pa­labras escogidas para darles aparien­cia socialista. Este desarrollo de uncuerpo teórico apologético es unemergente necesario de la restaura­ción de las relaciones capitalistas,por la cual hasta la concentración

de medios de producción en grandesempresas estatales -herencia de ladictadura del proletariado- contri­buye ahora, como monopolio, al ca­rácter imperial ista del estado sovié­tico.

La terminolog fa disimuladora serestringe en algunos casos al meroaditamento "social ista", como ocu­rre con el IIbeneficio socialista" pa­ra designar la maximización de latasa de ganancia como objetivo aperseguir por las empresas. En esteterreno, cabe destacar el mecanicis­mo a través del cual se convierte lacuestión del comunismo en una cues­tión de mero desarrollo de las fuer­zar productivas. De este modo se ha­ce posible justificar con objetivos"comunistas" la extracción máximade pi usval ía de las masas de pro­ductores soviéticos. Y, dado el ca­rácter mentidamente socialista y ver­daderamente capital ista de las rela­ciones de producción, cada paso cum­plido por el camino de la acumula­ción del capital y del afianzamientodel capitalismo se disfraza de unaetapa cumplida en dirección al co­munismo.

El cuerpo de doctrina posee unaorganicidad según la cual unas tesisse fundamentan en otras, en funciónde la justificación de la Reforma Eco­nómica en sus diversas facetas. Estoes, siempre que se parta de no anali­zar porqué la producción, hoy, avan­za a fuerza de lIincentivos materia­les", o se estanca. En tales condi­ciones, se concilia el agua con elaceite: el comunismo se convierteen cuestión de un despliegue cre·ciente de incentivos materiales y ele­mentos similares, que confluyen enuna adecuación de las modalidadesde la gestión económica en generala la índole capitalista de la produc­ción.

En lo internacional, es de destacarla sutil transformación de la tesisleninista de la coexistencia pacíficaen las relaciones con los países dedistinto sistema social en Ilnea ge­neral de la polt'tica exterior soviéti­ca. De este modo la política de"paz" se contrapone a la revolución.Esta tesis se combina con la orienta­ción de dicha política de "paz"contra toda guerra, dando por su­perada la distinción entre guerra jus­ta (revolucionaria) y guerra injusta(interimperialista, de agresión); conla teoría de la "emulación pacíficaentre ambos sistemas sociales", dan-

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do por cabeza del "sistema socialis­ta" a la URSS, con lo cual se des·emboca en la asignación al estadosoviético de un objetivo: la imita­ción, cuantitativa y cual itativa, delos Estado.s Unidos; y con la tesisdel acuerdo en la cumbre con losEstados Unidos, capaz de oponerseeficazmente a toda guerra (revolu­cionaria o nol. o sea supuestamentecapaz de consagrar en forma perma­nente la opresión de los pueblos deambas superpotencias y de las na·ciones del Tercer Mundo, etc. Paraesto sirve también la exaltación dela "división internacional del trabajo"en los términos de la economía bur·guesa contemporánea, apologéticacon respecto al imperialismo, quejunto con el revisionismo clásico ycon las teorías "geopol íticas" detodos los ideólogos abiertos del im­perialismo constituye la fuente deinspiración de que se sirve el social·imperialismo.

A más de esta cristalización teóri·ca de la restauración capitalista y desu coronamiento imperialista, Echa·güe reseña la coronación jurídica que

van tomando las nuevas relacionesreales. Lo hace particularmente alrecorrer las caracter ísticas que asu­me la "reforma económica" y lascontradicciones que jalonan su mar­cha, como que se trata de una expe­riencia históricamente original: el de·sarrollo del capitalismo y del impe·rialismo -consecuencia necesaria enla "época del imperialismo y de lasrevoluciones proletarias" (Lenin)- apartir del derrocamiento de la dic·tadura del proletariado.

La novedad histórica de este fe·nómeno se une a la dificultad exis·tente para documentarse en formaexhaustiva y fehaciente sobre él. Ala vez, su envergadura y proyecciónmundial (aunque no se trata del ene­migo principal de nuestro pueblo ynuestra patria) imponen en formaimportergable un esfuerzo sosteni·do encaminado a conocerlo en pro­fundidad. Así lo ha apreciado Echa·güe, quien brinda en este libro unacontribución apreciable y pioneraen esa dirección, con el designioexpreso de iniciar así una profundi­zación -que no concluye aquí- ca-

paz de aportar a la generalizacióndel conocimiento del imperialismopara abarcar los hechos nuevos. Co·mo afirma la contratapa de El otroimperialismo: ~'La disputa a muertepor el reparto del mundo entre lasgrandes metrópolis imperialistas noes un fenómeno nuevo. Es una expe­riencia adquirida por los pueblos yforma parte del abecé del marxis­mo-leninismo desde 1916. Por esomismo es uno de los blancos queataca el revisionismo en sus diver·sas variantes. Lo nuevo es que larestauración capital ista en la URSSha significado, al mismo tiempo, laemergencia de otra superpotencia pre·cisamente en el mismo período enque el mundo se achica creciente·mente para los imperialistas por elavance del socialismo en inmensospaíses como China, por los triunfosde los pueblos indochinos, por el au,ge de la lucha liberadora y revolu·cionaria en el tercer mundo y por elascenso del movimiento obrero enEuropa occidental y EEUU. Estacircunstancia exacerba al máximo larivalidad interimperialista."

LlBRERIA GALERNAlalcahuano 487,lelo 35-8918lucumán 1425,lelo 45-9359Buenos Aires

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listas de novedadeslistas bibliográficas

Librerfa Galerna¡stas

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Las clases socialesen América Latina

Cecilio Molas

Las formas actuales de la estruc­tura y de la lucha de clases en las

. Sociedades lati noamericanas consti­tUyen hoy objetos de una reflexiónlegftima y necesaria. Legftima, por­qUe la dinámica de esas estructurasy los avatares de esas luchas plan­t~an problemas para los cuales nosiempre se dispone de respuestasadecuadas; necesaria, porque preci-

;sarnente la insuficiencia de esas res­C"OUestas no puede dejar de incidir~tivamente sobre la lucha de lasAa~s. explotadas y desposeídas debmenca Lati na y, por lo tanto, so-

re los .,So . procesos de transformaclorles~~al y poi ítica que dichas clases

an tia madas a protagon izar.

lOS LIB.ROS, Enero-Febrero 1975

La relevancia de esos problemases necesariamente relativa y varia­ble: depende en efecto de las prio­ridades y las urgencias que las di­ferentes coyunturas plantean en ca­da momento y en cada región. Cabereconocer sin embargo que existetambién un nivel propiamente teóri­co de tratamiento de esos proble­mas. Rica en situaciones originalese impermeables a cualquier esque­matismo, incluso "marxista", -pién­sese en fenómenos tan dispares comola Revotucián Cubana, el régimenperuano, el peronismo, la UnidadPopular chilena o el "modelo" bra­sileño-, la realidad latinoamericanareclama un esfuerzo de anál isis que

obl iga a interrogar y, a veces, acuestionar los conceptos y las tesismás abstractas.

En ese sentido, una obra dedicadaa problemas de conceptualizaciónsobre las clases sociales en AméricaLati na no puede menos que desper­tar un explicable interés. Interés quese acrecienta cuando -como en elcaso del libro que comentaremos­se trata de una obra en la que co­laboran algunas de las figuras másprestigiosas de la sociologt'a latino­americana y europea, la mayoríade las cuales adhiere o está cercanaa la problemática marxista. Nos re­ferimos al volumen titulado: Las

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clases sociales en América Latina(Problemas de conceptualización),editado por Siglo XXI. El libro reú­ne las ponencias, comentarios y dis·cusiones del Seminario que, sobre eltema referido, tuvo lugar en Mérida(México) entre el 13 y el 18 dediciembre de 1971.

Anticipemos que las lógicas ex­pectativas despertadas por el temay los participantes resu Itan, unavez leídos los trabajos, sólo muyparcialmente satisfechas. La primeradecepción a sobrellevar proviene delhecho de que tres de los cincoaportes principales (las ponencias deAlain Touraine y Nicos Poulantzas yel comentario de esta última porFernando H. Cardoso) poseen uncarácter exclusivamente teórico ge­neral, sin referencia alguna a la pro­blemática latinoamericana. La preo­cupación por articular (a reflexiónconceptual con los probl emas espe­cíficos de la lucha de clases ennuestro continente aparece sólo enel trabajo de Manuel Castells (/ La

teoría marxista de las clases socialesy la lucha de clases en AméricaLatina") y, desde una perspectivadiferente, en la ponencia de Flo­restán Fernández ("Problemas deconceptualización de las clases socia­les en América Latina").

Ahora bien, deplorar esta caren­cia no significa negar las calidadesindividuales de algunos de los traba­jos y el buen nivel de algunas delas discusiones, aunque para recono­cer esas vi rtudes haya en parte queolvidarse del objeto declarado delseminario y del libro. En tal sen­tido, creemos que el debate plantea­do alrededor de la ponencia de N.Poulantzas, debate en el cual parti­cipan con sendos comentarios F.H.Cardoso, Rangel Contla y M. Castells,constituye, por su riqueza y su inte­rés, lo más rescatable del volumen.Por tal razón, esta reseña habrá decentrarse en los trabajos de los au­tores mencionados.

Poulantzas intenta en su ponenciauna puesta al día, no exenta de apor­tes personales, de la teor ía marxistade las clases sociales. Como la granmayoría de los otros trabajos deeste sociólogo, el que comentamosposee la no despreciable virtud deabordar frontalmente -y tratar deresolver- algunos de los problemasmás complejos y críticos, tanto teó­rica como políticamente, de dichateoría. Por ello, que se las acepte o

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no, sus tesis constituyen siempre unnecesario y estimulante punto dereferencia para la discusión teórica.

En este trabajo reencontramosmuchos de los tópicos elaboradospor Poulantzas en Poder políticoy clases sociales, así como tambiénalgunas modificaciones. Siguiendo lalínea del libro citado, Poulantzasreafirma que las clases sociales sedefinen principal, pero no exclusiva­mente, en el nivel del proceso deproducción: si lo económico es, pa­ra el marxismo, determinante, lareferencia a lo poi ítico y a lo ideo­lógico no deja por ello de ser indis­pensable. EI proceso de producciónes caracterizado por Poulantzas comola unidad del proceso de trabajo yde las relaciones de producción. Es­tas últimas, que constituyen el as­pecto principal de dicho proceso, es­tán constituidas por una doble re­lación que vincula a los agentes de laproducción con el objeto y los me­dios de trabajo y, por este rodeo, alos agentes entre sí. Esta doble re­lación concierne, por una parte, alvínculo entre el no trabajador (elpropietario) con los medios de pro­ducción y, por otra, al vínculo entreel productor inmediato (el trabaja­dor) y dichos medios de produc­ción.

Tales vínculos comportan dos l/as­pectos": la propiedad económica, de­finida como el poder de destinar' losmedios de producción a utilizacionesdadas y de disponer de los productosobtenidos con ayuda de esos mediosde producción, y la apropiaciónreal (o "posesión"), definida comola capacidad de poner en acción losmedios de producción.

En las sociedades divid idas en cia­ses el pri mer aspecto es invariable:la clase explotadora dispone siempredel control de los medios de pro­ducción (= propiedad económica).El segundo aspecto (la apropiaciónreal o posesión) es, en cambio, va­riable: depende de la naturaleza es­pecífica de cada modo de produc­ción. Así, por ejemplo, en el feu­dalismo los señores disponen de lapropiedad jurídica y económica dela tierra, pero el siervo conserva a-Imenos la posesión de su parcela.Esto obl iga a que la extorsión deltrabajo tome la forma de una extrac­ción di recta a través de prestacionespersonales o de tributos en especieso en dinero. En cambio, en el modode producción capitalista, la bur-

guesía detenta a la vez la propiedady la posesión de los medios deproducción, al tiempo que los pro­ductores directos -la clase obrera­se hallan tota1mente desposeídos desus medios de trabajo. El obrerodebe pues vender su único "bien",esto es, su fuerza de trabajo, con­vertida así en mercanc{a. La extor­sión de trabajo excedente se cumple,a diferencia del feudalismo, de ma­nera indirecta: por el trabajo incor­porado por el obrero a la mercancía,es decir, por la apropiación de laplusvalía.

Como dijimos antes, la referenciaa las relaciones de prooucción ensus dos aspectos, siendo básica, noes según Poulantzas suficiente: espreciso recurrir además a criteriosde carácter poi ítico e ideológico, nosólo para una correcta determinaciónde las clases sociales, sino tambiénpara dar cuenta de las divisionesinternas en el interior de cada clase(a saber, la disti nción entre fraccio­nes, capas, categorías sociales, etc.).

Como ejemplo del primer caso

-determinación de las clases- Pou­lantzas, retoma el ya clásico proble­ma de la definición y delimitación dela pequeña burguesla. Según Poulant­zas, se considera como formando

parte de esta clase a dos grandessubconjuntos de agentes que ocupanen el interior del proceso de pro­ducción lugares muy diferentes: lapequeña burguesía "tradicional", queengloba a la pequeña producción Yal pequeño comercio (sin obrerosasalariados), y la l/nueva" pequeñaburguesía, que incluye al conjuntode los trabajadores asalariados naproductivos (empleados de comer­cio, de los bancos, etc.), así comoa los funcionarios del Estado y desus diversos aparatos.

Ahora bien, en opinión de pou­lantzas, la única manera de justifi­car la inclusión dentro de esa clasea dos subconjuntos que, como 105

mencionados, ocupan posiciones t80

disímiles en el proceso de produC­ción es hacer intervenir criterios po­Iíticos e ideológicos; por razoneseconómicas distintas, estos dos sub­conjuntos presentarían, en los terre­nos poi ítico e ideológico, caracteríS­ticas semejantes: individualismo, apo­yo al statu quo, miedo a la revolu"ción, mito de la promoción social,creencia en el Estado "neutral",tendencia a apoyar reg ímenes fuertesy bonapartismos, etc. Esta con~"

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gencia en el plano superestructuralbastaría, siempre según Poulantzas,para justificar teóricamente la inclu­sión de ambos tipos de agentes en lapequeña burgues{a, sin perjuicio de

disti ngu ir ulteriormente fraccionesdiferentes en el seno de dicha cIa­se.

Para ilustrar el segundo caso -de­limitación de capas y fracciones­Poulantzas toma el ejemplo de lasdivisiones internas en la clase obre­ra. Así, \Ia noción de "aristocraciaobrera", que designa a la capa queoficia de l/agente de la burguesía"dentro de la clase obrera, no remitea criterios de orden económico("obreros más calificados y mejorpagados"), sino a criterios de ordenpoi ítico e ideológico: "un simplepeón, rompehuelgas, influido por laideología burguesa y presentando unmimetismo burgués, puede formarparte de la aristocracia obrera "al tiempo que "un obrero alta~~~t~calificado y relativamente bien re­munerado, con conciencia y prácticade clase, no puede ser consideradocomo formando parte de la aristo­cracia obrera" (p. 107).

Con algunas ligeras modificacio­nes, lo expuesto hasta ahora coinci­de esencialmente con los análisis dePOder político y clases sociales. Pe­ro en un texto redactado por Pou­lantzas después del Seminario -textoque, con el subtítulo: "Párrafos co­rregidos", se incluye en el volumenque comentamos- aparece una di­ferencia importante con respecto a laobra citada. En esta última, toda laproblemática teórica sobre las clasessociales tenía como eje la distinción,propuesta por Poulantzas, entre eldominio de las '/estructuras" y eldominio de las Ilrelaciones sociales".El primero, concebido como deter­minante con respecto al segundo ycomo teóricamente l/anterior" a ladivisión en clases y a la lucha decla~es, remitía de un modo muyrntsterioso, en el plano económico, alas relaciones de producción, en el~'ano político, al Estado y, en elIdeológico, a algo así como la I'es­~~lJCtura ideológica" o la Ideología(~n general". El segundo dominio.:. de las "relaciones sociales") reen·,ba a las contradicciones y a lae~r de clases. Las clases socialesa" ,"'o ,~Sl pensadas por Poulantzas co-8$t efectos" del dominio de lasSOcituCturas sobre el de las relaciones

ales. Efectos que, a su vez, po-

lOS LIBROS, Enero-Febrero 1975

dían revertir "dialécticamente" so·bre la causa (las Jlestructuras"), aun­que dentro de los límites fijadospor estas últimas.

Felizmente, toda esa confusa yvana elucubración, que obliga a pos­tular unas relaciones de producción,un Estado y una Ideología "ante­riores" a la lucha de clases y quesólo es explicable por el auge -du­rante los años 60- de la temáticay la ideolog{a Ilestructuralistas", de·saparece en el texto que comenta­mos. En su lugar, Poulantzas plan­tea una nueva distinción, esta vezentre lo que llama la "determina·ción estructural de las clases" (de·finida esencialmente en el plano delas relaciones de producción) y loque llama la "posición de clase"(definida a nivel de cada coyuntura).En esta nueva conceptual ización lalucha de clases no se halla subordi­nada al "más allá" enigmático depretendidas estructuras. La distin-

ción entre la determinación estruc·tural y la posición (coyuntural) delas clases se limita a hacerse cargodel hecho de que entre la primera yla segunda no hay necesariamentecorrespondencia (en otras ocasionesPoulantzas habla de la existenciade una "relación de incertidumbre"entre una y otra): asf, por ejemplo,una clase explotada puede, en unacoyuntura dada, adoptar posicionesde apoyo a sus explotadores. Tal esa veces el caso del campesinado (re­cuérdese el 18 Brumario) e, incluso,de la pequeña burguesía tradicionaly "moderna".

Por últi mo, según Poulantzas, lamencionada distinción se revela in­dispensable para el análisis de gru­pos sociales cuya situación estructu­ral, a nivel de las relaciones de pro­ducción y de la división social deltrabajo, es ambigua y contradicto­ria, como en el caso de los inge·nieros y técnicos que participan enel proceso de producción industrial.Este conjunto desempeña -dice Pou­lantzas- funciones contradictorias,en la medida en que, por una parte,coopera de más en más, como agen­te económico, en la producción deplusvalía y, por otra, está a la vezrevestido de una autoridad especialen la vigilancia de la buena marchadel proceso de producción y en suorganización despótica. Sin duda, enesta situación contradictoria hay unpolo dominante -la "autoridad" ,fruto del monopolio del saber de·

tentado por esos agentes- que ex­cluye la posibilidad de que ingen;e­ros y técnicos puedan ser considera­dos, en su conjunto, como parte dela clase obrera. Pero, de todos mo­dos, ten iendo en cuenta esta situa­ción contradictoria de clase, estegrupo socia I puede adoptar en de·terminadas coyunturas, el partidode los patronos y, en otras, el delos obreros. Lo cual prueba una vezmás que la posición de una clase anivel coyuntural no puede ser de­ducida mecánicamente de la deter­minación estructural de dicha clase.

Hasta aquí el trabajo de Pou­lantzas. Como dijimos, dicho tra­bajo suscita amplios comentarías porparte de Rangel Contla, Cardoso yCastells. Rangel Contla -luego depresentar un buen resumen de lastesis de Poulantzas- concentra susataques en la distinción poulantza·siana entre "propiedad" y "apro­piación real", distinción, según elcomentarista, carente de fundamen­to. Desgraciadamente, su principal(o único) argumento es de orden...etimológico; en efecto, luego de unabreve incursión en el vocabulariolati no, español y francés, Rangeldescubre que en las tres lenguasmencionadas las palabras I'propie­dad" y "apropiación" son práctica­mente sinónimas: en todas ellas,apropia rse de una cosa es "hacerlasu propiedad". Esta brillante demos­tración permite a Rangel IIprobar"que Poulantzas estar ía afirmandoque "en toda sociedad de clases latotal ¡dad de sus miembros son pro­pietarios de los medios de produc­ción" (gracias, ya a la propiedad

económica, ya a la apropiaciónreal. .. ): "10 que equivaldría a afir·mar que toda sociedad de claseses una sociedad ¡ndiferenciada V,por lo tanto, sin clases" (sic) (p. 136).Por todo ello, Rangel se ve inflexi­blemente llevado a concluir que lastesis de Poulantzas son inaplicablespara el análisis clasista.

Más denso e interesante es elcomentario crítico de Cardoso. Es delamentar, sin embargo, que su autor,en lugar de centrarse sobre las tesisde Poulantzas relativas a la teoríade las clases sociales, haya preferidoembarcarse en un largo y reiterativodebate epistemológico sobre la filo­sofía y el método marxista. Con­viene con todo aclarar que, comolo reconoce el mismo Cardoso enla página 362, su crítica apunta más

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a un enjuiciamiento global de lamoda althusseriana que a una eva­luación de este trabajo de Poulantzas.Tarea loable e incluso necesaria, so­bre todo en América Latina -don­de dicha moda hizo estragos-, peroque, para que sea eficaz, debe serllevada con rigor. Lo cual, desgra­ciadamente, no es el caso en lo re­ferente al texto de Cardoso.

En efecto, pasando por alto unobuena cantidad de afirmaciones con­fusas y de falsas atribuciones (como,p.ej., la de que Althusser define almaterialismo dialéctico como la teo­ría de todos los modos de produc­ción y de sus instancias regionales yal materialismo histórico como cien­cia de las formaciones sociales con­cretas, p. 139), lo esencial del tra­bajo de Cardoso consiste en rechazarenfáticamente la idea de que el mar­xismo uti lice o elabore categor íasgenerales, como lo harían, en cam­bio, Althusser y Poulantzas. ParaMarx -según Cardoso- se trata siem­pre de reconstruir, por el análisis,"total idades concretas", síntesi s his­tóricamente determinadas, y no deformular conceptos abstractos, gene­rales e indeterminados. En diferen­tes formas, este argumento se repiteuna buena docena de veces en eltexto de Cardoso.

Llega sin embargo un momentoen que, polemizando esta vez conBalibar, Cardoso cita algunos párra­fos de Marx referidos precisamentea los conceptos "generales". En di­chos párrafos Marx, con toda sen­cillez, precisa el alcance y los Iími­tes del empleo de tales conceptos.Reproduci mas las citas que figuranen el texto de Cardoso: " .. .la pro­ducción en general es una abstrac­ción, pero una abstracción que tieneun sentido, en tanto pone de relie­ve lo común, lo fija, y nos ahorraasí una repetición. Sin embargo, logeneral o lo común, extraído porcomparación, es a su vez algo com­pletamente articulado y que se des­pliega en distintas determinaciones".

"En resumen: todos fas estadiosde la producción poseen en comúnciertas determinaciones que el pen­samiento generaliza; pero las llama­das condiciones generales de todaproducción no son más que esosmomentos abstractos que no per­miten comprender ningún estadiohistórico real de la producción".

Es deci r que abstraer lo común adiversos fenómenos, fijarlo en un

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concepto general, es leg íti mo y úti I("ahorra repeticiones"), pero no su­fici ente, para dar cuenta de proc~sos

históricos concretos. No es pues queel marxismo no formule conceptosgenerales, sino que no se limita aformularlos: por el contrario, enla "larga marcha" que lleva a la.reproducción de lo concreto por elpensamiento, el método marxista-como dice el propio Cardoso- ar­ticula esos conceptos "en un todoque los redefi ne en sus relacionescon las determinaciones particularesde cada modo de producción o decada formación social". De este mo­do -reconoce Cardoso- "la refe­rencia a las formas generales tieneun sentido" (p. 146). Afirmaciónirreprochable, pero que no vale co­mo argumento contra Poulantzas-quien con otras palabras dice lomismo 1

- y sI', quizás, contra elpropio Cardoso, quien en la página152 del mismo trabajo sostiene que"el marxismo no elabora categoríasgenerales". Ya que parece por lomenos problemático referirse a "for­mas generales" sin disponer del con­cepto de esas formas.

En otros párrafos de su comenta­rio Cardoso cuestiona -en este casopertinentemente- la ya comentadadistinción entre "estructuras" y "re­laciones sociales" y denuncia, tam­bién con razón, los efectos negativosde la ideología estructuralista en lacorriente althusseriana. Ya hemosseñalado, sin emba'rgo, que dichadistinción es abandonada por Pou­lantzas de manera expl ícita en sus"Párrafos corregidos", cosa que esteúltimo no se priva de señalar aCardoso en el curso de las discu­siones.

La intervención de M. Castellsse destaca netamente delas prece­dentes por dos motivos principales:en primer lugar, su comentario dela ponencia de Poulantzas es el únicoque aporta crfticas pertinentes y,además, constructivas; en segundofugar, a diferencia de los otros co­"'enta ristas y del propio Po'Ulantzas,Castells no se limita a la discusiónteórica sino que intenta poner aprueba la fecundidad de esta últimapara el conoci miento de la estruc­tura y de la lucha de clases enAmérica Latina. Este segundo aspec-

1 Véase, por ejemplo, Poder po/frico Vclases sociales, Siglo XX 1, p. 9.

to es, sin embargo, menos feliz queel pri mero: las reflexiones de Cas­tells sobre América Lati na y, enparticular, sobre Chile, tienen uncarácter largamente descri ptivo y só­lo parecen servir para ilustrar pun­tualmente tal o cual tesis teóricageneral.

Con respecto al primer punto,Castells -quien aun con objecionesse sitúa en un punto de vista cerca­no al de Poulantzas- propone in­troducir la distinción, ausente en laponencia ,de este último, entre "po­sición estructural de clase" y "prác­tica de clase". Esta disti nción coin­cide prácticamente con la que Pou­lantzas formula en los "Párrafos co­rregidos" entre "determ inación es­tructural de clase" y "posición declase", hasta ta I punto que nos atre·veríamos a decir que es el textode Castells el que ha sugerido a Pou·lantzas dicha nueva formulación.

Castells intenta ir sin embargomás lejos: una vez planteada la men­cionada distinción procura definiruna relación inteligible entre la de­terminación estructural y la prácticade clase. En su opinión dicha rela­ción remite a la mediación de losaparatos poi íticos e ideológicos: 11 Larelación entre la estructura de clasepasa por los aparatos poi ítico-ideo­lógicos. El aparato del bloque histó­rico de las clases dominantes es elsistema institucional (Estado). El apa­rato de las clases dominadas, cons­tituidas en bloque histórico ascen­dente, es el partido y el frente porél dirigido" (p. 177).

Sobre esta base -y también conjusticia- Castells deplora la ausen­cia, en el texto de Poulantzas, detoda referencia a la teoría del par­tido revolucionario (p. 170).

Tal es, en efecto, el gran ausenteteórico en el trabajo de PoulantzaS;

más lamentable, sin embargo, nOsólo en dicho trabajo, sino también-excepto las limitadas indicacionesde Castells- en todo el debate, eSla ausencia de una discusión queponga sobre la mesa los problemasactuales de la lucha de clases ,e"América Latina, que interrogue"yprofundice las experiencias recientesy pasadas, que evalúe las muchaSderrotas y los triunfos parciales dela lucha poi ítica de las clases e)(­plotadas, y que, en fi n, sólo el1función de esas cuestiones priorit.­rias -y para ayudar a su compr8(1"sión- dé su debido lugar a la ,,"flexión teórica.

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LI••os dlstrl••1.08 •• B••••s AiresDICIEMBRE 1974 - ENERO 1975

CIENCIAS

Giuseppe Di SienaIdeolog ías del biologismoTraducción de FabrizioCaviano y Clara PleyánBarcelona, Anagrama,156 pág.

Dominique Lecourt,T.o. Lysenko y Louis AragonEl u caso Lysenko"Barcelona, Anagrama,151 pág.

CIENCIASSOCIALES

Michele AbbateLibertad y sociedad de m_Traducción de Daniel LandesBuenos Aires, Amorrortu,146 Pág.

arian Barrylos IOci610g01, los~nomiltasy la democreciaaf8ducción de Flora Setaro2~nos Aires, Amorrortu,

Pág.

Oliver BensonEl laboratorio de cienciapolíticaTraducción de MauricioKitaigorodzk iBuenos Aires, Amorrortu,400 pág.

Federico DausEl d..rrollo argentinoBuenos Aires, Et Ateneo,117 pág.

René DumontUtopía o muerte. El fin de lasociedad del despilfarroTraducción de CarmenMargarita GuilletCaracas, Monte Avila,183 pág.Desde una óptica vinculadacon las concepciones másapocal{pticas que elcapitalismo difunde sobre lasuperpoblación y la falta dealimentos en un futuro máso menos cercano, Dumont-quien no parece entenderdemasiado los rasgos de lasrevoluciones china yvietnamita que menciona­admite que "no nos quedaotro camino que el socialismo".

Marco IngrossoModelOlsocioeconómicos deinterpretaci6n de larealidad latinoem.icana: deMari'tegui a Gunder FrankTraducción de Joaqu In JordáBarcelona, Anagrama, 88 pág.

Kurt LenkEl concepto de ideologfaComentario crItico y selecciónsistemática de textosTraducción de José LuisEtcheverry

Buenos Aires, Amorrortu,421 pág.Extensa antologia que reúnepuntos de vista diversos sobrealgunos ejes importantes de latemática de la ideologla:desde la critica de lamitologla y la religión (textosde Bacon, Holbach, Feuerbach,Freud), a la crltica de laideologla (textos de Marx,Lukacs, Bloch y Goldmann),pasando por la doctrinapositivista de las ideologlas(textos de Comte, Durkheim.Parero, Mosca), los desarrollos-de los filósofos idealistascomo Scheler, la crlticade la sociologia delconocimiento (textos deHorkheimer y Adorno),hasta posiciones ejemplificadaspor Wright Mil/s, Lefortt

Kolakowsk i y Marcuse.Precede a la selección unaintroducción de Kurt Lenky lo cierra una completabibliografia sobre el tema.

Humberto Muñoz,Orlandina de Oliveira,Paul Singer y Claudio SternLas migracion. internas enAm6rica LatinaBuenos Aires, Nueva Visión,123 pág.El volumen reúne tres trabajosque caracterizan losdeterminantes, característicasy consecuencias de lasmigraciones y su relación conla estructura productiva y eldesarrollo económico de lasnaciones latinoamericanas, yla especial atracción queejerce el mt1dio urbano sobrelas migraciones.

Martín NíkotausEl Marx desconoc ido.Proletariado y claN mediaen Marx: coreografía

hegeliana y la dialécticacapitalistaTraducción de FernandoSantos FontelaBarcelona, Anagrama,100 pág.

Mart ín SagreraHacinamiento,superpoblaci6n y NxualidedCaracas, Monte Avila,162 pág.

Eliseo Ver6nImp.ialismo, lucha de cl_y conocimiento. 25 afios desociología en la Al'gentinaBuenos Aires, EditorialTiempo Contemporáneo,108 pág.

ECONOMIA

Nicolai BujarinLa econom ía poi f tic. delrentista (crítica de laeconom fa marginalista)Traducción de María Braun

Buenos Aires, Pasado yPresente, 198 pág.

Nikolai BujarinEl imperialismo y Jaacumulación de capit.Traducción de HoracioCiafardiniBuenos Aires, EditorialTiempo Contemporáneo,134 pág.

lOSl18ROS, Enero-Febrero 1975 31

Page 32: Satriani Lombardi Folklore y Cultura Popular

André GranouLa nueva crisis delcapital ismoTraducción de AlejandroTitiunikBuenos Aires, Periferia,142 pág.

Robín JenkinsLa explotación. La estructuramundial del poderTraducción de LeopoldoLovelaceMadrid, Comunicación,296 pág.

Ralph L. Mosher y David EPurpelNuevo enfoque de lasup..visión. Un desafío alconcepto tradicionalTraducción de LucreciaCastagnino de MathéBuenos Aires, El Ateneo,155 pág.

Jacques y Colette NemeOrganizaciones económicasinternacionalesBarcelona, Ariel, 572 pág.

Extenso estudio sobre laorganización internacional dela producción y de losintercambios (el GA TT, laUNCTAD, la FAO, la OITJ,el sistema monetariointernacional y la financiacióndel desarrollo (FMI y BancoMundial), los grandes"clubs" económico-financieros,las comunidades económicasregionales, etc. Según laopinión de los autores estasorganizaciones introducenun uelemento de racionalidad"en las relaciones entre estados.

R. Ramt'rez GómezLa moneda, el crédito y labanca a través de la concepciór,marxista y de las teoríassubjetivasMéxico, Universidad Autónomade México, 410 pág.

lsaak Illich RubinEnsayos sobre la teoríamarxista del valorTraducción de NéstorMíguezBuenos Aires, Pasado yPresente, 356 pág.

Sereni, Zangheri, Berend,Danilov, Geremek, Hobsbawr.,Jones, Kula, Mandrou,Romano y SimonovaAgricultura y desarrollo delcapital ismoMadrid, Comunicación,447 pág.El volumen incluye trabajossobre problemas teóricos,metodológicos ehistoriográficos respecto deagricultura y capitalismo,ensavos sobre la revoluciónindustrial en EuropaOriental, los elementoscapitalistas en la agriculturasoviética en la época de laNEP, los orlgenes agn'colasde la industria, la econom/aagraria de Polonia en lossiglos XVI al XVIII, etc.

EDUCACION

Cuadernos de EducaciónSeptiembre, octubre ynoviembre de 1974, NO 18 Y19Caracas, VenezuelaIncluye un trabajo de G.Girardi sobre uEducaciónintegradora y educaciónliberadora ".

Lu is ReissigProblemas educativos deAmérica LatinaBuenos Aires, EU DEBA,100 pág

ENSAVOSSOBREARTE V

LITERATURA

Edgardo CozarinskyBorges y el cine.Buenos Aires, Sur, 134 pág.

REVISTADE CIENCIASDE LAEDUCACIONVol. 14

Director:Torcuato S. Di Tella

Enero-Marzo 1975

DESARROLLO ECONOMICO

Revista de Ciencias SocialesPublicación trimestral delINSTITUTO DE DESARROLLOeCONOMICO y SOCIAL (lOES)

Artículos

OSCAR CORNBLIT: La opción conservadora en 'apolltica argentina.

CELSO LAFER: El sistema pof{tico brasileño.

MIGUEL TEUBAL: Estimaciones del excedente financierodel sector agropecuario argentino.

MANUEL MORA Y ARAUJa: La estructura social delperonismo: Un análisis electoral interprovincial.

OSeAR ALTIMI R: Le contabilidad social regional. Elcaso de la provincia del Chubut.

ELDON KENWORTHY: Interpretaciones ortodoxas yrevisionistas sobre el apoyo inicial del peronismo.

TU LID HALPER IN DONGH l. Algunas observaciones altrabajo de Germani, "El surgimiento del peronismo: Elrol de los obreros y de los migrantes internos".

OSCAR BRAUN: Materias primas: ¿Los pobres de hoyserán los ricos de mañana?

número 12 - setiembre de 1974

H. Lagrange: A PROPOSITO DE LA ESCUELA.Críticas a un enfoque de Althusser

G. Edelstein y A. Rodríguez: EL METOOO:FACTOR DEFINITORIO Y UNIFICADOR DELA INSTRUMENTACION DIDACTICA.

/. Hernández: DISCRIMINACION ETNICA ENLA ESCUELA.

INFORMES DE MESAS DE TRABAJO DE LASUNIVERSIDADES DE LA PLATA Y DE CUYOY DEL INSTITUTO SUPERIOR DELPROFESORADO.

Critica de Libros· Informaciones· Reseñas Bibliográficas COMENTARIOS DE LIBROS. INFORMACIONBIBLIOGRAFICA.

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Renato De Fusca yGiuseppe De Fuscala reducción-cultural. Contrauna cultura inflacionariaTraducción de Joaqu In SanzGuijarroMadr id, eomunicac ión,166 pág.

David LagmanovichLa literatura del noroesteargentinoRosario, Editor ¡al B ibl ¡ateca,250 pág.Revisión minuciosa ydocumentada de la literaturade ficción y la poes(a deesta zona del pa/Srespecialmente centrada en elpe,,'odo que va desde 1940hasta la actualidad; el estudiode Lagmanovich se completaCon una breve anta/oYlade textos, V un cap(tulodedicado a las revistaspublicadas en el Noroeste.

A. R. LunacharskySobre la literatura y el arteTraducción de Ariel BignamiBuenos Aires, Ax iomaEditor ¡al, 319 pág.Textos del primer Comisariodel Pueblo de Educación,después de 1917 en Rusia,sobre los problemas de lacr{tica marxista, la estética deChernichevsky, Dostoievsky,Pushkin, Blok, Gorki VMaiacovskv.

André Malrauxla cabeza de obsidianaTraducción de Gabriel ZaadBuenos Aires, Sur, 201 pág.Este libro, parte de laaUtobiografla de Malraux, cuyaPUblicación se iniciÓ con lasAntimemorias y La hoguerade encinas, se propone unaSUerte de viaje hacia Picasso,en el que se reúnen laescritura decadente yseductora del que recuerdaCOn cierta meditación acercadel arte, a propósito o almargen de Picasso.

Jetf NuttallLas culturas de posguerraTraducción de Lucila BenltezBarcelona I Martlnez Roca.244 pág.

)idOlfo Sánchez Vázquez':'tos de estética y teor ia del~ .. Antologíadeé~co: Universidad Autónoma

éXICQ, 490 pág.

La antologla está organizadasobre ejes temáticos: laexperiencia estética, /a obrade arte, valores V juicio estéticos"arte, sociedad e historia, etc.Se incluyen textos de Kant,Schiller, Hegel, F reud,Croce, Lukacs, Brecht, Lévi­Strauss, Bense, Hartmann,Langer, Lefebvre, Hauser,

Marx, Worringer, Dorfles,Eco, Francastel y Marcuse,entre otros.

Marta ScrimaglioLiteratura argenti na devanguardia (1920·1930)Rosario, Editorial Biblioteca,285 pág.Las vanguardias de la décadadel veinte, analizadas entorno a sus propuestasliterarias, sus revistas y susprincipales escritores, de losque Scrimaglio realiza unanálisis y situación en elperlado: Girando, GonzálezLanuza, Borges, NorahLange, Marechal, Bernárdez,Molinari y Nicolás Olivari.

Xavier Rubert de VentósLa estética y sus herej íasBarcelona, Anagrama, 394 pág.

FILOSOFIA

Lucien GoldmannIntroducción a la filosofía deKantTraducción de Lu isEtcheverryBuenos Aires, Amorrortu,233 pág.

Leo KoflerHistoria y dialécticaTraducción de José LuísEtcheverryBuenos Aires, Amorrortu,200 pág.El ensa yo de Kofler proponeuna historia conceptual delas nociones de ladialéctica; sus capltulosabordan sucesivamente laexposición de la teofladialéctica en Hegel VFeuerbach Y en elmaterialismo histórico, paratratar finalmente el temade la dialéctica de lacosificación Y la problemática

del progreso en la cienciahistórica.

Edouard Morot-S irEl pensamiento francés actualTraducción de NéstorMI'guezBuenos Aires, El Ateneo,99 pág.Breve manual didácticodonde se intenta explicarcuarenta años de heterogéneodesarrollo: existencialismo,reflex iones sobre el lenguajey la escritura, el "marxismo"de Garaudv y Althusser,la epistemologla estructura listaV la teolog{a de la muerte deDios. Las simplificacionesinevitables van acompañadasde los ecos últimos delidealismo filosófico.

Mario RassiLa génesis del materialismohistórico. Tomo 3: Laconcepción materialista de lahistoriaTraducción de J.A. Méndez,R. de la Iglesia y J.Sanz GuijardoMadrid, Comunicación,400 pág.Tercer tomo de la obra deRossi sobre el joven Marx,'en él se abordan extensamentelas cuestiones referentes a laformación de la concepciónmaterialista de la historia, laruptura con Feuerbach, eldesarrollo de las relacionesentre propiedad y estado,de alienación y sociedadburguesa, etc., desdeel punto de vista de unmarxismo profundamentemarcado por la influencia deGalvano Delia Volpe.

HISTORIA

Armando Braun MenéndezPequei\a historia antárticaBuenos Aires - Santiago deChile. Editorial Franciscode Agu irre , 180 pág.

F.L. GanshofEl feudalismoT raduccíón de Fel iú FormosaBarcelona, Ar ie;, 269 pág.Un manual muy difundidoya sobre el feudalismodesde sus orlgenes hasta suetapa "clásica"; desde un

punto de vista institucionalse analizan y describen lasrelaciones de vasa lIajey sus vinculaciones con formasde estado.

Gastón GoriVagos y malentretenidosBuenos Aires, RodolfoAlonso Ed itor , 86 pág.

Leo KoflerContribución a la historia dela sociedad burguesaBuenos Aires, Amorrortu,485 pág.

Mario Sanoja e I raída VargasAntiguas fortnaciones ymodos de producciónvenezolanosCaracas, Monte Avila,280 pág.Mediante la aplicación de lasnociones de modo deproducción y formacióneconómico social a larealidad del perlodoprehispánico venezolano, losautores desarrollan liriaminuciosa investigación sobrelas formaciones aborlgenes,sus formas de organizaciónsocial y de producciónmaterial, as{ como de losestadios culturales queatravesaron. El volumen secompleta concap{tu los dedicados alperlado hispánico oindohispáníco de los siglo:;XVI y XVII.

LINGUISTICAY

COMUNICACION

Olivier BurgelinLa comunicación de m_Barcelona , ATE, 229 pág.

Charles MorrisLa significaci6n y losignificativoEstudio de las relaciones entreel signo y el valorTraducción de JesúsAntonio CidMadrid, Comu nicación,146 pág.De uno de los fundador. dela ciencia de /a semiótica, ./volumen aborda el tratamientode algunas cuestionesfundamentales: e/s/csnce yelobjeto de la semiótica,dimensiones de /a significación,el concepto de in terpretante,los signos formales, las

lOS IIBROS, Enero-Febrero 1975 33

Page 34: Satriani Lombardi Folklore y Cultura Popular

relaciones entre valor, signo yacto, los sistemas quea partirde ellos se establecen, lasemiótica y las cienciasde la conducta, el arte, el signoy los valores, etc.

.,LITERATURA

EUROPEA YNORTEAMER ICANA

James BaldwinBlues de la calle BealeTraducció n de Enrique Pezzon iBuenos Aires, Sudamericana,1,87 pág.

JimrrlY Bresli nMundo sin fin, aménBuenos Aires, Sudamericana,484 pág.

José Cañizales MárquezUna extraña dama inglesaCaracas, Monte Avila,214 pág.

Cario CollodiLas aventuras de PinochoTraducción y prólogo deOlivo Lazzarln DanteBuenos Aires - Santiago deChile, Editorial Francisco deAguirre, 163 pág.

David GaodisLa fugaTraducción de M. MarünezAlinariBuenos Aires, Corregidor,20S·pág.

David GoodisUn gato del pantanoTradUCCión de F loreal MaLI'aBuenos Aires, EditorialTiempo Contemporáneo

Lindsay Gutter idgeGuerra fría en el jardín.Las aventuras de 00.25,el Mini-agente SecretoTraducción de Hugo ScaroneBuenos Aires, Ediciones deLa Flor, 208 pág.

Raymond JeanEl ómnibus 12Traducción de MarIa RosaOliverBuenos Airee;, Edicionesde la Fiar, 88. pág.

Franz KafkaEscritos de Franz Kafka sobresus escritosRecopilación de E ric Heller y

34

Joachim BeugTraducción de M ichael Faber­Kaiser

Barcelona, Anagrarrla, 208 pág.De los diarios y cartas deKafka se ha seleccionadolos pasajes en que ésteproblematiza la escritura (enespecial, su escritura), lasdificultades para escnbiry re visar sus obras, lasrelaciones entre su obra y lasmenores circuns"tanciasde su vida cotidiana. Sontextos importar"ltes para lacomprensión de la relaciónsiempre problemática deKafka con la literatura.

Pier Paclo PasoliniAccatoneMamma RomaTraducción de HernánMano CuevaBuenos Aires, Sudamericana,255 pág.

LITERATURALATINOAMERICANA

Roberto ArltViaje terriblePrólogo de Adolfo PrietoBuenos Aires, TlernpoContemporáneo, 131 pág.

Jorge Luís BorgesPrólogos con un prólogo deprólogos

. Buenos Aires, Torres AgüeroEditor, 174 pág.Borges afirma al prólogo comouna especie lateral de lacritica; al recorrer los textosde este volumen bien puedepensarse que la cn'tica es,para Borges, una zona lateralde la literatura.

Germán CáceresEl checo, la giganta y el enanoBuenos Aires, NuevasEdiciones Argent ¡na, 163 pág.

Arturo CerretaniMatar. TitiloBuenos Aires, Siglo XX 1,167 pág.

Adriano González LeónPaís portátilCaracas, Monte Avda, 233 pág.

Lilian GoligorskyDe gente adulta

Buenos Aires, Ed iciones deLa Flor, 95 pág.

Raquel Jodorovvsk yCuentos para cerebrosdetenidos.Con li ";encia de lossuperioresBuenos Aires, Ed iciones dela Flor. 139 pág.

Luis Felipe NoéCódice rompecabezas sobreun cajón desastreCon dibujos del autorBuenos Aires, Ed iciones dela Fiar, 96 pág.

Pablo RiquelmeLa posadaCaracas, Monte Avila, 96 pág.

Juan José de Soiza ReillyPecadorasBuenos Aires, Ediciones de laFlor, 88 pág.

POESIA

José Carlos GallardoJuicio inicial al hombrePalma de Mallorca,Ediciones Cort, 48 pág.

Carlos LatorreLos pu ntos de contactoBuenos Aires, RodolfaAlonso Editor, 54 pág.

",.POLITICA

Jack AndersonMedio Oriente: los traficant.de petr61eoBuenos Aires, Ed iciones deLa Flor, ColecciónClJestionario, 187 pág.

Jacques ArnaultDel colonialismo alsocialismo. Cuba, Argelia,Vietnam, Ghana, Mali, GhineaBuenos Aires, EditorialTiempo Contemporáneo,309 pág.

J. Cotler y R. Fagen (comp.)Relaciones poi íticas entre

América Latina y EstadosUnidosBuenos Aires, Amorrortu,451 pág.Un conjunto de especialistasen economla y polt'tica,reunidos en 1972 por elInstituto de Estudios Peruanos,abordó desde perspectivasdiferentes la cuestiónde las relaciones entreAmérica Latina y EE.UU. Elvolumen incluye trabajos deOctavio lanni sobrediplomacia e imperialismo, deAnt'bal Pinto sobredependencia económica;monograf/as sobre /arelación entre Argentina yEstados Unidos desde 1942 a1947, sobre las perspectivasliberales, radicales y"burocráticas" de la pol/ticaexterior norteamericana;ensayos sobre las relacionesentre EEUU, Brasil yMéxico y sobre los planesmilitares y la pol/ticahemisférica.

Dante Walter GarnbaPoi ¡tica y cibernéticaBuenos Aires, AsociaciónArgentina de Ciencias Pol(ticas,196 pág.

Tibor Mende¿Ayuda o recolonización?Traducción de Ju lio MoguelBuenos Aires, Siglo XX 1,247 pág.

Juan PerónTodos sus discursos, mensajesy conferencias (completos)1973·1974Buenos Aires, Editorial de laReconstrucción, 2 tomos,356 y 286 pág.

Mar io SoaresPortugal. La lucha por laliberaciónTraducción de Ugo U liveCaracas, MonteAvila, 226 pág.Textos period{stico-po/{ticos,de marcado tono coloquial,atravesados por anécdotas yconversaciones, del actualministro de RelacionesExteriores de Portugal ydirigente máx ¡mo del PartidoSocialista de ese pals.

Rodalfo T erragnoLos 400 d ¡as de PerónBuenos Aires, Edicrones deLa Flor, 211 pág.Desde una perspectiva quepodná definirse comodesarrollista de "izquierda",el autor analiza el procesopo'"tico argentino en elperlado que va desde el 25 dImayo de 19738 la muerte de'general Perón. ~

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PSICOLOGIA

Carta abierta a la sociedad.Un grito a través de losmu ros del hospicioRosario, Editorial Axis,104 pág.Este texto es un testimoniodirecto, planteado comodenuncia por "compañerosde adentro" y "compañerosde afuera" del HospitalMelchor Romero, sobre lascondiciones represivase inhumanas de losmanicomios de nuestro pals.

James L. HymesComo hablarle del sexo atu hijoTraducción de Marcelo PérezRivasBuenos Aires, Rodolfo AlonsoEd itor , 93 pág., terceraedición

Roland JaccardEl hombre de los lobosTraducción de MatildeHorneBuenos Aires, Granica, 93 pág.

A.R. LuriaLenguaje y comportamientoTraducción de MaríaLourdes OrtizMadrid , Fundamentos, 137 pág.

Gerard MendelSociopsicoan61isis(volúmenes 1 y 2)Traducción de VíctorGoldsteinBuenos Aires, Amorrortu,171 y 169 pág.Según Mendel, la realidadIOcial en su conjuntono puede 8XpreSllrStl en undiván. Se trata de diferenciar,entonces, el yo psicoafectivo-or/lllnizsdo según las8Itrueturas de parentesco ysu, COnflictos subjetivamentevividos_ del yo social~rganizadosegún ladltlisi6n de clasesObjetivamente contrapuestas-.Celando en una instituciónIto puede desplegarse:,enamente la confrontación

clases en el planoIJolltico s. produce unaregresión al plano pslquico.

George A. Miller

~Ije y ComuniCKi6nlJcción de Ed uardo

Gol igorsk y y Silvia DelpyBuenos Aires, Amorrortu,313 pág.Este texto está dirigido aconvertirse en una gulapreliminar para quienquiera aventurarse en ladiversidad de formas quepuede adoptar el estudiode la comunicación. Prevaleceen esta obra la orientaciónconductista, que se atienea los hechos manifiestosobservables y evita enlo posible todainterpretación subjetiva.Por lo demás, restringe elestudio a los efectos dellenguaje sobre la conductadel individuo.

Gisela PankowEl hombre y su psicosisTraducción de VíctorGoldsteinBuenos Aires, Amorrortu,207 pág.Para permitir que elpsicótico recupere el acceso asu dimensión históricay transpersonal, es necesariopreviamente reconstruir suimagen del cuerpo, comoforma o gestalt y comovehlculo hacia el sentido y elencuentro con el o tro. Paraello Pankow propone sumétodo de "estructuracióndinámica de la imagen delcuerpo", a tra vés de modeladosy dibujos que permiteninjertar "fantasmas",imágenes en torno de lascuales cristalizan los deseos;ello permite sucesivasdonaciones de sentido yreestructuración de la cadenadesign ificaciones.

REVISTAS

Cristianismo y sociedad1974, segunda y terceraentregas, nO 40 y 41Buenos Aires

o-rrollo Económico.Revista de Ciencias SocialesNO 55, vol. 14, octubre­diciembre, 1974

EcoEnero de 1974, na 159Febrero de 1974, nO 160Marzo de 1974, nO 161Abril de 1974, nO 162Mayo de 1974, nO 163

Septiembre de 1974, nO 167Bogotá, Colombia

Estudios internacionalesAño VI, na 24, octubre­diciembre de 1973Revista del Instituto deEstudios Internacionales dela Universidad de Ch i le

Estudios napole6nicosAño I , NO 1 , enero-marzo de1974Editorial Francisco de Aguirre,Buenos Aires - Santiago deChile

El guacamayo y la serpientePublicación del Departamentode literatura del Núcleo delAzuay de la Casa de laCultura EcuatorianaJunio de 1974, na 9

HispaméricaRevista de literaturaAño" 1, número 8, 1974Incluye un ensayo de DavidViflas sobre La voriginede Rivera; otro de Veiravésobre Juan L. Ortiz; unaentrevista de Saúl Sosnowskia 80rges; y un trabajo deDalter y Ruano sobre lanueva poesla argentina.

El lagrimal trifurcaNoviembr-e de 1974, nO 11Rosario, Argentina

LatinoaméricaAño 2, na 5-6, diciembre de1974R io Cuarto, Córdoba

PuRo. Revista deinterpretaci6n ya..lisisNoviembre de 1974, nO 1Guayaquil, Ecuador

Sin nombreRevista Trimestral Literaria

-Vol. IV, nO 4, abril-juniode 1974San Juan, Puerto Rico

TEATRO

Román ChalbaudLa quema de JudasCaracas, Monte Avila,96 pág.

Isaac Chocrón... m'xima felicidMlCaracas, Monte A vi la, 96 Pág.

VARIOS

Armando BeilinLa muj. domadaBuenos Aires, RodolfoAlonso Editor, 131 pág.

Bróccoli':1 mago FataBuenos Aires, Ediciones dela Flor, si n número de páginas

Norberto Fa' ino e H ¡joChofer buena banana buscachica buena mandarinaBuenos Aires, Ediciones dela Flor, sin número de pág.

Charles FortEl libro de los condenadosTraducción de DomingoSantosBuenos Aires, EdicionesOrante Argentina, 399 pág.

Geneviere Guillot yGermaíne PrudhommeauGramática de la danza cl_caBuenos Aires, Hachette,327 pág.

Anton io Las HerasInforme sobre visitantesextraterr••s y sus nav_volador.Buenos Aires, RodolfoA'onso Ed ¡tor, '84 pág.

F . Pérez LópezEl mexicanoBuenos Aires. Ediciones dela Flor, 237 pág.Diario de quien fuera jefe deuna de las secciones de lBmuerte de las BrigadasInternacionales. Documentoimpresionante por suminucia ti inmediatez sobreacciones, dramas y batallasde la Guerfll Civil Espahola.

Marc SaportaLa vida cotidia..con~por""en losEstados UnidosTraducción de E.E.RemondeguiBuenos Aires, Hachetté,237 pág.En un estilo que recutNda alRuders- Digeat después deun perlado de relativamodernizaci6n, el fl'llncésSaporta alinea temas yanécdotlIs banales quequieren constituirse en unadefenSll del modo de vidaamericano y, por ende,de las bases económicas sobreel que éste reposa.

lOs LIBR. OS. E..ro-Febr.ro 1975 3&

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AMERICA LATINA

Galeano / Las venas abiertas deAmérica Latina, $ 42.-Pedrao y otros / Planificaciónregional y urbana enAmérica Latina (lIpes-lIdis). $ f23.20Aofman / Dependencia, estructurade poder y formación regionalen América Latina, $ 34.-Varios / Las clases sociales enAmérica Latina, $ 89.60Arrom / Fray Ramón Pané:Relación acerca de lasantigüedades de los indios, $ 24.50Femández Moreno I AméricaLatina en su I:teratura (coedlcióncon la UNESCO) $ 106.40

SOCIOLOGIA y ECONOMIA

Lanternari /Occidente y tercer mundo, $ 70.­Castells/La cuestión urbana, $ 94.50Kautsky /La cuestión agraria, $ 105.­H.rrera / Los recursos mineralesy los límites del crecimientoeconómico, $ 16.-Mende / ¿ Ayuda orecolonización ?, $ 58.108raun / Comercio internacionale imperialismo, $ 14.-Testa / Empresas multinacionalese imperialismo, $ 26.-Kula / Teoría económica delsistema feudal, $ 43.-Hin•• / Revalorización de laeconomía keynesiana, $ 19.­.alehup/Semántica económica, $ 78.40Her.ehel/Política económica, $ 15.408hagwatl/ La economía y elorden mundial enel año 2000, $ 100.80

REALIDAD NACIONAL

Nlo.1 / Los empresarios y elestado argentino (1955-1966) $ 44.­K.u / Oligopolio, firmas nacionalesy empresas multinacionales.la industria farmacéutica argentina, $ 30.-D.lleh / Crisis y protesta social.Córdoba, 1969-1973. $ 30.-K•••lman / Las estrategias dedesarrollo como ideologías, $ 18.­8raun / El capitalismoargentino en crisis, $ 20.-

U'llm•• noved.de.Vlnnal / El fútbol como ideología.

Chudnoaky / Empresasmultinacionales y gananciasmonopólicas en una economíalatinoamericana. $ 52.-

Flrth, L.aeh, Parson.y otro. / Hombre y Cultura.La obra de BronislawMalinowski. $ 108.-

NOVELA LATINOAMERICANA

Aoa 8astos/Yo el Supremo,' $ 66.­Carpentler IEl recurso del método, $ 50.­Cerretanl/ Matar a Titilo, $ 33.­Carpentler /Concierto barroco, $ 45.­8enedetti / El cumpleañosde Juan Angel, $ 23.20Tlzzlani / Los borrachosen el cementerio, $ 38.­Cortázar / Ultimo round, $ 38.40Bianeo / La pérdidadel reino, $ 28.-Collazoa/Biografía del desarraigo. $ 20.­Sánehez/Los desheredados, $ 50.40HUMOR SIGLO XXIQuino / Yo que usted .... $ 60.­Cognlgni / Desde Córdoba...Y BUHt!, $ 45.-Sabat / Al troesma concariño $ 36.-

TEORIA

Todoroy-Duerot / Diccionarioenciclopédico de las cienciasdel lenguaje. $ 90.-8arthea /El placer del texto, $ 16.­HadJlnleolau / Historia delarte y lucha de clases, $ 72.80Salomón/Ciencia y política, $ 72.80

EL HOMBRE Y SUS OBRAS

Infeld I El elegido de los dioses.La historia de Evariste Galois, $ 64.­Elaenateln / El sentidodel cine, $ 32.-Vario. I

Nicolás Copérnico, 1473-1973, $50.-

PSICOANALlSIS

8ett.lhelm I Los niños delsueño. $ 78,40Caru.o I Psicoanálisis, marxismOy utopía, $ 20.30Dolto I El caso Dominique. $ 40.60FI....r I Biología de los sueñoSy psicoanálisis, $ 46.90Kofman I El nacimiento del arte.Una interpretación de laestética freudiana. $ 26.- 'Laean I Escritos (Tomo 1) $ 58.10

Ubro. fund.ment.I••p.,. un. polémlc.

Sw••zy-8.tt.lh.lm / AlgunoSproblemas actuales delsocialismo $ 22,40.

Sehram- D'Eneau••• /El marxismo y Asia. $ 75.- .

"ttelh.lm / Cálculo económlóO;y formas de propiedad. $ 20.-