Harvey Clacso

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  • 8/11/2019 Harvey Clacso

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    El nuevo imperialismo : acumulacin por desposesin Titulo

    Harvey, David - Autor/a; Autor(es)

    Socialist register 2004 (enero 2005). Buenos Aires : CLACSO, 2005. En:

    Lugar

    CLACSO Editorial/Editor

    2005 Fecha

    Coleccin

    Riqueza; Propiedad; Imperialismo; Capitalismo; Capital; Temas

    Artculo Tipo de documento

    "http://biblioteca.clacso.org.ar/clacso/se/20130702120830/harvey.pdf" URL

    Reconocimiento-No Comercial-Sin Derivadas CC BY-NC-ND

    http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es

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    EL NUEVO IMPERIALISMO:

    AC U M U L ACIN POR DESPOSESIN *

    DAV I D HA RV E Y

    L

    a larga supervivencia del capitalismo, a pesar de sus mltiples crisis yreorganizaciones y de los presagios acerca de su inminente derrota pro-

    venientes tanto de la izquierda como de la derecha, es un misterio querequiere aclaracin.Henry Lefebvre pensaba que haba encontrado la clavedel mismo, en su famosa idea de que el capitalismo sobrevive a travs de laproduccin del espacio, pero no explic exactamente cmo suceda esto1.Tanto Lenin como Rosa Luxemburgo, por razones muy distintas, y utili-zando tambin diferentes argumentos, consideraban que el imperialismo

    una forma determinada de produccin del espacio era la respuesta alenigma,aunque ambos planteaban que esta solucin estaba acotada por suspropias contradicciones.

    En los 70 trat de abordar el problema mediante el anlisis de los ajus-tes espacio-temporales y de su rol en las contradicciones internas de la

    acumulacin de capital2

    . Este argumento slo tiene sentido en relacin conla tendencia del capitalismo a producir crisis de sobreacumulacin, la cualpuede entenderse tericamente mediante la nocin de cada de la tasa deganancia de Marx3. Estas crisis se expresan como excedentes de capital y defuerza de trabajo que coexisten sin que parezca haber manera de que pue-dan combinarse de forma rentable a efectos de llevar a cabo tareas social-

    * Traducido por Ruth Felder.

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    mente tiles. Si no se producen devaluaciones sistmicas (e incluso la des-truccin) de capital y fuerza de trabajo, deben encontrarse maneras deabsorber estos excedentes. La expansin geogrfica y la reorganizacinespacial son opciones posibles.Pero stas tampoco pueden divorciarse de losajustes temporales, ya que la expansin geogrfica a menudo implica inver-siones de largo plazo en infraestructuras fsicas y sociales (por ejemplo, enredes de transporte y comunicaciones, educacin e investigacin) cuyovalor tarda muchos aos en realizarse a travs de la actividad productiva ala que contribuyen.

    Desde los 70 el capitalismo global ha experimentado un problema cr-

    nico y duradero de sobreacumulacin. Considero que los datos empricosrecopilados por Robert Brenner para documentar este tema son, en gene-ral, convincentes4. Por mi parte, interpreto la volatilidad del capitalismointernacional durante estos aos en trminos de una serie de ajustes espa-cio-temporales que han fracasado, incluso en el mediano plazo, para afron-tar los problemas de sobreacumulacin. Como plantea Peter Gowan, fue atravs de la orquestacin de tal volatilidad que Estados Unidos (EUA) buscpreservar su posicin hegemnica en el capitalismo global5. En consecuen-cia,el viraje reciente hacia un imperialismo abierto respaldado por la fuer-za militar norteamericana puede entenderse como un signo del debilita-miento de su hegemona frente a las serias amenazas de recesin y deva-

    luacin generalizada en el pas, que contrasta con los diversos ataques dedevaluacin infligidos previamente en otros lugares (Amrica Latina en los80 y primeros aos de los 90, y las crisis an ms serias que consumieronal Este y Sudeste asitico en 1997 y que luego hundieron a Rusia y a partede Latinoamrica). Pero tambin quiero plantear que la incapacidad de acu-mular a travs de la reproduccin ampliada sobre una base sustentable hasido acompaada por crecientes intentos de acumular mediante la despose-sin6. Esta, segn mi conclusin, es la marca de lo que algunos llaman elnuevo imperialismo7.

    EL AJUSTE ESPACIO-TEMPORAL Y SUS CONTRADICCIONES

    La idea bsica del ajuste espacio-temporal es bastante simple. La sobrea-cumulacin en un determinado sistema territorial supone un excedente detrabajo (creciente desempleo) y excedente de capital (expresado como unasobreabundancia de mercancas en el mercado que no pueden venderse sinprdidas,como capacidad productiva inutilizada,y/o excedentes de capital-dinero que carecen de oportunidades de inversin productiva y rentable).Estos excedentes pueden ser absorbidos por: (a) el desplazamiento tempo-

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    ral a travs de las inversiones de capital en proyectos de largo plazo o gas-tos sociales (tales como educacin e investigacin),los cuales difieren haciael futuro la entrada en circulacin de los excedentes de capital actuales; (b)desplazamientos espaciales a travs de la apertura de nuevos mercados,nue-vas capacidades productivas y nuevas posibilidades de recursos y de trabajoen otros lugares; o (c) alguna combinacin de (a) y (b).

    La combinacin de (a) y (b) es particularmente importante cuando ana-lizamos el capital fijo independiente inmovilizado en el ambiente construi-do. Este brinda las infraestructuras fsicas necesarias para que la produccin

    y el consumo se realicen en el espacio y el tiempo (desde los parques indus-

    triales, puertos y aeropuertos, sistemas de transporte y comunicaciones,hasta la provisin de agua y cloacas, vivienda, hospitales y escuelas).Claramente, no es ste un sector menor de la economa, y es capaz deabsorber ingentes cantidades de capital y trabajo, particularmente en con-diciones de rpida expansin e intensificacin geogrfica.

    La reasignacin de los excedentes de capital y trabajo hacia estas inver-siones requiere de la mediacin de las instituciones financieras y/o estata-les capaces de generar crdito. Se crea una cantidad de capital ficticioquepuede trascender el consumo actual para asignarse a proyectos futuros,como construccin o educacin, que revigorizan la economa (tal vezincluyendo el aumento de la demanda del excedente de mercancas como

    camisas y zapatos por parte de los maestros y trabajadores de la construc-cin)8. Si los gastos en el ambiente construido o las mejoras sociales prue-ban ser productivos (es decir, facilitan a futuro formas ms eficientes de acu-mulacin de capital) los valores ficticios se amortizan (ya sea directamentea travs de la deuda o indirectamente en forma de mayores ingresos porimpuestos que permitan pagar la deuda pblica).Si no,la sobreacumulacinde valor en el ambiente construido o en la educacin puede manifestarseen devaluaciones de estos activos (viviendas, oficinas, parques industriales,aeropuertos, etc.) o en dificultades en el pago de la deuda estatal originadaen la infraestructura fsica o social (crisis fiscal del estado).

    El rol de este tipo de inversiones en la estabilizacin y desestabilizacin

    del capitalismo ha sido significativo. Me refiero, por ejemplo, a que el ori-gen de la crisis de 1973 fue el colapso mundial de los mercados inmobilia-rios (comenzando con el Herstatt Bank en Alemania que arrastr alFranklin National en EUA), seguido casi inmediatamente por la virtualbancarrota de la ciudad de NuevaYork en 1975 (un caso clsico de gastossociales que superan a los impuestos); a que la dcada de estancamiento enJapn iniciada a principios de los 90 comenz con el colapso de la burbu-ja especulativa en tierras,propiedades y otros activos,que puso en riesgo al

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    conjunto del sistema bancario; a que el comienzo del colapso asitico de1997 fue el estallido de la burbuja de propiedad en Tailandia e Indonesia; ya que el impulso ms importante para las economas estadounidense y bri-tnica,luego del inicio de la recesin generalizada en todos los otros secto-res,a partir de mediados de 2001,ha sido el vigor especulativo sostenido delos mercados inmobiliarios. Desde 1998 los chinos han mantenido el cre-cimiento de su economa y trataron de absorber el excedente de trabajo (ycontrolar la amenaza de descontento social) mediante inversiones en mega-proyectos que empequeecen la ya enorme Represa de las Tres Gargantas(8.500 millas de nuevos ferrocarriles, autopistas y proyectos urbansticos,

    masivos trabajos de ingeniera para desviar el agua desde el ro Yangtze alAmarillo,nuevos aeropuertos,etc.) financiadas con endeudamiento. Resultamuy sorprendente que la mayora de los anlisis de la acumulacin de capi-tal (incluido el de Brenner) ignoren completamente estos temas, o los tra-ten como epifenmenos.

    El trmino fix* tiene un doble sentido. Por un lado, una cierta porcindel capital total queda literalmente fijada en alguna forma fsica por untiempo relativamente largo (dependiendo de su duracin fsica y econmi-ca). Los gastos sociales tambin se territorializan y se mantienen geogrfi-camente inmviles a travs del compromiso estatal (sin embargo, no voy aconsiderar explcitamente la infraestructura social ya que el tema es com-plejo y requerira demasiado espacio). Parte del capital fijo es geogrfica-mente mvil (como la maquinaria que puede ser desplazada fcilmente desus localizaciones originales y llevada a otros lugares) pero el resto est fija-do de modo tal que no puede ser movido sin ser destruido. Los aviones sonmviles, pero los aeropuertos a los que estos vuelan no.

    El ajusteespacio-temporal,por otra parte, es una metfora de las solu-ciones a las crisis capitalistas a travs del aplazamiento temporal y la expan-sin geogrfica. La produccin del espacio, la organizacin de nuevas divi-siones territoriales de trabajo, la apertura de nuevos y ms baratos comple-jos de recursos, de nuevos espacios dinmicos de acumulacin de capital yde penetracin de relaciones sociales y arreglos institucionales capitalistas(reglas contractuales y esquemas de propiedad privada) en formaciones

    sociales preexistentes brindan diversos modos de absorber los excedentes decapital y trabajo existentes. Sin embargo, estas expansiones, reorganizacio-nes y reconstrucciones geogrficas a menudo amenazan los valores fijadosen un sitio que an no han sido realizados.Vastas cantidades de capital fijoen un sitio actan como una carga para la bsqueda de un ajuste espacial

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    * N. de la T.:expresin intraducible. En la versin original,la palabra fix es utilizadacomo ajuste y como fijo.

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    en otro lugar. Los valores de los activos fijos que constituyen la ciudad deNueva York no eran ni son triviales, y la amenaza de devaluacin masivaocurrida en 1975 (y nuevamente en 2003) era (y es) vista por muchoscomo un gran peligro para el futuro del capitalismo. Si el capital se muevede all, deja detrs una estela de devastacin (la experiencia de desindus-trializacin de los 70 y 80 en los centros econmicos del capitalismo comoPittsburgh y Sheffield, as como en muchas otras partes del mundo, comoBombay, ilustra esta cuestin). Por otra parte, si el capital sobreacumuladono puede o no quiere moverse, permanece para ser directamente devalua-do. Usualmente ofrezco el siguiente argumento resumido de este proceso:

    el capital, en su proceso de expansin geogrfica y desplazamiento tempo-ral que resuelve las crisis de sobreacumulacin a la que es proclive, creanecesariamente un paisaje fsico a su propia imagen y semejanza en unmomento, para destruirlo luego. Esta es la historia de la destruccin creati-va (con todas sus consecuencias sociales y ambientales negativas) inscriptaen la evolucin del paisaje fsico y social del capitalismo.

    Generalmente surge otra serie de contradicciones dentro de la dinmi-ca de las transformaciones. Si existen excedentes de capital y de fuerza detrabajo dentro de un territorio determinado (como por ejemplo un estadonacin) que no pueden ser absorbidos internamente (ya sea mediante ajus-tes geogrficos o gastos sociales), deben ser enviados a otro lugar a fin de

    encontrar un nuevo terreno para su realizacin rentable para no ser deva-luados. Esto puede suceder de varias maneras. Pueden encontrarse otrosmercados para el excedente de mercancas. Pero los espacios a los que seenvan los excedentes deben poseer reservas de oro o dinero (por ejemplo,dlares) o bienes intercambiables como medios de pago. Los excedentes demercancas egresan a cambio del ingreso de dinero o mercancas. El pro-blema de la sobreacumulacin se alivia slo en el corto plazo, ya que se tratameramente de un cambio del excedente de mercancas por dinero o porotra forma-mercanca, aunque en el caso de que el cambio se realice enmaterias primas u otros insumos ms baratos es posible aliviar temporaria-mente la presin a la baja de la tasa de ganancia en el lugar. Si el territorio

    no posee reservas o mercancas para intercambiar, debe hallarlas (como fueel caso en el que Gran Bretaa forz a India a hacerlo, abriendo el comer-cio de opio con China en el siglo XIX y extrayendo el oro chino a travsdel comercio hind) o debe recibir crdito o asistencia.En este ltimo caso,un territorio recibe el prstamo o la donacin del dinero con que comprarel excedente de mercancas generadas en el territorio en cuestin. Los bri-tnicos hicieron esto con Argentina en el siglo XIX,y durante la dcada delos 90 los excedentes comerciales japoneses fueron ampliamente absorbi-

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    dos mediante prstamos para EUA destinados a apoyar el consumismo quecompraba los bienes japoneses. Claramente, las transacciones mercantiles ycrediticias de este tipo pueden aliviar los problemas de sobreacumulacin,al menos en el corto plazo. Ellas funcionan muy bien en condiciones dedesarrollo geogrfico desigual en las que los excedentes disponibles en unterritorio se compensan por la falta de oferta en otro lugar. Pero simult-neamente, el recurso al sistema de crdito vuelve a los territorios vulnera-bles a los flujos de capital especulativo y ficticio, que pueden tanto estimu-lar como minar el desarrollo capitalista e inclusive, como sucedi reciente-mente, pueden ser usados para imponer salvajes devaluaciones en territo-

    rios vulnerables.La exportacin de capital, particularmente cuando esta va acompaada

    por la de fuerza de trabajo, opera de manera bastante diferente y frecuen-temente tiene efectos de ms largo plazo. En este caso, los excesos de capi-tal (por lo general capital-dinero) y trabajo son enviados a otros lugares paraponer en movimiento la acumulacin de capital en el nuevo espacio. Losexcedentes generados en Gran Bretaa en el siglo XIX encontraron sulugar en EUA y en las colonias en Sudfrica,Australia y Canad, creandonuevos centros dinmicos de acumulacin en estos territorios,lo cual gene-r una demanda de bienes britnicos.Dado que pueden transcurrir muchosaos para que el capitalismo madure en estos territorios (si es que alguna

    vez lo hace) y comience a producirse sobreacumulacin de capital, el pasde origen puede esperar beneficiarse por un perodo considerable comoresultado de este proceso. Este es el caso particular de los bienes que sedemandan en otros lugares como infraestructuras fsicas fijas (como porejemplo ferrocarriles y represas) requeridas como base para la futura acu-mulacin de capital. Pero la tasa de retorno de estas inversiones de largoplazo en el ambiente construido depende de la evolucin de una dinmicasostenida de acumulacin en el pas receptor. Gran Bretaa gui aArgentina en este camino durante la ltima parte del siglo XIX.EUA,a tra-vs del Plan Marshall para Europa (Alemania en particular) y Japn vio cla-ramente que su propia seguridad econmica (dejando de lado el aspecto

    militar asociado a la guerra fra) resida en la revitalizacin de la actividadcapitalista en estos lugares.Las contradicciones surgen porque los nuevos espacios dinmicos de

    acumulacin de capital terminan por generar excedentes que deben serabsorbidos a travs de la expansin geogrfica.A partir de fines de los 60,Japn y Alemania se transformaron en competidores de EUA, de modosimilar a como Norteamrica haba superado al capital britnico (y contri-buido a derrumbar su imperio) durante el siglo XX. Es interesante obser-

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    var el momento en el que el desarrollo interno fuerte desborda en la bs-queda de un ajuste espacio-temporal. Japn lo hizo durante los 60, prime-ro a travs del comercio, luego a travs de la exportacin de capital comoinversin directa en Europa y EUA,y ms recientemente a travs de inver-siones masivas (directas y de cartera) en el Este y Sudeste asitico, y final-mente a travs de los prstamos al exterior (particularmente a EUA).Coreadel Sur se volc repentinamente hacia el exterior en los 80, seguida casiinmediatamente por Taiwn en los 90.Ambos pases exportan no slo capi-tal financiero sino tambin algunas de las ms despiadadas prcticas deadministracin del trabajo que puedan imaginarse, como subcontratistas del

    capital multinacional alrededor del mundo (en Amrica Central, frica, yel resto del Sur y Este de Asia). Incluso los pases que han tenido xito ensu reciente adhesin al desarrollo capitalista tuvieron la urgente necesidadde encontrar un ajuste espacio-temporal para su capital sobreacumulado.Larapidez con la que ciertos territorios, como Corea del Sur, Singapur,Taiwn, y ahora tambin China, pasaron de ser receptores netos a exporta-dores netos, ha sido bastante asombrosa si se la compara con el ritmo mslento en perodos anteriores.As, estos territorios exitosos deben adaptarserpidamente a la presin interna de sus propios ajustes espacio-temporales.China, que absorbe excedentes en forma de inversin extranjera directa deJapn, Corea y Taiwn, est reemplazando rpidamente a estos pases en

    muchas lneas de produccin y exportaciones (particularmente las de bajovalor agregado e intensivas en trabajo, aunque prontamente est avanzandoen la produccin de mercancas de mayor valor agregado).El exceso gene-ralizado de capacidad identificado por Brenner puede desagregarse en unaserie expansiva de ajustes espacio-temporales,en el Sur y el Este de Asia enprimer lugar, adicionalmente en Amrica Latina Brasil,Mxico y Chile enparticular, acompaados ahora por Europa oriental.Y en una sugerentereversin, explicable en buena medida por el rol del dlar como monedade reserva global que confiere el poder de seoreaje, EUA,con el enormecrecimiento de su deuda, ha absorbido los capitales excedentes del Este ySudeste asitico principalmente y tambin de otros lugares9.

    El resultado adicional, sin embargo, es la competencia intern a c i o n a l ,q u ese intensifica crecientemente a medida que surgen mltiples centros din-micos de acumulacin de capital que compiten en el escenario mu n d i a l ,e nun marco de fuertes corrientes de sobreacumulacin. Como no todos pue-den tener xito a largo plazo, o bien los ms dbiles sucumben y caen enserias crisis de devaluacin, o bien estallan confrontaciones geopolticasexpresadas a travs de guerras comerci al es ,m o n e ta rias o incluso militares (delas que produjeron dos guerras mundiales entre las potencias capitalistas en

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    el siglo XX).En este caso, lo que se exporta es la devaluacin y la destruc-cin (por ejemplo, aquella que las instituciones financieras estadounidensesindujeron en el Este y Sudeste asitico en 1997-1998), y los ajustes espacio-temporales asumen formas mucho ms siniestras. Para entender cmo ocu-rre esto, es necesario destacar algunos otros aspectos de este proceso.

    CONTRADICCIONES INTERNAS

    En la Filosofa del Derecho, Hegel plantea cmo la dialctica interna de lasociedad burguesa,mediante la produccin de sobreacumulacin de rique-

    za en un extremo y una muchedumbre de indigentes en el otro, lleva a bus-car soluciones a travs del comercio y las prcticas coloniales e imperiales.Rechaza,por otra parte, la idea de que sea posible resolver los problemas dedesigualdad social e inestabilidad a travs de mecanismos internos de redis-tribucin10. Lenin cita a Cecil Rhodes para decir que el colonialismo y elimperialismo son las nicas formas posibles de evitar la guerra civil11. Lasrelaciones y la lucha de clase dentro de una formacin social territorial-mente circunscripta impulsan a la bsqueda de ajustes espacio-temporalesen otros lugares.

    En este sentido, es interesante la evidencia de finales del siglo XIX.Joseph Chamberlain (apodado Joe, el radical) se identificaba estrecha-

    mente con los intereses manufactureros de Birmingham, y en principio seopona al imperialismo (durante las guerras afganas de la dcada de 1850).Se dedic a la reforma educativa y a la mejora de las infraestructuras fsicasy sociales para la produccin y el consumo en su ciudad natal. Pensaba queesto ofreca una salida para la produccin de los excedentes que en el largoplazo sera redituable. Figura importante dentro del movimiento liberalconservador, fue un observador directo de la creciente oleada de lucha declases en Gran Bretaa. En 1885 pronunci un discurso en el que convo-caba a las clases propietarias a reconocer sus responsabilidades sociales (amejorar las condiciones de vida de los menos favorecidos y a invertir eninfraestructuras sociales y fsicas en nombre del inters nacional) ms all de

    la estricta promocin de sus derechos individuales como propietarios. Elescndalo que origin entre estas clases lo forz a retractarse, y desde esemomento se convirti en el defensor ms ardiente del imperialismo (alfinal, como el Secretario Colonial que llev a Gran Bretaa al desastre della guerra de los Boers). Pero esta trayectoria era bastante comn para lapoca. Jules Ferry en Francia, otro defensor ardiente de la reforma interna,particularmente la reforma educativa durante la dcada de 1860, asumi ladefensa del colonialismo luego de la Comuna de 1871 (llevando a Francia

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    al atolladero del Sudeste asitico que culmin en la derrota de Dien Bien-Phu en 1954);Francesco Crispi trat de resolver el problema de la tierra enel Sur de Italia a travs de la colonizacin de frica; y hasta TheodoreRoosevelt en EUA prioriz las polticas imperiales por sobre las reformasinternas, luego de que Frederic Jackson Turner declarara, errneamente, almenos en lo que hace a las oportunidades de inversin,que la frontera esta-dounidense estaba cerrada12.

    En todos estos casos, el viraje hacia una forma liberal de imperialismo(asociada a una ideologa de progreso y a una misin civilizatoria) no resul-t de imperativos econmicos absolutos sino de la falta de voluntad polti-

    ca de la burguesa para resignar alguno de sus privilegios de clase, blo-queando as la posibilidad de absorber la sobreacumulacin mediante lareforma social interna. Actualmente, la fuerte oposicin por parte de lospropietarios del capital a cualquier poltica de redistribucin o de mejorasocial interna en EUA no deja otra opcin que mirar al exterior para resol-ver sus dificultades econmicas.Este tipo de polticas de clase internas for-zaron a muchos poderes europeos a mirar al exterior para resolver sus pro-blemas entre 1884 y 1945,y esto imprimi su particular tonalidad a las for-mas que adopt entonces el imperialismo europeo. Muchas figuras libera-les e incluso radicales se volvieron imperialistas orgullosos durante estosaos, y buena parte del movimiento obrero se persuadi de que deba apo-

    yar el proyecto imperial como un elemento esencial para su bienestar. Estorequiri, sin embargo, que los intereses burgueses comandaran ampliamen-te las polticas estatales, los aparatos ideolgicos y el poder militar. En miopinin, Hannah Arendt interpreta este imperialismo eurocntrico correc-tamente como la primera etapa del dominio poltico de la burguesa y nola ltima fase del capitalismo, como haba sido descripta por Lenin13. Hede considerar esta idea con ms detalle en la conclusin.

    MEDIACIONES INSTITUCIONALES PARA LA PROYECCINDEL PODER EN EL ESPACIO

    En un artculo reciente, Jeffrey Henderson seala que la diferencia entreTaiwn y Singapur (ambos pases escaparon de la crisis de 1997-98 relati-vamente ilesos exceptuando la devaluacin de la moneda) y Tailandia eIndonesia (que sufrieron un colapso econmico y poltico casi total) seexplica por las diferencias en el estado y las polticas financieras14. Los pri-meros se mantuvieron aislados de flujos especulativos en sus mercadosinmobiliarios y financieros a travs de fuertes controles estatales, mientrasque los ltimos no lo hicieron.Las diferencias de este tipo sin duda impor-

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    tan. La forma que asumen las instituciones mediadoras es la de producto-ras, a la vez que producto, de la dinmica de la acumulacin de capital.

    Claramente, tanto el patrn de turbulencia en las relaciones entre poderestatal, supraestatal y financiero como la dinmica ms general de la acu-mulacin de capital (a travs de la produccin y devaluaciones selectivas)han sido uno de los ms claros y ms complejos elementos en la narrativadel desarrollo geogrfico desigual y de la poltica imperialista del perodoiniciado en 197315. Pienso que Gowan tiene razn cuando ve la reestructu-racin radical del capitalismo internacional como una serie de apuestas porparte de EUA para tratar de mantener su posicin hegemnica en la esce-

    na econmica internacional frente a Europa, Japn, y ms tarde frente alEste y Sudeste de Asia16. Esto comenz durante la crisis de 1973, con ladoble estrategia de Nixon basada en altos precios del petrleo y desregula-cin financiera.Entonces,los bancos estadounidenses recibieron el derechoexclusivo de reciclar las grandes cantidades de petrodlares que se estabanacumulando en la regin del Golfo. Esta actividad financiera, que volvi acentrarse en EUA, junto con la desregulacin del sector financiero dentrode este pas, ayud a rescatar a NuevaYork de su crisis econmica local. Secre un poderoso rgimen financiero basado en Wall Street y la ReservaFederal17 con poder de control sobre las instituciones financieras globales(tales como el FMI) capaz de hacer y deshacer muchas economas ms

    dbiles a travs de la manipulacin del crdito y de las prcticas de admi-nistracin de la deuda.Segn el argumento de Gowan,este rgimen mone-tario y financiero fue usado por sucesivas administraciones norteamericanascomo un formidable instrumento de gobernanza y control econmicopara impulsar el proceso de globalizacin y las transformaciones nacionalesneoliberales asociadas al mismo. El rgimen se desarroll a travs de lascrisis.El FMI cubre el riesgo y asegura que los bancos estadounidenses nopierdan (los pases pagan mediante ajustes estructurales, etc.) y la fuga decapitales provenientes de crisis localizadas en el resto del mundo terminareforzando el poder de Wall Street18. Como efecto de esto, el poder eco-nmico norteamericano se ha proyectado hacia el exterior (en alianza con

    otros,siempre que fuera posible);se ha forzado la apertura de los mercados,particularmente los de capital y de flujos financieros (actualmente un requi-sito para integrar el FMI) y se han impuesto otras prcticas neoliberales(culminando con la OMC) sobre buena parte del resto del mundo.

    Hay dos cuestiones a destacar en este sistema. Primero, el libre comer-cio de mercancas suele describirse como la apertura del mundo a unacompetencia libre y abierta. Pero este argumento es desmentido, tal comoLenin lo haba sealado mucho tiempo atrs, por el poder monoplico u

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    oligoplico (ya sea en la produccin o en el consumo). Por ejemplo, EUAha utilizado repetidamente el cierre del acceso a su enorme mercado comoarma para forzar a otras naciones a cumplir con sus deseos. El caso msreciente (y burdo) de esta lnea argumental lo ofreci Robert Zoellick, elactual Secretario de Comercio, al plantear que si Lula, el presidente electode Brasil por el Partido de los Trabajadores (PT), no se alinea con los pla-nes de libre mercado para Amrica, entonces su pas se vera forzado aexportar a la Antrtida19.Taiwan y Singapur fueron forzados a adherir a laOMC y, consecuentemente,a abrir sus mercados financieros al capital espe-culativo frente a las amenazas norteamericanas de negarles acceso a su mer-

    cado.Ante la insistencia de la Reserva Federal, Corea del Sur fue obligadaa actuar en igual sentido como condicin para obtener el salvataje del FMIen 1998. EUA planea ahora agregar una clusula de compatibilidad finan-ciera institucional para otorgar donaciones con contrapartida a pasespobres. En materia productiva, los oligopolios localizados mayoritariamen-te en las regiones capitalistas centrales controlan efectivamente la produc-cin de semillas, fertilizantes,productos electrnicos,programas de compu-tacin, productos farmacuticos y productos del petrleo, entre muchosotros. En estas condiciones, la mayor apertura mercantil no ampla la com-petencia sino que slo crea oportunidades para la proliferacin de los pode-res monoplicos con todas sus consecuencias sociales,ecolgicas,econmi-

    cas y polticas.El hecho de que casi dos tercios del comercio exterior actualse concentren en transacciones dentro de y entre las mayores corporacio-nes transnacionales es un indicador de esta situacin. Existe consenso entrelos analistas acerca de que en el Sur y Este de Asia algo aparentemente tanbenigno como la Revolucin Verde ha acompaado el incremento del pro-ducto agrcola con una considerable concentracin de riqueza en el sectoragrario y con mayores niveles de dependencia respecto de insumos mono-polizados. La penetracin de las empresas tabacaleras estadounidenses en elmercado chino compensa las prdidas que estas tienen en su propio merca-do y seguramente generar una crisis de salud pblica en China en las pr-ximas dcadas. En este sentido, que el neoliberalismo implica una compe-

    tencia abierta antes que un control monoplico o competencia limitadadentro de estructuras oligoplicas es una idea fraudulenta que, como decostumbre, el fetichismo de la libertad de mercado enmascara. El librecomercio no significa comercio justo.

    Como lo reconocen algunos de sus defensores, hay tambin una grandiferencia entre el libre comercio de mercancas y la libertad de movi-miento para el capital financiero20. Esto plantea inmediatamente el proble-ma de qu clase de libertad de mercado es aquella de la que se est hablan-

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    do.Algunos, como J. Bhagwati, defienden ardientemente el libre comerciode mercancas pero se resisten a aceptar que este necesariamente deba apli-carse a los flujos financieros.La dificultad aqu es la siguiente. Por una parte,los flujos de crdito son vitales para las inversiones productivas y para lasreasignaciones de capital de una lnea o lugar de produccin a otros.Tambin juegan un papel importante al facilitar el balance de las necesida-des de consumo de vivienda, por ejemplo con las actividades producti-vas en los mercados mundiales espacialmente desagregados por la existen-cia de excedentes en algunos lugares y dficit en otros.Al respecto, el siste-ma financiero, con o sin participacin estatal, es crtico para coordinar la

    dinmica de la acumulacin de capital a travs del desarrollo geogrficodesigual. Pero el capital financiero abarca tambin una gran cantidad deactividad improductiva en la que el dinero se usa simplemente para obte-ner ms dinero mediante la especulacin en mercancas futuras, valoresmonetarios, deuda y dems. Cuando se dispone de grandes cantidades decapital para estos fines, los mercados abiertos de capital se vuelven vehcu-los para la actividad especulativa, parte de la cual se transforma en profec-as autocumplidas, como lo hemos visto durante los 90 en los casos de laspunto.comy las burbujas de la bolsa de valores, o los fondos especulati-vos de cobertura (hedge funds), que contaban con billones de dlares a sudisposicin, y forzaron la bancarrota de Indonesia y Corea del Sur sin que

    importara la fortaleza de su economa real. Buena parte de lo que pasa enWall Street no tiene nada que ver con facilitar las inversiones en activida-des productivas. Es puramente especulativo (de aqu las descripciones decapitalismo casino,depredador y hasta buitre es el caso de la deba-cle de Long Term Capital Management que necesit de un salvataje de u$s2.300 millones, lo que nos recuerda que la especulacin puede fallar fcil-mente).Esta actividad tiene un fuerte impacto sobre la dinmica general dela acumulacin de capital. Sobre todo, facilit que el poder poltico y eco-nmico volviera a centrarse primariamente en EUA y en los mercadosfinancieros de otros pases centrales (Tokio, Londres, Frankfurt).

    El modo en que esto ocurre depende de la forma dominante de las

    alianzas de clase de los pases centrales,las relaciones de fuerza entre ellas enla negociacin de los acuerdos internacionales (la nueva arquitectura finan-ciera internacional implementada luego de 1997-98 para reemplazar aldenominado Consenso de Washington-CW de mediados de los 90) y lasestrategias poltico-econmicas puestas en marcha por los agentes domi-nantes con respecto del capital excedente. El surgimiento de un complejoWall Street-Reserva Federal-FMI dentro de EUA,capaz de controlar lasinstituciones globales y de proyectar un vasto poder financiero alrededor

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    del mundo mediante una red de otras instituciones financieras y guberna-mentales, ha jugado un rol determinante y problemtico en la dinmica delcapitalismo global en los aos recientes. Pero este centro de poder slopuede operar del modo en que lo hace porque el resto del mundo estinterconectado y efectivamente enganchado en un marco estructurado deinstituciones financieras y gubernamentales (incluyendo las supranaciona-les). De aqu la importancia de la colaboracin entre, por ejemplo, bancoscentrales de las naciones del G7 y de los diversos acuerdos internacionales(temporarios en el caso de las estrategias monetarias y ms permanentes enel caso de la OMC) diseados para afrontar dificultades especficas21.Y si el

    poder de mercado no es suficiente para alcanzar determinados objetivos ypara poner en caja a los elementos recalcitrantes o estados canallas (roguestates),est disponible el inigualable poder militar estadounidense (abierto oencubierto).

    Este complejo de acuerdos institucionales debe,en el mejor de los mun-dos capitalistas posibles,ponerse en marcha para sostener y apoyar la repro-duccin ampliada (crecimiento). Pero, de modo similar a lo que sucede conla guerra en relacin con la diplomacia, la intervencin del capital finan-ciero respaldada por el poder estatal frecuentemente puede volverse acu-mulacin por otros medios. Una alianza non sancta entre los poderes estata-les y los aspectos depredadores del capital financiero forma la punta de lanza

    de un capitalismo de rapia dedicado a la apropiacin y devaluacin deactivos,ms que a su construccin a travs de inversiones productivas. Pero,cmo debemos interpretar estos otros medios de acumulacin o deva-luacin?

    ACUMULACIN POR DESPOSESIN

    En La acumulacin del capital, Luxemburgo presta atencin al carcterdual de la acumulacin de capital:

    De un lado tiene lugar en los sitios de produccin de la plusvala en la fbri-

    ca, en la mina, en el fundo agrcola y en el mercado de mercancas.Considerada as, la acumulacin es un proceso puramente econmico, cuyafase ms importante se realiza entre los capitalistas y los trabajadores asalaria-dos Pa z ,p ropiedad e igualdad reinan aqu como formas, y era menester ladialctica afilada de un anlisis cientfico para descubrir cmo en la acumu-lacin el derecho de propiedad se convierte en apropiacin de propiedadajena, el cambio de mercancas en explotacin, la igualdad en dominio declases. El otro aspecto de la acumulacin del capital se realiza entre el capi-

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    tal y las formas de produccin no capitalistas.Este proceso se desarrolla en laescena mundial.Aqu reinan como mtodos la poltica colonial, el sistema deemprstitos internacionales, la poltica de intereses privados, la guerra.Aparecen aqu, sin disimulo, la violencia, el engao, la opresin y la rapia.Por eso cuesta trabajo descubrir las leyes severas del proceso econmico enesta confusin de actos polticos de violencia, y en esta lucha de fuerzas.

    Estos dos aspectos de la acumulacin, segn su argumento, estn org-nicamente vinculados y la evolucin histrica del capitalismo slo puedeser comprendida si los estudiamos conjuntamente22.

    La teora general de la acumulacin de capital de Marx se basa en ciertossupuestos iniciales cruciales que,en trminos generales, coinciden con los dela economa poltica clsica y que excluyen los procesos de acumulacin ori-ginaria. Estos supuestos son: mercados competitivos que funcionan libremen-te con acuerdos institucionales que garantizan la propiedad privada, el indi-vidualismo jurdico, la libertad de contratar, y estructuras legales y guberna-mentales apropiadas garantizadas por un estado facilitador, el cual tambinasegura la integridad del dinero como reserva de valor y como medio de cir-culacin. El rol del capitalista como productor e intercambiador de mercan-cas est establecido,y la fuerza de trabajo se ha convertido en una mercancaque generalmente se intercambia por su valor. La acumulacin primitiva uoriginaria ya ha ocurrido, y la acumulacin se desarrolla como reproduc-

    cin ampliada (a travs de la explotacin del trabajo vivo en la produccin)dentro de una economa cerrada que opera en condiciones de paz, propie-dad e igualdad. Estos supuestos nos permiten ver qu pasara si el proyectoliberal de la economa poltica clsica o, en nuestro tiempo, el proyecto neo-liberal de los economistas neoclsicos, se realizara. La brillantez del mtododialctico de Marx es mostrar que la liberalizacin mercantil el credo de losliberales y neoliberales no producir un estado de armona en el que todosestarn mejor, sino que producir mayores niveles de desigualdad social,comode hecho ha sucedido durante los ltimos treinta aos de neoliberalismo,par-ticularmente en pases como Gran Bretaa y EUA, que se atuvieron msestrechamente a esta lnea poltica. Marx predice que tambin producir cre-

    ciente inestabilidad, la cual culminar en crisis crnicas de sobreacumulacindel tipo de la que ahora estamos presenciando.La desventaja de estos supuestos es que relegan la acumulacin basada

    en la depredacin,el fraude y la violencia a una etapa originariaque dejade ser considerada relevante, o, como en el caso de Luxemburgo, es vistacomo algo exterioral sistema capitalista.Una revisin general del rol per-manente y de la persistencia de prcticas depredadoras de acumulacinprimitiva u originaria a lo largo de la geografa histrica de la acumu-

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    lacin de capital resulta muy pertinente, tal como lo han sealado recien-temente muchos analistas23. Dado que denominar primitivo u origina-rio a un proceso en curso parece desacertado, en adelante voy a sustituirestos trminos por el concepto de acumulacin por desposesin.

    Una mirada ms atenta de la descripcin que hace Marx de la acumula-cin originaria revela un rango amplio de procesos. Estos incluyen la mercan-tilizacin y privatizacin de la tierra y la expulsin forzosa de las poblacionescampesinas; la conversin de diversas formas de derechos de propiedadcomn,colectiva ,e s t a t a l ,e t c. en derechos de propiedad exclusivos; la supre-sin del derecho a los bienes comunes; la transformacin de la fuerza de tra-

    bajo en mercanca y la supresin de formas de produccin y consumo alter-nativas; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiacin deactivos,inc lu yendo los recursos naturales; la monetizacin de los intercambiosy la recaudacin de impuestos,particularmente de la tierra; el trfico de escla-vos; y la usura, la deuda pblica y, finalmente, el sistema de crdito. El estado,con su monopolio de la violencia y sus definiciones de legalidad, juega un rolcrucial al respaldar y promover estos procesos. Hay evidencia considerable,como lo sugiere Marx y lo confirma Braudel,de que la transicin al desarro-llo capitalista estuvo ampliamente supeditada al apoyo del estado apoyo deci-dido en el caso de Gran Bretaa,dbil en Francia y fuertemente negativo hastahace muy poco tiempo en China24. La referencia al carcter reciente del vira-

    je hacia la acumulacin originaria en China indica que se trata de un proce-so en curso; y existen fuertes evidencias de que el estado y la poltica han juga-do un rol crtico en la definicin de la intensidad y los patrones de las nuevasformas de acumulacin de capital,particularmente en el Este y Sudeste de Asia(por ejemplo, en el caso de Singapur). El rol del estado desarrollista en lasfases recientes de acumulacin de capital ha sido objeto de intenso anlisis25.Slo hace falta volver la mirada hacia la Alemania de Bismarck o al Japn deMeiji para reconocer que este ha sido el caso desde hace tiempo.

    Todos los rasgos mencionados por Marx han estado claramente presen-tes en la geografa histrica del capitalismo. Algunos de ellos se han ade-cuado y hoy juegan un rol an ms importante que el que haban jugado

    en el pasado. Como lo resaltaron Lenin, Hilferding y Luxemburgo, el siste-ma de crdito y el capital financiero han sido factores que influyeron signi-ficativamente en la depredacin, el fraude y el robo. Las promociones bur-stiles, los esquemas de ponzi*, la destruccin estructurada de activos a tra-

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    * N. de la T.:se trata de un mecanismo de fraude basado en un esquema piramidalde inversiones, por el cual se les paga a los primeros inversores con el dinero queaportan los ltimos en ingresar al sistema, los cuales no recuperan su inversin.

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    vs de la inflacin, el vaciamiento a travs de fusiones y adquisiciones, lapromocin de niveles de endeudamiento que aun en los pases capitalistasavanzados reducen a la servidumbre por deudas a poblaciones enteras, porno mencionar el fraude corporativo, la desposesin de activos (el ataque delos fondos de pensin y su liquidacin por los colapsos accionarios y cor-porativos) mediante la manipulacin de crdito y acciones, todos estos sonrasgos centrales de lo que es el capitalismo contemporneo. El colapso deEnron desposey a mucha gente de sus medios de vida y sus derechos depensin. Pero sobre todo, debemos prestar atencin a los ataques llevados acabo por los fondos especulativos de cobertura y otras grandes institucio-

    nes del capital financiero como la punta de lanza de la acumulacin pordesposesin en los ltimos aos.Al crear una crisis de liquidez en el sudes-te asitico, los fondos especulativos de cobertura forzaron la bancarrota deempresas. Estas empresas pudieron ser adquiridas a precios de liquidacinpor capitales excedentes de los pases centrales, dando lugar a lo que Wadey Veneroso describen como la mayor transferencia de activos desde pro-pietarios domsticos (por ejemplo, del Sudeste asitico) a extranjeros (porejemplo, estadounidenses, japoneses y europeos) en tiempos de paz en losltimos cincuenta aos en cualquier lugar del mundo26.

    Tambin han aparecido mecanismos completamente nuevos de acumu-lacin por desposesin. El nfasis en los derechos de propiedad intelectual

    en las negociaciones de la OMC (el denominado acuerdo TRIPS*

    ) marcalos caminos a travs de los cuales las patentes y licencias de materiales gen-ticos, plasma de semillas, y cualquier forma de otros productos, pueden serusadas contra poblaciones enteras cuyas prcticas de manejo ambiental hanjugado un papel crucial en el desarrollo de estos materiales. La biopirateraes galopante, y el pillaje del stock mundial de recursos genticos en bene-ficio de unas pocas grandes empresas multinacionales est claramente enmarcha. La reciente depredacin de los bienes ambientales globales (tierra,aire, agua) y la proliferacin de la degradacin ambiental, que impide cual-quier cosa menos los modos capital-intensivos de produccin agrcola,hanresultado de la total transformacin de la naturaleza en mercanca.La mer-

    cantilizacin de las formas culturales,las historias y la creatividad intelectualsupone la total desposesin la industria de la msica se destaca por la apro-piacin y explotacin de la cultura y la creatividad populares. La corpora-tivizacin y privatizacin de activos previamente pblicos (como las uni-versidades), por no mencionar la ola de privatizacin del agua y otros ser-

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    * N.de la T.:Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad IntelectualRelacionados con el Comercio.

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    vicios pblicos que ha arrasado el mundo,constituye una nueva ola de cer-camiento de los bienes comunes. Como en el pasado, el poder del estadoes usado frecuentemente para forzar estos procesos,incluso en contra de lavoluntad popular. Como tambin sucedi en el pasado, estos procesos dedesposesin estn provocando amplia resistencia, de esto se trata el movi-miento antiglobalizacin27. La vuelta al dominio privado de derechos depropiedad comn ganados a travs de la lucha de clases del pasado (el dere-cho a una pensin estatal,al bienestar,o al sistema de salud nacional) ha sidouna de las polticas de desposesin ms egregias llevadas a cabo en nombrede la ortodoxia neoliberal. El plan del gobierno de Bush para privatizar la

    seguridad social (y hacer que las pensiones queden sujetas a las oscilacionesde los mercados accionarios) es un caso claro de esto. No sorprende,enton-ces, que buena parte del nfasis del movimiento antiglobalizacin se hayacentrado recientemente en el reclamo de los bienes comunes y en el ata-que al rol conjunto del estado y del capital en su apropiacin.

    El capitalismo internaliza prcticas canibalsticas,depredadoras y fraudu-lentas. Pero, tal como Luxemburgo observ convincentemente, es a menu-do difcil determinar, dentro de la maraa de violencia poltica y disputasde poder, las duras leyes del proceso econmico.La acumulacin por des-posesin puede ocurrir de diversos modos y su modus operanditiene muchode contingente y azaroso.As y todo, es omnipresente, sin importar la etapa

    histrica, y se acelera cuando ocurren crisis de sobreacumulacin en lareproduccin ampliada,cuando parece no haber otra salida excepto la deva-luacin. Arendt sugiere, por ejemplo, que para Gran Bretaa en el sigloXIX,las depresiones de los 60 y 70 dieron el impulso inicial de una nuevaforma de imperialismo en la que la burguesa tom conciencia de que porprimera vez, el pecado original del simple robo, que siglos antes habahecho posible la acumulacin originaria de capital (Marx) y que habaposibilitado toda acumulacin posterior, deba repetirse una y otra vez, sopena de que el motor de la acumulacin sbitamente se detuviera28. Estonos retrotrae a las relaciones entre la bsqueda de ajustes espacio-tempora-les, los poderes estatales, la acumulacin por desposesin y las formas de

    imperialismo contemporneo.EL NUEVO IMPERIALISMO

    Las formaciones sociales capitalistas, a menudo constituidas medianteconfiguraciones territoriales o regionales particulares y usualmente domi-nadas por algn centro hegemnico, se han involucrado por mucho tiem-po en prcticas cuasi-imperialistas que buscan ajustes espacio-temporales

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    para sus problemas de sobreacumulacin. Es posible, sin embargo, periodi-zar la geografa histrica de estos procesos tomando seriamente el argu-mento de Arendt de que el imperialismo centrado en Europa durante elperodo 1884-1945 constituy el primer intento de dominio poltico glo-bal por parte de la burguesa. Los estados nacin se involucraron en pro-yectos imperiales propios para enfrentar sus problemas de sobreacumula-cin y conflicto de clase internos.Al cambiar el siglo, este primer sistemaestabilizado bajo hegemona britnica y construido en torno de los flujoslibres de capital y mercancas en el mercado mundial se descompuso enconflictos geopolticos entre los principales poderes que intentaban obte-

    ner autarqua en sistemas crecientemente cerrados.Confirmando en buenamedida la prediccin de Lenin, este sistema estall en dos guerras mundia-les. Parte del resto del mundo estaba sufriendo el saqueo de recursos (bastamirar la historia de lo que Japn hizo en Taiwn o lo que Gran Bretaa hizoa Witwatersrand en Sudfrica) con el objetivo de que la acumulacin pordesposesin compensara la incapacidad crnica de sostener el capitalismo atravs de la reproduccin ampliada, que se manifestara en los 30.

    Este sistema fue sustituido en 1945 por uno liderado por EUA en el quese trataba de establecer una alianza global entre todos los principales pode-res capitalistas para evitar guerras de aniquilacin recproca y encontrar unaforma racional de enfrentar la sobreacumulacin que haba plagado la dca-

    da del 30. Para que esto sucediera, era necesario compartir los beneficiosde la intensificacin de un capitalismo integrado en las regiones centrales(por esto el apoyo estadounidense a las iniciativas de conformacin de laUnin Europea) e involucrarse en la expansin geogrfica sistemtica delsistema (de aqu la insistencia estadounidense en la descolonizacin y eldesarrollismo como un objetivo generalizado para el resto del mundo).Esta segunda fase de dominio global burgus fue posible en gran medidapor la contingencia de la guerra fra.sta supuso el liderazgo militar y eco-nmico estadounidense como el nico superpoder capitalista.El efecto fuela construccin de un superimperialismo estadounidense hegemnico,que era ms poltico y militar que una manifestacin de necesidad econ-

    mica.EUA no era demasiado dependiente de exportaciones o importacio-nes. Poda incluso afrontar la apertura hacia otros mercados y as absorbermediante ajustes espacio-temporales internos, como el sistema de autopis-tas interestatal,la suburbanizacin desordenada y el desarrollo de sus regio-nes sur y oeste, parte de la capacidad excedente que comenzaba a generar-se en Alemania y Japn durante los 60. As, se produjo un slido creci-miento con la reproduccin ampliada en el mundo capitalista.La acumula-cin por desposesin estuvo relativamente silenciada, aunque pases con

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    capital excedente, como Japn y Alemania Occidental, tenan una crecien-te necesidad de buscar mercados externos, incluyendo la competencia porel control de los mercados en desarrollo post-coloniales 29. A pesar de esto,en Europa se instauraron fuertes controles sobre la exportacin de capital(no as sobre la exportacin de mercancas) y se mantuvieron las restriccio-nes sobre las importaciones de capital en Asia del Este. Dominaron lasluchas de clase al interior de los estados nacin por la reproduccin amplia-da (cmo ocurrira y quin se beneficiara).Las principales luchas geopol-ticas que surgieron fueron las propias de la guerra fra (con el otro imperioconstruido por los soviticos) o luchas residuales (a menudo atravesadas por

    la poltica de la Guerra Fra que llev a EUA a apoyar muchos regmenespost-coloniales reaccionarios) que resultaron de la falta de voluntad de lospoderes europeos de desvincularse de sus posesiones coloniales (la invasinde Suez por britnicos y franceses en 1956, que no cont en absoluto conel apoyo de EUA, fue emblemtica). El resentimiento creciente generadopor quedar atrapados en una situacin espacio-temporal de subordinacinperpetua al centro suscit movimientos de liberacin nacional y contra ladependencia. El socialismo del Tercer Mundo busc la modernizacinsobre una base poltica y de clase completamente diferente.

    Este sistema se quebr alrededor de los 70. Resultaba difcil imponercontroles al capital cuando los dlares excedentes inundaban el mercado

    mundial. Las presiones inflacionarias resultantes del intento de EUA detener al mismo tiempo caones y mantequilla en medio de la Guerra deVietnam se volvieron muy intensas,a la vez que los niveles de lucha de claseen muchos de los pases centrales comenzaron a erosionar las ganancias.EUA trat entonces de erigir un sistema distinto, basado en una combina-cin de nuevos acuerdos internacionales y financiero-institucionales quecontrarrestaran las amenazas econmicas de Alemania y Japn y que vol-vieran a centrar el poder econmico como capital financiero operandodesde Wall Street. La connivencia entre el gobierno de Nixon y los saudi-tas para llevar el precio del petrleo a niveles siderales en 1973 hizo muchoms dao a las economas europeas y japonesa que a la estadounidense, ya

    que esta ltima no era en ese momento demasiado dependiente de la ofer-ta petrolera de Oriente Medio30. Los bancos estadounidenses ganaron elprivilegio de reciclar los petrodlares en la economa mundial.Amenazadoen la esfera de la produccin, EUA contraatac imponiendo su hegemonaa travs de las finanzas. Pero para que este sistema funcionara efectivamen-te, los mercados en general, y los mercados de capital en particular, debanser forzados a abrirse al comercio internacional un proceso lento querequiri de la presin intensa de EUA respaldada por el uso de factores de

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    influencia internacional tales como el FMI y del compromiso igualmenteintenso con el neoliberalismo como la nueva ortodoxia econmica.Tambin implic un cambio en la correlacin de poder dentro de la pro-pia burguesa, en el que los sectores productivos perdieron poder frente alas instituciones del capital financiero. Esto poda usarse para combatir elpoder de los movimientos de trabajadores en la reproduccin ampliada, yasea directamente, ejerciendo la supervisin disciplinaria en la produccin,oindirectamente, facilitando la mayor movilidad geogrfica de todas las for-mas de capital.As,el capital financiero fue central para esta tercera fase deldominio global burgus.

    Este sistema era mucho ms voltil y depredador y conoci varios per-odos breves de acumulacin por desposesin usualmente mediante pro-gramas de ajuste estructural administrados por el FMI que sirvieron deantdoto para las dificultades en la esfera de la reproduccin ampliada. Enalgunas instancias, tal es el caso de Amrica Latina en los 80, economasenteras fueron asaltadas, y sus activos recuperados por el capital financieroestadounidense. En 1997,el ataque a las monedas tailandesa e indonesia porparte de los fondos especulativos de cobertura (hedge funds), respaldado porlas feroces polticas deflacionarias demandadas por el FMI,llev a la banca-rrota a empresas que no necesariamente eran inviables y revirti el desta-cado progreso econmico y social que se haba alcanzado en parte del Este

    y Sudeste de Asia.Como resultado,millones de personas fueron vctimas deldesempleo y el empobrecimiento. Adems, la crisis suscit un desplaza-miento hacia el dlar, confirmando el dominio de Wall Street y generandoun asombroso boom de los valores de los activos para los estadounidensesricos. Las luchas de clase comenzaron a confluir alrededor de temas comolos ajustes estructurales impuestos por el FMI, las actividades depredadorasdel capital financiero y la prdida de derechos a travs de la privatizacin.

    Las crisis de deuda pueden usarse para reorganizar las relaciones socialesde produccin en cada pas, sobre la base de un anlisis que favorezca lapenetracin de capitales externos. Los regmenes financieros internos, losmercados internos y las empresas prsperas quedaron as a merced de las

    empresas estadounidenses, japonesas o europeas. De este modo, las bajasganancias en las regiones centrales pudieron ser complementadas con unaparte de las mayores ganancias obtenidas en el exterior. La acumulacin pordesposesin se convirti en un rasgo mucho ms central dentro del capita-lismo global (con la privatizacin como uno de sus principales mantras).Laresistencia a esto tambin se volvi ms central dentro del movimientoanticapitalista y antiimperialista31. Pero el sistema centrado en el complejoWall Street-Reserva Federal tena varias dimensiones multilaterales con los

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    centros financieros de Tokio, Londres, Frankfurt y muchos otros centrosfinancieros participantes.Estaba asociado con la emergencia de corporacio-nes capitalistas transnacionales que, a pesar de que pudieran tener una baseen uno u otro estado-nacin,se extendan a lo ancho del mapa mundial enformas que eran impensables en fases previas del imperialismo (los carteles

    y trusts descriptos por Lenin estaban estrechamente relacionados a estados-nacin concretos). Este era el mundo que la Casa Blanca de Clinton, consu todopoderoso Secretario del Tesoro Robert Rubin,proveniente del sec-tor especulador de Wall Street, trat de administrar mediante un multilate-ralismo centralizado (cuyo eptome fue el denominado Consenso de

    Washingtonde mediados de los 90). Por un instante pareci que Lenin sehaba equivocado y que Kart Kautsky tena razn y que un ultraimperialis-mo basado en la colaboracin pacfica entre los mayores poderes capita-listas ahora simbolizado por el agrupamiento conocido como el G7 y ladenominada nueva arquitectura financiera internacionalbajo la hegemo-na de EUA32 era posible.

    Pero ahora este sistema se encuentra en serias dificultades. La extremavolatilidad y fragmentacin catica de los conflictos de poder hace difcil,como lo haba notado tempranamente Luxemburgo, discernir cmo estntrabajando las leyes duras de la economa detrs de la humareda y los jue-gos de espejos del sector financiero.Pero en tanto la crisis de 1997-98 reve-

    l que el principal centro con capacidad de producir plusvalor se ubica enel Este y Sudeste asitico (de aqu que EUA apuntara especficamente allpara la devaluacin), la rpida recuperacin del capitalismo en esta reginha vuelto a poner el problema general de la sobreacumulacin en el centrode los asuntos internacionales33. Esto plantea la cuestin de cmo podraorganizarse una nueva forma de ajustes espacio-temporales (en China?) ode quin soportar el impacto de una nueva ronda de devaluacin.La inci-piente recesin norteamericana,luego de una dcada o ms de exhuberan-cia espectacular (aunque irracional) indica que EUA puede no ser inmu-ne. La mayor inestabilidad reside en el rpido deterioro de la balanza depagos de EUA. Segn Brenner, la misma explosin de las importaciones

    que impuls la economa mundialdurante los 90,llev el comercio y losdficits de cuenta corriente de EUA a niveles rcord, con el crecimientoindito de las responsabilidades de los propietarios externos y la vulnera-bilidad sin precedentes de la economa estadounidense a la fuga de capitaly al colapso del dlar34. Pero esta vulnerabilidad afecta a ambas partes.Si elmercado estadounidense colapsa, las economas que se orientan a ese mer-cado como receptor de su capacidad productiva excedente se hundirn conl.La rapidez con la que los bancos centrales de pases como Japn y Taiwn

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    giran fondos para cubrir el dficit estadounidense tiene un fuerte compo-nente de autointers. De este modo, ellos financian el consumismo esta-dounidense, el cual constituye el mercado para sus productos. En estemomento, pueden estar financiando el esfuerzo militar de EUA.

    Pero, una vez ms,la hegemona y dominacin de EUA estn amenaza-das y esta vez el peligro parece ms agudo. Si, por ejemplo, Braudel (segui-do por Arrighi) est en lo cierto, y una poderosa ola de financiarizacinpuede ser el preludio de una transferencia del poder dominante de unhegemon hacia otro, el viraje de EUA hacia la financiarizacin en los 70parecera ejemplificar un patrn histrico de autodestruccin35. Los dficit,

    tanto internos como externos, no pueden seguir creciendo descontrolada-mente por un tiempo indefinido, y la habilidad y voluntad de otros,prima-riamente de Asia, para financiarlos, al ritmo de u$s 2.300 millones por daa tasas corrientes, no es inagotable. Cualquier otro pas en el mundo queexhibiera las condiciones macroeconmicas de la economa estadouniden-se estara sujeto a una despiadada austeridad y a mecanismos de ajusteestructural del FMI. Pero, como lo remarca Gowan: la capacidad deWashington de manipular el precio del dlar y de explotar el dominiofinanciero internacional de Wall Street permiti a las autoridades estadou-nidenses evitar lo que otros estados se vieron obligados a hacer: vigilar labalanza de pagos; ajustar la economa domstica para asegurar altos niveles

    de ahorros e inversiones internas; vigilar los niveles de endeudamientopblico y privado;asegurar un sistema interno de intermediacin financie-ra para asegurar el fuerte desarrollo del sector productivo interno.La eco-noma estadounidense ha tenido una ruta de escape de todas estas tareasy como resultado se ha vuelto profundamente distorsionada e inestable36.Ms an, las sucesivas olas de acumulacin por desposesin, la marca dis-tintiva del nuevo imperialismo centrado en EUA,estn suscitando resisten-cia y resentimiento dondequiera que irrumpen,generando no slo un acti-vo movimiento antiglobalizacin mundial (cuya forma difiere bastante dela de las luchas de clase imbricadas en la reproduccin ampliada),sino tam-bin una activa resistencia a la hegemona de EUA por parte de poderes

    subordinados previamente maleables a su influencia, particularmente enAsia (Corea del Sur es un caso), y ahora inclusive en Europa.Las opciones para EUA son limitadas. EUA podra apartarse de la actual

    forma de imperialismo, comprometindose en una re d i s t ri bucin masiva deriqueza dentro de sus fronteras y buscando esquemas de absorcin del exce-dente a travs de ajustes temporales internos (mejoras espectaculares en laeducacin pblica y reparacin de infraestructuras envejecidas seran buenospuntos de partida). Una estrategia industrial de revitalizacin de la manu-

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    factura tambin podra ayudar.Pero esto requerira ms financiamiento defi-citario o mayores impuestos, as como una fuerte direccin estatal, y esto esprecisamente lo que la burguesa se negar a contemplar, como sucedi enlos tiempos de Chamberlain. Cualquier poltico que propusiera un paquetecomo este sera, casi sin duda, silenciado a gritos por la prensa capitalista ysus idelogos, y perdera cualquier eleccin ante el poder abrumador deldinero.As y todo,irnicamente, un contraataque masivo dentro de EUA ascomo en otros pases centrales del capitalismo (particularmente en Europa)contra las polticas del neoliberalismo y el recorte del estado y de los gastossociales podra ser una de las pocas formas de proteger, desde adentro, al

    capitalismo occidental contra sus propias tendencias autodestructivas.Tratar de aplicar,mediante la autodisciplina,el tipo de programas de aus-

    teridad que el FMI usualmente impone a otros, sera, dentro de EUA, anms suicida desde el punto de vista poltico. Cualquier intento de hacerlopor parte de los poderes externos (a travs de la salida de capitales y elcolapso del dlar, por ejemplo) generara, seguramente, una feroz respuestapoltica, econmica y hasta militar. Es difcil imaginar que EUA pudieraaceptar pacficamente y adaptarse al crecimiento fenomenal de Asia del Estey reconocer tal como Arrighi sugiere que estamos en el medio de una tran-sicin fundamental hacia la constitucin de Asia como el centro hegem-nico del poder global37. Es improbable que EUA se despida tranquila y pac-

    ficamente. Implicara, en cualquier caso, que el capitalismo del Este asiticosufra una reorientacin de la cual existen algunos signos desde una situa-cin de dependencia del mercado estadounidense hacia el florecimiento deun mercado interno dentro de la propia Asia.Aqu es donde el enorme pro-grama de modernizacin al interior de China una versin del ajuste espa-cio-temporal equivalente al que EUA efectu internamente en los 50 y60 puede jugar un rol importante en la absorcin de los capitales exce-dentes de Japn,Taiwn y Corea del Sur y, por lo tanto disminuir los flujoshacia EUA.Taiwn, por ejemplo, exporta hoy ms a China que a Amricadel Norte. La disminucin del flujo de fondos a EUA podra tener conse-cuencias calamitosas.

    Es en este contexto que vemos que sectores de las elites polticas esta-dounidenses buscan ejercitar el msculo militar como el nico poder que lesha quedado, hablando abiertamente de Imperio como una opcin poltica(presumiblemente para obtener tributos del resto del mundo) y buscandocontrolar la provisin de petrleo como un medio de contrarrestar las ame-nazas de prdida de poder de la economa global. Los intentos de EUA deincrementar el control sobre las reservas petroleras iraqu y venezolana enel primer caso, con la intencin de establecer la democracia y en el segun-

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    do derrocndola cobran pleno sentido. Ellos buscan una repeticin de losacontecimientos de 1973, ya que Europa y Japn, tanto como el Este ySudeste asiticos, ahora con la crucial inclusin de China, son an msdependientes del petrleo del Golfo que EUA. Si EUA maquina el derro-camiento de Chvez y de Saddam; si puede estabilizar o reformar al rgimensaudita, armado hasta los dientes y actualmente asentado sobre las arenasmovedizas del autoritarismo (con el riesgo inminente de caer en las manosde musulmanes radicalizados esto era, despus de todo, el objetivo bsicode Osama bin Laden); si puede avanzar, como parece probable, desde Irak aIrn y consolidar su posicin en Turqua y Uzbekistn como una presencia

    estratgica en relacin con las reservas petroleras de la cuenca del Caspio,entonces, EUA podra esperar mantener el control efectivo sobre la econo-ma global y asegurar su propia posicin econmica por los prximos cin-cuenta aos a travs del control firme del suministro global de petrleo38.

    Los peligros de una estrategia de este tipo son inmensos. La resistenciaser formidable en Europa y Asia, y no menor en Rusia. En este punto, esilustrativa la renuencia a aprobar en Naciones Unidas la invasin militar deEUA a Irak,particularmente por parte de Francia y Rusia,las cuales tienenfuertes conexiones con la explotacin del petrleo iraqu. Particularmente,los europeos se sienten mucho ms atrados por una visin kautskiana delultraimperialismo en la que los principales poderes capitalistas supuesta-

    mente colaborarn sobre una base igualitaria. Una hegemona estadouni-dense inestable basada en la militarizacin permanente y en un aventure-rismo tal que podra amenazar seriamente la paz global no es una perspec-tiva atractiva para el resto del mundo. Esto no quiere decir que el modeloeuropeo sea mucho ms progresista.Si se le cree a Robert Cooper, un con-sultor de Tony Blair, este modelo resucitara las distinciones entre estadoscivilizados,brbaros y salvajes del siglo XIX, bajo el disfraz de estados pos-tmodernos, modernos y premodernos, en donde los postmodernos, comoguardianes de la conducta civilizada descentrada, esperaran inducir pormedios directos o indirectos la obediencia a las normas universales (laseoccidentales y burguesas) y a las prcticas humansticas (lase capita-

    listas) alrededor del mundo

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    . Este fue exactamente el modo en el queliberales del siglo XIX, como John Stuart Mill, justificaron el manteni-miento del tutelaje de la India y la exaccin de tributos externos a la parque, internamente, celebraban los principios del gobierno representativo.En ausencia de una fuerte revitalizacin de la acumulacin sostenida a tra-vs de la reproduccin ampliada, esto implicar una profundizacin de lapoltica de acumulacin por desposesin en todo el mundo, con el prop-sito de evitar la total parlisis del motor de la acumulacin.

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    Esta forma alternativa de imperialismo resultar difcilmente aceptablepara amplias franjas de la poblacin mundial que han vivido en el marco de(y en algunos casos comenzado a luchar contra) la acumulacin por despo-sesin y las formas depredadoras de capitalismo a las que se han enfrentadodurante las ltimas dcadas. La treta liberal que propone alguien comoCooper es demasiado familiar para los autores postcoloniales como pararesultar atractiva40.Y el militarismo flagrante que EUA propone de maneracreciente, sobre el supuesto de que es la nica respuesta posible al terroris-mo global, no slo est lleno de peligros (incluyendo el precedente riesgo-so del ataque preventivo) sino que tambin est siendo gradualmente

    reconocido como una mscara para tratar de sostener una hegemona ame-nazada dentro del sistema global.

    Pero tal vez la pregunta ms interesante se refiere a la respuesta dentro deEUA. En este punto, una vez ms, Hannah Arendt plantea un contundenteargumento: el imperialismo no puede sostenerse por mucho tiempo sin repre-sin activa, o incluso tirana interna41. El dao infligido a las institucionesdemocrticas internas puede ser sustancial (como lo aprendieron los francesesdurante la lucha por la independencia de Argelia). La tradicin popular den-tro de EUA es anticolonial y antiimperialista y durante las ltimas dcadas hansido necesarios muchos ardides, cuando no el engao declarado, para disimu-lar el rol imperial de Norteamrica en el mundo,o al menos para revestirlo de

    intenciones humanitarias grandilocuentes. No resulta claro que la poblacinestadounidense vaya a apoyar en el largo plazo un giro abierto hacia un impe-rio militarizado (no ms que lo que termin avalando la guerra de Vietnam).Tampoco es probable que acepte por largo tiempo el precio ya sustancial,dadas las clusulas represivas incluidas en actas patriticas y de seguridad inte-rior que debe pagar internamente en trminos de derechos y libertades civi-les y generales.Si el Imperio supone anular la Carta de Derechos, entonces noes claro que este trato vaya a ser aceptado fcilmente. Pero la contracara de ladificultad es que, en ausencia de una revitalizacin espectacular de la acumu-lacin, sostenida a travs de la reproduccin ampliada,y con posibilidades limi-tadas de acumular por desposesin, la economa estadounidense probable-

    mente se hunda en una depresin deflacionaria que har que, por compara-cin, la experiencia japonesa de la ltima dcada se desvanezca en la insigni-ficancia.Y si se produce una fuga seria respecto del dlar, la austeridad deberser intensa, a menos que surja una poltica de redistribucin de riqueza y acti-vos enteramente diferente (una perspectiva que la burguesa contemplar conel ms completo horror), centrada en la total reorganizacin de las infraes-tructuras fsicas y sociales de la nacin, que absorba el capital y el trabajo ocio-so en tareas socialmente tiles, distintas de aquellas puramente especulativas.

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    Por lo dicho, la forma que tomar un nuevo imperialismo est por defi-nirse. Lo nico cierto es que estamos en el medio de una transicin funda-mental del funcionamiento del sistema global y que hay una variedad defuerzas en movimiento que podran fcilmente inclinar la balanza en una uotra direccin. El balance entre acumulacin por desposesin y reproduc-cin ampliada ya se ha volcado a favor de la primera y es difcil imaginarque esta tendencia haga otra cosa que profundizarse, transformndose en elemblema de lo que es el nuevo imperialismo (incluyendo planteos abiertosde gran significado ideolgico acerca del nuevo imperialismo y de la nece-sidad del imperio).Tambin sabemos que la trayectoria econmica de Asia

    es clave, y que EUA todava tiene dominio militar.Como lo seala Arrighi,esta es una configuracin nica.Bien puede ser que estemos viendo en Irakla primera etapa de cmo esta configuracin podra operar geopoltica-mente en el escenario mundial, en un contexto de recesin generalizada.EUA, cuya hegemona durante el perodo inmediatamente posterior a laposguerra se basaba en la produccin, finanzas y poder militar, perdi susuperioridad productiva luego de los 70 y bien puede estar perdiendo sudominio financiero,quedndose nicamente con el podero militar. Lo quepasa dentro de EUA es, entonces, un determinante de importancia vitalpara definir cmo podra articularse el nuevo imperialismo. Y hay, paraempezar, una acumulacin de fuerzas opositora a la profundizacin de la

    acumulacin por desposesin. Pero las formas de lucha de clase que staprovoca son de naturaleza radicalmente distinta a las clsicas luchas proleta-rias asociadas a la reproduccin ampliada (que continan desarrollndose,aunque en formas ms silenciosas) sobre las cuales tradicionalmente des-cansaba el futuro del socialismo.Es vital impulsar las alianzas que comien-zan a surgir entre estos diferentes vectores de lucha en tanto en ellas pode-mos discernir los lineamientos de una forma de globalizacin enteramentediferente, no imperialista, que enfatiza el bienestar social y los objetivoshumanitarios asociados con formas creativas de desarrollo geogrfico des-igual por sobre la glorificacin del poder del dinero, el valor del mercadoaccionario y la multiforme e incesante acumulacin de capital a travs de

    los variados espacios de la economa global por cualquier medio,pero quetermina siempre por concentrarse fuertemente en unos pocos espacios deextraordinaria riqueza.Este momento puede estar colmado de volatilidad eincertidumbre pero esto significa que est tambin lleno de potencialidadesy signado por lo inesperado.

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    NOTAS

    1 H. Lefebvre, The Survival of Capitalism: Reproduction of the Relations ofProduction, NewYork: St Martins Press,1976.

    2 La mayora de estos ensayos de los 70 y 80 han sido publicados nue-vamente en David Harvey, Spaces of Capital: Towards a CriticalGeography, NuevaYork: Routledge, 2001. La principal lnea argumen-tal tambin puede hallarse en Harvey, The Limits to Capital, Oxford:Basil Blackwell, 1982 (reimpreso en Londres:Verso Press, 1999).

    3 Mi propia versin de este argumento terico se detalla en Harvey,

    Limits to Capital, captulos 6 y 7.4 R. Brenner, The boom and the bubble: the US in the world economy,

    London:Verso, 2002. La teora de la sobreacumulacin en Brenner esmuy diferente a la ma pero encuentro su evidencia emprica til,y ensu mayor parte convincente.

    5 P. Gowan, The global gamble: Washingtons bid for world dominance,London:Verso, 1999.

    6 Como esta idea excede al presente artculo, voy a resear los argu-mentos de manera esquemtica y simplificada, dejando una elabora-cin ms detallada para una publicacin posterior. D. Harvey, The newimperialism, Oxford: Oxford University Press, de prxima aparicin.

    7 El tema del nuevo imperialismo ha sido mencionado desde laizquierda por L. Panitch,The New Imperial State, New Left Review,11(1).Ver tambin P. Gowan, L. Panitch and M. Shaw The State,Globalization and the New Imperialism:A Round Table Discussion,Historical Materialism, 9, 2001. Otros anlisis interesantes son J. Petras yH.Veltmeyer, Glboalization Unmasked: Imperialism in the 21st Century,London:Zed Books, 2001; R.Went,Globalization in the Perspectiveof Imperialism, Science and Society, 66(4), 2002-2003; S. Amin,Imperialism and Globalization, Monthly Review, 53(2), 2001. Sobrelas perspectivas liberal y conservadora, puede verse M. Ignatieff,TheBurden, New York Times Magazine (05/01/2003) y R. Cooper The

    New Liberal Imperialism, The Observer (07/04/2002).8 Los conceptos marxianos de capital fijo independiente y capital fic-ticio son analizados en Harvey, Limits to Capital (op.cit.),captulos 8 y10 respectivamente. El significado geopoltico se analiza en Harvey,Spaces of Capital (op.cit.), captulo 15,The Geopolitics of Capitalism.

    9 La importancia del seoraje es analizada por G. C a rc h e d i ,Imperialism, Dollarization and the Euro, Socialist Register 2002,London: Merlin Press, 2002.

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    10 G.F. Hegel, The Philosophy of Right,NewYork:Oxford University Press,1967.

    11 V.I. Lenin, Imperialism:The Highest Stage of Capitalism, in SelectedWorks, Vol. 1, Mosc: Editorial Progreso.

    12 La historia del viraje radical de las soluciones internas para los proble-mas polticos y econmicos a las soluciones externas, como respuestaa la dinmica de la lucha de clase en muchos estados capitalistas, seplantea en una coleccin de trabajos poco conocida pero fascinante deC.A. Julien,J.Bruhat, C.Bourgin,M.Crouzet,y P.Renouvin, Les poli -tiques dexpansion imperialiste, Paris: Presses Universitaires de France,

    1949, en los que se tratan en detalle y por comparacin los casos deFerry, Chamberlain, Roosevelt, Crispi y otros.

    13 H.Arendt, Imperialism, NewYork: Hartcourt Brace, 1968. Hay muchosparalelismos inquietantes entre el anlisis de Arendt de la situacindurante el siglo XIX y la situacin contempornea. Puede considerar-se,por ejemplo, el siguiente prrafo:La expansin imperialista ha sidoprovocada por un curioso tipo de crisis econmica,la sobreproduccinde capital y el surgimiento de dinero superfluo, producto del ahorroexcesivo que ya no poda encontrar inversiones productivas dentro delas propias fronteras.Por primera vez,la inversin del poder no abra elcamino para la inversin del dinero, sino que la exportacin del poder

    se limitaba a seguir, tmidamente, a la exportacin del dinero, puestoque las inversiones incontroladas en pases lejanos amenazaban conconvertir a amplias capas de la sociedad en apostadores, con transfor-mar al conjunto del sistema capitalista de un sistema de produccin auno de especulacin financiera y reemplazar el beneficio de la pro-duccin por los beneficios de las comisiones. La dcada inmediata-mente anterior a la era imperialista, los setenta del siglo XIX, fue tes-tigo de una escalada sin precedentes de los escndalos financieros y laespeculacin burstil (p. 15).

    14 J. Henderson,Uneven Crises: Institutional Foundations of East AsianEconomic Turmoil, Economy and Society, 28(3), 1999.

    15 Brenner, The Boom (op.cit.), presenta el relato ms general y sintticode esta turbulencia. Pueden encontrarse detalles acerca de la debacledel este asitico en R.Wade y F. Veneroso,The Asian Crisis:The HighDebt Model versus the Wall Street-Treasury-IMF Complex, New LeftReview, 228,1988;Henderson,Uneven Crises; C. Johnson, Blowback:The Costs and Consequences of American Empire, Nueva York: HenryHolt, 2000, captulo 9, el nmero especial de Historical Materialism, 8,2001,Focus on East Asia after the Crisis (particularmente P. Burkett

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    y M.Hart-Landsberg,Crisis and Recovery in East Asia:The Limits ofCapitalist Development).

    16 Gowan, Global Gamble (op.cit.).17 Se han propuesto diversos nombres para esto. Gowan opta por llamar-

    lo Rgimen Wall Street, pero yo prefiero la denominacin ms com-pleja Wall Street-Reserva Federal-FMI sugerida por Wade y Venerosoen The Asian Crisis(op.cit.).

    18 Gowan, Global Gamble, (op.cit.) pp. 23, 35.19 Editorial. The Buenos Aires Herald(31/12/2002) p. 4.20 J. Bhagwati, The Capital Myth: The Difference between Trade in

    Widgets and Dollars, Foreign Affairs, 77(3), 1998, pags. 7-12.21 Las obras citadas, Global Gamblede Gowan y The boom de Brenner

    ofrecen perspectivas paralelas interesantes sin hacer ninguna referenciarecproca.

    22 R. Luxemburgo, The Accumulation of Capital, Nueva York: MonthlyReview Press, 1968, pp. 452-3 [edicin en espaol, pp. 420-421].Luxemburgo basa su argumento en una teora del subconsumo (faltade demanda efectiva) cuyas implicaciones son bastante distintas a las delas teoras de la sobreacumlacin (la falta de oportunidades para reali-zar actividades rentables) con las que yo trabajo. Una revisin comple-ta del concepto de acumulacin por desposesin y su relacin con la

    sobreacumulacin se presenta en la tercera parte de Harvey, The NewImperialism (op. cit.).23 M. Perelman, The Invention of Capitalism: Classical Political Economy and the

    Secret History of Primitive Accumulation,Durham:Duke University Press,2000.En The Commonertambin se presenta un extenso debate acerca de los nue-vos cercamientos y de si la acumulacin originaria debe entenderse comoun proceso puramente histrico o como un proceso continuo Un buen resumen proporcionado por DeAngelis puedeconsultarse en

    24 K.Marx, Capital,Vol.1,NewYork:International Publishers,1967,parte

    8; F. Braduel Adfterthoughts on Material Civilization and Capitalism,Baltimore: John Hopkins University Press, 1977.25 Wade y Veneroso proponen en The Asian Crisis (op.cit.) la siguien-

    te definicin:En el estado desarrollista se presenta un alto nivel deahorro familiar aadido a una deuda empresarial equilibrada y a unacolaboracin entre bancos,estado y empresas, sumado a una estrategiaindustrial nacional, a los incentivos a la inversin basados en la com-petitividad internacional (p. 7). El estudio clsico es de C. Johnson,

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    MITI and the Japanese Miracle:The Growth of Industrial Policy, 1925-75,Stanford: Stanford University Press, 1982; mientras que el impactoemprico de las polticas estatales sobre las tasas relativas de crecimien-to econmico ha sido bien documentado en M.Webber y D. Rigby,The Golden Age Illusion: Rethinking Post-war Capitalism, New York:Guilford Press, 1996.

    26 Wade y Veneroso,The Asian Crisis(op.cit.).27 La magnitud de la resistencia es sealada por B.Gills (ed.),Globalization

    and the Politics of Resistance, New York: Palgrave, 2000; ver tambin J.Brecher y T. Costello, Global Village or Global Pillage? Economic

    Reconstruction from the Bottom Up, Boston: South End Press, 1994. Unareciente gua muy interesante de la resistencia es la que ofrece W.Belloen Deglobalization: Ideas for a New World Economy, London:Zed Books,2002.R.Falk, en Predatory Globalization:A Critique, Cambrigde: PolityPress,2000,describe ms sucintamente la idea de la globalizacin desdeabajo.

    28 H.Arendt, Imperialism (op.cit.),p. 28.29 El mejor planteo es, sin duda, el que ofrecen P. Amostrong,A. Glyn y

    J. Harrison, Capitalism Since World War II:The Making and Break Up ofthe Great Boom, Oxford:Basil Blackwell, 1991.

    30 Gowan en Global Gamble, pags. 21-2, presenta evidencias de la conni-

    vencia entre Nixon y los sauditas.31 La izquierda, atada como estaba (y en buena medida todava lo est) ala poltica de la reproduccin ampliada, fue lenta para reconocer laimportancia de las protestas contra el FMI y otros movimientos con-tra la desposesin.Retrospectivamente, se destaca el estudio pionero deWalton acerca de los patrones de las protestas contra el FMI.Ver J.Wa l t o n , Reluctant Rebels: C o m p a rat i ve Studies on Revolution andUnderdevelopment, New York: Columbia University Press, 1984. Perotambin parece correcto llevar adelante un anlisis mucho ms sofisti-cado para determinar cules entre la mirada de movimientos contra ladesposesin son, en trminos socialistas, regresivos y anti-moderniza-

    dores, y cules pueden ser progresistas o inclinarse en esa direccin atravs de sus alianzas. Como siempre, el modo en el que Gramsci ana-liz la cuestin meridional parece ser un estudio pionero en el tema.Recientemente, Petras ha enfatizado este punto en su crtica de Hardty Negri.Ver J. Petras,A Rose by Any Other Name? The Fragance ofImperialism, The Journal of Peasant Studies, 29(2), 2002. Los campesi-nos ricos luchando contra la reforma agraria no son lo mismo que loscampesinos pobres luchando por el derecho a subsistir.

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    32 P. Anderson en Internationalism: A Breviary, New Left Review, 14,2002, p. 20, seala que algo de lo propuesto por Kautsky ha llegadoa ocurrir,como tambin lo advirtieron tericos liberales como RobertKeohane. Sobre la nueva arquitectura financiera internacional, ver S.Soederberg,The New Internacional Financial Architecture: ImposedLeadership and Emerging Markets, Socialist Register 2002, London:Merlin Press, 2002.

    33 Ver Burkett y Hart-Landsberg,Crisis and Recovery(op.cit.)34 R.Brenner, The Boom, pg. 3 (op.cit.).35 G. Arrighi y B. Silver (ed.) Chaos and Governance in the Modern World

    System, Minneapolis: University of Minnesota Press, 1999, pgs. 31-3.36 Gowan, Global Gamble(op.cit.),p.123.37 Arrighi no prev ningn desafo externo serio, pero tanto l como sus

    colegas concluyen que EUA tiene capacidades an mayores que lasque tena Gran Bretaa hace un siglo para convertir su hegemonadeclinante en una dominacin explotadora. Si el sistema termina porderrumbarse, ser principalmente por la resistencia de EUA a realizarajustes y reacomodamientos.Y, en sentido contrario, el ajuste y reaco-modamiento de EUA al creciente poder econmico de la regin deleste asitico es una condicin esencial para una transicin no catastr-fica hacia un nuevo orden mundial.Ver Arrighi y Silver, Chaos andGovernance (op.cit.),pgs.288-9.

    38 M.Klare,Resource Wars:The New Landscape of Global Conflict, NewYork:Henry Holt, 2002.

    39 Cooper,New Liberal Imperialism (op.cit.).40 La crtica de U. Mehta en Liberalism and Empire, Chicago: Chicago

    University Press, 1999, es simplemente devastadora al oponrsela a lasformulaciones de Cooper.

    41 Arendt, Imperialism, pags 6-9 (op.cit.). Esta ha sido una fuente internapersistente de preocupaciones contra los riesgos imperialistas por partede EUA, como lo plantea William Appleman Williams en su Empire asaWay of Life, Oxford: NewYork, 1980.

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