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www.AcuarioProfesional.com © Todos los derechos reservados 1 SCORPAENIFORMES: PECES ESCORPIÓN Y PECES PIEDRA PECES VENENOSOS EN EL ACUARIO MARINO Texto: Mónica Rivero & Angel Garvía Fotos: Angel Garvía Pterois volitans . Foto: Ángel Garvía. Entre las muchas especies de peces marinos que pueden adquirirse en el comercio para acuario hay algunas venenosas. En el presente trabajo se tratan las más frecuentes en acuario: las pertenecientes a las familias Scorparenidae (peces escorpión) y Synanceiidae (peces piedra), ambas englobadas dentro del orden de los Scorpaeniformes. Se hace referencia a la gravedad de su picadura, ofreciendo un protocolo básico de primeros auxilios y las condiciones necesarias para un mantenimiento en acuario adecuado y seguro. Además de por sus extravagantes formas corporales, entre bellas y horribles, hay opiniones para todos los gustos, estos peces se caracterizan por tener las primeras espinas de la aleta dorsal conectadas con una glándula venenosa. Pincharse con ellas, o en algunos casos simplemente rozarse, introduce un veneno de tipo cito y neurotóxico, más o menos fuerte según la especie concreta, en el torrente sanguíneo y deja, como mínimo, un mal recuerdo por bastante tiempo debido al intenso dolor que origina. En ciertas especies algunos radios de las aletas anales y pélvicas también pueden introducir el veneno, sin embargo los de las aletas pectorales no (Valledor 1994). Además de por sus extravagantes formas corporales, entre bellas y horribles, hay opiniones para todos los gustos, estos peces se caracterizan por tener las primeras espinas de la aleta dorsal conectadas con una glándula venenosa. Pincharse con ellas, o en algunos casos simplemente rozarse, introduce un veneno de tipo cito y neurotóxico, más o menos fuerte según la especie concreta, en el torrente sanguíneo y deja, como mínimo, un mal recuerdo por bastante tiempo debido al intenso dolor que origina. En ciertas especies algunos radios de las aletas anales y pélvicas también pueden introducir el veneno, sin embargo los de las aletas pectorales no (Valledor 1994). 1. Frecuentes en acuario y medianamente venenosos. Los géneros Pterois y Dendrochirus, especialmente el primero, son muy habituales en el comercio especializado en acuariofilia marina (Bello 1995; Garvía 1996). La toxicidad de su veneno podría calificarse como media (Valledor 1994). Reciben muchos nombres vulgares: peces león, peces pavo, peces cobra, peces dragón, peces cebra y peces escorpión, pero es este último el más utilizado en nuestro país. Su morfología es bien característica: cabeza y boca grandes con excrecencias dérmicas de diferente forma y aletas realmente espectaculares, con radios largos y espinosos con membranas entre ellos. El lector se podrá hacer mejor una idea viendo las fotografías que ilustran este artículo. Aunque puedan confundirse a primera vista, se diferencian bien con un poco de experiencia, pues las especies de Dendrochirus son significativamente más rechonchas y pequeñas que las de Pterois. Posiblemente sea Pterois volitans, que alcanza los 25-35 cm de longitud, el pez escorpión más comercializado (Garvía 1999), aunque otras especies como P. antennata, P. lunulata, P. miles y P. radiata se ofrecen regularmente en el comercio con un más que aceptable índice de adaptación a la vida en acuario. Del género Dendrochirus, D. biocellatus, D. brachypterus y D. zebra, son también relativamente fáciles de encontrar (Bello 1995). 2. Poco frecuentes en acuario y muy venenosos El nombre común de pez piedra o pez roca se asigna a varios géneros de Escorpaeniformes, pero los verdaderos peces piedra pertenecen al género Synanceia. Su nombre proviene de su forma corporal, totalmente mimétizada para parecer una piedra del lecho marino. Originario del Indo-Pacífico tropical, este género pertenece

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SCORPAENIFORMES: PECES ESCORPIÓN Y PECES PIEDRA

PECES VENENOSOS EN EL ACUARIO MARINO

Texto: Mónica Rivero & Angel Garvía

Fotos: Angel Garvía

Pterois volitans . Foto: Ángel Garvía. Entre las muchas especies de peces marinos que pueden adquirirse en el comercio para acuario hay algunas venenosas. En el presente trabajo se tratan las más frecuentes en acuario: las pertenecientes a las familias Scorparenidae (peces escorpión) y Synanceiidae (peces piedra), ambas englobadas dentro del orden de los Scorpaeniformes. Se hace referencia a la gravedad de su picadura, ofreciendo un protocolo básico de primeros auxilios y las

condiciones necesarias para un mantenimiento en acuario adecuado y seguro. Además de por sus extravagantes formas corporales, entre bellas y horribles, hay opiniones para todos los gustos, estos peces se caracterizan por tener las primeras espinas de la aleta dorsal conectadas con una glándula venenosa. Pincharse con ellas, o en algunos casos simplemente rozarse, introduce un veneno de tipo cito y neurotóxico, más o menos fuerte según la especie concreta, en el torrente sanguíneo y deja, como mínimo, un mal recuerdo por bastante tiempo debido al intenso dolor que origina. En ciertas especies algunos radios de las aletas anales y pélvicas también pueden introducir el veneno, sin embargo los de las aletas pectorales no (Valledor 1994). Además de por sus extravagantes formas corporales, entre bellas y horribles, hay opiniones para todos los gustos, estos peces se caracterizan por tener las primeras espinas de la aleta dorsal conectadas con una glándula venenosa. Pincharse con ellas, o en algunos casos simplemente rozarse, introduce un veneno de tipo cito y neurotóxico, más o menos fuerte según la especie concreta, en el torrente sanguíneo y deja, como mínimo, un mal recuerdo por bastante tiempo debido al intenso dolor que origina. En ciertas especies algunos radios de las aletas anales y pélvicas también pueden introducir el veneno, sin embargo los de las aletas pectorales no (Valledor 1994). 1. Frecuentes en acuario y medianamente venenosos.

Los géneros Pterois y Dendrochirus, especialmente el primero, son muy habituales en el comercio especializado en acuariofilia marina (Bello 1995; Garvía 1996). La toxicidad de su veneno podría calificarse como media (Valledor 1994). Reciben muchos nombres vulgares: peces león, peces pavo, peces cobra, peces dragón, peces cebra y peces escorpión, pero es este último el más utilizado en nuestro país. Su morfología es bien característica: cabeza y boca grandes con excrecencias dérmicas de diferente forma y aletas realmente espectaculares, con radios largos y espinosos con membranas entre ellos. El lector se podrá hacer mejor una idea viendo las fotografías que ilustran este artículo. Aunque puedan confundirse a primera vista, se diferencian bien con un poco de experiencia, pues las especies de Dendrochirus son significativamente más rechonchas y pequeñas que las de Pterois. Posiblemente sea Pterois volitans, que alcanza los 25-35 cm de longitud, el pez escorpión más comercializado (Garvía 1999), aunque otras especies como P. antennata, P. lunulata, P. miles y P. radiata se ofrecen regularmente en el comercio con un más que aceptable índice de adaptación a la vida en acuario. Del género Dendrochirus, D. biocellatus, D. brachypterus y D. zebra, son también relativamente fáciles de encontrar (Bello 1995). 2. Poco frecuentes en acuario y muy venenosos El nombre común de pez piedra o pez roca se asigna a varios géneros de Escorpaeniformes, pero los verdaderos peces piedra pertenecen al género Synanceia. Su nombre proviene de su forma corporal, totalmente mimétizada para parecer una piedra del lecho marino. Originario del Indo-Pacífico tropical, este género pertenece

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2a la familia Synanceiidae y tiene actualmente varias especies reconocidas. S. verrucosa y S. horrida son las importadas. Su veneno es mucho más peligroso que el del grupo anterior, incluso frecuentemente mortal; pero afortunadamente su presencia en acuarios particulares es muchísimo menor, podríamos decir que prácticamente está restringida a acuarios públicos o de exhibición. 3. Muy poco frecuentes en acuario y poco venenosos

Ocasionalmente se pueden adquirir algunas especies atlánticas de Escorpaeniformes, especialmente del género Scorpaena, aunque en realidad tienen más importancia como especie pesquera que como especie ornamental. La toxicidad de su veneno es más baja que la de los dos grupos anteriores.

Pterois radiata. Foto: Ángel Garvía.

¿QUÉ PASA SI TE PICA? Las picaduras de estos peces son generalmente muy dolorosas y pueden acarrear reacciones generales. Excepto en el caso del pez roca, que puede llegar a ser mortal y que ya comentaremos más adelante, por lo general no revisten gravedad y, aunque existe mucha leyenda negra al respecto, la realidad es que el índice de mortalidad es muy bajo. Los casos mortales se limitan a situaciones especiales, como por ejemplo picaduras producidas durante la práctica de buceo o personas con una enfermedad grave de base. La gravedad concreta de cada caso depende de varios factores. Los principales son el peso corporal de la persona afectada (a menor peso, más efecto tóxico), el tamaño del pez (a mayor tamaño, más cantidad de veneno) y el número de espinas clavadas (cuantas más espinas, más veneno inyectado). Se debe prestar especial atención a personas con antecedentes de alergia, con afectaciones cardio-vasculares o respiratorias, así como a aquellas sensibilizadas (es decir que hayan recibido picaduras similares antes), pues tienen mayor probabilidad de sufrir síntomas de mayor gravedad y puede hacerse necesario su ingreso para observación o tratamiento. Los signos y síntomas que la persona afectada pueden dividirse en locales y sistémicos (generales), siendo por definición estos últimos los que pueden repercutir en el estado general del paciente. Los síntomas locales más habituales son dolor, fuerte picor y eritema (enrojecimiento) y edema (acumulación de líquido) de la zona afectada. Entre los sistémicos más comunes están astenia (debilidad), sudación, fiebre, nauseas,

vómitos, calambres musculares, hipotensión y shock. Por lo general, el dolor es fuerte e inmediato, al igual que la hinchazón. Los síntomas pueden extenderse por todo el miembro lesionado, que en acuario es el brazo, y llegar a afectar a otras zonas musculares. Las lesiones producidas por las espinas son heridas incisocontusas de pequeño calibre y de poca profundidad, generalmente de apenas uno o dos centímetros. Tienen la consideración médica de heridas sucias, lo que conlleva posibilidad de infección oportunista por bacterias, ya sea por microorganismos del agua, del pez y la propia piel humana. Si las espinas se rompen y se quedan fragmentos clavados en la piel aumenta el riesgo de infección. Como ya hemos mencionado el caso del pez roca o piedra (Género Synanceia) es diferente. Estos peces presentan doce o trece púas venenosas en la aleta dorsal, tres en la anal y dos en la pélvica. Cada una de estas está conectada con una o dos glándulas venenosas que pueden producir, y por lo tanto inyectar hasta 10 miligramos de veneno, que algunos autores asemejan a la de las cobras (Cortés & Martínez 1998). Esta cantidad de veneno puede llegar a provocar la muerte de un hombre en dos horas si la picadura incluye varias espinas (Valledor 1994). Si no se produce la muerte en las horas siguientes a la picadura, el dolor persiste varios días y la herida cursa con edema y necrosis parcial de la zona afectada. El proceso de curación de la herida es largo, incluso puede llevar varios meses (Cortés & Martínez 1998). En cuanto a sintomatología y primeros auxilios, es valido todo lo que se comenta a continuación, aunque los síntomas sean más llamativos y los daños más importantes que en el caso de picaduras de otros

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3escorpénidos. Según los biólogos Cortés y Martínez (1998), existe un antídoto contra el veneno de los peces piedra del género Sinanceia desarrollado por el C.S.L. (Commonwealth Serum Laboratories) de Melbourne (Australia); pero no es fácil lograr su obtención y su importación por problemas burocráticos aduaneros. PROBABILIDAD DE SUFRIR UNA PICADURA Estos peces utilizan su veneno como arma defensiva, no son violentos ni agresivos y es raro que sea el animal el que provoque la picadura. En acuario esta se suele producir más por descuido nuestro que por acción del pez. Generalmente el accidente ocurre en mano o antebrazo al manipular en el interior del acuario cuando se realizan labores de limpieza. En la mayoría de los accidentes, al menos en los que conocemos personalmente, se puede decir que prácticamente ha sido la propia persona la que se ha clavado las espinas del pez, que permanecía oculto, al no percatarse de su presencia y tocarlo con la mano.

Foto: Ángel Garvía. En el caso del pez roca esto aún es más probable, pues suele pasar la mayor parte del tiempo quieto entre las rocas o en el sustrato del fondo. Su forma corporal y su coloración están diseñadas para

pasar desapercibido, hasta tal punto que podemos deciros que muchas veces, aún sabiendo donde está el pez, resulta difícil distinguir donde acaba él y donde empieza la roca en la que está parado. Así lo hemos podido comprobar personalmente con los ejemplares que mantienen en el Zoo-Aquarium de Madrid. Los casos en que es el animal el que busca el contacto, y por tanto la picadura, son más raros y consecuencia de una reacción defensiva del pez ante la situación que provocamos al remover el acuario. Únicamente conocemos un caso en el pez sí efectuó una acción agresiva buscando herir la mano que pasaba algo alejada de él, y es muy probable que también fuese una acción defensiva, quizás algo desproporcionada bajo nuestro punto de vista. En cualquier caso, además de lo más obvio, no manipular nunca al animal, lo más recomendable es no perder nunca de vista a los ejemplares cuando se introducen las manos dentro del acuario y, por supuesto, utilizar guantes gruesos cuando sea necesario remover la decoración del acuario. En el caso de peces roca, lo más seguro es dotar a la instalación de un separador que permita aislar al pez en una zona, mientras se trabaja en la otra.

MANTENIMIENTO EN ACUARIO Con las precauciones que hemos comentado, no creemos que se pueda considerar especialmente peligroso mantener en casa ejemplares de Pterois, Dendrochirus o géneros similares. Existe evidente un riesgo, que a nuestro juicio, puede ser

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4calificado de riesgo calculado, sin embargo, es evidente que se debe tener mucho cuidado si el acuario está al alcance de niños o personas que no sean conscientes de la toxicidad de estos peces. El mantenimiento en acuarios domésticos de peces piedra es un tema totalmente diferente, considerando la gravedad de su picadura somos de la opinión que debe desaconsejarse totalmente. Es preferible elegir otros peces y dejar estas especies para acuarios públicos y/o centros de investigación al cuidado de personal experimentado. En consecuencia, a la hora de comentar el mantenimiento en acuario vamos a centrarnos básicamente en escorpénidos, aunque en realidad en su mayor parte también podría aplicarse a peces piedra. Necesitan acuarios amplios, de 200-240 litros mínimo, y un agua con una densidad de 1.023 a 1.026, una temperatura entre 24 y 26º C. y un pH de 8,3 a 8,4. En cuanto a otros parámetros físico-químicos, únicamente comentar con que la mayoría de las especies que se comercializan son bastante resistentes y no tienen requerimientos demasiado especiales; aunque evidentemente la concentración de amoniaco y nitrito deber ser cero o similar. La decoración será sobria, con rocas que proporcionen recovecos para refugiarse, pero que dejen espacio libre para nadar. Se alimenta de presas vivas, pero con algo de tiempo acaba aceptando otro tipo de alimento, como por ejemplo trozos de pescado, mejillón, gamba, o calamar. Este marcado carácter depredador hace que sólo pueda compartir acuario con peces de talla grande, que no puedan ser considerados como una posible presa, es decir peces que no le entren en la boca. Y no

hay que olvidar que tiene la boca muy grande, más de lo que parece. Con el tamaño adecuado es capaz de convivir con peces de muy diverso tipo: cirujanos, ángeles, lábridos, otros peces escorpión, etc. Con los invertebrados ocurre prácticamente lo mismo. Ve como presa cualquier gamba o cangrejo de pequeño tamaño, pero es totalmente compatible con todo tipo de corales, anémonas, etc. ¿CÓMO ACTUAR ANTE UNA PICADURA?

Lo que podríamos denominar primeros auxilios ante una picadura de este tipo de peces son: • Como en cualquier otra emergencia, el primer

paso, y muchas veces el más importante, es mantener la calma. Además de tranquilizar a la persona afectada, generalmente también se debe calmar a los acompañantes.

• Mantener al afectado en reposo, moviéndose

únicamente lo imprescindible, y en una postura lo más cómoda posible con un vendaje flojo. Si es posible la extremidad afectada debe mantenerse elevada.

• No tocar la herida con las manos ni frotarla

con objetos. Lavar la herida con agua, preferentemente salada y caliente, lo más que se soporte. Si hubiera oportunidad se recomienda irrigar la zona con vinagre, amoníaco rebajado con agua o alcohol al 60%.

• Trasladar al herido a un centro sanitario lo más

rápido posible.

Además de estas acciones de carácter general, en algunos casos es posible realizar otras medidas adicionales, como por ejemplo las siguientes: • Siempre que sea posible, y sin realizar más

daño del existente, se puede intentar retirar la espina o restos de la misma que hubiesen podido quedar en la lesión. Es aconsejable utilizar guantes como medio de protección, para evitar producirse nuevas heridas mientras se manipula la espina. Si no se esta seguro, lo mejor es esperar y que sea retirado por el profesional sanitario.

• El veneno es de naturaleza proteínica y termolabil, por lo que se destruye con calor. Sumergir la extremidad herida en agua tan caliente como pueda ser tolerada (máximo 49°C.), manteniéndola así hasta el mismo momento de desplazarse al centro sanitario, será de gran ayuda. Y si es posible se mantendrá sumergida durante el traslado.

• En principio, la administración de analgésicos

para controlar el dolor no está contraindicada, pero no resulta recomendable como medida inmediata, pues puede alterar los resultados de la exploración médica; además no hay que olvidar que el efecto no es inmediato y pueden tardar entre 30 y 90 minutos en hacer efecto. Habrá que tener en cuenta, pues, si el tiempo de desplazamiento hasta el centro sanitario es mayor o no que este intervalo; decidiendo en consecuencia. Por lo general, el dolor, a pesar de ser inmediato, se incrementa hasta alcanzar un máximo a los 30-60 minutos después del accidente.

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5• Aunque desgraciadamente gran parte del

personal sanitario presenta una formación insuficiente en este tipo de picaduras, es recomendable intentar identificar el ejemplar que ha producido la picadura para facilitar en la medida de lo posible su labor.

Igual de importante es conocer lo que no se debe hacer. No es aconsejable realizar incisiones cerca de la picadura para que sangre más ni intentar succionar la sangre de dicha zona. Tampoco resulta adecuado enfriar la zona ni colocar torniquetes o vendajes muy apretados.

Ejemplar joven de Pterois volitans. Foto: Ángel Garvía. AGRADECIMIENTOS Las fotografías que ilustran este artículo han sido tomadas en los acuarios particulares de José Luis Bello, en las instalaciones de los comercios Starfish Acuario, de Madrid, y Acuarios San Marcos, de Jerez de la Frontera, y el ZooAquarium de Madrid. A todos ellos nuestro más sincero agradecimiento.

BIBLIOGRAFÍA: • Bello, J.L. “Peces escorpión”. Revista Aquamar nº

67. (1995) • Cortés, E. y E. Martínez. “¿Piedras venenosas?

Género Synaceia. Acqua life 28 (1998). • Dauner. E. “El género Pterois”. Vida Acuática 31

(1981). • Faus, F. “El género Pterois”. Aquamar 40 (1990). • Garvía, A. “La picadura de los peces

escorpión”. Aquamar nº 67. (1995). • Garvía, A. "Los peces escorpión: una belleza

peligrosa". Boletín de la Asociación Española de Acuariófilos (A.E.A.) 55. Tercera época (1996).

• Garvía, A. “Pterois volitans”. Acqua life 31(1999).

• Garvía, A. y M. Rivero. “El pez escorpión Pterois volitans: un pez venenoso en el acuario”. Mundo Mascota 8 (2002).

• Gonzalez, D. “Mordeduras y picaduras de animales”. Centro de Estandarización de Venenos y Antivenenos C.E.V.A. Editorial Marin S.A. (1993).

• Gibbs, M. “El pez escorpión”. El Acuario Práctico 5 (1996).

• Valledor de Lozoya, A. “Envenenamientos por animales”. Editorial Diaz de Santos. (1994)