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Más allá del marxismo, elanarquismo y el liberalismo:

la trayectoria científica yrevolucionaria de Bruno Rizzi

Paolo Sensini

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Más allá del marxismo, elanarquismo y el liberalismo: la

trayectoria científica y revolucionariade Bruno Rizzi

Paolo Sensini

La fe conoce a priori. Por el contrario, la ciencia es un trabajo,Un conocimiento conquistado a posteriori.

Liquidar la fe significa liquidar la poltronería(Joseph Dietzgen, La esencia del trabajo mental humano)

En estas páginas nos proponemos documentar una fasede la trayectoria de Bruno Rizzi poco conocida y hastahoy silenciada. Nos referimos a las alternascolaboraciones que llevó a cabo con diferentes periódicosanarquistas de la inmediata posguerra hasta su muerte(1977), y el enfrentamiento –allá donde se produjo– entrelas posiciones tradicionalmente anarquistas y “su”marxismo, aunque éste sea un marxismo sui generis.Opinamos que esto pueda ser útil y provechoso hoy pararetomar el hilo de una discusión interrumpida, pero nopor ello exenta de un gran interés.

Inmediatamente después del final de la segunda guerramundial Rizzi aceptó la invitación de los amigos RandolfoVella y Ugo Fedeli para colaborar con las publicacionesanarquistas, y un cierto número de sus artículosaparecieron en algunas revistas libertarias como L’EraNuova, Volontà, Palingenesi, Anarchismo y, en los años

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sucesivos, Previsioni, Controcorrente, Umanità Nova y ARivista Anarchica. Pero, desde luego, la colaboración másimportante tuvo lugar en Il Libertario, el semanario de laFederazione Anarchica Lombarda. Los artículospublicados por Rizzi en este periódico se extendieronentre 1946 y 1950, aunque éste permanecieraimpermeable a las sugerencias propuestas por aquél: lapostura predominante seguía siendo la de un fríodistanciamiento de todo aquello que, aunque fuera deforma vaga, se definía marxista.

No quiere esto decir que semejante postura careciesede razones. Evocando el término “marxista”, acudía –yacude– de inmediato a la mente la imagen de la URSS,su imperio y las barbaridades llevadas a cabo en sussetenta años de vida.

Marxismo, para los anarquistas, era y es sinónimo deautoritarismo, tiranía y la conculcación de las máselementales libertades. No cabe duda que los anarquistasfueron los primeros en denunciar aquello que se estabaprefigurando en la Unión Soviética con la instauraciónen el poder del partido único; pero también es ciertoque entre los que pocos años después de su instauracióndenunciaron implacablemente la impostura soviética,había también marxistas. Marxistas sui generis, ciertamente,o quizá marxistas en el sentido en el que se definiótambién el propio Marx: “yo no soy marxista” –quizápreviendo las monstruosas falsificaciones y los futurosdesarrollos de su doctrina.

Entre estos “marxistas críticos” se encontraba tambiénBruno Rizzi, el cual, ya en 1927, se consideraba un opositorde la forma rusa asumida por la vulgata marxista: elestalinismo. Forma social que algunos años más tarde Rizzidefinió como un “Colectivismo Burocrático” o lo que es

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los mismo, un nueva organización social que no era nisocialista, ni capitalista, sino que estaba dominadaprecisamente por una nueva clase social: la burocracia.1

En esta nueva organización social, caracterizada por lapropiedad de clase, se ponía de manifiesto todo aquelloque Marx había señalado como la negación misma delcomunismo: el crecimiento hipertrófico del aparato estataly la militarización integral de la sociedad. Lógicamente, elcorolario sólo podía ser la negación absoluta de todo tipode autonomía y libertad, individual o colectiva.

En el pensamiento de Marx, el proletariadoorganizado, una vez hubiera “expropiado a losexpropiadores”, es decir, a los capitalistas, habría debidoinstaurar una “dictadura del proletariado”, en la cual todoslos poderes deberían ser provisionalmente centralizados enel Estado, el cual habría debido “gestionar” en nombredel proletariado la fase de transición del socialismo alcomunismo, reino de la libertad y de la igualdad de todoslos hombres. Consecuentemente, el mercado y lapropiedad privada habrían acabado en el cubo de labasura de la historia.

No obstante, la experiencia histórica probó que latransición estatal al comunismo era totalmenteimpracticable para alcanzar la libertad y la igualdad. Porlo tanto, algún error debía haber en la teoría o en lapráctica, o quizás en ambas.________1 Sobre la génesis de esta “nueva clase”, nos permitimos enviar a nuestraIntroducción a B. Rizzi, La Burocratizzazione del Mondo, Mlano, Colibri,2002, 450 páginas. La introducción cubre las páginas XIII-CXXXVIII.Es conveniente señalar también la traducción de la primeraparte (la referida al colectivismo burocrático) editada en Es-paña: La burocratización del mundo, prefacio de Salvador Giner,traducción y postfacio de Juan-Ramón Capella, Eds. Penín-sula, Barcelona, 1980

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Sin embargo, el pensamiento de Marx no se reducíaúnicamente a su proyección política, o mejor dicho, a lapars construens de su elaboración. Su investigación habíasondeado el propio fundamento en el cual se basaba lamodernidad, es decir, el modo de producción capitalista.Y sobre esta base fue posible construir la plataforma a lacual adhirieron los anarquistas para la instauración de laAsociación Internacional de los Trabajadores (AIT).Después de 1868

toda la corriente anarquista de la Internacional,empezando por Bakunin, fue decididamente colecti-vista, lo cual prueba precisamente que la lucha entremarxismo y anarquismo no se produjo en este terreno,sino en el más general de la contraposición entre elprincipio de libertad y el principio de autoridad.2

Por parte de los anarquistas se estaba de acuerdo conMarx en un punto fundamental, en la primacía de laeconomía en la sociedad. Escribía Bakunin

Marx al revés que Proudhon, ha enunciado y demos-trado la incontestable verdad, confirmada por toda lahistoria antigua y moderna de la sociedad humana, delas naciones y de los Estados, que el hecho económicoha precedido siempre y continúa precediendo alderecho político y jurídico. Uno de los principalesméritos científicos de Marx [continuaba Bakunin] es elde haber enunciado y demostrado esta verdad.3

2 Cfr. Nico Berti, “Marxismo e anarquismo nella Prima Internazionale:il significato di uno scontro”, en An.Archos, n.3, otoño de 1979, p.244.3 M. Bakunin, Étatisme et Anarchie, a cargo de A. Lehning, Leiden,E.J. Brill, 1967, p.317, trad. it. Stato e Anarchia, in Opere Complete, IV,Catania, Edizioni Anarchismo, 1976-1977, p. 159. Existen variastraducciones al castellano.

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En otras palabras, en virtud del convencimiento deque “es siempre en las relaciones inmediatas entre lospatrones de las condiciones de la producción y losproductores directos donde descubrimos el secretoíntimo, el fundamento oculto de toda la estructurasocial”4, fue posible establecer las vacilantes relacionesentre las dos componentes revolucionarias. En 1871,polemizando con la concepción idealista de Mazzini, elrevolucionario ruso había reconocido la justeza deldescubrimiento marxiano, según el cual las “causas realesde los hechos era necesario buscarlas en el desarrollocreciente de las necesidades económicas y de las fuerzasorganizadas y activas, no ideales sino reales de la sociedad–siendo el ideal en todo momento únicamente la más omenos fiel expresión y como último plano, positivo onegativo, de la lucha de estas fuerzas en la realidad”5. Yestando de acuerdo con este axioma marxista, endiciembre de 1869 y en enero de 1870 Bakunin trabajóen la traducción rusa del Capital.

Por el contrario, en el plano estrictamente político yde acción revolucionaria, la brecha se hacía abismal. Enel Indirizzo inaugurale dell’Associazione Internazionale,redactado por Marx en 1864, escribía que “la conquistadel poder político se ha convertido en el primer deberde la clase obrera”6. Para Marx y Engels, la revolución4 K. Marx, Il capitale. Critica dell’economia politica, III, 2, Roma, EditoriRiuniti, 1980, p. 903. Existe traducción al castellano en Fondo deCultura Económica de México.5 M. Bakunin, L’Internazionale e Mazzini, en Opere Complete cit., I, p. 77.6 Se trata de un pasaje del Indirizzo inaugurale (Adress of Working Men’sInternational Association) escrito por Marx, publicado en el Bee-HiveNewspaper del 5 de noviembre de 1864, e impreso el mimo mes enfolleto junto a los Estatutos provisionales.

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proletaria debería coincidir con “la centralización detodos los medios de producción en las manos delEstado”7, o mejor dicho, en las manos del Partido-Estadoque lo habría conquistado en nombre de los trabajadores.Pero con semejante hipótesis eurística, la pasiónrevolucionaria de Marx entraba en conflicto insalvablecon su pasión científica.

Esta concepción política, señalaba oportunamenteMerlino, estaba sin embargo viciada por el

error fundamental que consiste en creer que el poderpueda estar realmente en las manos de la multitud, yque la clase obrera, o quien la represente, una vez elpoder en sus manos, lo destruiría luego abdicando enbeneficio de la sociedad. La “dictadura delproletariado”, de la que hablaban los socialistasdemocráticos, de hecho no sería otra cosa que ladictadura del partido, o mejor del estado mayor delpartido.8

El mismo Bakunin, aunque se atenía a la propuestapolítica de Marx, estaba en las antípodas del “sabioalemán”, el cual, “en su triple cualidad de hegeliano, judíoy alemán” “promulgaba el comunismo autoritario” y el

7 K. Marx, F. Engels, Manifiesto del Partito comunista, en Opere Complete,Roma, Editori Riuniti, 1969, p.311. Requerido por la Liga de loscomunistas y destinado esencialmente a ser difundido entre susafiliados y los miembros de los círculos de estudios obreros, elManifiesto comunista fue escrito por Marx y Engels y publicado enLondres sin firma, en febrero de 1848, con el título de Manifest derKommunistischen Partei. Veröffentlicht im Februar 1848, Londres, Gedrucktin der Office der “Bildungs-Geselschaft für Arbeiter” von J.E.Burghard, 46, Liverpool street, Bishopsgate [1848], 23 páginas. Encastellano hay innumerables traducciones de este manifiesto.8 S. Merlino, Pro e contro il socialismo, Milán, Treves, 1897, p. 25.

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estatalismo9. Si el Estado “fuera propietario de todas lasfábricas –seguía señalando Merlino– el obrero deberíasometerse a las condiciones que al Gobierno lecomplaciese dictar, porque no encontraría empleo fuerade las fábricas gubernativas. Y este pretendido socialismode Estado, que es en realidad capitalismo de Estado, noharía más que aumentar considerablemente ladependencia política y económica de las masas; lacoacción legal se sumaría a la economía que está ahoraen vigor, o como el mismo Liebknecht ha dicho, “allátigo del patrón se unirían las esposas del policía” y nosólo no habría mejorado la situación del obrero, sinoque empeoraría moral y materialmente”10.

Con implacable lógica se anticipaba de esa manera elespacio-tiempo, para aferrar los trazos esenciales del nomuy lejano experimento soviético. En este sentido, losanarquistas y los socialistas libertarios pudieronvislumbrar inmediatamente lo que sucedería en Rusiacon la toma del poder por parte del partido bolchevique.O mejor aún, la crítica anarquista se revolvía contracualquier partido que reprodujese en su seno la dicotomíaburguesa entre dirigentes y ejecutores, entre revolucionariosprofesionales y militantes de base. Para aquéllos era la formade los medios y no el sujeto histórico la determinante delos efectos prácticos de su empleo. Desde este punto devista, era absurdo querer conquistar el Estado, para enun momento posterior deshacerse de él, por el contrario,como organismo de tutela y monopolio de la violenciade la clase dominante, el Estado debería ser destruido9 M. Bakunin, Étatisme et Anarchie, cit., p.317, trad. It. Stato e Anarchia,cit., p.159.10 S. Merlino, Pro e contro il socialismo, cit., p.172.

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de inmediato, sin ningún tipo de mediación. “Quien diceEstado –escribía Bakunin– dice necesariamentedominación y, consecuentemente, esclavitud; un Estadosin esclavitud, manifiesta o enmascarada, es inconcebible,por ello somos enemigos del Estado”11.

Dicho de otro modo, mientras el objeto de la cienciamarxista era el conjunto de las relaciones históricas entrela burguesía y el proletariado, entre el capital y la fuerzade trabajo, es decir, una ciencia de un hecho concretohistórico específico, el objeto de la teoría anarquistaera el conjunto de las relaciones generales, neutras yreproducibles del principio de autoridad, es decir, unaciencia del dominio existente visto como formaparticular del dominio posible, de la posibilidad mismadel dominio12.

El principio de autoridad, sostenían los anarquistas,si no era combatido en sí mismo, podría siemprereconstruirse bajo otras formas históricas y bajo otrasfunciones sociales. En la concepción marxista, por elcontrario, al afirmar que la ruina del capitalismo abríainevitablemente el camino al socialismo, la realizaciónpositiva de la libertad y de la igualdad venía dada comoun simple y casi implícito efecto. De este modo

mientras el anarquismo llegaba a determinar laautonomía estructural de las formas políticas deldominio, en el sentido de que eran contempladas conindependencia del sujeto histórico que lapersonificaba o que la habría podido personificar, el

11 M. Bakunin, Étatisme et Anarchie, cit., p.346, trad. It., Stato e Anarchia,cit., p. 197.12 N. Berti, Marxismo e anarchismo nella Prima Internazionale: il significatodi uno scontro, cit., pp. 248-249.

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marxismo seguía afirmando su absoluta dependenciarespecto a las condiciones socio-económicas y portanto históricas del progreso humano13.

Esta es la razón por la que a los ojos de Marx elproletariado industrial adquiría una importanciadecisiva, sea como resultado del proceso de expansióncapitalista, o como factor de profundización yresolución en última instancia de las contradiccionesacrecentadas en el propio seno de la sociedad capitalista.Para los anarquistas, por el contrario, cualquier sujetosocial –campesinos, subproletariado, etc.– poseía lamisma dignidad política y revolucionaria que la “claseobrera” en sentido estricto. Para estos últimos, portanto, no existían lugares más o menos “privilegiados”en los que llevar a cabo la revolución. Toda revuelta ytoda insurrección desarrollan un papel singular a losfines de la revolución social. Aquello que constituía elcentro de la crítica y de su actividad revolucionaria erael poder como constante histórica.

Suprimido el Estado –instrumento del “dominio declase”– se constituiría libremente, en un consorcio deiguales, una comunidad socialista que ya no estaría regidapor una autoridad, sino por el federalismo desarrollándose enespiral desde la base. El poder ya no estaría dirigido desdearriba, sino que por el contrario, sería la propia sociedadla que segregaría sus organismos y la que tomaría suspropias decisiones sin obligaciones externas. Esto seríaposible con una nueva organización de las relacionessociales entre los individuos, ya que, como afirmaba elmismo Bakunin, “el hecho económico ha precedido

13 Ivi, p. 255.__________

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siempre y sigue precediendo al derecho político y jurídico”.En este punto (el único compartido) estaba en totalsintonía con Marx, que a sus ojos tenía el mérito “de haberenunciado y demostrado esta incontestable verdad”.

Como ya apuntábamos, el diagnóstico anarquista sehabía demostrado en la práctica mucho más correcto yclarividente. Pero un aspecto, y no desdeñable, quedabano obstante sin solucionar. ¿Cuál debería ser la “forma”de las nuevas relaciones sociales entre los individuos?Para muchos, sino para todos, estaba claro que respondera semejante cuestión significaba “colocar el carro delantede los bueyes” y que “sería el genio creativo delproletariado el que resolvería el problema”. Pero, contodo, este obstáculo seguía presente.

De lo dicho se desprende que la solución del problemasocial

no está en la aplicación de una fórmula doctrinaria,en la construcción esquemática de un sistemadiseñado en un despacho con regla y compás, sino enla completa transformación de la organización socialhasta en sus más mínimos detalles14.

Pero, ¿cómo llevar a la práctica esta transformaciónsocial “hasta en sus más mínimos detalles”? Si se acepta,como Bakunin y los anarquistas aceptaban, la primacíadel “hecho económico” respecto a la política y alderecho, resulta evidente que la conditio sine qua non detoda transformación social está en la conquista de losmedios de producción y no en la conquista del gobiernoo del Estado. Obtenida esta condición preliminar, no

14 S. Merlino, L’Utopia Colletivista e la crisi del “SocialismoScientifico”, Milano, Treves, 1898, p. 76.

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habría más que “organizar” los medios de producciónde modo que de los mismos no pudiese ya reproducirseni un monopolio, ni el surgimiento de figuras socialeso clases privilegiadas.

Pues bien, expuestos de modo sintético los puntosde contacto y las divergencias que se manifestaron en elseno de la Asociación Internacional de los Trabajadores,resultará mucho más clara la crítica y la propuestaavanzada por Bruno Rizzi.

Tal como se señaló al principio, Rizzi siempre seconsideró marxista, compartiendo la visión de Marx,según la cual el fundamento de la sociedad era laeconomía y no la política o el derecho. Es decir, Rizziconsideraba que la Economía (en mayúscula) era el factordeterminante en el movimiento histórico y en laconstrucción del edificio social. En esto residía la esenciade su marxismo. Sin embargo, divergía de Marx en elhecho de no considerar factible arribar al comunismo através de la conquista del Estado. Por el contrario, estabaconvencido de que ese era precisamente el camino paraobstaculizar definitivamente cualquier aspiración a lalibertad y la igualdad.

Si el fondo filosófico y científico del marxismo sesustenta en la prioridad del factor económicoconsiderado como originario [escribía], casi toda laobra de la II y la III Internacional es antimarxistaporque, con los hechos, si no con las palabras, ha dadosiempre la prioridad al factor político, incluso alládonde la Revolución proletaria había triunfado ya15.

15 B. Rizzi, Il Capitale, vol. IV de Il socialismo dalla Religione alla Scienza,Bussolengo, Editrice Razionalista, 1970, p. 48.

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Con todo, depurado el “marxismo” de su parteproponente, permaneció durante toda su vida ancladoal principio sociológico enunciado por Marx con la teoríadel materialismo histórico o dialéctico.

En uno de sus escritos ultimado a principios de losaños cuarenta, durante su exilio parisino, parafraseandouna célebre obra de Engels, consideraba incluso que habíallevado “el socialismo desde la religión a la ciencia”16. Laurgencia de esta aseveración surgía de la convicción dehaber demostrado históricamente que el Estado nacegracias al advenimiento de las clases económicas y quepor tanto basta con plantearse únicamente la desapariciónde estas últimas. En su opinión, era necesario concentrarel “fuego” sobre este punto y no en la desaparición pura ysimple del Estado. Y con ello existía ya una diferencia conla praxis anarquista, a pesar de que Bakunin originariamenteno habría encontrado absurdo este punto de vista.

En este sentido, a fin de comprender la evoluciónoriginal del pensamiento de Rizzi y de aclarar su démarche(proceso) frente al problema social, trataremos ahora deesbozar en manera sintética sus análisis respecto a laeconomía y con más concreción de las relaciones de producción,piedra angular, a su juicio, de todo el edificio social.

En La Rovina Antica e l’Età Feudale17, estudioemprendido igualmente con la intención de sondear, a

16 ID., Il socialismo dalla Religione alla Scienza, 6 voll., Milano,Editrice Razionalista, 1947-50, pero escrito en los años 1939-43. Elprimer volumen de esta obra (Potere e Proprietà) fue reseñado porla revista anarquista “La Battaglia” (1 mayo 1947) y también por“Umanità Nova” (n.9, 2 marzo 1947).17 Id., La rovina antica e l’età feudale, a cura di P. Sensini e B. Chiorrini

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Dezi, Lungro di Cosenza, Marco Editore, 2006. Esta obra tambiénfue escrita en el período 1939-43.

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la luz del materialismo histórico, el devenir social, Rizzi,por primera vez, explicó y documentó históricamentede qué modo la sociedad mercantil, en su forma burguesa,pero aún no capitalista, derivó sin contradicciones deningún género del surgimiento del mercado, órganoeconómico inexistente en la sociedad feudal y resurgidoa finales de dicha época. De este modo, validó y demostróhistóricamente la verdad de la afirmación marxianarespecto a la centralidad de las relaciones de producción, queen Marx se había quedado en el estadio de la puraenunciación teórica, pero exenta de una demostraciónde hecho. Además, extendiendo su principio explicativoa la historia antigua, estaba implícitamente de acuerdocon el juicio formulado por Schumpeter, según el cualMarx “fue el más grande economista que comprendió yenseñó de manera sistemática cómo la teoría económicapuede transformarse en análisis histórico, y el discursohistórico en histoire raisonée”18. La diferencia reside en elhecho de que Marx estudió exclusivamente el modo deproducción capitalista, y efectivamente El Capital se abrecon el análisis de la mercancía, es decir, con la “célulabase” del modo de producción de la sociedad capitalista.De donde deriva la idea de la estatalización de los mediosde producción y de la fuerza de trabajo, con una relativaabolición del mercado y de la propiedad privada comoprimera realización tangible en el camino del comunismo.Esto sucedió así, según Rizzi, porque

Marx y Engels no conocían la sociedad feudal y nosabían que el sistema económico allí vigente se

18 J.A. Schumpeter, Capitalismo, socialismo, democrazia, Milano, Edizionidi Comunità, 1964, p. 42. Existe traducción al castellano.

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fundaba también en un idéntico monopolio estatal delos medios de producción y de la fuerza de trabajo19.

Profundizando en los aspectos sobresalientes de aquellejano contexto socioeconómico, se dio cuenta que en lemundo feudal no podía hablarse de propiedad, sino deun poder indistinto sobre hombres y cosas, un dominioeminente o señoría. Y la prueba de ello reside en el hechode que en el mundo feudal la moneda era prácticamenteinexistente y las prestaciones de trabajo se suministrabancomo servicios, es decir, como trabajo gratuito. Al no existirla propiedad, hombres y cosas eran asimilados a unaúnica e inseparable posesión.

El ulterior décalage del poder social se produjo con eladvenimiento del mercado y del capital: con ello se operóuna separación del poder sobre los hombres del ejercidosobre los medios de producción. “Todo el sistema deproducción capitalista –escribía Marx– se fundamentaen el hecho de que el trabajador vende su fuerza de trabajocomo mercancía”20. Dicho de otro modo, con eladvenimiento del mercado el trabajador podía vender sufuerza de trabajo como si se tratase de una mercancía cualquiera,porque la aparición de un tertium, en este caso la moneda,posibilitaba una mediación que en el pasado eraimposible. Por eso mismo la propiedad, en este nuevocontexto social, “era realmente un poder y el derecho depropiedad representaba únicamente la cobertura jurídicacreada por la clase dominante en defensa de su poderparticular sobre los medios de producción”21. En otras

19 B. Rizzi, Ad uso d’un nuovo Manifesto Socialista, en Il Capitale, cit., p. 70.20 K. Marx, Il Capitale, cit., t.2, p. 475.21 B. Rizzi, Potere e Proprietà, vol. I, de Il Socialismo dalla Religione allaScienza, cit., pp. 32-33.

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palabras, “la propiedad es esa parte del poder social quetiene relación con las cosas, mientras que los poderespúblicos representan otra parte del poder social, aquellaque tiene que ver con los hombres”22. De ese modo sehabía separado el poder indistinto que pesaba sobre loshombres y las cosas, lo cual había caracterizado porcompleto la época feudal, haciendo posible el propioconcepto de propiedad.

Separados los términos del problema, Rizzi seconcentró en el estudio de las relaciones de producciónen general, analizando el modo de ser de los elementospuestos en relación en el fenómeno productivo ydistributivo.

Contemplada desde este punto de vista, la economía,contrariamente a la interpretación que habitualmente sele da, no tiene nada de material: porque

efectivamente es lo más inmaterial y cambiante decuanto la mente humana haya concebido hasta ahoray [...] considera a las cosas y a los hombres desde unpunto de vista netamente inmaterial y dinámico: lascosas en sí no le interesan en absoluto. Lo que laeconomía quiere comprender es el aspecto, el modo deser de los hombres y de las cosas en las cambiantesrelaciones en las cuales vienen recíprocamente aencontrase en el fenómeno productivo-distributivo23.

Definición que concuerda con las afirmaciones deEngels, según el cual “la economía no trata de cosas,sino de relaciones entre personas y, en última instancia,entre clases; no obstante, estas relaciones están siempre22 Id., La proprietà nell’Età Feudale, “L’Era Nuova”, nn. 2-3, febrero-marzo 1947, pp. 7-8.23 Id., Critica marxista, vol. III de Il Socialismo dalla Religione alla Scienza,cit., pp. 17-18.

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ligadas a las cosas y aparecen como cosas”24. Por ello, el capital“no es una cosa, es inmaterial, [...] es el aspecto económico de lariqueza en determinadas circunstancias: cuando entra en un cicloproductivo o distributivo de género mercantil25, o, en otraspalabras, “una relación histórica de producción y dedistribución establecido entre hombres y cosas, en la cualla riqueza asume una específica función económica”26.

En la línea teórica de Rizzi, es el modo económico deproducir el que crea peculiares sistemas económicos, delos cuales proceden otras tantas superestructuras socialesinconfundibles. Afinando más, las relaciones de producciónson las determinantes de las estructuras de la sociedadhumana que de ellas se derivan: morfológicas, técnicas,políticas, jurídicas y morales. Es por eso que a cadaparticular relación de producción le corresponde unparticular ordenamiento social, un determinado tipo desociedad. Así pues, según Rizzi, no es la “idea” el motordel desarrollo histórico-social, sino que son las relacionesde producción las que se convierten en el germen creador,la matriz del edificio social27. La idea “surge después delhecho y tras la cristalización de éste en un neologismode nuevo cuño”28. Veamos con mayor detenimiento dequé se trata.

Los elementos de todo ciclo productivo son cuatro:el trabajador, el dirigente, los medios de producción ylos productos. Pero la historia nos demuestra que estos

24 F. Engels, Per la critica dell’economia politica (recensión), en K. Marx,Per la critica dell’economia politica, Roma, Editori Riuniti, 1984, p. 209.25 B. Rizzi, Il Capitale, cit., p.13.26 Ivi, p. 29.27 Id., La rovina antica e l’età feudale, cit., p. 580.28 Id., Il Capitale, cit., p. 11.

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elementos asumen aspectos diversos: siervo, feudatario,favores y servicios; o bien, la serie capitalista: proletario,capitalista, capital y mercancía, por ejemplo. Estodemuestra que los elementos del ciclo productivo tienenla propiedad de constituir diversas relaciones. Noaritméticas o químicas, sino económicas. Las variacionesen la relación no dependen de los elementos -siervo oproletario son ambos trabajadores- sino de las relacionesque anudan entre sí a los elementos del ciclo. El trabajadorse convierte en siervo, esclavo, artesano, campesino oproletario en función de la relación que lo liga al dirigentesocial. Como resultado del modo de pagarle o de la formaeconómica de sustraerle el trabajo no retribuido. Se essiervo cuando el trabajo no retribuido se presta enservicio y se es proletario cuando vende su fuerza detrabajo como una mercancía cualquiera. De igual modo,los productos son servicios o mercancías, según queabastezcan a consumidores fijos o al mercado. Losmedios de producción son Capital si están inmersos enun ciclo mercantil y Favor si, en ausencia de mercado, seconceden como explotación con la obligación deprestarlo. Esto explica porqué el Capital es la formaeconómica básica de la sociedad mercantil y el Favor laforma económica básica del feudalismo. Igualmente, eldirigente social es un capitalista cuando, además dedetentar los medios de producción inmersos en un ciclomercantil, se procura el trabajo como si de una mercancíacualquiera se tratara. Feudatario, por el contrario, esaquel dirigente social que detenta el poder sobre losmedios de producción y sobre sus trabajadores al mismotiempo, concediendo las primicias a estos últimos pararecabar servicios.

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Llamamos relación de producción al complejoarmónico y constante de las relaciones entre loselementos de un ciclo productivo, ya que, con lamutación de sus relaciones, varían armónica yconstantemente, las formas económicas de lospropios elementos. Nunca podría suceder que eltrabajador fuera explotado sustrayéndole servicioscuando los medios de producción son Capital. Jamásasumirían la forma económica de mercancía, losproductos que surgen de un ciclo productivo en elcual los medios de producción asumen la formaeconómica de Favor. Y esto es precisamente así,porque el modo de ser de los elementos del cicloproductivo es interdependiente y constante y no estádejado al azar; constituye una relación económica29.

He aquí, muy resumido, la forma con la que Rizziexplica la relación económica en general 30.

Radicalmente hostil al Estado y a todas susramificaciones, con el bagaje de este particular métodode investigación científica, intentó establecer un contactocon aquellos que consideraba más afines a su sentirrevolucionario: los anarquistas. Sobre esta base, ya desdesu primera colaboración en “Il Libertario”, constatabaque “existe un orden económico en la naturaleza socialdel cual Marx se limitó a alzar el velo. O logramosdesvelarlo, o todos nuestros esfuerzos estarán destinadosal fracaso”. Por este motivo les invitaba a “proceder al

29 Id., La rovina antica e l’età feudale, cit., p. 585.30 Sobre esta cuestión, véase el profundo estudio que Nico Berti hadedicado a este fundamental aspecto del pensamiento de Rizzi, cfr.,N. Berti, Bruno Rizzi tra marxismo, anarchismo e liberalsocialismo, en“Mondo Operaio”, n.3, marzo 1991, pp. 61-69, y ahora como cap.XXV en Id., Il pensiero anarchico dal Settecento al Novecento, Manduria,Lacaita, 1998, pp. 987-1009.

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estudio de la definición de la relación socialista deproducción”31. A este propósito dedicaba un largoartículo que le había solicitado Paolo Schichi para surevista “L’Èra Nuova”, en el que insistía analíticamentesobre los que él consideraba los elementos constitutivosdel “contrato social”32. En su opinión

la sociedad podrá llamarse anarquista cuando eltrabajo de sus miembros será voluntario y más alládel principio comunista que establece: a cada unosegún sus necesidades y de cada uno según suscapacidades. La sociedad anarquista dispondrá de talpotencia productiva que le permitirá decir a sushijos: trabajad cuando os plazca, si os place y enaquello que os plazca. [Y añadía:] el hombre no serájamás totalmente libre hasta que no se sacuda de susamplias espaldas el yugo milenario del trabajo.[Además especificaba que] las promesas de lasociedad futura están presentes en la nuestra [y]nuestro cometido el incremento progresivo y lo másrápido posible de la potencia productiva hasta elmomento en que podamos decir: “ahora basta,porque es tan formidable que puede permitir laactividad voluntaria de los individuos” 33.

Pero para llegar a este resultado era necesario “llevara sus últimas consecuencias al liberalismo económico”.A este propósito escribía:

Con ello no entendemos dedicar una serenata a losretrógrados liberales de nuestro tiempo. Queremos

31 B. Rizzi, Sintesi rivoluzionaria, “Il Libertario”, 3 abril 1946, p. 2.32 Cdr., Id., Il rapporto di produzione è la matrice dell’ordinamento sociale,“L’Èra Nuova”, nn. 11-12, noviembre-diciembre 1947, pp. 13-18 ynn. 1-2, enero-febrero 1948, pp. 17-22.33 Id., Intermezzo sul “praticismo anarchico”, “Il Libertario”, 15 diciembre1948, p. 2.

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afirmar que el liberalismo, el auténtico, podemoslevantarlo nosotros y no ellos. Sólo nosotrospodemos tener el coraje de restablecer un mercadoúnico internacional como premisa para lasubsiguiente construcción socialista. Los liberales sincoraje de nuestro tiempo caen ineluctablemente en eldirigismo y en el monopolio estatal, precisamenteporque para ser liberal en esta época es necesario sertambién revolucionario. Esperar medidas drásticas detanta gravedad de hombres que han creado elproteccionismo, los monopolios y el... fascismo, escomo esperar al Mesías34.

Y por ello auspiciaba una extensión mundial delmercado porque “el Socialismo todavía se fundará en elmercado (excepto la fuerza de trabajo) y porque [...] lacivilización antigua se hundió en el feudalismo de los curasy de los vasallos a causa de la muerte del mercado”35.

Sobre la base de esta convicción constataba queel sistema económico está en equilibrio cuando laproducción (no corrosiva) está en continuo aumento.Extraño, pero fatal. Esta ley económica que imponeun aumento continuo a la producción es, sin embargo,perfectamente lógica, porque representa la proyección,en el campo económico, de la ley biológica de lamultiplicación de los individuos [...], La economíatiene sus leyes y exige que el intercambio se obtengacon modos económicos cada vez más perfectos36.

Algunos años antes, de manera no excesivamentediferente, también Merlino había observado que

34 Id., Anarchismo e liberalismo, ibidem, 9 marzo 1949, p. 2.35 Id., Mercato e papi, “Volontà”, n.8, febrero 1949, pp. 446-447.36 Id., Ritorno al mercato, ibidem, nn. 4-5, 15 noviembre 1948, pp.259-260.

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el movimiento socialista no es hijo de la miseriacreciente, pero, si no lo es del creciente bienestar, sílo es del creciente número de los hombres queexperimentan esta necesidad, del aumento de lainteligencia y de la consciencia moral de las masas[...] y la convulsión política no es más que lamanifestación externa, explosiva, del íntimo cambioque se está produciendo en las relaciones sociales37.

Con ello se trataba de refutar la teoría según la cual eldeseo de transformación social y la rebelión de las masasserían el resultado inevitable del crecienteempobrecimiento de la sociedad.

Es conveniente precisar que la forma de entenderauténticamente la economía por parte de Rizzi, era la deconcebirla como un esfuerzo reiterado de adecuación alas leyes naturales de la sociedad, un perfeccionamientocontinuo hacia formas sociales superiores. Concebida deese modo, la Economía aparece como un “libro abierto”que no sólo concierne a la época capitalista, sino queconstituye también una posible clave de lectura de las épocasprecedentes. El objeto de estudio no es la “materia” o lascosas físicas. Se trata más bien de un “mundo extrasensorial,pero real, que rige la naturaleza social y regula el movimiento.Cambia la naturaleza social de las cosas y de los hombressin provocar transformaciones en la materia” 38.

Por el contrario, desde un punto de vista estrictamentesociológico la sociedad es para Rizzi

un ser para sí, del cual el hombre forma parte, perono es la célula constitutiva. La moderna sociología ha

37 S. Merlino, L’Utopia Collettivista e la crisi del “Socialismo Scientifico”,cit., p. 103.38 B. Rizzi, Potere e Proprietà, cit., p. 27.

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de ser considerada como una antropología social,porque estudia el comportamiento del hombre o delos grupos humanos en Sociedad, no elcomportamiento de esta última, sus leyes de vida yde desarrollo39.

Tratando de conciliar trabajo, estudio y actividadpolítica, entre 1949 y 1951 Rizzi se comprometió, junto alescritor Mario Mariani, Michele Concordia y otroscompañeros, con el proyecto por un Movimiento deUnidad Proletaria. La idea era la de crear una conjunto defuerzas capaces de colocarse como alternativa a los intentoshegemónicos del PCI [Partido Comunista Italiano] y desu propaganda sobre el proletariado italiano. En su Circularde presentación, especie de plataforma programática desu movimiento “antipartido”, escribían:

Nuestro movimiento es algo tan novedoso y tansentido que consideramos que no se opondrán anuestro triunfo demasiados obstáculos. Ningunaépoca ha demostrado la inutilidad, la disgregación yla putrefacción de los partidos y en ninguna épocacomo en la nuestra decenas de millones de hombreshan experimentado la náusea y el asco de lapolitiquería, considerada por los pensadores honestosuna fermentación de los bajos fondos de lasnaciones40.

Con su llamamiento, pensabandespertar, en este angustioso momento de ideas ycriterios, de impúdicas mentiras, intrigas, apatías y

39 Id., Socialismo infantile, vol. II-III, Bilanci e sbilanci del marxismo (Bilancisocialdemocratici), Bussolengo, Editrice Razionalista, 1970, p. 53.40 M. MARIANI, B. RIZZI, Circolare, in «Anarchismo», mayo 1950-marzo 1951, p. 50 (ahora en B. RIZZI, La burocratizzazione del mondo,cit., p. 391).

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resignaciones, a los hombres de buena fe, que nohacen política para buscar un empleo y un sueldo, aun radiante ideal de humana emancipación y dehumana felicidad; el cual sería fácilmentealcanzable, si las fuerzas sustraídas a la naturalezafueran puestas al servicio de la especie en lugar dededicarlas a la muerte41.

La tarea que se imponían era la de crear unaorganización capaz de alcanzar la meta que los partidosrevolucionarios fueron incapaces de alcanzar, a pesar desus buenas intenciones iniciales. Y contrariamente todoslos modelos organizativos experimentados hastaentonces, la principal realidad del movimiento no seencontraba, para ellos, en

sus programas, en sus banderas, ni en sus símbolos,sino en el principio organizativo que lo rige. Y nisiquiera en los hombres que las masas puerilmenteadoran apenas los han izado al poder. Es necesarioeducar a las masas en la consciencia de que laautoridad deriva de sí mismas y que nunca debendejársela quitar de las manos, ni delegarla de maneraduradera en nadie. Nunca, en ningún caso. Losdelegados de las masas, cuando se perpetúan en suscargos, siempre acaban por formar una categoríapropia, con intereses propios y siempre en contrastecon los de la base que los eligió42.

Pero, ¿cómo remediar tal estado de cosas?Haciendo exactamente lo contrario de lo que hastaahora se ha hecho. Aboliendo los cargos fijos ypagados; esto tendrá además una función pedagógicaporque le proporcionará a la masa la posibilidad de

41 Ivi, p. 51 (en Id., La burocratizzazione del mondo, cit., p. 391-92).42 Ibidem (en Id., La burocratizzazione del mondo, cit., p. 392).

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ejercitarse en la gestión directa y afirmar su voluntady su genio [...]. Si es cierto que las relaciones deproducción modifican las relaciones sociales eimprimen carácter a la evolución, es necesariodejarlos desarrollarse espontáneamente bajo elcontrol de la masa interesada y no crear una raza deorganizadores que obstaculizan el libre progresoforjándolo a medida de sus menudos interesesparticulares43.

El objetivo era el de actuar simultáneamente y demanera radical sobre dos aspectos: hacer de modo quela organización de lucha se integrase con los propiostrabajadores y evitar que el proletariado continuase“creyendo que un instrumento de lucha como el partido,creado por sus dominadores para su uso y consumo,pudiese servir a su propia emancipación” 44. El tema dela organización, significativamente, era contempladocomo algo fundamental, sobre todo porque allí dondehabía organización, inevitablemente se generabaautoritarismo, “hijo del funcionariado, de los cargos fijosy de la función estable del partido” 45. Introducir larotación de los cargos, significaba por ello liberar

en esta forma organizativa del movimiento, unagenialidad latente y estúpidamente reprimida [...].Sobre las cuestiones de principio [concluía Rizzi] nose debe transigir, debemos elegir las formas y las ideasmás adecuadas a la aplicación de principio deorganización anarquista y no seremos tales si somosincapaces de resolver estos vitalísimos problemas46.

43 Ibidem (en Id., La burocratizzazione del mondo, cit., pp. 392-393).44 Id., Fisiologia del partito, “Palingnesi”, noviembre-diciembre, 1949, p. 2.45 Ivi, p. 3.46 Ibidem.

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Sin embargo, a pesar de las premisas y las exigenciasdel momento, el Movimiento de Unidad Proletaria noconsiguió despegar. El cordón sanitario que se dispusoa su alrededor, y el boicot que sufrió por parte del PartidoComunista fueron definitivos. Muy pronto el movimientocomenzó a perder consistencia, resolviéndose en uncompleto fracaso47. En junio de 1951, Mario Marianiregresó a Brasil, donde había pasado muchos años de suexilio antifascista, y algunos meses después murió. Rizzi,por el contrario, perseveró en sus investigaciones,trabajando en la puesta a punto de sus estudios.

El hilo de la discusión volvió a tomarse algunos añosmás tarde, en las columnas de una revista libertariasiciliana, “Previsioni”. La ocasión para la reapertura dela confrontación, la proporcionó la campaña política ycultural lanzada en torno a mediados de los añoscincuenta por el PCI, celebrando la “vía italiana alSocialismo”. La ocasión le proporcionó a Rizzi el pretextopara retomar su argumentación en torno a los“principios” del socialismo. Resulta superfluo recordarque para el Partido Comunista y para sus seguidores, eranotorio que en la Unión Soviética existía realmente elsocialismo, y por tanto se trataba de encontrar una víanacional también para los comunistas italianos.

Para Rizzi, como señalábamos más arriba, la URSSse encontraba lo más alejada que pueda imaginarse delsocialismo, representando más bien la negación más

47 El grupo consiguió publicar un solo número de “l’unità proletaria”(24 mayo 1951), el órgano de expresión de que se había dotado elmovimiento, dirigido por Mario Mariani. Entre las colaboraciones, seencontraba también un ensayo de Rizzi, titulado Socialismo vecchio e nuovo.

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patente del mismo. Y objetaba a los partidarios de unavía nacional al socialismo que

no existe una vía italiana, rusa u ostrogoda alSocialismo. Sólo existe una vía, la del Socialismo, ytodavía no la hemos encontrado. Por lo tanto seráninútiles todas las victorias políticas, si no se sabedespués donde actuar, cuando queramos exigir lanueva Sociedad [...]. No obstante, se continúateniendo el corazón más grande que la cabeza eilusionándose con que la simple desaparición de loscapitalistas o la demolición del Estado nos llevarán alnuevo orden social progresivo48.

Argumentando su posición, concluía el artículoconstatando que el edificio social está construido

no según un camino de este o aquel pueblo, sinosiguiendo el camino de la economía, precisamentecomo afirma Marx y tal como los actuales marxistasniegan sin querer. Se está explicando a lasbienaventuradas masas que existe una vía italianapara llegar al socialismo. El hecho de investigar quérelación de producción y de distribución, y en sutotalidad qué sistema económico, sobre cuya basepodrá erigirse el edificio socialista, todavía no haentrado en la testa de nuestros marxistas49.

El artículo fue completado con una nota de redacciónen la que se prometían una confrontación constructivaentre las posiciones del marxista “atípico” Rizzi y las delos anarquistas. En el número siguiente Rizzi volvió asus argumentaciones predilectas, señalando que

mientras todos los tipos de sociedad que precedierona la socialista, surgieron al mundo de una forma

48 Id., La via degli asini, “Previsioni”, n. 1-2, enero-marzo 1957, p. 10.49 Ivi, p. 11.

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natural, en la inconsciencia sociológica de loshombres, para el Socialismo esto no es ya posible. Esnecesario que el Hombre descubra con su cerebro dequé modo está hecho el sistema económico socialistay que después lo aplique a la producción y a ladistribución [...]. El orden socialista no será ya frutode la inconsciente acción humana, sino que surgiráde la misma voluntad de los seres humanos, quedespués de descubrir de qué modo nacen lassociedades, se pondrá a la tarea de construir,siguiendo las reglas de la naturaleza social, lossucesivos y progresivos tipos de sociedad que nosllevarán del capitalismo hasta la Anarquía, a un ordensocial talmente poderoso en el campo productivo quehará que el trabajo ya no sea coercitivo, sino la librecontribución del individuo a la comunidad50.

En este sentido era muy significativa la inteligibilidaddel fracaso soviético:

Lenin y sus compañeros fueron demasiado pocomarxistas. En lugar de apuntar a la economía, sesirvieron del derecho. La tierra y las fábricas lasentregaron jurídicamente a los trabajadores, sininvestigar por medio de cuáles relaciones deproducción las empresas habrían obtenido caráctersocialista. Y se equivocaron como malos marxistas, aligual que el mismo Marx se definió, y con razón [...].Por nuestra parte afirmamos que no habiendotodavía descubierto el sistema económico socialista,los experimentos en ese sentido estaban y estándestinados al fracaso51.

Estaba claro que tales argumentaciones, más prontoo más tarde, suscitarían reacciones en el seno de la

50 Id., Discorrendo di socialismo (e di marxismo), ivi, nn. 3-4, abril-septiembre 1957, p. 25.51 Ivi, p. 26.

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redacción. Desde luego Rizzi estaba contra toda formade Estado, pero entre los anarquistas el que se declarasemarxista generaba cierta perplejidad, aunque sólo fueseporque, según ellos, un marxista que rechazaba al Estadoera por eso mismo un anarquista.

Con objeto de aclarar muchos puntos que habíanquedado oscuros, en el siguiente número de la revista sedecidió reproducir íntegramente una carta muy larga (quedaba fin a un intercambio epistolar) de Rizzi a Souvarine.En la nota introductoria se exponía de inmediato el puntode la controversia: “colectivización y socialización no sonsinónimos, y la simple anulación de la propiedad privadano equivale a la socialización de las empresas” 52. Apropósito de la controversia, Rizzi señalaba que

algunos compañeros anarquistas confunden el Podersocial con el del Estado que es simplemente suguardián. El Poder social surge de los medios deproducción y de distribución. Quien posee lapropiedad o al menos se apropia de los beneficios,detenta el poder y para no dejárselo arrebatarorganiza el Estado. Pero vosotros estas“elucubraciones” las consideráis sutilezas y porconsiguiente del Poder, Estado y Gobierno hacéisuna única cosa horrible y excomulgáis al incauto quepronuncia la palabra poder53.

Pero, a pesar de todo, se declaraba sustancialmente deacuerdo con muchas de las argumentaciones anarquistas,

mas no sobre la concepción idealista de la historia, ala cual también se oponía Bakunin. En resumen

52 Id., Il problema del socialismo (una lunga e interessante lettera ineditadi Bruno a Renato Souvarine), ivi, n. 8, enero-marzo 1958, p. 11.53 Ivi, p. 17.

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(añadía) soy bakuninista sin saberlo por habercriticado acerbamente el marxismo en su totalidad,exceptuando la cuestión del Materialismo Dialécticoque creo haber prolongado, perfeccionado, explicadoy documentado históricamente [...]. Autoritarismo,fatalismo, automatismo, política y todas las demásescorias marxistas que han aflorado en 80 años,precisamente como consecuencia del error teórico enel que incurrió Marx en la época de la escisión en la IInternacional, las lancé al viento hace ya veinte añosy me arrojé lanza en ristre contra el Comunismo quees en la actualidad el depositario del marxismo54.

Siguiendo el hilo de las argumentaciones expuestas enla carta, inesperadamente –sacando con ello a la luz unaspecto no secundario de su personalidad– declaraba:

mi voluntad me impulsa a actuar sobre la Economíaque nunca me gustó y que todavía me es antipática,porque me di cuenta que la dificultad se encontrabaallí. Trato de influir sobre las cabezas, las conciencias,las ideas y el espíritu revolucionario para convencer alos hombres de que deben actuar sobre la Economía[...]. Si he trabajado tanto para llegar a esta conclusiónes porque era muy consciente de su importancia: unavez has aprendido bien como se ha desarrollado eldevenir social del pasado, estarás en condiciones dedeterminar consciente y voluntariamente el devenirdel futuro55.

Y aventuraba un ensayo de solución:Es necesario que las relaciones entre los elementosque intervienen en la producción sean de tal formaque los dirigentes sociales no sean ya los capitalistas,sino la sociedad misma. Es necesario que los

54 Ivi, pp. 18-19.55 Ivi, p. 19.

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trabajadores dejen de ser proletarios y se conviertanen productores que reciben todo el fruto de sutrabajo; es necesario que los medios de producciónno actúen ya como Capital, sino que asuman otravertiente económica exenta de detracciones sobre eltrabajo. Los productos seguirán siendo mercancía,porque el mercado será siempre necesario en unaeconomía que no ha alcanzado la potenciaproductiva suficiente para saturar las necesidades deconsumo, pero el Trabajo ya no será mercancía comolo es ahora. Nosotros no debemos ingenuamenteabolir el salariado por decreto revolucionario, sinopor medio de una nueva relación económica deproducción y de distribución56.

La idea de “cambiar la fórmula del beneficio” a fin deimponer una relación de producción socialista se leocurrió a finales de 1939 en París, cuando se disponía asacar a la luz los elementos constitutivos de las relacionesde producción en la época feudal:

En la economía capitalista se verifica una sustracción(entre precio y beneficio), que debe ser sustituida porun porcentaje. Para ti una tontería. Pero estoyconvencido de que la fórmula del beneficio es una delos estigmas fundamentales de la Sociedad.Cambiándola varían las relaciones de producción,varían las formas económicas de los elementos quela componen y variará la sociedad humana. Variaráen sentido socialista, porque la fórmula del beneficioempresarial por medio de un porcentaje lleva a cabo,por ejemplo, el milagro de armonizar el interés de losvendedores con el de los compradores y de dar acada uno el fruto íntegro de su trabajo57.

56 Ivi, p. 15.57 Ibidem.

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Souvarine, aún estando de acuerdo con lasafirmaciones de Bakunin acerca de la supremacía del“hecho económico”, reprochaba a Rizzi el que suprimieratotalmente la influencia de las ideas en la determinaciónde los acontecimientos sociales.

Nadie niega el ideal [replicaba Rizzi], el mundo de lasconvicciones intelectuales, morales o ideales. Todavíaestá por ver si son éstas las que mueven la máquinasocial en su devenir y en sus transformaciones orgáni-cas, o si es la Economía. Pero Bakunin se declarómaterialista en filosofía, por tanto optó por la Econo-mía y no por las ideas [...]. Coincidiendo con Marx,declaró incluso que el factor generador del desarrollosocial es el económico. Por ello defendió a su adversa-rio de los ataques de los idealistas como tú. Fue unpositivista social que no tuvo tiempo ni posibilidadesde desarrollar ulteriormente la teoría materialista58.

Rizzi, aunque era partidario del principio de que el factoreconómico es el generador en lo que respecta al devenirsocial, consideraba equivocada la convicción de Marx y delos marxistas de “explicar toda la historia y las acciones delos hombres a través del mismo. Bakunin tiene razón”admitía “y comparto su opinión desde hace bastantetiempo” 59. En otras palabras, la Economía puede explicarlas directrices de una época histórica y el sentido general dela evolución, no las acciones de los individuos o de losgrupos. Por el contrario, sobre aquello en lo que Rizzi disentíade Bakunin era “sobe la digresión relativa al temperamentoy al carácter de los pueblos como hecho de gran importanciaen el desarrollo histórico de la humanidad60.

58 Ivi, p. 20.59 Ivi, p. 10.

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60 Ibidem.

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En resumen, remarcaba el carácter inconsciente deldesarrollo social hasta ese momento, subrayando que

las clases sociales surgieron siempre del modo máspacífico e inconsciente, hasta que alguien comenzó aorganizar de forma económica diferente unaempresa. Al generalizarse este sistema, su peso socialse dejó sentir y se utilizó la violencia para afirmarlo yextenderlo [...]. Nuestra tarea no debe ser mostrar dequé modo un sistema se fortifica y se extiende, sinode qué modo surge [...]. El feudalismo surgió en lainconsciencia más absoluta, mientras imperaba elneoplatonismo y la ideología cristiana. Lo lógico eraque estas doctrinas se opusieran al hecho, pero, encambio, los curas que habían vencido políticamente,se transformaron en señores feudales con sotana ysus ovejas perdidas en siervos de la gleba61.

La objeción que planteaba Souvarine era que toda ladisquisición de Rizzi en torno al ordenamientoeconómico era superficial, ya que, afirmaba, losanarquistas hacía mucho tiempo ya que habían resueltoel problema teóricamente.

Mi querido Souvarine [concluía Rizzi], desde el iniciode esta polémica te he repetido que nadie hasta ahoraha sabido socializar, posiblemente tú no lo sepas y nisiquiera te planteas la cuestión: “¿de qué modo sesocializa?” Sin embrago, date cuenta que todos sehan equivocado. Han expropiado a los capitalistas,pero nada han socializado y tu, fresco como una rosadespués de centenares de páginas de polémica, mesales con que hay que socializar los medios deproducción. Pero dime cómo, por medio de qué tipode relación de producción, por qué vía económica o

61 Ivi, p. 21.

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por medio de qué milagro anarquista. Resumiendo, nisiquiera has captado el problema que he planteado,figúrate si te hubiese planteado la solución62.

Los términos de la controversia, a pesar de lacomplejidad del problema, estaban bastante claros. Eneste punto, incluso el “director responsable” de la revista,C.R. Viola (Espero), entró en la polémica con una seriede réplicas a propósito de los artículos de Rizzi63. Ensustancia, lo que se le reprochaba a Rizzi era el hecho deinfravalorar el papel del “hombre” en el proceso detransformación social, pero, sobre todo, lo que seevidenciaba en las réplicas de Viola, era el desconciertoy la incomprensión del significado que Rizzi atribuía alos términos “economía” y “materialismo dialéctico”.

Para ti el materialismo significa materia; pero no paranosotros [replicaba Rizzi]. El materialismo dialécticoes la teoría sociológica que considera el factoreconómico determinante y generador de lasuperestructuras morfológicas, políticas, jurídicas ymorales de la Sociedad. Este es el núcleo delmarxismo y en ese punto estoy de acuerdo, pero esepunto resulta fundamental y por esa razón no meavergüenzo de declararme marxista, aunque no estéde acuerdo con ningún marxista desde Marx a Lenin,Trotsky, etc., en lo que respecta a la concepción delSocialismo [...]. Tu ves la “vía” en el “hombre”,mientras que yo puntualizo que el Hombre debeencontrar la solución económica y después aplicarla.Con tu ética y tu psicología hago gárgaras. Séperfectamente que únicamente las relaciones

62 Ivi, p. 22.63 C.R. Viola, In risposta a “discorrendo di socialismo (e di Marxismo)”,“Previsioni”, nn. 3-4, abril-septiembre 1957, pp. 26-28.

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económicas socialistas generarán la Sociedadhomónima. Con las prédicas obtendrás lo que laIglesia ha obtenido en 20 siglos de propaganda64.

El artículo de Rizzi venía seguido de una ulterior réplicade Viola65, en la cual se ponía en evidencia todas lasaporías y ambigüedades contenidas en el término“marxista”, en torno a la cuestión del Estado. Por ello,se le invitaba a Rizzi a no definirse ya como marxista,sino a que encontrase su lugar en una de las variantes delsiempre amplio movimiento anarquista. Según Viola,continuar definiéndose “marxista” representaba unobstáculo a la recíproca comprensión, además de ser unfoco de tergiversaciones del pensamiento de Rizzi queconsideraba “sustancialmente anarquista”. En su opinión,o se tomaba a Marx en bloque o se le rechazabacompletamente, tertium non datur 66.

En su última intervención, Rizzi, obviando respondera muchas de las cuestiones planteadas en la intervenciónde Viola, ya que eso habría requerido “mucho espacio ymucha paciencia por parte de los lectores”, precisaba,sin embargo, una vez más que

el fundamento del marxismo es el materialismodialéctico, es decir la teoría sociológica que consideragermen y determinante únicamente al factoreconómico, por cuanto constituye el edificio social ylas directrices de una época histórica. Cuando unopiensa de este modo se le considera marxista yprecisamente por esa razón debo considerarme así.Ahora bien, de esta forma de investigaciónsociológica e histórica, no se deduce que todos los

64 B. Rizzi, Marxismo e Socialismo, Ivi, n.9, abril-junio, pp. 24-25.65 Viola Espero, Per un incontro senza equivoci, ivi, pp. 25-28.66 Ivi, p. 25.

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materialistas deban extraer las mismas conclusiones ylos mismos puntos fundamentales de la estrategiarevolucionaria. Los que Marx dedujo, en mi opinión,han quedado reducidos a polvo. No comoconsecuencia de mi crítica, sino a la vista de laexperiencia histórica. Por lo tanto, estoy de acuerdocon Marx en el método y contra Marx en lo que serefiere a los asuntos socialistas que extrajo de susestudios. El leitmotiv de Viola y de todos loscompañeros anarquistas es que el Hombre con la Hmayúscula es la última instancia del devenir social.Que el actor social deba ser el hombre, ningunopuede ni quiere negarlo. Perros, gatos o simios nopueden ocupar su lugar, mantendrán el suyo en unasociedad de perros, gatos o simios. Lo que me urgedestacar [continuaba Rizzi] es que el hombre cuandohace jurisprudencia, política, filosofía o religión, nocambia la sociedad. Por el contrario, cuando actúasobre el factor económico, todo el cuerpo socialexperimenta los cambios y se armoniza con lasmedidas económicas introducidas previamente. Heahí porqué, sociológicamente, el factor económico esdeterminante y no lo es el Hombre, incluso en últimainstancia. Que en la Sociedad todo procede delHombre, es obvio, pero Cristo con la moral no hizonada y Robespierre con el Derecho y la Políticatampoco hizo nada. Lenin y Stalin con la Economíahicieron, en cambio, alguna cosa; crearon unasociedad nueva. Y precisamente porque seequivocaron en Economía el resultado no fuepositivo67.

Fijados esos dos puntos, consideraba que “la polémicaRizzi-Viola” sería “más asimilable”. Su hostilidad frentea la ética, la pedagogía y la psicología permanecíainmutable, porque como sociólogo se interesaba

67 B. Rizzi, Marxismo e Anarchismo, Ivi, n. 12, diciembre 1959, pp. 6-7.

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únicamente en la “Sociedad como ser en sí y para sí, enla cual la célula constitutiva no es el Hombre, sino laEmpresa” 68, es decir, las relaciones de producción,operando en una época determinada. Del ensayo rizzianoemergía, sin demasiados circunloquios, si no un clarorechazo de la política, por lo menos una nueva valoraciónde su papel en el proceso de transformación social. O,con más precisión, su posición subordinada respecto ala Economía:

Se necesita una acción, digamos, política: el esfuerzofísico de una clase que destruye la de susexplotadores. Hagámoslo pues y dejémonos decharlas. Pero, una vez conquistado el poder, aquellosmismos que fueron sus artífices, deberánentregárselo a los organismos de consumidores yproductores, poniéndose además a sus órdenes69.

Este es el papel que Rizzi atribuyó al llamadomomento político70.

Además, en el mismo número de la revista, figurabatambién un artículo de Domenico Falco que informabasobre el desarrollo de una polémica que “implicaba a lasmejores plumas de la crítica marxista europea” apropósito de Rizzi y de su crítica del “colectivismoburocrático”, que se estaba desarrollando precisamenteaquellos meses en las páginas de la revista dirigida por

68 Ivi, p. 7.69 Id., Potere e Proprietà, cit., p. 23.70 No era pues una “vía política” lo que Rizzi buscaba –como hasostenido Nico Berti–, sino, por el contrario, una vía fundada en unarelación de producción socialista que suprimiese la explotación ehiciese posible la libertad y el bienestar a escala internacional, cfr.Id., Bruno Rizzi tra marxismo, anarchismo e liberalsocialismo, cit., p. 69.

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Boris Souvarine, “Le Contrat Social”, polémicaprovocada por un escrito del surrealista GeorgesHenein71, al cual le siguieron diversas intervenciones yprecisiones72. En conclusión, Falco, aunque se declarabasatisfecho de que un debate tan importante hubiesetenido lugar en una prestigiosa revista de más allá de losAlpes, se declaraba, no obstante,

muy mortificado de que incluso las publicacionesllamadas “libres” [hubieran] ignorado,voluntariamente, una tal precisión político-históricareferente a un hombre con H mayúscula, en estesiglo de pigmeos que [añadía aún Falco] tanto hadado y continúa dando al movimiento del auténticoSocialismo73.

Así se terminaba la confrontación entre el “marxista”Rizzi y los “anarquistas” Viola y Souvarine. La discusiónilustraba, con una cierta riqueza de elementos, lasrespectivas posiciones. La del marxista “atípico”, queaceptaba el método de Marx, pero rechazaba las71 Cfr. G. Henein, Bruno R. et la “nouvelle classe”, “Le Contrat Social”,n.6, noviembre 1958, pp. 365-368.72 Siempre en “Le Contrat Social” apareció un artículo de PierreNaville en el que declaraba que “la Managerial Revolution de JamesBurnham era una copia pura y simple de La Burocratisation du Mondede Bruno Rizzi, cfr. Id., Un revenant: Bruno R. (n.1, enero 1959, pp.60-61). En e número siguiente (n.2, marzo 1959), fueron publicadosun artículo de Rizzi (La “nouvelle classe”, pp. 119-20), una Lettre deHal Draper (pp. 120-21) y un extracto de una Lettre de René Selitrenny(.121), a la cual le seguía una nota de Souvarine. En el número demayo (n.3), aparecía una precisión de Georges Henein (Un “nouvelleclasse”, p. 186) y un breve extracto de una carta enviada por Rizzi enrespuesta a la carta de Hal Draper que Souvarine consideró oportunocensurar en parte.73 D. Falco, Polemica marxista, “Previsioni”, n.12, diciembre 1959,p.7.

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conclusiones socialistas que extrajo de sus estudios, y lade los anarquistas, que colocaban en el centro de susreflexiones y de la acción política al “Hombre”, suspulsiones y su inmediatez revolucionaria. La utilidad deeste encuentro-desencuentro, residía también en el hechode que la vuelta a esta discusión significaba reactivar undiscurso que había sido irremediablemente interrumpidocon la desaparición de la Primera Internacional. Desdeaquel momento cada uno de sus componentes habíaseguido por su camino, haciendo más profunda aún labrecha abierta entre ellos. La marxista, cada vez másorientada a la conquista del poder político y del Estado.La anarquista, hostil por vocación a todo poder estatal ya toda autoridad.

A pesar de los cercados ideológicos, se iluminó porun momento, con cristalina transparencia, el sentidoprofundo y la problemática de un discurso y de unareflexión interrumpida, pero no acabada. Más tarde, yen un clima cultural completamente cambiado, Rizzireconoció

que hombres como Proudhon, Bakunin, Cafiero,Merlino y tantos otros, predijeron con exactitudsorprendente qué especie de socialismo habríasurgido de las realizaciones marxistas de la dictaduradel proletariado y de la Economía de Estado. Huboen estos hombre una capacidad profética que inclusoahora asombra. En cambio, se encontraron con lasmanos vacías cuando se les pedía cómo habríanorganizado en la práctica las relaciones sociales. Paraellos “organización” era ya una blasfemia, porquerepresentaba una fuente de autoridad; precisamentela que querían anular [...]. Resumiendo, el vacíosociológico y particularmente económico delanarquismo alejó a las masas de aquel movimiento

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socialista que había intuido perfectamente el papeldeletéreo del Estado74.

En los años siguientes, Rizzi continuó colaborandocon la revista libertaria italo-americana “Controcorrente”,publicando desde finales de los años cincuenta hasta losprimeros años sesenta diversos artículos e iniciandoalgunas discusiones polémicas. Hacia finales de 1961,después de la publicación de un ensayo suyo en “CriticaSociale” 75, se rompía transitoriamente la patina deconformismo que tradicionalmente arraigaba entre loscontinuadores de la revista de los Portici Settentrionali,y durante varios meses se publicaron más de veinteintervenciones suscitadas por la contribución de Rizzi.Entre éstos, aparecía también uno de Viola, el cualexponía la convicción de que “el anarquismotradicional” tenía una “urgente necesidad dereconstituirse con la fuente vital de la ciencia” si noquería “ahogarse en la clausura de un absurdopuritanismo sentimental y arisco” 76. E inesperadamente,olvidando la polémica que le había enfrentado poco antesa Rizzi, se proclamaba marxista, “si ser marxista significaaplicar a la interpretación del devenir histórico el métodomás rigurosamente científico posible”, declarando inclusoque estaba de acuerdo con “la sustancia efectiva delsocialismo de Rizzi” 77.

74 Id., La contestazione marxista ed i suoi precursori, “Rassegna Italianadi Sociologia”, n.1, enero-marzo 1969, p. 95.75 Id., Socialismo e collettivismo burocratico, “Critica Sociale”, n. 22, 20noviembre 1961, pp. 563-567.76 C.R. Viola, La costruzione del socialismo, id., n.4, 20 febrero 1962,p. 97.77 Ivi, p. 98.

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La discusión que se desarrolló en “Critica Sociale”,con las subsiguientes intervenciones, desbordórápidamente los seguros muros de contención que la“teoría socialista” construía desde hacía tiempo,amenazando seriamente con escapar a su control y decuestionar los puntos capitales de la vulgata social-marxista. Debido a ello, la dirección decidió interrumpirex abrupto y sin demasiados preámbulos unaconfrontación que se podía convertir en algo más bienembarazoso, además de ser difícil de gestionar. En elfondo, aunque el semanario fundado por Filippo Turatigozase de una notable libertad de investigación, seguíasiendo la palestra teórica del Partido Socialista Italiano.

Pero, de pronto, con la explosión de las revueltasposteriores al mayo 68, se abre un período nuevo eimprevisiblemente cargado de acontecimientos. Enefecto, el Mayo francés representó para Rizzi la llegadade una segunda juventud. Con el viento que llega deallende los Alpes, sus ya frecuentes contactos eintercambios con los ambientes libertarios se hacen másintensos, y a partir de mediados del 68 varias de suscontribuciones aparecerán en “Umanità Nova”. Habíanpasado ya muchos años desde que se había batido consus interlocutores, pero la pasión con la que habíadesarrollado el hilo de sus argumentaciones no se habíaatenuado en absoluto. Desde su óptica, el mayor riesgoque se perfilaba en el horizonte de la oposición estudiantilera el de una deriva “política” del movimiento. En uncalidoscopio de banderas y de los símbolos máscontradictorios, una eventualidad de esta especie eraplausible en una juventud poco preparada teóricamentey por lo tanto fácil presa de los “profesionales de la

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revolución”. En el plano emocional, el riesgo másgrande era el de incurrir en una serie de errores que lahistoria se había encargado ya de rebatir, a menudotrágicamente. Precisamente, con la intención de ponersu experiencia al servicio de los jóvenes y los menosjóvenes, intentó perfilar un balance de la oposición marxistay de sus precursores 78. Su intención era la de suministrar,basándose en la experiencia histórica del movimientorevolucionario, los elementos básicos, de modo que elmovimiento fundase ex novo su plataforma teórica. Ensu opinión, las “prioridades”eran las siguientes:

En primer lugar, haciendo hincapié en el rechazoradical por parte del movimiento de la“profesionalización político-sindical”, consideraba devital importancia encontrar el modo de evitar lareproducción del cargo fijo, so pena de derrota inmediata.Éste era “el problema organizativo más importante y deurgente actualidad” que se le planteaba al nuevomovimiento si no quería “degenerar como los demás”.Para hacer eso no bastaba con querer, sino que eranecesario “introducir la rotación en los cargos y hacerfuncional el sistema” 79.

En segundo lugar, para constituirse como una cosaseria, la confrontación debía “buscarse a sí misma” ysólo podría hacerlo “reconstruyendo el proceso de lasexperiencias vividas, relatadas, discutidas y estudiadas porsus precursores en cincuenta años de derrotas políticasy de desilusiones sociales” 80.

78 B. Rizzi, La contestazione marxista ed i suoi precursori, cit., pp. 93-107.79 Ivi, p. 97.80 Ivi, p. 105.

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En tercer lugar, debía “desenmascarar y poner en sulugar los viejos y los nuevos ídolos proletarios”,“documentar los cuarenta años de mistificación comunistay la también los cuarenta años de nulidad socialista”. Ytambién, “mostrar a los trabajadores del mundo que através del Estado no se avanza hacia el socialismo, sinohacia atrás, a una especie de servidumbre de Estado”81.Además, consideraba desviacionistas y vacías de sentidoexpresiones como “sociedad de consumo”, “de masas” o“industrial”, que precisamente en aquellos añoscomenzaban a ser utilizadas en el debate político osociológico. Para Rizzi, como ya señalábamos, la sociedadhumana se rige mediante un cierto sistema económico,sobre determinadas clases sociales y mediante elcorrespondiente régimen político y jurídico. Por ello,referirse “de modo aleatorio al consumo, a la industria o ala masa” era lo mismo “que hacer malabarismossociológicos”. Además, la técnica, por ejemplo, ha cambiadoal menos cinco o seis veces desde la “revolución industrial”señalada por Marx, sin que las estructuras sociales se vieransacudidas en lo más mínimo. La técnica no tiene nada quever con la economía” 82, o mejor dicho, con el concepto queRizzi tenía de la economía.

En la vertiente positiva, asumía y relanzaba la consignade la autogestión generalizada invocada durante el Mayofrancés por los componentes más radicales de laoposición y asumida sólo marginalmente en Italia. Leseguían una serie de puntos, fruto de su investigaciónteórica y dirigidos a la caracterización de la relación deproducción socialista. Y concluía:

81 Ivi, p. 103.82 Ivi, p. 102.

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O la oposición revolucionaria se mostrará a la alturade la situación o será derrotada por la oposiciónnacionalista. Ésta última debe ser enfrentadaenseguida: en la batalla ideológica, si uno permaneceen el terreno de la democracia, con la violencia,significa que quieren servirse de ella. Tal como estánlas cosas no se puede avanzar. Una época históricaha terminado. O el Socialismo o la Barbarie83.

Otra acuciante prioridad del momento era, a su juicio,la de disociar los objetivos del “socialismo” de los del“marxismo”, no tanto en el plano semántico, sino másbien en el de los contenidos, porque el haberlos hechosinónimos tuvo consecuencias letales para el movimientoy para el proletariado” 84. En su opinión, la granequivocación de Marx fue la de haber sido demasiadopoco marxista y habiendo proporcionado marco y colora un nuevo principio sociológico,

siguió a toda prisa por derivaciones apresuradas,acerbas y forzosamente equivocadas, deducidas deuna teoría muy incompleta de la cual él únicamentehabía concretado el principio sociológico que lainformaba85.

Pero esto bastó para que sus críticos fueransistemáticamente callados y para “los socialistas delmundo entero el marxismo se convirtió en sinónimo deSocialismo”, sufriendo durante largos años “las amargasconsecuencias de esta estupidez” 86. Por esta razón, laconstatación de que el monopolio marxista hubieseconducido al socialismo “a la degeneración y a la débâcle”,

83 Ivi, p. 106.84 Id., Socialismo e marxismo, “Umanità Nova”, 8 agosto 1970, p. 3.85 Ibidem.86 Ibidem.

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mostraba con toda nitidez “la derrota teórica y prácticadel marxismo”. Al mismo tiempo, Rizzi estaba sinembargo firmemente convencido de que hubiera sidoun grave error decretar por esto la derrota del socialismo,porque precisamente

de los errores marxistas [era necesario] rescatar laindicación del camino a seguir para alcanzar unaSociedad sin clases y progresista, a la luz del principiosociológico del marxismo, el único superviviente o casi,de la ruina teórica de todo cuanto Marx predijo ydedujo de un fragmento inapreciable arrancado a lanaturaleza de la sociedad humana87.

Esta es, en síntesis, el área de interés en el que sedesarrollaron sus numerosas intervenciones militantesque fueron acogidas en “Umanità Nova” y en otrasrevistas del movimiento, además de aquellas máscientíficas, complementándose entre sí88.

En octubre de 1971 apareció un escrito suyo en “ARivista anarchica”, dedicado al acontecimiento másimportante de aquel año y que tanto influiría en losfuturos órdenes político-económicos: la retirada del dólardel gold standard. La tesis expuesta por Rizzi, “compartidaplenamente por la redacción de la revista”, evitandoengolfarse en las sutilezas contradictorias de lasdiscusiones especializadas, reducía el acontecimiento alos datos esenciales del fenómeno general en el cual la

87 Ibidem.88 Entre 1963 y 1971 los artículos “científicos” publicados por Rizzien la “Rassegna Italiana di Sociología” y en “Il Mulino” fueron doce.Una completa relación de los artículos (más de 90) escritos por Rizzientre 1946 y 1971, ha sido incluida en apéndice a la edición italianade La Burocratizzazione del Mondo (cfr. La nota 1).

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“crisis del dólar” no era más que un aspecto del mismo:la progresiva extinción del libre mercado y al mismotiempo la instauración de una nueva relación deproducción que ya no era capitalista y mucho menossocialista. Con la medida tomada por Nixon, afirmabaRizzi, el sistema capitalista recibía “otro golpe de tenazacomo en 1929” con la medida del New Dealrooseveliano89. Y en el desplome de la moneda americana,veía “el punto álgido de la desnaturalización del sectormonetario del sistema económico capitalista”. Al negarla conversión de los billetes en la parte de oro estimadapor el banco emisor, como había sucedido a lo largode la historia del sistema capitalista, se reconocía laincapacidad de la moneda para continuar “desarrollandoel papel de moneda de cambio”, convirtiéndose porello en “un bien de consumo, una unidad de tiempo-trabajo como el rublo en Rusia. Este es el sentido de la“crisis del dólar” 90.

La incapacidad de comprender plenamente el alcancede la operación residía en el hecho de que la moneda-trabajo era un artificio económico completamente nuevoy “nunca, en ninguna parte del globo y en ningúnmomento de la historia, la distribución de los productosse resolvió de esta forma”. ¿Quién la garantizaba ahora?El oro ya no, sino las reservas de mercancías presentesen el mercado y en última instancia la producción. Eldinero, despojado de su valor intrínseco, imponía poreste motivo una serie de medidas que conducían aldesmantelamiento del mercado y a una economía cadavez más gestionada directamente por el Estado. Este89 B. Rizzi, Scacco al re, “A Rivista anarchica”, n.7, octubre 1971, p. 11.90 Ibidem.

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último se convertía de ese modo en el organismo quedetentaba el poder de establecer el valor de la moneda,decidiendo incluso la cantidad a emitir.

Dicho de otro modo, con el jaque al dólar se iniciaba,en su opinión, “la fase descendente de la eliminación delsistema económico mercantil en el mundo”. Una faseno derivada de los acontecimientos traumáticos uobservables conscientemente:

en cierto modo nos hemos habituado ya a un mundonuevo nacido bajo nuestras narices sin que noshayamos apercibido. Muy pronto los mandarinesestatales actuarán casi como señores feudales y losfuncionarios como sus siervos91.

Este análisis podía ser verificado, por ejemplo, poruna economía como la soviética en la que las crisis cíclicashabían sido eliminadas. Aquí se asistía a una crisisendémica de subproducción, es decir, las llamadasrecesiones, que ya en aquellos años comenzaban a estarcada vez más presentes incluso en los paísesoccidentales, como lo mostraban precisamente losproblemas de divisas de estos Estados. En la conclusióndel artículo, previendo los futuros desastres de este“nuevo” modelo económico, afirmaba que la únicasalvación residía en la Internacional: “hace cien añosnuestros abuelos crearon al menos la consigna, nosotroshemos perdido hasta los vestigios. “Proletarios de todoel mundo, ¡cómo os habéis separado!” 92

Con la agudización de la crisis internacional, semultiplicaron también los indicios que hacían plausible

91 Ibidem.92 Ivi, p. 12.

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a los ojos de Rizzi la hipótesis de una incipientemetamorfosis social en Occidente. La crisis petrolíferade 1973, pero sobre todo la espiral Inflacionista que sehabía creado en aquellos años en todos los paísesindustrializados, le parecía “el mayor agente, el motor deretroceso” que dirigía “las aguas económicas al granpantano del Estado”. Y este fue el tema que escogiópara un escrito aparecido en 1974 en las páginas de lamisma revista93.

Reafirmándose en el diagnóstico expuesto tres añosantes, observaba que si se producía una “inflación de lamoneda-trabajo”, era matemático que se consumía másde lo que se producía94. Así pues, si la moneda era lamedida del trabajo, a fin de que tuviese valor, debía tenersu relativa correspondencia “en productos vendibles. Ysi la “inflación” se configuraba como “un hecho genérico”,esto significaba que los productos vendibles resultabaninsuficientes. “Por tanto, suben los “precios” y se propagala inflación con las debidas consecuencias” 95. En estesentido, el que apareciera en la escena de los paísesoccidentales el proceso inflacionario, debía interpretarsecomo un fenómeno de subproducción que señalaba lapreponderancia del consumo sobre la producción y en lacual los déficits de esta última eran cubiertos con la emisiónde papel-moneda. De ello deducía que por primera vez

93 Id., Il suicidio del capitalismo, ivi, n.8, noviembre 1974, pp. 6-10. Elmismo artículo, ligeramente más amplio y con un intercambioepistolar incluido en apéndice, fue reeditado por iniciativa de H. Moss,con el título, L’inedito di Bruno Rizzi “inflazione e controrivoluzione”, “IlPolitico”, n. 149, enero-marzo 1989, pp. 19-41.94 Ivi, p. 7.95 Ivi, p. 8.

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en la historia se pasaba “gradual e inconscientemente aun vuelco del sistema circulatorio” 96. Pero, en su opinión,las metamorfosis sociales son largas, y la que estosprocesos iniciaron estaba aún en sus comienzos: “esnecesario desvelar el sentido y entonces podremos intuirdonde acabará todo”. Mientras tanto, los contragolpestangibles comenzaban a ser evidentes en los regímenespolíticos occidentales, y de modo particularmente agudoen los Estados Unidos, con un aumento del autoritarismoy de centralización político-militar ejercido en los puntosestratégicos del globo, que desplegaba de maneraflagrante todo el “terrorismo económico y suespectáculo”. Por ello, inf lación y recesión,contrariamente a lo que comúnmente se pensaba, ya noeran, en su opinión, “síntomas de crisis del viejocapitalismo, sino del colectivismo burocrático” 97.

Planteado en estos términos, el sentido de su análisisse veía confirmado en lo que él había teorizado ya en1939, en La Bureaucratisation du Monde, cuando habíaentrevisto en la convergencia de los países totalitarios elintento deliberado de abatir al capitalismo mundial parasustituirlo por sus propios regímenes fundados en lapropiedad de clase. Detenido momentáneamente elfenómeno de burocratización con la derrota de los paísestotalitarios, sin embargo –pensaba Rizzi– la carcomacontinuaba reproduciéndose subterránea einconteniblemente, incluso en las llamadas democraciasburguesas. Y el creciente peso del Estado en la vidaeconómica de todos los países occidentales desde la

96 Ivi, p. 9.97 Ivi, p. 10.

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posguerra, era interpretado por él como unaconfirmación de su diagnóstico.

En los últimos años de su vida Rizzi se dedicó a ponerorden en sus escritos y a la profundización de susprecedentes investigaciones, con especial atención a larelación de producción socialista 98. También se puso a la tareade reeditar algunos de los trabajos elaborados en el exilioparisino, en particular el que juzgaba más importante,La Rovina Antica e l’Età Feudale. De vez en cuandoaparecieron sus artículos en revistas del movimiento, ycontinuó observando de cerca, con el mismo interés yparticipación, los desarrollos políticos y sociales que seestaban produciendo aquellos años en Italia.

Pero, en conjunto, su pensamiento y sus cuarenta añosde investigaciones, discutidos y meditados con atenciónen otros países, fueron sustancialmente ignorados enItalia salvo raras excepciones, porque, como él mismoescribió,

la pasión política y la pasión filosófica oinstitucional, atrajeron y atraen mucho más queciertas ingratas así como escabrosas cuestioneseconómicas. Están más de acuerdo con lapersonalidad de los magos modernos dedicados a lacarrera política, pero estamos pagando desde hace unsiglo nuestra ignorancia y la delegación de poderconcedida a los charlatanes99.

Además, su abierta e inflexible hostilidad frente a todoaquello que giraba en torno a la política comunista

98 Cfr. Id., Socialismo infantile, 4 vol., Bussolengo, Editrice Razionalista,1969-70, en particular el vol. I, (Bilanci e sbilanci del marxismo), pp. 7-62.99 Id., L’inedito di Bruno Rizzi «inflazione e controrrivoluzione» cit.,p. 26.

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tradicional y a sus deshechos, motivó que fueseboicoteado y sometido a esa “conjura del silencio” queimpidió la discusión además de la circulación de susescritos, relegándolo al limbo del “desfase científico”.Un “desfase científico” que hoy más que nunca sentimosactual y urgente.