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5/11/2018 PeterHartling-LaAbuela-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/peter-hartling-la-abuela-55a0c8fc0ffca 1/50 .If La abuela Peter Hartling H a p ub lic ad o lib ro s d e p oe m a s, c ue nto s y e ns ay os , Y e s m uy c on oc id o . como n ov elis ta . E n 1973 ernpezo a e sc rib ir Iibros para nmos qu e se c a ra ct er iz a n por la actualidad de su problematica Y su autenticidad. ii ~_ .... ~ ..J K arli p le rd e a s us p ad re s y e s e du ca do po r su abuela. Tanto Karli como la abuela tlenen que cambiar p ara a da pt ars e y convlvlr s in t en sio ne s. Pero vencen las dificultades y acaban s ie nd o muy buenos amigos. Este libra recibi6 el Deutscher Jungedbuchpreis en 1976. lIustrad6n de cubierta: J UA N R A MO N A LO N SO \ \ -

Peter Hartling - La Abuela

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.If

La abue laPeter Hartling

H a p ub lic ad o lib ro s d e p oem a s,c ue nto s y e ns ay os , Y e s m uy c on oc id o

. c om o n ov elis ta . E n 1973 ernpezo

a e sc rib ir Iib ro s p ara nmos

qu e se ca ra ct er iz a n por la actualidad

de su p ro bl ema ti ca Y su autent icidad.

ii ~_. . . .~..J

K arli p le rd e a s us p ad re s y e s e du ca do

po r su a bu ela . T an to K arli c omo

l a a bue la tlenen q ue c am bia r p ara

a da pt ars e y c on vlv lr s in t en sio ne s.

Pero vencen las d if icu ltades y acabans ie nd o m uy b ue no s a mig os . E ste lib ra

recibi6 el Deutscher Jungedbuchpreis

en 1976.

l Iustrad6n de cubier ta:

J UA N R A MO N A LO N SO\

\

-

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,/ De como Karlifue a parar a casa de la abuela

Dice la gente que a los sesenta y sieteafios ya se es viejo. La abuela, no. La abuelaha dicho siempre -y1 0 suelen decir muchosviejos- que uno es tan joven como se siente.Y la abuela se sentia bastante joven. Deciatambien la abuelaque por fuera era vieja y

por dentro una muchacha. Los que la conodan

bien, se 1 0 creian. Laabuela no tenia muchodinero. A vecesse quejaba de su escasapensiony de su difunto marido que no .habfa sidoprecisamente una lumbrera, pero preferla reirque quejarse. YsabJa arreglarselas, Su piso deMunich era pequefio y casi tan viejo como ella.El sofa se venia abajocon frecuencia cuandoel peso de las visitas era excesivo. S 6 1 0 la estufade fuel-oil era nueva y la abuela no acababade apafiarselas con .ella, Tenia miedo de que

salieran las dos volando por los aires cualquierdia, Cuando laestufa empezaba a borbotear y

a hacer glu-ghi, laabuela lehablaba como sifuera un burro testarudo. A la abuela legustaba hablar consigo rnisma y con las cosasque Ie rodeaban. Los que no la conodan bientenlan que acostumbrarse. Incluso en medio

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de una conversaci6n empezaba a veces a hablar

consigo misma y, cuando el otro la miraba

sorprendido, la abuela meneaba simplemente

la cabeza como diciendole que no se referia

a el.

A la abuela todos la llamaban abuela:los vecinos, el panadero de la esquina, los

chieos del patio que de vez 'en cuando se

burlaban de ella peroque, en realidad, la

que dan y hasta Ie subfan a veces la bolsa de

la compra al quinto piso, porque en la casa

en que vivia la abuela, no habla ascensor.-No somas principes -solla decir la

abuela cuando se Ie acababa el . resuello en el

tercer piso y tenia. que tornarse un pequefio

descanso.«Frau Erna Bittel» ponla en -letras de

adorno en la puena del piso. Su hijo Ie

pregunt6 una vez par 1 0 de «Frau» delante de

su nombre. .-Til es que eres tonto -Ie habia

respondido la abue1a-. As! es como quiero

que me llamen. Despues de la muerte de Otto

la genre podria creer que soy una vieja solte-

rona. Y eso es 1 0 que no soy.

, EI hijo de la abuela tenia otro hijo.De eI y de Ia abuela trata esta historia. Se

llama Karl-Ernst 0 se llamaba -mejor dicho-

porque desde un principio le llamaron Karli.

Karli credo en' una pequefia ciudad

cerca de Dusseldorf. Su padre trabajaba en las

oficinas de una fabrica.

-Era el que calculaba 1 0 . que iban a

cobrar los otros -asl explicaba Karli la pro-

fesi6n de su padre.

A veces el padre de Karli, los viernespor la tarde casi siempre, se iba a la taberna,

volvia borracho a casa y le entraba la llorera.La madre de Karli se quejaba:. -jYa vuelve a estar esta calamidad

can las dichosas larnentaciones del fin de

semana!

Karli no 1 0 comprendla. Su padre era

una persona mas bien alegre y Karli se entendiabien con el. Mejor que can su madre que

siempre protestaba de 1 0 rnucho que ensucia-

ban los dos y de 1 0 mucho que tenia que

limpiar.Y se pasaba el dia limpiando.-Pues esto no es normal-dec1a el

padre de Karli.

Los padres de Karli rnurieron en un

accidente de autornovil cuando Karli tenia cinco

.afios. Habian salido con unos conocidos

-ellos no tenlan coche- y a Karli Ie habtandejado en casa de la vecina, AlII acudi6 tam-

bien el policia que Ie dijo ala mujer:

-Han muerto los dos. .

AI principio Karli 1 1 6 ' : 1 0 comprendio:

Karli tard6 mucho tiempo en poder imaginarse

que no iba a volver a ver a sus padres. Que

se habian ido para siempre.

-No es posible -solla decir.

La vecina 10 meti6 en cama y un medico

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Ie puso un supositorio. A Karli Ie entr6 la risa.

-Ahora vas a poder dormir .Primero

tienes que dormir, hombrecito -Ie dijo el

medico.A Karli 10 de hombrecito le pareci6

idiota y el medico medio tonto. Aquellosdias todo el mundo le parecia medio tonto

porque no paraban de acariciarle la cabeza 0

de abrazarlo, porque se portaban todos de

forma muy distinta.La abuela, no. Lleg6 la abuela -tam-

bien debra haber llorado- y empez6 en

seguida amandar:-jHay que seguir, de alguna forma

hay que seguir!

Y ante un menton de tias y tiosdesconocidos, en presencia de Karli, decidi6:

: -A Karli me 1 0 llevo yo. Karli se

queda conmigo.. . Uno de los tios le dijo:

-jA tuedad, Erna!

Laabuela. al oirlo, se ech6 a reir y le

grit6:-~Es que IQ. quieres ill? jDfjate de

tontcrias entonces!

Karli habra visto pocas veces a la abuelapero siempre Ie habra gustado. La abuela

hablaba un poco mas alto de 10 acostumbrado,

decia palabras que no siempre eran decentes

y trataba a su hijo comosi fuera de la edad

de Karli. A la madre de Karli la llamaba

llorona y alpadre, a veces, flojeras. A Karli

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1 0 llamaba Karli y nunca hombrecito, joven-

zuelo y monada.Le tomaba en serio.

A Karli Ie sorprendi6 10 deprisa que se

liquidaba un piso y 10 deprisa que el piso

liquidado se vaciaba. La abuela repartio losmuebles.

-Todo eso no 10 necesito -dijo.

Al final a Karli Ie qued6 una mal eta

con sus cosas y nada mas. Ycon la maleta

que arrastraba la abuela sali6 de la ciudad en

la que habia vivido con sus padres. A casa dela abuela, a Munich. .

Ahara soy yo la que tengo al chico.Estoy loca, una vieja y un nino que hastadentro de dace 0 trece anos como mfnimono podra oalersepo r sf mismo. (He de cumplirlos cien por culpa de Karli? iSi no 1 0 hagoyo, quien de los parientes 1 0 hubiera recogido?

AI final 1 0 hubieran metido en un orfanato.j Y eso no puede serf jEso no! Seguro que va

a ecbar de menos a sus padres durante muchotiempo. Sabre todo a su padre. Pero eso sontambien habladurfas. Hay ninos que tienenpadres y ni se enteran de que los tienen. Voya procurar olvidarme de que soy vieja. Karliy yo ya nos las arreglaremos.

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r J M La abuela es diferente ..

Karli se acostumbra rapidamente a laabuela, aunque el piso Ie siga pareciendoraro. Pero al fin y al cabo la abuela haeeya muehos afios que tiene todos esos mueblesy no va a comprar otros nuevas 5610par el.Karli tiene un cuarto c a s t " para el solo. Duranteel dia la abuela 10 utiliza para coser y Karli,

par Ia noche, tiene que irrecogiendo agujaspara no pineharse los pies.

En muehas cosas Ia abuela es diferente.Una de las primeras naches Karli, que no podiadormir, entre en el cuarto de bafio que estajunto a su habitaci6n y encontr6 un vasa deagua con los dientes 'de la ahuela. Karlise pego un susto terrible y no se atrevi6 atocarlos par miedo a que se Ie cerraran.

Pot la manana Ie pregunt6:-~ Desde cuando sesacan los dientes

de la boca? Yo no puedo. '

.La abuela se 10explic6:

-Es que estos nason mis dientes,Karli. Los mios se han ida cayendo todos,los he perdido. Igual que tu tus dientes de

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leche. Lo que pasa es que la tercera vez ya no

erecen. Se los hacen a una.

-lTienes que lavartelos tambien?

-pregunt6 Karli.

La abuela no quiso seguir hablando de

la dentadura postiza.-Todo eso -no es tan importante,

Karli.

En casa de la abuela el dia transcurria

de una forma distinta. La abuela se levantaba

todavia mas temprano que el padre de Karli,

aunque no tuviera que ir a la ofieina. Le

explico el por que:

-Me dude todo el euerpo, Karli. Es

la gota, isabes?

Karli era ineapaz de imaginarselo,-lUna gota de que?

-La gota es una enfermedad que se

coge de viejo -dijo la abuela.

A las seis de la manana la abuela

andaba ya metiendo ruido por el cuarto de

al lado y despertaba a Karli. Pero Karli no

tenia ganas de levantarse tan temprano, se

tapaba la eabeza con la manta y se ponia a

pensar en sus padres. Lo hizo durante mucho

tiempo, tres meses casi, hasta que fue a la

escuela y tuvo amigos.

El desayuno era a las siete. La abuela

tenia una taza tres veces mayor que las de

casa de Karli. Era el tazon del cafe. 10 l lenabahasta el borde y serbia. A Karli su madre se

10 habfa prohibido.

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-No sorbas, abuela -deda Karli.

La abuela 10 miraba asustada, dejaba

el tazon en la mesa y le preguntaba:

-iOye! lSon esas formas de hablar

conmigo?

-Mi madre decia siempre que nosorbiera. Y tu sorbes.

A partir de entonees la abuela se

esforz6 por no sorber. Tan dificil le resultabaque, al desayunar, se bebia s6lo la mitad del

tazon y luego, cuando Karli jugaba en el otro

euarto, serbia el resto.La abuela habia decidido no volver a

llev arlo a l parvulario antes de ql:le fuera a la

escuela.

-Estos seis meses es mejor que nos

acostumbremos el uno al otro, Karli.

A Karli, al principio, le-parecio una

tonteria. Luego se alegro, Los dias con Ia abuela

eran mas movidos y siempre pasaban cosas.

Por la manana rcpartian volantes que le lle-

gaban a la abuela de cualquier fibrica. Dec1an

que en el «Astoria» exponian lavadoras y que

hacian regalos, 0 que para el cafe 10 mejor era

el filtro «Passa-Passa».-No es que me paguen muy bien

-. decia la abuela- pero asirne muevo.Por

nada del mundo me compraria yo esos chis-

mes que venden. T6 no tienes idea de 10 tonta

que es la gente, Karli.

Fuera donde fuera, siempre habia genre

que la conocia. Y ella, entonces, «echaba la

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parrafada». A Karli Ie resultaba aburrido pero,

como sollan darle caramelos, aguantaba y le

decia a la abuela:

-Me parece estupendo que repartas.

Despues iban de compras. A la abuela

en las tiendas del barrio la temian. No habraqUlen le diera gato por liebre. La abuela

decia:

-Si yo me 1 0 tengo que pensar tres

veces antes de gastarme una perra, tendre

derecho tambien a darle otras tres vueltas como

minimo a 10 que me voy a comprar con ella.

iNo?

Karli fa ayudaba y los tenderos se enfa-

daban. Uno Ie dijo a Karli que dejara de una

vez de tocar los pepinos con las manos suciasy la abuela le grit6:

-jLo que faltaba! iE s que los lava

usted tan a menudo como Karli las manos?

La abuela tenia much a gracia y eso

Ie encantaba a Karli. Era una mujer que no

admitia replicas ni le tenia rniedo a nadie.

Era mas bien la gente la que le tenlamiedo a

ella. Cuando la abuela frunda el cefio e1 ten-

dero se ponia siernpre la mar de amable.

La abuela no paraba de inventarse cosas.Al panadero, por ejemplo, Ie decia cada dos

por tres:

-Oiga usted, ~es que envia los pane-

cillos a que adelgacen? Cada vez los encuentro

mas pequefios y mas caros. .

La gente no sabia que contestarle. Karli

19

se fue dando cuenta de que la abuela era

mas pobre que sus padres.

-Cuando me paguen tu pension de

orfandad 1 0 pasaremos un poco mejor, Karli.

Pero los senores funcionarios van despacio y

no piensan en nosotros -Ie deda la abuela.Karli Ie pregunro que quienes eran los

senores funcionarios.

-Gente sentada derras de enormes

escritorios, pasando eternamente pape1es y

mas papeles de un lado a otro. De ellos

depende que le den dinero a uno 0 no Ie den.

Karli se adrniraba de que hubiera

gente tan poderosa. Karli, a veces, deseaha

ser igual de poderoso para regalarle a la abuela

un menton de dinero.La abuela cocinaba mas deprisa que la

madre de Karli.

-En la cocina 10 unico que se hace es

perder tiernpo -deda.

Despues de la comida la abuela se

sentaba a coser a rnaquina y dejaba a Karli

bajar al patio. AUi, al principio, Karli no

conoda a nadie. Los nifios se burlaban de el;

decian que hablaba como unextranjero, como

un turco casr,

-Yo no soy ningtin turco -dedaKarli.

Los primeros dias losotros nifios no se

1 0 cretan. Cuando se 1 0 conto a Ia abuela, Ia

abuela diio:-iPor que no Ies has contado que eres

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un turco de la Cuenca del Ruhr? jDios rnio 1

jLos niiios son ya tan imbeciles como los

padres! Creen que un turco ha de ser mala

persona por el mero hecho de ser turco ..Al cabo de algun tiernpo a Karli le

dejaron jugar con ellos. Y poco despues sepega par primera vez con Ralph que tenia

siete afios y era el iinico que mandaba. No le

gano pero se pego tan bien que Ralph no

le guardo el menor rencor.Ralph tenia un pequefio defecto Fisico:

hablaba mal, como entre dientes, y en vez de

decir «sabes» decia «chabech»,

Al principio a Karli le dab a risa y se

1 0 conto a la abuela,

-No esta bien que te rias de Ralph-dijo la abuela-. Casi todos tenemos algun

defecto.-Yo no -dijo Karli.

-To si -dijo la abuela-. Tu tam-

bien porque te crees que no tienes ninguno.

Eso rambicn es un defecto.

-~yi? -pregunt6 Karli.

-Yo tengo incluso uno terrible -dijo

misteriosamente la abuela-. Algun dia te 1 0

cnsefiare.

Unos dias despues Ia abuela salio des-

calza del cuarto de bafio y Ie sefialo el pie

dereeho.

-Mira, Karli. El rnenique se me ha

pegado al de al lado. Es uno de mis defectos,

sabes.

2 1

-~Tienes todavia mas? -pregunt6

Karli.-~Te crees tu que los vas aver todos

de una vez? -ledijo la abuela.Con la abuela, por las noches, era

todo rambien muy distinto. En casa de Karlisu madre 1 0 bafiaba y, aveces, cuando se

retrasaban, llegaba el padre, se duchaban

juntos Y la b a f i e r a era una fiesta. .

La primera noche Ia abuela Ie dio la

toalla y le dijo:

=-j.Anda, lavate!

Y Karli, que estaba todavia hecho un

1 1 0 , se ech6 a llorar. Y la abuela tambien.

Karli, al verla asi, dej6 de llorar y se lav6 el

solo. A partir de entonees 1 0 hicieron siempreigual. La abuela se sentaba al borde de la

bafiera y miraba c6mo Karli se Iavaba.

-Se te puede ver creeer -Ie decia,

La abuela 1 0 secaba, Le gustaba hacerlo.

La abuela frotaba terriblemente a Karli, hasta

dejarle el euerpo colorado como un eangrejo,

y le decia siempre:

-~Verdad que sienta bien, Karli?

Habia otra cosa todavla muy distinta

a las de casa. La abuela,cuando se lavaba,

se encerraba en el euarto de bafio. Le tenia

miedo por 1 0 visto. Al cabo de algun tiempo

Karli se 1 0 pregunt6. .

-jTonterias, Karli! -dijo la abuela-.

La que pasa es que no es nada agradable

ver viejos.

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-Ttl 1 0 que tienes es vergiienza deque te yea -dijo Karli .

.-Tienes razon, Karli -dijo la abuela.A Karli no le parecla bien pero no

consiguio convencerla de que dejara abierta

la puerta del cuarto de bafio.-Ttl eres Karli y yo la abuela. Ttleres pequefio y yo soy vieja. Esa es la unicadiferencia.

Karli se ba dado cuenta en seguidade que aqui no es como en su casa. j Esode la educacion moderna! jCielosl !,Tendreque salir yo abora desnuda del bano soloporque sus padres le tuvieran acostumbradoa eso? Karli no sabe el aspecto que tienenlos viejos. Y, ademas, me da verguenza. Ahisi que no paso. Yo soy de otra epoca. En-tonces no se era -icomo dina yo?- tandesvergonzado. No, desvergonzado no estampoco la palabra exacta. Hoy en dia 1 0 quepasa es que nd les toea ya sentir oergilenza;y estii bien que asi sea. Pero yo no puedocambiar a estas alturas. Karli tiene que

comprenderio,

Con la abuela enel Negociado

. A loscuatro meses largos de estarKarli con la abuela y una vez que 1 0 tuvo ins-crito en laescuela, la abuela agarro un berrin-che. Todas las mananas. miraba en el buz6n ,esperando que Ie llegaran, por fin, noticias delNegociado. Pero el Negociado no Ie enviabanada y la abuela se ponia cada vez mas furiosa.

-jNo dan golpe! -grit6 un buendla-. jVenga a comer papeles y a hurgarselas narices con el lapiz! jFuncionarios tenfanque ser!

Karli no consegufa imaginarse a laabuela de oficinista pero sabia muy bien deque se trataba. Su tutor,' el jefe de su padre,habia solicitado que se hiciera a la abuelacuidadora, es decir una especie de madreadoptiva de Karli, cosa -claro- que la abuelano podia ser en absoluto; a 1 0 sumo abuelaadoptiva. Y abuela deKarli Iohabia sido todala vida, de modo queresultaba tarnbien unatonteria. Para el Negociado, no. Asi que lasolicitud seguia su curso legal, como suele de-cirse. M as que seguir su curso legal 1 0 quehacia, en realidad, era arrastrarse por los des-

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pachos. La abuela necesitaba el perrniso para

que le concedieran el subsidio de orfandad de

Karli. Y eso,para ella, era importante, porque

la abuela al fin y al cabo era pobre y Karli

-segiln deda ella- se la estaba comiendo

VIva.La abuela entonces decidi6 «intervenir

cerca del Negociado». Cuando hablaba del

Negodado la abuela se expresaba siernpre con

mucha prosopopeya,

-Tienes que acompafiarme, Karli -Ie

dijo la abuela-. Han de verte. Til eres la

prueba, Karli, EI cuerpodel delito.

La abuela se puso su mejor vestido y

a Karli no paraba de acicalar lo , Kar li se enfad6.

Antes de salir de casa se comi6 unos copos de

avena para fastidiar y volvi6 a ensuciarse.

-jSiempre me tienes que llevar la

contraria!

La abuela estaba de mal humor.

Fueron en tranvia. La abuela guardaba

silencio. M a s que guardar silencio 1 0 que hacia

era ir hablando bajito, consigo rnisma, reci-

tando frases que se habia aprendido de

memoria para soltarlas en el Negociado. AKarli no lehacia ni caso.

En el Negociado el portero Ies envi6 al

despaeho mimero diecisiete. Esperaron media

hora sentados en un banco de madera y sin

hablar tampoco. Cuando por fin les toco el

turno, un sefior ya mayor y de aspecto muy

2 5

serio, acomodado tras un enorme escritono ,

les dijo:

-No. Compete al veintid6s.

Volvieron a esperar delante del vein-

tidos. Karli se dio cuenta de que la abuela

se estaba hartando y de que apenas iba ahaber forma de contenerla. De un momento

a otro ernpezaria a dar gritos. El hombre que

los recibi6 en el veintid6s era bastante joven

todavia, aunque ya peinase algunas canas. Tal

vez fuera culpa de la mucha genre porla que

le tocaba preocuparse. E I hombre mir6 a Karli

y Ie dijo, como si fuera el parroco.

-jVaya, vaya! Asf que aquf tenernosal pobrecito.

A Karli le entraron ganas de saearlela lengua. Luego pens6 que, para ayudar a la

abuela, quizas fuera mejor hacerse de verdad

el po brecito y puso la cara triste.

La abuela se sento de golpe y porrazo

en la unica silla que habia delante del escritorio

y dijo:

-. [Venga, hombre! [No se deshaga

usted en larnentaciones! [Muevase!

A Karli le dio la impresi6n de que elhombre iba a iniciar la huidade un momento

a otro. Pero se quedo. Letoeaba quedarse:

era su oficio. Le pregunt6 e 1 nombre a la

abuela, busco en un armario y sac6 un expe-

diente bastante gordo, de tantas casas como

se habian eserito ya sabre Karli y la abue1a.

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y pantalones que rompe y todo 1 0 que hacefalta. iSecree usted que soy millonaria?iTengo yo cara de fabrica?

A Karli,. entretanto, el Negociado leparecia estupendo.

-Yo como muchisimo, de verdad-dijo-. La abuela tiene razon, Y 1 0 de lospantalones es verdad tarnbien.

-jAM 1 0 tiene! -dijo la abuela.EI hombre se echo a reir.

-Tratare de acelerar los tramites decara a la resolucion del expediente -dijo.

El funcionario se expresaba, realmente,con mucho empaque.

-jAcelere, hombre, acelere! -Ie dijola abuela-. De 1 0 contrario vuelve a tenermeusted aqui la semana que viene. [Se 1 0 juro!

EI hombre volvio a reirse.

-Seda un placer -. dijo-. Aunquevoy a haeer todo 10 posible para que Ia cosase arregle.

EI funcionariose despidio de los doscan un apreton de manos. Tan pronto comoestuvieron en el pasillo la abuela pego unsaltito, un brineo tan soloporque no era yacapaz de saltar de verdady dijo:

-Lo hacemosestupendamente, Karli,

Tenemos que seguir asi, Somos eapaees de.ablandarle el corazon a eualquier funcionario.

Karli estaba de acuerdo.

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En el Negociado eran famosos. Tampocoparecia que les sirviera de nada.

EI hombre se sento muy digno detrasdel escrirorio, humedecio el dedo y se pusoa hojear papeles, meneando a veces la cabeza

y asintiendo de euando en cuando. Al finaldijo:-Es un asunto complejo.Karli no sabia 1 0 que significaba.-iQue es complejo?En lugar del hombre le respondio la

abuela.-Yo es que no 10 se tampoco.-Su caso no tiene nada de sencillo

-explieo el funeionario-. No se trata de

una simple euidadora sino que usted adernases pariente del muehaeho: su abuela para ·sermas exactos.

-jNo me diga! -exclamo la abuela.-jConmigo dejese usted de ironfas!

-Ie dijo el hombre.-Para mi son cosas bastante serias

-ie dijo la abuela-. iCuando van a darleentonees la pension al nino?

-iNo se puede usted pasar sin ella?

-Ie pregunto el hombre.La abue1a se levanto, echo a un lado la

silla de un golpey dijo:-jHaga el favor, hombre! Sabe usted

perfeetamente 10 que cobro de pension. Estaahi, en los papeles. Y sabe usted tambien 1 0que se traga al dia un chaval asi, los calcetines

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No puedo imaginarme tenet que volvera vivir sin Karli. EI chico me cansa, que dudacabe, me agota y por lanoche acabo reventada.Tal ue z sea cuestion de costumbre. Y al fin

y al cabo tambiense va haciendo mayor.A menudo me recuerda a su padre y

entonces pienso que vue/vo a tener un hijomio. Soy demasiado vieja. Su madre seriamucho mejor para el. '

E s raroque me inquiete todaviapensaren ella. En realidad no estaba mal. Y erauna buena madre. Lo iinico que pasa es que1 0 bacia todo de forma diferente a la mia.No se preocupaba tanto del nino. Deciasiempre que tenian que aprender temprano aa1iegliirselas solos. Eso si, pero hay queayudarles. Asi decia que 1 0 hacia ella tambien.A mi me parecia que no. No nos entendiamos,es cierto. Me crispaba los nervios. Y yo a ellaseguro que tambien. Ahora, a oeces, piensoque fue una liistima haberme peleado tantocon ella.

Cuando la abuela sepone a contar cosas

Karli no comprendeque la .abuelaha-ble siempre de otros tiempos. A la abuelano le interesa gran cosa 1 0 que Ie paso ayerrnismo. Pero de las cosas que le ocurrieronhace treinta 0 cuarenta.anos sigue acordandoseperfectamente. Todavia se acuerda de. Iaprimera vez que fue en tren, de euando se

cas6 con el abuelo, del traje que llevaba en Iaboda y de 1 0 que comieron. A Karli le da1 0 mismo.

La abuela dice siempre:-Todo ayuda, Karli.Cualquier tiempo

pasado fue mejor. .Esa es la diferencia entre Karli y la

abuela. A Karli le interesa s610 10 que pasaese mismo dia, 1 0 que acaba de decidir consus amigos, 10 que ha hecho y 10 que pro-

yecta. A la abuela no Ie pareee importanretodo eso. Y menos todavia cuando le toea en-fadarse par culpa de ello. La abuela prefiereenfadarse por aquellas casas de las que seacuerda todavia «famar de bien».

-Te acuerdas, Karli, de cuando elabuelo fue a parar debajo del tranvia y falto

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bien poco para que se nos quedara sin pierna.

Yo es que no consigo olvidarme de como 1 0

trajeron al pobre Ileno de sangre a casa, y el

todavia dijo:

-No es nada.

-yyo pensaba que el hombre se medesangraba entre las manos. Son cosas que se

quedan grabadas.

Y la abuela, no obstante, hace tiempo

ya que las ha superado. Lo que pasa es que

sus recuerdos le siguen pareciendo excepcio-

nales. Cuando ve en la television una pelicula

interesante, dice:

-TodD eso es inventado. A mi que no

me engafien. Te acuerdas, Karli, de cuando

nos bombardearon la casa ...Luego sigue una historia que Karli

ha Dido con tar ya multitud de veces coninfinidad devariantes. >

-Tu padre acababa de entrar de

aprendiz cuando empezo 1 0 de los bombardeos.

Puede incluso que fuera todavia a la escuela.

Poco antes de terminar la Guerra Mundial

esos locos 1 0 llamaron a filas, a los servicios

auxiliares de aviacion, y le toea derribar

bombarderos. jA los nines como esos los me-dan en las baterias antiaereas!

-iMe parece fenorneno! -la inte-

rrumpio Karli.

-I. Fenomeno? A ti te parece feno-

meno porque vosotros os pasais el dia corriendo

con las pistolas y jugado a guerras. Yo te

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aseguro, Karli, que una guerra de verdad tam-

poco les gusta alos nifios. Lo pasan muy mal.

Piensa en esos pobres vietnamitas. Bueno,

I.donde estaba?

-En 1 0 de papa -' dijo Karli.

-Eso. .. Pues tu padre estaba todaviaen casa y, cuando empezo ese terrible bombar-

deo, nos refugiamos todosen el sotano. Las

bombas se oian cada vez mas cerca. Yo me

quede tiesa de rniedo y 1 0 cog! en brazos.

Poco despues se puso a temblar la tierra.

EI techo del sotano se caia a pedazos. Alguien

dijo que tenia que haber sido en nuestra casa

-y alli fue. La casa se mantenia aun en pie.

a cast, porque las bombas habian arrancado

un trozo del tejado. En nuestro piso no quedo

nada sano , ni un cristal en las ventanas.

Dormimos en casa de unos parientes y, al diasiguiente, empezamos a arreglar la casa. En

las ventanas pusimos canones en vez de

cristales.

Karli no la escuchaba demasiado aten-

tamente porque ya conocia la historia. Karlipensaba en cosas muy distintas. En como

explicarle por ejemplo a la abuela que no tenianada de particular que fuetaa jugar al patio

de al lado porque con los nifios de alli se

entendia mucho mejor.

La abuela no le dejaba.

-He de verte por la ventana, Karli

-Ie decia-. Ya esta bien de independencias.

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Yo quiero que te las sepas arreglar Sin rni,

Karli, pero ...

-(Que quiere decir «sin rni»?-Quiere decir que no siempre he de

llevarte pegado a las faldas pero que tengo que

cuidar de ti.Y la abuela se ponia a contar en seguida

otra historia de las de hace mucho tiempo,

cuando no circulaban casi autos y habia

todavia aviones de cuatro alas, los biplanos

aquellos que tanto entusiasmaban a laabuela.

-No podian caerse, Karli, no habia

forma. Se les rornpia un ala y lesquedaban

las otras tres.

Cuando Karli se 1 0 cont6 a un amigo,

mayor que el, el amigo se ech6 a reir y dijo

que dab a 1 0 mismo las alas que tuviera un

avi6n, y que un cohete era mucho mas rapido

y no tenia ninguna. Karli inform6 a la abuela

y la abuela se quedo horrorizada.

-Los cohetes s610 sirven para matar

gente -dijo.

Total que Karli y la abuela nunca

acababan de entenderse. La abuela preferia

hablar de una epoca que Karli noconoday

que debia haber sido tarnbien bastante rara. ,

Este chico tiene que saber c6mo eranlas casas antes, cuando yo era joven, parejemplo, y no me lIamaba todavia Erna Bittel

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sino Ema Mauermeister, mi nombre de soltera.iPor que Ie resultaranabunidas estes historias?Solo atiende cuando Ie hablo de la guerra y

entonces quiere saber can. todo detalle si hevista disparar y si hubo muertos. Eso de laguerra tiene que estar metido muy adentroen los ninos. Y es atroz. Hoy, cuando meacorde de como conoci a Otto y del hipoqueme entro del susto -me duro boras enteras-,a Karli solo se le ocurre decirme: «Ya me 1 0

has contado»,

Y yo se muy bien que no se 1 0 hecontado todavia. Tal vez haya pasado, entre-tanto, demasiado tiempo ...

La abuela hace justiciay Karli se averguenza de ella

Karli tuvo un lio con Ralph. Se pega-ron. Ralph tir6 a Karli de los pantaloneshasta que le hizo un senor siete y se los dejapor las rodillas. La abuela oyo jaleo en elpatio. Ese dia la abuela habra bajado y subidodos veces las escaleras -hasta el quinto piso-y ya estaba bien. La pelea del patio, sin

embargo, la intranquilizo. Baja, vio el des-garr6n, los pantalones rotos y pregunt6:

-~Quien ha sido? iQuien Ie ha roto aKarli los mejores pantalones que tiene?

A Karli Ie dijo:

=-j'Ie tengo dicho y repetido quecuando bajes a jugar te pongas los pantalonesviejos!

Luego volvi6 a preguntar.

-~·Quien ha sido?Algunos nifios habianescapado corrien-

do y los que quedaban -incluido Ralph-no decfan ni pro. Karli tampoco.

-lEs que he de tiraros de las orejas,de uno en uno? -dijo la abuela.

Uno de los nifios dijo:

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-No tiene usted derecho a hacerlo. Lacastigaran.

. -Antes si que se podia y yo hago 10

que me da la gana -dijo la abuela.-Eso no esta bien, abuela -dijo

Karli-. Tti no puedes hacer 10 que te de lagana. No puedes pegade a un nino ajeno.La abuela, furiosa, avanzo paso a paso

hacia los nifios que se quedaron inmoviles,mirandola,

-Sois unos cobardes -Ies dijo laabuela.

Karli defendio a sus amigos.

-No son ningunos cobardes -dijo-.Los pantalones se han roto jugando.

-iEncima, miente! -dijo la abuela-.Primero cobarde y despues mentiroso. jQuevergiienza! .

Karli se dio cuenta de que era ahoracuando la abuela empezaba a ponerse deverdad furiosa. Trat6 de calmarla.

-Tampoco es tan grave 1 0 de los pan-talones. Me los coses y quedan nuevos

-dijo-. Para jugar me pondre siernpre los

otros. Segura.-iDejate de tonterias! -dijo Ia

abuela-. Aqui 10 que hay que hacer esjusticia.

Karli no comprendia 10 que queriadecir la abuela con eso de «hacer justicia».Los otros nifios tampoco 1 0 entendieron.

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-~Que quieres, entonces? =-preguntdKarli.

-Quiero saber quien fue.-~ Y Iuego? -pregunto Karli.-Luego le dire que hizo mal. Y a su

madre que te compre otros pantalones.-No puede ser -dijo Karli.-.Es la justicia -dijo la abuela.-~Y si los pantalones son caros?

-pregunto Ralph.

-jEntonces es que has sido ill el quelos ha roto! -dijo la abuela.

A Karli le entro ,mucho miedo y leaseguro a la abuela que Ralph no habia sido.

La abuela volvio a ponerse furiosa.Torno del brazo a Ralph, que querfa largarse,y ernpezo a sacudirlo. Karli Ie grit6:

-jNo le hagas nada, abuela! jPor la

justicia!

-jOS darla a todos de palos... ! -grit6

la abue1a.

Karli se sintio triste y avergonzado.Pot la tarde se10 dijo a la abue1a:

-Lo del patio no estuvo bien, abuela.-jEntonces cosete ni rnismo los pan-

talones!

Karli se daba perfecta cuenta de quea la ahue1a no le importaban tan solo lospantalones. Par otra parte, ~como habfa quehacer para ayudarla?

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Yo de «educaci6n modema» y esasmodas no entiendo. Tampoco quiero bacernada mal. iQue se vayan al diablo todos!No me gusta que Karii sejunte con los chicos

mas sucios, los mas alborotadores y los masmalos. Lo peorcito del barrio. No es que anosotros nos sabre el dinero, 1 0 que pasa esque a mr me dana uergiienza ir asr de desas-trado. Karli piensa de otraforma. Dice que esque no tienen abuela y que tener abuela es1 0 mas importante. Yeso tampoco se lespuedeechar en caraa esos cbicos. Quizas tenga razonKarli. iEI sabihondo!

Con la abuelade vacaciones

Karli lleva ya tres afioscon la abuela ydos de escuela. Tiene ahora un monton deamigos y no es capaz de imaginarse que lascosas en otros tiempos fueran muy distintas.A veces Ie preguntansi le va bien siemprecon la abue1a. Karli no entiende como podriaide de otra forma. De vez en cuando, se

arma algtin cisco pero, por regIa general, laencuentra estupenda. Tampoco se queja tantocomo las demas viejas que vienen los sabadosa tomar cafe y a charlar un rato. Las otrasempiezan ya a gernir apenas llegan a Ia puertadel piso. La una que si siente pinchazos enla pierna, la segundaque le da el hipodespues de las comidas y la tercera que si elmarido ... Cada vez que se asoman las viejasKarli se Iarga y a la abuela le parece 1 0 m a s

natural. La abuela se ha acostumbrado tambiena que Karli escoja el rnismo sus amistadesy yano trata de convencerlocomo al principio.

Cuando Karli curnplio los ocho afiosla abuela le regale unos pantalones nuevosy -esa fue la sorpresa- unas vacacionesjuntos. La abuela, segtin decia, no habia ido

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de vacadones desde hacia treinta afios largos.

Y en las tilrimas de las que se acordaba

-en Tegernsee, a orillas del Iago- no habla

parado de Hover, Tegernsee no esta Iejos de

Munich pero para la abuela, que no tiene men-

talidad de automovilista,resulta ya rnuy lejos.

Karli, al que la abuela le habia hablado unas

cuantas veces de sus tiltimas vacaciones, temia

que le tocara volver a Tegernsee y a Tegernsee

habia ido ya de excursi6n con la escuela. A

Karli le pareda adernas que no estaba 10 sufi-

cientemente Iejos para ser unas vacaciones de

verdad. Otros chicos de la escuela le hablaban

de Espana, Italia, Holanda 0 el mar Baltico.EI entonces -por consejo d~ la abue-

la- Ies dec1a: .-Nosotros hernos veraneado en el

balc6n.

Como no estaba acostumhrado alas

vacaciones tampoco Ie hacian falta.

-Esa genre va a Espana a seguir pe-

leandose -Ie dijo la abuela- y regresan

mucho peor de 10 que se fuerori.

Karli no estaba muy de acuerdo pero

en todo 10 que dec1a la abuela habia siemprealgo de cierto. Y en eso, tambien. Ya se

10 habia contado su amigo Eberhard: .

-Veraneamos en Espana, en Ia costa.

Al principio estuvo bien pero IUegO se arm6

la gorda y mi madre no habl6 mas con rni

padre hasta que regresaron. No Ie volvio a

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gritar hasta que a la vuelta, en la autopista,

por poco se estrella contra un carnien.Ast no se imaginaba Karli unas vaca-

Clones.La abuela habia escrito en un papel:

«Bono para Karli (y la abuela).Veraneo para dos personas del 14 al 28

del VII en Furth imWald».Autorizado y con el visto bueno de la

abuela.

Karli 10 leyo y le parecio raro. La abuela,

mientras eI Ida, riocesaba de preguntarle:

-~Eh, eh? ~Que te parece, Karli? ;_Eh?

-. ~D6nde esta eso de Furth im Wald,

en pleno bosque? -pregunt6 Karli al cabo

de un rato.-En el bosque de Baviera -respondi6

la abuela-. y pas~ el rren, que ·es 10 impor-tante. Asi no tendremos que coger el autobus.

Yo todo eso no 10 conozco. Fraulein Bloch,

la "que viene siempre a tomar cafe, estuvo

aHi de vacaciones y nos ha reservado aloja-

rniento. No esta mal de precio, todavia

podemospermitirnoslo. Fraulein Bloch diceque son granjerosde verdad, gente arnable.

Una semana antes de la partida no

habia forma ya de frenar a la abuela. No

paraba de hacer y deshacer maletas. A Karli,

que le decia que no fuera tan tonta de empezar

a hacer ya las maletas, 1 0 echo del cuarto.

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-Til no 10 comprendes -Ie dijo-.Yo es que he perdido la costumbre de viajar,

-Con una maleta, sobra -dijo Kar-li-. Yo no tengo que Uevarme tantas casas.

El tren salia a las seis de la manana.La abue1a se levant6 en plena neche y a las

tres despen6 a Karli. La abuela habia acabadode vestirse para el viaje. Karli no .la habia vistonunca de aquella forma. La abuela llevaba untraje con una falda que le llegaba casi hastalos tobillos.

-~No puedes acortarte un poco lafalda? -. le dijo Karli.

=-Lastima de tela -dijo 1a abuela- ..Y, ademas, esta de moda.

La abuela llevaba tam bien sombreronuevo. 0 viejo. Uno, de todos modos, quenunca se ponia, La abue1a solia usar pafiuelosde cabeza. El sombrero incluia una agujaenorme, con una perla.

-Vas a pinchar a la gente -dijo Karli.-Es un alfi1er de sombrero -dijo la

abuela-. Se llevan asi. Y ya esta bien deponerme pegas.

KarIi se vistio. El cafe se 10 tomaron

de pie. Comieron pan con mantequilla y, pocoantes de las cuatro, Ia abuela dijo:

-Ahora tenemos que irnos.Karli pregunt6 si habia tranvias.

-Hay que ir a pie hasta la Estaci6n-respondi6 1aabuela.

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-La maleta pesa mucho -exclam6Karli.

-Tengo un arma secreta -dijo la

abue1a.La abuela arrastro escaleras abajo el

malet6n .-con un paraguas atado y el bast6ndel abuelo- y cuando lleg6 abajo 10puso asu 1ado, en 1a accra, y sali6 andando con el,E1 ma1et6n llevaba unas ruedecillas por laparte de abajo.

-Era del abuelo -dijo.A Karli -de pronto- le parecio todo

fenomenal. Llegaronala Estaci6n demasiadotemprano y la abuela tuvo tiempo de examinardetenidamente cada uno de los andenes y de

leer todos los letreros. Al finaltodavia noestaba segura de si su tren salia efectivamentedel anden seis. La abuela pregunt6 a cincoferroviarios, uno tras otro, y todos le respon-dieron 1 0 mismo. Karli termin6 por enfadarse:

-Como preguntes a uno mas, memarcho.

El viaje en tren result6 divertido. Laabuela llevaba abundantes provisiones quecompartia con todo el compartimento. Al

cambiar de tren ya no tenia tanto miedo.En Furth im Wald pregunt6 en la taquillade la Estaci6n la direcci6n del granjero y siestaba lejos.

-A pie, dos horas y pico -. dijo eltaquillero.

Karli se sintio enfermo. Estaba seguro

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de que la abuela pondria el rnaleton sobreel asfalto y andaria con el kilometres y maskilometres. Pero la abuela tenia ya ciertapractica en 10de los viajes.

-iHay alguna forma de ir? -pre-

gunt6.-Tiene usted un autobiis desde la

misma Estaci6n. Si se daprisa 10 cogeratodavia -dijo el taquillero.

-iQue linea? _. pregunt6 la abuela.-Es el iinico autobtis que hay delante

de la Estaci6n -Ie explic6 el hombre.Y asi llegaron sin mas problemas a la

granja. No era una granja de verdad. Tenianunas cuantas vacas pero mas habitaciones que

vacas. Yen las habitaciones mucha gente quepasaba allt las vacaciones.-Estos campesinos con sus vaquitas ...

-explicaba luego la abuela, al contarlesIasvacaciones a sus amigas-. Y a nosotros nosordefiaron bien.

Su cuarto -tentan s610uno- no eramuy grande y estaba debajo mismo del tejado.El cuarto de bafio se encontraba un piso masabajo y la abuela se quej6 de que no podia

andar todas las noches dando vueltas como unfantasma par la casa.

-Entonces le hara falta a usted undompedro -dijo la granjera de mal humor.

Karli, que no tenia ganas de preguntar,se imaginaba que un dompedro debia ser unaespecie deacornpafiante que la protegiera.

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La abuela se no cuando Karli se 10

dijo.-Lo que ha querido decir esa es que

necesito un orinal.A Karli le pareci6 una mala jugada

de la patrona. La abuela, efectivamente, sepaseaba todas las noches por la casa, metiaruido, gemia y despertaba a casi todo elmundo. Karli estaba seguro de que 10 hadas610para que se enfadara la patrona.

Hasta entonces la abuela habla procu-rado siempre mantenera Karli alejado de sucuarto. Ahora vivian juntos y tenfan quedormir por primera vez en la misma habi-taci6n. A Karli Ie daba miedo. La abuela,

sin embargo, 1 0 arregl6 de forma que Karlidurmiera ya cuando ella subia por la noeheal cuarto. En la sala de estar de la granjahabia un televisor ante el que se sentabantodas las noches los huespedes, Y la abuelatambien. Karli tenia que subir a aeostarse doshoras antes como minimo de que terminara

el programa.Algunas veces estaba todavia despierto

y ola c6mo se desnudaba la abuela, No acababa

nunea. Karli se imaginaba que la abueladebla llevar euatro 0 cinco vestidos uno encimadel otro, 0 enaguas, puesto que ningunapersona normal tardaba tanto tiempo endesnudarse. Tan pronto como se metla encama, la abuela se dormia en seguida y ron-caba. No roncaba de verdad, era como una

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especie de jadeo. Karli 1 0 escuchaba y noconseguia volver a dormirse. -

A la. m:mana siguiente, sin embargo,la abueia insisna en que habfa dormido

pesimarnenre y en que habfa oido a Karli

dar todo el tiempo vueltas en la cama, CuandoKarl i, entonces, Ie deda:

-Yo estaba reposando y muy tran-quito.

La abuela replicaba:

-. iQue sabras ill, si has dormido comoun liron!

los huespedes eran casi todos genremayor. Habfa solo dos nifios. Uno era de

Wuppertal, se llamaba Bernd y tenfa un afio

menos que Karli. El otto era de Berlfn, tenfaya catorce afios y se aburrfa, Karli iba con

Bernd a los establos y al granero y se inven- .

taban los dos muchos juegos imposibJes de

j~gar ...e.n la ciudad. A Karli, Bernd Ie pareci6srmpatrro. Ala abuela tambien,

-Pero su madre es una cursi -decfa.

Karli no entendia muy bien 1 0 de

cursi pero no se atrevia a preguntar. Cuando

la abuela se expresaba asf no solfa anunciar

nada bueno.La abuela se enfado con la granjera por

culpa del cafe de recuelo que les servian por las

mananas. La abuela decfa que no se podia

beber, que era agua sucia y que se sentfa

mal todo el dia por culpa del brebaje. La

patrona cogio un enfado terrible y dijo que

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era la primers vez que 1 0 oia, que ha?fa te-

nido un menton de huespedes, pero mnguno

hasta ahora tan descarado. Luego aseguro que

el cafe era bueno y fuerte. La. abuela sonrio

maliciosamente y pronuncio la frase que acabo

de sacar de quicio a la granjera:-Lo mas probable es que moje usted

un rabo de vaca en el agua hirviendo. A

eso sabe.

La patrona invito a la abuela a que

abandonara inmediatamente la casa.

La abueIa dijo que ni pensarlo, que ella

y su nieto eran huespedes de pago.

Pot eso se quedaron. A la abuela Ie

parecio que el cafe se volvia todavia pe~r.-Ahora la mujer esa se venga de mi

-dijo.

En la 6nica excursion larga que hizo

con Karli la abuela se cayo a un profundo

silo de nabos forrajeros que no se veta apenas

porque estabacubierto c0t?-pac~ de paja,La abuela tampoco 1 0 hubiera VIstO porque

iba corriendo detras de una mariposa. De

pronto, desaparecio. Karli la oy o gritar ~esde

las entrafias de la tierra. No, no gntaba,gemia. Karli se quedo confundido ~ sin saber

que hacer. Mientras la. abue1~ vociferase era

sefial de que las cosas iban bien. Cuando se

echaba a gemir es que le ocurria algo serio.

-iD6nde te has metido, abuela?

-exclam6 Karli.

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-jEs que no 1 0 oyes, .imbecil! -con-test6 la abuela.

Karli se dio cuenta entonces de que noIe habia pasado nada. Se asomo aiborde delfoso, vio un agujero entre el heno y oyo

resollar ala abuela mientras iba ascendiendoa duras penas.-iNa puedes ir a buscar una rama?

-Ie dijo la abuela.-iPara que?-iNo me hagas preguntas tontas,

Karli! Para sacarme.-Ahora voy -dijo Karli.Karli encontro una rama Iarga, medio

podrida, y la rnetio en el foso. Sintio al

otro Iado el enorme peso de la abuela.-jTira de una vez! -Ie grito la abuela.Karli tiro, -se rompi6 la rama y la abuela

empez6 de nuevo a lamentarse:-jContigo no hay manera!Al cabo de un rata, tras un largo

silencio que asusto a Karli, se la oyo apilarnabos.

-iQue haces? =-preguntc Karli.-Una escalera -dijo laabuela.

Por ella fue subiendo entre suspiros. AIpoco rato la abuela asomaba de la tierra hastamedia barriga, le mire indignada y pregunto:

-iY ahora, que? iVuelo?-jYO que set -dijo Karli.La abuela trato de volar. Salto, se aga-

rr o al borde del foso , estir6 la pierna como

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una rana y fue saliendo poco a poco. A Karlile entre la risa. La abuela se qued6 primero derodillas, se levant6 Iuego, se limpiola faida y

le solto una torta a Karli.-jEncima que te rias! -Ie grit6-. Ya

esta bien de vacaciones. iLasultirnas!Por la noche, en la sala de estar, la

abuela cont6 la historia de una forma muydistinta a como habla sucedido. Mucho masinteresante y con mas «suspense». Sobre todo1 0 de como volvi6 a salir de entre los nabos.

De un solo salto, segun ella.-As! es como brinco yo todavia

-dijo-. iCon 1 0 vieja que soy!A KarE le molest6 que la abuela

contara mentiras.Por la noche Karli se desperto y la

abuela le pregunt6 quepor que no dormia.

Karli hubiera podido responder que tenia la

nariz tapada.· .-Porque hoy has contado una mentira

-dijo.La abuela se ri6.-Mira, Karli, cuando a una le pasan

tan pocas casas como a mi hay que fantasear

un poco. ~No te parece? .Karli no estaba de acuerdo.Fueron, en efecto, las tinicas vacaciones

que pasaron juntos. Con .el tiernpo la abuelafue inventandose nuevas historias de ese verano-despampanantes aventuras- y Karli se acos-tumbr6 a haber vivido todo el menton de

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cosas que se le ocurrian a la abuela. Tampocole echo mas en cara sus mentiras. Ya que noviajaba, que se desahogara por 10 menos.

iYo es que soy FrauEma Bittel 0 es que soyuna cualquiera?iSe me puede sermonear a micuando a la gente Ie de la gana? No, as;no viajo mas, por mucho que se obst ine Kadi:Yo ya no estoy para esos trotes. Yo en estavida he tenido que trabajary me las he arre-glado siempre con la gente pero ver carasextranas me irrita.

Claro que el chico ha de ver mundo,'

ya encontrare una solucion. Yo prefiero »uestracalle de Munich que esas vacaciones de ricoen el Bosque de Baoiera. Aunque tenga queir siempre detras de Karli y con la lenguafuera. i Vieja de mil Karli es mejor que vaya aun campamento. Lo importante es que elcamine, que corrasus aventuras y que le de elairefresco.

,]I La asistente social va .,.a ver a la abuela y a Karli

Karli estaba en tercero pero las cosasen la escuela no iban bien del todo. La abue-la le ayudaba a hacer los deberes. A vecesno podia mas y decia:

-Me dan dolor de cabeza estas ton-terias. ~Por que tendreis que aprender tanto,pobrecitos?

Karli en eso estaba de acuerdo. As!que decidio dade menos deberes a la abuela ydescuidarlos eI tarnbien. La mitad como rni-nimo no los hacia. Frau Riemer, la maestra,se 1 0 consintio a regafiadientes durante algun

tiempo. A las rres semanas sin embargo Ie diouna carta para la abuela. Karli la echo a unaalcantarilla. Pero por la tarde le entraron losremordimientos y le dijo a la abuela:

-Dye, abuela, he tirado una cartapara tr.

La abuela quiso saber de quien era.-De Frau Riemer -dijo Karli.

-I.Sabes 1 0 que ponia? -pregunt6 laabuela.

-No -dijo Karli.

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-Entonces se 10 preguntas manana aFrau Riemer -Ie orden61a abuela.

A Karli le entr6 miedo y se ech6 allorar.

-Manana ire yo -dijo la abuela.

-Manana no es dia de visita -dijoKarli.-Me da igual =-dijo la abuela-.

De alguna forma tengo que saber 10que mehan escrito. .

_. La abue1a se present6 en plena clase.Abri6 la puerta y se plant6 en el aula. Karlia poco se cae del banco, de vergiienza.Sus compafieros apenas si podian reprimir larisa. La abuela, en cambio, se qued6 tan

seria. Y Frau Riemer, desconcertada, le pre-gunt6 a la abuela que era 10 que la traiapor alli,

-La carta -dijo la abuela.-Mala cosa, verdad -dijo FrauRie-

mer.-Eso me parece tambien ami -dijo

la abuela.-Habra que ponerle remedio -dijo

Frau Riemer.-lAque? -pregunt6la abuela.-lEs que no ha entendido usted la

carta? =-pregunto Frau Riemer.-No la he Ieido -dijo la abuela.-leOmO puede usted entonces venir

a verme, si no la ha leido? -se admir6 FrauRiemer.

5 3

-Porque se ha perdido.-lNose la llev6 Karli?-Desapareci6 sin dejar rastro -dijo

la abuela-. Se me habra traspapelado.Karli, en aquel momento, la quiso

mas que nunca.Frau Riemer salio con la abuela delaula, volvio al cabo de unos minutos y leacaricio la cabeza a Karli.

-Ya 10arreglaremos -dijo.Karli se qued6 intrigado y deseando

saber 10 que le habia contado Frau Riemera la abuela fuera de la clase. La abuelareso1l6de nuevo.

-No haces los deberes, Karli. 0 los

haces a medias. Y siempre mal.-Tu tampoco sabes hacerlos -dijo

Karli.-Yo no voy a la escuela -dijo la

abuela.-Pero til eres vieja, abuela. Til tenias

quesaberlo todo -dijo Karli.-Me he ·olvidado de muchas cosas

-dijo la abuela.La abuela y Karli estuvieron viendo la

forma de hacer los deberes sin cometer dema-siadas faltas. La abuela suspire.

=-Tendre que aprender contigo y contus libros, Karli.

Quizas fuera el asunto de la cana elque les llev6 a casa a la asistente social. Laescuela debio haberselo comunicado a los de

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lao proteccion de rnenores, puesto que el

director y la maestra sabian que Karli era

huerfano de padre y madre y estaba bajo

tutela. Tal vez quisieran verificar como hada

Karli los deberes, si tenia un sitio tranquilo

para estudiar y si la abuela estaba en condi-ciones de ayudarle en caso necesario.

Sea como fuere, la cuestion es que se

presento la asistente social. Tenia muy buen

aspecto y llevaba los ojos muy rnaquillados,

con sombras de color verde. A Karli Ie gusto.

A la abuela, no. A la abuela 1 0 que mas le

hubiera gustado hubiera sido echarla por la

ventana, La asistente social se sent6 a la mesa

de la cocina y la abuela frente a ella. Karli

se habia refugiado en el sofa. La asistentesocialpreguntaba muchisimo: por que Karli

~espues d.e la muerte de sus padres habiasido recogido por la abuela, si tenia parientes

mas j6venes, si la abuela habia padecido

enfermedades contagiosas, si tenia que ir a

menudo al medico, si Karli tenia dificultades

con la lectura, si disponfa de un cuarto para

el solo.

La abuela -haciendo rechinar la den-

tadura postiza- la llev6 pot todo el piso,Ie enserio Ia cama de Karli y le dijo:

-jBien mullida y bien limpia!

En la cocina levanto la tapadera de la

olla y dijo:

-iY de comer se le da tarnbien como

Dios mandaI

55

La sefiorita asentia a todo.

La abuela no podia reprimir la ira.

Volvi6 a empujar a la joven hasta la silla,

la sento, dejo caer los brazos sobre los hom-

bros de la asistente social, Ie sopl6 en la cara

y dijo en voz muy baja:

-Bueno, senoritinga, lusted que es 1 0

que quiere? iLe parezco una bruja como las

de los cuentos? leree ustedque soy tonta?

iMe caigo de vieja? lLe he ensefiado el traseroa algun vecino? lHa robado Karli? iO que?

La senorita trato de sonreir, 1 0 consiguio

a duras penas y replied igual de bajijo:

-No se trata de eso. La 'escuela se

ha interesado por Karli, .Frau Bitte, porque no

hace bien los deberes. Entonces creimos que ...

-lQue es 1 0 que creyeron? -pregunto

amenazadora la abuela.

-Bueno, pues que en estas circuns-

tancias, usted, con sus arreglos ...

La abuela se ech6 a gritar:

-iYo ya hace- tiempo que no estoy

para arreglos, senorita! lUsted que se ha

creido?

Karli trato de escabullirse del cuarto.

La abuela 1 0 agarro y dijo:-jTo quedate aqui, Karli! Tienes que

oirlo. Me hace falta un testigo. . .

Desde que la abuela andaba por los

negociados queria siempre tener testigos.

-Es muy importante -deda-. Des-

pues Ie tornan el pelo a una.

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La senorita estaba tan asustada que dej6de hablar de los arreglos yafirm6 que Ieparecia todo bien, pero que pasaria a verlescada dos meses y, en caso neeesario, lesayudaria.

La abuela se puso mas amable pero

dijo aim:-Hasta el presente nadie me ha

ayudado, sefioritifia, y ahora es tarde. Karliya ha pasado 1 0 peor.

La senorita afiadio todavia algo quehizo estremeeer a Karli:

-Podria oeurrirle a usted cualquiereosa.· 0 podria. ponerse tan enferma quehubiera que llevarla al hospital. ~Que hacemos

entonees con el nino?La abuela la empuj6 mas alla de Iapuerta y respondi6:

-jImposible!Ese «imposible» se 1 0 repetia Karli

eada vez que se imaginaba que una ambulan-cia iba .a llevarse cualquier dia a la abuelao incluso que se moria. [lmposible!

Puede ser que me equivoque can Karl i .Encima, 1 0 de la carta. (Es que soy quizasdemasiado buena? (Que significa buena? Yoprefiero hablar can el que gritarle. Gritarletambien me cansa. Soy buena can el porque1 0 quiero. Tambien dicen que educar can

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amor es eI mejor metoda. iNa va a bastarmeahara? EI chico miente y se descarria. Tonte-rias; hablare can eI , Ie apretare un poco lastuercas y le ensenare a no tener miedo de losde la tutelar, ni de la asistencia social, nide todos esosjaleos. iSi can nosotros dos no

marchan bien las cosas, can quien han demarchar bien entonces? Ahara exagero, 1 0 se.Pero me ayuda.

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JI Los miedos de la abuela .-.

Tampoco es que la abuela abuse de la

bebida. No. Pero en el aparador guarda unabotella de aguardiente que Karli -cuandomira- ve ir vaciandose poquito a poco. Laprimera vez que Karli le pregunt6 a la abuelapor la botella, la abuela se enfad6 con el.

-No me gusta que andes fisgoneando,Karli. Y ademas, ~que quiere decir eso de

beber? Un traguito solo cada dia ...-0 dos veces dos -murmur6 luego.Karli rarnpoco queria decir que la

abuela se emborrachara. Karli a la abuelanunca la habia visto .bebida como a los ve-

cinos, a veces, 0 a la vieja Frau Lederer dela buhardilla. Lo tinico que le interesaba

era saber por que se 10 ocultaba.-~Por que escondes la botella, abuela?

-Ie pregunt6.

La abuela se sento en el sofa. A Karlile toc6 tambien sentarse, aunque no tuvieraganas. A 1 0 mejor la abuela le contaba una deaquellas historias de dUOS tiempos. Una por1 0 menos que no conociera, confi6 Karli.

Empezaba, efectivamente, como una

historia:

I!

I

1

I

60 61

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-Tu abuelo, Karli, algunasvecesempinaba bastante el codo. De vez en cuandote dire que hasta llegaba a casa a cuatropatas y yo, entonces, me jure no probar enla vida esos brebajes. Incluso cuando nosinvitaban 0 cuando celebrabamos cualquier

cosa yo la bebida apenas la tocaba. Ahora esdiferente. Y ocurrio de una forma bien sencilla.EI dia en que rnurio el abuelo yo daba vueltaspor Ia casa queriendo poner orden y enredan-dolo todo, en realidad, mucho mas de 10 queestaba. En la mesilla de' noche del abueloencontre, por casualidad, dos botellas deaguardiente y, en medio de toda la tristeza,me quedaron fuerzas todavia para ponerme

furiosa.Abrt

una de las botellas y me bebiun buen trago, como para contrariar al abuelodifunto. iY sabes til 10 que paso, Karli? Mesento bien. Me dije que era estupendo paramatar las penas. Y desde entonces me lasmato con una copita 0 dos. Sobre todo ruandome entra miedo.

Karli la rniro asombrado.-jPero abuela, si til no tienes miedo!

Nunca te 10 he notado.

-Til, Karli, a tus ocho afios, ya sabesmucho. 10 que pasa es que el miedo no puedeverse.

Karli le aseguro que 10 notaria. Laabuela se rio.

-T6 confias demasiado en tus fuerzas,jovencito. Yo, sabes, no es que tenga miedo

del gordo ese del tutelar de menores, 0 delaasistente social, odd portero, 0 de quiensea. Yo tengo miedo de cosas muy distintasy no solo un miedo, much?s mi~...os. Tengomiedo de que venga otra inflacion y se melleve todo 10 que he ahorrado, como ya nos

sucedi6 otra vez. Yo entonces, en 1923, eracasi una nina y mi padre, tu bisabue1o,tampoco es que hubiera podido ahorrar muc~o.Pero, de la noche a la manana, el poquitode dinero que tenia no valia nada. Lo queantes habia costado un marco costaba, derepente, miles de ellos. [De locura! Y luego,en 1931, cuando el dinero recupero su valor10 que no hubo fue trabajo. Yo estaba recien

casada,tu

abuelo se habia quedado sin empleoy viviamos con 10 poco que nos. dabru: delsubsidio de paro. No consegulamos salir de

apuros.-De eso tengo miedo. Y tengo miedo

de ponerme enferma. lQUe va a ser de tI,

entonces? Cada vez que vas a, la escuelatengo miedo de que te pase ~lgo. Tengomiedo de que nos suban e1 alquiler del piso.Estos son mis miedos. Y no consigo librarme

de ellos. Me rondan constantemente por laca-beza. Y, cuando me fastidian demasiado, voyal aparador, me sirvo una copita de aguar-diente, me la bebo de un trago y me digo:

-iQuien dijo miedo, Erna Bittel! Y

por un momento se me pasa.Karli 10 comprendi6 perfectamente.

6 2

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Ha descubierto que me echo un Ira-guito de cuando en cuando. Esprobable queme tenga por una viejaborracha. He Iratadode explicarselo. Es curiosa que cuando Ieexplico estas casasme toque sentirme siemprecomo si fuera tonta. iQue sabe el chico delmiedo que yo tengo? A 1 0 mejor me com-prende un poco. Tal vez me conozca mejor de1 0 que yo pienso. jOjala! Una copita decuando en cuando, eso es 1 0 que me bacefalta. jS f senor!

A la abuelale gusta el futbol

Karli. en la escuela, no iba bien entodas las asignaturas ni hacia siempre losdeberes, pero la mayorla de sus compafierosle querlan. Era muy ocurrente en los juegos,servicial, se pegaba la mar de bien y , sobretodo, jugaba estupendamente al futbol. Suamigo Kurnrnel, un muchacho delgado y

larguirucho al que le gustaba la astronomia,era el rnejor portero del curso. Yael tambicnfue al que se Ie ocurrio Ia idea de formar unabuena seleccion para ganarles a los de tercero.

A Karli 1 0 pusieran de libre. La delibre 1 0 habian aprendido en la radio y en latele. Sea como sea, se decia Karli, el libretiene queser el m a s inteligente del equipo,puesro que le s da juego a todos: el libre esel que reparte balones como solfan decir los

reporteros.Durante cierto ciempo se entrenaron

en los recreos. Los profesores se enteraron y

les propusieron encontrarse por la tarde enel campo de juego del dub local. Quedaronen que uno de los profesores ida tarnbien.

A Karli le parecio estupendo y , apenas

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llego a casa, se 1 0 canto a la abuela, La abuela

se pronuncio en contra. Le explico que en un

juego tan violento podia romperse una pierna

y se exponla, ademas, a que le abrieran la

cabeza.

-Ni hablar, Karli -dijo la ahuela-.

Yo soy generosa pero es que ahi ni siquiera

as vigilan.

-No dejamos que nos vigilen -dijo

Karli-. Til siempre buscas vigilantes. jAnda,

dejame ir! EI jueves es e1 primer entrena-

miento.

La abue1a no logr6 mantenerse infle-

xible. En realidad es que no era capaz de ello.

Le pregunto a Karli en que campo jugaban.

-No muy Iejos de aqui =-respondicKarli-. En e1 «Griin-Weiss», sabes, donde la

gente juega al tenis,

-SI, sf -dijo la abuela-. La genre

que no tiene nada que hacer, sera.

-iTonterias! =-dijo Karli-. Til si

hubieras aprendido tambien jugarias.

-iSabes cuanto cuestan esos trajecitos

blancos? -Ie pregunt6 la abuela.

-Me da 1 0 mismo.-A mi tambien -dijo la abue1a-.

Pero par eso precisamente no puedo yo jugar.

El jueves Karli desapareci6. El era el

que guardaba e1 balon a manchas blanqui-

negras, un halon que incluso la abuela hubiera

encontrado bonito.

Tarnbien estaba alli, con eUos, uno de

los profesores jovenes. Les ensefio muchas

cosas: a parar el bal6n con el pecho 0 con

el pie, a chuiar con la puntera 0 el empeine.

Karli preferia el juego de cabeza y en el era

rambien el mejor. Kumrnel, en la puerta,

parecia una serpiente. Se tiraba al aire, aterri-

zaba en el barro y le daba todo igual con

tal de parar e1 bal6n.Enpleno juego Karli se Ilevo un sobre-

salto al ver a .la abuela que Ie hacia sefias

desde el borde del campo. Karli no le hizo

caso. Le daba muchisirria vergiienza. Al cabo

de un rato la abuela empez6 a gritar. Al

principio Karli, que procuraba no mirar en

su direcci6n, creyo que se enfadaba. Luego sedio cuenta de que le animaba a eI 0 a otros

chicos.-jMas rapido, Kar1i! -la oyo gritar-.

[Ese gordo es una mula! [No dejes que te

quiten el bal6n! .EI profesor fue hasta donde ella estaba

y conversaron unrato. Karli los observaba

de reojo a los dos. El profesor no paraba de

refr. La abuela debla decir un mont6n de casas

raras.La abuela se qued6 hasta el final del

partido, animando al equipo. 10 que es enten-

der, seguro que no habia entendido mucho.

Por eso, probablemente, se reia tanto elpro-

fesor. La abuela hablaba de defensores, exte-

. riores y media internos. Karli no sentfa las

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6 6

menores ganas de explicarselo, Tampoco 1 0

hubiera comprendido. Pero a partir de.entonces la abuela Ie dejo ir a jugar sin des-hacerse en lamentaciones.

En uno de los panidos siguientes Karli

se lesion6. Fue una torpeza suya,asf que nadietuvo la culpa. Karii tropezo -sin balon,endma- y se torcio el tobillo. Se le hinchoen seguida la piema y no pudo seguir jugando.

El profesor le llevo en su coche a casa.A Karli Ie extrafio que Ia abuela no se

enfadase. La abuela, muy tranquila, Ie dio lasgracias-al profesor, examine el tobillo y sen-tencio:

-No hay nada roto.

Ni siquiera fue a buscar al medico yeso que Karli le dijo:

-iMe duele mucho, mucho!-Ya. 1 0 se -dijo la abuela-. Te

pondre unas compresas de vinagre y ya verascomo se te pasan los dolores. Pero tienes queestar en cama unos dias,

La abuela se porto estupendamente.Ese dia no fue a repartir prospectos, se quedo

con el, movi6 e 1 televisor de forma que Karlipudiera verlo desde la cama y jugaron alparchfs y a la pulga. Al tercer dia, cuandoya Karli se aburria, quiso hasta ensefiarle ahacer punto. Karli se neg6.

Karli tenia miedo de que la abuelano Ie dejara jugar mas al fiitbol. Pero no.

-_ . . '.. :~: . _ _ ~

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El primer dia que fue a la escuela la abuela

incluso Ie pregunto:

-~No jugais hoy?-No. No jugarnos hasta manana

-dijo Karli.

-Cuidado ahora con la pierna -dijo

la abuela-. [Pero juegame bien, Karlil

Si Karli supiera 1 0 que pienso de il y

1 0 que tengo que hacerle creer a veces. Esodellutbol, por ejemplo. Tuve miedo. Penseque se iba a dar vueltas por ahi, que meengafiaba, que era un cuento 1 0 del amableprofesor y el campo de liitbol. Me diiJ muchaoergiienza ser tan desconfiada. jQue no vuelvaa suceder, Erna Bittel!

rl De por que Karliy la abuela

rifien de vez en cuando

A veces Karli se enfada con la abuela:

cuando no le deja por ejemplo ir aver la

ultima pelicula del oeste, cuando la abuela

encuentra atroz a alguno de sus amigos,

cuando le obliga a ponerse la chaqueta demas abrigo aunque reluzca el sol. Son rifiascotidianas. De verdad, de verdad Karlisolo se

pelea por su madre. Karli ya no se acuerda

muy bien de ella. pero la siente todavia

cerca; su madre sigue siendo la persona mas

querida. Para la abuela, en cambio, la persona

mas querida es su propio hijo, el padre de

Karli. A la madre de Karli encuentra todavia

cosas que censurarle, af ios . inc luso despues desu muerte. A la abuela le parece que se

equivoc6 mas de una vez. Y tambien al educar

a Karli.

Tan pronto como la abuela vuelve asoltarle el rollo, Karli ernpieza a echar chispas.Karli tiene ya mucha practica en defender a

su madre.-iSon cosas que no te important -Ie

grita Karli a la abuela-. jTii no puedes

saber como era mi madre!

',~

.;

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-Lo se mejor que ni -replica la

ahuela.Y se arma. Karli no acaba de entender

por que la abuela Ie pr9voca de esta forma. Notendria por que hacerlo, por que hablar de sumadre. Karli 1 0 preferiria, A veces, sin em-

bargo, parece que se enfada al recordarla.Karli es incapaz de comprenderlo.

-Noes que fuerais enemigas -diceKarli-. Al fin y al cabo era mi madre, lamujer de tu hijo,

-SI, claro -responde la abuela y ese«si, claro» suena siempre la mar de antipatico.

En tales disputas Karli suele acabarllorando. Una vez hasta se abalanz6 sobre la

abuela a pufietazo limpio. La abuela tard6muchos dias en perdonarselo, La abuela, por1 0 visto, no comprende que Karli quiera to-

davia a su madre como S 1 estuviera viva. 0m a s todavia. Quizas tenga celos de ella.Podria ser.

-jSi supieras 1 0 mala que era capazde ser conmigol -Ie dice la abuela.

-Tonterias, abuela. T6 no tienes niidea, til no sabes 1 0 buena que era mi madre

-insiste Karli. .-Para ti, quizas -responde la abuela.

-jContigo no tenia por que serlo!-Ie grita Karli-. T6 debias ser tambienmuy antipatica con ella. Y ademas til no eras

importante.

-1.Y.ahora? -exclama triunfalmentela abuela-. I.Tampoco soy ahora importante?

- iVete al diablo! -solloza Karli sinquerer admitir que para ella abuela es ahoratan importante como 10 fue su madre.

Bueno, es que a mi nuera nunca acabede tragarla y esta claro que el chico sigue-todavia apegado a ella. Yo soy su ab,,!elayvivo, ella fue su madre. perc esta muerta.Tampoco es que fuera ninguna santa. Y ellasantifica. iNa voy a poder decir yo entoncesesta boca es mia? Es extrano pero Karli me

provoca can su «en casade mi madre era ali... » .«mi madre 1 0 bacia de otra forma ... », Bueno,bueno, jahora me toea a mil Y lamuerte no

• va a bacer a una persona mejor de 1 0 queera. Procurare no provocarle mas. No es nadafacil.

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La abuela gana un viaje ..gratis en avian

La abuela participaba en 'casi todoslos concursos de periodicosy revistas. A Karlile ha contagiado la mania y suelen enviarlas soluciones por partida doble. Karli ganouna vez un casco protector de color amarillorabioso que le iba demasiado grande y queahora anda colgado de ungancho en su cuarto.La abuela, cuando llego el paquete con el

casco, se enfado:-Acabas de empezar y ya ganas. Yo

llevo afios concursando y nunca me toea nada.Karli la console:

. -A ti seguro que te toea el primer

premlO.Y le toco. La abuela ya no se acordaba

ni de que concurso era porque participaba por1 0 menos en doce. Primero se 1 0 comunicaron

telegraficamente:«Gano premio vuelo gratis sobre M u-

nich. Felicidades».-<!Eso que significa? -Ie pregunto la

abuela a Karli.-Significa que vas a sobrevolarMunich

en avian. Esta mas claro que el agua.

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-Me niego -dijo la abuela-. Queme 10 cambien.

-Primero espera -dijo Karli.Los organizadores del concurso se ha-

bran dado prisa con el telegrama pero luegopasaron muchos dfas sin que volviera a

saberse de elIos. La abuela, que tenia unverdadero miedo al prernio, no pensaba enotra cosa y cada vez quesonaba el timbresalia corriendo hacia Ia puerta, Luego eranel cartero 0 la vecina y la abuela se quedabamuy decepcionada.

-Me parece que me han tornado elpelo -deda.

-Tampoco pueden ir tan .deprisa -Ieexplico Karli-. Necesitaran tiernpo paraencargar el pasaje.

-No 10 quiero -dijo la abuela.-ElIos no pueden saberlo -dijo Karli.-jBobadas!

La abuela, cuando hablaba del premio,se indignaba:

-Saben muy bien que a una senoramayor no se le puede regalar un paseo enavi6n.

Estaban cenando. Karli se reia. Laabuela Ie gritaba que no se repantigara enla silla y que no pusiera los codos encimade la mesa. Karli le pregunt6:

-Oye, abuela, tti dices que sabenque eres vieja. ~Tuviste que poner la edad?

La abuela se puso a cavilar. Karli lasac6 de su ensimismamiento:

-No hay que declararla. Por regiageneral basta con decir que uno esta autori-zado a firmar. ~T6.10 estas, no?

-~Te parece que ando mal de la

cabeza? -Ie grit6 la abuela.-No -dijo Karli-, ~que tiene que

ver?De camino hacia ·la escuela Karli estuvo

pensando como quitarle el miedo a Ia abuelay decidi6 escribir a los organizadores delconcurso. Por Ia tarde, mientras la abuelarepartfa prospectos, redact6 la carta:

«Distinguidos organizadores:

Soy el nieto de Frau Bittel a la que sehan dignado ustedes conceder el viaje enavi6n. Aprovecho la ocasion para decirles 1 0

que mi abuela no se atreve: que no Ie gustanada el premio. Mi abuela no quiere volarporque rienerniedo. Mi abuela no ha subidonunca a un avi6n. Y yo, tampoco. No serlamala idea que le regalaran ustedes a mi abuelaalgo que Ie gustara. Seguro que se alegraria.

Les saluda muy atentamente.Karli Bittel»

Karli encontro un sello, 10 pego en elsobre y 1 0 echo al buzon antes de que regresarala abuela. Karli esperaba que los aconteci-rnientos se precipitaran pero se equivoc6. No

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paso nada y la abuela siguio hecha un manojode nervios. Por fin, a las tres semanas, llegouna carta de la casa patrocinadora. No ibadirigida a la abuela sino a Karli y eso fue10 que mas exasper6 a Ia abuela. Karli estabaen la escuela y Ia abuela no tenia derecho

a abrir la carta. La culpa era de ella porquele habia prometido a Karli notocar jamassu correspondencia, igual que el tampocotocaria la suya. Eran cosas que no estabanbien y la abuela andaba en ascuas. Ese dtaKarli tenia seis horas de clase. La abuela porpoco se vuelve loca de curiosidad. Primeropuso la carta al trasIuz para ver si podialeerse el texto. Luego penso en abrirla alvapor pero eso seria hacerle trampas a Karli,asi que espero. Para que no se le hicieratan larga la espera se fue a la panaderia,compro media barra de pan y estuvo charlandoun buen rato con el panadero, hasta que este.se canso y Ie dijo:

-Ya es hora de que vuelva a la tras-tienda, Frau Bittel.

A la abuela Ie supo mal haber entre-tenido tanto tiempo al panadero pero es que

no sabia que hacer entretanto. Finalmenteoy6 a Karli en la puerta, se precipit6 a abrirle

v exclamo:. -iKar1i, tienes carta de los del vuelo!

Karli asintio friamente, paso par delantede ella sin hacerle caso y se meti6 en sucuarto.

-I.Es.que no te interesa nada de nada?-Ie grito la abuela.

-Si que me interesa, abuela. En segui-da voy. Primero tengo que ordenar las cosasde la escuela -dijo Karli.

-Eso puedes hacerlo despues -dijo

muy nerviosa la abuela.-Luego te quejas de que soy incapaz

de tener las cosas en orden.-iAhora, no!-. Claro que si, Te quejas siernpre.-Hoy no.Karli tardo todavia un buen rato y la

abuela, esperandolo, media la cocina a zan-cadas.

-iDios mio! [Que asco de nino!-~mfu. .

La abuela le trajo un cuchillo para queabriera el sobre. Karli dcsplcgo la carta conuna lentitud exasperante y la sostuvo de modoque la abuela no pudiera leerla. Karli ascntiaa rnedida que iba leyendo, sonri6 satisfechoy pleg6 Ia carta.

-~Que hay? -pregunto la abuela.-Todoclaro -dijo Karli.

-i_Que significa todo claro? i_C6mo seIes ocurre escribirte a ti? La que ha ganadohe sido yo, no til -exclam6la abuela.

-Til no querias el premio -dijo Karli.-Ellos no podian saberlo -dijo la

abuela.-En efecto, no podian -dijo Karli.

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Karli se sentla pero que muy superior.-He sido yo el que les ha escrito.-iTQ? jEstas loco! jMe estas echando

a perder las relaciones comerciales! =-Iegritcla abuela.

Karli andaba cada vez mas tranquilo.

-No te echo a perder nada, abuela.Lo tinico que hice fue arreglarlo -dijo.

-jAnda, expl1cate! -dijo la abuela.

-Voy a ser yo el que haga el viaje-dijo Karli-. Me 1 0 han cedido a mi porqueni eres demasiado vieja.

La abuela se sento en el taburete dela cocina como siempre que no era capaz detenerse en pie de nerviosa 0enfadada y se 1 0

quedo mirando con los ojos muy abiertos.-Me has robado el premio, Karli.Mi unico nieto me roba y, encima, se hurlade rni can esas cartas. [Espantoso! Tendreque dar parte a la tutelar de menores -dijo.

-Si te pones asl -dijo Karli- no tehablo mas. Ni te digo tampoco las otras casasque pone Ia carta.

-iQUe cosas?

-A ti te toea tambien algo, abuela,

De consolaci6n.-jLas sobras!

La abuela desistio.

-. Te invitan a comer en e 1 restaurantedel aeropuerto mientras yo vuelo -dijoKarli-. Una senora comida.

-jAs! la consueIan luego a una!-comento la abuela.

La solucion, en el fonda, Ie gusto:no se perdia el prernio, y un huen almuerzono era tampoco mala cosa. A la abuela Iequedaha sin embargo el rniedo de pensar que

Karli iba a andar dando vueltas por los aires.-A partir de ahora mi correspondencia

comercial me la dejas en paz -dijo la abuelapara terminar-. [L a ultima vez que te entro-metes en mis cosas!

Me enfodo con e/ chico cuando se inde-

. pendiza y deberfa alegrarme. Da /0 mismo 'queKarli se meta a/guna que otra vez en mis

asuntos. No he sabido comportarme. Habria

de ayudar/e mas en estas cosas.

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La abuela y Karli visitan"a una anciana en el asilo

- Hace meses que le he prometidoa Frau Wendelin irla a ver un domingo -dijola abuela-. Y tti me acompafiaras, Karli.

De 10contrario no resisto tantos viejos.-~D6nde vive Frau Wendelin? -pre.;.

gunt6 KarIi.-En el asilo de ancianos de Ober-

menzing -Ie explic6 Ia abuela.

-Ni pensarlo -dijo Karli.-Til te vienes.

La abuela no admitia replicas. Ese diase puso aquel extrafio vestido domingueroque llevaba 5610 cuando iba de viaje 0 seasornaba a algun negociado. A Karii Ie orden6tambien que se vistiera de un modo decentey se fueron los dos en travia a Oberrnenzing.

En el caser6n en que entraron debian

vivir, realmente, muchos viejos. El jardin que10rodeaba estaba Ileno de ellos.

La abuela noto que Karli se asustabay le dijo, alga brusca:

-lTe crees tu, pnmavera, que vas aser eternamente joven?

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-Yo no -dijo Karli-, pero no voy aser nunea tan viejo. Y si 1 0 soy, entoncescomo tti.

La abuela se ri6.-Si ni no me conocieras, Karli, y

estuvieras aqul de visita con cualquier otra

persona, yo serla una de tantas viejas.Karli no dijo nada mas.Frau Wendelin los recibio en una sala

extrafiarnente inhospita, con muchas mesasredondas y viejos sillones acolchados. FrauWendelin era una anciana diminuta cuyacabeza no cesaba de temblar. La abuela, alverla, pareci6 alegrarse de verdad y Ie present6orgullosa a Karli:

-Mi nieto. Ya sabra usted que vive

conrrugo.En la sala hacia demasiado calor. Gila

a moho y a aire viciado .. Karli sudaba. Sequito la chaqueta. KarIi se di6 cuenta de quela abuela tambien sudaba porque, al cabo deun rato, se quit6 inc1uso el sombrero. Karlino atendia a la conversaci6n de las dos viejas.La abuela explicaba cosas de Karli, FrauWendelin hablaba de su unico hijo que eraaviador y habra rnuerto en la guerra.

-Muy joven -repeda-. Muy joven.Karli observaba a los viejos y viejas de

las mesas redondas. La mayoria se compor-taba normalmente. Algunos, sin embargo,sonrefan 0 se refan bajito de una formaextrafia, Hablaban consigo mismos. A otros

les tenia que ayudar a comer una rnonja.Los habra sentados en sus sillas, inrnoviles,como si ya estuvieran muenos. Karli no lesten!a miedo. Pero era un rnundo angustiantey ajeno.

De regreso a casa apenas hablaron.

-Mala cosa, mala, vivir asi apifiados-. ~ijo la abuela-. Todos viejos, terriblementeVleJOS.

A Karli le resultaba dificil explicarse:-Tu eres tambien vieja, abuela, pero

no asi. T6 eres vieja de un modo muydistinto.

-No es cierto -respondio la abuela->.Yo soy tan vieja comoellos. Lo que pasa esque estoy sola y, adernas, contigo que eres

un nino. La edad entonces cambia. La vejez,Karli, se vuelve terrible cuando una, de tenertantos viejos alrededor, deja de ver. la vida.Eso es todo. El mundo tiene miedo de losviejos, Karli. Y nr, tambien.

Karli volvi6 a pensar en el calor, lapeste y la estrechez que le angustiaron. Ledio la razon a la abuela y le parecio queera una mujer estupenda.

Me alegro de que Karli haya vistocomo son las casas: viejos y mas viejos amon-tonados en un asilo.

No me gustaria ir a parar alIi. Par nada

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del mundo. Y tampoco me encuentro tan

P le J a. . .La culpa, en realtdad, es de Karii.

Si no tuviera que ocuparme de il anc!arfaa cuestas con mis achaques, me quejana,

les dana la lata a los vecinos. Karli es mi

medicina.

La abuela discutecon el televisor

Al principio Karli y Ia abuela sol1anpelearse a la hora de elegir programa. Conel tiempo el problema se fue solucionandosolo, puesto que la abuela se interesaba muypoco por la television. .La abuela preferiacoser 0 leer el peri6dico. Ademas, las peliculasdel oeste 0 las policiacas la aburrian sobe-ranamente, con gran sorpresa por pane de

Karli. La abuela solo queria ver pelfculas queya conocia de antes. Y ahi si que no admitiareplicas. Enviaba a Karli a la cama y Ie decia:

-Eso til no loentiendes porque eresdemasiado joven. Son cosas que pasaronhace demasiado tiempo.

Karli habra visto con ella la mitad deuna de esas peliculas y la encontro sentimentaly aburrida. La abuela sin embargo 110roa

lagrima viva.Karli se desperto una vez por la neche

y oyo hablar a la abuela. Se asusto. La abue1ano Ie habra dicho que esperase gente. Karlifue de puntillas hasta la.puerta, Ia abrio sinhacer ruido y se asomo al cuarto, La abuela

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estaba sola, sentada delante del televisor yhablando con el. Pareda muy excitada.

, -jPacotilla! -exclamaba.Karli se propuso recordar la palabra y

preguntarle a la abnela 1 0 que significaba.-Pacotilla y nada mas que pacotilla

-repeda la abuela-. As! no vive nadie. Nisiquiera los ricos. Yo no se por que se 1 0

inventan. Lo que hacen es tomarnos el pelo.Eso no tiene nada que ver con nosotros. Soncosas queen la vida real no existen. Y yo aquicon Karli, la pension y el subsidio de orfandadque me dan por el chico. Eso no 1 0 sacannunca. Esas cosas, no. iPor que miro la televi-

sion entonces?Karli volvio a cerrar despacito la puerta

porque le entraba la risa. Las rabietas de laabuela a veces resultaban divertidas.. A la :manana siguiente le pregunto:

-Dime, abuela, ique quiere decir

pacotilla?La abuela dej6 la taza, sorprendida.

-iC6mo se te ocurre, Karli? -Ie

pregunto.Karli.estaba un poco desconcertado.

-Es que esta noche Ie has estadogritando un buen rata al televisor y Ie hasdicho que todo es de pacotilla,

-jAh, claro! =-respondic la abuela-.Las cosas de pacotilla es que son mentira.

o tonterias.

~ . ,

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-lQUe pelicula era, abuela? -pre-gunt6 Karli.

-Es eso que Haman cine de tesis 0

algo asi, Se trata de una fiesta de cumpleafiosen Inglaterra 0 en Norteamerica, una cuadrillade insensatos que no trabajan, y en vez de

ricos resulta que son pobres, y estan locoso hacen como si 1 0 fueran. iVete a saberni por que!

-Pues es divertido -dijo Karli-. Enlas peliculas que a ti te gustan la gente vasiempre de un lado a otro con esos trajesantiguos y no paran de llorar y de abrazarse.

-Til no 1 0 comprendes -dijo laabuela-. La vida antes era asi.

-No 1 0 creo -dijo Karli-. le6moen la pelicula esa de la sefiorita en el tejadoque por poco se cae? Yo esas cosas no las he. visto nunea.

_. Es que se trataba de una herencia

-dijo la abue1a.-lQue es una herencia? -pregunt6

KarIi.

-Cuando una persona se muere, eldinero que le pertenecia, las casas 0 las fabricasvan a para! a otros que suelen ser los parientes-trat6 de explicarle la abue1a.

-Til no tienes mueho dinero, ni casas

ni f:1bricas-dijo Karli.

-Yo no -dijo la abuela-. Pero enesa pelicula la gente tenia mucho dinero y se

1 0 querlan quitar con engafios a la chica a laque Ie tocaba, Y eso es una cochinada.

-Ami me da 1 0 mismo -dijoKatli=-, Esas peliculas son muy aburridas.

-Ami me aburren las del oeste. Y,adernas, tarnpoco son verdad.iTii has visto

alguna vez a gente cabalgando y disparandopar la ciudad? -pregunt6Ia abuela.

-Son cosas que pasan en America-dijo Karli.

-Con todo y eso -dijo la abuelaque tenia ganas de pelea,

Karli, no. Karli se limito adecir:-Pacotilla es una palabra que me gusta

mucho.

Siempre esla bien saber 1 0 que significapacotilla pero que Karli me tome el pelo deesa forma, par Ilorona, jeso si que no! Notendrfa que consentirselo. Algo de razon Ilevacuando dice que esaspeiicuias solo sirvenparaIlorar a gusto. La que pasa es que yo lasmodernas ya no las entiendo. Quizas tuviera

que hablar un poco mas de polisica con Karli.Mi marido nunca quiso. Aunque Ie fueransiempre mal las casasdecfa:

-Yo en un partido ni hablar. jA mfen esos negocios sucios que no me metan!

Y eso que hubiera podido luchar porsus derechos. Cuando yo, despuis de la

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guerra, me incline por la socialdemocracia-entre otras casasporque me gustaba KurtSchuhmacher que era de verdad un politicoestupendo- Otto, mi mando, renegaba comoun cocbero. Me parece mal. Karli, cuando seamayor, no deberia descuidar esascasas.

La abuela cae enferma

Karli no podia imaginarse que laabuela cayera enferma. No 10 estuvo durantemucho tiernpo pero poco antes de que Karlicumpliera los diez afios sucedi6 aquello que eltanto ternia en secrete. Durante varies dias laabuela trat6 de ocultarlo. Se quedaba mastiempo que de costumbre en la cama, le pediaque se hiciera el misrno el desayuno, apenas

repartia prospectos. enviaba a Karli a la pana-dena -hac1a, en resumen, un menton de

cosas rams.

-iNo te encuentras bien? -Ie pre-

gunto Karli.

-Claro que si -dijo la abuela-.

Estoy solo un poco floja. E.s·el cansancio eseque me entra siernpre en pnmavera.

No 1 0 era. Al quinto 0 sexto dia la

abuela lleg6 a la conclusion de que teniafiebre y de que habria probablemente que ir

a buscar al medico.

Karli se qued6 muy intranquilo y tuvoque esforzarse porque la abuela no se 10

notara.

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-~Quieres entonces que vaya a buscaral medico? -Ie pregunt6.

-SI, hazlo -dijo la abuela.Karli llam6 al timbre del medico fuera

de las horas de visita. La enfermera del con-sultorio le abri6 la puerta. Parecia algo enfa-

dada:-~\ouedes venir a las horas de

consulta?-La abuela esta enferma -dijo Karli.La enferrnera 1 0 mir6 e hizo un gesto

de contrariedad con la cabeza.-~Frau Bittel? iNo puede ser!-S; que puede ser -dijo Karli-. Esra

enferma de verdad. Tiene fiebre y cuando Iaabuela quiere que la yea el medico ...

Karli estaba a punta de echarse a llorar.-No te preocuptes, Karli, el doctor

Hinz ira en seguida.La senorita se mostraba mucho mas

amable.

-Bueno -dijo Karli-. En seguida,

pero de verdad.

-Tan pronto como vuelva de la visita-Ie prometi6 la enfermera.

El medico se present6 poco despues,efectivamente, y mand6 a Karli salir del cuartopara reconocer a fondo a la abuela,

Karli, en su habitaci6n, no sabia quehacer y pensaba en el discurso que Ie habiasoltado la abuela e 1 dia de su ultimo cum-

t

9495

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I'

pleafios. Karli se imagin6 10 que pasaria SI

muriera la abuela y se dijo, bajito:-La abuela no puede morirse.

Karli se sentia como si tuviera cinco

afios.

Llamaron a su puerta. Era el medicoque venia a buscarle. Se sentaron junto a

la cama de la abuela.-Oyeme bien, Karli -dijo el me-

dico-. No tienes que preocupaite. La abuela

tiene unas anginas de cuidado pero esta muy

bien para su edad. iNo es verdad, Frau

Bittel?A la abuela se le ilumin6 el rostro y.

asintio. .

-No me parece prudente dejarla aqui,sin que la cuiden -sigui6 diciendo el doc-

tor-. Til, Karli, no estas en condiciones de

hacerlo. La abuela deberia ir a la clinica durante

una semana. Ya 1 0 he hablado con ella. Le

dire a la vecina que te eche un vistazo de

cuando en cuando y se 10 comunicare tambien

a la asistente social.-A esa, no -dijo. Karli.-A esa, rarnbien -dijo el medico con

decisi6n-. Las cosas, Karli, tienen que seguir

su curso ordinario, de 1 0 contrario intranqui-

lizarias a tu abuela y no se pondria bien.-Entonces, bueno -dijo Karli.

-Manana por la manana vendra una

ambulanciaa recogerla. Til t6mate un rna libre

en la escuela. Yo te escribire una dispensa.

-Bueno -dijo Karlidandose cuenta

de que se tranquilizaba.La situaci6n era grave y tenia que de-

mostrarle a la abuela que podia confiar en el.

A la manana siguiente, muy temprano,

se la llevaron.Karli, despues de cerrar la puerta, se

ech6 a llorar. Era temprano y hubiera podido

ir todavia a la escuela. No 10 hizo. Karli

empez6 a : ordenar la casa como 10 hacia la

abuela. Mas tarde Hamaron a la puerta y la

vecina le pregunt6 a que hora queria que le

trajera el almuerzo. .

-Ahora no -dijo KarE.-Lo tienes todo que resplandece de

limpio -Ie dijo la vecina.Karli se alegr6 .Por la tarde estuvo

jugando al futbol y a las cinco fue a ver a

la abuela a la clinica .. Ina todas las tardes,

aunque los dias de visita fueran s610 tres a la

semana. A Karli le habian dado un permiso

especial.

La abuela aparentaba mucho cansancio

y pregunt6 poco. KarE se sent6 junto a ella,

sin saber que contarle, y le di6 un poquitode verguenza. Hubiera tenido que pensar

antes c6mo entretenerla.

Al dia siguiente, despues de la escuela,

cuando estaba almorzando solo, recibi6 la

visita de la asistente social. Era nueva. Se

present6:

. ::

96

-Soy Fraulein Hauschild.

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-Yo soyKarli Bittel -dijo Karli ,La asistente social se rio,

-Ya 1 0 se -dijo. Y le pregunt6 Sl

podia ayudarle en algo. .

-Pues no -dijo Karli-. Ya me las

voy arreglando.-Me parece estupendo -dijo la asis-tente social-. Voy a pasar todos los dias,por si acaso, y si hay algo que no marcha me1 0 dices. ~Lacomida te la trae la vecina?

-Si -dijo Karli.-Tampoco hace falta que seas tan

ordenado -Ie dijo la asistente social.A Karli Ie gust6 mucho.Al dia siguiente, cuando quiso ir aver

a la abuela, la enfermera se 1 0 prohibio.-Hay que dejarla tranquila. Esta debil

de la fiebre.

A Karli Ie entre miedo deque fueraa ocurrir 1 0 inimaginable y pens6 que teniaque prepararse ..

=-Fraulein Hauschild -Ie dijo-. Seque la abuela va a morirse.

-jTontenas, Karli! -~ijo Fraulein

Hauschild-. Acabo de preguntar que tal esta,-Se morira -dijo Karli-. Y me

llevaran a un asilo de huerfanos,-jBobadas!

Karli se dio cuenta de que FrauleinHauschild no queria seguir hablando.

La asistente social iba a verle todas lastardes, se sentaba a veces con el junto altelevisor, Ie repasaba los deberes, conversabacon la vecina. Era muy simpatica y no pre-guntaba, Procuraba simplemente que todomarchara bien.

los dias siguientes pudo volver a visitara la abuela. Algunas veces la misma FrauleinHauschild 1 0 llevaba a la clinica, La abuelase recuperaba rapidamcntc. Karli no teniaya que inventarse nada; la abuela volvia acontar cosas, preguntaba, ordenaba.

A las dos semanas justas regres6 a casa.Karli I impio bien el piso y puso en la puertaun letrero en el que habia escrito can lapiz

fO JO :

«jBIENVEN ID A !»

La abuela se perrnitio ellujo de llegaren taxi. Karli la oy6 reir delante de la puerta.EI cartel la alegr6. Esta vez no Jo abraz6la abuela a el sino el a la abuela. Era laprimera vez que 1 0 hacia. La abuela recorrioel piso, 1 0 examin6 todo detenidamente, Iepareci6 impecable y dijo, dandole uri empuj6n:

-Bueno, ahara vamos a seguir, Karli.La abuela iba a hacerse un

c a f ecuando

son6 el timbre y la vecina Ie trajo un ramode flores, la abuela se 1 0 agradeci6, volvioa sonar, era la mujer del panadero con unatarta, La abuela les explic6 la enfermedad congran derroche de palabras, volvi6 a sonar el

timbre y se present6 Fraulein Hauschild.

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Todos hablaban a la vez y se encontraron derepente sentados en tornoa la mesa redonda,Karli tambien, la mar de alegre, y a todo elmundo le parecio que Ia abuela tenia muybuen aspecto y que estaba ya repuesta.

-No esta mal eso de repuesta -dijo la

abuela.PorIa tarde, despues de la fiesta -la

recepcion se hahia convertido al final en unapequefia y estupenda fiesta- la abuela decidio

irse a acostar mas temprano que de costumbre.-Tengo que cuidarme un poco por las

noches -dijo.-Estar sin ti es terrible, abuela -dijo

Karli.-Lo yes -dijo la abuela-. Pero

tienes que aprender a estarlo.Karli 10 comprendio. Luego pens6 en

el miedo que habfa pasado, en la genre tam-bien. que le habia ayudado y en que no iba aser siempre asi,

Karli oyo como la abuela se encerrabaen su cuarto y se acostaba entre suspiros.

Igual que tantas otras noches. jOjala siguieranasilas cosas!

-jBuenas noches, abuela! -exclamo.·Y la abuela le respondi6:-Que duermas bien, Karli. Manana

te despertare,-Esta bien, abuela.Karli no tuvo que poner el despertador.

De eso volvfa a encargarse Ia abuela.

100

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Esto se acaba, Erna Bittel, pense. Ycuando el muchacho se [ue comendo a buscaral medico volvieron a des/ilarme por la cabez«todas esas cosas. i Que iba a ser de el? i Quieniba a recogerlo? ilrfa Karli a parar a un asilo?Hubiera querido leVlIntanne tan solo para quenadie notara nada, pero me sentia terrible-mente mal y pensaba en la muerte.

Ya paso. Volvemos a estarjuntos. Karlime parece que se. ha vuelto mas atento yreflexive. EI susto Ie calo muy hondo. Seriamejor que vivieran todavia sus padres, Parael,claro. Para mi, no. No, para mf no. Aunquea oeces, durante el dfa, no pueda cast"conmis buesos. Karli espara mi, a pesar de todo,

una segunda vida. Y espero aguantar unosanos todavfa.

rf Karli cumple los diez .,.

Cuando Karli cumpli6 los diezinvit6 a todos sus amigos."Laabuela se port6perfectamente, sin quejarse en absolute, toler6el ruido y jug6 incluso con eUos. Ni siquieraIe parecio mal que uno de los chieos derra-mara zumo en la alfombra. Ese cumpleafiosla abuela le explico a Karli que las cosas noiban a seguir as! eternamente.

Los chicos se marcharon. Karli andabatodavia sofocado, con el precioso «chandal»que le habia regalado la abuela. La abuela lehizo sentar junto a ella en el sofa y, sinrnirarlo -tomando levemente la mano deKarli en la suya- le solto todo un discurso:

- Karli, a los diez afios una persona escapaz ya de pensar, me parece a mi. Y ni

has visto muchas cosas. Puedo exigirte quereflexiones, ~verdad?Yo, ahora, tengo mas de

setenta. Bueno, ya se que no se me notan,pero imaginatelo: sesenta aiios mas que ni.~Erescapaz de imaginartelo?

-"No -dijoKarli asustado.-Es 1 0 que yo pensaba -siguio di -

ciendo la abuela-. Tienes que reflexionar

. . . . . . . . . . . . . . . _ _ _ _102103

muy pocas cosas de la abuela y, pese a todo ,

~I.t~ - . ' e

i Ii

~ !

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sobre ello. Yo a los den no llego. Y esa

enfermedad de hace poco...-Pongamos que me queden rodavia

ocho afios y ya es mucho. Til rendras entoncesdieciocho y podras arreglanelas solo. Peropongamos que me queden s610cuatro...

-iNo 10creo! -la interrumpi6 Karli., -Esta bien que no 10 creas, Karli.

Yo tampoco 10 creo pero tienes que saberlo.~Comprendes? Te queda esa tia de Botrrop,Se me ha olvidado el nombre. Nunca sepreocup6 de ti, la hermana de tu madre.Podria recogerte. 0 rendrias que ir a un

orfanato, Karli.-No -dijo Karli con decisi6n.

-No te quedaria mas remedio -dijola abuela.

-Me largaria entonces -respondi6

la queria muchi'simo.-Ya tendremos cuidado -dijo la

abuela-. Te 10 he explicado y eso es 1 0

importante.

Kar1i.-Tonterias -dijo 1a abuela-. No

todos los asilos son malos. '

-~Quieres decir con eso que vas a

morirte pronto, abuela? '-. pregunt6 Karli~_Y 0 me he propuesto vivir 10 m a s

posible, Karli -dijo 1aabuela-. Pero nobasta con proponerselo, aunque rambien

ayude.La abuela 10 arrajo hacia S 1 , cosa que

raramente hacia. La abuela olia a cocina y apafio viejo. Karli casi se echaa llorar de miedoy porque se dio cuenta rambien de que sabia

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INDICE

De como Karli fue a parar a casa dela abue1a ; . . . . . . . . . . . 9

La abuela es diferente . . . . . . . . . . . . . 15

Con la abuela en e 1 Negociado . . . . . . 23

Cuando la abuela sf- pone a contarcosas .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

La abuela hace justicia y Karli seaverguenza de ella . . . . . . . . . . . . . . 35

Con la abuela de vacaciones . . . . . . . . 39

La asistente social va a ver a la abuelaya KarH .. . .. . . . . . .. . .. . .. .. . . 51

Losmiedos de la abuela. . . . . . . . . . . . 59

A la abuela le gusta el ftitbol . . .. . . . 63

Depor que Karli y la abuela rifien

de vez en cuando . . . . . . . . . . . . . . . 69

La abuela gana un viaje gratis en avion 73La abuela y Karli visitan a unaanciana en el Asilo . . . . . . . . . . . . . . 81

La abuela discute con el televisor. . . . 85

La abuela cae enferma . . . . . . . . . . . . . 91Karli cumple los diez. . . . . . . . . . . . .. 101