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www.rosarioenfamilia.org.pe 1 Meditación Los fariseos eran una secta rigurosa, de carácter religioso, que tuvo sus comienzos probablemente en el siglo II a. de Cristo. La mayoría de sus miembros eran personas corrientes, no sacerdotes, que observaban muy rigurosamente la ley judía. Ampliaban a menudo el al- cance de las leyes hasta tal punto que éstas resultaban diciles de observar. Además, la rigurosa observancia de estas reglas hacía que las personas se obsesionaran tanto con el cumplimiento de todos los detalles de la ley, que a menudo perdían de vista su ‘espíritu’. Pero el movo era bueno. Los fariseos creían que sus reglas “creaban un muro de defensa en torno a la ley”. Según ellos, si se observaran todas esas reglas, la gente correría menos peligro de desobe- decer la ley de Dios. Muchos fariseos eran personas piadosas, pero se inclinaban a despreciar a los que no observaban, o no podían observar, sus onerosas prescripciones. Y los llamaban ‘pecadores’. Jesús tuvo frecuentes polémicas con los fariseos. Condenó su legalismo y el senmiento de creerse justos por sus propios actos. Jesús se idenficó con las personas corrientes del pueblo, a quienes los fariseos, como dirigentes religiosos, declaraban marginadas. Sin embargo, es importante notar que, a pesar de las polémicas que Jesús tuvo con los fariseos, algunos de ellos llegaron a ser sus seguidores o discípulos, como Nicodemo y Pablo. Meditación del Evangelio del XXIX Domingo del Tiempo Ordinario Mateo 22, 15 – 21 En aquel empo, los fariseos se reraron y llegaron a un acu- erdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos pardarios de Herodes y le dijeron: - Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no te fijas en las apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no? Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: -¡Hipócritas!, ¿por qué me entan? Enséñenme la moneda del impuesto. Le presentaron un denario. Él les preguntó: - ¿De quién son esta cara y esta inscripción? Le respondieron: - Del César. Entonces les replicó: - Pues páguenle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. PALABRA DEL SEÑOR – Gloria a Ti, Señor Jesús

Meditaciones diarias del Evangelio del XXIX domingo del Tiempo Ordinario

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Meditaciones diarias del Evangelio del XXIX domingo del Tiempo Ordinario

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Page 1: Meditaciones diarias del Evangelio del XXIX domingo del Tiempo Ordinario

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Meditación

Los fariseos eran una secta rigurosa, de carácter

religioso, que tuvo sus comienzos probablemente en el

siglo II a. de Cristo. La mayoría de sus miembros eran

personas corrientes, no sacerdotes, que observaban muy

rigurosamente la ley judía. Ampliaban a menudo el al-

cance de las leyes hasta tal punto que éstas resultaban

difíciles de observar. Además, la rigurosa observancia de

estas reglas hacía que las personas se obsesionaran tanto con el cumplimiento de todos los detalles de la ley, que a

menudo perdían de vista su ‘espíritu’. Pero el motivo era bueno. Los fariseos creían que sus reglas “creaban un muro de

defensa en torno a la ley”. Según ellos, si se observaran todas esas reglas, la gente correría menos peligro de desobe-

decer la ley de Dios. Muchos fariseos eran personas piadosas, pero se inclinaban a despreciar a los que no observaban,

o no podían observar, sus onerosas prescripciones. Y los llamaban ‘pecadores’.

Jesús tuvo frecuentes polémicas con los fariseos. Condenó su legalismo y el sentimiento de creerse justos por

sus propios actos. Jesús se identificó con las personas corrientes del pueblo, a quienes los fariseos, como dirigentes

religiosos, declaraban marginadas. Sin embargo, es importante notar que, a pesar de las polémicas que Jesús tuvo con

los fariseos, algunos de ellos llegaron a ser sus seguidores o discípulos, como Nicodemo y Pablo.

Meditación del Evangelio del

XXIX Domingo del Tiempo OrdinarioMateo 22, 15 – 21

En aquel tiempo, los fariseos se retiraron y llegaron a un acu-

erdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron

unos discípulos, con unos partidarios de Herodes y le dijeron: -

Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de

Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no te

fijas en las apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar

impuesto al César o no?

Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: -¡Hipócritas!,

¿por qué me tientan? Enséñenme la moneda del impuesto.

Le presentaron un denario. Él les preguntó: - ¿De quién son

esta cara y esta inscripción?

Le respondieron: - Del César.

Entonces les replicó: - Pues páguenle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

PALABRA DEL SEÑOR – Gloria a Ti, Señor Jesús

Lunes

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Apostolado del Rosario en Familia

Meditación

Los Herodianos, eran partidarios de la dinastía re-inante impuesta por la autoridad romana, seguidores de Herodes el Grande y de sus sucesores. Herodes es el hijo de Antipater, que fue nombrado gobernador de Judea por Julio César en el año 47 a.C. Antipater nombró a Herodes gobernador de Galilea. Después de la muerte de su padre y de su hermano José, que era gobernador de Jerusalén, los romanos concedieron a Herodes el tí-tulo de ‘rey de los judíos’.

Herodes fue aborrecido por los judíos, aunque había dedicado al templo grandes sumas. Asesinó a vari-os miembros de la familia judía de los asmoneos, a los que consideraba una amenaza para su trono. Cuando los sabios de oriente (los ‘magos’) vinieron a adorar al niño Jesús, él volvió a sentirse amenazado y ordenó la matanza de todos los niños varones de Belén, de menos de dos años. Así, podemos entender por qué los herodianos (seguidores de Herodes) querían colaborar con los fariseos para eliminar a Jesús. Por las enseñanzas y obras de Jesús, mucha gente le seguía. Por eso, le consideraban como una amenaza al reinado de su gobernador Herodes. En el momento de la vida pública de Jesús, los hijos de Herodes el grande eran los gobernantes. Después de la muerte de Herodes, el reino se dividió entre sus hijos (Arquelao, Antipas y Filipo) que fueron aborrecidos también por los judíos. Arquelao trató con mucha crueldad a los judíos y a los samaritanos. Herodes Antipas encarceló a Juan bautista y, como consecuencia de una promesa imprudente, accedió a los deseos de su mujer de decapitarlo.

Oración

Señor, dame oídos de discípulo. Abre mi mente, mi corazón, mi ser entero, a tu Palabra llena de vida, de luz de sabiduría, de esperanza y de senderos a recorrer todos los días dirigiéndome sólo ante Ti.

Amén.

Martes

Miércoles

Oración

Te amo, Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, el Señor de todos, vida que deseo abrazar, aprender, imitar, encarnar en nuestro presente por obra de tu Espíritu, el que enseña y re-crea, haciendo nuevas todas las cosas. Fortaléceme por siempre, Señor.

Amén.

Meditación

César: es el título de los emperadores romanos en tiempos del Nuevo Tes-tamento. Judea fue colonizado por los romanos en este tiempo. Por tanto, los judíos estaban bajo del poder romano. Por eso, Roma tenía represent-antes para administrar y asegurar que se cumplían sus leyes y mandatos en esta tierra. Este representante era el gobernador, como Herodes y sus hijos. Sin embargo, en Roma estaba el emperador, el César. Cuando nació Jesús, el César que reinaba era Augusto. Según los relatos del evangelio, Jesús empleó algunas veces este término para referirse a la ‘autoridad que gobierna’.

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Apostolado del Rosario en Familia

En la carta a los Romanos, Pablo dice que las autoridades constituidas provienen de Dios. Por eso, el que se opone a la autoridad, se resiste al orden divino, y los que resisten se atraerán sobre sí mismos la condenación. Por ello, hay que pagar los impuestos, porque los recaudadores son funcionarios de Dios. El buen judío tiene que dar a cada cual lo que se le debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor.Y ¿qué dice Jesús sobre la autoridad? Como Pablo, Jesús reconoce la competencia propia o autoridad del César. Pero esto no le cierra los ojos para ver la injusticia de los representantes de la autoridad. Además, la obediencia y el tributo romano, no restan nada a la autoridad superior de Dios. Jesús dice: “Nadie puede servir a dos señores; porque abor-recerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero”.

Oración

Toma, Señor, y recibe, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer, ahora y por siempre.

Amén.

Jueves

Meditación

Los Tributos: eran los impuestos que los judíos pagaban al imperio ro-mano, signo del reconocimiento de su autoridad. Estos impuestos eran cargas para los judíos porque no sólo los gobernantes lo exigían. Los recaudadores aumentaban la cantidad que los ciudadanos tenían que pagar para obtener ga-nancias de esos pagos. Por eso, a los judíos les llamaban pecadores. A través de estas informaciones, podemos aclarar mejor unos puntos. Por ejemplo, hemos sabido por qué los fariseos y los herodianos querían eliminar a Jesús. Él fue una amenaza para sus intereses. Los fariseos iban perdiendo la autoridad de sus enseñanzas por la mayor autoridad de las enseñanzas de Jesús. Y los herodia-nos, iban perdiendo el reconocimiento de su autoridad como gobernantes (o seguidores de los gobernantes). Sobre la pregunta del tributo, hemos entendido que la formularon con mala intención: buscando un pretexto para eliminar a Jesús.

Porque si Jesús respondía afirmativamente, le acusarían de colaboración con el poder romano (al que los judíos odiaban por los impuestos pesados que tenían que pagar y por la crueldad de los gobernantes romanos). Por el con-trario, si respondía negativamente, le acusarían de deslealtad al poder constituido (que para ellos provenía de Dios y había sido constituido por Dios). Jesús sale airoso y declara un principio básico: el poder humano y el poder divino (Dios) tienen sus exigencias. Por lo tanto, el cristiano tiene que ser un buen cumplidor de las leyes civiles y sociales, y un ejemplar cumplidor de los deberes religiosos.

Oración

Todo es tuyo, Señor: dispón según tu voluntad; dame tu amor y gracia, que eso me basta.

Amén.

Viernes

Meditación

Los fariseos no preguntaron a Jesús personalmente. Mandaron a sus discípulos (de los fariseos) y a los herodia-nos. ¿Por qué no pueden preguntar a Jesús personalmente? A lo mejor, son cobardes, y tienen miedo de descubrir que

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Apostolado del Rosario en Familia

Jesús es más sabio que ellos. O quizás querían esconder-se para no tener conflictos con Jesús y, por consiguiente, con la gente (en el contexto inmediato de este evangelio se dice que los fariseos “trataban de detenerle, pero tu-vieron miedo a la gente porque le tenía por profeta”. No le preguntaron enseguida. Primero le alabaron diciendo: “...sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas”. Recon-ocieron su prestigio, el bien de su persona (como si le aceptaran). Pero luego, le preguntaron con la intención de captarle para que perdiera su prestigio y la confianza de la gente.

A pesar de los conflictos que Jesús tenía con los fariseos, Él tuvo el coraje de confrontarse con ellos, de decir y hacer lo que le parecía mejor. Aunque sabía que le podían perseguir por contradecir los principios y enseñanzas de los fariseos, Jesús se mantuvo fiel a la autoridad del Padre, que le llamaba a proclamar su LEY DE AMOR contra las leyes rigoristas de los fariseos.

En nuestra vida, aquí y ahora, habrá fariseos y herodianos que nos persiguen. (O quizás, somos fariseos o hero-dianos para los demás, sin darnos cuenta).

Oración

Jesús sé nuestra inspiración para que podamos ser fuertes, con la convicción enraizada en la autoridad del amor de Dios, que nunca sea vencido por nadie, para permanecer unido a Ti por siempre.

Amén.

Sábado

Meditación

Jesús responde: “Den a Dios lo que es de Dios”. De

esta manera Jesús declara que hay una doble dimensión

de todo ser humano: se debe al César y se debe a Dios;

es ciudadano de esta tierra y ciudadano del cielo; obe-

dece a la ley de los hombres y a la ley de Dios; es tem-

poral y eterno; es material y espiritual. Pero siempre de

manera que su dimensión terrena esté subordinada a su

dimensión celestial, su dimensión temporal a su dimen-

sión eterna, su dimensión material a su dimensión espiritual, el César a Dios.

Esta enseñanza de Jesús se complementa con otra que él propone a sus discípulos: “No teman a los que matan

el cuerpo, pero no pueden matar el alma; teman más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en el

infierno”. El César tiene poder material; puede matar el cuerpo, pero no puede matar el alma. El mismo Jesús murió

víctima del César, a la acusación: “Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos

al César”. Pero el César no pudo tocar su alma como declara Jesús al morir: “Padre, en tus manos pongo mi espíritu”.

Oración

Señor, enséñanos a gustar las cosas de arriba, a guardar tus palabras, a sentir tu presencia viva, a reunirnos con

los hermanos, a anunciar tu mensaje, a sembrar tu Reino, a recorrer tus caminos, a ser discípulos.

Amén.

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Apostolado del Rosario en Familia

Domingo

Meditación

Son muchos los episodios en la historia en que el pod-er civil ha querido imponerse sobre la ley de Dios y torcer la conciencia de los cristianos. Y son muchos los cristianos que han preferido mantener la amistad con Dios aunque la pier-dan con el César, han obedecido la ley de Dios antes que las leyes del poder terreno, han preferido heredar la vida eterna, aunque pierdan la de este mundo. Es la historia de todos los mártires.

La pregunta hecha a Jesús era insidiosa, porque si él negaba lo que se debía el César arriesgaba la vida. El César tiene fuerza y exige lo suyo. En cambio, muchos niegan a Dios lo que se debe a Él, es más, muchos viven ‘como si Dios no ex-istiera’. Por eso en la sentencia de Jesús hoy adquiere mayor fuerza la segunda parte: “Den a Dios lo que es de Dios”. A Dios se debe todo, porque todo lo hemos recibido de Él. Él es el Creador de todo el universo y también de todos los seres humanos. Todos debemos hacernos la pregunta que hace San Pablo, para despertarnos a la continua acción de gracias: “¿Qué tienes que no lo hayas recibido?”.

Oración

Señor, enséñanos a vivir en la tierra, a seguir tus huellas, a construir comunidad, a repartir tus dones, a disfrutar de la creación, a continuar tu proyecto, a morir dando fruto, a ser ciudadanos. Señor, enséñanos a gozar como hijos y a vivir como hermanos. Enséñanos a ser discípulos y ciudadanos.

Amén.

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