40
Entre ellas y nosotras: los abortos (Relatos de acvistas feministas socorristas aborteras)

Libro Relatos

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Relatos sobre experiencias de abortos

Citation preview

(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)1Entre ellas y nosotras: los abortos(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras) 2Entre ellas y nosotras: los abortos (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)3Entre ellas y nosotras: los abortos(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras) Desde haca un tempo soaba con zapatos rosas. Todos eran diferentes; pero ninguno tena par. Eran zapatos solitarios y siempre rosas. Cuando despertaba, sonaba el celular. Del otro lado una voz ttubeante: Hola, necesito su ayuda. Ella saba que la respuesta estaba en su memoria. Saba que cada zapato rosa, encontraba su par en la voz ttubeante que estaba del otro lado del telfono.Beln Grosso4Entre ellas y nosotras: los abortos EnestematerialestncompiladoscatorcerelatosescritosporactvistasfeministasdeSocorristasen Reddedistntospuntosdelpas.LosdiezprimerosfueronpublicadosporSandraChaherenelsito web: www.comunicarigualdad.com.ar, resultan de acompaamientos realizados en el ao 2014. Publicamos ac, tambin, el texto de presentacin del espacio socorrista. LoscuatrosiguientesaparecieronenLas12,suplementodeldiarioPgina12,yreferenasituaciones vivenciadasenlosaos2013y2014.LucianaPekeracompalastratatvasparaqueaparezcanall. Agradecemos a ambas comunicadoras la posibilidad de difundir estos escritos. Para este 2015, nos entusiasma potenciar proyectos sobre este tpo de escrituras. Ensetembrede2014,leenviamospartedeestostextosaCarlosSkliar1,motvadasporalgunos interrogantes y sucesos cmplices que toman existencia en los encuentros socorristas y que de una manera u otra vinculamos con una pasin que rene a algunas de las integrantes de La Revuelta: la pedagoga o, mejor, unas pedagogas otras. En las pginas de color de este material compartmos algunas de las impresiones de Skliar. DesdelaColectvaFeministaLaRevueltadeNeuqun,integrantesdeSocorristasenRed,encontramos una excusa preciosa para presentar y hacer circular los relatos en este formato: el Simposio Narratvas sobre experiencias corpo-abortadoras, que organizamos como parte de las XII Jornadas de Historia de las Mujeres y el VII Congreso Iberoamericano de Estudios de Gnero, a desarrollarse en el mes de marzo en la Universidad Nacional del Comahue. En dicho simposio nos adentraremos en estos escritos, todo para seguir pensndonos, para seguir danzando y pergeando otras vidas.Viva la vida y mejor, viva la vida actvista! Las Revueltas, en el verano de 2015 en Neuqun2.1. Autor de ensayos educatvos y flosfcos y de libros de poemas.2 Las fotos de Entre ellas y nosotras: los abortos, forman parte de un proyecto creatvo ms amplio desplegado por tres actvistas revueltas: Beln Grosso, Pupy Merino y Morocha Verdugo.(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)5Relatos de feministas que abortamosPor Sandra Chaher (*)Socorristas en Red (feministas que abortamos) es una red de grupos y colectvas feministas de Argentna que informan y acompaan a mujeres que deciden abortar, para que lo hagan con misoprostol.La red tom su nombre actual en febrero de 2013, durante su segunda reunin plenaria en la ciudad de Crdoba. Un ao antes se haban reunido tambin all para esbozar los primeros pasos de un accionar poltco que poco a poco va ganando espacio y se extende hoy por distntas ciudades y regiones. Esto sucede a la par que el derecho al aborto sigue siendo ilegal en Argentna, afectando as los derechos de las mujeres sobre nuestra primersima potestad: nuestros cuerpos.Desde Comunicacin para la Igualdad queremos acompaar esta militancia sororal y combatva que hoy permite que muchas mujeres accedan a un aborto en sus casas, guiadas y acompaadas por otras mujeres, evitando la violencia de la prctca de un aborto quirrgico en forma clandestna.Y qu forma mejor de hacerlo que a travs de los relatos de estas mujeres valientes que ponen el cuerpo paraacompaar,sosteneryaprenderdeotrasmujeresvalientesentransesdifcilesfrenteaunEstado ausente.DicenlasSocorristassobresuacompaamiento:Dondehaypoderhayresistencias.Losabemos.Las mujeresabortamosyseguiremosabortandomalquelespesealosfundamentalismosdetodandole. CapturarladensidadprofundadeloquesucedeencadaacompaamientodeSocorroRosaespordems difcil,complejoeinasibleincluso.Laexperienciadeabortaresintransferible,ladeacompaartambin; sin embargo, hay algunos acontecimientos que se nutren de ciertas caracterstcas que impactan de manera partcular en nosotras, actvistas feministas que acompaamos el derrotero de la gesta del aborto propio de quienes acuden a nosotras. Enestaseccinpublicaremosrelatosdealgunossocorrismos,acontecimientosquevivimosdemanera 6Entre ellas y nosotras: los abortos especial, que nos aguijonean y sacuden y -por eso mismo- nos alientan a escrituras. Como sostene Deleuze, el acontecimiento no es lo que sucede; est en lo que sucede, el puro expresado que nos hace seas y nos espera (GillesDeleuze, Pgina12, 4-2-03).Setratadeadentrarnosenesoqueestenloquenossucede, dejarnosafectarporlaspasionesylosdeseos.Buscamosrecuperarreservoriosdeternura,erotsmo, sensibilidad,riesgoycuidadoparalasprctcasmilitantes,produciraperturasparareconstruirformasde lenguajecapacesdehacermsaudibleslasexperienciassingularesdequienesabortanydelasactvistas que acompaamos e insistr as con una deuda interna profunda de la democracia para con las mujeres y la sociedad toda: el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.Elegimos escribir, elegimos compartr esas escrituras a modo de gesto poltco, para hacer que las palabras sigan diciendo algo, para seguir aportando pensamientos y acciones que nos hagan ms inteligibles y visibles lasprctcasdeabortar,parasabermsymejoracercadeculeslaleyqueinstalanlasmujerescuando abortan para insistr e insistr(*) Introduccin - Publicada el 11 abril de 2014.(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)7Las cosas que tambin pasan en la escuelaPor Beln Revuelta (*) LaescuelacomolugardeloposibleLaGranOcasindiraGracielaMontes.Ah,enlaescuela aprendemos a ser mujeres. Un tpo de mujeres, dejando de lado miles de posibilidades por ser.Aprendemos ah lo que no podemos. Aprendemos a partr de las ausencias (o a partr las ausencias) y de las presencias llenas de desigualaciones.Aprendemos tambin muchas maneras de sobrevivir. Resistmos de colores, de modales, de peinados, de juegos, de miradas y de cariciasAveces,buscamosunaSeoounaProfedeojostranquilos,enlosquepodamosverrefejada ntdamente nuestras vidas. Buscamos alianzas y roemos por las esquinas todas las palabras que nos puedan salvar. Buscamos el pellizcn de silencio que nos deje ahondar en lo que sentmos.Y cuando suena el tmbre pasa lo mejor. Nos encontramos en los secretos del recreo. En el ring que aturde pero que es la mejor msica. S, la mejor meloda que pudiramos inventar. Ah, en el recreo Ailin corre a la farmacia. En fuga por la ley matemtca que desea. Que sea negatvo. Que sea la ley de los signos ms justa para su vida.Elrincndelbaoqueeligiseestremecealmirarelresultado.Losespejosrefejanperfectamenteel insomnio que acontecer. El aire se pone espeso y ya nada es.Ailin, en fuga, en el recreo, en la farmacia, en la calle, en la escuela, en el bao, en el recreo ah donde se guardan los mejores secretos. Los que hacen efmera la eternidad de los sinsabores.(*) Colectva Feminista La Revuelta, Neuqun - Publicado el 11 abril de 2014.8Entre ellas y nosotras: los abortos La sonrisa y JuanaPor Eli Carabajal (*) Caalatardeblancayquieta,eraunencuentroms,muchasmujerescompartendounmismo sentr: quieren decidir sobre sus cuerpos, por eso estn ah. Algunas frmes, otras dubitatvas, otras perplejas.Hay buen ambiente, a veces me pregunto qu pensar el mozo de ese bar al que tanto recurrimos.Todas hablan, todas escuchan y preguntan, o al menos eso parece; creo adivinar alguna mirada perdida, la busco, la encuentro, procuro que vuelva, me descubre, se re y nos acompaa.Ella es Juana, es boliviana, lleva dos aos por estar terras, tene dos hijxs y es muy joven. Recin se est asentando, buscndose la vida como puede, sobreviviendo, apenas tene a su hermana.Secuidaconlosdas,dice.Encuentrosfortuitosenbuscadeunplacermerecido,avecestenen consecuencias inesperadas.Llama la atencin su buen humor y eso me lleva hasta ella, me siento a su lado y le acaricio el brazo, ella me mira, saca una enorme sonrisa y me dice: a veces siento ganas de morirme. El cuerpo se me queda del revs, en cuntas ocasiones nos hemos sentdo asEstoy en mis comienzos y la certeza me toma de la mano, me indica este camino, lleno de mujeres. Termina el encuentro y una a una retomarn sus vidas, siempre recordarn ese bar, la charla; y yo nunca olvidar aquella sonrisa.(*) Colectva Feminista La Revuelta, Neuqun - Publicado el 30 abril de 2014.(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)9 [] He silenciado el barullo al-rededor, y me he puesto a leer las escrituras que me enviaste. Como sidemorarmehubierasidouna estrategianecesariacomopara leerentero,sinvestduras,abier-toaloquevendraque,supuse, seradeunabellezadesgarrado-ra. Belleza, me cuido con esta pa-labra,sequenoesexactamente lapalabra,perotengolasensa-cin que no hay otra para hablar de lo humano, en medio de tanta hipocresa, violencia, ultrajes.10Entre ellas y nosotras: los abortos Socorro Rosa en la cordillera neuquinaPor Mariquita F. (*)LanochequerecibelmensajedeAdrianapidiendoayudanopudedormirEsquesunombreme sonaba,ys,comoloconfrmentremisregistrosyalahabaayudadoelaoanterior,enagosto, cuando ella tena tan slo 18 aos y un embarazo de 8 semanas. Ahora era distnto, era grave.Inmediatamente me contact con mi grupo de referencia y telefnicamente analizamos las posibilidades que haba para Adriana, que cursaba la semana 23 de gestacin.Nohabacaso,nopodamosponerenriesgosuvida!!!Estaveztocabaacompaardeotromodo(la adopcin quizs?).Pero la angusta no me dejaba, no nos dejaba en realidad porque del otro lado, en otro pueblo estaba ella esperandotomarelcolectvoparaencontrarseconmigo.Adrianavenaesperanzadaporquecmopodra haberle adelantado yo por telfono lo delicado de su caso?Bajo los rboles de la terminal de mnibus nos reconocimos y nos abrazamos. Otra vez nos una el aborto, el embarazo no deseado.Se vea la ilusin en su carita, y mientras la tomaba de las manos le pregunt por qu haba tardado tanto en buscarme.As, tomadas de las manos me cont su pasin por el ftbol, sus ganas de ser profe de educacin fsica y su fracaso en el ingreso a la facu en Bariloche. Ella es de Junn de los Andes pero quera seguir sus sueos de profesora a pesar del desarraigo. No podemos- le digo -, con tantas semanas arriesgamos tu salud que es precisamente lo que queremos cuidar!Las lgrimas cayeron lentamente, irremediablemente. Toda la desazn se apoder de ella, tan delgada y desesperanzada.(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)11Me mir a los ojos y me dijo que hara lo mismo que haba hecho su hermana mayor a los 16, quitarse la vida.Ahyanopudeyo.Laabrac,leacaricielpeloybusqudentromocmoamarraraestajovencita desesperada,cmosocorrerlaenlainmensidaddelavidaquenospermitaencontrarnos.Renegudelo clandestno! Porque si las mujeres pudiramos elegir a tempo, sabernos cuidadas por el sistema de salud, sentrnos tenidas en cuentaLainvitamicasa.Adrianamesiguiyentrematesygallettasoreos,llenadepauelitosdepapel arrugados me cont la historia de su vida.As se nos hizo la hora del segundo colectvo, y corrimos juntas para alcanzarlo. El chofer nos sonro y par cmplice a mitad de la calle. Me qued con la mano en alto, con el viento del lago secando mis lgrimas y una sonrisa forzada en la cara.Pero hay salida, me dije.En el acto actv mi red de mujeres solidarias que tambin militan y trabajan en Junn y en Neuqun para que pudiramos acompaar a Adriana. Tenamos su celular y sus ganas de recibir ayuda.Adiarioleseguelpulsodesuvidaconmensajesdetextoqueleindicabanunturno,unmdico,una trabajadora social, una psicloga, una visita de domingo slo para abrazarnos.Justo ayer, sbado, recibo en pleno camino de los Siete Lagos en este otoo magnfco un mensaje:-Hola. Le cuento que la panza est bien y creciendo mucho. Le deseo felices pascuas. Y si no contesto a veces es porque no tengo crdito. Un beso. Adriana.Lossocorros,enocasiones,germinandemanerainesperada.Yelamorentrelasmujeressiguesiendo revolucionario.(*) Socorro Rosa San Martn de Los Andes - Publicado el 29 mayo de 2014.12Entre ellas y nosotras: los abortos 20 aos despusPor Simn Mas (*) Tena 17 recin cumplidos. Mi amiga 16. Tenamos los mil pesos de esa poca provistos por un conocido abogado que no era su padre y menos, quera ser abuelo. Rico l. Tenamos el dato que nos haba pasado el gineclogo de la mansin del pueblo del Gran Buenos Aires donde crecamos. Era una casa quinta medio abandonada en las afueras de una ciudad vecina. Fuimos en el Fiat 600 blanco de mi madre sin registro de conducir que yo haba conseguido prestado por unas horas con alguna mentra piadosa. Llegamos temprano a la cita hablando de otra cosa. Ninguno de los dos sabamos a dnde nos estbamos metendo, tampoco con quien bamos a encontrarnos al otro lado de la puerta. La casa no era de lo ms limpia ni lo ms ordenada quesepuedaesperarparaestetpodeprctcas.Nosrecibierondospersonasvestdasdepartcular,nos saludaron con la mano, contaron el dinero y se fueron con ella para las habitaciones. Me sent en un living de mal gusto y cortnas hermtcamente cerradas donde me haban dicho que poda esperar ojeando unos diarios viejos y mirando la puerta de salida. Pero necesit salir. No recuerdo cunto tempo estuve caminando por el jardn tratando de pensar lindo mientras me esconda de la mirada inquisidora de los vecinos. No era poca de celulares como para pasar el rato con msica o llamar a alguien por cualquier cosa. Y la trajeron en brazos, dormida, me ayudaron a sentarla o acostarla en el asiento de atrs. De ah a dar vueltas en un auto que recalentaba haciendo tempo para que balbucee sus primeras palabras y saber que estaba bien para, an media dbil, dejarla en la puerta de su casa como si nada. Y hasta maana y despus hablamos. Pero de eso, de esa tarde, no se habl ms.20 aos despus vivo en la Cordillera de los Andes. Una francesa de 24 aos est embarazada en medio de un viaje mochileando por Latnoamrica. Sorpresa para una nacida y criada con aborto en el sistema de seguridadsocial,sedesayunaporlaecografstadelailegalidaddelaprctca.Yelviajeyanoimportaba tanto. Siempre quedaba volver a casa o Guyana a practcarlo. La duea del camping fue una de las que haba (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)13prometdoaveriguar,peroeldatoestabadesactualizado.Delejosunchangapodandounaenredaderale chista. Previa disculpa por haber escuchado, le pasa el celu que turnamos. Al da siguiente nos encontramos enunaparadadecolectvo.Hablamuypocoespaolperotraeasuamigaquesedefende.Lecuentodel misoprostolydesocorristasenredyconlgrimasenlosojosmepidequenecesitapensarlo.Alotroda estabalistaparahacerlo.Tenauncelularprestadoparaestarcomunicadosyunahabitacinreservadaen un hostel frente a la guardia del hospital en el pas del aborto clandestno. Es sbado 8 de marzo. Estoy en la plaza con una mesita y unos pauelos verdes mensaje va, mensaje viene. Escribe mezclando idiomas. Duda que est yendo bien, tene poco sangrado y casi nada de dolor y la remata que si no funcionase mata. La llamo varias veces, no atende. Intento va sms que se tranquilice, que estamos a tempo para repetrlo. Esa nochefuelargaparamynopudeubicarla.Alotrodallamalaamiga,dicequenopudieronreconocerla expulsin del saco en la palangana y fue casi nada el sangrado. Hablamos de repetr la dosis de ser necesario y que esto que empezamos lo terminamos juntxs. Pero el lunes recibo un claro mensaje repleto de caritas felices.Laecografadioelokeitanesperado.Mecitenunbar.Eraotra.Lellevderegalounfolletode mtodos antconceptvos que le dibuj la sonrisa y brindamos por su viaje con varias pintas de cerveza roja.Por ellas y por todxs lxs que ocupamos el agujero del mientras tanto el aborto sea en el hospital.(*) Socorro Rosa El Bolsn, Ro Negro - Publicado el 17 junio de 2014.14Entre ellas y nosotras: los abortos La soldado tambin abortPor Lau (*)La socorrida tene 24 aos, est embarazada y quiere abortar. Es soldado, trabaja en un cuartel en alguna ciudadde este pas, quiere ingresar a la gendarmera y ahora est haciendo un curso de paracaidismo. Al momento de encontrarse con las socorristas estaba de 17 semanas.Nos juntamos dos socorristas con la socorrida, cuando estn de ms de 12 semanas es mejor acompaar en duplas para tomar ms recaudos. Hicimos todo de acuerdo a nuestro protocolo, nos encontramos cara a cara, conversamos sobre lo que signifca abortar a las 17 semanas, le dimos las recomendaciones necesarias y armamos el show que debera hacer cuando rompa bolsa, que s o s tene que ir al hospital, que no puede estar sola mientras usa las pastllas, etc., etc., como si el instnto de cuidar a esa soldado se apropiara y se encarnara ennosotras cuando se trata de arrebatarle al patriarcado el cuerpo de las mujeres.Comenz esa misma noche, tom todas las dosis, slo tuvo diarrea, un poco de febre, escalofros, dolores abdominales y nada ms. No rompi bolsa ni despidi el saco gestacional, ni nada de todo lo que se supona tena que pasarle, se comunic todo el tempo con las socorristas, estaba sola, no quera contarle a nadie, dice que una amiga y un amigo saban, pero en el cuartel nadie saba.A los dos das le hicieron un test de embarazo por el curso de paracaidismo, al otro da la llam su jefa y le dijo:-Ests embarazada, no pods seguir haciendo el curso, tens que cuidarte.Su jefe tambin la llam y le dio un sermn, las socorristas le preguntamos:-Pero qu te dijo?-No s, yo solo le puse la cara, nos contest.(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)15A las 72 hs de haber usado por primera vez el miso, nos encontramos las tres otra vez, fuimos a hacernos una ecografa, le dijimos al ecografsta que solo queramos saber si estaba todo bien, que no queramos escuchar latdos ni nada. Efectvamente estaba todo bien. Salimos de ah y nos fuimos a una esquina a conversar.La soldado socorrida dijo que quera volver a intentar. As fue, intent y esta segunda vez abortamos.Digo que fuimos a hacernos una ecografa y digo que abortamos porque a veces las socorristas terminamos tan involucradas en los abortos, que es como si nos estuvieran pasando a nosotras mismas, como si ese aborto que le corresponde a otra, que est en el cuerpo de otra estuviera encarnado en nuestro propio cuerpo.Es muy difcilexplicar con palabras, intento escribir porque necesito decir algo de este aborto, decir algo de una de mis compaeras que cuando escrib el mail contando que tenamos esta situacin se comunic y me dijo:-Ok, yo puedo acompaar tambin.Deciralgodeminoviaqueaunqueelladicequenohaceacompaamientos,yodigoquesloshace porque est tan atenta al telfono como yo, decir que seguramente sera ms fcil pelearnos en la marcha del Encuentro Nacional de Mujerescon esta socorrida quees parte de las fuerzas policiales de este pas y que cada ao cuida la catedral de la provincia donde se hace el encuentro y que nosotras vamos y les gritamos y lxs pintamos y lxs escupimos la caraPareciera que en este momento todo eso qued de lado, nosotras seguimos cagndonos en este sistema machista asqueroso misgino moralista y patriarcal, la socorrida soldado abort y seguramente nosotras les gritaremos en el prximo encuentro nacional de mujeres:Ustedes tambin abortan y un da van a llamarnos por telfonoy nosotras las vamos a acompaar (*) Socorro Rosa Crdoba - Publicado el 18 julio de 2014.16Entre ellas y nosotras: los abortos CatarsisPor Flor Rabiosa (*) Anoche te vi rer,sonrer aliviada,recuperar la alegra.Abrazar tu niez.Anoche te vi llorar,mientras temblabas del dolory mordas tus labios para no gritary me agarrabas fuerte la mano.En esta larga noche,te ped que me miraras a los ojos y confaras,que te dejaras cuidar,como hace mucho no te cuidaban,y lo hiciste apenas conocindonos a nosotrxs.Anoche te vi crecer,y te vi ser nuevamentela nia que no te queran dejar ser.Te vi reclamar tu derecho,y por eso nos jugamos.(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)17Anoche vi el miedo en tus ojos,te vi rezar apoyada en mi hombroen una noche que pareca que no acabara nunca,y no nos dejaba ni cerrar los ojos.Pero hoy, hoy fnalmente,te vi dormir plcidamente,y me fui con las lgrimas, las risas,los apretones de mano, el grito ahogado,que me aguante para sostenerte/sostenernos.Part a la maana,con la certeza de que este datambin me vio crecer a m, a nosotrxs,nos dej abortar el patriarcado y la indiferencia,la bronca y la injustcia,y gestamos juntas sororidadpara seguir la lucha por nuestros derechos,para poder parir nuevos feminismos(*) Colectva Feminista Las Rabiosas, Buenos Aires - Publicado el 13 agosto de 2014. 18Entre ellas y nosotras: los abortos (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)19Salir del closet del aborto (o lo que implica ser abortera) Por Flor Rabiosa (*)Poca gente en mi familia saba que yo soy parte de la Campaa Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, mucho menos que adems soy socorrista. Con mis viejos ni hablaba sobre aborto, de hecho mi hermana ha sacado el tema mucho ms a discusin que yo.De a poco fueron entendiendo el planteo de la legalizacin del aborto. Mi mam estaba en contra, mi viejo tambin,yaspodemosseguirlacadenafamiliar,probablementeporelsimplehechoqueademssoyde una familia tradicional y catlica, del conurbano. Acerca de mi militancia, excepto mis viejos, mis hermanas, y mis algunos de mis primos, nadie ms saba; no tenan mucha idea de que las feministas de la familia (dcese mi hermana y yo) peleamos por el derecho al aborto. Claro, es poltcamente correcto hablar de violencia de gnero, de trata de mujeres, pero cuando decs aborto, la cosa empieza a cambiar, y de eso no se habla.Los das que acompa el caso de la nia de 13 aos de Moreno, a quien le negaron un aborto no punible, fuerondasintensos,porunladoportodoloquesignifcaacompaar,yporotro,porqueimplicmucha exposicin para m. El lunes temprano, que habl por radio, mi abuelo estaba escuchando, y enseguida los llam a mis viejos. Prendieron la radio, y la tele, por la insistencia de mi abuelo buscando si sala por algn otro medio. El mismo que, das despus, me dice: El problema es que esto es un negocio para algunos, y nos les interesa lo que les pasa a las mujeres. Pero vos segu adelanteNoquedah.Mstarde,mehabavistolamitaddelafamilia,queseibacomunicandoconmigopara pasarlossaludos.Dasdesps,mellamamiotraabuela,ymedijonotellamantesporquesabaque estabas ocupada. Te vimos. Estamos orgullosos de vos, porque es una lucha que viene de hace mucho tempo. No digo ms nada porque me emociono.Para m, esto es salir del closet del aborto. Es mostrar que hago, quien soy, sin tapujos, y poder compartrlo. Es poner el cuerpo, y tambin las palabras.20Entre ellas y nosotras: los abortos La historia no termin ah. En mi trabajo, algunos saben que soy feminista, aunque pasa desapercibido. Esas semanas, mi telfono no paraba de sonar, tena mil reuniones, y una cara que me delataba. Hasta que mi jefa me dice: ests mal vos, algo te pasa. Y le cont. Fue lo mejor que pude haber hecho! Me ayud con mi trabajo, y encontr mucha solidaridad entre mis compaeros. Tambin para estudiar: tanto mis compaeras como mis profesoras me ayudaron desde su lugar.Estotambinfuesalirdelclosetdelaborto.Fuenombrarpblicamentealasdefnicionesyprctcas feministas, fue abrir mi vida poltca a mi vida privada.Noscuantagentepuedacomprenderdelamismaformaloquemepasestosdas.Nivariasdemis compaeras de militancia ms cercanas, ni la persona con la que estaba saliendo, que son feministas y saben que soy socorrista, lo han podido entender. Ni mi familia, ni mis compaerxs de trabajo y de la facultad, ni mi profesora, saben que yo estuve ayudando tan de cerca a esta nia, pero a su manera me acompaaron, as como muchas compaeras desde diferentes partes del pas. Con todo esto, algo cambi, en m, y en mi relacin con ellxs.Mi mam, la que estaba en contra del aborto, la que deca que si era legal iban a abortar todas, la que nuncahabldeantconcepcinconmigodechica,laqueesquivabaeltema,laquenoentendaaqu bamos al encuentro de mujeres, escribi el otro da: Hace 26 aos comenzamos a transitar el camino de la maternidad/paternidad, aprendimos a alimentarlas, a acunarlas, a curarlas, a hablarles, a escucharlas, pero fundamentalmente aprendimos y seguimos aprendiendo a mirar el mundo desde otra perspectva y eso es lo que nos fortalece para aceptar lo que eligen y deciden. Y hoy mam compart, por primera vez, en su facebook una actvidad que hacemos con la Mesa del Oeste.Para m, esto tambin es ser abortera.(*) Publicado el 13 agosto de 2014. (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)21Ser socorrista primeriza Por Paula Sata (*)Mividapasaporelaborto,leescriboaunaamiga.Quparadoja,murmuro.Desdequetengoel celular mis das se suceden entre protocolas y miradas compulsivas al aparatejo azul y negro cada diez exactos minutos para chequear la seal y el color de la pantalla, de negro a vibrante azul es una llamada entrante, si el fondo se torna gris se convierte en reloj analgico.Unoscincodasentresueosentrecortadossobresemanasdegestacin,mensajesdesesperados mezclados con una voz tranquila que exclama muy frme que aborta porque quiere y llamadas a mdicas que desafan a la corporacin mientras de guardia dan indicaciones puntllosas para socorristas primerizas.Y cada vez que me acuesto para dormir la siesta suena el telfono, ser la ley de Murphy? Ms bien me convenzo que es la ley de las mujeres, la ley de nuestra vida, que escribimos con ese llamado que suena a las cuatro de la tarde cuando yo acabo de conciliar el sueo. Las mujeres abortamos aunque el Mundial inunde losttularesdelosdiariosytambinacompaamosaunquenohayaactvidadposiblequepuedapactarse para el partdo contra Nigeria. Y como algunas cuantas somos tambin futboleras disfrutamos de la picada con la cerveza en una mano y el aparatejo en la otra, mientras aprovechamos el entretempo para llamar a una socorrida.NosolofestejoeltriunfodeArgentna.Festejoquelamaternidadseaelegida.Porqueenestemejunje de sensaciones que es mi sentr recuerdo mi clase de yoga y la voz calma que dice a mayor tensin mayor relajacin y pienso si hay mejor ejemplo que ese primer shock al ver las dos rayitas que fnaliza entre blster, decisin consumada y alivio.Abortar los miedos y los mitos para delinear la propia vida, sola, acompaada, trabajadora, estudiante o ama de casa, con hijxs, sin hijxs, en fn, tomar las riendas, darles un sacudn, y redoblar la apuesta, no slo afrmar mi cuerpo es mo, sino tambin soy artesana de mi vida y el destno que construyo, planeo, moldeo, 22Entre ellas y nosotras: los abortos borro, maldigo y desdigo. Porque siento cmo las voces de quienes deciden por ellas mismas y su vida futura, queesafrmacinpresente,transitanlalneatelefnicaquesostengoyporqueacompaoeldeseocomo forma de vida. Me convenzo de mi frase inicial. Abortar es dar vida.(*) Consejera Decidimos La Plata - Publicado el 24 septembre de 2014. Escrito en das de mundial de futbol.(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)23Ests acompaada en la decisin de ser abortera?Por Malena (*)Me levanto a la maana con el telfono enredado entre las sbanas. Rosa tuvo una noche movidita. Les mando un mensaje a las chicas que me tuvieron en vela, para chequear que est todo bien y poderarrancarlosprimerosmatesdelda,tranquila.Mientrasvoyencendiendoelcerebro,escriboamis compaeras para avisarles que Ruth est bien, que Cinthia abort, que Mara est ms tranquila.Pienso en la socorrista neuquina, a quien despert con un mensajito a las4.30 A.M. Pienso en lo trascendental de estar acompaada.Pregunta 14. Ests acompaada en la decisin de abortar? No, contesta Nadia. Bah, s, por ustedes.Hace cuatro aos, mi amiga, mi compaera de infancia, con la que entonces compartamos militancia en la villa, me cont que estaba embarazada. Y con risa nerviosa, ojos preocupados, pero con claridad y frmeza me dijo obvio que voy a abortar. Las dos nos sabamos de memoria el manual de cmo hacerse un aborto con pastllas y formaba parte de nuestras, entonces incipientes, bibliotecas.Pregunta 14. Ests acompaada en la decisin de abortar?Estaba acompaada por quien entonces era su novio y por m. Pero nadie ms tena que saber.Lostresplaneamostodo,calculamosvasdeadministracin,tempos,elegimosdndeycundo.Entre mates, jugo de naranja, contracciones, lgrimas, risas, miedos y alivio, en la casa de una abuela que se haba ido de viaje, abortamos juntxs.Este ao, Flor y yofuimos parteras de Socorro Rosa Tucumn. Desde Marzo que circula en nuestras manos el telfono rosa, y ayer ya ramos cinco las brujas norteas que estbamos planeando estrategias para extender redes en los servicios de salud pblica, difundir la lnea y seguir poniendo bomba al heteropatriarcado que pretende decidir sobre nuestros cuerpos.A cada llamado, le sucede un encuentro. A cada encuentro vamos en duplas, y sentadas en los canteros de 24Entre ellas y nosotras: los abortos la plaza charlamos, planeamos todo, calculamos vas de administracin, tempos, elegimos dnde y cundo, otra vez.Ahora somos ms. Pensamos juntas. Nos remos, lloramos, nos abrazamos. Antes de despedirnos, sacamos las protocolas y las llenamos conriguroso cuidado.Entonces aparece la pregunta 14.Cuandoabortamos,acompandonosconFlor,hacecuatroaos,terminunembarazonodeseadoy comenzamos a gestar nuestro feminismo. Deseado, buscado, elegido, gozoso.Hoy, me pregunto Ests acompaada en la decisin de ser abortera?Mi hermana, Paula, es Socorrista, como yo. Mi hermano Lucas, con quien a veces sacamos chispas, lleg primero a la charla que organizamos la semana pasada, y desde que sabe que soy socorrista, casi parece que chispeamos menos. Gerardo, que es apenas ms chico, tranquiliza a sus amigas Claro que te pods hacer eltestencasa,yno,noeselfndelmundo,estelSocorroRosa,ytevoyaacompaar.Mimamnos cose banderas, nos hace bizcochuelos, hace cargas virtuales al telfono y nos cuida. Mis tas y tos compran rifas. Mis primas van entendiendo algunas cosas y se animan a preguntar en la mesa familiar. Mi abuelo, de ochenta y dos aos, me ceba un mate y me dice Estoy preocupado por la muchacha de las 14 semanas.Soy abortera. Y mi familia me acompaa en la decisin.(*) Socorro Rosa Tucumn - Publicado el 3 noviembre de 2014.(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)25Fuileyendo,alossorbos, cadaunadelashistorias.El aireespocodurantelalectu-ra.Hayunasuertedeeclosin inmediata, y no hay ms reme-dioqueluegoirhaciaelpato, la ventana, cualquier sito para buscaralgoderespiracin. Haymomentosenlasvidas cuyaescrituraexigetranspa-rencia:llamarlascosasporsu nombreycontarlasparaque explotenenmediodelaapa-rente calma. Como si fueran el aullidoenmediodelsilencio, eltruenoenelcielosereno. Yestbienqueassea:lavio-lacineslaviolacin,elabor-toeselaborto,laignominia eslaignominia,ylaserenidad solo existe en la quietud de los quehanperdidolaconciencia. 26Entre ellas y nosotras: los abortos El celu est re tranquiPor Pupi (*)Nosotras,lastelefonistasquetambinabortamossomosla:Holalasrevueltas?,HolaRosa, hola seora (el peor de los nombres), hola agrupacin, hola socorro, o simplemente y a la vez inconmensurable, las hola me dijeron que ust me puede ayudar.Somoslasquecontenemoselprimerdesborde,lasqueabsorbemoseseprimerquererdespediralgo, quitarse algo, esa desesperacin que desde ese instante del intercambio telefnico ya empieza a ser aborto. Las que alivianamos la primersima angusta de esas mujeres y que en ese mismo instante sienten (porque asnoslohacensaber)elaliviodeestarsiendoescuchadas,ayudadas,acompaadas.Somoslasprimeras en advertr la necesidad de ciertos cuidados, de esas palabras que no se dicen, de coordenadas, de puntos y encuentros. Somos las primeras en sentr ese suspiro liviano cuando entendemos lo que nos quieren decir si hasta les veo el rostro y la sonrisa dibujada. Somos el inicio de un acompaamiento, que ellas no dimensionan y nosotras -a veces- tampoco.Mi experiencia en estos das y entre todo esto, es sentr el andarle al terreno de lo oscuro, de lo que no se dice, de claves, de cuidados, de corridas, de alertas y alarmas. Este terreno que nos deja el seor sistema patriarcal, siendo lo que no somos, en el vaco de los consultorios, en ese lugar que el seor machismo no nos deja decir la verdad y estamos hartas de los silencios, de esos silencios que callan nuestras voces pero que con nuestros cuerpos y saberes, all hay algo que es posible. Ese terreno en el que tambin marcamos presencias fuertes, verdes y violetas, con claros impulsos de intervencin, provocacin; sin dejar de sealar las violencias agitamos gritos de lo que s podemos.Somos ese primer eslabn de una cadena, de una artculacin, de una red que se extende y nos extende, metda hasta las entraas, ocupando cada terreno, el ms comprometdo y primersimo: el cuerpo. En un bar, en el super, en una plaza, en una orilla y hasta en las olas, andando y sintendo esos lugares tan fnos, a los (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)27que a veces pienso son casi abismos. Tejiendo con todas y entre todas, ampliamos las redes como pescadoras en esto que nos empuja, en esto que a veces nos atraganta y que a veces se traga cintureando el miedo, la clandestnidad, la yuta y la muerte, rescatando estas palabras para delatar el secreto de nuestra cotdiana vida.Somos mujeres que abortamos, que acompaamos, que no callamos, que contenemos, frgiles a veces, invencibles otras, compaeras hasta las tetas. Somoshermanas!(*) Colectva Feminista La Revuelta - Publicado el 11 diciembre de 2014.28Entre ellas y nosotras: los abortos La urgencia del aborto Por Ruth Zurbriggen (*)Fuiaunasalitayledijealmdico:nopuedoseguirconesteembarazo,sinomeayudsmetro abajo de un auto y seguro aborto. El mdico me dijo que me quedara tranquila, que iba a buscar un nmero de telfono de unas mujeres. Yo estaba con un ataque de nervios, no lo conoca, se lo dije porque estaba desesperada y dispuesta a hacerlo. Tom de todo al enterarme: t de ruda, de perejil, com apio hasta el hartazgo, hice abdominales, anduve en bici... nada. Consigui el nmero y me lo pas. As llegu a ustedes. Me dijo que ustedes iban a ayudarme y que l quisiera que esto fuera en el hospital pero que no se puede todava. Me dijo que volviera, que l me va a hacer el control despus y que todo iba a estar bien.PartecitasdelrelatodeAlicia,36aos,cursabaunatrasodeochosemanas.Nosconocimosel5de noviembre, en la terminal de Neuqun. Me esperaba en el lugar pautado. Una silla la separaba de Sofa, otra chica con la que pronto se reconoceran en la misma urgencia: la de abortar.Unos minutos despus lleg Marcela. Las invit al bar. En el trayecto empezbamos a conocernos. Repas sus nombres y les pregunt cmo haban dado con nosotras. Sofa, la ms joven, hablaba sin parar.Unnuevoeventosocorristaempezabaasuceder.Fueunencuentrodealtadensidad,todas(msque otras veces) hablaron de una parte de sus vidas. De la dolorosa, por supuesto. Marcela cont sobre su primer aborto,haceunossieteaosusmisoprostol,ensoledadaquellavez.Abortenelbaodelhoteldonde trabajaba de mucama. No poda darse el lujo de faltar.Me enter que Alicia es de la Ciudad de Buenos Aires, en abril se vino a vivir a Cipollet con su hermana. Consiguitrabajoenunapollera,contratadaperoconperspectvasdeestabilidad.Curshastasegundo ao del secundario. En agosto cre que de verdad l haba cambiado y lo segu a Bariloche. Dej todo lo que estaba empezando a armar, porque soy una estpida. Creo que ese tpo me volvi loca. Ahora estoy de nuevo ac, en la casa de mi hermana, no tengo trabajo todava y hace un mes me enter de que estaba embarazada, (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)29me quiero morir. Su ingreso actual: la Asignacin Universal por Hijo.Desde la 1.30 am del 6 de noviembre segu el derrotero del aborto de Alicia. Us misoprostol por la vagina. Mensajes de texto fueron y vinieron, el tercero lleg a las 6.15 am: Perdn por la hora. Me despert el dolor y ya empec a sangrar.Esper a la maana para llamarla. Responda con evasivas. Ms tarde entend: Es que estaba mi cuado, si se entera me mata.Losacompaamientossocorristasestnsiendoprctcasmicropoltcasdesororidad;unprogramade accinyrelacinconlasmujeresysusprctcasdeabortar;modosderesistenciaycombatecontralas crueldades de un sistema que parece no darnos tregua.Quesealegal,seguroygratuitoresultaunaurgencia.Lasylosresponsablesderesolverlaestnenel Congreso Nacional.(*) Colectva Feminista La Revuelta, Neuqun - Publicado el 15 de noviembre de 2013, en Las 12. 30Entre ellas y nosotras: los abortos (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)31Ellas abortarnPor Ruth Zurbriggen (*) Es sbado. Voy al encuentro socorrista. Otra revuelta est all. Me acerco, la escucho: Son doce pastllas, acurdense.Haycincomujeresreunidas.Cuatroembarazadas,todasbuscandoinformacin.Tres decididasaabortar.Lacuarta,Miriam,cursaunembarazobuscado,estacompaandoaMariela,suhija adolescente.Rosala (29) curs hasta tercer ao de la escuela media. Tiene tres hijxs. Con tres pibes no te va a querer nadie, la sentenci quien fuera su pareja. Y me viol. De esa violacin naci mi ltmo hijo. Si ahora me ve embarazada me mata, cuenta. La besta la persigue y no deja de mostrar su podero: La ltma golpiza fue hace tres meses, recuerda.Rosa (32) es catlica. Voy a misa, a veces, dice. Paradojas: desde hace meses buscaba quedar embarazada. Tuvo una relacin que dur tres aos. Su mirada penetra como sus palabras: No voy a decirle nada a l, no s cmo reaccionar si se entera. Me separ porque descubr que tena una relacin paralela con otra. No s cmo hizo, yo le revisaba hasta el celular. Ella tambin est embarazada. El caradura dice que est enamorado de las dos. No, yo no me presto a eso, afrma.Mariela (17) est cursando el secundario. Sabe, dice, afrma que no es el momento.Nos estamos por ir, reiteramos la importancia del control mdico y los mtodos antconceptvos. Miriam dice que hace poco se enter de que ahora el DIU se puede usar aunque todava no hayas tenido hijos. No es ahora, pienso, es otra perspectva sobre nuestros derechos reconocida por sectores amigables de salud. Le indica a Mariela: Pasales tu celular as se hacen compaa y saben cmo va todo.Salimos. Comento sobre los altos tacos que lleva Rosa. Nos remos de quienes llevamos ojotas. Veo a Rosa abrazar a Rosala: Estoy preocupada por vos, quedate tranquila, todo va a estar bien, la alienta. Juntas, las cuatro, caminan en un andar acompasado.32Entre ellas y nosotras: los abortos Mientras subo al auto reparo en dos chicas sentadas en un banco de la plaza. Se ven jvenes. Una lleva puestouncoloridopaueloenlacabeza.Lasmirocuriosa.Elrostrodeunaacariciaelcuellodelaotra. Ensimismadas en su acto afectvo ahora se besan. No parece importarles la mirada ajena.Pienso en las libertades, siempre relatvas en este sistema.Pienso en esas mujeres con las que estuvimos recin, en las tres que decidieron abortar y en la que decidi acompaar,enlapotenciadesuscuerposydecisiones.Lasveoalejarseporlaanchaavenida,tanancha comoladecisinquetomaronparaestemomentodesusvidas.DivisoaRosalacaminandodelbrazode Rosa. Pienso que a veces los sostenes llegan en un momento inesperado. Llegan al producirse una apertura afectva que nos conecta y encuentra con esa otra.Ellas abortarn. No hay ley ni artculo del cdigo penal que detenga la decisin.Legal, seguro, gratuito: nos lo deben los y las diputadas del pas.(*) Publicado el 13 de diciembre de 2013, en Las 12. (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)33Poner el cuerpo para que otras aborten Por Liz Salander (*)ParaLolaellunesfueundadiferente:estcansada,ledueleelcuerpo,leduelenlosdedosdelos pies, le duelen las uas de los dedos de los pies, le duelen las rodillas, las pantorrillas, los codos, las manos, los hombros, los dedos de las manos, las uas de los dedos de las manos, las orejas, los pelos, los ojos,lanariz,loscachetes,elculo,laconcha,elcltoris,lastetas,losomplatos,lapanza,elintestno,las pestaas, los ojos, la nariz, la boca, los dientes, las muelas, el alma, las axilas, los pelos de las axilas, los pelos de la concha, los pelos de las piernas... hasta el maldito protoplasma le duele. Le duele todo, pero Lola y sus compaeras volvieron a abortar. Eran seis las abortadoras.Catalina tene 34 aos, es la que puso el cuerpo para abortar, la que conf en estas cinco mujeres que no conoca, la que se banc los dolores, la que prest atencin al teatro que otra le fue diciendo que tena que hacer cuando fueran al hospital. Estaba de 17 semanas. Es portadora sana del virus HIV. Cuenta que un to la viol cuando tena 14 aos, que se enter de que tena el virus cuando se qued embarazada de su primer hijo, que ahora tene 17 aos. Mientras Catalina abortaba con misoprostol, una controlaba los horarios de la toma de las pastllas, la duea de la casa limpiaba y preguntaba si necesitaban algo, otras fueron a comprar para hacer de comer. Haban comenzado a las 2.30 de la madrugada. Cada tres horas haba que hacer una toma de misoprostol. As fue hasta las 13, cuando comenz el proceso fnal. Lola se fue al auto a preparar todo para cuando tuvieran que salir, puso una bolsa de nylon, luego trapos, una frazada vieja y otro trapo ms. Se fueron al hospital. Mientras iban, Catalina les deca que tena $ 200 en su bolsito para pagarles y Julieta le deca: No te preocupes por eso, cuando todo haya terminado nos tras un budn de regalo. No tardaron mucho en llegar, la recibieron en la guardia, larg todo justo ah, cuando entr al consultorio y dijo que quera hacer pis. Se qued internada hasta el da siguiente. Catalina le cont a Lola que una ginecloga fue a revisarla y le dijo: Decime si tomaste algo, a m no me interesa, no te va a pasar nada, no te van a denunciar.34Entre ellas y nosotras: los abortos Lola no sabe si est bien o si est mal haberse involucrado tanto en este aborto, cree que no haba otra posibilidad, piensa que algunas tenan que poner el cuerpo y as fue, pero tambin se cansa, las fuerzas que tene son producto de la red de amigas y compaeras que estn haciendo lo mismo que ella, que si bien eran seis las que abortaban en esa casa, haba otrxs que saban que ellas estaban all, haba otrxs acompaando procesos de aborto diferentes al de Catalina, pero no menos difciles.(*) Socorro Rosa Crdoba Publicado el 11 de abril de 2014, en Las 12. Las Hilarias ayudan a ms mujeres a abortarPor Ruth Zurbriggen (*)Hilariaespequea.Tiene27aos.Inmigrantebolivianaenterrasneuquinas.Llegesteao,unos mesesdespusquesumarido,cuandolyasehabainstalado.Letoccompartrviviendaconsu cuada,sucuado,variossobrinosysobrinasysusuegra.Dijo,alpasar,nadiemetratabienenlacasa. Tiene un hijo que pronto cumplir dos aos.Laconocimosunlunesheladsimodejunio.Enunbar.Calzabaunasojotasblancas.Muchasmujeres pasaramos por la vida de Hilaria ese da: la enfermera amigable a la que recurri esa maana y que comprendi que no haba tempo que perder, cursaba casi las 14 semanas de atraso y quera abortar. La enorme maestra amigable. Las dos socorristas revueltas a cargo del encuentro de ese da junto a otras dos actvistas feministas de San Juan. (Vinieron a Neuqun para aprender un poco ms sobre los socorros rosas, en esta escuela de saberes paganos que nos hemos agenciado. Una de ellas, socorrida a la distancia meses atrs.)Hilaria permaneca callada mientras un ir y venir de mujeres apuradas nos dbamos cita alrededor de la mesa.CuidaraHilaria,contrarrestarlasinterferencias...hacernosentender...Rpidonosdimoscuenta,su (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)35mirada furtva nos devolva extraeza sobre el folleto que pusimos a disposicin.Sabs leer, Hilaria? me anim a preguntar.Ms o menos...Nos cont que no termin de cursar la escuela primaria. Hubo entonces que dibujar un mapa diferente, huboqueponeradisposicinotrosmodos.Elplanincluypensarenelespacioescolar,muchascosas impensadas pueden suceder en las galeras de las escuelas.La casa no era el lugar indicado esta vez, muchos controles, muchas exigencias...Nuestroplanincluaquenolallamaramosparanodespertarpreguntas.Tengomiedoquemicuada sospecheymeacuseconmimarido.Loplaneamosminuciosamente,bajoformasdeingenieramujeril sonora. Su marido ni nadie del entorno conviviente supo que abort. Imaginacin colectva y creatva para al fnal rernos de la bestal ley patriarcal.A las dos semanas la enfermera me cont: Se volvi a Bolivia, no la estaba pasando bien ac. El marido la sigui.Rebelarse noescontraquin,sinojuntoaquin, escribe CarlosSkliar.Rebelarse y rebelarnosjuntoa otras. Apuesta poltca y tca de nuestro andar.Hilaria no lo imagina, no lo sabe (y es posible que nunca se lo podamos contar): pasar por la vida y la memoria de muchas. Hilaria hace marca amorosamente afectada; actva emociones y produce movimientos. Hilaria es ahora, tambin, Las Hilarias. As han dado en llamarse las socorristas de San Juan que ingresan a Socorristas en Red, para aumentar la potencia de un andar vertginoso y sostenido.Una red que no deja de reclamar la legalidad del aborto en Argentna y en Amrica Latna y el Caribe.(*) Publicado el 5 de setembre de 2014, en Las 12. 36Entre ellas y nosotras: los abortos (Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)3738Entre ellas y nosotras: los abortos Yo solo puedo decir que: - Cada relato es un universo y merece ser contado en su desnudez, pero tambin en su amplitud de detalles. Los detalles nunca son sufcientes para nombrar el dolor y la revuelta.- Hay que contradecir, contrariar, quebrar el orden natural de las cosas, ese orden que nos hace aceptar lo inaceptable, acatar lo inacatable, conciliar lo irreconciliable.- La trampa del lenguaje est en medio de su obediencia y desobediencia: lo obedecemos para decir, lo desobedecemos para decir an lo indecible. - Es crucial que las historias sean como percepciones de cuerpo, metforas y gritos de cuerpos. As como tambin es imprescindible contar ms all de la erosin, ms all de lo evidente: las historias singulares con-tnan despus del punto fnal del relato.- La conmocin es tanta que creo que se logra algo muy difcil de lograr: quien lee deber tomar decisiones o quedarse en la superfcialidad de su impunidad. O somos cmplices de la rebelin, o somos cmplices de la cerrazn. No se si soy capaz de decir algo ms. Estoy, tambin, aturdido por las escrituras.Se, eso s, de qu lado de la vida y del mundo y de la escritura estoy.Al lado de ustedes. Gracias, Carlos (Buenos Aires, 6 de octubre de 2014)(Relatos de actvistas feministas socorristas aborteras)39Esta publicacin es una iniciatva de la Colectva Feminista La Revuelta. Cuenta con el aporte de la Fundacin Umverteilen Berln- Alemania. Diseo Grfco: Valeria Jelinski. www.larevuelta.com.ar / 054-299-154722618 / [email protected] Socorristas en Red: htp://www.socorristasenred.blogspot.com.arNeuqun (Patagonia Argentna)Verano de 2015Esta edicin de 1500 ejemplares se termin de imprimir en Cooperatva Chilavert Artes Grfcas Imprenta recuperada y gestonada por sus trabajadorxs M. Chilavert 1136 (1437), Pompeya, Ciudad de Buenos Aires40Entre ellas y nosotras: los abortos