(Nobel 1981, UK) Elias Canetti - La Provincia Del Hombre

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    ELAS CANETTI

    LA PROVINCIA DEL HOMBRE

    CARNET DE NOTAS 1942-1972Versin castellana

    deEustaquio Barjau

    Taurus Ediciones, S. A.Madrid, Espaa, 1982.

    PRELIMINAR

    Este volumen contiene notas tomadas entre los aos 1942 y 1972. Treinta aos de unavida de consciencia son muchos aos. Mi propsito ha sido hacer una seleccin de todoeste perodo y ofrecrsela al lector. Independientemente de cmo fueran estos aos - y

    jams silenci sus aspectos terribles, que sent como mos -, debo estar agradecido a quese me haya dado la posibilidad de vivirlos en estado de vigilia. Si una rendicin de

    cuentas como sta puede parecer quiz algo errtico, debo decir, no obstante, que encada frase est cerca del momento y contiene siempre la verdad de un ser humano.De qu modo surgieron estas notas es algo que me gustara decirlo con las palabras con

    las que hice preceder uno de los volmenes anteriores. Sin embargo, como gran parte desu contenido que abarcaba el perodo de tiempo comprendido entre 1942 y 1960 estrecogida aqu, se me puede permitir una repeticin abreviada de lo que dije entonces.El hecho de estar concentrado en una nica obra, Masa y Poder, de la que saba que

    probablemente iba a reclamar mi atencin algunos decenios todava, y una especie deprohibicin que impuse a todo otro trabajo sobre todo a los trabajos puramente literarios-, dieron lugar a una tensin que con el tiempo adquira proporciones alarmantes. Eranecesario una vlvula de escape, y a principios de 1942 la encontr en estas notas. Su

    libertad y espontaneidad, la conviccin de que existan slo para s mismas, de que noservan a ningn fin, la irresponsabilidad con la que jams volv a leerlas ni cambi nadade ellas me salvaron de un anquilosamiento que hubiera podido ser fatal.Poco a poco aquellas notas se iban convirtiendo en un ejercicio diario e indispensable.

    Me daba cuenta de que una parte importante de mi vida pasaba a ellas. De esta prcticasalieron varios volmenes, y lo que ahora presento es una pequea parte de ellos.A fines de 1948, despus de trabajos preparatorios que haban durado mucho tiempo,

    empec la redaccin deMasa y Poder. Este trabajo se prolong todava durante muchosaos, y cuando las interrupciones forzosas empezaron a suponer un peligro, me permit,de nuevo, aunque muy pocas veces, algunos trabajos literarios. Hasta el ao 1959 noresolv concluir el manuscrito del libro que yo ya vea como la obra de mi vida. No esde extraar que a las notas de estos aos, que yo segua escribiendo de un modo regular,haya pasado mucho de lo que tiene que ver con este libro.

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    No poda ocultar al lector la aventura del encuentro con algunas fuentes poco conocidaspero de enorme trascendencia. No sera acertado pensar aqu en lecturas, en el sentidousual de esta palabra. Conmociones de tal fuerza que tienen al hombre en vilo semanasy hasta meses y que luego no le sueltan, por el efecto que han causado en l, soncomparables a expediciones cientficas a tribus desconocidas; de vez en cuanto -y no

    soy capaz de formularlo de un modo ms suave y reposado - tienen la violencia de larevelacin. Pero hay ms: algunos ejemplos de encuentros con enemigos - es decir,de pensadores a los que uno considera pero que le estn mostrando la imagen del mundopatas arriba me parecieron tambin suficientemente interesantes Como para figuraraqu. Mi pesquisa se ha dirigido siempre de un modo especial a aquellos que mantenandespierta en m la capacidad de rplica.En la cuestin que para m es la ms importante, la muerte, entre todos los pensadores

    no he encontrado ms que oponentes. Esto puede que explique por qu mi propiaopinin aparece aqu siempre con la fuerza de una fe, y que mis afirmaciones estnllenas siempre de celo y vehemencia. Las notas correspondientes a los aos 1961-1972,de las cuales aparece aqu por primera vez una seleccin, tampoco estn libres de este

    pensamiento.Sin embargo, estos apuntes haca tiempo que haban perdido su carcter de vlvula de

    escape. Ya no estaban bajo la presin de una tarea que haba gravitado pesadamentesobre m. Si antes sin ellas me habra asfixiado sin remedio, ahora tenan su imperiopropio e intocable. La idea de que tal vez, ms adelante, iba a publicar algunas de ellasno perjudicaba su libertad, porque la seleccin no estaba hecha y slo poda abarcar unaparte mnima de ellas.Muchos han intentado comprender su vida en su coherencia espiritual, y aquellos que

    lo han logrado difcilmente pueden quedar anticuados. Me gustara que algunosanotaran tambin la vida en sus saltos. Parece que los saltos pertenecen ms a todos;cada uno, sin especiales dificultades, puede ir a buscar aquello que le concierne. Laprdida de una unidad patente, inevitable en una empresa como sta, apenas es delamentar, pues la verdadera unidad de una vida es una unidad secreta, y donde acta conms eficacia es all donde se esconde sin proponrselo.

    1942

    Estara bien, a partir de cierta edad, irse haciendo cada vez ms pequeo, ao tras ao,e ir recorriendo hacia atrs los mismos estadios por los que antao trep uno conorgullo. Los honores y dignidades de la edad, con todo, deberan seguir siendo los

    mismos de hoy, de modo que gente muy menuda, como muchachos de seis u ocho aos,seran los ms sabios y los de mayor experiencia. Los reyes ms viejos seran los mspequeos; slo habra Papas muy pequeos; los obispos miraran desde arriba a loscardenales y los cardenales al Papa. No habra ya ningn nio que quisiera llegar a seruna persona mayor. La historia perdera importancia con la edad; uno tendra laimpresin de que sucesos ocurridos trescientos aos antes haban tenido lugar entreseres parecidos a los insectos, y el pasado tendra, al fin, la suerte de que nadie se fijaraen l.

    La palabra libertad sirve para expresar una tensin muy importante, quizs la msimportante de todas. Uno quiere siempre marcharse y cuando el lugar al que uno quiere

    ir no tiene nombre, cuando es indeterminado y no se ven en l fronteras, lo llamamoslibertad.

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    La expresin espacial de esta tensin es el ardiente deseo de traspasar una frontera,como si sta no existiera. Para el sentimiento mtico de los antiguos; la libertad de volarllega hasta el sol. La libertad en el tiempo es la superacin de la muerte, y llegamosincluso a contentarnos con irla retrasando indefinidamente. La libertad que tiene lugaren las cosas es la disolucin de los precios, y no hay nada que el derrochador ideal - que

    es un hombre muy libre - desee tanto como un cambio incesante en los precios, uncambio que no est determinado por regla alguna, el indiscriminado subir y bajar destos, algo sobre lo que, como el tiempo, no podemos influir y que ni siquiera podemosrealmente predecir. No hay ninguna libertad para algo; la gracia y la fortuna de lalibertad es la tensin del hombre que quiere saltar sus propias barreras y que, en aras deeste deseo, elige siempre las peores barreras que encuentra. Uno que quiere matar tieneque vrselas con las ms temibles amenazas que acompaan a la prohibicin de matar, ysi estas amenazas no lo hubieran atormentado tanto, seguro que habra tomado sobre stensiones ms afortunadas. El origen de la libertad est, sin, embargo, en la respiracin.El aire era para todos, todo el mundo poda tomarlo, cualquiera que fuera este aire yquienquiera que fuera el que lo tomara, y la libertad de respirar es la nica que hasta la

    fecha no ha sido realmente destruida.

    Lo nico que puede gustarnos del todo es una imagen, jams un hombre. El origen delngel.

    En cun poco tiempo el volar - este antiqusimo, precioso sueo del hombre - haperdido todo su encanto, todo su sentido y su alma. As es como se realizan los sueos,uno tras otro, hasta la muerte. Puedes tener un sueo nuevo?

    Qu inmensamente modestos son los hombres que se proponen tener una sola religin!Yo tengo muchsimas religiones, y aquella a la que las dems se subordinan se vaformando nicamente a lo largo de mi vida.

    Vemos cmo los pensamientos sacan sus manos del agua; pensamos que estn pidiendoauxilio; qu engao: abajo viven en perfecta paz y armona; hagamos slo una prueba:saquemos a uno de ellos.

    El equilibrio entre saber y no saber depende de cmo uno va adquiriendo sabidura. Elno saber no puede empobrecerse con el saber. A cada respuesta - a lo lejos yaparentemente sin relacin alguna con ella debe saltar una pregunta que antes dormaacurrucada. El que tiene muchas respuestas debe tener todava ms preguntas. A lo

    largo de toda una vida, el sabio no pasa de ser un nio y las respuestas lo nico quehacen es secar el suelo y la respiracin. El saber es un arma slo para los poderosos, yno hoy nada que el sabio desprecie tanto como las armas. El sabio no se avergenza desu deseo de amar a ms hombres de los que conoce; y jams se separar arrogantementede aquellos sobre quienes no sabe nada.

    En las mejores pocas de mi vida pienso siempre que estoy haciendo sitio, haciendoms sitio en m; ah quito nieve con la pala, all levanto un trozo de cielo que se habahundido en ella; hay lagos que sobran, dejo salir el agua - los peces los salvo -; bosquesque han crecido ah, suelto en ellos manadas de monos nuevos; todo est en plenomovimiento, lo nico que falta siempre es sitio; jams pregunto para qu; jams siento

    para qu; lo nico que tengo que hacer es volver a hacer sitio una y otra vez, ms sitio; ymientras pueda hacer esto merezco vivir.

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    Que este rostro haya llevado a esta guerra y que no lo hayamos exterminado! Y somos

    millones y la Tierra est llena de armas; municin habra para tres mil aos, y esterostro sigue estando aqu, a lo lejos, tendido sobre nosotros, la mueca de Gorgona; ynosotros, todos, petrificados asesinando a los dems.

    A lo que ms nos parecemos es a los bolos. En las familias se nos coloca de pie,aproximadamente nueve. Cortitos, de madera; con los dems bolos no sabemos quhacer. El golpe que nos va a derribar tiene la trayectoria marcada desde hace tiempo;estpidamente estamos esperando a ver qu pasa; en el caso de que, al caer, tumbemosal mximo nmero de bolos que podemos tumbar, el golpe que les transmitimos es elnico contacto que nos dignamos concederles en nuestra rpida existencia. Estosignifica que nos vuelven a poner de pie. Pero da igual quin sea aquel a quien le haocurrido esto; en la nueva vida somos exactamente lo mismo, slo que entre los nueve,en la familia, hemos cambiado de sitio; incluso esto no ocurre siempre; de madera,estpidos, volvemos a esperar el viejo golpe.

    Mi deseo ms ardiente es ver cmo un ratn se come vivo a un gato. Pero tiene queestar jugando con l el tiempo suficiente.

    Los das se distinguen, pero la noche tiene un solo nombre.

    Tiene los ojos insensibles propios de uno a quien aman por encima de todo.

    Sobre la oracin. La oracin es la forma de repeticin ms eficaz y ms peligrosa. Lanica forma de protegerse de ella es que se vuelva mecnica, como ocurre con los curasy los mascaoraciones. No entiendo cmo los hombres pueden proponerse emplear laintimidad necesaria en cada una de las infinitas oraciones que rezan. La fuerza de todoslos hombres, sumada, no sera suficiente para el blablabl de uno solo de los que hancado en este vicio.

    El infantilismo de la oracin: uno reza para pedir aquello que de todas maneras va arecibir, en vez de rezar para pedir lo inalcanzable. Si no hubiera ms remedio que rezar,sera mejor que uno tuviera que dirigirse a muchos dioses y a dioses muy distintos.Entonces esta prctica de la metamorfosis, ineludible para rezar, redundara en beneficiode uno.Si esto se hiciera en serio, para una sola oracin habra que estar antes semanas y

    semanas cogiendo nimos.A su Dios pueden llevrselo a la boca como si fuera pan. Pueden darle un nombre,llamarlo y explicarlo siempre que quieran. Mastican su nombre, se tragan su cuerpo.Encima luego dicen que para ellos no hay nada ms grande que Dios. De muchos de losque rezan tengo la sospecha de que intentan sacarle a Dios toda clase de cosas - que,naturalmente, no van a dar a nadie ms -, y que se las quieren sacar antes de que ningnotro se las saque. Lo curioso de esto es que todos quieren lo mismo, las necesidades mscomunes y vulgares de la vida, y que luego, no obstante, rezan juntos. En esto separecen a un tropel de mendigos que, como un enjambre molesto, atrevido, acometen aun extranjero.Aunque pudiera tener fe no me sera posible rezar. La oracin me parecera siempre la

    manera ms desvergonzada de molestar a Dios, el pecado realmente ms repugnante, ypara cada oracin pondra yo un largo tiempo de penitencia.

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    A veces pienso que las frases que estoy oyendo han sido pactadas para m, por otra

    gente, tres mil aos antes de que yo existiera. Cuanto ms atentamente las escucho,tanto ms envejecen.

    Las intuiciones de los poetas son las aventuras olvidadas de Dios.

    Sus grandes palabras, sus miradas al sol, sus besos de estrella a estrellas, sus vanidosastormentas, sus rayos, que van dando saltos de un modo arrogante y fanfarrn; lospjaros cantarn tiernamente cuando los hombres se hayan aniquilado completamentelos unos a los otros. Tendrn nostalgia de nosotros y, de entre ellos, los pjaros burlonesguardarn mucho tiempo an nuestros dilogos.

    Habra que educar a los hombres, por medio de una fiesta anual, a soportar que lesrobaran. No debera haber nada de lo que no pudieran apoderarse los pontfices de estafiesta, ningn objeto de valor, nada que estuviera cargado de los ms sagrados

    recuerdos. No se podra devolver nunca nada. Las medidas de proteccin para evitar queestallara esta fiesta deberan estar rigurosamente prohibidas. Tampoco debera estarpermitido seguir la pista de los objetos que la gente echara de menos, inquirir sobre sudestino y su uso. Solamente a los hombres, tanto a los ms viejos como a los ms

    jvenes, habra que excluirlos como objetos de robo. Tal vez de esta manerarecuperaran algo del valor que las cosas les haban quitado. Las lamentaciones de msde un infortunado, despus de estas saturnales, puede uno imaginrselas: pero taleslamentaciones se podran compensar casi usando cada uno generosamente del plazoconcedido por esta fiesta. La posesin perdera mucho de su carcter cuasidivino y de sueternidad. Durante el tiempo del ao que quedara, el tiempo honrado, el hombre, juntocon lo comprado y lo regalado, tendra que soportar en su casa tambin lo robado, yslo esto, y nada ms que esto, sera sacrosanto, es decir, estara a resguardo de otrosrobos en la fiesta siguiente.

    El hombre ha reunido la sabidura de todos sus antepasados y fijaos qu tonto es!

    La demostracin es la desgracia hereditaria del pensamiento.

    El saber tiende a manifestarse. Guardado en secreto tiene que vengarse necesariamente.

    No est en manos de Dios el poder salvar de la muerte a un solo hombre. Ah est el

    carcter uno y nico de Dios.El comportamiento externo del hombre es tan equvoco que a uno le basta con

    manifestarse tal como es para vivir de un modo totalmente desconocido y oculto.

    Una guerra ocurre siempre como si la Humanidad no hubiera llegado an al conceptode justicia.

    La Historia conserva cosas distintas de las que conservan todas las anteriores formas detradicin. Es difcil determinar qu cosas; a la Historia la vemos antes que nada comouna especie de ley del talin de las masas - un proceso que hubiera quedado fijado

    definitivamente -, pero una venganza de todas las masas, y es justamente esto lo que larige. La historia vela por la eternizacin de todas las religiones, las naciones y las clases.

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    Pues, de entre ellas, incluso las ms pacficas le han extrado alguna vez la sangre aalguien, y la historia lo vocea con lealtad al cielo. Mucho se ha intentado hacer contraella, pero no hay quin escape. Es la serpiente gigante que tiene atenazado al mundo.Como una especie de antiqusimo vampiro, le chupa la sangre del cerebro a cada nuevoser. No hay quien resista el espectculo de ver cmo en infinidad de lenguas distintas se

    dan exactamente las mismas rdenes. Las ms abyectas formas de fe, unas creencias delas que todo el mundo debera avergonzarse, las mantiene vivas demostrando que sonantiguas. Todava no ha habido nadie que haya tenido que darle las gracias excepto unoscuantos sacerdotes miopes y stos, sin ella, todava seran ms insignificantes. Seobjetar que la historia ha llevado a la Tierra a un estadio muy cercano a la unificacin,pero a qu precio; adems, est unificada ya la Tierra? Tengo la impresin de que antesla historia era mejor, o por lo menos ms inofensiva: antes, cuando en algunas ocasionesan se perda. Hoy las cadenas de la letra escrita la han atado a s misma para siempre.Ofrece a los siglos venideros los documentos ms falsos, ms mentirosos y ms bajos.Hoy en da no hay quien pueda cerrar un trato sin que se sepa al cabo de mil aos. Nohay quien pueda venir al mundo sin que los dems lo noten; lo menos que se har con l

    es tenerlo en cuenta en una estadstica. No hay quien pueda pensar, no hay quien puedarespirar, la historia inficiona el hlito puro del hombre y hace que sus palabras le denvueltas en la cabeza. Cunta fuerza debera tener un Hrcules que la asfixiara! Serms fcil vencer a la muerte que a la Historia y la nica que se aprovechar de estavictoria ser sta.

    La Humanidad, como todo, no podr jams volver a conformarse.

    Se necesitan aos para destruir el amor de un ser humano, pero ninguna vida serbastante larga para lamentar este crimen, que es ms que un crimen.

    La ley de las compensaciones en la vida psquica: no es posible hacerle a otro nada, pormuy secreto que sea, sin que a uno le ocurra lo correspondiente. Podra ser que eldesquite estuviera contenido ya en la manera como actuamos.

    La idea de una religin futura de la que en estos momentos no sabemos absolutamentenada, tiene algo de indescriptiblemente torturador.

    Al usar sus giros y sus palabras preferidas, los hombres son literalmente inocentes. Nosospechan de qu modo se estn traicionando cuando, sin ton ni son, van diciendo cosasdel modo ms inofensivo. Piensan que cuando hablan de otras cosas estn silenciando

    un secreto, pero he aqu que, de repente, hosco y amenazador, de las expresiones msfrecuentes, surge su secreto.

    El hombre ms bajo: aquel a quien se le han cumplido todos sus deseos.

    El mismo Dios fue quien meti la serpiente en el cuerpo de Adn y Eva, y tododependa de que ella no le traicionara. Este animal venenoso se ha mantenido hasta hoyfiel a Dios.

    La muerte de Molire: No puede dejar la representacin; los grandes papeles que lhace y el aplauso que por ello recibe de la multitud que llena el teatro suponen

    demasiado para l. Sus amigos le piden una y otra vez que deje la actuacin, pero lrechaza estos bienintencionados consejos. El mismo da de su muerte declara que no

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    puede quitarles su paga a los actores. En realidad, lo que a l le importa es el aplauso delpblico, parece que sin l no puede vivir. Lo curioso es que el da de su entierro unamultitud de enemigos se agolpa ante su casa, el negativo de aquella multitud que acudaal teatro. Est formada por gente de mentalidad clerical; sin embargo, como si supieranque, de un modo misterioso, tienen que ver con aquella multitud que antes aplauda,

    permiten que se les disperse echndoles dinero, es la devolucin del dinero de lasentradas.

    Distintas lenguas que uno debera conocer: una para su madre, lengua que luego ya novuelve a hablar nunca ms; una slo para leer y en la que nunca se atrever a escribir;una para rezar y de la que no entiende ni una palabra; una para contar y a la quepertenece todo lo que tiene que ver con el dinero; una para escribir (pero no paraescribir cartas); una para viajar, en sta se pueden escribir cartas tambin.El hecho de que haya distintas lenguas es lo ms terrible del mundo. Significa que para

    las mismas cosas hay distintos nombres; adems habra que poner en duda que se tratede las mismas cosas, Detrs de toda ciencia del lenguaje se oculta el afn de reducir las

    lenguas a una. La historia de la torre de Babel es la historia del segundo pecado original.Una vez hubieron perdido la inocencia y la vida eterna, los hombres, de un modoartificial, valindose de su ingenio, quisieron llegar hasta el cielo. Primero probaron lafruta del rbol del bien y del mal, luego aprendieron las artes de ste y subieron directohacia el cielo. Por esto les fue arrebatado lo que todava guardaban despus del pecadooriginal: el tener los mismos nombres. Esta accin de Dios fue la ms diablica decuantas se hayan cometido jams. La confusin de los nombres fue la confusin de supropia creacin, y no se puede comprender para qu lleg a salvar algunas cosas delDiluvio Universal.

    Si los hombres tuvieran en sus mentes la ms ligera idea, el ms leve ydescomprometido barrunto del vivir y del trajinar en el mundo se horrorizaran demuchas de sus palabras y de sus frases como si fuesen veneno.

    Siempre que uno observa con detalle a un animal tiene la sensacin de que dentro hayun hombre que se est burlando de l.

    Sobre el drama. Poco a poco voy viendo con claridad que en el drama he queridorealizar algo que proviene de la msica. He manejado constelaciones de personajescomo si fueran temas. La resistencia fundamental que he notado en el momento dedesarrollar personajes (como si fueran hombres de carne y hueso) hace pensar en el

    hecho de que tambin en la msica se reparten los instrumentos. As que uno se hadecidido por ste o por aquel instrumento, est atado a l; mientras dura la obra nopuede transformarlo en otro instrumento. Algo del hermoso rigor de la msica descansaen esta claridad de los instrumentos.La reduccin del personaje dramtico a un animal enlaza muy bien con este modo de

    ver las cosas. Cada instrumento es un animal muy concreto, o por lo menos un serparticular de lmites perfectamente definidos, que slo permite que se le toque segn sumodo de ser propio. En el drama uno tiene el poder divino, que est muy por encima detodas las dems artes, de inventar nuevos animales, es decir, nuevos instrumentos,nuevos seres, y, de acuerdo con su ensamblamiento temtico, inventar una forma quetiene siempre una plasmacin distinta. De ah que, mientras haya nuevos animales,

    habr siempre un nmero inagotable de formas distintas de drama. Por esto, la creacin,

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    tanto si est agotada como si ha sido superada por la velocidad del hombre, se trasladarde un modo absolutamente literal al drama.Habra que demostrar hasta qu punto la pera ha confundido al drama. El drama

    musical es la cursilera ms sucia y ms repulsiva que se ha inventado jams. El dramaes una forma muy particular de msica y slo en contadas ocasiones y en una medida

    muy escasa, tolera a la msica como condimento. No hay forma de armonizarinstrumentos con personajes, a no ser que stos se conviertan en figuras alegricas y,desde un punto de vista dramtico, pierdan toda su importancia y todo su significado;son slo animales de fbula los que all actan; al convertirse la msica en el todo de laobra el drama pierde su importancia.

    No sirve de nada; uno puede cantarse coros a s mismo, admirar a canbales, estardoscientos aos bajando por el tronco de un rbol al que antes haba trepado; uno puedeencerrar al mes como a un loco, en inofensivas cruzadas ir de peregrinacin a Palestinacon toda una quincallera en el cuerpo, escuchar a Buda, amansar a Mahoma, creer enCristo, vigilar un capullo, pintar una flor, malograr la aparicin de una fruta; uno puede

    tambin ir detrs del sol, as que ste se dobla; ensear a los perros a maullar, a losgatos a ladrar, devolverle todos los dientes a un centenario, cosechar bosques, regarcalvas, castrar vacas, ordear bueyes; uno puede hacerlo todo con excesiva facilidad(termina uno tan rpidamente con todo), aprender la lengua del hombre de Neanderthal,cortar los brazos de Shiva, quitar de las cabezas de Brahma los Vedas que estnanticuados, vestir los Vedas desnudos; impedir que en los cielos de Dios canten loscoros de ngeles, espolear a Lao-Tse; incitar a Confucio a que asesine a su padre,arrebatarle a Scrates la copa de cicuta; quitarle de la boca la inmortalidad; uno puede...,pero no sirve de nada, no hay nada que sirva para nada, no hay qu hacer, no hay mspensamiento que ste: cundo se dejar de asesinar?

    Oh, un estetoscopio, un estetoscopio fino para identificar a los generales en el senomaterno!Jams los hombres han sabido menos de s mismos que en esta era de la Psicologa.

    No pueden estar quietos. Escapan de sus propias metamorfosis. No estn a la espera deellas, las anticipan; prefieren serlo todo menos lo que podran ser. Recorren enautomvil los paisajes de su propia alma, y como slo se detienen en los puestos degasolina, piensan que estn hechos de gasolina. Sus ingenieros no construyen otra cosaque puestos de gasolina: lo que comen huele a gasolina. Suean en charcos negros.

    No ha e imagen ms siniestra que la de la tierra abandonada, la tierra abandonada por

    los hombres. Uno tiende a pensar que emigran para llevarse consigo los recuerdos de latierra. En ningn sitio debera volver a estar tan bien como aqu. Debera ser posible quecon instrumentos de largo alcance pudieran seguir contemplando la tierra, pero sinpoder reconocer qu es lo que ocurre realmente en ella. Comprenderan lo que hanperdido, una patria inagotable, y en la falsa religin a la que tienen que atribuir estasospecha la habran cambiado por otra, muy tarde ya, demasiado tarde. Es de suponerque esta nueva religin sera la verdadera; si hubiera llegado a tiempo, habra salvado latierra por los hombres.

    Han aconsejado tentar a los dioses y cuantas ms veces mejor, y que no se les deje enpaz ni un momento. Duermen demasiado y dejan al hombre slo en la balsa de sus

    hermanos moribundos.

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    Los muertos se alimentan de juicios; los vivos, de amor.

    Ningn tonto, ni ningn fantico me va a quitar jams el amor a todos aquellos aquienes les han ensombrecido y recortado los sueos. El hombre se convertir an entodas las cosas, en el hombre total. Los esclavos liberarn a los seores.

    Los asesinados, qu grandioso suena esto todava, qu franco, qu ancho y valiente.Los asfixiados, los machacados, los carbonizados, los reventados, qu avarosuena, cmo si no hubiera costado nada!

    Ya no tenemos medida, para nada, desde que la vida del hombre ha dejado de ser lamedida.

    Un hombre se dispone contar todas las hojas del mundo. La esencia de la estadstica.

    l me rob la oreja izquierda. Yo le quit el ojo derecho. l me escondi catorce

    dientes. Yo le cos los labios. l me coci el culo. Yo le cog el corazn y se lo puseboca abajo. l se comi mi hgado. Yo me beb su sangre. Guerra.

    Una guerra que no se haga nicamente con armas espirituales me repugna. Elcontrincante muerto no da testimonio ms que de su muerte.

    No quiero infundir miedo alguno; no hay nada en el mundo de lo que ms meavergence. Prefiero ser despreciado a ser temido.

    Se va a vivir entre los soldados: ya no quiere saber lo que ocurre; ya no quiere saber loque hace.

    En la Conferencia de Paz se decide darle a Europa la oportunidad que merece, laoportunidad que se ha ganado en una guerra dura y prolongada durante aos. Desdeahora mismo debe comenzar de nuevo. Para hacer posible esto se forma una flotainternacional de bombarderos que aniquilar todas las ciudades que accidentalmentesigan todava en pie.

    Dios es la mayor arrogancia del hombre; y cuando ste la haya expiado no volvernunca a encontrar una arrogancia mayor.

    Los puestos honorficos son para los dbiles mentales; es mejor vivir en el oprobio queen el honor; sobre todo, ninguna dignidad; libertad, a cualquier precio, parapensar. Auno los honores se los cuelgan como tapices en torno a los ojos y los odos; quin hayque contine viendo; quin hay que contine oyendo; en los honores los sueos seasfixian y los buenos aos se agostan.

    Su dinero lo recoge l en su corazn, los latidos lo cuentan.

    Va a volver al mundo, repleto y maravilloso, cuando ya no muera nadie y cuando loshombres hagan que sus guerras las diriman las hormigas, que son tan humanas.

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    El poeta es probablemente el hombre que percibe lo que fue para predecir lo que ser.Por esto, en realidad no sufre, slo recuerda; y no hace nada, porque primero tiene quepredecir.

    Tiene siempre algo de mal visto el alistarse en una fe que, antes que uno, han

    compartido ya muchsimos. Hay aqu ms renuncia de la que es posible expresar conpalabras humanas. La fe es una capacidad del hombre que puede ampliarse, y todo elque sea capaz de ello debera colaborar en algo a esta ampliacin.

    Las voces del hombre son el pan de Dios.

    Es curioso cuando un oriental aparece en un ingls. Una vez que me encontr con unode estos asombrosos ingleses, no hace mucho, pens que era un error y que el oriental seiba a esfumar otra vez. Pero luego vi que empezaba a crecer y que se iba convirtiendoen algo casi tan importante como un Buda. A un hombre as no le queda otro remedioque creer en la trasmigracin de las almas, de qu otra manera si no se las arreglara en

    una situacin como aquella en la que se encuentra, en Inglaterra.Como oriental se manifiesta en lo siguiente: est tranquilo en su rincn y no permite

    que le digan que esta calma es pereza: a travs de ella puede uno llegar a una gransabidura. Le gusta que las mujeres lo adoren; una nueva mujer que se cruce en sucamino le impresiona, aunque conoce ya a muchas otras; una no excluye a otra, y no serecata en absoluto de mostrar su complacencia. As que se da cuenta de que con ello nova a herir a nadie, suelta pensamientos extraos y destructivos sobre Dios, producto desu sedentarismo, pensamientos que le parecen originales aunque los ha odo en la India;para Inglaterra siguen siendo originales.Es impreciso; confunde con facilidad nombres, fechas y lugares. Lo sabe y para l es

    indiferente. Las relaciones estn vacas y no significan nada; lo nico importante esaquello que considera que es el sentido profundo de una frase. En cambio, los inglesesestn enfermos de precisin. La falta de puntualidad es el segundo de los pecados y estinmediatamente despus del asesinato; al afeitarse no hay que olvidarse de un slo pelo;los minutos que debe durar una visita estn contados antes de que sta empiece; la cercaque rodea una propiedad es sagrada; un libro consta de un nmero determinado deletras; nadie miente. Es fcil imaginarse de qu modo este oriental, con su marcadaflema frente a toda exactitud destaca entre sus paisanos ingleses.

    Tambin su amabilidad tiene otra coloracin. Alaba a todos y a cada uno de loshombres de los que se habla, sin levantar mucho la voz, pero ciertamente, con la

    exaltacin con que lo hara un meridional. La persona ms ridcula es extraordinaria,ejemplar y sublime. Al dirigirse a la gente emplea los ttulos que stos podran desear.Pero, sin que en realidad sea irnico - carece totalmente de incisividad -, deja entrever lapoca importancia que los ttulos tienen. Sus ansias de paz eterna estn llenas de unsentimiento de pena por el hecho de que pronto ya no va a estar: padece del corazn; yno se avergenza de hablar de su enfermedad. La manera detallada y exhaustiva dehacerlo traiciona de un modo especial aquella pena. Le gustara que la gente admirara sucorazn enfermo, y la verdad es que es pasmoso porque sigue trabajando de un modocreativo, escribe. De las actividades humanas, escribir es sin duda la ms tranquila, lams adecuada por tanto al oriental, que, con las piernas cruzadas, en una actitud llena dedignidad, deja que esta actividad se vaya produciendo sobre una pequea tabla, con

    movimientos pequeos y circulares. Si realmente siguiera estando en Inglaterra, se

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    guardara de mencionar el hecho de que tiene un corazn, y no digamos un coraznenfermo, y todo lo que escribe lo habra guardado pudorosamente bajo llave.

    A quien hemos visto dormir, ya no le podremos odiar nunca.

    El hombre est enamorado de sus armas. Qu remedio tiene esto? Las armas deberanser de tal modo que, con frecuencia y de una forma totalmente inesperada, se volvierancontra el que las usa. El miedo que provocan las armas es demasiado unilateral. Nobasta con que el enemigo acte con medios iguales. El arma misma debera tener unavida antojadiza e imprevisible y los hombres deberan tener ms miedo al peligro que seencuentra en su mano que al enemigo.

    De todas las religiones del hombre la guerra es la ms tenaz; pero tambin ella puededesaparecer.

    Si tuvierais que batiros desnudos os resultara ms difcil la carnicera. Los asesinos

    uniformes.

    La fe en Dios tiene algo en s que pesa mucho: uno cree en la existencia de un ser alque no se puede matar, ni siquiera empleando toda nuestra maldad.

    En la oscuridad las palabras pesan doble.

    Hoy en da ya o es verdad que los monos estn ms cerca del hombre que otrosanimales. Durante mucho tiempo puede que no nos hayamos distinguido mucho deellos; entonces eran parientes cercanos nuestros; hoy en da, un sinnmero detransformaciones nos han alejado tanto de ellos que no tenemos menos de pjaro que demono.Para comprender de qu modo hemos llegado a ser hombres, lo que, sin duda, habra

    que investigar en primer lugar seran las condiciones imitativas de los monos. Aqu losexperimentos tendran un sentido muy especial. Tendramos que poner los monosmucho tiempo con animales a los que hubieran podido conocer antes, y registrarcuidadosamente de qu manera su conducta se deja influir por la de estos animales.Tendramos que ir cambiando los animales de su entorno siguiendo un orden cada vezdistinto. De vez en cuando, despus de estas impresiones, que seran fuertes,deberamos dejar a los animales abandonados totalmente a merced de s mismos. Conmuchos intentos de este tipo, el concepto vaco de imitacin cobrara un cierto

    contenido y tal vez se llegara a la conclusin de que lo que estaba en juego era unatransformacin, no nicamente una adaptacin, y que la adaptacin erasimplemente el resultado de torpes transformaciones conseguidas slo a medias.

    En el hombre, donde mejor se pueden estudiar estos procesos es en el mito y en eldrama. El sueo, en el que estuvieron siempre, ofrece mucha menos precisin y permiteinterpretaciones arbitrarias. El mito no slo es ms bello sino que para los fines de unainvestigacin de este tipo es tambin ms til porque permanece constante. Su fluidezes una fluidez interna, no se le escapa a uno de entre las manos. All donde tiene lugarregresa una y otra vez de la misma manera. Es lo ms estable que los hombres soncapaces de producir; no hay instrumento que a lo largo de milenios haya permanecido

    tan idntico a s mismo como algunos mitos. Su carcter sagrado los protege, su

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    representacin los eterniza, y el que sea capaz de llenar al hombre con un mito haconseguido ms que el ms osado de los inventores.

    De todas las posibilidades que el hombre tiene de hacer un resumen de s mismo eldrama es la menos engaosa.

    Siempre que a los ingleses les van mal las cosas, me entra una gran admiracin por suParlamento. Es como un alma hecha de luces y sonidos, un modelo delegado en el que,ante los ojos de todos, tiene lugar lo que de otro modo permanecera secreto. Adems dela libertad de la que estn hablando siempre, los hombres han conseguido aqu unalibertad desconocida: la de contar en pblico pecados polticos y ser absueltos de ellospor una instancia terrena. Aqu existe una posibilidad de atacar a los poderosos como nose encuentra en ninguna otra parte. No por esto son menos poderosos; de sus decisionespende realmente todo; es cierto que tienen la seguridad propia de su condicin, pero noel engreimiento, porque el Parlamento les quita del todo las ganas de tenerlo.Seiscientos ambiciosos se vigilan unos a otros en el ms mnimo detalle; las debilidades

    no pueden quedan ocultas; los aspectos positivos se toman en cuenta mientras lo son.Todo ocurre a la vista de todo el mundo. A uno le estn citando continuamente. Pero, enmedio del trajn diario, uno puede estar al margen y avisar de los peligros a los dems.Aqu, el profeta, con slo que tenga suficiente paciencia, puede esperar. Aprende aexpresarse de manera que el mundo le entienda. La primera condicin de eficacia de lasmanifestaciones que se hacen aqu es su claridad. Y por muy enmaraado que est elverdadero juego por conseguir el poder, de puertas afuera lo que hay son exigencias yempeos perfectamente delimitados.No hay nada ms curioso que este pueblo, la forma como resuelve de un modo ritual,

    deportivo, sus asuntos ms importantes y cmo no se sale de estos modos ni aun cuandoest con el agua al cuello.

    La novela no debe tener prisa. Antes, incluso la prisa poda pertenecer a su esfera;ahora la ha tomado el cine. Comparada con el film, la novela apresurada se quedarsiempre corta. La novela, como criatura de pocas ms tranquilas, puede que aporte algode su vieja calma a nuestro moderno apresuramiento. A mucha gente podra servirles decmara lenta; podra incitarles a la perseverancia; podra sustituir las vacasmeditaciones de sus cultos.

    Tiene el ingenio de su maldad, la falta de memoria de sus aos, la limitacin de su sexoy la brutalidad de su profesin: un gran general.

    Odio la eterna disposicin para la verdad, la verdad como costumbre, la verdad porobligacin. Que la verdad sea una tormenta y que, una vez ha limpiado el aire, pase. Laverdad tiene que caer como un rayo, de otro modo no tiene efecto. Quien la conoce debetemerla. La verdad no debe convertirse nunca en el perro del hombre; ay de aquel quela llama con un silbido! No hay que llevarla atada de una correa, no hay que llevarla enla boca. No hay que darle de comer, no hay que medirla; hay que dejarla que crezca ensu terrible paz. Hasta Dios se ha ocupado de un modo demasiado confidencial de laverdad, y ha muerto asfixiado en ella.

    El hombre tiene la eternidad que le d el ocuparse de lo eterno ... si no se ahoga en esta

    ocupacin.

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    Los animales no sospechan que nosotros les damos nombres. O lo sospechan, yentonces es por esto por lo que nos temen.

    Se muere con excesiva facilidad. Habra que morir de un modo mucho ms difcil.

    Un pas de eternidad ilimitada: hay que andar das y das para encontrar a uno quemueva levemente el dedo meique; por lo dems, todos estn sentados alrededor mudosy como estatuas egipcias.

    Los ingleses no tienen escritas sus leyes, las llevan consigo a donde quiera que vayan.

    En Inglaterra las palabras enflaquecen.

    Tendr que haber judos todava cuando el ltimo judo haya sido eliminado.

    El peligro ms grande del que el hombre debe protegerse conforme va adquiriendo

    mayor grado de conciencia es el rpido cambio de luz bajo el cual, cada vez ms, se lemanifiestan las cosas y las convicciones. Todo se hace fluido; lo ms fluido se hacevisible; uno no termina con nada; cada muro tiene su puerta; detrs sigue habiendo algo;las mismas flores se ofrecen en colores nuevos; la calzada, dura como el granito, sereblandece hasta convertirse en barro. Uno puede haber estado deseando durante veinteaos algo muy concreto y, una vez adquirido un grado mayor de conciencia, dejar dedesearlo. Lo que uno encontraba feo se desenmascara en forma de mltiples y hermosasimgenes: se esfuman despus de una danza leve y centelleante. Todo se hace posible;el desagrado se debilita; el juicio sobre algo se dobla como una brizna de hierba bajo elviento; los huesos se alargan hasta adquirir cualquier longitud; un pensamiento tienetanta sangre como uno quiere; y el hombre, que ha llegado a serlo todo, es tambincapaz de todo.

    Cuntos objetos tuvo que hacer primero el hombre para poder llegar a una filosofa delmaterialismo!

    La vivencia central de Swiftes el poder. Es un Poderoso impedido. Sus ataquessatricos estn en lugar de sentencias de muerte. Estas, durante su vida, le fueronnegadas, han pasado a sus stiras. De ah que, en el ms estricto sentido de la palabra,aquellas stiras sean lo ms terrible que jams haya podido realizar un escritor.Swift copia reinos, transforma reinos; las cortes no dejan de inquietarle. Presenta

    siempre de un modo sarcstico la forma cmo las cortes organizan sus Imperios: jamsse olvida de hacerlo notar al lector - es lo nico que le hace notar lo mucho mejor quel podra organizar estos Imperios.De ah que elDiario a Stella sea un documento nico, porque, de un modo desnudo y

    sin maquillaje alguno, slo con algunas pretensiones falsas muestra al hombre deespritu que, en medio del despiadado sistema bipartidista de su tiempo, est a la esperadel poder y que no puede conseguirlo porque mira con demasiado detalle los entresijosde este sistema.

    Estas almas de gusano, cmo van a comprender que lo importante es despreciar eldinero, aun cuando uno lo necesite?

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    Uno est contento de ver que los deseos de los dems se cumplen, sobre todo cuandouno mismo no ha hecho nada para ello: como si hubiera una complacencia y un odoinvisibles, quin sabe dnde.

    Acta como jams podras volver a actuar.

    El hombre de xito nicamente oye aplausos. Para todo lo dems est sordo.

    Todas las dominaciones del mundo que han tenido lugar en el pasado, todos losdesprecios, opresiones, sojuzgamientos, se han concentrado en el corazn enfermo deun solo hombre, a l, lo contrario del chivo expiatorio, le ha tocado la tierra, y l lacastiga por toda su historia.

    Jams he tenido noticia de un hombre que haya atacado al poder sin quererlo para s, yen esto los moralistas religiosos son los peores.

    La vida monstruosa que los perros llevan entre ellos: el ms pequeo puede ir con elms grande y, en determinadas circunstancias, puede llegar a tener cras. Mucho antesque nosotros los perros viven entre monstruos y enanos que, no obstante, son sussemejantes y tienen su misma lengua. !La de cosas que pueden ocurrirles! Qu parejastan grotescamente distintas se buscan! Cmo se temen, cmo se sienten atrados por loms maligno! Y siempre cerca de sus dioses, un silbido y la vuelta al riguroso mundo delas cargas simblicas.Muchas veces parece como si todo el mundo religioso que nos hemos imaginado, con

    demonios, enanos, espritus, ngeles y dioses, estuviera tomado de la realidad de losperros. Ya sea porque hemos presentado nuestras mltiples formas de creer tomandocomo modelo a los perros, ya sea porque empezamos a ser hombres desde que tenemosperros; como sea, el caso es que leemos en ellos lo que nosotros, propiamente, somos yhacemos, y es de suponer que la mayora de los seores estn ms agradecidos a estesaber sordo y romo que a los dioses de los que estn hablando siempre.

    La msica es el mejor de los consuelos por el solo hecho de no crear palabras nuevas.Incluso cuando se les pone msica a unas palabras, su magia sobrepasa y borra elpeligro que ellas conllevan. Pero cuando es ms pura es cuando se toca para s misma.Uno cree en ella de un modo incondicionado, porque la seguridad que infunde es unaseguridad de los sentimientos. Su fluencia es ms libre que todo lo que parece posibleen el ser humano, y en esta libertad est la salvacin. Cuanto ms poblada est la tierra

    y cuanto ms domine la mquina en la configuracin de la vida del hombre, tanto msimprescindible se va a hacer la msica. Vendr un tiempo en que slo por ella podr elhombre escapar a las estrechas mallas de las funciones, y el dejarla como una inmensareserva de libertad, una reserva libre de toda influencia, va a ser la tarea ms importantede la vida espiritual del futuro. La msica es la verdadera historia viviente de laHumanidad, una historia de la cual, sin ella, slo poseemos partes muertas. No espreciso que saquemos de ella nada porque ella est siempre entre nosotros, y basta conor ingenuamente; todo lo que no sea esto es un aprender intil.

    Lo que es un tigre lo s realmente desde que he ledo el poema de Blake.

    Los milagros como mezquinos restos de las viejas y pictricas metamorfosis.

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    Cualquier tonto puede, siempre que le venga en gana, perturbar al espritu mscomplicado.

    La promesa de la inmortalidad basta para levantar una religin. La simple orden dematar basta para exterminar a tres cuartas partes de la Humanidad. Qu quieren los

    hombres? Vivir o morir? Quieren vivir y matar, y mientras quieran esto tendrn quecontentarse con las distintas promesas de inmortalidad.

    Algunas frases no empiezan a soltar su veneno hasta al cabo de aos.

    Lo que para el pobre es la esperanza, es para el rico el heredero.

    No creas a nadie que est diciendo siempre la verdad.

    xito: el raticida de hombres, muy pocos salen con vida.

    La duda se engaa ms que la fe.

    Cada lengua tiene su propio silencio.

    De todos modos, siempre han vencido aquellos que han llevado al mundo a su viejaestructura espiritual, a la guerra. Ya puede irse a pique hasta el ltimo: tras de s dejan laguerra y las prximas guerras. Los judos estn otra vez en Egipto, pero los han divididoen tres grupos: a unos se les ha dejado salir; a otros los han convertido en esclavos; a losltimos los han matado. As, de repente, todos deben repetir su viejo destino. Uno puedeno hacer nada. Uno puede quejarse. Uno puede mejorar. Maldita sea la venganza, y sime matan al ms querido de mis hermanos, no quiero venganza, quiero otros sereshumanos. las guerras se hacen por mor de s mismas. Mientras no reconozcamos esto,

    jams ser posible combatirlas realmente.

    1943

    Desde que hay guerra los pensamientos y las frases son ms cortos, adaptados al tonode las rdenes. La gente lo que quiere es no prolongar ni continuar todo lo que hasurgido en este tiempo. Quieren dejarlo tras s como si fueran los tiros de unaametralladora. Nadie sabe quin va a venir a su casa ni nadie sabe dnde va a estar en

    casa. De ah que la gente no se instale demasiado a sus anchas en ninguna frase y quepase por todas ellas rozndolas, como si fueran hojas que bordean el camino. Elperidico, en el que todos los das viene una cosa distinta, y los partes radiofnicosson los monos del momento; cuando se advierte su presencia en un rbol ya han saltadoal siguiente. El Matusaln de la guerra ya no es ningn vicio, naci ayer; una existencianormal se cuenta por horas. Debe haber ocurrido que uno ya no sabe para qu ha estadoluchando el momento anterior; y algunos dicen que cientos de miles de muertosdesfiguran la ms clara de las metas. No siempre se encuentran ros dispuestos allevarse los cadveres flotando. Los hornos crematorios rodantes llegan muchas vecescon retraso. Las torres de calaveras unidas con cemento que construan los trtaros eranms recomendables; ofrecan una amplia perspectiva. Con todo, los experimentos de

    utilizacin de corazones e intestinos muertos han hecho grandes progresos; no estexcluido que se d nueva vida a los cadveres propios sirvindose de los de los

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    enemigos. Entonces las guerras tendran un sentido, un sentido profundo que hasta hoyslo han augurado los profetas de la guerra. No se haba llegado demasiado lejos en lainterpretacin de procesos de proporciones tan colosales; pero los nmeros hablan por ssolos a favor de un hecho: tiene que tratarse de acontecimientos de suma importanciapara la vida, pues iba a ser intil la muerte de millones de hombres? Y qu decir de

    que los hombres vayan gustosos a la muerte, estn orgullosos de morir y de que anden ala grea por el privilegio que esto supone? Son siempre los nmeros lo que avergenzaa los escpticos.Al hombre no le gusta morir. En la guerra muere la gente por millones. De ah que las

    guerras tengan que tener un significado especial y quiz lo que ocurre es que no hemossabido moler adecuadamente los cadveres del enemigo. Nos hemos redo de loscazadores de cabezas y hemos hecho burla de los canbales. Pero dentro de estos hijosde la Naturaleza hay un meollo sano, y de la misma manera como entienden de hierbasmedicinales y de venenos, seguro que saben muy bien, y en todo caso mejor quenosotros, por qu tienen que comerse precisamente a los enemigos. Una cosa no se lespuede negar: son consecuentes, y el ridculo sentimentalismo de nuestra pseudo-cultura

    no les ha llevado a moler un corazn por el simple hecho de que es el corazn de unhombre, todo lo contrario, prefieren corazones de animales.

    En la Historia se habla poco, demasiado poco, de animales.

    El hombre de Neandertal piensa: siempre habr guerras, incluso dentro de trescientosmillones de aos; puede contar ya hasta el milln.

    Reniega de todos los que aceptan la muerta. Quin te queda?

    La herencia de Dios est envenenada.

    El futuro que cambia a cada momento.

    Un tropel de mujeres en cinta, en muy avanzado estado; a su encuentro, en direccincontraria, vienen camiones, tanques, camiones, tanques llenos de soldados armados yequipados con toda exactitud. Los coches han pasado; las mujeres, en mitad de lacarretera, empiezan a cantar.

    La guerra es algo tan ordenado que la gente acaba encontrndose en ella como en sucasa.

    Desde que estn sentados en sillones y comen en mesas hacen guerras ms largas.

    Los muertos tienen miedo de los vivos. Los vivos, en cambio, que no lo saben, temen alos muertos.

    Todas las fronteras que ha habido en la Tierra desde que hay hombres y una comisinque vigile si son o no reales: la academia de las Fronteras. Un diccionario de fronteras,corregido a cada nueva edicin. Una evaluacin de los gastos que comportan estasfronteras. Los hroes que han muerto por ellas y sus descendientes que les quitan lafrontera debajo de sus tumbas. Muros en sitios donde no deben estar, y sitios donde

    habra que levantarlos en realidad, si no fuera que desde tiempo estn ya en otro sitio.Los uniformes de guardias de frontera que han muerto y los desaguisados que tienen

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    lugar en los pasos difciles, las eternas infracciones, corrimientos y terrenos movedizos.El presuntuoso mar; los incontrolables gusanos; pjaros que van de un pas a otro,propuesta de exterminio de estos pjaros.

    La ciencia se ha traicionado al hacerse objeto de s misma. Se ha convertido en religin,

    en religin del matar y quiere hacer creer que de las religiones tradicionales del morir aesta religin del matar ha habido un progreso. Muy pronto habr que poner a la cienciabajo el imperio de una fuerza ms alta que, convirtindola en su servidora, la oprima sindestruirla. Para este sojuzgamiento de la ciencia hay que darse prisa. Est contenta conser una religin y se apresura a exterminar a los hombres antes de que stos tengan elvalor suficiente para destronarla. De este modo, saber es realmente poder, pero un poderque se ha vuelto furioso, un poder al que se adora sin rubor; sus adoradores se contentancon pelos y escamas de l; si no pueden sacarle nada ms, con las huellas de sus piesartificiales, de sus pies pesados.

    Los viejos relatos de viajes van a ser algo tan precioso como las grandes obras de arte;

    porque la tierra desconocida era algo sagrado y jams podr volver a serlo.

    El diablo fue una gran sinvergenza siendo inofensivo, meciendo a los hombres en unaengaosa seguridad.

    Antes del hundimiento de Alemania, en este pas haba vendedores ambulantes queiban por las casas con retratos del Fhrer que se inflamaban de un modo espontneocuando la gente los miraba a los ojos.

    Hay muchas personas sencillas que le preguntan a uno: Cree usted que va a terminarpronto la guerra?, y si uno ingenuamente les contesta: S, muy pronto, advierte derepente - primero no quiere uno creerlo - cmo el miedo y el horror se dibujan en susrostros. Se avergenzan un poco de esto y saben siempre que por motivos de humanidaddeberan alegrarse. Pero la guerra les ha reportado el pan y una ganancia considerable, aalgunos por primera vez en la vida; otros, al fin, despus de muchos aos, hanrecuperado este pan y estas ganancias; y as ocurre que lo nico que les tortura es estesentimiento: si durara un poco ms!, si todava no se acabara! Pueblos enteros hastasus estratos ms bajos se han convertido en ganadores de esta guerra, con todas lasreacciones con respecto al mundo que una contienda as conlleva. Si tuviera que decirqu es lo que durante esta guerra me ha estado llenando de la mayor de lasdesesperaciones, dira que esta experiencia cotidiana: la guerra como lo que trae el pan

    y la seguridad.Los aduladores apasionados son los hombres ms desgraciados del mundo. De vez en

    cuando les acomete un odio feroz e imprevisible contra la criatura que durante muchotiempo han estado adulando. No son dueos de este odio; por nada del mundo puedenamasarlo; ceden a l como un tigre a su sed de sangre. Es un espectculo sorprendente;el hombre que antes, para su vctima, no tena otra cosa que palabras de la ms ciegaadoracin, retira cada una de estas palabras y las convierte en una serie de dicteriosigualmente exagerados. No olvida nada de lo que hubiera podido agradar al otro. Enmedio de su enloquecida rabia, recorre la lista entera de sus viejas melifluidades y lastraduce justo a la lengua del odio.

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    De todo lo que contemplamos, qu es lo que debe darnos nimo sino la contemplacinmisma?

    Ni siquiera las acciones ms depravadas de los muertos hay que silenciar; hasta talpunto les interesa seguir viviendo como sea.

    Es una poca que se distingue por cosas nuevas y en modo alguno por pensamientosnuevos.

    Lo ms atrevido de la vida es el odio a la muerte, y son despreciables y desesperadaslas religiones que borran este odio.

    Si un consejo que yo tuviera que dar, un consejo tcnico, acarreara la muerte de un soloser humano, ya no podra arrogarme derecho alguno a la vida.

    La cultura se cuece juntando todas las vanidades de aquellos que la fomentan. Es un

    filtro peligroso que distrae del pensamiento de la muerte. La ms pura expresin decultura es una tumba egipcia, en la que todo lo que est alrededor es intil, cacharros,

    joyas, comida, imgenes, esculturas, oraciones, y el muerto, a pesar de todo, estmuerto.

    No es posible leer la Biblia sin indignacin y sin fascinacin. Qu es lo que ella nohace de los hombres, seres malvados, hipcritas, dspotas, y qu es que no se hacecontra ellos! La Biblia es la digna imagen del gnero humano, modelo de laHumanidad, un ser inmenso, a la vez visible y secreto; es la verdadera Torre de Babel, yDios lo sabe.

    El verdadero arte sera, pues, amar esto sin almacenar el odio que corresponde a esteamor.

    En el Humanismo, el hombre se tom las cosas de un modo excesivamente fcil;todava no se saba casi nada; en el fondo, el esfuerzo ms importante se diriga a unanica tradicin. Pero aunque de este movimiento no quedara ms que el nombre que lodesigna, este movimiento sera santo; y la ciencia que hoy en da lo contina, llevndolomucho ms lejos y sabiendo mucho ms que l, su autntica heredera, la antropologa,lleva un nombre que, si bien est emparentado con aqul, sin embargo es mucho menosde fiar.

    Hay libros que tenemos a nuestro lado veinte aos sin leerlos, libros de los que no nosalejamos, que los llevamos de una ciudad a otra, de un pas a otro, cuidadosamenteempaquetados, aunque haya muy poco sitio, y que tal vez hojeamos en el momento desacarlos de la maleta; sin embargo, nos guardamos muy bien de leer aunque slo seauna frase completa. Luego, al cabo de veinte aos, llega un momento en el que, derepente, como si estuviramos bajo la presin de un operativo superior, no podemoshacer otra cosa que coger un libro de estos y leerlo de un tirn, de cabo a rabo: este libroacta como una revelacin. En aquel momento sabemos por qu le hemos hecho tantocaso. Tena que estar mucho tiempo a nuestro lado; tena que viajar; tena que ocuparsitio; tena que ser una carga y ahora ha llegado a la meta de su viaje; ahora levanta su

    velo; ahora ilumina los veinte aos transcurridos en los que ha vivido mudo a nuestro

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    lado. No hubiera podido decir tantas cosas si no hubiera estado mudo durante estetiempo, y qu imbcil se atrevera a afirmar que en el libro hubo siempre lo mismo.

    Quizs la razn por la que desprecio la accin es simplemente sta: porque deseo quetodas las acciones, incluso la ms insignificante, tengan un sentido universal, que

    proyecten su sombra de una manera muy particular y que cubran al mismo tiempo elciclo y la tierra. Sin embargo, el hacer real del hombre se ha atomizado, y tienen quechocar violentamente unos contra otros para que se den cuenta de que cada uno de elloshace algo. Qu vaco el que hay entre ellos! Qu grandes humillaciones! De qumanera rugen todos! Les calientan desde fuera y cada vez rugen y se agitan con mayorviolencia.

    Su primer mandamiento es: acta, lo que hagan es casi indiferente. Uno pensara que esla mano, que se ha convertido en un ser furioso, la que les empuja de una accin a otra;y lo cierto es que los pies cuentan cada vez menos. Podramos mandarles cortar lasmanos a todos a un tiempo; pero es de temer que entonces apretaran botones con la

    nariz, botones no menos peligrosos. Actan y lo que hacen no es nada, y porque no esnada es malo. Bien es verdad que cuenta con una vida corta, pero para ellos ni siquierael momento es sagrado. Por una accin entregan la vida de cualquier persona y amenudo la suya propia. Son los papagayos de los dioses y se renen con ellos parahablar de acciones; siempre hay una u otra que les gusta a los dioses; la que ms, matar.Del ritual del sacrificio ha nacido, dicen, toda la literatura sapiencial, y de este modo lasabidura misma sera hija de la accin. Hay muchos de ellos que creen en esto y paramuchos ms todava, la guerra ha ocupado el lugar del sacrificio; la masacre es mscostosa y dura ms tiempo. Es muy posible que ya no haya manera de separar la accindel matar y si la Tierra no quiere sucumbir de un modo esplendoroso, los hombresdeberan perder por completo la costumbre de actuar. Oh, si, al fin, con las piernascruzadas, estuvieran sentados delante de sus casas derruidas, misteriosamentealimentados del aire que respiran y de sueos; lo nico que les hara mover un dedosera una mosca a la que ahuyentaran porque les molestara su diligencia y suasiduidad, que les recordara viejos tiempos superados, vergonzosos, los tiempos de lostomos y de la accin.

    La Historia desprecia a aquel que la ama.

    No es posible hacerse idea de hasta qu punto va a ser peligroso el mundo sin animales.

    Imperios de mil aos los ha habido: el de Platn, el de Aristteles, el de Confucio.Cuntas cargas puede sacarse de encima el espritu? Cuntas cosas puede olvidar de

    modo que no las vuelva a saber nunca ms?, y puede olvidar algo como si no lohubiera sabido nunca?

    Para los historiadores las guerras son como algo sagrado; a modo de tormentasbenficas o inevitables, viniendo de la esfera de lo sobrenatural, irrumpen en el cursoevidente y claro del mundo.Odio el respeto que los historiadores tienen a cualquier cosa por el solo hecho de que

    ha ocurrido; sus mdulos falsos y elaborados aposteriori; su impotencia, cada de

    bruces ante cualquier forma de poder, Estos cortesanos, estos aduladores, estos juristassiempre interesados! A uno le gustara hacer trizas la historia de manera que sus girones

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    ya no hubiera quien los encontrara; ni una colmena entera de historiadores. La historiaescrita, con su impertinente costumbre de defenderlo todo, hace que la situacin de pors desesperada de la Humanidad desespere todava ms de todas las falaces tradiciones.Todo el mundo encuentra sus armas en este arsenal; est abierto y es inagotable. Con

    cachivaches viejos y oxidados que se encontraban en l en pacfica convivencia, fuera,

    arremeten unos contra otros. Luego, los partidos, una vez han muerto, se dan la mano enseal de reconciliacin y entran en la historia. Estas herramientas oxidadas las recogenluego del campo esta especie de samaritanos que son los historiadores; despus lasdevuelven a la armera. Tienen buen cuidado de no quitar ni una sola mancha de sangre.Desde que murieron los hombres en cuyas venas circul esta sangre, cada gota seca essagrada.Todo historiador tiene un arma antigua por la que siente un especial apego y a la que

    convierte en centro de su historia. Y he aqu que esta arma se levanta all orgullosacomo si fuera un smbolo de fecundidad cuando en realidad es un asesino fro ypetrificado.Desde hace tiempo, no mucho, los historiadores tienen puestas sus miras sobre todo en

    el papel. De abejas que eran se han convertido en termitas y slo digieren celulosa.Prescinden de todos los colores de su poca de abejas; ciegos, en ocultos canales, puesodian la luz, la emprenden con su viejo papel. No leen, se lo comen, y lo que luegosacan se lo comen otras termitas. En su ceguera los historiadores se han convertido,naturalmente, en videntes. No hay pasado, por repulsivo y odioso que haya sido, que notenga algn historiador que imagine algn futuro que venga despus de este pasado. Sussermones, creen ellos, estn hechos de viejas realidades; sus profecas, mucho antes deque se cumplan, estn ya probadas. Adems del papel les gustan tambin las piedras,pero stas no las comen ni las digieren. Se limitan a ordenarlas en ruinas siemprenuevas y completan lo que falta con palabras de madera.

    Juzgar a los hombres segn acepten la historia o se avergencen de ella.

    Ya no se encontrarn ms objetos desconocidos. Habr que hacerlos, qu pena!

    Estar tan solo que uno ya no deje de ver a nadie, a nadie, a nada.

    El estudio del poder, si se toma en serio, comporta los mayores riesgos. Uno aceptametas equivocadas porque, entretanto, hace tiempo que han sido alcanzadas ysuperadas. La generosidad y la nobleza le mueven a uno a perdonar all donde menosdebera hacerlo. Los Poderosos y los que aspiran a serlo, con todos sus disfraces, se

    sirven del mundo, y el mundo para ellos es lo que han encontrado. No les queda tiempopara poner nada seriamente en cuestin. Lo que un da produjo masas tiene queproporcionarles sus propias masas. De ah que oteen la historia en busca de pastos y quese apresuren a instalarse en aquellos sitios en los que pueden hartarse. Tanto los viejosimperios como Dios, la guerra como la paz, todo se ofrece a ellos, y ellos escogenaquello que van a poder manejar mejor. En realidad no hay ninguna diferencia entre losPoderosos; cuando las guerras han durado mucho tiempo y los adversarios, por amor asu victoria, se han tenido que equiparar el uno al otro, de repente esto se ve claro. Todoes xito y en todas partes el xito es lo mismo. Cambiar slo ha cambiado una cosa: elnmero creciente de hombres ha llevado a masas cada vez mayores. Lo que se descargaen algn sitio de la Tierra se descarga en todas partes; a ninguna aniquilacin se le

    pueden poner fronteras ya. Sin embargo, los poderosos, con sus viejas metas, siguenviviendo en su viejo y limitado mundo. Son los autnticos provincianos y aldeanos de

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    este tiempo; no hay nada ms alejado del mundo que el realismo de gabinetes yministros, a excepcin del de los dictadores, que se tienen por ms realistas todava. Enlucha contra las formas anquilosadas de la fe, los ilustrados han dejado intacta unareligin, la ms absurda de todas: la religin del poder. Hubo dos actitudes posibles enrelacin con ste: una de ellas, a la larga la ms peligrosa de las dos, prefiri no hablar

    de ella, a la manera tradicional seguir ejercindolo en silencio, fortalecido como estabapor los inagotables y por desgracia inmortales modelos tomados de la Historia. La otra,muchos ms agresiva, empez glorificndose antes de entrar en accin: se declarabiertamente como religin que vena a sustituir a las religiones moribundas del amorde las cuales se mof con la fuerza y con el chiste. Predic: Dios es poder, y el quepueda, su profeta.

    El poder se les sube a la cabeza incluso a aquellos que no lo tienen, pero all se esfumams deprisa.

    No puedo ser modesto; en m hay demasiado fuego; las viejas soluciones se

    desmoronan; para las nuevas todava no se ha hecho nada.. Por esto voy a empezar portodas partes al mismo tiempo, como si tuviera cien aos por delante. Cuando se hayanacabado los pocos aos que realmente me quedan, van a poder hacer algo los otros conestas ideas vagas y en bruto? No me puedo limitar: el limitarse a una sola cosa como siesto lo fuera todo, es algo demasiado despreciable. Quiero sentirlo todo en m mismoantes de pensarlo. Necesito una larga historia para que las cosas que hay en m se haganmas, de mi casa, antes de que pueda mirarlas con justicia. Tienen que casarse en m ytener hijos y nietos y por ellos voy a probarlas. Cien aos? Cien miserables aos! Esesto demasiado para una intencin seria?

    Los de antes se ren de m. A ellos les basta con que sus pensamientos se muerdan bienla cola. Creen que con esto han comprendido realmente algo, y ste es el nicopensamiento que tienen, que, a su vez, vuelve a morderse la cola! Cuantas ms veces lohacen, tanto ms acertado es, piensan, y cuando llega a alimentarse de su propio cuerpo,entonces se vuelven locos de alegra. Sin embargo yo vivo con un miedo slo, que mispensamientos casen demasiado pronto, y es por esto por lo que les dejo tiempo para quedesenmascaren toda su falsedad o, por lo menos, para que tambin de piel.

    Uno quisiera descomponer a cada hombre en sus animales y luego, de un modoprofundo y benfico, ponerse de cuerdo con ellos.

    Nos engaamos teniendo alguna clase de esperanza para despus de la guerra, Hayesperanzas particulares y stas son legtimas: Volveremos a ver a nuestro hermano, lepediremos perdn aunque no le hayamos hecho nada, simplemente porque podramoshaberle hecho algo, y porque despus de separaciones como sta estamos firmementedecididos a ser tan sensibles y tiernos como nos sea posible. Sobre la tumba de unaciudad iremos a visitar la tumba de nuestra madre y a bendecir a esta mujer por habermuerto antes de esta guerra. Hasta tal punto actuaremos contra nuestra naturaleza msntima. Buscaremos ciudades conocidas y encontraremos en ellas algunos seresconocidos y que todava viven; sobre los dems corrern las ms peregrinas historias.Uno podr instalarse en mil seductores recuerdos; entre los hombres, entre losindividuos humanos, habr mucho amor. Pero las verdaderas esperanzas, las esperanzas

    puras, las que uno no tiene para s mismo, aquellas cuyo cumplimiento no va a redundaren beneficio propio, las esperanzas que uno tiene guardadas para todos los dems, para

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    los nietos que no van a ser sus nietos, para los no nacidos, de buenos y malos padres, desoldados y dulces apstoles, como si uno fuera el patriarca secreto de todos los nietos:estas esperanzas hechas de la bondad innata de la naturaleza humana - que tambin labondad es innata -, estas esperanzas que tienen el amarillo del sol hay que lamentarlas,hay que guardarlas cuidadosamente, hay que admralas, acariciarlas y mecerlas, aunque

    sean intiles, aunque con ellas se engae uno, aunque no vayan a cumplirse ni tan slopor un momento, pues no hay engao ms santo que ste y de nada como de l dependetanto que no nos asfixiemos del todo.

    Mi aversin por los romanos, como observo con pasmo, tiene que ver con suindumentaria. Me imagino siempre a los romanos como los veamos de nios, en losgrabados. El carcter estatuario de su tnica - sobre todo que uno se los imagina slo depie, tumbados o luchando - es molesto. El mrmol y las coronas que se ven en laspinturas que representan solemnidades tienen su parte en esto. A estos romanos lesgusta perdurar y se preocupan de que su nombre sobreviva en piedra, pero qu vida essta que quiere perdurar! Nuestro alegre ir y venir les parecera cosa de esclavos, y si,

    de repente, se encontraran entre nosotros, se consideraran nuestros seores naturales.Su vestimenta tiene la seguridad del mando. Expresa una dignidad absoluta, peroninguna humanidad. Tiene mucho de la piedra; y no hay indumentaria que est mslejos de la piel viviente del animal; es esto precisamente lo que en aqulla me pareceinhumano. Los muertos pliegues son siempre como una ceremonia puntual, y cada unode ellos es como los dems, y a todos los llevan con ligereza a dondequiera que van.Cmo se alegra mi corazn cada vez que veo a un grupo de esquimales bajar de susbotes! Cmo los quiero as que los veo y cmo me avergenza ver que me separantantas cosas de ellos y que entre ellos jams me sentir realmente como uno ms! Elromano, en cambio, se le acerca a uno fro y extrao y enseguida quiere darle algunaorden. Tiene infinidad de esclavos que se lo hacen todo, pero no para que l pueda haceralgo mejor o ms complicado, sino para poder dar rdenes siempre que le venga en ganaY qu rdenes! jams se ha tramado bajo el sol una ridiculez que un romano u otro,sediento de mando, no se la haya apropiado y que por el hecho de haberla mandadollevar a cabo no la haya convertido en una ridiculez todava mayor. Pero laindumentaria! La indumentaria! La indumentaria tiene parte de culpa. La orla deprpura que indica el rango. El modo como la tnica cae hasta los pies sin que conalgunas arrugas especiales, pida excusas por esta brusquedad. Todo cubierto de plieguesy de rdenes y todo se hace tan intocable. El espacio que un romano necesita paratropezar! Esta segura superioridad! Estos derechos, este poder! Para qu?

    La historia de los romanos es la razn particular ms importante para eternizar lasguerras. Sus guerras se han convertido en el autntico modelo del xito. Para lasculturas son el ejemplo de los imperios; para los brbaros, el ejemplo del botn. Perocomo en cada uno de nosotros se encuentran las dos cosas, cultura y barbarie, es posibleque la Tierra sucumba por culpa de la herencia de los romanos.Qu desgracia que la ciudad de Roma haya seguido viviendo despus de que su

    imperio se hiciera aicos! Que el Papa la haya continuado! Que emperadoresvanidosos pudieran llevarse el botn de sus ruinas vacas y en ellas el nombre de Roma!Roma venci al Cristianismo al convertirse ella en la Cristiandad. Cada cada de Roma,no fue ms que una nueva guerra de grandes proporciones. Cada conversin a Roma, enlos confines ms alejados del mundo, la continuacin de los pillajes de la poca clsica.

    Amrica, descubierta para dar vida a la esclavitud! Espaa, como provincia de Roma,la nueva seora del mundo. Luego la renovacin de las razzias germnicas del siglo xx.

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    Slo que los mdulos aumentaron hasta adquirir proporciones gigantescas; en lugar delMediterrneo, la Tierra entera tom parte en esta renovacin, y el nmero de personas alas que alcanz esta aniquilacin se multiplic por cien. De ah que fueran precisosveinte siglos de Cristianismo para darle a la vieja y desnuda idea de Roma una tnicacon que cubrir sus vergenzas y una conciencia moral para sus momentos bajos. Hela

    aqu ya completa y pertrechada con todas las fuerzas del alma. Quin va a destruirla?Es indestructible? Es exactamente su ruina lo que la Humanidad se ha conquistadocon mil esfuerzos y fatigas?

    Estamos agradecidos a nuestros antepasados porque no los conocemos.

    En cada pensamiento lo importante es lo que ste no dice, hasta qu punto ama esto queno dice y hasta qu punto se acerca a ello sin tocarlo.Ocurre tambin que algunas cosas se dicen para que no se puedan volver a decir nunca

    ms. De esta especie son los pensamientos atrevidos; al repetirlos muere suatrevimiento. El rayo no debe caer dos veces en el mismo sitio. Su tensin es su

    bendicin; su luz, en cambio, es slo algo fugaz y huidizo. All donde surge un fuego,este fuego ya no es el rayo.Los pensamientos que se ensamblan formando un sistema son despiadados. Van

    excluyendo poco a poco aquello que no dicen y luego lo dejan detrs de s hasta que semuere de sed.

    Uno desea que de todo el mundo los que menos se ocupen de la antigua Roma sean lositalianos.Ellos la han sobrevivido.

    El viento, lo nico libre de la civilizacin.

    Desde que tienen que saber ms, los poetas se han vuelto mala gente.

    nicamente en el exilio se da uno cuenta de hasta qu punto el mundo ha sido siempreun mundo de proscritos.

    Qu astucias, qu subterfugios, qu pretextos y falacias no emplearamos slo para queun muerto volviera a vivir.

    El ingls quiere llegar a un juicio exigido por las circunstancias y no quiere hacer unalista de juicios abstractos. Para l, el pensar es una manera inmediata de ejercer el poder.

    El pensar por el pensar le resulta sospechoso y le repugna; para l el pensador essiempre un extrao, y sobre todo en su propia lengua. Le gusta buscarse un crculoreducido en el que sus propios pensamientos sean superiores, y en l, realmente, notenga que someterse a nadie. El que ha puesto sus miras en muchos de estos crculos leresulta desagradable al ingls; husmea en l a un conquistador sediento de tierras y no lefalta razn. Le resultan enigmticos los hombres que no persiguen nada con su saber.Estos, si no quieren resultar ridculos en este pas, prefieren mantener escondida su luz.

    La esencia de la vida inglesa es la autoridad repartida y la inevitable repeticin.Precisamente porque la autoridad es tan importante tiene que ocultar su omnipotenciacon disfraces y tiene que meterse en frases modestas. El ms mnimo abuso lo notan

    enseguida los dems y lo rechazan de un modo fro y decidido, aunque corts. Lasfronteras, como expresin de lo permitido, en ningn sitio son tan seguras como aqu, y

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    en definitiva, qu es una isla sino un pas claramente delimitado? La repeticin, sinembargo, le da a la vida de este pas su infinita seguridad; los aos se han ramificadohasta llegar a los ms mnimos detalles de la existencia, y no es slo en el tiempo dondevolver a ser todo como fue ya mil veces.

    La tristeza ya no le inspira palabras clidas, se ha vuelto fra y dura como la guerra.Quin hay que pueda quejarse todava? En tanques y bombarderos hay un nmero fijoy calculado de criaturas que aprietan botones y que saben perfectamente por qu. Lohacen todo bien. Cada uno de ellos sabe ms que el senado romano entero. Ninguno deellos sabe nada. Algunos no sucumbirn a esto y en un tiempo inimaginablementelejano que se llama paz les programarn de nuevo para otros trabajos.

    Un sentimiento angustioso de extraeza al leer a Aristteles. En el primer libro de laPoltica, que defiende de todas las maneras posibles la esclavitud, a uno le parece estarleyendo elMatens maleficarum. Otro aire, otro clima y un orden completamentedistinto. El modo como hasta nuestros das la ciencia depende de las clasificaciones de

    Aristteles se le convierte a uno en una pesadilla cuando entra en contacto con la parteanticuada de aquellas opiniones que comportan las otras, las que todava son vlidas.Podra ser muy bien que el mismo Aristteles - cuya autoridad tuvo la culpa delestancamiento que la ciencia natural experiment durante la Edad Media -, as que seprodujo la quiebra de su autoridad, siguiera ejerciendo su nefasta influencia de unaforma nueva. Llama la atencin hasta qu punto la yuxtaposicin de los modernosquehaceres cientficos, la frialdad que encierra esta yuxtaposicin, la especializacin delas distintas ramas del saber tienen mucho de aristotlico. El carcter especial de suambicin ha determinado la estructura de nuestras universidades. La investigacin comofin en s misma, tal como l la practica, no es algo realmente objetivo: para elinvestigador supone slo no dejarse arrastrar por ninguna de sus empresas. Excluye elentusiasmo y la transformacin del hombre. Quiere que el cuerpo no se d cuenta de loque hacen las puntas de los dedos. Todo lo que uno es lo es independientemente delmodo como hace ciencia. Lo nico que en realidad es legtimo es la curiosidad y unaforma especial de disponibilidad que hace sitio a todo lo que la curiosidad almacena. Elingenioso sistema de casilleros que uno ha montado en s mismo se llena con todoaquello que la curiosidad seala. Basta que se haya encontrado algo para que tenga queentrar all, y en su casillero tiene que estar en silencio, como si estuviera muerto.Aristteles es un omnvoro; le demuestra al hombre que no hay nada que no se puedacomer, basta con que sepamos meterlo en su sitio. Las cosas que se encuentran en suscolecciones, tanto si estn vivas como si no lo estn, son nica y exclusivamente objetos

    y sirven para algo, aunque se pueda demostrar que son altamente dainas.En l, pensar es antes que nada compartimentar. Tiene un gran sentido para las clases,lugares, relaciones de parentesco, y algo as como un sistema de clases es lo que lintroduce en todo lo que investiga. En sus compartimentaciones lo que le importa es launiformidad y la pulcritud, mucho ms que el hecho de que tales compartimentaciones,estn bien. Es un pensador carente de capacidad para el sueo (todo lo contrario dePlatn); el desprecio que le merecen los mitos lo exhibe de un modo claro y manifiesto;incluso los poetas son para l algo til; si no es as no los valora. Hoy en da siguehabiendo hombres que no son capaces de acercarse a un objeto sin aplicarle suscompartimentaciones, y ms de uno cree que en los casilleros y en los cajones deAristteles las cosas aparecen con mayor claridad cuando, realmente, lo nico que

    ocurre es que all estn ms muertas.

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    Un pueblo no ha desaparecido del todo hasta que incluso sus enemigos no lleven unnombre distinto.

    Vivir por lo menos el tiempo suficiente para conocer todas las costumbres de loshombres y todo lo que a stos les ha ocurrido; recuperar toda la vida pasada, ya que la

    futura no es posible; concentrarse antes de disolverse; merecer haber nacido; pensar enlas vctimas que cuesta cada respiracin; no glorificar el dolor, aunque vivamos de l;guardar para nosotros nicamente aquello que no podamos dar a los dems, hasta quemadure para stos y podamos drselo; odiar la muerte de cada uno de los hombres comosi fuera la nuestra; hacer las paces alguna vez con todo, menos con la muerte.

    El postulado de que cada uno debe reunir los artculos de su pensamiento y de su fetiene algo de locura, como si cada uno tuviera que construir solo la ciudad en que vive.

    Y cul es el pecado original de los animales? Por qu los animales padecen lamuerte?

    Uno empieza a amar a un pas as que en l conoce bien a muchos hombres ridculos.

    En la guerra los hombres se comportan como si cada uno de ellos tuviera que vengar lamuerte de todos sus antepasados, y como si de stos ninguno hubiera muerto de muertenatural.

    El ciego le pide perdn a Dios.

    El misterioso sistema de los prejuicios. De su consistencia, su nmero, su ordendepende que el hombre envejezca ms o menos deprisa. Dondequiera que uno tema unatransformacin, all tiene un prejuicio. Sin embargo, no escapamos a la transformacin:la recuperamos con gran fuerza y slo entonces volvemos a ser libres. No ocurre quepodamos estar retrasando continuamente transformaciones que deban haber tenidolugar. Estas nos lanzan en direccin contraria; pero el hombre tiene un alma elstica, yen algn momento u otro, con mpetu y con seguridad, vuelve a caer justo sobre ellas.Muchas transformaciones estn marcadas simplemente por los exorcismos de lospadres; stas son las ms peligrosas. Otras llevan el odio de toda la humanidad; en stascaen slo unos cuantos espritus, pocos y escogidos.El que se transforma mucho necesita muchos prejuicios. En un hombre de gran

    vitalidad estos prejuicios no deben ser un estorbo; a este hombre hay que medirlo por

    sus vibraciones y no por aquello que le mantiene firme.La doctrina de la evolucin promete convertirse en una panacea, aun antes de que se la

    piense hasta sus ltimas consecuencias. Es algo as como un transmigracionismo o undarwinismo pero sin que, estrictamente, comporte un giro religioso o cientfico; unadoctrina relacionada con la Psicologa y la Sociologa, donde ambas disciplinas seconvierten en una sola, y ello con una intensidad dramtica, pues todo lo que sedistribuye en generaciones de la vida o incluso en perodos geolgicos se convierte enalgo yuxtapuesto y a la vez posible.

    A los ingleses slo se les puede hablar de lo que uno realmente ha visto. Lo importante

    es la presencia; todo se desarrolla como ante un tribunal. No se pronuncia ningunasentencia sin haber visto al acusado, una ciudad o todo un paisaje. A uno le llaman para

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    testificar y tiene que atenerse estrictamente a la verdad, a lo que ante el tribunal seentiende por verdad. No se pleitea. La accin de influir se deja para los que sonrealmente profesionales. Uno quiere ser juez o, por lo menos, testigo; si no en lasentencia, uno participa de un modo directo en los acontecimientos mismos. Por lo quehace a los deseos, uno no se explaya con los extraos; como meros sueos, los deseos

    son despreciables. Como decisiones, no han sido llevadas a cabo; slo los objetivoscuentan. Un deseo que no conduzca a una accin no importa lo ms mnimo a nadie,uno lo guarda para s. Las acciones, en cambio, son pblicas; como estn a la vista detodos, el hablar de ellas lo nico que hace es perjudicarlas. Sobre ellas son los otros losque tienen que juzgar; uno no influye en la sentencia. El ingls celebra muchos juicios,pero l mismo se somete a ellos. No tiene la impresin de que, de repente, una fuerzamisteriosa y desptica le ya a sojuzgar independientemente de lo que haga; para lincluso Dios es justo.

    Entre vivir algo y juzgarlo hay la misma diferencia que entre respirar y morder.

    No est bien que los animales sean tan baratos.

    Los hombres slo pueden salvarse unos a otros. Por esto Dios se disfraza de hombre.

    Un estudio detallado y preciso de los cuentos nos enseara qu es lo que todavapodemos esperar en el mundo.

    Aquellos a los que ya no es posible encontrar rebuscando en la historia estn perdidos,y con ellos todos sus pueblos.

    Qu es el hombre sin respeto y qu es lo que el respeto ha hecho del hombre!

    La guerra divide a los hombres en dos bandos: los que son decididamente peleones ylos que son decididamente pacficos. Los unos prolongan la guerra en forma de planesde venganza; los otros, mucho antes de haberla ganado, celebran la reconciliacin.

    Toda mi vida no es otra cosa que un desesperado intento de superar y suprimir ladivisin del trabajo y de pensarlo todo por m mismo con el fin de que en una cabeza serena todo y vuelva a ser una sola cosa. No es saberlo todo lo que yo quiero, sino reunirlo que est hecho aicos. Es casi seguro que una empresa as no puede tener xito. Perola ms mnima esperanza de que esto salga bien merece ya todos los esfuerzos.

    Es hermoso ver a los dioses como precursores de nuestra propia inmortalidad comoseres humanos. Es menos hermoso mirar al Dios nico, ver cmo se apropia de todas lascosas.

    Con los avances del conocimiento, los animales se irn acercando a los hombres.Luego, cuando vuelvan a estar tan cerca como lo estuvieron en los antiguos mitos,apenas habr ya animales.

    Estudiar todas las maldiciones, las ms antiguas, las ms alejadas, de este modo unosabr lo que an tiene que venir.

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    Cantar? Cantar qu? Las realidades antiguas, poderosas que estn muertas. La guerratambin morir.

    En la ebriedad los pueblos son como si fueran uno y el mismo pueblo.

    La lectura de los grandes aforistas da la impresin de que todos ellos se han conocidomuy bien.

    Si a pesar de todo sigo vivo se lo debo a Goethe, como slo a un dios puede debrselealgo. No es una de sus obras, es el clima sentimental y el cuidado y la minuciosidad deuna existencia llena lo que de repente me subyug. Da igual por dnde lo abra, puedoleer aqu unos poemas, all unas cartas o algunas pginas de un relato; a las pocas frasesse apodera de m y me llena de una esperanza que ninguna religin puede darme. Smuy bien qu es lo que las ms de las veces acta sobre m. A lo largo de los aos, hecredo, de un modo supersticioso que la tensin de un espritu rico, amplio y abiertotiene que expresarse en cada uno de sus momentos. Que nada poda ser plido e

    indiferente; es ms, que ni siquiera apaciguadoras deberan ser las cosas. Despreci lasalvacin y la alegra. La revolucin fue para m una especie de modelo, y algo ascomo una revolucin incesante, jams satisfecha, iluminada por momentos sbitos eimprevisibles era la vida del ser humano. Me avergonzaba de tener algo; incluso para elhecho de tener libros invent ingeniosas excusas y complicados subterfugios. Meavergonzaba del silln en el que me sentaba para trabajar si no era suficientemente duro,y en ningn caso aquel silln poda ser mo. Sin embargo, este modo de ser fogoso ycatico era as slo en teora. En realidad cada vez haba ms zonas del saber y delpensar que despertaban mi inters sin que yo las tragara inmediatamente, que ibantomando cuerpo sin hacer ruido e iban creciendo de ao en ao - como ocurre con laspersonas sensatas tambin -, zonas del saber y del pensar que yo no rechazaba comoextraas, a no ser que empezaran a hacer ruido inmediatamente; que prometan frutospara mucho ms tarde y que luego, realmente, de vez en cuando los daban. De estemodo, casi sin darme cuenta, fue creciendo algo as como un espritu; pero este esprituestaba bajo el dominio de un dspota antojadizo que pona inquietud y violencia entodo, que haca una poltica exterior tan falsa, perezosa e impulsivo que todo ibasiempre al revs y que, por lo dems, era sensible al halago de cualquier gusano.Creo que a Goethe le toca liberarme de este despotismo. Antes de leerle por segunda

    vez - para dar slo este ejemplo - me haba avergonzado siempre un poco de mi interspor los animales y de los conocimientos sobre ellos que poco a poco haba idoadquiriendo. No me atreva a confesarle a nadie que en estos momentos, en medio de

    esta guerra, las yemas de las plantas pueden fascinarme y estimularme tanto como unser humano. Prefera leer mitos que cualquiera de los complicados productos de laPsicologa moderna; y para justificar ante m esta sed de mitos, converta a stos en unacuestin cientfica, fijaba toda mi atencin en los pueblos de los que haban surgido ylos pona en conexin con la vida de estos pueblos. Pero lo nico que me importabaeran los mitos mismos. Desde que leo a Goethe, todas mis empresas me parecenlegtimas y naturales; no es que sean sus empresas, son otras, y es muy dudoso quepuedan conducir a algn resultado concreto. Pero l me autoriza: haz lo que tengas quehacer dice -, aunque no sea nada arrebatado y ardiente, respira, observa, medita!

    Uno necesita noticias sencillas, noticias escuetas que nos hablen de la vida de los

    hombres de nuestra misma condicin, aunque slo sea para quitarle su espina mortal aldesengao que ocasiona nuestro propio fracaso.

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    Oh animales, queridos, terribles, moribundos animales!; pateis, os comen, osdigieren y os asimilan; animales de presa y despedazados entre sangre; animales huidos,reunidos, solitarios, avistados, acosados, destrozados!; animales no creados, robadospor Dios; expuestos a una vida de trampas, como nios expsitos!

    La maldicin del tenerque morir debe ser transformada en bendicin: que unopuedamorir cuando vivir es insoportable.

    No hay que dejarse atemorizar por los melanclicos. Su enfermedad es una especie depreocupacin heredada por la digestin. Se quejan como si