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CAPÍTULO 6: Las metáforas y la ciencia Ya hemos mencionado en anteriores ocasiones la naturaleza del desafío que la metáfora supone para la concepción representacionista del lenguaje humano. De acuerdo con esta concepción, al menos en su versión realista, el lenguaje humano es un instrumento que, ante todo, sirve para la figuración (por emplear un término wittgensteniano). En particular, cuando se considera su utilización especializada en la elaboración o expresión de teorías, el lenguaje es visto como el instrumento que nos permite reproducir esa realidad, sus componentes, su estructura causal, etc. En esa labor reproductora desempeñan un papel central las nociones de referencia y verdad. El lenguaje figura el mundo porque sus términos refieren a sus componentes, sean éstos objetos o relaciones, y porque sus enunciados representan, verdadera o falsamente, los estados de cosas, los hechos que constituyen la realidad. En esta concepción, las nociones lingüísticas de referencia y de verdad desempeñan una función explicativa en filosofía, más específicamente, en teoría de la ciencia (y si uno es cientista, en teoría del conocimiento en general) 1 . Son precisamente estas nociones las que figuran en la explicación 1 En una perspectiva más amplia, M. Hesse (1984) y J.M. Soskice (1985) han argumentado en favor de la generalidad de las nociones de referencia y verdad en la filosofía, desde la teoría de la ciencia a la filosofía del arte y de la religión. En particular, en el caso de la primera, se manifiesta la tesis de que la filosofía contemporánea está epistemológicamente sesgada, esto es, que se encuentra excesivamente inclinada a la discusión de los tradicionales enigmas filosóficos en el ámbito de las ciencias naturales y sociales. Una generalización del empleo de las nociones de referencia y de verdad en otras disciplinas corregiría ese sesgo. Pero, para ello, sería preciso una ampliación (extrapolación, según algunos) de las teorías de la referencia y la verdad de forma que los enunciados metafóricos propios de esas disciplinas (filosofía del arte, teología, etc.) poseyeran valores veritativos, o cognitivos en sentido general. Esa ampliación pasaría por la propuesta de “mundos simbólicos de carácter

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  • CAPTULO 6:

    Las metforas y la ciencia

    Ya hemos mencionado en anteriores ocasiones la naturaleza del desafo

    que la metfora supone para la concepcin representacionista del lenguaje

    humano. De acuerdo con esta concepcin, al menos en su versin realista, el

    lenguaje humano es un instrumento que, ante todo, sirve para la figuracin (por

    emplear un trmino wittgensteniano). En particular, cuando se considera su

    utilizacin especializada en la elaboracin o expresin de teoras, el lenguaje

    es visto como el instrumento que nos permite reproducir esa realidad, sus

    componentes, su estructura causal, etc. En esa labor reproductora

    desempean un papel central las nociones de referencia y verdad. El lenguaje

    figura el mundo porque sus trminos refieren a sus componentes, sean stos

    objetos o relaciones, y porque sus enunciados representan, verdadera o

    falsamente, los estados de cosas, los hechos que constituyen la realidad. En

    esta concepcin, las nociones lingsticas de referencia y de verdad

    desempean una funcin explicativa en filosofa, ms especficamente, en

    teora de la ciencia (y si uno es cientista, en teora del conocimiento en

    general)1. Son precisamente estas nociones las que figuran en la explicacin 1 En una perspectiva ms amplia, M. Hesse (1984) y J.M. Soskice (1985) han argumentado en

    favor de la generalidad de las nociones de referencia y verdad en la filosofa, desde la teora

    de la ciencia a la filosofa del arte y de la religin. En particular, en el caso de la primera, se

    manifiesta la tesis de que la filosofa contempornea est epistemolgicamente sesgada,

    esto es, que se encuentra excesivamente inclinada a la discusin de los tradicionales

    enigmas filosficos en el mbito de las ciencias naturales y sociales. Una generalizacin del

    empleo de las nociones de referencia y de verdad en otras disciplinas corregira ese sesgo.

    Pero, para ello, sera preciso una ampliacin (extrapolacin, segn algunos) de las teoras

    de la referencia y la verdad de forma que los enunciados metafricos propios de esas

    disciplinas (filosofa del arte, teologa, etc.) poseyeran valores veritativos, o cognitivos en

    sentido general. Esa ampliacin pasara por la propuesta de mundos simblicos de carcter

  • realista del xito de la ciencia (del conocimiento): precisamente porque las

    teoras cientficas estn expresadas en trminos que refieren y por enunciados

    con valor de verdad es por lo que estas teoras aportan una mejor y ms

    completa explicacin de la realidad que, a su vez, nos permite su mejor

    manipulacin y control.

    Diversas teoras modernas de la ciencia han argumentado en contra de

    una concepcin lingstica de las teoras cientficas (las teoras como

    conjuntos de enunciados). Prefieren considerar la ciencia desde otro punto de

    vista (como una actividad orientada a la resolucin de problemas, por ejemplo)

    o conceptualizar sus resultados de otro modo (como la especificacin de

    estructuras abstractas, que pueden ser expresadas o no lingsticamente). No

    obstante, sean lo que sean las teoras cientficas, lo cierto es que las nociones

    de referencia y verdad se les aplican en la medida en que tales teoras se

    encuentran expresadas lingsticamente (no slo en el lenguaje natural, por

    supuesto). Es ms, cualquier problema filosfico que se pueda plantear a su

    respecto, incluyendo el problema central de su relacin con la realidad, puede

    discutirse y dilucidarse en trminos lingsticos: en eso reside la trascendencia

    filosfica de la semntica en sentido general, de la semntica considerada

    como la disciplina cuyas nociones fundamentales son las de referencia y

    verdad.

    Para el realista, la tesis que propone en trminos lingsticos (una vez

    imaginativo que tuvieran una relacin con la realidad diferente de la que establecen

    nuestros intereses predictivos, a los cuales se referiran los trminos y enunciados de las

    utopas, las exposiciones de ficcin, los aspectos morales del mundo mediante la caricatura

    y otros medios, y toda clase de mitos simblicos de nuestra comprensin de la naturaleza,

    la sociedad y los dioses (M. Hesse, op. cit. pg. 39). Ni que decir tiene que no todo el

    mundo estara de acuerdo con esta generalizacin de las teoras de la referencia y la

    verdad, en particular los que estuvieran adscritos a concepciones integristas del

    conocimiento humano, como materialistas o ciertas especies de realistas, por no decir los

    post-positivistas.

  • ms en general) no es un enunciado metafsico, sino una hiptesis emprica, de

    carcter metaterico. Una hiptesis que enuncia una conexin causal que

    explica tanto la conducta del cientfico como el progreso de la ciencia. En una

    formulacin sinttica, esta hiptesis se basa en dos principios:

    1) los trminos de una ciencia madura refieren de una forma paradigmtica

    2) las leyes de una teora que pertenezca a una ciencia madura son

    tpicamente verdaderas de una forma aproximada.

    Existen muchas formas de abordar la discusin de esta concepcin de la

    ciencia, y buena parte de ella ha sido explorada por la filosofa contempornea

    del lenguaje y de la ciencia. Pero, en lo que atae a su relacin con la cuestin

    de la metfora, el problema se puede descomponer en los siguientes

    elementos:

    1) Figuran, o han de figurar, trminos metafricos en las teoras cientficas,

    incluso en su forma `madura?

    2) Si las teoras cientficas incluyen (necesariamente) trminos metafricos,

    refieren stos?

    3) En consecuencia, si refieren los trminos metafricos, de qu modo

    son verdaderos los enunciados (las leyes, las generalizaciones) que

    incluyen trminos metafricos? lo son del mismo modo que los

    enunciados literales?

    6.1. La funcin de las metforas en la ciencia

    Durante mucho tiempo se consider que las expresiones metafricas (y

    los sistemas en que se pueden organizar) desempeaban un papel secundario

    en la ciencia. Tal como lo expuso A. Ortony2, constitua un supuesto de nuestro

    sistema cultural que la ciencia se caracterizaba por la precisin y la ausencia

    de ambigedad y, de forma correspondiente, se conceba el lenguaje de la

    ciencia como preciso y no ambiguo, en resumen, literal. El mbito de las

    expresiones metafricas era lo inexacto, lo desviado referencialmente, lo

    2 A. Ortony, ed. (1993 pg. 2 de la Introduccin.)

  • taxonmicamente irregular; por tanto, las expresiones metafricas constituan

    un defecto a evitar en las formulaciones cientficas, que se supona

    representaban literalmente la realidad y, de forma tpica, se adscriban a formas

    discursivas cuya finalidad comunicativa era diferente, como por ejemplo la

    persuasin (en el campo de la retrica poltica o forense) o en la emocin

    (artstica). Este menosprecio de la metfora fue cediendo a medida que se

    constataba su omnipresencia en la expresin lingstica de la ciencia, en la

    elaboracin y formulacin de teoras, pero sigue estando latente en la

    concepcin de muchos cientficos y filsofos de la ciencia, que siguen

    considerando la metfora un husped incmodo. Una forma de reducir la

    tensin que provoca, por una parte, la presencia innegable de la metfora en la

    actividad cientfica y la ideologa que suelen profesar los que la practican o

    estudian, es la restriccin de los contextos en que sea considerada como

    legtima. De forma simplificada, se puede considerar que son dos las funciones

    toleradas del discurso metafrico en la ciencia:

    1) Ante todo, las metforas pueden tener una funcin pedaggica, en la

    transmisin del conocimiento expresado por las teoras cientficas. Como

    stas, al menos en las ciencias `maduras, suelen estar expresadas en

    trminos matemticos, en ocasiones sumamente sofisticados, es ms

    prctico introducir en ellas a los nuevos investigadores a travs de metforas

    que permiten captar de una forma concreta las estructuras abstractas que

    esas formulaciones matemticas expresan. Por as decirlo, las metforas

    permiten dar colorido al lenguaje de la ciencia, posibilitando no solamente

    su comprensin en mbitos de especialistas, sino tambin su difusin entre

    el gran pblico3.

    3 Por ejemplo: emplear la metfora de los planos del arquitecto, mezclando libremente el

    lenguaje de la metfora con el lenguaje de lo real. `Volmen ser empleado de modo

    intercambiable con el vocablo `cromosoma. `Pgina se utilizar provisionalmente como

    sinnimo del trmino `gen, aun cuando la divisin entre los genes no est tan bien definida

    como la divisin entre las pginas de un libro. Esta metfora nos servir para avanzar un

    buen trecho. Cuando finalmente ya no nos sirva, introducir otras metforas (R. Dawkins,

    1976 (1979, pg. 31)). Vase tambin G. Holton (1995).

  • 2) En segundo lugar, las metforas pueden tener un valor heurstico, pueden

    servir para la ideacin de nuevas hiptesis o teoras, o un valor exegtico,

    para ilustrar de una forma grfica y sinttica la naturaleza de una teora. El

    uso argumentativo de las metforas tambin se puede considerar incluido

    en este apartado. A veces la utilizacin de una metfora pone de relieve de

    una forma particularmente evidente las conexiones o desconexiones

    existentes en una lnea de argumentacin. Un ejemplo bien conocido de este

    uso4 aparece en los Dilogos de Galileo. All, Salviati, que defiende la idea

    de que la tierra se mueve, argumenta con Simplicio, que mantiene la idea

    aristotlica de que la tierra se encuentra fija en el centro del universo. El

    argumento de Simplicio es que si la tierra se moviera, un objeto que se

    dejara caer desde una torre, por ejemplo, habra de caer tras esa torre. En

    cambio, como la tierra no se mueve, el objeto que se lanza cae siempre en

    el mismo sitio. Pero Salviati utiliza la metfora la tierra es (como) un barco

    para desarrollar su refutacin. Primero hace admitir a Simplicio que la

    metfora es cogente, esto es, relevante para la demostracin. Si la tierra

    est quieta, tambin lo puede estar un barco, y lo mismo si se mueve. Si se

    lanza un objeto desde el mstil cuando el barco est quieto o en movimiento

    debera suceder algo anlogo a lo que pasara si se lanzara un objeto desde

    lo alto de una torre. Y Salviati razona Dime ahora. Si la piedra lanzada

    desde lo alto del mstil cuando el barco navega rpidamente cayera

    exactamente en el mismo lugar en que caera si el barco estuviera en

    reposo, qu uso podra hacer de esa cada con respecto a saber si el barco

    estaba quieto o en movimiento?

    Simplicio.- Absolutamente ninguno

    Salviati.- Cualquiera que haga el experimento encontrar que la piedra cae

    siempre en el mismo lugar del barco, ya est el barco quieto o en movimiento a

    cualquier velocidad. Por tanto, como la causa es la misma en el caso de la

    tierra que en el del barco, no se puede inferir nada sobre el movimiento de la

    tierra o su ausencia de la piedra que cae perpendicularmente al pie de la torre.

    En este sentido el valor heurstico o argumentativo del lenguaje

    4 v. D. Gentner, 1982. Tambin en O. Gal (1994).

  • metafrico se hace patente en los estadios inmaduros de una ciencia, en

    particular cuando esa ciencia, o proto-ciencia, carece de un paradigma que

    proporcione una gua compartida por la comunidad cientfica en su actividad.

    Por ejemplo, la concepcin que entiende la sociedad como si fuera un

    organismo (la metfora organicista), desempe esa funcin heurstica en la

    constitucin de la sociologa cientfica (v. S. Maassen y otros, eds., 1995)

    En cualquier caso, lo caracterstico de esta concepcin positivista de la

    ciencia es considerar la metfora como un instrumento o recurso expresivo

    prescindible: en cuanto a sus funciones pedaggicas, cuando el aprendiz est

    suficientemente versado, las expresiones metafricas pueden ser sustituidas

    por sofisticados enunciados literales, por ecuaciones matemticas en el mejor

    de los casos. En lo que respecta a su funcin heurstica, slo afecta a los

    primeros periodos de la constitucin de una disciplina cientfica: cuando sta

    alcanza la madurez matematizada, la metfora originaria adquiere los rasgos

    de un mito amable y familiar, pero que ningn estudioso serio tomara al pie de

    la letra.

    Por supuesto que, bajo esta concepcin, ni los trminos metafricos

    refieren ni los enunciados metafricos tienen valor de verdad. Como la escalera

    metafrica de L.Wittgenstein, son puros instrumentos que uno puede desechar

    una vez que los ha utilizado: sirven para acceder a las verdades y entidades

    reales de la ciencia, pero no hay que pensar que tienen por ello la relacin

    privilegiada que tiene con la realidad el discurso explcito, preciso y literal

    caracterstico de la ciencia.

    Con todo, esa concepcin ignora una de las funciones ms importantes

    del lenguaje metafrico en la ciencia, sobre el que volveremos, cual es la

    introduccin de nuevo vocabulario y, consiguientemente, de nuevas

    afirmaciones. En muchas ocasiones, el progreso del conocimiento exige la

    confrontacin con nuevos fenmenos o realidades anteriormente

    desconocidas. Y lo que es ms importante, puede que tales fenmenos o

    realidades estn ms all del mbito de la experiencia directa (como puede

    suceder en el caso de la astrofsica, la mecnica cuntica o la neurofisiologa).

    Son por tanto ocasiones en las que la teora positivista de la ciencia y del

    lenguaje se muestran particularmente insatisfactorias, porque lo nico que

  • pueden ofrecer es lo siguiente: en primer lugar, como teora del significado, una

    incorrecta tesis acerca de cmo funciona el lenguaje en general y el lenguaje

    cientfico en particular. Porque, en la teora positivista del lenguaje, los

    enunciados slo adquieren significado cuando se encuentran en relacin con la

    experiencia, a travs de los denominados enunciados protocolares, o cuando

    son reducibles a tales tipos de enunciados. En segundo lugar, porque

    conceptualiza errneamente los procesos de introduccin de nuevo vocabulario

    terico y de cambio de ese vocabulario como un proceso de reduccin: o bien

    del viejo vocabulario al nuevo, o bien de ambos a una terminologa

    presuntamente bsica y universal, el lenguaje de la ciencia. Por eso, la teora

    positivista de la ciencia era incapaz de dar cuenta de las dos caractersticas

    ms ampliamente reconocidas de la metfora en la ciencia: 1) su

    irreductibilidad al lenguaje literal y, por ende, a un lenguaje universal, y 2) su

    importancia cognitiva, su capacidad para expresar un conocimiento,

    especialmente en las ocasiones en que la ciencia se ve proyectada a mbitos

    que no estn al alcance de la experiencia humana.

    Sin embargo, desde los primeros ensayos de la pionera M. Hesse (1966,

    1974), un creciente nmero de filsofos de la ciencia ha estado llevando a cabo

    una revaloracin del papel de la metfora en la actividad cientfica, llegando a

    conclusiones muy diferentes de las de la ideologa positivista (J.M. Soskice y R.

    Harr, 1995). En esta reconceptualizacin del papel de la metfora han tenido

    su influencia tanto la decadencia de ese modelo positivista de ciencia, con su

    insistencia en dotarla de un lenguaje privilegiado, literal en ltima instancia,

    como al surgimiento de concepciones ms o menos relativistas, o escpticas, o

    sencillamente complejas, dentro de la propia filosofa de la ciencia y del

    lenguaje. En este sentido, es preciso sealar la obra de T.S. Kuhn como el hito

    fundamental que marca el cambio hacia una conceptualizacin de la ciencia

    como hecho social, como realidad humana ajena a la abstraccin idealista del

    positivismo, realidad en la que la metfora recobra su importancia. Aunque no

    todos los filsofos de la ciencia comparten los supuestos de la obra de T.S.

    Kuhn, es preciso reconocer que su obra y la de otros tericos afines ha forzado

    la reconsideracin del papel de las metforas en todas las dimensiones de la

    empresa cientfica, desde la formacin de conceptos hasta la confrontacin

  • (comparacin) y cambio de teoras. Ello ha conllevado asimismo una correlativa

    revaloracin de las nociones de modelo y razonamiento analgico,

    relacionadas estrechamente con la de metfora, de tal forma que resulta

    frecuente encontrar tratamientos simultneos de las nociones mencionadas (M.

    Hesse, 1988; D.H. Helman, ed. 1988; B. Indurkhya, 1987, D. Gentner, 1982,

    etc.).

    La difusin del uso de las metforas en las ciencias no respeta la

    divisin positivista en ciencias duras y blandas, o la ms moderada, que las

    clasifica en maduras e inmaduras. Como R. Hoffman (1985) ha testimoniado,

    numerosos autores han estudiado su presencia y funcin en la fsica de

    partculas y en la mecnica clsica (M. Hesse, 1966, D. Gentner, 1982), la

    teora de la electricidad (D. Gentner y D.R. Gentner, 1983), la psicologa

    cognitiva, las ciencias sociales, la biologa, la computologa, la matemtica e

    incluso la propia filosofa de la ciencia5. La impregnacin metafrica del

    discurso cientfico es tal que atae igualmente al que versa sobre la propia

    metfora: muchas teoras del significado y del significado metafrico son ellas

    mismas metafricas, lo que no es sino una concrecin del carcter reflexivo

    que hemos destacado en los fenmenos metafricos. Esto se hace patente

    tambin en la naturaleza metafrica de los conceptos metalingsticos

    (Vanparys, 1995) Adems, la metfora puede presentarse en diferentes formas

    o mbitos de la actividad cientfica. El mencionado R. Hoffman (1985) ha

    distinguido las siguientes:

    1) como metforas-raz bsicas o temas metafricos. Su caracterstica ms

    sobresaliente es que tienen la virtud de estructurar mbitos completos de

    nuestro conocimiento sobre la realidad o, desde el punto de vista lingstico,

    organizar campos lxicos completos. Se puede considerar la filosofa

    mecanicista como un ejemplo de teora sumamente general que se basa en

    una metfora radical de este tipo: el mundo concebido como un inmenso

    mecanismo. Tambin es interesante observar que estas metforas-raz

    pueden tener relaciones de simetra al cabo del tiempo con otras metforas-

    5 Una buena idea de la heterogeneidad de la presencia de lo metafrico en la ciencia lo da la

    coleccin de trabajos reunidos por W.H. Newton-Smith y K. Wilkes, eds.(1988)

  • raz: as, por ejemplo, el mundo social puede ser conceptualizado primero en

    trminos biolgicos, pero al cabo del tiempo el organismo humano lo puede

    ser en trminos sociales (v. S. Maasen y otros, eds., 1995).

    2) Hiptesis cientficas que tienen carcter metafrico. Se trata de hiptesis

    que, sobre un mbito desconocido o inaccesible, proyectan una

    estructura, una relacin o una funcin ya conocida o accesible,

    perteneciente al conocimiento comn o a otras disciplinas del

    conocimiento cientfico. La psicologa, y las ciencias cognitivas en

    general, proporcionan muchos ejemplos de esta segunda clase de

    metforas (R.J. Sternberg, 1990). Pero tambin se pueden encontrar

    muchos ejemplos histricos de esta clase. As, los alquimistas

    entendieron los procesos qumicos de licuefaccin, oxidacin, etc. en

    trminos biolgicos, en trminos de los procesos que modifican las

    sustancias vivas, como la descomposicin o la putrefaccin y, sobre la

    base de tal hiptesis metafrica desarrollaron su prctica cientfica (R.

    Cavendish, 1967).

    De igual modo que en el caso de las metforas-raz, determinadas hiptesis

    metafricas pueden interrelacionarse entre s. Si, en un principio, el ordenador

    fue concebido como una especie de cerebro, a la inversa, el cerebro puede

    conceptualizarse como un ordenador, como un dispositivo de almacenamiento y

    procesamiento de informacin (v. D. West y L.E. Travis, 1991)

    Las dos clases anteriores pueden considerarse metforas autnomas, en

    el sentido de no estar ligadas necesariamente a representaciones mentales o

    no mentales especficas. Sobre ellas centraremos la cuestin del realismo,

    puesto que su concrecin lingstica no est mediada por la existencia de esas

    representaciones.

    No obstante, existen metforas especficamente ligadas a representaciones.

    El citado R. Hoffman menciona las siguientes: 1) Imgenes basadas en

    metforas, que pueden llegar a mediar en la percepcin y a determinar la

    naturaleza de los modelos mentales (P.N. Johnson-Laird, 1983) elaborados.

  • `Ver el tiempo como un fluido o el universo como un plano curvado seran

    ejemplos de este tipo de imgenes. Pero tambin algo mucho ms concreto

    cuando, por ejemplo, consideramos la electricidad como un fluido y

    hablamos del `chorro de electrones o de la `corriente elctrica. Estas

    imgenes metafricas hacen comprensible el fenmeno de la electricidad no

    solamente en cuanto legos, sino tambin en cuanto expertos. Aunque los

    tericos de la electricidad comprendieron enseguida que la electricidad no se

    atiene a las leyes hidrodinmicas, esto es, que no se comporta estrictamente

    como un fluido, siguieron utilizando la metfora en forma generalizada -hasta el

    punto de hipotetizar `ondas elctricas-. Tal utilizacin pas a formar parte del

    conocimiento comn, a travs de procesos de vulgarizacin y divulgacin

    cientfica, de tal modo que hoy da sera muy difcil entender el fenmeno en

    otros trminos. Este proceso, que parece a primera vista un proceso puramente

    social, es decir, un proceso de difusin del conocimiento y consiguiente

    modificacin del lenguaje cotidiano, tiene mucha ms enjundia de lo que a

    primera vista parece. Como se ver, no es sino el `reflejo, a nivel social, de

    procesos cognitivos bsicos de constitucin del conocimiento abstracto (v. infra

    cap. 7)

    2) Modelos sustantivos basados en metforas. En este caso, no se trata

    de representaciones mentales, sino de modelos materiales que el

    cientfico puede construir para representar(se) un fenmenos o conjunto

    de fenmenos. Lo til de estos modelos es que permiten visualizar

    estructuras causales o funcionales, que se suponen comunes al modelo y

    a lo modelado.

    3) Modelos matemticos abstractos basados en metforas. Con respecto

    a los modelos anteriores, lo que cambia es la forma de descripcin del

    modelo: mientras que 2) implica la construccin de una representacin

    material, los modelos matemticos slo entraan la formulacin de

    ecuaciones matemticas, que figuran las relaciones causales o

    funcionales pertinentes, aunque puedan ayudarse de representaciones

    grficas, como diagramas, etc.

  • Lo comn a estas ltimas clases, es que se trata de representaciones,

    mentales o no, basadas en metforas. Esta es una observacin importante para

    advertir las diferencias que separan a las nociones de modelo y metfora. No

    todos los modelos son metafricos, ni se pueden realizar modelos de cualquier

    metfora. Las representaciones a escala por todos conocidas no son modelos

    metafricos, sino modelos que pretenden representar literalmente la realidad

    con la que se relacionan. Si se diferencia entre modelos que entraan

    representaciones fsicas y representaciones abstractas, como hace R. Harr

    (1988) al distinguir entre modelos icnicos y modelos formales, lo que hay que

    retener es el hecho de que ambas clases de modelos pueden estar basados en

    metforas, pero no lo estn necesariamente. Todo modelo, por el hecho de serlo,

    est en una determinada relacin con aquello que modela. Esa relacin ha tratado

    de precisarse (M. Hesse, 1966, D. Gentner, 1983, R. Harr, 1988) en trminos de

    proyeccin: en principio se puede definir una funcin que, a partir de los

    elementos y relaciones relevantes del modelo, nos lleve a los elementos y

    relaciones relevantes de lo modelado. Pero lo problemtico en todos estos

    intentos es la determinacin de lo que es relevante y lo que no lo es, lo que, en

    terminologa de R. Harr (1988) est dentro de las analogas positiva, negativa y

    neutra. En el caso de los modelos no metafricos puede considerarse que tal

    determinacin es sencilla: existe un parecido fsico (en el caso de los modelos

    icnicos) y formal (en el caso de los modelos formales) entre el modelo y lo

    modelado. Dicho de otro modo, al pretender representar literalmente la realidad,

    lo nico que tenemos que hacer es, por una parte, acudir a la realidad modelada

    y, por otra, a la intencin del constructor del modelo. Consideremos, por ejemplo,

    un caso de modelo icnico, el de la molcula de ADN: en ese modelo, la

    estructura de doble espiral, con sus tomos de oxgeno, carbono, fsforo, etc. y

    sus enlaces de hidrgeno representa literalmente (o as lo pretende) la realidad tal

    cual es. Aunque ese modelo les fuera sugerido a J. Watson y F. Crick por la

    imagen metafrica de una escalera de caracol, el modelo mismo pretenda

    representar directamente la estructura qumica de la molcula, que efectivamente

    result tener la apariencia de una escalera de caracol.

  • Todo modelo es abstracto. Esto quiere decir que todo modelo suprime o ignora

    elementos y relaciones presentes en aquello que modela. Pero esa abstraccin

    (supresin) no es aleatoria o arbitraria: existen ciertas propiedades que es preciso

    que el modelo preserve. As, el conjunto de los elementos y relaciones

    preservados en el modelo tienen la cualidad de conservar lo considerado como

    relevante por el constructor del modelo (si es un buen modelo). No existen

    modelos puros de la realidad, del mismo modo que no existen mapas de escala

    1:1. Un modelo es un instrumento empleado por el cientfico con un propsito:

    visualizar aspectos interesantes de una realidad, acceder conjeturalmente a la

    representacin de una realidad desconocida, simular las relaciones causales entre

    componentes del modelo, representar su funcionamiento, etc. Pero, del mismo

    modo que cualquier smbolo no es la realidad que representa, y por ello mismo

    es un smbolo, un modelo no es lo modelado. Su naturaleza metafrica no hay

    que buscarla pues en su carcter simblico, sino en la relacin que, como tal

    smbolo, tiene con lo simbolizado. Lo que distingue a un modelo metafrico es

    que est en una relacin especfica con la realidad modelada, que no es la

    relacin abstracta comn a cualquier modelo. Esa es la razn de que, en el caso

    de los modelos metafricos, la proyeccin que une al modelo y a lo modelado sea

    ms compleja de determinar que en el caso de los modelos no metafricos.

    Consideremos, por ejemplo, el modelo de E. Rutherford sobre el tomo de

    hidrgeno. E. Rutherford imagin que el sistema solar podra servir de modelo

    para explicar el funcionamiento del tomo de hidrgeno. Evidentemente,

    seleccion algunos aspectos del sistema solar y suprimi otros. Por ejemplo,

    ignor las caractersticas o propiedades de los objetos componentes del sistema

    solar. Ignor por ejemplo que el sol tiene una determinada temperatura y que

    aparece como un cuerpo brillante en el cielo. Ignor tambin que el sol tiene una

    masa de 1030 Kg., pero no el hecho de que tiene una masa. Porque este hecho

    era relevante para explicar la estructura del tomo de hidrgeno. En resumen, E.

    Rutherford ignor todos aquellos hechos que no eran directamente proyectables

    sobre el tomo de hidrgeno y conserv los que consider relevantes: en primer

    lugar, con la disposicin de los componentes, unos planetas girando alrededor

    de una estrella en rbitas, en el caso del sistema solar, y unos electrones girando

  • alrededor de un ncleo, en el caso del tomo de hidrgeno. Y lo ms importante,

    retuvo la estructura relacional que ligaba a unos y otros componentes: el

    hecho de que el sol atrae a los planetas como el ncleo a los electrones y que esa

    atraccin es proporcional a la masa del sol y del ncleo. Lo proyectado pues no

    eran tanto las propiedades de los objetos componentes como las relaciones que

    los unan, pero no cualesquiera relaciones, como las existentes entre la

    temperatura del sol, la distancia a los planetas y la temperatura de stos, sino

    solamente las consideradas como relevantes.

    6.2. Referencia y metforas cientficas

    Tanto en los enunciados cientficos metafricos como en los modelos

    metafricos, se plantea el problema de la referencia de sus trminos o

    componentes. Cmo refieren, y a qu, las expresiones empleadas en una

    metfora cientfica? Cambian de sentido las metforas cientficas? Cambian

    de referencia? En suma, cul es la relacin de los enunciados o modelos

    metafricos con la realidad?

    Como se sabe, existen al menos dos tendencias fundamentales en la teora de

    la referencia. Para una, la referencia de un trmino (incluidos los tericos propios

    de una ciencia) est indisociablemente ligada al sentido de ese trmino,

    especificado en la forma pertinente, de tal modo que es ste quien determina la

    referencia. Esta es la teora tradicional u ortodoxa de la referencia de las

    expresiones denotativas. Por el contrario, otros tericos, como S. Kripke (1972) o

    H. Putnam (1975), sostienen que la referencia es independiente del sentido, de

    forma que no est determinada por la manera en que se especifique ste, ya sea

    por descripciones (aisladas o constituyendo sistemas, racimos), por rasgos

    semnticos o por caractersticas prototpicas de la referencia. La relacin que

    estos tericos postulan entre una expresin denotativa y su referente es una

    relacin rgida, no sometida a la variabilidad o evolucin histrica de nuestro

    conocimiento sobre la realidad y, por tanto, sin depender de las descripciones que

    podamos construir de ella. Por otro lado, como hemos visto, existen diversas

  • tesis sobre la referencia de los trminos metafricos, desde la que no les asignan

    otro sentido - y referencia - que el literal a las que mantienen que su referencia es

    una extensin de la referencia literal.

    En cualquier caso, parece evidente que todas las teoras que mantienen

    que las metforas tienen un contenido cognitivo han de mantener tambin, de

    una u otra forma, que los trminos metafricos refieren y que los enunciados

    metafricos tienen algn tipo de relacin con la verdad. En ese sentido, las teoras

    cognitivas de la metfora no pueden ser ontolgicamente neutrales: han de

    decantarse por una forma u otra de ontologa, esto es, exigen que haya ciertas

    entidades -o ciertas formas de acceso a esas entidades- a las que respondan las

    expresiones metafricas.

    En forma muy sinttica, el dilema filosfico bsico respecto a la metfora

    se puede formular as: si las metforas tienen contenido cognitivo, lo tienen 1)

    porque construyen, reorganizan, determinan una misma realidad, o bien 2)

    porque descubren, revelan o desvelan nuevos elementos o relaciones

    previamente existentes en la realidad. La oposicin implcita en este

    planteamiento es la que se da entre lo que generalmente se rotula como

    constructivismo (en sus diferentes variedades, instrumentalismo, idealismo, etc.) y

    realismo. Este dilema se plantea especialmente en los casos en que las metforas

    no ejercen la funcin de estructurar de forma heterognea un mismo campo de

    experiencia, sino cuando se trata de dotar de estructura a un campo nuevo para

    el conocimiento, esto es, cuando las metforas son primordialmente creativas.

    En la teora interaccionista clsica de M. Black, que era una teora cognitiva

    de la metfora (v. supra 2.3), esta funcin creafora de la metfora se explicaba

    del siguiente modo: las metforas creativas tienen contenido cognitivo porque

    constituyen nuevas perspectivas desde las que contemplar el mundo. En la teora

    interaccionista de M. Black las metforas constituyen un filtro que siempre oculta

    algunos aspectos de la realidad y destaca otros. Ahora bien, si esto es as, en

    qu consiste el contenido cognitivo de la perspectiva metafrica? Para la posicin

    epistemolgica y ontolgica de Black, consiste en que la perspectiva no es sino la

    realidad misma, o la realidad cognoscible. Dicho de otro modo, en el mbito del

    conocimiento no existen sino perspectivas: el mundo es necesariamente un

  • mundo bajo una cierta descripcin - o un mundo visto desde una cierta

    perspectiva. Algunas metforas pueden crear esas perspectivas (M. Black, 1977

    [1979]), pg. 39-40). El contenido cognitivo de la metfora consiste pues en la

    constitucin de una perspectiva diferente de otras: en ese sentido, a las

    perspectivas no les es aplicable literalmente la propiedad de verdad; no existen

    estrictamente perspectivas verdaderas o falsas, sino que tienen otros valores

    epistmicos. En este contexto, M. Black compar las metforas con los modelos -

    entindase, modelos de todo tipo, como los mapas, los planos, las

    reproducciones a escala, etc.). De los modelos tampoco se puede decir

    estrictamente que sean verdaderos o falsos, sino, en todo caso, que son ms o

    menos apropiados, o correctos, o detallados o fieles, etc. Como hemos dicho, en

    los modelos as concebidos, la propiedad epistmica ms destacable es la

    relevancia, puesto que los modelos son objetos intencionales. Esto quiere decir

    que los modelos se construyen con un determinado propsito, con un

    determinado objetivo, con una voluntad concreta. As, si dibujo un plano del

    accidente que he sufrido en mi coche, tratar de representar la situacin en los

    aspectos que interesan, esto es, no me detendr en la representacin del rbol

    que estaba a la izquierda si no ha jugado ningn papel en el desarrollo de los

    acontecimientos. No representar sino aquellos aspectos que yo creo relevantes:

    la direccin de los vehculos, los elementos contextuales influyentes, como

    semforos, seales en el piso o verticales, etc. As pues, el modelo no es

    verdadero ni falso, o por lo menos no lo es en trminos absolutos, sino con

    relacin a mis intenciones y al marco convencional en que stas se forman y

    satisfacen. Ser por tanto juzgado como fiel, si soy lo suficientemente hbil como

    para representar lo que quiero; apropiado, si represento los factores que permiten

    esclarecer lo que pas; correcto, si represento esos factores en la medida en que

    intervinieron en los hechos; completo, si doy cabida en el modelo a todos los

    aspectos relevantes, etc. Esta falta de aplicabilidad directa del valor epistmico

    por excelencia, la verdad, ha permitido comparar a las metforas con

    determinados actos de habla. Por ejemplo, con las propuestas. Cuando se

    propone algo a alguien, no se est diciendo nada verdadero ni falso, sino algo que

    cabe aceptar o rechazar en trminos de los propios deseos o intenciones. Del

  • mismo modo han razonado los que han seguido esta lnea de argumentacin (I.

    Loewenberg, 1975): las metforas pueden ser aceptadas o rechazadas, pero no

    cabe decir que sean verdaderas o falsas, sino que se corresponden ms o menos

    fielmente a las intenciones y deseos de aquellos que las proponen. Por eso, se

    puede considerar que esta concepcin de las metforas es en un cierto sentido

    instrumentista: las metforas son herramientas que cumplen, mejor o peor, las

    funciones para las cuales han sido diseadas.

    Ciertamente, esta concepcin de las metforas no satisface a quienes

    tienen una posicin realista en filosofa de la ciencia o en teora del conocimiento

    en general. Por ejemplo, C. Hausman (1989) avanz lo que son las objeciones

    habituales de los epistemlogos realistas al perspectivismo o instrumentismo de

    M. Black: Black dice que las metforas pueden crear, si consideramos que lo que

    crean son perspectivas. Pero, cul es el objeto de una perspectiva? a dnde

    est orientada una perspectiva? A un mundo. Pero si slo hay un mundo bajo

    una cierta descripcin o perspectiva, lo que las metforas crean son perspectivas

    sobre ms perspectivas6. La objecin fundamental se dirige pues a una presunta

    regresin al infinito: si las perspectivas tienen contenido, esto es, son perspectivas

    de algo; entonces, o bien ese algo es la realidad misma o es otra perspectiva.

    Como el antirrealista niega que exista algo as como la realidad misma, entonces

    ha de admitir que las perspectivas slo tienen como objeto otras perspectivas y

    stas, a su vez, otras, en una progresin indefinida.

    Por otro lado, argumenta el realista, es posible que las metforas no sean

    ni verdaderas ni falsas, pero, si se admite que son susceptibles de valores

    epistmicos (como la propiedad, la correccin o la fidelidad), entonces es preciso

    que tengan una fundamentacin. Si de un modelo decimos que es fiel, lo decimos

    porque existe algo respecto a lo cual ese modelo es fiel, es decir, algo con lo que

    comparar el modelo, algo que no es el modelo, algo a lo cual el modelo refiere.

    En sus trminos ms generales, las disputas entre las posiciones realistas y

    no realistas se pueden plantear en trminos de la nocin de referencia. Dicho de

    otro modo, las posiciones realistas y no realistas implican teoras diferentes acerca

    6 C. Hausman, op. cit. pg. 84

  • de lo que es referir: si una clase u otra de teora resulta incorrecta -refutada por

    fenmenos lingsticos, entonces tambin quedara descalificada la respectiva

    posicin ontolgica. De ah la importancia de la consideracin de la metfora

    desde una perspectiva realista: porque permite mantener, al mismo tiempo, una

    teora cognitiva de la metfora y una concepcin realista del conocimiento.

    R. Boyd (1993, versin revisada de 1979) abord este problema de la

    referencia en el contexto del anlisis del cambio cientfico y de la constitucin de

    nuevas teoras. En concreto, R. Boyd se plante el caso de las metforas que

    surgen precisamente para definir una nueva teora o un nuevo campo de

    investigacin, esto es, el caso de las metforas que caen bajo el rtulo tradicional

    de catacresis, cuando la metfora surge para llenar un vaco lxico o conceptual.

    Como han sealado J. Martin y R. Harr (1982, pg. 96), las ciencias tericas

    sufren crisis de vocabulario en su empresa de descubrir y explicar realidades o

    fenmenos que estn ms all de la experiencia corriente, incluso de aquellos que

    estn ms all de cualquier experiencia posible. Al ser esto as, se plantea el

    problema de las condiciones en que es legtimo introducir un nuevo trmino y, lo

    que es ms importante, las condiciones que debe respetar tal introduccin para

    que sea inteligible para una comunidad de conocimiento, esto es, para que pueda

    constituir un acto de referencia mediante el cual la comunidad identifique

    regularmente un determinado fenmeno o realidad. Las reflexiones de R. Boyd

    sobre la funcin de la metfora en la ciencia hay que enmarcarlas en su idea

    general acerca del lenguaje en la ciencia. Para l, la ciencia consiste

    fundamentalmente en el esfuerzo de acomodacin o ajuste entre el lenguaje y la

    realidad; las leyes cientficas, consideradas desde el punto de vista lingstico, no

    son sino un intento de reflejar la estructura causal del mundo, del mismo modo

    que la categorizacin no es sino el intento de cortar el mundo por sus dobleces

    (joints). Segn R. Boyd, la teora causal de la referencia (S. Kripke, 1972; H.

    Putnam, 1975) proporciona una explicacin de cmo los trminos de clase natural

    refieren a la estructura esencial (no nominal) de esas clases, de cmo el trmino

    `agua, por ejemplo, refiere de una forma fija, no contextual, a la sustancia

    definida como H2O. Y lo que pretendi dicho autor fue complementar esa teora

  • de la referencia mediante la inclusin de la metfora como un modo no

    definicional de fijacin de la referencia que se adecua especialmente bien a la

    introduccin de trminos que se refieren a clases cuyas esencias reales consisten

    en propiedades relacionales complejas, ms que a propiedades internas

    constituyentes7. Veamos qu quiere decir esto. De acuerdo con la teora causal

    de la referencia, la fijacin de la referencia de un trmino de clase natural - como

    `agua- o de un nombre propio - como `Scrates- implica un procedimiento

    ostensivo, esto es, un sealamiento, una designacin en las circunstancias

    contextuales adecuadas, de una sustancia o de un individuo. Dicho de otro modo,

    la ostensin es el medio epistmico utilizado para acceder a la referencia del

    trmino en cuestin. Adems ese acto de ostensin constituye el eslabn inicial de

    una cadena causal que preserva la conexin referencial entre el trmino `agua y

    la sustancia H2O, lo que los tericos de esta clase denominan como `acto

    bautismal.

    Lo que R. Boyd dese mantener es que la metfora constituye tambin un

    medio epistmico de acceso a una referencia, esto es, un medio que posibilita que

    una comunidad de conocimiento (una comunidad de miembros que comparten

    conocimientos relevantes) se refiera de una forma regular y coordinada a un

    determinado fenmeno o sustancia. En el caso de las sustancias o clases

    naturales, se supone que su esencia est constituida por su composicin y

    estructura interna. As, la esencia de la sustancia agua consiste en estar

    compuesta por hidrgeno y oxgeno combinado en la forma que especifica la

    expresin H2O. La representacin de este concepto consiste pues en la suma de

    las condiciones necesarias y suficientes que rigen la aplicacin del concepto: la

    ciencia especifica esas condiciones necesarias y suficientes.

    Pero no todos los conceptos cientficos son de esta clase, de los que

    definen clases naturales. Segn R. Boyd, la insistencia de los filsofos de la

    ciencia en el anlisis de estos conceptos ha conducido a una falsa idea de lo que

    es la ciencia, de su tarea de acomodacin a la realidad y de la funcin de la

    metfora en ese empeo. Entre los conceptos cientficos destacan los que R. Boyd

    7 R. Boyd, op. cit. pg. 483.

  • denomina `clases de propiedades arracimadas homeostticas (homeostatic

    property cluster kinds) cuya esencia real, para decirlo en trminos tradicionales,

    no se puede representar como un conjunto de condiciones (o propiedades)

    necesarias y suficientes. Segn R. Boyd, lo caracterstico de tales conceptos es

    que su estructura interna est causalmente (homeostticamente) conformada. Es

    decir que, a diferencia de los trminos de clase natural en que las propiedades

    constituyentes estn conceptualmente relacionadas, en estos conceptos las

    propiedades aparecen en racimo en virtud de una estructura causal, que hace que

    co-ocurran en una peculiar configuracin (ejemplo, `soltero vs. `mantado).

    Una segunda diferencia entre uno y otro tipo de conceptos (naturales y

    homeostticamente arracimados para abreviar), es que estos ltimos no expresan

    condiciones necesarias y suficientes para la aplicacin del concepto, esto es, que

    son `imprecisos por naturaleza. Dado un determinado fenmeno que exhiba la

    estructura relacional caracterstica, no siempre ser cierto que el fenmeno sea

    adscribible al concepto en cuestin.

    Finalmente, otra diferencia importante entre una y otra clase de conceptos

    reside en la forma de individuacin. Mientras que en el caso de los conceptos

    naturales se da una individuacin extensional - a cada concepto le corresponde

    una, y slo una, extensin - en los conceptos arracimados la extensin del

    concepto puede ser cambiante, porque son sensibles a la dimensin temporal.

    An siendo una extensin fija desde el punto de vista numrico, tal extensin

    puede cubrir diferentes conceptos arracimados.

    Las diferencias entre ambos tipos de conceptos se traducen tambin en

    diferencias en los procedimientos para fijar su referencia. Ya hemos dicho que R.

    Boyd consideraba bsicamente correcta la teora causal de la referencia (H.

    Putnam, 1975) para los conceptos naturales: la referencia se fija en un acto

    (idealizado) de ostensin que tiene efectos causales sobre las futuras aplicaciones

    del concepto. Pero la fijacin de la referencia de los conceptos arracimados es una

    prctica mucho ms compleja que la de la ostensin. Y ah es donde entra la

    metfora. Segn R. Boyd, la funcin de las metforas tericamente constitutivas

    es precisamente la de fijar la referencia de una forma no definitoria, esto es, en

  • las ocasiones en que la estructura interna de la sustancia o el fenmeno en

    cuestin es desconocida.

    El ejemplo favorito de R. Boyd para ilustrar su tesis es el de la psicologa

    cognitiva. La razn es que en psicologa los conceptos tericos tpicos son de

    naturaleza relacional, puesto que su identificacin siempre apela, no a su

    constitucin neurolgica interna, sino a su relacin con otros estados o procesos

    psicolgicos. La metfora constitutiva de la psicologa cognitiva es la mente es un

    computador, precisamente porque los estados y procesos de un ordenador

    tambin son funcionales, no dependen de la naturaleza de sus componentes

    internos, sino de las relaciones con otros componentes. Pues bien, cuando se

    emplea la metfora la mente es un ordenador, los trminos metafricos

    empleados, por ejemplo cuando se dice que la mente tiene un lenguaje, fijan la

    referencia de una realidad mental, que an es desconocida para el investigador.

    En realidad, la introduccin de la metfora constituye una forma de hipotetizar la

    estructura y la naturaleza de la realidad metaforizada: el propsito de la

    introduccin de esa terminologa es el de iniciar la investigacin del asunto

    primario a la luz de una conjetura ilustrada sobre sus propiedades8 Si la

    aplicacin de la metfora no lleva muy lejos, porque choca con la propia

    estructura de la realidad metaforizada, entonces la metfora pierde valor y acaba

    por extinguirse. En ese sentido, la metfora no puede imponerse a la realidad

    metaforizada: el lenguaje cientfico tiene que plegarse a la realidad representada

    y no a la inversa. Las metforas cientficas, como en general todos los conceptos,

    se adecuan en mayor o menos medida a la estructura de la realidad, a sus

    `pliegues, y no se pueden aplicar librrimamente a la realidad que representan.

    Las metforas cientficas desempean pues el importante papel de

    inaugurar tanto un nuevo campo de investigacin como de constituir en s mismas

    un programa de investigacin. La metfora la mente es un computador entraa

    por tanto la definicin de un conjunto de problemas y de posibles soluciones;

    impulsa a investigar la extensin de la metfora, esto es, el conjunto de

    similaridades y analogas que se dan entre la mente y un computador. Puede que

    8 R. Boyd, op. cit. pg. 494.

  • la metfora siga sirviendo en un buen trecho de la historia de una disciplina y

    puede que, a la postre, acabe por ser sustituida por una metfora ms frtil, ms

    extensa. Pero, cuando se introduce por vez primera, la metfora tiene un carcter

    tpicamente abierto; el investigador desconoce hasta qu punto la metfora le

    ayudar en la investigacin del nuevo campo. Por eso explorar sus implicaciones

    hasta dibujar su fisonoma conceptual completa, comprobando en qu medida esa

    fisonoma encaja en los fenmenos que (se) quiere representar.

    Adems de constituir formulaciones sintticas de programas de

    investigacin, las metforas cientficas tienen la importante funcin de permitir

    expresar actos de referencia a entidades cuya naturaleza es an desconocida. As,

    posibilitan la introduccin de un vocabulario terico necesario para expresar las

    afirmaciones ms inmediatas o toscas de la teora en cuestin. Con el progreso de

    la investigacin esos actos de referencia se pueden refinar, distinguiendo entre

    diferentes especies de fenmenos a los que en un principio la teora se refera con

    una nica denominacin metafrica. El ejemplo que R. Boyd utiliz (op. cit. pg.

    495) en el campo de teora de la mente es el del concepto de conciencia. En

    trminos de la metfora la mente es un computador, la conciencia est

    conceptualizada como una forma de retroalimentacin (feedback). As, la

    conciencia viene a explicarse porque el proceso de la informacin contiene un

    bucle (loop) que introduce en el organismo procesador la informacin de que est

    procesando. Segn R. Boyd, este ejemplo pone de relieve la forma en la que

    funcionan las metforas constitutivas de teoras: 1) no es preciso que el dominio

    fuente de la metfora est perfectamente claro (por ejemplo, que no est claro lo

    que literalmente significa retroalimentacin) y 2) no se excluye que la metfora

    sea susceptible de precisin o concrecin a medida que avance la investigacin

    (por ejemplo, distinguiendo entre diferentes clases de retroalimentacin).

    Este funcionamiento tpico de las metforas cientficas no es, sin embargo,

    peculiar de ellas, una caracterstica que las distinga de otras utilizaciones de

    trminos tericos. Al fin y al cabo, ste es el proceso que se sigue generalmente

    cuando se introduce por vez primera vocabulario tcnico o un nombre comn. Por

    ejemplo, es de suponer que, en un principio, el trmino `pez se aplic a todo

    tipos de animales marinos y slo ms tarde, con el progreso de la zoologa, se

  • descubrieron las condiciones necesarias y suficientes para la aplicacin del

    trmino. Tales condiciones no constituyeron pues una precondicin del uso del

    trmino, sino ms bien el punto final de un trabajoso proceso de investigacin. La

    introduccin de `pez se puede imaginar entonces, como sucede en el

    vocabulario metafrico, como una especie de hiptesis implcita, que inaugura, y

    no clausura, una investigacin acerca de los seres marinos y sus propiedades. Lo

    importante que hay que destacar es que el uso del trmino no exige que se

    conozca perfectamente la realidad a que se est aludiendo (su definicin). Dicho

    de otro modo, se puede utilizar un trmino para referirse uno a algo de cuya

    definicin carece (y se carece), se puede efectuar una referencia imprecisa.

    La imagen tradicional de la ciencia entraa no solamente una cierta idea de

    la funcin de la precisin en la ciencia, sino tambin una cierta concepcin de la

    referencia al mundo mediante el lenguaje. Esta imagen tradicional, heredera del

    empirismo filosfico, sostiene la idea de que el lenguaje cientfico es

    paradigmticamente preciso o que, si no lo es, debe serlo, puesto que la precisin

    siempre es un objetivo alcanzable para el conocimiento. Adems, la referencia se

    produce entre trminos lingsticos precisamente definidos y realidades

    unvocamente determinadas: en el caso de los trminos cientficos tericos en la

    medida en que los trminos estn definidos mediante un conjunto de rasgos que

    representan unvocamente la propiedades esenciales de la clase referida. Cuando

    no se dan tales rigurosas condiciones, se considera que los trminos tericos no

    son referenciales, sino que su funcin semntica es heurstica o estipulativa.

    Como tales condiciones para la referencia no se cumplen sino en muy contadas

    ocasiones, sucede que la filosofa empirista de la ciencia suele desembocar en

    posiciones instrumentalistas o convencionalistas que soslayan el carcter

    referencial de los trminos tericos.

    En resumen, lo que la metfora viene a poner de manifiesto es de mucha

    mayor trascendencia que la simple refutacin de la teora empirista y positivista

    de la ciencia, puesto que se dirige ms bien a los mecanismos centrales de

    utilizacin del lenguaje y sus capacidades cognitivas subyacentes. Lo que la

    metfora pone de relieve es que nuestras formas de conocer, y la ciencia en

    particular, son menos ideales, por decirlo as, de lo que la teora ortodoxa de la

  • ciencia ha querido hacernos creer. Que en nuestro conocimiento, en nuestra

    ciencia, siempre habr un elemento aventurado, que siempre, en ltima instancia,

    constituir una exploracin a tientas de lo desconocido, exploracin en que no nos

    encontraremos absolutamente desvalidos, sino ayudados nicamente, pero no es

    poco, por la capacidad inventiva, potica, de nuestras metforas.

    6.3. Metforas y cambio tecnolgico

    En este apartado presentaremos un ejemplo acerca de cmo ciertas

    metforas contribuyen a la conceptualizacin de la tecnologa misma y orientan

    la poltica tecnolgica, en particular modelan la forma en que se conciben los

    cambios tecnolgicos y, en consecuencia, ayudan a formular o planificar la

    poltica tecnolgica.

    Utilizar un ejemplo clsico, pero particularmente importante, como es el

    de la poltica tecnolgica de los Estados Unidos, tal como es concebida por la

    Administracin Clinton. El anlisis de este ejemplo permitir advertir que las

    metforas utilizadas en la formulacin de esa poltica tecnolgica contribuyen

    de una forma esencial al diseo del futuro tecnolgico de los Estados Unidos y,

    por supuesto, de todo el mundo occidental.

    La motivacin ltima de la presentacin de estos ejemplos es, como se

    puede suponer, la de extraer consecuencias de la aplicacin de la teora

    contempornea de la metfora; mostrar en definitiva que, como han mantenido

    en muchas ocasiones sus representantes ms conspicuos, las metforas son

    constitutivas de la formulacin de polticas sociales y tecnolgicas; y sugerir que

    el conocimiento de la teora contempornea de la metfora puede constituir un

    instrumento crtico valioso a la hora de evaluar esas polticas.

    6.3.1. El cambio tecnolgico en la autopista de la informacin

    Como se sabe, ha sido el Vicepresidente Al Gore el que ha contribuido de

    una forma directa a formular la poltica tecnolgica de los Estados Unidos para

  • el final de siglo en un conjunto de intervenciones que han circulado

    profusamente a travs de INTERNET e incluso se han publicado en forma de

    libro. El leit-motiv o el hilo conductor de sus razonamientos acerca de la

    evolucin de la tecnologa es una analoga: del mismo modo que el gran

    crecimiento econmico de los Estados Unidos en los aos 50 y 60 fue

    propiciado por la poltica federal de comunicaciones terrestres, un similar

    crecimiento se producira si la administracin central propulsara, a travs de su

    poltica tecnolgica, la construccin de un sistema de comunicaciones

    telemticas. Podemos decir entonces que su razonamiento se basa en una

    proyeccin metafrica, entre un dominio fuente, que es el del sistema de

    autopistas interestatales en los Estados Unidos, y un dominio blanco o

    diana, que es el sistema de comunicaciones telemticas. Y, como hemos visto,

    tal proyeccin no slo est funcionalmente motivada por la necesidad de captar

    la naturaleza de un fenmeno nuevo, como es la diseminacin de la

    informacin por medios electrnicos, sino tambin porque resulta imperativo

    razonar acerca de ese nuevo mbito. Esto es, la proyeccin metafrica no slo

    permite dotar de estructura al nuevo campo, sino tambin establecer un

    conjunto de inferencias, que van a ayudar en definitiva a disear el futuro

    tecnolgico de nuestra sociedad.

    Una metfora central en las actuales tecnologas de la informacin es,

    como se sabe, la de que INTERNET ES UNA AUTOPISTA. Resultara un poco

    absurdo acumular ejemplos de esta metfora, puesto que ya est tan asumida

    por nuestro conocimiento convencional que es ubicua no slo en las

    publicaciones especializadas, sino tambin en los medios masivos de

    comunicacin. Esta metfora de tan enorme xito incide a su vez en la

    generacin de dos sub-metforas que conceptualizan tanto la dinmica de la

    informacin -esto es, cmo se mueve la informacin- como hacia dnde se

    dirige, esto es, cul ser el panorama futuro de esas tecnologas de la

    informacin. Esta subcategorizacin metafrica es un caso de dualidad que es

    sumamente comn, en particular cuando se conceptualizan unas dimensiones

    en otras, como las temporales en espaciales.

  • La primera submetfora es efectivamente espacial. La metfora del

    CIBERESPACIO, como ha sido denominada (T. Rohrer, 1995), concibe la

    informacin como un objeto que est en un determinado lugar en un

    determinado espacio, al cual se accede. As, es posible visitar ciertos lugares

    (sites) , que no son lugares fsicos, sino, como se suele decir, lugares virtuales,

    Es posible encontrar esas ubicaciones, as como es posible perderse,

    orientarse, llegar a callejones sin salida, etc. Prcticamente cualquier

    conocimiento que se tenga sobre los caminos y las acciones que en ellos tienen

    sentido es proyectable por la metfora INTERNET ES UNA AUTOPISTA. Existen

    atajos, carriles de aceleracin, cruces, seales de alto, etc. En la metfora en

    cuestin la informacin es algo que se despliega en dimensiones

    prototpicamente espaciales: algunas ubicaciones (sites) estn ms lejos que

    otras, algunas estn mejor comunicadas (son ms accesibles) que otras.

    algunos de estos lugares son privados (tienen un acceso limitado), etc.

    Pero est dimensin predominantemente espacial puede ser objeto de

    una proyeccin metafrica, en virtud de la dualidad a la que nos hemos

    referido, en la dimensin temporal. As, la metfora del CIBERESPACIO se

    convierte en la metfora del CIBERFUTURO. En esta metfora, algunos de los

    parmetros tpicos de la dimensin espacial son convertidos en parmetros

    temporales. As, la lejana de una ubicacin espacial es convertida en un futuro

    alejado del momento actual. Nuestra orientacin corporal primaria (primaria en

    trminos de la experiencia de nuestro cuerpo), con un delante y un detrs

    referidos al alcance de nuestro campo visual, se convierten en un futuro y un

    pasado de nuestros avances tecnolgicos.

    La metaforizacin doble, en trminos espaciales y temporales, de

    INTERNET ES UNA AUTOPISTA permite conceptualizar los inconvenientes u

    obstculos que se pueden encontrar en una dimensin, la dimensin fuente, la

    espacial, en los de otra, la temporal. As, las dificultades tecnolgicas que

    ahora se pueden encontrar en INTERNET, como las que surgen, por ejemplo,

    de la propia naturaleza del hardware (ausencia de estndares internacionales,

    de canales suficientes para la gestin de la informacin, etc.) pueden ser el

    origen para la definicin y el tratamiento de futuras dificultades (la creciente

  • demanda de una regulacin de INTERNET, las regulaciones nacionales sobre la

    transmisin de informacin, etc.).

    En la metfora del CIBERESPACIO, la informacin es algo que se

    desplaza a lo largo y ancho de un espacio virtual. Quiero decir que la

    dimensiones de ese espacio son las correspondientes al espacio fsico: como

    cibernautas vamos de un sitio a otro a travs de un espacio imaginario. En

    cambio, en la metfora del CIBERFUTURO nos desplazamos hacia adelante en

    el tiempo. Como individuos reales o metafricos (recurdese la metfora EL

    ESTADO ES UN INDIVIDUO), podemos sufrir los avatares tpicos de ese tipo de

    desplazamientos: podemos perdernos, llegar a callejones sin salida, tener que

    escoger entre caminos alternativos, encontrarnos con obstculos en nuestra

    progresin hacia el objetivo, ir ms o menos deprisa en nuestro camino, etc. En

    particular, los impedimentos que podemos encontrar en el camino hacia el

    futuro, como intentos de regular el trfico de la informacin, las intervenciones

    gubernamentales o las limitaciones impuestas por las compaas productoras de

    hardware y software, son conceptualizadas como los obstculos propios de las

    vas espaciales de comunicacin, esto es, como baches, tapones o

    aglomeraciones de trfico, carreteras cortadas o restringidas al trfico, peajes o

    impuestos sobre la circulacin, etc.

    No obstante, como ha indicado T. Rohrer (1995) es necesario advertir lo

    que, por otra parte, es parte constitutiva de la teora contempornea de la

    metfora: las proyecciones metafricas no son algoritmos matemticos. La

    proyeccin de un dominio fuente a un dominio diana ni es perfecta ni completa.

    No todo elemento del dominio fuente es automticamente proyectable en el

    dominio diana o, an existiendo la proyeccin, se da una correspondencia

    perfecta entre unos y otros elementos o relaciones. Aunque podemos hablar

    ahora de una polica de trfico espacial, encargada de velar por la observancia

    de las reglas del flujo de la comunicacin viaria, no podemos proyectar ese

    elemento en el flujo de la comunicacin de informacin - y esperemos que

    nunca podamos hacerlo. No obstante, los recientes intentos - todava en un

    nivel ms ideolgico que prctico- de implantar regulaciones (constricciones,

  • limitaciones e incluso penalizaciones) dentro de INTERNET se pueden concebir

    como el esbozo de una futura creacin de fuerzas del orden telemtico.

    Como se afirma en la teora contempornea de la metfora, una parte

    esencial de las proyecciones tiene que ver con la topologa cognitiva del

    dominio fuente y su preservacin en el dominio diana. Dicha topologa cognitiva

    no tiene que ver con la estructura lgica o proposicional en la que se puede

    representar el conocimiento acerca del dominio fuente, sino ms bien con la

    "estructura de esquema imaginstico" de dicho dominio fuente. Y esto con lo

    que tiene que ver es con la encarnacin del conocimiento correspondiente,

    esto es, con las pautas neurales (visuales o motoras) asociadas a ese

    conocimiento. El trmino `imaginstico no debe llamar a engao: a la

    constitucin de dichas pautas neurales no slo contribuye el sentido visual, sino

    todos los sentidos, aunque seguramente no en la misma medida. Como ha

    observado T. Rohrer (1995), aunque los autopistas de la informacin no se

    puedan literalmente ver, el esquema imaginstico en la base de nuestro

    conocimiento es tan fuerte que prcticamente sin esfuerzo podemos aplicar esa

    imaginera a vas estratosfricas de comunicacin, no tangibles ni

    visualizables.

    Resumiendo, podemos representar grficamente la metfora del

    CIBERESPACIO del siguiente modo:

  • Dominio fuente Dominio diana

    AUTOPISTA INTERNET

    autopista, carreteras. `vas de trasmisin de

    caminos informacin (cables, bandas, etc)

    capacidad de las carreteras capacidad de las `vas

    (`anchura' de banda...)

    espacio fsico espacio virtual (ciberespacio)

    vehculos computadores

    velocidad de los vehculos velocidad de procesamiento

    mercancas transportadas informacin (textual, grfica,

    sonora...)

    gasolina electricidad

    conductores usuarios, cibernautas

    destinos ubicaciones (sites)

    viaje sesin

    carga y descarga de carga y descarga de archivos

    mercancas

  • mercado centro de difusin de informacin

    (sitio FTP, BBS...)

    obstculos en la calzada dificultades tcnicas

    (adaptado de T. Rohrer, 1995)

    Como se puede apreciar, no todos los elementos de las autopistas

    o circulacin vial en general, son proyectables o proyectadas en el concepto de

    INTERNET. Por ejemplo, los peajes que se pagan en algunas autopistas no

    tienen un claro correspondiente en la autopista de la informacin. Se podra

    pensar que las contraseas constituyen tales contrapartes, pero la proyeccin

    se resentira: al fin y al cabo la contrasea no constituye un `costo , como en

    el caso de las autopistas, sino que sencillamente permite acceder a la

    informacin. Quizs las ubicaciones que requieren un pago, podran ser un

    equivalente no perfecto, puesto que son voluntarias y en cambio los pejes son

    obligatorios...

    En esta metfora, el usuario `viaja de un lugar a otro en un espacio

    imaginario, pero con las mismas dimensiones que el espacio fsico, o sus

    equivalentes. En cambio, en la metfora del CIBERFUTURO el usuario est

    ubicado en la dimensin temporal: camina hacia adelante, dejando tras de s el

    pasado. Hacia donde va el cibernauta es hacia el futuro tecnolgico, lo cual

    requiere variaciones en la proyeccin metafrica:

  • Dominio fuente Dominio diana

    AUTOPISTA INTERNET

    carretera fsica `vas hacia el futuro

    espacio fsico tiempo

    destino (utpico?) futuro tecnolgico

    viaje desarrollo

    vehculos nuevas tecnologas

    mercancas individuos, empresas, instituciones

    gasolina informacin

    conductores expertos, polticos, polticas

    obstculos en la calzada impedimentos para el desarrollo

    (regulaciones, injerencias

    gubernamentales, leyes de

    propiedad intelectual....)

    (adaptado de T. Rohrer, 1995)

  • Lo importante que hay que advertir en esta proyeccin metafrica es que

    no son tanto los individuos concretos los que se desplazan como entidades

    colectivas, que pueden `llegar o no a futuro tecnolgico, que, como se suele

    decir, `se pueden quedar en el camino.

    6.3.2. El diseo de una poltica tecnolgica de la informacin

    El discurso de Al Gore, y su razonamiento esencial, estaban orientado

    por estas dos metforas, o por la dualidad de la metfora INTERNET ES UNA

    AUTOPISTA. As, para establecer la premisa de su argumentacin, afirmaba que

    las naciones, a lo largo de la historia, haban competido y triunfado o fracasado

    en esa competicin "dependiendo de la clase de infraestructura de transporte

    que tuvieran". Y atribua el desarrollo de la economa norteamericana en la

    posguerra a un factor de este tipo: "Tras la segunda guerra mundial, cuando

    decenas de millones de familias americanas compraron automviles, result

    que nuestra red de carreteras de dos carriles era completamente inadecuada.

    Construimos un red de autopistas interestatales. Y ello contribuy

    enormemente a nuestro predominio econmico en el mundo." Seguidamente

    Gore introdujo el elemento clave de la proyeccin metafrica espacial (el

    CIBERESPACIO): "Hoy da, el comercio no se desarrolla en las autopistas de

    asfalto, sino en las de la informacin". La primera conclusin, establecida a

    travs de esta metfora, es que "decenas de millones de familias americanas

    usan ahora ordenadores y encuentran que los canales bidireccionales del

    servicio telefnico ya no son adecuados". Por tanto, sigue el razonamiento, es

    preciso esforzar en la construccin de algo equivalente a sistema de autopistas

    interestatales: "Pensemos en la Infraestructura Nacional de Informacin como

    en un red de carreteras....Se trata de carreteras que transportan informacin

    en lugar de personas o mercancas. Y no estoy hablando de una nica autopista

    de ocho carriles. Me estoy refiriendo a una coleccin de carreteras

    interestatales y subsidiarias hechas de diferentes materiales, de la misma

    manera que las carreteras pueden estar hechas de cemento, gravilla o asfalto.

  • Algunas carreteras estarn hechas de fibra ptica. Otras de cables coaxiales o

    sin cables....Estas carreteras han de ser todo lo amplias que permita la

    tecnologa. Esto es importante, porque un programa de televisin contiene ms

    informacin que una conversacin telefnica, y con los nuevos usos que

    combinan el vdeo, la voz y los computadores, cada vez ms cantidad de

    informacin se mover a velocidades an mayores. Sern los computadores

    equivalentes a los grandes transportes. Necesitan carreteras amplias. Y esas

    carreteras han de tener dos sentidos." Por tanto, Al Gore desarroll la metfora

    espacial de la autopista de la informacin en combinacin con la temporal: lo

    importante de su argumentacin es que las inferencias que resultan naturales o

    vlida en el dominio fuente trasladan aparentemente sus propiedades

    epistmicas al dominio diana, del mismo modo que la capacidad de transporte

    de una carretera es directamente proporcional a su amplitud, lo mismo ha de

    suceder en la autopista de la informacin. Y lo que es ms importante: del

    mismo modo que constituy una buena poltica desarrollar la infraestructura

    vial estadounidense en los aos 50, tambin en este momento -en este tramo

    del camino hacia el futuro- la opcin correcta es la de construir una

    infraestructura adecuada para la circulacin de la informacin. As pues, el

    traslado inferencial se realiza de acuerdo con el siguiente esquema:

  • Dominio fuente Dominio diana

    conocimiento sobre conocimiento proyectado sobre

    el dominio fuente ==> el dominio diana

    inferencias no metafricas ==> inferencias metafricas

    La combinacin de las dos metforas produce un espacio mental

    multidimensional, que en ciencia cognitiva es conocido ahora como fusin

    conceptual (conceptual blending). (M. Turner y G. Fauconnier, 1995, G.

    Fauconnier y M. Turner, 1996, G. Fauconnier, 1997). Lo caracterstico de este

    tipo de espacios mentales - los dominios conceptuales de la teora

    contempornea de la metfora- es que su estructura est extrada e

    intercambiada entre el dominio fuente y el dominio diana, para constituir una

    realidad cognitiva relativamente nueva que sustenta la categorizacin y la

    inferencia.

    Pero, volviendo al discurso de Al Gore, conviene insistir en un punto de

    la estructura inferencial metafrica. Parte del razonamiento sobre el dominio

    fuente - la estructura vial- implica que la construccin de la estructura vial

    interestatal no fue posible sino por la intervencin del gobierno federal de los

    Estados Unidos. Sin grandes inversiones econmicas y una planificacin

    centralizada, la red de autopistas no se hubiera podido construir. En particular,

    si el Gobierno Federal no hubiera tomado la iniciativa econmica y legislativa

    para la constitucin de la red, sta no hubiera sido posible. El Gobierno Federal

    `removi pues los obstculos que se oponan a la marcha del progreso

    comunicativo.

    La implicacin metafrica es clara, y fue uno de los aspectos ms

    criticados del discurso de A. Gore. Puesto que, si se traslada la inferencia, sta

  • lleva a sancionar el derecho de los gobiernos a planear o disear las autopistas

    de la informacin. Ms en concreto, a establecer regulaciones o legislacin que

    enmarquen el flujo de la informacin en Internet, una postura que choca

    frontalmente con el trasfondo liberal/anrquico de los usuarios de la red. Estas

    regulaciones o legislaciones tienen la misma funcin que las puestas en

    funcionamiento en el caso de la construccin de la red vial interestatal: allanar

    el camino hacia el futuro. Subyacente pues est la proyeccin de lo espacial en

    lo temporal, del CIBERESPACIO en el CIBERFUTURO. Del mismo modo que en

    la actualidad existen obstculos para viajar de un sitio a otro en el

    CIBERESPACIO, por dificultades tcnicas, por posibles incompatibilidades en las

    redes, en el software, etc., tambin existen obstculos en el `camino hacia el

    futuro: "Esto es lo que ser el futuro, en diez o quince aos ms o menos.

    Pero, cmo vamos desde aqu hasta all? Esta es la cuestin central para el

    gobierno. Durante el perodo transitorio es cuando se produce mayor

    complejidad y cuando la implicacin del gobierno ha de ser mayor". Los

    adverbios `aqu y `all son adverbios temporales, no espaciales: designan

    puntos en una imaginaria carre(te)ra de progreso hacia el futuro. Pero tambin

    designan al mismo tiempo, y en virtud de esa fusin en el espacio conceptual,

    la situacin actual, caracterizada por la insuficiencia de las vas de comunicacin

    y la falta de una planificacin y regulacin centrales, y la situacin futura,

    concebida como una modificacin radical de esa insatisfactoria situacin actual

    debida a la accin del gobierno.

    La estructura inferencial basada en la fusin conceptual se puede

    representar del siguiente modo (T. Rohrer, 1995):

    DOMINIO FUENTE (DF)

    1.Las naciones dependen para su xito de su infraestructura viaria ==>

    DOMINIO DIANA (DD)

    1. Las naciones tendrn mayor o menor xito dependiendo de su

    infraestructura informtica

  • 2. DF. Las fuerzas sociales de la posguerra produjeron un fuerte demanda de

    vehculos (en la tecnologa del transporte) ==>

    2. DD. Las actuales fuerzas sociales estn produciendo una fuerte demanda de

    computadores (en tecnologa de la informacin) .

    3. DF. La red viaria era insuficiente para soportar los resultados del aumento

    del consumo ==>

    3. DD. La red informtica actual es inadecuada para el aumento actual y futuro

    de productos informticos

    4. DF. Los Estados Unidos desarrollaron un poltica de transporte que condujo a

    la creacin de una red interestatal de carreteras ==>

    4. DD. Los Estados Unidos han de disear la red (mundial) para el transporte

    de la informacin.

    5. DF. Cuando se estableci la poltica nacional de transporte, se opt por

    seguir un camino determinado hacia el futuro ==>

    5. DD. La opcin de establecer una poltica informtica y comunicativa supone

    emprender un camino hacia el futuro

    6. DF. La poltica de transporte adoptada supuso una transformacin radical de

    la situacin existente ==>

    6. DD. Una nueva poltica tecnolgica en el campo de las telecomunicaciones

    supondr una transformacin radical.

    7. DF. Las carreteras construidas por la aplicacin de la poltica de transporte

    constituan tambin carreteras hacia el futuro ==>

    7. DD. La construccin de las autopistas de la informacin son tambin vas

    hacia el futuro.

    Por tanto, la construccin del sistema vial condujo a los Estados Unidos a

    una posicin econmica predominante en el mundo

  • Por tanto, si se quiere conservar esa posicin predominante, se ha de

    construir el sistema de autopistas de la informacin.

    6.3.3. La informacin como propiedad

    El sistema dual de metaforizacin CIBERESPACIO/CIBERFUTURO no slo tiene

    la propiedad de argumentar y justificar un determinada poltica informtica y

    comunicativa. Tambin posibilita conceptualizar en manera fusionada el marco

    moral y jurdico de las acciones de los individuos tanto en la medida en que se

    desplazan en el CIBERESPACIO como hacia el CIBERFUTURO.

    Para entender esto, slo hay que considerar la forma en que el concepto

    de informacin ha sido metaforizado y las modificaciones que en dicha

    metaforizacin han provocado las nuevas tecnologas de la informacin. En el

    sistema convencional de transportes, los vehculos que viajan en l transportan

    generalmente mercancas, que son al mismo tiempo pertenencias, esto es

    propiedad de individuos o corporaciones de individuos. En cuanto tales

    propiedades, pueden ser objeto de robo: los vehculos en que viajan pueden

    ser asaltados, las mercancas extradas y utilizadas ilegtimamente, esto es,

    usadas sin derecho a ello. Las mercancas son objetos tangibles, que suelen

    viajar en contenedores o recipientes, como camiones, barcos, aviones, etc.

    El concepto de propiedad intelectual , o ms bien la metaforizacin

    subyacente, supuso un cambio importante respecto a la situacin convencional.

    Dicho concepto supone la metfora LA INFORMACIN ES UN OBJETO que, en

    conjuncin con el hecho de que los objetos pueden ser posedos, proporciona la

    consecuencia de que la informacin puede ser poseda. Como tal objeto, la

    informacin no slo se desplaza en recipientes, sino que tambin puede ser

    usada ilegtimamente, sin permiso de su propietario. El recipiente, en la

    situacin tradicional, sigue siendo tangible, y la informacin est dentro de l.

    Se puede decir, por tanto, que la metfora LA INFORMACIN ES UN OBJETO

    respeta la topologa cognitiva del dominio fuente, esto es, se atiene al principio

    de invariancia (G. Lakoff, 1990). Del mismo modo que un objeto puede ser

  • extrado de un recipiente, la informacin puede ser obtenida de su `vehculo.

    En esa metfora tenemos pues las correspondencia

    DOMINIO FUENTE DOMINIO DIANA

    OBJETOS INFORMACIN

    VEHCULOS CONTENEDORES

    y la respectiva estructura inferencial

    los objetos tienen lmites definidos la informacin es definida

    los objetos pueden ser posedos la informacin puede ser poseda

    los objetos viajan en contenedores la informacin se desplaza en

    recipientes (vehculos) (libros, discos, cintas magnetofnicas....)

    los objetos pueden ser robados la informacin puede ser robada

    Por supuesto, como se reconoce en la teora de la metfora, la metfora

    no indica una correspondencia perfecta entre uno y otro dominio o espacio

    conceptual. En particular, aunque encaja la aplicacin general de propiedad y

    de robo, la metfora no se puede prolongar en un nivel ms especfico. As, el

    robo de una propiedad convencional consiste en su disfrute no autorizado, pero

    en el caso de la informacin tal concepto se amplia a su reproduccin no

    autorizada: slo as tiene sentido el delito de plagio. El plagio es un uso no

    autorizado de una propiedad, la informacin, pero que, en cambio, es

    independiente de la utilizacin de su concrecin original. Cuando uno plagia un

    libro, o un objeto, para lo que es el caso, lo que utiliza indebidamente es el

    derecho a reproducir la informacin contenida en l. Ese es un concepto

    nuevo que no es directamente asimilable por la metfora.

  • En la metfora del CIBERESPACIO, lo que viaja tambin es informacin

    concebida de forma metafrica como objeto. Pero lo que vara es la naturaleza

    de los contenedores que han perdido su caracterstica tangibilidad: un

    programa informtico puede estar escrito en un soporte fsico -un disquete,

    pero tambin puede viajar sin necesidad de ese soporte fsico. La propiedad

    sigue consistiendo no en la posesin del soporte fsico, sino en la informacin

    contenida en l, pero las formas de acceder a tal posesin han variado

    ligeramente. Se puede robar sin necesidad de hacer uso de ningn soporte

    fsico, por ejemplo accediendo sin autorizacin a un programa. La facilidad y la

    versatilidad de la reproduccin informtica hace cada vez ms difcil atenerse a

    la metfora de que LA INFORMACIN ES UN OBJETO, porque los productos

    informticos tienen caractersticas que no son directamente proyectables por

    los objetos del mundo comn. Sin embargo, esa es la metfora que sigue

    siendo predominante en el diseo del trasfondo tico y jurdico del intercambio

    de informacin en el CIBERESPACIO. Como en el sistema convencional de

    transporte, tambin existe una piratera, con las mismas caractersticas bsicas:

    interrupcin no autorizada del transporte, extraccin de las mercancas

    transportadas, uso ilegtimo de esas mercancas, etc. Sin embargo, como bien

    saben los legisladores, esa metfora slo funciona en un cierto nivel de

    generalidad (el de las categoras supraordinales de los psiclogos), puesto que

    es mucho ms difcil determinar -esto es, recoger en un concepto- lo que

    constituye el asalto o el uso ilegtimo de la informacin. Lo que es claro es que

    los piratas de la informacin son concebidos como impedimentos en la

    circulacin de informacin en el CIBERESPACIO, como lo eran los piratas

    convencionales en el sistema tradicional de transporte.

    Y volviendo a la dualidad CIBERESPACIO/CIBERFUTURO hay que advertir

    que esos piratas informticos no slo constituyen un obstculo para el

    desplazamiento espacial de la informacin, sino que tambin constituyen un

    impedimento en la construccin del CIBERFUTURO. De hecho, constituyen una

    parte del argumento de los que, como Al Gore, piensan que es necesaria una

    legislacin u ordenamiento jurdico centralizado que impida o sancione -esto es,

    `remueva- a los que ponen dificultades en nuestro camino hacia el futuro.