Leon Tolstoi - Cartas

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    CCaarrttaass

    LLeenn TToollssttooii

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    A T. A. ERGOLSKAIA(En francs en el original)

    Tiflis, 6 de enero, 1852

    Mi muy querida tita:Ahora mismo he recibido vuestra misiva del 24 de noviembre y la contesto ya (segn la

    costumbre adoptada). Hace poco os escriba que llor sobre vuestras lneas y atribua esto a laenfermedad. Fue un error por mi parte: desde hace algn tiempo vengo llorando sobre todaslas vuestras. Desde siempre fui Len el llorica; antes me avergonzaba de esta debilidad, peroahora pensando en ti y en tu cario por nosotros me corren unas lgrimas tan dulces que yano siento en absoluto vergenza de ellas. Tu carta de hoy es muy triste y me ha causado elmismo efecto. Siempre me has dado consejos, y, por desgracia, no siempre los he seguido,

    aunque quisiera vivir toda la vida de acuerdo con ellos; permteme contarte la impresin de tucarta, y los pensamientos que ella me ha provocado. Por el afecto que siento por ti,perdname si lo hago quiz con excesiva franqueza. Dices que te ha llegado la hora de ir conlos que con tanto ardor amaste en vida, que ruegas a Dios por el fin de tu solitaria y penosaexistencia.

    Perdname, querida tita, pero pienso que pecas contra la voluntad de Dios, meofendes, y conmigo, a todos los que te amamos. Rezas por tu muerte, por lo que es para m lamayor desdicha (y no es una frase: Dios lo sabe, que no concibo mayor desventura que tufinal y el de Nikolenka, las dos personas a las que amo ms que a m mismo). Si el creadoroyera tus splicas, qu sera de m? Para qu servira entonces el ansia por corregirme, detener nobles cualidades y alcanzar una buena reputacin entre los dems? Al hacer yo planes

    de vida feliz siempre te llevo en mente, pienso en ti y en que compartirs mi felicidad. Si mimodo de actuar es bueno, me alegro porque s que te dar satisfaccin. Cuando no es discretotemo, sobre todo, tu amargura. Tu cario lo es todo para m, y sin embargo rezas a Dios paraque nos separe. Cmo expresar mis sentimientos por ti? No hay palabras para enunciarlos;quiz pienses que exagero, pero estoy baado en lgrimas. Debido a esta penosa separacinhe llegado a conocer el valor de tu amistad y el gran cario que por ti siento.

    Y es que soy yo solo quien te tiene tanto afecto? Ruegas a Dios por el fin de tus das.Hablas de soledad; aunque nos hallemos distanciados, confa en mi cario, y esto servir deconsuelo a tu afliccin; consciente de tu cario en ningn sitio podra yo sentirme solo.Tengo que reconocer, no obstante, que en todo lo escrito no me gua un buen sentimiento,tengo celos de tu pesar. Hoy me ha sucedido algo que me habra hecho creer en el Altsimo,

    de no ser firme creyente hace ya tiempo.En el verano en Stari Yurt, los oficiales no hacan otra cosa que jugar, y cantidades

    grandes. Viviendo en el campamento es imposible no tropezarse con esto continuamente; y amenudo presenciaba yo el juego, pero no ceda a las reiteradas insistencias de que tomaseparte; as me mantuve todo un mes. Pero un buen da, bromeando, apost una insignificanciay perd; volv a apostar y perd de nuevo; no tuve suerte; se removi la pasin por el juego yen dos das gast todo mi dinero y lo que me dio Nikolenka (unos 250 rublos en plata),adems de otros 500 rublos en plata por los que di una letra a pagar antes de finalizar enerode 1852. He de decirte que cerca del campamento hay un al en el que viven chechenos. Un

    joven (checheno), llamado Sado, sola venir al campamento y jugaba. No saba contar nianotar, y haba rastreros oficiales que lo engaaban. Por eso, yo nunca jugaba contra l,

    trataba de disuadirlo de que jugase, dicindole que lo engaaban, y le propuse jugar por l.

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    Qued muy agradecido y me regal un monedero. Como es la costumbre de esta nacincorresponder con otro regalo, yo le regal una escopetilla que me haba costado 8 rublos. Parahacerse kitnak, o sea amigo, es necesario, segn la costumbre, intercambiarse regalosprimero, y despus, tomar alimento en casa del kunak. Y, siguiendo la antigua usanza de estepueblo (que se conserva solamente por tradicin), se convierten en amigos a vida y muerte, y

    cualquiera que sea lo que yo le pida: dinero, la mujer, su arma, todo cuanto l tiene de mspreciado, debe drmelo, y, del mismo modo, tampoco yo puedo negarle nada.l me invit a su casa y me propuso ser kunak. Yo fui; tras obsequiarme segn sus

    costumbres, me ofreci que cogiera lo que me gustase: un arma, un corcel, lo que yo quisiera.Intent elegir algo no muy caro y tom un bridn con guarniciones de plata; pero l dijo quelo afrentara, y me oblig a coger un sable que valdr, por lo menos, 100 rublos de plata. Supadre es hombre acaudalado, pero tiene el dinero guardado, y no le da al hijo nada. Por eso elhijo roba caballos o vacas al enemigo y arriesga en ocasiones veinte veces su vida paraapropiarse de algo que no suele valer nada; lo hace, no por inters, sino por osada. Elcuatrero hbil goza de gran estima y adquiere el sobrenombre de bravo dzhiguit. l oratiene1.000 rublos de plata ora ni un solo copec. Tras mi visita le di el reloj de plata de Nikolenka y

    nos hicimos ntimos amigos. A menudo me enseaba su lealtad corriendo peligros diversospor m; lo cual es valorado entre ellos, ya que no es ms que una costumbre y un placer. Almarcharme de Stari Yurt, Nikolenka se qued all, y Sado iba todos los das a verle, no sabalo que hacer sin m, en medio de un gran aburrimiento. Al saber por mi carta a Nikolenka quemi caballo estaba enfermo, y yo rogaba que me buscaran otro en Stari Yurt, l se presentinmediatamente y me trajo el suyo, insistiendo en que lo tomase, por mucho que me negu.Tras mi estpido juego en Stari Ytsrt no volv a coger un naipe en mis manos yconstantemente sermoneaba a Sado, jugador apasionado, que no tiene nocin del juego,aunque juega con admirable suerte. Ayer por la noche estuve pensando en mis asuntosmonetarios, mis deudas y cmo sanearlas.

    Pens por mucho rato y conclu que, haciendo economas, podra ir pagando las deudaspoco a poco en dos o tres aos; ms los 500 rublos que tena que pagar en el actual mes mehacan caer en la mayor desesperacin. No saba cmo pagarlos y esto me agobiaba;muchsimo ms que aquella deuda ce los 4.000 con Ogariov. Endeudarme en Rusia, veniraqu y otra vez endeudarme, esto me desesperaba. En la oracin nocturna rec con fervor paraque Dios me ayudase a salir de tan ardua situacin. Al acostarme pensaba: "Pero entonces,cmo se me puede ayudar? Nada puede ocurrir que facilite el pago de la deuda." Imaginabatodas las contrariedades que llegaran por el servicio militar, por este asunto: de qu modo lreclamara, de qu manera me exigiran una respuesta por la lnea de mando, por qu nopago, etc. `Seor, Aydame'; dije yo y en esto me qued dormido.

    Y esta maana recibo carta de Nikolenka, con la tuya y algunas ms, en la que me dice:

    `Por estos das vino a verme Sado, le ha ganado a Knoring tus letras y me las ha trado. Es-taba loco de contento con esta noticia, estaba feliz de verdad, y no haca otra cosa quepreguntarme: "Piensas que tu hermano se alegrar de que yo haya conseguido esto? "y poreso yo le tom un gran cario. De verdad, este hombre siente afecto por ti. "

    No es magnfico que al da siguiente se cumpliera mi deseo, o sea, la admirable ayudade Dios hacia quien tan poco merece, como yo? Y qu emocionante la lealtad de Sado,verdad? El conoce la pasin de Seriozha por los caballos y, cuando le promet llevarleconmigo si viajaba a Rusia, me dijo que aunque le costase cien vidas robara en las montaasel mejor ejemplar que hubiera y se lo ofrecera a mi hermano.

    Hacedme el favor de mandar a comprar en Tula una pistola de seis caones y que se meenve con una caja de msica, si no resulta muy caro; le alegrar mucho tal regalo.

    Aqu ando en Tiflis, sin dejar sus aguas, en espera de buen tiempo, es decir, de dinero.Adis, queridsima tita. Leoncito besa mil veces tus manos.

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    A T. A. ERGOLSKAIA

    (En francs en el original)Piatigorsk, 30 de mayo, 1852

    Mi muy querida tita:No hay motivo para justificar mi silencio, y por eso empiezo rogndote que me

    perdones. Tras volver de la campaa he estado dos meses con Nikolenka en Starogladkovski.Llevando nuestro habitual modo de vida: caza, lectura, charlas y jugando al ajedrez.Mientras, he realizado un viaje interesante y agradable al Mar Caspio. Estara muy contento

    de esos dos meses, de no haber enfermado. Por lo dems, no hay mal que por bien no venga,y gracias a esa enfermedad he venido a pasar el verano en Piatigorsk, desde donde te escribo.

    Llevo aqu dos semanas ya, haciendo una vida cabal y solitaria, as es que estoysatisfecho por mi salud y mi hacer. Me levanto a las cuatro y voy a tomar las aguas hasta las6. Despus me bao y regreso a casa. Leo o charlo durante el t con uno de nuestros oficiales,que vive al lado y con el que como normalmente; luego me siento a escribir hasta las doce,hora de nuestra comida. Vaniushka, del que estoy muy satisfecho, nos alimenta por pocodinero y con mucha abundancia. Duermo hasta las cuatro, juego al ajedrez o leo, vuelvo a lasaguas y, al volver, si el tiempo lo permite, mando que sirvan el t en el jardn, y aqu sueodurante horas con Ysnaia, con la maravillosa poca que yo pas all, y en particular con unanta a la que cada da quiero con ms fuerza. Cuanto ms lejanos son estos recuerdos, mscaros se me hacen y ms los aprecio. Aunque sea triste pensar a veces en la dicha pasada ysobre todo en lo que no se supo aprovechar, me gusta esa tristeza v saco de ella dulcesinstantes.

    Ya de vuelta en Tiflis tampoco he cambiado mi gnero de vida, pues sigo tratando deevitar nuevas amistades y abstenerme de toda intimidad con las anteriores. Todos se hanacostumbrado a ello y nadie me importuna, aunque seguramente me tienen por "xtravagantey soberbio': Pero no se debe al orgullo, es algo involuntario; hay mucha diferencia entre mieducacin, sentimientos y opiniones y los de las personas con quienes me tropiezo aqu, paraque yo experimente el ms mnimo placer con ellas. Aunque Nikolenka, a pesar de la enormediferencia que hay entre l y estos seores, posee el talento de divertirse con ellos y todos le

    quieren. Le envidio, pero no soy capaz de eso. En verdad, en nuestro modo de vida hay pocode alegre, pero hace ya tiempo que no busco placeres, slo deseo estar tranquilo y satisfecho.Llevo una temporada en que me vienen gustando los libros histricos (lo cual sola ser causade divergencia entre nosotros; pero ahora comparto del todo tu criterio); mis tareas literariasvan hacia adelante, aunque todava no pienso publicar nada. Algo que empec tiempo atrs lorehice ya tres veces y pienso rehacerlo otra vez an para quedar contento con ella; tal vez estosea como el trabajo de Penlope, pero ello no me desanima; no escribo por ambicin, sinopor placer; encuentro placer y utilidad en esta labor, es por eso que escribo.

    Aun estando muy lejos de divertirme, como ya dije, tampoco me aburro, pues andoocupado; y, adems, gusto de un placer ms dulce, ms elevado del que pude darme la so-ciedad, y es la satisfaccin que dan la conciencia tranquila, la introversin y la conviccin de

    que hay xitos, de que en in se despiertan buenos, magnnimos sentimientos. Antes yo meenorgulleca de mi inteligencia, mi posicin en el mundo y mi apellido; pero hoy por hoy

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    reconozco y siento que, si por un don divino hay en m alguna virtud, no es otra que el buencorazn, limpio y amoroso, con que Dios ha tenido a bien dotarme y conservar hasta ahora; ygracias al cual tengo dulces alegras y, privado de cualquier deleite y cualquier sociedad, noslo estoy satisfecho de mi vida, sino tambin, a veces, enteramente feliz. Pronto secumplirn cinco meses de mi ingreso en el ejrcito, y dentro de un mes podra ser ascendido;

    pero yo s que pasarn seis meses, y an ms, antes de obtener el grado. Pero, hablando enconciencia, eso me es del todo indiferente; slo que me preocupa la necesidad de ir aPetersburgo, y no tener con qu.

    Me acuerdo de tu lema: "no hay que hacer augurios"; de algn modo pasar.Adis, querida tita; acabo la carta porque es tarde; pero como el correo sale dentro de

    dos das, y no pasa uno sin pensar en ti, es seguro que la contine. Entonces, hasta luego.Cmo est la ta Polina? Bien de salud? Satisfecha con su vida, como siempre?

    Frecuentemente pienso en ella y en su extraa vida, que en esencia es bastante triste, yme abruma el haber suspendido -aunque de modo involuntario- toda relacin con ella, yprometo que le escribir; pero es tan difcil empezar o reanudar la correspondenciainterrumpida!

    3 de junio

    La nica posibilidad que tengo de escribirte y no romper lo escrito es: no de releer lacarta. Lo mismo me parece fra como estpida o exaltada: nunca estoy contento, temo tantoofenderos por cualquier cosa, despertar vuestro recelo e inquietud por m; cuando tanto deseoque mis cartas os sean agradables.

    S por la esquela de Andri que te esperan en Ysnaia. No s el motivo, pero nada meagrada tanto como saber que te hallas en Ysnaia; as me parece que ests ms cerca, y no teconcibo sino en el pequeo cuarto, en el divancito de Pirogovo con cabezas de esfinge, tras tumesita preferida, junto al bargueo donde hay de todo. Si carecemos de algo que nos hacefalta, Nikolenka y yo decimos: `No est en el bargueo de la tita. "Manda a Andri que teensee la carta con la lista de los libros franceses que me hacen falta y, por favor,envidmelos.

    Dile tambin que me remita a Piatigorsk, al burgo de Kabarda, n 252 (es mi direccin),los 100 rublos que le mand preparar. Estoy muy descontento con Andri y he escrito aSeriozha dicindole que se haga cargo de la administracin de Ysnaia; le he pedido que meconteste si est de acuerdo en ocuparse seriamente de mis asuntos, cosa que cada da es ms yms indispensable; por las cartas y por las nminas de Andri, veo con claridad que l no

    hace ms que beber y robar. Ya sea por pereza o por otra causa, Seriozha no me ha dadohasta ahora contestacin. Reprndele tan poco por ello, por favor.Adis, queridsima nta, beso tus manos.Qu es eso de que en la ltima carta hablas de tu gratitud? De verdad que a pesar de

    que yo conozco tu corazn, en el primer instante pens que te burlabas de m. Como nopuedo tomar de verdad en serio que t, a quien todos debemos mucho, agradezcas lo que nome ha costado el menor sacrificio. Adis y hasta pronto, queridsima tita. Si Dios quiere quese cumplan mis planes, dentro de unos meses estar contigo y con mi cario y cuidados tedemostrar que de alguna manera merezco todo lo que haces por nosotros. Te recuerdo tanvivamente que he dejado de escribir para imaginarme ahora el feliz instante en que vuelva averte; te echars a llorar de alegra, y yo tambin, como una criatura, besndote las manos.

    Sin exagerar dir que nada he aguardado en la vida con ms impaciencia, con tanta esperanzade bien, como espero ahora ese feliz instante. Me propona enviarte esta carta a nombre de

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    Seriozha, pero por accidente, por arbitrio de la voluntad, te he contado mis sentimientos, loque dar lugar a mofas en l y esto me apena; te mando las cartas; entrguale a l slo laprimera pgina. Estoy seguro de que l mismo tiene un corazn tan sensible como el mo,pero una falsa vergenza no le deja hablar de sus sentimientos, y por ello est privado de laalegra espiritual que yo experimento cuando te escribo y pienso en ti. El que a una persona

    extraa pueda parecerle exagerado y hasta ridculo lo que yo te expreso, no me inquieta, puesestoy convencido de que t siempre me comprenders.

    A S. N. TOLSTOI(Fragmento)

    Eski-Onda, 20 de noviembre, 1854

    Mi caro y entraable Seriozha:

    Sabe Dios que soy culpable ante todos vosotros desde que me fui; y por qu lo hice, yaque ni yo mismo lo s; ahora la vida dispersa, ahora la detestable situacin y disposicin,ahora alguien que entorpece, etc. El motivo principal es, pues, la vida dispersa y abundanteen impresiones. Uno ha conocido, sufrido y sentido tanto en este ao, que no sabe en absolutopor dnde empezar a describirlo, ni tampoco si sabr hacerlo como quisiera. Cierto, a la titaya le escrib de Silistria, pero a Nikolenka y a ti no os escribir as: quisiera decroslo de talmanera que me comprendierais como quiero. Silistria es ya una cancin vieja, ahora esSebastopol, del que yo pienso que vosotros leis ahora con el alma en un hilo; pues bien, hace

    cuatro das que estuve en Sebastopol. Cmo decirte todo lo que vi all: y dnde fui y lo quehice; y lo que cuentan los prisioneros y her dos ingleses y franceses y si acaso sufren oszzfYen rrnzcho ellos, y qu hroes son nuestros marinos y nuestros soldados y qu hroesson nuestros enemigos, sobre todo los ingleses. Todo os lo contar en Ysnaia Poliana o enPirogovo; pero de m mismo habrs de saber bastante por la prensa. Cmo, lo dir ms tarde,ahora voy a darte una idea del estado de nuestras cosas en Sebastopol. La ciudad esta sitiadapor un lado, por el sur, donde no haba ninguna clase de fortificaciones cuando el enemigo seacerc a ella. Ahora tenemos en este lado ms de quinientas piezas de enorme calibre y variaslneas de fortificaciones terreras del todo inexpugnables. He estado una semana en lafortaleza y hasta el ltimo da vagu como en un bosque entre estos laberintos de bateras. Elenemigo hace ya ms de tres semanas que se acerc por un sitio a casi doscientos metros y no

    avanza, al menor intento de hacerlo le cae encima una lluvia de proyectiles. La moral en lastropas es superior a toda descripcin. Ni en la antigua Grecia haba tanto herosmo. Pasandorevista a las tropas a caballo, en lugar de decir "Salud, muchachos!", Kornilov dijo: "Hayque morir, muchachos, moriris?", y las tropas gritaron: "Moriremos, Vuestra Excelencia.Hurra!" Y esto no era cosa de efecto, ya que se vea en el rostro de cada uno que no era enbroma, sino que iba en seria, y 22.000 ya lo han hecho.

    Un herido, a punto de morir, me contaba cmo el 24 haban tomado una baterafrancesa y no les mandaron refuerzos; lloraba a lgrima viva. Una compaa de marinos casise amotin porque queran relevarla de la batera en la que haban permanecido treinta dasbajo las bombas. Los soldados sacan los fulminantes a las bombas. Las mujeres acarreanagua a los bastiones para los soldados. Son muchos los muertos y heridos. Sacerdotes

    armados con cruces frecuentan los bastiones y cantan oraciones bajo el fuego. El da 24 hubo

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    en una brigada 160 heridos que se negaron a abandonar el frente. Admirable tiempo! Perodespus del 24 se han tranquilizado algo las mentes y el ambiente de Sebastopol esmagnfico. El adversario casi no dispara, y todos est convencidos de que no rendir laciudad, y es que ello es unposible. Hay tres suposiciones: o se lanza al asalto, o nos entretienecon trabajos falsos para cubrir la retirada, o se fortifica para pasar el invierno. Lo primero

    menos, y lo segundo es lo ms probable. No he conseguido entrar ni una sola voz en accin,pero doy gracias a Dios por haber visto a estos hombres y porque vivo en este gloriosotiempo. El bombardeo del da 5 quedar como la hazaa ms brillante y gloriosa no slo de lahistoria rusa, sino tambin de toda la historia universal. Sobre las 1.500 piezas de artillerabatieron la ciudad y slo no la obligaron a entregarse, sino que tampoco callaron ni a unveinteavo de nuestras bateras. Si, como me parece, en Rusia ven esta campaa en sentidonegativo, el futuro la colocar sobre de las dems; no olvides que nosotros, con fuerzasiguales y hasta menores, con simples bayonetas y con las peores tropas de nuestro ejrcito(como el 6. Cuerpo), luchamos con un enemigo muy numeroso, que tiene adems la flota,artillada con 3.000 piezas, esplndidamente armado con carabinas y cuenta con sus mejorestropas. No me refiero a la superioridad de sus generales. Tan slo nuestro ejrcito puede

    defenderse y vencer (pues acabaremos por vencer, seguro) en estas condiciones. Hay que vera los prisioneros franceses e ingleses (especialmente a los ltimos): si uno es gallardo, el otrotambin; y lo son tanto moral como fsicamente, brava gente. Los cosacos dicen que les dahasta pena atravesarlos con el sable; y al lado de ellos hay que ver a algn cazador nuestro:menguado de talla, piojoso y arrugado, por as decirlo. (...)

    A E. P KOVALIEVSKI

    Ysnaia Poliana, 1 de octubre de 1856

    Mi muy estimado Egor Petrovich:Desde hace tiempo vena pensando en usted e iba a escribirle, para lograr que se

    acuerde de m y exhortarle a decir algo; pero por la pereza unas veces v otras por losquehaceres, no llegu a hacerlo; ahora, a eso, se ha unido adems un ruego. No se alarme yvaya a creer que pido destino en alguna embajada, mi peticin es la siguiente: con este mismocorreo mando a Konstantinov el parte de excedencia; y, por favor, diga algo en elDepartamento de Inspeccin para que este asunto se resuelva lo antes posible; y si ve usted a

    mi queridsimo jefe, le dice que no retrase mi excedencia. Pues en una ocasin me disuadi;no vaya a hacer ahora lo mismo. Usted me conoce mejor, y, si viene al caso hablar con l deesto, le dice que no puedo esperar nada juicioso del servicio, y que sencillamente no soy aptopara l; por tanto, para qu enredarme. Y ocupaciones realmente tengo muchas, en las queeste ficticio empleo me cohibe a pesar de todo. Mis planes sobre los campesinos sujetos aservidumbre no han tenido xito hasta ahora, pero confo an en ellos y, quiz, haga, pues,pronto casi lo mismo que yo quera. No se ha logrado lo principal debido al convencimientosinceramente difundido entre la gente de que con motivo de la coronacin, y ahora del AoNuevo, habr para todos libertad con tierra y con toda la tierra. Nuestra mayor desgracia noes tanto que los nobles se hayan acostumbrado a hablar de la libertad a puertas cerradas y enfrancs, sino que hasta el gobierno secretea de tal manera que el pueblo espera la libertad,

    pero segn los datos que el mismo ha ideado. Teniendo la ms vaga idea de la propiedad de

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    la tierra y deseando apropirsela, el pueblo ha decidido que la emancipacin se har con todala tierra. Esa idea ha arraigado fuerte, y si sucede una masacre con nuestro humilde pueblo noser ms que el efecto de este desconocimiento de sus verdaderas relaciones con la tierra y suamo, mientras que el gobierno secretea con todas sus fuerzas y se imagina que eso es polticainterior, y coloca a los terratenientes en la situacin de personas que obstaculizan y ocultan

    del pueblo la gracia de la superioridad. Y acabar con que nos matarn. Como yo me heocupado del asunto en detalle y lo he visto en el anexo, me avergenza recordar lasestupideces que yo he dicho y odo en Mosc y en Petersburgo de todas las personasinteligentes sobre la emancipacin. Algn da se lo contar a usted todo y le mostrar larelacin de mis conversaciones con la asamblea. La cuestin no est planteada como suponenlos inteligentes:

    cmo resolverlo mejor? (pues nosotros queremos hacerlo mejor que en Inglaterra yFrancia), sino cmo resolverlo lo ms rpido posible? Las palabras dichas por el zar enMosc han dado la vuelta a todo el pas: se han grabado en la mente de todos a quienesafectan, terratenientes y siervos de la gleba, y se refieren a algo demasiado importante ymanido para que se pueda olvidar. Hay que decir que en el regimiento haba 4 bateras, y

    luego que haba 30 bateras, eso no importa; pero decir que hay que pensar en la libertad paraluego olvidarlo: eso no se puede.

    Y quisiera decirle el porqu necesito la excedencia. He estado muy, muy enfermo deinflamacin en el pecho, que se repiti dos veces; y la razn principal de la dolencia son lasafecciones del hgado, para los que me hace falta una cura termal. Este ao ya llego tarde,pero el prximo me hara falta tener de nuevo permiso, si no obtuviera la excedencia. A pesardel padecimiento y la enfermedad, he estado muy bien en la aldea estos tres meses. Y,enfdese usted o no, mi querido Egor Petrovich, que es maravilloso vivir en el mundo. Meocup de la hacienda de la caza y la naturaleza con un placer singular, y aun me parece queme enamor de una vecina, una muy gentil dama del lugar; y escrib Juventud, aunque, ha-blando con soberbia, estoy seguro de que lo hice mal y espero el juicio de un seor a quien sela he enviado y en el que tengo mucha confianza. Qu ha hecho usted? Ser cierto que estcada vez ms triste y disgustado por la actividad que le ha tocado en suerte, que siguetratando de ver lo malo para tener el orgulloso placer de indignarse y hasta de verse como undesalmado para indignarse algo tambin contra s y contra Dios: con qu fin os habr creado?Usted posiblemente se ve frecuentemente con los Bludovy, hgales llegar, en especial aAntonina Dmitrievna, mi sincero respeto y dgale que tampoco ella debe indignarse. Hedescubierto algo sorprendente (debo rayar en la simpleza, pues siempre que me viene algunaidea me alegro demasiado); he descubierto que la indignacin, la tendencia a fijarse de modopreferente en cuanto indigna, es un vicio y en concreto de nuestro siglo. Suele haber dos otres personas de veras indignadas, y cientos que aparentan estarlo y por ello se consideran con

    derecho a no participar en la vida. No hablo de usted ni de Bludova, pero en el crculoliterario hay muchos de nuestros amigos comunes que son as. Incluso cuando la persona estsinceramente indignada y sea tan infeliz que no haga ms que tropezarse con cosasindignantes, o bien, si el alma es fuerte, acta y corrige lo que te indigna, o estrllate tmismo; o bien, lo que es mucho ms sencillo y que yo trato de hacer, intencionadamentebusca todo lo ntegro y bueno, da la espalda a lo malo; y de veras, sin fingir, puede amarseenormemente muchas cosas no slo en Rusia, sino entre los taigueses. Pregunte a losBludovy dnde se hallan mis primas, de la rama Tolstoi; y si estn en Petersburgo, ruguelesde todo corazn que les den mis saludos.

    Presiento que esta carta es quiz absurda, pero -sea benvolo- no se disguste conmigopor ello, y contsteme aunque slo sean dos palabras. Yo no s, por cierto, escribir

    juiciosamente y, ante todo, sola romper mis cartas; pero ahora ya pienso -cmo no- que soyas. Entonces, que todos me conozcan cmo soy. Qu importa, mientras me tomen algo de

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    cario. Y confo en que usted me quiera siquiera un poco, ya que yo le quiero mucho y lerespeto.

    Suyo,CONDE L. TOLSTOI

    A V. V ARSENIEVA

    Mosc, 2 de noviembre de 1856

    Vine anoche, me acabo de levantar y veo con alegra que mi primer pensamiento espara vos y me pongo a escribiros, no para cumplir una promesa, sino porque lo quiero y meatrae. Vuestro favorito, el hombre simple durante todo el tiempo del camino rompi porentero la subordinacin, razonaba tales disparates y haca planes tan absurdos, aunquesugestivos, que yo empezaba a temerlo. Hasta quiso tomar el tren de vuelta, para regresar aSudakovo, deciros un cmulo de necedades y no volver a separarse jams de vos. Pero hacetiempo que me acostumbr a afrontar sus pensamientos y no darle importancia. Aunquecuando empez con los razonamientos, su amigo, el hombre bueno, al que vos no amis, sepuso tambin a argumentar y destroz al hombre simple. ste deca que es una estupidezarriesgar el futuro, ponerse a prueba y perder aunque slo sea un minuto de felicidad. "Puesno eres feliz cuando ests con ella, la miras, la escuchas y le hablas? -deca el hombre

    simple-, por qu te vas a privar de esa ventura, de la que quiz tengas un solo da, una solahora por delante; t ests hecho as y no puedes amar por mucho tiempo; y, a pesar de todo,ste es el amor ms fuerte que puedes experimentar, siempre que t te hayas dado a llibremente. Y, ;no es miserable de tu parte responder con ese sentimiento juicioso y fro a sulimpio y fiel amor?" Todo esto lo deca el hombre simple, pero el hombre bueno, si bien algodesconcertado al principio, replicaba como sigue: "Primero, mientes al decir que soy feliz conella; cierto, tengo el placer de orla y mirarle a los ojos, pero esto no es felicidad ni siquiera

    buen deleite, excusable en Morder, pero no en ti; adems, a veces hasta me es difcil larelacin con ella; y lo esencial, que no pierdo ninguna felicidad, como dices, me siento ahorafeliz con ella, aunque no la veo. De lo que t llamas mi fro sentimiento, te dir que es milveces ms intenso y mejor que el tuyo, a pesar de que yo lo contengo. T la quieres para tu

    felicidad, mientras que yo la quiero para la suya."De este modo razonaban, y el hombre bueno tiene mil veces razn. Amadle un poco. Si

    yo me entregase al sentimiento del hombre simple y al vuestro, yo s que de todo ello noresultara ms que un mes de felicidad desordenada. Yo me abandon a l ahora poco antesdel viaje y crea que me volva simple y descontento conmigo mismo; no supe deciros msque estpidas ternezas, de las que ahora me siento avergonzado. Para lo cual habr tiempo, yafortunado tiempo. Agradezco a Dios inspirarme la idea y apoyarme en la intencin de partir,ya que yo solo no lo hubiera hehco. Pienso que l me ha guiado para nuestra dicha comn. Esdispensable pensar en vos y sentir como el hombre simple, pero en m seria pecado e infamia.En vos amo ya la belleza, y slo comienzo a amar lo que es eterno y de valor siempre inesti-mable: el corazn y el alma vuestros. La belleza se puede conocer y amar en una hora y

    desamarla igual de rpido, pero el alma hay que conocerla. Creedme, no hay nada en el

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    mundo que salga bien sin trabajo: ni el amor, el ms natural y hermoso sentimiento.Perdonadme la torpe comparacin. Amar como ama el hombre simple es tocar una sonata sincomps, sin notas, con ayuda constante del pedal, aunque con sentimiento; noproporcionando con esto ni a s mismo ni a los otros verdadero deleite. Y para entregarse alsentimiento de la msica, para permitrselo uno, hay que contenerse antes, afanarse y trabajar,

    y os aseguro que no hay placer en la vida que se d tan sencillamente. Todo se adquiere contrabajo y privaciones. En cambio, cuanto ms duros son el trabajo y las privaciones, mayor esla recompensa. Y nos espera una gran labor: comprendernos el uno al otro y tenernos el unoal otro amor y respeto. Pensis acaso que si nos entregsemos al sentimiento del hombresimple nos entenderamos? Tal vez nos lo parecera, para acabar viendo luego un inmensoabismo, que ya no podramos llenar con nada, tras agotar la pasin en meras ternezas. Cornoun tesoro guardo el sentimiento, porque slo el puede unirnos de modo firme en todos loscriterios de la vida; y sin esto no hay amor. Y es as como espero muchsimo de nuestracorrespondencia, razonaremos con serenidad; yo ahondar en cada palabra vuestra, y voshaced lo mismo, y no dudo que nos comprenderemos. Hay para ello todas las condiciones:pasin y honestidad por ambas partes. Disputad, demostrad, enseadme, solicitad

    aclaraciones. Probablemente digis que tambin ahora nos comprendemos el uno al otro. Perono, nosotros slo tenemos confianza el uno en el otro (a veces, mirndoos reconocera que nohay nada ms bello en el mando que un vestido recamado de oro), pero todava no estoy deacuerdo en muchas cosas. Por el camino he repasado mil ideas, de cartas o dilogos. En lasiguiente os dir los planes en cuanto al modo de vida de los Jrapovitski; hablar luego devuestros parientes, de Kireievski, con el que vuestras relaciones me sean ms desagradablesque las de antao con Mortier, o Vergani y un milln de asuntos, que no son tan importantespor el modo de resolverlos como por la forma en que coincidamos al hablar de ellos.

    He soado con vos; Seriozha os turb por algo y de laturbacin os volvisteis pecosa y chata; me asust por ello y despert. Ahora dejo a

    vuestro antojo al hombre simple. Me acuerdo de algunos de nuestros dilogos inconclusos. 1)Cul es vuestra oracin peculiar? 2) Por qu me preguntasteis si me suelo despertar por lasnoches y recordar lo sucedido? Querais decir algo y no terminasteis. Os recuerdo con sin-gular agrado en tres aspectos: 1) al dar saltitos en el baile con cierta ingenuidad, en un mismositio, y manteneros erguida; 2) al hablar con voz suave y doliente, un tanto quejosa y 3) cmoa orillas del estanque Grumantski, ataviada con las enormes almadreas de punto de la tita,con aire de maldad tiris el anzuelo. El hombre simple siempre os imagina con especial amoren estos tres aspectos. No tendr Mlle. Vergani un retrato vuestro de ms, o no ser posiblerecogrselo a la tita? Deseara mucho tenerlo. Nada escribo de m, ya que todava no he vistoa nadie. Por favor, si vuestro estado de salud no es bueno, escribidme sobre l con detalle; losdos ltimos das parecais indispuesta. Si la gentilsima Zheniechika me escribiera algunas

    lneas sobre esto y en cuanto a vuestra disposicin de nimo, con su habitual sinceridad, mealegrara mucho. Por favor, pasead todos los das, haga el tiempo que haga. Esto os lo dir deperlas cualquier doctor, y llevad cors y poneos las medias vos misma y, en general, haced,en este orden, diversas mejoras con vuestra persona. No os desesperis por alcanzar laperfeccin. Pero todo esto son naderas. Lo importante es que vivis de manera que, al ir aacostaros, podis deciros: hoy hice 1) una buena obra a alguien, y 2) yo misina he llegado aser un poco mejor. Intentad, hacedme el favor, saber con anticipacin las tareas del da ycotnprobaros por la noche. Veris qu sereno y gran deleite es decirse cada da: hoy soymejor que ayer. He logrado hacer con exactitud un tresillo en cuarta, o he entendido ypercibido una buena obra de arte; o, an mejor, hice bien al prjimo y le impuls al amor deDios y a darle las gracias por su obra. Esto es un goce y para vos misma, y ahora sabis que

    hay un hombre que os arriar cada vez ms y ms, hasta lo infinito, por todo lo bueno que tanfcilinente podis lograr, sin ms que dominar la pereza y la apata.

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    Mi gentil dama, adis, el hombre simple os ama, si bien de modo simple, y el hombrebueno est del todo dispuesto a amaros con el ms intenso, dulce y eterno afecto. Respon-dedme extensamente, con la mayor franqueza y la mayor seriedad; recuerdos a los vuestros.Que Dios est con vos y nos ayude a entendernos y amarnos bien mutuamente. Y acabe comoacabe todo esto, siempre agradecer al Creador la verdadera felicidad que merced a vos vivo:

    de sentirme mejor, ms elevado y honesto. Dios quiera que vos pensis igual.

    A V. V ARSENIEVA

    Petersburgo, 9 de noviembre de 1856

    Me duele tanto pensar en la carta que ayer os envi, mi querida Valeria Vladimirovna,que no s por dnde comenzar hoy; y no me basta con pensar en vos, necesito escribieos. Osmando unos libros, intentad leerlos, empezando por los pequeos, por los cuentos, que sondeliciosos, y dadme vuestra sincera opinin. Sobre Nikolenka, an no he me ha sido posiblehacer nada y el libro se lo remito con el primer correo.

    Belavin es positivamente aqul mismo, un canalla redomado, y es una infamia pensarcon indiferencia en que va a obtener en matrimonio un estupendo partido. Decidme si la bodaes cierta y yo escribir entonces a la Lazarevicheva. En todo este tiempo slo he visto a losamigos literarios, entre los que siento cario por algunos; rehuyo de las amistades sociales yhasta ahora no he visto a nadie. Trabaj toda la tarde de hoy con Ivn lvnovich, por primeravez; y estoy muy contento de ello. Y para qu escribo de m, quiz bajo el influjo de aquella

    carta no slo alimentis un odio silencioso hacia m, sino que no alimentis absolutamentenada. Adems mando unos relatos de Turguenev, leedlos tambin, si no os resultan aburridos:de nuevo, a mi juicio, casi todos son deliciosos; pero vuestra opinin manddmela sin rodeos,por absurda que sea. Atrvete a equivocarte y soar!, dijo Sehiller. Eso es muy cierto, esnecesario equivocarse, pero con firmeza, decisin y osada, slo as llega uno a la verdad.Bueno, claro, esto es an no lo comprendis vos.

    Cmo es que no me escribs, aunque sean cartas tan abominables como las mas, porqu no me escribs? Kostienka no os ama, eso es cierto; mejor dicho, no es que no os ame, osestima en poco, aunque el galn vale la pena y ms de lo que yo pensaba. En l se ha habidoun gran cambio, los textos de la Sagrada Escritura no son una broma, y l ha comprendidorecientemente algo: hacer el bien es hermoso; acordaos de que yo os preguntaba con

    frecuencia. Y vos lo comprenderis, pero con el tiempo; pues -resulta triste decirlo- no hayotro modo de comprender esa gran verdad ms que padeciendo, y l lo ha hecho; y vos anno habis vivido, ni gozado, ni padecido, nicamente conocis la diversin y la tristeza.Algunos no llegan a conocer en la vida ni goces ni

    sufrimientos: morales, claro. Creo a menudo que vos sois de esa naturaleza, lo cual meproduce un horrible dolor. Decidme, si entendis claramente la pregunta, sois as o no? Entodo caso, sois por naturaleza sugestiva, cabalmente sugestiva, muy sugestiva. Por qu no meescribiris? Lo que yo quisiera contaros sobre la clase de vida de los Jrapovitski y no meatrevo sin que os hagis eco; especialmente, de la segunda carta. Pero, con la mano en elcorazn, pienso en vos mucho menos ahora y ms sereno que en los primeros das; sinembargo lo hago y, a pesar de todo, ms de lo que cre nunca que hara con una mujer.

    Contestadme en cada misiva, os lo ruego, y con cuanta sinceridad podis a la siguiente

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    pregunta: cunto y en cmo pensis en m? Este sentimiento tan especial que guardo porvos, y que jams sent por nadie, mrelo aqu: cada vez que tengo un disgusto o revs, grandeo pequeo, un desaire al amor propio y dems, en ese mismo instante me acuerdo de vos ypienso: "Todo esto es una nimiedad; pues tengo mi dama all, y lo dems nada importa."Grato sentimiento. Qu tal estis?, trabajis?, por favor, escribidme. No os riis de la

    palabra trabajar. De modo inteligente, til y con buen fin es cosa excelente el trabajar; porsimple bagatela que sea, sea cepillar un listn, hacer algo, en ello va implcita la primeracondicin de una vida moral, buena, y, por tanto, de la felicidad, que es: hoy he trabajado.Tengo la conciencia tranquila, siento cierta autosuficiencia, exenta de orgullo, y ello hace queme crea bueno. Hoy por nada del mundo os hubiera escrito una carta tan depravada como lade ayer; hoy siento amistad por todo el orbe y nimo hacia vos esa misma pasin que desearade igual modo alimentar todo un siglo. Ah, si comprendieseis y sintierais en lo hondo,padecerla como yo, ese convencimiento de que la felicidad posible, la nica verdadera, eternay sublime se debe a tres cosas: el trabajo, la abnegacin y el amor. Lo s en el alma, aunqueviva conforme a ella unas dos horas al ao, pero vos, con vuestra virtuosa naturaleza, osentregarais a esa conviccin como sois capaz de datos a las personas: a Mlle. Vergani, etc.

    Dos personas unidas por dicha conviccin, eso es ya el colmo de la felicidad. Por tanto,adis, esto no se demuestra con palabras, sino que lo inspira el Seor cuando llega la hora.Dios sea con usted, querida, de veras querida Valeria Vladimirovna. No s lo que hasta ahorame proporcionis ms: si sufrimientos morales o gozos. Pero soy tan simple en minutos comoste que os doy las gracias por ambas cosas.

    Quisiera recibir todos los das palabras vuestras. Pero si no sents el acicate, noescribis, mejor an: si no tenis ganas de hacerlo, escribidme slo esta frase: Hoy, da tal, nodeseo escribiros, y enviadla. Estar encantado.

    Por amor de Dios, no inventis vuestras cartas; ved que yo no lo hago, aunque podrahacer gala de ello ante vos; tal vez pensis que rehuyo el coqueteo, pero hacer alarde ante vosde honestidad y franqueza tendra que hacerlo; sobre rodo a vuestro favor: s de muchasmujeres ms inteligentes, aunque ms honestas que vos ninguna. Es ms: la excesivainteligencia es repulsiva, pero a la honestidad ms se la estima cuanto mayor y ms plena. Loveis, pues, con tal afn quiero amaros que hasta os enseo cmo habis de obligarme a que osame. El sentimiento principal que despertis en mi an no es amor realmente, sino un vivodeseo de amaros con todas mis fuerzas.

    Por Dios, escribid, entonces, lo antes posible, cuanto ms mejor, y cuanto msincoherente y, disforme, para mayor sinceridad.

    iMaravillosarnente se puede vivir en el mundo, cuando sesabe trabajar y amar, trabajar para quien se ama, y amar aquello en lo que se trabaja. A

    la fascinante Zheniechka la abrazo con toda mi alma. A sus hermanos menores de usted

    tambin un poco. A Olga Viadimirovna le estrecho la mano con sumo gusto.A Natalia Petrovna le dice que O. Turgueneva no se le ocurra casarse. En caso dedesear vos escribirme algo y no decidiros; entonces, por favor, insinuad de qu se trata. Pueshay que dilucidar con valenta todos los misterios. Yo planteo muchas preguntas, ydescorteses, pero nunca lo hacis vos.

    A V. V ARSENIEVA

    Petersburgo, 19 de noviembre, 1856

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    Gracias, querida, por contestar. Tres cartas he recibido y el retrato est a punto de

    llegar, pero no temis: nadie podr ver ni ver el retrato ni las cartas. Escribo ahora lasptima. Su ltima esquela me ha emocionado mucho, muchsimo, y siento vergenza por eldolor que os haya podido ocasionar. An as, es mejor que si ocultase en mi mismo la duda.

    Contestar por partes. Vuestra opinin de Kireievski es cierta, aunque no totalmente sincera:temis descifrar mi pensamiento, que consiste en que l es rico y usted pobre; el es vuestroto y padrino v por ello puede pensar que esperis dinero de l. Yo en vuestro lugar, decidirano recibir nunca nada de l, y entonces lo amara y, respetara ya, si l lo merece. Decs quepor una carta ma estis dispuesta a sacrificarlo todo. Dios nos libre de que vos pensis de esemodo, y sobra hablar de ello. Entre ese todo hay una virtud que no se puede sacrificar, no uncanalla como yo, sino por nada en el mundo. Pensad en ello. Sin respeto, por encima de todo,al bien no se puede vivir cumplidamente en el mundo. Vuestro hbito de despertaros por lasnoches es muy buena y entraable. Por qu os ha ensombrecido la comedia de Ostrovski?

    El apunte de Zheniechka es cruel. Es posible, de Hecho, que os alborotis como parallegar a las adivinaciones y similares absurdos? Evitad todos esos medios de excitacin

    y ms que ninguno la ociosidad. No (ligis que se est perdiendo un tiempo precioso.Ms bien lo estamos viviendo los dos y lo vivimos con tan sublime sentimiento, que Diosquiera que lo volvamos a vivir despus alguna vez. No pensis que nadie os habr de amar

    jams como os am vuestro padre. Merecis vos un amor intenso y grande y, por ello, lotendris. El mundo es as. No escribis de venir a Petersburgo ni hagis tal desatino; y si ossobra el dinero, id a vivir aunque slo sea un mes a Mosc; y luego, quiz, viajad tambin aPetersburgo.

    No creis que soy tan increble, me sorprendis con ello de modo horrible. Tampoco esun mrito ser inteligente; pero rengo el corazn destrozado por la duda, la desconfianza ydiversas maldades. De haber en mi algo que amar, tendr que ser si acaso mi honestidad en loque al sentiiniento se refiere. jams os he engaado ni os engaar. Vos sois otra cosa, convuestro carcter ingnito y fresco, no viciado por las dudas; si amis, pues amis, su odiis,pues odiis; mucho de lo que a mi me inquieta no lo entenderais, y yo nunca llegar a esaalteza de amor que vos podis alcanzar, siempre que no os forcis ni engais. Yo soy, portanto, quien debo sentirme indigno de vos, tortolita; y no vos de m. Ello se debe a ladiferencia de naestros caracteres, que ya no cambiar, y que si cambiara sera para peor, a esadiferencia temible para nuestro porvenir. Habr que resignarse y veremos con qu: yo, conque la mayor parte de mis inquietudes intelectuales, esenciales en mi vida, os sean extraas,pese a todo vuestro amor; vos os resignaris a nunca hallar en mi la plenitud de sentimientoque vos me daris. Pero a rachas mi sentimiento pueda ser tambin mucho ms fuerte que elvuestro, y el respeto y la grai itud por vuestro amor, mientras l exista, no decaern ni un

    instante. Slo puede unirnos de modo inquebrantable el amor justo por el bien, al que yo hellegado gracias al intelecto, y vos llegaris por el corazn. Lo creo as, aunque por otra partequiera Dios que todo sea corno vos lo sois caminando por la sala con las manos a laespalda. Mi fuerza, por la que vos me amis, es el intelecto; la vuestra, el corazn. Y ambascosas son buenas, e intentaremos fomentarlas con reciproca ayuda: vos me ensearis a amar,y yo os ensear a discurrir.

    Es posible eso de que vos entendis la necesidad de amor y trabajo en la vida, y no laabnegacin? Puede no ser el trabajo abnegacin? Y el amor? Vos misma decais en vuestrapenltima carta cmo me amis con egosmo. Si es cierto, entonces no me amis en absoluto.Amar para propio deleite es imposible, pues se ama para el gozo del otro. Est de msexplicaros lo que llevis dentro de vuestro excelente corazn. No dejis de escribirme acerca

    de vuestras ocupaciones y, con el mayor detalle, de lo que hayis ledo y tocado, y por cuntotiempo. No desaprovechis las tardes, hacedme ese favor. Concienciaos, ms que nada para

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    ensearon a vencer las malas inclinaciones y la pereza. Aqu me detuve y pens largamenteen vuestro carcter. Vuestro defecto pri-

    mordial es la flaqueza de nimo, y de ah vienen los otros defectos. Educad vuestrafuerza de voluntad. Combatid tenazmente vuestros malos hbitos. Es pesado ensear a unallolgazanilla, uno mismo tiene que obligarse a este respecto sin falta. Nada es posible, ni

    siquiera la felicidad, lo principal, es posible sin esfuerzo. Y saltar de alegra cuando leavuestros xitos en la educacin de s misma. Por Dios, pasead y no os acostis muy, tarde;cuidad vuestra salud. Zheniechka dice que vos adelgazis, eso no est bien. Casi conseguridad, en enero ir a veros. Quisiera, deseara llegar ahora a sa y no marcharme jamas,creedlo; porque yo nunca os miento en este sentido, ms bien en el opuesto. Hace unas tresnoches estuve en casa de O. A. Turgueneva, gentil muchacha, a la que sin querer hecomparado con otra joven que yo conozco. Pero qu?, hasta ahora no conozco a nadie mejorque esta otra joven; es mejor en s, y tiene el mejor corazn del mundo, y toca mejor; peroaquella muchacha es ms instruida, est ms desarrollada, quiere ms la poesa y la entiendemejor. Me pregunto sin cesar: estoy o no enamorado de vos, y me respondo: no, pero algo melleva hacia vos, da tras da me parece que habremos de convertirnos en seres ntimos y que

    ya sois mi mejor amiga.Por tanto tendrn que vivir los Jrapovitski. Poseen pocos medios, que requieren trabajo

    y vivir con espritu prctico, del que l carece completamente y ella posee escaso (siendomuy deseable que ella lo fomente), para que los Jrapovitski puedan vivir por cinco meses enla ciudad y siete en el campo, y honradamente, sea aqu o all. Los meses de invierno puedenpasarlos un ao en el extranjero y otro en Petersburgo, luego de nuevo en el extranjero y assucesivamente. Pero sin falta en Petersburgo o en el extranjero, para que ni el uno ni el otro

    vayan a la zaga de la poca y no se hagan provincianos, lo que es una cierta desventura.Y no ir a la zaga del siglo no en cuanto a saber qu sombreros y chalecos se llevan, sino desaber qu excelente nuevo libro ha salido, qu asunto inquieta a Europa, y no dedicarse acomprar y vender seres humanos y quitarles los carneros a los mujiks, cuando todo estudiantesabe ya que eso es detestable, etc. En la ciudad, en Petersburgo, sin alternar con el granmundo, los Jrapovitski pueden hacerse su pequeo circulo de amistades, escogidas, no entrela gente que trae el destino, slo y exclusivamente, a semejanza de los perros, sino entrepersonas inteligentes, cultas y buenas. Esto es en especial para la Sra. Jrapovitskaia, que porsu juventud le gustan mucho las nuevas amistades, sin exigirles nada, salvo que no sean ha-dulaques. El Sr. Jrapovitski, sin embargo, est convencido de que eso no es suficiente, sinoque procede ser cuanto ms precavidos mejor al elegir las amistades, pues no es desgraciatener amistad con un hombre vacuo, pero si la amistad es con treinta, aunque ellos no lehagan mal, slo con sus visitas e invitaciones le privan de la libertad de asueto y le envenenana uno la existencia. Y el Sr. Jrapovitski piensa que ni a l con la literatura y la gentil Sra.

    Jrapovitskaia, ni a la Sra. Jrapovitskaia con la msica y el Sr. Jrapovitski les va a ser aburridoestar solos en casa. Los Jrapovitski dedicarn todos sus medios, por mucho que stosaumenten, al lujo interno: a instalar los aposentos, a cuadros, a la msica, a los alimentos ybebidas, para que el hogar sea lo ms alegre, y sobre todo la Sra. Jrapovitskaia se ocupar deello.

    Los cnyuges se vern poco en la vida petersburguesa o fornea, ya que la vida desociedad y las ocupaciones los distraern a ambos; y por ello no se cansarn tan pronto unode otro; pero en el campo, donde tratarn de no ver ni una sola alma ajena, se cansarn el unodel otro. Aunque no habr sordo resentimiento, ya que tambin los dos aqu tendrn susquehaceres. Lo primordial es eso. El Sr. Jrapovitski conseguir su antiguo propsito, en elque la Sra. Jrapovitskaia seguro que le apoyar, de hacer cuanto ms felices pueda a sus

    campesinos; escribir; leer y estudiar y ensear a la Sra. Jrapovitskaia y la llamar"burbujita". La Sra. Jrapovitskaia practicar la msica y la lectura, y, compartiendo los planes

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    de su marido, le ayudar en la actividad principal del mismo. Me la imagino con aire depequea providencia para los labriegos, algn vestido de popelina y su cabecita negra yendoa verlos a las isbas y volviendo todos los das sabiendo que ha hecho una buena obra; ydespertar por las noches satisfecha de s y queriendo que arnanezca cuanto antes, para vivirde nuevo y hacer bien; por lo cual el Sr. Jrapovitski cada vez la adorar ms y ms.

    Retornarn despus a la ciudad, volvern a una vida moderada y bastante difcil, conprivaciones y molestias; pero, eso s, con la conciencia de que son personas buenas y hon-radas, que se aman mutuamente con toda su alma; y con excelentes amigos que sentirn porlos dos hondo cario, y cada uno con su ocupacin preferida. Y quiz ocurra en algunaocasin, en un viejo coche de punto, que volviendo de visitar a un modesto amigo, hayan depasar junto a alguna casa iluminada, en la que hay baile y se oye la orquesta de Strausstocando prodigiosos valses. Tal vez entonces la Sra. Jrapovitskaia suspire hondamente yquede pensativa; pero ella deber acostumbrarse, pues, a la idea de que ese placer jamsvolver a experimentarlo ya. En cambio la Sra. Jrapovitskaia puede tener la seguridad de queser raro, muy raro el caso, tal vez ni uno slo de los que ella envidia en este baile, nin

    guno haya experimentado sus deleites de clido amor y amistad, los encantos de la vida

    familiar, del amistoso crculo de personas queridas, del arte, y el deleite principal: laconciencia de que uno no vive en vano en el mundo, de que hace el bien y no tiene nada quereprocharse. Cada cual tiene sus deleites, pero los supremos concedidos al hombre son losdeleites del bien que uno hace, los del amor puro y los del arte.

    Cuando se elige ese camino, hace falta que los Jrapovitski crean firmemente en que esel mejor, y que no hay que marchar por ningn otro para que ambos se ayuden, detengan elpaso y se indiquen mutuamente los barrancos y con auxilio de la religin, que es gua, nuncase desven de l. Ya que cualquier paso en falso, har que no vuelva a alcanzarse la dichaperdida. Y hay muchos de esos pasos era falso: tanto la coquetera, que motiva desconfianza,celos y animosidad, como los celos sin causa; y la frivolidad, ruina del amor y de laconfianza; y el disimulo, que inspira recelo; y la ociosidad, que engendra el cansancio mutuo;y la fogosidad, por la cual se dicen el uno al otro cosas rayanas en la eterna chiquillada; y lainformalidad e inconsecuencia en los planes; y lo ms importante, la falta de sentido prctico,la negligencia, por la que se dan los malentendidos, se estropea la disposicin de nimo, sederrumban los planes, sucumbe la tranquilidad y nace la mutua repulsa: y se acab!

    Cierto, difcil camino; pero apasionante, y slo l conduce a la autntica felicidad; porello vale la pena actuar sobre uno mismo v eliminar todas las causas, antes subrayadas, deque seden pasos en falso. Y si es demasiado arduo, aconsejo a los Jrapovitski dirigirse delsiguiente modo: residir en Petersburgo, no en un cuarto piso, sino en un entresuelo,confeccionar treinta vestidos a la Sra. Jrapovitskaia, ir en carroza a todos los bailes, recibir encasa a todos los generales y oficiales ayudantes del zar y presumir de ello, y pasear en carroza

    por la Nievski. Que la seora coquetee y el seor juegue a los naipes, y luego, cargados deoprobio, huir de las deudas al campo, para terminar despus aborrecindose mutuamente.Resulta muy fcil, facilsimo, slo hay que dejarse llevar, ello va por s mismo; y,

    desviados del primer camino, a los Jrapovitski les resultar muy sencillo caer en eso. Eincluso caern sin falta, si se desvan, pues l de por s carece de sentido prctico y decarcter y tambin la seora. Pero qu fascinante y venturoso sueo es el primer camino! Siyo estuviese ahora con vos en Sudakovo, en el rinconcito del saln, os contara muchas,muchas cosas. Por lo dems, quiz vos misma comprendis el encanto de esta ilusin. Si esas, no olvidis una cosa -lo digo tras pensarlo seriamente y por experiencia-, no existetrmino medio, elegid uno: o con todo rigor el primero, repitindose cada da y cada minutoyo quiero marchar por este camino; o sin quererlo caeris en el segundo, en el remolino en

    que se enfangan noventa y nueve de cada cien.

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    Me ha llevado mucho esta carta, el ir pensndola, y son ya las dos de la madrugada. Dem os dir que estoy sano, y trabajo; en qu? eso an no despierta vuestro inters; veo a muypoca gente y sigo sin visitar a nadie ni lo har hasta el mes de diciembre. Hoy no tuve tiempopara retratarme. Maana ser. Adis, tortolita ma, valor, nimo, estudiad y queredme comohasta ahora; pero algo ms tranquila. Me siento muy feliz con la idea de que exists y me

    amis, que no s qu sera de m si de pronto me dijeran que ya no me queris. Por favor, nilo intentis. Un abrazo para Zhemechka, un apretn de manos a Olenka, besos a Natasha.Ivn Ivnovich estuvo ayer en Los hugonotes y no le gust mucho; Aliosha, por el contrario,la hall estupenda.

    A V. V. ARSENIEVA

    Petersburgo, 23 de noviembre de 1856

    Ahora mismo he recibido vuestra carta maravillosa, admirable y estupenda del 15 delpresente mes. Tortolita ma, no os enfadis conmigo por llamaros as en mis escritos. Esapalabra le cuadra tan bien al sentimiento que yo guardo por vos, justa y cabal: tortolita. Ycuntas veces hablando con vos quise llamaros as, justo as y no de otro modo. Esta cartatendr que ser breve, si no me dejo arrastrar; ya que tengo mucho que hacer, v me urgen, porlo que ya llevo varias noches en vela. Sabis que hemos firmado un acuerdo con"Sovremiennik" concedindole la exclusiva para la publicacin de mis obras a partir de 1857;pero yo haba prometido a Druzhinin y Kraievski enviarles algo para OtiechestmennieZapiski, y he de escribirlo antes del da uno de diciembre. Para Druzhinin ya he escrito, atrancas y barrancas, un pequeo relato, pero lo de Kraievski no anda bien; lo escrib, pero no

    estoy satisfecho, creo que tendr que rehacerlo, y no tengo tiempo ni humor, pero an astrabajo. He de cumplir mi palabra, y temo comprometer mi nombre literario; al que, loreconozco, tengo en mucha estima, casi tanto como a una dama que vos conocis. Mi nimoest fatal, estoy descontento de m mismo, y endemoniado con todo el mundo por

    haber dado palabra; deseo trabajar en lo antiguo y me repele; y, para mayor desgracia,acuden a mi mente ms ideas sobre obras que piden escribirse.

    Ese era mi estado al llegar vuestra ltima misiva, que me consol por entero. Dios seaplenamente con ellos, siempre que vos me amis y seis como yo deseo veros, es decir,admirable; y por la carta me ha parecido que vos me queris y empezis a ver la vida con msseriedad, amar el bien y hallar deleite en velar por s misma, e ir adelante por el camino de laperfeccin. Senda infinita que prosigue en el ms all, y nica por la que en esta vida seencuentra la felicidad. Que Dios os ayude, tortolita ma, id adelante; amad, y no slo a m,amadlo todo en este mundo del Seor: a la gente, la naturaleza, el arte y cuanto hay en l defascinante; y desarrollad vuestro intelecto, para as poder entender las cosas dignas de amoren el universo. El amor es el mvil y la felicidad esencial en el orbe. Pero, lo dir, aunque novenga a cuento para nada con nuestra conversacin; entonces tambin hay una magna causapor la que la mujer tiene que desarrollarse. Igual que el destino que la mujer tiene de seresposa, tambin ha de ser madre; y para ser madre, y no hembra reproductora (;comprendisvos la diferencia?), es necesario desarrollo. Sin enfadarse, tortolita ma (me causa un jbiloatroz llamaros as), por los consejos que os d.

    1) A menudo decs que vuestro amor es puro, elevado, etc. Creedme, alegar que mi

    amor es elevado, etc., es igual que declarar: tengo una nariz y unos ojos muy lindos. De esohay que dejarles juzgar a otros, y no uno mismo.

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    2) Por vuestra adicin al plan de vida de los Jrapovitski no est bien que queris viviren el campo y viajar a Tula. Lbrenos Dios! El campo ha de ser recogimiento y ocupacin,de los que yo escrib en la penltima carta, y nada ms; pero vos no soportaris una aldea as,y las amistades de Tula engendran el provincialismo, lo que es muy peligroso. LosJrapovitski se convertirn ambos en provincianos y se odiarn sordamente el uno al otro por

    as serlo. He visto ejemplos anlogos. Por ejemplo, yo mismo experiment una sordaaversin por mi nta debido a su provincialismo en lo esencial. Ah!, muy seora ma, losJrapovitski o no vern a nadie, o ser a la mejor sociedad de toda Rusia; es decir, la mejorsociedad no en el sentido de la gracia zarista y la riqueza, sino en el de la inteligencia y lacultura. Tendrn sus habitaciones en un cuarto piso, pero en ellas se reunirn los hombresms notables de Rusia. Dios nos libre de ser descorteses por ello con nuestros amigos yparientes de Tula, pero hay que alejarse de ellos, no los necesitamos; y ya hablamos de quelas relaciones con gente superflua son siempre perjudiciales.

    3) Oh! Erris al decir que tenis gusto. O sea, tal vez lo tengis, pero sin tino. Porejemplo, cierto tipo de galas como el sombrero azul celeste con flores blancas es precioso;ms le va bien a una seora que pasee en tiro de trotones con atelaje ingls y que entra en su

    escalera con espejos y camelias; pero en la conocida y modesta situacin de un cuarto piso,carruaje, etc., ese mismo complemento es ridculo; y de ser en el campo y en calesa, pues,sobra hablar. Luego hay cierto tipo de mujeres, casi del jaez de la Scherbachova e inclusomucho peor, que en ese modelo de elegancia de flores vistosas, perifollos deslumbrantes ytodo lo extico, mantos de armio, sacos frambuesas, etc., siempre la aventajarn, y vendr aser que os parecis a ellas. Y las doncellas y las mujeres que han vivido poco en las grandesciudades siempre se yerran en esto. Existe otro tipo de elegancia, modesta, que no quiere loextico y deslumbrante, y s es muy exigente en las menudencias, en los zapatos, los cuellos,los guantes, la limpieza de las uas, el esmero del peinado, etc.; que yo defiendo a muerte,siempre que no quite mucha atencin a cosas ms serias; y que no puede dejar de estimartoda persona amante de lo bello. La elegancia de los colores deslumbrantes y dems es andisculpable, aunque ridculo, en una joven de mal semblante; pero en vos, con vuestrohermoso rostro, no tendra perdn cometer ese error. Yo que vos tomara como regla propiapara vestir la sencillez, y en los mnimos detalles la ms rigurosa elegancia.

    Y 4) Vlgame Dios! Paseos por el patio que hay junto al saln!!! Pero eso noimportara riada, si vos soaseis aunque fuese en ir a estudiar msica a la Fbrica de Armasde Tula, y nada significara comparado con la arrebatadora sinceridad y el amor que emanande vuestras cartas. Por Dios, que mis observaciones no vayan a malograr vuestra mejorcualidad: la franqueza. De quin esta enamorada Olenka? No se puede decir? Eso es queella, mirndoos a vos, tambin se ha encaprichado de alguien. Adis, hasta maana. Herecibido un aviso por un rublo, debe ser el retrato; y espero que maana, cuando llegue a mis

    manos, no me haga entontecer, ponerme ms chiflado an de lo que ya estoy. An no me lohe hecho, por falta de tiempo. Tampoco tengo para escribir mucho, el hacroslo a vos es parami un verdadero deleite. Adis, torrolita ma, tortolita ma y otras veces tortolita: os enfadiso no; as queda, pues, escrito. Que el Seor sea con vos.

    24 de noviembre

    Acabado mi trabajo de hoy, tarea que me atormenta y de la que os escrib, abr un libroy le algo admirable: la Ifigenia

    de Goethe. Vos no terminis de entenderlo (ojal lo hagis con el tiempo), el indecibley enorme placer que uno experimenta cuando entiende y ama la poesa; pero se trata de que el

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    inmenso goce que yo he tenido, no s por qu me ha hecho recordaron, y quiero deciros:tortolita ma, y nada ms. Vuestro retrato no lo he recibido an; remito, pues, el mo, del queya hice entrega a Ivn Ivnovich. Se va a cumplir un mes desde que no os veo, y an piensoen vos casi igual, unas veces con desconfianza y animosidad, la mayor parte con necio amor.Aparte, no hago nada para probar mi sentimiento. Desde que part, mi vida es ms solitaria

    que en Ysnaia. Con el uno de diciembre me lanzar a todas las distracciones y ver lo quesucede. Despus os ver; aunque no del todo seguro, por las fiestas y no antes. Ahora yatrabajo por entero para los libritos de diciembre; mi empeo esencial -rehacer juventud- sigosin empezarlo, y me llevar todo diciembre. Habis ido a algn baile? No pensis ir aMosc a tomar algunas lecciones de Mortier? Ambas cosas son muy, pero que muynecesarias, y mil veces os aconsejo llevarlas a cabo. Os lo ruego, tortolita, hacedlo. Y lamsica? A menudo sueo con que al llegar al entraable Sudakovo, dentro de unas cincosemanas, y luego de hablar con vos al lado de la estufa, os sentaris al pianoforte y measombraris de repente con extraordinarios xitos. Si no os vence la pereza, podis hacerlo.Tortolita, adis, seora ma, estrecho vuestra gentil mano, Dios sea con vos. Quiz os escribamaana tambin. Escribidme, escribidme como antes; pero con ms detalles de vuestros

    quehaceres: qu leis, cmo y qu os satisface? Encantadora Zheniechka, Hua! Pindigashki,Huy!

    Enamorada Olenka, Oh!Viviremos mucho an en la amargura, Aguantando crueles pesares?Qu pensis vos? Creo yo que no mucho.Estoy acordndome: mi carta de ayer es una necedad, podra decirse que me vuelvo

    orgulloso en demasa.

    A V. V. ARSENIEVAPetersburgo, 7 de diciembre, 1856

    Tuve ayer dos cartas vuestras juntas, una del 1 de diciembre y otra del 29 de octubre, ylas dos las le repetidas veces. Estas epstolas, en las cuales me aconsejis viajar porAndaluca, y decs que debo amaros con vuestras debilidades y que mi camino lo puedeemprender una mujer de 14 o de 35 aos, etc., son cosas lindsimas. Si uno de los dosestuviera casado, o bien si vuestro padre no quisiera daros en matrimonio por nada delmundo; entonces (y no lo digo en broma, sino ante Dios) dara rienda suelta a mis

    sentimientos, me olvidara del pasado y del futuro; y con pasin, tanta que llegaseis adecirme: ms despacio!, me enamorara de vos. Pero entended bien esto; nuestro objetivo noes slo, pues, deleitarnos con el amor, para eso hay que abandonarse a los sentimientos y nopensar en nada. Nuestro fin, aparte de amar, es, pues, vivir unidos la vida entera y cumplirtodas las obligaciones que impone el matrimonio; y para ello hace mucha, muchsima faltaestar capacitado y sobreponerse, tanto antes como despus. Soy un egosta, he de admitirlo;pero llevo unos seis meses de lucha continuada conmigo mismo y por el cambio de miscostumbres preferidas; vos no lo sois, pero slo queris amar y deleitaros con ese bien, elmejor del mundo; sin hacer nada en absoluto por capacitaros para l; es ms, sin sacrificar elmenor goce. Pensis que yo no sabra hacer lo mismo en vuestro lugar, o sea tumbarme a labartola, complacerme con los mejores sentimientos del mundo, y all lo que venga luego,

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    "eso es cosa vuestra". Y a pesar de eso y a pesar de todo, sois sublime, excelente con vuestrahonestidad y ternura; que, si bien no estimo lo bastante, amo ms que nada en el mundo.

    Pensemos en el maana. Las labores de la hacienda, la msica, los mujiks y la lecturason simples consejos que os doy para que la vida os sea propicia; pero quiz encontris otrasms gratas; tal vez muchas no os agraden... Todo eso es cosa vuestra, podis ser una

    excelente seora jrapovitskaia, sin renunciar a los paseos en el patio del saln; aunque lamisin de Jrapovitski, que os ama y ha vivido ms, sea indicaron lo que da felicidad y nodejaros esperando, que sta os busque, y que cometis todos los errores en que l mismoincurri. Son slo consejos, porque el que ella lea o pasee por las tiendas no ser para l nimejor ni peor, sino para ella; pero ante el gran mundo la cosa cambia. Aqu s, a Jrapovitski leser peor, y mucho peor. Tendr que tener amistad con gente a la que no estima, que detesta yaborrece; tendr que perder el tiempo, cambiar su tipo de vida y abandonar lo que en l hayde mejor: sus ocupaciones. Imaginemos que Jrapovitski es egosta, pero l no ha exigido nadasimilar ni lo exigir de Dembitskaia. En muchas cosas llevis razn, al decir que no meincumbe "si se viste a la antigua", que pido una perfeccin imposible, planteo problemas acul ms difcil y asusto demasiado con los pasos en falso. A pesar de todo, es preferible no

    dejar de la mente ese camino y procurar no desviarse de el. Y el gran mundo, sea el que sea,incluso el de Tula, y ese camino son dos cosas incompatibles. El gran mundo esprobablemente un paso en falso en el fascinante camino. Y esto lo dir sabiendo lo que digoaun cuando por . ello me quemen. Pensad en todo esto con seriedad y, como siempre,escribidme sinceramente, mi admirable trtola. Imaginemos que queris ahora este sacrificiocomo una inmolacin, aunque estoy seguro de que si os son asequibles otros sublimesdeleites, dejaris de pensar en tal sacrificio y os reiris de ella.

    Con vuestra edad y formacin llevis razn al mirar a la vida como a un gratoesparcimiento; y yo la llevo de verla como trabajo, en el que suele haber momentos se sumodeleite; y si no sois una dama casquivana, tambin llegaris a lo mismo; pero cuntotardaris? Quiz cuando yo mire ya a la vida como a una carga (casi igual que la miraZheniechka). Y cmo quererse entonces con distintas opiniones sobre la vida? Podraamarse si yo estuviera casado, pero es imposible vivir juntos y no sufrir a cada instante.Entonces, o habris de afanaros y alcanzarme, o tendr que volver atrs para marchar juntos.Y no puedo volverme, pues s que ms adelante est lo mejor, ms radiante y feliz. Hacedloen caballo de correo, os ayudar tanto como pueda; os ser dificultoso, pero con qu amor,quietud y ventura (si esto os hace falta) andaremos nuestra senda hasta el final. Y hasta msall del camino habr igual felicidad, bonanza y amor.

    Por qu callis acerca de Dickens y Thackeray? Es que os han aburrido? Y quniera es esa de Notces sur les opras que habis ledo? Y por qu habis hecho amistadcon la gentil Sashenka? Qu dbil carcter tenis, seora ma! Nada hay en ella de anormal,

    y es estupendo que vos no os enojis con nadie, pero ese contacto no os har bien. Motivadopor ese vnculo arraigarn en vos las ideas y convicciones que luego habrn de salir con eltiempo. As que tanto ms difcil os ser desprenderos de ellas. Con el ltimo correo acabo deremitiros un libro primoroso, leedlo. En l tenis donde aprender a vivir. Se ven distintasopiniones sobre la vida y el amor, con las que puede no estarse de acuerdo, ni siquiera conuna, pero en cambio la propia se hace ms inteligente y clara. De nuevo estoy dandoconsejos; y que hacer, pues, sin ello no imagino mis relaciones con la persona a quien amo. Aveces tambin vos me aconsejis, y yo me alegro muchsimo cuando llevis razn. El amorest presente ah. Consiste en eso, no en besar las manos de mi "gatita" (hasta decirlo resultavil), sino en abrirse las almas, comparar los pensamientos de ambos, pensar unidos y sentir

    juntos. Tortolita, adis, estrecho vuestra mano. Un afectuoso abrazo para Zheniechka y los

    Pindigashki.

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    A V. P BOTKIN

    Pars, 5-6 de abril (24-25 de marzo) de 1857Querido Vasili Petrovich, no est bien el que usted se halle enfermo: temo que eche por

    tierra su plan de viaje al extranjero. Pero ya en Petersburgo cre, y me lo hace creer su carta,que no quiere viajar. No deje de venir, entraable y sabio amigo, se entiende que nosreuniramos; anso verle y charlar con usted. Sigo viviendo en Pars, va a hacer dos meses, yno preveo cundo esta urbe puede dejar de interesarme ni esta vida perder su encanto para m.Soy un total ignorante; y en ningn lugar lo he percibido con tanto como aqu. Por tanto,aunque slo sea por eso, ya puedo estar content y feliz de mi vida en sta; ms cuando medoy cuenta de que mi ignorancia no es irremediable. Luego, el deleite de las artes, el Louvre,Versalles, el conservatorio, los cuartetos, teatros y conferencias en el College de France y la

    Sorbona; y, ms que nada, la libertad social, de la que no tena en Rusia ni idea; todo ellohace que no antes de dos meses, del perodo en que comienzan los cursos de aguas, memarche de Pars o del pueblo cercano a la urbe en el que quiero instalarme en estos das. Alparecer, Turguenev padece realmente de espermatorrea, y seguir una cura de aguas, perotodava no ha decidido cundo ni adnde ir. Est afectadsimo. Y sufre moralmente comoslo puede hacerlo un hombre de su imaginacin. Desde hace bastante poco me he instaladode manera que trabaje varias horas al da. Srdido en extremo es el ambiente de Kizivetter, loque me enfra un poco, aunque a pesar de todo trabajo con mucho gusto.

    Eso lo escrib ayer, me interrumpieron y ahora sigo con humor harto diferente. Hoy mehe equivocado por ir a ver por la maana una ejecucin. Adems de que llevamos aqu dossemanas largas con un tiempo detestable y me siento bastante indispuesto, el malsimo estado

    de nervios en que estaba, y dicha exhibicin me ha causado tal impresin que me llevarmucho tiempo recuperarme. He presenciado demasiados horrores en la guerra y en elCucaso; pero aunque despedazasen a un hombre en mi presencia, nada habra sido tanodioso como este hbil y elegante ingenio, por el cual bast un instante para guillotinar a unhombre sano, fresco y vigoroso. All hay un deseo irracional, pero un sentimiento humano depasin, pero aqu se ha llevado hasta el refinamiento el sosiego y la comodidad en elasesinato y sin nada sublime. Un deseo insolente y salvaje de que se cumpla la justicia, la leyde Dios. La justicia que deciden los abogados, quienes basndose en el honor, la religin y laverdad opinan -cada cual a su manera- cosas distintas. Con iguales formalidades guillotinaronal rey, y a Chenier, y a los republicanos, y a los aristcratas, y (olvid su nombre) al seorque hace dos aos reconocieron inocente del asesinato por el que lo mataron. Y la multitud esdetestable, un padre explica a su hija lo ingenioso y cmodo que resulta el mecanismo conque se hace, y cosas as.

    Es un sinsentido la ley humana! De veras, el Estado no slo es una conjura para lacorrupcin de los ciudadanos. Y a pesar de todo los Estados existen y de un modelo tanimperfecto an. As las cosas, pasar al socialismo ellos no pueden. Por tanto, qu tendrnque hacer aquellos a los que esto les parece igual que a m? Hay otras personas, comoNapolen 111, a quienes -o porque sean ms inteligentes o ms necios que yo- todo lesparece claro en esta confusin, y piensan que en esta mentira el mal puede ser mayor o me-nor, y actan conforme a ello. Y magnfico, por cierto, hace falta gente as. Pues en estadetestable mentira yo no veo ms que el mal y la ignominia, y ni deseo ni puedo analizar dn-

    de hay ms y dnde menos. Entiendo las leyes morales, las de la tica y la religin, que noson obligatorias para nadie, guan adelante y prometen un futuro mejor; siento las leyes del

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    arte, que siempre dan felicidad; pero las polticas son para m tan detestable falsedad que noveo en ellas ni lo mejor ni lo peor. Eso he percibido, comprendido y reconocido hoy. Tal con-ciencia, aunque sea un poco, me compensa del agobio de la impresin. Ha habido aqu enestos das un sinfn de arrestos, se ha descubierto un complot, queran matar a Napolen en elteatro, de nuevo volvern a ejecutar en fecha prxima; pero yo, por cierto, a partir del da de

    hoy no slo no ir a presenciarlo jams, sino que nunca servir en ningn sitio a gobiernoalguno. Me gustara contarle todava de lo que . aqu veo, como por ejemplo, el club decantores populares de las afueras que suelo visitar los domingos. Con razn dijo Turguenevque en este pueblo no hay poesa. Hay una poesa: la de matiz poltico, algo que siempre hedetestado, y especialmente ahora. Por lo general, me gustan la vida y el pueblo francs, perono he hallado una sola persona sensata ni entre el pblico ni en sociedad. Adis, queridoVasili Petrovich, dispense lo absurdo de la carta, hoy estoy muy trastocado. Suyo,

    CONDE. L. TOLSTOI

    Mi direccin sigue siendo Rue de Rivoli, 206.

    A I. S. TURGUENEV(Sin remitir)

    Ginebra, 9 de abril (28 de marzo), 1857

    Mi querido Ivn Serguivich, por poco que sea he de escribirle, ya que he estadopensando en usted durante todo el trayecto. Anoche, seran las ocho, cuando tras el malditotren tom un asiento descubierto en la diligencia y vi el camino, la clara noche, todos lossonidos y aromas del viaje; como por encanto se fueron del todo mi angustia y enfermedad, omejor an, se tornaron en esa apacible y encantadora alegra que usted conoce. Hice muybien en abandonar esa Sodoma. Por Dios, vyase usted tambin adonde sea, pero en modoalguno lo haga en tren. El ferrocarril es para el viaje lo que el prostbulo para el amor: igualde cmodo, pero igual de inhumanamente maquinal y terriblemente montono. Part yalguien me hizo raya en la frente (advierta que me puse en marcha el 28 de nuestro estilo).Pas la noche entera, fascinante, de primavera y con luna, solo en la baca de la diligencia,caminando a travs de Suiza, y al llegar a Ginebra ya no encontr a las Tolstoi; y dej pasar la

    velada solo en mi cuarto, mirando a la noche de luna y al lago; luego abr un libro sin mirar, yresult ser el Evangelio, que aqu suele estar en todas las habitaciones. Ya ve que me sientoenormemente feliz, con lgrimas de felicidad, y advierto con alegra cmo en este estadopienso sin cesar en usted y le deseo la misma suerte e incluso otra mejor. En Sodoma hevivido mes y medio y mucho es ya el barro que se peg a mi alma: y dos muchachas, y laguillotina, y el ocio, y la trivialidad; usted es un hombre inmoral, aunque vive con msmoralidad que yo, pero tambin en usted hay muchas, muchas adherencias de estos seismeses, ajenas a su alma; de verdad, viaje en diligencia, o pernocte en la aldea, derrame sintemor cuantas lagrimas encierra dentro, y ver que le har bien, se sentir aliviado.

    Por favor, trate de enterarse de las relaciones que existen entre Orlov y la princesaLvova. Creo que nuestro deseo se cumple. Lleva razn usted, Orlov ser buen marido; pero si

    eso no se da, dgame francamente si podra ocurrir que una joven como ella me quisiera; es

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    decir, tal como yo lo entiendo, que no le resultara detestable y ridculo pensar que quierocasarme con ella. Tanto estoy seguro de lo imposible de esa rareza que el escribir me da risa.Pero si yo creyera en esa posibilidad, le demostrara que tambin yo soy capaz de amar.Usted se sonre irnicamente, sin remedio y con tristeza. A mi modo, pero soy capaz, lopresiento. Adis, entraable amigo, pero no trate de ajustar -se lo ruego- lo que ahora escribo

    a la idea general que usted se ha hecho de mi persona. Por eso es tan bueno el hombre, porque a veces no cabe esperar del mismo lo que con l sucede, y un viejo rocn cualquiera sedesboca en ocasiones, sale disparado y le echa arrestos; as es mi actual estado de inesperadoy raro, aunque sincero arrojo.

    Suyo,

    CONDE. L. TOLSTOI

    A A. A. TOISTAIA

    Ysnaia Poliana, 18 de agosto de 1857

    Querida abuelita:Os envo esta carta a Ostende, aunque creo que ya no os hallar all; y ahora, estando

    solo en la aldea y repasando sin querer mis recuerdos, veo que el recuerdo de vos es para m

    lo ms grato, serio y dulce de toda mi vida fornea, y deseo escribiros con toda el alma:haceros ms viva y cercana en mi pensamiento. Dicho esto, permanec sentado y pensandolargamente, no porque no supiera qu escribir, sino por querer deciros demasiadas cosas queno sern del gusto de vuestra modestia. Vos misma decs que los sentimientos adquieren en laaldea dimensiones enormes, y mi cario por vos se ha transformado aqu en un cariazo tandesmedido que, si hablo de l, me diris de nuevo, seguramente, que vivo eternamente entreparadojas. Bueno, y qu contestar a eso: sois una abuela prodigiosa, tanto ms que nadaqueris saber de ello; y en la gentil Alexandra Alexandrovna veis erudicin y una mentegenial, y en m descubrs bondad y otras bellas cualidades. Y lo ms asombroso, que esaincomprensible modestia se encuentra dnde, pues?: en la tina! Ciertamente, esto es muchoms increble que si el pepino en salmuera creciese en un rosal.

    Me top en Dresde con el gentilsimo Filemn con peluca gris en unin de Bvkidapara mi alegra y sorpresa, licenciada del Smolni, y fui con ellos hasta Petersburgo. Es deentender que muchas veces hemos murmurado de vos con estos gentiles amigos, y MijailIvnovich, haciendo flema, sola decir con perplejidad: cierto, admirable dama... y de pronto,bajo las canosas cejas, en sus sinceros ojos redondos asomaba algo parecido a lagrimitas. EnDresde encontr tambin a la princesa Lvova, de modo totalmente imprevisto. Estaba en unestado de nimo muy propicio para enamorarse: haba perdido al juego, estaba descontentoconmigo mismo y del todo ocioso (segn mi idea, el amor consiste en un deseo de alienacin,de ah que al igual que el sueo suela llegar con mayor frecuencia al hombre cuando ste estdescontento consigo mismo o es desgraciado). La princesa Lvova es bella, inteligente yhonesta por naturaleza; con toda mi alma hubiera deseado enamorarme y me entrevist con

    ella muchas veces, pero nada! Qu es esto? Qu monstruo hay en m? Algo debe faltarme,

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    por lo visto. Y creo que es fatuidad, aunque slo sea una poca. Podra decirse que la mayorparte de la gente que se enamora coincide as: se ven frecuentemente, coquetean y, al final, seconvencen de que estn mutuamente enamorados unos de otros; y luego ya, en pago al carioimaginado, empiezan a amarse ellos mismos. Pero cmo yo, observador atento en la mujercon que coincida del la cantidad de rechazo que en ella despierta mi persona, cmo, digo, yo

    mismo voy a entregarme a tan gentil ficcin? Y adems, que Dios guarde ese postre en laeternidad; ya est bien de preocuparse por los platos dulces, cuando uno tiene canas en lassienes. Gracias a Dios por haberme dado lo principal, es decir, la capacidad de amar; aunquevos lo tildis, quiz, de paradojas; pero as lo he decidido para mi persona. Mi salud y lastareas literarias me entretuvieron en Petersburgo toda una semana, a pesar de lo cual no fui aver a K. N., y es que me olvid por completo. En Rusia, esto est fatal. En Petersburgo, enMosc no hacen ms que gritar, indignarse y esperar algo; mientras que en el interior subsistede igual manera la barbarie patriarcal, la rapia y la arbitrariedad. Al llegar a Rusia, heluchado duramente con un sentimiento de aversin a la patria y es slo ahora cuandocomienzo a acostumbrarme a la continua tormenta que es el eterno clima de nuestra vida. Sque vos no estaris de acuerdo; pero qu le vamos a hacer, pues: gran amigo es Platn, pero

    mayor amigo es an la verdad, reza el proverbio. Tal vez si hubierais visto, como yo, en unasemana: una dama apaleando en la calle a su doncella; el jefe de puesto de la guardia ruralmandndome a decir que le enviase un carro de heno, de lo contrario no facilitar cdulalegal a mis hombres; un funcionario pegando ante mis propios ojos a un anciano de setentaaos, hasta casi matarlo, porque aqul se enganch al pasar; mi burgomaestre que, deseandomostrarse servicial conmigo, castig al jardinero a una paliza por andar de parranda y lomand descalzo a llevar el ganado al rastrojo, alegrndose de que el jardinero volviera conlos pies llenos de heridas; de haber visto todo eso y muchas otras cosas, entonces s mecreerais eso de que la vida en Rusia es trabajo sin fin y continuo y pugna con los propiossentimientos. Gracias a que hay salvacin: la esfera moral, el mundo de las artes y losafectos. Aqu nadie me molesta, ni el comisario ni el burgomaestre; estoy solo, alla elviento, hace fro, hay barro, pero yo interpreto a Beethoven con mis torpes dedos y viertolgrimas de enternecimiento; o leo la Ilada, o invento personas, mujeres, vivo con ellas,emborrono papel, o pienso -como hago ahora- en los seres que amo. Y hasta os veo ahoramucho ms clara y mejor que cualquier prncipe de Wurstemberg que haya puesto susequinos columbres en vos. Mi hermana est mejor de salud y con ms alegra que antes. Perono digo ms de ella o no acabar la carta. Con toda el alma beso vuestras manos y las de laabuela Liza, y para el bueno de Rebinder espero que tenga suerte, entereza de nimo yestrecho su mano de manera amistosa.

    El dinero os lo remitir a Petersburgo o como vos queris. Mi direccin: A Tula.Escribidme, aunque sea poco; pues ya sabis, ya sin bromas, que me alegro de vuestras cartas

    de todo corazn.

    A A. A. TOLSTAIA

    Ysnaia Poliana, 1 de mayo de 1858

    Me hallo bien, abuelita, recib tus cartas, y os deseo una feliz primavera. Pero, porfavor, no os contristis ni dejis lugar a pensamientos como los que se han deslizado en unade vuestras cartas. Vos resplandecis con la primavera; siempre la llevis en el alma, y por

    eso trasciende de vos; pero dirase que os quejis de algo, que algo motiva vuestrodescontento. Por favor os lo pido, o no me digis nada de lo que os entristece o decdmelo

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    todo. Tambin yo, fuera de toda broma, en los buenos instantes (cuando no me excedo en lodetestable) me tengo por sincero amigo vuestro, y sobre esta base me siento feliz y orgullosocuando os ponis a hablar conmigo como con un igual, como con alguien que no slorequiere ayuda, sino que tambin os puede servir de algo; aunque slo sea para escucharoscalladamente, con alegra y suma atencin. Cmo os hallis ahora de salud? Y dnde

    estis? Acaso en la urbe? Lleg la primavera, por muchas vueltas que le dio, por fin lleg.Ante nuestros mismos ojos se producen milagros. Cada da un nuevo milagro. Haba unarama seca, y de pronto con hojas. Dios sabe de dnde desde all abajo, del interior de latierra, crecen unos entes verdes, amarillos, azules. Ciertos animales, como azogados, vuelande mata en mata y, por algn motivo, trinan con todas sus fuerzas, y a las mil maravillas.Hasta en este instante bajo la propia ventana, se desgaitan dos ruiseores. Experimento conellos, y podis imaginaros que he logrado llamarlos al pie de la ventana tocando sextas alpianoforte. Lo descubr por casualidad. Uno de estos das, segn mi costumbre, estabatecleando sonatas de Haydn y all hay sextas.

    De repente o en el patio y en la habitacin de la tita (que tiene un canario) silbidos,piadas y trinos al son de mis sextas. Ces yo, y cesaron ellos. Comenc, y ellos siguieron

    (eran dos ruiseores y un canario). Me pas unas tres horas en esta ocupacin, con el balcnabierto, la noche tibia, la ranas croando y el guarda en lo suyo: magnfico. Perdonadme si lacarta resulta algo rara. Lo reconozco, la primavera y la soledad me tienen un poquito fuera dem. Eso mismo os deseo con toda el alma. Suele haber momentos de felicidad ms intensosque stos; pero no hay dicha ms plena ni ms armnica.

    Y lnzate, animoso, prepotente,en este ocano vivificante.

    "Primavera" de Titchev, que siempre olvido en el invierno, pero a la que vuelvo,repitiendo lnea por lnea, sin proponrmelo, cuando llega dicha estacin.

    Estuve ayer en un bosque que acabo de comprar y estoy talando; en los abedules brotanall las hojas y cantan los ruiseores; y no quieren saber que ya no son del fisco, sino mos, yque los van a talar. Los talarn, y crecern de nuevo, y seguirn sin querer saber nada denadie. No s de qu modo transmitir este sentimiento; vergenza siente uno por la dignidadhumana y el arbitrio del que tanto blasonamos; el arbitrio de hacer realidad los rasgosimaginados y no tener derecho a cambiar ni un granito de arena en nada, ni en uno mismosiquiera. Todo tiene sus leyes, leyes que uno no entiende, pero que siente por todas partesesta brida, por todas partes ella est presente.

    Ahora dir algo sobre mi obrita Las tres muertes. Para nada la mira usted desde elpunto de vista cristiano. Mi idea era:murieron tres seres: una dama, un mujik y un rbol. La dama era miserable y despreciable,pues minti toda su vida y lo hace ante la muerte. Como ella lo comprende, el cristianismo nole soluciona el problema de la vida y la muerte. Para qu morir cuando se quiere vivir? Enlas promesas futuras del cristianismo ella cree con la imaginacin y el intelecto, pero todo suser se rebela, y no hay otro consuelo (a no ser el pseudocristiano); pero el lugar est ocupado.Ella era mezquina y miserable. El mujik expira tranquilo justo por no ser cristiano. Sureligin es otra; pero, segn la costumbre, tambin l vena cumpliendo los ritos cristianos; sureligin es la naturaleza, con la cual ha vivido. El mismo talaba los rboles, sembraba elcenteno y lo segaba, sacrificaba los carneros, y le nacan ms, y le nacan nios, y moran los

    ancianos; y l saba de esta ley, a la cual jams volvi la espalda como la dama, sino que lamir siempre de frente, cara a cara. Una bestia, decs, pero qu hay de malo una bestia? Una

  • 7/29/2019 Leon Tolstoi - Cartas

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    bestia es felicidad y hermosura, conformidad con todo el mundo, y no la discordia esa de ladama. El rbol muere serena, honrada y bellamente. Bellamente, ya que no miente, ni seexaspera, ni teme, ni lamenta. Tal es, pues, mi idea, con la que vos -se supone- no estis deacuerdo; pero que no se puede negar, pues la llevamos en el alma tanto vos como yo. Que laidea misma est expresada de modo detestable, en eso estoy de acuerdo con vos. Si no fuera

    as, hubieseis entendido con vuestro sutil sentido, y yo no habra escrito estas aclaraciones,que adems temo no os vayan a enojar y os obliguen a