16

Hermanas Cossettini

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Hermanas Cossettini
Page 2: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

1

Al referirnos a Olga y Leticia Cossettini como educadoras, nos remitimos a la figura

de dos mujeres que han implementado un proyecto innovador, una aplicación en nuestro país

del escolanovismo, el cual rompe con los fundamentos rígidos de la escuela tradicional y que

da cuenta de la posibilidad de generar una experiencia educativa placentera, motivada por el

interés del individuo y basada en la libertad y el desarrollo personal de los alumnos.

Intentaremos, en los párrafos que siguen, relatar la vida y las acciones de estas educadoras

como así también procuraremos dar cuenta de cómo el contexto político, económico y cultural

ha posibilitado que esto fuera viable. Luego, centraremos nuestra atención en la experiencia

de escuela activa desarrollada por estas docentes en la escuela rosarina Doctor Gabriel

Carrasco entre 1935 y 1950. Para cerrar con esta suerte de biografía contextualizada haremos

unos breves comentarios sobre lo que ocurrió con sus vidas luego de 1950, año en que fueron

cesanteadas de sus cargos en la mencionada institución. Por último, presentaremos las

conclusiones a las que hemos arribado luego de la realización de este trabajo.

Olga nació en 1898 y Leticia en 1904, en la localidad de San Jorge situada en la zona

centro-oeste de la provincia de Santa Fe. A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la

provincia de Santa Fe, y especialmente la zona centro-sur, presentaba un gran dinamismo

económico resultado de una estructura basada en la producción agrícola y ganadera, que

respondía al desarrollo del modelo agroexportador que asumió nuestro país, por aquél

entonces, como productor de materias primas en la división internacional del trabajo.

Justamente, la oleada masiva de inmigrantes, desde mediados del siglo XIX, respondió a las

políticas inmigratorias impulsadas por el Estado-nacional que necesitaba no sólo poblar el

vasto territorio, sino también contar con la disponibilidad de mano de obra para la

conformación de un mercado de trabajo que permitiese sentar las bases para el desarrollo del

modelo capitalista dependiente que comenzaba a instaurarse. Es así que, Antonio Cossettini,

padre de Olga y Leticia, arribó a nuestro país, como tantos otros millones de inmigrantes, en

búsqueda de posibilidades de progreso y ascenso social. A lo largo de su vida, se desempeñó

como docente en una escuela que mantenía los lineamientos de una colonia italiana y, de

alguna manera, el capital cultural incorporado por las hermanas Cossettini en el seno de su

familia, influyó en la decisión de continuar la profesión de magisterio. A los dieciséis años,

Olga egresó de la escuela Normal de Coronda y se desempeño como docente en diferentes

pueblos; Sunchales fue el primer centro urbano santafecino en donde comenzó a dar sus pasos

como educadora.

Page 3: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

2

Entre los años 1930 y 1935, Olga se desempeñó como directora del departamento de

aplicación de la escuela Normal “Domingo de Oro”, situada en la localidad de Rafaela, y,

bajo la supervisión de Amanda Arias, logró forjar sus primeras herramientas pedagógicas,

fuertemente influenciada por los principios del italiano Lombardo Radice.

En el año 1935, tanto Olga como Leticia, migraron desde las colonias agrícolas a la

ciudad de Rosario, capital de la provincia de Santa Fe. En este sentido, fue en la “Escuela

Carrasco” situada en un barrio periférico de la urbe donde las hermanas Cossettini, entre los

años 1935 hasta 1950, desplegaron al máximo sus principios pedagógicos.

A partir de la década del treinta las transformaciones en el orden social capitalista a

nivel mundial, no sólo tuvieron un fuerte impacto en nuestro país; sino que además,

habilitaron una reestructuración económica, política, social y cultural que afectó a la totalidad

social. Por un lado, la crisis económica de 1929 determinó el declive del modelo

agroexportador iniciado desde mediados del siglo XIX y el inicio de un proceso de sustitución

de importaciones (ISI). Por otro, se produjo el primer golpe de Estado y el inicio del período

conocido en la historia como “Década Infame” a cargo de la reconstrucción oligárquica. En

este contexto, nos peguntamos cuáles fueron las condiciones de posibilidad que permitieron el

surgimiento de la experiencia de la escuela activa impulsadas por las hermanas Cossettini en

un país donde no sólo los rasgos democráticos y participativos eran cercenados, sino que,

además, sufría los coletazos de la crisis económica mundial. En este sentido, la provincia de

Santa Fe presentó una serie de rasgos particulares que podrían utilizarse como soporte para

explicar, a pesar de este trasfondo, la emergencia de esta innovadora y reformista experiencia

educativa.

Si bien para los años ´30 Argentina, en el plano nacional, culminaba con la tríada de

gobiernos radicales para dar lugar a lo que fue el primer golpe de Estado, y su consiguiente

gestión de facto en el país, Santa Fe se preparaba para los comicios que darían la victoria, en

el año 1931, a Luciano Molinas, un candidato del Partido Demócrata Progresista. La familia

Cossettini simpatizaba con este partido, que gobernó la provincia hasta 1935.

Como eje principal de su campaña, Molinas había esbozado los postulados de la

Constitución Provincial de 1921, lo cual constituyó todo un desafío y un enfrentamiento con

las tendencias políticas que por entonces dominaban. Esta Carta Magna, sólida y con ideas

claras, podría definirse como liberal, anticatólica y demócrata.

Page 4: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

3

Debatiendo, analizando y modificando muchos de los principios de la Constitución

santafecina, la administración se vio obligada a emprender toda una serie de proyectos que

derivaron en la Constitución provincial de 1933.

Habiendo sido aprobada la Carta Magna mencionada en el párrafo anterior, fueron

inevitables ciertas consecuencias e impactos que, como resulta obvio pensar, iban a

producirse en la legislación vigente hasta ese entonces. Este fue el caso de la educación en la

provincia en cuestión. En 1934, según la Ley de Educación n° 2364, las políticas educativas

iban a operar de manera gratuita, obligatoria, universal y laica.

Gracias a esta nueva política educativa, de carácter mucho más descentralizado, los

Consejos Escolares fueron piezas clave para su aplicación, contando con particularidades en

cuanto a la elección y a la autonomía, planteándose una situación mucho más flexible,

situación que fue, hasta entonces, inédita. Por ejemplo, algunas de las mencionadas

características especiales, o al menos no comunes en otros lugares del país, eran el hecho de

contar con rentas propias y la posibilidad de generar tributos para fortalecer la educación

provincial o, asimismo, poder nombrar y controlar a los maestros y a los funcionarios

educativos. Igualmente, las reformas no se agotaban en lo referente a lo administrativo o

burocrático, sino que, también, las había en cuanto a lo didáctico y a lo metodológico. Entre

algunos ejemplos que pueden citarse al respecto, debe señalarse que se le daba especial

atención al hecho de aplicar métodos activos para la enseñanza o, también, valorar las

prácticas relacionadas con la estética, la recreación o el deporte como útiles para la aplicación

pedagógica.

Esta experiencia, llevada a cabo por la gestión de Molinas, sufrió una intervención

federal en el año 1935, dándole una terminación a la misma. El objetivo de dicha intervención

era retroceder sobre los pasos que habían sido logrados durante el mencionado gobierno.

Ahora bien, una nueva excepción en materia educativa, posibilitó que haya sucedido una

experiencia de escuela activa en la provincia: próximo a la intervención de 1935 estuvo el

nombramiento de Olga Cossettini como directora de la “Escuela Carrasco” y, casi en

simultáneo, el establecimiento es declarado como escuela experimental por el Director de

Escuelas, el Doctor Pío Gandolfo. Así, queda bajo el criterio de Olga Cossettini la propuesta

curricular que iba a desarrollarse allí.

Miguel Culaciati, quien fue intendente de la ciudad de Rosario desde la intervención

federal hasta enero de 1938, fue convocado en el transcurso de su gestión por el Poder

Ejecutivo Nacional, a fin de resolver una serie de problemas, a modo de agenda de trabajo,

que habían sido planteados por el gobierno nacional. Sin embargo, el funcionario en cuestión

Page 5: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

4

no se demoró en vincularse también con las dificultades propias de la ciudad, tanto para la

resolución de conflictos propiamente urbanos, para lo cual se plantearon una serie de

proyectos, como así también para entablar relaciones con las comisiones vecinales, con el

objetivo de comenzar un trabajo conjunto.

Por otro lado, si nos remitimos ahora al plano económico, podemos observar que la

crisis del treinta había impactado fuertemente en la situación socieconómica de los sectores

subalternos. Sin embargo, la provincia de Santa Fe y, principalmente la ciudad de Rosario,

lograron continuar con el proceso modernizador. Esto se debió, en parte, a la consolidación de

un mercado interno a partir del proceso de sustitución de importaciones que permitió el

desarrollo de actividades ligadas a la industria, el comercio, y el desempeño de profesiones

liberales.

Respecto al ámbito cultural, durante estos años, puede verse en la ciudad de Rosario

una germinación de la cultura en diferentes espacios. Por ejemplo, El Círculo, fue una

asociación que pertenecía a la ciudad y que, por ese entonces, auspiciaba la inauguración del

Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino. En 1939, unos años después de su

inauguración, en el citado Museo hubo una muestra de las acuarelas que habían realizado los

alumnos de la Escuela Doctor Gabriel Carrasco, cuando Olga Cossettini aún era su directora.

Pero las opciones artísticas para los rosarinos no se agotaban sólo en este museo, sino que

también había otros museos, el cine, la radio, en fin, diversos espacios a través de los cuales

podía vivirse una experiencia estética en concreto. Estas vivencias de los ciudadanos rosarinos

no tenían su base sólo en las tendencias artísticas propias del lugar, sino que recibían grandes

e interesantes aportes surgidos del contexto tanto nacional como mundial.

Como ha podido notarse en el breve recorrido de los párrafos precedentes, el contexto

particular de la provincia de Santa Fe, y más precisamente de la escuela Doctor Gabriel

Carrasco de la ciudad de Rosario, influyó positivamente para que una experiencia de escuela

activa haya sido posible en Argentina para mediados de la década del ´30.

Comenzaremos ahora a narrar sobre aquélla experiencia de las hermanas Cossettini,

desarrollada entre los años 1935 y 1950 en la ciudad de Rosario: sus inicios, sus ideas, sus

modos de transmitir conocimiento y algunos otros temas pertinentes. Para hacerlo, nos hemos

basado en una serie de testimonios de ex alumnos de la escuela Doctor Carrasco, presentes en

una película1 que, a modo de documental, cuenta cómo fue la experiencia de esta escuela

declarada como experimental. Utilizando los mencionados testimonios y agregando, además,

la información escrita que hemos recabado, procuramos contar esta experiencia recorriendo

1 La película en cuestión es un film de Mario Piazza llamado “La escuela de la Señorita Olga”.

Page 6: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

5

diversos aspectos que, según nuestro parecer, se destacan y son importantes de tratar. Esta

decisión se fundamenta, sobre todo, en la necesidad de poder dar cuenta de lo que sintieron

los propios protagonistas de esta historia, ya que nos ha parecido por demás interesante contar

con este material. Sin embargo, no por ello hemos dejado de lado una postura crítica al

respecto sino que, simplemente, quisimos dejar hablar a quienes fueron en verdad parte del

proyecto para luego formar una opinión propia.

Leticia Cossettini, la menor de las hermanas, cuenta, muchos años más tarde de que

ocurriera en la ciudad santafecina esta experiencia, cómo fue la llegada de Olga al barrio

Alberdi, lugar donde estaba ubicada la escuela que había sido declarada como experimental y

donde iba a llevarse a cabo, en los años subsiguientes, este modelo innovador respecto de las

escuelas tradicionales. Sus palabras, cargadas de emoción y sentimiento, fueron:

“Cuando Olga llega a Alberdi, en 1935, Alberdi era un barrio de Rosario con un

encanto poético y bucólico, con caminos pavimentados, caminos de tierra, frondas

salvajes en los barrancos, y, por supuesto, el encanto del río y de las islas. Aquí en el

barrio había una escuela, importante, que era la escuela Doctor Gabriel Carrasco.

Estaba vacante entonces y los consejos escolares que regían la educación entonces, la

nombran directora de esta escuela, después del ensayo educacional importante que había

realizado con la profesora Amanda Arias en la Escuela Normal de Rafaela. Olga llega a

la escuela con esa pasión, con ese deseo inmenso de conectarse con la gente y con el

barrio, y se encuentra ahí con un grupo de maestros que ya trabajaban, por supuesto, en

esa escuela. El gran prodigio inicial de Olga fue conseguir, lentamente, poco a poco, que

esos maestros comprendieran sus postulados de la educación, se hicieran sensibles a las

ideas que ella aspiraba a aplicar dentro de las experiencias en la escuela”.

Como podemos observar, según las palabras de una de las principales colaboradoras

de Olga Cossettini, la implementación de este proyecto no fue, entonces, ni inmediata ni

sencilla, sino que hubo que armar una suerte de equipo de trabajo, que fuese capaz de

comprender el trasfondo de la cuestión y que estuviera dispuesto a encarar una forma de

educar que rompía con los esquemas tradicionales y modernos.

En pocas palabras, nuevamente la voz de Leticia, resume cómo la escuela dio un giro

para insertarse en la comunidad, sin por ello dejar de lado su función educativa sino muy por

el contrario, hacerlo de una manera diferente, basándose en la experiencia y en el entorno más

próximo de los alumnos:

“Los planes de enseñanza eran los planes del Estado, pero vivificados,

vivificados diría yo, permanentemente, por una experiencia con la vida circundante, con

Page 7: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

6

la gente, con las circunstancias, de manera que, barrio, paisaje, escuela, convivían en

una armoniosa fraternidad”.

Pero este pasaje no se agotó solamente en la inserción de la escuela en la comunidad,

sino que también se observaron modificaciones puertas adentro, en los modos de marcar

tiempos y espacios dentro de la institución, en manejo de la autoridad y la disciplina, en fin,

en una serie de cambios que rompieron con lo que hasta entonces parecía algo natural en la

educación y la formación de los niños en la escuela y, para ir más allá, en lo que se suponía la

única forma de convertir en a esos pequeños en los futuros ciudadanos de nuestro país. Una de

las ex alumnas recuerda este pasaje diciendo:

“Salimos de los bancos en hilera para reunirnos alrededor de las mesas de

trabajo, de una disciplina rígida, dirigida, pasamos a una, digamos, autodisciplina,

nacida del interior del niño hacia afuera”.

Para terminar con esta idea, extrayendo otro de los testimonios del material fílmico,

una mujer, de las tantas que fueron alumnas de esta escuela durante la gestión de Olga

Cossettini como directora, marca los contrastes con la escuela tradicional, de la que muchos

de ellos habían sido parte antes de esta experiencia, o bien, en la cual debieron insertarse al

culminar sus estudios primarios. Ella cuenta que:

“Fue escuela sin filas y sin campanas, nosotros no conocimos la formación en

filas ni escuchábamos el tañido de la campana ni el sonido de ningún timbre estridente.

Nosotros sentíamos que la música sonaba en el patio y ya sabíamos que era hora de

poder salir al recreo”.

La transmisión de conocimientos también rompía con el esquema tradicional y no

siempre esto era percibido como una forma de aprendizaje por quienes eran ajenos a la

experiencia, Patricia, una ex alumna, recuerda:

“Prácticamente todos los días salíamos de excursión, lo cual era muy criticado a

veces. Es uno de los recuerdos que yo tengo. Muy criticado porque la gente decía ¡Ay!

¡Qué manera de perder el tiempo! ¡Cuánto salen en lugar de estar aprendiendo

matemática o dando clases de ciencias o de lenguaje, están paseando! Y nosotros

aprendíamos matemática, ciencias naturales y demás, a través de esos paseos. Desde la

medición que hacíamos del tiempo, por ejemplo, del recorrido que habíamos hecho, de

las cuadras, de los kilómetros, de los metros que habíamos recorrido. De ir, sentarnos en

la plaza, y ver, por ejemplo, las formas geométricas de los canteros y o decir, bueno,

vamos a calcular las superficies, vamos a calcular el volumen de agua que contiene esa

Page 8: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

7

fuente, y al mismo tiempo que hacíamos todo ese aprendizaje, y toda esa aplicación

matemática de las cosas, descubríamos en ese mismo lugar la belleza de los rosales que

acababan de florecer, o la hermosura de los colores de las hojas en otoño, que estaban

cubriendo el suelo”.

Como puede observarse en el testimonio citado, no sólo había una permanente

interacción con el medio para incorporar conocimientos sino que, además, las que se conocen

como áreas, y en la escuela tradicional están perfectamente separadas y con contenidos muy

específicos, aquí se entremezclan y hacen que el aprendizaje se logre de una manera integral.

Así, las ciencias naturales y la matemática aparecían juntas, en una misma actividad, en la

cual se agregaban la redacción o el conocimiento social del entorno: todo formaba parte del

conocimiento completo de los fenómenos, todo era basado en la experiencia y en la

observación, dentro y fuera de la escuela.

Aunque esto pueda parecer casi un ideal inimaginable y utópico, con una forma de

aprender que resultaría mucho más placentera para el niño, la realidad es que no era para nada

sencillo. Así como fue una ardua tarea para el grupo docente incorporar estas nuevas formas

pedagógicas, también los alumnos tuvieron que realizar un intenso trabajo de adaptación.

Quienes más han necesitado adaptarse, obviamente, fueron aquellos que ya habían tenido una

trayectoria de algunos años en otra escuela con una forma de enseñanza tradicional. Es así que

contamos con el testimonio de un ex alumno de la institución rosarina, que recuerda su

llegada a la nueva escuela y las dificultades con las que se topó al notar las diferencias con su

formación anterior:

“Cuarto grado me costó mucho, mucho trabajo. Cuando yo entré en cuarto

grado con la señorita Leticia venía de una escuela del centro, de una escuela provincial,

común, pero como se enseñaba acá en esta escuela era todo diferente, diferente en el

sentido del sistema de enseñanza. Nosotros acá hacíamos laboratorio, que yo no lo había

visto en todas las escuelas del centro. Nosotros acá inclusive plantas, bichos, insectos,

todo analizamos en el laboratorio. Teníamos recorridas de una vez semanal, con la

señorita Leticia, a recoger plantas, con flores o sin flores, que fueran extrañas para

saber cómo provenían, cómo eran”.

Este relato muestra, como hemos explicado antes, que este tipo de aprendizaje, que

bien podría denominarse integral y experimental, requería también de un esfuerzo de

adaptación por parte del niño. Además, puede notarse en el testimonio anterior la valoración

que le da quien relata al hecho de haber tenido un laboratorio y de haber salido a buscar ellos

mismos lo que les interesaba investigar. Este, como tantos otros testimonios, dan cuenta de

Page 9: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

8

cómo las fronteras entre las áreas de conocimiento tradicionales se desdibujaban y, en cambio,

se aprendía de un modo completo cada fenómeno, intentando verlo en la realidad o buscando

algún lugar para su posible aplicación. Respecto de esto último, hay en la película un relato

muy interesante, que relaciona la física, la biología y el cine a través de un experimento. Su

narrador, relee su cuaderno escolar, archivado entre sus preciados recuerdos, y cuenta:

“En este trabajo explicaré otro experimento que hicimos. Lo concluimos de la

siguiente manera: hemos dibujado en una cartulina de un lado una jaula y del otro un

pajarito y, al hacerlo girar, por ilusión óptica, veremos entrar al pajarito en la jaula.

Pasa lo mismo en el cinematógrafo, que hay una parte de la misma escena repetida pero

con distinto movimiento y, al pasar rápido por la máquina, se ve un sólo movimiento. De

este modo, ríen, cantan, se mueven los protagonistas”.

Además de la no separación en áreas para incorporar conocimientos y de la estrecha

relación con la realidad a través de la naturaleza, la comunidad o los testimonios de los

vecinos, había algo que acompañaba todos los aprendizajes de los niños de la escuela

experimental: el arte. Leticia Cossettini, recuerda:

“Desde que iniciaba el niño la escuela se le ponía en las manos el uso de la

acuarela. Entonces, la mancha elemental, de pronto, adquiría forma y sentido, y a

medida que pasaban los tiempos y la madurez del niño, se acentuaba naturalmente con

esas observaciones; la riqueza de los medios expresivos se hacía cada vez más evidente;

por tanto no debe asombrar que sus cuadernos fuesen todos diferentes, porque

respondían a una manera personal de observar y de ver. Así eran los mapas o las

observaciones que hacían sobre la naturaleza, la fauna, la flora, los suelos, o los

personajes del barrio, que enriquecían totalmente su visión. No había maestros de

plástica, no había una clase de arte especial, el arte estaba en el vivir cotidiano, porque

la sensibilidad estaba en el vivir cotidiano. Y así era el canto, y así era la música, y así

eran los juegos rítmicos que inventaban en el teatro de niños”.

Acuarelas, música, títeres, bailes, todo un conjunto de herramientas en función del

aprendizaje. Un alumno recuerda, por ejemplo, cómo aprendió a través de la música:

“Otra cosa que yo recordaba de la escuela eran los conciertos de música que se hacían

una vez por semana; una semana tocaba música de Bach, de Beethoven o Mozart, todos

compositores célebres. Entonces nos ponían música, dos o tres discos, entonces

aprendíamos, teníamos que hacer una composición sobre eso, escribir sobre la música,

qué entendíamos; después sobre eso, inclusive, explicaba el asunto de la música, todo lo

Page 10: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

9

que fuera orquestación, cómo se manejaba. Entonces ahí empecé a aprender lo que era

música, no bochinche, música en sí”.

Queda claro nuevamente que, según lo expresado en el relato anterior, las actividades

planteadas hacían que los alumnos incorporen conocimientos de diferentes áreas, pudiendo

integrarlas, así, en un único aprendizaje. Otro testimonio de una alumna hace referencia

también a esta cuestión de aprender a través de la música. Ella nos dice:

“Era tan interesante la organización del concierto porque cada chico llevaba su silla, y

en diez o quince minutos estaban ahí, sentados, esperando que comenzara. Y siempre a la

cabeza, como de costumbre, Olga, que nos explicaba, nos daba la biografía de los

autores, hacía las diferencias entre los sonidos, entre las partes más importantes de la

obra”.

Podemos decir, entonces, que el arte atravesaba las actividades de la escuela y

acompañaba el quehacer cotidiano de los alumnos. Un testimonio del film sintetiza la idea de

la relación arte-aprendizaje, focalizando, además, la importancia de la individualidad y el

respeto o el lugar que se la asignaba al interés de cada alumno. La mujer recuerda

emocionada:

“Al releer este poema, vienen a mi recuerdo las vivencias que tuve en la escuela de la

señorita Olga. Cada alumno encontraba su manera de expresarse. Yo, por ejemplo, era,

me costaba mucho expresarme por ser muy tímida, pero podía escribir cosas lindas;

otros, dibujando; otros haciendo trabajos en semilla; otros cantando”.

No sé cómo expresarlo. Realmente fue un permanente goce de todo, de toda esa

manifestación artística”. Así recuerda una ex alumna su experiencia y su paso por la escuela

rosarina. “Eso es lo más importante, es sembrar desde tan pequeña edad ese amor por la

belleza, en todas sus especies; tanto en la música, como en la pintura, como en la danza, es

decir, el arte en general”, continúa otro relato. Ahora bien, con todos estos testimonios

intentamos dar cuenta del uso del arte como herramienta para el aprendizaje y para facilitar y

promover la expresión del alumno, sin por ello querer decir que era una escuela de artistas.

Además, los mismos protagonistas de esta historia lo confirman. Una ex alumna argumenta:

“Pero de ninguna manera creo que la finalidad era la de formar artistas; en el

caso mío pienso que yo posiblemente ya tenía una sensibilidad especial hacia todo lo

artístico, pero el colegio me dio todas esas posibilidades; me enseñaron a apreciar la

música, a gozar con la música, a gozar de las pequeñas cosas que nos rodean, sobre todo

a amar y a observar la naturaleza”.

Page 11: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

10

Y el arte no sólo fue revelado por las docentes de la escuela sino que también hubo

grandes personalidades que los han visitado y han compartido actividades con los alumnos de

la escuela Doctor Gabriel Carrasco.

“La verdad que hay cosas que se quedan grabadas para toda la vida. Yo me

acuerdo de Gabriela Mistral: con qué ternura, con qué emoción, ya en ese momento

sentíamos la presencia de Gabriela Mistral. Tuve la dicha de estar en la falda de ella

sentada cuando leyó un poema”.

La cita anterior es un recuerdo de una ex alumna respecto de la poetisa que los había

visitado. Sin embargo, no fue la única figura del ámbito artístico que conoció la institución.

Otra personalidad fue la actriz Margarita Xirgu, a la cual los alumnos recibieron de una

manera muy especial:

“Yo recuerdo la visita de Margarita Xirgu y de esa recepción con pétalos de flores que le

hicimos, arrojados desde la terraza de la escuela hacia la tarima donde ella estaba

saludando a todos los chicos de la escuela. Y que levantó hacia arriba su mirada y

recibió esas flores que mandábamos un grupo de chicos que habíamos subido”.

Y no se acaban aquí las personalidades ilustres que conocieron la escuela de la

señorita Olga; otros ejemplos fueron Juan Ramón Jiménez, escritor español, autor de “Platero

y yo”, libro de cabecera de muchos de los alumnos de allí, y Javier Villafañe, quien con toda

su vitalidad y el amor por lo que hacía supo transmitirles a los niños su pasión por los títeres.

Sin embargo, creemos necesario reiterar que la finalidad no era la de formar artistas,

sino que las expectativas iban mucho más allá. Leticia aclara:

“Sería limitar la obra de la escuela si se creyera que únicamente se refería a

esta expresión plástica derivada en distintos caminos, en distintos senderos. Había

también una formación solidaria con el medio, con el pueblo, con la gente. Acá ves las

misiones culturales que los niños realizaban en los barrios, llevando temas que pudiesen

interesar a sectores un poco postergados de la sociedad y de la vida. El agua, los

insectos dañinos, ciertas precauciones que había que tener para decantar el agua, para

evitar epidemias”.

Una vez más la comunidad aparece inserta en la escuela y viceversa. La escuela no sólo

no se limitaba a la pretensión de formar artistas, sino que la interacción con el medio era

constante, con o sin arte de por medio, el objetivo siempre era aprender y comunicar el

conocimiento hacia afuera, a los vecinos, al barrio, colaborar en el crecimiento del lugar. Así,

los niños realizaban campañas de prevención, capacitaban a la gente sobre algún tema que

Page 12: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

11

conocían o entrevistaban a los lugareños, indagando sobre dónde nacieron, cómo fueron sus

diversas trayectorias, qué opinión les merecía el lugar donde vivían, entre tantas otras

cuestiones que revalorizaban al vecino. En palabras de Leticia:

“(…) Podía ser el albañil que construye una casa, el carpintero que trabaja en su taller,

podía ser el viejo poblador, que conocía todos los avatares del crecimiento de la pequeña

ciudad, a quienes los niños entrevistaban”.

De las múltiples anécdotas, de los ricos testimonios y de la gran diversidad de temas

que podrían tratarse utilizando este documental como base, nos resta ahora hacer mención de

dos cuestiones que nos han parecido importantes de analizar: el cooperativismo y la

democracia dentro de la escuela.

Respecto del primero, sabemos, por los relatos de los ex alumnos, que estuvo presente

en la escuela como parte de la misma. Una de las que fuese alumna en ese entonces explica:

“El centro cooperativo fue un organismo interno de la escuela, de muchísima

importancia. Los directivos del centro cooperativo eran elegidos entre los alumnos de los

grados. Cada grado elegía sus candidatos, se armaban listas de candidatos y entonces

cada una de las listas empezaba a trabajar preparando realmente la elección”.

Esta cita nos deja lugar para mencionar la democracia y el procedimiento de elección

de autoridades de ese centro. Los alumnos elegidos, con la colaboración de algunos

compañeros, realizaban durante un tiempo determinado la campaña electoral, colocando

carteles de propaganda que ellos mismos armaban, repartiendo folletos o dando a conocer sus

plataformas. Y luego, como explica de manera por demás clara una ex alumna de la escuela,

llegaba el momento de elegir:

“Y el día que se había decidido que las elecciones se iban a efectuar, ya se

armaban las distintas mesas, se preparaban los cuartos oscuros, se preparaban las urnas

con el control de los padrones, de los alumnos y, además, había presidente de mesa,

fiscales, que controlaban, y todo el alumnado votaba. Y cuando a determinada hora

terminaba el acto eleccionario, se reunía todo el colegio en el hall central, todos los

chicos sentados alrededor y en el centro se colocaban las mesas con las urnas y

públicamente se hacía el escrutinio”.

Pero este cooperativismo fue más allá de la escuela. Olga, ya con una edad avanzada,

y con gran emoción, recuerda en el año 1986:

Page 13: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

12

“Cuando estos niños fueron hombres, crearon una cooperativa para ellos,

cooperativa entre adultos. Y cuando se les pregunta cómo habían tenido esa idea dicen la

aprendimos en la escuela de la señorita Olga”.

Con esto queremos marcar la importancia de un aprendizaje que perdura, de una

experiencia que sirve para resolver dificultades futuras y del orgullo de una docente al ver el

fruto de su trabajo plasmado en algo por y para la sociedad. Para cerrar con esta etapa de la

historia de las hermanas Cossettini, que duró hasta el año 1950, hemos escogido un último

testimonio, de un ex alumno que luego fue docente y que creemos que engloba un sentimiento

generalizado de todos los que realizaron aportes al citado documental:

“En la vida de todas las personas hay influencias totalmente decisivas ¿no? Y

la influencia de mi escuela primaria tiene ese carácter en mi vida, así, de una cosa

extraordinaria, una cosa realmente extraordinaria. Me dio cosas que mi casa jamás

habría podido darme. Una fruición de la vida, una satisfacción de aprender, de

descubrir. Y eso es lo que hace que en los momentos importantes de la vida, cuando yo

tropiezo con dificultades y tengo que enfrentar problemas en mi trabajo docente, en mi

vida familiar o en cualquier otro aspecto, yo apele siempre a esa experiencia de la

escuela. Siempre encuentro ahí como respuestas, no verbales, pero impulsos,

definiciones, sostén”.

A partir del año 1950, cuando Olga y Leticia Cossettini son cesanteadas de sus cargos

en la escuela Doctor Gabriel Carrasco, se cierra lo que fue esta experiencia escolanovista en la

ciudad de Rosario. Durante los gobiernos que se sucedieron desde la década del ´30, tal como

fue explicado al comienzo de este trabajo, la educación santafecina, y más especialmente la

escuela rosarina declarada experimental donde trabajaron por quince años las hermanas

Cossettini, gozaron de cierta libertad para manejar las formas de enseñanza. Pero la situación

cambió abruptamente cuando el peronismo ya se hallaba bien instalado en el poder: en el año

1950, ambas docentes fueron cesanteadas de sus cargos, bajo la acusación de tener actitudes

opuestas a las políticas educativas impulsadas por el gobierno. La crítica principal

argumentaba que allí se aplicaban doctrinas vanguardistas estructuradas en el extranjero,

refiriéndose fundamentalmente a la influencia de los italianos Radice y Lombardo sobre las

educadoras.

Si bien culminó la experiencia docente en la escuela Doctor Gabriel Carrasco, esto no

significó de modo alguno que terminara su producción en lo referente a la educación. Ambas

publicaron libros y manuscritos durante varios años. Además, el hecho de escribir y publicar

no constituía una novedad para las hermanas, puesto que ya lo habían hecho en varias

Page 14: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

13

ocasiones, sobre todo Olga, en años previos a quedar cesanteadas de sus cargos. Por último,

nos parece importante destacar que no sólo fueron autoras de diversas publicaciones sino que,

también, sirvieron de base para que muchos otros escritores contaran sus vidas, sus vivencias

en la escuela experimental y sus ideales y posturas frente a la educación.

El trabajo posterior a los años ´50, más en Olga que en Leticia, estuvo ligado por una

rica trayectoria en diversos cargos, todos ellos en relación al ámbito educativo. Así, la mayor

de las hermanas supo desempeñarse como secretaria en una Junta Ejecutiva, como inspectora

de las escuelas de su provincia, como parte de la Universidad del Litoral y de la de Buenos

Aires y, también, fue Directora General de Escuelas en la Provincia de Buenos Aires.

Para terminar de narrar la historia de estas dos mujeres santafesinas, debemos destacar

que ambas han sido longevas y que, la lucidez con la que han contado sus ideas y sus

experiencias, ha durado hasta las vísperas de sus muertes: Olga Cossettini fallece en el año

1987 a los 89 años, y su hermana menor, Leticia, en el año 2004, al poco tiempo de haber

llegado a cumplir sus 100 años de vida.

No queremos culminar estas líneas sin antes hacer mención de algunas conclusiones a

las que hemos arribado como grupo al realizar este trabajo. En el transcurso de la búsqueda de

información, la lectura del material, el análisis de los aportes fílmicos y gráficos y la

elaboración de este escrito, hubo entre nosotros ricas discusiones, debates, análisis y puntos

de vista, a veces coincidentes, otras discrepantes, que nos han llevado a, primero, poder

delinear lo que fue la vida de estas dos mujeres, inmersa en el contexto particular en el que

vivieron, destacando los aportes pedagógicos que hicieron y, luego, a formar una opinión al

respecto, y hemos, así, detectado aspectos que nos han parecido positivos, otros que han

quedado sujetos a nuestra crítica y, por último, se nos han planteado una serie de preguntas,

que, al menos en lo investigado por nosotros hasta el momento, no han tenido una respuesta

convincente.

Comenzaremos con lo que hemos considerado aportes a la educación por parte de la

vida de estas hermanas y, sobre todo, por su labor en la ya mencionada varias veces a lo largo

de estas páginas, escuela experimental rosarina.

En primer lugar, nos parece interesante que el proceso de aprendizaje se haya

realizado a través de la experiencia, con un permanente contacto con la naturaleza, y con el

contexto en general y, además, con el arte como herramienta, cooperando en la realización de

las diversas actividades y permitiendo la expresión de los niños en varias formas.

En segundo término, hemos de rescatar muy positivamente según nuestra opinión el

hecho de que el conocimiento se haya transmitido de una manera integrada, y que no haya

existido una arbitraria fragmentación en áreas, como ocurre en la escuela tradicional.

Page 15: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

14

Otro de los aportes que nos han parecido destacables e innovadores, es el hecho de que

se hayan estimulado, a través de actividades, de manifestaciones artísticas y de experimentos,

los diferentes focos de interés, rescatando la individualidad y fomentando el desarrollo

personal desde edades muy tempranas.

Además, hemos valorizado la incorporación de un capital cultural, en general asociado

a las clases dominantes, por ser éstas las que lo reciben desde edades tempranas, en su

proceso de socialización primaria con la familia y, luego, con las escuelas a las que asisten.

En esta experiencia escolar en la ciudad de Rosario, muchos niños de condiciones más bien

humildes y cuya única forma de educación posible fuera quizás la escuela, pudieron tener

contacto con la música clásica, con los grandes artistas de la pintura y de la literatura,

pudieron entender y valorar las distintas corrientes artísticas y, los conocimientos adquiridos

durante su escolarización primaria, referidos al arte como así también a todos los demás

aspectos de la vida de un ciudadano, sirvieron como eje para resolver y encarar muchas

cuestiones de la vida adulta.

Al estar íntimamente relacionada con el barrio y la comunidad, esta experiencia ha

logrado revalorizar las actividades propias del entorno social, las que realizan los lugareños,

los vecinos, que muchas veces son los padres, tíos, hermanos o abuelos de los mismos

alumnos. Es notoria la intención de que la escuela esté en permanente interacción con el

barrio, la familia y la comunidad en general.

Como último aporte de esta experiencia, queremos destacar que los conocimientos que

se adquirían en la escuela eran compartidos con la comunidad, en una suerte de campaña

realizada por los alumnos, algunas veces de forma preventiva, otras sólo con un fin

informativo o, también, como capacitación sobre algún aprendizaje que pudiera ser útil para

los habitantes del lugar.

Habiendo resaltado hasta aquí nuestras conclusiones y apreciaciones más positivas

respecto de lo trabajado, pasaremos ahora a enumerar aquellos aspectos que han merecido una

crítica de nuestra parte.

La primera de ellas corresponde no sólo a la experiencia realizada por las hermanas

Cossettini en la provincia de Santa Fe desde mediados de los años ´30, sino que es una crítica

al escolanovismo en general. Luego de haber debatido sobre sus fundamentos y objetivos,

creemos que, si bien todas las corrientes de lo que, en conjunto, se ha dado en llamar Escuela

Nueva tienen en común su desencanto y su oposición a la pedagogía tradicional, en ningún

momento cuestionan o muestran intención de modificar el orden social establecido, por lo

cual consideramos que no incorporan una visión crítica de la realidad, donde puedan, por

ejemplo, analizarse el por qué de las desigualdades o la existencia de modelos alternativos.

Page 16: Hermanas Cossettini

María Paula Celestino Adrián Diego Fornasari María Celeste Rosso

15

A pesar de poner énfasis en la importancia otorgada al alumno como individuo, a la

libertad de expresión, al dialogo dentro de la institución, la asimetría en las relaciones se

mantiene, igual que sucede con la escuela tradicional, aunque esto no ocurra, quizá, a través

de la implementación de un sistema disciplinario estricto, o de la aplicación de sanciones ante

la conducta no esperada, o que no se considere al educando simplemente como tabula rasa.

Esta asimetría la hemos observado tanto en la relación docente-alumnos como así también en

las diferencias jerárquicas entre los docentes y directivos de la escuela. En uno y en otro

modelo, en la pedagogía tradicional y en el escolanovismo, esta relación no es simétrica.

En tercer lugar, queremos resaltar que la experiencia de las hermanas Cossettini sólo

se suscribió a la que se conoció como “la escuela de la señorita Olga”, dejándonos sin saber

qué hubiera pasado si este modelo se diseminaba por un número mayor de escuelas, de

diferentes contextos y con distintos alumnos y docentes.

Otro punto a destacar de nuestra crítica está constituido por las fuentes en las que

basamos nuestro trabajo, todas ellas secundarias. Estas fuentes, ya sean monografías,

películas, informes de centros de investigación, libro o publicaciones, sólo marcan opiniones

positivas respecto de la experiencia escolanovista de las hermanas en cuestión. Esto sería

ideal y gratificante pero, sin embargo, no podemos dejar de interrogarnos acerca de si esto fue

real o bien el material, sobre todo el documental, tiene cierto sesgo a favor de destacar las

cualidades positivas de lo ocurrido y no explicando, entonces, todo lo negativo.

Como última crítica hemos considerado, para decirlo de manera breve, el contraste al

que se enfrenta un alumno al entrar o salir de esta escuela. No es nuestra intención

culpabilizar a las protagonistas ni cuestionar el modelo, simplemente, marcamos que existen

enormes diferencias entre los modos de aprendizaje de esta escuela experimental y los que

implementa una escuela tradicional, por lo cual la adaptación es dificultosa. El final de la

película que tomamos como fuente narra el pasaje a la secundaria de todos estos niños que,

durante sus estudios primarios, aprendieron de modo integral, expresándose y no oyendo el

estridente sonido de un timbre o campana, pero que, luego, tuvieron que insertarse, a gusto o

no, en el modelo educativo tradicional.

Para terminar este trabajo expondremos tres interrogantes que nos han quedado

pendientes de respuesta y que, seguramente, nos motivarán a seguir buscándola. En primer

lugar, ¿en qué medida la forma de incorporar conocimiento en este modelo permitió la

adaptación de los alumnos a la sociedad una vez que fueron adultos? Luego, ¿cómo

respondería la Escuela Activa ante un alumno que no se adapta a las expectativas escolares?

Y, por último, si aquí se respeta la individualidad y el desarrollo de la personalidad, ¿qué

pasaría si un estudiante se aparta o se desvía de lo socialmente establecido?