Revista Espiritista agosto 2015

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Desafíos de la Existencia, EL PORQUÉ DEL SER Y DEL DESTINO, MUERTES PREMATURAS, CONSECUENCIASDEL SUICIDIO, LA RIQUEZA Y LA POBREZA, LA VERDADERA FELICIDAD, ELECCIÓN DE PRUEBAS, CONSECUENCIAS DE NUESTROS ACTOS, MEMORIAS DE UN SUICIDA.

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  • 7/17/2019 Revista Espiritista agosto 2015

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    Especializada en la Divulgacin de la Cultura Esprita y rgano Oficial de la Federacin Esprita Espaola

    Desafos de la Existencia

    Revista EspritaNmero: 12 Edicin agosto 2015 Precio: 3

    de la FEE

    CONSECUENCIASDEL SUICIDIO

    Pgina 25

    MUERTES PREMATURAS Pgina 22

    LA RIQUEZA Y LA POBREZA

    Pgina 24

    Adems...

    SALVADOR MARTN 9

    EL PORQU DEL SER YDEL DESTINO

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    2 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia

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  • 7/17/2019 Revista Espiritista agosto 2015

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    3 Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    Revista Esprita de la FEEEspecializada en la Divulgacin de la CulturaEsprita y rgano Oficial de la FederacinEsprita Espaola.Coordinador edicin: Esteban ZaragozaCoordinacin artculos: Lola Garca

    Coordinacin del diseoe impresin: Joaqun HueteBiografas y entrevistas:Juan Miguel Fernndez MuozDistribucin: Claudia Bernardes de CarvalhoMaquetacin: OfiBOOKImpresin: OfiBOOKD.L.: A-418-2011

    Revista editada por la FederacinEsprita Espaola. www.espiritismo.esEntidad sin nimo de lucro, F-527 delRegistro Nacional de Asociaciones.Cartas al director:[email protected]

    Ms informacin:Tel. + 34 670 237 008

    Compra de libros:[email protected] Tel. + 34 626 311 881

    Suscripciones:[email protected] Tel. + 34 679 623 894

    NDICE

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    4 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia EDITORIAL

    EDITORIAL

    Estimados lectores:

    En este nmero 12 de la Revista Esprita vamos atratar sobre una cuestin principal del ser humano: losDesafos de la Existencia. En un mundo tan escaso devalores como es el planeta en el que vivimos y al que

    transitoriamente pertenecemos, se multiplican por do-quier los desafos existenciales.

    El primer desafo que enfrentamos es saber quines

    somos verdaderamente, saber qu hay de cierto en lasdiferentes propuestas y enfoques de las ciencias psico-lgicas al respecto de la realidad del ser como criaturapensante. Sobre esta cuestin tan fundamental, el Espi-ritismo tiene algo que decir. Nuestra aportacin es laconsecuencia de elucidaciones claras y responsables dementes esclarecidas que han conformado la personali-dad de grandes cientficos y pensadores como son y hansido: Camille Flammarion, Charles Richet, Lon Denis,Victor Hugo y tantos otros, dando respuestas pautadaspor la razn de lo que realmente somos, de dnde par-

    timos y cul es nuestro destino final.

    Aclarado este primer desafo existencial o propues-ta como queramos denominarlo aparece la necesidadde ser feliz, que est implcita en la propia existencia delser humano. Necesidad que podemos perfectamenteabastecer, siempre y cuando enfoquemos la existencia nocomo algo accidental a modo de satisfacer deseos e ins-

    tintos, sino ms bien comprendiendo nuestro destinocaminar rumbo al oasis de lo til y de lo bello, una vezdespiertos y conscientes de la trascendencia de la misma.La felicidad se muestra como un efecto natural productode nuestras acciones y pensamientos y no como el pro-ducto de quimeras ilusorias que pueden convertirse ennefastas para nuestra propia existencia.

    Siguiendo adelante nos adentraremos en el terre-no de la justicia, cuestin tan controvertida y que invitaal devaneo mental por encontrar la llave maestra queaplique verdaderamente el concepto de equidad y re-parto de oportunidades. Son muchas las ocasiones en lasque nos deparamos con la falta de justicia y observamoscmo se cometen actos arbitrarios que quedan aparen-

    temente impunes. Este hecho nos llena de desasosiegoy nos crea inseguridad. Slo cuando nuestra mente escapaz de desarrollar vuelos ms altos, es que podemospercibir leyes ms justas y sabias, entre ellas, la ley decausa y efecto ley de responsabilidad que da sentido a

    todo cuanto ocurre y nos previene sobre los efectos dela ignorancia, al mismo tiempo que desarrolla en noso-

    tros el sentido moral.

    Y el sufrimiento? no forma parte tambin de lavida? Citando las cuatro verdades del Buda: el sufrimien-

    to, el origen del sufrimiento, el sufrimiento puede servencido y el camino que lleva a la cesacin del sufrimien-

    to, podremos verificar que el espiritismo al igual que elbudismo tiene una propuesta esperanzadora y cargadade elementos superiores de justicia y equidad. Nosotros,criaturas trascendentes a la realidad biolgica, tenemosnecesidad de equilibrar nuestra consciencia vivenciando

    experiencias que contrabalanceen nuestros errores deotrora. Y para ello, solicitamos a los responsables mayoresde nuestra trayectoria evolutiva nos concedan las prue-bas necesarias para restituir aquello que indebidamentehemos usurpado o experimentar las consecuencias deldao causado. Esta propuesta le da un sentido de justiciaal sufrimiento, deja de ser algo externo para convertirseen una consecuencia natural, que bien gestionada noshace crecer y desarrollar nuestras potencialidades laten-

    tes.

    Nos gustara, estimado lector, que el contenido ver-tido en estos artculos se pudiese transformar en un elixir

    para atenuar la angustia proveniente del vaco existencial,este veneno que corroe el pensamiento y las emocio-nes de muchas criaturas que optan por intentar dejar deexistir sin conseguirlo y que se agreden a s mismas

    tratando de escapar de una sinrazn para desembocaren un estado de alucinacin que las acompaar en eldevenir de los tiempos. La vida es un bien supremo queno tiene capacidad de extinguirse jams; mueren se

    transforman los elementos que componen nuestrocampo celular, pero la vida sigue imperecedera rumbo acotas ms altas de consciencia. El Espiritismo ofrece unapropuesta lgica y razonada al respecto de los objeti-vos fundamentales del ser pensante. Una vez alcanzadala comprensin de las leyes superiores que rigen nues-

    tras existencias, riquezapobreza, saludenfermedad, fe-licidadinfelicidad, dejan de tener sentido absoluto parapasar a ser situaciones o experiencias relativas que con-forman un todo universal.

    Les dejo para que disfruten con estas lecturas y lesinvito a la reflexin sin prejuicios de sus contenidos.

    La direccin

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    5REVUE SPIRITE N 7, Julio de 1862 ESTADSTICA DE LOS SUICIDIOS Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    REVUE SPIRITE N 7, JULIO DE 1862ESTADSTICA DE LOS SUICIDIOS

    Allan Kardec (1804-1869) Seudnimo de Hippolyte Lon Denizard

    Rivail, pedagogo y escritor francs, autor de la colosal obra derecopilar, ordenar, anotar y publicar los mensajes recibidos dela espiritualidad superior a travs de diversos mdiums, en laCodificacin: El Libro de los Espritus, El Libro de los Mdiums, ElEvangelio segn el Espiritismo, El Gnesisy El Cielo y el Infierno, ademsde ser autor y editor de otras obras complementarias, en particularla Revista Esprita.

    Allan Kardec

    Se lee en el Sicledel ... de mayo de 1862:

    En la Comdie sociale au dix-neuvime sicle, el nue-vo libro que el seor B. Gastineau acaba de publicar conla editorial Dentu, encontramos esta curiosa estadsticade los suicidios:

    Se ha calculado que, desde el inicio del siglo, elnmero de los suicidios en Francia no se eleva a menosde 300.000; y esa estimacin tal vez no alcance la verdad,pues la estadstica slo proporciona resultados comple-

    tos a partir del ao 1836. De 1836 a 1852, es decir, enun perodo de diecisiete aos, hubo 52.126 suicidios, unpromedio de 3.066 al ao. En 1858, se contaron 3.903suicidios, de los cuales 853 fueron de mujeres y 3.050 de

    hombres; en fin, siguiendo la ltima estadstica que vimosen el curso del ao 1859, 3.899 personas se suicidaron, asaber 3.057 hombres y 842 mujeres.

    Al constatar que el nmero de suicidios aumentacada ao, el seor Gastineau deplora, en trminos elo-cuentes, la triste monomana que parece haberse apode-rado de la especie humana.

    He aqu una oracin fnebre realizada muy rpida-mente sobre los infelices suicidas. La cuestin nos parece,sin embargo, suficientemente grave como para merecerun examen serio. Tal como estn las cosas, el suicidio yano es un hecho aislado y accidental; con toda razn, pue-de ser considerado como un mal social, una verdaderacalamidad. Ahora bien, un mal que se lleva regularmentede 3.000 a 4.000 personas al ao slo en un pas y quesigue una progresin creciente no se debe a una causafortuita; hay necesariamente una raz, de la misma ma-nera que cuando se ve a un gran nmero de personasque mueren de la misma enfermedad; esto debe llamarla atencin de la ciencia y despertar la preocupacin dela autoridad. En semejante caso, las personas se limitan aconstatar, en general, el tipo de muerte y el modo em-pleado para causrsela, mientras que ignoran el elementoesencial, el nico que puede ayudar a encontrar el reme-

    dio: el motivo determinante de cada suicidio; se llegara aconstatar as la causa predominante; pero, a menos quehaya circunstancias bien caracterizadas, se considera mssimple y ms expeditivo sobrecargar a la categora de los

    monomanacos y de los manacos.

    Indudablemente, hay suicidios por monomana, co-metidos fuera del imperio de la razn, como aquellos,por ejemplo, que ocurren en la locura, en el delirio, enla embriaguez; aqu la causa es puramente fisiolgica.Pero, al lado de eso, se encuentra la categora, muchoms numerosa, de los suicidios voluntarios, cometidoscon premeditacin y con pleno conocimiento de cau-sa. Ciertas personas piensan que el suicida jams estcompletamente en su buen juicio; es un error, con el queestuvimos de acuerdo en otro tiempo, pero que ha cadoante una observacin ms atenta. Es bastante racional, dehecho, pensar que, al estar el instinto de conservacinen la naturaleza, la destruccin voluntaria debe ser algoque est en contra de la naturaleza y que tal es el motivopor el cual se ve frecuentemente ese instinto prevalecer,en el ltimo momento, sobre la voluntad de morir; dedonde se ha concluido que, para cometer ese acto, esnecesario que ya se haya perdido toda la razn. Sin duda,hay muchos suicidas que son dominados, en ese instan-

    te, por una especie de vrtigo y sucumben a un primermomento de exaltacin; si el instinto de conservacinprevalece al final, son como las personas que salen de laembriaguez y vuelven a apegarse a la vida. Pero es muyevidente tambin que muchos se matan a sangre fra ycon previa reflexin. La prueba de eso est en las pre-

    cauciones calculadas que toman, en el orden que ponenen sus negocios de manera razonada, lo que no es unacaracterstica de la locura.

    Haremos observar, de paso, un rasgo caractersticodel suicidio: es que los actos de esa naturaleza cometidosen los lugares completamente aislados y deshabitadosson excesivamente raros. El hombre perdido en los de-siertos o sobre el ocano morir de privaciones, pero nose suicidar, incluso cuando no espere ningn socorro.Aquel que quiere quitarse voluntariamente la vida apro-vecha bien el momento en el que est solo para no serdetenido en su propsito, pero lo hace de preferencia

    en los centros populosos, donde su cuerpo tiene, porlo menos, alguna posibilidad de ser encontrado. Uno selanzar de lo alto de un monumento en el centro deuna ciudad, lo que no hara de lo alto de un acantilado,

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    6 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia REVUE SPIRITE N 7, Julio de 1862 ESTADSTICA DE LOS SUICIDIOS

    donde se perdera todo rastro de l; otro se ahorcar enel bosque de Boulogne, lo que no hara en una selva pordonde nadie pasa. El suicida desea sobremanera que nose le impida suicidarse, pero quiere que se sepa, tarde o

    temprano, que se ha suicidado; le parece que ese recuer-do de las personas lo vincula al mundo que ha deseadoabandonar, tanto es as que la idea de la nada absoluta

    tiene algo ms espantoso que la propia muerte. He aquun curioso ejemplo en apoyo a esa teora.

    Hacia 1815, un rico ingls vino a visitar las famosascataratas del Rin y se fue tan entusiasmado que regresa Inglaterra para poner en orden sus negocios, despusde algunos meses volvi y se precipit en el abismo. Esindudablemente un acto de originalidad, pero dudamosfuertemente que l se habra lanzado, del mismo modo,en el Nigara si nadie hubiera podido saberlo. Una ca-racterstica singular provoc el acto; pero la idea de quese iba a hablar de l determin la eleccin del lugar y elmomento; as, si su cuerpo no pudiera ser encontrado, elrecuerdo por lo menos no perecera.

    A falta de una estadstica oficial que d la exactaproporcin de los diferentes motivos de suicidio, no hayduda de que los casos ms numerosos son determina-dos por los reveses de la fortuna, las decepciones, laspenas de toda naturaleza. En ese caso, el suicidio no esun acto de locura, sino de desesperacin. Al lado de esos

    motivos que se podran llamar serios, hay evidentementelos ftiles, sin mencionar la indefinible prdida de gustopor la vida, en medio de los disfrutes, como aquel queacabamos de citar. Lo que es cierto es que todos aque-llos que se suicidan slo recurren a tal extremo porque,con o sin razn, no estn contentos. Sin duda, no es dadoa nadie remediar esa causa primera, pero lo que se debelamentar es la facilidad con la que las personas ceden,despus de algn tiempo, a ese fatal arrastre; es eso, so-bre todo, lo que debe llamar la atencin y lo que es, ennuestra opinin, perfectamente remediable.

    Frecuentemente, uno se pregunta si hay cobardao valor en el suicidio. Hay indudablemente cobarda enflaquear ante las pruebas de la vida; pero hay valor al

    afrontar los dolores y las angustias de la muerte; esosdos puntos nos parecen contener todo el problema delsuicidio.

    Por ms punzantes que sean las opresiones de lamuerte, la persona las afronta y las soporta si est inci-

    tada por el ejemplo. Es la historia del recluta que, al estarsolo, retrocede ante el disparo, mientras que es estimu-

    lado al ver que los otros avanzan sin temor. Sucede lomismo en el suicidio; la visin de aquellos que se liberan,por ese medio, de los aborrecimientos y del hasto de lavida deja dicho que ese momento ha pasado rpidamen-

    te. Aquellos a quienes el temor del sufrimiento los habradetenido se dicen que ya que tantas personas lo hacenas, se puede hacer muy bien como ellas; que vale mssufrir algunos minutos que sufrir durante aos. Es en esesentido solamente que el suicidio es contagioso; el con-

    tagio no est ni en los fluidos ni en las atracciones; esten el ejemplo que hace que se familiarice con la idea dela muerte y con el empleo de los medios para causrsela.Eso es tan verdadero que cuando un suicidio ocurre deuna cierta manera, no es raro ver varios del mismo tipoque sucedan en serie. La historia de la famosa garita enla que catorce militares se ahorcaron sucesivamente enpoco tiempo no tena otra causa. El medio estaba allante los ojos; pareca cmodo y, aunque aquellos hom-bres hubieran tenido pocos deseos de terminar con suvida, han aprovechado ese medio; la propia visin de lagarita poda hacer nacer la idea de eso. Al ser relatadoel hecho a Napolen, l orden quemar la fatal garita;el medio ya no estaba ms all ante los ojos y el mal sedetuvo.

    La publicidad dada a los suicidios produce sobrelas masas el efecto de la garita; incita, estimula, hace queuno se familiarice con la idea, hasta la provoca. Bajo eseaspecto, consideramos los relatos de ese tipo, que losperidicos menudean, como una de las causas incitantesdel suicidio: dan el valor para la muerte. Sucede lo mismocon los relatos de crmenes, por medio de los cuales sepica la curiosidad pblica; producen, por ejemplo, un ver-dadero contagio moral; jams han frenado a un criminal,ms bien, al contrario, han desarrollado a ms de uno.

    Examinemos, ahora, el suicidio desde otro punto devista. Decimos que, cualesquiera que sean los motivosparticulares, tiene siempre por causa un descontento.Ahora bien, aquel que est seguro de sentirse infeliz so-lamente por un da y de sentirse mejor los das siguientesadquiere paciencia fcilmente; solamente se desespera si

    La incredulidad, la simple duda sobreel porvenir, las ideas materialistas, ensuma, son los ms grandes estmulos

    para el suicidio.

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    7REVUE SPIRITE N 7, Julio de 1862 ESTADSTICA DE LOS SUICIDIOS Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    no ve trmino a sus sufrimientos. Qu es, pues, la vidahumana con relacin a la eternidad sino menos que unda? Pero para aquel que no cree en la eternidad, quecree que todo en l se acaba con la vida, si es colmadopor penas e infor tunios, slo ve un final en la muerte; alno esperar nada, considera completamente natural, in-cluso muy lgico, abreviar sus sufrimientos por mediodel suicidio.

    La incredulidad, la simple duda sobre el porvenir, lasideas materialistas, en suma, son los ms grandes est-mulos para el suicidio: proporcionan la cobarda moral.Y cuando se ve a hombres de ciencia que se apoyan enla autoridad de su saber para esforzarse en probar a susoyentes o a sus lectores que nada tienen que esperardespus de la muerte, no es conducirlos a esta conse-cuencia de que, si son infelices, nada mejor tienen quehacer sino matarse? Qu les podran decir para disua-dirlos de eso? Qu compensacin pueden ofrecerles?Qu esperanza pueden darles? Ninguna otra cosa sinola nada; de donde se debe concluir que si la nada esel remedio heroico, la nica perspectiva, vale ms caerinmediatamente que ms tarde y sufrir, as, por menos

    tiempo. La propagacin de las ideas materialistas es, pues,el veneno que inocula en un gran nmero de personasel pensamiento del suicidio y aquellos que se hacen losapstoles de esas ideas asumen sobre s mismos una te-rrible responsabilidad.

    A eso se objetar, sin duda, que no todos los suici-das son materialistas, ya que hay personas que se matanpara ir ms rpidamente al Cielo y otras para reunirsems temprano con aquellos que han amado. Eso es ver-dadero, pero es indudablemente el nmero ms peque-o, de lo que las personas se convenceran si hubierauna estadstica hecha de manera concienzuda sobre lascausas ntimas de todos los suicidios. Sea lo que sea, silas personas que ceden a ese pensamiento creen en lavida futura, es evidente que se hacen de ella una ideacompletamente falsa y la manera en la que se la presen-

    ta, en general, no es apropiada para dar una idea msexacta. El Espiritismo no solamente viene a confirmar la

    teora de la vida futura, sino tambin a probarla por loshechos ms patentes que sea posible tener : el testimoniode aquellos mismos que estn en la vida futura. El Espi-ritismo hace ms: nos la muestra, bajo aspectos caracte-

    rsticos tan racionales, tan lgicos, que el razonamientoviene al apoyo de la fe. Al ya no ser permitida la duda, elaspecto de la vida cambia; su importancia disminuye enrazn de la certidumbre que se adquiere de un porve-

    nir ms prspero; para el creyente, la vida se prolongaindefinidamente, ms all de la tumba; de eso vienen lapaciencia y la resignacin, que lo disuaden de maneracompletamente natural del pensamiento del suicidio; deeso viene, en pocas palabras, el valor moral.

    El Espiritismo tiene an, bajo ese aspecto, otro re-sultado igualmente positivo y tal vez ms determinante.

    La religin dice bien que suicidarse es un pecado mortalpor el cual se es castigado; pero cmo? Por llamas eter-nas, en las que ya no se cree. El Espiritismo nos muestraa los propios suicidas, que vienen a rendir cuentas de suposicin infeliz, pero con esta diferencia: las penas varansegn las circunstancias agravantes o atenuantes, lo queest ms de acuerdo con la justicia de Dios; las penas, enlugar de ser uniformes, son la consecuencia natural dela causa que ha provocado la falta, y uno no se puedeimpedir ver en eso una soberana justicia distributiva yequitativa. Entre los suicidas, hay aquellos cuyo sufrimien-

    to, aun siendo solamente temporal en lugar de eterno,no deja de ser terrible y hace reflexionar a quienquieraque estuviera tentado a partir de ac antes de la ordende Dios. El Esprita tiene, pues, como contrapeso al pen-samiento del suicidio, varios motivos: la certidumbre deuna vida futura, en la que l sabe que ser tanto msfeliz cuanto ms infeliz y ms resignado haya sido en laTierra; la certidumbre de que, al abreviar su vida, llegaexactamente a un resultado completamente diferentede aqul que esperaba alcanzar; de que se libera de unmal para caer en uno peor, ms largo y ms terrible; deque no volver a ver, en el otro mundo, a las personasque reciben su afecto, con quienes deseara reunirse; dedonde se deduce la consecuencia de que el suicidio es

    algo contra sus propios intereses. Por eso, el nmero desuicidios impedidos por el Espiritismo es considerable yse puede concluir que, cuando todo el mundo sea Esp-rita, ya no habr suicidios voluntarios, y eso llegar ms

    temprano de lo que se cree. Por lo tanto, al comparar losresultados de las doctrinas materialista y esprita desde elnico punto de vista del suicidio, se concluye que la lgicade una doctrina conduce a l, mientras la lgica de la otrahace que uno se desve de l, lo que est confirmado porla experiencia.

    Por ese medio, se dir, destruiris la hipocondra, esacausa de tantos suicidios no motivados, de ese invencible

    hasto de la vida que nada parece justificar? Esa causaes eminentemente fisiolgica, mientras que las otras sonmorales. Ahora bien, el Espiritismo curando solamentestas, ya hara mucho; la primera es, propiamente hablan-

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    8 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia REVUE SPIRITE N 7, Julio de 1862 ESTADSTICA DE LOS SUICIDIOS

    do, de competencia de la ciencia, a la cual la podramosdejar, dicindole: Curamos lo que nos incumbe, porqu no curis lo que es de vuestra competencia? Ahorabien, no vacilaramos en responder afirmativamente esta

    pregunta.Ciertas afecciones orgnicas son mantenidas evi-

    dentemente e incluso provocadas por las disposicionesmorales. El hasto de la vida es, con ms frecuencia, elfruto de la saciedad. La persona que ha consumido todo,al no ver nada ms all, est en la posicin del ebrio que,al haber vaciado su botella y al no encontrar nada msen ella, la rompe. Los abusos y los excesos de todo tipoconducen forzosamente a un debilitamiento y a un tras-

    torno en las funciones vitales; de eso viene una multitudde enfermedades cuya fuente es desconocida y que secreen causas, pero que slo son consecuencias; de eso

    sobreviene tambin un sentimiento de languidez y dedesaliento. Qu le falta al hipocondraco para combatirsus ideas melanclicas? Un objetivo en la vida, un mvilen su actividad. Qu objetivo puede tener si no cree ennada? El Esprita hace ms que creer en el porvenir: sabe,no por los ojos de la fe, sino por los ejemplos que tieneante s mismo, que la vida futura, de la que no puedeescapar, es feliz o infeliz, segn el empleo que hace de lavida corprea; que la felicidad all es proporcional al bienque se ha hecho. Ahora bien, seguro de vivir despus dela muerte y de vivir por mucho ms tiempo que en laTierra, le es completamente natural pensar en ser, en lavida futura, lo ms feliz posible; seguro, adems, de serinfeliz en la vida futura si no hace nada bueno, o inclusosi, al no hacer nada malo, nada hace en absoluto, com-prende la necesidad de estar ocupado, lo que mejor lopreserva de la hipocondra. Con la certidumbre del por-venir, tiene un objetivo; con la duda, no lo tiene. El abu-rrimiento le gana y l acaba con la vida porque nada msespera. Permtasenos una comparacin un poco trivial,pero a la cual no le falta analoga con esto. Un hombreha pasado una hora en un espectculo; si cree que todoha acabado, se levanta y se va; pero si sabe que falta porpresentarse todava algo mejor y ms largo de lo que havisto, se quedar, aunque sea en el peor lugar: la espera

    por lo mejor triunfar en l sobre la fatiga.Las mismas causas que conducen al suicidio produ-

    cen tambin la locura. El remedio del suicidio es tambinel remedio de la locura, como lo hemos demostrado en

    otra parte. Desafortunadamente, mientras la medicinaslo tome en cuenta el elemento material, se privar de

    todas las luces que la llevara al elemento espiritual, quedesempea un papel muy activo en un gran nmero de

    afecciones.El Espiritismo nos revela, adems, la causa primera

    del suicidio y slo l poda hacerlo. Las tribulaciones dela vida son a la vez expiaciones por las faltas pasadas delas existencias y pruebas para el porvenir. El propio Esp-ritu las elige con miras a su adelantamiento; pero puedesuceder que, una vez en la prctica, considera la cargademasiado pesada y retrocede ante su cumplimiento; esentonces que recurre al suicidio, lo que lo retrasa en lu-gar de hacerlo avanzar. Sucede, aun, que a un Espritu quese suicid en una encarnacin anterior, como expiacinle haya sido impuesto, en su nueva existencia, tener que

    luchar contra la tendencia al suicidio; si sale vencedor,avanza; si sucumbe, le ser necesario recomenzar unavida tal vez ms penosa an que la anterior y deberluchar igualmente hasta que haya triunfado, pues todarecompensa en la otra vida es el fruto de una victoria,y quien dice victoria dice lucha. El Esprita extrae, por lo

    tanto, de la certidumbre que tiene de esa situacin unafuerza de perseverancia que ninguna otra filosofa podradarle.

    A. K.

    (Traduccin de Simoni Privato Goidanich, publicada en la recopi-lacin: Revista Esprita. Peridico de Estudios Psicolgicos 1862-1865.

    Coleccin de Textos de Allan Kardec. Quito: Estudios Espritas, 2010.Disponible en www.espiritismo.es)

    El nmero de suicidios impedidos porel Espiritismo es considerable.

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    9EL PORQU DEL SER Y DEL DESTINO Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    Ha sido presidente de la Federacin Esprita Espaola durante 14

    aos. Actualmente es miembro de la Junta directiva de la FEE yvocal de la Comisin de la Editora. Forma parte de la ComisinEjecutiva del Consejo Esprita Internacional y es coordinador de laComisin de Formacin en el CEI.

    Salvador Martn

    EL PORQU DEL SER YDEL DESTINO

    Cuando contemplamos el espectculo del Universocon los ojos de la ciencia, la naturaleza entera se nos apa-rece bajo el carcter de un dinamismo inmenso, en cuyoseno se asocian o se transforman las fuerzas de la fsicay de la qumica. Una gran unidad envuelve el Universo.El movimiento universal arrastra a los tomos como a

    los mundos. La vida es un intercambio incesante de ma-teria. Todos los seres estn constituidos de las mismasmolculas, que pasan sucesivamente de uno a otro, demanera que lo que somos fsicamente se nos presta deforma temporal. Nuestro cuerpo se renueva constante-mente y la mayora de nuestros tejidos y clulas desapa-recen en poco tiempo. Los tomos que forman nuestramateria no estn muchos aos con nosotros, incluso lasclulas que ms viven, las neuronas del crtex, renuevancontinuamente sus tomos. En este incesante cambio demateria nada nos pertenece en propiedad. Slo nuestroser pensante es realmente nuestro. Ms all de eso lamateria que forma nuestros nervios, huesos, msculos yrganos viene y va, pasa de un ser a otro.

    Cul es pues la naturaleza de nuestro ser pensan-te? Sobrevive a la muerte? O ser el resultado de lasfunciones cerebrales? Segn los materialistas, toda nues-

    tra conciencia e inteligencia es el resultado de la mate-ria. Pero los tomos no pueden representar la razn, elgenio, el amor, las altas cualidades morales. La materiano puede engendrar cualidades que no tiene. Unos to-mos y una materia, dice la ciencia, que se transformancontinuamente dentro de nosotros, de tal forma que nosomos ni un 10% de lo que ramos hace 5 aos, mate-rialmente hablando. La realidad es que nuestra materiase transforma, mientras que nuestra conciencia y nuestroser pensante permanecen.

    De qu modo la memoria, la personalidad, el yo,pueden persistir y mantenerse en medio de las continuasdestrucciones y reconstrucciones orgnicas? Cuestinsin solucin real para el materialismo.

    Si el ser humano estuviese contenido por enteroen el germen fsico tendra los mismos defectos y cuali-

    dades de sus padres y en la misma proporcin, cuandosucede justo lo contrario, pues vemos por todas partesnios que difieren de sus padres, que les adelantan obien les son inferiores. La historia nos muestra impre-sionantes ejemplos en los hombres de genio. Hermanosgemelos de gran parecido fsico presentan, intelectual

    y moralmente, caracteres muy diferentes entre s y susprogenitores. Cmo explicar las experiencias cercanas ala muerte? Los recuerdos comprobados de vidas ante-riores en los nios? Las regresiones de memoria?

    No es el organismo material lo que da la personali-dad sino el ser interior, el ser psquico. Nuestro cerebrono es ms que un instrumento, un intermediario entreel espritu y la materia. Mientras la materia se dispersay se desvanece, y el tomo se subdivide, slo el espriturepresenta en el Universo el elemento indestructible, im-perecedero e inmortal.

    La sobrevivencia del alma, escudriada desde elpunto de vista filosfico, tiene numerosos argumentosracionales a su favor y ninguno en contra, que sea verda-deramente legtimo. Invitamos al lector a profundizar enellos a travs de la lectura de las obras de Allan Kardec,comenzando porQu es el Espiritismo?

    Pero han sido los hechos los que han venido a mos-trar con rotundidad la existencia del alma, del esprituinmortal. Unos hechos denostados, escarnecidos y ata-cados hasta la saciedad por materialistas y religiosos de

    todo tipo. Esa infamia, desde tantos interesados frentes,no ha podido ocultar completamente la verdad, quiz s

    tender algunos velos que los vientos de nuevos hechos

    han ido e irn apartando. Y como no tenemos espacioen este artculo para adentrarnos en esos hechos, esmuy oportuna otra recomendacin bibliogrfica, por sureciente lanzamiento desde la Fee. Se trata del libro His-toria del Espiritismo,de Arthur Conan Doyle. Esta obrano tiene parangn en lo relativo al relato histrico, de-

    tenido y minucioso de los hechos ms importantes delEspiritismo, que vienen fundamentalmente a demostrarla existencia de nuestro ser inmortal.

    Este ser inmortal que en todos anida, qu caminohabr seguido para remontarse hasta el punto actual desu carrera? Le ha sido necesario revestir innumerables

    formas, animar seres y organismos de los que se despo-jaba al final de cada existencia. Todos esos cuerpos hanperecido, ms el alma persiste, prosigue su marcha as-cendente y se dirige hacia un fin grande y dichoso, un fin

    Nuestro organismo sutil, afinado pormiles de vidas, vibrar a todos lossoplos, voces y llamamientos de la

    inmensidad.

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    10 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia EL PORQU DEL SER Y DEL DESTINO

    divino, que es la perfeccin. El alma necesita mucho msque una sola existencia para desarrollar su entendimien-

    to, fortificar su conciencia, asimilar el genio y la sabidura.Necesita un campo sin lmites, dentro del tiempo y delespacio.

    Nuestro ser pensante, nuestro espritu, aprende y sedesarrolla encarnacin tras encarnacin, ampliando cua-lidades, logrando conquistas con el propio mrito de to-das ellas. Nuestros grandes errores no estn exentos dedolores, aunque temporales, y en esas cadas voluntarias,dentro de nuestra liber tad de eleccin, aparece siempre

    un aprendizaje, una nueva oportunidad y como conse-cuencia tambin un progreso moral e intelectual. Pero elcamino puede ser ms recto y con menos abrojos, siem-pre y cuando escuchemos ms de cerca la voz de nues-

    tra conciencia, que si atendemos nos puede indicar elcamino de la responsabilidad, del deber y de todas y cadauna de las leyes morales que rigen nuestros destinos ha-cia el fin mayor de la perfeccin espiritual. Somos todosherederos del infinito en una escala evolutiva ineludible.

    Detrs de nuestros conflictos existenciales, de lasdificultades de la vida, de la situacin particular de cadauno, hay un cmulo de circunstancias, de causas y por-

    qus que desconocemos de forma particular, pero queobjetivan pruebas, desafos, reparaciones y/o expiacionesque van curtiendo nuestras almas, engrandecindolas,aportndonos la paz y el progreso que necesitamos ha-cia una felicidad real que nace del interior y que poco

    tiene que ver con las ilusiones de la materia, siempre tanfugaz y perecedera.

    Las rutas del infinito se abren ante nosotros, sem-bradas de maravillas inagotables. Un da llegar en el quenuestra alma ya engrandecida dominar el tiempo y elespacio. Un siglo no ser para nosotros ms que un ins-

    tante ante la eternidad y con una rfaga del pensamiento

    traspondremos los abismos del Universo. Nuestro orga-nismo sutil, afinado por miles de vidas, vibrar a todos lossoplos, voces y llamamientos de la inmensidad, con unamemoria que podr buscar en las edades desvanecidas,que podr revivir a voluntad todo lo que ella haya vivido.Podremos reunirnos con las almas amadas que han com-partido nuestras penas y alegras.

    Nuestros destinos son idnticos. No hay privilegia-dos ni malditos. Todos recorremos el mismo camino, y,a travs de mil obstculos, lograremos los mismos fines.Aunque somos libres de aminorar o acelerar nuestramarcha, de hundirnos en la ociosidad vidas enteras, tarde

    o temprano, el sentimiento del deber se despierta, eldolor llega a sacudir nuestra apata y forzosamente rea-nudamos nuestra carrera.

    La vida actual es, pues, la consecuencia directa, inevi-table, de nuestras vidas pasadas, como nuestra vida futu-ra ser la resultante de nuestras acciones presentes. Conla ley de la reencarnacin, la soberana justicia resplande-ce sobre los mundos. Todo ser, cuando alcanza el grado

    suficiente de conciencia, se convierte en el artesano desus destinos. No tenemos otro juez ni otro verdugo quenuestra conciencia.

    Pero nuestra alma no est unida para siempre a estatierra oscura. Despus de haber adquirido las cualidadesnecesarias, la abandonaremos para ir a otros mundosms esclarecidos. Aprendiendo y mejorndonos has-

    ta llegar al grado en el que no necesitemos ms de lareencarnacin, gozando en nuestra verdadera vida, quees la espiritual, al tiempo que contribuimos con nuestrasobras a la ejecucin del plan divino.

    Tal es el misterio del ser y del destino. Si lo apre-hendemos con la necesaria conciencia, estudio y trabajo,el conocimiento del objeto real de la existencia tieneconsecuencias incalculables para nuestro progreso. Saberadnde vamos da firmeza a nuestros pasos, imprime anuestros actos un impulso hacia el objeto real de la vida.Nos evita malgastar el tiempo en la bsqueda de la es-casa y etrea felicidad del mundo. Mientras buscamos elmejoramiento, nuestra alma siente atisbos de la felicidadimperecedera y, en cada bien realizado, en cada virtudconquistada, una brisa de paz y satisfaccin llena nuestroser, dejndonos un sentimiento ms imponente que elms placentero de los manjares o goces materiales.

    Luchemos contras las adversidades que cada unoencontramos en la existencia, con determinacin, sinmiedo!, con el arrojo y el valor que da la certeza delmaana. Y levantemos con ahnco la cruz que nos ha to-cado; es mucho menos grande y menos pesada de loque nuestras fuerzas pueden abarcar. Caminemos conella sin pausa mientras alzamos la mirada, observando lasestrellas, felices y sonrientes porque todo lo de aqu aba-

    jo tiene un porqu y lo que vemos all arriba es nuestraherencia y nuestro destino.

    Bibliografa

    FLAMMARION, C. Dios en la Naturaleza.DENIS, L. El Problema del Ser y del Destino.DENIS, L. Despus de la Muerte.

    No hay privilegiados ni malditos.Todos recorremos el mismo camino, y,a travs de mil obstculos, lograremoslos mismos fines

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    11ELECCIN DE PRUEBAS Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    Formado en Ciencias de la Informacin y en diversas reas,es estudioso del espiritismo y presidente del Centro EspritaAlborada Nueva en Torrejn de Ardoz (Madrid). Alfredo Alonso de la Fuente

    ELECCIN DE PRUEBAS

    Nuestra morada, el planeta Tierra, podra conside-rarse una universidad sublime con diversos cursos y dis-ciplinas en la que nos encontramos matriculados actual-mente. En ella, cohabitamos encarnados y desencarna-dos, es decir, los que estn en el cuerpo fsico o ya lo hanabandonado, con distintos niveles de evolucin, inmersosen infinidad de diferentes vibraciones dentro del fluidocsmico universal, que nos conecta a todos y sirve devehculo para nuestros pensamientos.

    En nuestra larga carrera evolutiva, poco a poco, siglotras siglo, durante miles de aos, usando diferentes cuer-

    pos en el campo de las formas, nuestro espritu constru-ye, lentamente, su posibilidad de ascender algn da a lassublimes esferas de la perfeccin.

    El espritu, durante ese largo peregrinaje, pasa porinfinidad de pruebas necesarias para su aprendizaje. Ex-cepto en los casos de severas expiaciones, en los que el

    espritu, necesitando ajustes, acomete pruebas difciles deforma obligatoria, en la mayor parte de los casos es elmismo espritu quien elige el tipo de pruebas a las quequiere ser sometido, y tendr libre albedro en la tomade decisiones, as como toda la responsabilidad de susactos y consecuencias. Podr escoger tanto la senda delbien, como la del mal.

    Esto no supone que todas las adversidades que ex-perimentamos en la vida hayan sido previstas y escogidaspor nosotros. Lo que elegimos es una clase de pruebasen general; los detalles son consecuencia de la posicinen la que nos encontramos y, a menudo, de nuestras

    propias acciones.Si, por ejemplo, el espritu ha elegido nacer en un

    ncleo familiar con tendencia al mal, para luchar contra

    el instinto de la delincuencia, sabe a qu consecuencias seexpone, pero no conoce de antemano cada uno de losactos que va a realizar, que sern el efecto de su libertadde accin. Los detalles nacen de las propias circunstan-cias, slo puede prever los sucesos importantes, aque-llos que influirn sobre su destino. Cuando atraviesas uncamino peligroso, debes adoptar ciertas precauciones,porque tienes posibilidades de caer, pero desconoces enqu lugar exacto se producir tu cada, y quiz no caigas,si eres lo bastante prudente. Por tanto, podemos deducirque no existe un determinismo, ni una fatalidad en nues-

    tro destino.Algunos espritus eligen pruebas de miseria y priva-ciones, para tratar de sobrellevarlas con valor y resigna-cin. Otros, deciden probarse mediante las tentacionesde la fortuna y el poder, mucho ms peligrosas, por elabuso y el empleo inadecuado que de ellas suele hacer-se, as como por las pasiones que suelen desencadenar.Otros quieren probarse por medio de las luchas que hande sostener en su contacto con el vicio.

    En la respuesta a la pregunta 261 de El libro de losespritus, nos esclarecen a este respecto: Si un espri-

    tu, por ejemplo, pide riqueza, se le podr conceder. En-

    tonces, conforme a su carcter, podr volverse avaro oprdigo, egosta o generoso, o bien se entregar a todoslos goces de la sensualidad. Sin embargo, eso no quieredecir que deba pasar forzosamente por toda esa seriede inclinaciones.

    Todos los espritus fuimos creados simples e igno-rantes. Algunos siguen prudentemente, desde el comien-zo, un camino que los exime de muchas pruebas. Actuan-do libremente, hacemos nuestro camino ms o menosespinoso o largo.

    Para mejorar nuestro nivel evolutivo a lo largo delas diferentes encarnaciones, tendremos como pruebasaquellas que puedan, o bien hacernos caer como enotras vidas, o tener la posibilidad de superarlas. El Espritupuede equivocarse respecto a la eficacia de las pruebas

    En la mayor parte de los casos es elmismo espritu quien elige el tipo de

    pruebas a las que quiere ser sometido.

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    12 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia ELECCIN DE PRUEBAS

    que ha escogido, sobrepasando stas sus fuerzas, en cuyocaso sucumbe a ellas. Puede tambin optar por aque-llas que no le aprovechen en manera alguna, como, por

    ejemplo, si busca un gnero de vida ociosa e intil. Peroentonces, de regreso al mundo de los espritus, cae en lacuenta de que no gan nada y puede pedir recuperar el

    tiempo perdido.

    No existe ningn tipo de castigo divino en ningunade las pruebas que sufrimos en este planeta, simplemen-

    te, son consecuencias de nuestros actos; oportunidadesde aprendizaje y superacin, con vistas a mejorar nuestronivel evolutivo. Dios sabe aguardar. No apresura nunca laexpiacin. Con todo, puede imponer una existencia a unespritu cuando ste, por su inferioridad o su mala vo-luntad, no es apto para comprender lo que le sera ms

    saludable, y cuando ve que esa vida puede servir parasu purificacin y adelanto. Las expiaciones en los casosde muertes voluntarias, suelen conllevar difciles pruebas

    para el espritu. Francisco Cndido Xavier nos informaque: suicidas que se dispararon un tiro en el corazn,pueden volver con la cardiopata congnita o con deter-minados fenmenos que la medicina clasifica dentro dela llamada Tetraloga de Fallot. Los que voluntariamentese ahorcaron, pueden volver con paraplejia infantil; losque usaron un veneno, con malformaciones congnitas;otros que violentaron su estomago, acaban desencarnan-do con el llamado infarto mesentrico. Los que murie-ron voluntariamente por ahogamiento, vuelven con elllamado enfisema pulmonar. Aqullos que se provocaronun disparo de arma en la cabeza, vuelven con diversosfenmenos dolorosos como el retraso mental cuandoel proyectil alcanza la hipfisis, u otros efectos como lasordera, la ceguera, o el mutismo.

    Ineludiblemente, nuestra siembra es libre, pero lacosecha siempre ser obligatoria. Al finalizar la existen-cia en la carne, veremos los pasos que hemos dado ycomprenderemos cunto nos falta todava, en materia de

    pureza, para alcanzar los estados de perfeccin. He ahpor qu los espritus se someten de buen grado a todaslas vicisitudes de la vida corporal, pidiendo por s mismos

    las pruebas ms rudas, que puedan hacerles avanzar msrpidamente, con la esperanza de alcanzar ms prontoun estado mejor, como el enfermo elige muchas veces elremedio ms desagradable para curarse en un plazo de

    tiempo ms breve.

    En la prctica de estas dos verdades: Ama a Diossobre todas la cosas y al prjimo como a ti mismo, po-demos estar seguros que la cosecha ser satisfactoria,pero no olvidemos que lo importante no se basa enpalabras, ni rituales de ningn tipo, solamente se sustentaen nuestros actos y pensamientos.

    Sin lugar a dudas, estamos en la situacin y lugar me-jores y ms necesarios a nuestro aprendizaje evolutivoy nunca es tarde para empezar a cambiar, pues somosespritus inmortales. Aprovechemos esta gran oportuni-dad, agradeciendo la bendicin divina, en las pequeas ygrandes cosas que nos suceden en la vida!.in lugar a dudas, estamos en la situacin

    y lugar mejores y ms necesarios anuestro aprendizaje evolutivo.

    Francisco Cndido Xavier (1910-2002). Chico Xavier fue ungran mdium y divulgador del Espiritismo en el mundo. Escribi451 libros, vendi ms de 40 millones de copias traducidas a 33idiomas y 30 libros en Braille. Chico Xavier nunca admiti ser el

    autor de ninguno de esos libros, afirmando siempre que escribasolo lo que los espritus le pedan. Por ese motivo, Chico no recibidinero producto de la venta de sus libros, al contrario, el don losderechos de autor a diferentes instituciones sin nimo de lucro.

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    13CONSECUENCIAS DE NUESTROS ACTOS Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    Formado en Msica, ha trabajado como profesor en distintosconservatorios y orquestas de Cuba y Espaa. Forma parte delgrupo de estudio online de la Federacin Esprita Espaola, delCentro de Estudios Espritas Sin Fronteras y de la Comisin de

    Conferencias y Seminarios de la FEE.

    Vctor Ruano

    CONSECUENCIAS DENUESTROS ACTOS

    Todo renacimiento, feliz o desgraciado, es la conse-cuencia de las obras practicadas en las vidas anteriores.(Krishna/Bhagavad Gita)

    La Revelacin Esprita es una alta concesin quellega al hombre moderno, auxilindolo a apresurar sumarcha. No comprendida an en su grandeza intrnseca,es la ms alta expresin de la verdad dirigida al hombre.(Dr. Bezerra de Menezes, en: Manoel Philomeno de Mi-randa, Divaldo P. Franco, Locura y Obsesin,cap. 10)

    La Doctrina Esprita sita a los habitantes de la Tie-rra en la categora de espritus inferiores con inclinacio-nes al mal, siendo el egosmo y el orgullo la plaga actualde la humanidad (El Libro de los Espritus,100, escala es-prita). Es lgico, entonces, que nuestra vida est llenade sufrimientos muy variados, que representan formaseducativas para la evolucin. Por eso encontramos en ElEvangelio segn el Espiritismo,cap. 5 Causas actuales delas aflicciones y Causas anteriores de las aflicciones. Enla primera, nos dicen los Espritus Superiores que: Lasvicisitudes de la vida son de dos especies o tienen dos

    orgenes que conviene distinguir: unas tienen su causaen la vida presente y otras fuera de ella. Cuando pun-tualizan otras fuera de ella, se estn refiriendo a vidaspasadas, siendo la Ley de Causa y Efecto, el medidor in-variable de nuestros actos que rige el Universo, donde

    todos vivimos, prevaleciendo el amor.

    Si nos remontramos a los males terrestres que

    padecemos, con buen razonamiento y mucha humildad,reconoceramos que sus causas son consecuencia denuestro carcter y conducta. Los Espritus nos refrescanla memoria enumerando situaciones de nuestra vida co-

    tidiana como las siguientes: Cuntos hombres caen porsus propias faltas, previsin, orgullo y ambicin!; otrosarruinados por falta de orden; uniones infelices por elclculo del inters donde no existen los sentimientos delcorazn; males y enfermedades por los excesos de todognero; padres infelices por la conducta de sus hijos, por-que no combatieron las malas tendencias desde su naci-miento, por debilidad o indiferencia, dejando desarrollaren ellos los grmenes del orgullo, egosmo y vanidad, que

    secan los sentimientos nobles del corazn, recogiendoms tarde lo que sembraron, sintindose afligidos y ex-traados sin entender por qu reciben esa ingratitud.Muchos dan como respuesta consoladora, si es que asse le puede llamar: la culpa es de la sociedad en que vivi-mos! Pero los Espritus de la codificacin, sinceros comosiempre, no aprueban nuestros pareceres superficiales ynos invitan, cuando tenemos el corazn herido por losacontecimientos de la vida, a tener valor interrogandoframente a la conciencia, para terminar diciendo: Si yohubiese o no hubiese hecho tal cosa, no estara en talsituacin Quines de nosotros no ha expresado esta

    frase en algn momento? No hemos nacido con malaestrella como muchos piensan, estamos recogiendo losembrado. Por tanto, cuidando las acciones de hoy, esta-mos proyectando nuestra prxima reencarnacin donderecogeremos lo sembrando.

    La ley de la reencarnacin abre para todos una nue-va posibilidad de reparar los desajustes morales, debidosa la inmadurez psicolgica de cada uno, en un procesonormal en el camino hacia las esferas superiores de laespiritualidad. El espiritismo invita a dar pasos segurospara despertar la conciencia a travs de la prctica delbien, estando esta filosofa de vida fundamentada en las

    enseanzas moralizadoras de Jess, como modelo y guade la humanidad, segn esclarecieron los Espritus a AllanKardec.

    Las vicisitudes de la vida tienen dosorgenes: unas tienen su causa en lavida presente y otras fuera de ella

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    14 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia CONSECUENCIAS DE NUESTROS ACTOS

    Las vicisitudes de la vida tienen, pues, una causa

    y puesto que Dios es justo, esta causa debe ser justa,proclaman los Espritus. El hombre las evitar cuandotrabaje por su mejoramiento moral, tanto como por sumejoramiento intelectual; sta es la clave, la solucin y elnico camino. Animmonos a vivir estas enseanzas que

    tanto bien nos harn; lejos de preconceptos y rituales,aceptndolas con la transparencia con la que los Esprituslas presentaron a la humanidad.

    Si analizando nuestra vida actual, no encontrramosmotivos para las aflicciones que estamos soportando,dos causas pueden ser analizadas: 1) Nuestro espritu,con el ansia del progreso, ha escogido una vida de vi-

    cisitudes imponindose metas como medio de adelan-tamiento ms rpido para su evolucin, demostrando

    coraje y ejemplo para otros. 2) Estamos expiando unpasado que necesita ser reparado y que solamente enla condicin de encarnado, tiene validez; esa es la Ley deCausa y Efecto que sealbamos al comienzo.

    Nuestra querida y siempre recordada Amalia Do-mingo Soler, la cronista de los pobres como tambin fueconocida, dej un escrito titulado Un enemigo menosque les invito a leer pacientemente en el libro La Luzdel Espritu. Narra la experiencia de un sueo cuandoera nia y que ms tarde, conociendo y estudiando dis-ciplinadamente el Espiritismo, pudo saber su significado,comprendiendo entonces el rescate que estaba hacien-do en su ltima reencarnacin. La soledad y la carenciade familia, las amarguras de la vida que tanto sufri convalenta, se deban a una encarnacin anterior, cuandoperteneci al sexo masculino con el nombre de Ludovi-

    co. En una poca de enfrentamiento entre dos bandos,uno luchando por la patria, otro por la religin, los rojosy los azules, fue uno de los jefes revolucionarios, cayherido y fue auxiliado por una respetable familia, que lo

    acogi durante casi tres meses en su casa y le salv la

    vida. Su comportamiento no estuvo a la altura del amory la confianza que recibi. Por eso tena esos reencuen-tros persistentes con su enemigo desde la niez, duranteel sueo, perturbndole durante 33 aos. Reencarnandoen el sexo femenino, hizo un compromiso de rescate,entregndose al auxilio del prjimo y demostrando va-lor a las muchas dificultades que padeci. No dud enentregarse a Jess, comprendiendo que l, es el Camino,la verdad y la vida, viviendo sus enseanzas con firmezahacia el encuentro de Dios nuestro Padre. Su esfuerzo in-

    terior granje la estimable compaa de su gua Espiritual,el Padre Germn, que le auxili dejando bellos escritosque son una fuente inagotable de enseanza y un blsa-mo para nuestras vidas de aflicciones, exponiendo bellasreflexiones, animndonos al buen comportamiento paracalmar las heridas de quienes sufrimos expiaciones. Ensus escritos podremos encontrar esta simple invitacin:Ser hoy mejores que ayer, y maana, mejores que hoy.

    La ley de la reencarnacin abre para todosuna nueva posibilidad de reparar los

    desajustes morales.

    Amalia Domingo Soler (1835 - 1909).Escritora y novelista es-paola, y gran exponente del movimiento espiritista espaol por susactuaciones de divulgacin y mdium psicgrafa.

    En Iberoamrica, Espaa y Portugal es reconocida por su libroMe-morias del Padre Germn, dictado por su gua espiritual, el padreGermn. Sus escritos se caracterizan por el estilo potico y delica-

    do. Tambin se caracteriz por su for taleza, en soportar numerosasdificultades por los prejuicios de la poca sobre las mujeres, quesuper con gran valor.

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    15LA VERDADERA FELICIDAD Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    Realiza labores de colaboracin y voluntariado, a travs de variasONGs, desde hace veinte aos. Colabora activamente desde 2001 en laorganizacin tcnica y divulgacin de los congresos de la FEE. Trabajadoraesprita y miembro fundador del Centro de Estudios Espritas de Benidorm.

    Rosi Meneses

    LA VERDADERA

    FELICIDAD

    Si hay un deseo comn entre los casi siete mil mi-llones de personas que habitan nuestro planeta Tierra es,sin duda alguna, que todos y cada uno de ellos, sin ex-cepcin, quieren ser felices. El concepto de felicidad vara

    tanto como existen diferentes formas de culturas, tra-diciones, filosofas, religiones y sociedades, adems de lamanera individual de sentirla de cada persona, de modoque no sera posible ponernos de acuerdo sobre qu eso no la felicidad.

    Para la psicologa, es un estado emocional positivo al

    que llegan las personas cuando han conseguido satisfacersus deseos y cumplido sus metas. Segn Sigmund Freud,la felicidad es una utopa, pues en este mundo donde laspersonas estn expuestas constantemente al fracaso, a lafrustracin y a otras tantas experiencias desagradables,a lo ms que se podra aspirar es a una relativa y parcialfelicidad.

    Algunos filsofos chinos mantenan que, teniendoa la naturaleza como ejemplo, se podra conseguir la fe-licidad. Segn Confucio, sin embargo, la felicidad vena a

    travs de la armona entre las personas. Para Aristteles,tambin, la felicidad guardaba relacin con el equilibrioy la armona, y se podra conseguir mediante accionesencaminadas a la autorrealizacin. Epicuro enseaba quela felicidad supona la satisfaccin de los deseos y de los

    placeres.Para la mayora de las religiones la felicidad es un

    estado de paz que slo es alcanzado en comunin conDios. Los budistas afirman que la felicidad se consigue

    a travs de la liberacin del sufrimiento y la superacindel deseo, lo cual se consigue con el entrenamiento dela mente.

    Tambin para la mayor parte de las personas quevivimos en pases desarrollados, la felicidad va unida al

    triunfo, al poder, al dinero. Siempre vamos ponindonosnuevos objetivos. Cada vez que alcanzamos un objetivonos sentimos felices, pero pronto pasa; la felicidad es ef-mera y nos ponemos otra meta, otra ilusin a conseguir,que sin duda nos proporcionar unos momentos de fe-

    licidad una vez que la alcancemos, para volver de nuevoa empezar en una rueda sinfn de anhelos y logros, demomentos felices, pero pasajeros. Mientras tanto, la infeli-cidad sera cuando nos enfrentamos a frustraciones al in-

    tentar alcanzar nuestras metas. Para mantener un estadode equilibrio apropiado en aras a conseguir la felicidad esnecesario alimentar los pensamientos positivos.

    En otros pases menos desarrollados, la felicidadconsiste en cosas ms sencillas, cosas que para nosotroscarecen de importancia porque las tenemos desde quehemos nacido y nunca nos hemos cuestionado qu pa-sara si no las tuviramos? Por ejemplo, un gesto tan co-

    tidiano como es abrir un grifo y que salga agua fresca ylimpia, incluso caliente si giramos la manilla hacia el otrolado, para nosotros es lo normal. Sin embargo hay mu-chos miles de personas que tienen que andar cada davarios kilmetros para acarrear el agua hasta su hogar y

    transportar lea para hacer un fuego si quieren calentarel agua. A estas personas tener lo que nosotros tenemosy no damos importancia les proporcionara una gran fe-licidad. En este mundo, la felicidad es relativa a las necesi-dades bsicas que cada persona tiene.

    Para aquel que padece alguna enfermedad, su ma-yor felicidad es la salud. Para el que tiene hambre, un pla-

    to de comida. Para el que tiene fro, un abrigo. Para el queest desempleado, su mayor felicidad est en conseguirun puesto de trabajo. Estamos constantemente buscan-do esa sensacin placentera que nos produce bienestar,

    En la Tierra no podremos encontrarla verdadera felicidad, porque es un

    planeta de prueba y expiacin, quepoco a poco va camino de ser un

    mundo de regeneracin.

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    16 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia LA VERDADERA FELICIDAD

    alegra, sosiego, paz. En general, el dinero es la felicidaddel que carece de algo que pueda comprarse con dinero.Sin embargo, ste no da la verdadera felicidad. La pruebaes que hay muchas personas ricas, adineradas, famosas,que son infelices y desgraciadas. Pudiendo tenerlo todo,les falta algo que el dinero no puede comprar. Ven comoaquellos que menos tienen, siempre estn sonriendo,agradeciendo lo poco que poseen, y son ms felices quelos que teniendo los medios de comprarlo todo, no tie-

    nen alegra.La felicidad sera comparable a la lnea del horizon-

    te, siempre la vemos delante de nosotros, pero cuandodamos unos pasos adelante para poder alcanzarla, ellase aleja nuevamente. As es la felicidad, nunca llegamos aalcanzarla, pero intentar conseguirla hace que nos mova-mos hacia adelante en su busca.

    En la Tierra no podremos encontrar la verdaderafelicidad, porque es un planeta de prueba y expiacin,que poco a poco va camino de ser un mundo de rege-neracin. Sin embargo, la Tierra est muy lejos an de

    ser un mundo feliz, que sin duda llegar a serlo algn da.Pero eso ocurrir cuando el ser humano sea capaz deser feliz a travs de la felicidad de su prjimo, haciendoel bien a los dems, no de una forma interesada, sino deuna forma normal y espontnea. Entonces la felicidad delos otros ser nuestra propia felicidad.

    No podemos buscar una felicidad verdadera y per-durable donde no se encuentra. No est en los bienesmateriales que poseemos o deseamos. Eso son ilusionesque nos dan unos momentos de alegra, una felicidadrelativa, pero no la verdadera felicidad sostenida e im-perecedera.

    Cuando vemos personas con grandes dolores, an-gustias, sufrimientos diversos, etc., y nos proponemosayudarles de algn modo, en ese mismo momento seponen en marcha unos poderosos mecanismos magnti-

    cos que van a hacer cambiar todo cuanto nos rodea; y noes que vaya a cambiar el entorno, es que nosotros vamosa ver las cosas de otro modo, desde otra perspectiva.Descubriendo de qu somos capaces cuando nos po-nemos a trabajar para el bien, los primeros beneficiadosvamos a ser nosotros mismos, pues somos los que enprimera persona vamos a experimentar ese cambio en laforma de percibir las sensaciones. Cuando hacemos algopor los dems, somos menos egostas, pensamos un po-

    quito menos en nosotros mismos para pensar un poqui-to ms en el prjimo. Se nos acrecienta la empata y nosvolvemos ms indulgentes y caritativos. Crece el amor ennuestros corazones, nos sentimos ms felices y llenos desalud fsica y plenitud espiritual. Aristteles lo defina as:La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.

    Hace dos mil aos, el maestro de Nazaret nos dejcomo parte de su enseanza, algunas frases que todoshemos escuchado alguna vez, como: La casa de mi pa-dre tiene muchas moradas, conocimiento que en sumomento no fue bien comprendido por las personasque le escuchaban. Sin embargo, ahora que el ser huma-

    no est en un grado de madurez psicolgica e intelectualms avanzado, es ms fcil comprender estas manifesta-ciones.

    Hace 159 aos se public El Libro de los Espritus,esa maravillosa y reveladora doctrina codificada porAllan Kardec, pero dictada por los espritus superiores,nuestros hermanos ahora en posicin moral ms avan-zada, que nos guan y cuidan con sus saludables conse-

    jos y orientaciones. En este libro encontramos entre suspostulados, frases semejantes a aquellas de hace dos milaos: Pluralidad de mundos habitados, Distintos gra-dos de mundos segn la evolucin de sus habitantes,

    Mundos primitivos, mundos de prueba y expiacin,mundos de regeneracin, mundos felices. Ahora vemoscon mayor claridad el sentido de aquella frase: La casade mi padre tiene muchas moradas

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    17LA VERDADERA FELICIDAD Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    O aquella otra: Mi reino no es de este mundo.Jess de Nazaret vino a mostrarnos el camino. Caminoque l ya conoca por haberlo recorrido, experimentan-do en primera persona todas las vicisitudes, aprendiendo,sometiendo egos y adquiriendo virtudes, hasta llegar aesos mundos de bienaventuranza que prometi a los hu-mildes, a los misericordiosos, a los mansos, a los pobresen espritu, que algn da llegaremos a su reino. A esosmundos de verdadera felicidad, donde la condicin psi-

    colgica, intelectual y sobre todo moral de sus habitantes,hace que se goce de una plena y verdadera felicidad.

    l vino a este mundo de prueba y expiacin poramor. Amor a sus hermanos. Conocedor del porvenirdel ser humano, por su propia experiencia, nos intentdesvelar el futuro cuando dijo Mi reino no es de estemundo. Semejante idea concuerda con esta otra fraseextrada de El Libro de los Espritus: La verdadera felici-dad no es de este mundo, pues la Tierra es un mundode prueba y expiacin. Algn da, con el esfuerzo de to-dos intentando ser mejores personas y hacer felices a losotros, a nuestro prjimo, iremos alcanzando nuestra pro-

    pia felicidad y esta ser plena y verdadera felicidad. Paraello bastar que apliquemos una sola recomendacin, elnuevo mandamiento que Jess nos revel: Amaos losunos a los otros como yo os he amado, ampliado enla doctrina esprita por este otro pensamiento: amad avuestros enemigos, pues el que ama a los amigos, qumrito tiene?

    En el da a da de esta ajetreada sociedad, nadie al-canza la verdadera felicidad, sino una aparente felicidadrelativa. Es como una ilusin pasajera, que nos muestraapenas unos momentos, lo que el ser humano anhela ycon su esfuerzo y transformacin moral puede algn da

    conseguir de forma permanente.Lo curioso es que la mayor felicidad que encontra-

    mos en esta tierra de hoy no son las posesiones materia-

    les, sino el gozo de hacer feliz a los dems. La sensacinde pura y verdadera felicidad es indescriptible cuandohas hecho un bien a otro, slo por el mero hecho deverle feliz, sin intencin de reposicin ni reconocimiento.Slo el bien por el bien.

    Recuerda que la felicidad no se encuentra, se cons-truye. Debemos poner todo nuestro amor en todas lascosas que hacemos da a da.

    La felicidad humana generalmente no se logra congrandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocasveces, sino con pequeas cosas que ocurren todos losdas.

    La mayor felicidad que encontramos enesta tierra de hoy no son las posesionesmateriales, sino el gozo de hacerfeliz a los dems.

    Benjamin Franklin (1706 - 1790).Poltico, estadista, cientfico einventor estadounidense. Es considerado uno de los Padres Funda-dores de los Estados Unidos

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    18 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia BIOGRAFIA DE AUGUSTO VIVES Y VIVES

    BIOGRAFIA DE AUGUSTOVIVES Y VIVES

    Divulgador esprita, articulista y conferenciante. Participa enprogramas de radio y televisin de temtica espiritual. Es presidentede la Asociacin de Estudios Espritas de Madrid. Forma parte de laJunta directiva y de la Comisin de Divulgacin de la FEE.

    Juan Miguel Fernndez

    Han transcurrido muchos aos en los que un vale-roso grupo de espiritistas luchaban ideolgicamente paradivulgar el Espiritismo en nuestra Espaa, frenados siem-pre por las fuerzas religiosas que se oponan una y otravez en colaboracin con los gobiernos, para que la Doc-

    trina Esprita no tuviese futuro. Ellos fueron instrumentosde divulgacin de la tica esprita a travs de su compor-

    tamiento, de sus hechos, de su vida, no de sus palabras,constituyendo un ejemplo para la sociedad. Entre ellosvamos a resaltar hoy a Augusto Vives y Vives, nacido enBarcelona en el ao 1835 en una familia humilde y pobre.

    Apenas tendra Augusto dos meses de vida, cuan-do su madre decide en un momento de desesperacinsuicidarse. Y con la criatura en brazos se dirige a la orilladel mar de un lugar apartado para encontrarse a solas.Estrecha a su hijo contra su pecho y tras besarlo repe-

    tidas veces y envolverlo para protegerlo, lo deposita enel suelo al lado de una roca, para llevar a cabo su deci-

    sin de poner fin a su vida. Cuando se acerca al bordedel mar, para precipitarse por el acantilado, la criatura,impulsada por la Espiritualidad, comienza a llorar deses-peradamente extendiendo sus brazos hacia la madre. Enese preciso instante, oprimido el corazn, ella reacciona

    y recogiendo al nio, que no dejaba de llorar desespe-radamente, alza los ojos al cielo para dar las gracias, altiempo que el lloro de su retoo la hace comprender elerror que iba a cometer. Este fue un hecho que marcarasu vida para siempre.

    Discurre 1842 y Augusto tiene ya siete aos cuan-do nace su hermano Miguel. En el mes de noviembrese manifiesta el alzamiento de Barcelona, provocado porla crisis del sector algodonero, que fue reprimido consuma dureza por el general Baldomero Espartero, re-gente entonces del reino de Espaa, quien bombarde laciudad de Barcelona y caus multitud de vctimas. Para

    librarse de este terrible acontecimiento, su familia huyeal campo y ms tarde se refugian en un pueblo vecinodonde permanecen hasta que su madre muere, cuan-do su hermano contaba tan slo dos aos de edad. Su

    padre vuelve a casarse y transcurrido el tiempo, con elnimo y la necesidad de tener que ayudar al sosteni-miento de la familia, comienza a trabajar con nueve aos.Fue una infancia sumamente desgraciada, pues sufri losrigores del hambre y la humillacin de su madrastra. Alos catorce aos se incorpora a una de las orquestas msprestigiosas de la ciudad de Sabadell y a los diez y ochole nombran su director, profesin que mantuvo durante

    treinta y cinco aos.

    Un ao ms tarde, con diecinueve aos, muere supadre y debe hacerse cargo de sus tres hermanos me-nores, as como de su madrastra, que estaba impedida yenferma y cuya enfermedad le caus la muerte al poco

    tiempo. Obligado por el deber, Augusto no tuvo juven-tud, ya que fueron aos de penalidades y sufrimientosen los que debi luchar firmemente para sostener a lafamilia que dependa de l.

    Conoce el Espiritismo con treinta y siete aos ycomprende mediante su estudio las situaciones de la vidaque ha llevado a lo largo del tiempo. Haba que tenervoluntad de hierro para practicar una doctrina nueva yextraa, as como ignorada por la gente, en la ciudadde Sabadell. Fue insultado, escarnecido y apedreado porlos nios en la calle. Sufri las burlas y chistes de suentorno, hasta tal punto que tuvo infinidad de enfren-

    tamientos con sus superiores para mantener el empleo.Pero ni las amenazas, renuncias, desprecios, ni el rechazode sus amistades fueron suficientes para apartarle delesclarecimiento y el consuelo que el Espiritismo le haba

    transmitido, comprendiendo el porqu de tanta miseria,el hambre y los sufrimientos soportados en su juventud.

    Surge la alarma en su hermano Miguel, que una vezcasado vive en Tarrasa, cuando le dicen que Augusto, alque amaba entraablemente, se haba vuelto loco, y levisita en Sabadell para saber la realidad de su estado. stele expresa haber descubierto una doctrina que le ha tra-do luz a su vida. Aos ms tarde, en 1871, visitando Au-gusto a su hermano Miguel en Tarrasa, con la intencinde ayudarle en unos momentos de profunda depresin,le orienta y le regala las obras de Allan Kardec, que tantosignific posteriormente para l.

    Fueron muchos los momentos amargos de su vida,sobre todo al ver morir a sus cinco primeros hijos, porlos que senta un profundo amor, a los que tuvo que

    l fue conquistando por su amor apropios y extraos, creyentes e incrdulos,

    espiritistas y catlicos.

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    19BIOGRAFIA DE AUGUSTO VIVES Y VIVES Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    cerrar sus ojos uno tras otro, en el momento en quedesaparecan de la tierra, quedndole solamente una hija.Sin embargo, su confianza en Dios por su justicia era tanprofunda que nunca se le vio afectado ni afligido. Al revs,siempre estaba socorriendo al necesitado y cuidando delos enfermos. l deca que ellos eran sus seres ms que-ridos del alma.

    En su ltima etapa, durante veintisiete aos, ejercila homeopata, que le permiti atender a multitud denecesitados, a los que nunca puso precio a sus servi-cios. Cuntos pobres enfermos hubiesen muerto sin laatencin de Augusto! Cuntos le deban su salud fsica yespiritual al esfuerzo que sin descanso dedicaba a ayudara los que le reclamaban!

    Habla Armengol Farrs, tesorero del Centro Esprita

    de Sabadell, ligado al republicanismo, del que Augustofue pionero hasta 1872, en su Carta al Director de Luzy Unin,acerca de uno de los muchos casos que atendiAugusto, lo siguiente: Por circunstancias, una muchachade veinticinco aos fue puesta a su cuidado. sta era ata-cada de histerismo, careciendo de salud y de recursos,pues su madre trabajaba de sirvienta para mantener a lasdos. Su enfermedad con el tiempo se fue complicandode tal manera que, aparte de la medicacin, deba ser

    tratada cuatro o cinco veces al da transmitindola pasesmagnticos, que exigan un trabajo cada vez de treintaa cuarenta y cinco minutos, para evitar que desembo-case la enfermedad en una prolongada catalepsia, con

    el consiguiente riesgo de no poder hacerla volver en s.Augusto con paciencia, dedic ocho aos de su vida con

    total cario como si fuese su hija, cuidando tambin deque no les faltase, junto a su madre, los alimentos ne-cesarios para subsistir. Al cabo de este tiempo mejornotablemente y se incorpor al Centro Esprita comomdium por espacio de cinco aos, desencarnando pos-

    teriormente.

    Su inolvidable proceder le conduca, en el da a da,a donde poda ser til. l fue conquistando por su amora propios y extraos, creyentes e incrdulos, espiritistas ycatlicos. Por todos ellos se desvelaba sin importarle su

    sacrificio y dedicacin.Eran las seis de la tarde del 26 de febrero de 1912,

    cuando Augusto tranquilo y sereno, despus de dedicarsus ltimas palabras para recomendar a sus enfermos, ce-rr sus ojos, regresando a la Patria Espiritual, donde seraacogido por seres agradecidos de su infinita bondad. Alda siguiente sus restos seran inhumados en el cemente-rio civil de Sabadell. A pesar de ser un da laborable fuerodeado por ms de trescientas personas que deseabanrendir homenaje y despedir, con el ms profundo respe-

    to, a aquel hombre que fue considerado como modelode virtud o la caridad en constante accin. El fretro fue

    inundado de coronas, flores y cintas con dedicatorias deagradecimiento de diferentes mbitos, ya que fue una delas personas ms reconocidas de la ciudad de Sabadell.

    Fueron muchas las sociedades, revistas y peridi-cos representados en este acontecimiento. Enrique Vi-ver, en nombre del Centro de Estudios Psicolgicos deSabadell, subray que si los espritas queremos honrardebidamente la memoria de aquella noble figura, debe-mos esforzarnos en seguir su ejemplo seguros de que ascumpliremos como buenos espritas.Ante su cadverleyeron: Elosa Salv un trabajo de Modesto Casanovas,Dolores Zea, otro de Francisco Pags y los versos Floresdel Alma de Matilde Navarro Alonso.

    Fue Presidente del Centro Esprita La Aurora deSabadell. Y como vocal, Augusto Vives par ticip en la Or-ganizacin del I Congreso Esprita Internacional, celebra-do en Barcelona los das del 8 al 13 de septiembre de1888. En 1900 envi al Congreso Espiritista y Espiritualis-

    ta Internacional de Pars, junto con otros compaeros, lasmemorias que hablaban de la Evolucin, Reencarnaciny sobre la existencia de Dios, que fueron debatidas consumo inters por las personalidades presentes. Pertene-ci tambin, como vocal del rgano oficial, al Boletn dela Federacin EspiritistaCatalana. Con su iniciativa y sudiscurso, el da 1 de mayo de 1909, ante el cadver y elentierro de Amalia Domingo Soler, que haba fallecido el29 de abril, se llev a cabo la decisin de realizar el re-

    trato de 25 x 33 cm. que todos los espritas conocemosde A.D.S.

    Augusto Vives y Vives fue de los que no dejan imita-dores. Nuestra gratitud y reconocimiento por su trabajoy lealtad al Espiritismo.

    Visitando Augusto a su hermanoMiguel en Tarrasa, con la intencin deayudarle en unos momentos de profunda

    depresin le regala las obras de AllanKardec.

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    20 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia CAUSAS DE NUESTRAS AFLICCIONES

    CAUSAS DE NUESTRAS

    AFLICCIONES

    Miguel Vera GallegoFormado en Filosofa, es fundador del Centro Esprita Recinto dePaz (Murcia). Forma parte del Centro de Estudios Espritas Sin

    Fronteras y de la Comisin de Formacin de la FEE.

    Por qu sufrimos? Mejor, para qu sufrimos? Tienesentido el sufrimiento? Cul es el motivo de nuestrasangustias, de nuestros anhelos? En fin, cules son las cau-sas de nuestros dolores e insuficiencias, de nuestras en-fermedades y adversidades? Observando nuestro mun-do, el panorama que refleja nuestras sociedades porotra parte, cada vez ms complejas donde predominade forma significativa el sufrimiento, el dolor y las en-fermedades, tanto individual como colectivamente, noscabe preguntar: qu es lo que hacemos para que estehorizonte de dolor permanezca como base de nuestrarealidad? Si bien es verdad que vivimos en un mundo depruebas y expiaciones, hace ya ms de dos mil aos quevino Jess Cristo al mundo, mostrndonos que es posibleprogresar por amor y no ya por mediacin del dolor.

    Recordamos aquella clebre frase escrita con letrade oro, segn Plinio y atribuida a los Siete Sabios de laantigedad griega instituida en el frontispicio del tem-plo de Apolo en Delfos: Gnothi seauton, concete a timismo. A la par de esta inscripcin se encontraba otrafrase no menos significativa: Nada en demasa. Nos

    preguntamos, entonces, si no nos indicaban ya los padresde nuestra civilizacin la necesidad de atender nuestraspasiones bajo el signo de la prudencia. En este sentido,acaso no podr entenderse la dolencia como el contra-peso, el ajuste que el individuo necesita para encontrar

    su equilibrio? O bien, aquel punto de control que nosseala que la ruta que seguimos no es la correcta, quenos desviamos del destino al que nos dirigimos? En fin,vemos que se trata de nuestra propia conducta en lavida, de nuestra forma de pensar, de ser y actuar la quenos lleva a mantener el equilibrio o a perderlo, ocasio-nndose en este ltimo caso nuestros males. La impru-dencia en nuestros actos, el abuso en nuestros deseos, seconstituyen en elementos desencadenantes de posiblesdolencias, al margen de las viables causas de predispo-sicin determinadas por el ser moral. Por consiguiente,debemos examinar el problema interrogando a nuestraconciencia, tratando de conocer los motivos que hanpodido desencadenar nuestras angustias y veremos queaquella situacin que nos aflige o nos causa dolor radi-ca en aquello que pudimos haber hecho y no hicimos,

    o bien en aquello que no debamos hacer y que insis-tentemente hacemos. Las causas, pues, de estos malesresiden en nuestra forma de ser, en la forma de vida queactualmente estamos llevando ms o menos disoluta. Esun hecho, en nuestro grado evolutivo, dejarnos arrastrarpor nuestras tendencias negativas, nuestras pasiones ysentimientos que nos estructuran moralmente, haciendomal uso de nuestras propias energas.

    Sin embargo, es verdad que nos acontecen vicisi-tudes que no tienen explicacin en nuestra conductapresente, puesto que se dan al margen de tener un com-portamiento poco deseado o desequilibrado. Son innu-merables los casos de personas honestas, trabajadoras yserias, con una vida ordenada y buena, que sufren diversi-dad de dolencias y aflicciones que aparentemente no tie-nen razn de ser. Nuestras propias sociedades presentandesequilibrios que no tienen explicacin a simple vista:las desigualdades sociales, las malformaciones, entre otrascircunstancias, son ejemplo de ello. Como las causas nose hallan en la actual encarnacin, volviendo a los casosindividuales, debemos necesariamente remontarnos aencarnaciones pasadas. S, a la lgica de la reencarnacin.

    Hay que recordar que somos espritus creadospor Dios simples e ignorantes que debemos desarrollarnuestras potencias de progreso y sublimacin, en tantoseres perfectibles, a travs de las experiencias necesariasque nos posibilitan las progresivas encarnaciones. Y, aqu,hay que considerar un elemento que es ordenador de laVida: la ley de causa y efecto. Esta ley est implcita en laCreacin y representa la Justicia divina, que es expresindel Amor de Dios. Esto presupone que no puede habercastigo, con lo cual el dolor, igualmente, no puede con-siderarse punitivo. Qu entraa, entonces, las dolencias,cul es el porqu, el sentido profundo de nuestros tor-mentos? Encontramos respuesta si consideramos que lospadecimientos, las aflicciones son, pues, consecuencias dela prdida de libertad frente a la ley divina de causa yefecto. Esta ley es limitadora de la libertad en tanto trans-gredimos la ley por decisin propia, contrayendo obliga-ciones de orden moral frente a nuestra conciencia y a laConciencia csmica en la que se refleja la de nuestroshermanos.

    El ser encuentra, por consiguiente, una existencia decarcter expiatorio, donde se le permite la posibilidadde restaurar aquellos agravios de conciencia, liberndose,as, de la carga aflictiva que lo constitua, consecuenciade su eleccin, del mal uso de nuestro libre albedro;

    La ley de causa y efecto... est implcita enla Creacin y representa la Justicia divina,

    que es expresin del Amor de Dios.

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    21CAUSAS DE NUESTRAS AFLICCIONES Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    un reajuste ante la vida de nuestra conciencia frente alos compromisos asumidos por su proceder, fruto, porqu no, de su propia ignorancia metafsica frente a la leydivina que la organiza.

    El alma en situacin de rescate, de reeducacin,ansa libertad. Esta restriccin puede generar a su vezsentimientos de rebelda, de inadaptacin, que puedecomprometer la redencin en la que se encuentra su-mida. Las alergias podran considerarse como efecto deaquel sentimiento de inadaptacin en el que el ser nocree estar en su ambiente, en el entorno adecuado a suideal de vida. De ah que los procesos de desvo del serhumano adquieran complejidades en las que se puedever enmaraado por siglos de agona, producto de supropia insania. Requiere de atencin, por tanto, para noperpetuar el error; de pararnos en nuestro proceder ybucear hacia los confines de nuestra alma para encontrarla causa verdadera de nuestras aflicciones, que radican ennuestro propio Espritu. El Espritu es la causa eficiente de

    todas nuestras enfermedades.

    Adems, hay un aspecto del dolor que nos preservade desastrosas cadas. El dolor, nos deca Lon Denis, esel aguijn que nos impulsa en la vida; evita que nos estan-quemos o desviemos, provocando nuestro crecimiento;es, por tanto, una contingencia inherente a la vida quenos permite el progreso, la adquisicin de conocimientoy virtudes, de sabidura. El mundo es la escuela de la vida.Miremos con buenos ojos los acontecimientos que nos

    suceden porque son parte de nuestra propia realidad;aquella que vamos elaborando a lo largo de siglos y mi-lenios configurando las bases para el establecimiento delreino de Dios prometido por Jess a nuestros corazones.

    Jess, cuando hablaba de dolor lo envolva en dos sus-tantivos conexos a la vida: sed y hambre. Se refera, as, aldolor evolucin, al dolor connatural al crecimiento delEspritu impulsado por el hambre de aprender y la sedde amar. Es la esencia divina en nosotros rigindose bajoel principio del fototropismo, direccionndonos a La luzde Jess, nuestro Seor.

    No obstante, en un primer momento el dolor anun-

    cia que algo no va bien y hay necesidad de mejorarlo.Aunque siempre queremos huir del dolor, en verdad nosofrece una alerta natural para atender a una necesidad,as como una oportunidad de reflexin, una vuelta so-bre la conciencia, teniendo la posibilidad de auto exami-narnos, auto descubrirnos para as conocer a Dios y aluniverso, como pensaban los antiguos griegos y quedevidenciado en las inscripciones del templo de Apolo.

    Sepamos sufrir con amor, porque an nos encontra-mos en un mundo de aflicciones consecuencia de nues-

    tro escaso nivel evolutivo. Fue la enseanza que Jesstambin nos trajo. Estando clavado en la cruz, frente a

    las burlas en las que an se entretenan las sombras de laignorancia, expres su amor compasivo y misericordiosohacia todo y a todos. Sabiendo que an necesitbamospasar por el sufrimiento, originado por nuestra propia

    ignorancia, nos envolvi en sentimientos de piedad, hijapredilecta del amor. En este sentido tenemos que aco-ger nuestro sufrimiento para no proyectar la causa haciafuera, responsabilizar a los otros de nuestro malestar; esel nico medio de salir de nuestros resentimientos y pro-yecciones mentales. Si la necesidad es aprender a amar, aamarnos y Jess nos exhort a que amemos a nuestrosenemigos, inferimos que no existe ms enemigo que no-sotros mismos.

    Sepamos sufrir y sufriremos menos. Recordemosesto y manteniendo la confianza en Dios nuestro Padre,la fe viva en la realidad omnipresente del Espritu, an enproceso evolutivo, entendamos la propuesta del espiritis-mo que nos proporciona la comprensin de la realidadpor la que pasamos. Apliquemos el conocimiento quenos trae, su saber para el buen vivir y para eliminar lascausas de aquellas aflicciones que son transitorias, frutode nuestra responsabilidad como seres libre-pensantes.Las aflicciones llevan a las enfermedades fisiopsicosom-

    ticas, a las dolencias de la mente y del cuerpo. Nosotrossomos Espritus. Empleemos el saber esprita en la vidadiaria, en el da a da para que vaya conformndose aque-lla realidad anhelada por nuestros corazones y prometi-da por el Maestro. l nos aconsej Orar y vigilar. Vigile-mos, pues, para que no acten nuestras mentes bajo elsentimiento de culpa, o nos dejemos arrastrar por nues-

    tras tendencias negativas, nuestras imperfecciones, o bienpara limpiar nuestro campo mental de pensamientos en

    desalio, que llevan a desestructurar nuestro equilibriohomeosttico periespirtico y, por ende, nuestro cuerpofsico. La autodisciplina para mantener pensamientos edi-ficantes, lecturas nobles que nos auxilien en la busca deese equilibrio, el trabajo en el bien de nuestro semejante,la meditacin y la oracin son factores preponderantespara establecer el ideal de equilibrio. Todos estos ele-mentos vienen en la consecucin de nuestro auto co-nocimiento, permitiendo el encuentro con nuestro diosinterno que nos conduce a la plenitud a travs de la Leyde Dios adscrita a nuestra conciencia.

    En fin, recordemos las palabras del apstol (1 Pedro

    4:8): El amor cubre la multitud de pecados, pues estrabajando en el bien, esmerndonos en el cumplimientodel deber, que lograremos saldar, en amor, los compro-misos ante la Justicia divina y disciplinar nuestra voluntad.

    Bibliografa

    KARDEC, A. El Evangelio segn el espiritismo[www.espiritismo.es]XAVIER, F. C.Accin y Reaccin, por el Espritu AndrLuiz [www.espiritismo.es]

    Evolucin en dos mundos [www.espiritismo.es]

    Sepamos sufrir con amor, porque an nos

    encontramos en un mundo deaflicciones consecuencia de nuestroescaso nivel evolutivo.

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    MUERTES PREMATURAS Y

    PRUEBAS COLECTIVAS

    Claudia Bernardes de Carvalho

    Formada en Ciencias Fsicas, se dedica intensamente a ladivulgacin del Espiritismo en medios escritos, por radio e internet.Es presidenta del centro esprita Teresa de Jess, en Santa Mara delTitar (vila). Forma parte de las comisiones de Divulgacin y dela Revista Esprita de la FEE.

    22 Revista Esprita de la FEE Desafos de la Existencia MUERTES PREMATURAS Y PRUEBAS COLECTIVAS

    La fatalidad que encontramos en algunos sucesoscomo las muertes prematuras o colectivas, tan rechaza-ble por cualquier sentido comn, nos desconcierta de talforma que no conseguimos, a simple vista, una explica-cin razonable para entender por qu suceden. Empero,la Doctrina Esprita nos saca de la ignorancia de estoshechos, aportando claridad meridiana a un tema tan de-licado.

    Encontramos relatos de catstrofes y desastres na-

    turales en toda la historia de la Humanidad desde lostiempos ms remotos. Muchas fueron las noticias de de-sastres naturales que nos abatieron: los maremotos, losciclones, los terremotos, las inundaciones, los tsunamis,los volcanes, los incendios, los deslizamientos de tierra...

    Sin embargo, tambin nos estremecen los sucesos quedesencadenan muertes colectivas provocadas por elpropio hombre, como los genocidios, lo que generarbajo la visin esprita una reparacin indiscutible en elfuturo. La prdida de un hijo igualmente genera siempreconflicto, tanto si es en la tierna infancia, en la adolescen-cia como en la edad adulta, nos rompe los esquemas, yaque lo natural es que los padres fallezcan primero.

    Uno se pregunta, cuando se enfrenta a un hechode estas caractersticas, qu ley provoca estas catstrofes,qu motivos rigen estos fenmenos, por qu suceden lasmuertes prematuras y colectivas o las muertes acciden-

    tales. Cmo entender tamao sufrimiento a grupos depersonas, a familias enteras, a toda una cuidad o incluso auna nacin? Por qu unos se salvan y otros padecen? Amuchos los asolan las dudas y las indagaciones.

    Los seres humanos que deben pasar por tal repa-racin se renen impulsados por fuerzas magnticas in-visibles para pasar por la prueba de la muerte trgica yrescatar las consecuencias de los actos que tienen re-lacin con el pasado, muchas veces secular del esprituencarnado. Peridicamente los deudores son agrupadospor la fuerza del destino, que de forma masiva rescatanas sus dbitos sin que sea necesario que intervenganotros seres humanos, siendo la Naturaleza el agente cau-sante. Todos reunidos en el mismo da, a la misma hora,

    en el mismo lugar. Hecho absolutamente amoroso, puesno genera una nueva deuda a nadie, exime de cualquiercompromiso a los seres humanos y a la vez facilita la res-

    titucin del deudor por la liberacin de la falta.

    Cmo conciliar tales sucesos con la idea de unabondadosa Providencia, de la justicia Divina y la armonauniversal? El Espiritismo explica de forma coherente ycon extrema nitidez que estamos bajo la ley de causa yefecto, por lo tanto cada uno recibe segn sus obras. Nosensea que las aflicciones a que estamos sujetos tienenuna causa anterior absolutamente justa, cuyo origen estvinculado a los actos de cada uno en esta vida o en una

    vida anterior.Nos explic el gran espiritista Lon Denis que las

    existencias interrumpidas prematuramente por causa deaccidente llegaron a su debido tiempo y son, en general,complementarias a existencias anteriores truncadas porlos excesos o abusos a consecuencia de hbitos insanos,donde los recursos vitales se agotaron antes del tiem-po marcado por la Naturaleza. A continuacin, surge lanecesidad de volver a encarnar en una nueva existencia,eso s ms corta, para cumplir el lapso de tiempo que laexistencia precedente acort. (El Problema del Ser y delDestino,1 par te, 10, La muerte)

    Si los espritus estn por todas partes, podramoscuestionarnos sobre su intervencin en los hechos. Porqu los buenos espritus no se afligen en estos aconte-

    La forma de rescate colectivo es unamanera ms de desarrollo,

    de hacer avanzar ms deprisa aespritus estancados.

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    23MUERTES PREMATURAS Y PRUEBAS COLECTIVAS Nmero: 12 Edicin Agosto 2015

    cimientos? Ellos, conocedores de las Leyes Universales,no se desesperan o se rebelan, saben de antemano queuna gran dificultad va a suceder y, al contrario de lo quese pueda pensar, esperan compadecidos y tranquilos quecada uno de los encarnados rescate sus dbitos. Intervie-nen s, cmo no, auxiliando a las vctimas de las catstro-fes e infortunios, aprovechando estas circunstancias paraservir al prjimo encarnado o desencarnado. Colaboranpara que entren tranquilos y triunfantes en el Mundo Es-piritual los que desencarnen y proporcionando estmuloy calma a los damnificados que permanecen encarnados.Los desencarnados seguirn su crecimiento moral y seprepararn para futuras experiencias, ya que la reencar-nacin es un hecho real, sin embargo los encarnados de-bern seguir adelante con el aprendizaje que el siniestroproporciona.

    Allan Kardec interrog a los espritus acerca de laspruebas colectivas en las cuestiones 737 a 741. Reco-mendamos indiscutiblemente tales tems al atento lector.Acerca de estos flagelos destructores nos contestaronlos buenos espritus que estos fenmenos son permiti-dos para hacer progresar a la Humanidad. Parece inco-herente, verdad? Pero es necesaria la destruccin paraque haya regeneracin moral de los espritus, las cala-midades despiertan la conciencia humana hacia la soli-daridad.

    Fatalidad, destino, azar, casualidad, mala suerte comocausa es lo primero que se suele pensar en estas situa-ciones. Las cuestiones 851 a la 867 de El Libro de losEspritus,que tratan de la