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Virginia Woolf: la idea en busca de su abrigo COLIN WHITE ra que no se va a interrumpir hasta su muerte en 1941. Virginia Woolf, antes de ser narradora y novelista es crítica, es lectora. En el curso de su trabajo profesional como crítica lite- raria aprendió a leer, a leer de mane- ra sensata, a leer con generosidad y a emitir sus juicios con modestia en un lenguaje directo, sensato, y sobre todo lúcido. Y cuando comparamos la gran producción crítica de Virgi- nia Woolf con la de nosotros los aca- démicos, tenemos que reconocer que Virginia Woolf se logra comunicar con sus lectores de una manera que rara vez nosotros logramos. Lo im- portante aquí es que, para Virginia Woolf, leer un libro es como escu- char a sus amigos, la diferencia es que los contactos con los amigos son siempre momentáneos, fugaces, y el libro, en cambio, ofrece la posibili- dad de una cierta continuidad, pero, en esencia, el encuentro de Virginia Woolf con el texto es un encuentro EN VIRGINIA WOOLF, en sus novelas, no encontramos vidas claras, organi- zadas, que llevan un cierto rumbo cla- ramente delimitado. No es así. En la obra de Virginia Woolf vamos muchas veces de personaje en personaje; per- sonajes que experimentan, por mo- mentos, un encuentro con otra per- sona, con otro hombre, con otra mu- jer, con un niño, con un anciano. Pero estos encuentros siempre ocurren en una mente, en una conciencia que está invadida por memorias, que está no sólo consciente del momento del encuentro sino consciente de todo lo que la rodea que puede ser la natu- raleza misma; el ruido de la calle, las últimas noticias, el precio del queso. Todos esos detalles pueden estar pre- sentes en aquellos momentos en don- de uno de sus personajes entra en contacto con otro. Quizá no haya otro autor que ofrezca un espejo tan claro para sus lectores. Cuando entramos en el mundo de Virginia Woolf entra- mos en un mundo que es de noso- tros mismos. Es muy difícil comparar la vida de uno, la conciencia de nuestras propias vidas, con la vida de otros o la vida de personajes que encontra- mos en la narrativa. Nosotros en todo momento estamos conscientes de una dispersión mental que interrum- pe nuestra percepción del mundo que nos rodea. Esta idea, esta percep- ción de Virginia Woolf de sí misma tiene sus orígenes en su experiencia: la joven, la mujer que alcanzó la madurez en momentos muy difíciles y que tuvo una oportunidad casi úni- ca de ponerse en contacto, contac- tos, insisto otra vez, siempre fugaces, momentáneos e interrumpidos, con otras mentes privilegiadas. Virginia Woolf tiene su lugar por- que a los 23 años había iniciado su carrera como crítica. Publica su pri- mera reseña en 1904, una reseña anó- nima con la que empieza una carre-

las libertades universitarias Rectoría refrendó De la Facultad

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Periódico de la Facultad de Filosofía y Letras

Ciudad Universitaria Año III Número 23 Mayo de 2008

Distribución gratuita

♦De la Facultad

Rectoría refrendólas libertades universitarias

AMBROSIO VELASCO GÓMEZ(Director de la Facultad)

Las etiquetas de tabacosdurante el porfiriato

LAURA MAYAGOITIA PENAGOS

“Sin libertad,no habrá paz”

JUAN TRUJILLO LIMONES

Carta inéditade María Sten

a Andrés Henestrosa

Virginia Woolf: la idea en busca de su abrigoCOLIN WHITE

Pasa a la página 6

ra que no se va a interrumpir hasta su muerte en 1941. Virginia Woolf, antes de ser narradora y novelista es crítica, es lectora. En el curso de su trabajo profesional como crítica lite-raria aprendió a leer, a leer de mane-ra sensata, a leer con generosidad y a emitir sus juicios con modestia en un lenguaje directo, sensato, y sobre todo lúcido. Y cuando comparamos la gran producción crítica de Virgi-nia Woolf con la de nosotros los aca-démicos, tenemos que reconocer que Virginia Woolf se logra comunicar con sus lectores de una manera que rara vez nosotros logramos. Lo im-portante aquí es que, para Virginia Woolf, leer un libro es como escu-char a sus amigos, la diferencia es que los contactos con los amigos son siempre momentáneos, fugaces, y el libro, en cambio, ofrece la posibili-dad de una cierta continuidad, pero, en esencia, el encuentro de Virginia Woolf con el texto es un encuentro

del sujeto poético femeninoMICHAEL SCHUESSLER

(Profesor de la UAM-Cuajimalpa)

EN 2007 LOS LOGROS que tuvo la co-munidad de la Facultad son muyimportantes en los rubros del forta-lecimiento de la vida colegiada, desu planta docente, de la investiga-ción, la extensión académica, edu-cación continua, infraestructura ygestión administrativa, con lo cual seatendieron los lineamientos y obje-tivos del Plan de Desarrollo Institu-cional 2005-2009. Éstos se enfocanal mejoramiento y consolidación de

la docencia, la investigación, la crea-ción y la difusión de las disciplinashumanísticas y sociales que se culti-van en la Facultad...

Este año fue, por otro lado, muysignificativo para la Facultad y parala Universidad. Conmemoramos elquinto centenario del nacimiento deAlonso de la Veracruz, a quien con-sideramos fundador de nuestra Fa-cultad. Asimismo, se llevó a cabo conamplia participación de la comuni-

dad universitaria la designación deldoctor José Narro Robles como nue-vo rector de nuestra Universidad. Enlos momentos difíciles que reciente-mente han vivido la Facultad de Fi-losofía y Letras y la Universidad Na-cional Autónoma de México, a raízde las condenables acciones violen-tas que el gobierno y el ejército co-lombianos realizaron en territorioecuatoriano, que cortaron la vida detres de nuestros estudiantes e hirie-

ron a otra más, nuestro rector, elConsejo Universitario y todo el cuer-po directivo de la UNAM, al igual queel Consejo Técnico de la Facultad,defendieron con decisión e inteligen-cia a nuestros estudiantes, a los prin-cipios de nuestra Universidad y a losfundamentos y valores de toda socie-dad libre y democrática.

El 16 de abril, la Rectoría rechazóla actitud insensible y las declaracio-nes irresponsables y falsas del presi-

dente colombiano Álvaro Uribe, yrefrendó la defensa de las libertadesuniversitarias y en última instanciade las libertades democráticas y de ladignidad nacional. Estamos segu-ros de que con apoyo y solidaridad,podremos fortalecer a nuestra Univer-sidad y lograr que los rendimientosdel esfuerzo colectivo de la comuni-dad de la Facultad sean más fructífe-ros y valiosos para el bien de nuestrainstitución y de nuestra nación.♦

EN VIRGINIA WOOLF, en sus novelas,no encontramos vidas claras, organi-zadas, que llevan un cierto rumbo cla-ramente delimitado. No es así. En laobra de Virginia Woolf vamos muchasveces de personaje en personaje; per-sonajes que experimentan, por mo-mentos, un encuentro con otra per-sona, con otro hombre, con otra mu-jer, con un niño, con un anciano. Peroestos encuentros siempre ocurren en

una mente, en una conciencia queestá invadida por memorias, que estáno sólo consciente del momento delencuentro sino consciente de todo loque la rodea que puede ser la natu-raleza misma; el ruido de la calle, lasúltimas noticias, el precio del queso.Todos esos detalles pueden estar pre-sentes en aquellos momentos en don-de uno de sus personajes entra encontacto con otro.

Quizá no haya otro autor queofrezca un espejo tan claro para suslectores. Cuando entramos en elmundo de Virginia Woolf entra-mos en un mundo que es de noso-tros mismos.

Es muy difícil comparar la vidade uno, la conciencia de nuestraspropias vidas, con la vida de otros ola vida de personajes que encontra-mos en la narrativa. Nosotros en todo

momento estamos conscientes deuna dispersión mental que interrum-pe nuestra percepción del mundoque nos rodea. Esta idea, esta percep-ción de Virginia Woolf de sí mismatiene sus orígenes en su experiencia:la joven, la mujer que alcanzó lamadurez en momentos muy difícilesy que tuvo una oportunidad casi úni-ca de ponerse en contacto, contac-tos, insisto otra vez, siempre fugaces,momentáneos e interrumpidos, conotras mentes privilegiadas.

Virginia Woolf tiene su lugar por-que a los 23 años había iniciado sucarrera como crítica. Publica su pri-mera reseña en 1904, una reseña anó-nima con la que empieza una carre-

♦EditorialOrfandad

Página 2

Para Rosa Beltrán

UNA DE LAS más inusitadas, si no po-lémicas, figuras de la poesía mexi-cana de la segunda mitad del sigloXX fue Guadalupe Amor (1918-2000). La vida y obra de Guadalupe–“Pita” para sus amigos– ha estado,desde su primer libro de poesía,1 ro-deada de controversia: por una par-te el –si bien efímero– reconocimien-to de su talento literario, y por otra,el estigma como símbolo de deca-dencia y excentricidad generado porsu voluntad de no seguir los atavis-mos de la mujer en México: pecadoque hoy más que nunca pesa sobreella y su obra poética. En este senti-do, se podría objetar que Pita no per-tenece a un grupo de “olvidados” dela historia porque sí se le recuerda,al menos aquí en México, pero no

por su extensa obra lírica, sino porel personaje insólito y polémico queella misma inventó y dentro del cualquedó atrapada como un insecto em-balsamado en ámbar: ¿quién no lavio –ya anciana pero con largo esco-te y flores en la cabeza– asaltar consu bastón a los transeúntes de laZona Rosa o hacer pipí en la calle deLondres? Ésta es la imagen que seha preferido difundir en los medios,y el sketch semanal del ya finado pro-grama televisivo Desde Gayola lla-mado “El rincón de Pita Amor”, loilustra elocuentemente, si bien su“imitador”, un hombre disfrazado dePita, siempre incorpora algunos desus poemas como parte de su come-dia. De aquí se desprende que si al-guien ha perpetuado la memoria denuestra “Undécima –que no pési-ma– musa”, han sido los gays, quePita Amor / Foto: Michael Schuessler.

Mayo 2008 metate 3

con el escritor o escritora. Siempretrata a los autores cuyas obras rese-ña como si fuesen colegas y amigoscon quienes puede compartir, y de-sea compartir, intereses. Entonces sucrítica nunca es autoritaria, sinosiempre escrita en un tono de unamigo a otro amigo, en el tono dealguien que sabe que los dos com-parten un cierto interés común.

La influencia de la universidad escentral para Virginia Woolf; sin em-bargo, ella sólo pudo visitarla, ya queen ese entonces no la hubiera ad-mitido (sólo se admitieron mujeresa los títulos que llamamos aquí pro-fesionales en 1947 después de la Se-gunda Guerra Mundial). Pero la uni-versidad existe para Virginia Woolfen los amigos que habían salido deella. La presencia de la universidaden Virginia Woolf es una presencia dela universidad en el mundo, fuerade las aulas, fuera de los colegios. Ellano pudo experimentar la vida uni-versitaria pero sí sentir siempre, com-partir siempre, los intereses de aque-llos que se habían formado dentro delas aulas.

La manera en que Virginia Woolfemplea el término idea a veces pre-ocupa porque siempre habla en unlenguaje directo, un lenguaje sensa-to, evita a toda costa términos técni-cos, y menciono esto porque cuandohabla de sus ideas, las ideas en buscade su abrigo, está hablando de algoque no ha tomado forma todavía, queno se ha plasmado en algo real. Cuan-do habla de las ideas en busca de suabrigo, toma por analogía el caso delcaracol, el caso del ostión. El ostióny el caracol secretan sustancias queles permiten crear su casa propia. La

casa propia es importante para Vir-ginia Woolf, sus ideas requieren abri-go, requieren casa propia, ¿perocómo encontrarlo de manera preci-sa? Ella insiste en que no pudo enningún momento concebir sus nove-las como obras hechas, algo ya con-cluido. Reconoce que en el curso dela escritura es la idea que está bus-cando abrigo.

No quiero emplear el término“lenguaje poético”, aunque la tenta-ción de describir la narración de Vir-ginia Woolf en estos términos es di-fícil de resistir. Pero sí quiero insistiren que su prosa muchas veces tieneuna calidad que normalmente asocia-mos sólo con la poesía, después detodo hay una prueba muy sencillapara determinar cuando un poemaha llegado a ser perfecto y totalmen-te logrado. Tomen cualquier poema,un poema que ustedes admiren, queles importe mucho y tomen cualquierpalabra, traten de sacarla, y busquenotra que satisfaga las necesidades derima, métrica, lo que sea, según losesquemas que el poeta está emplean-do y vean si encuentran otra quepueda sustituir la palabra elegida porel poeta. Cuando hablamos de la granpoesía, esto es, normalmente, impo-sible. Es una prueba muy sencilla,aunque no la única, que no demues-tra infaliblemente que el poema esbueno, que es un gran poema, perosí todo gran poema puede sujetarsea esta prueba y pasarla. Curiosamen-te esto es lo que se puede hacer conla narrativa de Virginia Woolf. Es di-fícil, cuando uno lee a Virginia Woolf,

detenerse en una oración, detenerseen una frase y concebir la posibili-dad de otra palabra, de otra frase queserviría de una manera igual o me-jor. Resiste por lo tanto una lecturadelicada, una lectura profunda, comomuy pocos autores.

Si uno piensa en las característi-cas de la narración misma y la dife-rencia entre toda la tradición narra-tiva y la poesía, entonces uno –con-templando el caso de la obra de Vir-ginia Woolf– reconoce un méritomuy especial. Entonces VirginiaWoolf, que se formó intelectualmen-te y se formó como artista entre otrosartistas, entre filósofos, entre estudio-sos, encuentra sólo paulatinamentecierta independencia como autora,como novelista. Es ya por la décadade 1920 que Virginia Woolf empiezaa escribir con una nueva soltura. Elproceso de permitir que la idea en-cuentre su abrigo, encuentre la casaadecuada ya es un proceso que elladomina. Los críticos buscaban enella algo análogo a lo que habían en-contrado en las primeras obras deJoyce, por ejemplo. Había un interéspor parte de los críticos de confirmarque Virginia Woolf era una de estasnovelistas modernistas. Ella repudiala idea, insiste en que detrás de susnovelas no hay ningún concepto pre-vio, no hay ningún método, no hayningún enfoque determinado porintereses teóricos. En cada caso estábuscando abrigo para su idea. Regre-samos, ¿cuál es la idea? La idea quees nuestra condición, que es nuestravida, que reconoce que nuestra ex-

periencia constituye una especie decontinuo, que, sin embargo, sólopuede representarse mediante lasdiscontinuidades, para ella, el reco-nocer que nuestros contactos con elmundo y sobre todo con las perso-nas son fugaces, momentáneos y ja-más puros y claros. Ésta es la condi-ción humana hoy en día, o quizásiempre lo ha sido, aunque de eso elladuda, porque Virginia Woolf, escri-tora producto de la edad victoriana,mujer del mundo moderno, se en-contraba más feliz, más contenta,más satisfecha en compañía de losautores de los siglos XVII y XVIII. Cu-riosamente, muchos autores a los quemejor respondía, donde encontrabalas amistades más importantes paraella, eran autores extraordinariamen-te masculinos. ¿No es extraordina-rio que una mujer feminista, unamujer consciente de las limitacionesimpuestas en personas como ella,disfrutara de una novela como TomJones?

Hay una contradicción, hay unaparadoja, y una de las cosas que seobserva en Virginia Woolf es su inte-rés por los encuentros entre genera-ciones. Para Virginia Woolf, el pro-blema de estos encuentros es cómouna persona de una generación re-conoce e identifica la experienciade otro. ¿Cómo puede imaginar quela otra persona es producto de otrotipo de experiencia, de otro momen-to en ese proceso histórico? Cuandoleemos a Virginia Woolf tenemos esteencuentro con nosotros mismos enel sentido de que en cada momento,en cada página, entra un momentode memoria, una referencia a un pa-sado que quizá resulte ser, y quizá no,relevante al presente. Estas percep-ciones del pasado y estas memoriasno las controlamos, nos vienen, nosinterrumpen, y quizá tenemos que–si queremos ver la relación entre elpasado y el presente– detenernos yreflexionar. Pero no hay tiempo pa-ra reflexionar porque en ese momen-to quizá estamos involucrados en una

conversación, estamos con otras per-sonas y la memoria vino. Viene y seva. Y no podemos escapar de estaspresencias de este pasado en ningúnmomento del presente.

Quiero afirmar de nuevo unacosa, que, aunque nos es difícil jus-tificar, afirmar la importancia de laescritora, el hecho de que podamosencontrarnos a nosotros mismos ensus escritos representa un triunfo deella y de nosotros. Porque lo que Vir-ginia Woolf sabía es que aunque nole tocara cambiar el mundo, ella erauna persona que podía responderplenamente a la vida y encontrar ensus ideas –en esta actividad en la queles trataba de construir un abrigo– laposibilidad de lograr lo que sus ami-gos tanto anhelaban: la creación degentes verdaderamente civilizadas,capaces de verse a sí mismos en elespejo y responder con imaginacióne inteligencia a estos retos que pre-senta el mundo, retos que nosotros aveces no podemos reconocer en elmomento. Al fin y al cabo VirginiaWoolf importa si todos nosotros en-contramos en ella algo que nos per-mita actuar, vivir en este mundocomo personas civilizadas, personastolerantes, personas con suficienteimaginación para aceptar lo que nosrodea y aceptar las posibilidades decambiar todo lo que nos resulte in-tolerable.

Debo terminar pidiendo discul-pas. Pero quisiera disculparme en unsentido: me es muy difícil hablar deVirginia Woolf y sobre todo de estamanera. Antes se habló de que yo hetenido la suerte, la muy buena fortu-na de hablar de estas obras con cole-gas, con amigos, con estudiantes por-que Virginia Woolf es uno de esosautores que requiere cierta intimidad.Pero cuando menos he podido dartestimonio del afecto que siento porVirginia Woolf y testimonio tambiénde que para mí, no digo para el mun-do, pero para mí, Virginia Woolf esenormemente importante.♦

Virginia Woolf: la idea...

Virginia Woolf.

♦Punto de vistaGuerrero: memoria de la violencia

JUAN ERNESTO MORENO(Alumno del Colegio de Estudios Latinoamericanos)

EL PASADO 31 de marzo se llevó acabo una emboscada en el pobladode El Salto en el estado de Guerrero,en la que murieron cuatro agentesmunicipales (policías) y un civil.Ahora mismo, mientras escribo es-tas líneas, el ejército mexicano jun-to con la policía estatal y la AFI (másde 600 elementos) sobrevuela elárea, construye retenes, interrogaciudadanos y, a veces, los golpea yles roba para saber el paradero de lospresuntos integrantes del EPR o delERPI que, según ellos, son autoresdel atentado.

Que existan grupos guerrillerosen Guerrero es algo consabido; no esnoticia, ya desde Lucio Cabañas y elPartido de los Pobres se tiene unalarga tradición de subversión en laregión. Muchas son las explicacionessobre el origen de este fenómeno,provenientes todas ellas del más di-verso crisol político, desde guerrille-ros populares, hasta narcoterroristas.La historia de violencia en Guerreroes larga, contemporáneamente tam-bién; opresión, cacicazgos, resisten-cia, grupos guerrilleros, paramilita-res, presencia del ejército, violaciónde derechos humanos, desaparicio-nes, asesinatos y sublevaciones con-tra el régimen son recurrentes en estehermoso estado en donde también,se encuentran maravillas naturales,música y cultura.

La memoria de la violencia es yaun elemento cultural para extensas

regiones de Guerrero, violencia encontra de la población, violencia ha-cia el Estado, violencia que va de unlado a otro. Sin embargo, no es com-parable la violencia ejercida por el Es-tado, ésta siempre es mucho mayor,desproporcionada. Pero existe tam-bién un elemento que al parecer esomnipresente, inexorable, me refie-ro al olvido. La sociedad mexicana(por no hablar de la internacional)tiene mala memoria, no puede o noquiere recordar; un estado de afasiala controla cada vez que el tema re-currente de la violencia política enGuerrero salta a la palestra del deba-te, ¿será que no quiere ver la brunarealidad? ¿O simplemente no le im-porta que se torture, desaparezca yasesine a cientos de disidentes polí-ticos? Sin duda, para muchos ciuda-danos es un tema molesto.

En América Latina se vivió unproceso contemporáneo de transi-ción hacia regímenes más democrá-ticos desde experiencias autoritarias,varios fueron los resultados de estoseventos, entre los más importantestenemos la creación de comisiones in-vestigadoras de la violencia pasada.Uno de los pocos países en el conti-nente en donde nunca cuajó esta pro-puesta fue México. Durante la “gue-rra sucia”, en los setentas y ochentas,el Estado eliminó físicamente a mi-les de personas en nuestro país, lamayoría, en estados como Guerrero.Sin embargo, la sociedad como tal no

se ha lanzado como en Argentina oGuatemala a exigir una reconstruc-ción del pasado, al menos no paratraer a justicia a los responsables,sino para que se sepa ¿qué fue lo queocurrió?, ¿cómo fue?, ¿quiénes sonlos responsables?

En Perú, en donde la mayoría delos setenta mil asesinados durante laguerra interna provenían de regionespobres y con fuerte presencia indí-gena (como Guerrero y Chiapas), laComisión de la Verdad y la Reconci-liación llegó a la conclusión de quela sociedad peruana en su conjuntofue en gran medida responsable dela tragedia, ya que mientras la vio-lencia no alcanzara las grandes ciu-dades, una especie de apatía se apo-deró de los ciudadanos en lo que te-nía que ver con la violencia que azo-taba las provincias; es decir, no eranciudadanos de primera o segundaclase los que eran asesinados tantopor el ejército peruano (mandado porun gobierno democrático) como porlos grupos subversivos en la sierra;no eran doctores, jueces, abogados,etc., eran ciudadanos de quinta, conpoca o nula educación, pobres. Laviolencia política debe ser un temaque preocupe a la ciudadanía, máscuando se trata de algo tan recurren-te en regiones como Guerrero. Po-demos seguir negando el tema, perodeberíamos preguntarle a sociedadescomo la peruana: ¿qué riesgos con-lleva esta actitud?♦

Mayo 2008 metate 3

con el escritor o escritora. Siempretrata a los autores cuyas obras rese-ña como si fuesen colegas y amigoscon quienes puede compartir, y de-sea compartir, intereses. Entonces sucrítica nunca es autoritaria, sinosiempre escrita en un tono de unamigo a otro amigo, en el tono dealguien que sabe que los dos com-parten un cierto interés común.

La influencia de la universidad escentral para Virginia Woolf; sin em-bargo, ella sólo pudo visitarla, ya queen ese entonces no la hubiera ad-mitido (sólo se admitieron mujeresa los títulos que llamamos aquí pro-fesionales en 1947 después de la Se-gunda Guerra Mundial). Pero la uni-versidad existe para Virginia Woolfen los amigos que habían salido deella. La presencia de la universidaden Virginia Woolf es una presencia dela universidad en el mundo, fuerade las aulas, fuera de los colegios. Ellano pudo experimentar la vida uni-versitaria pero sí sentir siempre, com-partir siempre, los intereses de aque-llos que se habían formado dentro delas aulas.

La manera en que Virginia Woolfemplea el término idea a veces pre-ocupa porque siempre habla en unlenguaje directo, un lenguaje sensa-to, evita a toda costa términos técni-cos, y menciono esto porque cuandohabla de sus ideas, las ideas en buscade su abrigo, está hablando de algoque no ha tomado forma todavía, queno se ha plasmado en algo real. Cuan-do habla de las ideas en busca de suabrigo, toma por analogía el caso delcaracol, el caso del ostión. El ostióny el caracol secretan sustancias queles permiten crear su casa propia. La

casa propia es importante para Vir-ginia Woolf, sus ideas requieren abri-go, requieren casa propia, ¿perocómo encontrarlo de manera preci-sa? Ella insiste en que no pudo enningún momento concebir sus nove-las como obras hechas, algo ya con-cluido. Reconoce que en el curso dela escritura es la idea que está bus-cando abrigo.

No quiero emplear el término“lenguaje poético”, aunque la tenta-ción de describir la narración de Vir-ginia Woolf en estos términos es di-fícil de resistir. Pero sí quiero insistiren que su prosa muchas veces tieneuna calidad que normalmente asocia-mos sólo con la poesía, después detodo hay una prueba muy sencillapara determinar cuando un poemaha llegado a ser perfecto y totalmen-te logrado. Tomen cualquier poema,un poema que ustedes admiren, queles importe mucho y tomen cualquierpalabra, traten de sacarla, y busquenotra que satisfaga las necesidades derima, métrica, lo que sea, según losesquemas que el poeta está emplean-do y vean si encuentran otra quepueda sustituir la palabra elegida porel poeta. Cuando hablamos de la granpoesía, esto es, normalmente, impo-sible. Es una prueba muy sencilla,aunque no la única, que no demues-tra infaliblemente que el poema esbueno, que es un gran poema, perosí todo gran poema puede sujetarsea esta prueba y pasarla. Curiosamen-te esto es lo que se puede hacer conla narrativa de Virginia Woolf. Es di-fícil, cuando uno lee a Virginia Woolf,

detenerse en una oración, detenerseen una frase y concebir la posibili-dad de otra palabra, de otra frase queserviría de una manera igual o me-jor. Resiste por lo tanto una lecturadelicada, una lectura profunda, comomuy pocos autores.

Si uno piensa en las característi-cas de la narración misma y la dife-rencia entre toda la tradición narra-tiva y la poesía, entonces uno –con-templando el caso de la obra de Vir-ginia Woolf– reconoce un méritomuy especial. Entonces VirginiaWoolf, que se formó intelectualmen-te y se formó como artista entre otrosartistas, entre filósofos, entre estudio-sos, encuentra sólo paulatinamentecierta independencia como autora,como novelista. Es ya por la décadade 1920 que Virginia Woolf empiezaa escribir con una nueva soltura. Elproceso de permitir que la idea en-cuentre su abrigo, encuentre la casaadecuada ya es un proceso que elladomina. Los críticos buscaban enella algo análogo a lo que habían en-contrado en las primeras obras deJoyce, por ejemplo. Había un interéspor parte de los críticos de confirmarque Virginia Woolf era una de estasnovelistas modernistas. Ella repudiala idea, insiste en que detrás de susnovelas no hay ningún concepto pre-vio, no hay ningún método, no hayningún enfoque determinado porintereses teóricos. En cada caso estábuscando abrigo para su idea. Regre-samos, ¿cuál es la idea? La idea quees nuestra condición, que es nuestravida, que reconoce que nuestra ex-

periencia constituye una especie decontinuo, que, sin embargo, sólopuede representarse mediante lasdiscontinuidades, para ella, el reco-nocer que nuestros contactos con elmundo y sobre todo con las perso-nas son fugaces, momentáneos y ja-más puros y claros. Ésta es la condi-ción humana hoy en día, o quizásiempre lo ha sido, aunque de eso elladuda, porque Virginia Woolf, escri-tora producto de la edad victoriana,mujer del mundo moderno, se en-contraba más feliz, más contenta,más satisfecha en compañía de losautores de los siglos XVII y XVIII. Cu-riosamente, muchos autores a los quemejor respondía, donde encontrabalas amistades más importantes paraella, eran autores extraordinariamen-te masculinos. ¿No es extraordina-rio que una mujer feminista, unamujer consciente de las limitacionesimpuestas en personas como ella,disfrutara de una novela como TomJones?

Hay una contradicción, hay unaparadoja, y una de las cosas que seobserva en Virginia Woolf es su inte-rés por los encuentros entre genera-ciones. Para Virginia Woolf, el pro-blema de estos encuentros es cómouna persona de una generación re-conoce e identifica la experienciade otro. ¿Cómo puede imaginar quela otra persona es producto de otrotipo de experiencia, de otro momen-to en ese proceso histórico? Cuandoleemos a Virginia Woolf tenemos esteencuentro con nosotros mismos enel sentido de que en cada momento,en cada página, entra un momentode memoria, una referencia a un pa-sado que quizá resulte ser, y quizá no,relevante al presente. Estas percep-ciones del pasado y estas memoriasno las controlamos, nos vienen, nosinterrumpen, y quizá tenemos que–si queremos ver la relación entre elpasado y el presente– detenernos yreflexionar. Pero no hay tiempo pa-ra reflexionar porque en ese momen-to quizá estamos involucrados en una

conversación, estamos con otras per-sonas y la memoria vino. Viene y seva. Y no podemos escapar de estaspresencias de este pasado en ningúnmomento del presente.

Quiero afirmar de nuevo unacosa, que, aunque nos es difícil jus-tificar, afirmar la importancia de laescritora, el hecho de que podamosencontrarnos a nosotros mismos ensus escritos representa un triunfo deella y de nosotros. Porque lo que Vir-ginia Woolf sabía es que aunque nole tocara cambiar el mundo, ella erauna persona que podía responderplenamente a la vida y encontrar ensus ideas –en esta actividad en la queles trataba de construir un abrigo– laposibilidad de lograr lo que sus ami-gos tanto anhelaban: la creación degentes verdaderamente civilizadas,capaces de verse a sí mismos en elespejo y responder con imaginacióne inteligencia a estos retos que pre-senta el mundo, retos que nosotros aveces no podemos reconocer en elmomento. Al fin y al cabo VirginiaWoolf importa si todos nosotros en-contramos en ella algo que nos per-mita actuar, vivir en este mundocomo personas civilizadas, personastolerantes, personas con suficienteimaginación para aceptar lo que nosrodea y aceptar las posibilidades decambiar todo lo que nos resulte in-tolerable.

Debo terminar pidiendo discul-pas. Pero quisiera disculparme en unsentido: me es muy difícil hablar deVirginia Woolf y sobre todo de estamanera. Antes se habló de que yo hetenido la suerte, la muy buena fortu-na de hablar de estas obras con cole-gas, con amigos, con estudiantes por-que Virginia Woolf es uno de esosautores que requiere cierta intimidad.Pero cuando menos he podido dartestimonio del afecto que siento porVirginia Woolf y testimonio tambiénde que para mí, no digo para el mun-do, pero para mí, Virginia Woolf esenormemente importante.♦

Virginia Woolf: la idea...Viene de la página 1

Virginia Woolf.

♦Punto de vistaGuerrero: memoria de la violencia

JUAN ERNESTO MORENO(Alumno del Colegio de Estudios Latinoamericanos)

EL PASADO 31 de marzo se llevó acabo una emboscada en el pobladode El Salto en el estado de Guerrero,en la que murieron cuatro agentesmunicipales (policías) y un civil.Ahora mismo, mientras escribo es-tas líneas, el ejército mexicano jun-to con la policía estatal y la AFI (másde 600 elementos) sobrevuela elárea, construye retenes, interrogaciudadanos y, a veces, los golpea yles roba para saber el paradero de lospresuntos integrantes del EPR o delERPI que, según ellos, son autoresdel atentado.

Que existan grupos guerrillerosen Guerrero es algo consabido; no esnoticia, ya desde Lucio Cabañas y elPartido de los Pobres se tiene unalarga tradición de subversión en laregión. Muchas son las explicacionessobre el origen de este fenómeno,provenientes todas ellas del más di-verso crisol político, desde guerrille-ros populares, hasta narcoterroristas.La historia de violencia en Guerreroes larga, contemporáneamente tam-bién; opresión, cacicazgos, resisten-cia, grupos guerrilleros, paramilita-res, presencia del ejército, violaciónde derechos humanos, desaparicio-nes, asesinatos y sublevaciones con-tra el régimen son recurrentes en estehermoso estado en donde también,se encuentran maravillas naturales,música y cultura.

La memoria de la violencia es yaun elemento cultural para extensas

regiones de Guerrero, violencia encontra de la población, violencia ha-cia el Estado, violencia que va de unlado a otro. Sin embargo, no es com-parable la violencia ejercida por el Es-tado, ésta siempre es mucho mayor,desproporcionada. Pero existe tam-bién un elemento que al parecer esomnipresente, inexorable, me refie-ro al olvido. La sociedad mexicana(por no hablar de la internacional)tiene mala memoria, no puede o noquiere recordar; un estado de afasiala controla cada vez que el tema re-currente de la violencia política enGuerrero salta a la palestra del deba-te, ¿será que no quiere ver la brunarealidad? ¿O simplemente no le im-porta que se torture, desaparezca yasesine a cientos de disidentes polí-ticos? Sin duda, para muchos ciuda-danos es un tema molesto.

En América Latina se vivió unproceso contemporáneo de transi-ción hacia regímenes más democrá-ticos desde experiencias autoritarias,varios fueron los resultados de estoseventos, entre los más importantestenemos la creación de comisiones in-vestigadoras de la violencia pasada.Uno de los pocos países en el conti-nente en donde nunca cuajó esta pro-puesta fue México. Durante la “gue-rra sucia”, en los setentas y ochentas,el Estado eliminó físicamente a mi-les de personas en nuestro país, lamayoría, en estados como Guerrero.Sin embargo, la sociedad como tal no

se ha lanzado como en Argentina oGuatemala a exigir una reconstruc-ción del pasado, al menos no paratraer a justicia a los responsables,sino para que se sepa ¿qué fue lo queocurrió?, ¿cómo fue?, ¿quiénes sonlos responsables?

En Perú, en donde la mayoría delos setenta mil asesinados durante laguerra interna provenían de regionespobres y con fuerte presencia indí-gena (como Guerrero y Chiapas), laComisión de la Verdad y la Reconci-liación llegó a la conclusión de quela sociedad peruana en su conjuntofue en gran medida responsable dela tragedia, ya que mientras la vio-lencia no alcanzara las grandes ciu-dades, una especie de apatía se apo-deró de los ciudadanos en lo que te-nía que ver con la violencia que azo-taba las provincias; es decir, no eranciudadanos de primera o segundaclase los que eran asesinados tantopor el ejército peruano (mandado porun gobierno democrático) como porlos grupos subversivos en la sierra;no eran doctores, jueces, abogados,etc., eran ciudadanos de quinta, conpoca o nula educación, pobres. Laviolencia política debe ser un temaque preocupe a la ciudadanía, máscuando se trata de algo tan recurren-te en regiones como Guerrero. Po-demos seguir negando el tema, perodeberíamos preguntarle a sociedadescomo la peruana: ¿qué riesgos con-lleva esta actitud?♦