San Jerónimo - Vida de San Pablo

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    Cuadernos Monsticos (=CuadMon) n 115 (1995) 526-551

    FUENTES

    La Vida de San Pablo, el primer ermitao,

    de San Jernimo1

    1. San Jernimo y la Vita Pauli (=VP)

    a. Las tres biografas de monjes y la vida monstica de San

    Jer nimo

    Con la publicacin de esta traduccin de la VP nuestra revista cum-ple con el objetivo de dar a sus lectores las tres vidas de santos monjesque San Jernimo nos dej como una obra unitaria. En efecto, a pesar desus diferencias y distantes fechas de publicacin, las tres piezas son elfruto de la investigacin, reflexin y experiencia monstica del mismoJernimo y, por eso, leyndolas no slo se conoce a sus tres protagonis-

    tas principales, sino al autor que est detrs de ellas

    2

    .

    ___________1 Introduccin, traduccin y notas de Fernando Rivas, osb (Abada de San

    Benito, Lujn).2 Para los datos biogrficos de san Jernimo remitimos a CONTRERAS,

    E., La Vida de San Malco, de San Jernimo, en CuadMon 76 (1986) 101-113.All se puede encontrar una sntesis de su vida con indicaciones bibliogrficas.En esta introduccin slo trataremos los aspectos de la vida de Jernimo queguardan relacin con la Vita Pauli y su propia vocacin monstica. En lo quese refiere al anlisis interno de la Vita Pauli, seguimos principalmente el reciente

    estudio de DE VOG, A., Jerme et sa Vie de Saint Paul, en Histoirelittraire du mouvement monastique dans l'antiquit, Paris 1991, I, 150-184, queen adelante citaremos solamente con el nombre del autor y la pgina.

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    La primera en ser elaborada es justamente la que presentamos hoy,

    compuesta alrededor del ao 375 en el desierto sirio de Calcis, dondeJernimo pasa casi tres aos (375-376). Viene despus la Vida de SanMalco (=VM) escrita durante su estada en Beln, cerca del 3853, yfinalmente, todava en Palestina, redacta la Vida de Hilarin (=VH),

    poco antes del 3934.

    Como hemos sealado detalladamente en la Introduccin a la Vidade Hilarin5, estas vidas son el reflejo de tres momentos muy particu-lares en la experiencia monstica de Jernimo: la Vida de San Pablonace en el seno de su ensayo eremtico en la Siria occidental, fuertementemarcado por la soledad del desierto y el despojamiento radical. La Vidade Malco, redactada en el monasterio que funda en Beln, refleja una

    atraccin por la vida cenobtica y una marcada presencia femenina, queJernimo experiment en la persona de la noble romana Paula, que dirigesu propio monasterio al lado de la Baslica de la Natividad, muy cercadel de Jernimo. Finalmente la Vida de Hilarin, escrita en medio delas disputas eclesisticas y monsticas que derivaron en la crisis origenis-ta (399), y en las que Jernimo tuvo un papel protagnico, nos presentala figura de un ermitao que es continuamente solicitado por las necesi-dades de los hombres, viviendo toda su vida una tensin entre su idealsolitario y su misin eclesial6.

    b. Lugar de composicin, datacin y destinatarios de la Vita

    Paul i

    Y es en el seno de aquella primera experiencia, de tipo eremtica,que Jernimo escribe la Vita Pauli. Despus del frustrado intento de

    ___________3 Publicada en CuadMon 76 (1986) 101-113.4 Publicada en CuadMon 109 (1994) 236-268.5 Ver la Introduccin a la La vida de Hilarin, en CuadMon 109 (1994),

    especialmente pp. 226-230.6 Rousseau considera que Jernimo escribe estas tres Vidas para presentar

    su propia experiencia, as como sus aspiraciones monsticas. Cf. ROUSSEAU

    PH., Ascetics, Authority, and the Church, in the Age of Jerome and Cassian,Oxford 1978, p.133. Lo mismo expresan P. Antin y A. De Vog, cf. La Vida deHilarin en CuadMon 109, 229, n. 10

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    vida cenobtica en Aquileya (370), realizado con un grupo de amigos

    enfervorizados por las historias que Atanasio contaba en Trveris sobrelos monjes de Egipto, especialmente de Antonio, Jernimo emprende elcamino hacia Tierra Santa y, llegado a Antioqua prueba el ideal eremti-co en el desierto prximo a Calcis (375-377).

    Por ese entonces resida en Antioqua su amigo y compaero deAquileya, Evagrio -el traductor de la Vida de Antonio al latn- quienhace de anfitrin para con Jernimo durante su estada en la zona. Y esen ese momento que sale a la luz la Vida de San Pablo, en medio desus intensos trabajos de traductor y biblista7. En una carta que dirigedesde Calcis a otro conocido de Aquileya, Pablo de Concordia, datada enel 375, Jernimo le dice que le enva como regalo un Pablo ms viejo

    que l; regalo que, en realidad, es una compensacin por una serie delibros que le pide que le enve prestados. Y al describir las proezas dePablo, el ermitao, Jernimo dice: Tomo por testigos a Jess y a sussantos ngeles: en esa parte del desierto que linda con la Siria y los Sa-rracenos, vi -y todava veo- dos monjes, uno de los cuales, estando ence-rrado por espacio de treinta aos, viva exclusivamente de pan de cebaday de agua cenagosa8. Diciendo esto (vi y todava veo...), Jernimo seubica escribiendo la Vita Pauli en el desierto de Calcis y ms estricta-mente en sus comienzos (375), que es cuando escribe la carta a su amigoPablo de Concordia.

    De este modo la VP est claramente encuadrada dentro de la expe-

    riencia eremtica de Jernimo en Siria, pero con el ojo de su coraznpuesto todava en sus amigos de Occidente que ya conocan la Vida deAntonio (=VA), escrita por Atanasio y traducida al latn por Evagrio deAntioqua.

    c. La historicidad de la Vita Pauli

    ___________7 Para ver la actividad literaria y el grupo de trabajo que Jernimo haba

    formado en Calcis recomendamos ver CAVALLERA, F., Saint Jrme, Paris1922, I, 1, 39-58.8 VP 6.

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    Sin embargo, la datacin no es el nico problema que suscita esta

    obra. La VP est llena de detalles pintorescos y de carcter fabuloso, quehan comprometido la figura histrica del biografiado. Y esto no se debe ala crtica racionalista de nuestro siglo, sino que sus mismos contempor-neos la negaban, y el mismo Jernimo hace alusin a ello sin considerarnecesario probarlo9.

    La crtica actual reconoce su carcter histrico10. Sin embargo, lostestimonios ms importantes no vienen por el lado literario, cuanto por latradicin litrgica. En efecto, en 1926 el P. Delehaye seal un texto queatestigua que antes de finales del siglo IV, la Iglesia de Oxyrrinco (sobreel Nilo, en el Egipto medio) celebraba piadosamente la memoria de Pablo(Mar Bulos o Bula), el contemporneo y mulo de Antonio. En una carta

    dirigida por dos sacerdotes a los emperadores Valentiniano, Teodosio yFaustino, en el 383-384, dicen as:

    Muchos fueron enseados en esta observancia por ejemplo e incitacin delbienaventurado Pablo, que vivi en los mismos tiempos que el famossimoAntonio, y no fue inferior ni en vida, ni en celo, ni en la gracia divina, co-mo lo fue Antonio. La misma ciudad de Oxyrrinco conoce esto, y hoy cele-

    bra muy devotamente la santa memoria de Pablo11.

    ___________9 Cf. JERNIMO,La Vida de Hilarin, n. 1.10 Cf. art. Pablo de Tebas, delDiccionario Patrstico y de la Antigedad

    Cristiana, Salamanca 1992, 1639-1640.11 Cf. DELEHAYE, H., La personnalit historique de Saint Paul de

    Thbes, en Analecta Bollandiana 44 (1926) 64-49; tambin en Sanctus, Essaisur le culte des saints dans l'antiquit, Bruselas 1927, 219. Esta identificacindel Pablo de Oxyrrinco y Pablo de Tebas fue refutada por H. LECLERCQ, cf artPaul de Thbes, enDictionnaire d' Arquologie chrtienne et de Liturgie xiii,2705. Su fundamento lo encuentra en CAVALLERA, F., Paul de Thbes et Paulde Oxyrhynque, en Revue d' Asctique et de Mystique 7 (1926) 302-305. Sinembargo, nos parece que la irreductible diferencia cronolgica y geogrfica queseala Cavallera no es tanta si se tiene en cuenta el carcter impreciso de losdatos que maneja Jernimo de su hroe. Para rechazar esta identificacinCavallera atribuye a las fechas y lugares que Jernimo da en la VP una precisin

    histrica y geogrfica que el autor nunca quiso usar ni para referirse a Pablo, nipara hablar del cuerpo del stiro que se conserva salado en la ciudad deAntioqua, no lejos de donde vive Jernimo (n. 8).

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    Pero, como afirma el mismo Delehaye la tradicin del culto suple

    muy felizmente a la tradicin literaria, bien antigua, por cierto, aunquepoco satisfactoria. Sin embargo, tal vez esa tradicin litrgico-cultuallocal, apoyada luego por la traduccin de la VP a las lenguas orientales,haya sido la nica capaz de conservar a lo largo de la historia junto conla fuerza de su memoria un monasterio bien poblado de monjes que llevasu nombre (Dei Mar Bulos), y que est situado a unos escasos 10 km alsudeste del monasterio de Antonio12.

    d. Las tres coordenadas de la Vita Pauli

    De acuerdo a todos los antecedentes que acabamos de sealar cree-

    mos conveniente hacer la lectura de la VP teniendo en cuenta tres coor-denadas fundamentales que guan la composicin de esta obra:

    1. El fundamento biblico-teolgico de Cristo como nuevo Adn:

    La hagiografa medieval tiene la preocupacin de demostrar cmo sevive la Sagrada Escritura para terminarla y completarla... El santo, en lamente del hagigrafo medieval, especialmente el santo monje, es aquelque realiza plenamente la economa divina, segn el trazado histrico dela Biblia. Toda la trama general de cada vita obedece a esta idea: setrata de poner en evidencia cmo el hombre, creado por Dios y puesto enel Paraso histrico de la Biblia, expulsado por el pecado, debe retornar

    por la gracia de Cristo13.

    Estas palabras de Calati referidas a las distintas vitae de santosmonjes, parecen aplicarse en forma particular a la de Pablo. La intencincentral de esta obra es mostrar que, en su seguimiento radical de Cristoen el desierto, Pablo se ha transformado en un nuevo Adn.

    ___________12 La VP fue muy pronto traducida del latn al griego (tal vez en vida de

    Jernimo) y su uso popular fue llevando a continuos retoques en su forma, la cualalcanz su versin vulgata definitiva en el siglo VI. Sobre el texto griego sehicieron las traducciones copta y siraca, que tuvieron tambin una gran difusin.

    Hoy da se conservan igualmente traducciones rabes y etipicas. Cf. Leclercq,o.c., 2702-2703.13 CALATI B., Spiritualit monastica, en Vita Monastica 57 (1959) 3-57.

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    Pero esta concepcin bblica tiene como base de sustentacin una

    visin litrgico-sacramental de la vida de Pablo, que da a toda la biograf-a una fuerte impronta de plenitud pascual ya comenzada.

    El momento decisivo est reflejado en los pargrafos 10-12, cuandose produce el encuentro de Pablo con Antonio. Durante el mismo, Jer-nimo insina una liturgia eucarstica de fraccin del pan (n.11) despusde la cual Antonio reconoce la presencia de Cristo en Pablo (n.12). Jer-nimo quiere mostrar que el verdadero encuentro de Antonio con Pablo seda en el marco sacramental de la Eucarista, gracias a la cual Pablo pasa aser signo instrumental del encuentro con Cristo. Al final del mismo, am-

    bos personajes inmolaron a Dios un sacrificio de alabanza (n.11), con-sagrando toda la noche a la vigilia.

    Es bajo esta perspectiva de koinona eucarstica que se entiende eluso que hace Jernimo de la expresiones del Cantar de los Cantares parareferirse al momento decisivo del encuentro de los dos santos (n. 10: Hebuscado y he hallado... llamo a la puerta para que me abran), texto

    bblico propio del tiempo pascual.

    Es all cuando se hace evidente el marco pascual que encierra todala Vita: desde el comienzo, con la referencia al martirio (n. 2), hasta laconclusin, con la espera de resurreccin definitiva de Pablo (n. 17). Yese carcter litrgico-sacramental es el que hace posible que Jernimo

    presente a Pablo como alguien que ya en esta vida vivi por anticipadolas delicias del paraso, rodeado incluso por una creacin transformada

    por la victoria de Cristo14.2. El paralelo con la Vida de Antonio de San Atanasio:

    Como lo anuncia Jernimo desde el comienzo, la Vita Pauli no es unabiografa completa, sino solamente una aproximacin a dos momentosde la vida religiosa del Santo: sus comienzos y su fin (n.1). Por ese

    propsito limitado, adems de su brevedad, la nueva obra se diferenciadel largo escrito continuo que era la Vida de Antonio. Si bien rivalizaun poco con Atanasio, Jernimo tuvo la inteligencia de no entrar encompetencia con l. Sin proporcin con la gran obra de su predecesor, su

    ___________14

    Este clima litrgico-sacramental se ve favorecido por la exclusin quehace Jernimo de toda narracin referida a las luchas ascticas de Pablo, cosaque hace resaltar el carcter gratuito de su triunfo.

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    pequea Vida de Pablo no ser una rplica, sino un simple apndice.

    Ese carcter secundario y complementario aparece a primera vista en laVida de Pablo. En sus dos partes, ella se enlaza con la Vida de Anto-nio15.

    Este es el aspecto que ms resalta De Vog al estudiar la VP en suHistoria literaria y es realmente importante tener presente que a cadapaso, en forma explcita o velada, Jernimo est relacionando a Pablocon el Antonio de San Atanasio.

    3. El contexto eclesial y social de Jernimo y el Imperio Romano:

    Jernimo se ha inspirado largamente en la Vida de Antonio. Pero harealizado una verdadera metamorfosis del hroe: Pablo de Tebas -egipcio como Antonio- ha pasado a ser por el arte de su hagigrafo no

    slo el primero de los monjes, sino tambin y -sobre todo- una viva ima-gen de Cristo, y de un Cristo Romano, citando a Virgilio y Cicern. Co-mo Cristo, primognito de un mundo nuevo, Pablo pasa a ser por esametamorfosis literaria, el primer romano nacido al mundo nuevo del mo-nacato: y as abre el camino a los romanos ms letrados. Tambin esmuy factible que este Pablo tenga las caractersticas de otro romano cul-tivado, que intent la experiencia de la soledad en Calcis: Jernimomismo16.

    Ya vimos ms arriba cmo Jernimo, si bien escribe en Siria sobreun monje egipcio, su mirada est puesta en sus amistades romanas, y poreso enva su escrito a Pablo de Concordia (nordeste de Italia). Pero esasrelaciones no son nada pacficas; al contrario, dentro del cuadro de la

    crisis de las familias nobles romanas del imperio, Jernimo les invita,con el ejemplo de Pablo, a despojarse de todo, o bien, a transformar eldespojo necesario por la huida ante el invasor brbaro, en virtud mons-tica, dejando todo y siguiendo a Cristo desnudo y despojado de to-do17. Esto se hace patente en el eplogo. Sin embargo, Jernimo extiendesu exhortacin a todo el que lea esta obra, indicndole que las puertas del

    ___________15 DE VOG, A., o. c., n. 1, 153-154.16 LECLERC, P., Jrme hagiographe, en Connaissance des Pres de

    l'glise 56 (1994) 24-25.17

    Ver FONTAINE, J., Spiritualit des grands proprietaires terriens, enEpektasis, Paris 1972 y tambin LIENHARD, J. T., Paulinus of Nola andEarly Western Monasticism, Colonia 1977.

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    paraso se abren ya en esta vida al que est dispuesto a dejarlo todo, co-

    mo lo ense Cristo, y como lo realiz Pablo.Es por esto que la VP se inscribe dentro del llamado evangelismo

    radicalpredicado por Jernimo, Paulino de Nola y Sulpicio Severo, queconsideraban la verdadera conversin cristiana, fruto del bautismo, comoun abrazar la vida monstica, dejando los mismos honores, cargos y ttu-los que las familias de la alta sociedad galo-romana gozaban en el impe-rio ya cristiano18.

    2. La Vida del ermitao Pablo (228-341)

    a. Introduccin

    Al comenzar su narracin Jernimo anuncia que no se tratar de unabiografa completa de Pablo, sino slo de sus comienzos y de su fin. Puesno se trata de inventar lo que nadie pudo conocer debido a su retiro, sinoslo decir algo que permita conocer el origen de su vocacin (1-6), y susltimos das (7-18).

    Y el objetivo central que persigue Jernimo es doble; primero: sea-lar que Pablo fue ermitao antes que Antonio y con una soledad msradical, segundo: callar los errores y fantasas que se dicen de Pablo,debido a su mismo retiro.

    b. Los inicios

    Y todo comienza en el marco de una cruenta persecucin ordenadapor Decio (249) y Valeriano (257) contra los cristianos del imperio, yque tiene en Egipto un fuerte impacto (n.2). Esto es resaltado con elejemplo de dos mrtires en quienes se hace patente el ensaamiento con-tra dos pilares de la vida de los cristianos: su fe y su castidad (n. 3). Estasvirtudes de los mrtires son las que Pablo quiere conservar huyendo aldesierto. Con esto Jernimo pone el origen de la vocacin monstica de

    ___________18 Cf. LIENHARD, o. c., 33-35.

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    Pablo en relacin con el martirio y con la virginidad, como uno de los

    supremos valores de la vida monstica.Y tal vez por aqu vaya la tesis central de teologa monstica de la

    VP: con su vida monstica, Pablo suple y realiza el mismo ideal del mar-tirio19. A lo largo de toda su vida, Pablo ofrecer el sacrificio de su cuer-

    po y su alma que el mrtir realiza en un solo momento. Y Jernimo le dael nombre litrgico de sacrificio de alabanza (n. 11: immolantes Deosacrificum laudis), tomado del salmo 49 (v. 14). Y entonces, a esta luz,los dos ejemplos de mrtires que presenta Jernimo pueden ser vistoscomo prototipos del combate martirial que el monje encuentra en el de-sierto: su fe, que es aguijoneada por todo tipo de tentaciones, y padece

    bajo el peso de la acedia, comparado al agobiante sol del medioda20; su

    castidad, como sugiere De Vog, que es puesta a prueba en la soledadpor las tentaciones ms sutiles y obsesivas de una fantasa comparable ala ramera del relato21.

    Pablo era por ese entonces un adolescente de diecisis aos (n .4).Haba nacido en Tebas (en el bajo Nilo) y, como hurfano, era el herede-ro de una gran fortuna. Su origen noble le haba permitido un buena for-macin tanto en las letras griegas como coptas, pero ante todo era mansode corazn y amaba profundamente a Dios. Viva con una hermana casa-da, cuyo marido pasar a ser uno ms de sus perseguidores, pero pormotivo de la herencia.

    Esta doble persecucin lleva a Pablo al desierto. Sin embargo, mien-

    tras esperaba el fin de la persecucin, cambi la necesidad en deseo (n.5) y se intern cada vez ms en la soledad.

    De este modo la vocacin de Pablo reviste ante todo el carcter es-tratgico de huir ante el enemigo, en la fragilidad de la adolescencia, para

    preservar su fe y su castidad, despojado de todos sus bienes. Sin embar-go, aquello que haba sido visto con un sentido temporario y circunstan-

    ___________19 Cf. ANTIN, P., Saint Jrme, en Thologie de la Vie Monastique,

    Aubier 1961, 198.20 Cf. EVAGRIO PNTICO, Tratado Prctico, 12.21

    Jernimo contar a Eustoquia (carta 22,7), aos ms tarde, los terriblescombates que l mismo sufri en este sentido, durante su estada en el desierto deCalcis.

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    cial, es descubierto en su valor permanente, radical y evanglico, y Pablo

    se queda en el desierto hasta su muerte22.As presentados, los comienzos de Pablo son bien distintos a los de

    Antonio. Supera a Antonio, por cuanto se interna en el desierto a los 16aos, y esa misma juventud hace que resulte justificada su huda ante la

    persecucin. Sin embargo, hay otro detalle que Jernimo quiere resaltar yste es la excelente formacin del joven Pablo, cosa que lo acerca muchoms al pblico culto romano al que Jernimo dirige esta exhortacinvelada23.

    c. El ingreso en el paraso

    En ese internarse cada vez ms adentro en el desierto, Pablo encuen-tra una cueva cuya descripcin evoca, como dir ms adelante el mismoAntonio, a Pablo en el paraso. Despus de una entrada oscura la cueva

    presentaba un gran vestbulo abierto al cielo, en cuyo centro haba unavieja palmera que todava daba sus frutos, y una fuente cristalina deagua. Pablo ama desde un comienzo ese lugar, como si le fuese ofrecido

    por Dios (n. 6), y es all donde pasa toda su vida en oracin y soledad.En ese don que le hace Dios de la cueva, Pablo encuentra indicado el tipode vocacin al que estaba llamado.

    Por otra parte, esta cueva tiene un significado simblico. Ella era unantiguo taller de falsificacin de moneda. Por eso, en la persona de Pa-

    blo, el despojamiento evanglico viene a reemplazar a Mammon. El ansiade dinero ya se haba hecho presente con la persecucin de su cuado acausa de la herencia, y finalmente Jernimo lo sealar en las familiascristianas romanas acomodadas en el imperio. De una punta a la otra, tal

    ___________22 Como seala J. Fontaine esta evolucin que hace Pablo pertenece a la

    raz misma del concepto de anacoresis. En medio de las dursimaspersecuciones, especialmente las del siglo III, gran nmero de cristianos huy aldesierto para salvar su vida y su fe, y esta actitud recibi ya el nombre deanajoren (anacoresis). Tambin parece ser lo mismo que hizo San Martncuando se fue a vivir solo en las afueras de Miln y luego en la isla de Gallinaria,

    por temor a la persecucin arriana. Cf. SULPICE SVRE., La Vie de SaintMartin, Introduction, texte et traduction par Jacques Fontaine, Paris 1967, 146.23 Cf. Vita Antonii, 1,2 presenta a Antonio como un hombre iletrado.

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    como veremos, la Vita Pauli es una exhortacin al despojamiento, una

    predicacin contra la riqueza24.El rgimen de vida asctico no ser tanto el que Pablo se imponga

    por empeo de su fuerza, sino el que el lugar mismo le determinar: vi-vir de los dtiles, se vestir con las hojas de la palma y, como Adn enel paraso, no necesitar trabajar. El rgimen de vida le viene determina-do por los frutos de su comunin con Dios en la oracin (como el episo-dio del cuervo), mientras que para Antonio es su profunda disciplinaasctica la que ser el sustento de su oracin. La leccin que nos deja elrgimen de vida de Pablo es la del poder de la fe (n. 6). Recibiendo condocilidad de fe todo lo que Dios le provee, tanto en la cueva como en susfrutos, Pablo encuentra el rgimen asctico que Dios le pide y que basta

    para su sustento.As pasar 37 aos alimentndose de los frutos del rbol, hasta que

    un cuervo comienza a llevarle cotidianamente medio pan, durante susltimos 60 aos de vida.

    Pero por su soledad absoluta y su exclusivo trato con Dios, Pablosupera nuevamente a Antonio, pues para Jernimo monje significasolitario (solus). Pablo es el monje ideal, solo en la tierra con Diossolo, como un Henoc arrebatado vivo de entre los hombres, como unElas, fijado para siempre en el torrente Karit o en la caverna del Si-na25.

    Los frutos de esa vida cuasi admica se pondrn de manifiestocuando Pablo abra para Antonio la puerta de su cueva.

    d. La presencia de Antonio

    Cuando Antonio lleg a los 90 aos de edad le vino a la mente elpensamiento de que poda ser el monje ms solitario del desierto. Enton-ces en un sueo (n. 7) Dios le revela la existencia de Pablo, que estms adentro en el desierto y que es ms perfecto que l, y le ordenavisitarlo.

    ___________24 DE VOG, o. c., 161.25 DE VOG, o. c., 164.

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    En su marcha hacia la cueva de Pablo, Antonio recibe la visita de

    seres fantsticos -y que en su Vita, tal como fue contada por Atanasio,no slo son hostiles al hombre, sino que son instrumentos del demonio26.El primero de ellos, un hipocentauro le seala con su pata el caminoque debe seguir, y el segundo, un stiro hace una verdadera confesinde fe cristiana y pide la oracin de Antonio por todos los seres de su tipoque habitan en el desierto. De este modo, el desierto entero se ha trans-formado, para ruina de Satans, en un paraso restaurado, y Antonio -llorando por la alegra- se lamenta por la corrupcin de la ciudad de Ale-

    jandra, cuando en estos parajes todos los seres hablan de Dios (n. 8).

    e. El encuentro de los Santos

    Antonio recibe la seal definitiva de la morada de Pablo por una zo-rra sedienta que va a beber en su fuente. Pero cuando piensa que ha con-seguido su objetivo, recibe una respuesta inesperada y juguetona de Pa-

    blo: le cierra la puerta y lo hace esperar. Slo despus de haber suplicadodurante medio da con piadosas amenazas, Pablo le abre, entre risas, y seabrazan como viejos amigos que se reencuentran. Antonio saba por unsueo quin era Pablo; Pablo saba por Dios quin era su consiervo (n.11), cuya misin sera enterrarlo. Y as se saludaron por sus nombres.

    El dilogo que sigue al encuentro, nos revela a un Pablo que nohabla de s, ni de sus combates, ni sus intereses se ven limitados a la vida

    monstica, sino que se preocupa por la humanidad y el mundo entero conuna gran dosis de ingenuidad (n. 10).

    En medio de ese coloquio aparece el cuervo que les trae, ese da, unpan entero, como a Elas, y que ellos comparten en una comida evocado-ra de la Eucarista (n. 11). El modo de sustento de Pablo es netamentesobrenatural y bblico, e incluso llega a superar al tipo veterotestamenta-rio de Elas que reciba, junto con el pan, un trozo de carne27.

    Luego, Pablo va al grano y le pide a Antonio traerle de su ermita elmanto que le haba dado el obispo Atanasio, para enterrar su cuerpo conl. Entonces Jernimo presenta a un Antonio discpulo, frgil, conmovi-

    ___________26 Cf. VA 53,1-3.27 Cf. 1 R 17,4 y 6.

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    do, que no quiere ser separado de su maestro y le pide irse con l. Pero es

    entonces cuando Antonio recibe su misin de boca de Pablo: instruircon su ejemplo a muchos hermanos en la vida monstica (n. 12). Estono significa otra cosa, como ya ha dicho Jernimo en el Prlogo, queAntonio tiene la misin de instituir la vida monstica.

    f. La muer te de Pablo

    Antonio emprende el camino de vuelta con la mayor rapidez quepuede, temiendo no encontrar a Pablo con vida a su regreso. Y, en efecto,a slo tres horas de distancia ve ascender a Pablo en medio de las multi-tudes de los ngeles, profetas y apstoles (n. 14), y llora con su prdida

    la partida de Cristo mismo, a quien Pablo transparentaba (n. 12).Sin embargo, los signos de la transformacin sufrida por Pablo y

    por las cosas que estn a su alrededor se siguen haciendo presentes. Alllegar a la cueva, Antonio encuentra a Pablo orando de rodillas y con lasmanos extendidas, aunque ya haba muerto. Y, finalmente, dos leonesllegan a todo correr para dar su adis al Santo con grandes gemidos y acavar con sus garras la fosa que recibira su cuerpo. Antonio lo envuelveen la capa de Atanasio, haciendo de este modo que el obispo de Ale-

    jandra rinda un homenaje velado a nuestro hroe. Y Antonio, tomandolo nico que dej Pablo -su capa trenzada con hojas de palma- retorn asu monasterio.

    g. Ep logo

    Poco a poco, llegando hacia el final de la biografa, el acento se fuevolcando de la soledad a la pobreza extrema de Pablo, que slo deja latnica hecha con hojas de palma, y que Antonio se lleva para usar en lasgrandes solemnidades de Pascua y Pentecosts. Jernimo se apoya enesto para redactar un eplogo, a imitacin de los clsicos, principalmenteSneca, oponiendo por paralelos antitticos al pobre Pablo y a los ricosde este mundo. Detrs de ellos estn los cristianos romanos a quienesJernimo presenta a travs de Pablo ermitao, el ideal del seguimiento de

    Cristo desnudo, tal como Sulpicio Severo har con San Martn, y Pau-lino de Nola en sus poemas.

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    Mientras que Atanasio presentaba en Antonio al Cristo victorioso

    sobre el demonio y su poder por la fuerza del Verbo divino que se hizohombre, Jernimo presenta al Cristo pobre y desnudo de Pablo, a quiense le abren las puertas del paraso con todos sus bienes y tesoros.

    Pero stos no son los nicos destinatarios de su biografa. Jernimohabla tambin a todo aquel que lea este escrito, a quien invita a inclinar-se ms por la tnica de palma de Pablo, que por las prpuras de los re-yes. Y el mismo Jernimo, pecador (n. 18), se solidariza con la debilidadde todos los que se encuentran ante esta alternativa, pues si bien ellos noson capaces de dejar sus bienes materiales, Jernimo sabe cunto lecuesta quitar el corazn de su riqueza literaria -especialmente de los au-tores paganos que un da, con fiel juramento, prometi dejar para siem-

    pre, aunque los sigue teniendo en su cabeza y citando en sus obras28.

    3. La presente versin castellana

    La traduccin que aqu presentamos est hecha sobre el texto latinoque presenta el Migne, en laPatrologa Latina (23,17-30), con su mismadivisin de pargrafos que hace ms fcil la lectura y la localizacin delos distintos episodios. Respecto a ciertas elecciones de variantes de ma-nuscritos, as como ciertas alternativas de traduccin, seguimos las suge-ridas por De Vog en la obra ya citada.

    ___________28 Esto es contado por Jernimo en su Carta 22 a Eustoquia, del 384 (n. 30).

    Se considera tambin que corresponde a este perodo en el desierto de Calcisaquel dilogo en que el Seor revela a Jernimo el sentido de la verdadera

    pobreza. Cuenta que un da, viendo que sus esfuerzos ascticos no le bastabanpara lograr la paz de su corazn, entrando ya en la desesperacin, se le apareciCristo hablndole desde un crucifijo que le deca repetidamente: Jernimo qutienes para darme?, a lo que Jernimo fue respondiendo: mi soledad, misayunos, mi pobreza, mis estudios, pero cuando vio que haba agotado todo y el

    Seor le segua haciendo la misma pregunta le dijo: Seor, me queda algo?, yl le contest: S, Jernimo, has olvidado una cosa: dame tus pecados para quete los pueda perdonar!

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    LA VIDA DE SAN PABLO, EL PRIMER ERMITAO 555

    Las referencias, tanto de las Sagradas Escrituras como de los clsi-

    cos latinos, han sido tomadas de la traduccin presentada por P. Antin 29 ycorresponden, tanto en su texto como en su numeracin, a la versinlatina que fue la utilizada por Jernimo.

    Abada de San Benito

    C. C. 202

    6700 Lujn (B)

    La Vida de San Pablo, el primer ermitao

    Texto

    I. Prlogo

    1. Muchos se preguntan todava cul fue el monje que por vez pri-

    mera habit en el desierto. Algunos, empezando desde muy atrs, ven aElas y a Juan (el Bautista) como los pioneros. Sin embargo, Elas fuems que monje, y Juan comenz a profetizar antes de nacer.

    Otros, que creen sostener la opinin comn, afirman que en el ori-gen de esta forma de vida est Antonio, lo cual -en parte- es verdad. Por-que, aunque no fue el primero, sin embargo gracias a l todos se sintieronatrados por este tipo de vida. Pero Amatas y Macario, discpulos de An-tonio (de los cuales el primero di sepultura al cuerpo de su maestro),afirman todava hoy que el prncipe de esta vida, aunque no le dio su

    ___________29 JROME, Vies des saints moines Paul de Thbes, Malc, Hilarion, en

    Supplment la Lettre de Ligug 185 (1977) 3-11.

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    nombre, fue un tal Pablo de Tebas, lo que nosotros tambin aproba-

    mos30.Algunos, llevados por su imaginacin, le atribuyen esto o aquello,

    diciendo que vieron a un hombre en una cueva subterrnea, con una ca-bellera larga hasta los pies, y otras cosas fantsticas ms, que sera prdi-da de tiempo detallar; son mentiras tan groseras que no hay por qu dete-nerse a refutarlas.

    De este modo, como de Antonio nos qued su memoria escrita conprecisin, tanto en latn como en griego31, mi propsito es escribir unaspocas cosas acerca de los comienzos y del final de Pablo, ms por supliruna necesidad hasta ahora incumplida, que por iniciativa de mi ingenio.Por lo que se refiere a lo medular de su vida, y a las insidias que sufri de

    Satans, nadie tiene conocimiento de ello.

    II. La Vida de Pablo

    2. Los tiempos de la persecucin. Bajo los perseguidores Decio yValeriano, al tiempo que Cornelio de Roma y Cipriano de Cartago vertie-ron gozosos su sangre en el martirio, muchas Iglesias en Egipto y Tebai-da fueron devastadas por esa cruel tempestad. Los cristianos de aquellapoca slo anhelaban una cosa: caer a espada por el nombre de Cristo.

    Mas el astuto enemigo, buscando lentos suplicios para la muerte, deseabams matar las almas que los cuerpos. El mismo Cipriano (el cual tuvoque pasar por aquellos tormentos), dice que no permitan matar a los quedeseaban morir32. Para manifestar mejor tal crueldad, voy a contar doscasos que quedaron en la memoria.

    ___________30 En la Vida de Hilarin, Jernimo dar a los discpulos de Antonio los

    nombres de Isaac y Peluso. Cf. VH 30.31 Jernimo da pruebas de haber conocido y usado en algunas expresiones

    el original griego de la Vita Antonii, sin embargo el texto ms conocido y

    difundido en Occidente fue el latino. Una traduccin de ste al castellano laencontramos en CuadMon 33-34 (1975) 171-234.32 CiprianoEp. 56, 2,2.

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    3. Moscas y delicias. Hubo un mrtir perseverante en la fe, vence-

    dor entre los tormentos tanto del potro como de las planchas de acero.Viendo esto mandaron untarlo con miel y, atadas las manos atrs, expo-nerlo al sol ms ardiente, para que se rindiese bajo los aguijones de losinsectos, el que antes haba resistido a las sartenes encendidas.

    Otro, joven en la flor de su edad, fue llevado a un huerto amensi-mo. All, en medio de lirios de un blanco deslumbrante y encarnadasrosas entre las cuales serpenteaba un plcido arroyuelo con agradablemurmullo de aguas, donde la brisa pasaba suavemente silbando por lashojas de los arbustos y los rboles, lo colocaron sobre un lecho de plu-mas y, para que no pudiese menearse de un lado ni de otro, lo ataron conunas blandas cuerdas de guirnalda. De este modo, lo dejaron. Habindose

    ido todos, vino una hermosa ramera, y comenz a excitarlo con suavescaricias en el cuello. Despus (tenemos vergenza incluso de decirlo)comenz a tocar sus partes ntimas, de modo tal que, excitada la concu-

    piscencia del cuerpo pensaba, con impdico triunfo, echrsele encima.

    El soldado de Cristo no saba ya qu hacer ni a dnde volverse y, alque ni los tormentos haban podido vencer, amenazaba derrotarlo el de-leite carnal. Finalmente, inspirado de lo alto, el joven se cort de unmordisco la lengua y la escupi a la que estaba besndolo. Y as domincon el inmenso dolor, la libidinosa sensacin.

    4. Un rico hurfano vendido. En aquel tiempo, pues, viva Pablo enla Tebaida inferior, con su hermana que ya estaba casada; tena por en-tonces unos diecisis aos, y despus de la muerte de sus dos padres re-cibi una gran herencia. Era muy instruido tanto en las letras griegascomo en las egipcias, manso de carcter y muy amante de Dios33. Cuandoestall la tormenta de la persecucin, se retir a una propiedad algo apar-tada y secreta.

    Pero, a qu no fuerzas el corazn del hombre, t, temible hambrede dinero?34 El marido de su hermana empez a buscar a aqul a quiendeba ocultar. Ni las lgrimas de su mujer, ni el parentesco de la sangre,

    ___________33

    Jernimo presentar tambin al monje Hilarin como un joven culto ycon una buena capacidad oratoria. Cf. VH 2.34 Virgilio,Eneida 3,57.

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    ni la consideracin de que Dios todo lo ve desde el cielo, lograron dete-

    nerlo de semejante crimen. Empecinado, lo acosaba cruelmente fingiendojusticia.

    5.La cueva de los acuadores de moneda. Cuando el muy prudenteadolescente comprendi su situacin, se fue huyendo al desierto de losmontes aguardando el fin de la persecucin. Pero, transformando la nece-sidad en deseo, se adentr cada vez ms en el interior, haciendo algunas

    paradas. As lleg a un monte rocoso, en cuya base haba una gran cuevacerrada con una piedra. La corri y, como los hombres tienen una naturalcuriosidad para conocer las cosas ocultas, la explor con mucho inters,y vio que adentro haba un amplio vestbulo, abierto hacia el cielo, aun-

    que cubierto por una vieja palmera con ramas entrecruzadas que se incli-naban sealando una fuente cristalina. Su torrente apenas salido de lavertiente, despus de un breve recorrido, era absorbido nuevamente porla tierra que lo produca35. Adems de esto, haba unas cuantas habitacio-nes, corrodas por la erosin de la montaa, en las cuales se hallabanyunques y martillos ya herrumbrados y gastados, que haban servido paraacuar moneda. Aquel lugar fue usado, segn las historias de los egip-cios, como taller para hacer moneda falsa en la poca en que Antonio seuni con Cleopatra.

    6.Dos proezas ascticas. Pablo tom cario por ese lugar, como sile hubiese sido presentado por Dios mismo y all pas toda su vida enoracin y soledad. El vestido y el alimento se lo suministraba la palmera.Y que no se crea que esto es imposible! Tomo por testigos a Jess y asus santos ngeles: en esa parte del desierto que linda con la Siria y losSarracenos, vi y todava veo, a dos monjes: uno de los cuales, estandoencerrado por espacio de treinta aos, viva exclusivamente de pan decebada y de agua cenagosa, y el otro, metido en una vieja cisterna que lossirios en su lengua nativa llaman guba, se sustentaba cotidianamentecon cinco dtiles.

    ___________35 Tambin en la Vida de Hilarin, el desierto ser presentado con

    caractersticas paradisacas. Cf. VH 31.

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    Estas cosas parecern increbles a los que no creyeren que todas las

    cosas son posibles para los que creen36.

    7. El hipocentauro gua. Pero volvamos a aquello de lo que nosapartamos. El bienaventurado Pablo ya llevaba ciento trece aos de vidacelestial en la tierra cuando Antonio, nonagenario (como l deca congusto), viviendo en otro desierto, concibi en su mente la idea de que erael nico monje perfectamente solitario que habitaba en el yermo. Perouna noche, mientras estaba descansando, le fue revelado que ms adentroen el desierto, haba otro, mucho ms perfecto, al cual deba ir a visitar.Apenas amaneci, sustentando sus debilitados miembros con un bculo,el venerable anciano se puso en camino sin saber adnde. Ya era mediod-

    a y un sol abrasador lo ahogaba, pero no desista de su itinerario dicien-do: Confo en mi Dios que me prometi mostrar a aquel antiguo con-siervo.

    Apenas haba dicho esto, vio pasar un hombre mitad caballo, al cuallos poetas llaman hipocentauros. Al verlo se hizo la saludable seal dela cruz sobre la frente y luego le pregunt: Eh t: dnde es que habitael siervo de Dios?. Pero ste se puso a relinchar no s qu cosas extra-as, balbuceando ms que articulando, con la boca cubierta de erizados

    pelos, tratando de dar una respuesta corts. Y, extendiendo su derecha, lemostr el camino buscado, y despus emprendi la fuga por los vastoscampos, tan gil como un pjaro, y desapareci a la vista de sus ojos.

    Ahora bien, que esto haya sido ficcin maliciosa del demonio para espan-tarlo, o si acaso el yermo -tan fecundo en animales monstruosos- hayaengendrado tambin esta bestia, lo tenemos por incierto.

    8. Un cristiano con pies de chivo. Admirado, pues, Antonio de loque haba visto, y revolviendo en su interior lo que haba pasado, prosi-gui su camino. Al poco rato vio en un valle rocoso a un hombrecillo

    pequeo, con la nariz chata y cuernos en la frente, y la ltima parte de sucuerpo terminaba en pies de cabra. Antonio, ante este espectculo, como

    buen luchador tom el escudo de la fe y la coraza de la esperanza 37. Sin___________

    36Fil4,13.37 Cf.Ef4,14 y 16.

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    embargo, el animal le ofreci, como en prenda de paz, unos dtiles para

    el sustento de su camino. Viendo esto, Antonio detuvo su marcha y, pre-guntndole quin era; recibi esta respuesta: Yo soy un mortal, uno delos moradores del yermo que los paganos, engaados por sus muchoserrores, honra con los nombres de stiro, fauno y pesadilla 38. Soy un de-legado de mi grupo. Te suplicamos que ruegues al Dios comn de todos,el cual sabemos vino recientemente por la salud del mundo, ysu palabrase difundi por toda la tierra39. Oyendo estas palabras, el viejo cami-nante regaba su rostro con lgrimas por la gran alegra que senta en sucorazn, y se holgaba grandemente por la gloria de Cristo y la cada deSatans. Tambin se admiraba de cmo haba podido entender sus pala-

    bras. Entonces, golpeando con su bculo la tierra, dijo: Ay de ti, Ale-

    jandra, que adoras a los monstruos en vez de a Dios! Ay de ti, ciudadramera, a la cual han concurrido todos los demonios del mundo! Qupodrs decir ahora que las bestias alaban y confiesan a Cristo, mientrasque t en lugar de Dios honras a los monstruos?.

    Apenas haba dicho estas palabras, cuando aquel irrisorio animalhuy como llevado por alas. Y para que este fenmeno no provoque unaincredulidad escrupulosa, recuerdo que en tiempos del emperador Cons-tancio todo el mundo fue testigo de cmo trajeron a Alejandra a un hom-

    bre vivo de este tipo, del cual todo el pueblo qued admirado. Despusde muerto, inyectaron sal al cuerpo para que no se corrompiese con elcalor del verano, y as lo llevaron a Antioqua para mostrarlo al Empera-dor.

    9. Visita trabajosa. Pero voy a proseguir con mi historia. Antonio,avanzando por la regin que recorra, vio solamente algunas huellas defieras y el inmenso desierto que se extenda hasta lo lejos. No saba quhacer ni a qu parte dirigirse. De este modo, haba pasado ya el segundoda. Slo le quedaba como nico consuelo el confiar que Cristo no loabandonara. La segunda noche oscura la pas toda en oracin. Y en las

    penumbras del amanecer vio de cerca, entre las sombras, una loba quecorra jadeante de sed hacia las estribaciones de un monte. Y clavando en

    ___________38 Cf.Lv 17,7; Is 13,21; 34,14.39 Cf. Sal18,5.

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    ella sus ojos vio all cerca una cueva. Al irse la loba, Antonio se acerc y

    comenz a mirar hacia adentro, mas la oscuridad reinante no le permitisatisfacer su curiosidad. Pero, tal como dice la Santa Escritura: la cari-dad perfecta echa fuera el temor40, por eso, nuestro solcito explorador,en puntas de pie y conteniendo la respiracin, entr en la cueva. Avanz

    paso a paso, detenindose a menudo, y oa con atencin, por si lograbaescuchar algn ruido. Finalmente vio de lejos una luz en medio delhorror de la noche ciega y, mientras avanzaba cada vez ms animado,tropez con una piedra e hizo ruido. A este sonido el bienaventuradoPablo cerr su puerta y le puso una traba.

    Entonces Antonio se arroj al umbral y estuvo all hasta el medioday an ms, rogando y diciendo: Bien sabes quin soy, de dnde vengo y

    a qu he venido. Tambin yo s que no merezco verte. Mas, a pesar deesto, no me ir de aqu sin haberte visto. Por qu, admitiendo las bestias,desechas al hombre?He buscado y he hallado41; ahora llamo a la puertapara que me abran

    42. Si no lo consigo, morir aqu, delante de esta puer-ta: as al menos tendrs que enterrar mi cuerpo.

    Decaestas cosas inmvil y bien firme. A lo cual el hroe respondicon pocas palabras43: Nadie pide amenazando; nadie mezcla las lgri-mas con las injurias. Y todava te asombras de que no reciba al que

    viene para morir?. Diciendo estas cosas entre risas, Pablo abri la puer-ta. Entonces los dos se abrazaron, saludndose por sus nombres y dieron

    juntos gracias al Seor.

    10. El cuervo panadero. Despus de haberse dado el beso santo44,Pablo se sent y comenz a hablar con Antonio de esta manera:

    Aqu ves, hermano, al que con tanto trabajo has buscado, con susmiembros consumidos por viejo y cubierto de canas desprolijas. Ves aqual hombre que bien pronto ser tierra. Mas como la caridad todo lo so-

    ___________401 Jn 4,18.41 Cf. Ct3,1.42

    Cf. Ct5,2 yMt7,7.43 Virgilio,Eneida 2, 650; 6, 672.44 Cf.Rm 16,16.

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    porta45, cuntame, por favor, en qu estado se halla el linaje de los

    hombres? Se levantan nuevos edificios en las antiguas ciudades? Qurgimen est ahora dominando el mundo? Hay todava gente arrastrada

    por el engao de los demonios? Y mientras hablaban de estas cosas, depronto vieron un cuervo que se haba sentado sobre una rama del rbol; ydeslizndose desde all con suave vuelo, les dej un pan entero ante susmiradas asombradas, y se fue. Entonces dijo Pablo: Mira, Antonio, elSeor, nos ha enviado la cena, verdaderamente es piadoso y misericor-dioso. Hace sesenta aos que me enva cada da medio pan; mas ahora,

    por haber venido t, Cristo ha duplicado la racin a sus soldados.

    11. Una liturgia en el desierto. Habiendo, pues, celebrado la accin

    de gracias, se sentaron a la orilla de la fuente cristalina y empezaron unapiadosa disputa sobre quin haba de partir el pan, lo cual dur casi todoel da hasta la tarde46. Pablo sostena que esto era un deber de hospitali-dad, y Antonio consideraba que era un derecho de ancianidad. Al finconcertaron que cada uno asiese el pan por su parte y de esta maneratirasen, llevndose cada uno lo que quedaba en su mano. Luego,agachndose de frente sobre la fuente, cada uno bebi un poco de agua, yofreciendo a Dios un sacrificio de alabanza47 velaron toda la noche.

    Cuando el da ya retornaba sobre la tierra, Pablo habl a Antonio deesta manera:

    Hace mucho tiempo, hermano, saba que vivas en estas regiones, yDios me haba prometido que seras mi consiervo, y como ya se acerca el

    ___________451 Co 13,7.46 El texto latino dice gratiarum actione celebrata. Y es inmediatamente

    despus de esta fraccin del pan que Antonio reconoci a Cristo en la personade Pablo (n. 12: quasi Christum in Paulum videns).

    47 Cf. Sal49,14. La visin paradisaca de la vida monstica lleva a que elmonje haga en la tierra lo que los ngeles en el cielo. Por eso, aunque el monjeest recluido en la ms profunda soledad, sin embargo nunca falta la liturgia ensu vida, que no es sino el servicio a Dios, su sacrificio de alabanza. Lo mismo

    suceder en el n.16 cuando Antonio entierra a Pablo en medio de himnos ycantos, segn la costumbre cristiana. Esto nos muestra la profunda raz eclesialde la vida monstica en san Jernimo.

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    tiempo de mi dormicin y siempre dese irme para estar con Cristo48, mi

    carrera ha concluido, y espero recibir la corona de justicia49. Por eso, elSeor te ha enviado para que cubras mi cuerpo con tierra o para decirmejor, para que restituyas la tierra a la tierra50.

    12. El manto de Atanasio. Oyendo esto, Antonio le rogaba con l-grimas y gemidos que no lo desamparase, sino que lo llevase como com-

    paero de ese viaje. Mas Pablo le respondi: No debes, hermano, pen-sar slo en tu provecho, sino en el provecho ajeno51. Es cierto, te con-vendra dejar la carga de la carne y seguir al Cordero, pero los demshermanos an necesitan ser instruidos por tu ejemplo. Por eso te ruego, sino te resulta muy molesto, que me traigas aquella capa que te dio el obis-

    po Atanasio, para envolver mi cuerpo52. Esto le pidi el bienaventuradoPablo, no porque le importase mucho que su cuerpo se pudriese cubiertoo desnudo, habindolo tenido vestido por tanto tiempo slo con hojastejidas de palma, sino para que, apartndolo con este encargo, no tuvierala tristeza de verle morir.

    Admirado Antonio de or lo de Atanasio y de su capa, mir a Pablocomo si viera a Cristo en l y, venerando a Dios en su corazn, no osreplicarle cosa alguna sino, que derramando silenciosamente muchaslgrimas, le bes los ojos y las manos, y volvi a su monasterio (el cualfue ocupado ms tarde por los Sarracenos). Sus pies ya no obedecan a sunimo pero, aunque el cuerpo estaba extenuado por los ayunos y que-

    brantado por los muchos aos, con su nimo venci a su edad.

    13. La humildad de Antonio. Finalmente, fatigado y sin aliento,lleg a su morada. Dos de sus discpulos, que desde haca mucho solanservirle, le salieron al encuentro, preguntndole: Padre dnde has esta-do todo este tiempo? l les contest: Ay de mi pecador, que injusta-

    ___________48 Cf.Fil1,23.492 Tm 4,7.50

    Cf. Gn 3,19; Cicern, Tuscolanas, 3,25,59.511 Co 10,24.52 Cf. Vita Antonii 91.

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    mente tengo el nombre de monje!53 He visto a Elas, he visto a Juan en

    el desierto, y de veras he visto a Pablo en el paraso! Y cerrando conestas palabras su boca y golpeando su pecho con la mano, sac de suceldilla la sobredicha capa. En balde le rogaban sus discpulos que lesdeclarase ms explcitamente lo que haba dicho. Slo les contest: Hayun tiempo para hablar y un tiempo para callar

    54.

    14.Pablo sube al cielo. Dicho esto, sali afuera sin comer ni unsolo bocado y volvi por el camino que lo haba trado. Tena sed de suamigo Pablo, anhelaba verlo, contemplarlo con sus ojos y su mente esta-

    ba arrobada en l. Tema lo que en realidad sucedi: que en su ausenciaentregase su alma a Cristo, a quien se la deba.

    Cuando ya amaneca otro da y todava le faltaban tres horas, viosubir a Pablo entre la multitud de los ngeles y entre los coros de losProfetas y Apstoles, resplandeciendo con una blancura de nieve y, ca-yendo luego sobre su rostro, echaba arena sobre su cabeza y deca lloran-do amargamente: Por qu Pablo me abandonas? Por qu te vas sindespedirte? Tarde te conoc, y te vas tan pronto!.

    15. La muerte lo encontr de rodillas. El bienaventurado Antoniocont ms tarde que el resto del camino lo haba andado tan ligero, que

    pareca volar como un pjaro y no sin razn: al entrar en la cueva vio al

    Santo hincado de rodillas, la frente alzada y las manos extendidas al cie-lo, exnime. Como en un primer momento le pareci que an viva yrezaba, se puso tambin l a orar. Mas despus, al no percibir ningnsuspiro como sola cuando rezaba, le bes con lgrimas y entendi queaun muerto el cuerpo del Santo con el gesto y su postura oraba a Dios,

    para quien todas las cosas viven.

    ___________53 Aqu se ve con bastante claridad el significado que tiene para Jernimo la

    palabra monje = solitario (solus). Para Antonio, Pablo es el nico queverdaderamente vivi solo en el desierto.54Qo 3,7.

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    16.Dos leones sepultureros. Antonio envolvi el cuerpo, lo sac

    fuera de la cueva y cant himnos y salmos, segn la costumbre cristiana.Pero luego se entristeci al ver que no tena azadn para cavar la tierra.Muchos pensamientos le pasaban por la mente y dando mil vueltas deca

    para sus adentros: Si vuelvo al monasterio, hay cuatro das de camino; ysi me quedo aqu, tampoco aprovecho nada. Muera entonces, oh Cristo,

    junto a tu luchador, como es justo, dando mi ltimo suspiro!.

    Estaba pensando esta cosas cuando de pronto aparecieron dos leo-nes, que surgieron a toda carrera desde lo ms oculto del desierto, consus melenas al viento. Al primer instante qued horrorizado, mas ense-guida, levantando su corazn a Dios, perdi todo miedo, como si viera

    palomas. Los leones vinieron derecho a donde yaca el cuerpo del bien-

    aventurado anciano y all se frenaron, y acaricindolo con sus colas, seecharon a sus pies rugiendo con intensos gemidos, de tal suerte que com-

    prenda que lloraban de la manera que podan. Y luego, all cerca, co-menzaron a cavar la tierra con su garras, y sacando arena en cantidad,abrieron un hoyo capaz de alojar a un hombre. Al terminar, como pidien-do su galardn por el trabajo, moviendo las orejas y con la cabeza gacha,se fueron hacia Antonio y le laman las manos y los pies. Por lo cual lentendi que le pedan la bendicin. Y sin demora, alabando a Jesucristo

    por ver que aun los animales mudos le reconocan por Dios, dijo estaspalabras: Seor, sin cuyo consentimiento no cae ni una hoja de un rbolni un pichn a tierra: da a estos animales lo que veas que les conviene!Y hacindoles una seal con la mano les mand que se fuesen.

    Habindose ido los leones, carg sobre sus hombros seniles el pesodel cuerpo del Santo y ponindole en la tumba ech tierra encima y le-vant un montculo como se acostumbra.

    Al otro da, el piadoso heredero para no perder nada de los bienesdel que haba muerto sin testamento, tom para s la tnica que Pablomismo haba tejido para su uso con hojas de palma a manera de un cesto,y con esta prenda retorn a su monasterio, y cont a sus discpulos, pororden, todo lo que haba pasado. Y en las fiestas solemnes de Pascua yPentecosts siempre vesta la tnica de Pablo.

    III. Eplogo

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    17. Riqueza y pobreza. Ahora, al fin de mi pequea narracin qui-siera preguntar a aquellos que no conocen siquiera todo el patrimonioque poseen, que revisten sus casas con mrmoles preciosos y como conun hilo juntan los valores de sus estancias55: Qu cosa falt jams a esteanciano desnudo? Ustedes beben en vasos hechos de piedras preciosas, lsatisfizo su naturaleza con el hueco de sus manos. Ustedes entretejen oroen sus tnicas, l no tena ni la ropa vilsima de cualquiera de sus escla-vos. Mas ahora, por el contrario, est abierto el paraso para aquel pobre-cillo, mientras que a ustedes, cargados de oro, los tragar el infierno. l,aunque desnudo, conserv limpia la vestidura de Cristo56, y ustedes, ves-tidos de ropa de seda, la perdieron57. Pablo, yace cubierto slo con un

    vilsimo polvo para la resurreccin, a ustedes los oprimen las fastuosaslpidas, y juntamente con sus riquezas ardern.

    Les suplico: Tengan piedad de ustedes mismos! Al menos por con-sideracin de las riquezas que tanto aman! Por qu visten a sus difuntoscon brocado dorado? Por qu no cesa la ambicin aun entre las lgrimasdel duelo? Por ventura, no han de pudrirse los cuerpos de los ricos, sinoenvueltos en seda?

    18. Oracin. Te ruego, pues, hermano, quienquiera que leyeres esto,acurdate de Jernimo, pecador, el cual -si Dios le diere la opcin- conmucha ms voluntad elegira la tnica de Pablo con sus mritos, que la

    prpura de los reyes con su castigo.

    ___________55 Cf. Sneca,De vita beata, 17,2; Tertuliano, De cultu feminarum, 1,9,3.56 Ms adelante, Jernimo dir de Hilarin: desnudo pero armado en

    Cristo (cf. VH 3), que puede considerarse una verdadera definicin del monjepara nuestro autor. Se es monje para seguir desnudo a Cristo desnudo.

    57 La vestidura de Cristo es una clara alusin al bautismo, y por esoJernimo est polemizando con los cristianos ricos que, a pesar de haber sido

    bautizados, no han renunciado todava a sus bienes. Por otra parte, vemos cmoJernimo considera la vida monstica de pobreza total como una continuacin yrealizacin del compromiso bautismal.