Reporte Faure

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Edgar Faure, Felipe Herrera, Abdul-Razzak Kaddoura, Henri Lopes, Arthur V. Petrovski, Majid Rahnema, Frederick Champion WardOriginal

Aprender a serLa educacin del futuro.

Versin espaola de Carmen Paredes de Castro

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Ttulo original: Apprendre tre

Publicado conjuntamente por: Alianza Editorial, S. A. Miln, 38 Madrid-33y

Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin, la Ciencia y la Cultura 7, Place de Fontenoy 75700 Paris

Primera edicin: 1973 Segunda edicin: 1973

Unesco, 1972 Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1973 Calle Miln, 38; Z 200 0045 ISBN 92-3-301017-l Depsito legal: M. 22.978-1973 Impreso en Breogn, I. G., S. A. Torrejn de Ardoz - Madrid Printed in Spain

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MIEMBROS DE LA COMISION Esta obra es un esfuerzo colectivo de la Comisin Internacional para el Desarrollo de la Educacin, establecida por la Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).PRESIDENTEEDGAR FAURE (Francia).Antiguo Presidente del Consejo. Ex-Ministro de Educacin Nacional. FELIPE HERRERA (Chile).Profesor de la Universidad de Chile. Ex-Presidente del Banco Interamericano para el Desarrollo. ABDUL-RAZZAK KADDOURA (Siria).-Profesor de Fsica nuclear de la Universidad de Damasco. HENRI LOPES (Repblica popular del Congo).Ministro de Asuntos Exteriores, ex-Ministro de Educacin Nacional. ARTHUR V. PETROVSKI (U.R.S.S.).Profesor. Miembro de la Academia de Ciencias Pedaggicas de la U.R.S.S. MAJID RAHNEMA (Irn).Ex-Ministro de Enseanza superior y Ciencia. FREDERICK CHAMPION WARD (U.S.A.).Consejero de educacin internacional en la Fundacin Ford. 7

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8SECRETARA DE LA COMISIN

Aprender a ser

ASER DELON, Secretario Ejecutivo; PAUL LENGRAND, LE THNH KHI, JOHN G. MASSEE, JOHN G. SLATER, PETER R. C. WILLIAMS, LOUIS ZIGL.

Con la colaboracin deRET, SYLVAIN LOURI.

NICOLAS BODART, HENRI DIEUZEIDE, FRANCOIS FU-

Coordinacin editorial:

MARC GILLIARD.

ADVERTENCIA Las notas a pie de pgina que figuran a lo largo de este Informe, as como las citas del segundo Eplogo tienen como principal objeto ilustrar la diversidad de opiniones y tendencias relacionadas de alguna manera con el tema tratado. No hay ni que decir que las citas de autores no reflejan necesariamente las opiniones de la Comisin, y menos an las de cada uno de sus miembros en particular. Los Casos ilustrativos presentados en el Informe, sobre todo en el captulo 8, han sido escogidos a ttulo de ejemplo para concretizar las tesis o las sugerencias de la Comisin, sin que esto les conceda, sin embargo, un valor exclusivo ni los recomiende como recetas a seguir. Podran haberse citado otros muchos ejemplos de innovaciones y de experiencias igualmente interesantes y significativas, pertenecientes a otros paises o referentes a otros dominios de la accin educativa. Pero su nmero y su diversidad hacen difcil una seleccin armnica y representativa. Estos Casos ilustrativos, no obstante, habrn cumplido su misin en la medida en que susciten otras innovaciones y fomenten la difusin de informaciones sobre experiencias interesantes.

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INDICE

Presentacin del Informe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Prembulo .........................................................PRIMERA PARTE: RESULTANDOS

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Captulo l.La educacin a revisin . . . . . . . . . . . . . . .......... . .La herencia del pasado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La educacin, necesidad biolgica, pg. 50. La educacin, necesidad social, pg. 51. En la sociedad primitiva, pg. 51. Tradicin africana, pg. 52. Nacimiento de la escuela, pg. 53. Tradicin literal, pg. 53. Maestros y alumnos, pg. 53. Tradicin asitica, pg. 54. Tradicin greco-romana, pg. 54. La escuela de la Cristiandad, pg. 55. Educacin islmica, pg. 56. Modelo medieval de la Universidad, pg. 56. Advenimiento de los tiempos modernos, pg. 57. La Revolucin industrial, pg, 57. Exportacin de los modelos, pg. 58. A las puertas del tiempo presente, pg. 59. Puntos de referencia actuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............................... Tres fenmenos nuevos, pg. 61. a) La educacin precede, pg. 61. b) La educacin prev, pg. 62. c) La sociedad rechaza los productos de la educacin, pg. 62. Tendencias comunes, pg. 63. Reformas educacionales, pg. 69. Transformaciones estructurales, pg. 69. Crtica radical, pg. 70. Contestacin, pg. 72.9

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10 Captulo 2.Progresos y atolladeros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Necesidades y demanda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Definiciones, pg. 77. Cuatro observaciones, pg. 77. Factores demogrficos, pg. 78. Exigencias del desarrollo econmico, pg. 81. Consideraciones polticas, pg. 83. Efectos de la presin popular, pg. 84. Sociologa de la demanda, pg. 84. Reparto regional de la demanda, pg. 85. Los trminos de lo posible . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Expansin acelerada, pg. 89. Hacia la escolarizacin universal, pg. 89. Reclutamiento de los enseantes, pg, 91. Potenciales extraescolares, pg. 91. Cifras parcialmente engaosas, pg. 92. Evolucin del analfabetismo, pg. 93. Lecciones de las campaas de alfabetizacin, pgina 94. Recursos y medios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Gastos mundiales, pg. 96. Gastos presupuestarios, pg. 97. Gastos de enseanza y PNB., pg. 97. Crecimiento relativo de los costes, pg. 97. Perdimiento escolar, pg. 99. Reparto de los recursos financieros, pgina 100. Financiacin privilegiada de la institucin escolar, pg. 100. Disminucin de la tasa de progresin, pg. 102. Criterios uniformes o variados?, pg. 103. Reestructuracin de los gastos, pg. 104. Desequilibrios y disparidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Desigualdades regionales, pg. 107. Reparto de enseantes, pg. 110. Instruccin femenina, pg. 110. Medios de informacin, pg. 111. Fracasos parciales, pg. 111.

Indice

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Captulo 3.La educacin, producto y factor de la sociedadCuatro concepciones de la relacin educacin/sociednd, pg. 115. Improntas y restricciones ....................................................... Funcin reproductora de la educacin, pg. 116. Formacin y deformacin cvica; pg. 117. Jerarquas, pg. 117. Elitismo, pg. 118. Sociedades bloqueadas, pg. 119, La educacin refleja, p.g. 120. La educacin renueva, pg. 120. Contornos y contenidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los vehculos de la comunicacin cultural. pg. 121. La expresin oral, pg. 122. La expresin escrita, pg. 122. La imagen, pg. 123. Discriminacin abusiva de los vehculos, pg. 123. Jerarquizacin de las materias, pg. 125. Anacronismo y carencias de los programas, pgina 125. . . . de educacin social, pg. 126. . . . de educacin cientfica, pg. 126. ... de educacin tecnolgica, pg. 128. . . . de educacin artstica, pg. 129. ... de educacin profesional, pg. 129. . . . de educacin manual, pg. 131. . . . de educacin fsica, pg. 131. Caminos de la democracia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Progreso de la democratizacin, pg. 133. Permanencia del privilegio, pg. 133. Igualdad de acceso/desigualdad de oportunidades, pgina 135. Desigualdades en la Universidad, pg. 136. Paliativos, pg. 137 Obstculos internos, pg. 138. Evaluacin, seleccin, exmenes y diplomas, pg. 140. Relacin maestro/alumno, pg. 141. Cogestin, autogestin, pg; 142:

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Indice Eplogo 1 (En forma de anttesis).En torno a algunas ideas

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recibidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .SEGUNDA PARTE: PORVENIRES

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Captulo 4.El tiempo de los interrogantes . . . . . . . . . . . . . . . . . .El salto . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El vrtigo del futuro, pg. 156. Perspectivas excitantes y aterradoras, pgina 157. Adoptar el espritu cientfico, pg. 158. Los fosos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .......................... Desempleo, pg. 161. Los ms desheredados, pg. 164. Diferencia creciente, pg. 164. Necesidad del ascenso econmico, pg. 165. Bsqueda de soluciones, pg. 165. Un enfoque global, pg. 167. Modificacin de la nocin de diferencia, pg. 167. Inspiraciones para la educacin, pgina 168. Los perjuicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Expansin desordenada, pg. 169. Desequilibrios ecolgicos, pg. 169. Las amenazas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Posibilidades y peligros de la democracia, pg. 171. Desarrollos en la vida privada, pg. 172.

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Captulo 5.Hechos portadores de porvenir . . . . . . . . . . . . . . . . . .El laboratorio descubre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Investigaciones sobre el cerebro, pg. 176. El nio mal alimentado, pgina 178. Aportaciones de la psicologa, pg. 179. Behaviorismo, pgina 180. Epistemologa gentica, pg. 180. Formacin del proceso cognoscitivo, pg. 181. Algoritmismo, pg. 181. Estructuralismo, pg. 182. Aplicacin pedaggica de las investigaciones psicolgicas, pg. 182. Lingstica aplicada y lingstica general, pg. 183. Contribuciones de la antropologa, pg. 184. Teora de la informacin, pg. 186. Semiologa, pg. 186. Ciberntica, pg. 186. La ciencia y la tecnologa se desarrollan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La Pedagoga, arte antiguo, ciencia nueva, pg. 187. De la educacin inicial a la educacin continua, pg. 188. Fases psico-pedaggicas, pgina 189. Psicologa de la primera Infancia, pg. 190. Psico-pedagoga de la edad adulta, pg. 191. Individualizacin pedaggica, pg. 191. Tcnicas de grupo, pg. 192. Pedagoga institucional, pg. 192. Teora y tecnologa de la comunicacin, pg. 193. Televisin por cable, pgina 194. Radio, pg. 195. Telecomunicacin espacial, pg. 196. Informtica, pg. 198. Enseanza asistida por ordenador, pg. 199. Revolucin intelectual, pg. 200. Ergonoma, pg. 201. Investigacin operacional, pg. 202. Anlisis de sistemas, pg. 202. Nexos interdisciplinarios, pg. 204. Mutacin del acto educativo, pg. 205. Tecnologa integrada al sistema, pg. 205. Tecnologas intermedias, pg. 206. Utilizacin de las energas populares, pg. 207. La prctica aplica e inventa a su vez . . . . . . . . . . . . . . . . . Innovaciones de la prctica, pg. 209. Enseanza individualizada, p-

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12 gina 209. Clientelas nuevas, pg. 211. Modificacin del papel de los enseantes, pg. 212. La arquitectura escolar cambia, pg. 212. Articulacin entre la escuela y la sociedad, pg. 213. Liberacin de las restricciones, pg. 215. La educacin, factor de liberacin, pg. 215. Alfabetizacin funcional, pg. 217. Elaboracin del concepto de educacin permanente, pg. 218. Proceso educativo global, pg. 219.

Indice

Captulo 6.Trascendencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Hacia un humanismo cientfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pensamiento y lenguaje cientficos, pg. 225. Las reglas de la objetividad, pg. 225. Relatividad y dialctica, pg. 226. Formacin en el espritu cientfico, pg. 226. Para la creatividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Seguridad/aventura, pg. 227. Bsqueda de valores nuevos, pg. 228. Accin y reflexin, pg. 228. Para un compromiso social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ................................... Educacin poltica, pg. 229. Prctica de la democracia, pg. 230. La poltica y la escuela, pg. 230. Participacin, pg. 231. Educacin econmica, pg. 231. Educacin internacional, pg. 232. Hacia el hombre completo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los poderes del hombre, pg. 233. El hombre dividido, pg. 234. Las dimensiones del hombre completo, pg. 235. El hombre abstracto y el hombre concreto, pg. 237. El hombre incabado, pg. 238.

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Eplogo 2 (A manera de presagio).Una ciudad educativa . . .TERCERA PARTE: HACIA UNA CIUDAD EDUCATIVA

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Captulo 7.Lugar y funciones de las estrategias educativasPoltica, estrategia, planificacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Eleccin, pg. 250. Orientaciones, pg. 251. Modalidades, pg. 252. Caracteriracin de las estrategias educativas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Expansin cuantitativa, pg. 253. Especificidad, pg. 255. Conexidad, pgina 255. Objetivos educacionales integrados, pg. 256. Globalidad, pgina 256.

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Captulo 8.Elementos para las estrategias contemporneasDoble gestin, pg. 259. Particularidades nacionales, pg. 259. Mejoras y reformas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Motivaciones, pg. 261. Gama infinita de modificaciones internas, pgina 262. Estmulo desde arriba, pg. 263. Participacin desde abajo, pg. 264. Innovaciones y bsqueda de alternativas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Idea rectora de las polticas educativas, pg. 265. Redistribucin de las enseanzas, pg. 266. Desformalizacin de las instituciones, pg. 269. Movilidad y diversificacin de las elecciones, pg. 272. Educacin en la edad preescolar, pg. 274. Enseanza elemental, pg. 276. Amplia-

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Indice cin de la educacin general, pg. 278. Optimizacin de la movilidad profesional, pg. 280. Papel educativo de las empresas, pg. 282. Diversificacin de la enseanza superior, pg. 284. Criterios de acceso, pgina 287. La educacin de los adultos, pg. 289. Alfabetizacin, pgina 292. Autodidaxia, pg. 294. Tecnologa educativa, pg. 295. Aplicacin de nuevas tcnicas, pg. 298. Identidad de la funcin docente, pgina 300. Formacin de los enseantes, pg. 302. Educadores convencionales y no convencionales., pg. 304. Lugar del alumno en la vida escolar, pg. 305. Responsabilidad de los alumnos, pg. 308. Vas y medios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Diagnstico de los sistemas, pg. 310. Simulacin de los desequilibrios, pgina 310. Identificacin de las opciones, pg. 310. Experimentacin, pg. 311. Aporte logstico, pg. 312. Redes de cambio., pg. 313. Exigencias aparentemente contrarias, pg. 314. Reorganizacin funcional, pg. 315. Participacin de los interesados, pg. 315. Financiacin, pgina 316. Aumentar los gastos, pg. 316. Diversificar los recursos, pgina 316. Reducir los costes, pg. 317. Orientaciones generales, aplicaciones particulares, pg. 319.

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Captulo 9.Los caminos de la solidaridad . . . . . . . . . . . . . . . . . .Solidaridad entre todos, pg. 324. Conjugacin de esfuerzos, pg. 324. Suprimir las razones de la ayuda, pg. 325. Crisis de la cooperacin internacional, pg. 325. Causas y razones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Formas tradicionales de cooperacin, pg. 326. Enriquecimiento temtico, pg. 326. Ayuda/complemento de los recursos nacionales, pg. 327. Ayuda/factor de innovacin, pg. 327. Cooperacin e intercambio de experiencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cooperacin intelectual, pg. 328. Movilidad de los enseados y de los enseantes, pg. 330. La equivalencia de los diplomas, pg. 330. Internacionalizacin de los contenidos educativos, pg. 331. Intercambio de expertos, pg. 332. Formacin en el extranjero, pg. 334. Exodo de las competencias, pg. 335. La Unesco, pg. 338. Fuentes y modos de asistencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ayuda tcnica y financiera, pg. 341. Prstamos para educacin, pgina 342. Reparto y condiciones de la ayuda internacional, pg, 345. Ayuda ligada, pg. 346. Correlacin entre la ayuda a la educacin y la estrategia del desarrollo global, pg. 348. Replanteamiento de la accin, pg. 351. Espritu de invencin, pg. 352. Voluntad poltica, intercambios, recursos, pg. 354. Un programa internacional para las innovaciones educativas, pg. 355.

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14 Apndices ............................................................

Indice 359 361 363 365 366 367 371 373 390 401 403 407

1. Composicin y mtodos de trabajo de la Comisin .................. 2. Sugerencias relativas al mandato de la Comisin ..................... 3. Pases visitados por los miembros de la Comisin . . . . . . . ......... 4. Visitas a las Organizaciones internacionales y regionales, y reuniones ........................................................................... 5. Documentos preparados para la Comisin ....... ...................... 6. Observadores invitados a las reuniones de la Comisin ............ 7. Estadsticas de la educacin ................................................ 8. Gastos pblicos en educacin ............................................. 9. Duracin de la obligacin escolar en los Estados miembros de la Unesco ..................................................................... 10. El analfabetismo en el mundo; hoy y maana ........................ Indice alfabtico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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PRESENTACION DEL INFORME

Carta del Presidente Edgar Faure al Sr. Ren Maheu, Director General de la Unesco 18 mayo 1972Seor Director General: Es para mi un honor y un agradable deber el presentaros el Informe de la Comisin Internacional sobre el Desarrollo de la Educacin cuya presidencia tuvisteis a bien confiarme a comienzos de 1371, y que ha llegado ahora al trmino de sus trabajos. No se trata de que la materia haya sido agotada ni de que la envergadura del tema no hubiera justificado el consagrar otra serie de meses a estudios suplementarios o a reflexiones an ms maduras. La tarea, en efecto, era inmensa, y el trabajo considerable que representa, por parte de mis colegas y por la ma propia, esta obra de dimensiones modestas, habra podido proseguirse y ahondarse durante mucho tiempo ms. Pero lo que usted deseaba no era tanto un estudio de erudicin exhaustiva como una reflexin crtica por parte de hombres de formacin y de origen diversos que buscasen15

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Presentacin del Informe

con la mayor independencia y objetividad una va para llegar a soluciones de conjunto aplicables a las grandes cuestiones que plantea el desarrollo de la educacin en un universo en devenir; cuando la reflexin tiene como finalidad la accin, debe, para ser fecunda, saber fijarse un trmino: el Segundo Decenio del Desarrollo est ya iniciado y la publicacin de este Informe, para que sea til a la comunidad internacional, no poda ser demorada. Seria presuntuoso por mi parte prever en qu medida el presente Informe responder a vuestras esperanzas y contribuir al progreso de la educacin en el mundo, pero yo creo que es fiel al espritu del mandato que habis asignado a la Comisin. Con plena autonoma y libertad para la formulacin de nuestras ideas, hemos credo que no debamos ser neutrales. Cuatro postulados pueden resumir el partido que tomamos desde el primer momento: el primero, que constitua la justificacin misma de la tarea emprendida, es el de la existencia de una comunidad internacional que, a pesar de la diversidad de naciones y de culturas, de opciones polticas y de grados de desarrollo, se expresa por la comunidad de aspiraciones, de problemas y de tendencias y por la convergencia hacia un mismo destino. Su corolario es, por encima de las divergencias y de los conflictos transitorios, la solidaridad fundamental de los gobiernos y de los pueblos. El segundo es la creencia en la democracia, concebida como el derecho de cada uno de los hombres a realizarse plenamente y a participar en la construccin de su propio porvenir. La clave de una democracia as concebida es la educacin, no slo ampliamente impartida, sino repensada tanto en su objeto como en su gestin. El tercer postulado es que el desarrollo tiene por objeto el despliegue completo del hombre en toda su riqueza y en la complejidad de sus expresiones y de sus compromisos: individuo, miembro de una familia y de una colectividad, ciudadano y productor, inventor de tcnicas y creador de sueos. Nuestro ltimo postulado es que la educacin, para formar a este hombre completo cuyo advenimiento se hace ms necesario a medida que restricciones cada da ms duras fragmentan y atomizan en forma creciente al individuo, slo puede ser global y permanente. Ya no se trata de adquirir, aisladamente, conocimientos definitivos, sino de prepararse

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Presentacin del Informe

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para elaborar, a todo lo largo de la vida, un saber en constante evolucin y de aprender a ser. Hemos querido, de acuerdo con vuestros deseos, partir de un balance critico de la situacin de la educacin en 1972, es decir colocndonos deliberadamente en una ptica mundial, intentar deducir las caractersticas comunes de las cuales muchas slo se explican en funcin del pasado, como las tendencias nuevas que parecen prevalecer en la mayora de los pases y de los sistemas, y los factores que, por primera vez en la historia, rigen o acompaan el desarrollo de la educacin; as es como hemos llegado a la nocin de atolladeros, a la cual hemos consagrado una parte del presente informe. Para responder a una demanda de educacin sin precedentes, frente a tareas inditas y a funciones nuevas, las frmulas tradicionales, las reformas parciales no bastan; separando entonces las falsas soluciones, tmidas y en realidad costosas por su misma ineficacia, nos hemos vuelto hacia los hechos portadores de porvenir: las actuaciones intelectuales, los enfoques conceptuales recientes y los progresos de la tecnologa, en la medida, bien entendido, en que eran implantados en una innovacin global, correspondiendo a esta finalidad de conjunto de la educacin que yo evocaba al principio: la formacin del hombre completo. Este objetivo comn a todos los sistemas de educacin, corresponde a las polticas nacionales explicitarlo en objetivos propios de cada pas, formulando las estrategias, la combinacin de medios adecuada para alcanzarlos y traduciendo esas estrategias en una planificacin. Con un anlisis de estas nociones presentadas en su encadenamiento es como hemos querido aportar una contribucin al esfuerzo metodolgico necesario a los fines de elaborar estrategias nacionales. Y puesto que nuestra empresa se situaba al nivel de la comunidad internacional, hemos querido terminar con una reflexin acerca de la expresin tangible de la solidaridad internacional: la cooperacin y la ayuda. El Informe que os sometemos, seor Director General, expresa un amplio consenso de los miembros de la Comisin: los seores Felipe Herrera, Abdul-Razzak Kaddoura, Henri Lopes, Arthur V. Petrovski, Majid Rahnema, Frederick Champion Ward y yo, a pesar de ciertas reservas parciales consignadas en algunas de sus partes. Pero no quisiera dar la impresin de que el Informe se limita a reproducir nuestras aportaciones y los intercambios deFaure, 2

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puntos de vista, a menudo animados, que han tenido lugar puertas adentro de los locales que habis puesto a nuestra disposicin. Obra concreta y volcada sobre la accin, este Informe debe mucho a las visitas que hemos efectuado, gracias a las facilidades que los gobiernos interesados y usted mismo nos han concedido, en veintitrs paises. A este contacto directo con las realidades educativas y con los hombres que las afrontan da a da, debe este Informe mucho de lo que encierra, espero yo, de realismo. Por otra parte, hemos recurrido abundantemente a las fuentes de la experiencia adquirida por la Unesco en el curso de veinticinco aos de reflexin y de accin operacional; sin esta experiencia el Informe no habra sido posible y en este sentido tambin es en el que ahora resulta oportuno. Mucho debemos por ltimo a la considerable documentacin preparatoria reunida a instancias nuestras, gracias a la cual nos hemos podido beneficiar, sobre todo al comienzo de nuestro trabajo, de reflexiones y estudios originales de eminentes pensadores y de especialistas autorizados en cuestiones de educacin. Mis colegas de la Comisin me han pedido que redactase un prembulo que sirviera de introduccin al conjunto del Informe, y yo tengo el propsito de hacrosle llegar en plazo breve. Naturalmente, no habramos podido realizar nuestra tarea sin la gran competencia y el esfuerzo infatigable del Secretariado ejecutivo dirigido por el seor Aser Delon que, no obstante las restricciones de un calendario riguroso y de las dificultades de la tarea, ha sabido siempre responder a nuestras demandas, tanto por lo que se refiere a la organizacin de los trabajos como a la interpretacin exacta y escrupulosa de nuestras intenciones. Se lo agradezco profundamente. Y es a usted personalmente, seor Director General, a quien yo quisiera, en nombre de mis colegas y en el mio propio, hacer llegar la expresin de nuestro reconocimiento por la perfecta autonoma intelectual de que nos habis permitido disfrutar. Veo en ello la huella de vuestra confianza y la muestra de la objetividad y de la serenidad que, yo os aseguro, han presidido nuestros trabajos. Os ruego que aceptis, seor Director General, la seguridad de mi alta consideracin y de mis mejores sentimientos.EDGAR FAURE

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Respuesta del Sr. Ren Maheu, Director General de la Unesco, al Presidente Sr. Edgar Faure 29 mayo 1972Seor Presidente: Tengo el honor de acusar recibo de la carta, fecha 18 de mayo, por la cual usted tiene a bien presentarme el Informe de la Comisin Internacional sobre el Desarrollo de la Educacin. Seame permitido aqu ante todo renovaros la expresin de mi viva gratitud por la ingente tarea que, bajo vuestra presidencia, la Comisin ha conseguido realizar en un plazo relativamente breve dadas las dimensiones de la empresa. Al trmino de una primera lectura, me parece que el Informe, que he de estudiar con mayor profundidad, responde a su objeto as como a las exigencias del momento. Venidas de horizontes culturales y profesionales diferentes, pero unidas por una misma obsesin de objetividad, las personalidades eminentes que componan la Comisin han trazado, bajo vuestra direccin, un inventario de la educa19

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Presentacin del Informe

cin actual y definido una concepcin global de la educacin del maana que basta ahora nunca haba sido objeto de una formulacin tan completa. Por otra parte, apenas necesito deciros cunto me alegra ver confirmadas por una encuesta de la ms alta competencia, ideas que inspiran ya la actuacin de la Organizacin: las de una educacin coextensiva a la vida, no slo ofrecida a todos, sino vivida por cada uno, y dirigida simultneamente al desarrollo de la sociedad y a la realizacin del hombre. Pero vuestros trabajos no se han limitado a una reflexin sobre la educacin, por notable que sea su calidad. Me complace constatar que aqullos desembocan en recomendaciones concretas que, como yo deseaba, me parecen aptas para orientar la accin de la Unesco, de los gobiernos y de la comunidad internacional. Se trata, pues, de resultados cuya naturaleza justifica ampliamente la decisin que la Conferencia general adopt en su da, siguiendo mi sugerencia, de crear vuestra Comisin. Me propongo someter el informe, acompaado de mis comentarios, al Consejo ejecutivo en su XC sesin y a la Conferencia general con ocasin de su XVII sesin. Tambin tengo intencin de dar a este estudio una gran difusin a fin de informar a la opinin pblica y a todos los que se interesan por la educacin y laboran para ella en el mundo. Finalmente, puesto que el Informe subraya la importancia de los lazos entre la educacin y el progreso de la sociedad, creo indispensable ponerle a disposicin de las instituciones que con distintos ttulos se consagran al desarrollo. No dejar, por tanto, de trasladarlo a los jefes de los secretariados de las instituciones y rganos de las Naciones Unidas, as como a diversos organismos de carcter financiero. Para terminar quisiera pediros que fueseis intrprete de mi sincero agradecimiento cerca de los miembros de la Comisin, persuadido adems como lo estoy de que este reconocimiento lo compartirn numerosas instituciones y personalidades de todos los pases. Os ruego, Seor Presidente, que aceptis la seguridad de mi alta consideracin y de mis sentimientos ms cordiales.REN MAHEU

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Aprender a ser

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PREAMBULO por Edgar Faure

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1.

Educacin y destino del hombre

La educacin del hombre moderno est considerada, en un gran nmero de pases, como problema de excepcional dificultad, y en todos sin excepcin como tarea de la ms alta importancia. Constituye un tema capital, de envergadura universal, para todos los hombres que se preocupan de mejorar el mundo de hoy y de preparar el del maana. La Unesco, al constituir esta Comisin internacional se muestra, pues, fiel a los acontecimientos del calendario poltico contemporneo. En todos los pases donde existe un sistema educativo tradicional largamente experimentado, y del que se pensaba que bastara con aportarle de cuando en cuando algunos pequeos perfeccionamientos, algunas adaptaciones semiautomticas, este sistema suscita una avalancha de crticas y de sugerencias, que. a menudo incluso llegan a ponerle en tela de juicio en su conjunto. Una parte de la juventud se revuelve, en forma ms o menos franca, contra los modelos pedaggicos y los tipos institucionales que se le imponen, sin que sea siempre fcil delimitar la parte exacta atribuible a este tema concreto en su malestar difuso y en sus explosiones de revuelta. All donde el sistema educativo est instalado en fecha reciente25

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Prembulo

y copiado de modelos extranjeros -caso corriente en los pases en vas de desarrollo, aparecen graves fiascos. Los pases del Tercer Mundo, al salir del perodo colonial, se han lanzado con entusiasmo a la lucha contra la ignorancia, que ellos han concebido, por otra parte con razn, como la condicin por excelencia de una liberacin duradera y de una promocin real. Han credo que bastara de alguna manera con arrancar de manos de los colonizadores el instrumento de la superioridad tcnica. Se dan cuenta de que estos modelos (por otra parte, a menudo anticuados incluso para quienes los haban concebido para su propio uso) no se adaptan a sus necesidades y a sus problemas. Sus inversiones educativas se han hecho incompatibles con sus medios financieros y su produccin de titulados rebasa la capacidad de absorcin de su economa, creando as un paro categorial cuyos inconvenientes no se limitan slo a una falta de rentabilidad, sino que se traducen en daos psicolgicos y sociales cuya amplitud amenaza para lo sucesivo el equilibrio del cuerpo social. Como ellos no pueden plantearse el renunciar a una aspiracin esencial, para la que han soportado tantos sacrificios en el perodo de prueba y de combates, se impone una revisin desgarradora. Una situacin de este tipo justifica un esfuerzo de solidaridad por parte de las naciones mejor dotadas. Finalmente, conviene observar que algunos Estados se sienten satisfechos, al menos de un modo aproximado, con sus propios sistemas educativos, y ninguna autoridad est cualificada para decirles si estn en la verdad o en el error. Es posible que se hagan ilusiones y que no adviertan una degradacin en profundidad, cuyos signos no son visibles al observador superficial. En este caso el despertar ser brusco, como le ocurri a Francia en mayo de 1968. Puede tambin que, por una gestin particularmente acertada y por una conjuncin de circunstancias, estos pases hayan logrado sin accidentes una adaptacin que, en otros casos, parece tan molesta. Sin embargo, incluso estos Estados modernos que se consideran bien situados y que, en consecuencia, se juzgan al abrigo de riesgos de crisis y de escrpulos de conciencia, no quiere decir que carezcan de problemas y de preocupaciones. Al contrario, en general estn muy atentos a modernizar y perfeccionar sin cesar sus instituciones y mtodos, y las experiencias novedosas no les asustan. Comprenden que son posibles y deseables progresos nuevos, por la accesin del mayor nmero posible de cognoscentes al mximo nivel posible de conocimientos. Por otro lado, no pueden dejar de advertir que el desarrollo continuo de descubrimientos cientficos y de innovaciones va a reforzar de da en da esta exigencia y a hacer retroceder sin cesar las perspectivas de la tarea a cumplir.

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Prembulo

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Para esta tarea, si tales pases conocen su propio inters, no pueden menos de pensar que una mejor cooperacin internacional, un intercambio mucho ms libre y sistemtico de documentacin y de experimentacin, les permitir progresar con gastos mucho menores y a ritmo mucho ms rpido. Mas las realizaciones en este campo siguen siendo dbiles y espordicas. Pero sobre todo esos pases no pueden dejar de mirar al resto del mundo. Mientras ascienden hacia las cimas del conocimiento y del podero, cmo no han de sentir inquietud, y en seguida angustia, al considerar esas vastas zonas de sombra que marcan sobre el planeta una geografa de la ignorancia, como existe todava una geografa del hambre y de la mortalidad infantil? No slo es deseable sino tambin urgente que en la gran mutacin del mundo moderno las disparidades econmicas, intelectuales y cvicas no se agraven; que todos los pueblos puedan acceder a un cierto nivel de bienestar, de -instruccin, de democracia; porque no se trata aqu, como durante mucho tiempo se ha podido creer, de un simple asunto de filantropa, de caridad, de bondad, de nobleza de alma. La gran mutacin en curso pone en duda la unidad de la especie, su porvenir, la identidad del hombre en cuanto tal. Lo que hay que temer no es slo el penoso espectculo de graves desigualdades, de privaciones y sufrimientos, sino una verdadera dicotoma del gnero humano, que se traducira en grupos superiores y grupos inferiores, en dueos y en esclavos, en superhombres y en homnidos. Ello se traducira no slo en riesgo de conflictos y desastres (pues los medios actuales de destruccin masiva pueden muy bien hallarse a disposicin de grupos desheredados e insurrectos), sino una amenaza esencial de deshumanizacin que alcanzara indistintamente a privilegiados y sacrificados, pues todo hombre se sentira ofendido por la ofensa hecha a la naturaleza humana.

II. La Revolucin cientfica y tcnica. Educacin y democracia Algunos piensan que estas consideraciones tienen un valor permanente, que habran podido ser presentadas en otras pocas, y que en consecuencia no hay por qu dramatizar el problema actual. He aqu un punto de vista gravemente errneo. La situacin que

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Prembulo

consideramos es enteramente nueva, no se le pueden encontrar precedentes. Procede no, como se ha dicho tan a menudo, de un simple fenmeno de crecimiento cuantitativo, sino de una transformacin cualitativa que afecta al hombre en sus caractersticas ms profundas y que, de alguna manera, le renueva en su genialidad. Si echamos una ojeada sobre la evolucin del hecho educativo a lo largo del tiempo, comprobamos fcilmente que los progresos de la educacin acompaan a los de la economa y, en consecuencia, a la evolucin de las tcnicas de produccin, sin que sea siempre fcil distinguir las causalidades respectivas en la complejidad de las interacciones. En las sociedades estables de tipo agrario, la educacin provee a la transmisin de las prcticas profesionales, de las tradiciones y de los valores. No se plantean problemas particulares, distintos de los problemas sociales, polticos y religiosos. Cuando la economa entra en un cierto ritmo de progresin, la misma educacin tiende de modo perfectamente natural a distribuir una dosis creciente de conocimientos a un nmero tambin creciente de sujetos, porque, de una parte, una produccin ms elaborada exige una mano de obra ms competente, y porque, de otra, esta mano de obra provoca por s misma nuevas mejoras tcnicas y hace surgir espritus inventores y novedosos. Por otro lado, a la larga, la educacin apela, acompaa o consagra a la evolucin social y poltica, as como a la evolucin tcnica y econmica. Sujetos ms instruidos tienden a afirmarse como ciudadanos, y si lo son en mayor nmero, tienden a plantear una reivindicacin democrtica. La idea que consiste en presentar las instituciones de enseanza como fuerzas puramente conservadoras, incluso represivas, no es exacta. Sin duda, toda institucin es por naturaleza estabilizadora, y, por otra parte, la actividad misma de la enseanza comporta una tendencia a la repeticin, una bsqueda y un culto de la forma. de la frmula y de la formulacin, lo mismo que la actividad jurdica. Este doble rasgo deviene ms claro en pocas de mutacin rpida: entonces la educacin parece contrariar el movimiento que ella provoca. Adems los poderes pblicos pueden estar tentados de arrogarse el control del sistema educativo y de hacer de l un instrumento de represin, pero la historia demuestra que estas experiencias raramente se ven coronadas por el xito. A menudo las enseanzas ms retrgradas han nutrido en su seno a las lites ms revolucionarias. De un modo general toda distribucin metdica de conocimientos, cualesquiera que sean las precauciones de que se los rodee, e incluso las deformaciones que se les impongan, ejerce una funcin formativa de la personalidad y des-

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Prembulo

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pierta el espritu crtico. Las clases dirigentes de las sociedades industriales, al generalizar la instruccin primaria a fin de obtener una mano de obra cualificada, han ayudado a la toma de conciencia de la clase obrera, llevndola as a expresarse, bien en la organizacin sindical y las polticas reformistas, bien en la -lucha revolucionaria. Las naciones colonizadoras, al formar en los pases colonizados lites administrativas, han creado por este mismo hecho equipos capaces de dirigir los movimientos de liberacin y asegurar las primeras gestiones de la independencia. Esta doble evolucin se prosigue en el curso de la historia, sea por largos caminos casi imperceptibles, sea en ciertos momentos por movimientos ms rpidos y ms importantes que llaman la atencin y marcan en cierto modo un cambio de rumbo. Pero hasta ahora nada se haba producido que fuese comparable a las consecuencias de lo que se llama la Revolucin cientficotcnica. En efecto, por un lado, un gran nmero de avances tcnicos haban sido obtenidos gracias a las ciencias de la observacin y al descubrimiento de recetas, no poniendo en juego la comprensin de las fuerzas secretas de la naturaleza. Slo en fecha relativamente reciente es cuando las conquistas de la investigacin fundamental han llegado al ncleo de los problemas, y al mismo tiempo se han difundido por aplicaciones cada vez ms rpidas a la vida cotidiana de la gran masa de los humanos. Por otro lado, a diferencia de la Revolucin industrial del siglo XVIII y del primer maquinismo, que reemplazaba y multiplicaba las facultades humanas en sus aspectos fsicos y musculares, la Revolucin cientfica y tcnica ha conquistado el campo mental, por la transmisin inmediata de las informaciones a todas las distancias, y a la vez por la invencin, perfeccionada cada da, de las mquinas calculadoras y racionales. Este fenmeno afecta necesariamente a la humanidad en su conjunto. As como los efectos de la expansin econmica son muy diferentes segn las regiones del mundo y segn las categoras sociales, la revolucin de los mass-media y de la ciberntica alcanza a todo el mundo y a todos los pases. No hay un solo ser humano que no pueda llevarse a la oreja un transistor, emitir sonidos en un micrfono o poner en marcha, pulsando un simple botn, una serie indefinida de mecanismos de la ms alta complejidad, desencadenando los efectos ms variados y ms considerables. La evolucin cientfica y tcnica plantea, pues, los problemas del conocimiento y de la formacin con una ptica enteramente nueva la de un hombre

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Prembulo

enteramente nuevo en cuanto a sus posibilidades intelectuales y activas, y los plantea, por primera vez, con una ptica verdaderamente universal. Por su carcter informacional en el sentido general del trmino posee la propiedad nica de poder captar el espacio en su mayor dimensin, el tiempo en su medida mnima y el nmero en toda la escala de sus cifras. As se diferencia de todas las mutaciones histricas con las que se la compara a veces, tales como el Renacimiento o la Revolucin industrial, cuyos mensajes slo pudieron difundirse a ritmos muy desiguales, segn las diferentes partes del mundo e incluso segn los sectores de la poblacin. Este es un dato que se impone al espritu, pero es preciso subrayar que no siempre se piensa en deducir de l las consecuencias lgicas. Las evoluciones anteriores, fuesen lentas o bruscas, engendraban de modo natural, aun al precio de crisis limitadas, mecanismos de correlacin semiautomticos entre la oferta y la demanda, entre los tres dominios de la educacin, la economa y los derechos polticos. No haba fuertes demandas de enseanza en los pases atrasados, ni fuertes demandas de democracia en el seno de las poblaciones incultas. Estos sistemas de adaptacin, que evocan la economa de mercado, se encuentran rebasados en un mundo caracterizado por la espontaneidad y la permanencia de la comunicacin de los modelos. En lo que concierne a la economa, el bienestar y el nivel de vida, los hombres ya no se resignan fcilmente, como cuando ellos vean la disposicin majestuosa de un orden natural, a las desigualdades que separan las clases y a las frustraciones que padecen pueblos enteros. No se resignan ya al subdesarrollo educativo, tanto menos cuanto que han sido inducidos a creer que la generalizacin de la instruccin era para ellos el arma absoluta para el despegue y la recuperacin econmica. Por ltimo, el problema de la democracia se plantea de una manera ms impresionante todava. De una parte, en efecto, todos los pueblos sienten ahora la aspiracin a la democracia, independientemente de cual sea su P. N. B., y su tasa de escolarizacin. Pero, al mismo tiempo, aspiran a un tipo de democracia diferente del que hemos conocido hasta ahora. Este es un campo en el que ningn pueblo se encuentra verdaderamente satisfecho de su progresin y de su promocin. Y es un campo en el cual la formacin de la personalidad humana desempea un papel decisivo. Por un lado, efectivamente, el desarrollo de los mass-media da a los poderes polticos o econmicos medios extraordinarios de condicionamiento del individuo, bajo cualquier aspecto que le considere-

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mos, pero sobre todo como consumidor y como ciudadano. Es por tanto preciso que ste pueda resistir el riesgo de alienacin de su personalidad, que va implcito en las formas obsesivas de la propaganda y de la publicidad, en el conformismo de los comportamientos que pueden serle impuestos desde el exterior, en detrimento de sus necesidades autnticas y de su identidad intelectual y afectiva. Por otra parte, las mquinas de operaciones racionales le expulsan de un cierto nmero de dominios donde l tena al menos la impresin de moverse libremente y determinarse a su arbitrio. Esta innovacin debe, sin embargo, volverse en su favor, protegindole de un gran nmero de errores y liberndole de muchas necesidades y restricciones. El conocimiento de la necesidad de la restriccin libera, a condicin de que este conocimiento sea asimilado e interpretado conscientemente. Luego es indispensable que cada uno pueda, en la medida irreductible que le corresponda, ser su propio agente de decisin y responsabilidad. La llamada democracia formal, que sera un error tratar con desprecio, pues ha marcado un progreso inmenso, ve superada su funcin. La delegacin de poder, consentida para un perodo fijo, tena la ventaja, que conserva, de proteger al ciudadano contra la arbitrariedad y asegurarle un mnimo de garantas jurdicas. Pero ya no basta para asegurarle ni una parte suficiente en los resultados de la expansin, ni la posibilidad de actuar sobre su propio destino en un mundo de movimientos y de cambios, ni la de sacar el mejor partido de sus capacidades virtuales. La era de la tecnologa aporta incontestables beneficios y abre vastas perspectivas, pero todo esto tiene su contrapartida. Los sabios nos ponen en guardia contra diversos peligros, cuya pintoresca presentacin enmascara a veces su carcter alucinante: el pulular de la especie humana hasta un punto de absurda densidad, la devastacin de los suelos y paisajes, la asfixia de las ciudades, el agotamiento de los recursos energticos y alimenticios, la fusin de los hielos polares creando un nuevo diluvio, la invasin de la atmsfera por partculas qumicas destructoras de la inteligencia, etc... Ciertos espritus no vacilan en sugerir la detencin total del crecimiento zero growth so pretexto de limitar sus destrozos, mientras que otros, sin llegar abiertamente hasta ese extremo, preconizan, bajo la forma de una poltica de ecologa, un renacimiento del malthusianismo. Tales soluciones conduciran a consolidar las desigualdades entre los pueblos e incluso a acentuar las distorsiones tendenciales. Es preciso, por tanto, proseguir el crecimiento, pero, para conjurar sus peligros y reducir sus perjuicios, es necesario que las colectividades puedan organizar democrticamente las prioridades y

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Prembulo

las disciplinas necesarias, lo que supone hombres suficientemente instruidos, informados y conscientes. Es preciso que el hombre nuevo sea capaz de comprender las consecuencias globales de los comportamientos individuales, de concebir las prioridades y de asumir las solidaridades que componen el destino de la especie. Un crecimiento orientado a la calidad de la vida y a la busca de los equilibrios humanos no puede ser slo obra de los gobiernos, agobiados por sus problemas de gestin y a menudo enredados en sistemas de prejuicios. Slo la opinin pblica de los pases, si llega a formar una opinin mundial, podr imponer medidas tan simples y tan evidentemente necesarias, pero indefinidamente eludidas, como la renuncia a las armas atmicas y la afectacin a obras vitales de una parte de los crditos estrilmente invertidos en la preparacin de guerras. Para que la inteligencia popular pueda acceder a esta funcin, que est a su alcance, es preciso que tome conciencia de s misma, de sus aspiraciones, de su fuerza, que se desfatalice y, si puede decirse, se desresigne, y esta seguridad psicolgica slo puede drsela una educacin ampliamente abierta a todos. Se trata, pues, por una parte, de reforzar la exigencia de la democracia, que aparece ahora como el nico medio de impedir que el hombre se convierta en esclavo de la mquina y como el nico estado compatible con la presuncin de dignidad que implican los logros intelectuales de la especie; de desarrollar el concepto mismo de democracia, que ya no podra estar limitado a un mnimo de garantas jurdicas protegiendo al ciudadano de la arbitrariedad del poder en una sociedad de subsistencia, sino que debe permitirle participar en las responsabilidades y en las decisiones inseparables de una sociedad promocional; por otra parte y paralelamente, sera el nico medio capaz de reforzar la exigencia de educacin, pues la relacin de igualdad democrtica no podra existir o seguir existiendo- entre clases separadas por una desigualdad de instruccin demasiado grande, y de recrear el objeto y el contenido de la educacin teniendo en cuenta a la vez los nuevos caracteres de la sociedad y los nuevos caracteres de la democracia. Esta es la razn de que la Comisin baya insistido en el hecho de que la educacin debe ser considerada como un sector poltico, en el que la importancia de la accin poltica es particularmente decisiva. Como estas exigencias nacen, al menos en su nuevo vigor, de la Revolucin cientfica y tcnica, es preciso adems que en toda accin educativa se ponga el nfasis: por una parte, en una concepcin comn que se podra cali-

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ficar de humanismo cientfico. Es decir, una concepcin humanstica, ya que coloca en el centro de sus preoupaciones al hombre y su pleno-ser, concebido como una finalidad; una concepcin cientfica, toda vez que el contenido del humanismo quedar definido y por tanto enriquecido por todo lo que la ciencia continuar aportndonos de nuevo en el dominio de los conocimientos sobre el hombre y el mundo; por otra parte, sobre la tecnologa, es decir, la aplicacin sistemtica de la ciencia, y, de un modo general, del conocimiento organizado, a tareas prcticas y concretas, permitiendo al hombre no slo comprender mejor los procesos objetivos que le rodean, sino sobre todo asegurar mejor la eficacia de su accin global. Esta es la razn de que la Comisin baya considerado como esencial que la ciencia y la tecnologa se conviertan en los elementos omnipresentes y fundamentales de toda empresa educativa; que ellas se inserten en el conjunto de las actividades educativas destinadas a los nios, a los jvenes y a los adultos, a fin de ayudar al individuo a dominar no slo las fuerzas naturales y productivas, sino tambin las fuerzas sociales, y al hacerlo adquirir el dominio de s, de sus elecciones y de sus actos; finalmente, que ellas ayuden al hombre a impregnarse de espritu cientfico, de manera que promueva las ciencias sin convertirse en su esclavo.

III. La mutacin cualitativa. La motivacin y el empleo Al destacar el carcter universal que presentan, desde el punto de vista de una finalidad humanista, los datos fundamentales del problema educativo, creemos haber justificado por adelantado la decisin adoptada por la Comisin de no tratar de manera aislada la situacin de los pases en vas de desarrollo. Sin duda, estos pases conocen dificultades particulares y restricciones ms pesadas que los otros, y nosotros tendremos ocasin de evocarlos con frecuencia en este informe. Sin embargo, aparte de que siempre es peligroso adoptar una clasificacin fundada en criterios necesariamente toscos, nos ha parecido que las grandes lneas de diferenciacin entre las categoras examinadas surgan sobre todo de apreciaciones cuantitativas o del dominio de las aplicaciones (las cuales, por otra parte, deben ser definidas no para inmensos grupos de naciones, sino para cada nacin en particular, sin perjuicio de las similitudes regionales). Faure, 3

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En cuanto a los principios que presiden las grandes opciones, los pases desarrollados, de una parte, y los pases en vas de desarrollo, por otra, estn llamados a buscar, con medios diferentes, estrategias muy parecidas. En efecto, el sistema educativo de los pases desarrollados presenta siempre, al menos en un gran nmero de casos, la doble caracterstica de ser, de una parte, pretecnolgico en cuanto a la enseanza misma, y de otra, elitista en cuanto a su reclutamiento social (bien entendido, tratndose de un nivel elevado de estudios). Este mismo sistema, con estas mismas caractersticas, es el que se ha implantado generalmente en los pases subdesarrollados, donde presenta el inconveniente suplementario de no adaptarse al medio cultural ni al medio social y humano. Se trata, pues, en los dos casos, por una parte, de pasar de lo pretecnolgico a lo tecnolgico; por otra, de construir una enseanza ampliamente popular a partir de un sistema educativo todava restringido a una minora de ingresados, a los que garantiza, ms o menos, las correspondientes salidas en los empleos superiores de la economa y de la administracin. Esta doble transformacin debe, en buena lgica, realizarse en un solo movimiento. Pero no siempre ha sido as. Por consiguiente, ciertos pases desarrollados, que creyeron haber creado una enseanza de masas sin hacer al mismo tiempo una enseanza tecnolgica y moderna, han fracasado prcticamente en su empresa. Este fracaso se ha revelado en el dbil ndice de alumnos salidos de las clases populares que llegan a ingresar en la enseanza superior, mientras que, de una parte, el ejemplo de otros pases y, de otra, trabajos cientficos de crdito demuestran hasta la evidencia que las capacidades intelectuales estn repartidas casi por igual entre las diferentes categoras sociales y los diferentes niveles de fortuna. En consecuencia, estos pases llamados desarrollados se encuentran, desde el punto de vista educativo, en presencia de lo que se puede llamar, por extrao que parezca, una situacin interna de subdesarrollo. Sus alumnos salidos de las capas populares presentan, al menos de un modo relativo, sntomas de inadaptacin y de fracaso anlogos a los que se observan en los pases excoloniales en presencia de los productos de una enseanza occidental superficial. As, en uno y otro caso, se encuentran presentados a plena luz los problemas conjugados de la motivacin y del empleo, que rigen respectivamente la entrada y la salida del ciclo educativo, determinando su movimiento y condicionando su xito. El estudio de la motivacin es la clave de toda poltica moderna en nuestro sector. Se inspira acumulativa o alternativamente en la

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investigacin del empleo (cuanto ms alto y ventajosamente el sujeto haya trepado, ms grados habr alcanzado en sus estudios) y de la sed de aprender, la libido sciendi. Tambin es curioso constatar que el primer aspecto (busca de colocacin o empleo) es generalmente privilegiado en relacin al segundo, cuya importancia misma a menudo se considera despreciable. La curiosidad, el deseo de comprender, de conocer o de descubrir, se refiere, sin embargo, a los resortes ms profundos del alma. Las notaciones elaboradas por la ciencia permiten hoy da a los espritus menos dotados asimilar conceptos cuyo descubrimiento ha exigido el genio ms descomunal. Esta motivacin debera ser la ms fuerte si fuera fomentada, lo que justamente no es el caso. Inversamente, el estmulo por la ambicin y por la busca de colocacin no es suficiente para asumir la democratizacin de la enseanza superior en un cierto nmero de pases industriales, y mucho menos para asegurar la constancia de la escolaridad en los pases en vas de desarrollo. As vemos la paradoja de que en ciertas regiones donde slo la mitad de los nios pueden acceder a la escuela, la mitad de esta mitad no puede habituarse a ella y se desanima en el transcurso mismo del primer ciclo. Por el contrario, la motivacin fundada en el empleo, aunque es incapaz de asegurar una verdadera democratizacin, presenta por otra parte el grave inconveniente de acreditar la idea de que todo diploma crea el derecho a un puesto de calificacin correspondiente En consecuencia, los diplomados que no pueden encontrar la actividad correspondiente a su calificacin se consideran engaados, y prefieren instalarse en el desempleo en vez de rebajarse u ocupar un oficio incluso brillante que, sin embargo, nadie se ha preocupado de ensearles. La correspondencia entre un nivel de instruccin determinado y un nivel de ocupacin y de remuneracin garantizado responde a la lgica del sistema tradicional, en el que el acceso a este ltimo est limitado y adems la educacin est considerada como un esfuerzo difcil, incluso molesto, cuya recompensa no consiste en la propia alegra y que exige por tanto un pago diferido. La enseanza democrtica moderna reclama que sea reanimada la motivacin natural que lleva al hombre al conocimiento, y al mismo tiempo exige poner en marcha el mecanismo diploma-empleo que la economa de muchos pases (incluso desarrollados) no siempre podr garantizar. Podemos fcilmente determinar los principales obstculos que se oponen al juego espontneo de las motivaciones y correlativamente

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los temas de reforma que deben permitir reducir los abandonos, las repeticiones de curso, las desorientaciones que llevan a tantos fracasos no slo escolares sino humanos. Porque hoy existe una ciencia de la educacin y porque esta ciencia posee una tecnologa, sabemos que la experiencia del nio desde su edad ms temprana desempea un papel esencial en su formacin, y podemos as promover las enseanzas preescolares, tanto ms valiosas cuanto que pueden compensar, para las clases populares y en los pases en va de desarrollo, el obstculo que representa la ausencia de un soporte cultural en el ambiente de la familia. Sabemos que un obstculo tan grave o ms consiste en la falta de alineacin cultural y sobre todo lingstica del nio. Es esencial que el primer perodo de la formacin comprenda el uso de la lengua familiar. En una poca en que los conocimientos abstractos se colocan en un circuito continuo de accin y retroaccin con la vida cotidiana, es forzoso admitir que el tronco comn de la escuela elemental y, si es posible, del ciclo secundario debe combinar la teora, la tcnica y la prctica, el trabajo intelectual y el trabajo manual; que la escuela no debe estar separada de la vida; que la personalidad del nio no debe ser escindida entre dos universos impenetrables uno al otro, uno en el que se instruira descarnndose, otro en el que se desplegara en la contra-educacin. Como la era cientfico-tecnolgica implica la movilidad de los conocimientos y la renovacin de las innovaciones, la enseanza debe consagrar un esfuerzo menor a la distribucin y al almacenamiento del saber adquirido (aunque sea preciso desconfiar, en este dominio, de las exageraciones) y prestar una mayor atencin al aprendizaje de los mtodos de adquisicin (aprender a aprender). Correlativamente, puesto que ser necesario revisar y completar los conocimientos durante todo el curso de la vida, es posible sacar de ello consecuencias en cuanto a la reduccin de la duracin de los estudios y a la articulacin de las iniciaciones tericas y de las experiencias profesionales durante los ciclos que hoy da son a veces desmesuradamente alargados en la enseanza superior. No es una extraordinaria anomala el que en una poca donde la teora se conjuga esencialmente con la aplicacin y donde, biolgicamente, el ser humano accede cada vez ms pronto a la madurez, los estudiantes puedan deambular hasta los veinticinco aos y an ms en este vestbulo que les tiene alejados de la vida real, de la accin productiva, de la autonoma de la decisin y de la responsabilidad? Sabemos que el modelo acadmico, todava prestigioso en tantos pases y que produce, en ciertas condiciones de poca y de sociedad,

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los resultados que de l se esperaban, se encuentra hoy da pasado de moda y sobrepasado, no slo ante las clases populares, sino incluso para el uso de la juventud burguesa, en favor de la cual haba sido concebido. Reproduce imperturbablemente los tics de las generaciones precedentes. Es exageradamente terico y memorista. Favorece la expresin escrita repetitiva y convencional en detrimento de la expresin oral, de la espontaneidad y de la bsqueda creadora. Aisla arbitrariamente las humanidades (consideradas como no cientficas) de las ciencias (consideradas como no humanistas), y persiste en desconocer el advenimiento de las humanidades cientficas. Separa la enseanza llamada general de la enseanza llamada tcnica. Marca por la abstraccin una preferencia que parece traducir el prejuicio social de la aristocracia en detrimento de las aplicaciones, consideradas como serviles, a la manera como Platn condenaba a los fundadores de la mecnica. Muestra frente a todo trabajo prctico una extraordinaria alergia. Por ltimo, tiene el grave inconveniente de no preparar ms que para un nmero limitado de profesiones y prohibir a sus titulados, en caso de insuficiencia de puestos de trabajo, la posibilidad de consagrarse, ni siquiera temporalmente, a tareas tcnicas y prcticas, a las cuales se les ensea a desdear. Despertando la motivacin y organizando la polivalencia se puede reconciliar la democratizacin de la enseanza con la racionalidad econmica. Pero es preciso que los beneficiarios de la educacin, que sern ms numerosos, comprendan la oportunidad que se les brinda de instruirse y formarse y que no se consideren como investidos de por vida de un ttulo absoluto al reconocimiento del Estado. El hecho de que un diplomado no pueda encontrar una colocacin correspondiente a su calificacin especfica u ptima no constituye un escndalo. Pero el hecho de que el mismo hombre no pueda o no quiera asumir una funcin que responda a una utilidad social y ser aceptado en esta funcin, este hecho s marca una quiebra del sistema educativo. En una tal concepcin de conjunto se hace posible rechazar las opiniones de los neomalthusianos, que querran racionar la instruccin, midindola con espritu estrecho sobre las perspectivas de empleo. Un sistema generalizado de numerus clausus que mantuviese las injusticias sociales de la educacin en los pases ricos y perpetuase el infraequipamiento intelectual de los pases pobres sera ahora juzgado intolerable. Es ms chocante todava observar que el clculo neomalthusiano no es de recibo, an cuando se adopte la inspiracin puramente utilitaria que es la suya, las de la racionalidad econmica. Trazar una tabla con las correspondencias entre los grados de for-

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macin general y las actividades profesionales es una empresa espinosa: en una economa en movimiento hay pocos medios para prever con certeza el nmero y la naturaleza de los empleos disponibles; pocos medios para hacerles corresponder a una cualificacin profesional precisa, y muchos menos an cuando se trata de economas que esperan iniciar su desenvolvimiento. Esta es la razn de que la Comisin baya sugerido que en las polticas y estrategias educativas se rechacen toda tendencia neomalthusiana y todo intento de frenar el desarrollo de la educacin, por razones tanto culturales como politicas y econmicas. La finalidad de la educacin es permitir al hombre ser l mismo, devenirse. En relacin al empleo y al progreso econmico, la finalidad de la educacin debera ser no tanto el preparar a los jvenes y a los adultos para una profesin determinada, para la vida, que el optimizar la movilidad profesional y suscitar con carcter permanente el deseo de aprender y formarse. En una palabra, sin renunciar a la expansin educativa, conviene repensar seriamente los objetivos, las modalidades y las estructuras de la educacin.

IV.

Institucin escolar y ciudad educativa

Pero he aqu que algunas personas proponen, a menudo partiendo de los mismos principios, conclusiones mucho ms radicales que las que hemos esbozado nosotros aqu. Porque el sistema educativo est a menudo viejo y esclertico, se proponen abolirse en vez de reformarle. Porque sea preciso aproximar la escuela a la vida, algunos piensan suprimir sencillamente la escuela. Tal opinin, presentada generalmente como progresiva e incluso como revolucionaria, conducira, si fuera adoptada con carcter general, a efectos indudablemente ms regresivos, anlogamente a lo que sucede, en el campo econmico, con las tesis de los zegistas, con las que a veces se encuentra emparentada. La revolucin cientfica y tcnica, la corriente enorme de informaciones que se ofrece al hombre, la presencia de gigantescos medios de comunicacin y otros muchos factores econmicos y sociales han modificado considerablemente los sistemas tradicionales de educacin, han puesto en evidencia la debilidad de ciertas formas de instruccin y la fuerza de otras, han ensanchado las funciones del autodidactismo y han aumentado el valor de las actitudes activas y

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conscientes para la adquisicin de los conocimientos. El prestigio de las enseanzas fundadas en la reflexin va agrandndose. Los problemas planteados por la instruccin y la educacin de alumnos de todas las edades, incluidos los adultos, conducen a recurrir a mltiples formas extraescolares de aprendizaje. La educacin extraescolar ofrece un amplio abanico de posibilidades, que deben ser utilizadas de manera productiva en todos los pases. El desprecio hacia la educacin extraescolar slo es un vestigio del pasado y no puede ser el hecho de ningn pedagogo progresista. Sin embargo, tanto en el presente como en el porvenir, la escuela, es decir, todo organismo concebido para dispensar una enseanza metdica a la generacin que comienza su vida, es y ser el factor decisivo para la formacin de un hombre apto para contribuir al desarrollo de la sociedad, para tomar una parte activa en la vida, es decir, vlidamente preparado para el trabajo. En la sociedad moderna muy especialmente, el tratamiento de un volumen enorme de informaciones, recibidas por vas cada vez ms numerosas y diversas, exige la adquisicin de conocimientos, de aptitudes y de prcticas sistematizadas. Los conocimientos cientficos, 1as nociones, en tanto en cuanto son tomadas de lo general y de lo esencial de las cosas y fenmenos, y ms an los sistemas de conocimiento y los medios que permiten transformar personalmente y asimilar positivamente este poderoso flujo de informacin, exijen casi siempre una enseanza organizada, impartida por una escuela o por instituciones educativas bien concebidas. Es cierto que, segn los pases, existen gneros de escuela y formas de enseanza que atraen serias crticas y que numerosos aspectos de la enseanza escolar piden ser enteramente repensados y reformados. No obstante, la renuncia a la escuela en cuanto elemento esencial, aunque no exclusivo, de la educacin comprometera la lucha emprendida para lograr que accedan cientos de millones de seres humanos a esta parte de la educacin que permite asimilar el conocimiento con carcter sistemtico. Adems, si es verdad que la cultura humana no se limita al conocimiento, tambin lo es que el conocimiento constituye hoy da parte integrante e indispensable de aqulla. La orientacin de la Comisin comporta as un enfoque dialctico en el que entran en juego, de una parte, las mejoras aportadas a lo que existe y, de otra, las alternativas a lo que existe. No se diferencia, por tanto, ni del enfoque limitado de quienes siguen prisioneros de las estructuras existentes ni del de aquellos que suean con un trastrueque radical de las estructuras y se lanzan a lo desconocido sin tener en cuenta lo real y lo posible. Esta es la razn de que la Comisin baya puesto todo el acento en dos nociones fundamentales: la educacin permanente y la ciudad

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educativa. Si los estudios ya no pueden constituir un todo definitivo que se imparta y se reciba antes de entrar en la vida adulta, cualquiera que sea el nivel de este stock intelectual y la edad de esa entrada, es preciso entonces reconsiderar los sistemas de enseanza en su conjunto y su misma concepcin. Si lo que es preciso aprender es a reinventar y a renovar constantemente, entonces la enseanza deviene la educacin y, cada vez ms, el aprendizaje. Si aprender es el asunto de toda una vida, en su duracin y en su diversidad, y de toda una sociedad, tanto en lo que concierne a sus recursos educativos como a sus recursos sociales y econmicos, entonces es preciso ir ms all de la necesaria revisin de los sistemas educativos y pensar en el plano de una ciudad educativa. Tal es la verdadera dimensin del reto educativo del maana. No es seguro que los conservadurismos culturales sean ms fciles de vencer que las resistencias econmicas y polticas. Pero si comparamos el premio con el envite, cmo rehusar el combate?

V. Los instrumentos para el cambio La era del cambio nos proporciona los instrumentos necesarios para responder a la demanda de educacin cuantitativa que ella provoca. Pero es preciso an que sepamos reconocerlos como tales y adaptarlos a este fin. Los dos grandes sistemas de innovacin ms caractersticos de la era tecnolgica, es decir, de una parte los mass-media (transistor y televisin), de otra la ciberntica, consagrados tanto uno como otro a la informacin, a su transmisin inmediata, a su codificacin, a su investigacin, a su explotacin, son por este hecho naturalmente aptos a las actividades del aprendizaje, de la educacin y de la formacin. Sin embargo, comprobamos hoy da el dbil desarrollo de la enseanza programada, vemos que la radio, la televisin y con mayor razn an los ordenadores son insuficientemente utilizados con fines educativos. Salvo excepciones, la radio y la televisin son empleadas de manera exterior y paralela a la enseanza propiamente dicha. Se cree a menudo que la radio no puede ser tilmente explotada ms que con finalidades de animacin y que su papel propiamente educativo y formativo es insignificante. Se limitan a insertar la televi-

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sin en el proceso educativo existente en vez de modificar profundamente ste para que pueda beneficiarse de un apoyo tecnolgico moderno. Se confunde la enseanza programada con la utilizacin de medios muy modernos y costosos, con los cuales la mayora de los sistemas educativos no pueden equiparse. De aqu resulta que la aplicacin de un mtodo pedaggico avanzado est considerablemente limitada. Se estima generalmente que la utilizacin de la informtica debe reservarse a los estudios superiores: por el contrario es muy importante prever una iniciacin, desde la edad temprana, en el lenguaje elemental de las mquinas. En primer lugar, porque el algoritmo es un mtodo magnfico de lgica. Adems, porque el contacto con esta potencia misteriosa es muchas veces una motivacin muy fuerte hacia el conocimiento. Es necesario e indispensable que todos los pases, cualquiera que sea su nivel de desarrollo, utilicen en gran escala la tecnologa educativa y los principios tecnolgicos o, en otras palabras, las tecnologas intelectuales post-mecnicas. As ocurre en los pases desarrollados, incluso en los que creen poder operar sobre una economa floreciente para obtener los recursos necesarios para alcanzar sus objetivos de educacin. Es cierto que el recurrir a estas nuevas frmulas les permitira, en todos los casos, obtener una eficacia mucho mayor con un mismo esfuerzo de inversin. Para estos pases, el problema esencial es el de vencer las rutinas, despertar el inters de la opinin y sobre todo asociar el cuerpo docente a esta empresa. Esta ltima condicin es indispensable, no slo para aplacar ciertas susceptibilidades corporativas, sino sobre todo porque la utilizacin educativa de nuevas tecnologas exige que sean integradas en el propio sistema educativo. Lo que para los pases desarrollados es una comodidad muy apreciable, para los pases en vas de desarrollo aparece como la condicin sustancial para un tratamiento de conjunto del problema. Para los pases en vas de desarrollo, o al menos para la mayora de ellos, una innovacin decidida en este dominio constituye el nico medio de progresar hacia una solucin satisfactoria en un plazo razonable. Continuar con los procedimientos actualmente seguidos no puede ni resolver el analfabetismo all donde ste afecte a una fraccin importante de la poblacin (y esto, a pesar del indiscutible progreso que representa la alfabetizacin funcional), ni, en muchos casos, asegurar la generalizacin y la rentabilidad de la escolaridad, ni, en fin, en ningn caso abrir oportunidades a la formacin de los adultos v a la puesta en aplicacin gradual del concepto de educacin permanente. Esta situacin no podra ni siquiera en promedio general ser sensiblemente mejorada por unos suplementos de crdito o de ayuda, y

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se tropezara enseguida con otros estrangulamientos (insuficiencia en el reclutamiento de maestros, en la produccin de manuales, etc.). De modo muy distinto se presenta el campo de posibilidades si se decide recurrir, en toda la escala deseable, a la utilizacin de las tecnologas educativas y sobre todo al doble mtodo de la enseanza programada (habindose observado que esta frmula no se limita a la enseanza programada por ordenador, en la cual hemos insistido antes por su extrema importancia) y de la radio-televisin educativa. Entonces estaremos en una situacin comparable a la que acompaa el paso de una economa de subsistencia a una economa de crecimiento rpido. En lo que concierne a la eleccin de los mtodos de modernizacin de la educacin, nos parece que los pases en vas de desarrollo deberan simultneamente utilizar las tecnologas avanzadas, en la medida en que les sea posible, y orientarse ms hacia el empleo de tecnologas intermedias y hacia la aplicacin de los principios tecnolgicos susceptibles de incrementar la eficacia y de aportar un sostn a la educacin en estos pases, sin por ello apelar a soportes tecnolgicos o mecnicos complejos y onerosos. La Comisin ha subrayado, por tanto, que, a pesar de las dudas existentes y de las orientaciones diferentes, cualesquiera que sean los progresos y las economas que puedan procurar ciertas revisiones del sistema educativo clsico, la demanda muy fuerte de educacin, aferente, de una parte, a la prolongacin ptima y progresiva de la escolaridad, de otra parte, a la institucin de una autntica educacin permanente, no podr ser satisfecha si no se decide recurrir, en una escala suficiente y con modalidades apropiadas, a estos instrumentos, a las posibilidades ilimitadas de la nueva tecnologa.

VI. La cooperacin internacional Si se acepta la idea de que ha llegado el momento de proceder a una renovacin de la educacin, que la educacin es hoy discutida, que es preciso repensar la educacin en su conjunto y todos juntos, entonces resulta evidente ms que nunca la necesidad de una cooperacin internacional y de una solidaridad mundial. En primer lugar, una cooperacin intelectual y operacional entre todos los pases; entre los propios pases desarrollados; entre los propios pases en vas de desarrollo; entre los pases prximos geo-

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grficamente y desde el punto de vista lingstico y social; entre los pases y las instituciones educativas, culturales y cientficas con niveles de desarrollo muy diversos, pero cuyas experiencias, intentos innovadores y reflexiones sobre el porvenir de la educacin pertenecen al mismo tesoro mundial. El intercambio de los valores de este tesoro comn es hoy da una imperiosa obligacin y el medio supremo de llegar a una cooperacin internacional. En segundo lugar, una solidaridad operacional, tcnica y financiera hacia los pases en vas de desarrollo. Una renovacin educativa necesita una experimentacin: incurre en riesgos de fracaso y exige recursos disponibles. Adems, en realidad, los gastos pblicos han llegado muchas veces al mximo soportable (y a veces le han sobrepasado) por el presupuesto y por la economa. De otra parte, las contradicciones con que tropiezan muchos sistemas educativos, por su naturaleza, tienden a desanimar ms que a estimular a los pases que suministran la ayuda, y pueden incitarles a prestar odos complacientes a los malos consejos de los neomalthusianos y pesimistas, algunos de los cuales han querido dar a conocer a la Comisin sus tesis restrictivas y sus advertencias desencantadas. Tales son las razones fundamentales que han llevado a ciertos miembros de la Comisin a contemplar la implantacin de un Programa internacional para las innovaciones educativas. Orientado a las innovaciones en todos los dominios, o ms bien a la renovacin educativa en su conjunto, este Programa podra, al parecer, ser especialmente til y eficaz para la introduccin de las tecnologas educativas. Toda inversin productiva exige un gasto inicial de capital, pero la gestin puede, despus, asegurarse en condiciones menos onerosas y mucho ms rentables. Los pases poco desarrollados no pueden afrontar solos parejo esfuerzo de capital; es preciso que los pases desarrollados les aporten un concurso nuevo y especfico; tal es sobre todo el caso cuando el equipo de televisin exija establecer rels por satlites, llamados generalmente a cubrir varios pases. Diversas consideraciones permiten pensar que los pases favorecidos aceptarn este relanzamiento de la solidaridad; se les darn esta vez seguridades de la eficacia de su concurso, y sus gastos iniciales podrn ser amortizados como consecuencia de que la ayuda de gestin resultar menos indispensable cuando el reequipamiento tecnolgico haya dado sus primeros efectos positivos. Sin embargo, la obligacin de solidaridad va ms all de este conjunto de justificaciones consideradas desde el punto de vista de la utilidad de los pases beneficiarios; acta a su vez hacia los propios

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donantes y lleva sus benficos efectos sobre el conjunto de la comunidad internacional. Las organizaciones para la investigacin que ser necesario instituir o desarrollar para poner a punto las formas de la ayuda tecnolgica educativa podrn utilizarse en beneficio de todos los pases; puesto que numerosos pases desarrollados descubren hoy da la necesidad de la innovacin, su problema no es diferente, en, sus elementos sustanciales y fundamentales, del que se plantea a los pases menos avanzados y que ellos deben ayudarles a resolver. Nada impide pensar que un mismo organismo pueda trabajar a ttulo oneroso para ciertos clientes y a ttulo gratuito o semigratuito para otros. El efecto conseguido en el marco de la ayuda aclarar a los donantes sus propias necesidades, sus propias insuficiencias, y les incitar sin duda a organizar mejor sus intercambios y sus conexiones, a fin de evitar los despilfarros y los tropiezos. La promocin intelectual del Tercer Mundo beneficia de muchas maneras a las naciones industriales (incluso a veces de manera abusiva bajo la forma de brain-drain). Y sobre todo, pueblos llegados a la independencia ms recientemente han permanecido a menudo ms prximos que los otros a sus modos tradicionales de cultura; se hallan tanto ms consagrados a salvaguardar o a rehabilitar su autenticidad cuanto que han experimentado el temor de verla borrarse bajo el barniz de la alienacin colonial. Pueden, pues, hacer beneficiar a la colectividad mundial de las riquezas del pluralismo cultural y ayudarla a defenderse contra la obsesiva monotona de los modelos de vida y de los arquetipos de pensamiento que acompaan tan fcilmente a la economa de crecimiento cuando sta tiende a confundirse con una civilizacin del lucro. La Comisin ha comprobado que ni las formas actuales de la ayuda bilateral y multilateral, ni los recursos de que dispone, ni incluso las concepciones en que se inspira, estn a la medida de las necesidades presentes de la comunidad mundial en materia de educacin. Y no lo estn en particular si la renovacin deviene el imperativo principal de la empresa educativa. Estn por buscar los caminos de una solidaridad amplia y reforzada. Ciertas vas surgen de nuestros anlisis y sugerencias. Otras debern ser elaboradas ulteriormente. Pero estamos convencidos de que esos caminos podrn encontrarse gracias a las iniciativas y a la ingeniosidad de los paires, de los pueblos, de los educadores y de los investigadores, as como gracias a las organizaciones internacionales y muy particularmente, a la Unesco, que tiene un papel principalsimo a desempear en este campo.

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El conocimiento no basta para constituir la cultura. La Comisin no ha tenido la posibilidad de extender, como hubiera querido y en las proporciones deseables, el objeto de su estudio al conjunto de las funciones educativas intrnsecas, poniendo en juego el conjunto de relaciones de la familia, de la profesin, de la ciudad, de los grupos sociales, de las comunidades profesionales y espirituales. Pero todas nuestras observaciones nos han confirmado en la certidumbre de que las redes de estas diferentes funciones intrnsecas y extrnsecas forman un todo y que los diversos sectores del desarrollo humano y de la vida social son inseparables. Si es verdad que los medios de la tecnologa y muy especialmente las mquinas de operaciones mentales representan para el cerebro humano el equivalente de lo que habra podido ser obtenido por una mutacin biogentica, es necesario que el hombre nuevo est en condiciones de establecer un equilibrio entre sus capacidades ampliadas de comprensin y de poder, y su contrapartida potencial de orden de carcter afectivo y moral. No basta reunir el homo sapiens y el homo faber, es preciso adems que se sienta en armona con los dems y consigo mismo: homo concors. Esta condicin es indispensable para que pueda superar los peligros y perjuicios anejos a la tasa exponencial de crecimiento y a los aspectos materiales del desarrollo. Para que pueda afirmar sus responsabilidades cvicas y sociales y reaccionar ante las contradicciones y las injusticias. La conciencia individual debe poder ejercer su fuerza por el rel de la conciencia histrica y de la conciencia de grupo, por la bsqueda y la salvaguardia de la autenticidad, en fin, por el sentimiento de la plena pertenencia de cada uno a la totalidad de la especie. As se afirmar la doble polaridad de lo singular, que es irreducible, y de lo universal, que comporta la diversidad en la identidad. Nuestro tiempo, al que se ha llamado el del mundo finito, no puede ser otro que el del hombre total; es decir, todo hombre y todo el