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EDITORIAL: Fascinados por la santidad de Allamano | Testigo: Misionero sin «misión» Revista de formación y animación misionera Junio – Agosto 2014 | AÑO LXIV | EDICIÓN 462 Conoce el GPS que todo misionero debe conocer Faithbook, el libro de la Fe

Mc 2014 junio web

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EDITORIAL:

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n»Revista de formación y animación misionera

Junio – Agosto 2014 | AÑO LXIV | EDICIÓN 462

Conoce el GPS que todo misionero debe conocerFaithbook, el libro de la Fe

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20 de j�nio F�esta de la C�nsol�ta

Nuestra Señora de la Consolata

El cuadro de la Virgen Consolata es un lienzo pintado que respeta el estilo de ícono oriental bizantino: arte sacro que representa los valores espirituales más que la belleza física exterior; arte simbólico más que realista. Es de autor desconocido, pero rico en enseñanzas de devoción a la Virgen. Contemplando la imagen, podemos descubrir los significados que se esconden detrás de las posturas y de los colores con los que el autor quiso representar a la Virgen y al Niño.

Devoción llena de ternura dirigida hacia

Aquella que había conocido el dolor, pero

también la consolación de Dios, Aquella que fue

consolada y que consuela, Aquella hacia la cual el

hombre atribulado puede dirigirse con confianza,

seguro de ser escuchado.

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Sumari�oFascinados por la santidad de José Allamano

Tengo la alegría de presentar este número de Misiones Consolata dedicado al Beato José Allamano, fundador de los Misioneros y Misioneras de la Consolata. Desde su beatificación (7 de octubre de 1990) es propuesto por la iglesia como modelo de vida cristiana y celo misionero. Para nosotros mi-sioneros y misioneras de la Consolata es padre y maestro en la misión, y nos anima el deseo de darlo a conocer al mayor número de personas.

Para Allamano la misión ad gentes es el ideal que debe permear toda la vida del Instituto al que ha dado vida. Es el ideal que debe ser asumido con radi-calidad y totalidad orientándolo todo hacia ella. Todo y todos para la misión. Es absolutamente claro que la peculiaridad de sus misioneros está en la mi-sión ad gentes, en salir de su propia tierra, en el encuentro con los pueblos, culturas y religiones diferentes, en el anuncio del Evangelio a quien no ha entrado en contacto con él. Viviendo concretamente la misión con un estilo definido por algunas características: de cercanía a la gente, de promoción humana, de cooperación al desarrollo, de opción preferencial por los pobres y presencia de consolación en los lugares más alejados, más pobres. Con el mudar de los tiempos y en fidelidad al carisma y a los nuevos desafíos de la misión, vivir la misión significó también opción por la justicia y la paz, la defensa de la Creación, de los indígenas, de los afrodescendientes, de los ha-bitantes de las periferias de las grandes ciudades.

Es cierto que estos desafíos no han sido percibidos por el Fundador en su tiempo pero nos ha dado un espíritu para que a pesar de las resistencias y debilidades, tuviéramos la energía y la capacidad de afrontar las problemá-ticas que se presentaran animados por la pasión por la misión.

Entre los fenómenos del mundo de hoy y los cambios, que no es exage-rado definir de época, que interpelan directamente nuestra misión ad gen-tes y suponen un reto, están la necesidad de diálogo con el mundo moderno,

con el ateísmo y las grandes religiones, las cul-turas y otros fenómenos sociales emergentes.El misionero es enviado a anunciar la no-vedad del Evangelio a las culturas, sin vio-lentar su identidad y con la humildad evangé-lica que permite reconocer que Dios lo precede en las culturas, y que al contrario, este en-cuentro enriquece a todos por el aporte de los diversos pueblos con sus propias cosmovisiones y espiritualidades. El diálogo es la actitud fundamental del mi-sionero que quiere entrar en relación con las

culturas y las manifestaciones religiosas de los pueblos, sin renunciar al anuncio explícito de Jesucristo. ¶ Además de presentar la figura del Beato José Allamano dedicaremos parte de este número a los temas, tan actuales para la misión, del encuentro con las culturas y las religiones diferentes.

P. Antonio Gabrieli, imc

Costo por ejemplar: $10.–

Costo de la susCripCión anual: $80.–

Costo Con ColaboraCión: $100.–

3 | Editorial

Fascinados por la santidad de José AllamanoPor: P. aNtoNio gabrieli, imC

4 | Buzón MisionEro

Ordenación diaconal en TartagalPor: marCoS SaNg HuN im, imC

5 | actualidad 1

¿Quién es el otro?Por: alba Piotto

7 | actualidad 2

El diálogo interreligiosoPor: P. Álvaro PaCHeCo, imC

9 | nuEstra PrEsEncia

Comunidad formativa de MendozaPor: ComuNidad Form. de meNdoza, imC

11 | Ficha 39 | rincon jovEn

Buscando el rostro del otro Mateando con Allamano Retiros y encuentros para jóvenes Por: P.mauriCio guevara y reNato maizza, imC

15 | noticias

Faithbook: Páscua Joven MisioneraPor: equiPo NaCioNal amv

16 | tEstigo

José Allamano: misionero sin “misión”Por: P. marCelo de loSa, imC

19 | rostro FEMEnino

Allamano y el encuentro de culturasPor: HNa. SteFaNia raSPo, mC

20 | BiBlia y Misión

Ocurrió una vez… Una aventura llamada misiónPor: P luiS maNCo, imC

21 | EsPiritualidad MisionEra

Decálogo pedagógico misioneroPor: P. gottardo PaSqualetti, imC

Rostro femenino

Editorial

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Staff

Propietario:Instituto Misiones Consolatawww.consolata.org.arRegistro Propiedad IntelectualN° 5077185

Edición: N° 462

Junio-Agosto Año LXIV

Director: P. Marcelo De Losa, IMC

Redacción: Misiones Consolata

Colaboradores: Gabrieli Antonio, López Rubén, Guevara Mauricio, Renato Maizza, Busnello Alejandro, Alba Piotto, Luis Manco, Jorge Pratolongo y Hna. Stefanía RaspoFotos: Archivos IMC , Agencias, Internet, Revista Misiones ConsolataDirección y Administración: José Bonifacio 1774 [1406] – C.A.B.A [email protected]: (011) 4632-3940

Correspondencia: Revista Misiones Consolata C.C. 2 – Suc. 11 – [1411] – C.A.B.A.

[email protected]ño: Chivi Dinard [email protected]ón: Brapack S.A. Saraza 1310 , CABA

Miembro de PREMLA

Ordenación diaconal en TartagalEn un día muy agradable, no hacía tanto calor ni fresco, con la presencia del Obispo de la dió-cesis de la Nueva Orán, de los sacerdotes dioce-sanos y religiosos, de los seminaristas y de todo el pueblo de Tartagal, me ordené diácono. Toda la parroquia de San Ramón Nonato, donde estoy haciendo mi experiencia pastoral, me recibe y lle-va hasta el diaconado, preparó la celebración con detalles y delicadeza. Por la costumbre de mi país no imaginaba una fiesta tan grande, porque en Corea el diaconado es un transitorio para llegar a la ordenación sacerdotal. Por eso no festejan en la parroquia el diaconado como una fiesta grande. Entonces toda la celebración y la fiesta eran una sorpresa para mí.

Mons. Gustavo Oscar Zanchetta, durante su ho-milía, subrayó que ser diácono es preparar mi en-trega total para el pueblo, sobre todo para los po-bres hasta humillarse, y mi cuerpo no es más mi cuerpo sino cuerpo presente del Señor. Y también como la promesa del Señor a Abraham, Dios siem-pre nos muestra la tierra prometida en la misión de cada uno y esa promesa me ha llevado hasta aquí, a Tartagal, por su divina providencia hasta consagrarme.

Después del diaconado, lo primero que sentí fue la responsabilidad. La gente ya comenzó a buscar-me para la bendición o charlar conmigo. Aun no me han encargado algo grande y no me siento tan preparado, debo hacerlo con el corazón, con humil-dad y mucha preparación. Y también me inquieto concretamente por conocer y entender la Palabra de Dios para la predicación. Durante la entrega del Evangelio el obispo me dijo: «Recibe el Evangelio de Cristo del cual eres mensajero. Cree lo que lees, en-seña lo que crees, y practica lo que enseñas». Mi in-quietud no solo viene por el idioma, sino también

por vivir plenamente la Palabra de Dios. Si mi co-razón está vacío ni siquiera puedo predicar en coreano.

Durante el noviciado, P. Daniel Bertea, mi maes-tro, nos dijo: «Después de la primera profesión religio-sa, ¿qué cambiaremos? Normalmente no cambia nada porque la conversión lleva toda la vida hasta la muer-te». Antes y después del diaconado no hay mucho cambio de mi personalidad. Sigo siendo yo, co-nozco bien tanto mis fortalezas como mis defec-tos. Es cierto que el diaconado es un ministerio para servir a Dios y a su pueblo, y también es una invitación de conversión hacia Dios para que yo esté con Él y permanezca en su amor. Cada día… quisiera aceptar esta invitación, con todo agrado, para que la luz de Cristo ilumine al mundo y la Buena Noticia sea anunciada.

Agradezco al Señor por guiarme en la tierra prometida de Argentina y a todos los que me han acompañado en estos tiempos y han prepa-rado la celebración diaconal. Qué María Santísi-ma Consolata acompañe a sus misioneros. ¡Coraje y adelante!

Buzón Mis�onero

Por: Marcos Sang Hun Im, IMC

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El Papa llora ante las fotos de sirios cristianos crucificados, en medio de una guerra civil interna, que como to-das, cada vez será más trágica, por-tadora de crueldades insospechadas. Nos conmovemos con el secuestro de adolescentes nigerianas por parte de un grupo fundamentalista islámico, ignoto para casi todos en gran parte de Occidente, menos para quienes vi-ven en esa región del planeta . Y Eu-ropa pone su alerta máximo cuando cientos de desesperados quieren sal-tar los alambrados de Melilla, en el norte de Africa, para lanzarse a cru-zar el Mediterráneo.

Solo por tomar situaciones de gran impacto que los medios de comuni-cación tradicionales y los “nuevos”

Las constantes migraciones, la cada vez mayor conectividad de las comunicaciones, los enormes y veloces cambios culturales, requieren que prestemos una constante atención al otro, a ese distinto que irrumpe de manera impensada.

online, pusieron ante nosotros en los últimos tiempos. Incluso, las redes sociales, se hicieron eco de una cam-paña “Devuelvan a nuestras chicas” (#BringBackOurGirls, para los que están en Twitter) a la que se sumaron estrellas de Hollywood y la primera dama de los Estados Unidos. Nues-tro planeta en línea ya no como una aldea global sino en una reunión de vecinos de un edificio o de la cuadra de un barrio, intentando buscar al-guna solución rápida a un problema que nos angustia. Claro que en ningu-no de estos casos, por buena voluntad que le pongamos entre todos, les hace demasiada mella a quienes deben to-mar las decisiones para soluciones de fondo. Porque aunque nos parezca

que todavía en el siglo XXI hay perso-nas martirizadas por ser de una u otra religión, lo cierto es que las religiones no explican ninguna escalada violen-ta. Por el contrario, detrás, siempre hay algo más inquietante: el tráfico de personas, de armas, realidades so-ciales extremas (donde las personas se vuelven parte de un intercambio, de un trueque, de un pago); allí donde el Estado no está, donde desaparecieron las estructuras sociales. Así, las imá-genes y el relato son tomados y resig-nificados -no de manera inocente- en una estratégica manera de ejercer lo que el poder siempre busca: el con-trol social. Imponer lo que todos sen-timos en esos momentos: horror y te-rror. ¿Vendrán por nosotros?

Encuentro con las culturas: ¿�uién es el otro? A

ctualidad

Por: Alba Piotto

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Dios había puesto en sus corazones desde siempre. Eso, no solo fue ape-lar a la memoria de los Profetas sino también resignificar lo que ya esta-ba escrito en la vida de su pueblo. Un paso inicial, imprescindible.

Desconozco qué habrá querido de-cir el papa Francisco cuando les pi-dió a los jóvenes que hagan lío. Pero sé que fue un llamado muy potente de alguien que sabe cómo comuni-car lo que quiere y no deja nada libra-do al azar. Tanto es así, que la frase pegó fuerte y salió de las fronteras de lo meramente eclesiástico y católico: fue apropiada por muchos para de-finir un mínimo gesto de aire fresco, una acción que mueve hacia adelan-te, que despabila lo establecido, que es capaz de cuestionar fundamentos y raíces, que da la posibilidad de mos-trar un camino que merece –al menos- ser transitado. Entre tantos “gestos de Francisco” en su primero año como Papa, creo que también ese “hagan lío” marcó un paso inicial e imprescindi-ble. Como aquel que siempre me ha-bía llamado la atención de Jesús en su comunidad donde hizo… lío.

Dudo que haya un épica de encuen-tro entre culturas. Hace tiempo que Cristo y Buda conforman una alian-za sui generis en muchos hogares. ¿Es impropio? Hace tiempo, desde la Conquista, que expresiones culturales y religiosas resistieron ser asimiladas dando paso a un sinfín de maneras de trascender un sistema de creencias.

Así, en situaciones extremas don-de los fundamentalismos fluyen, se hace difícil mirar al Otro, a ese distin-to que irrumpe de manera impensada, casi siempre desesperada o alienada, porque la primera reacción será re-fugiarnos en lo que nos da certezas y tranquiliza nuestro propio esquema de pensamiento y valores. Dejamos a consideración que existe una esencia según uno haya nacido en tal o cual territorio; a esas identidades indivi-duales y colectivas que se mueven en una cultura. Y en nombre de las cua-les, se excluyen o incluyen seres hu-manos que en el contexto global, sim-plemente, se pierden. En definitiva, pensamos, son “los Otros”. ¿Lo son? Deberíamos, al menos, cuestionarnos qué pasa si la identidad, en sentido estricto, no existe. Dar la posibilidad de considerar que es una construc-ción que hacemos según contextos particulares.

En un mundo globalizado y digital -nos guste o no, sepamos manejarlo o no, es la sociedad en la que vivimos- los cimientos construidos durante si-glos parecen resquebrajarse. No solo para responder ya quiénes somos, sino acerca de si somos solos o con otros, y sobre todo, para darnos cuen-ta que nosotros mismos, también, so-mos ese Otro.

Hay algo que siempre me llamó la atención de Jesús y es que conservó y observó hasta el final, la tradición de su pueblo, de su comunidad. No hubo gestos ni palabras de deserción, más bien un sentimiento de dolor por aquello que no correspondía a lo que

¿Es incorrecto? Y otras, como la de los esclavos africanos que recalaron en Brasil, se imbricaron de manera tal que aun hoy las celebraciones de la fiesta de Iemanjá, en San Salvador de Bahía, son concurridas por propios y extraños. Ni hablar del culto a la Pa-chamama, la santa madre Tierra, en las regiones andinas y de todas las ex-presiones de lo que se llama “devoción popular” que lejos de perder fuerza y adeptos, se sostuvieron.

Por otro lado, hombres y mujeres, hoy se encuentra todos los días, a cada momento, a través de Internet, ese gran Aleph que nos hace partíci-pes online, frente a situaciones que viven otros muchos seres humanos a miles de kilómetros de distancia, y en todos los idiomas y expresiones posi-bles. Como la de los crucificados en Siria, las adolescentes de Nigeria o de los desesperados en busca de una vida

–al menos, vivible- lejos de las miserias y la exclusión.

Sin embargo, este grado de infor-mación y posible diálogo que nos par-ticipa, no implica de hecho un com-promiso. Lo más relevante, en todo caso, es comenzar a pensar en que es a partir de ese Otro, que cada uno está obligado a transformarse a sí mismo si quiere construir puentes y trazar vínculos. Y saber que las certezas, por muy bonitas que sean, conllevan el pe-ligro de amarrarnos, impidiéndonos avanzar, a dar un paso, el primero, el necesario, el que abre el camino.

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Un año después de la inauguración del nuevo centro, que se produjo el 29 de octubre de 2012, el responsable de este mismo, el padre Diego Cazzola-to (italiano y uno de los pioneros de la misión en Corea), inició un curso de formación con el objetivo de crear un grupo de personas interesadas al diá-logo interreligioso y con el cual poder llevar adelante un proyecto más am-plio de conocimiento y diálogo con los miembros de otras religiones.

Esta capacitación consistió en cua-tro reuniones y contó con la presen-cia de cuatro religiosas, cinco laicos, un misionero nuestro mozambique-ño y un diácono diocesano que está pensando en la posibilidad de hacer-se misionero de la Consolata. Los te-mas de los encuentros fueron los si-guientes: la primera consistió en la

presentación de los objetivos del pro-grama, la historia del diálogo en la Iglesia basándonos en los diversos documentos papales y el de los del Consejo Pontificio para el Diálogo In-terreligioso. La segunda reunión fue más práctica, con actividades de grupo relacionadas con los sentimientos que provoca el encuentro con personas de otras religiones (miedos y expectati-vas) y la presentación de los cuatro ti-pos de diálogo: en la vida, en el trabajo, el de los profesionales y la puesta en común de la experiencia religiosa.

La tercera se centró en las palabras más importantes del Diálogo: la iden-tidad y la diferencia, la empatía y pa-sión, escuchar y comprender a los de-más. Siguió un breve intercambio en grupos sobre estas palabras y la forma de aplicarlos en la vida real de cada

día. Por último, la cuarta reunión fue una experiencia concreta de encuen-tro y diálogo con personas de otras religiones. Para ello, fueron invitados un monje budista zen, Ji-kwang, y una monja budista "won" (budismo corea-no), Lee Yo-sol, las cuales son perso-nas que están abiertas al diálogo. To-dos se mostraron satisfechos con el resultado y se comprometieron a se-guir encontrándose para profundizar la formación, inserta en un proyecto más concreto y elaborado, que inclui-rá visitas a otros centros religiosos, iniciando por la de los dos invitados.

Como dice el padre Diego, "Esta ca-pacitación tuvo como objetivo sembrar las semillas de la creación de un grupo de diálogo interreligioso con la que se puede preparar y trabajar un proyecto serio y duradero."

Una de las principales actividades de los Misioneros de la Consolata en Corea es el del diálogo con las otras religiones. En 1999, se creó el centro llamado Fuente de Consolación, actualmente ubicado en Yusong-dong (en la diócesis la Taejon), que nos ha llevado a un renovado compromiso y celo por esta importante dimensión de la misión en Asia.

Corea del sur: el diálogo interreligioso A

ctualidad

Por: P. Álvaro Pacheco, imc

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Diálogo ecuménico: un camino por recorrer

La ciudad portuaria de Busan (Co-rea del Sur) fue sede de la décima edi-ción del Consejo Mundial de Iglesias y tuvo como lema: “Dios de la vida, con-dúcenos hacia la justicia y la paz”. En la Asamblea estaban presentes unas 345 Iglesias que integran el CEC (or-todoxos, anglicanos, protestantes y otros). La Iglesia Católica Romana no es parte integrante del organismo aunque colabora activamente en va-rios campos y de varias maneras. El Papa Francisco ha enviado una dele-gación de veinticinco personas y un fraterno mensaje.

La temática de esta edición fue "Dios de la Vida, condúcenos a la justi-cia y la paz". Había cerca de 3.500 dele-gados provenientes de todos los rinco-nes del mundo. Durante esta reunión, los participantes pidieron a todos los cristianos que trabajen activamente para promover la dignidad humana y la construcción de una sociedad justa. Por otra parte, una de las primeras de-cisiones del nuevo comité central del cmi fue la elección de un director, la pastora anglicana Dra. Agnes Aboum, la primera mujer y primer miembro de Africa, en 65 años de historia, que lidera este comité.

La Iglesia católica estuvo represen-tada por unas 60 personas, entre ellas una delegación del Vaticano encabe-zada por el cardenal Kurt Koch, pre-sidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristia-na. Nuestro Padre Diego Cazzolato, miembro de la Comisión de Diálogo Ecuménico e Interreligioso de la Con-ferencia Episcopal de Corea, fue uno de los miembros de la delegación ca-tólica. Dijo que los temas que se trata-ron fueron muy interesantes y cubrie-ron una variedad de temas asociados precisamente a la tematica de Justicia y Paz. Obviamente, la delegación ca-tólica estaba presente en condición de observador; el cardenal Koch pre-sentó los saludos del Papa Francisco y uno de los momentos de oración fue

lugar para encontrarse con gente y or-ganizaciones de todo el mundo, algo que visualmente manifiesto debido al colorido de las vestimentas, caracte-rísticas de cada iglesia y / o contexto cultural, discutiendo importantes te-mas y otros relacionados, por supues-to, con el mensaje del Evangelio. Por otro lado, había una sensación de de-cepción asociada con el hecho de que el tema del diálogo que se ha hecho en-tre la Iglesia católica y varias iglesias representadas no han sido menciona-dos. De hecho, cerca de 120 teólogos católicos y protestantes redactaron un documento durante los últimos siete años en una visión común de la Igle-sia, pero este documento no fue pre-sentado en la Asamblea, seguía sin conocerse. Aún más: el padre Diego, delante de semejante diversidad de vi-siones, experiencias e iglesias, piensa que la unidad de los cristianos parece cada vez más inalcanzable.

dirigida por miembros de la delega-ción católica.

El programa consistió esencial-mente en la presentación de los temas, seguido de reuniones para el estudio de la Biblia y por grupos de discusión e intercambio, cuya formación fue determinada por una lengua común. Curiosamente, este mega-encuentro fue muy repudiado por miembros de diversas iglesias protestantes que no forman parte de este Consejo Mun-dial, en su mayor parte pequeñas igle-sias y sectas que se manifestaban to-dos los días en la entrada del complejo donde se llevava a cavo el encuentro. Muchos de ellos, incluso, llegaron a considerar este encuentro como obra del diablo.

Según el padre Diego, había entre los católicos presentes una mezcla de sentimientos contradictorios: por un lado, algunos enfatizaban lo positivo que fue haberse reunido en un solo

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Antes de contarle hermanos como se ha iniciado y se vive esta nueva ex-periencia y reto que el Instituto en esta Región ha querido afrontar; quie-ro empezar con estas palabras:

“Queridísimos amigos les escribo una Carta para marcar un camino de conversión. Les envío un instrumen-to para ayudar a unos y otros a estar presentes en medio de las comunida-des. Como el Santo Padre quiere mar-car un camino para los próximos años, un camino de conversión, yo también me uno a él para marcar un camino en el que vayamos juntos hacia la misma dirección. Los invito a salir ‘del siem-pre se hizo así’ para un caminar nuevo. Este impulso nuevo se ha visto mar-cado por la llegada del Papa Francis-co. Os invito hacernos cargo de llevar adelante la Alegría del Evangelio”.

Estas son palabras que nuestro pas-tor, Mons. Carlos María Franzini, nos

dijo al inicio del plan Pastoral anual de la Arquidiócesis. Y grafica perfec-tamente la nueva comunidad apostó-lica formativa internacional que nace con el objetivo de formar los jóvenes que se preparan para la misión desde la misión.

Estamos ubicados en la Parroquia Nuestra Señora de la Misericordia que está en el departamento de Las He-ras, en la ciudad de Mendoza, donde se encuentra el imc desde el año 1999. Nuestra Comunidad se caracteriza por estar en un barrio más bien mar-ginal de esta ciudad. Está conformada por ocho integrantes de diferentes na-cionalidades, entre las que se encuen-tran Brasil, Colombia, Italia, Kenia y Tanzania. De ellos tres sacerdotes, pa-dre Thomas Ishengoma que acaba de llegar de Tanzania como formador y párroco; padre Antonio Merigo, ecó-nomo de la comunidad, y el padre

Pedro Togni. Y como estudiantes de teología están: Danilo Dario, José Sil-va, Joseph Chege, James Muthoka y Vicent Ochieng.

La comunidad formativa y el año lectivo iniciaron en Marzo con la com-pañía de los padres Antonio Gabrieli (Superior Región Argentina) y Jorge Pratolongo. Los estudios de Teología se realizan en el Seminario Arquidio-cesano de Mendoza, Nuestra Señora del Rosario, en convenio con la Univer-sidad Católica Argentina. La actividad académica está combinada con labores pastorales entre la que se encuentran: animación juvenil, catequesis, acom-pañamientos a las diferentes comuni-dades (capillas, colegio), visitas a fami-lias y personas enfermas, entre otras.

No se puede negar y brota en el ros-tro la sonrisa por lo que estamos vi-viendo en esta comunidad que nos ha acogido de brazos abiertos y ha dis-puesto todo para hacernos sentir par-te de esta gran familia. Cada día para nosotros suma una gran cantidad de conocimientos, experiencias hasta de amigos por ser nuevos en estas tierras.

Desde nuestro inicio de los estudios teológicos se puede ver lo extraordi-nario de las personas que Dios ha puesto en nuestro lado: empezando por los compañeros de clase, profeso-res y hasta el personal administrativo, se puede ver lo contento que se en-cuentran ellos por compartir con un Instituto religioso como el IMC. Cau-sa gran admiración la internacionali-dad del Instituto y la forma de vivir en comunidad.

Visitamos al Colegio nuestra Se-ñora de la Consolata, conocimos sus

Con el objetivo de formar los jóvenes que se preparan para la misión desde la misión, nace con la necesidad de contextualizar la formación creando pequeñas comunidades formativas insertas en un contexto pastoral.

Comunidad formativa de Mendoza

Por: Comunidad Formativa de Mendoza, imc

Nuestra pres

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instalaciones, y lo más importante es que estuvimos dialogando con docen-tes y empleados, entre ellos la repre-sentante legal del plantel educativo. Se generaron muchas expectativas y ga-

nas de trabajar en equipo como una sola familia, como Consolatinos ex-traordinarios en lo ordinario de la vida.

Otro momento muy importante que no se puede dejar pasar por alto fue el encuentro que tuvimos con el grupo de jóvenes JMC (Jóvenes Misioneros de la Consolata). Nos conocimos, le contamos a grandes rasgos el caminar

vocacional y de misión hasta hoy, y ellos hicieron evaluación de activida-des del año 2013. Participamos juntos de la Eucaristía, cantamos alegres y vivimos en realidad como si nos hu-

biéramos conocido hace mucho tiem-po. Después de esos buenos momen-tos fuimos a compartir a la casa de un miembro del grupo; lo que permitió crear por ambas partes muchas ilusio-nes para el trabajo en animación mi-sionera, cuidando del grupo ya forma-do y buscar animar a otros para que se unan al JMC.

Notamos claramente que falta un buen camino por recorrer, todos los laicos nos han invitado a sus grupos y queremos compartir sin quitarles protagonismo, son ellos los más im-portantes; de los que aprenderemos ya que tienen dones grandes que ofre-cer y ellos aprenderán mucho porque también tenemos grandes cosas por dar. La creación de esta nueva comu-nidad exige en el Instituto un cambio de estructuras físicas y mentales, una nueva pedagogía y nuevas perspecti-vas misioneras.

Actualmente nos encontramos al inicio de la construcción del proyec-to comunitario de vida teniendo en cuenta el esquema de nuestra Región Argentina en el contexto de la for-mación de base de nuestros semina-rios teológicos. Esta comunidad está constantemente abierta al diálogo, a la amistad y al trabajo pastoral entre laicos, seminaristas y padres. Todos tenemos mucho ánimo, y las palabras que salen de nuestras bocas son “Aquí se puede hacer un buen trabajo”, Dios y el Instituto nos han regalado una comu-nidad maravillosa.

¿Qué pasaría si todos los jóvenes de Argentina,

saliéramos a la calle a

encontrarnos con otros

jóvenes

Te desafiamos

a juntarte con tus

amigos para tratar

de descifrar la táctica

escondida dentro de

esta fabulosa fórmula

evangelizadora.

Nues

tra

pres

encia

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Mientras caminamos la vida y construimos la historia es imposible no darse cuenta con la diversidad de colores, códigos, acentos, rituales, formas de vestir, modos de pen-sar y soñar, que tienen las personas con quienes nos cru-zamos y encontramos.

Para quien profesa la fe en Jesucristo haciéndose su discípulo, este multicultural encuentro con lo diferente se presenta como el primer y gran desafío: A esto llamamos en lenguaje corriente: Misión.

Haciendo mías las palabras del papa Francisco en su Exhortación apostólica La alegría del Evangelio estoy profun-damente convencido que para los cristianos que se deci-den vivir a fondo la fe. “El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus recla-mos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo.” (eg 88)

El sentido de riesgo o arriesgar, en clave cristiana, sig-nifica que el cristiano presupone la capacidad de bajar el volumen a los propios parámetros culturales y modos par-ticulares de ver y vivir la vida para escuchar en modalidad

“hi-fi”, alta definición, el vibrar y sentir del otro. Si no hay una buena predisposición para acoger con fi-

delidad la diferencia portada por aquel que no es igual a mí, acabaremos por correr el gran riesgo de desfigurar el rostro de la persona con quien nos encontramos, a partir de nuestra subjetividad, o formas demasiadas personales de leer y percibir la realidad.

En la gran aventura de Evangelizar, una de las preocu-paciones con la cual nos enfrentamos hoy como Iglesia, es el hecho de relativizar la experiencia del encuentro con Dios, por el simple hecho que no hay tiempo para parar y cuestionarse con profunda seriedad y convicción sobre la intervención eficaz y certera del Infinito en la finita vida de la humanidad. El ritmo fast food ha hecho de la búsqueda de Dios una experiencia sin raíz y vacía de sentido. “Este relativismo práctico es actuar como si Dios no existiera, decidir como si los pobres no existieran, soñar como si los demás no existieran, trabajar como si quienes no recibie-ron el anuncio no existieran.” (eg 80).

El problema de fondo que se nos presenta no es sólo de carácter espiritual, la gran problemática nace de la falta de tiempo para escuchar y encontrarse auténticamente con el otro. Es el encuentro auténtico con el otro que me interpela y

Rincón Joven

Buscando el rostro del otro

ficha 38ficha 39

habilita, desde su diferencia, a dar el paso para un encuen-tro único y verdadero con el Resucitado.

Mientras buscan el rostro de Dios a través del rostro de aquellos con quien todos los días se encuentran, los invito a juntarse en grupo y tratar de responder estas preguntas iluminadas a partir de la exhortación del Papa Francisco. Este compartir los ayudará a reforzar el coraje y la alegría para poder vivir a full la magia del auténtico encuentro y enriquecimiento con la diferencia. ¡Buen trabajo!

Necesitamos reconocer la ciudad desde una mirada contemplativa, esto es, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus pla-zas. (eg 72)

¿Cómo puedo hoy vivir y testimoniar la fe en clave cristiana?

¿Qué quiere decir el Papa Francisco cuando nos invita a tener una mirada contemplativa sobre la ciudad?

Nuevas culturas continúan gestándose en estas enor-mes geografías humanas en las que el cristiano ya no sue-le ser promotor o generador de sentido (eg 73)

¿Cómo podemos anunciar la Buena Nueva en aquellos lugares donde ya no quieren oír hablar de Jesús?

¿Cuáles son los nuevos rostros de la sociedad a los que tenemos que ir al encuentro como cristianos hoy?

Evangelizar requiere imaginar espacios de oración y de comunión con características novedosas, más atractivas y significativas para los habitantes urbanos. (eg 73)

¿Qué ideas y prácticas nuevas podemos realizar para evangelizar estos tiempos en que vivimos?

Por: P. Mauricio Guevara, imc

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Mateando con AllamanoEn este 2014 –Año de Allamano– unite a los Misioneros de la Consolata que, entre mate

y mate, ya están conociendo la gran figura de su Fundador José Allamano. Después de

haber participado de este desafio podrás formar parte de la red de jóvenes de los diferentes puntos de Argentina que ya

matearon con Allamano y se preparan para la misión. Allí donde hay Misioneros de la

Consolata, pide participar en el encuentro Mateando con Allamano y…

sumate a la alegría de sentir el sabor de la Misión.

Si deseas participar de los eventos juveniles, recibir información o material del encuentro debes buscarnos en: Facebook: www.facebook.com/jemar.jovenesenmisionargentina Mail: [email protected] Tel: 011 4455 0863

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13 al 17 de Julio

28 al 30 de noviembre

16 al 20 de febrero de 2015

Si andás buscando cuál es el sentido de tu vida y querés que Dios te muestre algunas pistas, inscribite ya y no pierdas la oportunidad de hacer esta experiencia desafiante junto a otros jóvenes.Edad: chicas y chicos de 17 a 25 años | Lugar: San Miguel | Precio: $250 Cupos limitados, inscripciones abiertas hasta el 6 de Julio.Si querés participar y tenés dificultades económicas, ponete en contacto con la Animacion Misionera : [email protected]

Ya caminaste alguna vez por el desierto interior? ¿Sabías que allí se puede escuchar la voz de Dios? Inscribite y preparate para vivir esta trascendente aventura.Edad: chicas y chicos de 17 a 25 añosCupos limitados, inscripciones abiertas hasta el 23 de NoviembreAcercate al lugar más próximo donde viven los Misioneros y Misioneras de la Consolata y compartí con ellos este momento.

Antes de nacer, Dios ya había pensado un proyecto para nosotros. Si descubriste que El te llama a seguirlo de manera radical, inscribite y preparate para dar tu sí al Servicio de Dios en la Misión.Edad: varones de 17 a 25 años | Lugar: San Miguel | Precio: $250Cupos limitados, inscripciones abiertas hasta el 8 de Febrero (2015)

Retiros para jóvenes

de 2015

14 al 22 de Junio

5 al 18 de Enero

Acercate al lugar más próximo donde viven los Misioneros y Misioneras de la Consolata y celebra con ellos la Fiesta de nuestra Madre, María Consolata. Consultá las iniciativas en la página Facebook: www.facebook.com/jemar.jovenesenmisionargentina

Viví un verano diferente lleno de aventura y misión. Inscribite y sé uno de los elegidos para vivir este maravilloso momento.Edad: chicos y chicas entre 17 a 25 añosLugar: Resistencia - Chaco | Precio: $250 Cupos limitados, inscripciones sujetas a selección.

Más encuentros…

Rincón Joven

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2014Pascua Joven MisioneraLa Pascua Joven es un retiro con carácter misionero en la cual se busca que los jóvenes vivan una experiencia espiritual y comunitaria del misterio de la pascua. El objetivo es comprender y vivir con un profundo sentimiento las diferentes actividades, charlas y testimonios que iluminan los temas más sensibles de

la semana santa: jueves santo (oración, servicio, eucaristía), viernes santo (silencio, pasión, muerte), sábado a la mañana

(espera, vacío), sábado a la tarde (esperanza, resurrección).

Rinc

ón Jo

ven

(Por Daniel Benicio)

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Noticias

Faithbook, el libro de la Fe, conocido como la milenaria Biblia, fue el GPS –guia para la salvación– que llevó a 35 jovenes, a realizar un encuentro único e inconfundible con el Creador de la vida.

Faithbook Pascua Joven Misionera

¿Qué pasó?Un grupo de chicos y chicas de diferentes partes del país, vivieron una experiencia inolvidable, pues, fue-ron desafiados a sondear los cimientos de la propia fe para asi aprender a dar razones en el Dios que creen. Recordar y revivir los días de la pasión, muerte y re-surrección de Jesús invitó a todos a abrir el corazón al mensaje central de la fe y al acontecimiento que cam-bió la historia de la humanidad para siempre.

¿dónde fue?En la provincia de Jujuy, precisamente en el Barrio Alto Comedero, en medio de una comunidad cristiana per-teneciente a la Parroquia de la Medalla Milagrosa, don-de los Misioneros de la Consolata trabajan hace ya al-gún tiempo. La comunidad en cuestión tiene la capilla de la Inmaculada que abrió sus puertas y ha acogido fraternalmente a todos. Fue allí donde se realizaron to-das las actividades de la Pascua Joven Misionera.

¿cuándo se realizó?Entre los días 16 al 20 de abril de este año.

¿Quién participó? Un grupo de 35 jóvenes, chicos y chicas, que vinieron de Buenos Aires, Mendoza, isla de Caña, Tartagal, Sal-ta, Oran, Formosa y Jujuy. Todos fueron bautizados con el apodo Pascualinos. Sin contar con toda la gen-te que participó de una Semana Santa diferente. En total, 45 las personas que vivieron este maravilloso

y auténtico encuentro misionero, pues el equipo de Animación Misionera formado por padres, hermanas y seminaristas, eran de diferentes culturas: África, América, Europa y Asia.

¿Qué hicieron?Por las mañanas se incursionó en el arte de rezar y me-ditar, pasar un tiempo más íntimo con Jesús. También la formación y dinámicas preparadas para los temas centrales de cada dia (Eucaristía, Cruz y Resurrección) ayudaron a aumentar el conocimento del Misterio Pas-cual para así poder hacer una vivencia personal y espi-ritual profunda. Las tardes y noches fueron interesan-tes porque los pascualinos participaron activamente en las celebraciones propuestas por la Liturgia del triduo pascual y vividas por la comunidad cristiana de la capi-lla de la Inmaculada.

¿Qué sentimientos prevalecieron?La buena disposición para trabajar en equipo, la cola-boración desinteresada, la participación activa en las actividades propuestas, la capacidad de generar y cul-tivar amistad, el buen humor, la sencillez y la alegría han sido rasgos distintivos de estos días.

¿Qué certezas encontraron?Los pascualinos testimoniaron que no estamos solos en

este mundo. Cristo realmente resucitó como lo había dicho.¿cómo acabó?

Los jóvenes volvieron profundamente tocados por la experiencia resucitadora de la Pascua y con ganas de comenzar a dar frutos, y todo esto gracias a la dulce y paciente intervención de Dios en sus vidas.

Los invitamos a visitar la página Facebook: Jem Ar, donde hay al-gunas instantáneas de nuestra convivencia que resumen los dife-rentes momentos vividos.

Por: Equipo nacional amv

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Misionero sin «misión»José Allamano, sacerdote diocesano, hombre del confesionario y de los ejercicios espirituales, consejero de sacerdotes y laicos, de letrados y humildes, de ricos y pobres; el hombre que pasa horas en oración en el Santuario de la Consolata, de trabajo en su estudio, el ciudadano de Turín que se vuelve ciudadano del mundo. Es el testimonio viviente de que una iglesia local puede tener una dimensión misionera ad gentes.

Me han pedido que les cuente sobre la vida del beato José Allamano. Como primer dato les puedo decir que José nació en un pueblito famoso de Ita-lia llamado Castelnuovo d'Asti; famo-so porque en él nacieron muchos san-tos, como San Juan Bosco, el cardenal Cagliero (uno de los primeros misio-neros salesianos que llegaron a la Pa-tagonia, confesor de la beata Laura Vicuña y Ceferino Namuncurá); allí también nació su tío santo José Cafas-so (director espiritual de Don Bosco, gran confesor, modelo, maestro y for-mador de sacerdotes). También muy cerquita de ese pueblo nacieron San-to Domingo Savio y el cardenal Gui-llermo Massaia (un gran misionero de Etiopía, en África).

Bueno, volvamos a lo nuestro: Jo-secito nació en el seno de una familia campesina, era el cuarto de cinco her-manos, que quedaron huérfanos muy pronto, ya que su padre murió cuan-do él tenía apenas tres años. Y a partir

de entonces, con esfuerzo, buena vo-luntad y confianza en Dios, su madre María Anna se hizo cargo de la fin-ca familiar y de educar con buenos ejemplos y palabras a sus hijos.

Cuando José terminó la escuela pri-maria, su querida y recordada maes-tra Benedetta Savio y el alcalde del pueblo convencieron a su mamá para que mandara a su hijo a seguir sus estudios en la ciudad. Es así que José dejó su casa y partió para el Oratorio salesiano de Valdocco donde se en-contraba Don Bosco y tuvo la gracia de tenerlo como confesor. Los cua-tro años que pasó junto a él, como les sucedió a otros muchachos, dejaron una profunda huella en su vida. De hecho, el afecto por este gran maes-

tro perduró siempre en su corazón. Don Bosco quería que fuera sacer-dote salesiano, pero él, no sintiéndo-se llamado hacia esa vocación, entró en el Seminario diocesano de Tu-rín, a pesar de la oposición de varios

familiares, especialmente la de sus hermanos mayores que querían que siguiera estudiando. Pero él se puso firme y les dijo muy decidido: «El Se-ñor me llama hoy, no sé si me llamará dentro de unos años».

En el seminario estudió y se pre-paró para ser un buen sacerdote. Sus formadores insistían con frecuen-cia en la importancia de la oración, el estudio y la disciplina. Puntos en los que él estaba de acuerdo porque pen-saba que no había otra manera de lle-gar a ser un hombre cabal y buen sa-cerdote. Más tarde confesaría que sin el esfuerzo de cumplir con el deber, de ser responsable, no se llega a nin-guna parte. Para ser sacerdote, decía, hay que prepararse bien. De lo con-trario era mejor no serlo. Y miren si no lo logró, que un compañero suyo, que más tarde fue obispo, recordó: «Entre nosotros era el primero, no sólo por el apellido, sino por el estudio, las vir-tudes, por su bondad de corazón y por su buen carácter».

Un tiempito antes de terminar el se-minario muere su madre, fue un gol-pe muy duro para él. Pero siguió ade-lante. Pudo terminar sus estudios y ordenarse sacerdote en su pueblo con la compañía de sus hermanos y de su tío el Padre Juan.

Después de pasar unos meses en la parroquia de su tío, el obispo le pro-pone de ir como educador y director espiritual de los seminaristas. Respe-tuosamente le contestó que él era muy joven y que con apenas 23 años no se sentía de ser educador de los que has-ta en ese momento eran sus compa-ñeros y que preferiría ser párroco de

Testig

o

Por: P. Marcelo De Losa, imc

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un pequeño pueblito para hacer bien las cosas. El obispo le contestó que no había problemas que le daba la parro-quia mejor de la diócesis, que no tu-viera miedo que sus compañeros lo iban a querer, a escuchar y que todo saldría bien. Así que le dio su bendi-ción y él regresó para el seminario pensando que si lo quería el obispo era la voluntad de Dios.

Allamano, a pesar de que era un hombre de salud bastante frágil, era inteligente y tenaz. Así que puso todo su esfuerzo para procurar una formación humana y cristiana inte-gral de sus seminaristas, para forjar-los a ser hombres que tengan fuerza de voluntad y decisión; que miren el futuro con grandes ideales y, al mis-mo tiempo, que tengan los pies bien plantados sobre la tierra. Potencian-do la alegría, la generosidad, la liber-tad de expresión, el amor a los demás y la sinceridad. En fin hombres he-chos y derechos… Bueno como ven, el Padre José era un hombre exigente y humano a la vez; uno de sus semina-ristas decía que los guiaba con mano fuerte y una sonrisa en sus labios. Es que él estaba convencido que hay que unir fortaleza y bondad, autoridad y comprensión.

Después de estar siete años en el se-minario, nuevamente lo llamó el obis-po y le dijo que lo acababa de nombrar responsable del santuario de la Vir-gen Consolata, la patrona de la ciudad. El Padre José con sus casi treinta años de edad le respondió nuevamente que él era muy joven para hacerse cargo del santuario más importante de la diócesis. Y el obispo le contestó tran-quilamente, «no te preocupes, ser joven es un defecto que se pierde con los años…»

Muchos de sus amigos le decían que era una locura aceptar, que era de-masiado joven, que muchos más du-chos que él habían rechazado la pro-puesta porque era una tarea difícil ya que el santuario estaba casi aban-donado, en ruinas, que se iba a que-mar si aceptaba… y no sé cuantas co-sas más. Pero él nuevamente aceptó, porque vio, una vez más, que lo que le pedía el obispo era voluntad de Dios. Sólo le pidió una cosa: que sería él quien elegiría a sus colaboradores.

Fue así que el Padre Allamano esco-gió al Padre Santiago Camisassa, que lo había conocido en el seminario y que según el Padre José tenía muchas cualidades que él no tenía. A partir de entonces, se forjaría una grande amis-tad que duraría más de 45 años traba-jando codo a codo, superando muchas dificultades y alegrándose con los muchos logros y proyectos que reali-zarían juntos. Empezando nada me-nos que con la restauración del San-tuario, convirtiéndolo en un templo bellamente restaurado y espiritual-mente renovado, haciendo de él un importante centro de devoción ma-riana donde todos acudían. Organi-zaron cofradías, novenarios, sábados marianos, grupos para todas las per-sonas. Se preocuparon también de di-fundir la devoción mariana mediante

una revista que contó con un gran nú-mero de lectores. Y por supuesto, a la fiesta de la Virgen Consolata el 20 de junio concurrían un montón de feli-greses venidos de todos los puntos de la diócesis. Todo un éxito.

El trabajo les quedaba grande, cada día les exigía más y más… pero se die-ron cuenta que faltaban más curas para atender a la gente. Y sin querer-lo armaron lío. Al lado del santuario había una casona, casi una mansión que había sido la sede del centro dio-cesano de pastoral y cerrada por el obispo debido a polémicas en la en-señanza de doctrina moral. Así que

había que convencer al obispo para que la reabriera.

Muchos amigos sacerdotes del Pa-dre José lo alentaban diciéndole que era el más indicado por ser el sobrino del P. José Cafasso, quien tanto había luchado por el centro, que el obispo se fiaría de él y no sé cuantas pero-ratas más. Al final, se atrevió a escri-birle al obispo una carta y qué sorpre-sa cuando el obispo lo mandó llamar: «¿Quieres abrir el centro de pastoral? Está bien ¡Ábrelo! Pero con una condición: que tú seas el director y el profesor principal de moral», le dijo sin rodeos. Pero el Padre José pensó: Yo profesor de los curas ¡Ni loco! Con todo el trabajo que tengo. Entonces, empezó a nom-brarles distintos posibles candidatos como el P. Richelmy, quien más tarde sería obispo. ¡Pero nada!

El obispo más terco que Allamano no quiso oír razones. Así que aceptó la decisión con tal de reabrir el centro. Más tarde el obispo estaría tan con-forme con el andar del centro pastoral que nombraría al Padre Allamano ca-nónigo de la catedral; y por si le falta-ba trabajo, lo hizo responsable de otro santuario: el de San Ignacio, una casa de ejercicios espirituales para sacer-dotes y seglares, donde también había estado su tío, san José Cafasso. Allí es donde mejor empezó a conocerlo. De él es esa frase que Allamano repetiría tantas veces: «El bien hay que hacerlo bien y sin tanto bombo y platillo».

Testigo

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Su contacto con los sacerdotes jó-venes despertó en él de nuevo la vo-cación misionera que había sentido ardientemente durante sus años en el seminario, pero que nunca pudo realizarla por su débil salud. Volvió a recordar a Guillermo Massaia, ese gran misionero capuchino que tanto entusiasmo le provocaba escuchán-dolo hablar de su misión en Etiopia cuando regresaba por sus vacaciones. A los primeros misioneros salesianos que partían para la Patagonia, a Da-niel Comboni, otro gran misionero que venía del África. Todo este celo apostólico lo inculcó a los sacerdotes. Lo tenía claro: él no había podido ir a las misiones, pero otros podrían ha-cerlo. Y llevó a su oración este anhelo, «Tengo que hacer algo, Señor».

Y así fue que junto al Padre Santia-go se lanzaron a fundar una familia de misioneros para el África. No les fue fácil. Entre tantas dificultades, en el 1900, una grave enfermedad lo dejó al borde de la muerte. Todo parecía terminado y sin esperanzas. Su ami-go, el cardenal Richelmy, se acercó a su lecho de muerte y le dijo:

—«Qué hacemos?» —«Voy al cielo», responde el moribundo. —«Pero,...¿y la fundación del Instituto?»—«Otro se preocupará de ella».—«No, no morirás. El Instituto se debe fun-dar y tú debes ser el Fundador».

Poco tiempo después se salvó mi-lagrosamente, gracias a las fervien-tes oraciones de mucha gente di-rigidas a la Virgen de la Consolata.

Un año después, recibió la autoriza-ción para dar inicio a su fundación. Así surgieron los misioneros, sacer-dotes y laicos. Algunos años más tar-de, el Papa Pio X le animó para que fundara también el Instituto de Her-manas Misioneras previendo la nece-sidad de personal femenino califica-do para la misión ad gentes. Si bien él no se sentía seguro de embarcarse en este proyecto, el Santo Padre le ayudó a ver claramente la voluntad de Dios. Y fue así que puso en marcha la funda-ción de las Misioneras de la Consolata. Pero humildemente él pregonaba que la verdadera fundadora de los Institu-tos «es la Virgen Consolata».

Y así fue que empezó a formar a sus misioneros y misioneras inculcándo-les a crecer en todas las virtudes ne-cesarias para la misión: la fe, la espe-ranza, el amor, la humildad, el celo apostólico, la energía, la aplicación al estudio especialmente de las lenguas

(culturas) y al trabajo manual. Decía «Sin energía y alegría, un misionero es como si no existiera».

Finalmente murió en Turín el 16 de febrero de 1926. En su testamento es-cribió: «Por ustedes he vivido tantos años, y por ustedes he consumido bienes, salud y vida. Espero que, al morir, pueda con-vertirme en su protector desde el cielo». Su muerte sacudió a una ciudad entera. Una multitud enorme de fieles visitó sus restos mortales expresando apre-cio, gratitud, veneración. La fama de santidad, de la que gozó en vida, no se apagó. El 7 de octubre de 1990 el Papa Juan Pablo II lo declaró beato y lo propuso como modelo de vida cris-tiana y sacerdotal y ejemplo de espíri-tu misionero.

Allamano vivió su ministerio sa-cerdotal apasionadamente. El estaba convencido que ser sacerdote era es-tar al servicio de los demás. El com-prendió una verdad que no ha estado presente en la conducta de la Iglesia hasta estos últimos años: que el anun-cio del Evangelio no es sólo tarea del misionero que se marcha entre aqué-llos que no lo conocen todavía, sino que es un compromiso de toda la Igle-sia; y la Iglesia se concreta, ante todo, en la diócesis; es un compromiso y es un deber de la Iglesia local.

Así fue como un sacerdote, abierto a los problemas sociales de su tiempo, que con la fundación de dos institu-tos misioneros, se proyecta más allá de su tiempo y ha llegado a otros paí-ses, pueblos y continentes.

Misioneros de la Consolata en ArgentinaCasa RegionalJoSé boNiFaCio 1774, [1406] Ciudad de bueNoS aireS tel: (011) 4632-3940

Noviciado LatinoamericanoJuaN XXiii 2460, [b1683deP] martíN CoroNado (bS. aS.) tel: (011) 4842-1820

Seminario FilosóficoJuliÁN martel 1550, [b1663gHl] SaN miguel (bueNoS aireS) tel: (011) 4455-0863

Animación Misionera [email protected]

Pquia. Nuestra Señora de la MisericordiaSucre 2675 • el Plumerillo, [m5539cZB] • laS HeraS (mendoZa) tel: (0261) 448-9773

Pquia. Ntra. Sra. de Pompeyabilbao y Fraga 581villa PomPeya, [b1722oSi]merlo (bueNoS aireS)tel: (0220) 489-3602

Pquia. de la Medalla Milagrosaav. Fuerza aérea 1527, [Y4600Xaa] • alto comedero, (JuJuy) tel: (0388) 427-5858

Pquia. San Ramón NonatoP. Pedro y arÁoz, [4560]tartagal (Salta)tel: (03873) 424-370 CaSa: (03873) 422-540

Parroquia San LorenzoHiPólito irigoyeN S/N,[4564] CoroNel JuaN SolÁmorillo (Salta)

Hermanas Misioneras de la ConsolataNemeSio Álvarez 957, [1744] moreNo (bueNoS aireS) tel: (0237) 462-0560

Laicos Misioneros de la ConsolatalmC-argeNtiNa.blogSPot.Com

Jóvenes Misioneros de la [email protected]

Colegio Nuestra Señora de la ConsolatagomeNSoro y 3 de Febrero, [5519] • GuaYmallén (mendoZa) tel: (0261) 4452-282

Instituto Pablo VIlibertad 2869, [2400]SaN FraNCiSCo (Córdoba)tel: (0356) 4431-416

Testig

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Rostro femenino

El Padre José Allamano nunca salió de Italia, pero su corazón sabía ir más allá, al encuentro de pueblos y culturas distintas. Era su pasión por el Evangelio lo que le ensanchaba el corazón y la mente, y con esta apertura se volvió maestro de misioneros y misioneras.

Encuentro de culturas

Es interesante escuchar al Padre Fundador cuando habla de manse-dumbre, una actitud y un valor in-dispensable en la misión, por el en-cuentro intercultural que allí se da: «Cuando estén en las misiones la manse-dumbre tendrá para ustedes una impor-tancia extraordinaria [...] es una virtud moral necesaria en las relaciones con los demás y en vista del bien que queremos brindarles».

Hace algunos años, después del martirio de la Hermana Leonella, que murió diciendo: «Perdono, perdono, per-dono» , nuestro Instituto de Misione-ras ha propuesto hacer el voto de la no-violencia, nombre moderno de la mansedumbre enseñada por el Beato Allamano. Al fin de cuentas, no signi-fica nada más que una cualidad de las relaciones humanas que hace crecer, y la misión no es nada más que el en-cuentro/relación con personas de cul-turas y costumbres diferentes, a veces muy distintas de las nuestras.

Es cargando este q’epi (bulto de aguayo que las mujeres usan para transportar cosas en el altiplano andi-no) de experiencias y enseñanzas que hemos llegado a Bolivia, el año pasado. Desde el 1° de febrero del 2013 las Mi-sioneras de la Consolata tenemos una comunidad en Vilacaya, en Potosí —un área campesina del pueblo quechua— con sus costumbres, valores y visión del mundo tan diferentes del nuestro.

El pueblo quechua resulta fascinan-te con la belleza de su arte, muy colo-rido, y su arraigo a las tradiciones an-cestrales. Es una nación sufrida, que al mismo tiempo no deja de mostrar su dignidad y orgullo. El encuentro con lo diferente siempre crea en no-sotros una reacción: a veces positiva,

a veces negativa. Es el día·a·día, el en-cuentro cotidiano que construye las relaciones, y es en cada día que esta-mos llamados a superar las diferen-cias por el bien común.

Para quien viene del ambiente urba-no, los primero que choca son los rit-mos de vida diferentes: en el campo todo se desarrolla más lentamente, los tiempos para concretizar proyectos son dilatados. Nos encontramos con el problema de la escasez de agua pero hasta ahora no hemos podido concre-tizar nada para resolver el problema.

Es ahí, en estos momentos, en que po-demos caer en el error de juzgar, de perder la paciencia y afectar, como consecuencia, nuestras relaciones. «No nos engañemos confundiendo el ardor apostólico con nuestra pasión». —advier-te el Padre Allamano— «La experiencia demuestra que cuanto más mansos son los misioneros y misioneras, tanto mayor es el bien que hacen».

Sus palabras resuenan en nuestra vida y nos indican un camino; nos recuerdan que estamos con la gente para caminar con las personas y jun-tos encontrar el Señor de la Vida. La hermana Irene Stefani, por su actitud

humilde y mansa, era llamada la Ma-dre Misericordiosa, y hasta hoy, en Gekondi, se siente su presencia de bien y de amor para con el pueblo.

Un encuentro siempre ocurre, por lo menos, entre dos. Hemos hablado de nuestra posición, de nuestra mi-rada hacia las personas distintas de nosotras, pero ¿qué pasa por la men-te de quien nos recibe en su tierra? No olvidemos nunca que somos ex-tranjeros, peregrinos, acogidos. Nues-tra experiencia fue increíble: nos he-mos puesto a la escucha de la gente

de Vilacaya y esta fue nuestra escuela para aprender a acoger de verdad. En todo caso, me imagino a las familias, a la noche en sus casas, hablando de nosotras: corremos, hablamos en voz alta, usamos mucho las manos mien-tras conversamos, somos como niñas que no saben qué hacer en los rituales, en el momento de saludar. A pesar de todo, nos quieren, respetan y gozan con nuestra presencia. Gracias a todos los pueblos del mundo que nos han re-cibido y dado lo mejor de su tierra y de su cultura: ahora nuestra familia mi-sionera tiene tesoros preciosos de un valor inconmensurable.

Rostro femenino

Por: Hna. Stefania Raspo, mc

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Ustedes tienen que amarse tan-to los unos a los otros hasta ser ca-paces de entregar la vida los unos por los otros. Ustedes tienen que amar tanto a las gentes a la cual son enviados hasta ser dis-puestos de amarlos más que su vida.

Éstas eran las consignas del Fun-dador de los Misioneros de la Con-solata, el Beato José Allamano cuando los enviaba a las Misiones, a lugares leja-nos, más allá de las fronteras de su pro-pia patria. Se trataba de ir al encuentro de poblaciones desconocidas en cuanto a lengua, cultura, creencias. Sólo Dios habrá contado las lágrimas de tantas mamás, hermanos, hermanas, en la despedida de sus seres queridos. El co-razón del padre Allamano sufría como el de una madre que da a luz.

Una misión deshumana, habrán co-mentado muchos, escandalizados.

¡No, no era así! José Allamano, el Fundador, tenía los pies por tierra: nada dejaba a la improvisación ni al riesgo insensato. Los Misioneros y las Misioneras habían sido formados con sumo esmero, con riqueza de detalles, hasta con entrenamiento físico, cursos de equitación, clases de primeros auxi-lios y, en algunos casos, de medicina teórico-práctica de nivel universitario. Pero, de saber cosas sobre la misión a partir para las misiones, la diferencia era la misma que existe entre bites y mega-bites.

¿Qué querés que te diga? A la misión uno la siente dentro con la fuerza de un tornado. Te cava, te encanta, te se-duce, te arrebata fuera de vos mismo. ¡Y te pone las alas a los pies!

En el espesor de la misión, en el día a

día, experimentás la dificultad, la sole-dad, la fragilidad y tocás con la mano que toda tu preparación, en muchas circunstancias, se deshace como un imprevisible rompecabezas.

¿Nostalgias? ¡Sí! ¿Lágrimas? ¡Somos misioneros no héroes! Pero, la compa-ñía del hermano misionero, el encan-to de la gente que siempre más sentís como tu gente, una cartita de aliento del Padre Allamano que, luego de tra-vesar las olas del océano, te llega fresca como la briza del atardecer, te devuel-ve el entusiasmo del primer amor que todo lo movió un día. Aquel día en que dijiste «¡Sí!» Y aquel sí te hace retornar las ganas de remar mar adentro, en las fibras más hondas de tu existencia. Ex-perimentás, entonces, que El nunca te dejó solo. Aquel Dios que dijo a Abra-ham: «Ve, adónde Yo te indicaré» te ha-bía precedido en tu caminar. Más aún: está marcando huellas delante de ti. Y el amor de la entrega te canta dentro. El amor fraterno de amarse hasta dar la vida los unos por los otros; y el amor para la gente: ámenlos hasta expro-piarse de su vida para ellos. Pero no es todo. Tenemos que hablar de cierta higiene del alma misionera a la que el beato Allamano educaba las primeras generaciones. El Fundador

se dejaba guiar por un principio so-lar que instalaba hondamente en el

sustrato existencial de los suyos: sólo Dios. La misión para él no era cuestión de empresas y empresa-rios. Lejos de él y de sus misione-ros alimentar comportamientos y

actitudes de patrones que imponen o de bienhechores que humillan.

Sólo Dios. Sólo la gloria de Dios de-bía mover y con·mover a sus misione-ros y misioneras a partir, a ir a la otra orilla. Sólo la fe pura, cristalina debía de sustentar la misión porque sola la fe pura se revela inatacable por los ape-gos que alagan: el egocentrismo y la búsqueda de autocomplacencias.

Los misioneros y las misioneras de la Consolata tienen esculpido dentro del alma que la misión es misión de Dios. «De Dios Trinidad que va en misión» (ag, 1). De Jesús, el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas (gv 10); el incan-sable misionero del Padre que se abre caminos en el corazón del hombre: de este hombre, de este clan, de esta cul-tura (rh, 13-14). Y aún antes que llegue el misionero, su Espíritu —el Espíritu del Resucitado— ya está de casa en el corazón del hombre para que las «semi-llas del Verbo Encarnado» se abran a vida plena (hch 10, 47).

Muchacho, muchacha, lo que has leí-do es para ustedes. Estoy seguro que todo esto te está cuestionando. ¿Yo mi-sionero? ¿Yo misionera? No lo pienses demasiado: los años herrumbran pe-nosamente si la estrella que te está pal-pitando dentro se disipara en un letar-go entristecedor.

Te deseo que ames la vida hasta do-narla en plenitud.

La alegría del Evangelio llena el corazón de los que se encuentran con Jesús y te lleva a compartirlo con un ímpetu misionero que nadie ni nada sera capaz de extinguirlo.

Ocurrió una vez… Una aventura llamada misión

Por: p. Luis Manco, imc

Bibl

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Era un hecho que el padre Allama-no amaba efectivamente a cada uno de los miembros del Instituto y cada uno de ellos era conciente de esto. Este afecto se manifestaba en expre-siones concretas en la vida diaria. En este principio encontramos el secre-to que hizo original y eficaz el método pedagógico del Allamano.

1 pedagogía personalizadaDice el Padre Pavese: cada uno y

cada una se sintieron acogidos, es-cuchados, comprendidos y acompa-ñados como si sólo ellos existieran. Y el testimonio del P. Panelatti recuer-da: «A mí me daba la impresión de que El no tuviera nada que hacer. Entre nosotros ocupaba muy bien el tiempo (…); nunca dejaba ver que tuviera compromisos o ur-gencias, y sólo más tarde supimos que diri-gía media diócesis y estaba muy ocupado».

Partiendo de ese conocimiento, te-nía la atención y el cuidado de estar presente y acompañar los momen-tos especiales de la vida de cada uno. En las dificultades como cuando el P. Bellani le expresó el problema que encon traba al no saber el dialecto pia-montés —que se hablaba comúnmen-te en el recreo— el Padre Allamano dis-puso, en atención al primer misionero que no era del Piamonte, que se hablara solo en italiano. Y también en momen-tos gratos como recordar el cumplea-ños, aniversario, envío misionero, etc.

El padre Allamano era contrario a la masificación y a considerar las per-sonas como número, por eso no esta-ba preocupado por tener nuevas mi-siones sino por atender bien las que ya habían sido confiadas al Instituto.

Y cuando tuvo que construir la nueva casa para el Instituto pensó en un edi-ficio que privilegiara más la calidad que la cantidad.

2 pedagogía basada en la libertad y que lleva a la responsabilidadEn un ambiente de familia y en el

cual quitada la labor de la cocina y el lavado de ropa, todo el resto era con-fiado al cuidado de los alumnos, y cumplir con la responsabilidad con-fiada favorecía a que la persona de-sarrollara su propia personalidad; lo cual, para el Padre Allamano era el ele-mento fundamental de la formación.

Los alumnos misioneros tenían to-tal confianza en él y en el Instituto, algo que brotaba espontáneamente por el ambiente de familia en que se vivía. Se estaba bien y a gusto en un clima de seguridad en la formación para los futuros problemas de la vida.

3 pedagogía del espíritu de familiaEs conocida la frase del Allamano «El

Instituto no es un colegio, ni siquiera un se-minario, sino una familia. Son pues, herma-nos; deben vivir juntos, prepararse juntos».

Esto se lograba transformando las alegrías y sufrimientos de cada uno de los alumnos, en alegrías y sufrimien-tos de toda la comunidad.

4 pedagogía que abre a la universalidadTodo cuanto se realiza en el proceso

pedagógico está la función de la misión ad gentes. Como recurso pedagógico para lograr esto el Beato Allamano leía

y comentaba a los alumnos las cartas que le dirigían a él los misioneros des-de el África o aprovechaba de las visi-tas de misioneros para que, de paso por Turín, contaran sus experiencias.

5 pedagogía de la trascendenciaLos aspirantes misioneros entra-

ban en el nuevo Instituto con mu-cho entusiasmo, con un noble ideal de entrega a Dios y a los demás y en la mayor parte de ellos, esto acompa-ñado por la aspiración a lograr cierto grado de perfección. Allamano soli-citaba el máximo: «Podemos correr por la pista de la perfección y todos podemos obtener el premio. Ayudémonos unos a otros pero luego compitamos a ver quién sube más alto».

Y su famosa frase: «Primero santos, después misioneros».

6 pedagogía de aprender a vivir y gustar de la vida cotidianaEl Beato nos ayuda a entender este

aspecto: «Esto es cuanto tenemos que ha-cer nosotros con todas las actividades de la comunidad: vivificarlas con el espíritu de fe, espíritu de Dios.» Hacer bien el bien. La formación que daba el Allamano no era para tener como resultado per-sonas espirituales o alienadas de la realidad sino personas capaces de en-frentar la vida con energía, capaces de vivir la vida con pasión, en actividad constante, en dinamismo misionero. Por eso, todo era importante y debía realizarse bien: la espiritualidad, el trabajo, el estudio, aún la recreación. Todo buscando formar una persona-lidad armoniosa.

«El Señor pudo haber escogido a otro para fundar el Instituto; uno más capaz, con más salud, con más dotes; pero uno que los ame más, no creo».

Decálogo pedagógico misionero

Por: Gottardo Pasqualetti, imc

Espiritualidad m

isionera

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7 pedagogía participativa: aprender de los alumnosEl Padre Allamano no estuvo nun-

ca en África, sin embargo fue un efi-caz formador de aquellos que tuvieron que ir. Esto lo logro a través de apren-der de sus discípulos a través de las ex-periencias que ello iban viviendo, con sus aciertos y sus dificultades. El re-curso pedagógico que empleaba eran las cartas, las relaciones y el diario per-sonal que cada uno de ellos elaboraba y después enviaba. A partir de ellos iba elaborando el proyecto educativo de los futuros misioneros.

8 pedagogía que lleva al compromiso para la trans­formación de la realidadEl fruto de esta pedagogía lo en-

contramos en el momento que se da el decreto de aprobación inicial del

Instituto Misiones Consolata, en el año 1909, en el cuál señala como caracterís-tica del mismo «que los misioneros no se limitan solamente a introducir la religión, administrar sacramentos, recoger los niños abandonados en la selva y cuidarlos en los orfanatos sino que con el esplendor de la fe llevan a esos pueblos la luz de la civiliza-ción, adiestrándolos en la agricultura, en la cría de animales, en el ejercicio de los oficios más comunes.» Al hablar del método de los misioneros de la Consolata, consta la misma idea: «Amarán una religión que, además de las promesas de la otra vida, los hace más felices sobre la tierra».

9 pedagogía que privilegia el nosotrosPor eso la insistencia del Padre Alla-

mano para que se trabajara en equi-po. En las misiones todas las no-ches, se encontraban los misioneros,

misioneras y catequistas para evaluar lo realizado en la jornada y para pro-gramar el día siguiente. Algunas frases de la Vida Espiritual dice: «Santificarse, sí, y también estudiar, pero ayudemos al compañero. A veces cada cual puede ir ade-lante a su aire sin mirar a su lado. Eso no es espíritu de familia». Y también: «La unión entre los miembros de una misma comunidad hace de ésta un ejército ague-rrido y ordenado capaz de vencer a cual-quier enemigo u obstáculo».

10 pedagogía de descubrir el aspecto positivo de la realidad y de las personas

Dice el Padre Pavese: «el Allamano era un hombre positivo, que nunca dejaba un corazón inquieto, y menos aún confuso. Hacía notar claramente los lados defectuo-so pero inmediatamente animaba y daba las mejores esperanzas».

Laura (Jujuy) El objetivo con el que llego, es volver a insertarme en la iglesia porque últimamente ando alejada del camino del señor. Siento que el señor me llama nuevamente, me da una segunda oportunidad. Este retiro es una forma de volver a afirmar que la fe debe ser vivida en la comunidad. Lo más interesante es percibir en cada momento de silencio, en cada momento de auto revisión, esa lucha interna que tenemos los jóvenes.

Martín (Mendoza) Cuando me entere del retiro que se iba a realizar, no lo dude ni un segundo y decidí empezar a organizar todo para estar presente. Es la primera vez que estoy en la provincia y la verdad que me gusto mucho, desde sus paisajes hasta la calidez de la gente. Vine sin expectativas, para dejarme sorprender, intente no pensar en nada y dejar que todo me sorprenda. Encontré un conjunto de cosas que no suelo encontrar en mi lugar natal como la paz, el silencio, la tranquilidad. Trato de vivir al máximo cada momento, porque sé que son únicos e irrepetibles. Florencia (Jujuy) Lo que me motivo venir al retiro es a vivir una nueva experiencia, a saber cómo era ir a un retiro, porque es la primera vez que participo de un retiro. Al principio me costó mucho decidir si venir o no porque sabía que iba a ser la primera vez en mi vida que iba a pasar la pascuas lejos de mi familia. El único objetivo con el que vine es conocer más a Dios y dejar que él se haga presente en mi sin poner excusas.

Pablo (Formosa) Soy animador de infancia Misionera: Recibí la invitación de Renato (seminarista imc), y no dude en participar y formar parte de esta gran experiencia fuera de mi provincia. Lo más lindo de estos retiros es que uno conoce gente nueva, e intercambia mensajes y punto de vistas. En estos días uno toma conciencia de lo significativo que es la pascua, y lo que realmente representa en la vida de uno. Lo único que puedo decir es que esta experiencia inolvidable de Jesús solo se puede explicar e imaginar si uno la vive en carne propia.

Testimonios de la Pascua Joven Misionera

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Colabore a que un joven realice su vocación

misionera. El mejor don para la misión es un misionero

Más. Un cristiano comprometido con Cristo y con el

Evangelio debe vivir aquello de “ir o ayudar a ir”.

Usted puede ayudar a que

un misionero lleve la gozosa noticia

de la salvación a quienes

no conocen a Jesús.

Gracias a su apoyo

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humana. ¡No lo olvide!

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Te damos gracias, oh Dios, por habersuscitado en la Iglesia al sacerdote José Allamano, haciéndolo testimonio de tu bondad, formador de sacerdotes y padre de misioneros para el anuncio del Evangelio a los pueblos.

Beato José Allamano