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P Perspectiva Publicación del Centro de Estudios Perspectiva Sur 11 ESTADO PARA EL DESARROLLO. NUEVAS CAPACIDADES INSTITUCIONALES Por Santiago Bustelo EDUCACIÓN SUPERIOR EN BRASIL: INVESTIGACIONES DE PUNTA Y DESIGUALDADES PERSISTENTES Por Miguel Barrientos ENTREVISTA A IOLE ILÍADA LOPES Por Perspectiva EL DESARROLLO SUSTENTABLE EN LA AGENDA POLÍTICA BRASILEÑA Por Carolina Presas y Leonardo Mangialavori Brasil, el vecino de al lado

Perspectiva Nº11, Brasil, el vecino de al lado

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Número 11 del boletín del Centro de Estudios Perspectiva Sur (CEPS - www.ceps.org.ar) de Generación Política Sur.

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P PerspectivaPublicación del Centro de Estudios Perspectiva Sur 11

ESTADO PARA EL DESARROLLO. NUEVAS CAPACIDADES INSTITUCIONALESPor Santiago Bustelo

EDUCACIÓN SUPERIOR EN BRASIL: INVESTIGACIONES DE PUNTA Y DESIGUALDADES PERSISTENTESPor Miguel Barrientos

ENTREVISTA A IOLE ILÍADA LOPESPor Perspectiva

EL DESARROLLO SUSTENTABLE EN LA AGENDA POLÍTICA BRASILEÑAPor Carolina Presas y Leonardo Mangialavori

Brasil, el vecino de al lado

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EditorialLa Argentina tiene un vecino que quintuplica su población y triplica su superficie y producto bruto interno: Brasil. En las últimas dos décadas el proceso de integración regional ha puesto en primer plano los desafíos que implica la vecin-dad con un gigante, particularmente cuando éste está proyectando hacia el mundo su poten-cia económica y su liderazgo político.

La creciente intensidad e importancia estratégi-ca de las relaciones argentinas con Brasil, no ha sido acompañada con una profundización del conocimiento que los distintos actores involu-crados tienen de la dinámica sociopolítica y eco-nómica de nuestro vecino. Sin embargo, com-prender la complejidad de Brasil es una tarea ineludible para construir la mejor integración.

En el último decenio, la confluencia política de los gobiernos argentino y brasileño ha permiti-do potenciar la integración regional a través de la ampliación del MERCOSUR y la creación de la UNASUR y actuar de manera veloz y eficaz fren-te a situaciones críticas como las que atravesa-ron Bolivia y Paraguay. No obstante, a más de veinte años de la creación del mercado común, los intercambios comerciales siguen siendo un nudo problemático. En tanto, la coordinación y adecuación de políticas públicas fundamentales como las de protección social, educación y regu-lación del trabajo, es una tarea aún incipiente.

Conocer un país como Brasil es una tarea difícil aunque necesaria para lograr una relación vir-tuosa en términos de crecimiento económico e inclusión social. Este número de Perspectiva busca hacer un aporte a la comprensión de la realidad brasileña a partir del análisis de algu-nos de sus tópicos fundamentales como la polí-tica interna y externa, la educación y el desarro-llo económico y social.

StaffDIRECCIÓN EDITORIAL:Gustavo Gallo

Alejandro Sehtman

REDACCIÓN:Pamela Batista

FOTOGRAFÍA:Lucía Galli

Bulnes 1136

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ESCRIBEN EN ESTE NÚMERO:- Miguel Barrientos

- Carolina Presas y Leonardo Mangialavori

- Santiago Bustelo

Sumario03. Estado para el desarrollo. Nuevas

capacidades institucionales - Por Santiago Bustelo

05. Educación superior en Brasil:

investigaciones de punta y desigualdades

persistentes - Por Miguel Barrientos

07. Entrevista a Iole Ilíada Lopes - Por Perspectiva 09. El Desarrollo Sustentable en la agenda

política brasileña - Por Carolina Presas y Leonardo Mangialavori

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Estado para el desarrollo. Nuevas capacidades institucionales

Por Santiago Bustelo

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* Santiago Bustelo es Licenciado en Ciencias Políticas de

la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Magister en Políticas

Públicas, Estratégias y Desarrollo del Instituto de Economía

de la Universidad Federal de Rio de Janeiro. Es miembro del

Área de Estudios Políticos Inernacionales del CEPS.

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Lindos automóviles llegan desde diversos rincones de la ciudad, la mayoría conducidos por alumnos. El Campus Capital de la Universidade de São Paulo no es reflejo de lo que sucede fuera de sus muros. O, qui-zás, sí… El economista Edmar Bacha dijo alguna vez que Brasil podría ser mejor descripto como Belín-dia, una tierra con desarrollo e impuestos dignos de Bélgica y una realidad social con niveles de miseria como los de la India. Cuanto más crece Brasil, más queda en evidencia este relato.

El sistema educativo superior ha logrado significa-tivos avances, colocando a las universidades brasi-leñas en el tope de la mayoría de los rankings inter-nacionales; desarrollando investigaciones de punta, con presencia visible en las nuevas tecnologías; ha-ciendo convenios con las mejores universidades del mundo e internacionalizándose, con una paulatina llegada de latinoamericanos a sus campus. De cual-quier manera, el relato sobre Belíndia aún subyace, entre otras, en la temática educativa.

Se nota fuertemente la inyección de fondos por parte del gobierno federal, y algunos gobiernos es-taduales, en el área de ciencia y tecnología (CyT), sobre todo en los últimos diez años. En este sentido, Brasilia ofrece más de 60 mil becas para estudiantes de maestría y doctorado, además de recursos para alumnos de carreras de grado y post-doctorados que estudian en el país o en el exterior. Se espera sal-tar del actual 1,2% del PBI invertido, a un 1,8% para

el 2015, con gran apoyo del sector privado. La cifra supera tres veces la inversión de Argentina en esta área. De este modo, suenan cada vez más familiares siglas como USP (Universidade de São Paulo), Unicamp (Universidade Estadual de Campinas), UFRJ (Universi-dade Federal do Rio de Janeiro) o UnB (Universidade de Brasília).

La expansión en la oferta educativa superior es in-negable, con nuevos estratos sociales accediendo al estudio superior. A diferencia de lo que sucede en nuestro país, el sistema universitario brasileño se apoya, en la mayoría de los casos, en la esfera pri-vada. De los 6,5 millones de alumnos universitarios que existen en el país, cinco estudia en estableci-mientos de este tipo, con calidad educativa dudosa y con un perfil orientado a la enseñanza técnica. De todos modos, en un país en el que el alfabetismo ha alcanzado el 90% de la población, en su mejor per-formance histórica, sigue mostrando desigualdades alarmantes en esta esfera. Desigualdades en el ac-ceso a la educación, que reflejan otras de tipo socio-económicas y raciales de antigua data.

Para ingresar a las universidades públicas en Brasil es necesario realizar una serie de exámenes elimi-natorios, cuya dificultad está ligada a la demanda de cada carrera. De esta manera, cursos liberales como Ingeniería, Derecho, Medicina o Economía, o modernos como Diseño y Publicidad, son los más codiciados y de difícil acceso, mientras que otros no

Educación superior en Brasil: investigaciones de punta y desigualdades persistentes

Por Miguel Barrientos

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presentan esta complejidad. Obviamente, para pa-sar el proceso de selección, el candidato debe tener una buena base educativa que, en Brasil, puede ser obtenida de mejor forma en secundarios privados antes que en públicos. Esto supone cierto poder ad-quisitivo familiar, en un sistema que se retroalimen-ta, sin mucha magia.

Como paliativo a las disparidades, el gobierno de Luíz Inácio “Lula” Da Silva (2003-2010) impulsó va-rias medidas, entre las que se destaca el “sistema de cotas”, que propone que las universidades ofrezcan un número fijo de plazas a personas negras, pardas (palabra con la que se designan mulatos y mestizos) e indígenas, así como a alumnos provenientes de secundarios públicos. Según el Censo de 2010, prác-ticamente la mitad de la población en el país es ne-gra o parda, pero este conjunto ocupa hoy sólo el 2%

del alumnado universitario brasileño. Si bien hubo avances, los intereses contrarios a esta ley se hacen sentir.

Por tanto, mientras siga implementándose este tipo de sistema educativo, Brasil convivirá con profesio-nales formados en universidades públicas de pun-ta, hijos de las clases medias-altas y altas (A y B1) y técnicos, empleados y analfabetos provenientes de las clases C, D y E (las más bajas) que, como míni-mo, deberán desembolsar dinero para acceder a un título que los catapulte a una mejor calidad de vida.

1 Con estas letras, el Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística

(IBGE) designa a las clases socio-económicas brasileñas.

* Miguel Barrientos es Licenciado en Ciencia Política de la

Universidad de Buenos Aires (UBA), Magíster en Ciencia Polí-

tica por la Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS/

Brasil) y Doctorando en Ciencia Política por la Universidade

de São Paulo (USP/ Brasil).

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Entrevista con Iole Ilíada Lopes, Secretaria de Relacio-nes Internacionales del Partido de los Trabajadores de Brasil y Directora de la Fundación Perseu Abramo.

- En los últimos diez años Brasil atravesó impor-tantes transformaciones en términos económicos y sociales. ¿Cómo distinguiría las principales ca-racterísticas del actual modelo de desarrollo brasi-lero? ¿cuáles son los principales desafíos económi-cos y políticos que el país enfrenta en esta etapa? ¿de qué forma estos desafíos interactúan y se rela-cionan con el resto de la región?- De hecho, el Brasil de hoy es muy distinto de aquel que el gobierno de Lula heredó de su antecesor. En diez años, reducimos drásticamente la deuda públi-ca y la tasa de interés y recuperamos la capacidad de inversión del Estado. La inflación fue contenida y el país retomó niveles de crecimiento económi-co que no se alcanzaban desde hacía muchos años, con la generación de millones de nuevos empleos formales. Nuestra política externa adoptó una pos-tura soberana, priorizando los intereses nacionales y regionales y trabajando para democratizar las re-laciones políticas y económicas internacionales.

En líneas generales, entonces, podemos decir que el modelo de desarrollo que estamos buscando implementar en Brasil – en el cual el Estado posee un papel central – tiene como fundamento el cre-

cimiento económico con distribución de la riqueza, reducción de las desigualdades sociales y regiona-les, y descenso de la pobreza, a través de políticas sociales y aumentos substantivos del salario míni-mo, así como también de la sustentabilidad socio-ambiental e inserción soberana en el mundo.

La implantación de este modelo, sin embargo, no es un proceso simple. Se hace enfrentando los obstá-culos resultantes de 500 años de explotación y con-centración de nuestras riquezas, agravados por las políticas de los gobiernos dictatoriales y neolibera-les y el impacto de la actual crisis del capitalismo, incluso considerando que hoy estamos en mejores condiciones para enfrentarla que en otros períodos de nuestra historia.

Es así que, resulta claro para el Partido dos Trabal-hadores, que para profundizar las transformaciones iniciadas será necesario avanzar en la realización de reformas de carácter estructural en nuestro país. Cito aquí, entre otras, la reforma tributaria, la agraria, la urbana, la reforma del Estado, y también aquella que debe resultar en una democratización efectiva de los medios de comunicación, altamente oligopolizados en nuestro país, y que son usados como principal trinchera de combate de las elites contrarias a nuestro proyecto de transformación.

En ese programa de superación de nuestras difi-

“La integración regional es un elemento estratégico para la superación de nuestras dificultades estructurales”

Entrevista Iole Ilíada Lopes

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cultades estructurales, un elemento estratégico es la integración regional. Tenemos claro que nuestra capacidad de seguir avanzando en ese modelo será mucho mayor, en Brasil y en América Latina, si con-seguimos potencializar y complementar, de mane-ra sinérgica y cooperativa, las ventajas comparati-vas de la región, en lo que se refiere a las riquezas naturales, capacidad productiva y mercados inter-nos, entre otros factores. Ese es nuestro principal desafío en este momento, inclusive para enfrentar en mejores condiciones la crisis internacional.

- En relación con la Argentina. ¿Cuáles son las principales fuerzas políticas y económicas que in-ciden en la definición de la política brasilera hacia nuestro país? ¿cuáles son los diferentes equilibrios en las áreas como comercio, industria, defensa, medio ambiente y políticas sociales?-Tanto Argentina como Brasil son países que viven bajo el sistema capitalista. Sabemos, por lo tanto, que las relaciones económicas entre estos dos paí-ses no están determinadas exclusivamente por de-cisiones gubernamentales, y que el llamado “mer-cado” posee poderosos instrumentos para interferir en cuestiones relacionadas al comercio internacio-nal. Pero puedo garantizar, en lo que se refiere al gobierno brasilero, que hay una compresión clara de la importancia política estratégica de nuestra relación con Argentina en los distintos ámbitos, y particularmente en el ámbito económico, para el éxito de cualquier proyecto de integración regional.En cuanto al PT, todas nuestras resoluciones apun-tan a la defensa de un proyecto de integración pau-tado en la cooperación y complementariedad eco-nómica, que pueda superar la competencia entre los países de nuestra región. Y, en ese sentido, no nos parece que haya puntos de tensión que sean insuperables, en ninguna de las áreas antes cita-das. Hasta porque tengo certeza de que, en esos te-mas, los intereses del pueblo brasilero y del pueblo argentino son convergentes.

- ¿Cómo afecta el ingreso de Venezuela en el Mercosur, no sólo en lo relativo al proceso comercial y de recursos naturales, sino en términos políticos? ¿cuál es la visión del PT sobre la situación en Paraguay?- El impacto económico positivo del ingreso de Ve-nezuela en el Mercosur es innegable. Vale mencio-nar que con esta incorporación, tal como lo recordó

la presidenta Dilma Rousseff, el bloque considera-do en su conjunto se convirtió en la quinta mayor economía del mundo, con un PBI de 3,3 trillones de dólares, perdiendo apenas con Estados Unidos, China, Alemania y Japón. Sin embargo, tal vez más extraordinario todavía sea el impacto político. Pri-mero, porque fue una respuesta a los que aposta-ban a una falsa polarización y división entre Mer-cosur y Alba. Segundo, porque todo indica que éste fue apenas un paso inicial de una ampliación más consistente del bloque, que dejará de circunscri-birse al Cono Sur. Basta citar el caso de Ecuador y de Bolivia, que ya negocian su incorporación como miembros plenos del Mercosur. Sólo es una pena que la entrada de Venezuela solamente haya sido posible después del golpe de Estado dado en Para-guay, que fue una verdadera afronta a la democracia en la región. El PT ha seguido la situación paraguaya con atención y preocupación, desde que ocurrieron los ataques a los derechos sociales y políticos del pueblo de aquel país perpetrados por el gobierno ile-gítimo de Franco. Nuestra expectativa, claro, es que el pueblo paraguayo salga adelante, destituya a los golpistas y retome el camino de las transformaciones sociales iniciado por el gobierno de Lugo.

- Hasta ahora en la región se progresó menos en el campo de la coordinación de políticas públicas que en la integración en las relaciones interestatales, y mucho menos aún en el nivel de la interacción en-tre organizaciones partidarias y sindicales de los sectores populares. ¿Considera necesario avanzar por este camino? ¿cuáles son las acciones que de-sarrolla el PT en este sentido? ¿qué tipo de relacio-nes mantiene el PT con otros partidos políticos de la región?- Sin dudas la integración regional todavía debe avanzar mucho, en varios aspectos, inclusive en el político. Pero es posible decir que, en lo que se re-fiere específicamente a los partidos, tenemos hoy en América Latina la experiencia más avanzada en términos de integración en el actual contexto his-tórico, que es el Foro de São Paulo. Creado en 1990 por iniciativa de Lula y Fidel Castro, en un época de hegemonía neoliberal en nuestro continente y en la que la izquierda gobernaba sólo en Cuba. Hoy el Foro congrega a las principales fuerzas políticas progre-sistas y de izquierda de América Latina, considera-das en su pluralidad. A su vez los miembros de estos

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partidos que componen el Foro están hoy en los gobiernos de gran parte de los países de la región.

Podemos decir que esa articulación de partidos ha sido fundamental para el avance de las fuerzas de izquierda en la región, porque ha permitido una unidad y apoyo mutuo en varios momentos, inclusive en los procesos electorales propiamente dichos. El PT participa del Foro de São Paulo des-de su creación, y ocupa actualmente su Secretaría Ejecutiva, lo que demuestra la importancia que le damos a este espacio de integración de los parti-dos políticos latinoamericanos.

- Ya estamos acostumbrados a hablar del lide-razgo regional, e incluso global, de Brasil. ¿Cuál es la contribución que este liderazgo puede ha-cer en la actual situación mundial? ¿de qué ma-nera puede Brasil distinguirse de los otros nue-vos actores de poder, como Rusia, India y China? ¿cómo interactúa la proyección mundial de este liderazgo con la pertenencia regional del país?- La crisis actual no es sólo económica, sino tam-bién una crisis del orden político internacional. Cada vez queda más claro que el poder interna-cional, a través de las instituciones creadas en la

posguerra, está altamente concentrado y es poco democrático. Por eso, defendemos un ordena-miento más democrático, justo y multipolar. Pero esa defensa no puede ser meramente abstracta. Para que ella pueda concretarse, es necesario for-talecer otros polos de poder en el mundo, prin-cipalmente en las regiones que tradicionalmente se constituyeron como su periferia.

Teniendo como presupuesto esa comprensión de la política externa es que Brasil, a partir del go-bierno de Lula, buscó fortalecer su relación con los países del Sur del mundo, pero también con los lla-mados “emergentes”, confluyendo en la construc-ción de bloques como los BRICS y los IBAS. La idea es que esos grupos puedan ofrecer contrapuntos a la hegemonía geopolítica de Estados Unidos y de Europa. Pero, también en ese aspecto, Brasil tiene claro que su capacidad de incidencia y participa-ción en los destinos del mundo sólo será efectiva si logra hacerlo de forma articulada con los demás países de la región, siendo uno de los representan-tes de sus demandas e intereses. También en ese sentido, la integración latinoamericana tiene una dimensión estratégica.

* Iole Ilíada Lopes es Licenciada en Geografía, con Maes-

tría y Doctorado en Geografía Humana de la Universidad

de São Paulo (USP). Fue militante del movimiento sin-

dical brasileño (1985-1993). Ejerció el cargo de directora

de la Unión Nacional de Educadores de Instituciones de

Educación Superior / ANDES / SN (2004-2006). En el Par-

tido dos Trabalhadores, fue miembro de los comités de

ética del Directorio del Estado de São Paulo (2002-2005)

y del Directorio Nacional (2006-2007), y se desempeñó

también como asesora de Política Nacional de Aprendi-

zaje (2007). En la actualidad es Secretaria de Relaciones

Internacionales del partido y Directora de la Fundación

Perseu Abramo, perteneciente a este organismo.

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Para convertirse en un líder mundial no alcanza con ser una potencia económica. Es necesario en-carnar un cambio de paradigma. La Convención de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, rea-lizada durante el mes de junio en la ciudad de Río de Janeiro, demostró una vez más las intenciones del gobierno brasileño de marcar la agenda de las políticas de desarrollo, intentando asumir el lide-razgo de un proceso de transición hacia una econo-mía más responsable. Sin embargo, la tarea no es fácil, porque el concepto de desarrollo sustentable es ambiguo, y una economía en crecimiento como la brasileña, marcada por un contexto de enormes desigualdades sociales, debe enfrentar una gran cantidad de contradicciones a la hora de abordar la cuestión ambiental, en especial, porque muchas veces puede significar un freno para las propias posibilidades del crecimiento.

La cuestión ambiental juega un rol importantísimo en la política del país, y esto se debe fundamental-mente a que no depende de un proceso top-down. La sociedad brasileña es una de las más comprometi-das con la agenda de la sustentabilidad. El tercer puesto obtenido por el Partido Verde (PV), durante las elecciones presidenciales de 2010, muestra el alto grado de preocupación por la materia. A su vez, los medios de comunicación dedican un importan-te espacio a esta temática. Durante este año, la re-forma del Código Forestal significó un difícil trago para la Presidenta Dilma Rousseff, presionada, por

un lado, por productores rurales para ampliar la su-perficie de explotación agrícola en áreas protegidas por la ley, y por el otro, porque gran parte de la opi-nión pública exigía el veto de la reforma aprobada por el Congreso.

Son múltiples los factores que determinaron la im-portancia que la sociedad le da al tema. El prime-ro de ellos, y quizá el más importante, es el hecho de que Brasil administra, dentro de su territorio, el 60% de la Selva Amazónica. Desde la década de 1970, el país es blanco de presiones externas contra el desmonte. La gran preocupación que surgió en los países desarrollados por el cuidado del “pulmón del mundo” se tradujo en un enorme flujo financie-ro, vinculado especialmente a fondos internaciona-les para proyectos de políticas públicas tendientes a la protección y conservación del bioma amazóni-co. Se consolidó así un nicho de mercado explotado tempranamente por florecientes ONGs y Centros Universitarios, que atraen estos fondos y elaboran y gestionan dichos proyectos.

En segundo lugar, en 1988, el asesinato de Chico Mendes, líder seringueiro y primer presidente de la Central Única de los Trabajadores del Estado de Acre (CUT-AC), mostró una de las peores caras del interior brasileño, poniendo en evidencia que la in-clusión en contextos rurales es indisociable de la cuestión ambiental. Ocupando un 24,3% del total del área de explotación rural, la agricultura familiar

El Desarrollo Sustentableen la agendapolítica brasileña

Por Carolina Presas y Leonardo Mangialavori

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en Brasil representa un importante mecanismo de integración socio-económica, garantizando la se-guridad alimentaria para un gran número de brasi-leños. Más de cuatro millones de establecimientos dedicados a la agricultura corresponden a la pro-ducción en escala familiar, y producen aproxima-damente un 70% de los alimentos consumidos en el país. Pero también el fomento a esta actividad por parte del Estado representa una estrategia de control de las migraciones internas, reduciendo el flujo de las familias hacia las gigantescas favelas de las principales ciudades, saturadas por el número de pobladores. Un escenario similar se observa en las actividades de explotación del turismo, en su mayor parte en el litoral, que significa puestos de trabajo y posibilidades de desarrollo para millones de familias.

En estos contextos, las cuestiones ambientales aparecen como demandas esenciales, relaciona-das con las posibilidades de trabajo, alimentación y salud de una parte de la sociedad. El Partido de los Trabajadores (PT) supo interpretar ese vínculo, y lo materializó en la llegada al Ministerio de Medio Ambiente de Marina Silva, militante ambientalista y compañera de lucha de Mendes.El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) desarrolla, desde hace diez años, el Índice de Desarrollo Sustentable (IDS), que busca medir el grado de compromiso del país con las cuatro di-mensiones que el Estado considera constitutivas

del desarrollo: ambiental, social, económica e insti-tucional. Este año el IDS muestra un avance signi-ficativo con respecto al informe de 2010. Mientras se daban a conocer estos datos, la Presidenta Dilma Rousseff expresó, en su discurso de inauguración de la Convención Rio+20, que “Brasil ha procurado hacer su parte, con democracia, inclusión y justicia social”. Como anunció la propia mandataria, “cre-cer, incluir y proteger” es la consigna que define la agenda del desarrollo que el Gobierno brasileño intenta instaurar, tanto a nivel doméstico, como en el plano internacional. El orden de esas tres pa-labras no es antojadizo. En contraste con la crisis que amenaza con dividir al bloque europeo, Brasil intenta posicionar su liderazgo, mientras avanza, desde hace décadas, con pasos lentos pero firmes en un proceso de múltiples transiciones hacia un desarrollo más sustentable.

* Carolina Presas es Licenciada en Ciencia Política de

la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Magíster en De-

sarrollo Sustentable de la Universidad de Brasilia.

* Leonardo Mangialavori es Licenciado en Ciencia

Política de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Ma-

gíster en Ciencia Política de la Universidad de Brasilia.

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El Centro de Estudios Perspectiva Sur (CEPS) es el centro de estudios de Generación Política Sur (GPS). Su objetivo es producir conocimiento para profun-dizar la democracia . PERSPECTIVA es la publicación periódica del CEPS para pensar los principales desafíos que nos pre-senta la realidad política,ecenómica y social. En cada número colaboran jóvenes investigadores con breves textos que expresan su punto de vista.

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