60

Locus Solus Roussel

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Locus Solus Roussel

Proyecto1 23/5/13 17:13 Página 1

Page 2: Locus Solus Roussel

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 2

Page 3: Locus Solus Roussel

RAYMOND ROUSSEL

LOCUS SOLUSTraducción: Jorge Segovia

MALDOROR ediciones

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 3

Page 4: Locus Solus Roussel

La reproducción total o parcial de este libro, no autorizada por los editores, viola derechos de copyright.

Cualquier utilización debe ser previamente solicitada.

Título de la edición original:Locus Solus

Éditions Flammarion, París, 2005

© Primera edición: 2013© Maldoror ediciones

© Traducción: Jorge Segovia

ISBN: 84-934130-8-9

Maldoror edicioneswww.maldororediciones.eu

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 4

Page 5: Locus Solus Roussel

Locus Solus

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 5

Page 6: Locus Solus Roussel

CAPÍTULO I

Un jueves de comienzos de abril, el maestroMartial Canterel –mi ilustrado amigo–, acabó invi-tándome, con algunos de sus íntimos, a visitar elinmenso parque que rodeaba su espléndida villade Montmorency.Locus Solus –la propiedad se llama así– es un apaci-ble re t i ro donde a Canterel le gusta proseguir conespíritu sereno sus diversos y fecundos trabajos. Enese lugar solitario se encuentra al abrigo de la agita-ción de París y, no obstante, puede igualmenteponerse en la capital en un cuarto de hora cuandosus investigaciones re q u i e ren que pase algún tiem-po en una biblioteca especializada o, incluso, unavez llegado el momento de informar al mundocientífico –a través de una concurridísima confere n-cia–, de algún extraordinario descubrimiento.Es en Locus Solus donde Canterel pasa casi todo elaño, rodeado de discípulos que, imbuidos de unaapasionada admiración por sus constantes descu-brimientos, lo secundan con fanatismo en la obraque lleva a cabo. La villa tiene algunas piezaslujosamente dispuestas como laboratorios mode-lo, donde se aplican numerosos ayudantes, y elm a e s t ro consagra su vida por entero a la ciencia,paliando sin esfuerzo, con su gran fortuna de sol-t e ro libre de cargas, cualquier dificultad materialque pudiese originarse durante el curso de suabsorbente tarea por mor de los objetivos que seimpone.

6

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 6

Page 7: Locus Solus Roussel

Acababan de dar las tres. Hacía buen tiempo y elsol brillaba en un cielo casi uniformemente límpi-do. Canterel nos recibió no lejos de su villa, al airelibre, bajo unos añosos árboles que daban sombra auna confortable instalación de diferentes asientosde mimbre. Tras la llegada del último invitado, el maestro seechó a andar a la cabeza del grupo, que lo acompa-ñó dócilmente. Alto, moreno, de semblante sinceroy facciones regulares, Canterel, con fino bigote yvivos ojos en los que brillaba su maravillosa inteli-gencia, apenas acusaba sus cuarenta y cuatro años.Su voz cálida y persuasiva le confería a su elocuen-cia un gran atractivo, cuya seducción y claridadhacían de él un prestidigitador de la palabra. Caminábamos desde hacía unos minutos por unapronunciada costanera.A mitad del recorrido vimos al borde del camino,en una profunda hornacina de piedra, una estatuade rara antigüedad que, hecha al parecer de oscuratierra, seca y solidificada, representaba, no sinencanto, un sonriente niño desnudo. Con los bra-zos tendidos hacia adelante, en gesto de ofrenda, ylas manos abiertas hacia el techo de la hornacina.En medio de la diestra surgía una pequeña plantamuerta, de una extrema vetustez, que, ha largotiempo, allí había echado raíces. C a n t e rel, que proseguía distraídamente su cami-no, tuvo que responder a nuestras unánimes pre-g u n t a s .“Es el Federal de semen-contra que Ibn Batuta vioen lo más profundo de Tombuctú”, dijo señalandola estatua, y al punto nos desveló su origen.

El maestro había conocido íntimamente al célebreviajero Echenoz, quien, durante una expedición atierras africanas llevada a cabo en su juventud,había llegado hasta Tombuctú.

7

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 7

Page 8: Locus Solus Roussel

Habiéndose imbuido, antes de partir, de la com-pleta bibliografía de las regiones que despertabansu curiosidad, Echenoz había leído más de unavez cierto relato del teólogo Ibn Batuta, considera-do como el más grande explorador del siglo XIVdespués de Marco Polo.Casi hacia el final de su vida, fecunda en memora-bles descubrimientos geográficos, cuando conrazón aún hubiera podido gozar tranquilamentede la plenitud de su gloria, Ibn Batuta emprendióuna vez más otra exploración a tierras lejanas yllegó entonces a la enigmática Tombuctú.Durante la lectura, Echenoz había subrayado elepisodio siguiente.Cuando Ibn Batuta entró solo en Tombuctú, unasilenciosa consternación pesaba sobre la ciudad. El trono le pertenecía entonces a una mujer, la reinaDuhl-Serul, quien, de sólo veinte años de edad,aún no había elegido esposo. Duhl-Serul padecía en ocasiones terribles crisis deamenorrea, de lo cual resultaba una congestiónque, afectando el cerebro, le provocaba accesos delocura furiosa. Esos trastornos causaban graves perjuicios a losnativos, visto el poder absoluto que detentaba lareina, resuelta en esos momentos a impartir órde-nes insensatas, multiplicando sin motivo lascondenas a muerte.Hubiese podido estallar una revolución. Pero ,fuera de esos momentos de desequilibrio Duhl-Serul gobernaba a su pueblo –que raramente habíaconocido un reinado más feliz– con una serenabondad. En vez de lanzarse a lo desconocidoderrocando a la soberana, soportaban paciente-mente aquellos males pasajeros compensados porlargos periodos florecientes. Entre los médicos de la reina, ninguno hasta enton-ces había podido atajar el mal.

8

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 8

Page 9: Locus Solus Roussel

Ahora bien, a la llegada de Ibn Batuta una crisismás fuerte que las anteriores consumía a Duhl-Serul. A una palabra suya, había que ejecutar anumerosos inocentes y quemar cosechas enteras. Golpeada por el terror y la hambruna, la poblaciónesperaba día tras día el final del acceso, que, pro-longándose irrazonablemente, hacía insostenibleaquella situación. En la plaza pública de Tombuctú se alzaba unaespecie de fetiche al que la creencia popular atri-buía gran poder.Era una estatua de niño, hecha de tierra oscura ensu totalidad –y concebida por lo demás en curiosascircunstancias bajo el reinado de Forukko, antepa-sado de Duhl-Serul. Poseyendo las cualidades de juicio y bondad queen tiempos normales mostraba la reina actual,Forukko, a través de las leyes promulgadas y supersonal entrega a la causa, había llevado a su paísa una gran prosperidad. Agrónomo ilustrado, vigi-laba él mismo los cultivos, con el fin de introducirmuchos útiles perfeccionamientos en los caducosmétodos de la siembra y recolección. Maravilladas por aquel estado de cosas, lastribus limítrofes se aliaron a Forukko parabeneficiarse de sus decretos y su consejo, peros a l v a g u a rdando cada una su autonomía median-te el derecho a recobrar a voluntad una indepen-dencia completa. Se trataba de un pacto de amis-tad y no de sumisión, por el cual se compro -metían, además, a coaligarse contra un enemigocomún si fuese necesario. En medio de un gran entusiasmo por la solemnedeclaración de la alianza establecida, se resolviócrear, a modo de emblema conmemorativo queinmortalizaría tan señalado acontecimiento, unaestatua hecha únicamente con tierra, que se recoge-ría del suelo de las distintas tribus coaligadas.

9

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 9

Page 10: Locus Solus Roussel

Cada pueblo envió su porción, eligiendo tierravegetal, símbolo de la feliz abundancia que augu-raba la protección de Forukko. Un renombrado artista, ingenioso en la elección deltema, erigió –mezclando y amasando todos loshumus– un gracioso niño sonriente, que, verdade-ro retoño común de las numerosas tribus confundi-das en una sola familia, parecía consolidar aún máslos vínculos establecidos. La obra, instalada en la plaza pública de Tombuctú,recibió, en razón de su origen, un nombre que tra-ducido a lenguaje moderno daría estas palabras: elFederal. Modelado con un arte encantador, el niño,desnudo, con el dorso de las manos vuelto hacia elsuelo, alargaba los brazos como para hacer unaofrenda invisible, evocando, con ese gesto emble-mático, los dones de riqueza y felicidad prometi-dos por la idea que representaba. Pronto seca yendurecida, la estatua adquirió una solidez a todaprueba.Como respuesta a aquellas esperanzas, comenzóuna edad de oro para los pueblos aliados, que, atri-buyendo su suerte al Federal, le consagraron unculto apasionado a ese poderoso fetiche, decidido asatisfacer las innumerables plegarias. Durante el reinado de Duhl-Serul aún pervivíanlos clanes y el Federal inspiraba idénticofanatismo. Como la locura que ahora padecía la soberana seagravaba ineluctablemente, decidieron acudir enmasa a pedirle a la estatua de tierra la inmediataconjuración de aquel desvarío.Una gran procesión –vista y descrita por Ibn Batuta–encabezada por sacerdotes y dignatarios, llegó final-mente hasta el Federal, para invocar con vehemen-cia, según ciertos ritos, fervientes oraciones.Aquella misma noche, el ruido y la furia de unhuracán atravesó la comarca, especie de tornado

10

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 10

Page 11: Locus Solus Roussel

devastador que pasó fugazmente por Tombuctú,sin dañar al Federal, protegido por las construccio-nes circundantes. Los días siguientes, la perturba-ción de los elementos originó frecuentes lluvias. Sin embargo, la aguda vesanía de la reina se acen-tuaba, ocasionando a cada hora nuevas cala-midades.Comenzaban, ya, a perder la esperanza en elFederal, cuando una mañana el fetiche apareciócon una pequeña planta –a punto de abrirse–enraizada en el interior de su mano derecha. Sin dudar, cada cual vio allí un remedio milagrosa-mente ofrecido por el venerado niño para curar elmal de Duhl-Serul.Pronto desarrollado por la alternancia de lluvias yardiente sol, el vegetal engendró minúsculas floresde un palor amarillo, que, cuidadosamente recogi-das, y una vez secas, fueron administradas a lasoberana, ya por entonces en el paroxismo delextravío. La hasta entonces aplazada mejoría se produjo enel acto, y, Duhl-Serul, al fin aliviada, recobró eljucio y su ecuánime bondad. D e s b o rdante de alegría, el pueblo, con una impre-sionante ceremonia le dio las gracias al Federal, y,p rocurando evitar nuevos episodios de crisis,decidió cultivar –regándola periódicamente, ydejándola por un supersticioso respeto en la manode la estatua sin atreverse a sembrar las semillasen otra parte– esa misteriosa planta desconocidahasta entonces en la comarca, cuya presencia sóloadmitía una hipótesis: la semilla, transportada porel huracán desde lejanas regiones, cayó por azaren la mano derecha del ídolo, germinando en latierra vegetal regenerada por la lluvia.

Era creencia unánime que el mismo todopoderosoFederal había desencadenado el huracán, conduci-

11

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 11

Page 12: Locus Solus Roussel

do la semilla hasta su mano y provocado las lluviasgerminativas.

Ese era el pasaje que al explorador Echenoz más legustaba de la narración de Ibn Batuta, quien, unavez en Tombuctú, se interesó por el Federal.Tras una escisión sobrevenida entre las tribus alia-das el fetiche perdió toda significación, y, desterra-do de la plaza pública y relegado a simple curiosi-dad entre las reliquias de un templo, llevaba largotiempo en inmisericorde olvido.Echenoz quiso verlo. En la mano del niño, intacto ysonriente, se veía aún la mítica planta, que, ahoraseca y herrumbrada, había antes –según llegó asaber el explorador– conjurado durante muchosaños cada nueva crisis de Duhl-Serul, hasta que seprodujo su total curación. Teniendo de botánica lasnociones que exigía su profesión, Echenoz pudoreconocer en el antiguo residuo hortícola una cepade artemisia marítima, y recordó que –ingeridas encantidad mínima, en forma de medicamento ama-rilloso denominado semen-contra– las flores secasde esta radiada constituyen, en efecto, un pode-roso y activo emenagogo.Conseguido de aquella fuente única y pobre, elremedio, aun tomado en pequeñas dosis, habíapodido actuar sobre Duhl-Serul.Pensando que el Federal, visto su actual abandono,podía ser adquirido, Echenoz ofreció una conside-rable suma que enseguida fue aceptada; después,transportó a Europa la singular estatua, cuyahistoria tanto interesó a Canterel.Sin embargo, hacía poco tiempo de la muerte deEchenoz, el cual acabó por legarle el Federal a suamigo, en recuerdo del interés que éste había mani-festado por el antiguo fetiche africano.Nuestras miradas, fijas en el niño simbólico –ahorainvestido, como la vieja planta, de la más atrayen-

12

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 12

Page 13: Locus Solus Roussel

te aureola–, pronto fueron solicitadas por tres alto-rrelieves rectangulares, tallados en la misma pie-dra, en la porción inferior del bloque donde seabría la hornacina. Delante de nosotros, entre el suelo y el nivel de laplataforma que pisaba el Federal, las tres obras,delicadamente pintadas, se alargaban horizontal-mente una debajo de la otra, y, ya muy desgastadasen ciertas partes, daban la impresión, igual quetodo el bloque pétreo, de una fabulosa antigüedad. El primer altorrelieve representaba, de pie en unaplanicie arborescente, a una joven extasiada, que,cargando en los brazos haces de flores, contempla-ba en el horizonte esta expresión: AHORA, esboza-da en el cielo por angostados cirros que el vientocombaba suavemente. Los tintes, aunque desvaí-dos, se mantenían por todas partes, delicados ymúltiples, todavía puros en las nubes, colmadas defulgores crepusculares de color amaranto.Más abajo, el segundo panel escultórico mostraba ala misma desconocida, que, sentada en un lujosísi-mo salón, aprevechaba la costura abierta en uncojín azul con ricos bordados para extraer unmuñeco vestido de rosa y privado de uno de susojos.Cerca del suelo, el tercer fragmento mostraba a untuerto vestido de rosa, sosias vivo del muñeco, queseñalaba a varios curiosos un mediano bloque deveteado mármol verde, cuya cara superior –dondese incrustaba hasta la mitad un lingote de oro– lle-vaba la palabra Ego muy ligeramente grabada conrúbrica y fecha. En segundo plano, un corto túnel,cuyo interior aparecía cerrado por una verja, pare-cía conducir a una inmensa caverna, horadada enel flanco de una marmórea montaña verde.

13

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 13

Page 14: Locus Solus Roussel

En los dos últimos temas, algunos colores conser-vaban cierta intensidad, especialmente el azul, elrosa, el verde y el oropimente.

Interrogado, Canterel nos informó sobre aquellatrilogía plástica. Hace siete años, aproximadamente, al tener noticiade que se había constituido una sociedad que pre-tendía levantar de sus ruinas la ciudad bretona deGloannic, destruida y sepultada –en el siglo XV–por un terrible ciclón, el maestro, sin ánimo delucro alguno, había comprado numerosas accionescon el único fin de alentar una grandiosa empresa,que, según él, podía dar apasionantes resultados.A través de sus re p resentantes, los más grandesmuseos del mundo pronto comenzaron a disputar-se muchos objetos preciosos, que, encontrados trashábiles excavaciones emprendidas en el lugar idó-neo, llegaban sin tardanza a París para ser someti-das a la pasión de las subastas públicas.C a n t e rel, siempre presente cuando llegaba unnuevo lote de antigüedades, re c o rdó súbitamente,una tarde, al ver los tres altorrelieves pintados queadornaban la base de una gran hornacina vacía yrecientemente desenterrada, esta leyenda armorica-na contenida en el Ciclo de A r t h u r.

En otros tiempos, Kurmelén, rey de Kerlagoüezo– a g reste región que marcaba el punto más occi-dental de Francia– hallándose en la capital delreino, en Gloannic, sintió, aunque todavía erajoven, que su salud ya precaria comenzaba adeclinar rápidamente.Kurmelén era viudo –desde hacía un lustro– de lareina Pleveneuc, muerta al dar a luz a su primerhijo, la princesa Hello.Como tenía muchos hermanos envidiosos que aspi-raban al trono, Kurmelén, padre afectuoso, pensaba

14

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 14

Page 15: Locus Solus Roussel

con horror que después de su muerte, sin duda cer-cana, Hello, llamada por la ley del país a sucederlesin reparto, sería –vista su corta edad– el blanco demuchas conspiraciones. La pesada corona de oro de Kurmelén –conocidapor el nombre de la Maciza–, desprovista de joyas,p e ro compensada su falta de lujo por una re m o t aantigüedad, había ceñido desde tiempo inmemorialla frente de cada soberano de Kerlagoüezo, convir-tiéndose, a la larga, en la esencia misma de la re a l e-za absoluta, y privado de ella ningún príncipehubiese podido reinar un solo día. Como consecuencia de un apasionado fetichismocapaz de prevalecer sobre toda legitimitad, el pue-blo hubiese reconocido como señor a cualquier pre-tendiente lo bastante audaz para apoderarse delobjeto, que estaba prudentemente guardado en unlugar seguro provisto de centinelas.Un antepasado de Kurmelén –Jouël el Grande–había fundado en épocas remotas el reino deKerlagoüezo y su capital, y fue el primero en llevarla Maciza, fabricada por orden suya.Muerto casi a los cien años tras un reinado glorioso,Jouël, divinizado por la leyenda, se había transfor-mado en astro celeste y así continuaba velando porsu pueblo. En el país, cada cual sabía verlo entre lasconstelaciones para dirigirle votos y plegarias. Confiando en el poder sobrenatural de su ilustreantepasado, Kurmelén, consumido por la angustia,le suplicó que le enviase en sueños alguna inspira-ción salvadora. Para disuadir a sus hermanos decualquier esperanza de éxito, pensó largamente encómo ocultar a sus intenciones, en algún misteriosoescondrijo, la re v e renciada corona, indispensablepara la entronización. Pero era necesario que unavez en edad de enfrentarse a sus enemigos, Hello,para hacerse proclamar reina, pudiese encontrar elantiguo círculo de oro: pero la prudencia pro h i b í a

15

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 15

Page 16: Locus Solus Roussel

indicarle el enclave elegido, pues ya se sabe cómo lafuerza o la astucia arrancan un secreto a la infancia.Obligado a entendérselas con un confidente, el re ydudaba, conmovido por la gravedad del caso. Jouël escuchó la plegaria de su descendiente y lovisitó en sueños para dictarle una sabia conducta.Desde entonces, Kurmelén sólo actúo siguiendo lasi n t rucciones re c i b i d a s .Hizo fundir la corona y obtuvo un lingote de insus-tancial forma oblonga, después fue al Morne-Ve r t ,montaña encantada que en otro tiempo había ilus-trado un viaje de estudios de Jouël. Hacia el fin de su vida, mientras recorría solícita-mente su reino para asegurarse del bienestar delpueblo y de la honestidad de sus gobernadore s ,Jouël había acampado una noche en una comar-ca solitaria enteramente nueva a sus ojos.Habían levantado el pabellón real al pie del Morne-Vert, monte caótico, sorprendente por su glaucomatiz y sus reflejos de mármol delicadamenteveteado. Jouël, intrigado, intentó la ascensión mien-tras organizaban el descanso, golpeando ora aquíora allá con una estaca ferrada, como para re c o n o c e rla naturaleza de aquel suelo por doquier re s i s t e n t e .Se sorprendió de que uno de los golpes pro v o c a s euna vaga resonancia subterránea. Deteniéndose,golpeó con fuerza distintos puntos del lugar sospe-choso y percibió un eco sordo, que, pro p a g á n d o s epor las laderas de la montaña, denotaba la pre s e n c i ade una importante caverna. Dándose cuenta de que había allí un refugio envi-diable para pasar la noche, que se anunciaba fría,Jouël, deteniendo su ascensión, le dijo a su genteque buscara alguna falla de acceso al antroi m p revisto. Contrariado por el fracaso de las indagaciones, elre y, creyendo en la posible existencia de algunaentrada tal vez cubierta por la arena, ordenó allanar

16

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 16

Page 17: Locus Solus Roussel

el terreno –sobre el lugar sonoro– de la montaña,cuya base era invadida por una fina grava.Aquellos que fueron designados para la tarea, des-p e j a ron en poco tiempo –con instrumentos impro v i-sados– la parte alta de una bóveda, que, ahora, pare-cía accesible al paso de un hombre. Jouël, penetrando antorcha en mano en el angostoc o r re d o r, pronto se encontró en una fabulosa caver-na, de verdinoso mármol, imbricado –debido a uncurioso fenómeno geológico– de enormes pepitas deo ro, que, en sí mismas, re p resentaban una incalcula-ble fortuna, susceptible de ser doblada por las que,con seguridad, ocultaba el espesor del macizo. Deslumbrado, Jouël pensó en reservarlas para hacerf rente a posibles épocas de desgracia, y alejar decualquier codicia esas riquezas fabulosas, actual-mente inútiles para un reino feliz que gozaba de unatranquila prosperidad gracias al genio de suf u n d a d o r. Acallando sus pensamientos, el rey se hizo alcanzarpor su séquito, y la noche transcurrió apacible en lahospitalaria caverna.Al día siguiente, comenzó un afanado trasiego conla aldea más próxima y fueron muchos los que, ase-sorados por Jouël, se pusieron manos a la obra. Unavez desalojada la arena con el esfuerzo de todos, elo t rora angosto pasaje se convirtió en un espaciosotúnel, a mitad del cual, tras la evacuación de lag ruta, se instaló una imponente verja de doblebatiente, desprovista de cerradura por orden formaldel re y.Entonces, en presencia de todos, Jouël, que practica-ba la magia, pronunció dos solemnes conjuros. Conel primero, hacía invulnerable –para siempre– elexterior del monte a las herramientas más duras, y,con el segundo, cerrraba imperiosamente la alta yg ruesa verja, inmunizada al mismo tiempo contraroturas y quebrantamientos.

17

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 17

Page 18: Locus Solus Roussel

Después, el monarca hizo insólitas revelaciones a losallí reunidos. Actualmente ignorada por él mismo–que se veía impotente para re c u p e r a r, aunque lohubiese querido, las riquezas prohibidas– ciertafrase mágica, refiriendo un acontecimiento sobre h u-mano llamado a ilustrar su muerte, serviría paraabrir momentáneamente la verja cada vez que seenunciase de modo impecable. Una sola vez en eltranscurso de los siglos futuros, en caso de grandesd e s a s t res públicos cuyo desencadenamiento o inmi-nencia hiciesen necesario recurrir a esos tesoro s ,Jouël tendría la facultad de revelar a uno de suss u c e s o res, a través de un sueño, la palabra cabalísti-ca. Desvelaba a priori la sustancia del sésamo p a r aque los ambiciosos, con sus repetidos intentos, sal-vasen el importante yacimiento del inevitable olvi-do al que lo condenaría un encierro absoluto.Un mes más tarde, de re g reso en Gloannic tras elfinal de su viaje, Jouël murió –una noche pura– car-gado de años y gloria: y súbitamente un nuevo astrobrilló en el firmamento.P resto a reconocer ahí el fenómeno sobrenatural quepoco antes había predicho Jouël para la hora de sumuerte, el pueblo, con certeza, vio en la inesperadae s t rella el alma misma del difunto, dispuesto a velareternamente por los destinos del reino. Conociendo, a partir de entonces, el hecho quedebía expresar la fórmula por la que acceder a losinmensos bienes del Morne-Vert, el ambicioso ynuevo soberano, hijo de Jouël, pronunció ante laverja sometida al encantamiento lacónicos textosque, de mil maneras diferentes, narraban la transfor-mación del fallecido rey en astro de los cielos. Perono acertó a decir la justa palabra cabalística, pues losbatientes permanecieron cerrados. Y, desde enton-ces, todas las tentativas llevadas a cabo re s u l t a ro ns i e m p re vanas.

18

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 18

Page 19: Locus Solus Roussel

Sin embargo, esa rebelde proposición la había re c i b i-do Kurmelén –durante un sueño– de boca de Jouël,y ahora quedaba autorizado para revelarla ante latormenta política que amenazaba al re i n o .Al pie del Morne-Vert, pronunció esta fórmula, a lacual los buscadores sólo se habían apro x i m a d o .“Brilla, Jouël, astro de los cielos.” La verja se abrió de par en par: después, una vezfranqueada por el visitante, que penetró en la verd i-nosa gruta, se cerró. Por orden de Jouël, cuya intención compre n d í a ,Kurmelén iba a esconder allí todo el oro de su coro-na. ¿Dónde encontrar un lugar más seguro que esea n t ro, inviolado durante tanto tiempo a pesar de losmuchos esfuerzos? Además, aun en caso de que,tras denodados intentos, algún codicioso descubrie-se el s é s a m o exacto, la presencia en la caverna deincontables pepitas, de las que la Maciza transfor-mada por la fundición no se diferenciaba en nada,venía a ser una garantía contra la temida usurpa-ción. En efecto, dado el fetichismo popular, sólopodía convertirse en real una frente ceñida con laancestral corona, reconstituida con su oro primige-nio. ¿Y de qué manera identificarían el lingote vene-rable entre tantos otros especímenes pare c i d o s ?Extrayendo sin esfuerzo una enorme piedra medioencofrada en la superficie de un aislado bloque dev e rdinoso mármol, Kurmelén dio con una cavidadperfecta en donde el precioso y pesado objeto entrójustamente, ofreciendo desde entonces el mismoaspecto que las múltiples muestras de oro engasta-das por todas partes en la ofita de la caverna.P e ro un severo anonimato del lingote le hubieseimpedido a Hello cualquier posibilidad de re i n a r,quien, un día –antes de devolverle la forma de coro-na real y ceñírsela–, tendría que probarle al pueblo,gracias a una señal irrefutable, su procedencia casidivina.

19

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 19

Page 20: Locus Solus Roussel

Con la punta de su puñal, Kurmelén –siempre bajola conminación de Jouël–, trazó su firma en la plata-forma del bloque verdinoso, rayando delicadamen-te el mármol. Desde sus orígenes, los reyes de Kerlagoüezo estam-paban en los documentos importantes, en vez de sun o m b re, la palabra Ego, que reforzaba su pre s t i g i ohaciendo de cada uno, durante su reinado, el yos u p remo, a la vez fuente y culminación de todo. Lacaligrafía y la fecha compensaban esa uniformidadsilábica designando doblemente en cada pieza alsoberano en cuestión. No dudando, en tal ocasión, en elegir su firma pre-dominante, Kurmelén grabó su Ego habitual, y des-pués la fecha, recubriendo de inmediato toda laincripción con una ligera capa de arena. Con estaúltima precaución, el re y, que por lo demás, ale n t r a r, ya se había dirigido expresamente a la partemás oscura de la gruta, hacía casi imposible que unbuscador no advertido y que tuviese la suerte dep ronunciar el verd a d e ro s é s a m o , descubriera la señalañadida al epígrafe.Kurmelén, con los seis vocablos cabalísticos, abrióuna vez más la verja, que no tardó en cerrarsetras él una vez que hubo salido. Al re g resar de su expedición, declaró públicamente,p e ro callándose cada detalle, que la Maciza, ahorafundida, descansaba en el Morne-Vert, y que Jouël lehabía revelado en sueños las palabras claves quepermitían entrar al mismo. Lo que importaba eraque el pueblo –para seguir manteniendo la fe en elp o r v e n i r, supiera que oculto en lugar seguro el orosagrado, cuya supuesta pérdida lo hubiese empuja-do a una peligrosa desesperación– aún estuvieradispuesto a dar su aquiescencia a los futuro ssoberanos. Sintiendo ya próximo el abrazo de la muerte,Kurmelén se apresuró a ejecutar las órdenes de

20

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 20

Page 21: Locus Solus Roussel

Jouël, que, entre otras muchas re c o m e n d a c i o n e sanexas, le había sugerido que sin temor se hiciesecon los servicios de un cierto Le Quillec, bufón de lacorte, a fin de que éste pudiese desempeñar el indis-pensable oficio de confidente universal. Tuerto y deforme, Le Quillec, para acentuar lo gro-tesco de su persona, objeto de la risa general, vestías i e m p re de rosa como el más coqueto petimetre, y,sutil e ingenioso en sus respuestas, escondía bajo esaapariencia cómica un alma recta y buena, sincera-mente devota del re y. Kurmelén, asombrado en principio por tal elección,no pudo si no admirar, tras haber reflexionado sobreello, la sabiduría de Jouël. En verdad, Le Quillecpodía ser el muñidor más seguro, pues como ser vily denigrado, indigno a ojos de todos de ser elegidocomo despositario de un gran secreto, estaría ade-más al abrigo de cualquier insistencia o amenazatendente a hacerle hablar. El re y, sin omitir nada, le reveló al bufón la fórmulacabalística que daba acceso, el emplazamiento delmítico lingote y la existencia de la firma pro b a t o r i a .Una vez llegado el momento de actuar, Hello,advertida como hija de estirpe soberana y divinapor uno de esos signos celestes negados a los sim-ples humanos como Le Quillec, acudiría al tuertopara reclamarle sus secretos. Sólo ese día, a fin deque un involuntario gesto de interés o favor pudie-se despertar prematuramente las sospechas de quie-nes la rodeaban, el extraño confidente le sería indi-cado a la huérfana –por un medio que debía ignorarel mismo Le Quillec–, entretanto condenado a unapasiva y larga espera. Tras despedir al bufón,Kurmelén cogió de entre unos juguetes destinados asu hija un muñeco rosa y, acto seguido, le arrancóun ojo. La reina Pleveneuc, durante su embarazo, habíab o rdado sin ayuda de nadie un espléndido cojín

21

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 21

Page 22: Locus Solus Roussel

azul, con la idea de que sirviese para mantener cerc ade ella en la cama, hasta que pudiera levantarse, alhijo que esperaba. Kurmelén siempre se había esfor-zado por inculcar a Hello respeto por aquella re l i-quia que la pobre madre, sorprendida por la muer-te, nunca llegó a utilizar. Abriendo una costura, des-lizó el muñeco en lo más hondo del plumón, y, des-pués, le pidió a una sirvienta que lo cosiera, pues–según dijo– se había descosido fortuitamente. El rey informó sin testigos a Hello, adviertiéndolede guardar el secreto de la conversación, de que leesperaba un regalo encerrado en el cojín azul, cuyointerior no debía examinar hasta que recibiera unao rden del cielo. Kurmelén no había hecho más que seguir hasta elfinal, escrupulosamente, las indicaciones de Jouël,cuya previsora sagacidad alababa. Destinada, enefecto, a recibir la señal celeste sólo cuando la edadla hubiera armado contra sus antagonistas, Hello, alregistrar el cojín, que dado su augusto origen nocorría el riesgo de perderse, se vería forzada a bus-car –en la insólita ofrenda de un simple jugueteingenuo hecha a una adulta– algún símbolo. A l al a rga, el traje rosa y la falta de un ojo en el muñecoevocarían fatalmente en sus intrigados pensamien-tos al bufón Le Quillec, a quien iría a interro g a r.Además, si, con odiosas argucias, los príncipes cola-terales le arrancasen a Hello todavía niña y débil els e c reto del cojín azul – sin razón para hacerlo, pueslo verdaderamente importante era la esencial re v e-lación del signo celeste que se esperaba–, el hechode extraer de entre el denso plumón, no el pre c i o s odocumento esperado, sino una muñeca extraña ygraciosa tan apropiada para la edad de la destinata-ria, parecería delatar únicamente el tierno caprichode un padre deseoso de redoblar los atractivos de suregalo con la sorpresa de un ingenioso escondite.

22

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 22

Page 23: Locus Solus Roussel

El objeto, sin mayores consecuencias, sin duda lesería entregado a Hello, quien, limitándose enton-ces a usarlo en sus juegos, se diría súbitamente mást a rde, el día de la manifestación celeste, que habíallegado el momento de escrutar el interior del cojín.Enseguida, viendo chocante la puerilidad del re g a l ocon el desarrollo de su juventud, se sumiría en lar-gas reflexiones, y, re c o rdando las dos principalesparticularidades del juguete, haría la comparaciónrequerida, que pronto la conduciría hacia LeQuillec.

Kurmelén no tardó en morir. Sus hermanos, apro v e-chando entonces la minoría de edad de Hello paraformar partidos, desencadenaron la guerra civil,intentando cada cual conquistar el poder. Pero ,como faltaba el oro sagrado imprescindible paradevolverle su forma a la Maciza, ninguno de ellosconsiguió el beneplácito para ser re y. Vanamente se emplearon nuevas palabras para tra-tar de abrir la irreductible verja del Morne-Ve r t ,tanto más fascinante ahora en cuanto habitáculo dellingote monárquico. Acosada por las preguntas desus tíos como probable depositaria de alguna re v e-lación paterna que debía conducir al objetivo, Hellosupo guardar su secreto por entero. La anarquía, desde entonces, comenzó a socavar elreino, toda vez que ni la misma Hello, sin antesposeer la Maciza, podía ser reina. S i e m p re vestido de rosa, Le Quillec, que disponía deuna pensión vitalicia legada por Kurmelén, exhibíasus gracias y hacía reir durante los paseos, re s p o n-diendo ingeniosamente a las pullas de algunosantiguos cortesanos.

Pasó el tiempo, y, a los dieciocho años, Hello comen-zó a soñar indefectiblemente con la señal celeste pre-dicha por su padre, en la esperanza de que entonces

23

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 23

Page 24: Locus Solus Roussel

se le ofreciera un medio para salvar al país, definiti-vamente arruinado por un ininterrumpido periodode caos y luchas intestinas. Una noche de julio, cuando la púber princesa re g re-saba sola, –con los brazos cargados de flores– a unpalacio ancestral en el que pasaba cada verano, unsinfín de suntuosos y amarantinos fulgores, surg i-dos de la reciente puesta de sol, incendiaron lasl a rgas nubes que se extendían en el horizonte.Deteniéndose para admirar aquel hechizo del cre-púsculo, Hello pudo ver como algunos cirros secombaban extrañamente oreados por la brisa, hastaformar en difusas letras esta palabra:

A H O R A

La palabra no tardó en deshilacharse en el aire. PeroHello, con el corazón palpitante, acabó por re c o n o-cer en su naturaleza celeste el anunciado aviso.A h o r a es cuando debería actuar.Una vez de re g reso al castillo, abrió el cojín azul, porel que nunca había dejado de sentir una devota soli-citud, sin duda justificada por el contacto santifica-dor de las manos maternas como para resultar sos-pechoso. Primero desilusionada al no encontrar másque el muñeco, meditó largamente, incitada a pene-trantes averiguaciones por la discordancia quehabía entre el muñeco y su edad.Súbitamente, por el color del traje y la cuenca vacíadel ojo, la muchacha descubrió, en el enigmáticomuñeco, una evocación de Le Quillec. Llamó al bufón al castillo y le informó de todo.Le Quillec, a su vez, le confió los secretos de que eradepositario, instándola a ganar sin pérdida de tiem-po el Morne-Vert para seguir atinadamente la ord e nde las nubes: orden imperiosa, enviada con buen jui-

24

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 24

Page 25: Locus Solus Roussel

cio en el momento más adecuado, en que ningunode los eventuales usurpadores, mutuamente debili-tados por sus luchas sin tregua, podría entorpecercon eficacia la marcha de la legítima reina, cuando,en posesión del lingote-fetiche, suscitara a su paso elentusiasmo universal. Instalada en una vasta angarilla, Hello partió almomento, escoltada por el bufón, quien explicandocon absoluta intencionalidad allí por donde pasabanla verdadera finalidad del viaje, consiguió quemuchos fanáticos se uniesen al cortejo, impacientespor asistir al memorable acontecimiento llamado aacabar con aquella época de anarquía y decadencia.La joven princesa llegó, pues, al Morne-Vert, ro d e a-da por una gran muchedumbre que no podía sinoregocijar a Le Quillec, ávido como estaba de contarcon testigos para la escena de identificación. Abriendo la verja con las palabras cabalísticas, pro-nunciadas secretamente en voz baja, el bufón atra-vesó la gruta en pos del lugar indicado, mientrasque, a petición suya, una parte de la multitud loseguía para constatar que ni en el más leve de susgestos había la menor complicidad. Señalado por Le Quillec y después levantado pormuchos brazos, el bloque marmóreo de Kurmelénfue transportado afuera, y la verja, aún abierta, sólovolvió a cerrarse, a pesar del corto lapso de tiempo,una vez que hubo salido el último intruso. El bufón, retirando la ocultadora capa de arena lehizo ver a todos, en la cara superior del bloque, lafirma del difunto rey, cerca del lingote dinástico,que así quedaba autentificado. Hello se dirigió a Gloannic, llevando el bloquev e rde, que, intacto, fue colocado –a un lado de laangarilla– cerca de ella. En medio de febriles ovaciones por el éxito de laexpedición, el cortejo popular ganaba adeptos encada etapa. En vano fue, pues, que para detener su

25

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 25

Page 26: Locus Solus Roussel

m a rcha, los pretendientes arengasen a sus soldados,los cuales, al saber de la insigne recuperación, acu-d i e ron todos, fascinados por la mágica gloria del lin-gote, a alinearse espontáneamente bajo el estandar-te de la feliz princesa. Llevada triunfalmente hasta su palacio, Hello, con elo ro reconquistado, hizo crear de nuevo la Maciza,que un día llegó a ceñir públicamente entre los gri-tos delirantes de “¡Viva la reina!”. A la caída de lanoche, se vio brillar la estrella de Jouël con másintensidad que de costumbre. La soberana quiso, después, levantar el país explo-tando el filón de la caverna, y, así, se org a n i z a ron deinmediato los trabajos pertinentes para llevar a caboesa tarea. Una vez divulgada, la fórmula cabalísticade la verja favoreció la entrada y salida de obre ro sp e r t rechados de picos, y pronto, gracias al oro extra-ído masivamente de las profundas vetas del mármolv e rdinoso, el reino prosperó. Al fin sonriente y adorada por su pueblo, Hellocolmó a Le Quillec de favores. En un arrebato de gozosa exaltación, esculpiero nuna estatua que, re p resentando a la joven re i n ac o ronada, se emplazó como la de una santa en unaespaciosa hornacina, bajo la cual tres altorre l i e v e spintados conmemorarían la sublime aventura.

Pues bien, como probaba el examen, aquélla era lamisma hornacina que acababan de sacar a la luz lasrecientes excavaciones realizadas por la sociedad dela que Canterel era accionista. Una sencilla indagación demostró que la estatuaausente– rota en mil pedazos– yacía, en el momentodel hallazgo, al oscuro amparo del cubículo, derri-bada de bruces por el remotísimo cataclismo que lahabía sepultado. El maestro ambicionaba esa pieza venerable, cuyasola existencia le confería a aquella historia visos de

26

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 26

Page 27: Locus Solus Roussel

realidad. Pujando fuerte en la subasta, consiguió serel feliz adjudicatario, e, instalándola en su parq u e ,dejó vacía durante seis años la garita de piedra, al noencontrar ninguna estatua digna por su antigüedady valor de un refugio tan precioso: algo que en losúltimos tiempo mereció el antiguo y gloriosoFederal, que recibió allí amparo contra el viento y lal l u v i a .

Tras arrojar una última mirada a la doble curiosi-dad, seguimos a Canterel, que ya se alejaba paseoa r r i b a .

27

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 27

Page 28: Locus Solus Roussel

CAPÍTULO II

A medida que subíamos, la vegetación pare c í ar a l e a r. Enseguida la desnudez del suelo se hizopatente a ojos vista, y, al final del trayecto, vimosuna gran explanada de piso firme y totalmente des-pejada. Dimos algunos pasos hacia un punto donde se alza-ba una especie de instrumento de pavimentación,que re c o rdaba por su estructura a los m a r t i n e t e s–o p i s o n e s– que se emplean para nivelar lascalzadas. L i g e ro en apariencia, aunque totalmente metálico,el martinete estaba colgado a un pequeño aero s t a t oamarillo claro, que, con su parte inferiorc i rcularmente ensanchada, hacía pensar en unm o n g o l f i e r. Abajo, el suelo estaba cubierto del modo máse x t r a ñ o .S o b re una vasta extensión se esparcían, aquí y allá,dientes humanos, ofreciendo una gran variedad deformas y colores. Algunos, de una esplendente blan-cura, contrastaban con incisivos de fumadores queexhibían la gama entera de pardos y marrones. En elr a ro muestrario figuraban todos los amarillos, desdelos más vagorosos tonos pajizos hasta los peore smatices leonados. Algunos dientes azules, ora páli-dos, ora oscuros, aportaban su contingente a esa ricap o l i c romía, completada por infinidad de dientesn e g ros y los rojos pálidos o chillones de muchasraíces sanguinolentas.

28

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 28

Page 29: Locus Solus Roussel

Los contornos y pro p o rciones eran incre í b l e m e t ediversos: molares inmensos y monstruosos caninosal lado de dientes de leche casi imperceptibles. A q u íy allá destellaban innumerables reflejos metálicos,p rovenientes de empastes y orificaciones. En el lugar ocupado actualmente por el pisón, losdientes, estrechamente agrupados, componían, porla sola alternancia de colores, un verd a d e ro cuadrotodavía inconcluso. El conjunto evocaba un jineteadormecido en una sombría cripta, tumbado conindolencia a la orilla de un estanque subterráneo. Un humo tenue, concebido por el cere b ro del dur-miente, mostraba, a manera de sueño, once jóvenesmedio encorvados por el pavor que les causaba unabola aérea casi diáfana, que, objetivo al parecer delvuelo de una paloma blanca, proyectaba en el suelouna leve sombra en torno a un pájaro muerto. A llado del jinete yacía un viejo libro cerrado, ilumina-do débilmente por una antorcha hincada en el suelode la cripta. El amarillo y el pardo eran los colores dominantesen aquel singular mosaico dental. Los otros tonos,más escasos, despedían notas vivas y sugere n t e s .La paloma, hecha de soberbios dientes blancos,a p a recía como detenida en una pose de impulsorápido y gracioso; participando de la vestimentadel jinete, raíces hábilmente dispuestas componían,por una parte: una pluma roja que adornaba uns o m b re ro oscuro abandonado cerca del libro, y, porla otra: un manto púrpura abrochado con una hebi-lla de cobre por mor de un ingenioso amontona-miento de orificaciones; una compleja amalgama dedientes azules componía unas calzas lapislázuli,que se hundía en unas anchas botas de dientesn e g ros; las suelas, muy visibles, consistían en una g regado de dientes de color avellana, entre loscuales infinidad de empastes semejaban clavosregularmente espaciados.

29

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 29

Page 30: Locus Solus Roussel

Era sobre la bota izquierda donde el m a r t i n e t e s eencontraba detenido en ese momento.Fuera del cuadro, había dientes, aquí y allá, disemi-nados de la forma más incoherente y sin nigúnresultado pictórico. En torno al límite ficticio señala-do a la redonda por los dientes más distantes de laregión central, se extendía una zona vacía, bord e a d aa su vez por una cuerda anudada cada cierto tramoa la punta de delgadas estacas de algunos centíme-t ros de altura. Todos nosotros habíamos formadouna fila ante aquella barrera poligonal.

Súbitamente el pisón se elevó en el aire, y, empuja-do por una leve brisa, acabó posicionándose no lejosde nosotros, tras una directa y lenta excursión dequince o veinte pies, sobre un diente de fumadore n n e g recido por el tabaco. C a n t e rel nos indicó que lo siguiéramos, despuéspasó por encima de la cuerda, franqueó el límitedesierto y se acercó al instrumento aéreo. Nosotro sfuimos tras sus pasos, atentos para no desplazar losdientes esparcidos, cuyo aparente desorden era sinduda alguna el laborioso resultado de estudios muyp rofundos. De cerca, el oído percibía distintos tic-tac, emitidospor el m a r t i n e t e, que brillaba al sol.Sin escatimarnos los más seductores comentarios,C a n t e rel llamó nuestra atención sobre los diversosó rganos del aparato. Justo en la cresta del aerostato, que dejaba al descu-bierto una red que formaba allí una especie de cue-llo sin relieve, había una válvula automática de alu-minio que tenía una fisura circular con obturador yun pequeño cro n ó m e t ro con una esfera visible. Debajo del globo, los tensos cordajes verticales quecomponían la parte inferior de la red, hecha de finay ligera seda roja, aferraban, a modo de barq u i l l a ,por medio de agujeros perforados en el borde dere-

30

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 30

Page 31: Locus Solus Roussel

cho y muy abajo, un disco de aluminio, que, seme-jando una tapa invertida, contenía una sustancia deamarilloso ocre extendida en forma de delgada capas o b re el fondo horizontal. La superficie baja del disco estaba unida por su cen-t ro a la punta de una estrecha barra de aluminio–cilíndrica y vertical–, que constituía el cuerpo delo b j e t o .Una larga varilla, igualmente de aluminio, metida alsesgo en el tramo superior de la barra, se alzabaoblícuamente hacia el cielo, por encima del círc u l o ,y acababa en una triple ramificación. Cada una deestas tres ramas llevaba en su extremo un cro n ó m e-t ro bastante grande, que tenía adosado un espejoredondo de igual circ u n f e rencia; las tres esferas–ignorándose unas a otras– estaban orientadas haciael exterior en tres sentidos divergentes, mientrasque los tres discos de cristal azogado daban a uncomún espacio intermedio, y, re s p e c t i v a m e n t e ,miraban más o menos al oeste, al sur, y al este. Enaquel momento, el primer espejo recibía dire c t a-mente la imagen del sol y la lanzaba de lleno sobreel segundo, que la enviaba hacia el disco-barq u i l l a ,mientras que el terc e ro no parecía desempeñar fun-ción alguna. Cada espejo estaba trabado a su cro n ó-m e t ro por cuatro varillas horizontales finamentedentadas, clavadas individualmente arriba, abajo, ad e recha y a izquierda en el reverso de su contorno;esas varillas, en los tres casos, atravesaban el cro n ó-m e t ro de parte a parte y asomaban por el otro lado,en el margen periférico de la esfera, de un diámetroun poco inferior al del conjunto del movimiento derelojería. Las varillas, movidas por invisibles ruedas dentadasque tenían una directa relación con el mecanimo delos cro n ó m e t ros, podían dar a los espejos –debido auna gran variedad de pro g resiones y re t ro c e s o s –cualquier tipo de inclinación; la parte anterior de las

31

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 31

Page 32: Locus Solus Roussel

mismas se componía de una pequeña bola metálicaaprisionada en sus dos tercios por una esfera hueca,incompleta, adaptada al reverso del espejo en cues-tión; ese modo de engarce se prestaba fácilmente alos desplazamientos del disco reflector en los senti-dos más diversos. Todos los días ese triple mecanis-mo seguía el curso del sol, desde el amanecer hastael ocaso. Durante la mañana, el espejo que miraba aleste era el primero en recoger el haz de rayos lumi-nosos; tras el pasaje del astro por el meridiano sequedaba inactivo, y el espejo enfrentado desempe-ñaba su rol. Activado desde el amanecer hasta lanoche, el espejo que miraba al sur era siempre elsegundo en reflejar –para lanzarlos en una dire c c i ó ninvariable– los radiantes efluvios que, sin interru p-ción, descargaban sobre él ora uno ora otro de losbrillantes discos vecinos. En el centro de la varilla oblícua triplemente ramifi-cada se alzaba un soporte, corto y recto, dividido endos ramas curvas que formaban una semi circ u n f e-rencia con las puntas hacia el zenit. Este semicírc u-lo, perpendicular al ideal plano verticalizado en quese encontraba la varilla oblícua, podía servir dem a rco parcial a una poderosa lente redonda, que,asimilando su diámetro horizontal al suyo, estabafijada interiormente por dos pivotes al tramo culmi-nante de las ramas curvas.Colocada con precisión en el trayecto del haz lumi-noso reflejado en segundo término por el espejo máslejano, la lente estaba ubicada en paralelo a los rayosque la inundaban. Un cro n ó m e t ro de dimensión mínima, cuya esferaadornaba exteriormente la parte alta de una de lasramas curvas, era el que hacía girar la lente enmomentos justamente determinados, gracias a unsutil acuerdo entre su movimiento y el pivotec o n t i g u o .

32

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 32

Page 33: Locus Solus Roussel

Asegurando la estabilidad del armazón, una varillametálica horizontal, acabada –como una medianahaltera– por un contrapeso redondo, estaba atorni-llada a la barra de aluminio del lado exactamenteopuesto a la lente y los espejos. Una enorme aguja imantada, que parecía pro v e n i rde alguna báscula gigantesca, atravesaba perpendi-cularmente la barra a media altura, y, presentando lamisma longitud de un lado y otro, servía, por sumagnetismo, para que el utensilio aéreo mantuvieses i e m p re una orientación inmutable durante los vue-los. Su punta norte estaba situada justo debajo delespejo orientado al sur, mientras que el extre m omeridional coincidía de forma similar, pero a menordistancia, con el contrapeso esférico.Como base, tres pequeñas garras de aluminio, cur-vadas y completamente unidas, y, aunque en minia-tura, semejantes a las patas de un mueble, soporta-ban el borde inferior de la barra; cada una apoyabasu extremidad en el suelo, dándole al pisón una basesuficiente, y mostrando en su cara externa, en laparte más baja de su curva regular y saliente, la esfe-ra de un diminuto cro n ó m e t ro apenas más anchoque ella.A media altura de las tres garras había re s p e c t i v a-mente anclados, por el interior y de modo conver-gente, tres finos clavos horizontales, cuyas puntas sehendían ligeramente en el perímetro de una minús-cula rondela de azuloso metal, que así se manteníaaislada y horizontal en el espacio, justo bajo el eje dela barra. Una segunda rondela, de igual formato,p e ro cuyo metal era de un color gris claro, quedabad i rectamente por encima de la otra, a un milímetrode distancia, y estaba suspendida de una delgadavarilla vertical, que, fija por un extremo al centro desu cara superior, desaparecía dentro de la barra. Un poco más arriba del nexo de las garras, la partee x t rema e inferior de la barra llevaba –adosada en

33

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 33

Page 34: Locus Solus Roussel

un punto de su periferia– la esfera de un último cro-n ó m e t ro .

Comoquiera que nos había dejado el tiempo necesa-rio para un examen profundo del m a r t i n e t e,C a n t e rel volvió sobre sus pasos seguido de nuestrog rupo, y, algunos segundos después, nos encontra-mos todos ante la cuerda, que habíamos franqueadode nuevo.El ruido de un débil choque atrajo nuestras miradashacia la base del aparato; entre las tres garras, la ro n-dela gris, bajando debido al impulso de su varilla, sehabía unido rápidamente con la otra, y ambas per-manecían ahora estrechamente pegadas. En el pre c i-so instante de su acoplamiento, el diente marrónsituado debajo de ellas había abandonado el suelo,y, obedeciendo a alguna misteriosa imantación, sehabía adherido al dorso de la rondela azul. Al oído,los dos choques, casi simultáneos, se habían confun-dido en uno solo. Poco después, un destello surgió de la lente, la cual,habiendo dado un cuarto de giro pivotando sobre eleje de su diámetro horizontal, cortaba ahora perpen-dicularmente el haz luminoso emitido –siguiendoun oblícuo descenso–, por el espejo enfocado al sur. A consecuencia de esa maniobra, los rayos, despuésde atravesar el especialísimo cristal, se concentraro nintensamente en el área de la sustancia amarilla deldisco colocado bajo el aerostato; alguno de los finosc o rdajes inferiores de la red ponía una sombrai m p e rceptible en aquella repentina re v e r b e r a c i ó n .Bajo el efecto del intenso calor así producido, lamateria ocrácea debía desprender un gas ligero quepenetraba en el globo por la ranura abocinada, puesla carcasa se hinchaba gradualmente. La fuerzaascensional fue pronto suficiente como para elevartodo el aparato, que se bamboleó suavente en el aire ,mientras que la lente, efectuando un nuevo cuarto

34

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 34

Page 35: Locus Solus Roussel

de giro en el mismo sentido, ensombrecía la amari-llosa mezcla al dejar de concentrar en ella los rayoss o l a res. El viento había cambiado mientras permanecíamosal otro lado de la cuerda, y de ahí que el m a r t i n e t efuese empujado hacia el cuadro dental; pero comoeste segundo trayecto formaba un ángulo muyabierto con el primero, el instrumento se dirigióhacia el más oscuro rincón de la cripta donde dormi-taba el jinete.Abajo, durante el vuelo, una de las garras se alarg óautomáticamente impulsada por una aguja internaque descendió medio centímetro. Poco a poco, el globo acabó por desinflarse, y el apa-rato, bajando, posó sus dos garras contraídas sobreun conjunto de dientes oscuros –dispuesto en una delas orillas del estanque subterráneo–, en tanto que laaguja recién percutida se instaló en medio de unespacio aún vacío. En el momento del aterrizajepudimos ver, en la cresta del aerostato, la válvulatodavía abierta, que, tras haber dejado salir la canti-dad de gas requerida, volvía a cerrarse silenciosa-mente con ayuda del obturador, simple disco de alu-minio capaz alternativamente de ocultarse y luegore a p a recer girando, sin cambiar de plano, sobre unpivote que incidía en algún punto de su borde extre-mo. Por deducción analógica comprendimos ahoracómo el primer viaje del pisón se había llevado a cabopor medio de la lente y la válvula, cuyas re s p e c t i v a sacciones habían entonces escapado a nuestrasingenuas miradas.E n t re las tres garras la rondela gris acababa de sol-tarse, arrastrada por su varilla, y de nuevo un milí-m e t ro la separaba de la azul. Enseguida, demostran-do con eso que la imantación había desaparecido, eldiente impregnado de nicotina que había seguido alaparato en su trayectoria aérea se desprendió deldorso de la rondela azul y cayó al suelo, donde llenó

35

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 35

Page 36: Locus Solus Roussel

en parte un punto inacabado del mosaico. El colordel recién desembarcado armonizaba con el de losdientes vecinos, y el cuadro avanzó un poco con esemínimo aporte colocado en un sitio correcto. La lente efectuó un cuarto de giro en el sentido habi-tual y las emanaciones de la sustancia ocrácea, lumí-nicamente calentada, inflaron la membrana. Elglobo se elevó, mientras la lente giraba de nuevo yla aguja-extensible volvía a la garra que le servía deestuche. La brisa seguía manteniendo la mismad i rección, y el m a r t i n e t e p rosiguió su curso en línearecta hasta una solitaria y lejana raíz rosa, fina ypuntiaguda, sobre la cual una maniobra de laválvula lo hizo descender y posarse.

C a n t e rel tomó entonces la palabra para explicarnosla razón de ser de aquel extraño vehículo aére o .El maestro había llevado hasta los últimos límites delo posible el arte de predecir el tiempo. El examen demuchísimos instrumentos prodigiosamente sensi-bles y precisos le daban a conocer con diez días deantelación, para un lugar determinado, la dire c c i ó ny fuerza de cualquier corriente de aire, y también laaparición, las dimensiones, la opacidad y el poten-cial de condensación de la más pequeña nube.Para poner de relieve la extrema perfección de susp ronósticos, Canterel imaginó un aparato capaz dec rear una obra estética debida únicamente a losefectos combinados del sol y el viento. Había construído el m a r t i n e t e que teníamos ante losojos proveyéndolo de cinco cro n ó m e t ros superiore se n c a rgados de regular todas sus evoluciones: elcolocado a más altura abría y cerraba la válvula,mientras que los otros, accionando los espejos y lalente, se ocupaban de inflar por medio de los rayoss o l a res la carcasa del aerostato, gracias a la amarillo-sa sustancia, que, debido a un especial pre p a r a d o ,exhalaba ante cualquier efecto calórico una cierta

36

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 36

Page 37: Locus Solus Roussel

cantidad de hidrógeno. El propio maestro habíainventado aquella ocrácea composición, cuyos eflu-vios ascensionales se producían únicamente cuandola lente concentraba en ella los rayos del esplen-dente astro .De ese modo, Canterel tenía un instrumento que, sinninguna otra ayuda que la del sol más o menos des-pejado, podía, aprovechando alguna corrienteatmósférica prevista con mucha antelación, llevar acabo un trayecto preciso. Después, el maestro indagó sobre la materia aemplear para concebir su obra de arte. Le pare c i óque sólo un delicado mosaico sería susceptible dep rovocar un extremo vaivén del aparato. A d e m á s ,era necesario que los fragmentos multicolores, pormedio de una imantación intermitente, pudiesen ser–uno a uno– atraídos y después soltados por la parteinferior del pisón. Canterel, finalmente, decidió uti-lizar un descubrimiento que había hecho unos añosantes, y, que, en la práctica, había dado excelentesre s u l t a d o s .Se trataba de un curioso sistema que permitíaextraer los dientes sin nigún sufrimiento, evitandoel empleo peligroso y nocivo de cualquieranestésico. Tras arduas investigaciones, Canterel había obteni-do dos metales muy complejos, que, al ponerlos enc e rcanía uno del otro, provocaban una instantáneaimantación, tan especial como irresistible, cuyopoder se ejercía únicamente sobre el elementoc a l c á reo que compone los dientes humanos. Uno de esos metales era gris, el otro tenía reflejos deun azul acerado. Recortando de cada uno de ellosuna redola de un milímetro de radio, había fijado elgris a un esbelto mango rígido un poco oblícuo a suplano, mientras que el contorno del azul –a distan-cias simétricas–, había hundido las puntas de tre scortas varillas horizontales y divergentes, afirmadas

37

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 37

Page 38: Locus Solus Roussel

por el otro extremo a la circ u n f e rencia superior deun pequeño cilindro provisto de un delgado mango.Llegado el momento, empleando indistintamentesus dos manos, introducía el cilindro en la boca delpaciente, apoyaba sus bordes inferiores, gruesos yno cortantes, en los dientes que estaban al lado delque quería extraer, después acercaba la rodela gris,y la acoplaba con absoluta precisión a la azul.Enseguida se producía la imantación, tan brusca yp o d e rosa que el diente enfermo, obedeciendo alimpulso, abandonaba su alvéolo sin darle al intere-sado tiempo para sentir la menor sacudida torturan-te: y se precipitaba hacia la rodela azul entrando enel cilindro, que, de platino integral como las tre svarillas, era de una resistencia a toda pru e b a .Cuando se trataba del maxilar inferior, el cilindro seapoyaba normalmente, con la rodela azul arriba; porel contrario, en caso de que fuera la mandíbuladominante la que estuviese en juego, la maniobra,aunque similar, exigía la inversión completa delc i l i n d ro y de la rodela gris. Para las bocas desguar-necidas, si la falta de un diente perjudicaba el sos-tén, el maestro, para una aplicación tan simple, ele-gía entre una variedad de paralelepípedos de marfilel que, por su altura, fuese el mejor sustituto; el cilin-d ro, instalándose por un lado en un diente, y por elo t ro en el marfil, ofrecía así la oposición re q u e r i d a .Cuando un completo vacío rodeaba el diente mórbi-do, doblemente aislado, eran necesarios dos parale-lepípedos. En presencia de dos dientes de apoyo detamaño desigual, Canterel recurría a un surtido deminúsculos cuadrados marfileños de distintos gro-s o res, uno solo de los cuales, puesto sobre el másbajo, establecía –durante el instante crítico– unaperfecta similitud de niveles. Como natural efecto de la especial combinación ató-mica que la engendraba, la imantación sólo se ejer-cía sobre el lado interiormente oscurecido al princi-

38

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 38

Page 39: Locus Solus Roussel

pio por el cilindro, dentro del campo estricto de unimpecable tubo imaginario de longitud indefinida,cuyo eje atravesara el centro de las dos rodelas ycuyo diámetro fuese igual al de ellas. Así, pues, seevitaba el riesgo de que la rodela gris atrajera algúndiente de la mandíbula no interesada, y la azul sólop royectaba su acción sobre una parte del dienteenfocado, sin molestar en absoluto a los que estabanc e rca; esta acción circunscrita, dada su extraord i n a-ria intensidad, era suficiente para lograr el re s u l t a d oque se pretendía, y completamente indolora a causade su instantaneidad. Una vez extraído el diente yadherido a la rodela azul, Canterel desacoplabaenseguida la gris, por temor a que la imantación,que –como había comprobado de modo experimen-tal– podía persistir a pesar del obstáculo, afectaraaccidentalmente una parte sana de la dentadura acausa de un torpe movimiento del intervenido o deél mismo. Aquel procedimiento, muy pronto conocido, habíallevado a Locus Solus una muchedumbre de visitan-tes doloridos, que, después, lo abandonaban encan-tados por la manera rápida y confortable con que leshabían extirpado la causa de su dolor sin sufrirmolestia alguna. El maestro había ido acumulando sin orden losdientes extraídos por su arte y nunca tuvo posibili-dad de ocuparse de aquella embarazosa re s e r v a ,cuya destrucción se había aplazado constantemente. Con la aparición del nuevo proyecto bendijo aque-llos retrasos sucesivos, que ponía a su alcance unelemento utilizable y práctico. Decidió dedicar entonces aquel stock de dientes ala ejecución de su mosaico. Sus matices y contor-nos eran lo bastante diversos como para pre s t a r s ea esa fantasía, y la mayor o menor viveza de lasmanchas de sangre en las raíces, junto a los re f l e-jos brillantes de las aurificaciones y empastes,

39

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 39

Page 40: Locus Solus Roussel

le pro p o rc i o n a r í a una riqueza a ún m á s d e c a n t a d a.El maestro fijó delicadamente a la parte inferior delpisón –entre tres garras que servían de soporte– dosnuevas rodelas semejantes a la que empleaba paralas intervenciones dentales. Sin embargo, esta vezhabía regulado la composición de los dos metales demodo que originasen una imantación menos agre s i-va; pues sólo se trataba, en efecto, de recoger losdientes esparcidos por el suelo, y no de extirparlosde sus alvéolos; al trasladar su ligero botín de unlugar a otro, dos rodelas tan fuertes como las primi-tivas arrastrarían, durante el trayecto aéreo, todoslos dientes expuestos a su campo de atracción, y unoa uno saltaría verticalmente para unirse con el ante-rior; pero esa grave distorsión ya no era de temer,pues las rodelas nuevas –idénticas a las primeras entamaño y color individual– apenas tenían la fuerzanecesaria para atraer desde cerca un diente exentode resistencia. Un cro n ó m e t ro colocado en la parteinferior de una barra de aluminio debía –poniendoen marcha un fuste vertical– determinar a su vez,para esos momentos precisos, el acople o la separa-ción de los dos metales y conseguir así que la iman-tación fuese intermitente. C a n t e rel hubiese alcanzado resultados análogosempleando para el mosaico trozos de hierro dulcede distintos colores, que hubiera podido captar une l e c t roimán sin dificultad y después soltar porefecto de una corriente discontinua. Para ese procedimiento necesitaría instalarse en elpisón volante un laborioso y pesado sistema debaterías, no exento de graves inconvenientes. Así, pues, el maestro se decantó por la primera idea,que, explotando de modo original el antiguo hallaz-go del que se sentía muy orgulloso, lo seducía, ade-más, por ese lado imprevisible que le otorgaría a lap royectada composición el empleo de fragmentosrecortados y pintados por el azar, una vez

40

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 40

Page 41: Locus Solus Roussel

excluida cualquier voluntad o pre m e d i t a c i ó nartística. Tras haber completado el m a r t i n e t e a g regándole unaenorme aguja imantada, Canterel se vio todavíaante una condición que era indispensable cumplir:el aparato nómada tenía que mantener una vertica-lidad perfecta durante sus incursiones en las distin-tas zonas de la futura obra. Ahora bien, cuanto másavanzase el mosaico, mayor sería el riesgo de quelas tres garras-sostén destruyeran el equilibrio gene-ral al tener que apoyarse en dientes; el pisón, al incli-narse, comprometería seriamente la precisa orienta-ción de los espejos de evolución re g u l a r, y unanueva ascensión se haría imposible. Para zanjar esa cuestión de vital importancia,C a n t e rel ahuecó la parte baja de las tres garras ei n t rodujó en cada una de ellas un cro n ó m e t ro depequeño módulo, cuyos engranajes, en el momentoadecuado, movilizarían una aguja interna de puntaredonda capaz de bajar temporalmente. Cuando una garra se apoyase en un diente que for-mara ya parte del mosaico, las otras dos serían –conantelación– prolongadas por sus agujas re s p e c t i v a shasta el suelo; si, en ocasiones, fuesen dos las garrasapoyadas en dientes, sólo se valdría de su aguja larestante. Las finas varillas anexas se estirarían –más omenos– según el nivel de los dientes, de grosor muyvariado. En efecto, molares y colmillos, dientes deadulto y dientes de leche darían, una vez posiciona-dos, un enorme número de alturas diferentes, tantomayor según la particularidad de cada mandíbula.Este hecho no empañaría el resultado final, puesuna simple desigualdad de la superficie no afectaríaal vigor pictórico del mosaico; pero Canterel deberíap o n e r, además, un gran cuidado suplementario pararegular cronométricamente las tres agujas; entre unmolar de hombre y un incisivo de niño, para agarrar

41

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 41

Page 42: Locus Solus Roussel

los dos extremos, el desnivel sería re l a t i v a m e n t econsiderable, y, según que una de las garras eligierauno u otro, las dos restantes deberían impulsar a suapéndice interior a un trayecto –bien largo o corto–para alcanzar el suelo; además, cada vez que dosgarras alcanzasen simultáneamente dos dientes deespesor desigual, una de ellas debería recurrir a suaguja; durante los últimos días, cuando las tre sgarras a la vez –en el momento de rellenar algúnespacio aislado– se abatiesen sobre tres dientes, severá a menudo la intromisión de uno o dos apéndi-ces móviles, a pesar de la completa ausencia de con-tacto con la tierra.Por mor de estas particularidades, la puesta a puntode los tres cro n ó m e t ros inferiores exigía un ard u otrabajo. Afortunadamente, el maestro –en lo re l a t i v oa las agujas prolongables– sólo tenía que pre o c u p a r-se por el emplazamiento del futuro mosaico y nopor el entorno, donde, al no faltarle espacio, sembra-ría los dientes de tal manera que el m a r t i n e t e, al re -coger cada uno, podría apoyar naturalmente los tre sgarfios en el suelo. Condicionado por la orientaciónde las corrientes atmosféricas susceptibles de ser uti-lizadas, Canterel, al menos, podría elegir a su an-tojo, dentro de una línea recta indefinida, el puntode llegada de cada trayecto aéreo dirigido hacia elexterior de la composición dental; para eso sólotenía que accionar más o menos rápido el cro n ó m e-t ro de la válvula. Esa libertad le permitiría evitar,incluso desde el comienzo de la experiencia, cual-quier amontonamiento en el amplio espacio desti-nado a vaciarse poco a poco, y en la fase prensil desu tarea el pisón nunca emplearía las lanzaderasi n t e r i o res de las garras. C a n t e rel –para la obra de arte a ejecutar– eligió untema oscuro a causa de los tonos pardos y amarillo-sos que dominarían forzosamente en los materialesdel mosaico; según su criterio, el elemento más pro-

42

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 42

Page 43: Locus Solus Roussel

picio sería una escena pintoresca en el seno de unap rofunda gruta tenuemente iluminada, y re c o rdó aese propósito un cuento escandinavo que EzaïasTegner titula Den Rytter –en su Frithiofs Saga–, cuen-to popular y moral que, ajustándose cabalmentea sus intenciones para el episodio principal,inspiró la siguiente traducción del folclorista francésF a y o t – R o q u e n s i e .

Hacia 1650, un rico señor noruego, el duque deGjörtz, se había enamorado locamente de la bellaChristel, mujer de uno de sus vasallos, el barón deS k j e l d e rup. Gjörtz mandó llamar al jinete Aag, bándido sinescrúpulos, que, siempre que se le pagase bien, nore t rocedía ante nada.En términos apasionados, el señor feudal expuso eli r resistible amor que le oprimía el corazón: y le pro-metió al jinete una fortuna el bendito día en que,gracias a un discreto rapto, le entregara sola e inde-fensa a aquélla cuya imagen lo atormentaba hastaen sueños. Con el fin de evitar cualquier compromiso, Gjörtz secubriría con un antifaz para satisfacer su deseo.Sabiendo que una queja dirigida al rey lo expondríaa las más infaustas re p resalias, quería privar aChristel de pruebas y hasta de sospechas. Aag se puso en campaña y fue a alojarse en las pro-ximidades de la residencia del señor feudal, a laespera de la ocasión favorable.Una noche, emboscado en el parque del castillo queespiaba sin cesar, el jinete vio a Christel, a quien losa z a res de un paseo solitario habían conducido cerc ade él. En el momento oportuno, saltó sobre la infor-tunada joven, pero sus manos no pudieron sofocarel primer grito. S k j e l d e rup oyó aquella exclamación de socorro, y,tras reclamar la ayuda de algunos criados, llegó a

43

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 43

Page 44: Locus Solus Roussel

tiempo de librar a su cónyuge y hacerse con ela g re s o r. Por orden del castellano –ciego de ira–, Aag fuearrastrado al instante hasta el fondo de una enormecripta que, extendiéndose bajo los jardines, teníap recisamente su entrada secreta en medio de unmacizo cercano al lugar del atentado. Aquel escondite, inutilizado desde hacía tiempo,comunicaba antaño con los sótanos del castillo, ypodía servir –en caso de un ataque victorioso– deignorado refugio a un personal numeroso, dejandos i e m p re la posibilidad de una huida nocturna por lasalida del macizo. Una vez que hubo llegado al centro de la cavernacon su gente y el prisionero, Skjelderup hizo plantaren aquel suelo compuesto de una greda fácilmentepenetrable, una rama resinosa recogida y encendidaantes del descenso.Un estanque corrompido saturaba la gruta dehumedad y gases malsanos. Abandonando al jinete en el silencioso re t i ro desti-nado a servirle de tumba, el barón subió por elmismo camino, seguido por sus servidores, que, ensu presencia, sellaron la entrada de la cripta con laayuda de inmensas piedras rojas, demasiado pesa-das para los brazos de un hombre solo; esos mate-riales provenían de una rocalla artística casi en ru i-nas que bordeaba –no lejos de allí– uno de loss e n d e ros del parque. Hacía ya medio siglo que la comunicación subterrá-nea con el castillo estaba obstruida por los derru m-bamientos, y nada podía sustraer al condenado dela muerte lenta y cruel que le esperaba, lejos de cual-quier socorro humano. Después de haber intentado –vanamente–mover las piedras rojas amontonadas sobre laabertura que le dejaría el paso libre, el jinete sepuso a re c o r rer el vasto encierro, cuyo minucio-

44

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 44

Page 45: Locus Solus Roussel

so examen le arrancó de golpe cualquier esperan-za de evasión.

Durante aquel reconocimiento, encontró en un som-brío rincón un libro antiguo –herrumbrado enparte–, único vestigio más o menos entero de un lotede volúmenes lamentables arrojados allí como basu-ra y casi destruidos por el moho o las ratas. De vuelta junto a la antorcha, examinó la obra y vioel título siguiente: Florilegio de Kaempe Viser, p u b l i c a -do para la reina Sofía por Sorenzon Wedel – 1591.Con la esperanza de que la lectura ahuyentara porun instante los lúgubres pensamientos que lo asalta-ban, Aag se tumbó en el suelo, abrió el libro al azary dio con esta ingenua leyenda, titulada Cuento de l abola de agua.

Hace mucho tiempo, vivía cerca de Eisvold el prín-cipe Rolfsen, conocido por su grandeza de alma y sul e a l t a d .Dueño de inmensas riquezas, Rolfsen adoraba a suhija Ulfra, adolescente pura de virtudes pro v e r b i a-les; en cambio, se vio obligado a repudiar a susonce hijos, jóvenes pérfidos, de instintos viles yc rueles. A la muerte de Rolfsen, la juiciosa Ulfra, aunqueera la más joven, entró en posesión de todos losbienes del padre, que la había nombrado here d e r aúnica. Los once hermanos, locos de rabia, fueron enbusca de la malhechora hada Gunvere y le suplica-ron que hiciese morir a Ulfra mediante algúns o r t i l e g i o .Ganada al instante para la mala causa de los jóve-nes hermanos, el hada, lamentándose, dijo que supoder era muy limitado para provocar directamen-te la muerte de la muchacha. Sólo podía metamor-fosearla en paloma durante el espacio de un año,

45

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 45

Page 46: Locus Solus Roussel

en el curso del cual los once hermanos podríanmatarla con facilidad si conseguían descubrirla enel F u g l e c o n g e r i g e –o Reino de los Pájaros– lugar apar-tado en donde pasaría todo su tiempo de exilio.Los jóvenes aceptaron el ofrecimiento de Gunvere ,que, tras haber susurrado una fórmula mágica, lesanunció que Ulfra, súbitamente transformada enpaloma, acababa de emprender el vuelo dejándolesel campo libre para hacerse con los tesoros. Con mil recomendaciones, el hada les entregó unajaula con un pardillo, que, una vez suelto, debíaguiarles, revoloteando, hasta el reino de los pájaro s :después les enseñó una palabra cabalística quehabría de protegerlos de un peligro mortal en elmomento de alcanzar su objetivo.En efecto, el Fuglekongerige estaba guardado porun genio terrible que, bajo la forma de una bola deagua aérea, de mediano gro s o r, impedía el acceso delos cazadores arriesgados.Cualquier ser vivo que fuese rozado por la sombrade la extraña bola moriría al instante. El peligro tam-bién persistía durante la noche, donde, en el cielos i e m p re puro de aquel clima privilegiado, la clari-dad que destellaban la luna o las estrellas hacíadifícil la ocultación. P ronunciada en voz alta, la palabra mágica re v e l a d apor Gunvere obligaría al globo líquido a alejarse. Los once hermanos se despidieron del hada, que lesrecomendó que se dieran prisa, porque, si no le qui-taban el ánima, Ulfra, al cabo de un año, abando-nando rauda el Fuglekongerige recobraría su formaprimitiva para ocupar de nuevo su rango y gozar desu fortuna en detrimento de los expoliadores. Así, pues, lo que primero hicieron los jóvenes fuetomar posesión de las riquezas paternas, que ladesaparición de su hermana acababa de dejardisponibles.

46

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 46

Page 47: Locus Solus Roussel

Olvidando que Gunvere les había instado a apre s u-rarse, llevaron durante casi todo un año una vida deloca disolución, derrochando el oro a manos llenas yd i s f rutando del feliz presente sin preocuparse delf u t u ro. Algunos días antes de la fatídica fecha, re c o rd a n d ode pronto el peligro que los amenzaba, se pusiero nen camino después de soltar al pardillo, en cuyajaula, desde el primer momento, no faltaron re g u l a r-mente las semillas más nutritivas y variadas.Siguiendo al pájaro que, seguro de su camino, vola-ba en una dirección fija, re c o r r i e ron muchas y larg a setapas y llegaron al fin a un bosque inmenso colma-do de aleteos y trinos. El pardillo se detuvo, indicán-doles así que habían llegado al Fuglekongerige. El día era espléndido y el sol fulguraba en un cieloradiante. De repente los once hermanos, despavoridos, viero na p a recer la bola de agua anunciada por el hada; envano trataron de re c o rdar la palabra que les serviríade amuleto, pues hacía ya mucho tiempo que lahabían olvidado entre tantas orgías. La bola se acercaba, dibujando en el suelo una som-bra pálida que primero eclipsó al pardillo, limitadopor la fatiga a saltar penosamente sin poder valersede sus alas. El pájaro, como fulminado, cayó muertosin tiempo de haber podido exhalar una queja. Entonces dio comienzo una cacería espantosa. Losjóvenes, despavoridos, intentaban huir a la amena-za aérea que los perseguía encarnizadamente. Lalucha –dada la celeridad con que el globo líquidoburlaba las fintas intentadas por los condenadospara sustraerse a su sombra mortal– no podíap rolongarse demasiado. P e ro, desde hacía unos instantes, una paloma, ele-vándose por encima del Fuglekongerige, se dirigíavolando hacia el lugar abierto donde se desarro l l a b ala angustiosa escena.

47

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 47

Page 48: Locus Solus Roussel

S o b revolando la esfera para evitar su letal sombra,la recién llegada, bajando el pico, bebió ávidamentehasta la última gota del agua nómada y terrible. Los once hermanos, comprendiendo que se encon-traban ante Ulfra, se arro d i l l a ron, emocionados ya r repentidos.

La paloma, guiándolos en lugar del pardillo, lospuso sobre el camino de re g reso, por donde las i g u i e ron dócilmente. Cuando ya avistaban el dominio familiar, la dulceUfra –una vez cumplido el tiempo maléfico– re c o-bró su forma femenina: y dijo unas conmovedoraspalabras de reconciliación, tendiéndole los brazos asus hermanos, cuyas tenebrosas intrigas habíasabido desvelar. Los jóvenes, arrepentidos, vivieron a partir deentonces con su hermana, quien, de nuevo en pose-sión de sus inmensos bienes, los colmó de dádivas yternura.

En el fondo de la gruta donde el barón Skjelderuplo había enterrado vivo, Aag –gracias a la lectura–había podido olvidar un poco. Sintiendo que lo ganaba el sueño, dejó el volumencerca de él, y, relajado el cuerpo, no tardó endormirse.Un sueño, inspirado por el texto que acababa deleer, pronto le mostró a los once hermanos de laleyenda despavoridos por la bola de agua, cuyasombra fundía mortalmente al pardillo orientador,mientras que –a lo lejos–, una nívea paloma se lan-zaba a socorrer a sus perseguidores. Poco a poco la paloma se acentuó más, y el jinetese sintió rozado por ella. Al abrir los ojos, vio a sulado a Christel, que le apretaba la mano paradespertarlo.

48

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 48

Page 49: Locus Solus Roussel

En pocas palabras, la muchacha le refirió los acon-tecimientos que habían seguido al bloqueo conp i edras rojas del orificio de la cripta.Obsesionada por la idea de la muerte atroz que leestaba reservada su agre s o r, Christel había cogidode la biblioteca del castillo y llevado a su habitaciónalgunos viejos manuscritos cubiertos de planos eindicaciones, relacionados con la muy antiguac o n s t rucción de la propiedad de los Skjelderu p .Esperaba encontrar en aquellos documentos la des-cripción reveladora de algún pasaje clandestino, lobastante transitable para permitirle llegar sola hastael jinete, evitando el riesgo de indiscreción a que lahubiese expuesto cualquier ayuda extraña. Tras minuciosas investigaciones pudo llevar a cabola realización de sus deseos. Después de memorizar cada término de un larg opárrafo complejo y preciso, a medianoche descendióa los sótanos del castillo, y, alzando mucho la mano,a p retó un resorte invisible oculto por una de lasn u m e rosas asperezas de un muro oscuro y rugoso. P ronto, una losa del suelo se elevó –sin oscilar– abastante altura, y después se detuvo, sostenida ensu alvéolo por cuatro gruesos fustes verticales; laranura descubierta estaba llena de agua.Christel apretó un nuevo resorte, más a la dere c h a ,en la misma zona del muro, y entonces el agua–bajando– dejó al descubierto unos escalones quellevaban a un corredor subterráneo. La muchachase internó en el oscuro túnel, entre el goteo del aguaque, un momento antes, cubría toda la extensión.Desembocó así en la cripta del jinete, exactamentebajo el desagüe del estanque; con el descenso inicialde sus aguas –debido al segundo resorte pulsado–,el túnel, finalmente, acabó por vaciarse.Moviéndose con cautela por un resalte de suavependiente llegó al mismo antro: y pudo acercarse alp r i s i o n e ro para sacarlo de su pesado sueño.

49

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 49

Page 50: Locus Solus Roussel

Conmovido por aquel relato, Aag se sorprendió, sine m b a rgo, de la relación establecida en última instan-cia por su sueño entre Christel y la blanca paloma,pues llegó a creer que ésta lo rozaba en el instantedel contacto liberador que lo había despertado. Enambos casos, la inocencia vilmente perseguida acu-día, triunfal, a socorrer al instrumento mismo de susmales o peligros. Mientras que él se entregaba a esas re f l e x i o n e s ,Christel, no sin indicarle que la siguiera, volvió aganar –por el mismo resalte–, el pasaje subterráneoabierto en la húmeda pared del estanque. Después de un trayecto silencioso, ambos saliero npor la misteriosa ranura disimulada en los sótanosdel castillo.Accionando sucesivamente al pie del muro –a lad e recha y a la izquierda– dos resortes todavía noutilizados que coincidían verticalmente con los dosp r i m e ros, Christel provocó primero el retorno de lasaguas que, alcanzando su nivel anterior, pro b a ro nque el estanque de la gruta se había llenado denuevo hasta el borde; y, después, el descenso de lalosa, cuya masa regular cerró herméticamente elangosto y oculto agujero .La joven admiró la previsión con la cual el arq u i t e c-to había ideado antaño ese pasaje secreto, útil parauna huida desesperada aun en tiempos en que unasimple puerta –libre de escombros pero susceptiblede ser fácilmente obstruída por un invasor perspi-caz– separaba la cripta del castillo. Mentalmente vioel mecanismo oculto, cuyo funcionamiento –quehabía descubierto en las páginas hojeadas horasantes en la biblioteca– se debía a diversos estratosdel subsuelo comentados en un texto preciso: unc o r redor subterráneo unía el estanque con el lagoMjösen, que se extendía al mismo nivel a unos tre sk i l ó m e t ros al este; el segundo resorte, durante todoel tiempo que se mantenía apretado, soltaba el cho-

50

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 50

Page 51: Locus Solus Roussel

r ro de un conducto hidráulico dentro de un re c i-piente que, una vez cargado, descendía formandoun contrapeso; accionado de ese modo, un delicadosistema de bielas y palancas obstruía el corre d o r,abriendo al mismo tiempo un desagüe horadado ados metros de profundidad en una de las pare d e sdel estanque que de inmediato se vaciaba parc i a l-mente en un pozo natural; era entonces cuando lacomunicación se hacía practicable entre la cripta y elcastillo, por mor del descenso de las aguas. El terc e rresorte, apretado con fuerza, hundía inevitable ytemporalmente el resistente obturador –con re t ro c e-so automático– de un orificio dispuesto en la basedel recipiente, que, pronto vaciado de todo su líqui-do, volvía a su primitivo emplazamiento, mientrasque bielas y palancas, destruyendo su trabajo ante-r i o r, cerraban el desaguadero del pozo y liberaban elc o r re d o r, por el que el lago Mjösen volvía a llenar elestanque. Por lo demás, era a través de un principioanálogo de contrapeso hidráulico –de llenado yvaciado– como el primer y cuarto resorte movían lalosa. Llevando al jinete por oscuras escaleras, Christel,con dos llaves que antes se había procurado, abrió lapuerta de la escalinata, y, después, la del parque, yle concedió a su agresor tanto la completa libertadcomo el perd ó n .En vez de aprovechar aquella tentadora ocasión yperpetrar el rapto por el que hubiese conseguidouna fortuna, Aag, aún bajo la influencia de aquela r repentimiento de los once hermanos descritos enlos Kaempe Viser, se arrodilló ante Christel parae x p resarle su arrepentimiento y gratitud.Después se perdió en la noche, mientras la jovenre g resaba silenciosamente a sus aposentos.

C a n t e rel –adoptando ese tema que la sombría ydeseada cripta le pro p o rcionaba–, eligió en su par-

51

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 51

Page 52: Locus Solus Roussel

que un emplazamiento despejado, notable por lainestabilidad direccional de los vientos que lo re c o-rrían. Aquellos continuos cambios sólo podían favo-recer los numerosos vaivenes que el martinete d e b e-ría llevar a cabo para la realización del cuadro. Hizoallanar con una rigurosa perfección todo el espacioque se proponía utilizar, y, después, aguardó pacien-temente la aparición –en sus pronósticos– de unf u t u ro periodo de doscientas cuarenta horas que,comenzando al final de un atard e c e r, no implicase nilluvia ni tempestades. El experimento no podía, enefecto, concebirse con un viento excesivo, y unas llu-vias más o menos intensas hubiesen entorpecidomuchas combinaciones al hacer más pesada la car-casa del aerostato y empañar lentes y espejos. Llegado el momento, trasladó al emplazamientoelegido el pisón aéreo, así como una voluminosacaja con los dientes extraídos por él desde el descu-brimiento de los metales imantados.Allí, con sus previsiones metereológicas a la vista, see n t regó –durante toda una noche de arduo trabajo–al discernimiento sin erro res de las múltiples y suti-les tonalidades de aquel material dentario, sirivién-dose de la extraña y prodigiosa luz de un foco espe-cial, que, poco antes inventado por él, había re v o l u-cionado el mundo de talleres y academias al permi-tir que cualquier pintor trabajase después de la apa-rición de las estrellas, y éso con la misma seguridadque en pleno día. Deliberadamente había decidido el atardecer comopunto de partida de las proféticas veinte vueltas delas manecillas del reloj, con el fin de disponer –parasus complejos preparativos– de largas horas deoscuridad forzosamente inútiles para el m a r t i n e t e,que, comenzando su tarea al alba siguiente para ter-minarla en el rocío crepuscular del décimo día, sinmerma alguna emplearía toda la parte diurna yutilizable de las predicciones acotadas.

52

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 52

Page 53: Locus Solus Roussel

Dispuesto a no perder un instante, se aplicó enla realización de su obra de arte, con la miradapuesta a veces en un modelo pintado al óleo –segúnsus indicaciones– por un experto retratista, quehabía distribuido cada color en áreas más o menosgrandes de acuerdo al número de dientes o raícesque lo re p resentaban. Dejando libre el emplaza-miento del futuro mosaico, dispersó sagazmenteen los límites extremos aquellas piezas dentalesde todos los matices, de modo que estuvieran dis-puestas para ser imantadas en los diferentes pere-grinajes del m a r t i n e t e.Con anterioridad, los dientes habían sido hábilmen-te orientados según el sentido exacto que les adjudi-caban en el cuadro sus diversos contornos, igualque las raíces, siempre separadas de la coro n a–durante el proceso– mediante un corte hecho conuna pequeña sierra ad hoc. C a n t e rel, al tiempo que llevaba a cabo la absorbentesiembra, regulaba, a la milésima de segundo, las futu-ras y delicadas intervenciones de un mecanismosuplementario y motor del que había pro v i s t oa los nueve cro n ó m e t ros, los cuales, una vez enfuncionamiento, marcharían doscientas treinta yt res horas completas, tiempo de precaución unpoco superior –considerando la fase solar del año–y cuya aventura viviría entre el primer amanecer yel último cre p ú s c u l o .Dado que debía levantarse una brisa en determina-da fracción de minuto y orientarse en cierto sentido,la lente, movida por su cro n ó m e t ro especial, concen-traría los rayos solares sobre la amarillosa sustanciay mantendría más o menos tiempo su posición calo-rífera según la pureza de la atmósfera y la fuerza tér-mica del astro brillante, pro p o rcional a la curva desu evolución, y, sobre todo, según la opacidad re l a-tiva y el tiempo durante el que una nube cualquierapudiese ocultar el disco resplandeciente. En aquella

53

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 53

Page 54: Locus Solus Roussel

parte del trabajo relacionado con la lente, el maestrohabía tenido en cuenta, de una vez por todas, lasdelicadas sombras que algunos hilos de la red pro-yectarían sobre la ocre materia.El ajuste cronométrico de la válvula requería ungran cuidado. Algunas rachas violentas hubiesenpodido arrastrar el pisón durante su tiempo de inac-tividad, y, por tanto, se haría necesario a veces des-inflar el globo de manera parcial, independiente-mente de sus trayectos aéreos, con el único fin dehacer más pesado el conjunto y conseguir unaestabilidad más resistente. Ese detalle tendría unare p e rcusión directa en el trabajo de la lente,que después estaba obligada a calentar mástiempo la amarillosa mezcla para compensar lasp é rdidas de hidrógeno.En la parte baja, resultó más fácil poner a punto lat a rea de las dos rodelas encargadas de atraer –y des-pués soltar– los dientes. En cambio, la disposiciónde los tres cro n ó m e t ros dedicados a las perc u s i o n e sinternas de las garras sometió a Canterel a cálculosa g o t a d o res. En cuanto a los espejos, sus desplaza-mientos, perfectamente re g u l a res, se limitarían aseguir el curso del sol; mecánicamente, su orienta-ción general iba a cambiar un poco cada día, debidoa la cotidiana modificación que en el curso apare n t edel astro radiante habría de introducir la inclinacióndel plano del ecuador respecto del de la elíptica. El aparato debía permanecer estacionario entre lapuesta y la salida del sol –evitándose cualquier re t o-que–, pues los cro n ó m e t ros serían regulados conantelación hasta el último día. Las esferas, que a pro-pósito se dejarían visibles, permitirían saber cons-tantemente si los movimientos, libres de la menorperturbación, seguían ofreciendo todos la misma yv e rdadera hora. C a n t e rel terminó sus preparativos con el canto delgallo y llenó entonces el aerostato con una pro v i s i ó n

54

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 54

Page 55: Locus Solus Roussel

equilibrante y fundamental de hidrógeno, obtenidarutinariamente sin tomarla de la ocre sustancia.A p rovechando todos los caprichos posibles delviento, el pisón acabaría el mosaico al anochecer deldécimo día, re p roduciendo exactamente, a mayorescala, el modelo hecho al óleo, salvo cuatro delga-das bandas exteriores que faltarían, re s p e c t i v a -mente, a cada uno de los lados, sin que esa insig-nificante ausencia –conscientemente preferida acualquier otra– entrañase ningún perjuicio para eltema en su conjunto. Así, pues, Canterel no utilizóesos dientes destinados en principio al borde delc u a d ro y que fueron abandonados como desecho,y el maestro, que había anunciado públicamentesus proyectos, mandó abrir las puertas de sudominio para que –a cualquier hora–, pudiesenacudir testigos a ver los ligeros periplos del instru-mento y corroborar que no había allí ningún tru c o .Una cuerda tendida y atada a unas estacas forma-ba en torno al cautivador espacio un obstáculopoligonal, adecuado para mantener a los visitan-tes a una distancia suficiente y que las corrientesde aire no se viesen así ni mínimamente entorpeci-das. Finalmente, el m a r t i n e t e fue colocado porencima de un canino de color isabelo, donde espe-raba el instante de utilizar motu propio el primerimpulso favorable.El experimento, a punto de concluir, estaba ahora ensu séptimo día, y hasta aquí el aparato nómada–gracias al maravilloso ajuste de los cro n ó m e t ro s – ,había transferido dientes o raíces a los lugares ade-cuados. Los trayectos, en ocasiones, se sucedían condemasiada rapidez por mor del caprichoso empujedel viento; también con frecuencia, cuando la brisase eternizaba en una misma dirección, el aparatoesperaba durante horas la ocasión de re e m p re n d e rel vuelo. De vez en cuando, aparecían pequeñosg rupos de extraños, y, desde que Canterel comenzó

55

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 55

Page 56: Locus Solus Roussel

a hablarnos, fueron muchas las personas que sea c e rc a ron discretamente para contemplar la próxi-ma ascensión del aero s t a t o .Cuando el maestro concluía su improvisada confe-rencia, un ruido seco, que ya conocíamos, hizo quenuestra atención recayera en las tres garras que sos-tenían el m a r t i n e t e. Acusando el empuje de su fuste,accionado por el mecanismo suplementario del cro-n ó m e t ro situado en la base de la barra, la ro n d e l agris, descendiendo de nuevo, acababa de acoplarsecon la azul, a la que ahora se adhería, atraída por larepentina imantación, la raíz que poco antes habíaservido de objetivo al aparato.La lente pivotó como de costumbre para crear unsuplemento de hidrógeno; después, giró en segundainstancia mientras el pisón alzaba el vuelo, sustra-yendo la raíz. Una suave brisa empujó el m a r t i n e t e hacia la enhiestapluma que lucía el sombre ro del re i t re; la valvula entróen acción en el segundo propicio, y, el aparato, posán-dose, soltó –por separación de las rondelas– su ende-ble y ligera presa, acotando así un espacio rosicler que,sutilmente degradado, formaba el borde de la pluma,cuya arista central estaba hecha de raíces escarlatas.Comoquiera que las garras habían encontrado tre ssoportes coralinos de similar altura, ninguna de lasfinas prolongaciones interiores llegó a dispararse.Muy poco después la lente ejecutó una nuevamaniobra generadora de poder ascensional, seguidade un segundo giro de noventa grados; invariable-mente, esas evoluciones parciales se efectuaban enel sentido de las agujas del re l o j .El pisón, continuando en línea recta sobre el eje desu última trayectoria, fue a caer, gracias a la válvula,s o b re un maravilloso canino más blanco queuna perla, que, según dijo Canterel, provenía dela deslumbrante dentadura de una encantadoraamericana.

56

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 56

Page 57: Locus Solus Roussel

En el momento de efectuarse la imantación debidaal acoplamiento de las rondelas, una nube fugazcubrió por completo el disco solar, originando dife-rentes perturbaciones en las capas de aire, dondedio inicio la circulación de nuevas corrientes. La lente re g resó con celeridad a su posición activa.El paso de aquel velo de bruma ya lo había pre v i s t odesde un comienzo Canterel, que a ese fin dejóreguladas consecuentemente las funciones del cro-n ó m e t ro en juego. La fase militante del cristal con-centrador se prolongó, pues, mucho más que lasdos veces precedentes, cuando, al no verse mengua-da la fuerza del sol por ningún vapor, algunossegundos habían sido suficientes para originar unacopiosa dosis de hidrógeno. Una vez concluida la maniobra reductora, elmartinete e m p rendió una silenciosa elevación, y, gra-cias a una súbita racha de viento, fue a abatirse sobrela paloma del sueño, para completar así el extre m ode un ala poniendo el canino blanco en el lugarexacto. En esta ocasión, obedeciendo a su cro n ó m e-t ro, la aguja interna de una de las garras sehabía alargado mucho a fin de apoyar la inofensivapunta en el suelo; gracias a ella se pudo salvaguar-dar el equilibrio, ya que las otras garras sehabían apoyado, a más altura, sobre dos dientes dep a recido nivel. El aerostato, que acababa de ser desinflado por laválvula, volvió a rellenarse y se elevó por mor deuna prolongada intervención de la lente, y, mien-tras que la aguja–prolongadora se ocultaba méca-nicamente en su garra, el aparato, perseverandoen la misma dirección, fue a apoderarse, máslejos, de un característico diente azul, parecido alque –según las crónicas del segundo imperio–deslucía, aunque aisladamente, el espléndidoaparato masticador de la condesa de Castiglione,constituyendo así la única y sensacional imper-

57

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 57

Page 58: Locus Solus Roussel

fección de aquella belleza por lo demás incom-parable. En ese momento, la nube –deslizándose rauda– dejóde velar el sol, que recobró toda su fuerza.Aquella reaparición señaló el fin de las corrientescontrarias que se habían manifestado durante elp a s a j e ro eclipse, y poco después la brisa retomó suanterior orientación.

La lente no necesitó de un gran esfuerzo para pro v o-car el vuelo de la errante máquina, que grácilmentesaltó hasta las calzas del jinete, donde la hizo caeruna brusca acción de la valvula. Aquí las garras encontraron tres puntos de apoyomuy escalonados, constituidos por el suelo y dosdientes azul ultramaro de distinto espesor; pero, conanterioridad, bajo la influencia respectiva de susc ro n ó m e t ros, dos agujas se habían prolongado demanera desigual, y ahora la más larga tocaba elsuelo mientras que la otra se asentaba en el dientede menor volumen.La nueva pieza de tonalidad índiga cayó justamen-te donde debía, y el globo, pronto dotado de unsuplemento de fuerza, prosiguió su rectilínea tra-yectoria hasta un molar negro, enorme y horrible, entorno al cual el m a r t i n e t e plantó suavemente sus tre sgarras, desprovistas –desde hacía un instante– deaguja visible. C a n t e rel, entonces, nos puso en antecedentes dicién-donos que, por lo que sabía, –para asistir al próxi-mo nomadeo automático– sería necesaria una espe-ra interminable, y, así, con paso lento, nos condujo ao t ro lugar de aquella insondable latitud.

58

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 58

Page 59: Locus Solus Roussel

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 59

Page 60: Locus Solus Roussel

Raymond ROUSSEL (1877-1933), poeta y novelista francés cuyasobras están marcadas por una connotación experimental y vanguar-dista. Su primer libro La Doublure le hace experimentar una sensaciónde "gloria universal de extraordinaria intensidad". El libro, que apare-cería el 10 de junio de 1897, fue un completo fracaso. Ese episodionegativo en su vida acabará provocándole una honda depresión, dela que será tratado por el psiquiatra Pierre Janet, el cual describirá sucaso en De l´angoisse á l´extase (1926). Sin embargo, Roussel persiste enla escritura y se sumirá en complejos ejercicios con las frases y laspalabras. André Breton dirá de él: acaba de nacer "el más grandemagnetizador de los tiempos modernos". E n t re las obras de Roussel destacan Impresiones de África y L o c u s S o l u s,ambas escritas de acuerdo a búsquedas formales inspiradas en juegosde palabras. Manifestó que: "una obra literaria no tiene que contenernada real, ninguna observación acerca del mundo, nada salvo combi-naciones de objetos totalmente imaginarios". John Ashbery resume así Locus Solus en su introdución al ensayo queMichel Foucoult escribió sobre el autor : "Un científico e investigadorimportante –Martial Canterel–, ha invitado a un grupo de colegas avisitar el parque de su finca, Locus Solus. Cuando el grupo visita lafinca, Canterel les muestra invenciones de una complejidad y rare z acada vez mayores. De nuevo, a la exposición le sigue la explicación, lahistoria fría de la primera parte dando paso a las innumerables rami-ficaciones de la segunda. Tras un martinete aéreo formado por unmosaico de dientes y un enorme diamante de cristal relleno de aguaen la que flota una chica que baila, un gato sin pelo y la cabeza con-servada de Danton, llegamos al pasaje central: la descripción de ochocuriosos tableaux vivants que tienen lugar en una enorme jaula decristal. A p rendemos que los actores son en realidad gente muerta queC a n t e rel ha devuelto a la vida con r e s u r r e c t i n e –un fluido de suinvención–, que si se inyecta a un cadáver hace que re p resente el epi-sodio más importante de su vida".Al pare c e r, Raymond Roussel se suicidó en un hotel de Palermo–, conuna sobredosis de barbitúricos–, en 1933, hecho cuestionado porL e o n a rdo Sciascia en su obra Actas relativas a la muerte de RaymondR o u s s e l.MALDOROR ediciones –con la publicación de Locus Solus–, incide ensu apuesta por las vanguardias literarias y artísticas.

ISBN: 84-934130-8-9

Proyecto1 23/5/13 17:14 Página 60