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LA POESÍA DEL GUIAR Y EL GUIAR DE LA POESÍA CAMINO A LA FORMACIÓN DE GUÍAS POÉTICOS Textos de participantes en un curso de”Las Coincidencias” Luis Weinstein

La Poesía del Guiar y el Guiar de la Poesía

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Camino a la formación de guía poéticos. Textos de participantes en un curso del centro de desarrollo humano "Las Coincidencias" de Isla Negra.Autor: Dr. Luis Weinstein C.

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LA POESÍA DEL GUIAR Y EL GUIAR DE LA POESÍA

CAMINO A LA FORMACIÓN DE GUÍAS POÉTICOS

Textos de participantes en un curso de”Las Coincidencias”

Luis Weinstein

A la memoria de Luis Lizama, un muy querido y respetado participante del curso de formación de guías poéticos, que nos

dejó enseñanzas profundas y perdurables.

Agradecimientos A Carmen y Luis , los editores, siempre atentos, siempre

entusiastas, comprometidos, siempre deseosos de promocionar nuevos autores, nuevas lecturas

A los participantes en nuestros once cursos anuales de formación de guías poéticos en Las Coincidencias, Isla Negra.

A las numerosas personas, grupos y redes que han participado y alentado el trabajo de Las Coincidencias

Índice Índice ....................................................................................................................................4

Introducción ..........................................................................................................................6

Las Propuestas de trabajo mensual .................................................................................11

¿ Cómo le explicarías los objetivos y contenidos del curso a un ecologista, a un profesional de la salud y a un educador, respectivamente? .............................................31

Imagina una conversación en que el tema sea el sentido de la poesía. Hay una persona que insiste en que no aporta nada al desarrollo personal y ala sociedad. Frente a eso, le arguyen en sentido contrario tres personas. Una , de una manera reflexiva, la segunda ,en un tono muy dialogal, la tercera le replica en una forma poética ................................38

¿Qué entiendes tú por “Viviendo la Poesía”? ....................................................................41

¿Cómo crees que fuiste acercándote a esa visión a lo largo de tu vida? ........................55

Escribe un poema en que un laberinto habla sobre sí mismo...........................................73

¿Cómo harías una presentación tuya de tipo existencial, sin acudir a características de tu identidad de pertenencia?..................................................................................................80

Escribe una síntesis acerca de cómo has ido avanzando en el auto conocimiento a lo largo de tu vida...................................................................................................................86

Escribe un cuento basado en algo que podía haber pasado en tu vida y que no ocurrió 89

¿Qué es para ti la meditación? ..........................................................................................97

Cómo relacionas la meditación con la reflexión, el diálogo, la imaginería y la vivencia poética ................................................................................................................................99

Refiere cuál es la coincidencia significativa que te ha ocurrido, o que conoces, que te ha impactado más. Explica por qué. .....................................................................................107

Imagina un encuentro entre cuatro personajes: el invierno, la primavera, el verano y el otoño. Describe a cada uno de ellos como si fueran seres humanos. Imagina una instancia de diálogo, con sentido poético, en que el invierno les pide alas otras estaciones que le expresen qué imagen tienen de él( o deella) y que ellos ( ellas ) le respondan. Imagina un segundo momento en que las otras ..........................................114

estaciones le solicitan al Invierno la imagden que tiene de de ellas ( el,los) y la contestación que hace él ( ella ). ...................................................................................115

Escribe un cuento basado en que Narciso encuentra en una playa las alas de Icaro....138

Pensando en los objetivos de curso , agrega libremente alguna otra contribución que te parezca conveniente ........................................................................................................149

Breve presentación de autores ........................................................................................209

Introducción Luis Weinstein

La poesía es la medicina trascendental Novalis La belleza es verdad y la verdad belleza. Eso es todo lo que sabemos y todo lo que necesitamos saber Keats Poéticamente vive el hombre Hölderlin Cambio, progreso y evolución ya no se confunden, ya no se identifican como sinónimos No es sólo la evidencia de que el cambio es terreno de evidencias, de medidas, de no difíciles consensos , en circunstancias de que el progreso y la evolución dependen mucho más de la índole de las miradas, de las ideas y valores, por ser mundos de naturales divergencias, vecinos al misterio, a veces extraviados de la familiaridad. Vivimos una época de rápidos cambios que parecen apuntar, paradojalmente, a una necesidad de visualizar, de enfatizar, de soñar y trabajar por un cauce, por un sentido de transformación diferente de las personas y de la cultura .La canción dice “ todo cambia”…pero hay un todo , el ser humano, la convivencia, el estilo de desarrollo, el lugar del ser humano en la tierra, el sentido de la vida, el paradigma básico…donde confluyen nostalgias, dudas , desánimos y búsquedas , donde se dan , en gran diversidad, las opciones por otro tipo , por otro nivel, por otra extensión, por una radicalidad en la transformación.

Es entonces cuando interviene la poesía, la permanente y la que siempre es diferente, nuestra respuesta al misterio y a al ser , al tiempo, al sufrimiento, a la muerte, al amor de ese preciso momento, quienes queremos ser y lo que somos en lo más profundo. Poesía, el origen de todo, el camino, lo que Novalis llamara nuestra salud trascendental En nuestra crisis de sentido , de paradigma, de momento en la evolución, en este tiempo de penuria del que hablaba Hölderlin, brota poesía como búsqueda de armonía con la naturaleza, como trabajo por los derechos, las responsabilidades , el conjunto de las necesidades humanas, como ciencia de la profundidad del átomo, de la vida , de la conciencia, como resurgir, más prístino, más abierto , de nuestra espiritualidad. En todos se siente el fulgor de la poesía, la multiversidad de un desarrollo a la escala humana, por la dignidad del ser finito, acosado embriagado, necesitado del infinito que quisiera acercarse ala condición de homo sapiens Entre las múltiples iniciativas que se integran, quieren , deben integrarse para ir en sinergia hacia una transformación del actual sentido común divorciado del diálogo, , de la naturaleza, ,de la justicia, de la trascendencia, emerge el litoral de la poesía donde al calor de la obra de grandes poetas, ciudadanas y ciudadanos van construyendo poesía en obras y en la vida. Allí nace en 1986 la red cultural comunitaria de Isla negra, allí empieza el trabajo de l Centro de Desarrollo Humano Las Coincidencias, en 1991, A contar de entones, en Las Coincidencias llevamos a cabo todos los años cursos llamados de Formación de Guías Poéticos, respaldados por la Universidad Bolivariana Tanto el nombre “Coincidencias”, como el de “Guías Poéticos” producen , en ocasiones cierta sorpresa y , a veces, irritación.Tocan las finas antenas del paradigma, del sentido común vigente, parecen dar una especie de remezón a la sensibilidad ahincada en el paradigma positivista La intención no es , por cierto, confrontacional, es de diálogo.De diálogo de persona a persona.De diálogo entre paradigmas De acuerdo al paradigma vigente, coincidimos en la medida que “incidimos “ juntos, nos encontramos en una plaza, vamos al mismo concierto, tenemos la misma opinión. Las coincidencias…son también de otros tipos. Decimos con pensamientos clásicos, actualizados por Abraham Maslow, que en una visión de salud coinciden los aparentemente opuestas como el juego y el trabajo, la vida y la muerte, la inmanencia y la trascendencia, la autonomía y la pertenencia… Hay otras coincidencias que se acompañan de un vivencia de apertura , de asombro. Nos cuesta incorporarlas al orden acostumbradas de las cosa. Las llamamos coincidencias significativas, sincronías, parte de un orden universal en que parece no operar la causalidad. En Las Coincidencias han ocurrido múltiples experiencias de esa índole. Vaya un ejemplo

La Coincidencias es un Centro de Desarrollo Humano situado en una parcela, hacia el interior de Isla Negra. Para facilitar los encuentros, los procesos de apertura, los aprendizajes, se ha ido creando un contexto amigable , poético, que invita a la confianza y a la apertura , al tú, al nosotros, al diálogo y a la meditación Hay plantas y hay caminos con nombres y citas de poetas. Los lugares de reunión se llaman Asombro, Encuentrito, Búsqueda , Confianza. Los caminos reciben nombres como Amistad,Antonio Machado, Aproximaciones al ser humano,Gabriela Mistral, Whitman… Los visitantes se encuentran con una casita para que jueguen los niños y con unas simpáticas llamas , grandes, lanudas, pacíficas, con una voz desconcertantemente suave. Amoríos entre estos animales amigos llevaron a que naciera un llamito que recibió el nombre de William Blake, poeta importante en la propuesta de Las Coincidencias. Ocurrió que llegó de visita una vecina y contó que ella tenía en su casa u prefrito ,al que también había puesto el nombre de William Blake. Una señora que asistía ala conversación, de sólido sentido común , protestó encarando a la dueña del perrito y al autor de estas líneas con una fuerte desautorización por tener una deformación elitista: ustedes son unos pedantes, póngale por lo menos William Shakespeare…a quien la gente conoce. Con esa preocupación , con la niebla culposa por el reproche, me dirijo en auto de vuelta a Santiago. Me detengo en u auto servicio para ir al b año. En el camino veo a una señora que tiene un perro,simplemente para mí un perro si ningún atributo especial. Si embargo, sin poder explicármelo , me encuentrito haciendo algo inaudito. Le pregunto a la señora como se llama el perro. La señora responde e inmediato, asertiva, orgullosa. Se llama William Shakespeare. No le puedo explicar mi expresión de asombro que hasta me hace olvidar mi propósito de ir al baño. Llego a Santiago y me encuentro con un e-mail del doctor Héctor Orrego, desde Toronto , Canadá, en que me cuenta de una experiencia muy angustiante , con riesgo de vida que le acaba de pasar,felizmente sin consecuencias. Para distraerlo, introduciendo otro código en nuestra comunicación, le cuento de este episodio de conjunción de Williams, e perros y de llamas. La contestación es inmediata e impresionante.: redoble de tambores: mi hijo acaba de dejar en casa un perro que se llama…William Blake Se da el asombro por las coincidencias significativas, el asombro por la ternura, por la belleza..por esta misteriosa condición de ser humanos, porque existe el ser… Suponemos que el estar cerca del asombro nos acerca al amor y al desapego, a la razón y a la intuición, ala imaginación, la analogía, la integración, la complejidad, la trascendencia Hemos visto que la poesía, la vivencia poética, dentro y fuera del poema , es un camino para ello Un estado, una creación, una forma de vivir vecina, en comunicación sin fronteras con la espiritualidad Un puente para la integración de la espiritualidad y su

mediación entre la contemplación y la acción, la afectividad y la razón…. el yo , los otros y lo otro. De allí los cursos de formación de guías poéticos en que intentamos reunir el diálogo, la reflexión, la imaginería, la meditación, el conocimiento de los aportes de poetas , de psicólogos humanistas y de tradiciones espirituales

Vivimos como si creyéramos en la religión de las cosas, los números , los humanos aislados en sacos de pieles , el mundo profanado en mensajes y construcciones furiosas ,de una avidez incontenible. El hechizo , ruidoso, secreta nombres como corazas vacías , calidad total , post modernidad,fin de las ideas , de la historia , del espíritu de utopía , de la fraternidad . En el fondo , nuestra lealtad es otra , Seguimos soñando , deteniendo el tiempo en miradas a los ojos , disfrutando del misterio insondable de las primeras sonrisas de los niños, indignándonos ante la injusticia , sufriendo con el dolor de los amigos . Si ponemos atención, meditando, dialogando, creando … reconocemos a esa guía entrañable . Es la poesía . Es el origen inefable de nuestra necesidad de sentido . Es el asombro , interpelándonos como un tú llamándonos al compañerismo existencial , a la armonía con la naturaleza , a examinar nuestro proyecto esencial , a sentir la dignidad de ser trabajadores de la vida.

La vida nos pide respuestas . A cada instante . En los momentos de reposadas planicies y en las pérdidas desgarradoras .Ahora hay un interrogante colectivo . Cómo detener esta grave dolencia , esta epidemia de pragmatismo , de indiferencia a los otros, de marcha demencial a la aniquilación de la vida, de lo más singular de lo conocido en el cosmos inmenso . Como cooperar al cambio de paradigmas. A asumir un desarrollo a escala humana . Los guías poéticos son personas sencillas . Hacen algo muy simple y muy profundo . Se abren . Escuchan como la poesía discurre, como transparencia con el sentir , como respuesta a unas preguntas cuyo sólo objetivo es despertar el amor por las posibilidades creativas , poéticas , de cada ser humano . Es el tiempo de escuchar esa voz que habló por Sócrates diciendo , diciéndonos , que una vida no examinada no merece ser vivida. Se podría decir “guía a tu prójimo como a ti mismo”. Por allí van estas respuestas , esta bella demostración de entrega al trabajo consigo mismo en la perspectiva de una vida más humanizada, más poética. , con sabor a democracia intensa , participativa , consciente y buceadora en la colaboración entre la razón y los valores , entre la necesidad de individualizarse y el sentido de ayuda mutua y de visión universal Estamos en la onceava versión de un curso de formación de guías poéticos.Muchos participantes han llevado a cabo publicaciones personales. En esta ocasión queremos

presentar un conjunto de textos en que colaboraren participantes de nuestro curso presencial , los lunes en Las Coincidencias y el curso a distancia que trabaja con el mismo programa mensual

Las Propuestas de trabajo mensual

Formación de Guías Poéticos

Las Coincidencias Curso VIVIENDO la POESÏA ( Abril 2007-Marzo 2008) Antecedentes 1) Se trata del Onceavo Curso anual de Formación de Guías Poéticos que se lleva a cabo en Las Coincidencias, Santa Luisa, Isla Negra, y el tercero que incorpora la alternativa de una versión de enseñanza “ a distancia”. Los cursos, con propósitos, metodología y marco referencial común, han tenido contenidos diferentes en términos de autores y de énfasis teóricos. 2) El Propósito general de los cursos es contribuir al desarrollo de una minoría crítica que favorezca el proceso de cambio cultural hacia un nuevo sentido común y una cotidianidad en que prime la solidaridad, la no violencia activa, la responsabilidad y los derechos humanos, la relación armónica con la naturaleza, la participación informada, el espíritu ecuménico y la apertura al desarrollo de conciencia 3) El marco referencial integra la orientación hacia el llamado nuevo paradigma cultural básico articulado con las ideas fuerzas de desarrollo a escala humana y salud integral,

combinado con un enfoque de desarrollo personal, a partir del ángulo de miras psicológico existencial, humanista y social apoyado en una visión amplia de la poesía y las vivencias poéticas que incluye y desborda el género literario respectivo 4) El supuesto es que la dimensión poética de la vida contribuye a un proyecto de vida centrado en el nuevo paradigma al facilitar la integración de los dos hemisferios cerebrales y, en el devenir diario, de lo racional y lo técnico con la apertura a la intuición, la sensibilidad, la imaginación, la metáfora, la belleza, el asombro, la tolerancia a la ambigüedad, el misterio… 5) Se trata , en suma, de un curso que cabe tanto en el terreno de la promoción de la salud como en una instancia educacional de índole formativa y en el ámbito de la llamada ecología integral. A pesar de los inevitables cruces de frontera, no es un espacio de psicoterapia, ni un taller literario, ni un curso académico sobre psicología del arte o epistemología. 6) Los objetivos del presente curso son que al final del mismo los participantes: a) Tengan internalizado el concepto de razón poética ( María Zambrano). b) Conozcan y tengan una visión crítica del libro “Viviendo la Poesía” c) Se encuentren familiarizados con los autores y en condiciones de convertirse en lectores de las obras de Rilke, Rimbaud y Shelley d) Posean una orientación personal sobre las bases y la práctica de la ecología del yo e) Conozcan las visiones sobre tipología de la personalidad del Eneagrama, de Jung, de Sheldon y de Schneider f ) Hayan escrito una Tesina que pudiera servir de material de apoyo a futuras instancias formativas de Las Coincidencias o de otras iniciativas de orientación similar g) Estén motivados para avanzar en el conocimiento de ellos mismos y, en particular, tengan conciencia del momento en que están en su desarrollo personal, en los nexos con las personas significativas, con los otros, en general, con el sentido común y sus alternativas, con el sentimiento poético, con la naturaleza, con la trascendencia… 7) La metodología integra la experiencia personal, la dinámica de grupo y el enfoque reflexivo . Procura aunar diversas formas de meditación e imaginería, la incentivación al desarrollo de la intuición y la capacidad de síntesis, la aceptación progresiva de la crítica constructiva y el abordaje de los conflictos, la comunicación profunda … con el trabajo de equipo la discusión conceptual y la lectura analítica 8) El responsable del curso es Luis Weinstein.Tel 2250056- Mail [email protected] 9) Requisitos generales de ingreso: no hay exigencias curriculares. Para las personas nuevas se solicita una entrevista personal o lo equivalente en correspondencia para

quienes opten por el curso a distancia y vivan fuera de la Región Metropolitana y la Quinta Región Horario curso presencial : Los Lunes de 15 a 17.30 Requisitos del Curso Presencial . 100% Asistencia o inasistencia justificada Participación constructiva Contestación de Cedularios Redacción de una Tesina Requisitos del Curso a Distancia Correspondencia mensual Comunicación en red Contestación de Cedularios Redacción de una Tesina A continuación va , a modo de referencia general, lo que se ha realizado hasta la fecha , que comprende, entre trabajo grupal, preguntas para la elaboración personal, propuesta de una metodología de desarrollo personal. Se dio una importancia especial al estudio del libro Viviendo la Poesía, texto colectivo co experiencias institucionales yn algunas figuras de la mitología clásica , conocimiento del Eneagrama y lectura de dos obras de Rilke, las Cartas a un Joven Poeta y Las Elegías del Duino Curso Guías Poéticos 2007-8

Viviendo la Poesía Abril 2007 Programa del Mes de Abril Introducción: Inicio de Lectura de “Viviendo la Poesía” y Algunos conceptos generales sobre desarrollo personal Preguntas para el Primer Cedulario I) Qué entiendes tú por “Viviendo la Poesía” 2)¿ Cómo crees que fuiste acercándote a esa visión a lo largo de tu vida?

3)Escribe una carta a por lo menos uno de los siguientes autores del libro Viviendo la Poesía : Anita Isla, al colectivo Creavisión, David Molineaux, Eduardo Yentzen, Fermín Estrella, Graciela Rubio, Grupo Crea Arte, dándole tu visión de lo que escriben en su artículo. Me envías la carta a mí y yo se la haré llegar a los respectivos autores. 4) Compara las distintas miradas de estos autores a la relación entre poesía y vida 5)¿ Qué asociación haces entre lo que escriben estos autores y la noción de guía poético? 6) ¿ Qué preguntas te surgen en el trabajo de contestar este cedulario? II) ¿ Cómo vives la ecología del yo? ¿ Qué es para ti la meditación? ¿ Cómo la relacionas con: la reflexión, el diálogo, la imaginería, la vivencia poética? Escribe un cuento basado en algo que podría haber pasado en tu vida y que no ocurrió. Curso Guías Poéticos 2007-8

Viviendo la Poesía Mayo 2007 Programa del Mes de Mayo Liniamientos a) Consolidación del trabajo de Abril b)Segunda parte del abordaje al libro” Viviendo la Poesía” c) Avance en el aprehender la visión del método de auto ayuda en salud integral

A) ¿Qué sentido tuvieron para ti las preguntas formuladas en el mes de Abril?¿ Cómo clasificarías las preguntas de acuerdo a tu reacción frente a ellas? ¿ Cómo explicarías a un grupo de adolescentes el significado que le atribuyes a la expresión “viviendo la poesía”? Escribe una propuesta de imaginería para un grupo de la tercera edad en que tu propósito sea ayudarlos a familiarizarse con la expresión ““viviendo la poesía Escribe una posible continuación deltexto de Eduardo Yentzen B) Escribe una carta a por lo menos uno de los siguientes autores del libro “Viviendo la Poesía”:Grupo sueños( una persona), Herman House, Jaime Hales, Jaime Valdivieso, Jorge Osorio, Juan Vicente Ortiz, Judith Ress, Lucy Fernández, entregándoles tu visión sobre lo que escriben en sus contribuciones al libro Escribe un poema en que integres contenidos de por lo menos tres de los autores arriba nombrados Apunta los posibles aportes a la noción de “guías poéticos” que percibas en los artículos de los autores trabajados en este mes Describe como vives la ecología del yo durante una semana de este mes ¿Cómo explicarías a un grupo de adolescentes los objetivos de llevar a cabo la imaginería de la figura sabia? Imagina una conversación en que el tema sea el sentido de la poesía. Hay una persona que insiste en que no aporta nada al desarrollo personal y a la sociedad. Frente a eso, le arguyen en sentido contrario tres personas. Una, de una manera reflexiva; la segunda, en un tono muy dialogal; la tercera le replica en una forma poética Observación: Se recuerda que se ha solicitado especialmente que cada integrante del curso “responda” a estos cuestionarios. Se trata de explicar, si viene al caso por qué no se contesta alguna ...muchas…o todas las preguntas.Es una forma de colaborar con el curso, no una exigencia escolar. Curso Guías Poéticos 2007-8

Viviendo la Poesía Junio 2007 PROGRAMA mes de JUNIO Lineamientos y sugerencias Consolidación del trabajo previo 1)¿ Cómo le explicarías los objetivos, contenidos del curso a un ecologista a un profesional de la salud y a un educador, respectivamente 2) Sintetiza el artículo de Juan Vicente Ortiz.¿Cómo transmitirías sus principales puntos de vista a un Sindicato de Pescadores 3) Escribe un cuento basado en que Narciso encuentra en una playa las alas de ICARO 4) Escribe un poema en que un laberinto habla sobre sí mismo Tercera parte del libro Viviendo la Poesía. Escribe una carta a uno de los autores de esta parte del libro( desde p 177 hasta el final) Escribe un posible díálogo entre estos autores acerca de lo que es para ellos la poesía C) Avances en el aprehender el método de auto ayuda en salud integral 1) Escribe una síntesis acerca de cómo has ido avanzando en el auto conocimiento a lo largo de tu vida 2) ¿Cómo harías una presentación tuya de tipo existencial, sin acudir a características de tu identidad de pertenencia? 3) Da siete ejemplos de reacciones “ angostantes”, propias de diferentes tipos de emociones que te haya tocado observar en ti o en otros cercanos. Curso Guías Poéticos 2007-8

Viviendo la Poesía Julio 2007 Programa mes de Julio I)Acercamiento al contexto A)Imagina un encuentro entre cuatro personajes: el invierno, la primavera, el verano y el otoño Describe a cada uno de ellos como si fuera un ser humano Imagina una instancia de diálogo , con sentido poético, en que el invierno les pide a las otras estaciones que le expresen qué imagen tienen de él.(o de ella) y que ellos( ellas ) le responden. Imagina un segundo momento en que las estaciones le solicitan al Invierno la imagen que tiene de ellas( ellos) y la contestación que hace ella ( él). 1) Refiere cuál es la coincidencia significativa que conoces que te ha impactado más.¿ Por qué? 2) ¿ Qué preguntas tienes acerca del lugar y el proyecto Las Coincidencias II)Marco referencial ¿Qué relación adviertes entre la noción de Vivir la Poseía y la idea fuerza de Ecología del Yo? ¿ Cómo asocias el Eneagrama con la concepción de Salud Integral? ¿Qué sentido tiene introducir temas de mitología en un curso de formación de Guías Poéticos? III Libro”Viviendo la Poesía”

A) Tipifica las visiones sobre la relación entre Poesía y Vida que aparecen en el libro B) Sugiere alguna experiencia que se describe en el libro que pudiera ser parte de un curso de formación de Guías Poéticos. ¿Cuál? ¿Por qué? ¿Cómo se podría enseñar? C) Indica otra experiencia que conozcas y no aparece en el libro que pudiera servir a ese mismo propósito lV Mitología Imagina una conversación sobre la “ salud del poder” entre Narciso, Icaro, Tántalo, Midas , Prometeo y Pasifae V ) Eneagrama ¿Qué tienes tú de perfeccionista, orgulloso y. O de vanidoso? (Tipos 1-2-3 del Eneagrama) Curso Guías Poéticos 2007-8

Viviendo la Poesía

Programa mes de Agosto

Colaboración en un libro colectivo sobre formación de guías poéticos. Selección de algunas preguntas de los meses anteriores Introducción Las sugerencias de trabajo para este mes tienen un doble objetivo. Por una parte, están orientadas a consolidar lo realizado hasta hora, repitiendo algunas preguntas y así dando tiempo y oportunidad tanto para ponerse al día como para profundizar en lo que ya ha sido objeto de preguntas y creaciones. Por otro lado, hacemos una invitación a participar en un segundo libro colectivo sobre poesía y vida, esta vez apuntando al tema de la formación para el hacerse cargo de la dimensión poética de la vida.

Es necesario especificar en cada respuesta si se está optando por participar del libro. Nos reservamos el derecho e insistir, hasta majaderamente, si estimamos que es importante que un texto entre en el libro y la autora o autor no lo ha estimado así Igual como en todas las sugerencias de trabajo mensual, no es necesario contestar todas las preguntas Hay un límite aproximado para el total de páginas por participante que es de 30 páginas tipo carta, letra 14((Arial) (negociable) Necesitamos que se envíen las colaboraciones a nuestro correo electrónico, con fecha tope el lunes 24 de septiembre. Para entonces, también requeriremos una breve presentación de cada colaboradora-dor(no más de 10 líneas). Buscaremos la forma de colaborar con quienes en el curso presencial no se manejan con el computador. Rogamos que se nos escriba en los próximos días planteando todos los interrogantes del caso. Se nos facilitaría la tarea si se nos fuera enviando las respuestas a medida que se las suponga terminadas. Las Preguntas escogidas 1)¿Qué entiendes tú por “Viviendo la Poesía”? 2)¿Cómo crees que fuiste acercándote a esa visión a lo largo de tu vida? 3¿Qué es para ti la meditación? 4¿Cómo la relacionas con: la reflexión, el diálogo, la imaginería, la vivencia poética? 5)Escribe un cuento basado en algo que podría haber pasado en tu vida y que no ocurrió. 6)Imagina un encuentro entre cuatro personajes: el invierno, la primavera, el verano y el otoño. Describe a cada uno de ellos como si fuera un ser humano. Imagina una instancia de diálogo , con sentido poético, en que el invierno les pide a las otras estaciones que le expresen qué imagen tienen de él.(o de ella) y que ellos (ellas ) le responden. Imagina un segundo momento en que las otras estaciones le solicitan al Invierno la imagen que tiene de ellas(ellos) y la contestación que hace ella ( él).

7) Refiere cuál es la coincidencia significativa que conoces que te ha impactado más. ¿ Por qué? 8)Imagina una conversación sobre la “ salud del poder” entre Narciso, Icaro, Tántalo, Midas , Prometeo y Pasifae 9) ¿ Cómo explicarías a un grupo de adolescentes el significado que le atribuyes a la expresión “viviendo la poesía”? 10)Escribe una propuesta de imaginería para un grupo de la tercera edad en que tu propósito sea ayudarlos a familiarizarse con la expresión ““viviendo la poesía 11)¿Cómo explicarías a un grupo de adolescentes los objetivos de llevar a cabo la imaginería de la figura sabia? 12) Imagina una conversación en que el tema sea el sentido de la poesía. Hay una persona que insiste en que no aporta nada al desarrollo personal y a la sociedad. Frente a eso, le arguyen en sentido contrario tres personas. Una, de una manera reflexiva; la segunda, en un tono muy dialogal; la tercera le replica en una forma poética 13)¿ Cómo le explicarías los objetivos, contenidos del curso a un ecologista a un profesional de la salud y a un educador, respectivamente 14) Escribe un cuento basado en que Narciso encuentra en una playa las alas de ICARO 15) Escribe un poema en que un laberinto habla sobre sí mismo 16) Escribe una síntesis acerca de cómo has ido avanzando en el auto conocimiento a lo largo de tu vida 17) ¿Cómo harías una presentación tuya de tipo existencial, sin acudir a características de tu identidad de pertenencia? 18) Pensando en los objetivos del curso, agrega libremente alguna otra contribución que te parezca conveniente .

Onceavo curso de GUIAS POETICOS Las Coincidencias

Propuestas para Septiembre A Colaboración para el libro colectivo sobre el guiar poético. Se solicita enviar adjuntos separados con las respuestas a cada pregunta. El título de cada adjunto debe tener el nombre del autor y el número de la pregunta

Se trata de 17 temas que corresponden a propuestas de trabajo mensual anteriores y de la posibilidad de incluir un tema libre…con alguna conexión con la propuesta del guiar poético. Los trabajos deben venir en una sola columna, letras 14, arial tamaño carta, títulos a letra 18 y subtítulos con letra 16, que puede ser una respuesta a una pregunta no incluida en el proyecto de libro Se puede escribir sobre todas o sólo algunos de los temas propuestos. Hay un límite de 30 páginas para el total de la colaboración de cada persona. Se solicita una presentación de cada autor, hecha en forma lo más libre posible, de no más de 10 líneas Repetimos las preguntas ¿Qué entiendes tú por ” viviendo la poesía” ¿ Cómo crees que fuiste acercándote a esa visión a lo largo de tu vida? ¿ Qué es para ti la meditación? ¿Cómo la relacionas con: la reflexión, el diálogo, la imaginería, la vivencia poética? Escribe un cuento basado en algo que podría haber pasado en tu vida y que no ocurrió. Imagina un encuentro entre cuatro personajes : el invierno, la primavera, el verano y el otoño Describe a cada uno de ellos como si fuera un ser humano. Imagina una instancia de diálogo, con sentido poético, en que el invierno les pide a las otras estaciones que le expresen qué imagen tienen de él( o de ella). Y que ellos ( ellas ) le responden Imagina un segundo momento en que las otras estaciones le solicitan al invierno les diga qué imagen tiene de ellas ( ellos ) y la contestación que hacen ellas ( ellos) Refiere cuál es la coincidencia significativa que conoces que te ha impactado más. ¿ Por qué? Imagina una conversación sobre la “salud del poder” entre Narciso, Ïcaro, Tántalo, Midas, Prometeo y Pasifae. ¿Cómo explicarías a un grupo de adolescentes el significado que le atribuyes ala expresión “ viviendo la poesía”? 10)Escribe una propuesta de imaginería para un grupo de la tercera edad en que tu propósito sea ayudarlos a familiarizarse con la expresión ““viviendo la poesía”

11¿ Cómo explicarías a un grupo de adolescentes los objetivos de llevar a cabo la imaginería de la figura sabia? 12) Imagina una conversación en que el tema sea el sentido de la poesía. Hay una persona que insiste en que no aporta nada al desarrollo personal y a la sociedad. Frente a eso le arguyen en sentido contrario tres personas. Una de una manera reflexiva, la segunda en un tono muy dialogal, la tercera le replica en una forma poética. 13) ¿Como le explicarías los objetivos y contenidos del curso a un ecologista, a un profesional de la salud y a un educador, respectivamente? 14) Escribe un cuento basado en que Narciso encuentra en una playa las alas de Ïcaro 15) Escribe un poema en que un laberinto habla sobre sí mismo 16 ) Escribe una síntesis acerca de cómo has ido avanzando en el auto conocimiento a lo largo de tu vida 17) ¿Cómo harías una presentación tuya de tipo existencial, sin acudir alas características de tu identidad de pertenencia? 18) Pensando en los objetivos del curso, agrega libremente alguna otra contribución que te parezca conveniente. B) Nuevas Preguntas( Pueden ser presentadas para el libro) 1) Escribe una posible conversación entre 9 personas que sean representativas de los 9 tipos del Eneagrama, en que discutan acerca del significado y el valor de la dimensión poética de la vida 2) Imagínate que, al modo de las” Cartas a un joven poeta”, tu has escrito una carta a Rilke , que el te contesta y tu le vuelves a escribir. ¿ Cómo podrían ser esa tres cartas?,

Onceavo curso de GUIAS POETICOS Las Coincidencias Propuesta de Trabajo para Octubre Colaboración para el libro colectivo sobre el guiar poético

En atención a la timidez de algunas y algunos y a la necesidad de morigerar el impulso arrollador a escribir de otros y otras, tomando en cuenta que ya era imposible esperar que el libro estuviera listo para la Feria de fines de este mes, se optó por ampliar el plazo de recepción de textos hasta el domingo 4 de noviembre. En esa fecha sabremos , en definitiva, si se está en condiciones de poner todo en un solo libro o habrá que hacer más de una publicación Rogamos , y hasta imploramos, que no se nos envíe más de una versión de cada texto , que no tengamos que leer mensajes del tipo de “ cámbiame ese párrafo”, “ponme esta contribución en vez de aquella”.... La edición de estos libros colectivos es una prueba de paciencia, que es mejor sobrellevar antes del período de la vida en que empiezan a fallecer las neuronas y se hace muy difícil manejar las tecnologías…”pero a lo hecho , pecho…” Las y los que no lo han hecho, por favor enviar su presentación personal. No más de unas 5 líneas. Algo abierto en que hasta cabe hablar de aquello 2)Sobre Rilke 2-1Escribe un comentario a Las Elegías del Duino 2.2Sugiere como podría ser un díálogo entre una persona que estuviera muy identificado con la forma como Rilke ve la muerte, y otras tres que le hacen objeciones , cada una desde diferente puntos de vista í 3)Ejercicios sobre la Ecología del Yo 3.1 Lee las citas que transcribimos a continuación y clasifícalas de acuerdo a lo que crees que aportan para la ecología del yo 3.2 Elige 5 citas y practica con ellas el siguiente ejercicio, escri- biendo luego cuál fue tu experiencia. Con la meditación respectiva. 3-3 Sugiere otra cita pertinente a la ecología del yo de un poeta, un pensador, o quien elijas, que se pudiera agregar a esta lista de “ Citas para Meditar”. Instructivo para las meditaciones a) Cerrar los ojos y procurar estar lo más distendida (o) posible, b) Pensar en la frase sugerida.. en forma espontánea, tal como reaccionemos. C) Intentar expresar, traducir, en una imagen, a lo que se cree sea el contenido del pensamiento respectivo

d) Fantasear con llevar esa frase y esa imagen a una posible explicación a otro, persona real o imaginaria, supuestamente receptiva, aunque muy alejada de lo expresado a través de la frase en que se medita e)Asociar la frase en que se ha meditado, con un sentido de franqueza autocrítica, con lo que pensamos …y llevamos a cabo en nuestra vida, con quien somos en la actualidad Los pensamientos a Meditar. 1)Ama a tu prójimo como a ti mismo 2)El Tao que se puede nombrar no es el Verdadero Tao (Tao te King) 3Tú ere eso ( Upanishads) 4Yo es otro… Yo es otro.El cobre no tiene culpa de despertarse clarín” Arturo Rimbaud ( poeta francés 1854-1891) 5) Ante mí estás , sí Mas me olvido de ti, Pensando en ti Juan Ramón Jiménez 6)¡Olvidos de estos yos Que , un punto creí eternos! ¡Qué tesoro infinito de yos vivos! Juan Ramón Jiménez

7)¡No corras, ve despacio, Que donde tienes que ir es a ti solo! ¡Ve despacio, no corras, que el niño de tu yo, reciennacido eterno, no te puede seguir! Juan Ramón Jiménez 8)Soy el que soy “Y se le apreció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza , y el la miró ,y vió que la zarza ardía en fuego y no se consumía… … Dijo Moisés a Dios He aquí que llego yo a los hijos de Israel y les digo el Dios de vuestros padres me enviado a vosotros. Si ellos me preguntaran ¿Cuál es su nombre? Qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés YO SOY El Que SOY Y dijo así dirás a los hijos de Israel YO SOY me envió a vosotros Éxodo 3- 1 a 14 9))Las campanas doblan por ti…. “El Hombre no es una isla” “Ningún hombre es una isla, algo completo en si mismo, todo hombre es un fragmento del continente, una parte del conjunto…,la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo formo parte de la humanidad; por tanto, nunca mandes a nadie a preguntar por quién doblan las campanas, las campanas doblan por ti.” John Donne ( poeta inglés1573-1631) 10)Amarse a sí mismo “Amarse a sí mismo al menos tiene una ventaja: no hay muchos rivales” George Christoph Lichtenberg ( filósofo alemán1742-1799)

11)El Yo y el pensar “Uno no debería decir “ yo pienso”. Uno piensa como el cielo relampaguea “ George Christoph Lichtenberg 12))El ser humano y la enfermedad “Sòlo el hombre enfermo es hombre; sus miembros tienen una historia de sufrimiento y dolor, y están como penetradas de espíritu” Heinrich Heine ( poeta alemán, 1797-1856) 13))El valor del ser humano “El verdadero valor de un ser humano se determina examinando en qué medida ha logrado liberarse del yo” Albert Einstein 14))Participación “ Yo soy una parte de todo lo que he encontrado en mi camino” Alfred Tennyson( poeta inglés 1809-1892) 15)) “Yo soy yo y mi circunstancia” Ortega y Gasset( filósofo español 1883-1955) 16)Converso con el hombre Que siempre va conmigo -quien habla solo espera hablar a Dios un día- mi soliloquio es plática con este buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía Antonio Machado

17La monedita del Alma se pierde si no se da Antonio Machado 18) No es el yo fundamental ese que busca el poeta son el tú esencial Antonio Machado 19) Fuiste tan solo el pedacito roto del hombre inconcluso Pablo Neruda 20) En la lucha entre tú y el mundo procura secundar al Mundo Franz Kafka Abrazos Luis Weinstein

Onceavo curso de GUIAS POETICOS-2007 Las Coincidencias

Propuesta para Noviembre

MUERTE Y POESÍA . ¿ Cuál es tu historia de relación con la muerte? Tú sentir general .Tus principales experiencias. Tus ideas y fantasías al respecto ¿ Qué lugar ocupa ahora en tus vivencias, tus convicciones, tus proyectos? Imagina y escribe una especie de juego a la verdad entre la muerte y el amor. ¿Cuáles podrían ser las respectivas preguntas y respuestas? Una persona muy cercana te cuenta que tiene una enfermedad muy grave , de índole terminal. Desea conversar contigo ¿ Cómo te preparas para ese encuentro? ¿ Cómo entiendes la idea de Rilke de que cada uno lleva consigo su propia muerte?¿ En qué se diferencia de lo que es lo aceptado en el sentido común de nuestra cultura? Imagina que se produce un cambio evolutivo y los seres humanos empiezan a ser inmortales… ¿Qué cambios se podrían producir en el ámbito del desarrollo de la conciencia? Imagina una discusión en que una persona afirma que la muerte es un problema político, otra arguye que es una instancia poética y una tercera integra los dos puntos de vista. Escribe un cuento basado en que regresa a la vida un antepasado tuyo fallecido hace unos 500 años Sugiere una meditación guiada que pudiera ser practicada por los cercanos de una persona recientemente fallecida ¿ Qué actitudes de personas próximas a morir te han impresionado más? ¿ Por qué? ¿ Cómo orientarías la educación de los niños con respecto a la muerte? Escribe un poema que resuma lo que crees que te gustaría decir…si pudieras hablar en tu propio funeral La participación en el libro colectivo ha sido algo absolutamente opcional , lo mismo que la elección de las preguntas que se quisieran contestar, dentro de las seleccionas por el facilitador. Se asume este texto como parte de un proceso que llevará a un libro introductoria para el trabajo de facilitación

¿ Cómo le explicarías los objetivos y contenidos del curso a un ecologista, a un profesional de la

salud y a un educador, respectivamente?

Ada Cares CARTAS A un ecologista Querido Pedro: Me agradó saber que te interesa lo que estoy haciendo, algo te puedo contar. Sigo asistiendo al curso que se dicta en el Centro de Desarrollo Humano “Las Coincidencias” que ya está en su onceava versión; pretende ciertos logros y objetivos, como es lógico en cualquier actividad que realizamos hay un ¿para qué? La idea es avanzar en el conocimientos de nosotros mismos, tarea difícil pero no por ello inabordable, partimos por tomar conciencia en qué parte de nuestro desarrollo estamos. El taller que realizamos, te dije, tiene un nombre, “Guías poéticos”, que en el fondo y dicho muy escuetamente es encontrar la poesía en la amistad profunda, en el amor, en los sueños, fantasías en ocasiones colectivas, por supuesto la poesía en el arte, en la belleza y grandeza del universo, en la naturaleza, que implica no sólo admirarla, observarla, cuidarla, respetarla, valorizarla, sentirnos parte de ella, contribuir a que otros desarrollen también la capacidad de ver la poesía en la naturaleza (muchos poetas se han inspirado en ella), que aprendan a disfrutarla y contribuyan a conservarla y cuidarla, (es tu campo). Insisto en lo que te digo al comienzo: “el conocernos”, este conocimiento es para mejorarnos: sentirnos bien con nosotros mismos, aceptarnos, ser seres más armónicos, el hecho de conocernos nos ayuda a tener una mejor relación con los otros cercanos, con los otros no tan cercanos, con nuestro entorno, con nuestras emociones, dudas, etc., es lo que llamamos la ecología del yo. Pedro como ves tenemos mucho en común, por algo somos amigos. Un abrazo, Ada A Daniela, (enfermera amiga de mi hija menor). Daniela: me preguntas en qué estoy ahora. Entre otras cosas asistiendo a Las Coincidencias los días lunes y el primer sábado de cada mes, (te hablé del seminario). Te interesa saber para qué lo hago y cómo está mi salud. Te tengo buenas noticias: estoy bien y quiero seguir estando bien, esa es la razón de mi persistencia en continuar en este

taller de Guías poéticos, ya te he hablado de esto, en líneas muy generales, ahora me limitaré a la salud que es lo que te preocupa. Dentro de los contenidos del curso se pretende favorecer o contribuir a un cambio cultural, a lograr una vida en que se practique y valorice la solidaridad, la no violencia, la responsabilidad, el respeto por los otros, su aceptación e integración, exista una relación armónica con la naturaleza, contribuir a un desarrollo de la conciencia, resumiendo, un cambio de paradigma cultural. Imagino sonreirás al leer lo anterior, no digo que pretendemos hacer todos estos cambios nosotros, es contribuir junto a muchos otros grupos a que esto suceda, tú sabes, es un proceso, pero felizmente se ve que hay un deseo y una necesidad de lograr estos y otros cambios, o sea, esto implica un desarrollo a escala humana. (En medicina tú estás viendo los cambios). Una sociedad donde se practiquen los valores antes mencionados, será una sociedad sana o podríamos decir al revés, personas saludables hacen una sociedad sana; esto no es nada nuevo, pero luchar porque así sea es una tremenda causa. Tú como buena joven, e inteligente enfermera, con tu dulzura y preocupación por los otros, estás contribuyendo desde tu accionar en la clínica y en tu entorno. Te decía que estoy bien, aprendiendo a conocerme, a mejorarme, a tener una mejor relación conmigo misma, con los otros cercanos, con los otros que no lo son tanto, pero con quienes necesito relacionarme; y bueno, aquí en mi nueva vida muy unida a la naturaleza y sintiéndome parte de ella; sigo preocupándome de alimentarme sano y hacer ejercicios, ahora, une esto a lo anterior: bien conmigo misma, en armonía con la naturaleza y con mis semejantes y participando en el gran proyecto de mejorar el mundo, yo viviendo poéticamente, ¿esto es o no salud integral? Daniela te recuerdo siempre con mucho cariño, eres una buena y antigua amiga de mi querida Paula, te deseo lo mejor. Ada A una futura educadora. Querida hija: Una de las preguntas del cedulario de junio es explicar los objetivos del curso al cual asisto, a un o una educadora y yo pensé ¿qué mejor que escribirle a mi querida Marcela que ahora en agosto empezará a dictar clases? El propósito general del curso es: contribuir a formar una minoría crítica capaz de participar en un cambio de paradigma cultural, en que se favorezca el desarrollo de la solidaridad, la no violencia, la responsabilidad, los derechos humanos, un espíritu ecuménico, un desarrollo de conciencia que nos ayude a vivir en armonía con nosotros mismos, con la naturaleza, con los otros y lo otro.

Las Coincidencias es un Centro de Desarrollo Humano con un enfoque humanista y social, promoviendo la salud integral donde la intuición, la belleza, el asombro, la imaginación, la sensibilidad, la tolerancia a la ambigüedad, sean parte de lo cotidiano, donde se descubra, aprecie y goce lo poético que subyace en las distintas instancias de la vida. Educar es una enorme responsabilidad, pero también una gran oportunidad, no debemos olvidar nunca que ante nosotros tenemos a personas, seres jóvenes con fortalezas y debilidades, seres únicos, con sueños, frustraciones, emociones, sentimientos, etc. Quiero hacerte hincapié en un concepto que no debiera olvidarse nunca, ni en la vida de estudiantes, ni en su vida laboral, “la solidaridad”, que vean al otro no como un competidor sino como otro que necesita ser escuchado, comprendido y a veces ayudado. ¿Te acuerdas que yo te decía que existía la magia cada día en nuestras vidas?, que sólo hay que estar alertas y descubrirla. Ahora he aprendido, que además de la magia o junto con ella, existe la poesía. Dime, ¿hay o no poesía en los juegos de Paolo?, ¿en tu relación con él?, ¿o cuando estábamos los cuatro embobados mirando los magníficos colores de la puesta de sol?; acabo de darte tres ejemplos que vivimos en un día. Te dejo la misión de seguir encontrando poesía: en una relación profunda, en la amistad, el amor, en las fantasías, sueños, en la grandeza del universo como trasfondo del arte, en los juegos de los niños, en un acto solidario, en el compartir, en el acompañar (ustedes a Cecilia por ejemplo, en una situación de tanto dolor). Deseo encuentres poesía y magia en tu nuevo trabajo. Un abrazo grande, Tu mamita.

Alicia Cabello En conjunto se los explicaría así: Los objetivos de este curso de guías poéticos tienen como finalidad en lo que se refiere a nivel personal, la integración del sentido poético de la vida, de lo diario, transformando la conciencia individual, y comprometernos con lo humano. En este curso se espera el mejoramiento del ser humano, para contribuir a una sociedad mas responsables de si mismos, que conozcan y reconozcan la importancia del compromiso con uno mismo para llegar a un cambio cultural, lo cual trae aparejado a nivel externo la contribución con el resto de los hombres, el compromiso con la humanidad, con el mundo en que vivimos, el respeto de los derechos humanos e inalienables y también porque no decir las obligaciones que tenemos para con los otros y la naturaleza. Desarrollar la capacidad intuitiva que esta dormida, en la mayoría de nosotros, el dialogo intimo, con el yo

profundo, la reflexión, el vivir a diario lo sencillez de las cosas, el análisis de lecturas, la aceptación del ser en su dimensión espiritual. Entregarse a lo que no tiene explicación, a internalizar el asombro diario, y que fluya la creatividad. Al ecologista: Aquí el curso se reflejaría en las relaciones que cada ser humano tiene con los otros, y con el medio ambiente Imagina que yo soy la naturaleza, y en estos momentos me encuentro contaminada. Entonces debo limpiar…El ser humano posee un alma grandiosa, pura, al nacer…(imagina que la Madre tierra así era), con el paso de los años la esencia se va moldeando o adquiriendo contaminaciones por el entorno o contexto en el cual se desarrolla, lo mismo le pasa a ser humano. La ecología del yo, es volver a la esencia misma, la original, despojarse de todos los pre-juicios, conocimientos sociales impuestos, eso lleva al reconocimiento de la persona misma. Es auto disciplinarse, y olvidar las cosas innecesarias, despojarlas de si, (es como reciclar) Reconocer nuestras fuerzas y debilidades, alimentando, las fuerzas y no dando espacio a las debilidades, uno elige si alimenta los malos sentimientos o los buenos, en otras palabras uno decide si alimenta sus demonios o sus deidades, como en el caso que decides proteger la naturaleza, y la defiendes, para ello debes saber que es lo que le hace mal y que es lo que le hace bien. Ahora bien si lo miramos como la interacción de los seres humanos para con ellos y con el medio ambiente, el curso persigue, desde este punto de vista sociológico de la ecología, la interacción armónica de los individuos con el grupo social, creando lasos solidarios entre ellos mismos y con la naturaleza, ya que vivimos en ella, por tanto se le debe respetar y amar, cuidar nuestro hogar. En el mismo sentido debemos amarnos y respetarnos. A un profesional de la salud: Entendemos por salud tradicionalmente la ausencia de enfermedad y de trastornos. La OMS la define: “como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia”. Desde esta última concepción la salud se toma desde una perspectiva más integral. El curso tiene como objetivo la integración del ser humano, tanto en sus aspectos físicos, psíquicos y espirituales, conjuga al ser humano, le permite enfrentar problemáticas, descubrir salidas, cuando se ve afecto a algún problema, ya sea de índole emocional, mental o física, le permite asumirlos y convivir con ellos, comprometiéndose con el tratamiento terapéutico, viéndolo como un aliado para mejorar sus condiciones de vida, y enseña a vivir la vida, cada segundo apreciarlo, incorporando a ella la constancia y el hacerse responsable de si mismo.

A un educador: El curso mediante las practicas meditativas, de lectura, de expresión del ser, nos enseña a auto disciplinarnos, a ser nuestros propios maestros, a ser reflexivos, mas comprometidos, comienza a aflorar el poder de síntesis, la lógica, lo creativo. Como niños que vamos al colegio a aprender, con gusto, con suavidad, los evalúan, le entregan valores, los corrigen, en el curso es lo mismo se comienza a aprender lo mas sagrado, quienes somos, aprendemos a reconocernos, aprendemos a querernos, comenzamos a manifestarnos. Se integra además del elemento volitivo, la enseñanza emocional. En conclusión, el curso conjuga el reconocimiento del ser, el camino hacia su perfeccionamiento, aceptación del otro, del yo mismo, de lo humano, lo natural, lo sobrenatural, lo inexplicable (el misterio). Vemos en el otro, el yo, todos formamos un universo, comenzamos a amarnos, es decir, conocernos, a luchar por ideales que se creían muertos, el dar por dar, la entrega al mundo , el respeto y agradecimiento por el solo echo de respirar, el reconocimiento de los derechos inalienables, también las obligaciones, para con nosotros y el mundo. En fin, es una invitación a VIVIR.

Luis Hernán Morales Pichunante Es un curso que tiene por finalidad desarrollar una conciencia crítica, que contribuya hacia el cambio de paradigma cultural. Esto implica tener una conciencia ecológica con el medio ambiente natural y social. Articulado con la idea de salud y ecología integral. Pretende tener una visión de mundo humanizadora. El contribuir al cambio cultural conlleva a una visión, a una conciencia de mundo con más sentido humano. Una forma de ver la vida cuyo objetivo es promover la solidaridad, la responsabilidad, el respeto con el medio ambiente natural, social y cultural. El curso descansa en su referente teórico básicamente en el paradigma cultural básico. El cual está dirigido a un cambio en la concepción de mundo, de cosmovisión, de conciencia hacia un equilibrio con la naturaleza, crear conciencia del deterioro del ecosistema, de la crisis de la civilización, de la cultura occidental, cuyos valores están trastocados con el exitismo, con el poder material e ideológico. El cambio hacia un nuevo paradigma con sentido humano se forja a partir del concepto de salud integral individual y colectiva, con desarrollo a escala humana. El cambio cultural significa un cambio en la conciencia, en que prime el sentido común. Es una realidad innegable, pero el planeta, la cultura está en un proceso marcado por el conflicto y la crisis moral. El deterioro del ecosistema, la densidad demográfica, el crecimiento de la pobreza, la centralización del poder ideológico, económico, tecnológico, asoman y simbolizan la enfermedad no sólo del espíritu humano, sino que el de la

sociedad en su conjunto, como la de nuestro planeta tierra. El cambio contribuye hacia un nuevo paradigma cultural, se cimienta unido sobre la base de una conciencia humanista, que se apoya en las ciencias del conocimiento, desde una mirada sociológica, psicológica, antropológica, en la práctica de la salud, la psicoterapia, en el ámbito del trabajo comunitario, y en el trabajo interdisciplinario. En lo formativo recorre el ámbito de la filosofía, desde una perspectiva clásica y su conexión con la poesía en el ámbito de lo literario y del conocimiento. Se inserta también en los caminos del ser, del existir, de la vida y la muerte, del ser y la nada. Asoma la poesía como el elemento central del curso, con una propuesta que articula la poesía como proyecto de vida. La poesía va más allá de una especificación literaria, sino que también toma sentido como proyecto de vida, en el trascender, en el asombro, en lo intuitivo, en el ser, en la armonía con el otro, y la naturaleza. En síntesis, el curso apunta al cambio cultural, al desarrollo hacia un nuevo sentido común, con visión integradora y humanizadora. Contribuye al aporte de la salud, a la educación de índole formativa y al ámbito de la ecología integral.

Imagina una conversación en que el tema sea el sentido de la poesía. Hay una persona que insiste en que no aporta nada al desarrollo

personal y ala sociedad. Frente a eso, le arguyen en sentido contrario tres personas. Una

, de una manera reflexiva, la segunda ,en un tono muy dialogal, la tercera le replica en una

forma poética

Ada Cares

CONVERSACIÓN SOBRE EL TEMA DEL SENTIDO DE LA POESIA Juan: para mi los poetas con su poesía son los modernos juglares, no aportan nada ni a la sociedad ni a las personas en particular, excepto entretener a quienes sí aportamos: trabajamos, damos trabajo, pagamos impuestos, etc. Mario: ¡qué triste y vacía sería la vida sin poesía! Pienso que la poesía no está sólo en los poemas, también hay prosa poética, situaciones y vivencias poéticas. Los artistas, llámense poetas, pintores, músicos, etc., son personas especiales que tienen la capacidad de descubrir la poesía que hay en una flor, una puesta de sol, y mostrárnosla a través de los colores, las palabras, etc. Alicia: Escuché a ambos con atención. Dime Juan ¿a ti te gusta la música popular?, te he escuchado cantar algún trozo de alguna canción, si pones atención a la letra te darás cuenta que son verdaderos poemas. Tengo un libro: “16116 son los dolores” de Violeta Parra, donde aparecen sus canciones, son como te decía poemas musicalizados. Lo que dijo Mario lo encuentro interesante y estoy de acuerdo con él, en lo que discrepo un poco es que yo creo que no hay que tener una capacidad tan especial para apreciar o vivir lo poético. Mario: te he visto caminando por la playa al atardecer, ¿te ha emocionado alguna puesta de sol?, o has sentido una excitación muy especial cuando sientes la brisa sobre tu rostro, o cuando miras a tu novia y la ves tan hermosa caminando a tu lado y tomas su mano: dime, ¿no encuentras tú que esos son momentos poéticos? Mario sonríe. (Alicia de nuevo): si tomas un papel y un lápiz y describes como te sientes o lo que está pasando, estás escribiendo un poema. Lo que quiero decirles es que no hay que ser tan especial para vivir y apreciar lo poético. ¿Qué opinas tú María?, estás tan silenciosa. María: veo la poesía en el rojo pecho de esa loica que se equilibra en la rama más alta de ese pino. La escucho en el sonido del mar que llega hasta nosotros. He tocado la poesía al acariciar las manos de alguien que amo. La disfruto en el dulzor de una fruta en mi boca. La adivino en el perfume de las flores de los aromos. La siento y la presiento más allá de mis sentidos: en la quietud de una meditación, en los

silencios, los recuerdos, los sueños.

¿Qué entiendes tú por “Viviendo la Poesía”?

Carmen Obreque Morales “La poesía como espacio sanador y espacio profético”. Pienso la poesía como un espacio individual de sanación. Puede ser provocado a través del trabajo con otros. También como un espacio profético y diferenciador. Sanador porque cura el alma, lame las heridas. Demuestra una capacidad de auto reparación mediante la creación. Las personas escribimos y nos rescribimos. Contamos y nos recontamos el mundo. Profetizador porque habla del futuro, que no existe, ni existirá, pero la mano del escritor lo dibuja y lo hace real. Nos da esperanza. Es diferenciador porque es un proceso individual. Rescata lo único de cada uno. Pero puede ser profundamente dañino, destructivo, egocéntrico, alienante y lejano. El arte de lo poético nos hace más humanos porque completa nuestro sentido de existencia. Indica que podemos vivenciar y sentir de modos distintos, proponer a la mariposa como una flor que vuela. El arte es profético, porque nos anuncia la caída del dictador y nos anuncia el reino de los pobres. Evidencia que en nuestra alma reservamos la esperanza, visionando lo que el mundo puede ser. Se anida a la vez en la verdad y ver lo que el mundo es en su más cruel expresión y mantener la cordura. Liberándonos de las fantasías autocomplacientes o auto flagelantes. Nos indica que existe la posibilidad de soñar lo individual, pero a la vez desde lo colectivo, con la mira en mundo mejor. El poeta escribe triste la muerte de niños negros en campos refugiados hambrientos. El olfatea el hambre. La poesía crea equidad de mirada sobre aquello que los estándares sociales nos indican. La niña hermosa de cara asimétrica, de labio partido, se vuelve deslumbrante, única y amada. La poesía en este acto democratiza la mirada de lo estético. La poesía colorea y recuerda el pasar rutinario de los segundos perdidos que anteceden a la muerte.

Luis Hernán Morales Pichunante Es entender la vida poéticamente, es ver la realidad desde una dimensión poética. Es un

encuentro cercano con la creación, con la admiración, con la naturaleza. Es el sentido más profundo de lo humano, es cuando lo simbólico se convierte en el sentir; es el sentimiento expresado en el lenguaje. Al vivir la poesía desde esta dimensión asoma como un proyecto de vida, que se acerca al encuentro con el asombro, con la intuición; y por sobre todo con la creación. Mi acercamiento con la poesía, es de muy joven. No sé cómo ni cuándo sucedió. De pronto sentí la necesidad de expresar mis sentimientos en el escribir. Creo que busqué en la poesía o en el sentimiento poético, una forma de encontrar y darle sentido a la vida, buscar más allá de donde los ojos pueden ver. Porque la poesía es en esencia un sentimiento profundo que busca lo misterioso, lo asombroso. Debo reconocer, que el hecho de vivir en Isla Negra influyó en que la poesía comenzara a brotar naturalmente en mí. Mi primer encuentro con lo poético se tradujo en la admiración del entorno, algo así como la ingenuidad del niño que busca respuesta ante sus inquietudes. Siempre fui atraído por el mar; y en especial por el mar de Isla Negra. Con su fuerza indómita, con el tronar de las olas irrumpiendo en las rocas. Desde muy pequeño me admiré del mar isleño, siempre agitado, revolviéndose todo salvaje y de sus entrañas vomitando furia al viento. Me asombré con el cielo anaranjado de sol de primavera, con el soplo del viento, con el vuelo del colibrí, de las gaviotas, con los ojos de alguna amada, con la nostalgia infinita de saber hacía dónde voy. Con el tiempo comencé a escribir y a conocer gente vinculada a la poesía. Me entusiasmé con la poesía de los románticos. La poesía tomó sentido en lo social y en la relación amor-esperanza. En la actualidad el hecho de ser parte de las Coincidencias, sin duda que ha fortalecido más mi visión poética. Me parece que es un momento muy importante de mi vida y quisiera aprovecharlo. El estar aquí es volver a mi niñez. Cuántas veces admiré los prados de flores amarillas. El aire salino, el olor a tierra labrada. Las cabalgatas a caballo o en medio de la trilla, yendo tras las aves. Escuchar las voces del mar a lo lejos murmurando sueños, cuando ser niño era vivir lo mágico, lo misterioso, lo asombroso y existir como en un sueño. En lo personal espero tener la capacidad suficiente de hacer de la poesía un proyecto de vida, al menos lo estoy intentando. Espero seguir en el camino de lo poético como una vía para llegar a ser una persona con más sentido humano. Acercarme a la poesía sin duda ha agudizado mi comprensión crítica de la realidad, mi concepción de mundo. La poesía asoma como un ejercicio que me permite intentar estar en plena armonía con la naturaleza, conmigo mismo y los demás.

Silvia Alarcón La creación entera y cada visión de ella es un poema, darnos cuenta nos desborda y emociona hasta no poder contenerlo y lo expresamos desde los niveles de nuestra mismidad en finas alas que se escapan dando forma a la magia de las ideas comunicación que se genera desde los niveles mas profundos de nuestro ser Entregándote como individuo único creador

Orlando Hernández Pacheco La poesía se lleva dentro, se siente, brota, florece, canta, ama, se hace verso y prosa, es grito del alma. Poesía es la simiente que rompe la tierra, es el llanto del niño que nace y la madre que luego lo amamanta, es la oruga que se desliza sobre la rama y mañana será mariposa, poesía es el sol de la mañana que aleja el rocío posado en la noche sobre los pétalos de la rosa, poesía es la ola que azota la roca durante mil años, poesía es la brisa que mece los árboles con suave compás y el viento furioso poema épico cuando arranca los árboles añosos, poesía es la mano de un niño pidiendo un trozo de pan, poesía es la lágrima de la madre que perdona al hijo, poesía es la noche cálida y estrellada, poesía es la luna en su etapa mayor. Poesía es todas las cosas, la creación, la vida, la razón, la verdad.

Ada Cares Para mi es estar alerta, despierta, atenta a la magia, la belleza, la emoción, el asombro a lo inesperado. Tomar conciencia del entorno, de lo que nos sucede a nosotros y a los otros. La poesía está en muchas situaciones, instancias, experiencias. Vivir la poesía es una experiencia espiritual posible de atrapar, sentir, disfrutar usando nuestros sentidos, intuición, espíritu, sensibilidad. Se aprende a vivir la poesía en la medida en que estamos dispuestos a hacerlo: hay poesía en el amor, la entrega, en la búsqueda, en el dar, el diálogo, etc., etc. La poesía no sólo hay que buscarla, creo que también tenemos la capacidad de crear instancias poéticas. En mi antejardín tengo un pequeño cactario, en el cactario una rústica piedra ahuecada es una fuente de agua donde vienen a bañarse los pájaros, es un hermoso espectáculo, se mojan, sacuden alitas y vuelven a meterse en el agua. Este pasado fin de semana un

pequeño niño rubio, de grandes ojos azules, estuvo un largo rato asombrado contemplándolos junto a su chocha abuela; él, yo, los pájaros y la fuente éramos parte de la poesía de ese momento.

Marilis Schlotfeldt El Huerto Antes pensaba que la poesía pertenecía solo a los poetas y a sus lectores. Hoy sé a ciencia cierta que la poesía está por doquier y que si se está atento y con la capacidad de asombro intacta y a flor de piel, ésta se hace presente en todo. Hasta en los lugares o las situaciones más tenebrosas. No es cosa de levantarse en la mañana y decir al salir: “todo lo que vea y sienta será poesía”, porque si nos encontramos frente a un accidente automovilístico grave, nos será difícil encontrarla. Pero en el momento más inesperado aparece. En la mano que se apoya en una frente, la voz que le susurra a un herido palabras de consuelo o en la actitud de una enfermera que se baja de una micro para ayudar en el socorro, en fin, en pequeños o grandes gestos que nunca faltan. Y por el contrario, hay lugares y circunstancias en los cuales todo es fácilmente reconocible como poesía. En un bosque umbroso, frente al mar, mirando la puesta de sol, contemplando el juego de niños pequeños, en el rostro de la madre que ve por primera vez a su hijo recién nacido… Hurgando en mi mente he llegado a la conclusión de que el lugar donde la poesía se me hace más presente, es en mi huerto. Cuando trabajo en él sola, sin necesidad de compañía humana, siento que todo es un poema: el brote nuevo de una planta, la mariposa que se posa en sus flores, el aroma a tierra orgánica, la lombriz que se apresura a esconderse al quedar descubierta,…e incluso unos conejitos que la mamá parió en el lugar más apropiado que encontró luego de introducirse por debajo del cerco al huerto: en la abonera aún tibia por la descomposición de restos vegetales con guano animal, que yo tenía lista para harnear para obtener el compost que incorporaría a los cultivos… El primer huerto lo tuve de recién casada en el campo, pese a la oposición de mi marido. Sus argumentos eran prácticos. “Tener un hortalicero cuesta mucho dinero. Las verduras van a salir más caras que compradas en la mejor verdulería”…Con el tiempo se demostró que él tenía razón, pero para mí no había argumento válido. En esa etapa de mi vida yo solo vivía de sueños e ilusiones. Entre las cuales estaban el de sembrar y cultivar mis propias verduras y llevarlas fresquitas a la mesa. Probablemente porque estábamos recién casados…gané y tuve mi huerto. El hortalicero se llamaba Rosamel. Me compré un libro de horticultura, semillas de todas clases, hasta de las cosas más raras y exóticas y emprendí mi nuevo y fascinante proyecto. Ahora era Rosamel el que me ponía mil y un “pero” a lo que yo quería hacer. “Es que las

zanahorias no se dan en esta tierra. Es muy apretá…” Ida a buscar arena al río, guano al establo para mejorar y soltar la tierra. “Es que van a haber moscas si echas guano”, esta vez argumento de mi marido…”Yo nunca hey visto repollos moraos… Deben ser malazos”…de nuevo Rosamel. “Las cosas que se le fruncen a la patrona…”Es que esto…es que lo otro…Hasta que un día Rosamel empalideció al notar mi incipiente guatita de embarazada y me impidió desde entonces entrar a mi huerto. “ Es que…es que…una mujer preñá hace que las sandillas se pasmen…Y tantazo que me han costao hacerlas crecer”…Consideré que éste era una argumento sólido ya que provenía de un conocimiento o creencia ancestral y lo respeté, esperando la llegada de mi primer hijo para volver a entrar al huerto. Debo confesar eso sí que aún cuando gocé profundamente durante años con mi huerto, jamás se me ocurrió pensar que en él habitaba la poesía. Ahora que ha corrido mucho agua bajo el puente, que vivo sola, sin nadie que me salga con “peros”, que aprendí Agricultura Orgánica, que ya no hay peligro de embarazos ni sandías “pasmás”, y que he comprendido que la poesía está por doquier, sobre todo en la naturaleza, entro en mi huerto cuando quiero, siembro en él “diun cuantohay”, como diría Rosamel, y vivo en él poéticamente. La compañía de los conejos no la quiero. Es cuestión de supervivencia. O ellos…o las zanahorias y el eneldo, que por experiencia sé que constituye su manjar predilecto. Pero sí les doy las gracias por la poesía que me regalan a todos mis demás acompañantes: A las abnegadas y trabajólicas lombrices que enriquecen la tierra digiriéndola una y otra vez a través de su larga anatomía, sin detenerse ni de día ni de noche. A las simpáticas y naranjas chinitas que mantienen a raya a los grisáceos y gordos pulgones que, golosos, chupan la savia de los repollos hasta encarrujarlos más de lo que lo son por naturaleza. A los microorganismos que pululan invisibles y por millones en la tierra, enriqueciéndola aún más. A los precoces y colorados rabanitos de colita blanca, que a los treinta días de sembrados ya están listos para ser saboreados. A los ruborosos tomates, con color, olor y sabor a tomate de otros tiempos, y que nada tienen en común con aquellos cultivados en invernaderos, mantenidos en frigoríficos, de anodino gusto a plástico, a cartón piedra, a nada, todo por comercializarlos fuera de temporada y poder cobrar por ellos precios escandalosos. A la olorosa albahaca, que parece gritarle a los porotos granados, a las cebollas, al

zapallo y al choclo, que la esperen, para irse juntos a la olla, convirtiéndose gracias a su alianza, en el mejor plato criollo. Al eneldo, llamado “dill” en otros países, que le hace guiños a los pepinos soplándoles al oído que no existe en el mundo una hierba aromática más apropiada para realzar su sabor. .Al ají verde y al otro, al cacho de cabra, que ni él sabe por qué lo llaman así, que se ponen de acuerdo con la cebolla y el cilantro para mezclar sus gustos en un “pebre” de chuparse los bigotes. A las orgullosas lechugas, que se apellidan con nombres ostentosos como Reina de Mayo, Escarola, Milanesa, Cuatro Estaciones o la criolla Conconina, y que se vanaglorian de constituir la ensalada preferida de los chilenos, intentando destronar a la popular “ensalada a la chilena”, de cebolla y tomate. A la fina y fierrosa espinaca, la favorita de Popeye, y a su menos linajuda semejante, la acelga, con la cual yo hago un puré exquisito, asegurándoles a los comensales que es de espinaca, logrando aplausos. Es decir, paso gato por liebre, pero siento que no es ni pecado venial engañar a quienes osan despreciar a las acelgas. A las hierbas aromáticas, que todas picaditas y mezcladas con yogurt natural, ojalá de ese de bichitos, sazonadas con sal pimienta, mostaza o lo que sea su cariño, pasan a constituir un aliño para resucitar muertos…Individualmente sirven también para preparar pescados y carnes de manera deliciosa. Me refiero al orégano, el tomillo, el eneldo, la salvia, el estragón, el perejil, el ciboulette, el romero…etc. A las hierbas medicinales, que no sé bien para qué sirven, pero que sospecho que para todo, como la menta, el poleo, la ruda, la manzanilla, el paico, el toronjil cuyano y el otro, el que quita la pena… (Si se me escapa darle las gracias a alguna plantita, desde ya le pido perdón. Mi intención no ha sido ofender ni menospreciar a ninguna de mis queridas y apreciadas verduras. Constituiría una ingratitud imperdonable de mi parte.) Por último, también estoy junto a mis pensamientos cuando trabajo a solas en mi huerto. Es el momento más mío que tengo en el día. En el que pienso en mis hijos, en mis nietos, en mis amigos, en mi vida, en que afloran los recuerdos, solo los buenos, porque los malos “no se hayan en este lugar”,(de nuevo Rosamel)…en que sueño mis sueños y recuerdo los ya soñados, cumplidos o no, en que reviso mi proyecto de vida y lo enderezo, si es que puedo, en que me pregunto por el sentido de mi vida…. Mientras pienso y siembro, desmalezo y cosecho, múltiples pajaritos me ofrecen un concierto gratuito. Por allá distingo la alegre bullanga de los chercanes, el sonido suave de una codorniz, escondida en un seto con sus crías, el fuerte canto de los zorzales, entre los cuales más que seguro se encuentra ese guatón que engordó a costa de mis

lechugas recién plantadas y al cual tuve que espantar colgando decenas de tiras de bolsas plásticas multicolores que, movidas por la brisa, proyectan sus sombras sobre las hileras, agitándolas igual que a sus dueñas. No se que habrá pensado el zorzal de ellas, sin embargo dejó en paz a mis lechugas permitiendo que dieran a luz nuevas hojas. Y lo más extraordinario es que no se ofendió ni sintió por haber sido diplomáticamente declarado “pájaro no grato” en mi huerto. Por el contrario me sigue regalando su canto desde todos los rincones del jardín, llenándome de alegría. ¿Se entiende por qué en mi huerto yo vivo la poesía?...

Chelyn Wong VIVIR Y SENTIR LA POESIA. Es sentirla en cada milímetro del cuerpo en cada célula viviente, en el infinito eterno del tiempo, en cada atardecer, en cada amanecer, en el susurro del viento, en cada gota de lluvia, en la cresta de una ola perdida en la inmensidad del océano, en la cima de una montaña a punto de exhalar un suspiro de fuego, en los instantes placenteros del alma. Es sentirla al mirar el cielo azul y advertir, que el cielo no está sólo, tiene compañía, la del sol y las fugaces nubes que galopan a los confines del mundo buscando las estrellas. Vivirla con ansias, como si en cada verso, en cada vocal en cada consonante quedara plasmada la vida, sin reservas, dejando que chorrée por los dedos, que las manos gocen con la ilusión, con el amor, con el eterno ir y venir de los pensamientos, de los sueños más profundos e íntimos. Al sentir el sonido del mar, el trinar de los pájaros, que con su canto arrullan su entorno, extasiar los oídos con el silencio del bosque y al mismo tiempo los ojos gocen del verdor de los árboles, del aroma dulce y placentero de las flores silvestres en los campos, en caminos tapizados de pisadas eternas, dejando huellas en el tiempo. Vivirla, encontrarla y sentirla, en cada segundo de la vida, (aunque no nos demos cuenta), ella nos acompaña, al mirarnos en el espejo de un arrollo, al sentir el murmullo del agua viajando, por esteros, recorriendo presurosa los ríos, en la calma de un lago o en el incansable mar que no deja de jugar con la arena. En la suave brisa del viento que acaricia los cuerpos, en el nacimiento de un niño, en una noche estrellada, en el entorno total de la existencia, en el vago recuerdo de la niñez, en una mirada que no dice nada y sin embargo todo lo dice, el despertar cada mañana, dándole las gracias a Dios por un nuevo día, al sentir el calor del sol, el suave resplandor de la luna que te viste de plata fina, entre las tinieblas y la luz también brilla y

se siente la poesía. En el misterio impalpable de lo cotidiano (sentirla, pero imposible de tocar) abriendo aperturas al silencio, nos cautiva con su belleza simple, en versos de amor, en la magia de la miradas y las palabras, en el llanto y la risa, en el mágico encuentro de un amor perdido, enredado entre el tiempo y el olvido, en los cuentos añejos, en suspiros de enamorados, en las rondas y juegos de niños, compañera de nuestra soledad, de nuestros miedos, anhelos, miserias, sufrimientos, amores, y la felicidad. En el azul, verde, rojo o amarillo de la imaginación, en complicidad con la memoria, los tiempos, los sueños, la luz y las sombras. En el gran misterio de la vida y la muerte. Nos hace complementarnos con lo real e irreal, fundiéndonos en el cosmos. En la madurez de nuestra existencia, nos hace sentir que la vida entera ha sido una eterna poesía.

Norma Avalos Respuesta: Lo entiendo como “vivir a concho”. Potenciando todo lo positivo que la vida nos entrega día a día. Ser capaces de asombrarnos y maravillarnos de las cosas simples pero significativas que a cada uno(a) nos toca experimentar, gozar ojala a cada momento lo mucho que tenemos, -sin quedarnos en la añoranza de lo que quisiéramos tener -porque cuanto ya tenemos es de una gran riqueza y no sabemos cuanto nos durará, ya que estamos hoy aquí, solo de paso. Gozar plenamente de la salud, cuidándola como un preciado tesoro; el amor, que entregamos a otros, y el recibimos y tenemos a raudales, alimentarlo, fortalecerlo; la familia, que es a mi ver, nuestro más sólido pilar donde vamos construyendo nuestro día a día, amarla y valorarla siempre. Gozar y cultivar la amistad, que tan generosamente se nos regala, reforzar los vínculos que a través de la vida hemos establecido, atesorar los gestos y sentimientos, que nos llenan de energías. Asombrarnos con la naturaleza en toda su belleza, bondad y sabiduría, y sobretodo la presencia y cercanía de quienes amamos y nos aman, como nuestro(a) compañero(a) que hemos elegido para caminar juntos, ojala toda la vida. Ser capaces de ver más allá de uno mismo, levantar la vista para ver el cielo con su infinidad de estrellas y secretos milenarios, la luz del sol y su tibieza que, siempre nos acompaña incondicionalmente; la transparente inocencia en el rostro de un niño, el caminar lento y cadencioso de un anciano que va por la vida, desgranando su sabio e interminable rosario de experiencias y sueños pasados. La altivez de un árbol añoso, con sus sempiternos matices de verdes, que ni siquiera la diestra paleta del pintor iguala, las flores con sus caprichosos colores y perfumes, que nos encantan y reencantan la vida. La mano que estrecha la nuestra, en el momento que más la necesitamos, la palabra amiga, el gesto cómplice, el acoger y contener generoso.

Norma Avalos Respuesta: Lo entiendo como “vivir a concho”. Potenciando todo lo positivo que la vida nos entrega día a día. Ser capaces de asombrarnos y maravillarnos de las cosas simples pero significativas que a cada uno(a) nos toca experimentar, gozar ojala a cada momento lo mucho que tenemos, -sin quedarnos en la añoranza de lo que quisiéramos tener -porque cuanto ya tenemos es de una gran riqueza y no sabemos cuanto nos durará, ya que estamos hoy aquí, solo de paso. Gozar plenamente de la salud, cuidándola como un preciado tesoro; el amor, que entregamos a otros, y el recibimos y tenemos a raudales, alimentarlo, fortalecerlo; la familia, que es a mi ver, nuestro más sólido pilar donde vamos construyendo nuestro día a día, amarla y valorarla siempre. Gozar y cultivar la amistad, que tan generosamente se nos regala, reforzar los vínculos que a través de la vida hemos establecido, atesorar los gestos y sentimientos, que nos llenan de energías. Asombrarnos con la naturaleza en toda su belleza, bondad y sabiduría, y sobretodo la presencia y cercanía de quienes amamos y nos aman, como nuestro(a) compañero(a) que hemos elegido para caminar juntos, ojala toda la vida. Ser capaces de ver más allá de uno mismo, levantar la vista para ver el cielo con su infinidad de estrellas y secretos milenarios, la luz del sol y su tibieza que, siempre nos acompaña incondicionalmente; la transparente inocencia en el rostro de un niño, el caminar lento y cadencioso de un anciano que va por la vida, desgranando su sabio e interminable rosario de experiencias y sueños pasados. La altivez de un árbol añoso, con sus sempiternos matices de verdes, que ni siquiera la diestra paleta del pintor iguala, las flores con sus caprichosos colores y perfumes, que nos encantan y reencantan la vida. La mano que estrecha la nuestra, en el momento que más la necesitamos, la palabra amiga, el gesto cómplice, el acoger y contener generoso. Escuchar el silencio de la noche, siempre tiene algo que susurrarnos y al que últimamente he aprendido a “escuchar”, en mis noches de insomnio. El despertar a un nuevo día, aunque sea después de una noche ingrata, siempre nos trae renovadas ganas de vivir, fuerzas para salir adelante y bálsamo para nuestras heridas, por grandes que estas sean. Creer en las personas, y en lo mejor de cada una de ellas, y creer en nosotros mismos, y en mí misma, descubriendo la gran riqueza del ser humano, de mí, del otro, la otra, los otros. Sentirme viva y libre, reír, llorar, cantar, correr, soñar, “vivir a concho”, en definitiva SER, ser yo misma, y vivir en armonía con todo lo que soy, con mis alegrías y mis penas, con mis errores y aciertos, con toda mi generosidad y también con todo lo que en mi haya de mezquindad, con mi sabiduría e ignorancias, riquezas y falencias, imperfecciones, contradicciones, con mi historia, mi bagaje y mi aprendizaje, mis fortalezas y debilidades. Vivir poéticamente, creo, es no tan solo mirar a nuestro alrededor, para ver y escuchar la naturaleza, nuestro entorno y descifrar los signos de los tiempos que nos corresponden, sino también mirarnos a nosotros mismos “hacia adentro” en nuestro espejo interior, para reconocernos, reencontrarnos y reencantarnos con nuestra propia intimidad, con nuestra esencia, con ese YO, puro, primario, espiritual y trascendente que hay en cada uno de nosotros.

Rina Gavancho D

Walter Steil Me siento un extraño animal. Hay fuerzas desconocidas que me impulsan. a.- Siempre regalar amor al mundo que me rodea. b.- Buscar el silencio y la soledad. c.- Ser reconocido por mi mundo inmediato (¿vanidad?). d.- Introducirme en un texto escrito y descubrir secretos en su sintaxis, melodías en el léxico, algo de mi mundo interior en el medio objetivo presentado por el autor, y, así, acercarme a este último para entablar un diálogo con él… Hay, otros campos del animal que soy, que no enumeraré; porque, creo más importante referirme al punto d, sí, de algún modo voy a responder a la pregunta 1. No siempre se tiene conciencia de la poesía que encierra nuestra vida cotidiana. Ahora, confrontado con la pregunta 1, realizo un viaje hacia mi niñez y abro allí una puerta hacia el mundo de entonces. Cuando cruzo el umbral penetro en una claridad que opaca todas las luces que se hayan presentado más adelante en mi existencia. Estoy sentado en la leñera con un codo de chimenea entre mis brazos, el cual acuno como veía hacer a mi hermana Hilde con su muñeca de porcelana. Avanzo en el tiempo, hasta mis catorce años: leo una novela de Rafael Sabatini, en la cual descubro una forma de redacción que, primero, me produce extrañeza y, posteriormente una agradable sorpresa por su forma de escritura, original y elegante… Tengo 17 años cuando soy recibido en su cabaña del bosque del lago Chapo por el viejo Obaid. La madera del bosque nativo, sin cepillar, que cubre la pared del dormitorio en que paso la noche posee fragancia que me transporta al corazón de la selva por la cual he andado aquel día. Vivo en Santiago, muy cerca de la iglesia de “El Salvador”. Todos los días, a las siete de la mañana acudo a misa a la basílica. Entre las columnas que se alzan hacia la altura, acunado por el parpadear de luces insuficientes para la nave gigantesca en la cual el sacerdote oficia la misa, me hundo en un mundo de silencio y misterio, que se acentúan con la presencia lejana de una mujer indefinida y tierna, que, como yo, jamás falta a la misa de siete… Mi bicicleta me lleva desde la calle Londres en dirección a la Plaza Egaña por una vieja calle donde las casas se hacen presentes con sus ventanas bien aseguradas por las contratapas… Son las nueve de la noche entre silencios y soledades, luces que se mueren y sombras que crecen… He llegado hasta la “Curva Quince” en el camino a Farellones. A mi izquierda, colgando

sobre la empinada ladera, un ciruelo en flor me indica por dónde iniciar la ascensión hacia el Refugio. Durante las cuatro horas en que trepo por la empinada cordillera, la llamarada del ciruelo en flor me acompaña como una canción interminable que pone alas a mis pies. Mi bicicleta me ha llevado a una pequeña y solitaria plazuela que me recibe en mi desolación: después de un año en mi primer trabajo he chocado con mi empleador, quien ha considerado necesario amenazarme con el despido. El raciocinio me lleva a analizar y desmenuzar conceptos; pero no logro alejar las sombras amenazantes que me han penetrado… Sin haber hallado una respuesta lógica, ni emocional, mi bicicleta me conduce a un bar en Providencia, del cual me retiro pasada la media noche para desplazarme zigzagueante por Tobalaba hacia mi casa sobre mi fiel amigo de dos ruedas. Nubes negras tapan el sol, ensordecen el mundo y tienden a doblar mi cuerpo en actitud servil, llevando consigo a mi alma por el mismo camino de mi espalda. Camino por el Cementerio General con el ataúd blanco que cobija a mi hijo entre los brazos. Los alumnos de mi curso avanzan conmigo hacia el nicho pequeño en el cual dejo el cuerpo del que no alcanzara a cumplir dos semanas junto a mí. Es el año 1973, vuelvo al Cementerio para acompañar a Pablo Neruda. Ahora caminan conmigo algunos compañeros, mis dos hijos y cientos de soldados con sus metralletas. Aquel día se inicia mi peregrinar sin fin hacia Isla Negra. Su casa permanece sellada y muda; pero el cerco de lampazo canta, con notas claras, a veces, con melodía de rabia, otras. Vienen los años del silencio y el temor: una niebla que aplasta, rompe y demuele, separa los ojos del corazón. La vida ha perdido su razón de ser, soy una lancha chilota empujada caprichosa por el viento, con su botavara rabiosa girando en busca de un mundo que no se deja hallar. Se abrió la puerta de par en par. Amigos recientes me hablan en el silencio con las voces de mi padre, con su corazón, con sus bosques y sus mares… En un amargo día de septiembre, hace cuatro años, había perdido a mis amigos, los que pensé jamás recuperar; pero, aquí en esta Escuela, emergieron cien (¿o más?). No había vuelto a trabajar solamente, sino que, entraba en un valle arbolado, enriquecido por un esterillo de aguas claras jalonado de meandros plateados. Un valle en el que el calor acariciaba mis hombros por siempre. Allí, en esa escuela tuve tantos encuentros con mi corazón. Allí, inicié el camino de regreso hacia el hombre que había dejado de ser un once de septiembre perdido. El camino se hizo llano; lo acompañaron mañanas sin fin y, una quebrada perdida en millones de años, que recorrí con mis pies y mi pincel, hasta aquel día iracundo en que

mi hijo decidió avanzar, aferrado a una cuerda en la garganta, hacia una realidad distinta. Desde entonces, mis pinceles dejaron de pregonar colores, mis canciones, de endulzar el aire. Entonces llegó a mí un mundo entre eucaliptos y seres nuevos, reparado por la tibieza de un alma grande. Entré en “Las Coincidencias”… Había necesitado una vida para encontrar el camino de la poesía, un camino que nunca me había abandonado; pero que alguien me ayudó a descubrir por fin, cercano, siempre allí, con sus soledades y tristezas, con sus tibiezas, con el amor que cae de los árboles, que flota hacia la mirada, que susurran las aeolias, que las piedras que festonean los senderos inundan de canciones. Así como una vez tuve amigos de juventud, junto a la botella de vino, más tarde, amigos de fuerza y entrega, vine a Las Coincidencias a encontrar amigos(as) para acompañarme en mis andanzas nuevas por los campos del pensamiento, de la risa, del corazón, para treparme al árbol del sentimiento y la conciencia, de la comprensión y el afecto. Desde ese instante, el tiempo de cruzar el nuevo umbral, la luz más fuerte señaló el camino, la p o e s í a realizó su entrada para permanecer. No es que la poesía no estuviera presente antes, es que, de pronto se convirtió en herramienta del corazón, en melodía escondida, pero, siempre iniciándose, en palabra sagrada, en lenguaje ya imprescindible… El sendero se hace presente entre la selva nativa, en las huellas de la barca, en las nubes que se cruzan y acarician, en la fragancia de la noche, en la sinfonía de las aguas. Por allí caminamos seguros pero tomados de la mano de la poesía, una mano que no nos pierde, que nos guía con certeza. La realidad cotidiana conduce a lo pragmático, a un mundo de tiempos acelerados, que hace pensar en que la vida consiste en producir, abrir caminos, sortear los vendavales, hacerse orgullosamente presente al mundo. En esta búsqueda agobiadora, en este actuar sin fin, en el enfrentamiento con las estridencias, las cargas opresoras, las horas que se deslizan a nuestro lado arrebatándonos la paz, negándonos la meditación, la posibilidad de realizar un camino interior a través del cual contactarnos con el alma; nos olvidamos de la vida hasta que, de pronto nos vemos enfrentados con que nuestro rumbo es y sigue siendo incierto. ¿Qué ha sucedido con la felicidad? ¿Cuánto ha durado, si es que nos ha rozado alguna vez? Hemos vivido en soledad, en tristeza, confundiendo los momentos de satisfacción física, de luces vagas, de perfumes que se nos escapan, de risas que no pasan más allá de ser gestos, de reparo y de solaz con la felicidad, esa felicidad que jamás llega, tras la cual

nos desvivimos. La felicidad no está a la vuelta del camino, después de realizado el trabajo del día, una vez cumplida la meta. ¿Por qué?, porque no es a ella que debemos buscar: nuestra vida con sus años, sus días y sus horas nos trae momentos, resplandores, silencios, dolores, fríos y tibiezas, explosiones y hondores que van coloreando cada instante por separado, que se acumulan en el ser; es la poesía de las horas, aquella que jamás nos soltará de la mano; pero que es preciso que busquemos, porque, por sí no llega, es un regalo que fulgura, que entristece, que canta sin fin con su melodía que quiere concertarse con las notas que constantemente están resonando en nuestro interior. Esta poesía no le pertenece solamente a la persona sensible y tierna; ella es como la tierra que sustenta nuestros pies, o la lluvia que acaricia el rostro: ella está allí, para todos, para el que la quiere y para el que no la busca, para el de corazón abierto, como para el que pretendiera alejarla…

¿Cómo crees que fuiste acercándote a esa visión a lo largo de tu vida?

Carmen Obreque “La poesía y el trabajo con los otros” El poder curador que produce el desarrollo artístico en el espacio creativo, tiene su poder sanador en el hecho que el proceso innovativo obliga, como uno de sus efectos, hacernos cargo de nosotros mismos. Siempre y cuando, el proceso se vivencie, efectivamente, de manera direccionada en esa intencionalidad. Este nuevo estadio contrae la semilla de autocontrol emocional. Significa que hemos de ganar un enorme poder sobre nosotros mismos, controlando lo único controlable, nuestro desborde emocional y nuestra capacidad de bajar los niveles de ansiedad, constatando la única temporalidad existente, el presente y disfrutando con ello: La vida. Se adiciona, la certeza de tener la capacidad intelectual de desarrollar un proyecto propio, que no responde a condicionantes externas. Entonces, hacemos un reconocimiento de lo que somos capaces. Constatamos, que ingerencia tenemos en el mundo. Ello surge a partir, de una observación realista, porque miramos a nosotros mismos, desde la verdad. Siendo capaces de emitir juicios críticos y argumentados respecto de lo social. Tomamos entonces posición y actuamos en consecuencia. Logramos crear el objeto poético. Nos sanamos y sanamos a otros, nos hablamos y hablamos del mundo. Componiendo desde la nueva palabra que la metáfora concita. Es en la observación y vivencia del crecimiento en el nuevo espacio de autoayuda con los pares, que se distingue claramente de otros espacios de ocio, socialización, educación, porque el sujeto creador es el sujeto que en el efecto, de la relación dialéctizada con el mundo, crea materialmente, tanto, la propia capacidad de autoreparación, producción de sí mismo, como la del objeto creado que siempre es uno “nuevo” pero que nace y se desarrolla en la influencia de y con “otros”. La poesía como espacio profético del reino de los pobres, de la denuncia de la miseria, del delatador del tirano, pienso que llegamos a él por vía amorosa y por vía de asumirnos como sujetos sociales. Amorosa en el sentido de cocreación y responsabilidad del mundo, y con el mundo, en el sentimiento de solidaridad que nace en mí porque otros se han preocupado de impregnarlo en mi ser. Sujetos ubicados histórica y socioculturalmente, en contextos determinados de los cuales podemos concienciar. Dándonos indicios de los roles sociales que tenemos y deberes históricos que nos competen.

Ada Cares LA POESIA A LO LARGO DE MI VIDA Tuve la suerte de nacer en un “hogar” donde había mucho amor y respeto. Mi madre escribía versos, me enseñó poemas antes de aprender a leer. Más o menos a los 8 años me matriculé en una academia de arte donde tomé clases de “declamación”. También en esa época recitaba en un programa de radio: “El abuelito Luis” (así se llamaba). Recitaba poemas de adultos; recuerdo por ejemplo, de Gabriela Mistral “El ruego”, Balada “Coplas”; de Juana de Ibarburú “Despecho”, etc. En la emisora empezaron a recibir llamadas felicitando a esta pequeña niña que tenía como seudónimo Marianela del Valle, (todo un éxito). Hablando de mi adolescencia, juventud, edad madura, que podría resumir: estudios, amores, sueños, frustraciones, matrimonio, hijos, separación, trabajo y otras hierbas. Venirme a vivir a la costa, yo diría, fue como el reencuentro conmigo misma y la poesía: tengo el tiempo, la disposición, las instancias para vivir la poesía y de repente escribir algunos poemas.

Orlando Hernández Pacheco LA POESIA A LO LARGO DE MI VIDAEl hecho de haber nacido en el campo donde no había escuela, muy cerca de la orilla del río Hurtado, con la naturaleza en mis manos, en un ambiente fértil, hasta los doce años, dueño de los huertos del vecindario y de sus frutos, íbamos dos o tres niños de mi edad en busca de leña al río, al regreso volvíamos con el atado de leña, una sarta de pejerreyes y carpas, un manojo de berros, tallos y espárragos, de los cuales había muchas matas a la orilla de las acequias y a disposición de quien quisiera tomarlas. En ese ambiente, la visión de la poesía estaba conmigo, había que cultivarla y no me hice de rogar. Apenas aprendí a leer a mis nueve años o tal vez antes, hacía versos con mis limitaciones infantiles, pero era mi ser emergiendo. Por ese entonces, mi madre me enseñó a escribir en los escasos minutos disponibles que le dejaban sus múltiples quehaceres, ya que éramos cinco hermanos y la única hija que pudo ayudarle murió a los nueve años. Mi madre junto con sus enseñanzas me entregaba valores. Siempre me decía: todo trabajo honesto dignifica a la persona. Con esa buena razón empecé a trabajar, primero fui pastor de ovejas, luego mozo para mandados, lavador de oro, pirquinero, sombrerero y panadero. Este último fue el oficio que mantuve hasta los setenta y seis años. Nunca tuve horario de trabajo, mi jornada empezaba algunas horas antes del amanecer y terminaba después de la puesta del sol. Siempre trabajé cantando la canción de moda o

declamando en voz baja alguna estrofa de Víctor Domingo Silva, Acevedo Hernández, López Meneses, u otros que solía leer. De ese modo, me fui acercando a la poesía, escribía siempre para los míos, no me atrevía a mostrar mis creaciones por tener inseguridad. Hace dos años, en la plaza de El Quisco se exponían algunos poemas de principiantes, entre otros, Mario Pueller, a quien yo conocía como fotógrafo de mis nietas. Conversé con él y le mostré algunos de mis trabajos, me aconsejó que fuera al taller “Al Este del Paraíso” donde él participaba. Fui bien recibido y un año después publicamos un libro colectivo de cuentos y poesías de ocho autores y en ese libro aparecen diez trabajos de mi autoría. Por esa fecha mostré algunos versos a Mario Enríquez, le agradaron y me ofreció publicarlos en la revista “El Fogón”. Ver dos de mis trabajos en dicha revista me llenó de orgullo y me alentó a perfeccionarme en este hermoso quehacer... largo ha sido el camino para llegar a confiar en mi visión de poeta.

Norma Avalos Como fui acercándome a la poesía Respuesta: La verdad, nunca me había planteado esta pregunta. Responderla ahora es un desafío. No podría señalar un comienzo, ya que si me remonto a mi niñez, todos mis recuerdos son de una niña triste, muy tímida, temerosa, insegura, solitaria y silenciosamente soñadora; que solo miraba al suelo, por lo que era constantemente reprendida. Según recuerdo, lo que más pensaba en ese tiempo era en como poder morirme, ya que creía que mi vida no tenía ningún sentido, o peor, porque no había nacido hombre. Para mí ya era bastante drama existir, como para más encima ser mujer. Ya adolescente me acerqué mucho a la Iglesia Católica, lo que me ayudo enormemente a salir de mi ostracismo, reorientando mi rumbo. Me incorporo al movimiento juvenil de esa época, la JOC. (Juventud Obrera Católica), donde descubro la amistad de muchas personas muy valiosas, y la más importante, la de dios, un Dios cercano, quien ha sido un gran amigo de toda mi vida y al que no siempre le he sabido retribuir, le he fallado mucho, no así El a mí. A partir de entonces mi vida ha estado muy marcada por la amistad, reconozco que soy una persona privilegiada con el maravilloso regalo de la amistad, ya que tengo muchos y grandes amigos, algunos desde siempre. Esto cambia la visión de mi existencia, dándole sentido a la vida y a mi vida, y más tarde, en ese mismo movimiento conozco a la maravillosa persona que será el amor y compañero de mi vida. Con quien, juntos construimos una familia y un cuento, que me hizo ser, crecer, creer, sentir y ver el mundo y la vida con una mirada distinta, hoy diría una mirada poética, ya que él era un poeta, no de escritos, sino más bien de la vida, un hombre de una gran riqueza interior y una solidez inquebrantable. Esto fue la más

grande poesía de mi vida. A través del tiempo, creo que pausadamente, me voy acercando a ver la vida poéticamente, pero me falta mucho camino que recorrer, aunque hoy me sienta feliz no tan solo de ser, sino además de ser mujer. Por eso mi presentación primera fue: soy mujer. Durante años he trabajado con campesinas, como facilitadora de talleres de formación y promoción de la mujer y me ha tocado conocer mujeres muy valiosas, como Lupe, sencilla, un poco silenciosa al comienzo, casi analfabeta, pero con una sabiduría que creo podría ser la envidia de las más “estudiosas”, y que fue un poco silenciosa al comienzo, casi analfabeta, pero con una sabiduría que creo podría ser la envidia de las más “estudiosas”, y que fue sacando poco a poco a través del taller. En el momento de despedirnos, finalizado nuestro trabajo, buscaba la forma de agradecerle todo lo que de ella había aprendido, y en el trayecto en micro de Santiago a Talagante, le hice unos versos, sin valor literario, solo versos de micro, pero que para mi tienen valor emocional, por lo vivido, que con el tiempo he llegado a pensar que los hice, sin darme cuenta, además para mi, y los titulé: SOY MUJER, y dicen Soy mujer Fuente inagotable de ternura De cuyo vientre brota la vida. Mujer de sencilla apariencia Y gran sabiduría escondida. Nunca más debo estar triste, Soy linda, soy grande, valiosa, Creada para enriquecer al mundo Rodeada de cosas hermosas. Soy mujer Capaz de jugarme la vida Por quienes amo, por los míos Y no hay fuerza en la tierra que pueda Ser capaz de quitarme estos bríos. Me conozco y me quiero mucho, Me tengo en gran valía Y cada vez que caigo en u pozo

Aprendo a encontrar la salida. Soy mujer Feliz y orgullosa de serlo, Con mis logros, penas y alegrías, Sin cambiar ni siquiera una hoja De este libro en que escribo mis días. Mujer con fe en mi futuro Y en el alma una esperanza prendida Mujer de pasos incansables Que en pos de la dicha, camina erguida. Soy mujer Creada y salida de manos divinas, Nacida para la felicidad. Yo, única responsable de conseguirla. Esa es mi gran verdad. Soy mujer gracias a Dios, soy mujer.

Rina Gavancho D “LA PREGUNTA” ¿Cómo me acerque a esta visión? Mi visión de este vivir es parte de las enseñanzas de mi familia, su forma de vivir, sus conversaciones simples, enriquecedoras, estas nos hacían sentirnos acogidos, queridos. Su ejemplo. No eran como el padre Gatica, que predica y no practica. De ellos aprendí el amor a la tierra, a mi tierra, el amor a la libertad, al prójimo, a Dios, a los antepasados, al trabajo, al sacrificio. A expresar la alegría ante el éxito. La tristeza ante el fracaso, a ser bondadosa, a reírme de mi misma, el cariño a los animales, el amor y el compromiso con la familia, los amigos, los necesitados. El respeto, la generosidad, la entrega. Del colegio: Los conocimientos, la laboriosidad, la templanza, la fortaleza, la superación, la competitividad en buena forma. Amor al baile, la música, el teatro, a los libros. De mi: La inquietud por conocer cosas nuevas, perseverar, disfrutar, crear, ser leal,

APRENDER, contemplar la naturaleza, gozar, la voluntad, superar la timidez, el miedo. De mi camino por la vida: La belleza de vivir, la prudencia, amar, luchar, innovar, resistir, pensar, llorar, la humildad, la paciencia. APRENDER. De las coincidencias: El estar abierta a las diferencias, a expresarme, a tener más autonomía, aprender del dolor, atreverme, sensibilizarme, reflexionar. Reencontrar el sentido de las cosas, el sentido de la vida. Conocerme, crecer, no reemplazar lo afectivo por el consumismo. Generar lazos, estar abierta a los cambios, ser solidaria, estar alerta, renovarme, escribir, APRENDER. De mi abuela materna: ¿Por qué soy como soy? Mi Abuela Matilde Mi abuela materna, Matilde, casada con Manuel, quedo viuda joven, con 10 hijos, mi abuelo en ese momento tenia una pequeña empresa constructora, lo que significo que el ingreso familiar se acabara, y los 4 hijos mayores se tuvieron que hacer cargo de su madre y sus hermanos. Ella fue una niña criada para ser madre y dueña de casa, su educación contemplo la equitación, manejo de armas, historia universal, idiomas y música, ella tocaba citara y clandestinamente la guitarra. Cuando quedo viuda asumió estoicamente su nueva condición económica, ella y mi abuelo, ambos vascos vivían en una casa quinta que juntos habían construido, allí mi abuela tenia una maravillosa colección de cactus y suculentas, que no se pueden imaginar lo que era en época de floración, un verdadero deleite para los ojos. También había un enorme parron de casi 40 metros, sultanitas, torontel, dedo de señorita, cristal y tantas otras, mi abuelo destilaba su propia agua ardiente y mi abuela preparaba apiados, anisados, en guindados, licor de nuez, uf de todo. Luego venían todo tipo de duraznos, pelados, peludos, de la virgen, diablitos, membrillos, caquis, higueras, naranjos, limones, damascos, ciruelos, olivos, en las melgas entre los frutales a la izquierda de la casa, flores, rosas, rosas peonías, trompetas, violetas, violas, varitas de san José blancas y fucsia, gladiolos, juncos, lirios y de un cuanto hay. Junto a una gruta de la Virgen de Lourdes, a la derecha, el huerto, allí se cultivaba de acuerdo a la estación, tomates rojos y amarillos, espárragos, ajíes, zapallos, calabacines, porotos verdes y burros, pepinos de fruta y ensalada, alcachofas, papas, y en la parte trasera de la casa, un enorme gallinero y la casa del perro, dos de ellos inolvidables para mi, “El Miaja y El Campeón”, y lo mas importante, LA DESPENSA, esta era una pieza grande de techo alto de madera, pintada de café fuera de la casa. Estaba

llena de estantes, todo limpio y ordenado, el tesoro de mi abuela, ella elaboraba todo lo que producía su quinta, grandes frascos con duraznos en conserva, membrillos, peras, damascos, otros mas chicos con mermeladas, dulce de alcayota, membrillo con forma de pescado envuelto en papel mantequilla, aparte la jalea y en botellas la miel del membrillo, para usarla en el postre “Macho Ruso”, que era leche con harina amoldada y esta miel encima, había alambres que atravesaban de lado a lado en la parte alta de la bodega, donde colgaban cebollas, ajos, cochayuyo, cáscaras de naranjas y limones, ramos de albahaca, en otro costado sobre tablones de madera en la parte mas alta y oscura, manzanas y peras puestas cual militares listos para el desfile, también colgaban grandes cartuchos de papel café con higos secos, orejones, huesillos, charqui, ciruelas y hierbas para todo tipo de dolencias, y por supuesto el bacalao. En los estantes, los colores de los frascos eran alucinantes, verdes, rojos, negros, amarillos, naranjas. Los tarros con porotos, garbanzos, lentejas, los sacos de harina, papas y mafour, que era un alimento para las gallinas y el alpiste para los pájaros, ella no tenia canarios le gustaban los jilgueros, decía que su canto era mas bonito y le recordaba su niñez en casa de sus abuelos, también tenia un loro “Pepito”. Cuando florecían las varitas de San José u otras flores, hacia grandes ramos y partíamos al cementerio, yo tenía cuatro años, cuando con mi mama llegamos a vivir con mi abuela. En el cementerio me enseñaba el camino a seguir para visitar a sus parientes, su madre Amelia Nepomucena Francisca Ana del Pilar, a su tío Andrés, a su nuera Mercedes, a su yerno Hugo y a su esposo Manuel. Niña me decía :tu vas a ser la única que cuando yo no este, sabrás como venir a ver a mis parientes, cuando puedas hazlo, hay que honrar y visitar a los muertos, ellos son parte de uno y nosotros parte de ellos. Ella era muy disciplinada, atenta, cariñosa, preocupada de los detalles, hacendosa, con un carácter a prueba de balas. Desde que mi abuelo murió , llevaba medio luto, colores grises, blancos, negros y lila, sus ropas eran a media pierna, sobrias, después de levantarse y vestirse cubría sus ropas con un gran delantal de pechera con dos grandes bolsillos, donde yo podía encontrar todo lo que mi interés de niña buscaba, pañuelo, caramelos, las llaves de la bodega y su chauchera, cada cierto tiempo me daba una chaucha para que me comprara en la panadería de la esquina llamada “El Canario”, un pastel con forma de cisne en masa choux con crema, que era mi perdición . Mi Mamima, que era como todos la llamábamos, todas las tardes a la hora de la oración se sentaba a escuchar las noticias en la radio, se comía una manzana, la cual compartía conmigo, yo me sentaba a su lado, en un pisito chico que estaba tapizado con una escena campestre bordado en punto de cruz por ella, nos quedábamos charlando y entonces me contaba sus cosas, historias, vivencias de su niñez, sus amores, sus

temores, lo que amaba el mar, de su padre, un capitán de puerto, ella se crió junto al mar y los botes,. Nunca la vi tocar la citara, tomaba la guitarra con el mango hacia arriba y me enseñaba a cantar…. Tengo una petaquita……para ir guardando……mis penas y alegrías……que van pasando….Pero algún día… pero algún día…. abro mi petaquita…….. la hallo vacía…… Se ponía alegre con su guitarra, sus plantas, sus hijos, las visitas, su trabajo. Ella no era de caricias, pero si de detalles, a veces todos comían de postre compota y a mi me ponía 3 brevas negras maduras maravillosas, toma niña me decía, a ti te gustan las brevas, nadie decía nada, porque sabíamos que en otra ocasión le tocaría a otro comer o tener algo que le gustara. Esta actitud de generosidad y entrega no solo era con su familia sino también con sus vecinos y personas de escasos recursos, cuando tocaban el timbre de su casa para pedir, los hacia entrar y allí les entregaba una bolsa con lo que tuviera, una vez sentimos que el perro ladraba de distinta forma, como loco, era de noche, ella fue a su ropero y saco un revolver, me dijo que no saliera de la casa, prendió las luces del parron , que iban de la puerta del living hasta la calle y vimos a un hombre inmóvil al lado del perro, ella sale y dispara al aire; -¿quien anda?, dijo, y el tipo le contesta como llorando, ¡Hay señora Matilde no me mate por favor!, y entonces ella parte, -¿que haces acá? Es que quería sacar uvas, -Pero si yo hoy día te di un inmenso paquete, Si pero yo quería mas, Le pega un coscacho en la cabeza, lo manda a la calle y le dijo, -A la próxima que entres por la pandereta te mando una bala al cuerpo, acá se pide, no se roba y chao. Volvió a la casa como si nada, yo pensé que en la comida iba a contar lo que había pasado, pero no dijo nada. Mi abuela crió a Alex, que fue a buscar a la ciudad del niño, el creció conmigo como un hermano, fue mi padrino de matrimonio, ella decía donde comen seis pueden comer siete, Dios provee. De una fe a prueba de todo, cada noche antes de acostarse le daba un beso a la foto de mi abuelo que tenia en el velador. Ella era una mujer liberal, avanzo con el tiempo, se podía conversar de todo con ella, leía

mucho, no se escandalizaba con nada, cuando algo era mucho se persignaba y decía; -Que dios nos perdone y el diablo se haga el sordo. Su casa quedaba en la Gran Avenida, para presidente votaba por Alessandri y para alcalde por Palestro. Podría contar miles de cosas sobre mi abuela, sorprendentes, contradictorias, la recuerdo con un azadón en la mano cambiando el agua de las acequias, las polleras arremangadas a un costado de su cintura, sus enaguas eran blancas, sus medias eran grises, la recuerdo elegantísima en su sencillez el día de mi matrimonio, orgullosa al vernos entrar con Alejandro a la iglesia, la recuerdo sabia el día que iba a tener mi primer hijo; -Niña ándate a la clínica por que ese niño ya va a nacer, y si es colorin no te asustes, por que nosotras somos emparentadas con la Quintrala.

¿ Cómo le explicarías a un grupo de adolescentes el significado que le atribuyes a la expresión “ viviendo la poesía”?

Orlando Hernández Pacheco

(Pregunta , hay dos respuestas VIVIR LA POESIA COMENTARIO A UN GRUPO DE ADOLESCENTES Estimados amigos, tengo la misión de entregar a ustedes, mi visión de lo que es vivir la poesía. Ustedes, que viven en la ciudad, no muy lejos de vuestra casa hay una iglesia, os despierta el tañir de campanas el día domingo a escuchar la misa. El sermón habla de la semilla que cae en tierra ajena, no le das mucha importancia, sales de ahí, es un lindo día de sol, te sientas en la plaza, hay unos cuantos pajaritos cantando y muchos niños jugando en autitos pequeños, otros jugando a la pelota o tenis, quieres leer la revista que llevas contigo, la miras y hojeas, pero piensas en lo que dijo el sacerdote, no lo recuerdas muy bien, te atrae más el juego de los niños porque lo estás contemplando al mismo tiempo que vuelves a ver los pajaritos que vuelan de uno a otro árbol y el sol que por las mañanas es un agrado. No puedes sustraerte a las cosas que contemplas, porque sin quererlo tú, se grabaron en tu mente. Fue una visión que recordarás esta tarde, mañana y tal vez mucho tiempo, porque se adentró en ti, se hizo tuyo el juego de los niños, recordaste cuando tú lo hacías, es parte de la vida. La naturaleza, el cantar de las aves, el sermón olvidado, esas emociones que nos regala la vida y que el ser jóvenes nos permite valorar la riqueza de lo simple y da verdadero sentido a la vida. Eso es algo de lo mucho que es vivir la poesía.

Orlando Hernández Pacheco Otra Respuesta VIVIR LA POESIA COMENTARIO A UN GRUPO DE ADOLESCENTES Hola amigos, ¿cómo dijeron que se llaman? Tú Juan, tú Rogelio y tú José, me he enterado que ustedes nacieron en este lugar, los puse de mayor a menor para no confundirlos. Juan, tú a tus catorce años has acompañado muchas veces al papá a la faena del campo, sabes como se hacen los cultivos, las limpias de ellos, los riegos y por supuesto, las cosechas. Rogelio, tú también conoces de estas cosas, pero además hay en la casa un pequeño ganado cabrío que cuidar. He sabido que es tarea tuya ir por la tarde acompañado de León, tu perro pastor, a bajar el ganado del cerro. Y tú, José, tienes la misión de recoger los huevos del gallinero y dar de comer a las gallinas. Los padres de ustedes deben estar muy contentos de tener en sus hijos buenos colaboradores, ya que sin dejar de asistir al colegio, ayudan a los quehaceres de la casa. Ya crecerán, serán hombres y tendrán los más lindos recuerdos de sus primeros años en el campo, viendo nacer los frutos sembrados por vuestro padre, luego cosecharlos y disfrutar de su rico sabor, recordarán las pariciones de las cabras y los golosos cabritos tironeando los pesones de las mamas a las que ya le habrán extraído la mayor parte de la leche, y tendrán la preciosa visión de la gallina clueca que estuvo veintiún días echada sobre doce huevos, levantándose no más de dos veces al día para comer y hacer sus necesidades biológicas. Esos recuerdos, amigos míos, Juan, Rogelio y José, son muy hermosos. Piensen en la semilla que vieron nacer, los cabritos tirando el pesón, o los pollitos limpiando la cáscara del huevo, es imposible que no tengan un recuerdo de un nido de pajaritos al que ustedes privaron de nacer; sé que lo recordarán con pena como la he sentido yo, porque

también lo hice. No obstante, en todo aquello hay poesía. En los primeros casos gozo, felicidad y amor. En el último, pena y dolor. Sin embargo en todos se vive la poesía.

Silvia Alarcón Águila Explicando a un grupo de adolescentes el significado de la expresión “viviendo la poesía”. Ir descubriendo la armonía y belleza de Ser y Estar, vivir en profundidad la creación, el aleteo del minúsculo pulgón, el amanecer, las puestas de sol, la belleza de tu mascota, el amor y la amistad, todo te sensibiliza y estremece, te gusta o te disgusta, vas creciendo y viviendo intensamente la armonía que te rodea. Expresando desde la emoción, haces poesía y vives.

Alicia Cabello Diagnóstico “socio existencial” de la cultura dominante Los golpes, el maltrato, la pérdida de dignidad, lastiman el ser, transforman la forma de enfocar la vida, de enfrentarla…Te paras, caes, te vuelves a parar, desconfías hasta de ti y otras vuelves a confiar demasiado, pero lo que permanece estático se muere, y lo muerto infecta, te infectas más el alma. Buscas en todos lados, y sabes que las respuestas están tan dentro, en lo más ínfimo de uno mismo. Te asaltan pensamientos suicidas, de asfixia, de ahogo, encierro en ese cuerpo, el alma quiere escapar de lo tangible, de su cárcel…falta de amor propio, Inseguridad….diariamente escapas del presente, viviendo de recuerdos, de ilusiones venideras, y ¿el presente? ¿Donde queda? cada instante preciado del aquí, y ahora. Se debe fijar la línea de tiempo, crearla, mirar el pasado sin emociones, crea depresión, y el futuro no construirlo, quien sabe que pasara mañana? …misterio, al crear, creer crear, traigo angustia…. Pero en esta sociedad te enseñan, a triunfar, a ser mejor que otros…y en que parámetros se mide? Es inmensurable, no hay máquina, ni aparato que lo logre ¿quien es mejor que quien?, los títulos no te hacen mejor persona, te ayudan a sobrevivir en la

selva, en el infierno. Te enseñan a tener envidia…, y no las importancia esencial de vivir, el sentido de vivir porque es un lujo. Se vedo por siempre el misterio de lo sagrado, el misterio del para que estamos acá, que la muerte es un transito, se niega el valor de la naturaleza…y a los que tratan de investigar los tildan de locos, enfermos, desadaptados. ¿Porque todo es negro o blanco?, porque la ciencia no puede ir de la mano de lo holistíco, de lo alternativo, porque darnos de dioses destructores, ¿para que? Caminos que dirigen al mismo sendero, opciones varias, cual es la adecuada, podríamos enfocarnos acá a la física cuantica. Tratamiento a nivel individual. El individuo debe en primer término reconocerse, tener conciencia de si. Saber cuales son sus debilidades y virtudes, centrarse, en momentos como espectador de ellas y para reconocerlas y discernir entre que esta bien y mal y los limites en que puede movilizarse. Comenzar a rescatar lo moral, tratando de llegar al perfeccionamiento. Limpiar cariñosamente a través de él mismo las asperezas de los recuerdos amargos, de las culpas, etc…y rescatar aspectos positivos Transformarse. ¿Como podríamos llegar a la transformación? A través del trabajo diario, metódos hay muchos… A caso de ejemplo, si no se quiere hacer algo , porque se siente en estado estático corporal (estancado) y con angustía, romper dicho estadio, reconociendo que no es de su esencia y pertenece al estado emocional del ser, no siendo el ser mísmo. Hacer en este caso lo que no se quiere hacer, siempre y cuando este No hacer no implique dañarnos. Otro método, es la relajación, tomando conciencia `primero del cuerpo sintiente (de la materia), para luego lentamente ir percibiendo cada músculo, átomo, toda la materia del que estamos conformados, y después concentrarnos nada más que en la respiración y palpitación. Meditando, aquí se toma conciencia de los cosmos internos y externos, del infinito,.se toma conciente del cuerpo pensante, de la razón, del cuerpo emocional. Se pueden hacer distintos tipos d meditaciones, contemplativas, y participativas, pero guiadas siempre por el cuerpo mental. Una vez el individuo tomando conciencia de si, buscando diariamente el perfeccionamiento de su ser interno, estará en mejores condiciones para adaptarse en la sociedad, sabiendo que este ente, esta conformado por la conciencia colectiva que tiene otras premisas y prioridades, puesto que el subconsciente colectivo trabaja a modo imitativo y emocional. Para cambiar el cuerpo social, se necesitan grupos de iguales lineamientos que busquen y opten por el cambio, pero como se dice el cambio comienza por uno.

Todo se puede cumplir, sólo si diariamente en mi presente construyo, para el instante, creo para cada milésima de segundo, me creo. cada ser tiene un tiempo, no se debe mirar como anormal lo que pasa, nadie sabe realmente que es lo normal en sentido natural, lo cierto es que se debe comenzar a tener conciencia de que estamos aquí, por alguna razón, para hacer algo útil, bueno, para el mundo, este refugio, cada ser tiene una misión. Ahora bien, se preguntaran…y esto que tiene que ver con la visión poética…, ni siquiera la ha mencionado, pues Todo ya que poesía es el arte del diario vivir, es amarte. Comprenderte, aceptarte, comprometerte contigo es darte vida tú, y contribuir al desarrollo personal y de la humanidad. Es poesía, el canto de un pájaro, el dormir de un recién nacido, que pureza, es poesía el arte de estar aquí, para ayudar, y no pasar esta estancia en la tierra porque si, es para contribuir al mejoramiento de la humanidad misma.

Escribe una propuesta de imaginería para un grupo de la tercera edad en que tu propósito sea ayudarlos a familiarizarse con la expresión viviendo la poesía” .

Silvia Alarcón Águila Una propuesta de imaginería para un grupo de tercera edad “viviendo la poesía”. Motivaremos desde nuestras vivencias y experiencias la participación activa donde se abran espacios para trabajar y comunicar anhelos, inquietudes necesidades que tienen los adultos mayores de relacionarse, viviendo la amistad y el encuentro, para experimentar la grandeza y libertad que se logra trabajando, creando y compartiendo con el otro. Vivir la poesía es ir satisfaciendo inquietudes y necesidades que se van quedando algo rezagadas y que tenemos que hacer que salgan expresándonos y comunicándonos.

Escribe un poema en que un laberinto habla sobre sí mismo

. Carmen Obreque Morales

El Laberinto que habla de sí. “Pare de Sufrir” El laberinto de las mujeres Me ubico en la soledad de un desierto, de un Borges ciego y viejo. En el laberinto de la desolación. Doy vueltas y la nada se manifiesta en arena y cielo, los vericuetos de lo no asido. Me creo parte del todo pero el desierto me escupe. No hay soledad más sola que la destreza a que me obliga esta tristeza de de sed y hambruna, esta hambre de pura pena, del llanto húmedo del desierto de mi ojo, sin pestañas y sin ojo. Una niña se aparece. Me habla me toma de la mano una y otra vez. Yo, borracha la empujo, la evado, me río de su ternura. La niña molesta construye palacios de arena y me cuenta una historia de otras niñas que reían en otros desiertos. Me dice que es un problema de ausencia. Las mujeres no deben estar solas, nacieron para parir, para llenarse de hijos. Le grito desde mi entraña seca, que él ha muerto. Me grita de su alma blanda que la espera pierde, que sólo confíe, que la cosas pasan, que no hay que andar llorando. Yo me siento a pierna abierta, sola con la niña. No peleo más. Tomo a mi niña y camino al oasis certero de mi fe más ciega. En la entrada un letrero gigante dice: “Pare de Sufrir”.

Ada Cares EL LABERINTO Más que un camino un laberinto, particular, especial. ¡Recórreme! es una invitación. Además no tienes opción ya estás aquí.

¿Retroceder? ¡Imposible! ¡Avanza! cual vendedor te ofrezco: múltiples senderos, rutas, caminos anchos, angostos, rectos, curvos, de colores, luminosos algunos, otros no tanto (a algunos les molesta la luz) también los tengo inciertos para los que se atreven, mis rutas se enlazan, entrelazan, se bifurcan. Si quieres música la tengo y variada ¿colores? muchísimos ¿poesía? en abundancia. Un mosaico de ofertas tentadoras. Seré sincero, tengo carencias: adolezco de indicaciones, señalizaciones, flechas, semáforos. Tú debes decidir por dónde seguir, cuándo detenerte, qué camino elegir. Siempre tienes tres alternativas: emoción, razón, intuición. Si quieres complicarte un poco agrega la obligación, se me olvidaba, hay más ofertas: el camino del humor,

del amor, de la aceptación, o podría ser el de la desazón, desesperación, Tú eliges.

Elzbieta Majewska Laberinto Tengo sospechas de mi existencia, un camino o varios, perdido en mi mismo, en penumbras me encuentro, el no saber me asfixia, y en esta parálisis, lucho por salir, por verme entero, Por conectar, y destruir muros, cadenas que impiden que aflore el conocimiento…de la vida misma, mi vida, Y doy vueltas y vueltas, buscando respuestas. ¿Quién soy?, ¿Hacia donde voy?, ¿Cual es la salida?... Me aquieto, en esta serenidad … un atisbo, ¡la salida está dentro!, en lo más profundo ,comienzo a conocerme ,me acepto, encuentro la escalera mágica(las alitas del autoconocimiento). Desde arriba todo es distinto, y al integrarme con mi todo y el absoluto reconozco los caminos de lo eterno.

Alicia Cabello

¿Quien soy yo? Un laberinto vivo Buscando su centro Tengo puras preguntas Las respuestas nunca me satisfacen No tengo techo ni un lugar seguro Y me siento orgullosa de ello Vagando bajo las estrellas Espero el amanecer Se que hay en mi una estrella perdida Que todavía no germina; Cuando esto ocurra Me transformare en el espiral Bailando alrededor de ella.

Ligia Gallardo El Laberinto Mi existencia es oscura, soy temido y malentendido. Aparezco como las entrañas de un monstruo devorador Sin salida, sin remedio, sin opción. Soy castigo de pecadores, Represento la dificultad esencial de alcanzar la salvación. Soy condena: errante y sin salida hasta el infinito. Las entrañas de la tierra me poseen, Grutas y cavernas, oscuridad, misterio de los orígenes. Las profundidades del mar, hasta el centro del planeta. Quizás.

El bosque, puro y venerado bosque, senderos invisibles, sin horizonte, solo el espesor del follaje. Me representa sin retórica. Los jardines que me imitan: Senderos verde , perfectos Circulares, rectilíneos, sin salida, con bifurcaciones, giro, corte, oblicuo y vuelta al punto de partida. Retrocedes, vas y vuelves. Angustia, duda y si fuera un juego?. Y la vida…… soy símbolo de la existencia cotidiana, De la vida Y la mente…. El misterio de la mente: Recorridos, entretejidos, urdidos, devaneos, hilos, hilvanes, Cadenas, Nudos. Bordados. Los bordes, los lados, la periferia, el centro, Cuantos merodeos para llegar a la esencia. Toda una vida. Y luego la nada, El laberinto del universo.

Lecam, julio 07

¿Cómo harías una presentación tuya de tipo existencial, sin acudir a características de tu

identidad de pertenencia?

Ada Cares PRESENTACION MIA DE TIPO EXISTENCIAL Soy una persona madura, observante, asombrada de mi misma, descubriendo mis capacidades, aprendiendo a relacionarme conmigo misma, mis compañeros, amigos, mi entorno. Con una intensa vida interior ordenando mis dudas, creencias, proyectos. Aprendiendo de mis experiencias y lecturas. Pienso que soy ansiosa, mucho temor al sufrimiento, pongo barreras defendiendo mi espacio, tampoco invado el de los otros, me emociona la belleza, no me hago grandes expectativas ni con las personas ni los acontecimientos (seguro es por el mismo temor al sufrimiento). Disfruto en soledad: un buen libro, escuchar música, pintar. Trato de no ser apegada ni a las cosas ni a las personas. También me gusta compartir, soy alegre y divertida cuando quiero. Soy más bien conciliadora, evito los enfrentamientos, la violencia de todo tipo.

KatiaVelásquez Presentación Existencial EN JULIO/ ¿Quiénes soy? Soy relámpago de invierno, ardilla presurosa descendiendo y trepando árboles en búsqueda incesante de algunas nueces conocidas, y deseosa de probar otras nuevas, recién traídas, o tal vez solo ansiando primicias de temporada. Voy tras el sol, como ave que migra y vuela tras la luz, con aspiraciones de cálida claridad. Mi pasión es andar el camino, degustarlo, entender las señales, palpar los rincones, conocer las claves y los símbolos, ojalá saber quienes le construyeron y saber de los caminantes que me antecedieron y los que me sucederán. Aunque ignoro muchos idiomas me sumerjo en los aromas, en los perfumes de amistad

y solidaridad, me ensueño de justicia y amor. Me alimento y fortalezco de los sueños, mas divago de inutilidad, ¿sirvo o no sirvo? Valgo porque valgo y sirvo porque así lo creo, pero en la quinta esencia del día o del crepúsculo, padezco de pánico escénico y la ardilla siempre lista y ágil se queda sin colores, suda a raudales de pensar lo que no hizo y que lo hecho fue una nada o muy poco. Reaparece entonces la marmota dormitando en sueños de nadie, suspirosa de ayeres, entra en el vacío cósmico, la rueda sin fin y en una hora cualquiera sin tener fórmulas ni planos, viene un guiño de la luna, o un árbol que transmite sapiencia o tal vez un verso de claridad y reaparece el relámpago de entusiasm cualquiera le dijera tímidamente:

Alicia Cabello Quezada . Presentación de tipo Existencial. El Despertar. Caí del cielo un jueves, a eso de las siete y treinta y regresaban otras tantas almas al firmamento etéreo, Al origen de la vida, al principio, al misterio. Al crecer, en esta tierra la existencia me fue envolviendo, Preguntas y respuestas aunaban en los silencios más profundos del ser mismo, como cómplices trenzaban los caminos de lo eterno. Por buen tiempo, me negué a ellos, pero al fin un día los integre a este cuerpo, hice del” yo” mi casa, mi hogar, mi compañero, Decidí tejer vida junto a ellos, Desde ese día comenzó la existencia misma, El sentirse pleno.

Silvia Alarcón Presentación de tipo existencial, sin identidad de pertenencia.

Tengo todo el potencial para darme cuenta que no se. Soy un punto de vista. Soy signo de interrogación.

Ligia Gallardo Cómo harías una presentación tuya de tipo existencial, sin acudir a características de tu identidad de pertenencia. Soy una mujer de media edad, en una fase de relativa quietud de la vida, después de muchos años de intensidad y movimiento. Originalmente de espíritu rebelde, el paso del tiempo y los golpes de la historia social de nuestros tiempos, ha logrado doblegar. Tal vez la causa principal sea una esencia remolona, oculta y negada hasta ahora y que con dificultad se abre paso con los años. Madre desde temprana edad, mis dos hijas han sido un eje central de la existencia. Comparto la vida con el mismo hombre hace mas de 11616 años. Muchos encuentros y desencuentros ha tenido nuestra convivencia. Nuestro amor ha soportado las inclemencias de grandes tornados y ciclones que mirados desde la perspectiva del tiempo nos han servido para cultivar la sinceridad, la autenticidad y la verdad en la relación. El trabajo como medico son el sentido y mi modo de orbitar en el universo. He desplegado esfuerzo y dedicación al estudio y luego al ejercicio de la profesión. He intentado desarrollar los fundamentos de lo humano y lo social en mi actividad cotidiana. La mayor parte de mi tiempo la he dedicado a la actividad asistencial hospitalaria y algo a la docencia. En los últimos dos años, razones de salud física y sicológica precipitaron la realización de un deseo: abandonar la gran ciudad capital y trasladar nuestra residencia a una localidad de campo y mar en la Isla grande de Chiloé, cercano a Ancud. La adaptación al cambio de residencia es un proceso complejo en si. Este ha sido mucho más que un cambio de residencia, es un desplazamiento desde la gran urbe y

capital al extremo sur del país, a un territorio insular. Del centro a la periferia. Tengo experiencia en movimiento. Traslado, rehacer un nido y recomenzar el cotidiano. Aprendí con el cataclismo del exilio, partiendo a Italia a temprana juventud con mi hija mayor, aun muy pequeña. Abrirse paso en un país diferente es una gran empresa. Italia nos fue amable. La ebullición social y política de los años setenta-ochenta nos favoreció. Regresamos a nuestro anhelado país a fines de los ochenta. Fue llegar a un país diferente, más fuerte que un traslado a una tierra desconocida. La memoria no coincidía con el presente y nos resistíamos a aceptarlo. La historia había tomado otro rumbo al que labrábamos durante los años setenta. Y heme aquí, en un amanecer brillante de invierno, continuando la búsqueda, inmersa en un mundo real, deambulando entre y dentro la naturaleza y mi naturaleza. Arboleda, oleajes y mareas, frialdades y tibiezas, Horizontes nevados, colinas felpadas de verde Hebras, vellones, navetas. Silencio, soledades, piares, graznidos. Y la cotidiana labor de entrega asistencial, real y mágica. Ancud 168 de julio 16007

Ana María Pinto Presentación existencial Soy esencia y tierra. Soy pasajera en esta vida, un ser humano con ansias de crecer. Existo, pienso, me emociono. Soy la suma de mis actos y de lo que creo. Creo en Dios creador y todo poderoso. Creo que en la eternidad, todo y todos seremos uno. Creo en la habilidad de la tierra para no morir. En mi luchan los siete pecados capitales y las esquivas siete virtudes.

Dureza y ternura, temor y razón. Cautela y riesgo, luz y sombra, eso soy. Soy a veces melancólica, a veces divertida. Sueño con construir sueños. Soy la resta de lo que no hice y de la fe que me faltó. Soy el resultado imperfecto de tanto afán por vivir. (Si vivir es existir, poesía es vivir con sentido). Soy un montón de años sueltos. Soy la que soy y no la que quiero ser. En la recta final de mi vida, apenas vislumbro quien soy. Es difícil definirse por lo que se es y obviar lo que se tiene, aunque en honor a la verdad, entramos y salimos de este mundo, tan solo con nuestro ser.

Escribe una síntesis acerca de cómo has ido avanzando en el auto conocimiento a lo largo de

tu vida

Ada Cares SINTESIS DE MI AUTOCONOCIMIENTO Mi autoconocimiento no tiene un comienzo preciso, pienso que en la mayoría de las personas parte desde muy temprano, no es algo planificado, ni siquiera propuesto, simplemente es parte de nuestro desarrollo; desde muy pequeños vamos descubriendo nuestras capacidades, debilidades, ansiedades, miedos, sueños, fantasías, etc., que una atenta mirada descubrirá en los juegos de los niños. En mi adolescencia descubrí mi gran afición por la lectura, la poesía, la psicología, la música, el teatro. Esta gran variedad de intereses me llevó a incursionar en diversos aprendizajes que pronto abandonaba para empezar otro (deduzco que era y soy ansiosa y poco constante). Otra característica que me di cuenta poseía desde muy joven es que soy racional y controlada, (no sé si para bien o para mal). No hablaré de mi época de adulta joven: estuve muy ocupada, al punto de olvidarme de mi misma: trabajo, matrimonio, hijos, generar dinero, etc., etc. Hace diez años me vine a vivir a la costa, aquí comencé un trabajo consciente y sistemático de autoconocimiento, ahora tengo la tranquilidad, la disposición, el tiempo y la ayuda para hacerlo. Estoy consciente que conocerme es una meta inalcanzable, somos seres complejos, cambiantes, impredecibles. Me ha ayudado en esta tarea el observarme y muchas veces asombrarme de mis actuaciones y reacciones; aunque digo anteriormente que poseo algunas características que han perdurado en el tiempo, no es así en un ciento por ciento, por ejemplo digo: “soy racional y controlada”, pero también me he sorprendido actuando guiada por mis emociones y en ocasiones hasta soy impulsiva; ahora podría agregar que soy “contradictoria” y esto afirma lo de impredecible. ¡Qué complicada soy!, creo que resulto hasta interesante, aquí apareció otro rasgo: vanidosa. Volviendo a la seriedad. Ha sido importante en este tratar de conocerme, la lectura de muchos libros, por ejemplo “Tipos de personalidad” y “Comprendiendo el Eneagrama” de Richard Riso, algunos libros de C.G. Jung, “Eneagrama de la sociedad” de Claudio Naranjo, “Psicosíntesis”, etc. También es muy importante haber llegado a “Las Coincidencias” (año 110011), donde el conocernos es un objetivo del curso. Llevo seis años asistiendo a este lugar (a pesar que dije que soy inconstante), a lo mejor dejé de serlo (somos cambiantes).

Luis Hernán Morales Pichunante

Escribe una síntesis acerca de cómo has ido avanzando en el auto conocimiento a lo largo de tu vida. Al igual que con la poesía el auto conocimiento comenzó a muy temprana edad. Tuve siempre la inquietud de conocer, percibir algo más allá de la mera cotidianeidad. El conocer se hizo una necesidad que satisfacer en mí. Con el paso de los años esto me llevó al encuentro con la filosofía, la poesía y la literatura. Mi interés en lo social fue creciendo a través de la visión materialista de la historia. Mi inquietud por descubrir aún más de nosotros mismos, de nuestra identidad, de nuestra razón de ser, me impulsó a estudiar antropología social en la Universidad Austral de Chile. Hoy en día mi reencuentro con la poesía, sin duda alguna, me ha ayudado a seguir en el auto conocimiento. Aún queda mucho por hacer, sé que aún queda mucho por trabajar, que aún queda mucho por conocer. A veces a raíz de nuestras necesidades insatisfechas, motivadas por aspectos económicos o materiales dejamos de lado los elementos esenciales de la vida. Perdemos el tiempo sin saber que la vida es corta. La experiencia de vivir la vida es un caso único e irrepetible que debe agradecerse, valorar, cuidar. Nuestro paso por el planeta es sólo un instante. Un momento que se va con la muerte. En suma y a pesar de todas las limitaciones que he tenido durante mi vida, me parece que he aprovechado las pocas oportunidades que me han dado. Sin duda que mi buen momento obedece, que al fin me he dado cuenta de lo extraordinario que es el existir, ir más allá de la propia muerte, porque un espíritu inquieto por el conocimiento no muere. Por que conocer es trascender. Espero responder a toda la gente que me ha ayudado. Concretar las expectativas, con trabajo y esfuerzo, y gratitud.

Escribe un cuento basado en algo que podía haber pasado en tu vida y que no ocurrió

Texia Roe

SEDUCCION

Su mundo fue el silencio donde imágenes de color poblaron su fantasía en el encanto vivir. Diestra en el manejo de señales digitales sabe comunicarse como la mejor habladora, perfeccionada con la lectura labial enseñada en el colegio donde también aprende a relacionarse; especialmente con el sexo opuesto que no le pareció contrario sino complementario. Ama la música docta, popular o folklórica. - La sabe escuchar, afirma la abuela. - ¡Cómo! - Desde la radio que deambula con ella por todas partes. - Así es, los sordos son diferentes, porfía su sabiduría ancestral. Con la experiencia del amor, descubre María Silencio, que ahora le nace otro lenguaje, el de la sugerencia corporal innato en ella o cualquier persona dotada del equilibrio hormonal suficiente. Incontrolable ante los ojos moros del amado, poeta transgresor de las formas métricas, más no del metalenguaje de la seducción. Rupturista de metáforas no interpreta la imagen proyectada en esa mirada detenida en los siglos símil a puerta medieval tendida por la sordomuda cuyos dedos rozan a veces, el antebrazo del escritor ensimismado en la construcción de sinestesias, mientras la radio chilla Cómo no te han de llamar

mata de, mata de arrayán florido si estás dejando pasar como agüi, como agüita el amor mío Busca el infierno en las flores del mal de Boudelaire desaprovechando la hoguera ofrecida ante sus ojos. Cómo te dijera que me entendieras que me entendieras que este cariño mío no tiene espera, no tiene espera …y llega el otoño pintando de cien colores amarillos, cafés, rojos, las hojas danzantes del ayer… luego la siesta invernal riega semillas fecundas… despertando azahares de esperanzas cuyo penetrante aroma incentiva a la amante a guiar el timón hacia su huerto en flor, cercando al cazador de palabras en medio de naranjas y limoneros coronados de pétalos blancos como novia triunfante en el altar. Camina por la floresta en movimiento cadencioso invisible para él que justo en ese momento coge del viento un collar sonoro perfecto en la acústica del decir. Envuelto en su canastillo de bucles dorados, un mozalbete travieso contempla desde la suavidad de una nube suspendida en el cielo azul, el antiguo ritual del hechizo amoroso decidiendo cooperar en la conquista del trovador sordo. Coge apresurado del carcaj una saeta inyectada de pasión, lanzándola con tan mala suerte que pincha uno de los vigorosos testículos del vate, desestabilizando ese frágil equilibrio entre el ser y el no ser. ¡Qué pena! Mas la historia no termina aquí. Por obra del mal destino, pasa por el lugar un bisnieto de Satanás, rey del infierno, a quien el hombre le ha traspasado cada uno de sus pecados mortales, sin embargo nadie ha puesto en duda su atrayente virilidad. Pueden asegurarlo todas las mujeres en cuyos sueños pecaminosos él participa dadivoso en la lujuria del placer.

A diferencia de su famoso bisabuelo, el joven es de la new age, en que la transexualidad es acomodaticia a la relatividad del libertinaje. - ¿Nos fumamos un pito de marihuana? Propone la voz sibilina. Somos un triángulo perfecto para volar donde la imaginación nos lleve, expresan los ojos llameantes, encendiendo un aura roja alrededor de su cuerpo provocando una revolución hormonal determinando al poeta en su nuevo camino. Suelta el lápiz de los dedos espectrales como también sus trenzas abandonando para siempre a nuestra querida María Silencio en el desierto del amor, mas no del calor estival, que refresca estrujando limones y naranjas y escuchando desde la radio el final de los versos de Mata de arrayán florido.

Luz Contreras Escribe un cuento basado en algo que podría haber pasado en tu vida y no ocurrió. "Debemos irnos" dijiste con premura en tu voz. Con esa premura-pasión con que hacías todo. Pero es que todavía no empaco todo lo necesario, respondí. Todo lo necesario es demasiado. Sólo podemos llevar lo básico. En el camino se nos irá agregando lo que nos haga mucha falta". -¡Pero, los libros! -reclamé. -De ellos no te preocupes. Los dejé en casa de Pablo Z. ¿Recuerdas el subterráneo? Sí, el màs profundo. El que no encontrarán ni con perros. Por lo demàs, tu sabes, dificilmente tendrán incorporado en su memoria olfativa el olor del papel impreso. - ¡Dios te oiga!

Silvia Alarcón Águila (Cuento ) Manuel el extraño Tendría poco mas de treinta años, mirada firme, locuaz, agradable, llego a casa invitado por mi padre a cenar, yo tenia dieciséis años, mi padre me llamo para

presentarme a la visita, me invitaron a pasar a la mesa. Manuel era extrovertido, trato en todo momento de hablar conmigo me hizo preguntas me hablo de distintos temas contó que era periodista que le gustaba mucho la literatura y escribía, me sito a varios autores, algo había leído yo de algunos, yo pensaba; seguro mi padre le contó algo de mi, ¿como tantas preguntas?. Talvez por no conocerlo me sentía muy extraña y no quería pensar en lo que mi padre tenía en mente. Cuando se fue se despidió muy amable de mi, pero seguía siendo un extraño, luego quiso seguir teniendo contacto conmigo y lo intento muchas veces nunca lo conocí no le di oportunidad ni yo me la di. Un par de años después supe que se había casado. Yo me case cinco años después. Sastre dijo; La libertad es la materia de mi ser, inherente, innata, natural.

Katia Velásquez Robonito Érase una vez, decían los cuentos de mi madre...y yo decido rebobinar y cuento: Érase una vez pleno verano, mes de enero, recién terminaba mi primer año de universidad y habían transcurrido sólo diez días de esa noche en que me desperté sentada en la cama llorando desconsoladamente, soñé que se me caían todos los dientes de adelante, todos, los cuatro incisivos, con mucho dolor, pero, lo peor no era eso, sino la angustia que me daba enterarme que mi padre estaba enfermo, gravemente enfermo, en el hospital y muriéndose. Tardé sólo un par de horas en llamar a mi madre por teléfono y saber de su propia boca que mi sueño era tan real como su voz a mil doscientos kilómetros de distancia. Era cierto, mi padre estaba hospitalizado hacía diez días y no mejoraba, el diagnóstico no se había precisado aún pero la sospecha era más que fundada: un cáncer gástrico o esofágico ya en fase muy avanzada. Recientemente había regresado de Santiago después de una amplia revisión médica, su convicción después del largo viaje era una sóla: había llegado al final de la vida, no sólo no podía montar a caballo, sino que tampoco conducir un automóvil porque la última vez que intentó sacar carnet de chofer fue reprobado por no ver ni oír bien. “Por su seguridad le dijeron” _Es preferible que no maneje. Y no manejó, como tampoco el caballo le dio carnet luego de la última caída que casi le dejara sin caderas. A él le costaba trabajo reconocer que lenta e inexorablemente se fue quedando sin los alimentos de su vida: los caballos, el campo, las siembras, la lechería, el hacer queso, luego el aislamiento, ese maldito aislamiento que llegó cuando sus oídos entraron en esa huelga inexplicable. Tanto como disfrutara de los amigos, el Truco, los viajes al campo en los que se abandonaba al trabajo por diez o quince días haciendo desde el pan hasta la más sabrosa de las comidas para sus trabajadores. Era evidente que no se podía seguir

viviendo sin todo aquello que representaba lo mejor de su vida, por eso, el día en que se sentó sobre la leñera y le dijo a mi madre _ “Hasta aquí no más llegó tu toro, creo que es mejor que me lleves al hospital”. Ese día, estaba claro para él que ya no lucharía más y se dejaría ir, a la velocidad que Dios quisiera, pero ojalá no fuera muy largo ni tampoco quería molestar, ¿sentirse inútil? Que absurda situación esta de no poder comer ni tragar, y ni siquiera caminar. Se hizo tan evidente para él como para todos nosotros que entendimos no sé por qué arte divino que en esas condiciones aunque le lleváramos a Santiago o a Nueva York no habría retorno, los años se le habían venido encima de una manera inexorable, acompañados de una enfermedad que hacía estragos día a día, segundo a segundo, pero lo peor era la tristeza que se le pegó a la piel y a los pensamientos desde el primer momento para no despegársele más. Nosotros entendimos: todos, los seis hijos y mi madre. Así fue como nos juntamos a comienzos de enero y estuvimos en casa y nos movíamos como en bloque todos juntos: hacer la comida, hacer la comida, acompañar al papá, acompañarlo...Cuando el médico nos dijo que mejor lo trajéramos a la casa, ninguno de nosotros alzó la voz para decir que no. Lo recibimos casi como un regalo, nos tomamos la mañana para arreglarle la pieza y dejarlo con las máximas comodidades, pero teníamos la certeza de que no había necesidad de comodidades, lo único de veras importante era esto de que estuviéramos juntos. Por esas cosas extrañas y maravillosas que nadie supo explicarnos lo mejor de los últimos días fueron precisamente sus oídos que se volvieron dulces y obedientes como en la juventud. Entonces fue sencillo hablarle y uno a uno le fuimos diciendo cuanto le queríamos. Alcanzaron a llegar todos los hermanos de mi madre, todos sus sobrinos y sobrinas, uno a uno fueron desfilando sus amigos y él tuvo una palabra amable para cada uno de los suyos. Le contó chistes a sus amigos, recordó con su sobrina Adriana el último festín de ostras que le había dado cuando vino a verle estando recién casada. A Ivonne y Diana les dijo cuanto bien le había hecho sentirlas como si fueran hijas aunque en verdad eran las hermanas menores de mi madre...hubo tiempo de jugar el último Truco, la última Canasta y sobre todo tiempo para decirle muchas veces cuanto le queríamos y yo le dije más de una vez que haría huertas hasta el fin de mis días pensando en él, que plantaría muchos árboles, y que disfrutaría mucho con los caballos, los curantos, los asados y las celebraciones para parecerme un poco a él. Nadie sabe cuantos días fueron los que alcanzó a estar en casa, lo que sentimos es que estiramos el tiempo, aprovechamos segundo a segundo para atenderlo, quererlo, besarlo y decirle también que se fuera tranquilo, que su vida había sido hermosa, placentera, que nos había dejado una gran enseñanza esa de la honradez, la sinceridad, del ser capaz de bailar con entusiasmo cuando hay que bailar y trabajar con tesón cuando de trabajar se trata. Que nos vino de maravilla en la vida aprender a decir “Nones” como él decía y lo decía con orgullo: hay que decir nones cuando algo no

te gusta. Recuerdo el último momento como si fuera ayer, yo estaba sola a su lado, de pronto tuvo susto, empezó a respirar más rápido y más rápido me preguntó: _ ¿y ahora que viene? Y yo no sabía, pero me habían contado que tenía que estar tranquila y encomendarlo a Dios, y dejarlo, permitirle que se vaya, soltarlo, por eso en ese momento me permití poner mis labios sobre su mejilla pálida y sudorosa y apenas rozar con mi mano derecha su pecho y decirle bajito: _Tranquilo padre, tranquilo..., anda tranquilo, aquí todo estará bien, descansa, cierra los ojos y sigue la luz, sigue la luz... Y su respiración fue más rápida, más honda, más honda y más ruidosa, a ratos estaba sin respirar y luego volvía a ser más honda y sonora...hasta que ya no hubo respiración. Y entonces vino la paz y como por arte de magia desapareció su ceño fruncido y su palidez se hizo angelical y apareció una sonrisa, ¡tan especial! ¡tan linda! Que me dejó la convicción de que había visto algo o sentido o percibido algo que le dio felicidad. Es esa paz la que me acompaña hasta ahora de saber que él vivió en plenitud y murió con una tranquilidad admirable, rodeado de su mujer, sus hijos, nietos, sobrinos y amigos. Y a nosotros todos nos queda el agradecimiento y la tranquilidad de haberle tenido y querido hasta el último momento. Por otra parte está la certeza de que su vida del último tiempo no era la suya, le faltaba encanto y todas aquellas cosas que para él fueron sus mejores aderezos: los caballos, los amigos, el escuchar, los juegos de naipes, el sentirse útil y proveedor, en fin, su vida de plenitud.

Ada Cares PUDO SER Conoció a Víctor en el internado del Colegio Adventista de Chillán, ella cursaba humanidades y él egresaba ese año de la carrera de teología, por lo que al año siguiente se iría como misionero a cargo de una iglesia de la congregación. El se sintió atraído por esta muchacha inquieta y colorina que participaba en muchas actividades artísticas en el colegio, soñaba con tenerla como compañera en su vida. Se casaron en diciembre, en una luminosa mañana de primavera, en la capilla del colegio a los pocos días de haberse graduado Víctor. Y como en los cuentos de hadas

(con h) fueron felices. A Víctor le asignaron una iglesia en Bolivia, en un pequeño poblado bastante alejado de un centro urbano, la población era en su mayoría indígena. Los días sábado la pequeña iglesia de llenaba con esta gente, ávida de escuchar a su pastor, quien era un excelente orador: ameno y cercano, además cantaba con una hermosa voz de tenor. Los días de semana él salía a los campos a atender a otros feligreses. Ada lo esperaba cada tarde en la puerta de la casa que les habían asignado junto a la capilla. Ella durante el día, enseñaba a leer a los niños y a las mujeres; una pieza de su casa la convirtió en sala de clases. Una mañana de otoño, Víctor salió temprano, como siempre lo hacía, dio un beso a su esposa y se alejó silbando una dulce melodía. Al anochecer no regresó. Ada estaba muy inquieta. A la mañana siguiente salieron varios hombres a buscarlo, nada; se les unieron patrullas policiales pero nada; pasaban los días, se hacían muchas conjeturas que de nada servían, sólo inquietar más a la chilenita, como le decían a Ada. Pasó un mes y otro y nada… Cuentan que Ada en los amaneceres se asomaba a la puerta de su casa, decía que escuchaba un suave silbido, la misma melodía de la mañana en que lo vio por última vez. La chilenita, regresó a su país, debió desocupar la casa, ya que llegaría a ocuparla un nuevo matrimonio de misioneros.

¿Qué es para ti la meditación?

Silvia Alarcón Águila ¿ Qué es para mi la meditación?:encontrarme con respuestas qué vienen de estadios anteriores, intuición, armonía sentir esta realidad mas abarcable Meditamos y buscamos respuestas a inquietudes profundas logrando flexibilizar nuestros propios estados, podríamos decir que alcanzamos conocimiento desde las experiencias de vida de la humanidad a través del tiempo

Ligia Gallardo Meditación es para mí un estado de conexión mente- cuerpo que permite la unión y el fluir de la energía vital sin distracción ni evasión de cada uno de ellos por separado. Es un estado que aspiro alcanzar cada día, aunque sea por breve tiempo, en que puedo ser básica, mi cuerpo y sus ritmos básicos: respirando, yendo y viniendo como las olas del mar. El estremecimiento del cuerpo con el compás del corazón. El universo entero en mis orbitas cerradas, dando la posibilidad de vagar sin destino. Los sonidos del entorno que entran en mí sin sugerir más que las vibraciones del mundo natural o urbano.

Es una experiencia que favorece el difícil proceso cotidiano de vivir mas conectados con el saludable aquí y ahora.

Katia Velásquez MEDITAR Burbujas arrulladoras cobijan mi alma silenciosa, semáforo verde a luces interiores, cercanas al todo y ausentes del uno. Escucha plena del silencio callado, suspiro dormido, compases armoniosos de eremita encantado.

Cómo relacionas la meditación con la reflexión, el diálogo, la imaginería y la vivencia poética

Luz Contreras ¿Cómo relacionas la Meditación con la Reflexión,el Diálogo,la Imaginería y la Vivencia Poética Todos ellos participan de los estados de conciencia. De ahí la relaciòn. Por tanto son vehículos de crecimiento personal y desarrollo, autoconocimiento y toma de conciencia de lo que somos y cómo estamos siendo en relación con uno mismo, con los demàs ç, con nuestro entorno, con lo otro. Podemos percibir más sutilmente cómo opera en c/u. de nosotros, cuánta lllllllucidez y cuán recptivos somos a los estímulos de esas relaciones. Así sabiendo o apdrendiendo a manejarnos con lo que nuestra concienacia alerta, despierta, nos entrega accedermos a ubicarnos en los distintos estadios de nuestro con-vivir propendiendo a ubna mejhor calidad de vida y por ende a la salud integral, Se propende, al mismo tiempo, al cambio del paradigma dominante, por otro en uln sentido ético, epistemológico. Ahora, la meditaciòn y la reflexión se diferencian más en la forma que en fondo, puesto que siendo ambas una relaciòn con sigo mismo, lo hacen, la primera, en forma extática, contemplativa y la segunad, en forma màs dinámica: hablando consigo mismo, con imaginería; con vivencias dialógicas, recordando; Todo esto, generalmente, unido a la creatividad, al gozo por el arte, por la naturaleza. Ambos estados de conciencia preparaneñ cuerpo, la mente y el espíritu para entrar en relaciòn INTEGRADORA de la diferencias, de las antinomias, de las contradicciones. Nos instan a crear un clima de igualdad, de fraternidad, de armonía con los iguales y los aparentes diferentes, pués hace posible el aprender y hacer operable el mandato de ponerse en el lugar del otro o lo otro. La imaginería y la vivencia poética potenciasn aún màs lo anterior ya que es posible VER con otros ojos (los propios y los ajenos, más receptivos) lo que acontece en otros ámnbitos de acciòn, en otras realidades que pudieran no ser las habituales o perfectamente desconocidas para nosotros pués estaremos en disposiciòn de acoger sin temor, sin ansiedad, lo que nos viene del ancho mundo; podemos darnos cuenta que la verdadera tolerancia ha ingresado a nuestras vidas. Todo lo anterior estarían constituyendo herramientas eficaces y probadas en la consecuciòn de una BUEN VIVIR. Vivir en la amistad, el el amor, en la armonía; en la realizaciòn personal y en la realizaciòn de esquemas de vida en que se respete e involucre a toda la especie humana y el mundo físico que habita. La VIVENCIA POETICA tiene relación una relaciòn aún màs integradora pues en ella estan representadas practicameante todas las expresiones del pensar -razòn poétaica- e hacedr, el sentir, el vivencial concreto (la acciòn), el conocimiento, la historia, el devenir, lo imaginado, lo proyectado. En general, todas las pasiones del alma humana y en donde se ejercitan todas las facultades del SER: imaginación, sensibilidad, intuiciòn,

percpeciòn, captaciòn, proyecciòn. Capacidad de darse cuenta y actuar en consecuencia, con responsabilidad. Reconocimiento y decisiòn para ir tras aquello que lo realice como ser humano en humana y sagrada relaciòn. Lo sagrado vive en el hombre cuando reconoce todo lo que es capaz de hacer sobre sí mismo, sobre otros y su entorno, y...sin embargo, capta dentro de sí el gustillo amargo de su finitud, de un no saber controlar y dominar todo; de la incertidumbre; de un quehacer inconcluso. Por la historia sabe que esos hilos cortados, esas ideas que en algún momento llenaran todo su ser pero que fueran consideradas errores, equívocos, utopías, con el correr del tiempo alguien o más de alguien coge el hilo, la idea, el sentido de una intuiciòn y termina el quehacer de ese otro, u otro comunidad, que hubiere quedado rezagado en el camino... Entonces, el hombre sabe, reconoce, que hay un MISTERIO gravitando sore el conocimiento del humano entender, del humano h acer, del humano imaginar, del humano comunicar.

Carmen Obreque Morales ¿Cómo relacionas la meditación con: la reflexión, el diálogo, la imaginería, la vivencia poética? “El periplo creativo o viaje al origen” Concibo la meditación como un ejercicio a través del desarrollo de un espacio introspectivo de máxima conciencia, de aceptación del presente y de la incertidumbre de toda existencia. Concibo el diálogo como el acto que funda mi humanidad, el lenguaje siempre con el otro. La reflexión yendo y viniendo del fluir de símbolos desde mi diálogo interno y hacia los demás (el dialogante externo), en continuos de imágenes que a veces se desprenden del lenguaje y otras bordean las racionalidades, juegan solas, divagan su propio dialecto, siguen el curso del corazón. La poesía, como una gota de rocío, cayendo al abismo desde una hoja anaranjada, a veces como la ejecución del diálogo sin diálogo, a veces gota, a veces hoja, a veces luna amarilla y nada. A veces oscura de imagen, sólo llanto, sólo dolor. A veces fluir de palabras sin sentido, otras palabras que ejecutan, que gritan, que llaman, siempre producto de nuestra humanidad, en la pasión vital de la existencia, de todos los diálogos históricos, de todos humanos históricos. La plasmación metafórica: La imagen en la palabra. A veces aceptando la verdad, el presente, la muerte por venir. A veces no. Pero con algo

Carmen Obreque Morales ¿Cómo relacionas la meditación con: la reflexión, el diálogo, la imaginería, la vivencia poética? “El periplo creativo o viaje al origen” Concibo la meditación como un ejercicio a través del desarrollo de un espacio introspectivo de máxima conciencia, de aceptación del presente y de la incertidumbre de toda existencia. Concibo el diálogo como el acto que funda mi humanidad, el lenguaje siempre con el otro. La reflexión yendo y viniendo del fluir de símbolos desde mi diálogo interno y hacia los demás (el dialogante externo), en continuos de imágenes que a veces se desprenden del lenguaje y otras bordean las racionalidades, juegan solas, divagan su propio dialecto, siguen el curso del corazón. La poesía, como una gota de rocío, cayendo al abismo desde una hoja anaranjada, a veces como la ejecución del diálogo sin diálogo, a veces gota, a veces hoja, a veces luna amarilla y nada. A veces oscura de imagen, sólo llanto, sólo dolor. A veces fluir de palabras sin sentido, otras palabras que ejecutan, que gritan, que llaman, siempre producto de nuestra humanidad, en la pasión vital de la existencia, de todos los diálogos históricos, de todos humanos históricos. La plasmación metafórica: La imagen en la palabra. A veces aceptando la verdad, el presente, la muerte por venir. A veces no. Pero con algo seguro: Todo incierto. La poesía es el espacio de la incertidumbre en el máximo dolor que puede provocar, en el horror del dibujar una mujer ausente de hijo, el hombre agotado de vida, una luz que se apaga en un cuarto silencioso de hombres oscuros y sudados que comen panes endurecidos y heridos. Es el espacio de la duda, porque la racionalidad no reina en el reino de la imagen, y el color se sobrepone, y el dolor se sobrepone, y la injusticia, y el tirano, y la niña despojada, y una carcajada, y la locura, y el amor.

Ligia Gallardo La reflexión es un modo del pensamiento en que en el silencio de la introspección es posible mirar desde distintos ángulos, observar diferentes aspectos de los acontecimientos externos e internos, sobre hechos o sentires actuales como del pasado. Por ejemplo, dar una mirada reflexiva sobre la propia existencia. Por tanto, desde mi óptica reflexionar no es meditar, como se entiende muchas veces. Se usa decir “he meditado acerca tal o cual situación y he decidido que haré de este modo”. Es en esas situaciones que enfrentamos con frecuencia, donde hemos reflexionado para optar por uno u otro camino, valorando los diferentes aspectos involucrados.

Silvia Alarcón Águila La reflexión me hace tener conciencia de la meditación, el diálogo puede enriquecer esta experiencia, en la imaginería puedo componer o crear algo para el crecimiento y desarrollo y todo tiene sentido desde la vivencia poética ya que es desde donde crecemos en sensibilidad.

Alicia Cabello Cómo relacionas la meditación con la reflexión, el diálogo, la imaginería y la vivencia poética La meditación se relaciona íntimamente con la reflexión, el dialogo, la imaginaría y la vivencia poética. En cuanto a la reflexión se toma conciencia de lo que es y no es, lo que pertenece a uno, y lo que no pertenece, conocemos desde esta perspectiva nuestras debilidades, virtudes, nos autoexaminamos y decidimos que es lo correcto, lo importante, lo real, lo que realmente somos. El dialogo nos permite hablar, por así decirlo con nosotros mismos, guiarnos en el camino de fortalecer lo que hemos descubierto a través de la reflexión y encapsular los defectos, o mejor dicho mantenerlos al margen, para así tener una moral más sana, en el sentido de que sabiendo nuestras debilidades, evitaremos en lo posible caer en ellas o ser presos en dicho sentido de ellas. Mediante el dialogo intimo con nuestro yo, sabemos que no somos presas de las circunstancias, que uno es su guía, su fortaleza, comenzamos a auto disciplinarnos, a integrarnos, en ama , mente , espiritu, sin dejar de lado, el plano material, pero enriqueciendo, lo mas importante el alma, para buscar el perfeccionamiento del ser humano, de nosotros, para después con los otros. Comenzamos a ser críticos con nosotros mismos, a exigirnos, a darnos fuerzas, a ser nuestros sostenedores. El dialogo es un espejo en la meditación y nos vemos tal y cual somos. En cuanto a la imaginería, a través del proceso meditativo, podemos entrar en los macro y micromundos, en forma conciente, y vienen imágenes ya sean sagradas, artísticas, que después se vuelven inspiraciones, por tanto, están todos estrechamente relacionados, y en cuanto a la vivencia poética, con la meditacion comienzas a saber que es poesía, que cada instante, es valioso, que existen otros planos mas que los terrenales, que vivir es un arte, un misterio, una poesía escrita por el misterio de lo sagrado, que la única ley que existe es el amor, el amor es poesía, comienzas a mirar desde otra perspectiva la vida, el vuelo de un ave, el azul del mar, un acto tan sencillo y mecánico como el respirar comienzan a ser valiosos, valoras, valoras este hogar llamado tierra, comienzas a crearte el crearte es arte, la poesía es vida. Hay distintos tipos de meditaciones, contemplativas, participativas, de relajación, en todas la conciencia vive y el cuerpo duerme, y cada experiencia, sea cual sea la meditación implican arte, la tranquilidad, como si estuvieras en los mares más calmos. Meditación contribuye a la integración del ser humano, es decir a su reconocimiento. He aquí unos escritos, que surgieron luego de una meditación guiada por Lucho. INTEGRACION

Introspección Naturaleza Talidad Espíritu Grandeza Razón Amor Conciliación Iluminación Onírico Nosotros. Integración, estudia tu ser, acéptalo, ámalo, cobíjalo, estar aquí, allá ,y dimensiona la atomicidad, el tú , dentro de yo y ambos del nosotros, el mundo dentro del mundo, el micro dentro del macrocosmos, la eternidad. El Santo Grial añorado, presente, siempre visible a ojos que aparentan ser humanos... Las piedras mágicas hablaron…la clave está en la transformación. Abrazos…el reencuentro de dos almas…Un guía y el discípulo que había huido. El maestro con brazos extendidos y sonrisa iluminadora de los espacios más vacíos le recibe. El tiempo no transcurre en las dimensiones del Ser, en tiempo terrestre representaba largos meses; en el espacio infinito ni siquiera un abrir y cerrar de ojos, no existe mesura en lo intangible. La conversación se retomó desde la última cita. Señala el Maestro los parajes del Ser, le invita a confiar a creer, a CRE-ARTE…”Espiritú-inteligencia-voluntad-emoción”…todos cogidos de la mano, formando triángulos, pirámides que unen el cielo y la tierra. Se escucha la voz del silencio, se detienen para avanzar…detenerse es esperar no estancar…comienza el vuelo…respiración lenta, las palabras del supremo salen como

cual brisa lenta de los labios del maestro. Ya existe conexión, el aprendiz se trasporta a otros mundos, sus micromundos internos, percibiendo, rescatando, acogiendo, re-conociendo su “Yo Intimo”, suprimiendo las cosas del Ego, se apodera de su conciencia gracias a la mágica palabra Integración....se eleva aún más el espíritu, sin que la mente pierda el control. “La gran montaña debes subir, ni las piedras ni rocas lo deben impedir”, aún más alto, contemplando el infinito, una puerta, otros dirían una roca ovalada, de escrituras extrañas…proyectan en sus oídos interdimensionales “abierto para quien lo descifre”, y más sencillo aún, reconoce que es una invitación. Dentro de la cueva, se ve el cielo…o pareciese serlo, por las tonalidades del azul, y los blancos más puros reconocidos, le recibe el Ser Iluminado, asexuado, de dulce rostro también de tonalidades azul y de alturas inmensurables, cambiando anteriormente de aspectos como si se tratase de distintas encarnaciones en distintos mundos, pero se queda con esa imagen corpórea de frente grande, alargada, azul ,ojos bellos, largas orejas…le recibe con las manos estiradas y le acoge en su calor y sabiduría…le dice sin palabras permanece aquí, y vuelve cuando quieras. Paz, inmortalidad, se siente parte del todo, un microatómo, o algo aun más pequeño. Colores que representan verdades ya descifradas…naranjo y amarillo (color del sol y sabiduría), verde (de la verdadera sanación), rojo del amor y actividad y el más acogedor Azul de la Protección. Regresando, el camino ya conocido, se dirije sin temor, controlando la razón y la emoción…vuelve repentinamente la respiración y lentamente comienza a abrir sus ojos. Se hace un pacto con el discípulo…el será guía , pero la gran tarea es del aprendiz, cada ser debe hacerse cargo de sí, ya no se trata del dilema Ser o No Ser, o Ser O tener, en este caso Se debe reconocer el Ser para ser y también para ayudar a otros A ser. Reconocer las fortalezas y debilidades, suprimir el ego, amar el “yo”. La verdadera lucha de la humanidad es la del hombre consigo mismo. EN UN VIAJE....DE AQUÉLLOS Mientras estoy aquí también estoy allá, y en un silencio, de aquellos en que no existe el tiempo, sentí paz. Viaje por mis adentros y afueras, desde mi universo a un cosmos,

del cosmos a mi universo. Y al descubrir que éramos uno, conjunción perfecta, dimensione que la proyección del ser es hacia el infinito, y la proyección del infinito al ser. como espejos contrapuestos que se proyectan asimismo, Entonces... me digo,¿ quién es proyección de quién?. Y todo es parte del todo y la nada también lo es.

Refiere cuál es la coincidencia significativa que te ha ocurrido, o que conoces, que te ha

impactado más. Explica por qué.

Luisa Werth Cofré UNA COINCIDENCIA En el universo, en las relaciones humanas y en la naturaleza, cada movimiento, cada acción, tienen efectos, muchas veces impredecibles, que producen cambios en la totalidad o en una de sus partes. De la misma forma, las palabras y los conceptos pronunciados, con o sin intencionalidad, concitan asombros, sentimientos y también ecos, con nuevos destinos distintos al primer discurso. Me llamó mucho la atención saber, de boca del Dr. Luis Weinstein, en una de las reuniones en Las Coincidencias, de un nuevo descubrimiento sobre la composición del átomo. Dijo que un grupo de científicos, al observar, una y otra vez, el interior de un átomo, se asombraron al ver que habían muchas partículas en su interior que se movían aceleradamente y que luego de instantes, al volver a mirar, no había NADA. Y al repetir la observación se repetía el fenómeno. Ecos Inmediatamente, se me vino a la mente una rara experiencia que tuve hace un par de meses. Antes, algunas disgresiones Llegué a vivir al balneario de Las Cruces en enero recién pasado, entre huyendo y buscando el camino hacia mi Itaca soñada desde la adolescencia y con mayor intensidad en la madurez, al regresar del exilio. Mi sueño era y es simple, aunque no fácil de alcanzar. Vivir cerca del mar, de este mar del Litoral Central, parte del tesoro de recuerdos de una infancia feliz. Creía que atrapando la belleza de la naturaleza como alimento para estar sola conmigo misma, más libros, música y un computador, podría encontrar alguna respuesta a preguntas que brotaron, como si la vida fuera una primavera, -a ratos adolorida-, a lo largo de mi existencia, que sumadas conforman mi yo con soles y laberintos sombríos. Pensaba y pienso que en la belleza del paisaje guardado celosamente en mi memoria sensitiva, la paz de un pueblo alejado de la velocidad de las multitudes, y una cierta quietud provocada intencionalmente, podría encontrar, lograr o conquistar un bien tan preciado como esquivo, esa SERENIDAD indispensable para que el pensamiento aflore lúcido e imbricado con luces, asombros, emociones y pasiones. Serenidad, como una herramienta apropiada para desatar nudos y contradicciones y avanzar si no contenta, conforme con lo que he vivido, más la certeza de mi fin realizando la ardua tarea de

aspirar a la completud, sola, pero relacionada amorosamente con mis semejantes. La coincidencia entre la NADA al interior de un átomo y la NADA en mi conciencia. El miedo. Entonces, desde enero y hasta que el frío y la oscuridad temprana lo impidieron, caminé y caminé las calles de tierra de Las Cruces, mirando el mar, las rocas, los pájaros, las flores, el cielo, los colores del aire y el aroma de las nubes, empapándome asombrada de tanta belleza. Permanecí horas sentada frente a la inmensidad del océano y la felicidad de tener a mi vista un horizonte infinito. Nada se interpuso entre este disfrute sensorial y espiritual y el horizonte abierto, invitándome a la libertad. En una o dos ocasiones me dejé llevar en una especie de fascinación lujuriosa de este sentir. Comencé a entregarme en cuerpo y alma, me convertí en sujeto pasivo, prolongada me iba con las olas, con los azules, azulverdosos, y grises plateados de luz solar sobre el mar. Fui un ser flotante en medio y parte del océano sumergido en un horizonte que no veía. Mi mente se abría, el foco de mi visión se expandía a lo ancho, arriba y abajo, como las moscas tenía infinitos ojos. Sin tener conciencia floté feliz durante un lapso de tiempo imposible de medir. La luz se fue haciendo más intensa, comenzaron a desdibujarse las olas, sonaron violines y timbales. Luego quedó el rumor del agua y comencé a disolverme en algo que me figuré como la NADA. Tanta luz dentro de esa NADA donde yo estaba me dio miedo. Curioso es ese miedo que siempre llega de manera inesperada. Y como el miedo paraliza, bruscamente abrí los ojos. Pude ver una bandada de pájaros que volaban de sur a norte hacia un lugar más tibio para el descanso. Voces y risas de niños terminaron de posarme en la realidad. Ya con mis sentidos recuperados, pensé en Alfonsina caminando mar adentro. Más allá de las razones que ella pudo tener y los temblores de su dolor, pude sentir que tal vez la fascinación de la NADA guió sus pasos a entregarse a la muerte, precisamente en el lugar donde más vida podría encontrar. El sentir, ese que se percibe con los sentidos y que se transfiere a cada molécula del ser, no es un contínuo, aunque late y parpadea invisible, larvado, como borrado por el paso del tiempo. Cualquier día aparece en destellos con diferentes intensidades y aún cuando no tiene continuidad aparente, vuelve y se instala en el pensamiento. Es lo que me ocurrió con la NADA, palabra y concepto que pronunció el Dr. Weinstein cuando nos contó de aquellos científicos que por un instante vieron al interior de un

átomo muchos elementos no conocidos y luego la NADA. Esta fortuita coincidencia le dio existencia a una rara experiencia y trajo muchos interrogantes. Ahora, me pregunto, ¿acaso la nada está viva, alberga vida, es otra forma de vida? ¿Es un misterio más que la humanidad aún no ha desentrañado? Y si la nada es exactamente NADA, sólo un espacio vacío, ¿podría ser sinónimo de la muerte? ¿Qué tendría que ver la velocidad con esto? Si la nada fuera la muerte, debió haber tenido principio, alguna vez tuvo o fue vida, quizá como los hoyos negros del espacio, la NADA surge como resultado de implosiones de pequeños universos, o nace producto de delirios humanos ante la inmensidad y belleza del océano y un ancho horizonte que nos permite vivir sin límites. Cualquiera que sea la respuesta, la NADA, me deja atónica en el umbral del misterio.

Silvia Alarcón Águila Coincidencia No soy muy amiga de ir al cementerio a menos que lo considere muy importante. Hace algunos años por insistencia de una hermana fuimos a Santiago al cementerio general a ver a mi madre que esta allí sepultada, estábamos ordenando las flores, al lado de nosotras había otras personas haciendo lo mismo, estaban en silencio, cuando ya se disponían a retirarse la señora hablo, yo quede muy sorprendida su voz era para mi absolutamente conocida, era una voz muy hermosa, me tome la libertad de preguntarle si ella era la amiga de mi madre, me presente, ella tan sorprendida como yo me dijo que si y me contó que habían venido de Osorno a ver a un familiar que había fallecido. La coincidencia y mi oído me dieron la oportunidad de abrazarlos y decirles lo importantes que habían sido para mi en mi niñez.

Alicia Córdova Sallés Pregunta MI AMIGA ROSITA Con Rosita hablamos de muchos temas en nuestra juventud, uno de ellos fue el de la muerte. Un día tomando té en mi casa, no sé de qué forma se tocó este tema. Yo le expuse mi punto de vista, sabiendo que ella no creía en otras vidas, tratando de convencerla de mis creencias. Viendo que mis palabras se perdían en el aire le dije ya

un poco apestada: mira, tú sabes que siempre he estado convencida que me voy a morir joven, de alguna forma cuando me vaya sin que sientas miedo te lo voy a hacer saber. ¡Chica!, me dijo: no me estés tonteando; pero mira, si ocurriera que yo me voy primero, para comunicarte que estoy bien me encantaría que vinieran unos ovnis y me llevaran a dar una vuelta muy larga, te lo haría saber para que te pusieras muy contenta. Nos reímos mucho, y le dije: eres muy loca. Poco tiempo después mi querida Rosita enfermó de cáncer, que por desgracia estaba ya muy avanzado, y en seis meses acabó con ella. Por supuesto, la acompañé hasta su último momento. En realidad su muerte me dejó muy afectada, la extrañaba muchísimo, era mi compañera de pintura, de compras, de paseos y mi confidente; tanto así que dejé de pintar por un largo período, con una gran pena en el alma. Dos semanas después de esparcir sus cenizas en el mar como fue su deseo, estando yo sola en casa, mi teléfono sonaba como loco, era un ring contínuo, lo levanté dos o tres veces y nadie respondía, y a la cuarta vez, no tengo ni idea, se me ocurrió decir: Rosita, ¿eres tú, verdad?, nada, ninguna respuesta, colgué y volvió a sonar de la misma forma; otra vez sentí que Rosa me quería decir algo, insistí en la misma pregunta y nada, ninguna respuesta. Sin embargo, quedé con una sensación muy grata. Tres o cuatro días después, me encontré con una vecina que vivía a unos kilómetros de distancia (vivo en el campo, donde la luz de mi casa en ese tiempo se veía desde todo Algarrobo), y ella me cuenta que le había pasado algo muy extraño: sintió que golpeaban su puerta, por lo que atendió la llamada, pero no había nadie. Esto ocurrió tres veces, con tanta insistencia que salió acompañada de su mamá y su marido, como no había nadie se alejaron de la entrada y con asombro vieron que sobre mi casa volaba un supuesto ovni, que después de dar varias vueltas sobre mi casa, se alejó muy rápido. Por decir lo menos, mi piel se erizó, respiré muy hondo y pregunté si esto había sido alrededor de las ocho de la noche y me lo confirmaron, fue el mismo día y la misma hora en que mi teléfono sonaba insistentemente. Quedó en mí una sensación tan grata, que no puedo describir. No comenté nada, era un secreto que yo tenía con mi amiga. Me sentí tan feliz al saber y pensar que ella estaba muy bien.

Marilis Schlotfeldt Una coincidencia caída del cielo

La coincidencia significativa que más me ha impactado, ocurrió hará un mes, siendo el resultado de una seguidilla de coincidencias más pequeñas transcurridas una tras otra. Como mi situación económica estaba pasando por momentos difíciles, decidí acudir al Banco de Chile, donde tengo mi cuenta corriente para averiguar qué alternativas de posibles soluciones tenía. Mi ejecutiva de cuentas no estaba. Me atendió un empleado de más alto rango que me vio esperándola. Le conté de lo que se trataba y me hizo pasar a su oficina. No era un desconocido para mí, porque había trabajado en una sucursal más pequeña donde yo anteriormente hacía mi “gimnasia bancaria”. A juzgar por el lugar en que trabajaba, pude darme cuenta de que lo habían ascendido, cosa que me alegró, porque siempre había sido un funcionario muy amable y competente. Luego de analizar varias posibilidades, nos detuvimos en una de ellas, que consistía en vender un bien raíz que yo poseo y colocar lo obtenido en un depósito bancario. Me explicó que haríamos en el computador una “simulación de la operación”. Vi, con sorpresa, que tenía los íconos ordenados en la pantalla en forma de una gran cruz. Pensé que seguramente era un muy buen cristiano, para tener este símbolo como lo más visible e importante. Además el hecho lo sentí como una señal significativa para mí, ya que desde la inesperada muerte de mi hijo mayor, acaecida solo un par de meses atrás, pensaba continuamente en Dios, cuestionándome su justicia e incluso su existencia. La verdad es que yo, en ese mismo momento, no era sino un atado caótico de preguntas sin respuestas. Le comenté: -Tiene los íconos en forma de cruz… -Por algo será…me contestó. A continuación se enfrascó en la operación que estaba realizando y cuando finalizó, me explicó que si invertía tal cantidad, podría retirar mensualmente tal otra…Como el monto era inferior a lo que yo percibía como arriendo, le dije que me daría un tiempo para pensarlo. Nos paramos los dos y al despedirme me preguntó: -¿Y cómo está usted?... ¿Qué ha sido de su vida?... Le iba a contestar con el consabido “muy bien”, cuando sentí con fuerza que no le podía mentir a alguien que tenía una cruz en su pantalla. Y le dije de sopetón, con voz insegura: -Bien…pero se me acaba de morir mi hijo mayor y además estoy con un problema en la vista que está avanzando y para el cual aún no se ha encontrado tratamiento… Me sorprendió mi respuesta, porque jamás lo digo así, y menos a una persona poco conocida y alto ejecutivo de un Banco. Se acercó a mí, me abrazó fuerte y luego, manteniendo un brazo sobre uno de mis hombros me dijo algo así como… (¡Qué difícil es retener palabras exactas en momentos de emoción!) -Dios nos ha dado los sentidos para que podamos apreciar su obra, la naturaleza que

nos rodea, la belleza, el universo. Pero recuerde que nosotros también somos su obra máxima. Si El permite que el sentido de la vista disminuya en usted, es porque quiere que usted mire de aquí en adelante más hacia su interior que al exterior. Que profundice en sí misma, que se sumerja en su alma, en su espíritu, en su centro, donde encontrará las respuestas que seguramente anda buscando. Es allí donde reside la máxima belleza, su más perfecta creación. El quiere eso de usted. En cuanto a su hijo, él está aquí con nosotros, en este mismo momento. Y estará siempre a su lado. ¿Y cómo sabe si él es el que está en este mundo y usted la que está en el llamado “más allá”?...Si es todo lo mismo…Allá y acá. No hay diferencia. Somos parte de un solo todo. El y nosotros… Yo quedé de una pieza…y con los ojos llenos de lágrimas. Me abrazó nuevamente y me despidió con algo como “Dios está con usted”… Me subí al auto y me quedé largo rato como transpuesta. No habría podido salir manejando en ese instante. Solo repetía desde lo más profundo de mi alma… ¡“gracias”!… Sus palabras me habían transformado, y sentí alegría y esperanza. Y la certeza de que estando Dios conmigo y con Pedro, todo pasaría. Solo era cuestión de tener confianza en la vida y saber esperar con paciencia. Pero también estaba consciente de que lo que sentía en el momento iba a pasar, aunque no del todo, que iba a tener nuevos bajones, dudas, desesperanzas. Sin embargo algo había cambiado, evolucionado dentro de mí. Y que los dolores que inevitablemente seguirían llegando, me encontrarían en un peldaño un poco más alto. Y todo esto gracias a una coincidencia significativa cuyo protagonista fue un ejecutivo de Banco que, aparte de aclararme mis alternativas de tipo económicas, me habló de algo mucho más importante y trascendental: de mi vida interior, de la vida-muerte, del “todo”, y de Dios.

Imagina un encuentro entre cuatro personajes: el invierno, la primavera, el verano y el otoño. Describe a cada uno de ellos como si fueran

seres humanos. Imagina una instancia de diálogo, con sentido poético, en que el invierno les pide alas otras

estaciones que le expresen qué imagen tienen de él( o deella) y que ellos ( ellas ) le respondan. Imagina un segundo momento en que las otras

estaciones le solicitan al Invierno la imagden que tiene de de ellas ( el,los) y la contestación

que hace él ( ella ).

Carmen Obreque Morales Pregunta Imagina un encuentro entre cuatro personajes: el invierno, la primavera, el verano y el otoño Describe a cada uno de ellos como si fuera un ser humano Imagina una instancia de diálogo, con sentido poético, en que el invierno les pide a las otras estaciones que le expresen qué imagen tienen de él.(o de ella) y que ellos( ellas ) le responden. Imagina un segundo momento en que las estaciones le solicitan al Invierno la imagen que tiene de ellas ( ellos) y la contestación que hace ella ( él). “El llamado desgarrado para hacer viva la cercanía” o “Pequeña Tragedia Anual” Personajes: Invierno: Un hombre solo, silencioso y huesudo, mal humorado en la esquina. Primavera: Una mujer embarazada de cuatro meses, sonriendo en medio de una colcha bordada. Verano: Una mujer virgen desflorando. Otoño: Un hombre gris de sombrero caminando por un sendero. Acto Unico Invierno: (en un grito ahogado) “A quienes he lanzado mis rayos, mis sollozos y mis huesos. Hablen de mí, griten mi nombre por este ruego callado. No dejen que la sombra de la luz me desaparezca sin antes saber quien he sido para ustedes”. Primavera: “Tonto niño descalzo. Te quedas en el dolor de tu frío pecho, porque no tienes madre que te abrace, no tienes mujer que te bese. No hay quien recoja la ceniza de cuerpo cuando en mi presencia empequeñeces”. Verano: (riendo a carcajadas y con sarcasmo) “Te tememos más que a los demonios infantiles de la noche. Porque tu simulacro de muerte nos da risa. Eres el espejismo de la existencia. La muerte no existe”. Otoño: (melancólico) “Querido amigo, triste y desnudo. En las circunstancias de esta existencia. Te sitúas así. Pero es sólo momentáneo”

Las Estaciones a coro (El Verano, el Otoño y la Primavera): “Grita Tú lo que tengas que gritar”. Invierno: “En el quiebre eterno del hielo que emblanquecina mi cerebro dolido. Ustedes se manifiestan como luces pequeñas a lo lejos, y casi no los veo. Sólo una flor amarilla, un durazno rojo y sediento, una hoja muriendo. Casi no vislumbro la vida en ese espacio, porque para ver hay que tener ojos, y los míos se quedan quietos en el tañer continuo del corazón que se pierde. El deseo se ha quedado quieto en el presente eterno de un árbol que se muere”. FIN

Ada Cares ENCUENTRO DEL INVIERNO, PRIMAVERA, VERANO Y EL OTOÑO La Primavera: Una mujer joven de pelo largo ondulado de un tono rubio suave, su tez blanca, ojos celestes, mirada alegre, boca risueña, sus pies cubiertos con sandalias, su abdomen un poco abultado nos lleva a pensar, sin lugar a dudas, que lleva frutos en su vientre, en los brazos porta un gran ramo de coloridas flores, sobre su cabello luce una coronita hecha con pequeñas flores silvestres, sonríe con dulzura y esperanza, el aire se siente tibio y perfumado a su paso. Llegan las golondrinas. El Invierno: Un hombre macizo, alto, viste un abrigo largo oscuro, sobre su cabeza un sombrero gris, camina con dificultad, con lentitud, al observar su rostro noto que tiene una mirada triste, preocupada; me acerco a él, quiero conocerlo más. ¿Qué pasa? Interrogo, me mira fijo a los ojos y con una potente voz me responde: “sé que soy necesario, soy una parte importantísima en el ciclo de la naturaleza, pero soy incomprendido, la mayoría de las personas no me quiere, más bien me temen, se quejan mucho mientras yo permanezco; yo entiendo que la gente se enferma, muchos pasan frío, pero eso no puedo evitarlo”. A mi me da pena escucharlo y entonces le digo “Todo depende de la mirada que tengamos hacia ti: miro la cordillera, la veo nevada, hermosa, nívea; pienso que si tú no vinieras no tendríamos ni flores, ni frutos, ni agua, que es un elemento tan vital”. Abrí mi paraguas, lo tomé del brazo y nos fuimos cantando bajo la

lluvia. El Verano: Un hombre joven de piel morena, pelo oscuro corto, viste polera blanca de algodón, manga corta, blue jean arremangado a media pantorrilla, en los pies hawaianas; está sentado en un banquito de madera rodeado de rumas de sandías, melones, cajones de tomates, duraznos, damascos, ciruelas, un montón de choclos, un gran canasto con porotos granados; los ajíes y la albahaca cuelgan de un gancho en el techo de la rústica ramada bajo la cual se cobija; su rostro refleja salud y simpatía, sonríe con facilidad a quienes se acercan a comprarle sus productos. Acercarse a este lugar es un deleite de olores y sabores. El Otoño: Un señor de mediana edad, 50 años más o menos, hombre maduro atractivo, pelo semicanoso, viste de sport, pantalones beige, camisa de un color amarillo suave, polerón marrón, lleva bufanda en la que se mezclan armónicamente los colores naranja, café amarillo y verde, sus zapatos color café oscuro, su caminar es ágil y liviano. Lo observé mientras paseaba bajo los árboles semidesnudos, al caminar las hojas crujían bajo sus zapatos, empezó a soplar un tibio viento, lo que era un presagio de lluvia; me quedé mirándolo mientras se alejaba, suspiré mientras comía un racimo de uvas y miraba como se alejaban las golondrinas. DIALOGO: EL INVIERNO LES PIDE A LOS OTROS TRES QUE OPINEN SOBRE EL En un país sin nombre y sin tiempo, en un mágico lugar, se juntaron por única vez: El Invierno, La Primavera, El Otoño y El Verano. Por alguna razón desconocida para mi (tal vez inseguridad), el Invierno quiso saber qué opinión tenían los otros tres de él. Primero le preguntó a la Primavera: ¿Cómo me ves, qué imagen tienes de mi? Ella se quitó su coronita de flores del pelo, la puso sobre su regazo, movió su rubia cabellera con coquetería y le dijo: “Yo te veo demasiado serio, casi grave, es como si cargaras un peso sobre tu espalda, te falta alegría, o a lo mejor, te sientes responsable, porque sabes que en cierto modo, todos dependemos de ti, yo te adoro, te necesito”. Otoño, es tu turno dijo la joven. El Otoño se paró de su asiento, se paseó un poco inquieto, pensativo, quería encontrar las palabras adecuadas para no herir al Invierno, sentía por él admiración y respeto. “Yo te veo como mi cómplice, dijo, más bien mi complemento y creo que yo también lo soy para ti. ¡Es tan agradable empezar una labor sabiendo que no quedará inconclusa!, las hojas que no pude o no alcancé a arrancar de los árboles, tú las derribas. La verdad

es que te veo más jugado, más arriesgado, más intenso; tu lluvia es fuerte, tu viento huracanado, tu frío intenso, te veo decidido, seguro, valiente, te admiro”. Verano, ahora opina tú. El Verano habló con voz clara: “te veo como un padre severo y sabio, podría decir que antes de irse de viaje deja un mensaje: ‘Les dejé todo lo necesario, ahora cada uno haga lo suyo’ y se va tranquilo sabiendo que a su debido tiempo cada uno de nosotros hará su tarea lo mejor posible”. Los otros quieren la opinión del Invierno. Aprovechando este encuentro, los demás también quisieron saber qué pensaba el Invierno de ellos. La Primavera: Por favor, ahora dime tú cómo me ves, me interesa tu opinión. El Invierno le contesta con su potente voz: “a ti Primavera te veo casi mágica, llegas acomodándote de a poco, de repente una flor por aquí, un brote por allá, un día tibio, una brisa suave, ¡oh!, pero traes perfumes, ¡oh!, llegaste, siempre bella, sonriente, llena de colores, aparecen las sonrisas, llegan los pájaros, el amor, eres como un poema”. Ves niña que no soy tan grave como aparento, guardo poesía bajo las hojas mojadas que cubren la tierra. Ahora, dice el Otoño, me toca a mi, me interesa mucho saber cómo me ves, mal que mal siempre estamos cercanos. El Invierno se mira sus botas mojadas mientras piensa. Dice: “Me gustan tus colores, pero te veo algo tímido, temeroso, indeciso, tu lluvia: chubascos débiles, tu viento no es ni brisa ni huracán, no terminas de botar las hojas de los árboles, tu temperatura ni calor ni frío, creo que te falta definición, carácter, coraje. A muchas personas les pareces atractivo y romántico, hasta encantador”. El Verano esperó para el final, él ha aprendido a esperar, sabe que da frutos. Dirigiéndose al Invierno, le dice: “por favor sé sincero conmigo como yo traté de serlo contigo. Por supuesto, responde el Invierno: “eres mi contrapartida, los polos opuestos se atraen, dicen los hombres. Créeme, envidio tu temperatura, tu calor, debe ser agradable quitarse un poco de ropa y sentir los rayos del sol entibiando los huesos. La verdad es que me produce un poco de envidia verte bronceado, alegre bajo los árboles cargados de frutas, ¡a ti sí que te quiere la gente!, he escuchado a menudo ¡oh, cómo deseo que llegue el verano!, te esperan con ansia. Eres como la otra cara de la moneda, la cara amable, y suspirando dijo: bueno, las cosas son así, no podemos cambiarlas...”. La Primavera se acercó y le dijo: los lirios son preciosos, florecen en invierno. El Otoño agregó: ¡cómo me gustan los aromos, pelotitas amarillas perfumando el aire. El Verano le dijo: los lirios, los aromos y el arcoiris, ¡eres una caja de sorpresas Invierno!

El Invierno sonrió agradecido. Se abrió la puerta del mágico lugar, entró el Tiempo y todos se fueron a distintos lugares del planeta.

Luisa Werth Cofré

Las Estaciones .Cuatro caras de la misma moneda Personajes: Ignacio Invierno - Rosa Verano – Alondra Primavera – Antonio Otoño Autora: Cuatro amigos pasean por el bosque. El cielo escondido sobre nubes grises anuncia que la lluvia recién comienza. La bruma sube de la tierra boscosa y transita enredando los árboles. No se ven hadas ni duendes, tampoco el sendero. La lluvia se escucha como órgano tocando a todo trueno en una iglesia sin luces. Los amigos desorientados se asustan. A nadie le falta dios, dice uno de ellos, señalando una cabaña a un par de metros. Al acercarse ven con nitidez una casita de madera lustrosa de agua y roja techumbre -para apresar el sol cuando aparezca-, y una chimenea encendida cuyo fulgor se aprecia tras las ventanas. El humo sube, indicando que en ese lugar hay calor y espacio para desafiar el frío y la humedad que la tierra agradece alimentándose de ella. Los caminantes abren la puerta con sigilo. Ingresan. Hay una mesa de madera tosca y gruesa, firme como un roble, cuatro sillas y una tetera que hierve cuando ellos se sientan, luego de colgar su ropa cerca del fuego. Ignacio Invierno: Hablando como para sí mismo, dice: la casa está sola, no hay nadie. Qué extraño, parece que nos estuvieran esperando. Autora: Una ligera ráfaga de viento golpetea el agua sobre los vidrios llamando la atención de los amigos. Se produce un silencio lento que les da algunos segundos para sentirse a gusto. Se miran y sonríen. Voy a presentarles a Ignacio Invierno. Este señor tiene al menos unos cuarenta años. No es ni tan alto ni tan bajo, de hombros amplios, moreno de ojos pequeños con pliegues, cicatrices del frío. Cejas espesas. Camina bamboleando los brazos con fuerza cuando va por los campos. Las mangas de su chaleco de lana chilota entibian sus manos como si estuvieran en un bolsillo. Es amable, aunque algo pomposo según algunos. Ignacio desconfía de todo y de todos. Temeroso e inseguro, siente que todos le temen. Necesita

afecto para soportar el frío del invierno, su propio frío y también su propia inseguridad y desconfianza. Ignacio Invierno: acomodado en su silla, da comienzo a la conversación. Como dueño de casa les doy la bienvenida. Las horas son cortas, por lo que he tomado yo la palabra antes de ofrecerla. Necesito que me escuchen, me siento agobiado, mi soledad es muy grande y me duele sentir que la gente me tiene miedo. Se asustan y empequeñecen cuando tormentas y lluvias truenan e iluminan el cielo. Me ven enorme, tan grande como el gigante egoista cuando me vuelco con furia, llevado por los vientos, levantando techos e inundándolo todo. Los mismos que me temen, ignoran o quizá olvidan, que cuando la nieve llega, tan liviana que no se escucha, el miedo escapa y las emociones cambian en un dos por tres. Todos corren hacia fuera, juegan, ríen, y expanden sus pulmones al aire fresco. Abuelos y nietos se conectan en un espacio lúdico con bolas de nieve y muñecos con gorros rojos. Autora: El café humeante colorea las mejillas de los paseantes. La lengua se les suelta y la conversación decidida se sienta entre ellos. Conozcan a Rosa Verano: mujer de unos 11175 años, gruesas trenzas negras, firmes como sus piernas, ojos brillantes, se siente contenta. Su corpulencia, no excesiva, al sentarse cruje suave, quejumbrosa, como un gato al acomodarse ronronea en la alfombra cercana a la chimenea. Con su mano derecha, coqueta sin querer serlo, echa hacia atrás un mechón reluciente, que por el peso del agua, cae sobre su frente. Se ve que está en la plenitud de su vida. Rosa Verano: Tienes razón, Ignacio Invierno, no sé por qué la gente te tiene miedo. A mi me gustas. ¡Te siento tan necesario!, tanto que pienso que yo no podría ser si tú no existieras. Eres mi tiempo de reposo, lejos de corretear por los campos buscando moras para hacer mermelada, puedo sentarme a leer un rato, o hacer sopaipillas para los niños cuando vuelvan de la escuela. Incluso, hasta puedo no hacer nada si quiero, y si me preguntan qué estoy haciendo, les respondo, nada, sólo miro las moscas. Puedo disfrutar entonces de un momento de ocio. Es precisamente el ocio el que me permite, a veces, ensoñaciones maravillosas. Imagino que soy un águila que planea alto en Los Andes chilenos, veo lo que pasa en sus laderas y si miro a lo lejos, alcanzo a ver las olas que revientan al borde de la arena, allí donde comienza la tierra. Los viernes voy de compras a la feria y siempre, nunca lo olvido en Invierno, miro hacia el este y cada vez como si fuera la primera, helada de emoción, se encienden mis mejillas y asombrada, mis ojos recorren la Cordillera pintada de blanco, más aún cuando

el viento y la lluvia, por respeto a tal belleza, disminuyen su fuerza para que todos podamos apreciarla. Cuando tú estás, querido Ignacio Invierno, la Cordillera marca su presencia y se torna indispensable. No me maravilla solamente porque sé que de ella se nutrirán de agua los ríos hasta llegar a los campos y ciudades, y si no hay sequía, hasta el inmenso océano que los espera; es también su belleza, que durante la noche hace juegos de luces con la luna llena: blancos resplandores la cubren y se alzan esquivando las sombras; entonces, las largas noches de invierno acompañan amores que calientan sus corazones, y hasta que el tiempo deja de existir. Autora: Rosa Verano se pone de pie y con su aliento cálido devuelve la transparencia perdida a los empañados vidrios. Alondra Primavera quiere hablar. Les cuento. Es una joven bonita de no más de veinte años. Su característica principal es su alegría que rompe en risas, siempre inesperadamente. En sus ojos, color café dorado, viven estrellas que se encienden y apagan cuando ella quiere. Su manera de ser cambia como el viento, de pronto está triste y en un tris vuelve a estallar en risas. Ella es así, aún está creciendo. La dejo con ustedes. Alondra Primavera: parpadea muy rápido, sale de su ensueño y se dirige a la ventana que acaba de limpiar Rosa Verano. Al ver lo que ve, da dos vueltas en redondo con su falda flameando y permanece quieta por cinco segundos. Una lágrima queda prendida en sus pestañas delatando su emoción. Ustedes me conocen, saben que cuando yo alumbro estas tierras, las personas dan rienda suelta a sus emociones. Brotan sentimientos de amistad y de amor por todas partes y a toda hora. Estallan brotes de flores, asoma el trigo, la alfalfa, los porotos y las lentejas. El color del invierno cambia al verde. Es cierto, soy joven y todos me dicen que soy hermosa. Pero, eres tú Ignacio Invierno, quien nos invita a irnos hacia adentro, como hoy en esta cabaña que nos da cobijo para capear el frío y también para compartir y conocernos. ¿No sienten ustedes una intimidad entre nosotros, poblada de palabras y sentidos, que se da más profunda cuando nos visita Ignacio Invierno? Es por esto que mi única pena es saber que para que yo exista, Ignacio Invierno debe, necesariamente, emprender su partida. Ojalá amigo, que desde donde estés, escuches mis trinos y entibies tu corazón pensando que te quiero. En mi recuerdo podrás apreciar tus bondades y bellezas y disfrutarlas durante tu estancia en estas tierras. Autora: La lluvia ha cesado como por encanto. El gris desaparece. El sol con timidez seca la tierra y, cuidadosamente, enjuga las gotas de agua que aún viven sobre las hojas.

Alondra Primavera: Les pido disculpas porque he hablado en demasía. No tengo muchos recuerdos de mi pasado. Cada vez que me presento es como si fuera la primera vez que lo hago, soy una promesa que en la madurez del verano será alimento para el espíritu y para saciar el apetito de animalitos, niños y ancianos, soy apenas el comienzo de la vida. Dentro de mí galopan bríos guitarrosos y bailo zapateando la cueca chilota cuando me da por hacerlo. Según cómo brille el día, también zapateo moviendo el talle, pensando que así lo hacen en las cuevas de Andalucía. Así, camino y bailo mi tiempo segura de mi hermosura, abierta al amor. Soy el gérmen del amor que entre los humanos también brota. Autora: No es fácil describirles a Antonio Otoño. Hombre maduro que peina canas, de hablar pausado y seguro, mira a cada contertulio a los ojos antes de empezar a hablar. Usa ropa holgada que acentúa su delgada figura de piernas flacas y largas. Todo él es café, de diferentes tonos, pero café. Ojos café, piel canela, ropa café chocolate y beige. Su camisa es amarillo oro acercándose a un tono café novedoso. Personaje austero y meticuloso. Disfruta con un trabajo bien hecho. Si lo encuentras por ahí y lo saludas, por su respuesta sabrás que aunque aparenta ser hosco, en verdad es tímido, habla directo y solamente lo necesario. No confiesa su edad, en cambio dice, que su experiencia pesa como si tuviera ciento veinticinco años. Antonio Otoño, mudo y cabizbajo mientras escucha, atiza el fuego agregando leña seca. La llama se levanta alumbrando la habitación mientras la tarde se desvanece para devenir en noche. Los amigos -como a todos suele sucedernos- caen en el embrujo de los colores de las llamas vivas. Si pudiéramos escuchar con claridad su silencio, oiríamos mariposas volando en Invierno, miles de pensamientos buscándose unos a otros, chocando por el apuro los más jóvenes. Otros, acostumbrados a la luz del fuego, se sientan en el rincón de un pliegue y conversan con respeto, buscan armonizar las ideas que con fortaleza expresan. Da la impresión que habitando este silencio, los amigos podrían existir sin que los viéramos, sin percatarnos que a veces un silencio habitado de mariposas, dice más que muchas palabras. Antonio Otoño: Soy tu salvación Rosa Verano. Llego justo a tiempo para que la tierra agotada luego de parir alimentos en abundancia, me reciba con alivio. Me corresponde ordenar la casa, guardar los frutos secos y llenar los silos de granos. Dicen que soy el descanso, desconocen mi trabajo. Arreglo los cercos para que los animales no escapen. Limpio las canaletas para que el agua que viene pisándome los talones circule por donde debe y no penetre en las casas. Muy importante es asegurarse que el lugar donde se guarda el forraje se mantenga seco. Hay que prepararlo todo para disfrutar de un buen invierno. Mientras realizo estos trabajos, el viento me susurra

palabras de aliento recordándome el frío que se avecina. Ignacio Invierno, ahora que estamos compartiendo la misma mesa, quiero decirte algo importante, para ti y para los cuatro. No soy hombre miedoso, no podría temerte. Sí, te valoro más de lo que piensas. Sé que el agua que dejas caer sobre la tierra es primordial para su recuperación. Por eso disfruto mi trabajo antes que llegues. Me gusta sentir que nada le faltará a la gente cuando tu estés presente. Lo único que te pediría, más bien te pido, es que te cuides de los excesos, tú bien sabes que la pobreza hace vulnerable a los humanos, a los animales, y las siembras. No es, querido Ignacio Invierno, el frío lo que la gente teme, sino el desamparo y olvido de la sociedad de la existencia de tanta precariedad. Es como si los pobres fuesen transparentes, salvo cuando los necesitan para los trabajos más duros, más repetitivos, o los que no tienen sentido. No me asustas Ignacio Invierno cuando tocas campanas roncas avisando tu llegada antes de tiempo. Me gusta tu belleza gélida, fría al punto que los días y las noches parecen detenerse. Eres un ciclo de la naturaleza, eres lo que eres y no está en tus manos dejar de serlo. Los cuatro somos indispensables para la infinita recreación de la vida. Son ellos, los humanos, los que pueden elegir y organizarse para que la necesidad extrema no toque ninguna puerta. Es maravilloso lo que ocurre entre nosotros cuando nos invitas a caminar por el bosque, encontramos una cabaña, nos sacamos el frío del cuerpo alumbrados por el fuego y nos reconocemos en el diálogo que discurre contento. En soledad añoro estas conversaciones, el intercambio de afecto e ideas se hacen presentes y son para mi un tesoro. En realidad, si no recordara estos encuentros, tendría que pellizcarme para estar seguro que estoy vivo. Contigo veo cóndores volando más allá de la nieve. Ellos, desde su libertad nos escuchan e invitan a soñar despiertos. Es cierto, mi trabajo es pesado y no se ve el fruto. Pero, no imaginan mi gozo cuando quito mi capa de los hombros, la extiendo como alfombra de hojas secas sobre los senderos que me conversan mientras mis pasos, sin querer hacerles daño, las pisan. Los domingos descanso. Cierro puertas y ventanas y doy libertad a mis mariposas. Luego de unas horas ellas mismas me levantan en vilo y me depositan sobre la cama. Al día siguiente amanezco con la luz del día, me desperezo y me siento como nuevo. Esa es mi vida. ¡Miren!, el fuego y las llamas rojas ahora son brazas rojinegras. Todo cambia, todo, hasta lo que pensamos de nuestra propia esencia. Autora: Algo cansados los amigos se asoman a la noche y en un enjambre de estrellas cuelgan sus ilusiones. Tal vez, nunca sabrán que acaban de inventar un nuevo rito para

completarnos aceptando las diferencias, sin dejar de ser lo que somos. Ignacio Invierno: con voz de ceremonia, muy lenta y bien articulada, abrazando a sus amigos, dice: No saben cuánto les agradezco que acepten mi abrazo fraterno, que hayan soplado lejos del hemisferio el temor que yo sentía que ustedes me tenían. Ya no lo siento. Descubrí, conversando los cuatro, -quizá debo decir, recordé-, que el movimiento de la tierra alrededor del sol es lo que nos une sin que ninguno de nosotros pierda su identidad. Somos parte de lo mismo sin parecerlo. Lo sabemos y lo olvidamos, lo volvemos a saber en cada encuentro y lo volvemos a olvidar. Somos la vida que da vueltas mientras el sol alumbra distinto a cada uno de nosotros, a cada quien a su tiempo. Alondra Primavera: en tus bosques, Ignacio, viven duendes y hadas, bailarines y bailarinas, innumerables poetas y pintores, músicos, artesanos y gente de ciencia. Nacen contigo, son lo que eres, brotan del dolor, la belleza, el asombro y la alegría del fuego y de la nieve. Pese a que somos tan distintos creo que congeniamos. Tú pones la reflexión y yo mi irreverente alegría. Ignacio Invierno: Gracias amiga, tu alegría me llega en el momento preciso y como anillo al dedo. Gracias te doy Antonio Otoño, por retirarte sin lágrimas cuando llega mi tiempo. Te admiro. Si tú no arreglaras los techos, no guardaras alimentos, para mí sería agobiante y doloroso dejar caer el agua, soplar el viento a lo que más pueda y tronar en los cielos hasta sacar chispas. No podría realizarme como lo que soy, ni llamarme como me llamo, Ignacio Invierno. Los cuatro somos sinfonía, cada uno con su solo para lucirse y continuar celebrando la vida que transcurre milagrosamente. Alondra Primavera, con sus sentidos extendidos y risa montada en volantines colorinches que los niños elevan; Rosa Verano, que se entrega generosa en cada parto de flores y frutos de la tierra, camina buscando moras, desgrana choclos y se baña en las olas del Pacífico. En las noches teje sueños y su amor y desvelo alcanzan para todos los que están cerca de ella; y Antonio Otoño, que sin escándalo cuida que todo esté como se debe a mi llegada, siempre confiando en nosotros, pues él no alcanza a saborear los frutos de su esfuerzo. No sabemos cuál de nosotros es el primero, pero sí estamos ciertos que uno precede al otro que antecede al siguiente y que cada uno de los cuatro, en la soledad de su tiempo, espera el próximo encuentro para completar su existencia. Somos lo mismo sin ser idénticos y también somos hermanos, hijos de la misma tierra, del mismo sol y del mismo universo. Nos mantenemos apegados a la vida por la misma fuerza que compacta el agua de los océanos y todo lo que conocemos, sean piedras,

árboles, nubes, volcanes, o seres vivos. Y rodamos por el universo, acompañados del mismo viento, quién sabe adónde ni hasta cuándo los violines y los pájaros cantarán con nosotros.

Silvia Alarcón Águila (Cuento ) Conociendo a Manuel Hace ya mucho tiempo conocí a Manuel. Alma de niño, amigo de mi padre, alegre comunicativo, era periodista vivía solo, había llegado de Santiago a trabajar al diario de la ciudad, los libros fueron lo que nos acerco, el escribía cuentos y relatos, paso a ser alguien muy cercano y querido por todos. Un día llego serio y preocupado y nos comunico que regresaba a Santiago, nos sentamos en la terraza y pasamos un largo muy largo rato en silencio me confidencio que su familia lo esperaba su padre había fallecido, me abrazo y me dijo que habíamos sido su familia en esta etapa de su vida que siempre nos tendría presentes y Manuel se fue, de el quedo su calidez y el abrazo cariñoso. Reflexionamos la amistad, cuando cabe en un palpitar.

Patricia Panchana Cubillos Respuesta a la pregunta: imagina un encuentro entre cuatro personajes invierno, otoño, primavera y verano. EL ENCUENTRO ENTRE LAS ESTACIONES CADA UNO DE ELLOS LLEGA SIENDO LO QUE LA VIDA LES OTORGO COMO CAPACIDAD Y DON: El invierno se encargo de citar a través del llamado de las estaciones. Así fue como el otoño, la primavera y el verano se enteraron que se les requería para una reunión en la cual el invierno esperaba acordar algunos aspectos del trabajo que cada uno realiza. Uno a uno ha ido llegando. Momento I: Una breve presentación de los personajes en reflexión: OTOÑO: Silencioso, intenso, creativo, misterioso, cercano, de temer, anunciador de feroces cambios, habitante de cada celda de vida. Incorporado como información permanente en la respiración de cada espacio de vida presente ayer, hoy y mañana. Hempieterno compañero viajante de la vida. Guardador de fantasías y ansias. Es la contracción de un orgasmo, es el suspenso antes de la nada aparente fugaz.

Compañero de lágrimas, de desencantos, de la melancolía. Eres Rodolfo, que en cada pliegue de su piel atesora vivencias, placeres, dolores, saberes. Eres él majestuoso, de profunda mirada, de voz ronca, salida de las entrañas, con la fuerza del que amo, creyó y aún espera. INVIERNO: Viento danzando en la piel, hielo penetrando el cuerpo, cubriendo las montañas, los techos, aislando a los aventureros, anegando espacios de vida, mágico momento que crea la falsa idea de lo vacuo, momento de la vida en que habita la muerte en cada segundo, en cada casa, en cada jardín, en los ojos de los que estamos, de los que se fueron, de los que vendrán. Momento que asegura que es eterno y no pasará. Se adueña de todo como la lloronas de los funerales sureños, donde pareciera que nadie mas existe y que el que no esta lo era todo, aunque ellas nunca lo vieron. Dulce momento nostálgico que invita a soñar, a vagar por lo infinito, lo imparable, en la vida. Danzante melodía sagrada que enriqueces los campos, lavas los muros, purificas nuestras almas, se gratificante al mirar, extraño fenómeno natural, tan natural que sabes cuándo, dónde y por cuánto estar. Danzarina sinfonía de penetrantes sonidos, compañera de la energía profunda bajada desde los cielos. Casi suenas a coros de ángeles en un momento de plenario. Eres María, la que al mirar pareciera que no ríe, que todo es dolor, que todo fallo, que todo es un No. Eres María como el invierno, guardadora de misterios, de conocimientos, de experiencia, de herencias. Eres María invierno, la que siempre espera, allí a manos abierta de par en par, grandiosa añoras al que vendrá. PRIMAVERA: potente momento de parir, de gemidos saliendo de la tierra, de los troncos, de las ramas, de los cascarones, desde miles de madre que brotan llenas de vida secreta, nacida en silencio. Expectante momento de manifestación de la creación. Todo estaba allí donde miramos a cada momento y no veíamos. En lo invisible siempre esta la vida, donde crees no hay esta todo, donde reina el silencio si callas encontraras voz, respuesta y orientación. Momento en que lo que no estaba se muestra, se despliega y abre a la vida toda su vida. Conjunción de energías que lo remueve todo. Se abren ventanas, corazones y mentes. Todo asoma y se muestra. Cada fruto en su lugar, cada cual reconoce su fuente madre. Jamás verás a una manzana nacida en el naranjo, identidad integrada, reconocida y aceptada. Eres mi Macarena, recién estrenada a la vida, inocente, plena, intensa, sabia, la risa esta en ti, todo lo creas y lo crees. Eres primavera traviesa, eres la gitana que baila en cada momento de parir. VERANO: Borbotones de agua, maletas, viaje, hojas verdes, racimos de uvas, olores mágicos a comidas olvidadas, reencuentros, placeres, abrazo de calor dado por el sol, ropas al viento, todo liviano, todo sensual, todo huele a vida a procreación, disfrute y cosecha, momento de celebración y de calma. Calma en lo intenso, para medir el justo

momento del equilibrio. Risas, eres Ángel, observador, gozoso, buscador, calido, expectante, eres creación y sensual conquista de vida. Tarde de siesta bajo el sol, nadador entre olas y soles. Conversador calmo de la vida de otros. Aroma a jazmín, a naranja, a arena, ríos y árboles. Eres el que espera al sol, tendido en el brazo fuerte de un árbol, la llegada de las sombras, de las lloviznas, para dar rienda suelta a las hojas que brotaran liberadas de cada rama hasta la cuna de la tierra. Momento II El invierno reflexiona Hace tiempo que parado aquí donde me situó el proceso de dar vida no logro saber de ustedes, no ha sido posible que nos encontremos nuestros ritmos son diferentes, es como si camináramos en tiempos paralelos. Ya vengo cansado de tanto viaje. Cuando pienso en ustedes trato de recordar si alguna vez nos hemos visto, señala el invierno, pues la verdad que he venido tantas veces hasta acá, o yo me he quedado acá y ustedes han seguido el camino que desconozco, de ser así porqué no me han invitado. A veces siento que me temen. Esta soledad tan interminable, aunque presiento que en algún momento me encuentro en ustedes o ¿ustedes en mí?, como sea añoro esos momentos de hojas crujientes en el suelo, viento tejiendo entre las casas, las personas, los cielos, el mar, los bosques, el agua. Lloviznas calmando las heridas que queda en cada rama, en cada tronco, en cada espacio que se repliega a dormir. Tú eres mi preámbulo, el inicio del silencio. No se porqué no me hablas, te vas antes de que yo llegue y me llenas de soledad, de intranquilidad. Hueles a profunda humedad, a estación de trenes pronta al abandono suenas a pequeños silbidos sobre los techos de la ciudad. Te presentas tan inestable inquieta, desorientada. No eres invierno No eres primavera Menos verano Quién eres. Tal vez si te busca en mi encuentres la repuesta a tu identidad y a tu nombre. Si nos miráramos podríamos saber de dónde somos y a dónde vamos en el mar del misterio, de

lo divino, de lo sagrado. Es como cuando los padres miran a los hijos y los hijos a los padres encontrándose unos en otros. Por milenos me antecedes y desde entonces que no me acoges. Aquí te espero o dime dónde voy y te encuentro. Sin ti me siento desprotegido. Y tú de mirar travieso, que te crees dueña de la vida, tan segura de que la vida esta sólo en ti. Caminas dueña de todo lo que habita aquí y más allá. Vives como si sólo existiera el hoy, nada más que hoy. Sí, puede ser también lo siento yo, señala el invierno a la primavera, cuando estoy vagando por las calles solitarias, por cerros, valles. Soy el todo. No te cuestionas hermosa calidez, no hablas contigo o con el zumbido de la vida cuando llega a ti. Te miro y me reconozco en tus hojas y frutos. La luz que entregas se genero en mí. Te miro y creo que te conozco, aunque huyes. Me gustas, surges de la nada, aunque todos te esperan, te presiente, te aman. Cuando llegas como invitada esperada y deseada todos se abren y se disponen. No cuestionan, eres tú y se te desea. Todo dispuesto a la vida, que sin energía acumulada no sería nada. No te preguntas de dónde vienes, quién eres, porqué esta es tu labor en este espacio de existencia. No te preguntas primavera. Brotadas en medio del camino las miro y las nombro dedal de oro, cactus florecido, concierto matutino de trinos calido abrazo del viento, llovizna que bautiza lo florido la vida. Tú sabes lo que haces. Aunque ignoras de dónde vienes de quién vienes y a quién precedes no sabes de tu familia. Hueles al jazmín que me enamora, me arrulla tu zumbido de trinos en el manantial. Estoy dispuesto a fugarme contigo, tal vez de esta unión brote un nuevo momento, una

creación amigable a la vida. Podremos crear familia, podrás saber dónde se te contiene. Espero que me hables, que pronto me digas, y ustedes también, porqué huyen, quién cree que soy, qué esperan de mí. Hablen conmigo van a ser las primeras voces que en años hablen conmigo de mi. Quiero saber de ustedes quién creen soy. Yo tengo una vaga idea, cuando la retomo y la escucho desde mi voz interna, me emociona, aunque luego digo no ha de ser que esto es pura vanidad, creer que desde lo que muere, se contrae y desaparece puede brotar la vida. Yo lo he visto, lo he sentido, por mi viaja ese mensaje de lo circular, lo integral, lo que no deja jamás de existir. La Vida eterna. Para ti señor de lo pleno mi gratitud, sólo por ti vale la pena pasar momentos de soledad. Tú generas milagro diario, anunciando que todo se puede, que ir mas allá es posible. Asomas con frutos, con espacios de encuentro, de amor. Pieles morenas, manos callosas, trabajo de trillas, cosechas sudor, invitas al descanso a la conquista. Navegan aves surcando el azul del mar, de los ríos del cielo. Diálogos de amigos y enamorados. Momento marcado de encuentros de risas al viento de vida a la Intemperie Sin miedo a la soledad.

Gozoso momento en el que te muestras luminoso, y permites a todos sentirse dueños de sus tiempos, anhelantes de conquistar. Las tardes de siesta generosas en horas permiten arropar cuidados personales. Momentos III Los tres responden Tus preguntas señor trataremos de responder, aunque conoces parte de lo que diremos aquí va para ti. Nos asustas con los gritos de truenos que elevas para marcar tu llegada. Tus vientos derriban y atormentan a árboles, niños, ancianos y techos. Nada te importa inundas, muestras poderío para que nos mantengamos a raya. Cuando hemos tratado de llegar antes nos alejas con fuertes helas, con la indiferencia con la que estableces territorio. Tu mirada, sin sonrisa, sin calor nos señala que nos quieres lejos. De dónde venimos, a dónde vamos, familia. Insinúas que podríamos tener alguna relación, algún parentesco. Si así fuera de que serviría, cada uno de nosotros precede al otro, no podemos cambiar de ritmo. La ruta se estableció y así lo hacemos desde siempre. No porque ocurra siempre, señala el invierno, ha de seguir así. Es momento de mirarnos. He de reconocer, dice la primavera que la voz del invierno retumba en mi, casi como si fuéramos cercanos. A mi me insinúas soledad, esos momentos en que todos quisiéramos huir para no enfrentarnos a nosotros mismos, tu nos obligas a mirarnos a los ojos en esos días en que el frío evita que nos movamos mas allá de nuestro propio espacio. Tú eres un gigante poderoso, que se adueña del todo cuando ingresa y pronto dejas libres los espacios para generar el renacer. Si sabes por donde nos encontramos, como es que nos relacionamos, si somos familia o no, cuéntanos estamos esperando. Tratare de señalar lo que he pensado sin vanidad, piénselo antes de negarlo o burlarse. Un día al estar al medio de un crisis, en que la lluvia no respondía a mis ordenes, el viento decidió tomarse el espació sentí que era tiempo de cambiar y llame a la primavera, que logro renacer gracias a las energías concentradas en la naturaleza y que se habían mantenido bajo mi cuidado. Sentí que la primavera era mi hija, ella nace luego de mi presencia sin mi no existe. Reconozco que mi padre es el otoño, señor de los misterios que prepara mi llegada sin él no puedo presentarme. No sabría cuando entrar si no veo caer la última hoja o palidecer al sol, esas señales me indican que es la hora. Si tu verano trataras de entrar a esta sinfonía cuando las hojas caen, perturbarías el orden establecido, alterando la esencia y el saber de cada uno de nosotros. Somos familia, cada uno cumple una función y nos relacionamos en silencio sin establecer como ahora lo que queremos y quienes somos. Necesitamos del otro para ser y todos juntos

somos. Nos contenemos unos a otros, así logramos traspasar el tiempo. Solos y solo para nosotros mismo el sentido de lo que somos se pierde. El sentido de mi quehacer se lo da el pertenecer a una familia, es decir a ustedes, y tener certeza que la función que tengo es la que de vocación deseo hacer, dando sentido al quehacer de otros. Es extraño creer en esta relación, aunque explicada así la siento mía y podría reconocerte padre, dijo la primavera. Cuando el silencio me habita suelo detenerme y crear, recrear todo lo que luego mostrare al exterior. Es estar en reflexión sobre los cambios a hacer. Es difícil aunque, menciona el verano, de no haber una pausa intensa como la tuya invierno no podríamos renacer cada año desde hace miles. La relación familiar me agrada, ya no seré solo el verano sino parte del quehacer de toda una familia. Me sentí siempre el desconocido, el momento sin importancia, sin nombre personal aunque ahora veo que para renacer, para madurar, para dar frutos, para trascender primero he de mudar. Yo inicio el momento, doy la pauta, cada quien pone el nombre a la muda de los árboles la llaman caída de hojas, para otros tendrá un tono personal. Mudar, transforma los momentos, dar contenido, allí tu invierno que aún me asusta, te aseguro ya no huiré, das contenidos a los silencios, a los estados de soledad, a las sensaciones de abando, de desprotección. Para renacer y crecer hay que mudar dejar atrás lo que ahora no emplearé, llevar con uno lo que requiere para continuar. Viajar con el equipaje justo y necesario. Aprender a ser fuerte y flexible como el bambú. En un momento de silencio sentí y vi lo circular, lo divino, lo eterno. El invierno cuenta lo que percibió en los momentos de fuerza en los que vive. "estoy entre hojas, muchas hojas tersas, coloridas, han caído recién desde miles de árboles del mundo y al mirar no falta ninguna. Cada arbusto, cada árbol, cada planta las contiene nuevamente...es mágico. Cae una y nace otra es perfecto, nada desparece cambia de forma, habita un nuevo espacio. La tierra me cobija húmeda, materna, pariendo siempre, siempre muriendo. Permanezco en este espacio sin tiempo, de múltiples habitantes y unipersonal a la vez. Estamos todos y a la vez sólo yo...solo yo estoy aquí entre raíces, piedras, y pequeños bichos y gusanos. Estoy enredado entre tanta raíz....en qué lugar estoy...sin pararme logro ver, sentir y dimensionar este profundo y extenso espacio. Hasta no hace mucho sentía que estaba en deuda con la vida, con ustedes, conmigo mismo, sobre todo conmigo...ahora aquí no creo estar en deuda...liviano tranquilo habito esta cama de hojas, raíces. Si ha habido deuda ha quedado en un espacio diverso, trascendente. Acá habito en la seguridad de que voy a través de las raíces, de las hojas, del viento, de los bichos, de los colores, del tronco de aquel enorme Pehuén. Acá vida/muerte aliadas, invierno y verano, amigos y no enemigos.... Cercanos invitadores a no olvidar lo vital del estar y ser. Acá transformado en una nueva expresión de la

vida...voy a través de cada hoja, raíz, bicho, viento traspasando las barreras, aquí en libertad soy uno en todo o con el todo...Contengo la vida, en mi habita el otoño, el invierno, la primavera y el verano. Miro tranquilo mi ayer retomo las perdidas y las ganancias, ame y me amaron, di y recibí...¿todo fue como esperaba?...No por supuesto que no, fue como la vida en su hacer sincrónico determino. Me queje de los demás, de lo distante y sin sentido, me queje de lo no quejable, me queje hasta de quien me dio la vida, me dolió lo que vi ocurrir, lo que espere ocurriera y jamás ocurrió. Hoy aquí limitado por el infinito quiero hacerlo todo y traspasar las barreras y permitirme ser yo....." Es como si todos fuéramos de las manos, señala el otoño, queriendo huir del otro cuando éste se manifiesta y es el que es. Se hace difícil aceptar que somos individuales y a la vez familia. Sin esta constelación de familia y trabajo no podemos dar sentido a lo integral y sistémico del existir. Reflexionan primavera y el verano. Solo si nos miramos en el otro se puede encontrar, sentir y dar sentido a lo humano trascendental. Fijado solo en las metas individuales se busca ser siempre primavera, evitando ser invierno, o tal vez otoño. Evitamos fracasar o aceptar el dolor, solo se acepta brillar. En este mar de lo eterno la soledad es diaria El sin sentido la brújula que nos lleva al despeñadero de ahí a la no Existencia. Melancólicos distantes ajenos al otro

buscamos a ciega el éxito los aplausos los premios. Al momento de lo eterno lo único que llevamos es lo amado lo aprendido.

Ana María Pinto Las cuatro estaciones Otoño “Ay cuanto tiempo tierra sin otoño y como pudo vivirse” “almacena sueños” Oda al Otoño Pablo Neruda Me encontré con el Otoño, en mi cumpleaños número cincuenta. El era un hombre alto, delgado de mediana edad, algo canoso. Callado y reflexivo. De costumbres austeras y vestidos oscuros. Ocupaba su tiempo “almacenando sueños”. Los sueños que surgieron en verano y primavera. Los dejará protegidos del invierno. El Otoño ya no tenía pareja, no la necesitaba, aunque a veces la añoraba. Me contó que tenía alianza con la tierra. Invierno

“Hay algo entre nosotros para otros eres bruma.

Tus aguas lavan el mundo. Lavan el rostro de la tierra.”

Oda al Invierno Pablo Neruda

Cada día son mas recurrentes mis encuentros con el Invierno Es un hombre de mediana estatura, robusto, de brazos fuertes y voz de trueno. Sabe que es el mas viejo, pero también el mas sabio. “Sus aguas lavan el rostro de la tierra.” Hacemos tertulias con el señor viento y la señora lluvia. Primavera

“Temible rosa loca cuando entras a todas las casas

de los hombres.” Oda a la Primavera

Pablo Neruda Hace mucho tiempo que dejé de ver a esta mujer- niña, adolescente. “temible rosa loca”. Bien formada. Mas bien rellenita. De agresiva melena cobriza, de rizos que se enredan con la brisa. Viste con colores atractivos, gusta del amarillo fuerte, del azul y de todos aquellos que llaman la atención. Tiene modales provocativos. Busca desesperadamente a su pareja. Debe dejar descendencia. Verano

“Sol terrible y paterno sudoroso, arden las sementeras”

Oda al Verano Pablo Neruda

Cómo me recuerda a mí, esta señora joven. Alegre y deslenguada. Que luce segura su evidente estado de gravidez. Amiga del “sol terrible y paterno”, con sus pies bien puestos sobre la tierra, le hace guiños al otoño para que se retarde. Opiniones de las otras estaciones respecto del Invierno Ahora que las comunicaciones están a la mano, que la globalización está presente, el Invierno se decidió a ocupar Internet y le mandó un coreo al verano de este tenor:

Dime Verano, tengo la curiosidad de saber que piensas de mi, que en cierta forma soy tu oponente. A Otoño y a Primavera los tengo al lado y ya les he dicho a cada uno lo que corresponde. Para mí, Otoño es un presumido y me deja mucho trabajo, el que él no alcanza a hacer. A Primavera la quiero, porque es joven, alegre y me permite que mis aguas y mis vientos jueguen con ella. A ti, Verano puedo decirte que envidio tu seguridad y el que todos te quieran. Te PIDO que NO derroches mis aguas que ya son muy escasas. Respuesta: [email protected] Hola Invierno, tu allá y yo acá en el hemisferio Norte. Gracias por querer conocerme un poco. No tienes porqué envidiarme, a cada uno lo que le corresponde. (no te olvides de la parábola de los talentos). Te respeto por tu fuerza y bravura, aunque eres duro con los mas desprotegidos. También se que no es tu culpa, como no es la mía el calentamiento global. Qué bueno que podamos dialogar, talvez así logremos algo positivo. Déjame un saludable hemisferio sur. Chao La señora Verano Otoño y Primavera supieron que Invierno quería saber sus opiniones, por lo que le enviaron vía email, los siguientes mensajes. Hola Invierno: Me haces trabajar muy de prisa ¡tantas cosas que tengo que guardar! Me asustas con tus apuros y otras veces con tus retardos. Aún así, creo que podemos conjugar nuestros esfuerzos para tener un mundo mejor. Mi mail es otoñ[email protected] Con respeto Otoño Primavera escribió: Señor Invierno: A veces me das mucho susto, porque no te quieres ir. Me pareces sabio y necesario, ya que sin ti no podríamos existir.

Me gustas cuando me mandas la brisa, un viento suave y algunas gotas de lluvia. Ojalá que el próximo año te alejes de los fríos polares. Mi mail es [email protected] Hasta pronto Primaverita

Escribe un cuento basado en que Narciso encuentra en una playa las alas de Icaro

Chelyn Wong ICARO, NARCISO Y LAS ALAS PARAPENTES. Caminaban por una playa de arena blanca, de suave oleaje y agradable brisa. Un grupo de jóvenes, los que cantaban hermosas canciones de amor. Estos jóvenes eran todos amigos de la infancia, por lo que eran muy unidos. El grupo se compañía de seis jóvenes y cuatro jovencitas. Todos ellos nacidos y criados en este hermoso lugar, una pequeña ciudad balneario bañada por el alegre oleaje del mar, acariciada por la brisa marina en complicidad con el viento, que acariciaba suavemente los rostros de estos felices jóvenes que caminaban por la orilla de la playa. Un joven del grupo llamado Narciso, que era el más bello, además de ser un jovencito voluntarioso, egocéntrico y muy poco prudente, les dice:-amigos ¿Ven ustedes un objeto sobre la arena? -sin responder los muchachos y Narciso echan a correr por la arena en dirección del objeto antes visto. Al llegar al lugar en que se encontraba el objeto, es Narciso quien lo recoge exclamando ¡Pero si son las alas parapentes que le fabricara a Icaro su padre! uno de los muchachos le dice a Narciso que sería la correcto ir donde el papá de Icaro y contarle del hallazgo y luego a las autoridades ya que Icaro está desaparecido y es buscado por sus padres los que están muy angustiados por su desaparición. Hace casi una semana que se busca en todas las playas del lugar y alrededores a Icaro. Para ello se ha movilizado la policía, bomberos, grupos de socorro y los vecinos sin resultado alguno. Pero Narciso que es un muchacho voluntarioso no acepta razón alguna y se adueña de las alas parapente del desaparecido Icaro, desoyendo las súplicas y ruegos de sus amigos se dirige hasta su auto pone las alas en el asiento trasero y a toda velocidad se dirige hasta el acantilado lugar muy peligroso y prohibido por las autoridades, debido a los accidentes ocurridos en este lugar. Las gentes del lugar bautizaron el acantilado con el nombre de “El Soplo del Diablo”debido al fuerte viento que viene del mar, el que forma un remolino en la cima del acantilado que además es el más alto de casi toda la costa y en el fondo hay un enorme roquerío imposible de llegar a él, por las grandes olas que rompen sobre el mismo. En este lugar en los últimos años han muerto más de veinte personas entre lugareños y turistas los que hicieron caso omiso a las recomendaciones y advertencias de los letreros colocados en el lugar por las autoridades. Narciso llega a la cima del peligroso acantilado y sin mediar consecuencias saca del auto las alas parapentes y hace uso de ellas, sus amigos llegan unos minutos después al lugar casi en el instante en que Narciso emprende el vuelo hacia el sol, pero con tan

mala suerte, porque una ráfaga del soplo del diablo lo tira en picada contra el roquerío, encontrando la muerte en forma instantánea, el mar besa los rubios cabellos ensangrentados de Narciso, mientras que las alas parapentes de Icaro se pierden en la inmensidad del océano. Jamás se encontró el cuerpo de Icaro que al igual que Narciso quiso volar hacia el sol.

Carmen Obreque Morales Pregunta . Cuento en Narciso encuentra en una playa las alas de ICARO. “San Narciso” “Narciso encuentra en la playa las alas de ICARO. Se conmueve, siempre supo que estaba destinado a convertirse en “angelito”. Su mamá y su tía decían una y otra vez, si este chiquillo es como “santo”, es pura pureza, mírale los rulos y su carita rosadita (“Que ninguna yegua lo manche con sus cochinadas” le rezaban a San Sebastián). El se veía así, con los ojos perdidos, como San Jerónimo, con sus presitas al aire, gordito y ruciecito, como los querubines del Rubens. Recuerda como quedaba embobado mirando en la capilla de la población al Arcángel Gabriel. Esos brazos, el porte, el … todo. Emocionado hasta las lágrimas se enfundo las alas. Tomo vuelo y en un abrir y cerrar de ojos, monto sobre las nubes más allá de lo visible para ojo humano. El mismo sol no pudo abatirlo, porque su brillo interior, de ángel perfecto, opacaba cualquier otro astro. Lo logro, volaba. El era prueba viviente que la perfección es posible, y que esta sólo tenía un destino, su alma. Loco de alegría, a más no poder, decidió que era el momento para compartir con el género humano la posibilidad de ver y tocar, en vivo, al ser más perfecto, después de Jesúcito. En el viaje de regresó iba planeando como le diría a su madre que le cosiera una túnica verde amatista, y le pediría a su tía que le bordará con hilo de ese dorado, igual que los curitas en esas fiestas que hacen. Cuando volvió a la población, todo se había trastocado. Su madre y su tía, en su ausencia y con la necesidad imperiosa de llevarse el pan diario a la boca, se habían ido a trabajar de sanhucheras a la boite de don Arturo. Estaban cambiadas, envejecidas e irreconocibles. Las noches, el humo y el contacto cotidiano con esos mundos, las habían transformado. Narciso notó que estaban además medios locas, se reían a carcajadas y vestían con un dejo parecido a las bailarinas. Habían perdido ese toque elegante y distinguido que a él siempre le inspiro la seguridad que él no pertenecía a ese lugar. La población también había cambiado, se veía más sucia y oscura. Se sentía el peligro. Los vecinos miraban de reojo y los niños traficaban sustancias en la esquina. Quizás siempre fue así y nunca lo había querido ver, o nunca le interesó. Lo cierto que, en este actual rol

de ángel, veía con claridad que era cada ser de su minúsculo mundo. Incluso, lograba visualizarse así mismo, se veía de piernas cortas y guatón, con la nariz aguileña, y ese feo pelo ralo. No tenía nada de poto. Pero su torso caía suave, se veía bonito. En este estado de cosas, un rayo de luz le llegó. Logró entender que si las cosas pasaban era por algo. Asumiendo que su angelitud actual, agarró sus alas y pusose a predicar en la esquina. Fue de casa en casa y moralizó sobre el actuar personal de cada uno de sus vecinos. Tomó a su madre y la salvó, junto con la loca de su tía, de ese antro de vicio, del cual él solo conocía por referencias. Luego, fue a la radio local y a la televisión y contó sobre su experiencia. Habló de los pobres y el desarrollo humano desde el ser, planteó una hipótesis, “la angelitud, ¿una posibilidad humana?”. Un editor le propuso un libro para escribir sobre la experiencia, le llamo al libro: “El toque de un ángel”. Narciso, dedicó los últimos 160 años de su vida a dar charlas por distintos países de Latinoamérica. Sus críticos rumorean, que en la oscuridad de la mansión, en las parcelas que compró a las afueras de Santiago (a expensas de la venta de sus best sellers), levantó una secta, para su auto adoración”.

Ada Cares CEGADO EN LA AUTOCOMPLACENCIA NO ENTENDIO EL REGALO Es el atardecer de un caluroso día de verano en la isla Andros en Grecia. Narciso camina con paso firme y decidido por las blancas arenas de la playa, en el mar Egeo; su figura irradia satisfacción, las mujeres lo miran y admiran, los hombres lo envidian, es un joven hermoso, atlético, bronceado. Decide trotar, me hará bien piensa, el ejercicio fortalece mis piernas. Mientras trota mira su sombra que le adelanta, arregla su pelo con las manos, no mira el mar a pesar que luce un hermoso azul profundo. De pronto, ve caer ante sus ojos una enorme pluma de un color indefinido, se detiene sorprendido, sobre la arena hay muchas más, enormes plumas tornasoladas, las coge, algunas están unidas por pedazos de cera semi derretida, decide llevárselas; mira la hora en su fino reloj y se apronta a regresar al hotel. Al llegar recoge la llave de su habitación. En el hall lo ve la mucama, una joven morena, delgada, de grandes ojos soñadores, le llaman la atención las plumas que el joven lleva: don Narciso ¿quiere que las ponga en un jarrón en su habitación? Sí, gracias. ¡Son hermosas! dice la muchacha ¿puedo quedarme con una? Por supuesto, responde Narciso sin mirarla. Ella elige la más pequeña, saca un libro del bolsillo de su delantal “Mitos y Leyendas”, busca sin dudas la página 8116, lee “Mito de Icaro y Dédalo”, pone la pluma como

marcador, apreta el libro contra su corazón que late con fuerza (esa es la señal), no tiene ninguna duda sobre la procedencia de la pluma. Narciso antes de tomar el ascensor le dice: “por favor, prepare mi traje blanco para la fiesta de esta noche, luciré bien, ahora que tengo la piel bronceada”. “Con gusto don Narciso, subo enseguida”, dijo ella sonriendo feliz.

Katia Velásquez Cuento de Ícaro Cuando Narciso encontró... Narciso estaba ya cansado de escuchar sobre su propia belleza, las Ninfas como Eco caían subyugadas de solo verlo, su madre y sus vecinos no paraban de hablar de cuan bello era, y él, sin embargo, se sentía cada día más extraordinariamente solo. De hecho, en los últimos días la desazón había tomado cuerpo y se le mantenía como un peso en el estómago como recordándole lo poco feliz que se sentía en esta vida. En esas cavilaciones estaba, pensando, entre otras cosas lo extraordinario que sería que alguien lo quisiera de verdad por lo que era y no por su belleza. Sin saber cómo exactamente se internó en un bosque, caminaba sin rumbo seguro y sin objetivo definido cuando de pronto se encontró un par de grandes alas en la copa de un frondoso árbol. No tardó mucho en darse cuenta que estas alas, un poco destrozadas por la caída, habían sido laboriosamente trabajadas, deben ser las de Ícaro pensó, pero quienquiera que fuera el dueño, de una cosa estaba seguro: el dueño volvería por este tesoro. Volvería por ellas porque sin duda lo que tenía en sus manos era un verdadero tesoro, producto de un largo trabajo, estaban tan laboriosamente labradas, pegadas, ¡y el diseño! es que el diseño era hecho por alguien que debió haber dedicado muchas horas de su vida primero a imaginar lo que quería, luego a responderse cómo hacerlo y finalmente a hacerlo tal vez con sus propias manos. Narciso pensó, en cambio yo, nunca he tenido un amor así, nunca he deseado algo tan ardientemente que me haga dedicarle horas y horas y tener esa ilusión en el día y en la noche y al otro día. Y entonces tomó la decisión de repararlas y se imaginó cuanto le gustaría a su dueño volver a encontrar sus alas enteras. El mismo, de niño, había tomado clases de carpintería y sabía que tenía el conocimiento y la habilidad para hacer ese trabajo. Quizás tomaría tiempo pero no le parecía una tarea difícil. Al repararlas podía introducirse en la esencia de las alas, entendería como son, su funcionamiento y tal vez sus limitaciones, podía guardar el modelo en su mente y dejaría el tesoro en el mismo sitio para que su dueño se regocije al encontrar nuevamente sus preciadas alas. Narciso se tomó muchas horas, volvió al bosque muchas veces, se dedicó en cuerpo y

alma a su labor, trabajaba con parsimonia y alegría a la vez, en algún momento se le cruzó por la mente que quizás por primera vez estaba haciendo algo por otro y también para si mismo y esa sensación le gustó. Ya había imaginado que cuando llegara a su casa haría un par de alas, serían mejores que estas, de un material más liviano e intentaría volar con esas alas, volar ¿qué mejor que volar? Y viajar a otros lugares donde la gente no fuera tan monotemática con esto de la belleza, y donde no le dijeran esos apelativos del último tiempo que ya empezaban a disgustarle -creído, -adonis y ¡tan bello!....y seguía de nuevo la misma cantinela. Volaría lejos, hasta un sitio donde encontrara alguien que le mirara en silencio, admirara sus alas regalándole una sonrisa cómplice y tal vez en un instante cualquiera le dijera tímidamente: _ ¿Me enseñas a volar a mi también?

Marilis Schlotfeldt Es temprano aún cuando Narciso despierta. Una vaga desazón lo embarga. De pronto recuerda que el día anterior, cuando al atardecer se fue a contemplar en el espejo del lago, sintió algo que nunca antes había sentido. Su imagen reflejada era la misma de siempre, plena de belleza, sin embargo experimentó una suerte de aburrimiento. Ya se sabe bello, más que cualquier otro ser humano que haya conocido, belleza que asombra a hombres y niños, y que cautiva a las doncellas, de las que se deja admirar y querer, porque necesita sus mimos y caricias. Se mira en sus ojos y sin embargo no se involucra, porque ¿cómo va a amar a alguien inferior a sí mismo?...Sin contar que si procrea una vida con alguna de ellas, la criatura resultante no va a tener sus atributos ya que éstos se diluirían con los inferiores de la madre, haciendo imposible que el hijo sea tan bello y tan perfecto como el padre. Y esto disminuiría su fama entre los mortales y los dioses. Además no necesita mujer a quien admirar y adorar. Para eso tiene su imagen, aquella que le devuelve el espejo del lago, la que contempla con arrobamiento varias veces al día…Y entonces… ¿por qué sintió la tarde anterior de pronto esa vaga sensación de aburrimiento?... Se levanta del lecho no sin antes estirar sus largos miembros, apreciando su perfecta musculatura y vigor, y emprende el camino al lago. Tiene curiosidad de saber qué le sucedió ayer. Se inclina como acostumbra en el borde y se asoma sobre el agua. Al ver su imagen no puede dejar de exclamar: “Qué hermoso soy, tan bello como siempre.” No acaba de pronunciar esta última palabra, cuando vuelve a experimentar aburrimiento. Y

comprende. Lo que le aburre es seguir siendo siempre igualmente hermoso, ni un ápice menos ni uno más. Bueno eso de menos es un decir, ya que por qué va a decaer su físico cuando hace todo lo que está a su alcance para cuidarlo y mantenerlo en óptimas condiciones. Se alimenta con gran sabiduría, prefiriendo las verduras y frutas frescas, la leche recién ordeñada, los huevos recogidos aún tibios del nido, la miel que le regalan las abejas y los diferentes tipos de tubérculos y nueces, su alimento preferido. Hace horas de ejercicios, para mantener su cuerpo en forma, incluso deja al menos una diaria para la meditación, que practica con gran fervor, repitiendo siempre el mismo mantra: “Soy el más bello…soy el más bello…soy el más bello…” Además no malgasta su energía en relacionarse con sus congéneres (para qué si dicen puras tonterías), ni menos la pierde en yacer con una mujer. Entonces… ¿cuál es el problema?...Sin duda alguna es que desea ser más hermoso aún, más perfecto, tanto como los ángeles o por qué no como los dioses. Se pregunta entonces cómo lo puede lograr. ¿No será que el lago no es suficientemente importante como para reflejarlo?... ¿Que no está a su altura?... Que sus aguas, solo renovadas por las escasas lluvias, no son suficientes como para contener tamaña perfección?... Narciso ha escuchado hablar del mar. Le han dicho que contiene tanta agua que no se vislumbran sus contornos. ¿Y si se encamina hacia él, para verse reflejado en esa inmensidad más acorde con su belleza sin límites? Dicho y hecho, al día siguiente emprende el viaje, que según le han informado, no excede las tres horas de caminata. Su paso es ágil, alegre, movido por el motor de la esperanza. De pronto, tras una cuesta, aparece el mar. Narciso se detiene arrobado, sintiendo que reúne toda la grandeza y majestuosidad necesarias para su propósito. Baja la cuesta corriendo y se acerca a la orilla, lamida por mansas olas. Trata de mirarse en ellas, cuando, casi con dulzura, mojan cada vez un poquito más de arena. Pero el agua se le escapa, retrocede, yéndose. Narciso se ve obligado a perseguir las olas hacia adentro y hacia fuera. Y así, una y otra vez, sin lograr su objetivo. Además el mar solo parece reflejar el cielo azul, tomando prestado su color, y Narciso, por más que trata, no logra verse en él. El ir y venir incesante de las olas, su espuma y la arena que arrastran en perpetuo movimiento, se lo impiden. Decepcionado, decide emprender el regreso. No alcanza a dar un par de pasos, cuando casi tropieza con un objeto de gran volumen, que al parecer alguna ola, durante la noche, botó a la playa. Se aproxima y con sorpresa descubre que se trata de un par de alas, algo rotas, cubiertas de plumas y amarradas entre sí con una cuerda vegetal. Su tamaño y la forma como están dispuestas y entretejidas las plumas, indican con claridad que no pertenecen a ningún pájaro y que han sido fabricadas por mano de hombre. ¿O de un Dios?... ¿No serán las alas del dios Icaro, aquel que quiso volar hacia el sol y que en su exaltación se acercó demasiado, desoyendo las advertencias que el constructor de las alas le había hecho?...El calor abrasador del astro habrían fundido las sustancias con que le habían pegado las alas a

su cuerpo, éstas se habrían desprendido, e Icaro habría caído al mar pereciendo. Al examinarlas con más detención, descubre rastros del pegamento nuevamente solidificado. Ya no le cabe la menor duda de que son las alas de Icaro… Narciso decide llevárselas consigo. ¿No había deseado acrecentar su belleza y ser como un ángel?...Y los ángeles tienen alas, por lo tanto éstas, caídas literalmente del cielo, usadas por un dios, son justo las que él necesita. Antes de echárselas al hombro, recoge algunas plumas de pájaros esparcidas por la arena, con el fin de suplir las que faltan. Luego parte de vuelta con su preciosa carga, pensando que Icaro, aún siendo un dios, había cometido muchos errores, que él, Narciso, obviamente no cometerá. Actuará con su infinita inteligencia y no pretenderá utilizar las alas para volar porque sabe que ello no es propio del género humano. Menos aún se le ocurriría acercarse al sol (había que ser muy estúpido), sino que se las pondría solo para mirarse en el espejo del lago y ver una nueva imagen: la de un bellísimo ángel…de un arcángel… ¿y por qué no de un dios alado?... Una vez en su hogar, no va al lago. Lo hará solo cuando tenga sus alas puestas, y para ello hay que repararlas. Y a eso se dedica Narciso, cosiendo con delgadas lianas las plumas que faltan. Luego se fabrica con fibras vegetales más gruesas y trenzadas, un hermoso corsé al cual cose ambas alas. Lava luego todo el conjunto con agua pura y hierbas del estero y las pone a secar. Complacido y orgulloso mira su obra: las alas han recuperado su pureza original y resplandecen con extraño fulgor. Ha llegado el momento tan ansiado. Se pone el corsé, lo amarra firmemente a su torso y luego coloca ambos brazos en sendos lazos que ha instalado bajo cada ala. Da unos pasos para comprobar cuan cómodo y seguro se siente con sus nuevos miembros y gozoso apresura sus pasos al lago. Este le sorprende por su pequeño tamaño, comparado con la inmensidad del mar. Sin embargo, hidalgamente, reconoce que el agua del lago cumple mejor que el mar su rol de espejo, lo cual hay que agradecerle. Se acerca lentamente y se detiene en el borde del lago. Respira hondo, tratando de apaciguar los apresurados latidos de su corazón, enloquecido por la expectación. Luego se arrodilla y baja la cabeza sobre las aguas, como suele hacerlo desde hace tanto tiempo. Lo que ve lo deja maravillado. Su rostro bello como siempre parece tener un nuevo brillo, las alas son su marco perfecto. La imagen en su totalidad, resplandece. ¡Soy un ángel!, murmura. “El más bello ángel que es posible imaginar. Un arcángel más bien parezco…O un dios, el dios Narciso, el más hermoso y perfecto del orbe terrenal y celestial.” Diciendo esto, se inclina otro poco con el fin de verse más de cerca. De pronto, pierde el equilibrio y cae de cabeza al agua. Esta se hunde pero luego emerge, quedando solo ella y sus alas en la superficie. Trata de manotear para alcanzar la orilla, pero le es imposible por tener las manos metidas en los lazos de las alas. Con espanto, nota que éstas, al ir impregnándose de agua, comienzan a sumergirse. Junto a ellas, su cabeza también se va hundiendo. Primero sus bellamente delineados labios, luego su

nariz griega y finalmente sus desorbitados y verdes ojos. Con un último leve remolino el lago termina su faena y se aquieta luego por completo. Su espejo refleja nuevamente solo el cielo azul.

Ligia Gallardo Narciso y las alas de Icaro Descendiendo lentamente por un sendero empinado, con el cuidado necesario para no resbalar y terminar en el fondo de la quebrada, me detuve observar. Entre las ramas del menguado bosque se logra ver la bahía en el fondo. Hacia menos de un mes que había hecho el mismo recorrido, poco tiempo para tanto cambio. Nuevas hileras de bollas han aparecido como si se multiplicaran por arte de magia, ordenadas, simétricas, ocupan la superficie del agua, rompiendo la armonía del paisaje idílico. Bajo otros metros y obtengo otro ángulo de observación, esta vez me permite contemplar en el fondo lejano las montañas de la cordillera recubiertas de nieve. Me detengo a contemplar atónita, cuanta belleza contaminada, en esta bahía se concentra la esencia de la contradicciones. El desarrollo lo contamina todo, pero da trabajo. Como un ovillo, cae del cielo una esfera blanca, un astrolito. Cae en el agua y flota, suave, dulcemente llega a la orilla impulsado por las olas. Los cisnes de cuello negro no huyen, merodean, titubean y luego se acercan en su encuentro. Algo de este amasijo blanco les parece familiar, son plumas. Si, plumas blancas, algunas amarillentas, parecen chamuscadas. La pareja de cisnes, habitantes de ese recodo, en su cotidiano merodeo contemplan esta mágica aparición. Plumas chamuscadas, algunas, otras perfectas. Igual son útiles. Observan, lo tocan con su pico, lo impulsan hacia la orilla con el sutil movimiento de la natación. Sirven aún para reforzar el nido. Y con el suave ondular de la natación de la pareja que va orientándolo, mientras el ir y venir de las olas y la brisa juega lo suyo, el ovillo de plumas llego a la orilla, sin premura ni tiempo. Caminando por la playa, Narciso contemplaba el horizonte, pues mirar la cercanía le daba tristeza. Se dirige a la desembocadura del arrollo, entre bosque nativo y mar, donde comparte con las aves y muy furtivos pasantes del lugar. Va en busca de su baño en aguas cristalinas, que lo hace sentir joven y saludable,

que le permite ser parte de la naturaleza, que le da alegría de vivir y contemplarse del modo en que se sente mas bello y en plenitud , entre las aguas, donde confluyen las dulces y en las saladas, en medio del bosque y con espacio de horizonte. El ovillo de plumas y los cisnes nadando en torno, le parece que enseñaban los primeros nados a sus crías. No, es un ovillo inerte de plumas. Intentando jugar lo recoge y lo lanza al aire . Maravilla, se despliegan como alas, Si son alas, con plumas chamuscadas Pero alas al fin. ¿Cómo habrán llegado hasta aquí? Los barcos pesqueros No llevan vestimenta para la opera, los yates tampoco. Da igual, son alas. Y las puede usar. Las coloca entre sus brazos, aletea, imita a los cisnes y logra elevarse suavemente, Se emociona, no lo puede creer, se puede elevar, Ondea sus brazos, para dar un movimiento amplio y suave, logra planear Observa la bahía desde lo alto, pleno de exaltación, Le parece adornada con collares de pelas blancas Y se empina aun mas y en lontananza la cordillera Y sigue volando, incansable, es una visión de un sueño, la tierra desde el aire, por si solo con la magia de las alas. Un deseo irrefrenable le surge, Volver a su recodo y planear suavemente sobre la superficie Para verse, para contemplarse Narciso alado, un sueño realidad. Se acerca, planea sobre el agua y como un imán

el espejo de las aguas moja sus alas extendidas y lo sumergen para siempre. Lecam, 16116 de julio 16007

Silvia Alarcón Narciso e Icaro Narciso se paseaba por la playa, absorto en sus pensamientos, como podía, él, ser mas bello, en sus devaneos se dio cuenta que a el le faltaba algo para llegar a la perfección física. Ensimismado como iba no vio un bulto que había en la playa, tropezó con el y cayó sobre algo grande y suave, no entendió en el primer momento lo que era, tuvo que extenderlo para darse cuenta que eran unas hermosas alas que se podían poner sobre sus espaldas y vio con alegría que le quedaban bien. En su ansiedad no noto que estaban deterioradas, las vio perfectas y quiso probarlas, subió a un alto acantilado lanzándose al aire, el viento lo llevo lejos, después de mucho volar cayo a un río que lo recibió en sus brazos, depositándolo suavemente en la orilla. Lo empujo con un pequeño oleaje. Narciso después de un rato reacciona, se quitó las alas y vio que solo le habían servido para volar un rato...

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parezca conveniente

Nolvia E. Berríos Guzmán IMAGINERIA Estoy sentada, tranquila, meditando. En casa están mis nietas, son chiquillas, gritan, saltan, con sus risas alegran la casa. Estas manifestaciones de alegría me hacen sentirme llena de vida, me llevan a momentos altos. Es un instante pleno. Están en mi taller. Siento un grito de sorpresa, una de ellas me dice: Nani, ¿tantas piedras pintadas tienes?, sí, respondo. ¿Nos dejas mirarlas y tocarlas?, desde luego, contesto, pero sin dar mayor importancia, quedé muy tranquila, esperando alguna manifestación de sorpresa. Cuando una de ellas, Paty, llega con los ojitos muy abiertos, donde yo estoy, y me dice, Nani, estas piedras hablan. Pamela, mi otra nieta afirma lo dicho por su hermanita. Las escucho con mucha atención. ¡Oh, sorpresa! Digo, cuéntenme pedacitos de carne, qué dicen las piedras. Ellas me comienzan a contar que las piedras les dicen que la Nani es su madre y que ella las maquilla y embellece. Las recoge en la calle, las toma con mucho cuidado, con la mano las soba, las limpia y con mucho cariño, les dice ¿cómo te encontré? Y nos coloca muy contenta en la cartera de su delantal. Así nos vamos encontrando en la casa, en un lugar abrigadito, varias hemos sido recogidas de igual forma. Hasta que tu abuela se decide a pintarnos, nos deja hermosas, nos hace vivir, sentirnos llenas de colores, plasma en nosotras sus emociones, vacía lo mejor de ella, nos transforma, en paisajes rurales y marinas. Casitas con campo, árboles y de repente unos pajaritos, ahí nos sentimos hermosas y con mucha vida, somos objetos preciados. Cuando estamos maquilladas y juntas, sobre la mesa de trabajo de tu abuela, conversamos y contamos nuestras vivencias, especialmente en la noche. Cómo hemos podido encontrar una señora de la tercera edad, que nos recoge y nos embellece, ya que todas venimos de distintos lugares, hemos sido maltratadas por la vida y de pronto al encontrarnos juntas, y vernos tan bonitas, no sentimos envidia, ya que tu Nany nos acomoda y nos hace a todas diferentes. Ahí hemos aprendido la palabra diversidad, somos piedras, pero ninguna de nosotras es igual a otra, tenemos dureza, pero diferentes formas y ahí ella nos toma y nos dice: ustedes son mis hijas, ¡cómo las quiero! Y comienza a conversarnos y no nos damos cuenta como va plasmada en nosotras su creatividad. Ella también vive con nosotras, siempre sentimos cuando llena la mesa y nos mira con cariño, y a la vez con mucha pena, ya que va a llegar el día en que tendrá que separarnos. Pero ella nos consuela, piensa que iremos a adornar algún hogar y que

nunca más estaremos botadas en las calles, con frío y maltratadas. Siempre nos lleva a lugares donde podamos ser aceptadas y nos adopten personas que vean en su trabajo de maquilladora, algo especial. Pensamos que la Nany nos recoge y nos da vida. También reconocemos en ella que lo hace con amor, pero debe desprenderse de nosotras; si no lo hiciera tendríamos la casa llena, y ella no tendría dinero para comprar colores y pintar a tantas hermanitas que todavía andan por las calles, rodando con frío y hambre. Pasamos mucho tiempo en el hogar, hasta que ella decide dónde podríamos quedar seguras. Ahí ella nos toma con cuidado, y nos coloca en un canasto, para ser promovidas. Nos reímos, siempre recomienda que nos lleven de a tres y en el fondo es para que sigamos acompañadas y no quedemos solas. Así, en diferentes partes del mundo nos encontramos recordando El Quisco, y a nuestra creadora, la Nany. Sin darnos cuenta llegó la noche. Mis nietas se acostaron, yo me quedé sola por un rato, soñando con mis lindas piedras.

Ada Cares del Valle MOMENTOS DORADOS Después de una prolongada ausencia, he vuelto hoy a casa. Ha llovido acá, me lo dicen los pequeños charcos, la tierra húmeda cubierta de pasto, la brillantez de los pinos, eucaliptos y maitenes y allá al fondo como siempre el mar majestuoso, sonoro, ondulante. Aquí en casa los aromos están rebosantes, plenos de flores, pequeñas motitas de algodón amarillas y perfumadas. Varios metros antes de llegar percibí su aroma y en mi corazón bendije al “maestro Alarcón” quien tuvo la gentileza de plantarlos para mí hace ya muchos años, él se fue pero su regalo está aquí. Aromos en flor, no sólo conduciéndome al hogar, sino que frente a la ventana de mi dormitorio, casi tratando de entrar en él, está el más grande de todos, tan cubierto de flores que al no poder contenerlas, ha debido permitir que muchas caigan sobre la tierra blanda y húmeda formando una alfombra tan mullida y delicada que en un gesto espontáneo quité mis zapatos y caminé descalza lentamente, suavemente, emocionada, feliz, agradecida. En casa no había nadie, pero la naturaleza entera me dio la bienvenida.

El aromo Eres el árbol más grande del jardín, hoy me acerco y te observo con ojos nuevos y recuerdos antiguos, cobijaste juegos de niños en tardes de estío, por tu tronco treparon pequeños pies, entre tus ramas guardas sus risas que aún se escuchan. Me acerco y te observo. Has envejecido, guardián de mi patio. Es hora de reconocimientos. “Te declaro símbolo de mi confianza”. ¿Tu mérito? Estás en todas las estaciones y después de cada ausencia, abrazo tu añoso tronco, mis dedos te recorren en una larga caricia. A tu lado hoy he plantado una hiedra quiero que trepe y te abrace. Cuando ya no esté, no extrañarás mis manos. Otro momento dorado Desde mi ventana veo el mar azul y apacible - la radio me regala una melodía suave y armoniosa - el sol brilla, los pájaros revolotean entre mis plantas. ¿Qué más puedo pedir? Siento una enorme paz – mi cuerpo está revitalizado y relajado; de mi corazón huyó el resentimiento y la tristeza. Me siento bien. ¡Muy bien! Es abril y la naturaleza hoy me regaló un bello día, soy privilegiada de poder tenerlo y tener la capacidad de apreciarlo y emocionarme – no tengo prisa, puedo estar disfrutando de esta quietud, todo el tiempo que quiera – éste es mi “tiempo”- La música que escucho es hermosísima y está muy en armonía con el paisaje y con la

forma como me siento. Las palabras Abril: una mañana en soledad estaba contemplando el paisaje a través de mi ventana, adentro música, quizá alguna sonata. Afuera las rosas del otoño, El cielo claro los pájaros en las plantas, y el mar, azul profundo se encontró con mi mirada. Sentí la armonía, la paz, la calma, el momento perfecto: corazón, oído, mirada. Escuché suaves pasos alguien entró en puntillas a mi casa: era la poesía, eran las palabras. Escondido en un dolor encontré un poema. Volemos Siempre supe paloma, que volarías lejos, lo hiciste en primavera, tus alas inquietas

te llevaron a la ciudad luz y al amor ¡Bien por ti! Yo también quise volar, en otoño y con las alas rotas, aterricé junto al mar, al atardecer. ¡Bien por mi! ¡Bien por Ti y Bien por Mi! Si hay que soñar volemos. en otoño o primavera. ¡Lo importante es volar. Lo importante es soñar! Atardecer en Florencia Celeste cielo de Florencia, el antiguo campanario de la iglesia de San Lorenzo y una pequeña paloma descansando sobre un cercano tejado es lo que veo desde la ventana del hotel. Las contemplo y pienso: Cielo eterno Campanario de cientos de años Efímera paloma quieta y en la ventana recostada yo: cansada ave de paso, tratando de retener en mis retinas la belleza de esta ciudad, que soñé tantas veces visitar. Estoy aquí, ¡sueño cumplido! ¿Tendré tiempo de realizar los otros? Alma inquieta e inconformista siempre soñando, siempre esperando. Hoy envié un mensaje para ti no a través de una paloma mensajera (como me hubiera gustado hacerlo), lo hice en una tarjeta postal como corresponde a una romántica moderna. Atardece aquí en Italia – cierro los ojos y atesoro este momento – momento dorado de mi vida.

Luisa Werth Cofré

UN SOLO CUERPO SAGRADO: UNA MEDITACION ECOFEMINISTA Autora: Mary Judith Ress ECOS, RESONANCIAS, LUCES, Y CAMPANAS Si algún día no me ves entre tus amigas, búscame en el fondo del mar, o donde rompe la ola. En la expansión azul de nuestros tiempos saludaré tus estrellas universales e infinitas Amiga, ¿me permites decirte amiga? Te propongo que seamos amigas; te sentí profundamente cercana al conocer tu mirada sobre el comienzo del principio, del transcurrir y devenir de la vida, concebida como un todo integrado, relacionado y en movimiento expansivo y permanente. Esta relación dinámica deja el espacio necesario para agregarle puntos suspensivos a la certeza de la finitud de la vida humana. De esta forma el accionar de los seres humanos, el protagonismo individual y colectivo, y su relación con la naturaleza puede dar sentido a nuestras vidas y nos recuerda que nada se pierde en la naturaleza, sólo se transforma. En algún tiempo sólo hubo explosiones, luces, piedras volcánicas. Ahí ubico mi nacimiento, el tuyo y todo lo que con mis sentidos percibo como vida. Ahí escucho mi primer llanto observado por las estrellas y acompañado del rumor de aguas surgidas -como las emociones y sentimientos- desde el centro del planeta. Hoy somos los mismos, las mismas fracciones vivas de la Vida con mayúscula y a la vez individuos, cada uno con su particularidad dibujada en el rostro, en la memoria y en los sueños. Y seguimos bailando al compás de un ritmo universal en la compleja tarea de equilibrar en la danza los compases que suceden en la relación con nosotros mismos, en nuestra unidad fraccionada, contigo, con él, y con ella. Es imposible sustraerse a la interacción instalada en el discurrir de nuestro pensamiento. Y aunque logremos el silencio y quietud de un continente helado, hablemos o no, esa quietud y ese silencio también inciden en el orden del universo. Soy una hormiga, un ser, una unidad. Soy parte de un todo. Mi vida depende de ese todo y de cada una de sus partes. Y ese todo depende de mi. ¿Tendrá ombligo el universo?

¿o cada hormiga gira sobre su propio centro? El regalo Leerte fue un milagroso regalo. Me instalé en el principio de los tiempos cómodamente. Me sentí libre en el pensar y en el sentir. Exactamente lo contrario ocurre cuando me pienso como un ser creado por un ser superior, perfecto, omnipresente, todopoderoso. Sentirme criatura me llena de inseguridades, me asalta la sensación de orfandad, particularmente en momentos de dolor inevitables e impotentes. Y busco respuesta en fuentes que aunque no tienen agua, sí me proporcionan consuelo. Lejos queda entonces la coherencia o correspondencia entre sentimientos y pensamientos que busco para mi vida. No sé si es soberbia, defensa, o qué. Pero sí sé que este estado de permanente duda me remite a conductas, inseguridades, debilidades, propias de mi género y generación. Trato de salir de la bruma, intentando completarme, integrándome, como la mujer rota de la que nos habló Simone De Bouvoir. Recuerdo con gozo el día que devolví a Adán la costilla que un día me regalara. En la naturaleza nada se pierde, todo se transforma Cuando hablas de la capacidad de la energía-materia de reinventarse por sí misma, en un proceso de expansión incansable, y así continuar la vida, en cada movimiento más compleja, recuerdo el ocaso de un atardecer que nos induce al descanso hasta el amanecer. Siento la necesidad de decirte, con la mente repleta de imágenes de atardeceres -ninguno igual al otro, como las huellas digitales, ¡qué maravilla!, un día, otro y tantos más- que a veces la vida y el tiempo me parecen circulares, en otras ocasiones planos como mesas de billar. De pronto esa repetición constante, igual, siempre igual sin ser idéntica, me muestra espirales: las olas, el viento, la luna cumpliendo con regularidad sus ciclos, las siembras, las estrellas colgadas de la nada cada noche, mi propio rostro cambiante siendo yo la misma, el universo que deambula como un cardumen en un espacio desconocido. Tus palabras se convierten en un bálsamo que me recorre completa ahuyentando, al menos por un momento, esa soledad que no logra explicarme el por qué de la vida y su transitoriedad. Fuimos fuego, polvo de estrellas, agua generosa, una plantita, un gato en el alfeizar, una piedra o una araucaria, un insecto, un felino o simplemente un átomo. Pero no estuvimos solos, sino siempre relacionados en una comunicación cósmica que en ocasiones escucho cuando detengo mis pasos, me quedo quieta y me entrego al horizonte que dibuja el mar a lo lejos. Me interno, me prolongo sobre cualquier ola que bravuconea su fuerza contra las rocas para luego convertirse en dulzura acariciando la arena. Una y otra vez no estoy sola, la vida no necesita más explicaciones que la gratuidad de

la misma. Y contradictoriamente, doy gracias a dios por el momento. Mira a lo que he llegado impulsada por las letras dibujadas por tu pensamiento. La difícil y necesaria –además de esquiva- comprensión del por qué, para qué y cuál es el sentido de la vida, nos obliga a ordenar las chispas de nuestro pensamiento, darle cauce a las emociones y sentimientos, desbloquear los sentidos para seguir siendo una particular expresión de la vida, parte del gran concierto, allá en lo alto de las montañas, a orillas de este mar que tanto amo, en el desierto, en el amor y desamor, en el éxito y el fracaso, hasta conocer un poco más de cerca la lucidez necesaria que amorosa equilibre e ilumine los pasos a seguir. Sin embargo, tomar conciencia y asumir esta explicación de la vida implica una responsabilidad, más allá de lo inmediato, de activar los átomos protagónicos, indispensables para sembrar nuestro granito de arena en la expansión permanente del universo, y nosotros en él inmersos. Trascender nuestro corto tiempo de existencia acompaña la certeza que tenemos de nuestro propio fin. Confidencias Te confidencio que el ser mujer, que de mi cuerpo hayan surgido otras vidas que me sucederán, me continuarán, me prolongarán, durante una etapa de mi historia aminoró la angustia existencial, la certeza del propio fin, y la incógnita que abre esta certeza de la muerte sin saber a qué nos enfrentaremos. La capacidad de crear vida al interior de nuestro cuerpo explica por sí sola -además de restarle angustia a la necesidad de trascender- una afirmación del SER FEMENINO. La mujer no duda que es mujer; el hombre convive con la necesidad interior de reafirmar su ser masculino y explicitarlo de manera que no exista duda alguna de su virilidad. Con franqueza, no puedo afirmar si este sentir masculino es parte de su ser esencial, o un sentimiento existencial producto de la misma cultura que nos dice: el hombre es fuerte, la mujer es débil, y que ha perdurado por siglos. Lo anterior me obliga a dudar del sentimiento de envidia del pene, que aún a comienzos del siglo XXI, sectores de la sociedad atribuyen a la mujer, a lo femenino. Esta no es una afirmación liviana, quiero decir que así como el llamado mundo desarrollado no constituye un ideal para el subdesarrollo, tampoco la mujer que lucha por sus derechos aspira al arquetipo masculino en boga. Luego comprendí que la necesidad de trascender a mi tiempo seguía igual presente y alerta aún cuando los nietos ya me trascendían con creces. La biología es insuficiente para satisfacer esta demanda de traspasar los límites de nuestra finitud. El concepto de trascendencia y la necesidad de descifrarlo y realizarlo satisfaciendo la inquietud que genera, se ha expandido y diversificado constituyéndose en un tema que

algún día exploraré en lo individual y en colectivo. Como si fuera mexicana, digo: ¿solos no somos nadie! Las conciencias se potencian al destacar matices de su particularidad como individuos, y se extienden cuando uno se dibuja, en relación con otros, otras, y también con lo otro, las piedras, el viento, las estrellas, las aves, el pasado y el presente. La trivialidad de la sociedad moderna, los trabajos voraces -que por excesivos muerden al ser humano-, la velocidad de la producción de objetos, el endiosamiento de la tecnología, anestesian y distorsionan nuestras percepciones. Ya no vemos la Cordillera de Los Andes nevada cada invierno, erguida, tan blanca, mostrando su belleza, ni podemos contar las estrellas para desafiar a quienes dicen que es mala suerte hacerlo. Se me presenta como indispensable, aunque sea por momentos, parar la velocidad de la carrera de la vida, contar con el tiempo para que todas mis partes y aspectos, ingresen y jueguen su papel en este proyecto de integrar mi persona, en forma dinámica y de por vida, con el cosmos y con los seres humanos como parte de lo mismo. Quizá el desamor que pudimos haber sentido en la infancia o a lo largo de la vida, aprisiona con candados nuestra propia capacidad de amar. No es sólo raciocinio o necesidad lo que puede encaminarnos a la aceptación e integración de lo diferente, lo otro, y los otros. Hay un sentimiento de vulnerabilidad en el ser humano al que sólo podemos acercarnos en el fluir de un sentimiento de afecto. En el amor, el afecto, distinguimos al otro, lo vemos, lo conocemos y podemos relacionarnos como iguales. El diálogo surge como inevitable e indispensable. Conocerte a través de la lectura me encuentra en una especie de renacimiento que, al igual que en mi infancia, incluso con la misma ingenuidad, corre a buscar e integrar verdades en cada color que tu luz me muestra. Quizá por esto escucho como trinos tus palabras que me llenan de ecos, y que de verdad, intento distinguir. Cada concepto es tirar una hebra que necesariamente, si no te das el tiempo, la paciencia y el esfuerzo, forman un nudo como los miedos que nos habitan, duros como el acero. Por eso, he decidido irme despacio por las piedras, respetando mi propio tiempo, equilibrando las urgencias y las angustias para que esta aventura que he emprendido contigo, en un primer encuentro, pueda ser provechosa y placentera. Fíjate que he puesto énfasis en ecos e imágenes que para mí son bellas. Quiero contarte, de manera sucinta, que la cantidad de monstruos que han asomado de mis sombras me asusta por momentos. De ellos, creo que logré iluminar el espacio que ocupaba la soledad existencial, la más

honda, la más solitaria, esa de la cual poco se habla. He divisado otros monstruos y he desviado la mirada. Será tarea de mañana o pasado mañana, y mientras dure mi existencia. Los puse a macerar donde guardo los pendientes. Amiga, disculpa si no fui medianamente fiel a tu escrito. Sí puedo asegurarte que no me fui por las ramas, sólo le di existencia a algunos de los ecos que tú despertaste. Ha sido un gusto conocerte. Hasta la vista. Voy, caminando, desde mi superficie cubierta de piel, con los sentidos encendidos, hasta mis fuegos internos que luchan por mantenerme viva. Voy y vengo fundida en las olas, en el viento, en los ojos y oídos de mis compañeros en Las Coincidencias.

Walter Steil ARTURITO La camioneta los había llevado desde Puerto Varas hasta Castro con rapidez y cantando alegre el motor. Juanita se había acercado a Arturo para acariciarle el pelo negro que tanto le agradaba en él. Pensaba que su esposo era maravilloso, no sólo ese cabello tan negro que llegaba a los reflejos del azul profundo. En su interior, Arturo, escondía una condición de sencillez y generosidad más allá del simple dar del bolsillo, era capaz de darse a sí mismo. Esta dualidad lo hacía débil. Arturo era conciliador, duro consigo mismo, siempre en defensa de la verdad. Esto lo llevaba a buscar en el otro sus mismos valores, de modo que resultaba fácil aprovecharse de su ingenuidad casi infantil. - ¿Qué piensas, Juanita? - Que soy feliz. - Yo también lo soy, señora Santana. - No, no soy Santana, mi apellido es Núñez. - Pero, si ahora estamos casados. Ayer dijo el sacerdote que me obedecerías. Juanita se alejó de Arturo, respingó su varicilla y se acomodó con coquetería el largo cabello rubio. - No estoy de acuerdo. Nos hemos casado para querernos y acompañarnos. Tú me ayudarás, así como yo lo haré contigo siempre. Pero, ¿obedecer? Ninguno de los dos obedecerá, porque nos apoyaremos uno al otro, sabremos escucharnos…

- ¿Y mis años, Juanita, comentó Arturo sonriendo. - Tú tienes 165 años y yo, 16116. Como a las mujeres nos cubre el manto de la maternidad, criemos o no hijos, venimos a tener los mismos años, incluso, es posible que yo te aventaje. ¿Qué te parece? - Estaré, pues de acuerdo… - ¿Tienes alguna objeción? - No patroncita, acepto sus argumentos. Podrías tener mucha razón. El tiempo se fue rápido, de modo que no advirtieron el gran coihue que sombreaba el puente, tras el cual se les abrió la acuarela del puerto de Castro, donde almorzaron en un hotel-palafito levantado en la misma ría. Un sol que acentuaba, como en un aguafuerte, los contornos, se había apoderado de la ciudad cuando iniciaron la última etapa de su viaje: Quemchi. El camino por el que entraron era de ripio, con muchas piedras sueltas bastante considerables. Pronto habrían de comprender la razón de esas piedras que debían sortear. A la subida de una cuesta acariciada por el bosque nativo que, confundido, se dejaba penetrar por su mundo, mundo que pretendía invadirlo, una lluvia que se inició lenta y tímida para convertirse en tupida y violenta, convirtió la ruta en torrente. Arturo se alarmó frente a esta agua que parecía golpearlos desde la tierra profunda, desde los cuatro puntos cardinales, además, de las alturas. Se detuvo en la parte alta, junto al boscaje de verde casi negro. La lluvia se tornó delicada y acabó por cesar. El sol emergió desde el fondo del camino alto para dar luz a unos avellanos cargados de frutos rojos. El lugar se hizo hermoso, al extremo que decidieron aprovechar su detención para internarse en la selva. Después de buscarse camino por un sector de helechos y nalcas, dieron con un sendero casi borrado por la naturaleza salvaje, el cual siguieron unos cien metros hasta llegar a un mundo extraño. Una construcción de concreto que se notaba largamente abandonada comenzaba a integrarse a la vegetación autóctona. Se oía el canto de un arroyuelo que descendía por una quebrada en el medio del terreno entre una colina, a la izquierda y un bosque de tepúes a la derecha. Arturo descendió hasta el estero, que le recordó sus tiempos de niño en Puerto Varas, cuando jugaba con sus barquitos de papel. El agua era fresca, hasta la sentía dulce. Se inclinó sobre el movedizo espejo líquido apoyándose en los musgos para beber directamente. Mientras realizaba este acto vio su rostro quebrado, extrañamente desfigurado, en él, su ojo izquierdo había saltado de la órbita y parecía resbalar por su mejilla… En ese momento oyó la voz de Juanita que llamaba, al parecer, asustada. Cuando llegó ella, vio que tiritaba.

- ¿Tienes frío? - No, tengo miedo. Mira hacia los árboles, allá. Fijó sus ojos en el bosquecillo de tepúes, del cual comenzó a surgir una estructura extraña: un largo cilindro se elevaba hacia el cielo. Pronto comprendió que habían llegado a un aserradero abandonado. - ¿Esto te produjo temor? - Me asusté cuando el sol se escondió entre esas nubes, porque sentí que la noche se nos venía encima. Ahora creo que me comienza a dar frío. Cuando nuevamente viajaban por el camino de ripio hacia su destino y Juanita se acurrucó sobre su hombro, Arturo comenzó a recordar el lugar recientemente descubierto: ¿por qué a ambos los había invadido tan sorpresivamente una sensación inexplicable, amenazadora? El camino comenzaba a volverse más amable, casas de alerce, cortas alamedas, cerros de huahuán maltrechos por efecto del agua y el tiempo, un caballo pequeño de larga cola y larga tus. El sol se había ido definitivamente, las colinas cercanas se perdían en la niebla. Allá se vislumbraba el mar entre reflejos crepusculares, las luces de un pueblo comenzaban a brotar inseguras: infinidad de velas perdiéndose en la noche. Arturo sintió palpitar su ojo izquierdo… El retrato del riachuelo volvía. Esa noche, en el hotel, durmieron en una pieza enorme, en la cual habrían cabido diez camas, además de las dos suyas. No había cama matrimonial, y, las que había, eran angostísimas. Durante la noche llovió ininterrumpidamente. El aguacero marcaba el compás, mientras que un viento norte silbaba en un rincón de las latas del techo, queriendo iniciar una melodía que jamás terminaba: se trataba de una canción que Arturo conocía; pero que no pudo identificar. Transcurrido un mes en Quemchi, la vida del trabajo y de la casa se comenzó a deslizar con placidez, y, las noches se convertían en tiempo que se esperaba, que no duraba tanto como su pasión exigía. Arturo había asumido su cargo en la CORVI. Juanita se puso a trabajar en la escuelita del lugar haciéndose cargo de una Segunda Básica. Ya avanzado el otoño, en un día de mucha lluvia y viento –dos condimentos infaltables en el tiempo del pueblo- tuvo Arturo su primer encuentro con Renato, teniente a cargo de la comisaría de Quemchi, en la comisaría, adonde el cabo Jiménez lo había conducido a causa de un choque contra una carreta cargada de leña, en la que su camioneta terminó deteniéndose bruscamente a causa del mal funcionamiento de sus frenos afectados por las aguas, que convertían las calles en tranquilas piscinas festoneadas por las casas de una y otra vereda.

- ¡Ah! Usted es el nuevo jefe de la CORVI –dijo el uniformado a quien Arturo entregaba su carnet. - Sí. Estoy recién llegado en Quemchi. El teniente se levantó sonriente, entregó su cédula a Arturo y caminó hacia él con la mano extendida: soy Renato Ojeda, vengo de Santiago, estoy a cargo de esta comisaría hace dos meses. Bienvenido. Arturo estaba sorprendido. No era hombre de hacer amistades con rapidez, sin embargo vio en el teniente una actitud que le pareció bien. Pronto, ambos se vieron en el hotel Chonchi conversando una botella de vino. A partir de ese día ambos se comenzaron a relacionar. Esta amistad fue la razón del primer desencuentro entre Juanita y Arturo. - Me parece una persona contradictoria, deseosa de lucirse, le comentó ella. Arturo, entregado al amor por su compañera, consideró sus reservas pero pensó que debía convencer a Juanita de la verdad que había detrás de ese amigo, que acababa de conocer. Un día, Renato lo invitó a jugar un cacho. Se juntaron en el “Chonchi” al término de su jornada y, pese a que Arturo estaba inquieto por Juanita que lo estaría aguardando, permaneció más de una hora jugando dos botellas de vino, que Renato debió cancelar como perdedor. Desde aquel día, todos los miércoles se juntaron en el Chonchi, donde una mesa –siempre la misma en el rincón junto a la pequeña y única ventana del bar- los aguardaba. Renato comenzó a franquearse con Arturo. Venía de una familia acomodada. Un día, después de una sesión más larga que las anteriores, Renato le habló a Arturo de sus aspiraciones. - Mi carrera va a ser breve. - ¿Por qué? –preguntó Arturo. - Porque cuando llegue a general, pienso convertirme en presidente de Chile… Arturo se sintió fuertemente impactado. En su condición de hombre sensible aceptaba el día con lo que éste le quisiera dar. Por el momento, la vida le había regalado una esposa que amaba, y, le correspondía. Ese día se separaron en el Chonchi más tarde que nunca. Arturo, hombre dedicado a la política de partido, trató de razonar con su amigo manifestándole que cada individuo debía cumplir en la sociedad con el papel que le correspondía, que ser policía era importante, que un general tenía responsabilidades con su pueblo y su institución, que debía preocuparse por adquirir una formación en lo posible humanista, algo que lo

acercara al arte, a un pensar profundo y solidario. Renato alzó la voz: - ¿Acaso crees que sabes tanto como para sermonearme? ¿Piensas ser toda tu vida un asalariado del Estado? ¡Yo Presidente, tú mi Ministro del Interior! Esa noche Arturo durmió mal, no despertó en él el fuego de siempre. Tuvo una pesadilla en la que vio la mirada desorbitada de Renato, en el momento de su exclamación narcisista. De pronto, el ojo izquierdo de su amigo comenzó a resbalar por su mejilla descubriendo la cuenca vacía y sanguinolenta. Cuando volvieron a encontrarse en el Chonchi a la semana siguiente, Renato sugirió que jugaran con un incentivo. Así fue como cada punto adquirió un valor monetario. Renato perdió esa noche más de diez mil escudos. Cuando Arturo le dijo que se limitaría a que, como siempre, su amigo pagara la cuenta, y se olvidaran del dinero, éste no aceptó. Arturo sentía que los diez mil que llevaba en el bolsillo de la chaqueta esa tarde ardían, querían quemarle la ropa y… el corazón. Esa mañana, Arturo no saboreó como siempre lo hacía, con placer, el pan amasado que Juanita hacía, fiel a las costumbres de su hogar materno donde su madre la había acostumbrado al pan hecho en casa. Por lo demás, dados los tiempos duros que comenzaban a vivir, durante los cuales era difícil obtener mercadería, así se ahorraban la cola del pan por lo menos. Arturo pensó que también deberían poder producir la carne en casa. Esto lo llevó a reírse, de modo que Juanita le preguntó: - ¿Te burlas de mí? Arturo le contestó con un comentario que no pensaba hacer: - Me río de mí mismo. Tu pan está tan rico como siempre, pero hay cosas que no me permiten estar tranquilo. Aquello bastó para que su mujer no lo dejara irse al trabajo sin antes haberle confidenciado su preocupación. Pensó que lo mejor para ambos era hablar claro, de modo que extrajo del bolsillo trasero de su pantalón la cantidad de dinero ganada la noche anterior, Juanita le dijo muy seria: esto no me gusta. Ya te he manifestado mis reservas con respecto a Renato. Debes devolver ese dinero… - Pero, Juanita, Renato es un tipo muy orgulloso y extraño. No me va a aceptar la devolución, y, lo más grave es que se trata de una persona que nos puede ayudar. A mí y a mi partido. - ¡Arturo! No pienses ahora en tu partido. Veo en Renato algo malévolo e inquietante. Con esos billetes te puede amarrar, conducir a juegos oscuros…

Cuando Arturo salió de su casa llevaba una misión: devolver el dinero a Renato de cualquier manera, incluso a costa de terminar su amistad. La conversación se inició en un ambiente de cordialidad. Pero, cuando hizo su oferta, Renato se alteró: sus ojos se agrandaron, la nariz se hizo extrañamente acusada. Parado delante de él, que permaneció en su silla, le dijo: - Esta es la última vez que me vas a hablar sobre el tema, porque yo tengo mi orgullo. Mis cuentas de juego las pago. ¿Sabes tú cuál es mi poder? ¿Sabes que tú y tu mujer dependen de mí? Después de aquello, Arturo no volvió a hablar con Renato. Se acabaron los miércoles del Chonchi, hasta que un día Renato llegó a su trabajo con una petición de dinero. Arturo pensó que aquello podría significar una reconciliación… Entregó a su amigo la cantidad solicitada pensando que de esa forma se libraría de parte de la plata que le ganara un día en el Chonchi. A partir de ese momento, reanudaron sus miércoles de cacho, y, las cosas parecieron volver a su viejo cauce, hasta que Renato acudió a su amigo nuevamente, esta vez con una solicitud de dinero que sobrepasaba el sueldo de un mes de Arturo, pero que éste entregó, así quedaban saldados los diez mil: “Pensó”. Pero, la situación no se alteró, porque Renato volvió… - No tengas cuidado, que te lo devolveré a fin de mes. Según el calendario, el otoño se acababa; pero en los corazones el invierno era cada vez más gris y frío. Se iniciaba el mes de septiembre. Renato acumulaba una deuda considerable con Arturo, quien comenzaba a depender de su esposa, ya que sus reservas estaban agotadas… Así llegó ese día 116116 de septiembre… Como siempre, a la hora acostumbrada, partió a su trabajo. Estaba inquieto, porque la radio, que siempre escuchaba por las mañanas, había dejado de transmitir. Su vecino, abierta la ventana que daba hacia su jardín le regalaba con música a todo volumen: “si vas para Chile”. En la CORVI, el viejo Cárcamo permanecía en la vereda, con su eterna chalina roja, fumando. - ¿Qué hay? ¿Por qué no has abierto el portón? –preguntó Arturo al portero. - Acaba de pasar don Nico diciendo que se armó. - ¿Qué se armó? Son las 9:1160. Arturo prende la pequeña radio portátil que tiene en su escritorio y oye

una voz que dice: ¡Viva el pueblo!... la onda corta se interrumpe: …mi sacrificio no… la traición… Siente que ha oído una voz conocida. ¿La voz de su Presidente? Sus ojos miran a través del vidrio de la ventana: su rostro, reflejado en el estero se quiebra, el ojo cae de la órbita; pero, esta vez, su cara está ensangrentada. Las manos se le agarrotan, no le es posible moverlas. Oye la voz de Juanita en llanto que se convierte en grito agudo: ¡Arturo…! Cuando llega a su casa se encuentra con la puerta abierta. Hay huellas de barro en el pasillo que su esposa maneja siempre brillante y limpio; pero ella no está en casa. Sube a su vehículo y acelera en dirección a la bomba Copec. Una mujer le hace señas. Se detiene. Es Quena, una colega del colegio de Juanita: la llevaron detenida al cuartel… Arturo llegó a la comisaría fuera de sí. Había más carabineros que de costumbre, muchos rostros desconocidos, pero, entre ellos, el cabo Jiménez. - ¡Jiménez! ¿Dónde está Renato? - No se halla, don Arturo. - ¿Has visto a mi mujer? En ese momento Arturo oyó el grito, el mismo que oyera su corazón en la oficina hace media hora. En carrera ciega se abalanzó hacia la entrada de la comisaría. Brazos infinitos, juramentos, palabras quisieron detenerlo. Abrió la puerta de la oficina lateral de Renato y allí estaba “su amigo” frente a Juanita. Una vez en el suelo, inmovilizado, escuchó la voz chillona de Renato: - ¡Tráiganme a ese desgraciado! - ¡Saca el sillón! ¡Apóyenlo contra la pared! Juanita sintió que sus brazos y corazón morían: Crucificado por las bayonetas contra la pared, su compañero, su amante, su hijo, a las doce, cuando se iniciaba el bombardeo de La Moneda, entre risas y juramentos, cruzó la frontera de la vida... Señor Luis Weinstein Las Coincidencias

Estimado amigo: Me agradaría participar en el “libro colectivo” sobre formación de guías poéticos con un cuento que cabría en la pregunta 1168. Mi cuento “Y así fue” muestra un aspecto duro y golpeador de la vida, en donde lo grave habla en lenguaje cotidiano de un hecho cruel. Pienso que en el guiar poético es bueno enfrentar a los futuros guías con la poesía que también puede encerrarse en esos pasos que nos enfrentan a la vuelta del camino con realidades implacables y dolorosas… realidades que forman parte considerable de nuestra vida, cuando dependemos, ya no de lo sobrenatural sino de las transnacionales. Mi cuento surge de la desaparición de mi sobrino Arturo Santana en Quemchi… No pretendo entrar en controversias, o, en acusaciones. Quiero convertir la muerte de mi sobrino, así como el dolor de su esposa en una página de recuerdo salpicada de poesía…

Marilis Schlotfeldt Hederra FIN DE SEMANA EN LO GALLARDO Capítulo : LA MOMO Quisiera estar ahí afuera, pienso, mientras el vino color burdeo, con sabor a cuba de roble, debidamente chambreado, se desliza por mi garganta. El fuego crepita amable, acogedor, tan cálido y misterioso como siempre. ¿Siempre?... Acuden a mi memoria imágenes de la televisión, ocasión en que los espectadores contemplamos horrorizados como el fuego se encabrita, se rebela de la esclavitud y los límites que le hemos impuesto los hombres y se propaga a toda velocidad, rugiente, avasallador, como si despertara de pronto de un largo letargo y quisiera resarcirse del tiempo perdido en chimeneas hogareñas, mechas de velas, fraguas, calderas, locomotoras, cocinas a leña, fogatas de arrieros, quemas controladas… Triunfante y soberbio, consume todo lo que

encuentra a su paso, la choza campesina, el bosque nativo, el sucio cité cuyos inquilinos son mujeres u hombres solos, marginados y tristes, la fábrica de la cual depende el sustento de cientos de trabajadores y sus familias, o la mansión del barrio alto, porque el fuego no hace distingos sociales cuando se rebela, no es clasista, lo arrasa todo indiscriminadamente, las casas de ricos y pobres, los pastizales y los añosos árboles, deteniendo, con su calor infernal y su humo asfixiante, a quienes pretendan extinguirlo, domarlo, reducirlo, detener su loca carrera en busca de su origen primigenio. Ahora, sin embargo, ardes con mansedumbre algo hipócrita en la acogedora chimenea de piedra de este living. Tus lenguas lamen los troncos de eucaliptos y uno que otro de espino, ese que da las mejores brasas y que se utiliza también como carbón en los braseros de mis recuerdos, al que aún recurren en hogares humildes como medio de calefacción, haciendo salir sabañones en manos y pies a quienes se allegan a ellos buscando el calor que desentumecerá sus miembros. Aquí no te puedes arrancar, te recuerdo. Estás prisionero por tres de tus cuatro costados por ladrillos refractarios, abajo por la parrilla de fierro ennegrecido, al frente por la rejilla protectora y por nosotras, tus admiradoras. Atentas a cualquier diablura que se te ocurra cometer… Como hipnotizada contemplo cómo consumes alegremente los trozos de leña cortados del tamaño apropiado para la chimenea frente a la cual estoy sentada. Tus cálidas llamas, amarillas, naranjas o rojas, desprenden leves columnas de humo azules y blancas que, a través del cañón, vuelan rumbo al cielo. Mis amigas también te miran absortas, en esta fría tarde de verano, en esta pequeña casa a la cual fuimos invitadas por el fin de semana, que queda en un lugar encantado, mágico, misterioso, cuya propietaria es la Momo, musa, mecenas, inspiradora y amiga de poetas, escritores, pintores y escultores, que la visitan a menudo, viviendo incluso algunos por algún tiempo en su pintoresca casa, vecina a ésta donde estamos alojadas y en la cual vivió el poeta Efraín Barquero por largo tiempo. Se está bien aquí, junto a tu lumbre, sin embargo mi alma se escapa, se fuga al bosque encantado junto al cual nos encontramos, al sendero que serpentea cuesta arriba, al aroma a tierra húmeda, al olor que desprenden los árboles, arbustos y flores silvestres… Para mí, que vengo de la ciudad de aire enrarecido, de ruidos ensordecedores, de multitudes grises y tristes, no estar ahí afuera en estos momentos, constituye un pecado que tarde o temprano se habrá de pagar… Así que, en silencio, sin que nadie parezca percatarse, salgo de la habitación y accedo al exterior, allí donde la vida es vivida intensamente, día y noche, arriba y abajo, adentro y afuera, por la gran diversidad de especies vegetales y animales que hacen posible que este ecosistema tan especial se

mantenga y se regule a si mismo. Para seguir con vida, dando vida. La propiedad de la Momo está en el pueblito de Lo Gallardo, junto al río Maipo y cerca del mar. “Lo”… este “lo” me retrotrae a tiempos remotos, cuando algunos chilenos descendientes de españoles y de los habitantes originarios de esta delgada y accidentada lonja de tierra llamada Chile, eran propietarios de enormes extensiones de nuestro territorio. Esos grandes paños de tierra, que hasta hace no más de quinientos años formaban un todo armónico sin fronteras artificiales, sin títulos consignados en el papel, sin cercas de alambre de púa, sin letreros que digan “Se prohibe la entrada”…, eran recorridos de cordillera a mar, de valle en valle, de río en río, por pacíficos hombres que estaban aquí hace miles de años, y que fueron llamados despectivamente por los invasores españoles “indios” o incluso “salvajes”. Amaban la tierra, porque ésta, pródiga, los proveía de frutas, raíces, semillas, cereales silvestres, y luego del dorado maíz y de gran cantidad de variedades de papas, ese bendito tubérculo que los europeos llevaron a sus países de origen para multiplicarlos allá… (¿Se imaginan a los alemanes sin kartoffel?)… Y porque amaban la tierra, la cuidaban, honraban y celebraban con cánticos, ofrendas y oraciones. “Mapu” para los mapuches, pìcunches, huilliches, “Pachamama” para los pueblos andinos. Con uno u otro nombre, el hecho innegable es que los hombres llamados “primitivos”, no la erosionaban, devastaban ni destruían, no atiborraban sus fértiles valles y sus frágiles quebradas con casas, avenidas, mediaguas, calaminas, neumáticos y basuras, como lo hacemos hoy día nosotros, los llamados “civilizados”… Bueno, pero me aparté del tema. Es que mis pensamientos actuales están amarrados a los recuerdos, éstos a los conocimientos tenidos por olvidados, a lo que la abuela me contó en largas tardes de invierno o a las referencias al pasado de etnólogos, historiadores y cronistas. Volviendo al origen del “Lo”, seguramente todo partió con los lugareños, que para indicar donde quedaba una hacienda, un fundo, un caserío de esos a los cuales les brotan casas como callampas después de la lluvia, los identificaban como “lo de fulano”, “lo de sutano”, indicando el apellido del dueño del lugar. Ejemplos tenemos muchos: Lo Valdés, Lo Fontecilla, Lo Prado, Lo Matta, Lo Vásquez, Lo Abarca, etc. Y lo más probable es que en un comienzo se haya dicho Lo de Valdés, suprimiéndose el “de” con el correr del tiempo. Claro que para merecer el “Lo”, al parecer había que tener un apellido de origen español, porque por más que hurgo en mi memoria, no recuerdo ningún Lo Schmidt, Lo Spencer, Lo Curaqueo, Lo Romanoff, Lo Marinetti… En cuanto al señor Gallardo que fue propietario de estas tierras costinas… ¿se habrá imaginado que después de muerto él,

sus hijos, sus nietos, bisnietos, etc., serían recordados en el nombre de este hermoso, tranquilo y pintoresco pueblo? Esta tarde “descubrí” un lugar que está ahí desde más de cincuenta años, esperando quieto y expectante la visita de quienes aún conservan su capacidad de asombro intacta, siendo capaces de admirarlo y valorarlo. Es el “bosque de la Momo”, me dicen, recordando cómo la señora Inés del Río de Balmaceda, luego de quedar viuda y pobre de solemnidad, tuvo que emplearse en un Banco o algo por el estilo, cosa que hoy no tendría nada de raro, pero que en ese entonces era mal visto. Una señora “bien” que quedó mal y tuvo que trabajar en lo que pudiera. Sin embargo lo que resultaba aún más insólito, era verla descender todos los Sábados de una destartalada micro, de esas que paran en todas partes, haya o no pasajeros que se bajen o suban, simplemente para no perder la costumbre, por si acaso, o para demorarse lo mismo de siempre. La Momo, como la llamaban todos, venía con pequeños árboles y plantas en sus brazos, comprados en Santiago y destinados al trozo de cerro pelado y erosionado, único bien que había heredado. Este que recorro ahora admirada, observando su tupida y exuberante vegetación. Cuentan que, cual cabra en el monte, como hormiga solitaria, acarreaba los árboles cuesta arriba, plantándolos por aquí y por allá, regándolos luego a punta de balde, dejando con sus pisadas que subían y bajaban, la huella sabia, esa que sabe trepar de a poco, doblando a derecha o izquierda, avanzando y retrocediendo todas las veces que fuera necesario, para hacer más suave y fácil el ascenso, serpenteando y formando, antes de enfrentar una curva, pequeñas explanadas para detener los pasos y tranquilizar los latidos del corazón, pudiendo además el caminante extasiarse con la hermosa vista al río. Veo a la Momo con su mirada soñadora, anticipando su bosque ya crecido, tal como está ahora, sombrío, quieto, enmarañado, con pequeños claros que los postreros rayos del sol aprovechan para iluminar y entibiar los escondidos musgos, hierbas y enredaderas que se abrazan entrelazadas a árboles y ramas, cual lanas verdosas y doradas, provenientes de imaginarios ovillos jugados por un gato travieso. Sin duda un bosque mágico el de la Momo, tan mágico como ella misma, presumo. Aquella huella de antaño es hoy el hermoso sendero que mis pies recorren, dándole gracias mentalmente a la Momo por su regalo. En un recodo, de pronto, una “ventana” desde la cual puedo apreciar maravillada cómo el camino y el río, que corren paralelos casi siempre, zigzaguean a veces aumentando la distancia que los separa, otras veces se reencuentran como si quisieran fundirse y ser sólo uno. Parecen retozar, aprovechando el último instante juntos, antes de separarse, decirse adiós, cada uno rumbo a su destino final. El camino…hacia Llo Lleo. El río Maipo, luego de pasar bajo el

puente que conduce al balneario de Rocas de Santo Domingo, fluye decidido hacia el océano Pacífico, para poder mezclar por fin sus aguas dulces y sucias, (provenientes en un comienzo de la nieve cordillerana y de su afluente principal, el Mapocho, el que corre con su caudal color chocolate por nuestra contaminada capital, arrastrando a su paso envases plásticos de cloro, zapatos huachos, neumáticos en desuso, patéticas cabezas de muñecas sin su cuerpo…), con las aguas verdes, grises o azules, según el día, y salobres siempre, del mar. Mis amigas me llaman a gritos desde la casa, convidándome a ver la puesta del sol en Santo Domingo. Accedo muy a mi pesar. ¡Es que me cuesta dejar tu bosque, Momo!... Ya en la playa, le doy la espalda al sol que se hunde en estos momentos en el mar y busco mi bosque con la mirada, allá arriba, en la loma junto al río… ¡Imposible no verlo!. Es la única pieza verde oscuro de un colorido rompecabezas, destacándose entre las demás, pinceladas en tonos ocres, amarillo y rojizo, que representan pedazos de tierra calcinados por el sol, barridos por el viento, por no contar con el filtro protector de su extinguida vegetación. Desde mi privilegiada atalaya aprecio el río en todo su ancho. ¿Por qué no se ven botes?...me pregunto, recordando que hasta hace pocos años los había, surcando de una orilla a otra, o hacia el mar, en busca de las apreciadas lisas. Sin embargo hoy en la mañana al llegar, ví un bote en una curva común del río y del camino. ¿De quién sería?... Me propongo averiguarlo mañana, en la celebración de la Momo. Y si ubico a su dueño, le pediré que me lleve hacia la desembocadura en el mar, no a ese que “es el morir”…al menos por ahora. Al día siguiente, mientras tomo desayuno, trato de imaginarme a la Momo. De pelo blanco, curtido por el sol, de contextura delgada, alta y fuerte y de miembros ágiles, a juzgar de lo que fue capaz de hacer con su cerro y su vida. Así la veo…Ya se escuchan voces, risas, música. La fiesta al parecer está por comenzar. Camino por el jardín en común rumbo a la casa de la Momo, encontrándome de pronto en medio de una pintoresca y variada mezcla de personajes. Por un lado familiares, hijos, nietos y bisnietos de la festejada, por otro sus amigos escritores, poetas, pintores… y hasta un cura que aparece en la televisión y que al parecer está muy de moda… Finalmente los gallardinos, gallarditas y gallardinitos que no se pierden el cumpleaños de la Momo por nada en el mundo, que lucen sus mejores galas, que han esperado trescientos sesenta y cuatro días para que se repita la fiesta que para ellos es la más importante del año. Todos están alegres, muchos ya con sus vasos de vino tinto o ponche con durazno en la mano, prontos a brindar por la dueña de casa cuando ésta haga su entrada triunfal. De pronto un murmullo, un hacerse a un lado para dejar el paso, unos aplausos… ¡Es la

Momo que llega!… Me pellizco mentalmente para convencerme que no estoy soñando. Que esa muñeca grande e imponente, maciza, traída en andas por robustos muchachos del pueblo, en una especie de angarilla de tablas sobre la cual hay un cómodo sillón en el cual viene sentada… es la Momo. Todos la miran arrobados. Yo también, confieso que con la boca abierta. Su apariencia nada tiene que ver con la imagen que yo me había forjado mentalmente. La transportan suavemente, a un metro del suelo, “porque ella con su enfermedad”, me informan, “ya no puede caminar”… ¿Enferma la Momo?... Me habían dicho tantas cosas de ella, menos que estuviese postrada. Luego reflexiono: “No podrá mover sus pies, pero su espíritu parece brotarle a chorros, envolviéndola como un aura, desparramándose generosamente a todos los presentes.” No me queda entonces la menor duda que los años no pasan para el alma, menos para un alma como la de la Momo… De pronto fija su mirada en mí, al parecer extrañada de ver una cara nueva. Me presento: “Soy Marilis, la amiga de la María Isabel…” ¡Marilis…¡qué bueno que hayas venido!... Tenía tantas ganas de conocerte… Ven mañana, cuando estemos solas, para que conversemos… ¿Conoces al Poeta Molina?... Eduardo, ven, te voy a presentar a Marilis…” Si yo a esas alturas ya admiraba a la Momo por ser la autora del mágico bosque, ahora confieso que la adoré. Por su sencillez y simpatía, por la calidez y el cariño con que trataba a todos… En cuanto al poeta Molina, ya estaba enterada de que pasaba largas temporadas en Lo Gallardo, tanto así, que le habían asignado un dormitorio en el segundo piso de la casa, que nadie más podía ocupar… Nos saludamos con el consabido beso en la mejilla, él sin abandonar su vaso de tinto, yo curiosa de conocer en vivo y en directo a un poeta de carne y hueso. De baja estatura, pelo castaño ligeramente canoso, elegantemente vestido con una chaqueta de lino color crema, rostro muy colorado y ojos intensamente azules, de mirada chispeante y pícara. Nos refugiamos en un rincón del jardín a conversar. Le pregunto si sabe de quien es el bote. “Sí, es del Lucho, un pescador vecino, que vive en una de las casas justo en la curva, ahí donde la calle coquetea con el río, acercándose insinuante y audaz.” Cuando le explico a Eduardo el por qué de mi pregunta y mis deseos de salir en el bote hacia la desembocadura, exclama con el entusiasmo de un niño: “¡Yo también quiero ir!”… Quedamos en que él se contactaría con el Lucho y me avisaría si estaba dispuesto a salir a navegar con nosotros, mañana Domingo antes de almuerzo.

Desde el lugar en que nos encontramos, observo a la Momo sin que ella lo note. Me detengo en su sonrisa de niña juguetona y mimada, en su mirada bondadosa, en sus manos deformadas por la artritis, que agita con agilidad saludando a quienes han seguido llegando a celebrar su cumpleaños. “No el año que acabo de cumplir, sino el que acabo de empezar a vivir”, explica en un breve y divertido discurso que improvisa para agradecer a quienes la hemos recibido con aplausos. Todo en ella es vitalidad, alegría, contento, juventud. ¡A sus ochenta y “nadie sabe cuantos años”!... agrega con coquetería. Un rostro sonrosado con cutis de porcelana, cuidadosamente maquillado y sin una sola arruga, su vestido floreado en tonos pastel, su pelo de color azul… ¡Sí, azul!...Cuajado de flores frescas recién cortadas, que parecen conservar aún las gotas del rocío matinal. Cada detalle a tono con cuanto la rodea, con el jardín encantado, con las flores que no sólo adornan las mesas cubiertas con manteles de hilo de distintos colores, sino que forman macizos por doquier, brotando del maicillo que tapiza los senderos, de los rincones ocultos, hasta de debajo de las piedras. Es como si la naturaleza estuviera también de fiesta, desplegando todo su esplendor estival, sus perfumes, su colorido, su belleza, en honor a su reina, la Momo. Dejo a Eduardo junto a unos amigos a los cuales embroma que es un gusto, y me dirijo a la casa que se asoma apenas entre la vegetación. Parece sacada de un libro de cuentos. Paredes blancas y azules, pintadas con dibujos multicolores, algunos de ellos por la mano de dos de sus amigos pintores de renombre. Alegre, misteriosa y pintoresca la mansión de la Momo. Doy unos pasos en dirección al sendero que trepa el bosque y me encuentro ante una gran roca con inscripciones. Con sorpresa leo que se trata de un epitafio dedicado a la anfitriona, para cuando ella ya no esté en este mundo, y se haya reintegrado a esta tierra a la cual tanto ama. Ella misma lo ha hecho grabar en la piedra, en su lápida, como una forma de “amigarse” diariamente con la muerte inevitable a la cual dice no temer. “Aunque sí voy a echar de menos la vida”… dicen que suele decir. Todo lo que me rodea es sorprendente, por decir lo menos. Tanto que no me extrañaría en absoluto que al compás de la música que interpretan ahora unos niños de la escuelita de Lo Gallardo y de las niñas vestidas con túnicas que se deslizan a pie desnudo por el césped interpretando una danza alada, se sumaran duendes, gnomos, hadas, faunos y otros seres que poblaron mis lecturas de infancia. Hasta el sol ha venido a saludar a la Momo, con prudencia, delicadeza, mesura, envolviéndonos a todos en su suave tibieza. No recuerdo qué como, qué bebo ni de qué hablo con los demás invitados. Solo sé que

me siento flotando en una nube irreal, llena de hechizo. Me retiro antes de que termine la fiesta, antes que el engañador ponche, el vino y el whisky que aparece por arte de magia llenando los vasos de algunos invitados regalones, comiencen a hacer su efecto. No quiero que nada empañe el encanto del momento vivido. Quiero guardar esta imagen tal cual, para recordarla siempre como algo memorable, único, irrepetible. Y me prometo a mí misma traspasar esta vivencia algún día al papel, para que otros la puedan recrear a través de mis palabras. Sin embargo me asalta una duda. ¿Hasta qué punto son factibles de comunicar de manera fidedigna los sentimientos, las emociones, la belleza, la magia y el misterio?... En la tarde recibo un mensaje del poeta Molina. Me espera en la casa de la Momo mañana a las once. El Lucho está de acuerdo con llevarnos al mar. A ese “que tranquilo te baña”, cosa que no cumple siempre al pie de la letra. En la noche no puedo conciliar el sueño. O mejor dicho no puedo dormirme, porque todo lo vivido en la jornada es, a mi parecer, un verdadero sueño. Bajo mis párpados cerrados desfilan imágenes: el bosque en penumbras, el río corriendo hacia el último encuentro, la Momo, cual hada madrina, haciendo su entrada en su sillón suspendido en el aire, su sonrisa cariñosa, sus manos que aletean, el poeta Molina y su mirada azul, la casa embrujada, la piedra con su adelantado epitafio, los niños y niñas tocando y danzando, las flores, el sol, la brisa…Y, por supuesto, los duendes y hadas contemplando gozosos la fiesta desde lo alto de los árboles…Y por último, un sueño anticipado: el viaje que haré mañana con el poeta en un desvencijado bote rumbo al mar… Capítulo : EL POETA MOLINA Despierto sabiendo que algo me espera allá afuera, más no sé bien qué. De pronto recuerdo y salto de la cama. ¡El paseo en el bote del Lucho rumbo a la desembocadura del Maipo, hacia el mar!... Bajo la ducha me noto feliz, expectante como un niño ante su primera ida al Zoológico o un campesino que va a conocer la capital. Mi amiga María Isabel, en cuya casa me encuentro alojada, abre un ojo y pregunta: -“¿Adónde vas a esta hora?...” y luego recordando… ”¡No me digas que era en serio eso de ir a andar en bote al río!”… Y como yo asiento, agrega: “¡Estás loca!... Esta gringa no

tiene remedio…” Y se da media vuelta en su cama para seguir durmiendo. -“¿Loca yo?”, me pregunto, para contestarme en seguida: “Loca tendría que estar para perderme esta aventura. Loca de remate…” Miro la hora. Tengo tiempo aún. Me dirijo entonces a la cocina a tomarme un café. Por la ventana penetra una rama de árbol del bosque de la Momo, con todo su vigor, su intenso color verde y su brillo lustroso, de planta sana, alimentada por el aire no contaminado y por el humus dejado por las hojas e insectos ya muertos, cuyas muertes tienen sentido: nada menos que servir de alimento a quienes continuarán con la tarea de dar vida muriendo. Entiendo entonces el deseo de la Momo de reintegrarse también ella a esta tierra, su tierra… ¡Se lo permitirán los vivos?...¿O la desoirán, argumentando que debe haber estado chiflada por pretender ser sepultada en Lo Gallardo? ¿Y la enterrarán en una tumba del cementerio de última moda en Santiago, en tierra ajena, con plantas ajenas, mustias, sobrevivientes del smog que todo lo cubre, lo ensucia, lo envenena, lo mata?... Y lo peor de todo… con gente ajena, sin sus gallardinitas y gallardinitos tocando y bailando música gallardina, con ángeles ajenos, porque los ángeles santiaguinos no pueden ser los mismos que los de acá, deben tener las alas ennegrecidas y pesadas por el hollín de las fábricas, entorpecido su vuelo, los oídos ensordecidos por los bocinazos de los millones de automóviles que no dejan dormir ni siquiera a los muertos… Sacudo la cabeza negándome a la posibilidad de que no le hagan caso a la Momo, recordando que está viva aún, y muy viva, poseedora de un alma que después va a continuar revoloteando siempre por este bosque, dueña de una sonrisa y de una alegría imposibles de olvidar y que perdurará en las flores y en su perfume, de una vitalidad que sus piernas puede que hayan traicionado, pero no su espíritu que respira en la brisa. Me tranquilizo, entonces. “Momo”, le digo. “Estarás siempre aquí, aunque el cuerpo que te fue prestado en esta vida sea depositado en cualquier otro lugar. Tú, tu esencia seguirá acá, en este lugar sagrado.”… Son casi las once de la mañana. Debo apurarme. Un poeta me espera. Un amigo. ¿Cómo será tener un amigo poeta? ¿O un poeta amigo?... ¿Será como los demás hombres? ¿Cómo aquellos que tantas veces me han asegurado que sólo les interesa mi amistad y nada más que mi amistad, y que a poco andar sacan sus garras amorosas para intentar rasguñarme, siendo que yo no estoy para rasguños, porque aún estoy lastimada, herida, y solo necesito amistad, compañerismo, lealtad?...

La sola idea de que voy a ser amiga de un poeta de verdad, me hace correr hacia la casa de la Momo. Me he puesto unas zapatillas viejas (porque cuando divisé el bote, vi que para llegar a él era preciso bajar una pequeña pendiente pedregosa y resbalosa), un short desteñido y una polera. Tampoco llevo reloj, porque uno nunca sabe lo que puede pasar… y caerse al agua es una de las posibilidades. Un hombre que supongo será el Lucho, se encuentra junto a la puerta de entrada. Me mira con una expresión ligeramente divertida, que me hace comprender que nunca una visita de la Momo ha hecho una solicitud tan estrambótica como la de salir a andar en bote por el río. De pronto hace su aparición el poeta. Yo me quedo mirándolo con la boca abierta… Viene lustroso, como recién bañado, perfumado y peinado, vistiendo pantalones blancos impecables, polera color crema y chaqueta azul de oficial de marina, con botones dorados y todo, zapatos café claro de gamuza. Nos contempla triunfante, con sus ojos más azules que nunca y sus correspondientes chispitas, esperando nuestras exclamaciones aprobatorias para su tenida naval, cuidadosamente pensada y seleccionada para la ocasión: nada menos que la navegación rumbo al mar. El Lucho mira para otro lado, seguramente para que no notemos su expresión de hilarante sorpresa. Yo continúo como hipnotizada contemplándolo, sin lograr ni tan siquiera decirle “buenos días”… ¿No será que el pícaro poeta se ha disfrazado para hacernos una de las bromas que según cuentan suele hacer a menudo?… Pero no, de su boca de alto oficial de la marina no sale una orden sino un tímido “¿Y dónde está la lancha para embarcarnos?... Mientras caminamos hacia la curva en que río y calle se juntan por última vez, no puedo dejar de pensar en la cara que pondrá el poeta cuando vea el pequeño bote, que lo que menos tiene es de lancha. Sólo imaginarme cómo va a bajar la pendiente hacia el río con sus impecables pantalones blancos y su chaqueta de marino… me hace temblar. Nos cruzamos con alguno que otro gallardino que se atraganta al contestar nuestros saludos y que se vuelve para contemplar el inusual espectáculo del Lucho, el mismo de siempre, junto a una gringa cincuentona vestida de lola pobre y un al menos General de la Marina, a juzgar por los innumerables y lustrosos botones que luce su “uniforme”. El “alto oficial” en cambio camina feliz, saludando con orgullo a quienes, está seguro, ha deslumbrado con su prestancia. El Lucho logra sacar la voz. “Ahí está” nos dice señalando con un ademán su escuálido

bote. El poeta lo contempla. El Lucho me mira a mí, yo miro al marino. Luego de un largo silencio, se escucha un…” ¿Y por donde se baja?”… “Bueno, por aquí no más”, logra balbucear el Lucho. Y le tiende la mano para ayudarlo a descender. El poeta la rechaza con dignidad y le ordena con voz de almirante: “Ayude a la señora primero”. Me cojo de la mano del pescador y me dejo deslizar por las piedras, levantando una polvareda de tierra. No miro para atrás. Me evado siguiendo con la vista el río que corre lentamente hacia el mar, pensando que no fue una buena idea la mía. Pero ahora ya es tarde para arrepentimientos así que decido que no queda más que seguir adelante, cual valiente marinero. De pronto el poeta aterriza virtualmente junto a mí. Su rostro, normalmente sonrosado, luce pálido. Sin embargo me sonríe valientemente, comentando con fingida soltura: “¡Qué suerte que nos tocó un día tan lindo!”…”Sí, está maravilloso” le contesto yo, queriendo parecer entusiasta. “No suban todavía”, nos advierte el Lucho. “Todavía tengo que sacar el agua que se ha juntado en el bote… Siempre pasa, pero es cosa de ir sacándola cada cierto rato con este tarrito”… y puso manos a la obra… Yo miro cualquier cosa que no sea el rostro de mi amigo, el poeta-marino. “Ya, ahora sí”…y el Lucho nos pasa la mano para ayudarnos a subir, a la señora, es decir a mí primero, por supuesto, porque ya aprendió la lección, y después al caballero, como debe ser. El bote, que de por sí es pequeño, parece querer desaparecer bajo las aguas con el peso de nosotros tres. Mentalmente le doy gracias a Dios por haberme puesto a dieta justo antes de venir a Lo Gallardo…y por saber nadar. Ya vamos navegando, aunque parezca mentira. La corriente no es mucha y el bote avanza suavemente. Respiro aliviada y me atrevo a mirar al poeta. Se ve más tranquilo, aunque sus manos crispadas se aferran con fuerza al costado de la embarcación y a la tabla en la que se encuentra sentado. De pronto miro sus hermosos zapatos de gamuza entierrados luego de su forzado descenso y observo con horror cómo se van mojando poco a poco con el agua que el “tarrito” no logró sacar del todo del bote. Decido no decir nada y entablo una conversación trivial sobre lo que se me viene a la cabeza. Al Lucho le pregunto si aún pesca, pero me cuenta que el río está tan contaminado que las pocas lisas que logra atrapar, salen con gusto a barro. Que ahora se ha dedicado a la siembra de hortalizas, pero que el año pasado hubo una crecida tan grande del río, que se llevó toda la capa vegetal, dejando puras piedras no más, y que pasarán años hasta volver a poder cultivar esa tierra, que por lo demás no nos pertenece a los hombres porque es del río, y que éste se los recuerda cada cierto tiempo, llevándose todo lo que encuentra a su paso, incluso las casas de algunos olvidadizos que creen que pueden hacer lo que quieren con la naturaleza, cuando en realidad es ella la que manda… Que su abuelo contaba una vez… Se interrumpe el Lucho al percatarse que el poeta se encuentra con los zapatos empapados. Al coger el tarrito para proceder a “achicar”, como nos dice… el bote se

ladea peligrosamente. Yo me río, pero la risa se me congela al ver a mi amigo, que está blanco como el papel, levantar sus zapatos para salvarlos de la inundación, contemplándolos luego desoladamente. “No te preocupes Eduardo…Cuando los seques no se va a notar nada, te van a quedar como nuevos”…Sé que miento, pero trato de asegurarle que al menos sus zapatos se salvarán. El resto… sabe Dios. Mis palabras parecen no surtir efecto. Lo veo francamente aterrorizado. “¿Quiere que nos volvamos?”, le pregunta el Lucho, porque no necesita ser psicólogo para conocer el estado de ánimo de su pasajero. “¿Volvernos?... ¡Cómo se le ocurre!”, contesta el poeta, añadiendo: “A menos que tú tengas miedo, Marilis”… Como yo niego con la cabeza, le ordena al Lucho continuar con el paseo “que está tan lindo”… En estos momentos estamos pasando frente al terreno de la Momo. Observo el paredón que el río ha socavado y miro con asombro los diferentes estratos en la tierra, que semejan una torta milhojas con capas de diferentes rellenos. Los más oscuros, casi negros, corresponden a capas vegetales orgánicas, a posibles asentamientos humanos de los pueblos pescadores que vivieron en ese sitio y cuyos restos materiales se han encontrado en gran cantidad. Otras capas, blanquizcas, son vestigios de conchales dejados por esos mismos remotos habitantes, evidenciando que los mariscos formaban parte de su dieta. De vez en cuando aparece un estrato de color gris claro. Son piedras dejadas por el río cuando decide recuperar su cauce primitivo. Los de mayor espesor, color manjar con lúcuma, corresponden a capas de maicillo inertes, dejadas por el río después de encoger sus aguas nuevamente… Observo con mayor detención los estratos orgánicos, porque en ellos se suelen encontrar restos óseos, como las calaveras que adornan la repisa de la chimenea de la Momo y que fueron encontradas junto a hermosos cántaros de greda, justamente en este mismo sitio. Porque el hombre siempre ha buscado lugares donde haya agua abundante, ya que sin ella no podrían subsistir ni ellos, ni sus animales, ni los frutos, semillas, brotes y hongos que les ofrece el monte que los circunda, y menos podrían haber sembrado sus papas, maíz y zapallos para complementar su alimentación. La voz del poeta me vuelve a la tierra, o mejor dicho al bote. Un “¿Falta mucho para llegar?”… me recuerda que no todas las personas gozan con las mismas cosas que yo, que debo preocuparme de mi acompañante de aventura, para que no le de un infarto o algo por el estilo, de que llegue sano y salvo a tierra firme, de… El Lucho le contesta por mí. “Depende adonde quiera llegar, si es al mar, falta mucho, mucho, como una hora. Además para allá abajo el río corre más fuerte, hay más correntada, vamos a ir a más velocidad, el bote se va a mover más… “Con desazón comprendo que nuestro guía está tratando de disuadirnos de llegar a la desembocadura, cosa que yo sé que es perfectamente posible, porque conozco personas que lo han hecho. Pero en fin… “Ahora, si quieren llegar al puente y bajar ahí, tenemos que desembarcarnos un poco antes, no ve que más allá están los militares…” Miro a mi amigo y leo en su rostro algo

así como una evidente esperanza de que la tortura tenga un pronto fin, y muy, pero muy a mi pesar, saco mi desencantada voz y digo: “Al puente no más…” Al poeta le comienzan a volver los colores. Más bien dicho ahora está solamente pálido, no color de blanca tiza para pizarrón. Siento una oleada de simpatía hacia él. A pesar de que obviamente lo ha pasado mal, no ha abierto la boca para manifestarlo. Por el contrario, me sonríe de vez en cuando como diciéndome: “¡Qué bien lo estoy pasando!”… En la ribera me parece ver cabecitas de niños que nos observan detrás de matorrales entre asombrados y risueños. Se lo comento al Lucho. “Sí, son los vecinos que vienen a mirarlos a ustedes. Porque nunca habían visto que alguien de las casas se atreviera a andar en bote por aquí…” Mi amigo sonríe con orgullo y le hace señas a los niños, con una sola mano porque con la otra sigue aferrado al bote. Ahora son más las personas que han salido de sus casas para vernos pasar. Mujeres y también uno que otro hombre. Todos agitan sus manos. Yo saludo con las dos mías, el poeta con una y el Lucho con ninguna, porque tiene que remar. Vamos llegando al lugar donde podremos descender. Miro con nostalgia hacia el mar. Para otra vez será, me digo. Pero esa vez vendré sola, con el puro botero no más…Un suspiro hondo se me escapa involuntariamente. El desembarco resulta sin contratiempos. Una vez en tierra firme, el poeta parece crecer y recuperar su porte de almirante. Hasta sus zapatos se ven pasables. Pretendo pagarle al Lucho lo convenido, pero mi amigo me lo impide: “¡Cómo se te ocurre!... ¡No faltaba más!.. Yo pago.” Y dirigiéndose al Lucho: “Gracias amigo. Pasa en la tarde por la casa. Ahí arreglamos. ¡Fue un paseo inolvidable”…Y le da un apretón de mano tipo almirante a marinero. Sí. A mí no me cabe la menor duda que el poeta no lo va a olvidar tan fácilmente. Yo tampoco… El Lucho me da la mano y me mira con picardía. “Cuando quiera no más, patrona”… ¿Todavía tratan de patrona por aquí?... me sorprendo. Creí que eso ya pertenecía al pasado, a aquel tiempo anterior a la Reforma Agraria, cuando de la noche a la mañana me encontré con que yo, por ser la esposa de un agricultor, era la “patrona” y que los trabajadores y sus familias eran los “inquilinos”. Pero resulta que a mí no me habían criado para patrona y nunca lo pude aceptar… Menos aún que a los “propios”, como escuché que un vecino les decía a sus jornaleros, se les pudiera echar de la noche a la mañana de sus casas debiendo partir con sus hijos, la abuela, el allegado, sus escasos enseres ( no digo “camas y petacas” porque solo tenían un par en las cuales dormían todos)… en busca de un nuevo fundo y un nuevo patrón que los recibiera… hasta que él así lo dispusiera… Menos mal que al menos ese inhumano éxodo se acabó, me digo…. Hago un esfuerzo y obligo a mis pensamientos a regresar a la orilla del río, al trecho angosto de arena donde ahora nos encontramos el poeta y yo. Aún vemos al Lucho con su bote que se aleja río arriba, contra la corriente, remando dificultosamente, para volver a su hogar, más allá de la casa de la Momo. Emprendemos el regreso a pie por la vereda del pueblo. No nos extraña que las mujeres

y los niños, los mismos que nos saludaron desde la ribera, hayan salido ahora a las puertas de sus casas para vernos pasar. Nos sonríen entre divertidos y cariñosos, al parecer agradecidos por la inesperada entretención dominguera que les hemos brindado. El poeta ha recuperado no sólo el rosado de sus mejillas y su mirada celeste y risueña, sino también su aplomo, su simpatía, su malicia. Nuestras palabras fluyen con naturalidad, como si en la vida no hubiésemos hecho más que conversar. Me interroga sobre mi vida, mis gustos, mis actividades. Me dice que ha sabido que estudio Antropología, me hace contarle cómo es que estoy en la Universidad a estas alturas, (no me dice “a esta edad”, cosa que le agradezco mentalmente), me interroga sobre el por qué de la elección de esta carrera, por los ramos que más me interesan… Me hace sentir que le importan de verdad mis respuestas, que no pregunta por preguntar o por educación, por formalidad, como lo hacen otras personas. Me siento cómoda, muy cómoda con él, feliz con el tibio sol que nos acompaña, feliz de tener un nuevo amigo, tan inteligente, diferente, sorprendente, insólito…También me habla de lo que significa para él la Momo, su amistad, el poder estar cerca de ella, de lo privilegiado que se siente. Hacemos recuerdos de ayer, de su cumpleaños, de los comensales, de todo lo sucedido en la mágica fiesta. ¿Cuántas cuadras caminamos?... Muchas, pero se me han pasado volando. Pocas veces en mi vida he pasado momentos tan entretenidos, tan sombrosos. Ya queda poco para llegar. De pronto me pregunta por mi vida sentimental, que ha sabido que estoy separada, que acaso me he vuelto a enamorar, si no he sentido la necesidad de tener una nueva pareja… Le contesto con toda franqueza, sin tapujos, diciéndole cosas que no suelo contar. Le hablo de mi soledad, de mi pena, de que no me conformo con el quiebre de mi matrimonio, de mis continuas desilusiones con amigos que dicen que sólo quieren mi amistad y nada más que mi amistad…, de mi evasión a través del estudio y de nuevos desafíos, de mi nostalgia de un amor verdadero. Se detiene, me enfrenta y me pregunta de sopetón, mirándome fijamente, como para que yo no evada la respuesta. “¿Y por qué no te has enamorado de nuevo?”… Callo por un instante. Y me pregunto a mí misma: ¿Por qué?...El me mira fijamente, esperando. No me puedo escabullir, aunque quiera. Busco en mi interior. ¿Por qué?... Finalmente le digo algo que a mí misma me suena hueco, un cliché, una respuesta de esas que se dicen por decir algo… o porque no se conoce la verdadera respuesta. “Es que no he encontrado mi media naranja”… Continúa mirándome fijamente a los ojos. Sostengo la mirada, sintiéndome mal, superficial, frívola, no sincera… (Como un flash vislumbro la verdadera razón, pero no la digo porque aún no logro interiorizarla: “¿Porque tengo miedo de sufrir otra vez?... ¿No será eso?”…) El se aparta un poco, toma distancia, me mira de arriba abajo, como quien observa un cuadro, apreciativamente… Su mirada me confunde, me hace sentir incómoda, observada, analizada, catada… Como si lo percibiera, vuelve a fijar sus ojos

azules en los míos café y me contesta: …” Y para qué buscas tu media naranja cuando tú eres una naranja entera?”… Me quedo de una pieza. No sé cómo reaccionar. No sé si lo que acabo de escuchar es una broma, un insulto o un halago. No me parece un piropo, como los que a veces me dirigen cuando decido “arreglarme”, ya que por lo general me preocupo poco de mi físico. Ante un “qué bien te ves” o “eres un adefesio en esa pinta”… sé cómo reaccionar. Pero a esto de que yo sea una naranja entera… Estoy tan turbada que sólo atino a seguir caminando, en silencio, junto al poeta. Poco a poco, sin embargo, voy entendiendo que lo que acabo de escuchar es lo más hermoso y profundo que me han dicho en mucho tiempo. De un plumazo me parece entender su significado. ¿Qué estoy buscando?... ¿Dónde lo estoy buscando?... ¿Qué necesidad quiero satisfacer?... ¿No estará todo en mi interior, en mi redondez de esfera, de naranja completa? ¿Por qué busco fuera de ella?... Si busco mi media naranja significa ni más ni menos que yo no me considero completa, que me falta la mitad, que sin ese algo complementario no soy nada, que mi yo es un medio yo... Me doy cuenta de pronto que durante todos estos años, a partir del fín de mi matrimonio, he soñado con encontrar a alguien que me complete, partiendo de la base de que quedé incompleta después de la separación. Y peor todavía, he buscado y esperado encontrar a mi complementario tal como yo lo necesito o creo necesitar, con los atributos que yo quiero que tenga. No es raro entonces que ese ser inexistente no sea encontrado por mí en ninguna parte, porque no existe, es producto de mi imaginación. Además…por primera vez me pregunto: ¿Y es tan imprescindible que lo encuentre?... El poeta ha guardado silencio, adivinando quizá la revolución que sus palabras acaban de desencadenar en mi interior. Poco a poco voy siendo embargada por un sentimiento de agradecimiento, de alegría, de felicidad por haber visto, por fin, con claridad. Gracias a mi amigo… Sin embargo algo me inquieta. Durante todo el trayecto sólo hemos hablado de mí, casi nada de él. ¿No habrá llegado el momento en que yo le pregunte por su “ser poeta”, por sus poemas?... Y decido pedirle lo que desde ayer quería solicitarle. Lo hago también deteniendo mis pasos, mirándolo de frente, como lo hizo él hace un rato. “Eduardo, me encantaría leer algunos de tus poemas…” El poeta se detiene, me mira maliciosamente y me contesta: “¿Mis poemas?... ¡No tengo ninguno!”…”No, pero tendrás alguno en la casa…” “No, no tengo ninguno”… ”Pero entonces cuando vayas a Santiago me los puedes traer… O si me dices donde han sido publicados, yo los puedo buscar…” “Es que no tengo poemas”. De pronto pienso que a lo mejor los poetas no escriben poemas, sino poesías…” ¿Una poesía entonces?... “No, jamás he escrito un poema o una poesía”: “Pero entonces… entonces…” “Ya sé lo que me quieres preguntar. No eres la primera persona que quiere saberlo. ¿Quieres preguntarme por qué me dicen el “poeta Molina”… Asiento con la cabeza. Y, con esfuerzo, como alumna obediente que repite de lección, formulo la pregunta esperada: “¿Por qué todos se refieren a ti como el “poeta Molina” si no has escrito jamás un poema o una poesía?... Me mira gravemente, trascendentalmente, a los ojos, como acostumbra. Yo casi no

respiro, para no perderme ni una sola de sus palabras. “Yo no necesito escribir poemas. Yo simplemente vivo la vida. Y como la vida es poesía… ¡yo vivo la poesía!... Por eso me consideran y me dicen poeta… Estamos frente a la casa de la Momo, el paseo ha terminado, no así el asombro. Ese que no me ha abandonado hasta el día de hoy, el que me inspiró a escribir este relato. Ese que hará que jamás pueda olvidar a mi amigo el poeta Molina, el más auténtico poeta que yo haya conocido jamás. No me cabe la menor duda de que su espíritu, en este mismo instante, está “viviendo poéticamente” el más allá…

Alicia Cabello Invitación a Vivir, desde los destellos de mi alma y mis yoes No pretendo tomar del recuerdo caricias muertas, ni encender fuegos, ni construir con pasado los espejos rotos., cada trozo, cada espacio son susurros de antigüedad, de tantas cosas, también indescifrables cubiertas por el misterio. Traigo a mi, un dragón Verde (la fuerza de la madre tierra), te reclamo, te conjuro, en dos silencios del no tiempo, llévame a volar contigo, muéstrame ese cielo, de paraísos eternos, donde los colores bailan y juegan de la mano como infantes con el firmamento, Aliento de vida, que naces y mueres en el infinito del azul sagrado (penetras los grises del alma desolada), haces que la vida sea poesía. Uno de tus Personajes. Ocultas tus sentimientos en miradas frías y palabras hirientes, lo que eres, para ir con el mundo y no conmigo , pues ya no soy parte de él. Finges reír cuando estas triste, creyéndote un dios en medio de la muchedumbre, no finjas más amor mío,

mis ojos ven mas allá , penetran en tu alma de niño que busca amor, para volver a amar, buscando sanar las heridas del pasado y arrojarlas al mar del olvido. Quédate, aquí, en mi isla. ahogada de gente, pero sola. Este es un mundo extraño, con seres extraños, cosas extrañas. Vivo de tópicos pasados. muchas dudas No vengas a quedarte esta noche, el sueño se me ha vuelto confuso... No percibo tu mirada en otro cuerpo, ni te distingo entre tantas entidades que viajan en mi mente. No te quedes esta noche ,vete a volar al infinito.kilómetros, aquélla en que dos almas no logran encontrarse. Entre sueños. Una Iglesia, a su entrada (una capilla); dos mujeres, una llorando, la otra sangrando. Una puerta, entrada a la iglesia,

personas blasfemando, acciones paganas. Las mujeres ya están dentro, una ríe, la otra, aún sigue sangrando. Gran estallido, gente corriendo, Movimiento del piso,(cayó un meteorito). Las mujeres yacen tendidas, una llora, la otra sigue sangrando. ¿Vienen los Ángeles?, Bajaron del cielo. Las dos mujeres atónitas miran, a una llevan, a la otra dejan en la tierra sangrando. La Tierra. Descubrí rincones inhóspitos del mundo, recorrí caminos eternos, manantiales de cristalinas aguas, todo perfecto. ¡Isla virgen entre las cosas de este mundo! Al despertar, nos vimos destruidas por la mano del hombre. Ente el todo y la nada Montones de espacios, lugares vacíos, almas huecas,

tristes en el olvido. Noches largas futuras penas. Melancolía, recorres los cauces de mi vida, no me dejas libre, amar, ser amada. ¡Mar de olvido cuán profundo eres! Laberinto propio. No existe solución a esta derrota que me tiene anclada a este martirio, a este pasado, que ya no me pertenece, pero que le pertenezco. Para mi Mamita Ocha (madre querida de todas la madres) Pasó el sufrimiento con su velo pintado de gris, ninguna luz se vio. Gemidos en la noche de un cuerpo ya gastado, suplicando a un dios lejano. Todo se llenó de frío aquella noche, las ropas que cubrían el cuerpo maltratado , no otorgaban ya calor, todo tétrico, congelado.

Aquélla noche sólo oí lamentos de un alma que clamaba a Dios. En trance. Recordé en un no tiempo, Caminar por prados vírgenes, con cual paz levitadora en esos silencios ensordecedores. Posado ante un árbol, un hombre, de vestimentas pobres y dulce mirar. Al verle pregunte: ¿eres tú Jesús?, Y en fin dos veces más, Esa tercera vez caí interminablemente, en las profundidades mas negras...de los abismos desconocidos No era mi Jesús, luz bella, lucifer, ese era él... En el golpe final, otro ser, Samael o Samuel, envuelto de demonios que asfixiaban su pecho, suplicando ayuda, pero a la vez invitándome lujuria , a quedar en esa soledad, Lo arrebataron... Al tratar de escapar, subiendo con el peso de siglos en mis piernas, sus entidades me invitaron indecorosamente a regresar. Donde no quiero ir más Tres veces llamó: Aritza,

Y el eco dominante de sus palabras, desafiante, doloroso, Quemaron mis ojos. En este tiempo, me pregunto, ¿cuántas vidas mas se perderá y cuántos ojos míos lo verán? En ese no tiempo, ya exhausta el hombre no hombre, el ángel no diablo exclamó : ¡Si el no sube, tú nuevamente no caerás! Mis entrañas se desgarran, en este presente ya pasado, al mirar sus ojos, tan furiosos, sabiendo que es él , en esta vida ,sin que logre reconocerme. Preguntas. Mire la luna, como quien nace y abre los ojos por vez primera; no estampe rostros, nombres, ni leyendas, sólo observe , su resplandor dentro de lo sombrío. ¿Cuántas almas brillan de tal modo en la oscuridad de sus noches? Contemplé a Marte, no estaba tan furioso como días pasados. Imaginé tus ojos, y sólo vi más preguntas. Errores del ego Dando vueltas y vueltas, me encontré con migo, con la sonrisa única que brotaba de mis labios,

Para hablarme y decirme, sube pero aún más arriba. Mi error más mundano, fue creerme diosa, manejando la gracia y la desdicha. Pensar que todo lo tuve, Fuego en mis manos, hoy cenizas, mirada destructora, avasalladora. Me supe Venus, y lo fui... Y de tantos amores mal traídos, me convertí en terrestre, es mejor así. Dolor de dolores por mal de amores. Esa noche, de tus ojos, flameaba el fuego de tu alma destructora, para hacerme trizas, Tu silencio me ahogaba, y amordazaba mis labios con tu mirar, queriendo apoderarte de mi verdad tan única. Y que paso, con todas las promesas, esas ilusiones benditas, Que hoy se han vuelto castigos del diablo, Que antes parecían ser de ninfas. Olvidar Que eterna palabra, como la promesa de amor abandonada, ultrajada, manoseada por tanta humanidad, para aparentar ser alguien en otra vida. Las puertas se van cerrando y las lágrimas secando. Reviviendo un fantasma Cierro los ojos y sueño, esperanzada los abro pensando... si será posible. Imaginó tibieza en este cuerpo deshabitado, que ya no tiene nada tuyo. Te proyecto en mis adentros, con tus manos que un día me acariciaron, Que me dieron vida, y las mismas después me la quitaron. No es culpa de nadie, es el destino impreso en el libro de las vidas,

Que junta y separa caminos, nos dejo nada El viento, siente tu ausencia, en esta soledad, besa mis mejillas húmedas por tanto llorar. No se como matar este amor, Pero el sabe como quitarme el aliento. En fin...no hay fin Detrás de una mirada avasalladora, se encuentra un ángel caído, el más bello, recogido, mira el cielo pidiendo explicaciones a un Padre Nuestro. Ojos negros, grandes alas del mismo color ébano, blanca piel, carnosos labios. ¡Padre me arrojaste a Tierra!, los mortales no entienden tu cantar, ¿por qué me haces esclavo de esta humanidad?,mis labios ya no escriben versos de amor, mis labios ríos de sangre son... Madre, porque me arrojaste a tierra,aquí las guerras son el peor portal hacia la perdición, Madre, bella...entrégame ese puñal añorado de la resurrección. Abu Grab. No permita más mi Dios tanta crueldad, No permita más el hombre tanta indignidad. Juegan a dioses torturando, juegan a dioses destruyendo. No permita más el hombre tanta maldad, no permita , tanta atrocidad… Las manos están dadas para crear, no torturar, Los labios y las palabras para amar, no humillar. No se pierdan en religiosidades, únanse al Dios universal,

No permita más mi Dios, que el hombre beba la sangre de los demás. Prohíbase para siempre, Mis ojos ya no pueden más, Mi pensar, mi sentir mi querer no entienden… ¿Por que ríes, mientras ellos lloran?, ¿que placer te da? Prohíbase para siempre… No permitan más los hombres un infierno como Abu Grab. Un ángel en el infierno. En el centro Santiago, millones de personas transitan, sus pasos aún más rápidos que sus palpitaciones, hacían notar su ensimismamiento; se escuchaban ruidos, por doquier grandes tiendas comerciales ofreciendo felicidad a la orden, como si el dinero plástico comprara todo…y así parecía ser…personas entraban y salían de ellos, celulares por doquier se escuchaban, risas, gritos, cantos de quienes querían ganarse la vida, de todo puede encontrarse en la cuidad… De pronto a lo lejos, ignorada, la imagen del sufrimiento más ruin…ahí, en ése instante el tiempo se detuvo. Un ser con sus rostro deforme, que paralizó y provocó que en la piel de la mujer-no mujer, recorriera el frío más desconsolador, la impotencia, la pena; ¿será una máscara?, ¿un truco?...eso no podía ser posible. Al acercarse, posando su mirada en la de él, un niño, atrapada en un cuerpo marchito por el fuego En un acto mecánico, saco dinero de los bolsillos, a modo de pedir perdón o quizás una forma extraña de decir “cuanto lo siento”. A su lado, apareció el padre con una placida sonrisa; tome un lápiz…usted me esta comprando. Ella con palabras entre cortadas sólo repetía no, no gracias…muchas gracias. De la nada el joven que la acompañaba, le tiro el brazo ¡vamos a comer que importa, no te quedes así! La invitación de azul que haces a la transformación del ser, que dejó de ser, se dejó a si mismo, se tiró a la suerte, Se alejo del yo, vivió en el ego, alimentó demonios… Azul, que simboliza la integración del yo y el tú,

el nosotros todos, con el universo. Y así vives en el azul, Invitas con amor, a vivir la peregrinación, La reconquista del yo, del yo conciente, Del yo observador, que elimina al ego, Que nos da evolución. Invitas a la niñez, a jugar con la imaginación, a volver a vivir de la admiración, del asombro como dices tú, de reinventarnos como digo yo. Azul infinito, del principio y del fin. Azul sanador. Cómplices. Me hablas en prosa, como elixir, de placeres mágicos , de lo que no es de aquí. Me embriago de tu esencia, susurro en silencio tu nombre, en búsqueda de un encuentro fortuito, en dónde las almas son. De noche, se apodera el sentimiento, y viajo, Vuelo, aún más alto para converger en el infinito azul. Huéspedes. Los llamó con júbilo a habitar en ella. Eran niños sin hogar que habían deambulado por siglos en los espacios del no tiempo, del pensamiento de un Todo. Cuando al fin tomaron forma, entraron corriendo, prometiendo obediencia y cuidados; sintieron las caricias del viento, la tibieza de la luz, que sorprendía sus ojos en destellos de mil colores, antes

ignorados. Al tiempo, unos cuantos siglos, sus almas se olvidaron de tales promesas, se desapegaron. Ya no eran niños, tenían sed de poder, querían ser dioses. Vinieron las envidias, el querer por querer, el tener por tener, “el capricho”. Comenzaron, unos primeros, otros después a cortar árboles, a ensuciar las aguas, hasta el mismo aire que habían olvidado. Se sintieron dueños, olvidando que eran huéspedes. En el silencio, se encontraba el alma de plantas, ríos, mares, aguas, que conformaban el espíritu de la Madre, que lloraba para limpiar el cuerpo… Un día, de esos sin tiempo, comenzó a llover y llover. Las entrañas de la Madre no aguantaban en dolor. Comenzaron a sacudir temblores, en forma de reclamo, se levantaron las mareas, su piel comenzó a abrirse, olvidó llorar, el sol se hizo más intenso. Los habitantes llenos de pánico rogaron a los cielos, que párase tales aguaceros; recordaron el pacto. Destinados a su propia suerte, los sobrevivientes creyeron dejar de inhalar, elviento les golpeaba, los colores habían desaparecido, estaban en el pleno infierno, todo pétreo. Reconocieron, la maldad que habitó en ellos. Al sentir los pensamientos, emanados de sus esencias, la Madre con ojos emocionados, y compasivos comenzó a llorar… Y afloró la primavera, comenzaron a construir, a reconstruirse a ellos mismos a buscar el sentido de la existencia, a conectarse con ellos y el universo, reciclaron sus antiguos comportamientos, transformaron el caos en vida, apreciaron la vida y juntos crecieron en amor, haciendo de la ecología de la naturaleza, la ecología del yo. Un eco constante en mis adentros, decía amarte, otros tantos ya te habían olvidado. Desde mis personajes, escogí al prófugo, abandone tus labios... se habían vuelto fríos y los míos no lograban darles ya calor. Después de tanto, comprendí. Me habías dejado, Y el cuerpo que me acompañaba,

no contenía tu alma, te ame sola... tú nunca estabas. Cercanías Y encontraste en la misma puerta, en la misma calle, pero en otro tiempo, un beso con el mismo hombre, pero con distintos sentimientos. el amor no acaba...dicen, se transforma, la luz cambia dependiendo del cristal en que golpee. continuaste el rumbo, hacia ella. Yo me quede, en el mismo espacio, pero en distintas dimensiones... Somos de distintos mundos, grito la grulla, ni de marte ni de venus, aún más lejanos. que el hombre común aún no conoce . Detrás de los espejos se esconden muchos rostros, recuerdos de antaño, vidas pasadas, muchas otras de nuestras mismas historias que convergen en algún mal llamado tiempo. Comenzó la cuenta regresiva, todo queda en uno. Hijas de la luna...comenzó la batalla. Las energías fluyen sobre todo en estas noches, que nos piden cuentas, y que hemos hecho? Algunas quedamos en las tinieblas, otras buscamos la luz, pero que es uno sin la otro,

la casualidad no existe, lo absoluto tampoco. Elzbieta Majewska ACTO DE LA PRESENCIA - PAYASADA. La presencia es un acto; no hay manera de transformarla en un objeto. El valor de la presencia esta olvidado y reemplazado por la apariencia. - La apariencia se puede vender; la presencia no. - La presencia no puede ser forzada; ser presente es una expresión de libertad y también de coraje - Nos escondemos detrás de las apariencias, porque tenemos miedo de ser. De ser nosotros mismos. - ¿Se sienten presentes en sus apariencias? - ¿Se sienten seguros? - ¿Se esconden bien, o se producen exitosamente? - ¿Se ahogan, o pueden respirar sin opresión en el pecho, en la garganta, o en la guata? - ¿Saben reír? ¿Saben llorar?

- Y tu ¡Cuando ríes - ¿quien se ríe? Tu, o tu papa , o tu jefe o un cantante de éxito o un futbolista - ¿Y cuales son tus lagrimas? - Estoy hablando cosas muy obvias. Que, ¿no hay que tocar estos temas? - Mala cueva ¡Así soy yo – es un mal de nacimiento! No lo puedo remediar ¡No es ,que no lo he intentado ¡ Todo lo contrario – me paso la vida en estos intentos ..... Y siempre se me sale alguna preguntita desestabilizadora......sin querer queriendo. - Porque es tan difícil ser, ser uno mismo - Creo, que porque ni uno mismo sabe quien es. - Y quien lo sabe - ¡Quien sabe ¡ - ¿Puedo estar aquí? y ahora sin saber quien soy - Y si esto no es posible, ¿adonde estoy yo? ¿Y quien esta aquí? .................. - Y ¿quien esta en mi cuando yo no estoy? .................. - “Cuando uno se retira y deja un hoyo el espejo se entera, de lo, que quiere saber; el espejo atrae a todos, para verlos y después se queda tranquilo....” ...................

- ¿Y quien es el espejo? - ¿Y quienes son todos? - Todos ustedes - O todo yo - O todos juntos - Como juntarse para mirar el espejo juntos ......................... - O ya lo estamos haciendo - ¿Nos estamos mirando? - ¿Nos vemos? - ¿Donde esta el espejo? ....................... - ¿Tenemos miedo? - ¿Y quien soy yo? - ¿Y quienes son ustedes? - Parece, que así hablan los políticos, o curas o payasos.

- ¿Y quien soy yo? - A mi me interesa la política. - Yo les hablo a ustedes, porque quiero, que voten por mi - ¡Si, esto es una agitación – propaganda! - ¡Quiero ser presidente! - ¡No de junta de vecinos! - ¡No presidente de Chile, no yo quiero ser presidente del mundo! - ¡Quiero, que todos me miren y todos me sientan en sus corazones! - ¡Si ¡Quiero , que todos me vean a mi ,cuando se miran en el espejo! ..................... - ¿Que esto les parece locura? - ¡Si, si, díganlo abiertamente! - ¡Si es una locura, pero por dios, que locura! - ¡Imaginen; un buen día todos despiertan y me ven a mi en el espejo; lo que implica, que me ven en los ojos de cada ser, que se les acerca – dado, que los ojos también son espejos!

- ¡Ahora todo depende de mi mirada! - Si los miro con amor y ternura. - Si los miro con indiferente ausencia. - Con desprecio, con rabia, rabia asesina - ¡Así, el acto de presencia se refleja en el mundo! - ¡Surge el problema de la responsabilidad –responsabilidad por la presencia – presencia responsable! - ¡Y la responsabilidad viene de la capacidad de responder! ...................... - El mundo responde a mi mirada ¡El mundo responde a mi presencia ¡ - Pero yo ¿me hago responsable por mi presencia? - ¿O por mi ausencia? ........................ - Siempre pienso, que el mundo tiene, que responderme a mí; y a lo mejor, soy yo quien tiene que responderle al mundo - Eureka ¡ .............................. - Si tú me puedes ver en los ojos de todos, si yo miro a través de tus ojos, ¿quien soy

yo? - ¿Quien eres tu? ....................... - Y si el mundo es el espejo, Espejo en el que todos nos miramos, todos juntos sin saberlo ......................... - ¡Todos miramos con hambre y queremos comernos el espejo! - Dicen que los humanos tenemos dos hambres; hambre de comida y el hambre del sentido. - Y si miraríamos en el espejo del mundo con el hambre de sentido - Quizás podríamos ver, que nos estamos comiendo a nosotros mismos - El hambre de comida no puede ser más grande, que el hambre de sentido; pero parece, que en esto estamos.......................... Luis Hernán Morales Pichunante Pregunta 1 Luna de Rilke

Luna hermosa luna, ven y tómame que quiero besar tu rostro escondido, desnudarme ante tus ojos para herir mi inacabable pasión y no sentir esta noche; la soledad. Como quisiera que tus manos se enredaran en las mías como suaves secretos analfabéticos. Luna ven e ilumíname que no quiero vomitar mi alma en la soledad de mi cuarto. Ven que no quiero sentir la angustia rasgando en mis adentros, intentando deshojar la espera; allá en la eternidad. Luna hermosa, aún tengo miedo de morir, no porque le tema a la muerte, sino porque temo no volver a ver la luz de tus párpados dormidos, porque ya no volveré a sentir tu amor de madre amamantando la esperanza y mi soledad. Te prometo que por ti no moriré, por que escribiré como el poeta, los versos más hermosos; vestidos de misterios, de laberintos rotos, adornados de amor. Porque un espíritu inquieto no muere, porque la verdad trasciende más allá de la vida y la muerte. Luna vestida de lujuria te abro mi cama para que te enrolles en mi alma silenciosa, que vaga inerte, por caminos de espejismos, de sueños olvidados. Como los caminos de la pobreza, que emerge en cada instante como lo más profundo en la esencia y la historia del hombre. Luna ahora iluminas mi balcón de rosas rojas, tan dolorosa y triste como comienzo de primavera. Triste cuando ya no me miras y te vas tan lejos, que mi deseo no es existir. Luna te abro la ventana de mi alma, en el silencio de la noche, bajos los cipreses dormidos, donde deambulo como hombre caído, sin esperanza, sin virilidad, sin Dios. Luna hermosa luna, madre de todas las madres, tus senos de dulce juventud ya no callan las dolorosas voces del tormento, de mis más lejanos adentros.

Luna, ¿te acuerdas cuando reías con mi inocente calma, cuando yo abrazaba el rincón más escondido de tu ser? Que daría yo por saber dónde voy, dónde te volveré a ver, y dónde mi cabeza se vuelva a apoyar en tu pecho desnudo. Luna hermosa luna, ven y tómame que quiero besar tu rostro escondido, antes que la noche eterna llegue fría a mis pies; ven y embriaguémonos esta noche, cantemos a la vida y hagamos el amor. .

Chelyn Wong “EL YO PROPIO” Mi yo, tú yo… ¿Qué se podrían decir? Si se encontraran en un lejano confin, del universo infinito, donde se confunden las palabras, el misterio, entre el vertiginoso rotar de la tierra y el olvido, en una eterna danza ante el asombro saliendo de la nada confundiéndose con el amor. ¿La nostalgia del tiempo arruinaría nuestra cercanía? ¡No lo se!, ¡Sólo se! Qué mi yo está confuso.

Se enreda entre las preguntas. ¿Preguntas? Las mismas preguntas de siempre, puede que sea o puede que no… pero él sigue perdido en el horizonte fantasmal del tiempo ido. Deberé encontrar tú yo, Para consagrarme por completo a comprender mi propio yo desgastado de tanto buscar las respuestas. Balbucearé lejos muy lejos, Tal vez un poema. O tal vez un tal vez. ¿Tendrá sentido? O será que tu ego y mi ego no entiendan la esencia del ser, ni el equilibrio de la realidad. ¿Se habrán perdido en el universo infinito de lo cotidiano? O en la inocencia de la conciencia, la armonía, en la exaltación y nuestro apasionamiento. ¿Rescatarás tú yo? ¿Lo haré yo? Trataremos de hacerlo con sabiduría antes que nos toque la muerte, que es el todo del todo del yo interno en el ser humano es el final. Pero se muy bien que debo rescatar con sabiduría, mi propio yo interno, porque es la esencia propia del ser humano individual, jamás permitiré interferencia entre tú yo y mi yo.

Para así poder dar el paso final al equilibrio perfecto, la muerte o la nada de mi yo interno. Pero antes debo y debes buscar tu esencia de ser humano individual, dejando de lado lo negativo y nocivo para tu salud mental y corporal, y así lograr el justo equilibrio de tu yo interno, logrando así ser un ser humano más completo en sentimientos y afinidades con tus semejantes. Si tu existes y yo existo. El yo individual te traerá armonía y una diversidad de emociones que te gratificarán. Nacerá el yo propio- resultado- ¡Yo existo! Chelyn Wong

Texia Roe FUE EN ESE OTOÑO AMARILLO Cuando la artesa de lavar se pone a cantar debajo del guindo, Angelito revisa la firmeza de los cordeles reanudándolos entre las ramas de los manzanos al nogal, del nogal al siguiente, lejos de los paltos, éstos sombrean demasiado indicaba la señora Fortunata. Rechoncha, bajita, de pesado cuerpo arrastrado por las raídas zapatillas que la adherían a la fuerza de la tierra. Hermosa de cara redonda, coronada por el tomate blanco enrollado en la punta de la testa. Lacónica, le escuchábamos los buenos días y hasta luego justo al bajar el sol. Angelito con su mano descontrolada recogía el pago.

Cada semana 18 ojos curiosos mirábamos la llegada de los dos abriendo el portón de fierro sin tocar la campana, ella recibía las indicaciones de mamá dirigiéndose al lugar habilitado para el lavado. - ¿Quieren desayunar? ofrecía nuestra madre. Un no o un sí, era la respuesta. Angelito daba las gracias a la María cuando lo iba a buscar a la cocina. Esta gruñona se lo pasaba de malas ganas, a la hora de almuerzo también refunfuñaba jerigonzas de molestia. - Señora, ¡el loco le va a romper toda la ropa, no ve usted cómo la estruja con esas manazas de estrangulador! Nuestra mamá la oía no exenta de preocupación al revisar el deshilachado de las costuras cosidas por ella misma en su flamante máquina Singer o las roturas de los preciosos vestidos, pantalones, camisas heredadas de nuestros primos más adinerados que nosotros. Las mujeres recibíamos felices esta ropa enviada por las tías; menos mi hermano mayor. - No acepto limosna de los ricos, tronaba su voz inflamada de orgullo. De las 18 sábanas lavadas cada 15 o 21 días en invierno, 7 en verano, no se preocupaba tanto pues la firmeza de la crea resistía los cuerpos de los 9 hijos. Los tres adultos, los papás y la María ensuciaban menos y no reclamaban por el recio engomado de la tela al inicio de la compra que nos impedía dormir. - ¡Me cargan estas sábanas de cemento! alegaban los hermanos. Pero a la noche siguiente llegaba la conformidad, luego el acostumbramiento, finalmente el olvido. Después del primer lavado, gritábamos ¡Hurra, llegaron sábanas de seda! Una mañana en el umbral de la puerta vimos los ojos desorbitados de Angelito. Jamás lo habíamos visto de cerca. Esa mirada ardiente iluminada por cientos de lucecitas encendidas, nos sorprendió. - Señora, mi mamá está enferma, dice si le puede adelantar el pago solicitó en un buen modulado lenguaje. Ausente de titubeos le pasa dinero anunciándole que irá en la tarde a verla, por si necesita algo más. - Gracias señora, hasta la tarde. Tuvimos de inmediato la primera asamblea de hermanos de nuestras vidas.

- No debes ir sola, musité. - ¡Jamás! Impuso autoritario el hermano mayor. - Pregúntale primero al papá, aconsejó otro. - Mamá es tan inteligente que siempre hace lo mejor, opinó el siguiente. - ¿Quieres que te acompañe? pidió la Angélica voz de mi hermana. - Llorando la menor expresó no entender esta difícil situación familiar. Sacando pecho nuestro hermano casi boxeador, dijo que la mamá junto a él no pasaría peligro. - Calma antes de tomar una decisión, aconsejó el más reflexivo. Y finalmente el único beato, nos rogó ayudar caritativos a la señora Fortunata rezando por ella todas las noches. Saltó iracunda la María. - ¡Señora, cómo se le ocurre! No sabe que el Angel es un loco rematado. Todos los vecinos aseguran que el mató a su esposa por celos, estrangulándola con sus propias manos, por eso nadie le da trabajo a la Fortunata porque saben que anda a cuestas con su hijo, y ¿quién deja entrar a un loco a su casa? dijo mirando fijamente a su mamá. - Yo respondió, para que puedan comer. Quedamos mudos obedeciendo las órdenes que nuestra madre determinó. - Irás conmigo, te corresponde por ser el primogénito. - Tú te quedarás en la esquina, por si acaso, indicó al siguiente. Ese “por si acaso” nos hizo tiritar de pavor, siendo una pesadilla recurrente a lo largo de mi vida. - Y tú María te harás cargo de las niñas en casa. - Eso es un machismo inaceptable, alegué, siempre les das a los hombres las tareas importantes. - No es el momento de discutir, me dijo, callando todo discurso. El almuerzo silencioso escuchaba el tintinear de las cucharas. Nadie se atrevía a preguntar, opinar, sólo pensar ameritaba la terrible situación. Nuestra hermana menor lloró nuevamente, diciendo que no quería comer, sabiamente mamá no se lo exigió. Observé cómo el único caballero de los varones dejo caer parte del guiso debajo de la mesa de verano instalada bajo la frondosidad de las hojas del parrón para que los perros

se la comieran. El gracioso estuvo serio, el locuaz caballero. En la tarde mamá iría donde la señora Fortunata a una choza horrible habitada por un loco. Semioscura oliendo a parafina el cuarto respiraba pobreza. Una cocinilla gastada por el tiempo descansaba sobre el mesón. Algunas tablas encontradas por ahí inventaron dos sillas, y lo demás inopia gris. Fuera de contexto la biblioteca iluminaba cultura compartiendo poetas y malandrines anaqueles junto a musas irreverentes, pescadores enredando el mar mineros socavando oscuridad. Angelito, insomne, extraía de la ficción literaria a su realidad Cides y Quijotes, compartiendo con el castellano aquella larga cabalgata hacia el destierro por razones que no logran entender. Interminables debates ideológicos sobre el arte o la justicia sostiene con el manchego, comprendiendo Fortunata la locura-feroz de su hijo, pronosticada en la adolescencia, tal vez gatillada cuando su esposa lo abandonó agotada por la impertinencia de los celos. - Demasiado inteligente, aislado de los juegos grupales, dueño absoluto de su mundo interior, impenetrable, le habían informado en el Liceo. -Llévelo al médico le aconsejaron benevolentes, palabras que le supieron a compasión. Extraño a los demás, para mí, la pureza de espíritu jamás vista le dijo esa tarde acostada en su cama de anciana gastada por la vida a mamá que indaga más y más anhelante de transitar por aquellos túneles desconocidos del ser humano de riqueza sin fin. - ¿Y el padre, y el padre de su padre? Me repetía el doctor. Poco sabía de los demás, de su esposo; “una saeta de amor llevada por el viento”. Pero les bastó para el diagnóstico: alteración mental severa que en momentos conflictivos puede aflorar con agresividad. Así fue. Loco de amor la siguió a partir de aquel instante en que los tornasoles de la tarde despidieron el día iluminando la montaña desde su hundimiento en el mar bostezando el acostumbrado hasta mañana sin alcanzar a detectar que el cruce de dos miradas había detenido el devenir marcando un nuevo reloj de tiempo. El amarillo-miel de sus ojos eclipsó el último rosa de hilos anaranjados manchando los violáceos del anochecer, no opacando la semi oscuridad aquella tersura de piel que a Angel le supo reflejo lunar enmarcado por la cabellera larga sostenida por los hombros.

Susurraron un ¡Hola! Determinado por el destino tal vez. Al oírse las voces pensaron en el porvenir, y la seducción de la piel selló la eternidad. …y tu nombre… ¿Eres ángel de verdad? ¡tú Dulcinea vives de verdad? Al arbitrio de la brisa fue el primer diálogo, pues la razón escondida en el limbo no podía intervenir. Estaban solos en el universo. La coronilla de azahares cayó del altar divino, fácil, transparente, burbujeando seguridad. Pero a los meses los zapatos pisaron caminos mojados en invierno, resecos en verano. - Mi sueldo de Profesor Primario alcanza, no pienses en trabajar. - Necesito airearme. Preparar el hogar para los hijos que vendrán. - Te quiero para mí solo. Ella rió. Dejando de hacerlo al descubrir cómo una sombra seguía sus pasos a toda hora del día y en la noche los mismos escudriñaban su dormir. El aire se hizo irrespirable, la desconfianza taladró su dignidad de mujer honesta y desoyendo sus alaridos partió, borrando huellas de cualquier dirección. El pronóstico médico se cumplió. Grandes zancadas recorrieron la ciudad implorando su cuota de amor, las calles se hicieron laberínticas y el eco prefirió callar. Flaco, desgarbado, cabellera hirsuta, ojos desorbitados lanzando llamas, labios delirantes monologando incoherencias causaron pavor. Fue detenido por primera vez. - Mi señor carabinero, no caben más. Hay peores, créame ¿Quiere verlos? - Confío en su palabra, señor loquero, determinó el vozarrón del capitán. Pero le insisto, no podemos tener locos sueltos, la ciudadanía nos exige con justa razón… - Pero, lo están mi capitán, lo están. No caben todos adentro ¿Quiere ver con sus propios ojos cómo las paredes están mantenidas a punta de tablas y cemento, hechas con las propias manos de los internos? El gasto público no puede invertir aquí, no ve que tiene que tapar otros hoyos; las estafas de los grandes, mi capitán.

- Lo sé, señor loquero, lo sé. ¡Pero la ciudadanía nos exige! - Dígale a la ciudadanía, mi señor, que no vote por los mismos, si no quiere seguir viviendo lo mismo, así de fácil. - Entiendo su razonamiento, señor loquero. - La sinrazón la tienen los que están afuera, mi capitán. Usted y yo sabemos la verdad. - Positivo, señor loquero, positivo, contestó bajando la voz y taconeando dio la orden de soltar al detenido Angel Salvatierra, a convivir con sus pares del país. Desde entonces se incorporó al lavado ayudando a su madre. Mis hermanos admiraron su destreza al juntar tantas ramas secas para el fogón donde se hervía la ropa en un inmenso ollón. - Por favor, señora Fortunata, dígale a Angelito que no hierva tanto la ropa que sale deshilachada. - Sí señora - Además que suavice un poco el escobillado sobre la tabla de lavar. En las manchas basta. El jabón gringo es muy bueno. - No basta para la mugre de las sábanas, dice mi hijo. - Está bien que haga lo posible. ¡Gastos y más gastos; alegaba mi padre. - Acuérdate que un sueldo mantiene este familión. - No es mi culpa. - Mía tampoco. Y ambos se sonrojaban. Bien sabían que era la pasión incompatible en una época que de anticoncepción no se sabía. Y éramos felices esos nueve hermanos vistiendo ropas remendadas por las hábiles manos de mamá y su querida máquina Singer. Supimos jugar, comer, estudiar, ese era el futuro. Fue en ese otoño amarillo café… cuando las lluvias de abril y mayo se negaron a caer, la tierra convertida en polvo presagiaba muerte. ¡Sequía, sequía! chillaban las diucas, corre de norte a sur escucharon decir los zorzales a las gaviotas cerca del mar y los chincoles dando saltitos escarbaban y escarbaban y vueltos a escarbar.

Si hasta el canelo soltó hojas perennes, para qué decir cómo el nogal ya en verano había raleado su carpa verde y Angelito, como nunca guardó cantidades de ramas secas en la bodega al lado del gallinero para el invierno que no habría de venir lluvioso. Cada día más extraño. Sus zancadas partían el camino polvoriento igual a los zapatos. Tomaba las bolsas de ropa sucia que la María le dejaba en la puerta de casa pues la señora Fortunata dejó de venir en completo silencio; y a encender el fuego para el hervido de la ropa. Creo que también nuestras ropas murieron en aquella sequía no resistiendo el escobillado y estrujado violento de aquellas manazas de estrangulador como le continuaba diciendo la María, a pesar que mi mamá, le contó la desafortunada historia de este profesor primario. Entonces mis dos hermanos mayores la fueron a visitar, pues mamá no se sentía muy bien, saludaron caballerosos a la anciana postrada en cama, y sorpresivamente, contaron ellos, Angelito les preguntó qué materia les estaban pasando en Matemáticas, aclarándoles de inmediato las confusiones en álgebra con lápiz y papel en mano. Además les aclaró de maravillas la locura-cuerda, motivo central de la gran novela cervantina. Volvieron felices a casa, pero mamá no permitió que esta visita se repitiera, tuvo miedo, estaba tan susceptible. Drama nacional fue la sequía, para nosotros la muerte de la señora Fortunata, y Angelito perdió su eslabón de vida. Al mes lo tomó detenido una patrulla de carabineros que por estar reciente en la comisaría no lo conocían. Los vecinos fueron a reclamar, pero esta vez el médico del manicomio dijo que era irreversible su crisis mental o moriría en la calle descalzo, hambriento, llamando a su mamá y a Dulcinea, la de él, de nadie más, insiste. - Mamá, dije ¿Por qué todo se muere? - Levanta ese ánimo, mi amor, la vida no muere y me contó riendo de su sexto mes de embarazo de nuestro décimo hermano.

Breve presentación de autores

Autor Presentación Ada Cares

“ Desde hace diez años vivo en El Tabo rodeada de amigos, pájaros y flores, mirando y escuchando el mar. Asisto a Las Coincidencias al taller de Guías Poéticos y a un Seminario, ambos enfocados al desarrollo humano y personal.”

Alicia Cabello

“Alicia Andrea Cabello Quezada, nacida en Santiago de Chile un 15 de diciembre de 1977, Estudiante de Derecho Universidad Academia de Humanismo Cristiano, en germen de Abogado. Madre de Fernanda Paz .Escribo desde pequeña, especialmente poesía, realice estudios de teatro en Balmaceda 1215, me apasiona el canto, y todo lo que tenga que ver con expresiones del Alma y la búsqueda del verdadero Ser. “

Alicia Córdova “Alicia Córdova Sallés, Asistente Social de la P. Universidad Católica de Chile, Santiago. Casada. Tres hijos y ocho nietos. Vivo en Algarrobo, Fundo La Tejera s/n, San José. Pintora, me encanta el pastel, pero también pinto óleo. Mi especialidad es pintar rostros.!

Ana María Pinto

“Ana María, la que nació Pinto y se convirtió en León. La que dio la espalda a la cordillera para mirar el mar. Atesora recuerdos de cincuenta años mas su mitad. Lee y escribe. Cocina y escribe para hijos y nietos. Ha recibido mas de lo que ha podido entregar. En algún momento, esa deuda debe saldar.”

Carmen Obreque

“Carmen Lucy Obreque Morales, 40 años, casada, tiene una hija de 4 años, es asistente social y trabaja en un Jardín Público con niños de origen peruano.”

Chelyn Wong

“Chelyn Wong (Celia Cortés Wong), Tocopilla 1946, chilena. A la edad de 12 años se traslada con su familia a la capital. Desde muy pequeña comienza con sus escritos, los que aumentan con los años. En 1992 llegó a la comuna de El Quisco. En 1993 se convierte en voluntaria de la Cruz Roja Chilena, Filial El Quisco, siendo su secretaria hasta la actualidad. Además se formó como voluntaria de enfermería. Ha participado en talleres literarios impartidos por los profesores de literatura y escritores señores Patricio Figueroa y Enrique Garcés Correa. Hoy participa en los cursos de Formación de “Guías Poéticos”, impartidos por el Dr. Luis Weinstein. Casada y madre de cinco hijos y seis nietos.”

Elzbieta Majewska

Elzbieta Majewska, 1952; “Oriunda de Polonia -Cracovia. Actriz, arteterapeuta, artista plastica, actualmente vive en las cruces, mparte talleres:¨mascaras que cubren y descubren - personajes que nos habitan.”

Katia Velásquez

“Katia Alexandra Velásquez Martínez, nació en Ancud, Chiloé, desde 1994 trabaja como médico internista en el hospital de su tierra natal. Eterna enamorada de la naturaleza, su tierra y su gente. A través de la prosa, el verso y el cuento aborda temas como la vida y la muerte; la ecología, el respeto a la persona humana y el amor. La suya es una escritura sencilla, vivencial y con la profundidad que le da el haber conocido y palpado cercanamente muchas vidas a través de su profesión.”

Ligia Gallardo

“Nací en Santiago, en noviembre 1953. En la infancia estudié danza, acercándome a la poesía del cuerpo, la música y sus deleites. En la adolescencia opté por los estudio de Medicina, que inicié en los años setenta en la Universidad de Chile. Viví aquellos años con un fuerte contenido épico, que rebrota en mi cada primavera. Después del golpe de Estado de 1973 viví en Roma, donde participé intensamente en la solidaridad y en la denuncia de las atrocidades del gobierno militar. Soy medico desde 1982, después de muchas vicisitudes. Me especialicé en Cardiología. Trabajé desde mi regreso en el Hospital Barros Luco, donde empecé mis primeros pasos como estudiante. Actualmente vivo en Chiloé, donde ejerzo la profesión con la satisfacción cotidiana de entregar un aporte tangible en un territorio lejano y postergado, en la senda de construir un país más justo e igualitario. “ l

Luisa Werth “Luisa Werth Cofré, nace en 1938, en la comuna de Ñuñoa, Santiago. Dos hijas, una sobrhija, cinco nietos y dos bisnietos. Jubilada hace dos años, emprende la tarea de asumir su experiencia de vida, sanar heridas, cicatrices, culpas y oscuridades. Decide dar rienda suelta a inquietudes acumuladas durante largos años, abrir su corazón y recuperar la creatividad que algún día la habitara. Vive en el balneario de en el Litoral Central, embelezada por la naturaleza y una soledad madura, opción que combina con su participación en el Curso “Guías Poéticos. Viviendo la Poesía”, en Las Coincidencias, lugar donde encuentra un espacio entre pares, contención, amistad, cariño, y muchas luces que le hacen guiños mostrándole innumerables senderos. En esta libertad sabe que la elección siempre será suya”.

Luis Morales “ Soy Luis Morales tengo 43 años y soy oriundo de Isla

Negra.Soy antropólogo de U.A.Ch y el 2006 se publica mi primera novela Un Quijote en el Desierto de Atacama.Participo hace un año del curso de guias poeticos del doctor Luis Weinstein.Curso que me ha permitido aprender a vivir la vida con más sentido poetico y conciencia critica ante realidad cultural.Agradezco al doctor por darme la oportunidad de participar de este libro y seguir creciendo como persona.”

Luz Contreras “Soy Luz Contreras García. Nací en la sureña, lluviosa y bella Concepción, a orillas del mar. Y ha sido ese mar y la amplitud de su misterio lo que en definitiva guió mis pasos. Solitaria, ha sido la lectura y el estudio la herramienta utilizada para crear lazos y redes de afecto, entedimiento y comunicaciòn desde la raiz. Los estudios de Orientación familiar y juvenil, talleres literarios y Licenciatura en Filosofía, todos ellos mientras trabajo y crío hijos, han sido motivados `por el reconocimiento de la importancia de la experiencia consciente y asumida de la realidad concreta, unida a aquella dimención espiritual, y toda su enorme complejidad -que me invita a sùperarla constantemente- y en unión a otros que se la juegan por un mundo mejor para todos, lo que motiva ahora y espero siempre mi entusiasmo y vitalidad. La coincidencia mayor de mi vida ha sido, tal vez, encontrar en Las Coincidencias el lugar, el cobijo y permiso para la clarificacion de gran parte de mis interrogantes e inquietudes.”

Marilis Schlotfeldt “ “Marilis Schlotfeldt Hederra. María Elisa, según el carné, porque para el cura que me bautizó, Marialis no era de cristianos. Mitad sangre alemana y mitad chilena, al principio. Después de dar varias veces sangre, al parecer me fueron sacando sólo la alemana, porque hoy me siento más chilena que los porotos. En el campo, donde viví veinte años, comencé a escribir, en forma de cuentos,

la cruda realidad en que me encontré sumergida. Era la forma de “desatorarme”. Después de nacer mi primer nieto, estudié Antropología. Mis compañeros, menores que mis hijos, me decían, con cariño, “lolosauria”. Hoy sigo escribiendo, en Las Coincidencias. Siempre en prosa, porque jamás nacen en mí poemas. Pero ande por donde ande, mire donde mire, oiga lo que oiga, siento asombro. Y según dicen, el asombro es la antesala de la poesía… ¿Y cómo sé si antes de cumplir los 100 años no me habré convertido en la primera “poetisauria”?

Nolvia E. Berrios Guzman

“Nolvia E. Berríos Guzmán, nació en Pitrufquén el 1º de enero de 1936, Profesora Normalista, Pintora. Enamorada de la naturaleza, plasma sus vivencias en piedras, donde deja sus colores y emociones. Actualmente, pertenece al Grupo de Guías Poéticos, en Isla Negra.”

Norma Avalos 2Soy mujer. Una mujer sencilla, de pocas palabras y menos letras, leal, amiga, agradecida de la vida, un poco tímida y por ende algo insegura a veces, llamada Norma Javiera Avalos. Nací en santiago, hace 65 años y allí armé mi vida y mi familia. Hace tres años y algo, me vine a Punta de Tralca con mi esposo, cuando él se jubiló y aunque falleció hace casi un año, opté por seguir aquí, donde vivir es mucho más grato y armonioso y donde he tenido valiosas vivencias y satisfacciones, a pesar de los momentos difíciles por los que atravieso y donde me he ido descubriendo realmente, día a día, con ayuda de muchos (as), entre ellos Luis Weinstein y algunas personas que participan en el Centro de Desarrollo Humano “Las Coincidencias”, por quienes siento un profundo agradecimiento.”

Orlando Hernández “Mi nombre es Orlando Hernández Pacheco. Mi edad

88 años. Educación Primaria: 0 Educación Media: 0 Educación Universitaria: 0 Sentido común: completo Ganas de saber: muchas”

Patricia Panchana “Patricia Panchana Cubillos, madre de Ángel y Macarena, compañera de vida de Javier, de profesión formal Asistente Social. Durante la época oscura de nuestra patria me dedique a escribir tratando de sobrevivir al dolor y a lo que no lograba, ni logro, entender hoy. Luego el devenir feroz de esta sociedad me trago, he vuelto a escribir ahora. Trabajo en un Centro de Salud con dependientes, es en este trabajo donde descubrí que todo se puede y cambiar también. Mi vida esta plagada de milagros lo que me indica que la vida siempre equilibra, es justa.”

Rina Gavancho D

“Soy, Rina Amelia Gavancho Dañobeitia. Nací en Cusco Perú. Me crié en santiago de Chile. Tengo sin cuenta de años. Vivo en Algarrobo hace treinta años, por una opción de vida. Tengo un hijo y una hija, ambos casados, y dos nietos uno de cada uno, Samuel Ignacio y Diego. Comparto casa con mi madre Rina y el padre de mi hija Roberto. Tengo a mi haber dos matrimonios. Asisto a las coincidencias hace diez años. Me motiva en la vida: la lectura, la música popular, el baile, las

manualidades, cocinar, mi casa y regalonear a mis nietos”

Rolando Bustos “Nací el 15 de enero del año 1948, en Zapiga, y fui inscrito en el Registro Civil de Pisagua. Experiencia laboral de 30 años. Guía Poético y Escritor. Autor de los Ensayos “Teoría y Práctica de la Cultura Popular en el siglo XXI; y “Una Forma de Pensar y de Imaginar el Mundo”. Hijo de Luis Alberto Bustos Salqui y Juana Manuela Zavala Méndez, (QEPD). Mis hermanos son: Juan Alberto y Patricia Gladys. Por parte de papá mis hermanos son: Olga (QEPD), Luis y Raúl; y por parte de madre: Nelson (QEPD), y Quirardina Rueda.”

Silvia Alarcón “Silvia Alarcón Aguila: nació en Antofagasta en l936 vivió se educo y caso en Osorno. Desde l96o vive en Rancagua madre de siete hijos y once nieto. Investigadora independiente de verdad. Baha´i´ por convicción. La poesía, la familia, los amigos y cada ser con el que ha tenido contacto han sido fuente de conocimiento. “

Texia Roe . A pocos años de jubilar como profesora de Castellano y todavía mirando las caras adolescentes de mis alumnos, supe que me enfrentaba a un cambio de vida significativo. Podría realizar algunas tareas pendientes. Así llegado el momento me incorporé al Tamarugal, taller literario guiado por Ariel Hernández. Para no olvidar el pasado empecé a dirigir la lectura de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”. E hice un descubrimiento en Isla Negra, Las Coincidencias donde junto a otros recogemos flores de la vida. El cuento “Seducción” responde a lo sugerido en el tema

de “algo pudo suceder” y fue en ese otoño amarillo que revivo entre realidad y ficción un pedazo de mi niñez. Me llamo Texia Roe.

Walter Steil

“Walter Steil. Profesor de castellano. Disfrutaba contándole cuentos a mis alumnos. Consideraba que el niño se merece mucho más que lo que le damos, en la escuela, en el hogar. Hoy vivo jubilado en El Tabo y, al amparo de “Las Coincidencias” en Isla Negra. Continúo pensando que tengo una deuda con la juventud”.