La Axiología

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INTRODUCCION A LA FILOSOFIA

INTRODUCCION A LA FILOSOFIA

LA AXIOLOGIGIA: LOS VALORES

INTRODUCCIONCAPITULO UNICO1. GENESIS DE LOS VALORES 2. DEFINICION3. QUE SON LOS VALORES?3.1. El mundo de los valores3.2. El valor como cualidad estructural3.3. Polaridad3.4. Jerarqua de los valores4. CARACTERISTICAS5. OBJETIVIDAD DE LOS VALORES6. NATURALEZA DE LOS VALORES7. LA CLASIFICACION DE LOS VALORES8. CAPTACION DE VALORES9. PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA AXIOLOGIA 9.1. Cmo captamos los valores?9.2. Cules son las razones valederas?10. LAS DOCTRINAS SUBJETIVISTA10.1. Iniciacin de la axiologa10.2. El subjetivismo Axiolgico11. TEORIAS AXIOLOGICAS11.1. Subjetivismo11.2. Objetivismo11.3. Relacionismo11.4. Escepticismo axiolgicoBIBLIOGRAFIA

INTRODUCCCION

El siguiente trabajo trata acerca de explicar la axiologa, una rama de la filosofa que es la teora de los valores. Tambin especificaremos su definicin, sus caractersticas, la objetividad, su misma naturaleza. Adems incluimos una clasificacin de los valores; y por ltimos los problemas y teoras de la axiologa. Basndonos en autores logramos adquirir conocimientos de consenso, y en general logramos condensar la teora.

CAPITULO UNICO

1. GENESIS DE LOS VALORESLa suma de todas las actitudes es el verdadero lazo que mantiene unidos a los seres humanos. Incluso hace posible la satisfaccin de sus necesidades bsicas. Esto ejerce una presin constante para que los individuos sigan ciertos tipos de conducta, va que stos regulan sus vidas y, en lugar de mantenerse como una presin externa, se convierten en parte de su propia naturaleza, en un impulso interno adquirido (tica-moral-valores). De este modo, las diferentes culturas producen diversos cdigos de moral. Es por ello que los valores y formas de conducta de una sociedad pueden parecer extraos hasta repelentes para otra. Sin embargo, tales formas son consideradas por aquellos que las siguen como las mejores y siempre estn prontos a defenderlas y con razn, porque han demostrado realmente su vala, ya que el grupo que ha vivido de acuerdo con ellas contina existiendo. stos son los valores instituidos en una sociedad determinada para guiar su propia vida, y tienen una autntica validez para los que se rigen por ellos, aun cuando puedan diferir de nuestras propias normas. La verdadera materia prima de la moralidad es semejante en todas partes. De hecho, es una realidad que la moral es universal y las formas que adopta son producto de la experiencia particular, social e histrica de las sociedades que las manifiestan. Una vez que se logra la comprensin de estos fundamentos, es mucho ms fcil entender el significado de diversos modos de conducta que al principio condenamos. Desde las sociedades primitivas, regidas por un sistema econmico precario y basado en la cacera y la recoleccin, los valores han sido la base principal para que prevalezca la unin del grupo y aunque quiz no eran tan elaborados como los de una sociedad sedentaria, iban de acuerdo al comportamiento del grupo. De hecho prevalecan valores como la cooperacin, la equidad y la valenta que hacan posible dos cosas fundamentales: la cohesin del grupo y su supervivencia.Con el nacimiento de la escritura se comienzan a obtener los registros necesarios para establecer juicios ms certeros; estos registros se encuentran patentes en rocas, pieles, tablillas, papiros, cortezas y pieles. Cada pueblo ha sabido plasmar sus cdigos de conducta deseables (valores). Cuanto ms antiguos, ms obligatorio hasta lograr homologar los conceptos valores-normas-leyes, que sin ser lo mismo viajan en el mismo sentido. De alguna manera los valores tienen una justificacin metafsica, es decir, una explicacin que defiende la idea de que seres superiores pusieron el ejemplo, y si queremos no slo prevalecer, sino perpetuarnos e incluso continuar nuestra existencia despus de la muerte, es necesario observar una conducta adecuada. Las grandes culturas que dieron un origen moral a la nuestra lo han plasmado en obras como la Biblia, el Corn, la Declaracin Universal de los Derechos del Hombre, entre otros. Por su parte, la mitologa y la literatura se han encargado de asumir la responsabilidad de fomentar los valores en la cultura humana.2. DEFINICIONAxiologa es una doctrina filosfica y su nombre se deriva de las races axios, que significa "valor", y logos, que quiere decir "estudio" o "tratado". Por tanto, esta disciplina se ocupa de estudiar los valores. El significado actual del trmino "valor" y el campo de estudio conocido como teora de los valores, o axiologa, son adquisiciones relativamente recientes en la filosofa. La palabra valor puede tener un carcter abstracto o concreto. Como nombre abstracto designa la cualidad de valer o de ser valioso. En este sentido, equivale muchas veces a un mrito o bondad y por tanto, el mal es considerado como un "disvalor" o "antivalor", pero tambin se usa en un sentido ms amplio para hacer referencia tanto al mal como al bien, del mismo modo que usamos la palabra temperatura para hablar del calor y del fro. En este caso, el considera al bien como un mal positivo y al mal como un bien negativo. Como nombre concreto, el valor puede usarse en forma singular o plural para referirse a las cosas que tienen la propiedad del valor o a las cosas que son valoradas. El hombre es un ser axiolgico. No slo requiere conocer el mundo para transformarlo, sino que tambin lo somete a una valoracin. El hombre otorga una categora a los valores en relacin con la realidad y les asigna adjetivos como bello o feo, bueno o malo, agradable o penoso. Incluso en un nivel ms abstracto los clasifica como buenos, justos, bellos, sublimes, tiles, etctera.3. QUE SON LOS VALORES?a. El mundo de los valoresLos valores constituyen un tema nuevo en la filosofa: la disciplina que los estudia la axiologa- ensaya sus primeros pasos en la segunda mitad del siglo XIX. Es cierto que algunos valores inspiraron profundas pginas a ms de un filsofo, desde Platn en adelante, y que la belleza, la justicia, el bien, la santidad, fueron temas de viva preocupacin de los pensadores en todas las pocas. No es menos cierto, sin embargo, que tales preocupaciones no lograban recortar una regin propia, sino que cada valor era estudiado aisladamente. La belleza, por ejemplo, interesaba por s misma y no como representante de una especie ms amplia.Si bien no se ha perdido inters en el estudio de la belleza, sta aparece hoy como una de las formas de una peculiar manera de asomarse al mundo que se llama el valor. Este descubrimiento es uno de los ms importantes de la filosofa reciente y consiste, en lo fundamental, en distinguir el ser del valer. Tanto los antiguos como los modernos incluan, sin tener conciencia de ello, el valor en el ser, y medan a ambos con la misma vara. Los intentos de axiologa se dirigan, sin excepcin, a valores aislados y en particular al bien y al mal. El estudio de estos valores aislados adquiere hoy nueva significacin al advertirse el hilo sutil que los une y la proyeccin de luz sobre cada uno de estos sectores que arroja toda investigacin de conjunto sobre la naturaleza propia del valor. De ah que tanto la tica como la esttica de vieja estirpe filosfica- hayan dado, en los ltimos aos, una gran paso adelante al afinarse la capacidad de examen del valor en tanto valor.No puede menospreciarse el descubrimiento de una nueva provincia del mundo. Si la filosofa tiende, por su misma esencia, a dar una explicacin de la totalidad de lo existente, cualquier hallazgo que ensanche nuestra visin ser un verdadero descubrimiento filosfico.Tanto o ms importante que una nueva explicacin del mundo es el descubrimiento de una zona antes no explorada, pues mal podr satisfacernos un esquema interpretativo si ha dejado fuera, por ignorarla, una regin completa de la realidad. Todo descubrimiento polariza la atencin sobre lo descubierto, en pasajero menoscabo de lo ya sabido. La primera reaccin consiste en forzar las cosas para acomodarlas a la modalidad del recin llegado. Se pretende ver la totalidad del mundo a travs de la grieta abierta por el nuevo descubrimiento. Esto explica la proliferacin de escritos sobre axiologa y la pretendida reduccin de la totalidad de la filosofa a la teora de los valores.A qu viene a agregarse esta nueva zona? Qu regiones haban sido ya exploradas cuando se descubren los valores? Desde su iniciacin, la filosofa pretendi dar una visin abarcadora de la totalidad del mundo. Pero, en sus comienzos, confundi la totalidad con uno de sus aspectos. La filosofa occidental comenz hace veintisis siglos con una preocupacin sobre el ser del mundo exterior. Cuando los jnicos en el siglo VI a. c. se preguntan cul es el principio, o arch, de la realidad, entienden por realidad la naturaleza, el mundo exterior. De ah que haya escogido como respuesta sustancias materiales, llmense agua, apeiron o aire. El mundo exterior es, pues, el primer tema de investigacin filosfica y las "cosas". En el sentido habitual del trmino, la primera forma de realidad. Pero un pueblo de la capacidad racional del griego -se ha dicho ms de una vez, exageradamente, que el griego "descubre" la razn- no poda conformarse con la contemplacin del mundo fsico, y pronto advierte que junto a ese mundo existe otro, de tanto mayor significacin que el anterior, un mundo ideal, digamos as.Es el mundo de las esencias, los conceptos, las relaciones, esto es, de lo que hoy se denomina objetos ideales. Los pitagricos, Scrates y Platn son los descubridores de este mundo de las esencias.A la realidad fsica ya los objetos ideales se agregaron ms tarde el mundo psquico-espiritual.Adems de piedras, animales, ros y montaas, y de nmeros, conceptos y relaciones, existen mis propias vivencias: mi dolor y mi alegra; mi esperanza y mi preocupacin, mi percepcin y mi recuerdo. Esta realidad es innegable; estaba, sin embargo, tan cerca del hombre que ste tard mucho tiempo en reparar en ella. Como el ojo que cubre ve las cosas exteriores y slo aos despus se descubre a s mismo -segn la analoga de Locke -el espritu se volc primero hacia afuera y, una vez maduro, se repleg sobre s mismo.Cuando se descubre una zona nueva se producen, por lo general, dos movimientos opuestos. Uno, al que ya aludimos, y que encabezan los ms entusiastas del hallazgo, pretende ver todo desde la nueva perspectiva, e intenta reducir la realidad anterior a la nueva.En oposicin a este movimiento se origina otro que pretende reducir lo nuevo a lo viejo. Mientras unos sostienen que toda la filosofa no es ms que axiologa, otros se empean en que los valores no constituyen ninguna novedad, que se ha descubierto un nombre nuevo para designar viejos modos del ser.A qu podran reducirse los valores, segn esta ltima concepcin? Tres eran los grandes sectores de la realidad que habamos sealado: las cosas, las esencias y los estados psicolgicos. Se intent, en primer trmino, reducir los valores a los estados psicolgicos. El valor equivalente a lo que nos agrada, dijeron unos; se identifica con lo deseado, agregaron otros: es el objeto de nuestro inters, insistieron unos terceros. El agrado, el deseo, el inters, son estados psicolgicos; el valor, para estos filsofos, se reduce a meras vivencias.En abierta oposicin con esta interpretacin psicologista se constituy una doctrina que adquiri pronto gran significacin y prestigio, y que termin por sostener, con Nicolai Hartmann, que los valores son esencias, ideas platnicas. El error de esta asimilacin de los valores a las esencias se debi en algunos pensadores a la confusin de la irrealidad con la idealidad. La supuesta intemporalidad del valor ha prestado un gran apoyo a la doctrina que pretende incluir los valores entre los objetos ideales.Si bien nadie ha intentado reducir los valores a las cosas, no hay duda que confundi a aquellos con los objetos materiales que los sostienen, esto es, con sus depositarios. La confusin se origin en el hecho real de que los valores no existen por s mismos, sino que descansan en un depositario o sostn que, por lo general, es de orden corporal. As, la belleza, por ejemplo, no existe por s sola flotando en el aire, sino que est incorporada a algn objeto fsico: una tela, un mrmol, un cuerpo humano, etc. La necesidad de un depositario en quien descansar, da al valor un carcter peculiar, le condena a una vida "parasitaria", pero tal idiosincrasia no puede justificar la confusin del sostn con lo sostenido. Para evitar confusiones en el futuro, conviene distinguir, desde ya, entre los valores y los bienes. Los bienes equivalen a las cosas valiosas, esto es, a las cosas ms el valor que se les ha incorporado. As, un trozo de mrmol es una mera cosa; la mano del escultor le agrega belleza al "quitarle todo lo que le sobra", segn la irnica imagen de un escultor, y el mrmol-cosa se transformar en una estatua, en un bien. La estatua contina conservando todas las caractersticas del mrmol comn -su peso, su constitucin qumica, su dureza, etc.; se le ha agregado algo, sin embargo, qu la ha convertido en estatua. Este agregado es el valor esttico. Los valores no son, por consiguiente, ni cosas, ni vivencias, ni esencias: son valores.b. El valor como cualidad estructuralAhora bien, qu son los valores?Dijimos que los valores no existen por s mismos, al menos en este mundo: necesitan de un depositario en que descansar. Se nos aparecen, por lo tanto, como meras cualidades de esos depositarios: belleza de un cuadro, elegancia de un vestido, utilidad de una herramienta. Si observamos el cuadro, el vestido o la herramienta veremos, sin embargo, que la cualidad valorativa es distinta de las otras cualidades.Hay en los objetos mencionados, algunas cualidades que parecen esenciales para la existencia misma del objeto; la extensin, la impenetrabilidad y el peso, por ejemplo. Ninguno de esos objetos podra existir si le faltara alguna de estas cualidades. Por otra parte, son cualidades que los objetos valiosos comparten con los dems objetos y que ellos mismos posean antes de que se les incorporara un valor. Tales cualidades forman parte de la existencia del objeto, le confieren ser. Pero el valor no confiere ni agrega ser, pues la piedra exista plenamente antes de ser tallada, antes de que se transformara en un bien. Aquellas cualidades fundamentales, sin las cuales los objetos no podran existir, son llamadas "cualidades primarias". Junto a ellas estn las "cualidades secundarias" o cualidades sensibles, como el color, el sabor, el olor, etc. que pueden distinguirse de las "primarias" debido a su mayor o menor subjetividad, pero que se asemejan a aqullas, pues forman parte del ser del objeto. Sea el color una impresin subjetiva o est en el objeto, es evidente que no puede haber un hierro, una tela o un mrmol que no tenga color. El color pertenece a la realidad del objeto, a su ser. La elegancia, la utilidad o la belleza, en cambio, no forman parte necesariamente del ser del objeto, pues pueden existir cosas que no tengan tales valores."Cualidades terciarias" llam Samuel Alexander a los valores, a fin de distinguirlos de las otras dos clases de cualidades. La denominacin no es adecuada porque los valores no constituyen una tercera especie de cualidades, de acuerdo con un criterio de divisin comn, sino una clase nueva, segn un criterio tambin nuevo de divisin. Los valores no son cosas ni elementos de cosas, sino propiedades, cualidades sui generis, que poseen ciertos objetos llamados bienes.Como las cualidades no pueden existir por s mismas, los valores pertenecen a los objetos que Husserl llama "no independientes", es decir, que no tienen sustantividad. Esta propiedad, aparentemente sencilla, es una nota fundamental de los valores. Muchos desvaros de ciertas teoras axiolgicas objetivistas se deben al olvido de que el valor es una cualidad, un adjetivo.Tales teoras resbalaron del adjetivo al sustantivo, y al sustantivo al valor cayeron en especulaciones sin sentido en la imposibilidad de descubrir su carcter peculiar. La filosofa actual se ha curado de la tendencia tradicional de sustantivar todos los elementos constitutivos de la realidad. Hoy han adquirido importancia, en cambio, los verbos, los adjetivos y aun los adverbios. Detrs de muchos sustantivos tradicionales hay un adjetivo implcito. No hay que dejarse engaar por el lenguaje. La lengua asimila las formas de pensar que prevalecen y la nueva teora no puede quedar prisionera de la lengua: exige hbitos lingsticos que se adapten mejor a las nuevas formas de pensar.Por ser cualidades, los valores son entes parasitarios -que no pueden vivir sin apoyarse en objetos reales- y de frgil existencia, al menos en tantos adjetivos de los "bienes". Mientras que las cualidades primarias no pueden eliminarse de los objetos, bastan unos golpes de martillo para terminar con la utilidad de un instrumento o la belleza de una estatua. Antes de incorporarse al respectivo portador o depositario, los valores son meras "posibilidades", esto es, no tienen existencia real sino virtual.No hay que confundir los valores con los llamados objetos ideales -esencias, relaciones, conceptos, entes matemticos-; la diferencia est en que stos son ideales mientras que los valores no lo son. Mejor se ver la diferencia s se compara la belleza, que es un valor, con la idea de belleza, que es un objeto ideal. Captamos la belleza, primordialmente, por va emocional, mientras que la idea de belleza se aprehende por va intelectual. Una obra sobre esttica no produce ninguna emocin, pues est constituida por conceptos y proposiciones con significacin y sentido intelectual. No sucede lo mismo con un poema, donde la metfora que usa el poeta tiene una intencin expresiva y de contagio emocional, y no descriptiva o de conocimiento. De Ah tambin que los creadores de belleza -poetas, pintores, compositores sean con frecuencia malos tericos aun del propio arte que cultivan.A fin de distinguir los valores de los objetos ideales, se afirma que estos ltimos "son", mientras que los valores no "son" sino que "valen". Esta distincin de Lotze, como veremos ms adelante, es til para subrayar una diferencia entre objetos que habitualmente se confunden, pero es tericamente objetable.Se acostumbra afirmar que el valor es una cualidad irreal. La afirmacin es correcta aunque vaga, pues la cualidad es negativa y no se sabe de qu irrealidad se trata. El valor es irreal en el sentido de que no equivale a ninguna de las cualidades primarias y secundarias. Ni es una nueva cualidad del mismo tipo. Para indicar este carcter se le denomin cualidad sui generis, pero el agregado no aclara mucho. En otro sentido, el valor es real pues tiene existencia en el mundo real y no es una mera fantasa del sujeto.A nuestro juicio, la irrealidad del valor debe interpretarse como una cualidad estructural .Una estructura no equivale a la suma de las partes, aunque depende de los miembros que la constituyen; tales miembros no son homogneos. La estructura no es abstracta, como son los conceptos, sino concreta, individual. Una orquesta sinfnica es un claro ejemplo de estructura.Si se interpreta la irrealidad del valor como una cualidad estructural, se explica su carcter, aparentemente contradictorio, de depender de las cualidades empricas en que se apoya pero, al mismo tiempo, no poder reducirse a tales cualidades.c. PolaridadPero nos queda todava la tercera categora importantsima en esta esfera ontolgica. Si analizamos la no-indiferencia, en que el valer consiste, nos encontramos con esto: que un anlisis de lo que significa no ser indiferente, nos revela que la no-indiferencia implica siempre un punto de indiferencia y que eso que no es indiferente se aleja ms o menos de ese punto de indiferencia. Por consiguiente, toda no-indiferencia implica estructuralmente, de un modo necesario, la polaridad. Porque siempre hay dos posibilidades de alejarse del punto de indiferencia. Si al punto de indiferencia lo llamamos simblicamente "O" (cero), la no-indiferencia tendr que consistir, necesariamente, por ley de su estructura esencial, en un alejamiento del cero, positivo o negativo. Esto quiere decir que en la entraa misma del valer est contenido el que los valores tengan polaridad: un polo positivo y un polo negativo. Todo valor tiene su contravalor. Al valor conveniente, se contrapone el valor inconveniente (contravalor); a bueno se contrapone malo; a generoso se contrapone mezquino; a bello se contrapone feo; a sublime se contrapone ridculo; a santo se contrapone profano. No hay, no puede haber, un solo valor que sea solo, sino que todo valor tiene su contravalor negativo o positivo. Y esa polaridad constituye la tercera categora de esta esfera ontolgica; y esta tercera categora, que llamamos polaridad, est fundada y arraigada en la esencia misma del valer, que es la no-indiferencia; porque toda no-indiferencia puede serlo, por alejarse, positiva o negativamente, del punto de indiferencia. Ahora comprenden ustedes, los que hayan seguido con-migo el curso de psicologa, la ntima relacin que existe entre los valores y los sentimientos; y por qu los psiclogos hace treinta o cuarenta aos, cuando empez a estructurarse la teora de los valores, propendieron a decir que los valores no tenan ninguna entidad propia, no eran cosas, sino impresiones subjetivas. Y es porque confundieron los valores con los sentimientos. Y por qu confundieron los valores con los sentimientos? Porque entre los fenmenos psquicos, los sentimientos son los nicos que tienen, como los valores, esta caracterstica de la polaridad. Una que es positiva y una otra negativa. Pero hay dos tipos de polaridad: la polaridad de los sentimientos, la polaridad psicolgica, y la polaridad de los valores o axiolgica. Y en qu se diferencian estos dos tipos de polaridad? En que la polaridad de los sentimientos, a fuer de subjetiva, es una polaridad infundada; no digo lgicamente infundada, sino infundada, sin "lgicamente". Mientras que la polaridad de los valores es una polaridad fundada, porque los valores expresan cualidades irreales, pero objetivas, de las cosas mismas, cualidades de las cosas mismas; en cambio los sentimientos lo que hacen es representar vivencias internas del alma, cuya polaridad est causalmente fundada. Mas toda fundamentacin causal es, en parte al menos, considerablemente una fundacin ininteligible; tropieza con un fondo de ininteligibilidad de fundamento. sta es la razn por la cual los psiclogos han podido confundir los sentimientos con los valores. Tenan esto de comn: la polaridad.d. Jerarqua de los valoresLlegamos con esto a la cuarta categora de esta esfera ontolgica de los valores, y esta cuarta categora es la jerarqua. Los valores tienen jerarqua. Qu quiere esto decir? Hay una multiplicidad de valores. Ya les he citado a ustedes una multitud de ellos. Estos valores mltiples son todos ellos valores, o sea modos de valer, como las cosas son modos del ser. Pero los modos del valer, son modos de la no-indiferencia. Ahora, el no ser indiferente es una propiedad que en todo momento y en todo instante, sin faltar un pice, tiene que tener el valor. Luego la tienen que tener tambin los valores en sus relaciones mutuas. Y esa no-indiferencia de los valores en sus relaciones mutuas, unos con respecto a otros, es el fundamento de su jerarqua. Comprendern ustedes mucho mejor esta categora ontolgica del valor, que llamo jerarqua, cuando hagamos rpidamente una clasificacin de los valores.

El problema de la escala de valores es uno de los ms complejos y controversiales en la axiologa contempornea. Muchos confunden la existencia de una escala con una tabla fija, inmutable, absoluta y al rechazarla niegan toda tabla.

Que exista alguna clase de ordenamiento jerrquico no significa que sea necesariamente fijo y absoluto; puede sufrir cambios similares al de los valores. El tipo de jerarqua depende de la naturaleza del valor. Si lo interpretamos como una cualidad estructural.Dentro de una situacin, tendremos que llegar a una conclusin similar al referirnos a la jerarqua.Antes de exponer nuestras propias ideas ser conveniente analizar, aunque en forma breve, el problema de la existencia de un orden jerrquico.

Lo que digamos de los mejor se aplica. Mutatis mutandi, a lo peor.Partamos de la realidad cotidiana. Todos consideramos que hay cosas, acciones, hombres e instituciones que valen ms que otras y no identificamos lo mejor con nuestras preferencias personales. No solo los individuos sino tambin las comunidades reconocen un orden jerrquico, aunque no sea siempre coherente y estale.La nocin de bueno implica la de mejor. Quien niegue la idea de mejor tendr que negar la existencia de lo bueno y lo malo tendr que negar la existencia de lo bueno y lo malo, pues mejor significa ms bueno. Por otra parte, la convivencia exige un mnimo de orden jerrquico que es impredecible para resolver conflictos axiolgicos ni de la necesidad de establecer criterios adecuados para resolverlos.Si no hubiera ninguna jerarqua de personas, actividades y cosas, no nos esforzaramos por mejorar, careceramos de aspiraciones, ideales y la educacin y las reformas moral y poltica no tendran sentido. Lo tienen porque hay posibilidad de ascender de un valor bajo a uno ms alto, de lo malo a lo bueno y de este a lo mejor.Esa posibilidad es o que justifica el esfuerzo continuo de individuos, grupos y naciones por superar la pobreza, el hambre, la injusticia social, la rutina y la esclavitud.

Si admitimos que existe lo mejor y lo peor, que hay alguna clase de ordenamiento axiolgico, hemos dado un gran paso, pero nos queda mucho que recorrer. En primer lugar, saber que naturaleza tiene ese ordenamiento.

Examinemos crticamente en el captulo y una tabla concreta propuesta por Max Scheler. Segn su autor, es una tabla a priori y por lo tanto, no puede ser alterada por la experiencia. Es adems inmutable y absoluta.Qu ocurre si otro filsofo propone una tabla distinta, aunque tambin a priori, inmutable y absoluta que descubri por intuicin de escenas.

Como vamos a solucionar este conflicto entre dos formas excluyentes. No podemos recurrir a los criterios propuestos por Scheler porque son empricos y una tabla podra reunir todas las exigencias que el propone y ser errada, segn el mismo lo admite.Un hecho os pone en la pista sobre las pretendidas intuiciones de esencias; es la coincidencia, ya sealada, entre la jerarqua que proponen y sus preferencias personales. En el caso de Scheler de tarta de la tabla de un hombre, adulto, europeo, culto emotivo y burgus. Cabe sospechar que la coincidencia no es producto del azar: Scheler otros filsofos que toman una actitud semejante, transfieren al plano de las esencias lo que de4scubren en el medio sociocultural en que viven, y proyectan adems su personalidad emotiva, religiosa o intelectual segn el caso.

Por otra parte la tabla vara con los cambios que sufre la persona, como Scheler. Lo que revela que la certidumbre intuitiva es muy relativa y lo a priori una proyeccin de la propia experiencia.Existen desde luego, otras posibilidades de tabla absoluta, permanentes, a priori e inmutables basadas en concepciones teolgicas, metafsicas o de otra naturaleza. Por lo general el punto dbil de este tipo de teoras es el gnoseolgico. Cmo sabemos que esa tabla es la correcta?

Estas teoras tienen que apelar a formas dudosas de conocimiento: intuicin de esencias, revelacin, principio de autoridad y tradicin. Todas ellas se disipan ante el soplo crtico de la historia que no perdona vanidades.

Por las razones sealadas, quiz no sea prudente hablar de un tabla de valores o de un orden jerrquico pues sugieren una jerarqua lineal, vertical e inmutable, sino de los criterios para determinar cundo un valor es superior a otro dentro de una situacin correcta. O, ms bien, de las condiciones que deben reunir los criterios para tener validez.Otra concepcin tradicional que hay que descartar es la del valor o bien supremo. Como la jerarqua del valor depende de los tres factores sealados sujeto, objeto y situacin- no puede haber un bien supremo comn a toda la humanidad. Para cada individuo o comunidad ser distinto, porque distinta es la vocacin y capacidad de los hombres la situacin en la que se hallan. Para uno el arte es la expresin mxima de su personalidad, para otro la ciencia, la filosofa o reforma social. En cada caso la accin especfica se orientara por cauces concretos, porque arte, ciencia y filosofa tambin son abstracciones.El problema de la jerarqua depende, como es natural, de la concepcin que se tenga del valor. Si este es a priori, la jerarqua ser tambin, a priori, si el valor se reduce a agrado, deseo o inters, el mayor valor equivaldr a mayor agrado, o inters. A su vez, si es una cualidad estructural que surge de la relacin de un sujeto con un objeto dentro de una situacin, la jerarqua del valor depender de todos estos factores. Por otra parte, tambin mejor en termino abstracto, carece de sentido, siempre es mejor para un sujeto puede ser individual o colectivo.

En la vida diaria rara vez se produce un conflicto entre dos valores aislados, sino entre dos constelaciones de valores que adquieren significado distinto segn el fondo axiolgico de cada cual. El valor que figura como fondo modifica el otro.

As, el valor de la pintura, por ejemplo, disminuye si el que le sirve de fondo meramente econmico. Pintar cuadros para vender tiene menos valor que pintar por razones estticas, religiosas o sociales.En segundo trmino deben tomar en consideracin las cualidades del objeto. No basta que alguien prefiera algo para que se convierta en mejor; es menester que sea preferible para el en esa situacin concreta. Dicha cualidad depende, en buena parte; de las propiedades del objeto. La doctrina que proponemos no es subjetivista por prestar especial atencin al sujeto, pues aspira a determinar objetivamente lo que es mejor para l. Vamos un ejemplo. Si tenemos que decidir cul de dos libros es mejor para un nio de 10 aos, tendremos que prestar atencin a los intereses, preferencias y deseos de lectura de los nios de esa edad, y en particularidad de ese nio. En ese sentido, centraremos la atencin en el sujeto, con todo el bagaje de conocimiento que nos proporciona la sicologa infantil. Pero la situacin no queda librada a la preferencia circunstancial del nio, sino al modo como cada libro logra satisfacer sus intereses y necesidades permanentes. Esto es lo que le convierte en deseable. Como el nio no tiene conocimiento de su mecanismo sicolgico puede errar por apresuramiento, creer que le interesar un libro ms que otro impresionado por el contenido de las ilustraciones. En cambio, quien conoce el contenido total de ambos libros y la sicologa de ser nio, puede prever cul de los dos despertaran un inters duradero, para referirnos a un solo aspecto.La mera preferencia no sirve como criterio para determinar la altura del valor. Poca significacin puede tener una preferencia emprica y lgicamente mal fundada, por ejemplo. Lo que le confiere valor son los hechos y las razones en que se apoya, y que convierten a un objeto en preferible.

Perry y Scheler, que discrepan diametralmente en la interpretacin del valor, sin embargo, coinciden n sealar la preferencia como criterio para determinar la jerarqua. La coincidencia no es un azar, a nuestro juicio, pues el preferir depende de dos tipos distintos de razones. Puedo preferir un objeto debido a mi idiosincrasia personal o a las cualidades del objeto. Si soy goloso, prefiero un alimento que me agrade aunque me haga dao; si tengo control sobre mis inclinaciones, prefiero otro menos sabroso pero objetivamente nutritivo y sano.

No es posible, como sostiene Perry, que la mera preferencia confiera ms valor a un objeto, porque ella pueda ser el resultado de la incapacidad para resistir la tentacin malsana. Scheler cae en los extremos opuesto cuando usa la preferencia para descubrir una jerarqua que no depende para nada del sujeto. Es evidente que la de4pendencia existe, pues lo que es preferible para m no lo es para mi vecino, que tienen una personalidad distinta. Lo dicho sobre las formas ms bajas del valor se aplica igualmente a los valores superiores.

Si la altura del valor no dependiera de las cualidades objetivas, no habra valoraciones erradas; bastara que prefiriramos algo para que fuera ms valioso. Este criterio puede satisfacer tan solo a los nios y a los golosos que al preferir no reparan ni en las cualidades del objeto ni en las consecuencias, sino ene l mero goce pasajero.Advirtanse que la relacin entre el sujeto y las cualidades objetivas es muy ntima, la propiedad objetiva es muy ntima. La propiedad objetiva puede consistir en ser capaz de sucintar en el sujeto determinadas vivencias que sean valiosas. Esta es una razn ms para descartar el valor en s.

La doble atencin a las condiciones del sujeto y a las cualidades objetivas es lo que nos permite hablar de deseable, interesante y preferible, en lugar de deseado o preferido.

El aspecto objetivo que es fundamental para determinar lo mejor depende tambin del modo como se encarna el valor. No se puede afirmar, como hace Scheler, que un valor esttico sea, sin ms, superior a uno vital. Una obra de arte mediocre, aunque de valor positivo, no es superior a un microscopio electrnico o a una computadora. Como Scheler deja de lado los bienes y dice repara solo en los valores, el entretenimiento esttico, de una buena seora que pinta cuadros se convierte en superior a la compleja actividad de un ingeniero que disea y construye un avin, por ejemplo. No es solo el valor abstracto, el que otorga la jerarqua, sino tambin la calidad de su realizacin. Es tan absurdo afirmar que el arte, cualquiera que sea, es superior a la ingeniera, cualquiera que sea su nivel, como sostener que tres lagos pequeos valen ms que dos de gran extensin porque el nmero tres es superior al dos. No se puede decidir la superioridad reparando tan slo en valores o nmeros abstractos: el contenido es fundamental.

El tercer factor que hay que tomar en consideracin para determinar lo mejor es la situacin. Si varan las condiciones en que se da la relacin del sujeto con el objeto, variar lo preferible, esto es, la altura del valor. Hay circunstancias que influyen muy poco; otras la modifican fundamentalmente. Si se produce un terremoto, el valor del descubrimiento de la verdad queda postergado frente a la necesidad inmediata de salvar la vida. No porque la vida humana sea superior a la verdad en trminos absolutos, sino porque en esa circunstancia es preferible salvar la vida, pues nuestro sacrificio nada aporta al descubrimiento de la verdad. Ms an, si nos salvamos podremos continuar la labor intelectual. En otras circunstancias, en cambio, arriesgamos la vida si es imprescindible para descubrir una verdad, como ocurre con el bacterilogo que se inyecta grmenes nocivos para observar sus efectos en el hombre.

Parece innecesario insistir en la complejidad de elementos que hay que tomar en consideracin al querer determinar qu es mejor en un caso concreto. Digamos, en cambio, dos palabras sobre el carcter dinmico del conjunto, debido a que los tres factores son inestables. El que tiene menos estabilidad es el sujeto; la corriente vivencial est en permanente cambio. Aun cuando parezca que la vivencia se mantiene, vaca de intensidad y de motivos, como ocurre con el inters. Tambin varan las necesidades del sujeto, sean fisiolgicas o psicolgicas.

El objeto es el que tiene ms estabilidad, aunque tambin vara. Las alteraciones de la luz modifican la belleza de las montaas. La mayora de los objetos y, en particular los alimentos, sufren un cambio permanente en su constitucin fisicoqumica.La situacin, a su vez, es el resultado de un conjunto de factores cambiantes de orden fsico y humano. La accin de un revolucionario, que motiva su condena de muerte, es la que lo transforma en hroe al triunfar la rebelin. El cambio de situacin altera el valor de un acto que pareca inmutable por pertenecer al pasado.De los tres factores indicados, el subjetivismo toma en consideracin tan slo al sujeto, y el objetivismo al objeto; ninguno de los dos repara en la situacin porque ella afecta fundamentalmente la relacin entre ambos.

La complejidad seala se refiere especialmente a los valores intrnsecos: el problema es ms sencillo cuando se trata de valores instrumentales porque en tal caso ya est dado el valor bsico y todo consiste en ponderar la eficacia en el cumplimiento de la funcin asignada. Por ejemplo, es distinta la naturaleza de la valoracin cuando hay que determinar entre dos personas cul es mejor como persona y como mdico. Puesto que la profesin mdica consiste en curar y prevenir enfermedades ser mejor mdico quien cure y prevenga con ms eficacia. Pero no existe la profesin de hombre; la vida humana no es un valor instrumental. El problema se torna entonces ms complejo porque no hay un valor que sirva de punto de referencia. Se advierte la misma diferencia cuando comparamos dos cuadros o dos herramientas; en las herramientas la funcin est especificada.

Hay personas que resuelven con prontitud los conflictos axiolgicos porque postulan un valor supremo y otorga a la valoracin carcter instrumental. El valor puede ser la propia convivencia, la del partido, religin, nacin o ideologa. Ms fcil es saber si un acto o institucin me conviene a si es bueno. De ah la pujanza de muchos hombres d accin negociantes, polticos, dictadores- que han postulado un valor supremo y miden todo en funcin de ese valor.

Las observaciones sealadas son suficientes para mostrar que los criterios fijos y de aplicacin mecnica tienen sentido tan slo al concebir una tabla lineal, vertical e inmutable. En cambio, cuando el esquema es complejo y dinmico, no hay recetas de aplicacin mecnica para resolver conflictos de valores. Debemos sopesar todos los factores relevantes que integran la totalidad dada por la relacin del sujeto con el objeto en la situacin, y decidir luego, tomando tambin en consideracin las consecuencias. En otras palabras, la evaluacin requiere el ejercicio pleno de la razn y de la experiencia total, adems de imaginacin para prever y responsabilidad para decidir.

La complejidad no debe ocultarnos el hecho de que una situacin determinada, para un hombre concreto, a es mejor o por que b. Y que muchas veces tenemos la obligacin de tomar una decisin, aunque quede abierta la posibilidad de equivocarnos. Slo un nuevo anlisis que tome en consideracin factores ignorados o descubra errores lgicos puede rectificarnos.

Una evaluacin, lo mismo que un conocimiento cientfico o filosfico, slo puede alcanzar un elevado grado de probabilidad. De aqu que est siempre abierta a la rectificacin y al perfeccionamiento. Quienes prometen verdades absolutas y definitivas se basan en dogmas o en pretendidas formas de captacin que comparten unos pocos privilegiados. O responden a una ingenua y anticuada actitud frente al conocimiento y la evaluacin.

La falta de verdades absolutas no debe inducirnos a un escepticismo desesperado o a un relativismo indiferente. La complejidad del problema no permite resolverlo con recetas simplistas. Si es difcil una decisin jurdica, donde las normas de fondo y de procedimientos estn escritas, Cmo se puede esperar que sea sencilla una evaluacin moral o esttica, o se puede decidir con la balanza grosera de un mercader o un dogmtico?La existencia de lo mejor y peor es una incitacin constante a la elevacin moral, la tarea constructiva, la lucha contra la injusticia, la ignorancia y la opresin. Los valores superiores nos indican la ruta en cada caso, dentro del desarrollo histrico de la humanidad, siempre abierto a la libre obra creadora de la imaginacin, la inteligencia y la mano del hombre.

4. CARACTERISTICASEs una cualidad irreal, o sea que no es real. Una cualidad irreal, por qu? Porque no es cosa. Una cualidad irreal es una cualidad tal que si me la represento artificialmente, aparte del objeto que la posee, no puedo por menos de considerarla irreal. Si yo me represento el verde aparte de la Impara, puedo considerar la verdosidad como algo real, porque tiene todos los caracteres de la realidad. Cules son estos caracteres de la realidad? Los hemos descripto en la leccin anterior: tiene ser, tiene espacialidad, tiene temporalidad y causalidad. Pero si yo separo la belleza de aquello que es bello, la belleza carece de ser; la belleza no es; no hay algo entitativamente existente, aunque sea idealmente, que sea la belleza, sino que siempre belleza es cualidad de una cosa. Por consiguiente, examinando las relaciones entre la cosa, que tiene valor, y el valor tenido por la cosa, llegamos a la conclusin de que la cualidad valiosa el valor es irreal. Pero no hasta con esto; porque como conocemos otra esfera de objetos que son los objetos ideales, podramos sentirnos tentados a sacar de aqu, en conclusin, que si el valor no es una cualidad real, ser quiz una cualidad ideal. Pero tampoco es una cualidad ideal. Porque qu es lo ideal? Lo hemos definido en una leccin anterior. As como lo real es lo que tiene causa y produce efectos, habamos dicho que lo ideal es lo que tiene fundamento y consecuencia. El tringulo, el crculo, el nmero 3, cualquier objeto matemtico, las relaciones, son ideales; lo cual quiere decir que su modo de conexin no es el modo de conexin por causa y efecto, sino el modo de conexin por fundamento y consecuencia, como por ejemplo en el silogismo; y por eso estn fuera del tiempo y del espacio, porque los fundamentos de conexin entre los elementos de un conjunto ideal no se suceden unos a otros en el tiempo, por causacin, sino que estn conexos fuera del tiempo por implicacin de fundamento y consecuencia. Y entonces si los valores fuesen el fundamento de la valiosidad de la cosa, yo podra demostrar la belleza, demostrar la bondad, demostrar los valores mismos, como puedo demostrar la propiedad de los nmeros, o puedo demostrar las propiedades de las figuras, las relaciones puras, las esencias puras. Ms he aqu que los valores no se pueden demostrar; sino que lo nico que puede hacerse es mostrarlos. Luego los valores no tienen idealidad en el sentido que hemos dado nosotros a esta palabra. No la tienen; y no son pues cualidades ni reales, ni ideales. Por eso, la nica manera de designarlos, es una manera negativa, y decir que son cualidades irreales, no reales. Pero no debemos llamarlos ideales, porque entonces los incluiramos en el conjunto de las estructuras del ser ideal y los haramos caer bajo las leyes rgidas de la demostracin. Todava con esto no queda perfectamente determinada la estructura ontolgica de los valores; porque, aunque ya sabemos que son valentes y no entes y que son cualidades irreales, todava nos falta por decir algunas cosas ms. Son, por ejemplo, extraos por completo a la cantidad; y siendo extraos a la cantidad, lo son como ya de pasada lo hemos indicado al tiempo y al espacio. Cuando una cosa es valiosa, cuando un cuadro es bello, o un acto es justo o generoso, lo es independientemente del tiempo, del espacio y del nmero. No se puede decir que un cuadro es tantas veces bello. No hay manera de contar, de dividir la belleza en unidades. No se puede decir que un cuadro empieza a ser bello, que est siendo bello un tiempo y luego deja de ser bello. No se puede decir que un cuadro sea bello aqu y feo all. De modo que los valores son independientes del nmero, independientes del tiempo e independientes del espacio. Adems, los valores son absolutos. Si no fueran absolutos los valores, qu seran? Tendran que ser relativos. Y qu significa ser relativo? Significa ser valor para unos individuos y para otros no; para unas pocas histricas y para otras no. Pero esto no puede acontecer con los valores; porque hemos visto que los valores son ajenos al tiempo, al espacio y al nmero. Si hubiesen valores que fuesen valores para unos y para otros no, seran dependientes de esos unos, para quienes son valores y no dependientes de aquellos otros; es decir, estaran en relacin al tiempo no pueden estarlo. Si decimos que puede haber valores que lo son para una poca histrica y para otra no, tambin estaran en dependencia de tiempo y de espacio, y no pueden estarlo. Pero, exclamarn ustedes acaso: Eso no se puede decir! Supuesto que hay acciones que han sido consideradas como justas y luego ms tarde, en la historia, han sido consideradas como injustas; que hay cuadros u objetos naturales que han sido considerados como bellos y ms tarde, en la historia, han sido considerados como feos o viceversa, y, en suma, que no hay ecuanimidad en la historia, en el tiempo sucesivo, ni en el espacio, ni en los hombres al intuir los valores. Pero sta no es una objecin. Noten ustedes bien que sta no es una objecin; es lo mismo que si dijeran ustedes que "antes de Pitgoras el teorema de Pitgoras no era verdad; o lo mismo que dijeran ustedes que antes de Newton la ley de la gravitacin no exista. No tienen sentido estas suposiciones relativistas; porque lo nico que puede tener y tiene sentido, es decir que la ley de la gravitacin no ha sido conocida por el hombre hasta Newton. Pero no que la ley de la gravitacin dependa en su realidad ntica del tiempo en que fuera descubierta. Pues es exactamente lo mismo. Los hombres pueden intuir tales valores o no intuirlos; ser ciegos o clarividentes para ellos; pero el hecho de que haya una relatividad histrica en el hombre y en sus actos de percepcin y de intuicin de valores, no nos autoriza en modo alguno a trasladar esa relatividad histrica del hombre a los valores, y decir que porque el hombre es el relativo, relativo histricamente, lo sean tambin los valores. Lo que pasa, es que hay pocas que no tienen posibilidad de percibir ciertos valores; pero esos valores, cuando las pocas siguientes que vienen, los perciben, no quiere decir que de pronto al percibirlos los crean, sino que estaban ah, de un modo que no voy ahora a definir, y que esos valores que estaban ah, son, en un momento de la historia, percibidos o intuidos por esas pocas histricas y por esos hombres descubridores de valores. Todo esto encontrarnos en las dos primeras categoras de esta esfera axiolgica. De esta esfera estimativa: que los valores no son entes, sino valentes; que los valores son cualidades de cosas, cualidades irreales, cualidades ajenas a la cantidad, al tiempo, al nmero, al espacio y absolutas. 5. OBJETIVIDAD DE LOS VALORES

Los valores se puede discutir, y si se puede discutir de los valores es que a la base de la discusin est la conviccin profunda de que son objetivos, de que estn ah, y de que no son simplemente el peso o residuo de agrado o desagrado, de placer o de dolor, que queda en mi alma despus de la contemplacin del objeto.

Por otra parte, podramos aadir que los valores se descubren. Se descubren como se descubren las verdades cientficas. Durante un cierto tiempo, el valor no es conocido como tal valor, hasta que llega un hombre en la historia, o un grupo de hombres, que de pronto tienen la posibilidad de intuirlo; y entonces lo descubren, en el sentido pleno de la palabra descubrir. Y ah est, Pero entonces no aparece ante ellos como algo que antes no era y ahora es sino como algo que antes no era intuido y ahora es intuido.

De modo que la deduccin o consecuencia que se extrae del hecho de que los valores no sean cosas, es una consecuencia excesiva; porque por el hecho de que los valores no sean cosas, no estamos autorizados a decir que sean impresiones puramente subjetivas del dolor o del placer. Esto empero nos plantea una dificultad profunda. Por un lado hemos visto que, como quiera que los juicios de valor se distinguen de los juicios de existencia porque los juicios de valor no enuncian nada acerca del ser, resulta que los valores no son cosas. Pero acabamos de ver, por otra parte, que los valores tampoco son impresiones subjetivas. Esto parece contradictorio. Parece que haya un dilema frreo que nos obligue a optar entre cosas o impresiones subjetivas. Parece como si estuviramos obligados a decir: o los valores son cosas, o los valores son impresiones subjetivas. Y resulta que no podemos decir ni hacer ninguna de esas dos afirmaciones. No podemos afirmar que son cosas, porque no lo son; ni podemos afirmar que sean impresiones subjetivas, porque tampoco lo son. Y entonces dijrase que hubiese llegado nuestra ontologa de los valores a un callejn sin salida. Pero no hay tal callejn sin salida. Lo que hay es que esta misma dificultad, este mismo muro en que parece que nos darnos de tropezones, nos ofrece la solucin del problema. El dilema es falso. No se nos puede obligar a optar entre ser cosa y ser impresin subjetiva; porque hay un escape, una salida, que es en este caso la autntica forma de realidad que tienen los valores: los valores no son ni cosas ni impresiones subjetivas, porque los valores no son, porque los valores no tienen esa categora, que tienen los objetos reales y los objetos ideales, esa primera categora de ser. Los valores no son; y como quiera que no son, no hay posibilidad de que tenga alguna validez el dilema entre ser cosas o ser impresiones. Ni cosas ni impresiones. Las cosas son; las impresiones tambin son. Pero los valores no son. Y, entonces, qu es eso tan raro, de que los valores no son? Qu quiere decir este no ser? Es un no ser que es algo; es un no ser muy extrao.

Pues bien; para esta variedad ontolgica de los valores, que consiste en que no son, descubri a mediados del siglo pasado el filsofo alemn Lotze la palabra exacta, el trmino exacto: los valores no son, sino que valen. Una cosa es valer y otra cosa es ser. Cuando decimos de algo que vale, no decimos nada de su ser, sino decimos que no es indiferente. La no-indiferencia constituye esta variedad ontolgica que contrapone el valer al ser. La no-indiferencia es la esencia del valer. El valer, pues, es ahora la primera categora de este nuevo mundo de objetos, que hemos delimitado bajo el nombre de valores. Los valores no tienen, pues, la categora del ser, sino la categora del valer; y acabamos de decir lo que es el valer.

El valer es no ser indiferente. La no-indiferencia constituye el valer; y, al mismo tiempo, podemos precisar algo mejor esta categora: la cosa que vale no es por eso ni ms ni menos que la que no vale. La cosa que vale es algo que tiene valor; la tenencia de valor es lo que constituye el valer; valer significa tener valor, y tener valor no es tener una realidad entitativa ms, ni menos, sino simplemente no ser indiferente, tener ese valor. Y entonces nos damos cuenta de que el valor pertenece esencialmente al grupo ontolgico que Husserl, siguiendo en esto al psiclogo Stumpf, llama objetos no independientes; o dicho en otros trminos, que no tienen por s mismos sustantividad, que no son, sino que adhieren a otro objeto. As, por ejemplo, psicolgicamente, no lgicamente el espacio y el color no son independientes el uno del otro; no podemos representarnos el espacio sin color, ni el color sin espacio. He aqu un ejemplo de objetos que necesariamente estn adheridos el uno al otro. Ahora bien; ontolgicamente podemos separar el espacio y el color; pero el valor y la cosa que tiene valor no los podemos separar ontolgicamente y esto es lo caracterstico: que el valor no es un ente, sino que es siempre algo que adhiere a la cosa y por consiguiente es lo que llamamos vulgarmente una cualidad. El valor es una cualidad. Llegamos con esto a la segunda categora de esta esfera. La segunda categora es la cualidad. Los valores tienen la primera categora de valer, en vez de ser; Y la segunda categora de la cualidad pura.

6. NATURALEZA DE LOS VALORESAhora bien, Qu son los valores para Scheler? Ya vimos que son cualidades independientes de los bienes: los bienes son cosas valiosas. Esta independencia de lo emprico es total, de ah que los valores sean cualidades a priori. La independencia se refiere no solo a los objetos que estn en el mundo cuadros, estatuas, actos humanos, etc.- sino tambin a nuestras reacciones frente a los bienes o los valores. aunque nunca se hubiera juzgado que el asesinato siendo malo. Y aun cuando el bien nunca hubiera valido como bueno, seria, no obstante, bueno. Es completamente indiferente a la esencia de los valores, en general, si un yo tiene valores o los experimentaAs como la existencia de objetos o la naturaleza no supone un yo, mucho menos lo supone el ser de los valores.Los valores, en tantas cualidades independientes, no varan con las cosas. As como el color azul o se torna rojo cuando se pinta de rojo un objeto azul, tampoco los valores resultan afectados por los objetos cambios que puedan sufrir sus depositarios. La traicin de mi amigo, por ejemplo, no altera el valor, en s, de la amistad. La independencia de los valores implica su inmutabilidad; los valores no cambian. Por otra parte, son absolutos; no estn condicionados por ningn hecho, cualquiera que sea su naturaleza, histrica, social, biolgica puramente individual. Solo nuestro conocimientos de los valores es relativo; no los valores mismos. Scheler rechazara, una a una, las doctrinas axiolgicas subjetivistas. Las disyuntivas de la problemticas filosfica contempornea son tan problemtica filosfica contempornea son tan pobre-afirma- que si no se admite la reduccin del valor al deber ser, la norma o el imperativo, se cae en la doctrina de que el ser valioso de un objeto depende del relacin que tiene con nuestras vivencias de placer.Rechaza Scheler la creencia, admitida aun por Kant, de que el hombre tiende necesariamente al placer. Mas no solo repudia la teora que intenta equiparar el valor al placer, sino tambin aquella que ve en el valor una relacin de tipo causal con efecto placentero, para Scheler, como vimos, el valor no es una relacin como igual, distinto, etc.- sino una cualidad, semejante a rojo o a azul. Por la misma razn, las vivencias de valor no se pueden reducir a vivencias de valor no se pueden reducir a vivencias de relaciones. Distinguimos comnmente, escribe, entre el valor en s de un objeto y el que tiene para nosotros.Tampoco admite Scheler la idea sealada por John Locke y acepta e parte por Kant, de que los valores, si bien no son propiedades de las cosas podran ser fuerzas, capacidades o disposiciones nsitas en los objetos, capaces de causar en los sujetos los correspondientes estados. Si esta teora fuera de una superficie corprea, sino como un quale extensivo.Del mismo modo, el valor que descansa en un depositario con el que constituye un bien es independiente del depositario. No es a travs de una induccin generalizadora, segn Scheler, como llegamos a captar los valores de lo agradable o lo bello, por ejemplo. En ciertos casos nos basta un solo objeto o acto, para que aprehendamos plenamente el valor que se da en l. Por otra parte, la presencia del valor confiere el carcter de bien2 al objeto valioso. As, no extraemos la belleza de las cosas bellas, sino que la belleza las antecede.Ya tendremos oportunidad de examinar con cierto detenimiento el realismo axiolgico de Scheler y el rechazo del nominalismo contenido en estas afirmaciones. Veamos ahora la relacin que tiene los valores con los fines.Como ya indicamos, fin es cualquier contenido del pensar, representar, percibir, que est dado por realizar, siendo indiferente quien o que lo haya de realizar. Lo esencial es que el contenido pertenezca a la esfera de los contenidos representativos y que este dado como algo por realizar. El valor, en cambio, esta desprovisto de toda imagen. Distingue Scheler, por otra parte, entre fines y objetivos. El objetivo reside en el progreso del apetecer y no est condicionado por ningn acto representativo, sino que es inmanente a la tendencia misma. Nada puede llegar a ser fin sin que fuera antes objetivo. El fin est fundado sobre el objetivo. Los objetivos pueden estar dados sin fines, pero nunca los fines pueden estar daos sin objetivos precedentes. No podemos crear de la nada un fin, ni tampoco proponerle sin una tendencia hacia algo que le preceda. Ahora bien, los valores no dependen de los fines ni pueden abstraerse de ellos, sino que van ya incluidos en los objetivos de la tendencia como su fundamento. Con mayor razn sern el fundamento de los fines que, segn vimos, dependen de los objetivos.Como son nicamente los fines los que tienen contenidos representativos, una tica material de los valores tendr que ser a priori frente a todos los contenidos representativos de la experiencia. Toda experiencia sobre lo bueno y lo malo supone l conocimiento esencial previo de que sea bueno y malo. Kant refuto todo intento de extraer, en forma inductiva de a experiencia histrica i psicolgica- el concepto del bien o de la ley moral. En efecto, Con que criterio escogeramos determinadas acciones y no otras para saber que tienen de comn las que llamamos buenas? No hay duda de que debemos tener un concepto previo de lo bueno y lo malo para poder escoger estas acciones y elevarnos as inductivamente al estas acciones y elevarnos as inductivamente al concepto genrico de lo bueno.Para Scheler, el empirismo no est en un error como crey Kant- porque el deber no puede extraerse del ser, sino porque el deber no puede extraerse del ser, sino porque los valores no pueden deducirse del ser real del que son independientes.Segn Kant el deber, la conciencia de la ley tica precede al valor; sostiene Scheler, en cambio, que el valor precede al deber y sirve de base a la ley moral.La independencia de los valores frente a sus respectivos depositarios es uno de los supuestos de la axiologa scheleriana. Anotemos, de paso, que se trata de un supuesto muy discutible: acaso la belleza plstica no depende del material que se utiliza?Al examinar la relacin de los valores con los actos psquicos en que se dan, observa Scheler que dl hecho efectivo de que el valor nos sea dado en un percibir sentimental de algo, se ha extrado errneamente la tesis de que los valores existen nicamente en la medida en que son, o pueden ser sentidos o captados. Scheler aprovecha en este punto la doctrina fenomenolgica de la intencionalidad para superar la tesis subjetivista.Como se sabe Husserl, basado en su maestro Brentano, advirti que los hechos psquicos tienen intencionalidad, esto es, tienden o apuntan hacia algo que no es la pura vivencia: en el percibir se percibe algo, al recordar se recuerda algo, al decidir se decide algo, etc. Es decir, que el objeto se nos da como irreductible a la vivencia. Lo mismo sucede en el percibir sentimental que nos revela la presencia del valor. El hecho fenomenolgico precisamente es que en el percibir sentimental de un valor con distincin de su sentir lo cual vale para todo caso posible de una funcin de percibir sentimental- y, por consiguiente, la desaparicin del percibir sentimental no suprime el ser del valor.El objetivismo axiolgico de Scheler est ntimamente unido a su absolutismo. De ah que rechace todas las doctrinas relativistas, comenzando por aquellas que sostienen que los valores tienen existencia en relacin con el hombre y su organizacin psquica o psicofsica. Cree que esta doctrina es absurda ya que los animales tambin sienten los valores, de lo agradable, por ejemplo. Se nos ocurre preguntar si no sienten tales valores justamente porque tienen, lo mismo que el hombre, una determinada constitucin psicofsica. Scheler quiere ir, desde luego, ms all: desea independizar por completo la existencia de los valores de su captacin. Para el hay infinito nmero de valores que nadie pudo hasta ahora captar ni sentir. Esta verdad se le presenta como una intuicin bsica, aunque, desde luego, no es compartido por muchos otros axilogos. Rechaza igualmente la relatividad de los valores a la vida. Sostiene que si los valores fueran relativos a la vida, quedara excluida la posibilidad de poder atribuir algn valor a la vida misma, esto es, la vida en si misma sera un hecho indiferente al valor. No se podra aplicar tal razonamiento, desde luego a muchas teoras axiolgicas vitalistas para las cuales la vida es el valor supremo y algo tiene valor en la medida en que acrecienta lo vital. Por razone semejantes a las anteriores, rechazara tambin la doctrina que afirma la relatividad histrica de os valores. El relativismo historicista pretende abstraer los valores de los bienes histricos, considerndolos producto de la historia y sometidos, por lo tanto, a sus vicisitudes. Comete ese error-segn Scheler- porque no ha advertido el carcter independiente de los valores confunde los cambios reales que sufren los bienes y las normas con la variacin de los valores. Es para Scheler un fenmeno chocante que el escepticismo tico se halle ms extendido que el terico, y al buscarlas causas de tal hecho cree encontrarlas en que tenemos mayor sensibilidad y fineza respecto a las discrepancias sobre los juicios ticos que sobre los de orden terico. Como buscamos el apoyo social en nuestras valoraciones ticas, nos intranquiliza cualquier discrepancia con los dems y esta intranquilidad es la que pone de manifiesto las diferencias. El escepticismo, as u vez, es la consecuencia de la desilusin que experimentamos a no encontrar la coincidencia esperada la desilusin se debe a nuestra debilidad e incapacidad para estar solos frente a los problemas morales. El sentimiento de inferioridad y la profunda y secreta experiencia de la importancia para realizar los valores, y el consiguiente sentimiento de depresin conduce segn Scheler- a una especie de actos de vergenza, que es la afirmacin de la subjetividad de los valores.Scheler afirma, con razn, que los argumentos del nominalismo tico no se distinguen esencialmente de los que ha usado la filosofa nominalista para negar validez objetiva y realidad a los conceptos. Y como considera que Husserl ha demostrado en las Investigaciones lgicas la falta de fundamento del nominalismo, no se empea una refutacin a fondo de tal doctrina.Cree que no puede reducirse un valor a la expresin de un sentimiento porque, con frecuencia, captamos los valores con independencia de los sentimientos que expresamos. As, podemos comprobar con fiabilidad, y aun con fastidio, la existencia de un valor moral en nuestro enemigo. El nominalismo no logra explicar el real comportamiento humano frente a hechos morales o estticos; en verdad -dice- nos comportamos frente a los valores de un modo anlogo a como nos conducimos frente a los colores y los sonidos, esto es, reconociendo su objetividad y distinguiendo tales cualidades de su aprehensin misma y del inters que tengamos en ellas. Cree encontrar algo de comn entre el nominalismo tico y el platonismo, que parecera ser su opuesto, y que tambin rechaza. Tanto en una como en otra opinin se niegan los hechos independientes de un valor relegndose todo el mundo de lo moral a la esfera de un reino conceptual no intuitivo. Contrariamente a lo que sostendr ms tarde Hartmann, no cree Scheler que deban buscarse los valores en la esfera de los objetos ideales, junto a los nmeros y las figuras geomtricas. Es cierto que los conceptos de bondad, belleza, agrado, etctera, pertenecen a ese reino, pero lo moral y con ello todo lo axiolgico- no se agota en el reino de las significaciones ideales. Platn cay en el error de incorporar los valores a esa esfera porque parti de una falsa divisin del espritu en razn y sensibilidad. Como los valores no pueden reducirse contenidos de la sensacin, los agrup junto a los nmeros y las figuras geomtricas, esto es, en el reino de la razn. 7. LA CLASIFICACION DE LOS VALORESVamos, pues, a hacer una clasificacin de los valores. El problema es difcil y no voy a entrar a exponer a ustedes las dificultades porque nos llevara muy lejos. El problema de clasificar los valores ha sido estudiado por casi todos los filsofos contemporneos que se han ocupado del valor. Vamos a tomar una clasificacin que anda por ah y que es probablemente la menos desacertada; provisionalmente, la ms aceptable de todas, que es la clasificacin de Scheler en su libro El formalismo en la tica y la tica material de los valores. Segn esta clasificacin, se podran agrupar los valores en los siguientes grupos o clases: primero, valores tiles; por ejemplo, adecuado, inadecuado, conveniente, inconveniente. Luego, valores vitales; como por ejemplo, fuerte, dbil. Valores lgicos; como verdad, falsedad. Valores estticos, como bello, feo, sublime, ridculo. Valores ticos, como justo, injusto, misericordioso, despiadado. Y por ltimo, valores religiosos, como santo, profano. Pues bien; entre estas clases o grupos de valores, existe una jerarqua. Qu quiere decir esta jerarqua? Quiere decir que los valores religiosos afrmanse superiores a los valores ticos; que los valores ticos afrmanse superiores a los valores estticos; que los valores estticos afrmanse superiores a los lgicos y que stos a su vez se afirman superiores a los vitales, y stos a su vez superiores a los tiles. Y este afirmarse superior qu quiere decir? Pues quiere decir lo siguiente, y no ms que lo siguiente: que si esquemticamente sealamos un punto con el cero para designar el punto de indiferencia, los valores, siguiendo su polaridad, se agruparn a derecha e izquierda de este punto, en valores positivos o valores negativos y a ms o menos distancia del cero. Unos valores, los tiles, se apartarn, se desviarn del punto de indiferencia poco; estarn prximos al punto de indiferencia. Otros valores, el grupo siguiente, los vitales, se apartarn del punto de indiferencia algo ms. Es decir que, puestos a elegir entre sacrificar un valor til o sacrificar un valor vital, sacrificaremos ms gustosos el valor til que el valor vital, porque la separacindel punto de indiferencia en que se hallan los valores tiles est ms prximo a la indiferencia. Nos importa menos tirar por la ventana un saco de patatas que sacrificar un valor vital, por ejemplo, un gesto gallardo. Pero estos valores vitales, a su vez, nos importan menos que los valores intelectuales. Es decir, que los valores intelectuales se apartan del punto de indiferencia ms y que son todava menos indiferentes que los valores vitales, y as sucesivamente. Si nosotros tenemos que optar entre salvar la vida de un nio, que es una persona y por lo tanto contiene valores morales supremos, o dejar que se queme un cuadro, preferiremos que se queme el cuadro. Esto es lo que quiere decir la jerarqua de los valores. En la cspide de las jerarquas coloca Scheler los valores religiosos. Qu quiere decir esto? Pues quiere decir que para quien no sea ciego a los valores religiosos (cosa que puede ocurrir) para quien tenga la intuicin de los valores religiosos, stos tienen jerarqua superior a todas las dems. Habr quien no tenga la intuicin de los valores estticos y entonces preferir salvar un libro de una biblioteca antes que un cuadro. De esta manera llegamos a esta ltima categora estructural ontolgica de la esfera de los valores: la jerarqua. Y ahora, para terminar, no me quedan, sino dos observaciones de relativa importancia para dar por terminada esta recorrida por la esfera de los valores. La primera observacin es la siguiente. Un estudio detenido, detallado, profundo de cada uno de estos grupos de valores, que hemos visto en la clasificacin, puede y debe servir aunque de esto no se den cuenta los escritores cientficos puede servir de base a un grupo o a una ciencia correspondiente a cada uno de esos valores. De modo que, por ejemplo, la teora pura de los valores tiles constituye el fundamento de la economa, spanlo o no los economistas, Si los economistas se dan cuenta de ello y estudian axiologa antes de empezar propiamente su ciencia econmica, y esclarecen sus conceptos del valor til, entonces Veremos cunto mejor harn la ciencia econmica.De modo que en el fondo de toda ciencia econmica residen los valores tiles. Fuera pues bueno que ese fundamento estuviese esclarecido por un previo estudio o meditacin acerca de la teora pura de los valores tiles. Luego vienen los valores vitales. Pues bien, seores. Qu es lo que echamos de menos desde hace tantos aos en la ciencia contempornea, sino un esclarecimiento exacto de los valores vitales que permitiera introducir por vez primera mtodo y claridad cientfica en un gran nmero de problemas, que andan dispersos por diferentes disciplinas y que no se ha sabido cmo tratar? Slo algunos espritus curiosos y raros los han tratado. Por ejemplo: la moda, la indumentaria, la vestimenta, las formas de vida, las formas de trato social, los juegos, los deportes, las ceremonias sociales, etc. Todas esas cosas tienen que tener su esencia, su regularidad propia; y sin embargo hoy, o no estn en absoluto estudiadas o lo estn en libros curiosos o extraos como algunos ensayos de Simmel, o en notas al pie de las pginas. Y sin embargo constituyen todo un sistema de conceptos, cuya base est en un estudio detenido de los puros valores vitales. Lo dems, es bien evidente. Es bien evidente que el estudio detenido de los valores lgicos sirve de base a la lgica. Es evidente tambin que el estudio detenido de lo que son los valores estticos; sirve de base a la esttica. Es evidente asimismo que el estudio de los valores morales sirve de base a la tica. Y de esto no hay que quejarse, porque efectivamente en la filosofa contempornea, la lgica, la esttica, y la tica, tienen fundamento en una previa teora de esos valores. Del mismo modo la filosofa (le la religin no puede fundarse sino en un estudio cuidadoso, detenido, de los valores religiosos. Y hoy tambin ya empieza a haber en la litera-tura filosfica contempornea una filosofa de la religin fundada en base a un previo estudio de los valores religiosos. Y les puedo citar a ustedes un nombre tanto ms grato, cuanto que est por sus creencias religiosas muy prximo a nosotros Grndler que ha escrito un ensayo sobre Filosofa de la religin sobre base fenomenolgica, es decir, sobre un estudio de los valores religiosos. Esta es la primera observacin. La segunda observacin la estn ustedes esperando, supongo que desde hace algn tiempo; porque terminbamos la conferencia del da anterior refutando enrgicamente a aquellos que acusan a la ontologa contempornea de partir en dos o en tres la unidad del ser. Recuerden ustedes que hubimos de hacernos cargo de estas crticas, segn las cuales distinguir el ser en ser real, ser ideal, etctera, es renunciar a la unidad del ser. Recuerden ustedes lo que hubimos de contestar a aquellas crticas. Hubimos de hacerles ver a aquellos crticos que en la serie de las categoras del ser real, la primera era el ser y en la serie de las categoras de lo ideal, tambin la primera era el ser, y que por lo tanto esa distincin o divisin no alcanzaba a la raz ontolgica del ser, sino a sus diversas modalidades. Ahora nos encontramos con esa misma crtica, cuando llegamos al campo de los valores; porque, se nos dice: ustedes dividen lo que hay, en dos esferas incomunicadas, las cosas que son, y los valores, que llegan ustedes a decir que no son, sino que valen. Pero es ingenua esta crtica. Ustedes mismos la tienen ya contestada. Precisamente porque los valores no son, es por lo que no atentan ni menoscaban en nada la unidad del ser. Puesto que no son, es decir, que valen, que son cualidades necesariamente de cosas, estn necesariamente adheridas las cosas. Representan lo que en la realidad hay de valer. No slo no se menoscaba ni se parte en dos la realidad misma, sino que al contrario, se integra la realidad; se le da a la realidad eso: valer. No se la quita o se la divide. Precisamente porque los valores no son entes, sino que son cualidades de entes, su homognea unin con la unidad total del ser no puede ser puesta en duda por nadie. Habra de ser puesta en duda, si nosotros quisiramos dar a los valores una existencia, un ser propio, distinto del otro ser. Pero no hacemos tal, sino que por el contrario, consideramos que los valores no son, sino que representan simples cualidades valiosas, cualidades valentes de qu? Pues, de las cosas mismas. Ah est la fusin completa, la unin perfecta con todo el resto de la realidad. Por lo dems, este problema de la unidad de lo real, es un problema al cual hoy, todava, no puedo dar una contestacin plenamente satisfactoria; por una razn: porque an nos queda el ltimo objeto. Nos queda por estudiar el ltimo objeto de aquellos en que hemos dividido la ontologa; y ese ltimo objeto precisamente es el que tiene en su seno la raz de la unidad del ser. Nos queda por estudiar la vida como objeto metafsico, como recipiente en donde hay todo eso que hemos enumerado: las cosas reales, los objetos ideales y los valores. Nos queda todava la vida, como el recipiente metafsico, como el estar en el mundo. Esa unidad u objeto metafsico que es la vida, es lo que estudiaremos en la prxima leccin; y en ella, entonces, encontraremos la raigambre ms profunda de esa unidad del ser.8. CAPTACION DE VALORESLa discrepancia de Scheler con Platn no se advierte tanto en la crtica que la dirige, sino al comparar los respectivos modos de captacin de los valores.Platn es un intelectualista frente al sensualismo de la escuela cirenaica. Scheler en cambio se opondr a toda forma de intelectualismo y continuar la lnea iniciada por San Agustn y Pascal.El intelectualismo de Platn y de los grandes filsofos modernos, incluyendo a Kant, se debe a la falsa divisin del espritu, antes sealada. Se opta por la razn porque se rechaza la sensibilidad; no se advierte que hay una tercera esfera, de dignidad semejante a la razn, aunque independiente de ella tanto como de la sensibilidad. Es el ordre du coeur de que hablaba Pascal. Un orden que no es catico ni caprichoso, pero que la razn intelectual no logra comprender: el corazn tiene razones que la razn no comprende. La luz de la emocin se apaga cuando se intenta llevarla al intelecto. Hay, pues, que ajustar la captacin a la naturaleza del objeto captado. Cmo se captan los valores?Los valores constituyen un tipo de objeto completamente inaccesible a la razn. El racionalismo, tanto griego como moderno, los tuvo relegados a un plano inferior o pretendi asimilarlos a los entes de la razn. Para mostrar el sentido profundo de la captacin de los valores por medio del percibir sentimental, realiza Scheler una descripcin fenomenolgica de la vida emocional, que le permite poner al descubierto diversas capas de la esfera emocional en los que habitualmente no se repara.Distingue, en primer lugar, entre el sentimiento intencional (intencionales Fhlen) y el estado sentimental sensible (Gefhlszustand). Este ltimo se refiere a la pura vivencia del estado, mientras que el primero tiene que ver con su captacin. Un dolor sufrido es distinto a un dolor observado. En el estado sentimental o afectivo no hay ningn elemento intencional; cuando se refiere a un objeto la referencia es mediata, esto es, posterior al momento de darse el sentimiento. La referencia puede ser de orden causal; as, el fuego es el objeto que me ha causado este dolor que tengo. La relacin se establece mediante el pensar. En el sentimiento intencional, en cambio, hay una referencia directa e inmediata al objeto y dicha referencia no es de carcter intelectual; en ella se nos revelan los valores. El percibir sentimental no est unido al objeto exteriormente o a travs de una representacin, ni el objeto aparece como un signo de algo que se oculta tras l.Captamos los valores por medio de las vivencias emocionales del percibir sentimental. A su vez, el orden jerrquico de los valores se presenta en el preferir y postergar, como veremos ms adelante. No debe confundirse preferir con elegir.Se elige entre acciones entre un hacer y otro hacer, dice Scheler mientras que se prefiere un bien a otro, y tambin un valor a otro, con prescindencia de los depositarios, sin exigir contenidos de fin, como es el caso en el elegir.El amor y el odio forman, para Scheler, el estrato superior de la vida emocional intencional. No se trata de estados, sino que ambos tienen un carcter claramente intencional. Lo revela el idioma; se dice amo y odio algo, y no amo y odio a secas, o por o en algo. El amor y el odio nada tienen que ver con la ira, el enojo, la clera o cualquier otro estado semejante. Tampoco se debe confundir el amor y el odio con el preferir y el postergar. El preferir exige pluralidad de valores, mientras que en el amor y el odio puede darse un solo valor. El amor y el odio son, por otra parte, actos espontneos, muy distintos a las reacciones de rplica, como la venganza, por ejemplo. Son actos en los cuales el reino de los valores accesibles al percibir sentimental experimenta una ampliacin o restriccin, puesto que el amor es un autntico descubridor de valores. Por lo tanto, no est a la zaga del percibir sentimental y del preferir, sino que les precede, pues les descubre nuevos valores.Salvo algunas pocas excepciones ya mencionadas como San Agustn y Pascal la historia de la filosofa moderna revela poca comprensin frente a la naturaleza de la vida emocional y su capacidad para descubrirnos un mundo valioso.Distingue Scheler dos etapas en la filosofa moderna: la primera va desde Descartes hasta fines del siglo XVIII, y la segunda de Kant en adelante.Para los racionalistas, Descartes, Spinoza, Leibniz y los hombres que sufrieron su influencia, el percibir sentimental, el amar, odiar, etctera, no eran algo irreducible, sino fases confusas y oscuras del pensar y concebir. Para Leibniz, por ejemplo, el amor maternal es el concepto confuso de que es bueno amar al hijo. Y as como reducen la vida emocional a un grado inferior del pensamiento, lo bueno, lo malo y los dems valores quedan convertidos en grados de perfeccin del ser.Desde los comienzos del siglo XIX, en cambio, se ha ido reconociendo la irreductibilidad de la vida emocional, aunque la influencia del intelectualismo anterior ha llevado a Kant y a los filsofos que le siguen, a degradar la vida emocional, reducindola a simples estados y negndole, por lo tanto, su ndole intencional.Para Scheler, en cambio, la vida emocional, el percibir sentimental, es irreductible al intelecto o cualquiera otra forma anmica y tiene, al mismo tiempo, carcter intencional.El hecho de que la esencia de los valores se nos revele en la intuicin emocional y no en la intuicin intelectual, por ejemplo, pone de manifiesto su naturaleza que resiste su reduccin al mundo de los objetos ideales.

9. PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA AXIOLOGIA a. Cmo captamos los valores?Restrinjamos el problema metodolgico a la cuestin, ms reducida, pero no menos importante, referente a la aprehensin de los valores. Cmo captamos los valores?Vimos en el captulo I que los valores no se dan aislados, sino que tienen una existencia parasitaria: se nos presentan siempre apoyados en un sostn. El sostn es de orden real, piedra, lienzo, papel, gesto, movimiento y lo captamos por los sentidos. Captamos de igual modo el valor que en l se apoya? No se confunda la cuestin: es evidente que si no captamos al depositario por los sentidos, el valor que en l descansa se nos mantendr oculto. La cuestin que planteamos es distinta.Queremos saber si es por los sentidos u otro medio que captamos los valores que cabalgan sobre tales depositarios. As, por ejemplo, cuando vemos dos manzanas, captamos cada una de ellas con los ojos, pero la semejanza no la captamos con los ojos de la cara, sino con los del intelecto. Es evidente que no sera posible captar intelectivamente la semejanza si antes no hubiramos percibido sensorialmente objetos semejantes. Esta verdad no excluye la anterior. Lo mismo sucede con los valores: podemos y debemos separar la captacin de los objetos reales, que sirven de vehculo de los valores, de los valores mismos, y preguntarnos si ambos se captan de un modo semejante.Fuera del inters que ofrece de pos s el problema de la captacin de los valores, su solucin arrojar luz sobre la naturaleza de los valores mismos. Como no podemos introducirnos en el seno de los objetos en s, eliminando nuestra propia persona, debemos resignarnos a descubrir la naturaleza de los objetos segn la relacin que podamos tener con ellos. As, por ejemplo, la diferencia que hay entre un caballo, el caballo (como especie o concepto) y un centauro, se desprende del trato que podemos tener con uno y otro. Podemos ver, enlazar, montar un caballo; no podemos hacer lo mismo con el caballo o un centauro. Al centauro lo podemos imaginar, pero no palpar; a el caballo, ni imaginar ni palpar. De qu pelaje, raza, edad, sexo ser el caballo? Como no tiene ninguna de estas caractersticas concretas no podemos imaginarlo; podemos, en cambio, pensarlo. Porque somos capaces tan slo de pensarlo, sabemos que el caballo es un concepto, y no un individuo real.b. Cules son las razones valederas?El problema central de esta obra es la naturaleza del valor. Ante las dificultades que surgieron se le antepuso el problema del conocimiento: Cmo captamos los valores? Si bien el tipo de conocimiento depende de la naturaleza del objeto conocido, el instrumento cognoscitivo que escojamos puede aumentar la posibilidad de descubrir dicha naturaleza.Cuando alguien hace una afirmacin sobre los valores, es legtimo preguntarle: Cmo lo sabe? La pregunta elimina las afirmaciones de tipo dogmtico y obliga a poner las cartas sobre la mesa.La teora de los valores ha suscitado igualmente nuevos problemas de orden lgico. La lgica tradicional est concebida sobre el esquema del ser y no del valer. El valor exige una lgica distinta a la tradicional. En el mundo de habla inglesa y en Escandinavia la nueva lgica ha adquirido gran significacin.Otra cuestin igualmente importante, que tuvo gran significacin en la poca actual es: Qu significa tal o cual trmino? Muchas discusiones interminables se basan en la vaguedad o ambigedad de las palabras. Con parcial razn afirm Wittgenstein que los problemas filosficos tradicionales no se deben resolver, sino disolver. El modo adecuado para disolverlos es mostrar los errores sintcticos o la vaguedad o ambigedad de los trminos usados. El empirismo lgico y la filosofa analtica, que examinaremos en el captulo siguiente, contribuyeron en gran medida a esclarecer el planteamiento de muchos problemas filosficos, aunque las conclusiones finales se deben examinar con cuidado.Hay un tercer tipo de pregunta que tambin adquiri gran importancia en las dos ltimas dcadas; se refiere a las razones vlidas en una discusin axiolgica: Cmo se prueba?, o Cules son las razones relevantes y vlidas en una discusin axiolgica?.Es comn que se ofrezcan razones irrelevantes para respaldar un juicio de valor. Se pretende probar que un vino es bueno porque es caro, un auto tiene calidad porque lo compra la gente distinguida, una novela es buena porque est en la lista de bestsellers, un hombre es honesto porque no tiene deudas y una dama es honrada porque pertenece a una buena familia.El abuso de argumentos irrelevantes se debe a dos hechos. El primero es la falta de claridad mental sobre el asunto; no se sabe distinguir entre una cualidad o hecho relevante y otro irrelevante para apoyar una afirmacin sobre los valores.La otra razn es que el uso de argumentos irrelevantes logra, con frecuencia, el efecto buscado: convencer al prjimo. Las cuestiones axiolgicas afectan la vida emocional de las personas, tanto en el orden esttico como el tico. Y la emocin tiene sus razones, a veces oscuras, para moverse en una u otra direccin. Lo saben muy bien quienes dirigen la propaganda comercial y poltica. Fcil es advertir en esa propaganda que son irrelevantes las razones dadas para probar la calidad de un producto. Qu tiene que ver la fotografa de una bella joven, ligera de ropas, con la calidad de un cigarrillo, por ejemplo? Se especula con la asociacin de ideas que puedan suscitar, la emocin que desencadene y otros factores psicolgicos que nada tienen que ver con la bondad del producto. Aun en el plano terico; con frecuencia se oyen razones que no se relacionan con lo que se discute. Buena parte de los prejuicios se alimentan en estas reacciones emocionales irrelevantes. A los ojos de muchos, el color de la piel, la religin, el nivel econmico social o la filiacin poltica confiere statu moral a una persona. De ah que se use con frecuencia un doble juego de normas para juzgar la bondad moral: un juego es para blancos y gente de buena posicin; el otro para negros, indios y pobres.Quien enuncie un juicio de valor debe cuidar que los argumentos que lo respalden sean relevantes y vlidos; si no renen la primera condicin, jams podrn adquirir la segunda.Como ocurre en la mayora de las cuestiones axiolgicas, en este caso no hay recetas para solucionar las dificultades: cada uno requiere un examen particular. Sin embargo, se halla a buen reparo quien se mantenga atento a la relevancia y validez de las razones que escucha o enuncia. Todas estas cuestiones son muy importantes y han dado lugar a nuevas disciplinas filosficas y a una rica produccin bibliogrfica. Quien estudia axiolgica no puede esquivarlas. Su anlisis ha disipado muchos problemas, esclarecido cuestiones y a la axiologa de un callejn sin salida.Sin embargo, no se puede reducir la teora de los valores a estas preguntas previas. El problema fundamental se mantiene: Qu son los valores? Pasemos a examinar los dos tipos fundamentales de respuesta a esta pregunta decisiva. Para el primer tipo, el hombre crea el valor con su agrado, deseo e inters; para el segundo lo descubre: el valor reside enteramente en el objeto valioso.

10. LAS DOCTRINAS SUBJETIVISTAa. Iniciacin de la axiologa

Alexius Meinong (1853-1921) fue el primero que enunci, en forma sistemtica, la interpretacin subjetivista de los valores en su obra titulada Investigaciones psicolgico-ticas para una teora del valor. No fue l, sin embargo, el iniciador de la axiologa, como han sostenido errneamente algunos autores de habla espaola. Si bien resulta difcil sealar la fuente inicial de una disciplina filosfica, pues sta rara vez surge como por arte de magia de manos de un pensador, no es tan difcil hallar los antecedentes o descubrir las circunstancias que le dieron origen.Prescindiendo de los antecedentes, que pudieran encontrarse en la filosofa antigua, medieval y moderna, habr que reconocer que los economistas, y en particular Adam Smith (1723-1790), fueron los primeros en interesarse en los valores. Pero tales preocupaciones quedaron restringidas al campo de la economa poltica.Entre los filsofos, es el alemn H. Lotze (1817-1881), quien se adelanta en el estudio de los valores. Cuando el positivismo se esforzaba por establecer una realidad libre de valores que hiciera posible la aplicacin rigurosa de los mtodos naturalistas-, Lotze concibi la idea de los valores como algo libre de realidad. Tal concepcin le permiti circunscribir una zona a cubierto de cualquier invasin naturalista e introducir, de ese modo, la distincin entre el ser y el valer con su famosa afirmacin, tan repetida como discutible, de que los valores no son sino que valen. Tanta era la importancia que asignaba Lotze a los valores que pretendi reducir la lgica, la tica y la metafsica a la axiologa.La introduccin del valor permiti separar las ciencias culturales, en germen de constitucin, de las ciencias naturales que se encontraban ya en la edad adulta. Con esta separacin se evitan los intentos imperialistas del positivismo, pues la naturaleza era ajena al valor y, por consiguiente, los mtodos de las ciencias naturales no seran aplicables a una realidad donde el valor asuma importancia de primer orden. sta fue la tarea de la escuela de Baden, y en particular de W. Windelband (1848-1915), influido por Lotze, y de su sucesor en la Universidad de Heidelberg, H. Rickert (1863-1936), muy conocido entre nosotros por su obra Ciencia cultural y ciencia natural. Poco antes de tales estudios cientficos-filosficos, F. Nietzsche (1884-1900) convierte los valores en el tema vivo y apasionante de la poca. Proclama Nietzsche la necesidad de la trasmutacin de los valores que permitir el surgimiento de una nueva cultura humana, en sustitucin de la civilizacin que l llama cristiana. Interpreta el sentido dinmico de la historia como una continua creacin y aniquilamiento de valores. Tales valores, creados por el hombre, se estabilizan en una tabla que adquiere vigencia pasajera, pues ms tarde ser suplantada por otra. Es cierto que el pensamiento de Nietzsche se expresa en frmulas violentas y paradjicas, que difcilmente podran cristalizar en una doctrina axiolgica rigurosa, pero no es menos cierto que l fue quien convirti los valores en el tema apasionante finisecular.Es necesario pasar de Alemania a Austria para que se pueda observar de cerca el desarrollo de las primeras etapas de la axiologa y, en particular, la formacin de la tesis subjetivista.Mencionamos ya a Meinong, iniciador de la concepcin subjetivista. Su filosofa resulta incomprensible, sin embargo, si se ignora la doctrina de su maestro, Francisco Brentano (1838-1917). De Brentano parten las corrientes ms fecundas del pensamiento germano. Meinong y Ehrenfels son sus discpulos. Husserl, fundador de la fenomenologa, se inspira en l y en particular en su doctrina de la intencionalidad. La influencia de Husserl, a su vez, alcanza a los mximos filsofos recientes de habla alemana, dos de ellos los sostenes ms firmes de la doctrina objetivista: Max Scheller y Nicolai Hartmann. Meinong y Ehrenfels, primero protagonistas del subjetivismo, fueron discpulos de Brentano en la Universidad de Viena. El maestro, sin embargo, no tena una orientacin subjetivista; al contrario, sostena el carcter evidente y absoluto de los juicios axiolgicos. Brentano echa las bases de la fenomenologa con sus investigaciones sobre la intencionalidad de la conciencia. Si bien esta caracterstica de la conciencia era conocida por los Escolsticos, y hay atisbos de ella en Aristteles, San Anselmo y Abelardo, es Brentano (y ms tarde Husserl)