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"Hiroshima Mon Amour: La Despedida" (*) Coloquio De Verano. Escuela Freudiana De Buenos Aires. 2012- Elena Jabif “...tu violencia me tiene aferrada, no queda ya tiempo para huir ni tuerza para resistirse, amado señor mío este instante existirá hasta el final" (Seda- Alessandro Baricco) El Grito, cuadro pintado por Eduard Munch en 1893 se encuadra dentro de su obra capital “el Friso de Vida”, lo que Munch trató de reflejar a través del espanto de la imagen es el reflejo de la angustia personal del pintor Bohemio. Munch se incluía en los ideales de una sociedad honesta y vigorosa y defendía la liberación social, sometiendo los valores a una criíta despiadada. El expresionismo fue una corriente artística que buscaba la expresión de los sentimientos y las emociones del autor, más que la representación de la realidad objetiva. Para ello los pintores expresionistas utilizan los colores fuertes y puros. Distorsionan las formas retorciéndolas y pintan rostros desfigurados y tristes, tratando de buscar con las líneas, el transmitir el ritmo de esos sentimientos La fuente de inspiración para El grito podría encontrarse quizá, en la atormentada vida del artista, un hombre educado por un padre severo y rígido que, siendo niño, vio morir a su madre y a una hermana de tuberculosis. En la década de 1890, a Laura, su hermana favorita, le diagnosticaron un trastorno bipolar y fue internada en un psiquiátrico. El estado anímico del artista queda reflejado en estas líneas, que Munch escribe en su diario hacia 1892: “Paseaba por un sendero con dos amigos - el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo de la ciudad - mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza”. Munch inmortalizó esta impresión en el cuadro La desesperación, que representa a un hombre con un sombrero de copa, de medio lado, inclinado y en un escenario similar al de su experiencia personal. No contento con el resultado, Munch pinta un nuevo cuadro, esta vez - Página 1 de 3 - Copyright 2012 - EFBA - Todos los derechos reservados

Hiroshima Mon Amour: La Despedida · amante, la verdadera Margueritte Duras, tiránica, absorbente, genial, inteligente, entregada en cuerpo y alma a su obra. Dice el relato del amante:

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"Hiroshima Mon Amour: La Despedida"

(*) Coloquio De Verano. Escuela Freudiana De Buenos Aires. 2012-

Elena Jabif

“...tu violencia me tiene aferrada, no queda ya tiempo para huir ni tuerza para resistirse, amado señor mío este instante existirá hasta el final" (Seda- Alessandro Baricco)

El Grito, cuadro pintado por Eduard Munch en 1893 se encuadra dentro de su obra capital “elFriso de Vida”, lo que Munch trató de reflejar a través del espanto de la imagen es el reflejode la angustia personal del pintor Bohemio. Munch se incluía en los ideales de una sociedad honesta y vigorosa y defendía la liberaciónsocial, sometiendo los valores a una criíta despiadada. El expresionismo fue una corrienteartística que buscaba la expresión de los sentimientos y las emociones del autor, más que larepresentación de la realidad objetiva. Para ello los pintores expresionistas utilizan los colores fuertes y puros. Distorsionan lasformas retorciéndolas y pintan rostros desfigurados y tristes, tratando de buscar con las líneas,el transmitir el ritmo de esos sentimientos La fuente de inspiración para El grito podría encontrarse quizá, en la atormentada vida delartista, un hombre educado por un padre severo y rígido que, siendo niño, vio morir a sumadre y a una hermana de tuberculosis. En la década de 1890, a Laura, su hermana favorita,le diagnosticaron un trastorno bipolar y fue internada en un psiquiátrico. El estado anímico delartista queda reflejado en estas líneas, que Munch escribe en su diario hacia 1892:

“Paseaba por un sendero con dos amigos - el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojosangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuegoacechaban sobre el azul oscuro del fiordo de la ciudad - mis amigos continuaron y yo mequedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza”.

Munch inmortalizó esta impresión en el cuadro La desesperación, que representa a un hombrecon un sombrero de copa, de medio lado, inclinado y en un escenario similar al de suexperiencia personal. No contento con el resultado, Munch pinta un nuevo cuadro, esta vez

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con una figura más andrógina, de frente, mostrando el rostro, y con una actitud menoscontemplativa y más activa y desesperada. Lo mismo que la anterior, esta primera versión deEl grito, se llamó La desesperación. Según detalla Robert Rosenblum (un especialista de laobra del pintor), la fuente de inspiración para esta estilizada figura humana podría haber sidouna momia peruana que Munch vio en la Exposición Universal de Paris en 1889. El cuadro fueexpuesto por primera vez en 1893, formando parte de un conjunto de seis piezas tituladoAmor. La idea de Munch era la de representar las distintas fases de un idilio, desde elenamoramiento inicial a una ruptura dramática. El grito representaba la última etapa, del amorenvuelta en angustia. La obra no fue muy bien acogida por la crítica, el conjunto Amor fue dosificado como artedemente (más tarde, el régimen nazi clasificó a Munch de artista degenerado y retiró todos loscuadros que había en una exposición en Alemania). Un critico consideró el conjunto, y enparticular “El grito”, tan perturbador, que aconsejó a las mujeres embarazadas no verlo.

Viñeta Clínica: ‘Débora llora el amor alguna vez soñado bajo la penumbra de la película Hiroshima monamour. Como una lengua desconocida, opaca, muda, indescifrable, la menopausia la dejafuera del juego femenino, el síndrome de Estocolmo atravesó el grito infinito de la naturalezade su amor, fue un objeto sombrío de su marido, atravesada por una orfandad paternaprematura. Durante largo tiempo le susurraba : no me dejes caer, que cada año no sea elúltimo Frente al grito mudo del cuadro de Munch llora la falta de infinitud, cuando su marido laabandona detrás de una joven mujer, no es digna para continuar con la aventura de la vida,cae la maternidad no cosecha mas hijos, una piedra valiosa de su don de mujer, el cáncer learrebato un pecho y las pequeñas muertes sobornaron la mirada de su piel.

Con desazón relata un sueño: “Hay una cueva vacía, es una morada oscura, por fuera escucho el aullido lejano de un lobo”,asocia el vacío de su cuerpo en la extracción dolorosa, de un amor tan cruel y penoso, comola fortaleza de una historia que le ocupo la vida. El aullido es lejano, quizá es el ultimo llanto gutural que le brinda a su amor en su rupturatrágica. Me dice que este ultimo verano, decidió que su orquídea adorne con sus frutos, elcuadro de Munch. Le ofrezco una pequeña lectura, le pido que la lea advirtiéndole la ternura que habita en suvoz, es un regalo que se opone a lo que dura, la letra que le brindo le pertenece, con este actoanalítico, doy por concluido su grito. Ante la finitud del cuerpo femenino, una bella cita, de un texto de Yann Andrea, llamado “EseAmor” se convierte en una carta que Andrea dirige a Margueritte Dura, explicándole a ella y allector en qué consiste esa desgarrante y turbulenta pasión que experimenta por ella. Un amorcon 30 años de diferencia y 16 años de convivencia, desde donde surge, en la letra del

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amante, la verdadera Margueritte Duras, tiránica, absorbente, genial, inteligente, entregada encuerpo y alma a su obra.

Dice el relato del amante: “la frase famosa que se repite con frecuencia, en Hiroshima mon amour, es me gustas, quéacontecimiento, gustarse significa gustarse, incluido el cuero. Ella dice: mire Yann, conservo lapiel intacta, se debe a la lluvia del monzón, si, la piel se ha conservado intacta, solo el rostroha quedado destruido, el resto no Y las piernas, mire mis piernas, largas y firmes, piernas dechico, las piernas no cambian, tengo suerte.” El amante responde “Es verdad, tenemos lamisma edad”.

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