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1. "Fa honor i acoIliment" Con estas palabras recibía la villa a Pere el Cerimoniós ya su cuarta mujer Sibila de Fortii:t, en 1381. La visita real se preparó meticulosamente. Pere Pedrinya fue a Amposta en representación de la villa para "fer Reverencia de part del Consell al senyor Rey ya la senyora Reyna", que acababa de ser coronada en Zaragoza. Allí repartió "estrenes" entre varios cortesanos y se enteró no sólo de cómo se les tenía que recibir sino, tam- bién, del malestar y disgusto con que había sido acogida la coronación de la reina entre los infantes. El Consell, que quería agradar al rey, preparó un recibimiento en el que se dio preeminencia en todo momento a la "senyora Reina". Su "bona y novella entrada" fue precedida con timbales y con música de "trompador", cornamusa, dol~aina y "tabaler" a cargo de dos timbaleros y doce juglares: Amorós, Martí, Vidal, Corbera de Sant Mateu; Macii:t "Lo polla" de Onda; los hermanos "Gobernar es, en esencia, hacer creer", escribía, citando a Maquiavelo, el Dr. Emanue] Montesinos en] 7] I. El 13 de mayo de ese año, Felipe V había ordenado "que se funde en todas las villas y ciudades una fiesta la Dominica primera después de ]a Purissima en be- neficio y gratitud por las victorias de nuestro ejercito contra los contrarios"l. Montesinos a principios del siglo XVIII o Jaume Pedrinya a fina]es del siglo XIII sabían que ]a escenografía desplegada por las ceremonias políticas -en su calidad de recursos de justifica- ción, creación, recreación y ratificación de] poder establecido- es un medio in- cuestionable de hacer creer en la legiti- mación del poder político de quien la ostenta. Fiesta y poder se unen. La fiesta como expresión plástica del poder. El poder como elemento en disputa en el que las ceremonias, el ritual tienen la función de mostrar su naturaleza, aspira- ciones y justificaciones. La fiesta se eri- ge así en uno de los más sutiles yeficaces mecanismos de expresión y difusión ideo- lÓgica utilizado por quien detenta el po- der. Blanch de Borriana; Domenech Juncós y Domenech Lucha de Vila-real; Antoni Domenech de Bonastre; Bonfill de Alcora. Una procesión cívica, en la que estaban presentes todos los estamentos, dio la bienvenida al séquito real. Las calles y la plaza estaban regadas y lim- pias y la "cambra" de la reina enramada de murta. Abundó la comida y la bebida y las demostraciones de "alegries" pú- blicas. Ambiente perfecto el de este recibi- miento no sólo por lo que tiene de etéreo, mágico y extraordinario sino, sobre todo, por la intención que perseguía esta fiesta de bienvenida. Aquel recibimiento era una muestra de agradecimiento y una declaración pública del partido que la villa tomaba por todo lo que "plaguera a sa Magestad". Pere el Cerimoniós, en diciembre de 1380, había revocado la venta de Vila-real al infante Martí. Mien- tras la comitiva real entraba en Vila-real, un mensajero anunciaba el privilegio por el que se restituían los bienes embarga- dos o su valor a aquellos vecinos que habían dejado la villa para no tener que "jurar per senyor lo dit enfant"3. Una situación parecida se repite en 1401. En 1399 Martí I'Hum3., en un in- tento de recuperar el patrimonio real, enajenado por sus antecesores Pere IV y Joan I, hacía pública la pragmática sobre la "unitat deIs regnes", comprometién- dose a no alienar ciudades, villas, casti- llos, rentas, jurisdicciones, etc. El 25 de mayo de 1401 Vila-realle hacía un es- pléndido recibimiento. Calles enrama- das, suelos cubiertos de juncos. La casa donde se tenía que albergar encalada y con enramada de murta. Aquella noche la mesa del rey consumió veinte pares de pollos y once de ocas, tres cántaros de vino tinto y tres de blanco. Se contrata- ron músicos en Castelló, Alboc3.sser y Alcalá de Xivert para "divertiment del La organización y celebración de fies- tas reales -natalicios, himeneos, procla- maciones, visitas, conmemoraciones mi - litares y exequias de príncipes, infantes/ as, reyes y reinas- por parte del Consell o del Ayuntamiento de Vila-real entre 1373 y 1789 se revela como espacio ideal de análisis para entender qué era y cómo se veía el poder del rey, cómo se utiliza la fiesta para unir el rey y el reino y cómo el espectáculo del poder sirve para justificar el poder absoluto y para crear una imagen idealizada de la monar - quía2. ALFONS EL MAGNAN!M, RE! D'ARAGá

Gobernar es, en esencia, hacer

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Page 1: Gobernar es, en esencia, hacer

1. "Fa honor i acoIliment"Con estas palabras recibía la villa a

Pere el Cerimoniós ya su cuarta mujerSibila de Fortii:t, en 1381. La visita real se

preparó meticulosamente. Pere Pedrinyafue a Amposta en representación de lavilla para "fer Reverencia de part delConsell al senyor Rey ya la senyoraReyna", que acababa de ser coronada enZaragoza. Allí repartió "estrenes" entrevarios cortesanos y se enteró no sólo decómo se les tenía que recibir sino, tam-bién, del malestar y disgusto con quehabía sido acogida la coronación de lareina entre los infantes.

El Consell, que quería agradar al rey,preparó un recibimiento en el que se diopreeminencia en todo momento a la"senyora Reina". Su "bona y novellaentrada" fue precedida con timbales ycon música de "trompador", cornamusa,dol~aina y "tabaler" a cargo de dostimbaleros y doce juglares: Amorós,

Martí, Vidal, Corbera de Sant Mateu;Macii:t "Lo polla" de Onda; los hermanos

"Gobernar es, en esencia, hacercreer", escribía, citando a Maquiavelo,el Dr. Emanue] Montesinos en] 7] I. El13 de mayo de ese año, Felipe V había

ordenado "que se funde en todas lasvillas y ciudades una fiesta la Dominica

primera después de ]a Purissima en be-neficio y gratitud por las victorias denuestro ejercito contra los contrarios"l.

Montesinos a principios del sigloXVIII o Jaume Pedrinya a fina]es delsiglo XIII sabían que ]a escenografíadesplegada por las ceremonias políticas-en su calidad de recursos de justifica-

ción, creación, recreación y ratificaciónde] poder establecido- es un medio in-

cuestionable de hacer creer en la legiti-mación del poder político de quien laostenta.

Fiesta y poder se unen. La fiestacomo expresión plástica del poder. Elpoder como elemento en disputa en elque las ceremonias, el ritual tienen lafunción de mostrar su naturaleza, aspira-ciones y justificaciones. La fiesta se eri-ge así en uno de los más sutiles yeficaces

mecanismos de expresión y difusión ideo-lÓgica utilizado por quien detenta el po-der.

Blanch de Borriana; Domenech Juncós yDomenech Lucha de Vila-real; AntoniDomenech de Bonastre; Bonfill deAlcora. Una procesión cívica, en la queestaban presentes todos los estamentos,dio la bienvenida al séquito real. Lascalles y la plaza estaban regadas y lim-pias y la "cambra" de la reina enramadade murta. Abundó la comida y la bebiday las demostraciones de "alegries" pú-blicas.

Ambiente perfecto el de este recibi-miento no sólo por lo que tiene de etéreo,

mágico y extraordinario sino, sobre todo,por la intención que perseguía esta fiestade bienvenida. Aquel recibimiento erauna muestra de agradecimiento y unadeclaración pública del partido que lavilla tomaba por todo lo que "plaguera asa Magestad". Pere el Cerimoniós, endiciembre de 1380, había revocado laventa de Vila-real al infante Martí. Mien-tras la comitiva real entraba en Vila-real,un mensajero anunciaba el privilegio porel que se restituían los bienes embarga-dos o su valor a aquellos vecinos quehabían dejado la villa para no tener que

"jurar per senyor lo dit enfant"3.Una situación parecida se repite en

1401. En 1399 Martí I'Hum3., en un in-tento de recuperar el patrimonio real,enajenado por sus antecesores Pere IV yJoan I, hacía pública la pragmática sobrela "unitat deIs regnes", comprometién-dose a no alienar ciudades, villas, casti-

llos, rentas, jurisdicciones, etc. El 25 demayo de 1401 Vila-realle hacía un es-

pléndido recibimiento. Calles enrama-das, suelos cubiertos de juncos. La casadonde se tenía que albergar encalada ycon enramada de murta. Aquella nochela mesa del rey consumió veinte pares de

pollos y once de ocas, tres cántaros devino tinto y tres de blanco. Se contrata-ron músicos en Castelló, Alboc3.sser yAlcalá de Xivert para "divertiment del

La organización y celebración de fies-tas reales -natalicios, himeneos, procla-maciones, visitas, conmemoraciones mi -

litares y exequias de príncipes, infantes/as, reyes y reinas- por parte del Consello del Ayuntamiento de Vila-real entre1373 y 1789 se revela como espacioideal de análisis para entender qué era ycómo se veía el poder del rey, cómo seutiliza la fiesta para unir el rey y el reinoy cómo el espectáculo del poder sirvepara justificar el poder absoluto y paracrear una imagen idealizada de la monar -

quía2.

ALFONS EL MAGNAN!M, RE! D'ARAGá

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ruptura entre la monarquía y losestamentos, en el Reino de Valencia seconsolida una alianza de las clases diri-gentes y el rey. El resultado fue elreforzamiento del poder de la corona conla domesticación -intervención electoraly financiera- de las instituciones del rei-

no -la Generalitat y los municipios-.Durante el reinado de Fernando II estereforzamiento del rey se endurece sincontrapartidas. La única preocupacióndel poder del rey, caracterizado por unabsentismo total, será buscar legitima-

ción ideológica, religiosa, populista,demagógica, sentimental.

2. "Senyor emperador de Spanya"Con esta expresión y otras similares

fue saludada la unión dinástica de Fer-nando II con Isabel de Castilla por elConsell de Vila-real (1479). El halagooficial contrasta con las actuaciones de-cididamente autoritarias de Fernando IIen el municipio ( 1482) y en la Generalitat(1510), caracterizadas por no aceptar lasreivindicaciones del estamento real, alque pertenecía Vila-real. El fundamentolegal más llamativo en que se basa lanegativa real es el de no considerar bue-nos los privilegios con los que se queríanrespaldar las reivindicaciones de las vi-llas reales, "no están en las historias deCastilla, luego es fábula y el autor se loinventa"9. Contrariamente a lo que sepodía esperar, Fernando II obtuvo fácil-mente servicios y préstamos para la gue-rra de Granada o para las campañas deItalia y el Mediterráneo sin apenas con-

trapartidas.La imagen que los valencianos tuvie-

ron de Fernando el Católico osciló entreel profetismo milenarista que en la Coro-na de Aragón hundía sus raíces en textosbajomedievales como el de Vae mundoin centum annis de Arnau de Vilanova yla sensación de pérdida de fuerza e in-fluencia patente en sugerentes textos

acto cívico se inicia con un bando sobre"les alegries per la molt alta, excelent ybenaurada declaració del Rey, princep ysenyor". La música de los juglares Ra-

mÓn Sant Joan, Gilabert Dezgraus,Michalet Foix y Vicent Prats sirve comoreclamo y "les alegries" se convierten endanzas en las que se daba a "tots elsballadors refrescament" de fruta, avella-nas y vino. El de Trastámara tenia "bens"-gran propietario de ganados en la Mestacastellana-, era "poderós" -tenía un ejér-cito poderoso capaz de terminar con lasparcialidades de los bandos nobiliarios ycontaba con el apoyo del papado-. De él

cabía esperar una gran prodigalidad,como la demostrada por el Justicia yJurados lanzando "dos almuts deavellanes" sobre la gente congregada en

la plaza7.La entronización de Alfons el

Magnanim no se celebró en Vila-real.Hasta 1418 es un rey lejano, ausente, delque poco se puede esperar. Un domingode 1418 la villa obsequia al honorablecaballeroJoan Colsacon "vi i termenyes"y "acanyin~ant un bou a la Pla~a". Elconsell celebra la ratificación del cam-bio de fuero de Aragón al de Valenciaque acababa de conceder el Magnanim.A partir de esta fecha Vila-real vivirá ycelebrará las victorias del rey en el Me-diterráneo como propias. En 1423 cuan-do Alfons V desembarca en Valencia ypasa por la villa se le "hacen alegrías"con música y se encienden "alimares"durante tres noches. El rey correspondeprometiendo una reliquia del cuerpo deSan Luis, obtenida en el saqueo de Mar-sella, que no llegará a Vila-real hasta

15148.El objetivo de la nueva dinastía era

obtener recursos financieros sin media-ción política, evitando el entramado jurí-dico-constitucional que caracterizaba larelación del reino con el rey. Al contrarioque en Cataluña donde se produce una

senyor Rey" y hubo bailes en la plaza.Cuando el26 de mayo el rey abandonó lavilla el Consell le obsequió con 1.100sueldos. Los miembros del Consell eran

conscientes de lo agradecida que podíaser la Corona con todos aquellos quedesviaban recursos económicos para losservicios reales. La promoción social demuchos linajes valencianos, una clasesocial nobiliaria fundamentalmente ur-bana, tiene su origen en estos servicioseconómicos al rey"4.

El 17 de marzo de 1389la villa cele-bra el nacimiento del primogénito real.A principios de abril la noticia del partode la reina se desmiente. El domingo 20de abril se vuelve a solemnizar el naci-miento del primer hijo del rey con mÚsi-ca y bailes. De nuevo la noticia resultóser falsa. ViolantdeBarnole dio descen-dencia masculina a Joan I. El Consell,esta vez mal informado, creyó uno de losmuchos rumores que corrían por estasfechas sobre el embarazo de la reina ycelebró el supuesto natalicio en un inten-to de reconciliciarse con el rey, a quien se

habíanegadoaaceptarcomoseñorcuan-do era infante y con el que desde hacía unaño se mostraba reticente a prestarleayuda económica con la que poder hacerfrente a la rebelión sarda ya las amena-zas del conde de Armagnac en la frontera

septentrional5.A partir de esta fecha, el Consell

antes de celebrar ninguna fiesta real seinformará detenidamente. Hasta tresmensajeros enviará a por "noticia certa"sobre el parto de la reina María de Lunaantes de decidirse a celebrar el nacimien-to de Martí el Jove, hijo de Martí I en

13986.Que la fiesta era un instrumento en el

que "el poder se ve y, cuando no aparece,es imaginado" queda nítidamente de ma-nifiesto en la crisis política y la soluciónde Caspe (1412) a la crisis política quetiene lugar a la muerte de Martí I'Hum3.( 1410), un año después de haber desapa-recido en Sicilia su primogénito. EnCaspe, el 29 de marzo de 1412, los nuevecompromisarios elegidos por consejo de

Benedicto XIII votaron mayorita-riamente por Fernando de Antequera. Lasentencia de Caspe a favor de la dinastíacastellana de los Trastámara se hizo pÚ-blica el 28 de junio. El 1 de julio Vila-real se enteraba de la elección y el Consellmanda celebrar tres días de fiestas. Mi-sas cantadas, sermones y procesiones sealternan con música, juegos, fuegos de

artificio. En cada sermón se explica yjustifica el "bon succés de Casp". Cada

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como los de Cristofor Despuig. Frente ala profecía de Arnau de Vilanova, queanunciaba la aparición de un rey capazde unificar Hispania, expulsar a los mu-

sulmanes, subyugar Africa y aun inten-tar la reconquista de Jerusalén, losCol.loquis de la insigne ciutat de Tortosade Despuig denunciaban una realidad enla "que estos castellans sto beuen tot"

porque "són molts y més poderosos que

nosaltres, y per ~o poden seguir millor lorey y lo present és tots temps tingut permés just que lo absent"lo.

Al alba de la época moderna, el Reinode Valencia había dejado de ser el centro

delacoronacatalanoaragonesaparacon-vertirse en la periferia de la monarquíahispánica. Si se quería "seguir millor lorey" era necesario recurrir al oportunis-mo político. Un oportunismo que volvióa aprovechar la fiesta para complacer yacercarse al rey.

Vila-real, en los siglos XVI y XVII,no olvida celebrar ninguno de los mo-mentos más significativos de la trayecto-ria vital y política de la familia real y dela monarquía. La villa se ilumina a fina-les de septiembre de 1487 para celebrarla toma de Málaga. Los fuegos artificia-les la llenan de color la noche del 22 deseptiembre de 1489 por la conquista deAlmería. La noticia de la rendición deGranada el 2 de enero de 1492 es anun-ciada con campanas al vuelo. Se iza "labandera a la torre" y las funciones sesuceden ininterrumpidamente durantetres días festivos. En 1571 en "les festesde les alegries e regosijos fets per lafelice victoria del serenissim senyor donJoan de Austria", lo religioso -procesio-nes y sermones- y lo profano -músicas,

bailes,juegos, fuegos artificiales- secom-binan a la perfección configurando un

espectáculo coherente y único, a la vezque diverso, ya que en él tiene cabidatoda la sociedad de la villa desde eljornalero al ciudadano pasando por las

corporaciones religiosas y profesionalesy los cargos y oficios públicos11.

Si, por el contrario, es un óbito lo queacontece, se tienen muestras del másprofundo color. El4 de junio de 1410,cuando se confirma la noticia de lamuer-te del rey Martí, el Baile, Justicia, Jura-

dos, Musta~af, Síndico, Notario y Men-sajero se visten de "drap de márregues"y celebran funerales con cuatro sacerdo-tes. Durante dos días las campanastañeron a muertos por el "moll alt e moltvictoriós senyor, lo senyor rey enMartf'¡2. El 14 de julio de 1505 no secelebran las fiestas de Sant Jaume, pa-

trón de la villa, "per la mort e dol de laserenisima e excellent senyora reinanostra et de tota espanya", que habíafallecido el 26 de noviembre de 150413.En 1571 se pagan 63 sueldos y 7 dinerosal clero de la Parroquial "per la charitatde la celebració de les funeraries se ferenper les animes deIs soldats christiansmoriren en la batalla naval tingue loSerenissim Senyor Don Juan de Austria,Capita General de la Armada christiana,contra la general armada del infel granturch, enemich nostra Sancta feCatholica..."14.

Pero donde mejor se ve este oportu-nismo político es en las fiestas por lacoronación y venida a España de CarlosI y en el recibimiento que se le hizo aFelipe II en 1585.

En el verano de 1520, durante laPrimera Germanía, cuando el movimien-to agermanado se extiende a todas lastierras reales y parece que iban a serrealidad las palabras que FrancescEiximenis escribiera en el Dotze delCrestitl: "D'aquí avant no hi haura reis,ni ducs, ne comtes, ne nobles, ne granssenyors, ans d'aquí avant a la fi del mónregnará pertot lo món lajustícia popular,e tot lo món sera partit per comunes...",ciento once vecinos tomaban parte acti-va "en la unió y germanía del poble de laCiutat de Valencia".

En diciembre de ese mismo año, Vila-real celebra la "benaventura coronació"de la "cesiírea y real magestad del Señor

Rey y Imperador" Carlos I. Del 2 al 5 dediciembre, calles y plaza engalanadas eiluminadas, tres procesiones encabeza-das por el Justicia con el pendón real;misas de rogativa, "corros de bous ealtres alegries acostumades" dan unaimagen de la exuberancia y el derrocheen cantidad, variedad y brillantez con la

que se solemnizó una entronización delemperador. Una coronación que habíatenido lugar cinco meses antes, el 28 dejulio de 1519.

El Consell de Vila-real decide cele-brar "la alegría de la coronación cuandolas tropas del emperador, al mando deDiego Hurtado de Mendoza, han empe-zado a reprimir violentamente las reivin-dicaciones de los agermanados y se hacepatente la suerte que espera a las villasque intenten subvertir el "orde natural deles coses". En diciembre de 1520 eranecesario hacer olvidar los hechos de

junio y julio. Todavía en agosto de 1522,las "festes y alegries... per labenaventurada venguda del emperador yRey nostre Señor en Spanya" buscabancongraciarse con una monarquía ocupa-da en gravar con fuertes compensacio-nes económicas cualquier participaciónen las Germaníasl5.

Estos intentos de agradar al reyfustigando "las novedades y mudan<;as"de un conflicto más social que políticocon la fiesta no logró equilibrar el fiel de"la balansa de la satisfacción del Rey ydel Reyno". En la paulatina superposi-ción de la monarquía sobre las institucio-nes valencianas empieza a ganar pesouna hábil política discriminatoria y deagravios frente a los otros territorios dela Corona de Aragón o de unas ciudadesy villas reales contra otras. Cada uno delos territorios, cada villa real, vio en losotros culpas que sólo competían al dina-mismo de una monarquía con compro-misos económico-militares en el exte-rior y necesidad en el interior de fortale-cimiento de su poder.

Felipe II se esforzó por reforzar supoder construyendo su propio mito regiocon cuyo halo aparecía rodeado ya antesde su muerte en 1598 y que ha acompa-

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ñado su recuerdo hasta nuestros días. Elrey debía ser visto solo.

La soledad del rey encerrado en elEscorial, inaccesible, es un mito que nose corresponde con la realidad pero quefue convenientemente utilizado ya en sutiempo. Nada humano hay que puedancontemplar los ojos de los hombres su-perior a la visión de la majestad realsegún el lapidario pleonasmo de Melchorde la Cerda 16. Por eso entre las obligacio-nes del rey parece haberse encontrado lade ser visto por sus vasallos. Los reyesson "no para que se estuviesen leyendoni escribiendo... sino para que fuesen ysean públicos y patentes oráculos a don-de todos sus súbditos vengan por res-puestas y por remedio de sus necesida-des y trabajos y consuelo de sus afliccio-

nes"17.La forma tradicional de dar cumpli-

miento a esta obligación no era otra quela audencia y, sobre todo, la visita alreino. Una visita que servía para "ver yser visto, tratar y ser tratado de sus

vasallos".Tradicionalmente se ha considerado

que Felipe II, después de su regreso aEspaña en 1599, se encerró en Castilla yen El Escorial. Ayudaron a difundir estaimagen los embajadores venecianos. Larealidad fue muy distinta. El historial deviajes de Felipe II fue tan impresionantecomo el de su padre Carlos I. Pasó cator-ce meses en Inglaterra, cinco largos añosen los Países Bajos, varias semanas enItalia, navegó por el Mediterráneo y elAtlántico y residió dos años y medio enPortugal. y contra lo que siempre se hasupuesto pasó más tiempo en los territo-rios de la Corona de Aragón -tres años-que en cualquier otro lugar de su monar-quía, a excepción de los Países Bajos. Deestos tres años gran parte los pasó enMonzón donde tenían lugar las Cortesvalencianas (1546, 1552, 1585).

Para paliar el malestar , más supuestopor cortesanos valencianos que real, porhaber celebrado Cortes valencianas enMonzón y por haber visitado Barcelonadespués del matrimonio de su hija Cata-lina con el duque de Saboya en Zarago-za, Felipe II visita el reino de Valencia en

1585.Parte fundamental de la visita al rei-

no eran las entradas reales en las ciuda-des y villas reales. El 13 de enero de1585, Vila-real aclamaba y recibía a suseñor. El rey se mostraba en toda sugrandeza y majestuosidad solemne.Aquel cortejo real, en palabras de laépoca, era "lo mejor que podían ver losojos de un hombre".

Sin embargo, esas grandes entradas ylas ceremonias a ellas ligadas tambiénson utilizadas por los poderes de la villapara responder constitucionalmente alrey, cosa que se hacía visualmente, des-plegando en los arcos triunfales levanta-dos para el recibimiento real toda unarepresentación de los privilegios de quegozaba la villa. A los ojos del rey Vila-real se presentó "en el mismo caminocon un arco triunfal, en el cual había tresfuentes que manaban vino, para que to-dos los que pasaban matasen la sed. Era

el dicho arco tejido de yedra, naranjas yverduras y diversas flores". Lasimbología y abundancia del arco nopasó desapercibida para uno de los acom-pañantes del séquito real -un arquero dela guardia flamenca del rey, Henry Cock -

, quien nos describió como "villa muybuena de 500 vecinos, situada en unallanura muy fértil de todas las cosas". Enlos baluartes flameaban banderas y laartillería alineada a las puertas de la villarecibía a Felipe II con salvas. El rey entróen carroza a la villa y se retiró a la casa de

los Cucaló de Montull, acondicionadacon todo detalle para alojarle. El rey seresentía del frío de enero y no tenía ganasde "alegrías". No hubo músicas ni bailes.La mesa del rey fue más bien parca -los"francolins", "vedelles" y "conills" ca-zados ocomprados por la villa se los hizollevar a Valencia-, se conformó con vinoblanco, cordero, perdices, quesos y fruta

fresca18.El día 19 entró en Valencia. Se le dió

un recibimiento multitudinario ya dife-rencia de lo sucedido en Vila-real, FelipeII alternó sus ocios con las festividades

en su honor (un suntuoso banquete orga-nizado por el arzobispo, corrida de toros,

comidas campestres). Pero, al igual queen Vila-real, se "recató del pueblo".

La figura personal de monarca pare-ce querer ocultarse y ser imaginada másque vista. Es el rey oculto, el monarca alque es muy difícil ver. El rey no se dejaráver en un intento de incrementar su con-dición de última instancia, de último

recurso. El rey hurta su directa presenciapersonal. Todos se lo imaginan pero sólounos pocos saben como es por medio delo que, copiosamente, escribe en sus

"hartos negocios".En una sociedad por estamentos como

la de la época, el orden general resultabade la suma coordinada de pequeños Ór-

denes particulares. En este poder políti-co disperso por toda la sociedad, la mo-narquía no podía ser absoluta, sino tansólo preeminente. Al rey se le reconocíanada menos que la egregia condición de"cabeza" del cuerpo político, pero sufunción principal era la de velar por laautonomía de cada uno de sus estados.Esto equivalía a conferirle al rey el papelde garante del mantenimiento de las di-ferencias jurídicas entre estamentos yparticulares que tenían derecho a acudira él para que restableciese el orden juris-diccional. Este paradigma de monarca-juez imponía grandes restricciones a la

autoridad regia.La relación entre el rey y el reino, o lo

que es lo mismo entre la cabeza y las

partes del cuerpo de la comunidad polí-tica, reposaba sobre tres grandes princi-pios: la libertad y el derecho de losestamentos; el respeto a la autoridad delgobierno por consejos; y, por último, lamajestad exclusiva del rey. Las fiestasreales acercaban al rey al reino y lasvisitas del rey permitían, en expresión dela época, que "el cuerpo conociese a sucabeza y esta viese la salud del que el

cuerpo gozaba".En la medida en que fiesta y poder

van unidos en el desenvolvimiento delEstado, las fiestas reales ponen de mani-fiesto cómo se muestran al pueblo loscambios políticos. Después de Trento, elcomponente religioso marca los mode-

los celebrativos. Misas, sermones, pro-cesiones y rogativas solemnizan naci-mientos y cumpleaños reales, óbitos yaniversarios por el alma de los soldadosmuertos en defensa de su rey, o el éxito

de las armas reales.Atrás han quedado los espectáculos y

"alegrías" públicas con que el pueblosolemnizaba al rey. Desde finales del

siglo XVIII estas "alegrías" se conside-

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3. "Per ordre del Señor Rey quede

fundada dita festa"Con estas palabras acataban el Justi-

cia y jurados de Cinctorres, como el restode las villas reales, lo que "fonch proposatper una carta y orden del Rey nostreSeñor pera que en desagravi de les ope-raciones se han fet en Castella per loscontraris y Juntament en gratitud deIs

beneficis y victories del dia 9 y lO esfunde en totes les viles y ciutats una festala Dominica primera después de la

Purissima cada any, cantantse una misavotiva estant nostre señor patent y delSantissim Sacrarnent y comemoracio dela Dominica y del misteri de la Concepcioy ab sermo del mate ix asumpt... fontresolt quede fundada dita festa per ordedel senyor rey y cada any se celebre endit dia en esta Parroquial y en dita

solemnitat com se mana ya costa de lavila"22.

ran un mal ejemplo. El "campesino, a lavista de tantos encantos creerá que el reyes el más feliz de los mortales; se persua-dirá de que la feliciad no existe más queen la corte. Su ambición será ocupar elmás vil de los empleos cerca de los reyes,ni siquiera un campo cultivado por cien

bueyes sería más atractivo para él"19.En octubre de 1652 Tomé López de

Andrade valoraba la figura de Felipe IVen estos términos: "donde primero era

Rey precario, ahora lo es absoluto, sinescándalo ni quexa justa de nadie, puesla misma seguridad y conveniencia delos vasallos, lo pide assi... es menesterconfessar que las rebeliones son de maiordaño a los súbditos que al dueño y que elNuestro con tales sucessos (rebelión de

Cataluña, Nápoles y Sicilia, guerra dePortugal) tiene merecido por justicia elrenombre de Grande que la adulación oel afecto le havian aplicado anticipada-mente"20.

Quien quiera preguntarse por las con-secuencias del 1640 hispánico hallará enestas palabras motivo de reflexión. Lamerece, sin duda, que alguien asegure en1652 que Felipe IV, gracias a las revuel-tas catalana, napolitana y siciliana ya la

guerra de Portugal estaba pasando a serabsoluto allí donde antes sólo era rey

precario y que esto era así por y para laconveniencia y seguridad de sus vasallos.

A mediados del siglo XVII el fiel dela balanza se ha inclinado totalmente afavor del Rey. El Reino ya no pesa. ElReino sólo tiene que saber de la "Gran-deza" del Rey. Las fiestas por el Rey notienen por qué mostrar la "alegría" delpueblo sino ser manifestación del poderdel Rey. Para ello las fiestas reales so-

lemnizan la práctica ceremonial. Los

representantes del rey en la villa mues-tran la "grandeza del rey". Adquiere es-

pecial importancia la figura del "mager",quien tiene entre sus obligaciones la de"acompañar a dits magnifichs Juratsvestit ab la cota. ..y vestir a dits

Magnifichs Jurats les gires y tot lonecessari, donar aigua beneita a la vila ydonarllum enlamissaportantlama9a...".La vestimenta de los cargos públicos los

distingue del pueblo y los acerca al po-der. "LosJurats, Justicia y demesoficialsque ara son y per temps seran vajenvestits de negre totes les festes ydiumenges del any ab la insignia de lesbandes y la insignia de les Gires...".Protocolo y vestimenta marcaba jerar-

quías y diferencias entre el pueblo y el

"gobiemo"21.

Huelga recordar que cinco años antesese mismo ejército había entrado en Vila-real a "sangre y fuego". El que se aceptesin reticencias de ningún tipo el celebrarla fiesta con todo lujo y boato es prueba,más que de decantamiento proborbónicodel ayuntamiento, del arte de "conser-varse en salud" que aconsejara en sus

apotegmas o máximas las Cartas de donJuan Tomás Moncada, Conde deAdemo.

La intención de este raro de 1658 esenseñar a quienes sirven al rey cómo hande comportarse en sus "empleos" parano "caer" y "conservarse". En esta pe-

queña joya literaria no se oculta que elarte de la disimulación ha de ser la razónde estado de todo aquel que se ocupe de

la "cosa pública". El mejor remedio para

"conservarse en salud" es: "No obres

nada de suerte que no se pueda volver ahacer"23.

Vila-real celebra la fiesta impuesta"por derecho de conquista". Esta fiestade desagravio sirve para "conservarse ensalud" y es el preludio de los profundoscambios que se van a producir en lasfiestas reales a lo largo del siglo XVIII.

Dese 1716 se estructura un rígido

calendario festivo en el que las celebra-ciones para solemnizar al rey sólo se

podían celebrar en domingo. En 1724,cumpliendo una orden expresa de lamonarquía sobre la solemnización de suacceso al trono, la entrada en Valencia yel intercambio de juramentos entre el

Rey y Reino en las Cortes es sustituidopor el acto de proclamación castellano.Un año más tarde las fiestas por visitas

reales se protocolizan eliminando la poca

espontaneidad que les quedaba. La fiestaqueda reducida a su vertiente religiosamás estricta con decretos como el de 9 defebrero de 1774 por el que se ordena quela costumbre foral de celebrar el natali-cio del primogénito real con "alegrías

públicas" se sustituya por un Te Deumdeacción de gracias24.

La realidad política ha cambiado enla Valencia del siglo XVIII. Atrás quedó

el pactismo -más teórico que real desde

1568- que con el compromiso entre Reyy Reino de respetar y defender la legali-dad foral a cambio de fidelidad garanti-zaba la existencia de diferentes unidadesde poder con jurisdicción propia. El ab-

solutismo monárquico se adueña porcompleto del poder antes repartido. Enesta nueva situación política la fiesta ha

dejado de ser un mecanismo de ostenta-ción y legitimación del poder del rey. El

poder ya no necesita ser legitimado. Lafiesta sirve como recurso propagandísti-co para evidenciar la magnificencia del

rey. Su única finalidad es la exaltaciónen exclusiva de la monarquía. La fiestase erige así en expresión de un poder

único, absoluto.Los parámetros del ritual festivo si-

guen un modelo determinado por la mo-

narquía, en el que se simplifica el espec-táculo festivo; se da predilección a losactos religiosos; la participación socialse restringe y su organización está en

manos del poder. Este modelo es el re-sultado de toda una legislación prohibi-tiva que entre 1716 y 1780 reglamentatodo tipo de diversión.

La fiesta pierde su vertiente públicaal desaparecer de las iluminadas y enga-

Page 6: Gobernar es, en esencia, hacer

NOTAS

1 ARCHIVO MUNICIPAL DE

CINCTORRES (AMC): 39, fol., 612.2 Sobre la fiesta como representación del po-

der Fernando BOUZA: "El Príncipe. DelRenacimiento al Barroco en la construcciónde la majestad y el poder real de Felipe II", enDel Renacimiento al Barroco: cambio ycontinuidad en la España Moderna 1450-1650). Soria: Fundación Duques de Soria,1992 Pilar MONTEAGUDO ROBLEDO:El poder monárquico. Fiestas reales e ima-gen de la monarquía en la Valencia del sigloXVIII. Tesis Doctoral inédita. Universidadde Valencia; abril de 1994. En el caso deVila-real ver José María DOÑATESEBASTIA: "Fiestas y festejos en la edadmedia en la comarca de la Plana", en Saitabi,XXI.

3 ARXIU MUNICIPAL DE VILA-REAL

(AMVil): Clavería (CI.), 219, fols. 22 v.-23v., 26 v, 27 v, 30 v., 31. La alienación de lavilla en los últimos años del reinado delCeremoniós (1376-1386) en José AntonioPOZO CHACON: Prohoms y camperols.Espai agrari y poder local Vila-real ( 1362-1386). Vila-real: Ilm. Ajuntament, 1995, pp.79-90.

4 AMVil.: CI.: 232, fol. 11-14 v.5 AMVil: Manual de Consells (MC): 3, fol. 9

v., 30-30 v. Las Cortes de Monzón de 1388en Elíseo VIDAL BELTRAN: Valencia enla época de Juan I. Valencia.; 1974.

6 AMVil.: CI., 230, fol. 27.7 AMVil.: MC.: 8, fol. 1, 7 v., 22-22 v.; CI.:

239, fol. 17, 36 v ., notament de 5 de julio de1412 y albarán de 2 de agosto.

8 AMVil.: CI.: 243, fol. 19; CI., 245, fol. 24;

Cl:246,fol.27v.;CI.:246,fol.13v.Elcasode la reliquia en MC.: 58, fol. 37.

9 Xavier GIL PUJOL: De las alteraciones a la

estabilidad. Corona, Fueros y política. 1585-1648. Tesis doctoral inédita. Barcelona, Uni-versidad Autónoma, 1988, p. 93. Sobre la

lanadas calles las procesiones, los jue-

gos y bailes, concentrándose en las igle-sias la celebración de misas y te deums yen el Ayuntamiento las recepciones so-ciales (20, septiembre, 1765, 28, sep-

tiembre, 1771,10, febrero de 1775). Lanobleza ya no demuestra su valor enjustas, juegos de cañas o corridas detoros. Los gremios ya no intervienen enprocesiones ni organizan mojigangas (21de julio de 1780) y al pueblo se le prohibe

manifestar su alegría espontánea en bai-les y reuniones callejeras (20, febrero,

1777).Sólo se potenció la costumbre de

engalanar las calles durante las fiestas yse pusieron de moda los retratos, las

efigies, los medallones y las imágenes delos monarcas colgados en las casas de la

plaza y calles más concurridas.En 1789 los mercaderes franceses

establecidos en Vila-real solemnizan lacoronación de Carlos IV engalanandosus casas con retratos del rey, escudos dearmas de la casa real, emblemas y lemas.En estos "retratos" Carlos IV es hombre

virtuoso, sabio, valeroso, bello; está do-tado con las virtudes cardinales -pruden-

cia, justicia, fortaleza y templanza-, ymorales -piedad, compasión, devoción yclemencia- imprescindibles para gober-narse a sí mismo ya su reino. Recogen en

imágenes las ideas repetidas en el ser-mÓn con que se solemniza su entroniza-ción. El reyes modelo de comporta-miento para sus súbditos, impulsor y

garante del progreso del Estado y lafelicidad pública.

Estas imágenes con las que se cele-bran las fiestas reales dibujan una mo-

narquía ideal protegida por Dios en elejercicio de su poder máximo y absoluto,concebido para garantizar la felicidad detodos y el fortalecimiento del Estado. Unestado que asimila a sus súbditos en lainferioridad y obediencia a los titularesde las soberanías del cielo y la tierra. Enel que al rey ya no se le ve. Se le imaginaen estas imágenes por las que el poder esrepresentado. En ellas se resumen todoslos tópicos con los que se intenta robus-tecer el absolutismo ilustrado en su pro-ceso de uniformización de los estadosmodernos de homogeneidad nacional.

La imagen mítica que se quiere que elreino de su reyes la del monarca ilustra-

do, imbuido de un sentido de la respon-sabilidad, servidor de la comunidad quele presta lealtad y obediencia a cambiode seguridad y prosperidad. Ficción deun poder lejano, extraño y absoluto.

situación de Vila-real en esta época JoséMaría DOÑATE: "Documentos para un es-tudio de la situación política en el reino deValencia a la muerte de Fernando el Católi-co", en Datos para la Historia de Villarreal,vol. III. Valencia: Anubar Ediciones, 1973.

10 El profetismo milenarista de la Corona de

Aragón en Eul!llia DURAN: Simbología po-lítica catalana a l'inici deIs temps moderns.Barcelona: Academia de Bones Lletres deBarcelona, 1987. El texto en CristoforDESPUIG: Los Col.loquis de la insigne ciutatde Tortosa(1557), edición a cargo de EulaliaDuran. Barcelona: Universidad de Barcelo-na y Ed. Curial, 1981, segundo Coloquio, p.88.

II Todas las referencias son del AMVil. Para

las fiestas por la toma de Málaga ver MC.,39, fol. 29 v .; CL.: 276, fol. 7 v .; las celebra-das por la conquista de Almería en MC. : 41,fol. 42 v. y las de la rendición de Granada en

Cl.:277,fol.12v.;315,Papelessueltos,doc.36.La victoriadeLepantoenCl.: 319,fol. 25v. Otras celebraciones por victorias militaresen MC.: 50, fol. 24 v. (Masalquivir); MC.:54, fol. 31 (Bugia).

12 AMVil.: Cl., 238, fol. 7, Papeles sueltos,

doc. 4, MC., 6, fol. 9, 10 v ., 11 v.13 AMVil.: MC.: 50, fol. 17 v.14 AMVil.: Cl., 319, fol. 25 v.15 AMVil.:MC.,63,fol.22v-23v., 32 v,; Cl.

292: fol. 8- 8 v. Sobre la actuación de Vila-real véase VicentL. SALA VERTFABIANI:Aproximació a la Germania a Vila-real(1520-1521). Vila-real: 11. Ajuntament, 1998,

p.32-41.16 "Nihil ex humanis majus homines videre

possunt". Melchor de la CERDA: Usus etexercitatio demonstrationis. Hispalis, 1598,

p.349.17 BIBLIOTECA NACIONAL DE MADRID

(BNM): Manuscritos (Mss.), 18718-2. Pa-

pel político.18 El viaje de Felipe II: Relación del viaje

hecho por Felipe 11 en 1585 a Zaragoza,Barcelona y Valencia escrita por HenriqueCock; y publicada del Real Ordenpor AlfredoMoral-Fatio, y Antonio Rodríguez Villa.Madrid: [s.n.], 1876 (Imprenta de Aribau yCia, sucesores de Rivadeneyra); y AMVil.:Cl., 328, fols. 34 v .-, 36 v. El alojamiento deFelipe II en la casa de los Cucaloen CL.: 329,fol.15.

19 "Michel de l'Hospital a Jean de Morvilliers"

en Essai de traduction de quelques épitres etautres poésies latines de Michel de 1 'Hospital.París, 1778.

20 Carta de Tomé Lopesde Andradea Felipe IV

felicitándole por la toma de Barcelona", Ma-drid, 29, 10, 1652. Publicada en Juan FalcóTrivulzio: Documentos de mi archivo. Laelección de Fernando IV Rey de Romanos...

Madrid, 1929, pp. 332-333.21 ARXIU MUNICIPAL DE CINCTORRES

(AMC); 39, fol. 328.22 IDEM, fol. 612.23 [Lorenzo MATÉU SANZ]: Cartas de don

Juan Tomás de Moncada, CondedeAdermo,contenidas en tres libros. Valencia: Por Ber-nardo Nogués. 1658, Libro II, Carta II.

24 AMVil: Judiciario, 86, fols. 13 v. -14,19 v.

125,144,177.