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Ju Eves Santo 2010

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Jueves santo es el día del amor. Jesús nos amó “hasta el extremo”. No sólo murió por nosotros, sino que se quedó permanentemente en la Eucaristía.

San Juan en su evangelio no describe la institución de la Eucaristía. Quizá creía bastar con la narración siempre en la santa misa. Pero narra el lavatorio de pies como una preparación para participar en ella.

Fue un acto servicial y humillante por parte de Jesús.

Pero Jesús le contesta:

“Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo”

Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”.

No es necesario, dice Jesús; pero añade: “No todos estáis limpios”. Esto lo dijo pensando en Judas.

Luego nos da una gran lección: “También habéis de lavaros los pies unos a otros”.

Si queremos ser discípulos de Jesús, debemos estar en actitud de servicio.

La institución de la Eucaristía la narra hoy san Pablo en la primera carta a los corintios.

Es la primera narración de la Eucaristía escrita en el Nuevo Testamento.

I Corintios 11, 23-26

Dice así:

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor

y que a mi vez os he transmitido.

Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias,

lo partió y dijo:

Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:

“Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía”.

Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios

Jesús se ha quedado en la Eucaristía para seguir dándose a nosotros como un pan divino y

gracioso.

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Que en tales dos especies

Acabada la cena, levanta Jesús los ojos al cielo: “Padre, llegó la hora; glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique”.

Y pide por la unidad. Y pide por todos nosotros.

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Luego se levanta y camina decididamente

Allí ora entregando su voluntad a su Padre celestial.

Los discípulos duermen, pero un ángel le consuela.

Los que no duermen son Judas y los enemigos.

Judas da a Jesús un beso de falsa amistad como contraseña. Los judíos y soldados llevan a Jesús a las autoridades para que le condenen.

En esta noche acompañemos a Jesús. Él nos dice: “Venid a mí los cansados y agobiados”.

Y que nuestra compañía sea cada vez más efectiva por la práctica del bien.

La Virgen María de la Eucaristía nos ayude.

AMÉN