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Número especial Memoria in extenso

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Revista Mexicana de PsicologíaNúmero especial memoria in extenso

Octubre 2011

EDITOR INVITADODr. Roberto Oropeza Tena

REVISORES INVITADOSMtra. Livier Barba Gutierrez

Dr. Aldo Bazán RamírezDra. Graciela Bermúdez Ornelas

Lic. Yendy Escalante OrtízMtra. Patricia Esqueda de Anda

Dra. Violeta del Carmen Fajardo VargasDra. Hilda Fernández de OrtegaMtra. Mónica Fulgencio Juárez

Dra. Martha Frías ArmentaMd. Miguel Ángel García Albarrán

Lic. Edith García MartinezMtra. Josefina Godinez Galindo

Dra. Esther Gómez PérezDra. Coral González Barbera

Mtra. Mayra González MoralesMtra. Adriana Patricia González Zepeda

Dra. Ana Luisa González-Celis RangelMtra. Vanesa Gonzalez-Rizzo KrasnianskyDr. Quetzalcóatl Hernández Cervantes

Dr. Eduardo Hernández PadillaLic. Argelia Lara Puente

Dra. Jennifer Lira MandujanoDra. Judith López PeñalozaLic. Ana Isabel Luna Iturbe

Dra. Ana María Méndez PugaMtra. Marisol Morales RodriguezDra. Gabriela Navarro Contreras

Mtra. Katyna Palma PérezDra. Gisela Pineda GarcíaDra. Cecilia Silva Gutiérrez

Mtra. Andrea Torres Torija SilvaDra. Andrómeda Valencia Ortíz

Mtra. Julieta Vázquez BecilMtro. Alejandro Zalce Aceves

Responsablidades: El contenido de los materiales publicados representa las opiniones personales de sus autores y no constituye la opinión oficial de la Sociedad que aparecerá en la sección editorial o explícitamente indicada. La redacción, la ortografia y el apego al formato de la APA en los resúmenes es responsabilidad de cada uno de los

autores. Certificado de licitud de título y contenido números 6782 y 7292. Indizada en Current Contents y Psycinfo.

FormaciónPsic. Marco Antonio Pérez Casimiro

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Comité OrganizadorPresidente del XIX Congreso Mexicano de Psicología

Dr. Joaquín Caso Niebla

Presidente del Comité del Programa Científico del XIX Congreso Mexicano de PsicologíaDr. Roberto Oropeza Tena

Coordinación General del XIX Congreso Mexicano de PsicologíaDra. Violeta del Carmen Fajardo Vargas

Logística y Planeación del XIX Congreso Mexicano de PsicologíaPsic. Marianna Escobar Pacheco

Difusión y Comunicación Visual del XIX Congreso Mexicano de PsicologíaPsic. Marco Antonio Pérez Casimiro

Presidenta Honoraria delXIX Congreso Mexicano de Psicología

Presidenta Electa de la American Psychological Association (APA)Dra. Suzanne Bennett Johnson

BenefactoresUniversidad Anáhuac Cancún

Universidad del SurDIF Benito Juárez

Colegio de Psicólogos de Quintana RooUniversidad HumanitasUniversidad del Caribe

Organizado por la Sociedad Mexicana de Psicología, A.C. yel Colegio Mexicano de Profesionistas de la Psicología A.C.,

Co-organizadorUniversidad La Salle Cancún

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Número especial memoria in extenso, octubre 2011 | Revista Mexicana de Psicología

Internet Research, 7(2), e16. Cohen, J. (1960). A coefficient of agreement for nominal scales. Educational and Psychological Measurement, 20(1), 37-46. Cohen, J. (1988). Statistical power analysis for the behavioral sciences (2 ed.). Hillsdale, NJ: Lawrence Earlbaum Associates. Connell, J., & Barkham, M. (2007). CORE-10 user manual, Version 1.1. Bath: CORE Systems Trust and CORE Information Management Systems Ltd. de Graaf, L. E., Gerhards, S. A. H., Arntz, A., Riper, H., Metsemakers, J. F. M., Evers, S. M. A. A., . . . Huibers, M. J. H. (2009). Clinical effectiveness of online computerised cognitive-behavioural therapy without support for depression in primary care: randomised trial. The British Journal of Psychiatry, 195(1), 73-80. doi: 10.1192/bjp.bp.108.054429 Derogates, L. (1977). Administration, scoring and procedures manual for the revised version. John Hopkins University School of Medicine, Clinical Psychometrics Research Unit. Baltimore, MD. Gotlib, I. H., Hammen, C.L. (Ed.). (2002). Handbook of depression. New York: The Guilford Press. Hatcher, R. L., & Gillaspy, J. A. (2006). Development and validation of a revised short version of the Working Alliance Inventory. Psychotherapy Research, 16(1), 12-25. Hollon, S. D., & DeRubeis, R. J. (2006). Effectiveness of treatment for depression. In R. L. Leahy (Ed.), Contemporary cognitive therapy: Theory, research, and practice (pp. 416). New York: Guildford Press. Kohn, R., Saxena, S., Levav, I., & Saraceno, B. (2004). The treatment gap in mental health care. Bulletin of the World Health Organization, 82, 858-866. Marks, I. M., Cavanagh, K., & Gega, L. (2007). Hands on help: computer-aided psychotherapy (Vol. 49). Hove: Psychology Press. Meyer, B., Berger, T., Caspar, F., Beevers, G. C., Andersson, G., & Weiss, M. (2009). Effectiveness of a novel integrative online treatment for depression (Deprexis): Randomized controlled trial. Journal of Medical Internet Research, 11(2), e15. Proudfoot, J., Ryden, C., Everitt, B., Goldberg, D., Tylee, A., Gray, J. A., . . . Shapiro, D. A. (2004). Clinical efficacy of computerised cognitive-behavioural therapy for anxiety and depression in primary care: Randomised controlled trial. British Journal of Psychiatry, 185(1), 46-54. Stiles, W. B., Honos-Webb, L., & Surko, M. (1998). Responsiveness in psychotherapy. Clinical Psychology: Science and Practice, 5(4), 439-458. Titov, N., Andrews, G., Davies, M., McIntyre, K., Robinson, E., & Solley, K. (2010). Internet treatment for depression: A randomized controlled trial comparing clinician vs. technician assistance. PLoS ONE, 5(6). Vernmark, K., Lenndin, J., Bjärehed, J., Carlsson, M., Karlsson, J., Öberg, J., . . . Andersson, G. (2010). Internet administered guided self-help versus individualized e-mail therapy: A randomized trial of two versions of CBT for major depression. Behaviour Research and Therapy, 48(5), 368-376. doi: DOI: 10.1016/j.brat.2010.01.005

Validación de un modelo multicausal de la experiencia del dolor crónico: un análisis multigrupoDra. Leticia Guadalupe Rios velasco Moreno*, Dra. Alicia Eva López Martínez**, Dra. Beatriz Maldonado Santos* y Mtra.

Lucia Nereth Quintana Moye**Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

**Universidad de Málaga Descriptores: dolor crónico, resiliencia, catastrofismo, afrontamiento al dolor, aceptación. Resumen El dolor es útil, necesario, protector, nos previene de numerosos daños y nos alerta del peligro. Su valor de supervivencia es incuestionable, la experiencia de dolor no es solo una reacción física a determinados estímulos, es una respuesta perceptiva que depende marcadamente de nuestras emociones y pensamientos (Gatchel y Weisberg, 2000; Montgomery y Bouvbjerg, 2003; Turk, 1994). Cuando el dolor se hace crónico puede tener un impacto devastador en todos los aspectos de la vida de la persona que los sufre, afectando el entorno físico, socioeconómico, cultural, familiar y psicológico (Penzo,1989; Romero-Salinas, García-Olvera, Romero-Salinas, Sandoval, Gutiérrez y Cruz-Mejía, 2006). No en vano, el dolor es una de las causas de incapacidad más habitual, y una de las razones que, con mayor frecuencia, llevan al individuo a buscar cuidados sanitarios, teniendo repercusión tanto en los recursos asistenciales como económicos. El dolor crónico es un trastorno que padecen millones de personas en todo el mundo. En informes epidemiológicos de países industrializados se describe que hasta un 15 o 20 % de la población general padece dolor agudo y entre el 4 y el 35 % dolor crónico ( Brian y Edward, 1992; Ratteberg, Thorslund y Wilkman, 1998; Andersson, 1999; Eriksen, Jensen,

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Revista Mexicana de Psicología | Número especial memoria in extenso, octubre 2011

Sjogren, Ekholmn y Rasmussen, 2003). Se calcula que el gasto asociado al dolor puede llegar a representar el 2.5 % del PIB de los países industrializados. Las cifras que manejan los organismos internacionales muestran la magnitud del padecimiento del dolor crónico: la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1993 estimó que en el mundo hay 165 millones de personas que padecen artritis reumatoide (OMS, 1995). El dolor crónico ha sido conceptuado por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) como una experiencia perceptiva, subjetiva y emocional, resultante de un amplio numero de factores biológicos, psicológicos y sociales. Puede ser de origen neuropático o de origen nociceptivo, que es el mas frecuentemente diagnosticado. La consideración del dolor como una experiencia que incluyen factores de índole diversa a tenido como consecuencia la formulación de teorías y modelos diversos cuyo objetivo a sido el intento por esclarecer un fenómeno complejo y multifactorial. En el presente trabajo se concibe la experiencia del dolor crónico dentro del marco del modelo biopsicosocial, por consiguiente, el dolor se entiende no solo como una sensación física y orgánica, sino como el resultado de variables psicológicas y sociales, así como de aspectos de índole cultural. Partiendo de que el dolor es un fenómeno perceptivo e indiscutiblemente subjetivo, resultado de una interacción dinámica y compleja entre estos mecanismos. El primer objetivo de este estudio ha sido poner a prueba un modelo hipotético en torno a la relación entre dos grupos de variables: las que afectan a la adaptación al dolor crónico (catastrofismo, afrontamiento al dolor, resiliencia y aceptación del dolor) y las que reflejan el grado de ajuste al dolor (intensidad de dolor experimentado, malestar emocional – depresión – y nivel de funcionamiento autónomo cotidiano), en la actualidad se cuenta con suficiente evidencia empírica en torno al modo en que dichas variables pueden asociarse unas con otras. El segundo objetivo de este estudio es analizar si el modelo que se postula muestra variaciones entre las dos muestras de pacientes aquejados de dolor crónico estudiadas: la malagueña y la chihuahuense. La muestra quedó compuesta por 224 pacientes diagnosticados de un síndrome de dolor crónico, (105 pacientes de Málaga, España, y 119 pacientes de la ciudad de Chihuahua, Chih., México). En lo referente a los 105 pacientes de la muestra malagueña 82 eran mujeres (78.1%) y 23 varones (21.9%). Con edades comprendidas entre los 24 y 74 años (M = 53.5; DT = 11.58). El 60% de los pacientes eran casados y la mayoría de ellos (73.3%) había cursado estudios de educación secundaria o inferior. En el momento de efectuar el estudio, un 35.2 % estaba en situación de jubilación laboral y un 33.3% había recibido un diagnóstico de incapacidad laboral permanente. En lo referente a las variables clínicas de este grupo, la duración media del padecimiento de dolor en el momento de la recogida de los datos era de 11.50 años (DT = 8.06), con un rango que oscilaba entre uno y 39 años de padecimiento de dolor. En relación al diagnóstico del síndrome de dolor padecido, 70 pacientes (66.7%) padecía dolor de origen músculoesquelético y los 35 pacientes restantes (33.3%) presentaban dolor neuropático. Con relación a los 119 pacientes mexicanos, 98 eran mujeres (82.4%) y 21 eran hombres (17.6%), con edades comprendidas entre los 73 años (M = 51.45; DT =9.67). 74 pacientes estaban casados (62.2%) y el 37% poseía estudios universitarios. En el momento de efectuar el estudio, un 42.9% se encontraba en situación laboral activa y un 24.4% estaba en situación de incapacidad médica. Respecto a las variables clínicas de esta muestra de pacientes, la duración promedio del padecimiento de dolor en el momento de la recogida de datos era de 7.48 años (DT = 8.82), Con un promedio que oscilaba entre uno y 50 años de padecimiento de dolor. 97 pacientes (81.5%) presentaba dolor músculoesquelétal y 22 pacientes (18.5%) presentaba dolor de origen neuropático. Para medir las diferentes variables se utilizaron los siguientes instrumentos: − Para medir el catastrofismo se utilizó la escala de Catastrofismo y Dolor (Pain and Catastrophizing Scale, PCS) de Sullivan, et al, (1995), en la traducción española de Tascón y Esteve (2005). − Las estrategias de afrontamiento se evaluaron mediante el Inventario Vanderbilt para el afrontamiento del dolor (Vanderbilt Pain Management Inventory, Brown y Nicasio, 1987) adaptado al español por Esteve, et al, (1999). − Para evaluar la resiliencia se utilizó la Escala de Resiliencia (Wagnild y Young, 1993) en la versión de López-Martínez, et al, 2009). − El instrumento utilizado para medir la aceptación ha sido la versión española de Esteve, et al., 2004) del Chronic Pain Acceptance Questionnaire (Geiser, 1992). − Para medir la intensidad de dolor se utilizó una escala numérica de índices compuestos, ya que se ha constatado que es una de las formas más fiables de evaluar la intensidad de dolor (Jensen, Turner, Romano y Fisher, 1999).

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− La variable depresión ha sido evaluada considerando tan sólo las puntuaciones en depresión de la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (Hospital Anxiety and Depression Scale, Zigmond y Snaith, 1983). − Finalmente, el nivel de funcionamiento de los pacientes se evaluó mediante el “Inventario de deterioro y funcionamiento diario para pacientes con dolor crónico” (Ramírez-Maestre y Valdivia, 2003). Los análisis se efectuaron mediante la técnica del modelo de ecuaciones estructurales, utilizando para ello el programa informático AMOS (Arbuckle, 1997) en la versión 17.0 para Windows. Este programa ofrece un análisis multigrupo que permite comprobar los objetivos propuestos simultáneamente. Los resultados obtenidos muestran que los datos empíricos sustentan el modelo teóricamente propuesto, si bien los resultados no son invariantes entre ambas muestras. Todos los coeficientes de asociación entre variables son estadísticamente significativos, por consiguiente, el modelo empírico resultante presenta un buen ajuste de los datos sobre el modelo teóricamente hipotetizado. A la luz de estos datos, puede afirmarse que el ajuste del modelo modificado es adecuado para ambas muestras y que los estadísticos de ajuste muestran resultados que permiten aceptar los modelos resultantes. Este estudio pone de manifiesto la complejidad de la experiencia del dolor. Lo que las personas hacen (funcionamiento), sienten (depresión) y padecen (dolor) cuando están diagnosticadas de un síndrome de dolor crónico depende de diversas variables y la interacción entre ellas. Los modelos resultantes de ambas muestras, el nivel de funcionamiento autónomo cotidiano de los pacientes viene explicado por los niveles de resiliencia, de aceptación y por las puntuaciones en el afrontamiento activo y pasivo. En líneas generales, puede decirse que los factores que representan la fortaleza psicológica de los pacientes (resiliencia, aceptación y afrontamiento activo) predicen el nivel de funcionamiento de los pacientes de modo directo, si bien también un menor uso de estrategias pasivas de afrontamiento guarda relación, como es lógico, con un funcionamiento mas activo. Sin embargo, la intensidad de dolor percibido, si bien se asocia negativamente con la resiliencia, vine explicada fundamentalmente por el catastrofismo y el afrontamiento pasivo (los factores considerados de vulnerabilidad en el modelo). por consiguiente, son los pacientes que más rumiaciones de carácter negativo tienen, los que hacen uso de estrategias dirigidas a controlar o manejar el dolor y los menos resilientes los que informan de niveles de dolor más elevados. En lo relativo a la depresión, el panorama es mas complejo puesto que viene explicada tanto por el catastrofismo y las estrategias pasivas de afrontamiento, como por la resiliencia y el afrontamiento activo, y se asocia al funcionamiento, de modo que niveles mas elevados de depresión disminuyen el grado de funcionamiento autónomo cotidiano. Los resultados de este estudio tienen implicaciones de carácter práctico y terapéutico, puesto que los datos arrojados confirman que la intervención psicológica en este ámbito ha de dirigirse a aceptar el dolor y a asumir que se puede funcionar a pesar de él (Esteve et al., 2007; Gutiérrez et al., 2004, Masedo y Esteve 2007; Ramírez y Esteve, 2003; Ramírez-Maestre et al., 2004). Los planteamientos de la Terapia de Aceptación y Compromiso pueden ser aplicables a este ámbito y tienen un futuro prometedor en el tratamiento psicológico del dolor crónico. Podemos concluir, que el presente estudio aporta un análisis de los factores de protección o de fortaleza psicológica, que justificaría la capacidad de adaptación que algunos pacientes tienen ante el dolor crónico, aspectos que hasta ahora apenas han acaparado el interés de la comunidad científica en esta área.

Propiedades psicométricas de una escala de soporte social en adultos mayores mexicanosDr. Armando Rivera Ledesma*, Dra. María Montero López Lena**, Mtra. Claudia Iveth Astudillo García*, Lic. Jimena

Gómez Gutiérrez**Universidad de Londres - México

**Universidad Nacional Autónoma de México Descriptores: Apoyo social, vejez, evaluación, soledad, redes de apoyo

Resumen La proporción de personas mayores de 60 años está aumentando más rápidamente que cualquier otro grupo de edad. De acuerdo al Informe sobre salud de la OMS (2003), hay en el mundo unos 600 millones de personas mayores de 60 años y se calcula que ese número se habrá duplicado en 2025, lo que impone un reto para la sociedad que debe

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Consejo Directivo 2009-2012 ● Sociedad Mexicana de PsicologíaPRESIDENTE

Dr. Joaquín Caso Niebla | Universidad Autónoma de Baja California

GRUPO OPERATIVO

VicepresidenteMtro. Alejandro Zalce Aceves | Instituto de Ciencia y Desarrollo S. C.

Secretario GeneralDr. Roberto Oropeza Tena | Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Editora General de la Revista Mexicana de PsicologíaDra. Laura Hernández Guzmán | Universidad Nacional Autónoma de México

Comité de ÉticaMtro. Luis Alfredo Padilla López | Universidad Autónoma de Baja California

Comité de AfiliaciónLic. Mayra González Morales | Práctica Privada

Educación ContinuaDra. Andrómeda Ivette Valencia Ortiz | Universidad Nacional Autónoma de México

Oficial Ejecutivo en JefeDra. Violeta del Carmen Fajardo Vargas | Sociedad Mexicana de Psicología

GRUPO ASESOR (VOCALES)

Dr. Emilio Ribes Iñesta | Universidad de GuadalajaraDra. Feggy Ostrosky Solís | Universidad Nacional Autónoma de México

Dr. Eduardo Backhoff Escudero | Universidad Autónoma de Baja CaliforniaDr. Arturo Bouzas Riaño | Universidad Nacional Autónoma de México

Dr. Víctor Corral Verdugo | Universidad de Sonora

GRUPO ACADÉMICO

Evaluación, Medición y EstadísticaDr. Eduardo Hernández Padilla | Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación

Psicología ClínicaDr. Quetzalcóatl Hernández Cervantes | Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Psicología EducativaDr. Aldo Bazán Ramírez | Universidad Autónoma de Morelos

Psicología ExperimentalDra. Cecilia Silva Gutiérrez | Universidad Nacional Autónoma de México

Psicología JurídicaDra. Martha Frías Armenta | Universidad de Sonora

Psicología de la SaludDra. Gisela Pineda García | Universidad Autónoma de Baja California

Psicofisiología AplicadaDra. Esther Gómez Pérez | Universidad Nacional Autónoma de México

Psicología SocialDra. Hilda Fernández de Ortega | Universidad Anáhuac del Sur

Psicología OrganizacionalLic. Argelia Lara Puente | Instituto Nacional de Pediatría

Orientación VocacionalLic. Marco Antonio Bonaparte Madrigal | Universidad Nacional Autónoma de México

COMISIÓN DE CONTINUIDAD

Dra. Elda Alicia Alva CantoDra. Laura Hernández GuzmánDr. Juan José Sánchez SosaDra. Rosa Korbman de Shein

Dr. Mario Cicero FrancoDr. Víctor Colotla Espinosa

Dr. Ángel San Román

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