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Kamchatka 10 interior

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cío y que nos permita abordar las teorías, los fenómenos y las discu-siones que quedan por afuera de la currícula obligatoria pero que sin embargo necesitamos conocer si de lo que se trata es de entender qué pa-sa a nuestro alrededor.

Uno de los rasgos distintivos de esta publicación es la pluralidad de visiones, entendiendo que, sien-do la economía una ciencia social, no existen verdades absolutas sino que siempre nos encontraremos con múl-tiples formas de interpretar un mis-mo fenómeno que dialogan, discu-ten, debaten y se pelean entre sí. En definitiva, creemos que las teorías económicas (y los postulados que de ellas se desprenden) obedecen, en última instancia, a una deter-minada ideología y a los intereses a ella asociados. Desde nuestra ópti-ca, la pluralidad es una condición ab-solutamente necesaria para la for-mación de economistas críticos, que puedan abordar la realidad desde una perspectiva acorde a la comple-jidad que tiene. Han pasado por es-tas páginas referentes y personajes de un amplio espectro político e ideo-lógico, incluyendo a Claudio Katz,

Carlos Melconian, Amado Boudou, Javier González Fraga, Atilio Borón, Claudio Lozano, Marcelo Ramal, en-tre otros.

Por sus propias definiciones, la revista Kamchatka no puede pen-sarse ajena a la realidad que la ro-dea. Por este motivo, al repasar los te-mas abordados en cada uno de los nueve números anteriores se hace un repaso de los múltiples aconteci-mientos económicos mundiales, lati-noamericanos y nacionales que se su-cedieron en tan sólo cinco años. Así, los ejes de la revista han versado des-de las causas que generaron la crisis económica mundial en 2008 y sus po-sibles efectos, las características ac-tuales de las economías latinoameri-canas, las particularidades del mode-lo económico kirchnerista, hasta pro-blemas más concretos como la infla-ción. Todo esto sin dejar de lado lo que ocurre en el micromundo de nuestra facultad donde hemos cues-tionado las formas de enseñanza, el rol y la estructura de los planes de es-tudio por sentirlas ajenas a lo que ocurre por fuera de las paredes de la facultad.

Diez�veces

legamos al décimo número Lde la revista Kamchatka. Creemos que es una excusa lo sufi-cientemente buena como para usar algunos renglones de esta editorial para recordar de dónde venimos, por qué empezamos con este proyecto y, a partir de allí, dónde estamos hoy y hacia dónde queremos ir.

En el 2008, cuando tomamos la de-cisión de comenzar con esta revista, buscábamos generar un punto de en-cuentro entre estudiantes, docentes, investigadores y cualquiera que estu-viese interesado en el mundo de la economía. Entendemos esta revis-ta como una herramienta más en la construcción de un conocimien-to crítico que se proponga enten-der la realidad para transformarla.

La definimos así: “Kamchatka: donde la Economía Política resis-te”. Resiste porque, lamentable-mente, los planes de estudio de nues-tra carrera hacen todo lo posible por invisibilizarla y reemplazarla por una economía “objetiva” y “neutral” (que en realidad no existe). Pensa-mos esta revista con el objetivo de llenar un espacio que hoy está va-

Resistencia¨Entendemos a esta revista no como un lugar impoluto, una torre de marfil, donde los ilustrados se dan cita par

satisfacer sus necesidades intelectuales, sino como un instrumento válido para transformar nuestra realidad¨

EDITORIAL REVISTA KAMCHATKA N°1, OCTUBRE 2008.

Editorial: Diez veces resistencia | 3KAMCHATKA nº10

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cío y que nos permita abordar las teorías, los fenómenos y las discu-siones que quedan por afuera de la currícula obligatoria pero que sin embargo necesitamos conocer si de lo que se trata es de entender qué pa-sa a nuestro alrededor.

Uno de los rasgos distintivos de esta publicación es la pluralidad de visiones, entendiendo que, sien-do la economía una ciencia social, no existen verdades absolutas sino que siempre nos encontraremos con múl-tiples formas de interpretar un mis-mo fenómeno que dialogan, discu-ten, debaten y se pelean entre sí. En definitiva, creemos que las teorías económicas (y los postulados que de ellas se desprenden) obedecen, en última instancia, a una deter-minada ideología y a los intereses a ella asociados. Desde nuestra ópti-ca, la pluralidad es una condición ab-solutamente necesaria para la for-mación de economistas críticos, que puedan abordar la realidad desde una perspectiva acorde a la comple-jidad que tiene. Han pasado por es-tas páginas referentes y personajes de un amplio espectro político e ideo-lógico, incluyendo a Claudio Katz,

Carlos Melconian, Amado Boudou, Javier González Fraga, Atilio Borón, Claudio Lozano, Marcelo Ramal, en-tre otros.

Por sus propias definiciones, la revista Kamchatka no puede pen-sarse ajena a la realidad que la ro-dea. Por este motivo, al repasar los te-mas abordados en cada uno de los nueve números anteriores se hace un repaso de los múltiples aconteci-mientos económicos mundiales, lati-noamericanos y nacionales que se su-cedieron en tan sólo cinco años. Así, los ejes de la revista han versado des-de las causas que generaron la crisis económica mundial en 2008 y sus po-sibles efectos, las características ac-tuales de las economías latinoameri-canas, las particularidades del mode-lo económico kirchnerista, hasta pro-blemas más concretos como la infla-ción. Todo esto sin dejar de lado lo que ocurre en el micromundo de nuestra facultad donde hemos cues-tionado las formas de enseñanza, el rol y la estructura de los planes de es-tudio por sentirlas ajenas a lo que ocurre por fuera de las paredes de la facultad.

Diez�veces

legamos al décimo número Lde la revista Kamchatka. Creemos que es una excusa lo sufi-cientemente buena como para usar algunos renglones de esta editorial para recordar de dónde venimos, por qué empezamos con este proyecto y, a partir de allí, dónde estamos hoy y hacia dónde queremos ir.

En el 2008, cuando tomamos la de-cisión de comenzar con esta revista, buscábamos generar un punto de en-cuentro entre estudiantes, docentes, investigadores y cualquiera que estu-viese interesado en el mundo de la economía. Entendemos esta revis-ta como una herramienta más en la construcción de un conocimien-to crítico que se proponga enten-der la realidad para transformarla.

La definimos así: “Kamchatka: donde la Economía Política resis-te”. Resiste porque, lamentable-mente, los planes de estudio de nues-tra carrera hacen todo lo posible por invisibilizarla y reemplazarla por una economía “objetiva” y “neutral” (que en realidad no existe). Pensa-mos esta revista con el objetivo de llenar un espacio que hoy está va-

Resistencia¨Entendemos a esta revista no como un lugar impoluto, una torre de marfil, donde los ilustrados se dan cita par

satisfacer sus necesidades intelectuales, sino como un instrumento válido para transformar nuestra realidad¨

EDITORIAL REVISTA KAMCHATKA N°1, OCTUBRE 2008.

Editorial: Diez veces resistencia | 3KAMCHATKA nº10

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La�encrucijada� la hora de pensar este últi-Amo número, vemos que los

debates económicos ocupan un rol central en la agitada agenda políti-ca. Los sostenidos índices de infla-ción, las presiones sobre las cuentas externas, el déficit energético y las ajustadas cuentas fiscales son algu-nos de los temas que mayor relevan-cia tienen actualmente. Frente a es-tos fenómenos hay una clara polari-zación entre las explicaciones y solu-ciones que se plantean. Amplios sec-tores de la oposición proponen solu-ciones de tinte ortodoxo como deva-luar la moneda, disminuir la emisión para controlar el “desborde moneta-rio”, ajustar las cuentas fiscales o en-friar la economía. Por su parte, el go-bierno nacional niega la existencia de muchos de estos problemas, o los ataca con medidas “parche”, dirigi-das a retrasar su impacto más que a solucionarlos.

En este escenario tan particular e incierto que se plantea de cara al 2015, el ámbito del debate no se re-duce solamente a los partidos polí-ticos, sino que estas problemáti-cas han penetrado en importantes sectores de la sociedad. Actores po-líticos de derecha lograron aglutinar tras su discurso ortodoxo a distintos sectores que comenzaron a manifes-tarse, aunque la capitalización elec-toral de este descontento no presen-ta un panorama claro. En este senti-do, no podemos dejar de mencionar las deudas que tiene nuestro plan de estudios en relación a nuestra for-mación como economistas capaces de interpretar y resolver estos pro-blemas. La ausencia de contenidos sobre la economía nacional y de es-cuelas de pensamiento alternati-vas a la ortodoxa, se traduce en que las herramientas que nos otor-ga la carrera para analizar la reali-dad sean las mismas que utilizan los sectores más retrógrados de la

política argentina para fundamen-tar sus propuestas conservadoras.

Por todo esto, se pone de manifies-to la necesidad de identificar los pro-blemas estructurales de la economía argentina, que ponen en duda la su-puesta solidez del modelo kirchne-rista y la superación de la estructura económica heredada del modelo neo-liberal de la dictadura y los noventa. Por esta razón, el objetivo de este número de la revista será identifi-car cada uno de esos problemas en búsqueda de las verdaderas causas que los generan. Solo así podre-mos entender los efectos de las me-didas tomadas por el gobierno na-cional e identificar los cambios de rumbo que necesita la economía ar-gentina para superar sus proble-mas estructurales.

Inflación, Restricción Externa, Industria, Política Energética, Empleo y Estructura Tributaria son los temas que abordaremos en este número, teniendo en cuenta la cen-tralidad que han adquirido en el de-bate académico, político y mediático, y la importancia que revisten para la evolución de la economía argentina en el corto, mediano y largo plazo. Si bien el Gobierno Nacional ha recha-zado en muchos casos el recurso a los mecanismos de ajuste ortodoxo (devaluación, achicamiento del gas-to público, liberalización de los mer-cados) y ha adoptado un manejo ma-croeconómico heterodoxo (adminis-tración de las importaciones, contro-les de precios, etc), no ha ido a fondo en las reformas estructurales que el país y el pueblo argentino necesitan. El resultado ha sido la reaparición de viejos fantasmas como la inflación y la restricción externa. Desde el ta-jante rechazo a las viejas recetas de la vieja (y nueva) derecha, nuestra in-

tención es analizar críticamente las medidas adoptadas por el kirchne-rismo en relación a estos temas a la luz de su insuficiencia e ineficacia pa-ra solucionar definitivamente (y no a modo “parche”) los principales pro-blemas económicos. Hoy la econo-mía argentina se encuentra en la encrucijada: avanzar en el camino de las reformas estructurales, que indefectiblemente implican afec-tar los intereses de los poderosos; o dejar que estos problemas sigan incubándose hasta que la salida por derecha se torne inevitable, y las políticas de devaluación y ajus-te arrasen con las conquistas so-ciales que hubo hasta el día de hoy. Estamos convencidos de la ne-cesidad de superar la lógica del con-formismo y del no se puede; para cambiar las cosas debemos afectar intereses y, de no hacerlo, las conse-cuencias la sufrirán los mismos sec-tores postergados de siempre.

La Kamchatka número 10 preten-de humildemente contribuir a este debate determinante para el futuro de la Argentina.

Editorial: Llegó Marea Popular | 5KAMCHATKA nº10

Paraparticipar del próximo número, conseguir algún ejemplar anterior, o dejarnos simplemente tu opinión.

Podés escribirnos a [email protected]

!

La KMT no se piensa como una re-vista que discuta estas realidades sobre el aire. Estamos convenci-dos que la crítica nos lleva a la transformación, la palabra a la ac-ción, porque “una vez que abrimos los ojos es imposible volver a dor-mir”. Por este motivo, formamos parte y nos hallamos en la cons-trucción de una nueva fuerza polí-tica en la Argentina: MAREA POPULAR.

Este proyecto surge de la unión de diversas experiencias, que desde ha-ce años y desde distintos lugares ve-nían apostando por la creación de una nueva cultura política. Así como nosotros desde la FCE, muchos otros compañeros y compañeras en el resto de las Facultades de la UBA, en otras Universidades, secunda-rios, terciarios, sindicatos, en el ám-bito comunicacional, de la cultura, el movimiento de mujeres y la defensa de los bienes comunes; en Córdoba, Rosario, La Matanza, Lanús, Luján, Moreno, Salta, Tucumán y la Capital Federal dimos el paso fundamental de dejar de lado las pequeñas dife-rencias, las mezquindades y la lógica de propia construcción para dar lu-gar a esta nueva fuerza llamada Ma-rea Popular.

Porque, como venimos plantean-do desde el 1er número de la Kam-chatka, reconocemos avances en estos 10 años de gobierno. Nos reco-nocemos hijos de las Madres y las Abuelas, por eso sentimos presentes a los 30.000 en la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y en cada uno de los juicios a

los genocidas a los que gritamos Nun-ca Más. Tras los largos años de la os-cura noche neoliberal, nos entusias-ma y celebramos la recuperación de las herramientas del Estado en la de-terminación de la política, volviendo a poner en manos del país lo que nun-ca debió haber sido privatizado, co-mo las AFJP e YPF. Luego de transi-tar años de divisiones y subordina-ciones a intereses foráneos, nacimos al siglo XXI con el entierro del pro-yecto norteamericano del ALCA, allá en Mar del Plata. También celebra-mos que vuelva la mirada sobre los eternos excluidos de nuestra tierra con la Asignación Universal por Hijo y las políticas culturales como Co-nectar Igualdad y la Ley de Medios.

Pero reconocemos estos avances no por mero conformismo sino por-que sufrimos junto al resto de nues-tro pueblo los peores años de nues-tra historia y sabemos, con la certeza de la herida todavía fresca y honda, a dónde no queremos volver. Pero, so-bre todo, lo entendemos como un piso para desarrollar un diálogo po-lítico que ponga en cuestión estos avances, que los problematice y que se plantee ir por mucho más, porque ninguna de estas medidas ataca ni revierte los problemas es-tructurales de nuestro país.

Vemos que en diez años de creci-miento, luego de una brutal devalua-ción que a fuerza de hambre y de-sempleo sentó las bases que hicieron posible este modelo, no se han eli-minado las profundas desigualda-des que forman parte del mapa so-cial de nuestro país. Los bolsones

de miseria y pobreza han crecido y se han acentuado, consolidando gene-raciones crecidas al desamparo, en el más profundo y doloroso de los olvi-dos, entre los narcotraficantes, las re-des de trata y la mafia policial. Los dueños de todo han ganado como nunca mientras que los de afuera ca-da vez se reparten porciones más grandes de la torta que produce el su-dor de los trabajadores argentinos. La integración latinoamericana fue más una integración de los capitales que de los pueblos como propone el ALBA, y tampoco fue a fondo contra una deuda ilegítima y fraudulenta pa-ra desplazar definitivamente a los rectores del poder financiero. Tam-bién vemos este límite en la recupe-ración del Estado, muchas veces ga-rante de los intereses de ciertos gru-pos económicos y nunca garante de que el pueblo organizado tenga en sus manos la gestión de los hilos del proceso económico. Reivindicamos la política de memoria pero enten-diendo la necesidad de continuar la lucha no callando ni haciendo la vis-ta gorda, sino señalando los atrope-llos actuales a los derechos huma-nos, honrando a nuestros valientes compañeros en la denuncia de las de-sapariciones de luchadores popula-res, de la persistencia de prácticas nefastas como el espionaje a las orga-nizaciones populares y la sanción de la Ley Antiterrorista.

Como MAREA POPULAR cree-mos que estos horizontes de trans-formación no tienen lugar bajo es-te gobierno. No pueden serlo por voluntad y convicción política; es-ta lo orienta en la creación de un

4 | Editorial: La encrucijada KAMCHATKA nº10

Llegó

MAREA�POPULAR

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La�encrucijada� la hora de pensar este últi-Amo número, vemos que los

debates económicos ocupan un rol central en la agitada agenda políti-ca. Los sostenidos índices de infla-ción, las presiones sobre las cuentas externas, el déficit energético y las ajustadas cuentas fiscales son algu-nos de los temas que mayor relevan-cia tienen actualmente. Frente a es-tos fenómenos hay una clara polari-zación entre las explicaciones y solu-ciones que se plantean. Amplios sec-tores de la oposición proponen solu-ciones de tinte ortodoxo como deva-luar la moneda, disminuir la emisión para controlar el “desborde moneta-rio”, ajustar las cuentas fiscales o en-friar la economía. Por su parte, el go-bierno nacional niega la existencia de muchos de estos problemas, o los ataca con medidas “parche”, dirigi-das a retrasar su impacto más que a solucionarlos.

En este escenario tan particular e incierto que se plantea de cara al 2015, el ámbito del debate no se re-duce solamente a los partidos polí-ticos, sino que estas problemáti-cas han penetrado en importantes sectores de la sociedad. Actores po-líticos de derecha lograron aglutinar tras su discurso ortodoxo a distintos sectores que comenzaron a manifes-tarse, aunque la capitalización elec-toral de este descontento no presen-ta un panorama claro. En este senti-do, no podemos dejar de mencionar las deudas que tiene nuestro plan de estudios en relación a nuestra for-mación como economistas capaces de interpretar y resolver estos pro-blemas. La ausencia de contenidos sobre la economía nacional y de es-cuelas de pensamiento alternati-vas a la ortodoxa, se traduce en que las herramientas que nos otor-ga la carrera para analizar la reali-dad sean las mismas que utilizan los sectores más retrógrados de la

política argentina para fundamen-tar sus propuestas conservadoras.

Por todo esto, se pone de manifies-to la necesidad de identificar los pro-blemas estructurales de la economía argentina, que ponen en duda la su-puesta solidez del modelo kirchne-rista y la superación de la estructura económica heredada del modelo neo-liberal de la dictadura y los noventa. Por esta razón, el objetivo de este número de la revista será identifi-car cada uno de esos problemas en búsqueda de las verdaderas causas que los generan. Solo así podre-mos entender los efectos de las me-didas tomadas por el gobierno na-cional e identificar los cambios de rumbo que necesita la economía ar-gentina para superar sus proble-mas estructurales.

Inflación, Restricción Externa, Industria, Política Energética, Empleo y Estructura Tributaria son los temas que abordaremos en este número, teniendo en cuenta la cen-tralidad que han adquirido en el de-bate académico, político y mediático, y la importancia que revisten para la evolución de la economía argentina en el corto, mediano y largo plazo. Si bien el Gobierno Nacional ha recha-zado en muchos casos el recurso a los mecanismos de ajuste ortodoxo (devaluación, achicamiento del gas-to público, liberalización de los mer-cados) y ha adoptado un manejo ma-croeconómico heterodoxo (adminis-tración de las importaciones, contro-les de precios, etc), no ha ido a fondo en las reformas estructurales que el país y el pueblo argentino necesitan. El resultado ha sido la reaparición de viejos fantasmas como la inflación y la restricción externa. Desde el ta-jante rechazo a las viejas recetas de la vieja (y nueva) derecha, nuestra in-

tención es analizar críticamente las medidas adoptadas por el kirchne-rismo en relación a estos temas a la luz de su insuficiencia e ineficacia pa-ra solucionar definitivamente (y no a modo “parche”) los principales pro-blemas económicos. Hoy la econo-mía argentina se encuentra en la encrucijada: avanzar en el camino de las reformas estructurales, que indefectiblemente implican afec-tar los intereses de los poderosos; o dejar que estos problemas sigan incubándose hasta que la salida por derecha se torne inevitable, y las políticas de devaluación y ajus-te arrasen con las conquistas so-ciales que hubo hasta el día de hoy. Estamos convencidos de la ne-cesidad de superar la lógica del con-formismo y del no se puede; para cambiar las cosas debemos afectar intereses y, de no hacerlo, las conse-cuencias la sufrirán los mismos sec-tores postergados de siempre.

La Kamchatka número 10 preten-de humildemente contribuir a este debate determinante para el futuro de la Argentina.

Editorial: Llegó Marea Popular | 5KAMCHATKA nº10

Paraparticipar del próximo número, conseguir algún ejemplar anterior, o dejarnos simplemente tu opinión.

Podés escribirnos a [email protected]

!

La KMT no se piensa como una re-vista que discuta estas realidades sobre el aire. Estamos convenci-dos que la crítica nos lleva a la transformación, la palabra a la ac-ción, porque “una vez que abrimos los ojos es imposible volver a dor-mir”. Por este motivo, formamos parte y nos hallamos en la cons-trucción de una nueva fuerza polí-tica en la Argentina: MAREA POPULAR.

Este proyecto surge de la unión de diversas experiencias, que desde ha-ce años y desde distintos lugares ve-nían apostando por la creación de una nueva cultura política. Así como nosotros desde la FCE, muchos otros compañeros y compañeras en el resto de las Facultades de la UBA, en otras Universidades, secunda-rios, terciarios, sindicatos, en el ám-bito comunicacional, de la cultura, el movimiento de mujeres y la defensa de los bienes comunes; en Córdoba, Rosario, La Matanza, Lanús, Luján, Moreno, Salta, Tucumán y la Capital Federal dimos el paso fundamental de dejar de lado las pequeñas dife-rencias, las mezquindades y la lógica de propia construcción para dar lu-gar a esta nueva fuerza llamada Ma-rea Popular.

Porque, como venimos plantean-do desde el 1er número de la Kam-chatka, reconocemos avances en estos 10 años de gobierno. Nos reco-nocemos hijos de las Madres y las Abuelas, por eso sentimos presentes a los 30.000 en la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y en cada uno de los juicios a

los genocidas a los que gritamos Nun-ca Más. Tras los largos años de la os-cura noche neoliberal, nos entusias-ma y celebramos la recuperación de las herramientas del Estado en la de-terminación de la política, volviendo a poner en manos del país lo que nun-ca debió haber sido privatizado, co-mo las AFJP e YPF. Luego de transi-tar años de divisiones y subordina-ciones a intereses foráneos, nacimos al siglo XXI con el entierro del pro-yecto norteamericano del ALCA, allá en Mar del Plata. También celebra-mos que vuelva la mirada sobre los eternos excluidos de nuestra tierra con la Asignación Universal por Hijo y las políticas culturales como Co-nectar Igualdad y la Ley de Medios.

Pero reconocemos estos avances no por mero conformismo sino por-que sufrimos junto al resto de nues-tro pueblo los peores años de nues-tra historia y sabemos, con la certeza de la herida todavía fresca y honda, a dónde no queremos volver. Pero, so-bre todo, lo entendemos como un piso para desarrollar un diálogo po-lítico que ponga en cuestión estos avances, que los problematice y que se plantee ir por mucho más, porque ninguna de estas medidas ataca ni revierte los problemas es-tructurales de nuestro país.

Vemos que en diez años de creci-miento, luego de una brutal devalua-ción que a fuerza de hambre y de-sempleo sentó las bases que hicieron posible este modelo, no se han eli-minado las profundas desigualda-des que forman parte del mapa so-cial de nuestro país. Los bolsones

de miseria y pobreza han crecido y se han acentuado, consolidando gene-raciones crecidas al desamparo, en el más profundo y doloroso de los olvi-dos, entre los narcotraficantes, las re-des de trata y la mafia policial. Los dueños de todo han ganado como nunca mientras que los de afuera ca-da vez se reparten porciones más grandes de la torta que produce el su-dor de los trabajadores argentinos. La integración latinoamericana fue más una integración de los capitales que de los pueblos como propone el ALBA, y tampoco fue a fondo contra una deuda ilegítima y fraudulenta pa-ra desplazar definitivamente a los rectores del poder financiero. Tam-bién vemos este límite en la recupe-ración del Estado, muchas veces ga-rante de los intereses de ciertos gru-pos económicos y nunca garante de que el pueblo organizado tenga en sus manos la gestión de los hilos del proceso económico. Reivindicamos la política de memoria pero enten-diendo la necesidad de continuar la lucha no callando ni haciendo la vis-ta gorda, sino señalando los atrope-llos actuales a los derechos huma-nos, honrando a nuestros valientes compañeros en la denuncia de las de-sapariciones de luchadores popula-res, de la persistencia de prácticas nefastas como el espionaje a las orga-nizaciones populares y la sanción de la Ley Antiterrorista.

Como MAREA POPULAR cree-mos que estos horizontes de trans-formación no tienen lugar bajo es-te gobierno. No pueden serlo por voluntad y convicción política; es-ta lo orienta en la creación de un

4 | Editorial: La encrucijada KAMCHATKA nº10

Llegó

MAREA�POPULAR

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capitalismo serio, regulado y ges-tionado pero igualmente distante tanto del anarco-capitalismo fi-nanciero como de las propuestas de avanzada de nuestro continen-te. Y también por la base en la que se sustenta su construcción: ser la re-composición del PJ frente a la crisis abierta en 2001 tiene sus conse-cuencias y en ese apoyo no está la vía para una superación de estos dile-mas.

Por eso nos inclinamos por un pro-yecto político que plantee la necesi-dad de reformar firme y radicalmen-te la estructura tributaria, que pue-da estatizar el comercio de granos pa-ra poner en función de los posterga-dos de nuestro país la fenomenal ren-ta que produce el rico suelo argenti-no, que pueda cuestionar la depre-dación de nuestros bienes comunes, buscando desarrollar un modelo hu-mano, sostenible y que garantice la soberanía alimentaria. Pero sobre to-das las cosas, que ponga en manos del mismo pueblo organizado, del po-der popular, los instrumentos para la dirección colectiva de los destinos de nuestro país. Que busque empo-derar a los humildes, a los eternos desplazados, que llene de herra-mientas para poder tomar en nues-

tras manos el futuro de nuestro país. Que promueva la organización, la dis-cusión y la dirección colectiva del pro-ceso económico. Que avance en esa senda al lado de los pueblos que se proponen una verdadera integración en la Patria Grande, integración soli-daria y desinteresada, mediante tra-tados de libertad para los pueblos y no de libertad para el comercio.

Teniendo todo esto en mente, no po-demos dejar de plantearnos la nece-sidad de dar el cambio hoy. No soña-mos con que un día, de una vez y para siempre, se acaben las injus-ticias en este mundo plagado de ellas, sino que nos abocamos a la impaciente pero perseverante ta-rea de construir desde el primer la-drillo los cimientos de una nueva sociedad. Buscando generar nuevos lazos y relaciones sociales entre noso-tros, tratando de cambiar lo que pue-da ser cambiado hoy en día pero tam-bién acumulando fuerza para que ca-da vez más cientos, miles y millones de personas vean como posible esta salida y sumen su fuerza para orga-nizar un futuro mejor.

Con esa humilde, desinteresada pero ambiciosa idea, te invitamos a ser partícipe de este nuevo pro-

yecto. Desde la revista Kamchat-ka, en esta décima edición, quería-mos poner en palabras aquello que nos empuja día a día a dar esta pe-lea. Porque sabemos que es un cami-no plagado de dificultades, pasos en falso, desesperanzas, dudas, mie-dos, temores, pero también sabemos que es nuestra única opción si real-mente sentimos en lo más hondo las injusticias. Alcanza con indignarse frente a lo que uno ve todos los días: gente durmiendo en la calle, los asen-tamientos precarios que se expan-den por todos lados, el flagelo de la droga en las barriadas, los acciden-tes evitables, las muertes por desi-dia, las muertes por hambre en un país exportador de alimentos, las muertes por enfermedades cuya cu-ra se descubrió hace décadas. Alcanza con eso y un poco de entu-siasmo y esperanza en que las co-sas no son así, están así y vamos a cambiarlas. Por eso te invitamos a que formes parte de esta Marea Po-pular que crece.

Ahora sí, después de comentarte nuestros sueños y recorridos, te dejamos con esta edición renova-da a 10 números de la Kamchatka.

6 | Editorial: Llegó Marea Popular KAMCHATKA nº10

Dossier:La�economía�argentina�en�la�encrucijada

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 7KAMCHATKA nº10

Page 6: Kamchatka 10 interior

capitalismo serio, regulado y ges-tionado pero igualmente distante tanto del anarco-capitalismo fi-nanciero como de las propuestas de avanzada de nuestro continen-te. Y también por la base en la que se sustenta su construcción: ser la re-composición del PJ frente a la crisis abierta en 2001 tiene sus conse-cuencias y en ese apoyo no está la vía para una superación de estos dile-mas.

Por eso nos inclinamos por un pro-yecto político que plantee la necesi-dad de reformar firme y radicalmen-te la estructura tributaria, que pue-da estatizar el comercio de granos pa-ra poner en función de los posterga-dos de nuestro país la fenomenal ren-ta que produce el rico suelo argenti-no, que pueda cuestionar la depre-dación de nuestros bienes comunes, buscando desarrollar un modelo hu-mano, sostenible y que garantice la soberanía alimentaria. Pero sobre to-das las cosas, que ponga en manos del mismo pueblo organizado, del po-der popular, los instrumentos para la dirección colectiva de los destinos de nuestro país. Que busque empo-derar a los humildes, a los eternos desplazados, que llene de herra-mientas para poder tomar en nues-

tras manos el futuro de nuestro país. Que promueva la organización, la dis-cusión y la dirección colectiva del pro-ceso económico. Que avance en esa senda al lado de los pueblos que se proponen una verdadera integración en la Patria Grande, integración soli-daria y desinteresada, mediante tra-tados de libertad para los pueblos y no de libertad para el comercio.

Teniendo todo esto en mente, no po-demos dejar de plantearnos la nece-sidad de dar el cambio hoy. No soña-mos con que un día, de una vez y para siempre, se acaben las injus-ticias en este mundo plagado de ellas, sino que nos abocamos a la impaciente pero perseverante ta-rea de construir desde el primer la-drillo los cimientos de una nueva sociedad. Buscando generar nuevos lazos y relaciones sociales entre noso-tros, tratando de cambiar lo que pue-da ser cambiado hoy en día pero tam-bién acumulando fuerza para que ca-da vez más cientos, miles y millones de personas vean como posible esta salida y sumen su fuerza para orga-nizar un futuro mejor.

Con esa humilde, desinteresada pero ambiciosa idea, te invitamos a ser partícipe de este nuevo pro-

yecto. Desde la revista Kamchat-ka, en esta décima edición, quería-mos poner en palabras aquello que nos empuja día a día a dar esta pe-lea. Porque sabemos que es un cami-no plagado de dificultades, pasos en falso, desesperanzas, dudas, mie-dos, temores, pero también sabemos que es nuestra única opción si real-mente sentimos en lo más hondo las injusticias. Alcanza con indignarse frente a lo que uno ve todos los días: gente durmiendo en la calle, los asen-tamientos precarios que se expan-den por todos lados, el flagelo de la droga en las barriadas, los acciden-tes evitables, las muertes por desi-dia, las muertes por hambre en un país exportador de alimentos, las muertes por enfermedades cuya cu-ra se descubrió hace décadas. Alcanza con eso y un poco de entu-siasmo y esperanza en que las co-sas no son así, están así y vamos a cambiarlas. Por eso te invitamos a que formes parte de esta Marea Po-pular que crece.

Ahora sí, después de comentarte nuestros sueños y recorridos, te dejamos con esta edición renova-da a 10 números de la Kamchatka.

6 | Editorial: Llegó Marea Popular KAMCHATKA nº10

Dossier:La�economía�argentina�en�la�encrucijada

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 7KAMCHATKA nº10

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El autor realiza un análisis del kirchnerismo como proyecto político y económico, cuestionando fuertemente el horizonte de un capitalismo serio contrapuesto al capitalismo salvaje, y señalando la necesidad de avanzar hacia un proyecto emancipador de las clases populares que necesariamente implica la ruptura con los bloques de poder hegemónicos sobre los que se asienta el gobierno nacional.

Por�Claudio�Katz*

*Economista,�Investigador,�Profesor.�Miembro�del�EDI�(Economistas�de�Izquierda).

“La ingenuidad keynesiana suele omitir ese condicionamiento o el predominio de empresarios que exigen ganancias y auxilios del estado para reducir costos. Este patrón de lucro suele desmentir todas las fantasías socialdemócratas sobre el comportamiento benevolente de los capitalistas.”

CAPITALISMO SERIO CON BURGUESÍAS SUBSIDIADAS

l Kirchnerismo emergió bajo Elos efectos de la rebelión del 2001 y se abocó a restaurar el estado cuestionado por esa sublevación. Re-compuso un organismo desarticula-do por la extinción de la moneda, la paralización de las fuerzas represi-vas y la conversión de escuelas en co-medores sociales. Actuó en un mar-co signado por la evaporación de los contratos y la pulverización del siste-ma político.

Entre el 2003 y el 2007 Kirchner restableció el funcionamiento de la estructura estatal que garantiza los privilegios de las clases domi-nantes. Pero consumó esa reconsti-tución ampliando la asistencia a los empobrecidos, promoviendo avan-ces democráticos y aceptando mejo-ras sociales.

La emergencia quedó superada en un contexto de altos precios de las ex-portaciones y repunte cíclico de la rentabilidad. El gobierno reforzó en-tonces su política económica neo-desarrollista, priorizando el consu-mo y favoreciendo a los sectores agro-industriales en desmedro de los financistas.

El oficialismo busca gestar desde ese momento un “capitalismo serio” supervisado por el estado. Espera ge-nerar un círculo virtuoso de bienes-tar y equidad, contrapuesto al “anar-co-capitalismo” neoliberal. Pero no aclara dónde se ha logrado implan-tar ese modelo. En los países euro-peos prevalece el ajuste para soco-rrer a los bancos y en las econo-mías asiáticas se exprime brutal-mente a la fuerza trabajo. Todas las variantes de capitalismo regu-

lado se basan en la competencia, el beneficio y la explotación, es de-cir en tres rasgos antagónicos con la igualdad.

La idealización oficial del interven-cionismo incluye otra expectativa: asegurar la continuidad del creci-miento con incentivos al consumo. Pero también el capitalismo estatista necesita sostener la demanda con rentabilidad e inversión. No puede auto-propulsarse sólo con mejoras del poder adquisitivo.

La ingenuidad keynesiana suele omitir ese condicionamiento o el predominio de empresarios que exigen ganancias y auxilios del es-tado para reducir costos. Este pa-trón de lucro suele desmentir to-das las fantasías socialdemócratas sobre el comportamiento benevo-lente de los capitalistas.

El kirchnerismo también apuesta a recrear la burguesía nacional como protagonista de la acumulación. Pe-ro los grupos concentrados fugan ca-pital en lugar de invertir, engrosan sus patrimonios con subvenciones estatales y mantienen su rentabili-dad con remarcaciones de precios.

Este comportamiento ha conduci-do a la reaparición de la inflación y el bache fiscal. También recobran visi-bilidad las tensiones derivadas del mono-cultivo sojero, el extracti-vismo mega-minero, la pérdida del auto-abastecimiento petrolero y el estancamiento de la reindustriali-zación. Estos problemas son conse-cuencias del propio modelo y no me-

1ros resabios de los 90 .

El gobierno espera corregir estos desequilibrios gestando un funcio-nariado con suficiente habilidad y po-der para disciplinar a las grandes em-

Anatomía�delkirchnerismo

presas. Pero las firmas foráneas man-tienen las mismas prerrogativas de la década pasada y la vieja burguesía nacional ha decrecido, en compara-ción con los segmentos exportadores más internacionalizados.

Los reguladores kirchneristas no han logrado contrapesar ninguna de esas tendencias. Subsiste la histó-rica carencia de una burocracia efi-ciente y reaparece un “capitalis-mo de amigos” rodeado de coimas.

El marco económico que facilitó el surgimiento del kirchnerismo ya no es tan favorable. El estancamiento del PBI, el freno en la creación de empleo y la aceleración de la infla-

ción ilustran más los límites del modelo que las adversidades inter-nacionales. En el 2013 habrá una re-cuperación, pero sin la intensidad del rebote que sucedió al bajón del 2009. Es improbable el retorno al in-tenso crecimiento que hubo en el pe-ríodo de superávit fiscal, alto tipo de cambio y estabilidad de precios.

El intervencionismo neo-desarrollista persiste, pero con ini-ciativas poco efectivas y muy tar-días. La expropiación parcial de YPF se concretó con la depreda-ción del subsuelo ya consumada y la pesificación de la economía co-menzó con los dólares ya fugados. El gobierno mantiene la prioridad de impulsar el consumo, pero sin rever-tir la parálisis de la inversión. Multi-plica, además, el gasto público sin in-troducir la reforma impositiva reque-rida para solventar esas erogacio-nes.

Estas contradicciones explican la reaparición de tendencias al ajuste, que el oficialismo presenta como sim-ples correctivos de sintonía fina. Las jubilaciones continúan postergadas y resurge el propósito de fijar estric-tos techos a los aumentos salariales.

COMPARACIONES CON EL PRIMER PERONISMO

El régimen político kirchnerista se asienta en el liderazgo presidencial, la gravitación de mecanismos dele-gativos y la influencia de organismos para-institucionales. Preserva todas las normas constitucionales vigen-tes desde 1983, pero con mayor ape-go a las tradiciones populistas que a los basamentos republicanos.

En ambas modalidades persiste la subordinación de la soberanía popu-lar a los controles que ejercen las cla-ses dominantes a través de su poder económico, judicial o mediático. Se puede votar periódicamente, pero

no desafiar los privilegios sociales 2de los acaudalados .

Pero el molde político informal de la última década sintoniza con meca-nismos de gestión gubernamental más afianzados y presenta varias se-mejanzas con lo ocurrido durante el primer peronismo. El kirchnerismo se forjó en un contexto económico favorable e introdujo mejoras so-ciales, con la intención industria-lista de revitalizar la autonomía nacional. Al igual que en los años 40 se consolidó en un fuerte cho-que con la oposición, que ha forta-lecido la autoridad presidencial.

Pero el kirchnerismo desenvuelve modalidades neo-populistas mucho más atenuadas que las vigentes du-rante el peronismo clásico. No busca la centralidad de la industria sino su rehabilitación, en una economía re-centrada en torno a la exportación de bienes primarios. No confronta con Estados Unidos, sino que intenta re-cuperar la independencia tradicio-nal de la política exterior que diluyó el menemismo. No apuesta al co-mando argentino de la zona, sino a una coordinación subordinada a la estrategia brasileña. El viejo nacio-nalismo ha quedado amoldado a un proyecto más acotado de regio-nalismo consensuado.

Pero la principal diferencia entre ambos procesos es la relación con la clase trabajadora. En los años 50 la masa obrera obtuvo logros econó-mico-sociales inéditos para un país latinoamericano. Estas conquistas coronaron una intensa industriali-zación por sustitución de importa-ciones, que facilitó la enorme gravi-tación del proletariado y su posterior integración como la “columna verte-bral” del justicialismo.

El kirchnerismo surgió, por el contrario, en un escenario signado por la regresión industrial y la frac-tura de los trabajadores en seg-mentos formales y precarizados. Esta división persiste al cabo de una d é c a d a d e r e g u l a c i ó n n e o -desarrollista, puesto que la recupe-ración significativa del empleo y los salarios se limitó al sector registra-do. Ya no rigen los avances sociales generalizados que cohesionaban a la clase obrera. Se recompuso el nivel de vida de los “incluidos” y se estabi-lizó el empobrecimiento de los “ex-cluidos”.

También la clase media quedó sub-dividida en sectores recuperados y sumergidos. La expectativa de as

8 | Anatomía del kirchnerismo Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 9KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

“El estancamiento del PBI, el freno en la creación de empleo y la aceleración de la inflación ilustran más los límites del modelo que las adversidades internacionales.”

Page 8: Kamchatka 10 interior

El autor realiza un análisis del kirchnerismo como proyecto político y económico, cuestionando fuertemente el horizonte de un capitalismo serio contrapuesto al capitalismo salvaje, y señalando la necesidad de avanzar hacia un proyecto emancipador de las clases populares que necesariamente implica la ruptura con los bloques de poder hegemónicos sobre los que se asienta el gobierno nacional.

Por�Claudio�Katz*

*Economista,�Investigador,�Profesor.�Miembro�del�EDI�(Economistas�de�Izquierda).

“La ingenuidad keynesiana suele omitir ese condicionamiento o el predominio de empresarios que exigen ganancias y auxilios del estado para reducir costos. Este patrón de lucro suele desmentir todas las fantasías socialdemócratas sobre el comportamiento benevolente de los capitalistas.”

CAPITALISMO SERIO CON BURGUESÍAS SUBSIDIADAS

l Kirchnerismo emergió bajo Elos efectos de la rebelión del 2001 y se abocó a restaurar el estado cuestionado por esa sublevación. Re-compuso un organismo desarticula-do por la extinción de la moneda, la paralización de las fuerzas represi-vas y la conversión de escuelas en co-medores sociales. Actuó en un mar-co signado por la evaporación de los contratos y la pulverización del siste-ma político.

Entre el 2003 y el 2007 Kirchner restableció el funcionamiento de la estructura estatal que garantiza los privilegios de las clases domi-nantes. Pero consumó esa reconsti-tución ampliando la asistencia a los empobrecidos, promoviendo avan-ces democráticos y aceptando mejo-ras sociales.

La emergencia quedó superada en un contexto de altos precios de las ex-portaciones y repunte cíclico de la rentabilidad. El gobierno reforzó en-tonces su política económica neo-desarrollista, priorizando el consu-mo y favoreciendo a los sectores agro-industriales en desmedro de los financistas.

El oficialismo busca gestar desde ese momento un “capitalismo serio” supervisado por el estado. Espera ge-nerar un círculo virtuoso de bienes-tar y equidad, contrapuesto al “anar-co-capitalismo” neoliberal. Pero no aclara dónde se ha logrado implan-tar ese modelo. En los países euro-peos prevalece el ajuste para soco-rrer a los bancos y en las econo-mías asiáticas se exprime brutal-mente a la fuerza trabajo. Todas las variantes de capitalismo regu-

lado se basan en la competencia, el beneficio y la explotación, es de-cir en tres rasgos antagónicos con la igualdad.

La idealización oficial del interven-cionismo incluye otra expectativa: asegurar la continuidad del creci-miento con incentivos al consumo. Pero también el capitalismo estatista necesita sostener la demanda con rentabilidad e inversión. No puede auto-propulsarse sólo con mejoras del poder adquisitivo.

La ingenuidad keynesiana suele omitir ese condicionamiento o el predominio de empresarios que exigen ganancias y auxilios del es-tado para reducir costos. Este pa-trón de lucro suele desmentir to-das las fantasías socialdemócratas sobre el comportamiento benevo-lente de los capitalistas.

El kirchnerismo también apuesta a recrear la burguesía nacional como protagonista de la acumulación. Pe-ro los grupos concentrados fugan ca-pital en lugar de invertir, engrosan sus patrimonios con subvenciones estatales y mantienen su rentabili-dad con remarcaciones de precios.

Este comportamiento ha conduci-do a la reaparición de la inflación y el bache fiscal. También recobran visi-bilidad las tensiones derivadas del mono-cultivo sojero, el extracti-vismo mega-minero, la pérdida del auto-abastecimiento petrolero y el estancamiento de la reindustriali-zación. Estos problemas son conse-cuencias del propio modelo y no me-

1ros resabios de los 90 .

El gobierno espera corregir estos desequilibrios gestando un funcio-nariado con suficiente habilidad y po-der para disciplinar a las grandes em-

Anatomía�delkirchnerismo

presas. Pero las firmas foráneas man-tienen las mismas prerrogativas de la década pasada y la vieja burguesía nacional ha decrecido, en compara-ción con los segmentos exportadores más internacionalizados.

Los reguladores kirchneristas no han logrado contrapesar ninguna de esas tendencias. Subsiste la histó-rica carencia de una burocracia efi-ciente y reaparece un “capitalis-mo de amigos” rodeado de coimas.

El marco económico que facilitó el surgimiento del kirchnerismo ya no es tan favorable. El estancamiento del PBI, el freno en la creación de empleo y la aceleración de la infla-

ción ilustran más los límites del modelo que las adversidades inter-nacionales. En el 2013 habrá una re-cuperación, pero sin la intensidad del rebote que sucedió al bajón del 2009. Es improbable el retorno al in-tenso crecimiento que hubo en el pe-ríodo de superávit fiscal, alto tipo de cambio y estabilidad de precios.

El intervencionismo neo-desarrollista persiste, pero con ini-ciativas poco efectivas y muy tar-días. La expropiación parcial de YPF se concretó con la depreda-ción del subsuelo ya consumada y la pesificación de la economía co-menzó con los dólares ya fugados. El gobierno mantiene la prioridad de impulsar el consumo, pero sin rever-tir la parálisis de la inversión. Multi-plica, además, el gasto público sin in-troducir la reforma impositiva reque-rida para solventar esas erogacio-nes.

Estas contradicciones explican la reaparición de tendencias al ajuste, que el oficialismo presenta como sim-ples correctivos de sintonía fina. Las jubilaciones continúan postergadas y resurge el propósito de fijar estric-tos techos a los aumentos salariales.

COMPARACIONES CON EL PRIMER PERONISMO

El régimen político kirchnerista se asienta en el liderazgo presidencial, la gravitación de mecanismos dele-gativos y la influencia de organismos para-institucionales. Preserva todas las normas constitucionales vigen-tes desde 1983, pero con mayor ape-go a las tradiciones populistas que a los basamentos republicanos.

En ambas modalidades persiste la subordinación de la soberanía popu-lar a los controles que ejercen las cla-ses dominantes a través de su poder económico, judicial o mediático. Se puede votar periódicamente, pero

no desafiar los privilegios sociales 2de los acaudalados .

Pero el molde político informal de la última década sintoniza con meca-nismos de gestión gubernamental más afianzados y presenta varias se-mejanzas con lo ocurrido durante el primer peronismo. El kirchnerismo se forjó en un contexto económico favorable e introdujo mejoras so-ciales, con la intención industria-lista de revitalizar la autonomía nacional. Al igual que en los años 40 se consolidó en un fuerte cho-que con la oposición, que ha forta-lecido la autoridad presidencial.

Pero el kirchnerismo desenvuelve modalidades neo-populistas mucho más atenuadas que las vigentes du-rante el peronismo clásico. No busca la centralidad de la industria sino su rehabilitación, en una economía re-centrada en torno a la exportación de bienes primarios. No confronta con Estados Unidos, sino que intenta re-cuperar la independencia tradicio-nal de la política exterior que diluyó el menemismo. No apuesta al co-mando argentino de la zona, sino a una coordinación subordinada a la estrategia brasileña. El viejo nacio-nalismo ha quedado amoldado a un proyecto más acotado de regio-nalismo consensuado.

Pero la principal diferencia entre ambos procesos es la relación con la clase trabajadora. En los años 50 la masa obrera obtuvo logros econó-mico-sociales inéditos para un país latinoamericano. Estas conquistas coronaron una intensa industriali-zación por sustitución de importa-ciones, que facilitó la enorme gravi-tación del proletariado y su posterior integración como la “columna verte-bral” del justicialismo.

El kirchnerismo surgió, por el contrario, en un escenario signado por la regresión industrial y la frac-tura de los trabajadores en seg-mentos formales y precarizados. Esta división persiste al cabo de una d é c a d a d e r e g u l a c i ó n n e o -desarrollista, puesto que la recupe-ración significativa del empleo y los salarios se limitó al sector registra-do. Ya no rigen los avances sociales generalizados que cohesionaban a la clase obrera. Se recompuso el nivel de vida de los “incluidos” y se estabi-lizó el empobrecimiento de los “ex-cluidos”.

También la clase media quedó sub-dividida en sectores recuperados y sumergidos. La expectativa de as

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“El estancamiento del PBI, el freno en la creación de empleo y la aceleración de la inflación ilustran más los límites del modelo que las adversidades internacionales.”

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censo social se ha evaporado ante la magnitud de las desigualdades. Esa segmentación sepultó la vieja es-cuela pública y disolvió los servicios compartidos de salud.

. Es cierto que favoreció inicial-mente la reconstitución de los sindi-catos, pero con el propósito de debili-tar a los piqueteros. Cuando los gre-mios recuperaron su peso, el ofi-cialismo se embarcó en una políti-ca de fractura de las centrales sin-

3dicales .

¿SOLO DOS CAMPOS?

Los sectores más progresistas del kirchnerismo justifican la recons-trucción del viejo estado, señalando que “era lo máximo factible en ese momento”. Consideran que el go-bierno “se ubica a la izquierda de la sociedad” y estiman que dentro de esa administración se libra una disputa entre proyectos radicali-zados y conservadores. Propugnan inclinar la balanza hacia el primer

curso, resaltando que el oficialismo tiende a optar por esa dirección, en los momentos de conflicto con la de-

4recha .

Los defensores de este enfoque des-tacan acertadamente que el poder no se reduce al gobierno y que existe un contexto favorable para la obtención de conquistas. Pero olvidan que esos logros no pueden consolidarse si son concedidos desde arriba, sofocando las resistencias que emergen en for-ma independiente. El progresismo K carece de esa autonomía y pro-mueve la subordinación a las di-rectivas de CFK.

Por eso votaron la ley anti-terrorista, aceptan la mega-minería, avalaron el negocio de los concesionarios ferroviarios, se opusieron al paro del 20 de no-viembre, cuestionan la lucha con-tra el impuesto a los salarios, ocul-tan la postergación de los jubila-dos y silencian el atropello de la nueva ley de ART. Su proclamada intención de radicalizar el gobierno

no incluye ninguna batalla en los te-rrenos que exigiría ese avance.

Habitualmente justifican esas capi-tulaciones con el argumento del “mal menor”, olvidando que las pequeñas resignaciones conducen a convali-dar las desgracias mayores. Suelen afirmar “hay dos bandos y corres-ponde tomar partido”, como si to-do el escenario nacional se reduje-ra a los conflictos entre el oficia-lismo y la derecha no gubernamen-tal. Esta simplificación oculta las coincidencias de ambos sectores en muchas áreas y olvida que la restric-tiva división en dos campos sólo pre-valece en las coyunturas de agudo en-frentamiento. Lo habitual es la exis-tencia de muchas opciones.

EL ENOJO ELITISTA DE LA DERECHA

La derecha acompañó la recons-trucción kirchnerista del estado, pe-ro posteriormente se embarcó en una confrontación frontal con el go-

10 | Anatomía del kirchnerismo Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 11KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

bierno. Esta oposición no se limita a la esfera retórica o cultural. Cuestio-na el modelo neo-desarrollista a fa-vor de un esquema neoliberal procli-ve al endeudamiento externo, la aper-tura comercial y el recorte del gasto

5social .

Los conservadores utilizan des-caradamente los medios de comu-nicación para difundir engaños que superan todo lo imaginable. Presentan las normas de desinver-sión anti-monopólicas como atro-pellos a la libertad de prensa y cele-bran la complicidad de los jueces con las grandes empresas, como actos de independencia republica-na. Con la misma impudicia defien-den los privilegios de los altos magis-trados. También esgrimen el fantas-ma de la “chavización” del gobierno, como una desgracia de consecuen-cias irreversibles.

Entre el 2009 y el 2011 los conser-vadores fantasearon con el declive del ciclo K. La reciente irrupción de los caceroleros reavivó esta expecta-tiva, creando el mundo invertido de aristócratas que ponderan la movili-

zación callejera. Los adalides de la pasividad política y la representa-ción indirecta han descubierto el va-lor de llenar una plaza, cuando las de-mandas son regresivas.

Los fanáticos voceros de la mano dura ahora solicitan “diálogo” y ob-jetan las confrontaciones que “di-viden a la sociedad”. Pero ni siquie-ra consideran la posibilidad de ate-nuar estas fracturas reduciendo la brecha entre ricos y pobres. Se la-mentan de la polarización que ellos mismos alientan, al incentivar políti-cas de creciente desigualdad social.

DEMOCRATIZACIÓN Y REGIMENTACIÓN

El gobierno kirchnerista presenta un perfil de centroizquierda. Se ase-meja a otras administraciones suda-mericanas que contemporizan con los movimientos sociales, sin modifi-car las transformaciones regresivas que introdujo el neoliberalismo. Com-parte con Lula-Dilma Rousseff o Ta-baré Vásquez-Pepe Mujica una ubi-cación política igualmente distancia-da de la derecha represiva, librecam-bista y pro-norteamericana (Piñera, Calderón-Peña, Uribe-Santos) y del antiimperialismo radical (Chávez, Evo).

La peculiar combinación de neo-populismo y centro-izquierdismo en curso se expresa en el contra-dictorio aliento oficial de la demo-cratización y la regimentación de la vida política. Los ecos de la in-surgencia del 2001 se verifican en el primer terreno y la recomposición del poder estatal se corrobora en el segundo campo. El mismo gobierno que facilita el ensanchamiento de ciertos derechos democráticos, aco-ta la ampliación de esas conquistas. Este doble movimiento se verifica especialmente en la esfera de los derechos humanos.

Kirchner reabrió los juicios a los ge-nocidas, anuló los indultos y facilitó el encarcelamiento de los principales criminales de la dictadura (Videla, Menéndez, Astiz, Acosta). Revirtió décadas de impunidad y permitió que ya existan 378 represores con-denados. El año pasado se acelera-ron los mega-juicios (ESMA, La Per-la. Tucumán) y comenzó la indaga-ción de los cómplices civiles de la dic-tadura (como Blaquier). Se han recu-perado muchos nietos y se instaló una gran difusión escolar y mediáti-ca de lo ocurrido con los desapareci-

dos. Estos avances democratiza-dores se extendieron a otros cam-pos con la introducción de nuevos derechos (matrimonio igualitario, voto a los 16 años, libre acceso al historial clínico, identidad de gé-nero, muerte digna).

Pero esta secuencia de libertades no se proyecta a ningún terreno que pueda afectar la marcha de los negocios, los compromisos exter-nos o las alianzas con políticos reaccionarios. Por eso se introdujo la ley anti-terrorista exigida por el De-partamento de Estado, que brinda a los jueces un instrumento para cri-minalizar la protesta social, y hubo veintena de víctimas fatales registra-das en protestas populares durante los últimos tres años.

NOTAS 1Hemos desarrollo este tema en “Contrasenti-

dos del neo-desarrollismo”, 8-8-2012, Herra-mienta web 11, Septiembre de 2012.

2 Abordamos este problema en: Katz Claudio Las disyuntivas de la izquierda en América Lati-na. Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2008, (cap 2)

3 La sindicalización es masiva en el sector pú-blico y muy importante en las ramas estratégi-cas del sector privado. Uno de cada dos nuevos empleados se agremió, consolidando un escena-rio muy diferente a Estados Unidos o Europa. También se reactivaron las comisiones internas, inexistentes en el grueso de América Latina.

4 Estas tesis son postuladas por Martín Saba-tella, Carlos Heller y Luis D´Elia. Algunos inte-lectuales de este espacio se han reunido en torno al grupo Argumentos. Grimson Alejandro, “Más argumentos para el debate” argumen-tos12.blogspot.com/2012, 16-1-2012.

5 Por ejemplo: Szewach Enrique, “El verdadero milagro argentino” La Nación, 28-8-2012.

“El progresismo K carece de esa autonomía y promueve la subordinación a las directivas de CFK.Por eso votaron la ley anti-terrorista, aceptan la mega-minería, avalaron el negocio de los concesionarios ferroviarios, se opusieron al paro del 20 de noviembre, cuestionan la lucha contra el impuesto a los salarios, ocultan la postergación de los jubilados y silencian el atropello de la nueva ley de ART. ”

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censo social se ha evaporado ante la magnitud de las desigualdades. Esa segmentación sepultó la vieja es-cuela pública y disolvió los servicios compartidos de salud.

. Es cierto que favoreció inicial-mente la reconstitución de los sindi-catos, pero con el propósito de debili-tar a los piqueteros. Cuando los gre-mios recuperaron su peso, el ofi-cialismo se embarcó en una políti-ca de fractura de las centrales sin-

3dicales .

¿SOLO DOS CAMPOS?

Los sectores más progresistas del kirchnerismo justifican la recons-trucción del viejo estado, señalando que “era lo máximo factible en ese momento”. Consideran que el go-bierno “se ubica a la izquierda de la sociedad” y estiman que dentro de esa administración se libra una disputa entre proyectos radicali-zados y conservadores. Propugnan inclinar la balanza hacia el primer

curso, resaltando que el oficialismo tiende a optar por esa dirección, en los momentos de conflicto con la de-

4recha .

Los defensores de este enfoque des-tacan acertadamente que el poder no se reduce al gobierno y que existe un contexto favorable para la obtención de conquistas. Pero olvidan que esos logros no pueden consolidarse si son concedidos desde arriba, sofocando las resistencias que emergen en for-ma independiente. El progresismo K carece de esa autonomía y pro-mueve la subordinación a las di-rectivas de CFK.

Por eso votaron la ley anti-terrorista, aceptan la mega-minería, avalaron el negocio de los concesionarios ferroviarios, se opusieron al paro del 20 de no-viembre, cuestionan la lucha con-tra el impuesto a los salarios, ocul-tan la postergación de los jubila-dos y silencian el atropello de la nueva ley de ART. Su proclamada intención de radicalizar el gobierno

no incluye ninguna batalla en los te-rrenos que exigiría ese avance.

Habitualmente justifican esas capi-tulaciones con el argumento del “mal menor”, olvidando que las pequeñas resignaciones conducen a convali-dar las desgracias mayores. Suelen afirmar “hay dos bandos y corres-ponde tomar partido”, como si to-do el escenario nacional se reduje-ra a los conflictos entre el oficia-lismo y la derecha no gubernamen-tal. Esta simplificación oculta las coincidencias de ambos sectores en muchas áreas y olvida que la restric-tiva división en dos campos sólo pre-valece en las coyunturas de agudo en-frentamiento. Lo habitual es la exis-tencia de muchas opciones.

EL ENOJO ELITISTA DE LA DERECHA

La derecha acompañó la recons-trucción kirchnerista del estado, pe-ro posteriormente se embarcó en una confrontación frontal con el go-

10 | Anatomía del kirchnerismo Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 11KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

bierno. Esta oposición no se limita a la esfera retórica o cultural. Cuestio-na el modelo neo-desarrollista a fa-vor de un esquema neoliberal procli-ve al endeudamiento externo, la aper-tura comercial y el recorte del gasto

5social .

Los conservadores utilizan des-caradamente los medios de comu-nicación para difundir engaños que superan todo lo imaginable. Presentan las normas de desinver-sión anti-monopólicas como atro-pellos a la libertad de prensa y cele-bran la complicidad de los jueces con las grandes empresas, como actos de independencia republica-na. Con la misma impudicia defien-den los privilegios de los altos magis-trados. También esgrimen el fantas-ma de la “chavización” del gobierno, como una desgracia de consecuen-cias irreversibles.

Entre el 2009 y el 2011 los conser-vadores fantasearon con el declive del ciclo K. La reciente irrupción de los caceroleros reavivó esta expecta-tiva, creando el mundo invertido de aristócratas que ponderan la movili-

zación callejera. Los adalides de la pasividad política y la representa-ción indirecta han descubierto el va-lor de llenar una plaza, cuando las de-mandas son regresivas.

Los fanáticos voceros de la mano dura ahora solicitan “diálogo” y ob-jetan las confrontaciones que “di-viden a la sociedad”. Pero ni siquie-ra consideran la posibilidad de ate-nuar estas fracturas reduciendo la brecha entre ricos y pobres. Se la-mentan de la polarización que ellos mismos alientan, al incentivar políti-cas de creciente desigualdad social.

DEMOCRATIZACIÓN Y REGIMENTACIÓN

El gobierno kirchnerista presenta un perfil de centroizquierda. Se ase-meja a otras administraciones suda-mericanas que contemporizan con los movimientos sociales, sin modifi-car las transformaciones regresivas que introdujo el neoliberalismo. Com-parte con Lula-Dilma Rousseff o Ta-baré Vásquez-Pepe Mujica una ubi-cación política igualmente distancia-da de la derecha represiva, librecam-bista y pro-norteamericana (Piñera, Calderón-Peña, Uribe-Santos) y del antiimperialismo radical (Chávez, Evo).

La peculiar combinación de neo-populismo y centro-izquierdismo en curso se expresa en el contra-dictorio aliento oficial de la demo-cratización y la regimentación de la vida política. Los ecos de la in-surgencia del 2001 se verifican en el primer terreno y la recomposición del poder estatal se corrobora en el segundo campo. El mismo gobierno que facilita el ensanchamiento de ciertos derechos democráticos, aco-ta la ampliación de esas conquistas. Este doble movimiento se verifica especialmente en la esfera de los derechos humanos.

Kirchner reabrió los juicios a los ge-nocidas, anuló los indultos y facilitó el encarcelamiento de los principales criminales de la dictadura (Videla, Menéndez, Astiz, Acosta). Revirtió décadas de impunidad y permitió que ya existan 378 represores con-denados. El año pasado se acelera-ron los mega-juicios (ESMA, La Per-la. Tucumán) y comenzó la indaga-ción de los cómplices civiles de la dic-tadura (como Blaquier). Se han recu-perado muchos nietos y se instaló una gran difusión escolar y mediáti-ca de lo ocurrido con los desapareci-

dos. Estos avances democratiza-dores se extendieron a otros cam-pos con la introducción de nuevos derechos (matrimonio igualitario, voto a los 16 años, libre acceso al historial clínico, identidad de gé-nero, muerte digna).

Pero esta secuencia de libertades no se proyecta a ningún terreno que pueda afectar la marcha de los negocios, los compromisos exter-nos o las alianzas con políticos reaccionarios. Por eso se introdujo la ley anti-terrorista exigida por el De-partamento de Estado, que brinda a los jueces un instrumento para cri-minalizar la protesta social, y hubo veintena de víctimas fatales registra-das en protestas populares durante los últimos tres años.

NOTAS 1Hemos desarrollo este tema en “Contrasenti-

dos del neo-desarrollismo”, 8-8-2012, Herra-mienta web 11, Septiembre de 2012.

2 Abordamos este problema en: Katz Claudio Las disyuntivas de la izquierda en América Lati-na. Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2008, (cap 2)

3 La sindicalización es masiva en el sector pú-blico y muy importante en las ramas estratégi-cas del sector privado. Uno de cada dos nuevos empleados se agremió, consolidando un escena-rio muy diferente a Estados Unidos o Europa. También se reactivaron las comisiones internas, inexistentes en el grueso de América Latina.

4 Estas tesis son postuladas por Martín Saba-tella, Carlos Heller y Luis D´Elia. Algunos inte-lectuales de este espacio se han reunido en torno al grupo Argumentos. Grimson Alejandro, “Más argumentos para el debate” argumen-tos12.blogspot.com/2012, 16-1-2012.

5 Por ejemplo: Szewach Enrique, “El verdadero milagro argentino” La Nación, 28-8-2012.

“El progresismo K carece de esa autonomía y promueve la subordinación a las directivas de CFK.Por eso votaron la ley anti-terrorista, aceptan la mega-minería, avalaron el negocio de los concesionarios ferroviarios, se opusieron al paro del 20 de noviembre, cuestionan la lucha contra el impuesto a los salarios, ocultan la postergación de los jubilados y silencian el atropello de la nueva ley de ART. ”

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“En cuanto a la puja distributiva, la participación del Estado en la negociación debe procurar que la misma derive en porcentajes que garanticen el sostenimiento y la adecuada recomposición de los salarios, en niveles acordes al control de la dinámica de precios.”

convirtiéndose esta en otra de las causas de la inflación. El importan-te grado de sindicalización que existe en nuestro país, generó presiones sobre la recomposición salarial en un contexto de fuerte crecimiento económico. Esta situación es bienvenida desde el punto de vista redistributivo -de hecho la participación del salario en el ingreso total aumentó significati-vamente-, pero genera presiones en los precios, dado el comportamiento de los empresarios. Esto ocurre porque en nuestro país tenemos una estructura productiva y comercial muy concentrada, que permite a los formadores de precios llevar adelan-te comportamientos de corte mono-pólico.

Es importante destacar que, en ningún caso, las causas de la infla-ción en nuestra economía en este momento se encuentran, como se pretende ins ta la r desde la ortodoxia económica, en un dete-rioro en el frente fiscal, financiado con emisión monetaria, a su entender excesiva. El error de encontrar allí las causas de la infla-ción conduce a concluir que la política para enfrentarla es el ajuste, ya sea fiscal o moneta-rio. Un ajuste en cual-quiera de estos frentes implicaría reducir el

KMT: ¿Cuáles son a su entender las principales causas de la inflación?

AD: Las causas de la inflación en la Argentina durante estos últimos años son múltiples. Por un lado, debe considerarse el fenómeno cono-cido como inflación importada, que refiere a la transferencia a precios domésticos, especialmente alimen-tos, de los incrementos en los precios internacionales de los commodities, en particular los agrícolas que nues-tro país exporta. Esta situación, que impactó en los costos internos, disparó un fuerte proceso de puja distributiva, que comenzó a actuar como mecanismo de propagación de los incrementos en los precios,

12 | Entrevista a Agustín D’Attellis

ritmo de crecimiento de nuestra acti-vidad económica, en un momento donde la necesidad está en llevar adelante políticas activas contrací-clicas con el objetivo de estimular la demanda, la producción y preservar el empleo.

KMT: ¿Qué responsabilidad encuentra entre los distin-tos actores de la economía, a la hora de explicar el fenó-meno inflacionario?

AD: Es importante comprender a la dinámica macroeconómica a partir de los procesos decisorios. De esta forma, se puede ver que son variados los actores que, de una u otra forma, tienen influencia sobre la dinámica de precios en nuestra economía. En orden de responsabilidad, podemos identificar, en primer lugar, a aque-llos empresarios, tanto del aparato productivo como de las cadenas de comercialización, que actúan como formadores de precios en mercados concentrados y trasladan a precios toda señal de la economía que los haga vislumbrar algún tipo de dete-rioro en su rentabilidad futura.

También podemos identificar a los exportadores de productos prima-rios. Entendiendo que la inflación importada (explicada en el punto anterior) es una de las causas rele-vantes del proceso inflacionario, el gobierno nacional diseñó oportuna-mente un mecanismo de retenciones móviles, que atendía, entre otras cuestiones, aquella de la inflación importada, al amortiguar el impacto sobre precios domésticos de la vola-tilidad de los precios internacionales de los commodities. Estos estuvie-ron influenciados el último tiempo, no sólo por aspectos estructurales (como por ejemplo el elevado creci-miento económico en países asiáti-cos y la modificación de sus patrones

alimentarios), sino también por moti-vos especulativos (evidenciados a partir de la crisis financiera interna-cional desde 2008 en adelante, donde las materias primas, al identi-ficarse como refugio de valor en un contexto internacional de excesiva liquidez y tasas bajas, comenzaron a correr el riesgo de ser susceptibles de formación de algún tipo de burbuja especulativa). Esta decisión, que quedó plasmada en la famosa reso-lución 125 del año 2008, resultó duramente enfrentada por el sector agroexportador, en defensa de su rentabilidad sectorial.

Otro actor a identificar, al conside-rar a la puja distributiva como meca-nismo de propagación del fenómeno de inflación importada, son los sindi-catos, que por defender los intereses de sus representados pretenden por momentos incrementos salariales que generan presión sobre la diná-mica de precios.

Es importante también destacar la responsabilidad del sector financie-ro, en particular los bancos comer-ciales, que durante los últimos años han obtenido muy altas tasas de rentabilidad a partir de trabajar con un amplio spread de tasas, fondeán-dose a tasas bajas y otorgando crédi-tos a tasas muy elevadas, a corto plazo y al consumo. Aproximada-mente el 90% de la estructura de créditos de los bancos en nuestro país se destinan, de diferentes formas, al consumo y son créditos de corto plazo. Este elevado costo finan-ciero para financiar operaciones de corto plazo genera una presión adicional sobre los precios. En defi-nitiva, son varios los actores que de una u otra forma tienen respon-sabilidad en este proceso, que responde a una dinámica de conflicto de intereses y donde el

Estado Nacional debe interceder, controlar y regular, en pos de maxi-mizar el bienestar de la sociedad en su conjunto.

KMT: ¿Cuáles son a su entender las consecuencias de la inflación sobre el creci-miento?

AD: Todo proceso de crecimiento económico implica una tasa de inflación positiva. El punto clave está en analizar a partir de qué tasa de inflación, ésta comienza a perju-dicar el ritmo de crecimiento de la actividad. Identificar un valor exacto sobre esto no es sencillo, aunque podemos considerar que en estos tiempos una tasa de inflación por debajo de los dos dígitos no resulta perjudicial al proceso de crecimiento económico en nuestro país. Se entiende que una inflación eleva-da y persistente tiene impacto negativo sobre el crecimiento económico, ya que aumenta la incertidumbre, actuando negati-vamente sobre las decisiones de ahorro e inversión. Por el lado del crédito, necesario en todo proceso de crecimiento, también la inflación presenta un condicionante, ya que acorta los plazos a los que se expo-nen los prestamistas e incrementan significativamente las tasas de inte-rés. La presencia de inflación eleva-da, impacta también negativamente sobre la competitividad de la econo-mía a lo largo del tiempo, afectando la dinámica exportadora.

KMT: ¿Cómo afecta a la distribución del ingreso?

AD: Históricamente, la inflación ha sido un mecanismo de licua-ción de los salarios, ya que al ser más lenta la recomposición salarial

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 13

Agustín�DʼAttellisTrabaja como asesor en el Ministerio de Economía

de la Nación . Se licenció en la carrera de Economía en la Universidad de Buenos Aires. Pertenece a La graN maKro y se desempeñó como docente e inves-tigador.

Entrevista�a

KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

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“En cuanto a la puja distributiva, la participación del Estado en la negociación debe procurar que la misma derive en porcentajes que garanticen el sostenimiento y la adecuada recomposición de los salarios, en niveles acordes al control de la dinámica de precios.”

convirtiéndose esta en otra de las causas de la inflación. El importan-te grado de sindicalización que existe en nuestro país, generó presiones sobre la recomposición salarial en un contexto de fuerte crecimiento económico. Esta situación es bienvenida desde el punto de vista redistributivo -de hecho la participación del salario en el ingreso total aumentó significati-vamente-, pero genera presiones en los precios, dado el comportamiento de los empresarios. Esto ocurre porque en nuestro país tenemos una estructura productiva y comercial muy concentrada, que permite a los formadores de precios llevar adelan-te comportamientos de corte mono-pólico.

Es importante destacar que, en ningún caso, las causas de la infla-ción en nuestra economía en este momento se encuentran, como se pretende ins ta la r desde la ortodoxia económica, en un dete-rioro en el frente fiscal, financiado con emisión monetaria, a su entender excesiva. El error de encontrar allí las causas de la infla-ción conduce a concluir que la política para enfrentarla es el ajuste, ya sea fiscal o moneta-rio. Un ajuste en cual-quiera de estos frentes implicaría reducir el

KMT: ¿Cuáles son a su entender las principales causas de la inflación?

AD: Las causas de la inflación en la Argentina durante estos últimos años son múltiples. Por un lado, debe considerarse el fenómeno cono-cido como inflación importada, que refiere a la transferencia a precios domésticos, especialmente alimen-tos, de los incrementos en los precios internacionales de los commodities, en particular los agrícolas que nues-tro país exporta. Esta situación, que impactó en los costos internos, disparó un fuerte proceso de puja distributiva, que comenzó a actuar como mecanismo de propagación de los incrementos en los precios,

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ritmo de crecimiento de nuestra acti-vidad económica, en un momento donde la necesidad está en llevar adelante políticas activas contrací-clicas con el objetivo de estimular la demanda, la producción y preservar el empleo.

KMT: ¿Qué responsabilidad encuentra entre los distin-tos actores de la economía, a la hora de explicar el fenó-meno inflacionario?

AD: Es importante comprender a la dinámica macroeconómica a partir de los procesos decisorios. De esta forma, se puede ver que son variados los actores que, de una u otra forma, tienen influencia sobre la dinámica de precios en nuestra economía. En orden de responsabilidad, podemos identificar, en primer lugar, a aque-llos empresarios, tanto del aparato productivo como de las cadenas de comercialización, que actúan como formadores de precios en mercados concentrados y trasladan a precios toda señal de la economía que los haga vislumbrar algún tipo de dete-rioro en su rentabilidad futura.

También podemos identificar a los exportadores de productos prima-rios. Entendiendo que la inflación importada (explicada en el punto anterior) es una de las causas rele-vantes del proceso inflacionario, el gobierno nacional diseñó oportuna-mente un mecanismo de retenciones móviles, que atendía, entre otras cuestiones, aquella de la inflación importada, al amortiguar el impacto sobre precios domésticos de la vola-tilidad de los precios internacionales de los commodities. Estos estuvie-ron influenciados el último tiempo, no sólo por aspectos estructurales (como por ejemplo el elevado creci-miento económico en países asiáti-cos y la modificación de sus patrones

alimentarios), sino también por moti-vos especulativos (evidenciados a partir de la crisis financiera interna-cional desde 2008 en adelante, donde las materias primas, al identi-ficarse como refugio de valor en un contexto internacional de excesiva liquidez y tasas bajas, comenzaron a correr el riesgo de ser susceptibles de formación de algún tipo de burbuja especulativa). Esta decisión, que quedó plasmada en la famosa reso-lución 125 del año 2008, resultó duramente enfrentada por el sector agroexportador, en defensa de su rentabilidad sectorial.

Otro actor a identificar, al conside-rar a la puja distributiva como meca-nismo de propagación del fenómeno de inflación importada, son los sindi-catos, que por defender los intereses de sus representados pretenden por momentos incrementos salariales que generan presión sobre la diná-mica de precios.

Es importante también destacar la responsabilidad del sector financie-ro, en particular los bancos comer-ciales, que durante los últimos años han obtenido muy altas tasas de rentabilidad a partir de trabajar con un amplio spread de tasas, fondeán-dose a tasas bajas y otorgando crédi-tos a tasas muy elevadas, a corto plazo y al consumo. Aproximada-mente el 90% de la estructura de créditos de los bancos en nuestro país se destinan, de diferentes formas, al consumo y son créditos de corto plazo. Este elevado costo finan-ciero para financiar operaciones de corto plazo genera una presión adicional sobre los precios. En defi-nitiva, son varios los actores que de una u otra forma tienen respon-sabilidad en este proceso, que responde a una dinámica de conflicto de intereses y donde el

Estado Nacional debe interceder, controlar y regular, en pos de maxi-mizar el bienestar de la sociedad en su conjunto.

KMT: ¿Cuáles son a su entender las consecuencias de la inflación sobre el creci-miento?

AD: Todo proceso de crecimiento económico implica una tasa de inflación positiva. El punto clave está en analizar a partir de qué tasa de inflación, ésta comienza a perju-dicar el ritmo de crecimiento de la actividad. Identificar un valor exacto sobre esto no es sencillo, aunque podemos considerar que en estos tiempos una tasa de inflación por debajo de los dos dígitos no resulta perjudicial al proceso de crecimiento económico en nuestro país. Se entiende que una inflación eleva-da y persistente tiene impacto negativo sobre el crecimiento económico, ya que aumenta la incertidumbre, actuando negati-vamente sobre las decisiones de ahorro e inversión. Por el lado del crédito, necesario en todo proceso de crecimiento, también la inflación presenta un condicionante, ya que acorta los plazos a los que se expo-nen los prestamistas e incrementan significativamente las tasas de inte-rés. La presencia de inflación eleva-da, impacta también negativamente sobre la competitividad de la econo-mía a lo largo del tiempo, afectando la dinámica exportadora.

KMT: ¿Cómo afecta a la distribución del ingreso?

AD: Históricamente, la inflación ha sido un mecanismo de licua-ción de los salarios, ya que al ser más lenta la recomposición salarial

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 13

Agustín�DʼAttellisTrabaja como asesor en el Ministerio de Economía

de la Nación . Se licenció en la carrera de Economía en la Universidad de Buenos Aires. Pertenece a La graN maKro y se desempeñó como docente e inves-tigador.

Entrevista�a

KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

Page 13: Kamchatka 10 interior

que la d inámica de precios, se va perdiendo parte del poder adquisitivo de los salarios. Actualmen-te, en nuestro país, la recu-peración de las negociacio-nes paritarias como marco de los acuerdos salariales, que involucran tanto a sindicatos como a empre-sarios y al Estado, atiende este aspecto, con el objeti-vo de romper con esa lógica histórica, que producía incrementos de rentabili-dad en las grandes empre-sas a costas de menores salarios reales.

KMT: ¿Qué medidas tomaría para contro-lar la inflación? ¿Qué opina acerca de los c o n t r o l e s d e precios?

AD: Entendiendo que las causas de la inflación en la Argenti-na son las enunciadas previamente, las medidas a adoptar para controlar el proceso tienen que ver con atacar esas mismas causas. Así, al fenóme-no de inflación importada puede contenérselo a partir de las retencio-nes a las exportaciones. En este sentido, un esquema de retenciones móviles, como el propuesto en la reso-lución 125/08, se entiende como adecuado con tal propósito.

En cuanto a la puja distributiva, la participación del Estado en la negociación debe procurar que la misma derive en porcentajes que garanticen el sostenimiento y la adecuada recomposición de los salarios, en niveles acordes al control de la dinámica de precios. En relación a los sectores concentra-dos, formadores de precios a partir de comportamientos monopólicos, la herramienta de los acuerdos de precios resulta adecuada. El Estado debe tener una fuerte intervención sobre estos sectores, controlando su rentabilidad con el objetivo de evitar abusos que deriven en presiones inflacionarias adicionales. Pero también debe ser objetivo del Estado Nacional, en el marco de un proceso de desarrollo económico planificado en el largo plazo, avanzar en la desconcentración de esos mercados. Para lograr este objetivo es impor-tante contar con una política industrial activa que promueva el desarrollo de las empresas peque-

ñas y medianas, las cuales deben ganar participación de mercado a lo largo del tiempo.

También resultan relevantes para lograr este objetivo de desconcentra-ción de los mercados, la reforma de la carta orgánica del BCRA y la nueva ley de Mercado de Capitales. En cuanto a la primera, el Banco Central ha recuperado funciones para determinar el redirecciona-miento del crédito y establecer condiciones en cuanto a tasas, plazos y destino. Una primera medi-da se ha tomado en los últimos meses, que llevó a que los bancos comerciales tengan que destinar el 5% del total de sus depósitos a inver-sión productiva, el 50% del cual debe tener como destino a las Pymes. En relación al segundo aspecto, un nuevo mercado de capitales, debe desarrollarse para lograr poner al mismo al servicio de la actividad productiva. Al romper con la lógica de valorización financiera dominan-te a lo largo de años, que redujo a este mercado a su mínima expresión y lo alejó completamente de la econo-mía real, debe lograrse en este mercado una fuente de financia-miento para todas aquellas compa-ñías -grandes, medianas o peque-ñas- que enfrenten necesidades de financiamiento para sus inversio-nes, gobiernos provinciales o muni-cipales que necesiten financiar obras de infraestructura, etc. También es importante destinar el ahorro en manos de inversores insti-

tucionales hacia inversión productiva de largo plazo, tales son los casos del inci-so Q, referido a las inver-siones de ANSES, o el inci-so K, de la normativa que regula las inversiones de las compañías de seguros. También deberá fomentar-se la creación de fondos comunes de inversión que destinen sus inversiones a Pymes, así como también a infraestructura. En defini-tiva, debe construirse un mercado financiero fuer-temente regulado, que

permita canalizar el ahorro doméstico, en moneda doméstica, hacia inversión productiva. El logro en este objetivo garantizará la desconcentración de los mercados a lo largo del tiempo, actuando positi-vamente sobre la dinámica inflacio-naria.

Finalmente, es importante desta-car que la actual dinámica de precios no reconoce causas en el frente fiscal (por aumento del gasto público), ni en el monetario. El error de interpretación, muchas veces intencional, en identificar a estas como las causas, conducen a políticas de ajuste como solución, lo cual esconde la pretensión de preservar la estructura histórica de reparto del ingreso, que permite ejer-cer poder de control en la puja distri-butiva en beneficio de la rentabilidad corporativa.

14 | Entrevista a Agustín D’Attellis

“es importante destacar que la actual dinámica de precios no reconoce causas en el frente fiscal (por aumento del gasto público), ni en el monetario. ”

KAMCHATKA nº10

“La principal responsabilidad por la inflación la tiene un modelo que fue montando el dispositivo inflacionario desde el momento que decidió subsidiar el consumo y despreocuparse de las condiciones de la inversión.”

vidad por el lado de la demanda, pero básicamente por la decisión de cu-brir la creciente brecha fiscal con emisión monetaria. De hecho, hoy en dia, 1 de cada 2 pesos que emite el BCRA tiene como destino financiar el déficit fiscal del Tesoro Nacional. Da-do el carácter inelástico de la oferta (por la baja inversión), la pulsión de los precios es al alza.

A esto se suma la expectativa infla-cionaria, motivada en la torpeza del gobierno de no reconocer el proble-ma y plantear algún tipo de medidas contra la inflación. Las expectativas le ponen un piso a la inflación, que es difícil bajar si no se toman medidas.

Por último, la propia inflación com-binada con la falta de instrumentos de ahorro y reserva de valor, alientan la demanda de divisas. La dispara-da del dólar informal (que se ha convertido en el mejor negocio de la Argentina) hace presumir, tam-

bién en el terreno de las expectati-vas, una eventual devaluación, que en las condiciones actuales no sólo resolvería los problemas de competitividad, sino que funcio-naría como un nuevo envión en la espiral inflacionaria (con un obvio impacto negativo en la ya delicada si-tuación social).

KMT: ¿Qué responsabilidad encuentra entre los distin-tos actores de la economía, a la hora de explicar el fenó-meno inflacionario?

RF: Intentar explicar la inflación, como lo hace el relato oficial, en la po-sición subjetiva de los actores econó-micos, su presunta perversión in-trínseca, los comportamientos oligo-pólicos, el crecimiento de los precios de los alimentos, etc., implica desco

KMT: ¿Cuáles son a su en-tender las principales causas de la inflación?

RF: En primer lugar, hay una cau-sa estructural de la inflación que es la insuficiencia de la estructura pro-ductiva y los cuellos de botella de di-ferentes sectores productivos, moti-vado en el agotamiento de la capaci-dad instalada que había a principios del ciclo Duhalde-Kirchner y que no se ha incrementado por la falta de in-versión. Este modelo, en primer lu-gar, desincentivó (y desincentiva ca-da vez más) el ahorro y la inversión.

En segundo lugar, hay una política de financiamiento del gasto público con emisión monetaria que se ha ve-nido acelerando en los últimos años. La masa monetaria crece a un ritmo mucho más acelerado que el resto de las variables de la economía, con la excusa de motorizar el nivel de acti-

Rogelio�FrigerioRogelio Frigerio fue electo en 2011 diputado de la Ciudad

Autónoma de Buenos Aires por el partido PRO, y preside la Comisión de Presupuesto, Hacienda, Administración Fi-nanciera y Política Tributaria de la Legislatura de la CABA. Es licenciado en Economía (UBA), especializado en Planifi-cación y Desarrollo Económico. Fue profesor de grado y de posgrado en la UBA, en la USAL, en la UC3M, en la UCA y en la UCES.

Entrevista�a

KAMCHATKA nº10Entrevista a Rogelio Frigerio | 15KAMCHATKA nº10

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que la d inámica de precios, se va perdiendo parte del poder adquisitivo de los salarios. Actualmen-te, en nuestro país, la recu-peración de las negociacio-nes paritarias como marco de los acuerdos salariales, que involucran tanto a sindicatos como a empre-sarios y al Estado, atiende este aspecto, con el objeti-vo de romper con esa lógica histórica, que producía incrementos de rentabili-dad en las grandes empre-sas a costas de menores salarios reales.

KMT: ¿Qué medidas tomaría para contro-lar la inflación? ¿Qué opina acerca de los c o n t r o l e s d e precios?

AD: Entendiendo que las causas de la inflación en la Argenti-na son las enunciadas previamente, las medidas a adoptar para controlar el proceso tienen que ver con atacar esas mismas causas. Así, al fenóme-no de inflación importada puede contenérselo a partir de las retencio-nes a las exportaciones. En este sentido, un esquema de retenciones móviles, como el propuesto en la reso-lución 125/08, se entiende como adecuado con tal propósito.

En cuanto a la puja distributiva, la participación del Estado en la negociación debe procurar que la misma derive en porcentajes que garanticen el sostenimiento y la adecuada recomposición de los salarios, en niveles acordes al control de la dinámica de precios. En relación a los sectores concentra-dos, formadores de precios a partir de comportamientos monopólicos, la herramienta de los acuerdos de precios resulta adecuada. El Estado debe tener una fuerte intervención sobre estos sectores, controlando su rentabilidad con el objetivo de evitar abusos que deriven en presiones inflacionarias adicionales. Pero también debe ser objetivo del Estado Nacional, en el marco de un proceso de desarrollo económico planificado en el largo plazo, avanzar en la desconcentración de esos mercados. Para lograr este objetivo es impor-tante contar con una política industrial activa que promueva el desarrollo de las empresas peque-

ñas y medianas, las cuales deben ganar participación de mercado a lo largo del tiempo.

También resultan relevantes para lograr este objetivo de desconcentra-ción de los mercados, la reforma de la carta orgánica del BCRA y la nueva ley de Mercado de Capitales. En cuanto a la primera, el Banco Central ha recuperado funciones para determinar el redirecciona-miento del crédito y establecer condiciones en cuanto a tasas, plazos y destino. Una primera medi-da se ha tomado en los últimos meses, que llevó a que los bancos comerciales tengan que destinar el 5% del total de sus depósitos a inver-sión productiva, el 50% del cual debe tener como destino a las Pymes. En relación al segundo aspecto, un nuevo mercado de capitales, debe desarrollarse para lograr poner al mismo al servicio de la actividad productiva. Al romper con la lógica de valorización financiera dominan-te a lo largo de años, que redujo a este mercado a su mínima expresión y lo alejó completamente de la econo-mía real, debe lograrse en este mercado una fuente de financia-miento para todas aquellas compa-ñías -grandes, medianas o peque-ñas- que enfrenten necesidades de financiamiento para sus inversio-nes, gobiernos provinciales o muni-cipales que necesiten financiar obras de infraestructura, etc. También es importante destinar el ahorro en manos de inversores insti-

tucionales hacia inversión productiva de largo plazo, tales son los casos del inci-so Q, referido a las inver-siones de ANSES, o el inci-so K, de la normativa que regula las inversiones de las compañías de seguros. También deberá fomentar-se la creación de fondos comunes de inversión que destinen sus inversiones a Pymes, así como también a infraestructura. En defini-tiva, debe construirse un mercado financiero fuer-temente regulado, que

permita canalizar el ahorro doméstico, en moneda doméstica, hacia inversión productiva. El logro en este objetivo garantizará la desconcentración de los mercados a lo largo del tiempo, actuando positi-vamente sobre la dinámica inflacio-naria.

Finalmente, es importante desta-car que la actual dinámica de precios no reconoce causas en el frente fiscal (por aumento del gasto público), ni en el monetario. El error de interpretación, muchas veces intencional, en identificar a estas como las causas, conducen a políticas de ajuste como solución, lo cual esconde la pretensión de preservar la estructura histórica de reparto del ingreso, que permite ejer-cer poder de control en la puja distri-butiva en beneficio de la rentabilidad corporativa.

14 | Entrevista a Agustín D’Attellis

“es importante destacar que la actual dinámica de precios no reconoce causas en el frente fiscal (por aumento del gasto público), ni en el monetario. ”

KAMCHATKA nº10

“La principal responsabilidad por la inflación la tiene un modelo que fue montando el dispositivo inflacionario desde el momento que decidió subsidiar el consumo y despreocuparse de las condiciones de la inversión.”

vidad por el lado de la demanda, pero básicamente por la decisión de cu-brir la creciente brecha fiscal con emisión monetaria. De hecho, hoy en dia, 1 de cada 2 pesos que emite el BCRA tiene como destino financiar el déficit fiscal del Tesoro Nacional. Da-do el carácter inelástico de la oferta (por la baja inversión), la pulsión de los precios es al alza.

A esto se suma la expectativa infla-cionaria, motivada en la torpeza del gobierno de no reconocer el proble-ma y plantear algún tipo de medidas contra la inflación. Las expectativas le ponen un piso a la inflación, que es difícil bajar si no se toman medidas.

Por último, la propia inflación com-binada con la falta de instrumentos de ahorro y reserva de valor, alientan la demanda de divisas. La dispara-da del dólar informal (que se ha convertido en el mejor negocio de la Argentina) hace presumir, tam-

bién en el terreno de las expectati-vas, una eventual devaluación, que en las condiciones actuales no sólo resolvería los problemas de competitividad, sino que funcio-naría como un nuevo envión en la espiral inflacionaria (con un obvio impacto negativo en la ya delicada si-tuación social).

KMT: ¿Qué responsabilidad encuentra entre los distin-tos actores de la economía, a la hora de explicar el fenó-meno inflacionario?

RF: Intentar explicar la inflación, como lo hace el relato oficial, en la po-sición subjetiva de los actores econó-micos, su presunta perversión in-trínseca, los comportamientos oligo-pólicos, el crecimiento de los precios de los alimentos, etc., implica desco

KMT: ¿Cuáles son a su en-tender las principales causas de la inflación?

RF: En primer lugar, hay una cau-sa estructural de la inflación que es la insuficiencia de la estructura pro-ductiva y los cuellos de botella de di-ferentes sectores productivos, moti-vado en el agotamiento de la capaci-dad instalada que había a principios del ciclo Duhalde-Kirchner y que no se ha incrementado por la falta de in-versión. Este modelo, en primer lu-gar, desincentivó (y desincentiva ca-da vez más) el ahorro y la inversión.

En segundo lugar, hay una política de financiamiento del gasto público con emisión monetaria que se ha ve-nido acelerando en los últimos años. La masa monetaria crece a un ritmo mucho más acelerado que el resto de las variables de la economía, con la excusa de motorizar el nivel de acti-

Rogelio�FrigerioRogelio Frigerio fue electo en 2011 diputado de la Ciudad

Autónoma de Buenos Aires por el partido PRO, y preside la Comisión de Presupuesto, Hacienda, Administración Fi-nanciera y Política Tributaria de la Legislatura de la CABA. Es licenciado en Economía (UBA), especializado en Planifi-cación y Desarrollo Económico. Fue profesor de grado y de posgrado en la UBA, en la USAL, en la UC3M, en la UCA y en la UCES.

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KAMCHATKA nº10Entrevista a Rogelio Frigerio | 15KAMCHATKA nº10

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nocer todo lo que señalamos en la pregunta anterior. Por supuesto que los comportamientos de los ac-tores económicos pueden agravar el problema, pero no constituyen la raíz de los mismos. Por otra par-te, si se argumenta que la explica-ción de nuestra inflación tiene su ori-gen solamente en lo que plantea el re-lato oficial, ¿cómo explicar la bajísi-ma tasa de inflación del resto de los países de la región (con la salvedad de Venezuela)?

La principal responsabilidad por la inflación la tiene un modelo que fue montando el dispositivo infla-cionario desde el momento que de-cidió subsidiar el consumo y des-preocuparse de las condiciones de la inversión. Tampoco la falta de in-versión es responsabilidad de que “los empresarios no quieren inver-tir”. No se trata de posiciones subje-tivas. La inversión se dirige a donde hay condiciones para ella. Por otra parte, el Gobierno se ha aprovecha-do del crecimiento de los precios pa-ra generar una mayor recaudación fiscal artificial que le permitió –en parte– financiar la política de gasto populista del “modelo”.

KMT: ¿Cuáles son a su en-tender las consecuencias de la inflación sobre el creci-miento?

RF: No hace falta abundar en este aspecto más allá de lo que dice cual-quier libro de texto y enseña la expe-riencia histórica. Superado cierto umbral, la inflación es incompati-ble con el crecimiento y en parti-cular con el desarrollo económico, que por definición implica inver-siones con largo plazo de amorti-zación y horizontes de estabili-dad.

Lo preocupante es que mientras el mundo ha dejado de tener proble-mas de inflación (salvo tres o cuatro países, entre ellos el nuestro), noso-tros volvemos a plantear la cuestión como si se tratara de un debate legí-timo y actual, y no la mera irrespon-sabilidad de un gobierno que, para ejecutar sus políticas populistas, pre-tendió reinventar la economía.

Años atrás, se nos acusaba a los que planteábamos el problema infla-cionario y desnudábamos la mentira del INDEC, de “querer enfriar la eco-nomía”. Hoy es precisamente la in-flación creciente la corresponsable del estancamiento del nivel de activi-dad. En 2013, la Argentina va a ser probablemente el país de la región que menos crezca, ostentando el ma-yor nivel de inflación.

La inflación es lo que la fiebre a las infecciones. Es el síntoma de que al-go no funciona en la economía.

KMT: ¿Cómo afecta a la distribu-ción del ingreso?

RF: Como suelo decir, la inflación es una formidable herramienta de distribución del ingreso … a favor del Estado. El Estado recauda cada día más, y la prueba es el aumento for-midable de la presión tributaria real de nuestro país, y la relación entre el gasto público y el producto bruto, que se acerca peligrosamente al 50%, el verdadero “fifty-fifty” que con-siguió este modelo.

Abundar en el impacto regresivo de la inflación sobre las clases más ba-jas me parece superfluo. De hecho, a esto hay que atribuir gran parte de la responsabilidad de que después de haber atravesado la mejor década de la historia en términos de condicio-nes externas para la región (una ver-dadera bonanza en los precios relati-vos), la Argentina tenga la misma

cantidad de pobres y de indigen-tes (1 de cada 4 argentinos es po-bre y 1 de cada 10 se va a dormir con hambre en nuestro país) que antes de la crisis del 2001, con una peor distribución de la rique-za. Esto habla por sí solo de lo ne-fasto que fue no haberse ocupado de este flagelo cuando comenzó.

KMT: ¿Qué medidas to-maría para controlar la in-flación? ¿Qué opina acer-ca de los controles de pre-cios?

RF: Los controles de precios tie-nen una larga tradición en el país, en particular durante el peronismo clá-sico y luego durante la gestión popu-lista de Gelbard. Irremediablemente terminan mal. Siempre recuerdo lo que decían Frondizi y mi abuelo al respecto: cuando se pretenden impo-ner controles de precios, las empre-sas se descapitalizan, no acumulan, no invierten, y así se retroalimenta el problema.

Falta una visión estructural de la cuestión. El único remedio de fon-do contra la inflación –y en general la prioridad excluyente de una polí-tica genuina de desarrollo– es una política de inversiones, públicas y privadas, nacionales y extranje-ras, agresiva y de largo aliento.

Por supuesto, en lo inmediato, hay que dar señales de que se apunta a controlar el problema. Hay que dete-ner la financiación del déficit con emi-sión, controlar el déficit, avanzar en un progresivo sinceramiento de los precios y tarifas y, en general, crear condiciones para el ahorro dentro del sistema, la capitalización de las empresas y la inversión real (lo cual, por otra parte, restaría presión al dó-lar).

Nada de esto es sencillo ni mágico, tampoco serán en general políticas simpáticas o populares. Pero es im-prescindible tomar conciencia de que cada día que pasa sin tomar me-didas, el problema se va agravando y se hace más difícil salir de la ence-rrona. Por eso hay que enfrentar la cuestión ya mismo.

16 | Dossier: La economía argentina en la encrucijada KAMCHATKA nº10

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nocer todo lo que señalamos en la pregunta anterior. Por supuesto que los comportamientos de los ac-tores económicos pueden agravar el problema, pero no constituyen la raíz de los mismos. Por otra par-te, si se argumenta que la explica-ción de nuestra inflación tiene su ori-gen solamente en lo que plantea el re-lato oficial, ¿cómo explicar la bajísi-ma tasa de inflación del resto de los países de la región (con la salvedad de Venezuela)?

La principal responsabilidad por la inflación la tiene un modelo que fue montando el dispositivo infla-cionario desde el momento que de-cidió subsidiar el consumo y des-preocuparse de las condiciones de la inversión. Tampoco la falta de in-versión es responsabilidad de que “los empresarios no quieren inver-tir”. No se trata de posiciones subje-tivas. La inversión se dirige a donde hay condiciones para ella. Por otra parte, el Gobierno se ha aprovecha-do del crecimiento de los precios pa-ra generar una mayor recaudación fiscal artificial que le permitió –en parte– financiar la política de gasto populista del “modelo”.

KMT: ¿Cuáles son a su en-tender las consecuencias de la inflación sobre el creci-miento?

RF: No hace falta abundar en este aspecto más allá de lo que dice cual-quier libro de texto y enseña la expe-riencia histórica. Superado cierto umbral, la inflación es incompati-ble con el crecimiento y en parti-cular con el desarrollo económico, que por definición implica inver-siones con largo plazo de amorti-zación y horizontes de estabili-dad.

Lo preocupante es que mientras el mundo ha dejado de tener proble-mas de inflación (salvo tres o cuatro países, entre ellos el nuestro), noso-tros volvemos a plantear la cuestión como si se tratara de un debate legí-timo y actual, y no la mera irrespon-sabilidad de un gobierno que, para ejecutar sus políticas populistas, pre-tendió reinventar la economía.

Años atrás, se nos acusaba a los que planteábamos el problema infla-cionario y desnudábamos la mentira del INDEC, de “querer enfriar la eco-nomía”. Hoy es precisamente la in-flación creciente la corresponsable del estancamiento del nivel de activi-dad. En 2013, la Argentina va a ser probablemente el país de la región que menos crezca, ostentando el ma-yor nivel de inflación.

La inflación es lo que la fiebre a las infecciones. Es el síntoma de que al-go no funciona en la economía.

KMT: ¿Cómo afecta a la distribu-ción del ingreso?

RF: Como suelo decir, la inflación es una formidable herramienta de distribución del ingreso … a favor del Estado. El Estado recauda cada día más, y la prueba es el aumento for-midable de la presión tributaria real de nuestro país, y la relación entre el gasto público y el producto bruto, que se acerca peligrosamente al 50%, el verdadero “fifty-fifty” que con-siguió este modelo.

Abundar en el impacto regresivo de la inflación sobre las clases más ba-jas me parece superfluo. De hecho, a esto hay que atribuir gran parte de la responsabilidad de que después de haber atravesado la mejor década de la historia en términos de condicio-nes externas para la región (una ver-dadera bonanza en los precios relati-vos), la Argentina tenga la misma

cantidad de pobres y de indigen-tes (1 de cada 4 argentinos es po-bre y 1 de cada 10 se va a dormir con hambre en nuestro país) que antes de la crisis del 2001, con una peor distribución de la rique-za. Esto habla por sí solo de lo ne-fasto que fue no haberse ocupado de este flagelo cuando comenzó.

KMT: ¿Qué medidas to-maría para controlar la in-flación? ¿Qué opina acer-ca de los controles de pre-cios?

RF: Los controles de precios tie-nen una larga tradición en el país, en particular durante el peronismo clá-sico y luego durante la gestión popu-lista de Gelbard. Irremediablemente terminan mal. Siempre recuerdo lo que decían Frondizi y mi abuelo al respecto: cuando se pretenden impo-ner controles de precios, las empre-sas se descapitalizan, no acumulan, no invierten, y así se retroalimenta el problema.

Falta una visión estructural de la cuestión. El único remedio de fon-do contra la inflación –y en general la prioridad excluyente de una polí-tica genuina de desarrollo– es una política de inversiones, públicas y privadas, nacionales y extranje-ras, agresiva y de largo aliento.

Por supuesto, en lo inmediato, hay que dar señales de que se apunta a controlar el problema. Hay que dete-ner la financiación del déficit con emi-sión, controlar el déficit, avanzar en un progresivo sinceramiento de los precios y tarifas y, en general, crear condiciones para el ahorro dentro del sistema, la capitalización de las empresas y la inversión real (lo cual, por otra parte, restaría presión al dó-lar).

Nada de esto es sencillo ni mágico, tampoco serán en general políticas simpáticas o populares. Pero es im-prescindible tomar conciencia de que cada día que pasa sin tomar me-didas, el problema se va agravando y se hace más difícil salir de la ence-rrona. Por eso hay que enfrentar la cuestión ya mismo.

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Los autores realizan un análisis de la inflación durante la postconvertibilidad y relevan las distintas causas que la pueden haber alimentado. A partir de ese diagnóstico, ensayan posibles soluciones entendiendo que se trata de una decisión eminentemente política que implica ganadores y perdedores.

Por�Florencia�Hadida*�y�Pablo�Wahren**

*�Estudiante�de�Economía�-�MAREA�Popular**�Estudiante�de�Economía�-�MAREA�Popular

Si la inflación fuera del 25% el “país estallaría”, decía la presi-denta Cristina Fernández de Kir-chner en su discurso en la Universi-dad de Harvard en septiembre del año pasado. Hoy existe consenso en-tre los indicadores privados y provin-ciales de que la tasa de inflación se ubica en torno a los 20 o 25 p.p. Afor-tunadamente, el país no estalló (por ahora, dirán algunos). No obstante, ya todos los sectores políticos y económicos coinciden en conside-rar la inflación actual como un pro-blema y en la necesidad de adoptar medidas para combatirla. Incluso el gobierno nacional, que durante lar-go tiempo evitó las referencias al res-pecto, ha adoptado recientemente medidas orientadas a contener el al-za de los precios, reconociendo aun-que sea implícitamente que la infla-ción existe y que algo hay que hacer para bajarla.

Hasta aquí las coincidencias. El res-to (causas, consecuencias y solucio-nes de la inflación) son objeto de un acalorado debate.

El presente artículo intentará ex-plorar cuáles son las causas funda-mentales de la inflación, entendién-dola como un fenómeno complejo y multicausal. A la luz de estas cau-sas, ensayaremos posibles solucio-nes alternativas al fenómeno infla-cionario, entendiendo que este deba-te no es técnico o abstracto, sino que en definitiva obedece a una impor-tante definición política: qué secto-res e intereses se quiere defender y a cuáles se perjudicará en el camino.

Un fenómeno multicau-sal

En la historia económica argenti-

na, las grandes crisis inflacionarias estuvieron asociadas a importantes devaluaciones (inflación cambia-ria). Lo que sucede es que al deva-luar se encarecen los precios de las importaciones y de las exportacio-nes. Si bien un tipo de cambio alto es-timula la sustitución de importacio-nes al encarecer la competencia in-ternacional, es preciso destacar que los productos ahora sustituidos tam-bién se venderán a un precio relati-vamente más elevado que antes de la devaluación. Esto ocurre porque, además de utilizar insumos importa-dos cuyo precio en pesos ahora es mayor, la productividad nacional es inferior a la media internacional. En relación al impacto sobre las expor-taciones, al poder obtener una renta-bilidad adicional en concepto de ven-tas al exterior, las empresas que ope-ran tanto en el mercado internacio-nal como interno tendrán incentivos para aumentar los precios en la eco-nomía doméstica. En efecto, la deva-luación del 200% del 2002 trajo apa-rejado un salto inflacionario de casi el 30%, luego de una década de esta-bilidad de precios. Sin embargo, des-pués de ese shock inicial, los precios tendieron a estabilizarse como resul-tado de una serie de condiciones ex-cepcionales: debilidad de la deman-da en un contexto recesivo y de ele-vado desempleo, bajo poder de nego-ciación de los trabajadores, congela-miento de las tarifas de los servicios públicos y la ausencia de expectati-vas inflacionarias debido a la expe-riencia de la década anterior.

Si bien desde el 2002 no se han verificado otras devaluaciones bruscas, desde 2009 el ritmo deva-luatorio es moderado, aunque sos-tenido, con el consecuente impac-to que ello tiene en los precios. Esto tiene que ver, entre otras cosas,

Inflacióncon que el pass through (traslado de devaluación a precios) es probable-mente mayor al de 2002, por haberse revertido muchas de las condiciones imperantes en aquella época. Desde comienzos de 2012 la tasa de deva-luación presenta una tendencia cre-ciente y en el primer trimestre de 2013 registró un crecimiento intera-nual de 15,5%.

Otra de las causas del alza genera-lizada de los precios tiene que ver con el incremento de los precios in-ternacionales de las materias primas (inflación importada). En el caso es-pecífico de nuestro país, se trata de los alimentos. Ahora bien, ¿cómo puede ser que a Argentina le afecte la variación internacional de los pre-cios de los productos que produce lo-calmente? El mecanismo es el si-guiente: un alza de los precios de los

1alimentos a nivel mundial genera que los productores locales aumen-ten los precios internos pues de otro modo no tendrían incentivos para vender en el mercado doméstico. Asi-mismo, se genera un revalúo de las tierras agrícolas que deviene en un aumento del precio de los arrenda-mientos. En el año 2007, y especial-mente en 2008, se registró un alza significativa del precio de las mate-rias primas a nivel internacional: en esos dos años las exportaciones de Productos Primarios aumentaron su precio en 21,7% y 40,0%, mientras que las Manufacturas de Origen Agropecuario hicieron lo propio en 24,3% y 38,0% respectivamente. Efectivamente, estos incrementos coinciden con el salto inflacionario en la Argentina (15,8% y 22,8% en 2007 y 2008).

Los economistas “heterodoxos” liga-dos al oficialismo ven en el aumento de los precios internacionales de los alimentos el factor desencadenante de la inflación actual. Ese shock ini-cial se habría propagado a lo largo del tiempo a través de la puja distri-butiva: dado que los alimentos son un bien salarial por excelencia, el au-mento de sus precios afecta el salario real y en las paritarias los trabajado-res reclaman mayores aumentos sa-lariales. Ante esto, los empresarios reaccionan aumentando los precios y, de esta manera, se desata una espi-ral inflacionaria a medida que este mismo proceso se repite una y otra vez.

Es evidente que la inflación es una de las formas posibles que puede adoptar la disputa por la apropia-

ción del excedente generado en la economía entre distintas clases so-ciales (asalariados y capitalistas). Sin embargo, nos parece pertinente hacer algunas observaciones en rela-ción a este punto:

1. No todo aumento salarial implica un aumento proporcional en los costos empresarios. Esto tie-ne que ver con que el salario no es el único costo empresario, sino que existen otros componentes del costo que no están afectados por el nivel del salario local. En lo que respecta a los desembolsos en capital fijo, basta con remitirse a las cuentas naciona-les para observar que el 62% de la in-versión en maquinaria y equipo rea-lizada en 2012 fue importada, por lo que su costo está más asociado al ti-po de cambio y a los costos de pro-ducción de los países de origen. Algo análogo sucede en las partes y piezas donde, por ejemplo, el precio de una autoparte de origen brasilero que se utiliza para fabricar un automóvil en Argentina tendrá poco que ver con el salario del trabajador argentino, si-no que en todo caso dependerá de los salarios que se paguen en el país veci-no. Por otra parte, el precio de la ener-gía, un componente clave de los cos-tos de producción, sigue una diná-mica que nada tiene que ver con los salarios ya que obedece a la política de tarifas y subsidios del gobierno. En pocas palabras: si los salarios au-mentan en un x% y como consecuen-cia los precios hacen lo propio en un x%, el resultado será una redistribu-ción regresiva del ingreso, ya que los costos empresarios totales habrán aumentado en una cuantía menor a x%. Incluso, puede ocurrir que los sa-larios ni siquiera impacten en los cos

18 | Inflación, un problema de economía política Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 19KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

Un�problema�de�economía�política

Gráfico 2. Precios de materias primas e Inflación. Variación anual.

Gráfico 1: Inflación. Variación anual.

Fuente: INDEC, IPC 7 provincias, IPC CqP

Fuente: BCRA e IPC 7 Provincias.

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Los autores realizan un análisis de la inflación durante la postconvertibilidad y relevan las distintas causas que la pueden haber alimentado. A partir de ese diagnóstico, ensayan posibles soluciones entendiendo que se trata de una decisión eminentemente política que implica ganadores y perdedores.

Por�Florencia�Hadida*�y�Pablo�Wahren**

*�Estudiante�de�Economía�-�MAREA�Popular**�Estudiante�de�Economía�-�MAREA�Popular

Si la inflación fuera del 25% el “país estallaría”, decía la presi-denta Cristina Fernández de Kir-chner en su discurso en la Universi-dad de Harvard en septiembre del año pasado. Hoy existe consenso en-tre los indicadores privados y provin-ciales de que la tasa de inflación se ubica en torno a los 20 o 25 p.p. Afor-tunadamente, el país no estalló (por ahora, dirán algunos). No obstante, ya todos los sectores políticos y económicos coinciden en conside-rar la inflación actual como un pro-blema y en la necesidad de adoptar medidas para combatirla. Incluso el gobierno nacional, que durante lar-go tiempo evitó las referencias al res-pecto, ha adoptado recientemente medidas orientadas a contener el al-za de los precios, reconociendo aun-que sea implícitamente que la infla-ción existe y que algo hay que hacer para bajarla.

Hasta aquí las coincidencias. El res-to (causas, consecuencias y solucio-nes de la inflación) son objeto de un acalorado debate.

El presente artículo intentará ex-plorar cuáles son las causas funda-mentales de la inflación, entendién-dola como un fenómeno complejo y multicausal. A la luz de estas cau-sas, ensayaremos posibles solucio-nes alternativas al fenómeno infla-cionario, entendiendo que este deba-te no es técnico o abstracto, sino que en definitiva obedece a una impor-tante definición política: qué secto-res e intereses se quiere defender y a cuáles se perjudicará en el camino.

Un fenómeno multicau-sal

En la historia económica argenti-

na, las grandes crisis inflacionarias estuvieron asociadas a importantes devaluaciones (inflación cambia-ria). Lo que sucede es que al deva-luar se encarecen los precios de las importaciones y de las exportacio-nes. Si bien un tipo de cambio alto es-timula la sustitución de importacio-nes al encarecer la competencia in-ternacional, es preciso destacar que los productos ahora sustituidos tam-bién se venderán a un precio relati-vamente más elevado que antes de la devaluación. Esto ocurre porque, además de utilizar insumos importa-dos cuyo precio en pesos ahora es mayor, la productividad nacional es inferior a la media internacional. En relación al impacto sobre las expor-taciones, al poder obtener una renta-bilidad adicional en concepto de ven-tas al exterior, las empresas que ope-ran tanto en el mercado internacio-nal como interno tendrán incentivos para aumentar los precios en la eco-nomía doméstica. En efecto, la deva-luación del 200% del 2002 trajo apa-rejado un salto inflacionario de casi el 30%, luego de una década de esta-bilidad de precios. Sin embargo, des-pués de ese shock inicial, los precios tendieron a estabilizarse como resul-tado de una serie de condiciones ex-cepcionales: debilidad de la deman-da en un contexto recesivo y de ele-vado desempleo, bajo poder de nego-ciación de los trabajadores, congela-miento de las tarifas de los servicios públicos y la ausencia de expectati-vas inflacionarias debido a la expe-riencia de la década anterior.

Si bien desde el 2002 no se han verificado otras devaluaciones bruscas, desde 2009 el ritmo deva-luatorio es moderado, aunque sos-tenido, con el consecuente impac-to que ello tiene en los precios. Esto tiene que ver, entre otras cosas,

Inflacióncon que el pass through (traslado de devaluación a precios) es probable-mente mayor al de 2002, por haberse revertido muchas de las condiciones imperantes en aquella época. Desde comienzos de 2012 la tasa de deva-luación presenta una tendencia cre-ciente y en el primer trimestre de 2013 registró un crecimiento intera-nual de 15,5%.

Otra de las causas del alza genera-lizada de los precios tiene que ver con el incremento de los precios in-ternacionales de las materias primas (inflación importada). En el caso es-pecífico de nuestro país, se trata de los alimentos. Ahora bien, ¿cómo puede ser que a Argentina le afecte la variación internacional de los pre-cios de los productos que produce lo-calmente? El mecanismo es el si-guiente: un alza de los precios de los

1alimentos a nivel mundial genera que los productores locales aumen-ten los precios internos pues de otro modo no tendrían incentivos para vender en el mercado doméstico. Asi-mismo, se genera un revalúo de las tierras agrícolas que deviene en un aumento del precio de los arrenda-mientos. En el año 2007, y especial-mente en 2008, se registró un alza significativa del precio de las mate-rias primas a nivel internacional: en esos dos años las exportaciones de Productos Primarios aumentaron su precio en 21,7% y 40,0%, mientras que las Manufacturas de Origen Agropecuario hicieron lo propio en 24,3% y 38,0% respectivamente. Efectivamente, estos incrementos coinciden con el salto inflacionario en la Argentina (15,8% y 22,8% en 2007 y 2008).

Los economistas “heterodoxos” liga-dos al oficialismo ven en el aumento de los precios internacionales de los alimentos el factor desencadenante de la inflación actual. Ese shock ini-cial se habría propagado a lo largo del tiempo a través de la puja distri-butiva: dado que los alimentos son un bien salarial por excelencia, el au-mento de sus precios afecta el salario real y en las paritarias los trabajado-res reclaman mayores aumentos sa-lariales. Ante esto, los empresarios reaccionan aumentando los precios y, de esta manera, se desata una espi-ral inflacionaria a medida que este mismo proceso se repite una y otra vez.

Es evidente que la inflación es una de las formas posibles que puede adoptar la disputa por la apropia-

ción del excedente generado en la economía entre distintas clases so-ciales (asalariados y capitalistas). Sin embargo, nos parece pertinente hacer algunas observaciones en rela-ción a este punto:

1. No todo aumento salarial implica un aumento proporcional en los costos empresarios. Esto tie-ne que ver con que el salario no es el único costo empresario, sino que existen otros componentes del costo que no están afectados por el nivel del salario local. En lo que respecta a los desembolsos en capital fijo, basta con remitirse a las cuentas naciona-les para observar que el 62% de la in-versión en maquinaria y equipo rea-lizada en 2012 fue importada, por lo que su costo está más asociado al ti-po de cambio y a los costos de pro-ducción de los países de origen. Algo análogo sucede en las partes y piezas donde, por ejemplo, el precio de una autoparte de origen brasilero que se utiliza para fabricar un automóvil en Argentina tendrá poco que ver con el salario del trabajador argentino, si-no que en todo caso dependerá de los salarios que se paguen en el país veci-no. Por otra parte, el precio de la ener-gía, un componente clave de los cos-tos de producción, sigue una diná-mica que nada tiene que ver con los salarios ya que obedece a la política de tarifas y subsidios del gobierno. En pocas palabras: si los salarios au-mentan en un x% y como consecuen-cia los precios hacen lo propio en un x%, el resultado será una redistribu-ción regresiva del ingreso, ya que los costos empresarios totales habrán aumentado en una cuantía menor a x%. Incluso, puede ocurrir que los sa-larios ni siquiera impacten en los cos

18 | Inflación, un problema de economía política Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 19KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

Un�problema�de�economía�política

Gráfico 2. Precios de materias primas e Inflación. Variación anual.

Gráfico 1: Inflación. Variación anual.

Fuente: INDEC, IPC 7 provincias, IPC CqP

Fuente: BCRA e IPC 7 Provincias.

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tos. Este es el caso en que los au-mentos salariales sean acompaña-dos de aumentos de productividad, por lo que al producir más cada tra-bajador el empresario puede gozar de mayores beneficios aún aumen-tando las remuneraciones laborales.

2. La relación entre el au-mento de los salarios reales y el de-senlace de un proceso inflaciona-rio por puja distributiva no es una relación automática ni lineal, sino que en ella inciden una multiplici-dad de factores que pueden alterar dicha causalidad. Durante los pri-meros años de la postconvertibilidad se dieron una serie de condiciones ex-cepcionales (salarios reales muy de-primidos, muy baja utilización de la capacidad instalada) que permitie-ron que el crecimiento económico fue-se acompañado por un aumento si-multáneo de salarios reales y ganan-cias sin que ello desencadenara una inflación considerable. El mecanis-mo que permite este crecimiento pa-ralelo es que el incremento del sala-rio real, si bien implica una reduc-ción de los márgenes unitarios, pue-de generar un aumento de la masa de ganancia producto del incremen-to de la demanda que genera la re-composición del consumo privado a través de la recuperación de los sala-rios reales. Sin embargo, a partir del 2007 se observa un estancamiento de la ganancia que coincide con la aceleración inflacionaria.

3. Una vez que ya existe una di-námica inflacionaria, existen diver-sos mecanismos, además de los au-mentos salariales, que alimentan el incremento de los precios y que están asociados a la indexación, siendo los alquileres el ejemplo más claro.

Es importante remarcar que el po-der de mercado que ostentan cier-tos capitales en sectores oligopóli-cos les permite evitar la absorción de los incrementos en los costos (trasladándolos a los precios), e in-cluso algunas veces puede facilitar la obtención de ganancias extraor-dinarias toda vez que los precios aumenten por encima de los cos-tos.

De hecho, como señala un estudio 2de FLACSO para el periodo 2001-

2010, existe una correlación entre el aumento del nivel de precios prome-dio del periodo y el nivel de concen-tración de la rama en cuestión. Des-de esta óptica se señala que las ra-mas que incrementaron sus precios

por encima de la media (284,5%) son aquellas en las que prevalecen mer-cados con un elevado grado de con-centración derivado de importantes economías de escala, uso intensivo de capital, importantes barreras de ingreso, etc.: “entre las ramas que se ubicaron por encima de la media del sector se encuentran, entre otras, la fabricación de máquinas y aparatos eléctricos (509,3%), de metales bási-cos (491,7%), de productos metálicos (417,8%), de papel y derivados (358,3%), de máquinas y equipos (308,2%), de productos de caucho y plástico (301,5%), la refinación de pe-tróleo (298,2%), los minerales no me-tálicos (291,5%), las sustancias y los productos químicos (290,1%) y el sec-t o r a u t o m o t o r d e a r m a d u r í a (290,1%).” Algo análogo ocurre en el sector de Alimentos y Bebidas donde también se verificaron aumentos su-periores a la media en función de las características señaladas. Algunos ejemplos son: la producción azucare-ra (391,0%), la aceitera (390,8%), la de chocolate y golosinas (333,1%), la cervecera (329,9%), la de alcohol etíli-co y bebidas alcohólicas destiladas (287,0%) y la de productos lácteos (284,4%).”

Para que los oligopolios se consti-tuyan en un factor explicativo de la inflación, se debería observar que año tras año los precios de estos sec-tores aumenten por encima de lo que hace la media. Por ejemplo, si la tasa de inflación es del 23%, la tasa de au-mento de precios de dichas ramas de-bería ser siempre mayor, por caso, del 30%. De todas formas, el hecho de que en el acumulado del perio-do 2002-2012 se observe un incre-mento de los precios superior al promedio de la economía, estaría indicando que en estas ramas la concentración permitió el desaco-ple de los precios y los costos de producción.

Uno de los ejemplos más claros de esta separación entre los costos y los precios lo constituye la industria del cemento en la que tan sólo cuatro em-presas explican la totalidad de la pro-ducción. Tal como señalara Alejan-dro Gaggero en un artículo publica-

3do en Página 12 , el elevado grado de concentración le permitió a estas em-presas aumentar considerablemente los precios. Esta situación se grafica con lo ocurrido en el 2002: en un con-texto de demanda derrumbada por la depresión económica del país, de po-ca influencia de los precios interna-cionales (por los elevados costos de flete el cemento se comporta como un bien no transable), de salarios no-

minales prácticamente congelados, de tarifas de gas reguladas, se regis-traron los mayores aumentos del pe-riodo 2002-2005, en el que la bolsa de 50 kilos aumentó alrededor del 140%. También hay que tener en cuenta la baja cantidad de insumos importados utilizados en la produc-ción de cemento, por lo que el incre-mento del precio en pesos de los insu-mos importados no tuvo un impacto significativo. Esto fue posible gracias a la existencia de acuerdos entre las cuatro empresas para dividirse el mercado y poder mantener los pre-cios elevados, lo que motivó una de-nuncia por prácticas anticompetiti-vas por parte de la Comisión Nacio-nal de Defensa de la Competencia (CNDC) en el 2005. Sin embargo, la sanción aún no pudo ser aplicada porque fue apelada por las cemente-ras. De este modo, el autor concluye que “la evolución reciente de la in-dustria del cemento es un ejemplo de la importancia que tiene la coe-xistencia de un alto grado de con-centración, la implementación de prácticas anticompetitivas por parte del empresariado y las debi-lidades regulatorias del sector pú-blico”.

Otro factor a tener en cuenta es la apropiación del excedente al interior de la cadena de valor. Por ejemplo, en una nota de

4Zaiat publicada en 2012 , en base a un informe ela-borado por los economis-tas Diego Coatz y Mariano Kestelboim, se destaca que el costo de producción nacional de una prenda re-presenta apenas el 15% del precio final de la pren-da. Utilizan de ejemplo una chomba cuyo costo de

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fabricación asciende a $30 pesos y el con-sumidor final la paga por encima de los $200. De esta mane-ra, afirman que son los eslabones comer-ciales y financieros los que se apropian la mayor parte de la ren-ta, fenómeno asocia-do a la revalorización de los espacios co-merciales, por el exce-so de demanda y la es-peculación inmobi-liaria, y a los elevados costos financieros, ex-presados en las altas tasas de financia-

miento para las compras con tarjeta.

Una dinámica similar se encuentra en el sector de alimentos y bebidas. Uno de los ejemplos más elocuentes es el de la industria láctea. Allí los precios se mantienen congelados des-de hace más de un año y según de-claraciones de la Federación Agraria el productor de leche recibe $1,45 por litro cuando en las góndolas de los supermercados se consigue des-

5de 5,5 a 8 pesos .

En el marco de un sistema que tie-ne como premisa fundamental la ma-ximización de la ganancia por parte de los empresarios, no nos debe sor-prender que los capitales privados utilicen a su favor todas las herra-mientas de las que dispongan para tal fin. En este sentido, la concentra-ción del mercado y la debilidad de la intervención estatal ofrecen oportu-nidades atractivas para incrementar los beneficios de las empresas. En síntesis, si se deja actuar libremen-te al mercado los capitalistas, guia-dos por la búsqueda de rentabili-dad, reproducen comportamien-tos que resultan nocivos para el resto de la sociedad, fundamental-

mente para los trabajadores.

¿Política Antiinflaciona-ria para quién?

Las políticas que se adopten en vistas a contener la inflación no se reducen a la aplicación de una téc-nica, sino que implican una impor-tante decisión política con gana-dores y perdedores. Como militan-tes del campo popular, nuestras pro-puestas, lejos de ser neutrales, tie-nen como horizonte fundamental la defensa de los intereses de los secto-res populares. Desde esta óptica, creemos que se deben considerar las siguientes medidas como mecanis-mos de contención de la inflación:

1. La nacionalización del co-mercio exterior de granos y en me-nor medida las retenciones móviles, son un instrumento eficaz para evi-tar la inflación importada, en tanto permiten desacoplar la evolución de los precios internacionales de los lo-cales. En un país exportador de ali-mentos, esto reviste suma importan-cia por la relevancia que tienen estos bienes en el salario.

2. Para interceder en la puja por la apropiación del excedente, an-te quienes proponen un límite a los aumentos salariales (techos a las paritarias), nosotros propone-mos un límite a las ganancias. Esto afectaría especialmente a aquellos sectores que obtienen rentabilidades extraordinarias vía la remarcación de precios. En este caso, se podría fi-jar una tasa impositiva vinculada con la ganancia de cada sector. Es de-cir, si la tasa de ganancia excede un determinado límite, el Estado se apropiará de la diferencia intentan-do de este modo disuadir a los em-presarios de incrementar los precios como vehículo para aumentar la ga-nancia.

3. El Estado debe intervenir directamente en la cadena de dis-tribución y comercialización de ali-mentos. De esta manera podría controlar los precios en el rubro más relevante para los sectores po-pulares. Al vender barato también le estaría “marcando la cancha a los empresarios” para que no aumenten los precios. Esta propuesta surge del análisis de que la cadena de distri-bución y comercialización se apropia de la mayor parte del precio de los productos.

4. El Estado debería contem-

plar la posibilidad de producir de-terminados insumos de uso difun-dido (aluminio, aceros, plásticos, entre otros), ya que en general se trata de mercados concentrados que tienen gran repercusión en los costos del resto de las industrias, que los utilizan como insumos.

Inicialmente, las medidas propues-tas implicarían una reducción de los niveles de precios en la economía en el periodo en que sean aplicadas. No obstante, este efecto inicial repercu-tiría en la tasa de inflación ya que cor-taría con la inercia inflacionaria, in-cluyendo también los costos salaria-les. Al mismo tiempo, brindaría ins-trumentos de control de los precios que perdurarían en el tiempo.

Como cualquier otro fenómeno eco-nómico, la discusión acerca de la in-flación debe abordarse desde una perspectiva crítica (es decir, desde la Economía Política), entendiendo que ninguna posición (ni sobre sus cau-sas, ni sobre sus consecuencias, ni fundamentalmente sobre sus posi-bles soluciones) es “neutral” o “co-rrecta” u “objetiva”, sino que en defi-nitiva de lo que se trata es de que quienes hablan se sinceren respecto de qué intereses y a qué sectores de-fienden y representan.

En general, el debate sobre la in-flación entre la ortodoxia y la hete-rodoxia se ha limitado a discutir las causas que explican la infla-ción. Sin embargo, donde real-mente se juega la heterodoxia (o la ortodoxia) es en las soluciones que se proponen.

NOTAS1 El aumento de los precios internacionales de

las commodities durante la última década obe-deció fundamentalmente a la incorporación de China e India como demandantes de materias primas al mercado mundial. Asimismo, al calor de la crisis financiera internacional se crearon di-versos mecanismos financieros que incrementa-ron la demanda de materias primas como reser-va de valor.

2 http://www.flacso.org.ar/uploaded_files/Not ic ias/DT22.ELITE.EMPRESARIA.Y . REGIMEN.ECONOMICO.pdf

3 http://www.pagina12.com.ar/diario/ su-plementos/cash/17-6753-2013-04-14.html

4 http://www.pagina12.com.ar/diario/ eco-nomia/2-202377-2012-09-01.html

5

http://m.lacapital.com.ar/mobile/bb/nota.html?id=Y29udGVuaWRvcy8yMDEyLzAzLzI4L25vdGljaWFfMDA2Mi5odG1s

Gráfico 3: Inflación y Salarios. Variación anual

Gráfico 4: Tasa de ganancia. En %.

Fuente: INDEC en base a ENGE

Fuente: INDEC e IPC 7 Provincias.

Page 20: Kamchatka 10 interior

tos. Este es el caso en que los au-mentos salariales sean acompaña-dos de aumentos de productividad, por lo que al producir más cada tra-bajador el empresario puede gozar de mayores beneficios aún aumen-tando las remuneraciones laborales.

2. La relación entre el au-mento de los salarios reales y el de-senlace de un proceso inflaciona-rio por puja distributiva no es una relación automática ni lineal, sino que en ella inciden una multiplici-dad de factores que pueden alterar dicha causalidad. Durante los pri-meros años de la postconvertibilidad se dieron una serie de condiciones ex-cepcionales (salarios reales muy de-primidos, muy baja utilización de la capacidad instalada) que permitie-ron que el crecimiento económico fue-se acompañado por un aumento si-multáneo de salarios reales y ganan-cias sin que ello desencadenara una inflación considerable. El mecanis-mo que permite este crecimiento pa-ralelo es que el incremento del sala-rio real, si bien implica una reduc-ción de los márgenes unitarios, pue-de generar un aumento de la masa de ganancia producto del incremen-to de la demanda que genera la re-composición del consumo privado a través de la recuperación de los sala-rios reales. Sin embargo, a partir del 2007 se observa un estancamiento de la ganancia que coincide con la aceleración inflacionaria.

3. Una vez que ya existe una di-námica inflacionaria, existen diver-sos mecanismos, además de los au-mentos salariales, que alimentan el incremento de los precios y que están asociados a la indexación, siendo los alquileres el ejemplo más claro.

Es importante remarcar que el po-der de mercado que ostentan cier-tos capitales en sectores oligopóli-cos les permite evitar la absorción de los incrementos en los costos (trasladándolos a los precios), e in-cluso algunas veces puede facilitar la obtención de ganancias extraor-dinarias toda vez que los precios aumenten por encima de los cos-tos.

De hecho, como señala un estudio 2de FLACSO para el periodo 2001-

2010, existe una correlación entre el aumento del nivel de precios prome-dio del periodo y el nivel de concen-tración de la rama en cuestión. Des-de esta óptica se señala que las ra-mas que incrementaron sus precios

por encima de la media (284,5%) son aquellas en las que prevalecen mer-cados con un elevado grado de con-centración derivado de importantes economías de escala, uso intensivo de capital, importantes barreras de ingreso, etc.: “entre las ramas que se ubicaron por encima de la media del sector se encuentran, entre otras, la fabricación de máquinas y aparatos eléctricos (509,3%), de metales bási-cos (491,7%), de productos metálicos (417,8%), de papel y derivados (358,3%), de máquinas y equipos (308,2%), de productos de caucho y plástico (301,5%), la refinación de pe-tróleo (298,2%), los minerales no me-tálicos (291,5%), las sustancias y los productos químicos (290,1%) y el sec-t o r a u t o m o t o r d e a r m a d u r í a (290,1%).” Algo análogo ocurre en el sector de Alimentos y Bebidas donde también se verificaron aumentos su-periores a la media en función de las características señaladas. Algunos ejemplos son: la producción azucare-ra (391,0%), la aceitera (390,8%), la de chocolate y golosinas (333,1%), la cervecera (329,9%), la de alcohol etíli-co y bebidas alcohólicas destiladas (287,0%) y la de productos lácteos (284,4%).”

Para que los oligopolios se consti-tuyan en un factor explicativo de la inflación, se debería observar que año tras año los precios de estos sec-tores aumenten por encima de lo que hace la media. Por ejemplo, si la tasa de inflación es del 23%, la tasa de au-mento de precios de dichas ramas de-bería ser siempre mayor, por caso, del 30%. De todas formas, el hecho de que en el acumulado del perio-do 2002-2012 se observe un incre-mento de los precios superior al promedio de la economía, estaría indicando que en estas ramas la concentración permitió el desaco-ple de los precios y los costos de producción.

Uno de los ejemplos más claros de esta separación entre los costos y los precios lo constituye la industria del cemento en la que tan sólo cuatro em-presas explican la totalidad de la pro-ducción. Tal como señalara Alejan-dro Gaggero en un artículo publica-

3do en Página 12 , el elevado grado de concentración le permitió a estas em-presas aumentar considerablemente los precios. Esta situación se grafica con lo ocurrido en el 2002: en un con-texto de demanda derrumbada por la depresión económica del país, de po-ca influencia de los precios interna-cionales (por los elevados costos de flete el cemento se comporta como un bien no transable), de salarios no-

minales prácticamente congelados, de tarifas de gas reguladas, se regis-traron los mayores aumentos del pe-riodo 2002-2005, en el que la bolsa de 50 kilos aumentó alrededor del 140%. También hay que tener en cuenta la baja cantidad de insumos importados utilizados en la produc-ción de cemento, por lo que el incre-mento del precio en pesos de los insu-mos importados no tuvo un impacto significativo. Esto fue posible gracias a la existencia de acuerdos entre las cuatro empresas para dividirse el mercado y poder mantener los pre-cios elevados, lo que motivó una de-nuncia por prácticas anticompetiti-vas por parte de la Comisión Nacio-nal de Defensa de la Competencia (CNDC) en el 2005. Sin embargo, la sanción aún no pudo ser aplicada porque fue apelada por las cemente-ras. De este modo, el autor concluye que “la evolución reciente de la in-dustria del cemento es un ejemplo de la importancia que tiene la coe-xistencia de un alto grado de con-centración, la implementación de prácticas anticompetitivas por parte del empresariado y las debi-lidades regulatorias del sector pú-blico”.

Otro factor a tener en cuenta es la apropiación del excedente al interior de la cadena de valor. Por ejemplo, en una nota de

4Zaiat publicada en 2012 , en base a un informe ela-borado por los economis-tas Diego Coatz y Mariano Kestelboim, se destaca que el costo de producción nacional de una prenda re-presenta apenas el 15% del precio final de la pren-da. Utilizan de ejemplo una chomba cuyo costo de

20 | Inflación, un problema de economía política Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 21KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

fabricación asciende a $30 pesos y el con-sumidor final la paga por encima de los $200. De esta mane-ra, afirman que son los eslabones comer-ciales y financieros los que se apropian la mayor parte de la ren-ta, fenómeno asocia-do a la revalorización de los espacios co-merciales, por el exce-so de demanda y la es-peculación inmobi-liaria, y a los elevados costos financieros, ex-presados en las altas tasas de financia-

miento para las compras con tarjeta.

Una dinámica similar se encuentra en el sector de alimentos y bebidas. Uno de los ejemplos más elocuentes es el de la industria láctea. Allí los precios se mantienen congelados des-de hace más de un año y según de-claraciones de la Federación Agraria el productor de leche recibe $1,45 por litro cuando en las góndolas de los supermercados se consigue des-

5de 5,5 a 8 pesos .

En el marco de un sistema que tie-ne como premisa fundamental la ma-ximización de la ganancia por parte de los empresarios, no nos debe sor-prender que los capitales privados utilicen a su favor todas las herra-mientas de las que dispongan para tal fin. En este sentido, la concentra-ción del mercado y la debilidad de la intervención estatal ofrecen oportu-nidades atractivas para incrementar los beneficios de las empresas. En síntesis, si se deja actuar libremen-te al mercado los capitalistas, guia-dos por la búsqueda de rentabili-dad, reproducen comportamien-tos que resultan nocivos para el resto de la sociedad, fundamental-

mente para los trabajadores.

¿Política Antiinflaciona-ria para quién?

Las políticas que se adopten en vistas a contener la inflación no se reducen a la aplicación de una téc-nica, sino que implican una impor-tante decisión política con gana-dores y perdedores. Como militan-tes del campo popular, nuestras pro-puestas, lejos de ser neutrales, tie-nen como horizonte fundamental la defensa de los intereses de los secto-res populares. Desde esta óptica, creemos que se deben considerar las siguientes medidas como mecanis-mos de contención de la inflación:

1. La nacionalización del co-mercio exterior de granos y en me-nor medida las retenciones móviles, son un instrumento eficaz para evi-tar la inflación importada, en tanto permiten desacoplar la evolución de los precios internacionales de los lo-cales. En un país exportador de ali-mentos, esto reviste suma importan-cia por la relevancia que tienen estos bienes en el salario.

2. Para interceder en la puja por la apropiación del excedente, an-te quienes proponen un límite a los aumentos salariales (techos a las paritarias), nosotros propone-mos un límite a las ganancias. Esto afectaría especialmente a aquellos sectores que obtienen rentabilidades extraordinarias vía la remarcación de precios. En este caso, se podría fi-jar una tasa impositiva vinculada con la ganancia de cada sector. Es de-cir, si la tasa de ganancia excede un determinado límite, el Estado se apropiará de la diferencia intentan-do de este modo disuadir a los em-presarios de incrementar los precios como vehículo para aumentar la ga-nancia.

3. El Estado debe intervenir directamente en la cadena de dis-tribución y comercialización de ali-mentos. De esta manera podría controlar los precios en el rubro más relevante para los sectores po-pulares. Al vender barato también le estaría “marcando la cancha a los empresarios” para que no aumenten los precios. Esta propuesta surge del análisis de que la cadena de distri-bución y comercialización se apropia de la mayor parte del precio de los productos.

4. El Estado debería contem-

plar la posibilidad de producir de-terminados insumos de uso difun-dido (aluminio, aceros, plásticos, entre otros), ya que en general se trata de mercados concentrados que tienen gran repercusión en los costos del resto de las industrias, que los utilizan como insumos.

Inicialmente, las medidas propues-tas implicarían una reducción de los niveles de precios en la economía en el periodo en que sean aplicadas. No obstante, este efecto inicial repercu-tiría en la tasa de inflación ya que cor-taría con la inercia inflacionaria, in-cluyendo también los costos salaria-les. Al mismo tiempo, brindaría ins-trumentos de control de los precios que perdurarían en el tiempo.

Como cualquier otro fenómeno eco-nómico, la discusión acerca de la in-flación debe abordarse desde una perspectiva crítica (es decir, desde la Economía Política), entendiendo que ninguna posición (ni sobre sus cau-sas, ni sobre sus consecuencias, ni fundamentalmente sobre sus posi-bles soluciones) es “neutral” o “co-rrecta” u “objetiva”, sino que en defi-nitiva de lo que se trata es de que quienes hablan se sinceren respecto de qué intereses y a qué sectores de-fienden y representan.

En general, el debate sobre la in-flación entre la ortodoxia y la hete-rodoxia se ha limitado a discutir las causas que explican la infla-ción. Sin embargo, donde real-mente se juega la heterodoxia (o la ortodoxia) es en las soluciones que se proponen.

NOTAS1 El aumento de los precios internacionales de

las commodities durante la última década obe-deció fundamentalmente a la incorporación de China e India como demandantes de materias primas al mercado mundial. Asimismo, al calor de la crisis financiera internacional se crearon di-versos mecanismos financieros que incrementa-ron la demanda de materias primas como reser-va de valor.

2 http://www.flacso.org.ar/uploaded_files/Not ic ias/DT22.ELITE.EMPRESARIA.Y . REGIMEN.ECONOMICO.pdf

3 http://www.pagina12.com.ar/diario/ su-plementos/cash/17-6753-2013-04-14.html

4 http://www.pagina12.com.ar/diario/ eco-nomia/2-202377-2012-09-01.html

5

http://m.lacapital.com.ar/mobile/bb/nota.html?id=Y29udGVuaWRvcy8yMDEyLzAzLzI4L25vdGljaWFfMDA2Mi5odG1s

Gráfico 3: Inflación y Salarios. Variación anual

Gráfico 4: Tasa de ganancia. En %.

Fuente: INDEC en base a ENGE

Fuente: INDEC e IPC 7 Provincias.

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Los autores analizan los controles en el mercado cambiario a la luz de uno de los problemas históricos de la economía argentina: la restricción externa. Señalan la efectividad de las medidas tomadas por el kirchnerismo al respecto, pero advierten sobre su insostenibilidad en el tiempo y sus posibles efectos colaterales, al tiempo que remarcan la necesidad de avanzar hacia reformas estructurales que permitan superar los recurrentes estrangulamientos externos.

Por�Iliana�Horovitz*�y�Federico�Kucher**

*�Economista�-��MAREA�Popular. **�Economista.

l faltante de dólares y los con-Etroles cambiarios-comerciales ocupan un rol relevante en el debate económico, mientras que la cotiza-ción del circuito informal parece no encontrar su techo.

Especialistas ortodoxos y hetero-doxos repiten en distintos medios de comunicación un abanico de argu-mentos para criticar (o justificar) la situación. La apreciación real del ti-po de cambio, el exceso del gasto pú-blico o el desborde monetario son al-gunas de las explicaciones preferi-das entre los economistas del esta-blishment para justificar la brecha del tipo de cambio. En tanto, los fun-cionarios del Gobierno, aunque se muestran algo más reticentes a la ho-ra de hablar sobre el blue, precisan que se trata de un circuito ilegal sin relevancia para la economía real. Agregan también la necesidad de avanzar en la pesificación de plaza lo-cal, contemplando la existencia de sectores de poder económico que buscan ejercer presiones devaluato-rias persiguiendo ganancias me-diante la especulación en el mercado cambiario.

El problema central es que en nin-guna de esas explicaciones se ob-serva una caracterización acabada de la problemática. Es necesario, en primer lugar, profundizar en el análisis para identificar tanto los fac-tores estructurales de la economía ar-gentina como los factores coyuntu-rales que generan la escasez de dóla-res, también conocida como Restric-ción Externa. De esta forma podre-mos entender el verdadero origen de

las causas que derivaron en la admi-nistración de divisas. Solo así logra-remos dimensionar el nivel de efec-tividad de las regulaciones im-puestas, es decir, si son soluciones de fondo para cada uno de estos problemas, o si por el contrario, lo que buscan es poner un parche pa-ra tapar los límites del modelo.

Los controles cuantitativos sobre el mercado de divisas se explican a par-tir de dos frentes. El primero son fac-tores estructurales que vienen pre-sionando sobre las cuentas externas y las reservas internacionales hace varios años. El segundo son elemen-tos de corto plazo que durante 2012 le restaron muchos dólares a la eco-nomía y aceleraron la decisión de po-ner en marcha una controvertida ad-ministración cambiaria-comercial.

Las causas estructurales

La salida de capitales. La de-manda de dólares financieros del sector privado es el elemento cla-ve para explicar el debilitamiento de las cuentas externas a partir del 2007. Esa salida se debe tanto al gi-ro de utilidades de las multinaciona-les (con una fuerte presencia en el mercado local) como a la compra de billetes sin fines predeterminados (atesoramiento y turismo). Durante los primeros años del kirchnerismo la salida de divisas fue baja e incluso ingresaron dólares. Especialistas in-dican que debido a la intervención del Indec, la crisis internacional y el incremento de las expectativas de de-

que�quiero�verdeVerde

22 | Verde que quiero verde KAMCHATKA nº10

valuación esperada los capitales em-pezaron a retirarse del mercado in-terno. Claro que existe otra explica-ción. Durante los primeros años de la posconvertibilidad, los costos en dólares (principalmente salariales) registraron un fuerte retroceso debi-do a la megadevaluación del 2002. Los empresarios se beneficiaron en-tonces con una rentabilidad extraor-dinaria, lo que funcionó como un atractivo para no retirar los exceden-tes del mercado interno. Pero con el incremento de los costos en dólares (desde 2007) esos beneficios empe-zaron a parecerse cada vez más a los normales y los capitalistas recupera-ron una conducta habitual: girar las utilidades de sus empresas al exte-rior. La salida de capitales fue de 70.000 millones de dólares entre 2007-2011, lo que equivale casi al do-ble del stock de reservas internacio-nales del Banco Central.

El déficit industrial. Otro de los elementos estructurales que expli-can el rojo de las cuentas externas es la demanda de dólares industriales. Esta situación es un resultado de décadas de apertura comercial in-discriminada y de una tibia políti-ca manufacturera durante la pos-convertibilidad. A partir de la últi-ma dictadura, las políticas económi-cas privilegiaron esquemas de espe-culación financiera sobre los pro-ductivos. El resultado fue el des-mantelamiento del entramado in-dustrial, provocando la destrucción de eslabones estratégicos de las cade-nas de valor.

Después de la devaluación del 2002, el efecto de un dólar caro y las políticas de ingresos para esti-mular la demanda se combinaron hasta reimpulsar las fábricas loca-les. La falta de una política indus-trial integral durante el kirchneris-mo trajo como consecuencia la nece-sidad de importar componentes bási-cos (insumos) para poner en marcha los establecimientos. Al no revertir la estructura económica heredada del neoliberalismo (caracterizada por un industria muy dependiente del mercado mundial), el coefi-ciente de importaciones (M/PBI), en constante ascenso, superó en 2011 al máximo verificado en la dé-cada de los 90 (1998). El déficit del comercio industrial alcanzó un máxi-mo de casi 7000 millones de dólares en 2011.

El rojo energético. La pérdida del autoabastecimiento de petróleo-gas es el tercer elemento estructu-

ral que explica el vacío de la caja de dólares de la economía. El abul-tado crecimiento del consumo de combustible doméstico, explicado

tanto por la expansión de la indus-tria como por la demanda de los par-ticulares, es un factor relevante para entender la presión de las importa

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 23KAMCHATKA nº10

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Los autores analizan los controles en el mercado cambiario a la luz de uno de los problemas históricos de la economía argentina: la restricción externa. Señalan la efectividad de las medidas tomadas por el kirchnerismo al respecto, pero advierten sobre su insostenibilidad en el tiempo y sus posibles efectos colaterales, al tiempo que remarcan la necesidad de avanzar hacia reformas estructurales que permitan superar los recurrentes estrangulamientos externos.

Por�Iliana�Horovitz*�y�Federico�Kucher**

*�Economista�-��MAREA�Popular. **�Economista.

l faltante de dólares y los con-Etroles cambiarios-comerciales ocupan un rol relevante en el debate económico, mientras que la cotiza-ción del circuito informal parece no encontrar su techo.

Especialistas ortodoxos y hetero-doxos repiten en distintos medios de comunicación un abanico de argu-mentos para criticar (o justificar) la situación. La apreciación real del ti-po de cambio, el exceso del gasto pú-blico o el desborde monetario son al-gunas de las explicaciones preferi-das entre los economistas del esta-blishment para justificar la brecha del tipo de cambio. En tanto, los fun-cionarios del Gobierno, aunque se muestran algo más reticentes a la ho-ra de hablar sobre el blue, precisan que se trata de un circuito ilegal sin relevancia para la economía real. Agregan también la necesidad de avanzar en la pesificación de plaza lo-cal, contemplando la existencia de sectores de poder económico que buscan ejercer presiones devaluato-rias persiguiendo ganancias me-diante la especulación en el mercado cambiario.

El problema central es que en nin-guna de esas explicaciones se ob-serva una caracterización acabada de la problemática. Es necesario, en primer lugar, profundizar en el análisis para identificar tanto los fac-tores estructurales de la economía ar-gentina como los factores coyuntu-rales que generan la escasez de dóla-res, también conocida como Restric-ción Externa. De esta forma podre-mos entender el verdadero origen de

las causas que derivaron en la admi-nistración de divisas. Solo así logra-remos dimensionar el nivel de efec-tividad de las regulaciones im-puestas, es decir, si son soluciones de fondo para cada uno de estos problemas, o si por el contrario, lo que buscan es poner un parche pa-ra tapar los límites del modelo.

Los controles cuantitativos sobre el mercado de divisas se explican a par-tir de dos frentes. El primero son fac-tores estructurales que vienen pre-sionando sobre las cuentas externas y las reservas internacionales hace varios años. El segundo son elemen-tos de corto plazo que durante 2012 le restaron muchos dólares a la eco-nomía y aceleraron la decisión de po-ner en marcha una controvertida ad-ministración cambiaria-comercial.

Las causas estructurales

La salida de capitales. La de-manda de dólares financieros del sector privado es el elemento cla-ve para explicar el debilitamiento de las cuentas externas a partir del 2007. Esa salida se debe tanto al gi-ro de utilidades de las multinaciona-les (con una fuerte presencia en el mercado local) como a la compra de billetes sin fines predeterminados (atesoramiento y turismo). Durante los primeros años del kirchnerismo la salida de divisas fue baja e incluso ingresaron dólares. Especialistas in-dican que debido a la intervención del Indec, la crisis internacional y el incremento de las expectativas de de-

que�quiero�verdeVerde

22 | Verde que quiero verde KAMCHATKA nº10

valuación esperada los capitales em-pezaron a retirarse del mercado in-terno. Claro que existe otra explica-ción. Durante los primeros años de la posconvertibilidad, los costos en dólares (principalmente salariales) registraron un fuerte retroceso debi-do a la megadevaluación del 2002. Los empresarios se beneficiaron en-tonces con una rentabilidad extraor-dinaria, lo que funcionó como un atractivo para no retirar los exceden-tes del mercado interno. Pero con el incremento de los costos en dólares (desde 2007) esos beneficios empe-zaron a parecerse cada vez más a los normales y los capitalistas recupera-ron una conducta habitual: girar las utilidades de sus empresas al exte-rior. La salida de capitales fue de 70.000 millones de dólares entre 2007-2011, lo que equivale casi al do-ble del stock de reservas internacio-nales del Banco Central.

El déficit industrial. Otro de los elementos estructurales que expli-can el rojo de las cuentas externas es la demanda de dólares industriales. Esta situación es un resultado de décadas de apertura comercial in-discriminada y de una tibia políti-ca manufacturera durante la pos-convertibilidad. A partir de la últi-ma dictadura, las políticas económi-cas privilegiaron esquemas de espe-culación financiera sobre los pro-ductivos. El resultado fue el des-mantelamiento del entramado in-dustrial, provocando la destrucción de eslabones estratégicos de las cade-nas de valor.

Después de la devaluación del 2002, el efecto de un dólar caro y las políticas de ingresos para esti-mular la demanda se combinaron hasta reimpulsar las fábricas loca-les. La falta de una política indus-trial integral durante el kirchneris-mo trajo como consecuencia la nece-sidad de importar componentes bási-cos (insumos) para poner en marcha los establecimientos. Al no revertir la estructura económica heredada del neoliberalismo (caracterizada por un industria muy dependiente del mercado mundial), el coefi-ciente de importaciones (M/PBI), en constante ascenso, superó en 2011 al máximo verificado en la dé-cada de los 90 (1998). El déficit del comercio industrial alcanzó un máxi-mo de casi 7000 millones de dólares en 2011.

El rojo energético. La pérdida del autoabastecimiento de petróleo-gas es el tercer elemento estructu-

ral que explica el vacío de la caja de dólares de la economía. El abul-tado crecimiento del consumo de combustible doméstico, explicado

tanto por la expansión de la indus-tria como por la demanda de los par-ticulares, es un factor relevante para entender la presión de las importa

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 23KAMCHATKA nº10

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ciones de energía sobre la balanza del sector en los últimos años. Otro, más importante aún, es la falta de in-ve r s i ones en exp lo rac ión -explotación de hidrocarburos. Con la gestión privada y sin regulacio-nes efectivas del kirchnerismo, los negocios de las empresas de es-te sector estratégico se orientaron a los rubros de mayor rentabilidad -como la exportación de nafta Pre-mium- hasta frenar la producción de los pozos y las refinerías nacionales. El resultado fue la disminución de los saldos exportables hasta llegar a la pérdida del autoabastecimiento energético a partir de 2011, año en el que se registró un déficit de alrede-dor de 2000 millones de dólares en la balanza energética.

Las causas coyunturales

Los controles al dólar se aplica-ron en 2012 porque hubo elemen-tos de corto plazo que agregaron fuerte presión a las cuentas exter-nas.

La sequía del campo. Las malas condiciones de humedad afecta-ron la campaña 2011/2012, provo-cando una de las peores cosechas de los últimos años. Los precios inter-nacionales de los cultivos se ubica-ron en niveles históricamente eleva-dos, compensando en parte la pérdi-da, pero no lo suficiente como para evitar el retroceso en la entrada de “agrodólares”. En 2012 el valor bruto de la producción del campo fue de 34.000 millones de dólares, cuando había alcanzando 41.000 millones de dólares en la campaña anterior.

Crisis Mundial. La fuerte desace-leración de Brasil, principal socio comercial de Argentina, provocó el retroceso de las exportaciones de los bienes industriales. Entre los bloques que registraron una fuer-te contracción se destaca el de las ter-minales automotrices locales. Ocu-rre que despachan al mercado brasi-lero el 80 por ciento de la producción de rodados. También el menor creci-miento de otros países, tanto de la re-gión como del mundo, derivó en una menor demanda internacional para muchos productos argentinos y, por tanto, menores negocios. Las expor-taciones sumaron 81.000 millones de dólares en 2012, al caer un 4 por ciento respecto del mismo periodo del año anterior.

Deuda en dólares. El perfil de vencimientos financieros del Esta-

do fue uno de los más elevados de los últimos tiempos. Entre los de-sembolsos se destacó el pago final del capital y de los intereses del Bo-den 2012 (Ro12), el bono (denomina-do en moneda extranjera) que reci-bieron los acreedores a partir de la reestructuración de deuda pública en 2005. En total, los compromisos cancelados con reservas internacio-nales fueron de alrededor de 8.000 millones de dólares, mientras que es-te año serán cerca de la mitad.

Los controles

El incremento de las presiones so-bre las cuentas externas, explicado tanto por los factores estructurales como por los de corto plazo, terminó de delinear una serie de controles pa-ra frenar la sangría de dólares a par-tir de 2012. Esas medidas no fue-ron seleccionadas al azar, sino que fueron las respuestas que el go-bierno encontró para hacer frente a cada uno de los elementos que desgastaron la caja de dólares.

Control (“cepo”) en el mercado cambiario. El cepo al dólar tuvo co-mo objetivo frenar la salida de los dó-lares financieros en dos frentes. El primero fue cortar la formación de ac-tivos externos del sector privado pa-ra fines no específicos (atesoramien-to y turismo). El segundo fue detener el giro de utilidades y dividendos de empresas multinacionales. Como re-sultado, las compras de los particu-lares retrocedieron desde 18.600 mi-llones de dólares en 2011 hasta 4500 millones el año pasado, mientras que los giros del las firmas bajaron de 4.500 millones de dólares a 223 millones de dólares. Pese a la rus-ticidad con que se aplicaron las medidas, queda a la vista que se logró el objetivo: estrangular la salida de capitales.

Controles en las importacio-nes. La administración sobre las importaciones intentó moderar la salida de los dólares comer-ciales producto del bache in-dustrial. En primer lugar, se re-glamentó la utilización de un sis-tema de controles sobre las com-pras al exterior, constituido por las Licencias No Automáticas (LNA), que alcanzaron a más de 600 posiciones arancelarias, y las Declaraciones Juradas de Impor-tación (DJAI). En la práctica esto implicó un doble control por lo que en enero del presente año el gobierno nacional derogó las LNA

para alrededor del 95% de los pro-ductos afectados, convirtiendo a las DJAI, a manos del secretario de Co-mercio Interior Guillermo Moreno, en el principal instrumento de con-trol del comercio exterior.

Control en el mercado energéti-co. Para limitar la pérdida de los dó-lares energéticos debido al déficit de la balanza de combustibles, el Estado recuperó el control de YPF en 2012, una empresa estratégica en el rubro por su participación de mercado. El plan de inversiones de la petrolera (con gastos estimados de 7000 millones de dólares por año), apunta a despejar las presiones que produce el sector sobre las cuentas externas.

Control en el gasto Público. Las tres regulaciones anteriores intenta-

24 | Verde que quiero verde KAMCHATKA nº10

ron encontrar respuesta a los facto-res estructurales que ocasionaron el faltante de dólares. Claro que duran-te 2012 hubo otra medida que apun-tó a contener el efecto extra de los ele-mentos coyunturales. Los funciona-r i o s d e l k i r c h n e r i s m o -preocupados por cumplir con el ob-jetivo de superávit comercial para poder hacer frente a los compro-misos financieros sin sacrificar re-servas internacionales- limitaron el gasto. El ajuste fue inducido a partir del retroceso de la inversión pública en obras de infraestructu-ra al tiempo que desaceleraron las transferencias de recursos de capi-tal a las provincias. Como resulta-do, hubo una desaceleración de la demanda agregada hasta frenar la necesidad de importaciones. Du-rante 2013, en cambio, la obra públi-ca y las transferencias de capital em-piezan a aumentar, gracias al relaja-miento de las cuentas explicado por la recomposición de la cosecha y cier-ta recuperación de los socios comer-ciales.

¿Soluciones de fondo o parches del modelo?

Es importante mencionar que los controles permitieron evadir la sa-lida tradicional de mercado al fal-tante de dólares, es decir, una co-rrección cambiaria (megadevalua-ción) que impacta en el consumo de todos los que reciben ingresos fi-jos en pesos y limita la actividad de la economía. A partir de cuestio-nados mecanismos de administra-ción sobre el mercado de cambios, el Estado logró aplacar la fuerte salida de divisas. El problema es que estas medidas muestran importantes li-mitaciones para sostenerse en el tiempo, situación que no puede pa-sarse por alto si lo que se intenta es encontrar soluciones de fondo para avanzar en un camino de rein-dustrialización y no poner parches a un esquema que resulta inefi-ciente para impulsar el empleo y el poder de compra de sus trabajado-res.

El caso de los controles a las impor-taciones da cuenta de su efectividad en el corto plazo para controlar el sal-do de la Balanza Comercial, pero no pueden mantenerse al infinito. En una economía como la argentina, en la que el crecimiento económico está altamente ligado a insumos importa-dos, estas medidas pueden tener se-

rios efectos sobre la producción. Es importante que los permisos se asignen sin bloquear las entradas de insumos importados para la pro-ducción de bienes nacionales con un alto nivel de integración local. Actualmente pareciera que el criterio utilizado para firmar las DJAI está li-gado casi exclusivamente a los flujos de entrada de divisas por la liquida-ción de los exportadores y no con ob-jetivo industrializador incentivando la sustitución de importaciones sin afectar la producción local. Para que la solución sea de largo plazo, no solo hay que prohibir o limitar la entrada de determinados bienes,

sino realizar políticas industriales orientadas a sectores estratégi-cos, como es el caso de los bienes de capital, que permitan cambiar la estructura productiva argentina disminuyendo el agudo nivel de de-pendencia del sector industrial con el mercado mundial.

Por su parte, la recuperación de YPF es en parte la consecuencia de un desmanejo del sector energéti-co a lo largo de la última década. En 2012 no se logró cambiar el signo del saldo comercial, aunque este no es un objetivo de corto plazo, pero sí se reactivaron pozos en desuso y se frenaron las exportaciones de com-bustible priorizando el consumo in-terno. La medida fue necesaria y en caso de que la empresa sea bien ad-ministrada apunta en un sentido correcto para descomprimir la pre-sión externa. Las posibilidades que brinda además la gestión pública de la petrolera son ilimitadas. Tal es el caso del desarrollo de eslabonamien-tos productivos, ya que al tener el Estado el control de las compras de insumos se puede priorizar a los fa-

bricantes locales.

Por último, se encuentra la tan cuestionada medida del cepo cam-biario, en un momento en que frente a la falta de crecimiento y de alterna-tivas de ahorro en pesos, el dólar pa-rece ser la forma de ahorro más elegi-da. No cabe duda que a través de es-te mecanismo el gobierno logró su principal objetivo: disminuir la fu-ga de capitales. En una economía altamente dolarizada y extranjeri-zada como la argentina considera-mos necesaria la intervención es-tatal en los flujos de compra - ven-ta de dólares y las limitaciones del giro de utilidades y dividendos. Aún así, es importante analizar qué problemas puede causar para la eco-nomía el principal efecto del modo de aplicación elegido por el gobierno: el aumento de la brecha entre el mer-cado oficial y el paralelo. Los eco-nomistas del gobierno afirman que es un mercado marginal sin inci-dencias en la economía real, pero desde otras lecturas (incluso no or-todoxas) eso no es tan claro. La dis-parada del dólar blue podría ocasio-nar un impacto inflacionario consi-derable. Aunque los importadores compren dólares en el mercado ofi-cial, no se puede negar la existencia de contrabando (en cuyo caso la divi-sa sí debe ser adquirida en el merca-do paralelo), que también es tenido en cuenta por el resto de los produc-tores como un costo de oportunidad. Por otro lado, la amortización de las máquinas y equipos en dólares, o los insumos importados en stock que las empresas tienen que reponer en el futuro, también consideran el pre-cio del blue, ya que da señales del ti-po de cambio futuro. Por otro lado, también resulta un incentivo para subfacturar exportaciones y dismi-nuir la entrada de divisas en el siste-ma por esta vía. Es decir, es impor-tante limitar las compras de divi-sas, pero con métodos transparen-tes y sin olvidar cuál será el impac-to en la economía real.

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 25KAMCHATKA nº10

“los controles permitieron evadir la salida tradicional de mercado al faltante de dólares, es decir, una corrección cambiaria (megadevaluación) que impacta en el consumo de todos los que reciben ingresos fijos en pesos y limita la actividad de la economía.” “En una economía

altamente dolarizada y extranjerizada como la argentina consideramos necesaria la intervención estatal en los flujos de compra - venta de dólares y las limitaciones del giro de utilidades y dividendos.”

“es importante limitar las compras de divisas, pero con métodos transparentes y sin olvidar cuál será el impacto en la economía real.”

Page 24: Kamchatka 10 interior

ciones de energía sobre la balanza del sector en los últimos años. Otro, más importante aún, es la falta de in-ve r s i ones en exp lo rac ión -explotación de hidrocarburos. Con la gestión privada y sin regulacio-nes efectivas del kirchnerismo, los negocios de las empresas de es-te sector estratégico se orientaron a los rubros de mayor rentabilidad -como la exportación de nafta Pre-mium- hasta frenar la producción de los pozos y las refinerías nacionales. El resultado fue la disminución de los saldos exportables hasta llegar a la pérdida del autoabastecimiento energético a partir de 2011, año en el que se registró un déficit de alrede-dor de 2000 millones de dólares en la balanza energética.

Las causas coyunturales

Los controles al dólar se aplica-ron en 2012 porque hubo elemen-tos de corto plazo que agregaron fuerte presión a las cuentas exter-nas.

La sequía del campo. Las malas condiciones de humedad afecta-ron la campaña 2011/2012, provo-cando una de las peores cosechas de los últimos años. Los precios inter-nacionales de los cultivos se ubica-ron en niveles históricamente eleva-dos, compensando en parte la pérdi-da, pero no lo suficiente como para evitar el retroceso en la entrada de “agrodólares”. En 2012 el valor bruto de la producción del campo fue de 34.000 millones de dólares, cuando había alcanzando 41.000 millones de dólares en la campaña anterior.

Crisis Mundial. La fuerte desace-leración de Brasil, principal socio comercial de Argentina, provocó el retroceso de las exportaciones de los bienes industriales. Entre los bloques que registraron una fuer-te contracción se destaca el de las ter-minales automotrices locales. Ocu-rre que despachan al mercado brasi-lero el 80 por ciento de la producción de rodados. También el menor creci-miento de otros países, tanto de la re-gión como del mundo, derivó en una menor demanda internacional para muchos productos argentinos y, por tanto, menores negocios. Las expor-taciones sumaron 81.000 millones de dólares en 2012, al caer un 4 por ciento respecto del mismo periodo del año anterior.

Deuda en dólares. El perfil de vencimientos financieros del Esta-

do fue uno de los más elevados de los últimos tiempos. Entre los de-sembolsos se destacó el pago final del capital y de los intereses del Bo-den 2012 (Ro12), el bono (denomina-do en moneda extranjera) que reci-bieron los acreedores a partir de la reestructuración de deuda pública en 2005. En total, los compromisos cancelados con reservas internacio-nales fueron de alrededor de 8.000 millones de dólares, mientras que es-te año serán cerca de la mitad.

Los controles

El incremento de las presiones so-bre las cuentas externas, explicado tanto por los factores estructurales como por los de corto plazo, terminó de delinear una serie de controles pa-ra frenar la sangría de dólares a par-tir de 2012. Esas medidas no fue-ron seleccionadas al azar, sino que fueron las respuestas que el go-bierno encontró para hacer frente a cada uno de los elementos que desgastaron la caja de dólares.

Control (“cepo”) en el mercado cambiario. El cepo al dólar tuvo co-mo objetivo frenar la salida de los dó-lares financieros en dos frentes. El primero fue cortar la formación de ac-tivos externos del sector privado pa-ra fines no específicos (atesoramien-to y turismo). El segundo fue detener el giro de utilidades y dividendos de empresas multinacionales. Como re-sultado, las compras de los particu-lares retrocedieron desde 18.600 mi-llones de dólares en 2011 hasta 4500 millones el año pasado, mientras que los giros del las firmas bajaron de 4.500 millones de dólares a 223 millones de dólares. Pese a la rus-ticidad con que se aplicaron las medidas, queda a la vista que se logró el objetivo: estrangular la salida de capitales.

Controles en las importacio-nes. La administración sobre las importaciones intentó moderar la salida de los dólares comer-ciales producto del bache in-dustrial. En primer lugar, se re-glamentó la utilización de un sis-tema de controles sobre las com-pras al exterior, constituido por las Licencias No Automáticas (LNA), que alcanzaron a más de 600 posiciones arancelarias, y las Declaraciones Juradas de Impor-tación (DJAI). En la práctica esto implicó un doble control por lo que en enero del presente año el gobierno nacional derogó las LNA

para alrededor del 95% de los pro-ductos afectados, convirtiendo a las DJAI, a manos del secretario de Co-mercio Interior Guillermo Moreno, en el principal instrumento de con-trol del comercio exterior.

Control en el mercado energéti-co. Para limitar la pérdida de los dó-lares energéticos debido al déficit de la balanza de combustibles, el Estado recuperó el control de YPF en 2012, una empresa estratégica en el rubro por su participación de mercado. El plan de inversiones de la petrolera (con gastos estimados de 7000 millones de dólares por año), apunta a despejar las presiones que produce el sector sobre las cuentas externas.

Control en el gasto Público. Las tres regulaciones anteriores intenta-

24 | Verde que quiero verde KAMCHATKA nº10

ron encontrar respuesta a los facto-res estructurales que ocasionaron el faltante de dólares. Claro que duran-te 2012 hubo otra medida que apun-tó a contener el efecto extra de los ele-mentos coyunturales. Los funciona-r i o s d e l k i r c h n e r i s m o -preocupados por cumplir con el ob-jetivo de superávit comercial para poder hacer frente a los compro-misos financieros sin sacrificar re-servas internacionales- limitaron el gasto. El ajuste fue inducido a partir del retroceso de la inversión pública en obras de infraestructu-ra al tiempo que desaceleraron las transferencias de recursos de capi-tal a las provincias. Como resulta-do, hubo una desaceleración de la demanda agregada hasta frenar la necesidad de importaciones. Du-rante 2013, en cambio, la obra públi-ca y las transferencias de capital em-piezan a aumentar, gracias al relaja-miento de las cuentas explicado por la recomposición de la cosecha y cier-ta recuperación de los socios comer-ciales.

¿Soluciones de fondo o parches del modelo?

Es importante mencionar que los controles permitieron evadir la sa-lida tradicional de mercado al fal-tante de dólares, es decir, una co-rrección cambiaria (megadevalua-ción) que impacta en el consumo de todos los que reciben ingresos fi-jos en pesos y limita la actividad de la economía. A partir de cuestio-nados mecanismos de administra-ción sobre el mercado de cambios, el Estado logró aplacar la fuerte salida de divisas. El problema es que estas medidas muestran importantes li-mitaciones para sostenerse en el tiempo, situación que no puede pa-sarse por alto si lo que se intenta es encontrar soluciones de fondo para avanzar en un camino de rein-dustrialización y no poner parches a un esquema que resulta inefi-ciente para impulsar el empleo y el poder de compra de sus trabajado-res.

El caso de los controles a las impor-taciones da cuenta de su efectividad en el corto plazo para controlar el sal-do de la Balanza Comercial, pero no pueden mantenerse al infinito. En una economía como la argentina, en la que el crecimiento económico está altamente ligado a insumos importa-dos, estas medidas pueden tener se-

rios efectos sobre la producción. Es importante que los permisos se asignen sin bloquear las entradas de insumos importados para la pro-ducción de bienes nacionales con un alto nivel de integración local. Actualmente pareciera que el criterio utilizado para firmar las DJAI está li-gado casi exclusivamente a los flujos de entrada de divisas por la liquida-ción de los exportadores y no con ob-jetivo industrializador incentivando la sustitución de importaciones sin afectar la producción local. Para que la solución sea de largo plazo, no solo hay que prohibir o limitar la entrada de determinados bienes,

sino realizar políticas industriales orientadas a sectores estratégi-cos, como es el caso de los bienes de capital, que permitan cambiar la estructura productiva argentina disminuyendo el agudo nivel de de-pendencia del sector industrial con el mercado mundial.

Por su parte, la recuperación de YPF es en parte la consecuencia de un desmanejo del sector energéti-co a lo largo de la última década. En 2012 no se logró cambiar el signo del saldo comercial, aunque este no es un objetivo de corto plazo, pero sí se reactivaron pozos en desuso y se frenaron las exportaciones de com-bustible priorizando el consumo in-terno. La medida fue necesaria y en caso de que la empresa sea bien ad-ministrada apunta en un sentido correcto para descomprimir la pre-sión externa. Las posibilidades que brinda además la gestión pública de la petrolera son ilimitadas. Tal es el caso del desarrollo de eslabonamien-tos productivos, ya que al tener el Estado el control de las compras de insumos se puede priorizar a los fa-

bricantes locales.

Por último, se encuentra la tan cuestionada medida del cepo cam-biario, en un momento en que frente a la falta de crecimiento y de alterna-tivas de ahorro en pesos, el dólar pa-rece ser la forma de ahorro más elegi-da. No cabe duda que a través de es-te mecanismo el gobierno logró su principal objetivo: disminuir la fu-ga de capitales. En una economía altamente dolarizada y extranjeri-zada como la argentina considera-mos necesaria la intervención es-tatal en los flujos de compra - ven-ta de dólares y las limitaciones del giro de utilidades y dividendos. Aún así, es importante analizar qué problemas puede causar para la eco-nomía el principal efecto del modo de aplicación elegido por el gobierno: el aumento de la brecha entre el mer-cado oficial y el paralelo. Los eco-nomistas del gobierno afirman que es un mercado marginal sin inci-dencias en la economía real, pero desde otras lecturas (incluso no or-todoxas) eso no es tan claro. La dis-parada del dólar blue podría ocasio-nar un impacto inflacionario consi-derable. Aunque los importadores compren dólares en el mercado ofi-cial, no se puede negar la existencia de contrabando (en cuyo caso la divi-sa sí debe ser adquirida en el merca-do paralelo), que también es tenido en cuenta por el resto de los produc-tores como un costo de oportunidad. Por otro lado, la amortización de las máquinas y equipos en dólares, o los insumos importados en stock que las empresas tienen que reponer en el futuro, también consideran el pre-cio del blue, ya que da señales del ti-po de cambio futuro. Por otro lado, también resulta un incentivo para subfacturar exportaciones y dismi-nuir la entrada de divisas en el siste-ma por esta vía. Es decir, es impor-tante limitar las compras de divi-sas, pero con métodos transparen-tes y sin olvidar cuál será el impac-to en la economía real.

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 25KAMCHATKA nº10

“los controles permitieron evadir la salida tradicional de mercado al faltante de dólares, es decir, una corrección cambiaria (megadevaluación) que impacta en el consumo de todos los que reciben ingresos fijos en pesos y limita la actividad de la economía.” “En una economía

altamente dolarizada y extranjerizada como la argentina consideramos necesaria la intervención estatal en los flujos de compra - venta de dólares y las limitaciones del giro de utilidades y dividendos.”

“es importante limitar las compras de divisas, pero con métodos transparentes y sin olvidar cuál será el impacto en la economía real.”

Page 25: Kamchatka 10 interior

El autor estudia los rasgos salientes de la industria argentina en la posconvertibilidad, señalando los límites de las políticas industriales del actual gobierno y, en consecuencia, la necesidad de avanzar en la discusión social, la elaboración y la instrumentación de un plan de reindustrialización nacional sobre nuevas bases.

Por�Martín�Schorr*

*Investigador�del�CONICET�y�Área�de�Economía�y�Tecnología�de�FLACSO.�Especialista�en�Desarrollo�Industrial.�

“ante la falta de políticas tendientes a propiciar una modificación en las modalidades de inserción en el mercado mundial, se fortaleció un perfil exportador muy volcado a la explotación de ventajas comparativas y a la privilegiada armaduría automotriz”

l propósito de estas líneas es el Ede analizar de modo esquemá-tico el desempeño comercial externo de la industria argentina en la pos-convertibilidad. Se busca aportar al-gunos elementos de juicio para eva-luar la veracidad del enfoque del go-bierno y diversos ámbitos académi-cos y empresariales. Allí se plantea que el “modelo económico” desplega-do en la última década ha sentado las bases para redefinir el perfil de es-pecialización e inserción internacio-nal del sector manufacturero local y viabilizar un proceso virtuoso de sus-titución de importaciones. Todo ello, en franco contraste con lo sucedido durante el decenio de 1990 bajo el predominio hegemónico del neolibe-

1ralismo.

El crecimiento industrial en la posconvertibilidad se asoció a una expansión considerable de las ex-portaciones: entre 2001 y 2011 se incrementaron el 236,7% alentadas por el “dólar alto” (hasta 2007/08), la vigencia de bajos salarios en térmi-nos internacionales y mercados ex-ternos en franca expansión. Pero en ese marco, ante la falta de políticas tendientes a propiciar una modifi-cación en las modalidades de in-serción en el mercado mundial, se fortaleció un perfil exportador muy volcado a la explotación de ventajas comparativas y a la privi-legiada armaduría automotriz; per-

fil caracterizado además por un gra-do elevado de concentración. Al res-pecto, en 2011 las ramas elaborado-ras de alimentos, automóviles, sus-tancias y productos químicos y meta-les básicos dieron cuenta del 83,0% de las exportaciones fabriles, frente a una participación promedio de “apenas” el 72,5% en la convertibili-dad. Asimismo, a fines de la década pasada menos de un centenar de grandes corporaciones, en su mayo-ría extranjeras, dieron cuenta de aproximadamente el 70% de las ven-tas externas totales del sector. Se tra-

en�la�posconvertibilidad:�

¿Nuevo�perfil�de�especialización�y�sustitución�de�importaciones?

ta de cuestiones relevantes por cuan-to, al articularse con otros factores, permiten dar cuenta de ciertos ras-gos distintivos del desempeño indus-trial al cabo de la última década: au-sencia de cambio estructural en el perfil de especialización producti-va, creciente concentración eco-nómica y recrudecimiento de las tendencias a la extranjerización del poder económico sectorial. En otras palabras, la profundización de muchos legados críticos del período

2neoliberal (1976-2001).

A su vez, por las dificultades que ex-perimentó la sustitución de importa-ciones ante los sesgos de las muy es-casas políticas industriales que se aplicaron (incluso en algunos casos se terminaron alentando procesos de “sustitución inversa”), no se logra-ron atenuar los procesos de desin-tegración del tejido manufacture-ro y de dependencia tecnológica. De allí el fenomenal crecimiento que experimentaron las importaciones de productos industriales (en mu-chos casos sustitutivas de una pro-ducción nacional sólo protegida por el nivel cambiario y algunas medidas

3de coyuntura). Ello fue erosionando el superávit comercial del sector has-ta convertirlo en déficit a partir de 2007, con la salvedad de 2009, cuan-do se registró un excedente por la caí-da en las compras externas que tuvo lugar en el marco del estancamiento de la producción fabril en pleno des-pliegue de la crisis mundial (Cuadro

Nº 1). Así, con sus es-pecificidades, la in-dustria local sigue funcionando en el marco de un esque-ma de tipo stop and go.

En ese marco, los datos que brinda el Cuadro Nº 2 indican que en la posconver-tibilidad se asistió a un afianzamiento de la “dualidad estruc-tural” del sector fa-bril argentino gesta-da al calor de las polí-ticas desindustriali-zadoras de 1976-2001. Ello se expresa en que unas pocas ac-tividades asociadas al procesamiento de re-cursos básicos pre-senta una balanza comercial positi-va (básicamente la industria alimen-ticia y, en muy menor medida, la me-tálica básica), mientras que las res-tantes son deficitarias, sobre todo a medida que se avanza hacia manu-facturas más complejas, más inten-sivas en la utilización de conoci-miento científico-tecnológico, más demandantes de mano de obra con elevada calificación y con mayores potencialidades para impulsar con su crecimiento a otras industrias (por ello no debe sorprender que el ru-

bro más deficitario haya si-do el de bienes de capital –en 2011 el desbalance agrega-do de este rubro equivalió a casi el 85% del correspon-diente al conjunto del sector

4manufacturero–).

Dada la mencionada hete-rogeneidad estructural en términos del posicionamien-to comercial externo de las diferentes ramas fabriles, los pocos rubros y actores generadores de divisas asu-men un papel central en el desempeño manufacture-ro (y en la economía en su conjunto), por lo que de-tentan un poder de veto os-tensible sobre la orienta-ción del funcionamiento estatal. Al respecto, y focali-

zándose exclusivamente en el ámbi-to industrial, en el Cuadro Nº 3 se vi-sualiza cómo en la etapa 2001-2010 la elite empresaria fabril registró abultados superávit comerciales, mientras que el “resto de la indus-tria” operó con desbalances suma-mente pronunciados. A punto tal que en el último año de la serie las cien firmas líderes tuvieron un exce-dente que superó los 20 mil millones de dólares y el “resto” del sector re-gistró un déficit cercano a los 24 mil

5millones de dólares.

 

El principal elemento explicativo de semejante cuadro de heterogenei-dad estructural se asocia al hecho de que las compañías que conforman la elite sectorial se suelen integrar a grandes unidades económicas que cuentan con claras posibilida-des y perspectivas en materia fi-nanciera y un ciclo de acumula-ción y reproducción ampliada de sus capitales fuertemente trans-nacionalizado y, en el plano inter-no, de escaso “grado de industria-

6lización”. Esto último, dada su in-serción preponderante en ramas liga-das al procesamiento de recursos bá-sicos (agroindustria, acero y alumi-nio y sus derivados, algunos produc-tos químicos) y en el ámbito automo-tor. Dicho perfil de especialización contrasta con el de los restantes seg-

La�industria�argentina�

� Expo Impo Saldo

1993 9.711,1 16.104,0 -6.392,9

1994 11.359,9 20.771,6 -9.411,7

1995 15.036,9 19.097,2 -4.060,2

1996 16.245,3 22.483,1 -6.237,7

1997 18.868,2 28.642,6 -9.774,4

1998 18.600,9 29.794,9 -11.193,9

1999 16.608,1 24.226,5 -7.618,4

2000 17.993,0 23.730,5 -5.737,5

2001 17.905,7 19.064,4 -1.158,7

2002 17.843,1 8.183,7 9.659,4

2003 20.932,8 12.822,1 8.110,7

2004 24.901,8 20.871,2 4.030,6

2005 28.840,5 26.666,4 2.174,1

2006 34.570,9 31.943,7 2.627,2

2007 41.102,6 41.788,3 -685,7

2008 50.786,9 52.931,9 -2.145,0

2009 42.742,4 36.312,2 6.430,2

2010 49.614,4 52.835,3 -3.220,9

2011 60.288,9 67.606,5 -7.317,7

Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC

Cuadro Nº 1. Argentina. Evolución de las exportaciones, las importaciones y el saldo comercial de productos industriales, 1993-2011 (en millones de dólares).

2007 2011

Alimentos y bebidas 17.120,4 25.694,7

Metales comunes 724,8 2.291,9

Curtido y terminación de cuero y productos de cuero 690,3 292,1

Madera y productos de madera y corcho 87,1 -12,3

Productos de tabaco -7,8 -37,8

Edición e impresión -56,0 -117,2

Prendas de vestir -77,0 -297,4

Minerales no metálicos -263,3 -414,0

Papel y productos de papel -362,9 -657,3

Productos textiles -520,2 -778,8

Muebles y colchones e industrias ncp* -509,1 -1.005,2

Otros equipos de transporte -941,1 -1.069,1

Metalmecánica excepto maquinaria y equipo -703,9 -1.168,2

Caucho y plástico -709,9 -1.400,4

Instrumentos médicos y de precisión -798,2 -1.534,5

Maq. de oficina, contabilidad e informática -1.329,3 -2.000,8

Maquinaria y aparatos eléctricos -1.663,0 -3.054,1

Coque y productos de la refinación de petróleo 2.356,6 -3.085,5

Vehículos automotores -1.699,7 -3.480,7

Equipos y aparatos de radio, TV y comunicaciones -3.132,9 -4.320,3

Sustancias y productos químicos -4.244,0 -5.030,7

Maquinaria y equipo -4.646,5 -6.131,9

Total industria manufacturera -685,7 -7.317,7

Cuadro Nº 2. Argentina. Saldo comercial de las distintas ramas industriales, 2007 y 2011 (en millones de dólares).

* ncp: no contempladas previamente.Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC.

26 | La industria argentina en la posconvertibilidad Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 27KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

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El autor estudia los rasgos salientes de la industria argentina en la posconvertibilidad, señalando los límites de las políticas industriales del actual gobierno y, en consecuencia, la necesidad de avanzar en la discusión social, la elaboración y la instrumentación de un plan de reindustrialización nacional sobre nuevas bases.

Por�Martín�Schorr*

*Investigador�del�CONICET�y�Área�de�Economía�y�Tecnología�de�FLACSO.�Especialista�en�Desarrollo�Industrial.�

“ante la falta de políticas tendientes a propiciar una modificación en las modalidades de inserción en el mercado mundial, se fortaleció un perfil exportador muy volcado a la explotación de ventajas comparativas y a la privilegiada armaduría automotriz”

l propósito de estas líneas es el Ede analizar de modo esquemá-tico el desempeño comercial externo de la industria argentina en la pos-convertibilidad. Se busca aportar al-gunos elementos de juicio para eva-luar la veracidad del enfoque del go-bierno y diversos ámbitos académi-cos y empresariales. Allí se plantea que el “modelo económico” desplega-do en la última década ha sentado las bases para redefinir el perfil de es-pecialización e inserción internacio-nal del sector manufacturero local y viabilizar un proceso virtuoso de sus-titución de importaciones. Todo ello, en franco contraste con lo sucedido durante el decenio de 1990 bajo el predominio hegemónico del neolibe-

1ralismo.

El crecimiento industrial en la posconvertibilidad se asoció a una expansión considerable de las ex-portaciones: entre 2001 y 2011 se incrementaron el 236,7% alentadas por el “dólar alto” (hasta 2007/08), la vigencia de bajos salarios en térmi-nos internacionales y mercados ex-ternos en franca expansión. Pero en ese marco, ante la falta de políticas tendientes a propiciar una modifi-cación en las modalidades de in-serción en el mercado mundial, se fortaleció un perfil exportador muy volcado a la explotación de ventajas comparativas y a la privi-legiada armaduría automotriz; per-

fil caracterizado además por un gra-do elevado de concentración. Al res-pecto, en 2011 las ramas elaborado-ras de alimentos, automóviles, sus-tancias y productos químicos y meta-les básicos dieron cuenta del 83,0% de las exportaciones fabriles, frente a una participación promedio de “apenas” el 72,5% en la convertibili-dad. Asimismo, a fines de la década pasada menos de un centenar de grandes corporaciones, en su mayo-ría extranjeras, dieron cuenta de aproximadamente el 70% de las ven-tas externas totales del sector. Se tra-

en�la�posconvertibilidad:�

¿Nuevo�perfil�de�especialización�y�sustitución�de�importaciones?

ta de cuestiones relevantes por cuan-to, al articularse con otros factores, permiten dar cuenta de ciertos ras-gos distintivos del desempeño indus-trial al cabo de la última década: au-sencia de cambio estructural en el perfil de especialización producti-va, creciente concentración eco-nómica y recrudecimiento de las tendencias a la extranjerización del poder económico sectorial. En otras palabras, la profundización de muchos legados críticos del período

2neoliberal (1976-2001).

A su vez, por las dificultades que ex-perimentó la sustitución de importa-ciones ante los sesgos de las muy es-casas políticas industriales que se aplicaron (incluso en algunos casos se terminaron alentando procesos de “sustitución inversa”), no se logra-ron atenuar los procesos de desin-tegración del tejido manufacture-ro y de dependencia tecnológica. De allí el fenomenal crecimiento que experimentaron las importaciones de productos industriales (en mu-chos casos sustitutivas de una pro-ducción nacional sólo protegida por el nivel cambiario y algunas medidas

3de coyuntura). Ello fue erosionando el superávit comercial del sector has-ta convertirlo en déficit a partir de 2007, con la salvedad de 2009, cuan-do se registró un excedente por la caí-da en las compras externas que tuvo lugar en el marco del estancamiento de la producción fabril en pleno des-pliegue de la crisis mundial (Cuadro

Nº 1). Así, con sus es-pecificidades, la in-dustria local sigue funcionando en el marco de un esque-ma de tipo stop and go.

En ese marco, los datos que brinda el Cuadro Nº 2 indican que en la posconver-tibilidad se asistió a un afianzamiento de la “dualidad estruc-tural” del sector fa-bril argentino gesta-da al calor de las polí-ticas desindustriali-zadoras de 1976-2001. Ello se expresa en que unas pocas ac-tividades asociadas al procesamiento de re-cursos básicos pre-senta una balanza comercial positi-va (básicamente la industria alimen-ticia y, en muy menor medida, la me-tálica básica), mientras que las res-tantes son deficitarias, sobre todo a medida que se avanza hacia manu-facturas más complejas, más inten-sivas en la utilización de conoci-miento científico-tecnológico, más demandantes de mano de obra con elevada calificación y con mayores potencialidades para impulsar con su crecimiento a otras industrias (por ello no debe sorprender que el ru-

bro más deficitario haya si-do el de bienes de capital –en 2011 el desbalance agrega-do de este rubro equivalió a casi el 85% del correspon-diente al conjunto del sector

4manufacturero–).

Dada la mencionada hete-rogeneidad estructural en términos del posicionamien-to comercial externo de las diferentes ramas fabriles, los pocos rubros y actores generadores de divisas asu-men un papel central en el desempeño manufacture-ro (y en la economía en su conjunto), por lo que de-tentan un poder de veto os-tensible sobre la orienta-ción del funcionamiento estatal. Al respecto, y focali-

zándose exclusivamente en el ámbi-to industrial, en el Cuadro Nº 3 se vi-sualiza cómo en la etapa 2001-2010 la elite empresaria fabril registró abultados superávit comerciales, mientras que el “resto de la indus-tria” operó con desbalances suma-mente pronunciados. A punto tal que en el último año de la serie las cien firmas líderes tuvieron un exce-dente que superó los 20 mil millones de dólares y el “resto” del sector re-gistró un déficit cercano a los 24 mil

5millones de dólares.

 

El principal elemento explicativo de semejante cuadro de heterogenei-dad estructural se asocia al hecho de que las compañías que conforman la elite sectorial se suelen integrar a grandes unidades económicas que cuentan con claras posibilida-des y perspectivas en materia fi-nanciera y un ciclo de acumula-ción y reproducción ampliada de sus capitales fuertemente trans-nacionalizado y, en el plano inter-no, de escaso “grado de industria-

6lización”. Esto último, dada su in-serción preponderante en ramas liga-das al procesamiento de recursos bá-sicos (agroindustria, acero y alumi-nio y sus derivados, algunos produc-tos químicos) y en el ámbito automo-tor. Dicho perfil de especialización contrasta con el de los restantes seg-

La�industria�argentina�

� Expo Impo Saldo

1993 9.711,1 16.104,0 -6.392,9

1994 11.359,9 20.771,6 -9.411,7

1995 15.036,9 19.097,2 -4.060,2

1996 16.245,3 22.483,1 -6.237,7

1997 18.868,2 28.642,6 -9.774,4

1998 18.600,9 29.794,9 -11.193,9

1999 16.608,1 24.226,5 -7.618,4

2000 17.993,0 23.730,5 -5.737,5

2001 17.905,7 19.064,4 -1.158,7

2002 17.843,1 8.183,7 9.659,4

2003 20.932,8 12.822,1 8.110,7

2004 24.901,8 20.871,2 4.030,6

2005 28.840,5 26.666,4 2.174,1

2006 34.570,9 31.943,7 2.627,2

2007 41.102,6 41.788,3 -685,7

2008 50.786,9 52.931,9 -2.145,0

2009 42.742,4 36.312,2 6.430,2

2010 49.614,4 52.835,3 -3.220,9

2011 60.288,9 67.606,5 -7.317,7

Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC

Cuadro Nº 1. Argentina. Evolución de las exportaciones, las importaciones y el saldo comercial de productos industriales, 1993-2011 (en millones de dólares).

2007 2011

Alimentos y bebidas 17.120,4 25.694,7

Metales comunes 724,8 2.291,9

Curtido y terminación de cuero y productos de cuero 690,3 292,1

Madera y productos de madera y corcho 87,1 -12,3

Productos de tabaco -7,8 -37,8

Edición e impresión -56,0 -117,2

Prendas de vestir -77,0 -297,4

Minerales no metálicos -263,3 -414,0

Papel y productos de papel -362,9 -657,3

Productos textiles -520,2 -778,8

Muebles y colchones e industrias ncp* -509,1 -1.005,2

Otros equipos de transporte -941,1 -1.069,1

Metalmecánica excepto maquinaria y equipo -703,9 -1.168,2

Caucho y plástico -709,9 -1.400,4

Instrumentos médicos y de precisión -798,2 -1.534,5

Maq. de oficina, contabilidad e informática -1.329,3 -2.000,8

Maquinaria y aparatos eléctricos -1.663,0 -3.054,1

Coque y productos de la refinación de petróleo 2.356,6 -3.085,5

Vehículos automotores -1.699,7 -3.480,7

Equipos y aparatos de radio, TV y comunicaciones -3.132,9 -4.320,3

Sustancias y productos químicos -4.244,0 -5.030,7

Maquinaria y equipo -4.646,5 -6.131,9

Total industria manufacturera -685,7 -7.317,7

Cuadro Nº 2. Argentina. Saldo comercial de las distintas ramas industriales, 2007 y 2011 (en millones de dólares).

* ncp: no contempladas previamente.Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC.

26 | La industria argentina en la posconvertibilidad Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 27KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

Page 27: Kamchatka 10 interior

lidad por las características de la crisis de desindustrialización inicia-da a mediados de la década de 1970 y los sesgos de la expansión fabril en la posconvertibilidad, desarrollan sus actividades en rubros mucho más expuestos a la competencia de productos importados y deben hacer frente a variados, complejos y adver-sos “factores de contexto interno” (institucionales, normativos, finan-cieros, etc.).

De las tendencias analizadas, y con-siderando la restricción externa que aqueja de manera recurrente a la eco-nomía argentina, se desprende la ne-cesidad de avanzar en la discusión social, la elaboración y la instru-mentación de un plan de reindus-trialización nacional sobre nuevas bases. En lo que se relaciona estric-tamente con la problemática comer-cial externa, dicha estrategia no de-bería soslayar la redefinición del perfil exportador con eje en nuevos actores y sectores ni, sobre todo, el sentar las bases para avanzar en for-

ma sostenida en el campo de la sus-titución de importaciones. Natu-ralmente, en la actual fase del capi-talismo a escala mundial, el objetivo no podría ser el de completar la tota-lidad de los casilleros de la matriz in-dustrial. Pero sí el de identificar y pla-nificar en forma estratégica qué sectores manufactureros presen-tan las mayores ventajas para ser

desarrollados con vistas a reducir la considerable brecha tecnológica y de competitividad que padece nuestro país vis-à-vis las naciones centrales y muchas de la periferia, así como a erosionar paulatinamen-te la capacidad de coacción de los principales generadores locales de di-visas.

Al respecto, caben dos observacio-nes.

En primer lugar, y como requisito previo, es imperioso que los “hacedo-res de política” tengan un conoci-miento acabado del “mundo real” de las industrias a promover, los dife-rentes segmentos que las confor-man, los distintos actores intervi-nientes y de las perspectivas del esce-nario regional e internacional en nu-merosas dimensiones (pautas de la demanda, productivas, comerciales, tecnológicas, etc.). Ello, en oposición a lo que se da habitualmente: que muchos funcionarios con poder de decisión poseen un desconocimiento flagrante de la masa crítica existente en muchos rubros fabriles (o bien existe falta de decisión política para conocer tales realidades). De allí que, por lo general, la intervención esta-tal termina alentando la “repro-ducción ampliada” de buena parte de los sesgos que caracterizan a la estructura manufacturera domés-tica (reprimarización de las exporta-ciones, dependencia tecnológica, concentración y extranjerización, de-sigualdades territoriales, etc.).

En segundo lugar, y estrechamen-te relacionado, hasta el momento, más allá de lo que se suele señalar desde ámbitos oficiales y afines, es muy poco lo que se ha hecho en los dos frentes mencionados (perfil ex-portador y sustitución de importa-

ciones). Y, por lo visto, con escasos impactos positivos. Por ejemplo, an-te la manifestación de problemas en el sector externo en el contexto del agotamiento del “dólar alto”, la pro-fundización de la extranjerización y el recrudecimiento de la fuga de capi-tales, se empezaron a aplicar algu-nos instrumentos tendientes a pro-teger al mercado interno de las im-portaciones en algunos rubros con-siderados “sensibles” (licencias no automáticas), así como a alentar ex-portaciones por parte de compañías industriales con estructuras pro-ductivas y/o comerciales con un ele-vado componente importado. Pero co-mo en ambos casos se hizo primar la necesidad de garantizar ciertos equilibrios macroeconómicos y no criterios de política industrial, los resultados obtenidos han sido muy distantes de los que se desprende-rían de una política de desarrollo de mediano y largo alcance. Así, en algu-nos sectores protegidos, pese a que se logró cierta sustitución de impor-taciones, se afianzaron perfiles de es-pecialización que pueden terminar compitiendo con ciertas produccio-

Cúpula industrial

Total Total economía

Resto de la industria

Resto de la economía industria

A B C D = B - A E = C - A

2001 6.942,4 -1.158,7 6.223,1 -8.101,1 -719,2

2002 9.634,9 9.659,4 16.661,1 24,5 7.026,2

2003 10.990,3 8.110,7 16.088,0 -2.879,6 5.097,7

2004 10.772,9 4.030,6 12.130,5 -6.742,3 1.357,6

2005 12.017,8 2.174,1 11.699,9 -9.843,7 -317,9

2006 12.327,1 2.627,2 12.392,5 -9.699,9 65,4

2007 15.219,3 -685,7 11.272,8 -15.905,0 -3.946,5

2008 22.379,6 -2.145,0 12.556,4 -24.524,6 -9.823,2

2009 20.367,6 6.430,2 16.885,8 -13.937,4 -3.481,8

2010 20.473,7 -3.220,9 11.632,5 -23.694,6 -8.841,2

28 | La industria argentina en la posconvertibilidad Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 29

nes de países periféricos cuya princi-pal ventaja comparativa radica en ni-veles salariales sumamente reduci-dos, mientras que en otros se poten-

ciaron ventas externas de commodi-ties ligadas al procesamiento de re-cursos naturales (con la consecuen-te profundización de la reprimariza-ción de las exportaciones).

La “primacía de lo macro” y, en ese marco, de una visión de corto plazo en el “fomento a la industria” tam-bién se corrobora en la vigencia de diferentes mecanismos para pro-mover la inversión que, en los he-chos, han alentado procesos de “sustitución inversa”, siendo que en el país existe masa crítica demos-trada y para nada despreciable como para avanzar por la vía de la sustitu-ción de importaciones a partir de es-quemas integrales y ad hoc de apoyo estatal en materia de competitividad (por caso, en varios segmentos de la industria de bienes de capital). O se expresa en el hecho de que se haya apostado a que la redistribución del ingreso opere como un meca-nismo de incentivo a la produc-ción fabril, pero en la medida en

que se han aplicado muy pocas po-líticas activas, con baja coordina-ción entre sí, la mayor demanda in-terna al calor de la estrategia re-distributiva ha conllevado un au-mento de las importaciones. Esto acarrea presiones sobre la balanza comercial que, a su vez, imponen res-tricciones a la propia política de in-gresos (que se ven agravadas por las limitaciones que se desprenden de que para las empresas líderes el sec-tor, en su mayoría con una marcada orientación exportadora, el salario asume la forma social de un costo de producción, en lugar de adquirir el rol de impulsor de la demanda inter-na).

NOTAS 1A modo de ejemplo, consúltese Ministerio de

Industria: “Plan Estratégico Industrial 2020” (disponible en http:// www.industria.gob-.ar/plan-estrategico-industrial-2020/libro/, consultado el 11/3/2013).

2 Véase Azpiazu, D. y Schorr, M.: Hecho en Argentina. Industria y economía, 1976-2007, Si-glo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2010.

3 En la posconvertibilidad el coeficiente impor-taciones/consumo aparente en la industria se ubicó, en promedio, en el 23,9% (con un pico del 27,1% en 2011), mientras que bajo la vigencia del régimen de convertibilidad había sido del 16,7% (con un nivel máximo del 19,3% en 1998). Datos extraídos de http:// www.industria.gob-.ar/cep/informes-y-estadisticas/industriales/ (consultado el 5/3/2013).

4 De la información suministrada por el cua-dro de referencia surge que dos de las activida-des que conforman el núcleo exportador de la in-dustria argentina son fuertemente deficitarias en sus operaciones comerciales con el resto del mundo. Se trata del sector automotor y el quími-co. En el primer caso, a pesar de contar con un ré-gimen especial de promoción y protección a la ac-tividad que fue puesto en marcha durante el de-cenio de 1990 y que se reafirmó y amplió en la posconvertibilidad, en 2011 se registró un défi-cit comercial muy acentuado en el subsector au-topartista (dio cuenta de alrededor del 87% del desbalance global de la rama). Asimismo, las evi-dencias disponibles indican que en el segundo caso el déficit de comercio correspondiente a 2011 (superior a los 5.000 millones de dólares) fue explicado por las fuertes importaciones de sustancias químicas básicas y de abonos, pla-guicidas y otros químicos de uso agropecuario. Datos extraídos de http:// www.industria.gob-.ar/cep/informes-y-estadisticas/industriales/ (consultado el 5/3/2013).

5 Sobre la contribución de otros sectores y ac-tores económicos al saldo comercial de la indus-tria y del conjunto de la economía argentina, véa-se Manzanelli, P. y Schorr, M.: “Argentina: perfil de especialización e inserción internacional”, en Ensayos de Economía, Nº 41, Medellín, 2012.

6 Se trata de corporaciones muy volcadas a los mercados externos. En este sentido, a partir de las mismas fuentes con las que se elaboró el Cua-dro Nº 3 se concluye que en la posconvertibilidad la cúpula empresaria industrial registró un coe-ficiente medio de exportaciones (ventas exter-nas/ventas totales) próximo al 45%, mientras que el correspondiente al agregado sectorial su-peró ligeramente el 25%.

* Se trata de las 100 empresas industriales de mayor facturación anual.Fuente: Elaboración propia en base a información del Área de Economía y Tecnología de la FLACSO y el INDEC.

Cuadro Nº 3. Argentina. Evolución del saldo comercial de la cúpula empresaria industrial*, el total industrial y el conjunto de la economía, 2001-2010 (en millones de dólares).

“por las dificultades que experimentó la sustitución de importaciones ante los sesgos de las muy escasas políticas industriales que se aplicaron , no se lograron atenuar los procesos de desintegración del tejido manufacturero y de dependencia tecnológica. ”

“en la posconvertibilidad se asistió a un afianzamiento de la “dualidad estructural” del sector fabril argentino gestada al calor de las políticas desindustrializadoras de 1976-2001. ”

“como se hizo primar la necesidad de garantizar ciertos equilibrios macroeconómicos y no criterios de política industrial, los resultados obtenidos han sido muy distantes de los que se desprenderían de una política de desarrollo de mediano y largo alcance.”

KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

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lidad por las características de la crisis de desindustrialización inicia-da a mediados de la década de 1970 y los sesgos de la expansión fabril en la posconvertibilidad, desarrollan sus actividades en rubros mucho más expuestos a la competencia de productos importados y deben hacer frente a variados, complejos y adver-sos “factores de contexto interno” (institucionales, normativos, finan-cieros, etc.).

De las tendencias analizadas, y con-siderando la restricción externa que aqueja de manera recurrente a la eco-nomía argentina, se desprende la ne-cesidad de avanzar en la discusión social, la elaboración y la instru-mentación de un plan de reindus-trialización nacional sobre nuevas bases. En lo que se relaciona estric-tamente con la problemática comer-cial externa, dicha estrategia no de-bería soslayar la redefinición del perfil exportador con eje en nuevos actores y sectores ni, sobre todo, el sentar las bases para avanzar en for-

ma sostenida en el campo de la sus-titución de importaciones. Natu-ralmente, en la actual fase del capi-talismo a escala mundial, el objetivo no podría ser el de completar la tota-lidad de los casilleros de la matriz in-dustrial. Pero sí el de identificar y pla-nificar en forma estratégica qué sectores manufactureros presen-tan las mayores ventajas para ser

desarrollados con vistas a reducir la considerable brecha tecnológica y de competitividad que padece nuestro país vis-à-vis las naciones centrales y muchas de la periferia, así como a erosionar paulatinamen-te la capacidad de coacción de los principales generadores locales de di-visas.

Al respecto, caben dos observacio-nes.

En primer lugar, y como requisito previo, es imperioso que los “hacedo-res de política” tengan un conoci-miento acabado del “mundo real” de las industrias a promover, los dife-rentes segmentos que las confor-man, los distintos actores intervi-nientes y de las perspectivas del esce-nario regional e internacional en nu-merosas dimensiones (pautas de la demanda, productivas, comerciales, tecnológicas, etc.). Ello, en oposición a lo que se da habitualmente: que muchos funcionarios con poder de decisión poseen un desconocimiento flagrante de la masa crítica existente en muchos rubros fabriles (o bien existe falta de decisión política para conocer tales realidades). De allí que, por lo general, la intervención esta-tal termina alentando la “repro-ducción ampliada” de buena parte de los sesgos que caracterizan a la estructura manufacturera domés-tica (reprimarización de las exporta-ciones, dependencia tecnológica, concentración y extranjerización, de-sigualdades territoriales, etc.).

En segundo lugar, y estrechamen-te relacionado, hasta el momento, más allá de lo que se suele señalar desde ámbitos oficiales y afines, es muy poco lo que se ha hecho en los dos frentes mencionados (perfil ex-portador y sustitución de importa-

ciones). Y, por lo visto, con escasos impactos positivos. Por ejemplo, an-te la manifestación de problemas en el sector externo en el contexto del agotamiento del “dólar alto”, la pro-fundización de la extranjerización y el recrudecimiento de la fuga de capi-tales, se empezaron a aplicar algu-nos instrumentos tendientes a pro-teger al mercado interno de las im-portaciones en algunos rubros con-siderados “sensibles” (licencias no automáticas), así como a alentar ex-portaciones por parte de compañías industriales con estructuras pro-ductivas y/o comerciales con un ele-vado componente importado. Pero co-mo en ambos casos se hizo primar la necesidad de garantizar ciertos equilibrios macroeconómicos y no criterios de política industrial, los resultados obtenidos han sido muy distantes de los que se desprende-rían de una política de desarrollo de mediano y largo alcance. Así, en algu-nos sectores protegidos, pese a que se logró cierta sustitución de impor-taciones, se afianzaron perfiles de es-pecialización que pueden terminar compitiendo con ciertas produccio-

Cúpula industrial

Total Total economía

Resto de la industria

Resto de la economía industria

A B C D = B - A E = C - A

2001 6.942,4 -1.158,7 6.223,1 -8.101,1 -719,2

2002 9.634,9 9.659,4 16.661,1 24,5 7.026,2

2003 10.990,3 8.110,7 16.088,0 -2.879,6 5.097,7

2004 10.772,9 4.030,6 12.130,5 -6.742,3 1.357,6

2005 12.017,8 2.174,1 11.699,9 -9.843,7 -317,9

2006 12.327,1 2.627,2 12.392,5 -9.699,9 65,4

2007 15.219,3 -685,7 11.272,8 -15.905,0 -3.946,5

2008 22.379,6 -2.145,0 12.556,4 -24.524,6 -9.823,2

2009 20.367,6 6.430,2 16.885,8 -13.937,4 -3.481,8

2010 20.473,7 -3.220,9 11.632,5 -23.694,6 -8.841,2

28 | La industria argentina en la posconvertibilidad Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 29

nes de países periféricos cuya princi-pal ventaja comparativa radica en ni-veles salariales sumamente reduci-dos, mientras que en otros se poten-

ciaron ventas externas de commodi-ties ligadas al procesamiento de re-cursos naturales (con la consecuen-te profundización de la reprimariza-ción de las exportaciones).

La “primacía de lo macro” y, en ese marco, de una visión de corto plazo en el “fomento a la industria” tam-bién se corrobora en la vigencia de diferentes mecanismos para pro-mover la inversión que, en los he-chos, han alentado procesos de “sustitución inversa”, siendo que en el país existe masa crítica demos-trada y para nada despreciable como para avanzar por la vía de la sustitu-ción de importaciones a partir de es-quemas integrales y ad hoc de apoyo estatal en materia de competitividad (por caso, en varios segmentos de la industria de bienes de capital). O se expresa en el hecho de que se haya apostado a que la redistribución del ingreso opere como un meca-nismo de incentivo a la produc-ción fabril, pero en la medida en

que se han aplicado muy pocas po-líticas activas, con baja coordina-ción entre sí, la mayor demanda in-terna al calor de la estrategia re-distributiva ha conllevado un au-mento de las importaciones. Esto acarrea presiones sobre la balanza comercial que, a su vez, imponen res-tricciones a la propia política de in-gresos (que se ven agravadas por las limitaciones que se desprenden de que para las empresas líderes el sec-tor, en su mayoría con una marcada orientación exportadora, el salario asume la forma social de un costo de producción, en lugar de adquirir el rol de impulsor de la demanda inter-na).

NOTAS 1A modo de ejemplo, consúltese Ministerio de

Industria: “Plan Estratégico Industrial 2020” (disponible en http:// www.industria.gob-.ar/plan-estrategico-industrial-2020/libro/, consultado el 11/3/2013).

2 Véase Azpiazu, D. y Schorr, M.: Hecho en Argentina. Industria y economía, 1976-2007, Si-glo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2010.

3 En la posconvertibilidad el coeficiente impor-taciones/consumo aparente en la industria se ubicó, en promedio, en el 23,9% (con un pico del 27,1% en 2011), mientras que bajo la vigencia del régimen de convertibilidad había sido del 16,7% (con un nivel máximo del 19,3% en 1998). Datos extraídos de http:// www.industria.gob-.ar/cep/informes-y-estadisticas/industriales/ (consultado el 5/3/2013).

4 De la información suministrada por el cua-dro de referencia surge que dos de las activida-des que conforman el núcleo exportador de la in-dustria argentina son fuertemente deficitarias en sus operaciones comerciales con el resto del mundo. Se trata del sector automotor y el quími-co. En el primer caso, a pesar de contar con un ré-gimen especial de promoción y protección a la ac-tividad que fue puesto en marcha durante el de-cenio de 1990 y que se reafirmó y amplió en la posconvertibilidad, en 2011 se registró un défi-cit comercial muy acentuado en el subsector au-topartista (dio cuenta de alrededor del 87% del desbalance global de la rama). Asimismo, las evi-dencias disponibles indican que en el segundo caso el déficit de comercio correspondiente a 2011 (superior a los 5.000 millones de dólares) fue explicado por las fuertes importaciones de sustancias químicas básicas y de abonos, pla-guicidas y otros químicos de uso agropecuario. Datos extraídos de http:// www.industria.gob-.ar/cep/informes-y-estadisticas/industriales/ (consultado el 5/3/2013).

5 Sobre la contribución de otros sectores y ac-tores económicos al saldo comercial de la indus-tria y del conjunto de la economía argentina, véa-se Manzanelli, P. y Schorr, M.: “Argentina: perfil de especialización e inserción internacional”, en Ensayos de Economía, Nº 41, Medellín, 2012.

6 Se trata de corporaciones muy volcadas a los mercados externos. En este sentido, a partir de las mismas fuentes con las que se elaboró el Cua-dro Nº 3 se concluye que en la posconvertibilidad la cúpula empresaria industrial registró un coe-ficiente medio de exportaciones (ventas exter-nas/ventas totales) próximo al 45%, mientras que el correspondiente al agregado sectorial su-peró ligeramente el 25%.

* Se trata de las 100 empresas industriales de mayor facturación anual.Fuente: Elaboración propia en base a información del Área de Economía y Tecnología de la FLACSO y el INDEC.

Cuadro Nº 3. Argentina. Evolución del saldo comercial de la cúpula empresaria industrial*, el total industrial y el conjunto de la economía, 2001-2010 (en millones de dólares).

“por las dificultades que experimentó la sustitución de importaciones ante los sesgos de las muy escasas políticas industriales que se aplicaron , no se lograron atenuar los procesos de desintegración del tejido manufacturero y de dependencia tecnológica. ”

“en la posconvertibilidad se asistió a un afianzamiento de la “dualidad estructural” del sector fabril argentino gestada al calor de las políticas desindustrializadoras de 1976-2001. ”

“como se hizo primar la necesidad de garantizar ciertos equilibrios macroeconómicos y no criterios de política industrial, los resultados obtenidos han sido muy distantes de los que se desprenderían de una política de desarrollo de mediano y largo alcance.”

KAMCHATKA nº10 KAMCHATKA nº10

Page 29: Kamchatka 10 interior

La�economía�argentina�en�la�encrucijada�

Los�límites�del�modelo�kirchnerista

Socialismodel�Siglo�XXI

A L B A

Reform

a�tributaria.

Nacionalización�del�

comercio�d

e�gran

os.

Aliment

os�a�pre

cios�

populares.

Plan�de�desa

rrollo�

industrial.

F.M.I.Deuda

DevaluaciónAjuste

Techo�a�las�paritariasLibre�mercado

BarrickGold

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La�economía�argentina�en�la�encrucijada�

Los�límites�del�modelo�kirchnerista

Socialismodel�Siglo�XXI

A L B A

Reform

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Nacionalización�del�

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e�gran

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Aliment

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populares.

Plan�de�desa

rrollo�

industrial.

F.M.I.Deuda

DevaluaciónAjuste

Techo�a�las�paritariasLibre�mercado

BarrickGold

Page 31: Kamchatka 10 interior

Nos enfrentamos con la complejidad de las interrelaciones del sistema energético argentino. Sin desentenderse de los cambios institucionales del sector, la autora analiza la estructura de producción y las pautas de consumo ofreciendo algunas ideas de las limitaciones que terminan por afectar el suministro eléctrico y el bienestar de los usuarios.

Por�Marina�Yesica�Recalde*

*�CONICET�/�Departamento�de�Economía�-�Universidad�Nacional�del�Sur.

cobertura de los requerimientos básicos. Estas y otras razones con-vierten a la energía en un recurso so-cial.

Un poco de historia

La organización institucional del sector energético argentino no siem-pre ha sido como lo es hoy. Hasta fi-nales de la década de los ochenta el estado tenía una participación acti-va en todas las cadenas energéticas, no sólo como organismo de regula-ción y control sino también como ope-rador de los distintos eslabones. Las cadenas se encontraban vertical-mente integradas y en la mayoría de los casos las empresas productoras de gas y petróleo, así como transpor-tistas, generadoras y distribuidoras de gas y electricidad, eran de propie-dad estatal tanto a nivel nacional co-mo provincial.

A fines de la década de los ochenta e inicios de la década de los noventa, siguiendo una tendencia mundial y regional, Argentina dio lugar a un ve-

loz e intenso proceso de reforma de 1su sector energético . El mismo sim-

bolizó el paso hacia una modalidad de mercado, signado por privatiza-ciones, desintegración vertical y en-frentando todos los eslabones de la cadena a la libre competencia. Con la ruptura del régimen cambiario y tras padecer la crisis a inicios del 2000, mediante las diferentes regulaciones y resoluciones, el régimen institucio-nal al que se enfrentó el sector cam-bió notablemente. Nuevamente se le otorgó una mayor participación al Estado en el sector, aunque esta se dio de una forma diferente. Esto se vio reflejado principalmente en las ca-denas de hidrocarburos con la re-nacionalización en parte de los acti-

2vos de YPF SA , también es notorio el efecto de la participación estatal en el sector de generación, dadas las nuevas regulaciones en los años

32011-2013 .

¿Cómo está el sistema energético en la actuali

Alta�tensión,�baja�inversión¡Peligro!

32 | 10 números de Kamchatka! KAMCHATKA nº10

¿Por�qué�se�corta�la�luz?

odos nos hemos preguntado al-Tguna vez, por qué se nos corta la luz, por qué hemos tenido que ha-cer largas colas en estaciones de ser-vicio, al igual que cómo hace la gente que no tiene acceso al gas natural.

Si bien estas preguntas pueden pa-recer independientes entre sí, lo cier-to es que tienen un origen en común. El sistema energético es un sistema integral, formado por cadenas ener-géticas inter e intra-relacionadas. Si bien regulatoriamente estos enca-denamientos energéticos se en-cuentran desintegrados donde cada eslabón tiene una forma de organiza-ción particular, desde el punto de vis-ta de la política energética es impres-cindible no desatender sus vincula-ciones. Tampoco debe perderse de vista el hecho que los recursos energéticos son fundamentales pa-ra el desarrollo económico social, dado el papel que representa el consumo de energía en la evolu-ción del sistema productivo y en la

Dossier: ¡Peligro! Alta tensión, baja inversión ¿Por qué se corta la luz? | 33 KAMCHATKA nº10

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Nos enfrentamos con la complejidad de las interrelaciones del sistema energético argentino. Sin desentenderse de los cambios institucionales del sector, la autora analiza la estructura de producción y las pautas de consumo ofreciendo algunas ideas de las limitaciones que terminan por afectar el suministro eléctrico y el bienestar de los usuarios.

Por�Marina�Yesica�Recalde*

*�CONICET�/�Departamento�de�Economía�-�Universidad�Nacional�del�Sur.

cobertura de los requerimientos básicos. Estas y otras razones con-vierten a la energía en un recurso so-cial.

Un poco de historia

La organización institucional del sector energético argentino no siem-pre ha sido como lo es hoy. Hasta fi-nales de la década de los ochenta el estado tenía una participación acti-va en todas las cadenas energéticas, no sólo como organismo de regula-ción y control sino también como ope-rador de los distintos eslabones. Las cadenas se encontraban vertical-mente integradas y en la mayoría de los casos las empresas productoras de gas y petróleo, así como transpor-tistas, generadoras y distribuidoras de gas y electricidad, eran de propie-dad estatal tanto a nivel nacional co-mo provincial.

A fines de la década de los ochenta e inicios de la década de los noventa, siguiendo una tendencia mundial y regional, Argentina dio lugar a un ve-

loz e intenso proceso de reforma de 1su sector energético . El mismo sim-

bolizó el paso hacia una modalidad de mercado, signado por privatiza-ciones, desintegración vertical y en-frentando todos los eslabones de la cadena a la libre competencia. Con la ruptura del régimen cambiario y tras padecer la crisis a inicios del 2000, mediante las diferentes regulaciones y resoluciones, el régimen institucio-nal al que se enfrentó el sector cam-bió notablemente. Nuevamente se le otorgó una mayor participación al Estado en el sector, aunque esta se dio de una forma diferente. Esto se vio reflejado principalmente en las ca-denas de hidrocarburos con la re-nacionalización en parte de los acti-

2vos de YPF SA , también es notorio el efecto de la participación estatal en el sector de generación, dadas las nuevas regulaciones en los años

32011-2013 .

¿Cómo está el sistema energético en la actuali

Alta�tensión,�baja�inversión¡Peligro!

32 | 10 números de Kamchatka! KAMCHATKA nº10

¿Por�qué�se�corta�la�luz?

odos nos hemos preguntado al-Tguna vez, por qué se nos corta la luz, por qué hemos tenido que ha-cer largas colas en estaciones de ser-vicio, al igual que cómo hace la gente que no tiene acceso al gas natural.

Si bien estas preguntas pueden pa-recer independientes entre sí, lo cier-to es que tienen un origen en común. El sistema energético es un sistema integral, formado por cadenas ener-géticas inter e intra-relacionadas. Si bien regulatoriamente estos enca-denamientos energéticos se en-cuentran desintegrados donde cada eslabón tiene una forma de organiza-ción particular, desde el punto de vis-ta de la política energética es impres-cindible no desatender sus vincula-ciones. Tampoco debe perderse de vista el hecho que los recursos energéticos son fundamentales pa-ra el desarrollo económico social, dado el papel que representa el consumo de energía en la evolu-ción del sistema productivo y en la

Dossier: ¡Peligro! Alta tensión, baja inversión ¿Por qué se corta la luz? | 33 KAMCHATKA nº10

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dad?

El gráfico 1 muestra la composi-ción de la oferta interna de energía primaria en el año 2010, es decir de qué recursos primarios (aquellos que se encuentran en la naturaleza) proviene la energía consumida den-tro del país.

Tal como puede observarse, Argen-tina es muy dependiente de recur-sos hidrocarburíferos, fundamen-talmente gas natural, que repre-senta la mitad del consumo ener-gético interno de fuentes prima-rias. ¿A dónde va este consumo de gas natural? Más del 70% de su con-sumo se explica por el uso de las cen-trales eléctricas (33%), el sector resi-dencial (20%) y el sector industrial (18%). La participación de los secto-res residencial e industrial en el con-sumo de gas natural merece algunos comentarios. En primer lugar, Argentina es uno de los países de la región con mayor penetración del gas natural en el sector resi-dencial, aun cuando esta no llega a ser total. Este aspecto, frecuente-mente pone en discusión la equidad en la política de precios de los ener-géticos, dado que el precio del GLP (gas de garrafa) utilizado por los sec-tores de más bajos recursos, suele ser mayor en términos relativos (me-didos en unidades calóricas equiva-lentes) que el precio pagado por el gas natural consumido. Por otro la-do, el gas natural representa el 45% de la energía consumida por el sector industrial, lo que genera una depen-dencia a la disponibilidad del mis-

4mo .

Al mismo tiempo, el parque de ge-neración se encuentra altamente concentrado en tecnologías térmi-cas alimentadas por hidrocarbu-ros. En el año 2011, el 59% de la po-tencia instalada en el Mercado Eléc-trico Mayorista (MEM) fue térmica proveniente de centrales de ciclo combinado (50%), turbo vapor (25%) y turbinas a gas (19%). La capacidad instalada hidráulica y las centrales de generación nuclear representan el 37% y el 3% de la potencia total res-pectivamente. Menos del 1% de la capacidad de generación eléctrica corresponde tecnologías de gene-ración con nuevas fuentes de ener-gía renovables (0,05% generación eólica y 0,003% generación solar). Son estas pautas de consumo y pro-ducción de electricidad, las que de-terminan necesariamente la cons-tante demanda de gas natural o deri-vados del petróleo.

Como es de esperar el nivel de acti-vidad económica tiene un gran im-pacto en la demanda de energía, par-ticularmente en aquellos casos en

los cuales no existen políticas acti-vas que promuevan el uso racional y eficiente de la misma. Así, la deman-da de electricidad ha presentado ta-sas de crecimiento positivas en todo el período 1992-2011, a excepción del período 2001/02 y 2008/9 (en re-lación con períodos recesivos o de cri-sis). En cambio, las inversiones en ex-pansión de la capacidad de genera-ción del sistema no parecen haber acompañado esta tendencia crecien-te. Como puede observarse en el cua-dro 1, con posterioridad a la crisis económica de 2001/2002, la tasa de crecimiento de la demanda de elec-tricidad excede por mucho al creci-miento de la capacidad instalada, a excepción de los años 2007/2009. Este aspecto ha hecho que en mu-chos períodos de pico de demanda, el sistema haya operado casi al má-ximo, sin capacidad de reserva y aumentando las probabilidades de cortes y fallas en el suministro.

Los motivos de este desacople entre la tasa de crecimiento de la demanda y de la oferta de electricidad son di-versos y dan lugar a distintas aproxi-maciones del problema de abasteci-miento. En parte, la explicación de la baja tasa de crecimiento de la capa-cidad instalada con posterioridad a la recuperación económica de 2003/2004 (en relación a la tasa de crecimiento de la demanda) se debe a la situación tarifaria y al congela-miento de los precios de la energía en el sector generación. Sin embargo, no debe dejar de mencionarse que da-da la estructuración de la tarifa en el país y los precios de los hidrocarbu-ros a inicios de la década de los no-venta, la rentabilidad de distribui-dores y generadores durante el pe-ríodo posterior a las privatizacio-nes y anterior a la crisis económi-ca, ha sido significativamente ele

Gráfico 1: Oferta interna de energía primaria. Año 2010

Fuente: Elaboración propia en base a Ben Secretaría de Energía

“Argentina es muy dependiente de recursos hidrocarburíferos, fundamentalmente gas natural, que representa la mitad del consumo energético interno de fuentes primarias. ”

1 1

2

23

3

4

45

5

34 | Dossier: La economía argentina en la encrucijada KAMCHATKA nº10

5vada .

El congelamiento tarifario en el sec-tor de distribución de electricidad, aún con algunas rectificaciones en los últimos años, ha dado lugar a una ampliación de la brecha entre el precio que reciben los generadores (cuyos “clientes directos” son los dis-tribuidores) y su costo marginal de generación. Esto se debe a dos moti-vos fundamentales. Por un lado, el aumento de la demanda de electri-cidad no acompañado de inversio-nes suficientes en el sector de ge-neración, implicó necesariamente el poner en marcha centrales de ge-neración más antiguas, menos efi-cientes y que funcionan con com-bustibles líquidos en lugar de gas natural. El mayor costo de estos com-bustibles líquidos, hace aumentar el costo marginal de la generación has-ta el costo de lo producido por la últi-ma máquina que debe ser despacha-da. Por otro lado, la disminución en la disponibilidad de gas natural en Argentina, implicó la necesidad de llevar a cabo algunos cortes progra-mados en aquellos sectores de de-manda que se consideran como inte-rrumpibles, tales como la industria y

6la generación eléctrica . Ante la falta de gas natural, las centrales debie-ron sustituir este combustible más barato y más ambientalmente ami-gable por otros combustibles líqui-dos, aumentando nuevamente el cos-to de generación. No obstante, al es-tar congelado el precio que las distri-buidoras cobran a sus clientes, se en-

cuentra fijado el precio que los generadores reciben co-mo compensación. Parale-lamente, en las redes de dis-tribución y transporte de electricidad no ha habido grandes inversiones, ni pos-terior a la privatización de las empresas, ni tampoco en los últimos años. En el primer período, la falla regu-latoria y la captura institu-cional de los entes propicia-ron la apropiación de rentas por parte de los distribuido-res acompañadas de bajas inversiones en mejora en la calidad del servicio. Duran-te los últimos diez años, aun con una situación ins-titucional diferente, se ha llegado a un resultado si-milar: sub inversión en ca-lidad y cantidad del servi-cio de distribución. Esto ha llevado a numerosas fa-llas y cortes en los momen-tos de pico de demanda

cuando las redes se encuentran con-gestionadas.

Algunas reflexiones fina-les

La pregunta inicial puede parecer simple, y podría esperarse una res-puesta corta y sencilla, pero las ca-racterísticas propias del sistema y la complejidad del mismo dan lugar a múltiples enfoques. Si bien es posi-ble encarar la respuesta analizando la situación a la que se han enfrenta-do los generadores eléctricos en los últimos años, esto lleva necesaria-mente a la necesidad de estudiar lo sucedido con los distribuidores (la di-mensión, la calidad de las inversio-nes en este sector para la extensión y el mantenimiento de las líneas de dis-tribución) en relación a las cadenas de gas natural y de petróleo. Se abren aquí diversos interrogantes cruciales para comprender el estado actual y las perspectivas del sistema energético argentino. ¿Qué sucede con las reservas de hidrocarburos en el país? ¿Por qué motivos las mismas se han reducido significativamente en las últimas décadas? ¿Cuál es el horizonte de reservas real que en-frenta el país? ¿En qué medida el des-cubrimiento de los yacimientos de re-servas no convencionales, como Va-ca Muerta, pueden ayudar a solucio-nar el problema de abastecimiento energético nacional?

La complejidad del problema re-

quiere de una mirada integral del sistema energético y la puesta en marcha de políticas coordinadas entre las distintas cadenas ener-géticas. En lo que respecta estricta-mente al sector eléctrico, serán im-portantes las políticas de corto y mediano plazo, tendientes a re in-centivar la inversión en capacidad de generación y en redes de distri-bución, pero también es necesario pensar en el largo plazo, alentando el desarrollo de fuentes alternativas pa-ra las cuales Argentina tiene un alto potencial, pero que hasta el momen-to no han sido extensamente desa-rrolladas. Aun así ninguna de estas políticas por si solas serán suficien-tes. La solución del problema requie-re del desarrollo de políticas que ayu-den a disminuir (en términos relati-vos) la tasa de crecimiento de la de-manda de electricidad a través del ahorro energético y uso racional de

7la energía .

NOTAS1 Pistonesi, 2001; Kozulj 2002 y 2004, Campo-

donico, 2004, entre otros.2 Mediante la Ley 26.741publicada en el BO el

07/05/2012.3 En los últimos años han aparecido diferentes

resoluciones y decretos que afectan directamen-te al sector generación, el análisis del impacto de estas nuevas regulaciones en el funcionamiento del mercado eléctrico es extenso y amerita ser analizado en detalle en forma individual.

4 La indisponibilidad en el abastecimiento de gas natural a las industrias suele tener impactos directos (interrupción del proceso) e indirectos (aumentos en los costos dada la necesidad de usar sustitutos más caros) en la producción in-dustrial.

5 Ver por ejemplo, la explicación referida a la rentabilidad de las empresas de servicios públi-cos privatizadas en Aspiazu (2001), Pistonesi (2002).

6 Si la oferta de gas natural no alcanza para abastecer a todos los sectores de la demanda, se abastece en primera instancia a aquellos secto-res que no tienen posibilidad de sustitución y cu-ya demanda se considera como de servicio públi-co, el sector residencial y comercial y de servi-cios.

7 Por referencias bibliográficas remitirse a KAMCHATKA.

“La complejidad del problema requiere de una mirada integral del sistema energético y la puesta en marcha de políticas coordinadas entre las distintas cadenas energéticas. ”

NcpÛmbm Apcagk gcl rm� A_n_agb_b�

Instalada

Apcagk gcl rm� Bck _l b_

/ 771-72 / . ,2/ 6.33

1994/95 5.74 3.60

1995/96 4.76 6.91

1996/97 6.39 6.47

1997/98 3.83 4.65

1998/99 3.24 3.74

1999/00 6.19 5.44

2000/01 7.84 3.32

2001/02 2.21 -2.07

2002/03 0.62 7.55

2003/04 0.23 6.36

2004/05 1.17 5.59

2005/06 3.14 5.63

2006/07 1.55 5.50

2007/08 7.46 2.89

2008/09 3.12 -1.26

2009/10 5.99 5.90

2010/11 3.00 5.06

Cuadro 1: Tasa de crecimiento de la capacidad instalada, de la demanda de electricidad y del PBI. Período 1992-201 1.

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAMMESA.

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El gráfico 1 muestra la composi-ción de la oferta interna de energía primaria en el año 2010, es decir de qué recursos primarios (aquellos que se encuentran en la naturaleza) proviene la energía consumida den-tro del país.

Tal como puede observarse, Argen-tina es muy dependiente de recur-sos hidrocarburíferos, fundamen-talmente gas natural, que repre-senta la mitad del consumo ener-gético interno de fuentes prima-rias. ¿A dónde va este consumo de gas natural? Más del 70% de su con-sumo se explica por el uso de las cen-trales eléctricas (33%), el sector resi-dencial (20%) y el sector industrial (18%). La participación de los secto-res residencial e industrial en el con-sumo de gas natural merece algunos comentarios. En primer lugar, Argentina es uno de los países de la región con mayor penetración del gas natural en el sector resi-dencial, aun cuando esta no llega a ser total. Este aspecto, frecuente-mente pone en discusión la equidad en la política de precios de los ener-géticos, dado que el precio del GLP (gas de garrafa) utilizado por los sec-tores de más bajos recursos, suele ser mayor en términos relativos (me-didos en unidades calóricas equiva-lentes) que el precio pagado por el gas natural consumido. Por otro la-do, el gas natural representa el 45% de la energía consumida por el sector industrial, lo que genera una depen-dencia a la disponibilidad del mis-

4mo .

Al mismo tiempo, el parque de ge-neración se encuentra altamente concentrado en tecnologías térmi-cas alimentadas por hidrocarbu-ros. En el año 2011, el 59% de la po-tencia instalada en el Mercado Eléc-trico Mayorista (MEM) fue térmica proveniente de centrales de ciclo combinado (50%), turbo vapor (25%) y turbinas a gas (19%). La capacidad instalada hidráulica y las centrales de generación nuclear representan el 37% y el 3% de la potencia total res-pectivamente. Menos del 1% de la capacidad de generación eléctrica corresponde tecnologías de gene-ración con nuevas fuentes de ener-gía renovables (0,05% generación eólica y 0,003% generación solar). Son estas pautas de consumo y pro-ducción de electricidad, las que de-terminan necesariamente la cons-tante demanda de gas natural o deri-vados del petróleo.

Como es de esperar el nivel de acti-vidad económica tiene un gran im-pacto en la demanda de energía, par-ticularmente en aquellos casos en

los cuales no existen políticas acti-vas que promuevan el uso racional y eficiente de la misma. Así, la deman-da de electricidad ha presentado ta-sas de crecimiento positivas en todo el período 1992-2011, a excepción del período 2001/02 y 2008/9 (en re-lación con períodos recesivos o de cri-sis). En cambio, las inversiones en ex-pansión de la capacidad de genera-ción del sistema no parecen haber acompañado esta tendencia crecien-te. Como puede observarse en el cua-dro 1, con posterioridad a la crisis económica de 2001/2002, la tasa de crecimiento de la demanda de elec-tricidad excede por mucho al creci-miento de la capacidad instalada, a excepción de los años 2007/2009. Este aspecto ha hecho que en mu-chos períodos de pico de demanda, el sistema haya operado casi al má-ximo, sin capacidad de reserva y aumentando las probabilidades de cortes y fallas en el suministro.

Los motivos de este desacople entre la tasa de crecimiento de la demanda y de la oferta de electricidad son di-versos y dan lugar a distintas aproxi-maciones del problema de abasteci-miento. En parte, la explicación de la baja tasa de crecimiento de la capa-cidad instalada con posterioridad a la recuperación económica de 2003/2004 (en relación a la tasa de crecimiento de la demanda) se debe a la situación tarifaria y al congela-miento de los precios de la energía en el sector generación. Sin embargo, no debe dejar de mencionarse que da-da la estructuración de la tarifa en el país y los precios de los hidrocarbu-ros a inicios de la década de los no-venta, la rentabilidad de distribui-dores y generadores durante el pe-ríodo posterior a las privatizacio-nes y anterior a la crisis económi-ca, ha sido significativamente ele

Gráfico 1: Oferta interna de energía primaria. Año 2010

Fuente: Elaboración propia en base a Ben Secretaría de Energía

“Argentina es muy dependiente de recursos hidrocarburíferos, fundamentalmente gas natural, que representa la mitad del consumo energético interno de fuentes primarias. ”

1 1

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5vada .

El congelamiento tarifario en el sec-tor de distribución de electricidad, aún con algunas rectificaciones en los últimos años, ha dado lugar a una ampliación de la brecha entre el precio que reciben los generadores (cuyos “clientes directos” son los dis-tribuidores) y su costo marginal de generación. Esto se debe a dos moti-vos fundamentales. Por un lado, el aumento de la demanda de electri-cidad no acompañado de inversio-nes suficientes en el sector de ge-neración, implicó necesariamente el poner en marcha centrales de ge-neración más antiguas, menos efi-cientes y que funcionan con com-bustibles líquidos en lugar de gas natural. El mayor costo de estos com-bustibles líquidos, hace aumentar el costo marginal de la generación has-ta el costo de lo producido por la últi-ma máquina que debe ser despacha-da. Por otro lado, la disminución en la disponibilidad de gas natural en Argentina, implicó la necesidad de llevar a cabo algunos cortes progra-mados en aquellos sectores de de-manda que se consideran como inte-rrumpibles, tales como la industria y

6la generación eléctrica . Ante la falta de gas natural, las centrales debie-ron sustituir este combustible más barato y más ambientalmente ami-gable por otros combustibles líqui-dos, aumentando nuevamente el cos-to de generación. No obstante, al es-tar congelado el precio que las distri-buidoras cobran a sus clientes, se en-

cuentra fijado el precio que los generadores reciben co-mo compensación. Parale-lamente, en las redes de dis-tribución y transporte de electricidad no ha habido grandes inversiones, ni pos-terior a la privatización de las empresas, ni tampoco en los últimos años. En el primer período, la falla regu-latoria y la captura institu-cional de los entes propicia-ron la apropiación de rentas por parte de los distribuido-res acompañadas de bajas inversiones en mejora en la calidad del servicio. Duran-te los últimos diez años, aun con una situación ins-titucional diferente, se ha llegado a un resultado si-milar: sub inversión en ca-lidad y cantidad del servi-cio de distribución. Esto ha llevado a numerosas fa-llas y cortes en los momen-tos de pico de demanda

cuando las redes se encuentran con-gestionadas.

Algunas reflexiones fina-les

La pregunta inicial puede parecer simple, y podría esperarse una res-puesta corta y sencilla, pero las ca-racterísticas propias del sistema y la complejidad del mismo dan lugar a múltiples enfoques. Si bien es posi-ble encarar la respuesta analizando la situación a la que se han enfrenta-do los generadores eléctricos en los últimos años, esto lleva necesaria-mente a la necesidad de estudiar lo sucedido con los distribuidores (la di-mensión, la calidad de las inversio-nes en este sector para la extensión y el mantenimiento de las líneas de dis-tribución) en relación a las cadenas de gas natural y de petróleo. Se abren aquí diversos interrogantes cruciales para comprender el estado actual y las perspectivas del sistema energético argentino. ¿Qué sucede con las reservas de hidrocarburos en el país? ¿Por qué motivos las mismas se han reducido significativamente en las últimas décadas? ¿Cuál es el horizonte de reservas real que en-frenta el país? ¿En qué medida el des-cubrimiento de los yacimientos de re-servas no convencionales, como Va-ca Muerta, pueden ayudar a solucio-nar el problema de abastecimiento energético nacional?

La complejidad del problema re-

quiere de una mirada integral del sistema energético y la puesta en marcha de políticas coordinadas entre las distintas cadenas ener-géticas. En lo que respecta estricta-mente al sector eléctrico, serán im-portantes las políticas de corto y mediano plazo, tendientes a re in-centivar la inversión en capacidad de generación y en redes de distri-bución, pero también es necesario pensar en el largo plazo, alentando el desarrollo de fuentes alternativas pa-ra las cuales Argentina tiene un alto potencial, pero que hasta el momen-to no han sido extensamente desa-rrolladas. Aun así ninguna de estas políticas por si solas serán suficien-tes. La solución del problema requie-re del desarrollo de políticas que ayu-den a disminuir (en términos relati-vos) la tasa de crecimiento de la de-manda de electricidad a través del ahorro energético y uso racional de

7la energía .

NOTAS1 Pistonesi, 2001; Kozulj 2002 y 2004, Campo-

donico, 2004, entre otros.2 Mediante la Ley 26.741publicada en el BO el

07/05/2012.3 En los últimos años han aparecido diferentes

resoluciones y decretos que afectan directamen-te al sector generación, el análisis del impacto de estas nuevas regulaciones en el funcionamiento del mercado eléctrico es extenso y amerita ser analizado en detalle en forma individual.

4 La indisponibilidad en el abastecimiento de gas natural a las industrias suele tener impactos directos (interrupción del proceso) e indirectos (aumentos en los costos dada la necesidad de usar sustitutos más caros) en la producción in-dustrial.

5 Ver por ejemplo, la explicación referida a la rentabilidad de las empresas de servicios públi-cos privatizadas en Aspiazu (2001), Pistonesi (2002).

6 Si la oferta de gas natural no alcanza para abastecer a todos los sectores de la demanda, se abastece en primera instancia a aquellos secto-res que no tienen posibilidad de sustitución y cu-ya demanda se considera como de servicio públi-co, el sector residencial y comercial y de servi-cios.

7 Por referencias bibliográficas remitirse a KAMCHATKA.

“La complejidad del problema requiere de una mirada integral del sistema energético y la puesta en marcha de políticas coordinadas entre las distintas cadenas energéticas. ”

NcpÛmbm Apcagk gcl rm� A_n_agb_b�

Instalada

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/ 771-72 / . ,2/ 6.33

1994/95 5.74 3.60

1995/96 4.76 6.91

1996/97 6.39 6.47

1997/98 3.83 4.65

1998/99 3.24 3.74

1999/00 6.19 5.44

2000/01 7.84 3.32

2001/02 2.21 -2.07

2002/03 0.62 7.55

2003/04 0.23 6.36

2004/05 1.17 5.59

2005/06 3.14 5.63

2006/07 1.55 5.50

2007/08 7.46 2.89

2008/09 3.12 -1.26

2009/10 5.99 5.90

2010/11 3.00 5.06

Cuadro 1: Tasa de crecimiento de la capacidad instalada, de la demanda de electricidad y del PBI. Período 1992-201 1.

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAMMESA.

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Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 39KAMCHATKA nº10 38 | “Ojos que no ven... empleo que no se siente” KAMCHATKA nº10

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El objetivo de esta nota es brindar una mirada amplia sobre el rol del Estado a través de la política fiscal. En primer lugar, se introduce brevemente cuál es el debate que existe entre los distintos pensadores y economistas respecto al rol del Estado en una sociedad capitalista. En segundo lugar, se presenta a la Política Fiscal como una doble vía (ingresos y gastos) que deben estudiarse en simultáneo para comprender la orientación política e ideológica del Estado. En este sentido, se analiza la política fiscal de la región de modo general, para luego abordar las especificidades de nuestro país, señalando la necesidad de una reforma tributaria que revierta la regresividad de la estructura impositiva vigente.

Por�Carolina�Zanino*

*Economista

Desde esta misma óptica, Antonio Gramsci señalaba que “El Estado fue siempre el protagonista de la histo-ria, porque en sus organismos se con-centra la potencia de la clase propie-taria; en el Estado la clase propieta-ria se disciplina y se unifica, por so-bre las disidencias y los choques de la competencia, para mantener in-tacta la condición de privilegio en la faz suprema de la competencia mis-ma: la lucha de clases por el poder, por la preeminencia en la dirección y ordenamiento de la sociedad".

Dentro de los que cuestionaron el rol del Estado pero no el sistema don-de se encuentra inmerso, existen im-portantes referentes y la obra de Key-nes impresa en 1936 marcó un pun-to de quiebre importante, al criticar los postulados marginalistas y aban-donar la doctrina del laissez faire (de-jar hacer, dejar pasar) que presumía la magnifica eficiencia del funciona-

miento de los mercados. John May-nard logró fragmentar los cercos del academicismo científico para erigir-se como un paradigma económico con gran incidencia en el ámbito polí-tico, siendo infusión del programa New Deal implementado en Estados Unidos post crisis del '30, y cimen-tando la edificación del Estado de Bie-nestar extendido en Europa occiden-tal.

“Creo en el Estado, abandono el laissez faire, no con entusiasmo, no porque desprecie esa vieja doctrina sino porque, queramos o no, las con-diciones para que tenga éxito han de-saparecido.” (Keynes, 1924, citado en Silberstein, 1992).

Esta mayor intervención del Esta-do se desarrolló con cuestionamien-tos a la economía inserta en una so-ciedad capitalista. Por lo tanto, el Estado de Bienestar tuvo un rol esen-

que�habita�entre�nosotros

Estado

Sobre el Estado

l debate sobre la naturaleza y Eel rol del Estado ha sido el nú-cleo de reiterados debates académi-cos (políticos) en la historia de la hu-manidad.

Por un lado, Marx analizó el rol del Estado en un sistema capitalista en su papel de garante de la reproduc-ción ampliada del capital y la perpe-tuación de las relaciones sociales de producción que caracterizan dicho modo de producción: una clase so-cial (capitalista) poseedora de los me-dios de producción que explota a otra clase social (asalariados) que por no poseer medios de producción está obligada a vender su fuerza de trabajo, convertida en una mercan-cía.

El 40 | El Estado que habita entre nosotros KAMCHATKA nº10

cialmente distinto al que se le asignó en la URSS, o en Cuba inclusive, donde el Estado mismo formó par-te de un proceso de refor-mulación de la relación en-tre la sociedad y el Estado, avanzando sobre la propie-dad privada de los medios de producción.

Los sectores e intereses que rechazan casi cual-quier forma de interven-ción del Estado en la eco-nomía crecieron y desembarcaron con fuerza a través de la teoría neo-clásica y su devenir neoliberal me-diante privatizaciones, liberaliza-ción comercial, desregulación fi-nanciera, flexibilización laboral. Estas recetas se aplicaron a partir de cruentas dictaduras en casi todos los países de la región, sobre todo lue-go de la derrota del proyecto de Allende en Chile. Lo cierto es que el Estado tuvo a su cargo todas esas ta-reas, que privilegiaron a un selecto grupo de capitales a partir de las re-comendaciones e intereses del FMI y Banco Mundial, y desecharon las po-líticas que necesitaba América Lati-na para reconquistar su indepen-dencia.

Las políticas neoliberales que a fi-nes de los '90 hicieron eclosión en la región, y que desde 2007 hacen pie en los países del norte, se pusieron en cuestión y dieron lugar a impor-tantes cambios que consagraron a una cantidad de gobiernos latinoa-mericanos que retórica o concreta-mente se disponen a hacer frente a las políticas neoliberales. Esta rup-tura restituyó la centralidad de la dis-cusión acerca del rol del Estado, las formas y áreas para su intervención, y la política fiscal como elemento fundamental del desarrol lo y la (re)distribución del in-greso de un país.

Combo política fiscal: Ingresos y gastos

La administración gu-bernamental involucra múltiples funciones, dentro de las que se en-cuentra la arquitectura de la Política Fiscal que abarca tanto las deci-siones de políticas de in-gresos como las de gas-tos. Tales decisiones

comprenden los diversos poderes del Estado para su diagrama, aproba-ción y ejecución, pues hablamos de leyes tributarias, y de la ley rectora de la administración pública: el pre-supuesto nacional.

Son muchas y muy variadas las he-rramientas con las que el gobierno de turno cuenta para incidir en el de-venir social y económico del país. Estas decisiones de política econó-mica, que desarrollaremos más ade-lante, suponen importantes defini-ciones que reflejan tanto el perfil de los administradores de turno como la correlación de fuerzas existente en la sociedad. En resumidas palabras, la Política Fiscal de un gobierno ne-cesariamente implica decisiones respecto a actores sociales benefi-ciados y perjudicados y sectores económicos promovidos y relega-dos, que reflejan a primera vista el ca-rácter de la distribución del ingreso que se intenta forjar desde la con-ducción del sector público.

Es de suma importancia evaluar la política de gastos y la de ingresos en paralelo. Ello implica estudiar hacia dónde van las partidas de gasto pú-blico pero también en base a qué re-cursos se sustentan. Este ejercicio re-sulta substancial para valorar la

coherencia de un gobierno en términos de equidad dis-tributiva.

La política fiscal latinoamericana

Si comenzamos por ana-lizar los ingresos públicos, encontramos que son muy heterogéneas las fuentes de recursos de la adminis-tración pública, que difie-

ren según el momento histórico, la cultura tributaria, las condiciones socio-económicas y el territorio del cual estemos hablando. En particu-lar, en Latinoamérica los recursos provienen fundamentalmente de impuestos internos, regalías vin-culadas a la explotación de mate-rias primas, tributos al comercio exterior, seguridad social o la to-ma de deuda pública. El análisis de la estructura tributaria permite iden-tificar qué sectores sociales son los que, en proporción, más contribu-yen a la recaudación nacional, y ver si se cumplen las condiciones de equidad y progresividad tributaria. Lo cierto es que en lo fundamental, se mantiene la estructura tributaria heredada de la década noventista ya que las modificaciones han sido muy limitadas.

Como se ve en el Cuadro 1, la base fundamental de los ingresos públi-cos en países seleccionados de nues-tro continente continúan siendo los impuestos indirectos al consumo.

En promedio, la carga tributaria di-recta (sobre la renta, ganancias y so-bre la propiedad) de los países de América Latina se sitúa nueve pun-tos por debajo de los países de la OCDE. A su vez, la carga tributaria

promedio de los países latinoamericanos es prácticamente la mitad de la registrada en los países desarrollados. Este diferencial se ex-plica sobre todo por la baja recaudación, en términos del PIB, de los impuestos directos, que son justamente los más indicados a la hora de diagramar un esque-ma que grave a los que más tienen, y lo haga de manera progresiva a medida que la riqueza va en ascenso.

En Argentina la confi-guración recaudatoria

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 41 KAMCHATKA nº10

Cuadro 1: Comparación internacional de estructuras tributarias (En % del total)

Fuente: Argentina: ASAP, en base a datos de la Secretaría de Hacienda, MEFP. Brasil: ASAP, en base a datos de la Secretaría de la Receita Federal.Chile: CEPAL. Resto de países: Revenue Statistics of OECD Member Countries, 1965-2008. OECD.

Cuadro 2.

Page 40: Kamchatka 10 interior

El objetivo de esta nota es brindar una mirada amplia sobre el rol del Estado a través de la política fiscal. En primer lugar, se introduce brevemente cuál es el debate que existe entre los distintos pensadores y economistas respecto al rol del Estado en una sociedad capitalista. En segundo lugar, se presenta a la Política Fiscal como una doble vía (ingresos y gastos) que deben estudiarse en simultáneo para comprender la orientación política e ideológica del Estado. En este sentido, se analiza la política fiscal de la región de modo general, para luego abordar las especificidades de nuestro país, señalando la necesidad de una reforma tributaria que revierta la regresividad de la estructura impositiva vigente.

Por�Carolina�Zanino*

*Economista

Desde esta misma óptica, Antonio Gramsci señalaba que “El Estado fue siempre el protagonista de la histo-ria, porque en sus organismos se con-centra la potencia de la clase propie-taria; en el Estado la clase propieta-ria se disciplina y se unifica, por so-bre las disidencias y los choques de la competencia, para mantener in-tacta la condición de privilegio en la faz suprema de la competencia mis-ma: la lucha de clases por el poder, por la preeminencia en la dirección y ordenamiento de la sociedad".

Dentro de los que cuestionaron el rol del Estado pero no el sistema don-de se encuentra inmerso, existen im-portantes referentes y la obra de Key-nes impresa en 1936 marcó un pun-to de quiebre importante, al criticar los postulados marginalistas y aban-donar la doctrina del laissez faire (de-jar hacer, dejar pasar) que presumía la magnifica eficiencia del funciona-

miento de los mercados. John May-nard logró fragmentar los cercos del academicismo científico para erigir-se como un paradigma económico con gran incidencia en el ámbito polí-tico, siendo infusión del programa New Deal implementado en Estados Unidos post crisis del '30, y cimen-tando la edificación del Estado de Bie-nestar extendido en Europa occiden-tal.

“Creo en el Estado, abandono el laissez faire, no con entusiasmo, no porque desprecie esa vieja doctrina sino porque, queramos o no, las con-diciones para que tenga éxito han de-saparecido.” (Keynes, 1924, citado en Silberstein, 1992).

Esta mayor intervención del Esta-do se desarrolló con cuestionamien-tos a la economía inserta en una so-ciedad capitalista. Por lo tanto, el Estado de Bienestar tuvo un rol esen-

que�habita�entre�nosotros

Estado

Sobre el Estado

l debate sobre la naturaleza y Eel rol del Estado ha sido el nú-cleo de reiterados debates académi-cos (políticos) en la historia de la hu-manidad.

Por un lado, Marx analizó el rol del Estado en un sistema capitalista en su papel de garante de la reproduc-ción ampliada del capital y la perpe-tuación de las relaciones sociales de producción que caracterizan dicho modo de producción: una clase so-cial (capitalista) poseedora de los me-dios de producción que explota a otra clase social (asalariados) que por no poseer medios de producción está obligada a vender su fuerza de trabajo, convertida en una mercan-cía.

El 40 | El Estado que habita entre nosotros KAMCHATKA nº10

cialmente distinto al que se le asignó en la URSS, o en Cuba inclusive, donde el Estado mismo formó par-te de un proceso de refor-mulación de la relación en-tre la sociedad y el Estado, avanzando sobre la propie-dad privada de los medios de producción.

Los sectores e intereses que rechazan casi cual-quier forma de interven-ción del Estado en la eco-nomía crecieron y desembarcaron con fuerza a través de la teoría neo-clásica y su devenir neoliberal me-diante privatizaciones, liberaliza-ción comercial, desregulación fi-nanciera, flexibilización laboral. Estas recetas se aplicaron a partir de cruentas dictaduras en casi todos los países de la región, sobre todo lue-go de la derrota del proyecto de Allende en Chile. Lo cierto es que el Estado tuvo a su cargo todas esas ta-reas, que privilegiaron a un selecto grupo de capitales a partir de las re-comendaciones e intereses del FMI y Banco Mundial, y desecharon las po-líticas que necesitaba América Lati-na para reconquistar su indepen-dencia.

Las políticas neoliberales que a fi-nes de los '90 hicieron eclosión en la región, y que desde 2007 hacen pie en los países del norte, se pusieron en cuestión y dieron lugar a impor-tantes cambios que consagraron a una cantidad de gobiernos latinoa-mericanos que retórica o concreta-mente se disponen a hacer frente a las políticas neoliberales. Esta rup-tura restituyó la centralidad de la dis-cusión acerca del rol del Estado, las formas y áreas para su intervención, y la política fiscal como elemento fundamental del desarrol lo y la (re)distribución del in-greso de un país.

Combo política fiscal: Ingresos y gastos

La administración gu-bernamental involucra múltiples funciones, dentro de las que se en-cuentra la arquitectura de la Política Fiscal que abarca tanto las deci-siones de políticas de in-gresos como las de gas-tos. Tales decisiones

comprenden los diversos poderes del Estado para su diagrama, aproba-ción y ejecución, pues hablamos de leyes tributarias, y de la ley rectora de la administración pública: el pre-supuesto nacional.

Son muchas y muy variadas las he-rramientas con las que el gobierno de turno cuenta para incidir en el de-venir social y económico del país. Estas decisiones de política econó-mica, que desarrollaremos más ade-lante, suponen importantes defini-ciones que reflejan tanto el perfil de los administradores de turno como la correlación de fuerzas existente en la sociedad. En resumidas palabras, la Política Fiscal de un gobierno ne-cesariamente implica decisiones respecto a actores sociales benefi-ciados y perjudicados y sectores económicos promovidos y relega-dos, que reflejan a primera vista el ca-rácter de la distribución del ingreso que se intenta forjar desde la con-ducción del sector público.

Es de suma importancia evaluar la política de gastos y la de ingresos en paralelo. Ello implica estudiar hacia dónde van las partidas de gasto pú-blico pero también en base a qué re-cursos se sustentan. Este ejercicio re-sulta substancial para valorar la

coherencia de un gobierno en términos de equidad dis-tributiva.

La política fiscal latinoamericana

Si comenzamos por ana-lizar los ingresos públicos, encontramos que son muy heterogéneas las fuentes de recursos de la adminis-tración pública, que difie-

ren según el momento histórico, la cultura tributaria, las condiciones socio-económicas y el territorio del cual estemos hablando. En particu-lar, en Latinoamérica los recursos provienen fundamentalmente de impuestos internos, regalías vin-culadas a la explotación de mate-rias primas, tributos al comercio exterior, seguridad social o la to-ma de deuda pública. El análisis de la estructura tributaria permite iden-tificar qué sectores sociales son los que, en proporción, más contribu-yen a la recaudación nacional, y ver si se cumplen las condiciones de equidad y progresividad tributaria. Lo cierto es que en lo fundamental, se mantiene la estructura tributaria heredada de la década noventista ya que las modificaciones han sido muy limitadas.

Como se ve en el Cuadro 1, la base fundamental de los ingresos públi-cos en países seleccionados de nues-tro continente continúan siendo los impuestos indirectos al consumo.

En promedio, la carga tributaria di-recta (sobre la renta, ganancias y so-bre la propiedad) de los países de América Latina se sitúa nueve pun-tos por debajo de los países de la OCDE. A su vez, la carga tributaria

promedio de los países latinoamericanos es prácticamente la mitad de la registrada en los países desarrollados. Este diferencial se ex-plica sobre todo por la baja recaudación, en términos del PIB, de los impuestos directos, que son justamente los más indicados a la hora de diagramar un esque-ma que grave a los que más tienen, y lo haga de manera progresiva a medida que la riqueza va en ascenso.

En Argentina la confi-guración recaudatoria

Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 41 KAMCHATKA nº10

Cuadro 1: Comparación internacional de estructuras tributarias (En % del total)

Fuente: Argentina: ASAP, en base a datos de la Secretaría de Hacienda, MEFP. Brasil: ASAP, en base a datos de la Secretaría de la Receita Federal.Chile: CEPAL. Resto de países: Revenue Statistics of OECD Member Countries, 1965-2008. OECD.

Cuadro 2.

Page 41: Kamchatka 10 interior

continúa fundamentada en primer lugar en base al Impuesto al Valor Agregado (IVA). Asimismo, nuestro país ostenta hoy en día una de las alí-cuotas más altas de la región. En los '90 se incorporaron prácticamente to-dos los bienes y servicios a la base im-ponible y se unificó la alícuota con Domingo Cavallo como ministro, al 18% en 1992 y al 21% en marzo del año 1995, la tasa general que se man-tiene hasta la actualidad.

Este impuesto de carácter directo es lo más inadecuado a la hora de pensar una matriz tributaria que se proponga una mejora en la distribu-ción del ingreso. Ello se debe a que vulnera el principio de equidad tri-butaria, al demandar un mayor es-fuerzo para las personas de bajos in-gresos que para las de medios o altos ingresos. Esta situación permite con-siderar que el proceso abierto en América Latina a partir del siglo XXI signado por mejoras en las condicio-nes de empleo, disminución de los ín-dices de pobreza y exclusión podría haber alcanzado una mayor profun-didad en caso de haberse gestado una reforma tributaria que aplique mayor progresividad a la imputación en los países que así lo requieren.

Esa necesidad se evidencia al com-parar los índices de Gini antes y des-pués de impuestos. Se supone que la matriz tributaria intenta distribuir y posicionar mejor a los que en peor condiciones se encuentran. Al repa-rar en el índice de Gini ante y post impuestos, se percibe que la dis-minución es marginal, revelando que la estructura tributaria no es-tá diagramada para mejorar la dis-tribución del ingreso.

La malevolencia del défi-cit fiscal

Si dirigimos nuestra mirada a la po-

lítica de gastos, encontra-mos que las herramientas de política económica con la que cuentan los Esta-dos soberanos son diver-sas: transferencias co-rrientes, de capital, con-ducción de empresas pú-blicas, inversión pública, etc. Pareciera haber me-nor grado de discrepancia a la hora de asignar al gas-to estatal el papel de ga-rante de primer orden. Claramente los debates surgen cuando se trata de seleccionar a los benefi-ciarios de dicho gasto.

Si rememoramos las propuestas de política económica del Consenso de Washington, podremos recordar que una de ellas era el déficit cero o equi-librio presupuestario, que Estados Unidos propone a los países deudo-res bajo el lema de la ineficiencia y co-rrupción de los gobiernos locales a la hora del manejo de los recursos pú-blicos. No está de más mencionar que el abultado déficit fiscal nortea-mericano crece año tras año. ¿Qué se esconde detrás de estas propues-tas neoliberales, que hoy se escu-chan como medida a implementar frente al desmedido gasto populista?

Los países que presentan mayores niveles de gasto público en los últi-mos diez años en la región latinoa-mericana son aquellos que ya mos-traban niveles altos desde mediados de los años noventa, como la Argen-tina, el Estado Plurinacional de Boli-via, Brasil y Cuba, con tasas sobre el 30% del PIB.

Estos gobiernos se encuentran con-denados por el establishment por el incremento en el gasto social que ha dado lugar al tan combatido déficit fiscal. Ante esta situación, el FMI re-comienda analizar de qué se compo-ne ese gasto y cómo se financia. Sin embargo, un aumento de gasto pú-blico dirigido a herramental arma-

mentístico, a capitalizar entidades fi-nancieras, financiado con un au-mento de la deuda pública pareciera no estar cuestionado por estos orga-nismos. Tampoco se cuestiona a aquellos países que permanecen con índices de gastos sociales muy bajos. Lo único que se premia es el ajuste.

Cuando consideramos el gasto pú-blico en términos de su impacto eco-nómico, nos encontramos con que en los países donde creció considera-blemente el gasto, también disminu-yeron la pobreza y la indigencia. Por ejemplo, tomamos la foto del año 2008 donde se puede observar el gas-to social por sector en % del PBI.

Países como Colombia y Perú son los preferidos del FMI. Sin embargo, justamente en los países de menor crecimiento del gasto público, se veri-fica también un porcentaje muy bajo dedicado a gastos de educación, se-guridad social, vivienda y salud. La pregunta que surge entonces es: ¿qué se condena más: el gasto social o el déficit fiscal?

Claro está que si el déficit se vuelve un elemento constante y creciente en una economía llegará un punto en que se torne insostenible. Sin em-bargo, no es eso lo que se cuestiona, sino el hecho de que el déficit proven-ga de un elevado gasto social. Lo mis-mo sucedía en la década de los ´90 y en la actualidad en Europa: la receta dice siempre el primer gasto a recor-tar es aquel que permite una redis-tribución de los recursos para mejo-rar la balanza social.

En nuetro país...

Argentina no ha sido la excepción en la región. La estructura tributa-ria que tenemos conserva la mis-ma estructura que la de década pa-sada. En primer lugar el IVA a nivel nacional continúa siendo la base de la recaudación tributaria, y los

Cuadro 3. Coeficiente Gini antes y después del pago de tributos (0 es indicador de la sociedad más igualitaria y 1, la más inequitativa)

Fuente: CEPAL

Gráfico 1.

Fuente: ASAP en base a datos de Dir. Nac. de Investigaciones y Análisis Fiscal y Dir. Nac. de Coordinación Fiscal con las Provincias. MEFP.Fuente: Perspectivas Económicas de América Latina 2012 - © OECD 2011

Cuadro 4. Recursos tributarios. Año 2011 (En % del PBI)

Ingresos Brutos lo son a nivel pro-vincial (otro impuesto indirecto que grava a los contribuyentes que facturan, sin importar su nivel de ingresos).

Han existido pequeños cambios co-mo la incorporación del impuesto al cheque, la estatización de las AFJP que implicó la nacionalización de los recursos de Seguridad Social, y las Retenciones a las Exportaciones. Estas últimas asumen un carácter estratégico en la región, al captar par-te de la renta extraordinaria que se genera al exportar commodities de elevado precio internacional, a la vez que permiten suavizar ese impacto en los precios del mercado domésti-co. El problema que tiene este tipo de impuestos es su alta volatilidad debi-do a que dependen de los precios in-ternacionales, de la demanda ex-tranjera de esos bienes, etc.

Otro tributo de especial atención ha sido el impuesto a las ganancias, lamentablemente no en el índice que grava a las empresas, sino en la cuar-ta categoría que incluye a los asala-riados y monotributistas. En este ca-so, la desactualización del mínimo no imponible que en el año 2002 era la mitad del salario medio, hoy implica que el 17,5% de los asala-riados registrados paguen este tri-buto, generando un efecto negati-

vo sobre la progresividad que ca-racteriza a este impuesto directo.

Se vuelve entonces evidente la necesidad de reformar esta matriz que se sostiene en base al consu-mo, que pesa más sobre los que consumen proporcionalmente más de lo que ganan, y que no cues-tiona la participación en la tribu-tación que actualmente tienen de las empresas y los sectores que concentran la riqueza. Es menester avanzar en una mayor progresividad que sea acorde a la política progresi-va del gasto público.

Si no es de esa manera, los benefi-ciados por la Asignación Universal por Hijo, por ejemplo, son también aquellos que en mayor medida apor-tan al sistema contributivo a través de su consumo diario.

Los medios para hacerlo existen, co-menzando por aquellos tributos más progresivos que desmanteló la era neoliberal, como ser el impuesto a la herencia (el impuesto más progresi-vo en el mundo, hoy sólo vigente en la provincia de Buenos Aires), las contribuciones patronales que fue-ron reducidas en los '90 para “pro-mover el empleo” aunque claramen-te no funcionó sino que resultó una transferencia de recursos al empre-sariado local. Esas contribuciones

en promedio se encuentran hoy al ni-vel de 1993.

El esquema tributario actual evi-dencia una urgente necesidad de re-visión, si el objetivo es mejorar la dis-tribución del ingreso y generar un re-parto equitativo de los recursos del sector público. Una nota aparte mere-ce el tema de la distribución del in-greso federal en base a la copartici-pación federal de impuestos, que no ha logrado generar una mejoría en las provincias más necesitadas his-tóricamente.

En cuanto al gasto público, ha cre-cido sostenidamente en los últi-mos diez años, con crecientes par-tidas dirigidas a sostener las jubi-laciones, las transferencias de pro-gramas como la AUH, y es gradual-mente creciente y preocupante el gasto que conlleva la importación de energía en un país que podría ser autoabastecido.

El análisis de las erogaciones pú-blicas implica a su vez una revisión de los contratos concedidos a las empresas de servicios públicos que fueron privatizadas en los '90, firmas que gozan de beneficios y po-cos compromisos, donde en algunos sectores evidencian un coste cre-ciente para las arcas públicas, como ser los casos del transporte y la ener-gía residencial. Tanto por ser servi-cios de extrema sensibilidad social, como por su incidencia en el coste del consumo básico de la población, estos acuerdos requieren una rece-sión inaplazable.

En el mundo vemos que el creci-miento económico mundial ha sido acompañado de concentraciones cre-cientes de riquezas y privilegios, co-mo contracara de mayores privacio-nes, marginación y pobreza. Esta po-larización ocurrió con la complicidad viva de los Estados Nación.

Sin embargo, en América Latina se vienen dando importantes pa-sos en la disputa del rol y el senti-do del Estado, fundamentalmente a través de las experiencias de Ve-nezuela y Bolivia. En estos casos, se avanza hacia un Estado inter-ventor comprometido con los inte-reses populares, que intercede en la distribución de la riqueza po-niéndola al servicio de la satisfac-ción de las necesidades del pueblo y no al servicio del lucro.

42 | El Estado que habita entre nosotros KAMCHATKA nº10 Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 43 KAMCHATKA nº10

Page 42: Kamchatka 10 interior

continúa fundamentada en primer lugar en base al Impuesto al Valor Agregado (IVA). Asimismo, nuestro país ostenta hoy en día una de las alí-cuotas más altas de la región. En los '90 se incorporaron prácticamente to-dos los bienes y servicios a la base im-ponible y se unificó la alícuota con Domingo Cavallo como ministro, al 18% en 1992 y al 21% en marzo del año 1995, la tasa general que se man-tiene hasta la actualidad.

Este impuesto de carácter directo es lo más inadecuado a la hora de pensar una matriz tributaria que se proponga una mejora en la distribu-ción del ingreso. Ello se debe a que vulnera el principio de equidad tri-butaria, al demandar un mayor es-fuerzo para las personas de bajos in-gresos que para las de medios o altos ingresos. Esta situación permite con-siderar que el proceso abierto en América Latina a partir del siglo XXI signado por mejoras en las condicio-nes de empleo, disminución de los ín-dices de pobreza y exclusión podría haber alcanzado una mayor profun-didad en caso de haberse gestado una reforma tributaria que aplique mayor progresividad a la imputación en los países que así lo requieren.

Esa necesidad se evidencia al com-parar los índices de Gini antes y des-pués de impuestos. Se supone que la matriz tributaria intenta distribuir y posicionar mejor a los que en peor condiciones se encuentran. Al repa-rar en el índice de Gini ante y post impuestos, se percibe que la dis-minución es marginal, revelando que la estructura tributaria no es-tá diagramada para mejorar la dis-tribución del ingreso.

La malevolencia del défi-cit fiscal

Si dirigimos nuestra mirada a la po-

lítica de gastos, encontra-mos que las herramientas de política económica con la que cuentan los Esta-dos soberanos son diver-sas: transferencias co-rrientes, de capital, con-ducción de empresas pú-blicas, inversión pública, etc. Pareciera haber me-nor grado de discrepancia a la hora de asignar al gas-to estatal el papel de ga-rante de primer orden. Claramente los debates surgen cuando se trata de seleccionar a los benefi-ciarios de dicho gasto.

Si rememoramos las propuestas de política económica del Consenso de Washington, podremos recordar que una de ellas era el déficit cero o equi-librio presupuestario, que Estados Unidos propone a los países deudo-res bajo el lema de la ineficiencia y co-rrupción de los gobiernos locales a la hora del manejo de los recursos pú-blicos. No está de más mencionar que el abultado déficit fiscal nortea-mericano crece año tras año. ¿Qué se esconde detrás de estas propues-tas neoliberales, que hoy se escu-chan como medida a implementar frente al desmedido gasto populista?

Los países que presentan mayores niveles de gasto público en los últi-mos diez años en la región latinoa-mericana son aquellos que ya mos-traban niveles altos desde mediados de los años noventa, como la Argen-tina, el Estado Plurinacional de Boli-via, Brasil y Cuba, con tasas sobre el 30% del PIB.

Estos gobiernos se encuentran con-denados por el establishment por el incremento en el gasto social que ha dado lugar al tan combatido déficit fiscal. Ante esta situación, el FMI re-comienda analizar de qué se compo-ne ese gasto y cómo se financia. Sin embargo, un aumento de gasto pú-blico dirigido a herramental arma-

mentístico, a capitalizar entidades fi-nancieras, financiado con un au-mento de la deuda pública pareciera no estar cuestionado por estos orga-nismos. Tampoco se cuestiona a aquellos países que permanecen con índices de gastos sociales muy bajos. Lo único que se premia es el ajuste.

Cuando consideramos el gasto pú-blico en términos de su impacto eco-nómico, nos encontramos con que en los países donde creció considera-blemente el gasto, también disminu-yeron la pobreza y la indigencia. Por ejemplo, tomamos la foto del año 2008 donde se puede observar el gas-to social por sector en % del PBI.

Países como Colombia y Perú son los preferidos del FMI. Sin embargo, justamente en los países de menor crecimiento del gasto público, se veri-fica también un porcentaje muy bajo dedicado a gastos de educación, se-guridad social, vivienda y salud. La pregunta que surge entonces es: ¿qué se condena más: el gasto social o el déficit fiscal?

Claro está que si el déficit se vuelve un elemento constante y creciente en una economía llegará un punto en que se torne insostenible. Sin em-bargo, no es eso lo que se cuestiona, sino el hecho de que el déficit proven-ga de un elevado gasto social. Lo mis-mo sucedía en la década de los ´90 y en la actualidad en Europa: la receta dice siempre el primer gasto a recor-tar es aquel que permite una redis-tribución de los recursos para mejo-rar la balanza social.

En nuetro país...

Argentina no ha sido la excepción en la región. La estructura tributa-ria que tenemos conserva la mis-ma estructura que la de década pa-sada. En primer lugar el IVA a nivel nacional continúa siendo la base de la recaudación tributaria, y los

Cuadro 3. Coeficiente Gini antes y después del pago de tributos (0 es indicador de la sociedad más igualitaria y 1, la más inequitativa)

Fuente: CEPAL

Gráfico 1.

Fuente: ASAP en base a datos de Dir. Nac. de Investigaciones y Análisis Fiscal y Dir. Nac. de Coordinación Fiscal con las Provincias. MEFP.Fuente: Perspectivas Económicas de América Latina 2012 - © OECD 2011

Cuadro 4. Recursos tributarios. Año 2011 (En % del PBI)

Ingresos Brutos lo son a nivel pro-vincial (otro impuesto indirecto que grava a los contribuyentes que facturan, sin importar su nivel de ingresos).

Han existido pequeños cambios co-mo la incorporación del impuesto al cheque, la estatización de las AFJP que implicó la nacionalización de los recursos de Seguridad Social, y las Retenciones a las Exportaciones. Estas últimas asumen un carácter estratégico en la región, al captar par-te de la renta extraordinaria que se genera al exportar commodities de elevado precio internacional, a la vez que permiten suavizar ese impacto en los precios del mercado domésti-co. El problema que tiene este tipo de impuestos es su alta volatilidad debi-do a que dependen de los precios in-ternacionales, de la demanda ex-tranjera de esos bienes, etc.

Otro tributo de especial atención ha sido el impuesto a las ganancias, lamentablemente no en el índice que grava a las empresas, sino en la cuar-ta categoría que incluye a los asala-riados y monotributistas. En este ca-so, la desactualización del mínimo no imponible que en el año 2002 era la mitad del salario medio, hoy implica que el 17,5% de los asala-riados registrados paguen este tri-buto, generando un efecto negati-

vo sobre la progresividad que ca-racteriza a este impuesto directo.

Se vuelve entonces evidente la necesidad de reformar esta matriz que se sostiene en base al consu-mo, que pesa más sobre los que consumen proporcionalmente más de lo que ganan, y que no cues-tiona la participación en la tribu-tación que actualmente tienen de las empresas y los sectores que concentran la riqueza. Es menester avanzar en una mayor progresividad que sea acorde a la política progresi-va del gasto público.

Si no es de esa manera, los benefi-ciados por la Asignación Universal por Hijo, por ejemplo, son también aquellos que en mayor medida apor-tan al sistema contributivo a través de su consumo diario.

Los medios para hacerlo existen, co-menzando por aquellos tributos más progresivos que desmanteló la era neoliberal, como ser el impuesto a la herencia (el impuesto más progresi-vo en el mundo, hoy sólo vigente en la provincia de Buenos Aires), las contribuciones patronales que fue-ron reducidas en los '90 para “pro-mover el empleo” aunque claramen-te no funcionó sino que resultó una transferencia de recursos al empre-sariado local. Esas contribuciones

en promedio se encuentran hoy al ni-vel de 1993.

El esquema tributario actual evi-dencia una urgente necesidad de re-visión, si el objetivo es mejorar la dis-tribución del ingreso y generar un re-parto equitativo de los recursos del sector público. Una nota aparte mere-ce el tema de la distribución del in-greso federal en base a la copartici-pación federal de impuestos, que no ha logrado generar una mejoría en las provincias más necesitadas his-tóricamente.

En cuanto al gasto público, ha cre-cido sostenidamente en los últi-mos diez años, con crecientes par-tidas dirigidas a sostener las jubi-laciones, las transferencias de pro-gramas como la AUH, y es gradual-mente creciente y preocupante el gasto que conlleva la importación de energía en un país que podría ser autoabastecido.

El análisis de las erogaciones pú-blicas implica a su vez una revisión de los contratos concedidos a las empresas de servicios públicos que fueron privatizadas en los '90, firmas que gozan de beneficios y po-cos compromisos, donde en algunos sectores evidencian un coste cre-ciente para las arcas públicas, como ser los casos del transporte y la ener-gía residencial. Tanto por ser servi-cios de extrema sensibilidad social, como por su incidencia en el coste del consumo básico de la población, estos acuerdos requieren una rece-sión inaplazable.

En el mundo vemos que el creci-miento económico mundial ha sido acompañado de concentraciones cre-cientes de riquezas y privilegios, co-mo contracara de mayores privacio-nes, marginación y pobreza. Esta po-larización ocurrió con la complicidad viva de los Estados Nación.

Sin embargo, en América Latina se vienen dando importantes pa-sos en la disputa del rol y el senti-do del Estado, fundamentalmente a través de las experiencias de Ve-nezuela y Bolivia. En estos casos, se avanza hacia un Estado inter-ventor comprometido con los inte-reses populares, que intercede en la distribución de la riqueza po-niéndola al servicio de la satisfac-ción de las necesidades del pueblo y no al servicio del lucro.

42 | El Estado que habita entre nosotros KAMCHATKA nº10 Dossier: La economía argentina en la encrucijada | 43 KAMCHATKA nº10

Page 43: Kamchatka 10 interior

44 | Nueva Sección: Ciudad KAMCHATKA nº10

Nueva�sección:

Ciudad El lanzamiento del plan Primera CASA BA* permitió visibilizar una de las problemáticas más acuciantes de la ciudadanía porteña: la situación de la

vivienda. Con alrededor de 500.000 personas viviendo en condiciones indignas, la ciudad registra un número de 150.000 viviendas ociosas,

vinculadas a la especulación inmoviliaria y al ahorro en ladrillos. En esta nota se analizan las principales cuestiones vinculadas a la crisis

habitacional en la Ciudad de Buenos Aires.

Por�Itai�Hagman*

* El plan Primera CASA BA fue lanzado por el gobierno de la ciudad y consiste en el otorgamiento de créditos hipótecarios de bajas tasas, de hasta U$S 95.000, para aquellas personas que no cuentan con vivienda propia y poseen ingreso mínimo mensual de $2300.Aires.

mo lapso en la Ciudad se construye-ron casi 15 millones de metros cua-drados, lo que equivaldrían a más de 250.000 viviendas de 60 m2 cada una. ¿Cómo es posible que habién-dose construido esa cantidad el défi-cit habitacional haya empeorado?

La especulación inmobiliaria es la lógica que domina la construc-

Un�tiro�por�la�culata:La�política�de�vivienda�del�macrismo�en�la�Ciudad

ño y medio atrás la toma del Aparque indoamericano había exhibido las necesidades en materia de vivienda de los barrios más pos-tergados de la zona sur de la Ciudad. Solo en el primer mes, más de 70.000 personas se inscribieron en el programa oficial que tan solo se proponía otorgar 3.500 créditos hipo-tecarios. Lo que quería ser presenta-do como una iniciativa de gobierno, terminó destapando la olla y visibili-zando un problema estructural fren-te al cual el Estado no tiene respues-ta.

Las dos caras de la cons-trucción en la Ciudad.

Una cuenta simple permite com-prender la esencia de la crisis habi-tacional de la Ciudad de Buenos Ai-res. En el año 2001, según el Censo Nacional, el déficit habitacional era de 86.185 viviendas. Diez años des-pués, con una población práctica-mente igual, la escasez de viviendas ascendió a 108.225. Pero en ese mis-

ción en Buenos Aires. El motor prin-cipal de la “inversión en ladrillo” del último período no fue la ampliación del mercado inmobiliario sino la con-servación del valor del dinero o direc-tamente la especulación con el au-mento del precio de los inmuebles. El resultado de este proceso es que exis-ten en Buenos Aires aproximada-mente 150.000 viviendas denomi-nadas ociosas. Estas son propieda-des que se encuentran por fuera del mercado y que explican por qué, a pesar de la construcción de viviendas, la oferta de venta y al-quiler es cada vez menor.

Esta situación explica que en el mismo período (2001 – 2011) los pre-cios de los inmuebles se hayan du-plicado en dólares y, cada año que pa-sa, el sueño de la casa propia se aleja un poco más. La proporción de fami-lias que alquilan también creció con-siderablemente, pasando del 22,1% al 30,5% en un contexto de aumento sistemático del precio de los alquile-res por encima de los ingresos. A su vez, en los últimos diez años, cre-ció la cantidad de habitantes en vi-llas, asentamientos, hoteles o en

“existen en Buenos Aires aproximadamente 150.000 viviendas denominadas ociosas. Estas son propiedades que se encuentran por fuera del mercado y que explican por qué, a pesar de la construcción de viviendas, la oferta de venta y alquiler es cada vez menor.”*�Dirigente�de�MAREA�Popular.�Economista�

(UBA).�Docente.

Un tiro por la culata: La política de vivienda del macrismo en la Ciudad | 45 KAMCHATKA nº10

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44 | Nueva Sección: Ciudad KAMCHATKA nº10

Nueva�sección:

Ciudad El lanzamiento del plan Primera CASA BA* permitió visibilizar una de las problemáticas más acuciantes de la ciudadanía porteña: la situación de la

vivienda. Con alrededor de 500.000 personas viviendo en condiciones indignas, la ciudad registra un número de 150.000 viviendas ociosas,

vinculadas a la especulación inmoviliaria y al ahorro en ladrillos. En esta nota se analizan las principales cuestiones vinculadas a la crisis

habitacional en la Ciudad de Buenos Aires.

Por�Itai�Hagman*

* El plan Primera CASA BA fue lanzado por el gobierno de la ciudad y consiste en el otorgamiento de créditos hipótecarios de bajas tasas, de hasta U$S 95.000, para aquellas personas que no cuentan con vivienda propia y poseen ingreso mínimo mensual de $2300.Aires.

mo lapso en la Ciudad se construye-ron casi 15 millones de metros cua-drados, lo que equivaldrían a más de 250.000 viviendas de 60 m2 cada una. ¿Cómo es posible que habién-dose construido esa cantidad el défi-cit habitacional haya empeorado?

La especulación inmobiliaria es la lógica que domina la construc-

Un�tiro�por�la�culata:La�política�de�vivienda�del�macrismo�en�la�Ciudad

ño y medio atrás la toma del Aparque indoamericano había exhibido las necesidades en materia de vivienda de los barrios más pos-tergados de la zona sur de la Ciudad. Solo en el primer mes, más de 70.000 personas se inscribieron en el programa oficial que tan solo se proponía otorgar 3.500 créditos hipo-tecarios. Lo que quería ser presenta-do como una iniciativa de gobierno, terminó destapando la olla y visibili-zando un problema estructural fren-te al cual el Estado no tiene respues-ta.

Las dos caras de la cons-trucción en la Ciudad.

Una cuenta simple permite com-prender la esencia de la crisis habi-tacional de la Ciudad de Buenos Ai-res. En el año 2001, según el Censo Nacional, el déficit habitacional era de 86.185 viviendas. Diez años des-pués, con una población práctica-mente igual, la escasez de viviendas ascendió a 108.225. Pero en ese mis-

ción en Buenos Aires. El motor prin-cipal de la “inversión en ladrillo” del último período no fue la ampliación del mercado inmobiliario sino la con-servación del valor del dinero o direc-tamente la especulación con el au-mento del precio de los inmuebles. El resultado de este proceso es que exis-ten en Buenos Aires aproximada-mente 150.000 viviendas denomi-nadas ociosas. Estas son propieda-des que se encuentran por fuera del mercado y que explican por qué, a pesar de la construcción de viviendas, la oferta de venta y al-quiler es cada vez menor.

Esta situación explica que en el mismo período (2001 – 2011) los pre-cios de los inmuebles se hayan du-plicado en dólares y, cada año que pa-sa, el sueño de la casa propia se aleja un poco más. La proporción de fami-lias que alquilan también creció con-siderablemente, pasando del 22,1% al 30,5% en un contexto de aumento sistemático del precio de los alquile-res por encima de los ingresos. A su vez, en los últimos diez años, cre-ció la cantidad de habitantes en vi-llas, asentamientos, hoteles o en

“existen en Buenos Aires aproximadamente 150.000 viviendas denominadas ociosas. Estas son propiedades que se encuentran por fuera del mercado y que explican por qué, a pesar de la construcción de viviendas, la oferta de venta y alquiler es cada vez menor.”*�Dirigente�de�MAREA�Popular.�Economista�

(UBA).�Docente.

Un tiro por la culata: La política de vivienda del macrismo en la Ciudad | 45 KAMCHATKA nº10

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situación de hacinamiento con-tabilizando unos 500.000 en total de personas sin acceso a una vi-vienda digna.

Un Estado ausente y la teoría de la invasión.

El trasfondo de este fenómeno es un mercado absolutamente desre-gulado en el que el Estado de la Ciu-dad de Buenos Aires no participa ni controla. Durante la gestión PRO, es-ta situación se ha profundizado con la fragmentación de los organismos públicos que atienden la problemáti-ca, la caída en inversión pública y la sub-ejecución del presupuesto, otra constante del gobierno macrista que se repite en otras áreas.

La proporción del presupuesto destinado a vivienda por parte del Gobierno de la Ciudad disminuyó considerablemente durante la ges-tión PRO. En 2008 representaba el 3,5% del presupuesto total y para 2010 ya había descendido al 2%. En el caso del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), organismo creado en el año 2003 y que debería ocupar-se de la construcción de viviendas pa-ra los sectores de menores recursos, el contraste con las fantasías de las campañas de Macri es total. Mauri-cio prometió en su campaña electo-ral la construcción de 10.000 vivien-das por año pero, en su primer año de gestión, el IVC construyó solo 274 y en el segundo tan solo 9, tendencia que no se revierte en la actualidad.

Existe por tanto una conniven-cia total con el proceso de especu-lación inmobiliaria a través del cual algunos sectores hacen nego-cios millonarios. El Estado de la Ciudad limita la inversión pública y alienta los procesos de mercado. A su vez, la ausencia del Estado en materia de vivienda genera procesos de movilización social, como la toma del parque indoamericano. La res-puesta del macrismo consiste en ex-plicar que la Ciudad de Buenos Aires sufre la invasión del interior del país y de países limítrofes, que serían las causas del déficit habitacional y no la inacción por parte del Estado. Pe-ro, además de xenófoba, se trata de una argumentación que contradice absolutamente la realidad. El creci-miento de la población de la Ciudad es sensiblemente menor al de la cons-trucción de viviendas, siendo el pro-blema que estas no están en manos de quienes las necesitan sino de los especuladores.

La vivienda como dere-cho y servicio público.

El artículo 31 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reconoce el derecho a la vi-vienda digna, estipulando la incor-poración de inmuebles ociosos como unas de las condiciones necesarias para el cumplimiento de este dere-cho constitucional. En el año 2004 la Legislatura porteña aprobó una Ley de Emergencia habitacional que fue prorrogada en 2007 y en 2010. Pero esta última sufrió el veto del Jefe de Gobierno que a pocos meses de la to-ma del Indoamericano consideró que Buenos Aires había superado esa si-tuación de emergencia.

Desde esta perspectiva se puede apreciar como el Plan Primera Casa BA constituye una medida aislada y sumamente limitada. El problema del acceso a la vivienda en la Ciu-dad no se resuelve con un progra-ma específico, sino que requiere de una orientación general de un Gobierno que se atreva a afectar los intereses que alimentan la bur-buja especulativa a favor del con-junto de la población de la Ciudad.

Un cambio en la política de vivien-da en la Ciudad debe partir de aban-donar el paradigma vigente que des-

cansa en el mercado como mecanis-mo de regulación. Este proceso gene-ra cada vez más necesidades e injus-ticias y progresivamente expulsa a más sectores por razones económi-cas. Considerar, en cambio, la cues-tión habitacional como un servicio público, tal como la educación o la sa-lud, implica la regulación por parte del Estado en función d los intereses de las mayorías.

46 | Sección CIudad KAMCHATKA nº10

Conseguilamandando un maila [email protected]

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situación de hacinamiento con-tabilizando unos 500.000 en total de personas sin acceso a una vi-vienda digna.

Un Estado ausente y la teoría de la invasión.

El trasfondo de este fenómeno es un mercado absolutamente desre-gulado en el que el Estado de la Ciu-dad de Buenos Aires no participa ni controla. Durante la gestión PRO, es-ta situación se ha profundizado con la fragmentación de los organismos públicos que atienden la problemáti-ca, la caída en inversión pública y la sub-ejecución del presupuesto, otra constante del gobierno macrista que se repite en otras áreas.

La proporción del presupuesto destinado a vivienda por parte del Gobierno de la Ciudad disminuyó considerablemente durante la ges-tión PRO. En 2008 representaba el 3,5% del presupuesto total y para 2010 ya había descendido al 2%. En el caso del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), organismo creado en el año 2003 y que debería ocupar-se de la construcción de viviendas pa-ra los sectores de menores recursos, el contraste con las fantasías de las campañas de Macri es total. Mauri-cio prometió en su campaña electo-ral la construcción de 10.000 vivien-das por año pero, en su primer año de gestión, el IVC construyó solo 274 y en el segundo tan solo 9, tendencia que no se revierte en la actualidad.

Existe por tanto una conniven-cia total con el proceso de especu-lación inmobiliaria a través del cual algunos sectores hacen nego-cios millonarios. El Estado de la Ciudad limita la inversión pública y alienta los procesos de mercado. A su vez, la ausencia del Estado en materia de vivienda genera procesos de movilización social, como la toma del parque indoamericano. La res-puesta del macrismo consiste en ex-plicar que la Ciudad de Buenos Aires sufre la invasión del interior del país y de países limítrofes, que serían las causas del déficit habitacional y no la inacción por parte del Estado. Pe-ro, además de xenófoba, se trata de una argumentación que contradice absolutamente la realidad. El creci-miento de la población de la Ciudad es sensiblemente menor al de la cons-trucción de viviendas, siendo el pro-blema que estas no están en manos de quienes las necesitan sino de los especuladores.

La vivienda como dere-cho y servicio público.

El artículo 31 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reconoce el derecho a la vi-vienda digna, estipulando la incor-poración de inmuebles ociosos como unas de las condiciones necesarias para el cumplimiento de este dere-cho constitucional. En el año 2004 la Legislatura porteña aprobó una Ley de Emergencia habitacional que fue prorrogada en 2007 y en 2010. Pero esta última sufrió el veto del Jefe de Gobierno que a pocos meses de la to-ma del Indoamericano consideró que Buenos Aires había superado esa si-tuación de emergencia.

Desde esta perspectiva se puede apreciar como el Plan Primera Casa BA constituye una medida aislada y sumamente limitada. El problema del acceso a la vivienda en la Ciu-dad no se resuelve con un progra-ma específico, sino que requiere de una orientación general de un Gobierno que se atreva a afectar los intereses que alimentan la bur-buja especulativa a favor del con-junto de la población de la Ciudad.

Un cambio en la política de vivien-da en la Ciudad debe partir de aban-donar el paradigma vigente que des-

cansa en el mercado como mecanis-mo de regulación. Este proceso gene-ra cada vez más necesidades e injus-ticias y progresivamente expulsa a más sectores por razones económi-cas. Considerar, en cambio, la cues-tión habitacional como un servicio público, tal como la educación o la sa-lud, implica la regulación por parte del Estado en función d los intereses de las mayorías.

46 | Sección CIudad KAMCHATKA nº10

Conseguilamandando un maila [email protected]

Page 47: Kamchatka 10 interior

Al analizar las políticas presupuestarias y de deuda implementadas bajo la gestión Macri, priman en el discurso las viejas recetas del pensamiento económico ortodoxo o neoliberal de saneamiento de cuentas públicas y presupuesto equilibrado. Sin embargo, a la hora de observar en lo concreto las formas de ser llevadas adelante, encontramos un crecimiento del déficit de las cuentas públicas y del endeudamiento externo. Sumado a esto, la falta de eficiencia en la aplicación de los recursos obtenidos a partir del endeudamiento es también una marca de esta Administración.

"Les aseguro, Joaquín, a usted y a los oyentes, que con los recursos que hoy tiene la Argentina a nivel nacional, los seis mil millones que tiene la Ciudad y los recursos

que tiene la provincia, gestionándolos como gestiona cualquier ama de casa su economía, alcanza para resolver todos los problemas. Es mentira que tenemos

problemas de presupuesto, es problema de organización, de gestión..."

Mauricio Macri, en el programa Desde el Llano (TN),poco tiempo antes de la elección de 2007

Deuda�en�la�Ciudad:cómo,�para�qué�y�con�quién

no de los principales argu-Umentos dentro de la estructu-ra de pensamiento económico orto-doxa, tradicional, o neoliberal, es la constante prédica en pos del sanea-miento de las cuentas públicas, del equilibrio fiscal. El fundamento teó-

1rico de estas recetas descansa sobre una concepción en la que la econo-mía dispone de mecanismos auto-rreguladores, que permiten solucio-nar rápidamente cualquier desequi-librio. Es decir, que la propia dinámi-ca del sector privado conduce a una situación eficiente y que, por lo tan-to, en todo momento en que el Esta-do disponga la utilización de recur-sos de la producción, estará impi-

diendo que lo haga el sector privado, conduciendo a un resultado sub-óptimo. Esto se traduce directamen-te en que el principio que debe regir sobre las finanzas públicas es que la participación del Estado debe estar acotada al mínimo posible y que la misma debe además implicar un pre-supuesto equilibrado.

Lo que la experiencia de la Argenti-na de los '90 (así como la Europa ac-tual) nos ha enseñado es que, detrás de ese discurso, la mecánica real de quienes aplican dichas recetas es siempre la misma: la reducción en el presupuesto (y en su ejecución) se concentra sobre las partidas de con-tenido social (Educación, Salud, Vi-vienda, Trabajo) y salarios públicos, privilegiando hacer frente al pago a acreedores, habitualmente externos,

y así mantener la “seriedad” del país frente al resto del mundo. Si bien cuando analizamos las finanzas pú-blicas correspondientes al gobierno de una ciudad, en lugar de una na-ción, hay algunos argumentos en re-lación a la política respecto al déficit fiscal que no aplican, la lógica sub-yacente sigue siendo la de la admi-nistración “eficiente” del Estado.

Con este marco teórico presente, ensayaremos un análisis de la tra-yectoria general que ha seguido la administración del déficit, el gas-to y la deuda en la Ciudad Autóno-ma de Buenos Aires, con especial én-fasis en lo que refiere a la gestión del último – y actual – Jefe de Gobierno, Mauricio Macri.

Por�OPC*

*�El�OPC�es�el�Observatorio�de�Políticas�de�la�Ciudad.�Otras�notas�y�más�información�en:�http://www.politicasdelaciudad.com.ar/

48 | Deuda en la Ciudad: cómo, para qué y con quién KAMCHATKA nº10 Sección Ciudad | 49 KAMCHATKA nº10

mos años. Ahora bien, no hay ele-mentos que indiquen a priori que un Gobierno no deba incurrir en déficit bajo determinadas circunstancias: de hecho, precisamente sobre esa premisa descansan las recetas neoli-berales de déficit cero. Lo relevante, de cara a evaluar la orientación de la política presupuestaria, no es ob-servar el resultado que arroja, sino qué es lo que se hace con los recur-sos que obtiene el Estado. No obs-tante, antes de ello, como necesaria-mente si un período cierra en déficit debe ser cubierto con algún tipo de deuda (ya que implica que los recur-sos no fueron suficientes para cubrir los gastos), analizaremos la otra cara de la política de administración del déficit: la política de endeudamiento.

Entre el 2004 y 2008, el monto to-tal de la Deuda Pública de la Ciudad se reduce año a año a una tasa que, si bien es acotada, anualizada alcan-za el -6,5% anual. La tendencia se re-vierte fuertemente en este punto, mo-mento en el cual la deuda empieza a multiplicarse: la tasa de crecimiento anualizada entre 2008 y 2012 arroja un aumento del 36% anual. En otros términos, en lo que va de la gestión de Macri la deuda creció un 230%, es decir que hoy es más de tres veces la que existía antes del co-mienzo de su mandato.

Si analizamos el tipo de endeuda-miento al que suele recurrir el GCBA, la situación empeora: la evo-lución de la deuda denominada en dólares tiene un crecimiento sos-tenido, llegando al extremo de mul-tiplicarse por dos entre 2009 y 2010. Para la gestión Macri, este creci-miento es del 178% expresada en U$S y del 310% si la convertimos a pesos, lo que implica que tiene un

La “salud” de las cuentas del GCBA

Como señalábamos previamente, uno de los principales pilares de las recetas neoliberales para la ad-ministración del Estado es el man-tenimiento de un equilibrio en las cuentas públicas, es decir, de mane-jar un déficit (o un superávit) acota-do, y cercano a cero. En el sistema presupuestario, a través del esque-m a d e A h o r r o - I n v e r s i ó n -Financiamiento (AIF), ello puede ver-se en dos indicadores, que son el Re-sultado Primario y el Resultado Fi-nanciero. En términos esquemáti-cos, el Resultado Primario resta a los

2Recursos Totales , el Gasto Prima-3

rio . Es decir, suma todos los ingre-sos, menos todos los gastos, excep-tuando los relacionados al pago de in-tereses. Si le restamos al Resultado Primario las erogaciones correspon-dientes al pago de Intereses de la Deuda Pública, obtenemos el Resul-tado Financiero.

Lo primero que salta a la vista en re-lación a la evolución del déficit es que posteriormente a la crisis de 2001, se pasó de un Resultado Pri-mario positivo -que alcanza un pico del 17% de los Recursos Totales en 2004-, a un resultado negativo y en continuo deterioro: en el promedio de los últimos cuatro años, la rela-ción Resultado Primario sobre Re-cursos Totales es, en promedio, de -3,5%, cuando incluso durante la cri-sis 2001-2002 dicha relación era me-nor, del -2,6%.

La única excepción al empeora-miento del Resultado Primario que encontramos corresponde al año 2010, año donde los Recursos Tota-les aumentaron un 32%, debido en

parte a aumentos en impuestos y fun-damentalmente a la obtención de re-cursos extraordinarios, derivados de la venta de patrimonio público (pri-vatización de terrenos en la zona de Catalinas y en la traza de la autopis-ta AU3 que implicaron un ingreso adicional por $ 385 millones).

El análisis del Resultado Finan-ciero, que contempla el pago de in-tereses de Deuda Pública, arroja un resultado peor aún, consecuen-cia del creciente endeudamiento y peso del pago de intereses, como veremos más adelante.

Se podría tomar en consideración las sucesivas quejas del actual Go-bierno de la Ciudad respecto al con-gelamiento de fondos de parte de la Administración Pública Nacional (APN), y analizar si ello es causa de los persistentes déficits en los balan-ces porteños. Sin embargo, encon-tramos que las partidas que envía la APN no sólo no menguan, sino que aumentan significativamente año a año, cobrando un creciente peso den-tro de los recursos del GCBA. Es de-cir, incluso adicionando recursos ca-da vez mayores provenientes de la APN, las cuentas del GCBA se dete-rioran permanentemente.

Hasta aquí, hemos descrito la evo-lución del déficit del GCBA en los últi-

Tabla 1. Esquema Ahorro-Inversión-Financiamiento para el GCBA 2001-2011 ($ millones)

Fuente: elaboración propia en base a Cuentas Anuales de Inversión del GCBA.

Page 48: Kamchatka 10 interior

Al analizar las políticas presupuestarias y de deuda implementadas bajo la gestión Macri, priman en el discurso las viejas recetas del pensamiento económico ortodoxo o neoliberal de saneamiento de cuentas públicas y presupuesto equilibrado. Sin embargo, a la hora de observar en lo concreto las formas de ser llevadas adelante, encontramos un crecimiento del déficit de las cuentas públicas y del endeudamiento externo. Sumado a esto, la falta de eficiencia en la aplicación de los recursos obtenidos a partir del endeudamiento es también una marca de esta Administración.

"Les aseguro, Joaquín, a usted y a los oyentes, que con los recursos que hoy tiene la Argentina a nivel nacional, los seis mil millones que tiene la Ciudad y los recursos

que tiene la provincia, gestionándolos como gestiona cualquier ama de casa su economía, alcanza para resolver todos los problemas. Es mentira que tenemos

problemas de presupuesto, es problema de organización, de gestión..."

Mauricio Macri, en el programa Desde el Llano (TN),poco tiempo antes de la elección de 2007

Deuda�en�la�Ciudad:cómo,�para�qué�y�con�quién

no de los principales argu-Umentos dentro de la estructu-ra de pensamiento económico orto-doxa, tradicional, o neoliberal, es la constante prédica en pos del sanea-miento de las cuentas públicas, del equilibrio fiscal. El fundamento teó-

1rico de estas recetas descansa sobre una concepción en la que la econo-mía dispone de mecanismos auto-rreguladores, que permiten solucio-nar rápidamente cualquier desequi-librio. Es decir, que la propia dinámi-ca del sector privado conduce a una situación eficiente y que, por lo tan-to, en todo momento en que el Esta-do disponga la utilización de recur-sos de la producción, estará impi-

diendo que lo haga el sector privado, conduciendo a un resultado sub-óptimo. Esto se traduce directamen-te en que el principio que debe regir sobre las finanzas públicas es que la participación del Estado debe estar acotada al mínimo posible y que la misma debe además implicar un pre-supuesto equilibrado.

Lo que la experiencia de la Argenti-na de los '90 (así como la Europa ac-tual) nos ha enseñado es que, detrás de ese discurso, la mecánica real de quienes aplican dichas recetas es siempre la misma: la reducción en el presupuesto (y en su ejecución) se concentra sobre las partidas de con-tenido social (Educación, Salud, Vi-vienda, Trabajo) y salarios públicos, privilegiando hacer frente al pago a acreedores, habitualmente externos,

y así mantener la “seriedad” del país frente al resto del mundo. Si bien cuando analizamos las finanzas pú-blicas correspondientes al gobierno de una ciudad, en lugar de una na-ción, hay algunos argumentos en re-lación a la política respecto al déficit fiscal que no aplican, la lógica sub-yacente sigue siendo la de la admi-nistración “eficiente” del Estado.

Con este marco teórico presente, ensayaremos un análisis de la tra-yectoria general que ha seguido la administración del déficit, el gas-to y la deuda en la Ciudad Autóno-ma de Buenos Aires, con especial én-fasis en lo que refiere a la gestión del último – y actual – Jefe de Gobierno, Mauricio Macri.

Por�OPC*

*�El�OPC�es�el�Observatorio�de�Políticas�de�la�Ciudad.�Otras�notas�y�más�información�en:�http://www.politicasdelaciudad.com.ar/

48 | Deuda en la Ciudad: cómo, para qué y con quién KAMCHATKA nº10 Sección Ciudad | 49 KAMCHATKA nº10

mos años. Ahora bien, no hay ele-mentos que indiquen a priori que un Gobierno no deba incurrir en déficit bajo determinadas circunstancias: de hecho, precisamente sobre esa premisa descansan las recetas neoli-berales de déficit cero. Lo relevante, de cara a evaluar la orientación de la política presupuestaria, no es ob-servar el resultado que arroja, sino qué es lo que se hace con los recur-sos que obtiene el Estado. No obs-tante, antes de ello, como necesaria-mente si un período cierra en déficit debe ser cubierto con algún tipo de deuda (ya que implica que los recur-sos no fueron suficientes para cubrir los gastos), analizaremos la otra cara de la política de administración del déficit: la política de endeudamiento.

Entre el 2004 y 2008, el monto to-tal de la Deuda Pública de la Ciudad se reduce año a año a una tasa que, si bien es acotada, anualizada alcan-za el -6,5% anual. La tendencia se re-vierte fuertemente en este punto, mo-mento en el cual la deuda empieza a multiplicarse: la tasa de crecimiento anualizada entre 2008 y 2012 arroja un aumento del 36% anual. En otros términos, en lo que va de la gestión de Macri la deuda creció un 230%, es decir que hoy es más de tres veces la que existía antes del co-mienzo de su mandato.

Si analizamos el tipo de endeuda-miento al que suele recurrir el GCBA, la situación empeora: la evo-lución de la deuda denominada en dólares tiene un crecimiento sos-tenido, llegando al extremo de mul-tiplicarse por dos entre 2009 y 2010. Para la gestión Macri, este creci-miento es del 178% expresada en U$S y del 310% si la convertimos a pesos, lo que implica que tiene un

La “salud” de las cuentas del GCBA

Como señalábamos previamente, uno de los principales pilares de las recetas neoliberales para la ad-ministración del Estado es el man-tenimiento de un equilibrio en las cuentas públicas, es decir, de mane-jar un déficit (o un superávit) acota-do, y cercano a cero. En el sistema presupuestario, a través del esque-m a d e A h o r r o - I n v e r s i ó n -Financiamiento (AIF), ello puede ver-se en dos indicadores, que son el Re-sultado Primario y el Resultado Fi-nanciero. En términos esquemáti-cos, el Resultado Primario resta a los

2Recursos Totales , el Gasto Prima-3

rio . Es decir, suma todos los ingre-sos, menos todos los gastos, excep-tuando los relacionados al pago de in-tereses. Si le restamos al Resultado Primario las erogaciones correspon-dientes al pago de Intereses de la Deuda Pública, obtenemos el Resul-tado Financiero.

Lo primero que salta a la vista en re-lación a la evolución del déficit es que posteriormente a la crisis de 2001, se pasó de un Resultado Pri-mario positivo -que alcanza un pico del 17% de los Recursos Totales en 2004-, a un resultado negativo y en continuo deterioro: en el promedio de los últimos cuatro años, la rela-ción Resultado Primario sobre Re-cursos Totales es, en promedio, de -3,5%, cuando incluso durante la cri-sis 2001-2002 dicha relación era me-nor, del -2,6%.

La única excepción al empeora-miento del Resultado Primario que encontramos corresponde al año 2010, año donde los Recursos Tota-les aumentaron un 32%, debido en

parte a aumentos en impuestos y fun-damentalmente a la obtención de re-cursos extraordinarios, derivados de la venta de patrimonio público (pri-vatización de terrenos en la zona de Catalinas y en la traza de la autopis-ta AU3 que implicaron un ingreso adicional por $ 385 millones).

El análisis del Resultado Finan-ciero, que contempla el pago de in-tereses de Deuda Pública, arroja un resultado peor aún, consecuen-cia del creciente endeudamiento y peso del pago de intereses, como veremos más adelante.

Se podría tomar en consideración las sucesivas quejas del actual Go-bierno de la Ciudad respecto al con-gelamiento de fondos de parte de la Administración Pública Nacional (APN), y analizar si ello es causa de los persistentes déficits en los balan-ces porteños. Sin embargo, encon-tramos que las partidas que envía la APN no sólo no menguan, sino que aumentan significativamente año a año, cobrando un creciente peso den-tro de los recursos del GCBA. Es de-cir, incluso adicionando recursos ca-da vez mayores provenientes de la APN, las cuentas del GCBA se dete-rioran permanentemente.

Hasta aquí, hemos descrito la evo-lución del déficit del GCBA en los últi-

Tabla 1. Esquema Ahorro-Inversión-Financiamiento para el GCBA 2001-2011 ($ millones)

Fuente: elaboración propia en base a Cuentas Anuales de Inversión del GCBA.

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crecimiento superior al del prome-dio de la Deuda Total. Al hecho bási-co y obvio de la imposibilidad de emi-tir dólares y a que necesariamente un Gobierno Municipal cuenta con menos herramientas que un Gobier-no Nacional para captar divisas, se suma la vasta experiencia registrada respecto a las restricciones a las que se expone un gobierno al recurrir al endeudamiento en moneda extranje-ra, aumentando el nivel de sujeción y dependencia respecto a Organismos Internacionales de Crédito (siendo el FMI y el BID las referencias obliga-das) y a cualquier institución en ge-neral a la que deba recurrir para obte-ner los dólares para hacer frente a los vencimientos.

Por otra parte, vale la pena también detenerse a analizar los perfiles de vencimiento de las principales colo-caciones de deuda, es decir, en qué

“En lo que va de la gestión de Macri la deuda creció un 230%, es decir que hoy es más de tres veces la que existía antes del comienzo de su mandato. “momento deberán devolverse los

préstamos recibidos. La estructura temporal de pagos habla por sí mis-ma, con los principales venci-mientos coincidiendo directa-mente con el ciclo electoral: los pa-gos son realmente bajos en 2013 y 2014 (lo que descomprime fuerte-mente la necesidad de recursos para la gestión durante esos años) y tie-nen un salto muy significativo en 2015, casualmente el año en que con-cluye la gestión actual.

Adicionalmente, la política general de endeudamiento se ve en numero-sos casos acompañada por situacio-nes específicas que demuestran que la eficiencia no es lo que caracteriza la gestión y que, a pesar de sostener que los límites al avance en ciertas áreas está limitado porque la APN

no autoriza nuevo endeudamien-to, el problema se encuentra en la gestión de los recursos ya existen-tes. El caso paradigmático es el aso-ciado a la emisión de la serie 8 del Bo-no Tango, por U$S 475 millones, en 2010, que fue solicitado fundamen-talmente para financiar las extensio-nes de las líneas A, B y H del subte. Ahora bien, por problemas de ges-tión, las licitaciones y habilitaciones para el inicio de la obra se demora-ron, por lo que casi la totalidad del préstamo obtenido en dólares se pesi-ficó y se colocó una parte en Letras del Tesoro por $ 600 millones y el res-tante ($ 1243 millones) en un plazo fi-jo en el Banco Ciudad. Como la tasa de interés del crédito solicitado (12,5% anual) era muy superior a la recibida por la colocación (6,5%), el resultado fue una diferencia negati-va de unos $ 30 millones, derivados

simplemente de la incapacidad de gestión de los créditos que largamen-te solicitaron.

Uso de los Recursos

¿Ahora bien, cómo se han utilizado estos fondos? ¿Qué hay por detrás del creciente endeudamiento y défi-cit fiscal?

Si bien el objetivo de la nota no es realizar un análisis meticuloso de la evolución de la composición de las partidas presupuestarias, lamenta-blemente ya una mirada general de las últimas gestiones del GCBA al-canza para no dejar mucho lugar a dudas.

Como resulta esperable y calcado de las recetas neoliberales descritas al comienzo del artículo, las parti-das relacionadas a los Servicios So-ciales (Salud, Educación, Cultura, Trabajo, Vivienda) pierden peso progresivamente en el Presupues-to. En contrapartida, las partidas que avanzan son las asociadas a Se-guridad y al pago de la carga de la Deuda Pública (intereses). El caso más ilustrativo es el de Seguridad, donde a pesar de haberse multiplica-do casi por 5 su peso en el presu-puesto, la gestión actual sigue soste-niendo que la inseguridad está des-bocada y que son necesarios más fon-dos para combatirla.

Los distintos aspectos que fueron abordados en la nota, nos llevan fi-nalmente al que consideramos es el problema de fondo al discutir el en-deudamiento. Frente a la pregunta de si incurrir en déficits y endeudar-se, o no, la respuesta que surge es: depende cómo, para qué y con quién. Y la respuesta a estas preguntas que surge de la última gestión del GCBA es muy clara: la lógica de la “admi-nistración eficiente” -que supues-tamente impera en el sector priva-do-, como hemos mostrado, no tie-ne un correlato en términos de re-sultado de las cuentas fiscales. En efecto, no pasa del plano discursivo, ya que frente a una situación inicial de cuentas equilibradas, se avanzó decididamente en un crecimiento del déficit y, sobre todo, el endeuda-miento externo. Frente a una pro-puesta que se propone como mo-derna, encontramos que lo que realmente prima es la vieja receta neoliberal de achicamiento del Estado en la provisión de servicios sociales, pero con un decidido avance sobre aquellas áreas que po-sibilitan ganancias.

NOTAS1 Para esto retomamos los principales argu-

mentos expuestos en Pietrobuno y Todesca (2012). Recomendamos su lectura para profun-dizar en la discusión sobre la validez teórica del principio de Presupuesto Equilibrado.

2 Ingresos Corrientes –impuestos, tasas, dere-chos, etc.- más Recursos de Capital –ventas de activos de propiedad pública, y rentas de la pro-piedad-.

3 Gastos Corrientes –remuneraciones al perso-nal, gastos de consumo, transferencias corrien-tes, etc.- más Gastos de Capital –fundamental-mente inversión en infraestructura, e inversión financiera.

“Frente a una propuesta que se propone como moderna, encontramos que lo que realmente prima es la vieja receta neoliberal de achicamiento del Estado en la provisión de servicios sociales.“

Tabla 2. Deuda Pública del GCBA por moneda 2004-2011 ($, U$S y € millones)

Fuente: elaboración propia en base a Cuentas Anuales de Inversión del GCBA e informes de ejecución presupuestaria para 2012 3°Trim.

Tabla 3. Evolución de la participación de rubros seleccionados sobre el Gasto Total devengado

Fuente: elaboración propia en base a Cuentas Anuales de Inversión del GCBA.

Cuadro 1

50 | Deuda en la Ciudad: cómo, para qué y con quién KAMCHATKA nº10 Sección Ciudad | 51 KAMCHATKA nº10

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crecimiento superior al del prome-dio de la Deuda Total. Al hecho bási-co y obvio de la imposibilidad de emi-tir dólares y a que necesariamente un Gobierno Municipal cuenta con menos herramientas que un Gobier-no Nacional para captar divisas, se suma la vasta experiencia registrada respecto a las restricciones a las que se expone un gobierno al recurrir al endeudamiento en moneda extranje-ra, aumentando el nivel de sujeción y dependencia respecto a Organismos Internacionales de Crédito (siendo el FMI y el BID las referencias obliga-das) y a cualquier institución en ge-neral a la que deba recurrir para obte-ner los dólares para hacer frente a los vencimientos.

Por otra parte, vale la pena también detenerse a analizar los perfiles de vencimiento de las principales colo-caciones de deuda, es decir, en qué

“En lo que va de la gestión de Macri la deuda creció un 230%, es decir que hoy es más de tres veces la que existía antes del comienzo de su mandato. “momento deberán devolverse los

préstamos recibidos. La estructura temporal de pagos habla por sí mis-ma, con los principales venci-mientos coincidiendo directa-mente con el ciclo electoral: los pa-gos son realmente bajos en 2013 y 2014 (lo que descomprime fuerte-mente la necesidad de recursos para la gestión durante esos años) y tie-nen un salto muy significativo en 2015, casualmente el año en que con-cluye la gestión actual.

Adicionalmente, la política general de endeudamiento se ve en numero-sos casos acompañada por situacio-nes específicas que demuestran que la eficiencia no es lo que caracteriza la gestión y que, a pesar de sostener que los límites al avance en ciertas áreas está limitado porque la APN

no autoriza nuevo endeudamien-to, el problema se encuentra en la gestión de los recursos ya existen-tes. El caso paradigmático es el aso-ciado a la emisión de la serie 8 del Bo-no Tango, por U$S 475 millones, en 2010, que fue solicitado fundamen-talmente para financiar las extensio-nes de las líneas A, B y H del subte. Ahora bien, por problemas de ges-tión, las licitaciones y habilitaciones para el inicio de la obra se demora-ron, por lo que casi la totalidad del préstamo obtenido en dólares se pesi-ficó y se colocó una parte en Letras del Tesoro por $ 600 millones y el res-tante ($ 1243 millones) en un plazo fi-jo en el Banco Ciudad. Como la tasa de interés del crédito solicitado (12,5% anual) era muy superior a la recibida por la colocación (6,5%), el resultado fue una diferencia negati-va de unos $ 30 millones, derivados

simplemente de la incapacidad de gestión de los créditos que largamen-te solicitaron.

Uso de los Recursos

¿Ahora bien, cómo se han utilizado estos fondos? ¿Qué hay por detrás del creciente endeudamiento y défi-cit fiscal?

Si bien el objetivo de la nota no es realizar un análisis meticuloso de la evolución de la composición de las partidas presupuestarias, lamenta-blemente ya una mirada general de las últimas gestiones del GCBA al-canza para no dejar mucho lugar a dudas.

Como resulta esperable y calcado de las recetas neoliberales descritas al comienzo del artículo, las parti-das relacionadas a los Servicios So-ciales (Salud, Educación, Cultura, Trabajo, Vivienda) pierden peso progresivamente en el Presupues-to. En contrapartida, las partidas que avanzan son las asociadas a Se-guridad y al pago de la carga de la Deuda Pública (intereses). El caso más ilustrativo es el de Seguridad, donde a pesar de haberse multiplica-do casi por 5 su peso en el presu-puesto, la gestión actual sigue soste-niendo que la inseguridad está des-bocada y que son necesarios más fon-dos para combatirla.

Los distintos aspectos que fueron abordados en la nota, nos llevan fi-nalmente al que consideramos es el problema de fondo al discutir el en-deudamiento. Frente a la pregunta de si incurrir en déficits y endeudar-se, o no, la respuesta que surge es: depende cómo, para qué y con quién. Y la respuesta a estas preguntas que surge de la última gestión del GCBA es muy clara: la lógica de la “admi-nistración eficiente” -que supues-tamente impera en el sector priva-do-, como hemos mostrado, no tie-ne un correlato en términos de re-sultado de las cuentas fiscales. En efecto, no pasa del plano discursivo, ya que frente a una situación inicial de cuentas equilibradas, se avanzó decididamente en un crecimiento del déficit y, sobre todo, el endeuda-miento externo. Frente a una pro-puesta que se propone como mo-derna, encontramos que lo que realmente prima es la vieja receta neoliberal de achicamiento del Estado en la provisión de servicios sociales, pero con un decidido avance sobre aquellas áreas que po-sibilitan ganancias.

NOTAS1 Para esto retomamos los principales argu-

mentos expuestos en Pietrobuno y Todesca (2012). Recomendamos su lectura para profun-dizar en la discusión sobre la validez teórica del principio de Presupuesto Equilibrado.

2 Ingresos Corrientes –impuestos, tasas, dere-chos, etc.- más Recursos de Capital –ventas de activos de propiedad pública, y rentas de la pro-piedad-.

3 Gastos Corrientes –remuneraciones al perso-nal, gastos de consumo, transferencias corrien-tes, etc.- más Gastos de Capital –fundamental-mente inversión en infraestructura, e inversión financiera.

“Frente a una propuesta que se propone como moderna, encontramos que lo que realmente prima es la vieja receta neoliberal de achicamiento del Estado en la provisión de servicios sociales.“

Tabla 2. Deuda Pública del GCBA por moneda 2004-2011 ($, U$S y € millones)

Fuente: elaboración propia en base a Cuentas Anuales de Inversión del GCBA e informes de ejecución presupuestaria para 2012 3°Trim.

Tabla 3. Evolución de la participación de rubros seleccionados sobre el Gasto Total devengado

Fuente: elaboración propia en base a Cuentas Anuales de Inversión del GCBA.

Cuadro 1

50 | Deuda en la Ciudad: cómo, para qué y con quién KAMCHATKA nº10 Sección Ciudad | 51 KAMCHATKA nº10

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52 | Nueva Sección: Mundo KAMCHATKA nº10

Nueva�sección:

MundoLa consolidación de la posición de China en el escenario internacional

puede explicarse en gran medida por el fuerte crecimiento económico que logró durante la última década, convirtiéndola en un aspirante a ser la próxima potencia económica dominante. Ese crecimiento económico se realizó en el marco de una regulación estatal muy estricta pero con una economía abierta al comercio exterior, favoreciendo de esa manera la constitución de una nueva división internacional del trabajo alrededor del gigante asiático.

En este artículo nos proponemos introducir al lector en las particularidades de la economía china, su papel en la economía internacional actual y abrir un debate sobre las perspectivas que esta ofrece hacia el futuro.

Por�Martín�Burgos*

*Economista�-�Centro�Cultural�de�la�Cooperación�y�Cátedra�Nacional�de�Economía�Arturo�Jauretche.

las virtudes del confusianismo como cimiento de la cultura oriental, que podemos encontrar también en otros países de Asia oriental de reciente in-dustrialización.

Esta interpretación es la que gene-ralmente se difunde acerca de la eco-nomía china: una mezcla de neolibe-ralismo con filosofía oriental, más en boga este último que aquel. Esa in-terpretación deja de lado aspectos que, sin embargo, nos parecen los más importantes si se quiere empe-zar a comprender el sistema econó-mico chino, que se ha dado en nom-brar “socialismo de mercado”.

Ese término, acuñado por los pro-pios funcionarios chinos, es el que mejor puede resumir la convivencia de empresas privadas competitivas a nivel mundial junto a una gran pre-sencia del Estado en la producción

de bienes, en la propiedad de mu-chas empresas y en la regulación de los mercados, y un régimen de te-nencia de tierra “comunal”. Esta con-vivencia puede ser vista de distintas maneras: la más corriente la consi-dera como una “materia pendiente” de la liberalización económica en cur-so, una transición hacia un modelo capitalista liberal.

Nos gustaría profundizar en otras perspectivas que puedan dar una aproximación a los debates actuales sobre el modelo chino. Para ello po-dríamos comenzar por una premisa: debemos asumir que la estructura económica se sostiene sobre un apa-rato institucional que es necesario comprender, más en un caso como el chino. Los cambios graduales que vienen generándose desde 1978 son en primer lugar cambios insti

Un�modelo�de�desarrollo�atípico

China:

El socialismo de merca-do.

l estudiante de economía que Equisiera introducirse en el es-tudio de la economía china encon-trará una literatura que lo pondrá en-seguida muy cómodo: se le explicará que un proceso de “reformas” y “apertura” aplicados a fines de los años 70 cerró la etapa del obscuran-tismo maoísta y generó las condicio-nes para un crecimiento económico durable. Nada raro. Claro: este aná-lisis podría también aplicarse a cual-quier país periférico en esa época. La pregunta del buen estudiante sería entonces: ¿en qué radica la especifi-cidad de China? La respuesta más di-fundida es la que pone el acento en

China: Un modelo de desarrollo atípico | 53 KAMCHATKA nº10

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52 | Nueva Sección: Mundo KAMCHATKA nº10

Nueva�sección:

MundoLa consolidación de la posición de China en el escenario internacional

puede explicarse en gran medida por el fuerte crecimiento económico que logró durante la última década, convirtiéndola en un aspirante a ser la próxima potencia económica dominante. Ese crecimiento económico se realizó en el marco de una regulación estatal muy estricta pero con una economía abierta al comercio exterior, favoreciendo de esa manera la constitución de una nueva división internacional del trabajo alrededor del gigante asiático.

En este artículo nos proponemos introducir al lector en las particularidades de la economía china, su papel en la economía internacional actual y abrir un debate sobre las perspectivas que esta ofrece hacia el futuro.

Por�Martín�Burgos*

*Economista�-�Centro�Cultural�de�la�Cooperación�y�Cátedra�Nacional�de�Economía�Arturo�Jauretche.

las virtudes del confusianismo como cimiento de la cultura oriental, que podemos encontrar también en otros países de Asia oriental de reciente in-dustrialización.

Esta interpretación es la que gene-ralmente se difunde acerca de la eco-nomía china: una mezcla de neolibe-ralismo con filosofía oriental, más en boga este último que aquel. Esa in-terpretación deja de lado aspectos que, sin embargo, nos parecen los más importantes si se quiere empe-zar a comprender el sistema econó-mico chino, que se ha dado en nom-brar “socialismo de mercado”.

Ese término, acuñado por los pro-pios funcionarios chinos, es el que mejor puede resumir la convivencia de empresas privadas competitivas a nivel mundial junto a una gran pre-sencia del Estado en la producción

de bienes, en la propiedad de mu-chas empresas y en la regulación de los mercados, y un régimen de te-nencia de tierra “comunal”. Esta con-vivencia puede ser vista de distintas maneras: la más corriente la consi-dera como una “materia pendiente” de la liberalización económica en cur-so, una transición hacia un modelo capitalista liberal.

Nos gustaría profundizar en otras perspectivas que puedan dar una aproximación a los debates actuales sobre el modelo chino. Para ello po-dríamos comenzar por una premisa: debemos asumir que la estructura económica se sostiene sobre un apa-rato institucional que es necesario comprender, más en un caso como el chino. Los cambios graduales que vienen generándose desde 1978 son en primer lugar cambios insti

Un�modelo�de�desarrollo�atípico

China:

El socialismo de merca-do.

l estudiante de economía que Equisiera introducirse en el es-tudio de la economía china encon-trará una literatura que lo pondrá en-seguida muy cómodo: se le explicará que un proceso de “reformas” y “apertura” aplicados a fines de los años 70 cerró la etapa del obscuran-tismo maoísta y generó las condicio-nes para un crecimiento económico durable. Nada raro. Claro: este aná-lisis podría también aplicarse a cual-quier país periférico en esa época. La pregunta del buen estudiante sería entonces: ¿en qué radica la especifi-cidad de China? La respuesta más di-fundida es la que pone el acento en

China: Un modelo de desarrollo atípico | 53 KAMCHATKA nº10

Page 53: Kamchatka 10 interior

tucionales que operan sobre una economía planificada, muy poco monetarizada y de carácter para-mercantil, heredada de la etapa maoista. La unidad de análisis de la economía China hasta la década del 80 era la “unidad de trabajo”, una fábrica-hogar, en la cual la fábrica le aseguraba al obrero educación, salud, restauración, y un salario di-recto mínimo, en contraparte de su fuerza de trabajo. En ese esque-ma, el partido, los sindicatos, los cua-dros altos, eran todos canales de dis-ciplinamiento laboral orientado a lo-grar una productividad razonable. El objetivo de las reformas fue au-tonomizar las empresas estatales otorgándole personalidad jurídica en el marco de un naciente dere-cho privado. Y allí radica una de las claves para entender la economía chi-na actual: la “privatización” de la eco-nomía no es la venta del patrimonio público, sino solamente la concesión de la gestión de la empresa a un gru-po privado. De esa manera, en 2005 se calculaba que la mitad de las em-presas industriales del país eran de propiedad totalmente pública, y la

1otra mitad parcialmente pública .

¿Podemos por lo tanto afirmar que esas concesiones son un paso previo para enfilar hacia un capitalismo li-beral? Esa “tesis de la transición” también podría discutirse. Existen tantos condicionantes que hasta po-dríamos decir que el actual modelo se constituye en una necesidad, un equilibrio que puede ser perdurable. Entre esos condicionantes, el más importante es evitar que los 800 mi-llones de campesinos inicien un éxo-do urbano, cuyas consecuencias so-ciales serían inimaginables. Para ello resulta fundamental la articula-ción entre el régimen del hukou -por el cual se inmoviliza la población en su territorio de residencia- y el régi-men de tenencia de la tierra. Este últi-mo, de la misma manera que lo ocu-rrido con las empresas industriales, si bien sigue siendo una propiedad colectiva, pasó a ser usufrutuable

por el campesino. Asimismo, el cam-pesinado sigue siendo el principal apoyo político de los herederos de la revolución, sin el cual el partido co-munista no podría gobernar. Samir Amin sostiene que, por esa razón, la “economía social de mercado” es la mejor alternativa para sostener el de-sarrollo económico y la distribución de la riqueza en China.

Una nueva división del trabajo

Durante los años 80, la principal ex-portación de china era el petróleo en cantidades mínimas respecto del ta-maño de su economía. En 30 años, logró un aumento excepcional de su comercio internacional, llegan-do a ser actualmente el mayor ex-portador del mundo y el segundo

importador del mundo, lejos detrás de Estados Unidos. Este fuerte creci-miento de las importaciones y las ex-portaciones se explica por el carácter de ensamble que tiene la industria china, aunque está mejorando su acervo tecnológico en varios rubros. Así es como sus importaciones se componen en primer lugar de bienes industriales, por más de la mitad, y solo por un cuarto de materias pri-mas como petróleo, alimento, mine-rales, contrariamente a lo que uno podría pensar.

En este esquema, el intercambio de bienes industriales con sus vecinos de la región asiática son muy inten-sos, y los países como Japón, Corea del Sur, Taiwán o mismo Tailandia, Malasia y Singapur son los principa-les proveedores de las partes y piezas que requiere la industria china para su desarrollo. Por otra parte, desde lugares más alejados como África, América Latina y Medio Oriente, pro-vienen los recursos naturales y las materias primas necesarias para su industria y la alimentación de su nu-

merosa población. Por último, los bie-nes finales fabricados en China son vendidos al resto del mundo, princi-palmente a Estados Unidos y Euro-pa, para su consumo final.

Esta nueva división internacional del trabajo que se está desarrollando alrededor del gigante asiático está provocando enormes cambios en los flujos de comercio mundial, gene-rando rispideces con los competido-res de bienes industriales. Pero so-bre todo, las compras chinas de mate-rias primas explican parte de la bo-nanza de los precios internacionales de los commodities, con fuertes im-plicancias geopolíticas dado que ese fenómeno está en el origen de varios conflictos en África o Medio Oriente.

Un capital no tan extran-jero

Se señala que una de las debilida-des del modelo chino es la gran pre-sencia de empresas extranjeras que, como bien sabemos, es un canal por el cual se expresa la posición depen-diente de un país. Esas inversiones extranjeras fueron creciendo expo-nencialmente desde el dictado de nuevas normas facilitando su ingre-so durante los años noventa. Esas in-versiones fueron un vector a través del cual se logró adoptar tecnología nueva e insertarse en las cadenas de valor global, partiendo desde los pri-mero eslabones.

Sin embargo debemos marcar una originalidad de las inversiones ex-tranjeras directas en China: más de la mitad se originan en paraísos fis-cales como Islas Caimán, Vírgenes,

2etc. Según Geng Xiao esto constitu-ye un mero contabilicen como IED, se tratan de capitales nacionales chi-nos que, para escapar de algunas res-tricciones a los que se ve sometida la inversión local, se fugan, triangulan y vuelven con bandera nueva. De esa manera, las dimensiones reales de la inversión extranjera serían mu-cho menores de lo que arrojan los datos oficiales, dejándole a la in-versión privada nacional un mayor protagonismo.

La triangulación de la inversión na-cional revela varios aspectos de la es-tructura del capital en China. Por un lado la propiedad estatal entra en conflicto con la gestión privada de la empresa, llevando esta última a desviar una parte de los fondos para invertir en empresas paralelas mu-cho más dinámicas que las anterio

“En 30 años, logró un aumento excepcional de su comercio internacional, llegando a ser actualmente el mayor exportador del mundo y el segundo importador del mundo.”

“Los cambios graduales que vienen generándose desde 1978 son en primer lugar cambios institucionales que operan sobre una economía planificada”

54 | Sección Mundo KAMCHATKA nº10

res. De esa manera, ese movimien-to de capital sería una forma de rees-tructurar las empresas del Estado, seguramente con el visto bueno de las autoridades políticas. Por otro la-do, estas triangulaciones ponen en duda el buen funcionamiento del sis-tema financiero. La estructura ban-caria en China es esencialmente estatal y, si nos guiamos por los es-

3tudios de Aglietta , la gestión de los préstamos es manejada con cri-terios más políticos que económi-cos, lo que genera una cartera de clientes riesgosa. Además de poner en dudas la solvencia del modelo eco-nómico a mediano plazo, también se puede pensar que este esquema es una fuente de recursos para el cir-cuito que alimenta la fuga de capita-les, mientras las Pymes locales se quedan sin acceso al crédito.

Conclusiones

Con esta introducción a la econo-mía china, quisimos dar un panora-ma de las complejidades teóricas y prácticas que puede enfrentar un economista que se adentra en su es-

tudio. Esa dificultad se traslada al ró-tulo con el cual se podría nombrar ese sistema económico: “economía social de mercado” es tal vez el más conveniente, pero no el más convincente.

Vimos que el modelo chino está condicionado por un actor social esencial, el campesino, tanto por cuestiones ideológicas como por cuestiones estructurales. La pre-sencia del Estado, mayor incluso que el que conocemos en los países de gobiernos “intervencionistas” co-mo el nuestro, termina siendo fun-damental y explica gran parte de la dinámica capitalista chino, sea para seguir controlando la economía y no repetir la experiencia post-soviética, sea para reestructurar el aparato pro-ductivo mediante el ingreso de acto-res “privados”.

Las consecuencias políticas que se desprenden de lo dicho anteriormen-te es que la dirigencia china, a dife-rencia de la rusa, no reniega de la re-volución socialista porque entiende que la planificación es lo que le per-mite erigirse en una clase proto-burguesa. En efecto, el manteni-

miento del control del Estado so-bre la economía es el control de la dirigencia política sobre la econo-mía, frente a los nuevos capitales provenientes de otros países.

Paradójicamente, entonces, pare-ciera que algunas instituciones de la revolución siguen siendo funciona-les para la “acumulación originaria” de la burguesía naciente en China, lo que podría explicar que el “socialis-mo de mercado”, más que una tran-sición hacia el capitalismo liberal, es una forma atípica de desarrollo.

NOTAS1 Thierry Pairault, Petite introduction à

l'économie de la Chine, AUF, Paris, 2008.2 Geng Xiao, People's Republic of China's

Round-Tripping FDI: Scale, Causes an Implica-tions, Asian Development Bank, Working Paper Series Nº 24, 2004.

3 Michel Aglietta, Yves Landry, La Chine vers al superpuissance, ed. Economica, Paris, 2007

China: Un modelo de desarrollo atípico | 55 KAMCHATKA nº10

Page 54: Kamchatka 10 interior

tucionales que operan sobre una economía planificada, muy poco monetarizada y de carácter para-mercantil, heredada de la etapa maoista. La unidad de análisis de la economía China hasta la década del 80 era la “unidad de trabajo”, una fábrica-hogar, en la cual la fábrica le aseguraba al obrero educación, salud, restauración, y un salario di-recto mínimo, en contraparte de su fuerza de trabajo. En ese esque-ma, el partido, los sindicatos, los cua-dros altos, eran todos canales de dis-ciplinamiento laboral orientado a lo-grar una productividad razonable. El objetivo de las reformas fue au-tonomizar las empresas estatales otorgándole personalidad jurídica en el marco de un naciente dere-cho privado. Y allí radica una de las claves para entender la economía chi-na actual: la “privatización” de la eco-nomía no es la venta del patrimonio público, sino solamente la concesión de la gestión de la empresa a un gru-po privado. De esa manera, en 2005 se calculaba que la mitad de las em-presas industriales del país eran de propiedad totalmente pública, y la

1otra mitad parcialmente pública .

¿Podemos por lo tanto afirmar que esas concesiones son un paso previo para enfilar hacia un capitalismo li-beral? Esa “tesis de la transición” también podría discutirse. Existen tantos condicionantes que hasta po-dríamos decir que el actual modelo se constituye en una necesidad, un equilibrio que puede ser perdurable. Entre esos condicionantes, el más importante es evitar que los 800 mi-llones de campesinos inicien un éxo-do urbano, cuyas consecuencias so-ciales serían inimaginables. Para ello resulta fundamental la articula-ción entre el régimen del hukou -por el cual se inmoviliza la población en su territorio de residencia- y el régi-men de tenencia de la tierra. Este últi-mo, de la misma manera que lo ocu-rrido con las empresas industriales, si bien sigue siendo una propiedad colectiva, pasó a ser usufrutuable

por el campesino. Asimismo, el cam-pesinado sigue siendo el principal apoyo político de los herederos de la revolución, sin el cual el partido co-munista no podría gobernar. Samir Amin sostiene que, por esa razón, la “economía social de mercado” es la mejor alternativa para sostener el de-sarrollo económico y la distribución de la riqueza en China.

Una nueva división del trabajo

Durante los años 80, la principal ex-portación de china era el petróleo en cantidades mínimas respecto del ta-maño de su economía. En 30 años, logró un aumento excepcional de su comercio internacional, llegan-do a ser actualmente el mayor ex-portador del mundo y el segundo

importador del mundo, lejos detrás de Estados Unidos. Este fuerte creci-miento de las importaciones y las ex-portaciones se explica por el carácter de ensamble que tiene la industria china, aunque está mejorando su acervo tecnológico en varios rubros. Así es como sus importaciones se componen en primer lugar de bienes industriales, por más de la mitad, y solo por un cuarto de materias pri-mas como petróleo, alimento, mine-rales, contrariamente a lo que uno podría pensar.

En este esquema, el intercambio de bienes industriales con sus vecinos de la región asiática son muy inten-sos, y los países como Japón, Corea del Sur, Taiwán o mismo Tailandia, Malasia y Singapur son los principa-les proveedores de las partes y piezas que requiere la industria china para su desarrollo. Por otra parte, desde lugares más alejados como África, América Latina y Medio Oriente, pro-vienen los recursos naturales y las materias primas necesarias para su industria y la alimentación de su nu-

merosa población. Por último, los bie-nes finales fabricados en China son vendidos al resto del mundo, princi-palmente a Estados Unidos y Euro-pa, para su consumo final.

Esta nueva división internacional del trabajo que se está desarrollando alrededor del gigante asiático está provocando enormes cambios en los flujos de comercio mundial, gene-rando rispideces con los competido-res de bienes industriales. Pero so-bre todo, las compras chinas de mate-rias primas explican parte de la bo-nanza de los precios internacionales de los commodities, con fuertes im-plicancias geopolíticas dado que ese fenómeno está en el origen de varios conflictos en África o Medio Oriente.

Un capital no tan extran-jero

Se señala que una de las debilida-des del modelo chino es la gran pre-sencia de empresas extranjeras que, como bien sabemos, es un canal por el cual se expresa la posición depen-diente de un país. Esas inversiones extranjeras fueron creciendo expo-nencialmente desde el dictado de nuevas normas facilitando su ingre-so durante los años noventa. Esas in-versiones fueron un vector a través del cual se logró adoptar tecnología nueva e insertarse en las cadenas de valor global, partiendo desde los pri-mero eslabones.

Sin embargo debemos marcar una originalidad de las inversiones ex-tranjeras directas en China: más de la mitad se originan en paraísos fis-cales como Islas Caimán, Vírgenes,

2etc. Según Geng Xiao esto constitu-ye un mero contabilicen como IED, se tratan de capitales nacionales chi-nos que, para escapar de algunas res-tricciones a los que se ve sometida la inversión local, se fugan, triangulan y vuelven con bandera nueva. De esa manera, las dimensiones reales de la inversión extranjera serían mu-cho menores de lo que arrojan los datos oficiales, dejándole a la in-versión privada nacional un mayor protagonismo.

La triangulación de la inversión na-cional revela varios aspectos de la es-tructura del capital en China. Por un lado la propiedad estatal entra en conflicto con la gestión privada de la empresa, llevando esta última a desviar una parte de los fondos para invertir en empresas paralelas mu-cho más dinámicas que las anterio

“En 30 años, logró un aumento excepcional de su comercio internacional, llegando a ser actualmente el mayor exportador del mundo y el segundo importador del mundo.”

“Los cambios graduales que vienen generándose desde 1978 son en primer lugar cambios institucionales que operan sobre una economía planificada”

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res. De esa manera, ese movimien-to de capital sería una forma de rees-tructurar las empresas del Estado, seguramente con el visto bueno de las autoridades políticas. Por otro la-do, estas triangulaciones ponen en duda el buen funcionamiento del sis-tema financiero. La estructura ban-caria en China es esencialmente estatal y, si nos guiamos por los es-

3tudios de Aglietta , la gestión de los préstamos es manejada con cri-terios más políticos que económi-cos, lo que genera una cartera de clientes riesgosa. Además de poner en dudas la solvencia del modelo eco-nómico a mediano plazo, también se puede pensar que este esquema es una fuente de recursos para el cir-cuito que alimenta la fuga de capita-les, mientras las Pymes locales se quedan sin acceso al crédito.

Conclusiones

Con esta introducción a la econo-mía china, quisimos dar un panora-ma de las complejidades teóricas y prácticas que puede enfrentar un economista que se adentra en su es-

tudio. Esa dificultad se traslada al ró-tulo con el cual se podría nombrar ese sistema económico: “economía social de mercado” es tal vez el más conveniente, pero no el más convincente.

Vimos que el modelo chino está condicionado por un actor social esencial, el campesino, tanto por cuestiones ideológicas como por cuestiones estructurales. La pre-sencia del Estado, mayor incluso que el que conocemos en los países de gobiernos “intervencionistas” co-mo el nuestro, termina siendo fun-damental y explica gran parte de la dinámica capitalista chino, sea para seguir controlando la economía y no repetir la experiencia post-soviética, sea para reestructurar el aparato pro-ductivo mediante el ingreso de acto-res “privados”.

Las consecuencias políticas que se desprenden de lo dicho anteriormen-te es que la dirigencia china, a dife-rencia de la rusa, no reniega de la re-volución socialista porque entiende que la planificación es lo que le per-mite erigirse en una clase proto-burguesa. En efecto, el manteni-

miento del control del Estado so-bre la economía es el control de la dirigencia política sobre la econo-mía, frente a los nuevos capitales provenientes de otros países.

Paradójicamente, entonces, pare-ciera que algunas instituciones de la revolución siguen siendo funciona-les para la “acumulación originaria” de la burguesía naciente en China, lo que podría explicar que el “socialis-mo de mercado”, más que una tran-sición hacia el capitalismo liberal, es una forma atípica de desarrollo.

NOTAS1 Thierry Pairault, Petite introduction à

l'économie de la Chine, AUF, Paris, 2008.2 Geng Xiao, People's Republic of China's

Round-Tripping FDI: Scale, Causes an Implica-tions, Asian Development Bank, Working Paper Series Nº 24, 2004.

3 Michel Aglietta, Yves Landry, La Chine vers al superpuissance, ed. Economica, Paris, 2007

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nterrado en la memoria de Ecualquier argentino quedó aquel Abril en que 10.000 australes se volvían libremente convertibles a un dólar. El plan lanzado en 1991 po-nía como objeto la estabilización de una inflación que se mostraba indo-mable y generaba tormentas en el mar de precios y salarios. Sin embar-go, el carácter estructural de los cam-bios propuestos encontraría un eco en las palabras del presidente Carlos Menem, quien lo describía con una simple analogía: “…, estamos ha-ciendo cirugía mayor sin anestesia”.

Esta Ley, presentada por el minis-tro de economía Domingo Cavallo an-te el Congreso el 27 de Marzo, mismo día en que la línea D de subtes se pro-longaba y llegaba hasta la Avenida Lacroze, fue rápidamente descrita como “audaz”. El llamado Plan de Convertibilidad, acusado de “ser ges-tado en el más cerrado de los secre-tos” abandonaba las bandas cam-biarias implementadas hasta el mo-mento, oficializando una fijación es-tricta a la moneda norteamericana y comprometiéndose a respaldar el 100% de la base monetaria con re-servas. La Ley comprendía políticas que pretendían frenar el componen-te inercial de la inflación, eliminando cláusulas de indexación en los con-tratos y los mecanismos de ajuste de deudas, precios, impuestos y tarifas.

Ya en Marzo, días antes de presen-tar el proyecto, Cavallo entendía que la credibilidad sobre el anclaje cam-biario era fundamental, “Yo no hu-biese embarcado al país ni al gobier-no en esto si no supiera que va a fun-cionar”. Al parecer las voces del exte-rior vislumbraron que este econo-mista, que había olvidado el acento cordobés en los pasillos y salones de Harvard, se timbeaba todas las fi-chas del pueblo argentino y expresa-ban en un artículo en el diario La Na-ción: “El gobierno puede ganar o per-der todo”.

Previo al lanzamiento del Plan, ha-ciendo uso del poder que le otorgaba su reciente cargo, y luego de un des-file de 6 ministros en el lapso de un año, Cavallo sale en búsqueda de al-guna sigla internacional que carita-tivamente se solidarice con el Plan y,

mediante un paquete de crédito ex-terno, permita dar un impulso y ase-gurar una inercia ininterrumpida an-te shocks y desequilibrios de corto plazo. Si bien uno imaginaría al FMI como primer promotor de la apertura comercial y financiera argentina, se dice que la relación de Cavallo con el Fondo comenzó con el pie izquierdo. El ministro exigió la inmediata remo-ción del delegado en Argentina de di-cha institución cuando éste descri-bió el proyecto de convertibilidad en una primera instancia como “...en-cerrarse en una jaula y tirar las lla-ves afuera”. Fueron las presiones so-bre la embajada de EE.UU las que re-construyeron los lazos y le otorgó al Fondo su lugar protagónico en una cronología macabra.

Los resultados, en un principio, fue-ron contundentes, la inflación bajó sistemáticamente hasta lograr a me-diados de la época un valor alrededor del 1%. Esta reestructuración del mo-delo productivo, que implicaba una sobrevaluación por definición y que poco a poco se fue agravando por el ingreso irrestricto de flujos del exte-rior, también estuvo enmarcada por medidas de apertura comercial, co-mo la reducción de aranceles a la im-portación, eliminación del derecho de exportación y creación del MERCOSUR. De estas últimas medi-das poco decían los diarios, que se perdían entre la guerra de EEUU con Irak y el segundo doping positivo de Maradona. El Plan terminó de tomar forma cuando, en Enero de 1992, se firma el acta de defunción del joven austral para dar lugar al nuevo signo monetario y al famoso “Un dólar-Un peso”.

Cavallo y Menem rápidamente capi-talizaron los resultados mientras pro-nosticaban “Tendremos años de esta-bilidad”. Cavallo, convertido en el nuevo rockstar del consumo, expli-caba “cuando hay estabilidad se pue-den comprar cosas a 24 y 36 meses en cuota fijas, y eso permite que la gente pueda cambiar su automóvil, electrodoméstico o adquirir una vi-vienda”. La sobrevaluación y la aper-tura resultaron rápidamente en una avalancha de importaciones que en-terraron las pocas empresas de me-

nor tamaño que habían logrado so-brevivir la tempestuosa década de los 80'. Este motivo, junto con la sus-titución de trabajadores asalariados (ahora dolarizados) por bienes de ca-pital relativamente baratos, sumada a la reducción del personal derivada de privatizaciones en nombre de la nunca lograda eficiencia, resultaron en una escalada sostenida de la tasa de desempleo y de la precarización de las formas de contratación, lle-gando a fines de la década, a cifras nunca antes vistas.

Esta nueva estructura perversa, y presuntamente estable, obligaba a conseguir un dólar por cada peso que se emitía. La imposibilidad de in-tervenir por medio de políticas cam-biarias y monetarias, dejaba al go-bierno a la deriva, atado a los vientos de una moneda y flujos externos que rápidamente emprendieron la retira-da tras la crisis del Tequila de 1995. Para fines de la década, con el agota-miento de recursos provenientes de las ventas de empresas estatales y la pesada carga de intereses de deuda, la política fiscal también se mostró in-capaz de intervenir la economía y la suerte del plan. Desempleo, econo-mía financieramente dolarizada, deu-da externa, pobreza, desigualdad, cri-sis, marcan el fin de aquel plan de Abril de 1991 y como dicen: lo demás es historia.

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