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TERCER TRATAMIENTO Sotogrande 06-06-99 EL GUERRERO DEL SUR

Gonzalo guerrero

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TERCER TRATAMIENTO Sotogrande 06-06-99

EL GUERRERO DEL SUR

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Sobre un fondo negro, aparece el siguiente texto: “Gonzalo Guerrero fue sin duda, uno de los españoles más extraordinarios de la conquista del Nuevo Mundo. Existen pocos datos históricos sobre su vida en Yucatán; por eso, algunos de los personajes y situaciones que aquí se presentan nunca existieron. La coincidencia que pueda haber con otros personajes históricos de este tiempo, es casual, aunque esta historia tenga tanto de ficticio como de real”. SEC.1 EXT. RUINAS CUBIERTAS POR LA SELVA. NOCHE. En subtítulos: Territorio del Mayab, Yucatán, 1562 Una serpiente se desliza lentamente por la rama de un árbol, al fondo vemos unas ruinas mayas abandonadas, invadidas por la selva. TITULOS DE CRÉDITO La serpiente continua su lento avance, ahora descendiendo por el tronco del árbol hasta tocar el suelo. POV. Serpiente, que avanza hacia las ruinas, conforme se acerca a éstas llega música de tambores y flautas. Por el agujero de un muro sale una luz, la serpiente se mete por éste, hasta desaparecer completamente. SEC. 2. INT. RUINA MAYA. NOCHE. El interior de la ruina está iluminado por antorchas y hogueras. Las raíces de los árboles en el exterior, han atravesado muchos de los muros, y cuelgan de estos como grandes tentáculos agarrados a las piedras. La serpiente se enrosca en una de las raíces y se queda parada, escuchando la música y el ritual que acontece dentro de la pirámide. Finalizan los títulos de crédito. En pié formando un semicírculo, están reunidas 30 personas. Son 18 hombres, siete mujeres y cinco niños. En el centro, sobre unas piedras reposa una estatua de la diosa Itzamaná, representada como dragón serpiente con cuerpo de banda astral. Alrededor de ésta hay cuatro montones de leña quemada, en forma de brasa. Un sacerdote con la ayuda de otros dos hombres, extienden las brasas rodeando la estatua. Otro sacerdote de más rango, levanta una copa de barro y la deposita bajo el cuerpo de un perro, atado a un pequeño altar de piedra. Uno de los niños, Eugenio, mira aterrorizado lo que ocurre. Disimuladamente, para que nadie se dé cuenta, extrae de su camisa una cruz que aprieta con fuerza en su mano.

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El sacerdote que está con el perro, saca un cuchillo y corta la garganta del animal, recoge la sangre en la copa. Eugenio tiembla de miedo, abre su manita y mira el crucifijo. Ahora el sacerdote descalzo, comienza a caminar sobre las brasas, bebiendo la sangre del perro y escupiéndola sobre la deidad de Itzamaná. El niño descubre entonces la serpiente enroscada, la mira con atención y temor, regresa su mirada asustadiza hacia la estatua de Itzamaná, a la que se acerca una mujer prácticamente desnuda, es IX MU CUY, de unos 35 años, a diferencia de sus compañeras es mestiza, tiene los ojos claros y un lunar en forma de luna cerca del ojo. IX MU CUY se embarra el rostro con la sangre del perro y comienza a andar sobre las brasas. Todos los presentes comienzan poco a poco, a entrar en un estado de trance. Eugenio, abre de nuevo su manita, mira el crucifijo durante unos segundos, luego ve como todos sus compañeros comienzan a bailar sobre las brasas, entonces sale corriendo de la pirámide con lágrimas en los ojos. Nadie se da cuenta que el muchacho se ha marchado. El sacerdote levanta la copa hacia el cielo y comienza a cantar una canción apenas perceptible por los tambores y las flautas. Corte a: SEC. 3 INT. CAPILLA CONVENTO. NOCHE. Un cáliz que se eleva al cielo. Música celestial en las voces de un coro de niños. El padre Jerónimo de unos 75 años, observa a Eugenio; este llega corriendo sudando y muy nervioso, se incorpora al coro y comienza a cantar con sus compañeros; mientras otro cura, el padre Atacho, sujeta el cáliz pronunciando las palabras sagradas.

PADRE ATACHO ...Tomad y bebed todos de él. Hic est enim calix sanguini mei, novi et aeternae testamentum, qui pro vobis et pro multis efundetur in remissionem pecatorum. Haced esto en memoria mía.

El padre Atacho entrega la copa al padre Jerónimo, y este bebe de ella, entonces, sin ninguna explicación, a paso lento, acerca el Cáliz hacia el coro de niños. Tanto el padre Atacho como todos los presentes, incluyendo los niños, miran muy sorprendidos el comportamiento del anciano padre. Jerónimo se acerca a Eugenio y le entrega el cáliz para que beba. El niño se queda sin respiración, mira fijamente a los ojos del padre. Jerónimo le responde con una sonrisa de amor. Eugenio se pone a llorar.

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SEC. 4. INT. RUINA MAYA- NOCHE El sonido de armas metálicas que entrechocan, se mezcla con los ladridos amenazantes de algunos perros. Un grupo de soldados españoles, acompañados de varios mastines, irrumpe en el lugar donde los mayas están celebrando a sus dioses. Con furia inusitada, los soldados golpean a los desprevenidos mayas. El capitán español y un soldado derriban al sacerdote maya, y, a continuación, destruyen los ídolos. Los mastines muerden ferozmente el cuerpo de un hombre que está tirado en el suelo, quien grita y trata desesperadamente de librarse. JERÓNIMO y EUGENIO observan todo desde lejos. Jerónimo hace una seña al padre Atacho para que se lleve al chico que está aterrorizado. Los soldados agrupan a los mayas, los rodean, y los obligan a caminar hacia el convento. Se escuchan lamentos e imprecaciones en lengua maya y en español. Los prisioneros entre los que se encuentra IX MU CUY pasan frente a Jerónimo. El padre tiene la mirada clavada en la serpiente. SEC. 5. EXT. ATRIO DEL CONVENTO. DIA. Sentados frente a una mesa cubierta con un paño rojo, que tiene bordada en el frente una cruz que surge de unas llamas, están el INQUISIDOR, el COMENDADOR y un fraile que hace de DEFENSOR. Del lado izquierdo, están los mayas acusados de herejía. Todos llevan puestos sombreros de forma cónica y de color amarillo, llamados Sambenito, para señalar su calidad de herejes. Junto a ellos, están situados el padre Atacho y el padre JERÓNIMO DE AGUILAR. Del lado derecho, están situados varios soldados armados con lanzas y espadas, custodiando cuatro horcas. El COMENDADOR se dirige al INQUISIDOR:

COMENDADOR (señalando indistintamente a frailes e indios)

Estos mismos frailes hace tan solo unos meses, auguraban la desaparición de la idolatría del demonio, y que el venir de los indios al bautismo era todo un hecho.

(pausa)

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Y sin embargo, unas semanas atrás, un grupo de salvajes fue hallado ofreciendo al demonio unas jóvenes crucificadas y pregonando: “mueran estas muchachas puestas en la cruz como murió Jesucristo, el cual dicen que era Nuestro Señor, mas no sabemos nosotros si lo era”.

DEFENSOR (Interrumpiendo con energía)

Esos indios ya recibieron sentencia por boca de su eminencia. ¡Este caso es bien diferente!

INQUISIDOR ¡No lo es!, pero a fuer de no distraer, atengámonos a los hechos que nos conciernen.

COMENDADOR Ayer este grupo de indios fue sorprendido adorando al demonio, ofreciéndole la sangre de un perro negro y bailando todos juntos con las vergüenzas sin cubrir. Es justo, su eminencia, que sean convertidos en esclavos y paguen su pecado, primero con el tormento y luego trabajando duramente en la construcción de nuestras ciudades.

(pausa) Si su eminencia no pone freno a tales hechos con un castigo ejemplar, se multiplicarán las herejías como la peor de las plagas.

El comendador se sienta, el defensor se levanta. Jerónimo observa a los indios, saca unos lentes y se queda muy fijo mirando a IX MU CUY. Su rostro queda petrificado, intenta mirarla con más atención, pero sus ojos cansados no se lo permiten.

DEFENSOR (mirando indistintamente al inquisidor y comendador) Sepa su eminencia, que los comendadores han logrado que los indios, en lugar de doctrina hayan tenido miserables tormentos, en lugar de darles el conocimiento de Dios, los han hecho desesperar... y lo peor es que quieren sustentar que, sin tormentos, no se puede predicar la ley de Dios.

El defensor se coloca en el centro del atrio.

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DEFENSOR Es ya harto demostrado que el interés de los comendadores, no es el de la redención del alma de questas gentes, sino la obtención de esclavos, a los que les obligan a todo género de trabajos, hasta alquilarlos para llevar cargas, utilizándolos como animales. Por eso eminencia, pido caridad y comprensión para con estos indios, que, desesperados por las injusticias que sobre ellos pesan, han vuelto al pecado, creyendo, en su gran ignorancia, que sus antiguos dioses podían salvarlos.

El defensor se sienta. Jerónimo intenta concentrarse en IX MU CUY, la mira pero no consigue verla bien.

INQUISIDOR

Herráis mucho los que decís, que es excusa suficiente la idolatría de los indios al demonio, por los agravios, vejaciones y malos ejemplos que los españoles les han dado. No lo es a fé mía, aunque parte de verdad hay en ello. Y siendo justo que lo mal hecho no quede sin reparación, es mi deber el tomar en cuenta questos lamentables hechos, dando una oportunidad a los indios, al ofrecerles la posibilidad de salvar sus ánimas si aceptan el bautismo, único sacramento capaz de perdonar sus pecados y mostrar su arrepentimiento. Así pues, los que acepten ser bautizados y se retracten de la adoración a sus ídolos, que sean azotados, y luego se les deje en libertad para que regresen a sus lugares de origen. En cambio, aquellos que no acaten la misericordiosa disposición que en nombre de nuestra Santa Madre la Iglesia les ofrezco, que sean ahorcados de inmediato.

El comendador se levanta con fuerza.

COMENDADOR

Eminencia, os ruego recapacitéis vuestra decisión.

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Dos huracanes han dejado muy dañada parte de la ciudad y de la iglesia; aun queda mucho por reconstruir. Además la viruela en tan solo un mes, ha diezmado a la población indígena. Hacen falta esclavos.

El inquisidor se queda unos segundos pensativo.

INQUISIDOR

¡Padre Jerónimo! El comendador haciendo un saludo respetuoso abandona la sala, acompañado de su secretario. El padre Jerónimo se levanta y se coloca frente al grupo de mayas.

JERÓNIMO (en maya )

¡Quiénes acepten ser bautizados dentro de la religión cristiana, salvaran sus vidas! ¡Los que rehusen serán ahorcados!

El grupo de prisioneros se mueve. Sólo unos cuantos se separan del grupo: Dos ancianos, tres mujeres y cuatro niños. El Padre Atacho se les aproxima, mira al resto del grupo, Jerónimo también lo hace, se acerca a IX MU CUY. El padre Atacho se vuelve hacia la mesa donde están las autoridades.

PADRE ATACHO (con voz triste)

Estos son los que aceptan ser bautizados. Unos soldados los conducen hacía el interior del convento. El INQUISIDOR se levanta de su silla.

INQUISIDOR (al capitán)

¡Capitán cumpla con la sentencia! Suena el redoble de un tamborcillo. JERÓNIMO lo mira con los brazos caídos. Su rostro está pálido. En su boca hay una mueca de tristeza. Mira a IX MU CUY.

JERÓNIMO

¡Señoría, os quiero pedir un gran favor! El INQUISIDOR se vuelve. JERÓNIMO une sus manos en actitud suplicante. Luego, señalando a IX MU CUY:

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JERÓNIMO (en tono suplicante)

¡Os ruego que me permitais interrogar a esta mujer! ¡He visto en su cara la duda que me permite adivinar lo que pasa por su mente! ¡Quizás aún pueda salvarla y ganar su alma para nuestro Señor Jesucristo! ¡Permitidlo, por caridad!

El inquisidor se dispone a marcharse sin contestar.

JERÓNIMO Eminencia, me permito recordarle que su excelencia el obispo va a venir la próxima semana. Os aseguro que mucho le complacerá oír, la paciencia que ha demostrado tener este Santo Tribunal para con los indios.

INQUISIDOR No sé como interpretar vuestras palabras, padre... ¿son una amenaza o un consejo?

JERÓNIMO Un sabio consejo eminencia.

El inquisidor recapacita.

INQUISIDOR

Disponéis de la prisionera hasta que el último hereje haya sido ejecutado. Si para entonces no la habéis convencido, será ahorcada como los demás.

JERÓNIMO sonríe agradecido. Hace una inclinación en señal de reverencia y se dirige a IX MU CUY. Con un gesto le indica que le siga y van hacía una de las puertas del convento. El inquisidor se marcha. SEC. 6. INT. CAPILLA. DÍA JERÓNIMO e IX MU CUY ingresan a una capilla de pequeñas dimensiones, que cuenta con un ventanuco, desde el cual puede verse el exterior y, sobre todo, el patíbulo donde está colocada la horca, donde van a ejecutar a los herejes. En el interior de la capilla hay una mesa y un par de sillas. En uno de los muros está colgado un crucifijo, cuya imagen expresa un profundo dolor.

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JERÓNIMO, de pie, mira fijamente a IX MU CUY y le dice:

JERÓNIMO (en maya y con la voz alterada por la emoción)

¡Sé quien eres, mujer! Te he reconocido al ver el lunar que llevas en la cara. ¡Es urgente que hablemos!

IX MU CUY permanece impávida, con la cabeza inclinada, mirando al suelo. JERÓNIMO se aparta un poco. Toma la silla por el respaldo.

JERÓNIMO (en español, suplicante)

¡Por favor, quítate ese gorro y siéntate! IX MU CUY no muestra reacción alguna. No deja translucir sus sentimientos. Levanta la cara y mira a JERÓNIMO con ojos ausentes. No se mueve. JERÓNIMO deja la silla, se acerca y la toma por la barbilla.

JERÓNIMO ¿No me entiendes? Tú sabes hablar mi lengua. ¿me equivoco?

(cambia de tono, habla con seguridad) ¡Claro que la hablas! ¡Tú eres hija de Gonzalo Guerrero! ¡Mi nombre como sabes es Jerónimo de Aguilar y él debió hablarte de mí..., de lo que pasamos juntos...!

IX MU CUY se despoja del Sambenito, se vuelve con nerviosismo hacia el ventanuco, luego, se deja resbalar lentamente sobre la silla. JERÓNIMO acerca la otra silla y se sienta en ella.

JERÓNIMO ¡No temas, sólo quiero hablar contigo! ¡Tu padre y yo compartimos mucho juntos! ¡Éramos muy jóvenes cuando llegamos a estas tierras...! Fue a causa de un terrible naufragio....

SEC. 7. EXT. MAR- BATEL. DÍA Sol implacable, el batel apenas se mueve en la inmensidad del mar. Nueve personas en condiciones desastrosas, permanecen en su interior. Cuatro hombres depositan el cadáver del capitán Valdivia en el agua. Son Gonzalo Guerrero, Iñigo de Burgos y dos marineros, Pelayo y Santiago. El padre Jerónimo 50 años más joven, tonsurado en el cráneo y vestido con los jirones de lo

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que fuese un hábito telar negro, da las pertinentes bendiciones. Dos mujeres, Doña Margarita de Anzures, bella, de 40 años, y Doña Cristina, mucho más joven, pero también más débil, apenas tiene fuerza para santigüarse, miran como flota en el mar, el cuerpo del que fuese su capitán. Las aletas de unos tiburones pasan junto al batel. Don Alvaro y Don Luis de buena cuna andaluza, padre e hijo, ambos con varios kilos de más, son los primeros en verlos.

DON LUIS ¡Mirad padre!, tiburones.

DON ALVARO Cada día tardan menos en acercarse... una mañana nos comerán a todos; a los vivos y a los muertos.

(gritando a los tiburones) ¡Tragaos a ese de ahí: al capitán, si!, que seguro su carne está tan podrida como su persona. ¡Coméoslo, no dejéis nada!.

DON LUIS Padre callad..., callad, ¡por Dios no habléis así!.

Los tiburones atacan el cuerpo de Valdivia, el agua se tiñe de sangre.

DON ALVARO ¡No dejéis ni uno de sus podridos huesos!.

IÑIGO DE BURGOS Don Alvaro, ¡os exijo el debido respeto!.

Doña Margarita mira a Don IÑIGO fijamente a los ojos. El padre Jerónimo va a intervenir pero es interrumpido.

DOÑA MARGARITA

¡Callaos vos don Iñigo!, si no sois lo bastante hombre para decir lo que en verdad sentís, permitid al menos que otros lo hagan.

Hay un silencio absoluto, los náufragos se miran. Jerónimo se sienta, los demás se acomodan y dejan pasar el tiempo. Gonzalo mira a Doña Cristina, la muchacha se tambalea al ritmo monótono del batel. En uno de esos movimientos se desploma. Gonzalo se aproxima a ella para asistirla. Doña Cristina le susurra.

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DOÑA CRISTINA ¡Por piedad!, dejadme tener una muerte digna.

Gonzalo la mira con ternura, luego agarra su puñal de la bota, y se da un tajo en las venas de la muñeca del brazo izquierdo. Brota su sangre. Con la mano derecha toma a Cristina por la nuca y la incorpora. Le coloca la herida en la boca para darle de beber.

GONZALO

¡Bebed por Dios señora! ¡bebed! ¡No podéis partir sin luchar!

Cristina abre los ojos, lo mira con agradecimiento y hace un gran esfuerzo para beber de la sangre de Gonzalo. SEC. 7A. EXT. MAR-BATEL. NOCHE Echado sobre el cuerpo inerte de CRISTINA, GONZALO dormita. Una mano lo toma por el hombro y lo sacude. GONZALO reacciona y se incorpora. Ve a JERÓNIMO, de pie, frente a sí.

JERÓNIMO (en voz baja, triste)

¡Ha muerto, Gonzalo! ¡Dios la tiene en su Santa Gloria!

GONZALO se incorpora, y comprueba que ha muerto.

JERÓNIMO (con compasión)

¡Déjame darle la Extremaunción, hijo! JERÓNIMO toma saliva de su boca y, con ella imprime en la boca y en la frente de CRISTINA los Santos Óleos.

JERÓNIMO (con solemnidad)

¡ Ego te absolvo... qui a pulvis eris et in pulvis reverteris...! ¡Señor apiádate de su alma y dale el descanso eterno...!

GONZALO y JERÓNIMO toman el cuerpo para arrojarlo al mar. Mas la voz de MARGARITA los detiene.

MARGARITA (imperativa)

¡Deteneos! ¡No la arrojéis!

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(reflexiva) Su carne puede salvar nuestras vidas.

(suplicante) Padre Jerónimo, nuestra necesidad es terrible. Tratemos de salvarnos los que aún estamos vivos. La carne y la sangre de esta amada mujer puede darnos fuerza para soportar unos días. Ella se sentirá feliz de ayudarnos. ¡Estoy segura!

Iñigo, que está sentado a un lado de MARGARITA, interviene.

IÑIGO (con vehemencia)

¡Todavía podemos salvarnos! He observado que el batel se mueve más rápido que antes, lo que me dice que alguna corriente nos está llevando, quizás, a tierra firme...

MARGARITA lo interrumpe.

MARGARITA (con tono reflexivo)

¿No es mejor servir a Dios conservando nuestras vidas, que dar ese alimento a los tiburones. ¿Podrá haber pecado en ello?

JERÓNIMO no responde de inmediato. Levanta la cara al cielo y medita unos segundos y con tremendos remordimientos asiente con la cabeza. Un murmullo se esparce, colocan el cuerpo de doña Cristina en el centro del batel. SEC. 8. EXT. PLAYA COCOMES- BATEL. DÍA Amanece. En las caras de los náufragos dormidos se ven rastros de sangre. Jerónimo es el primero en despertarse, ve las caras de sus compañeros. Aterrorizado se toca la suya, entonces, inmediatamente se asoma a la borda para limpiarse cuando en vez de agua, encuentra arena. Están en una playa. Jerónimo salta a la arena anda unos pasos, se arrodilla y grita con todas sus fuerzas.

JERÓNIMO

¡Bendito sea Dios! Don Alvaro y Don Luis se incorporan, tardan un segundo en reaccionar y saltan a la arena:

DON LUIS (con algarabía)

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¡Nos hemos salvado! ¡Dios que nos hemos salvado! ¡Padre... tierra...!

DON ALVARO (enloquecido, entre sollozos, besos y abrazos a su hijo)

¡Santa María ha escuchado mis rezos! Gonzalo, Doña Margarita y el resto, pisan la arena. Dan saltos de alegría mientras rezan y se abrazan los unos a los otros. SEC. 9. EXT. PLAYA COCOMES. NOCHE Colocados alrededor de una hoguera, los sobrevivientes, se recuperan comiendo almejas, pescados, raices, y bebiendo agua de coco. Hay un silencio absoluto, Gonzalo los observa.

IÑIGO DE BURGOS Al amanecer, un grupo debe ir a buscar un sitio elevado que nos permita ver la mar y hacer señales, en caso de que pase un navío. Los demás se quedarán aquí almacenado víveres.

DON ALVARO Tambien podríamos mejorar el batel con una vela y unos remos para poder seguir la costa, y en caso de necesidad huir.

GONZALO No tenemos conocimiento si hay indios en este lugar, ni siquiera sabemos si es insula o tierra firme. Me parece poco prudente el separarnos, seguimos estando muy débiles de fuerzas, mejor sería encontrar una cueva o un lugar de dícifil acceso, almacenar víveres, agua, descansar, y sobre todo intentar........

IÑIGO DE BURGOS (interrumpiendo)

Marinero, no podemos cruzarnos de brazos hasta que vos os sintaís bien para comenzar a trabajar. ¿acaso se os secó el cerebro?

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GONZALO No señor, mi cerebro se halla en buen estado, pero creo que es peligroso el separarnos hasta no haber recuperado las fuerzas.

JERÓNIMO Don Iñigo tiene razón. Es muy importante encontrar un punto donde divisar navíos, mientras reparamos el batel y almacenamos alimentos.

IÑIGO DE BURGOS

Decidido está; mañana nos dividiremos.

SEC. 10. EXT. SELVA COCOMES. AMANECER El sol es una circunferencia roja. GONZALO, JERÓNIMO, Luis y Alvaro caminan por la selva. GONZALO, que va delante, abre con sus brazos unas plantas. Se detienen en un claro, miran en todas direcciones y continúan su marcha. Un pájaro levanta el vuelo. Jeronimo lo señala y sonríe. Se escuchan sonidos propios de la selva. SEC. 11. EXT. SELVA COCOMES CAMPO MAIZ. DÍA Están parados en medio de un campo parcelado en forma rudimentaria. En él hay unas plantas de maíz de las que cuelgan unas mazorcas raquíticas. Don Alvaro desprende una mazorca, le quita las hojas y mira los granos. Los demás lo observan. Luis le arrebata la mazorca y la muerde. Mastica con fuerza. Hace un gesto de desaprobación. Escupe.

LUIS (con disgusto)

¡Sabe a tierra con dulce! GONZALO le arrebata el resto de mazorca. La mira.

GONZALO (reflexivo)

¡Estas plantas no son silvestres! ¡Han sido sembradas por alguien!

JERÓNIMO mirando hacia varios lados.

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JERÓNIMO (temeroso)

¡Es mejor que partamos de aquí..! ¡Regresemos con los demás!

SEC. 12 EXT. CAMINO SELVA COMOMES DÍA. Los españoles andan aprisa entre la arboleda cuando muy cerca escuchan una mezcla de gritos de horror. Sus compañeros están siendo atacados.

DON LUIS Escuchad, están siendo atacados.

DON ALVARO

Dios se apiade de ellos...

GONZALO

Quédense aquí escondidos, voy a acercarme a ver cuantos son. Si los nuestros son prisioneros, los rescataremos.

Gonzalo se dispone a salir cuando escuchan el ruido de unas matas; se esconden. Gonzalo se mete entre las ramas y se acerca al ruido. Tambaleándose, cubierto de sangre aparece Iñigo de Burgos. Del cráneo le sale mucha sangre, incluso trozos de carne. Al ver a sus compañeros se desploma. Gonzalo lo mira, Iñigo le devuelve la mirada pidiendo piedad. Entonces, sujetando la cabeza de Iñigo saca su puñal de la bota y se lo clava en el cuello. La muerte de Iñigo es inmediata. Gonzalo limpia y guarda su cuchillo en la bota. Se disponen a esconder el cadáver entre la maleza cuando se ven rodeados por los mayas cocomes. Entre ellos está doña Margarita, con la ropa rasgada, y las manos atadas. Inmediatamente son hechos prisioneros. Gonzalo intenta hablar con el jefe, éste le da un macanazo en la cabeza y cae desmayado al suelo. Los mayas obligan a don Luis y a don Alvaro a cargar con Gonzalo. SEC. 13. EXT-INT. JAULAS PRISIONEROS. ATARDECER La cara de Gonzalo es limpiada con un paño húmedo. Doña Margarita lo cuida refrescándole con un cubo de agua. Gonzalo abre los ojos, poco a poco se da cuenta donde está: un poblado indio, metido en una gran jaula con sus cinco compañeros. Doña Margarita le mira sonriendo.

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DOÑA MARGARITA (a los demás)

Ya vuelve en si.

Todos se acercan.

JERONIMO Gonzalo..... tranquilo. Seguimos vivos.

Gonzalo se incorpora ayudado por doña Margarita. Mira a su alrededor. Se toca la cabeza, nota un chichón.

GONZALO ¿Donde estamos?

DON LUIS En las jaulas de unos salvajes.

JERÓNIMO Tienen una cierta civilización, y por lo poco que hemos podido ver, una estructura de mando y religión. Creo que nuestras vidas dependen de la decisión que estos mandos tomen. Fijaos en el poblado, mirad cuanta actividad.

Gonzalo mira. POV. Gonzalo. Es un poblado compuesto por chozas, en el centro tiene dos edificios piramidales magníficos, pero medio abandonados. Todos los habitantes están muy activos, las madres limpian y hacen preciosos peinados a sus hijas, a las que poco a poco van vistiendo de blanco en las puertas de sus casas. La viejas dan instrucciones a las madres y encienden poom . Los hombres preparan grandes hogueras, se adornan la cabeza con plumas y se pintan los cuerpos. Un guerrero que está de guardia, mira de vez en cuando a los prisioneros. Un grupo de niños curiosos quieren acercarse a la jaula, pero el guardia se lo impide.

GONZALO Se preparan para algo.

JERÓNIMO

Algo que no es darnos la bienvenida.

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GONZALO Debemos encontrar la forma de escapar.

JERÓNIMO Cuidado, se acerca un grupo.

Un grupo precedido por el viejo HALACH UINIC, cuyas facciones y atuendo señalan su autoridad, se acerca hasta la jaula, y recorre lentamente con la mirada a los prisioneros. Ha Op un sacerdote de menor rango, espera impaciente al lado de su jefe.

HALACH UINIC (en maya)

Solo valen los dos gordos, los otros estan demasiado débiles; que coman y engorden.

HA OP

(en maya)

Gran señor, el Dios Ah Puch no ha recibido desde hace ya un tiempo sangre de mujer.

El Halach Unic se introduce en la jaula y del brazo saca a doña Margarita. La obliga a abrir la boca para examinar sus dientes. Luego le pellizca los pechos. Doña Margarita está aterrorizada. La vuelve a meter en la Jaula.

HALACH UNIC (en maya)

Ah Puch la recibirá dentro de una luna, cuando este gorda y sana. Las palabras han sido dichas.

El Halach Unic se retira seguido por dos guerreros. Otros dos Guerreros se meten en la jaula y sacan a Don Luis y a Don Alvaro. Padre he hijo se miran muertos de miedo. HA OP se acerca a ellos, los mira. Los guardias les rompen la ropa dejándoles totalmente desnudos. Otro hombre trae unas vasijas con pintura y comienzan a pintarles el cuerpo con una tintura de color azul cobalto. A Luis le cae una lágrima, su padre le da ánimos con una sonrisa de muerte. Doña Margarita en el suelo de rodillas llora desconsolada. GONZALO se dirige a un rincón de la parte posterior de la jaula, donde el guardia difícilmente puede ver lo que hace. Se acuclilla, extrae el puñal que lleva en su bota y, con mucho disimulo, comienza a cortar las cuerdas que unen los barrotes de la jaula.

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Don Alvaro y Don Luis continúan siendo pintados; el proceso es lento. A su alrededor han colocado unas antorchas sin encender. SEC 14. ATARDECER PUESTA DE SOL CONTRA PIRÁMIDE. Mientras el sol se acuesta, todo el poblado guarda un respetuoso silencio. Con el último de los rayos suenan los tambores. Desde las jaulas se escucha con terror la música. Los cocomes están vestidos para el sacrificio. Las antorchas que rodean a Don Alvaro y a Don Luis son encendidas. Las dos víctimas están listas para el sacrificio. Don Alvaro se atreve hablar a su hijo.

DON ALVARO (conteniendo las lágrimas)

Luis; antes de encontrarnos en el siguiente mundo; os digo que no hubiese podido tener otro hijo al que haya respetado y admirado tanto. Habéis sido un gran hijo y mucho os lo agradezco.

DON LUIS (sacando fuerzas de donde puede)

Padre, el morir junto a usted es el mayor de los honores. Si tenéis tranquila vuestra conciencia, nos veremos pronto ahí arriba.

(pausa)

Enseñemos a estos indios como mueren dos andaluces de alta cuna.

Llega un grupo de sacerdotes de bajo rango y varios guerreros con su NACOM.

NACOM COCOME ( en maya, con autoridad )

¡Entréganos a los prisioneros destinados al sacrificio que ofreceremos al dios Ah Puch!

Ha Op entrega a los señalados para el sacrificio. Estos parten custodiados por el grupo hacia la pirámide. Solo queda el guardia

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JERONIMO (a los de la jaula)

La muerte no es tanta, si uno sabe morir como nuestros compañeros. Mirad y aprended. Ahí van el hijo junto al padre, unidos por el amor y la limpieza de sus almas.

Los dos caminan juntos hacia una peidra junto a una deidad. MARGARITA observan todo con terror desde los barrotes de su jaula. GONZALO, en cambio, permanece sentado cortando las cuerdas. El movimiento de sus hombros indica que lo está haciendo con rapidez. POV. Margarita y JERÓNIMO: Un Nacom (jefe de guerreros) clava un puñal en el pecho de Don Luis, extrae su corazón y se lo entrega a un Chace (sacerdote). Éste lo eleva al cielo y lo ofrece en sacrificio al dios Ah Puch. El sonido de las caracolas y los tambores aumenta de intensidad. El guardia se distrae mirando el sacrificio. Sin perder el tiempo, Gonzalo separa los barrotes, y por el agujero salen los tres prisioneros. Gonzalo no resiste mirar hacia atrás. Mientras Jerónimo da la bendición. POV GONZALO – Don Alvaro es colocado en la piedra de los sacrificios. Los españoles desaparecen por unos matorrales. SEC. 15. INT. CAPILLA. DÍA JERÓNIMO está parado a un lado de IX MU CUY. Mira en dirección al crucifijo. Toma aliento.

JERÓNIMO ( con voz ronca y algo de carraspera )

¡Fue en esa ocasión que presencié, por primera vez, un sacrificio humano!

JERÓNIMO vuelve a sentarse y la mira fijamente.

JERÓNIMO ( elevando el tono de voz )

¡Tu padre y yo pudimos haber sido sacrificados para alabar a demonios de piedra y de barro.

IX MU CUY desvía la mirada y la clava en el crucifijo. Interrumpe a JERÓNIMO.

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IX MU CUY ( con voz neutra, más para sí )

Ahí a fuera, mi gente, mis amigos están siendo Ahorcados. Están siendo sacrificados en nombre de su Dios.

Ix Mu Cuy baja la mirada y queda callada. Un grito proviene del exterior. Al segundo se eschucha el peso de la horca. Ix Mu Cuy hace un gesto de dolor, mira a Jerónimo.

IX MU CUY Vuestra historia con mi padre, me alivia esta amarga espera. Continuad os lo ruego.

SEC. 16. EXT. SELVA. NOCHE. GONZALO, JERÓNIMO y MARGARITA corren a tropezones por la selva. Indistintamente, caen y se levantan. GONZALO separa unas hojas con sus brazos y pasa. JERÓNIMO patea accidentalmente un montón de hojas y un faisán sale corriendo. MARGARITA suda y jadea. Al pasar junto a una rama, se araña la cara con las espinas y grita asustada. SEC. 17.EXT. SELVA CLARO. NOCHE Entran en un claro. MARGARITA tropieza y cae exhausta. JERÓNIMO y GONZALO, que iban un poco adelante, se detienen y regresan hasta donde está ella. Mostrando desaliento, JERÓNIMO se inclina y pasa su mano sobre la cabeza de MARGARITA.

JERÓNIMO ( conmovido )

¡Pobre mujer, Gonzalo! ¡Está deshecha! ¡No puede con su alma..!

GONZALO, a su vez, se inclina.

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GONZALO ( condescendiente )

¡Pasemos aquí la noche, padre! ¡Creo que ya estamos muy lejos de nuestros enemigos!

SEC. 17ª. EXT. SELVA CLARO. DÍA Amanece. GONZALO, JERÓNIMO y MARGARITA duermen a pierna suelta. La cara de GONZALO recibe la luz de los rayos del sol. La mano pequeña de un niño se interpone y crea una sombra. La mano le coge la barba y se la jala. GONZALO despierta, sobresaltado. Una familia maya los observa a unos pasos con curiosidad. Las sonrisas en sus labios indican una actitud amistosa. Un niño se esconde detrás del huipil de su madre. Ésta lleva un itacate en sus manos. GONZALO se incorpora de un salto y recula dos pasos. MARGARITA abre los ojos, ve a los mayas y lanza un chillido. JERÓNIMO se levanta y sacude su hábito. El PADRE MAYA toma el itacate que lleva su mujer, lo abre y saca unos tacos. Los ofrece a los españoles. Con cautela, GONZALO se aproxima y los toma. Lleva uno a su boca y mastica. Un hilo de grasa escurre por su barba. JERÓNIMO y MARGARITA se acercan y cada uno coge su ración y la devora con avidez. Los mayas ríen y se palmean los muslos con alegría. A continuación, la familia maya se aleja. El niño camina de espaldas, pues no quiere perderse el espectáculo. Se detienen. Se vuelven hacia los españoles y les hacen señales para que los sigan. GONZALO se gira a mirar a JERÓNIMO. Éste levanta los hombros y dice:

JERÓNIMO ( enfatizando cierta esperanza )

¡Se ven pacíficos! ¡quizás nos den agua!

MARGARITA interviene:

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MARGARITA ¡Me muero de sed! ¡Seguro que tienen agua!

Los tres echan a andar siguiendo a los mayas. SEC. 18. EXT. HAMANHA. DÍA. Guiados por la familia maya, GONZALO, JERÓNIMO y MARGARITA entran al poblado llamado HAMANHA. Caminan hasta llegar a la plaza principal y se detienen. Se escuchan voces, ruidos de cinceles golpeando sobre canteras, piar de aves, murmullos. Algunos hombres, vigilados por un guerrero Xiu, labran una estela colocada en el suelo. De varias casas surgen algunos habitantes del poblado y acuden hasta donde están parados la familia maya y los españoles. Los rodean con curiosidad. Un ANCIANO XIU se aproxima y, dirigiéndose, al PADRE MAYA, interroga:

ANCIANO XIU ( en maya, con curiosidad )

¿Quiénes son éstos que aparecen con el sol de la mañana?

El PADRE MAYA ve a los españoles y contesta:

PADRE MAYA ( en maya, con cierta admiración )

¡Por el color de sus cabellos y barbas, deben ser enviados de Kukulcán!

La MADRE MAYA mira, a su vez, a los españoles y con una sonrisa un tanto despectiva, interviene:

MADRE MAYA (en maya, sarcástica)

¡No, no pueden ser dioses! ¡Basta ver la debilidad de sus brazos, el hambre y la sed que pintan sus caras! ¡Son gente perdida en el mar!

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El sonido, estridente, de una caracola interrumpe los comentarios. Cruzando la plaza viene el Halach Uinic TAXMAR, autoridad suprema de los Xiúes, quien viene acompañado de un Nacón, jefe de los guerreros. A cierta distancia, mientras todos guardan un silencio respetuoso y expectante, TAXMAR y el NACÓN observan a los extranjeros.

TAXMAR ( en maya, con autoridad )

¡Veamos quiénes son y de dónde vienen!

Ambos se aproximan hasta donde están los españoles. Los xiúes abren paso. TAXMAR, mirando a JERÓNIMO de arriba abajo, pregunta:

TAXMAR ( en maya, gesticulando con autoridad )

¿Por qué están aquí? ¿ Quién los envía a las tierras sagradas del Mayab?

JERÓNIMO no entiende lo que le dice TAXMAR, pero por sus ademanes deduce lo que le pregunta. Se arrodilla y comienza a dibujar en el suelo un barco sobre las aguas, mientras dice:

JERÓNIMO ¡Venimos de tierras lejanas, somos españoles y nuestro barco naufragó...!

TAXMAR escucha su explicación atentamente, y logra comprender un poco. Mira al NACÓN y frunce el ceño.

TAXMAR ( en maya, con desprecio )

¡Ya veo que no los envían nuestros enemigos, los cocomes! ¡ Que son sólo unos perdidos!

Luego, dirigiéndose al NACÓN, lo instruye:

TAXMAR ( en maya, con autoridad )

¡Más parecen animales que hombres! ¡No sirven para agradar a los dioses! ¡Los tendremos como esclavos! ¡Entrégalos a TZOHOM, para que él se haga cargo!

GONZALO, JERÓNIMO y MARGARITA son obligados a andar por un NACÓN.

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SEC. 19. EXT. TEMPLO EN CONSTRUCCIÓN. DÍA El NACÓN conduce a los españoles hasta el sitio donde se está construyendo un templo. Alrrededor del templo se ven varios esclavos trabajando. Todos tienen la frente pintada de color blanco. Se escuchan sonidos de punzones chocando contra las piedras de cantera. Voces de mando en maya. El NACÓN se acerca a un hombre, TZOHOM, que está de espaldas supervisando el trabajo de los esclavos y que viste una túnica escasamente decorada, que indica un rango menor, y se coloca a su lado.

NACÓN ( en maya, respetuosamente )

¡Mi señor Taxmar me envía contigo, venerable Tzohom, para que te entregue a estos esclavos!

Ambos se vuelven y miran a los españoles. TZOHOM frunce el ceño en señal de decepción.

TZOHOM (en maya)

¡Nunca los había visto en tan lamentable estado, ni tan extraños de apariencia! ¡Pero si mi señor Taxmar lo ordena..!

TZOHOM y el NACÓN se acercan a los españoles

NACÓN (en maya)

¡Éste es el sacerdote Tzohom a quien deberán obedecer ciegamente, a riesgo de perder sus vidas si no lo hacen! ¡Él les indicará sus tareas!

TZOHOM, recula un par de pasos. Saca de su cintura un pequeño pote de cuero. Mete los dedos en su interior y los saca embarrados de una especie de pintura blanca. A continuación, se acerca a cada uno de los españoles y les pinta la frente para señalarlos como esclavos.

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SEC. 19ª. EXT. TEMPLO EN CONSTRUCCIÓN. DÍA GONZALO golpea con una especie de mazo el piso de roca caliza para tratar de desprender un bloque señalado con unas cuñas enterradas en el piso. Su cara y su cuerpo sudan a raudales. Una de sus manos sangra ligeramente. JERÓNIMO transporta sobre sus brazos una piedra cortada. Sufre por el peso. El sudor empapa su rostro. MARGARITA se afana por juntar un montón de piedras. Su gesto es de profunda amargura y desolación. Sus labios están agrietados. Uno de sus hombros y su cuello se muestran quemados por el sol. SEC. 20. EXT-INT. JAULAS ESCLAVOS. NOCHE Se escuchan los sonidos de los insectos de la noche. Algunas voces y gritos a lo lejos. Dentro de una jaula similar a las de los cocomes, MARGARITA tose y boquea. GONZALO la ayuda a beber agua. JERÓNIMO, un poco separado, reza el Ave María.

JERÓNIMO (con devoción)

¡... llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita entre todas las mujeres..!

JERÓNIMO interrumpe su oración, para, desde su lugar, decir a GONZALO:

JERÓNIMO (lleno de esperanza y fe)

¡Esta prueba nos la manda el Señor, para probarnos en la fe y hacernos pagar nuestros pecados en vida!

GONZALO se separa un poco de MARGARITA, y se vuelve a mirarlo. En su cara está impresa la duda. MARGARITA solloza y tose.

GONZALO ¡Infierno y esclavitud deben ser lo mismo padre! El purgatorio es para los santos.

JERÓNIMO Ten fe y vivirás, recuérdalo bien Gonzalo.

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SEC.21. EXT. TEMPLO EN CONSTRUCCIÓN. DÍA EN SUBTITULOS: VARIOS MESES DESPUES. JERÓNIMO rueda una gran roca hasta los pies de un guardia. Éste lo detiene, le indica que no con la cabeza y lo hace girar en otra dirección. Su cabello rubio cae sobre su frente. Los huesos de sus costillas y de su columna vertebral muestran su lamentable estado físico. GONZALO intenta subir una piedra hasta una plataforma del templo. Sufre al hacerlo, se tambalea y está a punto de caer. Deja la piedra en un escalón para darse un respiro. Un guardia le da un golpe por la espalda. GONZALO lo mira continúa con su tarea. MARGARITA se ve exhausta, insolada. Se tambalea de un lado a otro sin atinar qué hacer. Pronuncia incoherencias:

MARGARITA (enajenada por la fiebre)

¡Madre voy a por agua a la fuente..!

Un guardia llega y le da unos varazos en las piernas. MARGARITA gime, llora y comienza a acarrear piedras. SEC. 22. EXT-INT. JAULAS ESCLAVOS. NOCHE. Margarita delira a causa de la fiebre. Jerónimo le pasa un paño húmedo por la frente. Gonzalo desesperado, hundido, mira hacia la selva muy pensativo. Lentamente gira la vista hacia sus dos compañeros, la situación no puede ser más patética, Margarita tiembla y delira mientras Jerónimo la cuida rezando entre susurros inteligibles. Gonzalo lentamente se levanta, se quita los pocos trapos que lleva encima, con estos hace una soga, la engancha a las barras del techo, de un salto se cuelga de ellas, introduce la cabeza en el lazo de su horca, y se deja caer. Jerónimo entonces mira y ve a su compañero a punto de ser estrangulado, por un momento duda si dejarlo morir; no puede, se levanta y agarra a su amigo por las piernas, este intenta desprenderse del cura pero no lo consigue. La soga se rompe y los dos caen al suelo. Gonzalo tose mucho, suda, respira muy aprisa.

GONZALO ¿No quiero seguir viviendo? ¿qué razón hay para seguir con este tormento?

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JERÓNIMO El señor te mantiene vivo por algo, ten fe y muy pronto veras la señal.

Jerónimo se levanta y se acerca a doña Margarita para seguir cuidándola. Gonzalo, tumbado sobre un hombro cierra los ojos, y comienza a rezar, se queda dormido. Algo lo despierta, cerca de su cara mirándolo fijamente, hay una gran serpiente cascabel desafiándolo, Gonzalo se queda quieto, la mira, la sonríe.

GONZALO (a la serpiente)

Venid y metedme vuestro poderoso veneno en el cuello. Sacadme de este infierno.

La serpiente lo sigue mirando fijamente, lentamente se da la vuelta y sale de la jaula entre los barrotes. Gonzalo cierra los ojos.

GONZALO (hablando en tono muy bajo)

Jesus mi Señor, a vos os dejaron morir en la cruz, permitid que yo muera en la mía.

SEC. 23. EXT. TEMPLO EN CONSTRUCCIÓN. DÍA Españoles y esclavos mayas trabajan arduamente. GONZALO, JERÓNIMO y MARGARITA están subiendo, con tremendo esfuerzo, una cantera muy grande hacia la segunda plataforma del templo. Gonzalo se fija que se acerca un grupo de personas importantes. Son TAXMAR acompañado del Halach Uinic de Oxtankah, NA CHAN CAN, y de su hija la princesa IX CHEL CAN. Nunca los había visto antes. TZOHOM se aproxima para recibirlos, presentándoles honores.

TAXMAR ( en maya, con solemnidad )

¡He hablado a nuestros visitantes acerca de los extranjeros, Tzohom; y ellos han mostrado interés en verlos! ¡Haz venir sólo a los varones, la mujer me es muy desagradable!

TZOHOM silva al guardia que custodia a los españoles; le hace señas de luz con un pequeño espejo metálico, el guardia regresa con los hombres. MARGARITA se

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queda sola parada frente a la gran piedra. Un esclavo maya se aproxima y, entre ambos, intentan subirla otro peldaño. A una distancia prudente, GONZALO y JERÓNIMO son mostrados a los ilustres visitantes. Señalándolos con la mano, NA CHAN CAN comenta:

NA CHAN CAN ( en maya, con admiración )

¡Son tan raros como me dijiste, Taxmar! ¡Nunca antes había visto tanto cabello en la cara de un hombre, ni ojos del color del agua! ¿Serán debuen agüero y queridos por nuestro dios Itzamaná?

IX CHEL CAN, al escuchar a su padre mira rápidamente a JERÓNIMO y, luego, pasea, con disimulo, los ojos sobre la figura de GONZALO. Gonzalo se da cuenta de esto, y se le encoge el estómago, al mirar a los ojos de la bella princesa. TAXMAR, mirando a NA CHAN CAN, responde:

TAXMAR (en maya, sopesando sus palabras)

¡No lo sé, noble señor de Oxtankah, sólo puedo asegurar que, a pesar de estar tan delgados, son muy fuertes! ¡Los ojos del que tiene el cabello más claro (JERÓNIMO) son pacíficos y bondadosos, los del otro tienen fuego!

IX CHEL CAN mira hacia otra parte. Su mirada se encuentra con la figura de MARGARITA que sube, tambaleante, un par de peldaños. IX CHEL CAN vuelve la mirada hacia GONZALO, pero éste, consciente de su atrevimiento y de las consecuencias que ello puede traerles, evita mirarla. De pronto, se escucha un grito desgarrador. MARGARITA da un traspié y, luego, cae del templo arrastrando consigo la gran cantera que habían subido entre los tres. Su cuerpo queda tirado inerte sobre el suelo. IX CHEL CAN grita aterrorizada. GONZALO y JERÓNIMO reaccionan de inmediato. Tratan de ir en auxilio de MARGARITA. TZOHOM y el guardia que los acompaña, se interponen. Gonzalo instintivamente, pega a Tzohom un puñetazo en la cara tirándolo al suelo. Pronto el esclavo tiene a dos guardias sujetándole y golpeándole. Tzohom desde el suelo hace una seña y unos treinta hombres con palos se acercan donde está. Forman un

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pasillo de 15 hombres a cada lado, Gonzalo va a tener que pasar por él. Jerónimo cae de rodillas en el suelo. Todos dejan de trabajar, esclavos y guardias, quieren ver como a Gonzalo le van a romper cada uno de sus huesos. TAXMAR da la espalda a los españoles y se dirige a NA CHAN CAN.

TAXMAR (en maya, un poco alterado)

¡Es mejor que nos retiremos, señor Na Chan Can; los extranjeros han perdido el control de su actos y no quisiera exponerte, menos a tu hija, a presenciar algo desagradable!

NA CHAN CAN, evidentemente impresionado por lo que ha sucedido, responde:

NA CHAN CAN (en maya, impresionado)

¡La muerte por accidente, es un acto lamentable que no gratifica ni a los hombres ni a los dioses; y siempre es doloroso contemplarla!

TAXMAR lo escucha con atención y mueve la cabeza afirmativamente. TAXMAR, NA CHAN CAN e IX CHEL CAN se retiran en dirección a la plaza de Hamanha. Gonzalo es colocado frente al pasillo. Jerónimo reza de rodillas llorando; un guardia indica a Gonzalo que ande por el pasillo, pero este mira a su alrededor. Hay un silencio absoluto, todos están quietos, esclavos y vigilantes esperan ver la paliza que van a dar a Gonzalo. Este entonces comienza a bailar y a cantar, lo hace de una manera tan graciosa que los esclavos comienzan a reírse, luego los guardias. Gonzalo continua bailando, las risas llegan hasta los oídos de los caciques y de la princesa que se vuelven a ver que ocurre, los tres se contagian de la risa. Ix Chel Can ríe con inocencia, también Taxmar. Le hace tanta gracia que se acerca a Tzohom y quitándose un collar de jade que lleva, se lo entrega.

TAXMAR (en maya)

He decidido, quedarme con este esclavo, es valiente y me ha hecho reír.

Tzohom lo mira con extrañeza. Se gira a mirar a Gonzalo, luego vuelve la mirada a Taxmar y sonríe. Observa el bello collar, lo muestra a los demás. Estos hacen exclamaciones de admiración. Tzohom dando empujones a Gonzalo le indica que siga al cacique.

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Gonzalo agarra del brazo a Jerónimo, y suplicando con gestos al cacique le pide que venga con ellos. Taxmar siente lastima de los españoles, observa el cuerpo de Doña Margarita. Mira un momento a Ix Chel Can, que ríe con la extraña actitud de los extranjeros. Esto convence al cacique, acepta a Jerónimo y con gestos les indica que recojan el cuerpo de su compañera. Los españoles obedecen. Los caciques y la princesa se retiran. El duro trabajo de la construcción vuelve a su rutinario ritmo. Ya a lo lejos, la princesa mira como los dos esclavos cargan el cuerpo de su compañera. SEC. 24 INT. CAPILLA. DÍA JERÓNIMO sentado, con mucha calma.

JERÓNIMO (en voz alta, explicando)

¡A partir de ese momento nuestra situación cambió! Taxmar se mostró bondadoso con nosotros. Nos dio suficiente agua y comida. Recuperamos las fuerzas y pudimos hacer mejor nuestro trabajo; que consistía en sacar la miel de las colmenas, soportando con amargura y dolor las picaduras de tan bellos insectos

IX MU CUY, se muestra curiosa.

JERÓMIMO Pasaron los meses, y nuestro amo nos tomó mucho cariño. Con infinita paciencia nos enseñó su idioma. En agradecimiento le hicimos un obsequio. Juntamos la cera de las abejas con algodón, y por vez primera , tus antepasados vieron una vela. SEC. 25 INT CHOZA ESPAÑOLES. NOCHE. Los españoles están físicamente muy mejorados, se visten con el Ex al modo indio. Modulan cera de las abejas, convirtiéndola en velas, en el centro colocan unas tiras de algodón que les servirá de mechas.

JERÓNIMO (Trabajando poco convencido)

Espero que vuestra idea funcione. Son demasiadas ya las picaduras de las abejas, que mi pobre cuerpo soporta para hacer cuestas velas.

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GONZALO

Como no va a funcionar. Lo único que estamos haciendo, es dar un regalo a alguien que nos trata con amor y respeto, aunque seamos sus esclavos. ¿Dígame padre, que comendador trata así a un esclavo? Ahora tenemos comida, nuestra propia choza, un trabajo duro pero llevadero. ¿Qué más puede desear un esclavo?

JERÓNIMO (parando de trabajar)

¿Qué locuras decis? Son muchos los esclavos que tienen vida decente y cristiana en la Fernandina; y muy pocos los suicidas como vos. Recordad a la pobre Doña Margarita, muerta por el agotamiento y la enfermedad; ni un solo día la dejaron descansar. Que hay de nuestros compañeros, a los que en nuestra presencia les arrancaron el corazón.

GONZALO ¿Cuantos son los judíos y musulmanes torturados por la santa inquisición? Recordad lo que nuestras tropas ficieron en el Darien. ¿No dejamos nosotros mismos morir, a todos los cafres encerrados en la bodega del barco, mientras este se hundía? ¿No recordáis sus gritos de espanto?

JERÓNIMO Gonzalo, mucho me preocupa el oíros hablar de esta manera. ¿Estais cuestionando acaso la santa misión que vinimos a hacer?

GONZALO Padre, nunca pondré dudar de la santa misión que a estas tierras vino usted a hacer. Pero si, pongo en cuestión lo que yo, y muchos; la mayoría de los aquí venimos hacemos. Robar, violar y esclavizar a estos indios, que nada nos han hecho. Padre los que aquí venimos, poco nos importa el alma de estas gentes, lo que nos interesa es el oro y las riquezas que ellos tienen.

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JERÓNIMO

Por tener estos malos pensamientos, en Sevilla os quemarían. Hablais como hereje.

GONZALO No es a mi a quien debeís cristianizar, son los indios quien necesitan de vuestros consejos. Ahora conocemos su lengua, ahora vamos a facerles un gran favor.

(pausa) Para iluminar sus hogares, no tendrán la necesidad de soportar el calor de la hogueras. Taxmar mucho nos lo agradecerá. Entonces padre y solo entonces tendréis la oportunidad de predicar, de convertir al cacique a nuestra santa religión.

JERÓNIMO No se si sois vos ,o el mismo diablo quien habla por vuestra boca. Pero he de daos la razón, nada perdemos con nuestro simple pero valeroso obsequio, y mucho a cambio hemos de ganar. La posibilidad de convertir al gran Taxmar. Su pueblo, sus gentes lo seguirán.

Los dos se ponen a trabajar. SEC. 26. INT. PALACIO TAXMAR. ATARDECER. Los españoles caminan apresurados llevando una vela encendida en sus manos. Pasan por varios salones, recorremos con ellos parte del palacio, la gente se asombra al ver tan prodigiosa maravilla. Los españoles bajan por unas escaleras iluminadas por unas antorchas. SEC. 27. INT. CENOTE DZNIB. ATARDECER Los esclavos presentan la vela a su señor, mientras este es atendido por sus hijos, que le colocan el atuendo para la cena. Taxmar se queda muy impresionado con la vela.

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TAXMAR (en maya)

Es hermosa su luz.

Sus hijos aprueban su observación con pequeños sonidos guturales. Jerónimo y Gonzalo se miran llenos de satisfacción.

TAXMAR (en maya)

¿Para esto usáis la cera de mis abejas?

JERÓNIMO (en maya)

Para daos a conocer una de nuestras luces. Para que ilumineis vuestra casa, sin tener que Soportar el calor de las hogueras.

Mintras Jerónimo habla nos acercamos a un C.U. de su boca, salimos y entramos en foco. Los diálogos apartir de ahora serán siempre en castellano.

JERÓNIMO (en español)

Gran señor, os podemos dar a conocer muchas cosas de nuestra tierra. Daos a conocer la verdadera luz de luces.

Taxmar agarra la vela y la observa de cerca, casi se quema y se ríe. Acerca la vela a uno de sus hijos y este al sentir el calor se asusta; todos ríen. Con el movimiento la vela se apaga, gran desilusión de Taxmar y sus hijos. El cacique mira a los españoles desilusionado.

TAXMAR La luz de los Castillan, es pobre como sus vidas. Es frágil como su piél.

Taxmar le entrega la vela con cierto pesimismo y se dispone a marchar. Gonzalo con la vela en la mano, se acerca a una antorcha y enciende la mecha. Taxmar no sale de su asombro, se vuelve a poner muy contento.

TAXMAR Al salir la siguiente luna, venid a mi cenote con muchas de vuestras luces, son mejores que las antorchas y que las hogueras, no desprenden tanto humo.

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Taxmar se retira seguido por sus hijos, los españoles después de hacer las oportunas reverencias se quedan solos.

JERÓNIMO ¿Gonzalo os dais cuenta de lo que esto significa?

Gonzalo da un gran suspiro, está lleno de ilusión. Entra una esclava muy guapa y se dispone a recoger, limpiar el cenote. Gonzalo se distrae mirándola. Jerónimo le da una pequeña bofetada.

JERONIMO (amenazando)

No lo estropeéis ahora. Guardad vuestras tentaciones, pensad en todo menos en esa esclava.

GONZALO No es en ella en quien pienso. Padre le he de confensar, que desde nuestro encuentro con la princesa Ix Chel Can, no he parado de soñar. Creo que enamorado de una india estoy. Y el amor, es una de las cualidades mas bellas del ser humano.

JERONIMO (desesperándose)

Por los clavos de Cristo, con solo mencionar el amor a una india, sea esclava o princesa, nuestros corazones serán ofrecidos a cualquier demonio de barro. Ahora tenemos la oportunidad de evangelizar a Taxmar; no lo echéis todo a perder. Recordad cual es nuestra verdadera misión. Nunca os olvidéis de esto.

SEC. 28. INT. PALACIO TAXMAR. NOCHE La cámara recorre los murales del gran salón. Se pueden apreciar muy bien, porque están iluminados por cincuenta velas. Cuentan escenas cotidianas en la vida de Hamanha. Poco a poco descubrimos la habitación iluminada por muchas velas, mientras en off escuchamos a Gonzalo y Taxmar hablar. La voz y expresiones de Gonzalo dan a entender que está entusiasmado de conversar con su amo.

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GONZALO En off

(entusiasmado) ¡No son venados, mi Señor! ¡ Se llaman caballos y son animales que fueron domesticados hace cientos de katunes por otros pueblos! ¡Son fuertes, hábiles, y obedecen las señales que les damos con los talones y con unas cuerdas que llevan sujetas a la boca que se llaman riendas.

TAXMAR (off)

Riendas, ¿asi Gonzalo?

En este momento descubrimos al padre Jerónimo haciendo de caballo a cuatro patas, subido sobre un bloque de piedra. Montado sobre él está Taxmar , que maneja con suavidad, una tira larga de algodón que han colocado en la boca de Jerónimo a modo de riendas. Mientras, Gonzalo entrega a Taxmar una lanza maya, y se la coloca en posición de ataque.

GONZALO (enfático)

El hombre que va encima se llama jinete y lucha con una lanza, un hacha o una espada. Como va en alto, tiene ventaja sobre su enemigo.

TAXMAR mira a GONZALO y asiente con la cabeza en señal de comprensión. El cacique ayudado por Gonzalo se baja del “caballo” y se sienta en su alfombra. Jerónimo mira a Gonzalo bastante cabreado. Taxmar con un gesto les indica que se sienten.

TAXMAR ¿Cuáles son los colores que usan vuestros guerreros? El nuestro es el negro, representa las armas por ser de oxidiana.

GONZALO (descriptivo, poniéndose en pie )

¡Nuestro guerreros no se pintan ni la cara ni el cuerpo! ¡Van vestidos con armaduras de hierro más duras que el pedernal y la obsidiana, y que los guardan de ser feridos y muertos. Para proteger la cabeza, usamos un yelmo, las flechas resbalan y...

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Jerónimo, ya no puede escuchar mas, su paciencia tiene un limite. Interrumpe a Gonzalo.

JERONIMO ¡Delante de nuestros batallones, van nuestros cudos y estandartes en los que están bordadas las enseñas del Rey y la Santa Cruz que nos protege...

GONZALO, entonces, mira a JERÓNIMO y forma con sus brazos una cruz para ilustrar a TAXMAR. TAXMAR lo mira fijamente.

TAXMAR (meditativo)

¿La Santa Cruz? ¡Hum, es parecida a la que ofrecemos a nuestro dios del maíz, Yum Kax...!

JERÓNIMO No señor, la cruz es el simbolo del Hijo de Dios, que murió por todos los hombres.

Taxmar interrumpe a Jerónimo.

TAXMA ¡Esclavo Jerónimo, nuestro sacerdote supremo, el Ahuacán, tuvo un sueño que nos tiene perturbados! ¡En él, tú me hablabas de tu dios y yo cerraba mis oídos para no escuchar tus palabras. Porque si lo hacia el dios de los castillan traería la muerte a nuestros Dioses.

TAXMAR hace una pequeña pausa.

TAXMAR Sé que muchas veces has querido hablarme de tu dios, pero yo he seguido el consejo del Ahuacán y no te lo he permitido... Mas ahora mi curiosidad es fuerte. Quiero saber quién ese dios cuya grandeza te impide aceptar a los nuestros.

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JERÓNIMO manifiesta con gestos que no da crédito a lo que escuchan sus oídos. Se incorpora nervioso. Hay ansiedad en su rostro.

JERÓNIMO Es el Dios verdadero! ¡El que se sacrificó por todos nosotros! ¡Es un dios de amor y no de muerte!¡Él no exige sacrificios ni quiere devorar corazones! ¡Él nos pide que nos amemos los unos a los otros..! ¡Él es el único y verdadero Dios!

TAXMAR (enojado)

¡No puedes hablar así, Jerónimo! ¡Nuestro dioses son buenos, grandes para darnos lluvia y comida! ¡Toda esa vida que nos rodea y nos hace felices, lo que tus ojos ven, lo que tus oídos oyen, lo que tu lengua gusta, se nos da gracias a ellos! ¡A nuestro dioses! ¡Tú no comprendes¡

JERÓNIMO (con respeto )

¡No puedo comprender lo que no es verdadero!

TAXMAR

¡El Ahuacán tiene razón! ¡Tu dios jamás aceptará a los nuestros y querrá eliminarlos! Pero tú has hablado con la verdad porque yo te lo he pedido y, por eso, te perdono la vida y no te hago sacrificar! ¡Sin embargo te prohibo, a ambos os prohibo, que jamás volváis a hablar de vuestro dios en presencia de mi gente!

JERÓNIMO cae lentamente al suelo destrozado. La puerta se abre repentinamente y entra un Nacom a toda prisa, se acerca al oído del cacique y le dice algo. Taxmar le responde y se levanta.

TAXMAR El consejo de ancianos quiere que hagamos la guerra a los cocomes, nuestros enemigos ancestrales. Mucho me ha impresionado la forma que tienen los castillan de guerrear. Por eso quiero que lucheís junto a nuestros guerreros y así comprobar si es verdad lo que decís.

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La cara de Jerónimo es todo un poema, mira a Gonzalo con ganas de estrangularlo. La cara de Gonzalo es de pura sorpresa y de vergüenza por su gran metedura de pata.

TAXMAR ¡Quiero que aquí, delante del Nacom que capitaneará a mis guerreros, me juren lealtad! ¡Que no aprovecharán la batalla para huir o traicionarnos!

GONZALO y JERÓNIMO se miran entre sí. Luego, ambos voltean a mirar a TAXMAR.

JERONIMO ¡Somos hombres de palabra, Taxmar! Acostumbrados a luchar por nuestras creencias, nuestra tierra y nuestro rey! ¡Puedes contar con nuestra lealtad!

GONZALO Señor como vuestro fiel esclavo os servire, si es necesario con mi propia vida.

TAXMAR se dirige a su NACOM y le dice.

TAXMAR ¡Ah Pach Tock, estos hombres serán lanza y flecha Xiúe! ¡Bravos guerreros que lucharan contra nuestros enemigos Cocomes!

Taxmar y Ah Pach Tock salen apresuradamente de la habitación. Jerónimo esta hundido, cae desplomado al suelo. Gonzalo lo intenta consolar.

GONZALO Padre, vos no podéis luchar en batalla de infieles. No sabéis pelear. ¿Por qué no se lo dijo a Taxmar?

JERÓNIMO ¡Porque somos sus esclavos, tenemos que obedecerlo en todo lo que nos mande!

Jerónimo se levanta y se dispone a salir de la habitación, se detiene en la puerta.

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JERONIMO ¡Si hubieras hablado de nuestra santa religión y no de la guerra, ahora no estaríamos en este predicamento...!

SEC. 29. EXT. PLAZA XAMANHA. DÍA Muchos guerreros Xiúes pintados de negro y ataviados para la guerra se mueven en la plaza y van tomando posiciones. Se escuchan gritos estridentes de los guerreros. AH PACH TOCK y otros jefes guerreros, todos pintados de negro y armados con lanzas, arcos y flechas, escudos y rodelas, adornados con penachos, etcétera, recorren las filas y dan instrucciones. GONZALO y JERÓNIMO también están pintados de negro y lucen atavíos de guerra; la única diferencia es que sus lanzas son más largas. AH PACH TOCK se detiene frente a ellos y observa sus lanzas.

AH PACH TOCK (con curiosidad)

¡Han alargado sus lanzas! ¿Por qué?

GONZALO Al ser más largas, tenemos ventaja sobre nuestros enemigos; quienes, antes de poder tocarnos, se ensartan solos!

AH PACH TOCK, entonces, toma la lanza de GONZALO, la observa, la levanta y emite un grito guerrero con fuerza. Los demás guerreros lo ven hacer, cobran entusiasmo y, a su vez, gritan y agitan sus armas en el aire. Parado sobre una escalinata de un templo, un sacerdote, el viejo AHUACÁN, señor de la serpiente, eleva los brazos al cielo y exhorta a los guerreros.

AHUACÁN ¡Nuestro dios Ek Chuah os dará valor para vencer a los cocomes de Sotuta, nuestros enemigos ancestrales! ¡Itzamná e Ixchel esperan verse reflejados en las sangre de los prisioneros que cautiven! ¡Sus corazones serán ofrendados para alegría de los cielos!

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Los guerreros lanzan alaridos de guerra, también Gonzalo, sin embargo Jerónimo permanece recto, inmóvil serio. Las caracolas y los tambores resuenan con fuerza. SEC. 30. EXT. CAMPO BATALLA EN SOTUTA. DÍA Los batallones de guerreros Xiúes y Cocomes se encuentran en un campo abierto. Se mezclan y se combaten. Se escuchan alaridos estruendosos, sonidos de caracolas, cascabeles y tambores. GONZALO pelea con fuerza. Muchos cocomes caen a su paso. JERÓNIMO se mezcla entre los guerreros sin saber muy bien que hacer. Un guerrero cocome se aproxima a JERÓNIMO por la espalda y está a punto de atravesarlo con su lanza, cuando un guerrero xiúe se interpone y mata al enemigo con un golpe de macana en la cabeza. La batalla es dura, cruenta. Hay muertos y heridos por todas partes. Es una lucha sin cuartel, de exterminio. Diversos planos de guerreros trabados en la lucha. Las flechas emnegrecen el cielo. JERÓNIMO recibe un flechazo en un hombro. Sorprendido, mira la flecha y se la arranca de un tirón. La sangre mancha su vestido. GONZALO y AH PACH TOCK pelean hombro con hombro y causan estragos. GONZALO clava su lanza en el pecho de un Nacon cocome. AH PACH TOCK quiebra el cuello de un enemigo con su macana. Sus enemigos se defienden con bravura. Un NACON cocome cae atravesado por una flecha. Un guerrero xiúe arrebata un estandarte a un enemigo. Grita y lo enseña a los demás. La batalla va perdiendo intensidad en la medida en que los xiúes la ganan. Se ven hatos de prisioneros cocomes custodiados por guerreros xiúes. El sonido largo, prolongado, lúgubre de una caracola anuncia el fin de la batalla y la derrota de los cocomes.

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SEC. 31. INT. CHOZA ESPAÑOLES. DÍA JERÓNIMO yace sobre su estera. Esta desnudo hasta la cintura. GONZALO sentado a su lado, se aplica a curarle la herida del hombro. En los brazos de GONZALO se advierten excoriaciones y en su cuello una cortada cubierta con algún ungüento.

GONZALO (sarcástico, con buen humor)

¡Me ha sorprendido en la batalla derribando a infinidad de enemigos..! ¡Huracán Jerónimo le van a llamar los indios!

JERÓNIMO se medio incorpora como puede, todo el cuerpo le duele.

JERÓNIMO (riéndose)

Callad, callad, que la guerra no es para lo que Dios me doto de cualidades. Solo el imaginarme dando lanzazos, sin saber siquiera a quién daba. No se si he matado a mas de los nuestros que a enemigos.

GONZALO se carcajea de sus palabras. Lo empuja para que vuelva a recostarse. De pronto, una sombra obscurece la habitación. GONZALO voltea hacia la puerta de la choza. En el umbral está parado TAXMAR. GONZALO interrumpe la curación de JERÓNIMO. Se incorpora y hace una reverencia. JERÓNIMO advierte la presencia de TAXMAR y, con dificultad, abandona la estera, se levanta.

JERÓNIMO ( nervioso, con respeto )

Disculpad nuestra pobreza, señor Taxmar; mas le ofrecemos lo poco que tenemos.

TAXMAR ingresa en la choza. Se sienta sobre la estera de Gonzalo.

TAXMAR ¡Quiero felicitarlos! ¡Mi Nacom me ha contado cómo se comportaron en la batalla!

GONZALO Y JERÓNIMO Fue un honor, señor.

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TAXMAR (se dirige a JERÓNIMO)

¡Jerónimo, he observado que eres un hombre bueno, un hombre con sabio corazón cerca del cielo! ¡Trabajas recio y me das mucha miel! ¡Eres cortés y prudente,mas también eres sincero y fiel a tus principios...

TAXMAR hace una pausa para incorporarse. Toma una mano de JERÓNIMO y la aprieta con afecto. La suelta. Lo mira directamente a los ojos.

TAXMAR (continuando su discurso)

...; por ello he pensado que serías un buen esposo de mi hija Ix MO Xiúe! ¡Ese matrimonio sería muy bueno para mí y para nuestro pueblo..!

JERÓNIMO se ha puesto lívido. Sus labios están afilados. Traga saliva con dificultad. GONZALO abre sus ojos con desmesura y asombro. Se aleja un poco de los otros. JERÓNIMO hace un gran esfuerzo para contestar. Mira a TAXMAR y luego al piso.

JERÓNIMO ( titubeante )

¡Señor Taxmar, es un gran honor el que me hacéis, pero... no puedo aceptarlo! ¡Soy hombre de iglesia y mi religión me prohibe casarme! ¡He hecho voto de castidad y ello me impide tener relación carnal con mujer alguna..!

Taxmar se levanta, mira a JERÓNIMO con extrañeza, niega con la cabeza y se marcha. Los españoles están preocupadísimos.

GONZALO ¡Padre, es nuestra oportunidad para dejar de ser esclavos! ¡Si usted acepta, Taxmar nos dejará ser libres...! ¡En cambio, si se niega, lo más seguro es que nuestros corazones terminen embarrados en el rostro de alguno de sus ídolos!

JERÓNIMO, desesperado ante la trampa que le ha puesto el destino.

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JERÓNIMO ¡Maldito seas Satanás, que usas a la hija de Taxmar para tentarme! ¡Mas no lograrás vencerme! Tengo la forteleza que Cristo me provee y es más que suficiente.

JERÓNIMO se dirige a una esquina de la choza y comienza a rezar con devoción.

JERÓNIMO ¡Padre nuestro que estás en los cielos..!

GONZALO se impacienta ante la actitud de JERÓNIMO, que lo excluye y lo ignora.

GONZALO ¿Padre que hacéis rezando? Os ruego que os levantéis de inmediato y partáis en busca de nuestro amo...Padre...Padre...

GONZALO se interrumpe. JERÓNIMO ha entrado en una especie de trance y no lo escucha. Nada puede distraerlo. SEC. 31 A. INT. CHOZA ESPAÑOLES. NOCHE La choza está iluminada por varias velas y la luz de éstas le da una atmósfera mística. JERÓNIMO tiene la mirada ausente y mira a GONZALO como si éste no existiese. GONZALO toma de un hombro a JERÓNIMO y lo sacude. Va a insistir, cuando se presentan dos guardias y uno de ellos dice:

GUARDIA ( con voz neutra e imperativa )

¡Esclavo Jerónimo, nuestro Señor Taxmar reclama su presencia! ¡Acompáñenos!

JERÓNIMO sin oponerse o preguntar para qué, los sigue con las manos empalmadas. Gonzalo no puede ocultar su preocupación. SEC. 32. INT. CENOTE DZINIB. NOCHE El cenote está profusamente iluminado con cientos de velas. La oquedad central, en la bóveda del cenote, permite ver alguna estrella o el resplandor de la luz de la Luna.

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JERÓNIMO está sentado sobre un montón de mantas que están colocadas en la plataforma caliza que bordea parcialmente al cenote. El AHUACÁN se aproxima y le tiende un copón que contiene un líquido. JERÓNIMO bebe del copón. A su lado, están prendidos dos incensarios de los que se desprende un vapor denso color anaranjado. El AHUACÁN murmura una especie de mantra, canto sagrado, lento y monótono. JERÓNIMO cierra los ojos, después los abre y mira al vacío, igual que si estuviese hipnotizado. El AHUACÁN se marcha. SEC. 32 A. INT. CENOTE DZINIB. NOCHE Tres doncellas, esbeltas y bellas, se acercan a JERÓNIMO y, tomándolo de los brazos, lo hacen levantarse. Ya de pie, lo desnudan, lo lavan con agua cristalina, lo secan y le untan el cuerpo con una substancia color amarillo fosforescente. Las doncellas se retiran dos pasos, se toman de las manos y cantan con hermosa voz. Se escucha el sonido de unas campanitas y de un triángulo. Las doncellas se acercan a JERÓNIMO y lo hacen recostarse sobre un tálamo ricamente decorado. Las doncellas se retiran. SEC. 32 B. INT. CENOTE DZINIB. DÍA Un rayo de luz solar incide perpendicularmente por la oquedad de la bóveda del cenote, entra en el agua y la ilumina creando una burbuja radiante de color azul turquesa. JERÓNIMO se incorpora del tálamo y penetra dentro del agua hasta que ésta le llega a la cintura. Sus ojos ven el rayo de luz que penetra. A sus espaldas, se mueven unos velos de gasa blanca. Suenan unas campanillas. JERÓNIMO se gira hacia el lugar de donde proviene el sonido. De entre los velos, surge la princesa IX MO XIÚE. Es de una belleza deslumbrante.

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La acompañan dos ancianas que traen sendos incensarios en las manos, de los que surge un humo color verde, mismos que depositan en el suelo. Las ancianas desnudan de su túnica a IX MO XIÚE y se retiran lentamente. El cuerpo de IX MO XIÚE está pintado de azul cobalto, para resaltar la perfección de su cara. JERÓNIMO la mira embobado. SEC. 32. C. INT. CENOTE DZINIB. DÍA IX MO XIÚE llama a JERÓNIMO por su nombre, invitándolo a acercarse.

IX MO XIÚE (con voz seductora, tentadora)

¡Ven Jerónimo; acércate y gózame! ¡Hazme tu esposa!

JERÓNIMO permanece estático dentro del agua. Sus brazos cuelgan y su cara, iluminada por el rayo de luz, tiene un hálito sobrenatural y hermoso. IX MO XIÚE penetra lentamente en el agua. Se acerca a JERÓNIMO, lo comienza a acariciar, mientras ronronea. JERÓNIMO está a punto de ceder. Su cuerpo tiembla. Sus labios, también. El color de sus ojos es intenso. Un rubor lo cubre. IX MO XIÚE redobla sus caricias. Lo toma por la nuca y lo besa. JERÓNIMO reacciona y la aparta de sí. La mira como si fuese el demonio. Lanza un grito y sale precipitadamente del agua. Corre y se trepa a uno de los nichos de roca caliza que están en el cenote. Ahí, se acurruca temblando. SEC. 33. EXT. SELVA QUE RODEA AL CENOTE DE DZINIB. DÍA El sol va declinando. La luz del ocaso es portentosa. Los colores maravillosos. Se escucha el canto de los insectos. El rugido lejano de los monos sarahuato, de algún jaguar. El piar de miles de pájaros que comienzan a recogerse entre el follaje de los árboles. SEC. 34. INT. CENOTE DZINIB. NOCHE Las velas están prácticamente consumidas.

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TAXMAR y el AHUACÁN están parados frente a IX MO XIÚE, quien duerme plácidamente sobre el tálamo. Se miran entre sí en forma interrogativa. El AHUACÁN gira, buscando entre las rocas, en el agua. Al fin descubre a JERÓNIMO trepado en el nicho. Se lo señala a TAXMAR. TAXMAR abre la boca con asombro. Mira al AHUACÁN.

AHUACÁN (asombrado)

¡Es asombroso! ¡Señor Taxmar, tu hija no ha sido tocada por el hombre..!

TAXMAR se mira el dorso de las manos, luego las voltea hacia arriba y mira sus palmas.

TAXMAR (serio, reflexivo)

¡No encuentro nada parecido! ¡Este hombre, Jerónimo, es como ningún otro!

SEC. 35. EXT. Plaza de Xamanha. Día La plaza rebosa de actividad. Gonzalo carga con dos grandes cubos de agua hacia el palacio. En una de las esquinas hay un grupo de curiosos mirando a varios esclavos de otra ciudad. Vienen custodiados por cinco guerreros Xiues y un hombre, que por su atuendo demuestra ser un guerrero jaguar. Es Ah Balam, lleva plumas de quetzal en la cabeza y viste sus mejores galas cubierto por pieles de jaguar. El guerrero está muy ocupado vigilando dos grandes petates llenos de presentes. Gonzalo intrigado por lo que acontece, decide unirse al grupo de curiosos. Esclavos y guerreros sin incluir Ah Balam, (que no se ha dado cuenta de la presencia del español) sienten verdadera curiosidad por el esclavo barbado. Se acercan a él y lo observan atentamente.

PRIMER GUERRERO Mirad, este debe ser uno de los que se perdió en el mar.

SEGUNDO GUERRERO (a Gonzalo)

¿Es verdad que matasteis a más de cien Cocomes en la batalla de Sotuta? Los oidos de los guerreros cheles han oído estas palabras ¿dicen la verdad?

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GONZALO Fueron muchos los cocomes que murieron bajo mi lanza, no sé cuantos, pero 100 muchos son. ¿De donde venis para que vuestros oídos hayan escuchado estas historias?

PRIMER GUERRERO De Oxtankah. Nuestro Halach Unic Taxmar envía estos presentes y esclavos a vuestro señor.

Gonzalo se queda pensativo por unos segundos, su cara se llena de ilusión.

GONZALO ¿Quizá sea vuestro señor, quien hace mas de doce lunas, vino con su hija la princesa...?

PRIMER GUERRERO Ix Chel Can. Así es, vinieron.....

En ese momento el guerrero es empujado ligeramente hacia atrás.

HA BALAM ¡Que hacéis fuera de vuestros puestos! Cargad los presentes hacia el palacio, vamos rápido.

Ha Balam chasquea su látigo en el aire. Esclavos y guerreros se mueven a toda velocidad. Gonzalo se queda mirando extrañado Ha Balam, que con otro chasquido de su látigo pone el pequeño comité en marcha. Mientras se alejan Ha Balam gira y observa a Gonzalo, luego continua. Gonzalo se dispone a cargar los cubos de agua pensando en algo, cuando.....

JERÓNIMO (off)

Gonzalo...Gonzalo... Gonzalo gira y ve al padre Jerónimo corriendo hacia él. Los dos amigos se abrazan.

GONZALO ¡Padre vivís, no os han matado¡

(pausa) ¿Qué milagro ha ocurrido?

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JERÓNIMO

(feliz, entusiasmado) ¡No tendré que casarme con la hija de Taxmar. Tampoco nos van a sacrificar¡

GONZALO ¿Pero como se las arregló?

JERÓNIMO ¡Dios me dio la fortaleza para soportar la tentación del pecado. Esto convenció a Taxmar de que soy un hombre de Dios, a quien puede tenerle toda la confianza del mundo! Me ha enviado a buscarte, quiere vernos inmediatamente.

GONZALO ¿Para qué?

JERÓNIMO No lo sé, pero de una cosa seguro estoy, no es para sacrificarnos.

SEC. 36 INT. PALACIO TAXMAR. DÍA. En un salón del palacio decorado por murales, Taxmar observa los obsequios que le entrega Ah Balam. De rodillas con la cabeza inclinada aguardan los esclavos cheles. De pie esperan Gonzalo y Jerónimo. Taxmar hace un gesto de gran satisfacción.

Ah BALAM Mi señor Na-Chan-Can os envía estos presentes, en agradecimiento por la batalla ganada en Sotuta. Ahora, nuestras mercancías podrán pasar sin ser robadas; ahora podrán nuestros comerciantes estar tranquilos. Gracias gran señor de Hamanha.

TAXMAR El abuelo y padre de Na-Chan-Can, fueron grandes amigos de los mios. También lo somos el y yo. Cuando nuestros enemigos Cocomes mataron a los

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principes Xiués y diezmaron a nuestro pueblo, los cheles fueron nuestra salvaión.

AH BALAM Esto es lo que cuentan los ancianos de Oxtankah

TAXMAR

Para mantener nuestra amistad y agradecimiento, acudimos y acudiremos en vuestra ayuda siempre que sea necesario. Por eso Ah Balam, he hecho venir a mis dos mejores esclavos. Les es he tomado aprecio y admiración. Como prueba de gratitud a vuestros presentes, regalo uno de ellos a vuestro señor Taxmar. Elegir el que queráis.

HA BALAM Puedo acercarme a ellos, gran señor.

Taxmar hace un gesto afirmativo, Ha Balam se acerca a los esclavos, comienza observando a Jerónimo. Este no puede creerse lo que está pasando. Se queda quieto, estático como una estatua.

TAXMAR Jerónimo es fiel y sumiso. Dice ser sacerdote en su tierra. Tiene grandes poderes para vencer la tentación de las mujeres. Su Dios no le permite tocarlas ni casarse. Es un hombre de paz. Será muy bueno para servir a la princesa Ix-Chel-Can. La respetara y defenderá con su vida.

Ah Balam hace un gesto de aprobación sobre las cualidades del esclavo, mientras pasa a observar a Gonzalo. Al oír el nombre de la princesa el español osa mirar por un momento a los ojos de Ah Balam. Sus miradas se cruzan

TAXMAR Gonzalo es diferente. Lleva sangre en sus ojos, tiene el instinto de la serpiente, sabe pelear y le gusta. Vuestros enemigos os temerán por su fama. Será bueno para servir a los Cheles.

(pausa)

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Lleva a tu señor el que mejor te parezca. Ha Balam se pasea de nuevo frente a ellos, colocando la mano sobre el hombro de Jerónimo. Gonzalo cierra los ojos toma saliva y da un paso hacia delante.

GONZALO Perdonad mi atrevimiento oh gran señor. Mucho es el honor que vuestras palabras dan a nuestras personas. Pero antes de que tome una decisión el señor Ah Balam, debe conocer el valor que Jerónimo tiene para usted. Pues fue enviado al cenote sagrado y no toco a la princesa Ix Mo Xiúe. Nadie en todo el Mayab cuidará a la princesa mejor que Jerónimo. ¿Creeis que al señor de Oxtankah le gustará privaos de ello?

(dirigiéndose a Ah Balam) Os ruego me aceptéis como esclavo, ilustre Ah Balam. Prometo servios fiel mente con valentía y generosidad, y de esta forma hacer honor al que hasta ahora ha sido mi señor, el gran Taxmar.

Taxmar recapacita entre sorpresa, enojo y asombro las palabras dichas. Ah Balam se acerca a Gonzalo, lo agarra de las orejas y lo mira fijamente a los ojos. Hay momentos de silencio y tensión.

AH BALAM (a Taxmar con respeto)

Señor, las palabras del esclavo son sinceras y valientes. El vendrá a Oxtankah, para así hacer honor a vuestra gran generosidad.

Ah Balam hace una reverencia. SEC.37 EXT. CHOZA ESPAÑOLES. TARDE GONZALO sostiene en su mano un pequeño petate con sus pocas posesiones. El padre Jerónimo lo mira con ternura y tristeza.

GONZALO ¡Voy a extrañaros, padre! ¿Qué voy a hacer sin vuestra compañía?

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JERÓNIMO ¡Sobrevivirás, hijo! ¡Tus dotes te darán fama y respeto...

JERÓNIMO apoya su mano sobre el hombro de Gonzalo.

JERÓNIMO ¡Mas siempre deberás recordar que eres hijo de cristianos..! ¡Nunca permitas que tu fe flaquee! ¡Es posible que pases miserias, innumerables agonías; o que te encumbres en el poder y, quizás, hasta la gloria alcances; pero siempre serás miembro de la familia del Señor! ¡ No lo olvides jamás!

GONZALO mira a JERÓNIMO con amor filial y con respeto.

GONZALO ¡Padre, os pido que siempre me llevéis en vuestras oraciones, pues ellas me protegerán!

GONZALO toma del brazo a JERÓNIMO y caminan unos pasos. Ambos miran el paisaje.

GONZALO ¡También os encomiendo que cuidéis de vuestra salud y de la mía, mirando que vuestro amo Taxmar se informe con regularidad por mi persona; a fin de que si vos sabéis que yo padezco de tortura, hambre o lacería, enviéis rescates y presentes para devolverme a vuestra compañía!

JERÓNIMO tiene un par de lágrimas en las mejillas. Aprieta las mandíbulas. Luego las afloja y dice:

JERÓNIMO (ahogando el llanto)

¡Os lo prometo, Gonzalo! ¡Os lo prometo!

(pausa)

Algo os he de preguntar. Ah Balam estaba decidido por mi. ¿Por qué intervinisteis? ¿Es amor lo que os llevó a tan gran locura?

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GONZALO Creo que si padre.

JERÓNIMO, echa a andar hacia la plaza de Hamanha. SEC. 38. EXT. PLAZA HAMANHA. AMANECER La plaza está vacía, Gonzalo y Ah Balam salen de la ciudad para internarse en la selva. Desde lo alto de un edificio en silencio, con lágrimas en los ojos Jerónimo los ve partir. SEC. 39. EXT SELVA DÍA. Diferentes planos de Ah Balam y Gonzalo andando por la selva. SEC. 40. EXT ALDEA CAMPESINOS ATARDECER. Ah Balam, va pasando por las chozas de la aldea. En cada una de ellas, le entregan diferentes bienes, cestas maíz, piedras, granos de cacao etc. Gonzalo carga todo a sus espaldas. SEC. 41. EXT. SELVA ATARDECER. Cruzan por un sedero lleno de matas ponzoñosas, Ah Balam comienza a trotar. La carga es muy pesada, Gonzalo se engancha en unos matorrales y cae. Ah Balam se detiene lo mira y ríe, sigue corriendo. Gonzalo se incorpora haciendo un gran esfuerzo para seguirle. SEC. 42. EXT. DESCAMPADO EN LA SELVA. NOCHE. Gonzalo prepara el fuego y cocina un pájaro. Ah Balam descansa sobre una roca. Una vez que Gonzalo ha terminado de cocinar, entrega el suculento plato a su amo, quien se come prácticamente todo el pájaro, solo deja unos huesillos mordisqueados para que los coma el esclavo. SEC.42 A. EXT. DESCAMPADO EN LA SELVA. DÍA. Un golpe de vara cae sobre las piernas de Gonzalo dejando una marca de sangre. Es Ah Balam señalando el sol. Gonzalo se quedó dormido, se incorpora de un salto, coge la pesada carga y sigue a su amo que arranca al trote.

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SEC. 43. EXT. SACBÉ EN LA SELVA. DÍA. La vereda por la que van desemboca en un sacbé. Gonzalo siguiendo a Ah Balam se sube en el sacbé. Ah Balam lo empuja y cae con la carga al suelo.

AH BALAM ¡Esto es un sacbé! ¡Un camino sagrado entre nosotros! ¡Su blancura se debe a la mezcla de cal y arcilla clara con lo que está hecho! ¡Su color simboliza el brillo de las pupilas de nuestro dios Itzamná! ¡Este es el sacbé del sur! ¡Hay muchos otros en todo el Mayab! ¡Es bueno que tú lo sepas porque los esclavos tienen prohibido caminar por ellos..!

GONZALO se incorpora y comienza a caminar al lado del camino sagrado llevando la pesada carga entre las matas. Caminan un rato largo, Gonzalo muchas veces se engancha en las matas, haciéndose heridas en los brazos y en las piernas. El sol es abrasador, Gonzalo comienza a sentirse mareado, no puede más y cae al suelo exhausto. Ah Balam se da cuenta, le da un par de varazos para que se incorpore, pero Gonzalo no se mueve. Entonces Ah Balam se coloca bajo una ceiba, saca un petate con comida y come tranquilamente. Lo que le va sobrando se lo pasa a Gonzalo, le da un poco de carne seca y una fruta. Ah Balam se tumba en una roca para dormir, cuando una serpiente coralillo le muerde en el brazo. El dolor es intensísimo, rápidamente el guerrero agarra su machete, y se corta el brazo más arriba de la mordedura. Mira a Gonzalo. Este durante unos segundos duda si dejarlo morir como a un perro. Se va a marchar cuando se detiene, le hace un torniquete y se lo lleva. SEC 44. EXT. SELVA. DIA, ATARDECER. Diferentes planos de Gonzalo cargando a Ah Balam. SEC. 45. EXT. PLAZA OXTANKAH. DÍA Gonzalo entra agotado en la plaza principal de Oxtankah. Cae al suelo semi-inconsciente. Unos hombres se acercan, recogen el cuerpo de Ah Balam y se lo llevan. Gonzalo queda tumbado en el suelo, nadie le hace caso. Intenta levantarse pero no puede, está sin fuerzas. Un joven muchacho, fuerte, vestido con una bella túnica y con el cuerpo totalmente tatuado, se acerca a él, es Ah Petuch, le ayuda a levantarse, lo agarra abrazándole por la cintura, y pasando un brazo de Gonzalo por detrás de su cuello, lo acerca a unas tinajas llenas de agua. Con un cazo le da de beber. Los dos se miran, Gonzalo lleno de agradecimiento, Ah Petuch le sonríe,

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luego se marcha. Gonzalo deja caer su pesado cuerpo sobre unos sacos y descansa. A lo lejos ve como la princesa Ix Chel Can, acompañada de unas jóvenes muchachas cruza la plaza; a su paso varios jóvenes se enderezan y ensanchan sus cuerpos musculados, la princesa los ignora; solamente se detiene frente Ah Petuch; la princesa se ruboriza, le da la espalda y sale al trote. Las demás mujeres ríen y corren tras ella. Ah Petuch sonríe de felicidad, los demás jóvenes lo miran con envidia. A Gonzalo se le ha encogido el corazón. Un aprendiz de sacerdote se acerca a él.

APRENDIZ DE SACERDOTE Sígueme esclavo.

Gonzalo ya un poco recuperado lo sigue. SEC. 46 INT. CASA AH BALAM, DÍA- NOCHE El aprendiz de sacerdote entra en la casa, seguido por Gonzalo. El chaman de la ciudad asistido por sus ayudantes, hace lo que puede para salvar a Ah Balam. Este todavía se mantiene despierto.

AH BALAM (casi sin voz)

Dejadme solo con el esclavo.

CHAMAN Es muy peligroso, no podemos detenernos ahora.

AH BALAM (casi sin fuerzas)

Dejadme solo con él.

El chaman y sus ayudantes se retiran. Ah Balam hace un gesto a Gonzalo para que se acerque.

AH BALAM Esclavo te doy las gracias por tu nobleza. Si vivo a partir de ahora seremos como hermanos, pero antes necesito hacerte dos preguntas. Espero que respondas la verdad. ¿por qué me has salvado? ¿por qué quisiste venir a Oxtankah?

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Gonzalo está sorprendido por las dos preguntas, hace un amago de contestar pero el guerrero jaguar pierde el conocimiento. Gonzalo sale apresuradamente de la habitación, enseguida entra con el chaman y sus ayudantes. Gonzalo se sienta en una esquina y permanece en silencio, observando como los chamanes trabajan. Estos no paran de cantar y poner aceites por todo el cuerpo a Ah Balam. Pasan las horas, la luz del día se esconde para dar paso a la noche. Llega Na Chan Can, los chamanes continúan con su labor, se acerca al cuerpo del guerrero y lo mira.

NA-CHAN-CAN He tenido una visión, Ah Balam vivirá.

Los chamanes hacen un gesto de aceptación, luego el cacique mira a Gonzalo y sale. Pasan las horas, por un ventanuco entran los primeros rayos de sol, acompañados por el canto de miles de pájaros. Ah Balam se incorpora abriendo los ojos. SEC. 47. EXT. SELVA. AMANECER. Se escucha el trinar de miles de pájaros y ruidos de animales en la selva. El sol va surgiendo en el horizonte. La ciudad de Oxtankah se va iluminando lentamente. SEC. 48 EXT. PLAZA DE OXTANKAH. DIA. Ah Balam anda apoyándose en el hombro de Gonzalo. Hay mucha actividad. Un grupo de comerciantes ha llegado, la gente se agrupa a su alrededor para ver las mercancías. Se les acerca Ah Petuch.

AH PETUCH (animoso, contento)

¡ Los cheles de Oxtankah estamos felices, porque el guerrero Jaguar vivió a la mordedura de serpiente¡ Izamaná quiso que no muriera, esto es un buen presagio para nuestro pueblo. Bien venido, nos alegramos de tenerte entre nosotros.

AH BALAM

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Te doy las gracias Ah Petuch; es hermoso ver la vida cuando has estado tan cerca de la muerte.

AH PETUCH Así es. Ahora he de ir a ver las mercancías de estos comerciantes. Hasta pronto Ah Balam.

AH BALAM Hasta pronto.

Ah Petuch se incorpora al grupo que rodea a los comerciantes. Mientras, Ah Balam señala la dirección que quiere llevar. Andan unos pasos, Gonzalo mira a Ah Petuch, no puede aguantar su curiosidad.

GONZALO

¿Quién es ese que es más guapo que yo?

Ah Balam sonríe,

AH BALAM Es Ah Petuch, uno de nuestros más valientes nacones, y con toda seguridad el candidato a casarse con Ix Chel Can, la hija de nuestro señor.

Gonzalo se estremece.

GONZALO ¿Candidato?

AH BALAM Sí, candidato. Rompiendo con nuestra tradición la princesa rechazó tres veces al Halach Uinic de Sotuta. Esto es un gran insulto, ya que el matrimonio hubiese servido para crear una alianza entre los dos pueblos. Por eso vino la guerra, por eso Taxmar vino en nuestra ayuda.

GONZALO ¿Por qué rechazo la princesa este ofrecimiento?

AH BALAM

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La princesa no quiere que sea su padre quien elija un esposo, desea al mejor de los hombres de Oxtankah, un hombre que no solo gane batallas y prestigio, quiere a un hombre que sea capaz de cuidar a su pueblo con valentía y generosidad. Dos cualidades fundamentales para encontrar la paz y la prosperidad de los cheles de Oxtankah.

GONZALO ¿Es Ah Petuch es hombre?

AH BALAN Puede serlo. Dime esclavo, antes te hice dos preguntas. ¿Por qué me salvastes? ¿Por qué quisistes venir a Oxtankah?

GONZALO (pensandoselo)

Di mi palabra a Taxmar, que serviría a vuestro pueblo como a él le hubiese servido. Os aseguro que si no estarías muerto. Vine a Oxtankah para casarme con la princesa Ix Chel Can.

Ah Balam casi se cae de la carcajada que suelta. SEC. 49 INT. PALACIO NA CHAN CAN DÍA. Na Chan Can y un grupo de ancianos, sentados en semicírculo, rodean a Gonzalo, quien está de pie. A su lado está Ah Balam Na Chan Can sostiene en sus brazos un pequeño bastón labrado.

NA CHAN CAN Tus actos Gonzalo, no solo probaron que eres leal, pudiste huir y no lo hiciste. A nuestro pueblo, han llegado las palabras de tu valentía en la batalla para ayudarnos. Mi pueblo y yo te lo agradecemos.

(señalando a los ancianos)

Hemos acordado darte la libertad.

Se escucha el murmullo de aprobación por parte de los ancianos. Na Chan Can entrega el bastón a Gonzalo

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NA CHAN CAN A partir de ahora puedes marchar o quedarte, eres un hombre libre, y un hombre libre decide por si mismo.

Gonzalo recibe el bastón con una amplia sonrisa. Gira sobre si mismo, levanta el bastón y lo muestra a los presentes.

GONZALO El honor que me hacéis es muy grande, y mi corazón se llena de felicidad. Como hombre libre, como hombre que pertenece a los cheles, me gustaría preguntar, ¿si yo también tengo derecho a ser un candidato para esposarme, querer y cuidar a la princesa Ix Chel Can?

Silencio absoluto. Un anciano comienza a reírse, luego los demás. Na Chan Can permanece serio.

NA CHAN CAN Como hombre libre tienes derecho. Pero para ello tendrás que tener casa, comida, pieles de animales, cacao, ayunar, cazar un Quetzal vivo, ser presentado a los dioses mayas, y darles tributo ofreciendo al dios Acanum sangre de Quetzal. Además de ofrecer algo tuyo, algo personal al pueblo de Oxtankah.

GONZALO Señor Na Chan Can. Vengo de lejanas tierras, he luchado contra los mejores ejércitos. Soy guerrero y lo llevo en la sangre. Compartiré mi sabiduría con vuestro pueblo, para así hacer un ejercito poderoso, y de esta forma daos respeto en todo el Mayab. Ya no diré más, pues más vale un acto de hombría que mil palabras.

AH BALAM

Consejo de ancianos: me ofrezco a guiar y enseñar a nuestro nuevo hermano los secretos de nuestra raza. Yo cuidaré de él, pues me salvó la vida y es mi deber el hacerlo. Pero Gonzalo has de saber, que si eres elegido por la princesa, deberás vivir un kantun solo en la selva.

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GONZALO Haré lo necesario para casarme con ella.

Na Chan Can coloca su mano sobre el hombro de Gonzalo.

NA CHAN CAN

Las palabras han sido dichas.

SEC. 50. EXT. PIRÁMIDE OXTANKAH. DÍA En una de las esquinas de la pirámide, AH BALAM parado frente a un altar de sacrificios, en cuyos extremos hay dos incensarios que despiden humo de poom, abre en dos mitades un pescado, le saca las entrañas y las embarra en la figura de un idolillo de piedra. GONZALO, parado junto a AH BALAM, sostiene en sus brazos una cesta que contiene fruta.

AH BALAM ¡Este sacrificio al dios Chac traerá la lluvia, hinchará los ríos, será propicio para nuestras siembras! ¡Los Akines saben cuándo es mejor hacer los sacrificios, para que la tierra sea generosa!

GONZALO ¿Y el dios Chac siempre cumple?

AH BALAM lo mira con el ceño arrugado.

AH BALAM ¡Si el dios Chac queda contento porque nuestros sacrificios le fueron bien hechos, entonces nos regala agua en abundancia! Sin embargo, a veces los dioses se enojan y nos castigan con el hambre y la sed...

GONZALO ¿Y entonces, qué hacen?

AH BALAM toma una fruta de la cesta y embarra su pulpa en otro ídolo que representa al dios del maíz, Yum Kax.

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AH BALAM ¡Tratamos de contentarlos con mejores sacrificios! ¡Hacemos la guerra y traemos prisioneros para dar sus corazones a los dioses...

GONZALO (interrumpiéndolo)

¿Y si los dioses no responden a sus sacrificios; entonces qué?

AH BALAM muda de semblante. Se pone serio y taciturno.

AH BALAM (con profunda tristeza)

¡Tenemos que abandonar nuestras ciudades! ¡Así como hicieron los Itzáes hace muchos katunes en Chichén Itzá, después en Uxmal! ¡Sufrimos mucho, hasta que los dioses nos perdonan y, entonces, nos vemos obligados a fundar un nuevo caserío y hacer que éste se convierta en ciudad...!

GONZALO lo mira con admiración. AH BALAM estira el brazo para que GONZALO le dé otra fruta. AH BALAM la embarra en el ídolo de Yum Kax con la fruta, levanta la cara al cielo y pide:

AH BALAM (con devoción)

¡Bendícenos dios del maíz! ¡Danos harta comida por muchos katunes!

SEC. 51. INT. CAPILLA. DÍA Parado frente al ventanuco y dando la espalda a IX MU CUY, JERÓNIMO observa la fila de mayas condenados a la horca. Quedan unos cuantos, él no ha iniciado siquiera la eventual conversión que puede salvarle la vida a la mujer. JERÓNIMO se retira del ventanuco. Se acerca a IX MU CUY, la toma por las manos.

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JERÓNIMO (con vehemencia)

¡Tu padre fue capaz de conservar su fe cristiana, a pesar de su continuo trato con los dioses falsos de los cheles...! ¡Sé que nunca flaqueó en sus creencias y que, hasta el final, siguió rezando a Cristo, Nuestro Señor...! ¿Por qué te obcecas en no creer en la verdadera religión...? ¿Por qué no aceptas el bautismo que no sólo salvará tu alma del infierno, sino salvará tu vida...?

IX MU CUY, rechaza la vehemencia de JERÓNIMO, echándose para atrás y liberando sus manos.

IX MU CUY ¡Mis dioses son buenos, siempre lo han sido! ¡No quiero renegar de ellos, no quiero traicionarlos! ¡Si usted, si ustedes quisieran entenderlos, así como mi padre lo hizo, podríamos adorarlos juntos!

JERÓNIMO mueve la cabeza negando. Se ve desesperado. Ix Mu Cuy suspira, ahora es ella quien trata de demostrar que es Jerónimo quien está equivocado.

IX MU CUY Mi padre dejaba de ser un naufrago entre dos culturas, para adentrarse en un pueblo sin frenos de sangre.

Fundido a. SEC. Ext. Int. 52- 52a,b,c, d, e. En diferentes lugares de la selva. Dia-Noche Un encadenado de diferentes escenas con la voz en off de Ix Mu Cuy.

IX MU CUY (OFF)

Su cuerpo, su mente se transformaban asimilando la sabiduría, aceptando el compromiso con la vida maya hasta el día de su muerte. Mi padre a partir de entonces dejó de ser cristiano, para convertirse en uno de los nuestros con todas sus consecuencias.

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Gonzalo cazando en la selva junto a Ah Balam. Gonzalo en la cabaña de inhalación junto a Ah Balam Ah Balam le efectúa la perforación de las orejas, nariz y pene. Gonzalo matando a un jaguar. Gonzalo en una cabaña en la selva secando la piel de Jaguar, vemos que ya tiene un montón de ellas, así como muchas plumas de quetzal. También un quetzal vivo. Durante está serie de secuencias, debemos ver como va cambiando el aspecto físico de Gonzalo, se está convirtiendo en un verdadero maya. SEC. 53 EXT. PLAZA DE OXTANKAH. DÍA. Gonzalo entra en la plaza con todos los bienes recogidos en la selva. Ah Petuch se acerca a él, y mira lo que trae, está impresionado. Se miran fijamente. Ix Chel Can ve esto de lejos.

AH PETUCH Nunca pensé que sobrevivirías a la selva. Me equivoqué. Mañana nos veremos en palacio.

Ah Petuch se marcha. SEC. 54. INT PALACIO NACHAN CAN. DIA. En un gran salón se encuentran sentados Na Chan Can e Ix Chel Can, en dos esteras adornadas con pétalos de flores, a su derecha los ancianos, a su izquierda los sacerdotes. Frente a ellos hay cinco alfombras llenas de pieles, piedras de jade y obsidiana, cacao, plumas de quetzal, conchas de mar etc. Son los regalos que los pretendientes entregan a la princesa. Una de las alfombras, la más humilde pertenece a Gonzalo. Tras las alfombras se encuentran los pretendientes y tras estos sus padres. Ah Balam aguarda detrás de Gonzalo. Todos los pretendientes tienen el cuerpo tatuado menos Gonzalo. Todos van ricamente ataviados, menos Gonzalo que lleva una de las pieles de los animales que ha cazado, en las orejas dos pendientes de jade y en el cuello, un collar de plumas de Quetzal.

NA CHAN CAN Vosotros cinco sois los hombres solteros más valerosos de este pueblo. Mi hija se va a casar con uno de vosotros. Como padre estoy orgulloso de este día. Espero que el elegido sepa cuidarla y

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amarla como un buen marido, espero que pueda llevar el peso de su pueblo, al que deberá servir con valentía y generosidad. Ahora es a ella a quién le corresponde hablar, es ella la que escogerá al padre de sus hijos, mis nietos, los futuros gobernantes de los Cheles de Oxtankah.

Al terminar sus palabras unos músicos comienzan a tocar diversos instrumentos, mientras la princesa se levanta con una bella flor en la mano. Se dirige a los pretendientes paseándose frente a ellos, deteniéndose junto a los presentes de cada uno. Les agradece sus presentes inclinando la cabeza. Gonzalo es el tercero, la princesa lo mira y pasa de largo; el último es Ah Petuch. Gonzalo está destrozado. La princesa sonríe al joven maya, parece que va a ser el elegido; los ancianos y los sacerdotes se miran con satisfacción. Pero la princesa regresa hacia Gonzalo, es a este a quien entrega la flor. Gonzalo no puede ocultar en su rostro la felicidad. También Ix Chel Can. Los pretendientes y sus familias murmuran enojados. Ah Petuch se separa de los otros, se aproxima a Na Chan Can enfrentándose a el.

HA PETUCH ¡Señor de Oxtankah, vuestra hija, ha escogido al señor Gonzalo que no es chele,! ¡Una princesa chele debe casarse con un hombre principal que tenga el tatuaje de los dioses en su pecho!

Tanto los sacerdotes, como los ancianos y las familias afirman con voces y gestos lo dicho. Na Chan Can mira a Gonzalo.

NA CHAN CAN ¡Deberá llevarlol! ¡Las palabras han sido dichas!

En el gesto de Ix Chel Can vemos una profunda preocupación. SEC. 55 INT. TEMPLO SACRIFICIOS OXTANKAH. DÍA Gonzalo está tendido sobre una piedra plana. Inclinado sobre él, un PRIMER SACERDOTE, al cual le cubre la cara su cabello largo y negro, le pinta la figura de un halcón en la tetilla derecha. Un SEGUNDO SACERDOTE de mayor rango (lleva unos brazaletes de cuero pintado en los antebrazos), teñido todo de azul pálido, supervisa la operación, mientras palpa el filo de varias navajas de obsidiana que tiene en las manos.

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Gonzalo mira hacia el techo de la habitación y su respiración es pausada. El primer sacerdote palpa, la tetilla izquierda de Gonzalo y hace unos cálculos sobre su pecho con las manos. El segundo sacerdote se dirige a Gonzalo.

SEGUNDO SACERDOTE ¿Qué animal quieres junto a tu corazón?

GONZALO Una serpiente.

El primer sacerdote traza el dibujo con destreza. Termina, se incorpora y se coloca a un lado de pie. El segundo sacerdote se inclina sobre Gonzalo, palpa la figura del halcón y hace la primera incisión en la carne. Gonzalo hace una mueca de dolor, pero no se queja. El segundo sacerdote va abriendo la carne y, al mismo tiempo, va depositando sobre las heridas tintes rojos y polvos azules que le pasa el primer sacerdote. El rostro de Gonzalo suda. En sus hombros hay salpicaduras de sangre. El proceso es lento. Vemos como los tatuajes van cubriendo poco a poco el cuerpo de Gonzalo. Este aguanta la tortura sin soltar un solo grito. Luego pierde el sentido. Mientras lo tatuan, escuchamos la voz en off de Ix Mu Cuy.

IX MU CUY (off)

Mi padre sobrevivió esta dolorosa tortura, se labró el cuerpo con los colores de la selva, donde permaneció un año entero, aprendió su lenguaje, sus misterios, su sabiduría, aprendió sobre la soledad y el ayuno, su cuerpo y alma se limpiaron, su mente creció; entonces estuvo listo para regresar a Oxtankah y casarse con mi madre.

CORTE A:

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SEC. 56. LUGAR MÁGICO EN LA SELVA. ATARDECER. Un espectacular plano de Gonzalo en la selva. Su aspecto no puede ser mejor, es un auténtico maya. SEC. 57 INT. PALACIO NA CHAN CAN. DIA El suelo de la habitación está cubierto por pétalos de flores, y las paredes de alfombras. Las mujeres de Na Chan Can esperan impacientes en la habitación. La puerta se abre y entran los novios ricamente vestidos; los siguen los principales sacerdotes, y unos treinta invitados muy importantes, todos ellos llevan trajes de gala. Luego entra majestuoso Na Chan Can. Se colocan en circulo alrededor de los novios, dejándolos en el centro con el viejo sacerdote ATANZAH. Una de las principales mujeres se acerca a Atnazah.

MUJER PRINCIPAL ¿Dónde les hemos visto?, ¿De dónde han partido los caminos que dirigen vuestros pies? ¿Acaso es el cascabel de la serpiente la que llama vuestra atención? ¿Son ustedes los viejos Bacabes que nos vienen a traer las historias del fin del mundo?

ATANZAH En nuestras canas se encuentra la verdad, somos respetables como la ceiba de las flores encendidas.

El viejo Atanzah golpea el suelo con un bordón.

ATANZAH (dirigiendose a todos los presentes)

Aquí está un mancebo digno, aquí está un guerrero noble, aquí está nuestro nuevo hijo.

Na Chan Can se acerca y mira a Gonzalo.

NA CHAN CAN ¿Entonces habéis venido en son de paz, para cantar con nosotros el prestigio de nuestro ilustre pueblo, para dar la vida si es necesario por vuestro pueblo de los Cheles de Oxtankah?

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GONZALO (sudando, nervioso)

Así es. Pero también de vuestra hija, la cara de la luna que se esconde con los primeros rayos del sol.

Por una puerta lateral entra una joven muy puapa. Lleva un gran manto en sus manos, que coloca entre los novios y Na Chan Can. Gonzalo pisa el manto y habla a su futuro suegro.

GONZALO Mi gran señor; debes estar contento, porque aquí está alguien quien te quiere y respeta como a un padre. El gavilán que habita en mi corazón ha extendido sus garras para atrapar a tu hija, y esto no lo podrás evitar, es mejor que me aceptes en el seno de tu familia, y me convierta en tu fiel servidor. Lustraré mis alas con el calor de tus nietos para que todas los reconozcan y digan “ esos que veis volar, son la familia de Na Chan Can, el poderoso señor de los cheles”

Ix Chel Can se sube en el manto junto a Gonzalo, luego lo hace Na Chan Can y Atanzah.

NA CHAN CAN Te acepto como a un hijo Gonzalo, sabiendo que siempre estarás junto a mi hija, que la cuidarás y protegerás de todos sus enemigos, pues su corazón te eligió para que seas su marido, pare que vuestros hijos sean del color de vuestra piel, y den grandeza a los Cheles de Oxtankah.

Al decir esto, el viejo Atanzah saca unas bolitas de algodón y las tira al aire, las mujeres se lanzan a por ellas, entran esclavos con bebidas alcohólicas, músicos y bailarines. Todos comienzan a bailar. SEC. 58. INT. HABITACIÓN PALACIO NA CHAN CAN. NOCHE. Ix Chel Can y Gonzalo hacen apasionadamente el amor. La música continua, tambien en la siguiente escena.

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SEC. 59. INT. CASA GONZALO. TARDE Se escucha la misma música, pero ésta se va distorsionando lentamente y mezclando con voces susurrantes. La habitación está iluminada con muchas velas colocadas en las cuatro esquinas sobre taburetes. Incensarios echan humo. Varias personas se mueven en la habitación. Dos mujeres y un sacerdote. Sobre la estera gimiendo y removiéndose esta IX CHEL CAN en posición de parto. IX CHEL CAN grita desgarradamente y una mujer se coloca entre sus piernas. SEC. 60. EXT. CASA GONZALO. NOCHE Se escuchan sonidos de insectos en la selva. Un SACERDOTE se aproxima a GONZALO que está apostado junto a la parte exterior de la puerta de su casa y le dice:

SACERDOTE ( entusiasmado y alegre )

¡Señor Gonzalo, el dios Itzamná te ha bendecido con un hijo varón!

GONZALO sonríe con alegría. SEC. 61. EXT. CASA GONZALO. DÍA Se escucha el piar de muchos pájaros y el sonido lejano de una flauta de carrizo. AH TOK, el hijo de GONZALO que apenas tiene dos años, juega con unos palitos en el suelo. GONZALO, con un aspecto sano, está sentado frente a una mesa, en la que se ven servidos algunos alimentos. A su lado, IX CHEL CAN, en un estado de avanzado embarazo, canturrea la misma tonada de las escenas anteriores. Su cara es de una felicidad absoluta. De pronto, voltea hacia otro lado, hace un gesto de extrañeza y toca en el brazo a GONZALO para llamarle la atención. Por un sendero se acercan Ah Balam, Ah Petuch y un prisionero.

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GONZALO se incorpora y camina unos pasos. Se detiene en un sitio y espera a que lleguen.

AH PETUCH ¡Gonzalo tenemos noticias importantes! ¡Nuestros enemigos Cocomes vieron grandes casas en el agua, cerca de Tulum! ¡Nuestro prisionero las vio! ¡Él puede hablarte de ellas..!

GONZALO se queda muy preocupado. AH Petuch hace una señal a sus hombres, para que traigan al prisionero. El PRISIONERO ve a GONZALO con ojos temerosos. GONZALO le habla pausadamente para que pierda el miedo y lo comprenda.

GONZALO (pausadamente)

¿Tú viste las casas en el mar?

El PRISIONERO afirma con la cabeza, pero no habla.

GONZALO (con curiosidad)

¿Y cómo son esas casas?

El PRISIONERO se hinca en el suelo y, con un palito, dibuja una carabela.

GONZALO (exaltado, se dirige a AH CUY)

¡Son carabelas españolas,! ¡En ellas vienen castellanos...! ¡Y con ellos, la guerra!

El PRISIONERO, entonces, señala la barba de GONZALO y dice.

PRISIONERO (con terror)

¡Castillan vinieron a la playa por agua! ¡Mucho pelo tienen, igual que tú en la cara! ¡Ellos tomaron agua! ¡Luego, fueron al norte!

GONZALO con una señal, da por terminada la entrevista. AH Petuch toma del brazo al PRISIONERO. Se retiran.

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GONZALO camina hacia su casa. IX CHEL CAN lo espera debajo de un árbol.

IX CHEL CAN (preocupada)

¿Malas noticias, Gonzalo?

GONZALO muy preocupado.

GONZALO ¡Han visto naves castellanas en Tulum! ¡Tal y cómo me lo dijo mi compañero, el padre Jerónimo, han llegado a estas tierras!

La cara de IX CHEL CAN se ensombrece.

IX CHEL CAN ¿Y tú quieres irte con ellos?

GONZALO guarda silencio. Mira hacia el vacío. IX CHEL CAN sonríe afectuosa.

IX CHEL CAN (comprensiva)

¡Si tú quieres ir con ellos, yo y nuestros hijos vamos contigo..!

GONZALO la atrae hacia sí, la abraza y la interrumpe.

GONZALO (con emoción)

¡Jamás permitiré que tú y nuestros hijos estén expuestos a la crueldad y la codicia de los castellanos, que sólo vienen a conquistar estos pueblos para esclavizarlos y saquearlos...!

Luego, toma a IX CHEL CAN por los hombros y la mira con fuerza y decisión.

GONZALO ¡Mi patria está aquí, en esta tierra y en este vientre tuyo que lleva mi semilla! ¡Yo lucharé por la libertad de los Cheles de Oxtankah y por todas las naciones mayas... aun en contra de los de mi raza!

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IX CHEL CAN Pero como puedes hablar así de los tuyos.

GONZALO No, no son los míos, nada habemos en común. Patria no es donde se nace, sino el suelo por el cual se lucha.

Ix Chel Can lo abraza dándole comprensión y apoyo. SEC. 62 INT. CAPILLA CONVENTO. DÍA. Jerónimo comprueba que van quedando menos mayas, se acerca a Ix Mu Cuy. Mira muy preocupado a la mujer.

JERÓNIMO Tu padre luchó en contra de los de su patria, en contra de su fe.

IX MU CUY En eso no seguiré su ejemplo.

JERÓNIMO Pues entonces luchad por vuestro pueblo, sois el resultado de dos culturas, os guste o no. El pueblo maya ha sido conquistado. La única forma de sobrevivir es adaptándose a nuestra cultura, a nuestro Dios. ¿No te das cuenta que con vuestra muerte desaparece todo por lo que tu padre luchó? Pensad en los tremendos remordimientos que hubo de soportar durante las noches. Lo hizo por vosotros, para que pudieseis vivir. Sois lo único que queda de su familia, no permitáis que muera.

IX MU CUY De chica escuché mil veces, como fue esa primera batalla contra los españoles, y lo que mi padre sufrió con ella. Pero os puedo asegurar, que jamas se arrepintió de haber derramado la sangre de los españoles, jamas quiso que fuésemos como ustedes, por eso lucho, por eso mato a los de su raza.

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SEC. 63. EXT. CAMPO ENTRENAMIENTO OXTANKAH. DÍA GONZALO, AH Petuch y Ah Balam terminan de revisar la tensión de las cuerdas de los arcos de unos flecheros cheles. Se alejan de ellos. Revisan la formación de un batallón de lanceros, cuyas lanzas son, a ojos vistas, más largas que la que trae AH Petuch en la mano. GONZALO muestra a AH Petuc un pequeño aro de cuero que tiene prendidos cascabeles y lo hace sonar. Se escucha el sonido de los cascabeles.

GONZALO (con seriedad)

¡Insisto en que los guerreros se quiten los cascabeles que llevan en los tobillos! ¡Hacen mucho ruido con ellos y se delatan! ¡No podemos emboscar al enemigo con ese ruido!

AH PETUCH ¡Es costumbre entre los Cheles, entre todos los mayas, llevarlos puestos! ¡Es una tradición antigua! ¡Los guerreros siempre van a la batalla acompañados de la música que brota de sus pies! ¡Significa buena suerte...!

GONZALO se enfada ante la obcecación.

GONZALO ¡Si voy a ser el jefe de los batallones de Oxtankah, mis guerreros no llevarán cascabeles!

AH PETUCH Si no llevamos cascabeles, las flechas de nuestros enemigos atravesaran nuestros cuerpos y moriremos todos. No se puede tentar a los dioses como tu lo haces. Ellos dejaran de protegernos y perderemos la batalla.

GONZALO Si no os quitáis los cascabeles no vendréis. Permanecerás aquí con las mujeres y los niños.

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Ah Balam se agacha y se quita los cascabeles de sus tobillos, los demás guerreros le imitan. Ah Petuch se queda solo.

AH BALAM Gonzalo, estas tentando a los dioses, espero que sepas lo que haces.

Ah Petuch se los quita y con furia los arroja contra un árbol

AH PETUCH Las palabras han sido dichas.

GONZALO (hablando fuerte al batallón)

Valerosos guerreros, hoy nos vamos a enfrentar a un enemigo muy peligroso. Algunos irán sobre venados sin cuernos. Disparar a los animales primero, luego a los hombres en el cuello y la cara. De sus armas saldrá fuego, sonara como el trueno, y muchos morireís. Luchad como os he enseñado, y la batalla será nuestra.

Gritos de victoria de los guerreros. SEC. 64. EXT. SELVA. DÍA GONZALO y sus guerreros están agazapados tras unos espesos matorrales que los ocultan perfectamente bien de cualquier mirada, al lado de un camino más o menos ancho. Se escucha el sonido de metales que golpean entre sí y unas voces lejanas. Por el camino, una compañia de unos sesenta soldados españoles se abre paso entre la maleza de la selva. Diez van a caballo. Sus armaduras y armas brillan. Al pasar frente los cheles, los españoles son atacados con furia. Sobre ellos hay una nube de flechas y lanzas. Los mayas atacan con todo lo que tienen Alaridos de los hombres de Gonzalo. Voces de alerta y sorpresa de los españoles: ¡Voto al diablo, que estas bestias nos acaban! ¡Disparen los arcabuces, disparen! Las primeras victimas son los caballos, a casi todos se les llena el cuerpo de flechas.

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Los jinetes que aun permanecen en sus cabalgaduras son derribados con lanzas, solo queda uno sobre la montura. Otros soldados son atravesados por flechas y lanzas. Varios se trenzan en una lucha cuerpo a cuerpo. Ah Balam mata a varios españoles cuerpo a cuerpo, luchando con un solo brazo Lucen los puñales y las espadas. Caen macanas sobre algunas cabezas. Se escuchan estampidos de arcabuz. Ah Petuch y varios guerreros son alcanzados por los disparos. GONZALO derriba al último jinete de su cabalgadura. Luchan en el suelo. GONZALO le da un puñetazo y el otro cae sin sentido. Minutos después, los cheles han derrotado a los españoles. Dos guerreros cheles sostienen por los brazos al único español sobreviviente, el jinete que derribó GONZALO. Gonzalo ve a Ah Petuch en el suelo, está muy mal herido. Se agacha junto a él. Lo agarra entre sus brazos.

AH PETUCH No cambiéis demasiadas cosas de los mayas, los dioses nos castigarán.

Ah Petuch expira. Ah Balam se acerca y pone su mano sobre el hombro de Gonzalo.

AH BALAM Gonzalo, morir en la batalla es un honor, no os culpéis. La victoria ha sido grande. Tu forma de pelear ha sido buena. Todos nosotros te seguiremos.

Gonzalo mira a Ah Balam , de su boca sale una pequeña sonrisa, se levanta y mira a sus alrededor, el campo está lleno de cadáveres, la mayoría de españoles. El silencio es absoluto. Solo se escucha el zumbido de los insectos. Los remordimientos de Gonzalo no le dejan disfrutar del triunfo.

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AH BALAM Hay un prisionero.

Gonzalo se dirige hacia él.

GONZALO ¡Quién eres y de dónde llegas!

El PRISIONERO lo ve con terror. Recula a rastras. Abre la boca y desorbita los ojos.

PRISIONERO (con terror)

¿Hab...habláis español?

GONZALO lo mira intensamente. Se inclina y, con curiosidad, palpa la armadura del prisionero, la tela de su camisa. Se incorpora.

GONZALO ¿Te pregunté quién eres y de dónde vienes?

El PRISIONERO tiembla, sufre una arcada. Balbucea:

PRISIONERO (con miedo)

¡Soy Pedreros... Tulio Pedreros, y tengo por capitán a Juan de Grijalva..! ¡Desembarqué con éstos, mis compañeros, en donde se une la mar con un río que los naturales mentan Champotón para explorar la tierra antes de que desembarcara mi capitán! ¿Qué vas a hacer conmigo..? ¿Vais a matarme...? ¡Ten piedad, que soy uno de los vuestros..!

GONZALO endurece su semblante. Le da la espalda.

GONZALO ¡Yo no soy uno de los vuestros!

GONZALO se retira hacia la selva. Se escucha un grito desgarrador de PEDREROS.

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SEC. 65. INT. CASA GONZALO. DÍA Sobre una estera, regiamente vestida, IX CHEL CAN amamanta a una bebita, que tiene la cabeza entablada y una bolita de cera que cuelga desde la venda hasta su nariz, pasando en medio de sus ojos. El niño AH TOK juega con unos palitos en el suelo, bajo la vigilancia de dos doncellas. GONZALO entra de improviso. Aún viene vestido con sus arreos de guerra. Mira a IX CHEL CAN y a la bebé y sonríe. Camina hasta donde está IX CHEL CAN. IX CHEL CAN lo mira con ternura y alivio. Alza a la bebé y se la muestra.

IX CHEL CAN (con orgullo y alegría)

¡Es nuestra hija IX MO!

GONZALO toma a IX MO, la levanta sobre sí.

GONZALO

¡IX MO! GONZALO examina a IX MO, le ve la venda y la bolita. Cambia su semblante. La devuelve a IX CHEL CAN. IX CHEL CAN se sorprende. Toma a IX MO y la acomoda en su regazo.

IX CHEL CAN ¿No te ha gustado, GONZALO? ¡Nació mientras estabas en la batalla! ¡A mí me parece muy hermosa! ¿Te sucede algo...?

GONZALO no contesta de inmediato. Camina alderredor de IX CHEL CAN y observa a la pequeña. Se detiene, suspira.

GONZALO ¡No puedo acostumbrarme a que a mis hijos se les deforme la cara! ¡Consentí con AH TOK porque fue el primero y no quise violar una tradición que para ustedes es importante..! ¡Pero con la niña, no quiero que le aplanen la frente ni que le trastaben los ojos...! ¡Puedes ponerle todas las arracadas que quieras en las orejas... hasta en la nariz..., pero no la hagas bizca..!

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IX CHEL CAN entrega la niña a una de sus doncellas. Les pide que salgan de la habitación; que se lleven a AH TOK.

IX CHEL CAN ¡Toma, muchacha, llévala afuera!

Luego, IX CHEL CAN se incorpora en el lecho y enfrenta a GONZALO.

IX CHEL CAN ¡Mira GONZALO, debes comprender que para nosotros la frente plana y los ojos bizcos son atributos de belleza que nos hacen ser hermosos! ¡Nuestros hijos son Cheles..! ¡ Serán bellos si su cabeza y sus ojos son como los nuestros..!

GONZALO la interrumpe. No está dispuesto a dejarse convencer.

GONZALO ¡Pero, IX CHEL CAN, también son mis hijos! ¡Tengo derecho a decidir sobre sus personas...!

(da un suspiro y se calma) ¡Te suplico que comprendas que nuestros hijos son de una nueva raza...! ¡Ellos tienen dos sangres en sus venas, en su corazón...! ¡Dos sangres que nunca antes habían estado juntas y que los hacen diferentes; ni son Cheles ni son Castillan, son...no lo sé...!

IX CHEL CAN lo mira arrobada. Sonríe. Se pone seria.

IX CHEL CAN ¡Entiendo lo que dices, GONZALO; pero debes comprender que si hacemos a nuestros hijos diferentes, los sacerdotes, la gente, los culparán de todas las enfermedades, plagas y desastres que nos pasen...! ¡Nuestros dioses son muy celosos de nuestras tradiciones...!

GONZALO se separa unos pasos.

GONZALO IX CHEL CAN, yo he sacrificado todo por ustedes, mi familia; he peleado contra mi gente y he olvidado

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mi patria para amar la vuestra! ¡Nunca os he pedido nada...; pero, ahora, lo voy a hacer! ¡ Deja que IX MO se parezca a mí, que conserve los rasgos de mi madre..!

IX CHEL CAN se incorpora del lecho. Camina hasta él. Lo abraza con ternura.

IX CHEL CAN ¡Si así lo quieres, mi señor, qué así sea!

Se abrazan y se besan con pasión. SEC. 66. INT. CAPILLA. DÍA IX MU CUY está de pie frente a JERÓNIMO, quien permanece sentado.

IX MU CUY ¡Mi padre logró que ni a mi hermana IX MO ni a mí nos deformarán la cabeza ni nos hiciera bizcas y, con ello, que fuéramos diferentes a los Cheles...! ¡Cuando yo nací, la Luna estaba creciendo, por eso me llamaron..!

JERÓNIMO se levanta y la interrumpe.

JERÓNIMO ¡IX MU CUY, Luna en cuarto creciente..!

IX MU CUY se lleva la mano a donde tiene el lunar y sonríe.

IX MU CUY (con alegría)

¡Esta es mi marca de nacimiento, una Luna castellana creciendo en el mundo de los Cheles...!

JERÓNIMO (con admiración)

¡La nueva raza de la que me habló tu padre!

SEC. 67. EXT. TERRAZA PALACIO NA CHAN CAN. DÍA NA CHAN CAN pasea con IX CHEL CAN, quien lleva una bebé en sus brazos. Na Chan Can agarra a su nueva nieta.

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NA CHAN CAN Ix Mu Cuy, la mas pequeña de mi familia. Cuanto camino te queda por recorrer.

Un poco alejado, GONZALO juega con sus hijos AH TOK e IX MO. Los niños se le suben encima y le tiran del cabello y las barbas. Gritan con alegría. La luz solar comienza a menguar. Unos nubarrones cubren el cielo. Se escucha el estampido de un trueno. Caen unas gotas de lluvia. Todos comienzan a levantarse para protegerse de la lluvia, menos los niños que juegan entusiasmados bajo el agua. Llega un guerrero a la terraza. Ya viene mojado. Se acerca a GONZALO, le dice algo al oído y señala hacia cierto lugar. SEC. 68 EXT. ESCALERA PALACIO NA CHAN CAN - PLAZA OXTANKAH. DÍA La lluvia es muy intensa. GONZALO baja corriendo por la escalera. GONZALO, seguido del guerrero, cruza la plaza tropezando con las gente que corre para refugiarse del aguacero. SEC. 69. DESCAMPADO. DÍA GONZALO y el guerrero, quien se queda unos pasos atrás, llegan a un descampado. Se detienen bajo la lluvia que moja sus caras y sus cuerpos. GONZALO ve, a unos cincuenta metros de distancia, refugiados bajo una gran ceiba, a un hombre rubio y a un guerrero maya sentados. El hombre rubio levanta la cara, es JERÓNIMO DE AGUILAR. Las miradas de GONZALO y JERÓNIMO se encuentran. JERÓNIMO se levanta, pero no se mueve. GONZALO avanza unos pasos. JERÓNIMO avanza con cautela.

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Ambos corren y se encuentran. Se abrazan con fuerza. Se separan, gritan de alegría y se palmean los hombros. Jerónimo mira muy impresionado el nuevo aspecto de Gonzalo. Echan a andar hacia el palacio de NA CHAN CAN. SEC. 70. INT. HABITACIÓN EN PALACIO NA CHAN CAN. DÍA GONZALO y JERÓNIMO están solos. Desde otro lugar se escuchan los gritos de los niños AH TOK e IX MO y el llanto de la bebé IX MU CUY. JERÓNIMO se escurre el agua que cubre su cuerpo. Con un lienzo seca su cara.

JERÓNIMO (emocionado)

¡Al fin, GONZALO, han venido a rescatarnos! ¡Tal y cómo te lo dije hace ya tantos años! ¡Mi fe ha triunfado..!

GONZALO arroja un lienzo que tiene en la mano. Su rostro es serio, no muestra entusiasmo.

GONZALO ¿Dice usted, que han venido, padre...?

JERÓNIMO muestra su asombro ante la actitud de GONZALO. Se le acerca, lo toma por los hombros y lo sacude.

JERÓNIMO ¿Cómo, no te da alegría, no brincas y exclamas de felicidad?

(hace una pausa) ¡España, GONZALO, es la patria que nos espera! ¡Tu tierra, tus padres, tus afectos..., hijo mío! ¿No te conmueves?

GONZALO recula un paso. Pone distancia. Su rostro está serio, sombrío.

GONZALO ¡Mis afectos, mi amor, están aquí en esta tierra, padre JERÓNIMO! ¡En estas ciudades y esta selva habitadas por seres que, a los ojos de nuestros

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paisanos, son salvajes e idólatras, y que para mí son lo más noble y sensato del mundo...!

JERÓNIMO se ve visiblemente alterado y lo interrumpe.

JERÓNIMO (alterado)

¿Qué es lo que dices? ¿Qué clase de insensateces? ¿Te has vuelto loco? ¿Te han dado algún brebaje?

GONZALO lo mira fijamente.

GONZALO ¡No, padre, ni locura ni brebajes..! ¿Cuándo llegué a este sitio, venía en calidad de esclavo, y vos sabéis cuánto lo odié; ahora soy capitán de muchos guerreros, estoy casado con la hija del Señor de Oxtankah y tengo privilegios; además, soy sacerdote del dios de la caza, Acanum...

JERÓNIMO se muestra sorprendido e indignado.

JERÓNIMO (en voz alta, con indignación)

¿Del dios qué..? ¡Tú no tienes más que un Dios en la tierra, en el cielo y en todo el universo; el Dios de los cristianos, nuestro Dios..! ¿De qué blasfemias me hablas? ¿De un ídolo de barro y sangre..?

GONZALO humilla la cabeza y voltea hacia otro lado.

GONZALO ¡Padre JERÓNIMO, no me atormentes reprochándome lo que es asunto de mi conciencia..! ¡La noche, las noches son suficientemente dolorosas..!

JERÓNIMO ¡El Señor Jesucristo se apiade de tu alma, GONZALO! ¡Yo no puedo perdonarte lo que has hecho! Ahora, creo en los rumores que venía escuchando; ahora, veo con claridad lo que antes el cariño me impedía aceptar. ¡Tú has sido el causante de la muerte de todos esos pobres cristianos que cayeron en Champotón..!

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GONZALO reacciona con ira.

GONZALO ¡No eran pobres cristianos, padre! ¡Eran soldados, capitanes, hombres de guerra y aventura que vienen a conquistar y a esclavizar estos pueblos! ¡Ellos traen la muerte por bandera... el exterminio! ¡Ellos no quieren otra cosa que el oro..! ¡Usted lo sabe..!

JERÓNIMO no contesta. Se muerde los labios, y le extiende un papel arrugado.

JERÓNIMO ¡Léelo! ¡Es la carta que nos envía el capitán Hernán Cortés desde la isla de Cozumel! ¡En ella, nos pide que nos unamos a su expedición; nos manda unas cuentas para pagar nuestro rescate!

JERÓNIMO muestra las cuentas y sonríe con complicidad.

JERÓNIMO (con cierta alegría)

¡Tómalas, GONZALO, y paga al cacique por tu libertad! ¡Yo ya lo hice con TAXMAR!

GONZALO toma una y la observa. Hace una mueca de rechazo.

GONZALO ¡Qué mal conoce a estas gentes, padre! ¡Qué poco los entiende! ¿Acaso piensa que el cariño que me tiene mi suegro, NA CHAN CAN, se puede comprar con estas baratijas? ¿En serio, cree que el amor de mi mujer y mis hijos puede canjearse por unos vidrios brillantes? ¿Qué no ha comprendido que estoy casado con una princesa Chele y que tengo hijos habidos legítimamente dentro de un matrimonio...!

JERÓNIMO lo mira con asombro, sin ocultar cierta admiración. GONZALO se da cuenta, cambia el tono, le pone la mano sobre el hombro y caminan hacia donde está su familia, en la otra habitación.

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GONZALO (conciliador)

¡Además, padre, yo ya tengo la cara labrada y horadadas las orejas! ¿Qué dirán de mí desde que me vean esos españoles ir de esa manera...?

IX CHEL CAN con IX MU CUY en sus brazos, AH TOK e IX MO se aproximan los españoles. GONZALO toma a IX MU CUY y se la ofrece a JERÓNIMO.

GONZALO (orgulloso)

¡Y ya veis a estos mis hijitos cuán bonicos son..!

JERÓNIMO mira sonriente IX CHEL CAN y luego a AH TOK e IX MO, acaricia el cabello de esta última. Observa con detenimiento a IX MU CUY y advierte su lunar. GONZALO se da cuenta y explica.

GONZALO ¡Su marca y su nombre se corresponden! ¡Ambos tienen que ver con la Luna creciente y con el bienestar que ésta trae consigo!

JERÓNIMO coloca su dedo en la marca e IX MU CUY llora. La devuelve a su madre. JERÓNIMO se ve derrotado. No tiene argumentos para persuadir a GONZALO. Lo toma por un brazo y se aleja con él unos pasos.

JERÓNIMO ¡Tus hijos, GONZALO, no son ni españoles ni Cheles, son una nueva raza! ¿Estás consciente de ello..?

GONZALO sonríe con un enorme orgullo. SEC. 71. EXT. TERRAZA PALACIO NA CHAN CAN. DÍA Ha dejado de llover. El suelo está húmedo y encharcado. JERÓNIMO y GONZALO están parados frente a frente.

JERÓNIMO

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¡He de partir, hijo mío! ¡Sólo te recuerdo que eres cristiano y que debes cumplir con los mandamientos del Señor! ¡Conozco tu corazón y sé que lo harás!

(lo abraza)

¡Dios te bendiga, GONZALO GUERRERO!

GONZALO lo estrecha. Lo separa.

GONZALO (con enorme cariño)

¡Padre, id con Dios! ¡Sólo os pido que, si en algún momento, yo falto y en vos está proteger a mi familia de la infamia que nos rodea, que lo hagáis por vida vuestra...!

JERÓNIMO tiene los ojos húmedos.

JERÓNIMO ¿Así lo haré, hijo mío!

Se separan. JERÓNIMO baja la escalinata. Atraviesa la plaza. Se pierde en la lejanía. SEC. 72. INT. CAPILLA. DÍA Parado frente al crucifijo, JERÓNIMO estruja sus manos. Voltea hacia donde está sentada IX MU CUY.

JERÓNIMO ¡Esa fue la última vez que vi a tu padre! ¡Después, me reuní con la gente del capitán Cortés en la isla de Cozumel, y de ahí a la conquista del reino de los Mexicas..! ¡Al principio le serví como faraute, traduciéndole lo que los naturales decían! ¡Ya no supe más de él, hija! ¡Ignoro qué pasó con ustedes!

IX MU CUY se incorpora, camina hasta el ventanuco, echa una mirada y gira.

IX MU CUY (con tristeza, evocativa)

¡Tuvimos paz con los hombres, padre; pero no con la naturaleza!

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SEC. 73 EXT. CAMINO EN LA SELVA DÍA. Un grupo de cazadores cheles persigue a un venado. El animal desaparece tras unos matorrales que dan a una vereda. Los cazadores no encuentran al venado pero si a unos niños pequeños, estos se agarran al cuerpo de su madre que agoniza en el suelo. Los cazadores se acercan a socorrer a la madre. De repente se detienen, miran espantados.

UNO DE LOS CAZADORES La mayacil, tiene la mayacil.

SEC. 74. INT. PALACIO NA CHAN CAN. NOCHE Desde el exterior llegan voces de plañideras que se lamentan: ¡Ay qué desgracia! ¡Pidamos clemencia a los dioses! En el salón humean varios incensarios. NA CHAN CAN está sentado en medio de los ancianos del Consejo. Todos murmuran.

NA CHAN CAN

¡Los dioses están molestos! ¡Esperan de nosotros sacrificios hechos por la mano de un hombre puro! ¿Quién puede ser ese hombre entre los Cheles de Oxtankah?

Mira a GONZALO y AH BALAM, ambos van ataviados con sus atuendos de Nacom. Los ancianos se miran entre sí. Uno de ellos asiente con la cabeza. GONZALO se muestra tenso. AH BALAM observa la posición rígida de un guerrero. Un ANCIANO se incorpora, sale del grupo y dice:

ANCIANO ¡Ah Balam es un hombre puro! ¡No ha sido manchado por mujer alguna! ¡Nadie cuida de los dioses mejor que él! ¡Él es el hombre adecuado para hacer los sacrificios!

GONZALO se relaja.

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AH BALAM, en cambio, sorprendido por la declaración del anciano, esboza una amplia sonrisa de orgullo y, luego, humilla la cabeza en señal de aceptación. NA CHAN CAN, entonces, se incorpora y da un paso adelante.

NA CHAN CAN ¡El Nacom Gonzalo debe ayudar a Ah Balam a hacer los sacrificios! ¡Las palabras han sido dichas!

GONZALO se estremece, abre la boca y queda paralizado. Sin darle tiempo a reaccionar, todos se retiran del salón, con excepción de AH BALAM. El humo del incienso se intensifica y cobra un color ambarino. Desde el exterior llegan los lúgubres lamentos. GONZALO está parado petrificado en medio del salón. AH BALAM, en cambio, no cabe en sí de satisfacción.

AH BALAM ¡Es un gran honor para mí, Gonzalo! ¡Yo, que sólo tengo un brazo, he sido nombrado chase principal para abrir el pecho de las víctimas en el sacrificio! ¡Es un gran honor!

Luego, como si apenas advirtiese la actitud de GONZALO, se le aproxima, lo mira frente a frente, y le reclama.

AH BALAM (desconcertado)

¿Y tú, no estás contento? ¿No te alegras como yo?

GONZALO niega con la cabeza. Su cara está sombría.

GONZALO ¡No, Ah Balam! ¡Yo no estoy preparado para sacrificar seres humanos..!

AH BALAM se separa dos pasos.

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AH BALAM ¡Sí que lo estás, Gonzalo! ¡Eres, igual que yo, un hombre limpio, sin mancha! ¡Los dioses estarán agradecidos contigo! ¡Un día tú serás sacerdote del dios Acanum, dios de la caza, y verás tus manos embarradas con sangre..!

AH BALAM da una palmada en el hombro a GONZALO. Da media vuelta y se retira. El incienso hace volutas de colores azul y rojo. GONZALO se acerca a una ventana para ver el terror. Cadáveres siendo quemados. Las calles vacías. Tan solo cuerpos esperando el turno, a que unos esclavos los arrojen al fuego. Llegan los lamentos de las madres por sus hijos enfermos. SEC. 75. EXT. TEMPLO SACRIFICIOS OXTANKAH. TARDE - NOCHE Se escucha el ritmo monótono de un tambor. IX CHEL CAN y una pequeña princesa Chele se acercan al pie de la escalinata del templo. Las caras de ambas se ven resplandecientes. La pequeña lleva en sus manos un bastoncillo de plata y una flor roja. Se detienen y esperan mirando hacia la parte superior del templo. GONZALO, cuya cara y cuerpo están teñidos de color azul cobalto, está parado en la plataforma superior del templo. Al ver aproximarse a IX CHEL CAN, su rostro se deforma con una mueca de angustia. AH BALAM emerge por una puerta. Está pintado de color azul cobalto y lleva unos círculos rojos y blancos alderredor de los ojos. Su aspecto es terrorífico. Avanza y se planta a un lado de GONZALO. El sonido del tambor sube de intensidad. Una caracola suena largamente. Abajo, IX CHEL CAN se retira lentamente, mientras la princesa sube por la escalinata. GONZALO hace una mueca de alivio. Dos chaces, sacerdotes verdugos, reciben a la princesa y la entregan a AH BALAM.

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La princesa es despojada de su pati o túnica por GONZALO y colocada sobre la piedra de los sacrificios, a cuyo lado están dispuestas las horribles figuras de dos ídolos de piedra. Mientras GONZALO sujeta a la princesa por los brazos, AH BALAM levanta el brazo completo al cielo y hace una invocación:

AH BALAM ¡Señores de la muerte, Ah Puch, y del infierno Hunhau, tomen la vida pura e inocente de nuestras víctimas para perdonar nuestras faltas! ¡Les rogamos que limpien los campos y las ciudades de la mayacimil! ¡Que la peste negra se aparte como un mal sueño y que no vuelva jamás...!

AH BALAM clava, entonces, el puñal en el pecho de la princesa. GONZALO hace una mueca de horror. Se escuchan lamentos en eco. GONZALO mira con misericordia al grupo de víctimas que esperan ser sacrificados. A. El brazo de AH BALAM sube y baja con el puñal ensangrentado. B. GONZALO embarra un corazón en un ídolo de piedra. Se incorpora y se aproxima a Ah Balam, ahí recibe otro corazón, luego vuelve al idolo de piedra. Gonzalo entonces mira la cola de esclavos para ser sacrificados ya quedan menos. C. Plano de la cara de Ah Balam levantando el cuchillo he incrustandolo en el pecho de una victima, la sangre le salpica toda la cara. D. Gonzalo mucho más cubierto de sangre embarra el corazón en el ídolo de piedra, que está rodeado por una montaña de corazones. SEC. 76. INT. CAPILLA. DÍA JERÓNIMO e IX MU CUY están sentados frente a frente. Los labios de JERÓNIMO están encendidos. IX MU CUY está pálida.

JERÓNIMO ¡Ese fue un grave error de tu padre! ¡Jamás debió participar en los sacrificios humanos! ¡Debió haberse negado..!

IX MU CUY, con mucha calma, con un control absoluto de su voz y tono.

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IX MU CUY Y usted padre, ¿por qué no se niega a participar de los sacrificios “humanos”, que están efectuando en nombre de su Dios ahí afuera? ¿Por qué vino con perros y soldados a apresarnos? ¿Qué le da derecho a juzgar a mi padre?

JERÓNIMO (muy tenso)

Lo que ocurre ahí afuera, no son sacrificios, no ofrecemos corazones a nadie; tan solo ofrecemos el bautismo. Con este, tu gente hubiese podido salvar la vida. Tu puedes salvar la tuya. Por eso os fui a buscar, por eso lucho, por eso puedo juzgar a vuestro padre, porque sé que ahora estoy haciendo lo que el haría en mi lugar.

(pausa)

Os lo suplico, tan solo aceptad el Bautismo

IX MU CUY ¿ Aceptar el bautismo para que? ¿Para ser esclava y morir a latigazos construyendo iglesias de una forma lenta y cruel?

(pausa)

Padre Jerónimo ustedes no ofrecen corazones a su Dios, le ofrecen almas limpias de pecado, que nos las arrancan a base de tormentos y humillaciones. No quiero vuestro bautismo padre.

Ix Mu Cuy se levanta y se dispone a recoger su gorro para marcharse. Jerónimo está apunto de rendirse, de dejar que salga de la habitación, pero la observa y no puede permitir que se marche.

JERONIMO Eres muy parecida a tu padre, igual de testaruda.

(sonriendo)

Todavía tenemos algo de tiempo, me gustaría saber, compartir la vida de vuestro padre. Saber más de él.

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Ix Mu Cuy se queda sorprendida por las palabras de Jerónimo. Lo mira.

JERONIMO Tenéis razón, no tengo derecho a juzgar a vuestro padre.

Ix Mu Cuy se sienta. SEC. 77. EXT. TEMPLO SACRIFICIOS OXTANKAH. NOCHE Una nube cubre parcialmente la Luna llena y le da un tono rojizo. La gente agrupada al pie del templo lanza una exclamación. GONZALO escucha la exclamación, se acerca a la orilla de la plataforma del templo y mira hacia el lugar de donde provienen los gritos. Muchas personas rodean a NA CHAN CAN, vociferan y le reclaman.

HOMBRE CHELE ¡Los sacrificios no sirven! ¡La Luna, rostro del dios Ah Puch, está roja, está enojada con los Cheles..!

MUJER CHELE (interrumpiéndolo, acongojada)

¡Tú, Señor Na Chan Can, escogiste mal al sacerdote Ah Balam para hacer los sacrificios! ¡Él sólo tiene una mano! ¡A los dioses no les gusta comer de una mano! ¡Ellos quieren dos manos!

Las demás personas se unen al reclamo y gritan: ¡Los Cheles quedan malditos! ¡La peste acabará con nosotros! NA CHAN CAN con un gesto, les ordena que guarden silencio. Todos callan.

NA CHAN CAN ¡Yo debo haberme equivocado, si los dioses no quedaron satisfechos! ¡Pero yo los recompensaré sacrificando al sacerdote que sólo tiene una mano! ¡Ah Balam se sentirá feliz al sacrificarse por su pueblo!

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Las gentes que lo rodean gritan: ¡Sí, sí, el sacrificio de Ah Balam cambiará la cara de los dioses! GONZALO muestra su desconcierto. Reacciona y, con prisa, penetra al interior del templo en busca de AH BALAM. SEC. 78. INT. TEMPLO SACRIFICIOS OXTANKAH. NOCHE AH BALAM, ajeno a lo que sucede en el exterior, está limpiándose la sangre de su cara y cuerpo con un lienzo que moja y enjuaga en una gran vasija que contiene agua. Su respiración es acelerada y su boca jadea. GONZALO entra apresurado, lo ve y grita:

GONZALO ( jadeante)

¡Ah Balam huye, corre y no te detengas que la muerte te ha señalado con su dedo!

AH BALAM mira sorprendido a GONZALO.

AH BALAM (exaltado)

¡Pero qué haces aquí adentro, Gonzalo! ¡Tienes prohibido entrar a este lugar! ¡Esto puede costarte la vida!

GONZALO recula. Coloca los brazos hacia abajo. Abre las manos. Replica:

GONZALO ¡Mi vida no corre ningún peligro, nadie me ha visto entrar! ¡Es tu vida la que piden! ¡Es tu corazón el que se disputan allá abajo! ¡La Luna se ha puesto roja, los dioses están enojados y la gente reclama que es por tu culpa...! ¡Corre, yo te cubro las espaldas!

AH BALAM reacciona con alegría.

AH BALAM ¡Ellos piden mi corazón para dárselo a los dioses Ah Puch y Unhau y eso está bien! ¡Es la costumbre cuando el sacerdote falla! ¡Yo se los doy con alegría para acabar con la mayacimil, con esa maldita enfermedad!

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GONZALO quiere insistir, pero AH BALAM le cubre la boca con la mano.

AH BALAM Te agradezco tus buenas intenciones, Gonzalo. Pero, piensa, yo soy un guerrero jaguar, y un guerrero jaguar no huye nunca, aunque el peligro sea muy grande; menos si son los Cheles, mi propia gente, quienes reclaman mi corazón para salvarse. ¿Entiendes, Gonzalo?

Desde el exterior, se escucha el sonido de los cascabeles que los guerreros llevan en los tobillos y algunos gritos ininteligibles. AH BALAM voltea hacia donde provienen los sonidos. Se aparta de GONZALO.

AH BALAM ¡Ahí vienen los guardias de Na Chan Can por mí! ¡Tú escóndete, Gonzalo! ¡Rápido, que no te encuentren aquí! ¡Te cortarían la cabeza...!

AH BALAM señala un altar que está en un rincón.

AH BALAM ¡Ahí, debajo del altar de Hunhau, nadie te buscará!

GONZALO intenta abrazarlo, pero AH BALAM lo detiene. Lo mira de frente.

AH BALAM ¡Nunca pronuncies mi nombre! ¡El nombre de Ah Balam significará la muerte para quien lo pronuncie! ¡Los nombres de las personas sacrificadas se vuelven un secreto peligroso entre los Cheles! ¡Es una costumbre vieja y sagrada!

(cambia a un tono festivo) ¡Pero, para que me recuerdes, te doy este brazalete...!

AH BALAM le entrega el brazalete. GONZALO se muerde los labios. Sus ojos brillan. Corre a esconderse. El sonido de los cascabeles se escucha muy próximo.

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SEC. 79. EXT. TEMPLO SACRIFICIOS OXTANKAH. DÍA AH BALAM está amarrado sobre unos troncos que forman una x. Frente a él, a unos cuantos pasos, DOS ARQUEROS preparan sus flechas. Un CAPITÁN da la orden de disparar. Las flechas atraviesan su cuerpo. GONZALO ve, con tristeza, morir a su amigo. NA CHAN CAN observa a su pueblo con preocupación. SEC. 80 INT. CAPILLA. DÍA JERÓNIMO mira el crucifijo con devoción.

JERÓNIMO ¿Y esos sacrificios sirvieron para algo?

IX MU CUY ¡No! ¡La mayacimil es una maldición que no perdona fácilmente! ¡Muchos murieron! Pero, yo le pregunto, padre, acaso el exterminio que han hecho ustedes con mi pueblo ha servido de algo... ¡La muerte de esos que sufren allá afuera, sirve para algo...

JERÓNIMO guarda silencio. No quiere arriesgarse de nuevo. IX MU CUY sonríe con tristeza.

IX MU CUY ¡Al menos, entre nosotros si el sacrificio no servía, el sacerdote entregaba su vida para tratar de cambiar designios de los dioses...! ¿Acaso ustedes harían lo mismo? ¿Serían capaces de sacrificar al señor Inquisidor?

JERÓNIMO se estremece. IX MU CUY tiene la cabeza gacha y el cabello sobre la frente. Levanta la cara lentamente. Mira a JERÓNIMO.

IX MU CUY Fue una plaga terrible, las muertes provocaron el abandono de los campos, llego el hambre a nuestro

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pueblo y al de muchos de nuestros vecinos. Se hicieron muchos sacrificios en vano, sin que los dioses respondieran a nuestros ruegos.

La mayacil cambió a nuestra familia para siempre, una herida que ni mi padre ni mi madre supieron superar. SEC. 81. INT. CASA GONZALO. DÍA Gonzalo está enseñando el alfabeto a Ix Mo (tiene 5 años) dibujando las letras en un papel.

GONZALO Esta es la c, c de casa. Esta es la d,

La mano de Ix Mo detienen la de Gonzalo

IX MO (lloriqueando)

¿Padre la peste os matara a ti y a mama? ¿y tambien a Ah Tok?

GONZALO No, no la peste se marchará pronto.

Ix Mo se pone a llorar.

IX MO Muchas de mis amigitas se han muerto, ya no las veré mas.

GONZALO la carga en sus brazos y la consuela dándola besos, acariciándola. Ix Mo llora en silencio De pronto, NA CHAN CAN entra en la habitación.

NA CHAN CAN (apesadumbrado)

Gonzalo, la peste no tiene misericordia. Cada día son muchos los muertos, cada día son mas los nuevos enfermos. Los campos están siendo abandonados. La comida comienza a escasear.

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GONZALO

Manda a la gente al mar. A las lagunas y a los ríos, y que pesquen lo que puedan! ¡Podríamos aguantar comiendo pescados...! ¡La peste pasará!

NA CHAN CAN lo interrumpe.

NA CHAN CAN (con desaliento)

¡No, Gonzalo, no podemos hacerlo! ¡Podríamos ofender al dios Chac y éste nos castigaría con la violencia de un huracán...! ¡El viento y el agua arrasarían con todo...! ¡Ya nos ha sucedido...!

(hace una pausa, con firmeza) ¡Tenemos que hacer un sacrificio especial!

Un rictus de dolor aparece en la cara de NA CHAN CAN. Mira a IX MO, la acaricia el pelo. GONZALO lo mira estupefacto. Su cara se deforma en un gesto de dolor. SEC. 82. INT. CASA GONZALO. NOCHE IX CHEL CAN se convulsiona por el llanto. Sus manos no pueden impedir que la lágrimas escurran por sus mejillas y su cuello.

IX CHEL CAN (suplicante, entre sollozos)

¡No Gonzalo, no mi hija! ¿Por qué a mi pequeña? ¿A nuestra Mariposita? ¡No, no, no!

GONZALO la abraza con fuerza. Le besa la cabeza. La aprieta contra su pecho. En su cara también hay lágrimas.

GONZALO (con la voz entrecortada)

¡Es necesario, Ix Chel Can! ¡La tradición exige que sea sangre de la familia del Halach Uinic, del Señor Verdadero de Oxtankah!

IX CHEL CAN se aparta un poco. Lo mira con desaliento.

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IX CHEL CAN (con ira)

¡No hables así de la carne de tu carne, Gonzalo! ¡Es nuestra hija! ¡La que amamos con pasión!

IX CHEL CAN lleva sus manos a su pecho.

IX CHEL CAN (con amargura)

¡Aquí en mi pecho hay una llaga que duele! ¿Por qué a ella, si es inocente?

(cambiando de tono) Te advertí que al no aplanarla la frente, los sacerdotes la señalarían con el dedo.

Lanza un sollozo. GONZALO se aparta de IX CHEL CAN. Camina hasta la ventana.

GONZALO (con rabia contenida)

¡Todos somos inocentes, Ix Chel Can! ¡Son desgracias que suceden sin que el hombre pueda hacer nada para remediarlas! ¡Nuestro único remedio es la fe y ésta normalmente falla...!

GONZALO regresa hasta donde está IX CHEL CAN.

GONZALO (con ternura)

¡Ven aquí, mujer! ¡No llores más, que me partes el alma al hablar así!

GONZALO atrae e IX CHEL CAN. La abraza de nuevo. La besa en los labios, en los párpados. IX CHEL CAN vuelve a separarse de GONZALO. Golpea con sus pequeños puños el pecho de GONZALO.

IX CHEL CAN (con desesperación)

¡Es nuestra pequeña, Gonzalo..! ¡No la veré más, no escucharé su dulce voz! ¡No sentiré en mi piel el calor de su cabecita, su cuerpo apenas en flor..!

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GONZALO (sufriendo lo indecible)

Si por culpa mia los sacerdotes la señalaron, nada ya puedo hacer. Estoy destrozado y....

IX CHEL CAN coloca sus dedos en los labios de GONZALO.

IX CHEL CAN (con extrema desesperación)

¡Yo no te culpo, Gonzalo! ¡Perdóname, pero estoy loca de tristeza! ¡He llegado a desear la muerte de mi propio padre antes que la de mi pequeña Ix Mo...! Te lo pido , deja que sea yo a quién sacrifiquen.

La expresión de Gonzalo es la de un hombre roto por dentro. SEC. 83. INT. PALACIO NA CHAN CAN. DÍA NA CHAN CAN está reunido con el CONSEJO DE ANCIANOS. GONZALO, quien lleva de la mano a IX MO está situado a un costado. Se escucha el sonido lejano de un tambor y unas flautas estridentes. Se escuchan lamentos que llegan desde afuera. Un ANCIANO pintado de color azul cobalto y cuya cabeza está adornada con plumas amarillas, se levanta, se coloca en el centro y dice:

ANCIANO ¡Todo está listo, Señor Na Chan Can, para iral lugar sagrado y celebrar el sacrificio! ¡La diosa Ixchel nos está esperando con su gran boca abierta..! ¡Es el momento en que nosotros debemos hacer las invocaciones..!

GONZALO toma a IX MO y la coloca en sus brazos. NA CHAN CAN se incorpora y le hace una seña con la cara. GONZALO se retira lentamente del salón. Los ANCIANOS miran con tristeza en sus caras. NA CHAN CAN vuelve a sentarse. En su cara se refleja el profundo dolor que siente. Los ANCIANOS comienzan a cantar un mantra.

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Gonzalo se retira con su hijita, se les ve de espaldas saliendo del templo. Na Chan Can es un hombre destrozado. SEC. 84. EXT. SELVA. DÍA Caminando sobre un sacbé, vemos a un grupo compuesto por DOS SACERDOTES, CUATRO GUERREROS, GONZALO e IX MO. Todos van ataviados con esplendor. SEC. 85 EXT. CHICHÉN ITZÁ. DÍA Una pirámide majestuosa luce en una gran explanada. La sobriedad de sus escalinatas y de sus contrafuertes es imponente y, a la vez, hermosa. La pirámide tiene en su parte superior un templo o templete. En la plataforma superior de la pirámide están parados CUATRO SACERDOTES con el cuerpo pintado de azul y la cabeza de rojo. Cada SACERDOTE lleva en su mano derecha un cetro plateado con un disco dorado en la parte superior. En la mano izquierda llevan una mazorca de maíz. El grupo compuesto por GONZALO y sus acompañantes llega al pie de una de las escalinatas. GONZALO e IX MO se separan del grupo y comienzan a subir la escalinata. Cuando GONZALO e IX MO llegan a la mitad, los SACERDOTES CHELES del grupo comienzan a subir. Se escuchan los sonidos de varias caracolas que llegan desde diferentes puntos de la explanada. SEC. 86. EXT. PLATAFORMA SUPERIOR PIRÁMIDE. DÍA GONZALO e IX MO llegan a la plataforma superior. DOS SACERDOTES ITZÁES se aproximan a recibirlos. UN SACERDOTE ITZÁE toma por la mano a IX MO, se reúne con los otros DOS SACERDOTES, que han quedado expectantes, y todos se introducen por una puerta de un templo o templete. Los SACERDOTES CHELES, que vienen con GONZALO llegan a la plataforma. Un SACERDOTE CHELE llega hasta donde está el SACERDOTE ITZÁE y, señalando a GONZALO, le hace una señal para que los tres se dirijan a otra puerta del templo o templete, donde se introducen.

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SEC. 87. INT. TEMPLO O TEMPLETE. DÍA En el interior del templete están colocados un ídolo que representa al dios Itzamná y un ídolo que representa a la diosa Ixchel; dos de los SACERDOTES ITZÁES se colocan a un lado de cada ídolo, respectivamente. El otro SACERDOTE ITZÁE conduce a IX MO y la sitúa frente al ídolo que representa al dios Itzamná. IX MO, impresionada, mira al ídolo con curiosidad y luego al SACERDOTE que está a su lado y que reza un mantra. Se escucha el leve sonido del mantra que brota de los labios de los SACERDOTES ITZÁES. El otro SACERDOTE ITZÁE despoja a IX MO de su túnica, hasta la cintura. A continuación, el SACERDOTE ITZÁE toma una vasija que contiene un líquido color azul cobalto y, con sus manos, tiñe el cuerpo de IX MO, hasta que ésta queda totalmente pintada. El SACERDOTE ITZÁE se dirige al ídolo que representa al dios Itzamná.

SACERDOTE ITZÁE ¡Tu presente ha llegado, oh dios Itzamná, señor del cielo y de la vida! ¡Recíbelo mañana con tus dientes de jade, con las flores del sol en tus ojos!

El SACERDOTE ITZÁE hace una reverencia, toma por los hombros a IX MO, y se vuelve al ídolo que representa a la diosa Ixchel.

SACERDOTE ITZÁE ¡Tu alimento está aquí, oh gran Ixchel, diosa de la tierra y la fecundidad! ¡Es pluma de quetzal arrancada del vientre amoroso de su madre para que su sabor te sea dulce, igual que la miel! ¡Recíbelo en tu boca y da albricias a estos Cheles que te quieren bien y que imploran por tu perdón y por tu auxilio para eliminar la peste que los está matando!

Los TRES SACERDOTES ITZÁES rodean a IX MO y rezan el mantra en voz alta. IX MO está muy asustada, comienza a llorar. SEC. 88. EXT. CENOTE. ATARDECER

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GONZALO, acompañado de un SACERDOTE CHELE y de un SACERDOTE ITZÁE, se aproxima hasta el borde de un cenote profundo, obscuro, amenazante. GONZALO mira hacia la profundidad. Su cuerpo se estremece. El SACERDOTE ITZÁE extiende su brazo y lo mueve en un semicírculo de 180 grados.

SACERDOTE ITZÁE ( con entusiasmo y devoción )

¡Nacom Gonzalo, ésta es la boca de nuestra amada diosa Ixchel, quien recibirá en su seno a tu hija como ofrenda ritual para que su ira se aplaque y su perdón brote.

A su vez, el SACERDOTE CHELE mira fijamente a GONZALO y le dice:

SACERDOTE CHELE ¡Señor Gonzalo, mañana deberás mostrar toda tu fuerza para soportar el sacrificio de tu hija! ¡No podrás titubear ni dejar que tus sentimientos, interrumpan la armonía que debemos a la diosa Ixchel para que reciba la ofrenda...! ¡De lo contrario, el sacrificio habrá sido en vano..!

GONZALO como puede controla su sufrimiento. SEC. 89. INT. CHOZA CHICHÉN ITZÁ. NOCHE En un rincón de la choza, que no contiene mueble alguno, más que unos petates colocados en el suelo y un cántaro con agua, GONZALO mantiene abrazada a IX MO, cuya cabeza está reclinada en su pecho. Se escucha el sonido de insectos que llega desde el exterior. IX MO acaricia con sus manitas la cara de GONZALO.

IX MO (entre un bostezo, con ternura)

¿Papa, por qué estás triste? ¿No te da gusto que yo vaya a visitar a la diosa Ixchel, para pedirle que se lleve a la plaga?

GONZALO la estrecha con fuerza.

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GONZALO (con la voz quebrada)

No estoy triste, es solamente que te quiero tanto, tanto, tanto, que aveces no puedo dejar de mirarte. ¿Qué te parece si rezamos esa oración que tanto te gusta?

IX MO se revuelve sobre el pecho de GONZALO.

IX MO (con alegría)

¿La de tu tierra? ¡Ya casi me la sé completa, papa!

GONZALO sienta a IX MO frente a sí.

GONZALO Sí, Ix Mo; vamos a pedirle que te lleve al cielo...! ¡Padre nuestro que estás en los cielos...!

IX MO, atenta, repite las palabras que pronuncia GONZALO.

IX MO ¡Padre nuestro... que estás...estás en los... los cielos...

GONZALO E IX MO ( juntos)

¡Santificado sea tu nombre¡

SEC. 90. EXT. SACBÉ QUE VA AL CENOTE. AMANECER Dos SACERDOTES ITZÁES de alto rango preceden la comitiva que avanza por el sacbé en dirección al cenote sagrado. Detrás de ellos, ricamente ataviada, viene IX MO. Después, marchan los SACERDOTES CHELES, seguidos por GONZALO, quien viene rodeado por sus GUERREROS. SEC. 91 EXT. CENOTE SAGRADO. DÍA Se escucha el sonido de una flauta.

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En un punto a la orilla del Cenote, se congregan los SACERDOTES ITZÁES, los SACERDOTES CHELES y GONZALO, quien sostiene en sus brazos a IX MO. Un SACERDOTE CHELE lleva en sus manos un canasto repleto de pequeñas ofrendas. El otro SACERDOTE CHELE va sacando cada una de las pequeñas ofrendas y se las entrega a un SACERDOTE ITZÁE. El SACERDOTE ITZÁE arroja al Cenote cada una de las ofrendas, en la medida en que las va recibiendo. Cada vez que arroja una ofrenda, el SACERDOTE ITZÁE dice:

SACERDOTE ITZÁE (con devoción)

¡Reciban Itzamná e Ixchel este presente de los Cheles!

Mientras arroja las pequeñas ofrendas, el SACERDOTE ITZÁE eleva una pequeña oración:

SACERDOTE ITZÁE (con solemnidad)

¡Aquí estamos diosa Ixtab para darte un mensaje que tú llevarás a la diosa Ixchel para que calme su furia y vea con amor al pueblo Chele y acabe con la peste! ¡Aquí le pedimos que acabe la enfermedad y llege la vida a Oxtankah ; porque los Cheles son buenos hijos de Ixchel.., son buenos hijos de Itzamná!

Se intensifica el sonido de la flauta, al que se agrega el sonido de un tambor. El SACERDOTE ITZÁE se vuelve hacia GONZALO y, con una seña, le indica que le entregue a IX MO. GONZALO palidece. Camina lentamente y entrega a IX MO. El SACERDOTE ITZÁE eleva a IX MO sobre su cabeza. Hace un giro de 360 grados. El SACERDOTE ITZÁE arroja a IX MO al Cenote. GONZALO afloja el cuerpo, pero se mantiene callado. SLOW MOTION de IX MO cayendo al Cenote.

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POV. GONZALO: IX MO toca la superficie del agua y se hunde lentamente. SEC. 92. EXT. PLAZA OXTANKAH. DÍA GONZALO avanza cabizbajo. Detrás de él vienen los DOS SACERDOTES y los CUATRO GUERREROS. Hay un silencio absoluto. GONZALO recorre con la mirada la plaza. Ve cómo el pueblo comienza a congregarse. Comienza a escucharse el murmullo de la gente. GONZALO se detiene a la mitad de la plaza. Los SACERDOTES y los GUERREROS se separan y se dispersan. Sobre la escalinata del PALACIO DE NA CHAN CAN, están parados, expectantes, NA CHAN CAN, IX CHEL CAN, AH TOK, IX MU CUY y varios servidores. IX CHEL CAN baja la escalinata y se dirige hasta donde está GONZALO. Se hace un silencio total. IX CHEL CAN toma por los hombros a GONZALO.

IX CHEL CAN (con la voz quebrada)

¡Las plaga se han ido, Gonzalo...! No hay nuevos enfermos, la gente comienza a sanar.

Algunas lágrimas ruedan por las mejillas de IX CHEL CAN.

IX CHEL CAN (controlando el llanto)

¡El sacrificio fue bien recibido!

GONZALO cae de rodillas ante IX CHEL CAN. Se abraza con fuerza a su cuerpo y llora sin control. SEC. 93 INT. CAPILLA. DÍA JERÓNIMO, visiblemente conmovido, va de su silla al ventanuco, se asoma, hace una mueca de desagrado, y vuelve al centro de la habitación.

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IX MU CUY, sentada, estruja sus manos, pero se ve segura.

IX MU CUY ¡El sacrificio de mi hermana conmovió a todas las naciones mayas! ¡El pueblo Chele decidió honrar a mi padre! ¡Fue nombrado Nacon de todos los guerreros Cheles y su voz se escuchó con respeto en el Consejo de Ancianos...! Poco después, nos enteramos de la caída del imperio Mexica, y, más adelante, llegó a nuestras tierras el Adelantado Montejo para conquistarlas... ¡Mi padre se vio envuelto en muchas batallas..! ¡Luchó, junto con mi pueblo, como un verdadero maya..!

JERÓNIMO, sin que IX MU CUY lo advierta, sonríe con orgullo. Vuelve al ventanuco, se asoma. Su cara expresa horror ante lo que ve. POV. JERÓNIMO: El último condenado es conducido a la horca. SEC. 94. EXT. PLAZA OXTANKAH. DÍA Sobre la plaza de Oxtankah está formados varios batallones Cheles. GONZALO, ya con el cabello encanecido y las barbas blanqueadas, camina entre ellos dando instrucciones. Junto a él, está su hijo AH TOK, quien ya tiene la fisonomía de un joven guerrero. GONZALO se dirige a AH TOK.

GONZALO ¡Termina de hacer la inspección, mientras me despido de Na Chan Can y tu madre!

SEC. 95 INT. SALÓN PALACIO NA CHAN CAN. DÍA En un extremo del salón, NA CHAN CAN, visiblemente envejecido, habla con dos ancianos. Los tres están inclinados sobre un códice o plano de batalla. En el otro extremo, IX CHEL CAN, quien también ha envejecido, acompañada de IX MU CUY, ya una jovencita de alrededor de 17 años, recibe a GONZALO con un beso.

IX CHEL CAN ¡Cuídate mucho! ¡ Cuida a Ah Tok ¡

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GONZALO la mira con cierta condescendencia.

GONZALO Nuestro hijo es un gran guerrero. Lo nombrarán Nacón. Estarás muy orgullosa de él, te lo prometo. Lo que ha de preocuparte no es su vida, sino él ir pensando quién te gusta para que sea su esposa.

IX CHEL CAN Gonzalo prométeme que los vas a cuidar más que nunca.

GONZALO Te lo prometo.

Ix Mu Cuy se acerca a Gonzalo, lo abraza GONZALO se quita un brazalete que lleva en el brazo. El que le regaló Ah Balam. Se lo entrega. IX CHEL CAN trata de detenerlo, pero llega demasiado tarde. IX MU CUY se coloca el brazalete sin perder un segundo. Sonríe con amplitud. IX CHEL CAN pone la cara sombría.

IX CHEL CAN (preocupada)

¡Gonzalo, es tu amuleto para las batallas!

GONZALO mira a IX MU CUY.

GONZALO ¡Y para las batallas que sostendrán mis hijos en el futuro...! ¡Bien, ya es tiempo...!

GONZALO abraza a IX CHEL CAN. Luego, toma por los hombros a IX MU CUY y la mira con paternal afecto.

GONZALO

¡Cuida ese amuleto, hija! ¡Tú sabes lo que significa para mí!

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IX Mu Cuy lo abraza. GONZALO da media vuelta, hace un saludo a NA CHAN CAN, quien se lo corresponde y sale del salón. SEC. 96 EXT. PLAZA OXTANKAH. DÍA Se escuchan alardes de guerra. El sonido de las caracolas y los tambores que despiden a los guerreros. Desde la terraza del palacio de Ix Chel Can, Ix Mu Cuy y Na Chan Can ven marchar a los guerreros que van encabezados por Gonzalo y su hijo Ah Tok. Un sacerdote despide a los batallones con una terrible profecía.

SACERDOTE Dios Ix, Jaguar, será el tiempo de la pelea violenta, el tiempo en que arda el fuego en medio del corazón del país llano, en que se consuman la tierra y el cielo, en que haya que tomarse el espanto como alimento.

Gonzalo y sus guerreros avanzan.

SACERDOTE ¡Será el tiempo negro del presagio..., del luto para los cheles de Oxtankah.

La cara de Ix Chel Can está arrasada en lágrimas. SEC. 97. EXT. SELVA. DÍA El ejército Chele avanza por un descampado en la selva. Al frente, fuertemente guarnecidos, van GONZALO y AH TOK.

AH TOK ¡Padre; ganaremos esta batalla y mil más!

GONZALO da una palmada a AH TOK en el hombro. Redoblan el paso. Pasan junto a unas ruinas abandonadas. De pronto, AH TOK descubre un jaguar parado en la cima de una pirámide. Llama la atención de GONZALO y se lo muestra. GONZALO sonríe enigmático.

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AH TOK no quita la vista del jaguar. P.O.V. JAGUAR: La columna de guerreros avanza. Se escucha el potente rugido del jaguar. El rugido se convierte en el relincho de un caballo. SEC. 98. EXT. CAMPO DE BATALLA. DÍA Varios jinetes españoles avanzan por un camino flanqueado por la maleza de la selva. Sus armaduras y sus yelmos brillan. Sus lanzas son enormes y en la punta de las mismas llevan colgadas pequeñas banderolas o mascadas. Detrás de ellos, muy bien pertrechados, vienen muchos soldados a pie. Llaman la atención sus arcabuces y los pistolones que llevan al cinto. De pronto, una lluvia de flechas les cae encima. Algunas se clavan en los cuerpos y otras caen sobre el suelo. Un caballo recibe tres flechazos en la grupa. Otro, dos en el cuello. Se escuchan gritos y disparos de armas de fuego. Relinchos de caballo. Los hombres de GONZALO salen por todas partes y atacan. La batalla es cuerpo a cuerpo. Al poco tiempo, hay cuerpos tirados por doquier, tanto de españoles como de cheles. Vemos diferentes escenas de la batalla. GONZALO y AH TOK luchan. Han matado varios enemigos. Un disparo a quemarropa destroza un hombro de AH TOK, quien gira y cae de bruces. GONZALO que ha visto lo que pasa a su hijo, corre hacia él, pero un segundo disparo de arcabuz, le destroza el pecho. GONZALO cae hacia adelante. Su lanza sale disparada por el suelo. Se escuchan disparos y gritos de agonía. Los Cheles han sido derrotados. Se crea un profundo silencio. Los vencedores recorren el campo. Un soldado español mira el cadáver de un chele, se inclina y le arranca un colgante de oro. Lo enseña a los demás españoles. El saqueo se generaliza.

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Un CAPITÁN ESPAÑOL se aproxima al cuerpo de GONZALO. Lo mueve con su pie y le da la vuelta.

CAPITÁN ESPAÑOL (admirado y regocijado)

¡Voto a Satán! ¡Este muerto no es un salvaje¡

(recordando, gritando) ¡Es el traidor..! ¡Eha, hombres, que por fin hemos matado al traidor que tanto daño nos ha hecho..!

Algunos solados se acercan curiosos. El CAPITÁN ESPAÑOL escupe sobre el rostro de GONZALO. SEC. 99. INT. CAPILLA. DÍA IX MU CUY está de pie frente a JERÓNIMO. Su cara está encendida, su cuerpo tiembla.

IX MU CUY ¡Traidor.., así es como ustedes han considerado a mi padre..!

JERÓNIMO está pálido. Sus labios perfilados en una línea. Se escucha el sonido de alguien que llama a la puerta. JERÓNIMO va a abrir, pero la puerta se abre de sopetón y un SOLDADO entra en la capilla.

SOLDADO ¡Perdone, padre, el verdugo espera a la hereje...

El SOLDADO intenta acercarse a IX MU CUY, pero JERÓNIMO se interpone.

JERÓNIMO (con autoridad)

¡Decid al verdugo que ahora vamos!

El SOLDADO lo mira con frialdad y sale. JERÓNIMO se acerca a IX MU CUY.

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JERÓNIMO (con voz dulce, pausada)

¡Tu padre fue un gran hombre! ¡Leal a sus convicciones, a su familia y al pueblo que lo adoptó y le dio sentido a su vida..!

( hace una pausa, traga saliva)

¿...y si él pudo aceptar otras costumbres y a otros dioses; no podrás tú aceptar el bautismo que ahora te ofrezco y salvar tu alma y, al mismo tiempo, la vida..?

IX CHEL CAN se dirige hacia donde está tirado el Sambenito, lo recoge y se lo coloca en la cabeza.

IX CHEL CAN (con seguridad y firmeza)

Debo partir con los mios.

IX CHEL CAN se le aproxima y lo mira. Extrae de su brazo el brazalete que le regalara GONZALO y, con suavidad, lo deposita entre las manos trémulas de JERÓNIMO.

IX CHE CAN (con extrema dulzura)

¡Mi padre me lo dio para ganar batallas, guardándolo usted, ya no tengo más batallas que ganar!

Llena de entereza, IX MU CUY se dirige hacia la puerta. Jerónimo se queda mirándola destrozado. POV. de Jerónimo: Ix Mu Cuy De espaldas saliendo por la puerta. Se congela la imagen. En subtítulos aparece este texto. GONZALO GUERRERO FUE DECLARADO TRAIDOR POR LAS CORTES DE ESPAÑA. 500 AÑOS DESPUES EL PUEBLO MAYA AUN LUCHA POR SUS DERECHOS.

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FIN